ARP 2004\434 Sentencia Audiencia Provincial Barcelona (Sección 6ª), de 20 julio 2004 Jurisdicción: Penal Procedimiento abreviado núm. 96/2002. Ponente: Ilmo. Sr. D. Miguel Angel Gimeno Jubero. DERECHO A LA INTIMIDAD PERSONAL: Intervención telefónica: Vulneración: tráfico de drogas: falta de motivación y control judicial mínimo. DERECHO A UTILIZAR LOS MEDIOS DE PRUEBA PERTINENTES PARA LA DEFENSA: prueba ilícitamente obtenida y derechos fundamentales: nulidad de las resoluciones por lesión a un derecho fundamental dando lugar a la inefectividad del valor probatorio que de esas resoluciones se derive directamente. PRESUNCION DE INOCENCIA: Pruebas obtenidas con vulneración de derechos fundamentales: efectos sobre otras pruebas; Inexistencia de prueba: ocupación de 56 g de cocaína y entradas y registros resultado directo de las escuchas intervenidas irregulares: conexión natural y jurídica: nulidad; declaración de la acusada en sede de instrucción y declaraciones testificales: testimonios vertidos seguidamente a la ilegítima ocupación de droga: permanencia de la conexión de antijuridicidad: nulidad. La Sección 6ª de la Audiencia Provincial de Barcelona mediante Sentencia de fecha 20-07-2004 absuelve a los cinco acusado del delito contra la salud pública que se les imputaba. Texto: En Barcelona, a veinte de julio de dos mil cuatro. VISTOS, : en nombre de SM el Rey, en juicio oral y público, las siguientes diligencias procedimiento abreviado núm. 96-02, instruidas por el Juzgado de Instrucción núm. 5 de Granollers, por delito contra la salud pública, contra: D. Luis Enrique, nacido en 30-6-52 en Alguñol (Granada), hijo de Antonio y Bendición, sin antecedentes penales, de solvencia ignorada, en libertad por esta causa, representado por el Procurador de los Tribunales Dª Rosa Villanueva y defendido por el abogado D. Joan Xalart. Espuny. D. Bruno, nacido en Nador (Marruecos), en 5-4-72, hijo de Hammed y Bourgau, sin antecedentes penales, de solvencia ignorada, en libertad por esta causa, representado por el Procurador/a de los Tribunales D. F. Ruiz Castell y defendido por la abogada Dª Montserrat Roca. Dª Olga, nacida en artana (Castellón) en 1-1-67, hijo de Francisca y José, sin antecedentes penales, de solvencia ignorada, en libertad por esta causa, representada por el Procurador de los Tribunales D. Andreu Oliva Basté y defendido por el abogado D. Ángel Pérez Tarín. D. Alvaro, nacido en Puente Genil, en 6-2-57, hijo de Manuel y Carmen, sin antecedentes penales, de solvencia ignorada, en libertad por esta causa, representado por el Procurador/a de los Tribunales D./Dª Laura Espada y defendido por el/la abogado D. Francisco Bonatti. D. Juan Pedro, nacido en Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real) en 5-7-52, hijo de Ignacio y Carmen, sin antecedentes penales, de solvencia ignorada, en libertad por esta causa, representado por el Procurador de los Tribunales D. Joaquín Sans y defendido por la abogada Dª Teresa Giralt. Ha sido designado Magistrado Ponente D. Miguel Ángel Gimeno Jubero, quién expresa el parecer unánime/mayoritario del Tribunal. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO Las presentes diligencias se incoaron en virtud de atestado y tras la investigación pertinente, se dictó auto ordenando seguir los trámites del procedimiento abreviado. Formulada acusación provisional por el Ministerio Fiscal, se dictó auto de apertura de juicio oral, cumpliéndose posteriormente el trámite de calificación por la defensa del acusado. Remitidos los autos a la Audiencia Provincial fueron turnados, a esta Sección Sexta donde se formó el presente Rollo, en el que se señaló fecha para la celebración de la vista que ha tenido lugar en el día 9-6-04 con la asistencia de las partes. SEGUNDO En trámite de conclusiones definitivas el Ministerio Fiscal calificó los hechos como constitutivos de un delito contra la salud pública, del art. 368 del CP ( RCL 1995\3170 y RCL 1996, 777) , en la modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, del que resultaban autores criminalmente responsables los acusados D. Juan Pedro, D. Luis Enrique, D. Bruno, D. Álvaro y Doña Olga, concurriendo en estos dos últimos la atenuante analógica, por adicción a las drogas de art. 21.6 del CP, con relación a 21.1 del CP, solicitando la imposición de penas de cinco años de prisión, con su inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante su condena y multa de cinco mil euros para los acusados D. Juan Pedro, D. Luis Enrique, D. Bruno; y pena de tres años de prisión, con misma accesoria y multa para los acusados D. Álvaro y Doña Olga. Y a todos ellos la responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa que correspondiera en su caso. Las defensas de los acusados instaron su libre absolución, planteando como cuestión previa las objeciones que se analizarán, así como la de dilaciones indebidas. HECHOS PROBADOS En el transcurso de una investigación policial se advirtieron datos indiciarios de un delito contra la salud pública, que entonces no era objeto de investigación. Puesto en conocimiento del Juzgado de Instrucción competente se acordó en 4-12-98 la incoación de nuevas diligencias previas, destinadas a la averiguación del delito contra la salud pública cuyos indicios se advirtieron. En tales diligencias, en misma fecha, se acordó la intervención de un determinado teléfono y de las conversaciones así obtenidas la intervención de otro diferente y tras este otro, prorrogándose en diferentes ocasiones y dando lugar a la intervención de cinco teléfonos más de manera sucesiva y algunos durante diferentes períodos. No consta en la causa que el juez de instrucción autorizante tuviese en su poder y disposición las diversas cintas con la grabación de las conversaciones, costando exclusivamente oficio policial y transcripciones realizadas en sede policial que no constan cotejadas. En 21 de abril de 1999, como consecuencia de la información obtenida en una de las conversaciones intervenidas, se desplegó dispositivo policial que detuvo al acusado Juan Pedro, mayor de edad y sin antecedentes penales y a la acusada Olga, mayor de edad y sin antecedentes penales, que a bordo de un automóvil circulaban por las proximidades de Granollers, habiendo en su interior un paquete con 56,7 g de cocaína. En el transcurso de la operación policial se procedió a la detención de D. Álvaro, mayor de edad y sin antecedentes penales, Bruno, ciudadano marroquí mayor de edad y sin antecedentes penales y D. Luis Enrique, mayor de edad y sin antecedentes penales, así como a otra persona no juzgada en este juicio por permanecer en paradero desconocido. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO Por las defensas de los acusados en este juicio oral se planteó como cuestión previa, al amparo de lo dispuesto en art. 793.3 de LECrim ( LEG 1882\16) (actual 786 LECrim) la nulidad de las intervenciones telefónicas, sobre la base de que las mismas parten de una autorización judicial para la investigación de otro delito, que carecen de motivación suficiente y que quedaron fuera del control judicial. Conviene precisar que el relato fáctico de esta Sentencia no se sustenta en las intervenciones telefónicas sino en las declaraciones testificales y, en particular, declaraciones de algunos de los acusados en juicio oral. Se señala lo anterior porque las defensas no han reclamado de manera explícita la nulidad de todo lo actuado sino solamente las escuchas telefónicas. En todo caso la distinción no deja de ser fútil porque la Sala, de apreciar la nulidad demandada, debe examinar de oficio si las declaraciones de los coacusados y de los testigos se derivan de manera directa de las precedentes diligencias anuladas, es decir, debe examinar si hay conexión de antijuridicidad. Centrados en los motivos aducidos por las defensas, debe rechazarse de plano el invocado en primer lugar: que la prístina autorización de intervención telefónica se obtuvo para la investigación de un delito distinto del enjuiciado. La simple lectura de los primeros folios de las actuaciones revela claramente lo sucedido. Es cierto que en unas diligencias previas seguidas en otro juzgado diferente del instructor de este procedimiento se autorizó la intervención de un determinado teléfono. Como lo es que de dicha intervención se averiguaron hechos que sugerían la comisión de otro delito, en este caso contra la salud pública. Con pulcritud los agentes de policía dieron cuenta al Juez Instructor autorizante de la intervención y solicitaron que ésta se realizara también para la investigación del delito contra la salud pública (folios 1-3). El Juez Instructor, ante el conocimiento de un nuevo delito, deduce testimonio y otro Juez Instructor acuerda la incoación de diligencias previas y con la base de las transcripciones telefónicas remitidas acuerda la incoación de un concreto teléfono. Como señala el TS 2ª en S 15-7-93 ( RJ 1993\6089) : no puede renunciarse a investigar la «notitia criminis» incidentalmente descubierta en una intervención dirigida a otro fin, aunque ello hace precisa una nueva autorización judicial específica o una investigación diferente de la que aquélla sea mero punto de arranque. Así, nada hay que objetar a cómo se inició la investigación, debiendo añadirse que la naturaleza del delito, sin duda grave, da lugar a que en el exigible juicio de proporcionalidad la lesión al derecho fundamental deba ceder. Sin embargo la defensa ha invocado dos motivos añadidos por lo que entiende nulas las intervenciones telefónicas: la falta de motivación y la de control judicial. La realidad diaria nos indica que ambas se presentan habitualmente unidas. En el caso se han emitidos diversas autorizaciones de intervención telefónica y la motivación no ha sido nunca paradigmática y siempre ha de entenderse que la hay por remisión al oficio policial, lo que es muy discutible atendiendo a la propia doctrina constitucional, pues la remisión no es a otra resolución judicial; realmente, en nuestro caso, el juicio de valor sobre la existencia de hechos base para conceder la prórroga o intervención de un teléfono debemos hacerlo sobre el oficio policial, pues la resolución judicial está siempre huérfana de datos ad hoc. Si lo anterior no es suficiente omisión en tanto motivación explícita, sí es síntoma de la falta de control judicial, confirmado porque a lo largo de las sucesivas intervenciones telefónicas nunca ha dispuesto el Juez de las cintas originales y no las oyó. El Juez contó con parciales transcripciones policiales no sujetas a ningún cotejo sobre su exactitud, ni siquiera realidad, y la selección de transcripciones fue decidida por los funcionarios policiales. En suma, las sucesivas autorizaciones de intervenciones telefónicas carecen de control judicial mínimo y su resolución autorizante no contiene ningún dato que permita ex ante hacer un juicio de valor en cuya virtud deba ceder el derecho fundamental al secreto de las comunicaciones del art. 18.3 CE ( RCL 1978\2836) . Es por ello que debe declararse la nulidad de todas las intervenciones telefónicas sucesivas a la primera autorizada. SEGUNDO Sobre la base anterior y de conformidad con una consolidada doctrina del Tribunal Constitucional ( TC 85/1994 [ RTC 1994\85] , 107/1995 [ RTC 1995\107] , 197/1996 [ RTC 1996\197] , entre otras) y del TS 2ª ( 6-10-99 [ RJ 1999\7023] , 3-11-03 [ RJ 2003\7342] ) la nulidad de las resoluciones por lesión al derecho fundamental debe dar lugar a la inefectividad del valor probatorio que de esas resoluciones se derive directamente -resultado de las escuchas telefónicas- y también aquél indirecto; el TS 2ª en sentencia de 18-7-02 ( RJ 2002\7997) dice en uno de sus pasajes: la utilización de un hallazgo ilegítimamente obtenido para reclamar del acusado explicaciones sobre su procedencia y, seguidamente, fundamentar la condena en la falta de verosimilitud de dichas explicaciones constituye un ejemplo manifiesto de utilización indirecta de una prueba inconstitucionalmente obtenida, vedada por lo prevenido en el art. 11.1º de LOPJ ( RCL 1985\1578, 2635) . En el caso, la actuación policial de ocupación de la droga es el resultado directo de las escuchas obtenidas. El contenido del atestado policial (f. 323 y ss.) es claro. La interceptación del acusado Juan Pedro y de la acusada Olga es consecuencia de la información obtenida a través de las escuchas, como lo son después los registros efectuados. Es por tanto que la nulidad de las intervenciones telefónicas arrastra igualmente la nulidad de aquellas otras -interceptación de los acusados indicados y ocupación de 56 g de cocaína- que se derivaron, así como las entradas y registros realizados posteriormente. Así, desde la perspectiva de realidad procesal, no ha de valorarse las declaraciones testificales de los agentes de policía que detallan cómo siguieron e interceptaron, ocupando droga, a los acusados Juan Pedro y Olga. No obstante lo anterior, como ya apuntábamos inicialmente, habrá de examinarse si toda la prueba de cargo producida en el juicio oral está viciada y carece de valor probatorio o, por el contrario, alguna sí puede ser tenida en consideración para la eventual desvirtuación del derecho a la presunción de inocencia. El TC en S. 81/1998 ( RTC 1998\81) , que ha seguido otras posteriores, desarrolló lo que se ha conocido como conexión de antijuridicidad, entendiendo que la prueba derivada de otra ilícita no quedaba viciada si se obtenía mediante medio distinto -conexión interna- aparte de la relación causal natural. Con claridad expositiva, el TS 2ª 18-7-02, hace distinción entre prueba diferente, pero derivada, y la prueba independiente, aquella que no tiene relación causal alguna. Los resultados obtenidos mediante las intervenciones telefónicas, la ocupación de droga derivada de la interceptación policial cuyos datos conoció en las intervenciones y las entradas y registros posteriores tiene una próxima conexión, tanto natural como jurídica, lo que deja pocas dudas para declarar su nulidad. Otra cuestión es las declaraciones prestadas por los acusados y testigos. Carácter incriminatorio puede atribuirse a los testimonios de los agentes de policía que participaron en la intervención y detención de los acusados, ocupación de droga, etc. Y en estos casos la conexión antijurídica permanece, pues la derivación de una a otra es meridiana: del conocimiento de las intervenciones se llega a la ocupación de droga y detención de dos acusados, y esa ocupación da lugar a las entradas y registros en sus domicilios. Mayor duda puede presentar las declaraciones de aquellos acusados que hicieron manifestaciones incriminarais para sí o para otro acusado, sea en sede de instrucción como en juicio oral. De los enjuiciados en este momento, la única declaración que puede calificarse como de cargo es la prestada por la Sra. Olga, en sede de instrucción y, con los matices que se harán, en juicio oral. Esta acusada en juicio oral admitió la posesión de la droga ocupada, aunque seguidamente manifestó que era para su consumo y el del otro acusado detenido con ella. El insistente interrogatorio del Ministerio Público no la apartó de esa afirmación y de que estaba totalmente inmersa en el consumo de drogas, pero en todo momento negó validez a lo manifestado en sede policial y judicial en instrucción. Sin duda esas declaraciones pueden ser tenidas como más verosímiles que las prestadas ahora, pero lo bien cierto, como se dijo antes es que se produjeron seguidamente a la ilegítima ocupación de la droga y para pedir explicaciones sobre ella. Entendemos que en ese supuesto la conexión de antijuridicidad permanece. No se olvida que esa acusada, pese a sus imprecisas respuestas al Ministerio Fiscal, contestó a preguntas insistentes de la defensa de Juan Pedro que le había visto vender droga, aunque referida las manifestaciones a indeterminados episodios anteriores. A nuestro juicio, la declaración de la acusada en sede de instrucción, y en su contenido incriminatorio ajeno en juicio oral, estaba conectada con el descubrimiento y ocupación, de la droga en su poder. En el primer caso la prueba no fue propiamente independiente, amén de no ser ratificada en juicio oral, y en el segundo, en cuanto a la incriminación a tercero, es imprecisa y fruto de su propia situación de acusada. En suma, por las razones expuestas debe estimarse nulas las declaraciones testificales e interrogatorio referido, lo que conduce a la absolución de todos los acusados, pues todas las demás pruebas propuestas y practicadas no son suficientemente contundentes para evidenciar la realidad de la hipótesis acusatoria. Es por ello que procede la absolución de los acusados, no siendo preciso el análisis de las demás cuestiones planteadas, declarando de oficio las costas de este juicio. Vistos los artículos citados así como los de general y pertinente aplicación, FALLAMOS: Que debemos ABSOLVER Y ABSOLVEMOS a D. Juan Pedro, D. Luis Enrique, D. Bruno, D. Álvaro y Doña Olga del delito contra la salud pública del que eran acusados, declarando de oficio las costas del juicio. Dese a la sustancia intervenida el destino legal. Notifíquese esta sentencia a las partes haciéndoles saber que contra la misma cabe interponer recurso de casación por infracción de Ley y por quebrantamiento de forma, dentro del plazo de cinco días. Así por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación al Rollo, la pronunciamos, mandamos y firmamos. PUBLICACIÓN.-Leída y publicada ha sido la anterior sentencia en el mismo día de su fecha por el Ilmo. Sr. Magistrado ponente, celebrando audiencia pública. Doy fe.