La misión de paz de las Naciones Unidas en Ruanda

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DERI
Doctorado de Economía y Relaciones Internacionales
W OR K I N G P A P E R S
LA MISIÓN DE PAZ DE LAS NACIONES
UNIDAS ES RUANDA
Ana Ferreira de la Joya
DWP 05/2005
ÍNDICE:
1. Introducción.
2. Ruanda: antecedentes étnicos y políticos.
2.1 Datos generales.
2.2 Grupos étnicos: los enfrentamientos entre hutus y tutsis.
2.3 Las relaciones con Uganda.
2.4 UNOMUR.
2.5 El acuerdo de paz y el establecimiento de UNAMIR.
3. UNAMIR.
3.1 Establecimiento de la misión, acuerdo de las partes y alto el
fuego.
3.2 Los retrasos en la puesta en marcha del plan y el estallido de la
violencia.
3.3 Retirada de las tropas belgas y cambio de objetivos de UNAMIR.
3.4 La falta de acuerdo político, el genocidio tutsi y la reducción de
efectivos de UNAMIR.
3.5 Actividades humanitarias.
3.6 Se extiende el mandato de UNAMIR.
3.7 El fracaso de las conversaciones de Paz y la iniciativa francesa.
3.8 La Operación Turquesa.
3.9 El alto el fuego y el Gobierno de Unidad Nacional.
3.10 Continúa la crisis humanitaria. El reforzamiento de UNAMIR.
3.11 Signos de estabilidad interna e inseguridad en los campos de
refugiados.
3.12 El proceso de estabilización y el fin de UNAMIR.
4. Lo que no se aprendió en Ruanda.
4.1 La ausencia de una respuesta rápida y la falta de previsión.
4.2 Las críticas de Dallaire.
4.3 UNAMIR: un fracaso de las Naciones Unidas.
5. Conclusiones.
Bibliografía.
2
1. INTRODUCCIÓN:
La misión de paz de las Naciones Unidas en Ruanda es uno de los más
importantes fracasos de la ONU en el mantenimiento de la paz. En general, a lo
largo de los más de cincuenta años de operaciones de mantenimiento de la paz
se puede hablar de un balance positivo pero si se analizan los resultados de
cada una de las misiones una a una la de Ruanda puede describirse con
seguridad como un fracaso total.
La misión de paz en Ruanda corresponde a una serie de misiones
desarrolladas para mantener la paz en conflictos internos que han sido las más
problemáticas para las Naciones Unidas. Muchos describen esta misión como
una situación en la que no se hizo nada para impedir o detener el genocidio
entre abril y junio de 1994, un genocidio que no estalló sin más sino que venía
precedido de acontecimientos y enfrentamientos previos que deberían haber
puesto en alerta a las autoridades internacionales.
La misión no se organizó hasta el último momento, cuando miles de personas
habían sido asesinadas y ya era casi imposible detener el genocidio. La falta de
voluntad política del Consejo de Seguridad y miembros claves de las Naciones
Unidas que rechazaron la intervención de la Organización hasta que, las
terribles imágenes mostradas en todos los informativos del mundo, provocaron
una intervención apresurada y desorganizada que acabó siendo un tremendo
fracaso en la historia de la ONU.
Para analizar el porqué de este fracaso comenzaré con una breve descripción
de la situación histórica de Ruanda, los conflictos étnicos entre humus y tutsis y
el desarrollo de los conflictos relacionados con los refugiados en Uganda y el
Frente Patriótico Ruandés y el gobierno del país. La misión de observadores de
la ONU para Uganda-Ruanda fue el antecedente de la posteriormente
fracasada UNAMIR, me referiré a ella y a las críticas sobre su organización
para acabar hablando de UNAMIR, su funcionamiento, desarrollo y fracaso y
de cómo los errores allí cometidos tampoco han servido para mejorar
posteriores intervenciones de las Naciones Unidas en otros conflictos
regionales como el de Sierra Leona o el de la República Democrática del
Congo.
3
2. RUANDA: ANTECEDENTES ÉTNICOS Y POLÍTICOS.
2.1 Datos generales:
La república de Ruanda tiene una superficie de 26.340 km2 .Se encuentra en el
interior del África centroriental, limita al norte con Uganda, al este con
Tanzania, al oeste con la República Democrática del Congo y al sur con
Burundi.
Su población es de alrededor de 8.500.000 habitantes que se clasifican en tres
grupos éticos:
•
Hutus: 84%
•
Tutsis: 15%
•
Tuas: 1%
Son lenguas oficiales el inglés, francés y kinyaruanda (lengua nativa), el suahili
está también muy extendido.
El 50% de la población tiene creencias animistas, el resto es de mayoría
católica y existen minorías protestantes y musulmanas.
La agricultura, silvicultura y la pesca son las actividades económicas que
representan un mayor porcentaje del PIB, un 40%, seguidas de los servicios,
38% y por último la industria con un 22%1.
2.2 Grupos étnicos: los enfrentamientos entre hutus y tutsis.
El pueblo tua habitaba originariamente el territorio ruandés, era un pueblo de
cazadores y artesanos que fue progresivamente desplazado por el grupo hutu
que se convirtió en la etnia dominante. En el siglo XIV la etnia tutsi, procedente
de Somalia, comenzó a emigrar al territorio. Este último grupo se impuso
definitivamente en el siglo XV con la imposición de una monarquía y un
régimen feudal. Los primeros contactos con los europeos no tuvieron lugar
hasta 1858. En 1885, en la Conferencia de Berlín, en la que se llevó a cabo el
reparto de África, asignó el territorio de Ruanda al África oriental alemana. En
1899 quedó organizado el protectorado alemán de Ruanda.
Los términos hutu y tutsi están ligados a los acontecimientos históricos de
Ruanda. Se referían a clases sociales distintas y esta división ha influido en la
política del país durante los últimos cuarenta años. La influencia colonial y los
1
Datos procedentes de The economist: Country profile. Country reports.
4
misioneros católicos contribuyeron a ahondar en la creencia en que los tutsis
eran superiores a los humus. En 1959 la confrontación interétnica provocó una
rebelión, proclamándose el estado de emergencia.
En septiembre de 1961 la monarquía tutsi, existente desde el siglo XV, fue
abolida y se estableció la república de Ruanda.
La tensión entre humus y tutsis se manifestó de nuevo en 1963 cuando 20.000
tutsis fueron asesinados, en 1972, 1973 y 1994 cuando la masacre de civiles
provocó la organización de la misión de las Naciones Unidas (UNAMIR) que
analizaré más adelante.
2.3 Las relaciones con Uganda:
Las tensas relaciones con el país vecino, que acoge a un gran número de
refugiados tutsis huidos (unos 250.000) en las diferentes masacres por parte de
la mayoría hutu, fueron el origen de los problemas que provocaron el envío de
las dos misiones de paz de las Naciones Unidas, primero la Misión de
Observadores para Uganda-Ruanda (UNOMUR) y más tarde la Misión de
Ayuda a Ruanda (UNAMIR).
A finales de los ochenta2 las relaciones mejoraron pero, en 1990, un ejército de
4.000 hombres de nominado Frente Patriótico Ruandés (FPR), compuesto
fundamentalmente por refugiados tutsis en Uganda, invadió Ruanda con el
objetivo de acabar con el Régimen Militar de Habyarimana3 y reclamando la
vuelta de todos los refugiados ruandeses. El ejército de Ruanda, ayudado por
tropas zaireñas4 y francesas, consiguió repeler al FPR y establecer un alto el
fuego. El FPR repitió las incursiones en Uganda a finales de 1990 y principios
de 1991.
Las negociaciones no tuvieron éxito hasta 1992 cuando se alcanzó un acuerdo
en Tanzania para alcanzar un alto el fuego y crear un Grupo de Observación
Militar (GOM) patrocinado por la Organización de la Unidad Africana (OUA),
con representantes de ambas partes del conflicto y generales de los ejércitos
2
La última gran oleada de refugiados se había producido en 1973 por lo que las relaciones ya
no eran tan tensas.
3
En julio de 1973, el General Habyarimana, Ministro de Defensa y jefe de la Guardia Nacional,
había impuesto un Régimen Militar y proclamado la segunda república tras un golpe de estado
incruento. En 1980 tuvo lugar un fallido golpe de estado y Habyarimana fue reelegido
presidente en 1983 y 1988.
4
Posteriormente Zaire pasaría a denominarse República Democrática del Congo.
5
de Mali, Nigeria, Senegal Y Zimbabwe. Algunos temas se quedaron sin resolver
como, por ejemplo, la repatriación de los refugiados y las peticiones de FPR
sobre una plena participación en el Gobierno de transición y en la legislatura.
2.4 UNOMUR:
En 1993 hubo un nuevo brote de violencia, el FPR amenazó con tomar Kigali y
provocó el desplazamiento de miles de personas hacia el sur, Uganda Y
Tanzania. Las acciones del FPR fueron denunciadas por Bélgica, Francia y
Estados Unidos. Francia envió más tropas a Kigali, que se unieron a las que ya
poseía allí para proteger a los ciudadanos franceses. El GOM se declaró
incapaz de hacer frente a la situación y pidió refuerzos a la OUA. A finales de
febrero se llegó a una tregua a cambio del cese de los ataques contra las
posiciones del FPR y las comunidades tutsis y la retirada de las tropas
extranjeras.
El 22 de junio de 1993, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
estableció mediante la resolución 846, el establecimiento de la Misión de
Observadores para Uganda-Ruanda (UNOMUR), en el lado ugandés de la
frontera, por un periodo inicial de 6 meses. El objetivo de la misión era vigilar el
tránsito en la frontera de armas o cualquier tipo de material que pudiera ser
objeto de uso militar así como evitar el traspaso de la violencia más allá de las
fronteras ruandesas.
Se pusieron dos expertos militares a disposición del GOM y se urgió al
gobierno ruandés y al FPR a llegar a un acuerdo de paz en un plazo de tiempo
breve. El Secretario General de las Naciones Unidas debía informar al Consejo
de Seguridad sobre cómo la ONU podía ayudar a la OUA a implementar el
acuerdo y a implementar los planes de contingencia necesarios.
Tras llegar a los acuerdos necesarios con el gobierno ugandés, UNOMUR
entró en vigor el 16 de agosto de 1993. A finales de septiembre la misión ya
había desplegado el total de los 81 observadores5 militares autorizados y era
plenamente operativa.
Las principales críticas hacia esta misión se centran en las zonas en las que se
desplegaron los observadores, todos estaban en la frontera con Uganda
5
Provistos por: Bangladesh, Botswana, Brasil, Hungría, Países Bajos, Senegal, República
Eslovaca y Zimbabwe.
6
(frontera norte de Ruanda) pero se dejaron sin cubrir las fronteras con el resto
de países: Zaire, Burundi y Tanzania, que eran especialmente susceptibles de
recibir el éxodo de refugiados ruandeses al estar sellada la frontera
septentrional. La acción de la ONU fue la respuesta a un problema concreto y
localizado pero no hubo anticipación al problema de carácter regional que,
evidentemente, se podía desarrollar.
2.5 El acuerdo de paz y el establecimiento de UNAMIR:
Mientras tanto las conversaciones entre el gobierno ruandés y el FPR para
llegar a un acuerdo de paz se retomaron en marzo de 1993 con la asistencia de
del representante de la misión de buena voluntad de las Naciones Unidas en
Ruanda.
En abril las Naciones Unidas organizó un programa internacional de asistencia
para los más de 900.000 desplazados ruandeses (aproximadamente un 13%
del total de la población). La mayoría de los desplazados vivía hacinada en 30
campos de refugiados con graves problemas de malnutrición y enfermedades.
Con las conversaciones se pretendía llegar a un acuerdo en los temas que
habían quedado sin resolver el año anterior, sobre todo en lo referente a los
refugiados y desplazados en Uganda, temas militares y políticos como la
reforma de la constitución o la duración del gobierno provisional. Ambas partes
discutieron también la posibilidad de establecer una fuerza de paz internacional
para que vigilara el cumplimiento de los aspectos claves del acuerdo de paz y
para crear confianza durante el periodo de transición.
En agosto el presidente Habyarimana y el coronel del FPR Alex Kanyarengwe
firmaron en Arusha (Tanzania), un acuerdo de paz por el cual se establecía un
gobierno provisional de transición de 22 meses de duración encabezado por un
primer ministro elegido por consenso. Se estimó que, tras la firma del acuerdo
alrededor de 600.000 individuos habían regresado a sus casas aliviando así la
situación en los campos de refugiados y provocando que los programas de
ayuda se centraran en los desplazados que regresaban a sus casas.
Sin embargo, las instituciones provisionales no llegaron a establecerse según
lo establecido debido al empeoramiento de la situación, ambas partes
solicitaron la acción de las Naciones Unidas para facilitar la aplicación del
acuerdo. En octubre, el Consejo de Seguridad con la resolución 872, estableció
7
una misión de asistencia a Ruanda, UNAMIR, con una duración estimada de
unos seis meses (que se irían prorrogando posteriormente), con el objetivo de
supervisar el alto el fuego, contribuir a la seguridad de la zona y facilitar ayuda
a los refugiados.
UNAMIR absorbió al GOM y a UNOMUR y quedó inaugurada el 1 de
noviembre de 1993 con 2.500 efectivos.
8
Kafunzo
RWANDA
UGANDA
BIRUNGA
NAT'L PARK
Butaro
Kidaho
Nyundo
Kabaya
Ngororero
Ile
Bugarura
Lac Kivu
Bulinga
Mabanza
Kibuye
KIBUYE
Gishyita
Rwamatamu
Rwesero
CYANGUGU
Gisakura
Kamembe
Bukavu
Cyangugu
Rwumba
Cyimbogo
Karengera
Nyakabuye Bugumya
Bugarama
The boundaries and names shown and the designations used
on this map do not imply official endorsement or acceptance by
the United Nations.
Map No. 3717 Rev. 9
January 2004
UNITED NATIONS
Bugesera
Rilima
Nyabisindu
Karaba
Gikongoro
Kitabi
Ruhango
Gashora
Rusatira
Karama
Ngenda
UNITED
REPUBLIC OF
TANZANIA
Rwamagana
Kayonza
Lac
Mugesera
Lac
Nasho
Kigarama
Kibungo
Rukira
Sake K I B U N G O
Bare
Nemba
Lac
Cyohoha
Sud
PARK
Lac
Ihema
Bicumbi
KIGALI
Lac
Kivumba
Rukara
Butamwa
Gatagara
GIKONGORO
Lac
Muhazi
Gikoro
Kigali
Bwakira
Masango
Muhura
Kicukiro
Gitarama
Kaduha
Ile
Gombo
Kinyinya
Runda
Lake
Mujunju
Lac Hago
Murambi
a r o n Mbogo
go
Shyorongi
GITARAMA
Birambo
Lac Mikindi
NATIONAL
Rutare
Kiyumba
Ile Wahu
Ile
Idjwi
ab
Ny
GISENYI
Gabiro
Ngarama
Kinyami
Rushashi
Ngaru
a
Lac
Rwanyakizinga
Kinihira
Nemba
ger
KAGERA
Gatunda
BYUMBA
Byumba
RUHENGERI
Gisenyi
Lo
wa
Mulindi
Cyamba
Ka
Lac
Rweru
ge
Lac
Lac Mpanga
Cyambwe
Lake
Bisongou
Rusumo
Kirehe
ra
BUTARE
Ruramba
Butare
Gisagara
Busoro
Munini
Runyombyi
yaru
CONGO
Lac
Ruhondo
Ka
BURUNDI
an
Goma
Kirambo
Busogo
Muvumba
Lac
Katuna
Burera
Ruhengeri
Kora
Mutura
Kagali
Nyagatare
Kabale
mba
Cyanika
RWANDA
Rwemhasha
Lubirizi
Kisoro
Rutshuru
DEMOCRATIC
REPUBLIC OF THE
Lake
Bunyonyi
gi t u
Lake
Mutanda
Ka
National capital
Prefecture capital
Town, village
Airport, airstrip
International boundary
Prefecture boundary
Road
Track
Merama
Kagitumba
Ak
0
0
10
20
10
30
20
40
50 km
30 mi
Department of Peacekeeping Operations
Cartographic Section
3. UNAMIR:
La información para escribir este apartado procede, en su mayor parte del
departamento de información pública de las Naciones Unidas y del monográfico
sobre Ruanda elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores español.
3.1 El establecimiento de la misión, acuerdo de las partes y alto el fuego:
El Comandante de las fuerzas de UNAMIR, el canadiense Brigadier-General
Romeo A. Dallaire llegó a Kigali el 22 de octubre de 1993, le siguió una
comitiva formada por 21 miembros de personal militar el 27 de octubre de
forma que el 1 de noviembre de 1993 la misión estaba oficialmente en
funcionamiento.
De acuerdo con el Secretario General, los objetivos de UNAMIR eran:
•
Ayudar a crear seguridad en la capital, Kigali.
•
Vigilar el respeto del alto el fuego.
•
Crear una zona desmilitarizada.
•
Monitorizar la situación durante el último periodo del gobierno provisional
hasta las elecciones.
•
Asistir en el programa de desminado.
El Secretario General de las Naciones Unidas nombró a Jaques Roger BoohBooh, Ministro de Relaciones Exteriores de Camerún, Representante Especial
en Ruanda. Él fue el impulsor de una reunión entre el gobierno ruandés y el
FPR en la que se reafirmaron sus intenciones de respetar las provisiones del
acuerdo de paz de Arusha.
Un primer batallón de UNAMIR fue establecido en Kigali en diciembre y, tras el
informe del Secretario General al Consejo de Seguridad ese mismo mes,
asegurando que la implementación del programa había seguido las pautas
adecuadas y el respeto del alto el fuego por ambas partes, se recomendó el
establecimiento de un segundo batallón en la zona desmilitarizada.
3.2 Los retrasos en la puesta en marcha del plan y el estallido de la
violencia:
De acuerdo con lo establecido en el acuerdo de paz de Arusha según el cual la
cabeza del estado permanecería en su puesto hasta la celebración de
9
elecciones, el General Habyarimana juró su cargo como presidente de Ruanda
el 5 de enero de 1994. Sin embargo, la falta de acuerdo entre las partes impidió
que se establecieran el resto de instituciones provisionales del gobierno y la
asamblea provisionales.
Este retraso en el establecimiento de las instituciones provisionales no sólo
provocó un retraso en la implementación del plan de las Naciones Unidas sino
que provocó un deterioro de la situación en el país y una amenaza al proceso
de paz. De nuevo se produjeron episodios de violencia, asaltos y asesinatos de
civiles y de miembros del gobierno.
Los intentos del Secretario General y de su Representante Especial para llegar
a un acuerdo y conseguir que se establecieran las instituciones necesarias
durante este periodo fueron en vano y no lograron que se llegara a ningún
acuerdo.
El 6 de abril de 1994 el avión presidencial que volvía de Tanzania se incendió y
estalló al aterrizar muriendo sus diez ocupantes, entre los que estaba el
presidente Habyarimana, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, el presidente de
Burundi y dos ministros burundeses. No se aclaró la autoría del atentado y la
investigación iniciada por oficiales de UNAMIR fue obstruida por una campaña
de violencia lanzada por la guardia presidencial en Kigali contra políticos,
religiosos, personal de UNAMIR y tutsis. El Primer Ministro, el presidente del
Tribunal Constitucional y los ministros de Trabajo y Asuntos Sociales y de
Información se encontraban entre los políticos declarados muertos o
desaparecidos a las pocas horas de estallar el avión de Habyarimana.
Durante las dos siguientes semanas se produjeron decenas de miles de
asesinatos. Se informó que muchos civiles hutus se vieron obligados, bajo
pena de muerte, a asesinar a sus vecinos tutsis. La violencia se extendió y
unidades del FPR se vieron involucradas.
3.3 Retirada de las tropas belgas y cambio de objetivos de UNAMIR:
La violencia reinaba en Kigali, el FRP estaba reavivando a sus tropas en la
capital para intentar atajar la masacre de civiles y restaurar el orden. Las
Naciones Unidas negoció un alto el fuego de 60 horas durante el cual las
fuerzas de evacuación de varios países escoltaron la salida de extranjeros de
Ruanda.
10
Tras el asesinato de soldados belgas y diversas amenazas a civiles, el
gobierno belga decidió retirar a sus tropas (más de 400 soldados) de Ruanda.
UNAMIR se vio entonces incapaz de continuar con los planes originales dada
la falta de efectivos humanos y centró sus objetivos en:
•
Lograr un alto el fuego para continuar con las negociaciones políticas.
•
Proteger a los civiles.
•
Negociar un acuerdo con las dos partes para evacuar a los desplazados.
•
Asistir en las evacuaciones.
•
Rescate de los atrapados en los frentes de lucha.
•
Proveer asistencia humanitaria a los grupos de desplazados.
3.4 La falta de acuerdo político, el genocidio tutsi y la reducción de
efectivos de UNAMIR:
Miembros del gobierno ruandés se embarcaron en una ofensiva diplomática por
Europa y África tratando de lograr credibilidad a través del respaldo
internacional pero no tuvieron mucho éxito. Mientras tanto, el FPR rechazó
dialogar con el “gobierno ilegal” al tiempo que las Naciones Unidas trataba de
negociar un nuevo alto el fuego entre abril y mayo de 1994 apoyados por los
presidentes de Tanzania y Zaire.
Lejos de reducirse la violencia, se generalizó. Los tutsis quedaron identificados
como oponentes políticos del Estado por lo que el conflicto acabó de definirse
en términos étnicos. La comunidad internacional expresó su repulsa ante lo que
estaba sucediendo en Ruanda, los informes que hablaban sobre la existencia
de fosas comunes tutsis y el asesinato de civiles que buscaban refugio en
hospitales, iglesias y escuelas en su huída de los hutus provocaron la llegada
de ayuda financiera y logística para los más de dos millones de desplazados
ruandeses amenazados por la hambruna y las enfermedades.
La situación requería una respuesta eficaz e inmediata por parte de las
Naciones Unidas, era necesario llevar a cabo medidas coercitivas y el uso de la
fuerza era imprescindible para poner freno a una situación fuera de control en
todos los términos posibles.
Sin embargo, lejos de aumentar sus tropas en la zona, el 21 de abril el Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 912 que autorizaba
11
la reducción de los efectivos presentes en la zona a 270, decisión que fue
condenada por la comunidad internacional y el gobierno ruandés. La resolución
también reajustaba el mandato de la misión y reducía sus obligaciones a:
•
Actuar como intermediario para asegurar un alto el fuego.
•
Asistir en las misiones humanitarias.
•
Monitorizar el desarrollo de la seguridad de los civiles en la zona.
La resolución reafirmaba el papel del acuerdo de Arusha como centro del
proceso de paz, condenaba los ataques contra los efectivos de UNAMIR y el
personal de las Naciones Unidas y exhortaba un cese inmediato de las
hostilidades entre el gobierno de Ruanda y el FPR.
3.5 Actividades humanitarias:
El deterioro de la situación obligó a la evacuación de personal en abril de 1994
y a la suspensión temporal de las actividades humanitarias. Pese a todo y a los
pocos días de la evacuación del personal, se organizó la Oficina de
Emergencia para Ruanda de las Naciones Unidas (UNREO) y un grupo de
agencias comenzó a trabajar en la vecina Nairobi. Los principales esfuerzos se
centraron en el envío de provisiones de comida desde Uganda y Burundi ya
que los intentos de alcanzar los almacenes de los fondos de comida del WPF
(World Food Programme) en Kigali eran continuamente bloqueados por fuego
hostil.
Mientras la lucha armada continuaba en Kigali comenzaron a organizarse
distintos frentes de ayuda humanitaria. Un grupo inter-agencia formado por
miembros del departamento de asuntos humanitarios, el programa de
desarrollo, la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, UNICEF y la
Organización Mundial de la Salud comenzó a trabajar desde finales de abril en
apoyo a las agencias humanitarias de la ONU que trabajaban desde fuera de
Uganda.
Un informe enviado por las agencias de las Naciones Unidas en la zona alertó
de la terrible situación humanitaria que existía y del riesgo de catástrofe que se
corría si no se enviaba ayuda inmediatamente. Gracias a esto se recibieron
unos 8 millones de dólares en ayuda humanitaria pero, nada más recibir esta
ayuda la situación se desbordó. En el éxodo de refugiados más rápido que se
recuerda, más de 250.000 ruandeses abandonaron el país a través de las
12
cataratas de Rusumo hacia Tanzania en 24 horas. ACNUR había previsto
comida, mantas y otra serie de ayuda para unas 50.000 personas. La
avalancha de refugiados provocó la creación de una operación de ayuda
humanitaria masiva en tiempo récord. ACNUR coordinó la acción que ayudó al
gobierno de Tanzania a hacer frente a las necesidades humanitarias de los
desplazados además de hacer una petición de 56 millones de dólares más en
fondos para atender a dichas necesidades.
3.6 Se extiende el mandato de UNAMIR:
La situación en Kigali y otras partes de Ruanda estaba gravemente deteriorada
a finales de abril. La capital ruandesa estaba dividida en dos bandos
controlados por el gobierno y el FPR entre los que había frecuentes
intercambio de fuego de artillería y morteros. Las masacres continuaban a gran
escala en las zonas rurales, especialmente en el sur.
Era obvio que el mandato de UNAMIR había contribuido escasamente a
mejorar la situación y que había carecido del poder y los efectivos necesarios
para atajar las masacres de civiles.
A mediados de mayo el Consejo de Seguridad aprobaba la resolución 918 que
Creaba UNAMIR II y proveía 5.500 efectivos para la protección de los
refugiados en las áreas declaradas de seguridad. Por entonces el número de
desplazados en el interior del país multiplicaban por cinco a los que se
encontraban fuera de las fronteras. Pese a ello el grueso de la ayuda
humanitaria se concentraba en las zonas fronterizas y actuaba como imán para
que los desplazados del interior se trasladaran a las zonas fronterizas para
poder tener acceso también a la ayuda.
Aunque la misión de UNAMIR II era puramente humanitaria, dadas las
circunstancias en las que debía desarrollar sus actividades tenía autoridad para
hacer uso de la fuerza en caso de que la situación lo requiriera y para la
defensa de los refugiados y zonas en las que se implementaba el programa.
El Consejo de Seguridad estableció un embargo de armas al país y solicitó al
Secretario General una investigación sobre las violaciones de los derechos
humanos que habían tenido lugar durante el conflicto.
13
3.7 El fracaso de las conversaciones de Paz y la iniciativa francesa:
En mayo y junio de 1994 fracasaron de nuevo los intentos de las Naciones
Unidas para lograr un alto el fuego. El FPR avanzó por el sur del país forzando
al gobierno a salir de Gitarama, donde se había establecido, y a desplazarse a
Kibuye, al oeste. Parecía confirmarse la existencia de asesinos a sueldo
contratados por miembros del FPR entre cuyas víctimas se encontraba el
arzobispo católico de de Kigali.
Ante esta situación, el gobierno francés decidió dirigir una acción policial en
Ruanda con el apoyo de la ONU (y la oposición de la OUA) para mantener
estrictamente la neutralidad política y con fines humanitarios hasta que llegara
una fuerza multinacional de las Naciones Unidas a lo que se opuso el FPR
acusando a Francia de connivencia con el gobierno ruandés.
3.8 La Operación Turquesa:
El 22 de junio de 1994 la resolución 914 del Consejo de Seguridad daba el
visto bueno a la puesta en marcha de una operación multinacional con
objetivos humanitarios hasta que UNAMIR tuviera la capacidad necesaria para
hacer frente a la situación por sí sola. Actuando bajo el capítulo VII de la Carta
de las Naciones Unidas, el Consejo autorizó a los estados miembros a llevar a
cabo la operación utilizando todos los medios necesarios para conseguir los
objetivos propuestos.
La iniciativa francesa llamada “Operación Turquesa” se puso en marcha el 23
de junio con el objetivo de establecer una zona humanitaria protegida en el
triángulo de Cyangugu-Kibuye-Gikongoro al suroeste de Ruanda, cubriendo
una quinta parte del territorio ruandés. A pesar de la oposición del FPR no hubo
enfrentamientos con las fuerzas francesas.
A mediados de julio los franceses habían liberado varias comunidades tutsis
situadas y establecido zonas de seguridad para la población desplazada del
suroeste hacia donde comenzó a fluir un masivo éxodo de refugiados hutus
ante la violencia del avance de las tropas del FPR. Aproximadamente un millón
de ruandeses se refugiaron en Goma, en la frontera de Zaire, y un número
igual intentaba cruzar la frontera por el suroeste.
Desde el principio se estableció una estrecha colaboración entre UNAMIR y la
operación Turquesa con frecuentes contactos entre los comandantes de ambas
14
misiones. La resolución 929 había autorizado el despliegue de tropas francesas
hasta el 21 de agosto. El 11 de julio el Primer Ministro francés informó al
Consejo de Seguridad de la decisión del gobierno francés de comenzar el
repliegue de sus tropas el 31 de julio.
3.9 El alto el fuego y el Gobierno de Unidad Nacional:
El 1 de julio de 1994, el Secretario General hizo un llamamiento para el fin de
las operaciones militares en Ruanda, advirtiendo de que el masivo éxodo de
población civil podía acabar desestabilizando definitivamente la región y
desembocar en otro desastre humanitario. El Consejo de Seguridad pidió un
alto el fuego definitivo e inmediato y apoyó el resurgimiento del proceso de
pacificación y reconstrucción política basado en el Acuerdo de paz de Arusha.
El 18 de julio el FPR declaró unilateralmente un alto el fuego poniendo fin así a
la guerra civil iniciada en abril tras el atentado del avión presidencial. Desde
entonces más de medio millón de ruandeses habían muerto y para aclarar
todas las circunstancias relacionadas con el genocidio las Naciones Unidas
decidió establecer una Comisión de Investigación.
El 19 de julio Pastewur Bizimungu, hutu, fue nombrado presidente por un
periodo de cinco años. Ese mismo día el FPR anunció la composición de su
nuevo gobierno de Unidad Nacional. El nuevo gobierno pidió la vuelta de todos
los refugiados a sus casas, incluidos los hutus, y declaró que sus prioridades
eran el restablecimiento de la paz, la reactivación de la economía y la
repatriación de los refugiados. Se anularon los documentos de identidad que
hicieran referencia a la etnia y el gobierno declaró su respeto a los términos de
paz del Acuerdo de Arusha. En septiembre el gobierno de Unidad Nacional fue
reconocido por la Unión Europea.
3.10 Continúa la crisis humanitaria. El reforzamiento de UNAMIR:
A pesar de la formación del nuevo gobierno y de sus declaradas buenas
intenciones, la situación en los campos de refugiados continuaba empeorando.
Unas 2.000 personas morían cada día a causa del hambre y el cólera y no
llegaba respuesta alguna por parte de la comunidad internacional. De acuerdo
con las cifras estimadas sobre un total de 7 millones, alrededor de 500.000
15
ruandeses habían sido asesinados, 3 millones desplazados en el interior del
país y 2 millones habían huido a países vecinos.
Habían pasado más de dos meses desde que el Consejo de Seguridad
autorizara la expansión del mandato de UNAMIR pero aún no se había
alcanzado el número de tropas previsto. El problema era que, aunque diversos
gobiernos habían respondido positivamente, existían serios problemas para
adecuar las tropas de un país con el equipamiento de otro. Así, a 25 de julio,
había menos de 500 efectivos desplegados en la zona.
El reforzamiento de la misión era una necesidad clara pero la voluntad política
y los obstáculos logísticos evitaban que se continuara con los objetivos
establecidos en un principio.
Los principales objetivos de UNAMIR entonces eran:
•
Asegurar la estabilidad y seguridad en las zonas noroeste y suroeste del
país.
•
Monitorizar la situación para asegurar la vuelta segura de los
desplazados y refugiados.
•
Proveer seguridad para el desarrollo de operaciones de asistencia
humanitaria.
•
Promover la reconciliación nacional en Ruanda.
3.11 Signos de estabilidad interna e inseguridad en los campos de
refugiados:
Tras los primeros meses desde la puesta en marcha del Gobierno de Unidad
Nacional los primeros signos de estabilidad en el país comenzaron a ser
visibles. El progreso en lo que concernía a la seguridad de la población, la
situación humanitaria, el alto el fuego y la reconciliación política empezaba a
ser una realidad.
El Secretario General de las Naciones Unidas hizo un llamamiento para
solicitar ayuda técnica y asistencia financiera para ayudar al país y la puesta en
marcha de distintos programas de ayuda bilateral con la coordinación de la
ONU.
A medida que la situación se estabilizaba más los objetivos de UNAMIR se
dirigían más hacia la ayuda humanitaria y la repatriación de los refugiados.
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La situación en los campos de refugiados era aún preocupante. Los informes
indicaban que existían actos de violencia e intimidación para evitar que los
refugiados regresaran a sus hogares a pesar de las declaradas intenciones del
nuevo gobierno ruandés. La situación era especialmente caótica en el Zaire
donde había aproximadamente 1.200.000 refugiados entre ellos, unos 230
líderes políticos y unos 50.000 ex miembros del gobierno ruandés.
Entre agosto y septiembre de 1994 unos 200.000 refugiados volvieron a
Ruanda.
3.12 El proceso de estabilización y el fin de UNAMIR:
El problema de los refugiados se convirtió en la principal preocupación de las
Naciones Unidas una vez los signos de estabilidad política se convirtieron en
una realidad.
Aliviar la situación humanitaria en los campos de refugiados y facilitar un
regreso seguro y escalonado de los refugiados era el objetivo prioritario de
UNAMIR. El hambre, las enfermedades y el hacinamiento en los campos de
refugiados fomentaba la inseguridad y el temor a nuevos brotes de violencia
provocó que los esfuerzos se centraran en el regreso a Ruanda de los
refugiados. En algunos campos zaireños se habían producido revueltas y
algunos de ellos habían sido tomados por refugiados hutus. En algunos casos
se llegó a suprimir el suministro de alimentos para forzar el regreso de los
refugiados.
Aún así, y pese a todos los intentos, se llegó a la conclusión de que el regreso
de todos los refugiados no sería una realidad hasta 1996. A finales de agosto
de 1995 se decidió traspasar la responsabilidad del proceso de repatriación a
ACNUR y se respetó la decisión del gobierno ruandés de que UNAMIR no era
necesaria por más tiempo para el mantenimiento de la paz en el país aunque
se mantendría durante unos meses más para ayudar en el regreso de los
refugiados.
UNAMIR se clausuró en abril de 1996 con un total de 26 bajas (3 observadores
militares, 22 efectivos militares y un miembro de la policía civil) y tras haber
hecho uso de un presupuesto neto de 437.430.100 dólares.
Siguiendo el ejemplo de su acción en el caso de Yugoslavia, el Consejo de
Seguridad creó en 1994 un Tribunal para juzgar los crímenes de guerra y el
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genocidio en Ruanda. El tribunal, establecido en Arusha, comenzó a trabajar en
1995 pero a principios de 1998 aún no había concluido ningún caso.
18
4. LO QUE NO SE APRENDIÓ EN RUANDA.
Las actuaciones de las Naciones Unidas en los conflictos internos que han
tenido lugar en distintos estados africanos en las últimas décadas del siglo XX
se han visto salpicadas por muchas críticas.
4.1 La ausencia de una respuesta rápida y la falta de previsión.
La actuación en Ruanda se puede clasificar de tardía y mal organizada.
Comenzando con UNOMUR cuya misión era evitar que el FPR recibiera ayuda
militar de Uganda y que se estableció como respuesta al problema fronterizo
existente entre ambos países. Tal vez este sea uno de los problemas del
fracaso de las misiones de paz en Ruanda, que se establecen como respuesta
a un problema muy concreto y se omiten muchos factores que luego resultan
agravantes de la situación.
Los expertos acusan a las Naciones Unidas de padecer miopía en lo que
respecta a los problemas en el continente africano. De establecer programas
regionales en vez de ofrecer una respuesta integral. La paz necesita una
respuesta integrada, no país a país y las misiones han de tratar de anticiparse
a las tragedias y no actuar únicamente cuando la situación es, en todos los
términos insostenible.
4.2 Las críticas de Dallaire:
El general Romeo Dallaire había dado aviso a las Naciones Unidas sobre el
genocidio ruandés mucho antes de que se le enviara a comandar las tropas en
1994. Ha expresado en numerosas ocasiones su indignación hacia la actuación
de la ONU en Ruanda y dice haber visto los mismos errores allí cometidos de
nuevo en Sierra Leona donde, una vez más, los poderes occidentales se
negaban a intervenir. Según Dallaire los mismos culpables que fallaron en
Ruanda estaban dejando sus huellas dactilares sobre el desastre de Sierra
Leona. “Sigo viendo a los Cinco Permanentes (EE.UU., Gran Bretaña, Francia,
China y Rusia) manejando el show desde fuera del Consejo de Seguridad. La
dimensión moral no es necesariamente lo que predomina a la hora de tomar las
grandes decisiones. Lo que domina es el interés propio y la aversión al riesgo”
Muchos apoyan la opinión de Dallaire de que existe cierto racismo en las
actuaciones de las Naciones Unidas en África. Cierto o no, de lo que no cabe
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duda en lo que respecta a la misión ruandesa es que la falta de coordinación, la
tardanza en el envió de tropas y recursos hizo que muchas muertes que se
pudieron haber evitado se produjeran y, que duda cabe, que contrasta con la
rapidez de actuación cuando estaban implicados ciudadanos europeos.
4.3 UNAMIR: un fracaso de las Naciones Unidas.
El fin de UNOMUR y UNAMIR fue provocado prematuramente por la “miopía
regional” de las Naciones Unidas. UNOMUR estaba demasiado centrado en la
frontera entre Uganda y Ruanda y dejaba abiertas el resto de las fronteras a
todo tipo de conflictos pero sobre todo, la incapacidad para detener el
genocidio en Ruanda es lo que caracteriza a estas dos misiones como
fracasos. No sólo no se consiguió crear una zona de estabilidad en Ruanda
sino que se falló al no intentar extender la seguridad más allá de las fronteras
hacia otras zonas vulnerables de sufrir conflictos internos fomentando, en
última instancia, al desorden general.
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5. CONCLUSIONES:
Tras hacer un repaso del funcionamiento de la misión y leer la opinión del
general Dallaire sobre la actuación de la ONU en Ruanda cabe hacerse una
serie de preguntas: ¿Por qué esperó tanto la ONU para actuar? ¿Qué lleva a la
ONU a actuar en unos casos y en otros no?
El papel de la ONU como policía mundial está continuamente cuestionado. El
poder de veto de los cinco grandes del Consejo de Seguridad limita sus
actuaciones en gran medida de forma que podría estar de acuerdo con la
afirmación de Dallaire de que sólo se actúa por interés. Tal vez eso fue lo que
ocurrió con Ruanda, tal vez se decidió esperar con la esperanza de que el
conflicto se redujera por sí solo y de que no llegara a oídos de los occidentales
como “uno más” de los conflictos internos que continuamente azotan a los
países centroafricanos.
Parece que África es la gran olvidada para el mundo occidental, sólo las
imágenes ofrecidas en los informativos remueven la conciencia y recuerdan al
resto del mundo que son muchos los problemas que sufren. Es exagerado
decir que las imágenes de los tutsis asesinados y de los campos de refugiados
fueran el motivo del envío de la misión a Ruanda pero, sin duda, fue uno de los
desencadenantes. Las Naciones Unidas no podía permanecer impasible ante
una situación de la que eran testigos miles de millones de personas.
Otro problema a la hora de desplegar tropas en misiones de paz es la falta de
compromiso de los gobiernos que aportan efectivos, las tropas pueden ser
retiradas a voluntad de los gobiernos lo que provoca continuos reajustes en las
misiones y resta efectividad a las mismas. En Ruanda ocurrió con las tropas
belgas, en Etiopía con las estadounidenses, este problema debería ser resuelto
de alguna manera de forma que las tropas se mantuvieran en un número
adecuado para poder implementar todas las tareas y objetivos de las misiones
de paz.
Para evitar futuros fracasos tal vez la ONU debería desarrollar un plan integral
para África, para hacer frente a las diferentes necesidades y problemas
regionales de un continente que demanda una acción eficaz y continuada y no
acciones puntuales y localizadas como se han producido hasta ahora. Así se
evitaría el tener que decidir si se actúa o no, todo formaría parte de un mismo
programa de desarrollo africano que integraría acciones en todos los campos:
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estabilización política, crecimiento económico, educación, salud, etc. Esto es lo
que África está reclamando de la comunidad internacional, no quiere
campamentos temporales y acciones militares de unos meses, necesita la
ayuda internacional a nivel estructural y desde dentro.
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desde hace tiempo.
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