El Steamer sin Cabeza MITO DE LA TABERNA DE SUFOKIA - Está bien, os lo voy a contar. Esta sola frase basto para que la taberna entera quedara en silencio, sin dudas era lo que todos deseaban escuchar; así que todos los bancos, todas las cabezas, todas las miradas se posaron en el viejo Zobal que, recostado contra la pared y sentado en el suelo, jugueteaba con su bastón. - Yo estaba en el bosque, recolectando unas cuantas flores para una poción que me habían encargado… el pueblo apenas se había repuesto del ataque de esas maquinas que emergieron de las aguas y el miedo de que algunos hubiesen logrado escapar se esparcía entre la gente como una bruma espesa. Me aleje un poco del sendero pues no encontraba las que necesitaba y entonces los vi, eran cinco de ellos y estaban alrededor de uno que tenía una coraza fulgurante, dorada e inusualmente bella. Di un paso atrás y trastabille, cayendo al suelo y alertándolos de mi presencia. Giraron hacia mí sus ojos rojos y el de la coraza dorada, que además llevaba una capa azul con múltiples bordados pronuncio unas palabras que no alcance a descifrar. No se imaginan el terror que te embarga cuando tienes a cinco de esas cosas persiguiéndote, pero esta vejez además de dolores y arrugas me dejo experiencia, y aprovechando mi conocimiento del bosque logre librarme de la amenaza, pero cuando quise volver al camino me encontré cara a cara con el que llevaba la capa. Uno de los robots que yacía destruido balbuceo “Sir… Cerón… lo, lo… sient…” antes de que se apagaran sus ojos. Este Steamer era diferente a los demás, sus ojos no eran rojos, e inexpresivos, sino agiles y con una expresión cruel, que le daba un aire más humano. Me miro y en su rostro vi repulsión, y yo sentí miedo, agradecido de que la máscara lo ocultara (risas) “Así que aquí en la tierra todos son humanos, llenos de carne… primitivos” dijo. No entendí el sentido de esa frase pero tampoco tuve mucho tiempo para meditarla, porque de inmediato arremetió a atacar, su brazo izquierdo era mucho más ancho que el derecho, y brillaba intensamente con ese fulgor violeta que normalmente los caracteriza, pero me aterrorizo descubrir que con ese brazo desintegraba lo que tocaba, haciéndolo estallar, así que con mucha precaución lo evite, saltando y corriendo lo más rápido que me permitían estas viejas piernas… lo logre durante un buen tiempo, tal vez minutos, tal vez horas. Pero después, en un claro, me vi eminentemente rodeado. Cerón, el Steamer, estaba frente a mí acercándose lentamente, con una mezcla de crueldad y placer en el rostro que me hizo vomitar, y con el brazo en ristre dispuesto a hacerme estallar manchando con mi sangre todo el claro. Yo no tenia ningún elemento para defenderme, exceptuando el cuchillo con el que estaba cortando las flores, así que decidí sacrificar mi brazo para rescatar mi vida; extendí mi brazo izquierdo hacia el simulando un puñetazo y cuando este lo tomo haciéndolo explotar mande el derecho con el cuchillo separando su cabeza de su cuerpo. Mi brazo izquierdo ya no estaba, de hecho no había nada desde el hombro, exceptuando un pequeño muñón. La sangre fluía y el cuerpo del Steamer yacía sin cabeza en el suelo, con un hilillo de liquido violeta cayendo sobre las plantas. Caí sobre mis nalgas y quede sentado contra un árbol, estaba a punto de desmayarme pero antes de hacerlo me pareció ver que el Steamer se levantaba, recogía su cabeza y echaba andar… y no sé si era un sueño o una alucinación, pero lo último que dijo fue: “tan primitivos”. Después emergieron los Steamers alegando que eran especímenes defectuosos los que habían salido del mar en primer lugar. Y me implantaron un brazo mecánico para compensarme por los sacrificios realizados… que ironía que un Steamer me haya quitado el brazo, y otro me lo haya colocado. Eso sí, no me creyeron, o no me quisieron creer, lo que les conté sobre Cerón, el Steamer Dorado, dijeron que no podía haber nada así, dijeron que estaba alucinando, dijeron que había perdido mucha sangre, en pocas palabras, dijeron que estaba loco. ¿Pero saben qué? Yo se que existe, yo se que allá afuera, esperando venganza, está el Steamer sin Cabeza… y yo, lo estoy esperando. Este escrito fue transcrito por Avon Dancia Extraido de una narración de Rei Vaal, Zobal perteneciente al pueblo de Sufokia Los datos pueden no ser verídicos. Impreso por Kreesel, Año 970. Despues del llanto de Ogrest.