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anuario
de estudios
medievales
anuario
de estudios
medievales
Volumen 41
Nº 1
enero-junio 2011
590 págs.
ISSN: 0066-5061
Volumen 41
Nº 1
enero-junio 2011
Barcelona (España)
ISSN: 0066-5061
Díaz Borrás, Andrés, Marca, arte de la mercadería y protorganización de la estructura
recaudatoria en la Valencia del trescientos.
Ferragud, Carmel, Els barbers de la ciutat de València durant el segle xv a través dels
llibres del justícia criminal.
Llibrer Escrig, J. Antoni, La formación de compañías para el tintado de paños. El caso de
Cocentaina en el siglo XV.
Ortuño Molina, Jorge, Definiciones identitarias y conflictividad en la Edad Media. Las
relaciones de frontera entre los reinos cristianos de Murcia y Valencia en los siglos XIII-XVI.
Quinteros Cortés, Javier, Los genoveses, el adelantado Pedro Fajardo y Enrique IV:
comercio, fraudes y ambiciones territoriales en el Reino de Murcia (1454-1474).
González Arévalo, Raúl, Las galeras mercantiles de Florencia en el Reino de Granada en
el siglo xv.
Baury, Ghislain, Sainteté, mémoire et lignage des abbesses cisterciennes de Castille au
XIIIe s. la comtesse Urraca de Cañas (av. 1207-1262).
Ostolaza Elizondo, Mª Isabel; Monterde Albiac, Cristina; Panizo Santos, Ignacio,
Vicisitudes de la documentacion medieval del monasterio cisterciense de Fitero.
López Sabatel, José Antonio, Rentas y exigencias feudales en la tierra de Lemos durante
la baja Edad Media (siglos XIV y XV).
Galbán Malagón, Carlos J., Señor, non sejas ataúd de tus criados. Una aproximación a los
afines del entorno de la Casa de Moscoso (c.1411-c. 1510).
Marín, Manuela, Una galería de retratos reales: los soberanos omeyas de al-Ándalus
(siglos II/VIII-IV/X) en la cronística árabe.
Martínez Romero, Tomàs, Tradició catalana medieval del De duodecim diebus ueneris
atribuït a Climent de Roma. Contribució a l’estudi de les traduccions “quotidianes” d’obres
religioses breus.
Martín, Jose Carlos, Los Annales martyrum transmitidos por Madrid, BN, 10029 y Madrid,
BRAH, 78: edición, estudio y panorámica de su influencia en la literatura analística latina
de la Hispania medieval.
Cavallero, Constanza, Brujería, superstición y “cuestión conversa”: historias de
construcción de “otros-cristianos”.
Contreras, Sebastián, La inteligibilidad de la naturaleza y su vinculación con el
conocimiento de los universales.
anuario de estudios medievales Volumen 41 | Nº 1 | 2011 | Barcelona
Sumario
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CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Volumen 41/1
enero-junio 2011
Barcelona (España)
ISSN: 0066-5061
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enero-junio 2011
Barcelona (España)
ISSN: 0066-5061
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES
SUMARIO DEL PRIMER FASCÍCULO
Págs.
SUMARIO .................................................................................................................
V-X
PRESENTACIÓN .......................................................................................................
XI-XII
AFILIACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS MIEMBROS DEL CONSEJO EDITORIAL ...........
XIII-XV
RELACIÓN DE COLABORADORES DEL PRIMER FASCÍCULO ......................................
XVII-XX
ESTUDIOS MISCELÁNEOS / MISCELLANEOUS STUDIES
—Andrés DÍAZ BORRÁS, Marca, arte de la mercadería y protorganización de la
estructura recaudatoria en la Valencia del trescientos / Marks, books of merchants
and the structure of fiscal collection in the XIV century city of Valencia....................
3-29
—Carmel FERRAGUD, Els barbers de la ciutat de València durant el segle xv a
través dels llibres del justícia criminal / The barbers of the city of Valencia during
the 15th century through the books of criminal justice ...........................................
31-57
—J. Antoni LLIBRER ESCRIG, La formación de compañías para el tintado de paños.
El caso de Cocentaina en el siglo XV / The formation of companies for dyeing cloth.
Cocentaina in the fifteenth century ............................................................................
59-72
—Jorge ORTUÑO MOLINA, Definiciones identitarias y conflictividad en la Edad
Media. Las relaciones de frontera entre los reinos cristianos de Murcia y Valencia
en los siglos XIII-XVI / Definitions of identity and conflict in the Middle Ages.
Frontier relationships among the kingdoms of Murcia and Valencia in the 13th16th centuries ...........................................................................................................
73-97
—Javier QUINTEROS CORTÉS, Los genoveses, el adelantado Pedro Fajardo y
Enrique IV: comercio, fraudes y ambiciones territoriales en el Reino de Murcia
(1454-1474) / The Genoese, governor Pedro Fajardo and Henry IV: trade, fraud
and territorial ambitions in the Kingdom of Murcia (1454-1474) ........................
99-123
—Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO, Las galeras mercantiles de Florencia en el Reino
de Granada en el siglo XV / The mercantile galleys of Florence in the Kingdom
of Granada in the xvth century.................................................................................
125-149
—Ghislain BAURY, Sainteté, mémoire et lignage des abbesses cisterciennes de
Castille au XIIIe s. La comtesse Urraca de Cañas (av. 1207-1262) / Holiness,
remembrance and lineage of Cistercian abbesses in 13th c. Castile. Countess Urraca
of Cañas (b. 1207-1262) .........................................................................................
151-182
—Mª Isabel OSTOLAZA ELIZONDO; Cristina MONTERDE ALBIAC; Ignacio PANIZO
SANTOS, Vicisitudes de la documentación medieval del monasterio cisterciense de
Fitero / The vicissitudes of the documentation of the medieval Cistercian monastery
of Fitero .................................................................................................................... 183-209
VI
SUMARIO
—José Antonio LÓPEZ SABATEL, Rentas y exigencias feudales en la tierra de
Lemos durante la Baja Edad Media (siglos XIV y XV) / Feudal income and
requirements in Tierra de Lemos during the Later Bater Middle Ages (14th and 15th
centuries) ................................................................................................................
211-234
—Carlos J. GALBÁN MALAGÓN, Señor, non sejas ataúd de tus criados. Una
aproximación a los afines del entorno de la casa de Moscoso (c.1411-c. 1510)
/ Señor, non sejas ataúd de tus criados. An approach to the household of
Moscoso’s affinity (c. 1411-c. 1510) .......................................................................
235-272
—Manuela MARÍN, Una galería de retratos reales: los soberanos omeyas
de al-Ándalus (siglos II/VIII-IV/X) en la cronística árabe / A gallery of royal
portraits: Andalusi Umayyad sovereigns (2th-4th/8th-10th centuries) in Arab
chronicles ................................................................................................................
273-290
—Tomàs MARTÍNEZ ROMERO, Tradició catalana medieval del De duodecim diebus
ueneris atribuït a Climent de Roma. Contribució a l’estudi de les traduccions
“quotidianes” d’obres religioses breus. / The medieval Catalan tradition of De
duodecim diebus ueneris ascribed to Clement of Rome. Contribution to the
‘occasional’ translations of brief religious works...................................................
291-309
—Jose Carlos MARTÍN, Los Annales martyrum transmitidos por Madrid, BN,
10029 y Madrid, BRAH, 78: edición, estudio y panorámica de su influencia en
la literatura analística latina de la Hispania medieval / The Annales martyrum
transmitted in Madrid, BN, 10029 and Madrid, BRAH, 78: edition, study and
survey of his influence in latin annalistic literature of Medieval Spain..................
311-341
—Constanza CAVALLERO, Brujería, superstición y “cuestión conversa”:
Historias de construcción de “otros-cristianos” / Witchcraft, superstition and
the “converso issue”: stories of the construction of “Christian others” .............
343-373
—Sebastián CONTRERAS, La inteligibilidad de la naturaleza y su vinculación con
el conocimiento de los universales / The intelligibility of nature and its nexus with
the knowledge of the Universals ............................................................................
375-388
NECROLOGÍAS / OBITUARY NOTICES
—Imma OLLICH I CASTANYER; Prim BERTRAN I ROIGÉ, In Memoriam. Prof.
Manuel Riu i Riu, historiador i arqueòleg (1929-2011) ........................................
390-394
—Denis MENJOT; Adeline RUCQUOI, In Memoriam. Prof. Jean Gautier Dalché
de Desplanels (1913-2010) ....................................................................................
395-401
BIBLIOGRAFÍA / BIBLIOGRAPHY
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
—Sandra BERNATO (ed.), Sorrento, Giovanni Raparo (1435-1439), parte prima
(1435), por Gemma T. COLESANTI ..............................................................................
405
—Maria Elena CORTESE, Signori, castelli, città. L’aristocrazia del territorio
Fiorentino tra X e XII secolo, por María Elisa SOLDANI ........................................
405-406
—Francis A. DUTRA, Military Orders in the Early Modern Portuguese World,
por José Manuel RODRÍGUEZ GARCÍA ...................................................................
406-407
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061
SUMARIO
VII
—Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ, Las visitas de la Orden de Santiago a los
territorios de la región de Murcia en el siglo XV, por Diego Antonio REINALDOS
MIÑARRO ................................................................................................................
407-408
—Isabel GARCÍA DÍAZ, Documentación medieval del Archivo Municipal de
Lorca (1257-1504), por Diego Antonio REINALDOS MIÑARRO .............................
408-409
—María del Carmen GARCÍA HERRERO, Las mujeres en Zaragoza en el siglo XV,
por Montserrat CABRÉ I PAIRET .............................................................................
409-410
—Alejando GARCÍA SANJUAN, Till God Inherits the Earth: Islamic Pious
Endowments in al-Andalus (9th-15th Centuries), por Linda G. JONES .................
410-412
—Anna GIRONELLA DELGÀ (ed.), Llibre Groc de la ciutat de Girona (1386,
1596-1702), por Albert REIXACH SALA .................................................................
413
—Donald J. KAGAY, War, Government and Society in the Medieval Crown of
Aragon, por Mario ORSI LÁZARO ..........................................................................
413-414
—Luis Filipe OLIVEIRA, A Coroa, os Maestres e os Comendadores. As Ordens Militares de Avis e de Santiago (1330-1449), por José Manuel RODRÍGUEZ GARCÍA .......
414
—Giovanna PETTI BALBI y Giovanni VITOLO (eds.), Linguaggi e pratiche del
potere, por Maria Elisa SOLDANI ...........................................................................
414-415
—Jesús D. RODRÍGUEZ-VELASCO, Ciudadanía, soberanía monárquica y
caballería: poética del orden de caballería. [Traducción inglesa: Order and
Chivalry. Knighthood and Citizenship in Late Medieval Castile], por José Manuel
RODRÍGUEZ GARCÍA ...............................................................................................
416-417
—Aldo A. SETTIA, De re militari. Prattica e teoria nella guerra medievale, por
Mario ORSI LÁZARO ..............................................................................................
417-418
—Laura TATO FONTAÍÑA, O cancioneiro de Pero Meendiz da Fonseca, por Ana
ESCOURIDO PERNAS ...............................................................................................
418-419
—Albert VELASCO GONZÁLEZ, El mestre de Vielha: un pintor del tardogòtic
entre Catalunya i Aragó por Francesc FITÉ LLEVOT .............................................
419-420
—L. J. Andrew VILLALON; Donald KAGAY (eds.), Hundred years war: a wider
focus, por Mario ORSI LÁZARO ..............................................................................
420-421
RESEÑAS
—Victòria ALMUNI BALADA, La catedral de Tortosa als segles del gòtic, por
Magda BERNAUS ..........................................................................................................
423-426
—Diana ARAUZ MERCADO, La protección jurídica de la mujer en Castilla y
León (Siglos XII-XIV), por Araceli ROSILLO LUQUE .............................................
426-427
—Pedro J. ARROYAL ESPIGARES, José E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Virgilio
MARTÍNEZ ENAMORADO (eds.), El Repartimiento de Torrox, por Eduardo
DANIEL CHEHÍN .....................................................................................................
427-429
—Vicenç BELTRAN, Meritxell SIMÓ i Elena ROIG (eds.), Trobadors a la Península
Ibèrica. Homenatge al Dr. Martí de Riquer, por Marina NAVÀS ...........................
429-432
—Joan BOADAS RASET, Lluís CASELLAS SERRA (dir.), Catàleg de pergamins del
fons de l’Ajuntament de Girona (1144-1862), por Albert REIXACH SALA ............
432-433
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VIII
SUMARIO
—Jordi BOLÓS (ed.), Estudiar i gestionar el paisatge històric medieval, por
Ramon MARTÍ CASTELLÓ ......................................................................................
433-436
—José BORDES GARCÍA, Desarrollo industrial textil y artesanado en Valencia de
la conquista a la crisis (1238-1350), por Ricardo CÓRDOBA DE LA LLAVE ..........
436-438
—Francis BRUMONT (ed.), Prés et Pâtures en Europe occidentale. Actes des
XXVIII Journées Internationales d’Histoire de l’Abbaye de Flaran (septembre
2006), por Máximo DIAGO HERNANDO .................................................................
438-440
—Nativitat CASTEJÓN DOMÈNECH, Aproximació a l’estudi de l’Hospital de
la Santa Creu de Barcelona. Repertori documental del segle XV, por Teresa
HUGUET-TERMES ...................................................................................................
440-442
—Simonetta CAVACIOCCHI (a cura di), Relazioni economiche tra Europa e
mondo islamico secc. XIII-XVIII / Europe’s economic relations with the Islamic
world 13th-18th centuries, por Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO ......................................
443-444
—Patrice CRESSIER; Maribel FIERRO; Luis MOLINA (eds.), Los almohades:
problemas y perspectivas, por Carles VELA AULESA ............................................
445-446
—Alain DEMURGER, Caballeros de Cristo: Templarios, Hospitalarios,
Teutónicos y demás órdenes militares en la Edad Media (siglos XI a XVI), por
Carlos BARQUERO GOÑI .........................................................................................
446-448
—La famille, les femmes et le quotidien (XIVe-XVIIIe siècle), por Cristina
SEGURA GRAÍÑO .....................................................................................................
448-450
—Maria Teresa FERRER I MALLOL, Isabel MONTES ROMERO-CAMACHO, Germán
NAVARRO ESPINACH y José Francisco EGEA GILABERTE, Fuentes documentales
para el estudio de los mudéjares, por José Luis PASCUAL CABRERO.....................
450-453
—M. Teresa FERRER MALLOL, Pere VERDÉS PIJUAN (eds.), El camí de Sant
Jaume i Catalunya, Actes del Congrés Internacional celebrat a Barcelona,
Cervera i Lleida (octubre 2003), por Albert REIXACH SALA ................................
453-455
—Luciano GALLINARI (a cura di), Genova, una “porta” del Mediterraneo, por
Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO .....................................................................................
455-457
—Alejandro GARCÍA SANJUÁN (ed.). Saber y sociedad en al-Andalus. IV-V Jornadas
de Cultura Islámica Almonaster la Real (Huelva), por Carles VELA AULESA .............
457-458
—Sebastià GIRALT (ed.), Epistola de reprobacione nigromantice ficcionis (De
improbatione maleficiorum), por Linda G. JONES .................................................
458-459
—Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO, La esclavitud en Málaga a fines de la Edad Media,
por Iván ARMENTEROS MARTÍNEZ ..........................................................................
460-466
—Enric GUINOT i Josep TORRÓ (eds.), Repartiments a la Corona d’Aragó (segles
XII-XIII), por Ferran ESQUILACHE MARTÍ .............................................................
467-470
—Jacques LACOSTE, Les maîtres de la sculpture romane dans l’Espagne du
pèlerinage à Compostelle, por José Alberto MORÁIS MORÁN ..............................
470-471
—Miguel Ángel LADERO QUESADA (coord.), Estudios de genealogía, heráldica
y nobiliaria, por Máximo DIAGO HERNANDO .......................................................
471-473
—Marie-Thérèse LORCIN, “D’abord il dit et ordonna…”. Testaments et société
en Lyonnais et Forez à la fin du Moyen Âge, por Máximo DIAGO HERNANDO .....
473-475
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SUMARIO
IX
—José Antonio LLIBRER ESCRIG, Los orígenes de la industria de la lana en la Baja
Edad Media. El Comtat en el siglo XV, por Ricardo CÓRDOBA DE LA LLAVE .........
475-477
—Rosa LLUCH BRAMON, Els remences: la senyoria de l’Almoina de Girona als
segles XIV i XV, por Víctor FARÍAS .......................................................................
477-481
—Paul MAGDALINO, L’Ortodoxie des astrologues. La science entre le dogme et
la divination à Byzance (VIIe-XIVe siècle), por Linda G. JONES ............................
481-482
—Matthias MASER, Die Historia Arabum des Rodrigo Jiménez de Rada.
Arabische Traditionen und die Identität der Hispania im 13. Jahrhundert. StudieÜbersetzung-Kommentar, por Óscar de la CRUZ PALMA ...........................................
482-483
—Maria Giuseppina MELONI e Olivetta SCHENA (eds.), Culti, santuari,
pellegrinaggi in Sardegna e nella Penisola Iberica tra Medioevo ed Età
contemporanea, por Simonetta SITZIA ...................................................................
483-489
—Kathryn A. MILLER, Guardians of Islam: Religious Authority and Muslim
Communities in Late Medieval Spain, por Linda G. JONES ...................................
489-491
—Matilde MIQUEL JUAN, Retablos, prestigio y dinero. Talleres y mercado de
pintura en la Valencia del gótico internacional, por Jacobo VIDAL FRANQUET .....
491-493
—Franco MORENZONI, avec la collaboration d’Isabelle JEGER, Le prédicateur
et l’inquisiteur. Les tribulations de Baptiste de Mantoue à Genève en 1430, por
Máximo DIAGO HERNANDO ...................................................................................
494-495
—Merche OSÉS URRICELQUI, Documentación medieval de Estella (siglos XIIXVI), por Fermín MIRANDA GARCÍA ......................................................................
495-496
—Pedro PÉREZ CARAZO, Santa María de Herce y su abadengo en la Edad Media,
por Máximo DIAGO HERNANDO ............................................................................
496-498
—Umberto PICCIAFUOCO, San Giacomo della Marca (1393-1476). Uomo di
cultura. Apostolo. Operatore sociale. Taumaturgo del secolo XV, por Ángeles
GARCÍA DE LA BORBOLLA .....................................................................................
499-500
—Imma PUIG I ALEU, Una visita pastoral al Baix Empordà als anys 1420-1423,
por Xavier MARCÓ I MASFERRER ..........................................................................
500-502
—Guillem ROSSELLÓ BORDOY, Documents cabdals del Regne de Mallorca. El
Llibre del Repartiment i la documentació feudal, por Joan NEGRE PÉREZ ...........
502-503
—José Enrique RUIZ-DOMÈNEC, Quan els vescomtes de Barcelona eren.
Història, crònica i documents d’una família catalana dels segles X, XI i XII, por
Antoni UDINA I ABELLÓ .........................................................................................
504
—Elisabetta SCARTON (ed.), Corrispondenza degli ambasciatori fiorentini a
Napoli. Giovanni Lanfredini (13 aprile 1484-9 maggio 1485), por Vera Isabell
SCHWARZ-RICCI .....................................................................................................
505-506
—Laura SCIASCIA (ed.), Registri di Lettere (1340-48), por Daniela SANTORO .......
507-508
—Fulvia SERPICO (ed.), San Giacomo della Marca e l’altra Europa. Crociata,
martirio e predicazione nel Mediterrano Orientale (secc. XIII-XV). Atti del
Convegno Internazionale di studi. Monteprandone, 24-25 novembre 2006, por
Angeles GARCÍA DE LA BORBOLLA .......................................................................
508-509
—Alessandro SODDU, I Malaspina e la Sardegna. Documenti e testi dei secoli
XII-XIV, por Mauro G. SANNA ...............................................................................
509-513
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061
X
SUMARIO
—Joan SOLER I JIMÉNEZ, La formació de la pobla de Santa Pau a redós del castell
dels barons (1248-1331), por Lluis TO FIGUERAS... ................................................
513-515
—Dominique URVOY (dir.), La philosophie andalouse. Auteurs et oeuvres, por
Miquel FORCADA ...................................................................................................
515-516
—María Isabel del VAL VALDIVIESO y Olatz VILLANUEVA ZUBIZARRETA
(coord.), Musulmanes y Cristianos frente al Agua en las Ciudades Medievales,
por Cristina SEGURA GRAÍÑO ................................................................................
516-518
—Antoni VALLMANYA, Poesies, por Marion CODERCH ........................................
518-520
—Carles VELA I AULESA, Especiers i candelers a Barcelona a la Baixa Edat
Mitjana. Testaments, família i sociabilitat, por Carmel FERRAGUD ......................
521-523
—Joaquín YARZA LUACES (ed.), La miniatura medieval en la Península Ibérica,
por Francesc FITÉ LLEVOT .....................................................................................
523-527
RESEÑAS CONJUNTAS
—Nous materials referents a la producció documental dels bisbes gironins del
Trescents por Jordi MORELLÓ BAGET ....................................................................
529-531
—La pesca en la economía europea bajomedieval: apuntes sobre una historiografía reciente, por Manuel VAQUERO PIÑEIRO .........................................................
531-534
—Textos de historia del derecho y de las instituciones de la Corona de Aragón
por Rafael RAMIS BARCELÓ ...................................................................................
535-540
PUBLICACIONES RECIBIDAS / BOOKS RECEIVED .................................
543-548
ÍNDICES / CONTENTS
ÍNDICE ALFABÉTICO DE AUTORES DEL PRIMER FASCÍCULO DE 2011 .........................
551-558
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES DEL PRIMER FASCÍCULO DE 2011 ................................
559-560
NORMATIVA DE LA REVISTA AEM / GUIDE TO AEM’S
CONTRIBUTORS .................................................................................................
561-563
PUBLICACIONES DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICASESTUDIOS MEDIEVALES, DE LA INSTITUCIÓN MILÀ I FONTANALS,
CSIC (BARCELONA) .........................................................................................
565-567
BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN / SUBSCRIPTION FORM .............................
569
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
p. XI-XII
ISSN 0066-5061
PRESENTACIÓN
En la presentación del volumen 40/2 (julio-diciembre de 2010) del Anuario
de Estudios Medievales, lamentábamos la entonces reciente desaparición de uno de
los miembros históricos del Consejo Asesor de la revista, el medievalista e hispanista
francés Jean Gautier-Dalché, a quien ahora, en este volumen, recuerdan sus dos
discípulos, también hispanistas franceses, Denis Menjot y Adeline Rucquoi.
Ahora, debemos también lamentar la pérdida, si cabe más sentida, de otro
gran medievalista, en este caso catalán, el Dr. Manuel Riu i Riu, Catedrático de
Historia Medieval de la Universitat de Barcelona, que falleció el pasado 2 de enero.
El Dr. Riu fue miembro del Consejo de Redacción del Anuario de Estudios
Medievales desde el primer número de la revista 1 (1964) hasta el 31/2 (2001). Y,
en lo sucesivo, desde el volumen 32/1 (2002) y hasta el volumen 40/1 (2010), fue
miembro de su Consejo Asesor.
De la mano de su colega y amigo el Dr. Emilio Sáez, fundador del
Anuario, Manuel Riu fue, además, Redactor Jefe en el volumen 1 (1964) y Jefe de
Redacción, juntamente con el también malogrado José Luis Martín Rodríguez, en
los volúmenes 2 (1965) y 3 (1966). Mientras estuvo en Granada como Catedrático,
únicamente formó parte del Consejo de Redacción de la revista, pero a su regreso
volvió a ocupar el cargo de Jefe de Redacción, compartido entonces con Francisco
Rico Manrique, desde el volumen 7 (1970-1971) y hasta el volumen 15 (1985),
inclusive.
Desde aquí damos nuestro más sentido pésame a la familia del insigne
“historiador y arqueólogo”, al que rendimos homenaje, en las páginas que siguen,
con las palabras de dos de sus discípulos y compañeros del Departamento de Estudios
Medievales, Paleografía y Diplomática de la Universitat de Barcelona, Prim Bertran
e Imma Ollich.
***
A partir del volumen 25 (1995), el Anuario de Estudios Medievales, tras su
desdoblamiento en dos fascículos y la dedicación de uno de ellos a un tema monográfico,
venía siendo tradicional que las páginas de presentación de la revista sirvieran de
plataforma para difundir la temática del monográfico sucesivo y para hacer una
llamada abierta al envío de originales.
En el anterior volumen ya advertimos que, en aras de una mayor coherencia
de contenido y para poder garantizar mejor la necesaria calidad y cantidad de
las contribuciones, se iba a optar, en adelante, por la fórmula de monográficos
coordinados.
Ahora podemos anunciar ya que el Anuario de Estudios Medievales 41/2
(2011), que inaugurará esta nueva fórmula, será coordinado por el Dr. Ricardo
Córdoba de la Llave, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de
Córdoba, y que se dedicará al estudio de la Tecnología Medieval en el Mediterráneo
Occidental.
XII
PRESENTACIÓN
Al igual que hicimos en el anterior fascículo, animamos a los/as posibles
interesados/as a que sometan sus propuestas de monográfico a valoración del Consejo
de Redacción.
***
No puedo cerrar estas breves palabras de presentación sin antes señalar que
este es el primer fascículo del Anuario de Estudios Medievales que se ha elaborado
con la colaboración de la recientemente creada Unidad de Documentación y Gestión
de Publicaciones de la Institución Milà i Fontanals del CSIC en Barcelona. Quiero
expresar mi más profunda gratitud a su responsable, la Sra. Carmen Losada, cuya
eficiencia y buena disposición han demostrado que, afortunadamente, la calidad
humana y la buena voluntad de las personas pueden ayudar a superar dificultades
que, de otro modo, serían insalvables.
ROSER SALICRÚ I LLUCH
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061
Volumen 41 Nº 1
enero-junio 2011
Barcelona (España)
ISSN: 0066-5061
AFILIACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS MIEMBROS DEL
CONSEJO EDITORIAL
CONSEJO DE REDACCIÓN
ROSER SALICRÚ I LLUCH (Directora del AEM), Científico Titular, Departamento de Ciencias
Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques,
15. 08001 Barcelona.
PERE VERDÉS PIJUAN (Secretario del AEM), Científico Titular, Departamento de Ciencias
Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC, C/ Egipcíaques,
15. 08001 Barcelona.
Vocales
LOLA BADIA PÀMIES, Catedrática de Filología Catalana, Departament de Filologia Catalana,
Facultat de Filologia, Universitat de Barcelona, Gran Via de les Corts Catalanes,
585. 08007 Barcelona.
SALVADOR CLARAMUNT RODRÍGUEZ, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de
Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia,
Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona.
MÁXIMO DIAGO HERNANDO, Científico Titular, Instituto de Historia, Centro de Ciencias
Humanas y Sociales, CSIC. C/ Albasanz, 26-28. 28037 Madrid.
FRANCESCA ESPAÑOL BERTRAN, Profesora Titular, Departamento de Historia del Arte, Facultad
de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001
Barcelona.
ANA GÓMEZ RABAL, Científico Titular, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales,
Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona.
MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia
Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla. C/ María de
Padilla, s.n. 41004 Sevilla.
MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de
Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de
Madrid. C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid.
JOSÉ MANUEL NIETO SORIA, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia
Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid.
C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid.
ANTONI RIERA MELIS, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval,
Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de
Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona.
MANUEL SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Profesor de Investigación, Departamento de Ciencias HistóricasEstudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001
Barcelona.
MARÍA ISABEL DEL VAL VALDIVIESO, Catedrática de Historia Medieval, Departamento
de Historia Antigua y Medieval, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de
Valladolid. Plaza del Campus Universitario. 47011 Valladolid.
XIV
CONSEJO EDITORIAL
ASESORES
Alemania: NIKOLAS JASPERT, Ruhr-Universität Bochum, Historisches Institut - Lehrstuhl
Mittelalter II. Universitätsstr. 150 (GA 4/31). 44801 Bochum.
Estados Unidos: THOMAS N. BISSON, Department of History, Harvard University. Cambridge,
MA 02138; DAVID NIRENBERG, Department of History, University of Chicago, 1115
East 58th Street. Chicago, Il. 60637.
Francia: HENRI BRESC, Département d’Histoire, Université de Paris-X Nanterre. 200, Avenue
de la République. 92001 Nanterre; DENIS MENJOT, UMR 5648. CIHAM, Université
Lumière-Lyon 2.18, Quai Claude Bernard. F 69365 Lyon Cedex 07.
Gran Bretaña: PETER LINEHAN, Department of History, St. John’s College. Cambridge CB2
1TP; ANTHONY LUTTRELL, ex-miembro de la Universidad de Malta (20, Richmond
Place. Bath BA1 5JY).
Italia: VICENÇ BELTRAN PEPIÓ, Dipartimento di Studi Europei e Interculturali, Facoltà di
Scienze Umanistiche, Università di Roma “La Sapienza”. Piazzale Aldo Moro,
5. 00185 Roma; PIETRO CORRAO, Dipartimento di Storia Medioevale, Istituto di
Storia, Facoltà di Scienze della Formazione, Università degli Studi di Palermo.
Via Giovanni Pascoli, 6. 90144 Palermo; LUISA D’ARIENZO, Dipartimento di
Studi storici, geografici e artistici, Facoltà di Lettere e Filosofia, Università degli
Studi di Cagliari. Via Is Mirrionis, 1. 09121 Cagliari; PINUCCIA FRANCA SIMBULA,
Dipartimento di Storia, Università degli Studi di Sassari. Viale Umberto, 52. 07100
Sassari.
Portugal: MARÍA HELENA DA CRUZ COELHO, Departamento de História, Arqueologia e Artes,
Faculdade de Letras, Universidade de Coimbra. Largo da Porta Ferrea. 3004-530
Coimbra; LUIS MIGUEL DUARTE, Faculdade de Letras, Universidade de Porto. Via
Panoramica, s.n. 4150 564 Porto.
España: XAVER BARRAL I ALTET, Institut d’Estudis Catalans. C/ Carme, 47. 08001 Barcelona; CARMEN BATLLE GALLART, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y
Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 8. 08001 Barcelona; PRIM BERTRAN ROIGÉ, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografia e Historia, Universidad
de Barcelona. C/ Montalegre, 8. 08001 Barcelona; ASUNCIÓN BLASCO MARTÍNEZ,
Departamento de Historia Medieval, Ciencias y Técnicas Historiográficas y Estudios Árabes e Islámicos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Zaragoza.
C/ Pedro Cerbuna, 12. 50009 Zaragoza; JOSÉ VICENTE CABEZUELO PLIEGO, Departamento de Historia Medieval y Moderna, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Alicante, Campus de Sant Vicent del Raspeig, Apartado de Correos 99.
30080 Alicante; MARGARITA CANTERA MONTENEGRO, Departamento de Historia
Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid.
C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid; Mª TERESA FERRER MALLOL, Institut
d’Estudis Catalans. C/ Carme, 47. 08001 Barcelona; ANTONI FURIÓ DIEGO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad
de Valencia, Avda. Blasco Ibáñez, 28. 46010 Valencia; ÁNGEL GALÁN SÁNCHEZ,
Departamento de Arqueología e Historia Medieval, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Málaga, Campus de Teatinos, s.n. 29071 Málaga; JOSÉ HERNANDO
DELGADO, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001
Barcelona; FERNANDO LÓPEZ ALSINA, Departamento de Historia Medieval y Moderna, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Santiago de Compostela,
Plaza de la Universidad, 1. 15703 Santiago de Compostela (La Coruña); MARÍA
DOLORES LÓPEZ PÉREZ, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y DiploANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XIII-XV. ISSN 0066-5061
CONSEJO EDITORIAL
XV
mática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre,
6. 08001 Barcelona; JORDI MORELLÓ BAGET, Departamento de Ciencias HistóricasEstudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001
Barcelona; JOSEFINA MUTGÉ VIVES, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios
Medievales, Institución Milá y Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona; PERE ORTI GOST, Departament d’Història i Història de l’Art, Facultat de
Lletres, Universidad de Girona. Pl. Ferrater Mora, 1. 17071 Girona; MERCÈ PUIG
RODRÍGUEZ-ESCALONA, Departamento de Filología Latina, Facultad de Filología,
Universidad de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585. 08007 Barcelona;
ELOÍSA RAMÍREZ VAQUERO, Departamento de Geografía e Historia, Universidad
Pública de Navarra. Campus de Arrosadía.- 31006 Pamplona (Navarra); MILAGROS
RIVERA GARRETAS, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6.
08001 Barcelona; FLOCEL SABATÉ CURULL, Departament d’Història, Facultat de
Lletres, Universitat de Lleida. Plaça de Víctor Siurana, 1. 25003 Lleida; CRISTINA SEGURA GRAÍÑO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e
Historia, Universidad Complutense de Madrid. C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040
Madrid; CARLES VELA AULESA, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC, C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona;
Mª MERCÈ VILADRICH GRAU, Departamento de Filología Semítica, Facultad de Filología, Universidad de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585. 08007
Barcelona.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XIII-XV. ISSN 0066-5061
Volumen 41 Nº 1
enero-junio 2011
Barcelona (España)
ISSN: 0066-5061
RELACIÓN DE COLABORADORES DEL PRIMER FASCÍCULO
CARLOS BARQUERO GOÑI, Departamento de Historia medieval y Ciencias y Técnicas
historiográficas, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de Educación
a Distancia. Ciudad Universitaria, C/ Senda del Rey, 7.- 28040 Madrid (correo-e:
cbarquero@geo.uned.es).
GHISLAIN BAURY, Département d’Histoire, UFR Lettres, Université du Maine. Avenue Olivier
Messiaen.- F-72085 Le Mans cedex 9 (correo-e: Ghislain.Baury@univ-lemans.fr).
MAGDA BERNAUS, Architecture and Design Program Assistant, CIEE Barcelona Study Center.
Passatge Permanyer, 10.- 08009 Barcelona (correo-e: mbernaus@ciee.org).
PRIM BERTRAN I ROIGÉ, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica, Facultat
de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.- 08001
Barcelona (correo-e: primbertran@ub.edu).
MONTSERRAT CABRÉ I PAIRET, Departamento de Fisiología y Farmacología, Facultad de
Medicina, Universidad de Cantabria. Avda Cardenal Herrera Oria, 2.- 39011
Santander (correo-e: monserrat.cabre@unican.es)
CONSTANZA CAVALLERO, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) - Instituto de Historia de España, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires. C/ 25 de Mayo 221.- 1002 Ciudad de Buenos Aires
(correo-e: cony.cavallero@gmail.com).
GEMMA T. COLESANTI, Istituto di Studi sulle Società del Mediterraneo, CNR. Via Pietro
Castellino, 111.- 80131 Napoli (correo-e: gemma.colesanti@issm.cnr.it).
SEBASTIÁN CONTRERAS, Instituto de Filosofía, Universidad de los Andes (Chile). San Carlos
de Apoquindo 2200.- Las Condes, Santiago (correo-e: scontreras2@miuandes.cl).
MARION CODERCH, Departament de Filologia Romànica, Facultat de Filologia, Universitat
de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585.- 08007 Barcelona (correo-e:
m.coderch@ub.edu).
RICARDO CÓRDOBA DE LA LLAVE, Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad
Media, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Córdoba. Plaza del Cardenal
Salazar, 3.- 14003 Córdoba (correo-e: ca1collr@uco.es)
ÓSCAR DE LA CRUZ PALMA, Departament de Ciencies de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat
de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici
B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: Oscar.DeLaCruz@uab.es).
EDUARDO DANIEL CHEHÍN, Departamento de Arqueología e Historia Medieval, Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Málaga. Campus de Teatinos, s/n.- 29071 Málaga
(correo-e: echehin@uma.es).
MÁXIMO DIAGO HERNANDO, Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales
(CSIC). C/ Albasanz, 26-28.- 28037 Madrid (correo-e: maximo.diago@cchs.csic.es).
ANDRÉS DÍAZ BORRÁS, IES “Camp de Morvedre”. Avenida Fausto Caruana, s/n.- 46500
Sagunto (correo-e: adiazborras@gmail.com).
ANA ESCOURIDO PERNAS, Departament de Filologia Romànica, Secció de Filologies Gallega i
Portuguesa, Facultat de Filologia, Universitat de Barcelona (Edifici Josep Carner). Gran
Via de les Corts Catalanes, 585.- 08007 Barcelona (correo-e: anaescourido@ub.edu).
XVIII
RELACIÓN DE COLABORADORES
FERRAN ESQUILACHE MARTÍ, Departament d’Història Medieval, Facultat de Geografia i
Història, Universitat de València. Avgda. Blasco Ibàñez, 28.- 46010 València
(correo-e: ferran.esquilache@hotmail.com).
VÍCTOR FARÍAS ZURITA, Institut Universitari d’Història Jaume Vicens Vives, Departament
d’Humanitats, Campus de la Ciutadella, Dipòsit de les Aigües, Universitat Pompeu Fabra.
C/ Ramon Trias Fargas, 25-27.- 08005 Barcelona (correo-e: victor.farias@upf.edu).
CARMEL FERRAGUD, Departament de Salut Pública, Història de la Ciència i Ginecologia,
Facultat de Medicina, Universitat Miguel Hernández d’Elx. Ctra. Alacant-València
N 332, s/n.- 03550 St. Joan d’Alacant (correo-e: carmel.ferragud@maux.org).
FRANCESC FITÉ LLEVOT, Departament d’Història de l’Art i Història Social, Facultat de
Lletres, Universitat de Lleida. Plaça Víctor Siurana, 1.- 25003 Lleida (correo-e:
francesc.fite@hahs.udl.cat).
MIQUEL FORCADA NOGUÉS, Departament de Filologia Semítica, Facultat de Filologia,
Universitat de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585.- 08007 Barcelona
(correo-e: mforcada@ub.edu).
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica, Facultat
de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.- 08001 Barcelona
(correo-e: cjgalbanmalagon@ub.edu).
ÁNGELES GARCÍA DE LA BORBOLLA GARCÍA DE PAREDES, Departamento de Historia, Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Navarra. Campus Universitario.- 31009 Pamplona
(correo-e: borbolla@unav.es).
RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO, Departamento de Economía e Historia Económica, Facultad de
Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Sevilla. Avda. Ramón y
Cajal, 1 - 41018 Sevilla (correo-e: rgonzalez12@us.es, ragonare@yahoo.es).
TERESA HUGUET-TERMES, School of Health and Population Studies, University of
Birmingham, Edgbaston, Birmingham, B15 2TT, United Kingdom (correo-e:
thuguettermes@me.com).
LINDA G. JONES, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución
Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e:
joneslg16@gmail.com).
J. ANTONI LLIBRER ESCRIG, Departament d’Història de l’Art, Facultat de Geografia i Història,
Universitat de València. Avgda. Blasco Ibàñez, 28.- 46010 València (correo-e:
J.Antonio.Llibrer@uv.es).
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL, Departamento de Historia Medieval y Moderna, Facultad
de Geografía e Historia, Universidad de Santiago de Compostela. Plaza de la
Universidad, 1.- 15782 Santiago de Compostela (correo-e: jlopezsa13@hist.ub.edu;
joseantonio.lopez.sabatel1@rai.usc.es).
XAVIER MARCÓ I MASFERRER, Institut de Recerca Històrica, Universitat de Girona. Plaça
Ferrater Mora, 1.- 17071 Girona (correo-e: x.marco.masferrer@gmail.com).
MANUELA MARÍN, Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo,
Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC). C/ Albasanz, 26-28.- 28037 Madrid
(correo-e: mmarin67@movistar.es).
RAMON MARTÍ CASTELLÓ, Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat
de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici
B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: Ramon.Marti@uab.cat).
JOSÉ CARLOS MARTÍN IGLESIAS, Departamento de Filología Clásica e Indoeuropeo, Facultad
de Filología, Universidad de Salamanca. Plaza de Anaya, s/n.- 37008 Salamanca
(correo-e: jocamar@usal.es).
TOMÀS MARTÍNEZ ROMERO, Departament de Filologia, Facultat de Ciencies Humanes i Socials,
Universitat Jaume I. Avgda. Sos Baynat s/n.- 12071 Castelló de la Plana (correo-e:
romero@fil.uji.es ).
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XVII-XX. ISSN 0066-5061
RELACIÓN DE COLABORADORES
XIX
DENIS MENJOT, UMR 5648/ CIHAM – Departement d’Histoire, Faculté de Géographie,
Histoire, Histoire de l’Art et Tourisme, Université Lumière Lyon 2. 18 Quai Claude
Bernard.- 69365 Lyon Cedex 07 (correo-e: Denis.Menjot@ish-lyon.cnrs.fr).
FERMÍN MIRANDA GARCÍA, Departamento de Historia Antigua y Medieval, Paleografía y
Diplomática, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Madrid.
Ciudad Universitaria de Cantoblanco, Ctra. de Colmenar Km. 15.- 28049 Madrid
(correo-e: fermin.miranda@uam.es).
CRISTINA MONTERDE ALBIAC, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Zaragoza. C/ Pedro Cerbuna, 12.- 50009 Zaragoza (correo-e:
crismon@unizar.es).
JOSÉ ALBERTO MORÁIS MORÁN, Departamento de Arte y Ciencias del Territorio, Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad de Extremadura. Av. Universidad, s/n.- 10071
Cáceres (correo-e: moraismoran@hotmail.com).
JORDI MORELLÓ BAGET, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i
Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: jmorello@imf.csic.es).
MARINA NAVÀS FARRÉ, Departament de Filologia Catalana-Àrea de Literatura, Facultat de
Lletres, Universitat Rovira i Virgili, Avinguda Catalunya, 35.- 43002 Tarragona
(correo-e: marina.navas@urv.cat - marina_navas@hotmail.com).
JOAN NEGRE PÉREZ, Departament de Ciencies de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat de
Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici
B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: joan.negre@uab.cat).
JUAN ALFREDO OBARRIO MORENO, Departament de Dret Romà i Eclesiàstic de l’Estat,
Facultat de Dret, Universitat de València. Edifici Departamental Occidental, Avgda.
Tarongers s/n.- 46022 València (correo-e: juan.obarrio@uv.es).
IMMA OLLICH I CASTANYER, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica,
Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montalegre, 6.- 08001
Barcelona (correo-e: imma.ollich@ub.edu).
MARIO ORSI LÁZARO, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales,
Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona
(correo-e: mario.orsi.mail@gmail.com).
JORGE ORTUÑO MOLINA, Departamento de Didáctica de las Ciencias Matemáticas y Sociales,
Facultad de Educación, Universidad Murcia. Campus Universitario de Espinardo.30100 Murcia (correo-e: jortunom@um.es ).
M. ISABEL OSTOLAZA ELIZONDO, Departamento de Geografía e Historia, Facultad de Ciencias
Humanas y Sociales, Universidad Pública de Navarra. Campus de Arrosadía.- 31006
Pamplona (correo-e: ostolaza@unavarra.es).
IGNACIO PANIZO SANTOS, Archivo Histórico Nacional (Sección de Inquisición). C/ Serrano,
115.- 28006 Madrid (correo-e: Ignacio.panizo@mcu.es).
JOSÉ LUIS PASCUAL CABRERO, Centro Asociado UNED de Segovia. Plaza de Colmenares, 1.40001 Segovia (correo-e: jlpascual@segovia.uned.es).
JAVIER QUINTEROS CORTÉS, Departamento de Didáctica de la Lengua, la Literatura, las Ciencias
Sociales y Educación Física y Deportiva, Área de Didáctica de las Ciencias Sociales,
Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Almería. Ctra. de Sacramento
s/n. La Cañada de San Urbano.- 04120 Almería (correo-e: javiercortes@hotmail.com).
RAFAEL RAMIS BARCELÓ, Departament de Dret Públic, Història del Dret i de les Institucions,
Facultat de Dret, Universitat de les Illes Balears. Campus UIB (Edifici Gaspar
Melchor de Jovellanos), Cra. de Valldemossa, km 7.5.- 07122 Palma (correo-e:
rafaelramisbarcelo@yahoo.es).
DIEGO ANTONIO REINALDOS MIÑARRO, Departamento de Lengua Española, Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Granada. Campus Universitario de Cartuja, s/n.18071 Granada (correo-e: drm87919@ugr.es / diegoantrm@hotmail.com).
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XVII-XX. ISSN 0066-5061
XX
RELACIÓN DE COLABORADORES
ALBERT REIXACH SALA, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución
Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: areixach@
imf.csic.es).
JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ GARCÍA, Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas
historiográficas, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de
Educación a Distancia. Ciudad Universitaria, C/ Senda del Rey, 7.- 28040 Madrid
(correo-e: jman.rodriguez@geo.uned.es).
ARACELI ROSILLO LUQUE, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica,
Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.08001 Barcelona (correo-e: aracli.rosillo@gmail.com).
ADELINE RUCQUOI, Centre de Recherches Historiques (CNRS-EHESS). 54 Boulevard Raspail.75006 Paris (correo-e: rucquoi@ehess.fr).
MAURO G. SANNA, Dipartimento di Storia, Università di Sassari. V.le Umberto I, 52a.- 07100
Sassari (e-mail: maurogsanna@tiscali.it).
DANIELA SANTORO, Dipartimento di Beni culturali storico-archeologici, socio-antropologici e
geografici, Facotà di Lettere e Filosofia, Università degli Studi di Palermo. V.le delle
Scienze-Ed. 12.- 90128 Palermo (correo-e: danielasantoro@unipa.it).
VERA ISABELL SCHWARZ-RICCI, Facoltà di Lettere e Filosofia, Università degli Studi di Napoli
“Federico II”. Via Porta di Massa, 1 - 80125 Napoli.- (correo-e: veraisabellschwarz@
yahoo.de).
CRISTINA SEGURA GRAÍÑO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e
Historia, Universidad Complutense de Madrid. Ciudad Universitaria, C/ Profesor
Aranguren, s/n.- 28040 Madrid (correo-e: almuday@ghis.ucm.es)
SIMONETTA SITZIA, Università di Cagliari - Istituto di Storia dell’Europa Mediterranea (CNR).
Via Tuveri 128.- 09129 Cagliari (correo-e: simsiz@alice.it).
MARIA ELISA SOLDANI, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución
Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e:
elisasoldani@imf.csic.es).
LLUIS TO FIGUERAS, Departament d’Història i Història de l’Art, Facultat de Lletres, Campus
Barri Vell. Plaça Ferrater Mora, 1.- 17071 Girona (correo-e: lluis.to@udg.edu).
ANTONI UDINA I ABELLÓ, Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat
de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici
B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: Antoni.Udina@uab.cat).
MANUEL VAQUERO PIÑEIRO, Dipartimento di Scienze Storiche, Facoltà di Lettere e Filosofia,
Università degli Studi di Perugia. Via Pascoli.- 06123 Perugia (correo-e: manuel.
vaquero@unipg.it; vaquero@sp.unipg.it).
CARLES VELA AULESA, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución
Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: cvela@
imf.csic.es).
JACOBO VIDAL FRANQUET, Departament d’Història de l’Art, Facultat de Geografia i Història,
Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.- 08001 Barcelona (correo-e:
jacobovidal@ub.edu).
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XVII-XX. ISSN 0066-5061
ESTUDIOS MISCELÁNEOS
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 3-29
ISSN 0066-5061
MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN
DE LA ESTRUCTURA RECAUDATORIA EN LA VALENCIA
DEL TRESCIENTOS
MARKS, BOOKS OF MERCHANTS AND THE STRUCTURE
OF FISCAL COLLECTION IN THE XIV CENTURY CITY OF VALENCIA
ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
IES Camp de Morvedre (Sagunt)
Resumen: Existe una relación entre marcas, libros de mercaderes y organización
hacendística. Nuestro propósito es exponer como los tres aspectos han incidido en
la evolución económica de Valencia y en
su desarrollo fiscal. La razón de la fijación
de represalias comerciales o marcas fue
la actividad corsaria. Por otro lado, los
libros de mercaderes son el instrumento
precioso para conocer la estructura de las
compañías comerciales. Ambos factores
están en el origen del proceso impositivo
de época medieval.
Abstract: There is an analogy between
marks, books of merchants and fiscal
organization. Our purpose is to explain
how the three aspects have impacted in
the economic evolution of Valencia and
in its financial development. Corsairs’
activity was the reason for marks or
commercial reprisals fixation. On the
other hand, the books of merchants are a
precious instrument to know the structure
of medieval commercial companies. Both
factors are in the origin of the tax process
in Middle Ages.
Palabras clave: historia marítima; fiscalidad; historia de los negocios.
Keywords: maritime history; taxation;
business history.
SUMARIO
1. La represalia como argumento jurídico medieval.- 2. Los Llibres de l’Art de la Mercaderia
como aplicación jurídica.- 3. Piratería y represalia: el asalto a la coca Sant Nicolau.- 4. El libro
de la mercadería de Valldaura.- 5. La marca contra franceses y la inclusión de los mercaderes
afectados en la red de reintegración de dinero robado.
El hermanastro del rey Pedro el Ceremonioso, Fernando, Señor de Tortosa y
Albarracín, hijo de Alfonso el Benigno, había dado un documento, el 24 de diciembre
de 1358, en calidad de Gobernador General del Reino de Valencia, por el cual se designaba a micer Mateu de Montull como magistrado competente en el pleito que se iba a
dilucidar entre los hijos y viuda de Bernat de Valldaura, por un lado, y Domingo Aznar,
tutor de aquellos, por otro1. Los demandantes acusaban al curador Aznar por su mala
1
Archivo Municipal de Valencia (AMV), Llibres judiciaris de la Cort del Racional i Jurats de
València, pp-4. mà 1, f. 1r-v. En concreto de la Apel·lació de Na Valldaura contra En Domingo Aznar.
El documento por el que Montull era designado juez del caso fue hecho público en Valencia el 10 de
enero de 1359, cuando el procurador de los hijos de Valldaura, por intercesión del notario público de
4
ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
gestión, que había hecho disminuir considerablemente el patrimonio de los Valldaura.
Así pues, era acusado de propósito torticero y mala intención en la gestión de aquellos
recursos y de abusos en los salarios que había cobrado, en virtud del desempeño de su
función de valedor de los huérfanos y viuda2. En cualquier caso, resulta, para nosotros,
muy difícil de establecer la intencionalidad de Domingo Aznar en el amparamiento de
los Valldaura. De hecho, también lo fue para Mateu de Montull que, al final del proceso, fue incapaz de establecer responsabilidades concretas y nítidas, que constituyesen
delito y no una gestión desafortunada y torpe de los intereses, por los que debía velar.
Tampoco pudo discernir si por el contrario había mala voluntad por parte de quienes
se consideraban perjudicados y en realidad disponían de menos recursos y solvencia
económica de la que ellos pensaban, atribuyendo, falsamente, a Aznar acciones que
jamás había cometido3.
A quienes estén acostumbrados a tratar con documentos judiciales medievales no les debe extrañar esta conclusión. Los comienzos, prometedores de muchos
de estos procesos, son simplemente la antesala de una decepción, a veces incomprenla Corte Bartomeu Vilalba, hará leer la carta oficial. El día 11 fueron convocados los implicados por
el juez. El propósito de esa reunión será fijar una fecha a partir de la cual preparar el comienzo del
juicio y, probablemente más importante, fijar la cuantía y los plazos de cobro del salario del juez. A
esta reunión asistieron Domingo Aznar y su procurador Bernat Feliu, por un lado, y Pere d’Òdena,
procurador de los hijos de Valldaura por otro. AMV, Llibres judiciaris, mà 1, ff. 2r-3r. Lo cierto es que
el pleito quedó inmediatamente paralizado, primero por la incomparecencia sucesiva de cada una de
las partes y segundo, probablemente, porque no se llegaría a un acuerdo para satisfacer los legítimos
deseos del juez de cobrar su salario. Así se sucedieron las incomparecencias del 19, 26, 28 de enero,
del 1 y del 4 de febrero: AMV, Ibidem, ff. 3r-6r. Sin duda, ante este cúmulo de incomparecencias
Montull estaría a punto de desistir de su propósito, a no ser por la intervención, de nuevo, del Infante
Fernando, quien por mediación de Pere d’Òdena, ratificaba a micer Mateu como juez competente en
la causa. Por fin, en octubre de 1359, unos ocho meses después de anunciado, el juicio dará comienzo.
2
El martes 15 de octubre, ante micer Mateu de Montull, comparecieron En Martí de Torres, escribano, y los implicados en el pleito Pere d’Òdena, por un lado y Domingo Aznar con su procurador En
Bernat Feliu. D’Òdena presentará un escrito con nueve puntos en el que explicaba las causas por las
cuales había interpuesto la demanda. En primer lugar consideraba que Aznar debía ser removido de
la tutoría de los Valldaura, en tanto en cuanto la causa no se definiese. Decía, en segundo lugar, que
alguien tendría que dar cuenta de los cinco mil sueldos de la dote de la hija del difunto, que fueron
entregados por Guillem Magencoses y Bernat Cirart al tutor y que se habían volatilizado. En tercer
lugar, acusaba a Aznar de querer hacer todo el daño posible a los Valldaura, y por eso se fijó un salario
para su tutoría desorbitado, de noventa libras (mil ochocientos sueldos), que compartiría con Sanxo
Martí, frente a los cien sueldos anuales que fijara el difunto Valldaura. Por este motivo, los ingresos
de censales, que corresponderían a sus tutelados habían disminuido considerablemente absorbidos
por las ansias del curador. AMV, Judiciari, mà 1ª, f. 21r y mà 2ª, f. 21v.
3
En presencia de Domingo Aznar, tutor suspendido de su cargo, por el Justicia Civil de Valencia,
en la administración de la herencia de los huérfanos de Bernat de Valldaura, comparece Jaume Boschà, representante de Domingo Johan, notario procurador de los huérfanos, desde la suspensión de
Aznar, y dice, ante Pere Fuster, doctor en leyes, designado por el rey para entender en la apelación,
y reclama cualquier cantidad que pueda corresponder a los herederos del difunto, doc., fechado a 19
de octubre de 1359. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 40r-41r. Por otro lado, el miércoles 23 de octubre de
1359, los jueces delegados en el caso de la apelación y de la resolución del pleito establecen que el último día de octubre habrá reunión de la Corte para fallar el litigio. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 41v-42v.
El martes, 29 de octubre se exponen los alegatos definitivos: Aznar expone la falsedad de los documentos argüidos por d’Òdena, mientras que éste requiere el interrogatorio del anterior para encontrar
la verdad. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 42v-44v. El día 5 de noviembre, Mateu de Montull, auxiliado
por En Martí de Torres, establecen que el fallo sería el día de San Martín, día 11 de noviembre. AMV,
Judiciari, mà 2ª, ff. 44v-45r. Por fin el día sábado, 9 de noviembre, se aplazaba el fallo definitivamente para el día 30 de noviembre de 1359, festividad de San Andrés. AMV, Judiciari, mà 2ª, f. 45r.
El manuscrito acaba en este punto, no quedando constancia de la promulgación de alguna sentencia.
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MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN
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sible, por su final difuso, que no se resuelve con un fallo judicial previsible sino en
el limbo de una próxima reunión, que ya jamás llegará a realizarse. Muchas veces,
parece que las partes hubiesen acordado, sin dejar constancia escrita, una resolución
del conflicto al margen de la vía judicial. Es como si ésta fuera un último recurso, pero
al que no se apela sino se han agotado otras vías: el pacto o la componenda extrajudicial, por ejemplo. Dado que en muchos casos, esos arreglos son posibles, los pleitos
quedan interrumpidos, sin que seamos capaces de explicar racionalmente lo que ha
pasado. Por otro lado, hay un gran desconocimiento de los mecanismos judiciales
medievales, distintos de los actuales, en los que tampoco nos movemos con absoluta
soltura, y en los que la constancia escrita no siempre quedaba reflejada y archivada
para la posterioridad. Toda esta procelosa realidad conspira, casi siempre, para hacer
ininteligible la vida procesal medieval, llevándonos a nosotros al infortunio y la desesperanza de no ser capaces de interpretar correctamente el pasado4
No obstante, en este caso, es cierto que las sorpresas que contenía el desarrollo del proceso compensaban las dificultades de seguir su lectura. En efecto, dos
aspectos resaltan, sobre el resto, en la médula del pleito. Por un lado, las referencias
a la marca, que en un momento determinado fue fijada contra súbditos del rey de
Francia. No suele ocurrir que dispongamos de fehaciente información relacionada con
el cobro y satisfacción a súbditos de la Corona de Aragón, por actos ilegales, cometidos por franceses. Normalmente, las informaciones de que disponemos siempre se
refieren a las circunstancias contrarias. Por otro lado, la referencia al libro del arte de
la mercadería de Valldaura, del que se dan, aparentemente, transcripciones concretas,
es también un hito singular. Es singular debido a que no contamos con muchos indicios de esta categoría, tan detallados y precisos, para una época tan temprana. Ambos
elementos, desde nuestro punto de vista, representan peculiaridades y aportaciones
interesantes, que contribuyen a esclarecer, un poco más, el ámbito de los negocios en
el poco iluminado mundo de la primera mitad del siglo XIV. La profundización en su
estudio y conocimiento aportará luz y más información sobre un ámbito que todavía
está muy lejos de haber sido explicado. Por otro lado, las faltas a las que hacemos
referencia nos pueden llevar a considerar conveniente la profundización en el análisis
de las repercusiones internas, que pudo tener el establecimiento de marcas para la vida
económica valenciana. La organización del cobro y explotación de la marca, aunque
en Valencia quedara lejana no sería desconocida. No faltaría gente capaz de entender
los procedimientos, mecanismos y funciones que activaban los cobros, su regularidad
o su cuantía. Todas estas consideraciones servirán, sin ningún género de duda, para
la mejora organizativa de la economía privada, pero también serviría para dotar a las
instituciones de instrumentos adecuados y aplicables en situaciones distintas o problemas diversos: fijación de impuestos locales, cobros de imposiciones del General, etc.
1. LA REPRESALIA COMO ARGUMENTO JURÍDICO MEDIEVAL
Parece un argumento jurídico poco reprochable el pensar que un inocente no
debe pagar las culpas de otros sujetos de derecho. Si no fuera así, no habría ninguna
garantía de que la ley nos protege, antes al contrario, parecería sensato desconfiar de
un mundo en el que, en cualquier momento, pudieras verte legalmente acusado con
4
Es ejemplificador el caso de Úrsola, esposa de un acaudalado labrador de Morvedre, que por
intercesión de su amante intentó asesinar a su esposo, suministrándole venenos. El resultado final
de este proceso es paradigmático de cuanto decimos y esclarecedor. Andrés DÍAZ BORRÁS, Contra
Úrsola. Morvedre, 1425-1428. Una aproximación histórica, Sagunto, 2007.
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ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
fundamentos sólidos, por un delito no cometido objetivamente. No obstante, este tipo
de pensamiento, aparentemente bien trabado, tropieza con una incontestable contradicción, que llevada hasta sus extremos puede ponernos frente a una auténtica injusticia. El
problema se puede esbozar en los siguientes términos: aquel perjudicado por otro, que
no es repuesto en su estado, es doblemente vejado, porque al padecimiento que supone
el delito hay que añadir el que significa la imposibilidad de una legítima reparación.
Así las cosas, los juristas medievales se encontraron, como tantas veces,
con un dilema sin solución aparente: o los inocentes siniestrados eran doblemente
perjudicados o se extendía la consideración de delito a una serie de inocentes, de
manera impropia, para satisfacer a la víctima. Esta disyuntiva era más fácilmente resoluble cuando todos los implicados eran súbditos de un mismo señor. En estos casos
el problema podía ser acotado por el freno superior que los gobernaba. Con todo y
con eso, las represalias y los pleitos no dejaron de aparecer entre miembros de una
misma soberanía, muchas veces vinculados a fenómenos sociales como las bandositats5. No obstante, cuando esto ocurría, podían arbitrarse, desde la autoridad, medidas
compensatorias, acuerdos entre las partes y también en algunos casos venganzas extrajudiciales toleradas.
Sin embargo, las cosas cambiaban mucho cuando siniestrados y delincuentes pertenecían a señorías diversas. Aquí se ponía en cuestión, además de la injusticia
flagrante, las relaciones entre las señorías y la eficacia de sus aparatos administrativos
para resolver el conflicto. Era pues un tema de desarrollo jurídico pero también de diplomacia internacional y de coyuntura política; que se mezclaban y mediatizaban todo
el asunto. Por lo que se refiere a los conflictos comerciales, la normativa de tradición
romanista, imperturbable ante la letra escrita, probablemente hubiera sido partidaria
de evitar el pago de un delito a elementos no culpables6.
5
“Las expresiones de solidaridad vecinal se articulan con el marco jurídico legal: en 1336 el
rechazo, por la corte judicial de Gerona, de la reclamación presentada contra un gerundense por
parte de un mercader de Tortosa, comporta la protección de esta ciudad a su conciudadano y a una
reclamación que, al no ser atendida, se considera “fadiga de dret”, dando lugar a un proceso de marca
contra los bienes de cualquier gerundense, que será respondido desde Gerona. La noción de solidaridad colectiva se imbrica así con el ejercicio judicial ordinario: agotadas las primeras actuaciones
ordinarias sin obtener satisfacción de la reclamación, el mismo procedimiento jurídico permite actuar
contra el colectivo al que pertenece el inculpado mediante la marca o incautación de bienes. La noción de solidaridad colectiva se imbrica así con el ejercicio judicial ordinario: agotadas las primeras
actuaciones ordinarias sin obtener satisfacción de la reclamación, el mismo procedimiento jurídico
permite actuar contra el colectivo al que pertenece el inculpado mediante la marca o incautación de
bienes. La insuficiencia de esta vía, o su incapacidad para detener a inculpados en crímenes, justifica
la actuación conjunta y armada contra el colectivo que protege en su seno al inculpado. Esta respuesta
también debe de activarse de modo regulado, justificada por el procedimiento judicial que ha recorrido las fases previas de la reclamación y conducida por quien goza de la representación soberana,
combinándose así con la cohesión solidaria del colectivo local ya reivindicada y reconocida en los
primeros reconocimientos de organización municipal” (Flocel SABATÉ, El somatén en la Cataluña
Medieval, “Clío & Crimen”, 3 (2006), pp. 209-304, en concreto p. 214. También, p. 222: “Dado que
el somatén, más que una respuesta espontánea, es la conclusión de un determinado procedimiento
jurídico, el recorrido formal hasta su aplicación será conocido como proceso de sometent: “procés
de sometent”, “processum soni emissi”. Efectuadas las oportunas reclamaciones de justicia por el
correspondiente ordinario, la denegación –“fadiga de dret”– justifica resarcirse con un proceso de
“marca” que permite requisar los bienes de cualquier miembro de la jurisdicción del inculpado o,
si es el caso, exigir con las armas la cesión del inculpado o el resarcimiento de la injuria mediante
el proceso de somatén. Formalmente corresponde al oficial ordinario valorar estos extremos. En la
práctica, siempre actúa tras el correspondiente posicionamiento municipal”.
6
“El dret de marca o de represàlia es basava en una llunyana tradició d’origen germànic en la qual
l’error comès per un membre podia, segons les circumstàncies, afectar tota la col·lectivitat. Aquesta
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Sin embargo, los jueces europeos, también los del Mediterráneo occidental,
más romanizados, no atendieron a esta reflexión y se decantaron por una versión aparentemente más bárbara, más germánica en la apariencia, el castigo colectivo como
símbolo de la solidaridad del conjunto urbano dominante de las tropelías cometidas
por los miembros de su grupo7. Al fin y al cabo, de no ser así, la proliferación del latrocinio marítimo y la piratería hubiera colapsado todas las negociaciones pacíficas8.
En realidad, es posible que no se trate tanto de una disyuntiva entre tradiciones jurídicas occidentales como de un uso mucho más arraigado en la memoria de la gente
de la mar, independientemente de su origen. De hecho marcas y represalias también
existieron en las relaciones entre la Corona de Aragón y el mundo musulmán, por
ejemplo9. En realidad, es probable que el castigo colectivo pretendiera conseguir, de
las rudimentarias administraciones medievales, una mejora en su eficacia a la hora de
perseguir el delito y prevenirlo, disuadiendo de su impunidad. Así pues conviene puntualizar que la legislación sobre represalias, más que un vestigio de la oscura barbarie
poco romanizada, fue un evidente progreso en el pensamiento jurídico medieval fruto
de una experiencia plural y tal vez multicultural.
Las represalias comerciales, conocidas también en todas partes como marcas, buscaron servir, en primer lugar, para resarcir a los afectados pero también para
mejorar los canales internacionales de aplicación de la justicia. Su propósito era el de
evitar que se produjeran frustrantes lances legales. En efecto, su carácter disuasorio
estaría concebido con el propósito de que las autoridades soberanas intervinieran,
rápida y eficazmente, para impedir que el delito de un connatural quedara sin castigo
y la parte contraria viera satisfechos sus legítimos derechos, en la colectividad nativa
pràctica jurídica, radicalment contrària al dret romà, que s’oposa totalment que es pugui pagar una
culpa de la qual s’és innocent, es va començar a partir del segle XII com a única alternativa d’obtenir
justícia quan, per motiu de diferent jurisdicció, aquesta es feia impossible. Com molt bé diu R. DE
MAS LATRIE, Du droit de marque au droit de représailles au Moyen Âge. Bibliothèque de l’École de
Chartes, VIè série, II. Paris, 1885, no és d’estranyar que aquestes marques apareguessin generalment
relacionades amb el mon del comerç i dels negocis mercantils” (Lluís DUCH ÁLVAREZ, Armes espirituals i materials: política. Antropologia de la vida quotidiana, 4,2. Abadia de Montserrat, 2001,
p. 185).
7
“Un altre estudi pioner fou el que dedicà a les represàlies i al dret de marca a l’edat mitjana, que
obeïa, deia, al “desig d’obtenir la restauració del dret vulnerat, l’aspiració de reprendre els béns perduts o l’equivalència del que fou robat o destruït” i, naturalment, al desig de venjança; el principi de
la solidaritat entre l’agressor i els convilatans o connacionals permetia exercir aquest dret de restauració dels béns perduts contra un cercle ampli de persones” (Maria Teresa FERRER MALLOL, Joaquim
Miret i Sans: Semblança biogràfica, Barcelona, 2003. 54 p. [Conferència pronunciada davant el Ple
de l’Institut d’Estudis Catalans, per M. Teresa Ferrer i Mallol el dia 17 de juny de 2002]).
8
En palabras del profesor Gilissen “Même lorsque le village devient ville, la solidarité peut subsister, sur tout lorsque la ville se développe au départ d’une communauté de marchands. Dans l’Europe du bas moyen âge par exemple, existait le droit de marque ou de représailles, en vertu duquel un
bourgeois d’une ville de trouvant dans une ville étrangère, pouvait y être contraint de payer la dette
d’un autre bourgeois de sa ville” (John GILISSEN, Les sûretés personnelles. Première Partie. Synthèse
Générale Civilisations Archaïques, Antiques, Islamiques et Orientales, Bruxelles, 1974, p. 45).
9
“Durante el siglo XIV las relaciones comerciales de la Corona de Aragón con el Levante mediterráneo no siempre fueron fáciles. Los catalanes disponían de un consulado en Beirut, desde 1347,
trasladado en 1379 a Damasco. Pero en 1365 se dejan arrastrar a una cruzada del rey de Chipre,
Pedro I, contra Egipto. Alejandría fue saqueada, y el sultán ordenó represalias contra los mercaderes
catalanes. Sólo cinco años después, en 1370, fue firmada la paz, reabriéndose al comercio cristiano
el puerto de Alejandría. Nuevos incidentes en 1386, con la captura de cargamentos egipcios embarcados en naves tunecinas, obligaron a una suspensión temporal de relaciones” (Pau CATEURA
BENNÀSSER, Mundos mediterráneos: el reino de Mallorca y el sultanato mameluco (siglos XIII-XV),
“Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval”, 13 (2000), pp. 85-101. En concreto p. 90).
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8
ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
del delincuente10. Al fin y al cabo, se podría pensar que la señoría, que tan torpemente
hubiera actuado, primero al dar origen a un infractor de la ley y después al permitir
que se saliera con la suya, sin ninguna pena, merecería alguna clase de corrección
o llamada al orden11. Así pues, las marcas constituían una forma de racionalizar el
castigo o la satisfacción judicial, que de otra manera podría acabar siendo mucho más
violenta, imprevisible y destructiva.
Por otro lado, esta forma de represión era susceptible de aplicación en épocas y circunstancias diversas, de acuerdo con la voluntad y la conveniencia de los
afectados. Una norma tan tornadiza se ve, por ejemplo, en el Señorío de Vizcaya a lo
largo de toda la Edad Media. En efecto, debido a las peculiaridades de estos territorios
y de las villas marineras de Vizcaya y Guipúzcoa, resultaba muchas veces inconveniente mantener marcas contra otros súbditos de señorías que hubiesen actuado
de manera incorrecta, puesto que estos mismos aprovisionaban el litoral cantábrico
con bienes y vituallas imprescindibles. Eso generará que las autoridades vascongadas
constantemente intenten superar la situación de marcas contra súbditos o integrantes
de otras señorías, siempre con el propósito de mantener aprovisionados sus puertos12.
10
“As represalias concebiam-se apenas como instrumento utilizavel quando se nao pudesse confiar nos meios jurisdicionais e como forma de efectivar a obligaçao existente na vida internacional
de prestar jusriça aos estrangeiros sem delongas e malícias” (Ruy Manuel de ALBUQUERQUE, As
represalias. Estudo de História do Direito portugués (sécs. XV e XVI), Tomo I, Lisboa, 1972, p. 826).
11
Así se puede pensar que lo han entendido algunos de los historiadores anglosajones que más se
han preocupado por este tipo de cuestiones: Maurice Hugh KEEN, The law of war in the late middle
ages, London-Toronto, 1965. Hay multitud de reediciones de este libro. Emily Sohmer TAI, Honor
among thieves: piracy, restitution, and reprisal in Genoa, Venice, and the Crown of Catalonia-Aragon, 1339-1417. Tesis de doctorado inédita leída en Harvard University, 1996. También puede ser
muy interesante su trabajo titulado Marking water: piracy and property in the Pre-Modern West
en el Congreso Seascapes, littoral cultures, and trans-oceanic exchanges (Washington D. C.12-15
febrero 2003). Edición digital de Debbie Ann Doyle y Brandon Schneider y formateada por Chris
Hale, para www.historycooperative.org/proceedings [consulta: 15.05.2008]. Por último también es
muy interesante la obra de Keechang KIM, Aliens in Medieval Law. The origins of modern citizenship, Cambridge, 2001. En especial nos ha interesado el apartado que hacía referencia al trato a los
extranjeros en situación de paz y guerra, p. 98.
12
“En ocasiones, la ejecución de las represalias tenía un efecto colateral pernicioso: afectaba la
actividad comercial marítima hasta el punto de que los mercaderes y los transportistas rehusaban
conducir sus naves por aquellos lugares donde temieran ser asaltados. En el caso de las provincias
costeras vascas este efecto colateral repercutía de forma especial, ya que su economía y el abastecimiento de vituallas para su mantenimiento descansaba en buena medida en el comercio marítimo”
(Iñaki BAZÁN, ‘Degollaron a todos los dichos treynta y tres ingleses y asy degollados dis que los
lançaron en la mar’. Las hermandades vascas y la lucha contra la piratería en la Baja Edad Media,
“Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco”, 5 (2006), pp. 69-93. En concreto
p. 77). En la década de los 90 se instituyó la Hermandad de Bizkaya, cuyas ordenanzas en cuanto al
comercio internacional defendían el librecambismo, excepto para la saca de vituallas que expresamente se prohibía, y en el mismo sentido se derogaban las marcas aplicadas a los ‘navíos extranjeros’
que las introdujesen en el Señorío. Sabino AGUIRRE GANDARIAS, Relaciones internacionales de Bizkaia con la Europa Atlántica medieval, “Revista internacional de Estudios Vascos”, 36/2 (1991), pp.
339-363. En concreto p. 349). José Luis ORELLA UNZUÉ, Los vascos y sus relaciones mercantiles con
Francia: Gascuña y Aquitania (siglos XV-XVI), “Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del
País Vasco”, 5 (2006), pp. 567-601. En concreto p. 587, para el caso de la reclamación de Lequeitio.
Por lo que respecta a las relaciones con Inglaterra vid. Julián Antonio PRIOR CABANILLAS, Un caso
de derecho internacional privado de finales del siglo XV: una Real Ejecutoria de la Chancillería de
Valladolid sobre el comercio del pastel, “Cuadernos de Historia del Derecho”, 10 (2003) pp. 345362. En el plano mercantil, Guipúzcoa pasaba a ser la puerta privilegiada para el comercio entre
Castilla e Inglaterra, ya que se declaraba libre el tráfico y la estancia de mercaderes en uno y otro
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Una situación no exactamente idéntica se produciría en Galicia13. Así, integrantes de
la misma señoría reaccionaban de manera heterogénea, ante un problema semejante,
a causa de circunstancias diversas. En el fondo estaba también un, apenas disimulado,
interés por parte de príncipes y señorías, por arrebatar competencias a comunas y elementos feudales soberanos o quasi soberanos durante la Edad Media14.
A lo largo del último cuarto del siglo XIV, algunos teóricos del derecho comenzaron a contemplar la vieja disposición latina, que impedía las pignoraciones forzadas, en represalia por acciones ilegales, desde otro punto de vista distinto de una
hermética condena. En efecto, fruto de la que sin duda era una corriente de opinión
muy extendida, será, precisamente, un italiano el que de el paso teórico más importante,
al hacer compatible el buen derecho con una realidad que venía, imperturbablemente,
cambiando lo pernicioso de las confiscaciones indiscriminadas por otro planteamiento
mucho más lógico y positivo para las represalias. Se trataba de Giovanni da Legnano y
su Tractatus de bello, de represaliis et de duello, redactado alrededor de 1375 o 1376.
Con anterioridad, sin embargo, otros juristas ya habían identificado no solamente el
problema sino también la forma de resolverlo15. De este modo, se sancionaba, desde el
punto de vista de la ortodoxa teoría judicial, lo que la costumbre y los usos tradicionales
venían realizando desde tiempo inmemorial. La justicia, en la opinión popular, consistía
en hacer extensible determinados delitos a todos los súbditos de una señoría, con el
simple propósito de poder hacer pagar a delincuentes, que pretendían salir impunes, y
resarcir a víctimas que habrían sufrido el desamparo de la ley.
Podemos, por lo tanto, exponer ya aquello que es o puede definirse como
marca o represalia. Existen algunos textos que nos ilustran sobre la naturaleza jurídica de estos términos16. No obstante, hay que tener presente que existe una cierta
país, suspendiéndose las tradicionales marcas de represalia cuyo empleo era reflejo de la política de
carácter agresivo que se había seguido durante el periodo anterior de supresión de marcar, p. 347.
13
Alfredo ERIAS MARTÍNEZ y José Mª VEIGA FERREIRA, Betanzos y su provincia en la época
del Emperador Carlos V, “Anuario Brigantino”, 25 (2002), pp. 181-260, en concreto pp. 192 y 196.
14
“À doutrina afirmada pelos teóricos da exclusiva titularidade do direito de conceder represálias
por parte do princeps corresponderam, no campo dos fatos, os esforços dos sumos imperantes para
privarem de faculdade de as outorgar os grandes feudatários, os organismos municipais e profissionais, parlamentos e até simples senescais reais, de forma a imporem o princípio de que só por
autoridade régia eram as represálias praticáveis –não apenas devido aos evidentes perigos que representava nos domínios das relações internacionais a posse do direito de conceder represálias por
aquelas entidades, como pelo prejuízo acarretado internamente à unidade política e ao princípio da
soberania. Além das constantes lutas e da insegurança nascida das represálias e contra-represálias
praticadas no interior de reino, faculdade de conceder represálias permitia, como resulta das construções doutrinais, negar a existência de um superior e sustentar a qualidade de soberano” (Ruy Manuel
de ALBUQUERQUE, As represalias, p. 853).
15
Jasonne Grabher O’BRIAN, In defense of the Mystical Body: Giovanni da Legnano’s Theory
of Reprisal, “Roman Legal Tradition”, 1 (2002), pp. 25-55. Por lo que se refiere al texto, citado por
O’Brian, de Legnano vid. Giovanni da LEGNANO, Tractatus de bello, de represalias et de duello,
en The Classics of International Law Series, 8 (Editado por E. Holland), Oxford, 1917. Hay una
reimpresión moderna en Buffalo, 1995. Sobre la obra de este jurista vid. G. ERMINI, I Trattati della
Guerra e della Pace di Giovanni da Legnano in Studi e memorie per la storia dell’Universita di Bologna. 1ª series, VIII, Bologna, 1924, pp. 111-112. Otros trabajos académicos del siglo XIV habían
contemplado parcialmente o desde una postura no tan definida las ideas de Legnano. Vid. Bartolus
de SAXOFERRATO, Tractatus represaliarum en Consiliarum Bartoli, libri duo (1354), Lyon, 1555,
ff. 125r-131r. Igualmente hay que tener en cuenta el Commentarium de Statutis, libri quatuor, I,
q. 53a y De represalliis, en Tractatus universi iuris, 2, publicado en Venecia en 1584.
16
Una buena definición puede ser la que considera que las represalias: “exerxiam-se contra inimigos, contra amigos ou simpatizantes de inimigos, contra neutros, contra compatriotas de um culpado
ou de um devedor insolvente, etc. Implicavam destruições e mortes mas, sobretuto, confiscos de
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pluralidad de criterios o enfoques respecto de lo que se puede entender como represalia. Efectivamente, si buena parte de los historiadores del derecho contemplan este
fenómeno como un conflicto, que en su esencia es comercial, mercantil, también
puede entenderse como un procedimiento para distinguir entre piratería y guerra de
corso. Así, algunos estudiosos vinculan las marcas con la voluntad de la alta política
de señorías o monarcas, como una forma de ordenar sus intereses internacionales,
de acuerdo con principios de guerra irregular, pero dejando al margen la piratería17.
Desde nuestro punto de vista resulta inconveniente hacer uso del concepto nación
o nacionales, cuando estamos hablando de señorías plenamente medievales y por
lo tanto distantes de las revoluciones burguesas, cuando aparecerá la ideología y la
doctrina nacional. Hacer mención del concepto nación o nacionales, cuando hablamos de señorías anteriores al antiguo régimen, es impropio y confuso.
En cualquier caso, muchos de los países mediterráneos y adyacentes han
contado con buenos investigadores que, casi de manera homogénea, han tratado el
tema de las represalias con solvencia. Los más veteranos fueron los franceses, que
han desarrollado la curiosidad por el tema desde mitad del siglo XIX hasta mediados del XX, aproximadamente; pero también hubo italianos y portugueses, que
se preocuparon por la cuestión a finales del siglo XIX y primera parte del veinte,
los primeros, y en la parte central de esta centuria los segundos18. A parte de los
bens, prisões e fixações de residência, embargos ao comérço e à livre circulação, etc. Constituíam,
moitas vezes, prelúdios a conflitos declarados o prolongamentos desses mesmos conflitos. Davam
lugar a abusos frequentes, cometidos quer em terra quer no mar, por “engano” quanto à identidade
do objeto da represália. O direito de represália era, por vezes, concedido por diploma régio, por
exemplo una “carta de marca” que garantia ao capitão de um navio imunidade no ataque a navios
inimigos uo para-inimigos e no confisco dos respetivos bens. Em contrapartida, “seguravam-se” navios estrangeiros contra tais apreenções, garantindo-lhes segurança” (A. H. De OLIVEIRA MARQUES,
As relações diplomáticas, en Actas das II Jornadas Luso-Espanholas de História Medieval, vol. I,
Porto, 1987, p. 57).
17
“La historiografia recent, malgrat que subratlla la impossibilitat d’una diferència de significat
entre pirateria i cors, ha intentat no obstant això de posar limitacions entre els dos conceptes, especificant la base de tal distinció essencialment en la carta de marca o represàlia, la qual, concedida
pel sobirà i justificada per la incapacitat de l’Estat de rescabalar els danys soferts pels seus súbdits,
permetia al segle XV de realitzar personalment accions de pirateria autoritzada contra els països que
havien causat el dany, si abans no s’havia arribat a un acord pecuniari. Així, doncs, la represàlia garantia els mercaders particulars contra pèrdues eventuals, i alhora permetia un control més gran de les
autoritats públiques sobre les empreses particulars, a més de tendir a orientar els intents particulars
en una única direcció, la lluita contra els enemics del rei” (Anna UNALI, Mariners, pirates i corsaris
catalans a l’època medieval, Barcelona, 1986, pp. 141-142).
18
El libro de René de MAS LATRIE, Du droit de marque au droit de représailles au Moyen
Âge, París, 1875, 123 pp. Editado inicialmente en “Bibliothèque de l’École des Chartes”, 27
(1866), pp. 529-577, 29 (1868), pp. 294-317 y pp. 612-635. Sobre el caso concreto de Marsella vid.
Guillaume-Marie-Joseph EIGLIER, Étude historique sur le droit de marque ou de représailles à Marseille aux XIIIe, XIVe et XVe siècles, Marseille, 1888. Cierta popularidad tuvo el siguiente trabajo de
André HAUMANT, Les représaille, Paris, 1934, 224 pp. Con diferencia el más moderno es juntamente
con el de Mas Latrie el que ha recibido más atención. Pierre-Clément TIMBAL, Les lettres de marques
dans le droit de la France médiévale, Bruxelles, 1958. En concreto dentro de la colección Recueil
de la Société Jean Bodin, L’Étranger, 10. El primero de los italianos sería Alberto del VECCHIO, Le
rappresaglie nei comuni medievali e specialmente in Firenze, Bologna, 1894. XLV + 417 pp. Hay
ediciones facsímiles de 1974 y 1984 como mínimo. Otro texto más reciente es el de Giovanni Italo
CASSANDRO, Le reppresaglie e il fallimento a Venezia nei secoli XIII-XVI, Torino, 1938. Hay una
edición más moderna de 1970. Por lo que se refiere a los investigadores portugueses vid. Ruy Manuel
de ALBUQUERQUE, As represalias. Estudo de História do Direito portugués (sécs. XV e XVI), Lisboa,
1972, 2 Vols. También Luis Miguel DUARTE, Crimes do mar e justiça da terra, “Revista de Facultade
de Letras. Universidade do Porto. História”, II serie, vol. VIII (1991), pp. 43-73.
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lusitanos, serán historiadores catalanes quienes más profundamente se hayan interesado por este aspecto en la península Ibérica, de hecho, se rastrea su interés desde
comienzos del siglo pasado y se prolonga durante toda la centuria19. Al margen de
este fenómeno de las marcas, promovidas por actos de guerra de corso, hay otras
evidencias que nos hablan sobre conflictos, lógicos en zonas limítrofes, entre los
vecinos de uno y otro lado de la frontera. Estas marcas o represalias fronterizas,
podríamos decir menores, locales, vecinales, menudearon, por ejemplo entre las
tierras de Castilla y Aragón20. Además, encontramos también litigios interiores entre
poblaciones de una misma señoría, que podían acabar generando un gran conflicto
de orden público, como las bandositats, en buena medida.
Al margen de esto, en el acervo historiográfico del ámbito territorial catalanoaragonés encontramos una disimetría llamativa. Por regla general, las informaciones de que disponemos tratan de referencias circunscritas a acciones protagonizadas
por súbditos de la Corona de Aragón, que sufrirán el marcaje por parte vasallos de
señorías vecinas. En este sentido resulta evidente pensar que las informaciones de que
disponemos son más de reclamaciones extranjeras que no peticiones de represalias y
procesos de evolución de las mismas, propias de súbditos catalanoaragoneses. Desde
luego, sabemos que existieron acciones hostiles contra mercaderes de la señoría del
rey de Aragón, pero no nos consta mucha información relativa a aquellos hechos o a
las circunstancias en las que se produjeron y que se refieran también a cuestiones de
marcas21. Probablemente, las razones de todo eso tienen que ver con la agresividad
de la política exterior de la señoría del rey de Aragón, desde finales del siglo XIII, y
a los encontronazos del expansionismo comercial catalán por el Mediterráneo occidental, contundencias que tuvieron, entre otras secuelas, la de la acre rivalidad con
potencias como Francia, territorio próximo y comercialmente competidor. La fijación
de imposiciones, por otro lado, contribuyó a ensayar fórmulas fiscales de recauda19
Joaquim MIRET I SANS, Les represàlies a Catalunya durant l’Edat Mitjana, “Revista Jurídica
de Catalunya”, 31 (1925), pp. 289-304 y 385-417. Josefina MUTGÉ VIVES, La marca de Bernat Melhac, la Corona catalanoaragonesa i el Llenguadoc (1327-1336) en XIIe Congrès d’Histoire de la
Couronne d’Aragon. Montpellier, 1985. Vol. I (1987), pp. 175-188. También en “Anuario de Estudios
Medievales”, 16 (1986), pp. 227-238. EADEM, Una marca francesa contra els catalans, provocada
per Francesc Carròs (1323-1335) en Homenatge a la Memòria del Prof. Dr. Emilio Sáez, Barcelona,
1989, pp. 127-138. EADEM, La inseguretat en el Mediterrani medieval. Acord entre el rei catalanoaragonès Pere el Cerimoniós i el francès Joan II de Valois (1351) per a la solució de les marques existents entre ambdós regnes en La Corona catalanoaragonesa i el seu entorn mediterrani a la Baixa
Edat Mitjana, Barcelona, 2003, pp. 185-203. EADEM, Dos ejemplos de negociación de la época del
rey catalana-aragonés Alfonso el Benigno (1327-1336) en Negociar en la Edad Media / Négocier au
Moyen Âge (Maria Teresa FERRER MALLOL, Jean-Marie MOEGLIN, Stephane PÉQUIGNOT y Manuel
SÁNCHEZ MARTÍNEZ, eds.), Barcelona, 2005, pp. 527-551.
20
Máximo DIAGO HERNANDO, Introducción al estudio del comercio entre las coronas de Aragón
y Castilla durante el siglo XIV, las mercancías objeto de intercambio, “La España Medieval”, 24
(2001), pp. 47-101. En concreto podemos encontrar marcas locales entre poblaciones en pp. 58,
72-73, 83, 85, 93-94 y 97. Acciones de represalia en pp. 50, 52, 57 y 89.
21
“Siete años después de los hechos, producidos en 1336, el gobernador de Mallorca comunica al
rey de Sicilia que se ha constituido una marca para satisfacer la parte todavía no satisfecha de lo robado por Marino Coxe, almirante de 15 galeras a sueldo de Sicilia, que había asaltado una nave cargada
con alumbre, oro y especias –valorado en 23.291 florines de oro- de mercaderes mallorquines que
habían cargado en las partes de Romanía para llevarlas a Flandes”, Antonio ORTEGA VILLOSLADA,
Las relaciones marítimo-comerciales entre el Mediterráneo y el Atlántico. El papel de Mallorca en
el comercio entre Oriente y Occidente Siglos XIV y XV, en VIII Congreso de la Sociedad Española de
Historia Económica, Santiago de Compostela, 2005, 34 p. en concreto p. 29. www.usc.es/estaticos/
congresos/histec05/b24_ortega_villoslada.pdf [consulta: 15.05.2008]. Vid., también del mismo autor: El reino de Mallorca y el mundo Atlántico (1230-1349), La Coruña, 2008.
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ción, que tendrán una enorme importancia en un inmediato futuro. La posibilidad de
aprovechar la capacidad recaudatoria privada de los mercaderes afectados servirá a
las instituciones medievales para consolidar una eficacia recaudatoria que les faltaba
absolutamente pero que no surgió de repente22.
2. LOS LLIBRES DE L’ART DE LA MERCADERIA COMO APLICACIÓN JURÍDICA
El caso en el que se vieron envueltos el armador y patrón Pere Dezpuig, y
su socio y escribano de nao Guillem Domingo, por un lado, y la compañía comercial
de Bernat Valldaura y Domingo Aznar, por otro, nos permitirá constatar el funcionamiento de las marcas desde el punto de vista de los súbditos siniestrados de la Corona
de Aragón.
En otro orden de cosas, hay una singularidad que hemos de resaltar. Sabemos de muchas de las circunstancias de este caso gracias al supuesto Libre de l’Art
de la Mercaderia de Bernat Valldaura. Probablemente, este texto se conservó debido,
primero, a la continuidad de las anotaciones llevadas por Domingo Aznar, en calidad
de socio de Bernat y tutor de los huérfanos de Valldaura y procurador de los derechos
de su viuda, y después debido a la necesidad de los herederos del difunto Valldaura de
avalar, con testimonios fehacientes, sus reclamaciones respecto de la gestión de Aznar.
Eso significó agregar, como pruebas y evidencias, páginas enteras de aquel registro
del mercader difunto, elemento fundamental para entender la conservación de informaciones referidas a la represalia contra franceses, que reclamaron los siniestrados. Por
deducción, cabe considerar que si no es frecuente encontrar informaciones relacionadas
con marcas contra extranjeros, en la Corona de Aragón, ello podría estar vinculado con
el hecho de que ese tipo de informaciones se gestionaba en administraciones distintas,
propias de otras señorías, o porque las fuentes documentales disponibles en la Corona de
Aragón serían, al margen de otras, los libros de mercaderes, raros y no suficientemente
analizados.
Efectivamente, desde luego, sabemos que existieron a lo largo del siglo
XIV y además menudearon entre algunos de los sectores mercantiles, aunque no
es sencillo el encontrarlos23. De este modo, la primera cuestión a la que hemos de
enfrentarnos es una cuestión de terminología: la diferencia, no siempre bien establecida, entre los libros destinados a las cuentas y su seguimiento, por parte de los
mercaderes, y los libros destinados a la mejora de la técnica mercantil o de informaciones vinculadas con los negocios. Sin olvidar los libros de cuentas de instituciones
públicas como comunas o gremios, por ejemplo24. Probablemente las versiones más
22
María José CARBONELL BORIA y Andrés DÍAZ BORRÁS, Determinación y definición de cuentas
de las Cortes de 1329 en 1332. Antecedentes de la Generalidad Valenciana. La fiscalidad territorial
y las imposiciones locales, “Anuario de Estudios Medievales”, 34/2 (2004), pp. 713-745.
23
Torres i Cortina no ha encontrado libros de mercader propiamente dichos en el registro de todos
los hallados en el archivo comarcal de Manresa, por lo que deduce que no debieron de existir, por
más que los comerciantes manresanos estuvieran capacitados para leer y escribir textos, a lo largo
del trescientos, y de hecho llevaran registros de sus negocios. Miquel TORRES I CORTINA, L’escriptura i el llibre a la Catalunya Central als segles XIII i XIV, tesi doctoral, Universitat Autònoma de
Barcelona, pp. 2 y 39.
24
Antonia BORLANDI, Il manuale di mercatura di Saminiato de’ Ricci [1396], Génova, 1963, 181
pp. (Fonti e Studi, IV). Cesare CIANO, La Pratica di mercatura datiniana (Secolo XIV) (Con presentazione di Federigo Melis), Milano, 1964, 254 pp. (Biblioteca Della revista Economia e Storia, 9).
Raffaele CIASCA, L’arte dei Medici e speziali nella storia en el commercio Fiorentino del secolo XII
al XV, Firenze, 1927, 811 pp. (Biblioteca Storica Toscana). Benedetto COTRUGLI, Della mercatura
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13
antiguas de los libros de negocios de mercaderes sean aquellas más parecidas a las
de nuestra fuente.
Las primeras insinuaciones de la existencia de libros de cuentas, en la
Corona de Aragón, corresponden a las ciudades de Barcelona y Mallorca, alrededor de 127525. El primer libro de cuentas abarca al período 1304-1322, pero se trata
de un registro público del cobro de la imposición sobre mercadería pisana en Mallorca26. Un poco posterior es el primer registro de cuentas de mercaderes, manuscrito que fue formándose gracias a los negocios de los miembros de la Compañía
Mitjavila, sociedad familiar que negociaba, prácticamente, con los tres continentes
conocidos: Flandes, Sicilia, Cerdeña, Nápoles, Chipre, Beirut y Alejandría27. Estos
escritos y otros posteriores han contribuido a formar la impresión de que la contabilidad, en los territorios peninsulares, se había organizado rápidamente y había
adquirido una estructuración hasta cierto punto pionera en el ámbito europeo. No
obstante, es innegable que no hay muchos estudios que nos ilustren sobre la existencia de libros de cuentas de mercaderes28. Por esa razón puede resultar estimue del mercante perfetto, libri quattro, Venecia, 1573. Giorgio di Lorenzo CHIARINI, El libro di mercatantie et usanze de’ paesi (Franco BORLANDI, ed.), Torino, 1936, 212 pp., (Colección Documenti
e Studi per la storia del commercio e del diritto commerciale italiano, pubblicati sotto la direzione di
Federico Patetta e Mario Chiaudano,7). Édouard FORESTIÉ, Les livres de comptes des frères Bonis,
marchands montalbanais du XIVe siècle, Paris et Auch, 1890-1894, 3 vol. (Archives historiques de la
Gascogne; ser. 1, v. 20, 23, 26). Miguel GUAL CAMARENA, Un manual catalán de mercadería (1455),
“Anuario de Estudios Medievales”, I (1964), pp. 431-450. Miguel GUAL CAMARENA, El primer
manual hispánico de mercadería (siglo XIV), Barcelona, 1981. Roberto S. LÓPEZ, Un texte inédit:
le plus ancien manuel italien de technique commerciale, “Revue Historique” CCXLIII (1970),
pp. 67-76. José María MADURELL MARIMÓN, Contabilidad de una compañía trecentista barcelonesa
(1334-1342), “Anuario de Historia del Derecho Español”, XXXV (1965), pp. 421-525, y XXXVI
(1966), pp. 457-546.
25
E. HERNÁNDEZ ESTEVE, Orígenes y desarrollo de la contabilidad en España, siglos XIII-XIX,
en J.A. GONZALO ANGULO (a cargo de), Contabilidad en España. Madrid, 1992; también hay versión
en inglés: Origins and development of accounting in Spain (from the 13th to the 19th century), in
J. A. GONZALO ANGULO (a cargo de), Accounting in Spain, Madrid, 1992.
26
T. ANTONI, I “Partitari” maiorchini del Lou dels Pisans relativi al commercio dei Pisani nelle
Baleari (1304-1322 e 1353-1355), Pisa, 1977.
27
J. M. MADURELL I MARIMON, Contabilidad de una compañía mercantil trecentista barcelonesa
(1334-1342), Madrid, 1966.
28
Amedeo LEPORE, Sulle origini, sull’evoluzione e sullo statu dell’arte della Storia della Contabilità in Spagna, “De Computis, Revista Española de Historia de la Contabilidad”, 3 (2005),
pp. 33-71. En concreto vid. pp. 38-39. “Per quanto riguarda la fase “premoderna” – nell’arco di
tempo che va dal XIII al XV secolo –, pur risultando l’esistenza di vari libri contabili e di talune
disposizioni legali, non viè traccia di alcun trattato o testo dottrinale sulla materia. Le prime notizie di sistemi contabili e libri dei conti si riferiscono alla Corona di Aragona e, in particolare, alla
Catalogna e a Maiorca (cfr. Hernández Esteve, 1992a): a cominciare dal 1275, infatti, i banchieri
di Barcellona utilizzarono un nuovo sistema contabile, che solo nell’aspetto esteriore e nei libri
impiegati si avvicinava alla partita doppia, senza però rispettarne le regole, fornire un quadro
complessivo dei conti e assicurare la corrispondenza tra le diverse forme contabili (cfr. Conde y
Delgado de Molina, 1988). Il primo libro dei conti conosciuto in Spagna era un registro pubblico
di Maiorca (1304-1322), relativo al controllo del pagamento di imposte per l’entrata e l’uscita delle merci, denominato “Lou dels Pisans” (cfr. Antoni, 1977). Altri libri contabili dell’epoca erano
quelli della compañía “Mitjavila” (1334-1342), che si dedicava all’esportazione e all’importazione
con le Fiandre, la Sicilia, la Sardegna, Napoli, Cipro, Beirut e Alessandria (cfr. Madurell i Marimon, 1966). I libri della “Taula de Canvi” di Barcellona (cfr. Adroer i Tasis e Feliu i Montfort,
1989), il primo banco pubblico fondato in Europa (1401), pure assomigliavano esteriormente alla
partita doppia, ma non ne facevano realmente uso. Le prime regolamentazioni dei libri contabili
(cfr. Envid Miñana, 1985), della loro tenuta e della professione contabile si possono rinvenire nel
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lante la publicación de los documentos, un par de asientos de un hipotético libro
de mercadería, que habría confeccionado un comerciante, que vivió en la primera
mitad del siglo XIV.
No queremos concluir esta parte del estudio sin hacer una mención especial
a la, a nuestro juicio, cualidad transversal de la información que hacemos pública. En
efecto, si hay algo que en un principio llamó nuestra atención eso fue la plurifacética
interpretación del proceso. Por un lado, podía ser analizado desde el punto de vista
de un acto de corsarismo ilegal y la marca que ese latrocinio llevó consigo. También
llama la atención la singularidad del libro de mercader, que parece estar en el centro
de buena parte de la polémica del pleito. Pero es que, además, y ahí el remate de la
transversalidad de la fuente, hace referencia a la gestión económica del resarcimiento
por la marca. Efectivamente, el documento en cuestión también abordará la clave del
dinero que Domingo Aznar, quizás de manera un tanto discutible, consiguió del resarcimiento de la marca contra franceses. Ese dinero se recaudó, aquí está lo más significativo, mediante la organización simple de una red privada de recolectores del dinero,
previamente fijado por las autoridades francesas y de la Corona de Aragón. Es llamativa esta organización, pluriterritorial, dentro de la señoría de la Casa de Barcelona,
porque ilustra bien a las claras la capacidad organizativa y su efectividad a la hora de
establecer entidades recaudatorias complejas. Parece claro que en la primera mitad del
siglo XIV la madurez financiera de los territorios de la Corona de Aragón, en concreto
del reino de Valencia, era suficiente como para acometer una empresa como esta, o
por mejor decir, que para organizar una empresa como esta no era necesario una muy
estructurada red de control aduanero29. Esa constatación simple sirve para ser aplicada
en casos paralelos, para los que demostraría la gran capacidad de gestión económica,
con la que estaban dotados los negociantes medievales, pese a que sus problemas de
organización financiera a nosotros nos puedan parecer mucho más complicados de lo
que, en realidad, lo fueron para ellos.
“Código de las Siete Partidas”, promulgato da Alfonso X el Sabio nel 1265 (cfr. Martínez Marina,
1834; Hernández Esteve, 1985a); nel “Llibre del Consolat de Mar” di Barcellona e in quello di
Valencia (cfr. Colón Domènech e Garcia i Sanz, 2001; Ferrando, Gisbert e Crespi, 1977), i cui
nuclei originali possono essere fatti risalire all’epoca tra la fine del XIII e l’inizio del XIV secolo,
anche se la loro redazione definitiva va collocata tra la fine del XIV e il principio del XV secolo;
nel “Llibre de les Costums de Tortosa” del 1272 (cfr. AA.VV., 1979; Duarte i Montserrat, 1985;
Massip Fonollosa, Duarte i Montserrat e Massip i Bonet, 1996); nel “Cuaderno de Alcabalas”,
emanato dai re cattolici nel 1484, con l’intento di imporre ai commercianti la tenuta di un libro
dei conti riguardante le loro operazioni, per fini fiscali e di controllo (cfr. Mendoza Díaz-Maroto e
Pretel Marín, 2001)”. Es igualmente muy ilustrativo de las dificultades que encuentran los historiadores, para hallar fuentes interesantes y mínimamente copiosas, el libro de Enrique CRUSELLES
GÓMEZ, Los comerciantes valencianos del siglo XV y sus libros de cuentas, Castelló de la Plana,
2007. Es un trabajo completo que aborda en un tono aceptable este problema en Valencia. Además
de la prolija y documentada introducción referente a los libros de cuentas en la Europa medieval,
hace mención de algunos textos del cuatrocientos, vid. especialmente, pp. 96 y ss.
29
Vid., por ejemplo: Andrés DÍAZ BORRÁS, La primera operación de censales realizada por la
ciudad de Valencia (1350-1356). Un hito documental para la historia de la financiación comunal,
en Actas del II Congreso de Jóvenes Historiadores y Geógrafos, Valencia (1993), pp. 111-116. IDEM,
Un intento de aproximación a la hacienda local de la Alzira medieval. El Inventari dels béns de la
Universitat (1380), “Al-Gezira”, 8 (1994), pp. 179-224.
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15
3. PIRATERÍA Y REPRESALIA: EL ASALTO A LA COCA SANT NICOLAU
La nave, coca o carraca, llamada Sant Nicolau, habría cargado mercancías
variadas en el Grau de Valencia con destino a Lisboa y la ruta de Galicia30. De la nómina de lo robado se desprende que los bienes abarcaban una panoplia de productos
manufacturados del Mediterráneo y algunas mercancías probablemente no de gran
lujo pero sí suntuarias. De la nómina de lo robado se desprende que habría textiles,
loza simple, especias comunes, y otros productos variados31. Por la composición de
lo robado no podemos presumir una cosa distinta de que el propósito de los comerciantes, transportando mercancías de fácil venta y una rentabilidad no excesiva pero
suficiente, era el de introducirse en la ruta de Poniente, donde el comercio valenciano
todavía no estaba bien arraigado y pugnaba por abrir mercados32. Efectivamente, el
intento de afianzamiento de la presencia valenciana en Lisboa, por ejemplo, parece
el paso previo y obligado para el arribo a los activos puertos del Canal de la Mancha,
región con la que los lazos mercantiles de la ciudad del Turia, aunque en precario,
existían y podían ser agrandados. Los intentos de apertura de nuevas plazas para el
negocio valenciano no dejaron de producirse, bien es cierto que las dificultades, en
todas partes, fueron grandes33
De este modo, en el mes de abril, de 1347, la coca, surta en las playas de
la capital, estaría lista y a punto para iniciar su travesía, habiendo sido cargadas sus
30
Antonio ORTEGA VILLOSLADA, La coca en el intercambio mercante Atlántico-Mediterráneo,
“Anuario de Estudios Medievales”, 38/1 (2008), pp. 429-444.
31
Se hicieron tres inventarios de bienes robados, probablemente bienes compartidos en los tres
inventarios y otros que no lo fueron. Cada inventario correspondía a uno de los partícipes en la carga
del barco. Se trata de Domingo Aznar, Pere Dezpuig y Guillem Domingo, sobre ellos hablaremos
más tarde. AMV, Judiciarii, pp-4, mà 2ª. Respectivamente ff. 29v-30r para el primero, f. 30rv para
el segundo y f. 30v para el tercero. Como decimos, las mercancías saqueadas eran las típicas de
los mercados secundarios del Mediterráneo. Se robaron alimentos, sin duda, comida propia de los
mercaderes que emplearían para su propio uso y tal vez para su venta en algún puerto, si los precios
les resultaban atractivos: harina, aceite, tocino y queso se repiten insistentemente en los inventarios.
Además, se registraron productos de un mayor precio, canela, azúcar blanca y candí. En el campo
de los textiles, la variedad es enorme. Desde productos escasos como seda, oropeles, hasta telas valencianas, de Perpinyà, de lino, algodón, en formas y tipos variados. En alguna ocasión se anotaron
productos de loza al estilo malagueño o productos para el consumo como tamboriles y panderetas.
Siempre en el lote de Aznar. Casi todos llevaron mercancías de hierro y plomo y, por supuesto, armas
y elementos del barco fueron requisados, siendo la variedad considerable. Significativo es el hecho
de que aparezcan elementos básicos para la navegación por estima: papa mundo, cannes de bruxo y
bruxola. Estos elementos, frecuentes en la navegación de la época, lo eran menos en los trayectos de
cabotaje cortos, propios del Mediterráneo.
32
Probablemente, el tráfico con Portugal no llegó a regularizarse nunca, como parece demostrarse
por los trabajos de José HINOJOSA MONTALVO, De Valencia a Portugal y Flandes, relaciones durante
la Edad Media, “Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”, 1 (1982), pp. 149-168.
De igual manera la presencia portuguesa en Valencia también concluyó generando un decaimiento
significativo a lo largo del siglo XV, como consecuencia de la instauración de una especie de marca
local conocida como dret portuguès. Andrés DÍAZ BORRÁS y José TRENCHS ÒDENA, El fracaso de
la expansión portuguesa en el Mediterráneo a través de la documentación valenciana (1450-1500),
“Estudis Castellonencs”, 4 (1987-1988), pp. 375-440. IDEM, Piratería y Dret Portugués: el ocaso
lusitano en Valencia durante la transición del Mediterráneo al Atlántico (1450-1500), en Congresso
Internacional Bartolomeu Dias e a sua Época. Actas III. Economia e comércio marítimo (Porto,
1989), pp. 405-435.
33
Rafael CARIÑENA BALAGUER y Andrés DÍAZ BORRÁS, La ruta marítima Valencia-Alejandría y
la promoción comunal de la construcción naval durante la Edad Media, en La construcción naval y
la navegación: I Simposio de Historia de las Técnicas, Santander, 1996, pp. 441-452.
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ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
bodegas. Probablemente, la nao zarparía del Grau a finales de mes o a comienzos de
mayo, dedicándose al tráfico de cabotaje en los puertos antesala del Estrecho, es decir
en tierras granadinas, donde las mercancías valencianas tenían cierto predicamento y
era barato comprar productos de cierta calidad, raros al doblar el cabo de San Vicente,
rumbo al norte34. En efecto, es probable, por ejemplo, que se adquiriera loza malagueña
es este puerto o en alguno de los nazaríes, puesto que este tipo de cerámica aparece en la
nómina de lo robado. Por fin, a finales de junio llegarían al límite de Poniente, poniendo
rumbo hacia el norte. Una vez doblando el cabo de San Vicente, se encontraron con una
escuadrilla de siete galeras, a sueldos del rey de Francia, que al mismo tiempo que los
valencianos, pasaban al Atlántico, con objeto de reforzar las fuerzas que luchaban contra
los ingleses. Al cambiar de bordada, las fustas, probablemente, amainaran en su navegar, con la esperanza de esperar y encontrar alguna nave que pudiera ser interceptada en
unas aguas de obligado paso para todo el tráfico Atlántico-Mediterráneo. Entre el 22 y el
26 de junio tendría lugar el avistamiento, la aproximación y el abordaje de la carraca por
tres galeras de la escuadrilla, las patroneadas por Manfré Malauzell, Joan de la Cava y
micer Agustí de Castar35. Descubierta por la escuadrilla, dos galeras intentarían ponerse
a babor y estribor, mientras que la otra le cortaba el viento por proa. Así las cosas, sin
muchos argumentos defensivos esgrimibles y ante la insistencia de que amainaran en la
marcha, la nao valenciana optó por obedecer, pecando quienes la gobernaban de ilusos.
La coca, fue arriando trapo hasta quedar al pairo, para dejarse abordar pacíficamente,
eso si, por los hombres de las galeras. Una vez a bordo, los provenzalo-genoveses reunieron a los oficiales de la carraca y les obligaron a pasar a las fustas, donde serían
amenazados, vejados e insultados para amedrentarlos. De nada sirvió que se reiteraran,
una y otra vez, en que ellos eran súbditos del rey de Aragón y que, por lo tanto, no había ningún contencioso con los súbditos del rey de Francia, estaban en paz y no existía
litigio entre las partes. Los asaltantes procedieron a requisar cuanto quisieron y hallaron
del barco y a llevárselo a sus galeras, sin que hubiese posibilidad de reacción por parte
de los hombres de la coca. Sabemos todo esto gracias a las deposiciones y denuncia que
fue interpuesta por los tres afectados ante las autoridades de Lisboa y por la declaración
de testigos, marineros de la coca, que corroboraron las palabras de los implicados36.
Las bodegas de la carraca valenciana fueron llenadas con mercancías de
la compañía de Bernat Valldaura y Domingo Aznar. Sabemos que para este viaje se
había formado una sociedad, de la que se pretendían distribuir las ganancias, a partes
iguales, entre Bernat de Valldaura y Domingo Aznar, por un lado, y Pere Dezpuig y
Guillem Domingo, por otro. Estos dos eran el propietario y patrón de la coca, Dezpuig, y el escribano y socio del anterior, Domingo. Los primeros aportarían a la sociedad las mercancías, los segundos el barco. Ambas partes arriesgaban, seguramente,
una porción similar de capital, por lo que se acordó que los beneficios se compartirían
a partes iguales entre dos.
34
Antonio ORTEGA VILLOSLADA, Viajes a Flandes e Inglaterra ¿Cabotaje o recta vía?, “Espacio,
Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval”, 16 (2003), pp. 229-249. Para este autor no será hasta
1312 cuando comiencen a aparecer buques redondos del Mediterráneo en el Atlántico. En concreto
se trataría de barcos mallorquines. La presencia valenciana no está documentada antes de 1333, en
concreto pp. 237-239.
35
AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 29r-30v.
36
Hubo hasta tres testigos que corroboraron las palabras de los mercaderes y patrones: el primero
en deponer será Tomàs Miró, marinero de la coca. El segundo Guillem Dezpuig, también marinero de
la coca, el tercero será Francesc Beldon, patrón de la coca Sant Joan de Mallorca, enrolado también
en la tripulación de la valenciana, probablemente como marinero. El último será Guillem Català,
también marinero de Mallorca. Vid. Sucesivamente AMV, Ibidem, mà 2ª ff. 31r-33r, 33r-34v, 34v35v y 35 r.
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MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN
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Dentro de cada una de las dos sociedades, que participaban en el negocio,
ignoramos que porcentaje de beneficios correspondería a cada uno de sus partícipes.
Cabe que fuera una proporción idéntica, pero también es posible que no fuera así, que
el propietario tuviera más parte de las ganancias y el escribano menos. En cualquier
caso, parece evidente que dado que ellos ponían, básicamente, el barco y la dirección
del viaje, su porción de mercancías sería casi residual en comparación con la de los
otros socios, aunque los beneficios fueran los mismos.
En efecto, la parte de los bienes que correspondía a la compañía integrada
por Valldaura y Aznar será la mayoritaria, puesto que ellos no arriesgaban la propiedad del barco. De nuevo, nos encontramos con un dilema. La participación de las
ganancias podía ser a partes iguales pero tenemos sospechas de que eso no llegó a ser
así. Cuando en Portugal se mencionará las pérdidas de los mercaderes valencianos
se cita a Aznar, como afectado, pero no a Valldaura, dando la sensación de que éste
no sufrió ninguna merma. Cabe una explicación para este hecho, Valldaura participaría en los beneficios, si los hubiere, pero no en las pérdidas, quizás porque Aznar
estuviera en deuda con su socio y esta asociación tuviera como objetivo reintegrarle
alguna suma de dinero de los beneficios. Eso explicaría que la pérdida, fruto del acto
de piratería, solamente repercutiera en Aznar, que después tendrá que reclamar los
ingresos de la marca contras franceses, pero no en Valldaura. No obstante, también
se puede entender como que Aznar, único de los dos mercaderes a bordo, ostentara la
representación de la compañía. De ese modo, cuando la fuente se refiere a Aznar, en
realidad quiere mencionar a la compañía37.
Aunque en el pleito, entre la familia del difunto Bernat de Valldaura y Domingo Aznar, no se hace mención a que el primero no estuviera en la coca, cuando
esta fue saqueada por los genoveso-provenzales y, por lo tanto, no sería uno de los que
presentaron la reclamación ante el Alguacil de Lisboa, a través de la documentación
portuguesa, se constata que no se hallaba en aquel país cuando tuvieron lugar los
hechos. Fue, únicamente, Domingo el que presentó la reclamación, sin ninguna referencia a Bernat. De hecho, leyendo la documentación, puede parecer una treta, urdida
por los abogados de la parte de la familia Valldaura, para restar credibilidad y acusar
de usurpación del dinero de la marca, que correspondiera al difunto Bernat de Valldaura y que se habría apropiado indebidamente Aznar. El problema es irresoluble para
nosotros, pero también debió serlo para los jueces medievales, que no hallaron instrumentos para esclarecer la verdad. Es posible que las mercancías robadas fueran casi en
exclusiva de Aznar y que, por razones comerciales desconocidas, éste fuera a medias
en las ganancias con Valldaura, pero evidentemente no sería así en las pérdidas, porque los bienes robados le pertenecían en exclusiva, esa será la postura de la defensa
de Aznar. Cabe también que las mercancías fueran de las dos partes o, incluso, que la
suya fuera la más cuantiosa, con lo que Bernat Valldaura tendría derecho a cobrar, no
solamente de los beneficios obtenidos por su venta, sino también de las indemnizaciones cobradas, fruto de la marca. Esta sería la postura de la familia Valldaura.
El documento expedido en Lisboa dista mucho de aclarar semejante extremo
pero es que tampoco es una marca, ni mucho menos38, no lo es por más que la fuente
37
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 23r.
La primera parte es una denuncia en la que las tres autoridades fundamentales de la coca: Pere
Dezpuig, Guillem Domingo y Domingo Aznar presentaban la denuncia ante la autoridad competente, de la jurisdicción portuguesa, el alguacil de Lisboa y se relataba lo acontecido en aguas del cabo
de San Vicente. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 29rv. Después hallamos la relación de los bienes robados y
sus propietarios: f. 29v y f. 30r para Aznar, de cuyos bienes “dizem que eram suas e que las fillaron
os ditos genovesses e proençaes que andavam em ditas galees e que las fillavam por mandado dos
38
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ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
valenciana insista en este sentido. Cabe, eso si, considerarlo como el inicio de un proceso, mucho más largo, gravoso, y complejo. No es una marca porque se presentó ante
una instancia que no era afectada y, por lo tanto, no era parte actora en el pleito. Las
autoridades portuguesas no podían interponer una reclamación ante el rey de Francia
porque los hechos no se referían a súbditos de su señoría y el concepto de jurisdicción
marítima, de aguas territoriales donde se ejerciera la potestad, faltaba siglos para que
viera la luz. De este modo, lo único que se pudo conseguir, por parte de los valencianos, fue el reconocimiento de unos hechos, el levantamiento de acta de denuncia, una
fedación testimonial de pérdidas, un reconocimiento objetivo de lo ocurrido, de naturaleza oficial. En este sentido si que el documento podría entenderse como el inicio del
proceso que culminará en la concesión de los beneficios de la marca.
Efectivamente, una vez que habían alegado, las victimas, las pérdidas sufridas a manos de los genoveses y provenzales, las autoridades lusitanas procedieron
a hacer las oportunas indagaciones, para constatar la veracidad de cuantas informaciones proporcionaron los siniestrados. Hemos visto más arriba como se contrastó la
información vertida por lo mercaderes robados con las deposiciones de cuatro testigos
presenciales, que se hallaban en la carraca en el momento de su apresamiento y saqueo. Una vez concluidas, el Alguacil de Lisboa se limitó a dar fe de la autenticidad de
cuanto los siniestrados relataban, según acreditaron los testimonios, con el propósito
de que sirviera de prueba ante previsibles futuras reclamaciones39.
4. EL LIBRO DE LA MERCADERÍA DE VALLDAURA
El impacto de lo sucedido, el previsible estado en que quedó la coca y la
distancia entre cabo San Vicente y Lisboa hizo que Aznar y el resto de los implicados
en el latrocinio no se presentaran ante el Alguacil de la capital hasta el primer día de
septiembre40. Entonces, probablemente aconsejados por otros mercaderes y gentes de
mar, súbditos del rey de Aragón y las propias autoridades y marinos portugueses, les
instarían a poner por escrito lo que habían padecido41. Con este documento redactado,
ya sería factible presentarse delante de las autoridades de su propia señoría, el rey de
patrones das ditas galeras”. El segundo en enumerar las cosas robadas fue el patrón de la galera Pere
Dezpuig, que repetirá la fórmula de Aznar, f. 30rv. Por último enumerará las pérdidas Guillem Domingo, f. 31r con semejante coletilla final.
39
“Et entre si disseron por lo juramento que feto avian que as ditas cousas valian os ditos setecentos e XXX scudos douro e muyto mais e pedia a adito Aluazil que desse a mi dito tablion sui
autoridade ordinaria por alli dar un strumento das ditas cousas. Et a major firmidade ho mandasen ser
sellado do sello pendent da conselho de dita ciutade e o dito Alguazil mande a mi dito tablion e deu
a mi su autoridade ordinaria per alhidar das dos ditas cousas in público instrumento”. AMV, Ibidem,
mà 2, f. 35 rv.
40
“Saben todos quan era de Mill trezentos ochenta quatro anos. Primo dia de setembro, en la
cidade de Lisbona, no Adro de Sardas, d’esta cidade, en Conselho parlant Lorenço //f. 29v Andrés,
Loctinyo, Alguazil General de la dita ciutade. Secundo oyendo os fechos em presencia de mi, Johan
Lorenço, tablalion público de la dita ciutade e dos testigos, que adente son scritos, parlant o dito
Alguazil comparescente Pere Dezpuig, maestre que se dizia de una carecha de Valencia a que xaman
Sant Nicholau, de dito logo de Valencia, En Guillem Domingo, que se dizia quinhoeira da dita carecha, En Domingo Aznar, mercadero que se dezia de dito logo de Valencia, e quinhoneyzo da dita da
dita carecha”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 29 rv.
41
En la deposición de los testigos estuvieron presentes, también, procuradores y escribanos, probablemente relacionados con los siniestrados. Los procuradores fueron: Alfonso Xanes, Joan Pereç,
Joan Alhonegados, Giral Monteyro, Gil Matey y Gramel Xanes. Entre los escribanos se encontraban
Alfonso Stévanez, Joan Pereç, Sanço Eanes y Pero Gago, entre otros. AMV, Ibidem, mà 2, f. 31r.
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Aragón, para iniciar la tramitación de la solicitud de una marca contra súbditos del rey
de Francia. Eso ocurrirá el primero de febrero de 1348, cuando ante el Baile General
de Valencia, comparecían los afectados y comenzaban a exponer lo sucedido, como
pasó en Lisboa42.
Vamos a detenernos en este punto para verificar, cómo se planteó uno de los
problemas nodulares del proceso, en el que hallamos todas estas informaciones. Vimos como todas las partes alegaron que las mercancías robadas pertenecían a Aznar,
mayoritariamente, o a Valldaura, dependiendo de quien fuera el que hacía el alegato
en el proceso y que eso era fruto de los convenios y sociedades que se habían estipulado entre las partes. Desgraciadamente no se pudo fundamentar, de manera adecuada,
cuál de las partes tenía razón, pero es cierto que se intentó y se intentó mediante la
aportación de copias, supuestamente fidedignas, del libro de mercader de Bernat de
Valldaura. Eso nos lleva al segundo tema crucial de este trabajo, el de la competencia
mercantil y la organización de las cuentas de mercantes valencianos.
Conocemos unos folios, autentificados por la administración, del libro de
mercader de Valldaura, entre otras menciones. En efecto, se trata de una breve descripción de la obra: un libro de grandes dimensiones, grueso y con las tapas de pergamino blanco43. En el interior de este registro se halla un primer documento que resulta
clave en todo el proceso judicial, es la constitución de una sociedad en la que, entre
otros miembros, figura Bernat Valldaura y Domingo Aznar, que se encuentra en el
folio setenta y cinco del libro de mercadería mencionado44.
“LXXV cartes.
En nom de Déu, e de la Verge Maria.
Refermam la Companyia N’Arnau de Pujamar e yo, en Tortosa, diumenge a XVIII de juny de l’any de Nostre Senyor M CCC XLVI. La qual
rahó és segons que davall se segueix per menut, de MM C XXIX lliures
XV sous IX diners mealla:
En la qual companyia ha, primerament, N’Arnau de Pujamar, segons que.s
conté, en lo seu compte en LXXIIII cartes d’est llibre: DCCCC lliures.
Ítem, hi ha Bernat de Valldaura, segons que el seu compte és contingut en LXXIIII cartes: DCCCC lliures.
Ítem, hi ha En Domingo Aznar, segons que el seu compte és contengut en LXXIIII cartes: CCXLVIII lliures VIII sous VI diners mealla.
Ítem, hi ha En Francesch Rovira, segons que el seu compte és contengut en LXXIIII cartes d’est llibre: LXXXI lliures VII sous III
diners.
Tota la rahó és en poder de N’Arnau de Pujamar. De la qual sobredita se
deu pagar la soldada d’En Francesch Ro-//38v qua. Són V lliures l’any e
deu viure sobre la rahó.
42
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 28rv.
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 39v. “Les quals scriptures e comptes, damunt inserts e contingudes,
foren tretes e en lo present procés traslladades per mi, Bartholomeu Vilalba, notari scrivà del present
pleyt, de un libre gran de comptes, ab les cubertes blanques de pergamí, lo qual, lo dit En Pere d’Òdena, aferma e dix ésser d’En Bernat de Valladaura. E axí a pròpia prima faç, per letra de la scriptura de
aquell, en lo qual libre eran scrites e contingudes les dites scriptures en comptes en diverses lochs”.
44
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 38rv.
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ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
Ítem, se deu pagar a Bernat de Valldaura, per un macip l’any: X
lliures.
Ítem, se deu pagar a Bernat de Valldaura, per messió d’una bèstia
l’any: X lliures.
Ítem, se deu levar, per mesió de un macip de N’Arnau de Pujamar:
X lliures.
E levades les messions deu-se levar del guany, que Déus hi darà, lo dit
diner e aquell deu-se parrar per terç. E la un terç deu haver N’Arnau
de Pujamar, e l’altre terç Bernat de Valldaura e l’altre terç En Domingo
Aznar, e lo sobre pus del guany deu-se partir per sou e per lliura. Feu la
carta En Pere Sunyol de Tortosa”.
El segundo de los papeles incorporado, como prueba testifical, corresponde
a los asientos de gastos y dinero invertido en hacer el trayecto hasta el rey de Francia,
con objeto de reclamar la tropelía. En esta ocasión la pormenorizada especificación
de las cuentas se halla en los folios del libro de comercios de Bernat Valldaura ciento
cuarenta y dos y ciento cuarenta y tres45.
“CXLII cartes
Deu-me la rahó, que era entre Nós e En Puig, que doní als misatgers que
anaren al Rey de França per demanar ço que.s fo levat per los jenovessos
que anaven a son sou en Frandes, per rahó de les mesions que.ls misatgers devien fer, les quals paguen los predecedents per la misatgeria lur a
rahó de III lliures per C de lliures que munten a D LXXXIIII lliures, que
Nós hi havíem menys de les mesions e han nom, la un misatger que és
de Barchinona, En Guillem de Figes e l’altre que és de Mallorches, En
Guillem de Térmens: X sous.
Item, hi fem de messions en la carta de procuració que feu En Puig
a.N Domingo Aznar: VI diners.
//f. 39r. Item, doní a.N Copons, per trellador la carta que.s feu a
Lisbona de la requicisió XII sous.
Item, doní a.N Cardona scriptura del Batle, per metre lo treslat de la
carta en libre e la requisició: XVI sous.
Item, doní a.N Domingo Gascó, per la requisició que ordena: II sous
VI diners.
Item, doní a un saig que a dux lo procés de la Casa del Batle a Casa
d’En Domingo Eymerich e.l me tornà: IIII diners.
Item, doní a.N Domingo Eymerich, assessor del Batle, per acordar
la stima: I lliura.
Item, doní a.N Cardona, scrivà del Batle, per metre la stima en forma
pública ab segell pendent: XVIII sous.
Suma per tot: XX lliures XV sous IV diners.
Axí que munta la roberia que.ns fo feta ab les messions que en València
ne fem e ab les messions que.n fem a Lisbona, que són II lliures IIII sous
[X diners], per tot munta DCVII lliures II diners, que valen en florins a
raó de XII sous VI diners: DCCCC LXXI florí mig.
CXLIII carta.
45
AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 38v -39r.
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Deu-me la rahó, que bestraguí en messions de la averació de la roberia,
segons que pus largament se comté en CXLII cartes de ço que costa la
carta que aguem a Lisbona: X lliures XV sous X diners.
Deig yo, Bernat, a la rahó que era entre Nós e En Pere Dezpuig, los quals
levam a tot lo comú per fer messions per rahó de la roberia que jenoveses
nos feren, que anaven al sou del Rey de França: XX lliures.
Modí aquesta carta en CLIII cartes.”
A través de todos estos segmentos, del supuesto texto de Valldaura, podemos
distinguir que tipo de registro de géneros sería. Hay una triple división tradicional de los
libros de cuentas: el memorándum, el de partida simple y el de partida doble. El primero
sería el más rudimentario, una especie de pandemónium en el que el comerciante iba
anotando, con suerte siguiendo un cierto orden cronológico, lo que podríamos decir que
serían asientos de ingresos, gastos, etc. El memorándum la recopilación de textos más
antiguos, los primeros libros del arte de la mercadería, se remontaría en el tiempo hasta,
probablemente, comienzos del siglo XIV o incluso algunos años antes46. Le seguiría el
libro de partida simple, que comenzará a dejar testimonio de su existencia en la segunda
mitad del trescientos y no se extenderá hasta bien avanzado el siglo XV47. Por último,
el libro por partida doble será un logro de finales del cuatrocientos y principios del quinientos, ya en la Modernidad. La partida simple permitirá diferenciar entre ingresos y
gastos, eliminando asientos de otra índole. La doble o compuesta queda muy lejos de
nuestras perspectivas y, por lo tanto, no haremos referencia a ella aquí.
De cualquier modo, lo que si es cierto es que el conocimiento de libros de
mercader en la Valencia medieval se limita a algunos ejemplares de fechas ciertamente tardías. Cruselles menciona los de Andreu Conill, de 1420-21, Pere d’Amiga,
1458-66, y Onofre Ferrer, de 1498-1048. De acuerdo con estas reflexiones parece claro
que el supuesto llibre de l’art de la mercaderia, de Bernat de Valldaura, correspondería
al tipo de memorándum, pero probablemente con ciertas consideraciones que no corresponden a este modelo o patrón estricto y que implicarían o podrían implicar una evolución hacia la partida simple. Vamos a intentar explicarlo con los pocos datos de que
disponemos, haciendo, a su vez, una breve reflexión sobre el contenido del documento.
46
Enrique CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes valencianos del siglo XV y sus libros de cuentas,
Castellón de la Plana, 2007, pp. 21-22. “La teneduría de libros más rudimentaria se centra en el memorial o memorándum, donde el mercader registraba cronológicamente, con un estilo narrativo y sin
ningún tipo de ordenación temática, todas las operaciones con las que abonaba o adeudaba cantidades
a través de créditos. Las partidas acreedoras y deudoras se sucedían de manera indiferenciada, con
un espacio en blanco destinado al registro de asientos complementario que compensaba la operación
inicial, momento en el que cancelaba el asiento mediante una raya cruzada. Se trataba de un libro
mamotreto por cuanto, junto a estas partidas, se registraban otras relacionadas con gastos domésticos,
transacciones comerciales y, más tarde, operaciones de caja o inventarios”.
47
E. CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes, p. 22. “La ampliación del volumen de las operaciones y el incremento de clientes y corresponsales provocó el aumento del número de cuentas y, sobre
todo, implicó el agrupamiento que facilitara su identificación y clasificación. Por tanto, del memorial
originario, que no desaparecía, comenzaron a desgajarse diferentes tipos de cuentas, primero personales, después de valores, como la de mercancías, y finalmente las operaciones de caja, dando lugar
a una contabilidad empresarial más compleja integrada por un número cada vez mayor de libros. El
principal avance permitido por esta contabilidad es el de la difusión del concepto de cuenta corriente
y de la extensión de la idea de personalización a otras cuentas de valores: la apertura de una cuenta
única a una persona en la que las operaciones se trasladaban a asientos de cargos y abonos que se
compensaban en un saldo final cuando se cerraba la cuenta”.
48
E. CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes, p. 96 y ss.
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ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
La primera referencia que fue esgrimida por los demandantes nos habla de
la constitución de una compañía comercial, o por mejor decir, de la ratificación de
una compañía como apunta en su libro Bernat Valldaura. La compañía estaría formada por Arnau Pujamar, de Tortosa, que ostentaría la razón social, Bernat Valldaura,
Domingo Aznar y Francesc Rovira. Los dos primeros coparían la parte sustancial del
capital, hasta casi el ochenta y cinco por ciento del total, mientras que Aznar apenas
dispondría del doce por ciento y Rovira no llegaría al cuatro. Con estas cifras parece
evidente que tanto Pujamar como Valldaura serían los auténticos inversionistas de la
sociedad, quedando Aznar como aparente encargado de encontrar buenos negocios o
gestionarlos y Rovira de la tramitación burocrática de los mismos.
En efecto, este último, Francesc Rovira, será el único que tenga un salario
de cinco libras anuales, cabe pensar por los desvelos y trámites de la compañía, teniendo en cuenta además que parte de los socios residían en Valencia y la otra, que
representaba a la razón social, en Tortosa. Además, Valldaura cobraría hasta veinte
libras anuales por una bestia y un macip, que probablemente pondría en contacto a los
socios de la compañía. Pujamar, que residía fuera de Valencia, también tendría a su
disposición otro empleado, sin derecho a transporte, eso si, sin duda debido a que sería
en Tortosa donde quedaba centralizada toda la gestión.
El propósito de la empresa era ganar dinero, que tendría que ser repartido en
tres partes. Una para Pujamar, otra para Valldaura y la otra parte para Aznar. Quedaba
así un porcentaje ínfimo, que sería repartido prorrateo entre los cuatro socios49. En síntesis, podemos llegar a establecer un cuadro de lo aportado a la compañía y lo obtenido de ella. Gracias a esta reflexión podremos justificar la afirmación que hemos hecho
anteriormente respecto de las contribuciones financieras de los dos primeros socios
y las aportaciones de negociante y gestor del tercero y en menor medida del cuarto.
PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS
EN EL CAPITAL Y LOS BENEFICIOS DE LA COMPAÑÍA DE
PUJAMAR EN 1346
En porcentajes.
Arnau Pujamar
Bernat Valldaura
Domingo Aznar
Francesc Rovira
Capital
42’25%
42’25%
11’65%
3’85%
Beneficios
33’33%
33’33%
33’33%
0’01%
Cobros de la Cía.
0’46%
0’92%
0’00%
0’23%
Como decíamos más arriba, se trataba de una actualización, una remodelación de una compañía que venía funcionando, como mínimo, desde 1340, según se
informó a lo largo de la demanda50.
49
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 38 rv.
“Primerament, diu lo dit En Pere d’Òdena, en lo dit nom, que lo dit En Bernat de Valldaura et
N’Arnau Pugamar, mercader // de Tortosa. Et lo dit En Domingo Aznar e En Francesc Rovira feren
companya et succetat sobre totes lur mercaderies, en l’any de Nostre Senyor M CCC XL. Et en la
qual companya lo dit En Bernat mes nou-centes lliures, et lo dit N’Arnau altres nou-centes, et lo dit
En Domingo doentes XL lliures e lo dit En Francesch Rovira LXXX lliures, segons que per carta
feyta en Tortosa, per En [en blanco] notari, que per lo libre d’En Bernat, scrit de la sua mà pròpia, de
la qual scriptura dessús, fa fe les dites coses pus largament aparen”. AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 22v-23r.
50
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MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN
PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS
EN EL CAPITAL DE LA COMPAÑÍA DE PUJAMAR EN
23
1340
En porcentajes
Arnau Pujamar
Bernat Valldaura
Domingo Aznar
Francesc Rovira
42’45%
42’45%
11’33%
3’77%
Sin embargo, no cabe duda de que esta estructura societaria no fuera la
que se hallaba presente en la organización de la compañía, afectada por el asalto de
la Sant Nicolau. Se menciona, en algún lugar también, la existencia de una segunda
compañía mercantil, al margen de la de Pujamar, en la que éste no tendría participación51. Tampoco queda clara cual sería la del resto de las partes. Al contrario que en
momentos anteriores, las afirmaciones recogidas no van seguidas por documentos notariales claros, muy al contrario, quedan envueltos en cierto halo de indeterminación.
En esta ocasión el registro contable de Valldaura no especifica nada o no quisieron los
pleiteantes hacer uso de él.
Al parecer el propósito final de esta nueva sociedad, en la que solamente
estaban presentes Bernat Valldaura y Domingo Aznar era realizar una travesía hacia
Lisboa, sabemos por otras fuentes que incluso se contemplaba la posibilidad de llegar
a los puertos gallegos52. La parte de estos dos mercaderes y financieros se circunscribiría a las mercancías transportadas, quedando a los otros socios, Pere Dezpuig, reconocido como señor y patrón de la nao, y Guillem Domingo, escribano, la otra parte de
la compañía. Cabe especular con la idea de que Valldaura y Aznar se encargarían de
las mercancías y Dezpuig y Domingo correrían con los gastos del viaje, incluyendo
el aparejo de la coca. Como dijimos más arriba, no está demostrado que los géneros
robados fueran propiedad de Aznar y Valldaura. Puede ser que solamente se hubiese
pactado repartir el beneficio obtenido o la pérdida en caso de una venta a la baja, pero
no se menciona nada de las repercusiones del latrocinio. Las mercancías robadas no
pertenecían a Domingo y Dezpuig en este caso y caben dudas razonables de que fueran de Valldaura, pero parece inequívoco que pertenecieron, en buena parte, a Aznar.
PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS
EN EL CAPITAL DE LA COMPAÑÍA DE COMERCIO CON PORTUGAL Y
COMPAÑÍA VALLDAURA-AZNAR
COMPAÑÍA DEZPUIG-DOMINGO
GALICIA EN 1347
50%
50%
51
“Item, diu En Pere d’Òdena que lo dit En Bernat de Valldaura, pare dels dits hereus, poch temps
ajats de la dita confecció de la dita companya, dels diners d’aquella per guanyat e multiplicament,
ensemps ab lo dit En Domingo, d’una part, e En Pere Dezpuig, patró d’una cocha apel·lada Sent
Nicholau et En Guillem Domingo, scrivà, d’altra, feren companya e societat en sobre diverses robes
e mercaderies, les quals lo dit En Bernat e En Domingo carregaren en la dita cocha, ço és en aquesta
forma: que los dits En Bernat e En Domingo meteren en la dita companya lo càrrech e lo dit En Pere
hagués [sic] e En Guillem Domingo meteren en la dita companya la dita cocha e que ab aquella
fessen viatge a les parts de Lisbona, e que del guany e pèrdua que Déus daria en la dita mercaderia
haguessen lo dit En Bernat e En Domingo la meytat del guany que Déus daria en les dites mercaderies e los dits En Pere e En Guillem l’altra meytat, segons que per carta desús fa fe pus largament
apar”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 23r.
52
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 28v.
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ANDRÉS DÍAZ BORRÁS
El segundo de los documentos que aparecía trascrito íntegramente, entre los
papeles del pleito de los herederos de Valldaura y su tutor Aznar, es otra página del
supuesto libro del mercader, en la que se recogen los gastos habidos a consecuencia
de las reclamaciones. El papel, pese a su lamentable estado, nos permite adivinar los
balances de cuentas. En un principio quedará registrado todo aquello que la sociedad
implicada en el latrocinio tuvo que invertir en hacer las reclamaciones, tanto en Valencia, como cerca del rey de Francia o en la misma Lisboa. En total ascendía a veintitrés
libras con dos dineros, a los que habría que sumar las quinientas ochenta y cuatro
libras robadas por los genoveso-provenzales, ascendiendo a un total de seiscientas
siete libras con dos dineros, que transformados en florines, a doce sueldos y medio por
florín suman una cantidad de novecientos setenta y un florín y medio53.
Nosotros, no obstante, en lo que verdaderamente estamos interesados es en
la composición de los asientos que constituyen esta cuenta. No vamos a decir que sean
de una claridad meridiana pero si que se construyó con la suficiente solvencia como
para que se pudiera explicar por sí sola. Por este orden aparece la cantidad de pérdidas
totales, los gastos necesarios en presentar las reclamaciones ante el monarca francés
y las autoridades valencianas. En tercer lugar figura el dinero empleado en Lisboa
para obtener la carta testimonial del latrocinio y por último el cambio de la moneda de
cuenta, que era la libra, al florín y el beneficio extra que eso produjo, cuando las autoridades reales valencianas fallaron la cuantía de la marca para los siniestrados. Todo
esto nos lleva a pensar que el libro de Valldaura contenía verdaderas tendencias hacia
el seguimiento contable de partida simple. Es cierto que, junto a esta tendencia, hallamos muestras palpables de posible desorganización. Hemos visto como se pormenorizaba, razonablemente, la estructura de la sociedad mercantil de la que formaban
parte Aznar y Valldaura, sabemos incluso que en su origen, en 1340, fue muy similar
a como funcionaba en 1346, pero es muy vago cuanto dejó, repetimos, aparentemente
escrito, Valldaura, en su registro de cuentas, sobre la empresa para pasar a Lisboa.
Probablemente, llegado este punto, hemos de hablar de la evolución contable, de la transición desde el memorándum hasta la partida simple. Esa evolución fue
lenta, por eso Cruselles no llegó a apreciarla hasta cincuenta años más tarde, pero sin
duda no se produjeron, ex nihilo, los cambios detectados en los comienzos del siglo
XV. Sobre eso, sobre cambios y evoluciones, y sobre nuestra completa carencia de fe
en los fenómenos ex nihilo versará la última parte de este trabajo.
5. LA MARCA CONTRA FRANCESES Y LA INCLUSIÓN DE LOS MERCADERES AFECTADOS
EN LA RED DE REINTEGRACIÓN DE DINERO ROBADO
Las autoridades comunales valencianas nunca fueron partidarias de intervenir contra navegantes inocentes a favor de otros comerciantes, incluso autóctonos, que
hicieran uso de derecho de marca. La razón fundamental, tal vez, era que los jurados y
el Consell temían la no llegada de barcos al Grau de la mar y el desabastecimiento de
productos, especialmente de cereal54. Desde 1313 Jaime el Justo y Felipe VI, de Francia,
intentaban encontrar puntos de encuentro que sirvieran para aliviar las tensiones políticas que se producían, como consecuencia de asaltos corsarios en tiempo de paz. Las
53
AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 38v-39r.
El día 9 de junio de 1346, unos mercaderes franceses se quejaban de haber sufrido la captura de
sus bienes como consecuencia de la aplicación del derecho de marca contra sus bienes. El Consell de
la ciudad, solicita de la autoridad real la revocación de la marca que perjudica e interrumpe la libre
llegada de mercancías a la capital AMV, Manuals de Consells, A-6, ff. 11r-12r.
54
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MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN
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negociaciones no solo fueron difíciles sino que estuvieron entorpecidas por nuevas complicaciones que, periódicamente, acechaban las reuniones. Por ese motivo, la iniciativa
acabó convirtiéndose en una simple intención, hasta que, durante el reinado de Pedro el
Ceremonioso y Juan II de Francia, se consiguió el tan anhelado acuerdo definitivo, en
135155. Semejante logro, sin género de duda, sería aplaudido por los rectores políticos
de la capital valenciana, pese a que, en definitiva, el acuerdo entre el Ceremonioso y el
monarca francés venía a dinamitar buena parte de las tan trabajosamente amasadas relaciones mercantiles entre aquellos territorios y el reino de Valencia. De cualquier modo,
eso era mucho mejor que tener que verse sometidos a continuas disputas y a la fijación de
nuevas marcas, que constantemente se sucedían, como pasaba un poco de tiempo antes56.
La solución encontrada, por la comisión técnica que verificaba los acuerdos
entre la Corona de Aragón y la de Francia, no fue nada original, limitándose a algo
tan poco creativo como alumbrar una nueva tasa, una especie de arancel, que cargase
todas las mercancías con origen o destino en Francia o la Corona de Aragón. Este
gravamen sería de tres dineros por libra o lo que es lo mismo, del uno con veinticinco
por cien57. La recaudación del dinero se haría como era corriente en esta época. Se
ajustaría un sistema de arrendamiento de la tasa, en pública subasta, que sería explotada por el que hubiese ganado un concurso público, vigente por un año de plazo. Por
último, se establecía que aquellas personas, afectadas por robos a manos de la otra
parte, tendrían ocasión de resarcirse de las pérdidas habidas, quedando designados
dos representantes por cada señoría, que se encargarían del gobierno del gravamen58.
Las seiscientas siete libras totales que pensaba Valldaura que le debían los franceses o
las seiscientas siete libras con tres sueldos y cuatro dineros que le reconoció el Baile
General, según testimonio reconocido en el pleito entre Aznar y los herederos de los
Valldaura, serían aumentados todos los años hasta dos sueldos por libra ¡un veinte
por cien! cantidad exorbitante en comparación con la fijación de la tasa del uno con
veinticinco por ciento que hemos visto antes59. Parece evidente que los intereses de
Aznar y sus socios constituían un negocio casi usurario, en los años inmediatamente
posteriores a la comisión de la tropelía, que, como vamos a ver, quedó atemperada a
partir de 1351 con la fijación del gravamen contra mercancías francesas.
En efecto, hemos comprobado cuales eran los elementos básicos que constituían los fundamentos de la imposición, que gravaba el comercio bilateral, entre súbditos de la Corona de Aragón y de Francia. Sabíamos, por la exposición esclarecedora que
hizo Josefina Mutgé, que no se conocía el montante total de las tropelías, ni qué parte
correspondería a Francia y cual a la Corona de Aragón. No obstante, se planteaba la
hipótesis de que dos tercios de las pérdidas fueran ocasionadas por súbditos del rey de
Aragón y el otro tercio por súbditos del rey de Francia. De esta manera la repartición, de
lo puesto en común de la tasa fijada, cubriría el doble de tropelías catalano-aragonesas
55
Josefina MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental. Acord entre el rei catalanoaragonès Pere el Cerimoniós i el francès Joan II de Valois per a la solució de les marques existents
entre ambdós regnes en La Corona catalanoaragonesa i el seu entorn mediterrani a la Baixa Edat
Mitjana, Barcelona, 2005, pp. 185-203, en especial pp. 187-188
56
AMV, Reebedor de Pere Monçó, aa-1 (1344-1345). Doc. fechado a 16 kalendas de diciembre
de 1344. Se trata de una copia notarial en la que se especifica la fijación de marcas contra las galeras
de Colliure, por tropelías cometidas contra mercantes valencianos.
57
J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, p. 190.
58
J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, pp. 190 y ss.
59
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37r.
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que francesas60. En nuestro documento aparece, no ya una hipótesis de trabajo sino una
verificación cierta de los valores globales, que fueron tomados como reales. Se trataría
de treinta y cinco mil seiscientas cuarenta libras o treinta y cinco mil cuarenta libras61.
Si tenemos que hacer caso a la reflexión de los legados de las dos señorías, que pactaron la fijación del gravamen comercial de las transacciones bilaterales, tendríamos que
considerar esa cantidad, que le correspondía al territorio de la Corona de Aragón, como
un tercio del total, por lo que habríamos de multiplicar esa cantidad por tres, hasta las
ciento seis mil novecientas veinte libras, en que cabría evaluar el coste sordo de una
guerra no reconocida por las partes, casi un millón trescientos mil florines, contándolos
a doce sueldos la pieza62.
De las treinta y cinco mil seiscientas cuarenta libras63, correspondían a los
siniestrados en el cabo San Vicente seiscientos setenta y cuatro libras cuatro sueldos
y ocho dineros. Esta cifra era el resultado de las pérdidas habidas en alta mar, más
los gastos desembolsados en solicitar la devolución de lo robado, junto a los intereses
que se estipularon para penalizar la tardanza de resarcir a las víctimas. Así pues, se
calculó lo robado en quinientas ochenta y dos libras con dieciocho sueldos, que se
transformaron en florines, al cambio de doce sueldos por florín64. A esta cifra habría
que añadir noventa y una libras seis sueldos y ocho dineros, por demora en el cobro
de lo robado65. Así pues, en total, el monto definitivo ascendía a seiscientos setenta y
cuatro libras cuatro sueldos y ocho dineros66.
Hemos visto aquello que se puede considerar los números esenciales de la
marca. En síntesis, da la sensación de que los afectados por la tropelía buscaron engrandecer las pérdidas, es cierto que eso resultaba difícil, ante la probable valoración
60
J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, pp. 191-192. “A la normativa,
s’hi posava un senzill exemple: si el total degut als súbdits francesos atenyia la suma de 100.000
lliures, i el que es devia als súbdits de la Corona d’Aragó era de 50.000, els de França rebrien dues
parts del total recaptat amb els impostos i, els súbdits catalanaoaragonesos, una tercera part. La suma
recaptada pels impostos es repartiria proporcionalment”.
61
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22 r. Ambas cantidades aparecen en el mismo folio, probablemente
tratándose en el segundo caso de un error del copista.
62
J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, pp. 199-201. Proporciona una
nómina completa de afectados de las dos soberanías y pérdidas habidas, aunque en algunos casos
informa de que esas cifras no deben ser tomadas en consideración por causas diversas.
63
Esta cifra corresponde a la tasación de “XXXV Mília DC XL lliures qui.ns són ajustades sobre
la imposició dels tres diners per lliura qui.s paga en lo regne d’Aragó e de França, per lo feyt de les
marques”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22r. Aparece en el mismo folio una cantidad muy parecida pero
distinta de la anterior: 35.040 libras, que sería la cantidad por la que era preciso satisfacer el derecho
de sello al monarca. Probablemente hasta 600 libras estarían exentas de gastos por diversos motivos.
64
Se menciona que 582 libras con 18 s, cantidad de dinero que representaría el valor de lo perdido por la nave de Bartolomeu Gili en junio de 1347, multiplicado por 12 sueldos, para transformar
en moneda efectiva lo que era una simple moneda de cuenta daba como total 971 florines y medio.
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22r. No obstante, en otras ocasiones la cantidad anotada será de 584 libras.
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v. Domingo Aznar justificará que era esa la cifra final debida, de igual
manera que exigía el pago de “II sous per lliura de interès per cascun any prop passat tro la sobredita
quantitat sia pagada, com lo dit interès en semblant cas sia acostumat pagar”. También el hipotético
libro de Valldaura contemplaba exigir 584 libras o al menos esa era la cifra a partir de la cual exigían
los afectados un 3% para los mensajeros encargados de defender su causa ante el rey de Francia, es
decir 17 libras y 10 s. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 38v. Esta cantidad era el fruto de la evaluación de
pérdidas realizada en Lisboa, según la cual los estragos llegaron a los 730 escudos, que a 16 s por
unidad dan las 580 libras. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 35v.
65
Esta cantidad es el fruto de aplicar a la cifra que todavía no se habría satisfecho: 576 libras 16 s
y 10 d un 15’83%, por libra, es decir, 3 s 2 d. AMV, Ibidem, f. 22r.
66
AMV, Ibidem, f. 22r.
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objetiva de las autoridades lisboetas, pero resultó más fácil cuando nos referimos a
los oficiales reales valencianos. Efectivamente, éstos no debieron poner muchas objeciones a la justificación de gastos de los robados, que en ocasiones se limitaron a
jurar que las cifras aportadas se correspondían con la realidad, sin que fuera posible
mayor certificación. No obstante, la disputa entre Aznar y los herederos de Valldaura
nos permite adentrarnos en cierta especificación que puede ser valiosa a la hora de
cerciorarnos de la evolución de la marca. Existe una diferencia entre las cuentas de
gastos, según las interpreten Aznar o el presunto libro de mercader de Valldaura. Es
cierto que encontramos valores comunes pero también hay apreciaciones distintas que
conviene tener en cuenta. En cualquier caso, es cierto que todos estos gastos nos permiten distinguir el proceso que se siguió, pormenorizadamente, hasta la consecución
de la marca y los ingresos que generó.
Entre las coincidencias habidas, según Aznar y Valldaura, figuran los gastos
en la procuració, que En Pere Dezpuig hizo a Aznar, como encargado de la defensa de
su parte de la compañía, para reclamar las pérdidas67. Recordemos que la sociedad estaría constituida, básicamente, por Pere Dezpuig y Guillem Domingo, por Bernat Valldaura y Domingo Aznar serían la otra parte de los partícipes. También aparece la traducción del portugués, realizada por En Copons, del documento elaborado y presentado en
Lisboa68. Coinciden, igualmente, en el pago del asesor de la Bailía, Domingo Eymerich,
encargado de la evaluación del dinero de la marca69. En ambas cuentas aparece también
el pago al saig, que se encargó de llevar el expediente de la Bailía a casa de Eymerich
y viceversa70. Por último, son paralelas las cantidades satisfechas a los mensajeros destacados en Francia, que recibieron una importante cantidad de dinero71. Hay además un
caso que, aunque no es idéntico en ambas cuentas, si puede refundirse hasta comprender
que se trata del mismo asiento. Se trata del pago de la formación del expediente que fue
instruido en la Bailía, tarea realizada por Domingo Gascó72.
Hay un par de casos en los que se aprecia una discrepancia en los números
aportados por las partes. Nos referimos al coste de la carta de reconocimiento de asalto,
que las autoridades portuguesas redactaron73. El otro caso si es más peliagudo porque no
tenemos posibilidad de hallar una explicación convincente. Se trata del asiento conside67
Aparece en las cuentas aportadas por Aznar y Valldaura, hasta un total de 6 d. AMV, Ibidem, mà
2ª, f. 37v para el caso de Aznar y f. 38v para las cuentas de Valldaura.
68
Fueron necesarios 12 s, para las cuentas de Anzar AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v y f. 39r para las
de Valldaura, donde se nos proporciona un interesante complemento informativo: “Item, doní a.N
Copons, per trelladar la carta que.s feu a Lixbona de la requisició”.
69
AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v, para el caso de Aznar y f. 39r para el de Valldaura, que explica:
“Item doní, a.N Domingo Eymerich, assesor del Batle, per acordar la suma”.
70
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v y f. 39r.
71
Los legados encargados de llevar los asuntos valencianos ante las autoridades francesas fueron
Guillem de Figues, de Barcelona y Guillem de Termens, de Mallorca. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v
y f. 38v.
72
Este oficial real aparece citado en ambos documentos, pero en el de Aznar figuran dos asientos.
El primero de 2 s “per ordenar la requisició o demanda posada de la dita marca en la Cort de la dita
Batlia”. El segundo para ordenar estos trabajos, se desembolsó 6 d. Por lo tanto la cuantía total sería
de 2 s 6 d, AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v. Valldaura anotará en su libro, por otro lado: “Item, a.N Domingo Gascó, per la requisició que ordena”, pagará 2 s 6 d. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 39r.
73
Aznar hablará de 2 libras y 4 dineros frente a las 2 libras y 4 sueldos que anotó Valldaura. AMV,
Ibidem, mà 2ª f. 37v y f. 39r respectivamente. Es bien cierto que la suma total de las cuentas de Aznar
no casaría si se tuviera en consideración este dato. Por el contrario, los 463 s 4 d solamente encajan
si se consideran los aparentes 4d como sueldos, y por lo tanto podemos presumir de que se trata de
un error del escribano más que de una discrepancia entre las partes.
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rado en las cuentas de Aznar como dinero necesario para que el escribano de la Bailía
copiase el proceso y lo legalizase, con sello pendiente. Los asientos de Valldaura, aquí
están más claros. Por la copia del manuscrito se pagará una cantidad, mientras que por
su factura en papel sellado se satisfará otra distinta74. Es por eso que la suma total de los
gastos aducidos, por Valldaura, coincide perfectamente y es sensiblemente próxima a la
reclamación definitiva, mientras que la de Aznar rebasa esa cantidad solicitada.
Podemos encontrar, a lo largo del proceso, todavía otras dos cuentas que
conviene esclarecer. La primera, es sin duda, la menos interesante. Se trata de la continuación de las anotaciones en el supuesto libro de mercader de Valldaura. Éste, según
parece querer asegurar los defensores de la causa de sus herederos, reconocía haber
tenido unos gastos extra, en Lisboa así como no haber pagado otros gastos extra en
Francia, para reclamar lo robado75.
GASTOS ALEGADOS POR LOS HEREDEROS DE
BERNAT VALLDAURA COMO DERECHOS AL COBRO DE LA MARCA
Desembolso en Valencia
Desembolso en Lisboa
TOTAL
Pérdida en la tropelía
TOTAL RECLAMADO
20 libras 15 sueldos 4 dineros
2 libras 4 sueldos
22 libras 19 sueldos 4 dineros
584 libras 19 sueldos 4 dineros
607 libras aproximadamente
GASTOS ALEGADOS POR DOMINGO AZNAR
COMO DERECHOS AL COBRO DE LA MARCA
Desembolso total
Pérdida en la tropelía
TOTAL RECLAMADO
23 libras 13 sueldos 4 dineros
584 libras
607 libras 13 sueldos 4 dineros
Desconocemos la veracidad de estos datos aunque podamos pensar que representan una cierta exageración, al no aparecer en ningún otro papel aducido en el
proceso. Además su valoración no se hará como alegato para incrementar lo desembolsado por Valldaura sino para hacer una prueba pericial de comparativa caligráfica
con la letra de Aznar, quien tuvo, por algún tiempo, el libro de Bernat. En efecto,
Domingo Aznar se encargará de anotar, en un asiento inmediatamente posterior a los
anteriores, el balance de cuentas76. Sobre este resultado total, Aznar hará recaer el
pago del flete que quedaba pendiente, a favor de la compañía, por una carga de cajas
de sardinas dejando la cuenta con el difunto Valldaura a cero77.
74
Por la primera anotación, de Aznar, se escribieron 34 s, AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v, mientras
que por la segunda y tercera, las de Valldaura se inscribieron 12 s y 18 s respectivamente, en total
30 s, razón por la que apreciamos una diferencia de 4 s, entre uno y otro escrito.
75
En Lisboa fue necesario desembolsar hasta 20 libras 15 s 10 d para conseguir que las autoridades redactaran el documento, que por cierto costó la décima parte aproximadamente. Cabría entender
que fue necesario convencer a los oficiales lisboetas con contantes razones o que Valldaura engrandeció un gasto que no había existido. El segundo de los asientos es el reconocimiento de un débito
por parte de Bernat a la compañía de 20 libras, por las gestiones que se realizaron ante el rey francés.
AMV, Ibidem, mà 2ª f. 39r.
76
Los gastos en Lisboa, menos los habidos en Francia, daban un resultado a favor de Bernat Valldaura de 15 s y 10 d, anotado de puño y letra por Aznar. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 39v.
77
AMV, Ibidem, mà 2ª ff. 39v-40r.
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MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN
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Queda por resolver la complicada cuestión de la marca. En el proceso, que
hemos analizado, se dilucidaba, entre otras muchas cosas, que parte del dinero perdido, en el asalto corsario, pertenecía a Domingo Aznar y que parte a Bernat Valldaura.
En esta compleja disputa intervendrá Pere d’Òdena, que se declarará acreedor de Aznar. Al parecer Òdena se había encargado de las tareas de defender los intereses de los
afectados valencianos por la tropelía en la gestión de establecer la marca, durante el
período que va desde el inicio de esta comisión, probablemente 1348, hasta finales de
1351, cabe pensar hasta los acuerdos entre la señoría del rey de Francia y el monarca
catalanoaragonés. No existe ninguna constancia que nos informe del momento exacto
en el que se comenzaría a cobrar dinero por la marca en Valencia, pero por simple
deducción parece lógico que fuera a partir del comienzo de 1349 o a finales de 1348.
Pere d’Òdena reclamaba su salario y hacía responsable a Domingo Aznar de ser el
único responsable de su impago. Además, adoptando una postura favorable a la parte
contraria de Aznar, había testificado contra Domingo Aznar, acusándole de haberse
apropiado indebidamente del dinero de la marca, que corresponderían a los herederos
de Bernat Valldaura.
Las acusaciones de Òdena, al margen de su fundamento, quedaban ensombrecidas por la sospecha de una duda razonable, veámoslo. No parece muy coherente
acusar a Aznar de no tener derecho a cobrar la mayor parte de la marca y luego exigir
el pago de una deuda generada por la gestión del trámite de su puesta en marcha78. En
definitiva, no resultó sencillo a los jueces atribuir mucha credibilidad a este personaje,
que al final, por otro lado, estuvo dispuesto a arreglar su contencioso personal con
Domingo a través de un acuerdo amistoso extrajudicial79.
Por fin, al margen de otros gastos y deudas, los pagos anuales del dinero de
la marca, que funcionaría como un auténtico impuesto, se prolongaran por una gran
cantidad de tiempo. En 1355, se acometía la séptima campaña de cobro de la tasa80.
Siempre se entregaba una cantidad fija, que coincidió con la cantidad del salario de
Òdena. De este modo, los plazos anuales de dinero, en cantidad muy escasa, probablemente no llegarían a compensar los intereses que se iban agregando al monto
originario. En resumidas cuentas, la tasa que se había fijado, jamás podría abolirse
porque los mecanismos que hacían que funcionara retroalimentaban la deuda, haciendo imposible su satisfacción e incrementando el pasivo hasta el infinito. Es así como
muchas tasas acababan siendo irreversibles. Se convertían en auténticas inversiones,
si se nos permite la comparación, al estilo de los censales, dinero que jamás se sabía
cuando sería reembolsado pero que daba una cantidad fija anual garantizada.
Marcas, libros de cuentas y procedimientos recaudatorios privados tuvieron
algún tipo de peso en la sociedad valenciana de la primera parte del trescientos. Se
trata de tres elementos, aparentemente diversos, que tuvieron una estrecha relación y
contribuyeron a configurar la actividad económica valenciana de la época.
Fecha de recepción del artículo: Marzo de 2009
Fecha de aceptación y versión final: Diciembre 2009
78
“Ítem, me deu per lo salari que fo a mi tatxat per los perdents de València de tot lo temps que
havie seguides les marques tro a XXI de deembre M CCC LI, XII diners per lliura, segons apar per
carta feta per mà d’En Francesch Martorell, scrivà de València. Muntà XXXIII lliures XIIII sous”.
AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22r.
79
AMV, Ibidem, mà 2ª , ff. 21v-22r.
80
AMV, Ibidem, mà 2ª , ff. 39v-40r.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 31-57
ISSN 0066-5061
ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV
A TRAVÉS DELS LLIBRES DEL JUSTÍCIA CRIMINAL1
THE BARBERS OF THE CITY OF VALENCIA DURING THE 15TH CENTURY
THROUGH THE BOOKS OF CRIMINAL JUSTICE
CARMEL FERRAGUD
Universitat Miguel Hernández d’Elx
“o si ta afaytes
[podràs] ser bon barber,
cantant cançons
ballant als sons
de les tisores
tots jorns dos hores
prou guanyaràs”
Jaume Roig, Espill, vv. 884-891
Resum: Durant el segle XV, la ciutat de València augmentà considerablement la seua
població gràcies a una forta immigració.
Les oportunitats que oferia la capital del
regne eren innombrables i molts practicants
de la medicina veieren un mercat que podia
satisfer els seus interessos, en un temps on
la medicina i els seus practicants eren considerats imprescindibles. Al mateix temps,
la formació com a barber degué convertirse en un al·licient i via per a la integració
social. Tanmateix, l’augment permanent de
barbers va dificultar la seua integració en
el mercat laboral i això es traduí en odis i
enfrontaments amb una base econòmica i
professional, per tal d’aconseguir guanyar
un lloc en el competitiu mercat urbà. Un
escenari on la salut i la malaltia havien esdevingut una mercaderia més, i la medicina una bona forma de guanyar-se la vida i
promocionarse socialment.
Abstract: During the 15th century, the
city of Valencia increased considerably in
population thanks to a strong immigration.
The opportunities that the capital of the
kingdom offered were numberless and
many medical assistants saw a market
that could satisfy their interests, in a time
where medicine and its practitioners were
considered indispensable. At the same
time, the training as a barber must have
become an incentive and a way for the
social integration. However, the permanent
increase of barbers caused difficulties in
integrating themselves in the labour market.
That turned into hatred and confrontations
with the economical and professional bases,
in order to obtain a place in the competitive
urban market. A stage where health and
illness had become a merchandise, and
medicine a good way of earning a living and
promoting oneself socially.
Paraules clau: barber; barberia; cirurgia;
violència; ferida; dessospitació; bandositats; cort de justícia.
Keywords: barber; barber workshop; surgery;
violence; injure; dessospitació (medical
injures examination); factions; court.
1
Aquest article s’emmarca dins el projecte de recerca finançat pel Ministeri de Ciència i Innovació
“Sciència.cat: cap a un corpus digital de la ciència i de la tècnica en català en el context romànic durant
l’Edat Mitjana i el Renaixement” (FFI 2008-02163/FISO, 2009-2011); i en el grup de recerca consolidat per
la Generalitat de Catalunya 2009 SGR 1452 “La Corona catalanoaragonesa, l’Islam i el món mediterrani”.
Abreviatures utilitzades: ACA = Arxiu de la Corona d’Aragó; ARV = Arxiu del Regne de
València; C = Cancelleria reial; JC = Justícia Criminal.
32
CARMEL FERRAGUD
SUMARI
Introducció.- 1. Una organització primerenca, de la caritat a la professió.- 2. Un col·lectiu cada
vegada més nombrós.- 3. Difícil accés al mercat matrimonial.- 4. Els espais de la pràctica de la
barberia.- 5. Una activitat mèdica emergent en un microunivers de violència.- 6. Cercant un lloc
en la societat, per força: enfrontaments i bandositats.- 7. Conclusions.
INTRODUCCIÓ
Fa vint-i-dos anys, Luis García Ballester i Michael McVaugh publicaven
un article sobre els barbers de València, en el qual ambdós magnífics historiadors
de la medicina anunciaven el que després constatarien posteriors estudis: el barber
esdevingué durant la baixa Edat Mitjana la cèl·lula bàsica i primària de l’organització
sanitària –ja bastant complexa a inicis dels anys 30 del segle XIV–, l’autèntic
paraigua sanitari de la societat valenciana (i podríem afegir, que de la societat
catalanoaragonesa i Occidental en general).2 Es tractava del col·lectiu de practicants
de la medicina més nombrós, el més visible arreu de la geografia de la Corona, això
sí, amb proporcions variables segons les ciutats i àrees estudiades. En el cas concret
de la ciutat de València, però també dels municipis de la resta del regne, fou amb
diferència el grup més nombrós entre els guaridors, segons les dades aportades pels
mateixos historiadors. La presència del barber amb funcions mèdico-quirúrgiques, i
per descomptat les higièniques que ja practicava convencionalment, és una realitat en
tot nucli urbà baixmedieval valencià en el primer terç del segle XIV.3
Amb tot, les fonts immenses que custodien els arxius valencians han
continuat proporcionant-nos dades precises sobre els barbers. Especialment em
vull referir a la magnífica aportació de dades al respecte que ha suposat el buidatge
dels Llibres de cedes (o cèdules, notificacions) de la sèrie del Justícia Criminal de
València, conservats a l’Arxiu del Regne de València.4 És aquesta una font que vaig
utilitzar anteriorment però a partir dels testimonis aportats durant el desenvolupament
dels processos, que ja resultà ser una via fecunda per a tractar la història social i la
pràctica de la medicina. La presència abundant de barbers entre els seus folis crida
l’atenció poderosament, però mereix tractar-se amb cautela. En cas contrari podríem
incórrer en postures esbiaixades. Així, doncs, són aquests Llibres de cedes els que
2
Luis GARCIA BALLESTER i Michael R. MCVAUGH, Nota sobre el control de la actividad médica
y quirúrgica de los barberos (barbers, barbitonsorcs) en los Furs de Valencia de 1329, in Homenaje
al doctor Sebastià Garcia Martínez, València, 1988, pp. 73-88. A aquest treball seguiren, ja per
separat, nous articles i, sobretot, monografies on s’encabien aquests practicants de la medicina en el
context social i professional on estaven inserits. Vegeu Lluís GARCIA BALLESTER, La medicina a la
València medieval. Medicina i societat en un país medieval mediterrani, València, 1989, pp. 57-62.
Michael R. MCVAUGH, Medicine before the plague. Practitioners and their patients in the Crown
of Aragon, 1285-1345, Cambridge, 1993, pp. 123-127, amb moltes altres referències disperses en el
llibre.
3
Els autors indiquen que els barbers serien vers 1330 un terç del total, i la meitat de la totalitat dels
practicants si es descompten els apotecaris. Sobre els primers practicants de la medicina en la ciutat
i regne de València, i concretament per als primers barbers, vegeu Carmel FERRAGUD, Medicina per
a un nou regne. Els practicants de la medicina en el naixement del regne de València, Alzira, 2008,
pp. 77-86.
4
Sobre el justícia criminal, el funcionament d’aquesta cort i la naturalesa de la font, vegeu Rafael
NARBONA, El Justicia Criminal. Una corte medieval valenciana, un procedimiento judicial, “Estudis
Castellonencs”, 3 (1986), pp. 287-310 i Pablo PÉREZ, La comparsa de los malhechores. Valencia
1479-1518, València, 1990.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061
ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV
33
constitueixen la font bàsica en la qual se sosté aquest estudi, si bé no deixaré a banda
la incorporació d’algunes dades procedents d’altres fonts, i en el seu moment tractaré
de situar-les i interpretar-les convenientment.
Reprenc en aquest estudi, per tant, alguns dels aspectes ja estudiats sobre
els barbers i la seua pràctica, i sobre els que jo mateix ja m’he referit en altres
llocs. Tanmateix, incidiré especialment en alguns trets derivats del seu particular
comportament social com a grup, el seu nombre, així com les perspectives de la seua
atenció mèdica fins ara menys coneguts i estudiats. Valga aquest estudi per continuar
aprofundint en el coneixement d’un col·lectiu tan fonamental pel pes que tingué en
la pràctica de la medicina a l’Edat Mitjana com són els barbers, i a la vegada com a
reconeixement a ambdós mestres de la història de la medicina abans esmentats.
1. UNA ORGANIZACIÓ PRIMERENCA, DE LA CARITAT A LA PROFESSIÓ
Els barbers foren un dels primers 15 oficis organitzats a València en forma
de confraria o almoina durant l’any 1283. Per aquell temps, ja trobem als escassos
protocols notarials conservats el nom de cinc barbers, i el seu nombre no deixarà de
créixer incessantment, constituint-se així en un dels trets distintius de la ciutat i regne
de València, açò és, la gran proporció de barbers enfront de la resta dels practicants
de la medicina. Encara que Jaume II suprimiria aquesta corporació, juntament amb
altres, l’almoina dels barbers fou refundada en 1311 pel mateix monarca, dotant-la de
finalitats religioses i beneficoassistencials.5
Símptoma evident de la força i la presència social dels barbers des de ben
aviat fou la seua incorporació al Consell municipal. Arran de la data ja citada de
1283, el Consell municipal de València es va organitzar entorn als consellers de
parròquies de ciutadans, peça determinant en el control del govern del municipi, ja
que foren els que gràcies a la maquinària electoral podien determinar la provisió de
llocs de govern, especialment els jurats. Aquesta mateixa reforma va regular també
els oficis que formarien part de la corporació. Aquells 15 oficis organitzats, entre
els quals figuraven els barbers, havien de triar quatre representants que s’integrarien
al Consell.6 Durant aquest període, 81 barbers exerciren de consellers, una o més
vegades. Alguns com els Gençor, nissaga de barbers de la primera meitat del XIV,
ostentaren 24 conselleries entre cinc membres de la família. Aquestes dades ens
mostren la importància sociopolítica dels barbers en la ciutat de València ben aviat.
Contràriament, en altres ciutats, com ara Barcelona, els barbers tardarien bastant en
incorporar-se al Consell de Cent.
Durant les primeres dècades del segle XIV els barbers consolidaren la seua
dedicació a l’activitat mèdica, o més aviat convindria dir quirúrgica. Tant és així, que
Alfons el Benigne hagué de regular mitjançant els Furs de 1329 alguns aspectes tècnics
relatius a la pràctica mèdica en la qual s’incloïa explícitament als barbers. A aquests se’ls
5
Haig d’advertir que anteriorment he datat erròniament aquest document, ja que l’any correcte
és 1311. Carmel FERRAGUD, Medicina i promoció social a la Baixa Edat Mitjana. Corona d’Aragó 1348-1410, Madrid, pp. 178-180, on he reconstruït l’evolució d’aquesta almoina cap a “art” en
el segle XV. La transcripció, també amb l’errada de datació, en L. GARCIA BALLESTER i M. R.
MCVAUGH, Medicine before the plague, Apèndix 1. La continuació evolutiva de l’almoina durant tot
el segle XV, amb la seua transformació definitiva com a element regulat des del col·legi de cirurgians,
la creació d’una escola de cirurgia i una facultat pròpia, vegeu Mercè GALLENT, El gremi de cirurgians de València: procés de constitució (1310-1499), “Afers”, 1 (1985), pp. 249-269.
6
Per a la presència dels barbers en el Consell municipal durant el segle XIV i les primeries del
XV, vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 498-500 i el Quadre 34 (V).
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061
34
CARMEL FERRAGUD
exigia, com a físics i cirurgians, passar per un procés d’examinació que garantís la seua
competència. La flebotomia, una de les activitats més habituals en el repertori terapèutic
dels barbers, hagué de ser una de les accions més vigilades, després de la preocupació
manifestada en 1333 per Alfons el Benigne a les autoritats de València dels problemes
esdevinguts pels desconeixedors de la forma i, especialment el temps adequat, en què
s’havia de practicar la sagnia terapèutica.7 La sensibilitat de la monarquia en el tema de
la salut i la seua utilitat era ja suficientment elevada com per a què no s’establiren uns
mecanismes adequats que preservaren els seus súbdits d’una mala praxi.
En 1392, l’elemosina barbitunsorum Valentie rebé altra vegada confirmació
i noves regulacions per banda de Joan I, a petició dels majorals representants de la
benemèrita institució. Quedava ben clar al preàmbul del document que es tractava
encara d’una organització de caire religiós:
Et nunc ad Dei laudem et corone nostre servicium ac animarum vestrarum
etiam salvamentum, considerato per vos quod ab adolescentia est parva
et labilis vita hominis ex sui fragilitate et alia ad peccandum et fidelibus
christianis paravit creatoris clemencia opera caritatis et misteria divina
per que eorum valeant et eam delere et ad paradisum ex ispsis caritatis
operibus pervenire.
Era així com els barbers podrien realitzar les obres de misericòrdia del
gust del creador, per porgar els seus pecats i redimir les seues ànimes. I és així,
efectivament, com les clàusules posaven de manifest que l’almoina no regulava en
absolut cap aspecte tocant a la tasca professional dels barbers, almenys explícitament.
Les qüestions que quedaren regulades aquell final de segle foren les següents: a. El
nombre de majorals escollits anualment s’incrementaria en dos més, símptoma del
creixement del nombre d’afiliats; b. Aquests podrien convocar els barbers membres “en
algun loch honest” per tal de “parlar e rahonar de aquelles coses les quals necessàries
seran e pertanyeran justament, rahonable e honesta a aquesta almoyna, e fer qualsevol
provisions e ordinacions, axí de paraula com per scrit, justes emperò e honestes”;8
c. Aquestes reunions s’haurien de fer “a conexença, consentiment e ab ferma del
portantveus de governador del regne de València o de son lochtinent”; d. L’almoina
tindria els símbols propis que decidiren (draps, ciris, llits per als difunts), fonamentals
per distingir-se de la resta en processons, desfilades i altres esdeveniments públics;
e. Es limitava el nombre d’integrants a 100 barbers, detall que ens fa pensar en el
nombre elevat que estava assolint el col·lectiu i, possiblement, la dada siga indicativa
sobre la necessitat o previsió de limitar-lo; f. Els confrares acudirien a les noces dels
membres o dels seus fills, amb una pena de dues lliures d’oli si no ho feien. Igualment,
7
Transcripció en L. GARCIA BALLESTER i M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, Apèndix
2. Sobre la importància de la sagnia i el context mèdic en el que cal entendre-la, així com les habilitats
necessàries per als seus practicants, vegeu Pedro GIL SOTRES, Los evacuantes particulares: ventosas, escarificaciones, sanguijuelas y cauterios en la terapéutica medieval, “Medicina e historia”, 34
(1990), pp. 1-28. IDEM, Derivation and revulsion: the theory and practice of medieval phlebotomy,
in Practical medicine from Salerno to the Black Death (L. GARCIA-BALLESTER, R. FRENCH, J. ARRIZABALAGA i A. CUNNINGHAM, eds.), Cambridge, 1994, pp. 110-155.
8
Efectivament, l’almoina no tenia una seu pròpia per tal de fer les seues reunions. Val a dir que
l’elecció de la capella de Santa Maria de la Mercè és comuna al cas dels barbers mallorquins. En una
reunió de 1416, de la qual parlarem tot seguit, els barbers passegen pel claustre mentre esperen a la
resta de companys. Aquest era el seu lloc habitual per trobar-se des de feia molt de temps. El caràcter
religiós de l’almoina suggereix que aquests espais consagrats foren els escollits, per bé que, coneixent els costums d’aquells barbers –clients assidus de tavernes i bordells– la seua elecció hagués estat
una altra molt més “entretinguda”.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061
ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV
35
haurien d’assistir als sepelis dels barbers o dels seus familiars. Això sí, seguint un
rigor estricte que els obligava a no abandonar la cerimònia fins rebre consentiment
dels majorals. Haurien d’anar abillats amb un vestit blau i, cas que els familiars no
portaren capiró que garantís un dol suficientment lluït (“condigna honor exhibir e
donar a aquella sepultura”), haurien de ser 10 els barbers que s’encapironaren amb
aquesta missió; g. Els majorals ordenarien una col·lecta quan fóra necessària “per
sustentació d’una làntea la qual crema contínuament davant l’altar de la capella de la
benaventurada Santa Maria de la Mercè de València”, com també per altres obres de
caritat o qüestions diverses; h. L’almoina disposaria d’un missatger o “andador” per
avisar tots els confrares de les reunions i actes oportuns d’obligat compliment; i. Per
últim, l’almoina podria disposar d’un petit arxiu (“caxa”) on conservar totes les cartes i
privilegis que els foren atorgats, així com per conservar els fons dels quals disposava.9
Les circumstàncies en la pràctica i regulació de l’almoina i la seua transició
envers la regulació professional mèdica canviarien progressivament conforme avançava
el segle XV. En 1416, el procurador fiscal del rei acusava els majorals, consellers i escrivà
de l’Art i Ofici dels Barbers de la ciutat, d’haver-se reunit a l’església de Sant Domènec
o Santa Maria de la Mercè sense haver demanat llicència. En aquella ocasió, els barbers
ja donaren mostra d’una actitud que veurem freqüentment durant aquest segle XV: els
enfrontaments personals entre els membres de l’ofici.10 Vicent Guàrdia, notari procurador
dels barbers, recordà que ja es reunien a la Mercè des de feia molt de temps “per tractar
e parlar de lur offici, e sobre lurs ordinacions, les quals han necessàries en llur offici per
saber lo compte de la luna, o per les sagnies que els cové a fer entre l’any, per los dies
canicolars, e los que són abciachs, e per lo ple e contorn de la luna, e altres semblants
coses”. I és que entre 1392 i 1416 l’almoina havia passat de mer “ofici” a “art”, tot
assumint així competències tècniques molt evidents.11 També, en 1418, una sentència de
Joan de Navarra, lloctinent del regne, confirmaria els seus privilegis i, segurament pel
malentés produït dos anys abans, se’ls permetria la reunió sense haver de demanar cap
permís al representant del rei.
Un punt d’inflexió força significatiu arribà en 1433. Aquell any, els majorals
demanaren una reforma per al col·legi en què s’havia convertit l’art dels barbers.
Els 12 capítols sol·licitats i aprovats regulaven aspectes religiosos, però, sobretot,
els de caire professional. Així, es controlava el procés d’aprenentatge (cinc o sis
anys d’afermament amb un mestre, amb la possibilitat d’allargar-se si es considerava
convenient), l’obligatorietat de fer un examen amb els quatre majorals de l’art de
cirurgia com a tribunal; també es regulaven mesures per a evitar abusos, infraccions i
la competència, com també l’obertura i tancament d’obradors; l’exigència de practicar
bons costums, evitant el joc, la relació amb prostitutes, etc.12
Després d’algunes reformes en l’articulat del col·legi propiciades en 1451, en
1458 s’esdevindria, en temps d’Alfons el Magnànim, que els majorals Joan Ferrando,
Miquel Llopis, Bartomeu Vida i Bernat Guerau, considerats barbers-cirurgians,
demanarien la lliure reunió per tractar els seus assumptes sense haver de demanar
llicència, apel·lant als privilegis anteriors i també amb l’aportació testimonial de nou
barbers-cirurgians, símptoma inequívoc del signe professional i la categoria que havia
9
ACA, C, reg. 1904, ff. 200r-20 v (20-12-1392).
C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 182-183.
11
Durant el segle XV, especialment durant la segona meitat, les confraries de barbers estaven experimentant transformacions semblants a tota la Corona d’Aragó. Vegeu Antonio CONTRERAS MAS,
La formación profesional de los cirujanos y barberos en Mallorca durante los siglos XIV i XV, “Medicina e Historia”, 43 (1992), pp. 1-18.
12
M. GALLENT, El gremi de cirurgians, p. 259.
10
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36
CARMEL FERRAGUD
pres ja la barberia a València.13 Possiblement, conflictes recents, com l’assalt a la
moreria de 1455, obligaven altra vegada les autoritats a voler controlar les reunions
en les que participaven els oficis, i això havia suscitat noves reaccions dels barbers.
El 28 de maig de 1462, els barbers-cirurgians feren un pas definitiu en la seua
consolidació com a professió mèdica de prestigi. Aquell dia demanaren al Consell una
reglamentació dels estudis de cirurgia, conscients de la importància d’assolir una formació
lletrada que mancava a molts. Allò culminà amb la provisió d’un lector de cirurgia que
cobraria 15 lliures anuals, i que fou mantinguda per Lluís Dalmau en primer lloc. El suport
donat a aquella iniciativa per individus de prestigi com Lluís Alcanyís i Pere Pintor fou
definitiva per consolidar els estudis de cirurgia.14 Aquell procés tingué una culminació
en 1478 quan, a petició dels barbers i per recomanació del Consell municipal, Joan II
concedia un privilegi que fou clau en el procés d’ascens social i científic dels barberscirurgians i que desembocarà en la incorporació dels estudis de cirurgia a l’Estudi General.
Molts barbers eren conscients de l’honor i la posició que els garantia homologar-se als
cirurgians (“desigosos de haver major grau de honor”). Finalment, quedava explicitat el
punt definitiu que ja era palés de feia temps: “los qui usen del dit offici de barber... sien
declarats, intitulats e nomenats cirurgians, e que sien vists entre les gents arts, no offici”. Al
mateix temps, es va sol·licitar que el rei autoritzara “donar e liurar als majorals de la dita
art hun cos de home o dona que sien morts sentenciats cascun any... perquè de aquell se
puixa fer notomia”. Es feia una alta valoració de la possibilitat de practicar disseccions per
poder aprendre “vehent los cosos en les parts dedins com estan organizats, e han imposat
vocables e noms propis a cascú de aquells, dels quals no pot haver vera notícia per la
llectura, ni per lo que entendre se pot de aquella, tant quan farien los hulls corporals”.15
Les posteriors intervencions ja només feren que perfilar millor i regular,
amb alguns canvis, alguns articles dels seus estatuts que els integrants del gremi
consideraven que calia modificar. I és que el procés havia estat llarg, els canvis socials,
polítics i econòmics del segle transcendents i, per tot plegat, calia ajustar-se millor als
temps que corrien. Per exemple, sol·licitaven en 1481 el ser dispensats de ballar amb
motiu de la vinguda dels reis. Els barbers que, com veurem, sempre havien mostrat
aquesta afecció per la dansa i el cant, especialment quan eren mossos, no podien
consentir ara de mantenir una actitud tan poc adient a la seua nova consideració
d’artistes, ja per fi consolidada per boca del rei.
2. UN COL·LECTIU CADA VEGADA MÉS NOMBRÓS
Durant el segle XV, València es va convertir en la ciutat més important de la
Corona d’Aragó i en una de les majors de la Mediterrània. Independentment dels debats
entorn al volum demogràfic real, relacionats sobretot amb la difícil interpretació de les
escasses fonts amb què comptem, generalment de base fiscal, que s’han traduït en propostes
més conservadores, a la baixa, o les que donen una població bastant més considerable,
13
La transcripció d’aquests documents en Jaume CASTILLO i Luis Pablo MARTÍNEZ, Els gremis
medievals en les fonts oficials. El fons de Governació del regne de València en temps d’Alfons el
Magnànim (1417-1458), València, 1999, Apèndix V i XLI.
14
L. GARCÍA BALLESTER, La medicina a la València medieval, pp. 57-62.
15
Luis GARCÍA BALLESTER, El privilegio concedido en 1478 a los cirujanos de Valencia para
disecar cadáveres, dins III Congreso Nacional de Historia de la Medicina, vol. II, Madrid, 1971, pp.
73-76. Vegeu transcripció completa a partir de les diferents còpies que es conserven d’aquest important document, a Epistolari de la València Medieval (II), introducció, edició, notes i apèndix a cura
d’A. RUBIO VELA, València/Barcelona, 1998, doc. 59.
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resulta evident que el creixement de la ciutat fou espectacular, producte, sobretot, d’una
forta immigració d’origen ben divers. Els cronistes i els viatgers s’admiraven d’aquesta
circumstància i deixaren constància d’aquella allau humana que els havia sorprés.16
Qualsevol ciutat esdevenia en aquell temps el centre d’un hinterland rural
que exercia una forta influència i es convertia en un fort pol d’atracció. Així, el segle
d’or va convertir l’urbs valenciana en un espai econòmic força dinàmic i amb una
creixent expansió demogràfica. Lògicament, en un context de valoració constant de la
medicina com a eina per assolir el benestar social, indispensable per al funcionament
de la cosa pública, l’augment de la població anava a portar necessàriament a un
augment dels guaridors.
Un problema evident és intentar una aproximació a la ràtio entre població
i practicants de la medicina. Aquesta seria una dada que ens permetria veure el grau
d’assistència, així com la seua qualitat, que rebia la població en un moment donat.
Si per al segle XIV els estudis exhaustius de les fonts d’arxiu de García Ballester
i McVaugh, especialment els protocols notarials, ens han proporcionat dades per
aproximar-nos, no sense gran prudència, al nombre dels practicants de la medicina en
diverses viles i ciutats d’arreu de la Corona d’Aragó, la multiplicació dels registres
conservats als arxius per al segle XV impossibilita una tasca semblant, almenys
en l’actualitat. Si bé aproximacions cada vegada més exhaustives, amb buidatges
sistemàtics de la documentació, ens podran aportar més dades, ara per ara resulta una
quimera intentar un càlcul dels practicants de la medicina que hi podia haver en una
ciutat com València durant el Quatre-cents, especialment perquè no comptem amb
registres seriats, com ara els fiscals, que ens permeten arribar a algunes consideracions
més o menys generals, fins l’any 1510. Amb tot, els problemes que es deriven de
la utilització de fonts diverses, com també les pròpies característiques dels registres
fiscals, d’on s’exclouen un nombre important d’individus, resulten irresolubles.
Així és el cas en els barbers. Les dades recollides per McVaugh, basades
sobretot en el buidatge de protocols notarials i registres de la Cancelleria, ens mostren
que a València treballaren entre 1310 i 1329 un total de 63 barbers (i 23 cirurgians),
sent el 1320 amb 27 barbers (a més de 6 cirurgians), l’any que es registra un major
nombre d’aquests practicants, just quan la població rondava els 25.000 habitants. Uns
anys després, en 1345, només en recollí 6 (a més de 7 cirurgians), quan la població
encara es trobava en creixement.17 Aquest fet només pot ser atribuïble a la manca de
conservació i, fins i tot, la qualitat informativa de les fonts. En el nostre cas, només els
tres Llibres de cedes del justícia criminal dels anys 1422, 1435 i 1445 ens aporten un
total de 57 barbers, per a una població que devia doblar la de feia un segle.18 En canvi,
la llista fiscal de 1510, elaborada arran de les Corts de Montsó en temps de Ferran el
Catòlic, ens dóna una xifra de 41 barbers-cirurgians per a un total d’11.560 focs, d’ells
9.879 intramurs, el que vindrien a ser uns 45.000 habitants. Fet i fet, l’evolució numèrica
del col·lectiu professional no es correspon en absolut amb el que seria d’esperar pel
16
Una postura amb un còmput molt a la baixa, a Agustín RUBIO VELA, La población de Valencia
en la Baja Edad Media, “Hispania”, LV/190 (1995), pp. 495-525. Per a 1355-1361 proposa entre
25.000 i 28.000 habitants; per a 1489 proposa 40.000. Fent una crítica al respecte a partir de la consideració de fonts diverses, Enrique CRUSELLES, La población en la ciudad de Valencia en los siglos
XIV y XV, “Revista d’Història Medieval”, 10 (1999), pp. 45-85. Segons aquest, els anteriors càlculs
són insuficients i caldria aproximar-se a una realitat en torn de 60.000 ànimes com a mínim, a les
acaballes del segle XV, si no més.
17
M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, pp. 44 i 67.
18
Val a dir que realitzar un buidatge sistemàtic de la documentació notarial, tal com s’ha fet per al
segle XIV, és una tasca titànica que requeriria l’esforç ingent de molts historiadors.
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creixement demogràfic. Però menys encara si ho comparem amb altres grans ciutats,
com ara Barcelona o Mallorca. Per a la ciutat de Mallorca comptem amb una talla fiscal
molt pròxima a la de València en el temps, 1512, i que ens dóna un total de 38 barbers
i cirurgians, per a un cens fiscal de 3.419 contribuents dins la ciutat (15.000 habitants).
Però el desajust major es produeix amb Barcelona, on comptem amb un registre elaborat
entre 1445-1467 per a poder participar en l’elecció de representants a Consell de Cent,
on hi figuren 60 barbers, per a una població d’uns 25.000 habitants.19
Efectivament, cal ponderar convenientment aquestes xifres, ja que estem
parlant de l’obtenció de dades a partir de fonts ben diferents, i amb un estat de conservació
irregular en el temps.20 Mentre que a les cèdules del justícia criminal es recullen tots els
assumptes que a diari es varen denunciar davant aquesta cort i que en molts casos mai
arribarien a derivar en un procés, els protocols necessiten d’un cert nivell econòmic dels
individus per a ser capaços de formalitzar contractes i satisfer els honoraris notarials.
És per això que molts individus de condició humil mai hi apareixeran, a diferència
del que es pot esdevenir en els llibres judicials. És en aquests Llibres de cedes que hi
apareixen nombrosos personatges, en assentaments generalment molt breus. També cal
dir que mentre als protocols poden quedar registrats molts més assumptes i personatges
de molt diversa consideració, en la font utilitzada en el nostre cas només apareixen els
crims de sang, amb els agredits i els agressors, però, no ho oblidem, també la gent que
està implicada només perquè dóna avals per altres acusats. En conseqüència aquestes
dades s’han de prendre amb molta precaució i, en tot cas veure-les, com tendències.21
Amb tot, la xifra que podem donar per als registres que es conserven dels Llibres de
cedes de la primera meitat del segle (1401, 1402, 1403, 1407, 1422, 1435, 1440, 1445
i 1449) és bastant reveladora. Aquests nou volums ens aporten un total de 146 barbers
operant durant aquells 48 anys, sense que ens siga possible dir quants d’ells coincidiren
treballant al mateix temps, i sent el registre més elevat el que ens proporciona 1422,
amb 33 barbers registrats. Finalment, la consideració exclusiva de les fonts fiscals no pot
ser més significativa en quant a la distorsió real de les dades.
Amb tot, resulta evident que un creixement demogràfic tan espectacular
com l’experimentat per la ciutat de València, ben diferent de la resta de les grans
ciutats de la Corona, havia d’anar acompanyat d’un contingent de guaridors que els
pogués donar assistència. Ara bé, què va fer que aquest augment de barbers cresqués
en una proporció tan notable durant la primera meitat del segle XV?
19
Entre 1386-1395 a Mallorca (tant a la ciutat com a la part forana, amb una població de 2.220
focs per a 1451, uns 10.000 habitants) hi havia 36 barbers. Recollit a Luis GARCÍA BALLESTER, La
medicina, dins Historia de España (R. MENÉNDEZ PIDAL, dir.), vol. XVI [La época del gótico en la
cultura española (c. 1220- c. 1480)], Madrid, 1994, Cuadro 1. Sobre la talla de 1512, vegeu Maria
BARCELÓ, La talla de la ciutat de Mallorca, 1512, Palma de Mallorca, 2002. Per a Barcelona, Carme
BATLLE I GALLART, La crisis social y económica de Barcelona a mediados del siglo XV, Barcelona,
1973, pp. 580-603. Les dades de València, a El cens de 1510. Relació dels focs valencians ordenada
per les corts de Montsó (R. VALLDECABRES, ed.), València, 2002, pp. 139-140.
20
El problema de les fonts a l’hora de comptabilitzar practicants de la medicina ha estat analitzat per a
la ciutat de París, precisament referent al nombre de barbers. Si en el període 1250-1299 s’han recollit 156
barbers, per al 1300-1349 la xifra havia baixat a 112, quan la població devia rondar els 100.000 habitants,
i encara en la segona meitat del segle només es comptabilitzen 27. El problema rau en què les talles de les
quals han estat tretes aquestes dades registraven els individus amb criteris ben diferents, deixant fora molts
contribuents. Danielle JACQUART, Medical practice in Paris in the first half of the fourteenth century, in
Practical medicine from Salerno to the Black Death (L. GARCÍA BALLESTER, R. FRENCH, J. ARRIZABALAGA & A. CUNNINGHAM, eds.), Cambridge, 1994, pp. 186-206, especialment p. 205. Més qüestions sobre el
problema de les fonts i les ràtios en M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, p. 67.
21
Vull agrair els comentaris que m’ha suggerit Rafael Narbona a propòsit de l’ús de les fonts
judicials i fiscals que he fet en aquest article.
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Una primera explicació per a aquest augment està relacionada amb l’arribada
de practicants foranis, ja siga de dins la Corona d’Aragó o bé d’altres indrets peninsulars.
Com s’ha remarcat, la ciutat de València fou un pol d’atracció per a gent de molts distints
oficis i molt variada condició. Ara bé, poc s’ha parlat dels desplaçaments de practicants
de la medicina cap a la major urbs del regne.22 Segons els Llibres d’aveïnament de la
ciutat, entre 1400 i 1450 arribaren a València set barbers, tres d’ells procedien de ciutats
catalanes, un altre era toledà i els altres eren oriünds de viles del regne. Juntament amb
aquests hi arribà en 1410 Bernat de Cotlliure, un cirurgià procedent de Llíria.23 Altres
barbers nouvinguts, arribats amb les seues famílies o bé simplement enviats pels seus
pares, segurament es formaren a València. De Barcelona arribaren Manuel Garcia i
Bernat, el seu assassí, enregistrats el 1422. Cap dels dos estava aveïnat ja que residien
el primer a casa del barber Manuel Blasco i, el segon en la del també barber Antoni
Caro.24 Altres procedeixen segurament de la corona castellana, cas de Martín i Juan de
Toledo (1445, 1449), Pedro de Aranda, barber macip de Joan de Besora (1422), o el
sevillà Joan Alfagem (1400).25 Els noms d’alguns delaten la seua procedència. Mestre
Angelo no és ben bé un barber, sinó un queixaler.26 Documentat en 1401, és molt
possible que hagués deixat un fill que practicava el mateix ofici. Aquest seria Angelo
de Florença, citat en 1479. De semblant procedència devia ser Pino, lo barber. Altres
noms semblen indicar-nos un origen també llunyà. Així seria el cas de Llorenç de
Flandes (1422) o Guillem de Còrsega (1449).27 Quantificar aquesta arribada de barbers
a València resulta ara per ara impossible. Però no hi ha dubte que aquest fou un factor
que féu créixer el nombre de practicants de la medicina considerablement.28
22
Respecte als metges immigrants, m’hi he referit a C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 166171. No és, tanmateix, València l’única ciutat en rebre barbers immigrants. Joan Fuster era un barber
de Tortosa que vivia a Xàtiva al servei de la casa de mossèn Esteve Pons de Fenollar. ARV, JC, núm.
51, ff. 76v–77r (9-8-1408).
23
1416, Bernat Fontanils; 1424, Francesc Portella (L’Arboç); 1425, Salvador Saurí (Castelló
d’Empúries); 1433, Jaime Climent (Toledo); 1433, Fraun Roger (Sant Feliu de Guíxols); 1445, Pere
Domingo (Torrent); 1448, Pere Fuster (Granollers). Vegeu Leopoldo PILES ROS, La población de
Valencia a través de los “Llibres de avehinament”. 1400-1449, València, 1978.
24
ARV, JC, núm. 19, mà 7 (20-7-1422). Manuel Garcia havia estat empresonat anteriorment a instància de Pere Nadal, l’hostaler del bordell, acusat de furtar roba en companyia d’una dona. Ibidem,
núm. 19, mà 2 (7-2-1422).
25
Ibidem, núm. 22, mà 2 (1-2-1445); núm. 23, mà 3 (12-8-1449); núm. 19, mà 7 (15-6-1422);
núm. 50, mà 1 (2-2-1400). Lluís Cifuentes ha mostrat la utilitat que tingueren les traduccions quirúrgiques catalanes en la formació dels barbers immigrants instal·lats a les ciutats de la Corona d’Aragó,
amb l’exemple de la traducció de la Chirurgia magna de Lanfranc de Milà, documentada circulant
entre barbers castellans a Barcelona o a València; i al contrari, el possible paper dels barbers i cirurgians valencians emigrats a Andalusia en la traducció castellana de l’obra impresa a Sevilla el 1495.
Lluís CIFUENTES, Las traducciones catalanas y castellanas de la Chirurgia magna de Lanfranco de
Milán: un ejemplo de intercomunicación cultural y científica a finales de la Edad Media, dins Essays
on Medieval Translation in the Iberian Peninsula (T. MARTÍNEZ i R. RECIO, eds.) Castelló de la
Plana-Omaha, 2001, pp. 95-127.
26
Algunes notícies sobre els “queixalers” a Josep RAHOLA I SASTRE, Els odontòlegs dels segles
XIV i XV a Barcelona, dins Actes del I Congrés Internacional d’Història de la Medicina Catalana,
vol. I, Barcelona, 1970, pp. 203-300. Les mencions explícites a aquest tipus de practicant de la medicina són escasses. El que sí sembla confirmar-se és la procedència de terres italianes de tots els que
coneixem practicant a la Corona d’Aragó. Així és el cas del més famós, vinculat a la casa reial, Simó
Virgili –arribat a València en 1346 procedent de Florència– i Pere de Pàdua. Vegeu M. R. MCVAUGH,
Medicine before the plague, p. 161.
27
ARV, JC, núm. 19, mà 6 (9-5-1422); núm. 23, mà 5 (18-9-1449).
28
Sobre la varietat i condició dels immigrants a la València medieval vegeu Germán NAVARRO,
David IGUAL i Joaquín APARICI, Los inmigrantes y sus formas de inserción social en el sistema urba-
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A banda del creixement accelerat de la demanda assistencial, és molt
possible que hi hagués un altre factor afegit, aquesta vegada per banda de l’oferta:
la reducció del nombre de metges jueus arran dels fets d’acaballes del segle XIV.
Efectivament, el pogrom jueu de 1391 es traduí en l’assalt i devastació de les jueries
de la Corona d’Aragó, també la valenciana, el maltractament de béns i persones i
portà a la conversió de molts per evitar mals majors, quan no la fugida irremeiable.
Culminava un procés que s’havia anat forjant tot al llarg del segle XIV, gràcies a la
pressió de les elits eclesiàstiques i les prèdiques iracundes dels dominicans, traduïdes
cada vegada més en pragmàtiques que pressionaven el col·lectiu jueu. Una de les
obsessions fou aconseguir l’aïllament, la segregació absoluta que evités el contacte
físic amb els seguidors de Jahvé. I, en aquest sentit, la presència de fra Vicent Ferrer
la Quaresma de 1413 no feia sinó accentuar una situació molt tibant, que encara
s’extremaria arran de la butla promulgada per Benet XIII aquell mateix any, en la
qual es prohibia als jueus exercir nombrosos oficis, fent esment als metges, físics,
cirurgians i apotecaris. Així, el mateix sant Vicent apel·là a la por, fent referència a la
llegenda del metge jueu enverinador de cristians.29
Durant el segle XIV, no existí un lloc habitat per jueus, amb aljama constituïda
o no, per petit o major que fos el call, on no s’hi trobés algun practicant de la medicina
d’aquesta religió, generalment físic o cirurgià, amb una bona reputació. Obligats
després per la pressió a acudir a la conversió, alguns hi continuarien establerts. Així,
de metges conversos en tenim molt prompte notícia. Aquest seria el cas de l’il·lustre
Omar Tahuell i la seua família. Aquest s’hagué d’ocultar en casa de Pere d’Artés quan
l’assalt a la jueria, per guardar la seua vida, i d’ell prendria el nom quan fou forçat a la
conversió.30 Continuaria la seua clientela cristiana cercant la seua atenció com abans?
És possible que les predicacions de fra Vicent haguessen fet suficient efecte com perquè
la gent deixés d’acudir als metges hebreus? La conversió va fer dubtar o no d’aquests
personatges? En aquest sentit, la lluita de fra Vicent per aconseguir la integració del
segment convers fou molt forta. Encara que les dades no deixen de manifestar que
la reputació del metge jueu no es va arruïnar,31 les fonts no ens permeten calibrar la
permanència o no d’un nombre considerable de practicants hebreus o conversos (cal
recordar que aquests havien arribat a suposar més del 10% dels habitants a la ciutat)
i menys encara si els cristians en feien ús. Crec que malgrat el que s’ha afirmat per
algun autor, la destrucció de la jueria i la diàspora de jueus, o bé la conversió forçosa,
degueren minvar l’enorme presència i importància en la pràctica de la medicina que
no del Reino de Valencia (siglos XIV-XVI), “Revista d’Història Medieval”, 10 (1999), pp. 161-199.
Val a dir que també apareixen registrats entre els aveïnats un metge i sis apotecaris. Vegeu L. PILES
ROS, La población, les entrades “apotecaris”, “especiers” i “metges” a l’índex.
29
La bibliografia sobre fra Vicent Ferrer i el vessant antisemita –exaltat per uns autors i menystingut per altres– de les seues prèdiques és bastant prolixa. En tot cas, resulten de gran interés els estudis
i edicions de Pedro M. CÁTEDRA, Sermón, sociedad y literatura en la Edad Media. San Vicente
Ferrer en Castilla (1411-1412), Salamanca, 1994, pp. 241-251; Adolfo ROBLES, Obras y escritos de
San Vicente Ferrer, València, 1996, pp. 455-574, amb la bibliografia citada.
30
José HINOJOSA, En el nombre de Yahvé. La judería de Valencia en la Edad Media, València,
2009, p. 90. Els Tahuell tenien un altre problema afegit a la seua condició hebraica: eren especialment odiats per la seua dedicació al préstec. Vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció social,
pp. 351-352.
31
Així ho posaria de manifest que Joan II cridà en 1466 els metges saguntins rabí Alfangí i rabí
Samuel per tal de guarir l’infant Alfons, que patia dels ronyons. Vegeu José HINOJOSA, Los judíos
del reino de Valencia durant el siglo XV, “Anales de la Universidad de Alicante. Historia medieval”,
3 (1984), p. 174.
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havien tingut el segle anterior.32 Cal recordar també que els jueus no apareixen mai com
a barbers, sinó com a físics i cirurgians. No obstant això, una reducció presumible de
personal mèdic hauria afavorit la incorporació de més metges o barbers cristians. Siga
com siga, la presència jueva fou quan més anava el segle més esporàdica, amb només
uns quants individus forasters que romanien poc temps per qüestions de negocis.
Hi ha però factors inherents a la pràctica mèdica que mereixen considerarse, més enllà dels factors generals que exercien l’atracció dels diferents grups de
menestrals. En primer lloc, convindria recordar la ràpida implantació i llarga tradició
que tenia en el regne de València l’ofici de barber. Consolidat i ben establert i regulat
en les seues actuacions mèdiques ja des de les primeres dècades del segle XIV, com
ja s’ha vist, i amb una organització pionera, devia ser una ocupació ben considerada.
No s’ha d’oblidar tampoc que dins el món de la medicina, l’ofici de barber era el més
assequible d’assolir a les butxaques dels valencians de la classe mitjana. La formació
s’aconseguia pel sistema obert d’aprenentatge, cosa que no costava diners a la família
(lluny de l’assistència a l’Estudi General fora de València, la compra de llibres, etc.),
sinó més aviat un bon estalvi i la transmissió d’un ofici que garantís l’arribada al món
adult amb condicions per a reeixir i crear una família en una nova llar i, fins i tot, de
vegades amb alguns petits ingressos suplementaris. Al marge d’això, la barberia s’havia
anat convertint progressivament en una via de promoció social interessant, sobretot
a mesura que el barber s’aproximava significativament al cirurgià, com s’ha vist
anteriorment. Cal remarcar el paper fonamental que tingué en aquest camí de progrés
i promoció continuada d’aquests pràctics la formació lletrada, en llibres quirúrgics, i
més concretament en els escrits o traduïts al vulgar.33 Un dels primers i, en aquest sentit,
més representatius textos quirúrgics traduïts al català fou la Chirurgia de Teodoric
Borgognoni, amic d’Andreu d’Albalat, bisbe de València, que de València estant va
insistir perquè elaborés l’original. La traducció catalana fou realitzada per Guillem
Corretger, un cirurgià mallorquí instal·lat més tard a València, responent a la demanda
de textos quirúrgics d’aquest tipus que ell bé coneixia entre cirurgians i barbers.34
És molt possible que molts pares veieren en aquesta tasca un bon futur
per als seus fills. Pot ser, pel que sembla, fins i tot ho pensaren massa progenitors.35
32
Aquesta és l’opinió de José Hinojosa per a qui les imposicions eclesiàstiques no es feren efectives, com en altres camps, i no s’aconseguí evitar que els jueus continuaren tractant els cristians.
Ara bé, una cosa és el que ocorregué durant el segle XIV i una altra ben distinta el que s’esdevindria
durant el XV. Vegeu José HINOJOSA, La inserció de la minoria hebrea en la formació social valenciana, “Revista d’Història Medieval”, 4 (1993), pp. 45-64, especialment pp. 49-50. Per a aquesta
època no comptem amb estudis sobre la pràctica mèdica dels jueus semblant als que tenim per a les
centúries anteriors. Només posteriors recerques aclariran en quina mesura afectaren els fets de finals
de segle a la pràctica mèdica dels jueus. L’estudi més complet de la jueria valenciana i el seu devenir
el trobarem a J. HINOJOSA, En el nombre de Yahveh. Malgrat la reconstrucció posterior del call en un
recinte més petit, el ben cert és que tot allò culminà en fracàs ja que no hi hagué un retorn de jueus
suficientment significatiu, tal com el rei preveia. A més a més, les autoritats municipals no veien ja
amb bons ulls la presència de jueus.
33
Lluís CIFUENTES, La literatura quirúrgica baixmedieval en romanç a la Corona d’Aragó: escola, pont i mercat, dins Literatura i cultura a la Corona d’Aragó (s. XIII-XV): actes del III Col·loqui
internacional “Problemes i mètodes de literatura catalana antiga” (Girona, 5-8 de juliol de 2000)
(L. BADIA, M. CABRÉ, S. MARTÍ, eds.), Barcelona, 2002, pp. 321-335.
34
Lluís CIFUENTES, Vernacularization as an intellectual and social bridge: the Catalan translations of Teodorico’s Chirurgia and of Arnau de Vilanova’s Regimen sanitatis, “Early Science and
Medicine”, 4 (1999), pp. 127-148.
35
Sobre l’aprenentatge de la barberia vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 110-122.
L’epígraf que dedicà Garcia Ballester als barbers en la seua monografia sobre València era ben clarificador: “El dinamisme d’uns grups socials: els barbers i els cirurgians”. A La medicina, part II, punt
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Amb tot, s’ha de posar de manifest que, com en qualsevol altre grup, les diferències
econòmiques entre uns i altres individus eren notables, com ho mostren els seus
inventaris de béns. Molts barbers, com també d’altres professionals de la medicina,
hagueren de cercar la forma d’assolir més ingressos en activitats complementàries,
quan no simplement veieren en aquestes una forma de fer fructificar els ingressos
assolits amb la pràctica mèdica.36
Fet i fet, tants factors que afavorien l’atracció i formació de nous barbers per
cobrir tan àmplies expectatives, acabà per portar a confrontacions, ja que a València
es produí una confluència de practicants de la barberia bastant significativa, la qual
costaria d’assimilar i integrar.
A aquestes incorporacions de barbers en el mercat valencià cal fer una
observació. Un nombre molt elevat dels individus que tenim documentats i que
treballaven a València havien passat per alguna raó per la cort del justícia criminal.
Això vol dir que, majoritàriament, aquesta era la part del col·lectiu més marginal, la
immigrant, la que havia quedat en la cuneta del progrés somiat, o bé la que tractava per
mitjans violents d’integrar-se i guanyar un lloc en aquesta competitiva societat, i que
en absolut podrien considerar-se delinqüents. Les conseqüències d’aquesta situació
marginal anaven a complicar bastant la vida d’aquests personatges i les seues famílies.
3. DIFÍCIL ACCÉS AL MERCAT MATRIMONIAL
La marginalitat d’alguns d’aquests individus i les dificultats per inserir-se en
el mercat matrimonial es posen de manifest en els diversos casos que hem documentat
de barbers, els quals busquen satisfacció a les pulsions sexuals en relacions externes
al matrimoni. Així, són diversos els que mantenen contactes més o menys habituals
amb prostitutes, amb les quals acaben amistançant-se, o aquells que han de buscar
companyia femenina en esclaves o en les dones dels altres.
Acabats d’arribar a la metròpoli procedents de l’exterior, o bé mirant
d’insertar-se en el mercat laboral després d’un període d’afermament, es fa bastant
complicat assolir un dot suficient, i les conseqüències són la recerca d’alternatives
al matrimoni. Són joves que esperen el seu moment, quan rebran una herència o els
pares tindran un colp de sort que ajude a introduir majors emoluments per assolir la
suma del dot, o bé immigrants que es troben instal·lats en obradors d’altres barbers,
incapacitats per obrir un negoci propi i construir una família. Tot plegat els mena a la
frontera de la marginalitat, a unes relacions amb “fembres públiques” moltes d’elles
també de fora de València, com els seus noms bé ens indiquen, quan no s’especifica
als documents. Dones maltractades per aquests joves ardorosos, amb qui el compromís
és lax i la indefensió absoluta, però que no s’estan d’acudir al justícia per reclamar
els abusos. Miquel Moliner serà acusat per Violant de Múrcia, “fembra del bordell”,
d’haver-li furtat objectes de la seua casa; Àgueda, una siciliana que viu al bordell, es
queixava del barber Pino, segurament també amb un origen pròxim a ella, atenent al
3. Exemples concrets d’aquesta promoció per al cas barceloní, idèntic al valencià, sens dubte, a Lluís
CIFUENTES, La promoció intel·lectual dels barbers-cirurgians a la Barcelona medieval: l’obrador, la
biblioteca i els béns de Joan Vicenç (fl. 1431-1464), “Arxiu de Textos Catalans Antics”, 19 (2000),
pp. 427-479; Joseph M. ROCA, Un cirurgià barber barcelonés de la XV centúria, “Boletín de la Real
Academia de Buenas Letras de Barcelona”, 81 (1923), pp. 145-164.
36
Carmel FERRAGUD, Los oficios relacionados con la medicina durante la Baja Edad Media
en la Corona de Aragón y su proyección social, “Anuario de Estudios Medievales”, 37/1 (2007),
pp. 107-137.
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ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV
43
nom, el qual habitava en casa del barber Carbonell, per les bastonades, puntades de peu
i esgarrapades que li havia fet a la cara.37 El cas de Caterina de Cardona mereix una
atenció especial per la seua relació dissortada amb els barbers. En setembre de 1456 es
presentà davant el justícia per denunciar l’agressió de Joanot Valero en el mateix bordell,
el qual “li ha donat diverses bocinades e colps e la ha naffrada en la cara squexant-li
la boqua, de la qual li ixqué molta sanch”, i que, no conforme amb això, “li squexà los
draps de seda que portava al cap”. Joan Vidal assegurà la dona davant el justícia un dia
després, delatant la seua condició d’amants. Dissortadament, tots dos, Vidal i Caterina,
hagueren de fer una promesa al justícia: “prometeren e voluntàriament se obligaren en
poder del dit honorable justícia que no usaran carnalment ne desonesta ne seran en hun
cubert, exceptat en forn, sglésia, ostal o loch públich, e açò a pena de vint morabatins. E
si pagar no poran, córrer la vila açots axí com si per justícia hi fossen condempnats”.38
D’alguns barbers no podem assegurar que només siguen clients de prostitutes,
sense relacions més estretes. D’altres, pot ser compadits, les asseguren davant el justícia,
ja que aquestes no poden fer front a les despeses de judicis, a les multes a les que es
poden enfrontar, i a més, són dones que no tenen entitat pròpia per a participar en judicis
sinó és tutelades per un home. Aquell inici de segle ens proporciona exemples freqüents.
Així, en l’any 1402, Esteve Martí assegurà Caterina, natural del Castell de Garcimuñoz,
que solia estar al bordell, i Joan Queralt farà el mateix amb Catalina de Sevilla. En 1445,
Vicent Martí assegurarà la persona i els béns de dues prostitutes, Agnès de Cardona i
Caterina d’Oviedo, i el mateix farà en 1449 amb una tal Caterina.39 Alguns individus
estan ben acostumats a aquests ambients sòrdids, els freqüenten, juguen als naips, fan
travesses, beuen a la taverna i es veuen envoltats de gresca i també de delinqüència.
Alguns delinqueixen plegats, com ara el barber Safont i Elvira, “fembra pública de
l’hostal de Johan, el Coso”, que atacaran plegats Lluís de Rotllanes.40 El justícia ha
d’intervenir i prevenir mals majors, sobretot si l’implicat és fill d’una família respectable.
Així ho farà el juliol de 1422 amb Pere Font, barber fill de notari. Què empeny, en aquest
cas, un individu procedent d’una família semblant a la barberia? La decisió paterna,
sempre meditada, pot ser producte de la visió que la barberia és un ofici no gens mal
considerat que pot augurar bones perspectives de futur com a via de promoció a través
de l’estudi. Pot ser dins de les opcions, limitades, el pare ha vist que no en queda altra.
Pere haurà d’evitar les seues afeccions si no vol acabar pagant 100 florins i passejant nu
per la ciutat per a escarni propi i de la família. I, en tot cas, si entra al bordell ho haurà de
fer per la seua feina “per via de adobar o curar algun hom o fembra”.41
Alguns han construït un lligam ferm amb alguna prostituta a la que visiten
massa freqüentment, fins convertir-la en la seua amant i mantinguda. L’agost de 1402,
Miquel Cristòfol ha de capllevar el seu fill, barber homònim, perquè ha estat sorprés
per un dels empleats del justícia que ha constatat la seua relació amb Elvireta de
Guadalajara, del bordell.42 Fins i tot, algun la té gairebé com a esposa, tot i que a
aquesta no li siga fàcil abandonar la seua antiga ocupació. A Violant se la considera
esposa de Joan Ferrer, i no obstant això se la cataloga de “fembra de vila”. El justícia
l’obligarà a no usar carnalment d’home algun sinó amb el dit barber.43
37
ARV, JC, núm. 16, mà 9, f. 2r (21-8-1402); ibid, núm. 17, mà 1, f. 2v (27-2-1403).
Ibidem, núm. 24, mà 4 (16, 17-9-1456).
39
Ibidem, núm. 16, mà 7, f. 1r (9-6-1402); Ibidem, núm. 17, mà 4, f. 26r (15-3-1403); Ibidem,
núm. 22, mà 1 (3-1-1445), mà 4 (2-8-1445); Ibidem, núm. 23, mà 1 (16-1-1449).
40
Ibidem, núm. 22, mà 3 (8-4-1445).
41
Ibidem, núm. 19, mà 7 (1-7-1422).
42
Ibidem, núm. 16, mà 8, f. 19r (30-8-1402).
43
Ibidem, núm. 24, mà 1 (13-1-1456).
38
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CARMEL FERRAGUD
No tots buscaran però en el món de la prostitució satisfer les ardors de la
carn. Violant, l’esposa d’Ausiàs Roig, de Benetússer, acusarà el barber Ausiàs de les
Coves d’haver-la forçat. De les Coves es refugia queixant-se dels seus insults. Aquest
mateix dia, el barber es queixarà de Nicolau Asensi, un altre barber, que l’ha atacat
amb una espasa en la seua pròpia casa. Res de nou, com veurem, ja que aquesta mena
de bregues entre barbers esdevindrà el pa de cada dia.44 Evidentment, quan fracassa
l’estratègia matrimonial, la caça del dot, quan la competència per la feina és dura, cal
acudir a altres mitjans fora de la legalitat.
En definitiva, difícil fou iniciar una activitat laboral en aquest marc hostil
que és la gran ciutat. Les estratègies i la fortuna de cadascú faran possible reeixir
i iniciar una tasca professional, ja siga independent, en el marc d’un obrador propi
i una nova llar, després de contraure matrimoni, o bé simplement treballant per
altre, mentre no existesquen més oportunitats.
4. ELS ESPAIS DE LA PRÀCTICA DE LA BARBERIA
La barberia fou un espai fàcilment accessible i localitzable en l’entramat urbà,
sobretot per la seua ubicació estratègica. És un lloc on es podia acudir o des d’on es
desplaçava el barber amb rapidesa al domicili o indret al qual havia estat reclamat. En
un estudi anterior, vaig situar sobre el plànol de València alguns dels practicants de la
medicina dels quals teníem notícia vers 1373, atenent a la seua adscripció parroquial.45
Ara estem en disposició d’afinar encara més la seua ubicació sobre la trama urbana a
partir de les dades recollides en els volums del justícia criminal. Efectivament, les dades,
per bé que escasses, vénen a confirmar que, si bé es pot parlar d’una dispersió de barbers
i sanadors en general per tota la ciutat, hi ha uns indrets preferents per establir la barberia:
les places. Això fou així per diverses raons. En primer lloc, per constituir-se en espais
oberts, fàcilment transitables i més saludables i airejats, on la pràctica de les activitats
higiènicosanitàries pròpies de la barberia eren més factibles. En segon lloc, per ser el
centre de sociabilitat per excel·lència del món medieval, rural i urbà. Eren els espais
més dinàmics de la ciutat des del punt de vista dels intercanvis, sobretot la plaça del
Mercat, però també d’altres places menors amb una especialització evident. El trànsit
de vianants per aquests llocs era molt important, car era on es podien trobar notaris,
on estaven emplaçades les institucions públiques, els negocis més variats o per ser
espais d’encontre festius. Tenir ací una parada oberta al públic constituïa una publicitat
impagable i una atracció segura de clientela. En tercer lloc, com més anava el temps, la
plaça va esdevenir el lloc residencial de major prestigi, el lloc escollit a tot arreu pels
membres de les cada vegada més prestigioses professions liberals. Tenir-hi casa era
símptoma de prestigi ja que era ací on millor es podia manifestar l’aparença i el poder,
cada vegada més important entre els practicants de la medicina, sobretot l’estament dels
físics, cirurgians i apotecaris de major patrimoni i influència.46 Si en aquest darrer quart
del segle XIV se situava quatre barberies a la plaça del Mercat, durant el segle XV podem
esmentar les d’Alfonso Sánxez, Joan de Riba, Antoni Alcanyís, Jaume Climent, Fraun
Rogers i Pere Domingo. Igualment, la de Joan de Morella, a la plaça de l’Herba, i Bernat
Soler a la plaça de la Figuera.
Els portals de la ciutat també foren un espai privilegiat per a la pràctica de la
barberia. Aquests eren llocs d’entrada i eixida que devien ser aprofitats per endreçar-se
44
Ibidem, núm. 22, mà 2 (4-3-1445).
C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 547.
46
Ibidem, pp. 543-544.
45
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quan s’arribava d’un viatge feixuc o bé quan s’havia de fer una visita de compromís,
o bé simplement pel fet fortuït de passar-hi enfront. Sabem, per exemple, d’un barber
que tenia la barberia al portal de Serrans. Fet i fet, hom pot suposar una dispersió per tot
l’entramat urbà, cosa lògica per altra banda, sense descurar que la presència de barbers
podia augmentar on major era la densitat de població. Així ho semblaria indicar el fet
de la seua concentració en les parròquies més poblades d’aquella època, Sant Joan del
Mercat i Sant Martí, on s’establiren entre 1387 i 1449 uns 9.000 nouvinguts, segons els
llibres d’aveïnament. De fet, quatre dels aveïnats s’establiren al Mercat, concretament
dos al carrer dels Arrossers, un al de Sant Vicent (prop de l’hostal de N’Amorós) i un altre
al portal del Coixo. Un altre s’establiria a la parròquia de Sant Martí a un indret de nom
ben suggeridor: “prop lo pou de la sanitat”.47
El paisatge urbà de les ciutats tardomedievals es caracteritza per la
realització d’un munt d’activitats productives i comercials a l’aire lliure. La pràctica
de la barberia no en fou una excepció. La vivenda del barber s’obria al carrer a través
de l’obrador, que a l’inventari també és referit com a “entrada”.48 Els barbers havien
de proveir-se d’una mena de tela que enganxada a uns pals formava una vela que
protegia del sol, a la vegada que permetia realitzar activitats sanitàries, com ara
les habituals sagnies, en un ambient airejat i lluminós. La separació pròpiament de
l’espai interior de l’obrador i la casa es feia a través d’una cortina que podia ser de
diferents colors –vermella, blava–, element identificatiu que, fins i tot, donava nom
al dret a obrir una barberia (“tenir cortina”). En aquests obradors hi havia diverses
cadires o bancs per a la clientela que esperava el seu torn. Per descomptat, en diferents
armaris s’hi localitzaven els objectes per a la pràctica de l’ofici: tovalloles, de vegades
penjades en la cortina, mandils diversos, espills, raors, tisores, l’estoig de cinta del
barber –on devien estar els instruments adequats per a practicar sagnies i operacions
quirúrgiques o extraccions dentals, preparats per a possibles desplaçaments– taules
anatòmiques, bacins metàl·lics, de llautó o coure, escalfadores, pedres d’esmolar i
poals per a transportar l’aigua. En algun cas es pot trobar fins i tot un senzill llit,
pot ser per a algun aprenent que dorm a la zona de l’obrador. Finalment, les armes
(espases, llances, dards, etc.), ja que cal estar prest a qualsevol urgència, la defensa
de la integritat i del patrimoni, o bé la crida del patró del bàndol al que un pertany.
A alguns poden trobar-se presents objectes per a l’entreteniment de la clientela. Així
seria el cas de taulers per a practicar diversos jocs, com ara els escacs o les taules, i
algun instrument musical, sovint un llaüt per amenitzar les estones d’oci i les festes.
Segurament que aquests aprenents de barber (macips afermats) havien de tenir també
aquesta comesa mentre el seu amo i, en ocasions algun que altre empleat, tallaven
cabells i feien les tasques terapèutiques demandades.
Però l’obrador estava lluny de ser l’únic espai on els barbers exercien la seua
tasca. Les places no eren els únics llocs que transitava la gent amb freqüència. Hi havia
altres on la sociabilitat bullia, sobretot a les nits. Els hostals, les tavernes i els bordells,
eren espais on molta gent de pas per la ciutat –quincallaires, mercaders i traginers,
bergants, tafurs, delinqüents de tota mena, viatjants de tot tipus dels quals els perillosos
47
L. PILES ROS, La población, p. 325.
M’he referit anteriorment a l’estructura de les barberies de la Corona d’Aragó a C. FERRAGUD,
Medicina i promoció, pp. 556-557. Aquelles suposicions fetes a partir de pocs inventaris es confirmen ara després de les escripcions de béns que he pogut localitzar: obrador de Joan Pons i Bartomeu
Ballester; ARV, JC, núm. 16, mà 9, f. 11v (21-8-1402). Joan de Morella; núm. 18, mà 4 (9-5-1407).
Jaume Olreu; núm. 19, mà 1 (26-12-1422). Antoni Viana; núm. 19, mà 6 (5-5-1422). Joan Llopis;
núm. 22, mà 4 (17-9-1445). Val a dir que entre els béns no se solen contemplar els objectes amb
aplicacions mèdiques i tampoc els llibres de medicina, en català, això sí, ben excepcionals i propis
d’aquells que han anat progressant en els coneixements tècnics del seu ofici.
48
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camins n’estaven plens–, anaven a parar-hi, i se sumaven a la caterva de joves i no tan
joves inquilins dels espais més criticats per predicadors com fra Vicent Ferrer. Lluny
de la seguretat de la llar emmalalteixen, i han de ser assistits. Els barbers hi acudien a
guarir hostes de pas amb problemes de salut arran dels seus fatigosos itineraris. Això
ens parlaria, per tant, d’un espai on la pràctica de la medicina es féu força habitual.49
De vegades serà el mateix personal de l’hostal el qui ajude al malalt. Quan les coses es
compliquen, però, convé acudir als entesos. Amb una no gens mal pensada estratègia
algun es va decidir a compartir dues ocupacions. Com ara, el gener de 1422, trobem la
referència de Jaume Vila, hostaler o barber, segons resa a la documentació.50
Efectivament, el bordell també fou un lloc on la pràctica de la medicina es
féu present. Temps a venir, fins i tot els metges haurien de certificar l’estat de salut
de les prostitutes per prevenir el contagi de malalties venèries.51 Pel moment, els seus
habitants, sobretot aquelles dones, emmalalteixen i es fa necessari sol·licitar atenció.
Agredides amb freqüència han ser ateses de les nafres. Cal recordar la prohibició a
Pere Font d’entrar al bordell, excepte en els casos en què hagués d’anar-hi per atendre
algun home o alguna dona. Semblantment s’ha d’entendre que Joan “lo barber”, tinga
el seu obrador en la “crohellada del Bordell”.
Finalment, un altre lloc on es féu evident l’activitat dels barbers fou a bord dels
vaixells. També la pressió demogràfica i la competència obligà, sobretot als joves que
no tenien obrador, a embarcar-se com a metge-barber en naus comercials i de guerra.52
5. UNA ACTIVITAT MÈDICA EMERGENT EN UN MICROUNIVERS DE VIOLÈNCIA
L’experiència dels barbers a l’hora d’intervenir a individus ferits sembla
inqüestionable. En nombrosos casos el justícia va a trobar algun desgraciat que ha patit
les escomeses més o menys intencionades d’un enemic, els rampells de la violència
propiciada per excessos etílics, o bé el resultat d’una antiga refrega veïnal mal resolta,
i que hi resta a casa d’un barber on ha estat atés. Cal advertir que la racionalització del
tractament de les ferides vingué donada pel tractament ampli del tema als diferents i
influents tractats que sorgiren durant els segles XIII i XIV.53 Intervenir sobre una ferida
implicava tota una sèrie d’operacions que s’anaren reflexionant i deixant per escrit
49
Als hostals era freqüent la presència d’uns altres practicants de la medicina, en aquest cas l’equina, els menescals. Aquests atenien les cavalcadures que hi arribaven, i fins i tot he pogut documentar la
possessió d’un llibre de menescalia en l’inventari d’un hostal, pot ser un llibre pràctic per ser utilitzat
en moments concrets. Es tracta de l’inventari de la casa-taverna-hostal de Domingo Conill. En aquest
inventari s’esmenten diversos llibres i quaderns. A banda d’alguns llibres d’oracions i molts quaderns
de comptes, mereix destacar-se: “Ítem, un libre vell qui comença: Pelagius propi mular”; “Ítem, un
libre de paper de medecines de bèsties”. Un altre element interessant per a la història de la ciència que
apareix inventariat és: “Ítem, una carta de navegar ab un libre de compàs xich e un compaset petit”.
També una ampolla amb contingut medicinal: “Ítem, una ampola ab una pocha d’ayganafa”. ARV, JC,
núm. 19, mà 1, f. 42r (5-1-1422). La pràctica de la menescalia en els hostals a Carmel FERRAGUD,
La cura dels animals. Menescals i menescalia a la València medieval, Catarroja, 2009, p. 88.
50
Carmel FERRAGUD, La atención médica doméstica practicada por mujeres en la Valencia bajomedieval, “Dynamis”, 27 (2007), pp. 133-155, especialment p. 153.
51
Amparo NOGALES ESPERT, La sanidad municipal en la Valencia foral moderna: 1479-1707,
València, 1997, pp. 274-276.
52
Lluís CIFUENTES, La medicina en las galeras de la Corona de Aragón a finales de la Edad Media: la caja del barbero y sus libros, “Medicina & Historia”, 4 (2000), pp. 1-15. IDEM, La medicina
medieval i els viatges per mar, “Mot So Razo”, 3 (2004), pp. 35-44
53
Michael R. MCVAUGH, The Rational Surgery of the Middle Ages, Tavarnuzze, 2006. Sobre la
circulació de traduccions catalanes d’aquests textos, vegeu Lluís CIFUENTES, La ciència en català a
l’Edat Mitjana i el Renaixement, 2a. ed., Barcelona-Palma de Mallorca, 2006, pp. 38-49.
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convenientment, moltes vegades a partir de l’experiència que els tractadistes havien
viscut en el seu treball quotidià. Tot un seguit de processos relatius als tipus de ferides i
la seua cura es podien resseguir des de l’articulació d’un concepte de ferida com detenir
l’hemorràgia, la sutura, l’embenatge, l’alleujament del dolor, l’adequació de la dieta.
Junt amb això s’indicava com realitzar operacions de gran envergadura i complexitat,
com ara la reintroducció dels intestins i la reconstrucció dels teixits després d’una ferida.
Així, per exemple, i entre molts altres casos, en setembre de 1384 apareixerà
nafrat en casa de Ramon Julià, habitant en l’Exerea. En Pere Amorós, veí de València
resident en aquell mateix barri; en 1401, en casa de Ramon Coto apareix nafrat el
llaurador Domingo Ferrández, veí de Quart; en casa d’Antoni Negre jau el bainer
Antoni Guerau ferit “de II colps de spaa la I en lo cap, prop en mig del cap, e l’altre
en lo braç esquerre”; en febrer de 1422, “fon atrobat nafrat dins la casa alberch o
habitació de N’Alfonso Morera” Lluís Folques, el qual havia rebut uns colps. El
mateix dia és trobat mort dins la casa de Bernat Soler, barber qui està a la plaça de
la Figuera, un escuder amb diverses ferides d’espasa, una a la cara; en maig de 1449
apareix nafrat en casa de Pere Alemany “per hun colp de copagorga en los pits, en
la part squerra”, el seu fill Joan, també barber, ferit pel company d’ofici Bartomeu
Gassó.54 Encara que no és la barberia l’únic lloc on els barbers atenen ferits, ja que
aquesta atenció també es podia donar als hospitals on ells mateixos treballaven, espais
que actuaren en ocasions com a sales d’urgència,55 tot ens indica, tanmateix, que
existeix una preferència per l’obrador de barberia quan un individu és ferit. Això és
així òbviament per la proximitat. Efectivament, els obradors són fàcils de trobar en les
places i es troben dispersos per tot el clos emmurallat.
Els exemples que podríem citar d’aquesta intervenció d’urgència,
immediata, són nombrosos. Valguen a tall d’exemple els dos següents. El llaurador
Domingo Alsamora havia estat ferit de dos esgarrapades en la galta esquerra. Per
guarir-se d’aquestes ferides acudí al barber Saidó, major de dies, qui estava a prop
l’Almodí, i manifestà “que·l barber li havia adobat, e que diu que li havia restanyat ab
lo dit rahor la dita barba”. Semblantment, quan Joan de Castelló, un bevedor empedreït
que s’inflava d’alcohol fins a perdre el coneixement, es donà un dia una coltellada
accidentalment acudí ràpidament a un barber del mercat anomenat Pere Gros.56
El barber és un practicant de la medicina avesat a tractar amb ferides de coltell,
espasa i llança. Ells mateixos en són usuaris d’un arsenal personal i coneixen la forma
d’aturar hemorràgies i posar sutura a les ferides. El 29 d’abril de 1407 fou trobat degollat
el notari Jaume Vives en casa del blanquer Joan Simon, el seu gendre. El justícia i el
seu saig examinaren el cos del difunt notari que jeia en una cambra a la vora d’un llit i
sol·licitaren informació per banda d’alguns parents. Les coses havien anat de la següent
manera: en veure arribar Vives ferit, el seu sogre “de continent, trameté per lo confessor
e per metge, et que vench un barber apellat En Thomàs, qui stà davant la speciayressa,
qui stà en lo carrer de Sent Berthomeu, davant lo carrer de Roterros”. Magnífics apunts
que ens situen davant diversos aspectes remarcables per al nostre tema. Com es veu, serà
el barber el primer a acudir, confirmant les nostres sospites que la seua fou la primera
actuació terapèutica d’urgència de forma habitual. Juntament amb ell ha de venir el
54
ARV, JC, núm. 15, mà 3, (23-3-1401); mà 4, f. 19r (12-4-1401); Ibidem, núm. 19, mà 3 (11-21422); Ibidem, núm. 23 (27-5-1449).
55
Vegeu Carmel FERRAGUD, La introducció dels practicants de la medicina en els hospitals del
regne de València (ss. XIII-XIV), dins Ciutat i hospital a l’Occident Europeu (T. HUGUET i P. VERDÉS, eds.), Lleida, 2011, en premsa.
56
ARV, JC, núm. 49 (3-6-1399) i núm. 42 (7-11-1396).
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confessor, ja que s’albira que el pitjor pot arribar, atés l’abast de la ferida.57 Tanmateix, el
barber, ben conscient de les limitacions dels seus coneixements, i veient la gravetat de la
ferida, féu cridar un metge. En un altre sentit, es dóna la magnífica referència de l’obrador
d’una dona dedicada a l’especiaria, fenomen, el de la regència d’un obrador d’especieria
per banda de les dones, que hem pogut documentar en altres llocs per aquell temps.58
El metge cridat en aquest cas fou Lluís Gil, cirurgià ciutadà de València, que
donà també testimoni:
stant ara dijous proppassat en casa sua, hora de seny appellat del ladra o
quaix, li vench a dir son fill d’En Johan Simó, blanquer, que plegàs entrò
a casa de son pare. Et qu·ell, dit testimoni, anà a la casa del dit En Johan
Simó e muntant dalt en la dita casa, que dins una cambra de la dita casa
trobà al dit En Jacme Vives que stave asegut sobre un banch que·ll tenia
un barber. Et que de continent ell, dit testimoni, metgà e apuntà al dit En
Jacme Vives la nafra, la qual tenia en la golla.
El testimoni del barber Tomàs Nadal resulta extraordinari i no ens estarem
de transcriure les seues paraules:
vengueren a casa d’él, dit testimoni, dos moços d’En Johan Simó, blanquer, a
cridar-lo dient que anàs tost ell, dit testimoni, a la casa del dit En Johan Simó
per un nafrat que y havia, no dient-li qui era ni qui no. Et que, de continent,
él, dit testimoni, anà a la dita casa del dit En Johan Simó e que muntà dalt en
una cambra de la dita casa et que trobà aquí, dins aquella, En Jacme Vives,
notari, sogre del dit En Johan Simó, qui stava asegut a sos vigares sobre
recolzadors a la vora de un llit, e que tenia una tovallola e tovalló posada
al coll e que vehia que del coll li exia molta sanch. Et aquell, dit testimoni,
demanà lum per veure la naffra, e que haüda lum ell, dit testimoni, descobrí
lo col al dit En Jacme Vives e trobà que aquell tenia en la colla un gran tall.
Et qu·ell, dit testimoni, veén la dita naffra que era perilosa no y volch tochar
entrò que aguessen altre metge. Et que, de continent, tornaren la dita tovalla
al dit coll del dit En Jacme Vives. Et que a fort poch instant, vench aquí En
Loís Gill, metge, e que abduys metjaren e apuntaren la dita nafrra del dit coll.
Els testimonis ens manifesten noves característiques de les actuacions
mèdiques d’aquests barbers. Efectivament, en aquest cas podem trobar la col·laboració
entre un cirurgià i un barber a l’hora de guarir i posar sutura en una ferida complicada.
És també símptoma de la necessitat d’acudir a un individu que té majors coneixements
mèdics i quirúrgics, no debades Gil havia estat examinador de cirurgians els anys
1429 i 1437. La pràctica basada en l’ús de les seues mans hàbils, avesades al tracte
d’aquest tipus d’intervencions tan freqüents en aquell temps, no era suficient i el barber
reconeixia la necessitat d’un individu amb majors coneixements.59 Per això el barber
57
L’obligatorietat de la confessió abans d’iniciar un tractament mèdic, per iniciativa pròpia o bé
per exigència del metge, es va fer realitat a València amb els Furs de 1329, tot seguint l’esperit del
dret canònic de l’època. Vegeu L. GARCIA BALLESTER, M. R. MCVAUGH i A. RUBIO VELA, Medical
licensing and learning in Fourteenth-Century Valencia, dins Transactions of the American Philosophical Society, vol. 79, part 6, Philadelphia, 1989, pp. 42-44.
58
C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 76. Carles VELA I AULESA, L’obrador d’un apotecari
medieval segons el llibre de comptes de Francesc ses Canes (Barcelona, 1378-1381), Barcelona,
2003, pp. 28-29.
59
Tot l’assumpte en ARV, JC, núm. 18, mà 4, ff. 15v-16r i ss. (29-4-1407; 30-4-1407). Sobre
Lluís Gil, vegeu Archivo Rodrigo Pertegás. Siglos XI-XV (J. L. FRESQUET, Mª L. LÓPEZ, J. CATALÁ,
J. MICÓ, eds.), [CD-Rom], València, 2002.
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tractarà cada vegada més de fonamentar la seua tasca en els continguts doctrinals
traslladats des de molt aviat a la llengua romanç.60
El març de 1440, el llançament de taronges entre un grup de joves acabarà
dramàticament quan les pedres, projectils molt més contundents, entren en joc. L’esclau
del mercader Daniel Barceló és l’inculpat de trencar-li el cap a Peret Andreu: “que lo
dit colp de pedra per lo dit Loís Barceló fet al dit Peret Andreu rompé lo test del cap del
dit Peret Andreu, e axí és stat despuix vist e trobat per diverses metges e altres persones,
e fonch colp mortal, com li enclotàs lo test del cap dins lo cervell del cap de aquell e
li rompés lo tel o pramacer del dit cervell”. Com sol ser habitual, el justícia criminal
recull testimonis referents al cas, també de caire tècnic, com s’intueix en el vocabulari
emprat. Però l’amo de l’esclau, que es tem que, com a mínim, haurà de pagar una bona
indemnització recorre a un argument ben interessant: el de la competència o perícia
professional. Barceló diu: “que ha hoÿt dir als seus jóvens que lo barber que tenia lo
dit fadrí en cura, lo dit fadrí era stat mort a gran culpa de la mare e dels parents de
aquell, per ço com lo tragueren de poder dels metges com la cosa no fos res”. Siga o
no un subterfugi, la qüestió és que tothom sap de les limitacions del paper mèdic que
pot desenvolupar el barber. Els seus coneixements són molt limitats. Més enllà d’unes
cures externes, aquest no pot donar un pronòstic massa encertat de l’evolució d’una
ferida i l’estat de salut d’un ferit. Si més no, necessitarà sempre de la participació del
metge. Efectivament, el barber és conscient de les seues limitacions, del que els seus
escassos coneixements li permeten fer en matèria mèdica.61
Una altra activitat mèdica de gran importància en la qual trobarem vinculats
els barbers serà la dessospitació. Des de les acaballes del segle XIII, i molt clarament
a inicis del segle XIV, els cirurgians començaren a tenir un paper destacat en el
peritatge dels ferits que acudien a les corts judicials. Al regne de València aquesta
acció tècnica s’introduí ben aviat davant les necessitats de control i organització
del nou espai conquistat i colonitzat, i, al mateix temps, gràcies a les facilitats per
a introduir novetats tècniques d’aquesta mena. Es tractava del pronunciament sobre
l’estat de sanitat d’un ferit i el pronòstic de pèrdua d’un òrgan, mutilació o disfunció
per culpa, exclusivament, de la lesió ocasionada. Sense aquest peritatge no es procedia
a donar un veredicte i pena, ni es concedia una manlleuta a l’acusat. Amb el temps,
l’ofici de dessospitador va tendir a estabilitzar-se perquè els beneficis econòmics que
reportava eren substanciosos, tot i els esforços dels municipis per controlar les sumes
exigides pels metges. Efectivament, des que a mitjan segle XV el rei decidí nomenar
directament dessospitadors oficials per actuar en tots els casos que es presentaven
davant la cort, aquest individu sembla que podia elegir un o dos barbers o cirurgians
que l’ajudaren en la tasca d’efectuar el peritatge oportú.62 A mitjan de segle és molt
possible que els barbers haguessen obtingut uns coneixements mèdics, o almenys
alguns d’ells, que els feren creditors de la confiança per tenir una opinió ferma en els
peritatges. Així, Joan Ferragut, batxiller en medicina, beneficiat durant el 1456 amb
aquest càrrec, va comptar amb la col·laboració dels barbers Bartomeu Vidal, Jaume
Ros, Domingo Daidia, Miquel Coves, Joan Sanxis i Antoni Adsuara. Instats per
diversos individus, acudiren a verificar l’estat dels ferits a dessospitar i també donaren
60
L. CIFUENTES, La ciència en català, pp. 44-49.
ARV, JC, núm. 97, mà 1 (15-3-1440).
62
Sobre la dessospitació vegeu M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, pp. 215-216. Mercedes GALLENT, Precedentes medievales de la medicina legal: la dessospitació en el reino de Valencia, “Saitabi”, 50 (2000), pp. 11-28. Actualment treballe, en col·laboració amb la doctora María
Luz López Terrada, en un estudi sobre la pràctica de la dessospitació en el regne de València durant
l’època foral (ss. XIII-XVII).
61
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pronòstics sobre la seua evolució. El tenor documental es trobava ja en aquell temps
plenament estandarditzat en un formulari que presentava, si fa no fa, el següent relat:
Lo honorable mestre Joan Ferragut, bacheller en medicina, als actes e
desospitacions per lo molt alt senyor rey specialment elet e diputat, e En
Barthomeu Vidal, barber, a instància de Vicent Erau, notari, procurador
de Mateu Marco, de N’Anthoni Marquo e de Matheu Marquo, menor, e
d’En Johan lo Portugués, havien vist e visitat a·n Martí Pujol, cirurgià, lo
qual han atrobat nafrat de una nafra en lo cap a la part dreta, la qual nafra
han atrobat mundificada, encarnada e per major part cicatrizada.63
Fet i fet, per aquell temps del tercer quart del segle XV, barbers i cirurgians
havien aproximat d’una forma molt estreta les seues activitats i a finals de la centúria
serien ja indestriables les tasques realitzades per uns i altres. La confiança en la seua
actuació era indiscutible i qualsevol en el seu judici hi hagués acudit ràpidament davant
d’una eventual ferida, independentment del tipus i la gravetat. Així ho manifestava
sant Vicent en un dels seus sermons castellans:
E non es ome de nosotros que, sy tovyesse una cochillada por la cabeça,
que non andodiesse buscar çirurgiano por toda la tierra, e despendería
todo quanto toviesse por guaresçer.64
Però totes aquelles ferides que estaven acostumades a tractar els barbers no els
eren alienes, ans al contrari, les patien i les infligien amb summa freqüència, com veurem.
6. CERCANT UN LLOC EN LA SOCIETAT, PER FORÇA: ENFRONTAMENTS I BANDOSITATS
Pere el Cerimoniós va narrar amb minuciositat a la seua crònica un episodi
que el va marcar profundament durant la revolta de la Unió, quan, a poc d’haver-se
casat, s’havia desplaçat a València. El poble revoltat acudí al Real per retenir-lo, i un
dels avalotadors, que capitanejava la gentada, el barber anomenat Gonçalbo, tingué
l’atreviment d’obligar a ballar la parella reial. Això li valgué la venjança cruel del
monarca, una vegada sufocada la revolta.65 Valga aquest conegut episodi per posar
de manifest les nombroses ocasions en què els barbers mostraren la seua propensió a
participar en bregues i aldarulls de tota mena.
El fet és que als inicis del segle XV el col·lectiu dels barbers es trobava
bastant mal avingut i que els mecanismes de solidaritat i regulació propis dels oficis
distaven de funcionar convenientment. D’això n’és una bona mostra el procés obert
durant l’estiu de 1416 pel governador del regne de València contra els majorals
(Bernat Soler i Pere Alfonso) i consellers (Gabriel Garcia i Bernat Alguaire) de
l’”Art e Offici dels Barbers”. La causa fou haver convocat a una reunió o capítol als
membres de la corporació sense el seu consentiment, i l’aldarull que es va suscitar.
Efectivament, aquella convocatòria a capítol el dia de sant Joan a l’església de la
Mercè, punt d’encontre habitual dels membres de l’almoina, propicià un enfrontament
entre diversos barbers, especialment, segons els testimonis, entre Gabriel Garcia i
Bernat Martí, a propòsit de la conveniència i legalitat d’aquella reunió. Tot allò acabà
63
ARV, JC, núm. 24, mà 1 (12-1-1456). Les altres dessospitacions practicades per Joan Ferragut
amb els barbers esmentats, en mà 1 (7-2-1456); mà 3 (9-7-1456 i 12-7-1456); i mà 4 (14-9-1456).
64
P. M. CÁTEDRA, Sermón, sociedad y literatura, p. 422.
65
Ferran SOLDEVILA, Les Quatre Grans Cròniques, Barcelona, 1983, pp. 1103 i 1109.
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amb la intervenció de les autoritats i l’empresonament de quatre barbers. I és ací on
sembla raure la preocupació del governador. En uns anys marcats per les bandositats,
on els enfrontaments violents i els ferits i morts als carrers de València eren una realitat
força eloqüent, calia posar ordre i regular aquell caos. Per això, un dels descàrrecs en
favor dels acusats fou que la reunió no tenia cap objectiu vinculat amb la defensa
d’interessos polítics a través de les armes (“que los dits denunciants ni alguns altres
del dit Offici de Barbers en lo dit dia de sent Johan ni algun altre se sien ajustats per fer
onions o col·ligacions ni per alguns actes il·lícits ni reprobats a ells no permesos”).66
Que aquella benemèrita institució no funcionava massa bé eren proves
les escasses convocatòries anuals, així com el poc èxit en l’afluència de membres i
la necessitat d’intimidar amb una pena de dues lliures d’oli als que no acudien.
Efectivament, Ramon Muntanyana, un dels testimonis del plet, afirmava que durant
l’any que fou majoral “és bé ver que en tot lo seu any no s’ajustaren”, i Pere Alfonso, un
dels majorals, afirmà que no pogueren decidir res en la convocatòria del conflicte “car
solament hi vingueren qualsque deu o dotze”, això malgrat que es reconeixia que tots
els barbers de València formaven part de l’almoina. Però també la motivació que havia
servit d’avinentesa per reunir-los aquell any ens parla del poc cas que feien els barbers a
les seues obligacions confraternals: “Per ço que los barbers de la almoyna servien mal la
dita almoyna, e axí en bodes com en altres coses, e volien-o metre en regla, que sots certa
pena fessen les honors acostumades fer a confrares en bodes, esponsalles, sepultures e
semblants coses”. El mateix majoral Bernat Soler havia posat com a condició al seu
nomenament el fer una reforma i cridar l’ordre als seus companys d’ofici. Era possible
mantenir una solidaritat semblant quan el grup havia crescut d’una forma tan notable,
fins i tot amb molts elements procedents de fora de la ciutat, als quals ja costava fins i tot
de reconéixer o recordar el nom?67 Pel que sembla, era ja una quimera.
Al capdavall, aquells esdeveniments només corroboren una realitat que feia
anys es mostrava com evident: els barbers eren un col·lectiu amb greus problemes
d’interrelació socioprofessional. No és, en absolut, infreqüent trobar enfrontaments
entre barbers, i d’aquests amb altres practicants de la medicina, com són els cirurgians,
els quals comparteixen interessos professionals, en aquella València del Quatre-cents.
El 21 d’agost de 1402, el cirurgià Gabriel Amat acusà els barbers Bartomeu Ballester
i Joan Pons que l’havien pretés matar, i l’havien agredit i ferit en la mà esquerra, i
fins i tot havien intentat matar el seu fill. El cirurgià sol·licità l’empresonament dels
agressors. Com era preceptiu, el justícia procedí a registrar els béns d’aquests barbers
(“fer escripció de béns”), els quals potser treballaven plegats, fet que no era inusual,
ja que els trobem inventariats junts. En realitat es tracta d’unes poques peces de roba
i alguns dels instruments de l’obrador.68
El mateix dia era Bartomeu Ballester el que posava clam contra el cirurgià
davant el justícia. Segons el barber, Amat havia entrat al seu obrador, ubicat en
la cantonada de la plaça de la Figuera, “armat a combatre-li lo alberch, e ultra lo
combatiment lo à nafrat a ell, dit clamant, en lo toç d’un colp de pedra, lo qual colp
és vingut a gran effusió de sanch, requirent que aquell dit Gabriel sia pres, e los
béns li sien scrits”. El justícia féu escripció dels béns. Tanmateix, ara la relació de
béns és molt més breu i ens mostra un luxe inexistent en la casa dels barbers. Així,
mereix ressenyar-se “un drap figurat ab certes figures a les spatles del menjador”.
Ramon Tolosa i Guillem Amat –aquest darrer germà de l’acusat–, ambdós notaris,
66
Per als continguts del plet vegeu la nota 13.
D’un dels barbers implicats es diu que s’estava al portal de Serrans i se’l reconeixia perquè era
“porcellanós”. D’altres individus ni tan sols es podia donar cap referència en el procés.
68
Tot el desenvolupament del cas en ARV, JC, núm. 16, mà 9, ff. 11v, 12v i 17r.
67
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capllevaren tants béns com calgueren per valor de 500 morabatins. Val a dir que com
a testimonis acudiren un altre cirurgià, Guillem Vives, i el notari Bartomeu Tolosa.
Amb les fiances dipositades ambdós, Amat i Ballester, romandrien arrestats, el primer
en la seua casa, i el segon en la de Francesc Seder, fins que el justícia els ho indicàs.
Uns dies després, Guillem Amat, capllevà el germà, ara detingut en la presó,
a instància del procurador fiscal del rei, per aquella acusació d’agressió a Ballester
–i ara s’indicava també a un tal Jaume–, ja que hauria ferit ambdós a la cara i el
dors. Una acció violenta, doncs, havia implicat barbers enfrontats a un cirurgià, algú
d’una categoria superior, sense que puguem saber si al darrere s’amagava l’odi entre
individus que podien xocar per tenir els mateixos interessos professionals o si bé es
tractava d’una lluita per la clientela.
Un segon cas d’aquesta naturalesa el trobem en febrer de 1403. El saig es
queixà que Camarell Barber, en casa de Guillem lo Barber, li havia donat una bastonada
i havia bufetejat la seua dona en casa de Mestre de la Roxella, també barber. Fet i fet,
la intersecció de barbers confrontats en aquesta brega no pot resultar més eloqüent.69
Aquests odis i enfrontaments poden, fins i tot, haver vingut de molt lluny. El
20 de juliol de 1422 fou trobat mort en l’hostal d’Alfonso de Silla, en el camí de Quart,
el barber Manuel Garcia, natural de Barcelona, ferit d’una estocada en el pols, a la part
esquerra. Garcia treballava amb el barber Manuel Blasco. L’acusat fou un tal Bernat,
barber nadiu de Barcelona, que, al seu torn, treballava en l’obrador del barber Antoni
Caro, situat al Mercat.70 La situació ens parla aquesta vegada de barbers immigrants.
Estem davant el cas d’individus que es traslladaren per millorar la seua situació,
pot ser, fins i tot, d’afermats en barberies valencianes procedents de Barcelona. Fa
l’efecte que Manuel i Bernat es podien conéixer del seu passat barceloní, quan tots
dos emigraren per buscar una situació millor en una València esplendorosa, quan la
ciutat de Barcelona feia temps que havia entrat en una crisi irremeiable i havia estat
substituïda en la Corona d’Aragó per la rutilant capital del Túria quatre-centista. El
fet de trobar-se en un hostal suposa noves incògnites sobre l’acte violent. Podien
haver acudit per guarir algun client o bé serien hostes en aquell lloc i la coincidència
desfermà antigues passions contingudes.
No sempre, però, les agressions són producte d’odis viscerals i de la
premeditació. També la rauxa i la fogositat juvenil en són la causa principal. Són ben
coneguts els excessos que eren proclius a cometre els joves quan s’aplegaven per
divertir-se amb els seus jocs i cants que, de vegades, acabaven amb aldarulls i baralles
sagnants. Així, en maig de 1402, als set o vuit joves “los quals staven e anaven sonant un
laüt e tamboret e cridant e fahent rimats” els criden l’atenció els que estan fent la guàrdia
nocturna, tot intentant treure’ls els instruments perquè no facen soroll. Entre la colla
hi ha “un barber qui stà al trench de la Spaseria, prop la habitació de mossèn Vidal de
Vilanova”. De vegades, aquests no es conformaven amb la reprimenda de les autoritats.
El trompeta Pere Rojals es queixà que Joan de Morella, barber menor de dies, el va
ferir amb dues punyalades, l’una a cada galta de la cara. Això ocorria el mateix dia que
els fets anteriors, i pot ser es tracte del mateix barber que participava en la companyia
nocturna. De fet, ambdós, Pere i Joan, signaven més endavant una pau i treva.71
69
Ibidem, núm. 17, mà 6, f. 6r (27-2-1403).
Ibidem, núm 19, mà 7 (20-7-1422).
71
Ibidem, núm. 18, mà 4 (9-5-1407). Pau i treva Ibidem, mà 6, f. 24r (2-6-1407). Sobre aquestes
actituds habituals en els joves, vegeu R. NARBONA, Pueblo, poder y sexo. Valencia medieval (13061420), València, 1991, pp. 52-54. En un altre lloc ja m’he referit a aquesta peculiaritat que tenen els
barbers de fer sonar instruments i cantar per animar vetlades. C. FERRAGUD, Medicina i promoció,
pp. 229 i 261-263.
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Ni els propis mestres es podran lliurar de la fúria dels seus treballadors. El
cirurgià Joan del Mas fou nafrat per Joan d’Almenar, “jove e obrer seu”. Almenar
havia trobat el seu lloc com a assalariat a l’ombra d’un individu de major prestigi.
I és en aquesta situació, quan està cobrant la soldada de la setmana anterior, quan es
desenvolupen els fets: “dins casa sua donant diners al dit Johan d’Almenar, jove seu,
de la semana proppassada, aquell dit Johan d’Almenar, rebent aquells dits diners de
poder del dit seu mestre, sens causa alguna saltem justa, li donà e féu les dites dues
nafres, la una en lo coll e l’altra en lo cap de la orella, fort poques, de les quals afermà
ésser exida molta sanch”.72 El mestre demanarà que s’actue amb tota la força de la
llei, com correspon al cas. Joana, la dona del barber acusat, es queixarà el mateix dia
del mestre cirurgià a qui acusà d’haver intervingut en una brega del seu marit amb un
altre individu. Del Mas, segons la dona, acabà injuriant-lo i dient-li “cabró, cornut”.
Almenar prometrà, finalment, anar a la casa del cirurgià Francesc Trepat –una altra
mostra de solidaritats–, on quedarà arrestat fins nova ordre.
Altres vegades els enemics no són barbers, ni cirurgians, sinó artesans,
camperols, gent d’oficis diversos, pròxims en categoria social. Les raons d’aquestes
bregues i de les seues conseqüències fatals, no semblen a priori massa clares i
mereixen una anàlisi detinguda. Així, el 4 de febrer de 1401, fou trobat el cos sense
vida del barber Antoni Agulladós enmig d’unes cases en estat ruïnós, a prop del fossar
dels cristians nous.73 Sens dubte, Agulladós havia patit una emboscada que li havia
costat la vida. El seu cadàver jeia degollat, cosit d’estocades, colps i ferides d’armes
diverses; un total de vuit. Les nafres es repartien pel pit, l’esquena, els ronyons, la
cama i l’aixella, el que demostrava que havia estat rodejat i assassinat despietadament.
Ara bé, cal parar esment que Agulladós portava la cervellera al cap i l’espasa i el
broquer cenyits, o el que és el mateix, el barber anava armat i preparat per al combat.
Pot ser havia estat separat d’un grup d’altres homes companys seus, que estaven
enfrontats amb els que finalment perpetraren el crim?
Uns mesos després, l’11 d’abril, el justícia criminal de la ciutat acudia a casa
del barber N’Alguaire, acompanyat del seu saig Françoi.74 En això, trobaren enfront
de la barberia d’En Riera una dotzena d’homes armats, dels quals tres penetraren a
l’obrador. El saig fou comminat pel justícia a esclarir que estava ocorrent-hi. Llavors,
Françoi alçà la cortina de l’obrador perquè el justícia pogués veure des de la seua
cavalcadura qui eren aquells homes. El justícia, potser excessivament confiat del
poder que la seua autoritat li confegia, ordenà al saig desarmar aquella gent. Aquells
no estaven disposats a lliurar l’armament i el justícia perdé la paciència i ordenà dues
vegades més la deposició d’armes. Llavors se sumà un altre saig anomenat Jordi a les
accions ordenades pel justícia i pogueren desarmar dos dels assaltants. Un tal Pere
Prats aconseguí esmunyir-se, i llavors el justícia decidí intervenir personalment. Amb
la mula que cavalcava aconseguí d’arraconar-lo, però Prats es defensà amb els braços
colpejant la cara de la mula. Aquell fugí i el justícia el perseguí, ara amb l’espasa
desembeinada, però Prats de nou agredí la mula, de tal forma que el justícia anà a
parar a terra, en doblar l’animal les potes del darrera. La situació, quasi a la fi còmica,
no deixa de tenir els seus tints de dramatisme. Qui eren aquells homes que anaven a
72
ARV, JC, núm. 24, mà 2 (20 i 22-3-1456).
Ibidem, núm. 15, mà 2 (4-2-1401).
74
Les tasques que implicaven la presència dels barbers com a representants de l’autoritat no
els eren estranyes. Bernat d’Alguaire, curiosament el barber que anava a visitar el justícia criminal, desconeixem si per qüestions higièniques, estètiques o sanitàries, o que tenien a veure amb
el seu ofici al servei del municipi, actuà de capdeguaita l’any 1401. ARV, JC, núm. 15, mà 1
(15-2-1401).
73
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CARMEL FERRAGUD
l’assalt de l’obrador d’un barber? Quina devia ser la seua condició que no deposen les
seues armes fàcilment davant d’una autoritat a València com era el justícia criminal?
Aquests dos esdeveniments violents que implicaren barbers en aquell inici de segle
XV, foren casuals? Quina relació hi podem trobar?
La resposta la trobem en altres circumstàncies en què les coses esdevenen
explícites, amb tota la contundència i la claredat que aporten els registres de la
Cancelleria reial. Vint anys abans del període que ací ens ocupa, en 1382, s’enfrontaran
a la plaça de Sant Llorenç dos bàndols armats, amb resultats desastrosos. Pere
Eiximenis, escuder del bisbe Ferran d’Osca, canceller del rei, morirà a mans de Joan
Bonfill, barber del bisbe esmentat.75 Vuit anys després, sota el sol abrusador de juliol,
serà condemnat a morir penjat en la forca el barber Francesc de la Plaça, acusat
d’un assassinat motivat per diners, segons el testimoni del reu. Ara bé, el testimoni
desesperat d’aquest home a les portes del patíbul es capgira. Ja no es pot estar de
confessar els motius d’un assassinat: la pertinença a un bàndol patrici enfrontat pel
poder polític a d’altres.76
Les raons i dinàmiques que feren implicar els membres dels oficis en
aquestes bandositats foren diverses. En primer lloc, la reduïda presència dels oficis
en el govern municipal va fer necessari buscar la forma per tal d’integrar-se i de fer
valer els seus interessos polítics com a col·lectiu. Aquesta forma no fou altra que el
posicionament al costat d’un partit patrici. Ambdós grups, per tant, els membres del
patriciat urbà que ostentaven el poder i els membres dels oficis, es veien així afavorits
mútuament en el seus interessos. La pertinença al bàndol identifica a les persones i
crea uns forts vincles d’amistat i col·laboracionisme. Altercats, baralles i revenges
no són més que la plasmació d’insults, amenaces, enemistats heretades, que en fer-se
extensibles i estructurar-se a través de les famílies es tradueixen en greus problemes
d’ordre públic, que les autoritats miren infructuosament d’apaivagar. Amics i valedors
se sumen als interessos personals i familiars amb facilitat; els clans prenen gran força
en la ciutat tardomedieval. A aquesta conflictivitat vinculada als sentiments i a la forta
solidaritat del grup, se sumen els enfrontaments amb rerefons econòmic.77
Ara bé, tampoc es va menysprear l’oportunitat de prendre part en atacs i
saqueigs que ocasionalment eren perpetrats contra les minories religioses. El pogrom
de 1391, amb l’assalt a la jueria, les destruccions i assassinats de jueus, comptà entre
els seus protagonistes amb algun barber. Així fou el cas de Francesc Mestre, un dels
20 homes considerats de major culpabilitat en aquell aldarull.78
Certament, de ben preparats n’estaven aquells individus per protagonitzar
baralles i altercats sagnants, com ho demostren els seus inventaris de béns.
Efectivament, des del barber més humil al físic o cirurgià més ric posseïen armes,
tant ofensives com defensives, especialment útils quan per causa de l’ofici feien
desplaçaments. Això sí, el nombre i qualitat d’aquestes, així com la utilització que
en podien fer era ben diversa. Per a alguns podia ser merament testimonial, fins i
tot estètica, per altres el seu ús era gairebé quotidià ja fóra en alteració de l’ordre
públic, com s’ha vist, o bé per contribuir-hi a mantenir-lo. Així, la participació dels
barbers en la milícia ciutadana, l’ofici de capdeguaita i en l’exèrcit, fou bastant
habitual, com també ho fou en la resta d’oficis artesanals, fet que demostra que
75
C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 237.
Ibidem, p. 239.
77
Vegeu per a la ciutat de Valencia els treballs de Rafael NARBONA, Malhechores, violencia y
justicia ciudadana en la Valencia bajomedieval (1360-1399), València, 1990, pp. 108-123; IDEM,
Pueblo, poder y sexo, pp. 38-64.
78
Eliseo VIDAL BELTRÁN, Valencia en la época de Juan I, València, 1974, p. 66.
76
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ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV
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estaven familiaritzats amb la possessió i l’ús de les armes i no els suposava cap
problema haver-les d’utilitzar.79
Per als barbers immigrants la situació era especialment complicada i quan
sobreviure del seu treball no era possible quedava el recurs al furt. La capital no
donava massa oportunitats, era un espai amb un gran nombre d’arraconats, d’individus
que quedaven en situació de desprotecció. Per això, el municipi hagué de generar un
bon nombre de mecanismes assistencials per fer front a les necessitats de tants homes
i dones, vídues, orfes i infants, que vivien en estat miserable. En febrer de 1400, el
justícia incoà un procés contra diversos individus, tot seguint una pragmàtica reial, als
quals acusava de furts perpetrats en la ciutat i els seus termes. Un dels processats era
el barber sevillà Joan Alfagem, qui vivia en Castell de Garcimuñoz i s’havia instal·lat
a València des de feia tres setmanes per tal de comprar “bacins e raors e tisores e
altres coses de son ofici”. Alfagem havia estat sorprés en un parell d’ocasions jugant a
cartes a la tafureria de la moreria. Val a dir, que la resta dels denunciats són individus
immigrants, d’ocupacions diverses i amb uns antecedents penals gens menyspreables.
No sembla ser exactament el cas del barber sevillà que confessà haver acudit a
València a comprar material necessari per al seu treball. Siga o no veritat, el ben cert
és que obtenir instrumental per a practicar la cirurgia i la barberia –i també llibres–, en
els encants de les ciutats era una pràctica habitual en aquell temps. Permetia assolir-ho
a uns preus baixos i recanviar-ho o ampliar-ho amb facilitat.80
Siga com siga, el tarannà violent d’alguns d’aquests barbers sembla
innegable. Disposats a arriscar les seues vides s’introdueixen en unes dinàmiques de
violència que contagien la família. Els mètodes emprats per a cobrar un deute, ni que
siga mínim, ens indiquen el caràcter d’aquests i les seues famílies, proclius a bregues
i enfrontaments, a invasions de llars alienes sense mirament. El corredor Pere Alberg
denuncià la dona de Cristòfol lo barber, i el seu fill, afirmant que aquests havien anat a
la seua casa per demanar-li dos sous restants de tres, los quals afirmaven que els devia.
No es conformaren amb paraules per cobrar una xifra tan irrisòria, ja que havien anat
de forma violenta, tot amenaçant-lo amb un punyal.81
Hi ha, fins i tot, agressions que se situen en el terreny d’una violència ferotge,
patològica gosem dir. Un llaurador de Massanassa, anomenat Pasqual Frides, es veié
sorprés una nit, quan s’havia alçat a orinar, pel barber Joan Ferrer, amb qui tenia
signada una pau i treva. Ni la signatura d’un compromís davant el justícia criminal li
valgué d’aturador a aquest barber que, com veiem en les paraules de Frides, actuà amb
una violència inusitada, mossegant-lo en la cara i perseguint-lo a la casa del metge de
València, on anà a guarir-se:
li ha robada la casa e l’ha volgut matar, car stant lo dit Johan Ferrer
amagat dins casa d’ell, clamant, li és exit ab una spasa treta e tirà una
stoquada a ell, clamant, qui s’era levat a orinar, e com ab la spasa no·l
79
Vinculats al Centenar de la Ploma trobem els barbers Bernat Ramon i Guillem Ivorra. Vegeu
C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 228. Exerciren ofici de capdeguaita: Bernat d’Alguaire
(1401) i Miquel Fortuny (1422).
80
El cas del barber, a R. NARBONA, Pueblo, poder y sexo, p. 44. La compra en encants, a C.
FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 140-143. Sobre inventaris i encants de llibres a València, vegeu
María Luz MANDINGORRA, Leer en la Valencia del Trescientos. El libro y la lectura en Valencia a
través de la documentación notarial (1300-1410), tesi doctoral de la Universitat de València, 2 vols.,
1989 [ed. en microfitxes, València, 1990]; M. Rosario FERRER, La lectura en Valencia (1416-1474):
una aproximación histórica, tesi doctoral de la Universitat de València, 1993 [ed. en microfitxes,
València, 1990].
81
ARV, JC, núm. 16, mà 12, f. 17v (25-10-1402).
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CARMEL FERRAGUD
pogués haver e ell, clamant, se fos abraçat ab aquell e li tingués la mà de
la spasa, lo dit Johan li donà hun gran mos en la galta squerra que tota la
cara li ha squinçada e a punyades li ha mogudes totes les dents davant. Et
com ell, clamant, se’n vengués a la present ciutat per curar, stant en casa
del metge, lo dit Johan Ferrer vengué a la dita casa ab hun guadandart e
volgué matar a ell, clamant.
Per què un barber va a cercar a un llaurador de l’horta a sa casa i el sorprèn
en un acte íntim, amb les mans ocupades, evidentment per ferir-lo de mort, reacciona
com un psicòpata i encara és capaç de continuar la seua persecució fins les últimes
conseqüències? Alguna mena d’alienació mental es podrà adduir en aquests casos,
o potser alguna circumstància que puga provocar una reacció enfurismada, com ara
l’endeutament pertinaç que persegueix els valencians d’aquell temps i fa odiar usurers
sense escrúpols.82
Sembla, en definitiva, que la concentració de barbers va propiciar
confrontacions habituals entre els membres de l’ofici dins la ciutat. Ni la mateixa
solidaritat pretesa per la corporació que els devia mantenir units en els mateixos
interessos servia a aquest fi pacificador. De fet, per tal de començar la sessió de
l’almoina tothom havia de conciliar-se, símptoma inequívoc de l’ambient de tensió
permanent que vivien aquells barbers. La lluita per la supervivència els va fer utilitzar
totes les eines al seu abast. Només així es pot explicar aquesta concurrència de barbers
en els folis dels registres judicials. Però aquesta no podia ser sempre la seua vida. Els
perfils violents que hem vist no ens han d’enganyar. Hem de valorar els temps i els
ritmes de les vides d’aquells individus, que per damunt de tot viuen, o així ho pretenen
fer, d’un ofici.
Val a dir, finalment, que la gent dels oficis valencians es trobava immersa
en una conflictivitat permanent de signe divers. Això ens indica que el col·lectiu
dels barbers no era ni més ni menys agressiu que qualsevol altre i que el recurs a
la violència, per defensar o atacar interessos de grup, es constituí en una estratègia
molt estesa, amb la qual fer el major mal possible a l’enemic. Ells formaven part de
les coalicions suprafamiliars i professionals típiques del moment, sempre propícies
perquè qualsevol espurna pogués fer iniciar la brega. Uns enfrontaments aquests que,
tot aprofitant la situació de desavantatge de l’enemic, culminaven en greus ferides,
quan no amb la mort d’algun dels contrincants. Els conflictes laborals i econòmics
derivats del sistema, doncs, no els afectaven de forma exclusiva. Aquesta violència
permanent no és al capdavall sinó el reflex d’una competitivitat social producte del
desequilibri econòmic.83
7. CONCLUSIONS
Des dels inicis del segle XV es va fer evident l’augment considerable del
nombre de barbers que treballaven a la ciutat de València. Aquesta afluència vindrà
provocada pels reclams i al·licients econòmics de l’urbs més poblada de la Corona
d’Aragó, així com pel prestigi social de la medicina i el rol desenvolupat pels seus
82
Ibidem, núm 23, mà 1 (31-12-1449).
R. NARBONA, Malhechores, violencia, pp. 114-120. Sobre la variabilitat de les formes i la jurisdicció i atenció a aquesta violència en les viles, vegeu IDEM, Malos hombres, malos usos, malas
costumbres, “Canelobre”, 52 (2007), pp. 102-117, i IDEM, La deuda de parentesco en la Valencia trecentista. Obligaciones de reciprocidad, socorro y consejo en la sociabilidad urbana bajomedieval.
Agraesc a l’autor que m’haja permès consultar aquest treball inèdit.
83
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ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV
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practicants durant el segle XV. Les oportunitats de progrés social per als practicants
de la medicina i les seues famílies en aquell context foren molt evidents, especialment
per als barbers, l’autèntic paraigua sanitari des de les primeres dècades d’existència
del regne, després de la seua conquesta en 1238. Prompte el col·lectiu va assolir uns
privilegis, els quals es poden observar en la institucionalització corporativa religiosa i
professional de l’ofici ja des del segle XIII i culminat a mitjan del XV.
Totes aquestes bones perspectives provocaren l’increment accelerat
d’aquests practicants de la medicina i va posar en dificultats la convivència de tants
individus dedicats a aquesta labor. És per això que, davant les dificultats econòmiques
dels joves barbers, bastants d’ells nouvinguts a la ciutat, s’evidencia la necessitat
de buscar una eixida laboral en àmbits diversos, i treballant i convivint amb altres
barbers. Són aquests els individus que ens apareixeran a les fonts judicials i que quasi
mai ho farien a la resta dels registres escrits.
La violència de signe divers de la qual participaren nombrosos barbers és
un testimoni de les grans dificultats per sobreviure en un ambient urbà hostil en el
que només els que utilitzen millor les seues armes, i teixeixen millor les estratègies,
els més forts i també els més afortunats, podien sobreviure. Els productes d’aquesta
violència, les habituals nafres que els grups de menestrals s’infligien als carrers, foren
al mateix temps una de les raons d’existir el nodrit grup de barbers valencians.
Fecha de recepción del artículo: Septiembre 2010
Fecha de aceptación y versión final: Enero 2011
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ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 59-72
ISSN 0066-5061
LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS.
EL CASO DE COCENTAINA EN EL SIGLO XV1
THE FORMATION OF COMPANIES FOR DYEING CLOTH.
COCENTAINA IN THE FIFTEENTH CENTURY
J. ANTONI LLIBRER ESCRIG
Universitat de València
Abstract: this article studies the woollen
industry in Cocentaina, one of the most
important textile center of kingdom of
Valencia during the XVth century. The
creation of companies for dyeing cloth
was one of the most prominent aspects
of this industry in Cocentaina. These
companies were formed not only by dyers
but also by artisans and cloth merchants
who wanted to control the process of
regional production and trade of wool
fabrics.
Resumen: el presente trabajo pretende
destacar la importancia del tintado de
paños en uno de las más activos centros
textiles del antiguo reino de Valencia,
Cocentaina. Su amplio desarrollo artesanal durante el siglo XV se manifiesta a
través de la formación de compañías para
el tintado de paños. Compañías que eran
suscritas no sólo por tintoreros sino también por pelaires y drapers que con ello
querían garantizarse una posición de privilegio en el ámbito de la producción y el
comercio regional de paños.
Keywords: textile industry; wool; dyeing
cloth; companies for dyeing; Cocentaina;
Kingdom of Valencia; 15th century.
Palabras clave: industria textil; lana; tintado de paños; formación de compañías;
cocentaina; reino de Valencia; siglo XV.
SUMARIO
1. Una compañía de 1426: integración de capital y trabajo.- 2. Otras variantes asociativas.
La relación con pelaires y drapers.- 3. Complementariedad entre la esfera de la producción
y la esfera mercantil.
1. UNA COMPAÑÍA DE 1426: INTEGRACIÓN DE CAPITAL Y TRABAJO
A principios de octubre de 1426, a la mesa del notario Mateu Pérez, de Cocentaina, villa de unos 500 fuegos situada en las comarcas del sur valenciano, acuden tres
tintoreros, dos de ellos de vecinos de la misma Cocentaina, un tercero de la villa de Ontinyent, situada a unos 20 km al norte de la anterior. Los tres han decidido suscribir una
compañía para desarrollar la actividad del tintado de paños conjuntamente durante un
1
Abreviaturas utilizadas: APPV = Archivo de Protocolos del Patriarca de Valencia; AMC = Arxiu
Municipal de Cocentaina; CJ = Cort de Justícia; DCVB = Diccionari Català-Valencià-Balear
(Alcover – Moll, Palma de Mallorca, editorial Moll, 1964-1969).
60
J. ANTONI LLIBRER ESCRIG
año: “In Dei Nomine et eius divina gratia. Conexcan tots, presents e esdevenidors, com
nós, Johan Cervera, e en Guillem Maroquí, tintorers, vehïns de la vila de Cocentayna, e
en Jacme Panello, tintorer, vehín de la vila de Ontinyent, tots ensemps e cascun de nós
per si, scientenment e de certa sciència, fem e contractam entre nós societat e companya,
tenidora e observadora entre nós a temps de hun any primer esdevenidor, en lo tint de
mi, dit en Guillem Maroqui”2. Las cláusulas y los detalles de tan interesante documento,
de las que hablaremos posteriormente, demuestran ya de forma temprana la importancia
que el tintado tenía en la estructura productiva de la manufactura textil en estos centros
artesanales del interior valenciano. Pero tal vez aquello que más destaca es el hecho que
este tipo de compañías para el fomento de esta fase definitiva de la producción pañera no
era algo aislado, sino más bien un fenómeno frecuente a lo largo del siglo XV y principios
del XVI, período durante el cual se consolidan las actividades manufactureras en muchas
villas o pequeñas ciudades del reino como Cocentaina, Ontinyent, Alcoi, Sogorb o Castelló, que llegan a convertirse en auténticas comunidades artesanales que concentran en
su seno multitud de pequeñas unidades de producción, pequeños talleres de tipo familiar.
La importancia que en ellas adquiere el tintado y el comercio especializado de productos
para el tinte es una de las características, aunque no la única, de la capacidad y madurez
que llegó a alcanzar el ciclo productivo industrial de estas comunidades3.
En efecto, recordemos que la industria textil medieval, además de lana, tenía
necesidad de otras materias primas, sobre todo productos colorantes para el tintado. La
producción de éstos estaba a veces tan generalizada como la misma lana: al ser en su
mayoría productos vegetales, abundaban prácticamente en todas las regiones de Europa.
Numerosos lugares, cercanos a los centros textiles importantes, se especializaron en la
producción de estos cultivos industriales, ligando con ello su desarrollo a la expansión
de la manufactura textil. De esta forma, la industria influía en el sector primario transformando la producción agraria, a través de la participación o el “control” del capital
artesanal o mercantil sobre una parte importante de las zonas de cultivo4.
2
APPV, nº 24.813, notario Mateu Pérez, s/f.
Sobre la importancia, características y estructura de estas comunidades manufactureras en el
ámbito de las distintas áreas del País Valenciano vid. Carles RABASSA, Conjuntura econòmica i desenvolupament comercial als Ports de Morella, segles XIV-XV, tesis doctoral, Universitat de València,
1996. Y más recientemente C. RABASSA, La manufactura tèxtil en l’àmbit dels Ports de Morella
(segles XIV-XV), “Millars”, 29 (2006), pp. 151-173; Joaquín APARICI, Producció manufacturera i comerç a Vila-real (1360-1529), Vila-real, 1996; J. APARICI, Manufacturas rurales y comercio interior
valenciano. Segorbe en el siglo XV. Tesis doctoral, Universitat Jaume I, 1997; P. IRADIEL, G. NAVARRO, D. IGUAL, J. APARICI, Oficios artesanales y comercio en Castelló de la Plana (1371-1527), Castelló, 1995; Germán NAVARRO, La indústria i el comerç a la societat feudal del nord valencià (segles
XIII-XVI): objeccions i límits, “Millars”, 29 (2006), pp. 71-91; José Antonio LLIBRER, G. NAVARRO,
Indústria textil del món rural: La Vall d’Albaida i El Comtat a les darreries del segle XV, “Almaig.
Estudis i Documents”, VIII (1991), pp. 17-23; J. A. LLIBRER, Artesanado y formas de organización
de la producción textil rural: Cocentaina (1469-1487), Tesis de Licenciatura, Universitat de València, 1996; J. A. LLIBRER, Los orígenes de la industria de la lana en la Baja Edad Media. El Comtat
en el siglo XV, València, 2007; J. A. LLIBRER, La indústria textil contestana al segle XV. Històries
d’artesans i exercici prosogràfic, “Alberri”, 18 (2008), pp. 9-49; J. A. LLIBRER, Industria textil y
desarrollo regional: la Vall d’Albaida y el Comtat en el siglo XV. Tesis Doctoral, dirigida por el
Prof. Paulino Iradiel, Universitat de València, 2010; Lluís TORRÓ, Sobre la proto-industrialització.
Reflexions a partir d’un cas local: Alcoi (segles XVI-XIX). “Afers”, 19 (1994), pp. 659-680; Ll. TORRÓ,
La Reial Fàbrica de Draps d’Alcoi. Ordenances gremials (segles XVI-XVIII), Alcoi, 1996.
4
Desde el arroz a la morera, del lino al cáñamo, pasando sobre todo a los productos para el tintado
como la grana, el pastel, etc... Sobre las zonas principales de cultivo y consumo en el País Valenciano
vid. P. IRADIEL, L’evolució econòmica (segle XV), en De la Conquesta a la Federació Hispànica.
Història del País Valencià, vol. II, Barcelona, 1989, pp. 278-282.
3
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LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS
61
Sin descartar el aprovisionamiento local de una parte de las materias primas
necesarias, es evidente que la comunidad de tintoreros contestanos necesitaba acudir
al mercado de Valencia para adquirir determinados productos específicos. Y tal vez
por ello es allí, a la capital del reino, donde deberíamos acudir para encontrar las
adquisiciones de pastell, alum, gauda, roga… De hecho una parte importante de las
compras documentadas (el 30 %) han sido localizadas en protocolos de notarios de
Valencia, como Joan Monfort o Jaume Salvador. Los artesanos, pelaires y tintoreros
de Cocentaina, acudían en persona a Valencia para firmar los contratos de adquisición directamente con los mercaderes de la ciudad especialistas en este comercio. En
efecto, un análisis del mercado de productos tintóreos de la industria contestana nos
permite de inicio comprobar que los vendedores que suministran estos productos son
en su mayoría mercaderes de Valencia (Gil Garcia, Gaspar Rinill o Domènec Pere
Andreu) o sobre todo italianos residentes en la capital: los pelaires y tintoreros de
Cocentaina contactan y negocian directamente con los lombardos Simone y Giacomo
della Chiesa, Angelino da Prato, Francesc Borgunyo o Corrado da Ponte, y con los
mercaderes de origen sienés como Pietro Spanocchi.
En relación a las materias primas para en tintado, hay que distinguir entre
los dos tipos empleados por los tintoreros. Como ya comentamos, algunos productos
no eran colorantes, sino que preparaban el paño mediante la adición de sustancias
químicas especiales para que luego pudiera adherirse mejor el color definitivo. Dado
que la mayoría de las tintas era de origen vegetal, no podían aplicarse a la lana hasta
que ésta no estuviese completamente libre de impurezas y desengrasada, para que el
colorante pudiera empapar todas las fibras de una manera uniforme, con una tintura
igual y bien repartida; de aquí deriva lógicamente la importancia de una buena limpieza del paño con jabones, limpieza que se podía repetir entre dos y tres veces a la
largo del proceso5. Los propios tintoreros contestanos, refiriéndose en general a las
materias tintóreas, distinguían entre tintes majors, esenciales para un buen trabajo
de tintado, y tintes menudes. Entre el primer grupo incluían el pastel, el alumbre, la
roja y la gualda, y entre el segundo estarían la cendra y el gruell. Así lo testimonia el
tintorero contestano Pere Maroquí cuando habla de los productos necesarios para la
compañía que suscribe con el también tintorero Antoni Sanç: entre ambos aportarán
3.000 sueldos para la adquisición de pastells, alum, roges, gaudes, lenya e altres tintes
menudes necessàries al dit tint6.
Antes hablábamos de la existencia de una producción local para algunas de
estas materias primas. En efecto, la documentación contestana nos permite también
reconocer esta interesante presencia, es decir, hablamos de algunos de estos productos que cultivaban los propios artesanos de Cocentaina en parcelas o huertos de su
propiedad y que posteriormente ellos mismos trataban y transformaban en la materia
prima tintórea. En este sentido, el caso del pastel es el más interesante. Alguna noticia
documental nos confirma este cultivo y tratamiento local: el 2 de marzo de 1478, el
pelaire contestano Pere Cebrià acusó a tres mozos de otros tres pelaires de la misma
villa porque le habían despedazado los arbustos de pastel de su huerto y le habían robado los brotes para plantar: “En Pere Cebrià, perayre, posa clam del moço de Johan
Margarit e del moço d’en Johan Calatayú e del moço d’en Johan Bosch, per ço com
diu que en lo dia de ahir atrobà aquells en lo seu ort e li han trenquat lo pastell e furtats
5
Y de aquí deriva también la importancia del aceite, como una materia prima más, y de la posesión estratégica de parcelas olivar entre pelaires y tintoreros. De hecho, el mercado del aceite estaba
también dominado por los artesanos y drapers emprendedores, vid. las prosopografías de Bernat
Martí, Jaume Moltó o del tintorero Pere Maroquí.
6
AMC, CJ 47/2, 1481-IV-14.
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62
J. ANTONI LLIBRER ESCRIG
los brots”7. La presencia de esta hierba y el interés de los artesanos por su posesión (no
es casual lógicamente que los tres ladrones sean trabajadores de otros tres pelaires),
nos habla de la producción, el cultivo y el mercado local de esta planta estratégica.
Observamos además que algunos de los pelaires citados como Joan Bosch o, sobre
todo, Joan de Calatayud, han sido documentados vendiendo pastel a otros artesanos
de la villa o de la vecina Alcoi, un pastel local que además tiene precios más baratos
(unos 132 sueldos por carga) que el que suministran los mercaderes de Valencia o los
italianos (entre 175 y 195 sueldos por carga). La propiedad y el cultivo de pastel por
parte de artesanos de Cocentaina confirmaba lógicamente un amplio saber técnico
que exigía la compleja y laboriosa preparación del pastel hasta convertirlo en materia
prima. El hecho además de que todos los artesanos citados en el documento sean pelaires, nos remite al interés de éstos por ejercer una función de coordinación o gestión
de diferentes fases del proceso productivo, e incluso de la comercialización de las
distintas materias primas, no sólo lana, lo que les permitía una posición de privilegio
frente a otros artesanos del textil.
Pero a pesar de esta producción local de pastel, la creciente actividad de la
comunidad artesanal de Cocentaina exigía su importanción del mercado de la capital8.
En este caso del pastel, y de otras materias tintóreas, Cocentaina no era autosuficiente,
el amplio desarrollo de su producción lanera, con la multiplicación de talleres y con la
llegada incluso de artesanos de otras zonas durante la segunda mitad del siglo XV, requería la llegada de colorantes y mordientes de otros mercados. Especial atención merece la intensa actuación de los italianos en el abastecimiento de la zona contestana,
labor que se incluye en un proceso más amplio de intervención italiana en el panorama
mercantil valenciano bajomedieval. La empresa italiana controlaba todo el proceso de
distribución de sus mercancías y parecía tener desarrollada su propia infraestructura
de venta al por menor. Los compradores de sus productos tintóreos, antes lo confirmábamos, no solían ser en nuestra zona mercaderes o tenderos sino consumidores directos, los propios artesanos. Un breve análisis a la nómina de compradores que ofrecen
las operaciones contestanas, nos certifica este dato: siempre son o bien pelaires o bien
tintoreros los que se ponen en contacto con las empresas italianas. Si tomamos el
conjunto de compradores de productos tintóreos, este predominio de los dos oficios
se confirma: del total de compradores que aparecen en las transacciones, el 40 % son
tintoreros, el 28 % son pelaires, el 11 % aparecen como pelaire-tintoreros, y el resto
son drapers o pelaire-drapers y sastres9. El suministro a los talleres de tintoreros o
pelaires se convierte en uno de los principales objetivos de las compañías italianas.
Casi todos los mercaderes se dedican en un momento u otro a este negocio aunque,
sin duda, los mejores ejemplos vienen proporcionados por Francesco y Simone della
Chiesa o Agostino y Corrado da Ponte. Los listados de los individuos que les debían
7
AMC, CJ, 46/2, 1478-III-2.
Loa análisis prosopográficos que hemos realizado nos han permitido documentar unos 340 artesanos del textil (sobre todo de la lana, pero también de la seda), vecinos o residentes en Cocentaina
entre los años 1470 y 1504, vid. J. A. LLIBRER, Los orígenes de la industria de la lana, pp. 31-43 y
217-225; también J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II.
9
Estamos ante artesanos emprendedores de Cocentaina. Por ejemplo, los tintoreros: maestro Alfonso de León (que aparece en tres operaciones), Antoni Sanç (que realiza también tres adquisiciones), Francesc de León (con dos compras), Francesc Graso, Joan y Pere Bosch, Bartomeu Moltó (este
último es tintorero vecino de Alcoi). Algunos de los pelaires compradores de productos para el tinte
son: Joan Navarro (que realiza tres compras), Joan Bernat, Francesc Aznar, Pere Ars y Pere Arcaina
(los dos últimos vecinos de Alcoi). Como pelaire-tintoreros aparecen Pere Figuerola y Martí Navarro
(de Alcoi este último). El pelaire-draper es el conocido Joan Pérez de Requena. El sastre es Nicolau
Borràs. Drapers son Bernat Cirera y Pere Bosch, fill de Jaume.
8
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061
LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS
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dinero muestran claramente que esas familias italianas tenían como clientes fijos a
pelaires, tintoreros y mercaderes de villas como Bocairent, Ontinyent, Albaida, Alcoi
o Cocentaina, conformando una importante red de distribución de pastel en pequeñas
y regulares cantidades (una media de 2 a 3 cargas) en toda esta zona meridional del
país10.
De la misma manera que ocurría para amplias partidas de lana, en los registros de protocolos –ya en fechas tempranas de principios de siglo– aparecen frecuentes asociaciones o compañías e incluso nombramientos de procuradores para el
suministro de pastel en el mercado de la ciudad de Valencia, lo que nos habla ya
bien a las claras de la articulación de este complejo mercado. A finales de 1426 Lluís
Alçamora y Pere Calvo, tintoreros de Cocentaina, nombran procurador al párroco de
Planes, mossén Rodrigo Montoro, con esta finalidad: “a comprar en nom nostre e per
nós, de qualsevol persona e persones, mercaders o altres, en la ciutat de València o
en altres parts onsevol, pastell a obs del nostre tint, o altres tintes, tro en quantitat de
trenta lliures de moneda reals de València, a aquell preu o for que mils vós porets ab
los venedors concordar”. La elevada cantidad entregada de 600 sueldos nos indica ya
la importancia de la inversión y de esta operación11.
Otra forma de acceso al pastel, y al resto de materias primas para el tinte, era
a través de la formación de compañías entre diversos artesanos. Compañías que generaban formas propias de organización de la producción en esta importante fase final
del paño. Ya hablamos al principio de la compañía de 1426 entre tres tintoreros, donde
no sólo había unión para el abastecimiento de las materias primas, sino también para
el desarrollo de la actividad del tintado de paños. Analicemos con cierto detalle este
interesante ejemplo, y el diferente papel que cada uno de los tintoreros (Joan Cervera,
Guillem Maroquí y Jaume Panello) desarrolla en ella.
Jaume Panello, el único que no es de Cocentaina, aportará 1.000 sueldos
en tres meses para comprar los tintes que se necesitarán durante el año que dure la
compañía, además de trabajar en el tintado junto a su hermano. Panello se convierte
por tanto en socio capitalista pero también en socio laboral12. Si no se produce la entrega de capital en el plazo estipulado, este socio perderá la parte de beneficio que le
corresponda en la división contable final. No obstante, será otro de los miembros, Joan
Cervera, de Cocentaina, el que se encargará de comprar directamente los productos
tintóreos con el capital que aporta el anterior:
Primerament, que yo, dit en Jacme Panello sia tengut donar e metre en la
dita companya, dins tres meses primervinents, següents e contínuament
comptadors e complits, mil sous de moneda reals de València, los quals
yo, dit en Johan Cervera, sia tengut pendre e reebre, e ab los quals yo, dit
en Cervera e ab altres drets meus, sia tengut de comprar tantes tintes com
obs seran al dit tint per tot lo dit temps de hun any.
E si yo, dit en Jacme Panello, no daré los dits mil sous dins los dits tres
meses, que en aytal cas, vull per pacte que no haja ni aconseguescha
neguna part ne res del guany de la dita companya.
10
David IGUAL, Valencia e Italia en el siglo XV. Rutas, mercados y hombres de negocios en el
espacio económico del Mediterráneo occidental, Valencia, 1998.
11
APPV 24.813, Mateu Pérez, 1426-XI-26.
12
Posiblemente Panello acabó asentándose definitivamente en Cocentaina, como lo testimonia la
presencia de Jaume y Antoni Panello, pelaires vecinos de Cocentaina, en las décadas posteriores de
1460 y 1470. Vid. Apéndice prosopográfico en J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional,
vol. II.
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Cervera además será el encargado de la administración, gestión y contabilidad que exigen las actividades de la compañía, controlando beneficios y gastos a
través de un libro contable propio. Será él quien se encargue de cobrar las deudas por
el tintado de los paños, y de rendir cuentas cada seis meses a los otros dos socios sobre
tales operaciones:
Item, que yo, dit en Johan Cervera, tinga lo libre de tots los deutes del
dit tint que·s faran en lo dit tint durant lo dit temps de hun any, e reebre
totes les quantitats que·s devien de tintes e retre bon compte d’aquelles a
la dita companya. Et que nengun altre no puxa reebre de les dites deutes
en nenguna manera.
Item, que sian tenguts de venir a compte de la dita companyia, de sis en
sis mesos, e levat tot ço quant yo, dit en Johan Cervera, hauré despés de
tintes, lenya e altres despeses fetes en lo dit tint de comú.
El tercer tintorero, Guillem Marroquí, también de Cocentaina, en calidad de
maestro, será responsable del trabajo directo del tintado y de su coordinación en las
instalaciones de su propiedad (en lo tint de mi, dit en Guillem Maroqui), y además
aportará algunas materias primas necesarias, cendra, canelles e oli (aunque su coste le
será abonado por el resto de los socios, a 8 sueldos y 10 dineros por tina)13. El hijo de
Maroquí también trabajará en el casal del tinte de su padre junto a Panello y a su hermano. Ninguno de los trabajadores recibirá salario alguno por su dedicación ni tampoco
podrán recibir cantidad alguna de los clientes, de ésto debe encargarse en exclusiva, el
administrador Joan Cervera. El documento parece indicar además que será Maroquí, el
único maestro tintorero, quien deba organizar todas las actividades de la tintura, teniendo bajo su cargo a los otros tres trabajadores (su hijo, Panello y su hermano; en ningún
momento se nombra a Cervera como trabajador, éste queda únicamente como contable
administrador y no trabajará en el tintado). Tal vez uno de los objetivos de Panello,
que es sin duda el socio que mayor capital aporta, sea conseguir una mayor y mejor
formación en el oficio de la tintorería mediante el saber técnico que la experiencia y el
grado de maestría de Maroquí le pueden ofrecer. Pensemos que en estas villas artesanales (Cocentaina, Alcoi, Ontinyent, Bocairent), en las que todavía no se ha estructurado
un sistema de formación y evaluación de los oficios, la consecución de la maestría (o
simplemente una formación más amplia) podía estar relacionada con la experiencia y la
enseñanza junto a otro maestro. Y en el sector de la tintorería, donde una formación amplia y constante era un punto clave de la empresa, este tipo de asociaciones artesanales
facilitaban el contacto entre artesanos y la circulación del saber técnico.
Item, que lo dit en Guillem Maroquí, com a mestre, son fill e en Jacme
Panello e son frare treballen francament e sens salari alcú, e obren en
lo dit tint, emperó que no puxen reebre nenguns diners pertanyents a
la dita companya, e si·n prendren que sien tengut retre’ls de continent,
e si no·ls retran sien encorreguts en pena de cent florins d’or comuns
d’Aragó, valents onze sous cascun, de reals de València, a vós, dit en
Cervera, aplicadors, etc.
Item, que lo dit en Guillem Maroquí, sia tengut donar cendra, canelles
e oli, tant com mester n·i haurà en lo dit tint, et que nós, dits en Johan
13
Guillem y Francesc Maroquí podían ser los iniciadores de una importante saga de tintoreros en
Cocentaina. En la segunda mitad del siglo XV, documentamos a Pere Maroquí, sin duda uno de los
tintoreros más activos de la comarca, como veremos a continuación. Vid. J. A. LLIBRER, La indústria
tèxtil contestana al segle XV, pp. 45-49.
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Cervera e en Jacme Panello, siam tenguts donar a vós, dit en Guillem
Maroquí, e pagar per rahó de la dita cendra, canelles e oli, VIII sous e deu
diners per cascuna tina.
Panello se compromete además a la realización de algunas gestiones asociadas a la demanda: debe buscar clientes para el tintado de sus tejidos, sin que por ello
se le deba pagar cantidad alguna. Tal vez el hecho de que Panello sea de otra villa,
Ontinyent, le permite la posibilidad de ampliar su mercado, su área de influencia, y de
encontrar clientes en aquellas zonas de la Vall d’Albaida, en los centros artesanales de
Bocairent, Albaida, Agullent o lógicamente el mismo Ontinyent.
Al finalizar el período de duración de la compañía, un año, y tras la segunda
revisión contable, se producirá un reparto equitativo de beneficios entre los tres socios: “sien fetes tres parts eguals per cedés a cascú de nós sa part”. Además se repartirán también los productos para el tinte que han sido adquiridos para la actividad de
la compañía y que han sobrado: “que siam tenguts nós, dites parts, partir per eguals
parts, los sachs que·s hauran de les tintes portades de València e d’altres parts al dit
tint, e fer d’aquells tres parts eguals, donan a cascuna part sa part”14. Esta última cláusula nos permite comprobar además que el mercado fundamental para la adquisición
de las materias primas era la ciudad de Valencia, como hemos visto en los apartados
anteriores. Con su acercamiento al mercado de la capital los socios buscaban un nivel
de calidad de las materias primas.
En definitiva, en esta compañía parece diferenciarse un socio –Joan Cervera–
que se encarga de tareas esencialmente administrativas y mercantiles (compra y suministro constante de materias primas tintóreas, contabilidad, recepción de las cantidades
pagadas por los clientes, control de ingresos y gastos) y que no interviene directamente
en el trabajo de la tintorería, que es desarrollado por los otros dos socios, uno de los
cuales aporta capital –Jaume Panello– y otro que aporta la infraestructura (su casal para
el tinte con todos sus instrumentos) y sobre todo su saber técnico en calidad de maestro –Guillem Maroquí. Así, aunque los tres socios aparecen y son denominados como
tintoreros, en realidad sólo dos de ellos llevarán a cabo los trabajos de tintado, el tercero
queda al margen de la esfera de la producción para dedicarse exclusivamente a operaciones administrativas y de gestión. Esta división del trabajo o de la actividad que genera
la compañía no es casual entre los tres socios: por su prosopografía sabemos que Joan
Cervera era un emprendedor tintorero que participaba en múltiples negocios ajenos al
tintado, como el mercado del crédito censal (prestando capital a sus vecinos) o el mercado inmobiliario15. Estas experiencias administrativas y mercantiles tal vez le hacían
más apto ante sus vecinos para llevar a cabo correctamente la complicada contabilidad
que exigía una compañía tintórea. Por otra parte, el hecho que uno de los socios tuviera
que dedicarse de forma exclusiva a la administración, nos indica la complejidad de una
empresa de tintado de paños, con constantes inversiones de capital y con la exigencia
de un control casi diario de las piezas tintadas y de las deudas que contraían los clientes.
Tal vez sea más difícil explicar la condición en la que participa el tintorero
de Ontinyent Jaume Panello, que debe desplazarse a Cocentaina, junto a su hermano,
14
Tras los juramentos y las obligaciones legales apropiadas, el notario concluye el documento indicando que redactará una copia para cada socio (e volgeren encí de les dites coses ser fetes a cascun
de les dites parts tres cartes públiques, a cascun una, tal la una com l’altra), e indicando los testigos
presentes: el pastor Nicolau Medre y el tejedor Joan de Bas, vecinos de Cocentaina, y tal vez con
alguna relación profesional con alguno de los socios.
15
Vid. sus amplias actividades y negocios en el análisis prosopográfico de J. A. LLIBRER, Industria
textil y desarrollo regional, vol. II.
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J. ANTONI LLIBRER ESCRIG
y residir en esta villa durante un año para trabajar en el casal de Maroquí. Además, es
el único que debe realizar una importante aportación directa de capital en poco tiempo
(los 1.000 sueldos en tres meses). Tal vez, como decíamos antes, la posibilidad de
trabajar y mejorar su técnica junto a un maestro, lo que le permitirá mejorar su rango
de oficio, pueda ser una de las causas que explique su traslado a Cocentaina, su trabajo
y su generosa aportación. También podía ver Panello en esta compañía la posibilidad
de ampliar no sólo su saber técnico sino también su negocio, su empresa, abriéndola a
un nuevo y pujante mercado como era el de Cocentaina y el de su amplia comunidad
artesanal productora de paños. Tal vez lo que buscaba Panello era en definitiva la integración en un nuevo mercado de amplias posibilidades.
En suma, en esta compañía se da una clara integración entre capital, trabajo y gestión, a través de una asociación de corta duración, con un radio de acción a
nivel supracomarcal integrando artesanos de distintas villas cuya finalidad es cubrir
la demanda de la creciente industria de estas comarcas del Comtat, la Vall d’Albaida
y l’Alcoià. Resulta interesante comprobar cómo este tipo de compañías de duración
limitada era altamente polivalente para fomentar y desarrollar las empresas tintóreas.
Permitían adaptarse, como veremos también después, a las realidades de las distintas
zonas y comunidades artesanales –y de los distintos socios–, para conseguir la financiación necesaria y para reclutar el saber técnico y la mano de obra que exigían estas
complejas operaciones de acabado de los paños16.
2. OTRAS VARIANTES ASOCIATIVAS. LA RELACIÓN CON PELAIRES Y DRAPERS
El oficio de la tintorería exigía numerosas inversiones en capital fijo y capital circulante: tinas, calderas, amplios espacios, pero además necesitaba otros materiales complementarios como aceite, jabón, leña... y lógicamente las sustancias mordientes y colorantes. Toda esta alta inversión facilitaba la aparición de estas formas
asociativas en la empresa tintórea en el marco de comunidades artesanales activas y
en expansión, como en el caso de Cocentaina. De hecho, hemos documentado en la
villa a lo largo de todo el siglo XV, otras compañías, aunque no siempre conservamos
sus estatutos originales. Sin embargo, el oficio y la actividad prosopográfica de los
mismos componentes que las formaban, nos ayudarán a discernir su significado y la
organización de su producción. En todos los casos, los socios que aparecen incluyen
16
Ivana Ait ofrece un magnífico ejemplo en Roma que, como el de Cocentaina, confirma nuestras
palabras. Documenta en 1505 una compañía para el tintado (que incluía las operaciones previas de
intenso lavado del paño), “una società per l’esercizio dell’arte dello purgo et tincta pannorum”, suscrita por tres socios a tiempo de seis meses. Uno de los socios (el mercader romano Giuliano di Stefano) aportará el capital para pagar el arrendamiento del casal para el tinte; otro socio (Jaume Alamany,
de Tarragona, que comerciaba con paños y tejidos, es decir, un draper) da en arrendamiento el casal
al anterior, y aporta todos los instrumentos y productos necesarios para el desarrollo de la actividad
(omnibus et singulis massaritiis et instrumentis); el tercer socio (el artesano Belardino di Mariotto,
venido de Gubbio) aportará su trabajo y saber técnico, y será el que se encargue del desarrollo de la
actividad (personam suam et industriam suam ponere). Al finalizar el período, se repartirán a partes iguales el beneficio. Resulta extraña, como en el caso contestano, la desigual aportación de los
socios, tal vez aquí también en relación al objetivo por parte de los dos últimos socios de ampliar
posibilidades y mercados en Roma; la compañía les permitía así una segura y sólida integración en
el ámbito económico romano. Vid. Ivana AIT, Aspetti della produzione dei panni a Roma nel basso
Medioevo, en Economia e società a Roma tra Medioevo e Rinascimento. Studi dedicati ad Arnold
Esch (A. ESPOSITO; L. PALERMO, eds.), Roma, 2005, pp. 33-60. Este ejemplo demuestra en efecto la
enorme capacidad de adaptación de estas formas societarias a distintas situaciones y distintos socios,
a su nivel de especialización y a su disponibilidad de capital.
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LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS
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a algún tintorero de la villa y algún pelaire, o pelaire-draper, del colectivo emprendedor de la comunidad artesanal. Veremos qué supone ello en cuanto a los objetivos de
dichas compañías y a la división de funciones en su interior.
En 1470 conocemos la companyia de draperia suscrita entre Alfonso de
León, tintorero vecino de Cocentaina, y el draper-tintorer de la misma villa Antoni
Sanç. A pesar de la denominación general de companyia de draperia, el oficio de ambos socios y su actividad, documentada en sus prosopografías, nos hablan del fomento
de las operaciones del tintado de paños, aunque también, con toda seguridad, de su
posterior comercialización. Entre las páginas del libro del justicia de Cocentaina, encontramos el nombramiento de dos vecinos de la villa (uno de ellos notario) para que
revisen y valoren la contabilidad de esta compañía, y puedan resolver así los problemas que su administración ha generado entre los dos socios:
Nós, en Pere Sala, lochtenent de justícia de la villa de Cocentayna,
per autoritat de la qual usam, instant les parts deius scrites e de voler e
consentiment de aquelles, delegam e assignam vosaltres, en Francesch
Rotlan e en Bernat de Mataredona, notari, vehïns de dita vila, en jutges
comptadors, decisors, hoydors, e per fin leguda determinadors, de la causa, qüestió e contrast de comptes que·s mena e menar s’espera, entre en
Alfonso de Leon, tintorer, d’una part, compte demanant, e en Anthoni
Sanç, draper, de la part altra, compte volent retre, per rahó de la companyia de draperia e altres coses que entre aquells és estada17.
Algo parecido ocurre diez años después con otra compañía, la de Pere Maroquí, tintorero contestano, y el mismo Antoni Sanç: deben acudir al justicia para solucionar los problemas que generaba la contabilidad de su companyia del tint. Gracias a esta
reclamación conjunta sabemos el capital inicial aportado por ambos, un total de 2.964
sueldos (que se invirtieron en la compra de “pastells, alums, roges, gaudes, lenya e altres
tintes menudes necessàries al dit tint”), pero además podemos conocer que el conjunto
de su actividad tintórea –los paños teñidos y los encargos por tintado– supuso un volumen de negocio que se tradujo en 5.077 sueldos (“e de les tintes e draps tenyits en lo dit
tint, prenen suma, in universo, de doscents cinquanta-tres lliures, deset sous, un diner”).
Así, el beneficio neto de la compañía fue de 2.113 sueldos que ambos se repartieron periódicamente. Las cifras que se aportan sobre el volumen de negocio (los 5.077 sueldos)
nos pueden acercar a la capacidad productiva de la compañía: si el tintado de un paño
iba de unos 40 a 70 sueldos (dependiendo no sólo del color sino también lógicamente
del tipo de paño, de su pinte18) esta compañía tintó al menos un centenar de paños durante todo el período que duró la asociación, tiempo que por otra parte desconocemos pero
que, si seguimos los casos documentados, tendría la duración de un año. No obstante,
ahora Antoni Sanç reclama a Maroquí 144 sueldos y 2 dineros por diversos pagos y deudas de la compañía que adelantó Sanç y que en una parte correspondían a Maroquí. Para
justificar esto Sanç presenta diversos documentos escritos (“segons en una ceda scrita
de mà del dit en Anthoni Sanç appar, la qual és en poder del dit en Maroquí”) y el propio
libro de cuentas de la compañía (“del dit libre de la dita companyia”)19.
17
AMC, 45 / 1, CJ, 1470-IX-13.
La búsqueda documental en protocolos notariales y en los libros municipales del justicia nos ha
permitido conocer numerosas deudas por tintado de paños, y establecer esas cantidades como precios
base del tintado, vid. J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. I, pp. 407-456.
19
En presencia de los notarios Bartomeu Cirera y Guillem Peris, se revisa la contabilidad de la
compañía hasta el día de hoy, y se llega a la conclusión que Maroquí debe pagar además a Sanç otros
446 sueldos y 5 dineros, en este caso de la actividad más reciente de la compañía y de su cancelación,
18
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Por la redacción del documento y las deudas que resultan entre ambos socios, parece deducirse que el capital inicial de los 2.964 sueldos, o al menos una parte
importante de éste, fue aportado por Sanç: “de pastells, alums, roges, gaudes, lenya
e altres tintes menudes necessàries al dit tint, les quals de entrada prenen suma, in
universo, de Cent quaranta-huyt lliures, tres sous, deu diners, les quals ha bestret lo
dit n’Anthoni Sanç”. El significado del verbo bestraure supone en efecto la aportación
previa de capital20, por lo que Sanç parece ser quien proporciona el capital necesario
para poner en fucionamiento la compañía. Así éste se constituiría en socio capitalista
mientras Maroquí se encargaría de la esfera de la producción, aportando su trabajo
(y tal vez el de algún operario propio21) y su saber técnico.
Esta no fue la única compañía que suscribió el tintorero Maroquí a lo largo
de su carrera profesional. Sólo cuatro años después conocemos la formación de una
sociedad para el tintado, societas tinti, entre Maroquí y el también paraire-draper
de Cocentaina Jaume Moltó: la conocemos en el momento que el pelaire contestano
Bernat Ripoll, transporta un censal a Maroquí, de 40 sueldos de pensión, y 36 libras
de capital, para pagarle una deuda de tintado que Ripoll debía a dicha sociedad (“in
solucione tintarum vobis dicto Molto et Maroqui debitarum per societatem tinti”)22.
En la década de 1490 este activo tintorero contestano siguió organizando una
parte de su trabajo a través de nuevas compañías. En 1496 cancela una compañía que había suscrito muchos años antes con el paraire-draper Bernat Martí (“dictam companyiam
molto tempore inter nos portavimus”). Cuando éste muere, su viuda y Maroquí deciden
una cancelación amistosa de la relación comercial entre ambos23. Las dos partes reconocen
el beneficio económico que les ha supuesto esta asociación, aunque sin indicar cantidades
en metálico: “bona ipsa equaliter computavemus et contenti et satisfacti fuimus et sumus”.
Como testigos de la cancelación aparecen Onofre Calatayud, draper, y Joan Sancholí,
paraire-draper, vecinos también de Cocentaina. El documento no nos indica los detalles
de dicha compañía, sin embargo, el oficio y la actividad de ambos socios, bien conocidos
gracias a unas detalladas prosopografías, nos permiten reconocer que de nuevo estaríamos
ante una asociación de capital y trabajo: Bernat Martí, paraire-draper, podría haberse
encargado de la inversión inicial necesaria, o de una parte importante de ésta, mientras el
tintorero Maroquí aportaría sus conocimentos técnicos sobre el tintado, su trabajo (y el de
sus operarios) y la infraestructura necesaria para el desarrollo de la actividad (el casal del
tinte de su propiedad)24. Aparte de ello, Bernat Martí, como pelaire y draper, se encargaría
teniendo en cuenta aquello que cada socio aportó. Sin embargo Maroquí entiende que no tiene ninguna deuda pendiente con Sanç. AMC, 47 / 2, CJ, 1481-IV-14.
20
El DCVB define bestraure como aportar capital per endavant.
21
Por su prosopografía sabemos que Maroquí tuvo en su casa dos jóvenes sirvientas (Dalfina e
Isabel), un asalariado, Joan Roy, de domo Petri Maroqui, y un esclavo blanco, Petruno. Vid. J. A.
LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II.
22
APPV 23.810 Guillem Peris, 1485-III-7.
23
“Nos, Nicholana, uxor quondam Bernardi Marti, draperii, vicina ville Cocentayne, ex una, et
Petrus Maroqui, tintorerius eiusdem ville vicinus, ex altera partibus, gratis et ex nostris certis scientiis
et spontaneis voluntatibus (…), absoluimus, difinimus, quitamus, ratione et ex causa campanyie que
in diebus preteritis et de tempore quo dictus Bernardus Marti vivebat, et ego, dictus Maroqui, erat, et
dictam companyiam predictam molto tempore inter nos portavimus”.
24
A principios de la década de 1480 Maroquí adquirió el casal del tinte de la importante familia de
los Calatayud, situado en el arrabal de la villa de Cocentaina, por unos 1.700 sueldos (precio ajustado
posiblemente a causa del censal, de 83 sueldos de pensión anual y capital de 1.000 sueldos, que los
Calatayud habían cargado sobre el inmueble). La venta se realiza tras la muerte del tintorero Genesi
Calatayud, y se confirma años después por la viuda y los hijos de éste, Lluís y los drapers Joan y
Onofre (éste último recordemos que aparecía como testigo en la cancelación de esta compañía de
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LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS
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de suministrar a su socio los paños sin tintar (producidos por él mismo en su propio taller,
o los elaborados por otros pelaires de la villa con los que Martí tendría relación mediante el
suminitro de materia prima u otros productos)25. Como draper, Martí, y con su experiencia
en la comercialización de lana y paños (e incluso de otros productos como cereales y sobre
todo aceite), se encargaría además de vender los paños ya tintados por Maroquí en el amplio mercado regional de la pañería contestana. Un vistazo a la prosopografía de Martí nos
confirma todos los rasgos anteriores: compras de lana a musulmanes y ventas a pelaires de
la villa, ventas de cereales y aceite, y sobre todo venta de paños tintados (de tonos negros,
azules, amarillos). Entre 1471 y 1481 es documentado vendiendo al menos 17 paños, todos 18nos o 21nos, excepto un 16no, y la mayoría tintados (9 de ellos tintados, 4 blancos,
y 4 sin especificar). Otros actos en la prosopografía de Martí nos confirman su asociación
con tintoreros (como con el mismo Maroquí) para tintar paños de terceras personas; de
hecho, diversos artesanos confiesan deberle dinero por el tintado de sus paños: el sastre
de Cocentaina Jaume Daroca confiesa deberle 10 libras y 8 sueldos, restantes de mayor
cantidad por tintado (“extantes maiori quantitate de tintis per vos michi factis in pannis
meis diversorum colorum”). Años después, el justicia de la villa condena a Bartomeu
Ager, tejedor vecino de Alcoi, a pagarle 65 sueldos por el tintado de un paño 21no verde
oscuro (“per causa de tintes de un vintihú vert scur que aquell li tenyí”). Y sólo tres meses
después encontramos una deuda similar: Joan del Puerto, agricultor vecino de Cocentaina,
confiesa deberle 28 sueldos deguts de tintes de un drap26.
Si Martí no desarrolla la tintorería, proceso técnico que no conoce (nunca nos
ha aparecido como tintorero, ni tampoco ha sido propietario de ningún casal de tinte, ni en
su casa poseía instrumentos para el tintado, como indica su inventario)27, quiere decir que
trabaja asociado a tintoreros (sobre todo a Maroquí, a juzgar por la larga relación laboral
según se indica en el momento de la cancelación de la compañía, pero tal vez también con
otros tintoreros vecinos) a través de compañías u otro tipo de asociaciones, lo que le lleva
a operar como intermediario entre otros artesanos y los tintoreros. Un último testimonio
documental, nos permite comprender y confirmar este papel: Pere Sala, pelaire vecino de
Cocentaina, confiesa deber a Bernat Martí, 63 sueldos, “los quals li atorga deure de resta
de tintes que aquell li havia fetes en lo temps de la sua companyia”28. La asociación de
este pelaire-draper con tintoreros le permitía adquirir una posición de privielgio frente a
otros artesanos o pelaires, no sólo en relación al suminstro de la materia prima básica, la
lana, sino también por su relación con el tintado a través de las compañías que suscribía.
Así entendemos que en su inventario el notario se percate de la presencia en su casa de
importantes volúmenes manuscritos: “certs libres manuals de la draperia e companyia del
tint e altres negocis e negociacions, los quals són cuberts de pergamí”. La producción de
Maroquí-Martí, lo que permite intuir ciertas relaciones de negocio). APPV 22.983, Guillem Peris,
1491-I-14.
25
Bernat Martí ha sido documentado en numerosas ocasiones adquiriend lana directamente de los
ganaderos de las comarcas vecinas, y poteriormente vendiendo y distribuyendo esta lana a pelaires de
Cocentaina. Algo parecido realizaba con el aceite, otra materia prima textil. Todo ello otorgaba a este
emprendedor artesano un cierto papel de influencia sobre otros artesanos vecinos. Vid. J. A. LLIBRER,
La indústria tèxtil contestana, y J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II.
26
AMC, CJ, 1473-XI-3, 1479-V-6, 1479-VIII-28.
27
En su casa tenía un urdidor, un torno, unas tijeras de tundir, un banco de tundidor (hun ordidor e
hun torn, unes tisores de baxar ab son tauley de baxar), numerosas madejas de hilo que suponían un
total de 20 libras, e incluso diversos paños o fragmentos de paño de diversos colores (verdes, oscuros
y claros, azul oscuro, amarillo). En total dos paños, un 18no y un 21no, y 88 alnas de lana junto a 86
alnas más de estopa y lienzo. Sin embargo nada había relacionado con las operaciones de tintorería.
APPV, 23.807, notario Guillem Peris, 1482-IV-12.
28
AMC, CJ, 1472-XI-24.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061
70
J. ANTONI LLIBRER ESCRIG
paños, su implicación en el tintado y su comercialización conformaban las diversas líneas
de la amplia empresa de este pelaire-draper emprendedor29.
Pero como comentábamos en otras ocasiones, el caso de Bernat Martí
no es único. Otros paraire-drapers de Cocentaina, a juzgar por su prosopografía,
seguían la misma estrategia empresarial que Martí, a través de su relación con el
sector del tintado y con los tintoreros de la villa. Se trata de nombres y familias ya
conocidas por su influencia y poder en la villa: los drapers Joan de Calatayud o
Joan d’Estanya, los paraire-drapers Joan y Pere Pérez de Requena, Joan Sancholí
o Jaume Moltó30. Joan de Calatayud suscribió una compañía con el mismo Pere
Maroquí a mediados de la década de 1490. Curiosamente conocemos tal compañía
porque Miquel Company, de Benifallim, reconoce deber a Calatayud 98 sueldos, “debitos ratione tintarum per me receptarum in tinto Petri Maroqui tempore
companyie vestre et sue”. No olvidemos que Miquel Company confiesa deber la
cantidad sólo a Calatayud y no a Maroquí, lo que confirma el papel de Calatayud
como socio que gestiona y administra la compañía (posiblemente el socio que
aporta el capital), y que realiza la función de intermediario entre los artesanos que
desean tintar sus paños y el tintorero31. Sólo de esta forma, y a través de estas asociaciones de capital y trabajo, se explican los numerosísimos documentos en que
diversos artesanos reconocen deber dinero por el tintado de paños a estos pelaires
o drapers emprendedores32. Junto a los ejemplos citados, la actividad en el sector
de la tintura por parte del paraire-draper Jaume Moltó es una de las más interesantes. Sólo la del año 1481 es ya muy ilustrativa. Comenzamos a conocerla por
una denuncia ante el justicia de Cocentaina: el pelaire contestano Jaume Lazero
confiesa deberle 87 sueldos por el tintado de siete alnas de cordellat rojo, y 20
sueldos más por tintes de una palmella 20na. Sólo cuatro meses después, el pelaire
contestano Bernat Montoro confiesa deberle 27 sueldos y 6 dineros por tintado,
per rahon de tintes que li ha fetes. En sólo dos meses encontramos otra deuda por
el mismo concepto: el pelaire Onofre Navarro, vecino de Cocentaina, es condenado por el justicia de la villa a pagarle 66 sueldos y 8 dineros por tintes que aquell
li tenyí. Sabemos además que alterna la tintura con la venta de paños tintados: en
una carta redactada por el justicia de Cocentaina dirigida al de Albaida, se obliga
a Salvador Andani, pelaire vecino de Albaida, a pagar a Moltó 7 libras, 9 sueldos
y 4 dineros, de aquellas 14 libras, 18 sueldos y 9 dineros por un paño 18no negro y
29
Que se completaban además con el comercio de cereales y aceite.
Sobre la importancia de estas familias y su influencia en la vida económica y política de la
comunidad, Vid. J. A. LLIBRER, La indústria tèxtil contestana, y J. A. LLIBRER, Industria textil y
desarrollo regional, vol. II.
31
“Ego, Miquael Company, agricola vicinus loci de Benifallim, scienter, etc. Confiteor et in veritate recognosco me debere vobis, magnifico Joanni de Calatayu, mercatori habitatori ville Cocentayne, presenti et vestris, nonaginta octo solidos, octo denarios regalium Valencie, debitos ratione
tintarum per me receptarum in tinto Petri Maroqui tempore companyie vestre et sue”. APPV 23.819,
Guillem Peris, 1496-I-7.
32
Citaremos sólo unos pocos ejemplos de los muchos posibles, a parte de los ya mencionados.
Remitimos a las prosopografías de cada artesano y al Apéndice documental para la lectura de un
mayor número de estos importantes documentos: “En Miquel Munçó [pelaire], vehín de la vila de
Cocentayna, voluntàriament e de grat se obliga en donar e pagar al honrat en Johan Pérez de Requena, present, e als seus, denou sous, moneda reals de València, de resta de tintes que aquell tenyí
(AMC, CJ, 1479-VII-27); En Simó Rehiner, sastre, vehín de la vila de Cocentayna, voluntàriament e
de grat se obliga en donar e pagar al honrat en Johan Pérez de Requena, present, e als seus, sexanta
sous, de reals de València, los quals li confesa deure per rahó de tintes de un drap vintehú negre”
(Ibidem, 1479-VIII-29).
30
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LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS
71
17 alnas de palmella azul33. Si, como en el caso de Bernat Martí o los Pérez de
Requena o Calatayud, Moltó no conocía la tintura de paños ni poseía instrumental
ni instalaciones (como muestra su detallada prosopografía a lo largo de su dilatada
carrera profesional, 1470-1505) debemos deducir que este paraire-draper tenía
también algunas relaciones profesionales con algún tintorero, con el que tal vez
habría suscrito alguna compañía, como en los casos anteriores, para el tintado de
paños y su venta34.
3. COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LA ESFERA DE LA PRODUCCIÓN Y
LA ESFERA MERCANTIL
En efecto, la venta de paños ya tintados por parte de todos estos pelairedrapers es una muestra más no sólo de su implicación en el sector de la tintorería,
sino de su papel mercantil en las compañías o asociaciones con los tintoreros. Esto no
excluía, sin embargo, la relación directa de los tintoreros con otros pelaires para el tintado personal de sus paños, sin pasar por los límites que podía imponer una compañía.
De hecho, en las prosopografías de los tintoreros contestanos aparecen con frecuencia
estas deudas de otros artesanos, especialmente pelaires, pero también sastres, a veces
incluso de villas vecinas (Alcoi, Planes) o alejadas (Alicante, Vila Joiosa), por el tintado de sus paños sin la mediación de la compañía.
En definitiva, todas estas compañías se nos configuran como una estrategia
por parte de los pelaires emprendedores de intentar gestionar o controlar también
estas importantes fases finales del proceso de producción y venta del paño. Y es que,
como afirma Hoshino, la operación del tintado era una fase que debíamos considerar
más «comercial», es decir asociada a las exigencias del mercado y los clientes, que
asociada al resto de fases de trabajo del paño35, de ahí la creciente acción por parte de
los paraire-drapers para acercarse a ésta y coordinarla. Eran estos profesionales los
que por su conocimiento del mercado (pero también de la producción) podían encarar
de forma positiva las exigencias de la comercialización de amplio radio, de carácter
supra-regional. La formación de compañías les garantizaba una posición aún más
favorable en los mercados, al poder aumentar y mejorar el carácter merceológico del
paño ante una clientela que ya apreciaba, exigía y estaba dispuesta a pagar el aumento
de la calidad, del valor, del precio en definitiva, que suponía el tintado de un paño. De
33
AMC, CJ, 1481-I-25; 1481-V-5; 1481-VI-15; 1481-III-26. Fuera del año 1481 su actividad
en la venta de paños (muchos de ellos tintados) es también importante, incluso en ámbito regional:
vende cuatro 18nos negros a Alí Zampar, de la morería de Cocentaina, por 760 sueldos (APPV, 1470IV-9); vende al pelaire-tintorero contestano Antoni Sanç, dos palmellas 21nas (APPV, 1471-II-27);
vende a Jaume Morant, de Xixona, una palmella (APPV, 1471-XI-16); a Jaume Anric, calceter d’Elx,
un cordellat (APPV, 1474-XI-3). Compra lana de forma anticipada, vende grandes cantidades de
aceite (sólo en el año 1479, 130 arrobas), vende también numerosos animales de tiro (16 unidades
sólo en enero de 1493) y cereales. En 1487 compra, junto al pelaire Pere Figuerola, el dominio útil de
uno de los molinos batanes del conde de Cocentaina: Moltó paga 30 de las 50 libras (APPV 23.812
Guillem Peris, 1487-I-16). Vid. Análisis Prospográfico en J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo
regional, vol. II.
34
Tal vez con el tintorero contestano Alfonso de León, a quien le compró en 1472 el dominio útil
de un tirador de paños, situado en la misma villa de Cocentaina, en la conocida partida dels Tiradors
(APPV, 1472-X-23). O con el tintorero Pere Figuerola con quien compra uno de los molinos batanes
del conde. Vid J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II.
35
“La tintura veniva considerata come una fase di lavorazione non necessariamente annessa al ciclo di produzione (…), ma una fase piuttosto “comerciale”, vid. Hidetoshi HOSHINO, Industria tessile
e commercio internazionale nella Firenza del tardo Medioevo, Florencia, 2001, p. 30.
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J. ANTONI LLIBRER ESCRIG
ahí la multiplicación de estas asociaciones o compañías, en parte mercantiles, en una
villa textil como Cocentaina.
La importancia de la faceta mercantil en estas compañías se nos confirma
además por un último ejemplo que aportamos. Se trata de una compañía suscrita al
menos entre dos drapers contestanos, Joan de Calatayud y Bartomeu Bodí, para el
tintado y la comercialización de paños. A principios de abril de 1482, Rafael Miró,
draper, vecino de Pego, reconoce que durante el próximo mes de mayo, enviará a los
dos drapers contestanos, un conjunto de 20 paños, entre 18nos y 21nos, para que sean
tintados por la compañía que ambos desarrollan:
E lo dit en Raphael Miró promès, e s’obligà als dits en Johan Calatayu
e en Berthomeu Bodí e a la companyia de aquells, que per tot lo mes
de maig primervinent donaria obra ab tot efecte de trametre e enviar
vint draps de lana, vintihuns e dihuyttens, per ops de tenyir en lo tint de
aquells, de les colors que aquell volrà e delliberarà36.
En el párrafo siguiente Calatayud y Bodí se comprometen a tintar los 20
paños según el precio que han establecido en su compañía y que aparece estipulado en
su libro contable. Como el precio de la tintura será elevado (con seguridad superior a
los 1.000 sueldos, según los precios más frecuentes documentados en Cocentaina), los
socios conceden a Miró la posibilidad de pagar a plazos durante un año37.
El ejemplo nos traduce la importancia de la industria textil de la villa de
Cocentaina, un centro lanero que poseía un potente sector del tintado capaz no sólo
de hacer frente a la demanda interna y comarcal (artesanos de Planes, Penáguila, Alcoi, etc. que acudían a la capital del Comtat a tintar sus paños) sino también a la de
otros centros más elajados, como este caso de Pego, o también de Alicante o Vila
Joiosa, de los que hemos encontrado ejemplos en las numerosas deudas por tintado.
Pero en realidad, lo que nos interesa de esta compañía es el hecho que no se cite a
ningún tintorero. Ninguno de los dos socios, como ocurría en otros casos, y a juzgar
por sus curricula profesionales incluidos en la prosopografía, conocía los secretos de
la tintorería ni podía desarrollar tal actividad, tampoco disponían de instalaciones o
instrumental para ello. Es decir, el documento nos oculta la presencia del tintorero que
llevaría a cabo el trabajo, en calidad de socio o con alguna otra relación profesional
o laboral con los anteriores, en beneficio de los dos drapers, encargados éstos de la
esfera administrativa y comercial (buscando clientes y paños para su tintado y posterior comercialización). Esta “ocultación” de la esfera de la producción a favor de la
mercantil es un síntoma evidente del rango y de la importancia cada vez mayor que
ésta última alcanzaba en estas formas societarias. Así, si en la primera compañía documentada, la de 1424, los socios son todos tintoreros (a pesar de la función de uno de
ellos como administrador), con posterioridad estas sociedades o compañías parecen
evolucionar (o adaptarse) mediante la presencia y la importancia cada vez mayor de
los pelaires y drapers emprendedores, cuyo objetivo no será únicamente el tintado de
paños sino también su comercialización en amplios mercados. La exigencia de unos
parámetros de calidad acercará y asociará a estos profesionales.
Fecha de recepción del artículo: Marzo 2010
Fecha de aceptación y versión final: Abril 2010
36
APPV 23.807, Guillem Peris, 1482-IV-3.
“E los sobredits en Calatayu e en Bodí, aceptant, prometeren tenyir dits draps e porrogar aquell
en les pagues de les tintes terme de hun any, de maig avant, e prometeren tenyir al for que ells en la
dita companyia tinyen, segons per lectura del libre del tint serà atrobat”. Ibidem.
37
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ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 73-97
ISSN 0066-5061
DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD
EN LA EDAD MEDIA. LAS RELACIONES DE FRONTERA
ENTRE LOS REINOS CRISTIANOS DE MURCIA Y VALENCIA
EN LOS SIGLOS XIII-XVI1
DEFINITIONS OF IDENTITY AND CONFLICT IN THE MIDDLE AGES.
FRONTIER RELATIONSHIPS AMONG THE KINGDOMS
OF MURCIA AND VALENCIA IN THE 13TH-16TH CENTURIES
JORGE ORTUÑO MOLINA
Universidad de Murcia
Resumen: Mientras que buena parte de los
estudios sobre la frontera en la Edad Media en la Península Ibérica se han centrado en las relaciones de frontera entre los
reinos cristianos y el Islam, las relaciones
de frontera entre los reinos cristianos han
sido más desatendidas. Nuestro trabajo se
centra en la relación entre las Coronas de
Aragón y Castilla en el sureste peninsular en el momento de mayor expansión de
ambas coronas y en las pugnas surgidas al
calor de dicho avance. Lejos de suponer
un mero elemento geográfico, la frontera
representa la existencia de procesos de
aculturación y formación de identidades. Es por ello que hemos encaminado
nuestro estudio para entender cómo se
articularon las herramientas utilizadas por
las comunidades para regular el grado de
aceptación de ciertos elementos culturales
o la defensa de los mismos hacia los individuos del otro lado de la frontera. Ello
nos da pie a mostrar una sociedad más
compleja y dinámica que muestra lo difícil de mantener ideas sobre una identidad
inmutable y esencialista.
Palabras Clave: frontera; Murcia; Valencia; identidad; conflictividad.
Abstract: The frontier is a key issue in
Medieval Hispanic researche. Traditionally,
scholars have pointed out the existence
of a Great Frontier (Christian Kingdoms
against Islam) and Minor Frontiers (among
the Christians). Whereas the majority of
the literature focuses on the first one, the
second one been ignored or studied only
from the perspective of the political and
administrative fragmentation. This paper
is the relationship between the Crowns
of Aragon and Castile, especially in the
Southeastern Peninsula region, in the peak
of the territorial expansion process (13th
and 14th centuries). Beyond accepting the
frontier as a mere geographical concept,
the borderland represents a space of
acculturation and identity creation. Hence
this paper treats the grade of defense of
cultural issues or the acceptance of other
cultures, with the modification and creation
of new identity references. The existence of
a complex and dynamic society allows us
to refuse the idea of a identity as essential
or immutable.
Keywords: borderland; Murcia; Valencia;
identity; conflict.
1
Agradezco sinceramente los sabios consejos y ayuda de Teófilo F. Ruiz en la elaboración del
presente artículo. Asimismo, quisiera agradecer los comentarios e indicaciones de los revisores
anónimos de la revista que han servido para dotar de claridad al texto.
Abreviaturas utlilizadas: AGS = Archivo General de Simancas; AMM = Archivo Municipal de
Murcia; MMM = Miscelánea Medieval Murciana.
74
JORGE ORTUÑO MOLINA
SUMARIO
1. Introducción.- 2. ¿La frontera como defensa de la identidad?.- 3. La formación de la frontera.4. La creación de una nueva identidad.- 5. Los conflictos Centro-Periferia.- 6. Conclusiones.
1. INTRODUCCIÓN
La frontera y la Península Ibérica en la Edad Media son dos términos que
están estrechamente unidos. La existencia de la gran frontera entre Cristiandad e
Islam y su enfrentamiento durante ocho siglos ha dado magníficos trabajos sobre las
relaciones mantenidas entre ambas entidades, tales como procesos de transferencia
cultural, la violencia generada en torno a su coexistencia, etc2. Este trabajo trata sobre
el tema de la frontera y la identidad, pero, en lugar de dirigir nuestra atención hacia
la lucha Cristiandad/Islam, centraremos nuestros esfuerzos en el análisis de las otras
fronteras que se generaron tras la conquista musulmana del 711. Lo interesante de
la pluralidad de reinos que conformaron la Península durante la Edad Media es que
usaron las fronteras dentro de la cristiandad también como elementos activos e importantes para marcar identidades claras y específicas que escapaban de la homogeneidad
peninsular. El análisis de la relación entre estos reinos da pie a destacar qué grado
de asunción por parte de los habitantes tenía el sentirse participes de una misma realidad de pertenencia a una cristiandad amenazada por el Islam invasor. Estudiar, en
vez de asumir, la identidad permitirá contextualizar los conflictos existentes entre los
diversos reinos constitutivos de esa España medieval. En realidad, analizaremos un
proceso de construcción de identidades, en plural, por parte de las comunidades, que
nos permitirá poner en duda el “esencialismo” de cualquier nación, obligándonos a la
necesaria ubicación cronológica y espacial.
Tanto el espacio como la complejidad del tema nos han hecho decantarnos,
para argumentar lo expresado, por la realidad fronteriza habida entre los reinos cristianos de Valencia y Murcia en la Baja Edad Media. Nuestro estudio se limita a un
arco cronológico entre los siglos XIII y XVI, obviando lo ocurrido con anterioridad
en la Corona de Castilla y la de Aragón. Si bien esto nos priva de una visión general
de las relaciones entre ambas Coronas, las ventajas de dicho marco temporal permiten
ver que tanto Murcia como Valencia, espacios de nuestro análisis, fueron ganados al
Islam siguiendo los mecanismos elaborados por unas sociedades ya plenamente cristalizadas y definidas, como eran la Corona de Castilla y la de Aragón. La rivalidad que
pudiera haber surgido entre ambos reinos con anterioridad al siglo XIII no suponía
un choque total de intereses como el que se produjo en el sureste peninsular. Hasta
ese momento ambas poseían el sur como una reserva de tierras futuras, mientras que
desde la conquista de Murcia por Castilla la situación cambiaba ya que se limitaba
la expansión terrestre del reino de Valencia. Va a ser, por tanto, en el sur del reino de
Valencia, especialmente en la zona conocida como la procuración de Orihuela, y el
reino castellano de Murcia donde las energías de ambas Coronas se concentraron y
donde podemos ver las pugnas y las estrategias por consolidar espacios a través no
de acuerdos sino de la creación de identidades. En este sentido, podemos considerar
las relaciones entre Murcia y Valencia como ejemplos de la definición y esfuerzos por
2
Puede observarse una muestra de la ingente cantidad de estudios realizados hasta la fecha sobre
la frontera en las dos extensas bibliografías generales sobre el tema recogidas en las obras de Robert
BARTLET y Angus MACAY (eds.), Medieval frontier societies, Oxford, 1992; y en las actas de las sesiones de trabajo del II Seminario de Historia Medieval en Las sociedades de frontera en la España
Medieval (J.A. SARASA, ed.), Zaragoza, 1993.
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DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD
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individualizar cada uno de los reinos que constituyeron la Península Ibérica, a pesar
de la defensa que se hace desde algunos sectores de un horizonte común a todas ellos
y que tiende a despreciar la conflictividad que surgía de dicha coexistencia.
2. ¿LA FRONTERA COMO DEFENSA DE LA IDENTIDAD?
A nadie se escapa que la existencia de la frontera con el Islam en la Península
ha servido para la creación, o para muchos la reafirmación, del sentimiento de unidad
de los españoles al enfrentarse a un elemento extraño y ajeno a la realidad o identidad
peninsular3. Igualmente, resulta una obviedad remarcar que historia y nacionalismo
están estrechamente unidos. El origen de la historia como disciplina científica tiene
lugar en el periodo de formación del Estado-nación y surge como una necesidad de
éste para reafirmar su existencia y legitimidad. La definición aportada por Benedict
Anderson de comunidades imaginadas para describir las nacionalidades que surgen
al calor de la nueva realidad socio-política del siglo XIX sigue siendo una de las
más clarificadoras hasta el momento. La nacionalidad crea una comunidad imaginada
puesto que los individuos no se conocen entre sí, aunque comparten unos elementos
que les permiten sentirse identificados y comulgar con ellos. Al mismo tiempo, esa
comunidad es limitada ya que presenta unas fronteras finitas, aunque elásticas. Y por
último, es una comunidad soberana que decide sobre su propia gobernación4. El problema de dicha definición, tal y como Anderson apunta, es que tiene su origen a finales
del siglo XVIII. Se muestra como un artefacto cultural y, como tal, construido. ¿Qué
ocurre entonces con períodos anteriores? Indudablemente, la construcción de tales comunidades imaginadas se realiza sobre una serie de elementos que permiten que esos
individuos desconocidos entre sí puedan compartir unos mismos valores. Estos son,
entre otros, una lengua común, una historia o un territorio. Sin embargo, el problema
de cualquier nacionalismo es la tendencia a crear una homogeneización de los rasgos
definitorios, para lo que se recurre a la defensa de una esencia atemporal que acompaña a la comunidad, que se identifica dentro de unos límites territoriales considerados
casi sagrados5. Aquí es donde la historia juega un papel fundamental, ya que se recurre
a ella para resaltar aquellos elementos que permiten la cohesión de los ciudadanos,
obviando o mitigando aquellos otros factores que no interesan para tal fin. Por eso,
afirma Josep Fontana que la historia se enseña más como la biografía de dichas realidades que como una herramienta para el estudio del entorno social del individuo6.
3
José Antonio MARAVALL, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1954, p. 266. Por su
parte, Guichard, también se hace eco del problema de al-Andalus y reafirma el desarrollo por parte de
los cristianos, ignorando cualquier consideración religiosa, de una reivindicación de la unidad política y
territorial de la Península, que, en buena parte, dio fundamento ideológico a la Reconquista. Pierre GUICHARD, Pierre BONNASSIE y Marie Claude GERBET, Las Españas Medievales, Barcelona, 2001, p. 53.
4
Benedict ANDERSON, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la propagación
del nacionalismo, Mexico, 1991, p. 24.
5
“The idea of the national territory is an important element of every national ideology. Every
nation regards its country as an inalienable sacred heritage, and its independence, integrity, and homogeneity appear bound up with national security, independence, and honour. This territory is often
described as the body of the national organism, and the language as its soul.” Frank HERTZ, Nationality in History and Politics: A Psychology and sociology of national sentiment and Nationalism,
London, 1944. pp. 150-151 (Citado por Peter SAHLINS, Boundaries: The making of France and Spain
in the Pyrenees, Berkeley, 1988, p. 3).
6
Josep FONTANA, La construcció de la identitat. Reflexions sobre el pasat i sobre el present,
Barcelona, 2005, p. 20.
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76
JORGE ORTUÑO MOLINA
La idea de esas comunidades culturales homogéneas desde el principio de
los tiempos resulta cuestionable si nos acercamos a las propias fuentes históricas.
Como ejemplo de esa conciencia constructiva de algo nuevo desde la centuria del
1800 nos remitimos a las palabras del político conservador español Antonio Alcalá
Galiano que decía en 1835, en los años finales del absolutismo en la Península Ibérica,
que los políticos liberales españoles pretendían hacer de España una nación, que no
lo es ni lo ha sido nunca7. Ladero Quesada recoge que en las crónicas medievales, y
especialmente a partir de la Baja Edad Media, existía una conciencia en la elite cultural y política del país de que España era un referente de unidad y que, como defiende
el autor, no se referían tanto a un ámbito de dominio político sino sobre todo a una
identidad histórica8. No obstante, existen testimonios paralelos que permiten corroborar la tesis de Anderson que demuestran que en pleno siglo XVI, junto a la lista
de cronistas defensores de la unidad “nacional” llevada por los Reyes Católicos, las
comunidades tenían conciencia de las diferencias y de su única vinculación entre ellas
a través de la Corona9. Como era la monarquía la que servía como punto de unión de
todos los súbditos, tras la desaparición de las monarquías absolutas se hizo necesario
la creación de nuevos lazos de unidad y cohesión entre la comunidad. Por lo tanto, el
uso del concepto nación nos obliga a su uso en un momento histórico muy determinado, momento del que todavía somos tributarios, ya que implica necesariamente una
nueva necesidad surgida en el siglo XIX para desarrollar un profundo sentimiento de
compenetración y obligaciones hacia la “nación” lejos de los habidos hasta ese momento. En cualquier caso, la constatación de identidades contradictorias en las fuentes
medievales nos sirve para desarrollar la idea de conjunción o dinámica de identidades
existentes en la sociedad que ayuda a rechazar el esencialismo identitario.
A lo largo de las siguientes páginas analizaremos el tema partiendo de unos
postulados definidos por la antropología respecto a la creación de la identidad. Frente
a la identidad como una esencia, lo cual implica invariabilidad, homogeneidad y
permanencia, las nuevas líneas de investigación en dicha disciplina tienden a definir
la identidad como consecuencia de un proceso dinámico, en el que no sólo entra en
juego la definición de cultura como un ente abstracto que ha sido difícil de precisar
hasta el momento10. Consideramos la identidad como la construcción de un sentimien7
Citado por J. FONTANA, La construcció de la identitat, p. 20
Miguel Ángel LADERO QUESADA, Ideas e imágenes sobre España en la Edad Media, en Sobre la realidad de España (F. TOMAS Y VALIENTE, ed.), p. 49. Como ejemplo, Antonio de Nebrija,
protegido por los Reyes Católicos, escribía que “los miembros e pedazos de España, que estavan
por muchas partes derramados, se redujeron e apuntaron en un cuerpo e unidad de Reino, la forma
e travazon del cual assi está ordenada que muchos siglos, injuria e tiempos no lo podrán romper ni
desatar” (Elio Antonio de NEBRIJA, Gramática de la lengua castellana, edición de Antonio Quilis,
Madrid, 1989, p. 112).
9
Los problemas generados por el robo de ganados entre los vecinos, y a los problemas de jurisdicciones distintas a pesar de una misma monarquía, llevó al procurador de Orihuela a lamentar
los problemas habidos con el concejo de Murcia ya que éste “no aviendo acatamiento que esa dicha
ciudad de Orihuela es real e de la majestad del rey, e con esta dicha çibdad [Murcia] son un señorio
de un rey e señor, e que lo que mas fuerte es no tener proceso de marca, requesta e fadiga alguna
directe ni yndiretamente, syn proçeder requesta de persona alguna las dichas cosas se atentaron de
haser. Las quales no se tentaron en tiempo que las dichas dos çibdades heran en señorío de dos reyes”
(AMM, Leg. 4282, nº 26, f. 2r). Es decir, que las querellas existentes entre los dos territorios no se
debían evitar por tratarse de una misma comunidad sino por tener un mismo rey al que debían servir.
10
Para Pinxten y Verstraete la corriente culturalista que defiende el concepto “cultura” como eje
diferenciador entre grupos o comunidades presenta una importante deficiencia en su formulación. Las
dificultades para proponer un modelo científicamente adecuado son diversas: resulta imposible delimitar una cultura porque los procedimientos de préstamos entre grupos y comunidades, de guerra, de
8
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to en el que la relación entre el individuo, el grupo o la comunidad están en constante
interacción11.
Las teorías sobre la construcción nacional dirigida desde el centro e impuesta
sobre las periferias en un proceso de homogeneización, o la creación de la identidad
nacional siguiendo el esquema de círculos concéntricos están siendo puestas a debate12.
Hasta mediados de siglo se admitía que la elaboración de la identidad nacional derivaba
de un proceso por el cual el individuo reemplazaba su fidelidad hacia la tierra o la aldea a
favor de todo el país. Esta visión, como bien ha puesto de manifiesto Peter Sahlins, rechaza por completo las identidades locales o territoriales, y niega los papeles de las comunidades locales y grupos sociales en la formación de sus propias identidades nacionales13.
En la construcción de la identidad entra en juego la paradoja en tanto que un individuo,
un grupo o la comunidad en su conjunto están, a menudo, influidos, incluso guiados,
por contradicciones entre ellos, estableciendo una determinación recíproca. Esta tensión
entre adhesión y libertad juega un papel importante en numerosos conflictos14 y, lo que es
importante, crea más de una identidad con la que los individuos se sienten identificados
y de la que hacen uso, llegado el caso, cuando se producen situaciones conflictivas en las
que sus intereses se ven amenazados. Por otro lado, la identidad es el resultado de una
matrimonio y de comercio modifican el fenómeno. Asimismo, resulta imposible identificar una cultura
como un fenómeno diacrónico, lo que nos lleva, en cierta medida, a considerar la cultura como un
elemento mutable, en contra del punto de vista occidental que ha negado toda dimensión histórica a las
sociedades occidentales. Para estos autores, el uso del concepto analítico de cultura debería tener en
cuenta entidades materiales: de personas, de grupos y de comunidades con características intrínsecas
y particulares de interacciones en cada entidad. Reiteran que lo que se ha denominado “cultura” en la
literatura forma parte del sistema de procedimientos de individuos, de grupos y de comunidades que
pasan a llamar dinámicas de identidad. Rik PINXTEN y Ghislain VERSTRAETE, Culturalidad, representación y autorepresentación, “Revista CIDOB d´Afers Internacionals”, 66-67 (2004), pp. 18.
11
Distinguimos tres niveles de identidades: el individuo, el grupo y la comunidad. Son tres niveles
de amplitud pero, al mismo tiempo, tres tipos cualitativos diferentes: la identidad individual concierne a cada persona en sí misma, la identidad de grupo se define por las relaciones interpersonales reales, mientras que la identidad comunitaria, en principio, trasciende en el tiempo y en el espacio a los
individuos y a los grupos existentes. Ibidem, p. 14. Así mismo, afirman los autores que “el esencialismo, desde los puntos de vista sociologista y culturalista, no sobrevive al análisis científico crítico.
“constatamos que los seres humanos se comprometen en la comunicación y en la interacción a través
del mundo. Por lo tanto, el esencialismo bajo el aspecto del culturalismo (la extrema derecha, por
ejemplo) o del sociologismo (el laicismo francés, por ejemplo) se presenta como una forma exclusiva
de comunicación. Se trata más bien de un monólogo que de un diálogo o de una forma de interacción.
De este modo, todo esencialismo es calificado como una posición ideológica de individuos, de grupos
o de comunidades, y no como un instrumento analítico de trabajo científico.” Ibidem, p. 12.
12
La teoría clásica de círculos concéntricos defiende que el individuo posee una escala de valores
que va desde la propia tierra (localidad natal) hasta la nación, pasando por diversos escalones sucesivos de fidelidad (la aleda, el condado, la región, etc). En dicha teoría, la fidelidad va decreciendo
conforme se aleja del epicentro del individuo. P. SAHLINS, Boundaries: The making, p. 111-112.
13
P. SAHLINS, Boundaries: The making, p. 8.
14
Para Northrup la identidad debe operar dinámicamente desde el mismo momento en el que el
sentido de identidad de uno mismo o del grupo no es estático. La propia percepción del individuo está
constantemente en relación con el mundo, recibiendo información con la que debe tratar y ajustar a
la propia definición de uno mismo. Cuando los hechos amenazan los principios de nuestras representaciones, el individuo o el grupo reaccionará enérgicamente para preservar dicha identidad. Es
por tanto esta relación dinámica entre identidad y la interacción con el mundo uno de los principales
factores en los conflictos. Cuando surge un conflicto, incluso en los casos en los que la identidad se
encuentra mínimamente involucrada en la disputa inicial, la identidad personal o social comienza a
verse cada vez más como argumento esgrimido por las partes. Terrell A. NORTHRUP, The dynamic of
Identity in personal and social conflict, en Intractable conflicts and their transformation (L. KRIESBERG, ed.), Syracuse, 1989, pp. 55-82.
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respuesta del ser humano para la comprensión y la clasificación del mundo que lo pueda
hacer predecible y habitable. Mas, al mismo tiempo, posee las necesarias capacidades
para la adaptación a las circunstancias cambiantes que lo puedan hacer igual de habitable15, lo que supone que la modificación de las circunstancias de las comunidades lleva
consigo la modificación y/o la aparición de nuevos elementos constitutivos de la identidad, como puede ser la imposición de una demarcación administrativa nueva.
En definitiva, al entender la identidad como un elemento dinámico y, por
tanto, cambiante, la historia juega un papel fundamental en la explicación de tales
fenómenos y obliga a especificar el momento histórico para la comprensión y explicación del carácter identitario. Este hecho, que puede sonar tan obvio, es a menudo
ignorado en el discurso político, y de vez en cuando académico, en aras a mantener
el continuo valor universal y natural de las diversas nacionalidades contemporáneas.
Por otro lado, y como comprobaremos, no todos los individuos, y esta es otra de los
elementos que contradicen ese esencialismo nacional, asumían por igual su identificación con el resto de los “compatriotas”. Afirmaba Caro Baroja que la formación
intelectual, los recursos económicos, la esfera habitual de desplazamiento y su integración en diversos proyectos regionales, estatales, etc. establecen unos parámetros
diferentes en las conciencias identitarias de cada uno de los individuos, que ha de ser
tenida en cuenta para comprender el valor del mensaje16.
Las identidades cambian, nacen y desaparecen, y las elites (políticas) pueden
influir en este proceso de forma crucial mediante la elaboración de unos discursos que
permiten dotar de cohesión a la identidad comunitaria17. A este respecto es interesante
hacer una llamada de atención sobre las fuentes utilizadas. El uso de las crónicas como
único elemento para hablar de la historia de los reinos debe obligar a tener en cuenta
que tales obras se redactaban para dotar de legitimidad a los intereses de la monarquía.
La utilización de las crónicas y materiales elaborados desde dichas esferas ciertamente
nos aporta una visión, que a nuestro entender, tan sólo es un elemento más a tener en
consideración18. Pero su uso exclusivo provoca, para el caso que aquí nos ocupa, que
se encubra y no se explique el valor de la frontera entre los diversos reinos cristianos
y su conflictividad19. Sin embargo, si abordamos la problemática desde los diplomas
15
George KELLY, Theory of Personality. The psycology of personal constructs, Nueva York, 1955,
p. 105.
16
Julio CARO BAROJA, Razas, pueblos y linajes, Madrid, 1957, pp. 267-268.
17
Más aún en una sociedad como la medieval en el que la existencia del clientelismo se convierte
en una base fundamental para entender las lealtades y los compromisos comunitarios. No hablamos
únicamente de los lazos feudales existentes entre las redes de poder de la nobleza, sino también a las
existentes en el mundo campesino. Como afirma Enric Guinot, la aparición de familias campesinas
que conforman una élite local establecía dos tipos de red clientelar: una, hacia arriba, como agentes
de los nobles y señores del lugar donde viven actuando como intermediarios frente al resto de la
comunidad, lo cual les permitía obtener pequeños beneficios y recompensas. Pero, por otro lado,
establecían su propia red clientelar sobre sus vecinos, favoreciendo la solidaridad, pero también el
control, a través del préstamo, los pequeños favores y, también, el uso del poder municipal local en
su beneficio económico. Enric GUINOT RODRÍGUEZ, Oligarquías y clientelismo en las comunidades
rurales del sur de la corona de Aragón (siglos XII-XV), “Hispania”, 70/235 (2010), pp. 409-430.
18
El goticismo, como señala Ladero Quesada, contribuyó durante siglos a mantener la noción de un
denominador común histórico hispánico. Como motor ideológico, la idea de restauración de la monarquía visigoda o goticismo, fue transmitido a través de los intelectuales de la Edad Media, próximos a
las cancillerías, pues muchos de ellos fueron cronistas y miembros próximos a la corte. M.A. LADERO
QUESADA, La formación medieval de España. Territorios. Regiones. Reinos, Madrid, 2004, p. 55.
19
En varios de los manuales de divulgación el corónimo de España aparece en plural, refiriéndose a
las Españas medievales. Dicho elemento es significativo en cuanto que dentro del concepto identitario
de España se reconocen otras categorías incluidas en él, obligando a dar respuesta a un fenómeno sin-
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elaborados por las cancillerías con motivo de las relaciones diarias entre las comunidades, es decir, pleitos, quejas, hermandades, etc. aportamos otra perspectiva que puede
entrar en contradicción con la anterior. ¿Son falsas las dos visiones? ¿Entramos en
un problema de relativismo? No exactamente. Nos obliga a renunciar al esencialismo
como un concepto explicativo, y nos dirige hacia el análisis temporal y espacial para
comprender qué tipo de identidad usan los individuos, y en función a qué intereses.
3. LA FORMACIÓN DE LA FRONTERA
La incorporación del reino de Murcia y Valencia a Castilla y a la Corona de
Aragón, respectivamente, comenzó mucho antes de su conquista a mediados del siglo
XIII. En realidad comenzó un siglo antes con el acuerdo de los monarcas aragonés
y castellano de delimitar las zonas de conquistas futuras en territorio andalusí. No se
trataba de perfilar los límites del reino, sino acordar qué regiones pertenecerían a cada
cual en un futurible. La primera de dichas reuniones se efectuó en Tudilén en 1151.
El resultado de tal encuentro otorgaba al monarca aragonés los reinos musulmanes de
Valencia, Denia, Játiva y Murcia20. Obviamente, aunque no se especificara una línea
clara de definición, el mero hecho de indicar la inclusión de diferentes reinos debería
hacerse con la presunción de los límites que cada uno de ellos tuviera, por lo que ya
se marcaba un eje espacial de actuación que concretizaba el avance cristiano y lo sujetaba a unas obligaciones espaciales. En 1179 se volvieron a reunir los monarcas en
Cazola para perfilar los límites del avance que hasta ese momento se había llevado a
cabo por ambas coronas (Castilla había conquistado Cuenca, y Aragón había llegado
hasta Teruel). Con este nuevo acuerdo se dibujaba con una mayor precisión la línea de
avance, puesto que tanto las transformaciones ocurridas en al-Andalús con la llegada
de los Almohades, así como la cercanía y el avance particular de cada reino cristiano, hacía necesaria una mayor concreción. Lo que se buscó en términos generales
fue una línea de separación que cabría establecer entre las estribaciones del sistema
Ibérico y las septentrionales del Sistema Bético, resultante también en la divisoria de
aguas entre el río Júcar y el río Segura21. Esto significaba que el reino de Murcia pasaba a la Corona de Castilla, como cambio más significativo. La expansión sincrónica
de Castilla y Aragón terminó por concretarse en el siglo XIII con las conquistas de
Valencia (1222-1245) por Jaime I de Aragón y Murcia (1212-1243) por Fernando III
de Castilla. No obstante, y a pesar de los pactos, los deseos expansionistas de ambas
monarquías terminaron por enfrentarse en forma de escaramuzas y tensión prebélica.
gular como es la pluralidad de reinos, lenguas, instituciones y enfrentamientos entre ellos en la Edad
Media de la Península. En estos discursos se apostilla necesariamente que “el término pone de relieve
la fragmentación política existente en el Medievo, en el espacio que había conocido, siglos atrás, el
desarrollo del reino visigodo”. J. VALDEÓN BARUQUE, Introducción, en Historia de las Españas medievales (J. CARRASCO, J.M. SALRACH, J. VALDEÓN y M. J. VIGUERA, eds.), Barcelona, 2002, p. 7.
Mas, seguimos haciendo siempre referencia a divisiones políticas y nunca identitarias. Es, ante todo, un
primer paso llevado a cabo por la disciplina histórica, que sin embargo queda encubierto aún por la falta
de recursos interpretativos que otras disciplinas poseen para el análisis de conceptos como el de nación.
20
Menos las ciudades de Lorca y Vera que pasarían para Castilla y que servirían de limite al reino
aragonés, ya que en esos momentos Alfonso VII de Castilla se había apoderado de la ciudad de Almería y confiaba poder hacerse con todo el territorio circundante, por lo que Lorca sería la frontera
con el reino cristiano vecino.
21
Juan TORRES FONTES, La delimitación del sudeste peninsular. Tratados de partición de la
Reconquista, Murcia, 1950. Para la evolución del reino de Valencia, Enric GUINOT RODRÍGUEZ, Els
límits del regne de València, Valencia, 1995.
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Así, gran parte de los señores castellanos de la frontera intrigaban con los caudillos
del reino de Valencia para que se rindiesen a Castilla y no a Aragón, cuando por acuerdo de ambas coronas en Cazola debían corresponder a esta última22. En contestación
a ello, Aragón tomó para sí Villena, Sax y Caudete. La situación crispada se solventó
con el acuerdo de Almizra (marzo de 1244) por el que ambos monarcas fijaron definitivamente los límites, de una manera más precisa23. En gran medida, dicha entrevista
supuso la ratificación sobre el terreno de las líneas imaginarias de Cazola24.
Mas, a pesar de los pactos, la conquista de Murcia y Valencia no es tan solo
resultado de un debate diplomático, sino fruto de la política de las armas y la conquista,
por lo que el resultado final de su configuración no puede achacarse a meras unidades
geopolíticas preexistentes que dotaran de cohesión al espacio incorporado por ambas
Coronas. En el caso valenciano, estas fronteras no correspondieron a un territorio único
de época islámica, sino que se reunieron reinos de taifas y gobiernos autónomos locales musulmanes que existían concretamente en el Sharq al-Andalus en esos años de la
conquista25. Los límites del reino cristiano de Murcia tampoco respetaban los límites del
emirato islámico. El reino de Murcia fue una creación histórica de Alfonso X que surgió
del avance castellano a través de las fuerzas de las armas, de los tratados territoriales
con Aragón, y como respuesta para frenar las ansias expansionistas de los concejos de
Alcaraz (ciudad de realengo pero adscrita administrativamente al reino de Toledo, cuyos
intereses estaban muy ligados al arzobispo de dicha sede metropolitana) y el de Alarcón
(adscrito al obispado de Cuenca). El espacio ocupado por el reino de Murcia, en cierta
manera por exclusión de la labor realizada por otros frentes (Granada que se apoderó
del valle del Almanzora, supuestamente parte del reino de Murcia así mencionado en los
acuerdos de Cazola), Aragón, caballeros de Alarcón y de Alcaraz, estuvo muy vinculado
a la monarquía por tratarse de la primera conquista lograda por Alfonso X siendo aún
un infante, pero los límites administrativos de esta nueva región no quedarían configurados hasta la década de 1270 frente a las otras demarcaciones y reinos vecinos26. En
un intento por evitar las ansias expansionistas de las regiones vecinas sobre este espacio, también se decidió concederle una sede episcopal exenta, independiente de Toledo,
Cuenca o Tarragona, lo que reafirmaría con el tiempo la unidad de dicho espacio27. En el
plano administrativo, la Corona castellana decidió crear el cargo de merino mayor “de
22
Fue el caso de las ciudades de Alcira, Enguera, Mogente... que se rindieron a los castellanos y
no a los aragoneses. Por ello el rey Jaime I tomó represalias, llegando incluso a ejecutar caballeros
castellanos que intentaban quitarle la codiciada perla de Játiva.
23
Recoge el documento de la delimitación J. TORRES FONTES, Documentos del Siglo XIII en
Colección de documentos para la historia del reino de Murcia, Murcia, 1969, pp. 3-4 (Codom, II)
24
J. TORRES FONTES, La reconquista de Murcia en 1266 por Jaime I de Aragón, Murcia, 1987.
p. 41
25
Enric GUINOT RODRÍGUEZ, Fronteras exteriores e interiores en la creación de un reino medieval: Valencia en el siglo XIII, “Studia Historica. Historia Medieval”, 24 (2006), pp. 127-153.
26
Momento en el que se pierde definitivamente Las Peñas de San Pedro a favor de Alcaraz, todo
el sector occidental de la sierra de Segura queda para la orden de Santiago pero dentro de los límites
del reino de Murcia, y momento en el cual se pierde definitivamente todo el valle del Almanzora
(Vera) a manos de los musulmanes. Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia,
Murcia, 1998, pp. 76-77.
27
Por la bula Spiritu Exultante del 31 de julio de 1250 se restauraba la antigua diócesis visigoda de
Cartagena, aunque circunscrita a los límites del reino conquistado. J. TORRES FONTES, El obispado
de Cartagena en el siglo XIII, “Hispania”, 52-53 (1953), pp. 23-34. Aunque la diócesis tuvo como
sede (y nombre de la misma) Cartagena en un primer momento, en 1291 la catedral y palacio episcopal se trasladaron a la capital del reino, abandonando Cartagena, aunque se mantuviera el nombre
de la sede de Cartagena.
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las tierras de la conquista de Murcia”, que en palabras de Rodríguez Llopis identifica a
las claras lo impreciso que resultaba el proyecto del nuevo reino. En 1258 se creó, para
sustituir al merino, la figura del adelantado como representante máximo de la figura del
monarca en el sureste. En él recaía la justicia en representación del rey, la administración
del territorio y la organización y defensa en la frontera. Su autoridad abarcaba, teóricamente, a la totalidad del reino aunque la expansión señorial y la solidez de algunos
nobles en sus señoríos fueron mermándola a partir de la siguiente centuria28.
Durante toda la Baja Edad Media el perfil del reino se verá modificado, básicamente, por la confrontación con la Corona aragonesa. La crisis política de la monarquía
castellana en el último cuarto del siglo XIII debido al problema sucesorio planteado en
el reinado de Alfonso X tuvo unas repercusiones trascendentales en el devenir de estas
fronteras29. En 1296 Jaime II de Aragón iniciaba la conquista del reino de Murcia con
unos antecedentes que traducen a las claras la presencia e intereses de valencianos en el
reino murciano. De hecho, según el cronista Ramón Muntaner, desde la entrega del reino
murciano a Alfonso X por parte de Jaime I30, todos los monarcas aragoneses habían sentido nostalgia por dicho reino31. Sin embargo, la posibilidad de actuar de nuevo sobre estos
territorios se presentó como un regalo gracias a la crisis dinástica en Castilla. Desde 1296
hasta 1304 parte del reino de Murcia fue ocupado por Aragón. La invasión del reino no
fue total, y ocupó las zonas costeras e inmediatamente anejas a ellas, descuidando la mitad de la región que quedó en manos castellanas. Ni las tierras ocupadas por la orden de
Santiago ni las que incluían las ubicadas en la Mancha (parte más septentrional) fueron
objeto de pretensiones de Jaime II. La necesidad de la costa como un elemento esencial
para la expansión del reino valenciano queda patente en sus objetivos militares32. Durante
ocho años el rey aragonés mantuvo ocupadas las tierras del rey de castellano, aprovechándose de la debilidad en el trono del pequeño Fernando IV de Castilla, otorgando
fueros al reino de Murcia similares a los otorgados para la ciudad de Valencia, por lo que
intentaba crear una organización social y jurídica diferentes a las creadas por los monarcas castellanos33. No obstante, la proclamación de la mayoría de edad de Fernando IV de
Castilla en 1304, y el apoyo del papa al rey castellano en la cuestión sobre su legitimidad
al trono otorgaban una cohesión al reino castellano con la que Jaime II no quería enfrentarse. Rápidamente se buscó un acuerdo a la situación y entre 1304 y 1305 se llegó a un
acuerdo de paz y la retirada de Jaime II del reino de Murcia. Mas, buena parte del reino
quedó en manos del rey aragonés. La parte conquistada al reino de Murcia se anexionó
al reino de Valencia sin crear un nuevo reino a la unidad de la Corona aragonesa, si bien
mantuvo una particularidad considerable dentro del reino valenciano. No en vano, se le
denominó la procuración de Orihuela desde 130834.
28
M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, p. 93.
M. RODRÍGUEZ LLOPIS (coord.), Alfonso X y su época: el siglo del rey sabio, Barcelona, 2001.
30
De Ayala piensa que la entrega posee ciertos elementos que deja entrever ciertas condiciones
por parte de Jaime I a Alfonso X, como la presunta dote del reino a la infanta Constanza para su boda
con el infante castellano don Manuel. Carlos DE AYALA, Jaime I y la sublevación mudéjar-granadina
de 1264, en Homenaje a Juan Torres Fontes, Murcia, 1987, pp. 93-107.
31
Ramón MUNTANER, Crónica, cap. CCXLVI.
32
M. RODRÍGUEZ LLOPIS, La expansión territorial castellana sobre la cuenca del Segura (12351325), “MMM”, 12 (1985), pp. 105-138.
33
Juan Manuel DEL ESTAL GUTIÉRREZ, El fuero y las “constituciones regni Murcie” de Jaime II
de Aragón (1296-1301), “Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”, 8 (1990-1991),
pp. 19-56.
34
Juan Antonio BARRIO y José Vicente CABEZUELO, La defensa de los privilegios locales y la
resistencia a la centralización política en la gobernación de Orihuela, “Anales de la Universidad de
Alicante. Historia Medieval”, 13 (2000-2002), pp. 9-42.
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Las relaciones conflictivas no terminaron con dicha fijación de la paz y
acuerdo consensuado de los límites. Castilla no aceptó la pérdida territorial y a mediados de siglo una nueva guerra tuvo su correlato en la modificación de los límites
del reino. En este caso, y tras cincuenta años de presencia aragonesa en la zona, y las
medias adoptadas en el espacio como veremos más adelante, hicieron difícil el avance castellano y la anexión de nuevas tierras. Con la guerra de los dos Pedros (13561366), una de las más devastadoras y cruentas de las acontecidas entre Castilla y la
Corona de Aragón, las villas de Jumilla, Villena, Sax y Abanilla revirtieron de nuevo
en el reino murciano después de que durante más de un año los castellanos hubieran ocupado todas las tierras conquistadas y anexionadas por Jaime II medio siglo
antes35. El inicio de la guerra civil en Castilla frustró todos los planes de anexión
definitiva del resto del territorio, dejando definitivamente los límites estables entre
ambas regiones. Ya no se volverían a producir cambios en los límites entre los reinos,
pero para llegar hasta esta situación habían transcurrido más de un siglo desde la
incorporación del reino de Valencia y de Murcia al orbe cristiano.
4. LA CREACIÓN DE UNA NUEVA IDENTIDAD
Desde el momento de la conquista del reino de Murcia a mediados del siglo
XIII, los monarcas castellanos utilizaron los privilegios locales como elementos de
atracción poblacional. Junto a los fueros, los privilegios completaban un marco jurídico idóneo que facilitaba la residencia de los individuos a través de ventajas fiscales,
comerciales y de participación en la vida ciudadana. Esto se hacía necesario ante la
cercanía de la frontera con el Islam, y también con el reino de Valencia, lo que provocaba una inseguridad en la vida de los colonos36. A través de estos privilegios, y la
obligación de los vecinos de residir permanentemente, o la mayor parte del año, en
aquellos lugares se intentaba crear una frontera humana consolidada que convirtiese
la frontera en un elemento estable. Por su parte, el rey de Aragón usaba las mismas
técnicas colonizadoras. Sin embargo, la frontera que se creaba con el fin de la delimitación y diferenciación generaba unos espacios de interconexión entre las regiones
fronterizas implicadas que traducían una dependencia económica regional. Estos privilegios ya demuestran una significativa diferencia entre las comunidades fronterizas
y el resto de los respectivos reinos. Sin embargo, nuestra atención no se centra, de
momento, en esas particularidades económicas, sino en las condiciones especiales
impuestas por los poderes capaces de desarrollar nuevos sentimientos de comunidad.
Estos espacios no son únicamente económicos, sino que se convierten en realidades
espaciales difíciles de clasificar por parte de las cancillerías reales. Acudamos al ejemplo de la procuración de Orihuela.
Para Torres Fontes, los acuerdos de Torrellas-Elche (1304/1305) por los que
se puso fin a la guerra y el reparto del reino de Murcia, supusieron la fragmentación de
una región natural, como era la vega baja del río Segura, mediante el establecimiento
35
Para la evolución de la guerra, Ferrer i Mallol muestra un detallado estudio de los acontecimientos vividos. Maria Teresa FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra. La corona catalano-aragonesa
y Castilla en la Baja Edad Media, Barcelona, 2005. Una buena recopilación y edición de fuentes a
cerca de la conquista y gestión del territorio del reino murciano bajo dominación aragonesa la llevó a
cabo Juan Manuel DEL ESTAL GUTIÉRREZ, El Reino de Murcia bajo Aragón (1296-1305): colección
de documentos del medievo alicantino, corpus documental, Alicante, 1999.
36
Para Torres Fontes, “la historia medieval del reino de Murcia es la historia de una inseguridad”.
J. TORRES FONTES, El concepto concejil murciano de limosna en el siglo XV, en Actas 1ª Jornadas
luso-espanholas de Historia Medieval, Lisboa, 1973, p. 839.
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de una frontera artificial y sin sentido. Desde el acuerdo de Torrellas-Elche la división
de los reinos se convierte en un elemento regulador entre las dos comunidades para
el paso de mercancías y personas, generando unas nuevas condiciones y secuelas en
las comarcas que configuraron la nueva frontera37. A lo largo del reinado de Jaime II
y sus sucesores se impuso en determinados momentos la prohibición tanto de salida
de vecinos de la región recién conquistada como la entrada de murcianos o sus mercancías38. Decisión del todo insostenible para cualquier región fronteriza, tanto en la
actualidad como en la Edad Media, donde las conexiones comerciales y familiares
estaban establecidas, pero que no dejan de ser significativas en lo tocante a la creación
de una división, no solo administrativa, sino también de identidad. Para hacer efectiva
la señoría de las tierras nuevamente conquistadas, los monarcas no sólo apelaron al
elemento demográfico (expulsión de castellanos de la región, sin ninguna efectividad
real39), sino que paralelamente se llevó a cabo un proceso de “valencianización” a través de la imposición de unas instituciones nuevas como señala Ferrer i Mallol (fuero
de Valencia, la procuración y la bailía como modelos organizativos espaciales…) que
terminó por involucrar la región en la órbita de la Corona aragonesa. Sin embargo, la
rápida incorporación de buena parte del reino murciano a Valencia dio como resultado
un espacio desorganizado. No había una cabeza visible ni se trataba de un espacio
histórico, pues hasta ese momento Murcia había sido la capital incontestable de la
región40. En 1308 Orihuela consiguió que la nueva región anexionada tuviese un nombre propio, Procuración de Orihuela, y una demarcación administrativa particular, si
bien el régimen jurídico que se aplicó fue general al reino valenciano, por mucho que
Orihuela pretendiese que se mantuviera el fuero de Murcia (que ellos pedían que se
llamase de Orihuela).
A pesar de que en 1305 el espacio se vinculaba al reino de Valencia, Jaime II
mantuvo el antiguo límite fronterizo fijado en Almizra con valor militar y administrativo dentro del propio reino, para diferenciar las nuevas tierras de los límites tradicionales. Las tierras valencianas y las tierras recientemente anexionadas tenían solo en
común el nombre, los fueros, la moneda y las cortes, ya que cincuenta años en territorio castellano habían facilitado la creación de condiciones diferentes a las habidas en
37
Para ver un análisis pormenorizado de la sentencia de Torrellas/Elche y las consecuencias del
mismo pueden consultarse los trabajos presentados al XVIII Congreso de Historia de la Corona de
Aragón, que contó con una sesión específica sobre tal sentencia. Rafael NARBONA VIZCAÍNO
(coord.), La Mediterrània de la Corona d´Aragó, segles XIII-XVI y VII centenari de la sentència
arbitral de Torrellas, 1304-2004, Valencia, 2004.
38
Los continuos problemas derivados por la política entre las dos cancillerías (aragonesa y castellana), así como los problemas derivados por la vida diaria en la región tenían su correlato en la
apertura o cierre de las fronteras, claro exponente de la limitación del libre movimiento de las personas por los reinos cristianos como símbolo de castigo. En 1316 Jaime II obligaba a los vecinos de la
procuración de Orihuela a no mantener tratos con los del reino de Murcia para presionar al concejo
de la capital para aceptar a su yerno don Juan Manuel como adelantado del reino. En 1319 el cierre se
producía por el destrozo de infraestructuras hidráulicas y se mantuvo hasta el año de 1322. Durante
la guerra de 1356 a 1366 los monarcas de ambos reinos se dedicaron mutuamente a la expropiación
de las tierras de los vecinos para otorgárselas a los naturales de los reinos dependiendo del momento
de la ocupación. M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, pp. 315-320 y 459-461.
39
En 1300, durante la ocupación de buena parte del reino de Murcia, Jaime II ordenó la expulsión
de los castellanos que residían en él. Esta medida volvería a repetirse durante la guerra de los dos Pedros, decretando la expulsión de todos los vecinos castellanos en tierras aragonesas. Ibidem, pp. 72-73.
40
J. V. CABEZUELO, Jaime II y la nueva articulación política del reino de Valencia (1291-1308),
en Los cimientos del Estado en la Edad Media. Cancillerías, notariado y privilegios reales en la
construcción del estado en la Edad Media (J.A. BARRIO, coord.), Alcoi, 2004, pp. 190-191.
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JORGE ORTUÑO MOLINA
la corona aragonesa 41. El hecho de compartir una misma lengua y un alto número de
colonos asentados en las tierras provenientes de la Corona de Aragón habían facilitado
el proceso de anexión42, pero no era suficiente para un proceso de homogeneización.
Ni la lengua, ni el mismo sustrato cultural de los colonos fueron suficientes para identificar las tierras con el resto de los territorios de Jaime. Aunque el fuero impuesto de
Valencia marcaba unas nuevas pautas de organización social, las villas mantenían los
antiguos privilegios concedidos por los reyes castellanos, lo que las mantenía diferentes a las resto del reino valenciano. Todavía a mediados del siglo XIV, cincuenta años
después de la anexión, Pedro IV se refería a estas tierras como las pertenecientes al
reino de Murcia43, a pesar de estar ya plenamente integradas en el régimen jurídico
valenciano. Ello no quiere decir que estas gentes se sintiesen proclives a la unión con
el antiguo reino de Murcia. En 1366 la guerra entre Castilla y Aragón daba un vuelco
total, y todas las conquistas efectuadas por Pedro I de Castilla en tierras alicantinas
(toda la procuración de Orihuela) eran recuperadas de nuevo por Pedro IV de Aragón,
a quien se le presentó la oportunidad, además, de ocupar el resto del reino de Murcia
en manos castellanas. Ante esta tesitura, los vecinos de la procuración consiguieron
que el rey aragonés prometiera que no anexionaría las tierras de Orihuela a Murcia
(en el caso de que el reino de Murcia entrase a formar parte de la Corona de Aragón),
pero tampoco diluirse dentro de la gobernación de Valencia. Formaban parte del reino
valenciano, pero con identidad propia44. Qué motivos tenían los vecinos de la procuración para no querer su adhesión al reino de Murcia. Sin duda alguna, la lengua y el
tener unos orígenes naturales en la corona de Aragón ayudaban45. Sin embargo, estos
elementos no son suficientes para querer su incorporación total al reino de Valencia,
mas debieron jugar un papel importante para marcar sus diferencias frente a Castilla.
Por otro lado, la creación de una frontera y la guerra mantenida entre los reinos originaba un sentimiento de movilización entre las comunidades, ahora enfrentadas, y
obligaba a la necesidad de defender unos intereses vitales amenazados por la violencia. A través de estos elementos, se descubrían nuevas afinidades, se vivían nuevas
experiencias vitales que surgen como defensa a unos ataques, creando así nuevos
refugios a los individuos46. Si bien no son paraísos de identidad, sí que permiten un
41
M.T. FERRER I MALLOL, Organització i defensa d´un territori fronterer. La governació d´Oriola
en el segle XIV, Barcelona, 1990, p. 6.
42
Bernat de Sarriá, procurador de la gobernación de Orihuela, escribía a Jaime II que había ganado tan rápidamente el reino de Murcia “per rahon dels catalans”, y le recomendaba la expulsión
de los castellanos, ya que “pensets vos per quals guaanyàs la terra e que al món no à tan gran deute
com naturalea”. Ibidem, p. 7.
43
Ibidem, p. 5.
44
Por un testimonio de 1407, un miembro del concejo de Orihuela pedía la supresión de una vieja
costumbre castellana en la localidad puesto que dicha costumbre no se usaba en el reino de Valencia
y era obligado que todas las tierras de la procuración “s´havien de regular segons el costum del regne on vivien”. Está claro que no querían ser parte del reino de Murcia, sino continuar en Valencia.
Ibidem, p. 8.
45
Luis RUBIO GARCÍA, La Corona de Aragón en la Reconquista de Murcia, Murcia, 1989. Rubio García estimaba que en la repoblación de la ciudad de Murcia un 50% eran catalanes, un 17%
aragoneses y un 13% castellanos. Por lo que se refiere a Orihuela, según el estudio de Torres Fontes
y Veas (J. TORRES FONTES y Francisco A. VEAS, La procedencia de los repobladores en el repartimiento de Orihuela, “MMM”, XIII (1986), pp. 13-27) el 24’5% de los repobladores eran catalanes, el
4’4% neovalencianos, el 21’8% castellanos, el 17’6% aragoneses y el 6’4% navarros. Y según Torres
Fontes (J. TORRES FONTES, Repartimiento de Lorca, Murcia, 1977) en la repoblación de Lorca la
participación catalana osciló entre el 14’01% del primer repartimiento (1266) y el 20’68 del cuarto
(1330-1337), y la de los neovalencianos entre el 1’86 del primer repartimiento y el 8’03% del cuarto.
46
Manuel CASTELLS, El poder de la Identidad, Madrid, 1998.
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cierto grado de definición ya que la homología es un elemento tan importante como
los elementos de diferenciación en los procesos de identidad47. Es decir, Los enfrentamientos mantenidos por las Coronas castellanas y aragonesas facilitaron que dichos
espacios tomasen posición por sus respectivos reinos, ante la amenaza a la que se
veían sometidas las tierras. De esta manera, se reforzaron los lazos de cohesión y
adscripción y provocaron, como se puede ver en la procuración de Orihuela, la total
diferenciación respecto al resto del reino de Murcia en manos castellanas. Se van a
convertir en defensores del reino valenciano frente a un enemigo exterior, desarrollando de este modo un sentimiento pro valenciano acusado, si bien ello no va a ser óbice
para marcar claramente las diferencias dentro del reino de Valencia al mismo tiempo.
Como veremos a continuación, la guerra en la frontera no puede considerarse como
meros enfrentamientos por una división administrativa dentro de los reinos cristianos,
sino causantes de la diferenciación de las respectivas comunidades.
Los esfuerzos institucionales (ferias, mercados, privilegios fiscales…) no
consiguieron, a pesar de su propósito, el poblamiento en el reino de Murcia y en la
Procuración de Orihuela. La cuestión es sencilla si comprobamos las dificultades y
peligros que la presencia de la frontera imponía. Una descripción rápida de la situación de las villas en estos siglos XIV y XV nos desvela la reducción de la población y
su concentración en villas y ciudades amuralladas. Así mismo, se aprecia una disminución considerable de mudéjares que preferían emigrar a Granada antes que trabajar
en condiciones de semiesclavitud48, ligeramente mitigada en las encomiendas de la
Orden de Santiago49. Se produjo una mayor diferenciación social impuesta por las
funciones militares y las características ganaderas de la región, así como la formación,
distinción y crecimiento de cofradías artesanales, manifestación de la ausencia de un
carácter eminentemente agrario. Por otra parte, los campos deshabitados impulsaron
la expansión ganadera, especialmente en el lado murciano, lo que facilitaba las penetraciones de almogávares granadinos50. En el Libro de la Caza de don Juan Manuel
podemos apreciar la expansión de los despoblados que facilitaban la existencia de
tierras incultas a lo largo y ancho del reino de Murcia, desde la frontera de Granada
a la de Valencia. En la Guerra de los dos Pedros, el infante Ramón Berenguer, tío del
Ceremonioso y encargado de la defensa del reino de Valencia, informaba al rey de la
lamentable situación del reino en su parte meridional (Procuración de Orihuela) lo
que no aconsejaba iniciar ataques a Castilla por ese sector, ya que los ejércitos no se
podrían abastecer, y la única manera de plantear la guerra por dicha región era a través
de una postura defensiva51.
Los motivos para la situación de escasez demográficas son obvios. El reino de Murcia mantenía una frontera con Granada en la que durante doscientos años
(1266 hasta 1486) apenas existieron variaciones a excepción de las conquistas de pe47
J. CARO BAROJA, Razas, pueblos, pp. 265-268.
Un testimonio coetáneo a la guerra de 1296-1304 recoge que “por razon de las guerras e de los
otros males que son acaecidos en tierras de Murcia, la mayor parte de los moros son muertos e los
otros fuydos, por las quales cosas la tierra es muy despoblada e menguada dellos”. El ataque hacia las
comunidades musulmanas en tiempos de violencia fue muy recurrente, además de por el posible odio
existente fruto de la ideología de cruzada, por el valor ecónomico que alcanzaban al considerarse
como mano de obra para las tareas agrícolas en señoríos y otras propiedades. J. TORRES FONTES, Los
mudéjares murcianos en el siglo XIII, “Murgetana”, XVII (1961), pp. 57-90.
49
Sobre el comportamiento de las encomiendas santiaguistas en el reino de Murcia, y el trato
hacia los mudéjares, consúltese M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Señorío y Feudalismo en el reino de Murcia,
Murcia, 1985.
50
J. TORRES FONTES, La frontera murciano-granadina, Murcia, 2005, p. 19.
51
M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, pp. 361-362.
48
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queñas fortalezas que se recuperan pasado breve tiempo. En realidad, la presencia de
la frontera originaba correrías, incursiones fugaces pero devastadoras para las gentes
que vivían en el reino. La tónica general durante estos dos siglos fue la sucesión de
cortos periodos bélicos delimitados por largas treguas52. Pero esas treguas no eliminaban la inseguridad, pues desde que en 1266 los meriníes hicieron acto de presencia
en territorio granadino, y la posterior consolidación del emirato de Granada forzó la
despoblación de las comarcas vecinas. La actividad de los granadinos, caracterizada
por su movilidad, frecuencia y profundidad de sus penetraciones no supuso conquistas
territoriales pero sí su dominio de la frontera y el facilitarles sus incursiones que llegaron hasta las proximidades de la capital, y aún se adentraron en tierras oriolanas y
manchegas. Estas cabalgadas eran todo rapidez; se asaltaba, se incendiaba, se talaba,
se robaba y cautivaba. En las comarcas vecinas a la frontera la acción depredatoria era
más intensa porque no sólo se quemaban cultivos, especialmente cereales, sino que la
tala de arbolado, viñedos, destrucción de obras de riego o puentes y casonas fortificadas se realizaba de manera sistemática para que sus habitantes tardasen en rehacerse.
Por ello, los vecinos se decidían a alejarse y abandonar el territorio, ya que el coste
de rehacer todos los desperfectos ocasionados por las incursiones era demasiado para
modestos agricultores. El vacío demográfico se hizo cada vez más intenso lo que ocasionó que las penetraciones granadinas tuviesen que ser más profundas porque nada se
encontraba cerca de la frontera53. Si todos estos factores ayudaban a la creación de una
psicosis hacia la frontera, en cuanto a la identificación de la presencia del otro (en este
caso del elemento granadino), la frontera murciano/valenciana terminó por convertir
la región en un espacio verdaderamente hostil.
Desde finales del siglo XIII la guerra entre Castilla y la Corona de Aragón
tiene en estas tierras una labor devastadora. La guerra se presenta de manera intermitente, pero continua. No puede, por tanto, obviarse el factor de la guerra como
elemento condicionante en el panorama murciano y alicantino. En la década de 1360
localidades como Orihuela o Alicante tenían problemas para defender las murallas
ante la ausencia de vecinos. Edictos de los concejos impedían la emigración hacia tierras del interior del reino de Valencia, lo que demuestra lo que tal acción conseguía54.
La huida de gente hacia tierras más seguras tiene una explicación muy clara a tenor de
las órdenes que el rey Pedro I de Castilla daba al concejo de Murcia:
E quando el dicho don Enrique Enriquez [adelantado mayor de la frontera y caudillo del obispado de Jaén] e el dicho don Farag [noble granadino] quisieren ir a talar a Orihuela o a fazer otras cosas algunas que son
mio seruiçio, yd con ellos a fazer todas las cosas que vos dixeren que son
mio seruiçio, e talad muy bien Orihuela que non finque cosa de ella por
talar, e fazer la mas cruel guerra que pudieredes e quantos omes tomaredes, cortadles las cabezas, que non finque ome de Aragon que sea tomado
que non sea luego muerto55
El fin de la guerra en 1369 no significó el fin de las hostilidades. En 14291430, de nuevo el conflicto entre Castilla y la Corona de Aragón provocó que Yecla,
52
J. TORRES FONTES, La frontera murciano-granadina, Murcia, 2004, pp. 12-13.
Ibidem, p. 24.
54
M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, p. 396.
55
AMM, Actas Capitulares, 1364-1365, ff. 56v-56r., Publicado por Ángel Luis MOLINA MOLINA,
Murcia en el siglo XIV. Aportaciones para su estudio, Murcia, 1999, pp. 109-110. Dicha carta está
lejos de ser mera retórica, ya que el el rey amenazaba a los vecinos de Murcia con la decapitación de
todos aquellos vecinos de Murcia que no se afanasen en la guerra cruel contra el reino de Valencia.
53
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Villena, Caudete o Hellín fuesen saqueadas e incendiado parte del caserío, al tiempo que las tropas murcianas corrían una y otra vez las tierras de la procuración de
Orihuela56. Al hecho de la guerra y sus asedios, se unió la labor de depredación de
los almogávares que terminó por condicionar la concentración en habitas urbanos.
A lo largo de toda la frontera los almogávares, gentes que vivían de la frontera, se
dedicaban al robo de ganado y de mudéjares. Gente eficaz para la guerra por su conocimiento del territorio, en períodos de paz hacían del conocimiento de la región
un arma eficaz para ganarse la vida a través del pillaje y la extorsión. Almogávares
murcianos atacaban tierras alicantinas, mientras que los de Valencia hacían lo propio
con las murcianas. Cabezuelo Pliego nos demuestra la organización que dichas bandas poseían, con numerosos colaboradores para la ocultación del botín y su posterior
traslado a otras partes de los reinos57. Su perfecta articulación los convertía en verdaderos malhechores que atemorizaban a las comunidades cercanas a la frontera, sobre
todo agricultores y pastores que tenían que dejar atrás la seguridad de los muros de la
ciudad, ya que su rápida actuación, sigilo y contundencia contaban con la ventaja del
refugio en el reino vecino.
Si bien este hecho puede ser considerado como una muestra de violencia
más en el ámbito cristiano, aquí juega otro elemento básico como es la jurisdicción
independiente. Al problema de la violencia y robo de ganado se suma la imposibilidad de actuar libremente contra los malhechores, remarcando un valor más de defensa contra un vecino del que hay que cuidarse, y al que se le crea una fama por
la diferenciación clara del elemento jurisdiccional y la protección que ello otorga.
Las relaciones entre los reinos cristianos se muestran muy complejas, puesto que las
interconexiones familiares entre las propias dinastías reinantes, las dependencias comerciales, el sentimiento de cruzada contra el Islam, etc. hacían que se pasase de la
guerra a la alianza con una facilidad pasmosa. Sin embargo, no se dudaba en recurrir a
los derechos de soberanía de cada monarca sobre sus súbditos cada vez que lo consideraban necesario. Después de la invasión del reino de Murcia, el rey aragonés Jaime
II se mostró colaborador con don Juan Manuel y el infante don Pedro en la minoría de
Alfonso XI buscando el consenso y apoyo entre los dos nobles, máximas figuras de
la política castellana del momento, y ambos yernos del rey aragonés. La estrecha vinculación de Jaime II con don Juan Manuel a quien apoyó enormemente, sin embargo,
tenía una limitación. La intervención de vecinos de Orihuela para ayudar a la ciudad
de Murcia en su oposición contra don Juan Manuel para ser reconocido como adelantado del reino de Murcia58 llevó a éste a reclamar a su suegro la extradición de tales
vecinos para ser castigados por los disturbios generados, una vez que pudo controlar
la situación y apropiarse de la ciudad59. No obstante, el rey, a pesar de lamentar los
sucesos, pues había muerto uno de los hombres de don Juan Manuel, se negó a extraditar a vecinos de Orihuela a Murcia alegando que no estaba prevista por los pactos
56
M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, p. 150.
J.V. CABEZUELO, El negocio del rapto en la frontera de Orihuela a principios del siglo XIV,
“MMM”, XXI-XXII (1997-1998), pp. 43-58.
58
El adelantamiento era una institución que usó la monarquía en ciertas regiones para el control
del territorio. Desde 1258 el reino de Murcia contó con un adelantado que impartía justicia en nombre
del rey, dirigía la defensa de la frontera, y hacía cumplir las ordenanzas del rey.
59
Don Juan Manuel, señor de Villena, ostentaba también el título de Adelantado del reino de
Murcia. Si bien su política en el señorío de Villena se muestra muy condescendiente hacia sus
pobladores en aras de reactivar la región, su actuación en Murcia se mostró abusiva y tendente
a obtener los mayores recursos que pudiera. J. TORRES FONTES, Problemática Murcia-don Juan
Manuel durante la minoría de Alfonso XI, “Anales de la Universidad de Alicante, Historia Medieval”,
11 (1997), pp. 315-331.
57
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entre la Corona de Aragón y Castilla, y por tanto, cada uno de los reyes tenía señoría
sólo sobre sus propios reinos60. Por otro lado, al igual que ocurriera con la frontera
granadina, era necesario el establecimiento de instituciones como los alfaqueques o
trajumanes para la redención de los cautivos generados durante las guerras. Esta necesidad de reconocer instituciones arbitradoras para la solución de los conflictos de
los cautivos demuestra la visión de espacios diferentes en los que se debía regular
estrechamente el modo de gestión de las consecuencias de la violencia generada en la
frontera. No se podía circular libremente por los reinos buscando la redención de los
familiares, sino que debía ser a través de una regulación muy específica y estricta la
que permitía la presencia de los extranjeros en caso de guerra61. Aunque en tiempos de
paz las justicias de los respectivos reinos se podían mover con mucha mayor libertad
buscando la persecución de los malhechores, no obstante, las quejas frecuentes de los
concejos y de los monarcas por la violencia (robos, muertes62…) traslucen la necesidad de acuerdos para la intervención. Y en último caso, cuando se recurre a los monarcas, el reconocimiento implícito de la pertenencia a identidades totalmente diferentes.
5. LOS CONFLICTOS CENTRO-PERIFERIA
Se ha comprobado en las páginas anteriores cómo unas condiciones determinadas pueden provocar nuevos sentimientos de identidad. La Península Ibérica
presenta un panorama en la Edad Media de acusadas diferencias entre las regiones.
Las propias fuentes hacen mención a componentes étnicos (lengua, naturales de una
determinada región…) que se muestran totalmente cristalizados a finales del siglo
XV, y que han generado a lo largo de los siglos precedentes numerosos conflictos
por la defensa de un territorio y sus instituciones. En este contexto, las fronteras
simbolizan algo más que una mera división administrativa de la España Medieval.
Sin embargo, se produjo la unión de buena parte de los reinos peninsulares bajo
una misma corona, y con una ideología subyacente como era la reconquista. ¿Cómo
respondieron las comunidades ante dicho acontecimiento? ¿Se produjeron actos de
defensa frente a la posible pérdida de identidad diluida tras la formación de una
unidad mayor? ¿Se trataba de un proceso de centralización frente a la defensa de las
identidades de las periferias? Ya hemos observado como a pesar de las políticas de
la corte existe una identidad de los grupos que juega un papel muy importante en la
aceptación, y a la vez contestación, de dichas ideas uniformadoras. El análisis del desarrollo de una sociedad centralizada frente a la oposición de las periferias no resulta
60
M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, p. 322.
En el acuerdo establecido entre el adelantado de Murcia y la ciudad de Orihuela en febrero de
1430 para el rescate de cautivos, se acordó que los encargados de tales negociaciones serían dos alfaqueques, uno por cada bando y previa aceptación de los mismos por las partes. Además, se establece
el número de bestias que podrían acarrear para su negocio, así como un único acompañante. AMM,
Cartas Antiguas y Manuscritos, leg. 785, doc. 7, s.f.
62
El robo de ganados, el cautiverio, la petición de rescate, etc., cuentan con numerosos testimonios en los archivos y ha sido muy estudiado por los historiadores del reino valenciano. Todo el
siglo XIV cuenta con ejemplos de los saqueos de ganado, represalias por parte de las autoridades
que se materializaba en el robo, a su vez, de ganados y bienes de los naturales del otro reino. J.V.
CABEZUELO, El negocio del rapto en la frontera de Orihuela; José HINOJOSA MONTALVO, Las
fronteras del reino de Valencia en tiempos de Jaime II, “Anales de la Universidad de Alicante.
Historia Medieval”, 11 (1996-1997), pp. 213-228. El principal motivo de los secuestros se realizaba
en mudéjares por su fácil venta en otros mercados (Ordenes militares en Castilla, ámbitos agrarios
dónde trabajaban en condiciones de semiesclavitud, norte de África…).
61
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válido. La idea de pertenencia a una misma nación se utiliza en igual medida que las
identidades de grupo o singulares por parte de los individuos, es decir, en constante
paradoja. La necesidad de los individuos, de las instituciones, de los grupos o de las
comunidades de perpetuarse llevará a la defensa de la identidad en función de los
fines buscados por quienes formulan dicha adscripción. A lo largo de las siguientes
páginas observaremos cómo la monarquía entendió la unión y qué valor representaba
para ella la defensa de una situación preexistente y sus fronteras, a pesar de los mensajes que podemos ver en las crónicas de la unión por fin de España.
Durante los siglos bajomedievales, tanto Castilla como Aragón se habían
constituido como dos espacios definidos, con unas identidades claras y diferenciadas
que traducían un modo de vida en la frontera propio de cualquier relación entre reinos distintos. La unión de buena parte del territorio peninsular bajo el reinado de los
Reyes Católicos a finales del siglo XV no podía sino reflejar las realidades de varios
reinos que se unían bajo una monarquía, pero que hacía muy difícil una asimilación
total o identificación con un proyecto único o “nacional”. Es por ello que la frontera
siguió manteniendo cierta vigencia al respetarse el significado y la presencia de las
mismas tras la unión de 1479. Si bien el elemento conflictivo desaparecerá, no ocurrirá lo mismo con el valor de las identidades. La razón se debe, en cierta manera, al
proceso de unión de los reinos. Aunque algo posterior al período aquí analizado, Peter
Sahlins demuestra cómo Luis XIV puso gran interés en la asimilación lingüística y
pedagógica de las elites locales de los nuevos territorios que ganaba para Francia.
Además, tras la conquista de los mismos, estos pasaban automáticamente a ser provincias y territorios con iguales derechos que el resto de los súbditos del monarca63. Por el
contrario, no existía un concepto de “nacionalidad” española durante el periodo de los
Reyes Católicos, sino un compendio de nacionalidades que componían esa Monarquía
Hispánica. Se trataba de vasallos o súbditos de los reyes de España, que técnicamente
eran condes de Barcelona, reyes de Castilla, reyes de las dos Sicilias, etc64. Isabel y
Fernando habían conseguido engrandecer sus títulos con la suma de nuevos de patrimonios65, pero la naturalidad de cada una de las regiones seguía contando, y no sólo
en un plano mental de identificación, sino también en materia económica y jurídica.
Cada región seguía comportándose de manera particular en lugar de buscar intereses
generales. Castilla, por ejemplo, vedaba el acceso a las instituciones a los naturales
de otros reinos66, y el comercio con América era sólo responsabilidad de castellanos.
En este contexto, la frontera seguía teniendo algún valor como el de antaño ante la
63
P. SAHLINS, Boundaries: The making, p. 117
Ibidem, pp. 113-114.
65
Los monarcas consideraban la herencia de los reinos que constituían la monarquía hispánica
como partes constituyentes de un mayorzago. Ello puede implicar necesariamente ir en contra de la
lógica de unos intereses nacionales que en nada tendrían que ver con las campañas y esfuerzos desarrollados en el extranjero. Domínguez Ortiz, en relación a la política de Carlos V muestra a las claras
esa ausencia de vinculación “nacional” de los monarcas con el territorio español. La división de la
herencia de Carlos V parecía ofrecer a Felipe II una oportunidad de liberarse de pesadas hipotecas,
de aliviar a los españoles y a España del fardo pesadísimo de la política imperial. La oportunidad fue
desechada o, por mejor decir, no fue tenida en cuenta, porque ni Felipe II ni sus sucesores se consideraron meramente reyes de España y obligados a seguir una línea política acorde con los intereses
de este país. España estaba subordinada a una política de más altos vuelos que tenía como objetivos
mantener la integridad de los dominios de la Casa de Austria, considerada como una especie de
mayorazgo indivisible e inalterable. Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ, España, Tres milenios de Historia,
Madrid, 2001, p. 140.
66
Cortes de los Antiguos Reinos de León y de Castilla, Real Academia de la Historia, Madrid,
1882, tomo IV, Cortes 1523, petición 30, p. 374.
64
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falta de voluntad por parte de la monarquía de realizar cambios en la articulación del
espacio67. La existencia de la frontera seguía manteniendo la diferencia jurisdiccional,
creando un vacío legal que hizo que el contrabando y la violencia no se erradicara por
completo, como aún se demuestra en 1601 en el testimonio sobre las posadas situadas
en las proximidades de la frontera con Valencia en Requena:
Si saben que la casa venta que los dichos Pedro Sanchez Monsalve y su
muger fundaron que posee el dicho mossen Jayme Colomina sobre que
es este pleito esta sita y fundada junto de la rraya y mojon que dibide
este reyno de Castilla y el de Valencia, de tal manera que dende la dicha
venta se puede con una piedra llegar a la dicha rraya y mojón por lo qual
la dicha venta esa hecha y fundada alli en muncho deserviçio del rey
nuestro señor porque los honbres forajidos y de mala vida que ubiere y
ay en el dicho reyno de valencia e se pasan y ponen alli para sigurar sus
personas de las justicias de aquel reino y toman mantenimientos, y lo
mismo haçen y pueden haçer los de este reyno de Castilla pues estando
alli con fazilidad estan en el / un reyno y en el otro para remedio de lo
qual conviene al servicio de su magestad se quite y derrive de alli como
cosa tan en deservicio suyo68.
Carlos I, en cartas a los “lugares de la frontera” de la Corona de Castilla,
hace mención a los “reynos estranos comarcanos” refiriéndose a las otras regiones
españolas no incluidas bajo dicha Corona69. Todavía en 1523 parece que quedaba
mucho camino para olvidar las “fronteras menores” de la Península Ibérica. De sobra
es conocida la pervivencia de las estructuras jurisdiccionales de cada Corona tras
la unión de los Reyes Católicos (necesidad de convocar cortes en cada uno de los
reinos para la consecución de subsidios y aprobación de normas, diferencia judicial,
de lengua, institucional, incluso de moneda en cada uno de los reinos, etc.), por lo
que no haremos más redundancia en ello, a fin de centrarnos en otros de los aspectos
importantes del ámbito fronterizo, como fue el régimen aduanero. A diferencia de
otros impuestos de tránsito como pudieran ser los portazgos, pontazgos, servicio y
montazgo, etc, las aduanas no eran simplemente lugares para el pago de una tasa, sino
que su existencia posibilitaba la regulación de las relaciones comerciales y personales
entre los diferentes reinos. Si a partir de la unión no se dictaron expulsiones de súbditos como las ocurridas en el siglo XIV, no podemos decir lo mismo de las mercancías. La política aduanera simbolizaba la facultad de la monarquía de poder definir un
espacio económico coherente que aportaba elementos de definición a dicho reino70.
67
En el testamento de Isabel I (12 de octubre de 1504), Castilla y todas sus propiedades pasaban
a su hija Juana, siendo administrador general del reino Fernando siempre que los reyes (Juana I y
Felipe I) no estuvieran o no pudieran hacerse cargo de la gobernación (disposiciones 23 a 27 del testamento). Isabel se refiere a sus reinos, tierras y señoríos, independientes de las tierras de la Corona
de Aragón. Antonio DE LA TORRE, Testamentaria de Isabel la Católica, Madrid, 1974. Por su parte,
Fernando en su testamento (22 enero de 1516) también hizo donación a Juana del reino de Navarra
(cláusula 31). Este tipo de donaciones no hacen sino remarcar la fuerte identidad de cada uno de los
reinos, que son recibidos en herencia por los monarcas hispanos como partes indivisibles de un mayorazgo, más que como una realidad nacional a conservar entendida como España.
68
Archivo de la Real Chancillería de Granada leg. 5413, pieza 7, ff. 105-106v.
69
AGS, Consejo Real, leg. 91, exp. 5, s.f. Carta dirigida a los alcaldes de sacas en 1523, especialmente en los obispados de Cartagena, Cuenca y Osma, para que luchen contra el paso de mercancías
vedadas de Castilla a Aragón. Sin foliar.
70
En la Edad Media los monarcas lo desarrollaron a través del fomento del comercio y su fiscalización, es decir, ferias, impuestos de base indirecta, privilegios, etc. David IGUAL LUIS, Política y
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061
DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD
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José María Sánchez argumenta que se puede hablar de una economía mercantilista en
Castilla en la Baja Edad Media por la que el poder político conseguía engrandecer a
la propia monarquía por medio del sometimiento de la economía a los designios de
la Corona a través de la prohibición (control) de los intercambios. El mercantilismo
promocionaba el comercio como base de la riqueza de las naciones y el control de
su flujo era una necesidad imperante. Por lo tanto, la regulación de los intercambios
comerciales entre Aragón y Castilla tras la unión, así como la prohibición de ciertas
mercancías, estaría denotando la continuación de políticas particulares propias de la
época anterior a 1479, y la diferenciación de las diversas unidades constituyentes de
la Monarquía como espacios independientes. Las fronteras, con sus aduanas, permanecieron inalterables, destacando tan sólo el reinado de los Reyes Católicos en el que
existió un cierto relajo en contraposición a lo ocurrido tras su reinado.
Las Cortes de Toledo de 1480 recogían el acuerdo por el que se suprimían las cosas vedadas. A partir de ese momento toda persona podría mover
libremente los productos que quisiera, pagando el acostumbrado diezmo, de tal
manera que “los naturales dellos [de cada uno de los reinos] traten e comuniquen
en sus tratos e fazimientos”. Se transformaban así las aduanas en impuestos que
gravaban el paso de mercancías, pero que no regulaban su flujo por medio de
prohibiciones71. Mas la libertad no fue total, y los reyes excluyeron de dicha ley
la moneda. Este acuerdo tuvo una importante repercusión sobre la región fronteriza de Murcia, especialmente en la parte norte comprendida en la gobernación
del Marquesado de Villena. Sin embargo, la ley de 1480 se vería modificada en
numerosas ocasiones. Bajo el pretexto de hambres y carestías la frontera volvía
a cobrar su significado, y se pedía la vuelta a las restricciones, como pedían los
procuradores en 1506:
vysta la grand neçesydad que en estos rreynos ay de pan y ganados e
otros mantenimientos, y el grand daño que de la saca dello se ha rreçebido e rreçibe, suplican a Vuestras Altezas que manden e defiendan, so
grandes penas, que de aquí adelante no saquen ni lleven fuera des/tos
rreynos pan ni ganados, ni mulas, ni cauallos, ni otros mantenimientos,
ni las otras cosas vedadas, segund lo disponen las leyes destos rreynos, y
manden executar las penas dello con mucha deligençia72.
economía durante la Baja Edad Media. El papel de la monarquía en el comercio exterior valenciano,
en Los cimientos del Estado en la Edad Media, pp. 249-272. La Corona de Castilla tenía el impuesto
llamado “de aduana” mientras que la Corona de Aragón creó el impuesto de la “quema”. Ambos
gravaban los productos que se dedicaban al comercio entre los reinos. Como afirma Diago Hernando, la importancia y existencia en Valencia de la quema resulta ya muy revelador de hasta qué punto
cuando se decretaba la prohibición de la exportación de una mercancía no se aspiraba habitualmente
a impedir de forma radical su salida, sino a lo sumo a someter a un mayor control su comercialización y de paso obtener ingresos adicionales a través de la venta de licencias de exportación. Máximo
DIAGO HERNANDO, Introducción al estudio del comercio entre las Coronas de Aragón y Castilla
durante el siglo XIV, “En la España Medieval”, 24 (2001), pp. 47-101. Para un mayor análisis del
papel desempeñado por la monarquía aragonesa para obtener beneficios de la política aduanera,
consúltese Máximo DIAGO HERNANDO, La “quema”: trayectoria histórica de un impuesto sobre los
flujos comerciales de Castilla y Aragón (siglos XIV y XV), “Anuario de Estudios Medievales”, 30/1
(2000), pp. 229-242.
71
Ley 111 de las Cortes de Toledo de 1480. Cortes de los antiguos reinos de Leon y Castilla, Tomo
IV, pp. 185-186.
72
A la petición 14 realizada por los procuradores, la Corona respondió “Que se haga en quanto a
lo del pan e cauallos, en quanto a lo ál, que lo mandará ver”. Ibidem, pp. 227.
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JORGE ORTUÑO MOLINA
A lo largo de las primeras décadas del siglo XVI apreciamos como durante
la vida de Fernando el Católico el empeño para el mantenimiento de la libre circulación fue un hecho, no ocurriendo así durante el gobierno de Felipe I o de Carlos I,
quienes acudieron a la regulación de las mercancías para asegurarse el abastecimiento
de las ciudades y la regulación de los precios73. Similares circunstancias se habían
producido a lo largo del siglo XIV y XV en el que las diferentes leyes de Castilla
abrían o cerraban las fronteras a la libre circulación, pero en la que primó siempre
una política proteccionista que continuó tras los Reyes Católicos. El cierre de las
fronteras de Castilla perjudicaba fundamentalmente a Valencia, pues la dependencia
de este reino respecto a ganados y trigo era considerable. Destaca la labor de Enrique
III de Castilla en la prohibición de exportaciones (e incluso importaciones) del reino
vecino mientras que Martín I de Aragón le pedía encarecidamente la consideración
de tales posturas. La argumentación del rey aragonés consistía en que cada rey tenía
el derecho, y podía, buscar su bien particular. Pero, continuaba el monarca, las “inhibiciones” no debían durar más que el tiempo necesario para paliar las circunstancias
adversas que habían aconsejado el cierre de las fronteras, debiendo volverse inmediatamente después a la libre concurrencia de mercancías y personas74. Fernando el
Católico, consciente de las circunstancias del reino valenciano puso un gran empeño
en la defensa del privilegio de la unión, como se demuestra en las cortes de 1512. En
dichas cortes, los procuradores castellanos pedían la reversión de la situación de las
aduanas a un punto anterior a la unión:
Otrosi suplicamos a vuestra Alteza que porque de la saca de las carnes y colanbre que destos rreynos en el hazen se siguen tantos y tan grandes dampnos como a vuestra Alteza es notorio, lo mande rremediar, porque según
puja la carne, si no se rremedia, espérase que se comerá la carne a tan altos
preçios que no se pueda sufrir, y estos rreynos reciben mucho dampno.
El monarca hizo valer las tesis de las cortes de 1480, tal vez consciente de la
necesidad que sus tierras de Aragón, especialmente Valencia, tenían de los productos
castellanos:
Que por las Cortes de Toledo se hizo esta ley aviendo consideración a la
hunion y hermandad que estos rreynos tienen con Aragon, y que reuocarse no se podria hazer sin cavsar algun escandalo, y que en lo de los
colanbres que ellos pueden hazer hordenanças en sus pueblos, y hechas
las enbien al Consejo75.
Los problemas sobre cierre de fronteras, impedimento a la libertad de comercio a través de impuestos y permisos especiales son constantes a lo largo de los
siglos XIV y XV, levantando las protestas de los pueblos fronterizos que vinculaban
su economía a la relación con los reinos vecinos. Estas protestas no revelan sólo el
descontento por el cierre de las fronteras llevadas a cabo por los reinos contrarios,
sino también por las medidas adoptas por sus propios monarcas que impedían el comercio. Si bien los reyes tomaban estas medidas como represalia contra el monarca
vecino (guerra, conflictos aislados entre los reinos, etc.) en un acto de reafirmación
de identidad, ello no era óbice para que surgiesen las protestas y quejas por parte de
73
Cortes de 1523, petición 40, Ibidem, p. 377; peticiones 69 y 70, Ibidem, p. 385.
M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, p. 527.
75
Cortes de los Antiguos reinos de León y de Castilla, Tomo IV, Cortes de 1512, pp. 241-242.
74
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las comunidades fronterizas76. Esta supuesta rivalidad centro/ periferia debería haber
desaparecido tras el proceso de unión de las Coronas, tal y como en la declaración de
intenciones de Isabel y Fernando se recoge en las cortes de Toledo de 1480. La consecución del ideal de la restauración de la monarquía visigoda, la finalización de un largo proyecto de unión de un mismo pueblo recogido en la corte de los Reyes Católicos
debería haber colmado las ansias de las comunidades fronterizas de poder desarrollar
su economía de ámbito regional sin problema. Sin embargo, nos enfrentamos ante
el hecho de que fueron las comunidades fronterizas las más acérrimas defensoras de
esa unidad frente a un centro, una corte, que parece utilizar el mensaje goticista para
otros intereses muy alejados a los de la realidad cotidiana de los súbditos. Se produce
la paradoja de la reivindicación por parte de los grupos periféricos de la unidad frente
a la tradicional división de reinos mantenida por la Corona. Por eso, la permanencia
de las restricciones debía generar, obligatoriamente, una economía de contrabando.
En 1530 el comercio ilegal era tan manifiesto y tan presente en las vidas de los
vecinos como lo había sido durante toda la Edad Media. Las penas impuestas en Castilla
a lo largo de la Edad Media indicaban la severidad y el valor que los monarcas otorgaban a la frontera y muestra el conflicto de proyectos divergentes77. Luis Juan Tárrega,
alcaide de la fortaleza de Almansa, se erigió en uno de los portavoces de los vecinos de
algunas localidades del reino de Murcia situadas en la frontera con Valencia, y lamentaba la actuación de un juez que con veinte hombres armados se dedicaba a imponer las
penas y a cometer abuso con la intención de frenar las “sacas de pan” (envío de cereal
al reino de Valencia). Según el alcaide, la mayoría de la población de la provincia vivía
del acarreo de mercancías y de la venta de productos en el reino valenciano, y era muy
posible que más de siete mil súbditos de la Corona se viesen abocados a la indigencia
si continuaba la política de cierre de aduanas. Los concejos no tenían inconveniente en
reconocer la contratación de pan, carne y otras mercancías con los reinos de Aragón y
de Valencia. Los vecinos de los pueblos se quejaban de que el rey continuaba con la prohibición de sacar viandas y otros productos de Castilla a pesar de haberse producido la
unión de ambas Coronas, lo cual causaba mucho perjuicio a la región, siendo la solución
la revocación de las medidas prohibitivas:
por el dicho vedamiento se les siguen dichos muchos [sic] de penas y
achaques y estorsiones y cohechos. Que se llieuan a los que se hallan
culpados y transsgresores del dicho vedamiento y algunos dexan sus casas y se ausentan por temor de las dichas penas y proçesos criminales
que se hazen en ellos por juezes de comision o ordinarios. Sobre lo qual,
querellandose de los dichos agrauios y danyos particulares de los dichos
pueblos y dando a entender que sea como es bien comun y vniuersal de
los dichos reynos de Castilla la saca del pan y carne en respeto que por
ella se acrecientan las lauores y la cria y tratos de los ganados y se enriquecen los dichos reynos y se augmentan con ellos las rentas reales y
otros derechos, y que conforme a la vnyon de los dichos reynos sea justa
la comunicacion de las dichas cosas vedadas y otras mercadurias con los
dichos reynos de Aragon y Valençia por ser como son todos vnos y subditos de su Cesarea Magestad y para conseruacion de toda paz y concordia
entre ellos y por otras justas causas78.
76
M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, pp. 315-316, y pp. 528 y ss.
Estas llegaban incluso hasta la condena a muerte a los que sacaran las mercancías. Ley de Juan
I en las Cortes de Guadalajara de 1390. Recogida las Ordenanzas Reales de Castilla glosadas por
Alfonso Díaz de Montalvo en la década de 1480. Libro VI, título IX, ley VIII.
78
AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 220, doc. 52, s.f.
77
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JORGE ORTUÑO MOLINA
Los pueblos fronterizos del norte del reino de Murcia se dirigieron por carta
al gobernador del Marquesado de Villena para que intercediese ante el rey, junto con
un aval del procurador del reino de Valencia, Fernando de Aragón. Informaban al rey
que Valencia se encontraba muy mal servida de cereales, y el deber del monarca era
abastecerla, lo cual se conseguiría quitando el vedamiento. Las localidades de Villena,
Almansa, Yecla y Sax afirmaban que para evitar la despoblación de los concejos, muchos de ellos habían tenido que llegar a igualas con las autoridades reales a la hora de
pagar las multas para que no emigrase la gente:
e que todos los dichos daños se les syguen del dicho vedamiento e ni
por el se dexan todavia de sacar el dicho pan et carnes por las personas
que no puden vivir e sustentanse syn los dichos tratos. Antes es cabsa el
dicho vedamiento que se saca mas pan e se conpra e guardan e retiene
encamarado en los dichos reynos de Aragon e Valençia que sy el dicho
vedamiento no estoviese79.
Las penas eran la requisa de las mercancías más cien azotes la primera vez,
el destierro la segunda y la tercera el envío a galeras80. Los representantes municipales, ya fuese el alcaide ya los oficiales concejiles, se erigen como la voz de los habitantes del Marquesado y su testimonio supone toda una apología de los intereses de
la comunidad frente a los designios arbitrarios del monarca. No podemos perder de
vista que existiera un verdadero interés general por la conservación de la región. Pero
no menos cierto fue que estas oligarquías eran las más beneficiadas del intercambio
de productos ya que, al fin y al cabo, eran los que realmente tenían el trigo, la carne
y los demás productos con los que se comerciaba. Eran, por lo tanto, los dueños de
las mercancías que llevaban las carretas que dirigían los trajineros, la mayoría de las
veces meros jornaleros que sólo ponían el vehículo porteador.
A pesar de las quejas, la Corona siguió con su propósito de castigar los fraudes, bajo la excusa de que la saca de pan encarecía los precios en el reino y los pobres
sufrían mucho. Las Cortes habían continuado con la política del vedamiento de las
sacas, algo que no escapaba a la crítica de las poblaciones del Marquesado. Éstas se
quejaban de intereses ocultos por parte de los procuradores, y sin duda, no debían estar
muy desencaminadas. Por el Marquesado hablaba Murcia, que siempre estuvo muy lejos de defender los intereses de las poblaciones del norte. El mantenimiento de la veda
permitía proteger los intereses de los ganaderos y productores de la capital frente a la
injerencia de productos exteriores y asegurarse, al mismo tiempo, el abastecimiento
de la ciudad, independientemente de las circunstancias que pudiesen concurrir en las
localidades del Marquesado. Además, comprobamos que la Corona hacía un uso de las
rentas como pago de fidelidades por encima de los intereses generales del reino:
79
Por todo ello, pedían la suspensión del vedamiento y, sobre todo, que se guardase el derecho de
la unión. AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 201, exp. 8, s.f.
80
El juez, Juan Fernández de Pinilla encontró culpables a Salvador Bonete Gras, Alonso de Iniesta, Juan Rodríguez, mozo de mosen Martín, Francisco de Pradas, Martín Fernández, Alonso Martín,
Martín Soriano, Luis de Pradas, Damián Bonete, Juan Bonete, Fernando de Pradas, Juan de Chinchilla, Martín de Segorbe, Juan Merino, criado de doña Isabel, Miguel Sánchez criado de Alonso Bolniches, Antonio, hijo de Esteban de Egea, García Ochoa, hijo de Pedro Ochoa, Cristóbal Fernández,
criado de Antonio, Juan Gil Gómez Tortosa, vecinos todos de Almansa. Cada uno de ellos llevaba
una carretada de trigo, que contenía cada una quince fanegas. No acuden a sus llamamientos por los
que los declara reos y culpables. La condena fue de cien azotes, las mulas perdidas y la confiscación
de las quince fanegas de trigo. Por cada fanega un ducado de oro. Además debían pagar el salario del
licenciado (ochenta días). AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 220, doc. 52, s.f.
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pues otra cosa no pueden hazer [comerciar con Valencia] para sustentar
sus vidas y para pagar los pechos y derechos a vuestra magestad, [la permanencia de la prohibición de las sacas] seria asolar y destruyr la dicha
provinçia y en ello vuestra magestad no seria servido ni su real camara
aprovechada, porque hago saber a vuestra majestad que todo lo que se
confisca en aquella provinçia a la camara de vuestra majestad por razon
de aver sacado las dichas cosas vedadas an respeto y tocan a Garçia de
Avila, recadador de vuestra majestad [...] No se confia por aquella provincia que, constandole a vuestra majestad, tenga por bien destruyr ocho
o diez mill vasallos y muy fidelisimos al serviçio de vuestra magestad por
enriquecer vn su recadador81.
Se hace difícil entender la Corona, o la administración “central” de la monarquía en este momento, como los representantes de una identidad nacional. La propia monarquía se debatía en multitud de relaciones y servicios con otras esferas de
poder (elites locales, poderes eclesiásticos, magnates…) en una conjunción de intereses y apoyos mutuos. La construcción de una monarquía autoritaria se construía,
paradójicamente, sobre el consenso y la negociación. En el entramado de esas relaciones, la hacienda real jugó un papel decisivo. Esclarecedoras son las palabras de
David Alonso quien afirma que la creación del Consejo de Hacienda por Carlos V,
relacionado con las reformas de tesorería, no respondía a la búsqueda de una mayor
racionalidad en el gobierno de la hacienda. Sencillamente, se trataba de sobrevivir
en el trono consiguiendo una fidelidad vinculada al servicio económico, en un claro
ejemplo de que la institucionalización que experimentó el gobierno de la monarquía
tras las Comunidades no respondía a criterios “estatales”82.
6. CONCLUSIONES
El comportamiento de los reinos de Murcia y Valencia a lo largo de la Baja
Edad Media, y de algunas de sus regiones en particular, nos ejemplifica, entre otras
muchas cosas, tres puntos sobre los cuales se ha querido reflexionar en este artículo.
En primer lugar, el componente histórico que toda identidad posee. Pero al referirnos
a histórico no lo hacemos desde la tradicional argumentación decimonónica que nos
ilustra el pasado glorioso de las regiones para adoctrinar en una forma de ser determinada mostrando los sacrificios realizados por nuestros antepasados. Esos esfuerzos y
el simple hecho de que lo que siempre ha sido así no puede romperse por un capricho
arbitrario y coyuntural parecen mostrarse como argumentos de peso para que la historia tenga que ser enseñada como parte fundamental en la formación de los ciudadanos.
El carácter histórico de las identidades viene dado, por el contrario, porque todo hecho
se ve inserto en una realidad determinada que lo condiciona y a la cual pretende dar
respuesta. La explicación y el análisis de la identidad desde la perspectiva histórica
debe ir encaminada a la comprensión del contexto que generó las respuestas dadas por
unas comunidades para favorecer y mantener la convivencia dentro de su seno. Pero
las circunstancias cambian a lo largo del tiempo y, por tanto, la definición que tienen
de sí los individuos y las comunidades. Cuando hablamos de que las identidades no
pueden ser esenciales no se niega la permanencia de elementos a lo largo del tiempo
ya que la experiencia de cada comunidad, de cada individuo, marca una trayectoria
81
AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 220, doc. 52, s.f.
David ALONSO, Fisco, Poder y Monarquía en los Albores de la Modernidad. Castilla 15041525, Valladolid, 2009.
82
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dependiente en el sentido de que esa experiencia posiciona, condiciona, a los implicados a una toma de acciones en el futuro. Pero en ningún momento, la dependencia de
la trayectoria la inmoviliza en un sentido claro y rectilíneo porque nuestros intereses
no se ven sometidos a un único elemento que nos permita definirnos y que, por tanto,
rija nuestras actuaciones en función a las experiencias previas que nos definen. Esto
nos da pie a resaltar el segundo de los puntos sobre el que hemos tratado. La frontera
se puede utilizar para definirse precisamente porque no se es como el vecino, quien
puede estar dispuesto a provocar la ruina del reino en el momento de menor descuido.
Sin embargo, el comportamiento de comunidades insertas dentro de las fronteras de
los reinos de Murcia y Valencia muestran sentimientos antagónicos hacia los reinos
vecinos y respecto a otras comunidades de sus propias unidades políticas. Es por tanto
interesante comprobar la diferente visión que se posee sobre lo que de verdad ayuda a
mantener el bien común de un reino, y que no deja sino de definir la realidad regional
de las comunidades. Las percepciones de las comunidades de a quién debían fidelidad,
qué conformaba la base de su cultura, qué les permitía rechazar o aceptar elementos
culturales o la defensa de los mismos está en circunstancias tan coyunturales como la
guerra, la fiscalidad o el comercio, las cuales introducen elementos que van más allá
de la simple esfera de lo político y lo jurídico.
Y en tercer lugar, podemos comprobar que no existe una suplantación de
identidades por medio de la consolidación de realidades regnícolas que consigan homogeneizar al colectivo de sus súbditos por medio de códigos jurídicos o políticas de
deportación y colonización de las tierras. No se posee una escala de identidad que nos
marque en qué grado se es más una cosa que otra. La identidad común como hispanos
basada en un sustrato cultural común alentado por reconstrucciones históricas desde
las cancillerías regias y episcopales tuvo que convivir en igual grado con la identidad
común como súbditos de unos reinos diferentes unos de otros. Y es más, esta idea tan
común en nuestra actual visión de la identidad necesariamente enmarcada dentro de
unos esquemas territoriales fijos tuvo que jugar con otras nociones particulares de
identidad (familia, grupo, vecindad) que condicionaron la actuación y fidelidad de los
individuos en igual grado de intensidad. La contradicción entre las diversas categorías
que ayudan a definirnos, es decir, las identidades de configuran nuestra identidad, son
demasiado importantes para ser ignoradas en aras a proyectos identitarios de talante
general o superior. Incluso las cancillerías regias mostraban una idea contradictoria
entre los intereses de la corona como institución particular y el bien general de sus
territorios. Jugaba con dos mensajes contradictorios y paradójicos. Por un lado proclamaban la necesidad de la unión como legitimación de su naturaleza y, al mismo
tiempo, imponía una fragmentación, con lo que ello implicaba de definición para las
comunidades, necesaria para la obtención de recursos y mantenimiento de fidelidades.
En el caso del reino de Murcia, la capital del reino se enfrentó a las tierras septentrionales del Marquesado en defensa de sus intereses económicos, cada una desde
posiciones contradictorias en referencia al sentimiento de unidad de los reinos hispanos. Murcia defendía a principios del siglo XVI una Monarquía Hispánica plagada de
fronteras donde se primaba la tradición medieval. Por su parte, el Marquesado pedía
una nueva realidad espacial más abierta asentada en una monarquía común hispana.
La necesidad de la corona de obtener apoyo en las cortes casi siempre decantó las
decisiones regias a favor de las ideas defendidas por Murcia.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061
DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD
El reino de Murcia en la Baja Edad Media
Fuente: M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Atlas Histórico Ilustrado de la Región de Murcia
y su Antiguo Reino, Murcia, 2007, p. 107. Modificado por el autor.
Fecha de recepción del artículo: Agosto 2010
Fecha de aceptación y versión final: Febrero 2011
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061
97
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 99-123
ISSN 0066-5061
LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y
ENRIQUE IV: COMERCIO, FRAUDES Y AMBICIONES
TERRITORIALES EN EL REINO DE MURCIA (1454-1474)1
THE GENOESE, GOVERNOR PEDRO FAJARDO AND HENRY IV:
TRADE, FRAUD AND TERRITORIAL AMBITIONS
IN THE KINGDOM OF MURCIA (1454-1474)
JAVIER QUINTEROS CORTÉS
Universidad de Almería
Resumen: El presente artículo analiza los
excepcionales privilegios que el Adelantado Pedro Fajardo y el Concejo de Murcia concedieron a los mercaderes genoveses entre 1454 y 1474, principalmente
a las familias Negro y Spínola, para importar y exportar productos desde y hacia
el otro extremo de la frontera del Reino
de Granada, con seguros avalados con las
rentas de la ciudad. Esta seguridad en el
tránsito comercial demuestra una ausencia de peligro en las costas granadinas que
pone en entredicho la idea de rivalidad entre el Adelantado y el rey de Granada formulando una nueva hipótesis: una alianza
mercantil entre ambos cabecillas que protegía al Reino de Murcia de un bloqueo
económico por parte del rey Enrique IV
tras el conflicto con el fallido Alfonso XII.
Abstract: This article analyzes the
exceptional privileges that Governor Pedro
Fajardo and the City Council of Murcia
granted to the Genoese merchants between
1454 and 1474, mostly to the Negro and
Spínola families, to import and export
products to and from the other extreme of
the border of the Kingdom of Granada,
with guaranteed insurances for the incomes
of the city. This security proves an absence
of danger in the commercial transit in the
coasts of Granada and challenges the idea of
rivalry between the Governor and the king
of Granada formulating a new hypothesis: a
mercantile alliance between both ringleaders
that protected the Kingdom of Murcia of an
economic blockade on the part of Castilian
king Henry IV after the conflict with the
unsuccessful Alphonso XII.
1
Este trabajo forma parte del proyecto de tesis doctoral Murcia en el siglo XV: relaciones comerciales con Italia, mercaderes y capitales extranjeros.¿Un ciclo económico de la influencia?, dirigido
por la Dra. Mª Desamparados Martínez San Pedro (U. de Almería) y co-dirigido por la Dra. Silvana
Fossati Raiteri (U. de Génova). Así mismo, constituye un extracto del Apartado 4 / Bloque III, del
Trabajo de Investigación de Tercer Ciclo leído en la Universidad de Almería el 16 de abril de 2009,
titulado Comercio Internacional y Estrategia Política. La ciudad de Murcia y los comerciantes italianos: especulación económica y mercado negro (1454-1504) Hacia una nueva concepción de ciclo
económico. Algunos aspectos del presente artículo han sido presentados en diversos congresos: Nájera, Encuentros Internacionales del Medievo, 2008 y VI Jornadas Luso-Españolas de Historia Medieval, 2008. Agradezco a los evaluadores las puntualizaciones realizadas, las cuales han sido atendidas
pormenorizadamente y han contribuido a una sustancial mejora del presente artículo.
Abreviaturas utilizadas: AC = Actas Capitulares; ADMS = Archivo Ducal de Medina Sidonia;
AEM =Anuario de Estudios Medievales; AHPM = Archivo Histórico Provincial de Murcia; AML =
Archivo Municipal de Lorca; AMM = Archivo Municipal de Murcia; CC = Cartas Concejiles; C. de
V. = Cartas de Vecinos; Cart. R. = Cartularios Reales; CR = Cartas Reales; EEM = En la España Medieval; Exp. = Expedientes; HID = Historia, Instituciones, Documentos; L. de M. = Libros de Mayordomo; Leg. = Legajo; MMM = Miscelánea Medieval Murciana; Prot. Not. = Protocolos Notariales.
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Palabras clave: genoveses; comercio internacional; seguros mercantiles; tintes;
reino de Murcia; adelantado Pedro Fajardo; Enrique IV.
Keywords: Genoese; international trade;
mercantile insurances; dyes; kingdom of
Murcia; governor Pedro Fajardo; Henry IV.
SUMARIO
1. Introducción.- Consideraciones generales sobre la presencia genovesa en Murcia.- 2. Los
Catáneo, los Casanova y Galeoto de Negro: el negocio de los tintes al amparo del Concejo
murciano.- 3. Los Spínola y los seguros mercantiles al amparo del Adelantado Pedro Fajardo y
del Concejo.- 4. La familia Negro y los seguros concejiles.- 5. Juan de Opertis, el lombardo.6. Los préstamos al Concejo.- 7. El conflicto entre Enrique IV y el fallido Alfonso XII.
Consideraciones finales.
1. INTRODUCCIÓN. CONSIDERACIONES GENERALES
SOBRE LA PRESENCIA GENOVESA EN MURCIA
Plantear el tema de la presencia y del papel que jugaron los comerciantes
italianos en el Reino de Murcia en el siglo XV supone, al día de la fecha, grandes
interrogantes, más que por la falta de documentación por la ausencia de estudios críticos
que apelen al cruce de fuentes como posible solución para salvar dichos interrogantes;
al margen de que las fuentes italianas que pueden arrojar nuevos y reveladores datos
sobre las relaciones Murcia-Génova-Florencia aún están sin explorar. La bibliografía
existente sobre la cuestión, producida en los últimos treinta años, apenas supera
la quincena de títulos2, y no todos ellos realizan nuevas aportaciones, ofrecen una
propuesta crítica o llegan a un aceptable grado de interpretación; los más se limitan a
la exposición descriptiva de los hechos.
En 1976 don Juan Torres Fontes publica un artículo3, no superado hasta hoy,
sobre los genoveses en Murcia. Además de sacar a la luz una significativa parte de la
documentación existente al respecto en los Archivos Histórico y Municipal de Murcia,
invita a que se profundice sobre los ligures y su participación en el comercio murciano,
dejando claro que su artículo “no intenta ser un estudio completo”, ni pretende “hacer
historia de este comercio”4. En el mismo año, y en la misma publicación, Ángel
Luis Molina Molina complementa el artículo anterior con otro de idéntica temática y
objetivos pero referido exclusivamente al reinado de los Reyes Católicos5. En los años
´80 cinco investigadores tratan sobre el colectivo italiano: Alfonso Franco Silva, en sus
estudios sobre el alumbre murciano6; Carmen Cremades Griñán, que realiza un esbozo
2
En contraposición a la gran producción existente sobre la participación italiana en el comercio
internacional de la Baja Edad Media.
3
Juan TORRES FONTES, Genoveses en Murcia (Siglo XV), “MMM”, II (1976), p. 70-168. No
obstante, las primeras menciones sobre el colectivo italiano de Murcia datan de 1954, véase: María
del Carmen CARLÉ, Mercaderes en Castilla (1252-1512), “Cuadernos de Historia de España”, XXIXXII (1954), pp. 146-328.
4
J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 71.
5
Ángel Luis MOLINA MOLINA, Mercaderes genoveses en Murcia durante la época de los Reyes
Católicos (1475-1516), “MMM”, II (1976), pp. 278-312.
6
Alfonso FRANCO SILVA, El alumbre murciano, “MMM”, VI (1980), pp. 237-272. En 1996 retomará el tema en El alumbre del Reino de Murcia: una historia de ambición, intrigas, riquezas y
poder, Murcia, 1996.
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
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sobre las operaciones comerciales de principios del XVI7; María de los Llanos Martínez
Carrillo, que hace una ligera mención en su obra sobre Manueles y Fajardos8; Jacqueline
Guiral, que pone de manifiesto las posibles alianzas entre genoveses de Murcia y de
Valencia9; y Denis Menjot que, con la colaboración de Elena Cecchi, va a revelar la casi
inexistente presencia de correspondencia comercial murciana en el Archivo Datini en
la primera mitad del siglo XV10. En la década de los ´90 la tesis de Denis Menjot sobre
el Reino de Murcia y que no se publicará en España hasta 2002 arrojará nuevos datos
en lo que a la primera mitad del siglo XV se refiere11; Montojo Montojo puntualiza
algunas de las actividades de los italianos en el puerto de Cartagena12; Molina Molina
contextualiza a los genoveses de Murcia en el comercio internacional de Castilla13;
Martínez Carrillo sistematiza la información proporcionada por Torres Fontes en 197614
y sitúa a los ligures en los principales sectores comerciales15; Miguel Rodríguez Llopis
hace hincapié en las conexiones de los genoveses de Murcia con los de otras partes de
Castilla16; y María del Carmen Peiró Mateos dedica a los genoveses siete páginas en
su tesis doctoral sobre el comercio y los comerciantes en la Murcia de finales del XV,
aportando algunos nuevos datos17. Finalmente, en el año 2000, José Damián González
Arce realiza algunas puntualizaciones sobre la actuación de los genoveses en el negocio
de los tintes18. Hay que destacar que, paralelamente a estos estudios, y sobre todo a
partir de 1995, en los excelentes trabajos de David Igual Luis sobre comercio se pueden
encontrar algunas referencias al colectivo genovés de Murcia19.
7
Carmen María CREMADES GRIÑÁN, Transacciones comerciales aplazadas en la ciudad de Murcia (1500-1515), “MMM”, X (1983), pp. 221-258.
8
María MARTÍNEZ CARRILLO, Manueles y Fajardos: la crisis Bajomedieval en Murcia, Murcia,
1985, pp. 160-161.
9
Jacqueline GUIRAL HADZIIOSSIF, Valencia, puerto mediterráneo en el siglo XV (1410-1525),
Valencia, 1989, pp. 336-541.
10
Denis MENJOT y Elena CECCHI, Murcie dans le grand commerce international a l’orée du XVe
siècle d’après les Archives Datini. Notes et documents, “MMM”, XV (1989), pp. 121-138.
11
Denis MENJOT, Murcie castillane. Une ville au temps de la frontière (1243-milieu du XVe),
Madrid, 2002, pp. 916-922 y pp. 1302-1303.
12
Vicente MONTOJO MONTOJO, Mercaderes y actividad comercial a través del puerto de Cartagena en los reinados de los Reyes Católicos y Carlos V (1474-1555), “MMM”, XVIII (1993), pp.
109-140. En 1987 ya había tratado el tema de los italianos en fechas similares aportando un dato de
significativa importancia que no ha sido tenido en cuenta la posibilidad de que desde 1468 funcionara en el Reino de Murcia un Consulado de genoveses, véase: Cartagena en la época de los Reyes
Católicos (1474-1516), “Murgetana”, 71 (1987), pp. 49-71.
13
A. L. MOLINA MOLINA, Proyección mediterránea del Reino de Murcia en la Edad Media,
“MMM”, XVII (1992), pp. 59-75.
14
M. MARTÍNEZ CARRILLO, El Reino de Murcia en el sistema económico mediterráneo de la Baja
Edad Media, “AEM”, 24 (1994), pp. 247-271.
15
M. MARTÍNEZ CARRILLO, El comercio en el sureste peninsular en la Baja Edad Media. Sectores
principales y políticas de actuación, “MMM”, XIX-XX (1995), pp. 173-188.
16
Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, La integración del Reino de Murcia en el comercio europeo al fin
de la Edad Media, en Castilla y Europa. Comercio y mercaderes en los siglos XIV, XV y XVI (Hilario
CASADO ALONSO, ed.), Burgos, 1995, pp. 81-114
17
María del Carmen PEIRÓ MATEOS, El comercio y los comerciantes en la Murcia de finales de la
Edad Media a partir de la documentación, Murcia, 1999, pp. 137-144.
18
José Damián GONZÁLEZ ARCE, Gremios, producción artesanal y mercado. Murcia, siglos XIV
y XV, Murcia, 2000, pp. 141-159 y pp. 205-210.
19
Principalmente menciones de las operaciones que los genoveses de Murcia llevan a cabo en Valencia, véase: David IGUAL LUIS, Valencia e Italia en el siglo XV: rutas, mercados y hombres de negocios
en el espacio económico del Mediterráneo occidental, Valencia, 1996, pp. 81-100, 234 y pp. 290-291,
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Si bien se supone la presencia italiana en el Reino de Murcia desde la época
musulmana, se comprueba como fecha más temprana el año 1332, observándose una
actividad considerable hacia 1390 cuando dos genoveses consiguen el monopolio de
los tintes20. Las actividades del colectivo en este momento serán el negocio citado y
los préstamos en metálico al Concejo.
En la primera mitad del siglo XV se constatan aproximadamente unos 50
italianos, mayoritariamente genoveses, localizados en la capital del reino. Siguen ostentando el monopolio de los tintes, continúan efectuando préstamos de dinero al
Concejo, y ya se verifican otras actividades como el comercio de tejidos y el arrendamiento de las aduanas. No es hasta la segunda mitad del siglo XV cuando el colectivo
se incrementa, alcanzando entre 1454 y 1504 la cantidad de 103 italianos21. Valencia
posee la comunidad italiana más numerosa de la Península con 734 italianos censados, de los cuales 351 son genoveses22; en segundo lugar se sitúa Sevilla que, a pesar
de los datos expuestos por D’Arienzo para el último cuarto de siglo en torno a 40
individuos23, ostenta, según los estudios de González Jiménez y Bello León, casi 160
italianos durante el reinado de los Reyes Católicos24; Murcia tercera con 103 individuos; Córdoba cuarta con 6725 y Cádiz y el Puerto de Santa María en quinto y sexto
lugar con 19 y 2 italianos respectivamente26.
A pesar de que algunos de los apellidos italianos constatados en Murcia
se encuentran en épocas similares en Valencia y Sevilla, por el momento no se
puede determinar si se trataba de miembros de una misma compañía familiar, si
y Banqueros y comerciantes italianos en España en tiempos de los Reyes Católicos, en Comercio y
hombres de negocio en Castilla y Europa en tiempos de Isabel la Católica (H. CASADO ALONSO y A.
GARCÍA-BAQUERO, eds.), Madrid, 2007, pp. 151-179; y D. IGUAL LUIS y Germán NAVARRO ESPINACH,
Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI, “HID”, 24 (1997), pp. 261-332.
20
J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 79-82 y A. L. MOLINA MOLINA, Proyección, p. 68.
21
Fuentes: AHPM, Prot. Not. Nº 362, 364, 433 y 634; AML, CC, C. de V. y CR; AMM, AC
1454-1504, CR/Nº 799 (1478-1488) y Nº 800 (1478-1488), Exp., L. de M. y Test.; y documentos
publicados en J. TORRES FONTES, Genoveses, y A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes. Véase el listado
completo de italianos en el Anexo.
22
D. IGUAL LUIS, Valencia, p. 74.
23
Luisa D’ARIENZO, Le colonie genovesi di Siviglia, Cadice, Jerez e Puerto de Santa Maria alla
vigilia del viaggio di scoperta colombiano attraverso una fonte fiscale sulla guerra di Granada, en
Sardegna, Mediterraneo e Atlantico tra Medioevo ed Età Moderna Vol. III (L. D’ARIENZO, cura di),
Cagliari, 1993, pp. 133-183. Relación nominal y cuantitativa de mercaderes italianos en pp. 146,
154-155 y 159.
24
José Manuel BELLO LEÓN, Mercaderes extranjeros en Sevilla en tiempos de los Reyes Católicos, “HID”, 20 (1993), pp. 47-81 y Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Genoveses en Sevilla (Siglos XIIIXV), en Presencia Italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano
(Bibiano TORRES RAMÍREZ y José HERNÁNDEZ PALOMO, coords.), Sevilla, 1989, pp. 115-130. Sobre
la presencia genovesa en Sevilla en general véase: L. D’ARIENZO, Problemi diplomatistici tra Genova e Siviglia. Considerazioni sulla fonti Italo-Iberiche nel Basso Medioevo, en Presencia Italiana
en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano (B. TORRES RAMÍREZ y J.
HERNÁNDEZ PALOMO, coords.), Sevilla, 1989, pp. 187-220; Silvana FOSSATI RAITERI, Presenze genovesi a Siviglia nella seconda metà del Quattrocento, “AEM”, 24 (1994), pp. 298-312 y La nazione
genovese tra Cordova e Siviglia nel secondo ‘400, en Comunità forestiere e ‘nationes’ nell’Europa
dei secoli XIII-XVI. Atti del Convegno Internazionale (Giovanna PETTI BALBI, ed.), Genova, 2001,
pp. 283-297; y Geo PISTARINO, Presenze ed influenze italiane nel Sud della Spagna (Secc. XII-XV),
en Presencia Italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano (B.
TORRES RAMÍREZ y J. HERNÁNDEZ PALOMO, coords.), Sevilla, 1989, pp. 21-52.
25
Anna UNALI, Mercanti e artigiani a Cordova nella seconda metà del Quattrocento, Bolonia,
1984, pp. 47-48.
26
L. D’ARIENZO, Le colonie, pp. 146, 154-155 y 159.
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ésta representaba a alguna compañía italiana en la Península, o si la casa matriz de
dicha compañía familiar estaba en Murcia, Valencia o Sevilla. Sólo se puede afirmar
que algunos integrantes del clan Negro estuvieron presentes en Valencia en fechas
determinadas y que otros variaron su domicilio entre Sevilla, Valencia, Barcelona y
Mallorca; y que varios de los componentes del clan Rey actuaron como factores en
Valencia del capo de Murcia Baltasar Rey en la comercialización del alumbre27.
El caso de los Spínola es diferente, ya que desde principios del XV se
hallaban asentados, junto a un reducido grupo de genoveses, en el Reino de Granada.
Este contingente afectado por la represalia llevada a cabo por Muhammad IX debido
al ataque que habían sufrido naves cargadas de moros berberiscos por piratas en el
puerto de Rodas, vivió entre 1443 y 1448 una auténtica persecución que incluyó
retención de mercancías, anulación de créditos y, por supuesto, negación de permisos
y seguros. Por lo que no es extraño que muchos de estos genoveses hubiesen emigrado
a Andalucía, Valencia u otros lugares de la Península. Para nuestro caso de estudio, se
da la hipótesis de que tres de los afectados pudieran trasladarse a Murcia: Ambrosio,
Bartolomé y Carlos Spínola28; el problema en Granada no halla solución hasta 1452
y los tres mercaderes mencionados se registran en Murcia en 1455, 1460 y 1460
respectivamente en el supuesto caso de que sean los mismos. Cabe destacar que
Carlos Spínola, junto a otros genoveses, ya realizaba transacciones comerciales en
Murcia, de importación y exportación desde otras partes de la Península, en un caso
muy interesante que se analizará posteriormente.
Al hablar de italianos en Murcia se debe puntualizar que el 90% del colectivo
eran genoveses, estando el 10% restante formado por lombardos, y sicilianos, por lo
que en más de una ocasión se hará referencia directa a los genoveses o ligures. Estos
comerciantes, a diferencia de lo que ocurre en otras parte de la Península como Valencia o
Sevilla, buscan integrarse completamente en los círculos sociales y políticos de Murcia,
estableciendo alianzas con todo tipo de personajes locales, sean nobles o burgueses,
e incluso intentando insertarse en los círculos más próximos al poder real. A pesar de
que este hecho es uno de los más remarcados por los autores que han tratado el tema,
debo puntualizar que me referiré a ellos como colectivo29, descartando completamente el
término colonia, concepto que considero erróneo para este conjunto de italianos que en
ningún momento buscan una vinculación legislativa con su metrópolis de origen que los
diferencie de los murcianos y que optan incluso, desde un comienzo, por castellanizar sus
nombres y apellidos. De hecho, en 1468 el fallido Alfonso XII autoriza a Pedro Fajardo
el nombramiento de un cónsul de genoveses que rija los designios de la comunidad en el
Reino de Murcia, pero la orden no se cumple30. Esto no implica que rompan relaciones con
la madre patria, sino que aprovecharán los pertinentes intercambios con la Liguria en su
propio interés; lo que no está claro hasta el momento, a pesar de que se haya afirmado, es
que estos genoveses actuaran como “factores de las grandes compañías”31, sino más bien
que formaron pequeñas compañías cuya influencia económica y política se puede probar
en el Reino de Murcia, y cuya trascendencia y capacidad de penetración en los diferentes
27
D. IGUAL LUIS, Valencia, pp. 234, 290 y 291.
Sobre el elenco de genoveses afectados en este suceso del Reino de Granada, perjuicios y solución véase: Gabriella AIRALDI, Genova e Spagna nel secolo XV: Il “Liber Damnificatorum in Regno
Granate” (1452), Génova, 1966.
29
El término colectivo hace referencia exclusivamente a un grupo de individuos unidos por lazos
profesionales y laborales.
30
ADMS, Leg. 465 (1468. Arévalo, mayo 30). Documento publicado en V. MONTOJO MONTOJO,
Cartagena, pp. 64-66.
31
A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes, p. 281.
28
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mercados italianos, sobre todo la Toscana, vía Génova, es algo que debe investigarse para
poder definir realmente la actuación de estos grupos en el sudeste de la Corona de Castilla.
El principal puerto del reino es el de Cartagena32, que a pesar de ser la salida
directa de Castilla al Mediterráneo no adquirirá relevancia comercial y militar hasta el
cambio del siglo XV al XVI, y que aún así no alcanzará el nivel del puerto de Sevilla;
junto a éste, los puertos menores de Mazarrón, Los Alcázares y San Pedro del Pinatar
funcionarán como fondeaderos de las naves genovesas y castellanas encargadas del
intercambio de mercaderías desde el siglo XV.
Si el gobierno de los Reyes Católicos fue crucial para los genoveses ya
que desde 1475 supieron acomodarse perfectamente a los designios de la Corona,
colaborando estrechamente con los monarcas y obteniendo beneficios más que
monetarios de estas relaciones, el reinado de Enrique IV se caracterizó por las
concesiones otorgadas a estos mercaderes, y por la estrecha relación de Pedro Fajardo
y el Concejo con los mismos a partir de 1468, formando un bloque de intereses
político-económicos que tendía a rivalizar con el mismo monarca en pro de lo que
podríamos considerar como una temprana autonomía del Reino de Murcia.
2. LOS CATÁNEO, LOS CASANOVA Y GALEOTO DE NEGRO:
EL NEGOCIO DE LOS TINTES AL AMPARO DEL CONCEJO MURCIANO
El comercio de los tintes fue el negocio más productivo de los genoveses
al menos hasta que en la década de los ´80 se imponen el trigo y el alumbre. En la
última década del siglo XIV Murcia había padecido los enfrentamientos entre Manueles
y Fajardos, lo que obligó a más de la mitad de la población a emigrar a Molina Seca
al amparo de Yáñez Fajardo33. Es en este momento en el que los ligures se hacen con
el control de las tintorerías; al regreso de los vecinos se denuncia este proceder pero
finalmente el Concejo acepta la oferta de los extranjeros. Al principio, la competencia
entre los mercaderes sólo conllevó baja calidad tanto en los productos como en el tintado,
por ello se concede la exclusividad del negocio a Polo Usodemar y Jácomo Catáneo
en 1396 por seis años. Durante ese período los problemas con los artesanos locales
continúan y en 1431 se decide otorgar el monopolio a un solo comerciante: Francisco
Rey34. A partir de este contrato, el sector permanecerá en manos genovesas hasta 1514.
Los cuatro momentos relevantes de este siglo del monopolio del tinte fueron: el
acuerdo de 1431, porque anuló toda posibilidad de que artesanos murcianos participasen
en el negocio35; la sociedad de Simón Catáneo y Leonardo Casanova, por tres años a partir
de 1460, porque va a importar el pastel, el alumbre y el tartal de Génova36; la sociedad
formada por Lucas de Viñán, Juan Dolfín y Nicolás Gambón, porque en 1461 va a
32
Sobre la evolución del puerto de Cartagena, las actividades de piratas y corsarios en sus costas
y algunas referencias a los puertos menores véase: María MARTÍNEZ MARTÍNEZ, La frontera mediterránea de Castilla: núcleos y actividades en el litoral murciano (ss. XIII-XV), “Murgetana”, 108
(2003), pp. 43-65; M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, Murcia, 1999, pp. 151152 y J. TORRES FONTES, La reincorporación de Cartagena a la Corona de Castilla, “Anuario de
Historia del Derecho Español”, 50 (1980), pp. 327-352.
33
Sobre esta problemática véase el excelente trabajo de conjunto de M. RODRÍGUEZ LLOPIS,
Historia, pp. 119-129.
34
J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 105-108.
35
AMM, AC/Nº 54 (2), 1431-1432, f. 10 r-v. Documento publicado en J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 141-151.
36
AMM, AC/Nº 79, 1460-1461, ff. 19 v-20v. Se especifica que los tintes no provengan de Valencia.
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desplazar a la anterior pero va a mantener la cláusula de importación de los tres pigmentos
citados37; y finalmente la compañía formada por Juan Salvago y Galeoto de Negro a partir
de 146638, porque consiguió la exención del almojarifazgo en una década en que dicho
impuesto había causado más de un problema al colectivo italiano, como ya se verá.
De la sociedad Catáneo-Casanova destaca la expresa prohibición de la
procedencia valenciana de los pigmentos, lo que evidencia el interés por asegurar
las relaciones comerciales con Génova. Este contrato, que a pesar de acordarse en
1460 no entraría en vigor hasta 1461 nunca llega a cumplirse. En su lugar firman
uno nuevo el grupo Viñán-Dolfín-Gambón, que respetan las cláusulas del anterior
con una excepción: no puede exportarse ni roja ni alumbre, lo que nos indica que la
explotación del preciado mineral en el reino, al menos, ya se consideraba. Galeoto de
Negro y Juan Salvago se hacen con el monopolio en 1466 tras un infructuoso intento
por parte de Juan Rótulo; en este acuerdo cabe resaltar la conexión entre la exención
del almojarifazgo con los préstamos que realiza Negro y su ayuda a la causa del
príncipe Alfonso, hechos que ya se verán con detalle.
El tema de los tintes tipologías de los contratos y cumplimiento, rencillas
con los mercaderes locales, precios y calidad ha sido tratado exhaustivamente por
Torres Fontes e indirectamente por González Arce39. Pero, lo más importante de la
cuestión, es decir los intercambios que se establecen con la Liguria, y a partir de allí
con la Toscana y la Lombardía, según la hipótesis arrojada por Melis en los años ‘60’70 según la cual la sucursal valenciana de la compañía Datini estaba muy interesada
en la regione della grana, es decir en los territorios de Murcia y Alicante, en donde
se explotaba y elaboraba esta preciosa sustancia tintórea que se reconocía de acuerdo
a sus dos variedades: la valenciana y la murciana40, es un asunto que todavía carece
de investigaciones pertinentes al no haberse consultado las fuentes italianas. Dicho
objetivo forma parte del próximo estadio de esta investigación.
En lo que al presente trabajo respecta, se ha puesto de relieve cómo un contrato
de exclusividad se consigue conjuntamente con una considerable exención impositiva,
hechos que hallarán su explicación más adelante cuando se analicen los préstamos
realizados al Concejo, el apoyo otorgado al bando político del Adelantado y, para cerrar
el ciclo, la coyuntura que permite que el monarca no se oponga a este proceder.
3. LOS SPÍNOLA Y LOS SEGUROS MERCANTILES
AL AMPARO DEL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y DEL CONCEJO
Los representantes de la familia Spínola constatados hasta el momento en Murcia
son seis: Ambrosio, Bartolomé, Carlos, Juan Bautista, Rafael y Simón. La documentación
arroja un claro período de actuación comprendido entre 1443 y 1470; aunque se suponen
37
J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 112.
AMM, AC/Nº 85, 1466-1467, ff. 11r-v y 17r-v.
39
J. D. GONZÁLEZ ARCE, Gremios; J. TORRES FONTES, Genoveses, y Ordenanzas de tintoreros,
“Murgetana”, 16 (1961), pp. 36-46.
40
Este interés tiene su punto de partida en los años finales del XIV, cuando en 1397 debido a las incursiones turcas en los Balcanes, Venecia se queda sin proveedor de grana, Corinto y Patrasso, por lo que rápidamente la compañía Datini envía gestores a Barcelona para tratar la adquisición del pigmento en territorio
valenciano, murciano y mallorquín. Se forma una triple sociedad entre los Datini, el drappiere florentino
Cresci y el mercader florentino Gaddi, que exportan una carga de grana de 5.000 florines a Pisa, y de allí
en naves catalanas a Venecia. Véase: Federico MELIS, I rapporti economici fra la Spagna e l’Italia nel
secoli XIV-XVI secondo la documentazione italiana, en Mercaderes italianos en España (Siglos XIV-XVI),
Sevilla, 1976, pp. 177-199 (Discurso pronunciado el 23 de mayo de 1970 en la Universidad de Valladolid).
38
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hermanos no hay ninguna alusión al parentesco entre los mismos, posibles relaciones
con los Spínola de Granada a excepción de que efectivamente Ambrosio, Bartolomé y
Carlos hubiesen emigrado del vecino reino tras la represalia de la década de 1440, con los
de Valencia a menos que el Juan Bautista murciano sea el mismo que el valenciano41, o
contacto con los de Génova. El material documental no hace referencia exacta al tipo de
mercaderías que comerciaban, pero sí deja claro que dos de ellas eran los tejidos y el trigo,
especifica aquellas con las que no podían mercar, y lo que es más importante, nos da una
idea clara de las cuantiosas sumas de dinero que circulaban gracias a ellos.
Por una querella que interpone David Aben Alfahar, recaudador mayor de
las rentas del almojarifazgo, a los descendientes de Pedro Avilés en 1460 para que les
embarguen sus bienes42, sabemos que de las importaciones y exportaciones realizadas
por Carlos, Rafael y Simón Spínola junto a otros siete mercaderes43, realizadas entre
1443 y 1448, debían al arrendador “cada uno dellos fasta dozientos mill maravedíes”44
en concepto de tasas de almojarifazgo que, por esas cosas del destino y del furor comercial, se les olvidó pagar. Aben Alfahar realiza la denuncia en su momento y como
había documentos que probaban esta deuda se ordena el encarcelamiento de los diez
implicados; no se sabe todavía porqué, pero el alguacil Pedro Avilés los libera, y los
genoveses se dan a la fuga. Doce años después, el judío reclama la deuda. Al margen
de la anécdota, la noticia arroja dos datos de primer orden. En primer lugar, si la deuda
era en concepto de almojarifazgo las transacciones no pudieron llevarse a cabo con
el Reino de Granada ya que esta frontera tributaba el diezmo y medio de lo morisco45; además si este Carlos Spínola es el que había sido perjudicado por la represalia
llevada a cabo en Málaga contra los genoveses, lo más probable es que esta acción
comercial tuviera otro destino. Segundo, la deuda total de los genoveses ascendía a
la nada despreciable suma de 2.000.000 de maravedíes46. Si se tiene en cuenta que en
41
Para los listados nominales de italianos en Valencia en el siglo XV véase: D. IGUAL LUIS, Valencia, pp. 81-100, 234, 890 y 891.
42
AMM, Leg. 4271/Nº 138. Documento mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 97 y
publicado en María del Carmen MOLINA GRANDE, Colección de Documentos para la Historia de
Murcia, 18. Documentos de Enrique IV, Murcia, 1988, pp. 319-321.
43
Jerónimo Bivardo, Francisco Carlo, Daniel Gamboa, Pedro Gamboa, Micer Jerónimo, Bernabé
de Rícolo y Juan de Opertis (AMM, Leg. 4271/Nº 138, f. 1 r.)
44
AMM, Leg. 4271/Nº 138, f. 1 r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 97. La regesta del presente documento, en el catálogo del Archivo Municipal de Murcia, alude que en total
la deuda era de 200.000 maravedíes, cuando claramente se consta que “le devían e avían de dar cada
uno dellos fasta dozientos mill maravedíes”. Por el contrario, la regesta de Molina Grande Colección,
op. cit., pp. 319-321, no especifica cifras. Cuando Torres Fontes comenta esta situación en su artículo,
se limita a citar textualmente la frase. La posibilidad de que se tratara de una deuda global de 200.000
maravedíes queda descartada por dos motivos esenciales: la contundencia del documento, y porque
realizando los mismos cálculos de porcentajes inversos que he llevado a cabo, si entre todos los genoveses hubiesen debido 200.000 maravedíes, la deuda anual de cada uno apenas hubiera alcanzado
los 400 maravedíes, suma por la cual se desconoce, ya sea en documentos editados o inéditos consultados, que un mercader genovés se diera a la fuga; tanto fraudes como impagos nunca se daban, como
en el caso de los Rey, por menos de 10.000 maravedíes. Sobre los negocios de esta familia véase:
Javier QUINTEROS CORTÉS, Los Spínola, los Opertis, los Negro y los Rey: la “influencia” genovesa
en el abastecimiento de una ciudad. El caso de Murcia en la segunda mitad del siglo XV, en Alimentar la ciudad en la Edad Media. Nájera, Encuentros Internacionales del Medievo 2008 (Beatriz
ARÍZAGA BOLUMBURU y Jesús Ángel SOLÓRZANO TELECHEA, eds.), Logroño, 2009, pp. 387-405.
45
Sobre este impuesto véase: Cristóbal TORRES DELGADO, Acerca del diezmo y medio diezmo de
lo morisco, “EEM”, 1 (1980), pp. 521-534.
46
Debe quedar claro que todos los cálculos han sido realizados sobre la base de que cada genovés
debiera hasta 200.000 maravedíes, el documento claramente dice que no todos ellos alcanzaron esa
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
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Murcia este impuesto gravaba en un 5% sobre las importaciones y un 2,5 sobre las
exportaciones47, asistimos al hecho de que los diez genoveses implicados manejaron
en esos cinco años unos 40.000.000 de maravedíes si importaron productos, y unos
80.000.000 si exportaron, es decir una media de 60.000.000 que arroja una cifra anual
de 12.000.000. De esta cantidad la familia Spínola manejaría unos 3.600.000 maravedíes, es decir que no tenían el monopolio pero sí un 30% del mismo. Para tener
una idea clara de lo que significaban estas cantidades en el movimiento comercial
de la ciudad, se puede exponer que en el ejercicio 1446-1447, el Concejo ingresó en
concepto de rentas y propios 177.952 maravedíes48, un año en que cada uno de los
genoveses aludidos evadió 40.000 maravedíes en concepto de un solo impuesto real.
Y esto no es nada, si tenemos en cuenta las cifras arrojadas por Ladero Quesada, según
las cuales Murcia ingresó en concepto de almojarifazgo entre 1444 y 1450 la cifra
de 273.786 mrs. anuales49, observamos que en un período similar, 1443/1448, pudo
incrementar este valor en, aproximadamente, 333.000 mrs. anuales, lo que nos da un
total de 606.786 maravedíes50. Por lo tanto, este grupo de mercaderes genoveses absorbió durante 5 años el 50% del total de un solo impuesto cuyo destino eran las arcas
reales. No hay noticias de que se solucionara el problema, ni de represalias contra los
genoveses, por el contrario, parece que al Concejo le importaba más la circulación de
productos que la suma debida al monarca. Si tenemos en cuenta que Simón Spínola,
uno de los implicados, reapareció en 1454, sólo seis años después del fraude y seis
antes de que a los descendientes de Aguilés se les requisaran los bienes, obteniendo
el 30 de julio un nuevo seguro “non enbargante”51 de la citada institución con la sola
salvedad de pagar los derechos correspondientes al rey, y del que también se beneficiaron los ya conocidos Juan y Rafael Casanova, y que otros miembros de la familia
también obtuvieron los suyos, como veremos a continuación, la hipótesis más directa
y sencilla es que la liberación de los genoveses fuera ordenada por el mismo Concejo
o por el Adelantado Pedro Fajardo. Por extensión, serían ellos los promotores de estas
acciones, no constituyendo el caso expuesto ni único ni esporádico.
En 1460 es Bartolomé Spínola quien obtiene seguro del Concejo, institución
en la que hay que especificar que Pedro Fajardo será regidor desde 1465, para
comerciar libremente, eso sí, pagando las rentas debidas. Sólo se le imponen dos
condiciones: que no puede competir con Leonardo Casanova y Simón Catáneo por
suma, por lo que las cifras arrojadas suponen el margen más alto de dinero manejado en mercancías,
lo que no implica que fuera dicha cantidad. A esto debe agregarse un dato: que había más genoveses
deudores de los citados en la denuncia.
47
Sobre el almojarifazgo en general, evolución y sus particularidades murcianas véase: J. D.
GONZÁLEZ ARCE, Almojarifazgo y economía urbana en el Reino de Murcia, siglo XIII, “Hispania”,
53/1, Nº 183 (1993), pp. 5-34 y Artesanado y fiscalidad real. Almojarifazgo, alcabala, moneda y
pedidos. Murcia, ss. XIV-XV, “MMM”, XXI-XXII (1997-1998), pp. 111-132; Miguel Ángel LADERO
QUESADA, La Hacienda Real de Castilla en el siglo XV, Tenerife, 1973, pp. 127-129; Denis MENJOT, Fiscalidad y sociedad. Los murcianos y el impuesto en la Baja Edad Media, Murcia, 1986, pp.
140-237; María Belén PIQUERAS GARCÍA, Fiscalidad real y concejil en el reinado de Enrique IV:
el ejemplo de Murcia (1462-1474), Cádiz, 1988 y María del Carmen VEAS ARTESEROS, Fiscalidad
concejil en la Murcia de fines del Medievo, Murcia, 1991. Sobre lo anterior, el peaje del puerto de
La Cadena y los derechos de mollaje y anclaje: M. RODRÍGUEZ LLOPIS, La integración, pp. 81-114.
Para una síntesis de la hacienda real y concejil en la Murcia del Cuatrocientos: Mª C. PEIRÓ MATEOS,
El comercio, pp. 61-75.
48
AMM, Leg. 4304/Nº 10, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Jaime de Aliaga, ff. 1r-4r.
49
M. Á. LADERO QUESADA, La Hacienda, pp. 127-144.
50
No se han calculado en estas cifras los 10.000 mrs. correspondientes al Concejo.
51
AMM, AC/Nº 74, 1454-1455, f. 14v.
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JAVIER QUINTEROS CORTÉS
el abastecimiento de tintes; y que no puede comerciar con los productos vedados, es
decir, que no puede exportar ganado caballar, cereales, oro, plata ni vinagre, y que no
puede importar ni sal ni vino de Aragón52.
Tres años después el Concejo asegura a un mercader genovés que no
pertenece al clan Spínola: Onofre Sauli, en sociedad con el también ligur Angelo
del Solar. Los términos del acuerdo son similares: pueden comerciar libremente con
productos autóctonos e importados a excepción de las típicas mercancías vedadas,
libertad de precios, y, como es habitual, se les promete protección en el tránsito,
derecho a retirar sus negocios en caso de conflicto, y se los obliga a pagar las tasas
acostumbradas53.
El 5 de junio de 1470 es el Adelantado Pedro Fajardo quien otorga seguro a
Juan Spínola y Juan Antón Calvo, con las salvedades habituales sobre prohibiciones
y debido pago de los impuestos reales; podían comerciar con productos autóctonos
e importados sobre todo sedas y fustanes, con libertad de precios, protección en el
tránsito y derecho a liquidar sus negocios en caso de conflicto tanto en el puerto
de Cartagena como en el interior del reino54. No obstante, no es la primera vez que
Fajardo está en contacto con los Spínola; en 1455, por algún delito que se desconoce
pero que no es difícil perfilar, y que desembocó en “peleas e roídos e muertes de omes
e fuerças e robos”, obtiene perdón de Enrique IV, que también perdona a un genovés
implicado en el asunto: Ambrosio Spínola55. No se puede afirmar a ciencia cierta cuál
fue el problema del problemático Pedro Fajardo, ni hasta qué punto estaba implicado
Ambrosio Spínola, sólo se pueden aportar dos datos para esclarecer la cuestión:
en agosto del mismo 1455 Fajardo es investigado por desmantelar la lombarda del
alcázar de la ciudad de Murcia56, y en febrero de 1457 se apodera del cargamento de
una carraca genovesa fondeada en el Puerto de Cartagena y capitaneada por Termo
de Viya57, que entre otras cosas portaba trigo… ¿acaso el Adelantado pretendía
neutralizar a la competencia?
Se puede decir entonces que entre los años ‘50 y ‘70 los Spínola gozaron de
una protección total, tanto por parte del Concejo como por parte del Adelantado, para
comerciar con productos que seguramente se destinaban al abastecimiento alimenticio
y textil de la ciudad; disfrutaron de unos márgenes de beneficio que rayaban el
contrabando y de forma indirecta se vinculaban al poder local. Ante estas afirmaciones
se abren cuatro preguntas. Primera, ¿exactamente de dónde provenían y adónde iban
las mercaderías con las que comerciaban?, el trigo probablemente de Andalucía y los
tejidos de Málaga y Almería, si tenemos en cuenta que la seda producida en estas dos
ciudades del Reino Nazarí no sólo se comercializaban en el exterior sino también en
52
AMM, AC/Nº 79, 1460-1461, ff. 29r-30r. Documento publicado en J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 152-154.
53
AMM, AC/Nº 81, 1462-1463, ff. 108v-109r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses,
pp. 85-88.
54
AMM, AC/Nº 88, 1469-1470, ff. 120r-121r. Documento publicado en J. TORRES FONTES,
Genoveses, pp. 156-158.
55
AMM, CR/Nº 798 bis, f. 38r-v. (1455. Écija, abril 29) Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 100. Documento publicado en Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, pp. 20-23.
56
AMM, CR, Cam. 790/Nº 40 (1455. Sevilla, agosto 8) Documento publicado en J. TORRES FONTES, Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Madrid, 1953, pp. 205-206 y en
Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, pp. 44-45.
57
AMM, CR/Nº 798 bis, ff. 53v-54r. Documento publicado en Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, pp. 106-109.
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
109
el resto de la Península a través de los puertos de Cartagena, Alicante y Valencia58.
Segunda, ¿cuál era el margen real de ganancia que obtenían de sus intercambios? Si
tenemos en cuenta los hechos acaecidos entre 1443/1448, que posiblemente tuvieron
continuidad, hablamos de un alto margen de ganancia resultante de la suma de sus
propios beneficios y de los impuestos no pagados. Tercera, ¿era la vinculación entre
Fajardo y Spínola lo que llevaba a Enrique IV a obviar el cobro de una deuda como
la que se ha detallado, y de ser así, era tanta la necesidad del monarca de que el
Adelantado fuera su aliado y no de su hermano Alfonso? Sí, si tenemos en cuenta que
dichas deudas nunca se cobraron y que encima Fajardo recibió Cartagena en 1466,
puerto en el que sus asegurados van a llevar a cabo transacciones comerciales, muchas
de ellas exentas de almojarifazgo. Finalmente, ¿quién se beneficiaba más con este
comercio que sobrepasaba la mediana escala: el rey que perdonaba las rentas, los
genoveses que se las quedaban, o el Adelantado que gracias a estos acontecimientos
ganaba en autonomía y poder?
4. LA FAMILIA NEGRO Y LOS SEGUROS CONCEJILES
El clan murciano de los Negro está formado, según la documentación
consultada hasta el momento, por Agustín, Galeoto, Juan Antonio, Julián, Polo y
Tadeo. A los que hay que agregar a Pedro de Negro, habitante de Toledo, con el que
mantendrán relaciones comerciales a partir de 1480; Alberto y Francesco di Negro,
residentes en Sevilla y con operaciones en Valencia; Battista di Negro residente en
Mallorca; y Girolamo di Negro, residente en Barcelona y con operaciones en Valencia.
Por el momento sólo afirmamos que Agustín y Julián de Negro llevaron a cabo
operaciones en Valencia59. El período de actuación de este grupo está comprendido
entre 1463 y 1508. No se hace referencia en las fuentes a una relación clara de
parentesco entre ellos, y aunque la mayoría de autores consultados los suponen
hermanos, mi hipótesis plantea que, al igual que los Rey, se trata de tíos/sobrinos o
padres/hijos si atendemos a las diferencias de entre 15 y 20 años en la aparición de
unos y otros. En este caso sí está claro qué productos alimenticios van a importar
principalmente: trigo, cebada y atún.
Entre el 9 y el 13 de febrero de 1473, los regidores Rodrigo de Soto, Juan
de Cascales, Antonio Saorín y Alfonso Ávila, en representación del Concejo, llegan a
un acuerdo con los mercaderes genoveses Galeoto de Negro, Tadeo de Negro y Simón
Catáneo para que éstos importen trigo “del Andalusía”, por mar hasta el puerto de
Cartagena, asegurándose las operaciones con los propios y rentas de la institución60;
cabe aclarar aquí que el trigo que llegaba a Murcia y Lorca desde Andalucía se
embarcaba en Sevilla o Jerez de la Frontera, pero ello no implicaba que el cereal
58
F. MELIS, Malaga nel sistema economico del XIV e XV secolo, “Economia e Storia”, Año III/
Fasc. I (1956), pp. 19-59 y Fasc. II (1956), pp. 139-163. Recopilado en F. MELIS, Mercaderes italianos en España (Siglos XIV-XVI), Sevilla, 1976, pp. 1-65.
59
Los datos sobre Alberto, Francesco, Battista y Girolamo di Negro en D. IGUAL LUIS, Valencia,
pp. 290-291. Fuentes para el presente estudio, vid. Nota 21.
60
AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, ff. 13v y 15r. Torres Fontes menciona el acuerdo en su artículo
Genoveses, p. 97, pero situándolo en el año 1475, quizá porque el libro de Actas Capitulares del ejercicio 1474-1475 es confuso en su ordenación e incluye algunos capítulos del año 1473 de forma dispersa y sin mayores aclaraciones, entre los que se encuentra el trato en cuestión. Los períodos correspondientes al año ´73 son los siguientes: 1473-01-05/1473-03-06: ff. 1-24v; 1473-03-06/1473-05-08:
ff. 161-184v.
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JAVIER QUINTEROS CORTÉS
fuera castellano61. Se desconocen otras cláusulas del acuerdo, las cantidades de trigo
pactadas y el dinero aportado por unos y otros. Sólo siete días después, es decir el 20
de febrero, el Concejo prohíbe que el trigo cosechado en Murcia se venda a más de
640 maravedíes el cahíz, siendo el precio tope para la cebada los 370 maravedíes por
la misma medida, cotizándose la venta al por menor en 8 maravedíes el celemín62. En
la misma fecha, Alfonso de Valdivieso, canónigo y provisor de la Iglesia de Cartagena,
presta 1.200 reales valencianos de plata, es decir unos 31.200 maravedíes63, para pagar
el trigo comprado en Alicante, comprometiéndose el Concejo a devolver la cuantía en
15 días64. Si tenemos en cuenta el interés casi suplicante para que se lleven a cabo las
importaciones pertinentes, y el precio tan comedido establecido por el Concejo para la
venta en el comercio local de la producción interna, 1473 se plantea bastante crítico en
lo que a aprovisionamiento de cereales se refiere, aunque no tanto como 1479, en que
el cahiz de trigo murciano se sitúa en los 800 maravedíes65. Por lo que no sería ilógico
afirmar que los genoveses aprovecharon la coyuntura para obtener todos aquellos
beneficios que pretendían, sino ¿quién socorrería con metálico a un Concejo insolvente
a merced de la adversidad? Atendiendo a la trayectoria de al menos Galeoto y Tadeo
de Negro, son indudables los beneficios fiscales y líquidos que obtendrían.
Dejando de lado a Catáneo, que se especializaba en tintes y en la producción
de jabón de losa, Galeoto de Negro, como ya se ha mencionado anteriormente, había
oficiado la década anterior como abastecedor de tintes y, como se verá, será prestamista
para apoyar la causa de Alfonso XII poco tiempo después. Tadeo de Negro, quizá uno
de los personajes más interesantes del clan y que más sorpresas deparará en futuras
investigaciones, había obtenido siete meses antes seguro del Adelantado Pedro Fajardo.
El 21 de julio de 1472 el propio Concejo garantizaba dicho seguro para importar, desde
Sevilla y Cádiz, cebada, atún, ropas y otras mercaderías, no pudiendo ser embargado
por penas civiles o criminales en las que hubiera incurrido o pudiera incurrir66; aunque
se supone que las mercancías se trasladarán por mar no se especifica ni vía de transporte
ni puerto de arribo. En 1475 obtendría seguro directo del Concejo para comerciar con
libertad de precios tanto en las importaciones como en las exportaciones; con la sola
salvedad de no sacar de Castilla ganado caballar, oro, plata y vellón, y no traer de
Aragón ni vino, ni vinagre, ni sal; además se le recuerda pagar las tasas acostumbradas67.
61
Juan ABELLÁN PÉREZ, El comercio cerealístico de Murcia durante la primera mitad del siglo
XV. Aportación a su estudio, “Murgetana”, 58 (1980), pp. 91-118.
62
AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, f. 16r-v.
63
De acuerdo a las cotizaciones oficiales de 1472, según las cuales el real de plata valenciano y el
catalán equivalían a 26 maravedíes, mientras que el castellano a 31 maravedíes, lo que supone que la
moneda de la Corona de Aragón valía en aquellos años un 12% menos en Castilla (AMM, Leg. 4300/
Nº 6, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Juan Núñez de Astudillo, 1471-1472, ff. 2r-3v)
64
AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, f. 17r.
65
Cayetano TORNEL COBACHO, El problema del trigo en Murcia en época de los Reyes Católicos,
“MMM”, VI (1980), pp. 57-98. No se ha valorado un incremento anual en el precio ya que al menos
hasta 1486 el cahíz de trigo murciano seguirá costando 800 maravedíes en similar situación de carestía.
En el período 1473-1479, sólo de 1475 a 1477 se prohíbe la importación debido al índice de productividad. Cabe aclarar aquí que los datos revelados por Tornel Cobacho de precios del trigo están dados
en fanegas, la conversión a cahíces se ha realizado siguiendo la proporción 1 cahíz = 4 fanegas, que es
la que rige para Murcia según la Casa del Almudí (AMM, AC/Nº 108, 1489-1490, ff. 55r-56r), dicha
proporción se constata ya en 1429, año en que una fanega de trigo costaba 22,50 maravedíes, y 1432,
año en que un cahíz se valoraba entre 110 y 130 maravedíes (J. ABELLÁN PÉREZ, El comercio, p. 110).
66
AMM, AC/Nº 91, 1472-1473, f. 26v. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 96.
67
AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, ff. 155v-156r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p.
95. Documento publicado en A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes, pp. 289-292.
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Con respecto a Julián, Agustín y Polo de Negro, sólo decir que sus
actividades son escasas, al menos por los registros consultados; y que se desarrollan
en el último cuarto de siglo.
El negocio de los Negro, como ya anunciara Torres Fontes en su mítico
artículo de 1976 para los genoveses en general, se evidencia no tanto en ganancias
líquidas que obviamente sí las hubo sino en la descarga impositiva de la que gozaban;
ahora bien ¿quién garantiza que además de los productos requeridos oficialmente para
aprovisionamiento de la ciudad no circularan otros, también procedentes de Andalucía,
rumbo a Italia, por ejemplo, que sufrieran la carga fantasma de un impuesto que no
se cobraba? Además, ¿qué tipo de control efectivo podía operarse sobre una familia
genovesa protegida por el Concejo y el Adelantado, las dos grandes fuerzas del Reino?,
¿por qué la carestía, que en esta década puede resultar auténtica debido a la ausencia
de exportaciones conocidas tanto en el marco legal como ilegal, debe suplirse desde
fuera de la Corona de Castilla?, y, por encima de todo ¿dónde radicaba el interés
de ambas fuerzas para ejecutar semejante protección? ¿Acaso la independencia del
Reino de Murcia podía costar a sus dirigentes una suerte de bloqueo económico por
parte del monarca castellano?
5. JUAN DE OPERTIS, EL LOMBARDO
Se sabe que Juan de Opertis estuvo en Murcia al menos desde 1443 ya
que fue uno de los siete mercaderes que junto a Carlos, Rafael y Simón Spínola se
olvidaron de pagar los 200.000 maravedíes que cada uno debía a David Aben Alfahar
en concepto de almojarifazgo68. A pesar de fugarse gracias a que Pedro de Avilés lo
liberara, a finales de 1449 lo volvemos a encontrar en la ciudad como depositario
del trigo que Juan de Logroño y Francisco Pascual compraban a los mercaderes que
lo importaban de Valencia vía Alicante69. Probablemente en agosto de 1450 es él el
designado junto a Juan de Logroño para importar el cereal, pues a finales de octubre
Francisco Pascual, entonces jurado, solicita una revisión de las cuentas porque piensa
que hay fraude70. El hecho tiene su gracia ya que el mismo Francisco Pascual había sido
acusado en su momento, un año antes, de falsificar la documentación correspondiente
a la adquisición del trigo. Pasan algunos años y Opertis, al igual que los Spínola, pasa
inadvertido cuando en 1460 se requisan los bienes de los herederos de Avilés por las
deudas que ellos habían dejado pendientes. En 1474 el Concejo de Murcia lo hace
vecino de la ciudad tras 25 años de residencia, en realidad según las fuentes 31, para
que pudiese participar en la resolución de un pleito en Orihuela71. De la vecindad se
benefician tanto él como sus factores, “cosas e mercadorías”, y de su actuación en el
pleito queda claro que el Concejo posteriormente formará una alianza con el regidor
Juan de Torres para abastecer de carne las carnicerías de la ciudad con 70 carneros,
200 ovejas y 150 corderos72. La alianza de Opertis con Torres sería una más de no ser
por la capacidad de operar comercialmente y de evadir la ley por parte del lombardo,
y la ascendente carrera del murciano, que aún siendo regidor lo encontramos en 1478
68
Vid. nota 43.
J. ABELLÁN PÉREZ, El comercio, p. 103.
70
AMM, AC/Nº 70, 1450-1451, f. 48r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 99.
71
AMM, AC/Nº 92, 1474-1475, f. 104r.
72
J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 79 y 120. Sobre el abastecimiento de carne en Murcia véase: María MARÍN GARCÍA, Las carnicerías y el abastecimiento de carne en Murcia (1450-1500),
“MMM”, XIV (1987-1988), pp. 49-100.
69
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JAVIER QUINTEROS CORTÉS
como arrendador de las rentas de la Hermandad73, y el 1º de septiembre de 1493 es
presentado ante el Concejo de Cartagena como caballero de cuantía74.
6. LOS PRÉSTAMOS AL CONCEJO
Si bien las grandes cifras prestadas al Concejo declaradas o de las cuales se
tiene constancia se verifican en el último cuarto de siglo, entre 1461 y 1472 asistimos
a la devolución75 de una respetable cantidad de maravedíes que, más que por la cuantía
en sí, es significativa por el fin y sus proporciones: de los 27.100 mrs. prestados,
15.100 provienen de manos genovesas y lombardas a los que debe agregarse una
cuantía cuyo valor se desconoce, estando el resto repartido entre 11 murcianos en
cantidades proporcionales.
Cuadro 1: Préstamos declarados de genoveses al Concejo (1454-1474)
PRESTAMISTA
CANTIDAD
CATÁNEO,
Simón
NEGRO,
Galeoto de
1.500 mrs.
NEGRO,
Galeoto de
SAULI,
Onofre
RÓTULO,
Juan
SAULI,
Simón
NEGRO,
Galeoto de
Indeterminada
3.000 mrs.
3.000 mrs.
3.000 mrs.
1.000 mrs.
2.000 mrs.
MOTIVO/
DESTINATARIO
Corregidor Diego López
Portocarrero
Custodia de la frontera
valenciana desde Villena
a cargo de Alonso de Fayas
Reparación del azud
del río Segura
Reparación del azud
del río Segura
Reparación del azud
del río Segura
Hueste de apoyo
a Alfonso XII
Hueste de apoyo
a Alfonso XII
FECHA DE
DEVOLUCIÓN
1461-01-1376
1463-06-1877
1466-06-1478
1466-06-1479
1466-06-1480
1467-09-1281
1467-09-1282
73
AMM, Cart. R./Nº 800, Cartulario de los Reyes Católicos, 1478-1488, f. 88r-v.
AMM, Leg. 1068/Nº 42.
75
Generalmente, las fechas de los registros indican la fecha de devolución parcial del préstamo
y el motivo, pero casi nunca cuándo se realizó y el monto total, cuestión que debe extraerse del
contexto.
76
AMM, AC/Nº 79, 1460-1461, f. 60 v.
77
AMM, AC/Nº 81, 1462-1463, f. 108 v.
78
AMM, AC/Nº 84, 1465-1466, ff. 129 v-130 r.
79
Ibidem.
80
Ibidem.
81
AMM, Leg. 4302/Nº 9 (1), Libro de cuentas del concejo del mayordomo Bartolomé Rodríguez
de Alcaraz 1467-1468, ff. 12 v-13 r.
82
Ibidem.
74
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
SAULI,
Simón
NEGRO,
Galeoto de
1000 mrs.
Funeral de Alfonso XII
1468-09-0683
600 mrs.
Deuda del Concejo
1472-05-2384
113
Del presente listado destacan, en primer lugar, el préstamo realizado por
Galeoto de Negro para la reparación del azud, ya que en el mismo año de la devolución
parcial de la cantidad original consigue la exención sobre el almojarifazgo para el
comercio de tintes, acontecimiento del que se ha hablado en páginas precedentes, y
las contribuciones de Sauli y Rótulo para el mismo fin que no tienen, por el momento,
una recompensa directa.
Segundo, el apoyo monetario a la causa de Alfonso XII contra su hermano
Enrique IV. El Concejo tuvo que solicitar un préstamo de 15.000 mrs. para cubrir el
total de 30.000 que eran necesarios para armar a los escuderos del príncipe, cifra que
fue suministrada por 13 individuos, dos de los cuales fueron Negro y Sauli con las
cantidades ya citadas85
Ahora bien, ¿qué da cohesión a estos préstamos, a los permisos otorgados
para comerciar y a las exenciones fiscales sobre las mercancías comercializadas?
7. EL CONFLICTO ENTRE ENRIQUE IV Y EL FALLIDO ALFONSO XII.
CONSIDERACIONES FINALES
El 7 de febrero de 1472 el Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Don
Pedro Fajardo, parte a la ciudad de Lorca ante la amenaza de ataque de las fuerzas
granadinas. El 17 de marzo del mismo año, escasamente un mes y diez días después
se celebra en la ciudad de Murcia, junto a la procesión por San Patricio, el triunfo
sobre los moros.
La información documental sobre este hecho es escasa y confusa: no
consta en las Actas Capitulares del Concejo murciano86 no existen registros
reales sobre la autorización a la batalla al Adelantado, y tampoco se registra
el enfrentamiento contando bajas o toma de rehenes o botín. La noticia sólo se
conoce porque el gasto del viaje de Pedro Fajardo y la posterior celebración
han quedado registrados en el Libro de Cuentas del Mayordomo del Concejo,
Juan Núñez de Astudillo87. Con motivo de la amenaza de invasión, el documento
83
AMM, Leg. 4302/Nº 12, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Francisco Pérez Beltrán
1468-1469, f. 14 v.
84
AMM, Leg. 4300/Nº 6, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Juan Núñez de Astudillo
1471-1472, f. 30 v.
85
Los demás prestamistas fueron: Diego Ruiz (1.000 mrs), Francisco Ruiz (1.000 mrs.), Mario
de Villafranca (1.000 mrs.), Pedro de Zorica (2.000 mrs.), Rodríguez de Castro (500 mrs.), Pedro
López (500 mrs.), Juan de Peñaranda (1.500 mrs.), Juan de Auñón (1.500 mrs.), Francisco de González (1.500 mrs.), Francisco Belni (500 mrs.) y Mosén Abulafia (1.000 mrs) (AMM, Leg. 4302,
Nº 9 (1), Libro de cuentas del concejo del mayordomo Bartolomé Rodríguez de Alcaraz 1467-1468,
ff. 12v-13r).
86
AMM, AC/ Nº 90, 1471-1472. El día 7 de febrero no hay sesión, el hecho no se menciona en
ninguna de las reuniones de dicho mes, celebradas los días 8, 15, 18, 22 y 28. Durante el mes de marzo tampoco se hace referencia en ninguna de las sesiones, celebradas los días 3, 7, 10, 14, 21 y 24.
87
AMM, Leg. 4.300/ Nº 6, Libro de Cuentas del Concejo del Mayordomo Juan Núñez de Astudillo (1471-1472), ff. 26r y 29v.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061
114
JAVIER QUINTEROS CORTÉS
también registra los refuerzos llevados a cabo en algunas de las puertas de acceso
a la ciudad, como son la Puerta de la Aduana, la Puerta de Orihuela, la Puerta de
Santa Eulalia y la Puerta de Toro es decir el sector sureste, por una suma total de
1.550 maravedíes88.
El movimiento del Adelantado plantea ciertos interrogantes, ¿se trató de un
enfrentamiento, la firma de una tregua o un acuerdo político-comercial de carácter
privado? Sabido es que el 18 de enero de ese mismo año, escasamente un mes
antes, Enrique IV había firmado una tregua por tres años con el rey de Granada89,
Abul Hasán. Y también se sabe, o al menos se tiene en consideración, que Fajardo,
contrario a los dictámenes del monarca, y ante las constantes amenazas de invasión
de los moros a su reino en esos tres años, podría haber establecido alguna tregua a
nivel particular con los granadinos90, como se supone que firmó en agosto de 1473
tras varias amenazas de ataque que resultaron falsa alarma91. ¿Se puede considerar,
entonces, el supuesto enfrentamiento de febrero de 1472 como tal en un momento en
que el Adelantado firmaba seguros, avalados a su vez por el Concejo murciano, para
que los genoveses trajesen mercancías desde Sevilla por la costa de Granada? ¿Si tan
seguro estaba de que sus emisarios no iban a sufrir ningún tipo de acoso marítimo
y daños, y que las avanzadas sobre Lorca estaban neutralizadas, por qué prepara la
ciudad de Murcia para un posible ataque? ¿Puede considerarse el encuentro con los
moros en Lorca no como una tregua sino como un acuerdo? De ser así, ¿quién podía
atacar Murcia?, ¿a quién podía temer el “omnímodo”92 Fajardo?, ¿quizás a Enrique
IV o tal vez a Diego López Pacheco, II Marqués de Villena? Para intentar responder
a estos interrogantes debemos analizar previamente los dos factores que sustentan la
hipótesis de que hubo un acuerdo. El primero de ellos nos remite a unos años antes,
a 1465, y es de naturaleza política: el apoyo de Pedro Fajardo, y por extensión del
Reino de Murcia, al fallido Alfonso XII93, cuestión que se plantea como antecedente
88
AMM, Leg. 4.300, Nº 6, Libro de Cuentas del Concejo del Mayordomo Juan Núñez de Astudillo (1471-1472), ff. 26v-27r. El gasto estaba fraccionado de la siguiente forma: Puerta de la Aduana,
600 mrs.; Puerta de Orihuela, 610 mrs.; Puerta de Santa Eulalia, 60 mrs.; Puerta de Toro, 280 mrs.
Sobre aspectos urbanos generales de las principales ciudades del Reino de Murcia véase: A. L. MOLINA MOLINA, Urbanismo medieval. La región de Murcia, Murcia, 1992.
89
La paz más duradera entre Castilla y Granada se firma el 3 de abril de 1460, con duración de
un año. Dicha tregua se extiende, tras sucesivas prórrogas hasta 1482, fecha en que los Reyes Católicos emprenden lo que será el enfrentamiento final. Sobre estos aspectos y sus particularidades en
la frontera occidental del Reino de Granada véase: Isabel MONTES ROMERO-CAMACHO, Sevilla y
la frontera de Granada durante el reinado de Enrique IV (1454-1474), en Relaciones exteriores del
Reino de Granada: Actas del IV Coloquio de Historia Medieval Andaluza (Carmen SEGURA GRAÍÑO, coord.), Almería, 1988, pp. 123-145. Sobre la situación fronteriza de los territorios occidentales
del Reino de Murcia y el Reino de Granada véase: Juan Francisco JIMÉNEZ ALCÁZAR, La Murcia
medieval cristiana: vanguardia mediterránea de Castilla, en El Mediterráneo: hechos de relevancia
histórico-militar y sus repercusiones en España: V Jornadas Nacionales de Historia Militar, Sevilla,
1998, pp. 275-294; IDEM, Un Concejo de Castilla en la frontera de Granada: Lorca 1460-1521, Granada, 1997 y IDEM, Economía, Poder y Sociedad en Lorca (1460-1521), Murcia, 1993. Referencias a
los problemas de frontera con el Reino de Granada en M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 147-150.
90
J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, El hombre y la frontera: Murcia y Granada en época de Enrique IV,
“MMM”, XVII (1992), pp. 77-96.
91
Ibidem, p. 90.
92
Ibidem, p. 80.
93
Sobre este personaje véase: Dolores Carmen MORALES MÚÑIZ, La política de mercedes del rey
Alfonso de Castilla: el sostenimiento de su causa (1465-1468), en Homenaje al Profesor Juan Torres
Fontes, Vol. 2, Murcia, 1987, pp. 1125-1139; EADEM, Las confederaciones nobiliarias de Castilla
durante la guerra civil de 1465, “AEM”, 18 (1988), pp. 455-468; EADEM, Alfonso de Ávila, rey
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061
LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
115
de los hechos expuestos. El segundo factor es de carácter económico-comercial y ya
se ha desarrollado: los seguros que el Adelantado otorga a los comerciantes italianos,
sobre todo para abastecer el Reino entre 1470 y 1474, y que plantean el hecho de que
Fajardo apostase por una vía marítima segura ante un inminente bloqueo terrestre,
pero no por parte de los granadinos sino de los mismísimos castellanos.
De acuerdo con Ladero Quesada, 1462 fue un año de gloria para Enrique
IV en lo que a maniobras políticas se refiere, principalmente porque los catalanes
van a negociar su ayuda proclamándolo rey, situación que dura hasta 1464, y porque
algunas ciudades italianas –Nápoles, Roma, Génova y Venecia– lo buscarán como
aliado94. No obstante, algunos sectores nobiliarios, temerosos de perder poder, harán
todo lo posible para desprestigiar su imagen. Entre ellos, quizás el más importante,
Juan Pacheco, I Marqués de Villena y, entre otras cargos, Mayordomo Mayor de la
Corte, será quien encabece el bando que apoye la entronización paralela del príncipe
Alfonso. Algunos historiadores piensan que hubo un “programa político nobiliario”95
cuyo objetivo fue compartir el poder con la realeza con el fin de apropiarse de parte
de él, propósito que vería uno de sus puntos culminantes en la Farsa de Ávila con la
proclamación de Alfonso XII. En cambio otros creen que tal programa político era
inviable y que la nobleza actuaba en consonancia con el grado de participación que
le otorgaba la autoridad monárquica96. Más allá de estas consideraciones teóricas, es
indudable que el bando nobiliario encabezado por el Marqués de Villena aprovechó
la oportunidad en beneficio propio, con o sin programa y más allá del grado de
participación otorgada, para jurar rey a un adolescente susceptible de ser manejado.
En este bando que abrazaba la causa de Alfonso XII se encontraba el Adelantado de
Murcia Pedro Fajardo que, como ya se sabe, no buscaba ni una alianza con un rey
manejable ni la gracia del poder oligárquico, sino la autonomía y el ejercicio total del
poder en su Reino de Murcia97.
Una vez que Alfonso XII fue proclamado rey, confirmó a Pedro Fajardo en
su cargo como Adelantado y lo instó para que en todo el reino se le jurase fidelidad,
reuniese toda la gente que fuese posible para luchar contra Enrique IV98 y confeccionase
una lista con aquellos que no se adherían a su causa para penarlos como era debido99.
En julio de 1466, es decir un año después, dado que Enrique no había respetado la
de Castilla, Ávila, 1988 y Significación e historiografía de Alfonso XII de Castilla: nuevas vías de
investigación, “Medievalismo”, 6 (1996), pp. 213-238 y J. TORRES FONTES, El Príncipe don Alfonso
y su itinerario (1465-1468) La Contratación de Guisando, Murcia, 1985; IDEM, El Príncipe don
Alfonso (1465-1468), Murcia, 1971.
94
M. A. LADERO QUESADA, 1462: un año en la vida de Enrique IV, rey de Castilla, “EEM”, 14
(1991), pp. 237-274.
95
María José GARCÍA VERA, Poder nobiliario y político en la Corte de Enrique IV (1454-1474),
“EEM”, 16 (1993), pp. 223-228.
96
María CARCELLER CERVIÑO, Los bandos nobiliarios y la carrera política: ascenso y privanza
de Beltrán de la Cueva, “AEM”, 36/2 (2006), pp. 783-801.
97
Sobre la figura y ambiciones de este personaje véase: J. TORRES FONTES, Don Pedro Fajardo;
J. TORRES FONTES y A. L. MOLINA MOLINA, El Adelantamiento murciano, marca medieval de Castilla, en Historia de la Región Murciana, Vol. 4. Un reino fronterizo castellano: Murcia en los siglos
XIV y XV (Francisco CHACÓN JIMÉNEZ, dir.), Murcia, 1982, pp. 2-101; A. FRANCO SILVA, Los señoríos de los Fajardo entre el reino de Murcia y el Obispado de Almería, “Murgetana”, 89 (1994), pp.
5-43. Sobre el ascenso de la familia Fajardo véase: Mª MARTÍNEZ CARRILLO, Manueles y Fajardos.
Sobre la genealogía de los Fajardo véase: J. TORRES FONTES, Los Fajardo en los siglos XIV y XV,
“MMM”, IV (1978), pp. 107-178.
98
AMM, CR, Cam. 787/Nº 24 (1465. Arévalo, junio 10).
99
AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 156 (1465. Valladolid, julio 25).
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JAVIER QUINTEROS CORTÉS
tregua firmada por ambos, solicita tropas murcianas para la batalla100; entre tanto la
ciudad jurará lealtad al nuevo rey y el Concejo nombrará dos procuradores para que
lo juren en Cortes101. El 28 abril de 1467 Pedro Fajardo y los Concejos de Murcia y
Lorca firman un acuerdo por el que se comprometen a reconocer de común acuerdo a
Alfonso XII como rey de Castilla102; en junio el soberano vuelve a solicitar ayuda103.
Entre el 20 de junio y el 20 de agosto se suceden varios hechos favorables: la toma de
Olmedo y las acciones oportunas para que Enrique no entre en León104; la victoria en
Tudela junto a las tropas del arzobispo de Toledo, del Marqués de Villena y del Conde
de Benavente105; nueva reclamación de tropas que debía enviar Pedro Fajardo106,
para las que se tuvieron que solicitar los 15.000 mrs. prestados, 3.000 de los cuales
aportaron Galeoto de Negro y Sauli; y la comunicación de que Enrique, derrotado, ha
huido del campo de batalla seguido de unos pocos seguidores107.
No hay más correspondencia de Alfonso XII a partir de esta fecha, excepto
la significativa y nunca cumplida orden de 30 de mayo de 1468 para que Pedro Fajardo
nombrase un cónsul de genoveses que dirimiese los asuntos del colectivo italiano en
el Reino de Murcia108, y dos documentos relacionados con él mucho más ricos a la
hora de establecer un análisis crítico.
En primer lugar, el testimonio, fechado en la primera quincena de febrero
de 1468, de una orden de pago dada por Alfonso XII el 4 de agosto de 1467 para
que se le abonen al Adelantado 263.500 maravedíes que se tomarán de las rentas y
alcabalas reales, correspondientes al Reino de Murcia, del año 1465. Los conceptos
que componían esta cantidad eran los siguientes: 70.000 mrs. por la tenencia del
alcázar de Murcia, 4.000 mrs. por la tenencia del castillo de Alhama, 9.500 mrs. por
una merced otorgada de por vida y 180.000 mrs. de sueldo por los servicios prestados
en esos años de 1465 y 1466109. Por lo que aquí tenemos, a simple vista y sin escarbar
demasiado, el precio parcial de la lealtad del Adelantado. Lealtad que en realidad se
cobraría a partir de la muerte del soberano, y que en esos momentos no era tanta, si
tenemos en cuenta que en 1466 Enrique IV, en un intento desesperado por atraer al
poderoso Fajardo a su bando, le cede Cartagena, plaza recuperada años después, como
es harto sabido, por una jugarreta de Isabel la Católica.
100
AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 158 (1466. s/l, julio 14).
AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 159 (1466. Arévalo, agosto 6) El nombramiento de Juan de Torres y
Juan Fernández de Hermosilla responde a la orden dada por Alfonso XII el 8 de abril del mismo año
(AMM, CR, Leg. 4.271/ Nº 157) Por lo visto los procuradores realizaron un viaje a la Corte pero el
juramento no se llevó a cabo, ya que por un expediente del 27 de octubre se sabe que ambos reclamaban 6.000 mrs. al Concejo en concepto de gastos por su labor los días que se habían trasladado
a la Corte, a lo que la institución responde que no hará efectivo el pago hasta que la procuración se
haya finalizado; ante esto Juan de Torres renuncia y el Concejo con una celeridad que raya el temor
ordena el pago, pero revoca el poder de procuración en Cortes dado a Torres. El 10 de octubre Torres
reclama no haber recibido el dinero y el Concejo responde que sólo hará efectivo el pago una vez
que se reciba el metálico correspondiente a las rentas de la sisa. (AMM, Exps., Leg. 4.278/ Nº 59)
102
AML, Caja 4.2.60.
103
AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 160 (1467. Ávila, junio 13) El rey solicita un capitán y cien lanceros a sueldo, dinero que se abonará posteriormente ya que se descontará de las rentas reales de las
alcabalas y tercias de la ciudad.
104
AMM, CR, Leg. 4.271/ Nº 161 (1467. Olmedo, junio 20).
105
AMM, CR, Cam. 785/Nº 10 (1467. Olmedo, julio 1).
106
AMM, CR, Leg. 4271/ Nº 162 (1467. Olmedo, julio 13).
107
AMM, CR, Leg. 4271/Nº 163 (1467. Olmedo, agosto 20).
108
ADMS, Leg. 465 (1468. Arévalo, mayo 30) Documento publicado en V. MONTOJO MONTOJO,
Cartagena, pp. 64-66.
109
AMM, Tests., Leg. 4278/Nº 69.
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
117
En segundo lugar, y ya que se ha sacado a colación a la futura monarca,
contamos con una misiva con fecha de 4 de julio de 1468 y firmada por la entonces
Infanta Isabel comunicando que Alfonso XII está enfermo y exigiendo hacia ella el
juramento de fidelidad y obediencia que le corresponde como heredera en caso de que
éste muera110 –huelga decir que, a esta altura de las circunstancias, y desde el punto de
vista de la estrategia política, Alfonso XII debía morir–. Es decir, la campaña política de
Isabel por asegurarse partidarios y facciones que la sostuviesen en su ascenso al poder
había comenzado mucho antes de la Guerra de Sucesión; antes incluso de lo ocurrido los
años finales de esa década de los ´60: su disimulada sumisión a Enrique IV, su prisión
preventiva, y su casamiento con Fernando, príncipe heredero de la Corona de Aragón.
Por otro lado, el envío regular de correspondencia de Enrique IV a Murcia
se interrumpe el 28 de diciembre de 1465111, constatándose hasta 1471 sólo 4 cartas
remitidas al reino fronterizo, y luego nada, el silencio más absoluto hasta el gobierno
de los Reyes Católicos. Como bien dice Molina Grande, “si hubo órdenes enriqueñas,
seguramente fueron destruidas”112. Esta falta de documentación en los últimos diez
años de mandato del monarca da una pauta de la poca eficiencia del mismo y de la
nula recepción de una serie de órdenes que por defecto hubo de haber. Además, es
una muestra del creciente poder de la nobleza, en el caso concreto que nos ocupa
la concreción de las aspiraciones de poder del Adelantado, más firme en su puesto
desde que su primo Alonso Fajardo –alcaide de Lorca y su enemigo público número
uno– fuera borrado del panorama político tras su derrota en el enfrentamiento del
cerro de Caravaca en 1461113, gracias a la intervención –vaya paradoja– de las tropas
de Enrique IV. Así las cosas en 1465, Pedro Fajardo primero reconocerá como rey
a Alfonso XII, y tras su muerte en 1468 a nadie; contará con el apoyo del Concejo
murciano, del que formará parte como regidor; y controlará la Hermandad de las
ciudades de Lorca, Murcia y Cartagena, que por su deseo expreso no se integrará en
la Hermandad castellana con el fin de fiscalizar su actividad114.
A partir de esto se puede suponer que, a pesar de la paz establecida entre
el monarca castellano y el rey de Granada –una y otra vez renovada como ya se ha
mencionado anteriormente, y al menos efectiva hasta 1471–, si hubo treguas entre
murcianos y granadinos fue a título particular, acordadas por los cabecillas de ambos
reinos y por motivos concretos115. Hasta el momento no existe ningún documento
que evidencie que los hechos acaecidos entre febrero y marzo de 1472 no fueron un
enfrentamiento sino más bien un acuerdo de carácter económico, ni siquiera que dé pie
110
AMM, CR, Leg. 4272/Nº 1 (1468. s/l, julio 4).
Fecha en que se data una confirmación del soberano de la promesa hecha a Lorca de no enajenarla de la Corona Real. La última carta enviada al Concejo de Murcia, de la que se tiene constancia,
está fechada en 28 de mayo de 1465 (Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, p. 590)
112
Ibidem, p. XXIX.
113
Sobre este enfrentamiento véase: A. L. MOLINA MOLINA y J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, La frontera enquistada: el Reino de Murcia a fines de la Edad Media, “Meridies. Revista de Historia Medieval”, 3 (1996), pp. 51-60 y M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 135-138. La muerte de Alonso
permitió que toda la actividad fronteriza pasara por manos de su primo, el Adelantado, incluso las
prerrogativas de los alfaqueques concejiles, a los que el Concejo de Lorca, por privilegio, podía nombrar. Sobre el fin de este personaje véase: J. TORRES FONTES, La muerte de Alonso Fajardo, “AEM”,
4 (1967), pp. 409-420.
114
Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, p. XXIX.
115
Estas treguas particulares proporcionaban, principalmente a las poblaciones fronterizas, un ritmo
de vida más relajado, pero que en absoluto permitía bajar la guardia completamente. Además, para el
mantenimiento de estas treguas dichas poblaciones debían pagar mediante derramas los gastos precisos
para evitar represalias (A. L. MOLINA MOLINA y J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, La frontera, pp. 56-57)
111
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a pensar que tal acuerdo –fuera de la naturaleza que fuera– hubiera tenido lugar, pero
contamos con una serie de pistas que nos demuestran la fe que tenía el Adelantado en
las operaciones comerciales que se llevaban a cabo con Sevilla circundando la costa
del Reino de Granada, seguridad que sólo podía estar avalada por una paz o tregua
cuya base sería el interés mutuo de Abul Hasán y Pedro Fajardo.
A la luz de lo expuesto, y teniendo en cuenta lo analizado en párrafos
anteriores con respecto a las actividades comerciales de los italianos, reformulemos
aquellas preguntas cuyas respuestas han quedado en el aire y ahora se pueden
responder: ¿constituyó el viaje de Fajardo a Lorca, ante la supuesta amenaza granadina
de un enfrentamiento, la firma de una tregua o se pactó un acuerdo político-comercial
de carácter privado?, ¿los beneficios fiscales obtenidos por los italianos eran una pieza
más en el entramado del Adelantado por conseguir una autonomía absoluta?, y ¿quién
se beneficiaba más con todo esto, el rey que no cobraba las rentas para hacerse de un
aliado poderoso, los mercaderes que se quedaban estas rentas o el Adelantado que
incrementaba su poder?
Cuando en febrero de 1472 Fajardo acudió a Lorca, su relación con el
monarca castellano era nula o pésima; el vacío epistolar de carácter gubernamental,
ya sea por declarada ausencia o destrucción premeditada, así lo demuestra. Al mismo
tiempo, Diego López de Pacheco, II Marqués de Villena desde 1468116, apoyaba
decididamente a la princesa Juana, a quien custodiaba. Por lo que la situación de
Fajardo y su territorio estaban lo suficientemente minadas por el flanco norte –y ya era
de frontera con el flanco oriental– como para permitirse querellas con los granadinos
que, además de los problemas fronterizos terrestres, les hubieran acarreado problemas
marítimos a la hora de navegar por la costa del Mediterráneo occidental –al menos
un problema extra de gran envergadura teniendo en cuenta la constante de la piratería
norteafricana, siempre al acecho–. El Reino de Murcia era, en 1470, además de
un reino fronterizo, un territorio que estaba alejado espacial y políticamente de la
Corona a la que pertenecía, enemistado con el monarca y en el bando contrario de
uno de los nobles más poderosos del momento, el Marqués de Villena, cuyas tierras
representaban en ese momento un 40% del reino –proporción que no menguaría
significativamente hasta 1480–. Pactar con Granada era una necesidad y una solución;
se aseguraba la paz, aunque fuese de forma temporal, y el abastecimiento del reino por
vía marítima y terrestre. Coinciden la época del encuentro de los emisarios granadinos
y Pedro Fajardo en Lorca con los años –1470, 1472, 1473– en que éste firma con los
genoveses seguros bastante arriesgados para que provean al territorio murciano con
toda suerte de mercaderías, principalmente ropas y alimentos, procedentes en lo que a
su partida se refiere del extremo occidental del viejo Al-Andalus, por lo que se torna
muy dudosa la enemistad con el reino que dichos comerciantes debían circundar de
forma terrestre o por vía marítima. Debe tenerse en cuenta que de las rutas terrestres
que se dirigían a Andalucía dos atravesaban el reino de Granada117, por lo que este
comercio también servía a los mercados y mercaderes musulmanes o afincados en
Granada, al tiempo que se servía de la producción granadina y de los productos que
allí se revendían, aunque no fuese más que a nivel de contrabando. Y esto no es un
116
Una aproximación a la consolidación de la Casa de Villena en el contexto de la de la Casa
Fajardo en M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 138-140 y J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, Control y poder
territorial: las ambiciones fronterizas en el reino de Murcia de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, en V Estudios de Frontera: Funciones de la red castral fronteriza. Homenaje a Don Juan Torres
Fontes (F. TORO CEBALLOS y J. RODRÍGUEZ MOLINA, coords.), Jaén, 2004, pp. 363-372.
117
Sobre el “camino castellano” que atravesaba el Reino de Murcia, y sus bifurcaciones, véase:
M. RODRÍGUEZ LLOPIS, La integración, p. 84.
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
119
hecho documentalmente probado, pero es una ley del comercio. Es por esto que el
encuentro de febrero de 1472 en Lorca fue, posiblemente, más que un enfrentamiento
una alarma de amenaza que se solucionó con la firma de un acuerdo comercial, o una
tregua con cláusulas económico-comerciales: que se respetase a los comerciantes que,
desde Murcia, transitaran terrestre o marítimamente por el Reino de Granada y su
costa o frontera, beneficiándose de estas actividades ambos bandos, y asegurándose
la paz del territorio murciano y su abastecimiento. ¿Dónde radicaba el problema
entonces? El problema radicaba, evidentemente, en que la enemistad con Enrique IV,
la negación de Murcia a reconocer a Juana como heredera, y la oposición que esto
provocaba con el Marqués de Villena, podían dar como resultado quizás no un ataque,
pero sí un bloqueo terrestre del Reino de Murcia –es decir, del Adelantado–, para
obligarlo a reconsiderar su posición, algo que sí podía derivar en un enfrentamiento
civil. A veces no hay guerra no porque no haya motivos políticos, sino porque las
necesidades económicas que pueden originarse a partir de otros menesteres de la
política sirven como amortiguador del problema que ya no resulta tan principal. Son
las necesidades económicas y el grado de urgencia de su satisfacción el sustrato de
un enfrentamiento bélico, de su anulación, o de su demora. En el caso aquí expuesto,
Murcia –como reino hispánico, castellano, cristiano y de frontera– tenía motivos,
ya fueran políticos o religiosos, para enfrentarse con el Reino de Granada, pero sus
necesidades económicas originadas por la amenaza de una afrenta con la Castilla
enriqueña resultaron ser un amortiguador que lo condujo a entablar un acuerdo con el
reino musulmán, haciendo de este problema una cuestión secundaria con una solución
más diplomática.
Los beneficios fiscales y seguros otorgados por Concejo y Adelantado a los
genoveses perseguían en definitiva el abastecimiento del Reino de Murcia al margen
de las disposiciones de la Corona. La certificación de los seguros se hallaba en la
paz eventual entre murcianos y granadinos y las exenciones impositivas avaladas
por el interés fallido de Enrique IV por llevar a su bando a un Adelantado que no
pretendía estar en el bando de nadie, por lo que esta maniobra económico-política
fue un paso más en el proceso de autonomía de Fajardo, quien, al fin y al cabo, no se
perjudicaba con los beneficios que conseguía para sus protegidos. De hecho, y esto
debe quedar claro, era el control del poder económico lo que le permitía el control del
poder político. Si no hubiera existido una independencia económica el alejamiento de
la obediencia política a Enrique IV no podría haberse llevado a cabo.
Obviamente los genoveses se sirvieron de esta coyuntura para asegurar
sus negocios e incrementar sus ingresos, queda por averiguar la trascendencia de sus
operaciones en Italia gracias a estos beneficios, que a algún lugar debían ser destinados.
¿Y quién puede definirse como el principal beneficiario de este conflicto
de intereses? Enrique IV no, ya que no consiguió la alianza de Fajardo perdiendo
para las arcas reales cifras de dinero que resultan difíciles de calcular pero que, por
las pocas evidencias existentes, se constatan abundantes. El Adelantado consiguió
imponer su voluntad en el reino gracias a que políticamente se aisló de los designios
de la Corona debido a que económicamente supo jugar sus cartas para que tal decisión
no afectara ni a sus dominios, ni a sus posesiones ni a su hacienda; pero con la llegada
de los Reyes Católicos la autonomía llegó a su fin y su continuador, Juan Chacón,
no impuso sino que obedeció. Paralelamente, los mercaderes italianos aprovecharon
que la protección otorgada por los favores locales, en consonancia con los intereses
reales por obviar los fraudes que esto conllevaba, les permitiera llevar a cabo sus
negocios con total libertad de movimientos; fueron ellos los principales beneficiarios
de la coyuntura, pues desde la perspectiva económica constituyeron una facción única
y verdaderamente independiente, que tan necesaria fue a Enrique IV, como a Pedro
Fajardo, como lo serían para los Católicos.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061
120
JAVIER QUINTEROS CORTÉS
La apuesta por el nunca reconocido Alfonso XII no fue una mera apuesta
política, sino una estrategia político-económica en toda regla que obedece a la siguiente
secuencia: el Adelantado apoyó una causa perdida a fin de romper vínculos con el
poder real; los mercaderes genoveses se alinearon en esta decisión; la opción fue una
suerte de extorsión al monarca oficial que obvió deudas de los mercaderes genoveses
aliados económicamente con Fajardo, quien a su vez recibió la concesión de un puerto;
la supervivencia económica del reino quedaba asegurada por la tenencia del mismo;
los vínculos con el poder real se rompen definitivamente; el comercio que se lleva
a cabo por el puerto y las rutas comerciales terrestres quedan en manos genovesas.
El único motivo por el cual no se puede asegurar que este plan de acción estuviese
programado desde los primeros seguros otorgados a los mercaderes a mediados de la
década de los ´60 es porque no existe ningún documento que lo describa y lo pruebe.
Todo vale en la guerra, la política y el comercio. La amenaza pues, que
no provenía de los granadinos sino de los castellanos, llegó a su fin gracias al
inminente ascenso al trono de los Reyes Católicos en 1474. Por fin el Reino de Murcia
estaba, oficialmente, del lado de los vencedores, y sólo los comerciantes italianos
permanecieron inamovibles en el nuevo orden que se pretendía establecer.
ANEXO
Listado nominal de italianos registrados en Murcia,
años en que se constatan sus actividades y procedencia (1454-1504)118
AGRA, Tadeo
ARBÍNZOLA, Lorenzo
BARISA, Jorge
BENEDITO
BEZÓN, Julián
BURGANO, Mateo
BURGARELLO, Guiraldo
CAETANO, Simón
CALVO, Juan Antón
CARLO, Francisco
CASANOVA, Juan
CASANOVA, Leonardo
CASANOVA, Rafael
CATANEO, Bertolín
CATANEO, Gabriel
CATANEO, Simón
CENTURIÓN, Martín
DOLFÍN, Juan
1493 (genovés, indefinido)
1504 (genovés, criado)
1492 (genovés, mercader)
1501 (siciliano, indefinido)
1491 (genovés, mercader)
1500 (genovés, mercader)
1492 (genovés, mercader)
1475 (genovés, indefinido)
1470 (genovés, mercader)
1460, presente desde 1443 (genovés, mercader)
1454, 1463 (genovés, mercader)
1460-1461 (genovés, mercader)
1454, 1460-1461 (genovés, mercader)
1457, 1461, activo desde 1425 (genovés, mercader)
1461 (genovés, mercader)
1460-1461, 1465, 1473 (genovés, mercader)
1504 (genovés, mercader)
1461-1463 (genovés, mercader)
118
Fuentes: AHPM: Prot. Not. Nº 362, 364, 433 y 634; AML: CC, CR y CV; AMM: AC (14541504), CR, Cart. R. /Nº 799 (1478-1488) y Nº 800 (1478-1488), Exps., L.M. y Tests.; y documentos
publicados en A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes; J. TORRES FONTES, Genoveses.
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
DOMENEGO
ESCAJA, Felipe
FACIO, Batista
FERRER, Antonio
FERRETO, Bartolomé
FRANCISCIS, Jerónimo
FRANCISCIS, Sebastián
FRANQUIS, Mateo de
GAMBOA, Daniel
GAMBOA, Pedro
GAMBÓN, Nicolás
GENAL
GENTIL
GERÓNIMO
GOSTANI, Cristóbal
GRILLO, Juan
GRIMALDO, Antonio
GUISARDO
ITALIANES, Agustín
ITALIANES, Pantaleón
JUSTINIANO, Pedro Juan
JUSTINIANO, Simón
LANZAROTE, Carlos
LAPARÁN?, Juan de
LERCAL, Gerónimo
LOMBARDO, Guillermo
LOMBARDO, Juan
LOMELÍN, Batista
MAINETA, Francisco
MAINETA, Leonardo
MAZA, Domenego
MAZA, Juan de
MINECA, Leonardo
MONEDA, Bautista
NEGRO, Agustín de
NEGRO, Galeoto de
NEGRO, Juan Antonio de
NEGRO, Julián de
NEGRO, Pedro de
NEGRO, Polo de
1469-1471 (genovés, mercader)
1501, 1504, activo hasta 1510 (genovés, mercader)
1484 (genovés, criado)
1465, 1466 (lombardo, mercader)
<1491 (genovés, mercader)
1492-1493 (genovés, indefinido)
1492-1493 (genovés, indefinido)
1501 (genovés, mercader)
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1460-1463 (genovés, mercader)
1473 (genovés, mercader)
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1468-1469 (genovés, mercader)
1465, 1467 (genovés, mercader)
1490, 1492 (genovés, mercader)
1504-1505, activo hasta 1514 (genovés, mercader)
1498 (genovés, mercader)
1501, activo hasta 1510 (genovés, mercader)
1501, activo hasta 1510 (genovés, mercader)
1492 (genovés, mercader)
1491 (genovés, mercader)
1501 (siciliano, indefinido)
1497 (genovés, mercader)
1479 (genovés, mercader)
1504, activo hasta 1515 (lombardo, mercader)
1486 (lombardo, mercader)
1494 (genovés, mercader)
1494, 1504, activo hasta 1506 (genovés, mercader)
1504, activo hasta 1508 (genovés, mercader)
1504, activo hasta 1507 (genovés, mercader)
1482 (genovés, diversos)
1492 (genovés, mercader)
1450-1451 (lombardo, indefinido)
1494, 1502 (genovés, mercader)
1463, 1466-1467, 1470-1476 (genovés, mercader)
1492-1494, 1497 (genovés, mercader)
1481, 1483, 1486-1488 (genovés, mercader)
1502-1504 (genovés, mercader)
1503, activo hasta 1508 (genovés, mercader)
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JAVIER QUINTEROS CORTÉS
NEGRO, Tadeo de
NEGRO, Viban de
NEGRON, Bernabé de
OPERTIS, Juan de
ORIA, Bautista
ORIA, Termo de
OSANLIN, Inofrio
PANIGUEROLA, Luca
PANTALEÓN, Agustín
PEGA, Antonio de
PIETRACLAVINA,
Antonio
PINELO, Polo
PINELO, Benito
PINELO, Bernal
PINELO, Gómez
PINELO, Juan
PINELO, Lucas
PRESENDA, Gregorio
REY, Baltasar
REY, Bernardo
REY, Denis
REY, Domenego
REY, Francisco (2)119
REY, Jácomo
REY, Juan
REY, Luis
REY, Mateo
RICOLO, Bernabé
RÓTULO, Juan
SALVAGO, Juan
SAULI, Onofre
119
1472-1475, 1478-1480, 1491-1492
(genovés, mercader)
1503 (genovés, indefinido)
1491 (genovés, mercader)
1460, 1467, 1471, 1474, 1500, activo desde 1443
(lombardo, mercader)
1480 (genovés, indefinido)
1480, 1483 (genovés, indefinido)
1465 (genovés, indefinido)
1492 (genovés, indefinido)
1501, activo hasta 1510 (genovés, indefinido)
1502 (genovés, artesano)
1495 (genovés, indefinido)
1491-1492 (genovés, mercader)
1504 (genovés, mercader)
1503 (genovés, indefinido)
1503 (genovés, mercader)
1492 (genovés, indefinido)
1503 (genovés, indefinido)
1486 (genovés, mercader)
1475, 1479-1480, 1483-1488, 1491-1494, 1504
(genovés, mercader)
1503 (genovés, mercader)
1484 (genovés, mercader)
1486, 1491-1493, 1502 (genovés, mercader)
1500-1501, 1504, activo hasta 1515
(genovés, arrendador de rentas)
1486, 1489, 1491, 1500 (genovés, mercader)
1486, 1489, 1500-1504, activo hasta 1510 (genovés,
mercader)
1483, 1486, 1491-1492, activo hasta 1510 (genovés,
mercader)
1484, 1486, 1491-1492, activo hasta 1506 (genovés,
mercader))
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1463, 1465-1466 (lombardo de Milán, mercader)
1460, 1466 (genovés, mercader)
1463, 1466-1467 (genovés, mercader)
Para diferenciarlo del primer Francisco Rey que se constata entre 1430 y 1433.
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LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV
SAULI, Simón
SOLAR, Angelo de
SPÍNOLA, Ambrosio
SPÍNOLA, Bartolomé
SPÍNOLA, Carlos
SPÍNOLA, Juan Bautista
SPÍNOLA, Rafael
SPÍNOLA, Simón
SUSIGNO, Bartolomé
VALPLEGA, Jorge
VILLA, Termo de
VIÑÁN, Lucas de
VIVALDO, Gerónimo
VURGURAN, Tomás
1467-1468 (genovés, mercader)
1463 (genovés, mercader)
1455 (genovés, mercader)
1460, 1463 (genovés, mercader)
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1460, 1470 (genovés, mercader)
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1454, 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1501 (siciliano, indefinido)
1494 (genovés, mercader)
1454 (genovés, marino)
1460-1461, 1463 (genovés, mercader)
1460, activo desde 1443 (genovés, mercader)
1493 (genovés, indefinido)
Fecha de recepción del artículo: Noviembre 2009
Fecha de aceptación y versión final: Mayo 2010
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ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 125-149
ISSN 0066-5061
LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA
EN EL REINO DE GRANADA EN EL SIGLO XV1
THE MERCANTILE GALLEYS OF FLORENCE
IN THE KINGDOM OF GRANADA IN THE XVth CENTURY
RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO
Universidad de Sevilla
Resumen: Florencia desarrolló un sistema
estatal de galeras en el siglo XV. El presente artículo analiza su papel en el Reino de Granada, tanto en las órdenes del
Consulado del Mar florentino como en la
documentación privada. Así, se estudian
aspectos tan dispares como la inserción
de los puertos nazaríes en las líneas de navegación florentinas, los fletes previstos
y las noticias sobre la práctica mercantil.
Emerge una imagen inédita sobre el papel
de las galeras toscanas en la articulación
comercial exterior del territorio granadino.
Abstract: Florence developped a statal
galleys system in the XVth century. The
present article analyzes its role in the
Kingdom of Granada, in the Florentine
Sea Consuls’ orders as well as in the
privet documentation. Thus, we study
aspects as different as the insertion of the
Nasrid ports in the Florentine navigation
lines, freight charges envisaged and the
news about the mercantile practice. What
emerges is a hitherto unknown image
about the role of the Tuscan galleys in the
external commercial organization of the
Granadan territory.
Palabras clave: galeras; Florencia; Granada; Almería; Málaga; comercio; historia de la navegación.
Keywords: galleys, Florence; Granada;
Almeria; Malaga; trade; navigation
history.
SUMARIO
1. Florentinos en Granada.– 2. Las galeras mercantiles de Florencia en Granada.– 2.1 Almería
y Málaga en la ruta de Poniente.– 2.2 Las galeras de Berbería.– 2.3 Granada en los fletes de las
galeras mercantiles de Florencia.– 3. Florentinos y genoveses en Málaga: el comercio de las
galeras.– 4. Algunas consideraciones finales.
1
El presente artículo forma parte del proyecto “Andalucía, el Reino de Granada y Florencia en el
siglo XV”, financiado por el programa de Becas Postdoctorales del Ministerio de Educación, desarrollado en la Universidad de Florencia en 2005-2007.
Abreviaturas utilizadas: ADG = Archivio Durazzo-Giustiniani; AOI = Archivio dell’Ospedale
degli Innocenti; ASF = Archivio di Stato di Firenze; CM = Consoli del Mare; NA = Notarile Antecosimiano; SS = Sección Sauli.
126
RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO
1. FLORENTINOS EN GRANADA
El estudio de las naciones italianas en en el sureste peninsular ha privilegiado tradicionalmente la presencia genovesa. Es un hecho fácilmente comprobable
con un vistazo somero a la bibliografía disponible.2 De la misma manera, la mayor
visibilidad de los venecianos a través de su conocido sistema de mude, cuyas galeras
conectaban a la Serenissima con los mercados de todo el Mediterráneo y el Mar del
Norte, ha llamado oportunamente la atención sobre su presencia en la Península Ibérica.3 Por el contrario, la presencia de los toscanos, y más concretamente de la natio
florentina, ha pasado más desapercibida, circunscrita a la información proporcionada
por el Archivio Datini a caballo entre los siglos XIV y XV.4
No cabe duda de que la dispersión y la fragmentación de las fuentes complican sobremanera su estudio en un área que no fue primordial en los intereses políticos y
comerciales toscanos. Con todo, una investigación más detenida ha permitido ir sacando a la luz recientemente el conocimiento que la Signoria de Florencia tenía del litoral
nazarí y los contactos comerciales en las rutas entre el Mediterráneo y el Atlántico.5
A partir de este punto, la profundización en las relaciones comerciales entre
Florencia y el Reino de Granada en el siglo XV encuentra dos escollos insalvables:
de una parte, el examen de los libros contables, memoriales y ricordanze de las compañías florentinas conservados en el Archivio di Stato se ha revelado infructuoso para
2
Resulta indispensable la consulta de los siguientes trabajos: Jacques HEERS, Le Royaume
de Grenade et la politique marchande de Gênes en Occident (XVe siècle), “Le Moyen Age”,
LXIII (1957), pp. 87-121; Gabriella AIRALDI, Genova e Spagna nel secolo XV. Il “Liber Damnificatorum in regni Granate” (1452), Génova, 1966; Geo PISTARINO, Tra Genova e Granada
nell’epoca dei nazari, en Presencia italiana en Andalucía. Siglos XIII-XVII, Sevilla, 1989, pp. 191228; Blanca GARÍ, La advertencia del fin. Génova y el Reino de Granada a mediados del siglo
XV, en Presencia italiana, pp. 179-189; B. GARÍ y Roser SALICRÚ, Las ciudades del triángulo:
Granada, Málaga y Almería y el comercio mediterráneo de la Edad Media, en En las costas
del Mediterráneo occidental: las ciudades de la Península Ibérica y el reino de Mallorca y el
comercio mediterráneo en la Edad Media (D. Abulafia; B. Garí, eds.), Barcelona, 1996, pp.
171-211; Roser Salicrú ha reunido diversos trabajos dedicados al tema en R. SALICRÚ I LLUCH,
El sultanato nazarí de Granada, Génova y la Corona de Aragón en el siglo XV, Granada, 2007;
Antonio MALPICA CUELLO y Adela FÁBREGAS GARCÍA, Los genoveses en el Reino de Granada
y su papel en la estructura económica nazarí, en Genova, una “porta” del Mediterraneo (G. Gallinari, ed.), Génova, 2005, pp. 227-258; A. FÁBREGAS GARCÍA, Vías de acceso del azúcar del
Reino de Granada al mercado europeo: la Sociedad de los Frutos (siglos XIV-XV), en História
do açúcar. Rotas e mercados, Madeira, 2002, pp. 23-53; IDEM, Aprovisionamiento de la seda
en el reino nazarí de Granada. Vías de intervención directa practicadas por la comunidad
mercantil genovesa, “En la España Medieval”, 27 (2004), pp. 53-75; José Enrique LÓPEZ DE
COCA CASTAÑER, Génova y el Reino de Granada (siglos XIII-XV), en Relazioni economiche tra
Europa e mondo islamico. Secc. XIII-XVIII (S. Cavaciocchi, ed.), Florencia, 2007, pp. 267-294.
3
Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, La “muda” de Berbería en las fuentes españolas, en Relaciones entre el Mediterráneo cristiano y el Norte de África en época medieval y moderna (C. Trillo
San José, ed.), Granada, 2004, pp. 361-401; IDEM, Las galeras venecianas de Poniente y Berbería
desde la perspectiva española, “Medievalismo”, 16 (2006), pp. 113-72.
4
Cf. Federigo MELIS, Malaga nel sistema economico del XIV e XV secolo, en Mercaderes italianos en España (siglos XIV-XV), Sevilla, 1976, pp. 3-65; A. FÁBREGAS GARCÍA, Estrategias de los
mercaderes toscanos y genoveses en el Reino de Granada a través de la correspondencia Datini,
“Serta Antiqua et Mediaevalia”, V (2001), pp. 259-302.
5
Cf. Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO, El Reino nazarí de Granada entre los manuales de mercaderías
y los tratados de aritmética italianos bajomedievales, “Revista del Centro de Estudios Históricos de
Granada y su Reino”, 19 (2007), pp. 141-168; IDEM, La costa del Reino de Granada en la documentación náutica italiana (siglos XIV-XVI), “En la España Medieval”, 31 (2008), pp. 7-36.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061
LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
127
el período estudiado. De otra, a diferencia de genoveses y vencianos, los florentinos
no sellaron las relaciones comerciales con el sultanato nazarí a través de ningún texto
oficial.6 Al menos no se han hallado trazas en las secciones consultadas hasta ahora
entre los fondos de su inmenso Archivio di Stato. En este contexto el estudio de la
actuación de las galeras mercantiles florentinas en el sureste peninsular cobra una
relevancia inusitada para ahondar en la articulación de la presencia toscana y su papel
en la proyección comercial nazarí en un período en el que la ausencia de fuentes autóctonas constituye un serio obstáculo.
Efectivamente, tras la conquista de Pisa en 1406 y la ansiada salida al mar
en 1421 con la adquisición de Porto Pisano y Livorno, Florencia optó por seguir el
ejemplo de Venecia, desarrollando entre 1422 y 1480 un sistema estatal de galeras que
asegurara los contactos comerciales con todo el Mediterráneo y el Mar del Norte, con
el respaldo y la seguridad que debía proporcionar la república. Cuatro eran las áreas
estratégicas para la economía florentina de la primera mitad del siglo XV: Catalonia
(la Corona de Aragón y Sicilia); Ponente (Inglaterra y los Países Bajos); Barberia (el
Magreb central) y Levante (Bizancio-Egipto-Siria), conectadas a través de seis líneas.
2. LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
El estudio de las galeras estatales de Florencia tiene una referencia de obligado conocimiento, punto de partida para toda investigación que aspire a profundizar
en él: la monografía de Michael E. Mallett.7 A él nos remitimos para el conocimiento
general del funcionamiento del sistema en el contexto económico florentino. Para
nuestro caso resulta oportuno recordar la ausencia de registros oficiales continuos
sobre el comercio florentino y el movimiento de naves. Efectivamente, no se han
conservado los libros portuarios de Livorno ni de Porto Pisano, y los registros de los
Cónsules del Mar son incompletos y discontinuos, apenas contienen detalles relevantes referentes a los viajes de las galeras y sus cargamentos durante la década de 1460.
De hecho, su publicación previa no había encontrado continuidad en la historiografía
específica.8
Por otra parte, como todas las disposiciones oficiales, muestran la organización ideal del sistema estatal, la teoría, pero no revelan demasiados particulares sobre
su funcionamiento real. De hecho, Mallett tuvo que complementar la documentación
conservada en los archivos florentinos con registros procedentes del Public Record
Office de Londres, el Archivo de la Corona de Aragón y el Archivo del Reino de
6
B. GARÍ, Génova y Granada en el siglo XIII: los acuerdos de 1279 y 1298, “Saggi e documenti”, VI (1985), pp. 175-206; G. PISTARINO y B. GARÍ, Un trattato fra la republica di Genova e il
regno moresco di Granada sulla fine del Quattrocento, en La Storia dei genovesi, Genova, 1990,
p. X; R. SALICRÚ I LLUCH, La embajada de 1479 de Pietro Fieschi a Granada: nuevas sombras
sobre la presencia genovesa en el sultanato nazarí en vísperas de la conquista castellana, “Atti
dell’Accademia Ligure di Scenze e Lettere”, Serie V, LIV (1997), pp. 355-385; A. FÁBREGAS GARCÍA, Acercamiento y acuerdos comerciales entre Granada y Venecia al filo de 1400, “Anuario de
Estudios Medievales”, 40/2 (2010), pp. 643-664.
7
Michael E. MALLETT, The Florentine Galleys in the Fifteenth Century, Oxford, 1967.
8
Efectivamente, el profesor Grunzweig publicó los fondos del Consulado del Mar en francés, a
veces de manera íntegra, otras ofreciendo regestos, según la importancia otorgada a los documentos. Cf. Armand GRUNZWEIG, Les fonds du Consulat de la Mer aux archives de l’État de Florence,
“Bulletin de l’Institut historique belge de Rome”, X (1930).
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061
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RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO
Valencia;9 preciosa se revela además la información del diario de Luca di Maso degli
Albizzi, capitán de las galeras de Poniente en 1429-30, publicado como apéndice.10
Con todo, el propio autor reconoce que demasiadas preguntas quedan en el aire.
El Reino de Granada no era un área económica de interés primordial para la
república toscana, ni constituía punto de cabecera de ninguna de las dos líneas que recalaban en su costa, las de Poniente y Berbería. Con todo, el estudio de la articulación
de la presencia florentina a través del sistema de navegación estatal pasa por el estudio
de esas dos rutas, agrupando datos de origen disperso y valía desigual.
2.1. Almería y Málaga en la ruta de Poniente
La actividad de las galeras de Poniente es la mejor documentada del sistema
estatal florentino, y en algunos sentidos era la más importante para la economía de la
república del Arno dado que su objetivo principal era garantizar el suministro de lana
inglesa, vital para la industria lanera florentina.11
El viaje de inauguración de la nueva ruta tuvo lugar en 1425, aunque el segundo no se repitió hasta 1427, cuando se rescindió el monopolio genovés unido a la
venta de Livorno.12 Parece bastante claro que los viajes de 1428 y 1429 coincidieron
con otras iniciativas enteramente privadas, como ley de la galera de Priore di Marioto,
que en otoño de 1429 hacía escala en Aigües Mortes, La Nouvelle, Collioure, Barcelona, Valencia, Málaga, Cádiz y Lisboa antes de dirigirse hacia el Mar del Norte.13 Sin
embargo, se trata de una circunstancia que no parece haberse dado muy a menudo en
los años siguientes.
Después del viaje de 1429 no hay constancia de que la línea continuara hasta 1436, una vez superadas la guerra con Luca y la crisis política debido a la expulsión
y posterior restauración de los Medici. Se sabe que dos galeras de Poniente zarparon
ese año y eran esperadas en Málaga en otoño.14 El retraso en la partida del convoy de
1439 determinó que la flota navegara directamente hacia Inglaterra, deteniéndose sólo
en Mallorca y Cádiz. Sin embargo, desde entonces y hasta el estallido de la guerra
con Alfonso el Magnánimo (1447) dos galeras zarparon regularmente cada otoño con
destino a Flandes e Inglaterra.
9
Los archivos londinenses habían proporcionado informaciones previamente recogidas en W. B.
WATSON, The structure of the Florentine Galley Trade with Flanders and England in the Fifteenth
Century, “Revue Belge de Philologie et Histoire”, XXXIX (1961), pp. 1073-1091; 2ª parte en idem,
LI (1962), pp. 317-347. Los fondos valencianos han revelado información adicional sobre las galeras
florentinas en investigaciones más recientes. Cf. D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia en el siglo XV:
rutas, mercados y hombres de negocios en el espacio económico del Mediterráneo occidental, Castellón, 1998. Sin embargo, para el tema que nos ocupa nada aportan los datos recopilados en M. DEL
TREPPO, I mercanti catalani e l’espansione della Corona d’Aragona nel secolo XV, Nápoles, 1972
(trad. catalana de 1976).
10
M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 193-280.
11
Para una descripción más completa de las galeras de Poniente ver ibidem, pp. 82-98.
12
Entre las condiciones impuestas por Génova para la venta de Livorno a Florencia figuraba la
obligación de emplear naves genovesas para importar bienes desde Flandes e Inglaterra. La inauguración de la ruta estatal en 1425 interfería pues en el monopolio acordado en 1421 y sólo fue suspendido en 1426, con la firma de un nuevo tratado entre Florencia y Milán, que se había apoderado de
Génova. Ibidem, pp. 82-83.
13
Ibidem, p. 84.
14
AD-G, SS, manuscrito 1842, fol. XXVI, 3-X-1436. El libro de cuentas del mercader genovés
Francesco Spinola quondam Petri, residente en Málaga, menciona de manera inequívoca “quando
galee florentinorum hic venerunt”. Agradezco a la colega y amiga Adela Fábregas que facilitara esta
información, contenida en el libro cuya edición está ultimando.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061
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Un examen detenido de los viajes hasta el comienzo del conflicto con la
Corona de Aragón muestra que en las escalas previstas en la ruta se operaron distintas
modificaciones sucesivas. Así, el diario de Luca di Maso degli Albizzi revela que en
el viaje de 1429-30 las galeras de Poniente se detuvieron en Porto Pisano, Marsella,
Port-de-Bouc, Aigües Mortes, Barcelona, Valencia, Mallorca, Denia, Jávea, Benidorm, Villajoyosa, Alicante, Almería, Málaga, Cádiz, Lisboa, Pontevedra, Ribadeo,
Southampton y Sluys a la ida, mientras que a la vuelta siguieron la ruta Sluys-LisboaCádiz-Málaga-Jávea-Mallorca-Gorgona-Porto Pisano.15
El 22 de enero de 1443 los Cónsules del Mar notificaban el siguiente recorrido
en el capítulo del capitán de las galeras de Poniente: Porto Pisano-Aigües Mortes-Barcelona-Valencia-Málaga-Cádiz-Flandes-Southampton a la ida, mientras que el tornaviaje
seguiría la ruta Southampton-Cádiz-Málaga-Valencia-Barcelona-Sant Feliu de GuíxolsAigües Mortes-Porto Pisano. Con todo, el capitán, de acuerdo con los patrones, podría
detenerse en otros puertos de la misma ruta si lo juzgara conveniente, mientras que para
la vuelta, si las galeras tenían suficiente carga, estarían autorizadas a realizar una única
escala técnica sólo en Cádiz.16 Una comparación entre ambos viajes revela a simple
vista que en el territorio nazarí no estaba prevista la parada de Almería. Algunas variaciones más encontramos en las instrucciones para las galeras de Poniente en 1447:17
Fiandria: allo andare può fare queste schale et non altre: parte di Porto Pisano, Bocholi, Sanfilio, Maiolicha, Valença, Sciabbia, Villagoiosa,
Denia, Cantera, Almeria, Malicha, Chadis, Lisbona, Colonne, Schiuse,
Sanduicci, Antona. Et di ritorno possi fare le medesime schale ciò è da
Antona in Chadis, Malicha, Porto Pisano. Non si può fare altre schale che
le sopradette così nello andare come nel tornare.
Según Mallett las guerras con Alfonso V el Magnánimo determinaron de
manera drástica que las galeras no zarparan entre 1448 y 1455,18 aunque habría habido serios intentos de que la empresa continuara en 1448, 1451 y 1453, si bien no hay
constancia de que los convoyes llegaran a zarpar. En todo caso, el comercio por vía
marítima de la República de San Juan no se detuvo esos años. Así, los registros valencianos han confirmado más recientemente la llegada de galeras florentinas al grao en
1450 y 1451.19 En Málaga los registros de la familia Spinola muestran que en marzo
de 1451 Benedetto Cattaneo cargó en la galera de Giuliano Ridolfi 200 libras de seda
con destino a Pisa, donde debían ser entregadas a Giorgio di Neirono, apoderado por
Giorgio Cattaneo, hermano de Benedetto, para que las vendiera en Toscana.20 A pesar
de que Giuliano Ridolfi llegó a ser el oficial de la República que más viajes comandó,
no hay confirmación documental de que la nave bajo su mando en 1451 fuera una de
15
El diario en M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 207-275.
ASF, CM, V, 5, 21-I-1443. Cf. asismimo A. GRUNZWEIG, Les fonds, p. 53.
17
ASF, CM, III, ff. 78v-79v, 27-III-1447; A. GRUNZWEIG, Les fonds, pp. 24-25.
18
Elisa Soldani ha revelado que las galeras estatales desarrollaron funciones militares durante la
primera fase de la contienda. Cf. Maria Elisa SOLDANI, Alfonso il Magnanimo in Italia: pacificatore
o crudel tiranno? Dinamiche politico-economiche e organizzazione del consenso nella prima fase
della guerra con Firenze (1447-1448), “Archivio Storico Italiano”, CLXV (2007), pp. 266-324.
19
Cf. José HINOJOSA MONTALVO, Sobre mercaderes extrapeninsulares en la Valencia del siglo
XV, “Saitabi”, 26 (1976), p. 92; D. IGUAL LUIS, La ciudad de Valencia y los toscanos en el Mediterráneo del siglo XV, en El Mediterráneo medieval y la idea de Europa (P. Iradiel, coord.), monográfico
de la “Revista d’Història Medieval”, 6 (1995), p. 88.
20
Cf. A. FÁBREGAS GARCÍA, La familia Spinola en el reino nazarí de Granada. Contabilidad
privada de Francesco Spinola (1451-1457), Granada, 2004, pp. 27 y 93.
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las de la línea de Poniente regresando del viaje hacia el norte que, por fuerza, habría
partido a más tardar el otoño anterior.
Aunque había cierta confusión en torno a la certeza de la partida del convoy
en 1456, hay noticias que señalan la presencia de las galeras florentinas ese año en
Marsella y Málaga.21 Para el viaje de Flandes e Inglaterra que debía partir en otoño de
1461 se conservan de nuevo las instrucciones para el capitán de las galeras, con capítulos prácticamente idénticos a los de 1443, estableciendo escalas similares, aunque
algunas a elegir por los patrones: Porto Pisano-Savona-Marsella/Port de Bouc-Aigües
Mortes-Sant Feliu de Guíxols/Barcelona-Valencia-Denia-Jávea-Alicante-AlmeríaMálaga-Cádiz-Sluys-Southampton, mientras que a la vuelta podían tocar tierra en Cádiz, Málaga y Jávea.22 No contamos con más datos oficiales sobre las escalas previstas
para las galeras de Poniente en los años sucesivos hasta la desaparición del sistema
tras el último viaje en 1477-8, pero cabe suponer que, grosso modo, seguirían las directrices esbozadas hasta el momento.
En todo caso, hay que destacar que Málaga está siempre presente, hecho
que cabe subrayar para el viaje de regreso hacia Porto Pisano, cuando la tendencia
era eliminar etapas para acelerar la llegada. Almería, por el contrario, tendría un papel
más secundario para los florentinos: llegó a ser eliminada de las instrucciones de 1443
–aunque reapareciera en las de 1447, pudiendo haber sido visitada en algún momento
previo– y nunca figuraba entre las escalas del tornaviaje. Almuñécar, tercer puerto en
importancia en el sultanato nazarí, visitado fundamentalmente por naves genovesas,
pero también por las galeras venecianas, no figura nunca en las instrucciones oficiales
florentinas. La única mención la proporciona Albizzi en el tornaviaje desde Inglaterra
a su paso de vuelta por las costas granadinas.23
Otro indicador de la importancia de las escalas lo constituye los días estipulados para cada una de ellas: el litoral nazarí tendría una consideración sustancialmente igualitaria, en la que Málaga se imponía sobre Almería por figurar en el tornaviaje
y en las instrucciones de 1443. Desafortunadamente, las instrucciones de 1447 no
reflejan la duración prevista en cada puerto, lo que limita este análisis a las órdenes
de 1443 y 1461, cuando para Málaga se previeron una y tres jornadas, siempre la mitad que en Cádiz, la escala principal de meridión ibérico. Las estancias a la vuelta el
último año eran de tres días para Cádiz y dos para Málaga, mientras que en Almería,
siempre en 1461, las galeras fondearían tres días en el viaje hacia el Atlántico.
No parece probable que las sucesivas modificaciones de la ruta afectaran a
la posición otorgada a los dos puertos: en las órdenes de enero de 1461 el Consiglio
dei Cento deja a elección de conductores y patrones la decisión de ir a Flandes e
Inglaterra bien siguiendo la vía de Provenza como hasta entonces, bien surcando la
ruta Porto Pisano-Palermo-Mallorca-Valencia, para continuar después como estaba
previsto (Denia-Jávea-Alicante-Almería-Málaga-Cádiz-Sluys-Southampton).24 De
21
Cf. Edouard BARATIER y Félix REYNAUD, Histoire du Commerce de Marseille. II. De 1291 à
1480, París, 1949, p. 539. Citado por Rachel ARIÉ, L’Espagne musulmane au temps des Nasrides
(1232-1492), París, 1990, reimpresión puesta al día por la autora, p. 361, nota 5. A pesar de que la
noticia refiere la conexión marítima realizada por las galeras florentinas entre Marsella y Málaga
sin especificar la línea, probablemente se trata de la ruta de Poniente, pues la línea de la Berbería de
Poniente ese año tenía previsto pasar por Sicilia. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 162.
22
ASF, CM, IV, 6, f. 25. Es una información que se repite en ASF, CM, III, f. 132v, recogida asimismo en francés en A. GRUNZWEIG, Les fonds, p. 32.
23
“La sera ci trovamo passato Mileccha e Stravigna”. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys,
p. 270.
24
ASF, CM, III, f. 138, 23-I-1461.
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igual modo, la decisión de agosto de 1463 de iniciar el viaje de Poniente acudiendo a
Civitavecchia a cargar alumbre antes de continuar hacia Norte no afectaría a las visitas
ibéricas por debajo de Valencia.25
Naturalmente, las instrucciones oficiales y las escalas previstas en las distintas rutas no deben esconder la realidad de una navegación de cabotaje, en especial
por lo que respecta al Mediterráneo occidental. Se trata de un hecho que ya ha sido
apuntado para los itinerarios de las mude venecianas.26 En este sentido, cabe recordar
que la documentación náutica italiana –portulanos y cartas náuticas– revela un conocimiento detallado de las costas nazaríes.27
Además, cabe tener en cuenta los imprevistos, que podían modificar las
instrucciones originales; en el caso concreto de las galeras florentinas el diario del
capitán Luca di Maso degli Albizzi muestra claramente estos dos puntos, la navegación de cabotaje y las circunstancias inesperadas, no tanto al describir su paso por las
costas del sultanato nazarí como una vez superado el Estrecho de Gibraltar: pasados el
cabo de Gata y la Lena de Almería las condiciones del viento y del mar hicieron recomendable no detenerse en la capital almeriense, por lo que se dirigieron directamente
a Málaga. En el principal puerto nazarí estuvieron lo justo para coger agua y vituallas,
pues la guerra civil que asolaba el sultanato dificultaba las actividades comerciales.28
El regreso se realizó sin incidentes y, tras las preceptivas paradas en Cádiz y Málaga,
Albizzi señala el paso por Almuñécar, Salobreña, el cabo de Gata y Vera en el camino
de vuelta.
La nota de gastos de las galeras de Poniente arribadas en 1467 revela datos
de particular interés, sobre todo si se tiene en cuenta que no sobreviven registros
portuarios de Málaga en el siglo XV. En efecto, se recogen los derechos de anclaje pagados en el puerto malagueño. Hasta el momento se carecía de datos en este sentido,
por lo que la anotación anchoraggio e salvocondotto a Malicha fiorini 9 larghi resulta
preciosa. Los derechos de anclaje y salvoconducto están más cerca de los 10 florines
pagados en Cádiz y de los 12 florines de Southampton –lo que no deja de ser llamativo
dado que en el puerto inglés las galeras permanecían una media de cuarenta días– que
de los 6 florines abonados en Alicante (Chantera).29
Extrañamente, ninguno de los tratados firmados entre Granada y Génova
desde la segunda mitad del siglo XIII contempla el pago, la reducción o exención
del derecho de anclaje.30 Tampoco los manuales de mercaderías analizados hasta el
momento, de procedencia toscana en su mayoría, describen entre los usos del puerto
malagueño este gravamen.31 No así un manual veneciano de mediados del siglo XV,
Alcune raxion per marineri, que recoge entre las spexe se fa per li chapetani delle galie de Fiandra per tutte le schalle va la siguiente anotación: A Malicha per anchorazo
25
Ibidem, ff. 162v-163, 31-VIII-1463.
J.-C. HOCQUET, Itinerarios del comercio marítimo (Siglos XV-XVI), en isdem, Comercio marítimo en el Mediterráneo medieval y moderno, Granada, 2002, p. 151.
27
Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, La costa del Reino de Granada, passim.
28
Se trata de la lucha entre entre Muhammad IX el Zurdo y Muhammad VIII el Pequeño. Es un
tema que ya ha sido tratado en J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Noticias del Reino nazarí de Granada en una fuente florentina: el diario de Luca di Maso degli Albizzi (1429-1430), en Presencia italiana en Andalucía. Siglos XIV-XVII (B. Torres Ramírez y J. J. Hernández Palomo, coords.), “Actas
del I Coloquio Hispano-italiano”, Sevilla, 1985, pp. 131-137.
29
ASF, CM, VII, f. 71.
30
Las cláusulas de los tratados entre Génova y Granada han sido analizadas y contrastadas en
J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Génova y Granada, pp. 268-274.
31
Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, El Reino nazarí de Granada, passim.
26
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dobla una per gallia. A Stopona o Mirabella per tuor aqua in ssuma dobla una.32 La
información del manual veneciano abre nuevas perspectivas, confirmando la realidad
de un uso lo suficientemente conocido como para ser incluido en un libro de mercancías véneto. Así, el libro veneciano revela que los puntos de atraque del occidente
granadino, aunque no estaban contemplados en las escalas oficiales previstas para el
viaje de Poniente, podían recibir la visita de los convoyes vénetos, que realizarían una
parada técnica por la que abonarían una dobla, al igual que por el anclaje en Málaga.33
El relato de Luca di Maso degli Albizzi recoge paradas de fuerza mayor en Algeciras
y Tarifa, por lo que no se puede descartar que las galeras florentinas realizaran escalas
técnicas en algún momento en otros puntos del litoral nazarí como Almuñécar, Marbella o Estepona, al igual que las galeras venecianas, sobre cuyo modelo se habían
construido.
2.2. Las galeras de Berbería
Los comienzos de la línea de Berbería son un tanto confusos en comparación con los de las galeras de Poniente.34 Los primeros testimonios seguros sobre
el funcionamiento de esta ruta provienen de 1447, cuando se reformaron las escalas
del sistema estatal de galeras. En esa ocasión se distinguió una primera ruta hacia
lo que se denominó la Barberia alta (Porto Pisano-Gaeta-Nápoles-Salerno-PalermoTrapani-Túnez-Trípoli),35 y una segunda hacia la Barberia di Ponente con un trayecto
circular:36
Barberia di Ponente: allo andare può fare queste schale, parte da Porto
Pisano, Marsilia, Bocholi, Barçalona, Maiolicha, Bona, Alolle, Buggia,
Alg(e)ria, Tedelis, Ora, One; di ritorno può fare le medesime schale et più
Malicha, Valença, Barçalona, Colliueri, Aquamorta, Bocholi, Marsilia,
Niça, non può fare altre schale.
En una navegación evidentemente de cabotaje resulta llamativa la exclusión
de Almería en el tornaviaje, a su paso por las costas nazaríes, lo que haría pensar en
un papel secundario en el espacio que la política mercantil florentina otorgaba al sultanato granadino, después de su desaparición como escala de las galeras de Poniente de
1443, y a pesar de su inclusión de nuevo precisamente en 1447 en la ruta hacia el norte. Sin embargo, se trata de una impresión que la frecuentación del puerto almeriense
32
Ornella PITTARELLO (ed.), Alcune raxion per marineri. Un manuale veneziano del secolo XV
per gente di mare, Venecia, 2006, pp. 147-148, f. 73. La editora sitúa el manual concretamente en
1444-1445 (19 y ss.). Agradezco a la amiga y colega Adela Fábregas que me señalara esta información.
33
La documentación náutica conservada entre los fondos florentinos ni siquiera otorga la consideración de fondeaderos a Marbella y Estepona, que comparecen como meros puntos de referencia
costeros. Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, La costa del Reino de Granada, pp. 25-28.
34
Para las galeras florentinas de Berbería Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 72-75.
35
ASF, CM, III, f. 79.
36
Ibidem. Resulta confusa la frase “di ritorno può fare le medesime schale”, pues indicaría que
la vuelta debería realizarse sobre las mismas escalas y no en sentido circular por el levante ibérico
como sugiere el resto del texto, coincidiendo con las escalas contenidas en ASF, CM, IV, 5, ff. 2-3. En
efecto, en este último documento a la ida estaban previstas etapas desde Porto Pisano hacia Marsella,
Port-de-Bouc, Barcelona, Mallorca, Bona, Collo, B(ujía), Argel, Tedelis, Orán y Honein, mientras
que para la vuelta se indicaba la ruta que pasaba por Málaga, Valencia, Barcelona, Collioure, Aigües
Mortes, Port-de-Bouc, Marsella y Niza, confirmando que a la vuelta no se visitarían los mismos
puertos que a la ida.
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a partir de 1450 desmiente, aunque no podamos ofrecer una explicación convincente
para su ausencia en 1447.
En noviembre de 1458 hay mención a un único viaje de Berbería, mediante
el envío de una sola galera, que debería partir de Porto Pisano en septiembre, tocando
un par de puertos entre Niza y la riviera genovesa –a elección del conductor– para
dirigirse a Túnez directamente con posterioridad; desde el puerto hafsí navegaría per
costeriam hacia el oeste, pudiendo fondear en Almería y Málaga y atravesar el Estrecho de Gibraltar hasta Cádiz y Sanlúcar de Barrameda, para regresar a continuación
siguiendo la misma ruta, con orden de no descargar mercancías entre Túnez y Porto
Pisano.37
Cabe pensar que la ruta de 1458 tuvo buena aceptación, pues estas mismas
órdenes se vieron desarrolladas al año siguiente. Los capitoli del viaje de Berbería
de 1459 preveían que en vez de una sola galera en el futuro partiera un convoy
integrado por dos naves. Tampoco en esta ocasión hubo dos rutas distintas hacia el
Magreb; de hecho, se mantuvieron sustancialmente las escalas previstas en el viaje
de la Berbería de Poniente en 1447, contenidos de manera implícita en las órdenes
de 1458, aunque con modificaciones. Así, al igual que el año anterior, se evitaba el
paso por las costas provenzales: tras tocar en dos localidades –a elección– a este
y oeste respectivamente en la riviera de Génova, deteniéndose un máximo de tres
días en cada una, el convoy se dirigiría directamente hacia Túnez (doce días), para
seguir hacia Bona (tres días), Collo (tres días), Bujía (tres días), Argel (tres días),
Orán (seis días), Honein (tres días), Almería (cinco días), Alcudia (tres días),38 Málaga (tres días), Cádiz (dos días) y Sanlúcar de Barrameda (doce días). La vuelta se
realizaría siguiendo el recorrido inverso hasta Túnez, y de ahí directamente a Porto
Pisano, pudiendo visitar antes de arribar a las costas toscanas un solo puerto en la
riviera ligur.39
En esta ocasión llama la atención la preponderancia concedida a Almería
frente a Málaga, con cinco días de escala frente a tres, aunque el puerto almeriense
no figurara entre las paradas previstas en 1447. De hecho, dada la mayor importancia
otorgada a Málaga frente al puerto almeriense en la ruta de Poniente, se podría pensar que las autoridades florentinas optaron por potenciar la primera en el viaje hacia
Flandes e Inglaterra, mientras que la segunda habría desarrollado un papel más activo
en los contactos comerciales con el Magreb. Además, cabe recordar que el puerto
almeriense se convirtió en un destino preferente para los mudéjares valencianos que
empleaban las galeras florentinas (como las venecianas) para emigrar al sultanato
nazarí, si bien no es menos cierto que se valían de manera preferente de la línea de
Poniente. En todo caso, aunque Valencia estaba excluida del viaje de Berbería en las
órdenes de 1458 y 1459, por el contrario sí estaba integrada en la ruta de 1447, y hay
constancia de guiajes expedidos a mudéjares valencianos con destino a Almería en las
galeras florentinas de Berbería en 1455 (ruta de Cataluña-Berbería), 1457 (Berbería
37
ASF, CM, III, f. 122v, 15-XI-1458.
En el texto dice textualmente “partirsi e andare alchuda”. Michele Amari separa el sustantivo,
que transcribe como “al Chuda”, planteando la posibilidad de que Chuda sea Adra o los Llanos de
Adra, que en la documentación náutica italiana podía figurar como Lena di Alcandra. Sin embargo,
no cabe duda de que Alchuda se trataba de la Alcudia norteafricana, en el sultanato de Fez, visitada
asimismo por la muda de Berbería veneciana. Cf. Michele AMARI, I diplomi arabi del R. Archivio
fiorentino. Appendice, Florencia, 1867, pp. 60-61; J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, La “muda” de
Berbería, p. 368; R. GONZÁLEZ ARÉVALO, La costa del Reino de Granada, p. 20.
39
ASF, CM, III, ff. 124 y 124v.
38
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de Poniente), y 1478 (Cataluña-Berbería).40 Por lo demás, no hay referencias a la
actividad de la línea de Berbería entre 1466 y 1478 y parece claro que se abandonó la
idea de una línea independiente.
Un aspecto que no emerge con claridad de las fuentes es el papel de la ruta de
Berbería en los contactos entre las riberas nazarí y magrebí. Sin embargo, cabe pensar
que lo desarrolló, como indicaría la ruta Magreb occidental-Almería-Alcudia-MálagaCádiz-Sanlúcar de Barrameda y viceversa en las órdenes oficiales de 1458 y 1459.
En todo caso, es una faceta que apenas se ha tenido en cuenta en trabajos específicos
sobre el tema.41 Por desgracia la relación entre las orillas opuestas del Mar de Alborán
a través de los convoyes florentinos tampoco se ve confirmada en otras fuentes contemporáneas que se han revelado útiles para abordar los contactos en esta parte del Mediterráneo. Efectivamente, el exámen de las crónicas que Gomes Eanes de Zurara dedicó
a la capitanía de Don Pedro de Meneses (1415-1437) y su hijo Don Duarte de Meneses
(1458-1464) en Ceuta, que contienen menciones puntuales tanto a las carracas genovesas como a las mude venecianas, no citan las galeras estatales de Florencia.42 Tampoco
arroja más luz la crónica del florentino Benedetto Dei, que embarcó en las galeras de
Berbería de 1458, si bien es cierto que desembarcó en Túnez, donde permaneció seis
meses, en vez de continuar navegando hacia las costas peninsulares. En todo caso, en
ningún momento cita los puertos nazaríes al hablar de las rutas y el papel comercial de
las galeras estatales, limitando todas sus referencias en el sur peninsular a Sevilla, que
paradójicamente no constituía escala para ninguna línea.43
En definitiva, queda claro que la línea tuvo una vida discontinua como ruta
independiente y las costas nazaríes estuvieron presentes en ella de manera irregular. A
pesar de la menor constancia documental, no parece errado considerar que la ruta de
Berbería tuvo una importancia más limitada que la de Poniente a la hora de articular
la presencia toscana en el sureste peninsular. Se trataría de una circunstancia ulteriormente confirmada tanto por los fletes del sistema estatal florentino como por las
noticias comerciales localizadas.
40
Para los guiajes concedidos a los mudéjares valencianos sobre las galeras mercantiles de Florencia vid. infra Cuadro 3. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 162 y 176; Cf. D. IGUAL
LUIS, Italianos en la frontera marítima nazarí: la ruta de Valencia a Granada en el siglo XV, en
Actas del congreso La frontera oriental nazarí como sujeto histórico (S. XIII-XVI) (P. Segura Artero,
coord), Almería, 1974, p. 474. La ruta de las galeras se deduce confrontando los nombres de los
patrones recogidos por Mallett e Igual.
41
Efectivamente, tanto Charles E. Dufourcq como María Dolores Rodríguez, al abordar las relaciones entre ambas orillas, resaltan fundamentalmente el papel de las flotas de la Corona de Aragón
entre la peninsulares, y la genovesa y la veneciana entre las italianas. Para la línea florentina de
Berbería ambos se limitan a citar el convoy de 1459 siguiendo a Jacqueline Guiral, cuya información
entra en abierta contradicción con las órdenes oficiales de ese año al afirmar que la ruta era circular
(Toscana-Cataluña-Mallorca-Magreb-Málaga-Valencia-Cataluña-Toscana), correspondiéndose en
realidad con el itinerario de las galeras de Cataluña-Berbería, pero no con la línea de la Berbería de
Poniente. Cf. Jacqueline GUIRAL, Relations de Valence avec la Berbèrie au XVe siècle, “Melanges
de la Casa de Velázquez”, X (1974), p. 104; Charles Emmanuel DUFOURCQ, Les communications
entre les royaumes chrétiens ibériques et les pays de l’occident musulman, dans les derniers siècles
du moyes âge, en Les communications dans la Péninsule Ibérique au Moyen-Age, París, 1981, p. 33.
María Dolores RODRÍGUEZ GÓMEZ, Las riberas nazarí y del Magreb (siglos XIII-XV). Intercambios
económicos y culturales, Granada, 2000, pp. 70-71.
42
Cf. Gomes EANES DE ZURARA, Crónica do Conde Don Pedro de Menezes, (ed. facsímil de J. A.
Freitas Carvahlo), Oporto, 1988; IDEM, Crónica do Conde Don Duarte de Menezes, (L. King, ed.),
Lisboa, 1978.
43
Cf. Roberto BARDUCCI (ed.), Benedetto Dei. La cronica dall’anno 1400 all’anno 1500,
Florencia, 1985.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
135
2.3. Granada en los fletes de las galeras mercantiles de Florencia
La organización estatal de las galeras florentinas incluía instrucciones
muy detalladas para los notarios que iban a bordo con la misión de registrar el
movimiento de mercancías y evitar el fraude. Así, la Señoría del Arno establecía de
forma inequívoca los bienes susceptibles de ser cargados en cada etapa de cada una
de las rutas mercantiles, variando el gravamen en función del tipo de mercancía y
de las escalas previstas hasta el destino, que podía coincidir o no con el final de la
línea, tanto a la ida como a la vuelta.44 Se trata de una información especialmente
útil que permite estudiar la circulación de artículos. Aunque no siempre haya constancia de que se hayan llegado a transportar todos los bienes previstos, no sería
erróneo suponer que en una medida u otra habrán estado presentes en el comercio
de las naves.
Los fletes de Porto Pisano a Flandes e Inglaterra de 1461 muestran la mercancía que iba todo el viaje de ida a bordo del convoy.45 Un análisis somero revela que
los productos italianos que encontraban mayor salida en el comercio de las galeras de
Poniente estaban relacionados con la potente industria textil del centro de la Península
Italiana, no sólo la Toscana, sino también la proveniente de territorios vecinos como
la Romaña, con los velos de Bolonia y Perusa. Pero sin duda la palma se la llevaba
la industria textil florentina, los paños laneros y los séricos, cuyo valor destaca por
encima de las materias primas contempladas.
Para nuestro propósito resulta más interesante señalar que también se contemplaban fletes para las escalas intermedias de la ruta de Poniente. Así, la vocación
de medio de transporte de las galeras florentinas encuentra una de sus expresiones más
evidentes en los Noli di tutta la Catalogna per Almeria, Malaga et Cadis. En 1461
estaban previstas escalas en San Felíu de Guixols o Barcelona, Valencia, Denia, Jávea
y Alicante; en cualquiera de ellas se pagarían 13 sueldos y 4 dineros por cada pieza
de paño embarcada con destino a los puertos nazaríes o el gaditano, mientras que por
arroz, queso, nuez de galla, tártaro, “y otra mercancía de poco valor” se abonarían 6
sueldos y 8 dineros por cántaro.46
Los fletes de las galeras florentinas dejan entrever que para el comercio
del convoy de Poniente los puertos del sureste peninsular eran más importantes en
el tornaviaje. Así lo darían a entender los fletes a Cádiz, Málaga y Almería, cuyos
pagos estaban previstos en libras esterlinas, lo que sugeriría la procedencia británica de los artículos, reforzada por el uso de medidas londinenses, como muestra el
Cuadro 1.
44
ASF, CM, IV, 4, Capitoli degli scrivani, passim. Asimismo publicado en A. GRUNZWEIG, Les
fonds, pp. 73-78.
45
ASF, CM, IV, 6, f. 12.
46
Ibidem.
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RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO
Cuadro 1: Fletes de Flandes e Inglaterra hacia Cádiz, Málaga y Almería en 146147
Mercancía
Paños, il centinaio
de Londres
Artículos de lana, tapices,
sayas de toda clase,
il centinaio de Londres
Plomo y estaño,
el pan de 6 a 7 cántaros
Estaño trabajado,
1 carratello de 4 cántaros
Flete a Cádiz
7 sueldos
esterlinos
7 sueldos
esterlinos
Flete a
Flete a Almería
Málaga
8 sueldos 9 sueldos esterlinos
esterlinos
8 sueldos 9 sueldos esterlinos
esterlinos
3 sueldos
esterlinos
6 sueldos
y 8 dineros
esterlinos
3 sueldos y
4 dineros esterlinos
3 sueldos y
4 dineros esterlinos
En primer lugar, resulta muy llamativa la presencia de Almería, excluida de
las escalas del tornaviaje por estas mismas órdenes de las galeras de Poniente para el
viaje de 1461, que se contradicen al especificar el coste de los fletes desde Flandes e
Inglaterra hacia el puerto almeriense. Más llamativo aún resulta que en él estuviera
previsto el desembarco de plomo y estaño en panes, así como estaño trabajado, pero
no en Málaga, que en las escalas de Poniente tenía preponderancia sobre Almería.
Probablemente se trate de algún tipo de lapsus calami, pues no tiene sentido esta
ausencia en la dinámica observada hasta ahora en los puertos nazaríes. Más aún, en
las mercancías previstas para su embarque en el sur peninsular hacia Porto Pisano, los
tres puertos se presentan conjuntamente, pagándose los mismos derechos en cada uno
de ellos por las distintas mercancías, según se recoge en el Cuadro 2.
Cuadro 2: Fletes de Cádiz, Málaga y Almería para Porto Pisano en 146148
Mercancía
Seda
Grana
Cera
Cueros spagnoli de
Sevilla, Jerez, Cádiz,
Sanlúcar de Barrameda
Cueros portogallesi
Cueros galletiane
Cueros berberiscos
Atún, sebo
Mercurio
Cinabrio
Medida
1 cántaro
il centinaio
1 cántaro
Florines Sueldos Dineros
10
2
12
6 piezas
1
7 piezas
8 piezas
9 piezas
1 cántaro
1 bigliuono
il medesimo pregio
d’altrettanto peso
1
1
1
8
13
12
4
47
ASF, CM, IV, 6, f. 12v. Se trata de los mismos productos previstos también en los “Noli di
Fiandra et Inghilterra per Catalogna”.
48
ASF, CM, IV, 6, f. 13.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
137
Los artículos previstos en los puertos del sur peninsular incluyen los más
conocidos en los mercados internacionales: seda, grana, cera y cueros. El mercurio
castellano se encontraría exclusivamente en Cádiz. Por su parte, el coste mucho más
elevado del flete de cántaros de seda responde sin duda al prestigio de la seda nazarí,
siendo especialmente apreciada la procedente de Almería, si bien toda la del emirato
alcanzaba buenos precios en los mercados del centro y norte de la Península Italiana.49
Desafortunadamente, los Noli da Porto pisano per Tunisi et tucta la
Barberia insino in Cadis no especifican en qué escala se embarcaban los artículos
contemplados,50 aunque no es erróneo suponer que en Porto Pisano se embarcaban
con destino al Magreb todos los productos textiles (paños ingleses y florentinos, fustanes, etc.), el papel, el aceite y la malvasía –el vino presumiblemente para Cádiz y
Sanlúcar de Barrameda–, además de tártaro, azúfre y albayalde. Se trata de productos
que las galeras florentinas también transportaban hacia los puertos de Provenza, la
Corona de Aragón, Cádiz, Flandes e Inglaterra en la ruta de Poniente. En los puertos
norteafricanos era embarcada sin lugar a dudas la laca y el tártaro árabe, las plumas de
avestruz, los dátiles y los cueros berberiscos, cuyo destino podía ser tanto el sureste
ibérico como la Toscana. Por su parte, en las escalas nazaríes y Cádiz serían embarcados los cueros spagnoli, los ghalitiane y los portoghallese, así como la seda, la grana
y la cera, aunque estos dos últimos productos también se encontraban abundantemente en el Norte de África. El queso, sin embargo, es probable que fuera embarcado en
Sicilia.51
Además de artículos, las galeras podían transportar algunos pasajeros, generalmente mercaderes que viajaban con sus mercancías. Por el viaje los comerciantes
debían pagar il debito nolo per la persona sua, salvo que el flete por los artículos que
embarcaban superara los 20 florines; en caso de superar los 40 florines el mercader tenía derecho entonces a hacerse acompañar sin gasto adicional por un criado bona fide.52
Desafortunadamente, hasta el momento no se han hallado trazas de a cuánto ascendía
el pasaje por persona, aunque hay testimonios de mercaderes genoveses que empleaban las galeras florentinas para desplazarse desde Inglaterra hasta Cádiz o Málaga con
sus mercancías.
Más confuso resulta el transporte de mudéjares valencianos al Reino de
Granada en las líneas de Poniente y Berbería. No tratándose siempre de mercaderes, ignoramos cómo se contemplaba su pasaje, pues la documentación nada dice al
respecto y Mallett, en su monografía, no cita el flujo de musulmanes que emplearon
tanto las galeras florentinas como las venecianas para trasladarse al sultanato nazarí.
Sin embargo, se trata de una actividad habitual, según se desprende de las informaciones aportadas por los profesores Hinojosa, Ruzafa e Igual, recogidas en el Cuadro 3.
Almería era invariablemente el puerto de desembarco: viajeros de toda clase y condi49
La seda spagnola, como se denominaba comúnmente la seda nazarí, tenía un precio superior a
las de otra procedencia. Cf. Florence EDLER DE ROOVER, L’arte della seta a Firenze nel secolo XIV
e XV, Florencia, 1999, p. 26.
50
Previamente publicados en M. AMARI, I diplomi arabi, pp. 66-67.
51
Michael E. Mallett señala que las principales exportaciones de Berbería eran los cueros, la lana,
la cera, la grana, el alumbre, la seda, el azúcar, los dátiles, el atún y el algodón, aunque la calidad de
la mayoría de ellos era inferior a la de sus equivalentes de la Corona de Aragón y Sicilia. Cf. M. E.
MALLETT, The Florentine Galleys, p. 132. Se trata de una mercancía similar, aunque no idéntica, a la
que cargaban las galeras venecianas: pieles y cueros, especias, cera, marfil y plumas de avestruz en
los puertos magrebíes; textiles similares a los norteafricanos, seda, lino y fruta pasa en los nazaríes.
Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, La “muda” de Berbería, pp. 375-376.
52
Así lo recoge el capítulo XVIII de las órdenes para el capitán de las galeras de Poniente: ASF,
CM, V, ff. 6 y 6v.
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RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO
ción, hombres solos, pero también familias enteras, con la licencia preceptiva de los
señores de sus alquerías de procedencia, se marchaban aduciendo motivos comerciales y familiares.
Cuadro 3: Guiajes a musulmanes desde Valencia hacia Granada
en las galeras mercantiles de Florencia (1451-1478)53
Año
1451
1455
1457
1459
1462
1463
1465
1467
1468
1470
1478
Pasajeros
mudéjares
1 moro de Valencia que va a comerciar
al Reino de Granada
mudéjares y 1 judío de Cervera de Urgel
que se desplaza al Reino de Granada para
ver a su familia
3 mudéjares embarcan en Valencia
en enero de 1459 en las galeras partidas
el otoño anterior
4 mudéjares embarcan en noviembre
4 mudéjares embarcan en noviembre
15 mudéjares embarcan en Valencia en
abril; en Alicante son 23 mudéjares de las
alquerías de Almoyna, de mossén Roca,
Villalonga, Palma y Monfort
4 mudéjares embarcan en diciembre
mudéjares
11 mudéjares embarcan entre octubre
y noviembre en Valencia; un número
indeterminado lo hace en Alicante
48 mudéjares de Castellón de la Plana,
Alcocer, Oliva, Llibert, Parcent, Carlet,
Valle de Jalón, Penella, vasallo de Francesc
de Vilanova, Gandía, Játiva, Alzira,
Alcalalí, Denia y 18 moros de Monfort
Línea
Berbería
CataluñaBerbería
Berbería
de
Poniente
Poniente
Poniente
Poniente
Poniente
Origen Destino
Valencia Berbería
Valencia Almería
Valencia
Almería
Valencia
Almería
Valencia Almería
Valencia Almería
Valencia/
Alicante Almería
Poniente Valencia Almería
Poniente54 Alicante Almería
Valencia/
Poniente Alicante Almería
CataluñaBerbería
Alicante
Almería
53
Las fuentes valencianas no siempre revelan la ruta de las galeras florentinas, pero dado que
con destino al Reino de Granada sólo se dirigían los convoyes de Poniente y de Berbería, se pueden
contrastar los nombres de los patrones con la información ofrecida por Michael Mallett –patrones y
años de partida– para averiguar la línea. Fuentes: J. HINOJOSA MONTALVO, Las relaciones entre los
reinos de Valencia y Granada durante la primera mitad del siglo XV, Estudios de Historia de Valencia, Valencia, 1978, pp. 149-150; IDEM, Cristianos, mudéjares y granadinos en la gobernación de
Orihuela, en Relaciones exteriores del Reino de Granada (C. Segura Graíño, coord.), “V Coloquio
de historia medieval andaluza”, Almería, 1988, pp. 338-339; IDEM, Desplazamientos de mudéjares
valencianos entre la gobernación de Orihuela y Granada en el siglo XV: la ruta legal, “Aragón en la
Edad Media”, 14-15 (1999), p. 749; Manuel RUZAFA GARCÍA, Las relaciones económicas entre los
mudéjares valencianos y el reino de Granada en el siglo XV, en Relaciones exteriores, pp. 380-381;
D. IGUAL LUIS, Italianos en la frontera, p. 474; IDEM, Valencia e Italia, p. 376.
54
El profesor Hinojosa sólo señala dos galeras florentinas. En realidad no eran las galeras estatales, se trata de las dos galeras borgoñonas alquiladas por los Medici, que en 1468 cubrieron la
ruta de Poniente. Cf. J. HINOJOSA MONTALVO, Cristianos, mudéjares, p. 339; M. E. MALLETT, The
Florentine Galleys, p. 171.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
139
Basta una comparación somera con las licencias concedidas por el baile
valenciano a las galeras venecianas para ver que los mudéjares levantinos y los musulmanes granadinos emplearon las mude vénetas en una medida muy superior a la
que encontramos para las galeras florentinas. Sin embargo, la información sobre los
convoyes toscanos es más precisa, pues al poder contrastar los nombres de capitanes
y patrones se puede establecer de una manera certera qué línea florentina transportó
mudéjares desde Valencia hasta Granada cada año, lo que sugiere siempre el viaje de
ida. Por otra parte, entre 1452 y 1465 el baile concedió 197 guiajes sobre las galeras
venecianas cuyo destino principal era Túnez55 no el sultanato nazarí, lo que podría
hacer pensar que la muda de Berbería transportó más musulmanes desde y hacia el
Magreb, mientras que las galeras florentinas, alternando sus líneas, lo habrían hecho
sólo al reino granadino. En este sentido se puede observar que, salvo en 1451 en que
el destino era Berbería, en las demás ocasiones está especificado el puerto de Almería. Cabe recordar, además, que en seis de las once ocasiones localizadas (1459,
1462, 1463, 1465, 1467 y 1470) se trata de la ruta de Poniente, en la que las galeras
toscanas no hacían escala en los puertos norteafricanos. Los mudéjares (más de los
113 documentados) embarcaban preferentemente por el grao de Valencia, si bien en
1465 y 1470 está constatado que también suben a bordo en Alicante, donde lo hicieron de manera exclusiva en 1468 y 1478. Precisamente se puede observar que por
el puerto de la gobernación de Orihuela embarcó el mayor número de individuos.
Aunque aislada, no deja de ser llamativa la referencia al judío de Cervera de Urgel
que en 1457 embarcó en la galera de la Berbería de Poniente por cuanto que Venecia
tenía expresamente prohibido que subieran a bordo de las mude.56
3. FLORENTINOS Y GENOVESES EN MÁLAGA: EL COMERCIO DE LAS GALERAS
Un problema fundamental en el estudio del comercio de las galeras es que
subsisten pocos registros oficiales con los cargamentos, casi siempre referidos a los
tornaviajes, con las mercancías llegadas a Porto Pisano, y en la mayoría de las ocasiones no se especifica su procedencia. Más aún, en el caso concreto de las galeras
de Poniente, las que más información revelan sobre los puertos nazaríes, muy pocas
veces conocemos su papel como punto de recogida o destino de mercaderías, aspecto
en gran medida dificultado por el hecho de que ninguna de las escalas granadinas era
cabecera de ninguna línea.
Los primeros testimonios los proporciona el diario de Luca di Maso degli
Albizzi. Por los cargamentos embarcados en Marsella, Port-de-Bouc, Aigües Mortes,
Mallorca, Valencia y Denia sabemos que las galeras habían partido de Porto Pisano
con un cuarto o menos de su capacidad total de carga. El convoy se separó al abandonar Barcelona: la nave patroneada por Carnesecchi se dirigió hacia Valencia y Denia,
donde quedó completamente cargada, mientras que Albizzi puso rumbo a Mallorca.
Reunidas en Jávea, el capitán llegó a la capacidad máxima de su galera tras pasar un
día entero cargando artículos en Villajoyosa. Llegados a este punto del viaje queda
claro que las galeras no encontraban ninguna dificultad en completar el cargamento
en la ruta hacia el norte.57 El 18 de octubre las galeras florentinas arribaron a Málaga,
55
Cf. D. IGUAL LUIS, Italianos en la frontera, pp. 472 y 474, Tabla I del Apéndice.
Cf. J. HEERS, L’Islam et le monde méditerranéen à la fin du Moyen Âge, en La incorporación de
Granada a la Corona de Castilla (M. Á. Ladero Quesada, ed.), Granada, 1993, p. 64.
57
Para un análisis más detallado Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 133-136; para
el diario, ibidem, pp. 212-220.
56
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RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO
desde donde Albizzi escribió la siguiente carta a los Cónsules del Mar, explicando el
estado del cargamento:58
Magnifici patres et domini mei etc. Da Villa Gioiosa insino adì 8 di questa scripsi abastanza alla Magnificentia Vostra. Dipoi quivi caricamo le
galee ciò che portare potevano di frutta e convenne lasciare di migliori
partiti per rispetto della frutta che avevano questi della maona et quella
ch’avevamo promessa d’altri, et pure comprendo che per insino a qui,
queste galee hanno di nolo da fiorini 5500 in 6000 secondo possono
conprendere. Qui giugnemo circha a vespro, et spero scarichereno (sic)
quello abbiamo per qui subito et levereno (sic) aqua et altri rinfreschamenti, et spero questa nocte sareno a nostro viaggio che Dio il conceda
salvo et presto. Questo regno di Granata è tutto in arme peròche uno re,
che questo ch’è oggi cacciò poco tempo fa, è entrato in questo regno da
pocho in qua e ànne rubellato grande parte, et al presente è in Granata e
tiene la terra, et l’altro re la fortezza, sicché i mercanti sono molto in sospetto et paura. Né altro per questa. Racomandomi alla Magnifica Vostra
Signoria. Fatta a Malicha in Granata adì 18 d’octobre 1429.
Dejando de lado la referencia a la guerra civil que enfrentaba a Muhammad
VIII el Pequeño con Muhammad IX el Izquierdo, cuyo relato ya ha sido contextualizado,59 la carta de Albizzi revela algunos particulares interesantes. En el puerto malagueño las galeras no sólo se avituallarían, sino que estaba previsto dejar algún tipo de
carga (spero scarichereno quello abbiamo per qui subito), si bien desafortunadamente
no especifica su naturaleza, ni en la misiva ni en el diario que la reproduce. Además
se cargaron 40 cántaros de fruta, a pesar de que el clima de enfrentamiento dificultaba
las operaciones comerciales.
En febrero de 1430 el convoy florentino cargaba en Southampton lana y
artículos textiles con destino a Porto Pisano, e più balloni vi di panni di genovesi per a
Calisi e Malicha caricamo in detto luogho, dando la primera información conservada
sobre el papel de los mercaderes genoveses residentes en Inglaterra en el comercio
de las galeras.60 La noche del 11 de marzo las galeras llegaban a Cádiz, fondeando
fuera del puerto, en los bancos de arena de Las Puercas. Albizzi hizo descender a dos
mercaderes genoveses que habían embarcado en Inglaterra para que preguntaran a sus
connacionales si querían que se descargasen sus mercancías allí o en Málaga, tal como
habían acordado. Finalmente continuaron hasta el puerto malagueño, donde desembarcó un mercader ligur junto con balas de estaño, pero nada se dice de los balloni vi
di panni.61 La guerra civil continuaba, lo que impidió de nuevo cualquier tipo de ope58
Ibidem, pp. 221-222.
Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Noticias del Reino nazarí de Granada, passim; R. SALICRÚ
I LLUCH, El sultanat de Granada i la Corona d’Aragó, 1410-1458, Barcelona, 1998, pp. 243-246.
60
Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 267.
61
“Surgemo a Cadisi, fuori del porto, che si dice a’ Porci. Perché ’l tenpo era frescho et buono
per noi, per non ci i(n)pegnare mandamo i pedoti in terra et ii mercanti genovesi per avere lingua
se volevano ivi le loro robe o a Malicha, che così avevano pattegiato, et con loro mandai Tadeo di
Pionbino, per che subito tornassi indietro colla barcha et non si lasciassi tenere parole. Et così fè, per
che la sera, tramonto il sole, tornò colla barcha et co’ mercanti. Et subito facemo vela et navichamo
tutta nocte con vento prospero, et la mattina domenicha adì 12, a levata di sole, ci trovamo dentro
allo stretto, sopra il monte Giubeltaro in Granata, et rivedemo le dette ii navi per poppa a noi circha
miglia 15. El vento era ponente et libeccio, a noi prospero et bonaccievole, et così navichamo insino
a ore 22 o circha, et surgemo a Malicha, dove scarichamo uno mercatante genovese con certi baloni
di rami et stagni, et non trovando niente da carichare per la cattiva dispositione del paese, a una ora di
nocte fumo spacciati per partire, che pocho rinfreschamento pigliamo”. Ibidem, p. 269.
59
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
141
ración comercial en Málaga. La navegación siguió, dejando atrás Almuñécar, Salobreña, el cabo de Gata y Vera, aunque no repusieron víveres hasta llegar a Cartagena.
No hay más noticias concretas hasta mayo de 1467. Las galeras de Poniente
que habían zarpado en agosto de 1466 regresaron con lana, grana, seda, sarga, maneta
morisca, cueros gruesos y doce esclavos de Spagna, además de informar que abiamo
lasciato in Chadisi e a Malicha tre balloni e balle circha 40, presumiblemente paños
y grana o sarga.62
En consecuencia, los registros oficiales no arrojan mucha luz sobre el papel
del Reino de Granada en el comercio de las galeras florentinas. Para ello hay que recurrir a fuentes complementarias. W. B. Watson calculó a partir de los registros aduaneros londinenses que en los puertos de Almería, Málaga y Cádiz se fletó en otoño de
1443 aceite, jabón blanco, vino dulce, seda cruda y otros pocos artículos que habrían
constituido el 22% del valor del cargamento desembarcado, si bien admite que es imposible conocer con certeza el punto de embarque. En todo caso, contrastando estos
datos con las tarifas oficiales de fletes de 1461, se puede deducir que el aceite, el vino
y el jabón se adquirieron con toda probabilidad en Cádiz, mientras que la seda provendría del territorio nazarí. Es más, el veneciano Giulio Contarini subió a bordo de
las galeras florentinas 90 libras de seda cruda en territorio granadino. Lo que Watson
no tuvo en cuenta es que las órdenes oficiales de 1443 no incluían Almería, por lo que
quizás deba contemplarse Málaga exclusivamente como escala nazarí. Por otra parte,
la importancia de los puertos meridionales queda reflejada al comparar ese 22% del
valor del cargamento total con la aportación de Florencia (6%), Cataluña (33%), Valencia-Alicante (29%) y Flandes (10%), según se desprende de los registros ingleses.63
El estudio de Sergio Tognetti sobre la actividad de los Cambini ha revelado
recientemente las dimensiones, el alcance de sus operaciones y su importancia en el
ámbito ibérico, fundamentalmente en Valencia y Lisboa. Aporta un único registro
significativo para nuestro tema: en octubre de 1461 la compañía recibía uno fardello
di seta spagnuola venuto per le nostre ghalee di Barberia di ragione di Bernardo Vai
di Valenza, el quale mandò Pandolfo Benvenuti d’Almeria.64 Las galeras debieron
recoger la seda en el puerto almeriense, aunque resulte imposible saber si lo hicieron
a la ida o a la vuelta. Desafortunadamente, una de las galeras objeto de inversión por
parte de los Cambini fu presa, lo que provocó que en el balance final se anotara que los
florines invertidos si possono mettere per perduti. Se trata de la única noticia localizada hasta el momento de la actividad mercantil de las galeras de Berbería en territorio
nazarí. Habida cuenta el resultado, no llama la atención que cuando en 1466 se mandó
un fardelletto de seda de Almería desde Valencia hasta Flandes no se emplearan las
galeras de Poniente, sino el ballenero del vizcaíno Juan Martínez.65
62
ASF, CM, VII, f. 67, 7-V-1467.
Cf. W. B. WATSON, The structure of the Florentine Galley, XXXIX (1961), pp. 1080 y 1088; y
LI (1962), p. 337.
64
AOI, serie 144, registro 250, Libro mastro del Banco Cambini, fol. 150. En noviembre de ese
año se transportó la seda por tierra hasta Pisa. El 5 de mayo de 1462 Lorenzo di Ilarione compró las
68.8 libras que pesaba el fardello de seda por 183 florines, 2 sueldos y 2 dineros, a razón de 2 florines,
13 sueldos y 4 dineros la libra. Agradezco al colega y amigo Sergio Tognetti que me proporcionara
completo el registro, empleado para elaborar la Tabla A.6 (Navi attraccate a Livorno con carichi di
seta grezza) del Apéndice de S. TOGNETTI, Un’industria di lusso al servizio del grande commercio. Il
mercato dei drappi serici e della seta nella Firenze del Quattroceto, Florencia, 2002, p. 178.
65
En 1472 se canceló una vieja deuda de 1466, cuando se envió seda de Almería desde Valencia
hasta Flandes, donde la adquirió Andrea Danchardo, merciere di Brugia. En cualquier caso, las referencias continuas al uso de las galeras mercantiles de Florencia hacen pensar al profesor Tognetti que
los beneficios debían ser superiores a la imagen que ofrece la contabilidad del encante de las galeras.
63
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Otro indicio que apoyaría que esta seda de 1461 fue recogida en Almería es
el conocimiento de que el operador valenciano Jofre de Riusec embarcó en el puerto
almeriense dos fardells de seda a nombre del valenciano Joan Sanchís sobre las dos
galeras que cubrían la línea de Cataluña-Berbería en 1478, según reflejaba al año siguiente una procuración a Bernardo Cambini y a los herederos de Antonio da Rabatta.66
Por otra parte, gracias a los registros notariales ligures conocemos que en
1442 dos galeras florentinas de vuelta del viaje de Poniente hicieron escala en Málaga, donde cargaron más de 50 fardelli de seda que fueron directos a Porto Pisano. El
mismo registro indica que tres años más tarde, en 1445, se descargaron 120 balas de
paños ingleses en Cádiz y Málaga, presumiblemente por cuenta de mercaderes genoveses en ambos casos, pues lo anotaron los recaudadores de los “Carati Vetterum”.
En su mayor parte se trataba de panni larghi de buena calidad, pues prácticamente
no se citan balas de panni stricti, hecho avalado por otras fuentes que confirman que
los paños de los almacenes genoveses en Málaga eran todos caros, estimados en 42
besantes cada uno.67
En consecuencia, la seda granadina se revela como un artículo recurrente
en las galeras, generalmente con el apelativo genérico de seta spagnuola o di Spagna,
coincidiendo con el desarrollo de la industria sérica en Florencia en el siglo XV, donde
la seda ibérica y la procedente del mar Caspio eran las más abundantes y versátiles. La
spagnola era más cara debido a su mayor brillo y el menor grosor de hilo.
El Cuadro 4 reúne todas las noticias encontradas sobre el transporte de seda
nazarí en las galeras florentinas. Un simple vistazo revela que las noticias localizadas se
agrupan en los períodos de mayor esplendor del sistema estatal florentino, la década de
1440 (antes de la guerra con Alfonso V el Magnánimo) y la de 1460. La concentración
en la línea de Poniente está directamente relacionada con el mayor cuerpo documental
conservado. A pesar de la escasez de testimonios parece claro, tanto por el volumen como
por las tarifas de los fletes oficiales, que la seda fue el producto de mayor salida que las
galeras florentinas encontraron en el Reino de Granada. De hecho, era una materia prima
tan vital para la industria textil de la ciudad que hay noticias de su aprovisionamiento
incluso cuando el servicio había sido suspendido, como ocurrió durante la segunda fase
de la guerra con Alfonso V.68 Por otra parte, cabe pensar que la seda, al menos la embarcada con posterioridad a 1460, habría sido liada en Granada. La cláusula 36 del tratado
de 1460 entre Génova y Granada disponía que la seda liada en la capital nazarí podría ser
libremente cargada in omni pasagio cuiuscumque nationis existant, mientras que para la
liada en Málaga o Almería teneatur solvere usum dictorum locorum.69
Cf. S. TOGNETTI, Il Banco Cambini. Affari e merci di una compagnia mercantile-bancaria nella
Firenze del XV secolo, Florencia, 1999, pp. 192-193; 221-223; 271. Debo el detalle de los envíos de
seda personalmente al autor.
66
Cf. D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia, p. 457, nota 106.
67
Cf. J. HEERS, Le Royaume de Grenade, pp. 113 y 117-118. Heers cita otros 72 fardelli de seda
recogidos en 1446, pero se trata de un error, pues se remite a Grunzweig, que transcribe en francés el
cargamento total de las galeras de Poniente llegadas a Porto Pisano en 1466, veinte años más tarde
de la fecha indicada.
68
Ya se han citado los 200 arreldes de seda que Benedetto Cattaneo fletó en la nave del florentino
Giuliano Ridolfi con destino a Pisa, cuya venta fue gestionada desde Génova por su hermano Giorgio
Cattaneo. Cf. A. FÁBREGAS GARCÍA, Aprovisionamiento de la seda, p. 56, nota 8. Aunque los “Noli di
Colliueri e tutta Catalogna per Por Pisano” contemplan entre sus fletes seta spagnuola, es improbable
que la seda descargada en el puerto toscano hubiera sido embarcada en la Corona de Aragón porque
las galeras de Poniente solían dirigirse directamente hacia la Toscana cargadas de lana inglesa, deteniéndose sólo en Cádiz y Málaga, según hemos visto.
69
Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Génova y el Reino de Granada, p. 272.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
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Cuadro 4: Cargamentos de seda nazarí
en las galeras mercantiles de Florencia en el siglo XV70
Año
1442
1443
Línea
Poniente
Poniente
Procedencia
Málaga
Málaga (?)
1444
1451
Poniente
Galera de Giuliano
Ridolfi (¿Poniente?)
Berbería
Poniente
Poniente
Cataluña-Berbería
Spagna
Málaga
Destino
Porto Pisano
Southampton /
Londres
Porto Pisano
Pisa
Almería
Spagna
Spagna
Almería
Porto Pisano
Porto Pisano
Porto Pisano
Valencia/Pisa
1461
1466
1467
1478
Carga
50 fardelli
90 libras se seda
cruda
48 fardelli de seda
200 libras
80 arreldes
1 fardello
72 fardelli de seda
4 fardelli de seda
2 fardells de seda
Por el contrario, no resulta llamativo que no haya ningún testimonio referente al otro producto estrella del emirato nazarí, la fruta seca. Es sobradamente conocido
el papel de la Ratio Fructe Regni Granate, la Sociedad de la Fruta de los Spinola.
Los últimos estudios apuntan a que, en realidad, la sociedad de los Spinola no era un
monopolio para el comercio, sino que simplemente actuaba como intermediaria con
otros mercaderes, incluidos los toscanos. En vista de que disponía de una flota propia,
resultaría lógico que no se hubieran valido de las galeras florentinas (como tampoco de
las venecianas), cuyos fletes no contemplaban la fruta en las escalas nazaríes (ver supra
Cuadro 2).71 No sorprende por tanto que sólo contemos con los cantari 40 di frutta embarcados por Albizzi en Málaga en 1429 en su viaje hacia el norte, y carecemos de datos sobre su origen.72 De hecho, todas las noticias conocidas sobre el flete de fruta seca
en las galeras estatales florentinas proceden de los puertos de la Corona de Aragón.
Más llamativo es que los protocolos localizados con información sobre la
actividad actividad mercantil de las galeras estatales de Florencia en el sureste peninsular no refieran la actividad de mercaderes florentinos, sino de genoveses. Efectivamente, se han encontrado diversas noticias entre las actas notariales de Pio di Bartolo
di San Casciano, aunque firmadas por Luca di Giovanni Bancossi.73
El 25 de junio de 1441, reunidos en Malice in fondacho sive habitatione
Januentium, el Castil de Genoveses malagueño, actuaron como testigos los siguientes
mercaderes ligures: Filippo quondam domini Octobuoni Spinola, Lorenzo q. Quilico
Spinola, Francesco q. domini Petri Spinola, Ambrosio Cattaneo, Cristoforo Pansano,
70
Elaboración propia a partir de J. HEERS, Le Royaume de Grenade, pp. 113 y 117-118; W. B.
WATSON, The structure of the Florentine Galley, XXXIX, p. 1088. A. FÁBREGAS GARCÍA, La familia
Spinola, pp. 27 y 93; D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia, p. 457. ASF, MAP VII, 445; AOI, serie 144,
registro 250; ASF, CM, VII, ff. 65 y 67.
71
Los últimos datos sobre la Sociedad de la Fruta han sido aportados por Adela Fábregas: A. FÁBREGAS GARCÍA. Vías de acceso, passim. Sobre la interpretación del monopolio, ibidem, p. 36. Sobre
la flota propia, ibidem, p. 42.
72
Se trata de un ejemplo único. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 222.
73
ASF, NA, 9449, 1437-1461. Agradezco al amigo y colega Sergio Tognetti que me indicara la
existencia de estos registros.
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Polo Centurione, Antoniotto q. domini Carlotti Spinola, Cristoforo Spinola q. domini
Niccolai Antonii, Anfreono Marchionis, Franco de Vivaldi y Taddeo Spinola. Todos
ellos confirmaron que Francesco q. domini Caroli Vivaldi cargó diversas mercancías
in suprascriptis galeis de Antona insule Ingilterre per Cadix vel Malicha, para que el
capitán, Francesco Ventura, y los patrones, Antonio de’ Pazzi y Bartolomeo Martelli,
las entregaran a los citados Lorenzo y Filippo Spinola.74
El mismo registro certifica que en las estancias de Filippo Spinola, ejerciendo como testigos Taddeo iurisperito Ser Gabriellis de Florentia, Gerardo ser Luce,
Antonio Dominici Poche Parole y Marcho Tomasi de Venetiis, se confirmó que Gregorio Cattaneo cargó ciertas mercancías en Southampton con destino a Cádiz para ser
entregadas a Luciano Marruffo. Además, Filippo y Lorenzo Spinola debían recibir
las siguientes mercancías: ocho balas de paños de lana, una bala pequeña de paños de
lana, un fardello de paños de lana y un barril de estaño trabajado; también se especifica que no pagaron los derechos de flete por una bala de paños, una caja llena de paños
para uso de Filippo Spinola y una cama super quo dormebat. Asimismo, siempre en el
Castil de Genoveses y actuando como testigos meser Taddeo Filippo, el florentino Lorenzo da Rabatta y domino Iohanne Iudice quondam Christofori de Ianua, se confirmó
que Ambrosio Cattaneo debía recibir de Luca Bancossi dos balas de paño.75
Ese mismo día, otra acta del mismo notario desarrollaba notablemente la anterior; así, refiere de nuevo que el mercader genovés Francesco domini Caroli Vivaldi
había embarcado en Southamtpon en las dos galeras florentinas de Poniente infrascriptas res, mercantias et robbas portandas ad portum Cadix vel Malice. Al llegar al puerto
de Cádiz los florentinos atracaron a la vez que dos naves corsarias catalanas. Creyendo
que eran genovesas, Vivaldi subió a bordo, donde fue hecho prisionero inmediatamente.
Los catalanes exigieron al capitán, Francesco Ventura, que les entregara todas las mercancías de catalanes u otros enemigos que llevara a bordo. Tras varias demostraciones
de hostilidad, los florentinos decidieron adelantar la partida y se dirigieron a Málaga.
Ya en el puerto nazarí, Filippo y Lorenzo Spinola solicitaron que se les
entregaran las mercancías de Francesco Vivaldi, que mantendrían bajo su custodia,
ad (i)stantiam et petitionem dicti domini Francisci. Además de los citados Filippo y
Lorenzo, Francesco Spinola quondam domini Petri, Ambrosio Cattaneo, Cristoforo
Pansanus, Polo Centurione, Antoniotto Spinola quondam domini Carlotti, Cristoforo Spinola domini Niccolai Antonii, Anfreono Marchionis, Franco Vivaldi y Taddeo
Spinola, cives et mercatores ianuenses et ad presens habitantes Malice, prometieron
al patrón Bartolomeo Martelli y al notario Bancossi (en nombre del capitán y del otro
patrón, Antonio de’ Pazzi) que recibían in solido las siguientes mercancías de Vivaldi
entregadas a Filippo y Lorenzo Spinola: Ballona octo pannorum de lana insule Inghilterre signata tali signo videlicet (s); Ballottam unam pannorum de lana suprascripti
loci signatam sic F+V; Fardellum unum pannorum de lana suprascripti loci signatum
sic (s); Barile unum stanei laborati signatum sic (s). Por su parte, el notario renunciaba expresamente a las mercancías de Francesco Vivaldi, pero no a los florines pagados
por el flete (a dictis mercatis renuntiavit dictus Lucas exceptione dictorum florenorum
non sic pro naulo dictarum mercantiarum habito et recepto). Por último, Filippo y
Lorenzo Spinola declaraban que recibían una bala de paños, una caja llena de paños
ab usum dicti domini Francisci, así como lectum unum super quo dormiebat dictus
74
Los datos proporcionados por Michael Mallett para las galeras de Poniente que zarparon en
otoño de 1440 coinciden con los del acta notarial, fechada el 25 de julio de 1442, siguiendo el more
pisarum del Estilo de la Encarnación. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 157-158.
75
ASF, NA, 9449, s.f., 25-VII-1441.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
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dominus Franciscus. Las mercancías fueron entregadas al día siguiente, 26 de julio de
1441, en presencia de los mismos testigos que firmaban el protocolo anterior.
El mismo documento vuelve sobre el ataque corsario en Cádiz, recogiendo
el testimonio de Gregorio Cattaneo que, como ya se ha comentado, había cargado
mercancías en Southampton para que fueran entregadas en Cádiz a Luciano Marruffo,
lo que no fue posible por las pravas demostrationes de los corsarios catalanes y la
petición de entrega que hicieron de las mercancías genovesas. La decisión de dirigirse
a Málaga se habría tomado coincidiendo con la opinión de Marruffo y de Ambrosio
Cattaneo. Por último, todos los mercaderes genoveses citados, reconociendo el deseo
del citado Marruffo, se obligaban voluntatem facere et omnes expensas et cetera obligando in solidum. Ambrosio Cattaneo, interrogado por el notario, reconoció que se le
debían entregar en nombre de Luciano Marruffo dos balas de paño inglés, así como
pagar el flete (de quibus et pro quibus solverunt pro naulo).76
Tres años más tarde, el 1 de abril de 1444, el genovés Franco Cattaneo formulaba una protesta contra Giuliano Ridolfi y Giovenco della Stufa, patrones de las
dos galeras de Poniente presentes en Southampton, a propósito del flete contratado en
Londres por Federigo Centurione, Cristofano Cattaneo y Francesco Nigro, que debían
pagar 7 sueldos en moneda esterlina por 300 panni larghi que los florentinos debían
llevar a Cádiz o Málaga, lo que se les especificaría más adelante. Sospechando que pudieran no cumplir lo pactado, Franco Cattaneo, en nombre de los genoveses citados,
exigía garantías a los dos patrones de que se cumpliría lo contenido en la escritura de
fletamiento, algo que Ridolfi y Della Stuffa se apresuraron a asegurar.77
Ese mismo mes, el 7 de abril, Forese da Rabatta y sus socios, Gerozzo
de’ Pilli y Paolo Morelli, florentinos residentes en Southampton, a instancias de los
citados patrones Giuliano Ridolfi y Giovenco della Stufa, prometieron pagar a los
mercaderes Simone Spinola y Edoardo Cattaneo, genoveses, y Iacopo de Trottis, londinense, 3.300 libras esterlinas si en un tiempo determinado no descargaban en Cádiz
o en Málaga –aún por especificar– una cantidad determinada de panni larghi de lana
de Hereford y otras mercancías cargadas en las galeras florentinas. Ludovico da Verrazzano, capitán de las galeras de Poniente, suscribió las promesas de sus patrones y
prometió dirigirse directamente al puerto gaditano o al malagueño para desembarcar
las mercancías citadas.78
Estos documentos notariales florentinos de la línea de Poniente inciden en
un aspecto llamativo del comercio de las galeras: a pesar de que los fletes de 1461 contemplaban la exportación de paños florentinos a los puertos del sur peninsular, lo cierto es que las noticias localizadas se refieren exclusivamente a mercaderes genoveses
desembarcando paños ingleses en Cádiz o Málaga. De hecho, aunque tradicionalmente
hay acuerdo en que la Península Ibérica era un mercado textil importante, en realidad
la actuación de las grandes aziende florentinas se restringía fundamentalmente a mercados muy concretos: los Uguccioni en Valencia y los Cambini en Lisboa. El resto del
territorio no desempeñó un papel relevante como mercado para los paños florentinos
durante la segunda mitad del siglo XV. La penetración de los paños florentinos en la
Península, ligada históricamente a los intereses laneros de Europa septentrional a través de las actividades mercantiles de catalanes y genoveses, habría sido modesta por la
competencia, mayor aceptación y demanda de los artículos noreuropeos.79
76
Ibidem, s.f., 25-VII-1441 y 26-VII-1441.
Ibidem, s.f., 1-IV-1444.
Una apostilla en el documento señala que el plazo de pago en caso de no cumplir lo acordado
finalizaba el 25 de diciembre de ese mismo año. ASF, NA, 4994, s.f., 7-IV-1444.
77
78
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Dejando de lado el hecho de que el empleo del latín en el ámbito mercantil
era más habitual en Génova que en Florencia, cabe destacar el valor múltiple de estos
protocolos: de una parte, y hasta donde se ha podido averiguar, se trata de unas de las
primeras actas conocidas firmadas en el Castil de Genoveses de Málaga y en el Reino
de Granada, pues los registros referentes a los mercaderes de la Superba manejados
por autores como Heers, Doehaerd y Kerremans, Airaldi, Salicrú o Fábregas generalmente provienen bien del notariado genovés de la capital de la república, bien de
la contabilidad privada de sus mercaderes, elaborada tanto en territorio nazarí como
en la madre patria. Por otra parte, tampoco han salido a la luz otras actas notariales
firmadas por los notarios de las galeras estatales, los registros florentinos citados previamente provenían de la contabilidad de compañías como la de los Cambini. Además, estos protocolos proporcionan nombres de mercaderes genoveses residentes en
Málaga en 1441, completando las noticias proporcionadas tanto por la contabilidad
de los Spinola como por el Liber Damnificatorum in regni Granate. Llegados a este
punto, resulta imposible no recordar el discurso de Federigo Melis sobre la “nacionalidad” del comercio.80 Así como en el pasado Florencia había recurrido a la flota
genovesa para desarrollar su tráfico mercantil, las galeras mercantiles de la república
del Arno desempeñaron un papel significativo en el comercio genovés, hasta el punto
de que las actas localizadas de los notarios de las galeras se refieren exclusivamente a
operaciones concertadas con mercaderes ligures.81 Sin duda, se trata de un hecho que
matiza el modus operandi establecido para los genoveses con intereses comerciales
en el sur de la Península Ibérica, sin distinción de si se trataba de la fachada atlántica
o la mediterránea, que tanto ligures como florentinos trataban como si fuera una única
área mercantil, con la especificidad ampliamente reconocida para el emirato nazarí.
No es casualidad que todas las informaciones se refieran a la década de
1440, precisamente el período en el que las galeras mercantiles de Florencia exportaron entre un tercio y la mitad de todas las exportaciones laneras desde Inglaterra. En
este contexto resulta llamativo que los registros de las aduanas inglesas, que recogen
la actividad de los mercaderes italianos en Southampton, no hagan mención, hasta
donde se sabe, a las partidas embarcadas por los genoveses sobre las galeras mercantiles de Florencia, lo que contrasta abiertamente con la documentación italiana cuando
lo lógico es que hubieran proporcionado informaciones complementarias.82 Por otra
parte, parece claro que los florentinos centraron su atención en las variedades más baratas, lo que les diferenciaba netamente de los genoveses, que concentraban las exportaciones desde Southampton a Málaga y Cádiz en los tejidos laneros de mayor valor.83
79
Cf. H. HOSHINO, L’Arte della Lana in Firenze nel Basso Medioevo. Il commercio della lana e il
mercato dei panni fiorentini nei secoli XIII-XV, Florencia, 1982, pp. 266-269.
80
El profesor Melis discutía la visión tradicional que otorgaba el predominio a venecianos y genoveses en el comercio entre Inglaterra y el Mediterráneo por el simple hecho de que las fuentes refirieran noticias sobre la presencia de naves de estas dos potencias marítimas y navales. Cf. F. MELIS,
Sulla nazionalità del commercio marittimo Inghilterra-Mediterraneo, negli anni intorno al 1400, en
I trasporti e le comunicazioni nel Medioevo (L. Frangioni ed.), Florencia, 1985, pp. 81-101.
81
No se trata de un hecho aislado. En enero de 1459 las dos galeras florentinas de Poniente hacían
escala en Valencia y repartían mercancías entre valencianos, lombardos, ligures, toscanos, alemanes
y flamencos. Cf. D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia, pp. 377 y 457, nota 107.
82
Alwyn Ruddock, que recoge la actividad de los mercaderes genoveses embarcando lana inglesa
en Southampton, no se hace eco de estos fletes al analizar el papel de las galeras estatales toscanas.
Para las galeras florentinas en Inglaterra Cf. A. RUDDOCK, Italian merchants and shipping in Southampton. 1270-1600, Southampton, 1951, pp. 2, 6, 62-67, 70, 73, 79, 82, 84-85, 96-97, 99-100, 112115, 120, 132-135, 146-149, 179, 188, 192-193, 198, 206-215, 219.
83
Cf. E. B. FRYDE, The English Cloth Industry and the Trade with the Mediterranean en IDEM,
Studies in Medieval Trade and Finances, Londres, 1983, XV, pp. 353-358.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
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Ninguna de las noticias recogidas hasta el momento cita la presencia de
factores mercantiles florentinos en los puertos nazaríes. Sin embargo, debía haberlos, como en el pasado había habido factores de las compañías Datini o de los
Alberti. Al menos, la contabilidad privada de Francesco Spinola recoge tratos en
Málaga con Clemente degli Albizzi, perteneciente probablemente a la poderosa
familia florentina de la que también era miembro el capitán de las galeras de Poniente de 1429-1430. El 17 de marzo de 1451 compraba al genovés 80 arreldes de
seda por valor de 33 libras, 6 sueldos y 8 dineros genoveses, con toda probabilidad
fletados en la galera de Giuliano Ridolfi, pues aunque no tenemos confirmación documental, ese mismo día el también ligur Benedetto Cattaneo cargaba en la galeaza
del florentino 200 libras con destino a Pisa. Más aún, cuatro años más tarde, el 12
de abril de 1455, el mismo Benedetto Cattaneo cargaba en las galeras venecianas
1 fajo y 100 arreldes de seda a su nombre, para serle entregada en Venecia, donde
debía encontrarse Albizzi.84 Desafortunadamente, se trata de un ejemplo aislado
por el momento.
Tampoco tenemos noticias sobre seguros contratados para el transporte de
estas mercancías. Es ampliamente sabido que los transportes marítimos generalmente
quedaban cubiertos con seguros, cuyas tasas variaban en función de la presencia de
factores tan diversos como el navío, la carga, el tonelaje, el armamento, la ruta prevista y sus condiciones (si sufría actividades piráticas o había conflictos bélicos con
acciones de guerra o corsarias). Las características de las galeras, de menor capacidad
que otras naves pero con más tripulación y bien armadas, hacían que las tasas aseguradoras de las flotas estatales venecianas o florentinas fueran mucho más bajas que
las referentes a transportes sobre otras naves mercantiles como carracas, balleneros
o carabelas. Más aún, algunos mercaderes consideraban tan seguros los convoyes
de galeras que ni siquiera aseguraban las mercancías que fletaban en ellos. Un claro
ejemplo lo constituyen los Médicis, cuyas sociedades en Brujas y Londres tenían
expresamente prohibido realizar cualquier tipo de seguro, si bien estaban obligadas a
asegurar todos los cargamentos, excepto los que iban sobre las galeras florentinas y
venecianas.85
Desgraciadamente, las noticias localizadas en la contabilidad del genovés
Giovanni Piccamiglio y del florentino Bernardo Cambi no se refieren a seguros de
mercancías sobre las galeras florentinas con origen o destino en el emirato nazarí. En
el caso de este último, los trayectos asegurados con origen o destino en los puertos de
Málaga y Almería se refieren a navíos genoveses en general.86
84
Cf. A. FÁBREGAS GARCÍA, La familia Spinola, pp. 27, 85, 93, 112, 134.
Cf. Raymon DE ROOVER, Il banco Medici dalle origini al declino (1397-1494), Florencia, 1970,
pp. 130 y 216.
86
Cf. J. HEERS, Le Livre de Comptes de Giovanni Piccamiglio, homme d’affaires Génois 14561459, París, 1959. El libro de Bernardo Cambi ha sido objeto de una Tesis de licenciatura no publicada bajo la dirección de profesor H. Bresc: Assia RABINOWITZ, Une compagnie marchande à
Florence à la fin du XVe siècle: “Il libro di creditori e debitori di Bernardo Cambi”, Universidad de
París X-Nanterre, 1996-1997.
85
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4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
Como conclusión, parece bastante claro que la escala de las galeras estatales
de Florencia en los puertos de Almería y Málaga a través de las líneas de Poniente y
Berbería habría reforzado la presencia de los mercaderes toscanos en el sur peninsular
para el período 1425-1478, siendo el modo principal que hay actualmente para conocer cómo articulaban sus actividades comerciales, sobre todo teniendo en cuenta que
las noticias referentes a la navegación privada son prácticamente nulas. En sentido inversamente proporcional, el sistema de navegación toscano contribuyó en una medida
considerable a la integración del sultanato granadino en el espacio comercial europeo.87 Pero, sobre todo, no se puede por menos de concluir que se modifica sustancialmente la visión historiográfica clásica, que en los estudios de conjunto de la actividad
comercial exterior del sultanato, además de subrayar la hegemonía genovesa entre las
naciones italianas, se limitaba a citar la existencia de los convoyes florentinos, reduciendo la presencia y las operaciones de los toscanos en Granada a las informaciones
del Archivio Datini, a caballo entre los siglos XIV y XV.
Con todo, la ausencia de mecanismos institucionales de penetración (una
política comercial de la República específica, materializada a travéz de tratados; la
existencia de consulados; la presencia permanente de factores de compañías bancarias-mercantiles) obliga a reconocer que, por mucho que se reivindique el papel de
los florentinos en el siglo XV en el sur peninsular, no dejarán de permanecer en un
segundo plano. Efectivamente, en el caso particular del reino nazarí los avances de
la historiografía más reciente han evidenciado el papel tan importante desarrollado
por los mercaderes de la Corona de Aragón, en franca rivalidad con los genoveses,88
mientras que los florentinos, en todo caso, se situaban al mismo nivel que los venecianos, para quienes Granada también era un territorio secundario –a pesar de la
presencia consular y la existencia de un tratado comercial– y con quienes competían
directamente en todo el Mediterráneo a través de un sistema estatal de navegación
ideado a imagen y semejanza del de los vénetos, en el que las costas meridionales
peninsulares constituían un mercado subsidiario en las rutas de Poniente y Berbería
occidental.
Si, como se ha dicho, se toma la vigencia de las galeras como un referente
evidente de la presencia toscana en el sur de la Península, de manera inversamente
proporcional cabría pensar que la suspensión del sistema estatal de navegación en
1480 provocó una reducción de las actividades comerciales florentinas. De hecho,
aunque no se han encontrado referencias a florentinos residiendo en el sultanato nazarí, lo cierto es que prácticamente desaparecieron del Reino de Granada: en la repoblación que se llevó a cabo en el territorio después de la conquista castellana apenas
se avecindó uno en Málaga, Lorenzo da Rabatta, que no llegó a residir en la ciudad
y perdió la vecindad; por otra parte, apenas está constatada la presencia de mercaderes de su natio comerciando en el puerto malagueño en las décadas inmediatamente
87
Se complementa así la visión ofrecida en A. FÁBREGAS GARCÍA, La integración del reino nazarí
de Granada en el espacio comercial europeo, “Investigaciones de Historia Económica”, 6 (2006),
pp. 11-40.
88
A ello ha contribuido especialmente Roser Salicrú. Véanse los artículos publicados en R. SALICRÚ I LLUCH, El sultanato nazarí de Granada; Cf. asimismo IDEM, Manifestacions i evolució de
la rivalitat entre Gènova i la Corona d’Aragó a la Granada del segle XV, un reflex de les transformacions de la penetració mercantil, “Acta Historica et Archaeologica Mediaevalia”, 23-24 (20022003), pp. 575-596.
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LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA
149
posteriores.89 Es posible que el “abandono” del antiguo territorio nazarí tenga que ver
con la mayor proyección internacional adquirida por los puertos de la Baja Andalucía,
produciéndose a escala más reducida el mismo proceso observado para los genoveses,
que en la segunda mitad del siglo XV ya se inclinaban más hacia Castilla que hacia
Granada, de donde sin embargo no llegaron a desaparecer tras la conquista cristiana,
pero cuya importancia en el nuevo reino castellano nunca volvió a ser la de la época
musulmana, cambiando incluso los patrones de asentamiento, concentrado ahora en
Málaga.90
En cualquier caso, dejando de lado las ausencias diplomáticas, consulares
y el desarrollo de las colonias, del presente trabajo brota una imagen en la que la intervención de la natio florentina en los mecanismos de importación y exportación comercial del Reino de Granada es mucho más activa de lo que hasta el momento habían
concedido los estudios específicos sobre la materia. Málaga desempeñaría un papel
complementario al de Cádiz en el tránsito de la ruta del Estrecho, como puerto a través
del cual se embarcaba preferentemente la seda nazarí que aprovisionaba los telares del
Arte della Seta florentino. Frente a la rada malagueña, Almería habría acrecentado su
peso en la línea de Berbería, más breve y discontinua en el tiempo. Además, fue el
único destino en territorio nazarí para los mudéjares que emigraban desde el Reino
de Valencia empleando la flota estatal de Florencia. Quedaría pendiente averiguar
qué repercusión tuvo en las estructuras económicas y mercantiles del emirato nazarí,
aunque para ello haga falta otro tipo de fuentes.
Fecha de recepción del artículo: Julio 2010
Fecha de aceptación y versión final: Febrero 2011
89
Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, Italianos en la repoblación del Reino de Granada a finales del
siglo XV, “Baetica”, 30 (2007), pp. 212 y 215; María Teresa LÓPEZ BELTRÁN, El puerto de Málaga
en la transición a los tiempos modernos, Málaga, 1986, pp. 238-246.
90
Para la colonia genovesa en Málaga tras la conquista Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER,
Mercaderes genoveses en Málaga durante el reinado de los Reyes Católicos, “Anuario de Estudios
Medievales”, 10 (1980), pp. 619-650; J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, y María T. LÓPEZ BELTRÁN, Mercaderes genoveses en Málaga (1487-1516). Los hermanos Centurión e Ytalián, “Historia. Instituciones. Documentos”, 7 (1981), pp. 1-29. Para el cambio en el patrón de asentamiento
cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, Italianos en la repoblación, pp. 214-222.
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41/1, enero-junio de 2011
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ISSN 0066-5061
SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE
DES ABBESSES CISTERCIENNES DE CASTILLE AU XIIIe S.
LA COMTESSE URRACA DE CAÑAS (AV. 1207-1262)1
HOLINESS, REMEMBRANCE AND LINEAGE
OF CISTERCIAN ABBESSES IN 13th C. CASTILE.
COUNTESS URRACA OF CAÑAS (b. 1207-1262)
GHISLAIN BAURY
Université du Maine
Résumé: La comtesse Urraca figure parmi
les principales dames du XIIIe siècle castillan. Fille de Diego López II de Haro (m.
1214), épouse du comte Álvaro Núñez de
Lara (m. 1218), elle exerça pendant son
veuvage la charge d’abbesse du monastère de Cañas (1222-1262), sur lequel les
Haro exerçaient un droit de patronage.
Après sa mort, la communauté célébra sa
mémoire comme celle d’une supérieure
influente qui avait contribué de façon décisive au rayonnement et à la prospérité
de son institution. Puis, vers le milieu du
XVe siècle probablement, les religieuses
la dotèrent, sous l’impulsion du chapitre
général de Cîteaux, d’une réputation de
sainteté qui fut enregistrée par les auteurs
cisterciens du premier XVIIe siècle. Le
culte de la bienheureuse Urraca fut réactivé au XXe siècle par les ouvertures de sa
sépulture et la rédaction d’une hagiographie. Sa biographie fut alors déformée au
point qu’elle demeure encore mal connue
aujourd’hui.
Mots-clés: sainteté; représentations; ordre
cistercien; aristocratie; moniales; XIIIe
siècle; Castille; Cañas; Haro.
Abstract: Countess Urraca is one of
the main ladies of 13th-century Castile.
Daughter of Diego López II de Haro (d.
1214), wife of count Álvaro Núñez de
Lara (d. 1218), she spent her widowhood
as abbess of Cañas (1222-1262), a
monastery on which the Haro exerted
the rights of patronage. After her death,
the community celebrated the memory
of an influent ruler who had decisively
contributed to the influence and wealth
of her institution. Then, probably around
mid-15th century, at the instance of the
general chapter of Cîteaux, the nuns gave
her a fame of holiness that was recorded
by the Cistercian authors in the first half
of the 17th century. The cult of Blessed
Urraca was reactivated during the 20th
century because of the openings of her
tomb, and the writing of a hagiography.
The real course of her life was then
distorted to such an extent that it is still
poorly known today.
Keywords: holyness; representations;
Cistercian order; aristocracy; nuns; 13th
century; Castile; Cañas; Haro.
1
Cette chronologie correspond aux dates extrêmes mentionnées par les documents. Ni la date de
décès, ni, à plus forte raison, la date de naissance de la comtesse Urraca, ne sont connues avec certitude. Cet article doit beaucoup à Juan Manuel Aguado Grijalba, qui m’a communiqué tout au long
de ce travail ses photographies, ses informations et sa passion pour l’histoire de l’abbaye de Cañas.
Qu’il soit ici remercié.
Abréviations utilisées: AHN = Archivo Histórico Nacional (Madrid); BNM = Biblioteca Nacional
(Madrid).
152
GHISLAIN BAURY
SOMMAIRE
I. Une accession tardive au statut de bienheureuse.- 1. Le silence des sources des XIIIe et XIVe
siècles.- 2. Une réputation de sainteté élaborée entre les XVe et XVIIe siècles.- 3. Un culte réactivé au XXe siècle.- II. Un abbatiat mémorable.- 1. Le souvenir d’un apogée économique.- 2. Le
rayonnement de l’abbaye.- 3. L’abbatiat d’Urraca et la construction du monastère.- III. Lignage,
identité et sainteté de la comtesse Urraca.- 1. Lignage et patronage.- 2. Virginité, longévité et
sainteté.- 3. Une personnalité politique à la tête d’un monastère.- IV. Conclusion
À la lecture des procès de canonisation conduits par la papauté au cours
des trois derniers siècles du Moyen Âge, la péninsule Ibérique semble être restée à
l’écart de la diffusion de la sainteté en Occident. André Vauchez n’y a recensé pour
cette époque aucune hagiographie et aucun nouveau saint en dehors de saint Dominique de Guzmán – qui passa d’ailleurs l’essentiel de sa vie active entre l’Italie
et le Languedoc.2 Javier Pérez-Embid a en outre démontré que l’arrivée de l’ordre
de Cîteaux dans la Péninsule avait provoqué une rupture dans l’expansion de la
sainteté, les moines blancs tendant à dépouiller la liturgie de beaucoup de cultes introduits par les clunisiens, et aspirant peu à en créer de nouveaux.3 Malgré cela, une
réputation de sainteté entoure aujourd’hui de nombreuses figures du monachisme
cistercien hispanique, notamment parmi les abbesses des XIIe et XIIIe siècles. La
chronologie des processus de canonisation pourrait expliquer cette contradiction:
ne s’agirait-il pas de réputations de sainteté postérieures à 1300, voire au Moyen
Âge? Une autre piste tient à la singularité géographique ou géopolitique de la Péninsule dans l’histoire de l’Église: le monde hispanique aurait-il résisté à la centralisation pontificale du XIIIe siècle et conservé un traitement de la mémoire plus
local qu’ailleurs?
Le cas d’une supérieure du monastère cistercien de Cañas, la comtesse Urraca,
documentée à cet office entre 1222 et 1262 et réputée bienheureuse, pourrait apporter
des éléments de réponse. Ce monastère de La Rioja constitue un exemple représentatif de l’ensemble des abbayes cisterciennes féminines médiévales du royaume
de Castille. Apparu en 1169 près de Nájera et de la frontière navarraise, il devait
son existence, comme beaucoup d’autres, à un important groupe aristocratique, les
ricoshombres du lignage Haro. Il appartenait à la première vague de fondations cisterciennes féminines des années 1160-1180. L’abbatiat de la comtesse Urraca débuta
près d’un demi-siècle après la création de la communauté, à un moment où celle-ci
atteignait sa maturité.
2
André VAUCHEZ, La sainteté en Occident aux derniers siècles du Moyen Âge d’après les procès
de canonisation et les documents hagiographiques, Rome, 1981, notamment les tableaux et cartes
des pp. 318-323.
3
Javier PÉREZ-EMBID WAMBA, Hagiología y sociedad en la España medieval, Huelva, 2002,
p. 123-137. La faible place accordée à l’hagiographie médiévale dans les séminaires du laboratoire
FRAMESPA (Pratiques hagiographiques dans l’Espagne du Moyen Âge et du Siècle d’or, t. I, (Françoise CAZAL, Claude CHAUCHADIS, Carine HERZIG, éds.), Toulouse, 2005, et t. II, (Amaia ARIZALETA, Françoise CAZAL, Luis GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Monique GÜELL, Teresa RODRÍGUEZ, éds.),
Toulouse, 2007, confirme cette impression. Patrick Henriet a d’ailleurs noté une inflexion importante
dans la sainteté épiscopale hispanique, qui disparut entre les XIIe et XIIIe siècles (Patrick HENRIET,
Heurs et malheurs de l’hagiographie épiscopale dans l’Hispania des VIIe-XIIe siècles, dans Pratiques
hagiographiques, t. II, pp. 313-326).
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SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES
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I. UNE ACCESSION TARDIVE AU STATUT DE BIENHEUREUSE
L’hypothèse diachronique doit être tout d’abord vérifiée par le classement
chronologique des références à la comtesse Urraca, de manière à repérer d’éventuelles
inflexions dans la manière dont sa mémoire était évoquée. Cette démarche met en
évidence un hiatus: entre le milieu du XIVe siècle et le début du XVIIe, aucun texte
conservé ne la mentionne. Il semble qu’une évolution décisive se soit précisément
produite pendant cette période sans informations.
1. LE SILENCE DES SOURCES DES XIIIE ET XIVE SIÈCLES
Aucune Vita médiévale ne fut consacrée à la comtesse Urraca et il n’y eut
pas de procès de canonisation à Rome.4 Les autres sources habituelles de l’hagiographie médiévale ne fournissent pas d’autre indication. Aucun martyrologe ni calendrier
médiéval connu n’indique son nom parmi les saints, et les statuta du chapitre général
de Cîteaux n’en firent jamais mention. Le nom de la comtesse n’a pas laissé de trace
dans la toponymie ni dans la production artistique locale. Aucune relique la concernant n’a circulé avant le XXe siècle, et elle n’a pas suscité de pèlerinage.5
La sépulture monumentale placée au centre de la salle capitulaire de Cañas
constitue le premier témoignage du traitement exceptionnel dont fit très rapidement
l’objet la mémoire de la comtesse Urraca. La réalisation d’un sarcophage sculpté et
surmonté d’un gisant représentait une entreprise inhabituelle au XIIIe siècle, car les
supérieures se contentaient généralement d’une dalle tumulaire (la même pièce en
renferme plusieurs exemples). Il fut sans doute fabriqué dans les années 1270, soit dix
à quinze années après l’enterrement.6 Ainsi placé, il rappelait quotidiennement aux
moniales de la communauté l’importance de ce personnage.
4
La comtesse Urraca mourut en effet à l’époque où la papauté parvint à imposer son contrôle des
procédures de canonisation, vers 1270 selon A. VAUCHEZ, La sainteté en Occident, pp. 25-37.
5
Dom Jacques DUBOIS, Jean-Loup LEMAÎTRE, Sources et méthodes de l’hagiographie médiévale,
Paris, 1993, passim.
6
Cette datation a été confirmée par Mireille MADOU (The Tomb of Doña Maria Urraca López de
Haro (d. 1262) in the Abbey of Cañas, Spain, “Church Monuments”, XXII (2007), pp. 43-65) à partir
de l’analyse des coiffes des personnages féminins sculptés dans le relief représentant l’enterrement.
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GHISLAIN BAURY
Fig. 1. Gisant de la comtesse Urraca (v. 1270-1280,
salle capitulaire du monastère de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba).
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Or le programme iconographique de cette sépulture ne contenait aucun élément faisant allusion à la sainteté de la défunte. Il développait spécifiquement trois
thématiques phares: son origine aristocratique (la représentation de l’enterrement fait
apparaître des pleureuses et des dames de l’aristocratie reconnaissables à leur coiffe
particulière), l’importance de la vie monastique féminine (avec une procession de
moniales devant un abbé), et la piété personnelle de la comtesse (à travers les reliefs
figurant l’Ascension ou la parution de l’abbesse devant saint Pierre).7 À la fin du XIIIe
siècle, la mémoire de la comtesse Urraca n’était donc pas encore sanctifiée. Il est également intéressant de relever l’absence de modifications ou de rajouts qui pourraient
témoigner d’une transformation ultérieure de cette perception.
Fig. 2. L’enterrement de la comtesse Urraca (relief latéral de la sépulture
de la comtesse Urraca, v. 1270-1280, salle capitulaire de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba)
Margarita Ruiz Maldonado a par ailleurs démontré la parenté stylistique et
la contemporanéité de la tombe de la comtesse Urraca avec celle que les cisterciennes
de Vileña, une institution castillane située à une soixantaine de kilomètres à l’ouest de
Cañas, commandèrent pour leur fondatrice, la reine Urraca, disparue peu après 1224.
Elle en déduisit l’existence d’une forme de rivalité entre communautés monastiques
pour la mémoire de leur institution.8 Dans les années 1270, les moniales de Cañas
opposèrent donc, à la figure politique et religieuse de cette importante reine douairière
de León, celle de la comtesse Urraca, et non celle de leur fondatrice, la comtesse Aldonza, pourtant enterrée dans l’abside de l’abbatiale. Le traitement de sa mémoire fut
rapidement exceptionnel, mais pas spécifique à une sainte.
Comme beaucoup de membres des élites liés à une communauté monastique, la comtesse Urraca fonda probablement un anniversaire.9 Cette célébration
de la date de la mort par des rites liturgiques, souvent une messe, nécessitait l’intervention spéciale d’un prêtre qui devait être rémunéré grâce à un revenu offert
par le bienfaiteur en question. Pourtant, le dernier document connu la mentionnant,
une donation réalisée le 28 septembre 1262, ne contenait pas de telles clauses.10
Le Tumbo de 1626 conserve cependant la trace de son anniversaire, dont il serait
7
Margarita RUIZ MALDONADO, Escultura funeraria del siglo XIII: los sepulcros de los López
de Haro, “Boletín del museo e instituto ‘Camón Aznar’”, LXVI (1996), pp. 91-170, notamment
pp. 117-125.
8
M. RUIZ MALDONADO, Escultura funeraria del siglo XIII, p. 147.
9
Ce type de donation se pratiquait couramment à Cañas au moment de la disparition de la comtesse Urraca. En septembre 1262, Alfonso López de Haro fit débuter son testament par une donation
foncière impliquant l’obligation pour les moniales de Cañas de célébrer son anniversaire ainsi que
celui de son épouse (original de l’AHN, section Clergé, ch. 1024, n° 11).
10
Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 12.
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logique de penser qu’elle l’avait fondé de son vivant, ou qu’il fut spontanément mis
en place immédiatement après sa mort.11 Il est cité juste après celui des fondateurs,
et se déroulait le 1er octobre, avec une procession jusqu’à la salle capitulaire accompagnée d’hymnes chantés par le chœur des moniales, et des vêpres la veille. Il est
fait mention de la tradition selon laquelle le monastère organisait la présence à la
cérémonie des conseils de trois villages dépendant du monastère, Matute, Cañas et
Canillas, mais, en raison de son coût excessif, le monastère avait préféré y renoncer
et s’obliger en compensation à financer soixante messes, peut-être dites dans les
églises de ces paroisses. La mémoire de l’abbesse était ainsi rappelée chaque année
par la liturgie, d’abord dans la communauté, actrice de la cérémonie, mais aussi
auprès des villageois du domaine, qui assistaient ou participaient à cette commémoration. Cela faisait de la comtesse Urraca un personnage exceptionnel de l’histoire
de l’abbaye, mais non une sainte.
La seule allusion littéraire à la comtesse Urraca connue pour le Moyen
Âge se trouve dans le Livro de linhagens, une enquête généalogique sur la noblesse
castillane que mena le comte portugais Pedro de Barcelos, et qu’il termina vers
1343. L’allusion laconique à la «comtesse Urraca Díaz de Cañas» indique que le
souvenir de l’abbesse demeurait fortement lié à son monastère près de quatre-vingts
ans après sa mort, mais confirme qu’elle n’était accompagnée d’aucune réputation
de sainteté.12
2. UNE RÉPUTATION DE SAINTETÉ ÉLABORÉE ENTRE LES XVE ET XVIIE SIÈCLES
Il faut attendre 1626 pour trouver dans le Tumbo du monastère de Cañas la
première allusion à la sainteté de la comtesse Urraca. Demeuré dans le patrimoine de
l’actuelle communauté, ce manuscrit visait avant tout à constituer un inventaire des
archives du monastère, qui indiquait, lieu par lieu, l’origine de son patrimoine foncier.
L’auteur, peut-être le chapelain du monastère, consacra les soixante premières pages à
différentes notices historiques, composées autant par les traditions recueillies auprès
des moniales que par la lecture des documents.13 Il décrivit longuement les différentes
sépultures du monastère et rapporta, à propos de celle de la comtesse Urraca, que les
moniales «la tiennent pour sainte de tradition très ancienne», sans autre justification,
et que son sarcophage opérait régulièrement des miracles «lorsqu’elles ont une nécessité urgente comme si l’on manque d’eau, ou s’il ne fait pas beau temps». Il fallait
pour cela répéter pendant neuf jours un acte liturgique, la récitation collective des sept
psaumes pénitentiels. Il est à noter qu’une autre abbesse du XIIIe siècle, beaucoup
moins prestigieuse, Armenzana, et dont le lieu d’enterrement dans la salle capitulaire
n’était pas marqué par le moindre monument commémoratif, bénéficiait d’une répu11
Archives du monastère de Cañas, Tumbo, sans cote, p. 86 dans la rubrique: “Anibersarios y
obligaciones de misas que tiene este monasterio”: “Por la condesa doña Urraca Lopez [sic] questa
sepultada en el capitula, en el sepulchro alto, se dice otro anibersario el primer dia de octubre, con
sus bisperas el dia de antes, y se sale del choro cantando a choros el Salmo Voze mea ad dominum
clamabi, y en el capitulo se canta el rresponso Paucitas dierum meorum finitur brebi dimitte para
el ofiçio deste anibersario. Y el ateçedente se trayan los cabildos de los lugares deste monasterio de
Matute, Cañas u Canillas, y por el grande gasto que se haçia, lo quitaron en un abissita, y mandaron
se comutasce en sesenta misas, las quales tiene obligacion el monasterio haçer deçir y pagarlas.”
12
José MATTOSO et Joseph PIEL, Livro de linhagens do conde D. Pedro, t. I, “Portvgaliæ monvmenta historica. Nova série”, t. II, Lisbonne, 1980, p. 142.
13
À propos du Tumbo de Cañas, voir Ghislain BAURY, Les religieuses en Castille, XIIe-XIIIe
siècle. Ordre cistercien et patronages aristocratiques, t. I, thèse inédite, Saint-Denis, 1999, pp. 51-52.
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tation similaire, et opérait un autre miracle, celui de guérir les fièvres des moniales.14
L’auteur prit d’ailleurs ses distances avec les croyances des moniales en se gardant
d’affirmer la sainteté de la comtesse Urraca ou d’Armenzana. Croyances et démarches
d’intercession étaient donc strictement circonscrites à la communauté, et ce depuis un
temps déjà jugé immémorial.
En 1630, l’érudit cistercien espagnol Crisóstomo Henríquez donna, dans
son Menologium, un statut plus universel à la comtesse Urraca, en la faisant figurer
dans son calendrier liturgique cistercien à la date du 7 juin.15 L’auteur ne précisait pas
comment il avait déterminé cette date, qui ne correspondait pas à celle de son anniversaire, le 1er octobre. Plus important, il lui attribuait pour la première fois le titre de
bienheureuse, qui caractérisait depuis le XIVe siècle les aspirants à la sainteté n’ayant
pas encore été reconnus par les autorités ecclésiastiques.16 L’appellation fut strictement
réglementée seulement quatre années plus tard, en 1634, lorsque Urbain VIII en fit un
statut intermédiaire dans la hiérarchie céleste. Il est d’ailleurs probable que la fermeture de cette porte dérobée d’accès à la sainteté ait été décidée en réaction à une vague
de béatifications spontanées chez les historiographes des ordres monastiques.
Dans sa petite hagiographie de la comtesse Urraca, Henríquez fit figurer au
premier plan de ses mérites sa qualité de fondatrice du monastère (ce qui était faux) et
sa capacité à le doter de nombreuses rentes et terres (une appréciation à nuancer). Soit
il était mal informé, soit il a travesti la réalité pour faire cadrer le personnage avec son
modèle hagiographique idéal, la figure du fondateur de monastère. Javier Pérez-Embid
Wamba a déjà souligné la propension de Henríquez, et peut-être plus généralement
des cisterciens de la congrégation de Castille, à considérer systématiquement comme
bienheureux les supérieurs des premiers temps de leurs communautés.17 Ainsi, le Menologium accordait ce statut à diverses fondatrices ou premières abbesses d’institutions
14
Tumbo de Cañas, p. 48 [“sepulturas de capitulo”]: “En el sepulchro lebantado questa arrimado a
la columna esta sepultada la condessa Doña Urraca Lopez de Haro, hija del conde D. Lope, fundador
deste monasterio, y 4a abbadessa del. Tienen la en opinion de sancta de tradizion muy antigua, y ansi
en teniendo alguna nezesidad urgente, como si falta agua o no haze buenos temporales, las señoras
monjas conbentualmente acuden al sepulchro desta sancta nuebe dias y reçan los siete salmos pinitençiales y por ynterzesion della es sirbido Dios de remediar las dichas neçesidades. En entrando en
el dicho capitulo a la mano derecha, ay tradizion esta enterrada sancta Armizhana, terçera abbadesa
deste monasterio, zerca de la sepultura de Doña Aldonza de Porres y Medrano questa xunto a la peana
de los asientos, e que aunque no tiene lapida, por la comun tradiçion y costumbre quen esta sancta
casa ay de que en tiniendo calenturas las señoras monjas se ban a su sepoltura a deçir los siete salmos
penitenziales y por su ynterzesion sanan, se sabe su sepoltura.”
15
Crisóstomo HENRÍQUEZ, Menologium cisterciense annotationibus illustratum, vol. I, Anvers,
1630, p. 187: “Urraca ex Hispaniarum partibus oriunda (unquit Seguinus) abjectis saeculi fortunis et
deliciis, atque comitatus fastigio, in Calaguritanensi dioecesi monasterium beatae Mariae de Cañis,
vulgo dictum de Cañas, Cisterciensibus virginibus condidit, et multis redditibus atque possessionibus
locupletauit. Haec autem omnium prima in hoc sacro loco sanctae conuersationis habitu induitur,
aliisque pudicis sanctimonialibus praeficitur. Cum itaque orationi et operibus piis numquam non
incumberet, ex assidua divinorum meditatione, summam virtutum et vitae spiritualis arcem conscendit. Quamobrem cum suas in Christo filias suo vitae exemplo ad religionis monasticae austeritatem
pertraxisset, magna sanctitatis gloria fulgens, humanis rebus valedixit. Ob huius castissima virginis
sanctissimam vitam et ad perpetuam rei memoriam, reuerendissimus cistertiensis antistes, qui tunc
temporis totius Ordinis clauum tenebat, huic monasterio de Cannis contulit libros quos vulgo vocant
Missale et Antiphonarium. Ii ibidem maxima cum deuotione asservantur. De ea Petrus de Vireyo in
suo Itinerario Hispanico, Philippus Seguinus lib. 3 Sanctorum Ordinis Cisterciensis, tit. De sancta
Urraca coenobii de Cañas abbatissa.”
16
A. VAUCHEZ, La sainteté en Occident, pp. 99-120.
17
J. PÉREZ-EMBID, Hagiología y sociedad, p. 130.
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similaires en Castille.18 Henríquez resta par ailleurs évasif sur ses vertus en utilisant
des lieux communs sur ses prières et œuvres pieuses, ou sa capacité à susciter des vocations monastiques. La seule anecdote sortant de l’ordinaire qu’il rapporta concernait
une rencontre entre la comtesse Urraca et l’abbé de Cîteaux, à l’occasion de laquelle le
«chef de l’ordre» aurait doté la communauté d’un antiphonaire et d’un missel.
Cette information appelle une réflexion sur les sources de Crisóstomo Henríquez. Madrilène, entré adolescent au monastère cistercien de Huerta, il mena des études
au collège de Meira avant de partir en 1620 pour les Pays-Bas espagnols sur les instances de sa famille, proche de l’archiduc Albert d’Autriche. Il y mourut en 1632, sans
être jamais revenu en Espagne.19 Rien ne laisse à penser qu’il se soit un jour rendu à
Cañas, qu’il ait discuté avec les religieuses ou qu’il ait consulté le Tumbo. Il précisait
d’ailleurs qu’il avait tiré ses informations sur la comtesse Urraca de deux ouvrages, l’Itinerario Hispanico de Pierre de Virey, et le livre III des Sanctorum Ordinis Cisterciensis
de Philippe Seguin. Tous deux sont aujourd’hui perdus, et seul l’examen du profil des
auteurs permet d’analyser la chronologie et la fiabilité des informations de Henríquez.20
Le premier, Pierre Guillaume de Virey (1425-1506) est aujourd’hui mieux
connu comme l’auteur du catalogue bibliographique de l’abbaye de Clairvaux, terminé en 1472, que comme historien ou hagiographe. Ses controverses avec l’abbé
de Cîteaux Jean de Cirey atteignirent un degré de violence élevé qui conduisit l’un
de ses libelles à être brûlé en 1485 sur décision du chapitre général de Cîteaux. Sa
querelle avec son ordre conduisit le pape à intervenir pour qu’il consente à résigner sa charge d’abbé de Clairvaux, après vingt-cinq ans d’abbatiat (1471-1496).
Peut-être la totalité de sa production écrite pâtit-elle d’une mauvaise réputation qui
expliquerait la disparition de cet ouvrage. Sa présence dans la péninsule Ibérique
est attestée entre 1490 et 1493, période au cours de laquelle il écrivit un Journal de
visites en Espagne et au Portugal et un Rapport au roi d’Espagne, tous deux également perdus.21 Son passage à Cañas, qui se situe à proximité immédiate de la route de
Saint-Jacques-de-Compostelle, l’axe de circulation majeur entre la France et l’ouest
18
C’est le cas de la comtesse Mencía, fondatrice de San Andrés de Arroyo, de la comtesse María,
l’abbesse qui lui succéda, de l’abbesse María, fille de la fondatrice de Carrizo, de Teresa, fondatrice
de Gradefes, de l’infante Berenguela, señora de Las Huelgas de Burgos au XIIIe siècle, ou encore
d’Urraca, fondatrice du Renuncio (C. HENRÍQUEZ, Menologium, vol. I, pp. 75-76, 155-156, 194, 259,
309, 336).
19
Damián YÁÑEZ NEIRA, Centenario de Fray Crisóstomo Henríquez 1594-1994, “Cistercium”,
46/199 (1994), pp. 743-764.
20
À la fin du XVIIe siècle, les Bollandistes ne parvinrent déjà plus à retrouver ces deux ouvrages:
“Urraca, fundatrix & abbatissa sanctimonialium B. Mariae de Cannis; cum titulo Beatae indicatur
in Menologio Cisterciensi Chrysostomi Henriquez, eumque secutus est Claudius Chalemot. Citantur
Petrus de Vitreyo in suo Itinerario Hispania, & Seguinus libro 3 Sanctorum Ordinis Cisterciensis:
quos, nisi ab illis citatos, non vidimus, neque annus, quo viserit, indicatur.” dans Godefroid HENSCHEN, Daniel VAN PAPENBROECK, François BAERT, Conrad JANNINCK, éds., Acta sanctorum iunii
ex latinis et graecis aliarumque gentium antiquis monumentis, t. II: Sanctos a die VII ad XI colendos
complectens, 1698, p. 3.
21
André VERNET, Un abbé de Clairvaux bibliophile. Pierre de Virey (1471-1496), “Scriptorium”,
VI (1952), pp. 76-88, et, id., La bibliothèque de l’abbaye de Clairvaux du XIIe au XVIIIe siècle, t. I:
Catalogues et répertoires, Paris, 1979, pp. 27-34. Ses travaux sur l’Espagne furent encore utilisés en
1531-1533 par Edme de Saulieu, abbé de Clairvaux (Fr. Claude de BRONSEVAL, Peregrinatio hispanica: voyage de dom Edme de Saulieu, abbé de Clairvaux, en Espagne et au Portugal, 1531-1533,
Maur COCHERIL (éd. et trad.), Paris, 1970, 2 vol. et Viaje por España, 1532-1533, Francisco CALERO
(éd. et trad.), Madrid, 1991). Le monastère de Cañas et la comtesse Urraca n’étaient cependant pas
mentionnés dans cette œuvre. Apparemment, seul Henríquez put ensuite manier cet ouvrage de Pierre
de Virey.
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péninsulaire, est donc plausible, et son goût pour les beaux manuscrits est avéré. En
outre, le contexte était favorable à ce que les moniales s’ouvrent à lui de la tradition
de sainteté entourant leur illustre abbesse. En effet, depuis le milieu du XVe siècle,
le chapitre général de Cîteaux encourageait tous les moines à recueillir par écrit les
traditions de sainteté non encore vérifiées dans leurs communautés et celles des moniales, et à envoyer ces notices à Cîteaux.22
Le second, Philippe Seguin, était un prieur de Chaalis. Il écrivit avant 15891590 de multiples ouvrages sur l’ordre cistercien à partir de l’analyse des documents de
monastères cisterciens français, espagnols, allemands et flamands. En 1666, Charles de
Visch nota que Henríquez avait pu consulter tous ses travaux manuscrits dans l’abbaye
lorraine de Clairlieu, parmi lesquels figurait effectivement un Catalogum sanctorum
ac beatorum universi ordinis cisterciensis.23 Il souligna également le lien de Philippe
Seguin avec l’Espagne en relevant que des copies de ses travaux s’y conservaient en
grand nombre: l’évêque de Badajoz des années 1645-1649, qui possédait alors les originaux, avait transmis à Charles de Visch la liste complète des œuvres de Seguin.
Ce prélat, Ángel Manrique, moine cistercien et historien de l’ordre, fut précisément, en 1642, la seconde autorité cistercienne à évoquer la sainteté de la comtesse Urraca.24 Il travailla surtout dans le fonds de la bibliothèque de l’université de
Salamanque, mais il fit également venir, grâce à ses relations à la cour, des ouvrages
de France, de Flandre, d’Allemagne ou d’Italie.25 Le fait qu’il mentionnât également
la sainteté de l’abbesse Armenzana laisse à penser qu’il consulta le Tumbo de Cañas
ou son auteur, qu’il se fût ou non déplacé jusqu’en Rioja. Il connaissait d’autant
mieux les œuvres de son prédécesseur Henríquez qu’il avait fait partie des censeurs
cisterciens de son Menologium. Il est possible que celui-ci ait constitué sa principale
source sur cette abbesse, qu’il considérait lui aussi comme une bienheureuse. Mieux
informé de l’histoire de l’abbaye, il savait cependant qu’elle n’en était pas la fondatrice. Pour ne pas lui retirer tout à fait ce mérite, toutefois, il rapporta, ou peut-être
imagina, qu’on la surnommait «la seconde fondatrice» au sein du monastère. Tout en
restant assez laconique, peut-être parce qu’il n’avait pas prévu d’arrêter son travail à
22
Joseph-Marie CANIVEZ, Statuta capitulorum generalium ordinis cisterciensis ab anno 1116
ad annum 1786, t. IV, Louvain, 1936, n° 98, pp. 488-489 (1439), et n°4, p. 603 (1447). Il est avéré
que des abbés castillans assistèrent au chapitre général de 1439. Ils reçurent pour mission de faire
connaître dans leur royaume les décisions qui y avaient été prises.
23
Charles DE VISCH, Bibliotheca scriptorum sacri ordinis cisterciensis elogiis plurimorum
maxime illustrium adornata, Cologne, 1656 (d’après le facsimilé publié à Ivry, 2001), p. 280.
24
Ángel MANRIQUE, Cisterciensium seu verius ecclesiasticorum annalium a condito Cistercio
usque ad annum 1789, t. II, Lyon, 1642, p. 485: “Floruit coenobium sanctissimis monialibus, sed
præcipuè duabus abbatissis, Armezana et Urraca, tertia et quarta; clara utraque sanguine progenita,
sed clariori secunda, et filia fundatorum, quæ se cum matre ibidem consecravit. Anderquinæ protrahenti præfecturam ad annum Christi M.C.XCIX. Toda successit huic tertio loco Armezana subrogatam
anno M.CC.XII. qua per triduum annos gubernante, magna cum laude, atque ingenti opinione sanctitatis migrante ad superos, quæ quarto loco Urraca suffecta est, tot, ac tanta operata ibidem legitur,
tot ac tanta à Principibus adepta, ut secunda fundatrix habeatur, certè eius tempore fundata domus
dicitur, superposita claustro refectorii, quod ipsa consummavit, inscriptione: ÆRA M.CC.LXXIV. AB
INCARNATIONE DOMINI ANNO M.CC.XXXVI. ÆDIFICATUM EST HOC MONASTERIUM, IN HONOREM S.
MARIÆ DE CANAS, ET IPSO ANNO CAPTA FUIT CORDUBA. Hæc superscriptio. Sed his omnibus longè
maius est, quòd opinione pietatis et sanctimoniæ venerabilis cunctis, Armezanæ, aut æqualis, aut
superior, vel in ipso sepulchro hodiéque colitur, non sine fama patratorum miraculorum, de quibus
aliquid in tempore dicemus.”
25
Quatre communications ont été consacrées à Ángel Manrique lors du colloque de 1994 sur
l’humanisme et Cîteaux (Francisco R. DE PASCUAL, éd., Gaspar MOROCHO GAYO, dir., Humanismo
y Císter. Actas del Ier congreso nacional de humanistas españoles, León, 1996, pp. 391-456).
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la date de 1236 et pensait rajouter une notice sur la comtesse à la date de sa mort, en
1262, il expliquait qu’elle avait beaucoup fait pour son institution, notamment en ce
qui concernait la construction des bâtiments.
L’autorité conférée aux écrits de Henríquez et de Manrique contribuèrent à
diffuser l’idée de la sainteté de la comtesse Urraca, sans qu’il n’y ait eu de recherches
supplémentaires sur sa vie. Ainsi l’abbé trappiste de La Colombe, Claude Chalemot,
qui présentait pourtant son ouvrage de 1666 comme une révision du Menologium, se
contenta de résumer la notice de Henríquez sur la bienheureuse Urraca.26 En Espagne,
la notice consacrée à la comtesse Urraca par un riche ecclésiastique grenadin, Pedro
de Ciria Raxis et Hinojosa, en 1688, qui travaillait à recueillir des vies édifiantes de
religieuses, montre que Henríquez n’a pas forcément été accepté comme une autorité
en dehors de l’ordre cistercien. L’auteur refusait en effet de la nommer «bienheureuse»,
se limitant au titre honorifique de «illustrissima», même s’il l’érigeait en modèle de
comportement chrétien. Il reprit cependant l’essentiel des informations de Henríquez, la
considérant erronément comme la fondatrice et première abbesse de Cañas, et rapportant même l’allusion au missel et à «des livres de chœur».27 L’autre source sur laquelle
il se fondait était un calendrier bénédictin espagnol de 1685, ce qui confirme l’influence
généralisée, à la fin du XVIIe siècle, du calendrier de Henríquez.28 Conformément à leur
souci d’exhaustivité dans la recherche hagiographique, les Bollandistes rapportèrent
également son témoignage dans le volume des Acta Sanctorum relatif au 7 juin, paru en
1698, tout en prenant un peu de distance.29 Mais seule la réédition de cet ouvrage réalisée au XIXe siècle classa la comtesse Urraca au rang des cultes rejetés.30 Les cisterciens
continuèrent, de leur côté, à la faire figurer parmi leurs saints et bienheureux.31
L’abbesse Urraca n’avait donc pas bénéficié immédiatement d’une réputation
de sainteté, car son statut de “bienheureuse” ne fut attesté qu’au début du XVIIe siècle.
Il devait beaucoup aux publications des deux historiens cisterciens espagnols les plus
renommés, Crisóstomo Henríquez et Ángel Manrique, dans les années 1630 et 1640.
3. UN CULTE RÉACTIVÉ AU XXE SIÈCLE
L’intérêt pour la mémoire de la comtesse Urraca demeura vif au sein de la
communauté de Cañas. À l’initiative des moniales, sa sépulture, réputée hermétique
jusqu’alors, fut solennellement ouverte à deux reprises, en 1898 et 1899, avec la caution de l’évêché de Calahorra. Le corps de l’abbesse fut découvert momifié, ce qui fit
forte impression sur l’assistance. Elle put détailler les traits de son visage, “petit et
rond”, doté d’un “nez plissé”. Le procès-verbal rédigé à cette occasion nota soigneu26
Claude CHALEMOT, Series sanctorum et beatorum ac illustrium virorum sacri ordinis cisterciensis, Paris, 1666, p. 206.
27
Pedro DE CIRIA RAXIS Y INOJOSA, Vidas de santas, y mugeres ilustres de el orden de S. Benito
patriarca de los monges, Granada, 1688, t. II, pp. 171-173.
28
Gabriel BUCELINO, Antonio DE HEREDIA, Vidas de santos bienaventurados y personas venerables de la sagrada religión de N. P. S. Benito, t. II, Madrid, 1685.
29
Acta Sanctorum Junii, t. II, 1698, p. 3.
30
Jean-Baptiste CARNANDET, Acta sanctorum iunii, t. II, Paris-Rome, 1867, p. 3.
31
Ainsi trouvait-on encore la comtesse Urraca à la date du 7 juin dans le Ménologe cistercien
par un moine de Thymadeuc, Saint-Brieuc, 1898, p. 182 : “En Espagne, au diocèse de Calahorra, la
bienheureuse Urraque, dans le siècle riche et puissante comtesse, en religion Abbesse et fondatrice
du monastère de Notre-Dame de Cânas [sic], où ses exemples et ses instructions formèrent de très
nombreuses et très fidèles épouses de Jésus-Christ. Comblée de mérites, elle passa à la vie éternelle.”
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sement qu’une odeur balsamique sembla se répandre dans les lieux après que le couvercle eut été reposé. L’événement renforça la réputation de sainteté de la comtesse,
permit de lui donner une audience un peu plus large, et lui assura pour la première fois
une certaine reconnaissance de la part des autorités diocésaines.
Deux nouvelles exhumations, beaucoup plus confidentielles, eurent lieu
en 1933 et en 1938. Sous la IIe République, la communauté, craignant une confiscation, décida en effet de cacher le tombeau de la comtesse. Pour des raisons techniques, le gisant et le coffre furent transportés séparément, laissant apparaître à
nouveau sa dépouille. La manipulation inverse fut ensuite effectuée pendant la
Guerre Civile, une fois que les forces nationalistes eurent affirmé leur contrôle
de la région. Le curé de Cañas, dom Felícito Sáenz y Andrés participa à ces deux
opérations, et fut frappé à son tour par l’aspect de la momie, qu’il examina de près.
Il la trouva de grande stature (il mesura sa taille, 1m 60), corpulente, obèse et de
forte poitrine. Peut-être cet événement lui servit-il de déclencheur pour son projet
de consacrer un ouvrage spécifique à la comtesse, au sein de son étude générale du
monastère de Cañas. Grâce à lui, la bienheureuse Urraca fut l’objet en 1941 d’une
première hagiographie documentée. L’auteur se servit toutefois des observations
qu’il avait faites sur le cadavre pour conforter sa lecture de la documentation, et
notamment certaines hypothèses généalogiques erronées.32
Fig. 3. Reliquaire de la bienheureuse Urraca
(abbaye de Cañas, 1998, Juan Manuel Aguado Grijalba).
32
Dom Felícito SÁENZ Y ANDRÉS, La beata doña María Urraca y su sepulcro en Cañas, Cañas,
1994, (1re édition, Vitoria, 1941), pp. 67-72.
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La réédition en 1994 de l’ouvrage de Sáenz y Andrés relança à la fin du XXe
siècle l’intérêt pour le culte de la bienheureuse Urraca au sein de l’abbaye. Les pièces
de tissu prélevées dans le sarcophage à l’occasion de l’une des ouvertures furent alors
considérées comme des reliques. Ainsi, en 1998, lorsque Juan Manuel Aguado Grijalba conçut à Cañas un nouvel agencement muséographique, une bande de soie provenant de la tunique de la comtesse fut placée dans un reliquaire du XVIIe siècle.33
Et l’année suivante, en 1999, à l’initiative du chapelain de la communauté, le P. Félix
García Fernández, moine cistercien de La Oliva, le reste de la chemise fut découpé
en petits fragments qui, joints à des photographies de la sépulture, constituèrent des
cartes-reliques.
Fig. 4a. Carte-relique de la comtesse Urraca (abbaye de Cañas, 1999). Recto.
33
Antonio CEA GUTIÉRREZ, El tesoro de las reliquias. Colección de la abadía cisterciense de
Cañas, Logroño, 1999, p. 132.
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Fig. 4b. Carte-relique de la comtesse Urraca (abbaye de Cañas, 1999). Verso.
La communauté de Cañas attribua donc tardivement, entre le milieu du XIVe
siècle et peut-être la seconde moitié du XVe, une réputation de sainteté à la comtesse
Urraca. L’enregistrement de cette tradition hagiographique en 1630 par une autorité
comme Crisóstomo Henríquez donna plus de légitimité à sa vénération. Pourtant, en
l’absence de procédure engagée à Rome, les Bollandistes finirent au XIXe siècle par
la considérer comme un culte non officiel. Le XXe siècle relança sa réputation de
sainteté grâce aux quatre ouvertures de sa sépulture entre 1898 et 1938, qui permirent
l’observation de son corps momifié et le prélèvement de pièces de tissu qui allaient
servir de reliques en 1998 et 1999. Elles suscitèrent également l’écriture de sa première hagiographie en 1941.
II. UN ABBATIAT MÉMORABLE
Pour comprendre le mécanisme de transformation de l’image de la comtesse
Urraca au sein de la communauté, il faut confronter cette mémoire sanctifiée à ce que la
documentation permet d’appréhender de sa biographie. Son action au sein du monastère pourrait notamment expliquer pourquoi elle fut tardivement jugée plus méritante
que les autres abbesses ou même que la fondatrice. La comtesse Urraca apparut pour la
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première fois dans la documentation de Cañas avec la charge d’abbesse en 1225, même
si elle exerça probablement cette charge dès 1222.34 Elle la conserva sans interruption
jusqu’en 1262. Son abbatiat fut donc particulièrement long, couvrant une quarantaine
d’années. Il commença plus d’un demi-siècle après la fondation de l’institution, et près
de quinze ans après la disparition de sa fondatrice, la comtesse Aldonza.35
1. LE SOUVENIR D’UN APOGÉE ÉCONOMIQUE
L’un des premiers arguments évoqués par Henríquez pour démontrer la
sainteté d’Urraca était le mérite d’avoir enrichi l’abbaye de nombreux droits et possessions. Cette idée reflétait peut-être l’image de la comtesse que la communauté avait
transmise à Pierre de Virey à la fin du XVe siècle. Elle ne correspondait cependant
qu’imparfaitement à la réalité. Certes, la comtesse Urraca avait directement contribué
par quelques donations à l’accroissement du domaine abbatial. On sait notamment
qu’elle avait cédé la totalité de ce que lui permettait le droit, son quinto ou cinquième
correspondant à sa part d’héritage en libre disposition. Cette donation de 1262, dernier document mentionnant l’abbesse, était probablement un testament qui ne disait
pas son nom. Elle offrit au monastère un château et des dépendants dans la localité
de Valluercanes.36 La comtesse céda également au cours de sa vie une rente en sel de
cinquante muids annuels dans les salines d’Añana, situées dans l’actuelle province
d’Álava, à près de cinquante kilomètres au nord de Cañas.37 Ces propriétés étaient importantes, mais pas autant que celles acquises sous son abbatiat par d’autres moyens.
Il y eut tout d’abord plusieurs achats, que décida sans doute la comtesse
Urraca, en sa qualité de supérieure, mais qu’elle réalisa avec les fonds de l’institution,
et non les siens propres. Cinq d’entre eux sont connus pour la période 1222-1262, un
chiffre modeste comparé au rythme d’acquisition des monastères masculins, mais dans
la norme pour les institutions féminines.38 Un seul d’entre eux était susceptible d’avoir
durablement marqué les esprits au sein de la communauté: il s’agissait de l’achat d’un
village entier, Herrín de los Campos, réalisé en 1257 pour une somme considérable
(10.000 maravédis), auprès de la reine du Portugal Mencía López. L’opération ne
34
Le document de 1225 a été édité par F. SÁENZ, La beata doña María Urraca, n VIII, pp. 111112. Un document copié dans le cartulaire de Vileña, datable par analogie d’avril-juillet 1222 (car il
est amputé de son eschatocole), évoquait la “comtesse de Cañas”, ce qui faisait vraisemblablement
allusion à la comtesse Urraca, déjà abbesse de Cañas. Ce texte a été édité par María Isabel PÉREZ DE
TUDELA Y VELASCO, El monasterio de Vileña en sus documentos. El códice del AHN, Madrid, 1977,
n° LXXVII, pp. 58-59. Voir aussi G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. II, n° Ce-13m, p. 607. Il
subsiste cependant un doute, car en 1221, une autre comtesse, Mencía, abbesse du monastère de San
Andrés de Arroyo, était intervenue auprès de Ferdinand III en faveur du monastère de Cañas (original
de l’AHN, Clergé, ch.1024, n° 4).
35
La dernière mention de la comtesse Aldonza se trouve dans un document original de 1207
(AHN, Ordres militaires, ch. 386, n° 97).
36
Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 12. Notons que la date de ce document, le 28 septembre, est proche de celle de l’anniversaire de sa mort enregistré par le Tumbo, le 1er octobre. Il est
donc possible qu’elle ait dicté cet acte sur son lit de mort, trois jours avant son décès.
37
Bien qu’aucun acte de donation de cette rente ne soit conservé, la cession ne fait aucun doute.
Elle obtint en 1239 de Ferdinand III l’exemption des taxes (alvara et péage, à hauteur de dix-sept
maravédis annuels) perçues sur ce bien par les fermiers royaux du lieu, puis fit confirmer ce privilège
par Alphonse X en 1254 (AHN, Clergé, ch. 1024, n° 8). Après sa disparition, les confirmations obtenues par la communauté auprès de Sanche IV en 1286 (ibidem, n° 19) puis de Ferdinand IV en 1299
(mention dans le Tumbo, p. 101, n° 629) montrent que la rente était désormais gérée par les moniales.
38
G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 298-305.
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s’avéra pas viable à long terme, puisque le monastère dut se résoudre avant 1319 à
abandonner cette propriété éloignée (elle était située à 170 kilomètres du monastère à
vol d’oiseau). Cet échec rendit peut-être l’achat plus mémorable encore a posteriori.
L’abbatiat d’Urraca fut surtout marqué par la réception de dons importants
de provenances diverses. Les donations royales revêtirent une importance particulière:
en 1251, Ferdinand III dota Cañas d’une rente annuelle conséquente en numéraire
(300 maravédis), à réclamer aux fonctionnaires royaux gérant les salines d’Añana.39
Comme beaucoup d’autres institutions religieuses castillanes, l’abbaye obtint en outre
d’Alphonse X des propriétés à Séville lors du Repartimiento de 1253.40 Elle reçut plus
spécifiquement de ce même souverain un village en Rioja, Matute, en 1256.41 Les
membres de la plus grande aristocratie castillane se montrèrent également généreux:
en 1257, Simón Ruiz de Cameros céda un autre village, Brieva de Cinco Villas, et
Alfonso López de Haro fit donation en 1262 d’une heredad probablement importante,
puisqu’il l’avait reçue du roi.42 Les donations de cette époque furent globalement peu
nombreuses (on recense seulement deux autres opérations sous l’abbatiat d’Urraca),
comme dans les autres abbayes féminines, mais, de par leur valeur, elles s’avérèrent
essentielles pour le processus d’expansion du domaine monastique.43 La communauté
attribua sans doute à la comtesse le mérite d’avoir suscité de telles faveurs, un jugement qui n’était d’ailleurs pas dénué de fondement.
Le souvenir de cette phase d’expansion du domaine fut peut-être avivé dans la
communauté par la comparaison avec les époques postérieures. En effet, après la disparition
de la comtesse, il n’y eut plus d’opérations importantes, sans doute du fait de l’alternance
rapide entre les périodes de faveur et de disgrâce des patrons du monastère, la famille Haro,
et de la mauvaise conjoncture économique du second XIIIe siècle.44 Le domaine abbatial
demeura pratiquement figé dans son état de 1262, et l’époque de l’abbatiat d’Urraca put être
perçue comme un âge d’or.
La documentation atteste en outre le rôle personnel actif joué par la comtesse
Urraca pour assurer la prospérité du monastère. Elle contrôlait directement la gestion
du domaine, par l’intermédiaire de son homme de confiance, le «majordome de la comtesse». Ce titre, porté par exemple par un certain Pedro Órtiz en 1241, semble indiquer
qu’il s’agissait d’un gestionnaire choisi par la supérieure et qui ne répondait que devant
elle.45 La fonction apparut sous l’abbatiat d’Urraca, mais elle lui survécut, témoignant
du soin personnel que les abbesses portèrent ensuite, suivant son exemple, à la gestion
économique du domaine abbatial. La liste la plus complète du personnel montre que,
cette même année 1241, la communauté utilisait également les services d’un «notaire
de la comtesse Urraca» et de quatre chapelains, dont faisait sans doute partie le major39
Original conservé à la BNM, ms. 18.641, n° 34.
Julio GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, Repartimiento de Sevilla, t. II, Madrid, 1951, p. 44, p. 234 et
pp. 241-242.
41
Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 8bis.
42
Mention dans le Tumbo de Cañas, n° 488, p. 1156, et original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 11.
43
G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 292-298.
44
À propos de la famille Haro, voir Ghislain BAURY, Los ricos hombres y el rey en Castilla: el
linaje Haro, 1076-1322, à paraître dans “Territorio, Sociedad y Poder: Revista de Estudios Medievales”, 2011.
45
Le terme apparaît dans un document original des archives de Valvanera, publié par Francisco
Javier GARCÍA TURZA, Documentación medieval del monasterio de Valvanera (Siglos XI a XIII),
Zaragoza, 1985, pp. 221-223, (Textos medievales, 71).
40
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dome.46 La comtesse Urraca dicta donc elle-même la nouvelle politique économique
du monastère, qui consistait à céder des parties de la réserve en bail à cens. Le seul
exemple d’un tel contrat dans toute l’histoire de Cañas date en effet de 1238 ou 1239,
même s’il ne pourrait s’agir que d’un contrat parmi d’autres, la logique de conservation
de ce type de documents leur laissant peu de chance de traverser les siècles. Celle qui
lui succéda au poste d’abbesse, Constanza de Béarn, employa toutefois une méthode de
gestion plus souple et moins tatillonne sur l’exercice des droits seigneuriaux, choisissant notamment d’affermer diverses propriétés dans les années 1260-1270.47
La comtesse Urraca fut donc contemporaine du décollage économique de
l’institution, que permirent quelques acquisitions marquantes, par achat ou par donation d’acteurs politiques majeurs, et une politique active de gestion seigneuriale du
domaine. Sa mémoire bénéficia de cette bonne conjoncture, et sans doute, en négatif,
de la période de crise qui suivit.
2. LE RAYONNEMENT DE L’ABBAYE
La notice de Henríquez mentionnait la capacité de la comtesse Urraca à attirer de nouvelles vocations monastiques comme une autre preuve de sa sainteté. Il
n’existe cependant pas d’informations sur l’identité et le nombre exact des moniales
de Cañas entre 1222 et 1262.48 Il faut se contenter de deviner l’importance de la population du couvent en combinant les données établies sur la puissance économique de
l’institution, avec ce que l’on sait de son influence et de sa renommée dans le royaume
de Castille. Plusieurs informations indiquent que cette période constituait également,
à cet égard, un apogée.
La comtesse Urraca créa tout d’abord un lien nouveau entre Cañas et la
société environnante. En fondant un hôpital à Hervías, elle impliqua l’abbaye dans
l’assistance aux pauvres, et sans doute également aux pèlerins, puisque le lieu choisi
se trouvait précisément sur la route de Saint-Jacques-de-Compostelle, à la différence de l’abbaye, qui en était éloignée de près de six kilomètres. L’abbesse dota
cette institution d’un temporel propre comprenant quelques terres, prélevées sur
son patrimoine personnel ou achetées, ainsi que du bétail. La gestion de l’ensemble
incombait à l’abbaye. La fondation s’avéra solide, puisqu’elle survécut aux difficultés économiques des deux derniers siècles du Moyen Âge et fonctionnait encore à
l’époque moderne.49
46
Leurs noms figurent dans un document original conservé à Las Huelgas de Burgos, édité par
José Manuel LIZOAIN GARRIDO, Documentación del monasterio de Las Huelgas de Burgos, t. II:
(1231-1262), Burgos, 1986, pp. 107-108, (Fuentes medievales castellano-leonesas, 31). À propos de
la gestion du domaine de Cañas et de son personnel, voir G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I,
pp. 320-329, et la liste du t. II, pp. 790-791.
47
Il faut interpréter l’acte de 1238-1239 comme un bail à cens de type seigneurial plutôt que
comme un affermage, contrairement à ce qui a été indiqué dans G. BAURY, Les religieuses en
Castille, t. I, p. 330.
48
G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 361-366, et liste dans le t. II, p. 789.
49
Le document fondateur s’est perdu, et seul subsiste le résumé qu’en a fait au début du XVIIe
siècle l’auteur du Tumbo (p. 155, n° 18). La date précise reste inconnue. Les propriétés cédées par
la comtesse Urraca valaient 312 maravédis, et elle acheta d’autres terres à Hervías pour la somme
de soixante maravédis à l’intention de cet hôpital (p. 155, n° 19). Les deux textes ont été édités par
Ildefonso RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática medieval de la Rioja, t. IV: Documentos del
siglo XIII, Logroño, 1989, nos 254-255, pp. 246-247. Dans le Tumbo, les propriétés de l’hôpital furent
identifiées comme telles et listées à part, sous la rubrique “Cañas” (pp. 155-167), et non, suivant la
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La comtesse Urraca joua d’autre part un rôle majeur dans la vie ecclésiastique du diocèse. Elle s’illustra notamment lors de l’affaire du transfert de l’évêché
de Calahorra à Santo Domingo de la Calzada. L’évêque Juan Pérez de Ségovie avait
obtenu en 1224 l’accord du pape à ce sujet, ce qui lui permettait de se rapprocher
du centre géométrique de son diocèse, qui englobait approximativement les actuelles
communautés autonomes du Pays Basque et de La Rioja. En 1229, il dut déjà rembourser des dettes contractées auprès du principal aristocrate local, Lope Díaz II de
Haro, pour financer son voyage à Rome. Cela le contraignit à lui abandonner certains
revenus du diocèse qu’il avait mis en gage. L’acte fut réalisé au monastère de Cañas,
et la comtesse Urraca servit de garante.50 Mais le projet avait provoqué une levée de
boucliers, notamment parmi les institutions monastiques de Haute Rioja, qui craignaient peut-être l’arrivée de ce pouvoir ecclésiastique concurrent. Après la mort de
Juan Pérez de Ségovie, en 1237, son successeur dut retourner à Calahorra, mais Santo
Domingo de la Calzada était statutairement devenu un siège concathédral.51 Les querelles se poursuivirent donc, et la comtesse Urraca y prit activement part, en cosignant
l’appel au pape lancé en 1244 par l’abbé de San Millán de la Cogolla, avec le soutien
de l’abbé prémontré de Bujedo de Campajares, pour faire cesser les vexations de
l’évêque. Ce document permet par ailleurs de constater que la comtesse Urraca avait
doté l’abbaye d’un sceau abbatial, instrument de prestige qui en faisait l’égale de
l’abbé de San Millán.52
Fig. 5. Sceau portant la légende «Sigillum abbatisse de Cannis»,
utilisé en 1244 par la comtesse Urraca
(Archives du monastère de San Millán de la Cogolla, l. 3, n° 110;
Juan Manuel Aguado Grijalba)
logique géographique de l’inventaire, dans les possessions du monastère à Hervías. L’hôpital de la
comtesse Urraca continuait donc de fonctionner au début du XVIIe siècle.
50
I. RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática de la Rioja, t. IV, n° 91, pp. 92-93.
51
Sur l’affaire du transfert de l’évêché, voir Eliseo SÁINZ RIPA, Sedes episcopales de la Rioja,
t. I, Siglos IV-XIII, Logroño, 1994, pp. 459-471, ainsi que Pablo DÍAZ BODEGAS, La diócesis de Calahorra y la Calzada en el siglo XIII (la sede, sus obispos e instituciones), Logroño, 1995, pp. 140-213.
52
Original muni de cinq sceaux de cire, Archives de San Millán de la Cogolla, liasse 3, n° 110.
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GHISLAIN BAURY
La comtesse Urraca sut également mobiliser des réseaux qui lui permirent
d’obtenir de la cour pontificale deux documents importants pour la vie de son institution. Tous deux furent rédigés le même jour, en 1236, par la chancellerie pontificale
de Grégoire IX. Le premier exemptait de dîmes les propriétés de Cañas, non seulement celles qui étaient entrées dans le domaine abbatial avant 1215, mais également
les novales, postérieures, assouplissant donc le régime défini pour les cisterciens par
Innocent III au concile de Latran IV en 1215. Le second interdisait spécialement que
le monastère de Cañas fût assigné devant la justice ecclésiastique en un lieu distant de
plus de deux jours de route – ce qui n’exemptait cependant pas les moniales de la juridiction de l’officialité, puisque Calahorra se situait précisément à cette distance.53 Rien
ne permet de savoir quels étaient les réseaux de la comtesse Urraca, et s’ils différaient
beaucoup de ceux des autres monastères castillans, cisterciens ou autres.54 Mais il est
possible que la personne de l’abbesse, et notamment ses connexions lignagères, aient
joué. La portée de ces privilèges pontificaux doit toutefois être relativisée: elle était
probablement moindre que celle de la bulle d’Innocent III ou de celle Grégoire X qui
prirent sous leur protection le monastère de Cañas en 1199 puis à nouveau en 1276.55
Les documents adressés à Cañas par la monarchie castillane, plus particulièrement par Alphonse X le Sage, laissent également deviner une relation particulière avec
son abbesse. À l’occasion d’un passage dans le monastère en 1256, le premier de son
règne, précisa le notaire, le souverain octroya généreusement à la communauté ses droits
sur le village de Matute. Si l’on en juge par l’ordre des mots dans l’exposé, le souverain
tenait à faire honneur par ce geste à la comtesse Urraca.56 Le terme employé pour la qualifier, dont il n’existe aucune autre occurrence, semble renforcer cette hypothèse: le roi la
considérait comme la Dame, la señora du monastère. Elle était ainsi placée sur le même
plan que les señoras de Las Huelgas, ces infantes, les filles de rois au nombre desquelles
se trouvait à cette époque Berenguela, la sœur d’Alphonse X, qui dirigeaient la communauté sans exercer la charge d’abbesse, réservée à une personne de rang inférieur.57
53
Ces deux actes sont uniquement connus grâce à leur mention dans le Tumbo des archives de
Cañas, nos 602 et 607, pp. 90-91.
54
La comtesse a pu le mobiliser par l’intermédiaire du clergé séculier. Peter LINEHAN, The Spanish
Church and the Papacy in the 13th Century, Cambridge, 1971, pp. 20-23, 276-281, a détaillé le passage
en Castille du légat Jean d’Abbeville en 1228-1229, dont l’objectif principal était la réforme générale
du clergé, mais qui aurait pu transmettre des pétitions spécifiques à Rome. Depuis 1217, un cardinal
castillan particulièrement lié aux évêchés de Calahorra et de Burgos, Gil Torres, se trouvait en outre à
Rome. L’autre possibilité serait l’utilisation par l’abbaye des réseaux cisterciens. Des abbés castillans
se rendaient parfois à Rome et obtenaient des privilèges pour des confrères ou consœurs, par exemple
l’abbé de Ríoseco en 1235. L’ordre cistercien disposait d’autre part de deux procureurs à Rome dès 1220,
et à la même époque, le Saint-Siège chargea un cardinal de la gestion des affaires spécifiquement cisterciennes – ce qui n’empêchait pas certains abbés d’envoyer parfois leurs requêtes à Rome par d’autres
canaux (Jean-Berthold MAHN, L’ordre cistercien et son gouvernement des origines au milieu du XIIIe
siècle (1098-1265), Paris, 1982 (1re édition 1951), pp. 164-168). Le caractère encore très lâche à ce moment des relations entre Cañas et l’ordre cistercien conduit cependant à privilégier la première hypothèse.
55
Document original de l’AHN, Clergé, ch. 1023, n° 22, et mention dans le Tumbo de Cañas,
p. 91, n° 604.
56
Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 8bis (document édité par I. RODRÍGUEZ DE LAMA,
Colección diplomática de la Rioja, t. IV, n° 229, pp. 211-213): “…la primera vez que vin veer el monesterio de las duennas de Cannas depues que yo regne, et sope su ffazienda et su vida; et con grand
fabor et grand voluntad que he de ffazerles bien et mercet al abbadessa et al convento deste mismo
lugar, et por onrra de la condessa donna Urraca que es sennora deste monesterio…”.
57
Le titre même de señora n’apparut à Las Huelgas qu’en 1262. C’est uniquement pour ce monastère que la fonction fut codifiée en 1295, dans un document émanant de la chancellerie royale. Elle fut
entérinée par l’abbé de Cîteaux en 1302. Voir G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 191-193.
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Fig. 6. «Nuestra Señora de Cañas», Vierge à l’enfant en bois polychrome
de la fin du XIIIe siècle (Abbaye de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba)
D’autres témoignages évoquent le prestige de l’abbaye au-delà de l’espace
local à l’époque de la comtesse Urraca. Ils datent cependant du XVIIe siècle et l’authenticité des faits qu’ils relatent est pour cette raison sujette à caution. Ils témoignent
plus vraisemblablement du processus de construction de la mémoire de l’abbesse.
Le Tumbo de 1626 rapporte tout d’abord une tradition selon laquelle saint François
d’Assise, de passage à Cañas alors qu’il réalisait le pèlerinage de Saint-Jacques-deCompostelle, y aurait rencontré la comtesse.58 Ce voyage appartient à l’évidence au
vaste corpus des légendes franciscaines du XIVe siècle, diffusées par les Fioretti di
san Francesco. Les premiers hagiographes, Thomas de Celano et saint Bonaventure,
les plus dignes de foi, mentionnèrent seulement un projet avorté de mission au Maroc,
qui aurait pu conduire le futur saint à pénétrer dans l’est de la péninsule Ibérique en
58
Tumbo de Cañas, f.21r.
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1214. Le couvent franciscain de Logroño n’est en outre pas documenté avant 1230.59
Le Tumbo attribua par ailleurs à la comtesse la commande d’une sculpture du saint
nécessairement réalisée après sa canonisation en 1228. Même si rien ne permet plus
de le confirmer, l’objet ayant disparu, il faut peut-être chercher dans cette tradition le
fond de réalité à l’origine de la construction légendaire. La communauté de Cañas a en
effet conservé trois autres sculptures en bois du XIIIe siècle.60 Rien ne prouve toutefois
qu’elles aient été réalisées précisément sous l’abbatiat de la comtesse Urraca, et sur son
ordre, car la Vierge à l’Enfant, par exemple, daterait plutôt de la fin de ce siècle. L’association de la comtesse Urraca à saint François dans la mémoire de la communauté se
doit peut-être à la présence de deux frères mineurs sur le relief représentant l’enterrement de la comtesse. Elle se produisit vraisemblablement au moment de la construction
de la légende du pèlerinage de saint François, au XIVe siècle, ou peu après.
Fig. 7. Antiphonaire de facture bourguignonne, début du XIIIe siècle
(Archives de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba)
59
Les informations réunies par Anastasio LÓPEZ, Viaje de San Francisco a España, “Archivo
ibero-americano ”, I/1 (1914), pp. 13-45, I/2 (1914), pp. 257-89, et I/3 (1914), pp. 433-469, notamment les pp. 18-19 et 447, montrent que de nombreux couvents franciscains de l’ouest de la péninsule
Ibérique utilisèrent tardivement cette légende pour réécrire l’histoire de leurs origines. L’idée que saint
François s’était rendu à Saint-Jacques-de-Compostelle apparut pour la première fois dans le chapitre
III des Actus beati Francisci et sociorum eius rédigés entre 1327 et 1337 (traduits en français et édités
par Jacques DALARUN, Olivier LEGENDRE et Armelle LE HUËROU, Actes du bienheureux François et
de ses compagnons, Paris, 2008, pp. 51-56). En ce qui concerne l’apparition du couvent franciscain
de Logroño, voir Eliseo SÁINZ RIPA, Primer franciscanismo en Logroño, dans José Ignacio DE LA
IGLESIA DUARTE, Javier GARCÍA TURZA, et José Ángel GARCÍA DE CORTÁZAR, coords., VIa semana
de estudios medievales : Nájera, 31 de julio al 4 de agosto de 1995, Logroño, 1996, pp. 235-238.
60
La communauté expose aujourd’hui ces trois sculptures, une Vierge à l’Enfant, une représentation de saint Pierre et une autre de sainte Anne. Juan Manuel AGUADO GRIJALBA, coord., Guía.
Abadía cisterciense de Cañas, Logroño, 2001, pp. 72-73, 125, et 157-159.
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Dans son Menologium, Henríquez rapporta par ailleurs que la comtesse Urraca avait rencontré personnellement l’abbé de Cîteaux. Celui-ci lui avait alors remis
deux livres liturgiques, un antiphonaire et un missel. Il est possible que ces deux ouvrages aient été distingués en raison de leur qualité exceptionnelle, et il est tentant de les
identifier à l’antiphonaire actuellement conservé par la communauté, et au missel connu
par de multiples membra disjecta, tous deux de belle facture. Les sources attestent en
outre le passage de l’abbé de Cîteaux à proximité de Cañas dans un contexte favorable à
une rencontre avec son abbesse. Guy III de Bourgogne se rendit en effet à Burgos entre
septembre 1260 et septembre 1261 pour tirer au clair les accusations portées contre les
cisterciennes de Las Huelgas de Burgos, qui se trouvaient sous son autorité directe.
Pour ce faire, il emprunta très vraisemblablement l’axe de communication majeur reliant la France à la Castille, la route de Saint-Jacques-de-Compostelle. Sa visite aux
moniales de Las Huelgas s’avéra par ailleurs conflictuelle: la supérieure lui refusant
l’entrée du monastère, il prononça son excommunication et jeta l’interdit sur les lieux.
Il annonça également qu’il se réserverait désormais la tutelle des maisons placées auparavant dans l’orbite de Las Huelgas, au nombre desquelles figurait Cañas. La comtesse
Urraca, quatre ans avant sa disparition, se trouvait alors au faîte de sa puissance. Mais
si la rencontre avec l’abbé de Cîteaux en 1260-1261 est plausible, la transmission des
deux manuscrits est plus discutable. L’antiphonaire fut en effet réalisé en Bourgogne au
début du XIIIe siècle. Guy III aurait donc remis à la comtesse un manuscrit liturgique
obsolète, une hypothèse qui n’est pas à exclure car il ne s’agirait pas d’un cas isolé. Le
missel fut pour sa part copié dans un scriptorium castillan et cistercien dans les années
1267-1279, et il ne pourrait au mieux s’agir que d’une commande de l’abbesse, exécutée
après sa mort, suivant éventuellement des instructions données par l’abbé de Cîteaux.61
Fig. 8. Missel de facture castillane et cistercienne, v. 1267-1279
(Archives de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba)
61
Ces manuscrits ont été étudiés en détail dans Ghislain BAURY, Une bibliothèque médiévale
de moniales cisterciennes en Castille. Cañas et les membra disjecta de son missel, à paraître dans
“Cîteaux. Commentarii cistercienses”, (2010), passim.
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L’abbatiat de la comtesse Urraca correspondait ainsi à une période de
forte indépendance institutionnelle de l’abbaye. En effet, malgré la soumission
théorique de Cañas à l’abbaye de Las Huelgas obtenue lors du chapitre des abbesses cisterciennes de 1189 grâce à l’appui d’Alphonse VIII, il ne semble pas que
les abbayes aient entretenu d’autres liens que ceux de grands propriétaires veillant
aux intérêts de leurs domaines respectifs. Lorsque la comtesse Urraca vendit une
propriété d’importance moyenne à son homologue Inès Laínez de Las Huelgas, en
1241, rien n’indiquait une quelconque subordination. L’acte se décida et se déroula
probablement à Cañas. Las Huelgas n’affirma que bien plus tard son autorité sur
la communauté, en utilisant il est vrai le précédent constitué par la réunion et le
serment de 1189.62
Les communautés de cisterciennes dépendaient en outre théoriquement d’un
abbé cistercien, conformément à la volonté exprimée par le chapitre général de Cîteaux depuis 1213. Il semble que les moniales de Cañas ne se plièrent à cette exigence
qu’après l’abbatiat de la comtesse Urraca. Aucun lien avec une abbaye cistercienne
n’est attesté avant la donation testamentaire que celle-ci réalisa en 1262. Assistait
notamment à l’acte le « confesseur de Cañas », Martin de Estella, qu’un autre document de 1271 permet d’identifier comme un «ancien abbé de San Prudencio de Monte
Laturce», une abbaye cistercienne masculine de la Rioja. Celle-ci était cependant très
éloignée de Cañas, mais aussi de Herrera, dont l’abbé exerça par la suite la fonction
d’abbé-père. Sans titulaire de cette charge, l’ordre cistercien ne pouvait exercer son
autorité spirituelle sur les communautés féminines, ni s’assurer de l’application de
ses statuts. Cela laissait aux moniales une liberté importante, et les manquements aux
règlements cisterciens étaient par conséquent nombreux à Cañas, dans la gestion du
domaine ou la conservation par les religieuses de leur propre patrimoine, par exemple.
Il semble que la comtesse était beaucoup plus proche de l’ordre dominicain que de
ses confrères ou consœurs cisterciens. Deux frères prêcheurs, Domingo de Medina,
qualifié de doctor, et son compagnon Pedro, assistèrent en effet à la donation de 1262
aux côtés de Martin de Estella. La présence de deux rosaires dans les sculptures ornant
la sépulture de la comtesse, qui évoquent spécifiquement la spiritualité dominicaine,
confirme cette proximité.63
Au XVe siècle, lorsque se construisit l’image de sainteté d’Urraca, l’abbesse
de Cañas ne pouvait plus se targuer d’une telle influence. Sa capacité à accéder aux
cours, sa position sociale dominante, l’indépendance institutionnelle que la comtesse
offrit à son abbaye, conduisirent probablement les moniales du Moyen Âge tardif à
considérer a posteriori cette période comme l’âge d’or de leur communauté, et à en
attribuer tout le mérite à son abbesse.
62
Voir G. BAURY, Les moniales en Castille, t. I, pp. 267-271, et, idem, Émules puis sujettes de
l’ordre cistercien. Les cisterciennes de Castille et d’ailleurs face au chapitre général aux XIIe et XIIIe
siècles, “Cîteaux. Commentarii cistercienses”, 52/1-2 (2001), pp. 27-60, en particulier pp. 53-54. Le
document original des archives de Las Huelgas a été publié par J. M. LIZOAIN GARRIDO, Documentación de Las Huelgas (1231-1262), n° 328, pp. 107-108.
63
À propos de la relation entre les cisterciennes castillanes et l’Ordre au XIIIe siècle, voir
G. BAURY, Émules puis sujettes, passim, et, idem, Les moniales en Castille, t. I, pp. 429-444. Le document de 1262 est un original (AHN, Clergé, ch. 1024, n° 12), de même que celui de 1271 (archives
de Herce à Santo Domingo de la Calzada, n° 20, édité par Pedro PÉREZ CARAZO, Santa María de
Herce y su abadengo en la Edad Media, Logroño, 2008, cédérom, n° 43, [pp. 144-146]).
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3. L’ABBATIAT D’URRACA ET LA CONSTRUCTION DU MONASTÈRE
La mémoire de la comtesse Urraca fut également associée à son rôle présumé dans la construction des bâtiments monastiques. Elle vécut en effet dans une
abbaye qui ne ressemblait guère à l’ensemble monumental actuel. Une inscription
médiévale placée dans le réfectoire indiquait encore au XVIIe siècle que les travaux
avaient été achevés en 1236. Ángel Manrique ne manqua pas de relever ce témoignage épigraphique, un type de source qui attirait particulièrement son attention.64 Il
en conclut que la comtesse Urraca avait contribué de manière décisive à l’avancement
des travaux du monastère par l’ajout du réfectoire, et que, par conséquent, les bâtiments essentiels avaient nécessairement été achevées sous sa direction (au moins le
chevet de l’abbatiale et la totalité de l’aile du chapitre). Cette chronologie lui permettait de justifier le titre de «seconde fondatrice» qu’il lui attribuait. La monumentalité
remarquable de l’abside et de la salle capitulaire était ainsi mise au service de la
légende de la bienheureuse Urraca.
Mais l’interprétation des monumenta ædificationis, toujours conservés
même lorsque le bâtiments auxquels ils se rapportaient étaient sérieusement réformés, pose de multiples problèmes. Raquel Alonso Álvarez a récemment démontré,
grâce à une comparaison des évolutions stylistiques, que l’abside et la salle capitulaire de Cañas avait été réalisés dans les années 1260-1290 en s’inspirant de traditions
expérimentées sur des églises non monastiques du domaine royal français.65 La comtesse Urraca et ses moniales vécurent donc dans des bâtiments primitifs (considérés
ou non comme provisoires), vraisemblablement construits en matériaux périssables.
Tout au plus put-elle mettre à profit la prospérité de l’institution et ses relations pour
s’attacher les services, à la toute fin de sa vie, d’un atelier français extérieur à l’ordre
cistercien. Cela expliquerait la date de réalisation de sa sépulture, qui fut peut-être
placée dans la salle capitulaire immédiatement après l’achèvement de celle-ci. Mais
on pourrait aussi bien mettre cette réalisation au crédit de l’abbesse qui lui succéda,
Constanza (Constance) de Béarn, qui disposait également d’un réseau de relations
dans le royaume de France.
64
Vicente GARCÍA LOBO, Los Annales de Ángel Manrique y la cultura escrita. Planteamiento
general. La escritura publicitaria, en Humanismo y Císter: Actas de I Congreso Nacional sobre
Humanistas Españoles, León, 1996, pp. 391-404.
65
Raquel ALONSO ÁLVAREZ, El monasterio cisterciense de Santa María de Cañas (La Rioja).
Arquitectura gótica, patrocinio aristocrático y protección real, Logroño, 2004, pp. 54-111, et plan
phasé p. 47, (Arte, 7).
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GHISLAIN BAURY
Fig. 9. Abside de l’église abbatiale de Cañas, 1260-1290 (Juan Manuel Aguado Grijalba)
L’abbatiat de la comtesse Urraca coïncida effectivement avec la période
de plus grande prospérité de Cañas, et il est certain que ses décisions en matière de
gestion, mais aussi sa capacité à obtenir des concessions de personnages importants,
jouèrent en faveur de la communauté, plus encore que le contexte économique propice. Faute de réflexion critique sur les sources, sa mémoire fut logiquement associée
à partir du XVe siècle à la plupart des événements importants survenus dans l’abbaye
au XIIIe siècle, y compris à des événements imaginaires, qui furent tous soigneusement consignés à l’époque moderne.
III. LIGNAGE, IDENTITÉ ET SAINTETÉ DE LA COMTESSE URRACA
La construction hagiographique tardive, ainsi que l’image préalable de la
comtesse Urraca que la communauté avait construite, conduisit en outre à brouiller
durablement l’identité de cette abbesse, dont la situation familiale demeure sujette à
des affirmations divergentes. Il s’agit pourtant d’un élément essentiel pour expliquer
la position sociale de la comtesse et sa contribution au rayonnement et à la richesse
de son abbaye.
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1. LIGNAGE ET PATRONAGE
Le lignage d’origine de la comtesse Urraca a toujours été clairement
identifié, sans doute parce qu’il contribuait tel quel à l’image de l’abbesse exceptionnelle ou de la sainte. Toutes les généalogies, depuis celle du comte Pedro de
Barcelos au milieu du XIVe siècle, s’accordent donc sur ce point: elle faisait partie
de la famille des puissants ricoshombres Haro, même si les documents témoignent
qu’elle ne fit jamais usage de cet apellido.
Divers éléments contemporains de la comtesse Urraca permettent de confirmer son appartenance familiale: le symbole héraldique que Diego López II de Haro
(av. 1162-1214) avait choisi pour sa dynastie, le loup passant, fut employé pour réaliser les supports de la sépulture de l’abbesse, ainsi que la polychromie originale des
trois sculptures en bois du XIIIe siècle.66 Le prénom Urraca indiquait en outre une origine navarraise plus ou moins ancienne, même si le nom s’était répandu assez largement dans les royaumes péninsulaires occidentaux depuis le Xe siècle.67 Or la famille
Haro, qui utilisa ce prénom pour beaucoup de ses filles, était précisément originaire
de la partie occidentale de la Navarre, et rejoignit seulement en 1076 le royaume de
León-Castille, lors de l’annexion de ce territoire.68
Enfin et surtout, le comte Lope Díaz Ier de Haro et la comtesse Aldonza, qui
avaient fondé l’abbaye de Cañas en 1169, avaient doté leurs descendants du droit de
patronage. Cela impliquait des obligations réciproques pour le groupe aristocratique
et la communauté monastique. Les abbesses, notamment, devaient être choisies parmi
les membres de la famille, même si elles n’avaient pas d’expérience de la vie monastique. Cela se vérifie pour toutes les abbesses du XIIIe siècle pour lesquelles les
informations sont suffisantes.69 La comtesse Urraca n’échappe pas à cette règle. Cela
explique également les multiples contacts entre la communauté et les Haro sous l’abbatiat d’Urraca, notamment la présence de Lope Díaz II de Haro à Cañas en 1229 pour
signer un compromis financier avec l’évêque de Calahorra, les donations d’Alfonso
López de Haro et de Diego López de Salcedo en 1262, ou, en 1257, celle de Simón
Ruiz de Cameros (un parent par alliance des Haro dont le texte précise qu’il avait été
éduqué dans l’abbaye par les moniales de Cañas), et enfin l’achat réalisé auprès de la
reine Mencía López, fille de Lope Díaz II de Haro, toujours en 1257.
Les Haro connurent au cours des XIIe et XIIIe siècle une importante ascension sociale qui leur permit de se hisser parmi les trois groupes de magnats castillans
les plus importants de la période avec les Lara et les Castro. Ils s’imposèrent à divers
moments comme le seul groupe dominant. Même s’ils disparurent brutalement en 1322
par extinction biologique, leur réputation perdura jusqu’à l’époque moderne, notamment parce que leur apellido Haro, parangon de noblesse, survécut par des branches
secondaires. Étant donné le processus de construction mémorielle que suivit la comtesse Urraca à partir du XIVe siècle, ses origines familiales ne pouvaient tomber dans
l’oubli. Elles participèrent à l’image de l’abbesse exceptionnelle, puis fournirent des
66
Ghislain BAURY, Diego López “le Bon”, Diego López “le Mauvais”. Comment s’est construite
la mémoire d’un magnat du règne d’Alphonse VIII de Castille, “Berceo. Revista riojana de ciencias
sociales y humanidades”, 144 (2003), pp. 37-92, en particulier pp. 54-55.
67
Jaime DE SALÁZAR Y ACHA, Urraca. Un nombre egregio en la onomástica altomedieval, “En la
España medieval”, n° extra 1 (2006) (Estudios de genealogía, heráldica y nobiliaria, Miguel Ángel
LADERO QUESADA, coord.), pp. 29-48.
68
À propos du passage de la famille Haro de Navarre en Castille, voir G. BAURY, Los ricoshombres y el rey en Castilla, passim.
69
G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 344-353.
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GHISLAIN BAURY
arguments en faveur de sa sainteté à partir du XVe siècle. L’appartenance de sa mère, la
comtesse Aldonza, à la famille Castro, mentionnée pour la première fois par le Tumbo
de 1626, fut peut-être imaginée dans ce même contexte.70 Cela lui permit de cumuler la
réputation de deux des trois groupes aristocratiques majeurs de son époque.
L’appartenance de la comtesse Urraca au lignage des Haro, voire l’idée qu’elle
pourrait également descendre des Castro, participe ainsi de l’idée de «sainteté dynastique» élaborée par André Vauchez dès 1974, selon laquelle une personne issue des catégories supérieures de la société avait beaucoup plus de chances qu’une autre d’accéder
à la sainteté, car son comportement «normal» paraissait plus facilement exemplaire que
celui des catégories sociales inférieures.71 Ainsi, parmi les mérites de la bienheureuse
Urraca, Manrique évoqua en premier lieu la pureté de son sang, c’est-à-dire sa noblesse,
mesurée à l’aune du rang de ses parents dans la grande aristocratie castillane.72
2. VIRGINITÉ, LONGÉVITÉ ET SAINTETÉ
La place de la comtesse Urraca au sein du lignage Haro a, en revanche,
longtemps été perturbée par des considérations liées à la construction tardive de sa
sainteté. Les premières confusions survinrent à un moment où sa filiation n’était plus
connue avec exactitude – donc, vraisemblablement, en cette seconde moitié du XVe
siècle décidément cruciale.
Le Tumbo de Cañas apporta en 1626 le premier témoignage écrit de cette
erreur dans l’identité de la comtesse Urraca, en précisant qu’il s’agissait de la fille du
fondateur, le comte Lope (Díaz Ier, mort en 1170). Il lui attribua le nom d’Urraca López de Haro, le dotant ainsi d’un patronyme et d’un apellido absents des documents.
Au milieu du XIVe siècle, le comte Pedro de Barcelos avait pourtant indiqué qu’il
s’agissait d’une fille de Diego López II de Haro, donc d’une petite-fille du fondateur,
nommée Urraca Díaz.73 Sans doute l’auteur du Tumbo n’avait-il pas consulté une do70
Le Tumbo de Cañas attribua (p. 46) à la comtesse Aldonza, mère supposée de la comtesse
Urraca, un patronyme et un apellido sans écho antérieur dans les documents: Ruiz de Castro. L’information fut reprise et publiée par Ángel Manrique (Cisterciensium annalium, t. II, p. 484). Cette
erreur généalogique fut signalée pour la première fois par le P. José María CANAL SÁNCHEZ-PAGÍN,
La casa de Haro en León y Castilla de 1150 a 1250. Cuestiones histórico-genealógicas en torno a
cuatro nobles damas, “Archivos Leoneses”, XLIII/85-86 (1989), pp. 81-88.
71
André VAUCHEZ, Beata stirps: sainteté et lignage en Occident aux XIIIe et XIVe siècles, dans
Famille et parenté dans l’Occident médiéval, Rome, 1977, pp. 397-406. Voir aussi, IDEM, La sainteté
en Occident, pp. 204-215.
72
À l’époque de Manrique, plusieurs institutions importantes exigeaient alors de leurs membres des
certificats généalogiques prouvant qu’ils n’avaient pas d’ancêtres juifs ou musulmans. Ces règles, appelées “statuts de pureté du sang”, visaient à assurer la “pureté religieuse” des établissements ecclésiastiques. Elles furent élaborées à partir du milieu du XVe siècle, puis se transformèrent au XVIe siècle en
un outil utilisé par la noblesse pour se prémunir contre l’ascension sociale de la bourgeoisie, à qui l’on
exigeait ainsi de prouver le statut de son lignage. Voir Albert A. SICROFF, Les controverses des statuts
de “pureté de sang” en Espagne du XVe au XVIIe siècle, Paris, 1960. De telles recherches généalogiques
étaient notamment exigées par la Congrégation de Castille pour devenir moine cistercien, comme le
montrent par exemple les Definiciones cistercienses de 1683 vid. Ofelia REY CASTELAO, El servicio
doméstico del clero regular gallego a fines de la Edad moderna, dans Raquel CASAL, José Miguel
ANDRADE CERNADAS, Roberto Javier LÓPEZ LÓPEZ, coords., Galica monástica: etudos en lembranza
da profesora María José Portela Silva, Saint-Jacques-de-Compostelle, 2009, pp. 289-310, ici p. 300.
73
Cette filiation est attestée à la fois par le Livro de linhagens et par le Livro do deão, rédigé par le
même auteur dans les années 1337-1340 (José MATTOSO et Joseph PIEL, Livros velhos de linhagens,
“Portvgaliæ monvmenta historica. Nova série” I, (1980), p. 197.
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cumentation très vaste, et se fondait-il uniquement sur la tradition orale du couvent et
sa propre lecture des archives.
En 1642, Ángel Manrique emboîta le pas à l’auteur du Tumbo, ajoutant
même que la comtesse Urraca était entrée en religion enfant aux côtés de sa mère, la
comtesse Aldonza (qui intégra effectivement le couvent en 1171). Une explication
s’impose si l’on reprend la liste des mérites de la bienheureuse Urraca constituée par
Henríquez en 1630: pour préciser en quoi elle avait mené une sanctissima vita, il indiquait qu’elle était demeurée une castissima virgo.74 Or, la généalogie du comte Pedro
de Barcelos le contredisait, assurant qu’Urraca avait été mariée au comte Álvaro
Núñez de Lara, une union demeurée inféconde. Les deux historiens cisterciens du
XVIIe siècle avaient donc rejeté cette dernière source, qu’ils connaissaient probablement, parce qu’elle enlevait un mérite important à l’abbesse. Qui plus est, sa stature
de fille des fondateurs permettait également à Manrique de renforcer son image préhagiographique d’abbesse de l’âge d’or, et de justifier le titre «seconde fondatrice»
qu’il fut le premier à lui attribuer. Les auteurs non ecclésiastiques de l’époque ne se
laissèrent pourtant pas piéger: en 1697, le généalogiste de la noblesse Luis de Salázar
y Castro identifia parfaitement, en suivant le comte Pedro de Barcelos, l’épouse d’Álvaro Núñez de Lara comme l’abbesse de Cañas.75
D. Felícito Sáenz y Andrés, l’hagiographe de la comtesse Urraca, tenta en
1941 de faire disparaître les derniers doutes sur son identité de fille des comtes Lope
et Aldonza, en choisissant à son tour d’ignorer les travaux des généalogistes. Pour
pallier l’absence de mention de son patronyme dans les documents, il expliqua que le
titre de comtesse, systématiquement documenté, prouvait sa filiation, car elle l’aurait
hérité de ses parents. Il releva le problème de cohérence suscité par cette hypothèse:
les comtes Lope et Aldonza avait une autre fille nommée Urraca, bien connue et amplement documentée puisqu’elle était devenue en 1187 reine de León, puis fondatrice en 1222 d’une autre abbaye de cisterciennes, Vileña dans la Bureba. Le choix
de donner le même nom à deux de leurs enfants vivants aurait été bien étrange. Il
tenta de résoudre cette contradiction en imaginant, sans preuve documentaire, que les
deux personnages possédaient chacune deux prénoms (une pratique là encore anachronique), Polonía ou Apolonia pour la reine Urraca, et María pour la comtesse (un
prénom effectivement porté par l’une des filles des comtes, documentée en 1174).76
74
La parabole évangélique de la terre fertile (Matthieu, XIII, 8), appliquée aux vierges, aux
veuves et aux épouses par saint Jérôme en 398, ne reconnaissait aux secondes que soixante pour cent
des mérites des premières. Le Moyen Âge était profondément imprégné de ce jugement, comme en
témoigne le Speculum Virginum et ses illustrations au XIIe siècle. Voir Chiara FRUGONI, La femme
imaginée, dans Histoire des femmes en Occident, t. 2, Le Moyen Âge, Paris, 1991, pp. 357-437, en
particulier pp. 359-361.
75
Luis DE SALAZAR Y CASTRO, Historia genealógica de la casa de Lara justificada con instrumentos y escritores de inviolable fe, t. III, Madrid, 1697, p. 63.
76
En 1174, la comtesse Aldonza fit donation à l’abbaye de Cañas de ses propriétés à Zarratón,
dont tous ses enfants étaient copropriétaires. L’ensemble de leurs souscriptions à l’acte constitue
une liste probablement complète des fils et filles des comtes de Nájera. Urraca López s’y trouve en
troisième position, María López en dixième et avant-dernière. Seule la deuxième fille citée, Mencía
López, portait le titre de comtesse, et seule Stefanía López, en huitième position, était désignée
comme moniale. Ce n’était donc le cas, ni de María, ni d’Urraca. Une seconde liste exhaustive de la
fratrie fut réalisée en 1207 dans des circonstances similaires. Souscrivirent à cette ultime donation
de la comtesse Aldonza, la reine Urraca (son mariage avec Ferdinand II de León en 1187 lui avait
valu ce titre), la comtesse Mencía, la comtesse Stefanía (qui avait donc quitté l’état monastique pour
épouser un comte), mais aucune María : celle-ci avait donc disparu précocement entre 1174 et 1207.
Voir les originaux de l’AHN, Clergé, ch. 1023, n° 20 et Ordres militaires, ch. 386, n° 97, édités par
J. M. CANAL, La casa de Haro, pp. 94-98.
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Il s’agissait bien, pour l’auteur, de démontrer coûte que coûte que la comtesse Urraca
pouvait être parée des mérites supérieurs de la virginité.
La chronologie présentait une autre incohérence: la période d’activité des
enfants des comtes Lope et Aldonza commençait dans les années 1180, et tous disparurent dans les années 1210-1220 (1214 pour Diego López II de Haro, v. 1224 pour
la reine Urraca, par exemple). L’abbatiat d’Urraca (1222-1262) semblait postérieur
d’une génération, et la date de sa disparition (1262), rapportée à celle de son père
(1170), indiquait un âge de décès inhabituellement élevé, de 92 ans au minimum. Le
P. Sáenz y Andrés employa cette bizarrerie au service de son discours hagiographique:
l’extraordinaire longévité de la comtesse (qu’il confirmait par les observations qu’il
avait pu faire sur son corps momifié) devint un nouveau mérite de sainteté.77
Les textes, il est vrai, ne facilitent pas l’identification de la comtesse Urraca,
systématiquement désignée sous ce titre dans les originaux, sans que jamais son patronyme ne soit précisé. Dès 1989, pourtant, le P. Canal Sánchez-Pagín a démontré qu’il
s’agissait bien de la fille de Diego López II de Haro.78 Son raisonnement s’appuie sur le
simple constat qu’aux XIIe et XIIIe siècles, le titre de comtesse ne pouvait s’acquérir par
hérédité, mais seulement par mariage. L’idée de sa transmission à Urraca par Lope Díaz
Ier était un anachronisme inspiré par la situation de l’époque moderne. La comtesse Urraca avait donc nécessairement été mariée à un comte. Or l’époux indiqué par le comte
Pedro de Barcelos vers 1340, Álvaro Núñez de Lara, avait précisément obtenu cette
dignité en 1215, avec la tutelle du jeune roi Henri Ier. Il mourut en 1218 ce qui permet de
placer l’abbatiat de la comtesse après sa période de vie maritale, sans chevauchement.79
Le P. Canal Sánchez-Pagín rappela également que cette union était attestée par des actes
royaux de 1212 (l’épouse d’Álvaro était alors nommée «Dame Urraca Díaz») et de 1217
(où il n’était désormais plus question que de «la comtesse Urraca»).80 Le couple n’eut
apparemment pas d’enfants, comme l’avait déjà relevé le comte Pedro de Barcelos.81
D’autres indices confirment cette identification.82 Un cartulaire de Santo
77
F. SÁENZ, La beata doña María Urraca, pp. 20-21.
J. M. CANAL, La casa de Haro, pp. 81-88.
79
À propos de la trajectoire d’Álvaro Núñez de Lara entre 1215 et 1218, voir Simon R. DOUBLEDAY, The Lara Family. Crown and Nobility in Medieval Spain, Cambridge, 2001, pp. 52-57.
80
Il s’agit de la donation faite par Alphonse VIII à Álvaro Núñez de la villa de Castroverde en
1212, et du transfert de cette même propriété par Henri Ier, alors sous la tutelle des Lara, au maître de
la milice de Santiago, en mai 1217, avec la confirmation du comte don Álvaro. Voir Julio GONZÁLEZ,
El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, t. III, Madrid, 1960, n° 899 et 1015, pp. 574 et 746.
Le même jour de mai 1217, le couple, désigné comme “les comtes Álvaro et Urraca”, fit rédiger un
autre document, privé celui-ci, à l’intention du même maître. L’original de l’acte a été retrouvé à la
fin du XVIIe siècle dans les archives d’Uclés par L. DE SALAZAR, Historia genealógica de la casa de
Lara, t. IV: Pruebas de la historia de la casa de Lara, Madrid, 1694, p. 627.
81
Le P. J. M. CANAL, La casa de Haro, p. 84, rappelant la liste des enfants illégitimes du
comte Álvaro et d’une certaine Teresa Gil de Osorno (également mentionnée par le comte
Pedro de Barcelos), dont le rôle politique sous Ferdinand III est bien connu, en déduisit que la
comtesse Urraca était stérile et que cela joua sans doute dans son choix d’une carrière monastique après la mort de son époux. Ce raisonnement semble cependant bien fragile.
82
Il faut tout d’abord écarter de cette liste d’indices le document que Salázar y Castro considéra
une preuve définitive, mais qui s’avère être un faux assez grossier, sans doute d’époque moderne,
et que José Pellicer de Salas aurait recopié sur le Tumbo de San Millán (paradoxalement, Salázar le
soupçonnait d’ailleurs de falsification): “Ego humillima Christi Ancilla Comitissa Aldvncia [Salázar
propose de lire plutôt “Urraca”] Didaci de Cannas, offero ad atrium S. Emiliani, & vobis Abbati, &
Monachis, pro remedio Comitis Alvari Nvnniz coniugis mei qui sepultis est in Ecclesia Uclesij,
& Fratribus mei Comitis Lvpi Didaci de Vizkaya, illas vineas, & campos, quos donavit mihi Lupus
Ruderici minor meus frater, & sunt ante S. Maria de Cannas, in Villar de Torre, quas fuerunt de matre
78
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179
Domingo de la Calzada a tout d’abord gardé la trace d’une donation effectuée dans
les années 1236-1239 par Pedro Díaz, avec l’accord de la comtesse Urraca de Cañas,
expressément identifiée comme sa sœur.83 Or la règle des patronymes n’admit pas
d’exceptions avant la seconde moitié du XIIIe siècle: Pedro était nécessairement le
fils d’un Diego, de même, donc, que l’abbesse de Cañas, qui ne pouvait ainsi pas
être la fille du comte Lope Díaz Ier. Par ailleurs, le cinquième de libre disposition, ou
quinto, dont la comtesse Urraca fit donation à Cañas en 1262, se composait de biens
situés à Valluercanes, où l’on sait que les Lara détenaient les droits seigneuriaux. Il est
vraisemblable qu’il s’agissait d’un douaire qui lui venait de son mariage avec Álvaro
Núñez de Lara.84 Enfin, l’auteur anonyme du Tumbo, qui prit l’initiative d’adjoindre
de temps en temps le patronyme López au nom de la comtesse Urraca, la désigna en
une occasion sous le nom de «comtesse Urraca Díaz». Il est possible qu’il ait recopié
cette fois-là, sans y accorder d’importance, le patronyme authentique de la comtesse
dans une occurrence exceptionnelle.85
La construction du discours hagiographique autour de la comtesse Urraca
a donc conduit, suivant une chronologie sans doute similaire, à la manipulation de
la mémoire de sa filiation. Alors que cette fille de Diego López II de Haro avait été
l’épouse du puissant Álvaro Núñez de Lara, et n’était entrée à Cañas qu’après la mort
de celui-ci, la communauté en fit, avant le début du XVIIe siècle, une fille des fondateurs qui avait passé toute sa vie dans le monastère. Cette identification erronée fut
encore étayée pendant le second XXe siècle au prix de déformations importantes des
données documentaires.
3. UNE PERSONNALITÉ POLITIQUE À LA TÊTE D’UN MONASTÈRE
Une fois cette identification établie, la trajectoire de la comtesse Urraca est
aisée à reconstituer. Elle révèle plusieurs aspects essentiels du patronage exercé par
les Haro sur l’abbaye de Cañas, et des implications que la trajectoire politique de cette
dynastie pouvait avoir sur la vie de la communauté.
Urraca Díaz, fille de Diego López II de Haro, apparut pour la première fois
dans la documentation en 1207, à l’occasion d’une donation réalisée par son père, à
laquelle assistèrent la quasi-totalité de ses enfants. La liste était marquée par l’absence
de l’aîné, Lope Díaz II, peut-être retenu ailleurs par ses fonctions politiques, mais incluait un autre frère d’Urraca Díaz, Pedro Díaz, dont il a déjà été question, et ses sœurs
cadettes María Díaz et Aldonza Díaz. Le texte mentionnait aussi leur mère, Toda Pérez
de Azagra, dont l’union avec Diego López II s’était produite au plus tard en 1193.86 Urnostra Comitissa Dona Tota Petriz. Facta Carta Era M. CC. LXXX. pridie Kal. Madij. Ego Comitissa
Alduncia Didaci hanc donationem propria manu roboro. Vita Ioannes, textis. Lufar Sanchiz, testis.
Gomez Munnoz, testis. Garsia Magistro, testis. Stephano Merino in Cannas.” L. DE SALAZAR, Pruebas de la historia de la casa de Lara, p. 629.
83
“Cum assensu et voluntate domne Urrace, cometisse et abbatisse de Cannas, sororis mee”, selon le document édité par Agustín UBIETO ARTETA, Cartularios (I, II y III) de Santo Domingo de la
Calzada, Saragosse, 1978, p. 140, (Textos Medievales,108).
84
Le chef de famille des Lara à ce moment précis, Nuño González, avait d’ailleurs apposé son
sceau à cette donation. En 1311, il fallut un accord écrit pour que son descendant, Juan Núñez de
Lara, accepte de respecter les dispositions testamentaires de la comtesse. Ce texte perdu est mentionné dans le Tumbo (p. 496, n° 129) et le Prontuario (f. 54r, Balluercanes, n° 3) des archives de Cañas.
85
Tumbo, n° 474, p. 1155. Le document de 1240 auquel il fait allusion est malheureusement perdu.
86
Le document est connu par une copie se trouvant dans le cartulaire II de la collégiale (A. UBIETO, Cartularios de Santo Domingo de la Calzada, n° 92, pp. 77-78).
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raca et María furent vraisemblablement mariées simultanément avec les frères Álvaro
et Gonzalo Núñez de Lara, tous figurant en 1212 dans l’ultime donation réalisée par
le magnat en faveur des clunisiens de Santa María de Nájera. Ce double mariage avait
visiblement servi à sceller une alliance avec le lignage des Lara, seuls ricoshombres qui
pouvaient encore soutenir la comparaison avec les Haro, puisque Álvaro Núñez était
devenu en 1208 alférez (porte-enseigne) du roi, l’une des deux charges honorifiques les
plus prestigieuses à la cour d’Alphonse VIII de Castille.87
L’alliance ne résista cependant pas aux disparitions de Diego López II, d’Alphonse VIII puis de la reine Aliénor en 1214, et à l’avènement de l’enfant-roi Henri
Ier. Les trois frères Lara parvinrent à prendre le contrôle de la monarchie castillane, se
nommant comtes en 1215, tandis qu’Álvaro devint officiellement régent. Lope Díaz
II représentait alors la principale menace politique pour les Lara. Il fut écarté progressivement du pouvoir, et les Lara n’hésitèrent plus, après la disparition de Toda Pérez
de Azagra en 1216, à s’attaquer à la mémoire de Diego López II de Haro. Lope Díaz
II entra alors dans une phase d’opposition armée. La mort accidentelle de Henri Ier, en
1217, puis l’avènement complexe de Ferdinand III grâce à sa mère Berenguela, donnèrent à Lope Díaz II la possibilité de lutter contre ses ennemis Lara en toute légalité.
Il fut le principal soutien du nouveau souverain dans ces moments difficiles, ce qui
lui valut un rôle de premier plan pendant tout le reste de son règne. Le comte Álvaro
mourut en 1218 au cours des combats.88
Entre 1215 et 1217, la désormais comtesse Urraca Díaz avait donc atteint
le sommet du pouvoir en Castille, mais sa situation demeurait inconfortable, car elle
se trouvait au cœur de cette vive rivalité entre son frère Lope Díaz II de Haro d’une
part, son époux et ses beaux-frères, les Lara, de l’autre. Cette situation devint plus délicate encore entre 1217 et 1218, lorsque le pouvoir que le comte Álvaro Núñez et ses
frères tentaient de défendre par les armes cessa d’avoir une légitimité. Les historiens
du XVIIe siècle perçurent bien cette situation, qui était aussi celle de sa sœur, María
Díaz, elle aussi devenue comtesse en 1216 dans le même contexte. Ainsi Pedro Ponce
de León, travaillant peut-être dans l’orbite de Gregorio de Argáiz, imagina qu’elles
jouèrent le rôle d’émissaires de paix vers 1217 pour éviter que les armées féodales de
Lope Díaz II et de Gonzalo Núñez ne s’affrontassent directement en Bureba.89
Les destins d’Urraca et de María demeurèrent étonnamment parallèles après
ces événements. Leurs époux Álvaro et Gonzalo disparurent respectivement en 1218
et 1225.90 Toutes deux firent alors profession monastique dans des institutions contrô-
87
G. BAURY, Diego López “le Bon”, Diego López “le Mauvais”, p. 53.
G. BAURY, Los ricoshombres y el rey, passim.
89
L’anecdote, rapportée dans le ms. 13.127 de la BNM (pp. 182-189), indique que leur médiation
les conduisit à solliciter les abbés Diego d’Oña, Domingo d’Obarenes, et Gil de Bujedo de Campajares (en fait, l’abbé de Bujedo s’appelait alors Pedro, d’après la collection de textes éditée par Saturnino RUIZ DE LOIZAGA, El libro becerro de Santa María de Bujedo de Candepajares (1168-1240),
Miranda de Ebro, 2000, pp. 175-181: l’anecdote est donc bien fictive), qui seraient effectivement
parvenus à éviter les combats. Vers 1390, la Tercera Crónica General avait déjà imaginé, dans un
récit beaucoup plus allusif, l’intervention “d’abbés et de saints hommes” – mais pas des sœurs de
Lope Díaz II – dans les mêmes circonstances (édition de Florián de Ocampo, Las qvatro partes
enteras de la coronica de España que mando componer el serenissimo rey don Alonso llamado el
sabio, donde se contienen los acontecimientos y hazañas mayores y mas señaladas que sucedieron
en España, desde su primera poblacion, hasta casi los tiempos del dicho senor rey, Valladolid, 1604,
p. 366). Le lien entre cette légende et les travaux de Gregorio de Argáiz a été suggéré par Alfonso
ANDRÉS, El monasterio de Santa María de Obarenes, “Boletín de la Institución Fernán González”,
XLII/161 (1963), p. 616.
90
S. DOUBLEDAY, The Lara Family, pp. 57-58.
88
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lées par leur groupe aristocratique, dont elles devinrent immédiatement abbesses, sans
expérience préalable de la vie monastique. Urraca gouverna ainsi Cañas à partir de
1222, alors que la communauté n’avait plus d’abbesse en 1221.91 Pour sa part, María
sa cadette, dirigea dès 1226 ou 1228 d’autres cisterciennes, celles de San Andrés de
Arroyo, où elle demeura jusqu’à sa disparition en 1266, quatre ans après son aînée.
Elle succéda à sa tante, la comtesse Mencía López, qui venait de disparaître en 1225.
Celle-ci avait elle aussi épousé un Lara, le comte Álvaro Pérez, puis, une fois veuve,
avait fondé avant 1181 cette abbaye dans une zone contrôlée par la famille de son
époux.92 Pour finir, les comtesses Urraca et María accédèrent toutes deux au statut de
bienheureuses (de même que leur tante, la comtesse Mencía) au XVIIe siècle dans le
calendrier de Henríquez.93 La communauté de San Andrés de Arroyo fit apparemment
évoluer la mémoire de ses deux premières abbesses d’une manière similaire à celle de
la comtesse Urraca.
La situation de la comtesse Urraca entre 1215 et 1218 explique peut-être
pourquoi la chancellerie de Ferdinand III, qui expédia plusieurs diplômes en faveur de
Cañas, n’utilisa jamais une formule spécifique à l’intention de son abbesse. Ce choix
laissait l’impression que le souverain la tenait en moindre estime que d’autres pieuses
dames de sa famille. En effet, dans les années 1220, les notaires royaux désignaient
ses tantes, la reine Urraca López, fondatrice des cisterciennes de Vileña, ou la comtesse Mencía López, sous le terme de venerabilis amica mea, et précisaient que le roi
leur octroyait des privilèges ob reverenciam et graciam voire amorem envers leurs
personnes. Il est vrai qu’elles appartenaient toutes deux à une génération antérieure, et
que la formule pouvait aussi impliquer une forme de respect dû à leur âge.94
Même entrées en religion, ces dames conservaient donc une forte dimension
politique, qu’indiquait en premier lieu la conservation et l’utilisation courante de leur
titre d’épouse. Le rayonnement de l’abbaye de Cañas dépendait donc plus généralement de la fortune politique des Haro, et de la position du chef de famille. Jusqu’en
1233, Lope Díaz II se maintint, grâce à sa proximité avec Ferdinand III, au sommet
de l’aristocratie castillane. Après cette date, les Haro employèrent une stratégie d’affrontement avec le souverain qui conduisit à plusieurs brouilles, exils volontaires ou
affrontements, en 1233-1235, puis, sous Diego López III (chef de famille entre 1236
et 1254), en 1236-1237, 1241-1243 et 1254. La disparition prématurée de ce dernier
écarta provisoirement les Haro de la cour et donc du pouvoir, jusqu’à la fin de l’abbatiat de la comtesse Urraca.95 L’importante donation octroyée en 1256 à Cañas par
Alphonse X, à l’occasion de son passage au monastère, et dans laquelle ses notaires
attribuèrent tant d’honneurs à la señora de Cañas, s’inscrivait peut-être dans la logique d’une réconciliation entre le groupe aristocratique et le souverain.
91
En 1221, la tante d’Urraca, la comtesse Mencía López, abbesse de San Andrés de Arroyo, dut
intervenir en faveur du monastère de Cañas pour obtenir un privilège de Ferdinand III (original de
l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 4).
92
J. M. CANAL, La casa de Haro, pp. 79-81 et María Teresa GUTIÉRREZ PAJARES, El monasterio
cisterciense de San Andrés de Arroyo, Palencia, 1993, p. 26.
93
C. HENRÍQUEZ, Menologium, vol. I, p. 194 pour Mencía (14 juin), p. 309 pour María (qu’il
considère erronément comme la sœur de la précédente, le 12 septembre).
94
Voir par exemple, pour la comtesse Mencía, l’original de 1221 (AHN, section Clergé, ch. 1024,
n° 4), et, pour la reine Urraca, l’original de 1224 (archives de Vileña, n° 48).
95
G. BAURY, Los ricoshombres y el rey, passim.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061
182
GHISLAIN BAURY
CONCLUSION
La comtesse Urraca était donc une puissante aristocrate castillane, fille de
Diego López II de Haro et épouse du comte Álvaro Núñez de Lara, qui, après s’être
trouvée au cœur des luttes de pouvoir des Haro et des Lara entre 1214 et 1218, se
retira entre les murs de la fondation religieuse familiale. Son influence assurèrent à
l’institution, à l’époque de son abbatiat (1222-1262), une prospérité qu’elle ne connut
plus par la suite. Le souvenir de cet apogée fut associé à sa mémoire dans la communauté, grâce notamment à sa sépulture monumentale, pendant sans doute deux siècles,
avant que l’on ne pense à la sanctifier. La construction hagiographique commença
vraisemblablement sous l’impulsion de l’ordre cistercien vers le milieu du XVe siècle.
Malgré une diffusion internationale à l’époque moderne grâce aux écrits des cisterciens français Pierre de Virey à la fin du XVe siècle et Philippe Seguin à la fin du XVIe,
puis surtout Crisóstomo Henríquez et Ángel Manrique dans les années 1630 et 1640,
époque où elle accéda au statut de bienheureuse, son culte demeura vraisemblablement circonscrit à la communauté. Ce fut en son sein également qu’il fut réactivé au
XXe siècle, grâce notamment à la production d’une première hagiographie qui fonde
encore en grande partie la connaissance historique du personnage. Or les difficultés
rencontrées au cours de la construction de sa sainteté pour préciser ses mérites avaient
imposé aux auteurs de s’accrocher à certains détails erronés, comme sa qualité de fondatrice ou, à défaut, sa supposée virginité, ce qui conduisait à méconnaître sa position
politique. Jusqu’à présent, les historiens n’avaient pas repéré ce phénomène tardif de
construction mémorielle.
Le destin posthume de la comtesse Urraca est-il exceptionnel? Le cas parallèle de sa sœur María, ou celui, similaire, de sa tante Mencía, laissent à penser
qu’un certain nombre de ses consœurs connurent ce glissement tardif de la mémoire
d’une abbesse exceptionnelle vers la sainteté, confirmant ainsi l’idée de «sainteté dynastique» énoncée par André Vauchez. À une nuance près, cependant: cette image
ne s’imposa pas à leurs contemporains, mais à leurs lointaines héritières, au sein de
leur communauté, et aux hagiographes cisterciens d’époque moderne, deux à quatre
siècles plus tard. Ceux-ci s’intéressaient pourtant avant tout aux personnes de la famille royale, qui avaient ainsi bien plus de chance d’être proclamées saintes ou bienheureuses que les autres.96 La renommée du lignage Haro a ici pallié l’absence d’ascendance royale, peut-être du fait des deux mariages avec des infantes et des deux
reines dont cette dynastie put se prévaloir au XIIIe siècle, ou tout simplement de par
son poids politique pendant cette période.
Fecha de recepción del artículo: Junio 2010
Fecha de aceptación y versión final: Julio 2010
96
Crisótomo HENRÍQUEZ, Corona sacra de la religion cisterciense en que se refieren las heroycas
virtudes de algunas reyna, infantas y princesas sanctas de la orden de N. P. S. Bernardo, Bruxelles,
1624.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 183-209
ISSN 0066-5061
VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL
DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE FITERO1
THE VICISSITUDES OF THE DOCUMENTATION
OF THE MEDIEVAL CISTERCIAN MONASTERY OF FITERO
Mª Isabel OSTOLAZA ELIZONDO
Universidad Pública de Navarra
Cristina MONTERDE ALBIAC
Universidad de Zaragoza
Ignacio PANIZO SANTOS
Archivo Histórico Nacional (Madrid)
Resumen: El artículo estudia la historia
del archivo del monasterio cisterciense
de Fitero (Navarra) en la Edad Media,
contrastando la documentación existente
con las referencias de la misma en diversos inventarios archivísticos de la edad
moderna. Se han conservado un total de
135 documenrtos medievales posteriores a 1210 (fecha en que se terminó el
Cartulario de Fitero), de los que 65 son
originales y el resto copias de privilegios
importantes que se querían preservar en el
archivo monástico, utilizando en su lugar
versiones más tardías cuando había que
demostrar los derechos de la entidad. O
conseguidas a partir del s. XVI con ocasión de las demandas presentadas por el
monasterio en defensa de sus intereses,
ante los tribunales navarros y en menor
medida castellanos.
El cotejo de la documentación con los
inventarios de archivo de los s. XVII y
XVIII, ha permitido determinar que ya en
esa época se había detectado la pérdida de
algunos originales importantes, poniéndose gran cuidado en la preservación de
los restantes. De lo que se deduce que los
efectos negativos para la conservación
del patrimonio documental achacables
entre otras causas a la Desamortización
de Mendizábal, se convierten hasta cierto
punto en un tópico no corroborado en el
1
Abstract: The article studies the history of
the archives of the Cistercian monastery
at Fitero (Navarre) in the Middle Ages,
comparing the documentation available
with references to it in a number of archive inventories of the modern age. A
total of 135 mediaeval documents dated
after 1210 have been conserved (the year
in wich the Cartulary of Fitero was completed), of which 65 are originals and the
rest copies of important privileges that
were conserved in the monastery´s archives, using later versions in their place
when it was necessary to demonstrate the
monastery´s rigths. Others were obtained
from the 16th century onwards as a result
of claims presented by the monastery in
defence of its interest before the courts
of law of Navarre, and to a lesser extent
those of Spain.
The comparison of the documentation
with the archive inventories of the 17th
and 18th centuries has enabled us to determine that the loss of some important
original documents had been detected
at the time, and great care was taken to
preserve the remaining items. From this it
can be deduced that the negative effects
on the conservation of the documentary
patrimony, due to the Desamortización
(confiscation of church property) of Mendizábal, among other things, became a
Abreviaturas utilizadas: AGN = Archivo General de Navarra; AHN = Archivo Histórico Nacional.
184
Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
caso del archivo fiterense, que afortunadamente ha conservado la mayor parte de
su documentación medieval.
non-corroborated cliché to a certain
extent in the case of the archive at Fitero,
which has fortunately conserved most of
its mediaeval documentation.
Palabras clave: archivo del monasterio
de Fitero; documentos medievales; cartulario de Fitero.
Keywords: archives of the monastery of
Fitero; mediaeval documents; cartulary
of Fitero.
SUMARIO
1. Vicisitudes de la documentación medieval del monasterio cisterciense de Fitero.- 2. Inventario de la documentación medieval.- 3. Conclusiones.
1. VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL
DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE FITERO
La fundación del monasterio de Fitero nos ha sido relatada brevemente por
uno de sus protagonistas principales, Fr. Ignacio de Ibero, abad del cenobio entre
1592 y 16122 . Su Relación de la fundación y antigüedad del monasterio de Santa
María la Real de Fitero es un perfecto ejemplo de cómo los mismos documentos del
archivo monástico podían resultar apropiados para usos tan dispares como defender el
señorío eclesiástico frente a obispos discutidores de su jurisdicción (el de Tarazona),
o bien resaltar el Patronato regio (en este caso Felipe II)3. Fray Ignacio era persona de
elevadas dotes intelectuales y compartía con el obispo pamplonés, Bernardo de Rojas,
la afición por la historia. Se apreciaban mutuamente, como lo manifestaba en su Relación4. En el caso del abad, se propuso redactar la crónica de la Orden cisterciense, para
lo cual, no dudó en enviar a un monje de su comunidad, fray Bernardo de Villalpando,
a la casa madre de Citeaux para rebuscar documentos en su archivo y extraer copias5.
Tanto el material allegado de Francia como el que encontró buceando en su archivo
fiterano le sirvió para escribir sus Exordia Sacri Ordinis Cisterciensis, obra impresa
en el propio monasterio en 16066.
Estos incipientes viajes literarios, así como la redacción de estas obras historiográficas, nos sitúan en el s. XVII, momento de gran efervescencia intelectual. En
Fitero se añadió además la exaltación de San Raimundo, segundo abad y fundador
2
Francisco FUENTES PASCUAL, Fray Ignacio de Ibero abad de Fitero, “Príncipe de Viana”, 19
(1945), pp. 281-294.
3
AHN, Códices, 371 B, ff. 1-10. Consultable en el portal PARES del Ministerio de Cultura
[www.pares.mcu.es]
4
AHN, Códices, 371 B, f. 3.
5
AHN, Códices, 371 B, f. 2.
6
Antonio PÉREZ GOYENA, Ensayo de bibliografía navarra desde la creación de la imprenta en
Pamplona hasta el año 1910. Pamplona, 1949, t.2, pp. 23-27; Santos GARCÍA LARRAGUETA, La imprenta en los monasterios, en La imprenta en Navarra. Pamplona, 1974, p. 194; Fitero: el legado de
un monasterio, en [Exposición], Monasterio de Fitero, Navarra, 26 de abril al 29 de julio de 2007,
(organiza, Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra; comisario, Ricardo
Fernández Gracia), Pamplona, 2007, pp. 264-265.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
185
de la Orden militar de Calatrava7. Tampoco resulta casual que la historia fiterana se
redactara en el s. XVII cuando el señorío civil y eclesiástico estaba bien consolidado,
si bien no faltaron tumultuosas contestaciones de su villa en forma de revueltas y
saqueos que también afectaron al archivo8. De todos modos estas pérdidas no eran
las primeras que sufría el monasterio. Rebuscando en la secular historia del cenobio
hay varias menciones de conflictos fronterizos entre los reinos de Navarra y Castilla.
Sabemos que en 1334, con motivo de la guerra con Castilla, Miguel Zapata se apoderó
del monasterio y del castillo de Tudején por orden del infante Pedro de Aragón y del
gobernador de Navarra9. La zona sin embargo tuvo muy poca seguridad, hasta que tras
la guerra de 1373 de nuevo entre Navarra y Castilla, fructificó la mediación pontificia
del cardenal Guido de Bolonia que dictaminó que Fitero pertenecía a Navarra. En
1436 la comunidad debió refugiarse en Tudela durante varios años. Abandonado por
sus inquilinos, el monasterio fue saqueado y sus escrituras parcialmente destruidas10.
No es extraño que con tanta violencia y anarquía, el archivo monástico quedara deteriorado, hasta el punto de que Fr. Miguel Bautista Ros, el archivero más
laborioso del monasterio, dijera en el Tumbo Naranjado de 1634: “muchas de las
escrituras que tiene el monasterio en su archivo las a avido y recobrado sacandolas
con provisiones y mandatos de la real chancillería de Valladolid y del real Consejo de
Navarra, de los archibos de Agreda, Cervera y otras partes”11. Afortunadamente para
Fitero estos tribunales ayudaron en repetidas ocasiones a obtener copias de documentos de interés que no se conservaban en el archivo monástico, y que se obtuvieron
mediante requerimiento judicial a los alcaldes de las villas próximas en las que el
cenobio tenía propiedades, para que autorizaran el traslado de documentos notariales12. También se consiguieron copias de los archivos de las escribanías de los propios
tribunales13, o se solicitaron a otros monasterios14.
En la actualidad la documentación fiterana se encuentra repartida entre el
Archivo Histórico Nacional (secciones de Clero, Códices y Sigilografía), y el Archivo
General de Navarra (Sección Clero, y Códices y Cartularios). Incautada la documentación en 1835 durante la desamortización de Mendizábal, pasó a las oficinas de la
Caja de Amortización en Pamplona, precursora de la Delegación de Hacienda estatal,
donde estuvo muchos años. Unas remesas se enviaron al Archivo Histórico Nacional
de Madrid a finales del s. XIX. Lo que quedó en Navarra permaneció en el archivo de
7
Ricardo FERNÁNDEZ GRACIA, Iconografía de San Raimundo de Fitero, “Príncipe de Viana”, 199
(1993), pp. 293-254; R. FERNÁNDEZ GRACIA, Entre la historia, la leyenda y el mito. La imagen de
San Raimundo, abad de Fitero y fundador de la Orden militar de Calatrava, en Fitero: el legado de
un monasterio, pp. 127-172.
8
Florencio IDOATE IRAGUI, Rincones de la Historia de Navarra, Pamplona, 1954, t. 1, pp. 235241. José GOÑI GAZTAMBIDE, Historia del monasterio cisterciense de Fitero, “Príncipe de Viana”,
100/101 (1965) p. 306 y José Maria JIMENO JURIO, Fitero, Pamplona, 1982, pp. 19-22.
9
Fray Jerónimo de ÁLAVA, Relación de privilegios concedidos al monasterio y otras escrituras
y sucesos acaecidos al dicho monasterio desde su fundación, AHN, Códices, 371 B, versión digitalizada, imagen 17 y ss.; Pilar AZCÁRATE, La guerra de 1335 entre Castilla y Navarra, “Hispania”,
49 (1989), pp. 805-840; Íñigo MUGUETA MORENO, Acciones bélicas en Navarra: la frontera de los
malhechores (1321-1335), “Príncipe de Viana”, 219 (2000), pp. 49-78.
10
J. GOÑI GAZTAMBIDE, Historia del monasterio, pp. 298-303.
11
AHN, Códices, 906 B, f. 726v.
12
AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, f. 40 (Ros, tabla 2, fajo 1, f. 15), 119v, (Ros, tabla 2, fajo
86, f. 55), f. 167v, (Ros, tabla 8, fajo 1, nº 11, 18, 29); AHN, Clero, leg. 4896, exp. 8.
13
AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, f. 96v (Ros, tabla 2, fajo 66, nº 41), 125 (Ros, tabla 2,
fajo 108, f. 179), 143 (Ros, tabla 3, fajo 12, f. 20); AHN, Clero, leg. 4898.
14
AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, f. 115 (Ros, tabla 2, fajo 81, nº 3, 4).
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
la Delegación de Hacienda estatal, a cargo del archivero del Cuerpo Facultativo del
Estado, hasta 1929 en que la Diputación Foral logró que pasara en calidad de depósito
al Archivo General de Navarra, donde permanece. De este modo, el Archivo General
de Navarra pasó a conservar una parte cuantitativa y cualitativamente muy rica de los
fondos monásticos, entre los que destaca el cartulario medieval de Fitero15.
Este corte en la documentación hoy conservada entre Pamplona y Madrid
no es cronológico ni obedece a pautas. Sencillamente, el director del Archivo Histórico Nacional, Vicente Vignau, reclamó a los archiveros de las Delegaciones de
Hacienda provinciales el envío de documentación preferentemente medieval, y más
tarde cuando creyó que todo había sido recibido, la de época moderna. Una vez en su
destino se procedió a la separación física entre pergaminos (carpetas), papeles sueltos
(legajos) y libros encuadernados. A su vez, algún privilegio con sello pasó a la Sección Sigilografía, y los libros más interesantes en cuanto a su contenido, a la Sección
de Códices y Cartularios16.
Retrocediendo otra vez en el tiempo, comprobamos que el archivero Miguel
Bautista Ros tuvo mucho cuidado en describir en su inventario redactado en 1634, no
sólo la documentación real sino también la pontificia, ya que la defensa del señorío
monástico era civil pero también eclesiástica17. La mayoría de estos pergaminos está
a su vez descrita en los inventarios posteriores del s. XVIII (1708 y 1798), con la salvedad de que en esta época, la dificultad de descifrar la escritura y la peculiar datación
medieval hizo que los archiveros se sirvieran tanto de los documentos originales como
de las copias de tales privilegios que se consiguieron a finales del s. XVII, cuando
el Consejo real de Navarra sentenció a favor del monasterio en el largo contencioso
que sostuvo con su villa de Fitero a causa de la jurisdicción temporal y eclesiástica18.
Muchos de los que utilizaron la documentación del monasterio en época moderna
cometieron frecuentes errores de reducción de cómputo, descubiertos por Cristina
Monterde al elaborar la colección diplomática fiterana19.
Nuestra intención es continuar con la identificación y localización de la documentación medieval desde la fecha en que terminó la colección diplomática la Dra.
Monterde. Por ello a la hora de seguir la pista de los privilegios inventariados por los
archiveros fiteranos en edad moderna (años 1634, 1708 y 1798), tomamos como punto
de partida la documentación actualmente conservada en el Archivo General de Nava15
Publicado inicialmente por Mariano ARIGITA Y LASA, Colección de documentos inéditos para
la Historia de Navarra. Pamplona, 1900; Con más rigor por Cristina MONTERDE ALBIAC, Colección
diplomática del monasterio de Fitero (1140-1210, Zaragoza, 1978.
16
Luis SÁNCHEZ BELDA, Guía del Archivo Histórico Nacional. Madrid, 1985, pp. 33-38; José
Maria LACARRA, Guía del Archivo General de Navarra, Madrid, 1953, p. 130; Juan José MARTINENA RUIZ, Guía del Archivo General de Navarra. Pamplona, 1997, pp. 34 y 231; Luis Miguel CRUZ
HERRANZ, La Sección de Clero del Archivo Histórico Nacional en II Jornadas Científicas sobre
documentación de la Corona de Castilla (s. XIII-XIX), Madrid, 2003, pp. 373-405.
17
AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, ff. 10-20 (Ros, tabla 1, fajos 3-6).
18
AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461.
19
Cristina MONTERDE ALBIAC, Colección diplomática del monasterio de Fitero, pp. 202-214. La
Colección reúne todos los documentos conservados pertenecientes al monasterio y datados entre el
s. XII y las dos primeras décadas del XIII, los originales en especial la documentación real y pontificia, así como las piezas eclesiásticas y particulares. Además las copias, incluyendo el análisis del
cartulario medieval de la abadía, estableciendo la fiabilidad del mismo. Cada referencia lleva el correspondiente desarrollo de la traditio documental, con mención de los ejemplares que se conservan
sobre cada documento, desde su primera elaboración hasta el s. XVIII, incluyendo las versiones copiadas en tumbos e historias de edad moderna, como el Tumbo Naranjado o las Memorias del padre
Calatayud. Como todo estudio documental universitario, consta de un capítulo introductorio donde
se analizan y presentan las fuentes estudiadas, que abarca las pp. 5-28.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
187
rra y el Archivo Histórico Nacional, cotejando las signaturas antiguas que aparecen
al dorso de los documentos con las referencias de dichos inventarios. De esta forma
se puede detectar la cantidad de documentación conservada y perdida, para evaluar la
situación del archivo monástico hasta la desamortización, y si el cierre e incautación
del archivo en el s. XIX supuso un factor decisivo para la pérdida de documentos. La
mayoría de las piezas medievales conservadas a partir del s. XIII son originales en
pergamino, aunque en numerosas ocasiones hayan perdido sus sellos. Pero al llegar al
s. XV y tal vez por las desastrosas consecuencias de la guerra civil navarra a la que no
fueron ajenos los monasterios y quienes los regían en esa época, aumenta el número
de traslados notariales realizados a requerimiento de los tribunales tanto castellanos
como navarros, cuando en la edad moderna el monasterio luchó por recuperar propiedades y derechos contestados por las localidades vecinas.
Hay que advertir que los orígenes del cenobio fiterano han sido controvertidos entre los propios correligionarios de la Orden, provocando pleitos y no poca
disputa historiográfica para determinar a quién correspondía la gloria de ser el primero
del Císter en Navarra. El motivo de tales debates tiene que ver con el espinoso contencioso de la preferencia de asiento en el brazo eclesiástico de las Cortes de Navarra del
periodo moderno, y la reticencia a reconocer que Fitero, que se había incorporado al
reino de Navarra en 1373, tuviera prelación sobre La Oliva que hasta entonces había
gozado de tal posición. Parece que al monasterio fiterano le cabe el honor de ser el
más antiguo del Císter no solo en Navarra sino tal vez de toda España. Aunque sus
orígenes no se situaran en la vega de Fitero sino en el monte Yerga, tal y como reconocen los propios historiadores cistercienses en las historias elaboradas a partir del
s. XVII. Sin embargo recientemente se ha querido remover el asunto, utilizando como
argumento la supuestamente escasa fiabilidad del documento más antiguo de 114020.
Sin embargo para esta fecha el Emperador ya se había traído de Francia al canciller
Hugo y al escriba Giraldo, que son los verdaderos organizadores de la cancillería de
Alfonso VII. Por otra parte, del mencionado escriba se conservan más documentos en
otros archivos españoles que avalan el carácter genuino y auténtico del documento
del archivo fiterano.
El monasterio de Fitero cuenta con un factor que revaloriza enormemente
su documentación, y es el de haber conservado el original de la primera dotación de
lo que sería la primitiva sede de la Orden cisterciense en el territorio entonces del
reino de Castilla. La relación documental que aquí se presenta, recoge la secuencia
de documentos medievales en formato de pieza exenta, es decir no correspondiente a
copia de cartularios u otros códices diplomáticos, salvo en aquellos casos en que por
la importancia de la dotación y a falta de otra referencia, se ha recurrido a la versión
del cartulario medieval, del Tumbo naranjado de 1634, o de los inventarios modernos
del archivo.
2. INVENTARIO DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL
-1140-10-25.- Ribera del Ebro, entre Calahorra y Alfaro
Alfonso VII concede la villa y lugar de Niencebas a la iglesia de Santa María fundada en el
monte Yerga por el abad Durando y sus monjes cistercienses.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, leg. 51, nº 476. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1 nº 1/ Invent. 1708. cajón 1, fajo 1, nº 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 6.
20
Fitero: el legado de un monasterio, p. 34, nota 25, y p. 180; Serafín OLCOZ YANGUAS, Memorias del monasterio de Fitero de padre Calatayud, (Edición crítica), Pamplona, 2005.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1141, Junio 2
Pedro Tizón y su mujer Doña Toda e hijos donan la heredad que tienen en Niencebas a Raimundo abad de Santa María de Niencebas y a su comunidad.
AGN, Códices, Cartulario Fitero, ff. 55-55v/ El inventario de 1708 indica que en esa época no
se conservaba original en el archivo, sino la copia del cartulario medieval y del Tumbo Naranjado, en AHN, Códices, 906 B, nº 132.
-1141
Fortún Garceiz y sus hijos donan la heredad que tienen en Niencebas al monasterio de Santa
María de ese lugar.
AGN, Códices, Cartulario Fitero, f. 55v. Copiado a su vez en el Tumbo Naranjado, AHN, Códices, 906 B, nº 133.
-1141
Fortún López, su mujer Sancha e hijos, donan la heredad que tienen en Niencebas al abad Raimundo de Santa María de Niencebas y su comunidad.
AGN, Códices, Cartulario Fitero, f. 55; AHN, Códices, 906 B, Tumbo Naranjado, nº 131.
-1146-10-15.- Niencebas
Alfonso VII dona su serna de Cervera a la iglesia de Santa María de Niencebas y a su abad
Raimundo.
AGN, Códices, Cartulario Fitero, ff. 43v-45/ Invent. de 1634, caj. 3, fajo 3, nº 43; AGN, Clero,
Fitero, caj. 34401, nº 461; AGN, Clero, caj. 33859, nº 268. Además AHN, Códices, 906 B,
Tumbo Naranjado nº 114/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 70, f. 268.
-1147-09-17.- Citeaux
Eugenio III otorga protección pontificia y confirma a Raimundo abad de Niencebas y a los monjes
de su comunidad, la tierra de Niencebas, el lugar de Fitero, el de Oliva y Veruela con sus tierras,
granjas diezmos y pastos que les corresponden.
AHN, Clero, carp. 1397. nº 8. Original aunque no conserva la bula/ Invent. 1634 caj. 3, fajo 3,
nº 1/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 2/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 1. Dicho documento
es expedido en el capítulo general de la Orden cisterciense al que acudió el abad Raimundo.
-1147-09-17.- Citeaux
Eugenio III otorga protección pontificia a Raimundo abad de Yerga y a los monjes de su comunidad instalados en Yerga. Confirma además las propiedades de la tierra de Yerga, el lugar de
Fitero y el de Oliva con sus tierras, granjas, diezmos y pastos que les corresponden.
A.OIHENART, Notitia utrisque Vasconiae. San Sebastián, 1929, p. 101, según información remitida por fray Jerónimo de Álava, monje historiador de Fitero, pero no aparece en ninguno
de los inventarios del archivo fiterano. Citando a Oihenart, lo transcribe J.P. MIGNE, “Eugenii
III epistolae et privilegia”, en Patrologia latina, t. 180, nº 224, col. 1278 y lo extracta P. JAFFE,
Regesta pontificum romanorum ab condita ecclesia ad annum post Christum natum 1198. Leipzig, 1885-1888, 9134, p. 47.
-1148-02-06.- Tarazona
Miguel, obispo de Tarazona, exime del pago de diezmos al monasterio de Niencebas por los
frutos de sus granjas cultivados por los monjes.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 391, copia simple/ Invent. 1634 caja. 3, fajo 3, nº 37/ Invent.
1708, caj. 1, fajo 3, nº 12/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 2.
-1148-04-05.- Almazán
Alfonso VII dona al abad Raimundo y su comunidad de la iglesia de Santa María de Niencebas, el monasteriolo de San Bartolomé de Anaguera (Noguera).
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061
VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
189
AGN, Clero, Fitero, nº 234, f. 11. Copia simple en papel de mediados del s. XVI/ Invent. 1798,
clase 4ª, copias privilegios, fajo único, f. 9 y f. 89v. .
AHN, Códices, 906 B, Tumbo Naranjado de Fitero, ff. 426v-427.
-1152-07-09.- Segni
Eugenio III confirma a Raimundo abad de Fitero y a su comunidad, las posesiones del monasterio, es decir “locum in quo ipsum monasterium situm est, Necevas cum decimis et aliis pertinenciis suis, Casam Novam cum decimis et aliis pertinenciis suis, Anaveram cum decimis et aliis
pertinenciis suis”, y lo recibe bajo la protección pontificia.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 391, copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 11/ Invent.
1708, cajón 1, fajo 3, nº 12/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1 nº 4.
-1153-06-02.- Soria
Alfonso VII confirma al abad Raimundo y los monjes de Santa María de Castellón (de Fitero),
el lugar de Niencebas con sus pertenencias, y el realengo de Anegora más la serna situada sobre
los baños de Tudején.
AGN, Códices, Cartulario Fitero, ff. 54-55; AHN, Códices, 906 B Tumbo Naranjado, f. 426v;
AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461, fajo 70, nº 269, copia
-1156-08-02.- Calahorra
Sancho III de Castilla toma bajo su protección al abad Raimundo y al monasterio de Castellón
(de Fitero), para que su ganado pueda pastar libremente y si se mezcla con ganado de otros
propietarios, sea restituido al monasterio.
AHN, Sellos, carp. 1, nº 3. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 5/ Invent. 1708, cajón 1, fajo
1, nº 5/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias f. 11.
-1157-01.- Tudela
Sancho VI el Sabio de Navarra toma bajo su protección los bienes del monasterio de Castellón
(de Fitero) en su reino, manda restituir los bienes robados, definir los pleitos según la declaración de los monjes, autoriza que su ganado paste en el reino y les exime del pago de peajes y
portazgos.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 219. Original con restos de foramen del que colgó el sello/
Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 14/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 8/ Invent.1798, Clase 4ª, fajo
único nº 2.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 468, copia de 1294 por el notario público de Tarazona
Andrés Pérez Cervera con suscripciones del vicario de Cintruénigo, el notario de la cancillería
episcopal turiasonense, y de los notarios de Cascante Andrea de Ponte y Clemente de Aspes/
Invent. 1634 caj. 3, fajo 1, nº 4/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo
único copias, nº 2.
-1157-04-15.- Toledo
Sancho III de Castilla dona el castillo de Tudején al monasterio de Santa María de Castellón (de
Fitero) y a su abad Raimundo.
AHN, Clero, carp 1397, nº 10. Original/ Invent. 1634. cajon 3, fajo 1, nº 3/ Invent. 1708, cajón
1, fajo 1, nº 6/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único nº 1.
-1158-01.- Almazán
Sancho III de Castilla dona la villa de Calatrava a la Orden cisterciense y al abad Raimundo
de Fitero.
AHN, Órdenes Militares, Calatrava, carp. 418, nº 19-r. Original/ Invent. 1634. cajón 3, fajo 1,
nº 35/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 9/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, privilegios f. 3 y
12, y en copias f. 4, 13.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1162-09-18.- Dol
Alejandro III toma bajo su protección al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo, confirma
la regla cisterciense y las posesiones del monasterio y le concede exención de diezmos. Prohíbe
asimismo que ningún monje salga del convento sin licencia del abad.
AHN, Clero, carp. 1397. Original falto de bula/ Invent. 1634 caj.3, fajo 3, nº 25/ Invent. 1708,
cajón 1, fajo 3, nº 13/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 4.
-1164-11.- Arrarás
Sancho VI de Navarra concede al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo el privilegio de
no pagar lezdas en Logroño y toda su tierra.
AHN, Clero, carp. 1397, nº14. Original/ Invent.1634, caj. 3, fajo 1, nº 9/ Invent. 1708, cajón 1,
fajo 1, nº 10/ Invent. 1798, Clase, 4ª fajo único, nº 5.
-1168-08-10.- Avia
Alfonso VIII de Castilla confirma al abad Guillermo la donación de Tudején y concede al monasterio las heredades de Añamaza y Castellón, con sus términos, tierras, viñas, prados y pastos.
AHN, Clero, carp. 1397, nº 15. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 2 y conf. del mismo en el
mismo fajo nº 17/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 11/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 14.
-1176-06.- Soria
Alfonso VIII dona la heredad que tenía en Esteras al abad Guillermo y al monasterio de Fitero.
Arch. Catedral Sigüenza, R-46. Original.
-1179-04-07.- Letrán
Alejandro III toma bajo su protección al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo, confirmando sus posesiones, dispensando el pago de diezmos y prohibiendo edificar otro monasterio
a media legua de distancia.
AHN, Clero, carp. 1397, nº 16. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 25/ Invent. 1708, caj. 1,
fajo 3, nº 30/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 6 y 7.
-[1181-1182]
Juan de Todadueña dona al monasterio de Fitero la mitad del molino de Cardosa, reservándose
el usufructo mientras viva, pero concede a los pastores y yugueros de Fitero que puedan moler
libremente los sábados y construir casas en los lugares que se les señale.
AHN, Clero, carp. 1397, nº 18. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo
único nº 32.
-1184-11-26.- Verona
Lucio III prohíbe a los obispos lanzar censuras contra los cistercienses.
AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple s. XVI/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 13.
-1187
Urbano III concede privilegio a la Orden cisterciense para que sus abades electos en caso de que
el ordinario de la diócesis no los quiera bendecir, puedan ser bendecidos por cualquier obispo,
no estando obligados a acudir a los sínodos diocesanos.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 464. Traslado de 1322 hecho por el notario apostólico Bernardo de Minorisa, y reconocido como válido por fray Jacobo Valls, abad del monasterio de
Santes Creus en 1555/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 5/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 6/
Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 19.
-1188
Apeo realizado por los concejos de Ágreda, Cervera y S. Pedro de Yanguas siguiendo el mandato de Alfonso VIII de Castilla para deslindar los términos de Tudején y Niencebas.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 31. Original partido por ABC, con 3 grupos de oculi de
los que colgaron sellos/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 27/ Invent. 1708, cajón 3, fajo 1, nº 27/
Invent.1798, Jurisdicción temporal, Clase 1ª, fajo 1, nº 1.
-1188 fines
Súplica de Rodrigo obispo de Calahorra, al Papa Urbano III en su enfrentamiento con el obispo
de Tarazona sobre la pertenencia de Fitero a su diócesis. El calagurritano argumenta que su
antecesor, el obispo Sancho, “benedixit in abatem et sui monasterii altare consecravit quod
vocatur Necevas. Et nos poster de illo, quia locus erat aridus ut prediximus, ad Fiterium illos
tanquam nostros monachos transtulimus. Et usque ad transitum prefati abbatis, predecesor noster et nos in pace illud monasterium possedimus, et monachum nobis et ecclesie nostre fuerunt
obedientes”. Después el obispo de Tarazona usurpó el monasterio e impidió al calagurritano
bendecir a Guillermo, segundo abad de Fitero, que en la fecha del recurso pontificio era abad
de Scala Dei. El obispo de Tarazona con hombres armados “venit ad Fiterium et intrans atrium
cum furore et impetu, quosdam de monachis verberavit, quosdam vulnerabit, et capras et porcos
monachorum duxit in prendam, quia ecclesie Tirasonensi obedire nolebant”.
Arch. Catedral Calahorra, transcrito por P. KEHR, Papsturkunden in Spanien. II Navarra und
Aragon. Berlín, 1928, nº 166.
-1189-12-02.- Cuenca
Alfonso VIII de Castilla confirma al monasterio de Fitero y a su abad Pedro, todos los privilegios y derechos que concedió su padre al monasterio de Castellón (de Fitero), tomando a sus
granjas bajo su protección, eximiéndoles del pago de censos, y dándoles derecho de pastos.
AHN, Clero, carp. 1397, nº 17. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 11 y 21/ Invent. 1708,
cajón 1, fajo 1, nº 12/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único f. 10, y copias f. 35.
-[Hacia 1200]
Inocencio III confirma los privilegios y posesiones del monasterio de Fitero, es decir, “Necebas, Erga, Firgida, Anavora, Rabanera, granjas de Anamaza y Tudelio, molendina de Magania,
posesiones in Cintruenico de Tudela et Peralta, possesiones quas habetis in Calagurrensis et
Tirassonensis civitatibus, in Puliera, Autol, Corella, Alfaro, molendinum in Cueva, possesiones
in villa de Arnero. Domus in Agreda, Araviana et Soria.”
AGN, Clero, Fitero, nº 234, ff. 243-245. Copia realizada a fines del s. XVI. Falto de datación
y suscripciones de la curia pontificia. No recogido en ninguno de los inventarios de Edad Moderna, pero en principio no sospechoso porque otros documentos pontificios copiados en dicho
legajo, sí figuran en dichos inventarios.
-1211-12-00.- Tudela
Sancho VII el Fuerte de Navarra confirma al monasterio de Fitero, los términos de Tudején,
Villa desierta y Niencebas.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero nº 223. Copia del notario eclesiástico Pelegrín López de Lusarreta del obispado de Pamplona de 1406 realizado por mandato de la Cámara de Comptos/
Invent. 1708, cajon 1, fajo 1, nº 13.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 221. Copia de la Cámara de Comptos de 1564 realizada
a petición de monasterio/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº15/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 13/
Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, f. 18.
-1212-01.- Tarazona
García, obispo de Tarazona, y el cabildo de dicha iglesia asignan al abad Bernardo y al convento
de Fitero la iglesia de San Valentín de Tudején.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 233. Original redactado por el notario episcopal de Tarazona/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 109.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1212-08
Doña Urraca, hija de Español, y sus hijos venden la heredad que tienen en el término de Tudején
al abad Maurín y al monasterio de Fitero.
AHN, Clero, carp. 1397, nº 19. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 1/ Invent. 1798, Clase
4ª, fajo único, copias, f. 130.
-1214-01.- Burgos
Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, dona al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo una heredad sita en dicho lugar, que le venía por herencia de su abuelo Pedro Tizón.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 123. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3,
fajo 10, nº 6/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 1, nº 2/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 9.
-1216-05
Toda López se ofrece a sí misma a la Orden de los Hospitalarios, eligiendo su sepultura en el
cementerio de Calchetas y haciendo donación intervivos de distintos inmuebles sitos en Tudela,
y a la muerte de su marido de la torre de Valtierra. Dona asimismo al monasterio de Fitero unas
casas, pieza de tierra y huerta en la localidad de Valtierra.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 1. Original/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 2, nº 10/ Invent. 1798, Clase
5, fajo 1, nº 7.
-1219-04-20
Honorio III faculta al abad de Fitero y a los priores de Santa Cruz y de Artajona, para que sentencien en la causa pendiente entre el diácono Pedro Cristóforo y el abad de Leire, sobre los
diezmos de la iglesia de Cáseda.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, caj. 4, nº 7. Original con sello de plomo.
-1220-04-14.- Cuenca
Fernando III de Castilla concede carta de libertad al monasterio de Fitero, y confirma la concesión de Alfonso VIII para que se les devuelvan las casas y bienes incautados que el monasterio
tiene en Castilla.
AGN, Clero, Fitero, nº 234, ff. 80-80v. Copia en papel. / Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 11.
-1220-07-11.- Orvieto
Honorio III ordena que ninguna persona sin especial mandato de la Santa Sede pueda dictar
excomuniones, suspensiones ni interdictos contra la Orden cisterciense.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 2. Vidimus expedido por un oficial del arzobispado de Tarragona,
sobre la bula de Honorio III (1220-07-11) que otorga privilegios a los monasterios cistercienses.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 2. Pergamino notarial. No recogido en los inventarios de Edad
Moderna.
-1221-02-13.- Letrán
Honorio III, atendiendo la súplica del rey de Navarra, se dirige a los abades de Fitero y Veruela
y al prior de Nájera, para que procuren que Arnaldo de Luna y otros particulares de las diócesis
de Zaragoza, Tarazona y Calahorra, satisfagan los daños que causaron cuando entraron violentamente en Navarra estando su rey luchando contra los moros.
AGN, Comptos, caj. 4, nº 8. Original a falta del sello de plomo.
-1221-05
Fernando Zapata concede a su muerte una pieza en Alfaro para el monasterio de Fitero y a su
abad Guillermo durante 10 años, devolviéndose a los hijos del testador pasado ese tiempo, aunque si fallecieran sin sucesión quede definitivamente para el monasterio fiterano.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 3. Original/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 2/ Tal vez Invent. 1798,
Clase 5ª, fajo único nº 9.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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-1222-01-05.- Toledo
Fernando III el Santo autoriza a los moros de su reino para poblar Tudején, castro de los monjes
de Fitero.
AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple en papel/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 18/ Invent. 1708
anuncia estar copiado en el Tumbo Naranjado, f. 418/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 15.
-1227-10-03
Fernando Zapata otorga testamento cediendo al monasterio de Fitero la heredad que tiene en
Cofín, dos mulas ensilladas y enfrenadas, y unas casas en Alfaro, con obligación por parte del
cenobio de sufragar los gastos de su entierro.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 4. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº
14/ Invent. 1798, Clase 5ª, nº 3.
-1228-01-11.- Letrán
Gregorio IX exime a los monasterios cistercienses de abonar ninguna porción al obispo de la
diócesis por los donativos que reciban de los fieles.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 5. Vidimus en pergamino de 1555-03-30/ Invent. 1634, caj. 3, fajo
3, nº 27/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 25.
-1230-04.- Calahorra
Juan Pérez, obispo de Calahorra, sentencia en la controversia existente entre las parroquias de
la diócesis de Calahorra y el monasterio de Fitero sobre funerales.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 477. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3,
fajo 3, nº 33/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 29/ Invent 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 10.
-[c. 1230]
Fortún Navarro se dona a sí mismo además de unas heredades que tenía en Valdeprado y unas
casas en Fitero, favoreciendo al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 18. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo
único, copias nº 127.
-1231
Juan, hijo de Pedro Joannes, alcalde del Burgo (de Arnedo), se dona a sí mismo y unas casas
más un huerto en el citado lugar, a favor de monasterio de Fitero y su abad Guillermo.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 6. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 60 y 61/ Invent. 1798,
Clase 4ª, fajo único, nº 108.
-1234-01-08.- Soria
Fernando III el Santo confirma las posesiones del monasterio de Fitero y concede al mismo
amparo real.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 7. Original, privilegio rodado sin terminar la rueda y carente de
sello/ Invent. Ros, caj. 3, fajo 1, nº 20/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 15/ Invent. 1798 Clase
4ª, fajo único, nº 12.
-1234-07-05
Pedro Garcés de Arróniz dona al monasterio de Fitero unas heredades en Cervera y Andión, con
sus collazos y cuanto había heredado en Navarra de García de Cervera.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 8. Original/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 3/ Invent 1798, Clase
5ª, fajo único, nº 4.
-1236-10-17.- Roma
Gregorio IX escribe al obispo de Tarragona y prelados de la diócesis sobre ciertas injurias hechas al
abad y monjes de Fitero, para que hagan restituir al monasterio los bienes ilícitamente enajenados.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
AHN, Clero, carp. 1398, nº 9. Original/ Invent. Ros, caj. 3, fajo 3, nº 6/ Invent. 1708, caj. 1, fajo
3, nº 7/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 11.
-1237-03
Felicia dona al monasterio de Fitero la propiedad de la mitad de unas casas y medio huerto en
El Burgo de Arnedo, y una viña en Valpina, reservándose el usufructo. Condiciona la donación
a que sus parientes puedan ejercitar el derecho de retracto, con obligación de compensar al
monasterio con cierta cantidad.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 10. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2,
nº 4/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 5.
-1238-01-00
Teresa se entrega a sí misma y las propiedades que tiene en Alfaro a favor del monasterio de
Fitero, cediéndole su abad el usufructo de unas casas, viñas y huerto sitos en dicha villa.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 11. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2,
nº 5/ Invent 1798, Clase 4ª, fajo único, copias f. 96.
-1244-01-10.- Alcalá de Henares
Guillén Girald canónigo de Toledo y maestrescuela de Tudela, dona al monasterio de Fitero
unas casas en Tudela.
AGN, Clero, nº 234. Copia simple/ Invent 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 98.
-1246-11
Martín de Mosquera cede al monasterio de Fitero y a su abad Bernalt unas casas en Alfaro.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 12. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 16/ Invent. 1708, cajón
1, fajo 2, nº 6/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 14.
-1247-05-13.- Lyon
Inocencio IV autoriza a los monjes cistercienses para que puedan ser promovidos a órdenes
sagradas sin examen de los obispos.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 13. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 3/ Invent.
1708, cajón 1, fajo 3, nº 5/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 13, y Clase 4ª, copias f. 28.
-1247-05-13.- Lyon
Inocencio IV concede 40 días de indulgencia a los fieles que visiten la iglesia de Santa María
de Fitero el día de su dedicación.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 14. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 21/ Invent.
1708, caj. 1, fajo 3, nº 20/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 14.
-1247-05-13.- Lyon
Inocencio IV ordena a los obispos y demás prelados que respeten los privilegios de la Orden
del Císter.
AGN, Clero, Fitero, nº 234, ff. 43-43v/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 2/ Invent. 1708, caj. 1,
fajo 3, nº 3/ Invent, 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 12.
-1247-05-14.- Lyon
Inocencio IV, atendiendo las súplicas del monasterio de Fitero, encarga al obispo de Calahorra que
haga restituir al monasterio los bienes usurpados y enajenados ilícitamente.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 15. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 24/ Invent.
1708, caj. 1, fajo 3, nº 23/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 16.
-1247-05-29.- Lyon
Inocencio IV confirma las posesiones del monasterio de Fitero tomándolo bajo su protección.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 16. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 15/ Invent.
1708, caj. 1, fajo 3, nº 31/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 12.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061
VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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-1247-09-18.- Lyon
Inocencio IV encarga al chantre de Calahorra que defienda al monasterio de Fitero de las injustas exacciones de los rectores de Andosilla y Aldaxacar.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 17. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 18/ Invent.
1708, caj. 1, fajo 3, nº 17/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 17.
-1248-04-26
Juan de Vidaurre señor de Cornago, con el consentimiento de su familia, da al monasterio de
Fitero y a su abad Bernardo la iglesia de Santa María de Cornago (de Campolapuente), con prohibición de enajenarla. El monasterio se compromete a designar dos monjes para el culto de la
iglesia que ofrezcan plegarias por el donante y sus familiares, entre otros, el arzobispo toledano
Rodrigo Jiménez de Rada.
AGN, Clero, Fitero, leg. 18, nº 220. Original falto de sello/ Invent. 1634, cajón 3, fajo 10, nº 7/
Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único nº 17.
-1249-09-05.- Lyon
Inocencio IV concede a los monjes profesos de Fitero, que puedan reclamar los bienes muebles
o inmuebles que les puedan corresponder por sucesión o cualquier otro título justo, exceptuando de este derecho los bienes feudales.
AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 14/ Invent. 1798, Clase
4ª, fajo único, copias nº 14, fechándolo en 1250.
-1250-06-13
Martín abad de San Prudencio vende al monasterio de Fitero y a su abad Bernardo, el molino
de San Pedro (de Yanguas) por 200 maravedís.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 18. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 22/ Invent. 1708, cajón
1, fajo 2, nº 8/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 15.
-1252-01
Juan de Vidaurre, señor de Cornago, otorga testamento disponiendo ser enterrado en el monasterio de Fitero, y cede unas casas en Tudela para una pitanza el día del aniversario de Rodrigo
Jiménez de Rada.
AGN Clero, Pergaminos Fitero, leg. 1, nº 178. Original con restos de vínculo del que pendió el
sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10, nº 9/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 9/ Invent. 1798, Clase
5ª, fajo único, nº 1.
-1253-04
Rodrigo Juanes, señor de Cornago y su mujer Teresa González, declaran adeudar al monasterio
de Fitero y a su abad Bernardo 540 mrs. como herederos de su padre Juan de Vidaurre, más
otros 300 por préstamos hechos por el cenobio, más varios cahíces de grano. A cambio entregan
al monasterio una casa y término en el río de Ixea para pagar con sus frutos el capital e intereses
que adeudaban.
AHN, Clero, carp. 1398, nº 19. Original falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10, nº 8/ Invent.
1708, cajón 1, fajo 2, nº 13/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 16.
-1254-01-06.- Arenas
Alfonso X el sabio ordena a los concejos de Ágreda, San Pedro de Yanguas y Cervera que
amojonen los términos de Tudején y Niencebas, de acuerdo con los privilegios concedidos al
monasterio de Fitero por los reyes de Castilla.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 1. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 27 y 28/ Invent. 1708,
cajón 1, fajo 2, nº 17.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1254-09
Fernando de Aibar y su mujer María Pérez ceden una pieza de tierra en Alfaro al monasterio de
Fitero y a su abad Bernardo.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 2. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 11/ Invent. 1798, tal vez
Clase 5ª, fajo 1, nº 8.
-1254-11
Los concejos de Ágreda, San Pedro de Yanguas y Cervera nombran procuradores para que amojonen sus términos en relación con los de Fitero, cumpliendo el mandato de Alfonso X el Sabio.
AGN, Clero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 7/ Invent. 1798 Jurisdicción
temporal, Clase 1ª, fajo 1, nº 3.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33838, nº 27. Compulsoria de la Cámara de Castilla de 1660 al concejo
de Agreda para sacar un traslado de su archivo.
-1258-04-12.- Valladolid
Alfonso X el Sabio confirma los privilegios de Alfonso VIII y el infante Fernando relativos a la
donación del castillo de Tudején.
AHN, Clero, carp. 1402, nº 2. Copia auténtica sacada de la Cámara de Comptos en 1560 en
virtud de compulsoria del Consejo real de Navarra a petición del monasterio/ Invent. 1634, caj.
3, fajo 1, nº 12/ Invent. 1708 cajón 1, fajo 1, nº 18/ Invent, 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 60.
-1258-04-12.- Valladolid
Alfonso X el Sabio confirma los privilegios concedidos al monasterio de Fitero por Alfonso
VIII (1168-08-10.- Avia) y Fernando III (1220-04-14.-Opta), y ordena la devolución de las
casas, granjas, cabañas y ganados prendados en Castilla.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 3. Privilegio rodado falto de sello./ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 11/
Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 11/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 21.
AGN, Clero, Fitero, nº 224. Copia del privilegio rodado con la rueda sin terminar, aceptada
como válida por el concejo de San Pedro (de Yanguas) que coloca su sello pendiente del que
se conservan huellas del foramen, sin exigir la presentación del original que no había traído el
convento “por miedo que les podria contescer algun engaño o alguna perdida”. Fue presentada
por el monasterio en la Corte mayor de Navarra en 1570, en uno de los contenciosos que libró
en defensa de sus propiedades.
-1260-03-22.- Alfaro
Alfonso X el Sabio ordena a los concejos de Calahorra, Arnedo, Alfaro, Ágreda, Cervera y
Autol que respeten los privilegios concedidos por sus antecesores al monasterio de Fitero, en
relación con los términos, aguas y pastos.
AGN, nº 234.Copia simple/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único, copias nº 39.
-1266-03-23.- Sevilla
Alfonso X manda al abad y monjes de Fitero poblar Tudején.
AGN, Clero, Fitero, caja 34401, nº 461, ff. 235-237. Ejecutoria del Consejo de Navarra expedida en 1685 tras ganar el pleito contra la villa sobre la jurisdicción civil y criminal.
-1266-02-25.- Muruzábal
Concordia sobre la posesión de la villa de Muruzábal, establecida por Clemente de Launay,
gobernador de Navarra que dirime las diferencias entre Fitero e Iñigo López de Mendoza.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 4. Original falto de sello/ Invent 1634, caj. 3, fajo 10 nº 5/ Invent.
1708, cajón 1º, fajo 2, nº 18/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 24.
-1266-07-01
Arrendamiento hecho por fray Arnalt, abad de Fitero, de un huerto en Alfaro a Sancho de Pueyo
y su mujer Elvira Jiménez, durante 10 años, con un censo de 20 mrs. anuales.
AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 21/ Invent. 1798,
Clase 4ª, fajo único, copias nº 133.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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-1266-11-22.- Pamplona
Diferencias entre el monasterio de Fitero e Iñigo López de Mendoza como representante
de su mujer Andrequina, acerca del testamento de García López que aunque hizo donación a favor del monasterio de Fitero, otorgó el usufructo vitalicio de la villa de Muruzábal y la serna situada entre Larraga y Andión a favor de la susodicha y de Diego García
de Alfaro.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 6. Original, carta partida por ABC falta de sello/ Invent. 1634, caj.
3, fajo 10 nº 1/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 2, nº 17.
-1266-11-22
Teobaldo II ratifica la concordia sobre la villa de Muruzábal lograda por su gobernador en Navarra, poniendo fin al desacuerdo entre el monasterio de Fitero e Iñigo López de Mendoza sobre
esta villa y la serna situada entre Larraga y Andión.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 5/ Original, carta partida por ABC falta de 3 sellos/ Invent. 1634,
caj. 3, cajo 10, nº 2/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 22.
-1270-02-20.- Sto. Domingo de la Calzada
Alfonso X el Sabio manda defender al monasterio de Fitero de las agresiones de los concejos de
Ágreda, Cervera, Arnedo, Autol, Quel, Calahorra, Alfaro y San Pedro de Yanguas.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 7. Original falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 6.
-1270-02
Fray Sancho, granjero de Noguera, cambia por mandato del abad de Fitero a Miguel González,
campanero de la iglesia de Calahorra, una pieza de tierra cerca del villar de Noguera a cambio
de otras dos en Berdienes de Noguera.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 8. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 7, nº 6/
Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 20/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 134.
-1272-11
Fray Pedro de Alfaro, tallador de Fitero, permuta por mandato del abad de dicho monasterio,
tres piezas de tierra en Cintruénigo con Andrés de Fitero, por otra que éste poseía en el mismo
término.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 9. Original, carta partida por ABC/ / Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº
29/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 2, nº 21/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 135.
-1273-03-14
El deán de Tudela, juez subdelegado del arzobispo de Toledo, y el arcipreste de Valdonsella,
subdelegado del arzobispo de Tarragona, ponen al monasterio en posesión de (ilegible).
AHN, Clero, carp. 1399, nº 10. Original.
-1273-09-06
Fray Juan de Tarva y fray Pedro tallador, monjes de Fitero, dejan vitaliciamente a Ferrera hermana del capellán Martín Domínguez, unas casas en Alfaro y otros bienes muebles.
AHN, Clero, Carp.1399, nº 11. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº
27/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 23/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 136.
-1273-11-20.- Alfaro
Fray Arnalt, abad de Fitero, y el cabildo de San Miguel de Alfaro llegan a un acuerdo sobre los
bienes de los vecinos de Alfaro que se entierran en el monasterio.
AHN, Clero, Fitero, carp. 1399, nº 12. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3,
fajo 11, nº 31/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 62/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias
nº 132.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1273-12-05
Fray Arnalt, abad de Fitero, y el convento arriendan a Corbarán de Vidaurre y su mujer Inés
Martínez, unos casales y huerto en Calahorra en el barrio de S. Cristóbal, por 100 mrs. anuales
de moneda blanca.
AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 19/ Invent. 1708, cajón 1,
fajo 2, nº 22/ Invent. 1798, clase 4ª, fajo único, copias, nº 137.
-1278-05-05.- Estella
Diego García de Alfaro, hijo de García López que fue señor de Alfaro, confirma al monasterio
de Fitero y a su abad la donación de la villa de Muruzábal hecha por su hermano García López,
incluida la serna situada entre las villas de Larraga y Andión.
AGN, Clero, Fitero, nº 225. Original con foramen del que pendieron 2 sellos/ Invent. 1634, caj.
3, fajo 10, nº 1/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 15/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 28.
-1285-09-17
Martín Gastón y su mujer Blanca donan al monasterio de Fitero y a su abad Rodrigo unas casas
y 4 piezas de tierra en Alfaro.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 13. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 8/ Invent. 1708, caj. 1,
fajo 2, nº 24/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 21.
-1287-07-10
Miguel Pérez de Lardero vende a Roy Pérez de Gaceto, abad de Fitero, unas casas, viña y dos
piezas de tierra en Tudején, por 600 mrs. de los dineros de la guerra.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 14. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 34/ Invent. 1708, cajón
1, fajo 2, nº 25/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 23.
-1289-08-07.- Burgos
Sancho IV de Castilla exime al monasterio de Fitero del tributo del yantar que solía dar a los
reyes, salvo cuando viniesen personalmente al monasterio.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 15. Original falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 7/ Invent.
1708, cajón 1, fajo 2, nº 14/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 29.
-1294-09-14
Fray Rodrigo de Gaceo, abad de Fitero, y el monasterio dan a censo a Miguel de Cervera, unas
heredades en Añamaza, término de Tudején, por 100 mrs.anuales.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (1). Original, carta partida por ABC, faltan dos sellos/
Invent. 1634, caj. 2, fajo 2/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, nº 107.
-1296-06-02
Fray Miguel de Pamplona, abad de Fitero, da a censo dos majuelos en Cintruénigo a Johan
García y su mujer María Sánchez, por 9 sueldos anuales.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 16. Original en carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo
2, nº 30/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, nº 106.
-1296-06-19
Juan García y su mujer María Sánchez venden unas casas en Cintruénigo al prior fray Juan
Jiménez de Alfaro y al monasterio de Fitero por 300 sueldos.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 17. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 30/ Invent. 1798, Clase
5ª, fajo único, nº 24.
-1299-12-20.- Castrojeriz
Fernando IV confirma el privilegio de Sancho IV (1289-08-07) al monasterio de Fitero relativo
al amojonamiento de sus términos de regadío, y acoge bajo su protección a los monjes y bienes
del cenobio.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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AGN, Clero, nº 234, ff. 230-230v, 231-231v, y 235r. Copia simple.
AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461, ff. 255-257v. Ejecutoria del Consejo de Navarra de
1685 tras ganar el monasterio un contencioso contra la villa por la jurisdicción civil y eclesiástica/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 13/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 20/ Invent. 1798, Clase
4ª, fajo único, nº 31.
-1308-07-10.- Burgos
Fernando IV confirma el privilegio de Sancho IV (1289-08-07) dispensando al monasterio de
Fitero de pagar yantar, mula ni vaso de plata al merino mayor de Castilla.
AHN, Clero, carp. 1399, nº 20. Traslado notarial de 1310/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 33/
Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 14/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 32.
-1314-06-25.- Valladolid
Alfonso XI confirma el privilegio de Sancho IV (1289-08-07) relativo a la dispensa de pago de
yantar, etc.
AGN, Clero, Fitero, nº 228. Copia notarial/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 10/ Invent. 1798,
Clase 4ª, fajo único, nº 32.
-1314-08-17.- Valladolid
Alfonso XI confirma todos los privilegios concedidos al monasterio de Fitero por él y los monarcas antecesores.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 229. Original, falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº
10/Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 21/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 34.
-1316-09-24
Alfonso de Rouvray, gobernador de Navarra, dicta sentencia ejecutoria contra las casas, viñas
y piezas que el monasterio de Fitero tenía en Tudela, para pagar lo que adeudaba el monasterio
a José Gabay, hijo del judío Juda Gabay.
No localizado, pero referido en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 26.
-1328-11-20.- Valladolid
Alfonso XI renueva su privilegio de 1314 sobre exención del pago de yantares.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 226. Original, carta plomada falta de sello/ Invent. 1634,
caja. 3, fajo 1, nº 19/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 22/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 30.
-1340
Benedicto XII, atendiendo a una petición del monasterio de Fitero, ordena al obispo de Calahorra que procure sean restituidos al monasterio los legados testamentarios, diezmos y otros
derechos que le corresponden.
No localizado, pero recogido en Invent.1634, fajo 3, nº 23/ Invent. 1798, Clase 4ª copias, f. 9.
-1342-02-14.- Almazán
Alfonso XI ordena a su baile Juan Martínez averiguar las propiedades entregadas por el monasterio de Fitero a censo, si los que las ocupan lo hacen con derecho por haberlas comprado, o
sólo las tienen en usufructo con el objeto de resarcir al cenobio que pasaba por dificultades para
cobrar sus censos y rentas. El cumplimiento de la orden se realiza el 9 de Abril.
No localizado, pero referido en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 31.
-1343
Clemente VI ordena al sacristán de Tarazona que restituya al monasterio de Fitero los bienes
que le tienen ocultados.
No localizado, pero recogido en Invent. 1634, caj. 3, nº 17/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único,
copias f. 20.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1347-05-08
El concejo de Cervera y fray Juan de Menga, abad de Fitero, ajustan un convenio sobre pastos
y aguas en el término de Valnueva.
AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 91.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33876. Copia del s. XVI por la Cámara de Comptos a petición del
monasterio/ Invent. 1798, clase 5ª, fajo 2, nº 1.
-1350
Ordenanzas de la villa de Cervera y el monasterio de Fitero con referencia a la granja de Valnueva.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 188, ff. 6-8. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2,
nº 3.
-1362-01-11.- Tudela
Carlos II de Navarra exime a los clérigos, nobles, hidalgos y buenas villas de pagar la ayuda
concedida a la corona durante 5 años de un dinero sobre 20 en las compraventas.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 231. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 5/ Invent. 1708,
cajón 1, fajo 2, nº 32/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 37.
-1366-05-08.- Cervera
Pedro Sánchez de Angulo otorga el agua del río Ixea a fray García de Cervera, abad de Fitero.
AHN, Clero, carp. 1402, nº 1. Copia por compulsoria del Consejo de Navarra de 1560 a petición
del monasterio/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 26/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 41.
-1373-10-03.- Tudela
Declaración del legado papal cardenal Guido, obispo Portuense y de Santa Rufina, de que Fitero
corresponde a Navarra.
AGN, Clero, Fitero, caja 33855, nº 230. Copia simple / Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 35.
Hay copia del s. XVII en caj. 33955, nº 230. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único
nº 39.
-1374-04-28.- Olite
Carlos II de Navarra ordena poner bajo autoridad real el castillo de Tudején tal y como se
estableció en la concordia lograda con Castilla por el cardenal Guido recibiendo homenaje y
vasallaje del abad y convento de Fitero.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 238. Copia de la Cámara de Comptos a petición del monasterio en 1560/ Invent. 1634, fajo 3, nº 34/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 24/ Invent. 1798,
Clase 4ª, fajo único, nº 40.
-1376-12-11.- Logroño
Acuerdo de paz entre Castilla y Navarra con el establecimiento de los límites entre Cintruénigo,
Corella y Alfaro, y la forma de repartir las aguas de riego.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 277. Traslado notarial de 1511/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2,
nº 11/ Invent.1708, cajón 1, fajo 2, nº 49/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 8.
-1380-12-08
El concejo de Alfaro, tras la sentencia judicial ganada por el monasterio de Fitero ante los tribunales de Navarra, se compromete a pagar 2.000 mrs. al monasterio en compensación por los
daños causados en la presa de Valdebaños.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 238. Traslado hecho por la Cámara de Comptos por mandamiento real, en 1560/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 13/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 54/ Invent.
1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 53.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
201
-1385
Amojonamiento entre el monasterio de Fitero y sus facerías, y la villa de Cervera.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33836. Copia/ Invent. 1798, Jurisdicción temporal, clase 1ª, fajo 1, nº 4.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33867. Copia del s. XVI/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 1.
-1403-03-07.- Cervera
Concordia entre Cervera y Tudela sobre ganados.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 190. Copia/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 4.
-1406-05-06
Información del alcalde de Ocón ante el adelantado de Castilla sobre los derechos del monasterio del Fitero para que su granjero pueda cortar leña y pastar en los términos de dicha villa.
No localizado pero recogido en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 37.
-1410-01-05.- Fitero
Fray Juan de Anyón, abad del monasterio de Fitero, da a censo unas piezas de tierra en la Portaza a varios vecinos de Fitero para que cultiven hortalizas.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (5), 443, y 445. Doc. notarial de Miguel del Río/ Invent.
1634, caj. 2, fajo 1, nº 5, 6/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 139.
-1410-09-08.- Fitero
Fray Beltrán de Falces, abad de Fitero, da a censo una tierra en la Portaza, al cuarto, diezmo y
primicia.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (5). Doc. notarial de Miguel del Río/ Invent. 1634, caj. 2,
fajo 1, nº 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 140.
-1414-03-27.- Cervera
Arbitraje de Carlos de Arellano, señor de Cameros y Cervera, sobre disensiones entre Fitero y
Cervera sobre la presa de los monjes y su acequia, el pasto en la serna del Emperador, Valdebaño y Añamaza.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 188, ff. 19v-27. Copia simple presentada por el monasterio
en la Chancillería de Valladolid en 1575/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 3
-1416-12-07.- Olite
Carlos III de Navarra y el tribunal de la Cort sentencian a favor del monasterio de Fitero en el
contencioso planteado por la villa de Cintruénigo sobre aguas de riego y yerbas de Añamaza.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 287. Original con restos de vínculo del que pendió el sello/
Invent. 1708. cajón 1, fajo 1, nº 27/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 3.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 278/ Invent. 1634, fajo 2, nº 9/ Invent. 1708, cajón 1, fajo
2, nº 50/ Invent. 1798, Cintruénigo Clase 6ª, fajo1º, nº 9. Hay además una sentencia de la Cort
de Navarra de 1516-03-01.- Pamplona, ratificando a petición del abad Martín de Egüés la pronunciada en 1416-02-07.- Olite
-1417-04-30.- Olite
Carlos III de Navarra otorga al monasterio de Fitero exención del pago de cuarteles.
AGN, Comptos, caj.l 116, nº 61, 2(1). Original/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 27.
-1417-12-08.- Olite
Carlos III hace merced a la villa de Cintruénigo en compensación por el esfuerzo realizado en
la fortificación de sus murallas, y atendiendo a la petición de Tudela que avala tales propósitos.
Les perdona las 300 libras en que habían sido condenados por haberse llevado violentamente
ganados de monasterio de Fitero, incumpliendo los términos de la salvaguarda real al cenobio.
AGN, Comptos, caj. 116, nº 94, 3. Original.
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-1418-12-08
García Fernández y Sancho Martínez procuradores de la villa de Alfaro, se comprometen en
cumplimiento de las órdenes del rey de Castilla por la querella presentada por el monasterio ante
los tribunales navarros, a pagar los 2.000 mrs. anuales a que fueron condenados para reparar los
daños causados por la rotura de la presa de Valdebaños.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 261. Copia sacada por la Cámara de Comptos en 1560 a
petición del monasterio/ Invent. 1634, cajón 3, fajo 2, nº 13/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 54/
Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 1, nº 2.
-1423-08-14.- Tudela
Sancho Gil de Calchetas y su mujer Juana Jiménez de Gumiel venden al abad Fernando de
Sarasa una casa en Tudela por 125 florines de oro.
No localizado, pero referenciado en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 34 y 35/ Invent. 1798,
Clase 4ª, fajo único, copias nº 141.
-1426-03-26.- Fitero
Fray Fernando de Sarasa, abad de Fitero, da a censo unas tierras a Gil Gómez y su mujer Pascuala Jiménez, labradores.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 444. Original elaborado por Gonzalo Fernández, notario
público de Corella./ Invent. 1634, caj. 2, fajo 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, tal
vez nº 143.
-1428-05-19.- Simancas
Juan II de Navarra confirma los privilegios de Fitero.
No localizado, pero recogido en Invent. 1708, caj. 1, privilegios, fajo único nº 36 y copias nº 38.
-1433
Sentencia de Juan II de Castilla tras el informe de los diputados de los reyes de Castilla, Navarra y Aragón para tratar el tema de los términos que dividen dichos reinos, corroborando los
mojones entre Alfaro, Tudela, Corella y Fitero.
AGN, Clero, Fitero, caja 33836, nº 28. Traslado sacado por orden del Consejo de Navarra en
1569, a petición del monasterio/ Invent 1708, cajón 1, fajo 1, nº 71/ Invent. 1798, jurisdicción
temporal, Clase 1ª, fajo 1, nº 5.
-1437-08-24.- Corella
Gonzalo Cervera, vecino de Corella, vende un solar en el barrio de la Puent de esta localidad, a
Diego de San Pedro, vecino de Corella.
AGN Clero, Pergaminos Fitero, nº 479/ Original elaborado por el notario Pero Lorenz de Corella/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 25/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 40/ Invent. 1798, Clase
5ª, fajo único, nº 30.
-1439-06-17.- Olite
Juan II y Blanca de Navarra eximen del pago de cuarteles al monasterio de Fitero. Suscrito por
el Príncipe de Viana por encontrarse su madre en mal estado de salud para realizar la suscripción.
AGN, Comptos, caj. 143, nº 29,4. Vidimus del secretario J. de Jaso realizado al día siguiente
18-06-1439.
-1439-10-15.- Olite
Juan II y Blanca de Navarra dictan sentencia para que la villa de Corella devuelva las 500 cabezas de ganado que había prendado al monasterio.
AGN, Clero, Fitero, caja 33855, nº 239. Copia del s. XVI/ Invent. 1634, caja 4, fajo 1.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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-1444-02-21.-Fitero
Juan de Peralta, abad de Fitero, da a censo las rentas de la granja de Rabanera y las tierra de S.
Pedro de Yanguas, por 112 florines anuales.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 1. Doc. notarial de Per Oliva, escribano de Cintruénigo/ Invent.
1634, caj. 3, fajo 4, nº 23/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único nº 31.
-1444-09-15.- Pamplona
Carlos, príncipe de Viana, exige al abad y monjes de Fitero, la prestación de pleito homenaje
por el castillo de Tudején.
AGN, Comptos, caj. 151, nº 14. Vïdimus del secretario S. de Munárriz realizado en Sangüesa
el 20-09-1445.
-1445-12-05.- Sangüesa
Carlos, príncipe de Viana, concede salvaguarda al monasterio de Fitero.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 2. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 26/ Invent. 1708, cajón
1, fajo 1, nº 29/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 46.
-1446-09-30.- Fitero
Juan de Peralta, abad de Fitero, vende a Juan de Luna, señor de Cornago, la iglesia de Santa
María de Campolapuente por 320 florines de oro, debido a la gran necesidad en que se encontraba el monasterio fiterano.
AGN, Clero, caj. 33891, nº 415. Copia simple de Juan Sánchez de Cornago, notario de Corella.
-1454
Sentencia arbitraria de las diferencias entre Fitero y Cervera por la presa del río Yxea.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33867, nº 322. Copia del s. XVI/ Invent. 1798, Clase 5ª, Fajo 2, nº 7.
-1456-09-20.- Tudela
Convenios entre el monasterio de Fitero, la ciudad de Tudela y villa de Corella, autorizando al
monasterio a pastar en los montes de Cierzo con 500 cabezas de ganado además de las 1.000
que ya tenía.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 471. Copia notarial del notario de Tudela Juan Martínez de
Cabanillas con autorización de los reyes Albret de 1483 de utilizar los protocolos de su antecesor en la notaría para realizarlo/ Invent. 1798, jurisdicción temporal, Clase 4ª, fajo 1, nº 1, 2.
-1460-05-02.- Calahorra
El deán de Calahorra, juez conservador apostólico diputado por la Sede Apostólica para la
Orden del Císter, sentencia definitivamente contra Cintruénigo y el sacristán de Tarazona, adjudicando a Fitero el término de Valverde, sus montes y diezmos.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33860, nº 274. Copia/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 5.
-1461-03-06.- Monasterio de La Oliva
Patente de fray Imberto, abad de Morimond en la diócesis de Lyon, con autoridad del capítulo
general cisterciense perdonando la apostasía de fray Fernando, sacerdote hijo de la casa de
Fitero, reintegrándole en las órdenes y oficios del Císter, dándole voz y voto para actuar en lo
sucesivo como fraile cisterciense.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 3. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 4, nº 29/ Invent. 1798, Clase
3ª, fajo 1,º nº 26.
-1465-09-07.- Fitero
Pierres de Peralta, mariscal de Navarra, llega a un acuerdo con el abad Miguel de Magallón y
el monasterio de Fitero, permutando el castillo de Turujén a cambio de un censo de 40 cahíces
de trigo anuales sobre el molino de Santacara.
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
AGN, Clero, Fitero, caj. 33891, nº 415. Copia de 1544 por Juan Martínez de Azpíroz notario de
Ablitas/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 35.
-1465-11-15.- El real frente al castillo de Amposta
Juan II de Navarra concede franqueza de cuarteles al monasterio de Fitero
AHN, Clero, carp. 1401, nº 4. Original/ Invent. 1634, caj. 1, fajo 1, nº 30/ Invent. 1798, Clase
4ª, fajo único, nº 47.
-1466-01-17.- Fitero
Fray Miguel de Magallón, abad de Fitero, entrega a censo a Pelayo, vecino de la localidad, dos
piezas de tierra, una al 4º y otra al 5º.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (4). Doc. notarial de Per Oliva menor de días/ Invent.
1634, caj. 2, faj. 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 148.
-1469-04-15.- Tudela
Sentencia arbitraria entre el monasterio de Fitero y el cabildo de Tudela sobre los 15 corderos
de ventaja que tiene el monasterio.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33856, nº 243. Es copia del notario Fernando de Andosilla de 1511,
al que los reyes Albret autorizan en 1496 para usar los protocolos de su antecesor en el cargo/
Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 4/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 1.
-1474-06-04
Mateo de Peña, auditor en la causa promovida por el monasterio de Fitero, emite una citación e
inhibición contra el abad de San Prudencio sobre la granja de Noguera (o Anaguera).
AHN, Clero, carp. 1401, nº 5 y 6. Original del notario apostólico/ Invent. 1634, caj. 1, fajo 2,
nº 43/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 43 y 44/ Invent.1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 27 y 28.
-1477-03-14.- Fitero
Ratificación al abad Gonzalo de Esplugues y al monasterio de Fitero, con licencia del Papa
Sixto IV y su Nuncio en España, de la venta realizada en 1446 por fray Juan de Peralta de la
iglesia de Santa María de Campolapuente en Cornago, a Juan de Luna señor de dicha localidad,
el cual había entregado dicha iglesia a la Orden franciscana.
AGN, Clero, caj. 33891, nº 415. Copia simple de Juan Sánchez de Cornago, notario de Corella.
-1480-05-11.- Roma
Sixto IV, por renuncia de la abadía que hizo Gonzalo de Esplugues, nombra a Miguel de Peralta
como abad de Fitero.
No localizado, pero recogido en Invent. 1708, caj. 1, fajo 6, nº 9.
-1481-07-22.- Valladolid
Fernando e Isabel de Castilla confirman los privilegios otorgados al monasterio de Fitero por
sus predecesores, que se insertan (entre ellos el de 1140 al abad Durando instalado en Yerga).
Entre otros documentos se confirma el apeamiento de 1254 que delimita los términos de Fitero
con los concejos de Ágreda, S. Pedro de Yanguas y Cervera.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 7. Cuaderno de pergamino que tuvo en su momento validación con
sello de plomo. Original de cancillería basado en el traslado de documentos hecho en Fitero en
1477/ Invent. 1634, caj. 1, fajo 1, nº 34/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 25/ Invent. 1798, Clase
4ª, privilegios fajo único, nº 56.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33856, nº 247/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 49.
-1482-01-30.- Olite
Francisco Febo, rey de Navarra, concede salvaguarda al monasterio de Fitero.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 9. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 22/ Invent.l 1708, cajón
1, fajo 1, nº 29/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único nº 53.
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
205
-1482-09-26
Privilegio de Sixto IV sobre décimas.
AHN, Códices 906 B, Tumbo Naranjado, ff. 390v-391r/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 8, 16 y
20 (traslado)/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 19.
-1483-05-11.- Tudela
Juan de Rada, vecino de Tudela, vende al monasterio de Fitero unas casas en Tudela, en el
barrio de Santa María..
AHN, Clero, carp. 1401. nº 10. Doc. notarial de Pedro de ?, escribano de Tudela/ Invent. 1634,
caj. 3, fajo 11, nº 1/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 41.
-1483-09-18.- Sto. Domingo de la Calzada
Fernando e Isabel de Castilla confirman a Pedro de Egués, abad de Fitero, la propiedad de la
villa de Niencebas en contra de las pretensiones de Alfaro.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 8. Cuaderno que recoge el traslado de documentos obrantes en el
archivo monasterio, recibido en la Curia decanal de Tudela en 1504-05-11, y presentado en la
Cort de Navarra en 1575/ Invent. 1634, caj. 1, fajo º, nº 34/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único,
nº 56.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 187. Copia del s. XVI/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 34/
Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 1.
-1484.- Cintruénigo
Concordia con Alfaro sobre la granja de Niencebas.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 190/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 4 y 5.
-1485
Información en la causa planteada en el Consejo de Castilla por el monasterio de Fitero contra
Alfaro sobre los términos de Niencebas.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33853, nº 205/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 7.
-1487-05-01.- Fitero
El abad Miguel de Peralta concede a los vecinos de Cintruénigo agua para regar sus frutales
durante los cinco primeros días de mayo.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 276. Es copia notarial hecha a petición del abad Martín de
Egüés en 1511, y autorizada por los reyes Juan y Catalina de Albret al notario de Tudela Pedro
López de Sangüesa, para sacarla de los protocolos de su antecesor en la notaría/ Invent. Ros.
Caj. 5, fajo 17, nº 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 151.
-1487-08-30.- Roma
Inocencio VIII confirma los privilegios de la Orden cisterciense.
No localizado, pero recogido en Invent. 1634, caj. 3, nº 19/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 21.
-1489-08-13.- Roma
Inocencio VIII ampara a la Orden del Císter para que no pueda ser visitada por nadie más que
por sus visitadores regulares. Además exime a sus vasallos, renteros y granjeros de toda jurisdicción episcopal.
No localizado, pero recogido en Invent. 1634, fajo 3, nº 22/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 28.
-1489
Rolde de poderes de los autos y sentencias que se hicieron sobre lo posesorio de la granja y
términos de Niencebas en el proceso del monasterio de Fitero contra Alfaro.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33853, nº 206. Copia del s. XVI/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 8.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
-1490-05-01.- Fitero
Martín de Egüés, abad de Fitero, por hacer caridad a la villa de Cintruénigo, otorga cinco días
de riego salvo para regar linares, de las aguas del río Piedra a su paso por la localidad.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 279. Traslado sacado por el notario Fernando de Andosilla
en 1511/ Invent. 1634. cajon 2, fajo 7, nº 8/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 48/ Invent. 1798,
Clase 6ª, fajo 1, nº 7.
-1493-09-18.- Sto. Domingo de la Calzada
Comisión de los Reyes Católicos para que los vecinos de Alfaro declaren lo que saben sobre
la granja de Niencebas, sobre la que el monasterio de Fitero ha pedido justicia en el Consejo
de Castilla.
AGN, Clero, caj. 33851, nº 190, ff. 6-8v/ Invent. 1634, caj. 4, fajo 2,/ Invent. 1798, Clase 5ª,
fajo 2, nº 4.
-1495-08-16.- Fitero
Fray Miguel de Peralta, abad de Fitero, da a censo una pieza de tierra a Antón de Munilla, portero real y vecino de Tudela, para hacer un batán en Fitero.
AGN, Clero, Fitero, nº 442 (6). Orig. documento notarial de Pedro López de Sangüesa vecino
de Tudela/ Invent 1634, caj. 2, fajo 1, fol. 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 153.
-1495-12-25.- Olite
Juan II y Catalina de Albret ordenan al notario Fernando de Andosilla, receptor de los protocolos notariales de Fitero, expedir las copias necesarias solicitadas por el abad fiterano. Entre
ellas se encuentra la referente a la donación de cinco días de riego de las aguas del río Piedra a
favor de la villa de Cintruénigo.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 276. Traslado de Fernando de Andosilla de 1511/ Invent.
1634, caj. 4, fajo 17, nº 1/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 48.
-1496
Comparanzas con Cervera sobre la presa, sacapeños y prendar aves.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 190. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 8.
-1498-02-26.- Cervera
Comparanzas sobre cotos y prendas de ganado mayor y menor, hechas entre el monasterio de
Fitero y la villa de Cervera.
AGN, Clero, caj. 33851, nº 193. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 9.
-1501-01-16.- Roma
Rescripto de Alejandro VI a instancia del abad de Fitero sobre la granja de S. Bartolomé de
Noguera.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 11. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 7, nº 4/ Invent.1708, cajón 1,
fajo 2, nº 51/ Invent 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 35.
-1504-06-08
Bula de Julio II a Martín de Egüés, abad de Fitero, imponiendo censuras eclesiásticas contra
quienes no pagan los diezmos debidos al monasterio.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 12. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo,3, nº 28/ Invent. 1708, caj. 1,
cajón 3, nº 26/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 36.
-1504-12-15.- Zaragoza
Mandato del juez conservador de Calahorra para que se ejecute cierta sentencia contra particulares de Alfaro por daños causados años atrás en las presas y baños del monasterio de Fitero
en Valdebaños.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 480/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 1.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061
VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
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-1507-11-09.- Burgos
Real Provisión de Juana I de Castilla y el Consejo de ese reino, nombrando al licenciado Vargas
comisario para hacer averiguaciones sobre la entrada años atrás de los de Alfaro a mano armada
en Niencebas, arrasando las casas y torres de los baños y el hospital de peregrinos, causando
daños valorados en 2.000 florines. Al parecer, semejante despropósito se había realizado en represalia por el derribo de mojones en Alfaro hecho por criados del monasterio de Fitero.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33854, nº 208. Original en papel con sello de placa/ Invent 1798, Clase
5ª, fajo 9, nº 5.
-1507.- Logroño
Reconstrucción de mugas hecha por el corregidor de Logroño.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 471/Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 3.
-1511-02-11.- Fitero
Fray Martín de Egüés, abad de Fitero, da a censo a Francisco González, sastre, vecino de Fitero,
una pieza de tierra de dos robos en Peña Fitero para plantar viñas.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (2). Original elaborado por Juan de San Juan notario de
Fitero/ Invent. Ros, caj. 2, fajo 1, f. 41.
-1512-02-18.- Alfaro
Requerimiento del monasterio de Fitero a la ciudad de Alfaro sobre la destrucción de la presa y
quema de los baños de Valdebaños.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 480/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 6.
-1512-06-06.- Fitero
Martín de Egüés, abad de Fitero, dispone de los diezmos percibidos por el monasterio para el
pago de ciertas obras de fábrica.
AHN, Clero, carp. 1401, nº 13. Original con suscripción abacial/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 4,
nº 8/ Invent. 1708, caj. 1, fajo. 4, nº 9/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 38.
-1514-10-19.- Fitero
Fray Martín de Egüés, abad de Fitero, y el monasterio dan a censo a Francisco González unas
heredades.
AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (3). Documento notarial/ Invent. 1634, caj. 2, fajo 1.
-1514.- Zaragoza
Sentencia del oficial del arzobispo de Zaragoza a favor de Fitero y contra Alfaro por el derribo
de los baños de Valdebaños y torre de Niencebas.
AGN, Clero, Fitero, caj. 33859, nº 267/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 9.
3. CONCLUSIONES
Sintetizando la información que se extrae del inventario, resulta que el corpus documental está formado por 162 documentos, de los que 79 son originales, cuya
distribución cronológica es la siguiente:
Siglo
Total documentos
Total originales
XII
XIII
XIV
XV
XVI
26
61
17
48
10
14
45
3
12
5
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061
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Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO
No hay unos parámetros claros en la secuencia temporal pues si hay un
verdadero salto en la producción escrita entre los siglos XII y XIII, se observa una
disminución acentuada en el siglo XIV, no justificada en el plano teórico ya que el recurso al documento escrito estaba perfectamente asentado conforme los principios del
Derecho común ya habían ganado el terreno a la tradición oral. El siglo XV retoma los
altos niveles escriturarios pero sin llegar a alcanzar el nivel del siglo XIII. Así pues, la
documentación conservada para los siglos XII y XIII es representativa del ambiente
documental de esas centurias, no así la de los siglos XIV y XV. La pérdida documental
es más evidente en el siglo XIV que en el XV.
En cuanto a la tradición documental, es interesante señalar el alto número
de originales, que casi llega a la mitad del corpus. En cierto modo, la fundación más
tardía de los monasterios cistercienses conllevaba que las escrituras tenían una datación más reciente que los benedictinos de origen hispano o cluniacense, por lo que
los casos paradigmáticos que se daban en estos archivos de fundación altomedieval
(falsificaciones, pseudo-originales, paso de la escritura visigótica a la carolina) quedaban aquí atenuados.
Este cuadro demuestra también la importancia de las copias para reconstruir el archivo ya que sin ellas, el caudal quedaría reducido en más de la mitad.
Conviene indicar que contar con copias era una necesidad sentida por el propio monasterio. Era una medida preventiva ante futuras e inevitables pérdidas documentales. Los documentos se manejaban mucho. Había que presentarlos a los sucesivos
reyes y papas para su confirmación. La posibilidad de su extravío era grande, por lo
que una copia autenticada era una alternativa a este peligro. Conviene traer a colación el documento fechado en 12 de abril de 1258 que presentó Fitero en el tribunal
de la Cort en 1570. El cenobio guardaba en su archivo el privilegio rodado expedido
por Alfonso X (AHN, Clero, carp. 1399, nº 3) pero presentó una copia (AGN, Clero,
nº 244) impura si bien el concejo de San Pedro de Yanguas aceptó que no tuviera todos los requisitos legales ya que sabía que las idas y venidas del documento original
“por miedo que les podría contecer algún engaño o alguna pérdida”. En el siglo XVI
el recurso a las copias era tan habitual, que Fitero solicitaba a los tribunales (Cámara
de Comptos, Cort, Consejo real de Navarra) aquellos documentos que había perdido
o que sabía que por su contenido les sería de utilidad para defender sus intereses en
el futuro. Hay que tener presente que una donación del siglo XII mantenía su valor
probatorio ante un tribunal en el siglo XV, por lo que la pérdida de un privilegio era
una catástrofe para los intereses materiales del cenobio. La documentación medieval, que para nosotros es un arsenal historiográfico, para la comunidad cisterciense
tenía un valor primordialmente jurídico y en segundo plano cronístico-hagiográfico.
Esto nos lleva a ligar la producción documental, su custodia en el archivo
con el ambiente histórico que le tocó vivir, inmerso en continuas refriegas. Tanto su
situación fronteriza entre Navarra, Castilla y Aragón, como la inseguridad conllevaban violencias en las que el monasterio resultaba ser la parte más débil. De ahí la necesidad de obtener al menos la seguridad jurídica de sus bienes mediante privilegios
y salvaguardas de los reyes castellanos y navarros, así como la protección espiritual
pontificia. Conforme la autoridad de la monarquía se asentaba, la violencia física
se iba encaminando hacia derroteros institucionales. Tenían que ser los tribunales
los que resolvieran las diferencias sin permitir el recurso a la violencia particular.
Esto se lograba mediante el surgimiento o reforzamiento institucional. Así es como
desde el siglo XIII surgen organismos que cada vez van a intervenir más en la vida
cotidiana. Como consecuencia, la producción documental se multiplica, así como
los organismos intervinientes. Surge la sociedad pleiteante ya que los roces son
cada vez más frecuentes entre el monasterio y otros núcleos urbanos o con otros
organismos civiles y eclesiásticos. La victoria del Derecho común y la implantación
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VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO
209
de estas instituciones de derecho público iban de la mano. También la sutilidad en
la documentación, cuya tipología se multiplica y obliga a unos requisitos mínimos.
Las copias tienen que dar fe bien por organismos públicos (vidimus) bien por el
auge de los escribanos y notarías.
Esto queda demostrado en el siguiente cuadro en el que se clasifican los 162
documentos en función de su organismo productor. Hay que advertir que la tradicional división entre documentos reales, eclesiásticos y particulares no permite afinar la
complejidad institucional, por lo que se ha optado por añadir otra casilla que recoja los
documentos emanados de otras instituciones públicas que no sean los reyes (gobernadores, villas, adelantados, tribunales). Por otro lado, se ha tenido en cuenta el organismo productor, de modo que una venta de un vecino al monasterio queda englobada en
el grupo de documentos particulares, pero si es el abad el que otorga un censo, queda
entre los eclesiásticos. Casos más dudosos en su encuadre como convenios entre el
monasterio y núcleos urbanos permitirían ponerlos tanto entre los eclesiásticos como
entre los de instituciones, pero su volumen no es numeroso y el resultado global no
queda muy alterado.
Reales
Eclesiásticos
Instituciones
Particulares
Castilla
Navarra
Pontificios
Otros
s. XII
10
2
7
2
1
4
s. XIII
11
2
13
15
2
18
s. XIV
5
2
2
5
2
1
s. XV
3
12
4
14
12
3
s. XVI
1
2
5
2
Finalmente, el lector habrá comprobado la importancia de afinar la historia
institucional con la diplomatística y la archivística. Partíamos de la premisa de los efectos devastadores de las guerras bajomedievales sobre Fitero pero sorprendentemente
este discurso que viene repitiéndose desde el siglo XVII por los archiveros monásticos
y los historiadores actuales, a lo que se ha venido a sumar la francesada y la desamortización de Mendizábal, se han convertido en tópicos no siempre explicativos de una
realidad más compleja. Que influyeron estos episodios de violencia es indudable, pero
que esta sea la explicación unívoca de la destrucción del patrimonio documental de
un cenobio no es cierto. Queda demostrado que la sociedad violenta bajomedieval y
pleiteante en época moderna conllevaron una continua erosión documental. Los documentos iban y venían. Como bienes muebles, fáciles de transportar, eran fáciles de salvaguardar ante devastaciones bélicas (al igual que los manuscritos o el tesoro litúrgico)
pero es bien cierto el adagio de que dos traslados de papeles equivalen a un incendio.
Los documentos entraban y salían para buscar confirmaciones de las altas instituciones, para presentarlos en los pleitos o para ponerlos a salvo de pillajes. Desde el siglo
XVI los priores echaban de menos ciertos privilegios cuya ausencia se preocuparon de
rellenar mediante copias. En 1708 el inventario del archivo señalaba que la donación
de Pedro Tizón no estaba en su lugar correspondiente. Estos antiguos instrumentos de
descripción resultan de gran utilidad para seguir la pista de la documentación medieval.
De hecho, buena parte de los documentos del siglo XIV son conocidos por sus asientos
ya que no se han conservado los originales ni las copias.
Fecha de recepción del artículo: Marzo 2010
Fecha de aceptación y versión final: Mayo 2010
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ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 211-234
ISSN 0066-5061
RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA (SIGLOS XIV Y XV)1
FEUDAL INCOME AND REQUIREMENTS IN TIERRA DE LEMOS
DURING THE LATER MIDDLE AGES (14th AND 15th CENTURIES)
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL
Universidad de Santiago de Compostela
Resumen: El presente artículo pretende
elaborar un análisis de las rentas y exigencias feudales presentes en la documentación bajomedieval de tres monasterios ubicados en la Tierra de Lemos: San
Vicente de Pombeiro, Santa María de Ferreira y San Vicente del Pino (los dos primeros localizados en el actual municipio
de Pantón y el tercero en el de Monforte
de Lemos). A lo largo de este estudio, se
distinguirán dichos derechos feudales en
virtud de su origen: la propiedad de la
tierra o el señorío, así como se señalarán
los rasgos comunes y los particularismos
de los mismos respecto a otras áreas de la
geografía gallega para el mismo periodo.
Abstract: The present article seeks to carry
out an analysis of the feudal income and
requirements which are recorded in some
documentation from the Later Middle Ages
found in three monasteries situated in Tierra
de Lemos: San Vicente de Pombeiro, Santa
María de Ferreira and San Vicente del Pino
(the two first ones are located in the council
of Pantón and the third one in the council
of Monforte de Lemos). Throughout this
research, these feudal rights will be differentiated according to their origin: land property or domain, as well as, their common
characteristics and their special features,
which will be highlighted in connection
with other parts of Galician geography during the same period.
Palabras clave: campesinado; señorío;
renta feudal; Tierra de Lemos; Baja Edad
Media.
Keywords: peasantry; domain; feudal income; Tierra de Lemos; Later Middle Ages.
SUMARIO
1. La naturaleza de la renta feudal.- 2. Renta derivada de la propiedad de la tierra.- 3. Renta
derivada del reconocimiento del señorío.- 4. Conclusiones.
1. LA NATURALEZA DE LA RENTA FEUDAL
El principal objetivo de este estudio es realizar un examen de la estructura
y composición de la renta feudal en el seno del marco geográfico correspondiente a
la Tierra de Lemos a lo largo de los siglos XIV y XV. Con este fin se ha procedido
1
Abreviaturas utilizadas: ACO = Archivo de la Catedral de Orense; AFP = Archivo del Monasterio de Santa María de Ferreira de Pantón; AHN = Archivo Histórico Nacional; AHPO = Archivo Histórico Provincial de Orense; ASVM = Archivo del Monasterio de San Vicente del Pino de Monforte.
212
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL
a elaborar un análisis de la documentación perteneciente a los tres monasterios más
significativos de esta comarca, dos de ellos (Santa María de Ferreira y San Vicente del
Pino) localizados en el actual municipio de Pantón, y el tercero (San Vicente del Pino)
en el de Monforte de Lemos. No obstante, esta labor de investigación adolecerá de las
limitaciones cuantitativas y estadísticas características de las fuentes medievales en
el ámbito gallego a la hora de precisar la determinación espacial de cada explotación
aforada, así como la producción media de estas unidades de superficie. En consecuencia, ante la ausencia de estos datos, este estudio se orientará más desde una vertiente
cualitativa, a describir tanto la constitución como la evolución de las diferentes exacciones y prestaciones feudales, así como sus particularismos en relación con otros espacios territoriales, que a clarificar la cantidad precisa de la totalidad de renta detraída
respecto al bien aforado, elemento éste último imprescindible para poder determinar
el montante íntegro de los ingresos señoriales derivados de la renta feudal y la repercusión de la misma en la economía campesina de la época.
Es sabido que uno de los rasgos más distintivos de las estructuras señoriales
del norte de la Península Ibérica viene determinado por la complejidad, y el ámbito
señorial gallego no es una excepción. La característica principal de la ordenación del
poder señorial sobre el espacio explotado, viene originada por la confusión a la hora
de abordar un enrevesado tejido de derechos señoriales, nacido de un laberinto de dominios superpuestos o yuxtapuestos entre sí. De este modo, el poder del señor en unos
lugares deriva de la propiedad dominical, o del domino eminente y directo, según se
utilice la terminología respectivamente de Estepa2 o Clavero3, y en otros, del dominio
señorial. Así, un señor puede tener propiedades en el seno de un señorío ajeno, mientras que en su propio dominio señorial ciertos bienes y derechos corresponden a otro
señor en razón de su condición de propietario dominical, sin embargo, aunque el señor
dominical no sea el señor del lugar, no quiere decir que no se atribuya la potestad
de ejercer un cierto dominio señorial sobre los campesinos que trabajan sus tierras4.
Esta tesitura se evidencia en la evolución del señorío monástico, que partiendo de la
donación regia de un coto inmune, extendería sus dominios por medio de las donaciones pro anima, la incomunicación, y los contratos de compra-venta comunes a lo
largo de toda la Edad Media5. En el ámbito territorial de este estudio, la dualidad entre
lo dominical y lo señorial no es infrecuente, observándose en algunos contratos de
aforamiento, la cesión de explotaciones monacales enclavadas en un distinto dominio
señorial. Es el caso del monasterio de San Vicente de Pombeiro cuando afora diferentes heredades emplazadas en los cotos de San Esteban, Diomondi y Amandi, dominios
señoriales pertenecientes, el primero, al monasterio de San Esteban de Ribas de Sil, y
los dos últimos, al obispado de Lugo6. Misma situación se manifiesta en el monasterio
2
Carlos ESTEPA DÍEZ, Formación y consolidación del feudalismo en Castilla y León en VV.AA.,
En torno al feudalismo hispánico-I Congreso de Estudios Medievales, Ávila, 1989, pp. 157-256/161163.
3
Bartolomé CLAVERO, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla (1369-1836), Madrid, 1974,
pp. 4-5.
4
Ignacio ÁLVAREZ BORGE, Sobre las relaciones de dependencia en las behetrías castellanas en
el siglo XIII: hipótesis a partir del caso de Las Quintanillas en Señorío y feudalismo en la Península
Ibérica (ss. XII-XIX), III, (Esteban SARASA SÁNCHEZ y Eliseo SERRANO MARTÍN, eds.), Zaragoza,
1993, pp. 225-240/239.
5
José GARCÍA ORO, Galicia na Baixa Idade Media. Igrexa, señorío e nobreza, A Coruña, 1999,
p. 12.
6
ACO, Monástica, Pombeiro, núm.3868, 4428, 4576 y 5031; Manuel LUCAS ÁLVAREZ y Pedro
LUCAS DOMÍNGUEZ, El priorato benedictino de San Vicenzo de Pombeiro y su colección diplomática
en la Edad Media, A Coruña, 1996, pp. 192,253-254, 287-288 y 321-322.
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RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
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de Santa María de Ferreira, con un gran porcentaje de su patrimonio disperso entre los
cotos de Pantón, Moreda, Eiré, los Castillones e incluso en la villa de Monforte (señoríos todos del conde de Lemos), o en el gran número de propiedades, situadas en esta
misma localidad, pertenecientes al monasterio de San Vicente del Pino7. A diferencia
de otras comarcas gallegas, donde se establece una clara distinción entre propietario
y titular de señorío, en correspondencia con las obligaciones demandadas8, en la
Tierra de Lemos la cesión del dominio útil, no sólo conlleva el pago de una renta de
carácter económico y compensatoria derivada del dominio directo, sino también, la
satisfacción de unos derechos de naturaleza típicamente señorial entre los que hay
que destacar ciertas prestaciones como la derechura y la luctuosa. La explicación de
esta particularidad se remonta a la misma aparición de los foros, pieza angular de
la pretensión señorial de extender, más allá de los límites territoriales del coto, las
relaciones señoriales inherentes a aquél. De esta forma, los señores estarían en disposición de exigir, aparte de un censo, un reconocimiento de señorío, que equiparase en
una misma condición de sumisión tanto a los foreros como a los habitantes del coto9.
Es en consecuencia, la estructura del foro, entendido éste como una extensión de los derechos señoriales, la que determine la naturaleza de la renta a satisfacer
por el campesinado. Desde una perspectiva formalista, se podrían distinguir dos tipos
de detracciones: una de carácter territorial, y otra en función del desempeño de la autoridad pública10. Ante tal disposición, podría ser válida la tesis de Moxó y su división
teórica entre renta procedente del señorío territorial y del jurisdiccional11. La cuestión
aquí, es que el receptor del foro, no paga la renta principal del contrato en reconocimiento de un señorío territorial, ya que como ya se apuntó, en muchas ocasiones
el forista no es el titular de dicho señorío, sino por el dominio útil de una propiedad
dominical12, siendo la naturaleza de esta exacción más económica que señorial.13La
otra tipología de tributos y prestaciones, si que comportan una idiosincrasia señorial,
con reminiscencias del ámbito jurisdiccional de la tierra acotada que los generan. Sin
embargo, la dificultad de su clasificación teórica viene dada por la confusión originada, no sólo por su nulo cometido en el ejercicio del poder público, sino en la imposibilidad en ocasiones, como se podrá apreciar en el transcurso de este estudio, de
poder desligar algunas de estas exigencias de su carácter territorial. De este modo, y
en coherencia con lo anteriormente referido, el esquema metodológico que se utilizará
de aquí en adelante, para facilitar una aproximación a los diferentes tipos de rentas y
prestaciones, es el que viene formulado por los contratos forales: una renta derivada
de la propiedad de la tierra y otra procedente del reconocimiento de señorío.
7
Además de ciertas posesiones localizadas en los cotos de Pantón y Moreda que al igual que la
villa de Monforte quedan bajo la titularidad señorial del conde de Lemos. Todas ellas presentes en
la relación de bienes efectuada por el cenobio en 1417. AHN, Sección clero, Carpeta 1198, nº 17.
8
Carlos. A. DEAÑO GAMALLO, Rivadavia y su comarca en la Baja Edad Media, A Coruña, 2004,
p. 145.
9
María del Carmen PALLARES MÉNDEZ, Los cotos como marco de los derechos feudales en
Galicia durante la Edad Media (1100-1500), “Liceo Franciscano”, 31(1978), pp. 201-225/224-225.
10
Maria del Carmen PALLARES MÉNDEZ, El monasterio de Sobrado: un ejemplo del protagonismo monástico en la Galicia medieval, La Coruña, 1979, pp. 97-100.
11
Salvador de MOXÓ, Los señoríos. Estudio metodológico en Actas de las I jornadas de metodología aplicada de las ciencias históricas, Vigo, 1975, pp. 163-173/171.
12
Ermelindo PORTELA SILVA, La región del obispado de Tuy en los siglos XII a XV. Una sociedad
en la expansión y en la crisis, Santiago de Compostela, 1976, p. 153
13
Eleutino ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales en la Galicia meridional a través de
la duración y la renta de los contratos de foro (1340-1450), “Cuadernos de estudios gallegos”, 34
(1983), pp. 117-152/117.
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JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL
2. RENTA DERIVADA DE LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
Partiendo de una terminología estrictamente jurídica, se puede explicar el
foro como un “contrato en el que el propietario de una cosa inmueble se obliga a
ceder a otro su dominio útil para siempre, o por un término limitado, reservándose
en ella algunos derechos, y especialmente el de percibir cierta pensión anual en
representación del directo que retiene”14. En la época que nos ocupa tal definición,
como es obvio, es acreedora de ciertos matices. En primer término, la identificación del titular del dominio como el señor, que reservándose el dominio eminente
de la propiedad, cede a su vasallo el útil o la explotación del mismo por un periodo
variable estipulado en voces o generaciones. En segundo lugar, la exigencia de una
renta principal de carácter económico y esencialmente agrario, determinada ya sea
por una parte proporcional de la cosecha, fija en especie o monetaria, como compensación a la cesión del usufructo relativo al mencionado dominio. Por último, el
pago de determinados servicios y tributos, debidos a la condición de vasallo que el
forero tiene respecto al forista o señor15, es decir, una renta más que compensatoria,
generada a raíz del reconocimiento del señorío por parte del receptor del contrato
foral.
Esta armonización de exacciones de diferente naturaleza, se puede colegir
según Villa-amil y Castro en el origen mismo del foro, entendiendo que su configuración definitiva parte de una progresiva unificación en un todo, tanto de las exigencias
derivadas de la propiedad de la tierra, como de aquellas procedentes del dominio de
los hombres16. De hecho, la misma palabra foro desde una perspectiva etimológica, en
torno a los siglos XII y XIII, pasó de designar las diferentes las rentas y prestaciones
que el vasallo debía de satisfacer a su señor, tanto como propietario este último de la
tierra como en reconocimiento de su poder superior sobre los habitantes de sus dominios, a denominar todos los contratos agrarios que comprendían tales exacciones17.
De las mencionadas exigencias circunscritas en el seno del contrato foral, la
que otorga el sentido principal al mismo, es aquella derivada de la cesión del usufructo de la propiedad, es decir, la renta de naturaleza económica que nace del dominio
eminente del señor. Es sabido, que este tipo de rentas son articuladas por los grandes
dominios siguiendo ciertas modalidades de detracción. Básicamente, éstas pueden ser
exigidas mediante el pago de una cantidad proporcional de la cosecha, una cantidad
fija de un determinado producto (renta en especie), o a través de una cantidad determinada en metálico (renta en dinero). De todas ellas, las más comunes en la mayor
parte de la geografía gallega medieval, son las primeras. Una preeminencia de la renta
producto que responde a dos factores primordiales: favorecer de una manera directa,
sencilla y en la mayoría de las ocasiones económica, la provisión alimentaria de las
diferentes instituciones eclesiásticas, y garantizar la recepción de una renta, mucho
más estable que una moneda, susceptible de ser víctima de una depreciación propia
de periodos inflacionistas18.
14
José CASTRO BOLAÑO, Del Foro, “Boletín Judicial de Galicia”, 45 (1857), p. 355.
E. ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales, pp. 117-152/117.
16
José VILLA-AMIL Y CASTRO, Los foros de Galicia en la Edad Media: estudio de las transformaciones que ha sufrido en Galicia la contratación para el aprovechamiento de las tierras, Madrid,
1984, pp. 61 y ss. y 117.
17
Faustino MARTÍNEZ MARTÍNEZ, De verborum significatione: notas sobre las acepciones medievales de la voz foro, “Boletín do Museo Provincial de Lugo”, 11 (2003-2004), pp. 247-264/258
y 261.
18
María Luz RÍOS RODRÍGUEZ, As orixes do foro na Galicia medieval, Santiago, 1993, pp. 87-88.
15
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RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
215
De entre estas rentas en especie, las que se corresponden al pago de una
cuota proporcional de la cosecha, son las que mejor se articulan bajo la premisa del
férreo control ejercido por el monasterio sobre la producción de la gestión indirecta19. El pan, el vino, y en el caso del monasterio de San Vicente de Pombeiro, las castañas, constituyen los productos básicos sobre los que recae la detracción de este tipo
de renta. El análisis de su evolución, a lo largo de los siglos XIV y XV a través de
la documentación monástica, da como resultado realidades bien diferenciadas. Si se
estudian los datos procedentes de los contratos forales pertenecientes al monasterio
de Pombeiro, se pone de manifiesto, a lo largo de las dos centurias bajomedievales,
la preponderancia de la renta proporcional, respecto a las exigidas en dinero o cantidad fija de producto. Partiendo de una situación muy equilibrada del 51,28%, en
correspondencia con el resto de las rentas a requerir para el siglo XIV, su demanda
da un salto cuantitativo importante en la primera mitad del siglo XV, al situarse en
un 86,16%, para descender en la segunda mitad de esta centuria a un porcentaje del
70,17%. En cambio, en la colección diplomática de San Vicente del Pino, se percibe
un desarrollo completamente diferente de esta renta que no supera el 28,56% en la
primera mitad del siglo XIV, iniciándose una línea descendente, que finalizaría con el
15,04% del montante total de las detracciones ya en la segunda mitad del siglo XV.
En lo que respecta al monasterio de Santa María de Ferreira, si bien mantiene unos
porcentajes relativos a la presencia de renta proporcional mucho más elevados en
comparación con los referidos en los foros de su vecino de Monforte, es cierto que
comparte con este último, la misma progresión descendente, un decrecimiento que
se irá formulando desde la más alta cuota del 92,82% en la primera mitad del siglo
XIV, hasta apenas el 18,75% de la segunda mitad del siglo XV, pasando por los datos
intermedios del 63,39% de la segunda mitad del siglo XIV, y el 55% de la primera
mitad del XV.
EVOLUCIÓN DE LA RENTA PROPORCIONAL
19
María del Carmen SÁNCHEZ CARRERA, El Bajo Miño en el siglo XV. El espacio y los hombres,
A Coruña, 1997, p. 142.
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JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL
Este proceso deflacionista de los niveles de reclamación de renta proporcional de la cosecha, irá estrechamente ligado a un alza progresiva de las peticiones
de renta fija en especie. De esta manera, y según los datos extraídos de la documentación de San Vicente del Pino, la presencia de renta fija en producto, no hace sino
intensificarse al compás de los siglos bajomedievales. Así, si a lo largo del siglo
XIV este tipo de detracción responde al 15,78% de todas las menciones relativas a
rentas, en la primera y segunda mitad de la centuria posterior, su aparición se constata correlativamente en el 35,02% y el 46,32% del total. Esta coyuntura, es similar
en el área de dominio del monasterio de Santa María de Ferreira donde, como en el
caso anterior, las rentas derivadas de una cantidad fija de grano o vino, partiendo
de un 7,14% durante la primera mitad del siglo XIV, inician una línea de progresión ascendente en el seno de las exigencias señoriales, a cuyo término se situarán
en un porcentaje del 59,37%, ya en la segunda mitad del siglo XV, atravesando
fases del 21,94% y del 30% para la segunda y primera mitad de los siglos XIV y
XV respectivamente. Tal como acontecía en la evolución de la renta proporcional
de la cosecha, los parámetros de exigencia en lo que se refiere a las rentas fijas de
producto correspondientes al monasterio de San Vicente de Pombeiro, se alejan de
las líneas de la progresión ascendente ininterrumpida propias de los dos cenobios
vecinos de la Tierra de Lemos. Aquí se puede observar como, si bien la presencia
de renta fija tuvo cierto protagonismo a lo largo del siglo XIV, al cubrir una proporción del 33,32% de las exacciones derivadas de la propiedad territorial, una vez que
comienza el siglo XV, esta cifra, coincidiendo con el auge de las demandas de una
cuota proporcional de la cosecha, cae a un 9,16%, para finalmente instalarse en un
aún reducido 16,79%, muy alejado de los niveles de exigencia de Santa María de
Ferreira y San Vicente del Pino para este periodo.
Es bien conocido, que el protagonismo y los niveles de percepción de una
forma u otra de pago, ya fuese en cantidad fija o proporcional de la cosecha, así
como sus modificaciones, únicamente respondían a estrategias señoriales dirigidas
a satisfacer sus intereses de la manera más beneficiosa posible, constituyéndose de
este modo en indicadores de una coyuntura económica determinada20. No es de extrañar, que en momentos de inclemencia meteorológica, inestabilidad política y en
consecuencia, malas cosechas, los rectores monásticos prefieran la estabilidad que
proporciona la recepción de unas cantidades predeterminadas e inalterables, ante la
insegura opción de un tanto por ciento de una cosecha sujeta a ser damnificada por
cualquier variable externa21. Por otro lado, la exigua presencia de las rentas fijas,
concernientes a la documentación de San Vicente de Pombeiro, se puede llegar a
entender, propuesta ésta también válida en algunos contratos forales elaborados
por los monasterios vecinos, como la reacción señorial originada a causa de la
existencia de propiedades aforadas de escaso valor o ajenas a un asequible control
monástico22.
20
María Xosé RODRÍGUEZ GALDO, Señores y campesinos en Galicia. Siglos XIV-XVI, Santiago de
Compostela, 1976, p. 195.
21
Marta GONZÁLEZ VÁZQUEZ, El monasterio de San Julián de Samos en el siglo XIV (13251380): un análisis de la evolución de sus rentas, “Museo de Pontevedra”, 44 (1990), pp. 621-642/632.
22
M. LUCAS, P. LUCAS, El priorato benedictino, p. 42.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061
RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
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EVOLUCIÓN DE LA RENTA FIJA EN ESPECIE
Otra política señorial, comúnmente aceptada en muchas regiones europeas
para hacer frente a las primeras décadas de la crisis del siglo XIV, consistió en la
transformación en numerario de los censos estipulados en especie23. Esta reacción
señorial, también se puede observar en la región del obispado de Tuy, donde los bajos
rendimientos agrarios impulsan a los señores a incrementar la exigencia de rentas en
dinero, llegando las mismas incluso a aventajar en la segunda mitad del siglo XIV
a las tradicionales rentas en especie24. Esta coyuntura, aunque no de una manera tan
marcada, también es perceptible en el espacio geográfico que nos ocupa. Así, las
rentas en dinero exigidas por San Vicente de Pombeiro, durante la primera mitad
del siglo XIV, pasan de un porcentaje del 7,14%, en relación con las reclamadas en
especie tanto fija como proporcional, a un 20% para el resto de la centuria. Del mismo modo, en los dominios de Santa María de Ferreira, la renta en dinero y mixta en
dinero y especie alcanzaría una proporción del 14,72% en la segunda mitad del XIV,
cifra significativa ya que tales detracciones son inexistentes a lo largo de los primeros
diez lustros del mencionado siglo. No obstante, hay que constatar una clara diferenciación en la línea de actuación en ambos ámbitos señoriales. En el área de dominio
del monasterio de San Vicente de Pombeiro, la exigencia de una cuantía monetaria,
especialmente en lo que se refiere a la última década de esta centuria, recae únicamente sobre explotaciones agrarias, de lo que se deduce una clara política señorial
ante la difícil coyuntura económica del momento. Sin embargo, en el entorno del
monasterio de Santa María de Ferreira, la totalidad de las rentas en dinero se requieren en compensación del usufructo de casas, en consecuencia tal detracción, estaría
más vinculada a la naturaleza de los bienes aforados que a una decidida estrategia
señorial. Pese a que se pueda dejar entrever, en un periodo marcado por el marasmo
23
Georges DUBY, Economía rural y vida campesina en el Occidente medieval, Barcelona, 1999,
p. 427.
24
E. PORTELA, La región, p. 306.
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en la producción, un aumento de las exacciones exigidas en moneda, éstas ni mucho
menos alcanzarían tales niveles como para amenazar, tal como acontecía en la región
del obispado de Tuy, el predomino de las rentas en especie.
Ya en la primera mitad del siglo XV, los contratos forales suscritos por San
Vicente de Pombeiro, como se señaló con anterioridad, muestran una decidida apuesta por las rentas proporcionales de la cosecha (86,16%), y relegan a las rentas en
dinero (4,58%) y fijas en especie (9,16%), a un papel más que secundario. Además,
es necesario resaltar que el conjunto del reducido porcentaje de rentas en dinero, ya
no gravan terrenos de cultivo, sino la posesión de casas, un solar destinado a la construcción, un molino y un puerto fluvial. En lo que respecta a Santa María de Ferreira
se colige una propensión, al igual que sucedía con las rentas fijas en especie, a seguir
una línea de progresión ascendente en lo relativo a la recepción de renta en dinero y
mixta, estableciéndose una cuota al alza en relación con el resto de exacciones del
15% y 22,87 % respectivamente para la primera y segunda mitad del siglo XV. Sin
embargo, al igual que sucedía a partir de 1350, esta demanda de numerario estaría
íntimamente vinculada con el carácter de los bienes aforados. De esta manera, las
exacciones derivadas del usufructo de casas, bodegas y solares edificables, representarían el 55,5% y el 80% de la totalidad de las rentas en dinero para la primera y
la segunda mitad del siglo XV correlativamente.
Un estudio particular, requiere la documentación contractual emitida por el
monasterio de San Vicente del Pino, en relación con la detracción de la renta en dinero.
Este cenobio, es el único de los tres estudiados, enclavado en un centro urbano y en
consecuencia, tal como sucedía en la cercana ciudad de Ourense, cabría pensar en un
mayor protagonismo de la renta monetaria25. Esta premisa, se cumple en las dos centurias bajomedievales. Así, en la primera mitad del siglo XV, su proporción se sitúa en
un 35,03%, frente al 35,02% de la renta fija, el 23,54% de la renta proporcional, y el
6,36% de la renta mixta. En los cincuenta años siguientes, la renta en dinero no sufre
variaciones manteniéndose en un 34,07% de la renta exigida, no sucede lo mismo con
la renta fija que se incrementa en un 46,32%, a expensas de la reducción en la demanda
de la renta proporcional en un 15,04% y mixta en el 4,46%. Sería consecuente colegir, que esta relevancia de la renta en dinero, se debe al carácter urbano de unos foros
formulados sobre aquellos bienes inmuebles, que por si mismos, no son nada idóneos
para la producción en especie. Sin embargo, de las cincuenta y cinco menciones relativas a rentas en dinero para la primera mitad del siglo XV, veintiuna (38,18%) corresponden a foros en los que se alude a casas, bodegas, casarellos y un solar edificable, y
de estas veintiuna, ocho se refieren a casas a las que se adjuntan terrenos de cultivo (leira, terreno, viña, huerto y heredades). En relación con la segunda mitad de este siglo,
la tendencia seguida con estos bienes inmuebles se acentúa, ya que de las sesenta y una
referencias a rentas en dinero, solamente dieciocho (29,50%) corresponden a este tipo
de bienes, la mitad de los cuales están unidos a leiras, huertos, terrenos y heredades. Es
por ello plausible argumentar, que la importancia dada por este monasterio monfortino
a las rentas en dinero se deba, tal como sucedía con las rentas fijas en especie, más que
a su carácter urbano, a una serie de decisiones destinadas a resguardar unos beneficios
seguros, más allá de la inestable productividad de las propiedades aforadas. Esta política monástica, cobra gran relevancia a lo largo de las décadas en las que la crisis golpea
con más virulencia. De esta manera, en la segunda mitad del siglo XIV, la renta exigida
en numerario con siete menciones (58,33%), se consolida como la principal frente al
24,99% y al 8,33% de las referencias relativas a rentas proporcionales y fijas. Otro fac25
Anselmo LÓPEZ CARREIRA, Ourense no século XV. Economía e sociedade urbana na Baixa
Idade Media, Vigo, 1991, pp. 51-52.
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RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
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tor determinante, que favorece el aumento a partir de 1348, de la demanda monetaria,
en especial en lo que respecta a San Vicente de Pombeiro y a San Vicente del Pino, es el
relativo a la evolución de precios de la época. Mientras que en las fases de carestía, los
precios agrícolas subían de manera desmedida, y tras un corto periodo de tiempo retornaban a su punto de partida, los precios de los productos manufacturados, en cambio,
mantuvieron un crecimiento sostenido26. De ahí la necesidad de los rectores monásticos
de mayor cantidad de dinero, para hacer frente a los gastos de los productos que consumían. No hay que olvidar tampoco, que una de las consecuencias de cualquier periodo
de crisis, es el acaparamiento de moneda acuñada y su tesorización, así que una gran
parte del dinero efectivo no entraba ni siquiera en circulación27, por lo que se hacían
perentorias las detracciones en numerario para obtener unos activos mínimos.
EVOLUCIÓN DE LA RENTA FIJA EN DINERO
Es común observar en diferentes latitudes de la geografía gallega, otra tipología de bienes susceptible de ser satisfecha mediante renta en dinero. Son aquellas
propiedades cultivadas indirectamente mediante la fórmula del subforo, por la cual, el
forero cede a terceras personas el dominio útil de una explotación que previamente ha
recibido del forista o propietario real28. Su repercusión, en relación con la recaudación
de las rentas, estriba en que tal contrato, permite la creación de un intermediario entre
el señor y el usufructuario con la facultad de asegurar a dicho señor, una vez detraída
la parte correspondiente por el subforo, la recepción de la totalidad de las rentas29. Sin
embargo, de los veinticuatro subforos documentados en el área de dominio de estos
26
Julio VALDEÓN BARUQUE, Los Trastámaras. El triunfo de una dinastía bastarda, Madrid, 2001,
p. 20.
27
Charles-E. DUFOURCQ y Jean GAUTIER-DALCHÉ, Historia económica y social de la España
cristiana en la Edad Media, Barcelona, 1983, p. 253.
28
Francisco Javier PÉREZ RODRÍGUEZ, O mosteiro de Melón no século XV, Ourense, 1996, p. 48.
29
Dolores MARIÑO VEIRAS, Señorío de Santa María de Meira (De 1150 a 1525). Espacio rural,
régimen de propiedad y régimen de explotación en la Galicia medieval, La Coruña, 1983, pp. 194195.
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tres monasterios localizados en el valle de Lemos, solamente en dos ocasiones se establece el dinero como renta principal de tales contratos, siendo más usual, con trece
menciones la exigencia de renta fija en especie. Otra peculiaridad, en relación con las
exacciones monetarias de esta área, es la referente a la duración de la cesión del dominio útil de los bienes aforados. Era costumbre generalizada en la Galicia medieval
hasta mediados del siglo XIV, estipular de corta duración o vitalicio aquellos foros
cuyas rentas se hubiesen de satisfacer en numerario30. En el ámbito de este estudio,
en cambio, esta predisposición se haya lejos de cumplirse. De las cuatro referencias
a renta en dinero relativas a la documentación de San Vicente del Pino entre 1316 y
1336, en todas ellas la duración del contrato se establece a tres voces (en tres ocasiones corresponden a un forero y dos voces, en una a un matrimonio y una voz). En la
misma sintonía, la perdurabilidad del único foro perteneciente a este periodo (1325),
en el que el monasterio de San Vicente de Pombeiro exige renta en dinero, lejos de ser
vitalicio, se establece en un forero y sus hijos e hijas. Aceptando una media aproximada
de veintinueve años por voz31, se deduce una duración de estos contratos forales entre
sesenta y noventa años. A partir de la segunda mitad del siglo XIV, esta tendencia temporal, sobre todo en lo que se refiere a San Vicente de Pombeiro, no solo se mantiene
sino que se incrementa. De esta manera, la duración de los foros satisfechos a través de
renta monetaria emitidos por este monasterio, en cuatro de las cinco menciones para un
periodo comprendido entre 1396 y 1398, se estipula en cuatro voces (en tres ocasiones
afectan a un forero y tres voces, en una a un matrimonio y dos voces). Esta articulación
enfitéutica, si bien beneficiaba al emisor de la renta, en cuanto que las detracciones no
podían ser modificadas durante un largo periodo de tiempo, no haría más que agravar
la situación económica de aquellos señoríos monásticos sustentadores de este tipo de
censos, al perder éstos gran parte de su valor, en el momento en que la moneda es víctima, ya desde la época de Alfonso X y a lo largo de la primera mitad del siglo XIV, de
las continuas devaluaciones monetarias que se creen necesarias para hacer frente a este
periodo inflacionista32.
Es durante esta época de crisis, y con la finalidad de fijar al campesinado en
las explotaciones agrarias, compensando así las terribles pérdidas demográficas, cuando
el modelo de contrato agrario enfitéutico a largo plazo y de rentas no muy cuantiosas,
se convierte en el más difundido en esta época, no solamente en Galicia, sino en toda
la meseta norte castellana33. Para estudiar este fenómeno, los datos más fidedignos son
los que proceden del análisis de la evolución de la cuantía proporcional de la cosecha
reclamada por los distintos señoríos. En lo que respecta a la Galicia meridional, se puede apreciar una tendencia generalizada, por parte de la autoridad eclesiástica, de exigir
durante la segunda mitad del siglo XIV, unas exacciones onerosas (sobre la mitad o el
tercio de la cosecha) que se van moderando paulatinamente a medida que nos adentramos en la centuria posterior34. Esta tendencia, se confirma respecto a las detracciones
exigidas por el monasterio de Santa María de Ferreira. Aquí, durante la segunda mitad
del siglo XIV, la exigencia del tercio del cereal producido alcanza nada menos que el
50% de todas las menciones relativas a la renta proporcional, sigue a este porcentaje,
un 23,07% y un 19,23% relacionados respectivamente con la mitad y el tercio del vino
producido. En la primera mitad de la centuria siguiente, estas exigencias se suavizan,
30
Mª.L. RÍOS, As orixes do foro, pp. 103-105.
Mª.C. SÁNCHEZ, El Bajo Miño, p. 140.
32
Paulino IRADIEL et al., Historia medieval de la España cristiana, Madrid, 1995, p. 481.
33
Enric GUINOT RODRÍGUEZ, La Baja Edad Media en los siglos XIV- XV. Economía y sociedad,
Madrid, p. 184.
34
E. ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales, pp. 117-152/131 y 135.
31
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siendo predominantes en un 70,44% las proporciones del cuarto tanto del grano como
del vino cultivado.
CANTIDAD DE RENTA PROPORCIONAL DEMANDADA
EN SANTA MARÍA DE FERREIRA
En lo relativo al monasterio de Pombeiro, no se aprecian grandes modificaciones en cuanto a la proporción exigida a lo largo de la segunda mitad del siglo
XIV, y la primera del siglo posterior, siendo mayoritarias las rentas exigidas sobre el
tercio y cuarto de la cosecha. Será a partir de la segunda mitad del siglo XV, cuando
las exacciones sobre el tercio dejen de tener relevancia dejando la preeminencia, con
un porcentaje del 64,87% sobre el resto, al cuarto y quinto de lo producido.
CANTIDAD DE RENTA PROPORCIONAL DEMANDADA
EN SAN VICENTE DE POMBEIRO
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Por último, respecto al monasterio de San Vicente del Pino, si bien los exiguos datos que atañen a la renta proporcional para la segunda mitad del siglo XIV, no
permiten ningún tipo de valoración, parece evidente que a medida que avanza el siglo
XV en sus primeros diez lustros, los rectores monásticos se acogen a la tónica generalizada de exigir rentas moderadas sobre el cuarto (56,75%), y el quinto (32,42%)
de la producción. Constante que se prolonga, a lo largo de la segunda mitad de este
periodo, en el que la demanda del quinto de la cosecha se sitúa en una cifra del 51,85%
en relación con el resto de rentas proporcionales.
CANTIDAD DE RENTA PROPORCIONAL DEMANDADA
EN SAN VICENTE DEL PINO
Rentas de Santa María de Ferreira
1ª1/2 s. XIV
RD
REFC
REPC 1/2
REPC 1/3
REPC 1/4
REFV
REPV 1/2
REPV 1/3
REPV 1/4
REPV 1/5
RE+D
2-7,14%
2-7,14%
10-35,71%
2-7,14%
8-28,57%
4-14,28%
2ª 1/2 s. XIV
4-9,75%
5-12,19%
1ª1/2 s. XV
9-11,25%
10-12,5%
2ª1/2 s. XV
5-16,62%
10-31,25%
13-31,71%
1-2,43%
4-9,75%
6-14,63%
5-12,19%
1-2,43%
2-2,5%
13-16,25%
14-17,5%
2-6,25%
9-28,12%
7-8,75%
18-22,5%
4-5%
3-3,75%
2-6,25%
2-6,25%
2-6,25%
2-4,87%
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RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
Rentas de San Vicente de Pombeiro
RD
REFC
REPC 1/2
REPC 1/3
REPC 1/4
REPC 1/5
REPC 1/6
REPC 1/8
REFV
REPV 1/2
REPV 1/3
REPV 1/4
REPV 1/5
REPV 1/6
REPV 1/7
REPV 2/7
REPV 1/8
REPV 1/9
REFCS
REPCS 1/2
REPCS 1/3
REPCS 1/4
REPCS 1/5
RE+D
1ª 1/2 s. XIV
1-7,14%
3-21,42%
1-7,14%
1-7,14%
1-7,14%
1-7,14%
2ª 1/2 s. XIV
5-20%
5-20%
2-14,28%
1-4%
2-8%
1-4%
3-12%
1-7,14%
2-14,28%
1-7,14%
2-8%
1-4%
3-12%
2-8%
1ª1/2 s. XV
5-4,58%
5-4,58%
2ª 1/2 s. XIV
14-10,68%
10-7,63%
2-1,83%
9-8,25%
1-0,76%
8-6,10%
4-3,05%
1-0,76%
1-0,76%
9-6,87%
4-3,66%
1-0,91%
18-16,51%
20-18,34%
3-2,75%
1-0,91%
1-0,91%
1-0,91%
2-1,83%
1-0,91%
2-1,52%
17-12,97%
11-8,39%
3-2,29%
3-2,29%
1-0,76%
10-7,63%
7-5,34%
3-2,29%
18-16,51%
16-14,67%
2-1,83%
3-2,29%
18-13,74%
5-3,81%
Rentas de San Vicente del Pino
RD
REFC
REPC 1/3
REPC 1/4
REPC 1/5
REFV
REPV 1/3
REPV 1/4
REPV 1/5
1ª1/2 s. XIV
4-57,14%
1-14,28%
2ª 1/2 s. XIV
7-58,33%
1-8,33%
1-8,33%
1-14,28%
1-8,33%
1-8,33%
1-14,28%
1-8,33%
1ª1/2 s. XV
55-35,03%
36-22,92%
1-0,63%
8-5,09%
3-1,91%
19-12,10%
2-1,27%
13-8,28%
9-5,73%
2ª1/2 s. XV
61-34,07%
53-29,60%
6-3,35%
3-1,67%
30-16,75%
1-0,55%
11-6,14%
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JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL
REPV 2/5
REPV 1/6
REPV 1/9
RE+D
1-0,63%
10-6,36%
1-0,55%
4-2,23%
1-0,55%
8-4,46%
RD = Renta en dinero; REFC = Renta en especie fija de cereal; REPC = Renta en especie proporcional de la producción de cereal; REFV = Renta en especie fija de vino; REPV = Renta
en especie proporcional de la producción de vino; REFCS = Renta en especie fija de castañas;
REPCS = Renta en especie proporcional de la producción de castañas; RE+D = Renta mixta en
dinero y especie.
3. RENTA DERIVADA DEL RECONOCIMIENTO DEL SEÑORÍO
Son las prestaciones en trabajo, las exigencias que más netamente se derivan de la expresión de señorío que el gran propietario ejerce sobre el conjunto de
campesinos que integra su dominio. De entre ellas cobran una mayor relevancia las
sernas, herencia del sistema señorial romano, que en virtud del reconocimiento de señorío sobre las tierras que usufructuaban, se manifiestan como la imposición hacia los
vasallos de una serie de faenas agrícolas durante un espacio de tiempo determinado en
la reserva señorial35. Gran parte de estas prestaciones laborales, estaban estrechamente vinculadas a actividades de carácter agrícola relativas al cultivo de cereales (arar,
sembrar, segar), viñedos (podar, vendimiar), monte (recolección de frutos y leña), y
transporte de los frutos de las cosechas36. Otras, en cambio, se alejaban de esta naturaleza estrictamente agraria centrándose en la obligación, exigida al campesino en razón
del señorío que sobre él era ejercido, relativa a la construcción de cercas o caminos,
reparación de puentes o servicios de mandadería37. La pervivencia de este tipo de
exigencia conlleva una cronología que abarca desde el siglo X, en el que aparecen las
primeras, hasta la segunda mitad del siglo XIII, momento en el que las menciones comienzan a descender en cuanto presencia documental se refiere, gracias a un proceso
de conmutación de las prestaciones en trabajo por censos en dinero o especie38. Esta
tendencia, común en toda Europa, viene originada por la gran demanda de numerario
requerida por los diferentes señores, ante la perspectiva de una sociedad cada vez
más mercantilista, y en consecuencia, más acorde con la necesidad de una reducción
de la explotación directa a favor de la indirecta39. El exiguo número de referencias
correspondientes a este tipo de prestaciones, es un hecho que ya se parece evidenciar en Galicia entre mediados del siglo XII y el XIII40. En la documentación objeto
35
Enrique RODRÍGUEZ-PICAVEA, La formación del feudalismo en la meseta meridional castellana: los señoríos de la Orden de Calatrava en los siglos XII-XIII, Madrid, 1994, p. 346.
36
María Isabel ALFONSO DE SALDAÑA, La contestación campesina a las exigencias de trabajo
señoriales en Castilla y León. Las formas y su significación simbólica en Habitar, producir, pensar
el espacio rural. De la Antigüedad al Mundo Moderno, (Paola MICELI, y Julián GALLEGO, eds.),
Buenos Aires, 2008, pp. 257-289/261-262.
37
Carlos de AYALA MARTÍNEZ et al., Economía y sociedad en la España medieval, Madrid, 2004,
p. 73.
38
Julián CLEMENTE RAMOS, Las sernas en el Becerro de las Behetrías, “Homenaje al profesor
Juan Torres Fontes”, 1, (1987), pp. 299-318/310-312.
39
Maurice DOBB, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, México D.F., 2005, pp. 49-106.
40
Mª.L. RÍOS, As orixes do foro, pp.128-135.
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RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
225
de este estudio, la serna especificada como tal, presenta un escaso protagonismo, ya
que solamente aparece mencionada en dos ocasiones, ambas en la primera mitad del
siglo XIV41. La obligación de que uenades a seara o de lavrar na searra, confirma
la polisemia del término, que incide tanto en la denominación de la tierra señorial o
reserva, como en la prestación consistente en labrar42. En cuanto a la duración de la
misma, varía de la vez por semana requerida por el monasterio de Pombeiro, al día
mensual solicitado por el de Santa María de Ferreira. Este último supuesto, coincide
con la pauta generalizada en el resto de la corona de Castilla, de limitar esta exigencia
en el peor de los casos a una vez al mes43. Sin embargo, la serna semanal relativa a la
colección diplomática de Pombeiro, se encuentra en este periodo mucho menos documentada, siendo más frecuente encontrársela en la época altomedieval, y orientada
sobre una población claramente servil44. Es por ello lógico pensar, que la pervivencia
de este modelo de renta, venga explicada por un aumento de la demanda de mano de
obra en periodos temporales muy puntuales del año. Concretamente en este foro, se
menciona la semana de San Sebastián en Enero, tiempo proclive a ciertas tareas agrícolas como la poda de las viñas, o la siembra de variedades de cereal de ciclo intermedio o precoz. La escasez de referencias, respecto a este tipo de prestaciones laborales,
se puede entender a causa de la pérdida del peso específico que sufre en esta época la
reserva frente la gestión indirecta del patrimonio monástico, pero tampoco se puede
desdeñar la idea que apunta a que estas prácticas fuesen tan comúnmente aceptadas y
sobreentendidas por el campesino en su condición de vasallo, que no tuvieran necesidad de una expresión escrita45.
Una mayor presencia documental adquiere el término servicio, que para
Alfonso de Saldaña en el ámbito de las tierras castellanoleonesas no es sino sinónimo de serna46. Esta afirmación se constata en la documentación de San Vicente del
Pino, donde estos servicios quedan referidos en veintinueve ocasiones, siendo los
más comunes los servicios de era (diez menciones), los de malla (seis menciones) y
los de lagar (dos menciones), obligaciones todas ellas, íntimamente ligadas al final
del proceso de producción agrícola. Es en 1453, cuando comienza una propensión
a la conmutación de estas prestaciones por una renta en especie47, tendencia que se
hace predominante a partir de 146148. Dos exigencias, también incluidas en la colección diplomática de este monasterio, se hallan estrechamente vinculadas al concepto
de serna, en la primera el forero ha de satisfacer un seruiço con o corpo un día cada
41
ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 2022. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino,
pp. 87-88. AFP., 1/38. Ed. José Ignacio FERNÁNDEZ DE VIANA Y VIEITES, Colección diplomática del
monasterio de Santa María de Ferreira de Pantón, Lugo, 1994, pp. 60-61.
42
Santiago JIMÉNEZ GÓMEZ, Análisis de la terminología agraria en la documentación lucense
del siglo XIII en Actas de las I Jornadas de Metodología Aplicada de las Ciencias Históricas, v.2,
Santiago de Compostela, 1975, pp. 115-133/123.
43
Julián CLEMENTE RAMOS, La economía campesina en la corona de Castilla (1000-1300), Barcelona, 2004, p. 188.
44
Mª. I. ALFONSO DE SALDAÑA, La contestación campesina, pp. 257-289/261
45
Esperanza BOTELLA POMBO, La Serna: Ocupación, organización y explotación del espacio en
la Edad Media (800-1250), Santander, 1988, p. 62.
46
María Isabel ALFONSO DE SALDAÑA, Las sernas en León y Castilla. Contribución al estudio de
las relaciones socio-económicas en el marco del señorío medieval, “Moneda y crédito”, 129 (1974),
pp. 153-210/166-168.
47
AHN, Sección clero, Carpeta 1205, nº 1.
48
AHN, Sección clero, Carpeta 1206, nº 7, nº 11; Carpeta 1207, nº 3, nº 6, nº 9, nº 14, nº 22;
Carpeta 1209, nº 4.
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año49, en la segunda se le emplaza a que ajudedes a labrar a o prior50. Otra categoría
en el seno semántico del término servicio, es la que hace referencia a la observancia
por parte del vasallo de facilitar a su señor alimento y albergue, cada vez que le fuera
a visitar51. Esta acepción, sería tan común en la documentación gallega medieval,
que Villa-amil y Castro en su estudio sobre los foros de Galicia, llegó a otorgar al
servicio y al yantar el mismo significado52. Por último, no es inusual la presencia
de la fórmula et daredes de o por seruiço, excluyéndose cualquier tipo de especificación relacionada con la naturaleza de dicha prestación. Esta modalidad, aparece
en la colección diplomática de San Vicente del Pino en siete ocasiones, y en la de
Pombeiro en otras dos, prevaleciendo la renta en especie (cinco menciones), sobre
las estipuladas en dinero (dos menciones), y sobre aquéllas tres en las que no se
concreta el carácter de tal detracción. Bien es posible que estos servicios, no fuesen
más que la conmutación en especie y dinero de una antigua prestación laboral, pero
también es probable que su significación pueda tener origen en el reconocimiento de
señorío del que ha de ser partícipe el forero, a través de una visita anual a los rectores monásticos, siempre acompañada de una serie de viandas entre las que no podía
faltar el pan, la carne y el vino53. El obsequio, por parte del vasallo a su señor, de un
cerdo con su pan y vino el día de San Andrés, constituía la forma corriente de satisfacer este derecho, que hundía sus raíces en la Alta Edad Media, periodo en el que
los términos obsequium y servitium eran usados para denominar las obligaciones del
encomendado54 La escasez de referencias nominales a este tipo de derecho señorial
en los contratos forales del monasterio de San Vicente de Pombeiro, se explica por
la dispensabilidad del requisito relativo a la formulación escrita de dicho término en
cuestión ; en cinco ocasiones, la renta y plazo de entrega típicas de tal detracción se
establecen según el uso y costumbre de la tierra, del coto, o del monasterio sin que
el cenobio considere necesario, por sobreentendido, que el vocablo servicio quede
reflejado en el documento55. Estrechamente vinculada con esta detracción, se sitúa la
obligación del forero de honrar la fiesta patronal de los distintos monasterios con una
boa vianda o con daquello que teverdes. Esta costumbre, tuvo un arraigo especial en
el dominio del monasterio de San Vicente de Pombeiro, siendo su presencia algo más
moderada en el de San Vicente del Pino, mientras que en el ámbito de Santa María de
Ferreira, su protagonismo fue mucho menor, y solamente circunscrito a la segunda
mitad del siglo XV. Este acto de romería comportaría una significación implícita
de sometimiento, fidelidad y respeto hacia el prior y el convento56. De carácter más
circunstancial y extraordinario que el servicio y el yantar, se encuentra la colleita,
prestación consistente en la reclamación, a discreción de los rectores monásticos, de
carne, pan y vino una vez al año. Esta prestación es ocasional, tal como se refleja en
49
AHN, Sección clero, Carpeta 1201, nº 5.
AHN, Sección clero, Carpeta 1206, nº 16.
51
“…et paredes mays cada hun anno a os priores que foren do dito mosteyro, un seruiço, que
seja sen maliçia, por dia de San Pedro do mes de juyo…” (AHN, Sección clero, Carpeta 1204, nº 3).
52
J. VILLA-AMIL, Los foros de Galicia, pp. 95-96.
53
Manuel LUCAS ÁLVAREZ y Pedro LUCAS DOMÍNGUEZ, El monasterio de San Clodio do Ribeiro
en la Edad Media: estudio y documentos, A Coruña, 1996, p. 181.
54
Abilio BARBERO y Marcelo VIGIL, La formación del feudalismo en la Península Ibérica, Barcelona, 1991, p. 170.
55
ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 3750 y 3751, 4100, 4461, 4647, 4961. Ed. M. LUCAS
y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 174-175, 228-229, 260-261, 291-292, 314-315.
56
M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, p. 45.
50
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el único documento en el que aparece especificada57, siendo solamente susceptible
de ser satisfecha cuando fuese demandada por arbitrio monástico, y nunca en caso
contrario, circunstancia que no hacía de ella una detracción fija de carácter anual
como sucedía con el yantar.
El yantar, así como la posada, son prestaciones que a partir del siglo XI, y al
igual que sucedería con los atributos de justicia propios de la monarquía, son adquiridos
por los distintos poderes señoriales, de acorde con el proceso de formación del señorío
banal o jurisdiccional58. Partiendo de esta coyuntura, los señoríos monásticos se convertirían en sujetos activos en la recepción de dichas exigencias, primero en el marco
jurisdiccional de los cotos, a raíz de los privilegios concedidos por los distintos monarcas, para más adelante extender, utilizando los contratos forales como mecanismos
vehiculares, dichas prerrogativas señoriales a todos sus vasallos.59 En Castilla y León,
el deber de alojamiento del rey o señor, a diferencia de siglos precedentes, acabaría por
tener un carácter generalizado a partir del siglo XIII, siendo mucho más común en León
que en Castilla. En relación con otras prestaciones como el conducho, la posada o el
hospedaje, es el yantar el que con más frecuencia es requerido60. En consecuencia, las
instituciones señoriales además de ser receptoras del yantar, también se constituirían en
sujetos pasivos, al estar obligadas a satisfacer dicho tributo al soberano. No obstante, el
monarca en ocasiones, eximía a los monasterios del pago del yantar, situación que se dio
en 1259 cuando Alfonso X exonera al cercano monasterio de San Salvador de Chantada
tanto del yantar como del pedido61. Esta liberación de derechos reales, podría albergar
únicamente una naturaleza parcial, como se desprende en 1277, cuando este mismo
monarca, correspondiendo a la petición de los abades de los monasterios cistercienses
de Galicia, ordena a su merino mayor que no les exija el pago del yantar, pero que mantenga la vianda, y que les cobre el conducho en caso de una visita real por los dominios
de dichos monasterios62. El conducho y el yantar pueden parecer figuras semejantes, sin
embargo, mientras el primer término es empleado en relación al servicio de alimentos,
el segundo va estrechamente vinculado a una obligación pecuniaria63. De este modo, el
conducho no se redime ni se sustituye por un censo en metálico, y lo que es más relevante, el señor no solo albergaba el derecho de reclamar el conducho, sino que tenía además
la obligación de consumirlo in situ64. En lo relativo a la documentación monástica del
ámbito de este estudio, aunque el conducho como expresión vinculante se encuentra
ausente de los contratos forales, la obligación del forero, no dejaría de encaminarse
hacia el deber de dar de comer y beber sin malicia, al mayordomo o a cualquier enviado
57
“Et que me diades de cada hun anno huna colleyta de pan et de carne et de vinno, a min et a
dous ommes et a hun moço et huna besta seendo uos demandado en no dito anno. Et non uos seendo
demandado que non sejades a elo tiudo” AHN, Sección clero, Carpeta 1198, nº 9.
58
Georges DUBY, Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía europea (5001200), Madrid, 1999, p. 288.
59
Eleutino ÁLVAREZ ÁLVAREZ, El yantar y el hospedaje foral en el sur de Galicia (1340-1450),
“Boletín Auriense”, 13 (1983), pp. 137-144/138
60
Miguel Ángel LADERO QUESADA, El sistema impositivo en Castilla y León. Siglos X-XIII en
I jornadas sobre documentación jurídico-administrativa, económico-financiera y judicial del Reino
Castellano leonés, (Ángel RIESCO TERRERO, coord.), Madrid, 2002, pp. 283-302/291.
61
AHN, Sección clero, Carpeta 1067, nº 12.
62
Luis SÁNCHEZ BELDA, Documentos reales de la Edad Media referentes a Galicia, Madrid,
1953, p. 349, documento nº 804.
63
Nilda GUGLIELMI, Posada y yantar. Contribución al estudio del léxico de las instituciones medievales, “Hispania”, 102 (1966), pp. 165-219/191.
64
María Isabel LORING GARCÍA y Abilio BARBERO DE AGUILERA, “Del palacio a la cocina”:
estudio sobre el conducho en el fuero viejo, “En la España medieval”, 14, (1991), pp. 19-44/28.
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del monasterio, que acudiese a partir y medir la cosecha, y recaudar la correspondiente
renta. A diferencia de lo que sucedía en las áreas de dominio de la mayoría de los monasterios del sur de Galicia, donde fue habitual la identificación de la palabra yantar con una
renta en dinero65, en la Tierra de Lemos, en cambio, dicho vocablo solamente aparece en
una ocasión, y relacionado con el pago a la abadesa de Santa María de Ferreira de pan
et de viño et de carnes66. En consecuencia, es plausible colegir que la conmutación de
esta exigencia por una renta en numerario, al menos en lo que a esta comarca se refiere,
estuvo lejos de producirse. Junto al yantar, otra prestación típicamente jurisdiccional, es
la referida a la obligación del vasallo de hospedar y dar albergue al señor. Esta prerrogativa, sólo acontece en dos ocasiones dentro de las colecciones diplomáticas de los tres
monasterios estudiados, en la primera, el forero ha de agasajar al prior o al monje cuando por éstos for neçesario de pousar en no dito lugar67, en la segunda, la abadesa tiene
derecho de recibir lume e agoa e sal e quama sen pecunia lebar, cuando se hospede en
la casa que ha cedido mediante foro en Monforte68; exigencia que comparte el obispado
de Lugo en provecho de sus beneficiarios, en compensación por la cesión del dominio
útil de viviendas situadas en esta misma villa69. Es cierto que la satisfacción de este
tipo de prestaciones, no solamente alteraba la vida cotidiana del campesinado, sino que
también mermaba sus ya de por si escasos excedentes. Sin embargo, la finalidad última
perseguida por las instituciones señoriales no era tanto económica como social, lo que
realmente se buscaba con estas exigencias, era el reconocimiento del señorío por parte
del vasallo70. La similitud de estas cargas con las prestaciones en trabajo, estribaba en
que ambas entrañaban una manifestación pública y externa del domino señorial, y de la
dependencia campesina, siendo a su vez generadoras de un fuerte impacto psicológico
en el seno del campesinado71.
Relacionadas con las prestaciones laborales, pero de distinta naturaleza, son
aquéllas condiciones de obligado cumplimiento para hacer efectivo el foro, orientadas
a la mejora del bien aforado durante el tiempo de disfrute de dicho bien. En este punto
cada monasterio expone sus preferencias, no obstante la documentación refleja una
serie de tareas recurrentes demandadas por todos los cenobios, encaminadas a incrementar la productividad de la explotación cedida. La más común, fue la relativa a cultivar vid a expensas del monte yermo, o para maximizar el rendimiento de un terreno
ya en explotación, articulándose una política de nuevas roturaciones, recurrente en la
mentalidad de los rectores monásticos desde la primera mitad del siglo XV en adelante, con el fin de paliar de alguna forma los efectos de la crisis de la segunda mitad de la
centuria anterior, adaptando la producción, tanto a la demanda de los mercados urba65
E. ÁLVAREZ, El yantar y el, pp. 137-144/142.
AFP., 2/136. Ed. J. I. FERNÁNDEZ DE VIANA, Colección diplomática del, pp. 174-175.
67
ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 4220. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino
de, pp. 236-237.
68
AFP., 3/205. Ed. J. I. FERNÁNDEZ DE VIANA, Colección diplomática del, pp. 273-274.
69
“…et que quando se aconteçer de yr et estar en a dita villa de Monforte algun beneficiado desta
iglesia que lle dedes pousada et cama en a dita casa et agoa et fogo et sal…” AHN, Códice 419 B,
f. 22r. Ed. María Xosé PORTELA SILVA, Documentos da catedral de Lugo. Século XV, Santiago de
Compostela, 1998, pp. 298-299.
70
Francisco Javier FERNÁNDEZ CONDE, El señorío del cabildo ovetense: estructuras agrarias de
Asturias en el tardo medievo, Oviedo, 1994, p. 154.
71
Julián CLEMENTE RAMOS, Supuestos teóricos para el análisis de las estructuras señoriales en
Señorío y feudalismo en la Península Ibérica, (E. SARASA y E. SERRANO, Eds.), v. 3, pp. 57-68/63.
66
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nos como a la evolución de precios agrarios del momento72. La política más usual de
los diferentes monasterios sería la encaminada, dado que estas condiciones repercuten
en provecho del propietario eminente, a suavizar el rigor de las detracciones del fruto
de estas nuevas roturaciones, y en menor medida, a eximir del pago de las mismas
durante el periodo de tiempo estipulado de carencia, hasta que la productividad plena
fuese una realidad. Un condicionante más para hacer efectivo el contrato de foro, sería
el referente a la acción de plantar árboles, y más concretamente castaños, requisito
usual, tanto en la documentación de San Vicente del Pino como en la de San Vicente
de Pombeiro. En lo que respecta a este último monasterio, famoso por la importancia
de la castaña como renta-producto dentro de su patrimonio, las obligaciones del forero
van más allá del mero plantío, y se dirigen hacia ciertas actividades, como la poda y
el injerto, necesarias para que estas especies arbóreas alcanzasen los niveles exigidos
de productividad73. Por último, hay que señalar una última cláusula, no carente de
cierta asiduidad en los contratos forales, y de cumplida observancia por parte del
forero, correspondiente a aquellas labores encaminadas a garantizar el buen estado de
conservación, e incluso si fuese menester la construcción, tanto de las viviendas campesinas como de sus anexos, mayoritariamente bodegas, lagares y cortes74. Tampoco
hay que olvidar, que de entre las prestaciones a las que el forero se halla sujeto en
virtud de su dependencia personal, se encuentra la especificada como transporte de la
renta-producto a los centros establecidos para la recaudación de la misma. Si bien, en
la mayoría de las ocasiones está condición queda formalizada, en otras, sería el agente
señorial el encargado de realizar dicha tarea75.
Una exigencia señorial, poco estudiada por la historiografía gallega, pero no
por ello exenta de presencia documental, es la que hace referencia a la sujeción del
vasallo a la tierra. El instrumento propiciatorio de tal imposición es el propio foro, que
como ya se apuntó, constituye el vehículo más adecuado para la transmisión y extensión
de las obligaciones señoriales originarias de los cotos al resto del campesinado. Es bien
sabido, que uno de los mayores objetivos de los rectores del señorío está vinculado
con el interés que manifestaban los mismos, por mantener unos moradores estables en
el seno de los núcleos de población y explotación76. Este propósito, subyacía en las
cláusulas forales que impelían al campesino a morar y poblar, o hacer morar y poblar
por él mismo o por otro los casales aforados77, íntimamente ligada a esta disposición,
se halla la expresa prohibición impuesta al forero de enajenar el foro, sin licencia del
monasterio, en beneficio de quien no comparta su condición vasallática78 o inclusive, a
cualquier persona que habite fuera del coto79, es decir, que el cambio de residencia del
72
José Antonio LÓPEZ SABATEL, Cultivos agrícolas en la Ribeira Sacra durante los siglos XIV y
XV, “Espacio, Tiempo y Forma”. Serie III, 20 (2007), pp. 183-198/187-188.
73
José Antonio LÓPEZ SABATEL, Paisaje agrario y prácticas agrícolas en la Ribeira Sacra (Galicia)
durante los siglos XIV y XV, “Anuario de Estudios Medievales”, 38 (2008), pp. 213-234/225.
74
José Antonio LÓPEZ SABATEL, Aproximación al suelo habitable en la Ribeira Sacra durante los
siglos XIV y XV, “Espacio, Tiempo y Forma”. Serie III, 19 (2007), pp. 293-303/ 297-303.
75
ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 4356 y 4360. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 248-249 y 250-251.
AFP., 1/74. Ed. J. I. FERNÁNDEZ DE VIANA, Colección diplomática del, pp. 102-103.
76
J. A. LÓPEZ, Aproximación al suelo, pp. 293-303/297.
77
AHN, Sección clero, Carpeta 1206, nº 7.
ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 3186. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino
de, pp. 117-118.
78
Mª L. RÍOS, As orixes do foro, p. 230.
79
ASVM, Carpeta 4, nº 7.
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dependiente, solamente es posible, siempre y cuando esta libertad de movimientos no
suponga un perjuicio para el señor en relación con sus derechos sobre los hombres y la
tierra80, de este modo, los señores se garantizan que los núcleos de población y explotación, con indiferencia de quien sea el vasallo, siempre estén habitados y explotados,
sin peligro de que se reduzca así su capacidad generadora de renta fiscal. Paralelamente
a esta tendencia monástica se encamina otra estipulación, por medio de la fórmula nen
tomaredes amadego de ninguno, dirigida a impedir que el forero criase descendientes
de hidalgos a cambio de la supresión de determinadas cargas fiscales. El amádigo, al
igual que sucedió con la profiliación, suponía la admisión de un extraño procedente de
un grupo social superior en el seno de una familia campesina, y de este modo, facultar
su participación en la herencia como un miembro mas de la misma. Esta institución típicamente galaico-portuguesa, y de aquí su proscripción en la documentación foral, llegó
a constituir una excelente plataforma de ascenso social de la hidalguía, al favorecer la
extensión de sus relaciones de vasallaje a expensas del dominio señorial monástico81.
Por otro lado, la sujeción a la tierra, no sólo se limitaría a satisfacer la ocupación efectiva
y permanente del suelo junto con la reproducción a largo plazo de una renta, con independencia de quién fuese el vasallo capacitado para tal fin, en ocasiones, la prohibición
de abandonar el coto monástico sin licencia es explícita, y su trasgresión, conlleva la
invalidez del contrato foral, habilitando al monasterio para llegar un acuerdo con otro
forero que sí esté dispuesto a cumplir tal condición82. Esta disposición, aproxima a algunos de los campesinos residentes en los cotos, a una situación similar a la que sufrían
los payeses catalanes sujetos a la condición de remensa, puesto que con dicho término,
no sólo se designa el hecho de que una persona no pueda moverse, sin pagar un rescate
del predio donde trabaja y vive, sino que además, significa la imposibilidad de cualquier
tipo de movilidad si así lo establece su señor83. Por otro lado, y tal como se desprende de
un foro suscrito por el monasterio de San Vicente de Pombeiro, aunque la primera voz
quedase adscrita al dominio señorial, el monasterio abre la posibilidad de dos líneas de
actuación en relación con los herederos a la muerte del padre: la primera, que éstos sigan
habitando el coto, con lo que estarían sujetos a la renta territorial pero exentos de los llamados foros miúdos, la segunda, que trabajen heredades fuera del coto, situación en la
que dicha dispensa no se contemplaría, por lo que quedarían sometidos al pago de dicha
detracción como testimonio de reconocimiento de señorío84. Por lo que se puede colegir,
si bien el pago de un rescate señorial no se contempla explícitamente como precepto liberador de la adscripción de la tierra, tal como sucedía en Cataluña o incluso en Castilla
y León85, es del todo plausible afirmar que el espíritu de la norma prevalece ya que, en
este caso, no sólo la movilidad del campesinado resulta onerosa en beneficio del señor
80
José Luis MARTÍN, ¿Campesinos de remensa en Castilla y León? (siglos XII y XIII), “En la
España Medieval”, 3 (1982), pp. 37-48/39, 31 y 45.
81
José Antonio LÓPEZ SABATEL, Resistencias parciales y abiertas: conflicto de clases en el medio
rural gallego (siglos XIII y XV), “Estudios humanísticos. Historia”, 7 (2008), pp. 103-137/135.
82
“…et demais se vos o dito Martino ou a dita vossa muller o perssona vos fordes morar fora do
dito couto de Doade san nosa liçençia que este foro todo seia vago en nosas maos et que nos o dito
don abbade et convento posamos del proveer a quen por ben tevernos sen pena ningua…”, ASVM,
Carpeta 1, nos 7 y 26; Carpeta 4, nº 13.
83
Assumpta SERRA I CLOTA, Economía y sociedad a lo largo del siglo XIV en la Cataluña Central: efectos de la peste negra en Señorío y feudalismo en la Península Ibérica, (E. SARASA y
E. SERRANO, Eds.), v. 3, pp. 449-472/460.
84
“…e se os ditos herdeiros labraren outras herdades, que non sejan deste dito lugar, que paguen
os foros miudos ao dito moesteiro, e non sejan quitos, salvo o que morar o dito lugar…” AHPO,
Pergaminos, Pombeiro, núm. 20. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 218-219.
85
J. L. MARTÍN, ¿Campesinos de remensa, pp. 37-48/38-39.
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sino que además, éste consigue que el alejamiento del vasallo no suponga una mengua
de su dominio sobre los hombres aún al margen del ámbito meramente territorial.
En el campo de las rentas señoriales propias de la documentación foral, destaca la derechura o foro como detracción estrechamente identificada con la sumisión
del forero al dominio señorial86. En un principio, con el término foro se designaría al
conjunto de rentas que recibe el señor propietario, tanto como resultado de la cesión del
dominio útil como en reconocimiento de señorío, es por ello que, tal como acontecía en
León, en Galicia se puedan establecer ciertas similitudes entre esta figura jurídica y la
infurción castellana, al ser ambas instituciones máximas expresiones de dependencia territorial y señorial87. En este sentido, para la mayoría de los autores, la infurción no sería
más que el pago por el reconocimiento del dominio eminente del suelo que satisface el
cultivador de tierra ajena o el que habita el solar del señor88. Es más, a partir de la recepción del derecho común, se empezaría a dar el nombre de infurción a los censos que
el poseedor del dominio útil ha de pagar a su señor. En consecuencia, a este proceso de
asimilación terminológica, no sería ajena la voz foro, en la mayoría de los casos idéntica
a la de infurción, desarrollándose una unificación semántica que llegaría a completarse
en el siglo XVI89.
No sería hasta el siglo XIII, y bajo una coyuntura tendente a incrementar el
poder jurisdiccional sobre los dependientes, cuando se empiece a diferenciar dentro
del contrato foral, una renta recognoscitiva de dicho poder también denominada foro o
derechura90. Conforme a su originaria doble naturaleza territorial y señorial, esta renta
aparece en la documentación bajo su formulación más característica, también conocida
por la denominación de foros miúdos, y consistente en gravar aquellos espacios agrícolas, en la mayoría de los casos huertos, cortiñas, árboles frutales, linares y nabales, que
se ven excluidos del pago de la renta principal proporcional de la cosecha, y sujetos
a una renta fiscal estipulada en pequeñas cantidades en metálico, o en la entrega de
especies agrícolas y ganaderas ajenas a la explotación directa de dichos terrenos91. Se
trata en suma, de una renta de reconocimiento señorial, propiciada por el interés de los
rectores monásticos de reafirmar sus derechos sobre aquellos dominios excluidos de la
documentación como generadores de la renta propietaria principal92. Disposición de
los señores, que como más arriba se señaló, no sólo se circunscribe al dominio sobre la
tierra, sino que también se orienta a consolidar el dominio sobre los hombres, al anular
la exención en el pago de foros miúdos a aquellas voces que trabajen heredades fuera
del coto monástico. Estas exigencias, pese a su escaso valor económico supondrían una
considerable carga sobre las espaldas del campesinado, su carácter señorial y extraeconómico haría de dichas exacciones, al margen del bien aforado, una obligación que el
campesinado no tendría más remedio que asumir criando unos determinados animales
para ser entregados, según discreción del señor en fechas concretas, con independencia
86
Adolfo FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, O Mosteiro femenino de San Miguel de Bóveda na Idade Media. Estudo histórico e colección documental (séculos XII-XV), A Coruña, 2005, p. 45.
87
José Antonio SEBASTIÁN AMARILLA, Del “fuero” al arrendamiento. Tenencia y explotación
de la tierra en León entre la Edad Media y la Edad Moderna, “Revista de Historia Económica”, 17
(1999), pp. 305-341/313.
88
Remedios MORÁN MARTÍN, Naturaleza jurídica de la infurción, I: Concepto y evolución, “Boletín de la Facultad de Derecho de la UNED”, 2 (1992), pp. 77-108/96.
89
Remedios MORÁN MARTÍN, Naturaleza jurídica de la infurción, II: Figuras afines y evolución
hasta el siglo XVI, “Boletín de la Facultad de Derecho de la UNED”, 3 (1993), pp. 153-199/177-182.
90
Mª L. RÍOS, As orixes do foro, pp. 142-145.
91
J. A. LÓPEZ, Cultivos agrícolas en la, pp. 183-198/196-197.
92
Mª L. RÍOS, As orixes do foro, pp. 85 y 146.
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de la adaptación de la crianza al medio de la explotación cedida y a su coste de producción93. Además de la fórmula por orta e lino e naual e froyta, la derechura se paga bajo
el enunciado por todalas outras cosas que Deus y der, o simplemente de renda, en unos
días determinados al año dependiendo de cada monasterio. Así, en lo que respecta tanto
a Santa María de Ferreira como a San Vicente del Pino, la fecha más común es el día de
San Martín, mientras en San Vicente de Pombeiro los días elegidos con más frecuencia
son lo que corresponden a San Vicente y San Andrés. Al igual de lo que sucedía con la
renta proporcional de la cosecha, y como más adelante se verá, con el pago de la luctuosa, es común observar, sobre todo en lo que se refiere a la documentación de San Vicente
de Pombeiro, un incremento de acuerdo con la sucesión de voces, de la renta en dinero
como pago de la derechura, siendo las últimas las que más cantidad hayan de satisfacer.
Es posible, que este proceder venga determinado ante la toma de conciencia de una más
que probable depreciación de la moneda en una época de continuas devaluaciones, pero
también esta línea de actuación hay que situarla en el contexto de una política monástica, orientada a endurecer las rentas señoriales como contraprestación a la tendencia
generalizada en el interior de la Galicia meridional del siglo XV, consistente en suavizar
las exacciones derivadas de la propiedad de la tierra94.
Quizá la renta señorial más peculiar de tierras gallegas sea la luctuosa, una
tasa relacionada con la intervención señorial en las sucesiones, que consistía en el
derecho del señor a cobrar un canon tras la muerte del forero titular con el fin de que
pudiera heredar el foro su o sus sucesores95. Una institución de origen indoeuropeo,
existente en Galicia seguramente desde antes de la Edad del Hierro, que en sus comienzos se articulaba como una indemnización que recibía el hombre libre propietario al verse privado de los servicios, en caso de muerte, de alguno de sus vasallos96.
Esta detracción, al igual que sucedía con el nuncio en Castilla, es predominantemente
monetaria, puesto que solamente en una ocasión, y en el tardío año de 1481, se exige
el pago de una pieza de ganado, quizá reminiscencia de la forma más antigua de la
carga y de su doble significación como modelo de pago y como elemento de estratificación97. En todos los casos en los que aparece la luctuosa, los bienes aforados son
constituidos por unidades de poblamiento y explotación (lugares, casales o casares), y
en función del valor de estos espacios y de la condición del receptor del foro, se determinaría la cuantía del canon a satisfacer. Dicho importe compone un amplio abanico
que va desde los cien maravedíes por la transmisión del foro de tres lugares98, a los dos
sueldos que se reclaman por un solo lugar99. Esta tasa, con relativa frecuencia, al igual
que sucedía con la derechura, estaría sujeta a un incremento proporcional al orden de
las voces que se sucediesen en el foro. En cuanto al número de menciones correspondientes a la luctuosa, en el seno de la documentación monástica de este territorio, se
puede deducir una importancia de esta carga sucesoria no demasiado reveladora. De
este modo, la presencia de dicho canon se establece en el 16,90%, 13,71% y 7,80% de
todos los foros, entre los siglos XIII y XV, de las colecciones diplomáticas de San Vi93
Mª C. SÁNCHEZ, El Bajo Miño en, p. 149.
E. ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales en, pp. 117-152/130.
95
“…et dardes loytosa cada un de uso quando morrer ao dito moesteiro…” AHPO, Pergaminos,
Pombeiro, núm. 6. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 89-90.
96
Andrés PENA GRAÑA, Galicia, cuna de los celtas de la Europa Atlántica, “Anuario brigantino”,
30 (2007), pp. 57-88/64.
97
Julián CLEMENTE RAMOS, Mañería y nuncio en el Becerro de las Behetrías, “Norba. Revista de
historia”, 7 (1986), pp. 71-80/74 y 79.
98
AHN, Sección clero, Carpeta 1199, nº 3.
99
AHN, Sección clero, Carpeta 1199, nº 20.
94
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061
RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS
233
cente del Pino, Santa María de Ferreira y San Vicente de Pombeiro respectivamente.
Porcentajes que se sitúan en la misma tónica para el mismo periodo, en relación con
las exigencias de algunos monasterios próximos enclavados en el marco de la Ribeira
Sacra (San Salvador de Chantada 14%, San Pedro de Rocas 10%), pero totalmente
alejados de las proporciones de otros situados en la misma área geográfica (Santa
Cristina de Ribas de Sil 67%, San Esteban de Ribas de Sil 32%)100. Un último punto
digno de destacar, es el sentimiento de odio que albergaba el campesinado gallego
debido al el pago de la luctuosa, sentimiento que colocaría a esta exacción en el epicentro de la conflictividad social del siglo XV. Esta coyuntura queda demostrada en
la negativa en 1434 de los foreros del obispado de Tuy a pagar al cabildo la luctuosa
declarándose en rebeldía101, reproduciéndose la misma negativa, ya en pleno levantamiento irmandiño, esta vez a cargo de los dependientes del monasterio de Sobrado102.
4. CONCLUSIONES
La renta feudal, formulada en el marco de los contratos forales entendidos
éstos como la pretensión señorial de extender sus derechos trascendiendo los límites
originarios del coto, se articula no sólo por medio de la satisfacción de una cantidad
de carácter económico y compensatoria de la cesión del dominio útil, sino también
por la exigencia de ciertos derechos y servicios en reconocimiento del señorío que
ha de manifestar el vasallo ante su señor. Al igual que sucede en otras latitudes de la
geografía gallega, es evidente una relevancia de la renta en especie, sea ésta determinada por una cantidad fija o proporcional de la cosecha. Sin embargo, la evolución de
este último tipo de exacción exhibe una progresión descendente en beneficio de la
reclamación de una renta fija, coyuntura válida para las dos centurias bajomedievales
en lo que respecta a Santa María de Ferreira y San Vicente del Pino y sólo observable
en San Vicente de Pombeiro a partir de la primera mitad del siglo XV. En cuanto a
la renta en dinero, los niveles de exigencia de estos tres monasterios hasta los inicios
de la segunda mitad del siglo XIV muestran un incremento persistente, si bien en la
documentación de Santa María de Ferreira esta tendencia se mantiene hasta el fin del
periodo estudiado, en la de los otros dos cenobios, sufre una recesión que irá remitiendo a lo largo del siglo XV. Una peculariedad significativa de este espacio geográfico, en relación con la renta en numerario, responde a la inclinación por los rectores
monásticos de fijar rentas de media o larga duración, contraviniendo la predisposición
comúnmente aceptada en otros territorios consistente en estipular de corta duración o
vitalicios aquellos foros de mediados del siglo XIV cuyas rentas se hubiesen de satisfacer en moneda. Otra particularidad corresponde a la generalización en los subforos
del pago de una renta fija en especie en detrimento del numerario más usual en otras
latitudes. En cuanto a la distribución y la evolución temporal de las rentas, se puede
observar una propensión a una imposición más onerosa a partir de mediados del siglo
XIV que se irá suavizando a medida que avanza la centuria posterior. No obstante,
esta liviandad de los niveles de detracción con el fin de fijar al campesinado en las
tierras de labor, tiene su contrapartida en la proliferación de exigencias derivadas del
reconocimiento de señorío como sernas, servicios, colleitas, conduchos, yantares, posadas, derechuras, luctuosas y todas aquellas mejoras que en forma de prestación debe
100
Reyna PASTOR DE TOGNERI et al., Poder monástico y grupos domésticos en la Galicia foral
(siglos XIII-XV). La Casa. La Comunidad, Madrid, 1990, pp. 206-207.
101
C. A. DEAÑO, Rivadavia y su comarca, p. 151.
102
Isabel BECEIRO PITA, La rebelión irmandiña, Madrid, 1977, p. 151.
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234
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL
introducir el forero en el bien aforado. Requerimientos que no sólo alteraban la vida
cotidiana del campesinado sino que consumían los escasos excedentes que poseía. De
hecho, una vez satisfecho el montante de la renta feudal, el campesino debería restar
el 20% dedicado a simiente para el año siguiente, por lo que apenas le quedaría un
30% para el autoconsumo103. Por otro lado, la valoración de las rentas percibidas y su
cuantificación final, es tarea imposible de alcanzar al sólo disponer de datos cualitativos, careciendo de la información necesaria para conocer la superficie de cada una
de las unidades de producción aforadas, y en consecuencia, la producción media por
unidad de superficie.
Fecha de recepción del artículo: Febrero 2010
Fecha de aceptación y versión final: Mayo 2010
103
Robert FOSSIER, Historia del campesinado en el Occidente medieval, Barcelona, 1985, p. 145.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 235-272
ISSN 0066-5061
SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS.
UNA APROXIMACIÓN A LOS AFINES
DEL ENTORNO DE LA CASA DE MOSCOSO (c.1411-c. 1510) 1
SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS. AN APPROACH
TO THE HOUSEHOLD OF MOSCOSO’S AFFINITY (C. 1411-C. 1510)
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN2
Universitat de Barcelona
Resumen: El análisis del rol desempeñado
por el entorno señorial de la casa de Moscoso a lo largo del siglo XV podría ayudar
a aclarar muchas de las opciones y estrategias de afianzamiento desarrolladas en el
complejo contexto señorial gallego. Con
este fin presentamos una aproximación a
determinados aspectos de la relación entre
señores y afines.
Abstract: The analysis of the role played
by the lordship fellows of Moscoso’s
household throughout the XVth century
might help to clarify many of the options
and strategies of finance in the chaotic
Galician context. With this aim we present
an approximation to certain aspects of the
relationship among lords and individuals,
related to the lords in different degrees.
Palabras clave: dinámicas señoriales; afines; casa; Moscoso; Galicia.
Keywords: lordship dynamics; relates;
household; Moscoso; Galicia.
SUMARIO
1. Introducción.- 2. Los miembros de la casa y la configuración del señorío.- 3. Las familias afines.- 4. El cambio de la lealtad.- 5. La deuda como marco de relación entre el afín y el señor.- 6.
Entorno y violencia señorial.- 7. Recapitulación. – 8. Apéndice: Afines de la Casa de Moscoso.
1
Amb el suport del Comissionat per a Universitats i Recerca del DIUE de la Generalitat de Catalunya i del Fons Social Europeu.
Abreviaturas utilizadas: ADM = Archivo Ducal de Medinaceli; AEM = Anuario de Estudios Medievales; AGS=Archivo General de Simancas; AHDS = Archivo Histórico Diocesano de Santiago;
AHUS = Arquivo Histórico Universitario; APDP = Arquivo Provincial Diputación de Pontevedra;
ARCHV = Archivo Real Chancillería de Valladolid; ASPA = Archivo de San Paio de Antealtares;
CA = José GARCÍA y María José PORTELA, La casa de Altamira durante el Renacimiento. Estudio
introductorio y colección diplomática, Santiago de Compostela, 2003; CEG = Cuadernos de Estudios
Gallegos; EM = En la España Medieval; TF = Ángel RODRÍGUEZ (ed.), Las fortalezas de la mitra
compostelana y los irmandiños, Pontevedra, vol. I-II, 1984; VA =Vasco de APONTE, Recuento de las
casas antiguas del Reino de Galicia (M. DÍAZ et al., eds.), Santiago de Compostela, 1986.
2
Queremos agradecer y reconocer toda la ayuda que desinteresadamente nos prestó Julio J. Guardado a lo largo de nuestra investigación, nuestra labor fue mucho más fácil gracias a él. Lamentablemente, hay deudas que ya no podremos pagar. Por otro lado, hemos de agradecer los consejos del Dr.
Prim Bertran y de Víctor Muñoz.
236
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
1. INTRODUCCIÓN
En los últimos años se ha avanzado en el estudio de las principales casas
nobles del Reino de Galicia3. No obstante, la casa4 de Moscoso, cuyo ascenso en el
panorama señorial gallego del siglo XV es especialmente rápido, no cuenta aún con
un estudio monográfico amplio, si bien cuenta con alguna aproximación relevante5.
En este sentido, pese al volumen documental a disposición del investigador sólo
ha habido un intento claro de trazar la trayectoria de un personaje relacionado con
esta casa6. En cualquier caso, no deberíamos entender tal progresión como derivada en exclusiva de su habilidad política, de sus alianzas con otras grandes familias,
de sus éxitos militares... El control de un territorio y la articulación de un señorío
efectivo, sus implicaciones económicas y sociales7, se traducen en la necesaria
existencia de un personal capaz de vertebrarlo. Esto, nos conduce a contemplar a
3
Ha habido estudios notables, tanto por su calidad como por el volumen documental empleado.
Sin entrar en los estudios de conjunto realizados por J. García Oro, destacaríamos Eduardo PARDO,
Los señores de Galicia. Tenentes y Condes de Lemos en la Edad Media, vols. I-II, A Coruña, 2000;
J. GARCÍA y M. J. PORTELA, Los Fonseca en la Galicia del Renacimiento. De la guerra al mecenazgo, Noia, 2002; CA y José Francisco CORREA, A casa de Andrade 1160-1540. Nobreza, mentalidade
e ideoloxía na Galicia baixomedieval, Noia, 2009. Este último dedica parte de su investigación al
análisis de la estructura familiar de la casa, matrimonios... Ya en Marta GONZÁLEZ, El arzobispo de
Santiago: una instancia de poder en la Edad Media (1150-1400), A Coruña, 1996, se presta cierta
atención a la problemática del análisis de los linajes de la Terra de Santiago.
4
Empleamos el término casa atendiendo a la categorización y las precisiones que sobre ello se hacen en: Ignacio ATIENZA, Pater familias, señor y patrón: oeconómica, clientelismo y patronato en el
Antiguo Régimen, en Relaciones de poder, de producción y parentesco en la Edad Media y Moderna
(R. PASTOR, comp.), Madrid, 1999, pp. 413-416; en la tesis doctoral de Jorge SÁIZ, Guerra y nobleza
en la Corona de Aragón. La caballería en los ejércitos del Rey (siglos XIV-XV),Valencia, 2003,
pp. 82-84; María Concepción QUINTANILLA, El estado señorial nobiliario como espacio de poder en
la Castilla bajomedieval, en Los espacios de poder en la España Medieval: XII Semana de Estudios
Medievales, Nájera, del 30 de julio al 3 de agosto de 2001 (J.L. MARTÍN, dir.), Logroño, 2002,
p. 261; Ana María FRAMIÑÁN y Antonio PRESEDO, Estructuras de parentesco de la nobleza gallega
en 1350-1600: una primera valoración, “Obradoiro de Historia Moderna”, 14 (2005), pp. 119-121
y Víctor MUÑOZ, Bandos urbanos y pacificación señorial en la Castilla Bajomedieval: Paredes de
Nava y Fernando de Antequera (1400-1416), “AEM”, 39/2 (2009), p. 682.
5
Una aproximación inicial a la trayectoria de la familia con un útil apéndice documental en María
Jesús VÁZQUEZ, Los condes de Altamira. Origen, esplendor y ocaso de la ilustre familia de los Moscoso, “Estudios Mindonienses”, 10 (1994), pp. 195-279. Sobre los orígenes de la familia de Moscoso
vid. Faustino MENÉNDEZ y Eduardo PARDO, A propósito de un nuevo sello medieval gallego. El obispo Don Gonzalo, de Mondoñedo, y los orígenes de la Casa de Altamira, “AEM”, 29 (1999), pp. 803834 y E. PARDO, La Casa de Altamira y sus linajes en la Baja Edad Media. Viejas noticias y nuevos
documentos, en Actas do I Simposio de Historia da Costa da Morte (M. SUÁREZ, coord.), Cee, 2000,
pp. 261-282. Paralelamente en Xabier REI y Ana María FRAMIÑÁN, As orixes, a Terra de Nemancos
e os Trastámara en Historia de Cee (B. CORES, dir.), A Coruña, 1999, pp. 171-232 e idem, As terras
do Concello de Santa Comba na Idade Media en Historia de Santa Comba de Xallas (M. QUINTÁNS,
dir.), Santa Comba, 2003, pp. 335-377 y A. M. FRAMIÑÁN, Notas acerca de los derechos de los laicos
en las iglesias parroquiales de Galicia (s.XIII-XV), “Estudios Mindonienses”, 21 (2005), pp. 315378 pueden hallarse numerosas referencias relativas a los Moscoso.
6
A. M. FRAMIÑÁN y Xosé Antón GARCÍA, Os Costela, fidalgos da Casa de Moscoso (séculos XVXVI), “Descubrindo: Anuario de Estudios e Investigación de Deza”, 6 (2004), pp. 145-167. Por otro
lado, hay un breve análisis de algunas familias ligadas a los Moscoso en Xosé María LEMA y Roberto
MOUZO, O Castelo de Vimianzo e os Moscoso de Altamira, A Coruña, 1998, pp. 61-62 y en Carlos
BARROS, Torres, varas e demos. Os irmandiños da ría de Muros-Noia, Noia, 2009, se dedica cierta
atención al papel de García Martiz de Barbeira.
7
M. C. QUINTANILLA, El estado, pp. 244 y 250.
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
237
los individuos integrados en las redes sociales del señor. ¿Quiénes participaron en
esa expansión?, ¿quiénes, y por qué, lucharon sus batallas? y ¿qué llevó a Vasco
de Aponte a poner las palabras que inician este texto en boca de García Martiz de
Barbeira?8
La amplitud de situaciones, nivel social, modalidad de retribución o el grado de relación, dentro del grupo de los criados obliga, en primer término, a tener en
cuenta y reflejar tal diversidad, más allá de los estrictos marcos jurídicos, propios de
las modalidades de relación feudo-vasallática9. Pese a que no nos es posible considerar en pie de igualdad a todos los individuos al servicio de una casa10, máxime cuando
éste fluctúa, hay una serie de rasgos comunes que los vinculan a un mismo individuo.
Hay un interés mutuo, entre las acciones propias y el engrandecimiento de la casa. Tal
relación no elimina cierta libertad de decisión por ambas partes y una gran variabilidad en el propio grado de vinculación o dependencia.
De tal manera, elaboramos una nómina de afines, situados en ese momento
de crecimiento de la casa de Moscoso, lo más amplia posible; que pusiera de relieve
la continuidad o no de la relación de los individuos con ella y su grado de implicación
en las estrategias de consolidación señorial, y que nos permitiera categorizar en la
medida de lo posible los tipos de relación entre titular y afín.
8
VA, p. 193.
Interesan pues las reflexiones en torno a los conceptos de bastard feudalism, affinity y vasallaje
complejo a partir de la recepción y crítica de los trabajos de Kenneth Bruce MCFARLANE, Bastard
Feudalism, “Bulletin of the Institute of Historical Research”, XX/61 (1945), pp. 161-168, reimpreso
en England in the Fifteenth Century, Londres, 1981, pp. 23-43, con una útil introducción de Gerald
Leslie HARRIS, pp. IX-XXVII; Vid. Scott L. WAUGH, Tenure to Contract: Lordship and Clientage in
Thirteenth-Century England, “The English Historical Review”, 101/401 (1986), pp. 811-839; Peter
R. COSS, Bastard Feudalism Revised, “Past and Present”, 125 (1989), pp. 27-64; David CROUCH,
Bastard Feudalism Revised, “Past and Present”, 131 (1991), pp. 165-177; David A. CARPENTER,
Bastard Feudalism Revised, ibidem, pp. 177-189 y, especialmente, P. R. COSS, Reply, ibidem,
pp. 190-203. También Christine CARPENTER, The Beauchamp Affinity: A Study of Bastard Feudalism
at Work, “The English Historical Review”, 95/376 (1980), pp. 514-532; Simon K. WALKER, Lordship
and Lawlessness in the Palatinate of Lancaster, 1300-1400, “The Journal of British Studies”, 28/4
(1989), pp. 325-348; Michael HICKS, Bastard Feudalism, Overmighty Subjects and Idols of the
Multitude during the Wars of the Roses, “History”, 85/279 (2000), pp. 386-403 y Anne POLDEN, The
social networks of the Buckinghamshire gentry in the thirteenth century, “Journal of Medieval History”, 32 (2006), pp. 371-394. Vid. asimismo las útiles reflexiones de Thomas N. BISSON, Medieval
Lordship, “Speculum”, 70/4 (1995), pp. 743-759. Para nuestro ámbito de estudio vid. nota 4 y M. C.
QUINTANILLA, La tenencia de fortalezas en Castilla durante la Baja Edad Media, “EM”, 9 (1986),
pp. 245-314; Pablo SÁNCHEZ, Nobleza, estado y clientelas en el feudalismo: en los límites de la historia social, en La historia social en España: actualidad y perspectivas. Actas del I Congreso de la
Asociación de Historia Social: Zaragoza, septiembre de 1990 (S. CASTILLO, coord.), Madrid, 1991,
pp. 207-215; Cristina, JULAR, La participación de un noble en el poder local a través de su clientela.
Un ejemplo concreto de fines del siglo XIV, “Hispania”, 53/185 (1993), pp. 861-884; Isabel BECEIRO,
Criados, oficiales y clientelas señoriales en Castilla (siglos XI-XV), “Cuadernos de Historia de España”, LXXV (1999), pp. 59-84; J. SÁIZ, Una clientela militar entre la Corona de Aragón y Castilla
a fines del siglo XIV: caballeros de casa y vasallos de Afons d’Arago, conde de Denia y marqués de
Villena, “EM”, 29 (2006), pp. 99-102; Pablo S. OTERO y Xosé Antón GARCÍA, Apuntes de los Ambía:
linaje y parentelas (siglos XII-XVI), “CEG”, LVI/122 (2009), pp. 445-457; José Ignacio ORTEGA, Por
seruiçios muchos e buenos que me ha fecho. Los criados de las casas nobiliarias conquenses en la
Baja Edad Media, “AEM”, 39/2 (2009), pp. 703-721.
10
Además, hemos de señalar la propia confusión en el ejercicio por parte del entorno de funciones
“públicas” dentro del señorío (o relacionadas con el patrimonio), en paralelo con el desarrollo de
otras más “privadas” V. MUÑOZ, Bandos urbanos, pp. 683-686.
9
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238
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
Para obtener tales datos se recurrió a testamentos señoriales11, donaciones, ventas entre particulares, pleitos, concordias y avenencias; también a
algunos documentos dispersos relativos a la ‘administración señorial’ (o a quejas sobre la misma), como la escasa contabilidad señorial, asimismo se hallaron
algunas piezas documentales pertenecientes a familias con antepasados ligados
en algún momento a la familia Moscoso y, finalmente, a fuentes con un carácter
más narrativo que pudieran aproximarnos al desarrollo del servicio a la casa en
un contexto histórico más o menos preciso12. Estas fuentes provocan ciertas dificultades de partida y explican algunas carencias de nuestro análisis. Dadas las
inmensas variaciones en la duración del liderazgo de los líderes del linaje y la
variabilidad de la documentación conservada, hay una desigualdad en el número
de servidores y afines que se pueden atestiguar para cada titular. La mayoría de
documentación “suelta” que empleamos responde a una tipología variada, sin un
carácter seriado, con todos los problemas que ello implica para poder extrapolar
nuestras conclusiones; aún así su utilidad es mayor al presentar acciones concretas de los propios afines, o acciones señoriales a las que éstos asistían como testigos. Aponte, por su parte, no nos ofrece un relato completo del funcionamiento
interno de la casa de Moscoso, sino que atiende a su crecimiento político y a sus
relaciones con otras casas con lo que, siendo útil, sólo resalta a determinados
afines que participan en estos aspectos. Algo similar podría decirse de los subjetivos testigos del Tabera-Fonseca. Pese a esto, la complementariedad de tales
fuentes de información nos permite comenzar a observar procesos de interés en
las acciones (y elecciones) de los afines.
Analizar la progresión de los individuos al servicio de los Moscoso, durante
los momentos de creación de la propia casa, permite contemplar con cierto detalle el
crecimiento de la casa y su posicionamiento político y territorial. Por ello, a lo largo
de estas líneas intentaremos exponer y analizar algunos aspectos de su entorno a lo
largo del siglo XV y principios del XVI.
2. LOS MIEMBROS DE LA CASA Y LA CONFIGURACIÓN DEL SEÑORÍO
En primer lugar, hemos de destacar la labor de los hijos y familiares
como parte del entorno de un señor, aunque su relación no sea la misma que la
de otros afines puesto que el origen de la relación parte de los lazos de parentesco.
11
Principalmente los de Ruy Sánchez de Moscoso (1454 y 1456), Rodrigo de Moscoso (1458),
Álvaro Pérez de Moscoso (1467), Urraca de Moscoso (1498), Lope Sánchez de Moscoso (1500) y
Rodrigo Osorio de Moscoso (1507). De los testamentos de Ruy Sánchez se conserva íntegro el de
14 se septiembre de 1454 (AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 19, f.4v y Ibidem, ff.1-3r) y copiado
parcialmente el de 31 de julio de 1456 (AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 20, regestado en Manuel
LUCAS, El archivo de San Martiño de Fóra o Pinario de Santiago de Compostela, A Coruña, 1999,
p. 719), el de Lope Sánchez de Moscoso de 1500 fue conservado y se copiaron las cláusulas que
interesaban a Bonaval y otras instituciones (ACS, IG 424). Salvo el último de Ruy Sánchez, el de
Rodrigo (un extracto en ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 74, f.3) y el testamento de Álvaro Pérez
de Moscoso (AHUS, mic. 34 [ADM, Cillobre, leg. 4, nº 25]) el resto se hallan editados en CA,
pp. 90-131. En M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 225-227, se prolonga la titularidad de Rodrigo Osorio (muerto en Bujía) hasta 1573, en realidad le sucedería el conde Lope Osorio de Moscoso. Vid.
E. PARDO, La Casa de, p. 281.
12
Una propuesta metodológica similar en I. BECEIRO, Criados, oficiales, pp. 60-63, C. JULAR, La
participación, y J. I. ORTEGA, Por seruiçios, pp. 717-720.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
239
La longeva actividad de Ruy Sánchez de Moscoso, explica porqué desgaja
aparentemente una parte del señorío de la casa para su hijo Rodrigo13. En nuestra
opinión esto no implica una pérdida de señorío a favor de un hijo. Se trata de algo
más complejo, una forma de consolidar la casa a través de la iniciativa, querida o no,
de un individuo dependiente. Así, en la concordia entre Rodrigo de Moscoso y Lope
Sánchez de Ulloa en 1448, para casar a Vasco López de Ulloa con Inés de Moscoso
(futuros padres de Lope Sánchez de Ulloa o Moscoso, I Conde de Altamira), se establece como dote, entre otras cosas, “çen basalos solariegos de feudo e tytolo da igllesia de Santiago os mays çercanos que meu padre e eu teemos e toueremos…das terras
e sennoríos de vos o dito Lope Sanches e de voso fillo”; lo que lleva a pensar que, en
el fondo, el señorío de la casa no deja de funcionar conjuntamente como un bloque
patrimonial14. Esta capacidad para permitir que determinadas parcelas del señorío (tierras, sinecuras, vasallos…) estén bajo la tutela de un familiar se repite en el caso de
Juana de Castro que, ya viuda de Rodrigo de Moscoso, es reprendida junto a su hijo,
Bernal Yáñez, por tener ocupadas fortalezas arzobispales15. Aparece sola cobrando los
infinitos de Vimianzo, en 1458, y las alcabalas de Cee y Fisterra, en abril de 146116.
Al año siguiente es Juana la encargada de intentar igualar a Bernal con Rodrigo de
Luna, mostrando el funcionamiento de la casa como un verdadero bloque familiar17.
Volvemos a encontrarla, junto a Álvaro Pérez de Moscoso, en la avenencia de Alonso
de Fonseca II con los caballeros que habían seguido a Bernal Yáñez en el asedio de
la catedral de Santiago18. Finalmente, en el testamento del propio Álvaro Pérez, se le
otorga el señorío del Val da Barcia, y una petición para que no vaya contra la voluntad
de su hijo19.
Esta forma de organizar el señorío, fraccionándolo, aparece confusamente
expresada por Aponte20. Otro testimonio similar nos remite a Urraca de Moscoso que,
en su última voluntad, pide “por merced al dicho señor Conde que la renta del Val
de Barzia non entienda en ella…e me la dexe para cumplir este mi testamento”; esto
podría ser una petición normal pero Urraca tiene, además, intereses en otras zonas, Fe13
Así se menciona en los señoríos tasados por la Corona en 1451. Amparo RUBIO, La Hacienda
Real en Galicia en tiempos de Juan II (1406-1454), “EM” 31 (2008), pp. 421-422 y 434.
14
AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 16, edición de otro ejemplar en CA, pp. 527-529. Ambas
partes harán homenaje en manos de Ruy Sánchez.
15
AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 28r. “Iten otra prouysión del rrey don Enrrique
firmada y sellada para que doña Juana de Castro y su hijo entreguen al arzobispo don Rodrigo la
Rocha Blanca, Barrojeros e Bienquerençia que en la guerra le tomaron dada a syete de mayo de myll
y quatroçientos y çinquenta y nueve años”.
16
AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, f. 84 y ASPA, Condado de Altamira,
3A1/ 86, ff. 1v-2. Un original de este último editado en CA, pp. 329-335.
17
ACS, IG 703/27, ff.130-131r. Hay que tener en cuenta que previamente una carta de poder de
Rodrigo de Luna, ACS, IG 703/28, f. 133, dice que “Por rrason que entre nos e la señora dona Juana
de Castro, muger que fue de Rodrigo de Moscoso, et Berrnal Diañes e Aluaro Peres, sus fijos”.
18
Vid. el texto editado en Ermelindo PORTELA et al., Rocha Forte. El castillo y su historia, Santa
Comba, 2004, pp. 100-112.
19
AHUS, mic. 34 [ADM, Cillobre, leg. 4, nº 25]. Sobre estas propiedades vid. Bernaldo de Moscoso.
20
Que indica que los cuatro hijos de Rodrigo y Juana “mandaban la casa (cada uno dellos apartado con su tenençia) aunque a Bernal Diáñez, hijo mayor, todos le obedecían”, VA, p. 174. Hemos
de tener en cuenta que Juana de Castro sobrevive a Bernal (m. 1466), y probablemente a Álvaro (t.
1467). La confusión de Aponte, en todo caso, ejemplifica correctamente cómo funciona el señorío.
Por ejemplo, “Vernaldo Ianes et seu irmão con toda a cassa de Moscoso” acudieron a ayudar al
arzobispo Rodrigo de Luna en Rocha Branca, Rui VÁSQUES, Crónica de Santa María de Iria (J. A.
SOUTO, ed.), Santiago, 2001, p. 57.
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rreirós y Labacolla, por cesiones anteriores de Rodrigo de Moscoso y luego de Bernal
Yáñez21. Lo que indica que la posesión de determinadas propiedades por parte de los
familiares al menos debía ser refrendada claramente por cada titular como muestra el
testamento de Rodrigo Osorio de Moscoso22.
Añadamos otro elemento clave para el señorío como es el asentamiento
físico del poder. Las fortalezas propias de la casa son tenidas mediante alcaides,
que suelen ejercer la jurisdicción señorial como merinos23. Los hidalgos y criados asociados mantienen las fortalezas propias de la casa e incluso, mediante
pleito homenaje, facilitan la puesta en tercería de fortalezas para garantizar treguas y acuerdos matrimoniales con otras casas24. Del mismo modo, los familiares
capacitados para ello se introducen en el sistema de engrandecimiento de la casa
al poder recibir la tenencia de fortalezas y terrarias de la mitra compostelana o
de otros señores; lo que podía apoyar paralelamente a la constitución de nuevas
áreas de influencia a consolidar, como sucede, en cierto modo, con la fortaleza
de Vimianzo.
Una vez entendido el modo de reparto del señorío no parece extraña la posibilidad de que, en las fortalezas propias, haya familiares como alcaides, aunque es
difícil saber el grado de sujeción que tienen hacia su sangre. Tal vez sea esto lo que
indican tanto un testimonio relativo a los abusos cometidos, por Álvaro Pérez, desde
la fortaleza de Morgade, como el intento de secuestro en ponte Abargo de la hija de
Gómez Pérez das Mariñas; aunque no podemos datar con precisión tales referencias25.
3. LAS FAMILIAS AFINES
Más allá de los lazos de parentesco, aunque sin excluirlos, aparecen toda
una serie de individuos relacionados con la casa pero, a lo largo del marco cronológico estudiado, se tiende a la repetición de varios apellidos al servicio de los titulares: Caamaño, Costela, Corujo, Carantoña, Leis, Lema, Lamas-Coscones, Lesta, O
Campo26, Reinoso, Rendal, Riobóo, Sales y Vázquez27. A éstos habría que añadirles,
siguiendo a Aponte, a la familia Couçeiro de la que no contamos con mayores refe21
De hecho tendría un pleito con la mitra, con dos sentencias diferentes, por culpa de estas posesiones. AHDS, Fondo General, Jurisdiccional, 11, cuaderno 4º, doc. 1, Ibidem, Catálogos, nº 2,
f. 65v y CA, pp. 103-104 y 263-264.
22
Si bien con el matiz de que parte de los bienes estaban sujetos a mayorazgo, CA, p. 136.
23
Las fortalezas poseídas, propias o apropiadas momentáneamente, por los Moscoso a lo largo
del siglo XV son: Altamira, Benquerencia, Borraxeiros, Broño, Caldas de Reis, Cances, Cira, Mens,
Morgade, Outes, Padrón, Peñafiel, Picosacro, Rocha Branca, Rocha Forte, Val da Barcia, Vimianzo,
Xallas, Navia y Burón. Sin entrar a enumerar otras casas y pazos más difíciles de rastrear documentalmente.
24
Por ejemplo, E. PORTELA et al., Rocha Forte, pp. 103-104 y CA, p. 559. Sobre el uso de la
tenencia de fortalezas para la garantía de acuerdos en el contexto bajomedieval, M. C. QUINTANILLA,
La tenencia, pp. 871-872.
25
TF, p. 426 y VA, p. 158. En el primer caso el problema cronológico es importante, dado que
de tratarse de una referencia a los años anteriores a 1467 estaríamos ante la situación de que Álvaro
Pérez tendría la fortaleza por su hermano, Bernal Yáñez, y podría actuar al margen de su voluntad. En
el caso de Abargo, el problema es saber localizar de dónde salió el de Moscoso para atacar a la mujer
de Gómez Pérez, ya que pudo ser desde la Torre da Varcia, Morgade, Broño o Altamira.
26
Este apellido resulta problemático por su larga relación con la familia de Moscoso; empleándose
posteriormente para algún hijo natural, como Juan do Campo.
27
Vid. apéndice.
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rencias. Por otro lado, también se hallan los Becerra, pero éstos presentan, además,
la particularidad de ser una familia emparentada y relacionada con los Moscoso (y la
familia do Campo) ya desde la primera mitad del siglo XIV28.
Hay un interés en asegurar la fidelidad de los afines velando por el futuro de
sus descendientes, casándolos, integrándolos como criados... Pero también un interés
consciente en perpetuar a algunas familias en el entorno de la casa, debido tanto a la
procedencia territorial del entorno como a la necesidad de mantener lo más regulado
y unido posible el patrimonio de la casa29. De ahí que se tienda a encomendar a los
herederos del linaje el cuidado de los criados, y sus descendientes, al igual que se
hacía con los vasallos que son el sustento real de la casa. Por ello, la aparición de un
mismo criado al servicio de los diferentes titulares del linaje es habitual; si bien no es
posible atestiguar correctamente este proceso entre Ruy Sánchez (m. 1456) y Rodrigo
de Moscoso (m. 1458).
Pese a la posibilidad de homonimias (o una misma procedencia geográfica), creemos que aún así es un importante indicador del mantenimiento de estas
clientelas30. Una dificultad añadida es que, en algunos casos en los que se repiten
apellidos o nombres, con o sin variaciones, es difícil determinar si estamos ante el
mismo individuo, su hijo u otro individuo sin ninguna relación. Desgraciadamente, las
características de la documentación empleada, rara vez permiten trazar con exactitud
la línea vital de los individuos o un estudio prosopográfico fiable del entorno y sus interrelaciones. En otros casos, en cambio, sí es posible analizar de modo somero cómo
progresan algunas familias al servicio de éstos.
Así, el notable García Martiz de Barbeira se casa con Sancha de Lobeira.
Con lo que emparenta directamente con un linaje con abolengo, si bien en franca decadencia31. Unas referencias a las fortalezas de Outes y Peñafiel en el Tabera-Fonseca,
expresan cómo la primera estaba bajo García Martínez de Barbeira, que abusaba de
los vecinos de la zona junto a Sancho de Quesende, quien tenía la otra. Se mencionan
los abusos, robos y usurpaciones desarrollados desde éstas fortalezas, e incluso en un
caso la víctima intenta apelar al conde de Altamira32. Pero en el caso de Outes un testigo llega a mencionar que la fortaleza había sido edificada por el propio Barbeira lo
28
Gonzalo Beserra do Val de Veyga y Juan Beçerra do Val de Veiga sirven a Ruy Sánchez. Por su
parte a Lope Sánchez de Moscoso le sirvieron Martín Becerra, criado y pariente, y Martín Becerra
hijo. Uno de éstos sirve a la casa aún en 1510. Vid. E. PARDO, La Casa de, pp. 277-278 y 282. Hemos
de tener en cuenta que podría complicarse el análisis de la relación de esta familia con la casa dado
que los Camaño cuentan con un Martín Becerra de Camaño, vid. Fermín BOUZA, El señorío de Villagarcía de Arousa desde su fundación hasta su marquesado (1461-1655) (CEG, anexo XV), Santiago
de Compostela, 1965, pp. 17 y 20-21.
29
Vid. sobre la importancia del marco geográfico del señorío para la captación y pago de afines,
C. CARPENTER, The Beauchamp, pp. 514-517, A. POLDEN, The social, pp. 376-383, K.B. MCFARLANE, Bastard, p. x (G. L. HARRIS) y cf. pp. 32-33.
30
Vid. J. SÁIZ, Una clientela, pp. 108-110.
31
VA, p. 103 y, sobre las vicisitudes de algunas propiedades monásticas de Sancha de Lobeira,
Antonio PRESEDO, Las casas nobles gallegas y su relación con los monasterios de la diócesis de
Santiago de Compostela en la temprana Edad Moderna (1454-1556), en Galicia monástica: estudos
en lembranza da profesora María José Portela Silva (R. CASAL, J. M. ANDRADE y R. J. LÓPEZ, eds.),
Santiago de Compostela, 2009, pp. 240-241.
32
Vid. TF, pp. 249, 381-382 y 569-570. Uno de los testigos fue alcaide de la fortaleza por Fonseca
II, que tomó Outes a Barbeira. Un análisis de las declaraciones y de la fortaleza en tiempos de Barbeira en Xesús Antonio GULÍAS, O castelo de Outes e os monumentos medievais do Barbanza, Noia,
2009, pp. 11 y 17-25.
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que podría interpretarse como el fin de la relación con la casa33. En cambio, el interés
territorial de la fortaleza para el señorío del Conde de Altamira está claro, se amenaza
la zona de Muros, se contrarresta la fortaleza arzobispal del coto de Xallas y se consolida el río Tambre como límite físico de las áreas de influencia. En este caso no importa si la fortaleza se toma para la casa o por iniciativa del afín; puesto que éste, une
sus intereses territoriales concretos a la consolidación estratégica de los Moscoso34.
Si bien la fortaleza acaba en manos arzobispales, un pleito entre Sancha de Lobeira
y el arzobispo compostelano zanja definitivamente la cuestión legal, sin implicar una
intervención de la casa. No obstante, no podemos saber con certeza en qué fechas se
asalta la fortaleza, cuestión de cierto interés, dado que no se menciona ningún intento
por parte del Conde de defender o apoyar a Barbeira frente a las tropas arzobispales35.
Esto sólo permite dos explicaciones, o bien la fortaleza es asaltada en la década de
1470 y la extensión de los conflictos, entre las casa nobles y el arzobispo compostelano, desaconsejaron recuperarla, o lo es a partir de la década siguiente, cuando las
relaciones entre el conde de Altamira y la Mitra han llegado a un cierto status quo que
permitiría a la casa desentenderse de la fortaleza; dejando al de Barbeira a su suerte,
ya que esta actuando a título personal y no como parte del entorno señorial.
Por otro lado, el testamento de Lope Sánchez de Moscoso confirma a Pedro
Álvarez, hijo de Barbeira, unos casares que había tenido su padre en el alfoz de Muros, cercanos a la fortaleza de Outes, aunque esto no implica más que una relación con
la casa, no necesariamente basada en el servicio; aunque al otro hijo de Barbeira, Juan
Alonso, sí se le hace una donación para que se case36. También en el mismo documento se menciona la existencia de algún roce judicial previo con García Pérez de Costela,
otro de los pilares básicos del condado, que se anula en pro de sus descendientes37.
Ambos ejemplos, parecen derivar precisamente del recuerdo y consideración por parte de los titulares de la relevancia de un servicio pasado clave para la expansión que
protagoniza la casa en la segunda mitad del XV.
Menos espectacular es el servicio de la familia Leis a Lope Sánchez, que
termina culminando con la configuración de un patrimonio territorial en torno a un
pazo. No se trata de un proceso excesivamente dilatado. Martín de Leis es alcaide y
merino de la fortaleza de Altamira, por Lope Sánchez de Moscoso y por Rodrigo Osorio de Moscoso, II Conde de Altamira, incluso llegando a tener cierta relevancia económica para el pago a otros afines38. Se le libra de pleito homenaje por la fortaleza en
150539. Antes de esto ya mora en la cercana feligresía de Santa María de Trasmonte,
en la que adquiere una importante propiedad, en 1494, que se irá transformando en el
33
Este hecho aparece mencionado como “vna pesquisa del alfoz de Muro y sobre el hurto de la
casa de Otes” en AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 38v.
34
“Y Garçia Martiz de Barbeyra con su favor sojuzgaba a Muros y a Noya y al couto de Jallas”,
VA, pp. 191.
35
Suceso que habría que datar entre 1477-1481, C. BARROS, Torres, p. 53 (n. 121).
36
Vid. Apéndice. Respecto a Pedro Álvarez CA, p. 113, el hecho de no incluirlo como afín es
precisamente porque la donación es reversible pero se indica que sí la donación original era perpetua
se mantenga; lo que puede estar indicando que Juan Alonso sí había sido encomendado a la casa y
su hermano no.
37
CA, p.114.
38
En el libro de acostamientos de 1510 aparece mencionado dos veces en relación con el pago de
otros acostamientos y prestanças.
39
APDP, Fondo Especial 1-Familia Caamaño, 1270/ 32, ff. 4 r-6.
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futuro pazo40 (si bien la propiedad podría haberla poseído, con anterioridad, Rodrigo
o Ruy de Leis)41. Esta información del servicio a la casa y culminación de la progresión familiar se conservaría en la propia memoria de sus descendientes, firmemente
afincados en el pazo de Leboráns, aún a principios del siglo XVII42.
Hemos mencionado, entre las familias al servicio de los Moscoso, a los
Carantoña y también tenemos noticia de la familia Caamaño (más relacionada con
los Moscoso en época moderna)43. Ambos apellidos podrían proceder de un mismo
tronco familiar, ya sea porque alguno de los descendientes fuera hijo natural o por
un fraccionamiento del propio linaje por otros motivos que desconocemos. Como
apoyo a tal hipótesis, contamos con una pesquisa, realizada a petición de Alonso de
Mendoza, sobre las exenciones de determinadas propiedades en Noal y Carantoña.
Curiosamente aparece como propietario de ellas un Rui Ferrandes de Caamaño, denominado escudeiro en la pesquisa de Noal, pero en la de Carantoña es “señor do dito
[so]lar”44. Se trata de un escudero que tiene una prestança de la mitra en tiempos de
Lope de Mendoza, relación que mantendrá su hijo García de Caamaño el viejo, que
llegó a participar en los sucesos de Corcubión45. Por el testimonio de los testigos de
la pesquisa se deduce una propiedad prolongada de la familia en aquellos lugares,
pero aún así no se menciona relación alguna con los Moscoso; en cambio sí que
conocemos la relación de este primer Caamaño con la mitra compostelana y con las
villas de Muros y Noia46. No obstante, en 1438 casa a su hija con Fernán López de
Lamas, criado de Ruy Sánchez, con lo que, como mínimo, hay una relación con la
casa que otros familiares pueden explotar con éxito; puesto que García de Caamaño
sirve al II Conde de Altamira. Así, Rui Peres de Carantoña sí hace mención directa
de relación con la casa en su testamento47. Otros indicios de posible de afinidad los
tenemos en la tendencia a la homonimia en los linajes y la coincidencia del apellido
Caamaño en relación al solar de Carantoña, con lo que la solución onomástica, de
que determinados individuos se denominen por el solar y no por el apellido familiar, aparece como opción plausible, aunque no siempre segura. Dada la falta de
40
Ibidem, ff. 6 v-9 r. Hay que recordar que Trasmonte es la parroquia vecina a Brión donde se
halla la fortaleza.
41
Ibidem, f. 17. El testigo Pedro Ares dice que de “quarenta años a esta parte este testigo que depone siempre vio usar e tener a Martín de Leis de [f.v] Leboráns e a su mujer Mencía Vázquez en el
palacio tejado...y ansimesmo que oyó decir que fuera de su padre Rodrigo de Leis”.
42
La documentación alusiva a Leboráns fue copiada a petición de Martín de Leis de Leboráns y
Montenegro, bisnieto de Martín de Leis. Ibidem, f. 2r.
43
También cabe señalar que tanto Caamaño como Carantoña son dos topónimos que aparecen
en el territorio de Postmarcos. Un indicio en contra es la existencia de un Carantoña en la zona de
Vimianzo, lo que además se ve apoyado por una permuta, entre Fernán Álvarez de Carantoña y Lope
Sánchez de Moscoso, de San Mamede do Monte por Loalo (Muxía) que vendría a indicar que los
Carantoña al servicio de la casa procederían de la zona norte de la provincia de A Coruña.
44
APDP, Fondo Especial 1-Familia Caamaño, 1192/ 13, cuaderno suelto “nº1355” e ibidem,
1270/ 32, cuaderno suelto. Hay que tener en cuenta que Ruy Fernández estaría entre los caballeros
que ‘siguiendo’ a Rodrigo de Moscoso se negarían a acudir en 1458 al llamamiento del arzobispo
para ir a la guerra, ACS, LD 19/13, ff. 2-3v (11v-14r). Hay constancia de dos Roy Fernandes de
Caamaño escuderos que atestiguan ante Suero Gómez de Sotomayor, en 1454, el hijo de uno de ellos
reciben el mismo feudo de iglesia que tuvo su padre A. RODRÍGUEZ, Documentación medieval del
Archivo Histórico Diocesano de Santiago “Libro de feudos de diferentes bienes, feligresías, cotos y
jurisdicciones”, “Compostellanum”, XXXVII/34 (1992), pp. 421-422 y 427-428.
45
F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 99-100.
46
A. RODRÍGUEZ (ed.), O Tumbo Vermello de Don Lope de Mendoza, “Cuadernos de Estudios
Galegos”, anexo XXIII (1995), p. 137 y CA, p. 535.
47
Vid. apéndice.
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documentación clara al respecto, no podemos ir más allá en el análisis de ambas
ramas, ni categorizar su ascenso dentro de la casa, aunque parece claro que se trata
de una familia de pequeños hidalgos que consiguen situar, por un lado, a varios de
sus miembros en el entorno de los Moscoso, alguno de ellos con gran notoriedad, y,
por el otro, relacionarse con la mitra compostelana.
4. EL CAMBIO DE LA LEALTAD
La situación de fidelidad de los afines por definición no es un proceso unidireccional. Permite situarse en el entorno de una casa, sin embargo también interactuar
con otros señores. En esta última dinámica cabría situar el propio señorío arzobispal,
que atrae tanto a los titulares de grandes linajes como a las pequeñas familias de hidalgos y escuderos que “florecen” en el ámbito de la Terra de Santiago48.
No siempre el servicio a uno de los señores de la casa implica una lealtad
constante a sus sucesores, ni siquiera cuando hay relación de sangre entre afín y señor49. La duración parece derivar más del interés de ambas partes que de otras consideraciones. Así, Esteban de Xunqueiras es nombrado cumplidor del testamento de su
primo, Álvaro Pérez de Moscoso, en octubre de 1467, pero está relación con la casa
no le impide participar, y ser herido, en el primer asalto a la fortaleza de Altamira tres
años después50. Esto deriva de que si bien el testamento de Álvaro Pérez daba a Lope
Sánchez un señorío amplio, parte de él se hallaba en disputa con el arzobispo compostelano, al que realmente servía en ese momento Xunqueiras o al que más le interesaba
servir en esa coyuntura51. Del mismo modo, el afianzamiento de la casa explica que
Xunqueiras aparezca algunos años después como alcaide de la misma Altamira52. No
es el único caso de cambio de posición: cinco escuderos de Lope Sánchez de Moscoso, entre ellos Lope do Cádavo, intentaron capturarlo cuando éste se hallaba en Cira,
siendo clave para su supervivencia García Martiz de Barbeira53. Según Aponte esto
procede de la falta de influencia que tienen sobre su señor frente al protagonismo de
48
De hecho, M. GONZÁLEZ, El arzobispo, pp. 164-175 y Mercedes VÁZQUEZ, El arzobispo don
Alonso II de Fonseca Notas para su estudio, CEG, t. XLVII, fasc. 112, 2000, pp. 124-126 plantean
reflexiones útiles sobre la necesidad del desprendimiento arzobispal para captar y vincular a los
caballeros de sus señoríos.
49
Esto ha sido atestiguado recientemente en los Andrade, vid. J. F. CORREA, A casa de Andrade,
pp. 390-392. Por otro lado, también se ha señalado, en la caracterización de la baja nobleza, que
“Dependencia vasallática y relaciones clientelares respecto de otros nobles no comportan la integración en las redes parentelares y patrimoniales del linaje superior”, Reyna PASTOR et al., 1994, Baja
Nobleza: aproximación a la historiografía europea y propuestas para una investigación, “Historia
Social”, 20 (1994), pp. 23-45.
50
AHUS, mic. 34 [ADM, Cillobre, leg. 4, nº 25] y VA, p. 182. También participaría en la toma de
la fortaleza de Outes contra Barbeira. Vid. X. A. GULÍAS, O castelo, pp. 25-26 y 59.
51
Sobre el papel jugado por Xunqueiras en un conflicto posterior del arzobispo relativo a Rianxo
vid. AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 31v. En 1502 se excluye del partido del Conde de
Altamira la zona que correspondería a “Estevan de Junqueyras e de los suyos”, José GARCÍA, Galicia
en la Baja Edad Media. Iglesia, señorío y nobleza, Santiago de Compostela, 1978, p. 277. Sobre la
relación de Xunqueiras con la zona de Pobra do Deán, vid. A. M., FRAMIÑÁN, Notas, pp. 337-338
(n. 100) y 340.
52
El documento (AGS, Registro General del Sello, 1480, 10, f. 168) hace referencia a que sería
alcaide al menos desde seis años antes.
53
VA, pp. 191-192 y 196-197. Juan Rodríguez de Ocampo, emparentado con los Moscoso, retornaría al servicio de la casa, mientras que Juan Rodríguez de Sales fue ahorcado por el conde.
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Barbeira. Al margen de ello, lo que resulta llamativo es el interés de estos escuderos
en pasarse al bando arzobispal, y la posterior reconciliación con el conde de uno de
ellos.
Otro individuo con una relación peculiar con la casa de Moscoso es Lope
Pérez de Mendoza54. Casado con doña Urraca de Moscoso, en tiempos de Rodrigo de
Moscoso, y fallecido al tiempo de la revuelta irmandiña. No obstante, la relación con la
casa no es constante pues tenemos una referencia, sin fecha, de que varios caballeros,
entre ellos el propio Rodrigo de Moscoso, le dieron “vna carta de seguridad”55. También tiene, en 1456, por el arzobispo Rodrigo de Luna, las fortalezas de Mesía y Cira56.
Dos años después se resiste a devolverlas, lo que puede entenderse por su participación
en el manifiesto de Antealtares contra el arzobispo, hasta que recibe garantías respecto
a las fortalezas57. En principio su relación de afinidad es variable, no es precisamente
un personaje irrelevante (tiene casa propia), ya que vela por su propio interés, sirviendo
o enfrentándose con el arzobispado hasta que, con el matrimonio con Urraca, recibe un
señorío de la casa. Esto nos permite entender una relación de afinidad con la familia de
su mujer, como testimonia una deuda, reclamada en el testamento de Álvaro Pérez de
Moscoso, que tenía con Bernal Yáñez. De hecho, su implicación va más aún, puesto
que participa en las estrategias de afianzamiento de la casa justo antes y durante el período irmandiño58. Así, una posible consecuencia de su relación con la casa es la apropiación de la fortaleza de Cira por el primer conde de Altamira, derivando del recuerdo
de que los Moscoso controlaban tal fortaleza antes de 1467-146959.
Por todo ello, estos cambios de posición individual tienden a favorecer a la
casa. El propio García Martíz, parece hallarse en 1456 en el entorno del arzobispo Rodrigo de Luna60. El escudero Pedro de Neveiro, parece relacionarse con la casa de Montaos en 1449 pero, en 1458, lo hallamos en la catedral como representante directo de
54
O de Moscoso o Mesía. Su sepulcro se halla actualmente en el claustro de la Catedral de
Santiago. Vid. E. PARDO de GUEVARA, Los señores, vol. I, p. 361, AHDS, Fondo General, Catálogos, nº2, f. 48r, Mercedes VÁZQUEZ, El libro memorial de pleitos del Arzobispo Alonso de Fonseca
III, “Compostellanum”, XLIII/1-4 (1999), p. 721 (Ejemplar dedicado a: En Camino hacia la gloria
(Miscelánea en honor de Mons. Eugenio Romero Pose), Luis QUINTEIRO FIUZA, Alfonso J. NOVO
CID-FUENTES, coord.) y CA, pp. 480 y 485.
55
AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 39r. En el mismo se aluden más problemas con el
arzobispo Rodrigo de Luna. En VA, p. 175, se alude a que un Moscoso le prendió en Boente.
56
AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, ff. 29v, 37v y 58v y M. VÁZQUEZ, El arzobispo,
pp. 714, 716 y 720.
57
Consistentes en “vn omenaje que el arçobispo don Rodrigo hizo…de no le pedir en su vida las
fortalezas de Mexia y Çera”. AHDS, Fondo General, Catálogos, nº2, f. 36 r. En esto Lope Pérez fue
amparado por el propio rey. En el manifiesto de Antealtares coincide con Bernal Yáñez y Juana de
Castro, vid. J. GARCÍA y M. J. PORTELA, La Casa, pp. 529-536 y María Carmen PALLARES y Ermelindo PORTELA, Compostela y la revuelta de los irmandiños, en Universitas. Homenaje a Antonio
Eiras Roel (C. FERNÁNDEZ, D. L. GONZÁLEZ y E. MARTÍNEZ, eds.), t. I, Santiago de Compostela,
2002, p. 91.
58
Vid. ACS, IG 705/16, ff. 135-136. Hay que tener en cuenta que es parte en el concierto de
1466 con el arzobispo y que sus intereses en las fortalezas arzobispales se centran en una zona
diferente a la de los Moscoso pero complementaria a Cira, vid. nota 16, M. VÁZQUEZ, El libro,
p. 709 y R. VÁSQUES, Crónica p. 58. Nótese que, para Rui Vázquez, las muertes de Bernal, Álvaro
y Lope, en parte se relacionan con sus acciones conjuntas contra la Iglesia de Santiago.
59
Cf. Carlos José GALBÁN, El señorío de los Moscoso y el surgimiento de la fortaleza de Altamira
(Brión, A Coruña), en Les senyories a la Catalunya baixmedieval (ss.XIII-XV). Actes del I Seminari
d’Estudis Medievals d’Hostalric (13-14 de novembre de 2008, Hostalric), (A. MARTÍNEZ, N. PUIG y
M. VIADER, eds.), Hostalric, 2009 p. 152.
60
AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 21, f. 25r.
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Rodrigo de Moscoso61. Y García Pérez de Costela, amo de Lope Sánchez de Moscoso,
podría haber servido, como escudero, primero a los Ulloa (en concreto a Vasco de Ulloa,
padre de Lope), apoyando y ayudando al que sería el I Conde de Altamira62. Además,
Aponte nos narra que el encumbramiento de Lope Sánchez, como titular de los Moscoso, se debe a la elección de los hidalgos de su casa pero, como ya han señalado A.M.
Framiñán y X. A. García, el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso lo instituye como
heredero63. Tal vez habría que ver en esta aparente contradicción, una expresión del concepto que el propio Aponte tiene del papel jugado por los afines; no son en realidad un
grupo de grandes señores, pero sí constituyen la fuerza tangible del titular y su señorío.
Contamos también con el caso del hidalgo Gutierre de Hevia, asturiano de
origen64. En 1511 es alcaide de la fortaleza de Altamira65. Tras esto se convierte en
alcalde mayor del condado. Durante este período hay algún encontronazo, al margen
de los numerosos pleitos, en la zona de Altamira con los representes arzobispales,
derivado de las tensiones por la legitimidad o no del señorío de Altamira, por lo que
Gutierre de Hevia iba acompañado de un séquito propio, por mandato de sus señores,
con “syete u ocho proves e un escudero que yo traya de contino adonde quiera que
estaba”66. Curiosamente en el año 1524, se da una toma de posesión de las fortalezas
arzobispales y se entregan, en Melide, varias armas a un tal Gutierre d’Ebya como
representante arzobispal67. Podríamos pensar que el servicio de los Hevia a los conde
de Altamira había terminado de mala manera, pero un tal Rodrigo d´Ebia será merino
de la fortaleza de Altamira en 1558 y 156268. No fue un caso único69.
Pese a lo que podría parecer, hay indicios para pensar que los cambios de
lealtad no sólo se dan en figuras relevantes del entorno señorial. En julio de 1457, las
tropas arzobispales habían atacado y saqueado la villa de Corcubión (en la que se hallaba Juana de Castro); entre los acusados de participar en el ataque y en los agravios
recibidos por los Moscoso, incluyendo la muerte de un escudero de la casa, se hallan
García de Caamaño el viejo y su hermano, Martín Beserra, con su criado Iohan70.
61
Vid. Apéndice.
Esta hipótesis en A. M. FRAMIÑÁN y X. A. GARCÍA, Os Costela, p. 148. Vid. nota 214.
63
Ibidem, pp. 151-153 y VA, p. 179. Cabe no olvidar que ya en tiempos de Rodrigo de Luna, Lope
Sánchez de Ulloa el mozo, o de Moscoso, cobra cierta relevancia para la casa en 1459, ya que el
arzobispo intenta asociarlo a las propiedades de su padre, Vasco de Ulloa, prometiéndolas tanto a los
Moscoso como a los Ulloa ACS, IG. 703 / 28, f. 133 y AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la
Mitra, 3, f.135. De aquí deriva la disputa entre Juana de Castro y Lope Sánchez de Ulloa por la tutela
del futuro I Conde de Altamira, CA, p. 499.
64
Hay un perdón real concedido en 1476 a Gutierre de Hevia, hijo de Gutierre de Hevia y vecino
del Principado de Asturias, por servir en la guerra con Portugal, sin que quede claro si se trata del
mismo individuo analizado aquí. AGS, Registro General del Sello, 1476, 5, f. 336 y AHDS, Fondo
General, Catálogos, nº 2, f. 69r.
65
CA, p. 434.
66
Ibidem, pp. 383-384. El enfrentamiento con el arzobispo debió tratarse de un acto de bandidaje
por parte de las tropas arzobispales. Reflejado indirectamente también en fuentes arzobispales, vid.
ACS, IG 711/4, ff.27r y 31r. Referencia al relajamiento de este conflicto después de 1510 en
M. VÁZQUEZ, El libro, p. 717.
67
Pese al problema de las homonimias cabe destacar que en 1520 Gutierre acude a la reunión
anticomunera de Melide “en nombre y con poder del conde de Altamira y de su curador el obispo de
Astorga”. Vid. ACS, IG 711/4, f. 31v e IG 705/17, f. 137r, cita de otro ejemplar de la reunión en J. F.
CORREA, A casa, 567 (n. 1872).
68
Vid. Gutierre de Hevia.
69
A. M. FRAMIÑÁN y X. A. GARCÍA, Os Costela, pp. 166-167.
70
CA, pp. 536-544 y ASPA, Condado de Altamira, 4, f. 29 r.
62
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¿Cabe la posibilidad de que sea el mismo Martín Becerra que serviría, con su hijo, a
Lope Sánchez de Moscoso? La respuesta es que nada impide que así sea.
Esta capacidad de los afines, abandonar la fidelidad a la casa o retomarla,
también se revelaba como un recurso útil para el titular en aras de reforzar alianzas
o comprometerse al cumplimiento de algún acuerdo con otro noble. De tal manera,
el 11 de mayo de 1478, Alonso Díaz de Pedrosa, Alonso de Zamora, Fernán de Taliño, Francisco de Reinoso, Gonzalo Pérez de Gori, García Teçeyro, Lope Rodríguez,
Lope de Budal, Pedro de Quixada y Ruy de Fidelairo “fidalgos, escuderos e criados
que somos del señor Conde de Altamira, de su liçencia y espreso mandado…fasemos
pleito e omenaje…a vos el magnifico señor Conde de Benavente”, pero este acuerdo
fue transitorio ya que algunos de los participantes continuaron su servicio a la casa71.
En algunos casos los afines interactúan con otros señores en virtud de su
condición como representantes de los intereses de sus patrones. En este caso, se supone que actúan como miembros de la casa comprometiendo su palabra. Así, conocemos “vn juramiento que hiço Diego del Campo merino de Altamira de no pertubar la
juridiçión de la iglesia”72. Aunque el contexto de la propia casa, con posterioridad al
II Conde de Altamira, dotaba de mayor autonomía a los cargos de la administración
señorial (por la tutoría de Pedro Bermúdez, implicación en las campañas africanas
de los condes y aumento del señorío de la casa, con la lenta pérdida de interés por el
patrimonio gallego de la misma).
Esta facilidad para el cambio de lealtad, su inestabilidad, puede explicar
algún caso de difícil comprensión. Por ejemplo, en una carta dirigida al conde de
Altamira en 1486 sobre usurpaciones al monasterio de San Xulián de Mourence, se
menciona a muchos individuos (algunos atestiguados en otra documentación como
afines), se indica que ha usurpado cada uno en concreto, pero entre ellos está abad de
San Paio de Antealtares73. En este caso no creemos que se trate de una lealtad prolongada sino de una relación coyuntural, aunque la relación de los Moscoso con San
Paio no lo era74. Incluso, Juan Prego, regidor de Noia a principios del XVI, parece que
abandonó la casa tras la muerte de Bernal Yáñez75.
5. LA DEUDA COMO MARCO DE RELACIÓN ENTRE EL AFÍN Y EL SEÑOR
Por más que, mayoritariamente, la dependencia directa de los criados para con
el señor sea la relación más común, hay otros modos más sutiles: las deudas y la relación
económica. No es fácil ver el papel jugado por éstas en la interacción de ambas instancias,
a caballo entre la negociación y la redistribución de recursos76. Pensemos que, a una escala
71
Una interpretación distinta de este cambio de lealtad en I. BECEIRO, op. cit., p. 76 (n. 50) y M. C. QUINTANILLA, Élites de poder, redes nobiliarias y monarquía en la Castilla de fines de la Edad Media, “AEM”,
37/2 (2007), p. 966. Vid. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 242-245. Nótese que Francisco de Reynoso, vid.
Apéndice, acabaría teniendo gran relevancia para el Conde de Altamira. CA, pp. 548-550 (la edición de este
documento en M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 254-257 puede resultar problemática). Vid. más adelante.
72
Vid. Diego de Ocampo.
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
74
A. PRESEDO, Las casas, pp. 234 y 236, una donación ya de Ruy Sánches en AHUS, Clero, legs.
823, f. 61 que además escogería el monasterio para ser enterrado. Tengamos en cuenta, entre otras
cosas, que en 1491, la condesa de Altamira había sido enterrada allí, pese a su posible suicidio y los
problemas que éste acarreaba al convento, ACS, IG 705/59, ff. 411-412.
75
Vid. apéndice.
76
P. SÁNCHEZ, Aspectos de una teoría de la competencia señorial: Organización patrimonial,
redistribución de recursos y cambio social, “Hispania”, LIII/185 (1993), pp. 890-892.
73
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superior, Fernán Pérez de Andrade, según Aponte, ayudaba económicamente a Bernal Yáñez de Moscoso77. Pero esta capacidad de endeudamiento mutuo, del señor y su entorno,
no daña la estructura de la casa. De hecho, la deuda refuerza la permanencia de los afines,
puesto que lo único que podría asegurar el cobro de deudas contraídas con el titular de la
casa era la relación con el siguiente titular; como evidencia la reiteración en los testamentos de que se paguen mandas de antepasados. Parece un fenómeno de retroalimentación,
ya que los testamentos son bastante claros en la existencia de donaciones reversibles que
salvaguardaban el patrimonio de la casa ante la posibilidad de que el beneficiado abandonase al siguiente titular. Este tipo de donación no es más que el pago por servicios prestados, o la compensación a la viuda de un criado…y solían durar la vida del beneficiado y no
implican el traspaso de señorío. Esto mecanismo sirve también como vía de incorporación
de nuevos afines puesto que hay una inercia a que los bienes donados, o el disfrute de los
mismos, a un criado volvieran a entregarse a sus descendientes y parientes78. Por otro lado,
la relación con los afines permite situaciones a la inversa, recibiendo el señor una donación
o la administración de determinados bienes, siempre salvando aquello que se debiera a
los familiares del dependiente por herencias, pero esto no implica que el señor haya de
devolver la posesión, sólo afrontar los gastos derivados de la misma79.
Así, también es común, en la relación afines-titular, el recurso a censos,
ventas, permutas o arrendamientos. Estos mecanismos permitían crecer a la casa, aun
a costa de otros señoríos mediante la participación de miembros del entorno en otras
clientelas. La relación de afinidad de los Becerra con Ruy Sánchez de Moscoso se ve
reflejada en una usurpación de unas feligresías del arzobispo que se hizo “sin titulo
alguno…deziendo que las conpro de Gonzalo Bezerra de Val de Veyga, fijo de Martin
Bezerra”. Lo que resulta relevante porque ninguno de ellos tenía título alguno, a lo
que el propio arzobispo “dio lugar a ello por el seer vuestro criado”80.
Pero hay otros mecanismos, el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso nos
habla de las prestanças En principio lo contemplamos, erróneamente, como meros
préstamos o pagos del servicio, pero parece tratarse de una situación algo más compleja81. El término alude también a un apoyo de los afines a los Moscoso, un tipo de
préstamo que podía ser reversible o no, y que lleva asociado el pago de una cantidad
al afín (o la cesión de unas rentas o un beneficio para lo mismo), aunque no podemos
saber la regularidad del pago, ni su porcentaje respecto a lo cedido, dado que las
77
J. F. CORREA A casa, p. 388. Cabe tener en cuenta la propia perspectiva de Aponte como afín
de los Andrade.
78
CA, pp. 119 y 136. “Yten es mi voluntad que Afonso Lopez de /Sayabedra, hijo del señor Fernd
Dares de Sayabedra, que Dios aya, llebe el mi coto de M. (sic), que fue de su padre, con todo lo que
yo siempre en el llebe. Y si el dicho Afonso Lopez falleciere menor de edad quiero que lo llebe y aya
su hermano Pedro, y si este falleciere menor de edad ayalo la señora doña Costanza, fija del dicho
señor Fernando Dares, o quien della decendiere”.
79
Ibidem, p. 125.
80
A. RODRÍGUEZ (ed.), O Tumbo, p. 142. En la misma se menciona una terraria que Juan Becerra
tenía de la mitra y la había usado para dotar a su hija para casarla con un Andrade. Un caso similar
en A. M. FRAMIÑÁN, Notas, p. 377.
81
“Yten mando, a Juan Rodrigues de Salnés, fillo de Áluaro Gomes, os casares que min ten en
prestança Tareyja de Córdova”. Pedro también: “Yten mando que pague a Lope de Cádavo tres mill
pares de blancas que lle devo de súa prestança, e diez mill a Lopo Peres Marinno, e tres mill a Áluaro
de Camanno”, más adelante en el mismo documento se indica que “Yten mando, que mev conpridor
colla e lleve todas las rrentas [f.v] e dreyturas, asy préstamos de escudeyros conmo esto que eu mando en esta miña manda, como outras quaesquer cousas que eu aja de rrenta, o prymeyro año de noso
faleçemento para ajuda de conplyr las mandas de meus señores aboo e padre, e as miñas e de meu
yrmano”. Aunque con el sentido de préstamo aparece también en el testamento de Lope Sánchez,
CA, p. 113. Vid. A. M. FRAMIÑÁN, y X. A. GARCÍA, Os Costela, pp. 162-163.
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mandas testamentarias podían cubrir varios años de impago. Si pensamos que Lope
de Cádavo tiene una prestança con Álvaro Pérez de Moscoso, hemos de entender que
había una relación de afinidad entre ambos, de hecho mantenida con posterioridad,
ya que Lópe de Cádavo serviría como escudero a Lope Sánchez de Moscoso. Así, a
Franciso de Reinoso se le prometen como dote 400.000 mrs pero para garantizar el
pago se le dan en prenda un privilegio que tenía el conde sobre las alcabalas del vino
de Pontevedra y, también, lo que poseía el conde en la feligresía de Vedra pero, en este
caso, la confusión entre dote, prestança y servicio muestra el carácter amplio de una
relación basada tanto en el patronazgo señorial como en la retribución al afín82. Una
relación similar debió tener Aparicio Borrallo con Juana de Castro y Bernal Yáñez de
Moscoso, porque se le debía, aún en 1500, una deuda83.
No aparecen prestanças en todos los testamentos; pero su utilidad para
la casa queda reflejada cuando Lope Sánchez de Moscoso, al pedir en 1469 que se
le nombren nuevos tutores, se queja de que sus anteriores tutores “avia feito çertas
donaçoos e arrendamentos e vendas e desenbargos e dado prestanças e outros maaos
tratos dos ditos seus bees e fasenda”84. Si tenemos en cuenta las implicaciones de la
creación y mantenimiento de un entorno, Lope, en realidad, está intentando mantener los resortes económicos necesarios para consolidar el servicio de anteriores
afines y evitar el desmantelamiento de su casa en un momento conflictivo, pese a
que no contemos con un listado en estos momentos de los individuos relacionados
con la misma. Esto sucede precisamente por el irregular acceso a la titularidad de
Lope y la aparente debilidad de los Moscoso. En cambio, justo después de la muerte
del II Conde de Altamira, 1510, ya contamos con un resumen sistemático de quienes
tenían este tipo de relación con la casa, y no se centra solo en el servicio militar sino
que se incluye algún bachiller y escribano que ejerce de su oficio85. De la misma
manera, a principios del XVI se anota qué beneficios tiene la casa y quién los lleva,
lo que sí permite hablar de un pago en rentas por servicio pero no permite generalizarlo a todo el entorno ni establecer que es la única modalidad de retribución.
Ambas iniciativas obedecen, además, a los propios cambios administrativos del señorío que buscan una racionalización y una regulación del funcionariado señorial
ante posibles abusos, “que lo que se ha de gastar en muchos se gastase en un hombre
honrado”86.
Respecto al acostamiento, hemos de señalar que se tiende a la confusión con
la prestança, e incluso con el pago asociado por tener una fortaleza (tenençia). Pero
se considera algo usual como relación del afín con el señor incluso cuando se trata de
un servicio concreto87.
82
Pese a que la cantidad es “por sufragio de vuestra honra, sustentación e persona por razón del
dicho casamiento e serviçios” se añade que “quanto mi voluntad es de vos los dar e doy en prestança”
ARCHV, Pergaminos, Carpeta 163, 5.
83
En este caso la situación se complica, vid. Aparicio Borrallo.
84
CA, p. 545.
85
Ibidem, pp.467-476. Puede verse como la libranza de los pagos podía requerir, además, intermediarios que pueden ser otros afines. La menor presencia de letrados en los primeros momentos de
la expansión señorial deriva, en nuestra opinión, de la dificultad de establecer la afinidad de determinados notarios y escribanos en la documentación.
86
Así lo indica el informe de 1530 del bachiller Cuéllar, CA, pp. 316-318. Lo que tiene sentido
a la luz de casos como el de Gómez de Ventosa o Gutierre de Hevia, precisamente en tiempos del II
Conde de Altamira.
87
“a todo vuestro serviçio e mandado e vos seguiremos e serviremos donde, como e segund e
por la forma, vya e manera que vos quisierdes…y a nos posyble fuere, dandonos nuestro sueldo
e acostamiento segund es acostumbrado en este Reyno de Galisia”, Ibidem, p. 549. Aponte aporta
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En este sentido, contamos también con la soldada como mecanismo de retribución por el mantenimiento del servicio, Lope Sánchez de Moscoso establece el
pago a dos de sus servidores, incluyendo a la mujer de uno, estableciendo la posibilidad de dejar el servicio a la casa, a no ser que Rodrigo Osorio quiera mantenerlos a
su servicio88. Pero en estos casos la soldada es una retribución destinada en apariencia
a servidores y criados de un nivel económico menor al de otros afines y, por eso, con
un menor reflejo documental.
El porqué de estos mecanismos ha de entenderse desde la propia mentalidad de patronazgo de los titulares de la casa. El propio Lope Sánchez, al realizar una
donación a Francisco de Reinoso, dice: “Justa e deuida cosa es que aquellos que bien
siruen sean rremunerados et los otros el contrario, que syn rrazon es que los bienes
ayan de pasar syn galardón e los males syn penna por que así conmo la puniçión o
themor de aquella refrena los males así la rremuneración faze cresçer los seruiçios
e conseruar muchos ell estado de los grandes, e los faze seer de los suyos amado”89.
Por tanto, la remuneración se revela como un medio más de consolidar la casa. Por
un lado, porque vehicula la relación de la casa con los afines dotándolos de medios y,
por otro, permite aumentar virtualmente el patrimonio de la casa. Además, este tipo de
relación amplía mucho lo que deberíamos entender en la documentación como afín,
ya que no es exclusivo de hidalgos y escuderos.
En este sentido, dado lo fragmentario de la documentación, cabe realizar
una prevención sobre qué consideramos o no afín a partir de la relación económica.
Puesto que se puede constatar la existencia de individuos que se relacionan ocasionalmente con las casas señoriales a este nivel mediante el cobro de rentas, la venta
de propiedades señoriales o la usurpación de beneficios90. Así, en 1447, Álvaro de
Isorna, arzobispo compostelano, amenaza y excomulga a “Afonso Vaasques Abril e
Juan Vinagre e Ruy Fernandes do Camiño, canbeadores vezinos d[esta dita] çidade
de Santiago por recaudar impuestos sobre labradores e ca[seiros] dos ditos benefiçiados”, que están exentos91. Podría parecer una mera censura, pero en la misma carta se
manda a diez nobles, entre ellos Ruy Sánchez y Rodrigo de Moscoso, que no realicen
pedidos en las zonas y personas exentas del arzobispado. Esto implica que el prelado
censura a aquellos que realizan los cobros, por excederse en un negocio en el que actúan facilitando la vertiente económica de las diferentes casas que le usurpan señorío,
pero sólo uno de los censurados, Alfonso Vázquez Abril, es escudero de Ruy Sánchez;
lo que no implica que el resto pertenezcan al entorno señorial.
6. ENTORNO Y VIOLENCIA SEÑORIAL
La base física de la relación de interdependencia entre señores y afines estriba en el territorio, en el mantenimiento, administración y explotación del señorío y, fialgunos datos respectos al nivel de bienes y vasallos de acostamiento de los “principales de la casa”
en tiempos del III Conde de Altamira, VA, pp. 211-212.
88
Vid. Pedro de Zamora.
89
Sobre la perduración en épocas posteriores de esta concepción, gratificación-punición, de la
relación del titular para con el entorno I. ATIENZA, Pater, pp. 417 y ss.
90
Vid. Alfonso de los Ríos, Gonzalo Rodríguez Porra y Mendo Quinteiro.
91
ACS, S. 17/ 79. Téngase en cuenta el nivel económico y la capacidad de gestión alcanzada por
estos canbeadores, y probablemente sus familiares, ya que podrían hallarse gestionando para varios
señores con feudos muy distantes.
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nalmente, el servicio armado inmediato92. El ejercicio de estas funciones es básico en
la identificación del afín con la casa y su vinculación directa a la misma93. De los casos
anteriores, la documentación aporta mucha información pero, en nuestra opinión, son
los conflictos los que revelan claramente el relativo grado de libertad logrado por los
afines respecto a los vínculos con la casa, si bien es únicamente una faceta más de la
compleja estructura en la que participa el entorno.
Las funciones militares de los afines al servicio de la casa, en sus distintas
“campañas”, se dibujan como de particular importancia dentro de las relaciones que
vinculan al señor y sus criados. Ello resulta particularmente bien significado a partir
de diferentes ejemplos documentales. Acaso el más destacado (tanto por su simbolismo como por la implicación de otras casas), sin duda, es el afianzamiento de los
Moscoso en torno a la fortaleza de Altamira. En esta fortaleza, edificada por Bernal
Yáñez de Moscoso, estaría cautivo Alonso de Fonseca tras ser capturado en marzo de
1465 por Bernal94. Altamira fue remodelada después de 1469, iniciando las nuevas
obras el hidalgo García Martíz de Barbeira que, además, aguanta una intentona de
asalto a la fortaleza por parte de Luís de Acebedo, hermano del arzobispo. Una vez
Lope Sánchez de Moscoso ha consolidado la fortaleza, nombra como alcaide a García
Pérez de Costela y envía a su escudero, Lope de Cádavo, a ocupar la fortaleza de Cira,
amenazando el señorío arzobispal. Ante esto, las tropas arzobispales inician el asedio
de Altamira. En esta situación, Lope Sánchez recurre a la ayuda de otras casas (Andrade, Mariñas, Ulloa y Sotomayor); por su parte García Martíz, con tropas de la zona
de Trastámara, intenta socorrer la fortaleza, siendo rechazado en Pontemaceira. Finalmente, la fortaleza no cae y las tropas arzobispales son derrotadas por los nobles95.
A partir de este ejemplo, en efecto, se evidencia cómo ciertos afines constituyen la
fuerza militar, acompañan al titular, participan en las acciones e incluso las dirigen o
aconsejan al respecto96.
Si observamos con mayor detenimiento la documentación, no parece lógico
pensar que, por más peso que la mentalidad de servicio y el honor tuvieran, los afines
presten su servicio y sus bienes considerando exclusivamente el beneficio de ciertas
acciones para sus señores. Como ejemplo de esto, habríamos de tener en cuenta la
92
Cabe destacar que el II Conde de Altamira acudió a la toma de Bugía y siendo herido “non
consenti que onbre de mi casa se volbiese comigo antes a todos les roge que fuesen adelante con la
vendiçion de Dios, los quales fueron los primeros que entraron por la puerta de la çibdad defendiendola los moros”. CA, p. 587. Sobre el acompañamiento del conde en otros contextos vid. ACS, p. 001,
f. 109 y Fernán López de Navia.
93
Así habríamos de entender la curiosa alusión a los afines del Conde de Altamira en AHDS,
Fondo General, Catálogos, nº 2, f.15v: “Çiertos autos que pasaron en la cuidad (sic) de Santiago
en el pleyto que trataba el arçobispo de Santiago y su cabildo con el conde de Altamira y sus litis
consortes sobre la jurisdicción de la iglesia”. Por otro, la relación de los afines para con la casa (y
entre casas) se ve en la comunicación de Vasco López, “escudeiro, juyz enna abdiençia da Ponte da
Varzea…por Gomes Peres das Mariñas, que pone en conocimiento del Muy honrrado caualeiro et
sennor Roy Sanches de Moscoso, vasalo de noso sennor, et Gil de Trilos, […]vezo Ameyrín et Lopo
de Carra voso moordomo” una sentencia para que la haga cumplir, vid. ARCHV, Pleitos Civiles, La
Puerta (olv.), caja 232, exp. 2, f. 73r. Como también se ve en las quejas del convento de Belvís contra
“el Conde d´Altamira conmo sus escuderos e criados e apaniaguados”, AGS, Registro General del
Sello, 1486, 10, f. 42.
94
Que “entró con gentes de armas de cavallo e de pie en la dicha villa de Noya e en la casa arçobispal, donde el dicho Arçobispo estaba”, E. PARDO, Los señores, vol. II, pp. 167, J. GARCÍA, y M. J.
PORTELA, Los Fonseca, pp. 219 y 225 y AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 8r.
95
VA, pp. 181-187 y 227-228.
96
Como Fernán Álvarez de Carantoña, “que era hombre de gran seso y pocos havía de más consejo”, ibidem, p. 180.
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relación de afinidad que el propio Ruy Sánchez de Moscoso tiene con Fadrique, duque
de Arjona, y que tanto ayudaría a la expansión de los Moscoso al norte del Tambre97.
Esta relación llega a implicar el enfrentamiento directo, en 1424, con la sede compostelana de Ruy Sánchez “e de sus secaçes”98. Por otro lado, la implicación del afín
puede derivar de la cercanía de sus intereses territoriales al destino de una casa, ya sea
porque su sustento depende de la misma o porque se espere un engrandecimiento propio, mediante el ejercicio de cargos o la munificencia señorial. Aún así, la participación del entorno en los conflictos señoriales también se revela como forma de limitar
su escalada como en el caso del ataque a Corcubión pues los participantes en el ataque
proceden de áreas en las que la casa de Moscoso no capta afines99.
Tengamos presente que el entorno de los Moscoso se podía ver envuelto en
graves problemas en el transcurso de su servicio. Caso de unos criados del conde que
intentan llevarse a un peón que había asesinado a uno de los servidores de la casa y
acaban encarcelados por el alcalde mayor del arzobispo en la torre da praza en Santiago, hasta que “Súpolo el conde, y escribiole tan áspero al alcayde con tantas amenaças
que luego los solto sanos y sin lesión”100.
Por ello, el enfrentamiento bélico se revela como una opción tremendamente meditada por la casa101. Pensemos en el ejemplo de Vasco Fariña de Lamas, alcaide
de la fortaleza de Xallas, que, junto al conde de Altamira, el obispo de Tui y Suero
Gómez de Sotomayor, es reprendido por el rey Fernando, en 1476102. O el caso del
expeditivo mayordomo Ferrando Peres, que parece extralimitarse en su celo administrativo103. Aunque, en estos contextos tardíos, no parece que la fuerza de los Moscoso
pudiera paliar las consecuencias para los suyos de usurpar una fortaleza arzobispal o
cobrar derechos señoriales a hidalgos104.
97
Ruy recibió en 1411 las fortalezas de Vimianzo y Broño, que luego por matrimonio se incorporarían definitivamente a su casa, y también acompañó a Fadrique a Castilla, vid. E. PARDO, Los
señores, vol. I, pp. 265-266 y 287. Diferimos con X. REI y A. M. FRAMIÑÁN, As terras, pp.190-192
en creer que Ruy tuviera una clara posición de fuerza en la zona antes de su relación con el de Arjona.
98
AHUS, Colección Blanco Cicerón, Pergaminos, nº 36. Un caso similar sería la colaboración de
Bernal Yáñez de Moscoso con la casa de Andrade en contra de Gómez Pérez das Mariñas, E. PARDO,
Los señores, vol. II, pp. 121-123.
99
En concreto el arzobispo moviliza gentes de Padrón, Fefiñaes, Vilanova de Arousa y O Grove.
Algo que explica la llamativa ausencia de gentes de Noia o Muros pues la casa tiene relaciones durante todo el XV y podría resultar contraproducente la participación en el bando arzobispal de afines
que se situaban a caballo entre ambas lealtades.
100
Hay otro caso similar en tiempos de Ruy Sánchez, VA, pp. 176 y 200-201. Aunque en ambos
casos la disputa deriva de la tensión jurisdiccional con el arzobispado, pues el enfrentamiento se
centra en atacar a los agentes del entorno cuando ejercen justicia.
101
M. HICKS, Bastard, pp. 389-394.
102
Siendo amenazado con “caher en mal caso e en aquellas penas en que cahen y yncurren los que a
sabiendas contra los mandamientos de su rrey y señor tienen las fortalesas de sus rreynos”, AGS, Registro General del Sello, 1476, 3, f. 141. Por lo que tal vez podría plantearse que lo que indica el documento
es una negativa a restituir la fortaleza al arzobispo compostelano, cambiando así de casa (vid. apéndice).
Sobre el marco legal de la tenencia de fortalezas, M. C. QUINTANILLA, La tenencia, pp. 865-868.
103
AGS, Registro General del Sello, 1495, 2, f. 490. Ante la negativa del hidalgo Alvar Gómez a
llevar unas cargas de carbón, el mayordomo “echó mano a la espada que traya, e desnuda de la vaya,
diz que dio a su muger con ella ençima de la cabeça vn golpe que... diz que dio con ella en terra, e
trayda a sus pies le dio otros muchos golpes llamandola puta vellaca, diziendole otras palabras ynjuriosas”. Finalmente, el mayordomo volvería a maltratar a la mujer e hijo del hidalgo y a cobrarle
rescate por varios bueyes.
104
“por todos los que por él fiçieron pagó por ellos todas sus querellas, asta vender toda la plata y
traer bajilla de barro por remediar a todos sus criados”, VA, p. 199.
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253
No obstante, esta necesaria relación titular-afines es consustancial a la casa.
Desde mayo de 1411, se da un enfrentamiento armado entre los escuderos Ruy Sánchez de Moscoso y García Díaz de Mesía por la posesión de ciertas tierras y heredades
que habían quedado de Constanza de Moscoso, hija de Lope Pérez de Moscoso. Las
partes recurren a la intervención del arzobispo como árbitro en el mes de agosto105. No
obstante, su sentencia no debió resultar satisfactoria para los implicados prolongándose el enfrentamiento armado106. Finalmente, cada parte elige tres escuderos que actuarán como “amigaueles árbitros” en el debate; la sentencia será dada ante otros siete
escuderos afines a las partes107. Tal vez, la amplia participación de este entorno, tanto
en el enfrentamiento como en su resolución, fue lo que le dio verdaderamente una
mayor solidez respecto al primer intento de arbitraje. De hecho, en 1470, tenemos un
arbitraje similar entre Sancho de Ulloa y Lope Sánchez en el que se implica al conde
de Lemos, representado por un afín, y en el que cada parte nombra a sus hidalgos108.
Pero, a la inversa, la relación de los afines para con el titular de la casa se
revela también como una herramienta útil de control social de la violencia dado que,
en cierta medida, las acciones de los dependientes han de ser controladas por la casa
y su titular como responsable último. Así, en 1459 el concejo de A Coruña pretende
recurrir al conde de Trastámara para que pida a Bernal Yáñez de Moscoso que indague
un suceso atribuido a “los omes suyos que se sospecha de ser de sus casas \dellos/ e
non de otra parte”109. Una limitación similar al papel jugado, a una escala superior, por
los Moscoso en los enfrentamientos entre otras casas emparentadas110.
Podríamos preguntarnos cómo actúan los afines en caso de que el conflicto
no implique únicamente a su casa, sino a la nobleza como grupo social. En este sentido, en un acuerdo, en agosto de 1482, entre varios nobles de importancia para proteger
la validez de sus encomiendas ante los reyes, los nobles deciden nombrar una serie de
jueces, que velarán porque no haya excesos. Uno de los dos caballeros elegidos para
el arzobispado de Santiago será Fernán Álvarez de Carantoña, cuya relación con los
Moscoso, en estas fechas, está atestiguada y que en ningún momento es mencionado
como afín, criado, vasallo o escudero de la casa de Moscoso. Lo cual resultaría extraño de no ser porque, en el mismo momento, prestan homenaje otros muchos caballeros sin mencionar su relación para con otros señores y casas. De éstos, hay varios que
105
AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 8, una copia del mismo en ASPA, Condado de Altamira,
6F3/ 717. Vid. VA, p. 161 y CA, pp. 505 y 520. El conflicto en todo caso podía venir ya de varios años
antes, vid. AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, ff. 59v-60r y 70r.
106
“sobre las prendas que foron tomadas entre nos…et sobre los omes que cada hun de nos ten
enna terra do outro, et sobre los erros e queixumes [roto] dentre nós e nosos escudeiros e omes que
cada hun de nós ten enna terra do outro” AHUS, Clero, Mitra, 133, pieza s/n.
107
Los jueces de la parte de Moscoso son los escuderos Martín Lourenço, Pedro Soneira y Gil
Rodrigues. Los escuderos de Ruy Sánchez que atestiguan el proceso son Johan Corujo, Gonzalo
Beserra do Val de Veyga, Fernán Gonzales y Álvaro Sánchez.
108
ACS, LD 9, 2, f. 10v. Por la parte de Moscoso: García de Barbeira, Vasco Prego, Jerónimo
Sánchez de Lojo y García Pérez de Costela. El enfrentamiento derivaba de la herencia de Lope
Sánchez de Ulloa.
109
A. M. FRAMIÑÁN y A. PRESEDO, Estructuras de parentesco, p. 120 (n. 55) y Dolores BARRAL,
La Coruña en los siglos XIII al XV, A Coruña, 1998, pp. 419-420. La carta para Bernal diría, más explícitamente, “mucho vos rogamos que con voluntad mandedes saber en vuesta casa como a Vuestra
Merçed mejor visto fuere”. Para un caso similar relacionado con Urraca de Moscoso en 1480, vid.
Álvaro de Riballano.
110
Como sucede en el enfrentamiento entre Diego de Muros y Pedro Álvarez de Sotomayor y
también en la concordia de 1474 entre el Arzobispo y Pedro Álvarez de Sotomayor, llegándose a
plantear que el “visconde de Finesterras” quede al cargo de la villa de Pontevedra como garantía. CA,
pp. 45-46 y J. GARCÍA y M. J. PORTELA, Los Fonseca, pp. 293-295.
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CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
también se relacionan directamente con la casa: Álvaro de Rendal, Lope de Cádavo,
Gómez de Ventosa, Martín de Reino y Francisco de Reinoso111.
Por todo ello, al acercarnos a los pormenores de estos vínculos de carácter
militar, podemos apreciar cómo, en buena medida, la participación de esos escudeiros y fidalgos que apoyan a los Moscoso cuenta con una faceta poco valorada, como
es la capacidad de esta relación para limitar los conflictos, tanto los derivados de la
competencia interseñorial, de una casa con otra, como los generados en el seno de la
propia casa. Algo que deriva de la confluencia en este marco de relaciones verticales
y de relaciones horizontales.
7. RECAPITULACIÓN
Los aspectos brevemente tratados aquí requerirían una aproximación más
específica, a través de una indagación documental más amplia. Por otro lado, en esta
primera aproximación al entorno de la casa de Moscoso se ve cómo los afines articulan el funcionamiento real del señorío, avanzando datos que permitirían emplear otras
metodologías, tal vez más de moda actualmente, como el estudio antroponímico en
conjunción con el análisis espacial, o un análisis de la topografía del poder que tenga
en cuenta tanto el asentamiento físico del poder como la distribución simbólica del
mismo.
En nuestra opinión, parte de los que serían los afines a los Moscoso, en
origen, comienza apoyando a un igual, a una familia de caballeros de condición muy
similar a la suya, que destaca por su liderazgo o habilidad política y que les reporta
beneficios concretos derivados de la labor de patronazgo de los sucesivos titulares. El
resto de los individuos del entorno, sin ser hidalgos, sirve a la casa por su sustento y
futuro, por tradición familiar de ese servicio y también por la retribución económica y
social del mismo. Esa confusión ocasional en el registro escrito de los términos para
referirse a todos ellos proviene, precisamente, de su relación con el titular.
El éxito de las estrategias desplegadas a largo plazo por los Moscoso -lo que
acaba por consolidarlos frente a otros señores como importantes magnates en el reino
de Galicia- parte de esa capacidad para construir una red de clientes sólida, con una
cierta transversalidad social112, a su servicio, fidelizando a sus afines. En este proceso,
tendríamos que contextualizar adecuadamente la evolución de la casa en relación con
los cambios del panorama señorial en la Galicia del XV (como, por ejemplo, el auge y
caída de Fadrique, duque de Arjona), tanto política como territorialmente.
Esta situación, de fijación de un entorno afín, comienza a cristalizar tras la
formación de un señorío estable, refrendado por la intitulación de Conde de Altamira
de Lope Sánchez de Moscoso113. Así, posteriormente, estos éxitos dan lugar a que
111
CA, pp. 564-570. Algunos firman como testigos vecinos de Santiago.
M. HICKS, Bastard, p. 389 (n.7).
113
Pese a los intentos bélicos de Bernal Yáñez este título aparece a partir de 1475 como concesión regia, por otro lado Lope Sánchez de Moscoso llegaría a intitularse brevemente Vizconde de
Finisterre. Vid. ACS, S. 17/ 22, AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff. 126/144,
ASPA, Condado de Altamira, 6A/ 463, AGS, Patronato Real, leg. 59, doc. 27, ff. 109r-112v, A. M.
FRAMIÑÁN, O título vizcondal de Fisterra no contexto da creación de títulos en Galiza na Idade
Media, “Estudios de genealogía, heráldica y nobiliaria de Galicia”, 3 (2004), pp. 427-431 y J. GARCÍA y M. J. PORTELA, Los Fonseca, p. 298. En AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra,
Catálogos, nº 2, f. 25r se menciona “vna carta e prouysión de los rreyes catholicos en papel firmada
de su nombre e sellada con su sello para Lope Sánchez de Moscoso que dexase la villa de Finysterra
y no se yntitulase de vizconde della porque hera de la iglesia de Santiago, dada en Olmedo a seys
112
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los principales servidores de la casa vean satisfechas sus expectativas de promoción
social al acceder al ejercicio de oficios señoriales relevantes (mayordomos, jueces,
merinos, alcaides y, especialmente, alcalde mayor, cargo este último, asociado directamente a la identificación del señorío de la casa como territorio vinculado a un título
condal y a un mayorazgo) e incluso, a la adquisición de fortalezas de manos de sus
señores; ya no como meros alcaides o merinos sino como pequeños señores per se, lo
que sucede con Costela y Barbeira.
La capacidad de estos afines para engrandecer la casa con sus bienes, con
su servicio armado y con sus propias vidas y, por tanto, la fundamental relevancia
de estas relaciones personales para el sostenimiento y encumbramiento de una casa
noble, es lo que explica plenamente una manda testamentaria de Lope Sánchez de
Moscoso: “Yten dejo encomendados al dicho don Rodrigo de Moscoso, mi heredero,
todos mis escuderos y criados y de mis antecesores y suios para que los aya a cargo
y les faga honra y merced por quanto por mis antecesores y por mi sufrieron muchos
travajos y afruentas”114.
APÉNDICE: AFINES DE LA CASA DE MOSCOSO 115
Ruy Sánchez de Moscoso (m.1456)
-[…]vezo Ameyrín juez y merino116
-[…] da Costa escudero117
-Afonso Lopes escudero, criado y justicia118
días de março de MCCCCLXXV annos”. Ya en su momento K. B. MCFARLANE, Bastard, p. 38,
destacaba la importancia de la fama y las expectativas respecto al titular para el establecimiento de
relaciones de servicio.
114
CA, p. 123.
115
Para la elaboración de la nómina nos hemos guiado por varios criterios que nos permitan establecer, con cierto grado de fiabilidad, que existe una relación de afinidad con los diferentes titulares
de la casa. No obstante, resulta más complicado intentar fijar la cronología de la misma, por lo que
optamos por guiarnos por los cambios de titularidad. La relación de afinidad debe ser explícitamente
aludida en la documentación dimanada de la casa, en caso de no serlo un individuo debe aparecer
repetidamente en la documentación referida a los Moscoso (sea bajo diferentes titulares o en relación
a sus familiares) o que, al referir a sus descendientes, se le mencione. Si se relaciona a un individuo
como criado de un familiar (como Juana de Castro o Urraca de Moscoso), entendemos que existe
también relación para con el titular. En el caso de los individuos mencionados en el libro de acostamientos de 1510 optamos por incluir únicamente aquellos en los que se especifica que mantienen su
cargo o los beneficios que tenían del II conde de Altamira; respecto a los nombres relacionados con
el aprovechamiento de los beneficios de la casa (c. 1528), sólo nos sirven de apoyo, pues no indican
cronologías, además de poder incluir individuos ya fallecidos en el momento de su redacción. Indicamos titular, nombre del afín y la denominación normalizada que aparece en la documentación. A su
vez, van entre corchetes: aquellos individuos cuya relación con los titulares es dudosa pero posible,
variantes del nombre de un determinado personaje o lecturas documentales poco claras. Se indica con
un interrogante los casos en que no hallamos términos que definan el oficio o servicio desarrollado
por el individuo. En caso de que un individuo aparezca al servicio de varios titulares se especifica esta
situación. En nota al pie van las referencias documentales a los personajes listados y las referencias
prosopográficas relativas a cada individuo y su familia.
116
Nota 93.
117
Testigo en la lectura en Guldrís del testamento de 1456.
118
Urraca de Moscoso lo refiere como tal en un interrogatorio sobre el origen de sus derechos en
las tierras de Ferreirós, Montaos y Chaos de Labacolla que reclama Alonso de Fonseca II, CA, p. 265.
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-Alfonso Vázquez Abril escudero119
-Álvaro Sánchez escudero120
-Álvaro Ramos ?121
-Baltasar Nicolares escudero122
-Diego de Javestre escudero123
-Fernán López de Lamas criado124
-Fernán Gonzales escudero125
-[Fernán Rodrigues de Leira juez]126
-García Pérez escudero127
-Gil de Trilos juiz, couteiro y merino128
-Gil Varela escudero129
-Gómez Colaço mayordomo130
-Gonzalo de Alvite escudero131
-Gonzalo Yáñez de Riobóo escudero132
-Gómez de Riobóo escudero (bis)133
-Gonzalo Becerra do Val de Veiga escudero134
-Johan Corujo escudero135
119
Con el titular como testigo en 1438 en Noia, F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 98-99
y nota 91.
120
Aparece en 1412 como parte de Ruy Sánchez, AHUS, Clero, Mitra, 133, pieza s/n.
121
Hay referencia de que Juana de Castro le mandó que tuviese la fortaleza de Vimianzo por “Ruy
Sanches e le quitaba qualquier pleito omenaje que el oviese hecho al Duque don Fadrique”; por lo
que su incorporación al entorno derivó del entronque matrimonial de Juana con Rodrigo de Moscoso,
CA, p. 481. Pese a que procedía probablemente del entorno de Fadrique, Ruy Sánchez había tenido
las fortalezas de Vimianzo y Broño antes de la alianza matrimonial y, por tanto, del establecimiento
de la dote de Juana.
122
Presente como testigo del testamento de 31 de julio de 1456 en el Pazo de Guldrís.
123
Vid. Alfonso Vázquez Abril
124
En los contratos firmados en Noia por Ruy Sánchez para su matrimonio con María Rodríguez
de Caamaño, F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 96-99, es mencionado como criado, recibiendo
una importante dote consistente en varias feligresías que había poseído la abuela de Ruy Fernández
de Caamaño. Era hijo de Lopo de Coscones de Lamas, ya fallecido en 1438, por lo que probablemente su padre había servido a Ruy Sánchez y había encomendado a su hijo. El servicio a la casa de los
Lema pudo continuar en la figura de Gonzalo López de Lamas y Fernán López de Coscones.
125
Vid. Álvaro Sánchez.
126
Es referido junto a Vasco Martínez para ayudar a los cumplidores del testamento pero se añade
que “nono podendo aver que tomen consigo en seu lugar algun outro meu criado”, CA, p. 94.
127
Está presente en una indagación, presidida por el titular, relativa a unas heredades de Ruy
Sánchez y a sus rentas AHUS, mic. 35 [ADM, Cillobre, leg. 5, nº 21].
128
Vid. […]vezo Ameyrín.
129
Vid. […] da Costa, Baltasar Nicolares y, como Gil Rodríguez Varela, Alfonso Vázquez Abril.
130
Aparece como recaudador de unos “labradores do dito Roy Sanches” Vid. García Pérez.
131
Ibidem.
132
Vid. […] da Costa.
133
Marido de Berenguela López, sobrina de Ruy Sánchez, murió en Corcubión al servicio del
siguiente titular en 1457, CA, pp. 95 y 539. En el acta de lectura del testamento de 1456 figura como
Álvaro Gómez de Riobóo.
134
Vid. Álvaro Sánchez. Sobre los Becerra vid. nota 28. Gonzalo era hijo de Martín Becerra de
Cances, padre del propio Ruy Sánchez de Moscoso. Vid. la pervivencia y memoria de propiedades de
Martín Becerra de Cances en la casa de Moscoso en AHUS, Clero, legs. 826, f. 184.
135
Ibidem.
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
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-Juan Antón mayordomo136
-[Juan Becerra de Val de Veiga ?]137
-Juan de España escudero138
-Juan García d’[Ares] criado139
-[Juan de Andeiro ?] 140
-Juan de Vilaboa escudero141
-Juan do Campo hijo natural142
-Lopo de Carra mayordomo143
-[Lopo de Coscones de Lamas ?]144
-Maestre Poulos escudero145
-Martín Lourenço escudero146
-Pedro de Sotomayo escudero147
-Pedro Soneira escudero148
-Ruy de Leis escudero149
-Ruy de Lesta escudero, juiz, couteiro y merino150
-[Vasco Martínez bachiller]151
Rodrigo de Moscoso (m. 1458)
-[Juan de Andeiro ?]
-[Fernán de Betanzos escudero]152
-Fernán de Lema de Muxía escudero153
-Gil de Brión mayordomo154
136
Este nombre aparece mencionado, ya muerto el titular, en una declaración respecto a unas
propiedades de la familia Moscoso, CA, p. 212.
137
En la dote de Juana de Castro de 1425 aparece como testigo aunque podría ser un pariente
relacionado con el entorno de Fadrique, duque de Arjona y conde de Trastámara, CA, p. 526.
138
Vid. Alfonso Vázquez Abril.
139
Vid. […] da Costa.
140
VA, pp. 143, 155 y 173, lo relaciona con la casa tras un cambio de lealtad “desque se despidió
de Gómez Pérez”m acabando después en la de Andrade “desque se trató mal con el conde de Altamira”, por lo que su servicio a la casa puede prolongarse hasta él.
141
Vid. […] da Costa.
142
CA, p. 95, aunque el testamento de 1456 le lega varios bienes mencionando que era cura en
S. Salvador de Sofao.
143
Vid. […]vezo Ameyrín.
144
Vid. Fernán López de Lamas.
145
Vid. Baltasar Nicolares.
146
Vid. Álvaro Sánchez.
147
Vid. Baltasar Nicolares.
148
Nombrado árbitro en 1412 junto a un tal Gil Rodríguez que sería de la parte de García Díaz de
Mesía, vid. Álvaro Sánchez y Diego de Leis.
149
Vid. García Pérez.
150
Vid. […] da Costa.
151
Vid. Fernando Rodríguez. En 1449 era clérigo y juez en la audiencia arzobispal de Rodrigo de
Luna.
152
Esta entre los testigos de la carta de Lope Pérez de Moscoso de 1457 junto a Martín Romeu,
vid. infra.
153
Mencionado específicamente como escudero de Rodrigo de Moscoso en 1448, AHUS, Clero,
Mitra, leg. 133, pieza 16 (Editado en CA, pp. 526-529).
154
En diciembre de 1456, al poco de la muerte de Ruy Sánchez, se le menciona en la pesquisa
sobre las propiedades que quedaban de tiempos de Bernal Yáñez do Campo CA, pp. 199 y 211.
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CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Gómez de Riobóo criado (bis)
-[Gonzalo Barba de Figueiroa escudero]155
-Juan García Daaro criado y familiar156
-[Juan García de Barbeito escudero]157
-Juan Rodrigues de Campaño ?158
-Lope Pérez de Moscoso o Mesía ?159 (bis)
-Martín Romeu criado (bis) 160
-Pedro de Neveiro escudero161
Bernal Yáñez de Moscoso (m. 1466)
-Aparicio Borrallo deuda162
155
Vid. Fernán de Betanzos. Si bien, en 1540 hay referencia de un alcaide de Altamira con el mismo nombre, ARCHV, Pleitos Civiles, La Puerta (Olv), Caja 795, exp.2, ff. XXXVIr-XXVII.
156
Atestigua la presentación de la negativa de Rodrigo de Moscoso y los caballeros para ir a la
guerra, ACS, LD 19 / 13, f. 12v.
157
Vid. Fernán de Betanzos.
158
El testamento de Álvaro Pérez indica que “Yten mando máys, a Juan Rodrigues de Canpanno,
porque lle so obligado e por servycio que fezo a meus padres, e abço o jur de presentar que eu ey enna
ygllesia de Santa María de Leyra”.
159
Sobre su relación con Rodrigo vid. Martín Romeu. La relación con Bernal Yáñez se deriva de
una deuda entre ambos mencionada en el testamento de su hermano “Yten, mando a mev conpridor
que demande a Lopo Peres de Mesya noventa mill pares de blancas de que hera obligado, e eu cargo,
ao dito mev yrmano Vernaldo Eanes”. Si bien cabe destacar que, en la negativa a acudir con el arzobispo a la guerra en 1458, su escudero Gonzalo Fraguio acompañó a Pedro de Neveiro, escudero de
Rodrigo de Moscoso lo que evidencia que su relación de afininidad para con la casa debió iniciarse
por su entronque matrimonial con la casa; por ello, siendo segura su afinidad con Álvaro Pérez, hemos de remotarla a Rodrigo y a Bernal.
160
Hay un posible familiar Fernán Romeu, mencionado en 1451 en una toma de posesión por parte de un Sotomayor, A. RODRÍGUEZ, Documentación, p. 422, y que, en torno a 1457, era escudero de
Lope Pérez de Moscoso apareciendo junto a él en una escritura “feyta ennos paaços de Folgoso que
son de Rodrigo de Moscoso” y es atestiguada por el propio Martín como criado de Rodrigo, AHDS,
Jurisdiccional, 11, cuaderno 3º, ff.53v-55r/89v-90r. En 1516 Martín Romeu, es reprendido por Diego
Hurtado de Mendoza como alcalde mayor del condado junto a los tenentes de Altamira, Vimianzo y
Cira (ACS, S15/53). Al año siguiente, hubo de sufrir en Santiago un asalto en las casas de la Praza
do Campo perpetrado por agentes arzobispales en el que se sustrajo documentación condal; la excusa
para el mismo fue el ejercicio judicial en la zona de San Marcos, técnicamente parte de la ciudad. Su
hijo Juan Romeu estaba en estos momentos también al servicio de la casa, su hija, Urraca de Moscoso, testificó también respecto al abuso recibido, César OLIVEIRA, La Galicia de Vasco de Aponte:
los pleitos del arzobispo Tabera contra los linajes de la Tierra de Santiago, “EM”, 22 (1999), pp.
300-301, el documento en AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 120, doc. 134 (editado en CA,
pp. 625-651). Agradecemos a V. Muñóz el cedernos sus referencias de este documento. Sobre una
querella que llevó, junto a Gómez de Ventosa, contra otro afín, Ruy Tato, en torno a unas propiedades
en Ponte Ledesma, vid. CA, pp. 286-288.
161
Sobre su relación con Montaos vid. ACS, LD. 29 / 10, donde firman como testigos varios “homeees de Pedro Vermues de Montaos”, y sobre la negativa al llamamiento arzobispal ACS, LD 19 /
13, ff. 2-5r, documento bastante conocido por su relación con una negativa similar en 1369, durante
el arzobispado de Rodrigo de Moscoso, vid. Xosé Manuel SÁNCHEZ, A Colección López Ferreiro do
Arquivo-Biblioteca da Catedral de Santiago de Compostela, Vigo, 2008, p. 96. Un posible familiar
sería el prior claustral de S. Martiño, Lopo de Niveiro, M. LUCAS, El archivo, p. 212.
162
Tenía una prestanza de por vida con Suero de Marzoa, que habría de ser pagada por el heredero
del Conde de Altamira a cargo de las deudas que con Borrallo tenía la casa desde tiempos de Bernal
Yáñez. Aparece atestiguando la lectura del testamento condal de 1500 y, como notario, su copia en
1504. El pago a Suero de Marzoa probablemente salió de la merindad de Montaos. CA, pp. 118, 127,
131 y 448 (n. 305).
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
259
-Diego de Leis criado163
-[Fernando [Cas]quiço ?]164
-Fernán Álvarez de Carantoña ? (bis) 165
-Gonzalo Rodríguez Porra escudero (bis) 166
-Gil de Riobóo escudero167
-Gómez Xunqueiro coroza (bis)168
-Gonzalo López de Lamas hidalgo y escudero169
163
Vid. Juan Prego. Hay otros individuos con este mismo apellido, que bien pudiera estar emparentado, al servicio de otros titulares, al de Lope Sánchez de Moscoso tenemos a García, Lopo,
Martín, Rodrigo, Gonzalo de Pazos, y a Vasco. Nótese que el padre de Gonzalo de Pazos, Rui Sonera
(que podría ser afín de los Sotomayor o del arzobispado pues aparece atestiguando un acuerdo entre
ambos en 1460 en la fortaleza de Rocha Forte, ACS, IG 709 / 4, f. 52v, por lo que no nos atrevemos
a asignarlo como afín de los Moscoso, puesto que no podemos precisar cuándo lo fue, siendo mencionado uno con el mismo nombre en el listado de beneficios de c. 1528, CA, p. 447), podría tener, a
su vez, alguna relación con Pedro Soneira, escudero de Ruy Sánchez. Lopo de Leis (Leys o Leyes),
tiene un pleito con San Paio de Antealtares por una posesión en AHUS, Colección Blanco Cicerón,
Pergaminos, nº 64. Aparece también un Lopo de Leyes, vecino de Cee, en una procuración del concello en 1498, sin que podamos precisar si se trata del mismo individuo, vid. AHDS, Fondo General,
Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff.115/12-116r/13r. Tras la muerte de Rodrigo Osorio de Moscoso
aparecen Lopo, Martín y Ruy de Leys.
164
Emparentado con Martín de Leis y vecino de la zona de Cee, X. REI y A. M. FRAMIÑÁN, As
terras, pp. 211-215. Aparece en una igualación de 1456 entre varios arrendadores de rentas sin expresar filiación, lo hallamos también en un albalá de Bernal Yáñez en 1461, AHDS, Fondo General,
Bienes y rentas de la Mitra, 28, ff. 77 y 85. Su afinidad parece clara en tiempos de Lope Sánchez
pues es mencionado junto a Martín de Leis y otros en 1486, Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
165
Aparte del protagonismo que logra en el relato de Aponte, en 1478 fue alcaide de Altamira,
cuando se da como seguridad tal fortaleza (si bien aparece como testigo en Noia en 1474 junto a Juan
Rodríguez Moula en una donación del titular a otro afín, vid. Juan Vázquez); en 1479 de Vimianzo
para garantizar un acuerdo matrimonial con el conde de Benavente; en 1480 aparece entre los testigos del homenaje por Altamira. Mencionado posiblemente en 1486 (vid. Alfonso Gómez de Vilar de
Francos). Lope Sánchez, en su última voluntad, atestigua que cambió con él una presentación que
le había dado Bernal Yáñez para él y sus hijos, Sancho López y Fernando. Tras la muerte del primer
conde llevó las rentas de Corcubión, Nemancos y Mens. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 245-246,
248-250, 255, 265 y CA, pp. 115, 494, 597. En algún momento realizó un traspaso con el conde de
propiedades en Salgueiros.
166
La trayectoria de este personaje resulta llamativa por su vinculación con el cobro de rentas para
la casa en el litoral coruñés. Así, en 1459 es mencionado como escudero en una protestación junto
a otros escuderos de Bernal Yáñez, ACS, IG 703 / 27, f. 283r, pero en ese año se le menciona como
arrendador principal de las alcabalas de Malpica en relación al tesorero de la casa de la moneda de A
Coruña, AHDS, Fondo General, Bienes y rentas de la Mitra, 28, f. s.n. (vid. la reflexión sobre el papel
de la pequeña hidalguía en la recaudación en el arzobispado en M. VÁZQUEZ, El arzobispo, p. 122 ). Y,
en pleno período irmandiño, aparece en la protestación por el cobro de los impuestos de Muxía de 14661467; rentas de las que Álvaro Pérez se había apropiado suplantando los derechos arzobispales, por
lo que probablemente seguía funcionando como afín de los Moscoso puesto que poco después acepta
haberlas recibido, Anselmo LÓPEZ, Os irmandiños. Textos, documentos e bibliografía, Vigo, 1992,
p. 102 y AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff. 86 y 73/88. Su afinidad con la casa
queda clara pues es nombrado también por Lope Sánchez como “curador” de sus bienes en 1469; cinco
años más tarde recauda y entrega las alcabalas de Muxía al alcaide de Vimianzo, en la carta de pago
del conde de Altamira se le refiere nuevamente como escudero junto a Gómez da Barcia. CA, p. 546.
167
Afín ya en 1459, ACS, IG 703 / 27, f. 283r; en c. 1466-1467 en virtud de un poder, de Urraca de
Moscoso, CA, p. 242, sobre el impago de unas rentas y la necesidad de una carta de los “mayordomos y alcaldes de hermandade”. Relacionado con la merindad de Vimianzo en el listado de beneficios, CA, p. 447.
168
Como tal en el período de Bernal y Álvaro Pérez lo identifica A. M. FRAMIÑÁN, Notas, p. 347.
169
En 1459 aparece junto al escudero Gil de Riobóo y a Johan Conlaço pero, en el mismo, recibe
el homenaje de Bernal Yáñez. También aparece recibiendo pleito-homenaje de Bernal Yáñez como
promesa de cumplir los acuerdos en la igualación con el arzobispo.
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260
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Johan Conlaço camarero170
-[Juan de Andeiro?]
-[Juan de Casteeda ?]171
-Juan Prego criado172
-Lope Núñez Pardo criado173
-[Lope Pérez de Moscoso o Mesía ?] (bis)
-Marcos Gómez curador174
-Rui o Rodrigo Pérez de Carantoña escudero175
-Sueiro de Marçoa escudero176
-Teresa do Campo encomendada (bis)177
-[Vasco Gómez?]
Álvaro Pérez de Moscoso (m. 1467)
-[Fernando de Castro pariente y deuda]178
-[Gonzalo López de Riobóo?] (bis)179
-[Juan de Andeiro?]
-Alfonso de Lesta escudero (bis)180
-Alfonso do Río pariente181
170
Único mencionado de esta manera en tiempos de Bernal, Vid. Gil de Riobóo.
Incluimos a éste y a Vasco Gómez como afines de Bernal Yáñez pues aparecen mencionados por
Juana de Castro, en 1459, en el cobro de los impuestos de Vimianzo, dando la impresión de que ejercían
como mayordomos o merinos en la zona, ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 86, f. 2.
172
Juan Melgarejo, chantre de la catedral compostelana, realiza unas declaraciones un tanto peculiares sobre el de Moscoso y menciona como fuente de sus comentarios maliciosos a Prego, antiguo criado
de Bernal Yáñez, y a otros criados como Jacome Pensado y Diego de Leis, TF, p. 290.
173
VA, p. 15.
174
Vecino de la villa de Cee, lo asignamos como afín puesto que, por ser menor de 25 años, Bernal
le nombró curador en unos pleitos con Mayor de Sotomayor, viuda de Ruy Sánchez de Moscoso, y
Pedro Pardo de Betanzos, ACS, IG 703 / 27, ff. 130-131r.
175
Como testigo en Santiago (octubre de 1459), junto a Bernal Yáñez, ACS, IG 703 / 27, f. 283r.
En su testamento de 1496, APDP, Fondo Especial 1-Familia Caamaño, 1240/ 10, cuaderno suelto,
ff. 1-2 (copias en, ibidem. ff. 7v-9, ff. 2v-4 y ff. 2r-3), indica que “Item mando a mi fijo Pedro de Calo...
todas las heredades e frutos que yo he e tengo en el coto d´Entines..segund que todo me lo [mandó] el
sennor Vernal de Yanes de Moscoso, que santa gloria aya, mi sennor”.
176
Aparece junto a Gil de Riobóo en 1459.
177
El testamento de Lope Sánchez indica que había sido ya encomendada a Bernal Yáñez como
heredero de Juan do Campo. Además, se la doto para casamiento “aun dos veces” siendo criada por
el conde y una vez casada “por servicio que nos fizo”, CA, pp. 115.
178
Su relación no es clara aunque debía dinero al fallecido Juan do Campo, tío de Álvaro y Bernal.
179
Hijo de Gil de Riobóo que atestigua el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso, si bien pudo
recibir una donación como Gonzalo de Riobóo. En tiempos del siguiente titular estaba en el entorno
arzobispal, participando en la batalla de Altamira, abandonándolo poco después y sirviendo al conde
con dos lanzas “quando era curador de Arias Vázquez” (En la propia edición de Aponte se indica que
algunos manuscritos leen “Carlos Vázquez”, que los editores creen, en todo caso, improbable), VA,
pp. 183 y 196-197 (n. 261). El hecho de que aparezca referido pronto en la documentación de la casa
no implica su afinidad inmediata pero sí que el cambio de entorno no resultó tan peculiar como indica
Aponte. Relacionado en el XVI con la merindad de Mens y sus beneficios, CA, p. 446.
180
Su hija, Catalina, recibió derechos en la iglesia de Lesta y una dote en el testamento del titular.
Aún a principios del XVI aparece un Fernando de Lesta en relación a los beneficios condales en
Montaos CA, p. 449.
181
Hermano de Pedro Mariño. Se le hace una merced testamentaria de 15.000 pares de blancas.
Podría tratarse del Alfonso de los Ríos que sirve al siguiente titular.
171
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
261
-Alfonso Gómez [de Vilar de Francos] encabalgar182
-Álvaro de Camaño prestança, escudero (bis)183
-Álvaro de Salnés criado184
-Catalina ?185
-Esteban de Xunqueiras cumplidor y pariente186
-Fernán de Ferrol encabalgar187
-Fernán de Pilla criado188
-Fernán do Carral criado189
-Fernán Lourenzo d´Arijón encabalgar190
-García Mosquera pariente191
-Gil de Riobóo ? (bis)
-Gómez Xunqueiro coroza (bis)
-Gonzalo Corujo criado (bis)192
-Gonzalo Prego encabalgar193
182
En el testamento de Álvaro Pérez junto a otros. Como de Vilar de Francos aparece junto a
Lope Sánchez y Urraca de Moscoso y muchos otros, sin indicar filiación, en una carta real relativa a
unas propiedades usurpadas al monasterio de Mourence, AGS, Registro General del Sello, 1486, 10,
f. 107. Junto a otros como “fidalgos de casa del dicho señor conde” en 1504 en la lectura y copia de
las mandas testamentarias del conde relativas a Bonaval, p. 131; por ello no es posible establecer si
continuaban su servicio con el siguiente conde.
183
Álvaro Pérez de Moscoso pide en su testamento, que se le den 3.000 pares de blancas, probablemente de prestança y 4.000 más por merced. Paralelamente, Lope Sánchez de Moscoso aparece
citado junto al mismo en 1495 en una carta de amparo a un vecino de Noia, aunque sin expresar su
relación (AGS, Registro General del Sello, 1495, 5, f. 147). En 1504 atestigua la confirmación de
Rodrigo Osorio de Moscoso de las mandas del primer conde referidas a Sto. Domingo de Bonaval
junto a Esteban de Xunqueiras y Francisco de Reinoso, CA, p. 133.
184
El testamento del titular le lega los derechos de una iglesia. Cabe destacar que el propio testamento indica que los en él referidos son criados.
185
Vid. Alfonso de Lesta.
186
Aparte del propio testamento del titular hay una manda en el testamento de Lope Sánchez de
Moscoso que indica que recibió varias rentas y bienes “al fallescimiento de mi señor Alvaro Perez
y de mi señora doña Juana”; también se indica que también Bernal Yáñez pudo tener alguna deuda
con él, por la que se le habían cedido durante varios años las rentas del coto de Carrera. CA, p. 112.
Vid. supra lo referente a sus enfrentamientos con la casa (en Altamira y Outes) y el ejercicio de la
tenencia de Altamira. En 1460 se halla en Rocha Branca junto al arzobispo y en 1463 Alonso de Fonseca I lo menciona como “escudero de nuestra casa” algo que, como vimos, no le impediría terminar
colaborando y ejerciendo el oficio de alcaide de Altamira. Sobre su relación con el arzobispado y el
mantenimiento de las tierras que su padre tuvo de la iglesia compostelana ACS, IG. 709 / 4, ff. 48-49r
y AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 3, f.140 (editado en A. RODRÍGUEZ, Documentación, pp.437-438). Creemos que ya a finales del XV se integró definitivamente en el entorno;
aparece junto a otros afines en 1486 (vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos) y, en 1504, aparece
junto a Rodrigo Osorio de Moscoso, Álvaro de Caamaño y Francisco de Reinoso.
187
Vid. Alfonso Gómez.
188
Se le mandan 4.000 pares de blancas en el testamento del titular.
189
Ibidem.
190
Vid. Alfonso Gómez. En el listado de beneficiados de Mens hallamos a Pedro de Arijoon, CA,
p. 446.
191
Recibe por donación de Álvaro Pérez unos bienes que habían sido de su padre.
192
Como criado Álvaro Pérez le donó parte de la sinecura de un patronazgo. También sirvió a
Lope Sánchez en el testamento, pero se indica que si entrega una carta que le otorgó el conde se le
permita llevar “todo lo que mi señor Alvaro Pérez le dio”, CA, p. 112. Posiblemente se trate del mismo individuo mencionado en 1486 como Gonzalo d’Orujo, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
Relacionado más tarde con los beneficios de Montaos, CA, p. 448.
193
Vid. Alfonso Gómez.
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CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Gonzalo Rodríguez Porra ? (bis)
-Juan de Borreiros criado y encabalgar194
-Juan de Lesta criado195
-Juan Vázquez escudero (bis)196
-Lope de Cádavo prestança (bis)197
-Lope Pérez de Mesía deuda (bis)
-[Lopo Goyo escudero]198
-Lopo Pérez Mariño prestança199
-Pedro Mariño pariente200
-Sancho de Lema encabalgar201
Lope Sánchez de Moscoso (m. 1504)202
-Alonso criado203
-Alonso de Lema merced204
-Afonso Yanes de Jornes clérigo, mayordomo y cogedor205
-[Afonso Vasques ?]206
-Alfonso de los Ríos mayordomo y criado207
194
Lo llamativo en este caso es que el testamento de Álvaro Gómez le lega “o paço das Travesas
con súa cortyna”.
195
Recibe una donación en el testamento del titular y a principios del XVI aún disfruta de los
beneficios de la merindad de Mens, CA, p. 446.
196
Aparece en 1466, junto a Lopo Goyo, como escudero de Urraca de Moscoso, no obstante lo asignamos a Álvaro Pérez, CA, p. 261. Se le dona de por vida una propiedad cercana a Santiago en el testamento
de 1467. En c.1475, es “escudero e vasalo [do] señor conde de Alta[mira]” y toma posesión de unas
propiedades en Guisande, donadas por el vizconde de Fisterra (en Noia en 1474) junto a varios de sus escuderos, en las inmediaciones de de la fortaleza de Altamira de la que sería alcaide, ACS, S. 17 / 22 y CA,
pp. 116-117, 125 y 508. Ya había muerto cuando se redacta el testamento del conde, al estar sepultado en S.
Francisco de Benavente parece plausible que hubiera muerto acompañando allí al conde. Su hijo Fernando
había muerto heredándolo su hija María, tenía otro hijo llamado Juan que estaba desaparecido. En 1500, su
hijo, Alfonso Vázquez, vende un tercio de las propiedades de Guisande que le pertenecían por herencia de
la donación condal, ACS, P. 002, f. 129. Aún en 1569 hallamos un Alfonso Vázquez como escribano en la
audiencia condal, ACS, P. 044, f. 144v. En el testamento se dona a su viuda Maior Vázquez.
197
Se le adeudan en el testamento del titular 3.000 pares de blancas por ella.
198
Vid. Juan Vázquez.
199
Se le adeudan en el testamento del titular 3.000 pares de blancas por ella.
200
Merced testamentaria de 25.000 pares de blancas. Hermano de Alfonso do Río.
201
Vid. Alfonso Gómez. Cabe destacar que en 1438 hemos hallado un Fernán de Lema, fiel de las
rentas reales en Muxía, AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, f. 75.
202
En un resumen de la nómina de la boda de Lope hallamos a Ruy Tato, Gonzalo López de Riobóo, Gómez de Ventosa, Álvaro de Rendal, Gómez Alonso de Arcén, Álvaro de Caamaño, Martín de
Leis de Leboráns y Martín de Becerra. Ruy Soneira estuvo, si bien nosotros sólo contamos a su hijo.
Aparece también Martín Romeu que serviría al siguiente titular, igual podría suceder con García de
Ardeleiro. CA, p. 45.
203
De Urraca de Moscoso, CA, p. 101.
204
Casado con Urraca de Gontín, se indica que nunca se le dotó por lo que, si se le quiere quitar
la merced, han de pagársele 10.000 mrs, CA, p. 120 y 123.
205
En 1486, aparece como clérigo, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. En la pesquisa realizada por el mayordomo del conde, vid. Alfonso de los Ríos, se le pide junto a Lopo Alonso de Mees
que declaren las rentas de la merindad correspondiente ya que “foran mayordomos e cogedores de las
rentas e derechuras devydas al dicho señor conde”, CA, pp. 266-269.
206
Vid. Juan Vázquez.
207
Su relación con la casa está clara, en 1493 actúa como mayordomo puesto que siendo el cura de
la iglesia de S. Miguel de Treos aforó en 1499 varias propiedades del Conde de Altamira, incluyendo
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
263
-Alonso do Canpo hidalgo de casa208
-Álvaro López de Brandariz criado209
-Álvaro López de Moscoso escudero
-Álvaro Pérez Osorio pariente (bis)210
-Álvaro de Camaño? (bis)
-[Álvaro de Riballano escudero]211
-Alonso Docampo camarero212
-[Alonso Gómez de Vilar de Francos hidalgo de casa] (bis)
-Álvaro de San Paio?213
-Álvaro de Rendal hidalgo de casa214
-Andrés de Sotelo criado y acostamiento215
-[Antonio] Alvallo?216
-[Aparicio Borrallo] (bis)
-[Arias do Barrizo escudero]217
-[Arias do Fillano escudero]218
-Baltasar paje a encabalgar219
-Bernal o Bernaldino de Moscoso pariente220
una torre y palacio, dentro de la ciudad de Santiago (ACS, P. 002, ff. 259-261). A. M. FRAMIÑÁN,
Notas, pp.356-357 y CA, p. 266. Debió fallecer poco antes que el propio conde, vid. Lope Sánchez y
Francisco de Collantes.
208
Vid. Martín de Reino.
209
Se le dota para casamiento en el testamento del primer conde. Será merino de Ventosa con el
siguiente. CA, pp. 113 y 583-585 y A. M. FRAMIÑÁN, Notas, p. 343. Hay cierta confusión documental
entre éste y el siguiente puesto que podrían hallarse emparentados. Aparece un Álvaro López como
escudero del conde en 1482 vendiendo dos casales a un racionero de la catedral compostelana (ACS,
S. 16/ 35). En 1485 Álvaro López de Moscoso, “escudeyro del conde” realiza una venta de unos bienes
en Santiago “de que vos teendes a outra meetade por contrabto de vendia que del vos fezo [Álvaro
¿Lopes?] de Brandariz, meu yrmaao…por herençia e susçession de nosa señora madre Costança Lope”,
ACS, S. 18 / 45.
210
Hijo de Urraca de Moscoso que hizo carrera eclesiástica con cierto éxito (llegó a ser obispo de
Astorga) y, que junto a Pedro Bermúdez, participaría en dirigir el condado en la ausencia del II Conde
de Altamira. CA, pp. 104, 581-582
211
Mencionado, junto a varios más, en una carta de los reyes de 1480 en la que se informa de que
Aldonza Rodríguez se quejaba de que Urraca de Moscoso había usurpado la bailía de Padrón y otras
propiedades, siendo atacada por varios “escuderos e gentes de la dicha dona Vrraca” que mataron a
varios de sus criados, AGS, Registro General del Sello, 1480, 10, f. 52. La relación resulta dudosa
puesto que podría pertenecer originalmente al entorno del difunto marido de Urraca, Pedro Osorio.
212
Hijo de Pedro Docampo, vecino de Zamora. Las mandas testamentarias consisten 20.000 pares
de blancas, todos los vestidos del conde, varios enseres y una acémila, CA, p. 117.
213
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
214
Casado con Sancha Fernández que tenía unas rapadas de pan en “préstamo” de Urraca de Moscoso.
Atestigua la copia del testamento condal de 1504. En el listado de c.1528 aparece en relación a beneficios
en la merindad de Cira. CA, pp. 102, 131 y 451. Sobre el origen del servicio a los Moscoso podría derivar
de la casa de Ulloa, puesto que en 1430 hay un Ruy Pérez de Rendal escudero de Lope Sánchez de Ulloa,
abuelo del I conde de Altamira, AHDS, Jurisdiccional, 11, cuaderno 3º, f. 50.
215
Su acostamiento era de 4.000 mrs anuales, se le mandan 10.000 para casamiento, CA, p. 117.
216
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
217
Vid. Álvaro de Riballano.
218
Ibidem.
219
Hijo del bachiller Juan de Vargas, vid. Fernando de Lema.
220
Hijo de Urraca de Moscoso y de Pedro Osorio al que se le mandan los frutos, rentas, derechos
y jurisdicción en Val da Barcia, CA, pp. 97 y 116.
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CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Carlitos Vázquez?221
-Catalina soldada222
-Costanza223
-[Diego Sánchez escudero]224
-Diego de Reinoso hidalgo de casa225
-Diego de Ocampo procurador226
-Esteban de Junqueras? (bis)
-Esteban Páez criado227
-Elvira de Paz criada228
-Elvirica soldada229
-Fernán de Leis?230
-Fernán López de Coscones hidalgo231
-Fernando Álvarez de Carantoña escudero, terçero y alcaide (bis)
-Fernando232
-Fernando González?233
-Fernán Lorenzo criado234
-Fernando de Lema page a encabalgar235
-Fernando [Cas]quiço?
-Fernán Yáñez de Sotomayor?236
-Francisco de Collantes criado237
-Francisco de Reinoso escudero, hidalgo de casa, criado y cumplidor (bis)238
221
Vid. Antonio Alvallo y Gonzalo López de Riobóo.
CA, p. 124.
223
Vid. Gonzalo Pensado.
224
Vid. Álvaro de Riballano.
225
Recibe como hidalgo el homenaje de Gonzalo Pérez en 1480 como garantía del acuerdo matrimonial con el conde de Benavente. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 264. Atestigua en 1504 las mandas
relativas a Bonaval, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
226
Procurador del I Conde en 1488 (AGS, Registro General del Sello, 1488, 10, f. 38). Aparece en
AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 72v, pese a que la referencia, sin datar, es de un inventario
de escrituras, lo hallamos como alcaide de Altamira en 1516, ACS, S15/53.
227
Criado de Urraca de Moscoso al que se le lega una ayuda para casamiento, CA, p. 100.
228
Casada con Ruy Tato y mencionada como tal.
229
De Urraca de Moscoso, CA, p. 101.
230
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
231
Procedente de tierra de Trastámara y muerto en 1471 en los enfrentamientos con el arzobispo,
VA, p. 187. Sobre sus posibles padres y el origen de su servicio a la casa, vid. Fernán López de Lamas.
232
Hijo de Fernando Álvarez de Carantoña, encomendado en el testamento condal, CA, p. 117. En
el listado de 1510 hay cierta confusión pues aparecen Fernán Álvarez el mozo y Fernán Álvarez de
Corcubión, si bien el primero obtiene sus rentas en Laxe, CA, p. 468 y472.
233
En su testamento Urraca le manda una propiedad que había sido de sus antepasados pero se
indica “por el travajo que paso con mi fijo en la yda de Flandes”, CA, p. 101.
234
CA, pp. 111, la manda testamentaria del titular consiste en una casa, con sus heredades y molino.
235
CA, p. 124.
236
Con una lanza al servicio del conde, VA, p. 197 y atestiguó, sin filiación, la dote de Francisco
de Reinoso en 1482.
237
Encarcelado junto a Ruy Tato, Alonso de los Ríos, Juan Pardo y Fernán Álvarez de Corcubión
por Pedro de Almança, alcalde mayor del arzobispo de Santiago, VA, pp. 200-201.
238
Asistió al homenaje por Altamira en enero de 1480. Lo relativo a su casamiento en 1482 con
Juana Ferrera, criada de la reina doña Juana, en ARCHV, Pergaminos, Carpeta 163, 5. En 1498
atestiguó una carta de pago en Santiago, vid. Martín de Reino. En el testamento condal se aportan
numerosos datos sobre su relación con la administración de la hacienda del titular, además se le manda “el mejor cavallo que yo toviere”. Aparte del servicio a la casa era justicia y alcalde ordinario de
222
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
265
-García Martínez de Barbera capitán mayor, hidalgo239
-García Moñiz criado240
-García Pérez de Costela amo, hidalgo, terçero y alcaide241
-[García?]242
-García a encabalgar243
-García Ramos caballero y criado244
-García Sarmiento alcaide245
-Gil Pérez escudero, alcaide246
-Gil Varela caballero de la casa247
-Gómez Alfonso?248
-Gómez da Barcia escudero249
-Gómez de Bregantinos criado250
-Gómez de Ventosa alcaide, hidalgo de casa (bis)251
-Gómez García hidalgo de casa252
-Gomez Rodríguez [de Costela] encomendado (bis)253
la ciudad de Santiago, CA, pp. 113-114, 120 y 127. En 1503 como “fidalgo de la casa del magnifico
señor conde de Altamira, vezino de la ciudad de Santiago” da un censo perpetuo atestiguado por su
criado Lopo de Castro, ACS, S. 17 / 34. Vid. Álvaro de Camaño.
239
Es nombrado, el 22 de julio de 1470, por parte de Lope Sánchez de Moscoso como unos de los
hidalgos que deliberará sobre el acuerdo con Sancho de Ulloa sobre la herencia de Lope Sánchez de
Ulloa el viejo ACS, LD. 9/ 2, f. 10. En VA, p. 197 se indica que tenía 10 lanzas de las 80 que tenía
toda la casa. Sobre el resto de su trayectoria vid. supra.
240
CA, p. 112.
241
Nombrado como parte de los hidalgos que deben decidir en 1470 sobre la herencia de Lope
Sánchez de Ulloa. En 1479 era alcaide de Cira, realizando homenaje en Benavente, para ser nombrado alcaide de la fortaleza de Altamira, que iba a ser puesta en tercería por el acuerdo con Benavente,
como tal es mencionado en agosto de ese mismo año, estando presente en el homenaje por la fortaleza de Altamira enero de 1480. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 251-254 y CA, p. 559. Su hijo,
Gómez Rodríguez de Costela, era alcaide y merino de Altamira en 1510. A. M. FRAMIÑÁN y X. A.
GARCÍA, Os Costela, p. 159.
242
Hijo de Fernán Ares de Leis, se le confirma una donación a perpetuidad de unas propiedades
“que su padre llebo por mi” en Soneira, CA, p. 118.
243
Hijo de Fernán García del Campo, vid. Fernando de Lema.
244
Junto a Gonzalo Osorio acompañó al conde en Benavente y atestiguó el juramento de García
Pérez de Costela, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 252.
245
En la fortaleza de Altamira. En 1494 se le otorga una carta de pago por una dote y obligación
de 45.000 mrs, ACS, P. 002, f. 1.
246
Se menciona como alcaide de Cira en mayo de 1478, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 255
247
Estuvo en 1479 en los acuerdos de liberación del conde de Camiña, en 1489 compra unas propiedades en Berreo por valor de 10.000 mrs, pero aparece como “Gil Varela de Vilamide escudeiro
da señora dona Orraca de Moscoso”; CA, p. 554 y ACS, S. 17 / 27.
248
Lo identificamos como criado pues se le dan 2.500 mrs, “allende lo que le tengo dado e casamiento”, CA, p. 112.
249
Se le dotó para su casamiento con Marina de Ulloa, CA, p. 508 y vid. Gonzalo Rodríguez Porra.
250
Se dota para casamiento y “si yo moriere antes que sea el sea para rescevir armas y cavallo que
ge lo de mi heredero y bueno y se sirva del y le faga merced”, CA, p. 118.
251
Atestigua el testamento del conde en el que se menciona que tenía un censo de unos palacios
y propiedades en la zona de Cira. En torno a 1500, ya era alcaide de la misma, apareciendo en una
indagación en la zona respecto a las propiedades condales, que no había sabido gestionar o había
malvendido,se le menciona, CA, pp. 114, 127, 278-280 y 285.
252
Vid. Martín de Reino.
253
Fue encomendado al siguiente titular, CA, p. 114 y vid. García Pérez de Costela.
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
266
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Gonzalo de Pazos ?254
-Gonzalo Osorio caballero y criado255
-[Gonzalo Pensado ?]256
-Gonzalo Peres de Gori [Gontín o Gontián] fidalgo, escudero y criado257
-Gonzalo Rodrigues Porra escudero, curador e administrador (bis)
-Gonzalo de Pazos[de Moyño] criado y escudero258
-Gonzalo de Curujo criado (bis)
-Gonzalo de Paredes criado259
-Gonzalo López de Riobóo hidalgo (bis)
-[Gonzalo o García] de Ardeleiro [o Malpica[ criado (bis)260
-Gonzalvo de Sandiego ?261
-Gutierre d´Ibia [de Hevia] hidalgo de casa (bis)262
-Inés criada263
-Inés Gómez ama264
-Jácome Pensado ?265
254
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
En la puesta en tercería de la fortaleza de Cira vuelve a estar presente pese a que no se indica
filiación junto a Juan Pimentel, que pertenecía a la casa del conde de Benavente, M. J. VÁZQUEZ,
Los condes, p. 254.
256
En este caso el testamento condal indica sólo que se le mantenga un foro, pero se indica que si
el conde no casa a su hija que se le de una dote y vestido. Después del segundo titular se le menciona
en relación a los beneficios de la merindad de Altamira, CA, pp. 120 y 450.
257
En VA, p. 195, se indica que fue merino de Morgade y que estaba casado con una hermana
bastarda del conde, Leonor de Ulloa (respecto a su dote y a su criada vid. CA, pp. 111 y 117). En 1480
realiza, como alcaide y tenedor de esa fortaleza, homenaje para el acuerdo matrimonial con Rodrigo
Alonso Pimentel, conde de Benavente, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 265-266. Servía a la casa
con 2 lanzas VA, p. 197. Aparece referido en las usurpaciones a Mourence, vid. Alfonso Gómez de
Vilar de Francos.
258
Es hijo de Rui Soneira, vid. Diego de Leis y Mencía Vázquez, hermano de Rodrigo de Leis,
se le mandan 20.000 mrs. CA, p. 111. Como Gonzalo de Pazo de Muyño aparece donando perpetuamente el patronato de la iglesia de Sta. María de Ons a Juan García, canónigo de Santiago, que se lo
había donado previamente ACS, S 16/ 31, uno de los testigos podría ser criado del propio Gonzalo de
Pazos. En este caso podría haber confusión entre dos individuos distintos.
259
CA, p. 112.
260
Si bien pueden ser dos individuos diferentes, Aponte refiere el apellido de este criado que
puede identificarse con Gonzalo o García de Ardeleiro que aparecen algo después, VA, pp. 200 y vid.
Alonso de Celís. En la lista de beneficios de c. 1528 aparece un Gonzalo en relación con los de Mens.
261
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
262
Casado con Sancha Oanes. En 1498 forma parte del entorno señorial, vid. Martín de Reino. Acompañó al conde a Montserrat. Su implicación económica para con el II conde de Altamira queda reflejada en
los codicilios de 1510 en los que el conde indica que se le restituyan ciertas cantidades “por todo lo que por
mi gasto en esta santa empresa”, CA, pp. 118, 138, 588-591, 597. Tal vez fuera su propio endeudamiento lo
que le llevó a ser encarcelado brevemente en Vimianzo tras la muerte del conde y objeto de varios juicios
de residencia por su administración de las rentas de la casa. La presencia de un individuo con el mismo
nombre en 1524 en Melide como probable afín arzobispal en ACS, IG 711/4, f. 3v, parcialmente estudiado
en Guillermo Federico Carlos FRAGA, Referencias a las armas utilizads en las luchas nobiliarias gallegas
en el siglo XV), en Las Armas en la Historia (siglos X-XIV) (B. PALACIOS, dir.), “Gladius”, vol. especial
(1988), pp.103-105. A mediados del XVI hallamos a Rodrigo Devia alcaide de Altamira, ACS, P. 026,
f. 258, AHUS, Protocolos Notariales, N-93, f. 38 y ARCHV, Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), caja 35, exp.
1, cuaderno suelto de feudos y escrituras, ff. 4v-13r. Este apellido sigue apareciendo a lo largo del XVI en
documentación relacionada con los condes de Altamira, especialmente en el valle de Amaía.
263
De Urraca de Moscoso, CA, p. 101.
264
CA, p. 102.
265
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
255
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
267
-Jerónimo Sánchez de Lojo hidalgo266
-Johan Rodrigues Moula escudero, alcaide y merino267
-Juan Alonso ?268
-Juan Alfonso Maragata ?269
-Juan Alfonso de Sardiñeiro270
-[Juan de Andeiro ?]
-Juan de Callobre criado271
-Juan de Sotomayor ?272
-Juan Docampo de Rivadulla criado273
-Juan Domínguez de Linares préstamo274
-Juan Doya criado275
-Juan García Zarragero criado276
-Juan García de Xallas ?277
-Juan Pardo escudero y criado278
-Juan Pose de Vernu criado279
-Juan Rodríguez Ocampo escudero 280
-Juan Vázquez [de Cullaredo] alcaide, escudero y vasallo (bis)
-Juana criada281
-Leonor criada282
-Lope de Cádavo escudero (bis)
-Lopo de Courintao ?283
-Lope de Varas ?284
-Lope Sánchez ?285
266
ACS, LD. 9/ 2,f. 10.
Era hijo de García Martínez de Barbeira. En abril de 1474 estaba en la fortaleza de Vimianzo.
AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff. 126/144 y 131/14. Aparece en julio de
ese año en Noia referido como escudero. Vid. Juan Vázquez.
268
CA, pp. 113 y 117 y Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. También aparece en 1540 un
Juan Barbeyra, “teniente de merino en dicha villa de Corcobión”, que podría estar emparentado, vid.
ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 66, f. 10r y VA, p. 103.
269
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
270
Ibidem. En este caso no hay confusión posible con los anteriores por aparecer juntos en un
mismo documento.
271
Relacionado en el XVI con beneficios en la merindad de Mens, CA, pp. 119 y 446.
272
Era hijo de Suero Gómez de Sotomayor, por lo que puede pensarse que había sido asignado
temporalmente por la casa paterna al conde de Altamira, “que siempre lo acompañaba con tres o
quatro escuderos”, VA, p. 197.
273
Padre de Rui Gómez Docampo que llevaba parte del beneficio de S. Fiz de Sales, CA, p. 113
274
Por Urraca, CA, p. 102.
275
Se le dota para casamiento, CA, p. 111.
276
En este caso, la manda testamentaria del conde especifica “que agora esta ciego”. CA, p. 112.
277
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
278
Hijo de Pedro Pardo, casado con María Vázquez, hija de Juan Vázquez, a la que aún en 1500 no se
la había dado su dote para casamiento; debió morir en el cerco de A Coruña, CA, pp. 116-118 y VA, p. 200.
279
CA, p. 123.
280
Era pariente del conde pero se integró en el entorno junto a Gonzalo López de Riobóo.
281
Hija de un García Rodríguez, criada de Urraca de Moscoso, CA, p. 101.
282
Criada de Urraca a la que dota en su testamento, CA, pp. 100-101.
283
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
284
Ibidem.
285
Hijo de Afonso de Río, manda de 10.000 mrs “si seguire el estudio”; de lo contrario la mitad,
CA, p. 112.
267
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
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CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Lopo Alonso de Mees mayordomo y cogedor
-Lopo de Leis [de Lago] hidalgo de casa, escudero y criado286
-Lopo de Lesta mayordomo y escudero 287
-Lopo de Rendal escudero288
-María Ares ama289
-María de Lugo servicio290
-Marica ?291
-Martín Bezerra criado y pariente292
-Martín Bezerra hijo a encabalgar, cargo293
-Martín de Leis fidalgo, escudero, criado, hidalgo de casa (bis)294
-Martín de Reino hidalgo de casa295
-Martín mozo de espuelas296
-Mendo Quinteiro clérigo297
-Nuño de Lo[usa]da escudero298
-Orraqua299
286
En 1488 tiene un pleito por unas propiedades con el monasterio de S. Martiño, AHUS, Colección
Blanco Cicerón, Pergaminos, nº 64 (regestado en M. LUCAS, El archivo, pp. 646-647). Casado con
María Álvarez y con una hija, María de Leis. Aparece en 1486, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
287
Mencionado como tal en 1482, CA, p. 193. Dos años después como escudero junto a Nuño de
Lousada, vid. Lopo de Rendal.
288
Como tal respecto a una propiedad (Sta. María de Pérros) cercana a la fortaleza de Altamira en
1484, resulta llamativo que la propiedad monacal derivaba de un poder de Diego de Muros, obispo
de Tui y administrador del monasterio, que colaboró con el conde de Altamira. En 1486 y 1488
afora una casa en Santiago y dos propiedades más, una en la misma feligresía y otra en la vecina de
S. Xiao de Bastavales, si bien no se especifica siempre la relación estaba acumulando patrimonio
en una zona de interés para otros afínes, como Juan Vázquez. AHUS, Colección Blanco Cicerón,
Pergaminos, nº 18 y M. LUCAS, El archivo, pp. 247, 251-252 y 488.
289
De Urraca de Moscoso, CA, p. 102.
290
CA, p. 101.
291
Hija del criado Pedro Lozano.
292
CA, pp. 123-124.
293
Ibidem. Donó al conde sus derechos en la zona de Corcubión, CA, p. 504.
294
Vid. notas 39-42 y Fernán Casquiço. Tiene una prestança, su servicio se relaciona en este momento con la merindad de Vimianzo, puesto que el salario de Ruy Calvo, “cojedor e guardador de la
camara de la merindad”, sale de lo que recibía él del conde y, tiempo después, se le menciona en el
listado de beneficio de la misma. CA, pp. 447 y 472-473. En 1504 junto a Diego de Reinoso y otros.
295
Atestiguó la dote de 1486 de Francisco de Reinoso como “fidalgo de casa”. En 1498 otorga
una carta de pago al conde, atestiguada por varios “fidalgos de casa del dicho señor conde”, correspondiente a las alcabalas de los señoríos condales de 1483, subarrendadas al recaudador de las
alcabalas del arzobispado, ACS, P. 001, f. 109. El hecho de participar como intermediario en el cobro,
y el mantener una deuda con el titular, nos permite asignarlo como afín ya desde entonces. En un
inventario de escrituras de c. 1512 se anota al lado de un pleito “He de saber Martin de Reyno quien
lo lleva o como”, por lo que seguía con vida pero el hecho de no mencionarlo en los acostamientos
de 1510 puede indicar que ya no servía directamente a la casa, CA, p. 503; aunque en 1574 tenemos
constancia de un Gonzalo Suárez de Reino residente de la audiencia condal ACS, P. 059, ff. 257-258.
296
Se le mandan 4.000 mrs y que se le vista, CA, p. 113.
297
Ganó una carta real para justificar su usurpación del beneficio de Fuentecada, “dis que el dicho
conde tovo maña con vn clérigo…que le ocupase la dicha rrenta”, mientras el conde engañaba al verdadero beneficiario para que no se quejase, AGS, Registro General del Sello, 1486, 10, f. 35 (editado
en M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 270-271).
298
Junto a Lopo de Lesta, en 1484, en el aforamiento realizado por Lopo de Rendal.
299
Criada dotada por el testamento de Urraca de Moscoso, CA, p. 100.
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
269
-“Otros ninos” encomendados300
-Payo Mariño de Lobeira hidalgo de casa301
-Pedro d’Orujo ?302
-Pedro Cocinero?303
-Pedro [Estévez]?304
-Pedro Lozano criado305
-Pedro de Cestayo criado306
-Pedro de Llanes criado307
-Pedro de Zamora soldada308
-Pedro Mariño do Río?309
-Pedro Portugués soldada310
-Pedro Corujo?311
-Pedro Dandrade a encabalgar312
-Pedro Lozano criado313
-Ríos despensero314
-Rodrigo de Leis criado (bis)315
-Rui Dantelo criado316
-Rui de Castro?317
-Rui Gómez do Campo criado318
-Rui Pérez?319
-Ruy Tato criado (bis)320
300
El testamento de Urraca indica que “los otros ninos que estan en casa que les den bien de
vestir…e sy quisieren bebir con mis fijos e servirlos encomendogelos para que fagan dellos criados”,
CA, p. 102.
301
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
302
Ibidem para 1486.
303
Que se le paguen deudas y se le de para vestir, CA, p. 124.
304
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
305
De Urraca, CA, p. 100.
306
Se le dota para casamiento, CA, p. 111.
307
CA, p. 112.
308
A él y su mujer Catalina, que se les vista si quieren irse si no se los encomienda, CA, p. 124.
309
Servía a la casa con dos lanzas, VA, p. 197.
310
Vid. Pedro de Zamora.
311
Aparece junto a Gonzalo de Curujo usurpando heredades en Vines, Dorujo y Geytoso (AGS,
Registro General del Sello, 1488, 10, f. 38).
312
Hijo de Pedro de Andrade (que podría ser uno de los mencionados en VA, p. 133 y J. F. CORREA, A casa, p. 387, que se pasó de los Andrade a los Mariñas), que se le den armas y 10.000 pares
de blancas para casarlo, CA, p. 118
313
Urraca de Moscoso le lega unas propiedades que deben revertir en la casa, CA, p. 100-101.
314
CA, p. 124.
315
Vid. Martín de Leis. Relacionado con la zona de Muros y Noia, en 1510 mantenía su prestanza
de la merindad de Carnota. En 1514 aparece mencionado como regidor en la villa de Noia. Su servicio
coyuntural a la casa debe relacionarse con el de su padre a la misma; entre 1510-1512 tuvo el arriendo
de las rentas del partido de Altamira reclamándosele el pago de las mismas, vid. CA, pp. 369-370 y 473.
316
Se le adeuda lo correspondiente a su matrimonio, CA, p. 112.
317
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos.
318
Vid. Juan Docampo de Rivadulla. Hay un Rui Gómez en el listado de beneficiados de Mens, CA, p. 446.
319
Vid. Rui de Castro.
320
Estuvo en la boda del I Conde, fue “pagador de los fueros quel Conde deve” con el siguiente
titular. Se le dio carta de pago por su matrimonio con Elvira de Paz, lo que despertó ciertas disputas
económicas que no se intentaron solventar en el testamento. Respecto a la destrucción de unas pro-
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270
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Sancho López de [...] encomendado321
-Santo Domingo [Licenciado] letrado322
-Teresa Peres?323
-Teresa do Campo encomendada (bis)
-Tereia López de Frojomil criada324
-Vasco de Leis paje a encabalgar325
-Vasco Fariña de Lamas escudero326
-Vasco paje a encabalgar327
-Vasco Prego hidalgo328
Rodrigo Osorio de Moscoso (m. 1510)
-[…]Couceiro escudero329
-[Alfonso Gómez de Vilar de Francos hidalgo de casa] (bis)
-Alonso de Celis hidalgo y criado de casa330
-[Álvaro de Caamaño?] (bis)
-Álvaro López de Brandariz merino (bis)
-Álvaro Pérez Osorio pariente (bis)
-Brandariz prestança y merino (bis)331
-Diego de Cavana criado332
-[Diego de Ocampo alcaide] (bis)
-Diego García de San Pero de Río acostamiento333
piedades condales en tiempos del siguiente titular, vid. CA, 286. Aún en 1532, un individuo homónimo, tenía aforadas unas propiedades condales en Santiago, AHUS, Protocolos Notariales, S-169,
ff. 238r-239v y ff. 262(bis)r-263(bis)r y CA, pp. 113, 469 y 475. Vid. Francisco de Collantes.
321
Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. Probablemente se trata de uno de los hijos de Fernando Álvarez de Carantoña a los que se encomienda y dota para casamiento con 6. 000 mrs, CA, p. 117.
322
Su relación con este titular queda recogida por los acostamientos de 1510 CA, p. 475.
323
Ibidem.
324
Urraca de Moscoso le lega varias propiedades y bienes de cierta importancia, CA, pp. 100 y 104.
325
Hijo de Martín de Leis, CA, p. 124.
326
En la carta real relativa a Xallas junto al Conde de Altamira, Diego de Muros y Suero Gómez
de Sotomayor. La adscripción al entorno señorial parte de que la pugna por esa fortaleza derivaba
de los intereses territoriales de los Moscoso en la zona, desde tiempos de Ruy Sánchez de Moscoso,
tenente de la misma en 1402, ACS, IG 703 / 8, f. 64 (ya editado en Antonio LÓPEZ, Historia de la
Santa A. M. Iglesia de Santiago, Santiago de Compostela,1898-1904, t. VII, ap. II, pp. 6-8), Rodrigo
de Luna había prometido entregarla a Bernal Yáñez, ACS, IG. 703 / 28, f. 133), y fue prometida en la
concordia a Álvaro Pérez por el arzobispo Alonso de Fonseca II, C. J. GALBÁN, El señorío, pp. 152 y
ss. Se le refiere en relación al disfrute de beneficios en Mens, CA, p. 446. Además, en su testamento
de 1540, Álvaro Nunes de Lamas intenta poner a sus hijos al cuidado de Lope Osorio de Moscoso
“e de sus subçesores como yo e mis anteçesores siempre fuymos servydores de su senoria e de su
casa y anteçesores”. Vid. ARCHV, Pleitos Civiles, Varela (F), caja 40, exp. 5, cuaderno cosido, f. 1-3.
327
Hijo de Lope Rodríguez. Vid. Fernando de Lema.
328
ACS, LD. 9/ 2, f. 10.
329
Lo refiere VA, p. 207: “un escudero del linaje dos Couçeiros (aunque no eran fidalgos eran criados
viejos y muy leales) éste, como iba en las espaldas del conde, disparósele una ballesta que llevaba armada”.
330
Atestigua el testamento del conde redactado en 1507 junto a Martín Romeu, Sancho López de
Santiso y Gonzalo de Ardeleiro, CA, pp. 133 y 137.
331
CA, p. 471. Podría tratarse de Álvaro López de Brandariz, pero su identificación, como en el
caso de Álvaro Lopez no es concluyente.
332
Aparece junto a Rodrigo de Soo y Ruy Lopes Teyxeiro como “criados del conde mi señor”
como testigos de la residencia a Gutierre de Hevia en Navia y Burón, CA, p. 225.
333
CA, p. 474.
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SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS
271
-[Esteban de Xunqueiras?] (bis)
-[Fernand Álvarez de Carantoña (o Corcubión)?] (bis)334
-Fernand Paez Varela servidor335
-Fernán López de Navia capellán336
-Fernán Peres de Moreyra mayordomo337
-Fernando Sanjurjo prestança338
-Francisco López préstamo y escudero de casa339
-Francisco de Reynoso hidalgo de casa (bis)
-García de Camaño servidor340
-García de Sales servidor341
-Gómez de Ventosa prestança, alcaide, hidalgo, tenencia y merino (bis)
-Gómez Rodríguez de Costela alcaide y merino
-Gonzalo de Ardeleyro merino, prestança, hidalgo y criado de casa (bis)
-Gregorio Pato criado342
-Gregorio Vázquez prestança343
-Gutierre de Hevia alcaide y justicia mayor
-Gutierre de Nabia prestança344
-Juan de Meyro criado345
-Juan Pardo prestança346
-Juan Pose de Vilar de Francos prestança347
-Lopo Brañas criado348
-Lope Conde juez de residencia349
-[Lorenço] Muñiz hombre de casa350
-Martín Alvares de Sevil prestança351
-Martín de Leis prestança (bis)
-Martín Romeu prestança, hidalgo, criado y alcalde mayor
334
Vid. Fernando.
Se le dota para casamiento encomendándolo a Pedro Bermúdez de Montaos junto a otros
escuderos, CA, p. 135.
336
En 1509, junto a varios escuderos y criados, atestigua en Altamira un foro; probablemente
como parte del séquito condal, ASPA, Condado de Altamira, 6F3/718.
337
Mencionado como tal en la zona de Cereixa en 1507, dentro del juzgado de Soneira CA, p. 337.
338
Merino de Deza en 1510, CA, p. 471.
339
CA, p. 470. Como “escudero de su señoria”, vid. Fernán López de Navia.
340
Vid. Fernando Páez. Sobre su relación con su familia, F. BOUZA, El señorío de Villagarcía,
pp. 104 y 108.
341
Ibidem.
342
Ibidem.
343
CA, p. 471. Se le nombra merino en 1510.
344
Alcaide y merino de Nabia en 1510, CA, p. 474.
345
Vid. Fernán López de Navia.
346
Será teniente de capitán por el siguiente titular, CA, p. 472.
347
Se indica que para mantenerla “a de tener caballo”, CA, p.472.
348
Vid. Fernán López de Navia.
349
CA, pp. 223 y ss.
350
Acompañó al conde en la toma de Bugía en 1510. Tres años antes aparece referido un Monis “moço
de espuelas” que podría ser éste o Pedro Monis, que podría formar parte del acompañamiento habitual del
conde. No obstante, el apellido aparece ya en tiempos de Lope Sánchez con García Moñiz “fijo de Diego
Moñiz”. CA, pp. 587 y 341. Sobre los servicios de otro individuo con este apellido, vid. Fernándo Páez.
351
CA, p. 469. En 1522 era alcaide y merino de Cira; aún en 1534 hay un Gonzalo de Senbil
mayordomo y teniente de merino allí, AHUS, Clero, Mitra, leg. 53.
335
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
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CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN
-Pedro Moñiz escudero352
-Pedro Bermudez de Castro cumplidor y tutor353
-Pedro de Luaces prestança354
-Rodrigo de Soo criado
-Rodrigo de […] mayordomo355
-Ruy Calbo juez356
-Ruy de Leis prestança (bis)
-Ruy Gómez notario, salario357
-Ruy Lopes Teyxeiro criado358
-Ruy Tato pagador (bis)
-Sancho López de Santiso hidalgo y criado de casa359
-Vasco Forján clérigo, merced360
-“Vnos vonos mançebos”?361
Fecha de recepción del artículo: Febrero 2010
Fecha de aceptación y versión final: Junio 2010
352
Vid. Lorenzo Moñiz y Fernán López de Navia.
Aparece administrando la casa y dando poderes junto con el conde en 1509, en un codicilio de
1510 se menciona que se le han encomendado los hijos del conde. Pasa cuentas en de su administración en 1511, CA, pp. 135-138, 223, 427-436 y 476.
354
Se trata de un procurador, CA, p. 475.
355
Citado como mayordomo del conde en la residencia de Burón, CA, p. 229.
356
Era juez de Soneira en 1507 y tres años después aún mantenía cargo en la misma merindad.
CA, p. 336 y vid. Martín de Leis.
357
Cobraba 1.500 mrs por su oficio en Vimianzo y en Laxe, CA, p. 473.
358
Vid. Diego de Cabana y Fernando Páez Varela.
359
Atestigua el testamento, vid. Alonso de Celis. En éste se le dota para casamiento y se indica
que junto a Moñiz sirvió especialmente al conde. Ejercería el cargo de juez de Soneira, en 1519, en
nombre del conde Lope Osorio de Moscoso, menor de edad; siete años después es merino de Burón
manteniendo el oficio en 1527; AGS, Patronato Real, leg. 59, doc. 125 y CA, pp. 135, 236 y 685.
360
CA, p. 473.
361
La relación de afinidad está clara puesto que Gutierre de Hevia indica “que azyan muy vyen su
servyçio que prendyeran a unos de Navya…que me mando lles dese de bestyr”, CA, p. 230.
353
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061
ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
41/1, enero-junio de 2011
pp. 273-290
ISSN 0066-5061
UNA GALERÍA DE RETRATOS REALES:
LOS SOBERANOS OMEYAS DE AL-ÁNDALUS
(SIGLOS II/VIII-IV/X) EN LA CRONÍSTICA ÁRABE
A GALLERY OF ROYAL PORTRAITS: ANDALUSI UMAYYAD SOVEREIGNS
(2TH-4TH/8TH-10TH CENTURIES) IN ARAB CHRONICLES
MANUELA MARÍN
Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC
Resumen: Se examina aquí la proyección
pública y escrita de los soberanos omeyas
de al-Ándalus a través de dos diferentes y
complementarios testimonios, preservadoa
en las crónicas árabes: en primer lugar, su
aspecto físico tal como se describe en esas
fuentes y, en segundo, las inscripciones de
sus sellos. Ambas cuestiones se comparan
con textos similares relativos a los Omeyas
y Abbasíes de Oriente. Finalmente, se presentan conclusiones respecto al uso religioso y político de estas imágenes del poder.
Abstract: The public written projection of
the Umayyad sovereigns of al-Andalus is
examined throughout two different and
complementary testimonies, preserved
in Arab chronicles. First, their physical
appearance as described in these sources,
and secondly, the inscriptions in their
seals. Both are compared with similar texts
regarding Umayyad and Abbasid rulers in
the Eastern parts of the Islamic Medieval
realm. Religious and political uses of these
images of power are finally offered.
Palabras clave: omeyas de al-Andalus;
biografías y retratos personales; sellos.
Keywords: Umayyads from al-Andalus;
biographies and personal portraits; seals.
SUMARIO
1. Introducción.- 2. El esquema biográfico del soberano.- 3. El retrato del príncipe: una iconografía textual.- 4. La inscripción del sello: un lema personal y dinástico.
1. INTRODUCCIÓN
Tal como ocurre en la tradición historiográfica del islam medieval, a la cual
pertenece, la cronística andalusí se estructura a menudo en torno a las personalidades
de los soberanos, cuyas biografías se convierten en el hilo conductor del relato histórico. Sin entrar a considerar la evolución de la historiografía islámica desde sus orígenes, sí conviene tener en cuenta su deriva hacia una recuperación “analística” de los
hechos pasados y, en consecuencia, el establecimiento de una narrativa que, año tras
año, se iba inscribiendo en el marco de una visión retrospectiva presidida por quien
gobernaba la comunidad musulmana. Era inevitable, por tanto, que la biografía de
los soberanos y el recuento analítico de su reinado se fundieran en un mismo texto1.
1
Sobre historiografía árabe-islámica, véanse, entre otros, ,A. ,A. AL-DURI, The Rise of Historical
Writing among the Arabs, Princeton, 1983; Tarif KHALIDI, Arabic Historical Thought in the Classi-
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MANUELA MARÍN
Aunque la literatura biográfica, especialmente en la forma de “diccionarios
biográficos” dedicados a sabios, poetas, científicos, etc., haya conocido un desarrollo
espectacular en el mundo islámico clásico2, no es a esta clase de biografías a las que
me quiero referir aquí, sino a las dedicadas a los príncipes soberanos y que, por serlo,
formaban parte de la narración histórica3. Las crónicas dedican una atención preferente a
la personalidad de cada príncipe, puesto que ella ha de conformar el curso de los acontecimientos de su reinado e influir decisivamente en el devenir histórico de la comunidad.
La biografía del monarca se convierte así en la historia del tiempo que le ha tocado vivir.
En ese contexto, la cronística árabe (tanto de autores andalusíes como de
norteafricanos u orientales) sobre los omeyas de al-Ándalus permite reconstruir lo
que puede considerarse como una auténtica “galería de retratos reales”, que van desde
su descripción física hasta el detalle de sus cualidades morales y sus actitudes personales, pasando por el ejercicio de su poder pol
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