Conflictos armados y violencia de género

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L XI. CE A M E G. D P1 . I A 38D F. LA R M . 09- 03- 1 1
Conflictos armados
y violencia de género
Comité del Centr o de Es tudios par a el Adelanto de las
ujeres y la Equidad de Género
Conflictos armados y violencia de género
O B J E T I V O
P A R L A M E N T A R I O
PRESENTACIÓN: En
documento “Conflictos armados y su relación con la violencia de
género” se desarrolla con el fin de dar cumplimiento al proyecto “Análisis jurídicos en materia de violencia contra las mujeres” del Programa Operativo Anual
(poa) 2011.
Se aportará un panorama sobre el marco jurídico internacional de los derechos humanos de las mujeres en tiempos de conflictos armados. El estudio
tomará en cuenta el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y de
igual manera, abordará las normas jurídicas destinadas específicamente a la
protección de las mujeres en tiempos de conflicto armado, es decir, las disposiciones del Derecho Internacional Humanitario y un breve acercamiento
a las disposiciones del Derecho Penal Internacional. Finalmente, se hará una
reflexión sobre la importancia del establecimiento de la verdad como derecho,
como una reivindicación de la sociedad que ha sufrido las secuelas de estos
conflictos.
OBJETIVO: Realizar un ejercicio de reflexión sobre la importancia del marco del dere-
cho internacional de los derechos humanos, y del derecho internacional humanitario, para brindar una protección plena y efectiva a las mujeres en situación
de un conflicto armado.
UTILIDAD LEGISLATIVA: A
través de este estudio las y los diputados contarán con elementos para reforzar la argumentación, implementación y cumplimiento de las
disposiciones del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho
internacional humanitario para fortalecer los mecanismos protección de las mujeres que viven en situación de conflicto armados.
OTROS
DOCUMENTOS
DEL CEAMEG
SOBRE EL TEMA:
El Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG), además del presente documento pone a disposición de la lectora o lector el siguiente título del tema de violencia contra las mujeres, mismo que
podrá ser consultado.
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género. (2011). Violencia de género en México.
México. Versión electrónica disponible en:
www3.diputadosgob.mx/camara/content/download/273094/846379/Violenci_Genero.pdf
Comité del Centro de Estudios para el Adelanto de las
ujeres y la Equidad de Género
CENTRO DE ESTUDIOS PARA EL ADELANTO
DE LAS MUJERES Y LA EQUIDAD DE GÉNERO
Contenido
Introducción
3
I. Marco teórico
5
1. Violencia de género
5
2. Dignidad humana
5
3. Derechos humanos
6
4. Conflictos armados
7
5. Delito internacional
8
6. Crimen internacional
8
II. Marco jurídico internacional
1. Derecho internacional de los derechos humanos de las
9
9
mujeres: panorama general
2. Derecho internacional humanitario y la protección de las
19
mujeres: una tarea pendiente
III. El derecho a la verdad en el marco de los conflictos armados:
30
justicia o reconciliación
Consideraciones finales
33
Referencias
35
2
Introducción
“Una mañana llegaron los paramilitares a Mapiripán (...) pensábamos que eran militares.
Permanecieron todo el día en el pueblo (...). Ellos hacían las cosas delante de la gente. A
la fuerza se metían a las casas para que los atendieran, para que les dieran comida y les
lavaran la ropa. A las mujeres las manoseaban, les gritaban cosas obscenas y a muchas
las violaron y mientras hacían todo esto soltaban grandes risotadas”.1
Es recurrente que así comience el drama que desembocará en violaciones
sistemáticas a los derechos humanos, crímenes de guerra y crímenes contra la
humanidad. Una constante, tanto de los conflictos armados internacionales como
los conflictos armados internos, es la posición de las mujeres en ese contexto
pues son las víctimas más afectadas dentro de él.
Según estimaciones de la
ONU,
aproximadamente el 70 por ciento de las bajas en
los últimos conflictos han sido en su mayoría mujeres, niñas y niños.
El cuerpo de las mujeres, como afirma la
ONU,
se ha convertido en parte del
campo de batalla para quienes utilizan el terror como táctica de guerra. Ellas se
convierten en víctimas de violaciones específicas y graves, tanto del derecho
internacional de los derechos humanos como el derecho internacional humanitario;
son violadas, raptadas, humilladas y sometidas a embarazos forzados, abusos y
esclavitud sexual.
Lo preocupante es que estos actos cometidos en contra de las mujeres no son
aislados sino una práctica sistemática, concebida como una estrategia de guerra
que tienen como objetivo o fin humillar a su oponente. Las estadísticas de
Naciones Unidas señalan que 500,000 mujeres fueron violadas durante el conflicto
de Rwanda en 1994. La cifra llegó a 60,000 en la guerra en Croacia y BosniaHerzegovina. Más de 64,000 mujeres han sufrido violencia sexual en estos
contextos y las cifran siguen en aumento. Después del conflicto las mujeres
1
Testimonio de una mujer desplazada por la violencia en el Departamento del Meta en 1997.
Recogido por la Asociación Juana de Arco, octubre de 2001. Informe sobre violencia sociopolítica contra las
mujeres y niñas en Colombia. (2001:17)
3
continúan sufriendo las consecuencias de la violencia ejercida hacia ellas y que
repercute en la posición que tienen frente a su familia, la sociedad y ante sí
mismas. En algunas comunidades el hecho de que una mujer sea víctima de
violencia sexual conlleva consecuencias como el aislamiento y rechazo en su
comunidad.
Las organizaciones no gubernamentales, los organismos internacionales y los
Estados juegan un papel fundamental para que este fenómeno se pueda prevenir
y sancionar. Para ello, es necesario que se visibilice la situación de desventaja
que tienen las mujeres en este contexto.
La presente investigación aportará un panorama sobre el marco jurídico
internacional de los derechos humanos de las mujeres en tiempos de conflictos
armados. El estudio toma en cuenta el Derecho Internacional de los derechos
humanos y, de igual manera, aborda las normas jurídicas destinadas
específicamente a la protección de las mujeres en tiempos de conflicto armado, es
decir, las disposiciones del Derecho Internacional Humanitario y un breve
acercamiento a las disposiciones del derecho penal internacional. Finalmente, se
hace una reflexión sobre la importancia del establecimiento de la verdad como
derecho, como una reivindicación de la sociedad que ha sufrido las secuelas de
estos conflictos.
4
I. Marco teórico
1. Violencia de género
El reconocimiento de la violencia contra las mujeres como una violación a los
derechos humanos fue producto de un proceso que demandó largos años de
trabajo por parte de diversos actores, principalmente del movimiento de mujeres
que realizó tareas de incidencia en múltiples espacios y, especialmente, ante los
organismos internacionales de derechos humanos como las Naciones Unidas y la
Organización de los Estados Americanos que serán abordados en la segunda
parte.
Para Johan Galtung (1969) la violencia tiene una triple dimensión: directa,
estructural y cultural. La violencia directa es la más evidente y se manifiesta de
manera física, verbal o psicológica. La violencia estructural se encuentra vinculada
a los sistemas sociales, políticos y económicos mismos que gobiernan las
sociedades, los estados y el mundo. Y la violencia cultural se refiere a aquellos
aspectos de la cultura, en el ámbito simbólico que son utilizados para justificar o
legitimar la violencia directa o estructural.
2. Dignidad humana
Este concepto atraviesa los más altos valores de la humanidad. (Biox, 2006: 49).
Si bien es cierto que la idea de dignidad no es igual para todo el mundo, podemos
hablar de principios comunes en relación al derecho y que puedan permitir a las
personas el acceso a mejores condiciones de vida. Por lo que nos encontramos
que la definición de dignidad no es tan simple de elaborar, cualesquiera que sea
su origen es necesario continuar con los debates sobre este tema y construir un
marco teórico que nos permita hacer de la idea de dignidad humana algo más
tangible para el derecho. Por ejemplo, en la Declaración Universal de Derechos
Humanos encontramos que la idea de dignidad humana representa jurídicamente
5
el rechazo, la exclusión y la degradación de los seres humanos. (Konnick, 2005:
8). Esta concepción permanece constante en otros instrumentos internacionales
de derechos humanos.
Algunos autores conciben la dignidad humana en tres dimensiones: la primera es
la función de aglutinar, que consiste en brindar una especie de homogeneización a
la diversidad de los derechos humanos, es decir reducir los derechos
fundamentales a un sistema. (Gutiérrez, 2005:102). Así, la dignidad puede ser
considerada como un principio común a todos los derechos y al mismo tiempo un
bien supremo que debe ser protegido a través de ellos; la segunda función es la
delimitar el ejercicio de los derechos. Esta idea nos conduce una vez más a la
característica de interdependencia de los derechos humanos, en la cual si existe
una violación a un derecho es probable que esa violación cause, al mismo tiempo,
violaciones a otros derechos humanos. (Gutiérrez, 2005: 105-107) Y la tercera es
limitar los derechos, aquí la dignidad figura como el centro de todos los derechos y
por lo tanto es la frontera del legislador (Gutiérrez, 2005: 108-109).
3. Derechos humanos
La noción de derechos fundamentales corresponde a la afirmación de aquellos
derechos inherentes al hombre en contra de los abusos del Estado, por parte de
sus órganos y de igual manera para promover el establecimiento de condiciones
adecuadas al pleno desarrollo de las personas que se encuentran dentro de su
jurisdicción.
Por ello, estas disposiciones se han plasmado en diversos
instrumentos internacionales, para ser complementarios y coadyuvantes del orden
interno de cada Estado.
Los tratados o convenciones de derechos humanos
integran el ius cogens que podemos encontrar en el artículo 53 de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados, esto porque no se limitan a violaciones
derivadas de tratados de tipo tradicional, sino que se hace extensivo a cualquier
violación derivada de actos u omisiones de los Estados (Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Blake versus Guatemala. Sentencia 24 de enero de
1998, Voto Razonado de Cancado Trindade: 25). El maestro Hitters señala que:
6
“La función del ius cogens es proteger a los países y a sus habitantes de las
Convenciones que se firmen en contra de intereses supremos de la sociedad
internacional, de los Estados, que sean violatorios del orden público y cuya
inobservancia perjudica la esencia misma del sistema jurídico internacional”
(Hitters, Juan Carlos, 1991. p.190).
En otras palabras, los tratados de derechos humanos crean obligaciones de
protección de carácter objetivo sin restricción temporal. Esto como consecuencia
de la evolución del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que
pretende desarrollar las obligaciones erga omnes de protección a favor de los
hombres, emanadas de una norma imperativa de derecho internacional que
frenarían el sistema de reservas a los tratados o convenciones de derechos
humanos. (Corte Interamericana de Derechos Humanos Caso Blake versus
Guatemala. Sentencia 24 de enero de 1998, Voto Razonado de Cancado
Trindade: 11 y 12). Este sistema ha sido un obstáculo para que los Estados
protejan de manera integral los derechos consagrados en dichos instrumentos,
como el caso de conflictos armados, ya sean internos o internacionales.
4. Conflictos armados
Es una expresión general que se aplica a diferentes tipos de enfrentamientos que
se pueden producir entre dos o más, entre un Estado y un grupo disidente, o bien
entre dos o más grupos étnicos y un Estado (Verri, 1988:36). Los conflictos
armados constituyen un fenómeno recurrente en diversos países por múltiples
razones, entre ellas: el control de recursos económicos, la pobreza, la desigualdad
social, la deficiente gobernabilidad y la ausencia de un sistema democrático.
Algunos de estos supuestos hacen referencia a conflictos armados internos que
generalmente comprenden conflictos identitarios o étnicos (CICR, 2004: 17).
Diversos estudios señalan la existencia de cuatro etapas del conflicto; la primera,
una fase prebélica o pre-conflicto, en donde hay una alta tensión y una paz
inestable; la segunda es la fase del conflicto armado o bélico; la tercera es la fase
7
pos-bélica o proceso de resolución de conflictos y la última fase es de
reconstrucción y reinserción (Byrne, 1996: 8).
5. Delito internacional
Son aquellos actos u omisiones que, por incidir en auténticos bienes jurídicos de la
comunidad internacional, deben recibir trato internacional en su proceso, juicio y
sanción (Jiménez de Asúa, 1964:717). Por lo tanto son los que provienen de una
fuente internacional, o sea de una codificación internacional, y que son impuestos,
juzgados y sancionados por un organismo internacional o supranacional con o sin
la voluntad de un Estado determinado, por que se genera una responsabilidad
penal individual (Quintano Ripolés, 1955:11).
6. Crimen internacional
La acción u omisión que sancionan las normas jurídicas internas o internacionales
cuando hay de por medio una conducta de mayor gravedad que amerita una pena
más severa porque se ha atentado contra normas jurídicas internacionales que
preservan la paz, la seguridad, la autodeterminación de los pueblos, los derechos
humanos y la salvaguarda del medio ambiente (Arellano, 1998:868). Es decir,
aquellos delitos agravados que por su impacto atentan contra la existencia de la
paz y seguridad en la comunidad internacional, así como contra los bienes
jurídicos individuales, cuando son atacados en forma masiva o sistemática por el
propio poder político o cuando simplemente no pueden ser protegidos por el orden
social.
Entre estos delitos se encuentran el genocidio, crímenes de lesa
humanidad, los crímenes de guerra, agresión y delitos contra la administración de
justicia.
8
II. Marco jurídico internacional
El régimen jurídico específico de protección de los derechos humanos de las
mujeres ha evolucionado en dos grandes áreas: el derecho internacional de los
derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
1. Derecho internacional de los derechos humanos de las mujeres:
panorama general
El derecho internacional de los derechos humanos comprende un conjunto de
instrumentos internacionales, de acuerdo a la materia o titularidad, que pretenden
proteger. En este punto se habla de la característica de especificidad de los
derechos humanos de las mujeres, ya que requieren una protección de acuerdo al
rol histórico-social que han experimentado. Por ejemplo, los diferentes tipos y
modalidades de violencia que han sufrido y la discriminación y desigualdad latente
en todas las sociedades. Por lo que, tanto las disposiciones contempladas en los
instrumentos internacionales de derechos humanos,
como del derecho
internacional humanitario, ha evolucionado de manera paralela, bajo las
exigencias sociales, ya sean nacionales o internacionales, con el fin de proteger
los derechos humanos de las mujeres.
Esta violencia, bajo sus diferentes tipos y modalidades, representa un problema de
salud pública y una tarea pendiente de resolver.
En este enfoque, es necesario señalar existen un conjunto de instrumentos para la
prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres, esto por
medio de la cooperación internacional. Estos se refieren a instrumentos en materia
de trata y explotación sexual, esclavitud, etc. Estos tratados tienen un carácter
universal que requieren una cooperación de todos los Estados para su aplicación.
9
En el contexto de un conflicto armado, estos fenómenos sociales se agravan y las
mujeres son las más afectadas dentro del mismo. Esta situación se manifestó en
la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos en Viena en 1993. En su
informe final, los Estados participantes hicieron referencia a las violaciones
masivas de los derechos humanos y que toman la forma de genocidio, la limpieza
étnica y la violación sistemática de las mujeres en tiempos de guerra (Cancado,
2008:79-81).
Estas violaciones son el origen de éxodos masivos y de desplazamientos de
personas. De igual manera, los Estados expresaron su preocupación concerniente
a las violaciones de derechos humanos en tiempos de conflicto armado que dañan
a la población civil
y, en particular, a las mujeres, niñas y niños, ancianos y
personas con discapacidad. Se exhortó a los Estados y todas las partes en un
conflicto armado a respetar el derecho internacional humanitario enunciados en
los Convenios de Ginebra de 1949 y los estándares mínimos de protección de los
derechos humanos.
Finalmente se señaló que las violaciones a los derechos
humanos de las mujeres en tiempos de conflicto armado contravienen la dignidad
humana y su libertad personal, y los principios del derecho internacional
humanitario. Todas las violaciones de esta naturaleza comprenden, en particular,
la muerte, la violación sistemática, la esclavitud sexual, embarazo forzado, entre
otros, por lo que exigen medidas específicas y eficaces.
Otro paso importante para la creación de un conjunto de medidas coherentes para
la lucha contra la violencia hacia las mujeres en tiempos de conflictos armados es
la cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres, que finalizó con la firma de la
Declaración de Beijing el 15 de septiembre de 1995. Los Estados firmantes
expresaron que si bien es cierto que los países enteros sufren de las
consecuencias de los conflictos armados, las mujeres y las jóvenes son
particularmente afectadas por razón de su estatus dentro de la sociedad y de su
sexo. Los miembros de las fuerzas armadas de cada una de las partes en conflicto
violan a las mujeres bajo el beneficio de la impunidad, utilizando a veces las
10
violaciones sistemáticas como una estrategia de guerra y terrorismo hacia la
población. El impacto de la violencia contra las mujeres y las violaciones a sus
derechos humanos en este tipo de situaciones son sufridas por las mujeres de
todas las edades. Esta Declaración viene acompañada de un Plan de Acción que
indica las medidas de protección de las mujeres en casos de conflicto armado:
ƒ
Incrementar la participación de las mujeres en la solución de los conflictos a
niveles de adopción de decisiones y proteger a las mujeres que viven en
situaciones de conflictos armados o de otra índole o bajo ocupación
extranjera
ƒ
Reducir los gastos militares excesivos y limitar la disponibilidad de
armamentos
ƒ
Promover formas no violentas de solución de conflictos y reducir la
incidencia de las violaciones de los derechos humanos en las situaciones
de conflicto
ƒ
Promover la contribución de la mujer para el logro de una cultura de paz
ƒ
Proporcionar protección, asistencia y capacitación a las mujeres refugiadas,
a otras mujeres desplazadas que necesitan protección internacional y a las
desplazadas internamente
Es importante hacer referencia a la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra las Mujeres, adoptada el 18 de diciembre de
1979, este tratado internacional esta conformado por un preámbulo y 30 artículos,
dicho documento es fundamental para la protección de los derechos de las
mujeres. Se debe
tener en cuenta que al momento de la redacción de este
instrumento aún no se había planteado el problema de la violencia contra la mujer.
No obstante, años después vieron que era necesaria su incorporación, por lo que
se redactó la Recomendación General N° 19, donde se plantea que la violencia es
una consecuencia de la discriminación contra las mujeres y por lo tanto los
Estados no sólo deben eliminar las causas de discriminación sino su síntoma más
doloroso, la violencia.
11
Esto lo señaló el Comité de la
CEDAW
en su Recomendación General N° 19: “La
violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente
que goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre”. La
CEDAW
supone la consagración, en el ámbito internacional, del concepto específico de
“discriminación contra la mujer” (Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer. Recomendación General N° 19, Párr. 1 y 4. ). Además planteó
que:
El artículo 1° de la Convención define la discriminación contra la mujer. Esa definición
incluye la violencia basada en el sexo, es decir, la violencia dirigida contra la mujer porque
es mujer o que la afecta en forma desproporcionada. Incluye actos que inflingen daños o
sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción
y otras formas de privación de la libertad (Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer. Recomendación General N° 19, Parr.6. 1992).
Este instrumento tiene el mérito de atraer la atención sobre la condición de las
mujeres, sus necesidades e intereses específicos.
Inspirados en estas iniciativas, los sistemas regionales de protección de los
derechos humanos adoptaron medidas para salvaguardar el derecho de las
mujeres a vivir en un ambiente libre de violencia. En el Sistema Interamericano de
Protección de los Derechos Humanos, del 9 de junio de 1994, de la Asamblea
General de la Organización de Estados Americanos adopta la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer,
llamada también Convención Belém do Pará por ser esta ciudad brasileña la sede.
Entró en vigor el 5 de marzo de 1995 y es el primer instrumento internacional de
naturaleza vinculante que se ocupa del tema de la violencia contra las mujeres.
Si bien es cierto que estos instrumentos internacionales se dan en un contexto de
paz, estos sirvieron para que se diera una mayor interpretación a los derechos
consagrados en instrumentos interamericanos. Recordemos que al entrar en
funcionamiento la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el contexto en
12
América Latina era violento y en constantes conflictos sociales, dictaduras, golpes
de estado, desapariciones forzadas y violaciones sistemáticas a los derechos
humanos.
Por lo que es notoria la jurisprudencia desarrollada por este órgano en relación a
estos temas. Casos emblemáticos como Velázquez Rodríguez, Paniagua Morales,
Loayza Tamayo, entre otros, han contribuido a la evolución en su labor
interpretativa. Por lo que la Corte
IDH
no quedó exenta de revisar y de interpretar
casos en donde las mujeres eran víctimas directas o indirectas de violencia en
tiempos de conflictos armados internos, uno de ellos es el Paniagua Morales, que
fue desaparecida por agentes del Estado. En este caso aún no se vislumbraban
los efectos que podrían tener las mujeres en estos casos.
El 6 de febrero de 1993 la Sra. María Elena Loayza Tamayo fue detenida por la
División Nacional contra el Terrorismo de la Policía Nacional del Perú,
incomunicada, torturada, violada y juzgada por jueces sin rostro en el fuero militar
por el delito de traición a la patria. Fue exhibida en medios de comunicación como
terrorista, sin haber sido procesada ni condenada. La Sra. Loayza seguía privada
de la libertad en la fecha en que la Corte Interamericana emitió la resolución el 17
de septiembre de 1997. En la sentencia se probó que el Estado de Perú violó el
derecho a la libertad personal, integridad física y psíquica y al debido proceso
legal.
La Corte, en este caso, afirmó que: “La infracción del derecho a la integridad
física y psíquica de las personas es una clase de violación que tiene diversas
connotaciones de grado y que abarca desde la tortura hasta otro tipo de
vejámenes o tratos crueles, inhumanos o degradantes cuyas secuelas físicas y
psíquicas varían de intensidad según los factores endógenos y exógenos que
deberán ser demostrados en cada situación concreta” (Corte Interamericana de
Derechos Humanos Caso Loayza Tamayo versus Perú. Sentencia 17 de
septiembre de 1997).
13
Esta interpretación invisibilizaba la violencia que sufrió Loayza Tamayo de acuerdo
a su condición de género, ya que esto fue alegado por los representantes de la
víctima pero no fue tomado en cuenta (Dondé Matute Javier, La jurisprudencia de
la Corte
IDH
y su relevancia en el Derecho Penal Internacional, 2006:102). Es
probable que con esta interpretación la Corte tratara de subsanarlo.
No obstante, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso Mejía
contra Perú, realizó un avance en la interpretación de la violación sexual.
El 15 de junio de 1989 un grupo de militares con los rostros cubiertos con
pasamontañas y portando ametralladoras irrumpieron en la casa del Sr. Fernando
Mejía y la Sra. Raquel Martín Mejía. Lo golpearon y lo subieron a una camioneta,
los hechos fueron presenciados por su esposa. Quince minutos más tarde, otro
grupo de militares se presentaron nuevamente en el domicilio de los Mejía. Uno
de ellos ingresó a la casa solicitando a la Sra. Raquel Martín los documentos de
identidad de su esposo. En el momento que ella buscaba esos documentos en su
recamara, la acusó de pertenecer al movimiento y la violó. Aproximadamente 20
minutos más tarde regresó la misma persona a la casa de los Mejía con intención
de comunicarle que su esposo sería trasladado a Lima. Luego la arrastró al cuarto
y nuevamente la violó.
La Comisión afirmó que: “La violación causa sufrimientos físicos y psicológicos en
la víctima. Además de la violencia sufrida al momento del hecho, las víctimas son
habitualmente lesionadas y, en algunos casos, pueden quedar embarazadas. El
hecho de haber sido objeto de abusos de esta naturaleza también causa un
trauma psicológico que se origina, por una parte, en la humillación y daños
sufridos, y por otra, en la posible condena de sus propias comunidades si
denuncian lo ocurrido”(Caso Fernando y Raquel Mejía vs. Perú, Informe Anual de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N°5/96, Caso N°
10970 del 1° de Marzo de 1996:186).
14
Ahora bien, recientemente la Corte Interamericana, en dos casos emblemáticos
Rosendo Cantú y Fernández Ortega contra México, hizo una interpretación
evolutiva y humanitaria con respecto a la violación sexual. Recordemos que estos
hechos se llevaron a cabo en un contexto de fuerte presencia militar dirigida a
reprimir grupos delictivos.
En ambos casos, tanto la Sra. Valentina Rosendo
Cantú como la Sra. Inés Fernández Ortega, fueron víctimas de violencia sexual
perpetrada por militares que irrumpieron en su domicilio, interrogándolas por
presuntos delincuentes, al no responder favorablemente, estás fueron golpeadas y
violadas por varios militares.
En este sentido, la Corte interpretó la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y la Convención Belém do Pará, para emitir un criterio sobre el tema.
Y recordó lo consagrado en la Convención Belém do Pará, al señalar que: “la
violencia contra la mujer no sólo constituye una violación de los derechos
humanos sin que es una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las
relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que
trasciende todos los sectores de la sociedad independientemente de su clase,
raza o grupo étnico, nivel de ingresos, cultura, nivel educacional, edad o religión y
afecta negativamente sus propias bases” (Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Caso Fernández Ortega versus México. Sentencia 30 de agosto de
2010. Párr. 106).
Y agrega que;
La violación sexual constituye un acto de tortura ya que concurren tres elementos: la
intencionalidad, la severidad del sufrimiento y la finalidad del acto. (Corte Interamericana
de Derechos Humanos., Caso Fernández Ortega versus México. Sentencia 30 de agosto
de 2010. 2010, Párr. 116/ Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Rosendo
Cantú versus México. Sentencia 31 de agosto de 2010.Párr. 83).
15
Finalmente, la violación sexual supone no solo la afectación a la integridad física,
psíquica y moral de la víctima, sino el menoscabo a su dignidad, ya que invade
una de las esferas más íntimas de su vida, su espacio físico y sexual y la despoja
de su capacidad para tomar decisiones respecto de su cuerpo conforme a su
autonomía, es decir, con quien tener relaciones sexuales perdiendo el control total
sobre su decisiones más personales e íntimas y sobre funciones corporales físicas
(Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Fernández Ortega versus
México. Sentencia 30 de agosto .2010. Párr. 120/ Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Caso Rosendo Cantú versus México. Sentencia 31 de agosto
2010. Párr. 91). Este acto tiene raíces discriminatorios, como bien señala la Corte,
basado en estereotipos de género, pues esta dirigido a restarle valor como mujer
por la agresión de la que fue objeto. (Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Caso Rosendo Cantú versus México. Sentencia 31 de agosto de 2010. Párr. 84).
Y esto se agrava, por su condición indígena, por desconocimiento del idioma
(Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Fernández Ortega versus
México. Sentencia de 30 de agosto .2010. Párr. 90). Por lo que, en un estado de
impunidad, se somete a las víctimas a un nivel de violencia, peligro, miedo y
restricciones de sus actividades. (Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Caso Rosendo Cantú versus México. Sentencia 31 de agosto de 2010. Párr. 123).
El Sistema Europeo de protección de los Derechos Humanos, conformado por la
Convención Europea de Derechos Humanos y una Carta Social Europea. En sus
inicios, contaba con un órgano de conciliación, político de decisión, y un órgano
jurisdiccional. El primero se refiere a una Comisión, el segundo al Comité de
Ministros y al tercero a la Corte Europea. Todos velaban por la defensa y
protección de los derechos y libertades fundamentales plasmadas en el Convenio
Europeo (Sudre, 1999:78). No obstante, a raíz de la adopción del protocolo 11 el
Sistema Europeo se transforma, al unificar las funciones de la Comisión y la Corte
en un solo órgano permanente.
16
Al igual que en el Sistema Interamericano, se presentaron casos ante la Corte
Europea sobre violencia y tortura a personas en tiempos de conflictos armados
internos. En 1997 la Corte Europea de Derechos Humanos resolvió el caso de la
Sra. Sükran Aydin, ciudadana turca que fue torturada y violada por agentes del
Estado. En la época que se presentaron los hechos, Turquía vivía d una situación
de emergencia por los graves enfrentamientos al Sureste del país, entre las
fuerzas de seguridad y miembros del Partido de trabajadores de Kurdistán. El 29
de junio de 1993, un grupo de personas que formaban parte de los policías del
pueblo y del gendarme llevaron a la casa de sus padres, los interrogaron
preguntando por los miembros del Partido de Trabajadores de Kurdistán, los
amenazaron y los llevaron a la gendarmería. Llegando ahí, fueron separados, su
padre, su cuñada y ella. A ella la llevaron a un cuarto que ella denominó “el cuarto
de tortura”. Ahí fue golpeada durante una hora, amenazada y violada por militares
(Corte Europea de Derechos Humanos. Caso Aydin versus Turquía. Sentencia de
25 de septiembre de 1997. p. 21). El 2 de julio de 1993 fueron liberados y llevados
al bosque para luego separarlos (Caso Aydin versus Turquía. Sentencia de 25 de
septiembre de 1997. Párr. 22). La Corte resolvió el caso el 25 de septiembre de
1997. En este sentido afirmó que:
La violación de una detenida por parte de un agente del estado debe considerarse como una
forma especialmente grave y repugnante de maltrato, dada la facilidad con que el agente
puede abusar de la vulnerabilidad y débil estado de su víctima. Más aún, la violación deja
profundas cicatrices psicológicas que no responden al paso del tiempo con la misma rapidez
que otras formas de violencia física o mental. La recurrente experimentó además el agudo
dolor físico de una penetración forzosa, lo cual la debe haber dejado sintiéndose ultrajada y
violada física y emocionalmente (Caso Aydin versus Turquía. Sentencia de 25 de septiembre
de 1997. Párr. 83).
Visto lo anterior, la Corte concluyó que: “la acumulación de actos de violencia
física y mental cometidos en contra de la recurrente, y el acto especialmente cruel
de violación a que se vio sometida, son constitutivos del delito de tortura penado
en el Artículo 3 de la Convención” (Caso Aydin versus Turquía. Sentencia de 25
de septiembre de 1997. Párr. 86).
17
Cabe señalar que el delimitar o definir el nivel de sufrimiento propio de la tortura es
objeto de debates internacionales en diferentes organismos. Este órgano toma en
cuenta dos criterios: el carácter interno, que hace referencia a circunstancias
concretas del asunto en cuestión, y por lo cual se puede definir el contexto, la
duración y la manera con la cual el tratamiento en cuestión ha tenido lugar, así
como sus efectos psicológicos.
El segundo criterio toma en consideración las características personales de la
víctima: edad, sexo, estado de salud (Corte Europea de Derechos Humanos. Caso
Irlanda versus Reino Unido, Voto separado del Juez Zequia. Párrafo A).
En caso de mujeres que se encuentran en el contexto de un conflicto armado, ya
se interno o internacional, existen una conducta sistemática de los cuerpos o
grupos armados que las privan de su libertad, las mantienen incomunicadas, les
inflingen tratos crueles, daños psicológicos y físicos, todo esto antes de ser
privadas de su vida. La privación de la libertad personal ocupa un lugar importante
dentro de la normatividad internacional de protección de los derechos humanos,
ya que frecuentemente esta se convierte en un medio para atentar o violentar
otros derechos humanos, como la integridad personal, el derecho a la vida, entre
otros.
Recientemente el 7 de abril de 2011, el Comité de Ministros del Consejo de
Europa, adoptó un nuevo instrumento: “Convención para prevenir y combatir la
violencia contra las mujeres y la violencia doméstica”. Esta Convención fue
firmada el 11 de mayo de 2011 en Estambul. Actualmente sólo 13 países se han
adherido al Convenio.
Este instrumento prevé medidas de prevención, de
asistencia, y protección en procesos civiles y penales.
La Convención define diversas formas de violencia contra las mujeres, el
matrimonio forzado, mutilaciones genitales, el acoso sexual, violencia física,
psicológica y sexual.
18
2. Derecho internacional humanitario y la protección de las mujeres: una
tarea pendiente
El derecho internacional humanitario confiere a las mujeres, en tiempo de conflicto
armado, el mismo estatus que los hombres, ya sean civiles, combatientes o
personas fuera de combate. Esto basado en el principio de no discriminación
contemplado en las Convenciones de Ginebra y sus protocolos adicionales.
En este sentido, tomando en cuenta la especificidad de los derechos humanos de
las mujeres, encontramos en el Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que
corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña, 1949; en
su artículo 12, párrafo 4, señala que en la protección, trato y asistencia se tratará a
las mujeres con todas las consideraciones debidas a su sexo. Este párrafo lo
encontramos también, en el artículo 12 párrafo 4, del Convenio de Ginebra para
aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas
armadas en el mar de 1949.
De igual manera, encontramos en el Convenio de Ginebra relativo a la protección
debida a las personas civiles en tiempo de guerra, 1949, en su artículo 27 párrafo
2: “Las mujeres serán especialmente protegidas contra todo atentado en su honor
y, en particular, contra la violación, la prostitución forzada y todo atentado a su
pudor”.
El derecho internacional humanitario, que contiene disposiciones específicas para
la protección en casos de conflictos armados, se debe complementar con el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, esto para darle una protección y
defensa más integral a las mujeres.
La mayoría de las normas específicas referentes a la situación de las mujeres
tienen dos vertientes: la mujer como parte de la población civil y las mujeres
privadas de su libertad. Así, como mencionamos el artículo 12 párrafo 4 del
Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos
19
de las fuerzas armadas en campaña, establece el principio fundamental en el cual
en tiempos de conflicto armado, las mujeres deberán ser tratadas con todas las
consideraciones particulares de su sexo.
Ahora bien, en materia de seguridad personal, los artículos 14 y 15 del Convenio
de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de
guerra; estipula que las partes en el conflicto podrán crear zonas neutralizadas o
de seguridad destinadas a proteger de los efectos de la guerra a la población civil,
y esto comprende a las mujeres embarazadas y madres de niños de menos de 7
años de edad, entre otros.
Algunas disposiciones aseguran ciertas condiciones mínimas de vida para la
población civil y las personas más vulnerables. Así, el artículo 70 párrafo 1 del
Protocolo I Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección
de las víctimas de los conflictos armados de 1977, señala que cuando la población
civil de una parte del conflicto armado esté insuficientemente dotada, situación en
la cual, las acciones de socorro de carácter humanitario e imparcial y no serán
consideradas como injerencia en el conflicto ni como acto hostil. En la distribución
de envíos de socorro se dará prioridad a los niños, mujeres embarazadas, madres
lactantes y las parturientas.
Asimismo en el artículo 14 del Convenio de Ginebra relativo a la protección debida
a las personas civiles en tiempo de guerra de 1948, señala que las partes en el
conflicto podrán designar en el propio territorio o en otro, zonas y localidades
sanitarias y de seguridad que protejan contra las efectos de la guerra a los
heridos, enfermos, inválidos, ancianos, niños menores de quince años, a las
mujeres embarazadas y las madres de niños menores de 7 años. Y el artículo 23
del mismo instrumento establece la obligación de las Partes en el conflicto
autorizar el libre paso de todo envío de medicamentos y de material sanitario, así
como de objetos necesarios para el culto, destinado únicamente a la población
civil de otra Parte Contratante, aunque sea enemiga. Esto incluye el libre paso de
20
víveres indispensables, ropa, tónicos reservados a niños menos de quince años y
para las mujeres embarazadas.
Por otra parte, en materia de salud, encontramos el artículo 16 del Convenio de
Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempos de
guerra, dicho convenio prevé que los heridos, enfermos, los inválidos y las
mujeres embarazadas serán objeto de protección y respeto particulares.
Por su parte, el artículo 17 establece que las Partes en conflicto harán el esfuerzo
para concretar acuerdos para la evacuación desde una zona sitiada o cercada de
niños, heridos, enfermos, inválidos, ancianos, y mujeres embarazadas y autorizar
el paso de ministros de religiosos, personal y materia sanitaria con destino a esa
zona.
En este sentido, el artículo 8° del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra
de 1949 relativo a la protección de la víctimas de los conflictos armados
internacionales, incluye en la definición de heridos y enfermos a las mujeres
embarazadas, los recién nacidos y demás personas que podrán tener necesidad
de medicación inmediata.
En lo que concierne las normas de protección relativas a mujeres detenidas o
internadas, por razones ligadas a un conflicto armado, se encuentran reglas
específicas en este tema. El artículo 14 del Convenio de Ginebra relativo al trato
debido a los prisioneros de guerra de 1949; enuncia el principio según el cual las
mujeres prisioneras de guerra deben ser tratadas con todas las consideraciones
debidas a su sexo, y en todo caso, se beneficiarán de un trato tan favorable como
el que reciban los hombres.
En materia de vivienda
y condiciones de vida;
el artículo 75, párrafo 5 del
Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección
de las víctimas de los conflictos armados internacionales; señala que las mujeres
21
privadas de su libertad por razones relacionadas con el conflicto armado serán
custodiadas en locales separados de los ocupados por los hombres. Su vigilancia
estará a cargo de mujeres. Las familias detenidas o internadas serán alojadas,
siempre que sea posible, en un mismo lugar como unidad familiar. Este mismo
principio se encuentra en el artículo 97 de la Convenio de Ginebra relativo al trato
debido a los prisioneros de guerra, 1949; y artículo 97 del Convenio de Ginebra
relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, 1949.
En materia de salud, higiene y asistencia médica el artículo 29 del Convenio III de
Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra de 1949 hace
referencia a los campamentos en los cuales se encuentran los prisioneros de
guerra, y establece que la Potencia detenedora tendrá la obligación de tomar las
medidas de higiene para garantizar la limpieza y salubridad en los mismos. Y en
su segundo párrafo señala que los campamentos donde se encuentren prisioneras
de guerra se reservarán instalaciones separadas.
El artículo 91 del Convenio IV de Ginebra relativo a la protección debida a las
personas civiles en tiempos de guerra prevé que cada lugar de internamiento
tenga una enfermera adecuada; las mujeres embarazadas, los internos que
padezcan alguna enfermedad grave o cuyo estado requiera un tratamiento
especial deberán ser admitidos en todo establecimiento para su atención y
tratamiento, que no será inferior al que se otorga al conjunto de la población. Por
su parte, el artículo 85 del mismo instrumento señala que cada vez que sea
necesario, como medida excepcional, se alojará a mujeres internas que no
pertenezcan a un grupo familiar en el mismo lugar de internamiento que los
hombres, y deberá ser obligatorio que las habitaciones e instalaciones sanitarias
se encuentren separadas entre sí.
En el artículo 89 párrafo 5, señala que las mujeres embarazadas y lactantes, así
como los niños menores de quince años recibirán suplementos de alimentación
proporcionados a sus necesidades fisiológicas.
Por lo que, ni los internos
22
enfermos, heridos o inválidos y las mujeres embarazadas no serán trasladadas
mientras su salud corra peligro a causa del viaje, de conformidad con el artículo
127 párrafo 3 del instrumento mencionado.
En el caso de la liberación y repatriación, las partes en conflicto deberán concretar
acuerdo con el fin de liberar, repatriar el regreso de domicilio o de hospitalización
en país neutral de ciertas categorías de internados y, en particular, niños, mujeres
embarazadas y madres lactantes o con hijos de corta edad, heridos y enfermos o
internados que hayan estado mucho tiempo en cautiverio, establecido en el
artículo 132 párrafo 2 del instrumento.
En el caso de las garantías judiciales a favor de las mujeres detenidas, el artículo
88 del Convenio III de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra,
señala que en ningún caso podrán ser condenadas las prisioneras de guerra a
castigos más severos, ser tratadas con mayor severidad que los hombres
pertenecientes a las fuerzas armadas de la Potencia detenedora. Por su parte, en
el artículo 76 fracción 2 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de
1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados
internacionales, señala que serán atendidos con prioridad absoluta los casos de
mujeres embarazadas y madres con niños de corta edad a su cargo, que sean
arrestadas, detenidas o internadas por razones relacionadas con el conflicto
armado. En la fracción 3 se establece que las partes en conflicto procurarán evitar
la imposición de la pena de muerte a mujeres embarazadas o las madres de niños
de corta edad a su cargo por delitos relacionados con el conflicto armado.
Ahora bien, el aspecto más sensible relativo a la situación de las mujeres en
tiempos de conflicto armado es la violencia sexual que sufren durante este
período. Este fenómeno tiene una práctica sistemática en los tiempos de guerra o
conflictos armados. La humillación y el miedo son experimentados tanto por las
mujeres, como por la comunidad a la cual pertenecen. La violencia sexual es
utilizada como un arma de guerra, muchas mujeres son violadas frente a sus
23
familias. El delito de violación es un mecanismo de control históricamente
dominante, pero en gran medida ignorado y al mismo tiempo defendido por el
sistema patriarcal y las relaciones desiguales de poder que fomentan la
dominación masculina y el sometimiento femenino (Brownmiller, 1975:256). Sin
embargo, la comunidad internacional ha ignorado por mucho tiempo esta realidad.
Y es a partir de 1992 con la movilización de organizaciones de defensa de
derechos humanos de las mujeres que visibilizaron ante la opinión pública los
actos cometidos durante el conflicto armado de la ex Yugoslavia.
Es importante señalar que el reconocimiento de actos de violencia sexual a nivel
internacional, es una contribución del derecho penal internacional y, es reciente.
Por otra parte, es necesario recordar que los Convenios de Ginebra de 1949 y sus
protocolos adicionales hacen referencia a los actos de violencia sexual como
crímenes, pero no son enumerados entre las violaciones graves contempladas en
estos instrumentos. Así, el artículo 27 del Convenio IV de Ginebra relativo a la
protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra de 1949, prevé que
las mujeres serán especialmente protegidas contra todo atentado a su honor y, en
particular, contra la violación, la prostitución forzada y todo atentado a su pudor.
Este artículo ha sido criticado, ya que clasifican a la violación como un atentado a
su honor y eso no refleja la seriedad para abordar la violencia sexual como
mecanismo de control históricamente dominante, que refuerzan la dominación
masculina y el sometimiento femenino.
En el artículo 76 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949
relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales
de 1977; señala que las mujeres serán objeto de un respeto especial y protegidas
en particular contra la violación, la prostitución forzada y cualquiera otra forma de
atentado al pudor.
24
El artículo 3° común a los cuatro Convenios de Ginebra no menciona, de manera
explícita, la violación, ni otras formas de violencia sexual, sólo hace referencia de
manera general a los atentados contra la dignidad personal, especialmente los
tratos humillantes y degradantes.
Como señala Rhonda Copelon, estos convenios identifican la violación como
atentando al honor o dignidad de la mujer pero es muy problemático. El honor de
las mujeres ha sido tradicionalmente equiparado con la virginidad y castidad. Por
lo que, la pérdida del honor implica también la pérdida de su estatus o respeto,
reforzando la idea de que la violación es deshonesta o un acto de impudicia.
(Copelon, 1994:201).
Esto se reflejó en los estatutos de los Tribunales Internacionales de Nuremberg y
Tokyo, los cuales invisibilizaban disposiciones relativas a la violencia sexual como
crímenes de guerra.
Como mencionamos anteriormente, a partir de los sucesos ocurridos durante el
conflicto armado en Yugoslavia y posteriormente en Rwanda, que implicaron una
violencia sistemática hacia las mujeres, surgió una movilización de organizaciones
no gubernamentales de derechos humanos y organismos internacionales para
exigir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la creación de un tribunal ad
hoc para juzgar crímenes de guerra, con el argumento de que dichas actos
constituían una amenaza para la paz internacional.
En primer lugar el Consejo aprobó la Resolución 798/1992, en la cual expresó su
consternación por las detenciones y violaciones sistemáticas cometidas en contra
de miles de mujeres, por lo que se exigió que se cerraran los campamentos de
detención.
Un año más tarde, el 22 de febrero de 1993, el Consejo aprobó la Resolución
808/1993 la cual provocó una evolución normativa, para el reconocimiento de la
25
violencia sexual en tiempo de conflictos armados, con el establecimiento del
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
Este tribunal cumple tres funciones importantes: el primero, enjuiciar crímenes de
Derecho Internacional cometidos por individuos durante el conflicto en la
Yugoslavia; desarrollar el derecho internacional humanitario y conmemorar
acontecimientos de la historia moderna (Moreyra, 2007:65). Así, el estatuto del
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, en su artículo 5 inciso g)
dictamina que el delito de violación es considerado como un crimen contra la
humanidad en caso de que sea cometido en forma generalizada o sistemática,
fundado en motivos políticos, sociales o religiosos y que sean destinados contra la
población civil. Esta disposición permite ampliar la protección de las mujeres en
tiempos de guerra, ya que el delito de violación es concebido como un crimen y su
dinámica cambia (De Vito, 2009:30).
En 1994 Rwanda vivió un conflicto armado genocida, donde miles de mujeres
fueron mutiladas, violadas y prostituidas. En este sentido, el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas aprobó el 8 de noviembre de 1994 la resolución 955, la cual
estableció el Tribunal Penal Internacional para Rwanda, para el enjuiciamiento de
los presuntos responsables del genocidio y violaciones cometidas en ese territorio
(Moreyra, 2007:66-67).
Por lo que en el artículo 3 inciso g) del Estatuto del Tribunal Internacional para
Rwanda enumera los crímenes cometidos en contra de la humanidad, y en ellos
se encuentran las violaciones dirigidas contra cualquier población civil en razón de
su nacionalidad o pertenencia a un grupo político, étnico, racial o religioso.
Cabe señalar que cuatros años más tarde se dictó sentencia en caso de Akayesu,
un funcionario local que fue declarado culpable por instigar en las matanzas de la
región y actos de violación como forma de genocidio. Por lo tanto, se reconoce a
la violación como un acto cometido en contra de un individuo, en este caso, las
26
mujeres, así como en contra del grupo al cual pertenecían denominado tutsi. Esta
sentencia es paradigmática por cuatro razones: dio una definición clara y
progresiva del delito de violación que no había existido antes en los instrumentos
internacionales; fue el primer caso en el que se involucraba la prosecución del
delito de violación como un componente de genocidio; contribuyó a generar
discusiones sobre la violencia sexual en situaciones de guerra y disertar acerca de
su rol para prevenir futuros abusos de las mujeres en las zonas en conflicto. Un
avance importante, se definió la violación como una invasión física de carácter
sexual cometida contra una persona bajo circunstancias coercitivas (Case N°
ICTR-96-4-T. The Prosecutor or the Tribunal against Jean-Paul Akayesu. 02
September 1998. Párr. 597). Y la violencia sexual, entre la cual se incluye la
violación, es considerada como cualquier acto de naturaleza sexual que se comete
contra una persona bajo circunstancias coercitivas (International Criminal Tribunal
for Rwanda. Case N° ICTR-96-4-T. The Prosecutor or the Tribunal against JeanPaul Akayesu. 02 September 1998. Párr. 599).
En este sentido, el Tribunal constata que no es necesario que las circunstancias
coercitivas se manifiesten por medio de un acto de fuerza física. Las amenazas, la
intimidación, la extorsión y otras formas de compulsión que hace presa del miedo
o la desesperación también constituyen coerción. Finalmente, el sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física total o parcial, debe interpretarse como incluyente de métodos
de destrucción por los cuales el hecho no mata en el acto a los integrantes del
grupo, pero a través de los cuales, en definitiva, busca su destrucción física (Case
N° ICTR-96-4-T. The Prosecutor or the Tribunal against Jean-Paul Akayesu. 02
September 1998. Párr. 505).
Más tarde se da una evolución mayor en la materia al adoptarse el Estatuto de
Roma el 17 de julio de 1998 y en consecuencia, la creación e instalación de una
Corte Penal Internacional, de carácter independiente, permanente y vinculada con
el Sistema de Naciones Unidas, que tendrá competencia para conocer de los
27
crímenes de mayor trascendencia para la comunidad internacional. Entró en vigor
el 1° de julio de 2002.
Por primera vez los actos de violencia sexual son enumerados de manera distinta
dentro de los crímenes de lesa humanidad, en el artículo 7° inciso g) del Estatuto
de la Corte Penal Internacional que define al crimen de lesa humanidad como
cualquiera de los actos siguientes; cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra la población civil y con conocimiento de dicho
ataque: la violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,
esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable. Esta
incorporación se debe al trabajo de diversas organizaciones de derechos humanos
de las mujeres, que llevaron a cabo a fin de asegurar que los actos violencia
sexuales fueron enumerados y entendidos como crímenes en sí mismos y no
constitutivos de otros (Moreyra, 2007:184).
Esto también se refleja en el artículo 8° párrafo 2.b, inciso XXII que enumera los
crímenes de guerra y señala: “Otras violaciones graves de las leyes y usos
aplicables en los conflictos armados internacionales dentro del marco del derecho
internacional, a saber, cualquiera de los siguientes actos, el cometer actos de
violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada y cualquier otra forma de violencia sexual que constituya violación grave a
los Convenios de Ginebra”.
Estas disposiciones se refuerzan con el reconocimiento del derecho que tienen las
víctimas a participar en todas las etapas de procedimiento y a que sus
observaciones y opiniones sean escuchadas (artículo 68.3 Estatuto Penal
Internacional); el derecho a ser protegidas (artículos 68.1 y 43.6) y a solicitar
reparación por los daños causados durante el conflicto armado (artículo 75 del
Estatuto de la Corte Penal Internacional). De igual manera, aportan una nueva
perspectiva sobre la violencia hacia las mujeres en tiempos de conflicto armado,
28
ofreciendo informaciones o criterios amplios sobre la gravedad del fenómeno, esto
es gracias a los testimonios de las mujeres víctimas de estos hechos.
El reconocimiento a nivel internacional de actos de violencia contra las mujeres,
cometidos
durante
conflictos
armados
y
paralelamente
la
creación
de
jurisdicciones internacionales encargadas de juzgar los responsables de esos
crímenes, representa un elemento central para el fortalecimiento del sistema de
protección de los derechos humanos de las mujeres.
29
III. El derecho a la verdad en el marco de los conflictos armados: justicia o
reconciliación
Al realizar un primer acercamiento a la situación de las mujeres en tiempos de
conflicto armado, observamos el papel fundamental de las organizaciones no
gubernamentales y organismos internacionales para exponer la problemática que
viven las mujeres y exigir a los Estados el respeto de las disposiciones del
Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos. Visibilizar la violencia diferenciada que viven las mujeres en este
contexto es importante para las víctimas, sus familias y también para toda la
sociedad conocer la verdad de lo sucedido.
Las víctimas indirectas, las familias, amigos y la comunidad disponen de un
derecho a la verdad que podrá ser definido como el derecho que tiene toda
persona de saber los motivos, las circunstancias y todos los hechos concernientes
a la violación de sus derechos humanos. El establecimiento de este derecho es
objetivo esencial en un proceso penal, en particular, los relacionados con los
crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Todo ello, como una
expresión de la denominada justicia retributiva y en general, como un mecanismo
de restablecimiento del orden y el acercamiento al proceso de reconciliación con la
sociedad (Prieto, 1999:174).
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostiene que el derecho a la
verdad tiene un carácter colectivo, que conlleva el derecho de la sociedad a “tener
acceso a información esencial para el desarrollo de los sistemas democráticos”, y
un carácter particular, como derecho de los familiares de las víctimas a conocer lo
sucedido con su ser querido, lo que permite una forma de reparación. Siguiendo
esta interpretación, la Comisión afirmó que “este es un derecho que tiene la
sociedad y que surge como principio emergente del derecho internacional bajo la
interpretación dinámica de los tratados de derechos humanos” (Caso Bámaca
Velázquez. 25 de noviembre de 2000. Párr. 197).
30
Este derecho se impone como estándar de respeto hacia los vivos y muertos.
(Caso Bámaca. Voto razonado del Juez Antonio A. Cancado Trindade. Párr. 7-13).
Por lo que es imperativo para todos los Estados, garantizarlo, de lo contrario esto
supone que el Estado no posee de un sistema de protección capaz de garantizar
la identificación y la eventual sanción a los responsables de violaciones de los
derechos humanos y otros crímenes también graves. Las familias de las víctimas
directamente afectadas por esas violaciones a los derechos humanos y la
sociedad en general, merecen estar informados. Este derecho se vincula con la
segunda dimensión de la libertad de expresión, es decir, el derecho a la
información,
consagrado
en
diversos
instrumentos
internacionales
como
nacionales.
En este sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala lo
siguiente:
Independientemente del problema de las eventuales responsabilidades, las que, en todo
caso, deberán ser siempre individuales y establecidas después de un debido proceso por un
tribunal preexistente que utilice para la sanción la ley existente al momento de la comisión
del delito. Toda sociedad tiene el irrenunciable derecho de conocer la verdad de lo ocurrido,
así como las razones y circunstancias en las que aberrantes delitos llegaron a cometerse, a
fin de evitar que esos hechos vuelvan a ocurrir en el futuro. A la vez, nada puede impedir a
los familiares de las víctimas conocer lo que aconteció con sus seres más cercanos. Tal
acceso a la verdad, supone no coartar la libertad de expresión (Informe N° 136/99 / caso N°
10/488. Ignacio Ellacuría, SJ; 22 diciembre 1999, párrafo 226).
Garantizar este derecho permite conocer, de manera precisa, las circunstancias
históricas, sociales y políticas en las cuales el conflicto se desarrolló. Y al mismo
tiempo evidencia aquellas prácticas que no podrán ser nuevamente admitidas
(Pietro, 1999:174). Así los responsables de esos crímenes pueden iniciar un
proceso de reivindicación con la sociedad y las víctimas.
Finalmente, es conveniente recordar que el derecho a la verdad es parte
integrante del derecho a la justicia, y también en determinadas circunstancias el
31
derecho a la verdad puede ser aplicado en un proceso penal para darle
transparencia, y lo conduce a la observancia de todas las garantías para un juicio
justo. Esta reflexión busca calmar ciertos prejuicios que existen en torno a las
Comisiones de la Verdad, consideradas como la expresión de una actitud de
reivindicación, o por lo menos de estabilidad que nos llevará a la paz.
32
Consideraciones finales
A nivel internacional, la protección de los derechos humanos de las mujeres se
encuentra cubierto por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos que
rige en tiempos de paz y que puede ser complementario en situaciones
excepcionales, como los conflictos armados.
Los Convenios de Ginebra establecen disposiciones para dar una protección a las
mujeres en tiempos de guerra. No obstante, estas son englobadas con los niños,
niñas, ancianos, personas con discapacidad, heridos, etc. Estas no atienden la
problemática, necesidades e intereses estratégicos de las mujeres que sufren
estos conflictos. Sólo son vistas como parte del grupo “vulnerable”, es por ello que
las normas en ocasiones se vuelven neutras y tal parece que sólo esas
necesidades son las únicas que deben ser respetadas o protegidas por los
Estados. Un claro ejemplo es el artículo 3° común de los Convenios de Ginebra.
A partir de la instalación de los Tribunales ad hoc en ex Yugoslavia y Rwanda,
como consecuencia de violencia sistemática hacia la población en tiempo de
conflictos armados, se visibiliza la violencia sexual como crimen contra la
humanidad y se dio un acercamiento a nivel internacional para su sanción.
Otro avance fue la adopción del Estatuto de Roma, ya que por primera vez los
actos de violencia sexual serían enumerados de manera distinta, estos dentro de
los crímenes de lesa humanidad.
Los órganos del Sistema Interamericano y el Sistema Europeo de protección de
los Derechos Humanos han
interpretando sus instrumentos y utilizando de
manera complementaria el derecho internacional humanitario, para sancionar
violaciones graves a los derechos humanos de las mujeres en tiempos de conflicto
armado interno.
33
Los instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos, integran
el ius cogens, se debe utilizar como criterio de interpretación, no sólo para prevenir
violaciones graves a los derechos humanos, sino para resolver de forma favorable
a la víctima cuando esta ha sido vulnerada en su dignidad humana.
Otro aspecto importante es la emergencia del derecho a la verdad como derecho
humano que reforzará el proceso de reconstrucción en una sociedad violentada.
En tiempo de conflictos armados, tanto internacionales como nacionales, todas las
partes deberán imponer sanciones disciplinarias contra toda forma de violencia
contra las mujeres.
Es importante que se despierte la conciencia internacional y nacional sobre este
fenómeno que ha quedado en un silencio vergonzoso durante años.
Los Estados y otros actores internacionales deberán tomar medidas para permitir
a las misiones especiales de paz el respeto de su mandato, y proteger a las
mujeres contra toda forma de violencia y en caso de que ocurra tales actos,
brindar protección a las víctimas, testigos, asistencia psicológica y físicas a las
sobrevivientes de este violencia.
Promover un proceso de reconstrucción por medio de la comisión de la verdad,
que impliquen el apoyo a las mujeres victimas de estos actos de violencia.
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Tribunal Penal Internacional para Rwanda. 8 de noviembre de 1994.
ƒ
Organización de las Naciones Unidas. Informe de la Cuarta Conferencia
Mundial sobre la Mujer. Beijing, 4-15 de septiembre de 1995.
36
Sistema Interamericano de Derechos Humanos:
ƒ
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe N° 136/99 / Caso
N° 10/488. Ignacio Ellacuría, SJ; 22 diciembre 1999.
ƒ
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Caso Fernando y Raquel
Mejía vs. Perú, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Informe N°5/96, Caso N° 10970 del 1° de Marzo de 1996.
ƒ
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Loayza Tamayo versus
Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997.
ƒ
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake versus
Guatemala. Sentencia 24 e enero de 1998.
ƒ
Corte Interamericana de Derechos Humanos .Caso Bámaca Velázquez
versus Guatemala. Sentencia 25 de noviembre de 2000.
ƒ
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Fernández Ortega
versus México. Sentencia del 30 de agosto de 2010.
ƒ
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Rosendo cantú versus
México. Sentencia 31 de agosto de 2010.
Sistema Europeo de Derechos Humanos:
ƒ
Corte Europea de Derechos Humanos. Caso Irlanda versus Reino Unido.
Sentencia 18 enero 1978.
ƒ
Corte Europea de Derechos Humanos. Caso Aydin versus Turquía.
Sentencia de 25 de septiembre de 1997.
Instrumentos Internacionales
ƒ
Convenio I de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los
enfermos de las fuerzas armadas en campaña, 1949.
ƒ
Convenio II de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos, los
enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar, 1949.
ƒ
Convenio III de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra,
1949.
ƒ
Convenio IV de Ginebra relativo a la protección debida a las personas
civiles en tiempo de guerra, 1949
37
ƒ
Artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra.
ƒ
Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la
protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales1977.
ƒ
Protocolo II adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la
protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter
internacional, 1977.
ƒ
Protocolo III adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la
aprobación de un signo distintivo adicional 2005.
ƒ
Convención para eliminar toda forma de discriminación contra la mujer
(Cedaw).
ƒ
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres, Belém do Pará.
ƒ
Convention du Conseil de l’Europe sur la prévention et la lutte contre la
violence á l’égard des femmes et la violence domestique.
ƒ
Estatuto de la Corte Penal Internacional.
ƒ
Convención de Viena sobre el derecho de los Tratados.
Sitio web
•
Naciones Unidas :http://saynotoviolence.org/es/el-tema/datos-y-cifras
38
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género
CEAMEG
Cámara de Diputados
LXI Legislatura
2011
www3.diputados.gob.mx/camara/CEAMEG
ceameg@congreso.gob.mx / 50-36-00-00 Ext. 59216
Comité del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género
Dip. Mirna Lucrecia Camacho Pedrero
Presidenta
Dip. María Elena Pérez de Tejada Romero
Dip. O. Magdalena Torres Abarca
Secretarias
Dip. Jaime Fernando Cárdenas Gracia
Dip. Rosa Adriana Díaz Lizama
Dip. Margarita Gallegos Soto
Dip. Diva Hadamira Gastélum Bajo
Dip. Marcela Guerra Castillo
Dip. Elvia Hernández García
Dip. Elsa María Martínez Peña
Dip. Juan Carlos Natale López
Dip. Adela Robles Morales
Dip. Enoé Margarita Uranga Muñoz
Integrantes
Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género
Mtra. María de los Ángeles Corte Ríos
Directora General
Mtra. Nuria Gabriela Hernández Abarca
Directora Interina de la Dirección de Estudios Jurídicos de los
Derechos Humanos de las Mujeres y la Equidad de Género
Mtra. Adriana Medina Espino
Directora Interina de la Dirección de Estudios Sociales de la
Posición y Condición de las Mujeres y la Equidad de Género
Mtra. Lesley Alexia Ramírez Medina
Elaboró
Mtra. María de los Ángeles Corte Ríos
Revisión Final
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