¡EL HIJO, EL ELEGIDO, EL PREDILECTO! CICLO A Bautismo del Señor

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¡EL HIJO, EL ELEGIDO, EL PREDILECTO!
Bautismo del Señor
CICLO A
3, 13 Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser
bautizado por él.
-v.14 Juan se resistía, diciéndole: “Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por
ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!”.
-v.15 Pero Jesús le respondió: “Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así
cumplamos todo lo que es justo”. Y Juan se lo permitió.
-v.16 Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se le abrieron los
cielos y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.
-v.17 Y se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo muy querido, en quien
tengo puesta toda mi predilección”.
Mt 3, 13-17
Introducción:
Con la fiesta del Bautismo del Señor, situada en el domingo siguiente a la
celebración de la Epifanía, se concluye el tiempo litúrgico de Navidad.
En el Bautismo de Jesús ocurre otra epifanía o “manifestación”, con la que da
comienzo a su vida pública.
El texto de este domingo corresponde al Evangelio de San Mateo que será el
evangelista del año (Ciclo A).
Mateo presenta el relato evangélico de la siguiente manera:
1) Los protagonistas y el lugar de la escena (v. 13).
2) El diálogo entre Juan y Jesús (v. 14-15).
3) La manifestación de la Trinidad (v. 16-17).
En esta última escena se presenta la visión de Jesús, el cielo abierto y el descenso
del Espíritu y una voz del cielo que revela la identidad de Jesús y su relación íntima con
Dios.
Aportes para la Lectura:
-v.13 Jesús comienza su vida pública dejando Nazaret en Galilea donde residía hasta
ese momento y se dirigiendo hasta el río Jordan en Judea, con la intención de hacerse
bautizar por Juan el Bautista.
Etimológicamente el término “bautismo” procede de la palabra “baptein” que
significa “sumergir”. El bautismo se celebraba siempre “sumergiendo” al que se
bautizaba en el agua de una gran pila bautismal que era como una piscina.
Desde épocas antiguas el agua se ha considerado un elemento de limpieza, por lo
que el baño sagrado y las abluciones han tenido un papel central como rituales de
purificación.
En la tradición judía, el baño o lavado ritual es visto por la Ley como una forma
válida de borrar las impurezas externas de las personas (Ex 29, 4).
Más adelante, en la época de los Profetas, el baño ritual adquirió una dimensión
moral, pues de una simple prescripción jurídica, pasó a convertirse en una acción de
carácter espiritual que servía para borrar las impurezas del alma y del corazón (Ez 36,
25-27).
La actividad de San Juan Bautista se insertó dentro de una corriente de
renovación religiosa que invitaba al arrepentimiento, la confesión de los pecados, la
penitencia y la renovación interior por medio de un ritual externo de carácter simbólico
como era el significado purificador del agua.
-v.14 Mucha gente acudía al río Jordán para ser bautizados por Juan (Mt 3, 5-6) a ellos
se une Jesús, antes de iniciar su misión. Juan que había declarado “no ser digno de
quitarle las sandalias”, se niega, ahora humildemente, a bautizarlo. No podía aplicar un
lavado para pedir la purificación de los pecados a Aquel que no tenía pecado. Más bien
era él el que, a pesar de su austeridad y de su vida rigurosa, debía ser purificado por
Jesús.
-v.15 Jesús tomando la palabra por primera vez en el evangelio de Mateo, rechaza la
negativa de Juan para bautizarlo y le pide que no ponga reparos: “Déjame hacer esto”.
En seguida le da los motivos de su insistencia: “Conviene que así cumplamos todo lo
que es justo”.
Mateo utiliza el término “justicia”, que no debe entenderse en el sentido que tiene
hoy (dar a cada uno lo que le corresponde), sino en el que tenía para los judíos piadosos
de su época: el cumplimiento de la voluntad de Dios.
-v.16 Al salir del agua luego de ser bautizado, a Jesús se le “abrieron los cielos”. Este
acontecimiento era esperado hacía mucho. El profeta Isaías, amargado por el estado de
desolación en el que yacía Israel en el siglo V a.C., había dirigido una conmovedora
plegaria a Dios pidiéndole que abriera los cielos, aunque fuera por última vez y obrara
un gran milagro a favor de su pueblo (Is 63, 19).
En el bautismo de Jesús se da respuesta a esa plegaria. Dios abre los cielos, no
para enviar un favor cualquiera, sino para mandar su Espíritu sobre la persona de Jesús.
El espíritu de Dios que bajaba desde los cielos, evoca las promesas del espíritu
divino en Is 44, 3; 59, 21; 61, 1.
Jesús vio descender el Espíritu de Dios “como una paloma”. Los autores católicos
no ven con claridad el sentido de este símbolo. Algunos lo conectan con la paloma que
Noé soltó en tiempos del diluvio y regresó al arca (Gn 8, 8-10).
Otros recuerdan que en el Cantar de los Cantares, la paloma representa siempre el
amor (Cant 1, 15; 2, 14; 5, 2; 6, 9).
La mayoría señala que muchas tradiciones judías presentaban en forma de paloma
al Espíritu de Dios que se cernía sobre las aguas (Gn 1, 2)
Esta última imagen, también fue tomada por la tradición cristiana como símbolo
de la tercera persona de la Santísima Trinidad.
-v.17 La bajada del Espíritu sobre Jesús va acompañada de una voz, también “del
cielo”, que declara que Jesús es el Hijo de Dios. Y lo hace con una fórmula similar
incluida en uno de los cánticos del servidor sufriente (Is 42, 1). Jesús es el Hijo de Dios,
pero el encarnará la figura del hijo obediente que va a redimir a todo el pueblo judío con
su sufrimiento, no la de un Mesías triunfalista como la tradición judía esperaba.
La frase final: “en quien tengo puesta toda mi predilección”, también se encuentra
en Is 42, 1. Palabras similares aparecen en la escena de la transfiguración (Mt 17, 5),
acentuando la relación entre Jesús y Dios. Dios habla como Padre, Jesús es su Hijo
predilecto.
Aportes para la Meditación:
Jesús, en su bautismo, se manifestó como verdadero Hijo de Dios. Al ser bautizados
también nosotros pasamos a pertenecer a la familia de Dios.
¿Nos comportamos en nuestras vidas como verdaderos hijos de Dios? ¿Qué cosas
debemos mejorar para serlo realmente?
¿Procuramos continuar la misión de Cristo para que Dios se “complazca” también en
nosotros? ¿Qué nos falta para llevarla a cabo?
¿Qué entendemos por “cumplir todo lo que es justo” como pide Jesús?
Modelo de Oración:
Padre:
Danos el don del Espíritu Santo
que nos posibilite actuar
siempre como hijo tuyo
dando testimonio de Cristo
siendo mensajero de su Evangelio
y apóstoles en nuestro ambiente
actuando siempre con coherencia
con lo que creemos.
Si realizamos alguna celebración o signo comunitario sería bueno invitar a
trabajar con una imagen del agua y con fotos o recuerdos del bautismo propio o de un
familiar o amigo. Meditar con el simbolismo que expresa el agua y sobre la importancia
de nuestro bautismo.
Contemplación/Compromiso:
En el último paso de la Lectura Orante nos parece bueno recomendar que
dejemos unos cuantos minutos para contemplar todo lo que el Señor nos ha dicho con su
Palabra, lo que le hemos dicho a través de la oración, y sobre todo descubrir a qué nos
comprometemos, qué acción para transformar nuestro pequeño mundo realizaremos.
Siempre debe ser algo muy concreto y en coherencia con lo que el Señor nos pide en su
Palabra.
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