Documento descargado de http://www.elsevier.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología (2012) 32, 95---96 Revista de LOGOPEDIA, FONIATRÍA y AUDIOLOGÍA www.elsevier.es/logopedia Editorial Hace unos días que ha finalizado el XXVIII Congreso de AELFA, en Madrid (5-7 de julio), y, aún están prendidas en los oídos las interesantes y provechosas palabras puestas al alcance de todas las personas que asistieron. El recorrido por todos los simposios, las comunicaciones y pósteres, y por los casos clínicos pone de manifiesto la difícilmente abarcable extensión y diversidad de los temas que interesan al logopeda, si pretende acceder a ellos con un nivel aceptable de profundidad. Y no estaban representados más que unos pocos de estos temas. Así pues, si nuestra revista pretende ser el foro, en un sentido casi topográfico y espacial del término, en el que se informe y se discuta de todos estos temas, lo esperable es que cada número muestre una cierta heterogeneidad. Bien es cierto que en algunos casos se pueden recoger trabajos que traten de un solo tópico y reunirlos en un número monográfico. Pero eso, aun siendo interesante, puede demorar la publicación de trabajos de indudable valor informativo y metodológico, que pueden resultar estimulantes para una apreciable cantidad de logopedas. Por ello, esta heterogeneidad no debe ser considerada como un defecto, sino como la manifestación de la multifacética realidad en la que el logopeda desarrolla su trabajo. Y este número es una muestra de esa diversidad de temas y de áreas de estudio que interesan a los logopedas: evolución y evaluación de una de las dimensiones formales del lenguaje más allá de los 3 años, planteamiento del problema de la eficacia y eficiencia del tratamiento logopédico, en este caso, de las disartrias, intervención para la estimulación de la actividad cognitiva en la que se fundamenta la comunicación (ciertos aspectos de la teoría de mente), y tratamiento de algunas alteraciones de la materia física del habla, la voz. Parece lógico suponer que no van a ser leídos con la misma fruición por distintos logopedas. Sin embargo, el conocimiento que se puede adquirir de su lectura, no solo nos permitirá salir de nuestros guiones y tics profesionales y académicos, lo que ya en sí mismo sería un beneficio, sino que estimulará el respeto, la admiración y la curiosidad hacia el buen trabajo de otros profesionales que reflexionan sobre técnicas de evaluación e intervención, y que, tras su implementación, nos ofrecen datos que fundamentan su utilización. Anny P. Castilla-Earls aporta una forma de evaluar la complejidad morfosintáctica de los niños más allá de los 3 años, que permite superar las limitaciones de las medidas más conocidas y más frecuentemente utilizadas, como la longitud media del enunciado y los diversos índices de complejidad sintáctica. Estas medidas dejan de ser útiles a partir de cierto nivel por su escasa sensibilidad al aumento de edad; aproximadamente muestran el efecto techo entre los 3 y los 4 años. La medida propuesta por Castilla-Earls, terminable units (T-units) y sus derivadas, la frecuencia y la longitud media de estas T-units, con alto grado de formalismo y ya utilizada en otros trabajos, junto al índice de subordinación y los errores morfosintácticos, permiten comprobar el desarrollo de esta dimensión en los niños hispanohablantes de 3 a 5 años. Así pues, este trabajo llena un vacío en la evaluación de los niños en las edades en las que normalmente se inicia la logopedia en aquellos que muestran alguna dificultad. Elisabet Serrat, Jessica Serrano, Anna Amadó, Francesc Sidera, Clara Andrés, Sandra Llovera e Iris Badía forman un grupo de investigación en el que están representadas las 2 perspectivas, académica y profesional, desde las que deberían estudiarse siempre los temas relacionados con la intervención logopédica. Y esta colaboración es bienvenida más si cabe teniendo en cuenta la escasa implicación de los logopedas en estas tareas de investigación. Su trabajo trata de comprobar si es posible establecer alguna de las habilidades englobadas bajo la expresión «teoría de la mente» en niños con trastorno específico del lenguaje que no superan la tarea de la falsa creencia; concretamente, tratan de saber si la denominación de objetos que parecen una cosa, pero son otra (objetos con doble perspectiva), los niños con TEL superan después otras tareas relacionadas con la teoría de la mente. La estrategia es sencilla: hacer explícito lo implícito. Los resultados ponen de manifiesto que la intervención por medio del lenguaje puede ser apropiada para estimular el desarrollo de estas habilidades cognitivas que subyacen a una comunicación eficaz y elaborada. Y quizá se podrán implementar en trastornos más graves, como los del espectro autista, para establecer las mínimas bases de la actividad mentalista. 0214-4603/$ – see front matter © 2012 AELFA. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rlfa.2012.07.001 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 96 Natalia Melle trata un tema de la máxima importancia. Tomando como base el tratamiento de las disartrias, plantea la obligación que tenemos los logopedas de lograr que nuestros tratamientos sean eficaces y eficientes, que estén sujetos a los principios de la práctica basada en la evidencia. Para ello, esta autora describe los niveles de evidencia que se tienen en cuenta para la evaluación de los tratamientos, y finalmente identifica las alteraciones disártricas que son buenas y malas candidatas a distintos tipos de intervención (quirúrgica, protésica y conductual), en función de las condiciones del trastorno. En el repaso que se hace en este trabajo de distintos metanálisis sobre el ajuste a estos principios de la práctica basada en la evidencia, el panorama es bastante desolador, lo mismo que la propia práctica de los logopedas. Y ello es lo que hace que, en estos tiempos en los que nos movemos fácilmente por la red sin fronteras, un porcentaje demasiados alto de logopedas recurra a estrategias, métodos y productos sin ningún respaldo científico, pero que tienen un buen soporte mercantil y publicitario: diversas técnicas de estimulación y reeducación auditiva o psicoaudiofonología, como pomposamente se hace llamar alguna, integración sensorial, etc.; otras estrategias son parte del bagaje tradicional e irreflexivo procedente de instituciones académicas o del contacto con otros compañeros, como las praxias orolinguofaciales no propias del habla, y que ofrecen pautas claras de cómo hacer las cosas, lo que da al logopeda la sensación de saber qué hacer, aunque no haya más que un efecto placebo en el mejor de los casos. (Ver críticas bien fundamentadas a algunas de estas prácticas en McCauley y Fey, 2006, y en Bowen, 2009) Este trabajo estimulará sin duda la reflexión crítica sobre nuestras prácticas en el tratamiento del habla y, por extensión, en toda la práctica logopédica. Finalmente, en este número se incluyen 2 trabajos sobre tratamiento de la voz. En uno de ellos (Wasim Elhendi, Sofía Santos, Antonio Caravaca y Rafael Ruiz) se comprueba la G. Aguado eficacia del tratamiento vocal en las disfonías funcionales hipercinéticas, y la adecuación del método de evaluación GRBAS basado en la valoración de 5 variables (grado, aspereza, dificultad de la respiración, astenia y tensión). En este trabajo se pone de manifiesto la utilidad de la metodología tradicional en este tipo de tratamiento con una buena muestra de pacientes disfónicos. En cambio, en el otro trabajo dedicado al tratamiento de la voz (Marco Guzmán, Claudia Callejas, Christian Castro, Pablo García-Campo, Daniela Lavanderos, Ma José Valladares, Daniel Muñoz y Cristina Carmona) se plantea la posibilidad de cambiar el patrón vibratorio de los repliegues vocales a partir de entorpecer la salida del aire por medio de sonidos fricativos y del alargamiento del tracto vocal. Lo que los autores logran con este tratamiento es un aumento de energía de los armónicos y, en consecuencia, una voz más brillante y más resonante con menor esfuerzo vocal. Es indudable la valiosa aportación de estos artículos al aumento del conocimiento de los logopedas acerca de la evaluación y la intervención del lenguaje, el habla y la voz. Y, por supuesto, se agradece a los autores la ocasión que nos ofrecen de conocer su trabajo, y, en especial, el estímulo que suponen estos artículos para la reflexión y las preguntas sobre nuestra propia acción logopédica. Bibliografía Bowen, C. (2009). Children’s speech sound disorders. Chichester (UK): John Wiley & Sons Ltd. McCauley, R. J., & Fey, M. E. (2006). Treatment of language disorders in children. Baltimore: Paul H. Brookes Pub. Gerardo Aguado Universidad de Navarra, Centro Huarte de San Juan, Pamplona, España Correo electrónico: gaguado@unav.es