DERI Doctorado de Economía y Relaciones Internacionales W OR K I N G P A P E R S LA MISIÓN DE PAZ DE LAS NACIONES UNIDAS ES RUANDA Ana Ferreira de la Joya DWP 05/2005 ÍNDICE: 1. Introducción. 2. Ruanda: antecedentes étnicos y políticos. 2.1 Datos generales. 2.2 Grupos étnicos: los enfrentamientos entre hutus y tutsis. 2.3 Las relaciones con Uganda. 2.4 UNOMUR. 2.5 El acuerdo de paz y el establecimiento de UNAMIR. 3. UNAMIR. 3.1 Establecimiento de la misión, acuerdo de las partes y alto el fuego. 3.2 Los retrasos en la puesta en marcha del plan y el estallido de la violencia. 3.3 Retirada de las tropas belgas y cambio de objetivos de UNAMIR. 3.4 La falta de acuerdo político, el genocidio tutsi y la reducción de efectivos de UNAMIR. 3.5 Actividades humanitarias. 3.6 Se extiende el mandato de UNAMIR. 3.7 El fracaso de las conversaciones de Paz y la iniciativa francesa. 3.8 La Operación Turquesa. 3.9 El alto el fuego y el Gobierno de Unidad Nacional. 3.10 Continúa la crisis humanitaria. El reforzamiento de UNAMIR. 3.11 Signos de estabilidad interna e inseguridad en los campos de refugiados. 3.12 El proceso de estabilización y el fin de UNAMIR. 4. Lo que no se aprendió en Ruanda. 4.1 La ausencia de una respuesta rápida y la falta de previsión. 4.2 Las críticas de Dallaire. 4.3 UNAMIR: un fracaso de las Naciones Unidas. 5. Conclusiones. Bibliografía. 2 1. INTRODUCCIÓN: La misión de paz de las Naciones Unidas en Ruanda es uno de los más importantes fracasos de la ONU en el mantenimiento de la paz. En general, a lo largo de los más de cincuenta años de operaciones de mantenimiento de la paz se puede hablar de un balance positivo pero si se analizan los resultados de cada una de las misiones una a una la de Ruanda puede describirse con seguridad como un fracaso total. La misión de paz en Ruanda corresponde a una serie de misiones desarrolladas para mantener la paz en conflictos internos que han sido las más problemáticas para las Naciones Unidas. Muchos describen esta misión como una situación en la que no se hizo nada para impedir o detener el genocidio entre abril y junio de 1994, un genocidio que no estalló sin más sino que venía precedido de acontecimientos y enfrentamientos previos que deberían haber puesto en alerta a las autoridades internacionales. La misión no se organizó hasta el último momento, cuando miles de personas habían sido asesinadas y ya era casi imposible detener el genocidio. La falta de voluntad política del Consejo de Seguridad y miembros claves de las Naciones Unidas que rechazaron la intervención de la Organización hasta que, las terribles imágenes mostradas en todos los informativos del mundo, provocaron una intervención apresurada y desorganizada que acabó siendo un tremendo fracaso en la historia de la ONU. Para analizar el porqué de este fracaso comenzaré con una breve descripción de la situación histórica de Ruanda, los conflictos étnicos entre humus y tutsis y el desarrollo de los conflictos relacionados con los refugiados en Uganda y el Frente Patriótico Ruandés y el gobierno del país. La misión de observadores de la ONU para Uganda-Ruanda fue el antecedente de la posteriormente fracasada UNAMIR, me referiré a ella y a las críticas sobre su organización para acabar hablando de UNAMIR, su funcionamiento, desarrollo y fracaso y de cómo los errores allí cometidos tampoco han servido para mejorar posteriores intervenciones de las Naciones Unidas en otros conflictos regionales como el de Sierra Leona o el de la República Democrática del Congo. 3 2. RUANDA: ANTECEDENTES ÉTNICOS Y POLÍTICOS. 2.1 Datos generales: La república de Ruanda tiene una superficie de 26.340 km2 .Se encuentra en el interior del África centroriental, limita al norte con Uganda, al este con Tanzania, al oeste con la República Democrática del Congo y al sur con Burundi. Su población es de alrededor de 8.500.000 habitantes que se clasifican en tres grupos éticos: • Hutus: 84% • Tutsis: 15% • Tuas: 1% Son lenguas oficiales el inglés, francés y kinyaruanda (lengua nativa), el suahili está también muy extendido. El 50% de la población tiene creencias animistas, el resto es de mayoría católica y existen minorías protestantes y musulmanas. La agricultura, silvicultura y la pesca son las actividades económicas que representan un mayor porcentaje del PIB, un 40%, seguidas de los servicios, 38% y por último la industria con un 22%1. 2.2 Grupos étnicos: los enfrentamientos entre hutus y tutsis. El pueblo tua habitaba originariamente el territorio ruandés, era un pueblo de cazadores y artesanos que fue progresivamente desplazado por el grupo hutu que se convirtió en la etnia dominante. En el siglo XIV la etnia tutsi, procedente de Somalia, comenzó a emigrar al territorio. Este último grupo se impuso definitivamente en el siglo XV con la imposición de una monarquía y un régimen feudal. Los primeros contactos con los europeos no tuvieron lugar hasta 1858. En 1885, en la Conferencia de Berlín, en la que se llevó a cabo el reparto de África, asignó el territorio de Ruanda al África oriental alemana. En 1899 quedó organizado el protectorado alemán de Ruanda. Los términos hutu y tutsi están ligados a los acontecimientos históricos de Ruanda. Se referían a clases sociales distintas y esta división ha influido en la política del país durante los últimos cuarenta años. La influencia colonial y los 1 Datos procedentes de The economist: Country profile. Country reports. 4 misioneros católicos contribuyeron a ahondar en la creencia en que los tutsis eran superiores a los humus. En 1959 la confrontación interétnica provocó una rebelión, proclamándose el estado de emergencia. En septiembre de 1961 la monarquía tutsi, existente desde el siglo XV, fue abolida y se estableció la república de Ruanda. La tensión entre humus y tutsis se manifestó de nuevo en 1963 cuando 20.000 tutsis fueron asesinados, en 1972, 1973 y 1994 cuando la masacre de civiles provocó la organización de la misión de las Naciones Unidas (UNAMIR) que analizaré más adelante. 2.3 Las relaciones con Uganda: Las tensas relaciones con el país vecino, que acoge a un gran número de refugiados tutsis huidos (unos 250.000) en las diferentes masacres por parte de la mayoría hutu, fueron el origen de los problemas que provocaron el envío de las dos misiones de paz de las Naciones Unidas, primero la Misión de Observadores para Uganda-Ruanda (UNOMUR) y más tarde la Misión de Ayuda a Ruanda (UNAMIR). A finales de los ochenta2 las relaciones mejoraron pero, en 1990, un ejército de 4.000 hombres de nominado Frente Patriótico Ruandés (FPR), compuesto fundamentalmente por refugiados tutsis en Uganda, invadió Ruanda con el objetivo de acabar con el Régimen Militar de Habyarimana3 y reclamando la vuelta de todos los refugiados ruandeses. El ejército de Ruanda, ayudado por tropas zaireñas4 y francesas, consiguió repeler al FPR y establecer un alto el fuego. El FPR repitió las incursiones en Uganda a finales de 1990 y principios de 1991. Las negociaciones no tuvieron éxito hasta 1992 cuando se alcanzó un acuerdo en Tanzania para alcanzar un alto el fuego y crear un Grupo de Observación Militar (GOM) patrocinado por la Organización de la Unidad Africana (OUA), con representantes de ambas partes del conflicto y generales de los ejércitos 2 La última gran oleada de refugiados se había producido en 1973 por lo que las relaciones ya no eran tan tensas. 3 En julio de 1973, el General Habyarimana, Ministro de Defensa y jefe de la Guardia Nacional, había impuesto un Régimen Militar y proclamado la segunda república tras un golpe de estado incruento. En 1980 tuvo lugar un fallido golpe de estado y Habyarimana fue reelegido presidente en 1983 y 1988. 4 Posteriormente Zaire pasaría a denominarse República Democrática del Congo. 5 de Mali, Nigeria, Senegal Y Zimbabwe. Algunos temas se quedaron sin resolver como, por ejemplo, la repatriación de los refugiados y las peticiones de FPR sobre una plena participación en el Gobierno de transición y en la legislatura. 2.4 UNOMUR: En 1993 hubo un nuevo brote de violencia, el FPR amenazó con tomar Kigali y provocó el desplazamiento de miles de personas hacia el sur, Uganda Y Tanzania. Las acciones del FPR fueron denunciadas por Bélgica, Francia y Estados Unidos. Francia envió más tropas a Kigali, que se unieron a las que ya poseía allí para proteger a los ciudadanos franceses. El GOM se declaró incapaz de hacer frente a la situación y pidió refuerzos a la OUA. A finales de febrero se llegó a una tregua a cambio del cese de los ataques contra las posiciones del FPR y las comunidades tutsis y la retirada de las tropas extranjeras. El 22 de junio de 1993, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, estableció mediante la resolución 846, el establecimiento de la Misión de Observadores para Uganda-Ruanda (UNOMUR), en el lado ugandés de la frontera, por un periodo inicial de 6 meses. El objetivo de la misión era vigilar el tránsito en la frontera de armas o cualquier tipo de material que pudiera ser objeto de uso militar así como evitar el traspaso de la violencia más allá de las fronteras ruandesas. Se pusieron dos expertos militares a disposición del GOM y se urgió al gobierno ruandés y al FPR a llegar a un acuerdo de paz en un plazo de tiempo breve. El Secretario General de las Naciones Unidas debía informar al Consejo de Seguridad sobre cómo la ONU podía ayudar a la OUA a implementar el acuerdo y a implementar los planes de contingencia necesarios. Tras llegar a los acuerdos necesarios con el gobierno ugandés, UNOMUR entró en vigor el 16 de agosto de 1993. A finales de septiembre la misión ya había desplegado el total de los 81 observadores5 militares autorizados y era plenamente operativa. Las principales críticas hacia esta misión se centran en las zonas en las que se desplegaron los observadores, todos estaban en la frontera con Uganda 5 Provistos por: Bangladesh, Botswana, Brasil, Hungría, Países Bajos, Senegal, República Eslovaca y Zimbabwe. 6 (frontera norte de Ruanda) pero se dejaron sin cubrir las fronteras con el resto de países: Zaire, Burundi y Tanzania, que eran especialmente susceptibles de recibir el éxodo de refugiados ruandeses al estar sellada la frontera septentrional. La acción de la ONU fue la respuesta a un problema concreto y localizado pero no hubo anticipación al problema de carácter regional que, evidentemente, se podía desarrollar. 2.5 El acuerdo de paz y el establecimiento de UNAMIR: Mientras tanto las conversaciones entre el gobierno ruandés y el FPR para llegar a un acuerdo de paz se retomaron en marzo de 1993 con la asistencia de del representante de la misión de buena voluntad de las Naciones Unidas en Ruanda. En abril las Naciones Unidas organizó un programa internacional de asistencia para los más de 900.000 desplazados ruandeses (aproximadamente un 13% del total de la población). La mayoría de los desplazados vivía hacinada en 30 campos de refugiados con graves problemas de malnutrición y enfermedades. Con las conversaciones se pretendía llegar a un acuerdo en los temas que habían quedado sin resolver el año anterior, sobre todo en lo referente a los refugiados y desplazados en Uganda, temas militares y políticos como la reforma de la constitución o la duración del gobierno provisional. Ambas partes discutieron también la posibilidad de establecer una fuerza de paz internacional para que vigilara el cumplimiento de los aspectos claves del acuerdo de paz y para crear confianza durante el periodo de transición. En agosto el presidente Habyarimana y el coronel del FPR Alex Kanyarengwe firmaron en Arusha (Tanzania), un acuerdo de paz por el cual se establecía un gobierno provisional de transición de 22 meses de duración encabezado por un primer ministro elegido por consenso. Se estimó que, tras la firma del acuerdo alrededor de 600.000 individuos habían regresado a sus casas aliviando así la situación en los campos de refugiados y provocando que los programas de ayuda se centraran en los desplazados que regresaban a sus casas. Sin embargo, las instituciones provisionales no llegaron a establecerse según lo establecido debido al empeoramiento de la situación, ambas partes solicitaron la acción de las Naciones Unidas para facilitar la aplicación del acuerdo. En octubre, el Consejo de Seguridad con la resolución 872, estableció 7 una misión de asistencia a Ruanda, UNAMIR, con una duración estimada de unos seis meses (que se irían prorrogando posteriormente), con el objetivo de supervisar el alto el fuego, contribuir a la seguridad de la zona y facilitar ayuda a los refugiados. UNAMIR absorbió al GOM y a UNOMUR y quedó inaugurada el 1 de noviembre de 1993 con 2.500 efectivos. 8 Kafunzo RWANDA UGANDA BIRUNGA NAT'L PARK Butaro Kidaho Nyundo Kabaya Ngororero Ile Bugarura Lac Kivu Bulinga Mabanza Kibuye KIBUYE Gishyita Rwamatamu Rwesero CYANGUGU Gisakura Kamembe Bukavu Cyangugu Rwumba Cyimbogo Karengera Nyakabuye Bugumya Bugarama The boundaries and names shown and the designations used on this map do not imply official endorsement or acceptance by the United Nations. Map No. 3717 Rev. 9 January 2004 UNITED NATIONS Bugesera Rilima Nyabisindu Karaba Gikongoro Kitabi Ruhango Gashora Rusatira Karama Ngenda UNITED REPUBLIC OF TANZANIA Rwamagana Kayonza Lac Mugesera Lac Nasho Kigarama Kibungo Rukira Sake K I B U N G O Bare Nemba Lac Cyohoha Sud PARK Lac Ihema Bicumbi KIGALI Lac Kivumba Rukara Butamwa Gatagara GIKONGORO Lac Muhazi Gikoro Kigali Bwakira Masango Muhura Kicukiro Gitarama Kaduha Ile Gombo Kinyinya Runda Lake Mujunju Lac Hago Murambi a r o n Mbogo go Shyorongi GITARAMA Birambo Lac Mikindi NATIONAL Rutare Kiyumba Ile Wahu Ile Idjwi ab Ny GISENYI Gabiro Ngarama Kinyami Rushashi Ngaru a Lac Rwanyakizinga Kinihira Nemba ger KAGERA Gatunda BYUMBA Byumba RUHENGERI Gisenyi Lo wa Mulindi Cyamba Ka Lac Rweru ge Lac Lac Mpanga Cyambwe Lake Bisongou Rusumo Kirehe ra BUTARE Ruramba Butare Gisagara Busoro Munini Runyombyi yaru CONGO Lac Ruhondo Ka BURUNDI an Goma Kirambo Busogo Muvumba Lac Katuna Burera Ruhengeri Kora Mutura Kagali Nyagatare Kabale mba Cyanika RWANDA Rwemhasha Lubirizi Kisoro Rutshuru DEMOCRATIC REPUBLIC OF THE Lake Bunyonyi gi t u Lake Mutanda Ka National capital Prefecture capital Town, village Airport, airstrip International boundary Prefecture boundary Road Track Merama Kagitumba Ak 0 0 10 20 10 30 20 40 50 km 30 mi Department of Peacekeeping Operations Cartographic Section 3. UNAMIR: La información para escribir este apartado procede, en su mayor parte del departamento de información pública de las Naciones Unidas y del monográfico sobre Ruanda elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores español. 3.1 El establecimiento de la misión, acuerdo de las partes y alto el fuego: El Comandante de las fuerzas de UNAMIR, el canadiense Brigadier-General Romeo A. Dallaire llegó a Kigali el 22 de octubre de 1993, le siguió una comitiva formada por 21 miembros de personal militar el 27 de octubre de forma que el 1 de noviembre de 1993 la misión estaba oficialmente en funcionamiento. De acuerdo con el Secretario General, los objetivos de UNAMIR eran: • Ayudar a crear seguridad en la capital, Kigali. • Vigilar el respeto del alto el fuego. • Crear una zona desmilitarizada. • Monitorizar la situación durante el último periodo del gobierno provisional hasta las elecciones. • Asistir en el programa de desminado. El Secretario General de las Naciones Unidas nombró a Jaques Roger BoohBooh, Ministro de Relaciones Exteriores de Camerún, Representante Especial en Ruanda. Él fue el impulsor de una reunión entre el gobierno ruandés y el FPR en la que se reafirmaron sus intenciones de respetar las provisiones del acuerdo de paz de Arusha. Un primer batallón de UNAMIR fue establecido en Kigali en diciembre y, tras el informe del Secretario General al Consejo de Seguridad ese mismo mes, asegurando que la implementación del programa había seguido las pautas adecuadas y el respeto del alto el fuego por ambas partes, se recomendó el establecimiento de un segundo batallón en la zona desmilitarizada. 3.2 Los retrasos en la puesta en marcha del plan y el estallido de la violencia: De acuerdo con lo establecido en el acuerdo de paz de Arusha según el cual la cabeza del estado permanecería en su puesto hasta la celebración de 9 elecciones, el General Habyarimana juró su cargo como presidente de Ruanda el 5 de enero de 1994. Sin embargo, la falta de acuerdo entre las partes impidió que se establecieran el resto de instituciones provisionales del gobierno y la asamblea provisionales. Este retraso en el establecimiento de las instituciones provisionales no sólo provocó un retraso en la implementación del plan de las Naciones Unidas sino que provocó un deterioro de la situación en el país y una amenaza al proceso de paz. De nuevo se produjeron episodios de violencia, asaltos y asesinatos de civiles y de miembros del gobierno. Los intentos del Secretario General y de su Representante Especial para llegar a un acuerdo y conseguir que se establecieran las instituciones necesarias durante este periodo fueron en vano y no lograron que se llegara a ningún acuerdo. El 6 de abril de 1994 el avión presidencial que volvía de Tanzania se incendió y estalló al aterrizar muriendo sus diez ocupantes, entre los que estaba el presidente Habyarimana, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, el presidente de Burundi y dos ministros burundeses. No se aclaró la autoría del atentado y la investigación iniciada por oficiales de UNAMIR fue obstruida por una campaña de violencia lanzada por la guardia presidencial en Kigali contra políticos, religiosos, personal de UNAMIR y tutsis. El Primer Ministro, el presidente del Tribunal Constitucional y los ministros de Trabajo y Asuntos Sociales y de Información se encontraban entre los políticos declarados muertos o desaparecidos a las pocas horas de estallar el avión de Habyarimana. Durante las dos siguientes semanas se produjeron decenas de miles de asesinatos. Se informó que muchos civiles hutus se vieron obligados, bajo pena de muerte, a asesinar a sus vecinos tutsis. La violencia se extendió y unidades del FPR se vieron involucradas. 3.3 Retirada de las tropas belgas y cambio de objetivos de UNAMIR: La violencia reinaba en Kigali, el FRP estaba reavivando a sus tropas en la capital para intentar atajar la masacre de civiles y restaurar el orden. Las Naciones Unidas negoció un alto el fuego de 60 horas durante el cual las fuerzas de evacuación de varios países escoltaron la salida de extranjeros de Ruanda. 10 Tras el asesinato de soldados belgas y diversas amenazas a civiles, el gobierno belga decidió retirar a sus tropas (más de 400 soldados) de Ruanda. UNAMIR se vio entonces incapaz de continuar con los planes originales dada la falta de efectivos humanos y centró sus objetivos en: • Lograr un alto el fuego para continuar con las negociaciones políticas. • Proteger a los civiles. • Negociar un acuerdo con las dos partes para evacuar a los desplazados. • Asistir en las evacuaciones. • Rescate de los atrapados en los frentes de lucha. • Proveer asistencia humanitaria a los grupos de desplazados. 3.4 La falta de acuerdo político, el genocidio tutsi y la reducción de efectivos de UNAMIR: Miembros del gobierno ruandés se embarcaron en una ofensiva diplomática por Europa y África tratando de lograr credibilidad a través del respaldo internacional pero no tuvieron mucho éxito. Mientras tanto, el FPR rechazó dialogar con el “gobierno ilegal” al tiempo que las Naciones Unidas trataba de negociar un nuevo alto el fuego entre abril y mayo de 1994 apoyados por los presidentes de Tanzania y Zaire. Lejos de reducirse la violencia, se generalizó. Los tutsis quedaron identificados como oponentes políticos del Estado por lo que el conflicto acabó de definirse en términos étnicos. La comunidad internacional expresó su repulsa ante lo que estaba sucediendo en Ruanda, los informes que hablaban sobre la existencia de fosas comunes tutsis y el asesinato de civiles que buscaban refugio en hospitales, iglesias y escuelas en su huída de los hutus provocaron la llegada de ayuda financiera y logística para los más de dos millones de desplazados ruandeses amenazados por la hambruna y las enfermedades. La situación requería una respuesta eficaz e inmediata por parte de las Naciones Unidas, era necesario llevar a cabo medidas coercitivas y el uso de la fuerza era imprescindible para poner freno a una situación fuera de control en todos los términos posibles. Sin embargo, lejos de aumentar sus tropas en la zona, el 21 de abril el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 912 que autorizaba 11 la reducción de los efectivos presentes en la zona a 270, decisión que fue condenada por la comunidad internacional y el gobierno ruandés. La resolución también reajustaba el mandato de la misión y reducía sus obligaciones a: • Actuar como intermediario para asegurar un alto el fuego. • Asistir en las misiones humanitarias. • Monitorizar el desarrollo de la seguridad de los civiles en la zona. La resolución reafirmaba el papel del acuerdo de Arusha como centro del proceso de paz, condenaba los ataques contra los efectivos de UNAMIR y el personal de las Naciones Unidas y exhortaba un cese inmediato de las hostilidades entre el gobierno de Ruanda y el FPR. 3.5 Actividades humanitarias: El deterioro de la situación obligó a la evacuación de personal en abril de 1994 y a la suspensión temporal de las actividades humanitarias. Pese a todo y a los pocos días de la evacuación del personal, se organizó la Oficina de Emergencia para Ruanda de las Naciones Unidas (UNREO) y un grupo de agencias comenzó a trabajar en la vecina Nairobi. Los principales esfuerzos se centraron en el envío de provisiones de comida desde Uganda y Burundi ya que los intentos de alcanzar los almacenes de los fondos de comida del WPF (World Food Programme) en Kigali eran continuamente bloqueados por fuego hostil. Mientras la lucha armada continuaba en Kigali comenzaron a organizarse distintos frentes de ayuda humanitaria. Un grupo inter-agencia formado por miembros del departamento de asuntos humanitarios, el programa de desarrollo, la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, UNICEF y la Organización Mundial de la Salud comenzó a trabajar desde finales de abril en apoyo a las agencias humanitarias de la ONU que trabajaban desde fuera de Uganda. Un informe enviado por las agencias de las Naciones Unidas en la zona alertó de la terrible situación humanitaria que existía y del riesgo de catástrofe que se corría si no se enviaba ayuda inmediatamente. Gracias a esto se recibieron unos 8 millones de dólares en ayuda humanitaria pero, nada más recibir esta ayuda la situación se desbordó. En el éxodo de refugiados más rápido que se recuerda, más de 250.000 ruandeses abandonaron el país a través de las 12 cataratas de Rusumo hacia Tanzania en 24 horas. ACNUR había previsto comida, mantas y otra serie de ayuda para unas 50.000 personas. La avalancha de refugiados provocó la creación de una operación de ayuda humanitaria masiva en tiempo récord. ACNUR coordinó la acción que ayudó al gobierno de Tanzania a hacer frente a las necesidades humanitarias de los desplazados además de hacer una petición de 56 millones de dólares más en fondos para atender a dichas necesidades. 3.6 Se extiende el mandato de UNAMIR: La situación en Kigali y otras partes de Ruanda estaba gravemente deteriorada a finales de abril. La capital ruandesa estaba dividida en dos bandos controlados por el gobierno y el FPR entre los que había frecuentes intercambio de fuego de artillería y morteros. Las masacres continuaban a gran escala en las zonas rurales, especialmente en el sur. Era obvio que el mandato de UNAMIR había contribuido escasamente a mejorar la situación y que había carecido del poder y los efectivos necesarios para atajar las masacres de civiles. A mediados de mayo el Consejo de Seguridad aprobaba la resolución 918 que Creaba UNAMIR II y proveía 5.500 efectivos para la protección de los refugiados en las áreas declaradas de seguridad. Por entonces el número de desplazados en el interior del país multiplicaban por cinco a los que se encontraban fuera de las fronteras. Pese a ello el grueso de la ayuda humanitaria se concentraba en las zonas fronterizas y actuaba como imán para que los desplazados del interior se trasladaran a las zonas fronterizas para poder tener acceso también a la ayuda. Aunque la misión de UNAMIR II era puramente humanitaria, dadas las circunstancias en las que debía desarrollar sus actividades tenía autoridad para hacer uso de la fuerza en caso de que la situación lo requiriera y para la defensa de los refugiados y zonas en las que se implementaba el programa. El Consejo de Seguridad estableció un embargo de armas al país y solicitó al Secretario General una investigación sobre las violaciones de los derechos humanos que habían tenido lugar durante el conflicto. 13 3.7 El fracaso de las conversaciones de Paz y la iniciativa francesa: En mayo y junio de 1994 fracasaron de nuevo los intentos de las Naciones Unidas para lograr un alto el fuego. El FPR avanzó por el sur del país forzando al gobierno a salir de Gitarama, donde se había establecido, y a desplazarse a Kibuye, al oeste. Parecía confirmarse la existencia de asesinos a sueldo contratados por miembros del FPR entre cuyas víctimas se encontraba el arzobispo católico de de Kigali. Ante esta situación, el gobierno francés decidió dirigir una acción policial en Ruanda con el apoyo de la ONU (y la oposición de la OUA) para mantener estrictamente la neutralidad política y con fines humanitarios hasta que llegara una fuerza multinacional de las Naciones Unidas a lo que se opuso el FPR acusando a Francia de connivencia con el gobierno ruandés. 3.8 La Operación Turquesa: El 22 de junio de 1994 la resolución 914 del Consejo de Seguridad daba el visto bueno a la puesta en marcha de una operación multinacional con objetivos humanitarios hasta que UNAMIR tuviera la capacidad necesaria para hacer frente a la situación por sí sola. Actuando bajo el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo autorizó a los estados miembros a llevar a cabo la operación utilizando todos los medios necesarios para conseguir los objetivos propuestos. La iniciativa francesa llamada “Operación Turquesa” se puso en marcha el 23 de junio con el objetivo de establecer una zona humanitaria protegida en el triángulo de Cyangugu-Kibuye-Gikongoro al suroeste de Ruanda, cubriendo una quinta parte del territorio ruandés. A pesar de la oposición del FPR no hubo enfrentamientos con las fuerzas francesas. A mediados de julio los franceses habían liberado varias comunidades tutsis situadas y establecido zonas de seguridad para la población desplazada del suroeste hacia donde comenzó a fluir un masivo éxodo de refugiados hutus ante la violencia del avance de las tropas del FPR. Aproximadamente un millón de ruandeses se refugiaron en Goma, en la frontera de Zaire, y un número igual intentaba cruzar la frontera por el suroeste. Desde el principio se estableció una estrecha colaboración entre UNAMIR y la operación Turquesa con frecuentes contactos entre los comandantes de ambas 14 misiones. La resolución 929 había autorizado el despliegue de tropas francesas hasta el 21 de agosto. El 11 de julio el Primer Ministro francés informó al Consejo de Seguridad de la decisión del gobierno francés de comenzar el repliegue de sus tropas el 31 de julio. 3.9 El alto el fuego y el Gobierno de Unidad Nacional: El 1 de julio de 1994, el Secretario General hizo un llamamiento para el fin de las operaciones militares en Ruanda, advirtiendo de que el masivo éxodo de población civil podía acabar desestabilizando definitivamente la región y desembocar en otro desastre humanitario. El Consejo de Seguridad pidió un alto el fuego definitivo e inmediato y apoyó el resurgimiento del proceso de pacificación y reconstrucción política basado en el Acuerdo de paz de Arusha. El 18 de julio el FPR declaró unilateralmente un alto el fuego poniendo fin así a la guerra civil iniciada en abril tras el atentado del avión presidencial. Desde entonces más de medio millón de ruandeses habían muerto y para aclarar todas las circunstancias relacionadas con el genocidio las Naciones Unidas decidió establecer una Comisión de Investigación. El 19 de julio Pastewur Bizimungu, hutu, fue nombrado presidente por un periodo de cinco años. Ese mismo día el FPR anunció la composición de su nuevo gobierno de Unidad Nacional. El nuevo gobierno pidió la vuelta de todos los refugiados a sus casas, incluidos los hutus, y declaró que sus prioridades eran el restablecimiento de la paz, la reactivación de la economía y la repatriación de los refugiados. Se anularon los documentos de identidad que hicieran referencia a la etnia y el gobierno declaró su respeto a los términos de paz del Acuerdo de Arusha. En septiembre el gobierno de Unidad Nacional fue reconocido por la Unión Europea. 3.10 Continúa la crisis humanitaria. El reforzamiento de UNAMIR: A pesar de la formación del nuevo gobierno y de sus declaradas buenas intenciones, la situación en los campos de refugiados continuaba empeorando. Unas 2.000 personas morían cada día a causa del hambre y el cólera y no llegaba respuesta alguna por parte de la comunidad internacional. De acuerdo con las cifras estimadas sobre un total de 7 millones, alrededor de 500.000 15 ruandeses habían sido asesinados, 3 millones desplazados en el interior del país y 2 millones habían huido a países vecinos. Habían pasado más de dos meses desde que el Consejo de Seguridad autorizara la expansión del mandato de UNAMIR pero aún no se había alcanzado el número de tropas previsto. El problema era que, aunque diversos gobiernos habían respondido positivamente, existían serios problemas para adecuar las tropas de un país con el equipamiento de otro. Así, a 25 de julio, había menos de 500 efectivos desplegados en la zona. El reforzamiento de la misión era una necesidad clara pero la voluntad política y los obstáculos logísticos evitaban que se continuara con los objetivos establecidos en un principio. Los principales objetivos de UNAMIR entonces eran: • Asegurar la estabilidad y seguridad en las zonas noroeste y suroeste del país. • Monitorizar la situación para asegurar la vuelta segura de los desplazados y refugiados. • Proveer seguridad para el desarrollo de operaciones de asistencia humanitaria. • Promover la reconciliación nacional en Ruanda. 3.11 Signos de estabilidad interna e inseguridad en los campos de refugiados: Tras los primeros meses desde la puesta en marcha del Gobierno de Unidad Nacional los primeros signos de estabilidad en el país comenzaron a ser visibles. El progreso en lo que concernía a la seguridad de la población, la situación humanitaria, el alto el fuego y la reconciliación política empezaba a ser una realidad. El Secretario General de las Naciones Unidas hizo un llamamiento para solicitar ayuda técnica y asistencia financiera para ayudar al país y la puesta en marcha de distintos programas de ayuda bilateral con la coordinación de la ONU. A medida que la situación se estabilizaba más los objetivos de UNAMIR se dirigían más hacia la ayuda humanitaria y la repatriación de los refugiados. 16 La situación en los campos de refugiados era aún preocupante. Los informes indicaban que existían actos de violencia e intimidación para evitar que los refugiados regresaran a sus hogares a pesar de las declaradas intenciones del nuevo gobierno ruandés. La situación era especialmente caótica en el Zaire donde había aproximadamente 1.200.000 refugiados entre ellos, unos 230 líderes políticos y unos 50.000 ex miembros del gobierno ruandés. Entre agosto y septiembre de 1994 unos 200.000 refugiados volvieron a Ruanda. 3.12 El proceso de estabilización y el fin de UNAMIR: El problema de los refugiados se convirtió en la principal preocupación de las Naciones Unidas una vez los signos de estabilidad política se convirtieron en una realidad. Aliviar la situación humanitaria en los campos de refugiados y facilitar un regreso seguro y escalonado de los refugiados era el objetivo prioritario de UNAMIR. El hambre, las enfermedades y el hacinamiento en los campos de refugiados fomentaba la inseguridad y el temor a nuevos brotes de violencia provocó que los esfuerzos se centraran en el regreso a Ruanda de los refugiados. En algunos campos zaireños se habían producido revueltas y algunos de ellos habían sido tomados por refugiados hutus. En algunos casos se llegó a suprimir el suministro de alimentos para forzar el regreso de los refugiados. Aún así, y pese a todos los intentos, se llegó a la conclusión de que el regreso de todos los refugiados no sería una realidad hasta 1996. A finales de agosto de 1995 se decidió traspasar la responsabilidad del proceso de repatriación a ACNUR y se respetó la decisión del gobierno ruandés de que UNAMIR no era necesaria por más tiempo para el mantenimiento de la paz en el país aunque se mantendría durante unos meses más para ayudar en el regreso de los refugiados. UNAMIR se clausuró en abril de 1996 con un total de 26 bajas (3 observadores militares, 22 efectivos militares y un miembro de la policía civil) y tras haber hecho uso de un presupuesto neto de 437.430.100 dólares. Siguiendo el ejemplo de su acción en el caso de Yugoslavia, el Consejo de Seguridad creó en 1994 un Tribunal para juzgar los crímenes de guerra y el 17 genocidio en Ruanda. El tribunal, establecido en Arusha, comenzó a trabajar en 1995 pero a principios de 1998 aún no había concluido ningún caso. 18 4. LO QUE NO SE APRENDIÓ EN RUANDA. Las actuaciones de las Naciones Unidas en los conflictos internos que han tenido lugar en distintos estados africanos en las últimas décadas del siglo XX se han visto salpicadas por muchas críticas. 4.1 La ausencia de una respuesta rápida y la falta de previsión. La actuación en Ruanda se puede clasificar de tardía y mal organizada. Comenzando con UNOMUR cuya misión era evitar que el FPR recibiera ayuda militar de Uganda y que se estableció como respuesta al problema fronterizo existente entre ambos países. Tal vez este sea uno de los problemas del fracaso de las misiones de paz en Ruanda, que se establecen como respuesta a un problema muy concreto y se omiten muchos factores que luego resultan agravantes de la situación. Los expertos acusan a las Naciones Unidas de padecer miopía en lo que respecta a los problemas en el continente africano. De establecer programas regionales en vez de ofrecer una respuesta integral. La paz necesita una respuesta integrada, no país a país y las misiones han de tratar de anticiparse a las tragedias y no actuar únicamente cuando la situación es, en todos los términos insostenible. 4.2 Las críticas de Dallaire: El general Romeo Dallaire había dado aviso a las Naciones Unidas sobre el genocidio ruandés mucho antes de que se le enviara a comandar las tropas en 1994. Ha expresado en numerosas ocasiones su indignación hacia la actuación de la ONU en Ruanda y dice haber visto los mismos errores allí cometidos de nuevo en Sierra Leona donde, una vez más, los poderes occidentales se negaban a intervenir. Según Dallaire los mismos culpables que fallaron en Ruanda estaban dejando sus huellas dactilares sobre el desastre de Sierra Leona. “Sigo viendo a los Cinco Permanentes (EE.UU., Gran Bretaña, Francia, China y Rusia) manejando el show desde fuera del Consejo de Seguridad. La dimensión moral no es necesariamente lo que predomina a la hora de tomar las grandes decisiones. Lo que domina es el interés propio y la aversión al riesgo” Muchos apoyan la opinión de Dallaire de que existe cierto racismo en las actuaciones de las Naciones Unidas en África. Cierto o no, de lo que no cabe 19 duda en lo que respecta a la misión ruandesa es que la falta de coordinación, la tardanza en el envió de tropas y recursos hizo que muchas muertes que se pudieron haber evitado se produjeran y, que duda cabe, que contrasta con la rapidez de actuación cuando estaban implicados ciudadanos europeos. 4.3 UNAMIR: un fracaso de las Naciones Unidas. El fin de UNOMUR y UNAMIR fue provocado prematuramente por la “miopía regional” de las Naciones Unidas. UNOMUR estaba demasiado centrado en la frontera entre Uganda y Ruanda y dejaba abiertas el resto de las fronteras a todo tipo de conflictos pero sobre todo, la incapacidad para detener el genocidio en Ruanda es lo que caracteriza a estas dos misiones como fracasos. No sólo no se consiguió crear una zona de estabilidad en Ruanda sino que se falló al no intentar extender la seguridad más allá de las fronteras hacia otras zonas vulnerables de sufrir conflictos internos fomentando, en última instancia, al desorden general. 20 5. CONCLUSIONES: Tras hacer un repaso del funcionamiento de la misión y leer la opinión del general Dallaire sobre la actuación de la ONU en Ruanda cabe hacerse una serie de preguntas: ¿Por qué esperó tanto la ONU para actuar? ¿Qué lleva a la ONU a actuar en unos casos y en otros no? El papel de la ONU como policía mundial está continuamente cuestionado. El poder de veto de los cinco grandes del Consejo de Seguridad limita sus actuaciones en gran medida de forma que podría estar de acuerdo con la afirmación de Dallaire de que sólo se actúa por interés. Tal vez eso fue lo que ocurrió con Ruanda, tal vez se decidió esperar con la esperanza de que el conflicto se redujera por sí solo y de que no llegara a oídos de los occidentales como “uno más” de los conflictos internos que continuamente azotan a los países centroafricanos. Parece que África es la gran olvidada para el mundo occidental, sólo las imágenes ofrecidas en los informativos remueven la conciencia y recuerdan al resto del mundo que son muchos los problemas que sufren. Es exagerado decir que las imágenes de los tutsis asesinados y de los campos de refugiados fueran el motivo del envío de la misión a Ruanda pero, sin duda, fue uno de los desencadenantes. Las Naciones Unidas no podía permanecer impasible ante una situación de la que eran testigos miles de millones de personas. Otro problema a la hora de desplegar tropas en misiones de paz es la falta de compromiso de los gobiernos que aportan efectivos, las tropas pueden ser retiradas a voluntad de los gobiernos lo que provoca continuos reajustes en las misiones y resta efectividad a las mismas. En Ruanda ocurrió con las tropas belgas, en Etiopía con las estadounidenses, este problema debería ser resuelto de alguna manera de forma que las tropas se mantuvieran en un número adecuado para poder implementar todas las tareas y objetivos de las misiones de paz. Para evitar futuros fracasos tal vez la ONU debería desarrollar un plan integral para África, para hacer frente a las diferentes necesidades y problemas regionales de un continente que demanda una acción eficaz y continuada y no acciones puntuales y localizadas como se han producido hasta ahora. Así se evitaría el tener que decidir si se actúa o no, todo formaría parte de un mismo programa de desarrollo africano que integraría acciones en todos los campos: 21 estabilización política, crecimiento económico, educación, salud, etc. Esto es lo que África está reclamando de la comunidad internacional, no quiere campamentos temporales y acciones militares de unos meses, necesita la ayuda internacional a nivel estructural y desde dentro. 22 BIBLIOGRAFÍA: • Amnistía Internacional; Ruanda: Una crisis que se venía desarrollando desde hace tiempo. • Baehr, Meter R. and Gordenker, Leon; 1999; The United Nations at the end of the 1990s; Macmillan Press Ltd. • Departamento de Informaciones Públicas de las Naciones Unidas; 1996; Rwanda-UNAMIR. 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