Conferencias e Introducciones LA MEDICINA, LA ANTROPOLOGÍA Y LA PALEOPATOLOGIA1 José Delfín VILLALAIN BLANCO 2 Laboratorio de Antropología Forense. Facultad de Medicina. Universidad de Valencia. Sras. y Sres.: Vaya por delante mi enhorabuena a los organizadores, por el buen hacer que muestra la organización de estas Jornadas y vaya también mi agradecimiento por haberme invitado a desarrollar el tema del epígrafe. En segundo lugar, acepten mis disculpas, en primer lugar porque mi autoridad no es excesivamente significativa en este campo; en tercer lugar porque aunque escrita esta conferencia con la mejor voluntad, el escaso tiempo que tuve para elaborarla justifica, solo en parte, los necesarios defectos que tiene; muchos que he podido corregir y otros, que ocultos para mi, son evidentes para una asamblea de expertos como la presente. Permítanme también que agradezca personalmente las sugerencias y aportaciones realizadas por miembros de mi equipo y el esfuerzo de corrección que ha realizado la Dra. RAMOS. Dicho esto, pasemos al análisis de las cuestiones que se me han planteado. MEDICINA Y ANTROPOLOGÍA. Ciertamente, en una primera aproximación, Los temas propuestos parecen relativamente sencillos, pero cuando se reflexiona sobre ellos, acudimos a las fichas, resúmenes y bibliografía disponibles, aparecen numerosas zonas ambiguas, profusas, confusas y difusas que exigen un esfuerzo de análisis panorámico y de ulterior síntesis que no sé si sabré desarrollar adecuadamente. Según el Diccionario de la Real Academia, se entiende por Medicina la ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano. Es función de la Medicina atender las necesidades sanitarias de las personas. Por ello se trata de un área de conocimiento compleja porque debe atender tanto a los individuos como al estudio de la enfermedad. Por extensión engloba también a las actividades relacionadas con éstas. El objeto de su estudio es el conocimiento del hombre enfermo y consiguientemente del hombre sano en el que va a aparecer la patología. Para la Real Academia, Antropología es la ciencia que trata de los aspectos biológicos del hombre y de su comportamiento como miembro de una sociedad3. En realidad la Antropología ha de considerarse 1 Homenaje en recuerdo del Profesor AGUIRRE, humanista y maestro excepcional, que me supo inculcar el amor por el humanismo. 2 Catedrático de Medicina Legal. Presidente de la Sociedad Española de Paleopatología.3 La palabra Antropología, como sabemos todos, etimológicamente deriva de otras dos griegas Anthropos, hombre, y Logos, conocimiento, y aunque fue utilizada ya por ARISTÓTELES en su día, no se aplicó efectivamente hasta que MAGNUS HUNT la comenzó a usar en 1501 (Anthropologicum de hominis dignitate. Leipzig, 1501). De hecho existen dificultades para encontrar una definición universalmente aceptada. La dificultad derivaría de que aún no sabemos con claridad cuáles son los rasgos definitorios del Hombre (VALLS). Comenzó a utilizarse regularmente en España el concepto de "Antropología" entendido como estudio del hombre a partir del libro de VICENTE ADAM: Lecciones de Antropología ético-política-religiosa; o sea, sobre el hombre considerado como ser sociable, religioso y moral, editado en 1833. COMAS y cois, realizaron hace años una encuesta entre 78 expertos de todo el mundo entre los que observaron dos tendencias: Unos la definían por sus objetivos, exclusivamente biológicos; otros ampliaban el concepto al estudio de los factores ambientales y culturales. Hoy se utiliza este término para expresar tres conceptos distintos: 23 VII Congreso Nacional de Paleopatología como una serie de disciplinas biológicas que estudian al hombre como especie animal. Lo mismo ocurre con la Medicina que engloba numerosas disciplinas y ciencias básicas fundamentales. Este es el primer paralelismo que aparece entre Medicina y Antropología, el interés común por conocer al hombre. Coinciden también en el hecho de que tanto Medicina como Antropología se han cuestionado como ciencias a lo largo del tiempo y ambas han tenido que hacer un considerable esfuerzo para conseguirlo. En efecto, a comienzos de la Era Contemporánea habían cristalizado las ciencias experimentales, particularmente la Física, que era el modelo a seguir. Por aquel momento se conocía bastante bien la estructura normal del hombre pero apenas su patología. La Medicina constituía un hacer práctico con carácter escasamente científico. Es conocida la anécdota referida al célebre astrónomo LAPLACE que propuso a Napoleón que los médicos accediesen a la Academia de Ciencias. Los académicos protestaron y LAPLACE contestó: "es para que los médicos se encuentren con los sabios". Lo mismo le ocurrió a la Antropología. Hasta la clasificación de las ciencias, realizada por LEÓN MANOUVRIER, (Classification Naturelle des Sciences) no se planteó su ubicación en el mundo científico. Hasta su Position et Programme de T'Ántropologie, la Antropología no había aparecido independiente y con individualidad propia y aunque la terminología se usó independientemente por autores como ARISTÓTELES, BACON, D'ALAMBERT, COMPTE, SPENCER y AMPÉRE lo más que consiguió fue que se considerase como parte integrante de las Ciencias Naturales. Ante aquella situación, tanto médicos como antropólogos trataron de convertir a la Medicina y a la Antropología en verdaderas ciencias naturales. Entre nosotros la Antropología no adquirió el concepto de Área de Conocimiento independiente hasta el año 2000, por acuerdo de 3 de Abril del año 2000 de la Comisión Académica del Consejo de Universidades. Es verdad, desde una perspectiva histórica, que la Antropología (Física) siempre tuvo un espacio propio en la Licenciatura de Ciencias Naturales, pero hasta el año 1984 la Antropología Física, como disciplina académica en las Facultades de Biología y de Ciencias, formaba parte del área de conocimiento de Biología Animal, la cual incluía también a la Zoología y la Fisiología Animal. 1 En un sentido amplio y general, entendida como estudio o tratado del hombre, considerado bajo las múltiples facetas de ser vivo, de creador de cultura y ente social, según los criterios del área francesa. 2 Como subdivisión de una Antropología general que estudia los agrupamientos cronológicos, raciales, sociales y patológicos de los núcleos humanos, poniendo de manifiesto las diferencias entre los humanos, estableciendo grupos naturales. Para evitar confusiones suele añadirse un término más: Antropología Física, Biológica o Somática. 3 Como rama encargada del estudio, comparación, clasificación y análisis de los productos y formas culturales de la vida humana y que se denomina Antropología Cultural, Etnología o Antropología social, incluso folklore. 4 En un sentido amplio y general, entendida como estudio o tratado del hombre, considerado bajo las múltiples facetas de ser vivo, de creador de cultura y ente social, según los criterios del área francesa. 5 Como subdivisión de una Antropología general que estudia los agrupamientos cronológicos, raciales, sociales y patológicos de los núcleos humanos, poniendo de manifiesto las diferencias entre los humanos, estableciendo grupos naturales. Para evitar confusiones suele añadirse un término más: Antropología Física, Biológica o Somática. 6 Como rama encargada del estudio, comparación, clasificación y análisis de los productos y formas culturales de la vida humana y que se denomina Antropología Cultural, Etnología o Antropología social, incluso folklore. Entre nosotros coexisten las tres denominaciones, cada una de las cuales, a su vez, se considera en una doble vertiente: General o estatal y localicista: regional, autonómica o local. Las separaciones originadas por la cultura alemana y anglosajona La Antropología física o biológica de un lado, y la Antropología cultural, de otro, imperan en el momento actual, incluso con tensiones muy importantes entre ambas. Por ejemplo, ONSLOW en el discurso de apertura del primer Congreso de Ciencias Antropológicas y Etnológicas dijo que a la Antropología te interesa más el hombre vivo y sus costumbres que los esqueletos fósiles. Estas separaciones y la dualidad con que se estudian, tienen su razón de ser en el propio desarrollo histórico y en el momento en que se origina. Primero se desarrolló una Antropología general al producirse los movimientos científicos propios de la Ilustración. Con el Romanticismo se origina la división. De la Ilustración surgen el positivismo y el evolucionismo; del Romanticismo, los nacionalismos y regionalismos configurándose el discurso actual, de tal modo que se diferencian perfectamente, una Antropología Física y Cultural Generales, por un lado, y una Antropoetnología localista, por el otro. El concepto que se forja del hombre en la Ilustración, tiene un carácter general; a partir del Romanticismo la preocupación se centra en el grupo tribal o étnico, y configura el planteamiento que PRATS denomina Folklórico. Equivale a lo que AGUIRRE denomina movimiento naturalista, por un lado, y Renaixenga (Cataluña), Rexurgimiento (Galicia), al que hay que añadir el Fuerismo Vasco, por el otro. Desde entonces tampoco se unificaron sus contenidos y definición. BROCA la consideró como historia natural del género homo; TOPINARD añadió que si se acepta que la antropología estudia al hombre, habría tantas antropologías como aspectos humanos y divide la antropología en Antropología Propiamente dicha y en Antropología psíquica; TAYLOR y LOWWIE en Antropología Física y Antropología cultural. Para VALLS, en épocas muy recientes, la Antropología sería el estudio del origen, naturaleza y evolución de la variabilidad biológica de los grupos humanos en su doble dimensión histórica y espacial, a los diferentes niveles que permite el análisis biológico y teniendo en cuenta la interacción que los factores genéticos, ambientales y biosociales ejercen tanto sobre el común de los individuos de nuestra especie como sobre los diferentes grupos raciales y poblaciones de Homo sapiens. En realidad la Antropología ha de considerarse como una serie de disciplinas biológicas que estudian al hombre como especie animal. Lo mismo ocurre con la Medicina que engloba numerosas disciplinas y ciencias básicas fundamentales. 24 Conferencias e Introducciones Ante aquella situación, tanto médicos como antropólogos trataron de convertir a la Medicina y a la Antropología en verdaderas ciencias naturales. Entre nosotros la Antropología tuvo que esperar hasta el año 2000, para que se le concediera el título de Área de Conocimiento independiente, por acuerdo de la Comisión Académica del Consejo de Universidades (3 de Abril del año 2000). Es verdad, desde una perspectiva histórica, que la Antropología (Física) siempre tuvo un espacio propio en la Licenciatura de Ciencias Naturales, pero hasta el año 1984 la Antropología Física como disciplina académica, en las Facultades de Biología y de Ciencias formaba parte del área de conocimiento de Biología Animal, la cual incluía también a la Zoología y la Fisiología Animal. En la medicina, según LAÍN ENTRALGO, este objetivo se persiguió, por tres vías que han llamado las "tres grandes mentalidades médicas del siglo XIX": la anatomoclínica, la fisiopatológica y la etiológica. Revisemos sintéticamente estas mentalidades: La mentalidad anatomoclínica se originó, en la Escuela de París que trató de "correlacionar las observaciones y exploraciones clínicas con los hallazgos autópsicos". BICHAT (1771-1802), uno de sus más grandes símbolos, escribió que "la Medicina ha sido rechazada durante mucho tiempo del seno de las ciencias exactas... Será ciencia exacta cuando las observaciones clínicas se hayan correlacionado con las lesiones anatómicas". El resultado de un ingente esfuerzo de múltiples investigadores fue una redefinición del concepto de enfermedad que se basó en la lesión anatómica. Los criterios anatomoclínicos configuraron lo que hoy denominamos Anatomía Patológica. A mediados del siglo, fueron las universidades alemanas, las que impulsaron la mentalidad fisiopatológica vinculando la investigación de laboratorio con los problemas clínicos; las funciones orgánicas comenzaron a estudiarse y medirse desde la física y la química y se crearon laboratorios de investigación. La enfermedad no podía ser solamente un estado anatómico estático. La enfermedad pasó a ser entendida como un proceso y no como un estado. TRAUBE (1818-1876), por ejemplo, comentó a propósito que "solo la experimentación combinada con la observación puede hacer de la patología lo que ella debe ser, una ciencia exacta". Se llegó al concepto de que la enfermedad también era una alteración funcional. A partir de ese criterio se crea la Fisiopatología o Patología General. El desarrollo de la microbiología y de la toxicología configuró otra mentalidad que entendió la enfermedad como resultado de la acción de un agente externo. De este pensamiento surgió el concepto de la etiología. Estas tres mentalidades compitieron entre sí, pero en el siglo XIX acabaron imponiendo sus criterios diagnósticos, integrándose y completándose lo que es la medicina actual. Estos criterios se enriquecieron, además por las aportaciones de la biología molecular, la psicopatología, medicina psicosomática, patología social, y la antropología, constituyendo un contenido tan amplio que ha obligado a la especialización y al desarrollo de un complejo Derecho Médico y de una Bioética médica ante el cúmulo de problemas filosóficos y morales que origina su aplicación práctica. Durante el siglo XX, independientemente de que es el campo de trabajo que más investiga y publica, cuantitativa y cualitativamente, se han sistematizado los numerosos procedimientos quirúrgicos y diagnósticos instrumentales, y se ha procurado unificar la terminología.4 Existe otro punto de encuentro más: El estudio del hombre sano ha sido fruto de un largo proceso que continúa en nuestros días y en este esfuerzo, Medicina y Antropología han evolucionado juntas, con matices y desviaciones producidas por sus distintos objetivos. Se sabe que los pueblos primitivos realizaron autopsias en Siberia, Oceanía, Sudamérica y sobre todo en el África occidental (ACKERKNECHT), para determinar si la muerte es causa de brujería, descarnaron a sus muertos y manipularon sus huesos, pero quienes lo practicaban no mejoraron sus conocimientos anatómicos. Los médicos antiguos poseyeron algunos conocimientos pero no llegaron a utilizarlos para elaborar sus teorías patogénicas. Hay que esperar al siglo XIV cuando comenzaron a hacerse disecciones anatómicas de seres humanos con un criterio científico y se procedió a un estudio sistemático del cuerpo humano. Es esa mentalidad la que permitió un avance en el conocimiento del hombre, tanto en Medicina como en Antropología. En el siglo XVI un grupo de anatómicos que hoy se denominan prevesalianos, rompieron con los modelos galénicos. Tales BERENGARIO DA CARPÍ, GABRIELE ZERBI o los españoles LAGUNA o LUIS LOBERA. Fue VESALIO quien rompió abiertamente con la doctrina tradicional galénica en sus Siete libros sobre la fábrica del cuerpo humano, publicados en 1543. Su línea de trabajo fue seguida por numerosos autores ACQUAPENDE, 4 Desde la Nomenclatura of Diseases propuesta por el Royal College of Physicians de Londres en 1869 y que alcanzó con sus ocho ediciones el año 1960, y los trabajos de la OMS que desde 1948 se encarga de publicar actualizaciones periódicas de la Clasificación Internacional de Enfermedades y la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades, Traumatismos y Causas de Defunción. Las sociedades científicas han hecho lo mismo con sus especialidades. 25 VII Congreso Nacional de Paleopatología FALLOPIO, ARANZIO, EUSTACHIO o los españoles PEDRO XIMENO, LUIS COLLADO y JUAN VALVERDE DE AMUSCO. Por otro lado, la evangelización de todo Asia por los nestorianos, las narraciones de evangelizadores como GUILLERMO DE RUBRIQUIS, los enfrentamientos con mongoles y turcos y los informes y libros de los embajadores españoles, o los relatos de MARCO POLO, aportaron multitud de experiencias de otros pueblos, que, ávidamente recogieron antropólogos y médicos. Más tarde, en el siglo XVI, los grandes viajes españoles y portugueses presentaron a una Europa perpleja, una humanidad compleja y distinta que hizo reflexionar a los universitarios de España y Portugal y obligaron a todo un desarrollo filosófico y jurídico especial en las universidades ibéricas y luego europeas. La sangrienta conquista de Siberia por los rusos y la conquista y destrucción de los pueblos norteamericanos por los ingleses y franceses, pese a que apenas aportan datos antropológicos y todo lo destruyeron a su paso, reiteraron la existencia de otras humanidades dignas de estudio y merecedoras de trato humanitario5. Quisiera aprovecha esta ocasión, para señalar un fenómeno poco conocido, precursor de la Antropología y de las Ciencias Naturales y que también ayudó a formar la Medicina. Habitualmente suele olvidarse la existencia de los coleccionistas de antigüedades que se conocen desde los tiempos romanos y que han iniciado una arqueología y antropología de curiosidad que abrió las puertas a las formas científicas modernas y que anteceden a los gabinetes y museos que hoy conocemos6. Se inicia el uso de la palabra Antropología en sentido moderno, por MAGNUS HUNT (1501); aparecen los métodos de clasificación de los organismos vivos y los estudios y descripciones sistemáticas y globales de LINNEO, que crea su Sistema Natural, 1735, o de BUFFON que escribe su Histoire Naturelle, recopilada en 36 volúmenes y realiza las primeras descripciones de las razas humanas. A partir de BLUMENBACH, en 1775, la Antropología adquiere su concepto actual. Tampoco podemos olvidar las violentas discusiones que se producen entonces en torno a la evolución, en los que participa también la Medicina, a través de las cuales se mejoran y actualizan los estudios paleontológicos y antropológicos. Recordemos el transformismo de LAMARCK, el catastrofismo de CUVIER, las aportaciones desde la geología de LYELL y los trabajos de DARWIN, MENDEL y el desarrollo de la teoría de la herencia, discusiones que continúan hasta hoy a través de las aportaciones del 5 El pensamiento de la época llega a plantearse, como hace el jesuita LAFITEAU, que los indios descendían de poblaciones prehelénicas o, como plantea PEYRER, la posibilidad, blasfema por entonces, de que existiera una población anterior al padre Adán o la utilización de métodos exploratorios o de medicinas y drogas desconocidas en Europa. 6 Fueron muy famosos COLA DI RIENZO, FAZIO DEGLI UBERTI o CIRÍACO DE ANCONA, en el siglo XIV. Nápoles, a través de estos gabinetes, supo enlazar el mundo ibérico con el italiano. Alfonso V de Aragón fundó una extraordinaria y famosa biblioteca en Nápoles que reunió una gran colección de Ciencias Naturales, que fue foro de cultura y de reunión de X tuvo que nombrar, en 1515, un superintendente de las antigüedades de Roma en la persona de RAFAEL SACIO. El museo Aldovandi comenzó a organizarse en 1549 y así podrían crecer los registros de aquellos mecenas Los reyes de España organizaron grandes colecciones de objetos, memorias e informes procedentes de los conquistadores, concedían licencias para buscar tesoros y esta costumbre se mantuvo al menos hasta 1774. Colón y Hernán Cortes regalaron a los reyes, indígenas como esclavos o criados y multitud de productos exóticos procedentes de allende el Océano. Se crea el Archivo General de Indias, el P. Francisco Ruiz envía una colección al Cardenal Cisneros que, a su vez la cede a la Universidad Complutense, que organiza el primer museo etnográfico; Francisco de Toledo, Virrey del Perú aconsejó a Felipe II la creación de un museo para conservar los trabajos indígenas enviados a Carlos I. Felipe V crea una gran Biblioteca Nacional que reúne, además de un gran número de libros, curiosidades americanas, chinas y de India oriental. El rey ordena a los virreyes, gobernadores, corregidores y autoridades en general que recojan y envíen elementos para esta colección. Fueron muy conocidas y admiradas las colecciones de D. Diego Hurtado de Mendoza, del Conde de Quimera, del Príncipe de Esquilache y de Vicencio, D. Juan de Lanastosa. El Virrey Bucarelli, por su parte, crea el Museo Real de la Universidad de México. Todas fueron motivo de tertulias y reuniones científicas que contribuyeron a difundir las Ciencias Naturales. Todavía la casa real conserva algunos de aquellos objetos. El primer intento de crear un Gabinete de Historia Natural en Madrid, se debe a ANTONIO DE ULLOA tras participar en la expedición científica con LA CONDAMINE. El rey, Fernando VI, apadrinó el proyecto, contratando incluso a expertos extranjeros. Sobre este material JOSÉ CELESTINO MUTIS renovó la institución, bajo el patrocinio de Carlos III, con la compra de la colección de Franco Dávila. Se forma así el Real Gabinete de Historia Natural. Pocos saben que el actual edificio del Museo del Prado se construyó para albergar el Gabinete de Historia Natural y la Academia de Ciencias. Aún tuve ocasión de contemplar una de las últimas momias de aquellas colecciones que fue abandonada en sus desvanes, dado su mal estado de conservación y que fue motivo de intervención judicial. Es en aquella época en la que pueden fijarse los comienzos de nuestra antropología. Después, la crisis intelectual española y la carencia de apertura a los movimientos universales originan la primera gran crisis de la antropología española. En los siglos XVII y XVIII se vuelve a poner de moda los relatos de viajeros, navegantes, misioneros, comerciantes, prisioneros de guerra que movilizan a etnólogos, geógrafos y que hacen que nuevamente intervengan activamente los filósofos que comienzan la construcción de la antropología (VOLTAIRE, MONTESQUIEU, ROUSSEAU, etc.) y la visión moderna del hombre. También en el siglo XVIII fueron cirujanos como HUNTER, SCARPA, PETIT, GIMBERNAT y tantos otros los que crearon la Anatomía topográfica, con una finalidad fundamentalmente quirúrgica, pero que supo aprovechar ávidamente la antropología. 26 Conferencias e Introducciones mutacionismo, el neodarwinismo y el finalismo y que han dado lugar a cuestiones tan nimias como el etiquetado del Anís del Mono. Sin embargo se suelen omitir las aportaciones anatómicas que la Antropología ha tomado de la Anatomía médico-quirúrgica. Es un elemento que, en lugar de producir una confluencia y una mutua integración es un motivo de enfrentamiento y que trata de obviarse mediante la ignorancia y el silencio. Es en el siglo XIX cuando se desarrolla y sistematiza la anatomía humana también desde un punto de vista evolucionista. CUVIER escribe sus Lecciones de Anatomía comparada y aparecen las inmensas figuras de HUXLEY y HAECHKEL, que tanto han aportado a la Antropología y a la Anatomía humana comparada y evolutiva. Fue CARL GEGENBAUR quien aplicó la teoría evolucionista a la descripción anatómica del cuerpo humano en su Tratado de anatomía humana que publicó en 1883. También en este desarrollo se refleja la íntima relación existente entre medicina y antropología. Fueron precisamente médicos los "librepensadores" que impulsaron el movimiento científico antropológico en España: La obra de ADAM fue seguida de las de FABRA, también médico, lo mismo que VÁRELA DE MONTES, para entroncar con las de los médicos ilustrados que dieron cuerpo a la Antropología española. La Sociedad Antropológica Española y el Museo Antropológico fueron creados por GONZÁLEZ VELASCO, médico, basándose en el Museo DUPUYTREN y en el de ORFILA, médico también. En la Sociedad de Antropología, de los cincuenta y ocho miembros fundadores, cuarenta eran médicos; en el caso sevillano, MACHADO Y NUÑEZ era médico y catedrático de Física e Historia Natural; en Canarias, JUAN BETHENCOURT Y ALFONSO, fundador del Gabinete Científico, era médico también, lo mismo que VÍCTOR GRAU-BASSAS, del Museo Canario de las Palmas. Fundamentalmente se consigue la consolidación de la Medicina y de la Antropología como ciencias, mediante la sistematización de las aportaciones recibidas, la asistencia sanitaria, la enseñanza universitaria, los hospitales, las academias y la creación de sociedades científicas, dedicadas al estudio y promoción de los estudios sobre el hombre.7 Desgraciadamente, la politización de que se empapó la polémica transformista, se agudizó con la restauración monárquica y la represión intelectual y universitaria que se traduce en que sean separados y represaliados GONZÁLEZ VELASCO y ANTONIO MACHADO Y NUÑEZ, entre otros muchos, con la lógica repercusión involucionista en lo que a los estudios antropológicos se refiere. Pero nuevamente resurge la Antropología coincidiendo con la Creación de la Sección de Antropología y Etnografía del Museo Antropológico en 1883 y aparece las figuras, de MANUEL ANTÓN, formado en la escuela francesa, y sus discípulos: HOYOS SAINZ, ARANZADI, BARRAS DE ARAGÓN o SÁNCHEZ. Se sientan las bases de la moderna Antropología Física, junto con otros muchos; resaltemos, por ejemplo, los médicos canarios GREGORIO CHIL Y NARANJO y JUAN PADILLA, formados en Montpellier y París, que colaboraron en la formación del Museo Canario desde su experiencia francesa. Es también la época de las expediciones científicas que pusieron a la Antropología de moda en España. Es cuando el gran LETAMENDI pronuncia sus célebres discursos en el Ateneo catalán sobre la Naturaleza y origen del hombre haciendo gala de su enorme cultura y erudición, utilizando simultáneamente el griego, el hebreo y el árabe y analizando el tema desde el punto de vista metafísico, físico, matemático, ontológico y lógico, químico, orgánico, fisiológico e histórico. Este ambiente antropológico comienza a impregnar el movimiento intelectual español; NAVARRO IZQUIERDO abrió el curso salmantino el año 1874 hablando sobre Antropología y la Antropología constituye uno de los temas que se debaten en el Congreso de Ciencias Médicas de Cádiz, de 1879; se publica la obra de NACENTE y SOLER y, con el siglo, aparece la magna obra de HOYOS SAINZ y de ARANZADI. Así se crea una rica corriente de pensamiento que cristaliza en los trabajos de ADAM, FABRA SOLDEVILLA, VÁRELA, FERNANDEZ, NAVARRO y SOLER, URRABURU, o el planteamiento de la Antropología Social por GINER DE LOS RÍOS, etc. En 1884, otro médico: OLORIZ crea el Laboratorio de Antropología en la Facultad de Medicina de la Universidad Central; publica su célebre Distribución geográfica del índice cefálico en España (1894), que mereció el premio GODARD de la Academia de 7 La Societe Ethnologique de París, 1839, la Ethnological Society de New York, 1842 y la de Londres, un año después, la Societé d'Anthropologie de París, 1859, y su célebre Ecole d'Anthropologie, y más tarde la Cátedra de Antropología de París. En España, como es sabido, se organiza en 1865. La Antropología inicia su andadura, entre nosotros, en torno a la teoría transformista que se difunde y generaliza gracias a la apertura ideológica que acompañó a la Revolución, especialmente en los años 70. Se trata de romper con el clima de apatía generalizada y la cultura tradicional integrista. Consecuencia de este movimiento es también la aparición de las asociaciones científicas españolas: Sociedad Antropológica Española (1865); Sociedad Antropológica Sevillana (1870); Fundación de la Sociedad Española de Historia Natural (1871) Madrid (1875); Gabinete Científico Tenerife (1877) y el Museo Canario de Las Palmas (1879), todas ellas caracterizadas por una concepción amplia y enciclopédica de la Antropología y que funcionaron con la irregularidad e impulsividad de la cultura española. 27 VII Congreso Nacional de Paleopatología Ciencias de París y La talla humana en España (1896) pero, sobre todo, introduce la moderna Antropología en otro campo complementario, el policial, donde se constituye en maestro indiscutible de esta materia. Muchos anatomistas vieron la necesidad de que se introdujeses los estudios y se crease una Cátedra independiente de Antropología en las Facultades de Medicina. Los citados, profesores OLORIZ y LETAMENDI. y el Prof. CALLEJA, como decano de la Facultad primero, y después como Director General de Instrucción Pública trataron de crearla; Por este motivo, el discurso de ingreso en la Academia de CALLEJA versó, precisamente, sobre la necesidad de proteger los estudios antropológicos en nuestro país (1892), vieja aspiración aún no conseguida plenamente. La Anatomía actual y la Antropología física o biológica, recapitularon todos estos conocimientos, que quedaron plasmados en las obras de BRAUS, ELZE o BENNINGHOFF que supieron ofrecer, además, una anatomía funcional. Posteriormente aparecen los grandes tratados de Antropología y de Anatomía, cuyo exponente clásico es el libro de TESTUT que todos hemos estudiado. La Antropología cultural, se desarrolló paralelamente. Se fundó la Sociedad Española de Antropología, Etnología y Prehistoria (1921). Los movimientos antropológicos regionales y nacionalistas, se iniciaron en torno a los años 40 del siglo pasado, cristalizando en los 70 con el vigor actual, en los que late todavía los criterios conflictivos y violentos propios de la doctrina de la pureza racial. La Guerra Civil supuso una nueva grave crisis en nuestro saber antropológico. BERNALDO DE QUIROS, PERE BOSCH I GIMPERA, JUAN COMAS, JOSÉ MIGUEL DE BARANDIARAN, SANTIAGO GENOVES y tantos otros parten para el exilio, aunque-se mantiene una cierta continuidad con el período anterior. En Barcelona, ALCOBE, alumno de ARANZADI, continúa su labor, y en Madrid, PÉREZ DE BARRADAS continúa el trabajo de De Las BARRAS y explica Antropología en los cursos de doctorado de la Universidad Central. Debido a su influencia se crea en la Escuela de Medicina Legal el laboratorio de Antropología en el que trabajan figuras como LECHA-MARZO, PIGA PASCUAL o los hermanos AZNAR. En otros lugares, CLAUDIO ALCINA y VALDÉS DEL TORO continúan la labor investigadora. La situación actual podríamos delimitarse a partir de 1941 cuando se crea el Instituto Bernardino de Sahagún del CSIC y en 1947 cuando se funda la Sociedad de Ciencias Aranzadi8. La tendencia disgregadora española y su individualismo y la concepción imperante de grupo separaron definitivamente la Medicina de la Antropología. Ello no fue obstáculo para que tan rico conjunto de conocimientos anatómicos y antropológicos se aplicaran a la resolución de los concretos problemas que se plantean en la vida cotidiana. Así aparecieron y se desarrollaron la Frenología, la Antropología criminal, la Antropología policial, la Antropología pedagógica la Antropología social, la Antropología castrense, o formas de antropología que se han enmascarado suprimiendo la propia denominación, p.e.: la Bioarqueología, todas trabajando independientemente e ignorando a las demás En el área de la Medicina se cultiva la Antropología forense, y Antropología estomatológica, la Antropología ergonómica y laboral, la Antropología morfológica que se ha desarrollado ampliamente VELASCO y OLORIZ, en el campo médico, sobre todo en la Anatomía, desde hasta SMITH entre los anatómicos recientes valencianos. Por último la medicina ha aceptado la antropología y la ha asumido con todas las consecuencias bajo la forma de Antropología médica. Hoy, promocionada fundamentalmente por LAÍN ENTRALGO impregna toda la patología clínica, constituye una forma esencial para desarrollar una medicina moderna. La Medicina se aplica sobre el sujeto enfermo, pero un buen diagnóstico y tratamiento obliga a conocer sus circunstancias personas, ambientales y sociales. Para conseguirlo se ha asumido el método antropológico y se ha creado una nueva especialidad: la denominada Antropología médica9. Los especialistas en Medicina Legal y Forense, sabemos cómo 8 A partir de 1973, la Reunión de Antropólogos Españoles de Sevilla, pone en marcha la Antropología actual, en 1976; se funda la Sociedad Española de Antropología Biológica y en el 2000 se crea el Área de conocimiento con lo que la Antropología adquiere plena validez científica e independencia. 9 Los primeros trabajos sobre Antropología Médica fueron los de HOYOS SAINZ y LIS QUIBEN, sobre etnomedicina; a éstos siguieron numerosos sobre el tema que concluyeron en la obra de REVERTE y en las numerosas tesis doctorales que dirigió. Sin embargo LAÍN y su escuela elaboraron el concepto desde un punto de vista integral siguiendo las huellas de V. VON WEIZSACKER, Y SCHWARZ, que crearon, en 1928, después de la Primera guerra mundial y que han impregnado profundamente le medicina actual. Para LAÍN se trata del conocimiento científico del hombre en cuanto sujeto capaz de enfermar y sanar. Hoy, la medicina estudia al hombre integral, normal o patológico, estudia la anatomía, la fisiología y la biología humana y una vez conocido el hombre físico, estudia las causas del enfermar, las lesiones, su etiología, patología, diagnóstico, pronóstico, tratamiento, rehabilitación profilaxis y considera la posibilidad de mejorar al individuo más tarde. La Antropología médica, en resumen, debe verse como una forma de adquirir un buen conocimiento tanto del paciente como del grupo en que se desarrolla y actúa. Como ha escrito REVERTE, un buen conocimiento del enfermar exige conocer la enfermedad, tanto del hombre actual como en épocas históricas anteriores (Paleopatología y Paleomedicina), tanto del hombre individual como en sociedad (Etnoantropología, 28 Conferencias e Introducciones desde la morfología se llega a la función; desde la exploración física al diagnóstico o al tratamiento, y del conjunto a la reconstrucción de los hechos, de tal modo que no sólo el campo pericial, sino el de la Medicina general o la Antropología, tienen una base común que constituye la misma esencia y arranque de la ambas ciencias. El paralelismo entre Medicina y Antropología ha sido constante y tal vez se refleje en el siguiente párrafo de TOPINARD "el dominio más inmediato de la Antropología es la anatomía y fisiología comparadas del hombre con los animales y de los animales entre sí; después sigue la historia de los animales, en particular los mamíferos y, sobre todo, de los monos antropoides, y las diversas ramas de las ciencias médicas, sobre todo la fisiología, de la cual forman parte la psicología normal y morbosa; luego todo cuanto se refiere a los pueblos, y por consiguiente a los viajes, como la Etnografía, la Geografía, la Historia de la Lingüística y, por último la Arqueología prehistórica. No es esto todo: el Derecho, las Artes y las Literaturas aportan su contingente". Existe igualmente un paralelismo filosófico. Entre las ciencias, el saber humano noético o patético, según ZUBIRI, comprende cuatro grandes problemas: Uno de ellos es la Antropología. Esta, a su vez comprende: Morfología, Fisiología, Ecología y Sociología. Este esquema confirma, por otra vía lo que hemos visto, que la morfología constituye la base del sistema y el punto de partida desde el que llegamos al conocimiento de la fisiología, de la patología, de la ecología, de la sociología y de la misma historia y cultura del hombre, aspectos todos ellos esenciales para el conocimiento del hombre sano o enfermo. Este paralelismo se aprecia fácilmente cuando se observa la enorme aportación realizada por los médicos a la Antropología. Fueron médicos: BROCA, GEGENBAUR, VIRCHOW, HAECKEL, LOMBROSO. o en España: FABRA Y SOLDEVILLA, VÁRELA DE MONTES, ORFILA, GONZÁLEZ VELASCO, MANCHADO Y NÚÑEZ, LETAMENDI, OLORIZ, BAÑUELOS, LECHA-MARZO, MARAÑÓN, CASTILLO DE LUCAS, LAÍN ENTRALGO, por solo citar unos cuantos de los que han hecho antropología. Sin embargo estas coincidencias no han traído más que enfrentamientos. MORALES COELLO, al referirse a TOPINAR incluía un comentario revelador: aunque todavía en esa época muchos médicos la consideran materia propia y con el nombre de antropología presentan tratados de anatomía, fisiología e higiene. En la actualidad existe un claro divorcio entre la Medicina y la Antropología, pese a esta larga relación E intercambio de aportaciones. Lo he podido comprobar personalmente en mis relaciones con los antropólogos, distantes y despectivos. PÉREZ DE BARRADAS escribía en su libro que "Medicina y Antropología son dos Ciencias del Hombre que han estado incomunicadas casi totalmente hasta fecha reciente". Este texto, escrito, en 1946, continúa siendo plenamente vigente. Otro tanto cabe decir de Antropología y Arqueología que son también ciencias que viven de espaldas. Así se titulaba un editorial de la Revista de Arqueología, refiriéndose a la Arqueología y la Paleopatología y en el que se recogía, entre otras cuestiones que "muy pocas veces se estudian en profundidad los restos óseos que aparecen en las excavaciones. Medicina, Antropología y Arqueología son áreas de conocimiento y de investigación que, en nuestro país se ignoran mutuamente", es más, suelen disfrazar los conocimientos que les aporta la otra mediante denominaciones y manipulaciones de la terminología En el informe que firmó Rosario Calderón como Presidente de la Sociedad Española de Antropología Biológica en Internet, sobre el estado de la Antropología en España como Áreas de Conocimiento afines a la Antropología Física, Código Área del Consejo de Universidades (Julio 2001) se recogen las siguientes: Anatomía y Anatomía Patológica Comparada, Antropología Social, Arqueología, Ecología, Educación Física y Deportiva, Genética, Inmunología, Medicina Legal y Forense, Medicina Preventiva y Salud Pública, Paleontología, Prehistoria y Zoología. No aparece la Medicina como tal ni la Antropología médica, limitando esta relación a la Medicina Legal y Forense y Medicina Preventiva, olvidando también, dentro de este capítulo, Anatomía, Fisiología y Anatomía Patológica y Patología general. No obstante hay que señalar, en honor a la verdad, que en otro lugar se añade que la Antropología Física trata de Antropología social y cultural), tanto en su patología como lesionología), en su evolución biológica y según la influencia del medio (Ecología humana). Un correcto tratamiento implica conocer la terapéutica moderna quirúrgica y farmacológica, rehabilitadora o mejorativa, pero sin olvidar tampoco los procedimientos utilizados por el hombre a lo largo de la evolución (folkmedicina, etnobotánica, etc.) La Antropología, de la que forma parte la misma Medicina, y en cuyo desarrollo tanto ha tenido que ver esta última, configura una materia esencial para conseguir su pleno desarrollo; su carencia como tal de los estudios de Medicina, constituye una de las grandes ausencias del "curriculum", que sólo en parte acierta a llenar la Anatomía Humana, la Anatomía Patológica, la Medicina Legal y la Historia de la Medicina. Por eso la Universidad se encuentra en deuda con ella. Su ausencia necesariamente hace insuficiente la formación morfológica del futuro galeno. El propio término es un gran desconocido en Medicina o se utiliza de modo un tanto arbitrario en función de los criterios utilizados por los diversos autores 29 VII Congreso Nacional de Paleopatología entender la historia evolutiva humana y la magnitud de nuestra variabilidad biológica, tanto en el pasado como en el presente, explicando los mecanismos que han creado y modelado esa variabilidad. También trata de unir esa información con la salud, la enfermedad y los factores socio-culturales que han afectado tanto a las poblaciones actuales y vivientes como a las que vivieron en el pasado aunque ciertamente no nombra a la Medicina como tal. De ahí que al hablar de Medicina y Antropología debamos señalar, en primer lugar, su enorme contenido, la multitud de equivalencias y la riqueza terminológica que abarca y los planos tan diversos de que participan: físicos, funcionales, sociológicos o culturales. BROCA, en su discurso de apertura en la Escuela de Antropología declaró que el programa entero de esta ciencia consta de seis capítulos: Antropología anatómica; Antropología biológica; Etnología; Antropología prehistórica; Antropología lingüística, Demografía y Geografía médica. PÉREZ BARRADAS señaló hace ya muchos años que la complejidad del hombre trae consigo la dificultad de abarcar en una sola ciencia los distintos aspectos que, tratados con métodos diferentes por las distintas ramas de la ciencia antropológica, pudiera admitirse que forman ahora ciencias independientes. Hoy, dada la complejidad que tiene la Antropología, del mismo modo que ocurre con la Medicina, se hace imprescindible la especialización. Medicina y Antropología tienen al hombre como objeto formal de su análisis. La meta de la medicina es el estudio del hombre normal en general, y enfermo; la antropología el conocimiento del hombre, de sus peculiaridades, de los grupos humanos, de su evolución y de su variabilidad. Ciertamente, aunque el estudio del hombre es común y objeto directo o indirecto de todas las ciencias; su estudio morfofuncional, interesa a muchas sus huellas y restos proporcionan elementos esenciales para el conocimiento no solo de la historia, sino del hombre actual y su evolución. El paralelismo que tienen medicina y antropología se aprecia, no solo en las repetidas referencias señaladas, sino también al considerar las líneas de investigación que tiene hoy la antropología española, según el informe de la Sociedad Española, que son: Anatomía, crecimiento y morfología; Antropología biomédica; Biología esquelética; Biología evolutiva y evolución humanas, estudios de población, y genética, líneas de investigación que desarrolla también intensamente la medicina. Dicho informe dice también que una parte importante de la investigación antropobiológica actual es ciencia aplicada y muchas de sus nuevas orientaciones van dirigidas hacia el mundo biomédico, el cual está asumiendo, por ejemplo, la importancia del entendimiento de la variación genética humana en los estudios de las enfermedades, y señala una parte considerable del trabajo antropológico se ha venido haciendo (y continua en la actualidad) en los Departamentos de Anatomía, Inmunología e Institutos de Medicina Forense de las Facultades de Medicina, así como en algunos Departamentos de Paleontología en las Facultades de Geología. En resumen Medicina y Antropología son ciencias del mismo carácter, con propósitos y objetivos coincidentes en buena medida aunque con finalidades diferentes contenidos iguales en buena parte de su desarrollo, evolución histórica parecida y con una penetración mutua considerable, necesitadas cada una de las otras llamadas a colaborar en un inmediato futuro. Otro tanto cabe decir de los estudios y trabajos arqueológicos que quedan lamentablemente incompletos sin el auxilio de la Antropología y la Paleopatología, hay que decir lo mismo de los estudios policiológicos y criminológicos, cuando constituyen históricamente el fundamento de lo que hoy desarrollan y lo mismo cabría decir de todas y cada una de las subespecialidades entre sí que trabajan y se desarrollan en un altivo y majestuoso aislamiento, muy español pero nada práctico. El "desiderátum" del disparate lo contemplamos cuando, muy recientemente, un catedrático de Arqueología -permítanme que no de su nombre- obligó a uno de sus profesores a deshacerse de los huesos con que trataba de ilustrar a sus alumnos porque ¡contaminaban!. Hoy se hace inconcebible el trabajo individual o autodidacta, ¡costumbre tan española!; no se concibe un trabajo serio si no es en equipo y, concretamente en el ambiente médico, se precisa de las aportaciones de muchas ramas del saber, médicas y paramédicas, ya que el motivo último del médico es el enfermo, el hombre, y el estado de bienestar que ha incluido la OMS como objetivo de la Medicina, pienso que lo mismo debe suceder en Antropología. 30 Conferencias e Introducciones MEDICINA Y PALEOPATOLOGÍA El segundo concepto que me plantean los organizadores es el de la relación de la Medicina con la Paleopatología. Según la Real Academia, la Paleopatología es la Ciencia que estudia las huellas dejadas por la enfermedad en los restos de seres vivos, sobre todo el hombre. Considerándola como parte de la Paleontología. Como sabemos, la Paleopatología fue definida por primera vez por SCHUFELDT, en 1892 como término bajo el cual pueden ser descritas todas las enfermedades o condiciones patológicas encontradas en los restos de animales extinguidos o fosilizados. A partir de este concepto, meramente descriptivo han menudeado las definiciones, aceptándose por una mayoría la definición dada por RUFFER, en 1913 como ciencia de las enfermedades que pueden ser demostradas en restos animales y humanos de los tiempos antiguos. Hoy la Paleopathology Association recomienda usar este término para cubrir un área no limitada solamente al estudio de los cuerpos antiguos, sino que admite cualquier elemento que pueda proporcionar evidencias de la enfermedad en épocas pasadas. Esto incluye escritos antiguos, vasijas, esculturas, mosaicos, pinturas y monedas. La tendencia actual amplía el plazo al estudio de cualquier época pasada, sin limitaciones temporales. La Paleopatología es la ciencia que estudia toda clase de restos antiguos con el fin de detectar las enfermedades que existieron en otras épocas. En el Boletín de la Asociación de Paleopatología han quedado registradas numerosas posibles definiciones. Simplificando al máximo me atrevería a decir que la Paleopatología es la Ciencia que estudia las variantes, anomalías, lesiones y enfermedades del pasado, a partir de las huellas e indicios que han dejado. Se trata de una Ciencia en evolución, intentando todavía unificar su terminología, incluso su misma definición que ha tenido que cambiar conforme ha ido evolucionando. Ciencia histórico-médica, según CAMPILLO, que ya cuenta con un siglo de antigüedad La Paleopatología ha sufrido una intensa evolución, es una ciencia nueva que presenta las dificultades propias de un área de conocimiento en formación, que se ha transformado desde ser una colección de descripciones y piezas individuales de rastros originados por la enfermedad en restos antiguos y prehistóricos, en una ciencia multidisciplinar con una doctrina, una metodología, y una tecnología específicas, en la que pueden concurrir todas las ramas de saber, especialmente Medicina, Antropología Física y Cultural, Paleontología, Arqueología, Biología, Historia, Física, Química, Geología o Matemáticas. Es todavía criterio general, comenzando por la Real Academia de la Lengua, considerarla como una rama de la Paleontología; sin tener en cuenta que la Paleontología estudia un largo período de la vida, y del hombre en concreto, en épocas remotas, pero el hombre histórico, ¿quién lo estudia desde el punto de vista de la enfermedad?. Otros, incluso médicos anatomistas prestigiosos como ALCALÁ SANTAELLA, la describen como una rama de la morfología, creada por Cuvier y de la Antropología, creada por Broca. En el XXV Congreso Nacional de Arqueología (1999), se puso en evidencia que la Arqueología, y en especial aquella sobre el Mundo Funerario, no se puede entender en su totalidad sin el apoyo de ciencias auxiliares como la Antropología Física y la Paleopatología. Especialmente esta última, solo la puede ejercer con amplia garantía los profesionales de la Medicina, según nos ha transmitido MANUEL POLO en nuestro Boletín. El hombre que tiene conciencia, capacidad de previsión y necesidad de conocimiento, ha conocido la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, en él y en su entorno y ha procurado documentarse en lo posible sobre ella para prevenirla y evitar sus efectos perniciosos. Para esto se ha fijado en el enfermo cercano; ha recogido la experiencia de los demás y ha procurado acumular para el futuro esos conocimientos y se ha esforzado en documentar todos los datos posibles del pasado. Así ha surgido la complicada Medicina que hoy conocemos o la complejidad que tiene hoy la Antropología o la Arqueología en relación a la enfermedad y la misma muerte y en este medio ha comenzado a deslindarse con personalidad propia la moderna Paleopatología10. 10 La enfermedad está íntimamente ligada a la vida desde que esta apareció sobre nuestro planeta. Sus efectos, sus rastros y sus consecuencias han ido modelando el mismo proceso evolutivo de "complejificación" creciente y, paralelamente, ha ido dejando su impronta en los restos, rastros y huellas que la vida ha dejado sobre la Tierra. En consecuencia no cabe un estudio acabado de la vida, de la evolución de esta, del desarrollo y evolución del hombre, como eslabón final del proceso, si no completáramos el estudio de la vida, de las especies y del hombre con el estudio de su enfermar y padecer. La vida individual está comprendida entre la concepción y la disolución tafonómica y en esa línea particular el medio y el propio ser sufren altibajos y oscilaciones en una interacción que actúa estimulando, disminuyendo o haciendo desaparecer esa misma capacidad vital. 31 VII Congreso Nacional de Paleopatología Los fundamentos para el desarrollo de la Paleopatología, modificando ligeramente la propuesta de CAMPILLO suponen:1. El estudio paleopatológico (Conocimiento de la lesión) a través de la inspección y de técnicas complementarias (radiológicas, bioquímicas e inmunológicas). Se trata, por tanto, de un diagnóstico Patológico médico. 2. Estudio antropológico (Conocimiento del sujeto) determinando sexo, edad, aspectos formales e índice de conservación. Equivale al estudio antropológico. 3. Contexto del hallazgo (Valoración del medio), estudiando cronología y cultura datos paleo ecológicos, características de los enterramientos, observaciones específicas en el contexto de las inhumaciones Se formaría con la valoración arqueológica. Por lo tanto, siendo una función médica, se precisa de la colaboración básica de Antropología y Arqueología. La evolución de la Paleopatología ha pasado por cinco fases, siguiendo la pauta marcada por PUCHALT en una reciente conferencia pronunciada en el curso de Paleopatología de Barcelona: Antecedentes que se recogen en las observaciones y textos clásicos, la Paleopatología que se interpreta en función de los cambios que aporta la Medicina en el siglo XVIII, las aportaciones del siglo XIX, los gigantescos avances que experimenta en el XX, para concluir con la situación actual, siempre sobre una base médico-patológica. Hay que citar que en España fue puntera en estos estudios. Existió una Escuela de Anatomía Patológica, en 1322, en el Hospital del Convento de Guadalupe, en donde se realizaron numerosas autopsias. Años más tarde, en 1391, el rey Juan I de Aragón otorgó a la Universidad de Lérida el privilegio de desmembrar el cadáver de un asesino cada tres años, para ser aprovechado en la investigación de las alteraciones patológicas y en demostraciones. Téngase en cuenta que en Viena se hizo la primera autopsia en 1404 y se iniciaron en Alemania a comienzos del siglo XV. En París se realizó la primera autopsia en 1478. Tal vez haya que resaltar, en la formación de la Paleopatología que, durante los siglos XVI y XVII, se realizaron multitud de disecciones anatómicas en las que se basan no solo el conocimiento del hombre sino de su padecer. Algunos autores publicaron series o colecciones de historias clínicas seguidas de sus protocolos de autopsia. Acaso la más famosa sea la de BONET que escribió Sepulchretum, el año 1679. En estos primeros momentos, las lesiones anatómicos eran un hallazgo casual de la disección del cadáver. Durante el siglo XVIII se comienza a practicar autopsias sistemáticas para realizar diagnósticos difíciles. Así actuaban LANCISI o el célebre BOERHAAVE. En una fase ulterior, durante la segunda mitad del siglo XVIII, se planteó el estudio de la lesión como causa de enfermedad. Este enfoque aparece ya en la obra de MORGAGNI Sobre el asiento y las causas de las enfermedades a través de la investigación anatómica en la que reúne unas quinientas historias clínicas con sus correspondientes informes de autopsia. Por último aparece el pensamiento final de que la lesión anatómica es el origen y fundamento de toda la patología; los síntomas serían consecuencia de las lesiones. Este modo de pensar fue proclamado por PINEL y BICHAT11. Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la fijación y revisión crítica de los métodos de la anatomía patológica que realizaron ROKITANSKY y VIRCHOW cuando antropólogos y médicos comenzaron a abordar con detenimiento el estudio de los vestigios de la enfermedad. Esta mentalidad se extendió hasta abarcar todos los aspectos de la medicina y a la aplicación de nuevos procedimientos de exploración, endoscopias, biopsias, diagnóstico por imagen y la microscopia. Sobre la base de la "teoría celular" esto es, la célula como unidad elemental. VIRCHOW elaboró su patología celular, según la cual, la célula es también la unidad elemental tanto en lo fisiológico como en lo patológico. 11 PINEL publicó su Nosologie philosophique en 1798 en el que clasifica las enfermedades según la afectación de los tejidos y sistemas, prescindiendo de criterios clínicos o topográficos; BICHAT, en 1801 escribió que "la medicina ha sido rechazada durante mucho tiempo en el seno de las ciencias exactas; tendrá derecho, no obstante, a juntarse con ellas, por lo menos en lo tocante el diagnóstico de las enfermedades, cuando una rigurosa observación se acompañe del examen de las alteraciones de los órganos". Poco después CORVISART comentaba que "la meta deseable no debe ser la investigación, de lo que los cadáveres pueden ofrecer de singular, por simple curiosidad, sino el esfuerzo por reconocer estas enfermedades mediante signos ciertos y síntomas constantes". Culmina este modo de pensar la figura de LAENNEC que buscaba constantemente reconocer en los enfermos vivos las lesiones anatómicas que encontraba en los cadáveres. Este afán le llevó a inventar el estetoscopio para mejorar la auscultación mediata que realizaban los clásicos. De este modo, diagnosticar equivalía a conocer las lesiones anatómicas subyacentes. Hoy se conoce como signo toda manifestación objetiva y cuantificable y síntomas, las percepciones subjetivas que refieren los enfermos. 32 Conferencias e Introducciones Y es a partir del Dr. VIRCHOW el creador de la Patología moderna y del Dr. BROCA, el genial antropólogo, cuando se admite, de modo general, la existencia de indicios de trazas patológicas sobre las osamentas humanas y se reconoce el interés de su estudio sistemático12. La segunda mitad del siglo XIX, como saben todos Vds. es una época fecunda en aportaciones a nuestra ciencia. A fines de este siglo existen pruebas ciertas de la presencia en los restos humanos antiguos de malformaciones, muy diversas enfermedades, traumatismos, procesos inflamatorios, procesos supurativos y tuberculosos, neoplasias, enfermedades reumáticas, caries dentales, raquitismo y huellas de procedimientos terapéuticos médicos y quirúrgicos tan viejos como el hombre mismo. El primer tercio del siglo constituye una continuación de la fase anterior de investigación frenética sobre las enormes colecciones de restos que habían recogido los investigadores y exploradores anteriores en los museos e instituciones científicas, consecuencia de los viajes y del esfuerzo realizado por los naturalistas y científicos del período anterior. Se aprovechan los enormes avances que se realizaron en la Medicina de años anteriores sobre el conocimiento de la fisiopatología ósea, en bacteriología, en microscopía y microquimia, las aplicaciones que proporcionan los rayos X, y apoyados en estos conocimientos y en la tecnología que les acompaña, médicos y antropólogos identifican un número importante de enfermedades que habían padecido los hombres que nos precedieron. Las aportaciones de este período se recogen sistemáticamente en excelentes monografías cuya utilidad sigue siendo válida actualmente. A partir de los años 30, y hasta la década de los 50, la Paleopatología entra en una especie de letargo. Corresponde a años sociológicamente difíciles, caracterizados por la gran depresión económica y la terrible II Guerra Mundial, que paraliza la investigación, pero que vuelve con más fuerza, si cabe. En 1971 se crea la Paleopathology Association, símbolo de este renacer. La bibliografía últimamente recogida contiene ya más de cincuenta mil referencias útiles, y esta cifra es muy superior si se añade el repertorio bibliográfico del Museo de San Diego, la bibliografía escrita en español, prácticamente desconocida en otros países, y que no aparece en los listados internacionales, que son de carácter anglosajón y solo admiten lo escrito en inglés, las comunicaciones de congresos nacionales, libros y tesis europeas, apenas citadas en aquellos que crea un área nueva de conocimientos. Veamos ahora la situación de la Paleopatología en España. ORTIZ y SÁNCHEZ, en el Diccionario Histórico de la Antropología Española, comenta que "desde hace veinte años la situación comienza a cambiar y se observa un gran aumento en el interés por la Paleopatología", y el historiador de la Medicina Prof. LÓPEZ PINERO señaló muy agudamente que no puede considerarse que comience propiamente la Paleopatología en España hasta 1977, en que se publica la Tesis de CAMPILLO. Sin embargo, siendo esto cierto, no debe olvidarse que Canarias ha constituido un núcleo temprano, esencial de conocimiento paleopatológico. Como es natural, los primeros que se interesaron por la enfermedad en el pasado fueron los médicos. THOMAS NICHOLS (1526), VIERA y CLAVIJO, y ARCHIETA y ALARCON, a mediados del siglo XVIII, CHIL y NARANJO, médico y primer director del Museo Canario de las Palmas de Gran Canaria, estudioso de la medicina y la momificación guanche y tantos más, que hoy cristalizan en el trabajo impresionante que representa la figura de CONRADO MARTIN. La Paleopatología comenzó a cristalizar en la Península algo después que en Canarias. Son cifras fundamentales que en 1968 comenzó a funcionar el primer laboratorio de Paleopatología en el Museo Arqueológico de Barcelona en 1972 se incorpora el Instituto OLORIZ de Granada; posteriormente la Escuela de Medicina Legal13 y el Departamento de Historia de la Ciencia. 12 Los trabajos de PRUENIÉRES y LUCAS-CHAMPIONNIÉRE, de WELCKER, de CZERMAK, y de RUFFER dan a conocer no solo las trepanaciones sino también las deformaciones craneanas que aparecen en las calaveras precolombinas y así se inscriben en la ingente Antropología de TOPINAR que tiene más de 1.100 páginas y que va a marcar y a definir la orientación de la Antropología Física en los años siguientes pero que son también recogidas por la asombrada clase médica. 13 Siguiendo la tradición de PÉREZ BARRADAS, primero RUBIO FUENTES, a la sazón Jefe del Laboratorio de Antropología del Museo Nacional de Etnología, Apoyado por MUÑOZ TUERO y quien escribe estas líneas, creó el laboratorio de Antropología. Le sustituyó REVERTE COMA, médico especializado en Anatomía Patológica. Ambos difundieron la Antropología, formando médicos especializados. Les sucedió en el laboratorio SÁNCHEZ SÁNCHEZ, especialista en Medicina Legal en torno al cual se desarrollan los trabajos actuales Los Departamentos de Antropología o viejas escuelas de antropología como la del País Vasco y Departamentos de Paleontología como el de la Universidad Complutense o el Museo Paleontológico de Valencia. De modo paralelo podría analizarse cada autonomía o cada grupo investigador o las magníficas personalidades que, en solitario, dentro del más puro estilo español, hacen Paleopatología. Es un trabajo que está aún por hacer detenidamente. 33 VII Congreso Nacional de Paleopatología En 1986 se creó esta Asociación Española de Paleopatología, que fue seguida de la catalana. Ambas y sus trabajos y reuniones demuestran la vitalidad de la Paleopatología en nuestro entorno, gracias al entusiasmo de los miembros fundadores que no han reparado en tiempo, dedicación y esfuerzo para conseguir la gozosa realidad actual, a partir de aquellas tres primeras reuniones que se celebraron en Logroño, en 1988, 1989 y 1990 y que crearon los cimientos de lo que hoy constituye la asociación. La proyección internacional de CAMPILLO, ETXEBERRIA, CONRADO MARTIN y SÁNCHEZ SÁNCHEZ o POLO, por citar unos pocos es otra grata realidad. En el momento actual, la Sociedad Española de Paleopatología es, numéricamente, la segunda del mundo, inmediatamente detrás de la de Estados Unidos. Acaso el tema más espinoso y controvertido sea el del carácter médico de la Paleopatología. Porque muchos estudiosos han cuestionado a la Paleopatología como especialidad médica, no solo desde área ajenas, sino desde la misma medicina.. Se basan en que el objetivo de la Medicina no es este, sino la curación y prevención de las enfermedades. Olvidan que el estudio de una enfermedad a través de las huellas y lesiones que han dejado en restos humanos entraña un diagnóstico y, el diagnóstico es el elemento característico, exclusivo de la Medicina y de la Odontología y que exige conocimientos profundos de Patología, Clínica y obliga a que se siga su propedéutica. El diagnóstico exige conocimientos de anatomía, fisiología, patología general, patología médica y quirúrgica y sus especialidades. Por eso CAMPILLO considera inaceptable su exclusión como especialidad médica, si bien, como ocurre en la medicina clínica siempre cabe una colaboración interdisciplinar. Lo que se hace en Paleopatología es diagnosticar; consiste en detenerse en el dato que nos ofrece el objeto estudiado, diferenciar si se trata de algo normal, anormal o patológico, conjeturar una hipótesis que permita explicarla, plantear el posible diagnóstico diferencial con otras posibles hipótesis; aplicar técnicas complementarias, confirmar o modificar la hipótesis primera, ampliar el concepto en función de la persona y el ambiente hasta entender satisfactoriamente el caso, cuantitativa, cualitativamente y en su evolución cronológica. Este planteamiento exige conocer perfectamente la Anatomía Patológica, la Patología médica y quirúrgica, la posible especialidad implicada y las bases científicas de la medicina, anatómicas, fisiológicas y etiológicas, la época y la cultura en que creció esa persona y surgió la enfermedad o se produjo la lesión, especialmente en esta modalidad diagnóstica en que buena parte de todos estos parámetros son insuficientes. El diagnóstico constituye el acto central de la medicina clínica. Diagnóstico es conocer ha escrito LAÍN en frase lapidaria. La Unión europea de médicos especialistas ha definido el acto médico como el conjunto de pasos efectuados, en todos los campos de la salud exclusivamente por un doctor en medicina, con vistas a formular un diagnóstico, seguido, si es necesario, de la aplicación de acciones médicas terapéuticas o preventivas. Por lo tanto el diagnóstico es el elemento fundamental de la Medicina y los demás objetivos son elementos secundarios. Se afirma, además la exclusividad funcional del médico14. En la actualidad, dada la naturaleza del acto médico y su trascendencia e implicaciones, no solo en el campo de la propia profesión sino, sobre todo en relación a las posibles repercusiones que puede tener y el alto grado de responsabilidad que implica está regulado por una serie de normas jurídicas que hace que el médico, como profesional aparezca limitado y controlado por la normativa vigente. Por eso nuestra legislación, para que pueda desarrollarse prácticamente la medicina, exige una serie de 14 Penosamente y a través de una investigación minuciosa, a lo largo de la historia, se correlacionaron poco a poco, lesiones, reacciones del organismo y causas de estas lesiones. La integración de estas ciencias va a dar lugar al diagnóstico. Diagnosticar supone identificar la enfermedad que padece cada paciente y reconocer las peculiaridades derivadas de que cada hombre enfermo es un individuo y una persona. Define, de un lado, el proceso que el médico emprende cuando examina al paciente; de otro, al resultado de conocimiento al que llega el médico. Diagnosticar es conocer como señala el propio nombre; gignósko en griego significa "llegar a conocer" y el prefijo dia significando "entre", y "a través de". Diagignósko expresaría "conocer a través de algo" o "por medio de algo". Desde los médicos hipocráticos, la diagnosis ha sido el fundamento del acto médico. Por lo tanto implica dos fases distintas: conocer distinguiendo (Dia como entre) y conocer penetrando (dia, a través de). Para que un diagnóstico sea completo, requiere localizar la lesión, determinar su naturaleza, establecer y valorar su repercusión sobre el organismo, su patogenia y su etiología además de lo específico de cada caso, fruto de las características del sujeto y la influencia del medio. Exige, por tanto, no solo conocer la lesión y sus variantes, sino también la sintomatología que origina y su patocronia y las técnicas auxiliares que precisa su exploración. Todo esto supone complejidad, estudios profundos, experiencia larga y entrenamiento adecuado. Patología y clínica están íntimamente emparentadas y una es sustento de la otra y la otra de la una. Enfocada la cuestión desde la clínica ésta se hace utilizando el contenido de la patología. Desde la patología, la descripción de una lesión es inútil sin un buen conocimiento de su clínica y evolución. No en balde el diagnóstico, que es la culminación de la actividad clínica, no es sino la identificación de la patología de cada enfermo (DE CASTRO). 34 Conferencias e Introducciones requisitos administrativos y toda una normativa deontológica y la protege legislativamente contra posibles actividades abusivas Según la normativa vigente la práctica de la Medicina incluye todo acto de diagnóstico, terapéutica, rehabilitación, profilaxis o medicina mejorativa realizado por un profesional titulado, médico y, en su caso, odontólogo. Sin embargo, en el momento actual hacen Paleopatología multitud de profesionales de otras ramas de la ciencia, distintas a la Medicina. ¿Constituye intrusismo lo que actualmente se realiza en Paleopatología? La reforma del C. Penal de 1963 y de 1995 elevaron a la categoría de delito lo que antes era una mera falta, equiparando, además, al título oficial los reconocidos por las disposiciones legales o convenios internacionales. Se crearon además dos tipos de faltas: el ejercer una profesión reglamentada sin la habilitación o capacitación oficial requerida o, poseyendo el título o la habilitación correspondiente no estar colegiado cuando así sea necesario. Las exigencias son de tal nivel que actualmente se plantea el delito de intrusismo incluso a nivel intraprofesional entre especialistas. Antes la tutela penal se restringía a las profesiones que precisaban un título facultativo; ahora se comprenden todas las profesiones y actividades profesionales, aunque no requieran un título expedido por una Facultad. No es necesario percibir una remuneración (SS, 4 de febrero de 1969; 1 de diciembre de 1970), pero es necesario que conste que realizó algún acto o gestión (S. 3 de mayo de 1979), bastando un solo acto (S. Médicos, 222 enero 1966; 20 de diciembre de 1967, 29 de septiembre de 1985, 24 de febrero de 1969). Se trata por tanto de un delito de actividad o de infracción formal que no necesita un resultado determinado. Desde nuestro punto de vista es interesante el criterio jurisprudencial de que se considera comisión por imprudencia, cuando el sujeto cree erróneamente que tiene derecho a ejercer el acto sin título o crea equívocamente que lo posee. El diagnóstico paleopatológico, por lo tanto, es tan médico, en cuanto implica un diagnóstico de la enfermedad al menos en teoría, que cabría la posibilidad de que se pudieran plantear cuestiones de intrusismo de tipo atenuado, falta o delito de imprudencia cuando se realicen diagnósticos paleopatológicos sobre restos humanos por personas no tituladas en Medicina, u odontología o bajo su supervisión, sobre restos animales realizados sin la supervisión de un veterinario y los de fitopaleopatología sin la colaboración de un botánico. No obstante no creo que nunca se llegue a ello por multitud de razones. En primer lugar porque requiere de denuncia; y esta terminaría con la Paleopatología, que no lo olvidemos en buena medida se hace fuera de la Medicina; en segundo lugar porque quienes los hacen son profesionales titulados universitarios y realizan actos que la tradición y la costumbre ha incardinado en su labor profesional, que son labores de carácter científico, íntimamente ligadas a sus profesiones y que requieren de la información que proporcionan estas y que no tienen finalidades terapéutica o mejorativa. Se puede alegar que el diagnóstico de esta naturaleza, realizado por profesionales no médicos, tiene una mayor facilidad para el error, sin embargo, este ya será corregido por la comunidad científica, corrección que tanto se hará desde la Medicina como a la inversa en el caso de diagnósticos médicos carentes de las aportaciones propias de la Paleontología, la Antropología o la Arqueología. Como en el caso de la Medicina versus la Antropología, en la Paleopatología se presentan otras muchas dificultades. En las conclusiones del IV Congreso Nacional, en referencia a la Paleopatología arqueológica, pueden leerse alguna de estas dificultades: Entiende la Mesa del Congreso que hoy no puede hacerse arqueología regular y muy especialmente funeraria, sin un apoyo antropológico y paleopatológico. Hoy se considera imprescindible, la colaboración de antropólogos, paleontólogos y sobre todo de médicos especializados, en el caso del estudio paleopatológico de restos humanos. ETXEBERRIA recientemente ha planteado, a partir de la Medicina Forense, la necesidad de que la Paleopatología necesita la colaboración de otras ciencias "Partiendo del principio de que una buena parte de los problemas de pseudopatología se habrían producido como consecuencia de la incorrecta interpretación de los procesos que afectan al cadáver y sus restos post mortem, ...ésta sería otra de las razones que exigen al paleopatólogo su implicación en las tareas que se llevan a cabo en el lugar de los hechos". Existen dolorosas y graves desigualdades, según las autonomías, provincias, incluso unidades de trabajo, tanto en la consideración como en la dotación de equipos antropológicos y paleopatológicos de apoyo, que deberían evitarse. El tema, no obstante, pese a su importancia, no parece interesarle ni a las autoridades políticas ni académicas que lo consideran propio de diletantes y gente desocupada. Personalmente he intentado crear un Instituto de Antropología y Paleopatología, en la Universidad de Valencia; lo he hecho público, 35 VII Congreso Nacional de Paleopatología tras un laborioso trámite y una penosa planificación; se han conseguido ayudas europeas, lo he ofrecido a la Universidad y a las autoridades políticas y trágicamente nadie ha sabido entender su posible valor, incluso a nivel personal. La oferta hecha según el reglamento de la Universidad de Valencia debería ser multidepartamental ha tropezado con un silencio ominoso entre los Profesores y Departamentos porque solamente un profesor de otra disciplina en toda la Universidad, manifestó su interés por él. Cierto que poco después se constituyo el Departamento de Antropología Física que no existía y estoy seguro que fue consecuencia de estos intentos. No obstante es lamentable que como dijo MATA, nos encontremos varios siglos por detrás de otras naciones. Nuestra Asociación es un tanto peculiar, hay que reconocerlo. En otro lugar me he permitido calificarla de pacífica. Las motivaciones que hacen afiliarse a los investigadores necesariamente tienen que ser altruistas, porque es un campo que no origina honorarios, minutas ni ganancias. Se trata de un área del conocimiento en plena cristalización y desarrollo y no produce beneficios de ningún tipo, ni económicos, ni académicos ni sociales, sino que, todo lo contrario, originan gastos personales, preocupaciones y sobresaltos; de ahí que los miembros de esta asociación sean básicamente unos idealistas de la ciencia, de la historia o de la medicina, que no dudan en sacrificar sus intereses por unos objetivos difusos, profusos y confusos y un futuro que, si es esperanzador nunca se va a presentar a corto plazo. Arqueólogos, antropólogos, paleontólogos, geólogos, policías y médicos de muy diversas especialidades se congregan bajo la bandera de la investigación pura de camaradería amistad y compañerismo en un ambiente no distorsionado por intereses marginales. Las personas que acuden a estas reuniones son gente de bien y el que no lo es abandona. Este ambiente, por lo tanto, se hace muy atractivo, en años como los que corren, en que todo se fundamenta en intereses materiales, muchas veces bastardos, y se comprueba en la cantidad de jóvenes investigadores que se unen a este grupo para beber de la experiencia de los mayores, dentro del mayor respeto y orden, conforme debe existir en una investigación científica seria. Desgraciadamente, la situación de la Paleopatología en España es inestable y circunstancial; las figuras que surgen en este Campo son profesionales de la Medicina clínica o quirúrgica, del ámbito de la Medicina Forense o desarrollan esta actividad de modo secundario a su trabajo antropológico, arqueológico o paleontológico; raramente cuentan con un soporte material e institucional que permita la docencia o la investigación y, en estos casos, deben compatibilizar este trabajo con actividades museísticas o de conservación de otra naturaleza. Se hace urgente la dedicación y el soporte material adecuado. Esta es nuestra esperanza. BIBLIOGRAFÍA ACKERKNECHT, E. H. Medicina y antropología social. Akal. Universitaria. Madrid, 1971. AGUIRRE, E. Paleontología. Nuevas tendencias. CSIC. 10: 411-433, 1989 ALCALÁ SANTAELLA, R. Métodos de enseñanza y fuentes de conocimiento de la Anatomía. Morata. Madrid, 1930. ALCINA, J. Arqueólogos o anticuarios Ed. del Serbal. Barcelona, 1995 ALCINA, J. La biblioteca de Alfonso V de Aragón. Tesis. Universidad de Valencia, Valencia, 1952. ANTÓN, M. Antropología o Historia Natural del Hombre. Sucesores de Rivadeneira. Madrid, 1903. ANTROPOLOGÍA. http://home.worldnet.fr//Anthrop/index.html ANTROPOLOGÍA y ARQUEOLOGÍA, http://anthro.org/main.htm ANTROPOLOGÍA FÍSICA, ANTROPOLOGÍA FORENSE. Paleopatologia: Osteointeractive. http ://medstat.med.utah.ed u/kw/osteo/ 36 Conferencias e Introducciones ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PALEOPATOLOGIA. Boletín. Diversos números. ARANZADI. Antropología de España. Estudio. Barcelona, 1915 BAÑUELOS, M. Antropología actual de los españoles. Ed. Científico-médica. Barcelona-Madrid, 1941. BARREIRO, A. J. El Museo Nacional de Ciencias Naturales. CSIC. Inst. José Acosta. Madrid, 1944. BURCKHARDT, J. La cultura del Renacimiento en Italia. Excelier. Madrid, 1941. CABELLO, P. Coleccionismo americano y expediciones científicas del siglo XVIII en la museología española. Arch. P. L'Ánthrop. e la Etnología. 113: 115-135, 1983. CALATAYUD, M. A. Catálogo De las Expediciones y Viajes científicos Españoles. Siglo XVIII y XIX. CSIC. T.12. Madrid, 1984. CALATAYUD, M. A. Antecedentes y creación del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. Arbor. CXXIII, 482: 9-33, 1986. CAMPILLO, D. Aproximación metodológica a la paleopatología ósea. En "Nuevas perspectivas en Antropología", Granada 1991. Pp. 107-130. CAMPILLO, D. Introducción a la Paleopatología. Bellaterra. Barcelona, 2001. CAMPILLO, D. Paleopatología. Fundación Uriach. Barcelona, 1993. CARMENA, R.; DALMAU, M.; FOZ, M. Bases de la Medicina Interna. Toray. Barcelona, 1987. CERAM, C. W. Dioses tumbas y sabios. Destino. Barcelona, 1953. COMAS, J. E.; DE CASTILLO Y MÉNDEZ, B. Biología humana y/o Antropología física. UNAM. México, 1971. DE CASTRO, S. Manual de Patología General. Masson-Salvat Barcelona, 1991. DE LAS BARRAS, F. Notas para un curso de Antropología. Imprenta Ciudad Real, Madrid, 1927. EDITORIAL. Revista de Arqueología, XXI, 230. (Tomado del Bol. Asoc. Esp. De Paleopatología, 29: 1-2, 2000). ETXEBERRIA, F. Implicaciones de la Paleopatología en el contexto de los hallazgos antropológicos. En. MAGIAS, M. M.; PICAZO, J. E. La enfermedad en los restos humanos arqueológicos. Fundación Municipal de Cultura. San Fernando, 1997. Pp. 29-38. EXPEDICIÓN.- La --- Malaspina, 1789-1794 a América y Oceanía de las corbetas Descubierta y Atrevida. Ministerio Educación y Cultura. Madrid, 1984. GISBERT, J. A. Medicina Legal y Toxicología. Masson, Barcelona, 1998. GLYN, D. Historia de la arqueología. De los anticuarios a V. Gordon Childe. Alianza. Madrid, 1981. GRACIA, D. Antropología médica. En LÍAN, P. Historia Universal de la Medicina. T. VIl. Salvat. Barcelona, 1980. Pp. 113-127. KENNY, M.; DE MIGUEL, J. M. La Antropología Médica en España. Anagrama. Barcelona, 1980. LÍAN, P. Antropología médica. Salvat. Barcelona, 1985. LAIN, P. Conceptos fundamentales. En CARMENA, R y cols. Pp. 3-16. 37 VII Congreso Nacional de Paleopatología LÍAN, P. El diagnóstico médico. Salvat. Barcelona, 1982. MARAÑON, G. El Greco y Toledo es un espléndido estudio de antropología física y cultural. Todos sus ensayos, incluso estrictamente profesionales, ofrecen un continuo fondo antropológico. MORALES, J. Nociones de Antropología General, vol. 1 Cultural, S.A. La Habana, 1942. MORAN, M.; CHECA, Madrid, 1985. F. El coleccionismo en España. De la cámara de maravillas a la Galería de pinturas. Cátedra. ORIOL, A. Antropología médica. Interamericana. México, 1989. PALEONTOLOGÍA Y PALEOPATOLOGÍA. http://platon.ee.duth.gr/xirot/labor/links paleo.html paleop PESET-LAFUENTE Eds. Carlos III y la Ciencia de la Ilustración. Alianza-Universidad, Madrid, 1988. REAL ACADEMIA DE LALENGUA. Diccionario de la Lengua Española. 2 vols. Madrid, 1992. REVERTE, J. M. Antropología médica. Ed. Rueda. Madrid, 1981. RODRÍGUEZ DEVESA, J. M.; SERRANO GOMES, A. Derecho Penal español. Parte especial. Dykinson, Madrid, 1992. SÁNCHEZ GONZÁLEZ, M. A. Historia, teoría y método de la medicina: introducción al pensamiento médico. Masson, Barcelona, 1998. SANZ IBÁÑEZ, J. Anatomía Patológica general. SAETA. Madrid, 1954. VALLS, A. Introducción a la Antropología. Labor. Barcelona, 1985. VILLALAIN, J. D. Antropología y Medicina. Arch. Esp. Morfol. 1:113-117, 1996. VILLALAIN, J. D. Importancia de la Antropología Forense. II Curso de Antropología Forense y Paleopatología. It. Doc. Med. Leg. Valencia, 1997. Pp: 1-14. VILLALAIN, J. D. Policía Científica. Vol. I. Antropología. Madrid, 1980. VILLALAIN, J. D.; PUCHALT, F. Identificación antropológica, policial y forense. Tirant lo Blanch. Valencia 2000. 38