La carrera Cuando llegamos al prado, los lobos iban ganando por dos carreras. Jacob bateó la bola tan fuerte, que se oyó un fuerte estruendo en el prado. Edward fue el más rápido en reaccionar de sus hermanos, y consiguió alcanzarla antes de que Jacob hiciese la carrera. -Veo que Edward sigue siendo el más rápido- le comenté a Rosalie, con aires de superioridad. -Edward será muy veloz, pero gracias a los tiros de mi chico ganamos todos nuestros puntos.- señaló a Emmet. -Tomémonos un descanso chicos, tendréis que alimentaros algún día ¿no?-sugirió Esme. Vi llegar a lo lejos una furgoneta de color rojo, y supe con certeza que era la mía. En ella se encontraban Billy y Charlie. Desde que Charlie sabía todos los "secretos" de los Cullens y los lobos, estaba más unido con Billy que nunca. -¡Podríais ayudar un poco! -Mmmm, cariño te adoro. Son mis filetes preferidos.-Sam se lanzó como una bala a ayudar a descargar de la furgoneta, unas enormes neveras llenas de comida, que su prometida, Emely les había preparado. -Ayudar todos, vamos- pidió Jake. -Bella, ¿no habéis ido a cazar? Pareces hambrienta-me comentó Edward mientras me tenía cogida de la cintura. Claro, creían que habíamos ido a cazar y yo llevaba ya una semana sin hacerlo. -En realidad era una excusa para estar a solas, estamos planeando algo especial, y no queríamos que nos descubrieses. Alice tenía un don idiscutible para las excusas, siempre sabía salir airosa de cualquier situación incómoda. -Vale, pero te advierto que a partir de ahora estaré vigilando tu mente Alice, habéis conseguido dejarme intrigado. No pude dejar de pensar en la visión de Alice en todo el día. Miraba a mí alrededor y veía a licántropos y vampíros juntos, unidos, hablando... Charlie se acercó a hablar un par de veces conmigo, aunque la mayor parte del tiempo la pasó con Sue. Sue y Charlie estaban juntos, desde la muerte de Harry, Charlie apoyó a Sue en todo lo que pudo y cuando se enteró de todo, Sue le ayudó a sobrellevarlo con la mejor aptitud posible. Terminaron el partido y volvimos a casa. Emmet y Rosalie, fueron de caza, y Alice y Jasper se quedaron en su habitación con algo de intimidad. Edward y yo fuimos a nuestra pequeña casa y dejamos a Renesmee con Esme y Carlisle. -Te amo-me susurró al oído. -Yo más- le respondí. Nos tumbamos en la cama y estuvimos hablando sobre muchas cosas. No cesamos de darnos caricias y cariño mutuo, pero Edward sabía que yo no estaba para más. No ese día. -¿Quieres que vayamos a cazar Bella? -No hace falta de verdad, controlo mi sed bastante bien, además no quiero separarme de ti. -No tienes por qué hacerlo. Yo te acompañaré. -Estoy muy a gusto ahora, no quiero irme Edward- refuñé. Sentí la piel de Edward acariciándome la mejilla y sus suaves labios rozando los míos. Su piel ya no era tan fría como antes mientras era humana, pero tampoco era del todo igual a la mía. La sentía cálida en esos momentos. Le respondí con un beso apasionado, de esos que empezamos a tener a partir de mi transformación. Me di cuenta de que Edward se había estado conteniendo más de lo que yo creía mientras era humana. Me besaba y tocaba como su fuese de cristal, pero ahora, todo había cambiado. Y la verdad, me encantó ese cambio. Seguimos inmersos en nuestras caricias y no nos dimos cuenta de que era la hora de "cenar" para Renesme. Cuando llegamos a la casa, Jacob y Renesme estaban fuera jugando como auténticos críos pequeños. Al parecer había salido de caza, antes de que nosotros llegasemos. -Renesme cariño, vamos a dormir, mañana no va a ser un día soleado, así que tienes que ir al colegio. Despídete de Jake, te esperamos en casa. -Bella, espera. Tengo que hablar contigo. -Hasta mañana preciosa, cuídate, te quiero-le dijo a Renesmee... Ver la relación que tenían, hizo que se me erizase la piel. -Renesme ve con tu padre, dile que enseguida vuelvo. Una vez que ya se había marchado, Jacob se dirigió hacia mí. -Me prometiste decírmelo, creo que ya tienes algo de tiempo. -Parece que no te gustó perder esta mañana.-no pude evitar reírme-pero no pienso desvelarte el secreto. -Oh, vamos Bella, puedes confiar en mí. Me has dejado impresionado, no tenía ni idea de que pudieses hacer eso, bueno, la verdad, no me imaginaba a ningún vampíro con esa habilidad. Vi como se iluminaba el rostro de Jacob al hablar sobre mí. Le encantaba pasar un buen rato conmigo, a solas, como veníamos haciendo siempre. Lo que Jacob no sabía es que ese nuevo "don" mío, sólo lo conocían 2 personas. Él y Carlisle. Carlisle se comportaba conmigo como si fuese mi segundo padre desde mi transformación. Me estuvo enseñando trucos para evadir la sensación de sed que tenía cuando olía la sangre. Los demás me daban consejos, sobre cómo actuar frente a humanos, etc... Un día mientras que Carlisle y yo estabamos haciendo unas prácticas, con sangre humana, salió a relucir mi nuevo don. Él se quedó tan sorprendido como yo, y juró no haber visto nada igual en sus 10 siglos como inmortal. -De verdad que no puedo Jake, ni si quiera sé como funciona del todo. -Venga Bells, por favor... -No, además quiero pedirte un favor. No le digas a nadie lo de mi nuevo don, intenta no pensar en ello delante de los demás. Carlisle y tú sois los únicos que sabéis de su existencia. -De acuerdo, no es problema. Pero a cambio yo tengo algo que pedirte. -¿Qué quieres?- le pregunté mientras seguiamos caminando hacia el río. -Muéstramelo, por favor, sólo una vez más. He estado dandole vueltas al asunto toda la mañana pero no consigo descifrar su funcionamiento. -Es peligroso Jake, ni si quiera sé cómo he podido permitir que esta mañana lo utilizase.- mascullé, y escuché su risa invisible. -¿Qué te hace tanta gracia, chucho? -Pues que cada vez que sales conmigo, haces alguna estúpidez. Las motos, el salto del acantilado, saltar a mi garganta, y ahora poner en evidencia delante de mis narices tu nuevo poder. -Tal vez, eres tú el que me provocas esas situaciones. Suspiré y salté de un sólo salto el río con facilidad. Supongo que cada día conozco mejor mis fuerzas, pensé. -Fanfarrona...- oí decir a Jacob. -¿Y bien...?- hizo un gesto de admiración, esperando algo. -¡Increíble! ¡Asombroso! -No grites Jake, Edward va a pensar que ha pasado algo.comenté. -Gracias Bells, supongo que tendré que conformarme con esto durante estos días. A no ser que... Supe que estaba tramando algo. -Ni se te ocurra Jake, no pienso entrenar contigo. Ya es suficiente con aguantar tu olor...- le discutí su idea entre risas. Ja, ja. -Muy graciosa Bella, aunque también puedo decir lo mismo de ti. -¿Bella? Renesmee se ha quedado dormida, voy a llevarla a su cama, ¿vienes?- me dijo Edward a lo lejos, intentando captar toda mi atención -Sí, enseguida estoy con vosotros. -Bueno Jacob hasta mañana, te quiero. -Yo también, Bells. Una cosa más. Intenta echarte colonia mañana, no soporto el olor que has dejado en mis pantalones al abrazarme antes.-saltó a la defensiva. La noche transcurrió tranquila. Renesmee dormía plácida y cómodamente. Era fascinante verla dormir. De vez en cuando tocaba su rostro perfecto para saber en qué pensaba. Sus sueños eran muy entretenidos y divertidos. La mayor parte del tiempo soñaba conmigo su padre y "su Jacob", o así le llamaba ella. -Bella ven, tengo algo que te enseñarte, te va gustar. Me separé de mi hija durante unos instantes para atender la petición de Edward. Entré a nuestra habitación y allí estaba él. Tumbado en la cama. -Esto es maravilloso, pero, ¿a qué se debe? -Creía que te acordarías, pero veo que no. Una pena porque quería celebrar esta noche, por todo lo alto. Mientras hablaba hice cuenta atrás de todos mis recuerdos, pero no conseguí acordarme de ninguna fecha en especial para ese día. Tenía demasiadas noches para el recuerdo con él, pero no conseguía situar esta. -Tal vez, la palabra baile te recuerdé algo. -Claro, lo siento, ya no recordaba esa promesa. De pronto me sentí un poco avergonzada. Si hubiera podido ruborizarme lo habría hecho, asi que cambié de tema. -Para siempre...-dije en voz baja. -Al fin y al cabo tus deseos se han cumplido. Señorita Cullenlevantó mi cabeza levemente hacia arriba, donde me pudiera mirar fijamente a los ojos- ¿me permite este baile? Asentí, y comenzamos a bailar. -Al parecer mis cualidades para bailar también han mejorado. Edward no hizo ningún comentario al respecto. La noche fue mejorando por momentos. -Precioso. Nunca me cansaré del primer crepúsculo. -No creo, aunque ya lo veremos con el tiempo.Supongo que tenemos toda la vida.-mi rostro, pareció hablar por sí sólo cuando esbocé una gran sonrisa al oír esa frase. Mientras Edward se levantó a comprobar si Renesmee seguía durmiendo, me reincorporé y me vestí. No pude evitar lanzar un suspiro al cristal. No sabía si podía soportar esto durante mucho más tiempo. Veía el rostro de preocupación en la cara de Edward, y sabía que intenaba ocultármelo lo mejor posible. Me moría de ganas de contarle todo, mi nuevo poder, la visión de Alice... Pero comprendí que eso no ayudaría en nada, sólo conseguiría que las cosas se pusiesen más tensas. Ya había pasado por algo similiar hace no mucho tiempo, pero en ese caso contaba con mi "escudo" a mi favor. Todo había cambiado. Ahora ya no podría protegerme, pero lo más importante, es que tampoco podría proteger a la gente a la que amaba. Sentía mucho miedo por mi vida, la de Edward y la del resto de mi familia, pero en nada se parecía al terror devastador que sentía por mi hija. Ahora había entendido el verdadero significado de la vida, una carrera sin pausa, llena de obstáculos que te impedían llegar a tu objetivo, en mi caso, salvar a todo el mundo que quería con todas mis fuerzas. -Edward, ¿puedo preguntarte algo? -Claro, adelante. -Si te hubiese dicho que Alice había previsto nuestra posible muerte en el último encuentro que tuvimos con los Vulturis, ¿habría cambiado algo? Sé sincero por favor. Pensé en cuál sería su respuesta. Dependiendo de ella, tal vez, pudiese contarle algo de lo sucedido. -La verdad, para serte sincero, sí Bella. Hubiese estado más distraído, y a la hora del encuentro no me habría separado de ti y la niña. Nunca consigo averiguar de dónde sacaste el valor y la fuerza necesaria para hacer todo ese tú sola. Seguiste entrenando con todas tus ganas cada día, me atrevo a decir incluso, que te esforzaste más que nadie, sabiendo que todo podía sucumbir. -Supongo que tenía una razón por la que luchar. -Salvar a Renesme. -No, salvarte a ti. Renesme iba a poder escapar, Alice lo vio así en su visión. Pero tal vez si conseguía distraer a los Vulturis durante un minuto, podrías escapar junto a Jacob y ella. Os protegería en la huida de sus posibles ataques, aunque tuviese que retirar el escudo de mí misma. -No vuelvas a pensar eso, te lo suplico. Sabes que no me gustan tus ocurrencias suicidas. Ja, ja. Supongo que ya ha comenzado la cuenta atrás. Mi idea suicida ya estaba casi elaborada, y la carrera… A punto de empezar. O eso pensaba yo.