cambio de radicación de proceso ejecutivo singular

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Bogotá D.C., siete (7) de mayo de dos mil trece
(2013).
Ref.: exp. 11001-0203-000-2013-00447-00
Decide el Despacho la solicitud de cambio de radicación
formulada por la entidad financiera demandada en el proceso
ejecutivo singular de mayor cuantía promovido por el Instituto
de Neurociencias Clínica del Sol Limitada contra la Compañía
Central de Seguros S.A., hoy QBE Seguros S.A., tramitado
ante el Juzgado 9° Civil del Circuito de Barranquilla.
ANTECEDENTES
1.
Informa el peticionario que en la demanda inicial el
título ejecutivo está integrado por 860 facturas por la suma de
$929’158.930 y la ejecución acumulada está soportada en
4.737 instrumentos de esa misma especie, por valor de
$4.220’017.732, todas “emitidas por supuestos servicios que
debían ser cubiertos por el seguro obligatorio de accidentes de
tránsito SOAT”.
2. Igualmente se manifiesta que la empresa Urgemedic
Servicios
de
Ambulancia
S.A.,
“acumuló
nueva
demanda
ejecutiva” al proceso en cuestión, para el cobro de 1010
facturas por la cantidad de $209’772.950.
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3. Se enrostra al juez de conocimiento, que sin mayores
consideraciones ni análisis previo, dictó las providencias
concernientes al “mandamiento de pago”, frente a las cuales la
accionada interpuso los recursos pertinentes, sustentándolos
en resumen con los siguientes argumentos:
a). QBE Seguros S.A., no aceptó ninguna de las aludidas
“facturas”, por lo que asevera que no cumplían el requisito del
precepto 773 del Código de Comercio, siendo perceptible que
algunas
únicamente
contienen
“sellos
de
recepción”
o
indicativos de haber sido “recibidas para estudio o revisión”, lo
que “no equivale en derecho a la aceptación”, e inclusive, en
otras ni siquiera consta esa información, circunstancias que
pasó
por
alto
el
juzgado
al
adoptar
las
mencionadas
decisiones.
b).
Así
mismo
se
sostiene
que
los
reseñados
instrumentos no satisfacen los presupuestos del artículo 774
ibídem, reformado por el 3º de la Ley 1231 de 2008,
resaltando que en su texto “no obra la identificación de póliza
alguna con cargo a la cual se procede a emitir el título” y tampoco
se atendió lo consignado en el Decreto 1032 de 1991, y
disposiciones reglamentarias, para la reclamación por parte de
las entidades que atienden el régimen de seguridad social en
salud, a las aseguradoras que hubieren emitido pólizas
relacionadas con el SOAT, los gastos generados por atención
médica, quirúrgica, farmacéutica u hospitalaria y otros, con
ocasión de daños corporales causados a las personas en
accidentes de tránsito y derivada de esa omisión, no se tuvo
en cuenta que el cobro debía apoyarse en un título complejo y
tampoco que se hubiere elevado la respectiva reclamación.
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R.M.D.R. exp. 11001-0203-000-2013-00447-00
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c). También se cuestiona los fundamentos de derecho
invocados por la ejecutante y los acogidos por el juzgado,
concretamente el artículo 168 de la Ley 100 de 1993, que
alude a la atención inicial de urgencias, manifestando que “se
puso de presente que la norma tan solo se refiere a la relación que
se puede configurar entre los pacientes que requieren servicios de
urgencias y las entidades prestadoras de servicios de salud; no
contempla en aparte alguno previsiones que permitan el cobro a las
aseguradoras”.
d). En cuanto a los recursos de reposición interpuestos
frente a las “órdenes de pago”, no prosperaron y se resolvieron
“mediante autos fechados el 18 de febrero de 2011 y diciembre 19
de 2011, sin mediar el más mínimo análisis de los argumentos
planteados y mucho menos un pronunciamiento sobre las normas
de rango legal vigentes” y también se decidió adversamente la
adición pedida respecto de los mismos.
e).
Ante
contradicción,
el
se
fracaso
procedió
del
a
citado
contestar
mecanismo
y
plantear
de
las
excepciones de mérito que se estimó pertinentes.
f). Entre las partes se concertó una reunión y en ella “se
acordó facilitar la conciliación y verificación de cuentas y saldos y se
acordó
un
término
para
hacerlo,
por
lo
que
se
solicitó
conjuntamente la suspensión del proceso mediante memorial
radicado el 17 de mayo de 2012”, sin que el funcionario de
conocimiento se hubiere pronunciado sobre lo pedido y,
“súbitamente mediante auto fechado el 16 de agosto de 2012,
notificado el 21 de agosto de 2012 el juzgado libró auto en el que
se ordena seguir adelante la ejecución”.
Ante esa situación se
planteó la nulidad de lo actuado con apoyo en las causales 5ª
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y 6ª del artículo 140 del Código de Procedimiento Civil, la cual
se denegó mediante proveído de 25 de enero de 2013,
impugnándose mediante apelación, sin que fuera concedido,
“razón por la cual se interpuso recurso de reposición contra el
mismo y en subsidio la expedición de copias para tramitar el
recurso de queja”, hallándose pendiente de resolver.
4.
Con base en los hechos reseñados, la compañía
ejecutada pide el “cambio de radicación del proceso” y disponer
su adelantamiento en esta ciudad, lugar de su domicilio, toda
vez “que no existen garantías procesales para QBE Seguros S.A. en
el Juzgado 9º Civil del Circuito de Barranquilla”.
5.
Oportunamente
se
dispuso
comunicar
el
adelantamiento de este trámite al despacho judicial que
conoce del citado “proceso ejecutivo”, al igual que a las partes
del mismo, pronunciándose la titular del Juzgado, expresando
que no existe fundamento legal para la procedencia de lo
pretendido (fls.313-315) y, también el apoderado de la actora
(fls.304-307), quien pide el rechazo de plano de la solicitud.
6.
En razón a que se mencionaron algunos hechos
relativos al retardo en la adopción de ciertas decisiones, se
estimó oportuno reclamar concepto a la Sala Administrativa
del Consejo Superior de la Judicatura, sin que hubiere dado
respuesta.
CONSIDERACIONES
1.
El “cambio de radicación de un proceso” es una
posibilidad que introdujo el numeral 8º del artículo 30 de la
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Ley 1564 de 2012 o Código General del Proceso y cuya
competencia se atribuyó a la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia, cuando la petición implica la remisión de
las diligencias de un distrito judicial a otro.
2. En lo atinente a los motivos para la procedencia de la
señalada solicitud, se consagran los siguientes:
a).
Que en el lugar donde se esté adelantando el
proceso existan circunstancias que puedan afectar el orden
público,
la
imparcialidad
o
la
independencia
de
la
administración de justicia, o lo concerniente a las garantías
procesales, la seguridad o integridad de los intervinientes.
b).
Cuando se adviertan deficiencias en la gestión y
celeridad de los procesos, situación ante la cual previamente a
la
decisión,
se
debe
obtener
concepto
de
la
Sala
Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura.
3. Igualmente se establece que están legitimados para
promover dicho trámite, las partes del proceso, el Procurador
General de la Nación y el Director de la Agencia Nacional de
Defensa Jurídica del Estado.
4.
Así mismo se exige que al respetivo escrito se
adjunten los elementos de convicción relacionados con los
hechos invocados, toda vez que el asunto debe resolverse de
plano. Empero ello no implica la consagración de una
prohibición para que se entere al juzgado o tribunal que
conoce del asunto, al igual que por su conducto a las partes;
por el contrario, en virtud del principio de publicidad que
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enfatiza el mencionado ordenamiento y al prescribir la citada
norma que “la solicitud de cambio de radicación no suspende el
trámite del proceso”, permite interpretar que el legislador parte
del supuesto que ha de generarse comunicación acerca de la
existencia de tal actuación, máxime cuando lo que se busca es
modificar las reglas de la competencia por el factor territorial,
las que bien es sabido, entre otras razones se justifican
porque contribuyen a salvaguardar el derecho de acceso a la
administración de justicia y a facilitar el derecho de defensa.
Es así, como la Sala en decisiones de Ponente, se ha
orientado por ese criterio y, en tal sentido en auto de 21 de
marzo del año en curso, exp. 2013-00447, sostuvo que “(…) lo
más apropiado en todos los casos en que se pida el cambio de
radicación es que se informe al despacho de conocimiento, sobre la
presentación del escrito y, por ese medio, hacerlo conocer de todos
los participantes en el debate.
“(…)
‘el
legislador
al
momento
de
regular
aquella
prerrogativa, guardó silencio alrededor de la posibilidad de que
quienes conforman o hacen parte de la controversia, dentro de la
cual se peticiona el cambio de radicación, tuvieran la oportunidad
de conocer la respectiva solicitud, situación que, inclusive, puede
afectar derechos como el debido proceso, la igualdad, buen
nombre,
etc.,
(…).
Por
ello,
precaviendo
las
eventuales
repercusiones, [se] considera (…) necesario enterar a todos los
intervinientes la iniciación del trámite pertinente, incluyendo al
funcionario judicial’ (auto del 18 de diciembre de 2012, exp. 201202646)”.
5. En virtud de que la causal basamento de la solicitud
de objeto de este pronunciamiento, alude a la “violación de las
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garantías procesales”, para efectos de establecer los supuestos
normativos que las identifican, es necesario consultar no solo
la legislación interna, sino los convenios internacionales, toda
vez que su mayor trascendencia la han alcanzado por su
incorporación
en
tales
textos
y
por
razón
de
la
constitucionalización de los “principios básicos del proceso”.
a).
En tal sentido, orientando el análisis a los “asuntos
civiles” y sustrayendo lo atinente al “proceso penal”, tenemos
que
la
Declaración
Universal
de
Derechos
Humanos,
contempla que “[t]oda persona tiene derecho a un recurso
efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la constitución o por la ley”; así mismo prescribe que “[t]oda
persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e
imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones
(…)”.
A su vez, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, en lo pertinente consagra, que “[t]odas las personas
son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona
tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías
por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
por la ley, (…) para la determinación de sus derechos y obligaciones
de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la
totalidad o parte de los juicios por consideraciones de moral, orden
público o seguridad nacional en una sociedad democrática, o
cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la
medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por
circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar
a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en materia (…)
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R.M.D.R. exp. 11001-0203-000-2013-00447-00
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contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés de
menores de edad exija lo contrario, o en las acusaciones referentes
a pleitos matrimoniales o a la tutela de menores”.
Y la Convención Americana sobre Derechos Humanos o
Pacto de San José, prevé que “[t]oda persona tiene derecho a ser
oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por
un
juez
o
tribunal
competente,
independiente
e
imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, (…) o para la determinación
de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter”.
b). Por su lado, la Constitución Política, al enunciar los
“principios
supuestos
de
la
administración
señalados
internacionales
y
sobre
en
el
de
los
justicia”,
incorpora
reseñados
particular
establece
los
convenios
que
las
decisiones de la Jurisdicción del Estado son independientes,
sus actuaciones públicas y permanentes, “y en ellas prevalecerá
el derecho sustancial”, debiéndose observar con diligencia los
términos procesales (artículo 228); así
mismo “garantiza el
derecho a toda persona para acceder a la administración de
justicia” (229) y también contempla que “[l]os jueces, en sus
providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley. -La
equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la
doctrina son criterios auxiliares de la actividad judicial” (230).
Adicionalmente, incluye en el ámbito de los derechos
fundamentales, el “debido proceso”, imponiéndolo para toda
clase de actuaciones judiciales o administrativas y exige que el
juzgamiento sea conforme a las leyes prexistentes, ante juez
o tribunal competente, con observancia de la plenitud de las
formas propias de cada juicio, el cual debe ser público, sin
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dilaciones injustificadas y brindar oportunidad para presentar
pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra (29),
de igual manera ordena implementar la doble instancia, sin
perjuicio de las excepciones legales, como también que no
haya reforma del fallo en perjuicio del impugnante único (31)
y, en virtud del reconocimiento del denominado “bloque de
constitucionalidad”, se reconocen plenos efectos jurídicos a los
tratados y convenios debidamente ratificados, concernientes a
los derechos humanos (93).
c). En el entorno legal, el Código de Procedimiento Civil
y con mayor énfasis el Código General del Proceso, incluyen
expresamente en el acápite de “disposiciones generales”, la
mayoría de las mencionadas garantías, quedando asegurada
su aplicación al prever que sus normas son de orden público y
por consiguiente de obligatorio cumplimiento, al igual que al
asignarle específicos deberes al juez para velar por el respeto
de las mencionadas garantías.
6.
En el sub lite, se infiere de lo informado por el
promotor de este trámite, que la “violación de garantías
procesales” enrostrada al juez del conocimiento, proviene de
que supuestamente omitió observar las normas que fijan los
requisitos para la eficacia como “título ejecutivo” de los
documentos anexados a las demandas acumuladas y, de otro
lado, el haber pasado por lato algunas reglas procesales, de
tal manera que pretirió emitir pronunciamiento oportuno en
torno a la suspensión del proceso, como también haber
negado la invalidación de las actuaciones que se surtieron sin
haber adoptado decisión respecto a esa solicitud, procediendo
en cambio a ordenar llevar adelante la ejecución.
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7.
Al respecto cabe acotar, que aunque la aplicación
adecuada de la norma sustancial que consagra el derecho
cuya protección se demanda, al igual que las reglas y
prerrogativas que enmarcan el debido proceso, son una
garantía de justicia tanto para quien acciona, como para el
opositor, esos son aspectos que le compete examinarlos a los
jueces de instancia, de tal manera que la inconformidad sobre
esas temáticas, la parte que se considera lesionada en sus
derechos e intereses, debe encauzarla a través de los medios
de
contradicción
o
mecanismos
de
defensa
legalmente
autorizados, en procura de obtener la revisión de la decisión
por el mismo funcionario o por el superior funcional, o el
saneamiento de las irregularidades cometidas.
8. Así mismo, es de resaltar que si la afectación de las
“garantías
procesales”
tiene
origen
en
una
actitud
de
imparcialidad del juez, en principio, para su control está
consagrado el mecanismo de la recusación, con base en las
causales taxativamente señaladas por el legislador.
9. Lo anterior permite sostener, que cuando al interior
del proceso existan medios habilitados para controlar lo
concerniente a la aplicación del derecho en cada caso en
particular, o corregir circunstancias que afecten las “garantías
procesales”, no es admisible invocar el “cambio de radicación del
proceso”, dado que este es un trámite de carácter excepcional
y que al no tener la connotación de una instancia adicional,
jurídicamente
actuaciones,
no
permite
tampoco
las
que
se
entre
providencias
a
revisar
proferidas,
las
para
establecer su legalidad.
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10.
Por lo tanto, se estima que los fundamentos para
promover dicha solicitud, deben ser externos al entorno
fáctico y jurídico del proceso, como claramente lo evidencian
las causas que le sirven de apoyo, las cuales aluden a hechos
que pueden estar aconteciendo en el territorio o lugar donde
se adelanta el juicio, o concernientes al funcionamiento del
despacho judicial que conoce del mismo, o a situaciones que
representan un peligro para la integridad de las partes.
Sobre el particular, es admisible tomar en cuenta el
criterio doctrinario reiterado por la Sala de Casación Penal de
esta Corporación, plasmado entre otras, en la providencia de
11 de febrero de 2013, exp. 40625, en la que se dijo: “El
cambio de sede del proceso, como excepción a la competencia
territorial, es siempre de carácter extremo, residual y procedente
sólo en casos taxativamente señalados en la disposición citada.
Opera cuando se demuestre que, en conexidad con el asunto que
es
objeto
de
generalizadas
juzgamiento,
y
con
existen
capacidad
circunstancias
suficiente
para
externas,
alterar
la
competencia, al punto que resulta palpable el perjuicio para el
normal desarrollo del proceso. Su finalidad es asegurar una recta,
cumplida y eficiente administración de justicia, siempre que no
existan
otros
mecanismos
jurídicos
distintos
que
permitan
neutralizar las causas expuestas por el interesado” (se resalta).
11.
Son suficientes los argumentos expuestos para
despachar de manera desfavorable la mencionada petición.
DECISIÓN
En mérito de lo analizado, la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia,
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RESUELVE:
Primero. Denegar la solicitud de cambio de radicación del
proceso ejecutivo identificado en el encabezamiento de esta
providencia, formulada por la parte demandada.
Segundo. Comuníquese al juzgado de conocimiento para
lo pertinente, adjuntando copia de este proveído.
Notifíquese
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
Magistrada
12
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