roadtest ConCiencia Xcuatro cuatro El Niño Monstruo marino Entrevista al Dr. Ronald Woodman Pollit Presidente Ejecutivo Instituto Geofísico del Perú El atardecer pinta de naranja las plataformas petroleras en el mar frente a la costa desértica de Tumbes. La temperatura promedio del mar en esta parte de la costa peruana, a 4° de latitud Sur, es inferior a 26 °C. Cuando se presenta el fenómeno de El Niño, las temperaturas del mar aumentan. Si estas llegan a 28 °C, llueve torrencialmente. Si alcanzan los 29 °C, las lluvias alcanzan proporciones catastróficas. 46 automás automás fotos: Beto Santillán / Sony Alpha automás 47 roadtest R onald Woodman nació en Piura, estudió en la UNI, se doctoró en Harvard y desde entonces ha dedicado su vida a estudiar la física de la Tierra, especializándose en la ionosfera. Pero el cargo que ocupa, presidente del Instituto Geofísico del Perú, lo obliga a ser docto −ya que no doctor− en varias materias, incluyendo terremotos, volcanes y el clima. En nuestra anterior edición publicamos un artículo suyo sobre la geología de Paracas. Esta vez, nuestro principal colaborador cien­tífico nos explica un fenómeno que afecta direc­ta­mente a todos los peruanos: El Niño. Miguel Unger: Para quienes fuimos al colegio en la década de 1970, El Niño era una co­­rriente que venía del norte con Papá Noel. Ronald Woodman: A mí me enseñaron lo mismo. Según los textos escolares de mi época, El Niño es una corriente cálida que discurre de norte a sur y baña la costa norte del Perú. Baja en Navidad (de allí su nombre) y termina a la altura de Illescas, donde se encuentra con la co­ rriente fría de Humboldt. Según esa definición, El Niño no tiene nada que ver con las lluvias o inundaciones en el norte del país. Las aves fragata son comunes en la zona ecuatorial. Su presencia en latitudes por debajo de los 5 grados sur se produce cuando hay un calentamiento anormal en las aguas marinas. R. Woodman: Los peruanos asocian este fe­nómeno a los Niños catastróficos de 1983 y 1998, que cambiaron esta percepción. Para mu­ cha gente, y en especial para la prensa, El Niño significa “condiciones climáticas desastrosas en la costa norte, con intensas lluvias y caudales ex­ traordinarios en los ríos”. También hay quienes se aferran a la lección que aprendieron en el colegio: El Niño es una corriente cálida, etc. en la costa norte del Perú y los cambios en las poblaciones de anchoveta. Durante un tiempo coexistieron dos términos: “Corriente del Niño’ y ‘Fenómeno del Niño”. El primero se usaba para describir el calentamiento del mar frente a la costa norte. El segundo suponía un calentamiento que se extendía más al sur (las temperaturas del mar en Chicama se usaban como índice para definir el “Fenómeno del Niño”). En la década de 1980 se llegó a la conclusión de que El Niño era un solo fenómeno climático global, cuyas consecuencias afectan extensas zonas del planeta y no sólo al Perú. Durante un tiempo la comunidad científica se refirió al fenómeno como ENSO (El Niño Southern Oscilation). Pero El Niño, a secas, es más sonoro, y el fenómeno se quedó con este nombre. M. U.: ¿Cuál de las dos afirmaciones es co­ rrecta? M.U. ¿Cómo nos afecta este hecho? ¿Es trivial o importante? R. Woodman: Para los científicos, ninguna de las dos. Ni la corriente, ni las lluvias catastróficas. Y aunque los peruanos acuñamos el nombre, ya no nos pertenece. Hoy, la denominación El Niño se usa globalmente, en todos los idiomas, sin importar sus consecuencias para el Perú, ni si éstas son leves o desastrosas. R. Woodman: Podemos sentirnos mal, porque “nos robaron” un nombre. Pero esa acti­ tud no conduce a nada. Lo importante es evitar la confusión. Sólo así podremos aprovechar el avance en la comprensión y el pronóstico del fenómeno llamado El Niño por la comunidad científica. Antes pensábamos que El Niño era un fenó­ meno local. Hoy sabemos que es un fenó­meno global. También sabemos que El Niño, de acuerdo a la definición actual, no necesariamente significa “lluvias desastrosas” en el norte del Perú. Para comprender el fenómeno de El Niño, tal como lo M. U.: Actualmente la mayoría de los peruanos entiende otra cosa cuando oye hablar de El Niño. M.U.: ¿Cómo perdimos la paternidad de El Niño? M.U. De acuerdo a esta definición: ¿qué es El Niño? R. Woodman: El Niño es un fenómeno cli­ mático que afecta principalmente al océano, pero también tiene repercusiones atmosféricas. Consiste en un calentamiento anómalo de las aguas superficiales del Pacífico Ecuatorial, en una franja comprendida entre los 5° de latitud Norte y 5° de latitud Sur. Esta anomalía abarca dos grandes zonas del Pacífico: la Central y la Oriental. La Zona Oriental incluye las costas del Perú y Ecuador. El Niño altera el patrón de lluvias en todo el Pacífico Ecuatorial. También afecta, aunque en forma más débil, el clima en otras regiones, más alejadas. M.U. ¿Quién da la voz de alerta cuando ocurre El Niño? R. Woodman: Principalmente los científicos de la NOAA (National Oceonographic and Atmos­ pheric Administration) de Estados Unidos. Ellos hacen las mediciones y pronósticos para el Pací­ fico Ecuatorial Central. La comunidad científica acepta “oficialmente” la ocurrencia de El Niño cuando las temperaturas superficiales del mar en la Zona 3.4 del Pacífico Ecuatorial superan en +0.5 °C los promedios durante un periodo mayor a tres meses. PREDES R. Woodman: A partir de 1970, en el Perú se empezó a notar una fuerte correlación entre la llamada “Corriente del Niño”, las lluvias entiende hoy la comunidad científica, es necesa­ rio abandonar cualquier definición basada en el Perú y adoptar la definición internacional. Izquierda y centro: Chosica, ciudad a 35 km de Lima, ha sufrido serios estragos debido al Fenómeno del Niño. Derecha: El Niño de 1998 afectó severamente el norte del país. El desborde de los ríos interrumpió el tránsito en diversas carreteras de la zona. 48 automás M.U.: ¿Por qué ocurre esto, cuando en ambos casos la radiación solar es la misma? En 1983 El Niño elevó el nivel del mar hasta 50 cm en la costa norte, afectando las construcciones en el litoral, como estas casas de Colán, en Piura. M.U.: ¿Por qué las “comillas”? R. Woodman: La NOAA ha elegido la Zona 3.4, que está a 7,000 km de la costa del Perú, pues las variaciones en esa parte del Pacífico son las que mayor repercusión tienen en el clima de Estados Unidos. Pero las temperaturas marinas que afectan al Perú están en otra zona, a sólo unos cientos de kilómetros (y no varios miles) de nuestra costa. M.U.: ¿Esto quiere quiere decir que El Niño declarado por la NOAA no afecta al Perú? R. Woodman: No es tan simple. Todo de­ pende de su intensidad. Un calentamiento del mar en la Zona 3.4 siempre afecta las aguas frente a Ecuador y Perú, en la Zona 1+2 del Pacífico. Especialmente si el evento perdura y es intenso. M.U.: ¿Ahora estamos en un Niño? R. Woodman: A mediados de noviembre del 2006 se declaró oficialmente un Niño, pues habían transcurrido tres meses con temperaturas supriores en más de 0.5 °C al promedio para la zona 3.4 del Pacífico. En enero del 2007 las condiciones volvieron a la normalidad. Hoy, la anomalía en la región 3.4 es cero, y en algunas subregiones la anomalía es negativa. Los gráficos ilustran de manera esquemática los patrones de vientos, lluvias y temperaturas del mar en el Pacífico Ecuatorial Central (más rojo: más caliente; más verde: más frío). La Figura 1 corresponde a condiciones normales o “promedio”. Los vientos alisios (oeste-este) acumulan el agua caliente de la franja ecuatorial en la costa de Asia. La Figura 2 representa las condiciones durante El Niño. Los vientos cambian de dirección, y el agua caliente “regresa” a América. Un Niño intenso produce, entre otras concecuencias, lluvias torrenciales en la costa norte del Perú. automás M.U.: ¿Fallaron los pronósticos? R. Woodman: No. Los pronósticos dados a conocer en noviembre del 2006 contemplaban varios escenarios y márgenes de variación. Lo que está ocurriendo ahora es consistente con estos pronósticos. El problema fue la manera en que “los brujos del clima” manejaron la noticia, con grandes titulares: ¡Cuidado, viene El Niño! La comunidad científica nunca dio información que apuntara en el sentido de un fenómeno catastrófico. M.U.: ¿Cómo debió darse la noticia? R. Woodman: El Niño es una anomalía. Para entender en qué consiste, primero hay que conocer el estado normal del Pacífico. Las Figuras 1 y 2 muestran las temperaturas del mar en el Pacífico Ecuatorial, entre Australia y América. Las zonas más calientes se muestran en rojo (29 °C) y las más frías en verde (18 °C). Los colores intermedios corresponden a temperatu­ ras intermedias. Las temperaturas en el ecuador geográfico son más calientes que en otras latitudes. Esto se explica por la mayor radiación solar que recibe esta parte del océano. Pero la ilustración también muestra una asimetría o desigualdad: el agua es mucho más caliente en el extremo occidental del Pacífico (frente a Indonesia) que en el extremo oriental (frente a Ecuador). R. Woodman: La razón de esta asimetría es que los vientos predominantes en el Pacífico Ecuatorial soplan de este a oeste: de Ecuador hacia Indonesia. Estos vientos, llamados alisios, arrastran las aguas calientes de la Zona Oriental o ‘americana’ y las acumulan en la Zona Oc­ cidental o ‘asiática’. Si por alguna razón los vientos alisios amainan (bajan de intensidad), las aguas calien­ tes que se han acumulado en la zona asiática buscan recuperar el equilibrio e inician un viaje de retorno “a la tierra en que nacieron”, frente a las costas de América. El Pacífico Ecuatorial Central es el primero en sentir el efecto. La región de máximas tempera­ turas y precipitaciones (ver nubes en el gráfico) se desplaza y se extiende hacia la zona central. Esto refuerza las condiciones iniciales del viento, el cual disminuye, o incluso cambia de dirección, lo que contribuye a transportar aguas calientes hacia las costas del Perú y Ecuador. Cuando estas condiciones alcanzan cierta magnitud y prevalecen en el tiempo, decimos que está ocurriendo el fenómeno de El Niño. M.U.: Pero no todos los Niños son iguales. R. Woodman: Precisamente. Existen varios aspectos que hay que tener en cuenta para inter­ pretar los pronósticos y reportes internacionales sobre El Niño. El primero es que El Niño, según la definición actual, se basa en las condiciones del Pacífico central, y no frente a las costas del Perú. Un segundo aspecto, aún más importante, es que El Niño tiene distintas intensidades. Cuando se habla de un Niño, hay que calificarlo. Hay Niños débiles, moderados, fuertes y catastró­ ficos. Las noticias que dicen “viene El Niño”, cuando el pronóstico llega a + 0.5 °C en la Zona 3.4 son correctas. Lo incorrecto es deducir, o dar a entender, que un Niño de esta magnitud va a producir necesariamente los mismos efectos que los Niños catastróficos de 1983 y 1998. En esos años, el calentamiento del Pacífico Ecuato­ rial fue cinco veces mayor que durante El Niño del 2006-2007. Circulación convectiva Ecuador Ecuador Thermocline Thermocline 120˚E 120˚E 80˚W 80˚W 1. Condiciones Normales en el Pacífico Ecuatorial. 2. Condiciones en el Pacífico Ecuatorial durante El Niño. 49 roadtest El tercer aspecto, y tal vez el más importante, es que para que el calentamiento de las aguas produzca lluvias en la costa peruana, este calenta­ miento tiene que coincidir con nuestra estación de lluvias, que ocurre entre enero y abril. Por ejemplo, durante los Niños de 1983 y 1998, el mayor calentamiento del mar en la Zona 3.4 del Pacífico se dio en diciembre de 1982 y 1997, respectivamente. Pero el efecto de este calentamiento, las lluvias torrenciales, recién se produjo en abril de 1983 y en enero de 1998. Adicionalmente, El Niño no es responsable de las lluvias y sequías extremas que ocurren en la sierra y la selva del Perú. En la sierra y la selva siempre llueve, algunos años más y otros menos. La correlación entre El Niño y las lluvias y sequías en estas regiones del Perú es tan débil que resulta irrelevante. M.U.: Lo concreto, para el 2007, es que la gente que esperaba un Niño, ahora se siente aliviada... M.U.: ¿Cómo funciona el clima? R. Woodman: Se puede hablar del clima de un lugar (por ejemplo: la costa norte del Perú) o de todo el planeta. El clima de la Tierra es una máquina enorme y compleja, en la cual inter­vie­ nen grandes cantidades de energía y numero­sos factores. Entre los principales están la radiación solar y la atmósfera terrestre, que actúa como un escudo, filtrando parte de la radiación, y tam­ bién como un invernadero, “atrapando” calor. Otros factores son la reflectividad (albedo) de la superficie, mayor en las zonas cubiertas de nieve que en los bosques. Las corrientes marinas desempeñan un rol muy importante. En el clima, también intervienen factores astronómicos. La rotación del planeta no sólo produce el día y la noche. También induce patrones en los vientos. Además de dar una vuelta completa al Sol cada año, con cambios de estación, la Tierra realiza lentos movimientos sobre su propio eje, como un trompo que va perdiendo velocidad. Hay alteraciones, aunque pequeñas, en la radiación solar. El Sol es una estrella, y como tal, tiene una “vida”. No es, como pensaban los griegos, inmutable. Por último está el factor biológico: la activi­ dad de los seres vivos, incluyendo al hombre, que quema combustibles y tala bosques, lo cual afecta la cantidad de CO2 en la atmósfera y aumenta el efecto invernadero. Todos los factores que intervienen en la gran máquina del clima varían a través del tiempo, histórico y geológico. Por eso, para estudiar el clima se necesitan estadísticas. Sólo con registros confiables se pu­ ede establecer correlaciones y diferenciar entre lo “normal” (o promedio) y las “anomalías”. M.U.: Entonces, ¿el clima no cambia? R. Woodman: Sí cambia. El clima, aunque predecible, presenta un grado de variabilidad anual. Hasta hace algunos años, esta variabilidad era totalmente impredecible. El Niño es un fenómeno que permite pre­ decir una parte de esta variabilidad: de allí su importancia científica. En el caso del norte del Perú, la correlación entre El Niño y el clima es muy alta. Si la temperatura del mar frente a la costa peruana es menor a 26 ºC, no llueve. Si las temperaturas llegan a 28 ºC llueve torren­ cialmente. Si el mar alcanza 29 ºC las lluvias son catastróficas. Las consecuencias de este mismo Niño en otras partes del mundo no son tan drásticas, pero se sienten. PREDES R. Woodman: Pero también se siente defraudada por la ciencia. En El Niño del 2006-2007, el aumento de temperatura en el Pacífico Ecuatorial fue de sólo 0.5 ºC. En los Niños de 1983 y 1997, el aumento fue de 2.5 ºC. ¡Cinco veces más! Por eso, no basta con informar que “viene El Niño”. Es necesario tomar en cuenta la magnitud estimada para el evento. No es lo mismo decir que el paciente tiene 37.5 ºC de fiebre que 41.5 ºC. En un caso está resfriado, en el otro agoniza. Sólo cuando el fenómeno alcanza una mag­ nitud muy grande (de acuerdo a la definición internacional de El Niño), este tiene efectos catastróficos en la costa del Perú. Además, para llegar a una situación así, el calentamiento del mar debe coincidir con la temporada de lluvias en el Perú. Eventos con la intensidad de 1983 y 1998 son únicos en la historia posthispánica del Perú. Como ves, son varios factores los que hay que tomar en cuenta. Para informar de manera responsable hay que saber lo que está ocurriendo. La manera de hacerlo es pre­ guntar a los científicos del Instituto Geofísico del Perú, del Senamhi y de Imarpe, o leer los informes colegiados del ENFEN. Puerto Pizarro, caleta de pescadores cerca de Tumbes, en el Norte del Perú. Esta es una de las zonas del país más vulnerables a los efectos de El Niño. Izquierda: Tumbes sufrió graves daños en su infraestructura en 1983. Una predicción oportuna de la fecha y magnitud de El Niño permitiría mitigar los efectos destructivos mediante trabajos de prevención. Derecha: en Piura, efectos del Fenómeno de El Niño de 1998. La calle ha quedado convertida en un lago con mas de 1.5 m de profundidad. Todas las viviendas de la zona se inundaron. 50 automás M.U.: ¿Se ha podido establecer la periodicidad del Niño? R. Woodman: El Niño es una variación climática de intensidad variable que se presenta aproximadamente cada 4 a 7 años. Por su natura­ leza, principalmente oceanográfica, es predecible hasta con un año de antelación, y con mayor precisión, con 3 meses de anticipación. El frío mar de Grau A lo largo de la costa del Perú los vientos soplan del sur, paralelos a la costa, y empujan el agua superficial. Pero esta, debido a la rotación de la Tierra, no es arrastrada exactamente en la misma dirección. Hay un componente (el efecto Coriolis) que la aleja de la costa y “corre” el agua superficial, lo que produce el afloramiento de aguas profundas y frías. Estas aguas frías son arrastradas por la Corriente de Humboldt hasta las Islas Galápagos, frente a la costa de Ecuador, y reemplazan a las aguas calientes, empujadas por los vientos alisios hacia el otro lado del Pacífico. M.U.: ¿Suficiente tiempo para prepararnos? R. Woodman: Debería serlo. M.U.: El Niño resultó ser complicado. R. Woodman: ¿Conoces algún niño que no lo sea? Bromas aparte, El Niño, como todos los fenómenos de la naturaleza, es más complejo de lo que parece a simple vista. A medida que la ciencia avanza, descubrimos nuevas correlacio­ nes. Lo importante es mantenernos informados y alertas. Debemos conocer la naturaleza y las características de los desastres naturales que nos amenazan. Esta es una obligación fundamental de las autoridades y, también, de todos los ciu­ dadanos responsables que tienen los medios y la educación para comprenderlos. Tiempo y clima El tiempo define las características meteorológicas en un lugar y un momento específicos. Por ejemplo: decimos que hoy, 25 de febrero, está lloviendo torrencialmente en Tarapoto y que la lluvia comenzó a las 2 de la tarde y debe terminar a las 5. La meteorología ha progresado mucho. Actualmente podemos predecir el tiempo con 5 días y hasta con 10 días de antici­ pación. Pero a mayor el plazo del pronóstico, menor su confiabilidad. Cuando hablamos del clima nos referimos a las condiciones meteorológicas por un periodo mayor de tiempo (ya sea para un lugar, una región o todo el planeta). Para hablar del clima, la unidad mínima de tiempo es un mes, una estación o todo el año, con sus variaciones. Por ejemplo: el clima del Caribe es caluroso y húmedo. El clima de Canadá es frío en invierno. Si un amigo te llama de Chicago en febrero y te pregunta, ¿cómo está el tiempo en Lima?, le responderás: “soleado”, y te dirá: “qué suerte, aquí hace mucho frío”. Si el mismo amigo te llama para preguntarte cómo es el clima en la sierra en julio, porque está planeando un viaje al Cusco, espera otro tipo de respuesta. Para contestarle, tendrás que buscar referencias, probablemente en una guía de turismo. La iniciativa ConCiencia cuatroXcuatro es posible gracias al auspicio de las siguentes empresas: Kia Import Perú, Bridgestone, Sony del Perú (cámaras Alpha), Swiss-Corp AG (Garmin). automás 51