QUIERO SER LIBRE Hoy al despertarme me sentía feliz, era mi cumpleaños y mi hermano mayor me había prometido darme su gorra de la suerte, nunca se separaba de ella. Me levanto con la intención de tirarme encima de mi hermano mayor para jugar un poco con él, pero en su cama no hay nadie, seguramente me ha querido dar una sorpresa y está abajo en la cocina preparándome el desayuno. Voy bajando las escaleras y escucho los llantos de mi madre al hablar con mi padre sobre mi hermano Mahmoud. Nos había dejado una carta de despedida en la que ponía: “mamá, papá y Samer: estoy harto de esta guerra infernal que parece no tener fin, quiero ser una persona con derechos, quiero ser libre. Lo siento mucho por el sufrimiento que os pueda causar, pero no puedo seguir viviendo así, esto no es vida. Os quiere Mahmoud” Son las nueve de la noche y esta oscureciendo mamá y papá sigue llorando. De repente suena el timbre, mi padre abre la puerta y no hay nadie, solo una bolsa negra, sale asustado a abrirla y empieza a gritar. Era mi hermano Mahmoud, le habían matado y metido en la bolsa a pedazos. Pienso que es una pesadilla, esto no puede ser real, sentí cómo mi pecho se encogía, me costaba respirar entre llanto y llanto, mis lágrimas ardían al caer por mi mejilla. Era como si el mundo entero se parase y llorase mi pena, pero luego recordé que fuera del país esto no le importa a nadie y no puedo entender el porqué. Esto no se trata de razas, todos somos iguales sin importar la nacionalidad, sin importar si eres sirio o alemán, todos somos seres humanos. Mi hermano ha sido asesinado por buscar la libertad, la suya, la mía, la de todos los sirios, esa libertad que tanto ha costado en países europeos, los cuales deberían entendernos mejor que nadie. A partir de esa tarde me cuesta dormir, siempre se me aparece en sueños diciéndome que luche por lo que quiero, pero solo tengo 7 años y no se que hacer, solo soy un niño que teme a la noche cuando todo esta oscuro porque no tenemos electricidad. Antes me daba miedo por si había un monstruo gigante y con cuatro brazos en el armario, ahora se que el monstruo real solo tiene dos y es el ser humano. No fue suficiente la muerte de mi hermano. Un par de noches después unos hombres armados entraron en mi casa, corrí a esconderme como pude, mientras apuntaban a la cabeza a mi abuelo que no pudo hacer nada, ya que era un hombre mayor que iba en sillas de ruedas, le preguntaron “¿queréis libertad?” mi abuelo en un acto de valentía por defender sus ideales gritó “¡Sí, quiero libertad!” al segundo mi abuelo estaba muerto, los hombres se meaban en su cabeza mientras se reían, yo seguía en la misma habitación escondido, no podía sentir mi cuerpo, no podía chillar, no podía respirara, ni pedir ayuda. Antes me encantaba ir al colegio con mis amigos y aprender matemáticas, siempre he querido ser un buen maestro cuando fuera mayor, pero ya no hay escuelas donde aprender, ni donde poder enseñar. Mi mamá no me deja nunca salir a jugar como lo hacia antes, dice que es muy peligroso, la ultima vez que jugué estaba con mis amigos jugando al fútbol en la calle y la pelota se fue, corrí a por ella cuando de repente no escuchaba nada más que un pitido, no podía respirar, me giré hacia atrás y ví cuerpos tirados en la calle, gente corriendo sin saber a donde ir, ví a un hombre corriendo con un amigo mío en brazos, le faltaba un pierna, y lloraba mucho, mis otros amigos no fueron tan afortunados, sus cuerpos yacían en el suelo llenos de sangre. Ese día perdí a nueve amigos en la explotación de un barril, tengo grabado ese sonido ese sonido y nunca podré olvidarlo al igual que el de un misil cayendo de los aviones. ¿Por qué no podemos decir lo que pensamos? ¿Por qué no podemos sentirnos seguros? ¿Por qué no podemos ser felices? Mis sueños, mi familia y mi país han sido destruidos ¿para qué? Mis padres no pueden más con esta situación, la pequeña Kharim acaba de nacer y no quieren que una infancia más se vea destruida. Deciden huir a Europa, tierra de oportunidades y libertades, de trabajo, de ilusión. Pero el viaje no va a ser fácil, primero tenemos que recaudar muchísimo dinero para conseguir un hueco en la barca de la muerte, que no es mas que unos metros de plástico fino, que a menudo se pincha en medio del mar, pero es huir o morir. Mi padre consigue con mucho esfuerzo el dinero suficiente para poder viajar mi hermana y yo. Para lograr todo el dinero nos hemos tenido que quitar de todo privilegio, como comer, solo comemos lo necesario para sobrevivir. Todo el dinero que entra en casa es para el largo viaje a la libertad. Viajamos con un destino tan incierto como nuestro futuro, pero la esperanza nos mantiene con vida. Es un largo viaje donde hemos visto a mujeres dando a luz en situaciones lamentables, donde si alguien muere por hipotermia se tira al mar como a un peluche, donde no hay alimento ni agua dulce. Mis padres no han subido con nosotros siguen en Siria a la espera de buenas noticias nuestras. Por fin llegamos a Europa y nos tratan como animales, como terroristas, cuando lo único que queremos es escapar de ellos. Nos organizan por números, les da igual nuestra historia, para ellos solo somos uno más de tantos millones. Ahora nuestro hogar es un refugio, no tenemos nada sobre lo que dormir mas que barro, sin mantas en estas frías y lluviosas noches en las que en una semana ya han muerto tres niños por el frío, dormimos agarrados unos a otros para entrar en calor, tampoco hay agua y tenemos sed, lo que cualquiera malgasta en los países de occidente qui es nuestro gran tesoro transparente. Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma, pero aquí no, por si no fuera poco los problemas del invierno, después llega el verano, estación de enfermedades, con la subida de temperaturas los desechos de todos al no tener aseos van a aguas contaminadas que provocan muchas infecciones que llevan a muertes. En mi estancia en este campamento, me acuerdo todos los días de mi vida en Siria, cómo mi abuela venía a mi habitación y me arropaba, por la mañanas me duchaba, me ponía ropa bonita y nos íbamos a pasear, ahora ya no tengo sueños de los que despertarme, ni ropa, ni esta mi abuela. Antes quería vivir, era alegre y risueño, ahora sin mi hermano, sin mi abuelo, co mis padres en siria sufriendo la guerra ya no se si quiero vivir, mire hacia donde mire solo veo desesperación e impotencia, en occidente la mayor preocupación de mucha gente es que ropita ponerse, mientras que aquí los heridos guardan su dolor en silencio, por que de nada sirve quejarse sin nadie te puede ayudar por que no hay medicinas, hemos retrocedido un siglo en la historia cuando por una tos morías ¿ esto es desarrollo?. Aquí no se oye mas que lamentos y quejas de la situación, en la tienda de al lado hay una mujer que no para de gritar “¡no entiendo nada! ¿Todo lo hacen por dios, pero destruir su país y matar a su pueblo es el mayor pecado! ¡Han desterrado a un pueblo entero!” Los días transcurren lentamente, es un rutina de tristeza, nuestros únicos quehaceres es esperar que un país nos acoja hasta que podamos volver al nuestro, así que decidimos emprender un largo viaje a pie por Europa cruzando fronteras. Es un viaje muy complicado, son muchos kilómetros y con alimento escaso, no tengo dinero para comprarme unas zapatillas nuevas, así que me temo que el trayecto lo voy a tener que hacer con mis deportivas viejas con agujeros en las suela y cargando de mi hermana pequeña a la espalda. Mañana empezamos a andar, estoy nervioso, no se si lo lograre, solo tengo siete años, soy muy pequeño para andar tanto sin descanso, pero ¿a quien le importa? A nadie. Ayer recibí la terrible noticia, mis padres habían sido alcanzados por una bomba, ya no me queda nada mas que mi hermana pequeña, así que luchare por ella igual que mi hermano lucho por mi. Solo pido que piases como Rusia que apoyan esta guerra suministrando armas, y a todos los países que guardan silencio que nos escuchen, ya son varios años con esta guerra que es mi día a día , los sirios queremos vivir en nuestro querido país, levantarse con el ruido del cantar de los pájaros, ver los verdes árboles todas las tardes, mirar al cielo y verlo azul, andar por la calle tranquilamente para ir a la escuela, y al salir jugar en el parque de al lado, irnos de excursión los domingos con la familia, ir a rezar todos juntos, ir al supermercado de la esquina y poder comprar lo que quieras, disfrutar de la vida, enamorarnos, equivocarnos, casarnos, tener hijos, cuidar de los nietos, pero sobre todo ser felices, no es mucho ¿no?. Solo queremos libertad, no queremos irnos a vivir a vuestros países, solo estar una temporada hasta que todo se solucione, queremos ir a nuestros hogares donde están nuestras vidas, ayudarnos por favor, no finjáis más que no existimos. Mi hermana y yo hemos sobrevivido a esta tragedia, pero hay muchísimas personas que no lo consiguen, hay muchos niños que tras superar la guerra y lograr llegar a Europa unas mafias los capturan y los separan de sus familias, miles de infancias destruidas en esta guerra mientras que ellos solo buscan la libertad.