JUNTOS PARA SIEMPRE Desde que mi madre murió, mi padre siempre ha estado luchando por nosotros, trabajando en el ejército. Yo soy mayor que mi hermano, tengo 16 años y él 14. Siempre hemos estado juntos nunca nos hemos separado, continuamente estamos riendo, jugando, paseando, ect. Un día salimos a pasear al pueblo y vimos que unos nuevos vecinos se situaban a dos cuadras de mi casa, quería conocerlas porque parecían personas simpáticas y buenas, pero mi hermano tiró de mí y me dijo que nos fuésemos a casa. Ya en casa nos sentamos a ver la televisión y de repente suena el timbre, pregunté: - - ¿Quién es?... Nadie contestó, pregunté dos veces más y como nadie contestaba abrí la puerta y… Dios! Apareció ante mí el chico más lindo que había visto en toda mi vida y dijo: Hola soy nuevo en el pueblo, creo que me he perdido, ¿me podrías decir dónde queda la calle Arturo Jiménez? Sí , claro que sí. Sin mirar hacia atrás me fui con él. Le enseñé casi todo el pueblo y todo el tiempo estuvimos hablando de los parques, de su pelo, del Ayuntamiento, de sus ojos, de las viviendas y de su sonrisa. Ja, ja, ja… que divertido… Es la primera vez que me pasaba esto. Sin darme cuenta ya era muy tarde así que dejé al chico en la calle, me despedí y me fui. Al llegar a mi casa me encontré a mi hermano tirado en el suelo, estaba pálido, lo toqué y estaba muy frío. No sabía qué hacer estaba desesperada, me calmé un poco y llamé a una ambulancia, se lo llevaron al hospital. El doctor me dijo que se había envenenado y que estuvo a punto de morir, pero que ya no corría peligro. Al día siguiente despertó y dijo: - ¿Ya estoy muerto?. ¿Qué?- pregunté-¿por qué dices eso?. Yo quería morir, tú me dejaste solo. Pero si solo fue un momento. Yo pensé que me dejaste solo para siempre. Prométeme que nunca me dejarás solo, prométeme que estaremos juntos para siempre. Yo me sentía culpable por todo lo que pasó, me sentía muy mal y nunca más me separé de mi hermano hasta que nos hicimos viejos. Mi padre murió primero, treinta años después murió mi hermano y solo quedaba yo. Ya nada más me quedó esperar a la llegada de mi muerte. CLAUDIA MOREIRA.