anuario de estudios medievales anuario de estudios medievales Volumen 41 Nº 1 enero-junio 2011 590 págs. ISSN: 0066-5061 Volumen 41 Nº 1 enero-junio 2011 Barcelona (España) ISSN: 0066-5061 Díaz Borrás, Andrés, Marca, arte de la mercadería y protorganización de la estructura recaudatoria en la Valencia del trescientos. Ferragud, Carmel, Els barbers de la ciutat de València durant el segle xv a través dels llibres del justícia criminal. Llibrer Escrig, J. Antoni, La formación de compañías para el tintado de paños. El caso de Cocentaina en el siglo XV. Ortuño Molina, Jorge, Definiciones identitarias y conflictividad en la Edad Media. Las relaciones de frontera entre los reinos cristianos de Murcia y Valencia en los siglos XIII-XVI. Quinteros Cortés, Javier, Los genoveses, el adelantado Pedro Fajardo y Enrique IV: comercio, fraudes y ambiciones territoriales en el Reino de Murcia (1454-1474). González Arévalo, Raúl, Las galeras mercantiles de Florencia en el Reino de Granada en el siglo xv. Baury, Ghislain, Sainteté, mémoire et lignage des abbesses cisterciennes de Castille au XIIIe s. la comtesse Urraca de Cañas (av. 1207-1262). Ostolaza Elizondo, Mª Isabel; Monterde Albiac, Cristina; Panizo Santos, Ignacio, Vicisitudes de la documentacion medieval del monasterio cisterciense de Fitero. López Sabatel, José Antonio, Rentas y exigencias feudales en la tierra de Lemos durante la baja Edad Media (siglos XIV y XV). Galbán Malagón, Carlos J., Señor, non sejas ataúd de tus criados. Una aproximación a los afines del entorno de la Casa de Moscoso (c.1411-c. 1510). Marín, Manuela, Una galería de retratos reales: los soberanos omeyas de al-Ándalus (siglos II/VIII-IV/X) en la cronística árabe. Martínez Romero, Tomàs, Tradició catalana medieval del De duodecim diebus ueneris atribuït a Climent de Roma. Contribució a l’estudi de les traduccions “quotidianes” d’obres religioses breus. Martín, Jose Carlos, Los Annales martyrum transmitidos por Madrid, BN, 10029 y Madrid, BRAH, 78: edición, estudio y panorámica de su influencia en la literatura analística latina de la Hispania medieval. Cavallero, Constanza, Brujería, superstición y “cuestión conversa”: historias de construcción de “otros-cristianos”. Contreras, Sebastián, La inteligibilidad de la naturaleza y su vinculación con el conocimiento de los universales. anuario de estudios medievales Volumen 41 | Nº 1 | 2011 | Barcelona Sumario INSTITUCIÓN MILÁ Y FONTANALS www.publicaciones.csic.es CSIC http://estudiosmedievales.revistas.csic.es CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Volumen 41/1 enero-junio 2011 Barcelona (España) ISSN: 0066-5061 CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Volumen 41 Nº 1 enero-junio 2011 Barcelona (España) ISSN: 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) Publicada por la Institución Milà i Fontanals del CSIC Fundada en 1964 por el Prof. Emilio Sáez, el Founded in 1964 by Prof. Emilio Sáez, ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES publica ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES un volumen por año, en dos fascículos, con publishes one volume per year in two unas 1000 páginas, en total, de artículos separate issues, of about 1000 pages of originales, comentarios bibliográficos y re- original articles, book reviews and short señas referentes a los Estudios Medievales. El notices concerning Medieval Studies. From ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES es, desde the time of its foundation, the ANUARIO DE su fundación, una de las revistas científicas de ESTUDIOS MEDIEVALES is one of the best alto nivel más valoradas en su campo. known and most highly esteemed academic Consulta en acceso abierto: journals in its field. http://estudiosmedievales.revistas.csic.es Consult in Open Access: http://estudiosmedievales.revistas.csic.es Directora: Roser Salicrú i Lluch (CSIC). Secretario: Pere Verdés Pijuan (CSIC). Consejo de Redacción: Miguel Ángel Ladero (U. Complutense) Lola Badia (U. Barcelona) José Manuel Nieto (U. Complutense) Salvador Claramunt (U. Barcelona) Máximo Diago (CSIC) Antoni Riera (U. Barcelona) Roser Salicrú i Lluch (CSIC) Francesca Español (U. Barcelona) Manuel Sánchez Martínez (CSIC) Ana Gómez Rabal (CSIC) Manuel González Jiménez (U. Sevilla) Mª Isabel del Val (U. Valladolid) Pere Verdés Pijuan (CSIC) Consejo Asesor: Xavier Barral i Altet (Inst. 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Bochum) Coordinación y gestión editorial y técnica: Unidad de Documentación y Gestión de Publicaciones (IMF-CSIC) REDACCIÓN E INTERCAMBIO: DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS: ESTUDIOS MEDIEVALES INSTITUCIÓN MILÀ I FONTANALS, CSIC C/ Egipcíaques, 15 08001 Barcelona Tlf. 34 934 426 576 e-mail: aem@imf.csic.es DISTRIBUCIÓN, SUBSCRIPCIÓN Y VENTA: LIBRERÍA CIENTÍFICA DEL CSIC DEPARTAMENTO DE PUBLICACIONES C/ Duque de Medinaceli, 6 Sección de Revistas 28014 Madrid C/ Vitruvio, 8 Tlf. 34 913 697 253 28006 Madrid e-mail: csic_libreria@csic.es Tlfs. 34 915 612 833 34 915 681 619/620/640 DELEGACIÓN DEL CSIC EN Fax: 34 915 629 634 CATALUÑA e-mail: publ@orgc.csic.es C/ Egipcíaques, 15 08001 Barcelona Tlf. 34 934 426 576 e-mail: lvalls@dicat.csic.es SERVICIOS DE INFORMACIÓN Los artículos que aparecen en el ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES están resumidos y constan en los índices de Arts and Humanities Citation Index (ISI, USA); Social Sciences Citation Index, (ISI, USA); Social Scisearch, Journal Citation Reports/Social Sciences Edition, Scopus (Elsevier B.V), International Medieval Bibliography, Repertorio de Medievalismo Hispánico, ISOC, Catálogo Latindex, Dialnet, Regesta Imperii. © CSIC 2011 Las opiniones y hechos que se consignan en los artículos publicados en el ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES son de exclusiva responsabilidad de sus autores. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas no se hace responsable, en ningún caso, de la credibilidad, veracidad, autenticidad y originalidad de los trabajos. Los originales de la revista ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES, publicados en papel y en versión electrónica, son propiedad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, siendo necesario citar la procedencia en cualquier reproducción parcial o total. The opinions and facts stated in articles published in the ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES are the exclusive responsibility of their authors. The Consejo Superior de Investigaciones Científicas will under no circumstances accept responsibility for the credibility and/or authenticity of the work published here. All work published in both the printed and online versions of the ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES is the property of the Consejo Superior de Investigaciones Científicas, and this source must be cited for its partial or full reproduction. ISSN: 0066-5061 eISSN: 1988-4230 NIPO (en papel): 472-11-014-X NIPO (en línea): 472-11-013-4 Depósito. Legal: B.27602-1964 Impreso en España - Printed in Spain Imprime: Gràfiques 92, S.A. Avda. Can Sucarrats, 91 08191 Rubí (Barcelona) Ilustración de la cubierta: Clave de bóveda de la iglesia de Sant Antoni de Cervera (s. XIV). Volumen 41 Nº 1 enero-junio 2011 Barcelona (España) ISSN: 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES SUMARIO DEL PRIMER FASCÍCULO Págs. SUMARIO ................................................................................................................. V-X PRESENTACIÓN ....................................................................................................... XI-XII AFILIACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS MIEMBROS DEL CONSEJO EDITORIAL ........... XIII-XV RELACIÓN DE COLABORADORES DEL PRIMER FASCÍCULO ...................................... XVII-XX ESTUDIOS MISCELÁNEOS / MISCELLANEOUS STUDIES —Andrés DÍAZ BORRÁS, Marca, arte de la mercadería y protorganización de la estructura recaudatoria en la Valencia del trescientos / Marks, books of merchants and the structure of fiscal collection in the XIV century city of Valencia.................... 3-29 —Carmel FERRAGUD, Els barbers de la ciutat de València durant el segle xv a través dels llibres del justícia criminal / The barbers of the city of Valencia during the 15th century through the books of criminal justice ........................................... 31-57 —J. Antoni LLIBRER ESCRIG, La formación de compañías para el tintado de paños. El caso de Cocentaina en el siglo XV / The formation of companies for dyeing cloth. Cocentaina in the fifteenth century ............................................................................ 59-72 —Jorge ORTUÑO MOLINA, Definiciones identitarias y conflictividad en la Edad Media. Las relaciones de frontera entre los reinos cristianos de Murcia y Valencia en los siglos XIII-XVI / Definitions of identity and conflict in the Middle Ages. Frontier relationships among the kingdoms of Murcia and Valencia in the 13th16th centuries ........................................................................................................... 73-97 —Javier QUINTEROS CORTÉS, Los genoveses, el adelantado Pedro Fajardo y Enrique IV: comercio, fraudes y ambiciones territoriales en el Reino de Murcia (1454-1474) / The Genoese, governor Pedro Fajardo and Henry IV: trade, fraud and territorial ambitions in the Kingdom of Murcia (1454-1474) ........................ 99-123 —Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO, Las galeras mercantiles de Florencia en el Reino de Granada en el siglo XV / The mercantile galleys of Florence in the Kingdom of Granada in the xvth century................................................................................. 125-149 —Ghislain BAURY, Sainteté, mémoire et lignage des abbesses cisterciennes de Castille au XIIIe s. La comtesse Urraca de Cañas (av. 1207-1262) / Holiness, remembrance and lineage of Cistercian abbesses in 13th c. Castile. Countess Urraca of Cañas (b. 1207-1262) ......................................................................................... 151-182 —Mª Isabel OSTOLAZA ELIZONDO; Cristina MONTERDE ALBIAC; Ignacio PANIZO SANTOS, Vicisitudes de la documentación medieval del monasterio cisterciense de Fitero / The vicissitudes of the documentation of the medieval Cistercian monastery of Fitero .................................................................................................................... 183-209 VI SUMARIO —José Antonio LÓPEZ SABATEL, Rentas y exigencias feudales en la tierra de Lemos durante la Baja Edad Media (siglos XIV y XV) / Feudal income and requirements in Tierra de Lemos during the Later Bater Middle Ages (14th and 15th centuries) ................................................................................................................ 211-234 —Carlos J. GALBÁN MALAGÓN, Señor, non sejas ataúd de tus criados. Una aproximación a los afines del entorno de la casa de Moscoso (c.1411-c. 1510) / Señor, non sejas ataúd de tus criados. An approach to the household of Moscoso’s affinity (c. 1411-c. 1510) ....................................................................... 235-272 —Manuela MARÍN, Una galería de retratos reales: los soberanos omeyas de al-Ándalus (siglos II/VIII-IV/X) en la cronística árabe / A gallery of royal portraits: Andalusi Umayyad sovereigns (2th-4th/8th-10th centuries) in Arab chronicles ................................................................................................................ 273-290 —Tomàs MARTÍNEZ ROMERO, Tradició catalana medieval del De duodecim diebus ueneris atribuït a Climent de Roma. Contribució a l’estudi de les traduccions “quotidianes” d’obres religioses breus. / The medieval Catalan tradition of De duodecim diebus ueneris ascribed to Clement of Rome. Contribution to the ‘occasional’ translations of brief religious works................................................... 291-309 —Jose Carlos MARTÍN, Los Annales martyrum transmitidos por Madrid, BN, 10029 y Madrid, BRAH, 78: edición, estudio y panorámica de su influencia en la literatura analística latina de la Hispania medieval / The Annales martyrum transmitted in Madrid, BN, 10029 and Madrid, BRAH, 78: edition, study and survey of his influence in latin annalistic literature of Medieval Spain.................. 311-341 —Constanza CAVALLERO, Brujería, superstición y “cuestión conversa”: Historias de construcción de “otros-cristianos” / Witchcraft, superstition and the “converso issue”: stories of the construction of “Christian others” ............. 343-373 —Sebastián CONTRERAS, La inteligibilidad de la naturaleza y su vinculación con el conocimiento de los universales / The intelligibility of nature and its nexus with the knowledge of the Universals ............................................................................ 375-388 NECROLOGÍAS / OBITUARY NOTICES —Imma OLLICH I CASTANYER; Prim BERTRAN I ROIGÉ, In Memoriam. Prof. Manuel Riu i Riu, historiador i arqueòleg (1929-2011) ........................................ 390-394 —Denis MENJOT; Adeline RUCQUOI, In Memoriam. Prof. Jean Gautier Dalché de Desplanels (1913-2010) .................................................................................... 395-401 BIBLIOGRAFÍA / BIBLIOGRAPHY NOTAS BIBLIOGRÁFICAS —Sandra BERNATO (ed.), Sorrento, Giovanni Raparo (1435-1439), parte prima (1435), por Gemma T. COLESANTI .............................................................................. 405 —Maria Elena CORTESE, Signori, castelli, città. L’aristocrazia del territorio Fiorentino tra X e XII secolo, por María Elisa SOLDANI ........................................ 405-406 —Francis A. DUTRA, Military Orders in the Early Modern Portuguese World, por José Manuel RODRÍGUEZ GARCÍA ................................................................... 406-407 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061 SUMARIO VII —Jorge A. EIROA RODRÍGUEZ, Las visitas de la Orden de Santiago a los territorios de la región de Murcia en el siglo XV, por Diego Antonio REINALDOS MIÑARRO ................................................................................................................ 407-408 —Isabel GARCÍA DÍAZ, Documentación medieval del Archivo Municipal de Lorca (1257-1504), por Diego Antonio REINALDOS MIÑARRO ............................. 408-409 —María del Carmen GARCÍA HERRERO, Las mujeres en Zaragoza en el siglo XV, por Montserrat CABRÉ I PAIRET ............................................................................. 409-410 —Alejando GARCÍA SANJUAN, Till God Inherits the Earth: Islamic Pious Endowments in al-Andalus (9th-15th Centuries), por Linda G. JONES ................. 410-412 —Anna GIRONELLA DELGÀ (ed.), Llibre Groc de la ciutat de Girona (1386, 1596-1702), por Albert REIXACH SALA ................................................................. 413 —Donald J. KAGAY, War, Government and Society in the Medieval Crown of Aragon, por Mario ORSI LÁZARO .......................................................................... 413-414 —Luis Filipe OLIVEIRA, A Coroa, os Maestres e os Comendadores. As Ordens Militares de Avis e de Santiago (1330-1449), por José Manuel RODRÍGUEZ GARCÍA ....... 414 —Giovanna PETTI BALBI y Giovanni VITOLO (eds.), Linguaggi e pratiche del potere, por Maria Elisa SOLDANI ........................................................................... 414-415 —Jesús D. RODRÍGUEZ-VELASCO, Ciudadanía, soberanía monárquica y caballería: poética del orden de caballería. [Traducción inglesa: Order and Chivalry. Knighthood and Citizenship in Late Medieval Castile], por José Manuel RODRÍGUEZ GARCÍA ............................................................................................... 416-417 —Aldo A. SETTIA, De re militari. Prattica e teoria nella guerra medievale, por Mario ORSI LÁZARO .............................................................................................. 417-418 —Laura TATO FONTAÍÑA, O cancioneiro de Pero Meendiz da Fonseca, por Ana ESCOURIDO PERNAS ............................................................................................... 418-419 —Albert VELASCO GONZÁLEZ, El mestre de Vielha: un pintor del tardogòtic entre Catalunya i Aragó por Francesc FITÉ LLEVOT ............................................. 419-420 —L. J. Andrew VILLALON; Donald KAGAY (eds.), Hundred years war: a wider focus, por Mario ORSI LÁZARO .............................................................................. 420-421 RESEÑAS —Victòria ALMUNI BALADA, La catedral de Tortosa als segles del gòtic, por Magda BERNAUS .......................................................................................................... 423-426 —Diana ARAUZ MERCADO, La protección jurídica de la mujer en Castilla y León (Siglos XII-XIV), por Araceli ROSILLO LUQUE ............................................. 426-427 —Pedro J. ARROYAL ESPIGARES, José E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Virgilio MARTÍNEZ ENAMORADO (eds.), El Repartimiento de Torrox, por Eduardo DANIEL CHEHÍN ..................................................................................................... 427-429 —Vicenç BELTRAN, Meritxell SIMÓ i Elena ROIG (eds.), Trobadors a la Península Ibèrica. Homenatge al Dr. Martí de Riquer, por Marina NAVÀS ........................... 429-432 —Joan BOADAS RASET, Lluís CASELLAS SERRA (dir.), Catàleg de pergamins del fons de l’Ajuntament de Girona (1144-1862), por Albert REIXACH SALA ............ 432-433 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061 VIII SUMARIO —Jordi BOLÓS (ed.), Estudiar i gestionar el paisatge històric medieval, por Ramon MARTÍ CASTELLÓ ...................................................................................... 433-436 —José BORDES GARCÍA, Desarrollo industrial textil y artesanado en Valencia de la conquista a la crisis (1238-1350), por Ricardo CÓRDOBA DE LA LLAVE .......... 436-438 —Francis BRUMONT (ed.), Prés et Pâtures en Europe occidentale. Actes des XXVIII Journées Internationales d’Histoire de l’Abbaye de Flaran (septembre 2006), por Máximo DIAGO HERNANDO ................................................................. 438-440 —Nativitat CASTEJÓN DOMÈNECH, Aproximació a l’estudi de l’Hospital de la Santa Creu de Barcelona. Repertori documental del segle XV, por Teresa HUGUET-TERMES ................................................................................................... 440-442 —Simonetta CAVACIOCCHI (a cura di), Relazioni economiche tra Europa e mondo islamico secc. XIII-XVIII / Europe’s economic relations with the Islamic world 13th-18th centuries, por Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO ...................................... 443-444 —Patrice CRESSIER; Maribel FIERRO; Luis MOLINA (eds.), Los almohades: problemas y perspectivas, por Carles VELA AULESA ............................................ 445-446 —Alain DEMURGER, Caballeros de Cristo: Templarios, Hospitalarios, Teutónicos y demás órdenes militares en la Edad Media (siglos XI a XVI), por Carlos BARQUERO GOÑI ......................................................................................... 446-448 —La famille, les femmes et le quotidien (XIVe-XVIIIe siècle), por Cristina SEGURA GRAÍÑO ..................................................................................................... 448-450 —Maria Teresa FERRER I MALLOL, Isabel MONTES ROMERO-CAMACHO, Germán NAVARRO ESPINACH y José Francisco EGEA GILABERTE, Fuentes documentales para el estudio de los mudéjares, por José Luis PASCUAL CABRERO..................... 450-453 —M. Teresa FERRER MALLOL, Pere VERDÉS PIJUAN (eds.), El camí de Sant Jaume i Catalunya, Actes del Congrés Internacional celebrat a Barcelona, Cervera i Lleida (octubre 2003), por Albert REIXACH SALA ................................ 453-455 —Luciano GALLINARI (a cura di), Genova, una “porta” del Mediterraneo, por Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO ..................................................................................... 455-457 —Alejandro GARCÍA SANJUÁN (ed.). Saber y sociedad en al-Andalus. IV-V Jornadas de Cultura Islámica Almonaster la Real (Huelva), por Carles VELA AULESA ............. 457-458 —Sebastià GIRALT (ed.), Epistola de reprobacione nigromantice ficcionis (De improbatione maleficiorum), por Linda G. JONES ................................................. 458-459 —Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO, La esclavitud en Málaga a fines de la Edad Media, por Iván ARMENTEROS MARTÍNEZ .......................................................................... 460-466 —Enric GUINOT i Josep TORRÓ (eds.), Repartiments a la Corona d’Aragó (segles XII-XIII), por Ferran ESQUILACHE MARTÍ ............................................................. 467-470 —Jacques LACOSTE, Les maîtres de la sculpture romane dans l’Espagne du pèlerinage à Compostelle, por José Alberto MORÁIS MORÁN .............................. 470-471 —Miguel Ángel LADERO QUESADA (coord.), Estudios de genealogía, heráldica y nobiliaria, por Máximo DIAGO HERNANDO ....................................................... 471-473 —Marie-Thérèse LORCIN, “D’abord il dit et ordonna…”. Testaments et société en Lyonnais et Forez à la fin du Moyen Âge, por Máximo DIAGO HERNANDO ..... 473-475 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061 SUMARIO IX —José Antonio LLIBRER ESCRIG, Los orígenes de la industria de la lana en la Baja Edad Media. El Comtat en el siglo XV, por Ricardo CÓRDOBA DE LA LLAVE ......... 475-477 —Rosa LLUCH BRAMON, Els remences: la senyoria de l’Almoina de Girona als segles XIV i XV, por Víctor FARÍAS ....................................................................... 477-481 —Paul MAGDALINO, L’Ortodoxie des astrologues. La science entre le dogme et la divination à Byzance (VIIe-XIVe siècle), por Linda G. JONES ............................ 481-482 —Matthias MASER, Die Historia Arabum des Rodrigo Jiménez de Rada. Arabische Traditionen und die Identität der Hispania im 13. Jahrhundert. StudieÜbersetzung-Kommentar, por Óscar de la CRUZ PALMA ........................................... 482-483 —Maria Giuseppina MELONI e Olivetta SCHENA (eds.), Culti, santuari, pellegrinaggi in Sardegna e nella Penisola Iberica tra Medioevo ed Età contemporanea, por Simonetta SITZIA ................................................................... 483-489 —Kathryn A. MILLER, Guardians of Islam: Religious Authority and Muslim Communities in Late Medieval Spain, por Linda G. JONES ................................... 489-491 —Matilde MIQUEL JUAN, Retablos, prestigio y dinero. Talleres y mercado de pintura en la Valencia del gótico internacional, por Jacobo VIDAL FRANQUET ..... 491-493 —Franco MORENZONI, avec la collaboration d’Isabelle JEGER, Le prédicateur et l’inquisiteur. Les tribulations de Baptiste de Mantoue à Genève en 1430, por Máximo DIAGO HERNANDO ................................................................................... 494-495 —Merche OSÉS URRICELQUI, Documentación medieval de Estella (siglos XIIXVI), por Fermín MIRANDA GARCÍA ...................................................................... 495-496 —Pedro PÉREZ CARAZO, Santa María de Herce y su abadengo en la Edad Media, por Máximo DIAGO HERNANDO ............................................................................ 496-498 —Umberto PICCIAFUOCO, San Giacomo della Marca (1393-1476). Uomo di cultura. Apostolo. Operatore sociale. Taumaturgo del secolo XV, por Ángeles GARCÍA DE LA BORBOLLA ..................................................................................... 499-500 —Imma PUIG I ALEU, Una visita pastoral al Baix Empordà als anys 1420-1423, por Xavier MARCÓ I MASFERRER .......................................................................... 500-502 —Guillem ROSSELLÓ BORDOY, Documents cabdals del Regne de Mallorca. El Llibre del Repartiment i la documentació feudal, por Joan NEGRE PÉREZ ........... 502-503 —José Enrique RUIZ-DOMÈNEC, Quan els vescomtes de Barcelona eren. Història, crònica i documents d’una família catalana dels segles X, XI i XII, por Antoni UDINA I ABELLÓ ......................................................................................... 504 —Elisabetta SCARTON (ed.), Corrispondenza degli ambasciatori fiorentini a Napoli. Giovanni Lanfredini (13 aprile 1484-9 maggio 1485), por Vera Isabell SCHWARZ-RICCI ..................................................................................................... 505-506 —Laura SCIASCIA (ed.), Registri di Lettere (1340-48), por Daniela SANTORO ....... 507-508 —Fulvia SERPICO (ed.), San Giacomo della Marca e l’altra Europa. Crociata, martirio e predicazione nel Mediterrano Orientale (secc. XIII-XV). Atti del Convegno Internazionale di studi. Monteprandone, 24-25 novembre 2006, por Angeles GARCÍA DE LA BORBOLLA ....................................................................... 508-509 —Alessandro SODDU, I Malaspina e la Sardegna. Documenti e testi dei secoli XII-XIV, por Mauro G. SANNA ............................................................................... 509-513 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061 X SUMARIO —Joan SOLER I JIMÉNEZ, La formació de la pobla de Santa Pau a redós del castell dels barons (1248-1331), por Lluis TO FIGUERAS... ................................................ 513-515 —Dominique URVOY (dir.), La philosophie andalouse. Auteurs et oeuvres, por Miquel FORCADA ................................................................................................... 515-516 —María Isabel del VAL VALDIVIESO y Olatz VILLANUEVA ZUBIZARRETA (coord.), Musulmanes y Cristianos frente al Agua en las Ciudades Medievales, por Cristina SEGURA GRAÍÑO ................................................................................ 516-518 —Antoni VALLMANYA, Poesies, por Marion CODERCH ........................................ 518-520 —Carles VELA I AULESA, Especiers i candelers a Barcelona a la Baixa Edat Mitjana. Testaments, família i sociabilitat, por Carmel FERRAGUD ...................... 521-523 —Joaquín YARZA LUACES (ed.), La miniatura medieval en la Península Ibérica, por Francesc FITÉ LLEVOT ..................................................................................... 523-527 RESEÑAS CONJUNTAS —Nous materials referents a la producció documental dels bisbes gironins del Trescents por Jordi MORELLÓ BAGET .................................................................... 529-531 —La pesca en la economía europea bajomedieval: apuntes sobre una historiografía reciente, por Manuel VAQUERO PIÑEIRO ......................................................... 531-534 —Textos de historia del derecho y de las instituciones de la Corona de Aragón por Rafael RAMIS BARCELÓ ................................................................................... 535-540 PUBLICACIONES RECIBIDAS / BOOKS RECEIVED ................................. 543-548 ÍNDICES / CONTENTS ÍNDICE ALFABÉTICO DE AUTORES DEL PRIMER FASCÍCULO DE 2011 ......................... 551-558 ÍNDICE DE ILUSTRACIONES DEL PRIMER FASCÍCULO DE 2011 ................................ 559-560 NORMATIVA DE LA REVISTA AEM / GUIDE TO AEM’S CONTRIBUTORS ................................................................................................. 561-563 PUBLICACIONES DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICASESTUDIOS MEDIEVALES, DE LA INSTITUCIÓN MILÀ I FONTANALS, CSIC (BARCELONA) ......................................................................................... 565-567 BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN / SUBSCRIPTION FORM ............................. 569 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 p. XI-XII ISSN 0066-5061 PRESENTACIÓN En la presentación del volumen 40/2 (julio-diciembre de 2010) del Anuario de Estudios Medievales, lamentábamos la entonces reciente desaparición de uno de los miembros históricos del Consejo Asesor de la revista, el medievalista e hispanista francés Jean Gautier-Dalché, a quien ahora, en este volumen, recuerdan sus dos discípulos, también hispanistas franceses, Denis Menjot y Adeline Rucquoi. Ahora, debemos también lamentar la pérdida, si cabe más sentida, de otro gran medievalista, en este caso catalán, el Dr. Manuel Riu i Riu, Catedrático de Historia Medieval de la Universitat de Barcelona, que falleció el pasado 2 de enero. El Dr. Riu fue miembro del Consejo de Redacción del Anuario de Estudios Medievales desde el primer número de la revista 1 (1964) hasta el 31/2 (2001). Y, en lo sucesivo, desde el volumen 32/1 (2002) y hasta el volumen 40/1 (2010), fue miembro de su Consejo Asesor. De la mano de su colega y amigo el Dr. Emilio Sáez, fundador del Anuario, Manuel Riu fue, además, Redactor Jefe en el volumen 1 (1964) y Jefe de Redacción, juntamente con el también malogrado José Luis Martín Rodríguez, en los volúmenes 2 (1965) y 3 (1966). Mientras estuvo en Granada como Catedrático, únicamente formó parte del Consejo de Redacción de la revista, pero a su regreso volvió a ocupar el cargo de Jefe de Redacción, compartido entonces con Francisco Rico Manrique, desde el volumen 7 (1970-1971) y hasta el volumen 15 (1985), inclusive. Desde aquí damos nuestro más sentido pésame a la familia del insigne “historiador y arqueólogo”, al que rendimos homenaje, en las páginas que siguen, con las palabras de dos de sus discípulos y compañeros del Departamento de Estudios Medievales, Paleografía y Diplomática de la Universitat de Barcelona, Prim Bertran e Imma Ollich. *** A partir del volumen 25 (1995), el Anuario de Estudios Medievales, tras su desdoblamiento en dos fascículos y la dedicación de uno de ellos a un tema monográfico, venía siendo tradicional que las páginas de presentación de la revista sirvieran de plataforma para difundir la temática del monográfico sucesivo y para hacer una llamada abierta al envío de originales. En el anterior volumen ya advertimos que, en aras de una mayor coherencia de contenido y para poder garantizar mejor la necesaria calidad y cantidad de las contribuciones, se iba a optar, en adelante, por la fórmula de monográficos coordinados. Ahora podemos anunciar ya que el Anuario de Estudios Medievales 41/2 (2011), que inaugurará esta nueva fórmula, será coordinado por el Dr. Ricardo Córdoba de la Llave, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Córdoba, y que se dedicará al estudio de la Tecnología Medieval en el Mediterráneo Occidental. XII PRESENTACIÓN Al igual que hicimos en el anterior fascículo, animamos a los/as posibles interesados/as a que sometan sus propuestas de monográfico a valoración del Consejo de Redacción. *** No puedo cerrar estas breves palabras de presentación sin antes señalar que este es el primer fascículo del Anuario de Estudios Medievales que se ha elaborado con la colaboración de la recientemente creada Unidad de Documentación y Gestión de Publicaciones de la Institución Milà i Fontanals del CSIC en Barcelona. Quiero expresar mi más profunda gratitud a su responsable, la Sra. Carmen Losada, cuya eficiencia y buena disposición han demostrado que, afortunadamente, la calidad humana y la buena voluntad de las personas pueden ayudar a superar dificultades que, de otro modo, serían insalvables. ROSER SALICRÚ I LLUCH ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011 ISSN 0066-5061 Volumen 41 Nº 1 enero-junio 2011 Barcelona (España) ISSN: 0066-5061 AFILIACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS MIEMBROS DEL CONSEJO EDITORIAL CONSEJO DE REDACCIÓN ROSER SALICRÚ I LLUCH (Directora del AEM), Científico Titular, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona. PERE VERDÉS PIJUAN (Secretario del AEM), Científico Titular, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC, C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona. Vocales LOLA BADIA PÀMIES, Catedrática de Filología Catalana, Departament de Filologia Catalana, Facultat de Filologia, Universitat de Barcelona, Gran Via de les Corts Catalanes, 585. 08007 Barcelona. SALVADOR CLARAMUNT RODRÍGUEZ, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona. MÁXIMO DIAGO HERNANDO, Científico Titular, Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC. C/ Albasanz, 26-28. 28037 Madrid. FRANCESCA ESPAÑOL BERTRAN, Profesora Titular, Departamento de Historia del Arte, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona. ANA GÓMEZ RABAL, Científico Titular, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona. MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla. C/ María de Padilla, s.n. 41004 Sevilla. MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid. C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid. JOSÉ MANUEL NIETO SORIA, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid. C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid. ANTONI RIERA MELIS, Catedrático de Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona. MANUEL SÁNCHEZ MARTÍNEZ, Profesor de Investigación, Departamento de Ciencias HistóricasEstudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona. MARÍA ISABEL DEL VAL VALDIVIESO, Catedrática de Historia Medieval, Departamento de Historia Antigua y Medieval, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Valladolid. Plaza del Campus Universitario. 47011 Valladolid. XIV CONSEJO EDITORIAL ASESORES Alemania: NIKOLAS JASPERT, Ruhr-Universität Bochum, Historisches Institut - Lehrstuhl Mittelalter II. Universitätsstr. 150 (GA 4/31). 44801 Bochum. Estados Unidos: THOMAS N. BISSON, Department of History, Harvard University. Cambridge, MA 02138; DAVID NIRENBERG, Department of History, University of Chicago, 1115 East 58th Street. Chicago, Il. 60637. Francia: HENRI BRESC, Département d’Histoire, Université de Paris-X Nanterre. 200, Avenue de la République. 92001 Nanterre; DENIS MENJOT, UMR 5648. CIHAM, Université Lumière-Lyon 2.18, Quai Claude Bernard. F 69365 Lyon Cedex 07. Gran Bretaña: PETER LINEHAN, Department of History, St. John’s College. Cambridge CB2 1TP; ANTHONY LUTTRELL, ex-miembro de la Universidad de Malta (20, Richmond Place. Bath BA1 5JY). Italia: VICENÇ BELTRAN PEPIÓ, Dipartimento di Studi Europei e Interculturali, Facoltà di Scienze Umanistiche, Università di Roma “La Sapienza”. Piazzale Aldo Moro, 5. 00185 Roma; PIETRO CORRAO, Dipartimento di Storia Medioevale, Istituto di Storia, Facoltà di Scienze della Formazione, Università degli Studi di Palermo. Via Giovanni Pascoli, 6. 90144 Palermo; LUISA D’ARIENZO, Dipartimento di Studi storici, geografici e artistici, Facoltà di Lettere e Filosofia, Università degli Studi di Cagliari. Via Is Mirrionis, 1. 09121 Cagliari; PINUCCIA FRANCA SIMBULA, Dipartimento di Storia, Università degli Studi di Sassari. Viale Umberto, 52. 07100 Sassari. Portugal: MARÍA HELENA DA CRUZ COELHO, Departamento de História, Arqueologia e Artes, Faculdade de Letras, Universidade de Coimbra. Largo da Porta Ferrea. 3004-530 Coimbra; LUIS MIGUEL DUARTE, Faculdade de Letras, Universidade de Porto. Via Panoramica, s.n. 4150 564 Porto. España: XAVER BARRAL I ALTET, Institut d’Estudis Catalans. C/ Carme, 47. 08001 Barcelona; CARMEN BATLLE GALLART, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 8. 08001 Barcelona; PRIM BERTRAN ROIGÉ, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografia e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 8. 08001 Barcelona; ASUNCIÓN BLASCO MARTÍNEZ, Departamento de Historia Medieval, Ciencias y Técnicas Historiográficas y Estudios Árabes e Islámicos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Zaragoza. C/ Pedro Cerbuna, 12. 50009 Zaragoza; JOSÉ VICENTE CABEZUELO PLIEGO, Departamento de Historia Medieval y Moderna, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Alicante, Campus de Sant Vicent del Raspeig, Apartado de Correos 99. 30080 Alicante; MARGARITA CANTERA MONTENEGRO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid. C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid; Mª TERESA FERRER MALLOL, Institut d’Estudis Catalans. C/ Carme, 47. 08001 Barcelona; ANTONI FURIÓ DIEGO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Valencia, Avda. Blasco Ibáñez, 28. 46010 Valencia; ÁNGEL GALÁN SÁNCHEZ, Departamento de Arqueología e Historia Medieval, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Málaga, Campus de Teatinos, s.n. 29071 Málaga; JOSÉ HERNANDO DELGADO, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona; FERNANDO LÓPEZ ALSINA, Departamento de Historia Medieval y Moderna, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Santiago de Compostela, Plaza de la Universidad, 1. 15703 Santiago de Compostela (La Coruña); MARÍA DOLORES LÓPEZ PÉREZ, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y DiploANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XIII-XV. ISSN 0066-5061 CONSEJO EDITORIAL XV mática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona; JORDI MORELLÓ BAGET, Departamento de Ciencias HistóricasEstudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona; JOSEFINA MUTGÉ VIVES, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milá y Fontanals, CSIC. C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona; PERE ORTI GOST, Departament d’Història i Història de l’Art, Facultat de Lletres, Universidad de Girona. Pl. Ferrater Mora, 1. 17071 Girona; MERCÈ PUIG RODRÍGUEZ-ESCALONA, Departamento de Filología Latina, Facultad de Filología, Universidad de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585. 08007 Barcelona; ELOÍSA RAMÍREZ VAQUERO, Departamento de Geografía e Historia, Universidad Pública de Navarra. Campus de Arrosadía.- 31006 Pamplona (Navarra); MILAGROS RIVERA GARRETAS, Departamento de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona. C/ Montalegre, 6. 08001 Barcelona; FLOCEL SABATÉ CURULL, Departament d’Història, Facultat de Lletres, Universitat de Lleida. Plaça de Víctor Siurana, 1. 25003 Lleida; CRISTINA SEGURA GRAÍÑO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid. C/ Profesor Aranguren, s.n. 28040 Madrid; CARLES VELA AULESA, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals, CSIC, C/ Egipcíaques, 15. 08001 Barcelona; Mª MERCÈ VILADRICH GRAU, Departamento de Filología Semítica, Facultad de Filología, Universidad de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585. 08007 Barcelona. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XIII-XV. ISSN 0066-5061 Volumen 41 Nº 1 enero-junio 2011 Barcelona (España) ISSN: 0066-5061 RELACIÓN DE COLABORADORES DEL PRIMER FASCÍCULO CARLOS BARQUERO GOÑI, Departamento de Historia medieval y Ciencias y Técnicas historiográficas, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de Educación a Distancia. Ciudad Universitaria, C/ Senda del Rey, 7.- 28040 Madrid (correo-e: cbarquero@geo.uned.es). GHISLAIN BAURY, Département d’Histoire, UFR Lettres, Université du Maine. Avenue Olivier Messiaen.- F-72085 Le Mans cedex 9 (correo-e: Ghislain.Baury@univ-lemans.fr). MAGDA BERNAUS, Architecture and Design Program Assistant, CIEE Barcelona Study Center. Passatge Permanyer, 10.- 08009 Barcelona (correo-e: mbernaus@ciee.org). PRIM BERTRAN I ROIGÉ, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica, Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.- 08001 Barcelona (correo-e: primbertran@ub.edu). MONTSERRAT CABRÉ I PAIRET, Departamento de Fisiología y Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Cantabria. Avda Cardenal Herrera Oria, 2.- 39011 Santander (correo-e: monserrat.cabre@unican.es) CONSTANZA CAVALLERO, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) - Instituto de Historia de España, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. C/ 25 de Mayo 221.- 1002 Ciudad de Buenos Aires (correo-e: cony.cavallero@gmail.com). GEMMA T. COLESANTI, Istituto di Studi sulle Società del Mediterraneo, CNR. Via Pietro Castellino, 111.- 80131 Napoli (correo-e: gemma.colesanti@issm.cnr.it). SEBASTIÁN CONTRERAS, Instituto de Filosofía, Universidad de los Andes (Chile). San Carlos de Apoquindo 2200.- Las Condes, Santiago (correo-e: scontreras2@miuandes.cl). MARION CODERCH, Departament de Filologia Romànica, Facultat de Filologia, Universitat de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585.- 08007 Barcelona (correo-e: m.coderch@ub.edu). RICARDO CÓRDOBA DE LA LLAVE, Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Córdoba. Plaza del Cardenal Salazar, 3.- 14003 Córdoba (correo-e: ca1collr@uco.es) ÓSCAR DE LA CRUZ PALMA, Departament de Ciencies de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: Oscar.DeLaCruz@uab.es). EDUARDO DANIEL CHEHÍN, Departamento de Arqueología e Historia Medieval, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Málaga. Campus de Teatinos, s/n.- 29071 Málaga (correo-e: echehin@uma.es). MÁXIMO DIAGO HERNANDO, Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC). C/ Albasanz, 26-28.- 28037 Madrid (correo-e: maximo.diago@cchs.csic.es). ANDRÉS DÍAZ BORRÁS, IES “Camp de Morvedre”. Avenida Fausto Caruana, s/n.- 46500 Sagunto (correo-e: adiazborras@gmail.com). ANA ESCOURIDO PERNAS, Departament de Filologia Romànica, Secció de Filologies Gallega i Portuguesa, Facultat de Filologia, Universitat de Barcelona (Edifici Josep Carner). Gran Via de les Corts Catalanes, 585.- 08007 Barcelona (correo-e: anaescourido@ub.edu). XVIII RELACIÓN DE COLABORADORES FERRAN ESQUILACHE MARTÍ, Departament d’Història Medieval, Facultat de Geografia i Història, Universitat de València. Avgda. Blasco Ibàñez, 28.- 46010 València (correo-e: ferran.esquilache@hotmail.com). VÍCTOR FARÍAS ZURITA, Institut Universitari d’Història Jaume Vicens Vives, Departament d’Humanitats, Campus de la Ciutadella, Dipòsit de les Aigües, Universitat Pompeu Fabra. C/ Ramon Trias Fargas, 25-27.- 08005 Barcelona (correo-e: victor.farias@upf.edu). CARMEL FERRAGUD, Departament de Salut Pública, Història de la Ciència i Ginecologia, Facultat de Medicina, Universitat Miguel Hernández d’Elx. Ctra. Alacant-València N 332, s/n.- 03550 St. Joan d’Alacant (correo-e: carmel.ferragud@maux.org). FRANCESC FITÉ LLEVOT, Departament d’Història de l’Art i Història Social, Facultat de Lletres, Universitat de Lleida. Plaça Víctor Siurana, 1.- 25003 Lleida (correo-e: francesc.fite@hahs.udl.cat). MIQUEL FORCADA NOGUÉS, Departament de Filologia Semítica, Facultat de Filologia, Universitat de Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 585.- 08007 Barcelona (correo-e: mforcada@ub.edu). CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica, Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.- 08001 Barcelona (correo-e: cjgalbanmalagon@ub.edu). ÁNGELES GARCÍA DE LA BORBOLLA GARCÍA DE PAREDES, Departamento de Historia, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Navarra. Campus Universitario.- 31009 Pamplona (correo-e: borbolla@unav.es). RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO, Departamento de Economía e Historia Económica, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Sevilla. Avda. Ramón y Cajal, 1 - 41018 Sevilla (correo-e: rgonzalez12@us.es, ragonare@yahoo.es). TERESA HUGUET-TERMES, School of Health and Population Studies, University of Birmingham, Edgbaston, Birmingham, B15 2TT, United Kingdom (correo-e: thuguettermes@me.com). LINDA G. JONES, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: joneslg16@gmail.com). J. ANTONI LLIBRER ESCRIG, Departament d’Història de l’Art, Facultat de Geografia i Història, Universitat de València. Avgda. Blasco Ibàñez, 28.- 46010 València (correo-e: J.Antonio.Llibrer@uv.es). JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL, Departamento de Historia Medieval y Moderna, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Santiago de Compostela. Plaza de la Universidad, 1.- 15782 Santiago de Compostela (correo-e: jlopezsa13@hist.ub.edu; joseantonio.lopez.sabatel1@rai.usc.es). XAVIER MARCÓ I MASFERRER, Institut de Recerca Històrica, Universitat de Girona. Plaça Ferrater Mora, 1.- 17071 Girona (correo-e: x.marco.masferrer@gmail.com). MANUELA MARÍN, Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC). C/ Albasanz, 26-28.- 28037 Madrid (correo-e: mmarin67@movistar.es). RAMON MARTÍ CASTELLÓ, Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: Ramon.Marti@uab.cat). JOSÉ CARLOS MARTÍN IGLESIAS, Departamento de Filología Clásica e Indoeuropeo, Facultad de Filología, Universidad de Salamanca. Plaza de Anaya, s/n.- 37008 Salamanca (correo-e: jocamar@usal.es). TOMÀS MARTÍNEZ ROMERO, Departament de Filologia, Facultat de Ciencies Humanes i Socials, Universitat Jaume I. Avgda. Sos Baynat s/n.- 12071 Castelló de la Plana (correo-e: romero@fil.uji.es ). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XVII-XX. ISSN 0066-5061 RELACIÓN DE COLABORADORES XIX DENIS MENJOT, UMR 5648/ CIHAM – Departement d’Histoire, Faculté de Géographie, Histoire, Histoire de l’Art et Tourisme, Université Lumière Lyon 2. 18 Quai Claude Bernard.- 69365 Lyon Cedex 07 (correo-e: Denis.Menjot@ish-lyon.cnrs.fr). FERMÍN MIRANDA GARCÍA, Departamento de Historia Antigua y Medieval, Paleografía y Diplomática, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Madrid. Ciudad Universitaria de Cantoblanco, Ctra. de Colmenar Km. 15.- 28049 Madrid (correo-e: fermin.miranda@uam.es). CRISTINA MONTERDE ALBIAC, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Zaragoza. C/ Pedro Cerbuna, 12.- 50009 Zaragoza (correo-e: crismon@unizar.es). JOSÉ ALBERTO MORÁIS MORÁN, Departamento de Arte y Ciencias del Territorio, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Extremadura. Av. Universidad, s/n.- 10071 Cáceres (correo-e: moraismoran@hotmail.com). JORDI MORELLÓ BAGET, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: jmorello@imf.csic.es). MARINA NAVÀS FARRÉ, Departament de Filologia Catalana-Àrea de Literatura, Facultat de Lletres, Universitat Rovira i Virgili, Avinguda Catalunya, 35.- 43002 Tarragona (correo-e: marina.navas@urv.cat - marina_navas@hotmail.com). JOAN NEGRE PÉREZ, Departament de Ciencies de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: joan.negre@uab.cat). JUAN ALFREDO OBARRIO MORENO, Departament de Dret Romà i Eclesiàstic de l’Estat, Facultat de Dret, Universitat de València. Edifici Departamental Occidental, Avgda. Tarongers s/n.- 46022 València (correo-e: juan.obarrio@uv.es). IMMA OLLICH I CASTANYER, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica, Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montalegre, 6.- 08001 Barcelona (correo-e: imma.ollich@ub.edu). MARIO ORSI LÁZARO, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: mario.orsi.mail@gmail.com). JORGE ORTUÑO MOLINA, Departamento de Didáctica de las Ciencias Matemáticas y Sociales, Facultad de Educación, Universidad Murcia. Campus Universitario de Espinardo.30100 Murcia (correo-e: jortunom@um.es ). M. ISABEL OSTOLAZA ELIZONDO, Departamento de Geografía e Historia, Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Universidad Pública de Navarra. Campus de Arrosadía.- 31006 Pamplona (correo-e: ostolaza@unavarra.es). IGNACIO PANIZO SANTOS, Archivo Histórico Nacional (Sección de Inquisición). C/ Serrano, 115.- 28006 Madrid (correo-e: Ignacio.panizo@mcu.es). JOSÉ LUIS PASCUAL CABRERO, Centro Asociado UNED de Segovia. Plaza de Colmenares, 1.40001 Segovia (correo-e: jlpascual@segovia.uned.es). JAVIER QUINTEROS CORTÉS, Departamento de Didáctica de la Lengua, la Literatura, las Ciencias Sociales y Educación Física y Deportiva, Área de Didáctica de las Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Almería. Ctra. de Sacramento s/n. La Cañada de San Urbano.- 04120 Almería (correo-e: javiercortes@hotmail.com). RAFAEL RAMIS BARCELÓ, Departament de Dret Públic, Història del Dret i de les Institucions, Facultat de Dret, Universitat de les Illes Balears. Campus UIB (Edifici Gaspar Melchor de Jovellanos), Cra. de Valldemossa, km 7.5.- 07122 Palma (correo-e: rafaelramisbarcelo@yahoo.es). DIEGO ANTONIO REINALDOS MIÑARRO, Departamento de Lengua Española, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Granada. Campus Universitario de Cartuja, s/n.18071 Granada (correo-e: drm87919@ugr.es / diegoantrm@hotmail.com). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XVII-XX. ISSN 0066-5061 XX RELACIÓN DE COLABORADORES ALBERT REIXACH SALA, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: areixach@ imf.csic.es). JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ GARCÍA, Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas historiográficas, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de Educación a Distancia. Ciudad Universitaria, C/ Senda del Rey, 7.- 28040 Madrid (correo-e: jman.rodriguez@geo.uned.es). ARACELI ROSILLO LUQUE, Departament d’Història Medieval, Paleografia i Diplomàtica, Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.08001 Barcelona (correo-e: aracli.rosillo@gmail.com). ADELINE RUCQUOI, Centre de Recherches Historiques (CNRS-EHESS). 54 Boulevard Raspail.75006 Paris (correo-e: rucquoi@ehess.fr). MAURO G. SANNA, Dipartimento di Storia, Università di Sassari. V.le Umberto I, 52a.- 07100 Sassari (e-mail: maurogsanna@tiscali.it). DANIELA SANTORO, Dipartimento di Beni culturali storico-archeologici, socio-antropologici e geografici, Facotà di Lettere e Filosofia, Università degli Studi di Palermo. V.le delle Scienze-Ed. 12.- 90128 Palermo (correo-e: danielasantoro@unipa.it). VERA ISABELL SCHWARZ-RICCI, Facoltà di Lettere e Filosofia, Università degli Studi di Napoli “Federico II”. Via Porta di Massa, 1 - 80125 Napoli.- (correo-e: veraisabellschwarz@ yahoo.de). CRISTINA SEGURA GRAÍÑO, Departamento de Historia Medieval, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid. Ciudad Universitaria, C/ Profesor Aranguren, s/n.- 28040 Madrid (correo-e: almuday@ghis.ucm.es) SIMONETTA SITZIA, Università di Cagliari - Istituto di Storia dell’Europa Mediterranea (CNR). Via Tuveri 128.- 09129 Cagliari (correo-e: simsiz@alice.it). MARIA ELISA SOLDANI, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: elisasoldani@imf.csic.es). LLUIS TO FIGUERAS, Departament d’Història i Història de l’Art, Facultat de Lletres, Campus Barri Vell. Plaça Ferrater Mora, 1.- 17071 Girona (correo-e: lluis.to@udg.edu). ANTONI UDINA I ABELLÓ, Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Facultat de Filosofia i Lletres, Universitat Autònoma de Barcelona. Campus de la UAB, Edifici B.- 08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) (correo-e: Antoni.Udina@uab.cat). MANUEL VAQUERO PIÑEIRO, Dipartimento di Scienze Storiche, Facoltà di Lettere e Filosofia, Università degli Studi di Perugia. Via Pascoli.- 06123 Perugia (correo-e: manuel. vaquero@unipg.it; vaquero@sp.unipg.it). CARLES VELA AULESA, Departamento de Ciencias Históricas-Estudios Medievales, Institución Milà i Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques, 15.- 08001 Barcelona (correo-e: cvela@ imf.csic.es). JACOBO VIDAL FRANQUET, Departament d’Història de l’Art, Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona. C/ Montealegre, 6.- 08001 Barcelona (correo-e: jacobovidal@ub.edu). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. XVII-XX. ISSN 0066-5061 ESTUDIOS MISCELÁNEOS ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 3-29 ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN DE LA ESTRUCTURA RECAUDATORIA EN LA VALENCIA DEL TRESCIENTOS MARKS, BOOKS OF MERCHANTS AND THE STRUCTURE OF FISCAL COLLECTION IN THE XIV CENTURY CITY OF VALENCIA ANDRÉS DÍAZ BORRÁS IES Camp de Morvedre (Sagunt) Resumen: Existe una relación entre marcas, libros de mercaderes y organización hacendística. Nuestro propósito es exponer como los tres aspectos han incidido en la evolución económica de Valencia y en su desarrollo fiscal. La razón de la fijación de represalias comerciales o marcas fue la actividad corsaria. Por otro lado, los libros de mercaderes son el instrumento precioso para conocer la estructura de las compañías comerciales. Ambos factores están en el origen del proceso impositivo de época medieval. Abstract: There is an analogy between marks, books of merchants and fiscal organization. Our purpose is to explain how the three aspects have impacted in the economic evolution of Valencia and in its financial development. Corsairs’ activity was the reason for marks or commercial reprisals fixation. On the other hand, the books of merchants are a precious instrument to know the structure of medieval commercial companies. Both factors are in the origin of the tax process in Middle Ages. Palabras clave: historia marítima; fiscalidad; historia de los negocios. Keywords: maritime history; taxation; business history. SUMARIO 1. La represalia como argumento jurídico medieval.- 2. Los Llibres de l’Art de la Mercaderia como aplicación jurídica.- 3. Piratería y represalia: el asalto a la coca Sant Nicolau.- 4. El libro de la mercadería de Valldaura.- 5. La marca contra franceses y la inclusión de los mercaderes afectados en la red de reintegración de dinero robado. El hermanastro del rey Pedro el Ceremonioso, Fernando, Señor de Tortosa y Albarracín, hijo de Alfonso el Benigno, había dado un documento, el 24 de diciembre de 1358, en calidad de Gobernador General del Reino de Valencia, por el cual se designaba a micer Mateu de Montull como magistrado competente en el pleito que se iba a dilucidar entre los hijos y viuda de Bernat de Valldaura, por un lado, y Domingo Aznar, tutor de aquellos, por otro1. Los demandantes acusaban al curador Aznar por su mala 1 Archivo Municipal de Valencia (AMV), Llibres judiciaris de la Cort del Racional i Jurats de València, pp-4. mà 1, f. 1r-v. En concreto de la Apel·lació de Na Valldaura contra En Domingo Aznar. El documento por el que Montull era designado juez del caso fue hecho público en Valencia el 10 de enero de 1359, cuando el procurador de los hijos de Valldaura, por intercesión del notario público de 4 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS gestión, que había hecho disminuir considerablemente el patrimonio de los Valldaura. Así pues, era acusado de propósito torticero y mala intención en la gestión de aquellos recursos y de abusos en los salarios que había cobrado, en virtud del desempeño de su función de valedor de los huérfanos y viuda2. En cualquier caso, resulta, para nosotros, muy difícil de establecer la intencionalidad de Domingo Aznar en el amparamiento de los Valldaura. De hecho, también lo fue para Mateu de Montull que, al final del proceso, fue incapaz de establecer responsabilidades concretas y nítidas, que constituyesen delito y no una gestión desafortunada y torpe de los intereses, por los que debía velar. Tampoco pudo discernir si por el contrario había mala voluntad por parte de quienes se consideraban perjudicados y en realidad disponían de menos recursos y solvencia económica de la que ellos pensaban, atribuyendo, falsamente, a Aznar acciones que jamás había cometido3. A quienes estén acostumbrados a tratar con documentos judiciales medievales no les debe extrañar esta conclusión. Los comienzos, prometedores de muchos de estos procesos, son simplemente la antesala de una decepción, a veces incomprenla Corte Bartomeu Vilalba, hará leer la carta oficial. El día 11 fueron convocados los implicados por el juez. El propósito de esa reunión será fijar una fecha a partir de la cual preparar el comienzo del juicio y, probablemente más importante, fijar la cuantía y los plazos de cobro del salario del juez. A esta reunión asistieron Domingo Aznar y su procurador Bernat Feliu, por un lado, y Pere d’Òdena, procurador de los hijos de Valldaura por otro. AMV, Llibres judiciaris, mà 1, ff. 2r-3r. Lo cierto es que el pleito quedó inmediatamente paralizado, primero por la incomparecencia sucesiva de cada una de las partes y segundo, probablemente, porque no se llegaría a un acuerdo para satisfacer los legítimos deseos del juez de cobrar su salario. Así se sucedieron las incomparecencias del 19, 26, 28 de enero, del 1 y del 4 de febrero: AMV, Ibidem, ff. 3r-6r. Sin duda, ante este cúmulo de incomparecencias Montull estaría a punto de desistir de su propósito, a no ser por la intervención, de nuevo, del Infante Fernando, quien por mediación de Pere d’Òdena, ratificaba a micer Mateu como juez competente en la causa. Por fin, en octubre de 1359, unos ocho meses después de anunciado, el juicio dará comienzo. 2 El martes 15 de octubre, ante micer Mateu de Montull, comparecieron En Martí de Torres, escribano, y los implicados en el pleito Pere d’Òdena, por un lado y Domingo Aznar con su procurador En Bernat Feliu. D’Òdena presentará un escrito con nueve puntos en el que explicaba las causas por las cuales había interpuesto la demanda. En primer lugar consideraba que Aznar debía ser removido de la tutoría de los Valldaura, en tanto en cuanto la causa no se definiese. Decía, en segundo lugar, que alguien tendría que dar cuenta de los cinco mil sueldos de la dote de la hija del difunto, que fueron entregados por Guillem Magencoses y Bernat Cirart al tutor y que se habían volatilizado. En tercer lugar, acusaba a Aznar de querer hacer todo el daño posible a los Valldaura, y por eso se fijó un salario para su tutoría desorbitado, de noventa libras (mil ochocientos sueldos), que compartiría con Sanxo Martí, frente a los cien sueldos anuales que fijara el difunto Valldaura. Por este motivo, los ingresos de censales, que corresponderían a sus tutelados habían disminuido considerablemente absorbidos por las ansias del curador. AMV, Judiciari, mà 1ª, f. 21r y mà 2ª, f. 21v. 3 En presencia de Domingo Aznar, tutor suspendido de su cargo, por el Justicia Civil de Valencia, en la administración de la herencia de los huérfanos de Bernat de Valldaura, comparece Jaume Boschà, representante de Domingo Johan, notario procurador de los huérfanos, desde la suspensión de Aznar, y dice, ante Pere Fuster, doctor en leyes, designado por el rey para entender en la apelación, y reclama cualquier cantidad que pueda corresponder a los herederos del difunto, doc., fechado a 19 de octubre de 1359. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 40r-41r. Por otro lado, el miércoles 23 de octubre de 1359, los jueces delegados en el caso de la apelación y de la resolución del pleito establecen que el último día de octubre habrá reunión de la Corte para fallar el litigio. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 41v-42v. El martes, 29 de octubre se exponen los alegatos definitivos: Aznar expone la falsedad de los documentos argüidos por d’Òdena, mientras que éste requiere el interrogatorio del anterior para encontrar la verdad. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 42v-44v. El día 5 de noviembre, Mateu de Montull, auxiliado por En Martí de Torres, establecen que el fallo sería el día de San Martín, día 11 de noviembre. AMV, Judiciari, mà 2ª, ff. 44v-45r. Por fin el día sábado, 9 de noviembre, se aplazaba el fallo definitivamente para el día 30 de noviembre de 1359, festividad de San Andrés. AMV, Judiciari, mà 2ª, f. 45r. El manuscrito acaba en este punto, no quedando constancia de la promulgación de alguna sentencia. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 5 sible, por su final difuso, que no se resuelve con un fallo judicial previsible sino en el limbo de una próxima reunión, que ya jamás llegará a realizarse. Muchas veces, parece que las partes hubiesen acordado, sin dejar constancia escrita, una resolución del conflicto al margen de la vía judicial. Es como si ésta fuera un último recurso, pero al que no se apela sino se han agotado otras vías: el pacto o la componenda extrajudicial, por ejemplo. Dado que en muchos casos, esos arreglos son posibles, los pleitos quedan interrumpidos, sin que seamos capaces de explicar racionalmente lo que ha pasado. Por otro lado, hay un gran desconocimiento de los mecanismos judiciales medievales, distintos de los actuales, en los que tampoco nos movemos con absoluta soltura, y en los que la constancia escrita no siempre quedaba reflejada y archivada para la posterioridad. Toda esta procelosa realidad conspira, casi siempre, para hacer ininteligible la vida procesal medieval, llevándonos a nosotros al infortunio y la desesperanza de no ser capaces de interpretar correctamente el pasado4 No obstante, en este caso, es cierto que las sorpresas que contenía el desarrollo del proceso compensaban las dificultades de seguir su lectura. En efecto, dos aspectos resaltan, sobre el resto, en la médula del pleito. Por un lado, las referencias a la marca, que en un momento determinado fue fijada contra súbditos del rey de Francia. No suele ocurrir que dispongamos de fehaciente información relacionada con el cobro y satisfacción a súbditos de la Corona de Aragón, por actos ilegales, cometidos por franceses. Normalmente, las informaciones de que disponemos siempre se refieren a las circunstancias contrarias. Por otro lado, la referencia al libro del arte de la mercadería de Valldaura, del que se dan, aparentemente, transcripciones concretas, es también un hito singular. Es singular debido a que no contamos con muchos indicios de esta categoría, tan detallados y precisos, para una época tan temprana. Ambos elementos, desde nuestro punto de vista, representan peculiaridades y aportaciones interesantes, que contribuyen a esclarecer, un poco más, el ámbito de los negocios en el poco iluminado mundo de la primera mitad del siglo XIV. La profundización en su estudio y conocimiento aportará luz y más información sobre un ámbito que todavía está muy lejos de haber sido explicado. Por otro lado, las faltas a las que hacemos referencia nos pueden llevar a considerar conveniente la profundización en el análisis de las repercusiones internas, que pudo tener el establecimiento de marcas para la vida económica valenciana. La organización del cobro y explotación de la marca, aunque en Valencia quedara lejana no sería desconocida. No faltaría gente capaz de entender los procedimientos, mecanismos y funciones que activaban los cobros, su regularidad o su cuantía. Todas estas consideraciones servirán, sin ningún género de duda, para la mejora organizativa de la economía privada, pero también serviría para dotar a las instituciones de instrumentos adecuados y aplicables en situaciones distintas o problemas diversos: fijación de impuestos locales, cobros de imposiciones del General, etc. 1. LA REPRESALIA COMO ARGUMENTO JURÍDICO MEDIEVAL Parece un argumento jurídico poco reprochable el pensar que un inocente no debe pagar las culpas de otros sujetos de derecho. Si no fuera así, no habría ninguna garantía de que la ley nos protege, antes al contrario, parecería sensato desconfiar de un mundo en el que, en cualquier momento, pudieras verte legalmente acusado con 4 Es ejemplificador el caso de Úrsola, esposa de un acaudalado labrador de Morvedre, que por intercesión de su amante intentó asesinar a su esposo, suministrándole venenos. El resultado final de este proceso es paradigmático de cuanto decimos y esclarecedor. Andrés DÍAZ BORRÁS, Contra Úrsola. Morvedre, 1425-1428. Una aproximación histórica, Sagunto, 2007. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 6 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS fundamentos sólidos, por un delito no cometido objetivamente. No obstante, este tipo de pensamiento, aparentemente bien trabado, tropieza con una incontestable contradicción, que llevada hasta sus extremos puede ponernos frente a una auténtica injusticia. El problema se puede esbozar en los siguientes términos: aquel perjudicado por otro, que no es repuesto en su estado, es doblemente vejado, porque al padecimiento que supone el delito hay que añadir el que significa la imposibilidad de una legítima reparación. Así las cosas, los juristas medievales se encontraron, como tantas veces, con un dilema sin solución aparente: o los inocentes siniestrados eran doblemente perjudicados o se extendía la consideración de delito a una serie de inocentes, de manera impropia, para satisfacer a la víctima. Esta disyuntiva era más fácilmente resoluble cuando todos los implicados eran súbditos de un mismo señor. En estos casos el problema podía ser acotado por el freno superior que los gobernaba. Con todo y con eso, las represalias y los pleitos no dejaron de aparecer entre miembros de una misma soberanía, muchas veces vinculados a fenómenos sociales como las bandositats5. No obstante, cuando esto ocurría, podían arbitrarse, desde la autoridad, medidas compensatorias, acuerdos entre las partes y también en algunos casos venganzas extrajudiciales toleradas. Sin embargo, las cosas cambiaban mucho cuando siniestrados y delincuentes pertenecían a señorías diversas. Aquí se ponía en cuestión, además de la injusticia flagrante, las relaciones entre las señorías y la eficacia de sus aparatos administrativos para resolver el conflicto. Era pues un tema de desarrollo jurídico pero también de diplomacia internacional y de coyuntura política; que se mezclaban y mediatizaban todo el asunto. Por lo que se refiere a los conflictos comerciales, la normativa de tradición romanista, imperturbable ante la letra escrita, probablemente hubiera sido partidaria de evitar el pago de un delito a elementos no culpables6. 5 “Las expresiones de solidaridad vecinal se articulan con el marco jurídico legal: en 1336 el rechazo, por la corte judicial de Gerona, de la reclamación presentada contra un gerundense por parte de un mercader de Tortosa, comporta la protección de esta ciudad a su conciudadano y a una reclamación que, al no ser atendida, se considera “fadiga de dret”, dando lugar a un proceso de marca contra los bienes de cualquier gerundense, que será respondido desde Gerona. La noción de solidaridad colectiva se imbrica así con el ejercicio judicial ordinario: agotadas las primeras actuaciones ordinarias sin obtener satisfacción de la reclamación, el mismo procedimiento jurídico permite actuar contra el colectivo al que pertenece el inculpado mediante la marca o incautación de bienes. La noción de solidaridad colectiva se imbrica así con el ejercicio judicial ordinario: agotadas las primeras actuaciones ordinarias sin obtener satisfacción de la reclamación, el mismo procedimiento jurídico permite actuar contra el colectivo al que pertenece el inculpado mediante la marca o incautación de bienes. La insuficiencia de esta vía, o su incapacidad para detener a inculpados en crímenes, justifica la actuación conjunta y armada contra el colectivo que protege en su seno al inculpado. Esta respuesta también debe de activarse de modo regulado, justificada por el procedimiento judicial que ha recorrido las fases previas de la reclamación y conducida por quien goza de la representación soberana, combinándose así con la cohesión solidaria del colectivo local ya reivindicada y reconocida en los primeros reconocimientos de organización municipal” (Flocel SABATÉ, El somatén en la Cataluña Medieval, “Clío & Crimen”, 3 (2006), pp. 209-304, en concreto p. 214. También, p. 222: “Dado que el somatén, más que una respuesta espontánea, es la conclusión de un determinado procedimiento jurídico, el recorrido formal hasta su aplicación será conocido como proceso de sometent: “procés de sometent”, “processum soni emissi”. Efectuadas las oportunas reclamaciones de justicia por el correspondiente ordinario, la denegación –“fadiga de dret”– justifica resarcirse con un proceso de “marca” que permite requisar los bienes de cualquier miembro de la jurisdicción del inculpado o, si es el caso, exigir con las armas la cesión del inculpado o el resarcimiento de la injuria mediante el proceso de somatén. Formalmente corresponde al oficial ordinario valorar estos extremos. En la práctica, siempre actúa tras el correspondiente posicionamiento municipal”. 6 “El dret de marca o de represàlia es basava en una llunyana tradició d’origen germànic en la qual l’error comès per un membre podia, segons les circumstàncies, afectar tota la col·lectivitat. Aquesta ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 7 Sin embargo, los jueces europeos, también los del Mediterráneo occidental, más romanizados, no atendieron a esta reflexión y se decantaron por una versión aparentemente más bárbara, más germánica en la apariencia, el castigo colectivo como símbolo de la solidaridad del conjunto urbano dominante de las tropelías cometidas por los miembros de su grupo7. Al fin y al cabo, de no ser así, la proliferación del latrocinio marítimo y la piratería hubiera colapsado todas las negociaciones pacíficas8. En realidad, es posible que no se trate tanto de una disyuntiva entre tradiciones jurídicas occidentales como de un uso mucho más arraigado en la memoria de la gente de la mar, independientemente de su origen. De hecho marcas y represalias también existieron en las relaciones entre la Corona de Aragón y el mundo musulmán, por ejemplo9. En realidad, es probable que el castigo colectivo pretendiera conseguir, de las rudimentarias administraciones medievales, una mejora en su eficacia a la hora de perseguir el delito y prevenirlo, disuadiendo de su impunidad. Así pues conviene puntualizar que la legislación sobre represalias, más que un vestigio de la oscura barbarie poco romanizada, fue un evidente progreso en el pensamiento jurídico medieval fruto de una experiencia plural y tal vez multicultural. Las represalias comerciales, conocidas también en todas partes como marcas, buscaron servir, en primer lugar, para resarcir a los afectados pero también para mejorar los canales internacionales de aplicación de la justicia. Su propósito era el de evitar que se produjeran frustrantes lances legales. En efecto, su carácter disuasorio estaría concebido con el propósito de que las autoridades soberanas intervinieran, rápida y eficazmente, para impedir que el delito de un connatural quedara sin castigo y la parte contraria viera satisfechos sus legítimos derechos, en la colectividad nativa pràctica jurídica, radicalment contrària al dret romà, que s’oposa totalment que es pugui pagar una culpa de la qual s’és innocent, es va començar a partir del segle XII com a única alternativa d’obtenir justícia quan, per motiu de diferent jurisdicció, aquesta es feia impossible. Com molt bé diu R. DE MAS LATRIE, Du droit de marque au droit de représailles au Moyen Âge. Bibliothèque de l’École de Chartes, VIè série, II. Paris, 1885, no és d’estranyar que aquestes marques apareguessin generalment relacionades amb el mon del comerç i dels negocis mercantils” (Lluís DUCH ÁLVAREZ, Armes espirituals i materials: política. Antropologia de la vida quotidiana, 4,2. Abadia de Montserrat, 2001, p. 185). 7 “Un altre estudi pioner fou el que dedicà a les represàlies i al dret de marca a l’edat mitjana, que obeïa, deia, al “desig d’obtenir la restauració del dret vulnerat, l’aspiració de reprendre els béns perduts o l’equivalència del que fou robat o destruït” i, naturalment, al desig de venjança; el principi de la solidaritat entre l’agressor i els convilatans o connacionals permetia exercir aquest dret de restauració dels béns perduts contra un cercle ampli de persones” (Maria Teresa FERRER MALLOL, Joaquim Miret i Sans: Semblança biogràfica, Barcelona, 2003. 54 p. [Conferència pronunciada davant el Ple de l’Institut d’Estudis Catalans, per M. Teresa Ferrer i Mallol el dia 17 de juny de 2002]). 8 En palabras del profesor Gilissen “Même lorsque le village devient ville, la solidarité peut subsister, sur tout lorsque la ville se développe au départ d’une communauté de marchands. Dans l’Europe du bas moyen âge par exemple, existait le droit de marque ou de représailles, en vertu duquel un bourgeois d’une ville de trouvant dans une ville étrangère, pouvait y être contraint de payer la dette d’un autre bourgeois de sa ville” (John GILISSEN, Les sûretés personnelles. Première Partie. Synthèse Générale Civilisations Archaïques, Antiques, Islamiques et Orientales, Bruxelles, 1974, p. 45). 9 “Durante el siglo XIV las relaciones comerciales de la Corona de Aragón con el Levante mediterráneo no siempre fueron fáciles. Los catalanes disponían de un consulado en Beirut, desde 1347, trasladado en 1379 a Damasco. Pero en 1365 se dejan arrastrar a una cruzada del rey de Chipre, Pedro I, contra Egipto. Alejandría fue saqueada, y el sultán ordenó represalias contra los mercaderes catalanes. Sólo cinco años después, en 1370, fue firmada la paz, reabriéndose al comercio cristiano el puerto de Alejandría. Nuevos incidentes en 1386, con la captura de cargamentos egipcios embarcados en naves tunecinas, obligaron a una suspensión temporal de relaciones” (Pau CATEURA BENNÀSSER, Mundos mediterráneos: el reino de Mallorca y el sultanato mameluco (siglos XIII-XV), “Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval”, 13 (2000), pp. 85-101. En concreto p. 90). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 8 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS del delincuente10. Al fin y al cabo, se podría pensar que la señoría, que tan torpemente hubiera actuado, primero al dar origen a un infractor de la ley y después al permitir que se saliera con la suya, sin ninguna pena, merecería alguna clase de corrección o llamada al orden11. Así pues, las marcas constituían una forma de racionalizar el castigo o la satisfacción judicial, que de otra manera podría acabar siendo mucho más violenta, imprevisible y destructiva. Por otro lado, esta forma de represión era susceptible de aplicación en épocas y circunstancias diversas, de acuerdo con la voluntad y la conveniencia de los afectados. Una norma tan tornadiza se ve, por ejemplo, en el Señorío de Vizcaya a lo largo de toda la Edad Media. En efecto, debido a las peculiaridades de estos territorios y de las villas marineras de Vizcaya y Guipúzcoa, resultaba muchas veces inconveniente mantener marcas contra otros súbditos de señorías que hubiesen actuado de manera incorrecta, puesto que estos mismos aprovisionaban el litoral cantábrico con bienes y vituallas imprescindibles. Eso generará que las autoridades vascongadas constantemente intenten superar la situación de marcas contra súbditos o integrantes de otras señorías, siempre con el propósito de mantener aprovisionados sus puertos12. 10 “As represalias concebiam-se apenas como instrumento utilizavel quando se nao pudesse confiar nos meios jurisdicionais e como forma de efectivar a obligaçao existente na vida internacional de prestar jusriça aos estrangeiros sem delongas e malícias” (Ruy Manuel de ALBUQUERQUE, As represalias. Estudo de História do Direito portugués (sécs. XV e XVI), Tomo I, Lisboa, 1972, p. 826). 11 Así se puede pensar que lo han entendido algunos de los historiadores anglosajones que más se han preocupado por este tipo de cuestiones: Maurice Hugh KEEN, The law of war in the late middle ages, London-Toronto, 1965. Hay multitud de reediciones de este libro. Emily Sohmer TAI, Honor among thieves: piracy, restitution, and reprisal in Genoa, Venice, and the Crown of Catalonia-Aragon, 1339-1417. Tesis de doctorado inédita leída en Harvard University, 1996. También puede ser muy interesante su trabajo titulado Marking water: piracy and property in the Pre-Modern West en el Congreso Seascapes, littoral cultures, and trans-oceanic exchanges (Washington D. C.12-15 febrero 2003). Edición digital de Debbie Ann Doyle y Brandon Schneider y formateada por Chris Hale, para www.historycooperative.org/proceedings [consulta: 15.05.2008]. Por último también es muy interesante la obra de Keechang KIM, Aliens in Medieval Law. The origins of modern citizenship, Cambridge, 2001. En especial nos ha interesado el apartado que hacía referencia al trato a los extranjeros en situación de paz y guerra, p. 98. 12 “En ocasiones, la ejecución de las represalias tenía un efecto colateral pernicioso: afectaba la actividad comercial marítima hasta el punto de que los mercaderes y los transportistas rehusaban conducir sus naves por aquellos lugares donde temieran ser asaltados. En el caso de las provincias costeras vascas este efecto colateral repercutía de forma especial, ya que su economía y el abastecimiento de vituallas para su mantenimiento descansaba en buena medida en el comercio marítimo” (Iñaki BAZÁN, ‘Degollaron a todos los dichos treynta y tres ingleses y asy degollados dis que los lançaron en la mar’. Las hermandades vascas y la lucha contra la piratería en la Baja Edad Media, “Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco”, 5 (2006), pp. 69-93. En concreto p. 77). En la década de los 90 se instituyó la Hermandad de Bizkaya, cuyas ordenanzas en cuanto al comercio internacional defendían el librecambismo, excepto para la saca de vituallas que expresamente se prohibía, y en el mismo sentido se derogaban las marcas aplicadas a los ‘navíos extranjeros’ que las introdujesen en el Señorío. Sabino AGUIRRE GANDARIAS, Relaciones internacionales de Bizkaia con la Europa Atlántica medieval, “Revista internacional de Estudios Vascos”, 36/2 (1991), pp. 339-363. En concreto p. 349). José Luis ORELLA UNZUÉ, Los vascos y sus relaciones mercantiles con Francia: Gascuña y Aquitania (siglos XV-XVI), “Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco”, 5 (2006), pp. 567-601. En concreto p. 587, para el caso de la reclamación de Lequeitio. Por lo que respecta a las relaciones con Inglaterra vid. Julián Antonio PRIOR CABANILLAS, Un caso de derecho internacional privado de finales del siglo XV: una Real Ejecutoria de la Chancillería de Valladolid sobre el comercio del pastel, “Cuadernos de Historia del Derecho”, 10 (2003) pp. 345362. En el plano mercantil, Guipúzcoa pasaba a ser la puerta privilegiada para el comercio entre Castilla e Inglaterra, ya que se declaraba libre el tráfico y la estancia de mercaderes en uno y otro ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 9 Una situación no exactamente idéntica se produciría en Galicia13. Así, integrantes de la misma señoría reaccionaban de manera heterogénea, ante un problema semejante, a causa de circunstancias diversas. En el fondo estaba también un, apenas disimulado, interés por parte de príncipes y señorías, por arrebatar competencias a comunas y elementos feudales soberanos o quasi soberanos durante la Edad Media14. A lo largo del último cuarto del siglo XIV, algunos teóricos del derecho comenzaron a contemplar la vieja disposición latina, que impedía las pignoraciones forzadas, en represalia por acciones ilegales, desde otro punto de vista distinto de una hermética condena. En efecto, fruto de la que sin duda era una corriente de opinión muy extendida, será, precisamente, un italiano el que de el paso teórico más importante, al hacer compatible el buen derecho con una realidad que venía, imperturbablemente, cambiando lo pernicioso de las confiscaciones indiscriminadas por otro planteamiento mucho más lógico y positivo para las represalias. Se trataba de Giovanni da Legnano y su Tractatus de bello, de represaliis et de duello, redactado alrededor de 1375 o 1376. Con anterioridad, sin embargo, otros juristas ya habían identificado no solamente el problema sino también la forma de resolverlo15. De este modo, se sancionaba, desde el punto de vista de la ortodoxa teoría judicial, lo que la costumbre y los usos tradicionales venían realizando desde tiempo inmemorial. La justicia, en la opinión popular, consistía en hacer extensible determinados delitos a todos los súbditos de una señoría, con el simple propósito de poder hacer pagar a delincuentes, que pretendían salir impunes, y resarcir a víctimas que habrían sufrido el desamparo de la ley. Podemos, por lo tanto, exponer ya aquello que es o puede definirse como marca o represalia. Existen algunos textos que nos ilustran sobre la naturaleza jurídica de estos términos16. No obstante, hay que tener presente que existe una cierta país, suspendiéndose las tradicionales marcas de represalia cuyo empleo era reflejo de la política de carácter agresivo que se había seguido durante el periodo anterior de supresión de marcar, p. 347. 13 Alfredo ERIAS MARTÍNEZ y José Mª VEIGA FERREIRA, Betanzos y su provincia en la época del Emperador Carlos V, “Anuario Brigantino”, 25 (2002), pp. 181-260, en concreto pp. 192 y 196. 14 “À doutrina afirmada pelos teóricos da exclusiva titularidade do direito de conceder represálias por parte do princeps corresponderam, no campo dos fatos, os esforços dos sumos imperantes para privarem de faculdade de as outorgar os grandes feudatários, os organismos municipais e profissionais, parlamentos e até simples senescais reais, de forma a imporem o princípio de que só por autoridade régia eram as represálias praticáveis –não apenas devido aos evidentes perigos que representava nos domínios das relações internacionais a posse do direito de conceder represálias por aquelas entidades, como pelo prejuízo acarretado internamente à unidade política e ao princípio da soberania. Além das constantes lutas e da insegurança nascida das represálias e contra-represálias praticadas no interior de reino, faculdade de conceder represálias permitia, como resulta das construções doutrinais, negar a existência de um superior e sustentar a qualidade de soberano” (Ruy Manuel de ALBUQUERQUE, As represalias, p. 853). 15 Jasonne Grabher O’BRIAN, In defense of the Mystical Body: Giovanni da Legnano’s Theory of Reprisal, “Roman Legal Tradition”, 1 (2002), pp. 25-55. Por lo que se refiere al texto, citado por O’Brian, de Legnano vid. Giovanni da LEGNANO, Tractatus de bello, de represalias et de duello, en The Classics of International Law Series, 8 (Editado por E. Holland), Oxford, 1917. Hay una reimpresión moderna en Buffalo, 1995. Sobre la obra de este jurista vid. G. ERMINI, I Trattati della Guerra e della Pace di Giovanni da Legnano in Studi e memorie per la storia dell’Universita di Bologna. 1ª series, VIII, Bologna, 1924, pp. 111-112. Otros trabajos académicos del siglo XIV habían contemplado parcialmente o desde una postura no tan definida las ideas de Legnano. Vid. Bartolus de SAXOFERRATO, Tractatus represaliarum en Consiliarum Bartoli, libri duo (1354), Lyon, 1555, ff. 125r-131r. Igualmente hay que tener en cuenta el Commentarium de Statutis, libri quatuor, I, q. 53a y De represalliis, en Tractatus universi iuris, 2, publicado en Venecia en 1584. 16 Una buena definición puede ser la que considera que las represalias: “exerxiam-se contra inimigos, contra amigos ou simpatizantes de inimigos, contra neutros, contra compatriotas de um culpado ou de um devedor insolvente, etc. Implicavam destruições e mortes mas, sobretuto, confiscos de ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 10 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS pluralidad de criterios o enfoques respecto de lo que se puede entender como represalia. Efectivamente, si buena parte de los historiadores del derecho contemplan este fenómeno como un conflicto, que en su esencia es comercial, mercantil, también puede entenderse como un procedimiento para distinguir entre piratería y guerra de corso. Así, algunos estudiosos vinculan las marcas con la voluntad de la alta política de señorías o monarcas, como una forma de ordenar sus intereses internacionales, de acuerdo con principios de guerra irregular, pero dejando al margen la piratería17. Desde nuestro punto de vista resulta inconveniente hacer uso del concepto nación o nacionales, cuando estamos hablando de señorías plenamente medievales y por lo tanto distantes de las revoluciones burguesas, cuando aparecerá la ideología y la doctrina nacional. Hacer mención del concepto nación o nacionales, cuando hablamos de señorías anteriores al antiguo régimen, es impropio y confuso. En cualquier caso, muchos de los países mediterráneos y adyacentes han contado con buenos investigadores que, casi de manera homogénea, han tratado el tema de las represalias con solvencia. Los más veteranos fueron los franceses, que han desarrollado la curiosidad por el tema desde mitad del siglo XIX hasta mediados del XX, aproximadamente; pero también hubo italianos y portugueses, que se preocuparon por la cuestión a finales del siglo XIX y primera parte del veinte, los primeros, y en la parte central de esta centuria los segundos18. A parte de los bens, prisões e fixações de residência, embargos ao comérço e à livre circulação, etc. Constituíam, moitas vezes, prelúdios a conflitos declarados o prolongamentos desses mesmos conflitos. Davam lugar a abusos frequentes, cometidos quer em terra quer no mar, por “engano” quanto à identidade do objeto da represália. O direito de represália era, por vezes, concedido por diploma régio, por exemplo una “carta de marca” que garantia ao capitão de um navio imunidade no ataque a navios inimigos uo para-inimigos e no confisco dos respetivos bens. Em contrapartida, “seguravam-se” navios estrangeiros contra tais apreenções, garantindo-lhes segurança” (A. H. De OLIVEIRA MARQUES, As relações diplomáticas, en Actas das II Jornadas Luso-Espanholas de História Medieval, vol. I, Porto, 1987, p. 57). 17 “La historiografia recent, malgrat que subratlla la impossibilitat d’una diferència de significat entre pirateria i cors, ha intentat no obstant això de posar limitacions entre els dos conceptes, especificant la base de tal distinció essencialment en la carta de marca o represàlia, la qual, concedida pel sobirà i justificada per la incapacitat de l’Estat de rescabalar els danys soferts pels seus súbdits, permetia al segle XV de realitzar personalment accions de pirateria autoritzada contra els països que havien causat el dany, si abans no s’havia arribat a un acord pecuniari. Així, doncs, la represàlia garantia els mercaders particulars contra pèrdues eventuals, i alhora permetia un control més gran de les autoritats públiques sobre les empreses particulars, a més de tendir a orientar els intents particulars en una única direcció, la lluita contra els enemics del rei” (Anna UNALI, Mariners, pirates i corsaris catalans a l’època medieval, Barcelona, 1986, pp. 141-142). 18 El libro de René de MAS LATRIE, Du droit de marque au droit de représailles au Moyen Âge, París, 1875, 123 pp. Editado inicialmente en “Bibliothèque de l’École des Chartes”, 27 (1866), pp. 529-577, 29 (1868), pp. 294-317 y pp. 612-635. Sobre el caso concreto de Marsella vid. Guillaume-Marie-Joseph EIGLIER, Étude historique sur le droit de marque ou de représailles à Marseille aux XIIIe, XIVe et XVe siècles, Marseille, 1888. Cierta popularidad tuvo el siguiente trabajo de André HAUMANT, Les représaille, Paris, 1934, 224 pp. Con diferencia el más moderno es juntamente con el de Mas Latrie el que ha recibido más atención. Pierre-Clément TIMBAL, Les lettres de marques dans le droit de la France médiévale, Bruxelles, 1958. En concreto dentro de la colección Recueil de la Société Jean Bodin, L’Étranger, 10. El primero de los italianos sería Alberto del VECCHIO, Le rappresaglie nei comuni medievali e specialmente in Firenze, Bologna, 1894. XLV + 417 pp. Hay ediciones facsímiles de 1974 y 1984 como mínimo. Otro texto más reciente es el de Giovanni Italo CASSANDRO, Le reppresaglie e il fallimento a Venezia nei secoli XIII-XVI, Torino, 1938. Hay una edición más moderna de 1970. Por lo que se refiere a los investigadores portugueses vid. Ruy Manuel de ALBUQUERQUE, As represalias. Estudo de História do Direito portugués (sécs. XV e XVI), Lisboa, 1972, 2 Vols. También Luis Miguel DUARTE, Crimes do mar e justiça da terra, “Revista de Facultade de Letras. Universidade do Porto. História”, II serie, vol. VIII (1991), pp. 43-73. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 11 lusitanos, serán historiadores catalanes quienes más profundamente se hayan interesado por este aspecto en la península Ibérica, de hecho, se rastrea su interés desde comienzos del siglo pasado y se prolonga durante toda la centuria19. Al margen de este fenómeno de las marcas, promovidas por actos de guerra de corso, hay otras evidencias que nos hablan sobre conflictos, lógicos en zonas limítrofes, entre los vecinos de uno y otro lado de la frontera. Estas marcas o represalias fronterizas, podríamos decir menores, locales, vecinales, menudearon, por ejemplo entre las tierras de Castilla y Aragón20. Además, encontramos también litigios interiores entre poblaciones de una misma señoría, que podían acabar generando un gran conflicto de orden público, como las bandositats, en buena medida. Al margen de esto, en el acervo historiográfico del ámbito territorial catalanoaragonés encontramos una disimetría llamativa. Por regla general, las informaciones de que disponemos tratan de referencias circunscritas a acciones protagonizadas por súbditos de la Corona de Aragón, que sufrirán el marcaje por parte vasallos de señorías vecinas. En este sentido resulta evidente pensar que las informaciones de que disponemos son más de reclamaciones extranjeras que no peticiones de represalias y procesos de evolución de las mismas, propias de súbditos catalanoaragoneses. Desde luego, sabemos que existieron acciones hostiles contra mercaderes de la señoría del rey de Aragón, pero no nos consta mucha información relativa a aquellos hechos o a las circunstancias en las que se produjeron y que se refieran también a cuestiones de marcas21. Probablemente, las razones de todo eso tienen que ver con la agresividad de la política exterior de la señoría del rey de Aragón, desde finales del siglo XIII, y a los encontronazos del expansionismo comercial catalán por el Mediterráneo occidental, contundencias que tuvieron, entre otras secuelas, la de la acre rivalidad con potencias como Francia, territorio próximo y comercialmente competidor. La fijación de imposiciones, por otro lado, contribuyó a ensayar fórmulas fiscales de recauda19 Joaquim MIRET I SANS, Les represàlies a Catalunya durant l’Edat Mitjana, “Revista Jurídica de Catalunya”, 31 (1925), pp. 289-304 y 385-417. Josefina MUTGÉ VIVES, La marca de Bernat Melhac, la Corona catalanoaragonesa i el Llenguadoc (1327-1336) en XIIe Congrès d’Histoire de la Couronne d’Aragon. Montpellier, 1985. Vol. I (1987), pp. 175-188. También en “Anuario de Estudios Medievales”, 16 (1986), pp. 227-238. EADEM, Una marca francesa contra els catalans, provocada per Francesc Carròs (1323-1335) en Homenatge a la Memòria del Prof. Dr. Emilio Sáez, Barcelona, 1989, pp. 127-138. EADEM, La inseguretat en el Mediterrani medieval. Acord entre el rei catalanoaragonès Pere el Cerimoniós i el francès Joan II de Valois (1351) per a la solució de les marques existents entre ambdós regnes en La Corona catalanoaragonesa i el seu entorn mediterrani a la Baixa Edat Mitjana, Barcelona, 2003, pp. 185-203. EADEM, Dos ejemplos de negociación de la época del rey catalana-aragonés Alfonso el Benigno (1327-1336) en Negociar en la Edad Media / Négocier au Moyen Âge (Maria Teresa FERRER MALLOL, Jean-Marie MOEGLIN, Stephane PÉQUIGNOT y Manuel SÁNCHEZ MARTÍNEZ, eds.), Barcelona, 2005, pp. 527-551. 20 Máximo DIAGO HERNANDO, Introducción al estudio del comercio entre las coronas de Aragón y Castilla durante el siglo XIV, las mercancías objeto de intercambio, “La España Medieval”, 24 (2001), pp. 47-101. En concreto podemos encontrar marcas locales entre poblaciones en pp. 58, 72-73, 83, 85, 93-94 y 97. Acciones de represalia en pp. 50, 52, 57 y 89. 21 “Siete años después de los hechos, producidos en 1336, el gobernador de Mallorca comunica al rey de Sicilia que se ha constituido una marca para satisfacer la parte todavía no satisfecha de lo robado por Marino Coxe, almirante de 15 galeras a sueldo de Sicilia, que había asaltado una nave cargada con alumbre, oro y especias –valorado en 23.291 florines de oro- de mercaderes mallorquines que habían cargado en las partes de Romanía para llevarlas a Flandes”, Antonio ORTEGA VILLOSLADA, Las relaciones marítimo-comerciales entre el Mediterráneo y el Atlántico. El papel de Mallorca en el comercio entre Oriente y Occidente Siglos XIV y XV, en VIII Congreso de la Sociedad Española de Historia Económica, Santiago de Compostela, 2005, 34 p. en concreto p. 29. www.usc.es/estaticos/ congresos/histec05/b24_ortega_villoslada.pdf [consulta: 15.05.2008]. Vid., también del mismo autor: El reino de Mallorca y el mundo Atlántico (1230-1349), La Coruña, 2008. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 12 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS ción, que tendrán una enorme importancia en un inmediato futuro. La posibilidad de aprovechar la capacidad recaudatoria privada de los mercaderes afectados servirá a las instituciones medievales para consolidar una eficacia recaudatoria que les faltaba absolutamente pero que no surgió de repente22. 2. LOS LLIBRES DE L’ART DE LA MERCADERIA COMO APLICACIÓN JURÍDICA El caso en el que se vieron envueltos el armador y patrón Pere Dezpuig, y su socio y escribano de nao Guillem Domingo, por un lado, y la compañía comercial de Bernat Valldaura y Domingo Aznar, por otro, nos permitirá constatar el funcionamiento de las marcas desde el punto de vista de los súbditos siniestrados de la Corona de Aragón. En otro orden de cosas, hay una singularidad que hemos de resaltar. Sabemos de muchas de las circunstancias de este caso gracias al supuesto Libre de l’Art de la Mercaderia de Bernat Valldaura. Probablemente, este texto se conservó debido, primero, a la continuidad de las anotaciones llevadas por Domingo Aznar, en calidad de socio de Bernat y tutor de los huérfanos de Valldaura y procurador de los derechos de su viuda, y después debido a la necesidad de los herederos del difunto Valldaura de avalar, con testimonios fehacientes, sus reclamaciones respecto de la gestión de Aznar. Eso significó agregar, como pruebas y evidencias, páginas enteras de aquel registro del mercader difunto, elemento fundamental para entender la conservación de informaciones referidas a la represalia contra franceses, que reclamaron los siniestrados. Por deducción, cabe considerar que si no es frecuente encontrar informaciones relacionadas con marcas contra extranjeros, en la Corona de Aragón, ello podría estar vinculado con el hecho de que ese tipo de informaciones se gestionaba en administraciones distintas, propias de otras señorías, o porque las fuentes documentales disponibles en la Corona de Aragón serían, al margen de otras, los libros de mercaderes, raros y no suficientemente analizados. Efectivamente, desde luego, sabemos que existieron a lo largo del siglo XIV y además menudearon entre algunos de los sectores mercantiles, aunque no es sencillo el encontrarlos23. De este modo, la primera cuestión a la que hemos de enfrentarnos es una cuestión de terminología: la diferencia, no siempre bien establecida, entre los libros destinados a las cuentas y su seguimiento, por parte de los mercaderes, y los libros destinados a la mejora de la técnica mercantil o de informaciones vinculadas con los negocios. Sin olvidar los libros de cuentas de instituciones públicas como comunas o gremios, por ejemplo24. Probablemente las versiones más 22 María José CARBONELL BORIA y Andrés DÍAZ BORRÁS, Determinación y definición de cuentas de las Cortes de 1329 en 1332. Antecedentes de la Generalidad Valenciana. La fiscalidad territorial y las imposiciones locales, “Anuario de Estudios Medievales”, 34/2 (2004), pp. 713-745. 23 Torres i Cortina no ha encontrado libros de mercader propiamente dichos en el registro de todos los hallados en el archivo comarcal de Manresa, por lo que deduce que no debieron de existir, por más que los comerciantes manresanos estuvieran capacitados para leer y escribir textos, a lo largo del trescientos, y de hecho llevaran registros de sus negocios. Miquel TORRES I CORTINA, L’escriptura i el llibre a la Catalunya Central als segles XIII i XIV, tesi doctoral, Universitat Autònoma de Barcelona, pp. 2 y 39. 24 Antonia BORLANDI, Il manuale di mercatura di Saminiato de’ Ricci [1396], Génova, 1963, 181 pp. (Fonti e Studi, IV). Cesare CIANO, La Pratica di mercatura datiniana (Secolo XIV) (Con presentazione di Federigo Melis), Milano, 1964, 254 pp. (Biblioteca Della revista Economia e Storia, 9). Raffaele CIASCA, L’arte dei Medici e speziali nella storia en el commercio Fiorentino del secolo XII al XV, Firenze, 1927, 811 pp. (Biblioteca Storica Toscana). Benedetto COTRUGLI, Della mercatura ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 13 antiguas de los libros de negocios de mercaderes sean aquellas más parecidas a las de nuestra fuente. Las primeras insinuaciones de la existencia de libros de cuentas, en la Corona de Aragón, corresponden a las ciudades de Barcelona y Mallorca, alrededor de 127525. El primer libro de cuentas abarca al período 1304-1322, pero se trata de un registro público del cobro de la imposición sobre mercadería pisana en Mallorca26. Un poco posterior es el primer registro de cuentas de mercaderes, manuscrito que fue formándose gracias a los negocios de los miembros de la Compañía Mitjavila, sociedad familiar que negociaba, prácticamente, con los tres continentes conocidos: Flandes, Sicilia, Cerdeña, Nápoles, Chipre, Beirut y Alejandría27. Estos escritos y otros posteriores han contribuido a formar la impresión de que la contabilidad, en los territorios peninsulares, se había organizado rápidamente y había adquirido una estructuración hasta cierto punto pionera en el ámbito europeo. No obstante, es innegable que no hay muchos estudios que nos ilustren sobre la existencia de libros de cuentas de mercaderes28. Por esa razón puede resultar estimue del mercante perfetto, libri quattro, Venecia, 1573. Giorgio di Lorenzo CHIARINI, El libro di mercatantie et usanze de’ paesi (Franco BORLANDI, ed.), Torino, 1936, 212 pp., (Colección Documenti e Studi per la storia del commercio e del diritto commerciale italiano, pubblicati sotto la direzione di Federico Patetta e Mario Chiaudano,7). Édouard FORESTIÉ, Les livres de comptes des frères Bonis, marchands montalbanais du XIVe siècle, Paris et Auch, 1890-1894, 3 vol. (Archives historiques de la Gascogne; ser. 1, v. 20, 23, 26). Miguel GUAL CAMARENA, Un manual catalán de mercadería (1455), “Anuario de Estudios Medievales”, I (1964), pp. 431-450. Miguel GUAL CAMARENA, El primer manual hispánico de mercadería (siglo XIV), Barcelona, 1981. Roberto S. LÓPEZ, Un texte inédit: le plus ancien manuel italien de technique commerciale, “Revue Historique” CCXLIII (1970), pp. 67-76. José María MADURELL MARIMÓN, Contabilidad de una compañía trecentista barcelonesa (1334-1342), “Anuario de Historia del Derecho Español”, XXXV (1965), pp. 421-525, y XXXVI (1966), pp. 457-546. 25 E. HERNÁNDEZ ESTEVE, Orígenes y desarrollo de la contabilidad en España, siglos XIII-XIX, en J.A. GONZALO ANGULO (a cargo de), Contabilidad en España. Madrid, 1992; también hay versión en inglés: Origins and development of accounting in Spain (from the 13th to the 19th century), in J. A. GONZALO ANGULO (a cargo de), Accounting in Spain, Madrid, 1992. 26 T. ANTONI, I “Partitari” maiorchini del Lou dels Pisans relativi al commercio dei Pisani nelle Baleari (1304-1322 e 1353-1355), Pisa, 1977. 27 J. M. MADURELL I MARIMON, Contabilidad de una compañía mercantil trecentista barcelonesa (1334-1342), Madrid, 1966. 28 Amedeo LEPORE, Sulle origini, sull’evoluzione e sullo statu dell’arte della Storia della Contabilità in Spagna, “De Computis, Revista Española de Historia de la Contabilidad”, 3 (2005), pp. 33-71. En concreto vid. pp. 38-39. “Per quanto riguarda la fase “premoderna” – nell’arco di tempo che va dal XIII al XV secolo –, pur risultando l’esistenza di vari libri contabili e di talune disposizioni legali, non viè traccia di alcun trattato o testo dottrinale sulla materia. Le prime notizie di sistemi contabili e libri dei conti si riferiscono alla Corona di Aragona e, in particolare, alla Catalogna e a Maiorca (cfr. Hernández Esteve, 1992a): a cominciare dal 1275, infatti, i banchieri di Barcellona utilizzarono un nuovo sistema contabile, che solo nell’aspetto esteriore e nei libri impiegati si avvicinava alla partita doppia, senza però rispettarne le regole, fornire un quadro complessivo dei conti e assicurare la corrispondenza tra le diverse forme contabili (cfr. Conde y Delgado de Molina, 1988). Il primo libro dei conti conosciuto in Spagna era un registro pubblico di Maiorca (1304-1322), relativo al controllo del pagamento di imposte per l’entrata e l’uscita delle merci, denominato “Lou dels Pisans” (cfr. Antoni, 1977). Altri libri contabili dell’epoca erano quelli della compañía “Mitjavila” (1334-1342), che si dedicava all’esportazione e all’importazione con le Fiandre, la Sicilia, la Sardegna, Napoli, Cipro, Beirut e Alessandria (cfr. Madurell i Marimon, 1966). I libri della “Taula de Canvi” di Barcellona (cfr. Adroer i Tasis e Feliu i Montfort, 1989), il primo banco pubblico fondato in Europa (1401), pure assomigliavano esteriormente alla partita doppia, ma non ne facevano realmente uso. Le prime regolamentazioni dei libri contabili (cfr. Envid Miñana, 1985), della loro tenuta e della professione contabile si possono rinvenire nel ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 14 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS lante la publicación de los documentos, un par de asientos de un hipotético libro de mercadería, que habría confeccionado un comerciante, que vivió en la primera mitad del siglo XIV. No queremos concluir esta parte del estudio sin hacer una mención especial a la, a nuestro juicio, cualidad transversal de la información que hacemos pública. En efecto, si hay algo que en un principio llamó nuestra atención eso fue la plurifacética interpretación del proceso. Por un lado, podía ser analizado desde el punto de vista de un acto de corsarismo ilegal y la marca que ese latrocinio llevó consigo. También llama la atención la singularidad del libro de mercader, que parece estar en el centro de buena parte de la polémica del pleito. Pero es que, además, y ahí el remate de la transversalidad de la fuente, hace referencia a la gestión económica del resarcimiento por la marca. Efectivamente, el documento en cuestión también abordará la clave del dinero que Domingo Aznar, quizás de manera un tanto discutible, consiguió del resarcimiento de la marca contra franceses. Ese dinero se recaudó, aquí está lo más significativo, mediante la organización simple de una red privada de recolectores del dinero, previamente fijado por las autoridades francesas y de la Corona de Aragón. Es llamativa esta organización, pluriterritorial, dentro de la señoría de la Casa de Barcelona, porque ilustra bien a las claras la capacidad organizativa y su efectividad a la hora de establecer entidades recaudatorias complejas. Parece claro que en la primera mitad del siglo XIV la madurez financiera de los territorios de la Corona de Aragón, en concreto del reino de Valencia, era suficiente como para acometer una empresa como esta, o por mejor decir, que para organizar una empresa como esta no era necesario una muy estructurada red de control aduanero29. Esa constatación simple sirve para ser aplicada en casos paralelos, para los que demostraría la gran capacidad de gestión económica, con la que estaban dotados los negociantes medievales, pese a que sus problemas de organización financiera a nosotros nos puedan parecer mucho más complicados de lo que, en realidad, lo fueron para ellos. “Código de las Siete Partidas”, promulgato da Alfonso X el Sabio nel 1265 (cfr. Martínez Marina, 1834; Hernández Esteve, 1985a); nel “Llibre del Consolat de Mar” di Barcellona e in quello di Valencia (cfr. Colón Domènech e Garcia i Sanz, 2001; Ferrando, Gisbert e Crespi, 1977), i cui nuclei originali possono essere fatti risalire all’epoca tra la fine del XIII e l’inizio del XIV secolo, anche se la loro redazione definitiva va collocata tra la fine del XIV e il principio del XV secolo; nel “Llibre de les Costums de Tortosa” del 1272 (cfr. AA.VV., 1979; Duarte i Montserrat, 1985; Massip Fonollosa, Duarte i Montserrat e Massip i Bonet, 1996); nel “Cuaderno de Alcabalas”, emanato dai re cattolici nel 1484, con l’intento di imporre ai commercianti la tenuta di un libro dei conti riguardante le loro operazioni, per fini fiscali e di controllo (cfr. Mendoza Díaz-Maroto e Pretel Marín, 2001)”. Es igualmente muy ilustrativo de las dificultades que encuentran los historiadores, para hallar fuentes interesantes y mínimamente copiosas, el libro de Enrique CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes valencianos del siglo XV y sus libros de cuentas, Castelló de la Plana, 2007. Es un trabajo completo que aborda en un tono aceptable este problema en Valencia. Además de la prolija y documentada introducción referente a los libros de cuentas en la Europa medieval, hace mención de algunos textos del cuatrocientos, vid. especialmente, pp. 96 y ss. 29 Vid., por ejemplo: Andrés DÍAZ BORRÁS, La primera operación de censales realizada por la ciudad de Valencia (1350-1356). Un hito documental para la historia de la financiación comunal, en Actas del II Congreso de Jóvenes Historiadores y Geógrafos, Valencia (1993), pp. 111-116. IDEM, Un intento de aproximación a la hacienda local de la Alzira medieval. El Inventari dels béns de la Universitat (1380), “Al-Gezira”, 8 (1994), pp. 179-224. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 15 3. PIRATERÍA Y REPRESALIA: EL ASALTO A LA COCA SANT NICOLAU La nave, coca o carraca, llamada Sant Nicolau, habría cargado mercancías variadas en el Grau de Valencia con destino a Lisboa y la ruta de Galicia30. De la nómina de lo robado se desprende que los bienes abarcaban una panoplia de productos manufacturados del Mediterráneo y algunas mercancías probablemente no de gran lujo pero sí suntuarias. De la nómina de lo robado se desprende que habría textiles, loza simple, especias comunes, y otros productos variados31. Por la composición de lo robado no podemos presumir una cosa distinta de que el propósito de los comerciantes, transportando mercancías de fácil venta y una rentabilidad no excesiva pero suficiente, era el de introducirse en la ruta de Poniente, donde el comercio valenciano todavía no estaba bien arraigado y pugnaba por abrir mercados32. Efectivamente, el intento de afianzamiento de la presencia valenciana en Lisboa, por ejemplo, parece el paso previo y obligado para el arribo a los activos puertos del Canal de la Mancha, región con la que los lazos mercantiles de la ciudad del Turia, aunque en precario, existían y podían ser agrandados. Los intentos de apertura de nuevas plazas para el negocio valenciano no dejaron de producirse, bien es cierto que las dificultades, en todas partes, fueron grandes33 De este modo, en el mes de abril, de 1347, la coca, surta en las playas de la capital, estaría lista y a punto para iniciar su travesía, habiendo sido cargadas sus 30 Antonio ORTEGA VILLOSLADA, La coca en el intercambio mercante Atlántico-Mediterráneo, “Anuario de Estudios Medievales”, 38/1 (2008), pp. 429-444. 31 Se hicieron tres inventarios de bienes robados, probablemente bienes compartidos en los tres inventarios y otros que no lo fueron. Cada inventario correspondía a uno de los partícipes en la carga del barco. Se trata de Domingo Aznar, Pere Dezpuig y Guillem Domingo, sobre ellos hablaremos más tarde. AMV, Judiciarii, pp-4, mà 2ª. Respectivamente ff. 29v-30r para el primero, f. 30rv para el segundo y f. 30v para el tercero. Como decimos, las mercancías saqueadas eran las típicas de los mercados secundarios del Mediterráneo. Se robaron alimentos, sin duda, comida propia de los mercaderes que emplearían para su propio uso y tal vez para su venta en algún puerto, si los precios les resultaban atractivos: harina, aceite, tocino y queso se repiten insistentemente en los inventarios. Además, se registraron productos de un mayor precio, canela, azúcar blanca y candí. En el campo de los textiles, la variedad es enorme. Desde productos escasos como seda, oropeles, hasta telas valencianas, de Perpinyà, de lino, algodón, en formas y tipos variados. En alguna ocasión se anotaron productos de loza al estilo malagueño o productos para el consumo como tamboriles y panderetas. Siempre en el lote de Aznar. Casi todos llevaron mercancías de hierro y plomo y, por supuesto, armas y elementos del barco fueron requisados, siendo la variedad considerable. Significativo es el hecho de que aparezcan elementos básicos para la navegación por estima: papa mundo, cannes de bruxo y bruxola. Estos elementos, frecuentes en la navegación de la época, lo eran menos en los trayectos de cabotaje cortos, propios del Mediterráneo. 32 Probablemente, el tráfico con Portugal no llegó a regularizarse nunca, como parece demostrarse por los trabajos de José HINOJOSA MONTALVO, De Valencia a Portugal y Flandes, relaciones durante la Edad Media, “Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”, 1 (1982), pp. 149-168. De igual manera la presencia portuguesa en Valencia también concluyó generando un decaimiento significativo a lo largo del siglo XV, como consecuencia de la instauración de una especie de marca local conocida como dret portuguès. Andrés DÍAZ BORRÁS y José TRENCHS ÒDENA, El fracaso de la expansión portuguesa en el Mediterráneo a través de la documentación valenciana (1450-1500), “Estudis Castellonencs”, 4 (1987-1988), pp. 375-440. IDEM, Piratería y Dret Portugués: el ocaso lusitano en Valencia durante la transición del Mediterráneo al Atlántico (1450-1500), en Congresso Internacional Bartolomeu Dias e a sua Época. Actas III. Economia e comércio marítimo (Porto, 1989), pp. 405-435. 33 Rafael CARIÑENA BALAGUER y Andrés DÍAZ BORRÁS, La ruta marítima Valencia-Alejandría y la promoción comunal de la construcción naval durante la Edad Media, en La construcción naval y la navegación: I Simposio de Historia de las Técnicas, Santander, 1996, pp. 441-452. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 16 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS bodegas. Probablemente, la nao zarparía del Grau a finales de mes o a comienzos de mayo, dedicándose al tráfico de cabotaje en los puertos antesala del Estrecho, es decir en tierras granadinas, donde las mercancías valencianas tenían cierto predicamento y era barato comprar productos de cierta calidad, raros al doblar el cabo de San Vicente, rumbo al norte34. En efecto, es probable, por ejemplo, que se adquiriera loza malagueña es este puerto o en alguno de los nazaríes, puesto que este tipo de cerámica aparece en la nómina de lo robado. Por fin, a finales de junio llegarían al límite de Poniente, poniendo rumbo hacia el norte. Una vez doblando el cabo de San Vicente, se encontraron con una escuadrilla de siete galeras, a sueldos del rey de Francia, que al mismo tiempo que los valencianos, pasaban al Atlántico, con objeto de reforzar las fuerzas que luchaban contra los ingleses. Al cambiar de bordada, las fustas, probablemente, amainaran en su navegar, con la esperanza de esperar y encontrar alguna nave que pudiera ser interceptada en unas aguas de obligado paso para todo el tráfico Atlántico-Mediterráneo. Entre el 22 y el 26 de junio tendría lugar el avistamiento, la aproximación y el abordaje de la carraca por tres galeras de la escuadrilla, las patroneadas por Manfré Malauzell, Joan de la Cava y micer Agustí de Castar35. Descubierta por la escuadrilla, dos galeras intentarían ponerse a babor y estribor, mientras que la otra le cortaba el viento por proa. Así las cosas, sin muchos argumentos defensivos esgrimibles y ante la insistencia de que amainaran en la marcha, la nao valenciana optó por obedecer, pecando quienes la gobernaban de ilusos. La coca, fue arriando trapo hasta quedar al pairo, para dejarse abordar pacíficamente, eso si, por los hombres de las galeras. Una vez a bordo, los provenzalo-genoveses reunieron a los oficiales de la carraca y les obligaron a pasar a las fustas, donde serían amenazados, vejados e insultados para amedrentarlos. De nada sirvió que se reiteraran, una y otra vez, en que ellos eran súbditos del rey de Aragón y que, por lo tanto, no había ningún contencioso con los súbditos del rey de Francia, estaban en paz y no existía litigio entre las partes. Los asaltantes procedieron a requisar cuanto quisieron y hallaron del barco y a llevárselo a sus galeras, sin que hubiese posibilidad de reacción por parte de los hombres de la coca. Sabemos todo esto gracias a las deposiciones y denuncia que fue interpuesta por los tres afectados ante las autoridades de Lisboa y por la declaración de testigos, marineros de la coca, que corroboraron las palabras de los implicados36. Las bodegas de la carraca valenciana fueron llenadas con mercancías de la compañía de Bernat Valldaura y Domingo Aznar. Sabemos que para este viaje se había formado una sociedad, de la que se pretendían distribuir las ganancias, a partes iguales, entre Bernat de Valldaura y Domingo Aznar, por un lado, y Pere Dezpuig y Guillem Domingo, por otro. Estos dos eran el propietario y patrón de la coca, Dezpuig, y el escribano y socio del anterior, Domingo. Los primeros aportarían a la sociedad las mercancías, los segundos el barco. Ambas partes arriesgaban, seguramente, una porción similar de capital, por lo que se acordó que los beneficios se compartirían a partes iguales entre dos. 34 Antonio ORTEGA VILLOSLADA, Viajes a Flandes e Inglaterra ¿Cabotaje o recta vía?, “Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval”, 16 (2003), pp. 229-249. Para este autor no será hasta 1312 cuando comiencen a aparecer buques redondos del Mediterráneo en el Atlántico. En concreto se trataría de barcos mallorquines. La presencia valenciana no está documentada antes de 1333, en concreto pp. 237-239. 35 AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 29r-30v. 36 Hubo hasta tres testigos que corroboraron las palabras de los mercaderes y patrones: el primero en deponer será Tomàs Miró, marinero de la coca. El segundo Guillem Dezpuig, también marinero de la coca, el tercero será Francesc Beldon, patrón de la coca Sant Joan de Mallorca, enrolado también en la tripulación de la valenciana, probablemente como marinero. El último será Guillem Català, también marinero de Mallorca. Vid. Sucesivamente AMV, Ibidem, mà 2ª ff. 31r-33r, 33r-34v, 34v35v y 35 r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 17 Dentro de cada una de las dos sociedades, que participaban en el negocio, ignoramos que porcentaje de beneficios correspondería a cada uno de sus partícipes. Cabe que fuera una proporción idéntica, pero también es posible que no fuera así, que el propietario tuviera más parte de las ganancias y el escribano menos. En cualquier caso, parece evidente que dado que ellos ponían, básicamente, el barco y la dirección del viaje, su porción de mercancías sería casi residual en comparación con la de los otros socios, aunque los beneficios fueran los mismos. En efecto, la parte de los bienes que correspondía a la compañía integrada por Valldaura y Aznar será la mayoritaria, puesto que ellos no arriesgaban la propiedad del barco. De nuevo, nos encontramos con un dilema. La participación de las ganancias podía ser a partes iguales pero tenemos sospechas de que eso no llegó a ser así. Cuando en Portugal se mencionará las pérdidas de los mercaderes valencianos se cita a Aznar, como afectado, pero no a Valldaura, dando la sensación de que éste no sufrió ninguna merma. Cabe una explicación para este hecho, Valldaura participaría en los beneficios, si los hubiere, pero no en las pérdidas, quizás porque Aznar estuviera en deuda con su socio y esta asociación tuviera como objetivo reintegrarle alguna suma de dinero de los beneficios. Eso explicaría que la pérdida, fruto del acto de piratería, solamente repercutiera en Aznar, que después tendrá que reclamar los ingresos de la marca contras franceses, pero no en Valldaura. No obstante, también se puede entender como que Aznar, único de los dos mercaderes a bordo, ostentara la representación de la compañía. De ese modo, cuando la fuente se refiere a Aznar, en realidad quiere mencionar a la compañía37. Aunque en el pleito, entre la familia del difunto Bernat de Valldaura y Domingo Aznar, no se hace mención a que el primero no estuviera en la coca, cuando esta fue saqueada por los genoveso-provenzales y, por lo tanto, no sería uno de los que presentaron la reclamación ante el Alguacil de Lisboa, a través de la documentación portuguesa, se constata que no se hallaba en aquel país cuando tuvieron lugar los hechos. Fue, únicamente, Domingo el que presentó la reclamación, sin ninguna referencia a Bernat. De hecho, leyendo la documentación, puede parecer una treta, urdida por los abogados de la parte de la familia Valldaura, para restar credibilidad y acusar de usurpación del dinero de la marca, que correspondiera al difunto Bernat de Valldaura y que se habría apropiado indebidamente Aznar. El problema es irresoluble para nosotros, pero también debió serlo para los jueces medievales, que no hallaron instrumentos para esclarecer la verdad. Es posible que las mercancías robadas fueran casi en exclusiva de Aznar y que, por razones comerciales desconocidas, éste fuera a medias en las ganancias con Valldaura, pero evidentemente no sería así en las pérdidas, porque los bienes robados le pertenecían en exclusiva, esa será la postura de la defensa de Aznar. Cabe también que las mercancías fueran de las dos partes o, incluso, que la suya fuera la más cuantiosa, con lo que Bernat Valldaura tendría derecho a cobrar, no solamente de los beneficios obtenidos por su venta, sino también de las indemnizaciones cobradas, fruto de la marca. Esta sería la postura de la familia Valldaura. El documento expedido en Lisboa dista mucho de aclarar semejante extremo pero es que tampoco es una marca, ni mucho menos38, no lo es por más que la fuente 37 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 23r. La primera parte es una denuncia en la que las tres autoridades fundamentales de la coca: Pere Dezpuig, Guillem Domingo y Domingo Aznar presentaban la denuncia ante la autoridad competente, de la jurisdicción portuguesa, el alguacil de Lisboa y se relataba lo acontecido en aguas del cabo de San Vicente. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 29rv. Después hallamos la relación de los bienes robados y sus propietarios: f. 29v y f. 30r para Aznar, de cuyos bienes “dizem que eram suas e que las fillaron os ditos genovesses e proençaes que andavam em ditas galees e que las fillavam por mandado dos 38 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 18 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS valenciana insista en este sentido. Cabe, eso si, considerarlo como el inicio de un proceso, mucho más largo, gravoso, y complejo. No es una marca porque se presentó ante una instancia que no era afectada y, por lo tanto, no era parte actora en el pleito. Las autoridades portuguesas no podían interponer una reclamación ante el rey de Francia porque los hechos no se referían a súbditos de su señoría y el concepto de jurisdicción marítima, de aguas territoriales donde se ejerciera la potestad, faltaba siglos para que viera la luz. De este modo, lo único que se pudo conseguir, por parte de los valencianos, fue el reconocimiento de unos hechos, el levantamiento de acta de denuncia, una fedación testimonial de pérdidas, un reconocimiento objetivo de lo ocurrido, de naturaleza oficial. En este sentido si que el documento podría entenderse como el inicio del proceso que culminará en la concesión de los beneficios de la marca. Efectivamente, una vez que habían alegado, las victimas, las pérdidas sufridas a manos de los genoveses y provenzales, las autoridades lusitanas procedieron a hacer las oportunas indagaciones, para constatar la veracidad de cuantas informaciones proporcionaron los siniestrados. Hemos visto más arriba como se contrastó la información vertida por lo mercaderes robados con las deposiciones de cuatro testigos presenciales, que se hallaban en la carraca en el momento de su apresamiento y saqueo. Una vez concluidas, el Alguacil de Lisboa se limitó a dar fe de la autenticidad de cuanto los siniestrados relataban, según acreditaron los testimonios, con el propósito de que sirviera de prueba ante previsibles futuras reclamaciones39. 4. EL LIBRO DE LA MERCADERÍA DE VALLDAURA El impacto de lo sucedido, el previsible estado en que quedó la coca y la distancia entre cabo San Vicente y Lisboa hizo que Aznar y el resto de los implicados en el latrocinio no se presentaran ante el Alguacil de la capital hasta el primer día de septiembre40. Entonces, probablemente aconsejados por otros mercaderes y gentes de mar, súbditos del rey de Aragón y las propias autoridades y marinos portugueses, les instarían a poner por escrito lo que habían padecido41. Con este documento redactado, ya sería factible presentarse delante de las autoridades de su propia señoría, el rey de patrones das ditas galeras”. El segundo en enumerar las cosas robadas fue el patrón de la galera Pere Dezpuig, que repetirá la fórmula de Aznar, f. 30rv. Por último enumerará las pérdidas Guillem Domingo, f. 31r con semejante coletilla final. 39 “Et entre si disseron por lo juramento que feto avian que as ditas cousas valian os ditos setecentos e XXX scudos douro e muyto mais e pedia a adito Aluazil que desse a mi dito tablion sui autoridade ordinaria por alli dar un strumento das ditas cousas. Et a major firmidade ho mandasen ser sellado do sello pendent da conselho de dita ciutade e o dito Alguazil mande a mi dito tablion e deu a mi su autoridade ordinaria per alhidar das dos ditas cousas in público instrumento”. AMV, Ibidem, mà 2, f. 35 rv. 40 “Saben todos quan era de Mill trezentos ochenta quatro anos. Primo dia de setembro, en la cidade de Lisbona, no Adro de Sardas, d’esta cidade, en Conselho parlant Lorenço //f. 29v Andrés, Loctinyo, Alguazil General de la dita ciutade. Secundo oyendo os fechos em presencia de mi, Johan Lorenço, tablalion público de la dita ciutade e dos testigos, que adente son scritos, parlant o dito Alguazil comparescente Pere Dezpuig, maestre que se dizia de una carecha de Valencia a que xaman Sant Nicholau, de dito logo de Valencia, En Guillem Domingo, que se dizia quinhoeira da dita carecha, En Domingo Aznar, mercadero que se dezia de dito logo de Valencia, e quinhoneyzo da dita da dita carecha”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 29 rv. 41 En la deposición de los testigos estuvieron presentes, también, procuradores y escribanos, probablemente relacionados con los siniestrados. Los procuradores fueron: Alfonso Xanes, Joan Pereç, Joan Alhonegados, Giral Monteyro, Gil Matey y Gramel Xanes. Entre los escribanos se encontraban Alfonso Stévanez, Joan Pereç, Sanço Eanes y Pero Gago, entre otros. AMV, Ibidem, mà 2, f. 31r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 19 Aragón, para iniciar la tramitación de la solicitud de una marca contra súbditos del rey de Francia. Eso ocurrirá el primero de febrero de 1348, cuando ante el Baile General de Valencia, comparecían los afectados y comenzaban a exponer lo sucedido, como pasó en Lisboa42. Vamos a detenernos en este punto para verificar, cómo se planteó uno de los problemas nodulares del proceso, en el que hallamos todas estas informaciones. Vimos como todas las partes alegaron que las mercancías robadas pertenecían a Aznar, mayoritariamente, o a Valldaura, dependiendo de quien fuera el que hacía el alegato en el proceso y que eso era fruto de los convenios y sociedades que se habían estipulado entre las partes. Desgraciadamente no se pudo fundamentar, de manera adecuada, cuál de las partes tenía razón, pero es cierto que se intentó y se intentó mediante la aportación de copias, supuestamente fidedignas, del libro de mercader de Bernat de Valldaura. Eso nos lleva al segundo tema crucial de este trabajo, el de la competencia mercantil y la organización de las cuentas de mercantes valencianos. Conocemos unos folios, autentificados por la administración, del libro de mercader de Valldaura, entre otras menciones. En efecto, se trata de una breve descripción de la obra: un libro de grandes dimensiones, grueso y con las tapas de pergamino blanco43. En el interior de este registro se halla un primer documento que resulta clave en todo el proceso judicial, es la constitución de una sociedad en la que, entre otros miembros, figura Bernat Valldaura y Domingo Aznar, que se encuentra en el folio setenta y cinco del libro de mercadería mencionado44. “LXXV cartes. En nom de Déu, e de la Verge Maria. Refermam la Companyia N’Arnau de Pujamar e yo, en Tortosa, diumenge a XVIII de juny de l’any de Nostre Senyor M CCC XLVI. La qual rahó és segons que davall se segueix per menut, de MM C XXIX lliures XV sous IX diners mealla: En la qual companyia ha, primerament, N’Arnau de Pujamar, segons que.s conté, en lo seu compte en LXXIIII cartes d’est llibre: DCCCC lliures. Ítem, hi ha Bernat de Valldaura, segons que el seu compte és contingut en LXXIIII cartes: DCCCC lliures. Ítem, hi ha En Domingo Aznar, segons que el seu compte és contengut en LXXIIII cartes: CCXLVIII lliures VIII sous VI diners mealla. Ítem, hi ha En Francesch Rovira, segons que el seu compte és contengut en LXXIIII cartes d’est llibre: LXXXI lliures VII sous III diners. Tota la rahó és en poder de N’Arnau de Pujamar. De la qual sobredita se deu pagar la soldada d’En Francesch Ro-//38v qua. Són V lliures l’any e deu viure sobre la rahó. 42 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 28rv. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 39v. “Les quals scriptures e comptes, damunt inserts e contingudes, foren tretes e en lo present procés traslladades per mi, Bartholomeu Vilalba, notari scrivà del present pleyt, de un libre gran de comptes, ab les cubertes blanques de pergamí, lo qual, lo dit En Pere d’Òdena, aferma e dix ésser d’En Bernat de Valladaura. E axí a pròpia prima faç, per letra de la scriptura de aquell, en lo qual libre eran scrites e contingudes les dites scriptures en comptes en diverses lochs”. 44 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 38rv. 43 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 20 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS Ítem, se deu pagar a Bernat de Valldaura, per un macip l’any: X lliures. Ítem, se deu pagar a Bernat de Valldaura, per messió d’una bèstia l’any: X lliures. Ítem, se deu levar, per mesió de un macip de N’Arnau de Pujamar: X lliures. E levades les messions deu-se levar del guany, que Déus hi darà, lo dit diner e aquell deu-se parrar per terç. E la un terç deu haver N’Arnau de Pujamar, e l’altre terç Bernat de Valldaura e l’altre terç En Domingo Aznar, e lo sobre pus del guany deu-se partir per sou e per lliura. Feu la carta En Pere Sunyol de Tortosa”. El segundo de los papeles incorporado, como prueba testifical, corresponde a los asientos de gastos y dinero invertido en hacer el trayecto hasta el rey de Francia, con objeto de reclamar la tropelía. En esta ocasión la pormenorizada especificación de las cuentas se halla en los folios del libro de comercios de Bernat Valldaura ciento cuarenta y dos y ciento cuarenta y tres45. “CXLII cartes Deu-me la rahó, que era entre Nós e En Puig, que doní als misatgers que anaren al Rey de França per demanar ço que.s fo levat per los jenovessos que anaven a son sou en Frandes, per rahó de les mesions que.ls misatgers devien fer, les quals paguen los predecedents per la misatgeria lur a rahó de III lliures per C de lliures que munten a D LXXXIIII lliures, que Nós hi havíem menys de les mesions e han nom, la un misatger que és de Barchinona, En Guillem de Figes e l’altre que és de Mallorches, En Guillem de Térmens: X sous. Item, hi fem de messions en la carta de procuració que feu En Puig a.N Domingo Aznar: VI diners. //f. 39r. Item, doní a.N Copons, per trellador la carta que.s feu a Lisbona de la requicisió XII sous. Item, doní a.N Cardona scriptura del Batle, per metre lo treslat de la carta en libre e la requisició: XVI sous. Item, doní a.N Domingo Gascó, per la requisició que ordena: II sous VI diners. Item, doní a un saig que a dux lo procés de la Casa del Batle a Casa d’En Domingo Eymerich e.l me tornà: IIII diners. Item, doní a.N Domingo Eymerich, assessor del Batle, per acordar la stima: I lliura. Item, doní a.N Cardona, scrivà del Batle, per metre la stima en forma pública ab segell pendent: XVIII sous. Suma per tot: XX lliures XV sous IV diners. Axí que munta la roberia que.ns fo feta ab les messions que en València ne fem e ab les messions que.n fem a Lisbona, que són II lliures IIII sous [X diners], per tot munta DCVII lliures II diners, que valen en florins a raó de XII sous VI diners: DCCCC LXXI florí mig. CXLIII carta. 45 AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 38v -39r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 21 Deu-me la rahó, que bestraguí en messions de la averació de la roberia, segons que pus largament se comté en CXLII cartes de ço que costa la carta que aguem a Lisbona: X lliures XV sous X diners. Deig yo, Bernat, a la rahó que era entre Nós e En Pere Dezpuig, los quals levam a tot lo comú per fer messions per rahó de la roberia que jenoveses nos feren, que anaven al sou del Rey de França: XX lliures. Modí aquesta carta en CLIII cartes.” A través de todos estos segmentos, del supuesto texto de Valldaura, podemos distinguir que tipo de registro de géneros sería. Hay una triple división tradicional de los libros de cuentas: el memorándum, el de partida simple y el de partida doble. El primero sería el más rudimentario, una especie de pandemónium en el que el comerciante iba anotando, con suerte siguiendo un cierto orden cronológico, lo que podríamos decir que serían asientos de ingresos, gastos, etc. El memorándum la recopilación de textos más antiguos, los primeros libros del arte de la mercadería, se remontaría en el tiempo hasta, probablemente, comienzos del siglo XIV o incluso algunos años antes46. Le seguiría el libro de partida simple, que comenzará a dejar testimonio de su existencia en la segunda mitad del trescientos y no se extenderá hasta bien avanzado el siglo XV47. Por último, el libro por partida doble será un logro de finales del cuatrocientos y principios del quinientos, ya en la Modernidad. La partida simple permitirá diferenciar entre ingresos y gastos, eliminando asientos de otra índole. La doble o compuesta queda muy lejos de nuestras perspectivas y, por lo tanto, no haremos referencia a ella aquí. De cualquier modo, lo que si es cierto es que el conocimiento de libros de mercader en la Valencia medieval se limita a algunos ejemplares de fechas ciertamente tardías. Cruselles menciona los de Andreu Conill, de 1420-21, Pere d’Amiga, 1458-66, y Onofre Ferrer, de 1498-1048. De acuerdo con estas reflexiones parece claro que el supuesto llibre de l’art de la mercaderia, de Bernat de Valldaura, correspondería al tipo de memorándum, pero probablemente con ciertas consideraciones que no corresponden a este modelo o patrón estricto y que implicarían o podrían implicar una evolución hacia la partida simple. Vamos a intentar explicarlo con los pocos datos de que disponemos, haciendo, a su vez, una breve reflexión sobre el contenido del documento. 46 Enrique CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes valencianos del siglo XV y sus libros de cuentas, Castellón de la Plana, 2007, pp. 21-22. “La teneduría de libros más rudimentaria se centra en el memorial o memorándum, donde el mercader registraba cronológicamente, con un estilo narrativo y sin ningún tipo de ordenación temática, todas las operaciones con las que abonaba o adeudaba cantidades a través de créditos. Las partidas acreedoras y deudoras se sucedían de manera indiferenciada, con un espacio en blanco destinado al registro de asientos complementario que compensaba la operación inicial, momento en el que cancelaba el asiento mediante una raya cruzada. Se trataba de un libro mamotreto por cuanto, junto a estas partidas, se registraban otras relacionadas con gastos domésticos, transacciones comerciales y, más tarde, operaciones de caja o inventarios”. 47 E. CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes, p. 22. “La ampliación del volumen de las operaciones y el incremento de clientes y corresponsales provocó el aumento del número de cuentas y, sobre todo, implicó el agrupamiento que facilitara su identificación y clasificación. Por tanto, del memorial originario, que no desaparecía, comenzaron a desgajarse diferentes tipos de cuentas, primero personales, después de valores, como la de mercancías, y finalmente las operaciones de caja, dando lugar a una contabilidad empresarial más compleja integrada por un número cada vez mayor de libros. El principal avance permitido por esta contabilidad es el de la difusión del concepto de cuenta corriente y de la extensión de la idea de personalización a otras cuentas de valores: la apertura de una cuenta única a una persona en la que las operaciones se trasladaban a asientos de cargos y abonos que se compensaban en un saldo final cuando se cerraba la cuenta”. 48 E. CRUSELLES GÓMEZ, Los comerciantes, p. 96 y ss. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 22 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS La primera referencia que fue esgrimida por los demandantes nos habla de la constitución de una compañía comercial, o por mejor decir, de la ratificación de una compañía como apunta en su libro Bernat Valldaura. La compañía estaría formada por Arnau Pujamar, de Tortosa, que ostentaría la razón social, Bernat Valldaura, Domingo Aznar y Francesc Rovira. Los dos primeros coparían la parte sustancial del capital, hasta casi el ochenta y cinco por ciento del total, mientras que Aznar apenas dispondría del doce por ciento y Rovira no llegaría al cuatro. Con estas cifras parece evidente que tanto Pujamar como Valldaura serían los auténticos inversionistas de la sociedad, quedando Aznar como aparente encargado de encontrar buenos negocios o gestionarlos y Rovira de la tramitación burocrática de los mismos. En efecto, este último, Francesc Rovira, será el único que tenga un salario de cinco libras anuales, cabe pensar por los desvelos y trámites de la compañía, teniendo en cuenta además que parte de los socios residían en Valencia y la otra, que representaba a la razón social, en Tortosa. Además, Valldaura cobraría hasta veinte libras anuales por una bestia y un macip, que probablemente pondría en contacto a los socios de la compañía. Pujamar, que residía fuera de Valencia, también tendría a su disposición otro empleado, sin derecho a transporte, eso si, sin duda debido a que sería en Tortosa donde quedaba centralizada toda la gestión. El propósito de la empresa era ganar dinero, que tendría que ser repartido en tres partes. Una para Pujamar, otra para Valldaura y la otra parte para Aznar. Quedaba así un porcentaje ínfimo, que sería repartido prorrateo entre los cuatro socios49. En síntesis, podemos llegar a establecer un cuadro de lo aportado a la compañía y lo obtenido de ella. Gracias a esta reflexión podremos justificar la afirmación que hemos hecho anteriormente respecto de las contribuciones financieras de los dos primeros socios y las aportaciones de negociante y gestor del tercero y en menor medida del cuarto. PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS EN EL CAPITAL Y LOS BENEFICIOS DE LA COMPAÑÍA DE PUJAMAR EN 1346 En porcentajes. Arnau Pujamar Bernat Valldaura Domingo Aznar Francesc Rovira Capital 42’25% 42’25% 11’65% 3’85% Beneficios 33’33% 33’33% 33’33% 0’01% Cobros de la Cía. 0’46% 0’92% 0’00% 0’23% Como decíamos más arriba, se trataba de una actualización, una remodelación de una compañía que venía funcionando, como mínimo, desde 1340, según se informó a lo largo de la demanda50. 49 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 38 rv. “Primerament, diu lo dit En Pere d’Òdena, en lo dit nom, que lo dit En Bernat de Valldaura et N’Arnau Pugamar, mercader // de Tortosa. Et lo dit En Domingo Aznar e En Francesc Rovira feren companya et succetat sobre totes lur mercaderies, en l’any de Nostre Senyor M CCC XL. Et en la qual companya lo dit En Bernat mes nou-centes lliures, et lo dit N’Arnau altres nou-centes, et lo dit En Domingo doentes XL lliures e lo dit En Francesch Rovira LXXX lliures, segons que per carta feyta en Tortosa, per En [en blanco] notari, que per lo libre d’En Bernat, scrit de la sua mà pròpia, de la qual scriptura dessús, fa fe les dites coses pus largament aparen”. AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 22v-23r. 50 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS EN EL CAPITAL DE LA COMPAÑÍA DE PUJAMAR EN 23 1340 En porcentajes Arnau Pujamar Bernat Valldaura Domingo Aznar Francesc Rovira 42’45% 42’45% 11’33% 3’77% Sin embargo, no cabe duda de que esta estructura societaria no fuera la que se hallaba presente en la organización de la compañía, afectada por el asalto de la Sant Nicolau. Se menciona, en algún lugar también, la existencia de una segunda compañía mercantil, al margen de la de Pujamar, en la que éste no tendría participación51. Tampoco queda clara cual sería la del resto de las partes. Al contrario que en momentos anteriores, las afirmaciones recogidas no van seguidas por documentos notariales claros, muy al contrario, quedan envueltos en cierto halo de indeterminación. En esta ocasión el registro contable de Valldaura no especifica nada o no quisieron los pleiteantes hacer uso de él. Al parecer el propósito final de esta nueva sociedad, en la que solamente estaban presentes Bernat Valldaura y Domingo Aznar era realizar una travesía hacia Lisboa, sabemos por otras fuentes que incluso se contemplaba la posibilidad de llegar a los puertos gallegos52. La parte de estos dos mercaderes y financieros se circunscribiría a las mercancías transportadas, quedando a los otros socios, Pere Dezpuig, reconocido como señor y patrón de la nao, y Guillem Domingo, escribano, la otra parte de la compañía. Cabe especular con la idea de que Valldaura y Aznar se encargarían de las mercancías y Dezpuig y Domingo correrían con los gastos del viaje, incluyendo el aparejo de la coca. Como dijimos más arriba, no está demostrado que los géneros robados fueran propiedad de Aznar y Valldaura. Puede ser que solamente se hubiese pactado repartir el beneficio obtenido o la pérdida en caso de una venta a la baja, pero no se menciona nada de las repercusiones del latrocinio. Las mercancías robadas no pertenecían a Domingo y Dezpuig en este caso y caben dudas razonables de que fueran de Valldaura, pero parece inequívoco que pertenecieron, en buena parte, a Aznar. PARTICIPACIÓN DE LOS SOCIOS EN EL CAPITAL DE LA COMPAÑÍA DE COMERCIO CON PORTUGAL Y COMPAÑÍA VALLDAURA-AZNAR COMPAÑÍA DEZPUIG-DOMINGO GALICIA EN 1347 50% 50% 51 “Item, diu En Pere d’Òdena que lo dit En Bernat de Valldaura, pare dels dits hereus, poch temps ajats de la dita confecció de la dita companya, dels diners d’aquella per guanyat e multiplicament, ensemps ab lo dit En Domingo, d’una part, e En Pere Dezpuig, patró d’una cocha apel·lada Sent Nicholau et En Guillem Domingo, scrivà, d’altra, feren companya e societat en sobre diverses robes e mercaderies, les quals lo dit En Bernat e En Domingo carregaren en la dita cocha, ço és en aquesta forma: que los dits En Bernat e En Domingo meteren en la dita companya lo càrrech e lo dit En Pere hagués [sic] e En Guillem Domingo meteren en la dita companya la dita cocha e que ab aquella fessen viatge a les parts de Lisbona, e que del guany e pèrdua que Déus daria en la dita mercaderia haguessen lo dit En Bernat e En Domingo la meytat del guany que Déus daria en les dites mercaderies e los dits En Pere e En Guillem l’altra meytat, segons que per carta desús fa fe pus largament apar”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 23r. 52 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 28v. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 24 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS El segundo de los documentos que aparecía trascrito íntegramente, entre los papeles del pleito de los herederos de Valldaura y su tutor Aznar, es otra página del supuesto libro del mercader, en la que se recogen los gastos habidos a consecuencia de las reclamaciones. El papel, pese a su lamentable estado, nos permite adivinar los balances de cuentas. En un principio quedará registrado todo aquello que la sociedad implicada en el latrocinio tuvo que invertir en hacer las reclamaciones, tanto en Valencia, como cerca del rey de Francia o en la misma Lisboa. En total ascendía a veintitrés libras con dos dineros, a los que habría que sumar las quinientas ochenta y cuatro libras robadas por los genoveso-provenzales, ascendiendo a un total de seiscientas siete libras con dos dineros, que transformados en florines, a doce sueldos y medio por florín suman una cantidad de novecientos setenta y un florín y medio53. Nosotros, no obstante, en lo que verdaderamente estamos interesados es en la composición de los asientos que constituyen esta cuenta. No vamos a decir que sean de una claridad meridiana pero si que se construyó con la suficiente solvencia como para que se pudiera explicar por sí sola. Por este orden aparece la cantidad de pérdidas totales, los gastos necesarios en presentar las reclamaciones ante el monarca francés y las autoridades valencianas. En tercer lugar figura el dinero empleado en Lisboa para obtener la carta testimonial del latrocinio y por último el cambio de la moneda de cuenta, que era la libra, al florín y el beneficio extra que eso produjo, cuando las autoridades reales valencianas fallaron la cuantía de la marca para los siniestrados. Todo esto nos lleva a pensar que el libro de Valldaura contenía verdaderas tendencias hacia el seguimiento contable de partida simple. Es cierto que, junto a esta tendencia, hallamos muestras palpables de posible desorganización. Hemos visto como se pormenorizaba, razonablemente, la estructura de la sociedad mercantil de la que formaban parte Aznar y Valldaura, sabemos incluso que en su origen, en 1340, fue muy similar a como funcionaba en 1346, pero es muy vago cuanto dejó, repetimos, aparentemente escrito, Valldaura, en su registro de cuentas, sobre la empresa para pasar a Lisboa. Probablemente, llegado este punto, hemos de hablar de la evolución contable, de la transición desde el memorándum hasta la partida simple. Esa evolución fue lenta, por eso Cruselles no llegó a apreciarla hasta cincuenta años más tarde, pero sin duda no se produjeron, ex nihilo, los cambios detectados en los comienzos del siglo XV. Sobre eso, sobre cambios y evoluciones, y sobre nuestra completa carencia de fe en los fenómenos ex nihilo versará la última parte de este trabajo. 5. LA MARCA CONTRA FRANCESES Y LA INCLUSIÓN DE LOS MERCADERES AFECTADOS EN LA RED DE REINTEGRACIÓN DE DINERO ROBADO Las autoridades comunales valencianas nunca fueron partidarias de intervenir contra navegantes inocentes a favor de otros comerciantes, incluso autóctonos, que hicieran uso de derecho de marca. La razón fundamental, tal vez, era que los jurados y el Consell temían la no llegada de barcos al Grau de la mar y el desabastecimiento de productos, especialmente de cereal54. Desde 1313 Jaime el Justo y Felipe VI, de Francia, intentaban encontrar puntos de encuentro que sirvieran para aliviar las tensiones políticas que se producían, como consecuencia de asaltos corsarios en tiempo de paz. Las 53 AMV, Ibidem, mà 2ª, ff. 38v-39r. El día 9 de junio de 1346, unos mercaderes franceses se quejaban de haber sufrido la captura de sus bienes como consecuencia de la aplicación del derecho de marca contra sus bienes. El Consell de la ciudad, solicita de la autoridad real la revocación de la marca que perjudica e interrumpe la libre llegada de mercancías a la capital AMV, Manuals de Consells, A-6, ff. 11r-12r. 54 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 25 negociaciones no solo fueron difíciles sino que estuvieron entorpecidas por nuevas complicaciones que, periódicamente, acechaban las reuniones. Por ese motivo, la iniciativa acabó convirtiéndose en una simple intención, hasta que, durante el reinado de Pedro el Ceremonioso y Juan II de Francia, se consiguió el tan anhelado acuerdo definitivo, en 135155. Semejante logro, sin género de duda, sería aplaudido por los rectores políticos de la capital valenciana, pese a que, en definitiva, el acuerdo entre el Ceremonioso y el monarca francés venía a dinamitar buena parte de las tan trabajosamente amasadas relaciones mercantiles entre aquellos territorios y el reino de Valencia. De cualquier modo, eso era mucho mejor que tener que verse sometidos a continuas disputas y a la fijación de nuevas marcas, que constantemente se sucedían, como pasaba un poco de tiempo antes56. La solución encontrada, por la comisión técnica que verificaba los acuerdos entre la Corona de Aragón y la de Francia, no fue nada original, limitándose a algo tan poco creativo como alumbrar una nueva tasa, una especie de arancel, que cargase todas las mercancías con origen o destino en Francia o la Corona de Aragón. Este gravamen sería de tres dineros por libra o lo que es lo mismo, del uno con veinticinco por cien57. La recaudación del dinero se haría como era corriente en esta época. Se ajustaría un sistema de arrendamiento de la tasa, en pública subasta, que sería explotada por el que hubiese ganado un concurso público, vigente por un año de plazo. Por último, se establecía que aquellas personas, afectadas por robos a manos de la otra parte, tendrían ocasión de resarcirse de las pérdidas habidas, quedando designados dos representantes por cada señoría, que se encargarían del gobierno del gravamen58. Las seiscientas siete libras totales que pensaba Valldaura que le debían los franceses o las seiscientas siete libras con tres sueldos y cuatro dineros que le reconoció el Baile General, según testimonio reconocido en el pleito entre Aznar y los herederos de los Valldaura, serían aumentados todos los años hasta dos sueldos por libra ¡un veinte por cien! cantidad exorbitante en comparación con la fijación de la tasa del uno con veinticinco por ciento que hemos visto antes59. Parece evidente que los intereses de Aznar y sus socios constituían un negocio casi usurario, en los años inmediatamente posteriores a la comisión de la tropelía, que, como vamos a ver, quedó atemperada a partir de 1351 con la fijación del gravamen contra mercancías francesas. En efecto, hemos comprobado cuales eran los elementos básicos que constituían los fundamentos de la imposición, que gravaba el comercio bilateral, entre súbditos de la Corona de Aragón y de Francia. Sabíamos, por la exposición esclarecedora que hizo Josefina Mutgé, que no se conocía el montante total de las tropelías, ni qué parte correspondería a Francia y cual a la Corona de Aragón. No obstante, se planteaba la hipótesis de que dos tercios de las pérdidas fueran ocasionadas por súbditos del rey de Aragón y el otro tercio por súbditos del rey de Francia. De esta manera la repartición, de lo puesto en común de la tasa fijada, cubriría el doble de tropelías catalano-aragonesas 55 Josefina MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental. Acord entre el rei catalanoaragonès Pere el Cerimoniós i el francès Joan II de Valois per a la solució de les marques existents entre ambdós regnes en La Corona catalanoaragonesa i el seu entorn mediterrani a la Baixa Edat Mitjana, Barcelona, 2005, pp. 185-203, en especial pp. 187-188 56 AMV, Reebedor de Pere Monçó, aa-1 (1344-1345). Doc. fechado a 16 kalendas de diciembre de 1344. Se trata de una copia notarial en la que se especifica la fijación de marcas contra las galeras de Colliure, por tropelías cometidas contra mercantes valencianos. 57 J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, p. 190. 58 J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, pp. 190 y ss. 59 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 26 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS que francesas60. En nuestro documento aparece, no ya una hipótesis de trabajo sino una verificación cierta de los valores globales, que fueron tomados como reales. Se trataría de treinta y cinco mil seiscientas cuarenta libras o treinta y cinco mil cuarenta libras61. Si tenemos que hacer caso a la reflexión de los legados de las dos señorías, que pactaron la fijación del gravamen comercial de las transacciones bilaterales, tendríamos que considerar esa cantidad, que le correspondía al territorio de la Corona de Aragón, como un tercio del total, por lo que habríamos de multiplicar esa cantidad por tres, hasta las ciento seis mil novecientas veinte libras, en que cabría evaluar el coste sordo de una guerra no reconocida por las partes, casi un millón trescientos mil florines, contándolos a doce sueldos la pieza62. De las treinta y cinco mil seiscientas cuarenta libras63, correspondían a los siniestrados en el cabo San Vicente seiscientos setenta y cuatro libras cuatro sueldos y ocho dineros. Esta cifra era el resultado de las pérdidas habidas en alta mar, más los gastos desembolsados en solicitar la devolución de lo robado, junto a los intereses que se estipularon para penalizar la tardanza de resarcir a las víctimas. Así pues, se calculó lo robado en quinientas ochenta y dos libras con dieciocho sueldos, que se transformaron en florines, al cambio de doce sueldos por florín64. A esta cifra habría que añadir noventa y una libras seis sueldos y ocho dineros, por demora en el cobro de lo robado65. Así pues, en total, el monto definitivo ascendía a seiscientos setenta y cuatro libras cuatro sueldos y ocho dineros66. Hemos visto aquello que se puede considerar los números esenciales de la marca. En síntesis, da la sensación de que los afectados por la tropelía buscaron engrandecer las pérdidas, es cierto que eso resultaba difícil, ante la probable valoración 60 J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, pp. 191-192. “A la normativa, s’hi posava un senzill exemple: si el total degut als súbdits francesos atenyia la suma de 100.000 lliures, i el que es devia als súbdits de la Corona d’Aragó era de 50.000, els de França rebrien dues parts del total recaptat amb els impostos i, els súbdits catalanaoaragonesos, una tercera part. La suma recaptada pels impostos es repartiria proporcionalment”. 61 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22 r. Ambas cantidades aparecen en el mismo folio, probablemente tratándose en el segundo caso de un error del copista. 62 J. MUTGÉ I VIVES, La inseguretat en el Mediterrani occidental, pp. 199-201. Proporciona una nómina completa de afectados de las dos soberanías y pérdidas habidas, aunque en algunos casos informa de que esas cifras no deben ser tomadas en consideración por causas diversas. 63 Esta cifra corresponde a la tasación de “XXXV Mília DC XL lliures qui.ns són ajustades sobre la imposició dels tres diners per lliura qui.s paga en lo regne d’Aragó e de França, per lo feyt de les marques”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22r. Aparece en el mismo folio una cantidad muy parecida pero distinta de la anterior: 35.040 libras, que sería la cantidad por la que era preciso satisfacer el derecho de sello al monarca. Probablemente hasta 600 libras estarían exentas de gastos por diversos motivos. 64 Se menciona que 582 libras con 18 s, cantidad de dinero que representaría el valor de lo perdido por la nave de Bartolomeu Gili en junio de 1347, multiplicado por 12 sueldos, para transformar en moneda efectiva lo que era una simple moneda de cuenta daba como total 971 florines y medio. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22r. No obstante, en otras ocasiones la cantidad anotada será de 584 libras. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v. Domingo Aznar justificará que era esa la cifra final debida, de igual manera que exigía el pago de “II sous per lliura de interès per cascun any prop passat tro la sobredita quantitat sia pagada, com lo dit interès en semblant cas sia acostumat pagar”. También el hipotético libro de Valldaura contemplaba exigir 584 libras o al menos esa era la cifra a partir de la cual exigían los afectados un 3% para los mensajeros encargados de defender su causa ante el rey de Francia, es decir 17 libras y 10 s. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 38v. Esta cantidad era el fruto de la evaluación de pérdidas realizada en Lisboa, según la cual los estragos llegaron a los 730 escudos, que a 16 s por unidad dan las 580 libras. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 35v. 65 Esta cantidad es el fruto de aplicar a la cifra que todavía no se habría satisfecho: 576 libras 16 s y 10 d un 15’83%, por libra, es decir, 3 s 2 d. AMV, Ibidem, f. 22r. 66 AMV, Ibidem, f. 22r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 27 objetiva de las autoridades lisboetas, pero resultó más fácil cuando nos referimos a los oficiales reales valencianos. Efectivamente, éstos no debieron poner muchas objeciones a la justificación de gastos de los robados, que en ocasiones se limitaron a jurar que las cifras aportadas se correspondían con la realidad, sin que fuera posible mayor certificación. No obstante, la disputa entre Aznar y los herederos de Valldaura nos permite adentrarnos en cierta especificación que puede ser valiosa a la hora de cerciorarnos de la evolución de la marca. Existe una diferencia entre las cuentas de gastos, según las interpreten Aznar o el presunto libro de mercader de Valldaura. Es cierto que encontramos valores comunes pero también hay apreciaciones distintas que conviene tener en cuenta. En cualquier caso, es cierto que todos estos gastos nos permiten distinguir el proceso que se siguió, pormenorizadamente, hasta la consecución de la marca y los ingresos que generó. Entre las coincidencias habidas, según Aznar y Valldaura, figuran los gastos en la procuració, que En Pere Dezpuig hizo a Aznar, como encargado de la defensa de su parte de la compañía, para reclamar las pérdidas67. Recordemos que la sociedad estaría constituida, básicamente, por Pere Dezpuig y Guillem Domingo, por Bernat Valldaura y Domingo Aznar serían la otra parte de los partícipes. También aparece la traducción del portugués, realizada por En Copons, del documento elaborado y presentado en Lisboa68. Coinciden, igualmente, en el pago del asesor de la Bailía, Domingo Eymerich, encargado de la evaluación del dinero de la marca69. En ambas cuentas aparece también el pago al saig, que se encargó de llevar el expediente de la Bailía a casa de Eymerich y viceversa70. Por último, son paralelas las cantidades satisfechas a los mensajeros destacados en Francia, que recibieron una importante cantidad de dinero71. Hay además un caso que, aunque no es idéntico en ambas cuentas, si puede refundirse hasta comprender que se trata del mismo asiento. Se trata del pago de la formación del expediente que fue instruido en la Bailía, tarea realizada por Domingo Gascó72. Hay un par de casos en los que se aprecia una discrepancia en los números aportados por las partes. Nos referimos al coste de la carta de reconocimiento de asalto, que las autoridades portuguesas redactaron73. El otro caso si es más peliagudo porque no tenemos posibilidad de hallar una explicación convincente. Se trata del asiento conside67 Aparece en las cuentas aportadas por Aznar y Valldaura, hasta un total de 6 d. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v para el caso de Aznar y f. 38v para las cuentas de Valldaura. 68 Fueron necesarios 12 s, para las cuentas de Anzar AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v y f. 39r para las de Valldaura, donde se nos proporciona un interesante complemento informativo: “Item, doní a.N Copons, per trelladar la carta que.s feu a Lixbona de la requisició”. 69 AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v, para el caso de Aznar y f. 39r para el de Valldaura, que explica: “Item doní, a.N Domingo Eymerich, assesor del Batle, per acordar la suma”. 70 AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 37v y f. 39r. 71 Los legados encargados de llevar los asuntos valencianos ante las autoridades francesas fueron Guillem de Figues, de Barcelona y Guillem de Termens, de Mallorca. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v y f. 38v. 72 Este oficial real aparece citado en ambos documentos, pero en el de Aznar figuran dos asientos. El primero de 2 s “per ordenar la requisició o demanda posada de la dita marca en la Cort de la dita Batlia”. El segundo para ordenar estos trabajos, se desembolsó 6 d. Por lo tanto la cuantía total sería de 2 s 6 d, AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v. Valldaura anotará en su libro, por otro lado: “Item, a.N Domingo Gascó, per la requisició que ordena”, pagará 2 s 6 d. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 39r. 73 Aznar hablará de 2 libras y 4 dineros frente a las 2 libras y 4 sueldos que anotó Valldaura. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v y f. 39r respectivamente. Es bien cierto que la suma total de las cuentas de Aznar no casaría si se tuviera en consideración este dato. Por el contrario, los 463 s 4 d solamente encajan si se consideran los aparentes 4d como sueldos, y por lo tanto podemos presumir de que se trata de un error del escribano más que de una discrepancia entre las partes. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 28 ANDRÉS DÍAZ BORRÁS rado en las cuentas de Aznar como dinero necesario para que el escribano de la Bailía copiase el proceso y lo legalizase, con sello pendiente. Los asientos de Valldaura, aquí están más claros. Por la copia del manuscrito se pagará una cantidad, mientras que por su factura en papel sellado se satisfará otra distinta74. Es por eso que la suma total de los gastos aducidos, por Valldaura, coincide perfectamente y es sensiblemente próxima a la reclamación definitiva, mientras que la de Aznar rebasa esa cantidad solicitada. Podemos encontrar, a lo largo del proceso, todavía otras dos cuentas que conviene esclarecer. La primera, es sin duda, la menos interesante. Se trata de la continuación de las anotaciones en el supuesto libro de mercader de Valldaura. Éste, según parece querer asegurar los defensores de la causa de sus herederos, reconocía haber tenido unos gastos extra, en Lisboa así como no haber pagado otros gastos extra en Francia, para reclamar lo robado75. GASTOS ALEGADOS POR LOS HEREDEROS DE BERNAT VALLDAURA COMO DERECHOS AL COBRO DE LA MARCA Desembolso en Valencia Desembolso en Lisboa TOTAL Pérdida en la tropelía TOTAL RECLAMADO 20 libras 15 sueldos 4 dineros 2 libras 4 sueldos 22 libras 19 sueldos 4 dineros 584 libras 19 sueldos 4 dineros 607 libras aproximadamente GASTOS ALEGADOS POR DOMINGO AZNAR COMO DERECHOS AL COBRO DE LA MARCA Desembolso total Pérdida en la tropelía TOTAL RECLAMADO 23 libras 13 sueldos 4 dineros 584 libras 607 libras 13 sueldos 4 dineros Desconocemos la veracidad de estos datos aunque podamos pensar que representan una cierta exageración, al no aparecer en ningún otro papel aducido en el proceso. Además su valoración no se hará como alegato para incrementar lo desembolsado por Valldaura sino para hacer una prueba pericial de comparativa caligráfica con la letra de Aznar, quien tuvo, por algún tiempo, el libro de Bernat. En efecto, Domingo Aznar se encargará de anotar, en un asiento inmediatamente posterior a los anteriores, el balance de cuentas76. Sobre este resultado total, Aznar hará recaer el pago del flete que quedaba pendiente, a favor de la compañía, por una carga de cajas de sardinas dejando la cuenta con el difunto Valldaura a cero77. 74 Por la primera anotación, de Aznar, se escribieron 34 s, AMV, Ibidem, mà 2ª f. 37v, mientras que por la segunda y tercera, las de Valldaura se inscribieron 12 s y 18 s respectivamente, en total 30 s, razón por la que apreciamos una diferencia de 4 s, entre uno y otro escrito. 75 En Lisboa fue necesario desembolsar hasta 20 libras 15 s 10 d para conseguir que las autoridades redactaran el documento, que por cierto costó la décima parte aproximadamente. Cabría entender que fue necesario convencer a los oficiales lisboetas con contantes razones o que Valldaura engrandeció un gasto que no había existido. El segundo de los asientos es el reconocimiento de un débito por parte de Bernat a la compañía de 20 libras, por las gestiones que se realizaron ante el rey francés. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 39r. 76 Los gastos en Lisboa, menos los habidos en Francia, daban un resultado a favor de Bernat Valldaura de 15 s y 10 d, anotado de puño y letra por Aznar. AMV, Ibidem, mà 2ª f. 39v. 77 AMV, Ibidem, mà 2ª ff. 39v-40r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 MARCA, ARTE DE LA MERCADERÍA Y PROTORGANIZACIÓN 29 Queda por resolver la complicada cuestión de la marca. En el proceso, que hemos analizado, se dilucidaba, entre otras muchas cosas, que parte del dinero perdido, en el asalto corsario, pertenecía a Domingo Aznar y que parte a Bernat Valldaura. En esta compleja disputa intervendrá Pere d’Òdena, que se declarará acreedor de Aznar. Al parecer Òdena se había encargado de las tareas de defender los intereses de los afectados valencianos por la tropelía en la gestión de establecer la marca, durante el período que va desde el inicio de esta comisión, probablemente 1348, hasta finales de 1351, cabe pensar hasta los acuerdos entre la señoría del rey de Francia y el monarca catalanoaragonés. No existe ninguna constancia que nos informe del momento exacto en el que se comenzaría a cobrar dinero por la marca en Valencia, pero por simple deducción parece lógico que fuera a partir del comienzo de 1349 o a finales de 1348. Pere d’Òdena reclamaba su salario y hacía responsable a Domingo Aznar de ser el único responsable de su impago. Además, adoptando una postura favorable a la parte contraria de Aznar, había testificado contra Domingo Aznar, acusándole de haberse apropiado indebidamente del dinero de la marca, que corresponderían a los herederos de Bernat Valldaura. Las acusaciones de Òdena, al margen de su fundamento, quedaban ensombrecidas por la sospecha de una duda razonable, veámoslo. No parece muy coherente acusar a Aznar de no tener derecho a cobrar la mayor parte de la marca y luego exigir el pago de una deuda generada por la gestión del trámite de su puesta en marcha78. En definitiva, no resultó sencillo a los jueces atribuir mucha credibilidad a este personaje, que al final, por otro lado, estuvo dispuesto a arreglar su contencioso personal con Domingo a través de un acuerdo amistoso extrajudicial79. Por fin, al margen de otros gastos y deudas, los pagos anuales del dinero de la marca, que funcionaría como un auténtico impuesto, se prolongaran por una gran cantidad de tiempo. En 1355, se acometía la séptima campaña de cobro de la tasa80. Siempre se entregaba una cantidad fija, que coincidió con la cantidad del salario de Òdena. De este modo, los plazos anuales de dinero, en cantidad muy escasa, probablemente no llegarían a compensar los intereses que se iban agregando al monto originario. En resumidas cuentas, la tasa que se había fijado, jamás podría abolirse porque los mecanismos que hacían que funcionara retroalimentaban la deuda, haciendo imposible su satisfacción e incrementando el pasivo hasta el infinito. Es así como muchas tasas acababan siendo irreversibles. Se convertían en auténticas inversiones, si se nos permite la comparación, al estilo de los censales, dinero que jamás se sabía cuando sería reembolsado pero que daba una cantidad fija anual garantizada. Marcas, libros de cuentas y procedimientos recaudatorios privados tuvieron algún tipo de peso en la sociedad valenciana de la primera parte del trescientos. Se trata de tres elementos, aparentemente diversos, que tuvieron una estrecha relación y contribuyeron a configurar la actividad económica valenciana de la época. Fecha de recepción del artículo: Marzo de 2009 Fecha de aceptación y versión final: Diciembre 2009 78 “Ítem, me deu per lo salari que fo a mi tatxat per los perdents de València de tot lo temps que havie seguides les marques tro a XXI de deembre M CCC LI, XII diners per lliura, segons apar per carta feta per mà d’En Francesch Martorell, scrivà de València. Muntà XXXIII lliures XIIII sous”. AMV, Ibidem, mà 2ª, f. 22r. 79 AMV, Ibidem, mà 2ª , ff. 21v-22r. 80 AMV, Ibidem, mà 2ª , ff. 39v-40r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 3-29. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 31-57 ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV A TRAVÉS DELS LLIBRES DEL JUSTÍCIA CRIMINAL1 THE BARBERS OF THE CITY OF VALENCIA DURING THE 15TH CENTURY THROUGH THE BOOKS OF CRIMINAL JUSTICE CARMEL FERRAGUD Universitat Miguel Hernández d’Elx “o si ta afaytes [podràs] ser bon barber, cantant cançons ballant als sons de les tisores tots jorns dos hores prou guanyaràs” Jaume Roig, Espill, vv. 884-891 Resum: Durant el segle XV, la ciutat de València augmentà considerablement la seua població gràcies a una forta immigració. Les oportunitats que oferia la capital del regne eren innombrables i molts practicants de la medicina veieren un mercat que podia satisfer els seus interessos, en un temps on la medicina i els seus practicants eren considerats imprescindibles. Al mateix temps, la formació com a barber degué convertirse en un al·licient i via per a la integració social. Tanmateix, l’augment permanent de barbers va dificultar la seua integració en el mercat laboral i això es traduí en odis i enfrontaments amb una base econòmica i professional, per tal d’aconseguir guanyar un lloc en el competitiu mercat urbà. Un escenari on la salut i la malaltia havien esdevingut una mercaderia més, i la medicina una bona forma de guanyar-se la vida i promocionarse socialment. Abstract: During the 15th century, the city of Valencia increased considerably in population thanks to a strong immigration. The opportunities that the capital of the kingdom offered were numberless and many medical assistants saw a market that could satisfy their interests, in a time where medicine and its practitioners were considered indispensable. At the same time, the training as a barber must have become an incentive and a way for the social integration. However, the permanent increase of barbers caused difficulties in integrating themselves in the labour market. That turned into hatred and confrontations with the economical and professional bases, in order to obtain a place in the competitive urban market. A stage where health and illness had become a merchandise, and medicine a good way of earning a living and promoting oneself socially. Paraules clau: barber; barberia; cirurgia; violència; ferida; dessospitació; bandositats; cort de justícia. Keywords: barber; barber workshop; surgery; violence; injure; dessospitació (medical injures examination); factions; court. 1 Aquest article s’emmarca dins el projecte de recerca finançat pel Ministeri de Ciència i Innovació “Sciència.cat: cap a un corpus digital de la ciència i de la tècnica en català en el context romànic durant l’Edat Mitjana i el Renaixement” (FFI 2008-02163/FISO, 2009-2011); i en el grup de recerca consolidat per la Generalitat de Catalunya 2009 SGR 1452 “La Corona catalanoaragonesa, l’Islam i el món mediterrani”. Abreviatures utilitzades: ACA = Arxiu de la Corona d’Aragó; ARV = Arxiu del Regne de València; C = Cancelleria reial; JC = Justícia Criminal. 32 CARMEL FERRAGUD SUMARI Introducció.- 1. Una organització primerenca, de la caritat a la professió.- 2. Un col·lectiu cada vegada més nombrós.- 3. Difícil accés al mercat matrimonial.- 4. Els espais de la pràctica de la barberia.- 5. Una activitat mèdica emergent en un microunivers de violència.- 6. Cercant un lloc en la societat, per força: enfrontaments i bandositats.- 7. Conclusions. INTRODUCCIÓ Fa vint-i-dos anys, Luis García Ballester i Michael McVaugh publicaven un article sobre els barbers de València, en el qual ambdós magnífics historiadors de la medicina anunciaven el que després constatarien posteriors estudis: el barber esdevingué durant la baixa Edat Mitjana la cèl·lula bàsica i primària de l’organització sanitària –ja bastant complexa a inicis dels anys 30 del segle XIV–, l’autèntic paraigua sanitari de la societat valenciana (i podríem afegir, que de la societat catalanoaragonesa i Occidental en general).2 Es tractava del col·lectiu de practicants de la medicina més nombrós, el més visible arreu de la geografia de la Corona, això sí, amb proporcions variables segons les ciutats i àrees estudiades. En el cas concret de la ciutat de València, però també dels municipis de la resta del regne, fou amb diferència el grup més nombrós entre els guaridors, segons les dades aportades pels mateixos historiadors. La presència del barber amb funcions mèdico-quirúrgiques, i per descomptat les higièniques que ja practicava convencionalment, és una realitat en tot nucli urbà baixmedieval valencià en el primer terç del segle XIV.3 Amb tot, les fonts immenses que custodien els arxius valencians han continuat proporcionant-nos dades precises sobre els barbers. Especialment em vull referir a la magnífica aportació de dades al respecte que ha suposat el buidatge dels Llibres de cedes (o cèdules, notificacions) de la sèrie del Justícia Criminal de València, conservats a l’Arxiu del Regne de València.4 És aquesta una font que vaig utilitzar anteriorment però a partir dels testimonis aportats durant el desenvolupament dels processos, que ja resultà ser una via fecunda per a tractar la història social i la pràctica de la medicina. La presència abundant de barbers entre els seus folis crida l’atenció poderosament, però mereix tractar-se amb cautela. En cas contrari podríem incórrer en postures esbiaixades. Així, doncs, són aquests Llibres de cedes els que 2 Luis GARCIA BALLESTER i Michael R. MCVAUGH, Nota sobre el control de la actividad médica y quirúrgica de los barberos (barbers, barbitonsorcs) en los Furs de Valencia de 1329, in Homenaje al doctor Sebastià Garcia Martínez, València, 1988, pp. 73-88. A aquest treball seguiren, ja per separat, nous articles i, sobretot, monografies on s’encabien aquests practicants de la medicina en el context social i professional on estaven inserits. Vegeu Lluís GARCIA BALLESTER, La medicina a la València medieval. Medicina i societat en un país medieval mediterrani, València, 1989, pp. 57-62. Michael R. MCVAUGH, Medicine before the plague. Practitioners and their patients in the Crown of Aragon, 1285-1345, Cambridge, 1993, pp. 123-127, amb moltes altres referències disperses en el llibre. 3 Els autors indiquen que els barbers serien vers 1330 un terç del total, i la meitat de la totalitat dels practicants si es descompten els apotecaris. Sobre els primers practicants de la medicina en la ciutat i regne de València, i concretament per als primers barbers, vegeu Carmel FERRAGUD, Medicina per a un nou regne. Els practicants de la medicina en el naixement del regne de València, Alzira, 2008, pp. 77-86. 4 Sobre el justícia criminal, el funcionament d’aquesta cort i la naturalesa de la font, vegeu Rafael NARBONA, El Justicia Criminal. Una corte medieval valenciana, un procedimiento judicial, “Estudis Castellonencs”, 3 (1986), pp. 287-310 i Pablo PÉREZ, La comparsa de los malhechores. Valencia 1479-1518, València, 1990. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 33 constitueixen la font bàsica en la qual se sosté aquest estudi, si bé no deixaré a banda la incorporació d’algunes dades procedents d’altres fonts, i en el seu moment tractaré de situar-les i interpretar-les convenientment. Reprenc en aquest estudi, per tant, alguns dels aspectes ja estudiats sobre els barbers i la seua pràctica, i sobre els que jo mateix ja m’he referit en altres llocs. Tanmateix, incidiré especialment en alguns trets derivats del seu particular comportament social com a grup, el seu nombre, així com les perspectives de la seua atenció mèdica fins ara menys coneguts i estudiats. Valga aquest estudi per continuar aprofundint en el coneixement d’un col·lectiu tan fonamental pel pes que tingué en la pràctica de la medicina a l’Edat Mitjana com són els barbers, i a la vegada com a reconeixement a ambdós mestres de la història de la medicina abans esmentats. 1. UNA ORGANIZACIÓ PRIMERENCA, DE LA CARITAT A LA PROFESSIÓ Els barbers foren un dels primers 15 oficis organitzats a València en forma de confraria o almoina durant l’any 1283. Per aquell temps, ja trobem als escassos protocols notarials conservats el nom de cinc barbers, i el seu nombre no deixarà de créixer incessantment, constituint-se així en un dels trets distintius de la ciutat i regne de València, açò és, la gran proporció de barbers enfront de la resta dels practicants de la medicina. Encara que Jaume II suprimiria aquesta corporació, juntament amb altres, l’almoina dels barbers fou refundada en 1311 pel mateix monarca, dotant-la de finalitats religioses i beneficoassistencials.5 Símptoma evident de la força i la presència social dels barbers des de ben aviat fou la seua incorporació al Consell municipal. Arran de la data ja citada de 1283, el Consell municipal de València es va organitzar entorn als consellers de parròquies de ciutadans, peça determinant en el control del govern del municipi, ja que foren els que gràcies a la maquinària electoral podien determinar la provisió de llocs de govern, especialment els jurats. Aquesta mateixa reforma va regular també els oficis que formarien part de la corporació. Aquells 15 oficis organitzats, entre els quals figuraven els barbers, havien de triar quatre representants que s’integrarien al Consell.6 Durant aquest període, 81 barbers exerciren de consellers, una o més vegades. Alguns com els Gençor, nissaga de barbers de la primera meitat del XIV, ostentaren 24 conselleries entre cinc membres de la família. Aquestes dades ens mostren la importància sociopolítica dels barbers en la ciutat de València ben aviat. Contràriament, en altres ciutats, com ara Barcelona, els barbers tardarien bastant en incorporar-se al Consell de Cent. Durant les primeres dècades del segle XIV els barbers consolidaren la seua dedicació a l’activitat mèdica, o més aviat convindria dir quirúrgica. Tant és així, que Alfons el Benigne hagué de regular mitjançant els Furs de 1329 alguns aspectes tècnics relatius a la pràctica mèdica en la qual s’incloïa explícitament als barbers. A aquests se’ls 5 Haig d’advertir que anteriorment he datat erròniament aquest document, ja que l’any correcte és 1311. Carmel FERRAGUD, Medicina i promoció social a la Baixa Edat Mitjana. Corona d’Aragó 1348-1410, Madrid, pp. 178-180, on he reconstruït l’evolució d’aquesta almoina cap a “art” en el segle XV. La transcripció, també amb l’errada de datació, en L. GARCIA BALLESTER i M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, Apèndix 1. La continuació evolutiva de l’almoina durant tot el segle XV, amb la seua transformació definitiva com a element regulat des del col·legi de cirurgians, la creació d’una escola de cirurgia i una facultat pròpia, vegeu Mercè GALLENT, El gremi de cirurgians de València: procés de constitució (1310-1499), “Afers”, 1 (1985), pp. 249-269. 6 Per a la presència dels barbers en el Consell municipal durant el segle XIV i les primeries del XV, vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 498-500 i el Quadre 34 (V). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 34 CARMEL FERRAGUD exigia, com a físics i cirurgians, passar per un procés d’examinació que garantís la seua competència. La flebotomia, una de les activitats més habituals en el repertori terapèutic dels barbers, hagué de ser una de les accions més vigilades, després de la preocupació manifestada en 1333 per Alfons el Benigne a les autoritats de València dels problemes esdevinguts pels desconeixedors de la forma i, especialment el temps adequat, en què s’havia de practicar la sagnia terapèutica.7 La sensibilitat de la monarquia en el tema de la salut i la seua utilitat era ja suficientment elevada com per a què no s’establiren uns mecanismes adequats que preservaren els seus súbdits d’una mala praxi. En 1392, l’elemosina barbitunsorum Valentie rebé altra vegada confirmació i noves regulacions per banda de Joan I, a petició dels majorals representants de la benemèrita institució. Quedava ben clar al preàmbul del document que es tractava encara d’una organització de caire religiós: Et nunc ad Dei laudem et corone nostre servicium ac animarum vestrarum etiam salvamentum, considerato per vos quod ab adolescentia est parva et labilis vita hominis ex sui fragilitate et alia ad peccandum et fidelibus christianis paravit creatoris clemencia opera caritatis et misteria divina per que eorum valeant et eam delere et ad paradisum ex ispsis caritatis operibus pervenire. Era així com els barbers podrien realitzar les obres de misericòrdia del gust del creador, per porgar els seus pecats i redimir les seues ànimes. I és així, efectivament, com les clàusules posaven de manifest que l’almoina no regulava en absolut cap aspecte tocant a la tasca professional dels barbers, almenys explícitament. Les qüestions que quedaren regulades aquell final de segle foren les següents: a. El nombre de majorals escollits anualment s’incrementaria en dos més, símptoma del creixement del nombre d’afiliats; b. Aquests podrien convocar els barbers membres “en algun loch honest” per tal de “parlar e rahonar de aquelles coses les quals necessàries seran e pertanyeran justament, rahonable e honesta a aquesta almoyna, e fer qualsevol provisions e ordinacions, axí de paraula com per scrit, justes emperò e honestes”;8 c. Aquestes reunions s’haurien de fer “a conexença, consentiment e ab ferma del portantveus de governador del regne de València o de son lochtinent”; d. L’almoina tindria els símbols propis que decidiren (draps, ciris, llits per als difunts), fonamentals per distingir-se de la resta en processons, desfilades i altres esdeveniments públics; e. Es limitava el nombre d’integrants a 100 barbers, detall que ens fa pensar en el nombre elevat que estava assolint el col·lectiu i, possiblement, la dada siga indicativa sobre la necessitat o previsió de limitar-lo; f. Els confrares acudirien a les noces dels membres o dels seus fills, amb una pena de dues lliures d’oli si no ho feien. Igualment, 7 Transcripció en L. GARCIA BALLESTER i M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, Apèndix 2. Sobre la importància de la sagnia i el context mèdic en el que cal entendre-la, així com les habilitats necessàries per als seus practicants, vegeu Pedro GIL SOTRES, Los evacuantes particulares: ventosas, escarificaciones, sanguijuelas y cauterios en la terapéutica medieval, “Medicina e historia”, 34 (1990), pp. 1-28. IDEM, Derivation and revulsion: the theory and practice of medieval phlebotomy, in Practical medicine from Salerno to the Black Death (L. GARCIA-BALLESTER, R. FRENCH, J. ARRIZABALAGA i A. CUNNINGHAM, eds.), Cambridge, 1994, pp. 110-155. 8 Efectivament, l’almoina no tenia una seu pròpia per tal de fer les seues reunions. Val a dir que l’elecció de la capella de Santa Maria de la Mercè és comuna al cas dels barbers mallorquins. En una reunió de 1416, de la qual parlarem tot seguit, els barbers passegen pel claustre mentre esperen a la resta de companys. Aquest era el seu lloc habitual per trobar-se des de feia molt de temps. El caràcter religiós de l’almoina suggereix que aquests espais consagrats foren els escollits, per bé que, coneixent els costums d’aquells barbers –clients assidus de tavernes i bordells– la seua elecció hagués estat una altra molt més “entretinguda”. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 35 haurien d’assistir als sepelis dels barbers o dels seus familiars. Això sí, seguint un rigor estricte que els obligava a no abandonar la cerimònia fins rebre consentiment dels majorals. Haurien d’anar abillats amb un vestit blau i, cas que els familiars no portaren capiró que garantís un dol suficientment lluït (“condigna honor exhibir e donar a aquella sepultura”), haurien de ser 10 els barbers que s’encapironaren amb aquesta missió; g. Els majorals ordenarien una col·lecta quan fóra necessària “per sustentació d’una làntea la qual crema contínuament davant l’altar de la capella de la benaventurada Santa Maria de la Mercè de València”, com també per altres obres de caritat o qüestions diverses; h. L’almoina disposaria d’un missatger o “andador” per avisar tots els confrares de les reunions i actes oportuns d’obligat compliment; i. Per últim, l’almoina podria disposar d’un petit arxiu (“caxa”) on conservar totes les cartes i privilegis que els foren atorgats, així com per conservar els fons dels quals disposava.9 Les circumstàncies en la pràctica i regulació de l’almoina i la seua transició envers la regulació professional mèdica canviarien progressivament conforme avançava el segle XV. En 1416, el procurador fiscal del rei acusava els majorals, consellers i escrivà de l’Art i Ofici dels Barbers de la ciutat, d’haver-se reunit a l’església de Sant Domènec o Santa Maria de la Mercè sense haver demanat llicència. En aquella ocasió, els barbers ja donaren mostra d’una actitud que veurem freqüentment durant aquest segle XV: els enfrontaments personals entre els membres de l’ofici.10 Vicent Guàrdia, notari procurador dels barbers, recordà que ja es reunien a la Mercè des de feia molt de temps “per tractar e parlar de lur offici, e sobre lurs ordinacions, les quals han necessàries en llur offici per saber lo compte de la luna, o per les sagnies que els cové a fer entre l’any, per los dies canicolars, e los que són abciachs, e per lo ple e contorn de la luna, e altres semblants coses”. I és que entre 1392 i 1416 l’almoina havia passat de mer “ofici” a “art”, tot assumint així competències tècniques molt evidents.11 També, en 1418, una sentència de Joan de Navarra, lloctinent del regne, confirmaria els seus privilegis i, segurament pel malentés produït dos anys abans, se’ls permetria la reunió sense haver de demanar cap permís al representant del rei. Un punt d’inflexió força significatiu arribà en 1433. Aquell any, els majorals demanaren una reforma per al col·legi en què s’havia convertit l’art dels barbers. Els 12 capítols sol·licitats i aprovats regulaven aspectes religiosos, però, sobretot, els de caire professional. Així, es controlava el procés d’aprenentatge (cinc o sis anys d’afermament amb un mestre, amb la possibilitat d’allargar-se si es considerava convenient), l’obligatorietat de fer un examen amb els quatre majorals de l’art de cirurgia com a tribunal; també es regulaven mesures per a evitar abusos, infraccions i la competència, com també l’obertura i tancament d’obradors; l’exigència de practicar bons costums, evitant el joc, la relació amb prostitutes, etc.12 Després d’algunes reformes en l’articulat del col·legi propiciades en 1451, en 1458 s’esdevindria, en temps d’Alfons el Magnànim, que els majorals Joan Ferrando, Miquel Llopis, Bartomeu Vida i Bernat Guerau, considerats barbers-cirurgians, demanarien la lliure reunió per tractar els seus assumptes sense haver de demanar llicència, apel·lant als privilegis anteriors i també amb l’aportació testimonial de nou barbers-cirurgians, símptoma inequívoc del signe professional i la categoria que havia 9 ACA, C, reg. 1904, ff. 200r-20 v (20-12-1392). C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 182-183. 11 Durant el segle XV, especialment durant la segona meitat, les confraries de barbers estaven experimentant transformacions semblants a tota la Corona d’Aragó. Vegeu Antonio CONTRERAS MAS, La formación profesional de los cirujanos y barberos en Mallorca durante los siglos XIV i XV, “Medicina e Historia”, 43 (1992), pp. 1-18. 12 M. GALLENT, El gremi de cirurgians, p. 259. 10 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 36 CARMEL FERRAGUD pres ja la barberia a València.13 Possiblement, conflictes recents, com l’assalt a la moreria de 1455, obligaven altra vegada les autoritats a voler controlar les reunions en les que participaven els oficis, i això havia suscitat noves reaccions dels barbers. El 28 de maig de 1462, els barbers-cirurgians feren un pas definitiu en la seua consolidació com a professió mèdica de prestigi. Aquell dia demanaren al Consell una reglamentació dels estudis de cirurgia, conscients de la importància d’assolir una formació lletrada que mancava a molts. Allò culminà amb la provisió d’un lector de cirurgia que cobraria 15 lliures anuals, i que fou mantinguda per Lluís Dalmau en primer lloc. El suport donat a aquella iniciativa per individus de prestigi com Lluís Alcanyís i Pere Pintor fou definitiva per consolidar els estudis de cirurgia.14 Aquell procés tingué una culminació en 1478 quan, a petició dels barbers i per recomanació del Consell municipal, Joan II concedia un privilegi que fou clau en el procés d’ascens social i científic dels barberscirurgians i que desembocarà en la incorporació dels estudis de cirurgia a l’Estudi General. Molts barbers eren conscients de l’honor i la posició que els garantia homologar-se als cirurgians (“desigosos de haver major grau de honor”). Finalment, quedava explicitat el punt definitiu que ja era palés de feia temps: “los qui usen del dit offici de barber... sien declarats, intitulats e nomenats cirurgians, e que sien vists entre les gents arts, no offici”. Al mateix temps, es va sol·licitar que el rei autoritzara “donar e liurar als majorals de la dita art hun cos de home o dona que sien morts sentenciats cascun any... perquè de aquell se puixa fer notomia”. Es feia una alta valoració de la possibilitat de practicar disseccions per poder aprendre “vehent los cosos en les parts dedins com estan organizats, e han imposat vocables e noms propis a cascú de aquells, dels quals no pot haver vera notícia per la llectura, ni per lo que entendre se pot de aquella, tant quan farien los hulls corporals”.15 Les posteriors intervencions ja només feren que perfilar millor i regular, amb alguns canvis, alguns articles dels seus estatuts que els integrants del gremi consideraven que calia modificar. I és que el procés havia estat llarg, els canvis socials, polítics i econòmics del segle transcendents i, per tot plegat, calia ajustar-se millor als temps que corrien. Per exemple, sol·licitaven en 1481 el ser dispensats de ballar amb motiu de la vinguda dels reis. Els barbers que, com veurem, sempre havien mostrat aquesta afecció per la dansa i el cant, especialment quan eren mossos, no podien consentir ara de mantenir una actitud tan poc adient a la seua nova consideració d’artistes, ja per fi consolidada per boca del rei. 2. UN COL·LECTIU CADA VEGADA MÉS NOMBRÓS Durant el segle XV, València es va convertir en la ciutat més important de la Corona d’Aragó i en una de les majors de la Mediterrània. Independentment dels debats entorn al volum demogràfic real, relacionats sobretot amb la difícil interpretació de les escasses fonts amb què comptem, generalment de base fiscal, que s’han traduït en propostes més conservadores, a la baixa, o les que donen una població bastant més considerable, 13 La transcripció d’aquests documents en Jaume CASTILLO i Luis Pablo MARTÍNEZ, Els gremis medievals en les fonts oficials. El fons de Governació del regne de València en temps d’Alfons el Magnànim (1417-1458), València, 1999, Apèndix V i XLI. 14 L. GARCÍA BALLESTER, La medicina a la València medieval, pp. 57-62. 15 Luis GARCÍA BALLESTER, El privilegio concedido en 1478 a los cirujanos de Valencia para disecar cadáveres, dins III Congreso Nacional de Historia de la Medicina, vol. II, Madrid, 1971, pp. 73-76. Vegeu transcripció completa a partir de les diferents còpies que es conserven d’aquest important document, a Epistolari de la València Medieval (II), introducció, edició, notes i apèndix a cura d’A. RUBIO VELA, València/Barcelona, 1998, doc. 59. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 37 resulta evident que el creixement de la ciutat fou espectacular, producte, sobretot, d’una forta immigració d’origen ben divers. Els cronistes i els viatgers s’admiraven d’aquesta circumstància i deixaren constància d’aquella allau humana que els havia sorprés.16 Qualsevol ciutat esdevenia en aquell temps el centre d’un hinterland rural que exercia una forta influència i es convertia en un fort pol d’atracció. Així, el segle d’or va convertir l’urbs valenciana en un espai econòmic força dinàmic i amb una creixent expansió demogràfica. Lògicament, en un context de valoració constant de la medicina com a eina per assolir el benestar social, indispensable per al funcionament de la cosa pública, l’augment de la població anava a portar necessàriament a un augment dels guaridors. Un problema evident és intentar una aproximació a la ràtio entre població i practicants de la medicina. Aquesta seria una dada que ens permetria veure el grau d’assistència, així com la seua qualitat, que rebia la població en un moment donat. Si per al segle XIV els estudis exhaustius de les fonts d’arxiu de García Ballester i McVaugh, especialment els protocols notarials, ens han proporcionat dades per aproximar-nos, no sense gran prudència, al nombre dels practicants de la medicina en diverses viles i ciutats d’arreu de la Corona d’Aragó, la multiplicació dels registres conservats als arxius per al segle XV impossibilita una tasca semblant, almenys en l’actualitat. Si bé aproximacions cada vegada més exhaustives, amb buidatges sistemàtics de la documentació, ens podran aportar més dades, ara per ara resulta una quimera intentar un càlcul dels practicants de la medicina que hi podia haver en una ciutat com València durant el Quatre-cents, especialment perquè no comptem amb registres seriats, com ara els fiscals, que ens permeten arribar a algunes consideracions més o menys generals, fins l’any 1510. Amb tot, els problemes que es deriven de la utilització de fonts diverses, com també les pròpies característiques dels registres fiscals, d’on s’exclouen un nombre important d’individus, resulten irresolubles. Així és el cas en els barbers. Les dades recollides per McVaugh, basades sobretot en el buidatge de protocols notarials i registres de la Cancelleria, ens mostren que a València treballaren entre 1310 i 1329 un total de 63 barbers (i 23 cirurgians), sent el 1320 amb 27 barbers (a més de 6 cirurgians), l’any que es registra un major nombre d’aquests practicants, just quan la població rondava els 25.000 habitants. Uns anys després, en 1345, només en recollí 6 (a més de 7 cirurgians), quan la població encara es trobava en creixement.17 Aquest fet només pot ser atribuïble a la manca de conservació i, fins i tot, la qualitat informativa de les fonts. En el nostre cas, només els tres Llibres de cedes del justícia criminal dels anys 1422, 1435 i 1445 ens aporten un total de 57 barbers, per a una població que devia doblar la de feia un segle.18 En canvi, la llista fiscal de 1510, elaborada arran de les Corts de Montsó en temps de Ferran el Catòlic, ens dóna una xifra de 41 barbers-cirurgians per a un total d’11.560 focs, d’ells 9.879 intramurs, el que vindrien a ser uns 45.000 habitants. Fet i fet, l’evolució numèrica del col·lectiu professional no es correspon en absolut amb el que seria d’esperar pel 16 Una postura amb un còmput molt a la baixa, a Agustín RUBIO VELA, La población de Valencia en la Baja Edad Media, “Hispania”, LV/190 (1995), pp. 495-525. Per a 1355-1361 proposa entre 25.000 i 28.000 habitants; per a 1489 proposa 40.000. Fent una crítica al respecte a partir de la consideració de fonts diverses, Enrique CRUSELLES, La población en la ciudad de Valencia en los siglos XIV y XV, “Revista d’Història Medieval”, 10 (1999), pp. 45-85. Segons aquest, els anteriors càlculs són insuficients i caldria aproximar-se a una realitat en torn de 60.000 ànimes com a mínim, a les acaballes del segle XV, si no més. 17 M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, pp. 44 i 67. 18 Val a dir que realitzar un buidatge sistemàtic de la documentació notarial, tal com s’ha fet per al segle XIV, és una tasca titànica que requeriria l’esforç ingent de molts historiadors. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 38 CARMEL FERRAGUD creixement demogràfic. Però menys encara si ho comparem amb altres grans ciutats, com ara Barcelona o Mallorca. Per a la ciutat de Mallorca comptem amb una talla fiscal molt pròxima a la de València en el temps, 1512, i que ens dóna un total de 38 barbers i cirurgians, per a un cens fiscal de 3.419 contribuents dins la ciutat (15.000 habitants). Però el desajust major es produeix amb Barcelona, on comptem amb un registre elaborat entre 1445-1467 per a poder participar en l’elecció de representants a Consell de Cent, on hi figuren 60 barbers, per a una població d’uns 25.000 habitants.19 Efectivament, cal ponderar convenientment aquestes xifres, ja que estem parlant de l’obtenció de dades a partir de fonts ben diferents, i amb un estat de conservació irregular en el temps.20 Mentre que a les cèdules del justícia criminal es recullen tots els assumptes que a diari es varen denunciar davant aquesta cort i que en molts casos mai arribarien a derivar en un procés, els protocols necessiten d’un cert nivell econòmic dels individus per a ser capaços de formalitzar contractes i satisfer els honoraris notarials. És per això que molts individus de condició humil mai hi apareixeran, a diferència del que es pot esdevenir en els llibres judicials. És en aquests Llibres de cedes que hi apareixen nombrosos personatges, en assentaments generalment molt breus. També cal dir que mentre als protocols poden quedar registrats molts més assumptes i personatges de molt diversa consideració, en la font utilitzada en el nostre cas només apareixen els crims de sang, amb els agredits i els agressors, però, no ho oblidem, també la gent que està implicada només perquè dóna avals per altres acusats. En conseqüència aquestes dades s’han de prendre amb molta precaució i, en tot cas veure-les, com tendències.21 Amb tot, la xifra que podem donar per als registres que es conserven dels Llibres de cedes de la primera meitat del segle (1401, 1402, 1403, 1407, 1422, 1435, 1440, 1445 i 1449) és bastant reveladora. Aquests nou volums ens aporten un total de 146 barbers operant durant aquells 48 anys, sense que ens siga possible dir quants d’ells coincidiren treballant al mateix temps, i sent el registre més elevat el que ens proporciona 1422, amb 33 barbers registrats. Finalment, la consideració exclusiva de les fonts fiscals no pot ser més significativa en quant a la distorsió real de les dades. Amb tot, resulta evident que un creixement demogràfic tan espectacular com l’experimentat per la ciutat de València, ben diferent de la resta de les grans ciutats de la Corona, havia d’anar acompanyat d’un contingent de guaridors que els pogués donar assistència. Ara bé, què va fer que aquest augment de barbers cresqués en una proporció tan notable durant la primera meitat del segle XV? 19 Entre 1386-1395 a Mallorca (tant a la ciutat com a la part forana, amb una població de 2.220 focs per a 1451, uns 10.000 habitants) hi havia 36 barbers. Recollit a Luis GARCÍA BALLESTER, La medicina, dins Historia de España (R. MENÉNDEZ PIDAL, dir.), vol. XVI [La época del gótico en la cultura española (c. 1220- c. 1480)], Madrid, 1994, Cuadro 1. Sobre la talla de 1512, vegeu Maria BARCELÓ, La talla de la ciutat de Mallorca, 1512, Palma de Mallorca, 2002. Per a Barcelona, Carme BATLLE I GALLART, La crisis social y económica de Barcelona a mediados del siglo XV, Barcelona, 1973, pp. 580-603. Les dades de València, a El cens de 1510. Relació dels focs valencians ordenada per les corts de Montsó (R. VALLDECABRES, ed.), València, 2002, pp. 139-140. 20 El problema de les fonts a l’hora de comptabilitzar practicants de la medicina ha estat analitzat per a la ciutat de París, precisament referent al nombre de barbers. Si en el període 1250-1299 s’han recollit 156 barbers, per al 1300-1349 la xifra havia baixat a 112, quan la població devia rondar els 100.000 habitants, i encara en la segona meitat del segle només es comptabilitzen 27. El problema rau en què les talles de les quals han estat tretes aquestes dades registraven els individus amb criteris ben diferents, deixant fora molts contribuents. Danielle JACQUART, Medical practice in Paris in the first half of the fourteenth century, in Practical medicine from Salerno to the Black Death (L. GARCÍA BALLESTER, R. FRENCH, J. ARRIZABALAGA & A. CUNNINGHAM, eds.), Cambridge, 1994, pp. 186-206, especialment p. 205. Més qüestions sobre el problema de les fonts i les ràtios en M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, p. 67. 21 Vull agrair els comentaris que m’ha suggerit Rafael Narbona a propòsit de l’ús de les fonts judicials i fiscals que he fet en aquest article. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 39 Una primera explicació per a aquest augment està relacionada amb l’arribada de practicants foranis, ja siga de dins la Corona d’Aragó o bé d’altres indrets peninsulars. Com s’ha remarcat, la ciutat de València fou un pol d’atracció per a gent de molts distints oficis i molt variada condició. Ara bé, poc s’ha parlat dels desplaçaments de practicants de la medicina cap a la major urbs del regne.22 Segons els Llibres d’aveïnament de la ciutat, entre 1400 i 1450 arribaren a València set barbers, tres d’ells procedien de ciutats catalanes, un altre era toledà i els altres eren oriünds de viles del regne. Juntament amb aquests hi arribà en 1410 Bernat de Cotlliure, un cirurgià procedent de Llíria.23 Altres barbers nouvinguts, arribats amb les seues famílies o bé simplement enviats pels seus pares, segurament es formaren a València. De Barcelona arribaren Manuel Garcia i Bernat, el seu assassí, enregistrats el 1422. Cap dels dos estava aveïnat ja que residien el primer a casa del barber Manuel Blasco i, el segon en la del també barber Antoni Caro.24 Altres procedeixen segurament de la corona castellana, cas de Martín i Juan de Toledo (1445, 1449), Pedro de Aranda, barber macip de Joan de Besora (1422), o el sevillà Joan Alfagem (1400).25 Els noms d’alguns delaten la seua procedència. Mestre Angelo no és ben bé un barber, sinó un queixaler.26 Documentat en 1401, és molt possible que hagués deixat un fill que practicava el mateix ofici. Aquest seria Angelo de Florença, citat en 1479. De semblant procedència devia ser Pino, lo barber. Altres noms semblen indicar-nos un origen també llunyà. Així seria el cas de Llorenç de Flandes (1422) o Guillem de Còrsega (1449).27 Quantificar aquesta arribada de barbers a València resulta ara per ara impossible. Però no hi ha dubte que aquest fou un factor que féu créixer el nombre de practicants de la medicina considerablement.28 22 Respecte als metges immigrants, m’hi he referit a C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 166171. No és, tanmateix, València l’única ciutat en rebre barbers immigrants. Joan Fuster era un barber de Tortosa que vivia a Xàtiva al servei de la casa de mossèn Esteve Pons de Fenollar. ARV, JC, núm. 51, ff. 76v–77r (9-8-1408). 23 1416, Bernat Fontanils; 1424, Francesc Portella (L’Arboç); 1425, Salvador Saurí (Castelló d’Empúries); 1433, Jaime Climent (Toledo); 1433, Fraun Roger (Sant Feliu de Guíxols); 1445, Pere Domingo (Torrent); 1448, Pere Fuster (Granollers). Vegeu Leopoldo PILES ROS, La población de Valencia a través de los “Llibres de avehinament”. 1400-1449, València, 1978. 24 ARV, JC, núm. 19, mà 7 (20-7-1422). Manuel Garcia havia estat empresonat anteriorment a instància de Pere Nadal, l’hostaler del bordell, acusat de furtar roba en companyia d’una dona. Ibidem, núm. 19, mà 2 (7-2-1422). 25 Ibidem, núm. 22, mà 2 (1-2-1445); núm. 23, mà 3 (12-8-1449); núm. 19, mà 7 (15-6-1422); núm. 50, mà 1 (2-2-1400). Lluís Cifuentes ha mostrat la utilitat que tingueren les traduccions quirúrgiques catalanes en la formació dels barbers immigrants instal·lats a les ciutats de la Corona d’Aragó, amb l’exemple de la traducció de la Chirurgia magna de Lanfranc de Milà, documentada circulant entre barbers castellans a Barcelona o a València; i al contrari, el possible paper dels barbers i cirurgians valencians emigrats a Andalusia en la traducció castellana de l’obra impresa a Sevilla el 1495. Lluís CIFUENTES, Las traducciones catalanas y castellanas de la Chirurgia magna de Lanfranco de Milán: un ejemplo de intercomunicación cultural y científica a finales de la Edad Media, dins Essays on Medieval Translation in the Iberian Peninsula (T. MARTÍNEZ i R. RECIO, eds.) Castelló de la Plana-Omaha, 2001, pp. 95-127. 26 Algunes notícies sobre els “queixalers” a Josep RAHOLA I SASTRE, Els odontòlegs dels segles XIV i XV a Barcelona, dins Actes del I Congrés Internacional d’Història de la Medicina Catalana, vol. I, Barcelona, 1970, pp. 203-300. Les mencions explícites a aquest tipus de practicant de la medicina són escasses. El que sí sembla confirmar-se és la procedència de terres italianes de tots els que coneixem practicant a la Corona d’Aragó. Així és el cas del més famós, vinculat a la casa reial, Simó Virgili –arribat a València en 1346 procedent de Florència– i Pere de Pàdua. Vegeu M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, p. 161. 27 ARV, JC, núm. 19, mà 6 (9-5-1422); núm. 23, mà 5 (18-9-1449). 28 Sobre la varietat i condició dels immigrants a la València medieval vegeu Germán NAVARRO, David IGUAL i Joaquín APARICI, Los inmigrantes y sus formas de inserción social en el sistema urba- ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 40 CARMEL FERRAGUD A banda del creixement accelerat de la demanda assistencial, és molt possible que hi hagués un altre factor afegit, aquesta vegada per banda de l’oferta: la reducció del nombre de metges jueus arran dels fets d’acaballes del segle XIV. Efectivament, el pogrom jueu de 1391 es traduí en l’assalt i devastació de les jueries de la Corona d’Aragó, també la valenciana, el maltractament de béns i persones i portà a la conversió de molts per evitar mals majors, quan no la fugida irremeiable. Culminava un procés que s’havia anat forjant tot al llarg del segle XIV, gràcies a la pressió de les elits eclesiàstiques i les prèdiques iracundes dels dominicans, traduïdes cada vegada més en pragmàtiques que pressionaven el col·lectiu jueu. Una de les obsessions fou aconseguir l’aïllament, la segregació absoluta que evités el contacte físic amb els seguidors de Jahvé. I, en aquest sentit, la presència de fra Vicent Ferrer la Quaresma de 1413 no feia sinó accentuar una situació molt tibant, que encara s’extremaria arran de la butla promulgada per Benet XIII aquell mateix any, en la qual es prohibia als jueus exercir nombrosos oficis, fent esment als metges, físics, cirurgians i apotecaris. Així, el mateix sant Vicent apel·là a la por, fent referència a la llegenda del metge jueu enverinador de cristians.29 Durant el segle XIV, no existí un lloc habitat per jueus, amb aljama constituïda o no, per petit o major que fos el call, on no s’hi trobés algun practicant de la medicina d’aquesta religió, generalment físic o cirurgià, amb una bona reputació. Obligats després per la pressió a acudir a la conversió, alguns hi continuarien establerts. Així, de metges conversos en tenim molt prompte notícia. Aquest seria el cas de l’il·lustre Omar Tahuell i la seua família. Aquest s’hagué d’ocultar en casa de Pere d’Artés quan l’assalt a la jueria, per guardar la seua vida, i d’ell prendria el nom quan fou forçat a la conversió.30 Continuaria la seua clientela cristiana cercant la seua atenció com abans? És possible que les predicacions de fra Vicent haguessen fet suficient efecte com perquè la gent deixés d’acudir als metges hebreus? La conversió va fer dubtar o no d’aquests personatges? En aquest sentit, la lluita de fra Vicent per aconseguir la integració del segment convers fou molt forta. Encara que les dades no deixen de manifestar que la reputació del metge jueu no es va arruïnar,31 les fonts no ens permeten calibrar la permanència o no d’un nombre considerable de practicants hebreus o conversos (cal recordar que aquests havien arribat a suposar més del 10% dels habitants a la ciutat) i menys encara si els cristians en feien ús. Crec que malgrat el que s’ha afirmat per algun autor, la destrucció de la jueria i la diàspora de jueus, o bé la conversió forçosa, degueren minvar l’enorme presència i importància en la pràctica de la medicina que no del Reino de Valencia (siglos XIV-XVI), “Revista d’Història Medieval”, 10 (1999), pp. 161-199. Val a dir que també apareixen registrats entre els aveïnats un metge i sis apotecaris. Vegeu L. PILES ROS, La población, les entrades “apotecaris”, “especiers” i “metges” a l’índex. 29 La bibliografia sobre fra Vicent Ferrer i el vessant antisemita –exaltat per uns autors i menystingut per altres– de les seues prèdiques és bastant prolixa. En tot cas, resulten de gran interés els estudis i edicions de Pedro M. CÁTEDRA, Sermón, sociedad y literatura en la Edad Media. San Vicente Ferrer en Castilla (1411-1412), Salamanca, 1994, pp. 241-251; Adolfo ROBLES, Obras y escritos de San Vicente Ferrer, València, 1996, pp. 455-574, amb la bibliografia citada. 30 José HINOJOSA, En el nombre de Yahvé. La judería de Valencia en la Edad Media, València, 2009, p. 90. Els Tahuell tenien un altre problema afegit a la seua condició hebraica: eren especialment odiats per la seua dedicació al préstec. Vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció social, pp. 351-352. 31 Així ho posaria de manifest que Joan II cridà en 1466 els metges saguntins rabí Alfangí i rabí Samuel per tal de guarir l’infant Alfons, que patia dels ronyons. Vegeu José HINOJOSA, Los judíos del reino de Valencia durant el siglo XV, “Anales de la Universidad de Alicante. Historia medieval”, 3 (1984), p. 174. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 41 havien tingut el segle anterior.32 Cal recordar també que els jueus no apareixen mai com a barbers, sinó com a físics i cirurgians. No obstant això, una reducció presumible de personal mèdic hauria afavorit la incorporació de més metges o barbers cristians. Siga com siga, la presència jueva fou quan més anava el segle més esporàdica, amb només uns quants individus forasters que romanien poc temps per qüestions de negocis. Hi ha però factors inherents a la pràctica mèdica que mereixen considerarse, més enllà dels factors generals que exercien l’atracció dels diferents grups de menestrals. En primer lloc, convindria recordar la ràpida implantació i llarga tradició que tenia en el regne de València l’ofici de barber. Consolidat i ben establert i regulat en les seues actuacions mèdiques ja des de les primeres dècades del segle XIV, com ja s’ha vist, i amb una organització pionera, devia ser una ocupació ben considerada. No s’ha d’oblidar tampoc que dins el món de la medicina, l’ofici de barber era el més assequible d’assolir a les butxaques dels valencians de la classe mitjana. La formació s’aconseguia pel sistema obert d’aprenentatge, cosa que no costava diners a la família (lluny de l’assistència a l’Estudi General fora de València, la compra de llibres, etc.), sinó més aviat un bon estalvi i la transmissió d’un ofici que garantís l’arribada al món adult amb condicions per a reeixir i crear una família en una nova llar i, fins i tot, de vegades amb alguns petits ingressos suplementaris. Al marge d’això, la barberia s’havia anat convertint progressivament en una via de promoció social interessant, sobretot a mesura que el barber s’aproximava significativament al cirurgià, com s’ha vist anteriorment. Cal remarcar el paper fonamental que tingué en aquest camí de progrés i promoció continuada d’aquests pràctics la formació lletrada, en llibres quirúrgics, i més concretament en els escrits o traduïts al vulgar.33 Un dels primers i, en aquest sentit, més representatius textos quirúrgics traduïts al català fou la Chirurgia de Teodoric Borgognoni, amic d’Andreu d’Albalat, bisbe de València, que de València estant va insistir perquè elaborés l’original. La traducció catalana fou realitzada per Guillem Corretger, un cirurgià mallorquí instal·lat més tard a València, responent a la demanda de textos quirúrgics d’aquest tipus que ell bé coneixia entre cirurgians i barbers.34 És molt possible que molts pares veieren en aquesta tasca un bon futur per als seus fills. Pot ser, pel que sembla, fins i tot ho pensaren massa progenitors.35 32 Aquesta és l’opinió de José Hinojosa per a qui les imposicions eclesiàstiques no es feren efectives, com en altres camps, i no s’aconseguí evitar que els jueus continuaren tractant els cristians. Ara bé, una cosa és el que ocorregué durant el segle XIV i una altra ben distinta el que s’esdevindria durant el XV. Vegeu José HINOJOSA, La inserció de la minoria hebrea en la formació social valenciana, “Revista d’Història Medieval”, 4 (1993), pp. 45-64, especialment pp. 49-50. Per a aquesta època no comptem amb estudis sobre la pràctica mèdica dels jueus semblant als que tenim per a les centúries anteriors. Només posteriors recerques aclariran en quina mesura afectaren els fets de finals de segle a la pràctica mèdica dels jueus. L’estudi més complet de la jueria valenciana i el seu devenir el trobarem a J. HINOJOSA, En el nombre de Yahveh. Malgrat la reconstrucció posterior del call en un recinte més petit, el ben cert és que tot allò culminà en fracàs ja que no hi hagué un retorn de jueus suficientment significatiu, tal com el rei preveia. A més a més, les autoritats municipals no veien ja amb bons ulls la presència de jueus. 33 Lluís CIFUENTES, La literatura quirúrgica baixmedieval en romanç a la Corona d’Aragó: escola, pont i mercat, dins Literatura i cultura a la Corona d’Aragó (s. XIII-XV): actes del III Col·loqui internacional “Problemes i mètodes de literatura catalana antiga” (Girona, 5-8 de juliol de 2000) (L. BADIA, M. CABRÉ, S. MARTÍ, eds.), Barcelona, 2002, pp. 321-335. 34 Lluís CIFUENTES, Vernacularization as an intellectual and social bridge: the Catalan translations of Teodorico’s Chirurgia and of Arnau de Vilanova’s Regimen sanitatis, “Early Science and Medicine”, 4 (1999), pp. 127-148. 35 Sobre l’aprenentatge de la barberia vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 110-122. L’epígraf que dedicà Garcia Ballester als barbers en la seua monografia sobre València era ben clarificador: “El dinamisme d’uns grups socials: els barbers i els cirurgians”. A La medicina, part II, punt ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 42 CARMEL FERRAGUD Amb tot, s’ha de posar de manifest que, com en qualsevol altre grup, les diferències econòmiques entre uns i altres individus eren notables, com ho mostren els seus inventaris de béns. Molts barbers, com també d’altres professionals de la medicina, hagueren de cercar la forma d’assolir més ingressos en activitats complementàries, quan no simplement veieren en aquestes una forma de fer fructificar els ingressos assolits amb la pràctica mèdica.36 Fet i fet, tants factors que afavorien l’atracció i formació de nous barbers per cobrir tan àmplies expectatives, acabà per portar a confrontacions, ja que a València es produí una confluència de practicants de la barberia bastant significativa, la qual costaria d’assimilar i integrar. A aquestes incorporacions de barbers en el mercat valencià cal fer una observació. Un nombre molt elevat dels individus que tenim documentats i que treballaven a València havien passat per alguna raó per la cort del justícia criminal. Això vol dir que, majoritàriament, aquesta era la part del col·lectiu més marginal, la immigrant, la que havia quedat en la cuneta del progrés somiat, o bé la que tractava per mitjans violents d’integrar-se i guanyar un lloc en aquesta competitiva societat, i que en absolut podrien considerar-se delinqüents. Les conseqüències d’aquesta situació marginal anaven a complicar bastant la vida d’aquests personatges i les seues famílies. 3. DIFÍCIL ACCÉS AL MERCAT MATRIMONIAL La marginalitat d’alguns d’aquests individus i les dificultats per inserir-se en el mercat matrimonial es posen de manifest en els diversos casos que hem documentat de barbers, els quals busquen satisfacció a les pulsions sexuals en relacions externes al matrimoni. Així, són diversos els que mantenen contactes més o menys habituals amb prostitutes, amb les quals acaben amistançant-se, o aquells que han de buscar companyia femenina en esclaves o en les dones dels altres. Acabats d’arribar a la metròpoli procedents de l’exterior, o bé mirant d’insertar-se en el mercat laboral després d’un període d’afermament, es fa bastant complicat assolir un dot suficient, i les conseqüències són la recerca d’alternatives al matrimoni. Són joves que esperen el seu moment, quan rebran una herència o els pares tindran un colp de sort que ajude a introduir majors emoluments per assolir la suma del dot, o bé immigrants que es troben instal·lats en obradors d’altres barbers, incapacitats per obrir un negoci propi i construir una família. Tot plegat els mena a la frontera de la marginalitat, a unes relacions amb “fembres públiques” moltes d’elles també de fora de València, com els seus noms bé ens indiquen, quan no s’especifica als documents. Dones maltractades per aquests joves ardorosos, amb qui el compromís és lax i la indefensió absoluta, però que no s’estan d’acudir al justícia per reclamar els abusos. Miquel Moliner serà acusat per Violant de Múrcia, “fembra del bordell”, d’haver-li furtat objectes de la seua casa; Àgueda, una siciliana que viu al bordell, es queixava del barber Pino, segurament també amb un origen pròxim a ella, atenent al 3. Exemples concrets d’aquesta promoció per al cas barceloní, idèntic al valencià, sens dubte, a Lluís CIFUENTES, La promoció intel·lectual dels barbers-cirurgians a la Barcelona medieval: l’obrador, la biblioteca i els béns de Joan Vicenç (fl. 1431-1464), “Arxiu de Textos Catalans Antics”, 19 (2000), pp. 427-479; Joseph M. ROCA, Un cirurgià barber barcelonés de la XV centúria, “Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona”, 81 (1923), pp. 145-164. 36 Carmel FERRAGUD, Los oficios relacionados con la medicina durante la Baja Edad Media en la Corona de Aragón y su proyección social, “Anuario de Estudios Medievales”, 37/1 (2007), pp. 107-137. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 43 nom, el qual habitava en casa del barber Carbonell, per les bastonades, puntades de peu i esgarrapades que li havia fet a la cara.37 El cas de Caterina de Cardona mereix una atenció especial per la seua relació dissortada amb els barbers. En setembre de 1456 es presentà davant el justícia per denunciar l’agressió de Joanot Valero en el mateix bordell, el qual “li ha donat diverses bocinades e colps e la ha naffrada en la cara squexant-li la boqua, de la qual li ixqué molta sanch”, i que, no conforme amb això, “li squexà los draps de seda que portava al cap”. Joan Vidal assegurà la dona davant el justícia un dia després, delatant la seua condició d’amants. Dissortadament, tots dos, Vidal i Caterina, hagueren de fer una promesa al justícia: “prometeren e voluntàriament se obligaren en poder del dit honorable justícia que no usaran carnalment ne desonesta ne seran en hun cubert, exceptat en forn, sglésia, ostal o loch públich, e açò a pena de vint morabatins. E si pagar no poran, córrer la vila açots axí com si per justícia hi fossen condempnats”.38 D’alguns barbers no podem assegurar que només siguen clients de prostitutes, sense relacions més estretes. D’altres, pot ser compadits, les asseguren davant el justícia, ja que aquestes no poden fer front a les despeses de judicis, a les multes a les que es poden enfrontar, i a més, són dones que no tenen entitat pròpia per a participar en judicis sinó és tutelades per un home. Aquell inici de segle ens proporciona exemples freqüents. Així, en l’any 1402, Esteve Martí assegurà Caterina, natural del Castell de Garcimuñoz, que solia estar al bordell, i Joan Queralt farà el mateix amb Catalina de Sevilla. En 1445, Vicent Martí assegurarà la persona i els béns de dues prostitutes, Agnès de Cardona i Caterina d’Oviedo, i el mateix farà en 1449 amb una tal Caterina.39 Alguns individus estan ben acostumats a aquests ambients sòrdids, els freqüenten, juguen als naips, fan travesses, beuen a la taverna i es veuen envoltats de gresca i també de delinqüència. Alguns delinqueixen plegats, com ara el barber Safont i Elvira, “fembra pública de l’hostal de Johan, el Coso”, que atacaran plegats Lluís de Rotllanes.40 El justícia ha d’intervenir i prevenir mals majors, sobretot si l’implicat és fill d’una família respectable. Així ho farà el juliol de 1422 amb Pere Font, barber fill de notari. Què empeny, en aquest cas, un individu procedent d’una família semblant a la barberia? La decisió paterna, sempre meditada, pot ser producte de la visió que la barberia és un ofici no gens mal considerat que pot augurar bones perspectives de futur com a via de promoció a través de l’estudi. Pot ser dins de les opcions, limitades, el pare ha vist que no en queda altra. Pere haurà d’evitar les seues afeccions si no vol acabar pagant 100 florins i passejant nu per la ciutat per a escarni propi i de la família. I, en tot cas, si entra al bordell ho haurà de fer per la seua feina “per via de adobar o curar algun hom o fembra”.41 Alguns han construït un lligam ferm amb alguna prostituta a la que visiten massa freqüentment, fins convertir-la en la seua amant i mantinguda. L’agost de 1402, Miquel Cristòfol ha de capllevar el seu fill, barber homònim, perquè ha estat sorprés per un dels empleats del justícia que ha constatat la seua relació amb Elvireta de Guadalajara, del bordell.42 Fins i tot, algun la té gairebé com a esposa, tot i que a aquesta no li siga fàcil abandonar la seua antiga ocupació. A Violant se la considera esposa de Joan Ferrer, i no obstant això se la cataloga de “fembra de vila”. El justícia l’obligarà a no usar carnalment d’home algun sinó amb el dit barber.43 37 ARV, JC, núm. 16, mà 9, f. 2r (21-8-1402); ibid, núm. 17, mà 1, f. 2v (27-2-1403). Ibidem, núm. 24, mà 4 (16, 17-9-1456). 39 Ibidem, núm. 16, mà 7, f. 1r (9-6-1402); Ibidem, núm. 17, mà 4, f. 26r (15-3-1403); Ibidem, núm. 22, mà 1 (3-1-1445), mà 4 (2-8-1445); Ibidem, núm. 23, mà 1 (16-1-1449). 40 Ibidem, núm. 22, mà 3 (8-4-1445). 41 Ibidem, núm. 19, mà 7 (1-7-1422). 42 Ibidem, núm. 16, mà 8, f. 19r (30-8-1402). 43 Ibidem, núm. 24, mà 1 (13-1-1456). 38 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 44 CARMEL FERRAGUD No tots buscaran però en el món de la prostitució satisfer les ardors de la carn. Violant, l’esposa d’Ausiàs Roig, de Benetússer, acusarà el barber Ausiàs de les Coves d’haver-la forçat. De les Coves es refugia queixant-se dels seus insults. Aquest mateix dia, el barber es queixarà de Nicolau Asensi, un altre barber, que l’ha atacat amb una espasa en la seua pròpia casa. Res de nou, com veurem, ja que aquesta mena de bregues entre barbers esdevindrà el pa de cada dia.44 Evidentment, quan fracassa l’estratègia matrimonial, la caça del dot, quan la competència per la feina és dura, cal acudir a altres mitjans fora de la legalitat. En definitiva, difícil fou iniciar una activitat laboral en aquest marc hostil que és la gran ciutat. Les estratègies i la fortuna de cadascú faran possible reeixir i iniciar una tasca professional, ja siga independent, en el marc d’un obrador propi i una nova llar, després de contraure matrimoni, o bé simplement treballant per altre, mentre no existesquen més oportunitats. 4. ELS ESPAIS DE LA PRÀCTICA DE LA BARBERIA La barberia fou un espai fàcilment accessible i localitzable en l’entramat urbà, sobretot per la seua ubicació estratègica. És un lloc on es podia acudir o des d’on es desplaçava el barber amb rapidesa al domicili o indret al qual havia estat reclamat. En un estudi anterior, vaig situar sobre el plànol de València alguns dels practicants de la medicina dels quals teníem notícia vers 1373, atenent a la seua adscripció parroquial.45 Ara estem en disposició d’afinar encara més la seua ubicació sobre la trama urbana a partir de les dades recollides en els volums del justícia criminal. Efectivament, les dades, per bé que escasses, vénen a confirmar que, si bé es pot parlar d’una dispersió de barbers i sanadors en general per tota la ciutat, hi ha uns indrets preferents per establir la barberia: les places. Això fou així per diverses raons. En primer lloc, per constituir-se en espais oberts, fàcilment transitables i més saludables i airejats, on la pràctica de les activitats higiènicosanitàries pròpies de la barberia eren més factibles. En segon lloc, per ser el centre de sociabilitat per excel·lència del món medieval, rural i urbà. Eren els espais més dinàmics de la ciutat des del punt de vista dels intercanvis, sobretot la plaça del Mercat, però també d’altres places menors amb una especialització evident. El trànsit de vianants per aquests llocs era molt important, car era on es podien trobar notaris, on estaven emplaçades les institucions públiques, els negocis més variats o per ser espais d’encontre festius. Tenir ací una parada oberta al públic constituïa una publicitat impagable i una atracció segura de clientela. En tercer lloc, com més anava el temps, la plaça va esdevenir el lloc residencial de major prestigi, el lloc escollit a tot arreu pels membres de les cada vegada més prestigioses professions liberals. Tenir-hi casa era símptoma de prestigi ja que era ací on millor es podia manifestar l’aparença i el poder, cada vegada més important entre els practicants de la medicina, sobretot l’estament dels físics, cirurgians i apotecaris de major patrimoni i influència.46 Si en aquest darrer quart del segle XIV se situava quatre barberies a la plaça del Mercat, durant el segle XV podem esmentar les d’Alfonso Sánxez, Joan de Riba, Antoni Alcanyís, Jaume Climent, Fraun Rogers i Pere Domingo. Igualment, la de Joan de Morella, a la plaça de l’Herba, i Bernat Soler a la plaça de la Figuera. Els portals de la ciutat també foren un espai privilegiat per a la pràctica de la barberia. Aquests eren llocs d’entrada i eixida que devien ser aprofitats per endreçar-se 44 Ibidem, núm. 22, mà 2 (4-3-1445). C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 547. 46 Ibidem, pp. 543-544. 45 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 45 quan s’arribava d’un viatge feixuc o bé quan s’havia de fer una visita de compromís, o bé simplement pel fet fortuït de passar-hi enfront. Sabem, per exemple, d’un barber que tenia la barberia al portal de Serrans. Fet i fet, hom pot suposar una dispersió per tot l’entramat urbà, cosa lògica per altra banda, sense descurar que la presència de barbers podia augmentar on major era la densitat de població. Així ho semblaria indicar el fet de la seua concentració en les parròquies més poblades d’aquella època, Sant Joan del Mercat i Sant Martí, on s’establiren entre 1387 i 1449 uns 9.000 nouvinguts, segons els llibres d’aveïnament. De fet, quatre dels aveïnats s’establiren al Mercat, concretament dos al carrer dels Arrossers, un al de Sant Vicent (prop de l’hostal de N’Amorós) i un altre al portal del Coixo. Un altre s’establiria a la parròquia de Sant Martí a un indret de nom ben suggeridor: “prop lo pou de la sanitat”.47 El paisatge urbà de les ciutats tardomedievals es caracteritza per la realització d’un munt d’activitats productives i comercials a l’aire lliure. La pràctica de la barberia no en fou una excepció. La vivenda del barber s’obria al carrer a través de l’obrador, que a l’inventari també és referit com a “entrada”.48 Els barbers havien de proveir-se d’una mena de tela que enganxada a uns pals formava una vela que protegia del sol, a la vegada que permetia realitzar activitats sanitàries, com ara les habituals sagnies, en un ambient airejat i lluminós. La separació pròpiament de l’espai interior de l’obrador i la casa es feia a través d’una cortina que podia ser de diferents colors –vermella, blava–, element identificatiu que, fins i tot, donava nom al dret a obrir una barberia (“tenir cortina”). En aquests obradors hi havia diverses cadires o bancs per a la clientela que esperava el seu torn. Per descomptat, en diferents armaris s’hi localitzaven els objectes per a la pràctica de l’ofici: tovalloles, de vegades penjades en la cortina, mandils diversos, espills, raors, tisores, l’estoig de cinta del barber –on devien estar els instruments adequats per a practicar sagnies i operacions quirúrgiques o extraccions dentals, preparats per a possibles desplaçaments– taules anatòmiques, bacins metàl·lics, de llautó o coure, escalfadores, pedres d’esmolar i poals per a transportar l’aigua. En algun cas es pot trobar fins i tot un senzill llit, pot ser per a algun aprenent que dorm a la zona de l’obrador. Finalment, les armes (espases, llances, dards, etc.), ja que cal estar prest a qualsevol urgència, la defensa de la integritat i del patrimoni, o bé la crida del patró del bàndol al que un pertany. A alguns poden trobar-se presents objectes per a l’entreteniment de la clientela. Així seria el cas de taulers per a practicar diversos jocs, com ara els escacs o les taules, i algun instrument musical, sovint un llaüt per amenitzar les estones d’oci i les festes. Segurament que aquests aprenents de barber (macips afermats) havien de tenir també aquesta comesa mentre el seu amo i, en ocasions algun que altre empleat, tallaven cabells i feien les tasques terapèutiques demandades. Però l’obrador estava lluny de ser l’únic espai on els barbers exercien la seua tasca. Les places no eren els únics llocs que transitava la gent amb freqüència. Hi havia altres on la sociabilitat bullia, sobretot a les nits. Els hostals, les tavernes i els bordells, eren espais on molta gent de pas per la ciutat –quincallaires, mercaders i traginers, bergants, tafurs, delinqüents de tota mena, viatjants de tot tipus dels quals els perillosos 47 L. PILES ROS, La población, p. 325. M’he referit anteriorment a l’estructura de les barberies de la Corona d’Aragó a C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 556-557. Aquelles suposicions fetes a partir de pocs inventaris es confirmen ara després de les escripcions de béns que he pogut localitzar: obrador de Joan Pons i Bartomeu Ballester; ARV, JC, núm. 16, mà 9, f. 11v (21-8-1402). Joan de Morella; núm. 18, mà 4 (9-5-1407). Jaume Olreu; núm. 19, mà 1 (26-12-1422). Antoni Viana; núm. 19, mà 6 (5-5-1422). Joan Llopis; núm. 22, mà 4 (17-9-1445). Val a dir que entre els béns no se solen contemplar els objectes amb aplicacions mèdiques i tampoc els llibres de medicina, en català, això sí, ben excepcionals i propis d’aquells que han anat progressant en els coneixements tècnics del seu ofici. 48 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 46 CARMEL FERRAGUD camins n’estaven plens–, anaven a parar-hi, i se sumaven a la caterva de joves i no tan joves inquilins dels espais més criticats per predicadors com fra Vicent Ferrer. Lluny de la seguretat de la llar emmalalteixen, i han de ser assistits. Els barbers hi acudien a guarir hostes de pas amb problemes de salut arran dels seus fatigosos itineraris. Això ens parlaria, per tant, d’un espai on la pràctica de la medicina es féu força habitual.49 De vegades serà el mateix personal de l’hostal el qui ajude al malalt. Quan les coses es compliquen, però, convé acudir als entesos. Amb una no gens mal pensada estratègia algun es va decidir a compartir dues ocupacions. Com ara, el gener de 1422, trobem la referència de Jaume Vila, hostaler o barber, segons resa a la documentació.50 Efectivament, el bordell també fou un lloc on la pràctica de la medicina es féu present. Temps a venir, fins i tot els metges haurien de certificar l’estat de salut de les prostitutes per prevenir el contagi de malalties venèries.51 Pel moment, els seus habitants, sobretot aquelles dones, emmalalteixen i es fa necessari sol·licitar atenció. Agredides amb freqüència han ser ateses de les nafres. Cal recordar la prohibició a Pere Font d’entrar al bordell, excepte en els casos en què hagués d’anar-hi per atendre algun home o alguna dona. Semblantment s’ha d’entendre que Joan “lo barber”, tinga el seu obrador en la “crohellada del Bordell”. Finalment, un altre lloc on es féu evident l’activitat dels barbers fou a bord dels vaixells. També la pressió demogràfica i la competència obligà, sobretot als joves que no tenien obrador, a embarcar-se com a metge-barber en naus comercials i de guerra.52 5. UNA ACTIVITAT MÈDICA EMERGENT EN UN MICROUNIVERS DE VIOLÈNCIA L’experiència dels barbers a l’hora d’intervenir a individus ferits sembla inqüestionable. En nombrosos casos el justícia va a trobar algun desgraciat que ha patit les escomeses més o menys intencionades d’un enemic, els rampells de la violència propiciada per excessos etílics, o bé el resultat d’una antiga refrega veïnal mal resolta, i que hi resta a casa d’un barber on ha estat atés. Cal advertir que la racionalització del tractament de les ferides vingué donada pel tractament ampli del tema als diferents i influents tractats que sorgiren durant els segles XIII i XIV.53 Intervenir sobre una ferida implicava tota una sèrie d’operacions que s’anaren reflexionant i deixant per escrit 49 Als hostals era freqüent la presència d’uns altres practicants de la medicina, en aquest cas l’equina, els menescals. Aquests atenien les cavalcadures que hi arribaven, i fins i tot he pogut documentar la possessió d’un llibre de menescalia en l’inventari d’un hostal, pot ser un llibre pràctic per ser utilitzat en moments concrets. Es tracta de l’inventari de la casa-taverna-hostal de Domingo Conill. En aquest inventari s’esmenten diversos llibres i quaderns. A banda d’alguns llibres d’oracions i molts quaderns de comptes, mereix destacar-se: “Ítem, un libre vell qui comença: Pelagius propi mular”; “Ítem, un libre de paper de medecines de bèsties”. Un altre element interessant per a la història de la ciència que apareix inventariat és: “Ítem, una carta de navegar ab un libre de compàs xich e un compaset petit”. També una ampolla amb contingut medicinal: “Ítem, una ampola ab una pocha d’ayganafa”. ARV, JC, núm. 19, mà 1, f. 42r (5-1-1422). La pràctica de la menescalia en els hostals a Carmel FERRAGUD, La cura dels animals. Menescals i menescalia a la València medieval, Catarroja, 2009, p. 88. 50 Carmel FERRAGUD, La atención médica doméstica practicada por mujeres en la Valencia bajomedieval, “Dynamis”, 27 (2007), pp. 133-155, especialment p. 153. 51 Amparo NOGALES ESPERT, La sanidad municipal en la Valencia foral moderna: 1479-1707, València, 1997, pp. 274-276. 52 Lluís CIFUENTES, La medicina en las galeras de la Corona de Aragón a finales de la Edad Media: la caja del barbero y sus libros, “Medicina & Historia”, 4 (2000), pp. 1-15. IDEM, La medicina medieval i els viatges per mar, “Mot So Razo”, 3 (2004), pp. 35-44 53 Michael R. MCVAUGH, The Rational Surgery of the Middle Ages, Tavarnuzze, 2006. Sobre la circulació de traduccions catalanes d’aquests textos, vegeu Lluís CIFUENTES, La ciència en català a l’Edat Mitjana i el Renaixement, 2a. ed., Barcelona-Palma de Mallorca, 2006, pp. 38-49. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 47 convenientment, moltes vegades a partir de l’experiència que els tractadistes havien viscut en el seu treball quotidià. Tot un seguit de processos relatius als tipus de ferides i la seua cura es podien resseguir des de l’articulació d’un concepte de ferida com detenir l’hemorràgia, la sutura, l’embenatge, l’alleujament del dolor, l’adequació de la dieta. Junt amb això s’indicava com realitzar operacions de gran envergadura i complexitat, com ara la reintroducció dels intestins i la reconstrucció dels teixits després d’una ferida. Així, per exemple, i entre molts altres casos, en setembre de 1384 apareixerà nafrat en casa de Ramon Julià, habitant en l’Exerea. En Pere Amorós, veí de València resident en aquell mateix barri; en 1401, en casa de Ramon Coto apareix nafrat el llaurador Domingo Ferrández, veí de Quart; en casa d’Antoni Negre jau el bainer Antoni Guerau ferit “de II colps de spaa la I en lo cap, prop en mig del cap, e l’altre en lo braç esquerre”; en febrer de 1422, “fon atrobat nafrat dins la casa alberch o habitació de N’Alfonso Morera” Lluís Folques, el qual havia rebut uns colps. El mateix dia és trobat mort dins la casa de Bernat Soler, barber qui està a la plaça de la Figuera, un escuder amb diverses ferides d’espasa, una a la cara; en maig de 1449 apareix nafrat en casa de Pere Alemany “per hun colp de copagorga en los pits, en la part squerra”, el seu fill Joan, també barber, ferit pel company d’ofici Bartomeu Gassó.54 Encara que no és la barberia l’únic lloc on els barbers atenen ferits, ja que aquesta atenció també es podia donar als hospitals on ells mateixos treballaven, espais que actuaren en ocasions com a sales d’urgència,55 tot ens indica, tanmateix, que existeix una preferència per l’obrador de barberia quan un individu és ferit. Això és així òbviament per la proximitat. Efectivament, els obradors són fàcils de trobar en les places i es troben dispersos per tot el clos emmurallat. Els exemples que podríem citar d’aquesta intervenció d’urgència, immediata, són nombrosos. Valguen a tall d’exemple els dos següents. El llaurador Domingo Alsamora havia estat ferit de dos esgarrapades en la galta esquerra. Per guarir-se d’aquestes ferides acudí al barber Saidó, major de dies, qui estava a prop l’Almodí, i manifestà “que·l barber li havia adobat, e que diu que li havia restanyat ab lo dit rahor la dita barba”. Semblantment, quan Joan de Castelló, un bevedor empedreït que s’inflava d’alcohol fins a perdre el coneixement, es donà un dia una coltellada accidentalment acudí ràpidament a un barber del mercat anomenat Pere Gros.56 El barber és un practicant de la medicina avesat a tractar amb ferides de coltell, espasa i llança. Ells mateixos en són usuaris d’un arsenal personal i coneixen la forma d’aturar hemorràgies i posar sutura a les ferides. El 29 d’abril de 1407 fou trobat degollat el notari Jaume Vives en casa del blanquer Joan Simon, el seu gendre. El justícia i el seu saig examinaren el cos del difunt notari que jeia en una cambra a la vora d’un llit i sol·licitaren informació per banda d’alguns parents. Les coses havien anat de la següent manera: en veure arribar Vives ferit, el seu sogre “de continent, trameté per lo confessor e per metge, et que vench un barber apellat En Thomàs, qui stà davant la speciayressa, qui stà en lo carrer de Sent Berthomeu, davant lo carrer de Roterros”. Magnífics apunts que ens situen davant diversos aspectes remarcables per al nostre tema. Com es veu, serà el barber el primer a acudir, confirmant les nostres sospites que la seua fou la primera actuació terapèutica d’urgència de forma habitual. Juntament amb ell ha de venir el 54 ARV, JC, núm. 15, mà 3, (23-3-1401); mà 4, f. 19r (12-4-1401); Ibidem, núm. 19, mà 3 (11-21422); Ibidem, núm. 23 (27-5-1449). 55 Vegeu Carmel FERRAGUD, La introducció dels practicants de la medicina en els hospitals del regne de València (ss. XIII-XIV), dins Ciutat i hospital a l’Occident Europeu (T. HUGUET i P. VERDÉS, eds.), Lleida, 2011, en premsa. 56 ARV, JC, núm. 49 (3-6-1399) i núm. 42 (7-11-1396). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 48 CARMEL FERRAGUD confessor, ja que s’albira que el pitjor pot arribar, atés l’abast de la ferida.57 Tanmateix, el barber, ben conscient de les limitacions dels seus coneixements, i veient la gravetat de la ferida, féu cridar un metge. En un altre sentit, es dóna la magnífica referència de l’obrador d’una dona dedicada a l’especiaria, fenomen, el de la regència d’un obrador d’especieria per banda de les dones, que hem pogut documentar en altres llocs per aquell temps.58 El metge cridat en aquest cas fou Lluís Gil, cirurgià ciutadà de València, que donà també testimoni: stant ara dijous proppassat en casa sua, hora de seny appellat del ladra o quaix, li vench a dir son fill d’En Johan Simó, blanquer, que plegàs entrò a casa de son pare. Et qu·ell, dit testimoni, anà a la casa del dit En Johan Simó e muntant dalt en la dita casa, que dins una cambra de la dita casa trobà al dit En Jacme Vives que stave asegut sobre un banch que·ll tenia un barber. Et que de continent ell, dit testimoni, metgà e apuntà al dit En Jacme Vives la nafra, la qual tenia en la golla. El testimoni del barber Tomàs Nadal resulta extraordinari i no ens estarem de transcriure les seues paraules: vengueren a casa d’él, dit testimoni, dos moços d’En Johan Simó, blanquer, a cridar-lo dient que anàs tost ell, dit testimoni, a la casa del dit En Johan Simó per un nafrat que y havia, no dient-li qui era ni qui no. Et que, de continent, él, dit testimoni, anà a la dita casa del dit En Johan Simó e que muntà dalt en una cambra de la dita casa et que trobà aquí, dins aquella, En Jacme Vives, notari, sogre del dit En Johan Simó, qui stava asegut a sos vigares sobre recolzadors a la vora de un llit, e que tenia una tovallola e tovalló posada al coll e que vehia que del coll li exia molta sanch. Et aquell, dit testimoni, demanà lum per veure la naffra, e que haüda lum ell, dit testimoni, descobrí lo col al dit En Jacme Vives e trobà que aquell tenia en la colla un gran tall. Et qu·ell, dit testimoni, veén la dita naffra que era perilosa no y volch tochar entrò que aguessen altre metge. Et que, de continent, tornaren la dita tovalla al dit coll del dit En Jacme Vives. Et que a fort poch instant, vench aquí En Loís Gill, metge, e que abduys metjaren e apuntaren la dita nafrra del dit coll. Els testimonis ens manifesten noves característiques de les actuacions mèdiques d’aquests barbers. Efectivament, en aquest cas podem trobar la col·laboració entre un cirurgià i un barber a l’hora de guarir i posar sutura en una ferida complicada. És també símptoma de la necessitat d’acudir a un individu que té majors coneixements mèdics i quirúrgics, no debades Gil havia estat examinador de cirurgians els anys 1429 i 1437. La pràctica basada en l’ús de les seues mans hàbils, avesades al tracte d’aquest tipus d’intervencions tan freqüents en aquell temps, no era suficient i el barber reconeixia la necessitat d’un individu amb majors coneixements.59 Per això el barber 57 L’obligatorietat de la confessió abans d’iniciar un tractament mèdic, per iniciativa pròpia o bé per exigència del metge, es va fer realitat a València amb els Furs de 1329, tot seguint l’esperit del dret canònic de l’època. Vegeu L. GARCIA BALLESTER, M. R. MCVAUGH i A. RUBIO VELA, Medical licensing and learning in Fourteenth-Century Valencia, dins Transactions of the American Philosophical Society, vol. 79, part 6, Philadelphia, 1989, pp. 42-44. 58 C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 76. Carles VELA I AULESA, L’obrador d’un apotecari medieval segons el llibre de comptes de Francesc ses Canes (Barcelona, 1378-1381), Barcelona, 2003, pp. 28-29. 59 Tot l’assumpte en ARV, JC, núm. 18, mà 4, ff. 15v-16r i ss. (29-4-1407; 30-4-1407). Sobre Lluís Gil, vegeu Archivo Rodrigo Pertegás. Siglos XI-XV (J. L. FRESQUET, Mª L. LÓPEZ, J. CATALÁ, J. MICÓ, eds.), [CD-Rom], València, 2002. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 49 tractarà cada vegada més de fonamentar la seua tasca en els continguts doctrinals traslladats des de molt aviat a la llengua romanç.60 El març de 1440, el llançament de taronges entre un grup de joves acabarà dramàticament quan les pedres, projectils molt més contundents, entren en joc. L’esclau del mercader Daniel Barceló és l’inculpat de trencar-li el cap a Peret Andreu: “que lo dit colp de pedra per lo dit Loís Barceló fet al dit Peret Andreu rompé lo test del cap del dit Peret Andreu, e axí és stat despuix vist e trobat per diverses metges e altres persones, e fonch colp mortal, com li enclotàs lo test del cap dins lo cervell del cap de aquell e li rompés lo tel o pramacer del dit cervell”. Com sol ser habitual, el justícia criminal recull testimonis referents al cas, també de caire tècnic, com s’intueix en el vocabulari emprat. Però l’amo de l’esclau, que es tem que, com a mínim, haurà de pagar una bona indemnització recorre a un argument ben interessant: el de la competència o perícia professional. Barceló diu: “que ha hoÿt dir als seus jóvens que lo barber que tenia lo dit fadrí en cura, lo dit fadrí era stat mort a gran culpa de la mare e dels parents de aquell, per ço com lo tragueren de poder dels metges com la cosa no fos res”. Siga o no un subterfugi, la qüestió és que tothom sap de les limitacions del paper mèdic que pot desenvolupar el barber. Els seus coneixements són molt limitats. Més enllà d’unes cures externes, aquest no pot donar un pronòstic massa encertat de l’evolució d’una ferida i l’estat de salut d’un ferit. Si més no, necessitarà sempre de la participació del metge. Efectivament, el barber és conscient de les seues limitacions, del que els seus escassos coneixements li permeten fer en matèria mèdica.61 Una altra activitat mèdica de gran importància en la qual trobarem vinculats els barbers serà la dessospitació. Des de les acaballes del segle XIII, i molt clarament a inicis del segle XIV, els cirurgians començaren a tenir un paper destacat en el peritatge dels ferits que acudien a les corts judicials. Al regne de València aquesta acció tècnica s’introduí ben aviat davant les necessitats de control i organització del nou espai conquistat i colonitzat, i, al mateix temps, gràcies a les facilitats per a introduir novetats tècniques d’aquesta mena. Es tractava del pronunciament sobre l’estat de sanitat d’un ferit i el pronòstic de pèrdua d’un òrgan, mutilació o disfunció per culpa, exclusivament, de la lesió ocasionada. Sense aquest peritatge no es procedia a donar un veredicte i pena, ni es concedia una manlleuta a l’acusat. Amb el temps, l’ofici de dessospitador va tendir a estabilitzar-se perquè els beneficis econòmics que reportava eren substanciosos, tot i els esforços dels municipis per controlar les sumes exigides pels metges. Efectivament, des que a mitjan segle XV el rei decidí nomenar directament dessospitadors oficials per actuar en tots els casos que es presentaven davant la cort, aquest individu sembla que podia elegir un o dos barbers o cirurgians que l’ajudaren en la tasca d’efectuar el peritatge oportú.62 A mitjan de segle és molt possible que els barbers haguessen obtingut uns coneixements mèdics, o almenys alguns d’ells, que els feren creditors de la confiança per tenir una opinió ferma en els peritatges. Així, Joan Ferragut, batxiller en medicina, beneficiat durant el 1456 amb aquest càrrec, va comptar amb la col·laboració dels barbers Bartomeu Vidal, Jaume Ros, Domingo Daidia, Miquel Coves, Joan Sanxis i Antoni Adsuara. Instats per diversos individus, acudiren a verificar l’estat dels ferits a dessospitar i també donaren 60 L. CIFUENTES, La ciència en català, pp. 44-49. ARV, JC, núm. 97, mà 1 (15-3-1440). 62 Sobre la dessospitació vegeu M. R. MCVAUGH, Medicine before the plague, pp. 215-216. Mercedes GALLENT, Precedentes medievales de la medicina legal: la dessospitació en el reino de Valencia, “Saitabi”, 50 (2000), pp. 11-28. Actualment treballe, en col·laboració amb la doctora María Luz López Terrada, en un estudi sobre la pràctica de la dessospitació en el regne de València durant l’època foral (ss. XIII-XVII). 61 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 50 CARMEL FERRAGUD pronòstics sobre la seua evolució. El tenor documental es trobava ja en aquell temps plenament estandarditzat en un formulari que presentava, si fa no fa, el següent relat: Lo honorable mestre Joan Ferragut, bacheller en medicina, als actes e desospitacions per lo molt alt senyor rey specialment elet e diputat, e En Barthomeu Vidal, barber, a instància de Vicent Erau, notari, procurador de Mateu Marco, de N’Anthoni Marquo e de Matheu Marquo, menor, e d’En Johan lo Portugués, havien vist e visitat a·n Martí Pujol, cirurgià, lo qual han atrobat nafrat de una nafra en lo cap a la part dreta, la qual nafra han atrobat mundificada, encarnada e per major part cicatrizada.63 Fet i fet, per aquell temps del tercer quart del segle XV, barbers i cirurgians havien aproximat d’una forma molt estreta les seues activitats i a finals de la centúria serien ja indestriables les tasques realitzades per uns i altres. La confiança en la seua actuació era indiscutible i qualsevol en el seu judici hi hagués acudit ràpidament davant d’una eventual ferida, independentment del tipus i la gravetat. Així ho manifestava sant Vicent en un dels seus sermons castellans: E non es ome de nosotros que, sy tovyesse una cochillada por la cabeça, que non andodiesse buscar çirurgiano por toda la tierra, e despendería todo quanto toviesse por guaresçer.64 Però totes aquelles ferides que estaven acostumades a tractar els barbers no els eren alienes, ans al contrari, les patien i les infligien amb summa freqüència, com veurem. 6. CERCANT UN LLOC EN LA SOCIETAT, PER FORÇA: ENFRONTAMENTS I BANDOSITATS Pere el Cerimoniós va narrar amb minuciositat a la seua crònica un episodi que el va marcar profundament durant la revolta de la Unió, quan, a poc d’haver-se casat, s’havia desplaçat a València. El poble revoltat acudí al Real per retenir-lo, i un dels avalotadors, que capitanejava la gentada, el barber anomenat Gonçalbo, tingué l’atreviment d’obligar a ballar la parella reial. Això li valgué la venjança cruel del monarca, una vegada sufocada la revolta.65 Valga aquest conegut episodi per posar de manifest les nombroses ocasions en què els barbers mostraren la seua propensió a participar en bregues i aldarulls de tota mena. El fet és que als inicis del segle XV el col·lectiu dels barbers es trobava bastant mal avingut i que els mecanismes de solidaritat i regulació propis dels oficis distaven de funcionar convenientment. D’això n’és una bona mostra el procés obert durant l’estiu de 1416 pel governador del regne de València contra els majorals (Bernat Soler i Pere Alfonso) i consellers (Gabriel Garcia i Bernat Alguaire) de l’”Art e Offici dels Barbers”. La causa fou haver convocat a una reunió o capítol als membres de la corporació sense el seu consentiment, i l’aldarull que es va suscitar. Efectivament, aquella convocatòria a capítol el dia de sant Joan a l’església de la Mercè, punt d’encontre habitual dels membres de l’almoina, propicià un enfrontament entre diversos barbers, especialment, segons els testimonis, entre Gabriel Garcia i Bernat Martí, a propòsit de la conveniència i legalitat d’aquella reunió. Tot allò acabà 63 ARV, JC, núm. 24, mà 1 (12-1-1456). Les altres dessospitacions practicades per Joan Ferragut amb els barbers esmentats, en mà 1 (7-2-1456); mà 3 (9-7-1456 i 12-7-1456); i mà 4 (14-9-1456). 64 P. M. CÁTEDRA, Sermón, sociedad y literatura, p. 422. 65 Ferran SOLDEVILA, Les Quatre Grans Cròniques, Barcelona, 1983, pp. 1103 i 1109. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 51 amb la intervenció de les autoritats i l’empresonament de quatre barbers. I és ací on sembla raure la preocupació del governador. En uns anys marcats per les bandositats, on els enfrontaments violents i els ferits i morts als carrers de València eren una realitat força eloqüent, calia posar ordre i regular aquell caos. Per això, un dels descàrrecs en favor dels acusats fou que la reunió no tenia cap objectiu vinculat amb la defensa d’interessos polítics a través de les armes (“que los dits denunciants ni alguns altres del dit Offici de Barbers en lo dit dia de sent Johan ni algun altre se sien ajustats per fer onions o col·ligacions ni per alguns actes il·lícits ni reprobats a ells no permesos”).66 Que aquella benemèrita institució no funcionava massa bé eren proves les escasses convocatòries anuals, així com el poc èxit en l’afluència de membres i la necessitat d’intimidar amb una pena de dues lliures d’oli als que no acudien. Efectivament, Ramon Muntanyana, un dels testimonis del plet, afirmava que durant l’any que fou majoral “és bé ver que en tot lo seu any no s’ajustaren”, i Pere Alfonso, un dels majorals, afirmà que no pogueren decidir res en la convocatòria del conflicte “car solament hi vingueren qualsque deu o dotze”, això malgrat que es reconeixia que tots els barbers de València formaven part de l’almoina. Però també la motivació que havia servit d’avinentesa per reunir-los aquell any ens parla del poc cas que feien els barbers a les seues obligacions confraternals: “Per ço que los barbers de la almoyna servien mal la dita almoyna, e axí en bodes com en altres coses, e volien-o metre en regla, que sots certa pena fessen les honors acostumades fer a confrares en bodes, esponsalles, sepultures e semblants coses”. El mateix majoral Bernat Soler havia posat com a condició al seu nomenament el fer una reforma i cridar l’ordre als seus companys d’ofici. Era possible mantenir una solidaritat semblant quan el grup havia crescut d’una forma tan notable, fins i tot amb molts elements procedents de fora de la ciutat, als quals ja costava fins i tot de reconéixer o recordar el nom?67 Pel que sembla, era ja una quimera. Al capdavall, aquells esdeveniments només corroboren una realitat que feia anys es mostrava com evident: els barbers eren un col·lectiu amb greus problemes d’interrelació socioprofessional. No és, en absolut, infreqüent trobar enfrontaments entre barbers, i d’aquests amb altres practicants de la medicina, com són els cirurgians, els quals comparteixen interessos professionals, en aquella València del Quatre-cents. El 21 d’agost de 1402, el cirurgià Gabriel Amat acusà els barbers Bartomeu Ballester i Joan Pons que l’havien pretés matar, i l’havien agredit i ferit en la mà esquerra, i fins i tot havien intentat matar el seu fill. El cirurgià sol·licità l’empresonament dels agressors. Com era preceptiu, el justícia procedí a registrar els béns d’aquests barbers (“fer escripció de béns”), els quals potser treballaven plegats, fet que no era inusual, ja que els trobem inventariats junts. En realitat es tracta d’unes poques peces de roba i alguns dels instruments de l’obrador.68 El mateix dia era Bartomeu Ballester el que posava clam contra el cirurgià davant el justícia. Segons el barber, Amat havia entrat al seu obrador, ubicat en la cantonada de la plaça de la Figuera, “armat a combatre-li lo alberch, e ultra lo combatiment lo à nafrat a ell, dit clamant, en lo toç d’un colp de pedra, lo qual colp és vingut a gran effusió de sanch, requirent que aquell dit Gabriel sia pres, e los béns li sien scrits”. El justícia féu escripció dels béns. Tanmateix, ara la relació de béns és molt més breu i ens mostra un luxe inexistent en la casa dels barbers. Així, mereix ressenyar-se “un drap figurat ab certes figures a les spatles del menjador”. Ramon Tolosa i Guillem Amat –aquest darrer germà de l’acusat–, ambdós notaris, 66 Per als continguts del plet vegeu la nota 13. D’un dels barbers implicats es diu que s’estava al portal de Serrans i se’l reconeixia perquè era “porcellanós”. D’altres individus ni tan sols es podia donar cap referència en el procés. 68 Tot el desenvolupament del cas en ARV, JC, núm. 16, mà 9, ff. 11v, 12v i 17r. 67 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 52 CARMEL FERRAGUD capllevaren tants béns com calgueren per valor de 500 morabatins. Val a dir que com a testimonis acudiren un altre cirurgià, Guillem Vives, i el notari Bartomeu Tolosa. Amb les fiances dipositades ambdós, Amat i Ballester, romandrien arrestats, el primer en la seua casa, i el segon en la de Francesc Seder, fins que el justícia els ho indicàs. Uns dies després, Guillem Amat, capllevà el germà, ara detingut en la presó, a instància del procurador fiscal del rei, per aquella acusació d’agressió a Ballester –i ara s’indicava també a un tal Jaume–, ja que hauria ferit ambdós a la cara i el dors. Una acció violenta, doncs, havia implicat barbers enfrontats a un cirurgià, algú d’una categoria superior, sense que puguem saber si al darrere s’amagava l’odi entre individus que podien xocar per tenir els mateixos interessos professionals o si bé es tractava d’una lluita per la clientela. Un segon cas d’aquesta naturalesa el trobem en febrer de 1403. El saig es queixà que Camarell Barber, en casa de Guillem lo Barber, li havia donat una bastonada i havia bufetejat la seua dona en casa de Mestre de la Roxella, també barber. Fet i fet, la intersecció de barbers confrontats en aquesta brega no pot resultar més eloqüent.69 Aquests odis i enfrontaments poden, fins i tot, haver vingut de molt lluny. El 20 de juliol de 1422 fou trobat mort en l’hostal d’Alfonso de Silla, en el camí de Quart, el barber Manuel Garcia, natural de Barcelona, ferit d’una estocada en el pols, a la part esquerra. Garcia treballava amb el barber Manuel Blasco. L’acusat fou un tal Bernat, barber nadiu de Barcelona, que, al seu torn, treballava en l’obrador del barber Antoni Caro, situat al Mercat.70 La situació ens parla aquesta vegada de barbers immigrants. Estem davant el cas d’individus que es traslladaren per millorar la seua situació, pot ser, fins i tot, d’afermats en barberies valencianes procedents de Barcelona. Fa l’efecte que Manuel i Bernat es podien conéixer del seu passat barceloní, quan tots dos emigraren per buscar una situació millor en una València esplendorosa, quan la ciutat de Barcelona feia temps que havia entrat en una crisi irremeiable i havia estat substituïda en la Corona d’Aragó per la rutilant capital del Túria quatre-centista. El fet de trobar-se en un hostal suposa noves incògnites sobre l’acte violent. Podien haver acudit per guarir algun client o bé serien hostes en aquell lloc i la coincidència desfermà antigues passions contingudes. No sempre, però, les agressions són producte d’odis viscerals i de la premeditació. També la rauxa i la fogositat juvenil en són la causa principal. Són ben coneguts els excessos que eren proclius a cometre els joves quan s’aplegaven per divertir-se amb els seus jocs i cants que, de vegades, acabaven amb aldarulls i baralles sagnants. Així, en maig de 1402, als set o vuit joves “los quals staven e anaven sonant un laüt e tamboret e cridant e fahent rimats” els criden l’atenció els que estan fent la guàrdia nocturna, tot intentant treure’ls els instruments perquè no facen soroll. Entre la colla hi ha “un barber qui stà al trench de la Spaseria, prop la habitació de mossèn Vidal de Vilanova”. De vegades, aquests no es conformaven amb la reprimenda de les autoritats. El trompeta Pere Rojals es queixà que Joan de Morella, barber menor de dies, el va ferir amb dues punyalades, l’una a cada galta de la cara. Això ocorria el mateix dia que els fets anteriors, i pot ser es tracte del mateix barber que participava en la companyia nocturna. De fet, ambdós, Pere i Joan, signaven més endavant una pau i treva.71 69 Ibidem, núm. 17, mà 6, f. 6r (27-2-1403). Ibidem, núm 19, mà 7 (20-7-1422). 71 Ibidem, núm. 18, mà 4 (9-5-1407). Pau i treva Ibidem, mà 6, f. 24r (2-6-1407). Sobre aquestes actituds habituals en els joves, vegeu R. NARBONA, Pueblo, poder y sexo. Valencia medieval (13061420), València, 1991, pp. 52-54. En un altre lloc ja m’he referit a aquesta peculiaritat que tenen els barbers de fer sonar instruments i cantar per animar vetlades. C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 229 i 261-263. 70 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 53 Ni els propis mestres es podran lliurar de la fúria dels seus treballadors. El cirurgià Joan del Mas fou nafrat per Joan d’Almenar, “jove e obrer seu”. Almenar havia trobat el seu lloc com a assalariat a l’ombra d’un individu de major prestigi. I és en aquesta situació, quan està cobrant la soldada de la setmana anterior, quan es desenvolupen els fets: “dins casa sua donant diners al dit Johan d’Almenar, jove seu, de la semana proppassada, aquell dit Johan d’Almenar, rebent aquells dits diners de poder del dit seu mestre, sens causa alguna saltem justa, li donà e féu les dites dues nafres, la una en lo coll e l’altra en lo cap de la orella, fort poques, de les quals afermà ésser exida molta sanch”.72 El mestre demanarà que s’actue amb tota la força de la llei, com correspon al cas. Joana, la dona del barber acusat, es queixarà el mateix dia del mestre cirurgià a qui acusà d’haver intervingut en una brega del seu marit amb un altre individu. Del Mas, segons la dona, acabà injuriant-lo i dient-li “cabró, cornut”. Almenar prometrà, finalment, anar a la casa del cirurgià Francesc Trepat –una altra mostra de solidaritats–, on quedarà arrestat fins nova ordre. Altres vegades els enemics no són barbers, ni cirurgians, sinó artesans, camperols, gent d’oficis diversos, pròxims en categoria social. Les raons d’aquestes bregues i de les seues conseqüències fatals, no semblen a priori massa clares i mereixen una anàlisi detinguda. Així, el 4 de febrer de 1401, fou trobat el cos sense vida del barber Antoni Agulladós enmig d’unes cases en estat ruïnós, a prop del fossar dels cristians nous.73 Sens dubte, Agulladós havia patit una emboscada que li havia costat la vida. El seu cadàver jeia degollat, cosit d’estocades, colps i ferides d’armes diverses; un total de vuit. Les nafres es repartien pel pit, l’esquena, els ronyons, la cama i l’aixella, el que demostrava que havia estat rodejat i assassinat despietadament. Ara bé, cal parar esment que Agulladós portava la cervellera al cap i l’espasa i el broquer cenyits, o el que és el mateix, el barber anava armat i preparat per al combat. Pot ser havia estat separat d’un grup d’altres homes companys seus, que estaven enfrontats amb els que finalment perpetraren el crim? Uns mesos després, l’11 d’abril, el justícia criminal de la ciutat acudia a casa del barber N’Alguaire, acompanyat del seu saig Françoi.74 En això, trobaren enfront de la barberia d’En Riera una dotzena d’homes armats, dels quals tres penetraren a l’obrador. El saig fou comminat pel justícia a esclarir que estava ocorrent-hi. Llavors, Françoi alçà la cortina de l’obrador perquè el justícia pogués veure des de la seua cavalcadura qui eren aquells homes. El justícia, potser excessivament confiat del poder que la seua autoritat li confegia, ordenà al saig desarmar aquella gent. Aquells no estaven disposats a lliurar l’armament i el justícia perdé la paciència i ordenà dues vegades més la deposició d’armes. Llavors se sumà un altre saig anomenat Jordi a les accions ordenades pel justícia i pogueren desarmar dos dels assaltants. Un tal Pere Prats aconseguí esmunyir-se, i llavors el justícia decidí intervenir personalment. Amb la mula que cavalcava aconseguí d’arraconar-lo, però Prats es defensà amb els braços colpejant la cara de la mula. Aquell fugí i el justícia el perseguí, ara amb l’espasa desembeinada, però Prats de nou agredí la mula, de tal forma que el justícia anà a parar a terra, en doblar l’animal les potes del darrera. La situació, quasi a la fi còmica, no deixa de tenir els seus tints de dramatisme. Qui eren aquells homes que anaven a 72 ARV, JC, núm. 24, mà 2 (20 i 22-3-1456). Ibidem, núm. 15, mà 2 (4-2-1401). 74 Les tasques que implicaven la presència dels barbers com a representants de l’autoritat no els eren estranyes. Bernat d’Alguaire, curiosament el barber que anava a visitar el justícia criminal, desconeixem si per qüestions higièniques, estètiques o sanitàries, o que tenien a veure amb el seu ofici al servei del municipi, actuà de capdeguaita l’any 1401. ARV, JC, núm. 15, mà 1 (15-2-1401). 73 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 54 CARMEL FERRAGUD l’assalt de l’obrador d’un barber? Quina devia ser la seua condició que no deposen les seues armes fàcilment davant d’una autoritat a València com era el justícia criminal? Aquests dos esdeveniments violents que implicaren barbers en aquell inici de segle XV, foren casuals? Quina relació hi podem trobar? La resposta la trobem en altres circumstàncies en què les coses esdevenen explícites, amb tota la contundència i la claredat que aporten els registres de la Cancelleria reial. Vint anys abans del període que ací ens ocupa, en 1382, s’enfrontaran a la plaça de Sant Llorenç dos bàndols armats, amb resultats desastrosos. Pere Eiximenis, escuder del bisbe Ferran d’Osca, canceller del rei, morirà a mans de Joan Bonfill, barber del bisbe esmentat.75 Vuit anys després, sota el sol abrusador de juliol, serà condemnat a morir penjat en la forca el barber Francesc de la Plaça, acusat d’un assassinat motivat per diners, segons el testimoni del reu. Ara bé, el testimoni desesperat d’aquest home a les portes del patíbul es capgira. Ja no es pot estar de confessar els motius d’un assassinat: la pertinença a un bàndol patrici enfrontat pel poder polític a d’altres.76 Les raons i dinàmiques que feren implicar els membres dels oficis en aquestes bandositats foren diverses. En primer lloc, la reduïda presència dels oficis en el govern municipal va fer necessari buscar la forma per tal d’integrar-se i de fer valer els seus interessos polítics com a col·lectiu. Aquesta forma no fou altra que el posicionament al costat d’un partit patrici. Ambdós grups, per tant, els membres del patriciat urbà que ostentaven el poder i els membres dels oficis, es veien així afavorits mútuament en el seus interessos. La pertinença al bàndol identifica a les persones i crea uns forts vincles d’amistat i col·laboracionisme. Altercats, baralles i revenges no són més que la plasmació d’insults, amenaces, enemistats heretades, que en fer-se extensibles i estructurar-se a través de les famílies es tradueixen en greus problemes d’ordre públic, que les autoritats miren infructuosament d’apaivagar. Amics i valedors se sumen als interessos personals i familiars amb facilitat; els clans prenen gran força en la ciutat tardomedieval. A aquesta conflictivitat vinculada als sentiments i a la forta solidaritat del grup, se sumen els enfrontaments amb rerefons econòmic.77 Ara bé, tampoc es va menysprear l’oportunitat de prendre part en atacs i saqueigs que ocasionalment eren perpetrats contra les minories religioses. El pogrom de 1391, amb l’assalt a la jueria, les destruccions i assassinats de jueus, comptà entre els seus protagonistes amb algun barber. Així fou el cas de Francesc Mestre, un dels 20 homes considerats de major culpabilitat en aquell aldarull.78 Certament, de ben preparats n’estaven aquells individus per protagonitzar baralles i altercats sagnants, com ho demostren els seus inventaris de béns. Efectivament, des del barber més humil al físic o cirurgià més ric posseïen armes, tant ofensives com defensives, especialment útils quan per causa de l’ofici feien desplaçaments. Això sí, el nombre i qualitat d’aquestes, així com la utilització que en podien fer era ben diversa. Per a alguns podia ser merament testimonial, fins i tot estètica, per altres el seu ús era gairebé quotidià ja fóra en alteració de l’ordre públic, com s’ha vist, o bé per contribuir-hi a mantenir-lo. Així, la participació dels barbers en la milícia ciutadana, l’ofici de capdeguaita i en l’exèrcit, fou bastant habitual, com també ho fou en la resta d’oficis artesanals, fet que demostra que 75 C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 237. Ibidem, p. 239. 77 Vegeu per a la ciutat de Valencia els treballs de Rafael NARBONA, Malhechores, violencia y justicia ciudadana en la Valencia bajomedieval (1360-1399), València, 1990, pp. 108-123; IDEM, Pueblo, poder y sexo, pp. 38-64. 78 Eliseo VIDAL BELTRÁN, Valencia en la época de Juan I, València, 1974, p. 66. 76 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 55 estaven familiaritzats amb la possessió i l’ús de les armes i no els suposava cap problema haver-les d’utilitzar.79 Per als barbers immigrants la situació era especialment complicada i quan sobreviure del seu treball no era possible quedava el recurs al furt. La capital no donava massa oportunitats, era un espai amb un gran nombre d’arraconats, d’individus que quedaven en situació de desprotecció. Per això, el municipi hagué de generar un bon nombre de mecanismes assistencials per fer front a les necessitats de tants homes i dones, vídues, orfes i infants, que vivien en estat miserable. En febrer de 1400, el justícia incoà un procés contra diversos individus, tot seguint una pragmàtica reial, als quals acusava de furts perpetrats en la ciutat i els seus termes. Un dels processats era el barber sevillà Joan Alfagem, qui vivia en Castell de Garcimuñoz i s’havia instal·lat a València des de feia tres setmanes per tal de comprar “bacins e raors e tisores e altres coses de son ofici”. Alfagem havia estat sorprés en un parell d’ocasions jugant a cartes a la tafureria de la moreria. Val a dir, que la resta dels denunciats són individus immigrants, d’ocupacions diverses i amb uns antecedents penals gens menyspreables. No sembla ser exactament el cas del barber sevillà que confessà haver acudit a València a comprar material necessari per al seu treball. Siga o no veritat, el ben cert és que obtenir instrumental per a practicar la cirurgia i la barberia –i també llibres–, en els encants de les ciutats era una pràctica habitual en aquell temps. Permetia assolir-ho a uns preus baixos i recanviar-ho o ampliar-ho amb facilitat.80 Siga com siga, el tarannà violent d’alguns d’aquests barbers sembla innegable. Disposats a arriscar les seues vides s’introdueixen en unes dinàmiques de violència que contagien la família. Els mètodes emprats per a cobrar un deute, ni que siga mínim, ens indiquen el caràcter d’aquests i les seues famílies, proclius a bregues i enfrontaments, a invasions de llars alienes sense mirament. El corredor Pere Alberg denuncià la dona de Cristòfol lo barber, i el seu fill, afirmant que aquests havien anat a la seua casa per demanar-li dos sous restants de tres, los quals afirmaven que els devia. No es conformaren amb paraules per cobrar una xifra tan irrisòria, ja que havien anat de forma violenta, tot amenaçant-lo amb un punyal.81 Hi ha, fins i tot, agressions que se situen en el terreny d’una violència ferotge, patològica gosem dir. Un llaurador de Massanassa, anomenat Pasqual Frides, es veié sorprés una nit, quan s’havia alçat a orinar, pel barber Joan Ferrer, amb qui tenia signada una pau i treva. Ni la signatura d’un compromís davant el justícia criminal li valgué d’aturador a aquest barber que, com veiem en les paraules de Frides, actuà amb una violència inusitada, mossegant-lo en la cara i perseguint-lo a la casa del metge de València, on anà a guarir-se: li ha robada la casa e l’ha volgut matar, car stant lo dit Johan Ferrer amagat dins casa d’ell, clamant, li és exit ab una spasa treta e tirà una stoquada a ell, clamant, qui s’era levat a orinar, e com ab la spasa no·l 79 Vinculats al Centenar de la Ploma trobem els barbers Bernat Ramon i Guillem Ivorra. Vegeu C. FERRAGUD, Medicina i promoció, p. 228. Exerciren ofici de capdeguaita: Bernat d’Alguaire (1401) i Miquel Fortuny (1422). 80 El cas del barber, a R. NARBONA, Pueblo, poder y sexo, p. 44. La compra en encants, a C. FERRAGUD, Medicina i promoció, pp. 140-143. Sobre inventaris i encants de llibres a València, vegeu María Luz MANDINGORRA, Leer en la Valencia del Trescientos. El libro y la lectura en Valencia a través de la documentación notarial (1300-1410), tesi doctoral de la Universitat de València, 2 vols., 1989 [ed. en microfitxes, València, 1990]; M. Rosario FERRER, La lectura en Valencia (1416-1474): una aproximación histórica, tesi doctoral de la Universitat de València, 1993 [ed. en microfitxes, València, 1990]. 81 ARV, JC, núm. 16, mà 12, f. 17v (25-10-1402). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 56 CARMEL FERRAGUD pogués haver e ell, clamant, se fos abraçat ab aquell e li tingués la mà de la spasa, lo dit Johan li donà hun gran mos en la galta squerra que tota la cara li ha squinçada e a punyades li ha mogudes totes les dents davant. Et com ell, clamant, se’n vengués a la present ciutat per curar, stant en casa del metge, lo dit Johan Ferrer vengué a la dita casa ab hun guadandart e volgué matar a ell, clamant. Per què un barber va a cercar a un llaurador de l’horta a sa casa i el sorprèn en un acte íntim, amb les mans ocupades, evidentment per ferir-lo de mort, reacciona com un psicòpata i encara és capaç de continuar la seua persecució fins les últimes conseqüències? Alguna mena d’alienació mental es podrà adduir en aquests casos, o potser alguna circumstància que puga provocar una reacció enfurismada, com ara l’endeutament pertinaç que persegueix els valencians d’aquell temps i fa odiar usurers sense escrúpols.82 Sembla, en definitiva, que la concentració de barbers va propiciar confrontacions habituals entre els membres de l’ofici dins la ciutat. Ni la mateixa solidaritat pretesa per la corporació que els devia mantenir units en els mateixos interessos servia a aquest fi pacificador. De fet, per tal de començar la sessió de l’almoina tothom havia de conciliar-se, símptoma inequívoc de l’ambient de tensió permanent que vivien aquells barbers. La lluita per la supervivència els va fer utilitzar totes les eines al seu abast. Només així es pot explicar aquesta concurrència de barbers en els folis dels registres judicials. Però aquesta no podia ser sempre la seua vida. Els perfils violents que hem vist no ens han d’enganyar. Hem de valorar els temps i els ritmes de les vides d’aquells individus, que per damunt de tot viuen, o així ho pretenen fer, d’un ofici. Val a dir, finalment, que la gent dels oficis valencians es trobava immersa en una conflictivitat permanent de signe divers. Això ens indica que el col·lectiu dels barbers no era ni més ni menys agressiu que qualsevol altre i que el recurs a la violència, per defensar o atacar interessos de grup, es constituí en una estratègia molt estesa, amb la qual fer el major mal possible a l’enemic. Ells formaven part de les coalicions suprafamiliars i professionals típiques del moment, sempre propícies perquè qualsevol espurna pogués fer iniciar la brega. Uns enfrontaments aquests que, tot aprofitant la situació de desavantatge de l’enemic, culminaven en greus ferides, quan no amb la mort d’algun dels contrincants. Els conflictes laborals i econòmics derivats del sistema, doncs, no els afectaven de forma exclusiva. Aquesta violència permanent no és al capdavall sinó el reflex d’una competitivitat social producte del desequilibri econòmic.83 7. CONCLUSIONS Des dels inicis del segle XV es va fer evident l’augment considerable del nombre de barbers que treballaven a la ciutat de València. Aquesta afluència vindrà provocada pels reclams i al·licients econòmics de l’urbs més poblada de la Corona d’Aragó, així com pel prestigi social de la medicina i el rol desenvolupat pels seus 82 Ibidem, núm 23, mà 1 (31-12-1449). R. NARBONA, Malhechores, violencia, pp. 114-120. Sobre la variabilitat de les formes i la jurisdicció i atenció a aquesta violència en les viles, vegeu IDEM, Malos hombres, malos usos, malas costumbres, “Canelobre”, 52 (2007), pp. 102-117, i IDEM, La deuda de parentesco en la Valencia trecentista. Obligaciones de reciprocidad, socorro y consejo en la sociabilidad urbana bajomedieval. Agraesc a l’autor que m’haja permès consultar aquest treball inèdit. 83 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ELS BARBERS DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA DURANT EL SEGLE XV 57 practicants durant el segle XV. Les oportunitats de progrés social per als practicants de la medicina i les seues famílies en aquell context foren molt evidents, especialment per als barbers, l’autèntic paraigua sanitari des de les primeres dècades d’existència del regne, després de la seua conquesta en 1238. Prompte el col·lectiu va assolir uns privilegis, els quals es poden observar en la institucionalització corporativa religiosa i professional de l’ofici ja des del segle XIII i culminat a mitjan del XV. Totes aquestes bones perspectives provocaren l’increment accelerat d’aquests practicants de la medicina i va posar en dificultats la convivència de tants individus dedicats a aquesta labor. És per això que, davant les dificultats econòmiques dels joves barbers, bastants d’ells nouvinguts a la ciutat, s’evidencia la necessitat de buscar una eixida laboral en àmbits diversos, i treballant i convivint amb altres barbers. Són aquests els individus que ens apareixeran a les fonts judicials i que quasi mai ho farien a la resta dels registres escrits. La violència de signe divers de la qual participaren nombrosos barbers és un testimoni de les grans dificultats per sobreviure en un ambient urbà hostil en el que només els que utilitzen millor les seues armes, i teixeixen millor les estratègies, els més forts i també els més afortunats, podien sobreviure. Els productes d’aquesta violència, les habituals nafres que els grups de menestrals s’infligien als carrers, foren al mateix temps una de les raons d’existir el nodrit grup de barbers valencians. Fecha de recepción del artículo: Septiembre 2010 Fecha de aceptación y versión final: Enero 2011 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 31-57. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 59-72 ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS. EL CASO DE COCENTAINA EN EL SIGLO XV1 THE FORMATION OF COMPANIES FOR DYEING CLOTH. COCENTAINA IN THE FIFTEENTH CENTURY J. ANTONI LLIBRER ESCRIG Universitat de València Abstract: this article studies the woollen industry in Cocentaina, one of the most important textile center of kingdom of Valencia during the XVth century. The creation of companies for dyeing cloth was one of the most prominent aspects of this industry in Cocentaina. These companies were formed not only by dyers but also by artisans and cloth merchants who wanted to control the process of regional production and trade of wool fabrics. Resumen: el presente trabajo pretende destacar la importancia del tintado de paños en uno de las más activos centros textiles del antiguo reino de Valencia, Cocentaina. Su amplio desarrollo artesanal durante el siglo XV se manifiesta a través de la formación de compañías para el tintado de paños. Compañías que eran suscritas no sólo por tintoreros sino también por pelaires y drapers que con ello querían garantizarse una posición de privilegio en el ámbito de la producción y el comercio regional de paños. Keywords: textile industry; wool; dyeing cloth; companies for dyeing; Cocentaina; Kingdom of Valencia; 15th century. Palabras clave: industria textil; lana; tintado de paños; formación de compañías; cocentaina; reino de Valencia; siglo XV. SUMARIO 1. Una compañía de 1426: integración de capital y trabajo.- 2. Otras variantes asociativas. La relación con pelaires y drapers.- 3. Complementariedad entre la esfera de la producción y la esfera mercantil. 1. UNA COMPAÑÍA DE 1426: INTEGRACIÓN DE CAPITAL Y TRABAJO A principios de octubre de 1426, a la mesa del notario Mateu Pérez, de Cocentaina, villa de unos 500 fuegos situada en las comarcas del sur valenciano, acuden tres tintoreros, dos de ellos de vecinos de la misma Cocentaina, un tercero de la villa de Ontinyent, situada a unos 20 km al norte de la anterior. Los tres han decidido suscribir una compañía para desarrollar la actividad del tintado de paños conjuntamente durante un 1 Abreviaturas utilizadas: APPV = Archivo de Protocolos del Patriarca de Valencia; AMC = Arxiu Municipal de Cocentaina; CJ = Cort de Justícia; DCVB = Diccionari Català-Valencià-Balear (Alcover – Moll, Palma de Mallorca, editorial Moll, 1964-1969). 60 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG año: “In Dei Nomine et eius divina gratia. Conexcan tots, presents e esdevenidors, com nós, Johan Cervera, e en Guillem Maroquí, tintorers, vehïns de la vila de Cocentayna, e en Jacme Panello, tintorer, vehín de la vila de Ontinyent, tots ensemps e cascun de nós per si, scientenment e de certa sciència, fem e contractam entre nós societat e companya, tenidora e observadora entre nós a temps de hun any primer esdevenidor, en lo tint de mi, dit en Guillem Maroqui”2. Las cláusulas y los detalles de tan interesante documento, de las que hablaremos posteriormente, demuestran ya de forma temprana la importancia que el tintado tenía en la estructura productiva de la manufactura textil en estos centros artesanales del interior valenciano. Pero tal vez aquello que más destaca es el hecho que este tipo de compañías para el fomento de esta fase definitiva de la producción pañera no era algo aislado, sino más bien un fenómeno frecuente a lo largo del siglo XV y principios del XVI, período durante el cual se consolidan las actividades manufactureras en muchas villas o pequeñas ciudades del reino como Cocentaina, Ontinyent, Alcoi, Sogorb o Castelló, que llegan a convertirse en auténticas comunidades artesanales que concentran en su seno multitud de pequeñas unidades de producción, pequeños talleres de tipo familiar. La importancia que en ellas adquiere el tintado y el comercio especializado de productos para el tinte es una de las características, aunque no la única, de la capacidad y madurez que llegó a alcanzar el ciclo productivo industrial de estas comunidades3. En efecto, recordemos que la industria textil medieval, además de lana, tenía necesidad de otras materias primas, sobre todo productos colorantes para el tintado. La producción de éstos estaba a veces tan generalizada como la misma lana: al ser en su mayoría productos vegetales, abundaban prácticamente en todas las regiones de Europa. Numerosos lugares, cercanos a los centros textiles importantes, se especializaron en la producción de estos cultivos industriales, ligando con ello su desarrollo a la expansión de la manufactura textil. De esta forma, la industria influía en el sector primario transformando la producción agraria, a través de la participación o el “control” del capital artesanal o mercantil sobre una parte importante de las zonas de cultivo4. 2 APPV, nº 24.813, notario Mateu Pérez, s/f. Sobre la importancia, características y estructura de estas comunidades manufactureras en el ámbito de las distintas áreas del País Valenciano vid. Carles RABASSA, Conjuntura econòmica i desenvolupament comercial als Ports de Morella, segles XIV-XV, tesis doctoral, Universitat de València, 1996. Y más recientemente C. RABASSA, La manufactura tèxtil en l’àmbit dels Ports de Morella (segles XIV-XV), “Millars”, 29 (2006), pp. 151-173; Joaquín APARICI, Producció manufacturera i comerç a Vila-real (1360-1529), Vila-real, 1996; J. APARICI, Manufacturas rurales y comercio interior valenciano. Segorbe en el siglo XV. Tesis doctoral, Universitat Jaume I, 1997; P. IRADIEL, G. NAVARRO, D. IGUAL, J. APARICI, Oficios artesanales y comercio en Castelló de la Plana (1371-1527), Castelló, 1995; Germán NAVARRO, La indústria i el comerç a la societat feudal del nord valencià (segles XIII-XVI): objeccions i límits, “Millars”, 29 (2006), pp. 71-91; José Antonio LLIBRER, G. NAVARRO, Indústria textil del món rural: La Vall d’Albaida i El Comtat a les darreries del segle XV, “Almaig. Estudis i Documents”, VIII (1991), pp. 17-23; J. A. LLIBRER, Artesanado y formas de organización de la producción textil rural: Cocentaina (1469-1487), Tesis de Licenciatura, Universitat de València, 1996; J. A. LLIBRER, Los orígenes de la industria de la lana en la Baja Edad Media. El Comtat en el siglo XV, València, 2007; J. A. LLIBRER, La indústria textil contestana al segle XV. Històries d’artesans i exercici prosogràfic, “Alberri”, 18 (2008), pp. 9-49; J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional: la Vall d’Albaida y el Comtat en el siglo XV. Tesis Doctoral, dirigida por el Prof. Paulino Iradiel, Universitat de València, 2010; Lluís TORRÓ, Sobre la proto-industrialització. Reflexions a partir d’un cas local: Alcoi (segles XVI-XIX). “Afers”, 19 (1994), pp. 659-680; Ll. TORRÓ, La Reial Fàbrica de Draps d’Alcoi. Ordenances gremials (segles XVI-XVIII), Alcoi, 1996. 4 Desde el arroz a la morera, del lino al cáñamo, pasando sobre todo a los productos para el tintado como la grana, el pastel, etc... Sobre las zonas principales de cultivo y consumo en el País Valenciano vid. P. IRADIEL, L’evolució econòmica (segle XV), en De la Conquesta a la Federació Hispànica. Història del País Valencià, vol. II, Barcelona, 1989, pp. 278-282. 3 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS 61 Sin descartar el aprovisionamiento local de una parte de las materias primas necesarias, es evidente que la comunidad de tintoreros contestanos necesitaba acudir al mercado de Valencia para adquirir determinados productos específicos. Y tal vez por ello es allí, a la capital del reino, donde deberíamos acudir para encontrar las adquisiciones de pastell, alum, gauda, roga… De hecho una parte importante de las compras documentadas (el 30 %) han sido localizadas en protocolos de notarios de Valencia, como Joan Monfort o Jaume Salvador. Los artesanos, pelaires y tintoreros de Cocentaina, acudían en persona a Valencia para firmar los contratos de adquisición directamente con los mercaderes de la ciudad especialistas en este comercio. En efecto, un análisis del mercado de productos tintóreos de la industria contestana nos permite de inicio comprobar que los vendedores que suministran estos productos son en su mayoría mercaderes de Valencia (Gil Garcia, Gaspar Rinill o Domènec Pere Andreu) o sobre todo italianos residentes en la capital: los pelaires y tintoreros de Cocentaina contactan y negocian directamente con los lombardos Simone y Giacomo della Chiesa, Angelino da Prato, Francesc Borgunyo o Corrado da Ponte, y con los mercaderes de origen sienés como Pietro Spanocchi. En relación a las materias primas para en tintado, hay que distinguir entre los dos tipos empleados por los tintoreros. Como ya comentamos, algunos productos no eran colorantes, sino que preparaban el paño mediante la adición de sustancias químicas especiales para que luego pudiera adherirse mejor el color definitivo. Dado que la mayoría de las tintas era de origen vegetal, no podían aplicarse a la lana hasta que ésta no estuviese completamente libre de impurezas y desengrasada, para que el colorante pudiera empapar todas las fibras de una manera uniforme, con una tintura igual y bien repartida; de aquí deriva lógicamente la importancia de una buena limpieza del paño con jabones, limpieza que se podía repetir entre dos y tres veces a la largo del proceso5. Los propios tintoreros contestanos, refiriéndose en general a las materias tintóreas, distinguían entre tintes majors, esenciales para un buen trabajo de tintado, y tintes menudes. Entre el primer grupo incluían el pastel, el alumbre, la roja y la gualda, y entre el segundo estarían la cendra y el gruell. Así lo testimonia el tintorero contestano Pere Maroquí cuando habla de los productos necesarios para la compañía que suscribe con el también tintorero Antoni Sanç: entre ambos aportarán 3.000 sueldos para la adquisición de pastells, alum, roges, gaudes, lenya e altres tintes menudes necessàries al dit tint6. Antes hablábamos de la existencia de una producción local para algunas de estas materias primas. En efecto, la documentación contestana nos permite también reconocer esta interesante presencia, es decir, hablamos de algunos de estos productos que cultivaban los propios artesanos de Cocentaina en parcelas o huertos de su propiedad y que posteriormente ellos mismos trataban y transformaban en la materia prima tintórea. En este sentido, el caso del pastel es el más interesante. Alguna noticia documental nos confirma este cultivo y tratamiento local: el 2 de marzo de 1478, el pelaire contestano Pere Cebrià acusó a tres mozos de otros tres pelaires de la misma villa porque le habían despedazado los arbustos de pastel de su huerto y le habían robado los brotes para plantar: “En Pere Cebrià, perayre, posa clam del moço de Johan Margarit e del moço d’en Johan Calatayú e del moço d’en Johan Bosch, per ço com diu que en lo dia de ahir atrobà aquells en lo seu ort e li han trenquat lo pastell e furtats 5 Y de aquí deriva también la importancia del aceite, como una materia prima más, y de la posesión estratégica de parcelas olivar entre pelaires y tintoreros. De hecho, el mercado del aceite estaba también dominado por los artesanos y drapers emprendedores, vid. las prosopografías de Bernat Martí, Jaume Moltó o del tintorero Pere Maroquí. 6 AMC, CJ 47/2, 1481-IV-14. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 62 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG los brots”7. La presencia de esta hierba y el interés de los artesanos por su posesión (no es casual lógicamente que los tres ladrones sean trabajadores de otros tres pelaires), nos habla de la producción, el cultivo y el mercado local de esta planta estratégica. Observamos además que algunos de los pelaires citados como Joan Bosch o, sobre todo, Joan de Calatayud, han sido documentados vendiendo pastel a otros artesanos de la villa o de la vecina Alcoi, un pastel local que además tiene precios más baratos (unos 132 sueldos por carga) que el que suministran los mercaderes de Valencia o los italianos (entre 175 y 195 sueldos por carga). La propiedad y el cultivo de pastel por parte de artesanos de Cocentaina confirmaba lógicamente un amplio saber técnico que exigía la compleja y laboriosa preparación del pastel hasta convertirlo en materia prima. El hecho además de que todos los artesanos citados en el documento sean pelaires, nos remite al interés de éstos por ejercer una función de coordinación o gestión de diferentes fases del proceso productivo, e incluso de la comercialización de las distintas materias primas, no sólo lana, lo que les permitía una posición de privilegio frente a otros artesanos del textil. Pero a pesar de esta producción local de pastel, la creciente actividad de la comunidad artesanal de Cocentaina exigía su importanción del mercado de la capital8. En este caso del pastel, y de otras materias tintóreas, Cocentaina no era autosuficiente, el amplio desarrollo de su producción lanera, con la multiplicación de talleres y con la llegada incluso de artesanos de otras zonas durante la segunda mitad del siglo XV, requería la llegada de colorantes y mordientes de otros mercados. Especial atención merece la intensa actuación de los italianos en el abastecimiento de la zona contestana, labor que se incluye en un proceso más amplio de intervención italiana en el panorama mercantil valenciano bajomedieval. La empresa italiana controlaba todo el proceso de distribución de sus mercancías y parecía tener desarrollada su propia infraestructura de venta al por menor. Los compradores de sus productos tintóreos, antes lo confirmábamos, no solían ser en nuestra zona mercaderes o tenderos sino consumidores directos, los propios artesanos. Un breve análisis a la nómina de compradores que ofrecen las operaciones contestanas, nos certifica este dato: siempre son o bien pelaires o bien tintoreros los que se ponen en contacto con las empresas italianas. Si tomamos el conjunto de compradores de productos tintóreos, este predominio de los dos oficios se confirma: del total de compradores que aparecen en las transacciones, el 40 % son tintoreros, el 28 % son pelaires, el 11 % aparecen como pelaire-tintoreros, y el resto son drapers o pelaire-drapers y sastres9. El suministro a los talleres de tintoreros o pelaires se convierte en uno de los principales objetivos de las compañías italianas. Casi todos los mercaderes se dedican en un momento u otro a este negocio aunque, sin duda, los mejores ejemplos vienen proporcionados por Francesco y Simone della Chiesa o Agostino y Corrado da Ponte. Los listados de los individuos que les debían 7 AMC, CJ, 46/2, 1478-III-2. Loa análisis prosopográficos que hemos realizado nos han permitido documentar unos 340 artesanos del textil (sobre todo de la lana, pero también de la seda), vecinos o residentes en Cocentaina entre los años 1470 y 1504, vid. J. A. LLIBRER, Los orígenes de la industria de la lana, pp. 31-43 y 217-225; también J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. 9 Estamos ante artesanos emprendedores de Cocentaina. Por ejemplo, los tintoreros: maestro Alfonso de León (que aparece en tres operaciones), Antoni Sanç (que realiza también tres adquisiciones), Francesc de León (con dos compras), Francesc Graso, Joan y Pere Bosch, Bartomeu Moltó (este último es tintorero vecino de Alcoi). Algunos de los pelaires compradores de productos para el tinte son: Joan Navarro (que realiza tres compras), Joan Bernat, Francesc Aznar, Pere Ars y Pere Arcaina (los dos últimos vecinos de Alcoi). Como pelaire-tintoreros aparecen Pere Figuerola y Martí Navarro (de Alcoi este último). El pelaire-draper es el conocido Joan Pérez de Requena. El sastre es Nicolau Borràs. Drapers son Bernat Cirera y Pere Bosch, fill de Jaume. 8 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS 63 dinero muestran claramente que esas familias italianas tenían como clientes fijos a pelaires, tintoreros y mercaderes de villas como Bocairent, Ontinyent, Albaida, Alcoi o Cocentaina, conformando una importante red de distribución de pastel en pequeñas y regulares cantidades (una media de 2 a 3 cargas) en toda esta zona meridional del país10. De la misma manera que ocurría para amplias partidas de lana, en los registros de protocolos –ya en fechas tempranas de principios de siglo– aparecen frecuentes asociaciones o compañías e incluso nombramientos de procuradores para el suministro de pastel en el mercado de la ciudad de Valencia, lo que nos habla ya bien a las claras de la articulación de este complejo mercado. A finales de 1426 Lluís Alçamora y Pere Calvo, tintoreros de Cocentaina, nombran procurador al párroco de Planes, mossén Rodrigo Montoro, con esta finalidad: “a comprar en nom nostre e per nós, de qualsevol persona e persones, mercaders o altres, en la ciutat de València o en altres parts onsevol, pastell a obs del nostre tint, o altres tintes, tro en quantitat de trenta lliures de moneda reals de València, a aquell preu o for que mils vós porets ab los venedors concordar”. La elevada cantidad entregada de 600 sueldos nos indica ya la importancia de la inversión y de esta operación11. Otra forma de acceso al pastel, y al resto de materias primas para el tinte, era a través de la formación de compañías entre diversos artesanos. Compañías que generaban formas propias de organización de la producción en esta importante fase final del paño. Ya hablamos al principio de la compañía de 1426 entre tres tintoreros, donde no sólo había unión para el abastecimiento de las materias primas, sino también para el desarrollo de la actividad del tintado de paños. Analicemos con cierto detalle este interesante ejemplo, y el diferente papel que cada uno de los tintoreros (Joan Cervera, Guillem Maroquí y Jaume Panello) desarrolla en ella. Jaume Panello, el único que no es de Cocentaina, aportará 1.000 sueldos en tres meses para comprar los tintes que se necesitarán durante el año que dure la compañía, además de trabajar en el tintado junto a su hermano. Panello se convierte por tanto en socio capitalista pero también en socio laboral12. Si no se produce la entrega de capital en el plazo estipulado, este socio perderá la parte de beneficio que le corresponda en la división contable final. No obstante, será otro de los miembros, Joan Cervera, de Cocentaina, el que se encargará de comprar directamente los productos tintóreos con el capital que aporta el anterior: Primerament, que yo, dit en Jacme Panello sia tengut donar e metre en la dita companya, dins tres meses primervinents, següents e contínuament comptadors e complits, mil sous de moneda reals de València, los quals yo, dit en Johan Cervera, sia tengut pendre e reebre, e ab los quals yo, dit en Cervera e ab altres drets meus, sia tengut de comprar tantes tintes com obs seran al dit tint per tot lo dit temps de hun any. E si yo, dit en Jacme Panello, no daré los dits mil sous dins los dits tres meses, que en aytal cas, vull per pacte que no haja ni aconseguescha neguna part ne res del guany de la dita companya. 10 David IGUAL, Valencia e Italia en el siglo XV. Rutas, mercados y hombres de negocios en el espacio económico del Mediterráneo occidental, Valencia, 1998. 11 APPV 24.813, Mateu Pérez, 1426-XI-26. 12 Posiblemente Panello acabó asentándose definitivamente en Cocentaina, como lo testimonia la presencia de Jaume y Antoni Panello, pelaires vecinos de Cocentaina, en las décadas posteriores de 1460 y 1470. Vid. Apéndice prosopográfico en J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 64 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG Cervera además será el encargado de la administración, gestión y contabilidad que exigen las actividades de la compañía, controlando beneficios y gastos a través de un libro contable propio. Será él quien se encargue de cobrar las deudas por el tintado de los paños, y de rendir cuentas cada seis meses a los otros dos socios sobre tales operaciones: Item, que yo, dit en Johan Cervera, tinga lo libre de tots los deutes del dit tint que·s faran en lo dit tint durant lo dit temps de hun any, e reebre totes les quantitats que·s devien de tintes e retre bon compte d’aquelles a la dita companya. Et que nengun altre no puxa reebre de les dites deutes en nenguna manera. Item, que sian tenguts de venir a compte de la dita companyia, de sis en sis mesos, e levat tot ço quant yo, dit en Johan Cervera, hauré despés de tintes, lenya e altres despeses fetes en lo dit tint de comú. El tercer tintorero, Guillem Marroquí, también de Cocentaina, en calidad de maestro, será responsable del trabajo directo del tintado y de su coordinación en las instalaciones de su propiedad (en lo tint de mi, dit en Guillem Maroqui), y además aportará algunas materias primas necesarias, cendra, canelles e oli (aunque su coste le será abonado por el resto de los socios, a 8 sueldos y 10 dineros por tina)13. El hijo de Maroquí también trabajará en el casal del tinte de su padre junto a Panello y a su hermano. Ninguno de los trabajadores recibirá salario alguno por su dedicación ni tampoco podrán recibir cantidad alguna de los clientes, de ésto debe encargarse en exclusiva, el administrador Joan Cervera. El documento parece indicar además que será Maroquí, el único maestro tintorero, quien deba organizar todas las actividades de la tintura, teniendo bajo su cargo a los otros tres trabajadores (su hijo, Panello y su hermano; en ningún momento se nombra a Cervera como trabajador, éste queda únicamente como contable administrador y no trabajará en el tintado). Tal vez uno de los objetivos de Panello, que es sin duda el socio que mayor capital aporta, sea conseguir una mayor y mejor formación en el oficio de la tintorería mediante el saber técnico que la experiencia y el grado de maestría de Maroquí le pueden ofrecer. Pensemos que en estas villas artesanales (Cocentaina, Alcoi, Ontinyent, Bocairent), en las que todavía no se ha estructurado un sistema de formación y evaluación de los oficios, la consecución de la maestría (o simplemente una formación más amplia) podía estar relacionada con la experiencia y la enseñanza junto a otro maestro. Y en el sector de la tintorería, donde una formación amplia y constante era un punto clave de la empresa, este tipo de asociaciones artesanales facilitaban el contacto entre artesanos y la circulación del saber técnico. Item, que lo dit en Guillem Maroquí, com a mestre, son fill e en Jacme Panello e son frare treballen francament e sens salari alcú, e obren en lo dit tint, emperó que no puxen reebre nenguns diners pertanyents a la dita companya, e si·n prendren que sien tengut retre’ls de continent, e si no·ls retran sien encorreguts en pena de cent florins d’or comuns d’Aragó, valents onze sous cascun, de reals de València, a vós, dit en Cervera, aplicadors, etc. Item, que lo dit en Guillem Maroquí, sia tengut donar cendra, canelles e oli, tant com mester n·i haurà en lo dit tint, et que nós, dits en Johan 13 Guillem y Francesc Maroquí podían ser los iniciadores de una importante saga de tintoreros en Cocentaina. En la segunda mitad del siglo XV, documentamos a Pere Maroquí, sin duda uno de los tintoreros más activos de la comarca, como veremos a continuación. Vid. J. A. LLIBRER, La indústria tèxtil contestana al segle XV, pp. 45-49. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS 65 Cervera e en Jacme Panello, siam tenguts donar a vós, dit en Guillem Maroquí, e pagar per rahó de la dita cendra, canelles e oli, VIII sous e deu diners per cascuna tina. Panello se compromete además a la realización de algunas gestiones asociadas a la demanda: debe buscar clientes para el tintado de sus tejidos, sin que por ello se le deba pagar cantidad alguna. Tal vez el hecho de que Panello sea de otra villa, Ontinyent, le permite la posibilidad de ampliar su mercado, su área de influencia, y de encontrar clientes en aquellas zonas de la Vall d’Albaida, en los centros artesanales de Bocairent, Albaida, Agullent o lógicamente el mismo Ontinyent. Al finalizar el período de duración de la compañía, un año, y tras la segunda revisión contable, se producirá un reparto equitativo de beneficios entre los tres socios: “sien fetes tres parts eguals per cedés a cascú de nós sa part”. Además se repartirán también los productos para el tinte que han sido adquiridos para la actividad de la compañía y que han sobrado: “que siam tenguts nós, dites parts, partir per eguals parts, los sachs que·s hauran de les tintes portades de València e d’altres parts al dit tint, e fer d’aquells tres parts eguals, donan a cascuna part sa part”14. Esta última cláusula nos permite comprobar además que el mercado fundamental para la adquisición de las materias primas era la ciudad de Valencia, como hemos visto en los apartados anteriores. Con su acercamiento al mercado de la capital los socios buscaban un nivel de calidad de las materias primas. En definitiva, en esta compañía parece diferenciarse un socio –Joan Cervera– que se encarga de tareas esencialmente administrativas y mercantiles (compra y suministro constante de materias primas tintóreas, contabilidad, recepción de las cantidades pagadas por los clientes, control de ingresos y gastos) y que no interviene directamente en el trabajo de la tintorería, que es desarrollado por los otros dos socios, uno de los cuales aporta capital –Jaume Panello– y otro que aporta la infraestructura (su casal para el tinte con todos sus instrumentos) y sobre todo su saber técnico en calidad de maestro –Guillem Maroquí. Así, aunque los tres socios aparecen y son denominados como tintoreros, en realidad sólo dos de ellos llevarán a cabo los trabajos de tintado, el tercero queda al margen de la esfera de la producción para dedicarse exclusivamente a operaciones administrativas y de gestión. Esta división del trabajo o de la actividad que genera la compañía no es casual entre los tres socios: por su prosopografía sabemos que Joan Cervera era un emprendedor tintorero que participaba en múltiples negocios ajenos al tintado, como el mercado del crédito censal (prestando capital a sus vecinos) o el mercado inmobiliario15. Estas experiencias administrativas y mercantiles tal vez le hacían más apto ante sus vecinos para llevar a cabo correctamente la complicada contabilidad que exigía una compañía tintórea. Por otra parte, el hecho que uno de los socios tuviera que dedicarse de forma exclusiva a la administración, nos indica la complejidad de una empresa de tintado de paños, con constantes inversiones de capital y con la exigencia de un control casi diario de las piezas tintadas y de las deudas que contraían los clientes. Tal vez sea más difícil explicar la condición en la que participa el tintorero de Ontinyent Jaume Panello, que debe desplazarse a Cocentaina, junto a su hermano, 14 Tras los juramentos y las obligaciones legales apropiadas, el notario concluye el documento indicando que redactará una copia para cada socio (e volgeren encí de les dites coses ser fetes a cascun de les dites parts tres cartes públiques, a cascun una, tal la una com l’altra), e indicando los testigos presentes: el pastor Nicolau Medre y el tejedor Joan de Bas, vecinos de Cocentaina, y tal vez con alguna relación profesional con alguno de los socios. 15 Vid. sus amplias actividades y negocios en el análisis prosopográfico de J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 66 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG y residir en esta villa durante un año para trabajar en el casal de Maroquí. Además, es el único que debe realizar una importante aportación directa de capital en poco tiempo (los 1.000 sueldos en tres meses). Tal vez, como decíamos antes, la posibilidad de trabajar y mejorar su técnica junto a un maestro, lo que le permitirá mejorar su rango de oficio, pueda ser una de las causas que explique su traslado a Cocentaina, su trabajo y su generosa aportación. También podía ver Panello en esta compañía la posibilidad de ampliar no sólo su saber técnico sino también su negocio, su empresa, abriéndola a un nuevo y pujante mercado como era el de Cocentaina y el de su amplia comunidad artesanal productora de paños. Tal vez lo que buscaba Panello era en definitiva la integración en un nuevo mercado de amplias posibilidades. En suma, en esta compañía se da una clara integración entre capital, trabajo y gestión, a través de una asociación de corta duración, con un radio de acción a nivel supracomarcal integrando artesanos de distintas villas cuya finalidad es cubrir la demanda de la creciente industria de estas comarcas del Comtat, la Vall d’Albaida y l’Alcoià. Resulta interesante comprobar cómo este tipo de compañías de duración limitada era altamente polivalente para fomentar y desarrollar las empresas tintóreas. Permitían adaptarse, como veremos también después, a las realidades de las distintas zonas y comunidades artesanales –y de los distintos socios–, para conseguir la financiación necesaria y para reclutar el saber técnico y la mano de obra que exigían estas complejas operaciones de acabado de los paños16. 2. OTRAS VARIANTES ASOCIATIVAS. LA RELACIÓN CON PELAIRES Y DRAPERS El oficio de la tintorería exigía numerosas inversiones en capital fijo y capital circulante: tinas, calderas, amplios espacios, pero además necesitaba otros materiales complementarios como aceite, jabón, leña... y lógicamente las sustancias mordientes y colorantes. Toda esta alta inversión facilitaba la aparición de estas formas asociativas en la empresa tintórea en el marco de comunidades artesanales activas y en expansión, como en el caso de Cocentaina. De hecho, hemos documentado en la villa a lo largo de todo el siglo XV, otras compañías, aunque no siempre conservamos sus estatutos originales. Sin embargo, el oficio y la actividad prosopográfica de los mismos componentes que las formaban, nos ayudarán a discernir su significado y la organización de su producción. En todos los casos, los socios que aparecen incluyen 16 Ivana Ait ofrece un magnífico ejemplo en Roma que, como el de Cocentaina, confirma nuestras palabras. Documenta en 1505 una compañía para el tintado (que incluía las operaciones previas de intenso lavado del paño), “una società per l’esercizio dell’arte dello purgo et tincta pannorum”, suscrita por tres socios a tiempo de seis meses. Uno de los socios (el mercader romano Giuliano di Stefano) aportará el capital para pagar el arrendamiento del casal para el tinte; otro socio (Jaume Alamany, de Tarragona, que comerciaba con paños y tejidos, es decir, un draper) da en arrendamiento el casal al anterior, y aporta todos los instrumentos y productos necesarios para el desarrollo de la actividad (omnibus et singulis massaritiis et instrumentis); el tercer socio (el artesano Belardino di Mariotto, venido de Gubbio) aportará su trabajo y saber técnico, y será el que se encargue del desarrollo de la actividad (personam suam et industriam suam ponere). Al finalizar el período, se repartirán a partes iguales el beneficio. Resulta extraña, como en el caso contestano, la desigual aportación de los socios, tal vez aquí también en relación al objetivo por parte de los dos últimos socios de ampliar posibilidades y mercados en Roma; la compañía les permitía así una segura y sólida integración en el ámbito económico romano. Vid. Ivana AIT, Aspetti della produzione dei panni a Roma nel basso Medioevo, en Economia e società a Roma tra Medioevo e Rinascimento. Studi dedicati ad Arnold Esch (A. ESPOSITO; L. PALERMO, eds.), Roma, 2005, pp. 33-60. Este ejemplo demuestra en efecto la enorme capacidad de adaptación de estas formas societarias a distintas situaciones y distintos socios, a su nivel de especialización y a su disponibilidad de capital. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS 67 a algún tintorero de la villa y algún pelaire, o pelaire-draper, del colectivo emprendedor de la comunidad artesanal. Veremos qué supone ello en cuanto a los objetivos de dichas compañías y a la división de funciones en su interior. En 1470 conocemos la companyia de draperia suscrita entre Alfonso de León, tintorero vecino de Cocentaina, y el draper-tintorer de la misma villa Antoni Sanç. A pesar de la denominación general de companyia de draperia, el oficio de ambos socios y su actividad, documentada en sus prosopografías, nos hablan del fomento de las operaciones del tintado de paños, aunque también, con toda seguridad, de su posterior comercialización. Entre las páginas del libro del justicia de Cocentaina, encontramos el nombramiento de dos vecinos de la villa (uno de ellos notario) para que revisen y valoren la contabilidad de esta compañía, y puedan resolver así los problemas que su administración ha generado entre los dos socios: Nós, en Pere Sala, lochtenent de justícia de la villa de Cocentayna, per autoritat de la qual usam, instant les parts deius scrites e de voler e consentiment de aquelles, delegam e assignam vosaltres, en Francesch Rotlan e en Bernat de Mataredona, notari, vehïns de dita vila, en jutges comptadors, decisors, hoydors, e per fin leguda determinadors, de la causa, qüestió e contrast de comptes que·s mena e menar s’espera, entre en Alfonso de Leon, tintorer, d’una part, compte demanant, e en Anthoni Sanç, draper, de la part altra, compte volent retre, per rahó de la companyia de draperia e altres coses que entre aquells és estada17. Algo parecido ocurre diez años después con otra compañía, la de Pere Maroquí, tintorero contestano, y el mismo Antoni Sanç: deben acudir al justicia para solucionar los problemas que generaba la contabilidad de su companyia del tint. Gracias a esta reclamación conjunta sabemos el capital inicial aportado por ambos, un total de 2.964 sueldos (que se invirtieron en la compra de “pastells, alums, roges, gaudes, lenya e altres tintes menudes necessàries al dit tint”), pero además podemos conocer que el conjunto de su actividad tintórea –los paños teñidos y los encargos por tintado– supuso un volumen de negocio que se tradujo en 5.077 sueldos (“e de les tintes e draps tenyits en lo dit tint, prenen suma, in universo, de doscents cinquanta-tres lliures, deset sous, un diner”). Así, el beneficio neto de la compañía fue de 2.113 sueldos que ambos se repartieron periódicamente. Las cifras que se aportan sobre el volumen de negocio (los 5.077 sueldos) nos pueden acercar a la capacidad productiva de la compañía: si el tintado de un paño iba de unos 40 a 70 sueldos (dependiendo no sólo del color sino también lógicamente del tipo de paño, de su pinte18) esta compañía tintó al menos un centenar de paños durante todo el período que duró la asociación, tiempo que por otra parte desconocemos pero que, si seguimos los casos documentados, tendría la duración de un año. No obstante, ahora Antoni Sanç reclama a Maroquí 144 sueldos y 2 dineros por diversos pagos y deudas de la compañía que adelantó Sanç y que en una parte correspondían a Maroquí. Para justificar esto Sanç presenta diversos documentos escritos (“segons en una ceda scrita de mà del dit en Anthoni Sanç appar, la qual és en poder del dit en Maroquí”) y el propio libro de cuentas de la compañía (“del dit libre de la dita companyia”)19. 17 AMC, 45 / 1, CJ, 1470-IX-13. La búsqueda documental en protocolos notariales y en los libros municipales del justicia nos ha permitido conocer numerosas deudas por tintado de paños, y establecer esas cantidades como precios base del tintado, vid. J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. I, pp. 407-456. 19 En presencia de los notarios Bartomeu Cirera y Guillem Peris, se revisa la contabilidad de la compañía hasta el día de hoy, y se llega a la conclusión que Maroquí debe pagar además a Sanç otros 446 sueldos y 5 dineros, en este caso de la actividad más reciente de la compañía y de su cancelación, 18 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 68 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG Por la redacción del documento y las deudas que resultan entre ambos socios, parece deducirse que el capital inicial de los 2.964 sueldos, o al menos una parte importante de éste, fue aportado por Sanç: “de pastells, alums, roges, gaudes, lenya e altres tintes menudes necessàries al dit tint, les quals de entrada prenen suma, in universo, de Cent quaranta-huyt lliures, tres sous, deu diners, les quals ha bestret lo dit n’Anthoni Sanç”. El significado del verbo bestraure supone en efecto la aportación previa de capital20, por lo que Sanç parece ser quien proporciona el capital necesario para poner en fucionamiento la compañía. Así éste se constituiría en socio capitalista mientras Maroquí se encargaría de la esfera de la producción, aportando su trabajo (y tal vez el de algún operario propio21) y su saber técnico. Esta no fue la única compañía que suscribió el tintorero Maroquí a lo largo de su carrera profesional. Sólo cuatro años después conocemos la formación de una sociedad para el tintado, societas tinti, entre Maroquí y el también paraire-draper de Cocentaina Jaume Moltó: la conocemos en el momento que el pelaire contestano Bernat Ripoll, transporta un censal a Maroquí, de 40 sueldos de pensión, y 36 libras de capital, para pagarle una deuda de tintado que Ripoll debía a dicha sociedad (“in solucione tintarum vobis dicto Molto et Maroqui debitarum per societatem tinti”)22. En la década de 1490 este activo tintorero contestano siguió organizando una parte de su trabajo a través de nuevas compañías. En 1496 cancela una compañía que había suscrito muchos años antes con el paraire-draper Bernat Martí (“dictam companyiam molto tempore inter nos portavimus”). Cuando éste muere, su viuda y Maroquí deciden una cancelación amistosa de la relación comercial entre ambos23. Las dos partes reconocen el beneficio económico que les ha supuesto esta asociación, aunque sin indicar cantidades en metálico: “bona ipsa equaliter computavemus et contenti et satisfacti fuimus et sumus”. Como testigos de la cancelación aparecen Onofre Calatayud, draper, y Joan Sancholí, paraire-draper, vecinos también de Cocentaina. El documento no nos indica los detalles de dicha compañía, sin embargo, el oficio y la actividad de ambos socios, bien conocidos gracias a unas detalladas prosopografías, nos permiten reconocer que de nuevo estaríamos ante una asociación de capital y trabajo: Bernat Martí, paraire-draper, podría haberse encargado de la inversión inicial necesaria, o de una parte importante de ésta, mientras el tintorero Maroquí aportaría sus conocimentos técnicos sobre el tintado, su trabajo (y el de sus operarios) y la infraestructura necesaria para el desarrollo de la actividad (el casal del tinte de su propiedad)24. Aparte de ello, Bernat Martí, como pelaire y draper, se encargaría teniendo en cuenta aquello que cada socio aportó. Sin embargo Maroquí entiende que no tiene ninguna deuda pendiente con Sanç. AMC, 47 / 2, CJ, 1481-IV-14. 20 El DCVB define bestraure como aportar capital per endavant. 21 Por su prosopografía sabemos que Maroquí tuvo en su casa dos jóvenes sirvientas (Dalfina e Isabel), un asalariado, Joan Roy, de domo Petri Maroqui, y un esclavo blanco, Petruno. Vid. J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. 22 APPV 23.810 Guillem Peris, 1485-III-7. 23 “Nos, Nicholana, uxor quondam Bernardi Marti, draperii, vicina ville Cocentayne, ex una, et Petrus Maroqui, tintorerius eiusdem ville vicinus, ex altera partibus, gratis et ex nostris certis scientiis et spontaneis voluntatibus (…), absoluimus, difinimus, quitamus, ratione et ex causa campanyie que in diebus preteritis et de tempore quo dictus Bernardus Marti vivebat, et ego, dictus Maroqui, erat, et dictam companyiam predictam molto tempore inter nos portavimus”. 24 A principios de la década de 1480 Maroquí adquirió el casal del tinte de la importante familia de los Calatayud, situado en el arrabal de la villa de Cocentaina, por unos 1.700 sueldos (precio ajustado posiblemente a causa del censal, de 83 sueldos de pensión anual y capital de 1.000 sueldos, que los Calatayud habían cargado sobre el inmueble). La venta se realiza tras la muerte del tintorero Genesi Calatayud, y se confirma años después por la viuda y los hijos de éste, Lluís y los drapers Joan y Onofre (éste último recordemos que aparecía como testigo en la cancelación de esta compañía de ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS 69 de suministrar a su socio los paños sin tintar (producidos por él mismo en su propio taller, o los elaborados por otros pelaires de la villa con los que Martí tendría relación mediante el suminitro de materia prima u otros productos)25. Como draper, Martí, y con su experiencia en la comercialización de lana y paños (e incluso de otros productos como cereales y sobre todo aceite), se encargaría además de vender los paños ya tintados por Maroquí en el amplio mercado regional de la pañería contestana. Un vistazo a la prosopografía de Martí nos confirma todos los rasgos anteriores: compras de lana a musulmanes y ventas a pelaires de la villa, ventas de cereales y aceite, y sobre todo venta de paños tintados (de tonos negros, azules, amarillos). Entre 1471 y 1481 es documentado vendiendo al menos 17 paños, todos 18nos o 21nos, excepto un 16no, y la mayoría tintados (9 de ellos tintados, 4 blancos, y 4 sin especificar). Otros actos en la prosopografía de Martí nos confirman su asociación con tintoreros (como con el mismo Maroquí) para tintar paños de terceras personas; de hecho, diversos artesanos confiesan deberle dinero por el tintado de sus paños: el sastre de Cocentaina Jaume Daroca confiesa deberle 10 libras y 8 sueldos, restantes de mayor cantidad por tintado (“extantes maiori quantitate de tintis per vos michi factis in pannis meis diversorum colorum”). Años después, el justicia de la villa condena a Bartomeu Ager, tejedor vecino de Alcoi, a pagarle 65 sueldos por el tintado de un paño 21no verde oscuro (“per causa de tintes de un vintihú vert scur que aquell li tenyí”). Y sólo tres meses después encontramos una deuda similar: Joan del Puerto, agricultor vecino de Cocentaina, confiesa deberle 28 sueldos deguts de tintes de un drap26. Si Martí no desarrolla la tintorería, proceso técnico que no conoce (nunca nos ha aparecido como tintorero, ni tampoco ha sido propietario de ningún casal de tinte, ni en su casa poseía instrumentos para el tintado, como indica su inventario)27, quiere decir que trabaja asociado a tintoreros (sobre todo a Maroquí, a juzgar por la larga relación laboral según se indica en el momento de la cancelación de la compañía, pero tal vez también con otros tintoreros vecinos) a través de compañías u otro tipo de asociaciones, lo que le lleva a operar como intermediario entre otros artesanos y los tintoreros. Un último testimonio documental, nos permite comprender y confirmar este papel: Pere Sala, pelaire vecino de Cocentaina, confiesa deber a Bernat Martí, 63 sueldos, “los quals li atorga deure de resta de tintes que aquell li havia fetes en lo temps de la sua companyia”28. La asociación de este pelaire-draper con tintoreros le permitía adquirir una posición de privielgio frente a otros artesanos o pelaires, no sólo en relación al suminstro de la materia prima básica, la lana, sino también por su relación con el tintado a través de las compañías que suscribía. Así entendemos que en su inventario el notario se percate de la presencia en su casa de importantes volúmenes manuscritos: “certs libres manuals de la draperia e companyia del tint e altres negocis e negociacions, los quals són cuberts de pergamí”. La producción de Maroquí-Martí, lo que permite intuir ciertas relaciones de negocio). APPV 22.983, Guillem Peris, 1491-I-14. 25 Bernat Martí ha sido documentado en numerosas ocasiones adquiriend lana directamente de los ganaderos de las comarcas vecinas, y poteriormente vendiendo y distribuyendo esta lana a pelaires de Cocentaina. Algo parecido realizaba con el aceite, otra materia prima textil. Todo ello otorgaba a este emprendedor artesano un cierto papel de influencia sobre otros artesanos vecinos. Vid. J. A. LLIBRER, La indústria tèxtil contestana, y J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. 26 AMC, CJ, 1473-XI-3, 1479-V-6, 1479-VIII-28. 27 En su casa tenía un urdidor, un torno, unas tijeras de tundir, un banco de tundidor (hun ordidor e hun torn, unes tisores de baxar ab son tauley de baxar), numerosas madejas de hilo que suponían un total de 20 libras, e incluso diversos paños o fragmentos de paño de diversos colores (verdes, oscuros y claros, azul oscuro, amarillo). En total dos paños, un 18no y un 21no, y 88 alnas de lana junto a 86 alnas más de estopa y lienzo. Sin embargo nada había relacionado con las operaciones de tintorería. APPV, 23.807, notario Guillem Peris, 1482-IV-12. 28 AMC, CJ, 1472-XI-24. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 70 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG paños, su implicación en el tintado y su comercialización conformaban las diversas líneas de la amplia empresa de este pelaire-draper emprendedor29. Pero como comentábamos en otras ocasiones, el caso de Bernat Martí no es único. Otros paraire-drapers de Cocentaina, a juzgar por su prosopografía, seguían la misma estrategia empresarial que Martí, a través de su relación con el sector del tintado y con los tintoreros de la villa. Se trata de nombres y familias ya conocidas por su influencia y poder en la villa: los drapers Joan de Calatayud o Joan d’Estanya, los paraire-drapers Joan y Pere Pérez de Requena, Joan Sancholí o Jaume Moltó30. Joan de Calatayud suscribió una compañía con el mismo Pere Maroquí a mediados de la década de 1490. Curiosamente conocemos tal compañía porque Miquel Company, de Benifallim, reconoce deber a Calatayud 98 sueldos, “debitos ratione tintarum per me receptarum in tinto Petri Maroqui tempore companyie vestre et sue”. No olvidemos que Miquel Company confiesa deber la cantidad sólo a Calatayud y no a Maroquí, lo que confirma el papel de Calatayud como socio que gestiona y administra la compañía (posiblemente el socio que aporta el capital), y que realiza la función de intermediario entre los artesanos que desean tintar sus paños y el tintorero31. Sólo de esta forma, y a través de estas asociaciones de capital y trabajo, se explican los numerosísimos documentos en que diversos artesanos reconocen deber dinero por el tintado de paños a estos pelaires o drapers emprendedores32. Junto a los ejemplos citados, la actividad en el sector de la tintura por parte del paraire-draper Jaume Moltó es una de las más interesantes. Sólo la del año 1481 es ya muy ilustrativa. Comenzamos a conocerla por una denuncia ante el justicia de Cocentaina: el pelaire contestano Jaume Lazero confiesa deberle 87 sueldos por el tintado de siete alnas de cordellat rojo, y 20 sueldos más por tintes de una palmella 20na. Sólo cuatro meses después, el pelaire contestano Bernat Montoro confiesa deberle 27 sueldos y 6 dineros por tintado, per rahon de tintes que li ha fetes. En sólo dos meses encontramos otra deuda por el mismo concepto: el pelaire Onofre Navarro, vecino de Cocentaina, es condenado por el justicia de la villa a pagarle 66 sueldos y 8 dineros por tintes que aquell li tenyí. Sabemos además que alterna la tintura con la venta de paños tintados: en una carta redactada por el justicia de Cocentaina dirigida al de Albaida, se obliga a Salvador Andani, pelaire vecino de Albaida, a pagar a Moltó 7 libras, 9 sueldos y 4 dineros, de aquellas 14 libras, 18 sueldos y 9 dineros por un paño 18no negro y 29 Que se completaban además con el comercio de cereales y aceite. Sobre la importancia de estas familias y su influencia en la vida económica y política de la comunidad, Vid. J. A. LLIBRER, La indústria tèxtil contestana, y J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. 31 “Ego, Miquael Company, agricola vicinus loci de Benifallim, scienter, etc. Confiteor et in veritate recognosco me debere vobis, magnifico Joanni de Calatayu, mercatori habitatori ville Cocentayne, presenti et vestris, nonaginta octo solidos, octo denarios regalium Valencie, debitos ratione tintarum per me receptarum in tinto Petri Maroqui tempore companyie vestre et sue”. APPV 23.819, Guillem Peris, 1496-I-7. 32 Citaremos sólo unos pocos ejemplos de los muchos posibles, a parte de los ya mencionados. Remitimos a las prosopografías de cada artesano y al Apéndice documental para la lectura de un mayor número de estos importantes documentos: “En Miquel Munçó [pelaire], vehín de la vila de Cocentayna, voluntàriament e de grat se obliga en donar e pagar al honrat en Johan Pérez de Requena, present, e als seus, denou sous, moneda reals de València, de resta de tintes que aquell tenyí (AMC, CJ, 1479-VII-27); En Simó Rehiner, sastre, vehín de la vila de Cocentayna, voluntàriament e de grat se obliga en donar e pagar al honrat en Johan Pérez de Requena, present, e als seus, sexanta sous, de reals de València, los quals li confesa deure per rahó de tintes de un drap vintehú negre” (Ibidem, 1479-VIII-29). 30 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 LA FORMACIÓN DE COMPAÑÍAS PARA EL TINTADO DE PAÑOS 71 17 alnas de palmella azul33. Si, como en el caso de Bernat Martí o los Pérez de Requena o Calatayud, Moltó no conocía la tintura de paños ni poseía instrumental ni instalaciones (como muestra su detallada prosopografía a lo largo de su dilatada carrera profesional, 1470-1505) debemos deducir que este paraire-draper tenía también algunas relaciones profesionales con algún tintorero, con el que tal vez habría suscrito alguna compañía, como en los casos anteriores, para el tintado de paños y su venta34. 3. COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LA ESFERA DE LA PRODUCCIÓN Y LA ESFERA MERCANTIL En efecto, la venta de paños ya tintados por parte de todos estos pelairedrapers es una muestra más no sólo de su implicación en el sector de la tintorería, sino de su papel mercantil en las compañías o asociaciones con los tintoreros. Esto no excluía, sin embargo, la relación directa de los tintoreros con otros pelaires para el tintado personal de sus paños, sin pasar por los límites que podía imponer una compañía. De hecho, en las prosopografías de los tintoreros contestanos aparecen con frecuencia estas deudas de otros artesanos, especialmente pelaires, pero también sastres, a veces incluso de villas vecinas (Alcoi, Planes) o alejadas (Alicante, Vila Joiosa), por el tintado de sus paños sin la mediación de la compañía. En definitiva, todas estas compañías se nos configuran como una estrategia por parte de los pelaires emprendedores de intentar gestionar o controlar también estas importantes fases finales del proceso de producción y venta del paño. Y es que, como afirma Hoshino, la operación del tintado era una fase que debíamos considerar más «comercial», es decir asociada a las exigencias del mercado y los clientes, que asociada al resto de fases de trabajo del paño35, de ahí la creciente acción por parte de los paraire-drapers para acercarse a ésta y coordinarla. Eran estos profesionales los que por su conocimiento del mercado (pero también de la producción) podían encarar de forma positiva las exigencias de la comercialización de amplio radio, de carácter supra-regional. La formación de compañías les garantizaba una posición aún más favorable en los mercados, al poder aumentar y mejorar el carácter merceológico del paño ante una clientela que ya apreciaba, exigía y estaba dispuesta a pagar el aumento de la calidad, del valor, del precio en definitiva, que suponía el tintado de un paño. De 33 AMC, CJ, 1481-I-25; 1481-V-5; 1481-VI-15; 1481-III-26. Fuera del año 1481 su actividad en la venta de paños (muchos de ellos tintados) es también importante, incluso en ámbito regional: vende cuatro 18nos negros a Alí Zampar, de la morería de Cocentaina, por 760 sueldos (APPV, 1470IV-9); vende al pelaire-tintorero contestano Antoni Sanç, dos palmellas 21nas (APPV, 1471-II-27); vende a Jaume Morant, de Xixona, una palmella (APPV, 1471-XI-16); a Jaume Anric, calceter d’Elx, un cordellat (APPV, 1474-XI-3). Compra lana de forma anticipada, vende grandes cantidades de aceite (sólo en el año 1479, 130 arrobas), vende también numerosos animales de tiro (16 unidades sólo en enero de 1493) y cereales. En 1487 compra, junto al pelaire Pere Figuerola, el dominio útil de uno de los molinos batanes del conde de Cocentaina: Moltó paga 30 de las 50 libras (APPV 23.812 Guillem Peris, 1487-I-16). Vid. Análisis Prospográfico en J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. 34 Tal vez con el tintorero contestano Alfonso de León, a quien le compró en 1472 el dominio útil de un tirador de paños, situado en la misma villa de Cocentaina, en la conocida partida dels Tiradors (APPV, 1472-X-23). O con el tintorero Pere Figuerola con quien compra uno de los molinos batanes del conde. Vid J. A. LLIBRER, Industria textil y desarrollo regional, vol. II. 35 “La tintura veniva considerata come una fase di lavorazione non necessariamente annessa al ciclo di produzione (…), ma una fase piuttosto “comerciale”, vid. Hidetoshi HOSHINO, Industria tessile e commercio internazionale nella Firenza del tardo Medioevo, Florencia, 2001, p. 30. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 72 J. ANTONI LLIBRER ESCRIG ahí la multiplicación de estas asociaciones o compañías, en parte mercantiles, en una villa textil como Cocentaina. La importancia de la faceta mercantil en estas compañías se nos confirma además por un último ejemplo que aportamos. Se trata de una compañía suscrita al menos entre dos drapers contestanos, Joan de Calatayud y Bartomeu Bodí, para el tintado y la comercialización de paños. A principios de abril de 1482, Rafael Miró, draper, vecino de Pego, reconoce que durante el próximo mes de mayo, enviará a los dos drapers contestanos, un conjunto de 20 paños, entre 18nos y 21nos, para que sean tintados por la compañía que ambos desarrollan: E lo dit en Raphael Miró promès, e s’obligà als dits en Johan Calatayu e en Berthomeu Bodí e a la companyia de aquells, que per tot lo mes de maig primervinent donaria obra ab tot efecte de trametre e enviar vint draps de lana, vintihuns e dihuyttens, per ops de tenyir en lo tint de aquells, de les colors que aquell volrà e delliberarà36. En el párrafo siguiente Calatayud y Bodí se comprometen a tintar los 20 paños según el precio que han establecido en su compañía y que aparece estipulado en su libro contable. Como el precio de la tintura será elevado (con seguridad superior a los 1.000 sueldos, según los precios más frecuentes documentados en Cocentaina), los socios conceden a Miró la posibilidad de pagar a plazos durante un año37. El ejemplo nos traduce la importancia de la industria textil de la villa de Cocentaina, un centro lanero que poseía un potente sector del tintado capaz no sólo de hacer frente a la demanda interna y comarcal (artesanos de Planes, Penáguila, Alcoi, etc. que acudían a la capital del Comtat a tintar sus paños) sino también a la de otros centros más elajados, como este caso de Pego, o también de Alicante o Vila Joiosa, de los que hemos encontrado ejemplos en las numerosas deudas por tintado. Pero en realidad, lo que nos interesa de esta compañía es el hecho que no se cite a ningún tintorero. Ninguno de los dos socios, como ocurría en otros casos, y a juzgar por sus curricula profesionales incluidos en la prosopografía, conocía los secretos de la tintorería ni podía desarrollar tal actividad, tampoco disponían de instalaciones o instrumental para ello. Es decir, el documento nos oculta la presencia del tintorero que llevaría a cabo el trabajo, en calidad de socio o con alguna otra relación profesional o laboral con los anteriores, en beneficio de los dos drapers, encargados éstos de la esfera administrativa y comercial (buscando clientes y paños para su tintado y posterior comercialización). Esta “ocultación” de la esfera de la producción a favor de la mercantil es un síntoma evidente del rango y de la importancia cada vez mayor que ésta última alcanzaba en estas formas societarias. Así, si en la primera compañía documentada, la de 1424, los socios son todos tintoreros (a pesar de la función de uno de ellos como administrador), con posterioridad estas sociedades o compañías parecen evolucionar (o adaptarse) mediante la presencia y la importancia cada vez mayor de los pelaires y drapers emprendedores, cuyo objetivo no será únicamente el tintado de paños sino también su comercialización en amplios mercados. La exigencia de unos parámetros de calidad acercará y asociará a estos profesionales. Fecha de recepción del artículo: Marzo 2010 Fecha de aceptación y versión final: Abril 2010 36 APPV 23.807, Guillem Peris, 1482-IV-3. “E los sobredits en Calatayu e en Bodí, aceptant, prometeren tenyir dits draps e porrogar aquell en les pagues de les tintes terme de hun any, de maig avant, e prometeren tenyir al for que ells en la dita companyia tinyen, segons per lectura del libre del tint serà atrobat”. Ibidem. 37 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 59-72. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 73-97 ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD EN LA EDAD MEDIA. LAS RELACIONES DE FRONTERA ENTRE LOS REINOS CRISTIANOS DE MURCIA Y VALENCIA EN LOS SIGLOS XIII-XVI1 DEFINITIONS OF IDENTITY AND CONFLICT IN THE MIDDLE AGES. FRONTIER RELATIONSHIPS AMONG THE KINGDOMS OF MURCIA AND VALENCIA IN THE 13TH-16TH CENTURIES JORGE ORTUÑO MOLINA Universidad de Murcia Resumen: Mientras que buena parte de los estudios sobre la frontera en la Edad Media en la Península Ibérica se han centrado en las relaciones de frontera entre los reinos cristianos y el Islam, las relaciones de frontera entre los reinos cristianos han sido más desatendidas. Nuestro trabajo se centra en la relación entre las Coronas de Aragón y Castilla en el sureste peninsular en el momento de mayor expansión de ambas coronas y en las pugnas surgidas al calor de dicho avance. Lejos de suponer un mero elemento geográfico, la frontera representa la existencia de procesos de aculturación y formación de identidades. Es por ello que hemos encaminado nuestro estudio para entender cómo se articularon las herramientas utilizadas por las comunidades para regular el grado de aceptación de ciertos elementos culturales o la defensa de los mismos hacia los individuos del otro lado de la frontera. Ello nos da pie a mostrar una sociedad más compleja y dinámica que muestra lo difícil de mantener ideas sobre una identidad inmutable y esencialista. Palabras Clave: frontera; Murcia; Valencia; identidad; conflictividad. Abstract: The frontier is a key issue in Medieval Hispanic researche. Traditionally, scholars have pointed out the existence of a Great Frontier (Christian Kingdoms against Islam) and Minor Frontiers (among the Christians). Whereas the majority of the literature focuses on the first one, the second one been ignored or studied only from the perspective of the political and administrative fragmentation. This paper is the relationship between the Crowns of Aragon and Castile, especially in the Southeastern Peninsula region, in the peak of the territorial expansion process (13th and 14th centuries). Beyond accepting the frontier as a mere geographical concept, the borderland represents a space of acculturation and identity creation. Hence this paper treats the grade of defense of cultural issues or the acceptance of other cultures, with the modification and creation of new identity references. The existence of a complex and dynamic society allows us to refuse the idea of a identity as essential or immutable. Keywords: borderland; Murcia; Valencia; identity; conflict. 1 Agradezco sinceramente los sabios consejos y ayuda de Teófilo F. Ruiz en la elaboración del presente artículo. Asimismo, quisiera agradecer los comentarios e indicaciones de los revisores anónimos de la revista que han servido para dotar de claridad al texto. Abreviaturas utlilizadas: AGS = Archivo General de Simancas; AMM = Archivo Municipal de Murcia; MMM = Miscelánea Medieval Murciana. 74 JORGE ORTUÑO MOLINA SUMARIO 1. Introducción.- 2. ¿La frontera como defensa de la identidad?.- 3. La formación de la frontera.4. La creación de una nueva identidad.- 5. Los conflictos Centro-Periferia.- 6. Conclusiones. 1. INTRODUCCIÓN La frontera y la Península Ibérica en la Edad Media son dos términos que están estrechamente unidos. La existencia de la gran frontera entre Cristiandad e Islam y su enfrentamiento durante ocho siglos ha dado magníficos trabajos sobre las relaciones mantenidas entre ambas entidades, tales como procesos de transferencia cultural, la violencia generada en torno a su coexistencia, etc2. Este trabajo trata sobre el tema de la frontera y la identidad, pero, en lugar de dirigir nuestra atención hacia la lucha Cristiandad/Islam, centraremos nuestros esfuerzos en el análisis de las otras fronteras que se generaron tras la conquista musulmana del 711. Lo interesante de la pluralidad de reinos que conformaron la Península durante la Edad Media es que usaron las fronteras dentro de la cristiandad también como elementos activos e importantes para marcar identidades claras y específicas que escapaban de la homogeneidad peninsular. El análisis de la relación entre estos reinos da pie a destacar qué grado de asunción por parte de los habitantes tenía el sentirse participes de una misma realidad de pertenencia a una cristiandad amenazada por el Islam invasor. Estudiar, en vez de asumir, la identidad permitirá contextualizar los conflictos existentes entre los diversos reinos constitutivos de esa España medieval. En realidad, analizaremos un proceso de construcción de identidades, en plural, por parte de las comunidades, que nos permitirá poner en duda el “esencialismo” de cualquier nación, obligándonos a la necesaria ubicación cronológica y espacial. Tanto el espacio como la complejidad del tema nos han hecho decantarnos, para argumentar lo expresado, por la realidad fronteriza habida entre los reinos cristianos de Valencia y Murcia en la Baja Edad Media. Nuestro estudio se limita a un arco cronológico entre los siglos XIII y XVI, obviando lo ocurrido con anterioridad en la Corona de Castilla y la de Aragón. Si bien esto nos priva de una visión general de las relaciones entre ambas Coronas, las ventajas de dicho marco temporal permiten ver que tanto Murcia como Valencia, espacios de nuestro análisis, fueron ganados al Islam siguiendo los mecanismos elaborados por unas sociedades ya plenamente cristalizadas y definidas, como eran la Corona de Castilla y la de Aragón. La rivalidad que pudiera haber surgido entre ambos reinos con anterioridad al siglo XIII no suponía un choque total de intereses como el que se produjo en el sureste peninsular. Hasta ese momento ambas poseían el sur como una reserva de tierras futuras, mientras que desde la conquista de Murcia por Castilla la situación cambiaba ya que se limitaba la expansión terrestre del reino de Valencia. Va a ser, por tanto, en el sur del reino de Valencia, especialmente en la zona conocida como la procuración de Orihuela, y el reino castellano de Murcia donde las energías de ambas Coronas se concentraron y donde podemos ver las pugnas y las estrategias por consolidar espacios a través no de acuerdos sino de la creación de identidades. En este sentido, podemos considerar las relaciones entre Murcia y Valencia como ejemplos de la definición y esfuerzos por 2 Puede observarse una muestra de la ingente cantidad de estudios realizados hasta la fecha sobre la frontera en las dos extensas bibliografías generales sobre el tema recogidas en las obras de Robert BARTLET y Angus MACAY (eds.), Medieval frontier societies, Oxford, 1992; y en las actas de las sesiones de trabajo del II Seminario de Historia Medieval en Las sociedades de frontera en la España Medieval (J.A. SARASA, ed.), Zaragoza, 1993. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 75 individualizar cada uno de los reinos que constituyeron la Península Ibérica, a pesar de la defensa que se hace desde algunos sectores de un horizonte común a todas ellos y que tiende a despreciar la conflictividad que surgía de dicha coexistencia. 2. ¿LA FRONTERA COMO DEFENSA DE LA IDENTIDAD? A nadie se escapa que la existencia de la frontera con el Islam en la Península ha servido para la creación, o para muchos la reafirmación, del sentimiento de unidad de los españoles al enfrentarse a un elemento extraño y ajeno a la realidad o identidad peninsular3. Igualmente, resulta una obviedad remarcar que historia y nacionalismo están estrechamente unidos. El origen de la historia como disciplina científica tiene lugar en el periodo de formación del Estado-nación y surge como una necesidad de éste para reafirmar su existencia y legitimidad. La definición aportada por Benedict Anderson de comunidades imaginadas para describir las nacionalidades que surgen al calor de la nueva realidad socio-política del siglo XIX sigue siendo una de las más clarificadoras hasta el momento. La nacionalidad crea una comunidad imaginada puesto que los individuos no se conocen entre sí, aunque comparten unos elementos que les permiten sentirse identificados y comulgar con ellos. Al mismo tiempo, esa comunidad es limitada ya que presenta unas fronteras finitas, aunque elásticas. Y por último, es una comunidad soberana que decide sobre su propia gobernación4. El problema de dicha definición, tal y como Anderson apunta, es que tiene su origen a finales del siglo XVIII. Se muestra como un artefacto cultural y, como tal, construido. ¿Qué ocurre entonces con períodos anteriores? Indudablemente, la construcción de tales comunidades imaginadas se realiza sobre una serie de elementos que permiten que esos individuos desconocidos entre sí puedan compartir unos mismos valores. Estos son, entre otros, una lengua común, una historia o un territorio. Sin embargo, el problema de cualquier nacionalismo es la tendencia a crear una homogeneización de los rasgos definitorios, para lo que se recurre a la defensa de una esencia atemporal que acompaña a la comunidad, que se identifica dentro de unos límites territoriales considerados casi sagrados5. Aquí es donde la historia juega un papel fundamental, ya que se recurre a ella para resaltar aquellos elementos que permiten la cohesión de los ciudadanos, obviando o mitigando aquellos otros factores que no interesan para tal fin. Por eso, afirma Josep Fontana que la historia se enseña más como la biografía de dichas realidades que como una herramienta para el estudio del entorno social del individuo6. 3 José Antonio MARAVALL, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1954, p. 266. Por su parte, Guichard, también se hace eco del problema de al-Andalus y reafirma el desarrollo por parte de los cristianos, ignorando cualquier consideración religiosa, de una reivindicación de la unidad política y territorial de la Península, que, en buena parte, dio fundamento ideológico a la Reconquista. Pierre GUICHARD, Pierre BONNASSIE y Marie Claude GERBET, Las Españas Medievales, Barcelona, 2001, p. 53. 4 Benedict ANDERSON, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la propagación del nacionalismo, Mexico, 1991, p. 24. 5 “The idea of the national territory is an important element of every national ideology. Every nation regards its country as an inalienable sacred heritage, and its independence, integrity, and homogeneity appear bound up with national security, independence, and honour. This territory is often described as the body of the national organism, and the language as its soul.” Frank HERTZ, Nationality in History and Politics: A Psychology and sociology of national sentiment and Nationalism, London, 1944. pp. 150-151 (Citado por Peter SAHLINS, Boundaries: The making of France and Spain in the Pyrenees, Berkeley, 1988, p. 3). 6 Josep FONTANA, La construcció de la identitat. Reflexions sobre el pasat i sobre el present, Barcelona, 2005, p. 20. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 76 JORGE ORTUÑO MOLINA La idea de esas comunidades culturales homogéneas desde el principio de los tiempos resulta cuestionable si nos acercamos a las propias fuentes históricas. Como ejemplo de esa conciencia constructiva de algo nuevo desde la centuria del 1800 nos remitimos a las palabras del político conservador español Antonio Alcalá Galiano que decía en 1835, en los años finales del absolutismo en la Península Ibérica, que los políticos liberales españoles pretendían hacer de España una nación, que no lo es ni lo ha sido nunca7. Ladero Quesada recoge que en las crónicas medievales, y especialmente a partir de la Baja Edad Media, existía una conciencia en la elite cultural y política del país de que España era un referente de unidad y que, como defiende el autor, no se referían tanto a un ámbito de dominio político sino sobre todo a una identidad histórica8. No obstante, existen testimonios paralelos que permiten corroborar la tesis de Anderson que demuestran que en pleno siglo XVI, junto a la lista de cronistas defensores de la unidad “nacional” llevada por los Reyes Católicos, las comunidades tenían conciencia de las diferencias y de su única vinculación entre ellas a través de la Corona9. Como era la monarquía la que servía como punto de unión de todos los súbditos, tras la desaparición de las monarquías absolutas se hizo necesario la creación de nuevos lazos de unidad y cohesión entre la comunidad. Por lo tanto, el uso del concepto nación nos obliga a su uso en un momento histórico muy determinado, momento del que todavía somos tributarios, ya que implica necesariamente una nueva necesidad surgida en el siglo XIX para desarrollar un profundo sentimiento de compenetración y obligaciones hacia la “nación” lejos de los habidos hasta ese momento. En cualquier caso, la constatación de identidades contradictorias en las fuentes medievales nos sirve para desarrollar la idea de conjunción o dinámica de identidades existentes en la sociedad que ayuda a rechazar el esencialismo identitario. A lo largo de las siguientes páginas analizaremos el tema partiendo de unos postulados definidos por la antropología respecto a la creación de la identidad. Frente a la identidad como una esencia, lo cual implica invariabilidad, homogeneidad y permanencia, las nuevas líneas de investigación en dicha disciplina tienden a definir la identidad como consecuencia de un proceso dinámico, en el que no sólo entra en juego la definición de cultura como un ente abstracto que ha sido difícil de precisar hasta el momento10. Consideramos la identidad como la construcción de un sentimien7 Citado por J. FONTANA, La construcció de la identitat, p. 20 Miguel Ángel LADERO QUESADA, Ideas e imágenes sobre España en la Edad Media, en Sobre la realidad de España (F. TOMAS Y VALIENTE, ed.), p. 49. Como ejemplo, Antonio de Nebrija, protegido por los Reyes Católicos, escribía que “los miembros e pedazos de España, que estavan por muchas partes derramados, se redujeron e apuntaron en un cuerpo e unidad de Reino, la forma e travazon del cual assi está ordenada que muchos siglos, injuria e tiempos no lo podrán romper ni desatar” (Elio Antonio de NEBRIJA, Gramática de la lengua castellana, edición de Antonio Quilis, Madrid, 1989, p. 112). 9 Los problemas generados por el robo de ganados entre los vecinos, y a los problemas de jurisdicciones distintas a pesar de una misma monarquía, llevó al procurador de Orihuela a lamentar los problemas habidos con el concejo de Murcia ya que éste “no aviendo acatamiento que esa dicha ciudad de Orihuela es real e de la majestad del rey, e con esta dicha çibdad [Murcia] son un señorio de un rey e señor, e que lo que mas fuerte es no tener proceso de marca, requesta e fadiga alguna directe ni yndiretamente, syn proçeder requesta de persona alguna las dichas cosas se atentaron de haser. Las quales no se tentaron en tiempo que las dichas dos çibdades heran en señorío de dos reyes” (AMM, Leg. 4282, nº 26, f. 2r). Es decir, que las querellas existentes entre los dos territorios no se debían evitar por tratarse de una misma comunidad sino por tener un mismo rey al que debían servir. 10 Para Pinxten y Verstraete la corriente culturalista que defiende el concepto “cultura” como eje diferenciador entre grupos o comunidades presenta una importante deficiencia en su formulación. Las dificultades para proponer un modelo científicamente adecuado son diversas: resulta imposible delimitar una cultura porque los procedimientos de préstamos entre grupos y comunidades, de guerra, de 8 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 77 to en el que la relación entre el individuo, el grupo o la comunidad están en constante interacción11. Las teorías sobre la construcción nacional dirigida desde el centro e impuesta sobre las periferias en un proceso de homogeneización, o la creación de la identidad nacional siguiendo el esquema de círculos concéntricos están siendo puestas a debate12. Hasta mediados de siglo se admitía que la elaboración de la identidad nacional derivaba de un proceso por el cual el individuo reemplazaba su fidelidad hacia la tierra o la aldea a favor de todo el país. Esta visión, como bien ha puesto de manifiesto Peter Sahlins, rechaza por completo las identidades locales o territoriales, y niega los papeles de las comunidades locales y grupos sociales en la formación de sus propias identidades nacionales13. En la construcción de la identidad entra en juego la paradoja en tanto que un individuo, un grupo o la comunidad en su conjunto están, a menudo, influidos, incluso guiados, por contradicciones entre ellos, estableciendo una determinación recíproca. Esta tensión entre adhesión y libertad juega un papel importante en numerosos conflictos14 y, lo que es importante, crea más de una identidad con la que los individuos se sienten identificados y de la que hacen uso, llegado el caso, cuando se producen situaciones conflictivas en las que sus intereses se ven amenazados. Por otro lado, la identidad es el resultado de una matrimonio y de comercio modifican el fenómeno. Asimismo, resulta imposible identificar una cultura como un fenómeno diacrónico, lo que nos lleva, en cierta medida, a considerar la cultura como un elemento mutable, en contra del punto de vista occidental que ha negado toda dimensión histórica a las sociedades occidentales. Para estos autores, el uso del concepto analítico de cultura debería tener en cuenta entidades materiales: de personas, de grupos y de comunidades con características intrínsecas y particulares de interacciones en cada entidad. Reiteran que lo que se ha denominado “cultura” en la literatura forma parte del sistema de procedimientos de individuos, de grupos y de comunidades que pasan a llamar dinámicas de identidad. Rik PINXTEN y Ghislain VERSTRAETE, Culturalidad, representación y autorepresentación, “Revista CIDOB d´Afers Internacionals”, 66-67 (2004), pp. 18. 11 Distinguimos tres niveles de identidades: el individuo, el grupo y la comunidad. Son tres niveles de amplitud pero, al mismo tiempo, tres tipos cualitativos diferentes: la identidad individual concierne a cada persona en sí misma, la identidad de grupo se define por las relaciones interpersonales reales, mientras que la identidad comunitaria, en principio, trasciende en el tiempo y en el espacio a los individuos y a los grupos existentes. Ibidem, p. 14. Así mismo, afirman los autores que “el esencialismo, desde los puntos de vista sociologista y culturalista, no sobrevive al análisis científico crítico. “constatamos que los seres humanos se comprometen en la comunicación y en la interacción a través del mundo. Por lo tanto, el esencialismo bajo el aspecto del culturalismo (la extrema derecha, por ejemplo) o del sociologismo (el laicismo francés, por ejemplo) se presenta como una forma exclusiva de comunicación. Se trata más bien de un monólogo que de un diálogo o de una forma de interacción. De este modo, todo esencialismo es calificado como una posición ideológica de individuos, de grupos o de comunidades, y no como un instrumento analítico de trabajo científico.” Ibidem, p. 12. 12 La teoría clásica de círculos concéntricos defiende que el individuo posee una escala de valores que va desde la propia tierra (localidad natal) hasta la nación, pasando por diversos escalones sucesivos de fidelidad (la aleda, el condado, la región, etc). En dicha teoría, la fidelidad va decreciendo conforme se aleja del epicentro del individuo. P. SAHLINS, Boundaries: The making, p. 111-112. 13 P. SAHLINS, Boundaries: The making, p. 8. 14 Para Northrup la identidad debe operar dinámicamente desde el mismo momento en el que el sentido de identidad de uno mismo o del grupo no es estático. La propia percepción del individuo está constantemente en relación con el mundo, recibiendo información con la que debe tratar y ajustar a la propia definición de uno mismo. Cuando los hechos amenazan los principios de nuestras representaciones, el individuo o el grupo reaccionará enérgicamente para preservar dicha identidad. Es por tanto esta relación dinámica entre identidad y la interacción con el mundo uno de los principales factores en los conflictos. Cuando surge un conflicto, incluso en los casos en los que la identidad se encuentra mínimamente involucrada en la disputa inicial, la identidad personal o social comienza a verse cada vez más como argumento esgrimido por las partes. Terrell A. NORTHRUP, The dynamic of Identity in personal and social conflict, en Intractable conflicts and their transformation (L. KRIESBERG, ed.), Syracuse, 1989, pp. 55-82. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 78 JORGE ORTUÑO MOLINA respuesta del ser humano para la comprensión y la clasificación del mundo que lo pueda hacer predecible y habitable. Mas, al mismo tiempo, posee las necesarias capacidades para la adaptación a las circunstancias cambiantes que lo puedan hacer igual de habitable15, lo que supone que la modificación de las circunstancias de las comunidades lleva consigo la modificación y/o la aparición de nuevos elementos constitutivos de la identidad, como puede ser la imposición de una demarcación administrativa nueva. En definitiva, al entender la identidad como un elemento dinámico y, por tanto, cambiante, la historia juega un papel fundamental en la explicación de tales fenómenos y obliga a especificar el momento histórico para la comprensión y explicación del carácter identitario. Este hecho, que puede sonar tan obvio, es a menudo ignorado en el discurso político, y de vez en cuando académico, en aras a mantener el continuo valor universal y natural de las diversas nacionalidades contemporáneas. Por otro lado, y como comprobaremos, no todos los individuos, y esta es otra de los elementos que contradicen ese esencialismo nacional, asumían por igual su identificación con el resto de los “compatriotas”. Afirmaba Caro Baroja que la formación intelectual, los recursos económicos, la esfera habitual de desplazamiento y su integración en diversos proyectos regionales, estatales, etc. establecen unos parámetros diferentes en las conciencias identitarias de cada uno de los individuos, que ha de ser tenida en cuenta para comprender el valor del mensaje16. Las identidades cambian, nacen y desaparecen, y las elites (políticas) pueden influir en este proceso de forma crucial mediante la elaboración de unos discursos que permiten dotar de cohesión a la identidad comunitaria17. A este respecto es interesante hacer una llamada de atención sobre las fuentes utilizadas. El uso de las crónicas como único elemento para hablar de la historia de los reinos debe obligar a tener en cuenta que tales obras se redactaban para dotar de legitimidad a los intereses de la monarquía. La utilización de las crónicas y materiales elaborados desde dichas esferas ciertamente nos aporta una visión, que a nuestro entender, tan sólo es un elemento más a tener en consideración18. Pero su uso exclusivo provoca, para el caso que aquí nos ocupa, que se encubra y no se explique el valor de la frontera entre los diversos reinos cristianos y su conflictividad19. Sin embargo, si abordamos la problemática desde los diplomas 15 George KELLY, Theory of Personality. The psycology of personal constructs, Nueva York, 1955, p. 105. 16 Julio CARO BAROJA, Razas, pueblos y linajes, Madrid, 1957, pp. 267-268. 17 Más aún en una sociedad como la medieval en el que la existencia del clientelismo se convierte en una base fundamental para entender las lealtades y los compromisos comunitarios. No hablamos únicamente de los lazos feudales existentes entre las redes de poder de la nobleza, sino también a las existentes en el mundo campesino. Como afirma Enric Guinot, la aparición de familias campesinas que conforman una élite local establecía dos tipos de red clientelar: una, hacia arriba, como agentes de los nobles y señores del lugar donde viven actuando como intermediarios frente al resto de la comunidad, lo cual les permitía obtener pequeños beneficios y recompensas. Pero, por otro lado, establecían su propia red clientelar sobre sus vecinos, favoreciendo la solidaridad, pero también el control, a través del préstamo, los pequeños favores y, también, el uso del poder municipal local en su beneficio económico. Enric GUINOT RODRÍGUEZ, Oligarquías y clientelismo en las comunidades rurales del sur de la corona de Aragón (siglos XII-XV), “Hispania”, 70/235 (2010), pp. 409-430. 18 El goticismo, como señala Ladero Quesada, contribuyó durante siglos a mantener la noción de un denominador común histórico hispánico. Como motor ideológico, la idea de restauración de la monarquía visigoda o goticismo, fue transmitido a través de los intelectuales de la Edad Media, próximos a las cancillerías, pues muchos de ellos fueron cronistas y miembros próximos a la corte. M.A. LADERO QUESADA, La formación medieval de España. Territorios. Regiones. Reinos, Madrid, 2004, p. 55. 19 En varios de los manuales de divulgación el corónimo de España aparece en plural, refiriéndose a las Españas medievales. Dicho elemento es significativo en cuanto que dentro del concepto identitario de España se reconocen otras categorías incluidas en él, obligando a dar respuesta a un fenómeno sin- ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 79 elaborados por las cancillerías con motivo de las relaciones diarias entre las comunidades, es decir, pleitos, quejas, hermandades, etc. aportamos otra perspectiva que puede entrar en contradicción con la anterior. ¿Son falsas las dos visiones? ¿Entramos en un problema de relativismo? No exactamente. Nos obliga a renunciar al esencialismo como un concepto explicativo, y nos dirige hacia el análisis temporal y espacial para comprender qué tipo de identidad usan los individuos, y en función a qué intereses. 3. LA FORMACIÓN DE LA FRONTERA La incorporación del reino de Murcia y Valencia a Castilla y a la Corona de Aragón, respectivamente, comenzó mucho antes de su conquista a mediados del siglo XIII. En realidad comenzó un siglo antes con el acuerdo de los monarcas aragonés y castellano de delimitar las zonas de conquistas futuras en territorio andalusí. No se trataba de perfilar los límites del reino, sino acordar qué regiones pertenecerían a cada cual en un futurible. La primera de dichas reuniones se efectuó en Tudilén en 1151. El resultado de tal encuentro otorgaba al monarca aragonés los reinos musulmanes de Valencia, Denia, Játiva y Murcia20. Obviamente, aunque no se especificara una línea clara de definición, el mero hecho de indicar la inclusión de diferentes reinos debería hacerse con la presunción de los límites que cada uno de ellos tuviera, por lo que ya se marcaba un eje espacial de actuación que concretizaba el avance cristiano y lo sujetaba a unas obligaciones espaciales. En 1179 se volvieron a reunir los monarcas en Cazola para perfilar los límites del avance que hasta ese momento se había llevado a cabo por ambas coronas (Castilla había conquistado Cuenca, y Aragón había llegado hasta Teruel). Con este nuevo acuerdo se dibujaba con una mayor precisión la línea de avance, puesto que tanto las transformaciones ocurridas en al-Andalús con la llegada de los Almohades, así como la cercanía y el avance particular de cada reino cristiano, hacía necesaria una mayor concreción. Lo que se buscó en términos generales fue una línea de separación que cabría establecer entre las estribaciones del sistema Ibérico y las septentrionales del Sistema Bético, resultante también en la divisoria de aguas entre el río Júcar y el río Segura21. Esto significaba que el reino de Murcia pasaba a la Corona de Castilla, como cambio más significativo. La expansión sincrónica de Castilla y Aragón terminó por concretarse en el siglo XIII con las conquistas de Valencia (1222-1245) por Jaime I de Aragón y Murcia (1212-1243) por Fernando III de Castilla. No obstante, y a pesar de los pactos, los deseos expansionistas de ambas monarquías terminaron por enfrentarse en forma de escaramuzas y tensión prebélica. gular como es la pluralidad de reinos, lenguas, instituciones y enfrentamientos entre ellos en la Edad Media de la Península. En estos discursos se apostilla necesariamente que “el término pone de relieve la fragmentación política existente en el Medievo, en el espacio que había conocido, siglos atrás, el desarrollo del reino visigodo”. J. VALDEÓN BARUQUE, Introducción, en Historia de las Españas medievales (J. CARRASCO, J.M. SALRACH, J. VALDEÓN y M. J. VIGUERA, eds.), Barcelona, 2002, p. 7. Mas, seguimos haciendo siempre referencia a divisiones políticas y nunca identitarias. Es, ante todo, un primer paso llevado a cabo por la disciplina histórica, que sin embargo queda encubierto aún por la falta de recursos interpretativos que otras disciplinas poseen para el análisis de conceptos como el de nación. 20 Menos las ciudades de Lorca y Vera que pasarían para Castilla y que servirían de limite al reino aragonés, ya que en esos momentos Alfonso VII de Castilla se había apoderado de la ciudad de Almería y confiaba poder hacerse con todo el territorio circundante, por lo que Lorca sería la frontera con el reino cristiano vecino. 21 Juan TORRES FONTES, La delimitación del sudeste peninsular. Tratados de partición de la Reconquista, Murcia, 1950. Para la evolución del reino de Valencia, Enric GUINOT RODRÍGUEZ, Els límits del regne de València, Valencia, 1995. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 80 JORGE ORTUÑO MOLINA Así, gran parte de los señores castellanos de la frontera intrigaban con los caudillos del reino de Valencia para que se rindiesen a Castilla y no a Aragón, cuando por acuerdo de ambas coronas en Cazola debían corresponder a esta última22. En contestación a ello, Aragón tomó para sí Villena, Sax y Caudete. La situación crispada se solventó con el acuerdo de Almizra (marzo de 1244) por el que ambos monarcas fijaron definitivamente los límites, de una manera más precisa23. En gran medida, dicha entrevista supuso la ratificación sobre el terreno de las líneas imaginarias de Cazola24. Mas, a pesar de los pactos, la conquista de Murcia y Valencia no es tan solo resultado de un debate diplomático, sino fruto de la política de las armas y la conquista, por lo que el resultado final de su configuración no puede achacarse a meras unidades geopolíticas preexistentes que dotaran de cohesión al espacio incorporado por ambas Coronas. En el caso valenciano, estas fronteras no correspondieron a un territorio único de época islámica, sino que se reunieron reinos de taifas y gobiernos autónomos locales musulmanes que existían concretamente en el Sharq al-Andalus en esos años de la conquista25. Los límites del reino cristiano de Murcia tampoco respetaban los límites del emirato islámico. El reino de Murcia fue una creación histórica de Alfonso X que surgió del avance castellano a través de las fuerzas de las armas, de los tratados territoriales con Aragón, y como respuesta para frenar las ansias expansionistas de los concejos de Alcaraz (ciudad de realengo pero adscrita administrativamente al reino de Toledo, cuyos intereses estaban muy ligados al arzobispo de dicha sede metropolitana) y el de Alarcón (adscrito al obispado de Cuenca). El espacio ocupado por el reino de Murcia, en cierta manera por exclusión de la labor realizada por otros frentes (Granada que se apoderó del valle del Almanzora, supuestamente parte del reino de Murcia así mencionado en los acuerdos de Cazola), Aragón, caballeros de Alarcón y de Alcaraz, estuvo muy vinculado a la monarquía por tratarse de la primera conquista lograda por Alfonso X siendo aún un infante, pero los límites administrativos de esta nueva región no quedarían configurados hasta la década de 1270 frente a las otras demarcaciones y reinos vecinos26. En un intento por evitar las ansias expansionistas de las regiones vecinas sobre este espacio, también se decidió concederle una sede episcopal exenta, independiente de Toledo, Cuenca o Tarragona, lo que reafirmaría con el tiempo la unidad de dicho espacio27. En el plano administrativo, la Corona castellana decidió crear el cargo de merino mayor “de 22 Fue el caso de las ciudades de Alcira, Enguera, Mogente... que se rindieron a los castellanos y no a los aragoneses. Por ello el rey Jaime I tomó represalias, llegando incluso a ejecutar caballeros castellanos que intentaban quitarle la codiciada perla de Játiva. 23 Recoge el documento de la delimitación J. TORRES FONTES, Documentos del Siglo XIII en Colección de documentos para la historia del reino de Murcia, Murcia, 1969, pp. 3-4 (Codom, II) 24 J. TORRES FONTES, La reconquista de Murcia en 1266 por Jaime I de Aragón, Murcia, 1987. p. 41 25 Enric GUINOT RODRÍGUEZ, Fronteras exteriores e interiores en la creación de un reino medieval: Valencia en el siglo XIII, “Studia Historica. Historia Medieval”, 24 (2006), pp. 127-153. 26 Momento en el que se pierde definitivamente Las Peñas de San Pedro a favor de Alcaraz, todo el sector occidental de la sierra de Segura queda para la orden de Santiago pero dentro de los límites del reino de Murcia, y momento en el cual se pierde definitivamente todo el valle del Almanzora (Vera) a manos de los musulmanes. Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, Murcia, 1998, pp. 76-77. 27 Por la bula Spiritu Exultante del 31 de julio de 1250 se restauraba la antigua diócesis visigoda de Cartagena, aunque circunscrita a los límites del reino conquistado. J. TORRES FONTES, El obispado de Cartagena en el siglo XIII, “Hispania”, 52-53 (1953), pp. 23-34. Aunque la diócesis tuvo como sede (y nombre de la misma) Cartagena en un primer momento, en 1291 la catedral y palacio episcopal se trasladaron a la capital del reino, abandonando Cartagena, aunque se mantuviera el nombre de la sede de Cartagena. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 81 las tierras de la conquista de Murcia”, que en palabras de Rodríguez Llopis identifica a las claras lo impreciso que resultaba el proyecto del nuevo reino. En 1258 se creó, para sustituir al merino, la figura del adelantado como representante máximo de la figura del monarca en el sureste. En él recaía la justicia en representación del rey, la administración del territorio y la organización y defensa en la frontera. Su autoridad abarcaba, teóricamente, a la totalidad del reino aunque la expansión señorial y la solidez de algunos nobles en sus señoríos fueron mermándola a partir de la siguiente centuria28. Durante toda la Baja Edad Media el perfil del reino se verá modificado, básicamente, por la confrontación con la Corona aragonesa. La crisis política de la monarquía castellana en el último cuarto del siglo XIII debido al problema sucesorio planteado en el reinado de Alfonso X tuvo unas repercusiones trascendentales en el devenir de estas fronteras29. En 1296 Jaime II de Aragón iniciaba la conquista del reino de Murcia con unos antecedentes que traducen a las claras la presencia e intereses de valencianos en el reino murciano. De hecho, según el cronista Ramón Muntaner, desde la entrega del reino murciano a Alfonso X por parte de Jaime I30, todos los monarcas aragoneses habían sentido nostalgia por dicho reino31. Sin embargo, la posibilidad de actuar de nuevo sobre estos territorios se presentó como un regalo gracias a la crisis dinástica en Castilla. Desde 1296 hasta 1304 parte del reino de Murcia fue ocupado por Aragón. La invasión del reino no fue total, y ocupó las zonas costeras e inmediatamente anejas a ellas, descuidando la mitad de la región que quedó en manos castellanas. Ni las tierras ocupadas por la orden de Santiago ni las que incluían las ubicadas en la Mancha (parte más septentrional) fueron objeto de pretensiones de Jaime II. La necesidad de la costa como un elemento esencial para la expansión del reino valenciano queda patente en sus objetivos militares32. Durante ocho años el rey aragonés mantuvo ocupadas las tierras del rey de castellano, aprovechándose de la debilidad en el trono del pequeño Fernando IV de Castilla, otorgando fueros al reino de Murcia similares a los otorgados para la ciudad de Valencia, por lo que intentaba crear una organización social y jurídica diferentes a las creadas por los monarcas castellanos33. No obstante, la proclamación de la mayoría de edad de Fernando IV de Castilla en 1304, y el apoyo del papa al rey castellano en la cuestión sobre su legitimidad al trono otorgaban una cohesión al reino castellano con la que Jaime II no quería enfrentarse. Rápidamente se buscó un acuerdo a la situación y entre 1304 y 1305 se llegó a un acuerdo de paz y la retirada de Jaime II del reino de Murcia. Mas, buena parte del reino quedó en manos del rey aragonés. La parte conquistada al reino de Murcia se anexionó al reino de Valencia sin crear un nuevo reino a la unidad de la Corona aragonesa, si bien mantuvo una particularidad considerable dentro del reino valenciano. No en vano, se le denominó la procuración de Orihuela desde 130834. 28 M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, p. 93. M. RODRÍGUEZ LLOPIS (coord.), Alfonso X y su época: el siglo del rey sabio, Barcelona, 2001. 30 De Ayala piensa que la entrega posee ciertos elementos que deja entrever ciertas condiciones por parte de Jaime I a Alfonso X, como la presunta dote del reino a la infanta Constanza para su boda con el infante castellano don Manuel. Carlos DE AYALA, Jaime I y la sublevación mudéjar-granadina de 1264, en Homenaje a Juan Torres Fontes, Murcia, 1987, pp. 93-107. 31 Ramón MUNTANER, Crónica, cap. CCXLVI. 32 M. RODRÍGUEZ LLOPIS, La expansión territorial castellana sobre la cuenca del Segura (12351325), “MMM”, 12 (1985), pp. 105-138. 33 Juan Manuel DEL ESTAL GUTIÉRREZ, El fuero y las “constituciones regni Murcie” de Jaime II de Aragón (1296-1301), “Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”, 8 (1990-1991), pp. 19-56. 34 Juan Antonio BARRIO y José Vicente CABEZUELO, La defensa de los privilegios locales y la resistencia a la centralización política en la gobernación de Orihuela, “Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”, 13 (2000-2002), pp. 9-42. 29 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 82 JORGE ORTUÑO MOLINA Las relaciones conflictivas no terminaron con dicha fijación de la paz y acuerdo consensuado de los límites. Castilla no aceptó la pérdida territorial y a mediados de siglo una nueva guerra tuvo su correlato en la modificación de los límites del reino. En este caso, y tras cincuenta años de presencia aragonesa en la zona, y las medias adoptadas en el espacio como veremos más adelante, hicieron difícil el avance castellano y la anexión de nuevas tierras. Con la guerra de los dos Pedros (13561366), una de las más devastadoras y cruentas de las acontecidas entre Castilla y la Corona de Aragón, las villas de Jumilla, Villena, Sax y Abanilla revirtieron de nuevo en el reino murciano después de que durante más de un año los castellanos hubieran ocupado todas las tierras conquistadas y anexionadas por Jaime II medio siglo antes35. El inicio de la guerra civil en Castilla frustró todos los planes de anexión definitiva del resto del territorio, dejando definitivamente los límites estables entre ambas regiones. Ya no se volverían a producir cambios en los límites entre los reinos, pero para llegar hasta esta situación habían transcurrido más de un siglo desde la incorporación del reino de Valencia y de Murcia al orbe cristiano. 4. LA CREACIÓN DE UNA NUEVA IDENTIDAD Desde el momento de la conquista del reino de Murcia a mediados del siglo XIII, los monarcas castellanos utilizaron los privilegios locales como elementos de atracción poblacional. Junto a los fueros, los privilegios completaban un marco jurídico idóneo que facilitaba la residencia de los individuos a través de ventajas fiscales, comerciales y de participación en la vida ciudadana. Esto se hacía necesario ante la cercanía de la frontera con el Islam, y también con el reino de Valencia, lo que provocaba una inseguridad en la vida de los colonos36. A través de estos privilegios, y la obligación de los vecinos de residir permanentemente, o la mayor parte del año, en aquellos lugares se intentaba crear una frontera humana consolidada que convirtiese la frontera en un elemento estable. Por su parte, el rey de Aragón usaba las mismas técnicas colonizadoras. Sin embargo, la frontera que se creaba con el fin de la delimitación y diferenciación generaba unos espacios de interconexión entre las regiones fronterizas implicadas que traducían una dependencia económica regional. Estos privilegios ya demuestran una significativa diferencia entre las comunidades fronterizas y el resto de los respectivos reinos. Sin embargo, nuestra atención no se centra, de momento, en esas particularidades económicas, sino en las condiciones especiales impuestas por los poderes capaces de desarrollar nuevos sentimientos de comunidad. Estos espacios no son únicamente económicos, sino que se convierten en realidades espaciales difíciles de clasificar por parte de las cancillerías reales. Acudamos al ejemplo de la procuración de Orihuela. Para Torres Fontes, los acuerdos de Torrellas-Elche (1304/1305) por los que se puso fin a la guerra y el reparto del reino de Murcia, supusieron la fragmentación de una región natural, como era la vega baja del río Segura, mediante el establecimiento 35 Para la evolución de la guerra, Ferrer i Mallol muestra un detallado estudio de los acontecimientos vividos. Maria Teresa FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra. La corona catalano-aragonesa y Castilla en la Baja Edad Media, Barcelona, 2005. Una buena recopilación y edición de fuentes a cerca de la conquista y gestión del territorio del reino murciano bajo dominación aragonesa la llevó a cabo Juan Manuel DEL ESTAL GUTIÉRREZ, El Reino de Murcia bajo Aragón (1296-1305): colección de documentos del medievo alicantino, corpus documental, Alicante, 1999. 36 Para Torres Fontes, “la historia medieval del reino de Murcia es la historia de una inseguridad”. J. TORRES FONTES, El concepto concejil murciano de limosna en el siglo XV, en Actas 1ª Jornadas luso-espanholas de Historia Medieval, Lisboa, 1973, p. 839. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 83 de una frontera artificial y sin sentido. Desde el acuerdo de Torrellas-Elche la división de los reinos se convierte en un elemento regulador entre las dos comunidades para el paso de mercancías y personas, generando unas nuevas condiciones y secuelas en las comarcas que configuraron la nueva frontera37. A lo largo del reinado de Jaime II y sus sucesores se impuso en determinados momentos la prohibición tanto de salida de vecinos de la región recién conquistada como la entrada de murcianos o sus mercancías38. Decisión del todo insostenible para cualquier región fronteriza, tanto en la actualidad como en la Edad Media, donde las conexiones comerciales y familiares estaban establecidas, pero que no dejan de ser significativas en lo tocante a la creación de una división, no solo administrativa, sino también de identidad. Para hacer efectiva la señoría de las tierras nuevamente conquistadas, los monarcas no sólo apelaron al elemento demográfico (expulsión de castellanos de la región, sin ninguna efectividad real39), sino que paralelamente se llevó a cabo un proceso de “valencianización” a través de la imposición de unas instituciones nuevas como señala Ferrer i Mallol (fuero de Valencia, la procuración y la bailía como modelos organizativos espaciales…) que terminó por involucrar la región en la órbita de la Corona aragonesa. Sin embargo, la rápida incorporación de buena parte del reino murciano a Valencia dio como resultado un espacio desorganizado. No había una cabeza visible ni se trataba de un espacio histórico, pues hasta ese momento Murcia había sido la capital incontestable de la región40. En 1308 Orihuela consiguió que la nueva región anexionada tuviese un nombre propio, Procuración de Orihuela, y una demarcación administrativa particular, si bien el régimen jurídico que se aplicó fue general al reino valenciano, por mucho que Orihuela pretendiese que se mantuviera el fuero de Murcia (que ellos pedían que se llamase de Orihuela). A pesar de que en 1305 el espacio se vinculaba al reino de Valencia, Jaime II mantuvo el antiguo límite fronterizo fijado en Almizra con valor militar y administrativo dentro del propio reino, para diferenciar las nuevas tierras de los límites tradicionales. Las tierras valencianas y las tierras recientemente anexionadas tenían solo en común el nombre, los fueros, la moneda y las cortes, ya que cincuenta años en territorio castellano habían facilitado la creación de condiciones diferentes a las habidas en 37 Para ver un análisis pormenorizado de la sentencia de Torrellas/Elche y las consecuencias del mismo pueden consultarse los trabajos presentados al XVIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón, que contó con una sesión específica sobre tal sentencia. Rafael NARBONA VIZCAÍNO (coord.), La Mediterrània de la Corona d´Aragó, segles XIII-XVI y VII centenari de la sentència arbitral de Torrellas, 1304-2004, Valencia, 2004. 38 Los continuos problemas derivados por la política entre las dos cancillerías (aragonesa y castellana), así como los problemas derivados por la vida diaria en la región tenían su correlato en la apertura o cierre de las fronteras, claro exponente de la limitación del libre movimiento de las personas por los reinos cristianos como símbolo de castigo. En 1316 Jaime II obligaba a los vecinos de la procuración de Orihuela a no mantener tratos con los del reino de Murcia para presionar al concejo de la capital para aceptar a su yerno don Juan Manuel como adelantado del reino. En 1319 el cierre se producía por el destrozo de infraestructuras hidráulicas y se mantuvo hasta el año de 1322. Durante la guerra de 1356 a 1366 los monarcas de ambos reinos se dedicaron mutuamente a la expropiación de las tierras de los vecinos para otorgárselas a los naturales de los reinos dependiendo del momento de la ocupación. M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, pp. 315-320 y 459-461. 39 En 1300, durante la ocupación de buena parte del reino de Murcia, Jaime II ordenó la expulsión de los castellanos que residían en él. Esta medida volvería a repetirse durante la guerra de los dos Pedros, decretando la expulsión de todos los vecinos castellanos en tierras aragonesas. Ibidem, pp. 72-73. 40 J. V. CABEZUELO, Jaime II y la nueva articulación política del reino de Valencia (1291-1308), en Los cimientos del Estado en la Edad Media. Cancillerías, notariado y privilegios reales en la construcción del estado en la Edad Media (J.A. BARRIO, coord.), Alcoi, 2004, pp. 190-191. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 84 JORGE ORTUÑO MOLINA la corona aragonesa 41. El hecho de compartir una misma lengua y un alto número de colonos asentados en las tierras provenientes de la Corona de Aragón habían facilitado el proceso de anexión42, pero no era suficiente para un proceso de homogeneización. Ni la lengua, ni el mismo sustrato cultural de los colonos fueron suficientes para identificar las tierras con el resto de los territorios de Jaime. Aunque el fuero impuesto de Valencia marcaba unas nuevas pautas de organización social, las villas mantenían los antiguos privilegios concedidos por los reyes castellanos, lo que las mantenía diferentes a las resto del reino valenciano. Todavía a mediados del siglo XIV, cincuenta años después de la anexión, Pedro IV se refería a estas tierras como las pertenecientes al reino de Murcia43, a pesar de estar ya plenamente integradas en el régimen jurídico valenciano. Ello no quiere decir que estas gentes se sintiesen proclives a la unión con el antiguo reino de Murcia. En 1366 la guerra entre Castilla y Aragón daba un vuelco total, y todas las conquistas efectuadas por Pedro I de Castilla en tierras alicantinas (toda la procuración de Orihuela) eran recuperadas de nuevo por Pedro IV de Aragón, a quien se le presentó la oportunidad, además, de ocupar el resto del reino de Murcia en manos castellanas. Ante esta tesitura, los vecinos de la procuración consiguieron que el rey aragonés prometiera que no anexionaría las tierras de Orihuela a Murcia (en el caso de que el reino de Murcia entrase a formar parte de la Corona de Aragón), pero tampoco diluirse dentro de la gobernación de Valencia. Formaban parte del reino valenciano, pero con identidad propia44. Qué motivos tenían los vecinos de la procuración para no querer su adhesión al reino de Murcia. Sin duda alguna, la lengua y el tener unos orígenes naturales en la corona de Aragón ayudaban45. Sin embargo, estos elementos no son suficientes para querer su incorporación total al reino de Valencia, mas debieron jugar un papel importante para marcar sus diferencias frente a Castilla. Por otro lado, la creación de una frontera y la guerra mantenida entre los reinos originaba un sentimiento de movilización entre las comunidades, ahora enfrentadas, y obligaba a la necesidad de defender unos intereses vitales amenazados por la violencia. A través de estos elementos, se descubrían nuevas afinidades, se vivían nuevas experiencias vitales que surgen como defensa a unos ataques, creando así nuevos refugios a los individuos46. Si bien no son paraísos de identidad, sí que permiten un 41 M.T. FERRER I MALLOL, Organització i defensa d´un territori fronterer. La governació d´Oriola en el segle XIV, Barcelona, 1990, p. 6. 42 Bernat de Sarriá, procurador de la gobernación de Orihuela, escribía a Jaime II que había ganado tan rápidamente el reino de Murcia “per rahon dels catalans”, y le recomendaba la expulsión de los castellanos, ya que “pensets vos per quals guaanyàs la terra e que al món no à tan gran deute com naturalea”. Ibidem, p. 7. 43 Ibidem, p. 5. 44 Por un testimonio de 1407, un miembro del concejo de Orihuela pedía la supresión de una vieja costumbre castellana en la localidad puesto que dicha costumbre no se usaba en el reino de Valencia y era obligado que todas las tierras de la procuración “s´havien de regular segons el costum del regne on vivien”. Está claro que no querían ser parte del reino de Murcia, sino continuar en Valencia. Ibidem, p. 8. 45 Luis RUBIO GARCÍA, La Corona de Aragón en la Reconquista de Murcia, Murcia, 1989. Rubio García estimaba que en la repoblación de la ciudad de Murcia un 50% eran catalanes, un 17% aragoneses y un 13% castellanos. Por lo que se refiere a Orihuela, según el estudio de Torres Fontes y Veas (J. TORRES FONTES y Francisco A. VEAS, La procedencia de los repobladores en el repartimiento de Orihuela, “MMM”, XIII (1986), pp. 13-27) el 24’5% de los repobladores eran catalanes, el 4’4% neovalencianos, el 21’8% castellanos, el 17’6% aragoneses y el 6’4% navarros. Y según Torres Fontes (J. TORRES FONTES, Repartimiento de Lorca, Murcia, 1977) en la repoblación de Lorca la participación catalana osciló entre el 14’01% del primer repartimiento (1266) y el 20’68 del cuarto (1330-1337), y la de los neovalencianos entre el 1’86 del primer repartimiento y el 8’03% del cuarto. 46 Manuel CASTELLS, El poder de la Identidad, Madrid, 1998. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 85 cierto grado de definición ya que la homología es un elemento tan importante como los elementos de diferenciación en los procesos de identidad47. Es decir, Los enfrentamientos mantenidos por las Coronas castellanas y aragonesas facilitaron que dichos espacios tomasen posición por sus respectivos reinos, ante la amenaza a la que se veían sometidas las tierras. De esta manera, se reforzaron los lazos de cohesión y adscripción y provocaron, como se puede ver en la procuración de Orihuela, la total diferenciación respecto al resto del reino de Murcia en manos castellanas. Se van a convertir en defensores del reino valenciano frente a un enemigo exterior, desarrollando de este modo un sentimiento pro valenciano acusado, si bien ello no va a ser óbice para marcar claramente las diferencias dentro del reino de Valencia al mismo tiempo. Como veremos a continuación, la guerra en la frontera no puede considerarse como meros enfrentamientos por una división administrativa dentro de los reinos cristianos, sino causantes de la diferenciación de las respectivas comunidades. Los esfuerzos institucionales (ferias, mercados, privilegios fiscales…) no consiguieron, a pesar de su propósito, el poblamiento en el reino de Murcia y en la Procuración de Orihuela. La cuestión es sencilla si comprobamos las dificultades y peligros que la presencia de la frontera imponía. Una descripción rápida de la situación de las villas en estos siglos XIV y XV nos desvela la reducción de la población y su concentración en villas y ciudades amuralladas. Así mismo, se aprecia una disminución considerable de mudéjares que preferían emigrar a Granada antes que trabajar en condiciones de semiesclavitud48, ligeramente mitigada en las encomiendas de la Orden de Santiago49. Se produjo una mayor diferenciación social impuesta por las funciones militares y las características ganaderas de la región, así como la formación, distinción y crecimiento de cofradías artesanales, manifestación de la ausencia de un carácter eminentemente agrario. Por otra parte, los campos deshabitados impulsaron la expansión ganadera, especialmente en el lado murciano, lo que facilitaba las penetraciones de almogávares granadinos50. En el Libro de la Caza de don Juan Manuel podemos apreciar la expansión de los despoblados que facilitaban la existencia de tierras incultas a lo largo y ancho del reino de Murcia, desde la frontera de Granada a la de Valencia. En la Guerra de los dos Pedros, el infante Ramón Berenguer, tío del Ceremonioso y encargado de la defensa del reino de Valencia, informaba al rey de la lamentable situación del reino en su parte meridional (Procuración de Orihuela) lo que no aconsejaba iniciar ataques a Castilla por ese sector, ya que los ejércitos no se podrían abastecer, y la única manera de plantear la guerra por dicha región era a través de una postura defensiva51. Los motivos para la situación de escasez demográficas son obvios. El reino de Murcia mantenía una frontera con Granada en la que durante doscientos años (1266 hasta 1486) apenas existieron variaciones a excepción de las conquistas de pe47 J. CARO BAROJA, Razas, pueblos, pp. 265-268. Un testimonio coetáneo a la guerra de 1296-1304 recoge que “por razon de las guerras e de los otros males que son acaecidos en tierras de Murcia, la mayor parte de los moros son muertos e los otros fuydos, por las quales cosas la tierra es muy despoblada e menguada dellos”. El ataque hacia las comunidades musulmanas en tiempos de violencia fue muy recurrente, además de por el posible odio existente fruto de la ideología de cruzada, por el valor ecónomico que alcanzaban al considerarse como mano de obra para las tareas agrícolas en señoríos y otras propiedades. J. TORRES FONTES, Los mudéjares murcianos en el siglo XIII, “Murgetana”, XVII (1961), pp. 57-90. 49 Sobre el comportamiento de las encomiendas santiaguistas en el reino de Murcia, y el trato hacia los mudéjares, consúltese M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Señorío y Feudalismo en el reino de Murcia, Murcia, 1985. 50 J. TORRES FONTES, La frontera murciano-granadina, Murcia, 2005, p. 19. 51 M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, pp. 361-362. 48 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 86 JORGE ORTUÑO MOLINA queñas fortalezas que se recuperan pasado breve tiempo. En realidad, la presencia de la frontera originaba correrías, incursiones fugaces pero devastadoras para las gentes que vivían en el reino. La tónica general durante estos dos siglos fue la sucesión de cortos periodos bélicos delimitados por largas treguas52. Pero esas treguas no eliminaban la inseguridad, pues desde que en 1266 los meriníes hicieron acto de presencia en territorio granadino, y la posterior consolidación del emirato de Granada forzó la despoblación de las comarcas vecinas. La actividad de los granadinos, caracterizada por su movilidad, frecuencia y profundidad de sus penetraciones no supuso conquistas territoriales pero sí su dominio de la frontera y el facilitarles sus incursiones que llegaron hasta las proximidades de la capital, y aún se adentraron en tierras oriolanas y manchegas. Estas cabalgadas eran todo rapidez; se asaltaba, se incendiaba, se talaba, se robaba y cautivaba. En las comarcas vecinas a la frontera la acción depredatoria era más intensa porque no sólo se quemaban cultivos, especialmente cereales, sino que la tala de arbolado, viñedos, destrucción de obras de riego o puentes y casonas fortificadas se realizaba de manera sistemática para que sus habitantes tardasen en rehacerse. Por ello, los vecinos se decidían a alejarse y abandonar el territorio, ya que el coste de rehacer todos los desperfectos ocasionados por las incursiones era demasiado para modestos agricultores. El vacío demográfico se hizo cada vez más intenso lo que ocasionó que las penetraciones granadinas tuviesen que ser más profundas porque nada se encontraba cerca de la frontera53. Si todos estos factores ayudaban a la creación de una psicosis hacia la frontera, en cuanto a la identificación de la presencia del otro (en este caso del elemento granadino), la frontera murciano/valenciana terminó por convertir la región en un espacio verdaderamente hostil. Desde finales del siglo XIII la guerra entre Castilla y la Corona de Aragón tiene en estas tierras una labor devastadora. La guerra se presenta de manera intermitente, pero continua. No puede, por tanto, obviarse el factor de la guerra como elemento condicionante en el panorama murciano y alicantino. En la década de 1360 localidades como Orihuela o Alicante tenían problemas para defender las murallas ante la ausencia de vecinos. Edictos de los concejos impedían la emigración hacia tierras del interior del reino de Valencia, lo que demuestra lo que tal acción conseguía54. La huida de gente hacia tierras más seguras tiene una explicación muy clara a tenor de las órdenes que el rey Pedro I de Castilla daba al concejo de Murcia: E quando el dicho don Enrique Enriquez [adelantado mayor de la frontera y caudillo del obispado de Jaén] e el dicho don Farag [noble granadino] quisieren ir a talar a Orihuela o a fazer otras cosas algunas que son mio seruiçio, yd con ellos a fazer todas las cosas que vos dixeren que son mio seruiçio, e talad muy bien Orihuela que non finque cosa de ella por talar, e fazer la mas cruel guerra que pudieredes e quantos omes tomaredes, cortadles las cabezas, que non finque ome de Aragon que sea tomado que non sea luego muerto55 El fin de la guerra en 1369 no significó el fin de las hostilidades. En 14291430, de nuevo el conflicto entre Castilla y la Corona de Aragón provocó que Yecla, 52 J. TORRES FONTES, La frontera murciano-granadina, Murcia, 2004, pp. 12-13. Ibidem, p. 24. 54 M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, p. 396. 55 AMM, Actas Capitulares, 1364-1365, ff. 56v-56r., Publicado por Ángel Luis MOLINA MOLINA, Murcia en el siglo XIV. Aportaciones para su estudio, Murcia, 1999, pp. 109-110. Dicha carta está lejos de ser mera retórica, ya que el el rey amenazaba a los vecinos de Murcia con la decapitación de todos aquellos vecinos de Murcia que no se afanasen en la guerra cruel contra el reino de Valencia. 53 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 87 Villena, Caudete o Hellín fuesen saqueadas e incendiado parte del caserío, al tiempo que las tropas murcianas corrían una y otra vez las tierras de la procuración de Orihuela56. Al hecho de la guerra y sus asedios, se unió la labor de depredación de los almogávares que terminó por condicionar la concentración en habitas urbanos. A lo largo de toda la frontera los almogávares, gentes que vivían de la frontera, se dedicaban al robo de ganado y de mudéjares. Gente eficaz para la guerra por su conocimiento del territorio, en períodos de paz hacían del conocimiento de la región un arma eficaz para ganarse la vida a través del pillaje y la extorsión. Almogávares murcianos atacaban tierras alicantinas, mientras que los de Valencia hacían lo propio con las murcianas. Cabezuelo Pliego nos demuestra la organización que dichas bandas poseían, con numerosos colaboradores para la ocultación del botín y su posterior traslado a otras partes de los reinos57. Su perfecta articulación los convertía en verdaderos malhechores que atemorizaban a las comunidades cercanas a la frontera, sobre todo agricultores y pastores que tenían que dejar atrás la seguridad de los muros de la ciudad, ya que su rápida actuación, sigilo y contundencia contaban con la ventaja del refugio en el reino vecino. Si bien este hecho puede ser considerado como una muestra de violencia más en el ámbito cristiano, aquí juega otro elemento básico como es la jurisdicción independiente. Al problema de la violencia y robo de ganado se suma la imposibilidad de actuar libremente contra los malhechores, remarcando un valor más de defensa contra un vecino del que hay que cuidarse, y al que se le crea una fama por la diferenciación clara del elemento jurisdiccional y la protección que ello otorga. Las relaciones entre los reinos cristianos se muestran muy complejas, puesto que las interconexiones familiares entre las propias dinastías reinantes, las dependencias comerciales, el sentimiento de cruzada contra el Islam, etc. hacían que se pasase de la guerra a la alianza con una facilidad pasmosa. Sin embargo, no se dudaba en recurrir a los derechos de soberanía de cada monarca sobre sus súbditos cada vez que lo consideraban necesario. Después de la invasión del reino de Murcia, el rey aragonés Jaime II se mostró colaborador con don Juan Manuel y el infante don Pedro en la minoría de Alfonso XI buscando el consenso y apoyo entre los dos nobles, máximas figuras de la política castellana del momento, y ambos yernos del rey aragonés. La estrecha vinculación de Jaime II con don Juan Manuel a quien apoyó enormemente, sin embargo, tenía una limitación. La intervención de vecinos de Orihuela para ayudar a la ciudad de Murcia en su oposición contra don Juan Manuel para ser reconocido como adelantado del reino de Murcia58 llevó a éste a reclamar a su suegro la extradición de tales vecinos para ser castigados por los disturbios generados, una vez que pudo controlar la situación y apropiarse de la ciudad59. No obstante, el rey, a pesar de lamentar los sucesos, pues había muerto uno de los hombres de don Juan Manuel, se negó a extraditar a vecinos de Orihuela a Murcia alegando que no estaba prevista por los pactos 56 M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, p. 150. J.V. CABEZUELO, El negocio del rapto en la frontera de Orihuela a principios del siglo XIV, “MMM”, XXI-XXII (1997-1998), pp. 43-58. 58 El adelantamiento era una institución que usó la monarquía en ciertas regiones para el control del territorio. Desde 1258 el reino de Murcia contó con un adelantado que impartía justicia en nombre del rey, dirigía la defensa de la frontera, y hacía cumplir las ordenanzas del rey. 59 Don Juan Manuel, señor de Villena, ostentaba también el título de Adelantado del reino de Murcia. Si bien su política en el señorío de Villena se muestra muy condescendiente hacia sus pobladores en aras de reactivar la región, su actuación en Murcia se mostró abusiva y tendente a obtener los mayores recursos que pudiera. J. TORRES FONTES, Problemática Murcia-don Juan Manuel durante la minoría de Alfonso XI, “Anales de la Universidad de Alicante, Historia Medieval”, 11 (1997), pp. 315-331. 57 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 88 JORGE ORTUÑO MOLINA entre la Corona de Aragón y Castilla, y por tanto, cada uno de los reyes tenía señoría sólo sobre sus propios reinos60. Por otro lado, al igual que ocurriera con la frontera granadina, era necesario el establecimiento de instituciones como los alfaqueques o trajumanes para la redención de los cautivos generados durante las guerras. Esta necesidad de reconocer instituciones arbitradoras para la solución de los conflictos de los cautivos demuestra la visión de espacios diferentes en los que se debía regular estrechamente el modo de gestión de las consecuencias de la violencia generada en la frontera. No se podía circular libremente por los reinos buscando la redención de los familiares, sino que debía ser a través de una regulación muy específica y estricta la que permitía la presencia de los extranjeros en caso de guerra61. Aunque en tiempos de paz las justicias de los respectivos reinos se podían mover con mucha mayor libertad buscando la persecución de los malhechores, no obstante, las quejas frecuentes de los concejos y de los monarcas por la violencia (robos, muertes62…) traslucen la necesidad de acuerdos para la intervención. Y en último caso, cuando se recurre a los monarcas, el reconocimiento implícito de la pertenencia a identidades totalmente diferentes. 5. LOS CONFLICTOS CENTRO-PERIFERIA Se ha comprobado en las páginas anteriores cómo unas condiciones determinadas pueden provocar nuevos sentimientos de identidad. La Península Ibérica presenta un panorama en la Edad Media de acusadas diferencias entre las regiones. Las propias fuentes hacen mención a componentes étnicos (lengua, naturales de una determinada región…) que se muestran totalmente cristalizados a finales del siglo XV, y que han generado a lo largo de los siglos precedentes numerosos conflictos por la defensa de un territorio y sus instituciones. En este contexto, las fronteras simbolizan algo más que una mera división administrativa de la España Medieval. Sin embargo, se produjo la unión de buena parte de los reinos peninsulares bajo una misma corona, y con una ideología subyacente como era la reconquista. ¿Cómo respondieron las comunidades ante dicho acontecimiento? ¿Se produjeron actos de defensa frente a la posible pérdida de identidad diluida tras la formación de una unidad mayor? ¿Se trataba de un proceso de centralización frente a la defensa de las identidades de las periferias? Ya hemos observado como a pesar de las políticas de la corte existe una identidad de los grupos que juega un papel muy importante en la aceptación, y a la vez contestación, de dichas ideas uniformadoras. El análisis del desarrollo de una sociedad centralizada frente a la oposición de las periferias no resulta 60 M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, p. 322. En el acuerdo establecido entre el adelantado de Murcia y la ciudad de Orihuela en febrero de 1430 para el rescate de cautivos, se acordó que los encargados de tales negociaciones serían dos alfaqueques, uno por cada bando y previa aceptación de los mismos por las partes. Además, se establece el número de bestias que podrían acarrear para su negocio, así como un único acompañante. AMM, Cartas Antiguas y Manuscritos, leg. 785, doc. 7, s.f. 62 El robo de ganados, el cautiverio, la petición de rescate, etc., cuentan con numerosos testimonios en los archivos y ha sido muy estudiado por los historiadores del reino valenciano. Todo el siglo XIV cuenta con ejemplos de los saqueos de ganado, represalias por parte de las autoridades que se materializaba en el robo, a su vez, de ganados y bienes de los naturales del otro reino. J.V. CABEZUELO, El negocio del rapto en la frontera de Orihuela; José HINOJOSA MONTALVO, Las fronteras del reino de Valencia en tiempos de Jaime II, “Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval”, 11 (1996-1997), pp. 213-228. El principal motivo de los secuestros se realizaba en mudéjares por su fácil venta en otros mercados (Ordenes militares en Castilla, ámbitos agrarios dónde trabajaban en condiciones de semiesclavitud, norte de África…). 61 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 89 válido. La idea de pertenencia a una misma nación se utiliza en igual medida que las identidades de grupo o singulares por parte de los individuos, es decir, en constante paradoja. La necesidad de los individuos, de las instituciones, de los grupos o de las comunidades de perpetuarse llevará a la defensa de la identidad en función de los fines buscados por quienes formulan dicha adscripción. A lo largo de las siguientes páginas observaremos cómo la monarquía entendió la unión y qué valor representaba para ella la defensa de una situación preexistente y sus fronteras, a pesar de los mensajes que podemos ver en las crónicas de la unión por fin de España. Durante los siglos bajomedievales, tanto Castilla como Aragón se habían constituido como dos espacios definidos, con unas identidades claras y diferenciadas que traducían un modo de vida en la frontera propio de cualquier relación entre reinos distintos. La unión de buena parte del territorio peninsular bajo el reinado de los Reyes Católicos a finales del siglo XV no podía sino reflejar las realidades de varios reinos que se unían bajo una monarquía, pero que hacía muy difícil una asimilación total o identificación con un proyecto único o “nacional”. Es por ello que la frontera siguió manteniendo cierta vigencia al respetarse el significado y la presencia de las mismas tras la unión de 1479. Si bien el elemento conflictivo desaparecerá, no ocurrirá lo mismo con el valor de las identidades. La razón se debe, en cierta manera, al proceso de unión de los reinos. Aunque algo posterior al período aquí analizado, Peter Sahlins demuestra cómo Luis XIV puso gran interés en la asimilación lingüística y pedagógica de las elites locales de los nuevos territorios que ganaba para Francia. Además, tras la conquista de los mismos, estos pasaban automáticamente a ser provincias y territorios con iguales derechos que el resto de los súbditos del monarca63. Por el contrario, no existía un concepto de “nacionalidad” española durante el periodo de los Reyes Católicos, sino un compendio de nacionalidades que componían esa Monarquía Hispánica. Se trataba de vasallos o súbditos de los reyes de España, que técnicamente eran condes de Barcelona, reyes de Castilla, reyes de las dos Sicilias, etc64. Isabel y Fernando habían conseguido engrandecer sus títulos con la suma de nuevos de patrimonios65, pero la naturalidad de cada una de las regiones seguía contando, y no sólo en un plano mental de identificación, sino también en materia económica y jurídica. Cada región seguía comportándose de manera particular en lugar de buscar intereses generales. Castilla, por ejemplo, vedaba el acceso a las instituciones a los naturales de otros reinos66, y el comercio con América era sólo responsabilidad de castellanos. En este contexto, la frontera seguía teniendo algún valor como el de antaño ante la 63 P. SAHLINS, Boundaries: The making, p. 117 Ibidem, pp. 113-114. 65 Los monarcas consideraban la herencia de los reinos que constituían la monarquía hispánica como partes constituyentes de un mayorzago. Ello puede implicar necesariamente ir en contra de la lógica de unos intereses nacionales que en nada tendrían que ver con las campañas y esfuerzos desarrollados en el extranjero. Domínguez Ortiz, en relación a la política de Carlos V muestra a las claras esa ausencia de vinculación “nacional” de los monarcas con el territorio español. La división de la herencia de Carlos V parecía ofrecer a Felipe II una oportunidad de liberarse de pesadas hipotecas, de aliviar a los españoles y a España del fardo pesadísimo de la política imperial. La oportunidad fue desechada o, por mejor decir, no fue tenida en cuenta, porque ni Felipe II ni sus sucesores se consideraron meramente reyes de España y obligados a seguir una línea política acorde con los intereses de este país. España estaba subordinada a una política de más altos vuelos que tenía como objetivos mantener la integridad de los dominios de la Casa de Austria, considerada como una especie de mayorazgo indivisible e inalterable. Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ, España, Tres milenios de Historia, Madrid, 2001, p. 140. 66 Cortes de los Antiguos Reinos de León y de Castilla, Real Academia de la Historia, Madrid, 1882, tomo IV, Cortes 1523, petición 30, p. 374. 64 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 90 JORGE ORTUÑO MOLINA falta de voluntad por parte de la monarquía de realizar cambios en la articulación del espacio67. La existencia de la frontera seguía manteniendo la diferencia jurisdiccional, creando un vacío legal que hizo que el contrabando y la violencia no se erradicara por completo, como aún se demuestra en 1601 en el testimonio sobre las posadas situadas en las proximidades de la frontera con Valencia en Requena: Si saben que la casa venta que los dichos Pedro Sanchez Monsalve y su muger fundaron que posee el dicho mossen Jayme Colomina sobre que es este pleito esta sita y fundada junto de la rraya y mojon que dibide este reyno de Castilla y el de Valencia, de tal manera que dende la dicha venta se puede con una piedra llegar a la dicha rraya y mojón por lo qual la dicha venta esa hecha y fundada alli en muncho deserviçio del rey nuestro señor porque los honbres forajidos y de mala vida que ubiere y ay en el dicho reyno de valencia e se pasan y ponen alli para sigurar sus personas de las justicias de aquel reino y toman mantenimientos, y lo mismo haçen y pueden haçer los de este reyno de Castilla pues estando alli con fazilidad estan en el / un reyno y en el otro para remedio de lo qual conviene al servicio de su magestad se quite y derrive de alli como cosa tan en deservicio suyo68. Carlos I, en cartas a los “lugares de la frontera” de la Corona de Castilla, hace mención a los “reynos estranos comarcanos” refiriéndose a las otras regiones españolas no incluidas bajo dicha Corona69. Todavía en 1523 parece que quedaba mucho camino para olvidar las “fronteras menores” de la Península Ibérica. De sobra es conocida la pervivencia de las estructuras jurisdiccionales de cada Corona tras la unión de los Reyes Católicos (necesidad de convocar cortes en cada uno de los reinos para la consecución de subsidios y aprobación de normas, diferencia judicial, de lengua, institucional, incluso de moneda en cada uno de los reinos, etc.), por lo que no haremos más redundancia en ello, a fin de centrarnos en otros de los aspectos importantes del ámbito fronterizo, como fue el régimen aduanero. A diferencia de otros impuestos de tránsito como pudieran ser los portazgos, pontazgos, servicio y montazgo, etc, las aduanas no eran simplemente lugares para el pago de una tasa, sino que su existencia posibilitaba la regulación de las relaciones comerciales y personales entre los diferentes reinos. Si a partir de la unión no se dictaron expulsiones de súbditos como las ocurridas en el siglo XIV, no podemos decir lo mismo de las mercancías. La política aduanera simbolizaba la facultad de la monarquía de poder definir un espacio económico coherente que aportaba elementos de definición a dicho reino70. 67 En el testamento de Isabel I (12 de octubre de 1504), Castilla y todas sus propiedades pasaban a su hija Juana, siendo administrador general del reino Fernando siempre que los reyes (Juana I y Felipe I) no estuvieran o no pudieran hacerse cargo de la gobernación (disposiciones 23 a 27 del testamento). Isabel se refiere a sus reinos, tierras y señoríos, independientes de las tierras de la Corona de Aragón. Antonio DE LA TORRE, Testamentaria de Isabel la Católica, Madrid, 1974. Por su parte, Fernando en su testamento (22 enero de 1516) también hizo donación a Juana del reino de Navarra (cláusula 31). Este tipo de donaciones no hacen sino remarcar la fuerte identidad de cada uno de los reinos, que son recibidos en herencia por los monarcas hispanos como partes indivisibles de un mayorazgo, más que como una realidad nacional a conservar entendida como España. 68 Archivo de la Real Chancillería de Granada leg. 5413, pieza 7, ff. 105-106v. 69 AGS, Consejo Real, leg. 91, exp. 5, s.f. Carta dirigida a los alcaldes de sacas en 1523, especialmente en los obispados de Cartagena, Cuenca y Osma, para que luchen contra el paso de mercancías vedadas de Castilla a Aragón. Sin foliar. 70 En la Edad Media los monarcas lo desarrollaron a través del fomento del comercio y su fiscalización, es decir, ferias, impuestos de base indirecta, privilegios, etc. David IGUAL LUIS, Política y ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 91 José María Sánchez argumenta que se puede hablar de una economía mercantilista en Castilla en la Baja Edad Media por la que el poder político conseguía engrandecer a la propia monarquía por medio del sometimiento de la economía a los designios de la Corona a través de la prohibición (control) de los intercambios. El mercantilismo promocionaba el comercio como base de la riqueza de las naciones y el control de su flujo era una necesidad imperante. Por lo tanto, la regulación de los intercambios comerciales entre Aragón y Castilla tras la unión, así como la prohibición de ciertas mercancías, estaría denotando la continuación de políticas particulares propias de la época anterior a 1479, y la diferenciación de las diversas unidades constituyentes de la Monarquía como espacios independientes. Las fronteras, con sus aduanas, permanecieron inalterables, destacando tan sólo el reinado de los Reyes Católicos en el que existió un cierto relajo en contraposición a lo ocurrido tras su reinado. Las Cortes de Toledo de 1480 recogían el acuerdo por el que se suprimían las cosas vedadas. A partir de ese momento toda persona podría mover libremente los productos que quisiera, pagando el acostumbrado diezmo, de tal manera que “los naturales dellos [de cada uno de los reinos] traten e comuniquen en sus tratos e fazimientos”. Se transformaban así las aduanas en impuestos que gravaban el paso de mercancías, pero que no regulaban su flujo por medio de prohibiciones71. Mas la libertad no fue total, y los reyes excluyeron de dicha ley la moneda. Este acuerdo tuvo una importante repercusión sobre la región fronteriza de Murcia, especialmente en la parte norte comprendida en la gobernación del Marquesado de Villena. Sin embargo, la ley de 1480 se vería modificada en numerosas ocasiones. Bajo el pretexto de hambres y carestías la frontera volvía a cobrar su significado, y se pedía la vuelta a las restricciones, como pedían los procuradores en 1506: vysta la grand neçesydad que en estos rreynos ay de pan y ganados e otros mantenimientos, y el grand daño que de la saca dello se ha rreçebido e rreçibe, suplican a Vuestras Altezas que manden e defiendan, so grandes penas, que de aquí adelante no saquen ni lleven fuera des/tos rreynos pan ni ganados, ni mulas, ni cauallos, ni otros mantenimientos, ni las otras cosas vedadas, segund lo disponen las leyes destos rreynos, y manden executar las penas dello con mucha deligençia72. economía durante la Baja Edad Media. El papel de la monarquía en el comercio exterior valenciano, en Los cimientos del Estado en la Edad Media, pp. 249-272. La Corona de Castilla tenía el impuesto llamado “de aduana” mientras que la Corona de Aragón creó el impuesto de la “quema”. Ambos gravaban los productos que se dedicaban al comercio entre los reinos. Como afirma Diago Hernando, la importancia y existencia en Valencia de la quema resulta ya muy revelador de hasta qué punto cuando se decretaba la prohibición de la exportación de una mercancía no se aspiraba habitualmente a impedir de forma radical su salida, sino a lo sumo a someter a un mayor control su comercialización y de paso obtener ingresos adicionales a través de la venta de licencias de exportación. Máximo DIAGO HERNANDO, Introducción al estudio del comercio entre las Coronas de Aragón y Castilla durante el siglo XIV, “En la España Medieval”, 24 (2001), pp. 47-101. Para un mayor análisis del papel desempeñado por la monarquía aragonesa para obtener beneficios de la política aduanera, consúltese Máximo DIAGO HERNANDO, La “quema”: trayectoria histórica de un impuesto sobre los flujos comerciales de Castilla y Aragón (siglos XIV y XV), “Anuario de Estudios Medievales”, 30/1 (2000), pp. 229-242. 71 Ley 111 de las Cortes de Toledo de 1480. Cortes de los antiguos reinos de Leon y Castilla, Tomo IV, pp. 185-186. 72 A la petición 14 realizada por los procuradores, la Corona respondió “Que se haga en quanto a lo del pan e cauallos, en quanto a lo ál, que lo mandará ver”. Ibidem, pp. 227. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 92 JORGE ORTUÑO MOLINA A lo largo de las primeras décadas del siglo XVI apreciamos como durante la vida de Fernando el Católico el empeño para el mantenimiento de la libre circulación fue un hecho, no ocurriendo así durante el gobierno de Felipe I o de Carlos I, quienes acudieron a la regulación de las mercancías para asegurarse el abastecimiento de las ciudades y la regulación de los precios73. Similares circunstancias se habían producido a lo largo del siglo XIV y XV en el que las diferentes leyes de Castilla abrían o cerraban las fronteras a la libre circulación, pero en la que primó siempre una política proteccionista que continuó tras los Reyes Católicos. El cierre de las fronteras de Castilla perjudicaba fundamentalmente a Valencia, pues la dependencia de este reino respecto a ganados y trigo era considerable. Destaca la labor de Enrique III de Castilla en la prohibición de exportaciones (e incluso importaciones) del reino vecino mientras que Martín I de Aragón le pedía encarecidamente la consideración de tales posturas. La argumentación del rey aragonés consistía en que cada rey tenía el derecho, y podía, buscar su bien particular. Pero, continuaba el monarca, las “inhibiciones” no debían durar más que el tiempo necesario para paliar las circunstancias adversas que habían aconsejado el cierre de las fronteras, debiendo volverse inmediatamente después a la libre concurrencia de mercancías y personas74. Fernando el Católico, consciente de las circunstancias del reino valenciano puso un gran empeño en la defensa del privilegio de la unión, como se demuestra en las cortes de 1512. En dichas cortes, los procuradores castellanos pedían la reversión de la situación de las aduanas a un punto anterior a la unión: Otrosi suplicamos a vuestra Alteza que porque de la saca de las carnes y colanbre que destos rreynos en el hazen se siguen tantos y tan grandes dampnos como a vuestra Alteza es notorio, lo mande rremediar, porque según puja la carne, si no se rremedia, espérase que se comerá la carne a tan altos preçios que no se pueda sufrir, y estos rreynos reciben mucho dampno. El monarca hizo valer las tesis de las cortes de 1480, tal vez consciente de la necesidad que sus tierras de Aragón, especialmente Valencia, tenían de los productos castellanos: Que por las Cortes de Toledo se hizo esta ley aviendo consideración a la hunion y hermandad que estos rreynos tienen con Aragon, y que reuocarse no se podria hazer sin cavsar algun escandalo, y que en lo de los colanbres que ellos pueden hazer hordenanças en sus pueblos, y hechas las enbien al Consejo75. Los problemas sobre cierre de fronteras, impedimento a la libertad de comercio a través de impuestos y permisos especiales son constantes a lo largo de los siglos XIV y XV, levantando las protestas de los pueblos fronterizos que vinculaban su economía a la relación con los reinos vecinos. Estas protestas no revelan sólo el descontento por el cierre de las fronteras llevadas a cabo por los reinos contrarios, sino también por las medidas adoptas por sus propios monarcas que impedían el comercio. Si bien los reyes tomaban estas medidas como represalia contra el monarca vecino (guerra, conflictos aislados entre los reinos, etc.) en un acto de reafirmación de identidad, ello no era óbice para que surgiesen las protestas y quejas por parte de 73 Cortes de 1523, petición 40, Ibidem, p. 377; peticiones 69 y 70, Ibidem, p. 385. M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, p. 527. 75 Cortes de los Antiguos reinos de León y de Castilla, Tomo IV, Cortes de 1512, pp. 241-242. 74 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 93 las comunidades fronterizas76. Esta supuesta rivalidad centro/ periferia debería haber desaparecido tras el proceso de unión de las Coronas, tal y como en la declaración de intenciones de Isabel y Fernando se recoge en las cortes de Toledo de 1480. La consecución del ideal de la restauración de la monarquía visigoda, la finalización de un largo proyecto de unión de un mismo pueblo recogido en la corte de los Reyes Católicos debería haber colmado las ansias de las comunidades fronterizas de poder desarrollar su economía de ámbito regional sin problema. Sin embargo, nos enfrentamos ante el hecho de que fueron las comunidades fronterizas las más acérrimas defensoras de esa unidad frente a un centro, una corte, que parece utilizar el mensaje goticista para otros intereses muy alejados a los de la realidad cotidiana de los súbditos. Se produce la paradoja de la reivindicación por parte de los grupos periféricos de la unidad frente a la tradicional división de reinos mantenida por la Corona. Por eso, la permanencia de las restricciones debía generar, obligatoriamente, una economía de contrabando. En 1530 el comercio ilegal era tan manifiesto y tan presente en las vidas de los vecinos como lo había sido durante toda la Edad Media. Las penas impuestas en Castilla a lo largo de la Edad Media indicaban la severidad y el valor que los monarcas otorgaban a la frontera y muestra el conflicto de proyectos divergentes77. Luis Juan Tárrega, alcaide de la fortaleza de Almansa, se erigió en uno de los portavoces de los vecinos de algunas localidades del reino de Murcia situadas en la frontera con Valencia, y lamentaba la actuación de un juez que con veinte hombres armados se dedicaba a imponer las penas y a cometer abuso con la intención de frenar las “sacas de pan” (envío de cereal al reino de Valencia). Según el alcaide, la mayoría de la población de la provincia vivía del acarreo de mercancías y de la venta de productos en el reino valenciano, y era muy posible que más de siete mil súbditos de la Corona se viesen abocados a la indigencia si continuaba la política de cierre de aduanas. Los concejos no tenían inconveniente en reconocer la contratación de pan, carne y otras mercancías con los reinos de Aragón y de Valencia. Los vecinos de los pueblos se quejaban de que el rey continuaba con la prohibición de sacar viandas y otros productos de Castilla a pesar de haberse producido la unión de ambas Coronas, lo cual causaba mucho perjuicio a la región, siendo la solución la revocación de las medidas prohibitivas: por el dicho vedamiento se les siguen dichos muchos [sic] de penas y achaques y estorsiones y cohechos. Que se llieuan a los que se hallan culpados y transsgresores del dicho vedamiento y algunos dexan sus casas y se ausentan por temor de las dichas penas y proçesos criminales que se hazen en ellos por juezes de comision o ordinarios. Sobre lo qual, querellandose de los dichos agrauios y danyos particulares de los dichos pueblos y dando a entender que sea como es bien comun y vniuersal de los dichos reynos de Castilla la saca del pan y carne en respeto que por ella se acrecientan las lauores y la cria y tratos de los ganados y se enriquecen los dichos reynos y se augmentan con ellos las rentas reales y otros derechos, y que conforme a la vnyon de los dichos reynos sea justa la comunicacion de las dichas cosas vedadas y otras mercadurias con los dichos reynos de Aragon y Valençia por ser como son todos vnos y subditos de su Cesarea Magestad y para conseruacion de toda paz y concordia entre ellos y por otras justas causas78. 76 M.T. FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, pp. 315-316, y pp. 528 y ss. Estas llegaban incluso hasta la condena a muerte a los que sacaran las mercancías. Ley de Juan I en las Cortes de Guadalajara de 1390. Recogida las Ordenanzas Reales de Castilla glosadas por Alfonso Díaz de Montalvo en la década de 1480. Libro VI, título IX, ley VIII. 78 AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 220, doc. 52, s.f. 77 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 94 JORGE ORTUÑO MOLINA Los pueblos fronterizos del norte del reino de Murcia se dirigieron por carta al gobernador del Marquesado de Villena para que intercediese ante el rey, junto con un aval del procurador del reino de Valencia, Fernando de Aragón. Informaban al rey que Valencia se encontraba muy mal servida de cereales, y el deber del monarca era abastecerla, lo cual se conseguiría quitando el vedamiento. Las localidades de Villena, Almansa, Yecla y Sax afirmaban que para evitar la despoblación de los concejos, muchos de ellos habían tenido que llegar a igualas con las autoridades reales a la hora de pagar las multas para que no emigrase la gente: e que todos los dichos daños se les syguen del dicho vedamiento e ni por el se dexan todavia de sacar el dicho pan et carnes por las personas que no puden vivir e sustentanse syn los dichos tratos. Antes es cabsa el dicho vedamiento que se saca mas pan e se conpra e guardan e retiene encamarado en los dichos reynos de Aragon e Valençia que sy el dicho vedamiento no estoviese79. Las penas eran la requisa de las mercancías más cien azotes la primera vez, el destierro la segunda y la tercera el envío a galeras80. Los representantes municipales, ya fuese el alcaide ya los oficiales concejiles, se erigen como la voz de los habitantes del Marquesado y su testimonio supone toda una apología de los intereses de la comunidad frente a los designios arbitrarios del monarca. No podemos perder de vista que existiera un verdadero interés general por la conservación de la región. Pero no menos cierto fue que estas oligarquías eran las más beneficiadas del intercambio de productos ya que, al fin y al cabo, eran los que realmente tenían el trigo, la carne y los demás productos con los que se comerciaba. Eran, por lo tanto, los dueños de las mercancías que llevaban las carretas que dirigían los trajineros, la mayoría de las veces meros jornaleros que sólo ponían el vehículo porteador. A pesar de las quejas, la Corona siguió con su propósito de castigar los fraudes, bajo la excusa de que la saca de pan encarecía los precios en el reino y los pobres sufrían mucho. Las Cortes habían continuado con la política del vedamiento de las sacas, algo que no escapaba a la crítica de las poblaciones del Marquesado. Éstas se quejaban de intereses ocultos por parte de los procuradores, y sin duda, no debían estar muy desencaminadas. Por el Marquesado hablaba Murcia, que siempre estuvo muy lejos de defender los intereses de las poblaciones del norte. El mantenimiento de la veda permitía proteger los intereses de los ganaderos y productores de la capital frente a la injerencia de productos exteriores y asegurarse, al mismo tiempo, el abastecimiento de la ciudad, independientemente de las circunstancias que pudiesen concurrir en las localidades del Marquesado. Además, comprobamos que la Corona hacía un uso de las rentas como pago de fidelidades por encima de los intereses generales del reino: 79 Por todo ello, pedían la suspensión del vedamiento y, sobre todo, que se guardase el derecho de la unión. AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 201, exp. 8, s.f. 80 El juez, Juan Fernández de Pinilla encontró culpables a Salvador Bonete Gras, Alonso de Iniesta, Juan Rodríguez, mozo de mosen Martín, Francisco de Pradas, Martín Fernández, Alonso Martín, Martín Soriano, Luis de Pradas, Damián Bonete, Juan Bonete, Fernando de Pradas, Juan de Chinchilla, Martín de Segorbe, Juan Merino, criado de doña Isabel, Miguel Sánchez criado de Alonso Bolniches, Antonio, hijo de Esteban de Egea, García Ochoa, hijo de Pedro Ochoa, Cristóbal Fernández, criado de Antonio, Juan Gil Gómez Tortosa, vecinos todos de Almansa. Cada uno de ellos llevaba una carretada de trigo, que contenía cada una quince fanegas. No acuden a sus llamamientos por los que los declara reos y culpables. La condena fue de cien azotes, las mulas perdidas y la confiscación de las quince fanegas de trigo. Por cada fanega un ducado de oro. Además debían pagar el salario del licenciado (ochenta días). AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 220, doc. 52, s.f. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD 95 pues otra cosa no pueden hazer [comerciar con Valencia] para sustentar sus vidas y para pagar los pechos y derechos a vuestra magestad, [la permanencia de la prohibición de las sacas] seria asolar y destruyr la dicha provinçia y en ello vuestra magestad no seria servido ni su real camara aprovechada, porque hago saber a vuestra majestad que todo lo que se confisca en aquella provinçia a la camara de vuestra majestad por razon de aver sacado las dichas cosas vedadas an respeto y tocan a Garçia de Avila, recadador de vuestra majestad [...] No se confia por aquella provincia que, constandole a vuestra majestad, tenga por bien destruyr ocho o diez mill vasallos y muy fidelisimos al serviçio de vuestra magestad por enriquecer vn su recadador81. Se hace difícil entender la Corona, o la administración “central” de la monarquía en este momento, como los representantes de una identidad nacional. La propia monarquía se debatía en multitud de relaciones y servicios con otras esferas de poder (elites locales, poderes eclesiásticos, magnates…) en una conjunción de intereses y apoyos mutuos. La construcción de una monarquía autoritaria se construía, paradójicamente, sobre el consenso y la negociación. En el entramado de esas relaciones, la hacienda real jugó un papel decisivo. Esclarecedoras son las palabras de David Alonso quien afirma que la creación del Consejo de Hacienda por Carlos V, relacionado con las reformas de tesorería, no respondía a la búsqueda de una mayor racionalidad en el gobierno de la hacienda. Sencillamente, se trataba de sobrevivir en el trono consiguiendo una fidelidad vinculada al servicio económico, en un claro ejemplo de que la institucionalización que experimentó el gobierno de la monarquía tras las Comunidades no respondía a criterios “estatales”82. 6. CONCLUSIONES El comportamiento de los reinos de Murcia y Valencia a lo largo de la Baja Edad Media, y de algunas de sus regiones en particular, nos ejemplifica, entre otras muchas cosas, tres puntos sobre los cuales se ha querido reflexionar en este artículo. En primer lugar, el componente histórico que toda identidad posee. Pero al referirnos a histórico no lo hacemos desde la tradicional argumentación decimonónica que nos ilustra el pasado glorioso de las regiones para adoctrinar en una forma de ser determinada mostrando los sacrificios realizados por nuestros antepasados. Esos esfuerzos y el simple hecho de que lo que siempre ha sido así no puede romperse por un capricho arbitrario y coyuntural parecen mostrarse como argumentos de peso para que la historia tenga que ser enseñada como parte fundamental en la formación de los ciudadanos. El carácter histórico de las identidades viene dado, por el contrario, porque todo hecho se ve inserto en una realidad determinada que lo condiciona y a la cual pretende dar respuesta. La explicación y el análisis de la identidad desde la perspectiva histórica debe ir encaminada a la comprensión del contexto que generó las respuestas dadas por unas comunidades para favorecer y mantener la convivencia dentro de su seno. Pero las circunstancias cambian a lo largo del tiempo y, por tanto, la definición que tienen de sí los individuos y las comunidades. Cuando hablamos de que las identidades no pueden ser esenciales no se niega la permanencia de elementos a lo largo del tiempo ya que la experiencia de cada comunidad, de cada individuo, marca una trayectoria 81 AGS, Diversos de Castilla, Memoriales, leg. 220, doc. 52, s.f. David ALONSO, Fisco, Poder y Monarquía en los Albores de la Modernidad. Castilla 15041525, Valladolid, 2009. 82 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 96 JORGE ORTUÑO MOLINA dependiente en el sentido de que esa experiencia posiciona, condiciona, a los implicados a una toma de acciones en el futuro. Pero en ningún momento, la dependencia de la trayectoria la inmoviliza en un sentido claro y rectilíneo porque nuestros intereses no se ven sometidos a un único elemento que nos permita definirnos y que, por tanto, rija nuestras actuaciones en función a las experiencias previas que nos definen. Esto nos da pie a resaltar el segundo de los puntos sobre el que hemos tratado. La frontera se puede utilizar para definirse precisamente porque no se es como el vecino, quien puede estar dispuesto a provocar la ruina del reino en el momento de menor descuido. Sin embargo, el comportamiento de comunidades insertas dentro de las fronteras de los reinos de Murcia y Valencia muestran sentimientos antagónicos hacia los reinos vecinos y respecto a otras comunidades de sus propias unidades políticas. Es por tanto interesante comprobar la diferente visión que se posee sobre lo que de verdad ayuda a mantener el bien común de un reino, y que no deja sino de definir la realidad regional de las comunidades. Las percepciones de las comunidades de a quién debían fidelidad, qué conformaba la base de su cultura, qué les permitía rechazar o aceptar elementos culturales o la defensa de los mismos está en circunstancias tan coyunturales como la guerra, la fiscalidad o el comercio, las cuales introducen elementos que van más allá de la simple esfera de lo político y lo jurídico. Y en tercer lugar, podemos comprobar que no existe una suplantación de identidades por medio de la consolidación de realidades regnícolas que consigan homogeneizar al colectivo de sus súbditos por medio de códigos jurídicos o políticas de deportación y colonización de las tierras. No se posee una escala de identidad que nos marque en qué grado se es más una cosa que otra. La identidad común como hispanos basada en un sustrato cultural común alentado por reconstrucciones históricas desde las cancillerías regias y episcopales tuvo que convivir en igual grado con la identidad común como súbditos de unos reinos diferentes unos de otros. Y es más, esta idea tan común en nuestra actual visión de la identidad necesariamente enmarcada dentro de unos esquemas territoriales fijos tuvo que jugar con otras nociones particulares de identidad (familia, grupo, vecindad) que condicionaron la actuación y fidelidad de los individuos en igual grado de intensidad. La contradicción entre las diversas categorías que ayudan a definirnos, es decir, las identidades de configuran nuestra identidad, son demasiado importantes para ser ignoradas en aras a proyectos identitarios de talante general o superior. Incluso las cancillerías regias mostraban una idea contradictoria entre los intereses de la corona como institución particular y el bien general de sus territorios. Jugaba con dos mensajes contradictorios y paradójicos. Por un lado proclamaban la necesidad de la unión como legitimación de su naturaleza y, al mismo tiempo, imponía una fragmentación, con lo que ello implicaba de definición para las comunidades, necesaria para la obtención de recursos y mantenimiento de fidelidades. En el caso del reino de Murcia, la capital del reino se enfrentó a las tierras septentrionales del Marquesado en defensa de sus intereses económicos, cada una desde posiciones contradictorias en referencia al sentimiento de unidad de los reinos hispanos. Murcia defendía a principios del siglo XVI una Monarquía Hispánica plagada de fronteras donde se primaba la tradición medieval. Por su parte, el Marquesado pedía una nueva realidad espacial más abierta asentada en una monarquía común hispana. La necesidad de la corona de obtener apoyo en las cortes casi siempre decantó las decisiones regias a favor de las ideas defendidas por Murcia. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 DEFINICIONES IDENTITARIAS Y CONFLICTIVIDAD El reino de Murcia en la Baja Edad Media Fuente: M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Atlas Histórico Ilustrado de la Región de Murcia y su Antiguo Reino, Murcia, 2007, p. 107. Modificado por el autor. Fecha de recepción del artículo: Agosto 2010 Fecha de aceptación y versión final: Febrero 2011 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 73-97. ISSN 0066-5061 97 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 99-123 ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV: COMERCIO, FRAUDES Y AMBICIONES TERRITORIALES EN EL REINO DE MURCIA (1454-1474)1 THE GENOESE, GOVERNOR PEDRO FAJARDO AND HENRY IV: TRADE, FRAUD AND TERRITORIAL AMBITIONS IN THE KINGDOM OF MURCIA (1454-1474) JAVIER QUINTEROS CORTÉS Universidad de Almería Resumen: El presente artículo analiza los excepcionales privilegios que el Adelantado Pedro Fajardo y el Concejo de Murcia concedieron a los mercaderes genoveses entre 1454 y 1474, principalmente a las familias Negro y Spínola, para importar y exportar productos desde y hacia el otro extremo de la frontera del Reino de Granada, con seguros avalados con las rentas de la ciudad. Esta seguridad en el tránsito comercial demuestra una ausencia de peligro en las costas granadinas que pone en entredicho la idea de rivalidad entre el Adelantado y el rey de Granada formulando una nueva hipótesis: una alianza mercantil entre ambos cabecillas que protegía al Reino de Murcia de un bloqueo económico por parte del rey Enrique IV tras el conflicto con el fallido Alfonso XII. Abstract: This article analyzes the exceptional privileges that Governor Pedro Fajardo and the City Council of Murcia granted to the Genoese merchants between 1454 and 1474, mostly to the Negro and Spínola families, to import and export products to and from the other extreme of the border of the Kingdom of Granada, with guaranteed insurances for the incomes of the city. This security proves an absence of danger in the commercial transit in the coasts of Granada and challenges the idea of rivalry between the Governor and the king of Granada formulating a new hypothesis: a mercantile alliance between both ringleaders that protected the Kingdom of Murcia of an economic blockade on the part of Castilian king Henry IV after the conflict with the unsuccessful Alphonso XII. 1 Este trabajo forma parte del proyecto de tesis doctoral Murcia en el siglo XV: relaciones comerciales con Italia, mercaderes y capitales extranjeros.¿Un ciclo económico de la influencia?, dirigido por la Dra. Mª Desamparados Martínez San Pedro (U. de Almería) y co-dirigido por la Dra. Silvana Fossati Raiteri (U. de Génova). Así mismo, constituye un extracto del Apartado 4 / Bloque III, del Trabajo de Investigación de Tercer Ciclo leído en la Universidad de Almería el 16 de abril de 2009, titulado Comercio Internacional y Estrategia Política. La ciudad de Murcia y los comerciantes italianos: especulación económica y mercado negro (1454-1504) Hacia una nueva concepción de ciclo económico. Algunos aspectos del presente artículo han sido presentados en diversos congresos: Nájera, Encuentros Internacionales del Medievo, 2008 y VI Jornadas Luso-Españolas de Historia Medieval, 2008. Agradezco a los evaluadores las puntualizaciones realizadas, las cuales han sido atendidas pormenorizadamente y han contribuido a una sustancial mejora del presente artículo. Abreviaturas utilizadas: AC = Actas Capitulares; ADMS = Archivo Ducal de Medina Sidonia; AEM =Anuario de Estudios Medievales; AHPM = Archivo Histórico Provincial de Murcia; AML = Archivo Municipal de Lorca; AMM = Archivo Municipal de Murcia; CC = Cartas Concejiles; C. de V. = Cartas de Vecinos; Cart. R. = Cartularios Reales; CR = Cartas Reales; EEM = En la España Medieval; Exp. = Expedientes; HID = Historia, Instituciones, Documentos; L. de M. = Libros de Mayordomo; Leg. = Legajo; MMM = Miscelánea Medieval Murciana; Prot. Not. = Protocolos Notariales. 100 JAVIER QUINTEROS CORTÉS Palabras clave: genoveses; comercio internacional; seguros mercantiles; tintes; reino de Murcia; adelantado Pedro Fajardo; Enrique IV. Keywords: Genoese; international trade; mercantile insurances; dyes; kingdom of Murcia; governor Pedro Fajardo; Henry IV. SUMARIO 1. Introducción.- Consideraciones generales sobre la presencia genovesa en Murcia.- 2. Los Catáneo, los Casanova y Galeoto de Negro: el negocio de los tintes al amparo del Concejo murciano.- 3. Los Spínola y los seguros mercantiles al amparo del Adelantado Pedro Fajardo y del Concejo.- 4. La familia Negro y los seguros concejiles.- 5. Juan de Opertis, el lombardo.6. Los préstamos al Concejo.- 7. El conflicto entre Enrique IV y el fallido Alfonso XII. Consideraciones finales. 1. INTRODUCCIÓN. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA PRESENCIA GENOVESA EN MURCIA Plantear el tema de la presencia y del papel que jugaron los comerciantes italianos en el Reino de Murcia en el siglo XV supone, al día de la fecha, grandes interrogantes, más que por la falta de documentación por la ausencia de estudios críticos que apelen al cruce de fuentes como posible solución para salvar dichos interrogantes; al margen de que las fuentes italianas que pueden arrojar nuevos y reveladores datos sobre las relaciones Murcia-Génova-Florencia aún están sin explorar. La bibliografía existente sobre la cuestión, producida en los últimos treinta años, apenas supera la quincena de títulos2, y no todos ellos realizan nuevas aportaciones, ofrecen una propuesta crítica o llegan a un aceptable grado de interpretación; los más se limitan a la exposición descriptiva de los hechos. En 1976 don Juan Torres Fontes publica un artículo3, no superado hasta hoy, sobre los genoveses en Murcia. Además de sacar a la luz una significativa parte de la documentación existente al respecto en los Archivos Histórico y Municipal de Murcia, invita a que se profundice sobre los ligures y su participación en el comercio murciano, dejando claro que su artículo “no intenta ser un estudio completo”, ni pretende “hacer historia de este comercio”4. En el mismo año, y en la misma publicación, Ángel Luis Molina Molina complementa el artículo anterior con otro de idéntica temática y objetivos pero referido exclusivamente al reinado de los Reyes Católicos5. En los años ´80 cinco investigadores tratan sobre el colectivo italiano: Alfonso Franco Silva, en sus estudios sobre el alumbre murciano6; Carmen Cremades Griñán, que realiza un esbozo 2 En contraposición a la gran producción existente sobre la participación italiana en el comercio internacional de la Baja Edad Media. 3 Juan TORRES FONTES, Genoveses en Murcia (Siglo XV), “MMM”, II (1976), p. 70-168. No obstante, las primeras menciones sobre el colectivo italiano de Murcia datan de 1954, véase: María del Carmen CARLÉ, Mercaderes en Castilla (1252-1512), “Cuadernos de Historia de España”, XXIXXII (1954), pp. 146-328. 4 J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 71. 5 Ángel Luis MOLINA MOLINA, Mercaderes genoveses en Murcia durante la época de los Reyes Católicos (1475-1516), “MMM”, II (1976), pp. 278-312. 6 Alfonso FRANCO SILVA, El alumbre murciano, “MMM”, VI (1980), pp. 237-272. En 1996 retomará el tema en El alumbre del Reino de Murcia: una historia de ambición, intrigas, riquezas y poder, Murcia, 1996. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 101 sobre las operaciones comerciales de principios del XVI7; María de los Llanos Martínez Carrillo, que hace una ligera mención en su obra sobre Manueles y Fajardos8; Jacqueline Guiral, que pone de manifiesto las posibles alianzas entre genoveses de Murcia y de Valencia9; y Denis Menjot que, con la colaboración de Elena Cecchi, va a revelar la casi inexistente presencia de correspondencia comercial murciana en el Archivo Datini en la primera mitad del siglo XV10. En la década de los ´90 la tesis de Denis Menjot sobre el Reino de Murcia y que no se publicará en España hasta 2002 arrojará nuevos datos en lo que a la primera mitad del siglo XV se refiere11; Montojo Montojo puntualiza algunas de las actividades de los italianos en el puerto de Cartagena12; Molina Molina contextualiza a los genoveses de Murcia en el comercio internacional de Castilla13; Martínez Carrillo sistematiza la información proporcionada por Torres Fontes en 197614 y sitúa a los ligures en los principales sectores comerciales15; Miguel Rodríguez Llopis hace hincapié en las conexiones de los genoveses de Murcia con los de otras partes de Castilla16; y María del Carmen Peiró Mateos dedica a los genoveses siete páginas en su tesis doctoral sobre el comercio y los comerciantes en la Murcia de finales del XV, aportando algunos nuevos datos17. Finalmente, en el año 2000, José Damián González Arce realiza algunas puntualizaciones sobre la actuación de los genoveses en el negocio de los tintes18. Hay que destacar que, paralelamente a estos estudios, y sobre todo a partir de 1995, en los excelentes trabajos de David Igual Luis sobre comercio se pueden encontrar algunas referencias al colectivo genovés de Murcia19. 7 Carmen María CREMADES GRIÑÁN, Transacciones comerciales aplazadas en la ciudad de Murcia (1500-1515), “MMM”, X (1983), pp. 221-258. 8 María MARTÍNEZ CARRILLO, Manueles y Fajardos: la crisis Bajomedieval en Murcia, Murcia, 1985, pp. 160-161. 9 Jacqueline GUIRAL HADZIIOSSIF, Valencia, puerto mediterráneo en el siglo XV (1410-1525), Valencia, 1989, pp. 336-541. 10 Denis MENJOT y Elena CECCHI, Murcie dans le grand commerce international a l’orée du XVe siècle d’après les Archives Datini. Notes et documents, “MMM”, XV (1989), pp. 121-138. 11 Denis MENJOT, Murcie castillane. Une ville au temps de la frontière (1243-milieu du XVe), Madrid, 2002, pp. 916-922 y pp. 1302-1303. 12 Vicente MONTOJO MONTOJO, Mercaderes y actividad comercial a través del puerto de Cartagena en los reinados de los Reyes Católicos y Carlos V (1474-1555), “MMM”, XVIII (1993), pp. 109-140. En 1987 ya había tratado el tema de los italianos en fechas similares aportando un dato de significativa importancia que no ha sido tenido en cuenta la posibilidad de que desde 1468 funcionara en el Reino de Murcia un Consulado de genoveses, véase: Cartagena en la época de los Reyes Católicos (1474-1516), “Murgetana”, 71 (1987), pp. 49-71. 13 A. L. MOLINA MOLINA, Proyección mediterránea del Reino de Murcia en la Edad Media, “MMM”, XVII (1992), pp. 59-75. 14 M. MARTÍNEZ CARRILLO, El Reino de Murcia en el sistema económico mediterráneo de la Baja Edad Media, “AEM”, 24 (1994), pp. 247-271. 15 M. MARTÍNEZ CARRILLO, El comercio en el sureste peninsular en la Baja Edad Media. Sectores principales y políticas de actuación, “MMM”, XIX-XX (1995), pp. 173-188. 16 Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS, La integración del Reino de Murcia en el comercio europeo al fin de la Edad Media, en Castilla y Europa. Comercio y mercaderes en los siglos XIV, XV y XVI (Hilario CASADO ALONSO, ed.), Burgos, 1995, pp. 81-114 17 María del Carmen PEIRÓ MATEOS, El comercio y los comerciantes en la Murcia de finales de la Edad Media a partir de la documentación, Murcia, 1999, pp. 137-144. 18 José Damián GONZÁLEZ ARCE, Gremios, producción artesanal y mercado. Murcia, siglos XIV y XV, Murcia, 2000, pp. 141-159 y pp. 205-210. 19 Principalmente menciones de las operaciones que los genoveses de Murcia llevan a cabo en Valencia, véase: David IGUAL LUIS, Valencia e Italia en el siglo XV: rutas, mercados y hombres de negocios en el espacio económico del Mediterráneo occidental, Valencia, 1996, pp. 81-100, 234 y pp. 290-291, ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 102 JAVIER QUINTEROS CORTÉS Si bien se supone la presencia italiana en el Reino de Murcia desde la época musulmana, se comprueba como fecha más temprana el año 1332, observándose una actividad considerable hacia 1390 cuando dos genoveses consiguen el monopolio de los tintes20. Las actividades del colectivo en este momento serán el negocio citado y los préstamos en metálico al Concejo. En la primera mitad del siglo XV se constatan aproximadamente unos 50 italianos, mayoritariamente genoveses, localizados en la capital del reino. Siguen ostentando el monopolio de los tintes, continúan efectuando préstamos de dinero al Concejo, y ya se verifican otras actividades como el comercio de tejidos y el arrendamiento de las aduanas. No es hasta la segunda mitad del siglo XV cuando el colectivo se incrementa, alcanzando entre 1454 y 1504 la cantidad de 103 italianos21. Valencia posee la comunidad italiana más numerosa de la Península con 734 italianos censados, de los cuales 351 son genoveses22; en segundo lugar se sitúa Sevilla que, a pesar de los datos expuestos por D’Arienzo para el último cuarto de siglo en torno a 40 individuos23, ostenta, según los estudios de González Jiménez y Bello León, casi 160 italianos durante el reinado de los Reyes Católicos24; Murcia tercera con 103 individuos; Córdoba cuarta con 6725 y Cádiz y el Puerto de Santa María en quinto y sexto lugar con 19 y 2 italianos respectivamente26. A pesar de que algunos de los apellidos italianos constatados en Murcia se encuentran en épocas similares en Valencia y Sevilla, por el momento no se puede determinar si se trataba de miembros de una misma compañía familiar, si y Banqueros y comerciantes italianos en España en tiempos de los Reyes Católicos, en Comercio y hombres de negocio en Castilla y Europa en tiempos de Isabel la Católica (H. CASADO ALONSO y A. GARCÍA-BAQUERO, eds.), Madrid, 2007, pp. 151-179; y D. IGUAL LUIS y Germán NAVARRO ESPINACH, Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI, “HID”, 24 (1997), pp. 261-332. 20 J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 79-82 y A. L. MOLINA MOLINA, Proyección, p. 68. 21 Fuentes: AHPM, Prot. Not. Nº 362, 364, 433 y 634; AML, CC, C. de V. y CR; AMM, AC 1454-1504, CR/Nº 799 (1478-1488) y Nº 800 (1478-1488), Exp., L. de M. y Test.; y documentos publicados en J. TORRES FONTES, Genoveses, y A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes. Véase el listado completo de italianos en el Anexo. 22 D. IGUAL LUIS, Valencia, p. 74. 23 Luisa D’ARIENZO, Le colonie genovesi di Siviglia, Cadice, Jerez e Puerto de Santa Maria alla vigilia del viaggio di scoperta colombiano attraverso una fonte fiscale sulla guerra di Granada, en Sardegna, Mediterraneo e Atlantico tra Medioevo ed Età Moderna Vol. III (L. D’ARIENZO, cura di), Cagliari, 1993, pp. 133-183. Relación nominal y cuantitativa de mercaderes italianos en pp. 146, 154-155 y 159. 24 José Manuel BELLO LEÓN, Mercaderes extranjeros en Sevilla en tiempos de los Reyes Católicos, “HID”, 20 (1993), pp. 47-81 y Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Genoveses en Sevilla (Siglos XIIIXV), en Presencia Italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano (Bibiano TORRES RAMÍREZ y José HERNÁNDEZ PALOMO, coords.), Sevilla, 1989, pp. 115-130. Sobre la presencia genovesa en Sevilla en general véase: L. D’ARIENZO, Problemi diplomatistici tra Genova e Siviglia. Considerazioni sulla fonti Italo-Iberiche nel Basso Medioevo, en Presencia Italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano (B. TORRES RAMÍREZ y J. HERNÁNDEZ PALOMO, coords.), Sevilla, 1989, pp. 187-220; Silvana FOSSATI RAITERI, Presenze genovesi a Siviglia nella seconda metà del Quattrocento, “AEM”, 24 (1994), pp. 298-312 y La nazione genovese tra Cordova e Siviglia nel secondo ‘400, en Comunità forestiere e ‘nationes’ nell’Europa dei secoli XIII-XVI. Atti del Convegno Internazionale (Giovanna PETTI BALBI, ed.), Genova, 2001, pp. 283-297; y Geo PISTARINO, Presenze ed influenze italiane nel Sud della Spagna (Secc. XII-XV), en Presencia Italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del I Coloquio Hispano-Italiano (B. TORRES RAMÍREZ y J. HERNÁNDEZ PALOMO, coords.), Sevilla, 1989, pp. 21-52. 25 Anna UNALI, Mercanti e artigiani a Cordova nella seconda metà del Quattrocento, Bolonia, 1984, pp. 47-48. 26 L. D’ARIENZO, Le colonie, pp. 146, 154-155 y 159. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 103 ésta representaba a alguna compañía italiana en la Península, o si la casa matriz de dicha compañía familiar estaba en Murcia, Valencia o Sevilla. Sólo se puede afirmar que algunos integrantes del clan Negro estuvieron presentes en Valencia en fechas determinadas y que otros variaron su domicilio entre Sevilla, Valencia, Barcelona y Mallorca; y que varios de los componentes del clan Rey actuaron como factores en Valencia del capo de Murcia Baltasar Rey en la comercialización del alumbre27. El caso de los Spínola es diferente, ya que desde principios del XV se hallaban asentados, junto a un reducido grupo de genoveses, en el Reino de Granada. Este contingente afectado por la represalia llevada a cabo por Muhammad IX debido al ataque que habían sufrido naves cargadas de moros berberiscos por piratas en el puerto de Rodas, vivió entre 1443 y 1448 una auténtica persecución que incluyó retención de mercancías, anulación de créditos y, por supuesto, negación de permisos y seguros. Por lo que no es extraño que muchos de estos genoveses hubiesen emigrado a Andalucía, Valencia u otros lugares de la Península. Para nuestro caso de estudio, se da la hipótesis de que tres de los afectados pudieran trasladarse a Murcia: Ambrosio, Bartolomé y Carlos Spínola28; el problema en Granada no halla solución hasta 1452 y los tres mercaderes mencionados se registran en Murcia en 1455, 1460 y 1460 respectivamente en el supuesto caso de que sean los mismos. Cabe destacar que Carlos Spínola, junto a otros genoveses, ya realizaba transacciones comerciales en Murcia, de importación y exportación desde otras partes de la Península, en un caso muy interesante que se analizará posteriormente. Al hablar de italianos en Murcia se debe puntualizar que el 90% del colectivo eran genoveses, estando el 10% restante formado por lombardos, y sicilianos, por lo que en más de una ocasión se hará referencia directa a los genoveses o ligures. Estos comerciantes, a diferencia de lo que ocurre en otras parte de la Península como Valencia o Sevilla, buscan integrarse completamente en los círculos sociales y políticos de Murcia, estableciendo alianzas con todo tipo de personajes locales, sean nobles o burgueses, e incluso intentando insertarse en los círculos más próximos al poder real. A pesar de que este hecho es uno de los más remarcados por los autores que han tratado el tema, debo puntualizar que me referiré a ellos como colectivo29, descartando completamente el término colonia, concepto que considero erróneo para este conjunto de italianos que en ningún momento buscan una vinculación legislativa con su metrópolis de origen que los diferencie de los murcianos y que optan incluso, desde un comienzo, por castellanizar sus nombres y apellidos. De hecho, en 1468 el fallido Alfonso XII autoriza a Pedro Fajardo el nombramiento de un cónsul de genoveses que rija los designios de la comunidad en el Reino de Murcia, pero la orden no se cumple30. Esto no implica que rompan relaciones con la madre patria, sino que aprovecharán los pertinentes intercambios con la Liguria en su propio interés; lo que no está claro hasta el momento, a pesar de que se haya afirmado, es que estos genoveses actuaran como “factores de las grandes compañías”31, sino más bien que formaron pequeñas compañías cuya influencia económica y política se puede probar en el Reino de Murcia, y cuya trascendencia y capacidad de penetración en los diferentes 27 D. IGUAL LUIS, Valencia, pp. 234, 290 y 291. Sobre el elenco de genoveses afectados en este suceso del Reino de Granada, perjuicios y solución véase: Gabriella AIRALDI, Genova e Spagna nel secolo XV: Il “Liber Damnificatorum in Regno Granate” (1452), Génova, 1966. 29 El término colectivo hace referencia exclusivamente a un grupo de individuos unidos por lazos profesionales y laborales. 30 ADMS, Leg. 465 (1468. Arévalo, mayo 30). Documento publicado en V. MONTOJO MONTOJO, Cartagena, pp. 64-66. 31 A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes, p. 281. 28 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 104 JAVIER QUINTEROS CORTÉS mercados italianos, sobre todo la Toscana, vía Génova, es algo que debe investigarse para poder definir realmente la actuación de estos grupos en el sudeste de la Corona de Castilla. El principal puerto del reino es el de Cartagena32, que a pesar de ser la salida directa de Castilla al Mediterráneo no adquirirá relevancia comercial y militar hasta el cambio del siglo XV al XVI, y que aún así no alcanzará el nivel del puerto de Sevilla; junto a éste, los puertos menores de Mazarrón, Los Alcázares y San Pedro del Pinatar funcionarán como fondeaderos de las naves genovesas y castellanas encargadas del intercambio de mercaderías desde el siglo XV. Si el gobierno de los Reyes Católicos fue crucial para los genoveses ya que desde 1475 supieron acomodarse perfectamente a los designios de la Corona, colaborando estrechamente con los monarcas y obteniendo beneficios más que monetarios de estas relaciones, el reinado de Enrique IV se caracterizó por las concesiones otorgadas a estos mercaderes, y por la estrecha relación de Pedro Fajardo y el Concejo con los mismos a partir de 1468, formando un bloque de intereses político-económicos que tendía a rivalizar con el mismo monarca en pro de lo que podríamos considerar como una temprana autonomía del Reino de Murcia. 2. LOS CATÁNEO, LOS CASANOVA Y GALEOTO DE NEGRO: EL NEGOCIO DE LOS TINTES AL AMPARO DEL CONCEJO MURCIANO El comercio de los tintes fue el negocio más productivo de los genoveses al menos hasta que en la década de los ´80 se imponen el trigo y el alumbre. En la última década del siglo XIV Murcia había padecido los enfrentamientos entre Manueles y Fajardos, lo que obligó a más de la mitad de la población a emigrar a Molina Seca al amparo de Yáñez Fajardo33. Es en este momento en el que los ligures se hacen con el control de las tintorerías; al regreso de los vecinos se denuncia este proceder pero finalmente el Concejo acepta la oferta de los extranjeros. Al principio, la competencia entre los mercaderes sólo conllevó baja calidad tanto en los productos como en el tintado, por ello se concede la exclusividad del negocio a Polo Usodemar y Jácomo Catáneo en 1396 por seis años. Durante ese período los problemas con los artesanos locales continúan y en 1431 se decide otorgar el monopolio a un solo comerciante: Francisco Rey34. A partir de este contrato, el sector permanecerá en manos genovesas hasta 1514. Los cuatro momentos relevantes de este siglo del monopolio del tinte fueron: el acuerdo de 1431, porque anuló toda posibilidad de que artesanos murcianos participasen en el negocio35; la sociedad de Simón Catáneo y Leonardo Casanova, por tres años a partir de 1460, porque va a importar el pastel, el alumbre y el tartal de Génova36; la sociedad formada por Lucas de Viñán, Juan Dolfín y Nicolás Gambón, porque en 1461 va a 32 Sobre la evolución del puerto de Cartagena, las actividades de piratas y corsarios en sus costas y algunas referencias a los puertos menores véase: María MARTÍNEZ MARTÍNEZ, La frontera mediterránea de Castilla: núcleos y actividades en el litoral murciano (ss. XIII-XV), “Murgetana”, 108 (2003), pp. 43-65; M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia de la Región de Murcia, Murcia, 1999, pp. 151152 y J. TORRES FONTES, La reincorporación de Cartagena a la Corona de Castilla, “Anuario de Historia del Derecho Español”, 50 (1980), pp. 327-352. 33 Sobre esta problemática véase el excelente trabajo de conjunto de M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 119-129. 34 J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 105-108. 35 AMM, AC/Nº 54 (2), 1431-1432, f. 10 r-v. Documento publicado en J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 141-151. 36 AMM, AC/Nº 79, 1460-1461, ff. 19 v-20v. Se especifica que los tintes no provengan de Valencia. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 105 desplazar a la anterior pero va a mantener la cláusula de importación de los tres pigmentos citados37; y finalmente la compañía formada por Juan Salvago y Galeoto de Negro a partir de 146638, porque consiguió la exención del almojarifazgo en una década en que dicho impuesto había causado más de un problema al colectivo italiano, como ya se verá. De la sociedad Catáneo-Casanova destaca la expresa prohibición de la procedencia valenciana de los pigmentos, lo que evidencia el interés por asegurar las relaciones comerciales con Génova. Este contrato, que a pesar de acordarse en 1460 no entraría en vigor hasta 1461 nunca llega a cumplirse. En su lugar firman uno nuevo el grupo Viñán-Dolfín-Gambón, que respetan las cláusulas del anterior con una excepción: no puede exportarse ni roja ni alumbre, lo que nos indica que la explotación del preciado mineral en el reino, al menos, ya se consideraba. Galeoto de Negro y Juan Salvago se hacen con el monopolio en 1466 tras un infructuoso intento por parte de Juan Rótulo; en este acuerdo cabe resaltar la conexión entre la exención del almojarifazgo con los préstamos que realiza Negro y su ayuda a la causa del príncipe Alfonso, hechos que ya se verán con detalle. El tema de los tintes tipologías de los contratos y cumplimiento, rencillas con los mercaderes locales, precios y calidad ha sido tratado exhaustivamente por Torres Fontes e indirectamente por González Arce39. Pero, lo más importante de la cuestión, es decir los intercambios que se establecen con la Liguria, y a partir de allí con la Toscana y la Lombardía, según la hipótesis arrojada por Melis en los años ‘60’70 según la cual la sucursal valenciana de la compañía Datini estaba muy interesada en la regione della grana, es decir en los territorios de Murcia y Alicante, en donde se explotaba y elaboraba esta preciosa sustancia tintórea que se reconocía de acuerdo a sus dos variedades: la valenciana y la murciana40, es un asunto que todavía carece de investigaciones pertinentes al no haberse consultado las fuentes italianas. Dicho objetivo forma parte del próximo estadio de esta investigación. En lo que al presente trabajo respecta, se ha puesto de relieve cómo un contrato de exclusividad se consigue conjuntamente con una considerable exención impositiva, hechos que hallarán su explicación más adelante cuando se analicen los préstamos realizados al Concejo, el apoyo otorgado al bando político del Adelantado y, para cerrar el ciclo, la coyuntura que permite que el monarca no se oponga a este proceder. 3. LOS SPÍNOLA Y LOS SEGUROS MERCANTILES AL AMPARO DEL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y DEL CONCEJO Los representantes de la familia Spínola constatados hasta el momento en Murcia son seis: Ambrosio, Bartolomé, Carlos, Juan Bautista, Rafael y Simón. La documentación arroja un claro período de actuación comprendido entre 1443 y 1470; aunque se suponen 37 J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 112. AMM, AC/Nº 85, 1466-1467, ff. 11r-v y 17r-v. 39 J. D. GONZÁLEZ ARCE, Gremios; J. TORRES FONTES, Genoveses, y Ordenanzas de tintoreros, “Murgetana”, 16 (1961), pp. 36-46. 40 Este interés tiene su punto de partida en los años finales del XIV, cuando en 1397 debido a las incursiones turcas en los Balcanes, Venecia se queda sin proveedor de grana, Corinto y Patrasso, por lo que rápidamente la compañía Datini envía gestores a Barcelona para tratar la adquisición del pigmento en territorio valenciano, murciano y mallorquín. Se forma una triple sociedad entre los Datini, el drappiere florentino Cresci y el mercader florentino Gaddi, que exportan una carga de grana de 5.000 florines a Pisa, y de allí en naves catalanas a Venecia. Véase: Federico MELIS, I rapporti economici fra la Spagna e l’Italia nel secoli XIV-XVI secondo la documentazione italiana, en Mercaderes italianos en España (Siglos XIV-XVI), Sevilla, 1976, pp. 177-199 (Discurso pronunciado el 23 de mayo de 1970 en la Universidad de Valladolid). 38 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 106 JAVIER QUINTEROS CORTÉS hermanos no hay ninguna alusión al parentesco entre los mismos, posibles relaciones con los Spínola de Granada a excepción de que efectivamente Ambrosio, Bartolomé y Carlos hubiesen emigrado del vecino reino tras la represalia de la década de 1440, con los de Valencia a menos que el Juan Bautista murciano sea el mismo que el valenciano41, o contacto con los de Génova. El material documental no hace referencia exacta al tipo de mercaderías que comerciaban, pero sí deja claro que dos de ellas eran los tejidos y el trigo, especifica aquellas con las que no podían mercar, y lo que es más importante, nos da una idea clara de las cuantiosas sumas de dinero que circulaban gracias a ellos. Por una querella que interpone David Aben Alfahar, recaudador mayor de las rentas del almojarifazgo, a los descendientes de Pedro Avilés en 1460 para que les embarguen sus bienes42, sabemos que de las importaciones y exportaciones realizadas por Carlos, Rafael y Simón Spínola junto a otros siete mercaderes43, realizadas entre 1443 y 1448, debían al arrendador “cada uno dellos fasta dozientos mill maravedíes”44 en concepto de tasas de almojarifazgo que, por esas cosas del destino y del furor comercial, se les olvidó pagar. Aben Alfahar realiza la denuncia en su momento y como había documentos que probaban esta deuda se ordena el encarcelamiento de los diez implicados; no se sabe todavía porqué, pero el alguacil Pedro Avilés los libera, y los genoveses se dan a la fuga. Doce años después, el judío reclama la deuda. Al margen de la anécdota, la noticia arroja dos datos de primer orden. En primer lugar, si la deuda era en concepto de almojarifazgo las transacciones no pudieron llevarse a cabo con el Reino de Granada ya que esta frontera tributaba el diezmo y medio de lo morisco45; además si este Carlos Spínola es el que había sido perjudicado por la represalia llevada a cabo en Málaga contra los genoveses, lo más probable es que esta acción comercial tuviera otro destino. Segundo, la deuda total de los genoveses ascendía a la nada despreciable suma de 2.000.000 de maravedíes46. Si se tiene en cuenta que en 41 Para los listados nominales de italianos en Valencia en el siglo XV véase: D. IGUAL LUIS, Valencia, pp. 81-100, 234, 890 y 891. 42 AMM, Leg. 4271/Nº 138. Documento mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 97 y publicado en María del Carmen MOLINA GRANDE, Colección de Documentos para la Historia de Murcia, 18. Documentos de Enrique IV, Murcia, 1988, pp. 319-321. 43 Jerónimo Bivardo, Francisco Carlo, Daniel Gamboa, Pedro Gamboa, Micer Jerónimo, Bernabé de Rícolo y Juan de Opertis (AMM, Leg. 4271/Nº 138, f. 1 r.) 44 AMM, Leg. 4271/Nº 138, f. 1 r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 97. La regesta del presente documento, en el catálogo del Archivo Municipal de Murcia, alude que en total la deuda era de 200.000 maravedíes, cuando claramente se consta que “le devían e avían de dar cada uno dellos fasta dozientos mill maravedíes”. Por el contrario, la regesta de Molina Grande Colección, op. cit., pp. 319-321, no especifica cifras. Cuando Torres Fontes comenta esta situación en su artículo, se limita a citar textualmente la frase. La posibilidad de que se tratara de una deuda global de 200.000 maravedíes queda descartada por dos motivos esenciales: la contundencia del documento, y porque realizando los mismos cálculos de porcentajes inversos que he llevado a cabo, si entre todos los genoveses hubiesen debido 200.000 maravedíes, la deuda anual de cada uno apenas hubiera alcanzado los 400 maravedíes, suma por la cual se desconoce, ya sea en documentos editados o inéditos consultados, que un mercader genovés se diera a la fuga; tanto fraudes como impagos nunca se daban, como en el caso de los Rey, por menos de 10.000 maravedíes. Sobre los negocios de esta familia véase: Javier QUINTEROS CORTÉS, Los Spínola, los Opertis, los Negro y los Rey: la “influencia” genovesa en el abastecimiento de una ciudad. El caso de Murcia en la segunda mitad del siglo XV, en Alimentar la ciudad en la Edad Media. Nájera, Encuentros Internacionales del Medievo 2008 (Beatriz ARÍZAGA BOLUMBURU y Jesús Ángel SOLÓRZANO TELECHEA, eds.), Logroño, 2009, pp. 387-405. 45 Sobre este impuesto véase: Cristóbal TORRES DELGADO, Acerca del diezmo y medio diezmo de lo morisco, “EEM”, 1 (1980), pp. 521-534. 46 Debe quedar claro que todos los cálculos han sido realizados sobre la base de que cada genovés debiera hasta 200.000 maravedíes, el documento claramente dice que no todos ellos alcanzaron esa ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 107 Murcia este impuesto gravaba en un 5% sobre las importaciones y un 2,5 sobre las exportaciones47, asistimos al hecho de que los diez genoveses implicados manejaron en esos cinco años unos 40.000.000 de maravedíes si importaron productos, y unos 80.000.000 si exportaron, es decir una media de 60.000.000 que arroja una cifra anual de 12.000.000. De esta cantidad la familia Spínola manejaría unos 3.600.000 maravedíes, es decir que no tenían el monopolio pero sí un 30% del mismo. Para tener una idea clara de lo que significaban estas cantidades en el movimiento comercial de la ciudad, se puede exponer que en el ejercicio 1446-1447, el Concejo ingresó en concepto de rentas y propios 177.952 maravedíes48, un año en que cada uno de los genoveses aludidos evadió 40.000 maravedíes en concepto de un solo impuesto real. Y esto no es nada, si tenemos en cuenta las cifras arrojadas por Ladero Quesada, según las cuales Murcia ingresó en concepto de almojarifazgo entre 1444 y 1450 la cifra de 273.786 mrs. anuales49, observamos que en un período similar, 1443/1448, pudo incrementar este valor en, aproximadamente, 333.000 mrs. anuales, lo que nos da un total de 606.786 maravedíes50. Por lo tanto, este grupo de mercaderes genoveses absorbió durante 5 años el 50% del total de un solo impuesto cuyo destino eran las arcas reales. No hay noticias de que se solucionara el problema, ni de represalias contra los genoveses, por el contrario, parece que al Concejo le importaba más la circulación de productos que la suma debida al monarca. Si tenemos en cuenta que Simón Spínola, uno de los implicados, reapareció en 1454, sólo seis años después del fraude y seis antes de que a los descendientes de Aguilés se les requisaran los bienes, obteniendo el 30 de julio un nuevo seguro “non enbargante”51 de la citada institución con la sola salvedad de pagar los derechos correspondientes al rey, y del que también se beneficiaron los ya conocidos Juan y Rafael Casanova, y que otros miembros de la familia también obtuvieron los suyos, como veremos a continuación, la hipótesis más directa y sencilla es que la liberación de los genoveses fuera ordenada por el mismo Concejo o por el Adelantado Pedro Fajardo. Por extensión, serían ellos los promotores de estas acciones, no constituyendo el caso expuesto ni único ni esporádico. En 1460 es Bartolomé Spínola quien obtiene seguro del Concejo, institución en la que hay que especificar que Pedro Fajardo será regidor desde 1465, para comerciar libremente, eso sí, pagando las rentas debidas. Sólo se le imponen dos condiciones: que no puede competir con Leonardo Casanova y Simón Catáneo por suma, por lo que las cifras arrojadas suponen el margen más alto de dinero manejado en mercancías, lo que no implica que fuera dicha cantidad. A esto debe agregarse un dato: que había más genoveses deudores de los citados en la denuncia. 47 Sobre el almojarifazgo en general, evolución y sus particularidades murcianas véase: J. D. GONZÁLEZ ARCE, Almojarifazgo y economía urbana en el Reino de Murcia, siglo XIII, “Hispania”, 53/1, Nº 183 (1993), pp. 5-34 y Artesanado y fiscalidad real. Almojarifazgo, alcabala, moneda y pedidos. Murcia, ss. XIV-XV, “MMM”, XXI-XXII (1997-1998), pp. 111-132; Miguel Ángel LADERO QUESADA, La Hacienda Real de Castilla en el siglo XV, Tenerife, 1973, pp. 127-129; Denis MENJOT, Fiscalidad y sociedad. Los murcianos y el impuesto en la Baja Edad Media, Murcia, 1986, pp. 140-237; María Belén PIQUERAS GARCÍA, Fiscalidad real y concejil en el reinado de Enrique IV: el ejemplo de Murcia (1462-1474), Cádiz, 1988 y María del Carmen VEAS ARTESEROS, Fiscalidad concejil en la Murcia de fines del Medievo, Murcia, 1991. Sobre lo anterior, el peaje del puerto de La Cadena y los derechos de mollaje y anclaje: M. RODRÍGUEZ LLOPIS, La integración, pp. 81-114. Para una síntesis de la hacienda real y concejil en la Murcia del Cuatrocientos: Mª C. PEIRÓ MATEOS, El comercio, pp. 61-75. 48 AMM, Leg. 4304/Nº 10, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Jaime de Aliaga, ff. 1r-4r. 49 M. Á. LADERO QUESADA, La Hacienda, pp. 127-144. 50 No se han calculado en estas cifras los 10.000 mrs. correspondientes al Concejo. 51 AMM, AC/Nº 74, 1454-1455, f. 14v. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 108 JAVIER QUINTEROS CORTÉS el abastecimiento de tintes; y que no puede comerciar con los productos vedados, es decir, que no puede exportar ganado caballar, cereales, oro, plata ni vinagre, y que no puede importar ni sal ni vino de Aragón52. Tres años después el Concejo asegura a un mercader genovés que no pertenece al clan Spínola: Onofre Sauli, en sociedad con el también ligur Angelo del Solar. Los términos del acuerdo son similares: pueden comerciar libremente con productos autóctonos e importados a excepción de las típicas mercancías vedadas, libertad de precios, y, como es habitual, se les promete protección en el tránsito, derecho a retirar sus negocios en caso de conflicto, y se los obliga a pagar las tasas acostumbradas53. El 5 de junio de 1470 es el Adelantado Pedro Fajardo quien otorga seguro a Juan Spínola y Juan Antón Calvo, con las salvedades habituales sobre prohibiciones y debido pago de los impuestos reales; podían comerciar con productos autóctonos e importados sobre todo sedas y fustanes, con libertad de precios, protección en el tránsito y derecho a liquidar sus negocios en caso de conflicto tanto en el puerto de Cartagena como en el interior del reino54. No obstante, no es la primera vez que Fajardo está en contacto con los Spínola; en 1455, por algún delito que se desconoce pero que no es difícil perfilar, y que desembocó en “peleas e roídos e muertes de omes e fuerças e robos”, obtiene perdón de Enrique IV, que también perdona a un genovés implicado en el asunto: Ambrosio Spínola55. No se puede afirmar a ciencia cierta cuál fue el problema del problemático Pedro Fajardo, ni hasta qué punto estaba implicado Ambrosio Spínola, sólo se pueden aportar dos datos para esclarecer la cuestión: en agosto del mismo 1455 Fajardo es investigado por desmantelar la lombarda del alcázar de la ciudad de Murcia56, y en febrero de 1457 se apodera del cargamento de una carraca genovesa fondeada en el Puerto de Cartagena y capitaneada por Termo de Viya57, que entre otras cosas portaba trigo… ¿acaso el Adelantado pretendía neutralizar a la competencia? Se puede decir entonces que entre los años ‘50 y ‘70 los Spínola gozaron de una protección total, tanto por parte del Concejo como por parte del Adelantado, para comerciar con productos que seguramente se destinaban al abastecimiento alimenticio y textil de la ciudad; disfrutaron de unos márgenes de beneficio que rayaban el contrabando y de forma indirecta se vinculaban al poder local. Ante estas afirmaciones se abren cuatro preguntas. Primera, ¿exactamente de dónde provenían y adónde iban las mercaderías con las que comerciaban?, el trigo probablemente de Andalucía y los tejidos de Málaga y Almería, si tenemos en cuenta que la seda producida en estas dos ciudades del Reino Nazarí no sólo se comercializaban en el exterior sino también en 52 AMM, AC/Nº 79, 1460-1461, ff. 29r-30r. Documento publicado en J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 152-154. 53 AMM, AC/Nº 81, 1462-1463, ff. 108v-109r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 85-88. 54 AMM, AC/Nº 88, 1469-1470, ff. 120r-121r. Documento publicado en J. TORRES FONTES, Genoveses, pp. 156-158. 55 AMM, CR/Nº 798 bis, f. 38r-v. (1455. Écija, abril 29) Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 100. Documento publicado en Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, pp. 20-23. 56 AMM, CR, Cam. 790/Nº 40 (1455. Sevilla, agosto 8) Documento publicado en J. TORRES FONTES, Don Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Madrid, 1953, pp. 205-206 y en Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, pp. 44-45. 57 AMM, CR/Nº 798 bis, ff. 53v-54r. Documento publicado en Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, pp. 106-109. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 109 el resto de la Península a través de los puertos de Cartagena, Alicante y Valencia58. Segunda, ¿cuál era el margen real de ganancia que obtenían de sus intercambios? Si tenemos en cuenta los hechos acaecidos entre 1443/1448, que posiblemente tuvieron continuidad, hablamos de un alto margen de ganancia resultante de la suma de sus propios beneficios y de los impuestos no pagados. Tercera, ¿era la vinculación entre Fajardo y Spínola lo que llevaba a Enrique IV a obviar el cobro de una deuda como la que se ha detallado, y de ser así, era tanta la necesidad del monarca de que el Adelantado fuera su aliado y no de su hermano Alfonso? Sí, si tenemos en cuenta que dichas deudas nunca se cobraron y que encima Fajardo recibió Cartagena en 1466, puerto en el que sus asegurados van a llevar a cabo transacciones comerciales, muchas de ellas exentas de almojarifazgo. Finalmente, ¿quién se beneficiaba más con este comercio que sobrepasaba la mediana escala: el rey que perdonaba las rentas, los genoveses que se las quedaban, o el Adelantado que gracias a estos acontecimientos ganaba en autonomía y poder? 4. LA FAMILIA NEGRO Y LOS SEGUROS CONCEJILES El clan murciano de los Negro está formado, según la documentación consultada hasta el momento, por Agustín, Galeoto, Juan Antonio, Julián, Polo y Tadeo. A los que hay que agregar a Pedro de Negro, habitante de Toledo, con el que mantendrán relaciones comerciales a partir de 1480; Alberto y Francesco di Negro, residentes en Sevilla y con operaciones en Valencia; Battista di Negro residente en Mallorca; y Girolamo di Negro, residente en Barcelona y con operaciones en Valencia. Por el momento sólo afirmamos que Agustín y Julián de Negro llevaron a cabo operaciones en Valencia59. El período de actuación de este grupo está comprendido entre 1463 y 1508. No se hace referencia en las fuentes a una relación clara de parentesco entre ellos, y aunque la mayoría de autores consultados los suponen hermanos, mi hipótesis plantea que, al igual que los Rey, se trata de tíos/sobrinos o padres/hijos si atendemos a las diferencias de entre 15 y 20 años en la aparición de unos y otros. En este caso sí está claro qué productos alimenticios van a importar principalmente: trigo, cebada y atún. Entre el 9 y el 13 de febrero de 1473, los regidores Rodrigo de Soto, Juan de Cascales, Antonio Saorín y Alfonso Ávila, en representación del Concejo, llegan a un acuerdo con los mercaderes genoveses Galeoto de Negro, Tadeo de Negro y Simón Catáneo para que éstos importen trigo “del Andalusía”, por mar hasta el puerto de Cartagena, asegurándose las operaciones con los propios y rentas de la institución60; cabe aclarar aquí que el trigo que llegaba a Murcia y Lorca desde Andalucía se embarcaba en Sevilla o Jerez de la Frontera, pero ello no implicaba que el cereal 58 F. MELIS, Malaga nel sistema economico del XIV e XV secolo, “Economia e Storia”, Año III/ Fasc. I (1956), pp. 19-59 y Fasc. II (1956), pp. 139-163. Recopilado en F. MELIS, Mercaderes italianos en España (Siglos XIV-XVI), Sevilla, 1976, pp. 1-65. 59 Los datos sobre Alberto, Francesco, Battista y Girolamo di Negro en D. IGUAL LUIS, Valencia, pp. 290-291. Fuentes para el presente estudio, vid. Nota 21. 60 AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, ff. 13v y 15r. Torres Fontes menciona el acuerdo en su artículo Genoveses, p. 97, pero situándolo en el año 1475, quizá porque el libro de Actas Capitulares del ejercicio 1474-1475 es confuso en su ordenación e incluye algunos capítulos del año 1473 de forma dispersa y sin mayores aclaraciones, entre los que se encuentra el trato en cuestión. Los períodos correspondientes al año ´73 son los siguientes: 1473-01-05/1473-03-06: ff. 1-24v; 1473-03-06/1473-05-08: ff. 161-184v. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 110 JAVIER QUINTEROS CORTÉS fuera castellano61. Se desconocen otras cláusulas del acuerdo, las cantidades de trigo pactadas y el dinero aportado por unos y otros. Sólo siete días después, es decir el 20 de febrero, el Concejo prohíbe que el trigo cosechado en Murcia se venda a más de 640 maravedíes el cahíz, siendo el precio tope para la cebada los 370 maravedíes por la misma medida, cotizándose la venta al por menor en 8 maravedíes el celemín62. En la misma fecha, Alfonso de Valdivieso, canónigo y provisor de la Iglesia de Cartagena, presta 1.200 reales valencianos de plata, es decir unos 31.200 maravedíes63, para pagar el trigo comprado en Alicante, comprometiéndose el Concejo a devolver la cuantía en 15 días64. Si tenemos en cuenta el interés casi suplicante para que se lleven a cabo las importaciones pertinentes, y el precio tan comedido establecido por el Concejo para la venta en el comercio local de la producción interna, 1473 se plantea bastante crítico en lo que a aprovisionamiento de cereales se refiere, aunque no tanto como 1479, en que el cahiz de trigo murciano se sitúa en los 800 maravedíes65. Por lo que no sería ilógico afirmar que los genoveses aprovecharon la coyuntura para obtener todos aquellos beneficios que pretendían, sino ¿quién socorrería con metálico a un Concejo insolvente a merced de la adversidad? Atendiendo a la trayectoria de al menos Galeoto y Tadeo de Negro, son indudables los beneficios fiscales y líquidos que obtendrían. Dejando de lado a Catáneo, que se especializaba en tintes y en la producción de jabón de losa, Galeoto de Negro, como ya se ha mencionado anteriormente, había oficiado la década anterior como abastecedor de tintes y, como se verá, será prestamista para apoyar la causa de Alfonso XII poco tiempo después. Tadeo de Negro, quizá uno de los personajes más interesantes del clan y que más sorpresas deparará en futuras investigaciones, había obtenido siete meses antes seguro del Adelantado Pedro Fajardo. El 21 de julio de 1472 el propio Concejo garantizaba dicho seguro para importar, desde Sevilla y Cádiz, cebada, atún, ropas y otras mercaderías, no pudiendo ser embargado por penas civiles o criminales en las que hubiera incurrido o pudiera incurrir66; aunque se supone que las mercancías se trasladarán por mar no se especifica ni vía de transporte ni puerto de arribo. En 1475 obtendría seguro directo del Concejo para comerciar con libertad de precios tanto en las importaciones como en las exportaciones; con la sola salvedad de no sacar de Castilla ganado caballar, oro, plata y vellón, y no traer de Aragón ni vino, ni vinagre, ni sal; además se le recuerda pagar las tasas acostumbradas67. 61 Juan ABELLÁN PÉREZ, El comercio cerealístico de Murcia durante la primera mitad del siglo XV. Aportación a su estudio, “Murgetana”, 58 (1980), pp. 91-118. 62 AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, f. 16r-v. 63 De acuerdo a las cotizaciones oficiales de 1472, según las cuales el real de plata valenciano y el catalán equivalían a 26 maravedíes, mientras que el castellano a 31 maravedíes, lo que supone que la moneda de la Corona de Aragón valía en aquellos años un 12% menos en Castilla (AMM, Leg. 4300/ Nº 6, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Juan Núñez de Astudillo, 1471-1472, ff. 2r-3v) 64 AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, f. 17r. 65 Cayetano TORNEL COBACHO, El problema del trigo en Murcia en época de los Reyes Católicos, “MMM”, VI (1980), pp. 57-98. No se ha valorado un incremento anual en el precio ya que al menos hasta 1486 el cahíz de trigo murciano seguirá costando 800 maravedíes en similar situación de carestía. En el período 1473-1479, sólo de 1475 a 1477 se prohíbe la importación debido al índice de productividad. Cabe aclarar aquí que los datos revelados por Tornel Cobacho de precios del trigo están dados en fanegas, la conversión a cahíces se ha realizado siguiendo la proporción 1 cahíz = 4 fanegas, que es la que rige para Murcia según la Casa del Almudí (AMM, AC/Nº 108, 1489-1490, ff. 55r-56r), dicha proporción se constata ya en 1429, año en que una fanega de trigo costaba 22,50 maravedíes, y 1432, año en que un cahíz se valoraba entre 110 y 130 maravedíes (J. ABELLÁN PÉREZ, El comercio, p. 110). 66 AMM, AC/Nº 91, 1472-1473, f. 26v. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 96. 67 AMM, AC/Nº 93, 1474-1475, ff. 155v-156r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 95. Documento publicado en A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes, pp. 289-292. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 111 Con respecto a Julián, Agustín y Polo de Negro, sólo decir que sus actividades son escasas, al menos por los registros consultados; y que se desarrollan en el último cuarto de siglo. El negocio de los Negro, como ya anunciara Torres Fontes en su mítico artículo de 1976 para los genoveses en general, se evidencia no tanto en ganancias líquidas que obviamente sí las hubo sino en la descarga impositiva de la que gozaban; ahora bien ¿quién garantiza que además de los productos requeridos oficialmente para aprovisionamiento de la ciudad no circularan otros, también procedentes de Andalucía, rumbo a Italia, por ejemplo, que sufrieran la carga fantasma de un impuesto que no se cobraba? Además, ¿qué tipo de control efectivo podía operarse sobre una familia genovesa protegida por el Concejo y el Adelantado, las dos grandes fuerzas del Reino?, ¿por qué la carestía, que en esta década puede resultar auténtica debido a la ausencia de exportaciones conocidas tanto en el marco legal como ilegal, debe suplirse desde fuera de la Corona de Castilla?, y, por encima de todo ¿dónde radicaba el interés de ambas fuerzas para ejecutar semejante protección? ¿Acaso la independencia del Reino de Murcia podía costar a sus dirigentes una suerte de bloqueo económico por parte del monarca castellano? 5. JUAN DE OPERTIS, EL LOMBARDO Se sabe que Juan de Opertis estuvo en Murcia al menos desde 1443 ya que fue uno de los siete mercaderes que junto a Carlos, Rafael y Simón Spínola se olvidaron de pagar los 200.000 maravedíes que cada uno debía a David Aben Alfahar en concepto de almojarifazgo68. A pesar de fugarse gracias a que Pedro de Avilés lo liberara, a finales de 1449 lo volvemos a encontrar en la ciudad como depositario del trigo que Juan de Logroño y Francisco Pascual compraban a los mercaderes que lo importaban de Valencia vía Alicante69. Probablemente en agosto de 1450 es él el designado junto a Juan de Logroño para importar el cereal, pues a finales de octubre Francisco Pascual, entonces jurado, solicita una revisión de las cuentas porque piensa que hay fraude70. El hecho tiene su gracia ya que el mismo Francisco Pascual había sido acusado en su momento, un año antes, de falsificar la documentación correspondiente a la adquisición del trigo. Pasan algunos años y Opertis, al igual que los Spínola, pasa inadvertido cuando en 1460 se requisan los bienes de los herederos de Avilés por las deudas que ellos habían dejado pendientes. En 1474 el Concejo de Murcia lo hace vecino de la ciudad tras 25 años de residencia, en realidad según las fuentes 31, para que pudiese participar en la resolución de un pleito en Orihuela71. De la vecindad se benefician tanto él como sus factores, “cosas e mercadorías”, y de su actuación en el pleito queda claro que el Concejo posteriormente formará una alianza con el regidor Juan de Torres para abastecer de carne las carnicerías de la ciudad con 70 carneros, 200 ovejas y 150 corderos72. La alianza de Opertis con Torres sería una más de no ser por la capacidad de operar comercialmente y de evadir la ley por parte del lombardo, y la ascendente carrera del murciano, que aún siendo regidor lo encontramos en 1478 68 Vid. nota 43. J. ABELLÁN PÉREZ, El comercio, p. 103. 70 AMM, AC/Nº 70, 1450-1451, f. 48r. Mencionado en J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 99. 71 AMM, AC/Nº 92, 1474-1475, f. 104r. 72 J. TORRES FONTES, Genoveses, p. 79 y 120. Sobre el abastecimiento de carne en Murcia véase: María MARÍN GARCÍA, Las carnicerías y el abastecimiento de carne en Murcia (1450-1500), “MMM”, XIV (1987-1988), pp. 49-100. 69 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 112 JAVIER QUINTEROS CORTÉS como arrendador de las rentas de la Hermandad73, y el 1º de septiembre de 1493 es presentado ante el Concejo de Cartagena como caballero de cuantía74. 6. LOS PRÉSTAMOS AL CONCEJO Si bien las grandes cifras prestadas al Concejo declaradas o de las cuales se tiene constancia se verifican en el último cuarto de siglo, entre 1461 y 1472 asistimos a la devolución75 de una respetable cantidad de maravedíes que, más que por la cuantía en sí, es significativa por el fin y sus proporciones: de los 27.100 mrs. prestados, 15.100 provienen de manos genovesas y lombardas a los que debe agregarse una cuantía cuyo valor se desconoce, estando el resto repartido entre 11 murcianos en cantidades proporcionales. Cuadro 1: Préstamos declarados de genoveses al Concejo (1454-1474) PRESTAMISTA CANTIDAD CATÁNEO, Simón NEGRO, Galeoto de 1.500 mrs. NEGRO, Galeoto de SAULI, Onofre RÓTULO, Juan SAULI, Simón NEGRO, Galeoto de Indeterminada 3.000 mrs. 3.000 mrs. 3.000 mrs. 1.000 mrs. 2.000 mrs. MOTIVO/ DESTINATARIO Corregidor Diego López Portocarrero Custodia de la frontera valenciana desde Villena a cargo de Alonso de Fayas Reparación del azud del río Segura Reparación del azud del río Segura Reparación del azud del río Segura Hueste de apoyo a Alfonso XII Hueste de apoyo a Alfonso XII FECHA DE DEVOLUCIÓN 1461-01-1376 1463-06-1877 1466-06-1478 1466-06-1479 1466-06-1480 1467-09-1281 1467-09-1282 73 AMM, Cart. R./Nº 800, Cartulario de los Reyes Católicos, 1478-1488, f. 88r-v. AMM, Leg. 1068/Nº 42. 75 Generalmente, las fechas de los registros indican la fecha de devolución parcial del préstamo y el motivo, pero casi nunca cuándo se realizó y el monto total, cuestión que debe extraerse del contexto. 76 AMM, AC/Nº 79, 1460-1461, f. 60 v. 77 AMM, AC/Nº 81, 1462-1463, f. 108 v. 78 AMM, AC/Nº 84, 1465-1466, ff. 129 v-130 r. 79 Ibidem. 80 Ibidem. 81 AMM, Leg. 4302/Nº 9 (1), Libro de cuentas del concejo del mayordomo Bartolomé Rodríguez de Alcaraz 1467-1468, ff. 12 v-13 r. 82 Ibidem. 74 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV SAULI, Simón NEGRO, Galeoto de 1000 mrs. Funeral de Alfonso XII 1468-09-0683 600 mrs. Deuda del Concejo 1472-05-2384 113 Del presente listado destacan, en primer lugar, el préstamo realizado por Galeoto de Negro para la reparación del azud, ya que en el mismo año de la devolución parcial de la cantidad original consigue la exención sobre el almojarifazgo para el comercio de tintes, acontecimiento del que se ha hablado en páginas precedentes, y las contribuciones de Sauli y Rótulo para el mismo fin que no tienen, por el momento, una recompensa directa. Segundo, el apoyo monetario a la causa de Alfonso XII contra su hermano Enrique IV. El Concejo tuvo que solicitar un préstamo de 15.000 mrs. para cubrir el total de 30.000 que eran necesarios para armar a los escuderos del príncipe, cifra que fue suministrada por 13 individuos, dos de los cuales fueron Negro y Sauli con las cantidades ya citadas85 Ahora bien, ¿qué da cohesión a estos préstamos, a los permisos otorgados para comerciar y a las exenciones fiscales sobre las mercancías comercializadas? 7. EL CONFLICTO ENTRE ENRIQUE IV Y EL FALLIDO ALFONSO XII. CONSIDERACIONES FINALES El 7 de febrero de 1472 el Adelantado Mayor del Reino de Murcia, Don Pedro Fajardo, parte a la ciudad de Lorca ante la amenaza de ataque de las fuerzas granadinas. El 17 de marzo del mismo año, escasamente un mes y diez días después se celebra en la ciudad de Murcia, junto a la procesión por San Patricio, el triunfo sobre los moros. La información documental sobre este hecho es escasa y confusa: no consta en las Actas Capitulares del Concejo murciano86 no existen registros reales sobre la autorización a la batalla al Adelantado, y tampoco se registra el enfrentamiento contando bajas o toma de rehenes o botín. La noticia sólo se conoce porque el gasto del viaje de Pedro Fajardo y la posterior celebración han quedado registrados en el Libro de Cuentas del Mayordomo del Concejo, Juan Núñez de Astudillo87. Con motivo de la amenaza de invasión, el documento 83 AMM, Leg. 4302/Nº 12, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Francisco Pérez Beltrán 1468-1469, f. 14 v. 84 AMM, Leg. 4300/Nº 6, Libro de cuentas del concejo del mayordomo Juan Núñez de Astudillo 1471-1472, f. 30 v. 85 Los demás prestamistas fueron: Diego Ruiz (1.000 mrs), Francisco Ruiz (1.000 mrs.), Mario de Villafranca (1.000 mrs.), Pedro de Zorica (2.000 mrs.), Rodríguez de Castro (500 mrs.), Pedro López (500 mrs.), Juan de Peñaranda (1.500 mrs.), Juan de Auñón (1.500 mrs.), Francisco de González (1.500 mrs.), Francisco Belni (500 mrs.) y Mosén Abulafia (1.000 mrs) (AMM, Leg. 4302, Nº 9 (1), Libro de cuentas del concejo del mayordomo Bartolomé Rodríguez de Alcaraz 1467-1468, ff. 12v-13r). 86 AMM, AC/ Nº 90, 1471-1472. El día 7 de febrero no hay sesión, el hecho no se menciona en ninguna de las reuniones de dicho mes, celebradas los días 8, 15, 18, 22 y 28. Durante el mes de marzo tampoco se hace referencia en ninguna de las sesiones, celebradas los días 3, 7, 10, 14, 21 y 24. 87 AMM, Leg. 4.300/ Nº 6, Libro de Cuentas del Concejo del Mayordomo Juan Núñez de Astudillo (1471-1472), ff. 26r y 29v. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 114 JAVIER QUINTEROS CORTÉS también registra los refuerzos llevados a cabo en algunas de las puertas de acceso a la ciudad, como son la Puerta de la Aduana, la Puerta de Orihuela, la Puerta de Santa Eulalia y la Puerta de Toro es decir el sector sureste, por una suma total de 1.550 maravedíes88. El movimiento del Adelantado plantea ciertos interrogantes, ¿se trató de un enfrentamiento, la firma de una tregua o un acuerdo político-comercial de carácter privado? Sabido es que el 18 de enero de ese mismo año, escasamente un mes antes, Enrique IV había firmado una tregua por tres años con el rey de Granada89, Abul Hasán. Y también se sabe, o al menos se tiene en consideración, que Fajardo, contrario a los dictámenes del monarca, y ante las constantes amenazas de invasión de los moros a su reino en esos tres años, podría haber establecido alguna tregua a nivel particular con los granadinos90, como se supone que firmó en agosto de 1473 tras varias amenazas de ataque que resultaron falsa alarma91. ¿Se puede considerar, entonces, el supuesto enfrentamiento de febrero de 1472 como tal en un momento en que el Adelantado firmaba seguros, avalados a su vez por el Concejo murciano, para que los genoveses trajesen mercancías desde Sevilla por la costa de Granada? ¿Si tan seguro estaba de que sus emisarios no iban a sufrir ningún tipo de acoso marítimo y daños, y que las avanzadas sobre Lorca estaban neutralizadas, por qué prepara la ciudad de Murcia para un posible ataque? ¿Puede considerarse el encuentro con los moros en Lorca no como una tregua sino como un acuerdo? De ser así, ¿quién podía atacar Murcia?, ¿a quién podía temer el “omnímodo”92 Fajardo?, ¿quizás a Enrique IV o tal vez a Diego López Pacheco, II Marqués de Villena? Para intentar responder a estos interrogantes debemos analizar previamente los dos factores que sustentan la hipótesis de que hubo un acuerdo. El primero de ellos nos remite a unos años antes, a 1465, y es de naturaleza política: el apoyo de Pedro Fajardo, y por extensión del Reino de Murcia, al fallido Alfonso XII93, cuestión que se plantea como antecedente 88 AMM, Leg. 4.300, Nº 6, Libro de Cuentas del Concejo del Mayordomo Juan Núñez de Astudillo (1471-1472), ff. 26v-27r. El gasto estaba fraccionado de la siguiente forma: Puerta de la Aduana, 600 mrs.; Puerta de Orihuela, 610 mrs.; Puerta de Santa Eulalia, 60 mrs.; Puerta de Toro, 280 mrs. Sobre aspectos urbanos generales de las principales ciudades del Reino de Murcia véase: A. L. MOLINA MOLINA, Urbanismo medieval. La región de Murcia, Murcia, 1992. 89 La paz más duradera entre Castilla y Granada se firma el 3 de abril de 1460, con duración de un año. Dicha tregua se extiende, tras sucesivas prórrogas hasta 1482, fecha en que los Reyes Católicos emprenden lo que será el enfrentamiento final. Sobre estos aspectos y sus particularidades en la frontera occidental del Reino de Granada véase: Isabel MONTES ROMERO-CAMACHO, Sevilla y la frontera de Granada durante el reinado de Enrique IV (1454-1474), en Relaciones exteriores del Reino de Granada: Actas del IV Coloquio de Historia Medieval Andaluza (Carmen SEGURA GRAÍÑO, coord.), Almería, 1988, pp. 123-145. Sobre la situación fronteriza de los territorios occidentales del Reino de Murcia y el Reino de Granada véase: Juan Francisco JIMÉNEZ ALCÁZAR, La Murcia medieval cristiana: vanguardia mediterránea de Castilla, en El Mediterráneo: hechos de relevancia histórico-militar y sus repercusiones en España: V Jornadas Nacionales de Historia Militar, Sevilla, 1998, pp. 275-294; IDEM, Un Concejo de Castilla en la frontera de Granada: Lorca 1460-1521, Granada, 1997 y IDEM, Economía, Poder y Sociedad en Lorca (1460-1521), Murcia, 1993. Referencias a los problemas de frontera con el Reino de Granada en M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 147-150. 90 J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, El hombre y la frontera: Murcia y Granada en época de Enrique IV, “MMM”, XVII (1992), pp. 77-96. 91 Ibidem, p. 90. 92 Ibidem, p. 80. 93 Sobre este personaje véase: Dolores Carmen MORALES MÚÑIZ, La política de mercedes del rey Alfonso de Castilla: el sostenimiento de su causa (1465-1468), en Homenaje al Profesor Juan Torres Fontes, Vol. 2, Murcia, 1987, pp. 1125-1139; EADEM, Las confederaciones nobiliarias de Castilla durante la guerra civil de 1465, “AEM”, 18 (1988), pp. 455-468; EADEM, Alfonso de Ávila, rey ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 115 de los hechos expuestos. El segundo factor es de carácter económico-comercial y ya se ha desarrollado: los seguros que el Adelantado otorga a los comerciantes italianos, sobre todo para abastecer el Reino entre 1470 y 1474, y que plantean el hecho de que Fajardo apostase por una vía marítima segura ante un inminente bloqueo terrestre, pero no por parte de los granadinos sino de los mismísimos castellanos. De acuerdo con Ladero Quesada, 1462 fue un año de gloria para Enrique IV en lo que a maniobras políticas se refiere, principalmente porque los catalanes van a negociar su ayuda proclamándolo rey, situación que dura hasta 1464, y porque algunas ciudades italianas –Nápoles, Roma, Génova y Venecia– lo buscarán como aliado94. No obstante, algunos sectores nobiliarios, temerosos de perder poder, harán todo lo posible para desprestigiar su imagen. Entre ellos, quizás el más importante, Juan Pacheco, I Marqués de Villena y, entre otras cargos, Mayordomo Mayor de la Corte, será quien encabece el bando que apoye la entronización paralela del príncipe Alfonso. Algunos historiadores piensan que hubo un “programa político nobiliario”95 cuyo objetivo fue compartir el poder con la realeza con el fin de apropiarse de parte de él, propósito que vería uno de sus puntos culminantes en la Farsa de Ávila con la proclamación de Alfonso XII. En cambio otros creen que tal programa político era inviable y que la nobleza actuaba en consonancia con el grado de participación que le otorgaba la autoridad monárquica96. Más allá de estas consideraciones teóricas, es indudable que el bando nobiliario encabezado por el Marqués de Villena aprovechó la oportunidad en beneficio propio, con o sin programa y más allá del grado de participación otorgada, para jurar rey a un adolescente susceptible de ser manejado. En este bando que abrazaba la causa de Alfonso XII se encontraba el Adelantado de Murcia Pedro Fajardo que, como ya se sabe, no buscaba ni una alianza con un rey manejable ni la gracia del poder oligárquico, sino la autonomía y el ejercicio total del poder en su Reino de Murcia97. Una vez que Alfonso XII fue proclamado rey, confirmó a Pedro Fajardo en su cargo como Adelantado y lo instó para que en todo el reino se le jurase fidelidad, reuniese toda la gente que fuese posible para luchar contra Enrique IV98 y confeccionase una lista con aquellos que no se adherían a su causa para penarlos como era debido99. En julio de 1466, es decir un año después, dado que Enrique no había respetado la de Castilla, Ávila, 1988 y Significación e historiografía de Alfonso XII de Castilla: nuevas vías de investigación, “Medievalismo”, 6 (1996), pp. 213-238 y J. TORRES FONTES, El Príncipe don Alfonso y su itinerario (1465-1468) La Contratación de Guisando, Murcia, 1985; IDEM, El Príncipe don Alfonso (1465-1468), Murcia, 1971. 94 M. A. LADERO QUESADA, 1462: un año en la vida de Enrique IV, rey de Castilla, “EEM”, 14 (1991), pp. 237-274. 95 María José GARCÍA VERA, Poder nobiliario y político en la Corte de Enrique IV (1454-1474), “EEM”, 16 (1993), pp. 223-228. 96 María CARCELLER CERVIÑO, Los bandos nobiliarios y la carrera política: ascenso y privanza de Beltrán de la Cueva, “AEM”, 36/2 (2006), pp. 783-801. 97 Sobre la figura y ambiciones de este personaje véase: J. TORRES FONTES, Don Pedro Fajardo; J. TORRES FONTES y A. L. MOLINA MOLINA, El Adelantamiento murciano, marca medieval de Castilla, en Historia de la Región Murciana, Vol. 4. Un reino fronterizo castellano: Murcia en los siglos XIV y XV (Francisco CHACÓN JIMÉNEZ, dir.), Murcia, 1982, pp. 2-101; A. FRANCO SILVA, Los señoríos de los Fajardo entre el reino de Murcia y el Obispado de Almería, “Murgetana”, 89 (1994), pp. 5-43. Sobre el ascenso de la familia Fajardo véase: Mª MARTÍNEZ CARRILLO, Manueles y Fajardos. Sobre la genealogía de los Fajardo véase: J. TORRES FONTES, Los Fajardo en los siglos XIV y XV, “MMM”, IV (1978), pp. 107-178. 98 AMM, CR, Cam. 787/Nº 24 (1465. Arévalo, junio 10). 99 AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 156 (1465. Valladolid, julio 25). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 116 JAVIER QUINTEROS CORTÉS tregua firmada por ambos, solicita tropas murcianas para la batalla100; entre tanto la ciudad jurará lealtad al nuevo rey y el Concejo nombrará dos procuradores para que lo juren en Cortes101. El 28 abril de 1467 Pedro Fajardo y los Concejos de Murcia y Lorca firman un acuerdo por el que se comprometen a reconocer de común acuerdo a Alfonso XII como rey de Castilla102; en junio el soberano vuelve a solicitar ayuda103. Entre el 20 de junio y el 20 de agosto se suceden varios hechos favorables: la toma de Olmedo y las acciones oportunas para que Enrique no entre en León104; la victoria en Tudela junto a las tropas del arzobispo de Toledo, del Marqués de Villena y del Conde de Benavente105; nueva reclamación de tropas que debía enviar Pedro Fajardo106, para las que se tuvieron que solicitar los 15.000 mrs. prestados, 3.000 de los cuales aportaron Galeoto de Negro y Sauli; y la comunicación de que Enrique, derrotado, ha huido del campo de batalla seguido de unos pocos seguidores107. No hay más correspondencia de Alfonso XII a partir de esta fecha, excepto la significativa y nunca cumplida orden de 30 de mayo de 1468 para que Pedro Fajardo nombrase un cónsul de genoveses que dirimiese los asuntos del colectivo italiano en el Reino de Murcia108, y dos documentos relacionados con él mucho más ricos a la hora de establecer un análisis crítico. En primer lugar, el testimonio, fechado en la primera quincena de febrero de 1468, de una orden de pago dada por Alfonso XII el 4 de agosto de 1467 para que se le abonen al Adelantado 263.500 maravedíes que se tomarán de las rentas y alcabalas reales, correspondientes al Reino de Murcia, del año 1465. Los conceptos que componían esta cantidad eran los siguientes: 70.000 mrs. por la tenencia del alcázar de Murcia, 4.000 mrs. por la tenencia del castillo de Alhama, 9.500 mrs. por una merced otorgada de por vida y 180.000 mrs. de sueldo por los servicios prestados en esos años de 1465 y 1466109. Por lo que aquí tenemos, a simple vista y sin escarbar demasiado, el precio parcial de la lealtad del Adelantado. Lealtad que en realidad se cobraría a partir de la muerte del soberano, y que en esos momentos no era tanta, si tenemos en cuenta que en 1466 Enrique IV, en un intento desesperado por atraer al poderoso Fajardo a su bando, le cede Cartagena, plaza recuperada años después, como es harto sabido, por una jugarreta de Isabel la Católica. 100 AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 158 (1466. s/l, julio 14). AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 159 (1466. Arévalo, agosto 6) El nombramiento de Juan de Torres y Juan Fernández de Hermosilla responde a la orden dada por Alfonso XII el 8 de abril del mismo año (AMM, CR, Leg. 4.271/ Nº 157) Por lo visto los procuradores realizaron un viaje a la Corte pero el juramento no se llevó a cabo, ya que por un expediente del 27 de octubre se sabe que ambos reclamaban 6.000 mrs. al Concejo en concepto de gastos por su labor los días que se habían trasladado a la Corte, a lo que la institución responde que no hará efectivo el pago hasta que la procuración se haya finalizado; ante esto Juan de Torres renuncia y el Concejo con una celeridad que raya el temor ordena el pago, pero revoca el poder de procuración en Cortes dado a Torres. El 10 de octubre Torres reclama no haber recibido el dinero y el Concejo responde que sólo hará efectivo el pago una vez que se reciba el metálico correspondiente a las rentas de la sisa. (AMM, Exps., Leg. 4.278/ Nº 59) 102 AML, Caja 4.2.60. 103 AMM, CR, Leg. 4.271/Nº 160 (1467. Ávila, junio 13) El rey solicita un capitán y cien lanceros a sueldo, dinero que se abonará posteriormente ya que se descontará de las rentas reales de las alcabalas y tercias de la ciudad. 104 AMM, CR, Leg. 4.271/ Nº 161 (1467. Olmedo, junio 20). 105 AMM, CR, Cam. 785/Nº 10 (1467. Olmedo, julio 1). 106 AMM, CR, Leg. 4271/ Nº 162 (1467. Olmedo, julio 13). 107 AMM, CR, Leg. 4271/Nº 163 (1467. Olmedo, agosto 20). 108 ADMS, Leg. 465 (1468. Arévalo, mayo 30) Documento publicado en V. MONTOJO MONTOJO, Cartagena, pp. 64-66. 109 AMM, Tests., Leg. 4278/Nº 69. 101 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 117 En segundo lugar, y ya que se ha sacado a colación a la futura monarca, contamos con una misiva con fecha de 4 de julio de 1468 y firmada por la entonces Infanta Isabel comunicando que Alfonso XII está enfermo y exigiendo hacia ella el juramento de fidelidad y obediencia que le corresponde como heredera en caso de que éste muera110 –huelga decir que, a esta altura de las circunstancias, y desde el punto de vista de la estrategia política, Alfonso XII debía morir–. Es decir, la campaña política de Isabel por asegurarse partidarios y facciones que la sostuviesen en su ascenso al poder había comenzado mucho antes de la Guerra de Sucesión; antes incluso de lo ocurrido los años finales de esa década de los ´60: su disimulada sumisión a Enrique IV, su prisión preventiva, y su casamiento con Fernando, príncipe heredero de la Corona de Aragón. Por otro lado, el envío regular de correspondencia de Enrique IV a Murcia se interrumpe el 28 de diciembre de 1465111, constatándose hasta 1471 sólo 4 cartas remitidas al reino fronterizo, y luego nada, el silencio más absoluto hasta el gobierno de los Reyes Católicos. Como bien dice Molina Grande, “si hubo órdenes enriqueñas, seguramente fueron destruidas”112. Esta falta de documentación en los últimos diez años de mandato del monarca da una pauta de la poca eficiencia del mismo y de la nula recepción de una serie de órdenes que por defecto hubo de haber. Además, es una muestra del creciente poder de la nobleza, en el caso concreto que nos ocupa la concreción de las aspiraciones de poder del Adelantado, más firme en su puesto desde que su primo Alonso Fajardo –alcaide de Lorca y su enemigo público número uno– fuera borrado del panorama político tras su derrota en el enfrentamiento del cerro de Caravaca en 1461113, gracias a la intervención –vaya paradoja– de las tropas de Enrique IV. Así las cosas en 1465, Pedro Fajardo primero reconocerá como rey a Alfonso XII, y tras su muerte en 1468 a nadie; contará con el apoyo del Concejo murciano, del que formará parte como regidor; y controlará la Hermandad de las ciudades de Lorca, Murcia y Cartagena, que por su deseo expreso no se integrará en la Hermandad castellana con el fin de fiscalizar su actividad114. A partir de esto se puede suponer que, a pesar de la paz establecida entre el monarca castellano y el rey de Granada –una y otra vez renovada como ya se ha mencionado anteriormente, y al menos efectiva hasta 1471–, si hubo treguas entre murcianos y granadinos fue a título particular, acordadas por los cabecillas de ambos reinos y por motivos concretos115. Hasta el momento no existe ningún documento que evidencie que los hechos acaecidos entre febrero y marzo de 1472 no fueron un enfrentamiento sino más bien un acuerdo de carácter económico, ni siquiera que dé pie 110 AMM, CR, Leg. 4272/Nº 1 (1468. s/l, julio 4). Fecha en que se data una confirmación del soberano de la promesa hecha a Lorca de no enajenarla de la Corona Real. La última carta enviada al Concejo de Murcia, de la que se tiene constancia, está fechada en 28 de mayo de 1465 (Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, p. 590) 112 Ibidem, p. XXIX. 113 Sobre este enfrentamiento véase: A. L. MOLINA MOLINA y J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, La frontera enquistada: el Reino de Murcia a fines de la Edad Media, “Meridies. Revista de Historia Medieval”, 3 (1996), pp. 51-60 y M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 135-138. La muerte de Alonso permitió que toda la actividad fronteriza pasara por manos de su primo, el Adelantado, incluso las prerrogativas de los alfaqueques concejiles, a los que el Concejo de Lorca, por privilegio, podía nombrar. Sobre el fin de este personaje véase: J. TORRES FONTES, La muerte de Alonso Fajardo, “AEM”, 4 (1967), pp. 409-420. 114 Mª C. MOLINA GRANDE, Colección, p. XXIX. 115 Estas treguas particulares proporcionaban, principalmente a las poblaciones fronterizas, un ritmo de vida más relajado, pero que en absoluto permitía bajar la guardia completamente. Además, para el mantenimiento de estas treguas dichas poblaciones debían pagar mediante derramas los gastos precisos para evitar represalias (A. L. MOLINA MOLINA y J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, La frontera, pp. 56-57) 111 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 118 JAVIER QUINTEROS CORTÉS a pensar que tal acuerdo –fuera de la naturaleza que fuera– hubiera tenido lugar, pero contamos con una serie de pistas que nos demuestran la fe que tenía el Adelantado en las operaciones comerciales que se llevaban a cabo con Sevilla circundando la costa del Reino de Granada, seguridad que sólo podía estar avalada por una paz o tregua cuya base sería el interés mutuo de Abul Hasán y Pedro Fajardo. A la luz de lo expuesto, y teniendo en cuenta lo analizado en párrafos anteriores con respecto a las actividades comerciales de los italianos, reformulemos aquellas preguntas cuyas respuestas han quedado en el aire y ahora se pueden responder: ¿constituyó el viaje de Fajardo a Lorca, ante la supuesta amenaza granadina de un enfrentamiento, la firma de una tregua o se pactó un acuerdo político-comercial de carácter privado?, ¿los beneficios fiscales obtenidos por los italianos eran una pieza más en el entramado del Adelantado por conseguir una autonomía absoluta?, y ¿quién se beneficiaba más con todo esto, el rey que no cobraba las rentas para hacerse de un aliado poderoso, los mercaderes que se quedaban estas rentas o el Adelantado que incrementaba su poder? Cuando en febrero de 1472 Fajardo acudió a Lorca, su relación con el monarca castellano era nula o pésima; el vacío epistolar de carácter gubernamental, ya sea por declarada ausencia o destrucción premeditada, así lo demuestra. Al mismo tiempo, Diego López de Pacheco, II Marqués de Villena desde 1468116, apoyaba decididamente a la princesa Juana, a quien custodiaba. Por lo que la situación de Fajardo y su territorio estaban lo suficientemente minadas por el flanco norte –y ya era de frontera con el flanco oriental– como para permitirse querellas con los granadinos que, además de los problemas fronterizos terrestres, les hubieran acarreado problemas marítimos a la hora de navegar por la costa del Mediterráneo occidental –al menos un problema extra de gran envergadura teniendo en cuenta la constante de la piratería norteafricana, siempre al acecho–. El Reino de Murcia era, en 1470, además de un reino fronterizo, un territorio que estaba alejado espacial y políticamente de la Corona a la que pertenecía, enemistado con el monarca y en el bando contrario de uno de los nobles más poderosos del momento, el Marqués de Villena, cuyas tierras representaban en ese momento un 40% del reino –proporción que no menguaría significativamente hasta 1480–. Pactar con Granada era una necesidad y una solución; se aseguraba la paz, aunque fuese de forma temporal, y el abastecimiento del reino por vía marítima y terrestre. Coinciden la época del encuentro de los emisarios granadinos y Pedro Fajardo en Lorca con los años –1470, 1472, 1473– en que éste firma con los genoveses seguros bastante arriesgados para que provean al territorio murciano con toda suerte de mercaderías, principalmente ropas y alimentos, procedentes en lo que a su partida se refiere del extremo occidental del viejo Al-Andalus, por lo que se torna muy dudosa la enemistad con el reino que dichos comerciantes debían circundar de forma terrestre o por vía marítima. Debe tenerse en cuenta que de las rutas terrestres que se dirigían a Andalucía dos atravesaban el reino de Granada117, por lo que este comercio también servía a los mercados y mercaderes musulmanes o afincados en Granada, al tiempo que se servía de la producción granadina y de los productos que allí se revendían, aunque no fuese más que a nivel de contrabando. Y esto no es un 116 Una aproximación a la consolidación de la Casa de Villena en el contexto de la de la Casa Fajardo en M. RODRÍGUEZ LLOPIS, Historia, pp. 138-140 y J. F. JIMÉNEZ ALCÁZAR, Control y poder territorial: las ambiciones fronterizas en el reino de Murcia de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, en V Estudios de Frontera: Funciones de la red castral fronteriza. Homenaje a Don Juan Torres Fontes (F. TORO CEBALLOS y J. RODRÍGUEZ MOLINA, coords.), Jaén, 2004, pp. 363-372. 117 Sobre el “camino castellano” que atravesaba el Reino de Murcia, y sus bifurcaciones, véase: M. RODRÍGUEZ LLOPIS, La integración, p. 84. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV 119 hecho documentalmente probado, pero es una ley del comercio. Es por esto que el encuentro de febrero de 1472 en Lorca fue, posiblemente, más que un enfrentamiento una alarma de amenaza que se solucionó con la firma de un acuerdo comercial, o una tregua con cláusulas económico-comerciales: que se respetase a los comerciantes que, desde Murcia, transitaran terrestre o marítimamente por el Reino de Granada y su costa o frontera, beneficiándose de estas actividades ambos bandos, y asegurándose la paz del territorio murciano y su abastecimiento. ¿Dónde radicaba el problema entonces? El problema radicaba, evidentemente, en que la enemistad con Enrique IV, la negación de Murcia a reconocer a Juana como heredera, y la oposición que esto provocaba con el Marqués de Villena, podían dar como resultado quizás no un ataque, pero sí un bloqueo terrestre del Reino de Murcia –es decir, del Adelantado–, para obligarlo a reconsiderar su posición, algo que sí podía derivar en un enfrentamiento civil. A veces no hay guerra no porque no haya motivos políticos, sino porque las necesidades económicas que pueden originarse a partir de otros menesteres de la política sirven como amortiguador del problema que ya no resulta tan principal. Son las necesidades económicas y el grado de urgencia de su satisfacción el sustrato de un enfrentamiento bélico, de su anulación, o de su demora. En el caso aquí expuesto, Murcia –como reino hispánico, castellano, cristiano y de frontera– tenía motivos, ya fueran políticos o religiosos, para enfrentarse con el Reino de Granada, pero sus necesidades económicas originadas por la amenaza de una afrenta con la Castilla enriqueña resultaron ser un amortiguador que lo condujo a entablar un acuerdo con el reino musulmán, haciendo de este problema una cuestión secundaria con una solución más diplomática. Los beneficios fiscales y seguros otorgados por Concejo y Adelantado a los genoveses perseguían en definitiva el abastecimiento del Reino de Murcia al margen de las disposiciones de la Corona. La certificación de los seguros se hallaba en la paz eventual entre murcianos y granadinos y las exenciones impositivas avaladas por el interés fallido de Enrique IV por llevar a su bando a un Adelantado que no pretendía estar en el bando de nadie, por lo que esta maniobra económico-política fue un paso más en el proceso de autonomía de Fajardo, quien, al fin y al cabo, no se perjudicaba con los beneficios que conseguía para sus protegidos. De hecho, y esto debe quedar claro, era el control del poder económico lo que le permitía el control del poder político. Si no hubiera existido una independencia económica el alejamiento de la obediencia política a Enrique IV no podría haberse llevado a cabo. Obviamente los genoveses se sirvieron de esta coyuntura para asegurar sus negocios e incrementar sus ingresos, queda por averiguar la trascendencia de sus operaciones en Italia gracias a estos beneficios, que a algún lugar debían ser destinados. ¿Y quién puede definirse como el principal beneficiario de este conflicto de intereses? Enrique IV no, ya que no consiguió la alianza de Fajardo perdiendo para las arcas reales cifras de dinero que resultan difíciles de calcular pero que, por las pocas evidencias existentes, se constatan abundantes. El Adelantado consiguió imponer su voluntad en el reino gracias a que políticamente se aisló de los designios de la Corona debido a que económicamente supo jugar sus cartas para que tal decisión no afectara ni a sus dominios, ni a sus posesiones ni a su hacienda; pero con la llegada de los Reyes Católicos la autonomía llegó a su fin y su continuador, Juan Chacón, no impuso sino que obedeció. Paralelamente, los mercaderes italianos aprovecharon que la protección otorgada por los favores locales, en consonancia con los intereses reales por obviar los fraudes que esto conllevaba, les permitiera llevar a cabo sus negocios con total libertad de movimientos; fueron ellos los principales beneficiarios de la coyuntura, pues desde la perspectiva económica constituyeron una facción única y verdaderamente independiente, que tan necesaria fue a Enrique IV, como a Pedro Fajardo, como lo serían para los Católicos. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 120 JAVIER QUINTEROS CORTÉS La apuesta por el nunca reconocido Alfonso XII no fue una mera apuesta política, sino una estrategia político-económica en toda regla que obedece a la siguiente secuencia: el Adelantado apoyó una causa perdida a fin de romper vínculos con el poder real; los mercaderes genoveses se alinearon en esta decisión; la opción fue una suerte de extorsión al monarca oficial que obvió deudas de los mercaderes genoveses aliados económicamente con Fajardo, quien a su vez recibió la concesión de un puerto; la supervivencia económica del reino quedaba asegurada por la tenencia del mismo; los vínculos con el poder real se rompen definitivamente; el comercio que se lleva a cabo por el puerto y las rutas comerciales terrestres quedan en manos genovesas. El único motivo por el cual no se puede asegurar que este plan de acción estuviese programado desde los primeros seguros otorgados a los mercaderes a mediados de la década de los ´60 es porque no existe ningún documento que lo describa y lo pruebe. Todo vale en la guerra, la política y el comercio. La amenaza pues, que no provenía de los granadinos sino de los castellanos, llegó a su fin gracias al inminente ascenso al trono de los Reyes Católicos en 1474. Por fin el Reino de Murcia estaba, oficialmente, del lado de los vencedores, y sólo los comerciantes italianos permanecieron inamovibles en el nuevo orden que se pretendía establecer. ANEXO Listado nominal de italianos registrados en Murcia, años en que se constatan sus actividades y procedencia (1454-1504)118 AGRA, Tadeo ARBÍNZOLA, Lorenzo BARISA, Jorge BENEDITO BEZÓN, Julián BURGANO, Mateo BURGARELLO, Guiraldo CAETANO, Simón CALVO, Juan Antón CARLO, Francisco CASANOVA, Juan CASANOVA, Leonardo CASANOVA, Rafael CATANEO, Bertolín CATANEO, Gabriel CATANEO, Simón CENTURIÓN, Martín DOLFÍN, Juan 1493 (genovés, indefinido) 1504 (genovés, criado) 1492 (genovés, mercader) 1501 (siciliano, indefinido) 1491 (genovés, mercader) 1500 (genovés, mercader) 1492 (genovés, mercader) 1475 (genovés, indefinido) 1470 (genovés, mercader) 1460, presente desde 1443 (genovés, mercader) 1454, 1463 (genovés, mercader) 1460-1461 (genovés, mercader) 1454, 1460-1461 (genovés, mercader) 1457, 1461, activo desde 1425 (genovés, mercader) 1461 (genovés, mercader) 1460-1461, 1465, 1473 (genovés, mercader) 1504 (genovés, mercader) 1461-1463 (genovés, mercader) 118 Fuentes: AHPM: Prot. Not. Nº 362, 364, 433 y 634; AML: CC, CR y CV; AMM: AC (14541504), CR, Cart. R. /Nº 799 (1478-1488) y Nº 800 (1478-1488), Exps., L.M. y Tests.; y documentos publicados en A. L. MOLINA MOLINA, Mercaderes; J. TORRES FONTES, Genoveses. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV DOMENEGO ESCAJA, Felipe FACIO, Batista FERRER, Antonio FERRETO, Bartolomé FRANCISCIS, Jerónimo FRANCISCIS, Sebastián FRANQUIS, Mateo de GAMBOA, Daniel GAMBOA, Pedro GAMBÓN, Nicolás GENAL GENTIL GERÓNIMO GOSTANI, Cristóbal GRILLO, Juan GRIMALDO, Antonio GUISARDO ITALIANES, Agustín ITALIANES, Pantaleón JUSTINIANO, Pedro Juan JUSTINIANO, Simón LANZAROTE, Carlos LAPARÁN?, Juan de LERCAL, Gerónimo LOMBARDO, Guillermo LOMBARDO, Juan LOMELÍN, Batista MAINETA, Francisco MAINETA, Leonardo MAZA, Domenego MAZA, Juan de MINECA, Leonardo MONEDA, Bautista NEGRO, Agustín de NEGRO, Galeoto de NEGRO, Juan Antonio de NEGRO, Julián de NEGRO, Pedro de NEGRO, Polo de 1469-1471 (genovés, mercader) 1501, 1504, activo hasta 1510 (genovés, mercader) 1484 (genovés, criado) 1465, 1466 (lombardo, mercader) <1491 (genovés, mercader) 1492-1493 (genovés, indefinido) 1492-1493 (genovés, indefinido) 1501 (genovés, mercader) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1460-1463 (genovés, mercader) 1473 (genovés, mercader) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1468-1469 (genovés, mercader) 1465, 1467 (genovés, mercader) 1490, 1492 (genovés, mercader) 1504-1505, activo hasta 1514 (genovés, mercader) 1498 (genovés, mercader) 1501, activo hasta 1510 (genovés, mercader) 1501, activo hasta 1510 (genovés, mercader) 1492 (genovés, mercader) 1491 (genovés, mercader) 1501 (siciliano, indefinido) 1497 (genovés, mercader) 1479 (genovés, mercader) 1504, activo hasta 1515 (lombardo, mercader) 1486 (lombardo, mercader) 1494 (genovés, mercader) 1494, 1504, activo hasta 1506 (genovés, mercader) 1504, activo hasta 1508 (genovés, mercader) 1504, activo hasta 1507 (genovés, mercader) 1482 (genovés, diversos) 1492 (genovés, mercader) 1450-1451 (lombardo, indefinido) 1494, 1502 (genovés, mercader) 1463, 1466-1467, 1470-1476 (genovés, mercader) 1492-1494, 1497 (genovés, mercader) 1481, 1483, 1486-1488 (genovés, mercader) 1502-1504 (genovés, mercader) 1503, activo hasta 1508 (genovés, mercader) ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 121 122 JAVIER QUINTEROS CORTÉS NEGRO, Tadeo de NEGRO, Viban de NEGRON, Bernabé de OPERTIS, Juan de ORIA, Bautista ORIA, Termo de OSANLIN, Inofrio PANIGUEROLA, Luca PANTALEÓN, Agustín PEGA, Antonio de PIETRACLAVINA, Antonio PINELO, Polo PINELO, Benito PINELO, Bernal PINELO, Gómez PINELO, Juan PINELO, Lucas PRESENDA, Gregorio REY, Baltasar REY, Bernardo REY, Denis REY, Domenego REY, Francisco (2)119 REY, Jácomo REY, Juan REY, Luis REY, Mateo RICOLO, Bernabé RÓTULO, Juan SALVAGO, Juan SAULI, Onofre 119 1472-1475, 1478-1480, 1491-1492 (genovés, mercader) 1503 (genovés, indefinido) 1491 (genovés, mercader) 1460, 1467, 1471, 1474, 1500, activo desde 1443 (lombardo, mercader) 1480 (genovés, indefinido) 1480, 1483 (genovés, indefinido) 1465 (genovés, indefinido) 1492 (genovés, indefinido) 1501, activo hasta 1510 (genovés, indefinido) 1502 (genovés, artesano) 1495 (genovés, indefinido) 1491-1492 (genovés, mercader) 1504 (genovés, mercader) 1503 (genovés, indefinido) 1503 (genovés, mercader) 1492 (genovés, indefinido) 1503 (genovés, indefinido) 1486 (genovés, mercader) 1475, 1479-1480, 1483-1488, 1491-1494, 1504 (genovés, mercader) 1503 (genovés, mercader) 1484 (genovés, mercader) 1486, 1491-1493, 1502 (genovés, mercader) 1500-1501, 1504, activo hasta 1515 (genovés, arrendador de rentas) 1486, 1489, 1491, 1500 (genovés, mercader) 1486, 1489, 1500-1504, activo hasta 1510 (genovés, mercader) 1483, 1486, 1491-1492, activo hasta 1510 (genovés, mercader) 1484, 1486, 1491-1492, activo hasta 1506 (genovés, mercader)) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1463, 1465-1466 (lombardo de Milán, mercader) 1460, 1466 (genovés, mercader) 1463, 1466-1467 (genovés, mercader) Para diferenciarlo del primer Francisco Rey que se constata entre 1430 y 1433. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 LOS GENOVESES, EL ADELANTADO PEDRO FAJARDO Y ENRIQUE IV SAULI, Simón SOLAR, Angelo de SPÍNOLA, Ambrosio SPÍNOLA, Bartolomé SPÍNOLA, Carlos SPÍNOLA, Juan Bautista SPÍNOLA, Rafael SPÍNOLA, Simón SUSIGNO, Bartolomé VALPLEGA, Jorge VILLA, Termo de VIÑÁN, Lucas de VIVALDO, Gerónimo VURGURAN, Tomás 1467-1468 (genovés, mercader) 1463 (genovés, mercader) 1455 (genovés, mercader) 1460, 1463 (genovés, mercader) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1460, 1470 (genovés, mercader) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1454, 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1501 (siciliano, indefinido) 1494 (genovés, mercader) 1454 (genovés, marino) 1460-1461, 1463 (genovés, mercader) 1460, activo desde 1443 (genovés, mercader) 1493 (genovés, indefinido) Fecha de recepción del artículo: Noviembre 2009 Fecha de aceptación y versión final: Mayo 2010 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 99-123. ISSN 0066-5061 123 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 125-149 ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN EL REINO DE GRANADA EN EL SIGLO XV1 THE MERCANTILE GALLEYS OF FLORENCE IN THE KINGDOM OF GRANADA IN THE XVth CENTURY RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO Universidad de Sevilla Resumen: Florencia desarrolló un sistema estatal de galeras en el siglo XV. El presente artículo analiza su papel en el Reino de Granada, tanto en las órdenes del Consulado del Mar florentino como en la documentación privada. Así, se estudian aspectos tan dispares como la inserción de los puertos nazaríes en las líneas de navegación florentinas, los fletes previstos y las noticias sobre la práctica mercantil. Emerge una imagen inédita sobre el papel de las galeras toscanas en la articulación comercial exterior del territorio granadino. Abstract: Florence developped a statal galleys system in the XVth century. The present article analyzes its role in the Kingdom of Granada, in the Florentine Sea Consuls’ orders as well as in the privet documentation. Thus, we study aspects as different as the insertion of the Nasrid ports in the Florentine navigation lines, freight charges envisaged and the news about the mercantile practice. What emerges is a hitherto unknown image about the role of the Tuscan galleys in the external commercial organization of the Granadan territory. Palabras clave: galeras; Florencia; Granada; Almería; Málaga; comercio; historia de la navegación. Keywords: galleys, Florence; Granada; Almeria; Malaga; trade; navigation history. SUMARIO 1. Florentinos en Granada.– 2. Las galeras mercantiles de Florencia en Granada.– 2.1 Almería y Málaga en la ruta de Poniente.– 2.2 Las galeras de Berbería.– 2.3 Granada en los fletes de las galeras mercantiles de Florencia.– 3. Florentinos y genoveses en Málaga: el comercio de las galeras.– 4. Algunas consideraciones finales. 1 El presente artículo forma parte del proyecto “Andalucía, el Reino de Granada y Florencia en el siglo XV”, financiado por el programa de Becas Postdoctorales del Ministerio de Educación, desarrollado en la Universidad de Florencia en 2005-2007. Abreviaturas utilizadas: ADG = Archivio Durazzo-Giustiniani; AOI = Archivio dell’Ospedale degli Innocenti; ASF = Archivio di Stato di Firenze; CM = Consoli del Mare; NA = Notarile Antecosimiano; SS = Sección Sauli. 126 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO 1. FLORENTINOS EN GRANADA El estudio de las naciones italianas en en el sureste peninsular ha privilegiado tradicionalmente la presencia genovesa. Es un hecho fácilmente comprobable con un vistazo somero a la bibliografía disponible.2 De la misma manera, la mayor visibilidad de los venecianos a través de su conocido sistema de mude, cuyas galeras conectaban a la Serenissima con los mercados de todo el Mediterráneo y el Mar del Norte, ha llamado oportunamente la atención sobre su presencia en la Península Ibérica.3 Por el contrario, la presencia de los toscanos, y más concretamente de la natio florentina, ha pasado más desapercibida, circunscrita a la información proporcionada por el Archivio Datini a caballo entre los siglos XIV y XV.4 No cabe duda de que la dispersión y la fragmentación de las fuentes complican sobremanera su estudio en un área que no fue primordial en los intereses políticos y comerciales toscanos. Con todo, una investigación más detenida ha permitido ir sacando a la luz recientemente el conocimiento que la Signoria de Florencia tenía del litoral nazarí y los contactos comerciales en las rutas entre el Mediterráneo y el Atlántico.5 A partir de este punto, la profundización en las relaciones comerciales entre Florencia y el Reino de Granada en el siglo XV encuentra dos escollos insalvables: de una parte, el examen de los libros contables, memoriales y ricordanze de las compañías florentinas conservados en el Archivio di Stato se ha revelado infructuoso para 2 Resulta indispensable la consulta de los siguientes trabajos: Jacques HEERS, Le Royaume de Grenade et la politique marchande de Gênes en Occident (XVe siècle), “Le Moyen Age”, LXIII (1957), pp. 87-121; Gabriella AIRALDI, Genova e Spagna nel secolo XV. Il “Liber Damnificatorum in regni Granate” (1452), Génova, 1966; Geo PISTARINO, Tra Genova e Granada nell’epoca dei nazari, en Presencia italiana en Andalucía. Siglos XIII-XVII, Sevilla, 1989, pp. 191228; Blanca GARÍ, La advertencia del fin. Génova y el Reino de Granada a mediados del siglo XV, en Presencia italiana, pp. 179-189; B. GARÍ y Roser SALICRÚ, Las ciudades del triángulo: Granada, Málaga y Almería y el comercio mediterráneo de la Edad Media, en En las costas del Mediterráneo occidental: las ciudades de la Península Ibérica y el reino de Mallorca y el comercio mediterráneo en la Edad Media (D. Abulafia; B. Garí, eds.), Barcelona, 1996, pp. 171-211; Roser Salicrú ha reunido diversos trabajos dedicados al tema en R. SALICRÚ I LLUCH, El sultanato nazarí de Granada, Génova y la Corona de Aragón en el siglo XV, Granada, 2007; Antonio MALPICA CUELLO y Adela FÁBREGAS GARCÍA, Los genoveses en el Reino de Granada y su papel en la estructura económica nazarí, en Genova, una “porta” del Mediterraneo (G. Gallinari, ed.), Génova, 2005, pp. 227-258; A. FÁBREGAS GARCÍA, Vías de acceso del azúcar del Reino de Granada al mercado europeo: la Sociedad de los Frutos (siglos XIV-XV), en História do açúcar. Rotas e mercados, Madeira, 2002, pp. 23-53; IDEM, Aprovisionamiento de la seda en el reino nazarí de Granada. Vías de intervención directa practicadas por la comunidad mercantil genovesa, “En la España Medieval”, 27 (2004), pp. 53-75; José Enrique LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Génova y el Reino de Granada (siglos XIII-XV), en Relazioni economiche tra Europa e mondo islamico. Secc. XIII-XVIII (S. Cavaciocchi, ed.), Florencia, 2007, pp. 267-294. 3 Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, La “muda” de Berbería en las fuentes españolas, en Relaciones entre el Mediterráneo cristiano y el Norte de África en época medieval y moderna (C. Trillo San José, ed.), Granada, 2004, pp. 361-401; IDEM, Las galeras venecianas de Poniente y Berbería desde la perspectiva española, “Medievalismo”, 16 (2006), pp. 113-72. 4 Cf. Federigo MELIS, Malaga nel sistema economico del XIV e XV secolo, en Mercaderes italianos en España (siglos XIV-XV), Sevilla, 1976, pp. 3-65; A. FÁBREGAS GARCÍA, Estrategias de los mercaderes toscanos y genoveses en el Reino de Granada a través de la correspondencia Datini, “Serta Antiqua et Mediaevalia”, V (2001), pp. 259-302. 5 Cf. Raúl GONZÁLEZ ARÉVALO, El Reino nazarí de Granada entre los manuales de mercaderías y los tratados de aritmética italianos bajomedievales, “Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino”, 19 (2007), pp. 141-168; IDEM, La costa del Reino de Granada en la documentación náutica italiana (siglos XIV-XVI), “En la España Medieval”, 31 (2008), pp. 7-36. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 127 el período estudiado. De otra, a diferencia de genoveses y vencianos, los florentinos no sellaron las relaciones comerciales con el sultanato nazarí a través de ningún texto oficial.6 Al menos no se han hallado trazas en las secciones consultadas hasta ahora entre los fondos de su inmenso Archivio di Stato. En este contexto el estudio de la actuación de las galeras mercantiles florentinas en el sureste peninsular cobra una relevancia inusitada para ahondar en la articulación de la presencia toscana y su papel en la proyección comercial nazarí en un período en el que la ausencia de fuentes autóctonas constituye un serio obstáculo. Efectivamente, tras la conquista de Pisa en 1406 y la ansiada salida al mar en 1421 con la adquisición de Porto Pisano y Livorno, Florencia optó por seguir el ejemplo de Venecia, desarrollando entre 1422 y 1480 un sistema estatal de galeras que asegurara los contactos comerciales con todo el Mediterráneo y el Mar del Norte, con el respaldo y la seguridad que debía proporcionar la república. Cuatro eran las áreas estratégicas para la economía florentina de la primera mitad del siglo XV: Catalonia (la Corona de Aragón y Sicilia); Ponente (Inglaterra y los Países Bajos); Barberia (el Magreb central) y Levante (Bizancio-Egipto-Siria), conectadas a través de seis líneas. 2. LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA El estudio de las galeras estatales de Florencia tiene una referencia de obligado conocimiento, punto de partida para toda investigación que aspire a profundizar en él: la monografía de Michael E. Mallett.7 A él nos remitimos para el conocimiento general del funcionamiento del sistema en el contexto económico florentino. Para nuestro caso resulta oportuno recordar la ausencia de registros oficiales continuos sobre el comercio florentino y el movimiento de naves. Efectivamente, no se han conservado los libros portuarios de Livorno ni de Porto Pisano, y los registros de los Cónsules del Mar son incompletos y discontinuos, apenas contienen detalles relevantes referentes a los viajes de las galeras y sus cargamentos durante la década de 1460. De hecho, su publicación previa no había encontrado continuidad en la historiografía específica.8 Por otra parte, como todas las disposiciones oficiales, muestran la organización ideal del sistema estatal, la teoría, pero no revelan demasiados particulares sobre su funcionamiento real. De hecho, Mallett tuvo que complementar la documentación conservada en los archivos florentinos con registros procedentes del Public Record Office de Londres, el Archivo de la Corona de Aragón y el Archivo del Reino de 6 B. GARÍ, Génova y Granada en el siglo XIII: los acuerdos de 1279 y 1298, “Saggi e documenti”, VI (1985), pp. 175-206; G. PISTARINO y B. GARÍ, Un trattato fra la republica di Genova e il regno moresco di Granada sulla fine del Quattrocento, en La Storia dei genovesi, Genova, 1990, p. X; R. SALICRÚ I LLUCH, La embajada de 1479 de Pietro Fieschi a Granada: nuevas sombras sobre la presencia genovesa en el sultanato nazarí en vísperas de la conquista castellana, “Atti dell’Accademia Ligure di Scenze e Lettere”, Serie V, LIV (1997), pp. 355-385; A. FÁBREGAS GARCÍA, Acercamiento y acuerdos comerciales entre Granada y Venecia al filo de 1400, “Anuario de Estudios Medievales”, 40/2 (2010), pp. 643-664. 7 Michael E. MALLETT, The Florentine Galleys in the Fifteenth Century, Oxford, 1967. 8 Efectivamente, el profesor Grunzweig publicó los fondos del Consulado del Mar en francés, a veces de manera íntegra, otras ofreciendo regestos, según la importancia otorgada a los documentos. Cf. Armand GRUNZWEIG, Les fonds du Consulat de la Mer aux archives de l’État de Florence, “Bulletin de l’Institut historique belge de Rome”, X (1930). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 128 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO Valencia;9 preciosa se revela además la información del diario de Luca di Maso degli Albizzi, capitán de las galeras de Poniente en 1429-30, publicado como apéndice.10 Con todo, el propio autor reconoce que demasiadas preguntas quedan en el aire. El Reino de Granada no era un área económica de interés primordial para la república toscana, ni constituía punto de cabecera de ninguna de las dos líneas que recalaban en su costa, las de Poniente y Berbería. Con todo, el estudio de la articulación de la presencia florentina a través del sistema de navegación estatal pasa por el estudio de esas dos rutas, agrupando datos de origen disperso y valía desigual. 2.1. Almería y Málaga en la ruta de Poniente La actividad de las galeras de Poniente es la mejor documentada del sistema estatal florentino, y en algunos sentidos era la más importante para la economía de la república del Arno dado que su objetivo principal era garantizar el suministro de lana inglesa, vital para la industria lanera florentina.11 El viaje de inauguración de la nueva ruta tuvo lugar en 1425, aunque el segundo no se repitió hasta 1427, cuando se rescindió el monopolio genovés unido a la venta de Livorno.12 Parece bastante claro que los viajes de 1428 y 1429 coincidieron con otras iniciativas enteramente privadas, como ley de la galera de Priore di Marioto, que en otoño de 1429 hacía escala en Aigües Mortes, La Nouvelle, Collioure, Barcelona, Valencia, Málaga, Cádiz y Lisboa antes de dirigirse hacia el Mar del Norte.13 Sin embargo, se trata de una circunstancia que no parece haberse dado muy a menudo en los años siguientes. Después del viaje de 1429 no hay constancia de que la línea continuara hasta 1436, una vez superadas la guerra con Luca y la crisis política debido a la expulsión y posterior restauración de los Medici. Se sabe que dos galeras de Poniente zarparon ese año y eran esperadas en Málaga en otoño.14 El retraso en la partida del convoy de 1439 determinó que la flota navegara directamente hacia Inglaterra, deteniéndose sólo en Mallorca y Cádiz. Sin embargo, desde entonces y hasta el estallido de la guerra con Alfonso el Magnánimo (1447) dos galeras zarparon regularmente cada otoño con destino a Flandes e Inglaterra. 9 Los archivos londinenses habían proporcionado informaciones previamente recogidas en W. B. WATSON, The structure of the Florentine Galley Trade with Flanders and England in the Fifteenth Century, “Revue Belge de Philologie et Histoire”, XXXIX (1961), pp. 1073-1091; 2ª parte en idem, LI (1962), pp. 317-347. Los fondos valencianos han revelado información adicional sobre las galeras florentinas en investigaciones más recientes. Cf. D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia en el siglo XV: rutas, mercados y hombres de negocios en el espacio económico del Mediterráneo occidental, Castellón, 1998. Sin embargo, para el tema que nos ocupa nada aportan los datos recopilados en M. DEL TREPPO, I mercanti catalani e l’espansione della Corona d’Aragona nel secolo XV, Nápoles, 1972 (trad. catalana de 1976). 10 M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 193-280. 11 Para una descripción más completa de las galeras de Poniente ver ibidem, pp. 82-98. 12 Entre las condiciones impuestas por Génova para la venta de Livorno a Florencia figuraba la obligación de emplear naves genovesas para importar bienes desde Flandes e Inglaterra. La inauguración de la ruta estatal en 1425 interfería pues en el monopolio acordado en 1421 y sólo fue suspendido en 1426, con la firma de un nuevo tratado entre Florencia y Milán, que se había apoderado de Génova. Ibidem, pp. 82-83. 13 Ibidem, p. 84. 14 AD-G, SS, manuscrito 1842, fol. XXVI, 3-X-1436. El libro de cuentas del mercader genovés Francesco Spinola quondam Petri, residente en Málaga, menciona de manera inequívoca “quando galee florentinorum hic venerunt”. Agradezco a la colega y amiga Adela Fábregas que facilitara esta información, contenida en el libro cuya edición está ultimando. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 129 Un examen detenido de los viajes hasta el comienzo del conflicto con la Corona de Aragón muestra que en las escalas previstas en la ruta se operaron distintas modificaciones sucesivas. Así, el diario de Luca di Maso degli Albizzi revela que en el viaje de 1429-30 las galeras de Poniente se detuvieron en Porto Pisano, Marsella, Port-de-Bouc, Aigües Mortes, Barcelona, Valencia, Mallorca, Denia, Jávea, Benidorm, Villajoyosa, Alicante, Almería, Málaga, Cádiz, Lisboa, Pontevedra, Ribadeo, Southampton y Sluys a la ida, mientras que a la vuelta siguieron la ruta Sluys-LisboaCádiz-Málaga-Jávea-Mallorca-Gorgona-Porto Pisano.15 El 22 de enero de 1443 los Cónsules del Mar notificaban el siguiente recorrido en el capítulo del capitán de las galeras de Poniente: Porto Pisano-Aigües Mortes-Barcelona-Valencia-Málaga-Cádiz-Flandes-Southampton a la ida, mientras que el tornaviaje seguiría la ruta Southampton-Cádiz-Málaga-Valencia-Barcelona-Sant Feliu de GuíxolsAigües Mortes-Porto Pisano. Con todo, el capitán, de acuerdo con los patrones, podría detenerse en otros puertos de la misma ruta si lo juzgara conveniente, mientras que para la vuelta, si las galeras tenían suficiente carga, estarían autorizadas a realizar una única escala técnica sólo en Cádiz.16 Una comparación entre ambos viajes revela a simple vista que en el territorio nazarí no estaba prevista la parada de Almería. Algunas variaciones más encontramos en las instrucciones para las galeras de Poniente en 1447:17 Fiandria: allo andare può fare queste schale et non altre: parte di Porto Pisano, Bocholi, Sanfilio, Maiolicha, Valença, Sciabbia, Villagoiosa, Denia, Cantera, Almeria, Malicha, Chadis, Lisbona, Colonne, Schiuse, Sanduicci, Antona. Et di ritorno possi fare le medesime schale ciò è da Antona in Chadis, Malicha, Porto Pisano. Non si può fare altre schale che le sopradette così nello andare come nel tornare. Según Mallett las guerras con Alfonso V el Magnánimo determinaron de manera drástica que las galeras no zarparan entre 1448 y 1455,18 aunque habría habido serios intentos de que la empresa continuara en 1448, 1451 y 1453, si bien no hay constancia de que los convoyes llegaran a zarpar. En todo caso, el comercio por vía marítima de la República de San Juan no se detuvo esos años. Así, los registros valencianos han confirmado más recientemente la llegada de galeras florentinas al grao en 1450 y 1451.19 En Málaga los registros de la familia Spinola muestran que en marzo de 1451 Benedetto Cattaneo cargó en la galera de Giuliano Ridolfi 200 libras de seda con destino a Pisa, donde debían ser entregadas a Giorgio di Neirono, apoderado por Giorgio Cattaneo, hermano de Benedetto, para que las vendiera en Toscana.20 A pesar de que Giuliano Ridolfi llegó a ser el oficial de la República que más viajes comandó, no hay confirmación documental de que la nave bajo su mando en 1451 fuera una de 15 El diario en M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 207-275. ASF, CM, V, 5, 21-I-1443. Cf. asismimo A. GRUNZWEIG, Les fonds, p. 53. 17 ASF, CM, III, ff. 78v-79v, 27-III-1447; A. GRUNZWEIG, Les fonds, pp. 24-25. 18 Elisa Soldani ha revelado que las galeras estatales desarrollaron funciones militares durante la primera fase de la contienda. Cf. Maria Elisa SOLDANI, Alfonso il Magnanimo in Italia: pacificatore o crudel tiranno? Dinamiche politico-economiche e organizzazione del consenso nella prima fase della guerra con Firenze (1447-1448), “Archivio Storico Italiano”, CLXV (2007), pp. 266-324. 19 Cf. José HINOJOSA MONTALVO, Sobre mercaderes extrapeninsulares en la Valencia del siglo XV, “Saitabi”, 26 (1976), p. 92; D. IGUAL LUIS, La ciudad de Valencia y los toscanos en el Mediterráneo del siglo XV, en El Mediterráneo medieval y la idea de Europa (P. Iradiel, coord.), monográfico de la “Revista d’Història Medieval”, 6 (1995), p. 88. 20 Cf. A. FÁBREGAS GARCÍA, La familia Spinola en el reino nazarí de Granada. Contabilidad privada de Francesco Spinola (1451-1457), Granada, 2004, pp. 27 y 93. 16 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 130 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO las de la línea de Poniente regresando del viaje hacia el norte que, por fuerza, habría partido a más tardar el otoño anterior. Aunque había cierta confusión en torno a la certeza de la partida del convoy en 1456, hay noticias que señalan la presencia de las galeras florentinas ese año en Marsella y Málaga.21 Para el viaje de Flandes e Inglaterra que debía partir en otoño de 1461 se conservan de nuevo las instrucciones para el capitán de las galeras, con capítulos prácticamente idénticos a los de 1443, estableciendo escalas similares, aunque algunas a elegir por los patrones: Porto Pisano-Savona-Marsella/Port de Bouc-Aigües Mortes-Sant Feliu de Guíxols/Barcelona-Valencia-Denia-Jávea-Alicante-AlmeríaMálaga-Cádiz-Sluys-Southampton, mientras que a la vuelta podían tocar tierra en Cádiz, Málaga y Jávea.22 No contamos con más datos oficiales sobre las escalas previstas para las galeras de Poniente en los años sucesivos hasta la desaparición del sistema tras el último viaje en 1477-8, pero cabe suponer que, grosso modo, seguirían las directrices esbozadas hasta el momento. En todo caso, hay que destacar que Málaga está siempre presente, hecho que cabe subrayar para el viaje de regreso hacia Porto Pisano, cuando la tendencia era eliminar etapas para acelerar la llegada. Almería, por el contrario, tendría un papel más secundario para los florentinos: llegó a ser eliminada de las instrucciones de 1443 –aunque reapareciera en las de 1447, pudiendo haber sido visitada en algún momento previo– y nunca figuraba entre las escalas del tornaviaje. Almuñécar, tercer puerto en importancia en el sultanato nazarí, visitado fundamentalmente por naves genovesas, pero también por las galeras venecianas, no figura nunca en las instrucciones oficiales florentinas. La única mención la proporciona Albizzi en el tornaviaje desde Inglaterra a su paso de vuelta por las costas granadinas.23 Otro indicador de la importancia de las escalas lo constituye los días estipulados para cada una de ellas: el litoral nazarí tendría una consideración sustancialmente igualitaria, en la que Málaga se imponía sobre Almería por figurar en el tornaviaje y en las instrucciones de 1443. Desafortunadamente, las instrucciones de 1447 no reflejan la duración prevista en cada puerto, lo que limita este análisis a las órdenes de 1443 y 1461, cuando para Málaga se previeron una y tres jornadas, siempre la mitad que en Cádiz, la escala principal de meridión ibérico. Las estancias a la vuelta el último año eran de tres días para Cádiz y dos para Málaga, mientras que en Almería, siempre en 1461, las galeras fondearían tres días en el viaje hacia el Atlántico. No parece probable que las sucesivas modificaciones de la ruta afectaran a la posición otorgada a los dos puertos: en las órdenes de enero de 1461 el Consiglio dei Cento deja a elección de conductores y patrones la decisión de ir a Flandes e Inglaterra bien siguiendo la vía de Provenza como hasta entonces, bien surcando la ruta Porto Pisano-Palermo-Mallorca-Valencia, para continuar después como estaba previsto (Denia-Jávea-Alicante-Almería-Málaga-Cádiz-Sluys-Southampton).24 De 21 Cf. Edouard BARATIER y Félix REYNAUD, Histoire du Commerce de Marseille. II. De 1291 à 1480, París, 1949, p. 539. Citado por Rachel ARIÉ, L’Espagne musulmane au temps des Nasrides (1232-1492), París, 1990, reimpresión puesta al día por la autora, p. 361, nota 5. A pesar de que la noticia refiere la conexión marítima realizada por las galeras florentinas entre Marsella y Málaga sin especificar la línea, probablemente se trata de la ruta de Poniente, pues la línea de la Berbería de Poniente ese año tenía previsto pasar por Sicilia. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 162. 22 ASF, CM, IV, 6, f. 25. Es una información que se repite en ASF, CM, III, f. 132v, recogida asimismo en francés en A. GRUNZWEIG, Les fonds, p. 32. 23 “La sera ci trovamo passato Mileccha e Stravigna”. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 270. 24 ASF, CM, III, f. 138, 23-I-1461. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 131 igual modo, la decisión de agosto de 1463 de iniciar el viaje de Poniente acudiendo a Civitavecchia a cargar alumbre antes de continuar hacia Norte no afectaría a las visitas ibéricas por debajo de Valencia.25 Naturalmente, las instrucciones oficiales y las escalas previstas en las distintas rutas no deben esconder la realidad de una navegación de cabotaje, en especial por lo que respecta al Mediterráneo occidental. Se trata de un hecho que ya ha sido apuntado para los itinerarios de las mude venecianas.26 En este sentido, cabe recordar que la documentación náutica italiana –portulanos y cartas náuticas– revela un conocimiento detallado de las costas nazaríes.27 Además, cabe tener en cuenta los imprevistos, que podían modificar las instrucciones originales; en el caso concreto de las galeras florentinas el diario del capitán Luca di Maso degli Albizzi muestra claramente estos dos puntos, la navegación de cabotaje y las circunstancias inesperadas, no tanto al describir su paso por las costas del sultanato nazarí como una vez superado el Estrecho de Gibraltar: pasados el cabo de Gata y la Lena de Almería las condiciones del viento y del mar hicieron recomendable no detenerse en la capital almeriense, por lo que se dirigieron directamente a Málaga. En el principal puerto nazarí estuvieron lo justo para coger agua y vituallas, pues la guerra civil que asolaba el sultanato dificultaba las actividades comerciales.28 El regreso se realizó sin incidentes y, tras las preceptivas paradas en Cádiz y Málaga, Albizzi señala el paso por Almuñécar, Salobreña, el cabo de Gata y Vera en el camino de vuelta. La nota de gastos de las galeras de Poniente arribadas en 1467 revela datos de particular interés, sobre todo si se tiene en cuenta que no sobreviven registros portuarios de Málaga en el siglo XV. En efecto, se recogen los derechos de anclaje pagados en el puerto malagueño. Hasta el momento se carecía de datos en este sentido, por lo que la anotación anchoraggio e salvocondotto a Malicha fiorini 9 larghi resulta preciosa. Los derechos de anclaje y salvoconducto están más cerca de los 10 florines pagados en Cádiz y de los 12 florines de Southampton –lo que no deja de ser llamativo dado que en el puerto inglés las galeras permanecían una media de cuarenta días– que de los 6 florines abonados en Alicante (Chantera).29 Extrañamente, ninguno de los tratados firmados entre Granada y Génova desde la segunda mitad del siglo XIII contempla el pago, la reducción o exención del derecho de anclaje.30 Tampoco los manuales de mercaderías analizados hasta el momento, de procedencia toscana en su mayoría, describen entre los usos del puerto malagueño este gravamen.31 No así un manual veneciano de mediados del siglo XV, Alcune raxion per marineri, que recoge entre las spexe se fa per li chapetani delle galie de Fiandra per tutte le schalle va la siguiente anotación: A Malicha per anchorazo 25 Ibidem, ff. 162v-163, 31-VIII-1463. J.-C. HOCQUET, Itinerarios del comercio marítimo (Siglos XV-XVI), en isdem, Comercio marítimo en el Mediterráneo medieval y moderno, Granada, 2002, p. 151. 27 Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, La costa del Reino de Granada, passim. 28 Se trata de la lucha entre entre Muhammad IX el Zurdo y Muhammad VIII el Pequeño. Es un tema que ya ha sido tratado en J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Noticias del Reino nazarí de Granada en una fuente florentina: el diario de Luca di Maso degli Albizzi (1429-1430), en Presencia italiana en Andalucía. Siglos XIV-XVII (B. Torres Ramírez y J. J. Hernández Palomo, coords.), “Actas del I Coloquio Hispano-italiano”, Sevilla, 1985, pp. 131-137. 29 ASF, CM, VII, f. 71. 30 Las cláusulas de los tratados entre Génova y Granada han sido analizadas y contrastadas en J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Génova y Granada, pp. 268-274. 31 Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, El Reino nazarí de Granada, passim. 26 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 132 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO dobla una per gallia. A Stopona o Mirabella per tuor aqua in ssuma dobla una.32 La información del manual veneciano abre nuevas perspectivas, confirmando la realidad de un uso lo suficientemente conocido como para ser incluido en un libro de mercancías véneto. Así, el libro veneciano revela que los puntos de atraque del occidente granadino, aunque no estaban contemplados en las escalas oficiales previstas para el viaje de Poniente, podían recibir la visita de los convoyes vénetos, que realizarían una parada técnica por la que abonarían una dobla, al igual que por el anclaje en Málaga.33 El relato de Luca di Maso degli Albizzi recoge paradas de fuerza mayor en Algeciras y Tarifa, por lo que no se puede descartar que las galeras florentinas realizaran escalas técnicas en algún momento en otros puntos del litoral nazarí como Almuñécar, Marbella o Estepona, al igual que las galeras venecianas, sobre cuyo modelo se habían construido. 2.2. Las galeras de Berbería Los comienzos de la línea de Berbería son un tanto confusos en comparación con los de las galeras de Poniente.34 Los primeros testimonios seguros sobre el funcionamiento de esta ruta provienen de 1447, cuando se reformaron las escalas del sistema estatal de galeras. En esa ocasión se distinguió una primera ruta hacia lo que se denominó la Barberia alta (Porto Pisano-Gaeta-Nápoles-Salerno-PalermoTrapani-Túnez-Trípoli),35 y una segunda hacia la Barberia di Ponente con un trayecto circular:36 Barberia di Ponente: allo andare può fare queste schale, parte da Porto Pisano, Marsilia, Bocholi, Barçalona, Maiolicha, Bona, Alolle, Buggia, Alg(e)ria, Tedelis, Ora, One; di ritorno può fare le medesime schale et più Malicha, Valença, Barçalona, Colliueri, Aquamorta, Bocholi, Marsilia, Niça, non può fare altre schale. En una navegación evidentemente de cabotaje resulta llamativa la exclusión de Almería en el tornaviaje, a su paso por las costas nazaríes, lo que haría pensar en un papel secundario en el espacio que la política mercantil florentina otorgaba al sultanato granadino, después de su desaparición como escala de las galeras de Poniente de 1443, y a pesar de su inclusión de nuevo precisamente en 1447 en la ruta hacia el norte. Sin embargo, se trata de una impresión que la frecuentación del puerto almeriense 32 Ornella PITTARELLO (ed.), Alcune raxion per marineri. Un manuale veneziano del secolo XV per gente di mare, Venecia, 2006, pp. 147-148, f. 73. La editora sitúa el manual concretamente en 1444-1445 (19 y ss.). Agradezco a la amiga y colega Adela Fábregas que me señalara esta información. 33 La documentación náutica conservada entre los fondos florentinos ni siquiera otorga la consideración de fondeaderos a Marbella y Estepona, que comparecen como meros puntos de referencia costeros. Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, La costa del Reino de Granada, pp. 25-28. 34 Para las galeras florentinas de Berbería Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 72-75. 35 ASF, CM, III, f. 79. 36 Ibidem. Resulta confusa la frase “di ritorno può fare le medesime schale”, pues indicaría que la vuelta debería realizarse sobre las mismas escalas y no en sentido circular por el levante ibérico como sugiere el resto del texto, coincidiendo con las escalas contenidas en ASF, CM, IV, 5, ff. 2-3. En efecto, en este último documento a la ida estaban previstas etapas desde Porto Pisano hacia Marsella, Port-de-Bouc, Barcelona, Mallorca, Bona, Collo, B(ujía), Argel, Tedelis, Orán y Honein, mientras que para la vuelta se indicaba la ruta que pasaba por Málaga, Valencia, Barcelona, Collioure, Aigües Mortes, Port-de-Bouc, Marsella y Niza, confirmando que a la vuelta no se visitarían los mismos puertos que a la ida. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 133 a partir de 1450 desmiente, aunque no podamos ofrecer una explicación convincente para su ausencia en 1447. En noviembre de 1458 hay mención a un único viaje de Berbería, mediante el envío de una sola galera, que debería partir de Porto Pisano en septiembre, tocando un par de puertos entre Niza y la riviera genovesa –a elección del conductor– para dirigirse a Túnez directamente con posterioridad; desde el puerto hafsí navegaría per costeriam hacia el oeste, pudiendo fondear en Almería y Málaga y atravesar el Estrecho de Gibraltar hasta Cádiz y Sanlúcar de Barrameda, para regresar a continuación siguiendo la misma ruta, con orden de no descargar mercancías entre Túnez y Porto Pisano.37 Cabe pensar que la ruta de 1458 tuvo buena aceptación, pues estas mismas órdenes se vieron desarrolladas al año siguiente. Los capitoli del viaje de Berbería de 1459 preveían que en vez de una sola galera en el futuro partiera un convoy integrado por dos naves. Tampoco en esta ocasión hubo dos rutas distintas hacia el Magreb; de hecho, se mantuvieron sustancialmente las escalas previstas en el viaje de la Berbería de Poniente en 1447, contenidos de manera implícita en las órdenes de 1458, aunque con modificaciones. Así, al igual que el año anterior, se evitaba el paso por las costas provenzales: tras tocar en dos localidades –a elección– a este y oeste respectivamente en la riviera de Génova, deteniéndose un máximo de tres días en cada una, el convoy se dirigiría directamente hacia Túnez (doce días), para seguir hacia Bona (tres días), Collo (tres días), Bujía (tres días), Argel (tres días), Orán (seis días), Honein (tres días), Almería (cinco días), Alcudia (tres días),38 Málaga (tres días), Cádiz (dos días) y Sanlúcar de Barrameda (doce días). La vuelta se realizaría siguiendo el recorrido inverso hasta Túnez, y de ahí directamente a Porto Pisano, pudiendo visitar antes de arribar a las costas toscanas un solo puerto en la riviera ligur.39 En esta ocasión llama la atención la preponderancia concedida a Almería frente a Málaga, con cinco días de escala frente a tres, aunque el puerto almeriense no figurara entre las paradas previstas en 1447. De hecho, dada la mayor importancia otorgada a Málaga frente al puerto almeriense en la ruta de Poniente, se podría pensar que las autoridades florentinas optaron por potenciar la primera en el viaje hacia Flandes e Inglaterra, mientras que la segunda habría desarrollado un papel más activo en los contactos comerciales con el Magreb. Además, cabe recordar que el puerto almeriense se convirtió en un destino preferente para los mudéjares valencianos que empleaban las galeras florentinas (como las venecianas) para emigrar al sultanato nazarí, si bien no es menos cierto que se valían de manera preferente de la línea de Poniente. En todo caso, aunque Valencia estaba excluida del viaje de Berbería en las órdenes de 1458 y 1459, por el contrario sí estaba integrada en la ruta de 1447, y hay constancia de guiajes expedidos a mudéjares valencianos con destino a Almería en las galeras florentinas de Berbería en 1455 (ruta de Cataluña-Berbería), 1457 (Berbería 37 ASF, CM, III, f. 122v, 15-XI-1458. En el texto dice textualmente “partirsi e andare alchuda”. Michele Amari separa el sustantivo, que transcribe como “al Chuda”, planteando la posibilidad de que Chuda sea Adra o los Llanos de Adra, que en la documentación náutica italiana podía figurar como Lena di Alcandra. Sin embargo, no cabe duda de que Alchuda se trataba de la Alcudia norteafricana, en el sultanato de Fez, visitada asimismo por la muda de Berbería veneciana. Cf. Michele AMARI, I diplomi arabi del R. Archivio fiorentino. Appendice, Florencia, 1867, pp. 60-61; J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, La “muda” de Berbería, p. 368; R. GONZÁLEZ ARÉVALO, La costa del Reino de Granada, p. 20. 39 ASF, CM, III, ff. 124 y 124v. 38 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 134 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO de Poniente), y 1478 (Cataluña-Berbería).40 Por lo demás, no hay referencias a la actividad de la línea de Berbería entre 1466 y 1478 y parece claro que se abandonó la idea de una línea independiente. Un aspecto que no emerge con claridad de las fuentes es el papel de la ruta de Berbería en los contactos entre las riberas nazarí y magrebí. Sin embargo, cabe pensar que lo desarrolló, como indicaría la ruta Magreb occidental-Almería-Alcudia-MálagaCádiz-Sanlúcar de Barrameda y viceversa en las órdenes oficiales de 1458 y 1459. En todo caso, es una faceta que apenas se ha tenido en cuenta en trabajos específicos sobre el tema.41 Por desgracia la relación entre las orillas opuestas del Mar de Alborán a través de los convoyes florentinos tampoco se ve confirmada en otras fuentes contemporáneas que se han revelado útiles para abordar los contactos en esta parte del Mediterráneo. Efectivamente, el exámen de las crónicas que Gomes Eanes de Zurara dedicó a la capitanía de Don Pedro de Meneses (1415-1437) y su hijo Don Duarte de Meneses (1458-1464) en Ceuta, que contienen menciones puntuales tanto a las carracas genovesas como a las mude venecianas, no citan las galeras estatales de Florencia.42 Tampoco arroja más luz la crónica del florentino Benedetto Dei, que embarcó en las galeras de Berbería de 1458, si bien es cierto que desembarcó en Túnez, donde permaneció seis meses, en vez de continuar navegando hacia las costas peninsulares. En todo caso, en ningún momento cita los puertos nazaríes al hablar de las rutas y el papel comercial de las galeras estatales, limitando todas sus referencias en el sur peninsular a Sevilla, que paradójicamente no constituía escala para ninguna línea.43 En definitiva, queda claro que la línea tuvo una vida discontinua como ruta independiente y las costas nazaríes estuvieron presentes en ella de manera irregular. A pesar de la menor constancia documental, no parece errado considerar que la ruta de Berbería tuvo una importancia más limitada que la de Poniente a la hora de articular la presencia toscana en el sureste peninsular. Se trataría de una circunstancia ulteriormente confirmada tanto por los fletes del sistema estatal florentino como por las noticias comerciales localizadas. 40 Para los guiajes concedidos a los mudéjares valencianos sobre las galeras mercantiles de Florencia vid. infra Cuadro 3. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 162 y 176; Cf. D. IGUAL LUIS, Italianos en la frontera marítima nazarí: la ruta de Valencia a Granada en el siglo XV, en Actas del congreso La frontera oriental nazarí como sujeto histórico (S. XIII-XVI) (P. Segura Artero, coord), Almería, 1974, p. 474. La ruta de las galeras se deduce confrontando los nombres de los patrones recogidos por Mallett e Igual. 41 Efectivamente, tanto Charles E. Dufourcq como María Dolores Rodríguez, al abordar las relaciones entre ambas orillas, resaltan fundamentalmente el papel de las flotas de la Corona de Aragón entre la peninsulares, y la genovesa y la veneciana entre las italianas. Para la línea florentina de Berbería ambos se limitan a citar el convoy de 1459 siguiendo a Jacqueline Guiral, cuya información entra en abierta contradicción con las órdenes oficiales de ese año al afirmar que la ruta era circular (Toscana-Cataluña-Mallorca-Magreb-Málaga-Valencia-Cataluña-Toscana), correspondiéndose en realidad con el itinerario de las galeras de Cataluña-Berbería, pero no con la línea de la Berbería de Poniente. Cf. Jacqueline GUIRAL, Relations de Valence avec la Berbèrie au XVe siècle, “Melanges de la Casa de Velázquez”, X (1974), p. 104; Charles Emmanuel DUFOURCQ, Les communications entre les royaumes chrétiens ibériques et les pays de l’occident musulman, dans les derniers siècles du moyes âge, en Les communications dans la Péninsule Ibérique au Moyen-Age, París, 1981, p. 33. María Dolores RODRÍGUEZ GÓMEZ, Las riberas nazarí y del Magreb (siglos XIII-XV). Intercambios económicos y culturales, Granada, 2000, pp. 70-71. 42 Cf. Gomes EANES DE ZURARA, Crónica do Conde Don Pedro de Menezes, (ed. facsímil de J. A. Freitas Carvahlo), Oporto, 1988; IDEM, Crónica do Conde Don Duarte de Menezes, (L. King, ed.), Lisboa, 1978. 43 Cf. Roberto BARDUCCI (ed.), Benedetto Dei. La cronica dall’anno 1400 all’anno 1500, Florencia, 1985. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 135 2.3. Granada en los fletes de las galeras mercantiles de Florencia La organización estatal de las galeras florentinas incluía instrucciones muy detalladas para los notarios que iban a bordo con la misión de registrar el movimiento de mercancías y evitar el fraude. Así, la Señoría del Arno establecía de forma inequívoca los bienes susceptibles de ser cargados en cada etapa de cada una de las rutas mercantiles, variando el gravamen en función del tipo de mercancía y de las escalas previstas hasta el destino, que podía coincidir o no con el final de la línea, tanto a la ida como a la vuelta.44 Se trata de una información especialmente útil que permite estudiar la circulación de artículos. Aunque no siempre haya constancia de que se hayan llegado a transportar todos los bienes previstos, no sería erróneo suponer que en una medida u otra habrán estado presentes en el comercio de las naves. Los fletes de Porto Pisano a Flandes e Inglaterra de 1461 muestran la mercancía que iba todo el viaje de ida a bordo del convoy.45 Un análisis somero revela que los productos italianos que encontraban mayor salida en el comercio de las galeras de Poniente estaban relacionados con la potente industria textil del centro de la Península Italiana, no sólo la Toscana, sino también la proveniente de territorios vecinos como la Romaña, con los velos de Bolonia y Perusa. Pero sin duda la palma se la llevaba la industria textil florentina, los paños laneros y los séricos, cuyo valor destaca por encima de las materias primas contempladas. Para nuestro propósito resulta más interesante señalar que también se contemplaban fletes para las escalas intermedias de la ruta de Poniente. Así, la vocación de medio de transporte de las galeras florentinas encuentra una de sus expresiones más evidentes en los Noli di tutta la Catalogna per Almeria, Malaga et Cadis. En 1461 estaban previstas escalas en San Felíu de Guixols o Barcelona, Valencia, Denia, Jávea y Alicante; en cualquiera de ellas se pagarían 13 sueldos y 4 dineros por cada pieza de paño embarcada con destino a los puertos nazaríes o el gaditano, mientras que por arroz, queso, nuez de galla, tártaro, “y otra mercancía de poco valor” se abonarían 6 sueldos y 8 dineros por cántaro.46 Los fletes de las galeras florentinas dejan entrever que para el comercio del convoy de Poniente los puertos del sureste peninsular eran más importantes en el tornaviaje. Así lo darían a entender los fletes a Cádiz, Málaga y Almería, cuyos pagos estaban previstos en libras esterlinas, lo que sugeriría la procedencia británica de los artículos, reforzada por el uso de medidas londinenses, como muestra el Cuadro 1. 44 ASF, CM, IV, 4, Capitoli degli scrivani, passim. Asimismo publicado en A. GRUNZWEIG, Les fonds, pp. 73-78. 45 ASF, CM, IV, 6, f. 12. 46 Ibidem. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 136 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO Cuadro 1: Fletes de Flandes e Inglaterra hacia Cádiz, Málaga y Almería en 146147 Mercancía Paños, il centinaio de Londres Artículos de lana, tapices, sayas de toda clase, il centinaio de Londres Plomo y estaño, el pan de 6 a 7 cántaros Estaño trabajado, 1 carratello de 4 cántaros Flete a Cádiz 7 sueldos esterlinos 7 sueldos esterlinos Flete a Flete a Almería Málaga 8 sueldos 9 sueldos esterlinos esterlinos 8 sueldos 9 sueldos esterlinos esterlinos 3 sueldos esterlinos 6 sueldos y 8 dineros esterlinos 3 sueldos y 4 dineros esterlinos 3 sueldos y 4 dineros esterlinos En primer lugar, resulta muy llamativa la presencia de Almería, excluida de las escalas del tornaviaje por estas mismas órdenes de las galeras de Poniente para el viaje de 1461, que se contradicen al especificar el coste de los fletes desde Flandes e Inglaterra hacia el puerto almeriense. Más llamativo aún resulta que en él estuviera previsto el desembarco de plomo y estaño en panes, así como estaño trabajado, pero no en Málaga, que en las escalas de Poniente tenía preponderancia sobre Almería. Probablemente se trate de algún tipo de lapsus calami, pues no tiene sentido esta ausencia en la dinámica observada hasta ahora en los puertos nazaríes. Más aún, en las mercancías previstas para su embarque en el sur peninsular hacia Porto Pisano, los tres puertos se presentan conjuntamente, pagándose los mismos derechos en cada uno de ellos por las distintas mercancías, según se recoge en el Cuadro 2. Cuadro 2: Fletes de Cádiz, Málaga y Almería para Porto Pisano en 146148 Mercancía Seda Grana Cera Cueros spagnoli de Sevilla, Jerez, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda Cueros portogallesi Cueros galletiane Cueros berberiscos Atún, sebo Mercurio Cinabrio Medida 1 cántaro il centinaio 1 cántaro Florines Sueldos Dineros 10 2 12 6 piezas 1 7 piezas 8 piezas 9 piezas 1 cántaro 1 bigliuono il medesimo pregio d’altrettanto peso 1 1 1 8 13 12 4 47 ASF, CM, IV, 6, f. 12v. Se trata de los mismos productos previstos también en los “Noli di Fiandra et Inghilterra per Catalogna”. 48 ASF, CM, IV, 6, f. 13. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 137 Los artículos previstos en los puertos del sur peninsular incluyen los más conocidos en los mercados internacionales: seda, grana, cera y cueros. El mercurio castellano se encontraría exclusivamente en Cádiz. Por su parte, el coste mucho más elevado del flete de cántaros de seda responde sin duda al prestigio de la seda nazarí, siendo especialmente apreciada la procedente de Almería, si bien toda la del emirato alcanzaba buenos precios en los mercados del centro y norte de la Península Italiana.49 Desafortunadamente, los Noli da Porto pisano per Tunisi et tucta la Barberia insino in Cadis no especifican en qué escala se embarcaban los artículos contemplados,50 aunque no es erróneo suponer que en Porto Pisano se embarcaban con destino al Magreb todos los productos textiles (paños ingleses y florentinos, fustanes, etc.), el papel, el aceite y la malvasía –el vino presumiblemente para Cádiz y Sanlúcar de Barrameda–, además de tártaro, azúfre y albayalde. Se trata de productos que las galeras florentinas también transportaban hacia los puertos de Provenza, la Corona de Aragón, Cádiz, Flandes e Inglaterra en la ruta de Poniente. En los puertos norteafricanos era embarcada sin lugar a dudas la laca y el tártaro árabe, las plumas de avestruz, los dátiles y los cueros berberiscos, cuyo destino podía ser tanto el sureste ibérico como la Toscana. Por su parte, en las escalas nazaríes y Cádiz serían embarcados los cueros spagnoli, los ghalitiane y los portoghallese, así como la seda, la grana y la cera, aunque estos dos últimos productos también se encontraban abundantemente en el Norte de África. El queso, sin embargo, es probable que fuera embarcado en Sicilia.51 Además de artículos, las galeras podían transportar algunos pasajeros, generalmente mercaderes que viajaban con sus mercancías. Por el viaje los comerciantes debían pagar il debito nolo per la persona sua, salvo que el flete por los artículos que embarcaban superara los 20 florines; en caso de superar los 40 florines el mercader tenía derecho entonces a hacerse acompañar sin gasto adicional por un criado bona fide.52 Desafortunadamente, hasta el momento no se han hallado trazas de a cuánto ascendía el pasaje por persona, aunque hay testimonios de mercaderes genoveses que empleaban las galeras florentinas para desplazarse desde Inglaterra hasta Cádiz o Málaga con sus mercancías. Más confuso resulta el transporte de mudéjares valencianos al Reino de Granada en las líneas de Poniente y Berbería. No tratándose siempre de mercaderes, ignoramos cómo se contemplaba su pasaje, pues la documentación nada dice al respecto y Mallett, en su monografía, no cita el flujo de musulmanes que emplearon tanto las galeras florentinas como las venecianas para trasladarse al sultanato nazarí. Sin embargo, se trata de una actividad habitual, según se desprende de las informaciones aportadas por los profesores Hinojosa, Ruzafa e Igual, recogidas en el Cuadro 3. Almería era invariablemente el puerto de desembarco: viajeros de toda clase y condi49 La seda spagnola, como se denominaba comúnmente la seda nazarí, tenía un precio superior a las de otra procedencia. Cf. Florence EDLER DE ROOVER, L’arte della seta a Firenze nel secolo XIV e XV, Florencia, 1999, p. 26. 50 Previamente publicados en M. AMARI, I diplomi arabi, pp. 66-67. 51 Michael E. Mallett señala que las principales exportaciones de Berbería eran los cueros, la lana, la cera, la grana, el alumbre, la seda, el azúcar, los dátiles, el atún y el algodón, aunque la calidad de la mayoría de ellos era inferior a la de sus equivalentes de la Corona de Aragón y Sicilia. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 132. Se trata de una mercancía similar, aunque no idéntica, a la que cargaban las galeras venecianas: pieles y cueros, especias, cera, marfil y plumas de avestruz en los puertos magrebíes; textiles similares a los norteafricanos, seda, lino y fruta pasa en los nazaríes. Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, La “muda” de Berbería, pp. 375-376. 52 Así lo recoge el capítulo XVIII de las órdenes para el capitán de las galeras de Poniente: ASF, CM, V, ff. 6 y 6v. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 138 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO ción, hombres solos, pero también familias enteras, con la licencia preceptiva de los señores de sus alquerías de procedencia, se marchaban aduciendo motivos comerciales y familiares. Cuadro 3: Guiajes a musulmanes desde Valencia hacia Granada en las galeras mercantiles de Florencia (1451-1478)53 Año 1451 1455 1457 1459 1462 1463 1465 1467 1468 1470 1478 Pasajeros mudéjares 1 moro de Valencia que va a comerciar al Reino de Granada mudéjares y 1 judío de Cervera de Urgel que se desplaza al Reino de Granada para ver a su familia 3 mudéjares embarcan en Valencia en enero de 1459 en las galeras partidas el otoño anterior 4 mudéjares embarcan en noviembre 4 mudéjares embarcan en noviembre 15 mudéjares embarcan en Valencia en abril; en Alicante son 23 mudéjares de las alquerías de Almoyna, de mossén Roca, Villalonga, Palma y Monfort 4 mudéjares embarcan en diciembre mudéjares 11 mudéjares embarcan entre octubre y noviembre en Valencia; un número indeterminado lo hace en Alicante 48 mudéjares de Castellón de la Plana, Alcocer, Oliva, Llibert, Parcent, Carlet, Valle de Jalón, Penella, vasallo de Francesc de Vilanova, Gandía, Játiva, Alzira, Alcalalí, Denia y 18 moros de Monfort Línea Berbería CataluñaBerbería Berbería de Poniente Poniente Poniente Poniente Poniente Origen Destino Valencia Berbería Valencia Almería Valencia Almería Valencia Almería Valencia Almería Valencia Almería Valencia/ Alicante Almería Poniente Valencia Almería Poniente54 Alicante Almería Valencia/ Poniente Alicante Almería CataluñaBerbería Alicante Almería 53 Las fuentes valencianas no siempre revelan la ruta de las galeras florentinas, pero dado que con destino al Reino de Granada sólo se dirigían los convoyes de Poniente y de Berbería, se pueden contrastar los nombres de los patrones con la información ofrecida por Michael Mallett –patrones y años de partida– para averiguar la línea. Fuentes: J. HINOJOSA MONTALVO, Las relaciones entre los reinos de Valencia y Granada durante la primera mitad del siglo XV, Estudios de Historia de Valencia, Valencia, 1978, pp. 149-150; IDEM, Cristianos, mudéjares y granadinos en la gobernación de Orihuela, en Relaciones exteriores del Reino de Granada (C. Segura Graíño, coord.), “V Coloquio de historia medieval andaluza”, Almería, 1988, pp. 338-339; IDEM, Desplazamientos de mudéjares valencianos entre la gobernación de Orihuela y Granada en el siglo XV: la ruta legal, “Aragón en la Edad Media”, 14-15 (1999), p. 749; Manuel RUZAFA GARCÍA, Las relaciones económicas entre los mudéjares valencianos y el reino de Granada en el siglo XV, en Relaciones exteriores, pp. 380-381; D. IGUAL LUIS, Italianos en la frontera, p. 474; IDEM, Valencia e Italia, p. 376. 54 El profesor Hinojosa sólo señala dos galeras florentinas. En realidad no eran las galeras estatales, se trata de las dos galeras borgoñonas alquiladas por los Medici, que en 1468 cubrieron la ruta de Poniente. Cf. J. HINOJOSA MONTALVO, Cristianos, mudéjares, p. 339; M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 171. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 139 Basta una comparación somera con las licencias concedidas por el baile valenciano a las galeras venecianas para ver que los mudéjares levantinos y los musulmanes granadinos emplearon las mude vénetas en una medida muy superior a la que encontramos para las galeras florentinas. Sin embargo, la información sobre los convoyes toscanos es más precisa, pues al poder contrastar los nombres de capitanes y patrones se puede establecer de una manera certera qué línea florentina transportó mudéjares desde Valencia hasta Granada cada año, lo que sugiere siempre el viaje de ida. Por otra parte, entre 1452 y 1465 el baile concedió 197 guiajes sobre las galeras venecianas cuyo destino principal era Túnez55 no el sultanato nazarí, lo que podría hacer pensar que la muda de Berbería transportó más musulmanes desde y hacia el Magreb, mientras que las galeras florentinas, alternando sus líneas, lo habrían hecho sólo al reino granadino. En este sentido se puede observar que, salvo en 1451 en que el destino era Berbería, en las demás ocasiones está especificado el puerto de Almería. Cabe recordar, además, que en seis de las once ocasiones localizadas (1459, 1462, 1463, 1465, 1467 y 1470) se trata de la ruta de Poniente, en la que las galeras toscanas no hacían escala en los puertos norteafricanos. Los mudéjares (más de los 113 documentados) embarcaban preferentemente por el grao de Valencia, si bien en 1465 y 1470 está constatado que también suben a bordo en Alicante, donde lo hicieron de manera exclusiva en 1468 y 1478. Precisamente se puede observar que por el puerto de la gobernación de Orihuela embarcó el mayor número de individuos. Aunque aislada, no deja de ser llamativa la referencia al judío de Cervera de Urgel que en 1457 embarcó en la galera de la Berbería de Poniente por cuanto que Venecia tenía expresamente prohibido que subieran a bordo de las mude.56 3. FLORENTINOS Y GENOVESES EN MÁLAGA: EL COMERCIO DE LAS GALERAS Un problema fundamental en el estudio del comercio de las galeras es que subsisten pocos registros oficiales con los cargamentos, casi siempre referidos a los tornaviajes, con las mercancías llegadas a Porto Pisano, y en la mayoría de las ocasiones no se especifica su procedencia. Más aún, en el caso concreto de las galeras de Poniente, las que más información revelan sobre los puertos nazaríes, muy pocas veces conocemos su papel como punto de recogida o destino de mercaderías, aspecto en gran medida dificultado por el hecho de que ninguna de las escalas granadinas era cabecera de ninguna línea. Los primeros testimonios los proporciona el diario de Luca di Maso degli Albizzi. Por los cargamentos embarcados en Marsella, Port-de-Bouc, Aigües Mortes, Mallorca, Valencia y Denia sabemos que las galeras habían partido de Porto Pisano con un cuarto o menos de su capacidad total de carga. El convoy se separó al abandonar Barcelona: la nave patroneada por Carnesecchi se dirigió hacia Valencia y Denia, donde quedó completamente cargada, mientras que Albizzi puso rumbo a Mallorca. Reunidas en Jávea, el capitán llegó a la capacidad máxima de su galera tras pasar un día entero cargando artículos en Villajoyosa. Llegados a este punto del viaje queda claro que las galeras no encontraban ninguna dificultad en completar el cargamento en la ruta hacia el norte.57 El 18 de octubre las galeras florentinas arribaron a Málaga, 55 Cf. D. IGUAL LUIS, Italianos en la frontera, pp. 472 y 474, Tabla I del Apéndice. Cf. J. HEERS, L’Islam et le monde méditerranéen à la fin du Moyen Âge, en La incorporación de Granada a la Corona de Castilla (M. Á. Ladero Quesada, ed.), Granada, 1993, p. 64. 57 Para un análisis más detallado Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 133-136; para el diario, ibidem, pp. 212-220. 56 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 140 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO desde donde Albizzi escribió la siguiente carta a los Cónsules del Mar, explicando el estado del cargamento:58 Magnifici patres et domini mei etc. Da Villa Gioiosa insino adì 8 di questa scripsi abastanza alla Magnificentia Vostra. Dipoi quivi caricamo le galee ciò che portare potevano di frutta e convenne lasciare di migliori partiti per rispetto della frutta che avevano questi della maona et quella ch’avevamo promessa d’altri, et pure comprendo che per insino a qui, queste galee hanno di nolo da fiorini 5500 in 6000 secondo possono conprendere. Qui giugnemo circha a vespro, et spero scarichereno (sic) quello abbiamo per qui subito et levereno (sic) aqua et altri rinfreschamenti, et spero questa nocte sareno a nostro viaggio che Dio il conceda salvo et presto. Questo regno di Granata è tutto in arme peròche uno re, che questo ch’è oggi cacciò poco tempo fa, è entrato in questo regno da pocho in qua e ànne rubellato grande parte, et al presente è in Granata e tiene la terra, et l’altro re la fortezza, sicché i mercanti sono molto in sospetto et paura. Né altro per questa. Racomandomi alla Magnifica Vostra Signoria. Fatta a Malicha in Granata adì 18 d’octobre 1429. Dejando de lado la referencia a la guerra civil que enfrentaba a Muhammad VIII el Pequeño con Muhammad IX el Izquierdo, cuyo relato ya ha sido contextualizado,59 la carta de Albizzi revela algunos particulares interesantes. En el puerto malagueño las galeras no sólo se avituallarían, sino que estaba previsto dejar algún tipo de carga (spero scarichereno quello abbiamo per qui subito), si bien desafortunadamente no especifica su naturaleza, ni en la misiva ni en el diario que la reproduce. Además se cargaron 40 cántaros de fruta, a pesar de que el clima de enfrentamiento dificultaba las operaciones comerciales. En febrero de 1430 el convoy florentino cargaba en Southampton lana y artículos textiles con destino a Porto Pisano, e più balloni vi di panni di genovesi per a Calisi e Malicha caricamo in detto luogho, dando la primera información conservada sobre el papel de los mercaderes genoveses residentes en Inglaterra en el comercio de las galeras.60 La noche del 11 de marzo las galeras llegaban a Cádiz, fondeando fuera del puerto, en los bancos de arena de Las Puercas. Albizzi hizo descender a dos mercaderes genoveses que habían embarcado en Inglaterra para que preguntaran a sus connacionales si querían que se descargasen sus mercancías allí o en Málaga, tal como habían acordado. Finalmente continuaron hasta el puerto malagueño, donde desembarcó un mercader ligur junto con balas de estaño, pero nada se dice de los balloni vi di panni.61 La guerra civil continuaba, lo que impidió de nuevo cualquier tipo de ope58 Ibidem, pp. 221-222. Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Noticias del Reino nazarí de Granada, passim; R. SALICRÚ I LLUCH, El sultanat de Granada i la Corona d’Aragó, 1410-1458, Barcelona, 1998, pp. 243-246. 60 Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 267. 61 “Surgemo a Cadisi, fuori del porto, che si dice a’ Porci. Perché ’l tenpo era frescho et buono per noi, per non ci i(n)pegnare mandamo i pedoti in terra et ii mercanti genovesi per avere lingua se volevano ivi le loro robe o a Malicha, che così avevano pattegiato, et con loro mandai Tadeo di Pionbino, per che subito tornassi indietro colla barcha et non si lasciassi tenere parole. Et così fè, per che la sera, tramonto il sole, tornò colla barcha et co’ mercanti. Et subito facemo vela et navichamo tutta nocte con vento prospero, et la mattina domenicha adì 12, a levata di sole, ci trovamo dentro allo stretto, sopra il monte Giubeltaro in Granata, et rivedemo le dette ii navi per poppa a noi circha miglia 15. El vento era ponente et libeccio, a noi prospero et bonaccievole, et così navichamo insino a ore 22 o circha, et surgemo a Malicha, dove scarichamo uno mercatante genovese con certi baloni di rami et stagni, et non trovando niente da carichare per la cattiva dispositione del paese, a una ora di nocte fumo spacciati per partire, che pocho rinfreschamento pigliamo”. Ibidem, p. 269. 59 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 141 ración comercial en Málaga. La navegación siguió, dejando atrás Almuñécar, Salobreña, el cabo de Gata y Vera, aunque no repusieron víveres hasta llegar a Cartagena. No hay más noticias concretas hasta mayo de 1467. Las galeras de Poniente que habían zarpado en agosto de 1466 regresaron con lana, grana, seda, sarga, maneta morisca, cueros gruesos y doce esclavos de Spagna, además de informar que abiamo lasciato in Chadisi e a Malicha tre balloni e balle circha 40, presumiblemente paños y grana o sarga.62 En consecuencia, los registros oficiales no arrojan mucha luz sobre el papel del Reino de Granada en el comercio de las galeras florentinas. Para ello hay que recurrir a fuentes complementarias. W. B. Watson calculó a partir de los registros aduaneros londinenses que en los puertos de Almería, Málaga y Cádiz se fletó en otoño de 1443 aceite, jabón blanco, vino dulce, seda cruda y otros pocos artículos que habrían constituido el 22% del valor del cargamento desembarcado, si bien admite que es imposible conocer con certeza el punto de embarque. En todo caso, contrastando estos datos con las tarifas oficiales de fletes de 1461, se puede deducir que el aceite, el vino y el jabón se adquirieron con toda probabilidad en Cádiz, mientras que la seda provendría del territorio nazarí. Es más, el veneciano Giulio Contarini subió a bordo de las galeras florentinas 90 libras de seda cruda en territorio granadino. Lo que Watson no tuvo en cuenta es que las órdenes oficiales de 1443 no incluían Almería, por lo que quizás deba contemplarse Málaga exclusivamente como escala nazarí. Por otra parte, la importancia de los puertos meridionales queda reflejada al comparar ese 22% del valor del cargamento total con la aportación de Florencia (6%), Cataluña (33%), Valencia-Alicante (29%) y Flandes (10%), según se desprende de los registros ingleses.63 El estudio de Sergio Tognetti sobre la actividad de los Cambini ha revelado recientemente las dimensiones, el alcance de sus operaciones y su importancia en el ámbito ibérico, fundamentalmente en Valencia y Lisboa. Aporta un único registro significativo para nuestro tema: en octubre de 1461 la compañía recibía uno fardello di seta spagnuola venuto per le nostre ghalee di Barberia di ragione di Bernardo Vai di Valenza, el quale mandò Pandolfo Benvenuti d’Almeria.64 Las galeras debieron recoger la seda en el puerto almeriense, aunque resulte imposible saber si lo hicieron a la ida o a la vuelta. Desafortunadamente, una de las galeras objeto de inversión por parte de los Cambini fu presa, lo que provocó que en el balance final se anotara que los florines invertidos si possono mettere per perduti. Se trata de la única noticia localizada hasta el momento de la actividad mercantil de las galeras de Berbería en territorio nazarí. Habida cuenta el resultado, no llama la atención que cuando en 1466 se mandó un fardelletto de seda de Almería desde Valencia hasta Flandes no se emplearan las galeras de Poniente, sino el ballenero del vizcaíno Juan Martínez.65 62 ASF, CM, VII, f. 67, 7-V-1467. Cf. W. B. WATSON, The structure of the Florentine Galley, XXXIX (1961), pp. 1080 y 1088; y LI (1962), p. 337. 64 AOI, serie 144, registro 250, Libro mastro del Banco Cambini, fol. 150. En noviembre de ese año se transportó la seda por tierra hasta Pisa. El 5 de mayo de 1462 Lorenzo di Ilarione compró las 68.8 libras que pesaba el fardello de seda por 183 florines, 2 sueldos y 2 dineros, a razón de 2 florines, 13 sueldos y 4 dineros la libra. Agradezco al colega y amigo Sergio Tognetti que me proporcionara completo el registro, empleado para elaborar la Tabla A.6 (Navi attraccate a Livorno con carichi di seta grezza) del Apéndice de S. TOGNETTI, Un’industria di lusso al servizio del grande commercio. Il mercato dei drappi serici e della seta nella Firenze del Quattroceto, Florencia, 2002, p. 178. 65 En 1472 se canceló una vieja deuda de 1466, cuando se envió seda de Almería desde Valencia hasta Flandes, donde la adquirió Andrea Danchardo, merciere di Brugia. En cualquier caso, las referencias continuas al uso de las galeras mercantiles de Florencia hacen pensar al profesor Tognetti que los beneficios debían ser superiores a la imagen que ofrece la contabilidad del encante de las galeras. 63 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 142 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO Otro indicio que apoyaría que esta seda de 1461 fue recogida en Almería es el conocimiento de que el operador valenciano Jofre de Riusec embarcó en el puerto almeriense dos fardells de seda a nombre del valenciano Joan Sanchís sobre las dos galeras que cubrían la línea de Cataluña-Berbería en 1478, según reflejaba al año siguiente una procuración a Bernardo Cambini y a los herederos de Antonio da Rabatta.66 Por otra parte, gracias a los registros notariales ligures conocemos que en 1442 dos galeras florentinas de vuelta del viaje de Poniente hicieron escala en Málaga, donde cargaron más de 50 fardelli de seda que fueron directos a Porto Pisano. El mismo registro indica que tres años más tarde, en 1445, se descargaron 120 balas de paños ingleses en Cádiz y Málaga, presumiblemente por cuenta de mercaderes genoveses en ambos casos, pues lo anotaron los recaudadores de los “Carati Vetterum”. En su mayor parte se trataba de panni larghi de buena calidad, pues prácticamente no se citan balas de panni stricti, hecho avalado por otras fuentes que confirman que los paños de los almacenes genoveses en Málaga eran todos caros, estimados en 42 besantes cada uno.67 En consecuencia, la seda granadina se revela como un artículo recurrente en las galeras, generalmente con el apelativo genérico de seta spagnuola o di Spagna, coincidiendo con el desarrollo de la industria sérica en Florencia en el siglo XV, donde la seda ibérica y la procedente del mar Caspio eran las más abundantes y versátiles. La spagnola era más cara debido a su mayor brillo y el menor grosor de hilo. El Cuadro 4 reúne todas las noticias encontradas sobre el transporte de seda nazarí en las galeras florentinas. Un simple vistazo revela que las noticias localizadas se agrupan en los períodos de mayor esplendor del sistema estatal florentino, la década de 1440 (antes de la guerra con Alfonso V el Magnánimo) y la de 1460. La concentración en la línea de Poniente está directamente relacionada con el mayor cuerpo documental conservado. A pesar de la escasez de testimonios parece claro, tanto por el volumen como por las tarifas de los fletes oficiales, que la seda fue el producto de mayor salida que las galeras florentinas encontraron en el Reino de Granada. De hecho, era una materia prima tan vital para la industria textil de la ciudad que hay noticias de su aprovisionamiento incluso cuando el servicio había sido suspendido, como ocurrió durante la segunda fase de la guerra con Alfonso V.68 Por otra parte, cabe pensar que la seda, al menos la embarcada con posterioridad a 1460, habría sido liada en Granada. La cláusula 36 del tratado de 1460 entre Génova y Granada disponía que la seda liada en la capital nazarí podría ser libremente cargada in omni pasagio cuiuscumque nationis existant, mientras que para la liada en Málaga o Almería teneatur solvere usum dictorum locorum.69 Cf. S. TOGNETTI, Il Banco Cambini. Affari e merci di una compagnia mercantile-bancaria nella Firenze del XV secolo, Florencia, 1999, pp. 192-193; 221-223; 271. Debo el detalle de los envíos de seda personalmente al autor. 66 Cf. D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia, p. 457, nota 106. 67 Cf. J. HEERS, Le Royaume de Grenade, pp. 113 y 117-118. Heers cita otros 72 fardelli de seda recogidos en 1446, pero se trata de un error, pues se remite a Grunzweig, que transcribe en francés el cargamento total de las galeras de Poniente llegadas a Porto Pisano en 1466, veinte años más tarde de la fecha indicada. 68 Ya se han citado los 200 arreldes de seda que Benedetto Cattaneo fletó en la nave del florentino Giuliano Ridolfi con destino a Pisa, cuya venta fue gestionada desde Génova por su hermano Giorgio Cattaneo. Cf. A. FÁBREGAS GARCÍA, Aprovisionamiento de la seda, p. 56, nota 8. Aunque los “Noli di Colliueri e tutta Catalogna per Por Pisano” contemplan entre sus fletes seta spagnuola, es improbable que la seda descargada en el puerto toscano hubiera sido embarcada en la Corona de Aragón porque las galeras de Poniente solían dirigirse directamente hacia la Toscana cargadas de lana inglesa, deteniéndose sólo en Cádiz y Málaga, según hemos visto. 69 Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Génova y el Reino de Granada, p. 272. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 143 Cuadro 4: Cargamentos de seda nazarí en las galeras mercantiles de Florencia en el siglo XV70 Año 1442 1443 Línea Poniente Poniente Procedencia Málaga Málaga (?) 1444 1451 Poniente Galera de Giuliano Ridolfi (¿Poniente?) Berbería Poniente Poniente Cataluña-Berbería Spagna Málaga Destino Porto Pisano Southampton / Londres Porto Pisano Pisa Almería Spagna Spagna Almería Porto Pisano Porto Pisano Porto Pisano Valencia/Pisa 1461 1466 1467 1478 Carga 50 fardelli 90 libras se seda cruda 48 fardelli de seda 200 libras 80 arreldes 1 fardello 72 fardelli de seda 4 fardelli de seda 2 fardells de seda Por el contrario, no resulta llamativo que no haya ningún testimonio referente al otro producto estrella del emirato nazarí, la fruta seca. Es sobradamente conocido el papel de la Ratio Fructe Regni Granate, la Sociedad de la Fruta de los Spinola. Los últimos estudios apuntan a que, en realidad, la sociedad de los Spinola no era un monopolio para el comercio, sino que simplemente actuaba como intermediaria con otros mercaderes, incluidos los toscanos. En vista de que disponía de una flota propia, resultaría lógico que no se hubieran valido de las galeras florentinas (como tampoco de las venecianas), cuyos fletes no contemplaban la fruta en las escalas nazaríes (ver supra Cuadro 2).71 No sorprende por tanto que sólo contemos con los cantari 40 di frutta embarcados por Albizzi en Málaga en 1429 en su viaje hacia el norte, y carecemos de datos sobre su origen.72 De hecho, todas las noticias conocidas sobre el flete de fruta seca en las galeras estatales florentinas proceden de los puertos de la Corona de Aragón. Más llamativo es que los protocolos localizados con información sobre la actividad actividad mercantil de las galeras estatales de Florencia en el sureste peninsular no refieran la actividad de mercaderes florentinos, sino de genoveses. Efectivamente, se han encontrado diversas noticias entre las actas notariales de Pio di Bartolo di San Casciano, aunque firmadas por Luca di Giovanni Bancossi.73 El 25 de junio de 1441, reunidos en Malice in fondacho sive habitatione Januentium, el Castil de Genoveses malagueño, actuaron como testigos los siguientes mercaderes ligures: Filippo quondam domini Octobuoni Spinola, Lorenzo q. Quilico Spinola, Francesco q. domini Petri Spinola, Ambrosio Cattaneo, Cristoforo Pansano, 70 Elaboración propia a partir de J. HEERS, Le Royaume de Grenade, pp. 113 y 117-118; W. B. WATSON, The structure of the Florentine Galley, XXXIX, p. 1088. A. FÁBREGAS GARCÍA, La familia Spinola, pp. 27 y 93; D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia, p. 457. ASF, MAP VII, 445; AOI, serie 144, registro 250; ASF, CM, VII, ff. 65 y 67. 71 Los últimos datos sobre la Sociedad de la Fruta han sido aportados por Adela Fábregas: A. FÁBREGAS GARCÍA. Vías de acceso, passim. Sobre la interpretación del monopolio, ibidem, p. 36. Sobre la flota propia, ibidem, p. 42. 72 Se trata de un ejemplo único. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, p. 222. 73 ASF, NA, 9449, 1437-1461. Agradezco al amigo y colega Sergio Tognetti que me indicara la existencia de estos registros. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 144 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO Polo Centurione, Antoniotto q. domini Carlotti Spinola, Cristoforo Spinola q. domini Niccolai Antonii, Anfreono Marchionis, Franco de Vivaldi y Taddeo Spinola. Todos ellos confirmaron que Francesco q. domini Caroli Vivaldi cargó diversas mercancías in suprascriptis galeis de Antona insule Ingilterre per Cadix vel Malicha, para que el capitán, Francesco Ventura, y los patrones, Antonio de’ Pazzi y Bartolomeo Martelli, las entregaran a los citados Lorenzo y Filippo Spinola.74 El mismo registro certifica que en las estancias de Filippo Spinola, ejerciendo como testigos Taddeo iurisperito Ser Gabriellis de Florentia, Gerardo ser Luce, Antonio Dominici Poche Parole y Marcho Tomasi de Venetiis, se confirmó que Gregorio Cattaneo cargó ciertas mercancías en Southampton con destino a Cádiz para ser entregadas a Luciano Marruffo. Además, Filippo y Lorenzo Spinola debían recibir las siguientes mercancías: ocho balas de paños de lana, una bala pequeña de paños de lana, un fardello de paños de lana y un barril de estaño trabajado; también se especifica que no pagaron los derechos de flete por una bala de paños, una caja llena de paños para uso de Filippo Spinola y una cama super quo dormebat. Asimismo, siempre en el Castil de Genoveses y actuando como testigos meser Taddeo Filippo, el florentino Lorenzo da Rabatta y domino Iohanne Iudice quondam Christofori de Ianua, se confirmó que Ambrosio Cattaneo debía recibir de Luca Bancossi dos balas de paño.75 Ese mismo día, otra acta del mismo notario desarrollaba notablemente la anterior; así, refiere de nuevo que el mercader genovés Francesco domini Caroli Vivaldi había embarcado en Southamtpon en las dos galeras florentinas de Poniente infrascriptas res, mercantias et robbas portandas ad portum Cadix vel Malice. Al llegar al puerto de Cádiz los florentinos atracaron a la vez que dos naves corsarias catalanas. Creyendo que eran genovesas, Vivaldi subió a bordo, donde fue hecho prisionero inmediatamente. Los catalanes exigieron al capitán, Francesco Ventura, que les entregara todas las mercancías de catalanes u otros enemigos que llevara a bordo. Tras varias demostraciones de hostilidad, los florentinos decidieron adelantar la partida y se dirigieron a Málaga. Ya en el puerto nazarí, Filippo y Lorenzo Spinola solicitaron que se les entregaran las mercancías de Francesco Vivaldi, que mantendrían bajo su custodia, ad (i)stantiam et petitionem dicti domini Francisci. Además de los citados Filippo y Lorenzo, Francesco Spinola quondam domini Petri, Ambrosio Cattaneo, Cristoforo Pansanus, Polo Centurione, Antoniotto Spinola quondam domini Carlotti, Cristoforo Spinola domini Niccolai Antonii, Anfreono Marchionis, Franco Vivaldi y Taddeo Spinola, cives et mercatores ianuenses et ad presens habitantes Malice, prometieron al patrón Bartolomeo Martelli y al notario Bancossi (en nombre del capitán y del otro patrón, Antonio de’ Pazzi) que recibían in solido las siguientes mercancías de Vivaldi entregadas a Filippo y Lorenzo Spinola: Ballona octo pannorum de lana insule Inghilterre signata tali signo videlicet (s); Ballottam unam pannorum de lana suprascripti loci signatam sic F+V; Fardellum unum pannorum de lana suprascripti loci signatum sic (s); Barile unum stanei laborati signatum sic (s). Por su parte, el notario renunciaba expresamente a las mercancías de Francesco Vivaldi, pero no a los florines pagados por el flete (a dictis mercatis renuntiavit dictus Lucas exceptione dictorum florenorum non sic pro naulo dictarum mercantiarum habito et recepto). Por último, Filippo y Lorenzo Spinola declaraban que recibían una bala de paños, una caja llena de paños ab usum dicti domini Francisci, así como lectum unum super quo dormiebat dictus 74 Los datos proporcionados por Michael Mallett para las galeras de Poniente que zarparon en otoño de 1440 coinciden con los del acta notarial, fechada el 25 de julio de 1442, siguiendo el more pisarum del Estilo de la Encarnación. Cf. M. E. MALLETT, The Florentine Galleys, pp. 157-158. 75 ASF, NA, 9449, s.f., 25-VII-1441. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 145 dominus Franciscus. Las mercancías fueron entregadas al día siguiente, 26 de julio de 1441, en presencia de los mismos testigos que firmaban el protocolo anterior. El mismo documento vuelve sobre el ataque corsario en Cádiz, recogiendo el testimonio de Gregorio Cattaneo que, como ya se ha comentado, había cargado mercancías en Southampton para que fueran entregadas en Cádiz a Luciano Marruffo, lo que no fue posible por las pravas demostrationes de los corsarios catalanes y la petición de entrega que hicieron de las mercancías genovesas. La decisión de dirigirse a Málaga se habría tomado coincidiendo con la opinión de Marruffo y de Ambrosio Cattaneo. Por último, todos los mercaderes genoveses citados, reconociendo el deseo del citado Marruffo, se obligaban voluntatem facere et omnes expensas et cetera obligando in solidum. Ambrosio Cattaneo, interrogado por el notario, reconoció que se le debían entregar en nombre de Luciano Marruffo dos balas de paño inglés, así como pagar el flete (de quibus et pro quibus solverunt pro naulo).76 Tres años más tarde, el 1 de abril de 1444, el genovés Franco Cattaneo formulaba una protesta contra Giuliano Ridolfi y Giovenco della Stufa, patrones de las dos galeras de Poniente presentes en Southampton, a propósito del flete contratado en Londres por Federigo Centurione, Cristofano Cattaneo y Francesco Nigro, que debían pagar 7 sueldos en moneda esterlina por 300 panni larghi que los florentinos debían llevar a Cádiz o Málaga, lo que se les especificaría más adelante. Sospechando que pudieran no cumplir lo pactado, Franco Cattaneo, en nombre de los genoveses citados, exigía garantías a los dos patrones de que se cumpliría lo contenido en la escritura de fletamiento, algo que Ridolfi y Della Stuffa se apresuraron a asegurar.77 Ese mismo mes, el 7 de abril, Forese da Rabatta y sus socios, Gerozzo de’ Pilli y Paolo Morelli, florentinos residentes en Southampton, a instancias de los citados patrones Giuliano Ridolfi y Giovenco della Stufa, prometieron pagar a los mercaderes Simone Spinola y Edoardo Cattaneo, genoveses, y Iacopo de Trottis, londinense, 3.300 libras esterlinas si en un tiempo determinado no descargaban en Cádiz o en Málaga –aún por especificar– una cantidad determinada de panni larghi de lana de Hereford y otras mercancías cargadas en las galeras florentinas. Ludovico da Verrazzano, capitán de las galeras de Poniente, suscribió las promesas de sus patrones y prometió dirigirse directamente al puerto gaditano o al malagueño para desembarcar las mercancías citadas.78 Estos documentos notariales florentinos de la línea de Poniente inciden en un aspecto llamativo del comercio de las galeras: a pesar de que los fletes de 1461 contemplaban la exportación de paños florentinos a los puertos del sur peninsular, lo cierto es que las noticias localizadas se refieren exclusivamente a mercaderes genoveses desembarcando paños ingleses en Cádiz o Málaga. De hecho, aunque tradicionalmente hay acuerdo en que la Península Ibérica era un mercado textil importante, en realidad la actuación de las grandes aziende florentinas se restringía fundamentalmente a mercados muy concretos: los Uguccioni en Valencia y los Cambini en Lisboa. El resto del territorio no desempeñó un papel relevante como mercado para los paños florentinos durante la segunda mitad del siglo XV. La penetración de los paños florentinos en la Península, ligada históricamente a los intereses laneros de Europa septentrional a través de las actividades mercantiles de catalanes y genoveses, habría sido modesta por la competencia, mayor aceptación y demanda de los artículos noreuropeos.79 76 Ibidem, s.f., 25-VII-1441 y 26-VII-1441. Ibidem, s.f., 1-IV-1444. Una apostilla en el documento señala que el plazo de pago en caso de no cumplir lo acordado finalizaba el 25 de diciembre de ese mismo año. ASF, NA, 4994, s.f., 7-IV-1444. 77 78 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 146 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO Dejando de lado el hecho de que el empleo del latín en el ámbito mercantil era más habitual en Génova que en Florencia, cabe destacar el valor múltiple de estos protocolos: de una parte, y hasta donde se ha podido averiguar, se trata de unas de las primeras actas conocidas firmadas en el Castil de Genoveses de Málaga y en el Reino de Granada, pues los registros referentes a los mercaderes de la Superba manejados por autores como Heers, Doehaerd y Kerremans, Airaldi, Salicrú o Fábregas generalmente provienen bien del notariado genovés de la capital de la república, bien de la contabilidad privada de sus mercaderes, elaborada tanto en territorio nazarí como en la madre patria. Por otra parte, tampoco han salido a la luz otras actas notariales firmadas por los notarios de las galeras estatales, los registros florentinos citados previamente provenían de la contabilidad de compañías como la de los Cambini. Además, estos protocolos proporcionan nombres de mercaderes genoveses residentes en Málaga en 1441, completando las noticias proporcionadas tanto por la contabilidad de los Spinola como por el Liber Damnificatorum in regni Granate. Llegados a este punto, resulta imposible no recordar el discurso de Federigo Melis sobre la “nacionalidad” del comercio.80 Así como en el pasado Florencia había recurrido a la flota genovesa para desarrollar su tráfico mercantil, las galeras mercantiles de la república del Arno desempeñaron un papel significativo en el comercio genovés, hasta el punto de que las actas localizadas de los notarios de las galeras se refieren exclusivamente a operaciones concertadas con mercaderes ligures.81 Sin duda, se trata de un hecho que matiza el modus operandi establecido para los genoveses con intereses comerciales en el sur de la Península Ibérica, sin distinción de si se trataba de la fachada atlántica o la mediterránea, que tanto ligures como florentinos trataban como si fuera una única área mercantil, con la especificidad ampliamente reconocida para el emirato nazarí. No es casualidad que todas las informaciones se refieran a la década de 1440, precisamente el período en el que las galeras mercantiles de Florencia exportaron entre un tercio y la mitad de todas las exportaciones laneras desde Inglaterra. En este contexto resulta llamativo que los registros de las aduanas inglesas, que recogen la actividad de los mercaderes italianos en Southampton, no hagan mención, hasta donde se sabe, a las partidas embarcadas por los genoveses sobre las galeras mercantiles de Florencia, lo que contrasta abiertamente con la documentación italiana cuando lo lógico es que hubieran proporcionado informaciones complementarias.82 Por otra parte, parece claro que los florentinos centraron su atención en las variedades más baratas, lo que les diferenciaba netamente de los genoveses, que concentraban las exportaciones desde Southampton a Málaga y Cádiz en los tejidos laneros de mayor valor.83 79 Cf. H. HOSHINO, L’Arte della Lana in Firenze nel Basso Medioevo. Il commercio della lana e il mercato dei panni fiorentini nei secoli XIII-XV, Florencia, 1982, pp. 266-269. 80 El profesor Melis discutía la visión tradicional que otorgaba el predominio a venecianos y genoveses en el comercio entre Inglaterra y el Mediterráneo por el simple hecho de que las fuentes refirieran noticias sobre la presencia de naves de estas dos potencias marítimas y navales. Cf. F. MELIS, Sulla nazionalità del commercio marittimo Inghilterra-Mediterraneo, negli anni intorno al 1400, en I trasporti e le comunicazioni nel Medioevo (L. Frangioni ed.), Florencia, 1985, pp. 81-101. 81 No se trata de un hecho aislado. En enero de 1459 las dos galeras florentinas de Poniente hacían escala en Valencia y repartían mercancías entre valencianos, lombardos, ligures, toscanos, alemanes y flamencos. Cf. D. IGUAL LUIS, Valencia e Italia, pp. 377 y 457, nota 107. 82 Alwyn Ruddock, que recoge la actividad de los mercaderes genoveses embarcando lana inglesa en Southampton, no se hace eco de estos fletes al analizar el papel de las galeras estatales toscanas. Para las galeras florentinas en Inglaterra Cf. A. RUDDOCK, Italian merchants and shipping in Southampton. 1270-1600, Southampton, 1951, pp. 2, 6, 62-67, 70, 73, 79, 82, 84-85, 96-97, 99-100, 112115, 120, 132-135, 146-149, 179, 188, 192-193, 198, 206-215, 219. 83 Cf. E. B. FRYDE, The English Cloth Industry and the Trade with the Mediterranean en IDEM, Studies in Medieval Trade and Finances, Londres, 1983, XV, pp. 353-358. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 147 Ninguna de las noticias recogidas hasta el momento cita la presencia de factores mercantiles florentinos en los puertos nazaríes. Sin embargo, debía haberlos, como en el pasado había habido factores de las compañías Datini o de los Alberti. Al menos, la contabilidad privada de Francesco Spinola recoge tratos en Málaga con Clemente degli Albizzi, perteneciente probablemente a la poderosa familia florentina de la que también era miembro el capitán de las galeras de Poniente de 1429-1430. El 17 de marzo de 1451 compraba al genovés 80 arreldes de seda por valor de 33 libras, 6 sueldos y 8 dineros genoveses, con toda probabilidad fletados en la galera de Giuliano Ridolfi, pues aunque no tenemos confirmación documental, ese mismo día el también ligur Benedetto Cattaneo cargaba en la galeaza del florentino 200 libras con destino a Pisa. Más aún, cuatro años más tarde, el 12 de abril de 1455, el mismo Benedetto Cattaneo cargaba en las galeras venecianas 1 fajo y 100 arreldes de seda a su nombre, para serle entregada en Venecia, donde debía encontrarse Albizzi.84 Desafortunadamente, se trata de un ejemplo aislado por el momento. Tampoco tenemos noticias sobre seguros contratados para el transporte de estas mercancías. Es ampliamente sabido que los transportes marítimos generalmente quedaban cubiertos con seguros, cuyas tasas variaban en función de la presencia de factores tan diversos como el navío, la carga, el tonelaje, el armamento, la ruta prevista y sus condiciones (si sufría actividades piráticas o había conflictos bélicos con acciones de guerra o corsarias). Las características de las galeras, de menor capacidad que otras naves pero con más tripulación y bien armadas, hacían que las tasas aseguradoras de las flotas estatales venecianas o florentinas fueran mucho más bajas que las referentes a transportes sobre otras naves mercantiles como carracas, balleneros o carabelas. Más aún, algunos mercaderes consideraban tan seguros los convoyes de galeras que ni siquiera aseguraban las mercancías que fletaban en ellos. Un claro ejemplo lo constituyen los Médicis, cuyas sociedades en Brujas y Londres tenían expresamente prohibido realizar cualquier tipo de seguro, si bien estaban obligadas a asegurar todos los cargamentos, excepto los que iban sobre las galeras florentinas y venecianas.85 Desgraciadamente, las noticias localizadas en la contabilidad del genovés Giovanni Piccamiglio y del florentino Bernardo Cambi no se refieren a seguros de mercancías sobre las galeras florentinas con origen o destino en el emirato nazarí. En el caso de este último, los trayectos asegurados con origen o destino en los puertos de Málaga y Almería se refieren a navíos genoveses en general.86 84 Cf. A. FÁBREGAS GARCÍA, La familia Spinola, pp. 27, 85, 93, 112, 134. Cf. Raymon DE ROOVER, Il banco Medici dalle origini al declino (1397-1494), Florencia, 1970, pp. 130 y 216. 86 Cf. J. HEERS, Le Livre de Comptes de Giovanni Piccamiglio, homme d’affaires Génois 14561459, París, 1959. El libro de Bernardo Cambi ha sido objeto de una Tesis de licenciatura no publicada bajo la dirección de profesor H. Bresc: Assia RABINOWITZ, Une compagnie marchande à Florence à la fin du XVe siècle: “Il libro di creditori e debitori di Bernardo Cambi”, Universidad de París X-Nanterre, 1996-1997. 85 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 148 RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO 4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES Como conclusión, parece bastante claro que la escala de las galeras estatales de Florencia en los puertos de Almería y Málaga a través de las líneas de Poniente y Berbería habría reforzado la presencia de los mercaderes toscanos en el sur peninsular para el período 1425-1478, siendo el modo principal que hay actualmente para conocer cómo articulaban sus actividades comerciales, sobre todo teniendo en cuenta que las noticias referentes a la navegación privada son prácticamente nulas. En sentido inversamente proporcional, el sistema de navegación toscano contribuyó en una medida considerable a la integración del sultanato granadino en el espacio comercial europeo.87 Pero, sobre todo, no se puede por menos de concluir que se modifica sustancialmente la visión historiográfica clásica, que en los estudios de conjunto de la actividad comercial exterior del sultanato, además de subrayar la hegemonía genovesa entre las naciones italianas, se limitaba a citar la existencia de los convoyes florentinos, reduciendo la presencia y las operaciones de los toscanos en Granada a las informaciones del Archivio Datini, a caballo entre los siglos XIV y XV. Con todo, la ausencia de mecanismos institucionales de penetración (una política comercial de la República específica, materializada a travéz de tratados; la existencia de consulados; la presencia permanente de factores de compañías bancarias-mercantiles) obliga a reconocer que, por mucho que se reivindique el papel de los florentinos en el siglo XV en el sur peninsular, no dejarán de permanecer en un segundo plano. Efectivamente, en el caso particular del reino nazarí los avances de la historiografía más reciente han evidenciado el papel tan importante desarrollado por los mercaderes de la Corona de Aragón, en franca rivalidad con los genoveses,88 mientras que los florentinos, en todo caso, se situaban al mismo nivel que los venecianos, para quienes Granada también era un territorio secundario –a pesar de la presencia consular y la existencia de un tratado comercial– y con quienes competían directamente en todo el Mediterráneo a través de un sistema estatal de navegación ideado a imagen y semejanza del de los vénetos, en el que las costas meridionales peninsulares constituían un mercado subsidiario en las rutas de Poniente y Berbería occidental. Si, como se ha dicho, se toma la vigencia de las galeras como un referente evidente de la presencia toscana en el sur de la Península, de manera inversamente proporcional cabría pensar que la suspensión del sistema estatal de navegación en 1480 provocó una reducción de las actividades comerciales florentinas. De hecho, aunque no se han encontrado referencias a florentinos residiendo en el sultanato nazarí, lo cierto es que prácticamente desaparecieron del Reino de Granada: en la repoblación que se llevó a cabo en el territorio después de la conquista castellana apenas se avecindó uno en Málaga, Lorenzo da Rabatta, que no llegó a residir en la ciudad y perdió la vecindad; por otra parte, apenas está constatada la presencia de mercaderes de su natio comerciando en el puerto malagueño en las décadas inmediatamente 87 Se complementa así la visión ofrecida en A. FÁBREGAS GARCÍA, La integración del reino nazarí de Granada en el espacio comercial europeo, “Investigaciones de Historia Económica”, 6 (2006), pp. 11-40. 88 A ello ha contribuido especialmente Roser Salicrú. Véanse los artículos publicados en R. SALICRÚ I LLUCH, El sultanato nazarí de Granada; Cf. asimismo IDEM, Manifestacions i evolució de la rivalitat entre Gènova i la Corona d’Aragó a la Granada del segle XV, un reflex de les transformacions de la penetració mercantil, “Acta Historica et Archaeologica Mediaevalia”, 23-24 (20022003), pp. 575-596. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 LAS GALERAS MERCANTILES DE FLORENCIA EN GRANADA 149 posteriores.89 Es posible que el “abandono” del antiguo territorio nazarí tenga que ver con la mayor proyección internacional adquirida por los puertos de la Baja Andalucía, produciéndose a escala más reducida el mismo proceso observado para los genoveses, que en la segunda mitad del siglo XV ya se inclinaban más hacia Castilla que hacia Granada, de donde sin embargo no llegaron a desaparecer tras la conquista cristiana, pero cuya importancia en el nuevo reino castellano nunca volvió a ser la de la época musulmana, cambiando incluso los patrones de asentamiento, concentrado ahora en Málaga.90 En cualquier caso, dejando de lado las ausencias diplomáticas, consulares y el desarrollo de las colonias, del presente trabajo brota una imagen en la que la intervención de la natio florentina en los mecanismos de importación y exportación comercial del Reino de Granada es mucho más activa de lo que hasta el momento habían concedido los estudios específicos sobre la materia. Málaga desempeñaría un papel complementario al de Cádiz en el tránsito de la ruta del Estrecho, como puerto a través del cual se embarcaba preferentemente la seda nazarí que aprovisionaba los telares del Arte della Seta florentino. Frente a la rada malagueña, Almería habría acrecentado su peso en la línea de Berbería, más breve y discontinua en el tiempo. Además, fue el único destino en territorio nazarí para los mudéjares que emigraban desde el Reino de Valencia empleando la flota estatal de Florencia. Quedaría pendiente averiguar qué repercusión tuvo en las estructuras económicas y mercantiles del emirato nazarí, aunque para ello haga falta otro tipo de fuentes. Fecha de recepción del artículo: Julio 2010 Fecha de aceptación y versión final: Febrero 2011 89 Cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, Italianos en la repoblación del Reino de Granada a finales del siglo XV, “Baetica”, 30 (2007), pp. 212 y 215; María Teresa LÓPEZ BELTRÁN, El puerto de Málaga en la transición a los tiempos modernos, Málaga, 1986, pp. 238-246. 90 Para la colonia genovesa en Málaga tras la conquista Cf. J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, Mercaderes genoveses en Málaga durante el reinado de los Reyes Católicos, “Anuario de Estudios Medievales”, 10 (1980), pp. 619-650; J. E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, y María T. LÓPEZ BELTRÁN, Mercaderes genoveses en Málaga (1487-1516). Los hermanos Centurión e Ytalián, “Historia. Instituciones. Documentos”, 7 (1981), pp. 1-29. Para el cambio en el patrón de asentamiento cf. R. GONZÁLEZ ARÉVALO, Italianos en la repoblación, pp. 214-222. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 125-149. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 151-182 ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES DE CASTILLE AU XIIIe S. LA COMTESSE URRACA DE CAÑAS (AV. 1207-1262)1 HOLINESS, REMEMBRANCE AND LINEAGE OF CISTERCIAN ABBESSES IN 13th C. CASTILE. COUNTESS URRACA OF CAÑAS (b. 1207-1262) GHISLAIN BAURY Université du Maine Résumé: La comtesse Urraca figure parmi les principales dames du XIIIe siècle castillan. Fille de Diego López II de Haro (m. 1214), épouse du comte Álvaro Núñez de Lara (m. 1218), elle exerça pendant son veuvage la charge d’abbesse du monastère de Cañas (1222-1262), sur lequel les Haro exerçaient un droit de patronage. Après sa mort, la communauté célébra sa mémoire comme celle d’une supérieure influente qui avait contribué de façon décisive au rayonnement et à la prospérité de son institution. Puis, vers le milieu du XVe siècle probablement, les religieuses la dotèrent, sous l’impulsion du chapitre général de Cîteaux, d’une réputation de sainteté qui fut enregistrée par les auteurs cisterciens du premier XVIIe siècle. Le culte de la bienheureuse Urraca fut réactivé au XXe siècle par les ouvertures de sa sépulture et la rédaction d’une hagiographie. Sa biographie fut alors déformée au point qu’elle demeure encore mal connue aujourd’hui. Mots-clés: sainteté; représentations; ordre cistercien; aristocratie; moniales; XIIIe siècle; Castille; Cañas; Haro. Abstract: Countess Urraca is one of the main ladies of 13th-century Castile. Daughter of Diego López II de Haro (d. 1214), wife of count Álvaro Núñez de Lara (d. 1218), she spent her widowhood as abbess of Cañas (1222-1262), a monastery on which the Haro exerted the rights of patronage. After her death, the community celebrated the memory of an influent ruler who had decisively contributed to the influence and wealth of her institution. Then, probably around mid-15th century, at the instance of the general chapter of Cîteaux, the nuns gave her a fame of holiness that was recorded by the Cistercian authors in the first half of the 17th century. The cult of Blessed Urraca was reactivated during the 20th century because of the openings of her tomb, and the writing of a hagiography. The real course of her life was then distorted to such an extent that it is still poorly known today. Keywords: holyness; representations; Cistercian order; aristocracy; nuns; 13th century; Castile; Cañas; Haro. 1 Cette chronologie correspond aux dates extrêmes mentionnées par les documents. Ni la date de décès, ni, à plus forte raison, la date de naissance de la comtesse Urraca, ne sont connues avec certitude. Cet article doit beaucoup à Juan Manuel Aguado Grijalba, qui m’a communiqué tout au long de ce travail ses photographies, ses informations et sa passion pour l’histoire de l’abbaye de Cañas. Qu’il soit ici remercié. Abréviations utilisées: AHN = Archivo Histórico Nacional (Madrid); BNM = Biblioteca Nacional (Madrid). 152 GHISLAIN BAURY SOMMAIRE I. Une accession tardive au statut de bienheureuse.- 1. Le silence des sources des XIIIe et XIVe siècles.- 2. Une réputation de sainteté élaborée entre les XVe et XVIIe siècles.- 3. Un culte réactivé au XXe siècle.- II. Un abbatiat mémorable.- 1. Le souvenir d’un apogée économique.- 2. Le rayonnement de l’abbaye.- 3. L’abbatiat d’Urraca et la construction du monastère.- III. Lignage, identité et sainteté de la comtesse Urraca.- 1. Lignage et patronage.- 2. Virginité, longévité et sainteté.- 3. Une personnalité politique à la tête d’un monastère.- IV. Conclusion À la lecture des procès de canonisation conduits par la papauté au cours des trois derniers siècles du Moyen Âge, la péninsule Ibérique semble être restée à l’écart de la diffusion de la sainteté en Occident. André Vauchez n’y a recensé pour cette époque aucune hagiographie et aucun nouveau saint en dehors de saint Dominique de Guzmán – qui passa d’ailleurs l’essentiel de sa vie active entre l’Italie et le Languedoc.2 Javier Pérez-Embid a en outre démontré que l’arrivée de l’ordre de Cîteaux dans la Péninsule avait provoqué une rupture dans l’expansion de la sainteté, les moines blancs tendant à dépouiller la liturgie de beaucoup de cultes introduits par les clunisiens, et aspirant peu à en créer de nouveaux.3 Malgré cela, une réputation de sainteté entoure aujourd’hui de nombreuses figures du monachisme cistercien hispanique, notamment parmi les abbesses des XIIe et XIIIe siècles. La chronologie des processus de canonisation pourrait expliquer cette contradiction: ne s’agirait-il pas de réputations de sainteté postérieures à 1300, voire au Moyen Âge? Une autre piste tient à la singularité géographique ou géopolitique de la Péninsule dans l’histoire de l’Église: le monde hispanique aurait-il résisté à la centralisation pontificale du XIIIe siècle et conservé un traitement de la mémoire plus local qu’ailleurs? Le cas d’une supérieure du monastère cistercien de Cañas, la comtesse Urraca, documentée à cet office entre 1222 et 1262 et réputée bienheureuse, pourrait apporter des éléments de réponse. Ce monastère de La Rioja constitue un exemple représentatif de l’ensemble des abbayes cisterciennes féminines médiévales du royaume de Castille. Apparu en 1169 près de Nájera et de la frontière navarraise, il devait son existence, comme beaucoup d’autres, à un important groupe aristocratique, les ricoshombres du lignage Haro. Il appartenait à la première vague de fondations cisterciennes féminines des années 1160-1180. L’abbatiat de la comtesse Urraca débuta près d’un demi-siècle après la création de la communauté, à un moment où celle-ci atteignait sa maturité. 2 André VAUCHEZ, La sainteté en Occident aux derniers siècles du Moyen Âge d’après les procès de canonisation et les documents hagiographiques, Rome, 1981, notamment les tableaux et cartes des pp. 318-323. 3 Javier PÉREZ-EMBID WAMBA, Hagiología y sociedad en la España medieval, Huelva, 2002, p. 123-137. La faible place accordée à l’hagiographie médiévale dans les séminaires du laboratoire FRAMESPA (Pratiques hagiographiques dans l’Espagne du Moyen Âge et du Siècle d’or, t. I, (Françoise CAZAL, Claude CHAUCHADIS, Carine HERZIG, éds.), Toulouse, 2005, et t. II, (Amaia ARIZALETA, Françoise CAZAL, Luis GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Monique GÜELL, Teresa RODRÍGUEZ, éds.), Toulouse, 2007, confirme cette impression. Patrick Henriet a d’ailleurs noté une inflexion importante dans la sainteté épiscopale hispanique, qui disparut entre les XIIe et XIIIe siècles (Patrick HENRIET, Heurs et malheurs de l’hagiographie épiscopale dans l’Hispania des VIIe-XIIe siècles, dans Pratiques hagiographiques, t. II, pp. 313-326). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 153 I. UNE ACCESSION TARDIVE AU STATUT DE BIENHEUREUSE L’hypothèse diachronique doit être tout d’abord vérifiée par le classement chronologique des références à la comtesse Urraca, de manière à repérer d’éventuelles inflexions dans la manière dont sa mémoire était évoquée. Cette démarche met en évidence un hiatus: entre le milieu du XIVe siècle et le début du XVIIe, aucun texte conservé ne la mentionne. Il semble qu’une évolution décisive se soit précisément produite pendant cette période sans informations. 1. LE SILENCE DES SOURCES DES XIIIE ET XIVE SIÈCLES Aucune Vita médiévale ne fut consacrée à la comtesse Urraca et il n’y eut pas de procès de canonisation à Rome.4 Les autres sources habituelles de l’hagiographie médiévale ne fournissent pas d’autre indication. Aucun martyrologe ni calendrier médiéval connu n’indique son nom parmi les saints, et les statuta du chapitre général de Cîteaux n’en firent jamais mention. Le nom de la comtesse n’a pas laissé de trace dans la toponymie ni dans la production artistique locale. Aucune relique la concernant n’a circulé avant le XXe siècle, et elle n’a pas suscité de pèlerinage.5 La sépulture monumentale placée au centre de la salle capitulaire de Cañas constitue le premier témoignage du traitement exceptionnel dont fit très rapidement l’objet la mémoire de la comtesse Urraca. La réalisation d’un sarcophage sculpté et surmonté d’un gisant représentait une entreprise inhabituelle au XIIIe siècle, car les supérieures se contentaient généralement d’une dalle tumulaire (la même pièce en renferme plusieurs exemples). Il fut sans doute fabriqué dans les années 1270, soit dix à quinze années après l’enterrement.6 Ainsi placé, il rappelait quotidiennement aux moniales de la communauté l’importance de ce personnage. 4 La comtesse Urraca mourut en effet à l’époque où la papauté parvint à imposer son contrôle des procédures de canonisation, vers 1270 selon A. VAUCHEZ, La sainteté en Occident, pp. 25-37. 5 Dom Jacques DUBOIS, Jean-Loup LEMAÎTRE, Sources et méthodes de l’hagiographie médiévale, Paris, 1993, passim. 6 Cette datation a été confirmée par Mireille MADOU (The Tomb of Doña Maria Urraca López de Haro (d. 1262) in the Abbey of Cañas, Spain, “Church Monuments”, XXII (2007), pp. 43-65) à partir de l’analyse des coiffes des personnages féminins sculptés dans le relief représentant l’enterrement. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 154 GHISLAIN BAURY Fig. 1. Gisant de la comtesse Urraca (v. 1270-1280, salle capitulaire du monastère de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 155 Or le programme iconographique de cette sépulture ne contenait aucun élément faisant allusion à la sainteté de la défunte. Il développait spécifiquement trois thématiques phares: son origine aristocratique (la représentation de l’enterrement fait apparaître des pleureuses et des dames de l’aristocratie reconnaissables à leur coiffe particulière), l’importance de la vie monastique féminine (avec une procession de moniales devant un abbé), et la piété personnelle de la comtesse (à travers les reliefs figurant l’Ascension ou la parution de l’abbesse devant saint Pierre).7 À la fin du XIIIe siècle, la mémoire de la comtesse Urraca n’était donc pas encore sanctifiée. Il est également intéressant de relever l’absence de modifications ou de rajouts qui pourraient témoigner d’une transformation ultérieure de cette perception. Fig. 2. L’enterrement de la comtesse Urraca (relief latéral de la sépulture de la comtesse Urraca, v. 1270-1280, salle capitulaire de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba) Margarita Ruiz Maldonado a par ailleurs démontré la parenté stylistique et la contemporanéité de la tombe de la comtesse Urraca avec celle que les cisterciennes de Vileña, une institution castillane située à une soixantaine de kilomètres à l’ouest de Cañas, commandèrent pour leur fondatrice, la reine Urraca, disparue peu après 1224. Elle en déduisit l’existence d’une forme de rivalité entre communautés monastiques pour la mémoire de leur institution.8 Dans les années 1270, les moniales de Cañas opposèrent donc, à la figure politique et religieuse de cette importante reine douairière de León, celle de la comtesse Urraca, et non celle de leur fondatrice, la comtesse Aldonza, pourtant enterrée dans l’abside de l’abbatiale. Le traitement de sa mémoire fut rapidement exceptionnel, mais pas spécifique à une sainte. Comme beaucoup de membres des élites liés à une communauté monastique, la comtesse Urraca fonda probablement un anniversaire.9 Cette célébration de la date de la mort par des rites liturgiques, souvent une messe, nécessitait l’intervention spéciale d’un prêtre qui devait être rémunéré grâce à un revenu offert par le bienfaiteur en question. Pourtant, le dernier document connu la mentionnant, une donation réalisée le 28 septembre 1262, ne contenait pas de telles clauses.10 Le Tumbo de 1626 conserve cependant la trace de son anniversaire, dont il serait 7 Margarita RUIZ MALDONADO, Escultura funeraria del siglo XIII: los sepulcros de los López de Haro, “Boletín del museo e instituto ‘Camón Aznar’”, LXVI (1996), pp. 91-170, notamment pp. 117-125. 8 M. RUIZ MALDONADO, Escultura funeraria del siglo XIII, p. 147. 9 Ce type de donation se pratiquait couramment à Cañas au moment de la disparition de la comtesse Urraca. En septembre 1262, Alfonso López de Haro fit débuter son testament par une donation foncière impliquant l’obligation pour les moniales de Cañas de célébrer son anniversaire ainsi que celui de son épouse (original de l’AHN, section Clergé, ch. 1024, n° 11). 10 Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 12. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 156 GHISLAIN BAURY logique de penser qu’elle l’avait fondé de son vivant, ou qu’il fut spontanément mis en place immédiatement après sa mort.11 Il est cité juste après celui des fondateurs, et se déroulait le 1er octobre, avec une procession jusqu’à la salle capitulaire accompagnée d’hymnes chantés par le chœur des moniales, et des vêpres la veille. Il est fait mention de la tradition selon laquelle le monastère organisait la présence à la cérémonie des conseils de trois villages dépendant du monastère, Matute, Cañas et Canillas, mais, en raison de son coût excessif, le monastère avait préféré y renoncer et s’obliger en compensation à financer soixante messes, peut-être dites dans les églises de ces paroisses. La mémoire de l’abbesse était ainsi rappelée chaque année par la liturgie, d’abord dans la communauté, actrice de la cérémonie, mais aussi auprès des villageois du domaine, qui assistaient ou participaient à cette commémoration. Cela faisait de la comtesse Urraca un personnage exceptionnel de l’histoire de l’abbaye, mais non une sainte. La seule allusion littéraire à la comtesse Urraca connue pour le Moyen Âge se trouve dans le Livro de linhagens, une enquête généalogique sur la noblesse castillane que mena le comte portugais Pedro de Barcelos, et qu’il termina vers 1343. L’allusion laconique à la «comtesse Urraca Díaz de Cañas» indique que le souvenir de l’abbesse demeurait fortement lié à son monastère près de quatre-vingts ans après sa mort, mais confirme qu’elle n’était accompagnée d’aucune réputation de sainteté.12 2. UNE RÉPUTATION DE SAINTETÉ ÉLABORÉE ENTRE LES XVE ET XVIIE SIÈCLES Il faut attendre 1626 pour trouver dans le Tumbo du monastère de Cañas la première allusion à la sainteté de la comtesse Urraca. Demeuré dans le patrimoine de l’actuelle communauté, ce manuscrit visait avant tout à constituer un inventaire des archives du monastère, qui indiquait, lieu par lieu, l’origine de son patrimoine foncier. L’auteur, peut-être le chapelain du monastère, consacra les soixante premières pages à différentes notices historiques, composées autant par les traditions recueillies auprès des moniales que par la lecture des documents.13 Il décrivit longuement les différentes sépultures du monastère et rapporta, à propos de celle de la comtesse Urraca, que les moniales «la tiennent pour sainte de tradition très ancienne», sans autre justification, et que son sarcophage opérait régulièrement des miracles «lorsqu’elles ont une nécessité urgente comme si l’on manque d’eau, ou s’il ne fait pas beau temps». Il fallait pour cela répéter pendant neuf jours un acte liturgique, la récitation collective des sept psaumes pénitentiels. Il est à noter qu’une autre abbesse du XIIIe siècle, beaucoup moins prestigieuse, Armenzana, et dont le lieu d’enterrement dans la salle capitulaire n’était pas marqué par le moindre monument commémoratif, bénéficiait d’une répu11 Archives du monastère de Cañas, Tumbo, sans cote, p. 86 dans la rubrique: “Anibersarios y obligaciones de misas que tiene este monasterio”: “Por la condesa doña Urraca Lopez [sic] questa sepultada en el capitula, en el sepulchro alto, se dice otro anibersario el primer dia de octubre, con sus bisperas el dia de antes, y se sale del choro cantando a choros el Salmo Voze mea ad dominum clamabi, y en el capitulo se canta el rresponso Paucitas dierum meorum finitur brebi dimitte para el ofiçio deste anibersario. Y el ateçedente se trayan los cabildos de los lugares deste monasterio de Matute, Cañas u Canillas, y por el grande gasto que se haçia, lo quitaron en un abissita, y mandaron se comutasce en sesenta misas, las quales tiene obligacion el monasterio haçer deçir y pagarlas.” 12 José MATTOSO et Joseph PIEL, Livro de linhagens do conde D. Pedro, t. I, “Portvgaliæ monvmenta historica. Nova série”, t. II, Lisbonne, 1980, p. 142. 13 À propos du Tumbo de Cañas, voir Ghislain BAURY, Les religieuses en Castille, XIIe-XIIIe siècle. Ordre cistercien et patronages aristocratiques, t. I, thèse inédite, Saint-Denis, 1999, pp. 51-52. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 157 tation similaire, et opérait un autre miracle, celui de guérir les fièvres des moniales.14 L’auteur prit d’ailleurs ses distances avec les croyances des moniales en se gardant d’affirmer la sainteté de la comtesse Urraca ou d’Armenzana. Croyances et démarches d’intercession étaient donc strictement circonscrites à la communauté, et ce depuis un temps déjà jugé immémorial. En 1630, l’érudit cistercien espagnol Crisóstomo Henríquez donna, dans son Menologium, un statut plus universel à la comtesse Urraca, en la faisant figurer dans son calendrier liturgique cistercien à la date du 7 juin.15 L’auteur ne précisait pas comment il avait déterminé cette date, qui ne correspondait pas à celle de son anniversaire, le 1er octobre. Plus important, il lui attribuait pour la première fois le titre de bienheureuse, qui caractérisait depuis le XIVe siècle les aspirants à la sainteté n’ayant pas encore été reconnus par les autorités ecclésiastiques.16 L’appellation fut strictement réglementée seulement quatre années plus tard, en 1634, lorsque Urbain VIII en fit un statut intermédiaire dans la hiérarchie céleste. Il est d’ailleurs probable que la fermeture de cette porte dérobée d’accès à la sainteté ait été décidée en réaction à une vague de béatifications spontanées chez les historiographes des ordres monastiques. Dans sa petite hagiographie de la comtesse Urraca, Henríquez fit figurer au premier plan de ses mérites sa qualité de fondatrice du monastère (ce qui était faux) et sa capacité à le doter de nombreuses rentes et terres (une appréciation à nuancer). Soit il était mal informé, soit il a travesti la réalité pour faire cadrer le personnage avec son modèle hagiographique idéal, la figure du fondateur de monastère. Javier Pérez-Embid Wamba a déjà souligné la propension de Henríquez, et peut-être plus généralement des cisterciens de la congrégation de Castille, à considérer systématiquement comme bienheureux les supérieurs des premiers temps de leurs communautés.17 Ainsi, le Menologium accordait ce statut à diverses fondatrices ou premières abbesses d’institutions 14 Tumbo de Cañas, p. 48 [“sepulturas de capitulo”]: “En el sepulchro lebantado questa arrimado a la columna esta sepultada la condessa Doña Urraca Lopez de Haro, hija del conde D. Lope, fundador deste monasterio, y 4a abbadessa del. Tienen la en opinion de sancta de tradizion muy antigua, y ansi en teniendo alguna nezesidad urgente, como si falta agua o no haze buenos temporales, las señoras monjas conbentualmente acuden al sepulchro desta sancta nuebe dias y reçan los siete salmos pinitençiales y por ynterzesion della es sirbido Dios de remediar las dichas neçesidades. En entrando en el dicho capitulo a la mano derecha, ay tradizion esta enterrada sancta Armizhana, terçera abbadesa deste monasterio, zerca de la sepultura de Doña Aldonza de Porres y Medrano questa xunto a la peana de los asientos, e que aunque no tiene lapida, por la comun tradiçion y costumbre quen esta sancta casa ay de que en tiniendo calenturas las señoras monjas se ban a su sepoltura a deçir los siete salmos penitenziales y por su ynterzesion sanan, se sabe su sepoltura.” 15 Crisóstomo HENRÍQUEZ, Menologium cisterciense annotationibus illustratum, vol. I, Anvers, 1630, p. 187: “Urraca ex Hispaniarum partibus oriunda (unquit Seguinus) abjectis saeculi fortunis et deliciis, atque comitatus fastigio, in Calaguritanensi dioecesi monasterium beatae Mariae de Cañis, vulgo dictum de Cañas, Cisterciensibus virginibus condidit, et multis redditibus atque possessionibus locupletauit. Haec autem omnium prima in hoc sacro loco sanctae conuersationis habitu induitur, aliisque pudicis sanctimonialibus praeficitur. Cum itaque orationi et operibus piis numquam non incumberet, ex assidua divinorum meditatione, summam virtutum et vitae spiritualis arcem conscendit. Quamobrem cum suas in Christo filias suo vitae exemplo ad religionis monasticae austeritatem pertraxisset, magna sanctitatis gloria fulgens, humanis rebus valedixit. Ob huius castissima virginis sanctissimam vitam et ad perpetuam rei memoriam, reuerendissimus cistertiensis antistes, qui tunc temporis totius Ordinis clauum tenebat, huic monasterio de Cannis contulit libros quos vulgo vocant Missale et Antiphonarium. Ii ibidem maxima cum deuotione asservantur. De ea Petrus de Vireyo in suo Itinerario Hispanico, Philippus Seguinus lib. 3 Sanctorum Ordinis Cisterciensis, tit. De sancta Urraca coenobii de Cañas abbatissa.” 16 A. VAUCHEZ, La sainteté en Occident, pp. 99-120. 17 J. PÉREZ-EMBID, Hagiología y sociedad, p. 130. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 158 GHISLAIN BAURY similaires en Castille.18 Henríquez resta par ailleurs évasif sur ses vertus en utilisant des lieux communs sur ses prières et œuvres pieuses, ou sa capacité à susciter des vocations monastiques. La seule anecdote sortant de l’ordinaire qu’il rapporta concernait une rencontre entre la comtesse Urraca et l’abbé de Cîteaux, à l’occasion de laquelle le «chef de l’ordre» aurait doté la communauté d’un antiphonaire et d’un missel. Cette information appelle une réflexion sur les sources de Crisóstomo Henríquez. Madrilène, entré adolescent au monastère cistercien de Huerta, il mena des études au collège de Meira avant de partir en 1620 pour les Pays-Bas espagnols sur les instances de sa famille, proche de l’archiduc Albert d’Autriche. Il y mourut en 1632, sans être jamais revenu en Espagne.19 Rien ne laisse à penser qu’il se soit un jour rendu à Cañas, qu’il ait discuté avec les religieuses ou qu’il ait consulté le Tumbo. Il précisait d’ailleurs qu’il avait tiré ses informations sur la comtesse Urraca de deux ouvrages, l’Itinerario Hispanico de Pierre de Virey, et le livre III des Sanctorum Ordinis Cisterciensis de Philippe Seguin. Tous deux sont aujourd’hui perdus, et seul l’examen du profil des auteurs permet d’analyser la chronologie et la fiabilité des informations de Henríquez.20 Le premier, Pierre Guillaume de Virey (1425-1506) est aujourd’hui mieux connu comme l’auteur du catalogue bibliographique de l’abbaye de Clairvaux, terminé en 1472, que comme historien ou hagiographe. Ses controverses avec l’abbé de Cîteaux Jean de Cirey atteignirent un degré de violence élevé qui conduisit l’un de ses libelles à être brûlé en 1485 sur décision du chapitre général de Cîteaux. Sa querelle avec son ordre conduisit le pape à intervenir pour qu’il consente à résigner sa charge d’abbé de Clairvaux, après vingt-cinq ans d’abbatiat (1471-1496). Peut-être la totalité de sa production écrite pâtit-elle d’une mauvaise réputation qui expliquerait la disparition de cet ouvrage. Sa présence dans la péninsule Ibérique est attestée entre 1490 et 1493, période au cours de laquelle il écrivit un Journal de visites en Espagne et au Portugal et un Rapport au roi d’Espagne, tous deux également perdus.21 Son passage à Cañas, qui se situe à proximité immédiate de la route de Saint-Jacques-de-Compostelle, l’axe de circulation majeur entre la France et l’ouest 18 C’est le cas de la comtesse Mencía, fondatrice de San Andrés de Arroyo, de la comtesse María, l’abbesse qui lui succéda, de l’abbesse María, fille de la fondatrice de Carrizo, de Teresa, fondatrice de Gradefes, de l’infante Berenguela, señora de Las Huelgas de Burgos au XIIIe siècle, ou encore d’Urraca, fondatrice du Renuncio (C. HENRÍQUEZ, Menologium, vol. I, pp. 75-76, 155-156, 194, 259, 309, 336). 19 Damián YÁÑEZ NEIRA, Centenario de Fray Crisóstomo Henríquez 1594-1994, “Cistercium”, 46/199 (1994), pp. 743-764. 20 À la fin du XVIIe siècle, les Bollandistes ne parvinrent déjà plus à retrouver ces deux ouvrages: “Urraca, fundatrix & abbatissa sanctimonialium B. Mariae de Cannis; cum titulo Beatae indicatur in Menologio Cisterciensi Chrysostomi Henriquez, eumque secutus est Claudius Chalemot. Citantur Petrus de Vitreyo in suo Itinerario Hispania, & Seguinus libro 3 Sanctorum Ordinis Cisterciensis: quos, nisi ab illis citatos, non vidimus, neque annus, quo viserit, indicatur.” dans Godefroid HENSCHEN, Daniel VAN PAPENBROECK, François BAERT, Conrad JANNINCK, éds., Acta sanctorum iunii ex latinis et graecis aliarumque gentium antiquis monumentis, t. II: Sanctos a die VII ad XI colendos complectens, 1698, p. 3. 21 André VERNET, Un abbé de Clairvaux bibliophile. Pierre de Virey (1471-1496), “Scriptorium”, VI (1952), pp. 76-88, et, id., La bibliothèque de l’abbaye de Clairvaux du XIIe au XVIIIe siècle, t. I: Catalogues et répertoires, Paris, 1979, pp. 27-34. Ses travaux sur l’Espagne furent encore utilisés en 1531-1533 par Edme de Saulieu, abbé de Clairvaux (Fr. Claude de BRONSEVAL, Peregrinatio hispanica: voyage de dom Edme de Saulieu, abbé de Clairvaux, en Espagne et au Portugal, 1531-1533, Maur COCHERIL (éd. et trad.), Paris, 1970, 2 vol. et Viaje por España, 1532-1533, Francisco CALERO (éd. et trad.), Madrid, 1991). Le monastère de Cañas et la comtesse Urraca n’étaient cependant pas mentionnés dans cette œuvre. Apparemment, seul Henríquez put ensuite manier cet ouvrage de Pierre de Virey. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 159 péninsulaire, est donc plausible, et son goût pour les beaux manuscrits est avéré. En outre, le contexte était favorable à ce que les moniales s’ouvrent à lui de la tradition de sainteté entourant leur illustre abbesse. En effet, depuis le milieu du XVe siècle, le chapitre général de Cîteaux encourageait tous les moines à recueillir par écrit les traditions de sainteté non encore vérifiées dans leurs communautés et celles des moniales, et à envoyer ces notices à Cîteaux.22 Le second, Philippe Seguin, était un prieur de Chaalis. Il écrivit avant 15891590 de multiples ouvrages sur l’ordre cistercien à partir de l’analyse des documents de monastères cisterciens français, espagnols, allemands et flamands. En 1666, Charles de Visch nota que Henríquez avait pu consulter tous ses travaux manuscrits dans l’abbaye lorraine de Clairlieu, parmi lesquels figurait effectivement un Catalogum sanctorum ac beatorum universi ordinis cisterciensis.23 Il souligna également le lien de Philippe Seguin avec l’Espagne en relevant que des copies de ses travaux s’y conservaient en grand nombre: l’évêque de Badajoz des années 1645-1649, qui possédait alors les originaux, avait transmis à Charles de Visch la liste complète des œuvres de Seguin. Ce prélat, Ángel Manrique, moine cistercien et historien de l’ordre, fut précisément, en 1642, la seconde autorité cistercienne à évoquer la sainteté de la comtesse Urraca.24 Il travailla surtout dans le fonds de la bibliothèque de l’université de Salamanque, mais il fit également venir, grâce à ses relations à la cour, des ouvrages de France, de Flandre, d’Allemagne ou d’Italie.25 Le fait qu’il mentionnât également la sainteté de l’abbesse Armenzana laisse à penser qu’il consulta le Tumbo de Cañas ou son auteur, qu’il se fût ou non déplacé jusqu’en Rioja. Il connaissait d’autant mieux les œuvres de son prédécesseur Henríquez qu’il avait fait partie des censeurs cisterciens de son Menologium. Il est possible que celui-ci ait constitué sa principale source sur cette abbesse, qu’il considérait lui aussi comme une bienheureuse. Mieux informé de l’histoire de l’abbaye, il savait cependant qu’elle n’en était pas la fondatrice. Pour ne pas lui retirer tout à fait ce mérite, toutefois, il rapporta, ou peut-être imagina, qu’on la surnommait «la seconde fondatrice» au sein du monastère. Tout en restant assez laconique, peut-être parce qu’il n’avait pas prévu d’arrêter son travail à 22 Joseph-Marie CANIVEZ, Statuta capitulorum generalium ordinis cisterciensis ab anno 1116 ad annum 1786, t. IV, Louvain, 1936, n° 98, pp. 488-489 (1439), et n°4, p. 603 (1447). Il est avéré que des abbés castillans assistèrent au chapitre général de 1439. Ils reçurent pour mission de faire connaître dans leur royaume les décisions qui y avaient été prises. 23 Charles DE VISCH, Bibliotheca scriptorum sacri ordinis cisterciensis elogiis plurimorum maxime illustrium adornata, Cologne, 1656 (d’après le facsimilé publié à Ivry, 2001), p. 280. 24 Ángel MANRIQUE, Cisterciensium seu verius ecclesiasticorum annalium a condito Cistercio usque ad annum 1789, t. II, Lyon, 1642, p. 485: “Floruit coenobium sanctissimis monialibus, sed præcipuè duabus abbatissis, Armezana et Urraca, tertia et quarta; clara utraque sanguine progenita, sed clariori secunda, et filia fundatorum, quæ se cum matre ibidem consecravit. Anderquinæ protrahenti præfecturam ad annum Christi M.C.XCIX. Toda successit huic tertio loco Armezana subrogatam anno M.CC.XII. qua per triduum annos gubernante, magna cum laude, atque ingenti opinione sanctitatis migrante ad superos, quæ quarto loco Urraca suffecta est, tot, ac tanta operata ibidem legitur, tot ac tanta à Principibus adepta, ut secunda fundatrix habeatur, certè eius tempore fundata domus dicitur, superposita claustro refectorii, quod ipsa consummavit, inscriptione: ÆRA M.CC.LXXIV. AB INCARNATIONE DOMINI ANNO M.CC.XXXVI. ÆDIFICATUM EST HOC MONASTERIUM, IN HONOREM S. MARIÆ DE CANAS, ET IPSO ANNO CAPTA FUIT CORDUBA. Hæc superscriptio. Sed his omnibus longè maius est, quòd opinione pietatis et sanctimoniæ venerabilis cunctis, Armezanæ, aut æqualis, aut superior, vel in ipso sepulchro hodiéque colitur, non sine fama patratorum miraculorum, de quibus aliquid in tempore dicemus.” 25 Quatre communications ont été consacrées à Ángel Manrique lors du colloque de 1994 sur l’humanisme et Cîteaux (Francisco R. DE PASCUAL, éd., Gaspar MOROCHO GAYO, dir., Humanismo y Císter. Actas del Ier congreso nacional de humanistas españoles, León, 1996, pp. 391-456). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 160 GHISLAIN BAURY la date de 1236 et pensait rajouter une notice sur la comtesse à la date de sa mort, en 1262, il expliquait qu’elle avait beaucoup fait pour son institution, notamment en ce qui concernait la construction des bâtiments. L’autorité conférée aux écrits de Henríquez et de Manrique contribuèrent à diffuser l’idée de la sainteté de la comtesse Urraca, sans qu’il n’y ait eu de recherches supplémentaires sur sa vie. Ainsi l’abbé trappiste de La Colombe, Claude Chalemot, qui présentait pourtant son ouvrage de 1666 comme une révision du Menologium, se contenta de résumer la notice de Henríquez sur la bienheureuse Urraca.26 En Espagne, la notice consacrée à la comtesse Urraca par un riche ecclésiastique grenadin, Pedro de Ciria Raxis et Hinojosa, en 1688, qui travaillait à recueillir des vies édifiantes de religieuses, montre que Henríquez n’a pas forcément été accepté comme une autorité en dehors de l’ordre cistercien. L’auteur refusait en effet de la nommer «bienheureuse», se limitant au titre honorifique de «illustrissima», même s’il l’érigeait en modèle de comportement chrétien. Il reprit cependant l’essentiel des informations de Henríquez, la considérant erronément comme la fondatrice et première abbesse de Cañas, et rapportant même l’allusion au missel et à «des livres de chœur».27 L’autre source sur laquelle il se fondait était un calendrier bénédictin espagnol de 1685, ce qui confirme l’influence généralisée, à la fin du XVIIe siècle, du calendrier de Henríquez.28 Conformément à leur souci d’exhaustivité dans la recherche hagiographique, les Bollandistes rapportèrent également son témoignage dans le volume des Acta Sanctorum relatif au 7 juin, paru en 1698, tout en prenant un peu de distance.29 Mais seule la réédition de cet ouvrage réalisée au XIXe siècle classa la comtesse Urraca au rang des cultes rejetés.30 Les cisterciens continuèrent, de leur côté, à la faire figurer parmi leurs saints et bienheureux.31 L’abbesse Urraca n’avait donc pas bénéficié immédiatement d’une réputation de sainteté, car son statut de “bienheureuse” ne fut attesté qu’au début du XVIIe siècle. Il devait beaucoup aux publications des deux historiens cisterciens espagnols les plus renommés, Crisóstomo Henríquez et Ángel Manrique, dans les années 1630 et 1640. 3. UN CULTE RÉACTIVÉ AU XXE SIÈCLE L’intérêt pour la mémoire de la comtesse Urraca demeura vif au sein de la communauté de Cañas. À l’initiative des moniales, sa sépulture, réputée hermétique jusqu’alors, fut solennellement ouverte à deux reprises, en 1898 et 1899, avec la caution de l’évêché de Calahorra. Le corps de l’abbesse fut découvert momifié, ce qui fit forte impression sur l’assistance. Elle put détailler les traits de son visage, “petit et rond”, doté d’un “nez plissé”. Le procès-verbal rédigé à cette occasion nota soigneu26 Claude CHALEMOT, Series sanctorum et beatorum ac illustrium virorum sacri ordinis cisterciensis, Paris, 1666, p. 206. 27 Pedro DE CIRIA RAXIS Y INOJOSA, Vidas de santas, y mugeres ilustres de el orden de S. Benito patriarca de los monges, Granada, 1688, t. II, pp. 171-173. 28 Gabriel BUCELINO, Antonio DE HEREDIA, Vidas de santos bienaventurados y personas venerables de la sagrada religión de N. P. S. Benito, t. II, Madrid, 1685. 29 Acta Sanctorum Junii, t. II, 1698, p. 3. 30 Jean-Baptiste CARNANDET, Acta sanctorum iunii, t. II, Paris-Rome, 1867, p. 3. 31 Ainsi trouvait-on encore la comtesse Urraca à la date du 7 juin dans le Ménologe cistercien par un moine de Thymadeuc, Saint-Brieuc, 1898, p. 182 : “En Espagne, au diocèse de Calahorra, la bienheureuse Urraque, dans le siècle riche et puissante comtesse, en religion Abbesse et fondatrice du monastère de Notre-Dame de Cânas [sic], où ses exemples et ses instructions formèrent de très nombreuses et très fidèles épouses de Jésus-Christ. Comblée de mérites, elle passa à la vie éternelle.” ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 161 sement qu’une odeur balsamique sembla se répandre dans les lieux après que le couvercle eut été reposé. L’événement renforça la réputation de sainteté de la comtesse, permit de lui donner une audience un peu plus large, et lui assura pour la première fois une certaine reconnaissance de la part des autorités diocésaines. Deux nouvelles exhumations, beaucoup plus confidentielles, eurent lieu en 1933 et en 1938. Sous la IIe République, la communauté, craignant une confiscation, décida en effet de cacher le tombeau de la comtesse. Pour des raisons techniques, le gisant et le coffre furent transportés séparément, laissant apparaître à nouveau sa dépouille. La manipulation inverse fut ensuite effectuée pendant la Guerre Civile, une fois que les forces nationalistes eurent affirmé leur contrôle de la région. Le curé de Cañas, dom Felícito Sáenz y Andrés participa à ces deux opérations, et fut frappé à son tour par l’aspect de la momie, qu’il examina de près. Il la trouva de grande stature (il mesura sa taille, 1m 60), corpulente, obèse et de forte poitrine. Peut-être cet événement lui servit-il de déclencheur pour son projet de consacrer un ouvrage spécifique à la comtesse, au sein de son étude générale du monastère de Cañas. Grâce à lui, la bienheureuse Urraca fut l’objet en 1941 d’une première hagiographie documentée. L’auteur se servit toutefois des observations qu’il avait faites sur le cadavre pour conforter sa lecture de la documentation, et notamment certaines hypothèses généalogiques erronées.32 Fig. 3. Reliquaire de la bienheureuse Urraca (abbaye de Cañas, 1998, Juan Manuel Aguado Grijalba). 32 Dom Felícito SÁENZ Y ANDRÉS, La beata doña María Urraca y su sepulcro en Cañas, Cañas, 1994, (1re édition, Vitoria, 1941), pp. 67-72. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 162 GHISLAIN BAURY La réédition en 1994 de l’ouvrage de Sáenz y Andrés relança à la fin du XXe siècle l’intérêt pour le culte de la bienheureuse Urraca au sein de l’abbaye. Les pièces de tissu prélevées dans le sarcophage à l’occasion de l’une des ouvertures furent alors considérées comme des reliques. Ainsi, en 1998, lorsque Juan Manuel Aguado Grijalba conçut à Cañas un nouvel agencement muséographique, une bande de soie provenant de la tunique de la comtesse fut placée dans un reliquaire du XVIIe siècle.33 Et l’année suivante, en 1999, à l’initiative du chapelain de la communauté, le P. Félix García Fernández, moine cistercien de La Oliva, le reste de la chemise fut découpé en petits fragments qui, joints à des photographies de la sépulture, constituèrent des cartes-reliques. Fig. 4a. Carte-relique de la comtesse Urraca (abbaye de Cañas, 1999). Recto. 33 Antonio CEA GUTIÉRREZ, El tesoro de las reliquias. Colección de la abadía cisterciense de Cañas, Logroño, 1999, p. 132. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 163 Fig. 4b. Carte-relique de la comtesse Urraca (abbaye de Cañas, 1999). Verso. La communauté de Cañas attribua donc tardivement, entre le milieu du XIVe siècle et peut-être la seconde moitié du XVe, une réputation de sainteté à la comtesse Urraca. L’enregistrement de cette tradition hagiographique en 1630 par une autorité comme Crisóstomo Henríquez donna plus de légitimité à sa vénération. Pourtant, en l’absence de procédure engagée à Rome, les Bollandistes finirent au XIXe siècle par la considérer comme un culte non officiel. Le XXe siècle relança sa réputation de sainteté grâce aux quatre ouvertures de sa sépulture entre 1898 et 1938, qui permirent l’observation de son corps momifié et le prélèvement de pièces de tissu qui allaient servir de reliques en 1998 et 1999. Elles suscitèrent également l’écriture de sa première hagiographie en 1941. II. UN ABBATIAT MÉMORABLE Pour comprendre le mécanisme de transformation de l’image de la comtesse Urraca au sein de la communauté, il faut confronter cette mémoire sanctifiée à ce que la documentation permet d’appréhender de sa biographie. Son action au sein du monastère pourrait notamment expliquer pourquoi elle fut tardivement jugée plus méritante que les autres abbesses ou même que la fondatrice. La comtesse Urraca apparut pour la ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 164 GHISLAIN BAURY première fois dans la documentation de Cañas avec la charge d’abbesse en 1225, même si elle exerça probablement cette charge dès 1222.34 Elle la conserva sans interruption jusqu’en 1262. Son abbatiat fut donc particulièrement long, couvrant une quarantaine d’années. Il commença plus d’un demi-siècle après la fondation de l’institution, et près de quinze ans après la disparition de sa fondatrice, la comtesse Aldonza.35 1. LE SOUVENIR D’UN APOGÉE ÉCONOMIQUE L’un des premiers arguments évoqués par Henríquez pour démontrer la sainteté d’Urraca était le mérite d’avoir enrichi l’abbaye de nombreux droits et possessions. Cette idée reflétait peut-être l’image de la comtesse que la communauté avait transmise à Pierre de Virey à la fin du XVe siècle. Elle ne correspondait cependant qu’imparfaitement à la réalité. Certes, la comtesse Urraca avait directement contribué par quelques donations à l’accroissement du domaine abbatial. On sait notamment qu’elle avait cédé la totalité de ce que lui permettait le droit, son quinto ou cinquième correspondant à sa part d’héritage en libre disposition. Cette donation de 1262, dernier document mentionnant l’abbesse, était probablement un testament qui ne disait pas son nom. Elle offrit au monastère un château et des dépendants dans la localité de Valluercanes.36 La comtesse céda également au cours de sa vie une rente en sel de cinquante muids annuels dans les salines d’Añana, situées dans l’actuelle province d’Álava, à près de cinquante kilomètres au nord de Cañas.37 Ces propriétés étaient importantes, mais pas autant que celles acquises sous son abbatiat par d’autres moyens. Il y eut tout d’abord plusieurs achats, que décida sans doute la comtesse Urraca, en sa qualité de supérieure, mais qu’elle réalisa avec les fonds de l’institution, et non les siens propres. Cinq d’entre eux sont connus pour la période 1222-1262, un chiffre modeste comparé au rythme d’acquisition des monastères masculins, mais dans la norme pour les institutions féminines.38 Un seul d’entre eux était susceptible d’avoir durablement marqué les esprits au sein de la communauté: il s’agissait de l’achat d’un village entier, Herrín de los Campos, réalisé en 1257 pour une somme considérable (10.000 maravédis), auprès de la reine du Portugal Mencía López. L’opération ne 34 Le document de 1225 a été édité par F. SÁENZ, La beata doña María Urraca, n VIII, pp. 111112. Un document copié dans le cartulaire de Vileña, datable par analogie d’avril-juillet 1222 (car il est amputé de son eschatocole), évoquait la “comtesse de Cañas”, ce qui faisait vraisemblablement allusion à la comtesse Urraca, déjà abbesse de Cañas. Ce texte a été édité par María Isabel PÉREZ DE TUDELA Y VELASCO, El monasterio de Vileña en sus documentos. El códice del AHN, Madrid, 1977, n° LXXVII, pp. 58-59. Voir aussi G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. II, n° Ce-13m, p. 607. Il subsiste cependant un doute, car en 1221, une autre comtesse, Mencía, abbesse du monastère de San Andrés de Arroyo, était intervenue auprès de Ferdinand III en faveur du monastère de Cañas (original de l’AHN, Clergé, ch.1024, n° 4). 35 La dernière mention de la comtesse Aldonza se trouve dans un document original de 1207 (AHN, Ordres militaires, ch. 386, n° 97). 36 Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 12. Notons que la date de ce document, le 28 septembre, est proche de celle de l’anniversaire de sa mort enregistré par le Tumbo, le 1er octobre. Il est donc possible qu’elle ait dicté cet acte sur son lit de mort, trois jours avant son décès. 37 Bien qu’aucun acte de donation de cette rente ne soit conservé, la cession ne fait aucun doute. Elle obtint en 1239 de Ferdinand III l’exemption des taxes (alvara et péage, à hauteur de dix-sept maravédis annuels) perçues sur ce bien par les fermiers royaux du lieu, puis fit confirmer ce privilège par Alphonse X en 1254 (AHN, Clergé, ch. 1024, n° 8). Après sa disparition, les confirmations obtenues par la communauté auprès de Sanche IV en 1286 (ibidem, n° 19) puis de Ferdinand IV en 1299 (mention dans le Tumbo, p. 101, n° 629) montrent que la rente était désormais gérée par les moniales. 38 G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 298-305. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 165 s’avéra pas viable à long terme, puisque le monastère dut se résoudre avant 1319 à abandonner cette propriété éloignée (elle était située à 170 kilomètres du monastère à vol d’oiseau). Cet échec rendit peut-être l’achat plus mémorable encore a posteriori. L’abbatiat d’Urraca fut surtout marqué par la réception de dons importants de provenances diverses. Les donations royales revêtirent une importance particulière: en 1251, Ferdinand III dota Cañas d’une rente annuelle conséquente en numéraire (300 maravédis), à réclamer aux fonctionnaires royaux gérant les salines d’Añana.39 Comme beaucoup d’autres institutions religieuses castillanes, l’abbaye obtint en outre d’Alphonse X des propriétés à Séville lors du Repartimiento de 1253.40 Elle reçut plus spécifiquement de ce même souverain un village en Rioja, Matute, en 1256.41 Les membres de la plus grande aristocratie castillane se montrèrent également généreux: en 1257, Simón Ruiz de Cameros céda un autre village, Brieva de Cinco Villas, et Alfonso López de Haro fit donation en 1262 d’une heredad probablement importante, puisqu’il l’avait reçue du roi.42 Les donations de cette époque furent globalement peu nombreuses (on recense seulement deux autres opérations sous l’abbatiat d’Urraca), comme dans les autres abbayes féminines, mais, de par leur valeur, elles s’avérèrent essentielles pour le processus d’expansion du domaine monastique.43 La communauté attribua sans doute à la comtesse le mérite d’avoir suscité de telles faveurs, un jugement qui n’était d’ailleurs pas dénué de fondement. Le souvenir de cette phase d’expansion du domaine fut peut-être avivé dans la communauté par la comparaison avec les époques postérieures. En effet, après la disparition de la comtesse, il n’y eut plus d’opérations importantes, sans doute du fait de l’alternance rapide entre les périodes de faveur et de disgrâce des patrons du monastère, la famille Haro, et de la mauvaise conjoncture économique du second XIIIe siècle.44 Le domaine abbatial demeura pratiquement figé dans son état de 1262, et l’époque de l’abbatiat d’Urraca put être perçue comme un âge d’or. La documentation atteste en outre le rôle personnel actif joué par la comtesse Urraca pour assurer la prospérité du monastère. Elle contrôlait directement la gestion du domaine, par l’intermédiaire de son homme de confiance, le «majordome de la comtesse». Ce titre, porté par exemple par un certain Pedro Órtiz en 1241, semble indiquer qu’il s’agissait d’un gestionnaire choisi par la supérieure et qui ne répondait que devant elle.45 La fonction apparut sous l’abbatiat d’Urraca, mais elle lui survécut, témoignant du soin personnel que les abbesses portèrent ensuite, suivant son exemple, à la gestion économique du domaine abbatial. La liste la plus complète du personnel montre que, cette même année 1241, la communauté utilisait également les services d’un «notaire de la comtesse Urraca» et de quatre chapelains, dont faisait sans doute partie le major39 Original conservé à la BNM, ms. 18.641, n° 34. Julio GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, Repartimiento de Sevilla, t. II, Madrid, 1951, p. 44, p. 234 et pp. 241-242. 41 Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 8bis. 42 Mention dans le Tumbo de Cañas, n° 488, p. 1156, et original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 11. 43 G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 292-298. 44 À propos de la famille Haro, voir Ghislain BAURY, Los ricos hombres y el rey en Castilla: el linaje Haro, 1076-1322, à paraître dans “Territorio, Sociedad y Poder: Revista de Estudios Medievales”, 2011. 45 Le terme apparaît dans un document original des archives de Valvanera, publié par Francisco Javier GARCÍA TURZA, Documentación medieval del monasterio de Valvanera (Siglos XI a XIII), Zaragoza, 1985, pp. 221-223, (Textos medievales, 71). 40 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 166 GHISLAIN BAURY dome.46 La comtesse Urraca dicta donc elle-même la nouvelle politique économique du monastère, qui consistait à céder des parties de la réserve en bail à cens. Le seul exemple d’un tel contrat dans toute l’histoire de Cañas date en effet de 1238 ou 1239, même s’il ne pourrait s’agir que d’un contrat parmi d’autres, la logique de conservation de ce type de documents leur laissant peu de chance de traverser les siècles. Celle qui lui succéda au poste d’abbesse, Constanza de Béarn, employa toutefois une méthode de gestion plus souple et moins tatillonne sur l’exercice des droits seigneuriaux, choisissant notamment d’affermer diverses propriétés dans les années 1260-1270.47 La comtesse Urraca fut donc contemporaine du décollage économique de l’institution, que permirent quelques acquisitions marquantes, par achat ou par donation d’acteurs politiques majeurs, et une politique active de gestion seigneuriale du domaine. Sa mémoire bénéficia de cette bonne conjoncture, et sans doute, en négatif, de la période de crise qui suivit. 2. LE RAYONNEMENT DE L’ABBAYE La notice de Henríquez mentionnait la capacité de la comtesse Urraca à attirer de nouvelles vocations monastiques comme une autre preuve de sa sainteté. Il n’existe cependant pas d’informations sur l’identité et le nombre exact des moniales de Cañas entre 1222 et 1262.48 Il faut se contenter de deviner l’importance de la population du couvent en combinant les données établies sur la puissance économique de l’institution, avec ce que l’on sait de son influence et de sa renommée dans le royaume de Castille. Plusieurs informations indiquent que cette période constituait également, à cet égard, un apogée. La comtesse Urraca créa tout d’abord un lien nouveau entre Cañas et la société environnante. En fondant un hôpital à Hervías, elle impliqua l’abbaye dans l’assistance aux pauvres, et sans doute également aux pèlerins, puisque le lieu choisi se trouvait précisément sur la route de Saint-Jacques-de-Compostelle, à la différence de l’abbaye, qui en était éloignée de près de six kilomètres. L’abbesse dota cette institution d’un temporel propre comprenant quelques terres, prélevées sur son patrimoine personnel ou achetées, ainsi que du bétail. La gestion de l’ensemble incombait à l’abbaye. La fondation s’avéra solide, puisqu’elle survécut aux difficultés économiques des deux derniers siècles du Moyen Âge et fonctionnait encore à l’époque moderne.49 46 Leurs noms figurent dans un document original conservé à Las Huelgas de Burgos, édité par José Manuel LIZOAIN GARRIDO, Documentación del monasterio de Las Huelgas de Burgos, t. II: (1231-1262), Burgos, 1986, pp. 107-108, (Fuentes medievales castellano-leonesas, 31). À propos de la gestion du domaine de Cañas et de son personnel, voir G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 320-329, et la liste du t. II, pp. 790-791. 47 Il faut interpréter l’acte de 1238-1239 comme un bail à cens de type seigneurial plutôt que comme un affermage, contrairement à ce qui a été indiqué dans G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, p. 330. 48 G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 361-366, et liste dans le t. II, p. 789. 49 Le document fondateur s’est perdu, et seul subsiste le résumé qu’en a fait au début du XVIIe siècle l’auteur du Tumbo (p. 155, n° 18). La date précise reste inconnue. Les propriétés cédées par la comtesse Urraca valaient 312 maravédis, et elle acheta d’autres terres à Hervías pour la somme de soixante maravédis à l’intention de cet hôpital (p. 155, n° 19). Les deux textes ont été édités par Ildefonso RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática medieval de la Rioja, t. IV: Documentos del siglo XIII, Logroño, 1989, nos 254-255, pp. 246-247. Dans le Tumbo, les propriétés de l’hôpital furent identifiées comme telles et listées à part, sous la rubrique “Cañas” (pp. 155-167), et non, suivant la ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 167 La comtesse Urraca joua d’autre part un rôle majeur dans la vie ecclésiastique du diocèse. Elle s’illustra notamment lors de l’affaire du transfert de l’évêché de Calahorra à Santo Domingo de la Calzada. L’évêque Juan Pérez de Ségovie avait obtenu en 1224 l’accord du pape à ce sujet, ce qui lui permettait de se rapprocher du centre géométrique de son diocèse, qui englobait approximativement les actuelles communautés autonomes du Pays Basque et de La Rioja. En 1229, il dut déjà rembourser des dettes contractées auprès du principal aristocrate local, Lope Díaz II de Haro, pour financer son voyage à Rome. Cela le contraignit à lui abandonner certains revenus du diocèse qu’il avait mis en gage. L’acte fut réalisé au monastère de Cañas, et la comtesse Urraca servit de garante.50 Mais le projet avait provoqué une levée de boucliers, notamment parmi les institutions monastiques de Haute Rioja, qui craignaient peut-être l’arrivée de ce pouvoir ecclésiastique concurrent. Après la mort de Juan Pérez de Ségovie, en 1237, son successeur dut retourner à Calahorra, mais Santo Domingo de la Calzada était statutairement devenu un siège concathédral.51 Les querelles se poursuivirent donc, et la comtesse Urraca y prit activement part, en cosignant l’appel au pape lancé en 1244 par l’abbé de San Millán de la Cogolla, avec le soutien de l’abbé prémontré de Bujedo de Campajares, pour faire cesser les vexations de l’évêque. Ce document permet par ailleurs de constater que la comtesse Urraca avait doté l’abbaye d’un sceau abbatial, instrument de prestige qui en faisait l’égale de l’abbé de San Millán.52 Fig. 5. Sceau portant la légende «Sigillum abbatisse de Cannis», utilisé en 1244 par la comtesse Urraca (Archives du monastère de San Millán de la Cogolla, l. 3, n° 110; Juan Manuel Aguado Grijalba) logique géographique de l’inventaire, dans les possessions du monastère à Hervías. L’hôpital de la comtesse Urraca continuait donc de fonctionner au début du XVIIe siècle. 50 I. RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática de la Rioja, t. IV, n° 91, pp. 92-93. 51 Sur l’affaire du transfert de l’évêché, voir Eliseo SÁINZ RIPA, Sedes episcopales de la Rioja, t. I, Siglos IV-XIII, Logroño, 1994, pp. 459-471, ainsi que Pablo DÍAZ BODEGAS, La diócesis de Calahorra y la Calzada en el siglo XIII (la sede, sus obispos e instituciones), Logroño, 1995, pp. 140-213. 52 Original muni de cinq sceaux de cire, Archives de San Millán de la Cogolla, liasse 3, n° 110. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 168 GHISLAIN BAURY La comtesse Urraca sut également mobiliser des réseaux qui lui permirent d’obtenir de la cour pontificale deux documents importants pour la vie de son institution. Tous deux furent rédigés le même jour, en 1236, par la chancellerie pontificale de Grégoire IX. Le premier exemptait de dîmes les propriétés de Cañas, non seulement celles qui étaient entrées dans le domaine abbatial avant 1215, mais également les novales, postérieures, assouplissant donc le régime défini pour les cisterciens par Innocent III au concile de Latran IV en 1215. Le second interdisait spécialement que le monastère de Cañas fût assigné devant la justice ecclésiastique en un lieu distant de plus de deux jours de route – ce qui n’exemptait cependant pas les moniales de la juridiction de l’officialité, puisque Calahorra se situait précisément à cette distance.53 Rien ne permet de savoir quels étaient les réseaux de la comtesse Urraca, et s’ils différaient beaucoup de ceux des autres monastères castillans, cisterciens ou autres.54 Mais il est possible que la personne de l’abbesse, et notamment ses connexions lignagères, aient joué. La portée de ces privilèges pontificaux doit toutefois être relativisée: elle était probablement moindre que celle de la bulle d’Innocent III ou de celle Grégoire X qui prirent sous leur protection le monastère de Cañas en 1199 puis à nouveau en 1276.55 Les documents adressés à Cañas par la monarchie castillane, plus particulièrement par Alphonse X le Sage, laissent également deviner une relation particulière avec son abbesse. À l’occasion d’un passage dans le monastère en 1256, le premier de son règne, précisa le notaire, le souverain octroya généreusement à la communauté ses droits sur le village de Matute. Si l’on en juge par l’ordre des mots dans l’exposé, le souverain tenait à faire honneur par ce geste à la comtesse Urraca.56 Le terme employé pour la qualifier, dont il n’existe aucune autre occurrence, semble renforcer cette hypothèse: le roi la considérait comme la Dame, la señora du monastère. Elle était ainsi placée sur le même plan que les señoras de Las Huelgas, ces infantes, les filles de rois au nombre desquelles se trouvait à cette époque Berenguela, la sœur d’Alphonse X, qui dirigeaient la communauté sans exercer la charge d’abbesse, réservée à une personne de rang inférieur.57 53 Ces deux actes sont uniquement connus grâce à leur mention dans le Tumbo des archives de Cañas, nos 602 et 607, pp. 90-91. 54 La comtesse a pu le mobiliser par l’intermédiaire du clergé séculier. Peter LINEHAN, The Spanish Church and the Papacy in the 13th Century, Cambridge, 1971, pp. 20-23, 276-281, a détaillé le passage en Castille du légat Jean d’Abbeville en 1228-1229, dont l’objectif principal était la réforme générale du clergé, mais qui aurait pu transmettre des pétitions spécifiques à Rome. Depuis 1217, un cardinal castillan particulièrement lié aux évêchés de Calahorra et de Burgos, Gil Torres, se trouvait en outre à Rome. L’autre possibilité serait l’utilisation par l’abbaye des réseaux cisterciens. Des abbés castillans se rendaient parfois à Rome et obtenaient des privilèges pour des confrères ou consœurs, par exemple l’abbé de Ríoseco en 1235. L’ordre cistercien disposait d’autre part de deux procureurs à Rome dès 1220, et à la même époque, le Saint-Siège chargea un cardinal de la gestion des affaires spécifiquement cisterciennes – ce qui n’empêchait pas certains abbés d’envoyer parfois leurs requêtes à Rome par d’autres canaux (Jean-Berthold MAHN, L’ordre cistercien et son gouvernement des origines au milieu du XIIIe siècle (1098-1265), Paris, 1982 (1re édition 1951), pp. 164-168). Le caractère encore très lâche à ce moment des relations entre Cañas et l’ordre cistercien conduit cependant à privilégier la première hypothèse. 55 Document original de l’AHN, Clergé, ch. 1023, n° 22, et mention dans le Tumbo de Cañas, p. 91, n° 604. 56 Original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 8bis (document édité par I. RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática de la Rioja, t. IV, n° 229, pp. 211-213): “…la primera vez que vin veer el monesterio de las duennas de Cannas depues que yo regne, et sope su ffazienda et su vida; et con grand fabor et grand voluntad que he de ffazerles bien et mercet al abbadessa et al convento deste mismo lugar, et por onrra de la condessa donna Urraca que es sennora deste monesterio…”. 57 Le titre même de señora n’apparut à Las Huelgas qu’en 1262. C’est uniquement pour ce monastère que la fonction fut codifiée en 1295, dans un document émanant de la chancellerie royale. Elle fut entérinée par l’abbé de Cîteaux en 1302. Voir G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 191-193. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 169 Fig. 6. «Nuestra Señora de Cañas», Vierge à l’enfant en bois polychrome de la fin du XIIIe siècle (Abbaye de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba) D’autres témoignages évoquent le prestige de l’abbaye au-delà de l’espace local à l’époque de la comtesse Urraca. Ils datent cependant du XVIIe siècle et l’authenticité des faits qu’ils relatent est pour cette raison sujette à caution. Ils témoignent plus vraisemblablement du processus de construction de la mémoire de l’abbesse. Le Tumbo de 1626 rapporte tout d’abord une tradition selon laquelle saint François d’Assise, de passage à Cañas alors qu’il réalisait le pèlerinage de Saint-Jacques-deCompostelle, y aurait rencontré la comtesse.58 Ce voyage appartient à l’évidence au vaste corpus des légendes franciscaines du XIVe siècle, diffusées par les Fioretti di san Francesco. Les premiers hagiographes, Thomas de Celano et saint Bonaventure, les plus dignes de foi, mentionnèrent seulement un projet avorté de mission au Maroc, qui aurait pu conduire le futur saint à pénétrer dans l’est de la péninsule Ibérique en 58 Tumbo de Cañas, f.21r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 170 GHISLAIN BAURY 1214. Le couvent franciscain de Logroño n’est en outre pas documenté avant 1230.59 Le Tumbo attribua par ailleurs à la comtesse la commande d’une sculpture du saint nécessairement réalisée après sa canonisation en 1228. Même si rien ne permet plus de le confirmer, l’objet ayant disparu, il faut peut-être chercher dans cette tradition le fond de réalité à l’origine de la construction légendaire. La communauté de Cañas a en effet conservé trois autres sculptures en bois du XIIIe siècle.60 Rien ne prouve toutefois qu’elles aient été réalisées précisément sous l’abbatiat de la comtesse Urraca, et sur son ordre, car la Vierge à l’Enfant, par exemple, daterait plutôt de la fin de ce siècle. L’association de la comtesse Urraca à saint François dans la mémoire de la communauté se doit peut-être à la présence de deux frères mineurs sur le relief représentant l’enterrement de la comtesse. Elle se produisit vraisemblablement au moment de la construction de la légende du pèlerinage de saint François, au XIVe siècle, ou peu après. Fig. 7. Antiphonaire de facture bourguignonne, début du XIIIe siècle (Archives de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba) 59 Les informations réunies par Anastasio LÓPEZ, Viaje de San Francisco a España, “Archivo ibero-americano ”, I/1 (1914), pp. 13-45, I/2 (1914), pp. 257-89, et I/3 (1914), pp. 433-469, notamment les pp. 18-19 et 447, montrent que de nombreux couvents franciscains de l’ouest de la péninsule Ibérique utilisèrent tardivement cette légende pour réécrire l’histoire de leurs origines. L’idée que saint François s’était rendu à Saint-Jacques-de-Compostelle apparut pour la première fois dans le chapitre III des Actus beati Francisci et sociorum eius rédigés entre 1327 et 1337 (traduits en français et édités par Jacques DALARUN, Olivier LEGENDRE et Armelle LE HUËROU, Actes du bienheureux François et de ses compagnons, Paris, 2008, pp. 51-56). En ce qui concerne l’apparition du couvent franciscain de Logroño, voir Eliseo SÁINZ RIPA, Primer franciscanismo en Logroño, dans José Ignacio DE LA IGLESIA DUARTE, Javier GARCÍA TURZA, et José Ángel GARCÍA DE CORTÁZAR, coords., VIa semana de estudios medievales : Nájera, 31 de julio al 4 de agosto de 1995, Logroño, 1996, pp. 235-238. 60 La communauté expose aujourd’hui ces trois sculptures, une Vierge à l’Enfant, une représentation de saint Pierre et une autre de sainte Anne. Juan Manuel AGUADO GRIJALBA, coord., Guía. Abadía cisterciense de Cañas, Logroño, 2001, pp. 72-73, 125, et 157-159. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 171 Dans son Menologium, Henríquez rapporta par ailleurs que la comtesse Urraca avait rencontré personnellement l’abbé de Cîteaux. Celui-ci lui avait alors remis deux livres liturgiques, un antiphonaire et un missel. Il est possible que ces deux ouvrages aient été distingués en raison de leur qualité exceptionnelle, et il est tentant de les identifier à l’antiphonaire actuellement conservé par la communauté, et au missel connu par de multiples membra disjecta, tous deux de belle facture. Les sources attestent en outre le passage de l’abbé de Cîteaux à proximité de Cañas dans un contexte favorable à une rencontre avec son abbesse. Guy III de Bourgogne se rendit en effet à Burgos entre septembre 1260 et septembre 1261 pour tirer au clair les accusations portées contre les cisterciennes de Las Huelgas de Burgos, qui se trouvaient sous son autorité directe. Pour ce faire, il emprunta très vraisemblablement l’axe de communication majeur reliant la France à la Castille, la route de Saint-Jacques-de-Compostelle. Sa visite aux moniales de Las Huelgas s’avéra par ailleurs conflictuelle: la supérieure lui refusant l’entrée du monastère, il prononça son excommunication et jeta l’interdit sur les lieux. Il annonça également qu’il se réserverait désormais la tutelle des maisons placées auparavant dans l’orbite de Las Huelgas, au nombre desquelles figurait Cañas. La comtesse Urraca, quatre ans avant sa disparition, se trouvait alors au faîte de sa puissance. Mais si la rencontre avec l’abbé de Cîteaux en 1260-1261 est plausible, la transmission des deux manuscrits est plus discutable. L’antiphonaire fut en effet réalisé en Bourgogne au début du XIIIe siècle. Guy III aurait donc remis à la comtesse un manuscrit liturgique obsolète, une hypothèse qui n’est pas à exclure car il ne s’agirait pas d’un cas isolé. Le missel fut pour sa part copié dans un scriptorium castillan et cistercien dans les années 1267-1279, et il ne pourrait au mieux s’agir que d’une commande de l’abbesse, exécutée après sa mort, suivant éventuellement des instructions données par l’abbé de Cîteaux.61 Fig. 8. Missel de facture castillane et cistercienne, v. 1267-1279 (Archives de Cañas, Juan Manuel Aguado Grijalba) 61 Ces manuscrits ont été étudiés en détail dans Ghislain BAURY, Une bibliothèque médiévale de moniales cisterciennes en Castille. Cañas et les membra disjecta de son missel, à paraître dans “Cîteaux. Commentarii cistercienses”, (2010), passim. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 172 GHISLAIN BAURY L’abbatiat de la comtesse Urraca correspondait ainsi à une période de forte indépendance institutionnelle de l’abbaye. En effet, malgré la soumission théorique de Cañas à l’abbaye de Las Huelgas obtenue lors du chapitre des abbesses cisterciennes de 1189 grâce à l’appui d’Alphonse VIII, il ne semble pas que les abbayes aient entretenu d’autres liens que ceux de grands propriétaires veillant aux intérêts de leurs domaines respectifs. Lorsque la comtesse Urraca vendit une propriété d’importance moyenne à son homologue Inès Laínez de Las Huelgas, en 1241, rien n’indiquait une quelconque subordination. L’acte se décida et se déroula probablement à Cañas. Las Huelgas n’affirma que bien plus tard son autorité sur la communauté, en utilisant il est vrai le précédent constitué par la réunion et le serment de 1189.62 Les communautés de cisterciennes dépendaient en outre théoriquement d’un abbé cistercien, conformément à la volonté exprimée par le chapitre général de Cîteaux depuis 1213. Il semble que les moniales de Cañas ne se plièrent à cette exigence qu’après l’abbatiat de la comtesse Urraca. Aucun lien avec une abbaye cistercienne n’est attesté avant la donation testamentaire que celle-ci réalisa en 1262. Assistait notamment à l’acte le « confesseur de Cañas », Martin de Estella, qu’un autre document de 1271 permet d’identifier comme un «ancien abbé de San Prudencio de Monte Laturce», une abbaye cistercienne masculine de la Rioja. Celle-ci était cependant très éloignée de Cañas, mais aussi de Herrera, dont l’abbé exerça par la suite la fonction d’abbé-père. Sans titulaire de cette charge, l’ordre cistercien ne pouvait exercer son autorité spirituelle sur les communautés féminines, ni s’assurer de l’application de ses statuts. Cela laissait aux moniales une liberté importante, et les manquements aux règlements cisterciens étaient par conséquent nombreux à Cañas, dans la gestion du domaine ou la conservation par les religieuses de leur propre patrimoine, par exemple. Il semble que la comtesse était beaucoup plus proche de l’ordre dominicain que de ses confrères ou consœurs cisterciens. Deux frères prêcheurs, Domingo de Medina, qualifié de doctor, et son compagnon Pedro, assistèrent en effet à la donation de 1262 aux côtés de Martin de Estella. La présence de deux rosaires dans les sculptures ornant la sépulture de la comtesse, qui évoquent spécifiquement la spiritualité dominicaine, confirme cette proximité.63 Au XVe siècle, lorsque se construisit l’image de sainteté d’Urraca, l’abbesse de Cañas ne pouvait plus se targuer d’une telle influence. Sa capacité à accéder aux cours, sa position sociale dominante, l’indépendance institutionnelle que la comtesse offrit à son abbaye, conduisirent probablement les moniales du Moyen Âge tardif à considérer a posteriori cette période comme l’âge d’or de leur communauté, et à en attribuer tout le mérite à son abbesse. 62 Voir G. BAURY, Les moniales en Castille, t. I, pp. 267-271, et, idem, Émules puis sujettes de l’ordre cistercien. Les cisterciennes de Castille et d’ailleurs face au chapitre général aux XIIe et XIIIe siècles, “Cîteaux. Commentarii cistercienses”, 52/1-2 (2001), pp. 27-60, en particulier pp. 53-54. Le document original des archives de Las Huelgas a été publié par J. M. LIZOAIN GARRIDO, Documentación de Las Huelgas (1231-1262), n° 328, pp. 107-108. 63 À propos de la relation entre les cisterciennes castillanes et l’Ordre au XIIIe siècle, voir G. BAURY, Émules puis sujettes, passim, et, idem, Les moniales en Castille, t. I, pp. 429-444. Le document de 1262 est un original (AHN, Clergé, ch. 1024, n° 12), de même que celui de 1271 (archives de Herce à Santo Domingo de la Calzada, n° 20, édité par Pedro PÉREZ CARAZO, Santa María de Herce y su abadengo en la Edad Media, Logroño, 2008, cédérom, n° 43, [pp. 144-146]). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 173 3. L’ABBATIAT D’URRACA ET LA CONSTRUCTION DU MONASTÈRE La mémoire de la comtesse Urraca fut également associée à son rôle présumé dans la construction des bâtiments monastiques. Elle vécut en effet dans une abbaye qui ne ressemblait guère à l’ensemble monumental actuel. Une inscription médiévale placée dans le réfectoire indiquait encore au XVIIe siècle que les travaux avaient été achevés en 1236. Ángel Manrique ne manqua pas de relever ce témoignage épigraphique, un type de source qui attirait particulièrement son attention.64 Il en conclut que la comtesse Urraca avait contribué de manière décisive à l’avancement des travaux du monastère par l’ajout du réfectoire, et que, par conséquent, les bâtiments essentiels avaient nécessairement été achevées sous sa direction (au moins le chevet de l’abbatiale et la totalité de l’aile du chapitre). Cette chronologie lui permettait de justifier le titre de «seconde fondatrice» qu’il lui attribuait. La monumentalité remarquable de l’abside et de la salle capitulaire était ainsi mise au service de la légende de la bienheureuse Urraca. Mais l’interprétation des monumenta ædificationis, toujours conservés même lorsque le bâtiments auxquels ils se rapportaient étaient sérieusement réformés, pose de multiples problèmes. Raquel Alonso Álvarez a récemment démontré, grâce à une comparaison des évolutions stylistiques, que l’abside et la salle capitulaire de Cañas avait été réalisés dans les années 1260-1290 en s’inspirant de traditions expérimentées sur des églises non monastiques du domaine royal français.65 La comtesse Urraca et ses moniales vécurent donc dans des bâtiments primitifs (considérés ou non comme provisoires), vraisemblablement construits en matériaux périssables. Tout au plus put-elle mettre à profit la prospérité de l’institution et ses relations pour s’attacher les services, à la toute fin de sa vie, d’un atelier français extérieur à l’ordre cistercien. Cela expliquerait la date de réalisation de sa sépulture, qui fut peut-être placée dans la salle capitulaire immédiatement après l’achèvement de celle-ci. Mais on pourrait aussi bien mettre cette réalisation au crédit de l’abbesse qui lui succéda, Constanza (Constance) de Béarn, qui disposait également d’un réseau de relations dans le royaume de France. 64 Vicente GARCÍA LOBO, Los Annales de Ángel Manrique y la cultura escrita. Planteamiento general. La escritura publicitaria, en Humanismo y Císter: Actas de I Congreso Nacional sobre Humanistas Españoles, León, 1996, pp. 391-404. 65 Raquel ALONSO ÁLVAREZ, El monasterio cisterciense de Santa María de Cañas (La Rioja). Arquitectura gótica, patrocinio aristocrático y protección real, Logroño, 2004, pp. 54-111, et plan phasé p. 47, (Arte, 7). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 174 GHISLAIN BAURY Fig. 9. Abside de l’église abbatiale de Cañas, 1260-1290 (Juan Manuel Aguado Grijalba) L’abbatiat de la comtesse Urraca coïncida effectivement avec la période de plus grande prospérité de Cañas, et il est certain que ses décisions en matière de gestion, mais aussi sa capacité à obtenir des concessions de personnages importants, jouèrent en faveur de la communauté, plus encore que le contexte économique propice. Faute de réflexion critique sur les sources, sa mémoire fut logiquement associée à partir du XVe siècle à la plupart des événements importants survenus dans l’abbaye au XIIIe siècle, y compris à des événements imaginaires, qui furent tous soigneusement consignés à l’époque moderne. III. LIGNAGE, IDENTITÉ ET SAINTETÉ DE LA COMTESSE URRACA La construction hagiographique tardive, ainsi que l’image préalable de la comtesse Urraca que la communauté avait construite, conduisit en outre à brouiller durablement l’identité de cette abbesse, dont la situation familiale demeure sujette à des affirmations divergentes. Il s’agit pourtant d’un élément essentiel pour expliquer la position sociale de la comtesse et sa contribution au rayonnement et à la richesse de son abbaye. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 175 1. LIGNAGE ET PATRONAGE Le lignage d’origine de la comtesse Urraca a toujours été clairement identifié, sans doute parce qu’il contribuait tel quel à l’image de l’abbesse exceptionnelle ou de la sainte. Toutes les généalogies, depuis celle du comte Pedro de Barcelos au milieu du XIVe siècle, s’accordent donc sur ce point: elle faisait partie de la famille des puissants ricoshombres Haro, même si les documents témoignent qu’elle ne fit jamais usage de cet apellido. Divers éléments contemporains de la comtesse Urraca permettent de confirmer son appartenance familiale: le symbole héraldique que Diego López II de Haro (av. 1162-1214) avait choisi pour sa dynastie, le loup passant, fut employé pour réaliser les supports de la sépulture de l’abbesse, ainsi que la polychromie originale des trois sculptures en bois du XIIIe siècle.66 Le prénom Urraca indiquait en outre une origine navarraise plus ou moins ancienne, même si le nom s’était répandu assez largement dans les royaumes péninsulaires occidentaux depuis le Xe siècle.67 Or la famille Haro, qui utilisa ce prénom pour beaucoup de ses filles, était précisément originaire de la partie occidentale de la Navarre, et rejoignit seulement en 1076 le royaume de León-Castille, lors de l’annexion de ce territoire.68 Enfin et surtout, le comte Lope Díaz Ier de Haro et la comtesse Aldonza, qui avaient fondé l’abbaye de Cañas en 1169, avaient doté leurs descendants du droit de patronage. Cela impliquait des obligations réciproques pour le groupe aristocratique et la communauté monastique. Les abbesses, notamment, devaient être choisies parmi les membres de la famille, même si elles n’avaient pas d’expérience de la vie monastique. Cela se vérifie pour toutes les abbesses du XIIIe siècle pour lesquelles les informations sont suffisantes.69 La comtesse Urraca n’échappe pas à cette règle. Cela explique également les multiples contacts entre la communauté et les Haro sous l’abbatiat d’Urraca, notamment la présence de Lope Díaz II de Haro à Cañas en 1229 pour signer un compromis financier avec l’évêque de Calahorra, les donations d’Alfonso López de Haro et de Diego López de Salcedo en 1262, ou, en 1257, celle de Simón Ruiz de Cameros (un parent par alliance des Haro dont le texte précise qu’il avait été éduqué dans l’abbaye par les moniales de Cañas), et enfin l’achat réalisé auprès de la reine Mencía López, fille de Lope Díaz II de Haro, toujours en 1257. Les Haro connurent au cours des XIIe et XIIIe siècle une importante ascension sociale qui leur permit de se hisser parmi les trois groupes de magnats castillans les plus importants de la période avec les Lara et les Castro. Ils s’imposèrent à divers moments comme le seul groupe dominant. Même s’ils disparurent brutalement en 1322 par extinction biologique, leur réputation perdura jusqu’à l’époque moderne, notamment parce que leur apellido Haro, parangon de noblesse, survécut par des branches secondaires. Étant donné le processus de construction mémorielle que suivit la comtesse Urraca à partir du XIVe siècle, ses origines familiales ne pouvaient tomber dans l’oubli. Elles participèrent à l’image de l’abbesse exceptionnelle, puis fournirent des 66 Ghislain BAURY, Diego López “le Bon”, Diego López “le Mauvais”. Comment s’est construite la mémoire d’un magnat du règne d’Alphonse VIII de Castille, “Berceo. Revista riojana de ciencias sociales y humanidades”, 144 (2003), pp. 37-92, en particulier pp. 54-55. 67 Jaime DE SALÁZAR Y ACHA, Urraca. Un nombre egregio en la onomástica altomedieval, “En la España medieval”, n° extra 1 (2006) (Estudios de genealogía, heráldica y nobiliaria, Miguel Ángel LADERO QUESADA, coord.), pp. 29-48. 68 À propos du passage de la famille Haro de Navarre en Castille, voir G. BAURY, Los ricoshombres y el rey en Castilla, passim. 69 G. BAURY, Les religieuses en Castille, t. I, pp. 344-353. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 176 GHISLAIN BAURY arguments en faveur de sa sainteté à partir du XVe siècle. L’appartenance de sa mère, la comtesse Aldonza, à la famille Castro, mentionnée pour la première fois par le Tumbo de 1626, fut peut-être imaginée dans ce même contexte.70 Cela lui permit de cumuler la réputation de deux des trois groupes aristocratiques majeurs de son époque. L’appartenance de la comtesse Urraca au lignage des Haro, voire l’idée qu’elle pourrait également descendre des Castro, participe ainsi de l’idée de «sainteté dynastique» élaborée par André Vauchez dès 1974, selon laquelle une personne issue des catégories supérieures de la société avait beaucoup plus de chances qu’une autre d’accéder à la sainteté, car son comportement «normal» paraissait plus facilement exemplaire que celui des catégories sociales inférieures.71 Ainsi, parmi les mérites de la bienheureuse Urraca, Manrique évoqua en premier lieu la pureté de son sang, c’est-à-dire sa noblesse, mesurée à l’aune du rang de ses parents dans la grande aristocratie castillane.72 2. VIRGINITÉ, LONGÉVITÉ ET SAINTETÉ La place de la comtesse Urraca au sein du lignage Haro a, en revanche, longtemps été perturbée par des considérations liées à la construction tardive de sa sainteté. Les premières confusions survinrent à un moment où sa filiation n’était plus connue avec exactitude – donc, vraisemblablement, en cette seconde moitié du XVe siècle décidément cruciale. Le Tumbo de Cañas apporta en 1626 le premier témoignage écrit de cette erreur dans l’identité de la comtesse Urraca, en précisant qu’il s’agissait de la fille du fondateur, le comte Lope (Díaz Ier, mort en 1170). Il lui attribua le nom d’Urraca López de Haro, le dotant ainsi d’un patronyme et d’un apellido absents des documents. Au milieu du XIVe siècle, le comte Pedro de Barcelos avait pourtant indiqué qu’il s’agissait d’une fille de Diego López II de Haro, donc d’une petite-fille du fondateur, nommée Urraca Díaz.73 Sans doute l’auteur du Tumbo n’avait-il pas consulté une do70 Le Tumbo de Cañas attribua (p. 46) à la comtesse Aldonza, mère supposée de la comtesse Urraca, un patronyme et un apellido sans écho antérieur dans les documents: Ruiz de Castro. L’information fut reprise et publiée par Ángel Manrique (Cisterciensium annalium, t. II, p. 484). Cette erreur généalogique fut signalée pour la première fois par le P. José María CANAL SÁNCHEZ-PAGÍN, La casa de Haro en León y Castilla de 1150 a 1250. Cuestiones histórico-genealógicas en torno a cuatro nobles damas, “Archivos Leoneses”, XLIII/85-86 (1989), pp. 81-88. 71 André VAUCHEZ, Beata stirps: sainteté et lignage en Occident aux XIIIe et XIVe siècles, dans Famille et parenté dans l’Occident médiéval, Rome, 1977, pp. 397-406. Voir aussi, IDEM, La sainteté en Occident, pp. 204-215. 72 À l’époque de Manrique, plusieurs institutions importantes exigeaient alors de leurs membres des certificats généalogiques prouvant qu’ils n’avaient pas d’ancêtres juifs ou musulmans. Ces règles, appelées “statuts de pureté du sang”, visaient à assurer la “pureté religieuse” des établissements ecclésiastiques. Elles furent élaborées à partir du milieu du XVe siècle, puis se transformèrent au XVIe siècle en un outil utilisé par la noblesse pour se prémunir contre l’ascension sociale de la bourgeoisie, à qui l’on exigeait ainsi de prouver le statut de son lignage. Voir Albert A. SICROFF, Les controverses des statuts de “pureté de sang” en Espagne du XVe au XVIIe siècle, Paris, 1960. De telles recherches généalogiques étaient notamment exigées par la Congrégation de Castille pour devenir moine cistercien, comme le montrent par exemple les Definiciones cistercienses de 1683 vid. Ofelia REY CASTELAO, El servicio doméstico del clero regular gallego a fines de la Edad moderna, dans Raquel CASAL, José Miguel ANDRADE CERNADAS, Roberto Javier LÓPEZ LÓPEZ, coords., Galica monástica: etudos en lembranza da profesora María José Portela Silva, Saint-Jacques-de-Compostelle, 2009, pp. 289-310, ici p. 300. 73 Cette filiation est attestée à la fois par le Livro de linhagens et par le Livro do deão, rédigé par le même auteur dans les années 1337-1340 (José MATTOSO et Joseph PIEL, Livros velhos de linhagens, “Portvgaliæ monvmenta historica. Nova série” I, (1980), p. 197. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 177 cumentation très vaste, et se fondait-il uniquement sur la tradition orale du couvent et sa propre lecture des archives. En 1642, Ángel Manrique emboîta le pas à l’auteur du Tumbo, ajoutant même que la comtesse Urraca était entrée en religion enfant aux côtés de sa mère, la comtesse Aldonza (qui intégra effectivement le couvent en 1171). Une explication s’impose si l’on reprend la liste des mérites de la bienheureuse Urraca constituée par Henríquez en 1630: pour préciser en quoi elle avait mené une sanctissima vita, il indiquait qu’elle était demeurée une castissima virgo.74 Or, la généalogie du comte Pedro de Barcelos le contredisait, assurant qu’Urraca avait été mariée au comte Álvaro Núñez de Lara, une union demeurée inféconde. Les deux historiens cisterciens du XVIIe siècle avaient donc rejeté cette dernière source, qu’ils connaissaient probablement, parce qu’elle enlevait un mérite important à l’abbesse. Qui plus est, sa stature de fille des fondateurs permettait également à Manrique de renforcer son image préhagiographique d’abbesse de l’âge d’or, et de justifier le titre «seconde fondatrice» qu’il fut le premier à lui attribuer. Les auteurs non ecclésiastiques de l’époque ne se laissèrent pourtant pas piéger: en 1697, le généalogiste de la noblesse Luis de Salázar y Castro identifia parfaitement, en suivant le comte Pedro de Barcelos, l’épouse d’Álvaro Núñez de Lara comme l’abbesse de Cañas.75 D. Felícito Sáenz y Andrés, l’hagiographe de la comtesse Urraca, tenta en 1941 de faire disparaître les derniers doutes sur son identité de fille des comtes Lope et Aldonza, en choisissant à son tour d’ignorer les travaux des généalogistes. Pour pallier l’absence de mention de son patronyme dans les documents, il expliqua que le titre de comtesse, systématiquement documenté, prouvait sa filiation, car elle l’aurait hérité de ses parents. Il releva le problème de cohérence suscité par cette hypothèse: les comtes Lope et Aldonza avait une autre fille nommée Urraca, bien connue et amplement documentée puisqu’elle était devenue en 1187 reine de León, puis fondatrice en 1222 d’une autre abbaye de cisterciennes, Vileña dans la Bureba. Le choix de donner le même nom à deux de leurs enfants vivants aurait été bien étrange. Il tenta de résoudre cette contradiction en imaginant, sans preuve documentaire, que les deux personnages possédaient chacune deux prénoms (une pratique là encore anachronique), Polonía ou Apolonia pour la reine Urraca, et María pour la comtesse (un prénom effectivement porté par l’une des filles des comtes, documentée en 1174).76 74 La parabole évangélique de la terre fertile (Matthieu, XIII, 8), appliquée aux vierges, aux veuves et aux épouses par saint Jérôme en 398, ne reconnaissait aux secondes que soixante pour cent des mérites des premières. Le Moyen Âge était profondément imprégné de ce jugement, comme en témoigne le Speculum Virginum et ses illustrations au XIIe siècle. Voir Chiara FRUGONI, La femme imaginée, dans Histoire des femmes en Occident, t. 2, Le Moyen Âge, Paris, 1991, pp. 357-437, en particulier pp. 359-361. 75 Luis DE SALAZAR Y CASTRO, Historia genealógica de la casa de Lara justificada con instrumentos y escritores de inviolable fe, t. III, Madrid, 1697, p. 63. 76 En 1174, la comtesse Aldonza fit donation à l’abbaye de Cañas de ses propriétés à Zarratón, dont tous ses enfants étaient copropriétaires. L’ensemble de leurs souscriptions à l’acte constitue une liste probablement complète des fils et filles des comtes de Nájera. Urraca López s’y trouve en troisième position, María López en dixième et avant-dernière. Seule la deuxième fille citée, Mencía López, portait le titre de comtesse, et seule Stefanía López, en huitième position, était désignée comme moniale. Ce n’était donc le cas, ni de María, ni d’Urraca. Une seconde liste exhaustive de la fratrie fut réalisée en 1207 dans des circonstances similaires. Souscrivirent à cette ultime donation de la comtesse Aldonza, la reine Urraca (son mariage avec Ferdinand II de León en 1187 lui avait valu ce titre), la comtesse Mencía, la comtesse Stefanía (qui avait donc quitté l’état monastique pour épouser un comte), mais aucune María : celle-ci avait donc disparu précocement entre 1174 et 1207. Voir les originaux de l’AHN, Clergé, ch. 1023, n° 20 et Ordres militaires, ch. 386, n° 97, édités par J. M. CANAL, La casa de Haro, pp. 94-98. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 178 GHISLAIN BAURY Il s’agissait bien, pour l’auteur, de démontrer coûte que coûte que la comtesse Urraca pouvait être parée des mérites supérieurs de la virginité. La chronologie présentait une autre incohérence: la période d’activité des enfants des comtes Lope et Aldonza commençait dans les années 1180, et tous disparurent dans les années 1210-1220 (1214 pour Diego López II de Haro, v. 1224 pour la reine Urraca, par exemple). L’abbatiat d’Urraca (1222-1262) semblait postérieur d’une génération, et la date de sa disparition (1262), rapportée à celle de son père (1170), indiquait un âge de décès inhabituellement élevé, de 92 ans au minimum. Le P. Sáenz y Andrés employa cette bizarrerie au service de son discours hagiographique: l’extraordinaire longévité de la comtesse (qu’il confirmait par les observations qu’il avait pu faire sur son corps momifié) devint un nouveau mérite de sainteté.77 Les textes, il est vrai, ne facilitent pas l’identification de la comtesse Urraca, systématiquement désignée sous ce titre dans les originaux, sans que jamais son patronyme ne soit précisé. Dès 1989, pourtant, le P. Canal Sánchez-Pagín a démontré qu’il s’agissait bien de la fille de Diego López II de Haro.78 Son raisonnement s’appuie sur le simple constat qu’aux XIIe et XIIIe siècles, le titre de comtesse ne pouvait s’acquérir par hérédité, mais seulement par mariage. L’idée de sa transmission à Urraca par Lope Díaz Ier était un anachronisme inspiré par la situation de l’époque moderne. La comtesse Urraca avait donc nécessairement été mariée à un comte. Or l’époux indiqué par le comte Pedro de Barcelos vers 1340, Álvaro Núñez de Lara, avait précisément obtenu cette dignité en 1215, avec la tutelle du jeune roi Henri Ier. Il mourut en 1218 ce qui permet de placer l’abbatiat de la comtesse après sa période de vie maritale, sans chevauchement.79 Le P. Canal Sánchez-Pagín rappela également que cette union était attestée par des actes royaux de 1212 (l’épouse d’Álvaro était alors nommée «Dame Urraca Díaz») et de 1217 (où il n’était désormais plus question que de «la comtesse Urraca»).80 Le couple n’eut apparemment pas d’enfants, comme l’avait déjà relevé le comte Pedro de Barcelos.81 D’autres indices confirment cette identification.82 Un cartulaire de Santo 77 F. SÁENZ, La beata doña María Urraca, pp. 20-21. J. M. CANAL, La casa de Haro, pp. 81-88. 79 À propos de la trajectoire d’Álvaro Núñez de Lara entre 1215 et 1218, voir Simon R. DOUBLEDAY, The Lara Family. Crown and Nobility in Medieval Spain, Cambridge, 2001, pp. 52-57. 80 Il s’agit de la donation faite par Alphonse VIII à Álvaro Núñez de la villa de Castroverde en 1212, et du transfert de cette même propriété par Henri Ier, alors sous la tutelle des Lara, au maître de la milice de Santiago, en mai 1217, avec la confirmation du comte don Álvaro. Voir Julio GONZÁLEZ, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, t. III, Madrid, 1960, n° 899 et 1015, pp. 574 et 746. Le même jour de mai 1217, le couple, désigné comme “les comtes Álvaro et Urraca”, fit rédiger un autre document, privé celui-ci, à l’intention du même maître. L’original de l’acte a été retrouvé à la fin du XVIIe siècle dans les archives d’Uclés par L. DE SALAZAR, Historia genealógica de la casa de Lara, t. IV: Pruebas de la historia de la casa de Lara, Madrid, 1694, p. 627. 81 Le P. J. M. CANAL, La casa de Haro, p. 84, rappelant la liste des enfants illégitimes du comte Álvaro et d’une certaine Teresa Gil de Osorno (également mentionnée par le comte Pedro de Barcelos), dont le rôle politique sous Ferdinand III est bien connu, en déduisit que la comtesse Urraca était stérile et que cela joua sans doute dans son choix d’une carrière monastique après la mort de son époux. Ce raisonnement semble cependant bien fragile. 82 Il faut tout d’abord écarter de cette liste d’indices le document que Salázar y Castro considéra une preuve définitive, mais qui s’avère être un faux assez grossier, sans doute d’époque moderne, et que José Pellicer de Salas aurait recopié sur le Tumbo de San Millán (paradoxalement, Salázar le soupçonnait d’ailleurs de falsification): “Ego humillima Christi Ancilla Comitissa Aldvncia [Salázar propose de lire plutôt “Urraca”] Didaci de Cannas, offero ad atrium S. Emiliani, & vobis Abbati, & Monachis, pro remedio Comitis Alvari Nvnniz coniugis mei qui sepultis est in Ecclesia Uclesij, & Fratribus mei Comitis Lvpi Didaci de Vizkaya, illas vineas, & campos, quos donavit mihi Lupus Ruderici minor meus frater, & sunt ante S. Maria de Cannas, in Villar de Torre, quas fuerunt de matre 78 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 179 Domingo de la Calzada a tout d’abord gardé la trace d’une donation effectuée dans les années 1236-1239 par Pedro Díaz, avec l’accord de la comtesse Urraca de Cañas, expressément identifiée comme sa sœur.83 Or la règle des patronymes n’admit pas d’exceptions avant la seconde moitié du XIIIe siècle: Pedro était nécessairement le fils d’un Diego, de même, donc, que l’abbesse de Cañas, qui ne pouvait ainsi pas être la fille du comte Lope Díaz Ier. Par ailleurs, le cinquième de libre disposition, ou quinto, dont la comtesse Urraca fit donation à Cañas en 1262, se composait de biens situés à Valluercanes, où l’on sait que les Lara détenaient les droits seigneuriaux. Il est vraisemblable qu’il s’agissait d’un douaire qui lui venait de son mariage avec Álvaro Núñez de Lara.84 Enfin, l’auteur anonyme du Tumbo, qui prit l’initiative d’adjoindre de temps en temps le patronyme López au nom de la comtesse Urraca, la désigna en une occasion sous le nom de «comtesse Urraca Díaz». Il est possible qu’il ait recopié cette fois-là, sans y accorder d’importance, le patronyme authentique de la comtesse dans une occurrence exceptionnelle.85 La construction du discours hagiographique autour de la comtesse Urraca a donc conduit, suivant une chronologie sans doute similaire, à la manipulation de la mémoire de sa filiation. Alors que cette fille de Diego López II de Haro avait été l’épouse du puissant Álvaro Núñez de Lara, et n’était entrée à Cañas qu’après la mort de celui-ci, la communauté en fit, avant le début du XVIIe siècle, une fille des fondateurs qui avait passé toute sa vie dans le monastère. Cette identification erronée fut encore étayée pendant le second XXe siècle au prix de déformations importantes des données documentaires. 3. UNE PERSONNALITÉ POLITIQUE À LA TÊTE D’UN MONASTÈRE Une fois cette identification établie, la trajectoire de la comtesse Urraca est aisée à reconstituer. Elle révèle plusieurs aspects essentiels du patronage exercé par les Haro sur l’abbaye de Cañas, et des implications que la trajectoire politique de cette dynastie pouvait avoir sur la vie de la communauté. Urraca Díaz, fille de Diego López II de Haro, apparut pour la première fois dans la documentation en 1207, à l’occasion d’une donation réalisée par son père, à laquelle assistèrent la quasi-totalité de ses enfants. La liste était marquée par l’absence de l’aîné, Lope Díaz II, peut-être retenu ailleurs par ses fonctions politiques, mais incluait un autre frère d’Urraca Díaz, Pedro Díaz, dont il a déjà été question, et ses sœurs cadettes María Díaz et Aldonza Díaz. Le texte mentionnait aussi leur mère, Toda Pérez de Azagra, dont l’union avec Diego López II s’était produite au plus tard en 1193.86 Urnostra Comitissa Dona Tota Petriz. Facta Carta Era M. CC. LXXX. pridie Kal. Madij. Ego Comitissa Alduncia Didaci hanc donationem propria manu roboro. Vita Ioannes, textis. Lufar Sanchiz, testis. Gomez Munnoz, testis. Garsia Magistro, testis. Stephano Merino in Cannas.” L. DE SALAZAR, Pruebas de la historia de la casa de Lara, p. 629. 83 “Cum assensu et voluntate domne Urrace, cometisse et abbatisse de Cannas, sororis mee”, selon le document édité par Agustín UBIETO ARTETA, Cartularios (I, II y III) de Santo Domingo de la Calzada, Saragosse, 1978, p. 140, (Textos Medievales,108). 84 Le chef de famille des Lara à ce moment précis, Nuño González, avait d’ailleurs apposé son sceau à cette donation. En 1311, il fallut un accord écrit pour que son descendant, Juan Núñez de Lara, accepte de respecter les dispositions testamentaires de la comtesse. Ce texte perdu est mentionné dans le Tumbo (p. 496, n° 129) et le Prontuario (f. 54r, Balluercanes, n° 3) des archives de Cañas. 85 Tumbo, n° 474, p. 1155. Le document de 1240 auquel il fait allusion est malheureusement perdu. 86 Le document est connu par une copie se trouvant dans le cartulaire II de la collégiale (A. UBIETO, Cartularios de Santo Domingo de la Calzada, n° 92, pp. 77-78). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 180 GHISLAIN BAURY raca et María furent vraisemblablement mariées simultanément avec les frères Álvaro et Gonzalo Núñez de Lara, tous figurant en 1212 dans l’ultime donation réalisée par le magnat en faveur des clunisiens de Santa María de Nájera. Ce double mariage avait visiblement servi à sceller une alliance avec le lignage des Lara, seuls ricoshombres qui pouvaient encore soutenir la comparaison avec les Haro, puisque Álvaro Núñez était devenu en 1208 alférez (porte-enseigne) du roi, l’une des deux charges honorifiques les plus prestigieuses à la cour d’Alphonse VIII de Castille.87 L’alliance ne résista cependant pas aux disparitions de Diego López II, d’Alphonse VIII puis de la reine Aliénor en 1214, et à l’avènement de l’enfant-roi Henri Ier. Les trois frères Lara parvinrent à prendre le contrôle de la monarchie castillane, se nommant comtes en 1215, tandis qu’Álvaro devint officiellement régent. Lope Díaz II représentait alors la principale menace politique pour les Lara. Il fut écarté progressivement du pouvoir, et les Lara n’hésitèrent plus, après la disparition de Toda Pérez de Azagra en 1216, à s’attaquer à la mémoire de Diego López II de Haro. Lope Díaz II entra alors dans une phase d’opposition armée. La mort accidentelle de Henri Ier, en 1217, puis l’avènement complexe de Ferdinand III grâce à sa mère Berenguela, donnèrent à Lope Díaz II la possibilité de lutter contre ses ennemis Lara en toute légalité. Il fut le principal soutien du nouveau souverain dans ces moments difficiles, ce qui lui valut un rôle de premier plan pendant tout le reste de son règne. Le comte Álvaro mourut en 1218 au cours des combats.88 Entre 1215 et 1217, la désormais comtesse Urraca Díaz avait donc atteint le sommet du pouvoir en Castille, mais sa situation demeurait inconfortable, car elle se trouvait au cœur de cette vive rivalité entre son frère Lope Díaz II de Haro d’une part, son époux et ses beaux-frères, les Lara, de l’autre. Cette situation devint plus délicate encore entre 1217 et 1218, lorsque le pouvoir que le comte Álvaro Núñez et ses frères tentaient de défendre par les armes cessa d’avoir une légitimité. Les historiens du XVIIe siècle perçurent bien cette situation, qui était aussi celle de sa sœur, María Díaz, elle aussi devenue comtesse en 1216 dans le même contexte. Ainsi Pedro Ponce de León, travaillant peut-être dans l’orbite de Gregorio de Argáiz, imagina qu’elles jouèrent le rôle d’émissaires de paix vers 1217 pour éviter que les armées féodales de Lope Díaz II et de Gonzalo Núñez ne s’affrontassent directement en Bureba.89 Les destins d’Urraca et de María demeurèrent étonnamment parallèles après ces événements. Leurs époux Álvaro et Gonzalo disparurent respectivement en 1218 et 1225.90 Toutes deux firent alors profession monastique dans des institutions contrô- 87 G. BAURY, Diego López “le Bon”, Diego López “le Mauvais”, p. 53. G. BAURY, Los ricoshombres y el rey, passim. 89 L’anecdote, rapportée dans le ms. 13.127 de la BNM (pp. 182-189), indique que leur médiation les conduisit à solliciter les abbés Diego d’Oña, Domingo d’Obarenes, et Gil de Bujedo de Campajares (en fait, l’abbé de Bujedo s’appelait alors Pedro, d’après la collection de textes éditée par Saturnino RUIZ DE LOIZAGA, El libro becerro de Santa María de Bujedo de Candepajares (1168-1240), Miranda de Ebro, 2000, pp. 175-181: l’anecdote est donc bien fictive), qui seraient effectivement parvenus à éviter les combats. Vers 1390, la Tercera Crónica General avait déjà imaginé, dans un récit beaucoup plus allusif, l’intervention “d’abbés et de saints hommes” – mais pas des sœurs de Lope Díaz II – dans les mêmes circonstances (édition de Florián de Ocampo, Las qvatro partes enteras de la coronica de España que mando componer el serenissimo rey don Alonso llamado el sabio, donde se contienen los acontecimientos y hazañas mayores y mas señaladas que sucedieron en España, desde su primera poblacion, hasta casi los tiempos del dicho senor rey, Valladolid, 1604, p. 366). Le lien entre cette légende et les travaux de Gregorio de Argáiz a été suggéré par Alfonso ANDRÉS, El monasterio de Santa María de Obarenes, “Boletín de la Institución Fernán González”, XLII/161 (1963), p. 616. 90 S. DOUBLEDAY, The Lara Family, pp. 57-58. 88 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 SAINTETÉ, MÉMOIRE ET LIGNAGE DES ABBESSES CISTERCIENNES 181 lées par leur groupe aristocratique, dont elles devinrent immédiatement abbesses, sans expérience préalable de la vie monastique. Urraca gouverna ainsi Cañas à partir de 1222, alors que la communauté n’avait plus d’abbesse en 1221.91 Pour sa part, María sa cadette, dirigea dès 1226 ou 1228 d’autres cisterciennes, celles de San Andrés de Arroyo, où elle demeura jusqu’à sa disparition en 1266, quatre ans après son aînée. Elle succéda à sa tante, la comtesse Mencía López, qui venait de disparaître en 1225. Celle-ci avait elle aussi épousé un Lara, le comte Álvaro Pérez, puis, une fois veuve, avait fondé avant 1181 cette abbaye dans une zone contrôlée par la famille de son époux.92 Pour finir, les comtesses Urraca et María accédèrent toutes deux au statut de bienheureuses (de même que leur tante, la comtesse Mencía) au XVIIe siècle dans le calendrier de Henríquez.93 La communauté de San Andrés de Arroyo fit apparemment évoluer la mémoire de ses deux premières abbesses d’une manière similaire à celle de la comtesse Urraca. La situation de la comtesse Urraca entre 1215 et 1218 explique peut-être pourquoi la chancellerie de Ferdinand III, qui expédia plusieurs diplômes en faveur de Cañas, n’utilisa jamais une formule spécifique à l’intention de son abbesse. Ce choix laissait l’impression que le souverain la tenait en moindre estime que d’autres pieuses dames de sa famille. En effet, dans les années 1220, les notaires royaux désignaient ses tantes, la reine Urraca López, fondatrice des cisterciennes de Vileña, ou la comtesse Mencía López, sous le terme de venerabilis amica mea, et précisaient que le roi leur octroyait des privilèges ob reverenciam et graciam voire amorem envers leurs personnes. Il est vrai qu’elles appartenaient toutes deux à une génération antérieure, et que la formule pouvait aussi impliquer une forme de respect dû à leur âge.94 Même entrées en religion, ces dames conservaient donc une forte dimension politique, qu’indiquait en premier lieu la conservation et l’utilisation courante de leur titre d’épouse. Le rayonnement de l’abbaye de Cañas dépendait donc plus généralement de la fortune politique des Haro, et de la position du chef de famille. Jusqu’en 1233, Lope Díaz II se maintint, grâce à sa proximité avec Ferdinand III, au sommet de l’aristocratie castillane. Après cette date, les Haro employèrent une stratégie d’affrontement avec le souverain qui conduisit à plusieurs brouilles, exils volontaires ou affrontements, en 1233-1235, puis, sous Diego López III (chef de famille entre 1236 et 1254), en 1236-1237, 1241-1243 et 1254. La disparition prématurée de ce dernier écarta provisoirement les Haro de la cour et donc du pouvoir, jusqu’à la fin de l’abbatiat de la comtesse Urraca.95 L’importante donation octroyée en 1256 à Cañas par Alphonse X, à l’occasion de son passage au monastère, et dans laquelle ses notaires attribuèrent tant d’honneurs à la señora de Cañas, s’inscrivait peut-être dans la logique d’une réconciliation entre le groupe aristocratique et le souverain. 91 En 1221, la tante d’Urraca, la comtesse Mencía López, abbesse de San Andrés de Arroyo, dut intervenir en faveur du monastère de Cañas pour obtenir un privilège de Ferdinand III (original de l’AHN, Clergé, ch. 1024, n° 4). 92 J. M. CANAL, La casa de Haro, pp. 79-81 et María Teresa GUTIÉRREZ PAJARES, El monasterio cisterciense de San Andrés de Arroyo, Palencia, 1993, p. 26. 93 C. HENRÍQUEZ, Menologium, vol. I, p. 194 pour Mencía (14 juin), p. 309 pour María (qu’il considère erronément comme la sœur de la précédente, le 12 septembre). 94 Voir par exemple, pour la comtesse Mencía, l’original de 1221 (AHN, section Clergé, ch. 1024, n° 4), et, pour la reine Urraca, l’original de 1224 (archives de Vileña, n° 48). 95 G. BAURY, Los ricoshombres y el rey, passim. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 182 GHISLAIN BAURY CONCLUSION La comtesse Urraca était donc une puissante aristocrate castillane, fille de Diego López II de Haro et épouse du comte Álvaro Núñez de Lara, qui, après s’être trouvée au cœur des luttes de pouvoir des Haro et des Lara entre 1214 et 1218, se retira entre les murs de la fondation religieuse familiale. Son influence assurèrent à l’institution, à l’époque de son abbatiat (1222-1262), une prospérité qu’elle ne connut plus par la suite. Le souvenir de cet apogée fut associé à sa mémoire dans la communauté, grâce notamment à sa sépulture monumentale, pendant sans doute deux siècles, avant que l’on ne pense à la sanctifier. La construction hagiographique commença vraisemblablement sous l’impulsion de l’ordre cistercien vers le milieu du XVe siècle. Malgré une diffusion internationale à l’époque moderne grâce aux écrits des cisterciens français Pierre de Virey à la fin du XVe siècle et Philippe Seguin à la fin du XVIe, puis surtout Crisóstomo Henríquez et Ángel Manrique dans les années 1630 et 1640, époque où elle accéda au statut de bienheureuse, son culte demeura vraisemblablement circonscrit à la communauté. Ce fut en son sein également qu’il fut réactivé au XXe siècle, grâce notamment à la production d’une première hagiographie qui fonde encore en grande partie la connaissance historique du personnage. Or les difficultés rencontrées au cours de la construction de sa sainteté pour préciser ses mérites avaient imposé aux auteurs de s’accrocher à certains détails erronés, comme sa qualité de fondatrice ou, à défaut, sa supposée virginité, ce qui conduisait à méconnaître sa position politique. Jusqu’à présent, les historiens n’avaient pas repéré ce phénomène tardif de construction mémorielle. Le destin posthume de la comtesse Urraca est-il exceptionnel? Le cas parallèle de sa sœur María, ou celui, similaire, de sa tante Mencía, laissent à penser qu’un certain nombre de ses consœurs connurent ce glissement tardif de la mémoire d’une abbesse exceptionnelle vers la sainteté, confirmant ainsi l’idée de «sainteté dynastique» énoncée par André Vauchez. À une nuance près, cependant: cette image ne s’imposa pas à leurs contemporains, mais à leurs lointaines héritières, au sein de leur communauté, et aux hagiographes cisterciens d’époque moderne, deux à quatre siècles plus tard. Ceux-ci s’intéressaient pourtant avant tout aux personnes de la famille royale, qui avaient ainsi bien plus de chance d’être proclamées saintes ou bienheureuses que les autres.96 La renommée du lignage Haro a ici pallié l’absence d’ascendance royale, peut-être du fait des deux mariages avec des infantes et des deux reines dont cette dynastie put se prévaloir au XIIIe siècle, ou tout simplement de par son poids politique pendant cette période. Fecha de recepción del artículo: Junio 2010 Fecha de aceptación y versión final: Julio 2010 96 Crisótomo HENRÍQUEZ, Corona sacra de la religion cisterciense en que se refieren las heroycas virtudes de algunas reyna, infantas y princesas sanctas de la orden de N. P. S. Bernardo, Bruxelles, 1624. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 151-182. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 183-209 ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE FITERO1 THE VICISSITUDES OF THE DOCUMENTATION OF THE MEDIEVAL CISTERCIAN MONASTERY OF FITERO Mª Isabel OSTOLAZA ELIZONDO Universidad Pública de Navarra Cristina MONTERDE ALBIAC Universidad de Zaragoza Ignacio PANIZO SANTOS Archivo Histórico Nacional (Madrid) Resumen: El artículo estudia la historia del archivo del monasterio cisterciense de Fitero (Navarra) en la Edad Media, contrastando la documentación existente con las referencias de la misma en diversos inventarios archivísticos de la edad moderna. Se han conservado un total de 135 documenrtos medievales posteriores a 1210 (fecha en que se terminó el Cartulario de Fitero), de los que 65 son originales y el resto copias de privilegios importantes que se querían preservar en el archivo monástico, utilizando en su lugar versiones más tardías cuando había que demostrar los derechos de la entidad. O conseguidas a partir del s. XVI con ocasión de las demandas presentadas por el monasterio en defensa de sus intereses, ante los tribunales navarros y en menor medida castellanos. El cotejo de la documentación con los inventarios de archivo de los s. XVII y XVIII, ha permitido determinar que ya en esa época se había detectado la pérdida de algunos originales importantes, poniéndose gran cuidado en la preservación de los restantes. De lo que se deduce que los efectos negativos para la conservación del patrimonio documental achacables entre otras causas a la Desamortización de Mendizábal, se convierten hasta cierto punto en un tópico no corroborado en el 1 Abstract: The article studies the history of the archives of the Cistercian monastery at Fitero (Navarre) in the Middle Ages, comparing the documentation available with references to it in a number of archive inventories of the modern age. A total of 135 mediaeval documents dated after 1210 have been conserved (the year in wich the Cartulary of Fitero was completed), of which 65 are originals and the rest copies of important privileges that were conserved in the monastery´s archives, using later versions in their place when it was necessary to demonstrate the monastery´s rigths. Others were obtained from the 16th century onwards as a result of claims presented by the monastery in defence of its interest before the courts of law of Navarre, and to a lesser extent those of Spain. The comparison of the documentation with the archive inventories of the 17th and 18th centuries has enabled us to determine that the loss of some important original documents had been detected at the time, and great care was taken to preserve the remaining items. From this it can be deduced that the negative effects on the conservation of the documentary patrimony, due to the Desamortización (confiscation of church property) of Mendizábal, among other things, became a Abreviaturas utilizadas: AGN = Archivo General de Navarra; AHN = Archivo Histórico Nacional. 184 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO caso del archivo fiterense, que afortunadamente ha conservado la mayor parte de su documentación medieval. non-corroborated cliché to a certain extent in the case of the archive at Fitero, which has fortunately conserved most of its mediaeval documentation. Palabras clave: archivo del monasterio de Fitero; documentos medievales; cartulario de Fitero. Keywords: archives of the monastery of Fitero; mediaeval documents; cartulary of Fitero. SUMARIO 1. Vicisitudes de la documentación medieval del monasterio cisterciense de Fitero.- 2. Inventario de la documentación medieval.- 3. Conclusiones. 1. VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DEL MONASTERIO CISTERCIENSE DE FITERO La fundación del monasterio de Fitero nos ha sido relatada brevemente por uno de sus protagonistas principales, Fr. Ignacio de Ibero, abad del cenobio entre 1592 y 16122 . Su Relación de la fundación y antigüedad del monasterio de Santa María la Real de Fitero es un perfecto ejemplo de cómo los mismos documentos del archivo monástico podían resultar apropiados para usos tan dispares como defender el señorío eclesiástico frente a obispos discutidores de su jurisdicción (el de Tarazona), o bien resaltar el Patronato regio (en este caso Felipe II)3. Fray Ignacio era persona de elevadas dotes intelectuales y compartía con el obispo pamplonés, Bernardo de Rojas, la afición por la historia. Se apreciaban mutuamente, como lo manifestaba en su Relación4. En el caso del abad, se propuso redactar la crónica de la Orden cisterciense, para lo cual, no dudó en enviar a un monje de su comunidad, fray Bernardo de Villalpando, a la casa madre de Citeaux para rebuscar documentos en su archivo y extraer copias5. Tanto el material allegado de Francia como el que encontró buceando en su archivo fiterano le sirvió para escribir sus Exordia Sacri Ordinis Cisterciensis, obra impresa en el propio monasterio en 16066. Estos incipientes viajes literarios, así como la redacción de estas obras historiográficas, nos sitúan en el s. XVII, momento de gran efervescencia intelectual. En Fitero se añadió además la exaltación de San Raimundo, segundo abad y fundador 2 Francisco FUENTES PASCUAL, Fray Ignacio de Ibero abad de Fitero, “Príncipe de Viana”, 19 (1945), pp. 281-294. 3 AHN, Códices, 371 B, ff. 1-10. Consultable en el portal PARES del Ministerio de Cultura [www.pares.mcu.es] 4 AHN, Códices, 371 B, f. 3. 5 AHN, Códices, 371 B, f. 2. 6 Antonio PÉREZ GOYENA, Ensayo de bibliografía navarra desde la creación de la imprenta en Pamplona hasta el año 1910. Pamplona, 1949, t.2, pp. 23-27; Santos GARCÍA LARRAGUETA, La imprenta en los monasterios, en La imprenta en Navarra. Pamplona, 1974, p. 194; Fitero: el legado de un monasterio, en [Exposición], Monasterio de Fitero, Navarra, 26 de abril al 29 de julio de 2007, (organiza, Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra; comisario, Ricardo Fernández Gracia), Pamplona, 2007, pp. 264-265. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 185 de la Orden militar de Calatrava7. Tampoco resulta casual que la historia fiterana se redactara en el s. XVII cuando el señorío civil y eclesiástico estaba bien consolidado, si bien no faltaron tumultuosas contestaciones de su villa en forma de revueltas y saqueos que también afectaron al archivo8. De todos modos estas pérdidas no eran las primeras que sufría el monasterio. Rebuscando en la secular historia del cenobio hay varias menciones de conflictos fronterizos entre los reinos de Navarra y Castilla. Sabemos que en 1334, con motivo de la guerra con Castilla, Miguel Zapata se apoderó del monasterio y del castillo de Tudején por orden del infante Pedro de Aragón y del gobernador de Navarra9. La zona sin embargo tuvo muy poca seguridad, hasta que tras la guerra de 1373 de nuevo entre Navarra y Castilla, fructificó la mediación pontificia del cardenal Guido de Bolonia que dictaminó que Fitero pertenecía a Navarra. En 1436 la comunidad debió refugiarse en Tudela durante varios años. Abandonado por sus inquilinos, el monasterio fue saqueado y sus escrituras parcialmente destruidas10. No es extraño que con tanta violencia y anarquía, el archivo monástico quedara deteriorado, hasta el punto de que Fr. Miguel Bautista Ros, el archivero más laborioso del monasterio, dijera en el Tumbo Naranjado de 1634: “muchas de las escrituras que tiene el monasterio en su archivo las a avido y recobrado sacandolas con provisiones y mandatos de la real chancillería de Valladolid y del real Consejo de Navarra, de los archibos de Agreda, Cervera y otras partes”11. Afortunadamente para Fitero estos tribunales ayudaron en repetidas ocasiones a obtener copias de documentos de interés que no se conservaban en el archivo monástico, y que se obtuvieron mediante requerimiento judicial a los alcaldes de las villas próximas en las que el cenobio tenía propiedades, para que autorizaran el traslado de documentos notariales12. También se consiguieron copias de los archivos de las escribanías de los propios tribunales13, o se solicitaron a otros monasterios14. En la actualidad la documentación fiterana se encuentra repartida entre el Archivo Histórico Nacional (secciones de Clero, Códices y Sigilografía), y el Archivo General de Navarra (Sección Clero, y Códices y Cartularios). Incautada la documentación en 1835 durante la desamortización de Mendizábal, pasó a las oficinas de la Caja de Amortización en Pamplona, precursora de la Delegación de Hacienda estatal, donde estuvo muchos años. Unas remesas se enviaron al Archivo Histórico Nacional de Madrid a finales del s. XIX. Lo que quedó en Navarra permaneció en el archivo de 7 Ricardo FERNÁNDEZ GRACIA, Iconografía de San Raimundo de Fitero, “Príncipe de Viana”, 199 (1993), pp. 293-254; R. FERNÁNDEZ GRACIA, Entre la historia, la leyenda y el mito. La imagen de San Raimundo, abad de Fitero y fundador de la Orden militar de Calatrava, en Fitero: el legado de un monasterio, pp. 127-172. 8 Florencio IDOATE IRAGUI, Rincones de la Historia de Navarra, Pamplona, 1954, t. 1, pp. 235241. José GOÑI GAZTAMBIDE, Historia del monasterio cisterciense de Fitero, “Príncipe de Viana”, 100/101 (1965) p. 306 y José Maria JIMENO JURIO, Fitero, Pamplona, 1982, pp. 19-22. 9 Fray Jerónimo de ÁLAVA, Relación de privilegios concedidos al monasterio y otras escrituras y sucesos acaecidos al dicho monasterio desde su fundación, AHN, Códices, 371 B, versión digitalizada, imagen 17 y ss.; Pilar AZCÁRATE, La guerra de 1335 entre Castilla y Navarra, “Hispania”, 49 (1989), pp. 805-840; Íñigo MUGUETA MORENO, Acciones bélicas en Navarra: la frontera de los malhechores (1321-1335), “Príncipe de Viana”, 219 (2000), pp. 49-78. 10 J. GOÑI GAZTAMBIDE, Historia del monasterio, pp. 298-303. 11 AHN, Códices, 906 B, f. 726v. 12 AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, f. 40 (Ros, tabla 2, fajo 1, f. 15), 119v, (Ros, tabla 2, fajo 86, f. 55), f. 167v, (Ros, tabla 8, fajo 1, nº 11, 18, 29); AHN, Clero, leg. 4896, exp. 8. 13 AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, f. 96v (Ros, tabla 2, fajo 66, nº 41), 125 (Ros, tabla 2, fajo 108, f. 179), 143 (Ros, tabla 3, fajo 12, f. 20); AHN, Clero, leg. 4898. 14 AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, f. 115 (Ros, tabla 2, fajo 81, nº 3, 4). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 186 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO la Delegación de Hacienda estatal, a cargo del archivero del Cuerpo Facultativo del Estado, hasta 1929 en que la Diputación Foral logró que pasara en calidad de depósito al Archivo General de Navarra, donde permanece. De este modo, el Archivo General de Navarra pasó a conservar una parte cuantitativa y cualitativamente muy rica de los fondos monásticos, entre los que destaca el cartulario medieval de Fitero15. Este corte en la documentación hoy conservada entre Pamplona y Madrid no es cronológico ni obedece a pautas. Sencillamente, el director del Archivo Histórico Nacional, Vicente Vignau, reclamó a los archiveros de las Delegaciones de Hacienda provinciales el envío de documentación preferentemente medieval, y más tarde cuando creyó que todo había sido recibido, la de época moderna. Una vez en su destino se procedió a la separación física entre pergaminos (carpetas), papeles sueltos (legajos) y libros encuadernados. A su vez, algún privilegio con sello pasó a la Sección Sigilografía, y los libros más interesantes en cuanto a su contenido, a la Sección de Códices y Cartularios16. Retrocediendo otra vez en el tiempo, comprobamos que el archivero Miguel Bautista Ros tuvo mucho cuidado en describir en su inventario redactado en 1634, no sólo la documentación real sino también la pontificia, ya que la defensa del señorío monástico era civil pero también eclesiástica17. La mayoría de estos pergaminos está a su vez descrita en los inventarios posteriores del s. XVIII (1708 y 1798), con la salvedad de que en esta época, la dificultad de descifrar la escritura y la peculiar datación medieval hizo que los archiveros se sirvieran tanto de los documentos originales como de las copias de tales privilegios que se consiguieron a finales del s. XVII, cuando el Consejo real de Navarra sentenció a favor del monasterio en el largo contencioso que sostuvo con su villa de Fitero a causa de la jurisdicción temporal y eclesiástica18. Muchos de los que utilizaron la documentación del monasterio en época moderna cometieron frecuentes errores de reducción de cómputo, descubiertos por Cristina Monterde al elaborar la colección diplomática fiterana19. Nuestra intención es continuar con la identificación y localización de la documentación medieval desde la fecha en que terminó la colección diplomática la Dra. Monterde. Por ello a la hora de seguir la pista de los privilegios inventariados por los archiveros fiteranos en edad moderna (años 1634, 1708 y 1798), tomamos como punto de partida la documentación actualmente conservada en el Archivo General de Nava15 Publicado inicialmente por Mariano ARIGITA Y LASA, Colección de documentos inéditos para la Historia de Navarra. Pamplona, 1900; Con más rigor por Cristina MONTERDE ALBIAC, Colección diplomática del monasterio de Fitero (1140-1210, Zaragoza, 1978. 16 Luis SÁNCHEZ BELDA, Guía del Archivo Histórico Nacional. Madrid, 1985, pp. 33-38; José Maria LACARRA, Guía del Archivo General de Navarra, Madrid, 1953, p. 130; Juan José MARTINENA RUIZ, Guía del Archivo General de Navarra. Pamplona, 1997, pp. 34 y 231; Luis Miguel CRUZ HERRANZ, La Sección de Clero del Archivo Histórico Nacional en II Jornadas Científicas sobre documentación de la Corona de Castilla (s. XIII-XIX), Madrid, 2003, pp. 373-405. 17 AGN, Clero, Fitero, caj. 34400, nº 428, ff. 10-20 (Ros, tabla 1, fajos 3-6). 18 AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461. 19 Cristina MONTERDE ALBIAC, Colección diplomática del monasterio de Fitero, pp. 202-214. La Colección reúne todos los documentos conservados pertenecientes al monasterio y datados entre el s. XII y las dos primeras décadas del XIII, los originales en especial la documentación real y pontificia, así como las piezas eclesiásticas y particulares. Además las copias, incluyendo el análisis del cartulario medieval de la abadía, estableciendo la fiabilidad del mismo. Cada referencia lleva el correspondiente desarrollo de la traditio documental, con mención de los ejemplares que se conservan sobre cada documento, desde su primera elaboración hasta el s. XVIII, incluyendo las versiones copiadas en tumbos e historias de edad moderna, como el Tumbo Naranjado o las Memorias del padre Calatayud. Como todo estudio documental universitario, consta de un capítulo introductorio donde se analizan y presentan las fuentes estudiadas, que abarca las pp. 5-28. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 187 rra y el Archivo Histórico Nacional, cotejando las signaturas antiguas que aparecen al dorso de los documentos con las referencias de dichos inventarios. De esta forma se puede detectar la cantidad de documentación conservada y perdida, para evaluar la situación del archivo monástico hasta la desamortización, y si el cierre e incautación del archivo en el s. XIX supuso un factor decisivo para la pérdida de documentos. La mayoría de las piezas medievales conservadas a partir del s. XIII son originales en pergamino, aunque en numerosas ocasiones hayan perdido sus sellos. Pero al llegar al s. XV y tal vez por las desastrosas consecuencias de la guerra civil navarra a la que no fueron ajenos los monasterios y quienes los regían en esa época, aumenta el número de traslados notariales realizados a requerimiento de los tribunales tanto castellanos como navarros, cuando en la edad moderna el monasterio luchó por recuperar propiedades y derechos contestados por las localidades vecinas. Hay que advertir que los orígenes del cenobio fiterano han sido controvertidos entre los propios correligionarios de la Orden, provocando pleitos y no poca disputa historiográfica para determinar a quién correspondía la gloria de ser el primero del Císter en Navarra. El motivo de tales debates tiene que ver con el espinoso contencioso de la preferencia de asiento en el brazo eclesiástico de las Cortes de Navarra del periodo moderno, y la reticencia a reconocer que Fitero, que se había incorporado al reino de Navarra en 1373, tuviera prelación sobre La Oliva que hasta entonces había gozado de tal posición. Parece que al monasterio fiterano le cabe el honor de ser el más antiguo del Císter no solo en Navarra sino tal vez de toda España. Aunque sus orígenes no se situaran en la vega de Fitero sino en el monte Yerga, tal y como reconocen los propios historiadores cistercienses en las historias elaboradas a partir del s. XVII. Sin embargo recientemente se ha querido remover el asunto, utilizando como argumento la supuestamente escasa fiabilidad del documento más antiguo de 114020. Sin embargo para esta fecha el Emperador ya se había traído de Francia al canciller Hugo y al escriba Giraldo, que son los verdaderos organizadores de la cancillería de Alfonso VII. Por otra parte, del mencionado escriba se conservan más documentos en otros archivos españoles que avalan el carácter genuino y auténtico del documento del archivo fiterano. El monasterio de Fitero cuenta con un factor que revaloriza enormemente su documentación, y es el de haber conservado el original de la primera dotación de lo que sería la primitiva sede de la Orden cisterciense en el territorio entonces del reino de Castilla. La relación documental que aquí se presenta, recoge la secuencia de documentos medievales en formato de pieza exenta, es decir no correspondiente a copia de cartularios u otros códices diplomáticos, salvo en aquellos casos en que por la importancia de la dotación y a falta de otra referencia, se ha recurrido a la versión del cartulario medieval, del Tumbo naranjado de 1634, o de los inventarios modernos del archivo. 2. INVENTARIO DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL -1140-10-25.- Ribera del Ebro, entre Calahorra y Alfaro Alfonso VII concede la villa y lugar de Niencebas a la iglesia de Santa María fundada en el monte Yerga por el abad Durando y sus monjes cistercienses. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, leg. 51, nº 476. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1 nº 1/ Invent. 1708. cajón 1, fajo 1, nº 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 6. 20 Fitero: el legado de un monasterio, p. 34, nota 25, y p. 180; Serafín OLCOZ YANGUAS, Memorias del monasterio de Fitero de padre Calatayud, (Edición crítica), Pamplona, 2005. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 188 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1141, Junio 2 Pedro Tizón y su mujer Doña Toda e hijos donan la heredad que tienen en Niencebas a Raimundo abad de Santa María de Niencebas y a su comunidad. AGN, Códices, Cartulario Fitero, ff. 55-55v/ El inventario de 1708 indica que en esa época no se conservaba original en el archivo, sino la copia del cartulario medieval y del Tumbo Naranjado, en AHN, Códices, 906 B, nº 132. -1141 Fortún Garceiz y sus hijos donan la heredad que tienen en Niencebas al monasterio de Santa María de ese lugar. AGN, Códices, Cartulario Fitero, f. 55v. Copiado a su vez en el Tumbo Naranjado, AHN, Códices, 906 B, nº 133. -1141 Fortún López, su mujer Sancha e hijos, donan la heredad que tienen en Niencebas al abad Raimundo de Santa María de Niencebas y su comunidad. AGN, Códices, Cartulario Fitero, f. 55; AHN, Códices, 906 B, Tumbo Naranjado, nº 131. -1146-10-15.- Niencebas Alfonso VII dona su serna de Cervera a la iglesia de Santa María de Niencebas y a su abad Raimundo. AGN, Códices, Cartulario Fitero, ff. 43v-45/ Invent. de 1634, caj. 3, fajo 3, nº 43; AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461; AGN, Clero, caj. 33859, nº 268. Además AHN, Códices, 906 B, Tumbo Naranjado nº 114/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 70, f. 268. -1147-09-17.- Citeaux Eugenio III otorga protección pontificia y confirma a Raimundo abad de Niencebas y a los monjes de su comunidad, la tierra de Niencebas, el lugar de Fitero, el de Oliva y Veruela con sus tierras, granjas diezmos y pastos que les corresponden. AHN, Clero, carp. 1397. nº 8. Original aunque no conserva la bula/ Invent. 1634 caj. 3, fajo 3, nº 1/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 2/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 1. Dicho documento es expedido en el capítulo general de la Orden cisterciense al que acudió el abad Raimundo. -1147-09-17.- Citeaux Eugenio III otorga protección pontificia a Raimundo abad de Yerga y a los monjes de su comunidad instalados en Yerga. Confirma además las propiedades de la tierra de Yerga, el lugar de Fitero y el de Oliva con sus tierras, granjas, diezmos y pastos que les corresponden. A.OIHENART, Notitia utrisque Vasconiae. San Sebastián, 1929, p. 101, según información remitida por fray Jerónimo de Álava, monje historiador de Fitero, pero no aparece en ninguno de los inventarios del archivo fiterano. Citando a Oihenart, lo transcribe J.P. MIGNE, “Eugenii III epistolae et privilegia”, en Patrologia latina, t. 180, nº 224, col. 1278 y lo extracta P. JAFFE, Regesta pontificum romanorum ab condita ecclesia ad annum post Christum natum 1198. Leipzig, 1885-1888, 9134, p. 47. -1148-02-06.- Tarazona Miguel, obispo de Tarazona, exime del pago de diezmos al monasterio de Niencebas por los frutos de sus granjas cultivados por los monjes. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 391, copia simple/ Invent. 1634 caja. 3, fajo 3, nº 37/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 12/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 2. -1148-04-05.- Almazán Alfonso VII dona al abad Raimundo y su comunidad de la iglesia de Santa María de Niencebas, el monasteriolo de San Bartolomé de Anaguera (Noguera). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 189 AGN, Clero, Fitero, nº 234, f. 11. Copia simple en papel de mediados del s. XVI/ Invent. 1798, clase 4ª, copias privilegios, fajo único, f. 9 y f. 89v. . AHN, Códices, 906 B, Tumbo Naranjado de Fitero, ff. 426v-427. -1152-07-09.- Segni Eugenio III confirma a Raimundo abad de Fitero y a su comunidad, las posesiones del monasterio, es decir “locum in quo ipsum monasterium situm est, Necevas cum decimis et aliis pertinenciis suis, Casam Novam cum decimis et aliis pertinenciis suis, Anaveram cum decimis et aliis pertinenciis suis”, y lo recibe bajo la protección pontificia. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 391, copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 11/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 12/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1 nº 4. -1153-06-02.- Soria Alfonso VII confirma al abad Raimundo y los monjes de Santa María de Castellón (de Fitero), el lugar de Niencebas con sus pertenencias, y el realengo de Anegora más la serna situada sobre los baños de Tudején. AGN, Códices, Cartulario Fitero, ff. 54-55; AHN, Códices, 906 B Tumbo Naranjado, f. 426v; AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461, fajo 70, nº 269, copia -1156-08-02.- Calahorra Sancho III de Castilla toma bajo su protección al abad Raimundo y al monasterio de Castellón (de Fitero), para que su ganado pueda pastar libremente y si se mezcla con ganado de otros propietarios, sea restituido al monasterio. AHN, Sellos, carp. 1, nº 3. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 5/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 5/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias f. 11. -1157-01.- Tudela Sancho VI el Sabio de Navarra toma bajo su protección los bienes del monasterio de Castellón (de Fitero) en su reino, manda restituir los bienes robados, definir los pleitos según la declaración de los monjes, autoriza que su ganado paste en el reino y les exime del pago de peajes y portazgos. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 219. Original con restos de foramen del que colgó el sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 14/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 8/ Invent.1798, Clase 4ª, fajo único nº 2. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 468, copia de 1294 por el notario público de Tarazona Andrés Pérez Cervera con suscripciones del vicario de Cintruénigo, el notario de la cancillería episcopal turiasonense, y de los notarios de Cascante Andrea de Ponte y Clemente de Aspes/ Invent. 1634 caj. 3, fajo 1, nº 4/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único copias, nº 2. -1157-04-15.- Toledo Sancho III de Castilla dona el castillo de Tudején al monasterio de Santa María de Castellón (de Fitero) y a su abad Raimundo. AHN, Clero, carp 1397, nº 10. Original/ Invent. 1634. cajon 3, fajo 1, nº 3/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 6/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único nº 1. -1158-01.- Almazán Sancho III de Castilla dona la villa de Calatrava a la Orden cisterciense y al abad Raimundo de Fitero. AHN, Órdenes Militares, Calatrava, carp. 418, nº 19-r. Original/ Invent. 1634. cajón 3, fajo 1, nº 35/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 9/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, privilegios f. 3 y 12, y en copias f. 4, 13. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 190 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1162-09-18.- Dol Alejandro III toma bajo su protección al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo, confirma la regla cisterciense y las posesiones del monasterio y le concede exención de diezmos. Prohíbe asimismo que ningún monje salga del convento sin licencia del abad. AHN, Clero, carp. 1397. Original falto de bula/ Invent. 1634 caj.3, fajo 3, nº 25/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 13/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 4. -1164-11.- Arrarás Sancho VI de Navarra concede al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo el privilegio de no pagar lezdas en Logroño y toda su tierra. AHN, Clero, carp. 1397, nº14. Original/ Invent.1634, caj. 3, fajo 1, nº 9/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 10/ Invent. 1798, Clase, 4ª fajo único, nº 5. -1168-08-10.- Avia Alfonso VIII de Castilla confirma al abad Guillermo la donación de Tudején y concede al monasterio las heredades de Añamaza y Castellón, con sus términos, tierras, viñas, prados y pastos. AHN, Clero, carp. 1397, nº 15. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 2 y conf. del mismo en el mismo fajo nº 17/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 11/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 14. -1176-06.- Soria Alfonso VIII dona la heredad que tenía en Esteras al abad Guillermo y al monasterio de Fitero. Arch. Catedral Sigüenza, R-46. Original. -1179-04-07.- Letrán Alejandro III toma bajo su protección al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo, confirmando sus posesiones, dispensando el pago de diezmos y prohibiendo edificar otro monasterio a media legua de distancia. AHN, Clero, carp. 1397, nº 16. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 25/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 30/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 6 y 7. -[1181-1182] Juan de Todadueña dona al monasterio de Fitero la mitad del molino de Cardosa, reservándose el usufructo mientras viva, pero concede a los pastores y yugueros de Fitero que puedan moler libremente los sábados y construir casas en los lugares que se les señale. AHN, Clero, carp. 1397, nº 18. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único nº 32. -1184-11-26.- Verona Lucio III prohíbe a los obispos lanzar censuras contra los cistercienses. AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple s. XVI/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 13. -1187 Urbano III concede privilegio a la Orden cisterciense para que sus abades electos en caso de que el ordinario de la diócesis no los quiera bendecir, puedan ser bendecidos por cualquier obispo, no estando obligados a acudir a los sínodos diocesanos. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 464. Traslado de 1322 hecho por el notario apostólico Bernardo de Minorisa, y reconocido como válido por fray Jacobo Valls, abad del monasterio de Santes Creus en 1555/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 5/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 6/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 19. -1188 Apeo realizado por los concejos de Ágreda, Cervera y S. Pedro de Yanguas siguiendo el mandato de Alfonso VIII de Castilla para deslindar los términos de Tudején y Niencebas. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 191 AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 31. Original partido por ABC, con 3 grupos de oculi de los que colgaron sellos/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 27/ Invent. 1708, cajón 3, fajo 1, nº 27/ Invent.1798, Jurisdicción temporal, Clase 1ª, fajo 1, nº 1. -1188 fines Súplica de Rodrigo obispo de Calahorra, al Papa Urbano III en su enfrentamiento con el obispo de Tarazona sobre la pertenencia de Fitero a su diócesis. El calagurritano argumenta que su antecesor, el obispo Sancho, “benedixit in abatem et sui monasterii altare consecravit quod vocatur Necevas. Et nos poster de illo, quia locus erat aridus ut prediximus, ad Fiterium illos tanquam nostros monachos transtulimus. Et usque ad transitum prefati abbatis, predecesor noster et nos in pace illud monasterium possedimus, et monachum nobis et ecclesie nostre fuerunt obedientes”. Después el obispo de Tarazona usurpó el monasterio e impidió al calagurritano bendecir a Guillermo, segundo abad de Fitero, que en la fecha del recurso pontificio era abad de Scala Dei. El obispo de Tarazona con hombres armados “venit ad Fiterium et intrans atrium cum furore et impetu, quosdam de monachis verberavit, quosdam vulnerabit, et capras et porcos monachorum duxit in prendam, quia ecclesie Tirasonensi obedire nolebant”. Arch. Catedral Calahorra, transcrito por P. KEHR, Papsturkunden in Spanien. II Navarra und Aragon. Berlín, 1928, nº 166. -1189-12-02.- Cuenca Alfonso VIII de Castilla confirma al monasterio de Fitero y a su abad Pedro, todos los privilegios y derechos que concedió su padre al monasterio de Castellón (de Fitero), tomando a sus granjas bajo su protección, eximiéndoles del pago de censos, y dándoles derecho de pastos. AHN, Clero, carp. 1397, nº 17. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 11 y 21/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 12/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único f. 10, y copias f. 35. -[Hacia 1200] Inocencio III confirma los privilegios y posesiones del monasterio de Fitero, es decir, “Necebas, Erga, Firgida, Anavora, Rabanera, granjas de Anamaza y Tudelio, molendina de Magania, posesiones in Cintruenico de Tudela et Peralta, possesiones quas habetis in Calagurrensis et Tirassonensis civitatibus, in Puliera, Autol, Corella, Alfaro, molendinum in Cueva, possesiones in villa de Arnero. Domus in Agreda, Araviana et Soria.” AGN, Clero, Fitero, nº 234, ff. 243-245. Copia realizada a fines del s. XVI. Falto de datación y suscripciones de la curia pontificia. No recogido en ninguno de los inventarios de Edad Moderna, pero en principio no sospechoso porque otros documentos pontificios copiados en dicho legajo, sí figuran en dichos inventarios. -1211-12-00.- Tudela Sancho VII el Fuerte de Navarra confirma al monasterio de Fitero, los términos de Tudején, Villa desierta y Niencebas. AGN, Clero, Pergaminos Fitero nº 223. Copia del notario eclesiástico Pelegrín López de Lusarreta del obispado de Pamplona de 1406 realizado por mandato de la Cámara de Comptos/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 1, nº 13. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 221. Copia de la Cámara de Comptos de 1564 realizada a petición de monasterio/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº15/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 13/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, f. 18. -1212-01.- Tarazona García, obispo de Tarazona, y el cabildo de dicha iglesia asignan al abad Bernardo y al convento de Fitero la iglesia de San Valentín de Tudején. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 233. Original redactado por el notario episcopal de Tarazona/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 109. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 192 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1212-08 Doña Urraca, hija de Español, y sus hijos venden la heredad que tienen en el término de Tudején al abad Maurín y al monasterio de Fitero. AHN, Clero, carp. 1397, nº 19. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, f. 130. -1214-01.- Burgos Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, dona al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo una heredad sita en dicho lugar, que le venía por herencia de su abuelo Pedro Tizón. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 123. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10, nº 6/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 1, nº 2/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 9. -1216-05 Toda López se ofrece a sí misma a la Orden de los Hospitalarios, eligiendo su sepultura en el cementerio de Calchetas y haciendo donación intervivos de distintos inmuebles sitos en Tudela, y a la muerte de su marido de la torre de Valtierra. Dona asimismo al monasterio de Fitero unas casas, pieza de tierra y huerta en la localidad de Valtierra. AHN, Clero, carp. 1398, nº 1. Original/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 2, nº 10/ Invent. 1798, Clase 5, fajo 1, nº 7. -1219-04-20 Honorio III faculta al abad de Fitero y a los priores de Santa Cruz y de Artajona, para que sentencien en la causa pendiente entre el diácono Pedro Cristóforo y el abad de Leire, sobre los diezmos de la iglesia de Cáseda. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, caj. 4, nº 7. Original con sello de plomo. -1220-04-14.- Cuenca Fernando III de Castilla concede carta de libertad al monasterio de Fitero, y confirma la concesión de Alfonso VIII para que se les devuelvan las casas y bienes incautados que el monasterio tiene en Castilla. AGN, Clero, Fitero, nº 234, ff. 80-80v. Copia en papel. / Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 11. -1220-07-11.- Orvieto Honorio III ordena que ninguna persona sin especial mandato de la Santa Sede pueda dictar excomuniones, suspensiones ni interdictos contra la Orden cisterciense. AHN, Clero, carp. 1398, nº 2. Vidimus expedido por un oficial del arzobispado de Tarragona, sobre la bula de Honorio III (1220-07-11) que otorga privilegios a los monasterios cistercienses. AHN, Clero, carp. 1398, nº 2. Pergamino notarial. No recogido en los inventarios de Edad Moderna. -1221-02-13.- Letrán Honorio III, atendiendo la súplica del rey de Navarra, se dirige a los abades de Fitero y Veruela y al prior de Nájera, para que procuren que Arnaldo de Luna y otros particulares de las diócesis de Zaragoza, Tarazona y Calahorra, satisfagan los daños que causaron cuando entraron violentamente en Navarra estando su rey luchando contra los moros. AGN, Comptos, caj. 4, nº 8. Original a falta del sello de plomo. -1221-05 Fernando Zapata concede a su muerte una pieza en Alfaro para el monasterio de Fitero y a su abad Guillermo durante 10 años, devolviéndose a los hijos del testador pasado ese tiempo, aunque si fallecieran sin sucesión quede definitivamente para el monasterio fiterano. AHN, Clero, carp. 1398, nº 3. Original/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 2/ Tal vez Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único nº 9. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 193 -1222-01-05.- Toledo Fernando III el Santo autoriza a los moros de su reino para poblar Tudején, castro de los monjes de Fitero. AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple en papel/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 18/ Invent. 1708 anuncia estar copiado en el Tumbo Naranjado, f. 418/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 15. -1227-10-03 Fernando Zapata otorga testamento cediendo al monasterio de Fitero la heredad que tiene en Cofín, dos mulas ensilladas y enfrenadas, y unas casas en Alfaro, con obligación por parte del cenobio de sufragar los gastos de su entierro. AHN, Clero, carp. 1398, nº 4. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 14/ Invent. 1798, Clase 5ª, nº 3. -1228-01-11.- Letrán Gregorio IX exime a los monasterios cistercienses de abonar ninguna porción al obispo de la diócesis por los donativos que reciban de los fieles. AHN, Clero, carp. 1398, nº 5. Vidimus en pergamino de 1555-03-30/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 27/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 25. -1230-04.- Calahorra Juan Pérez, obispo de Calahorra, sentencia en la controversia existente entre las parroquias de la diócesis de Calahorra y el monasterio de Fitero sobre funerales. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 477. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 33/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 29/ Invent 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 10. -[c. 1230] Fortún Navarro se dona a sí mismo además de unas heredades que tenía en Valdeprado y unas casas en Fitero, favoreciendo al monasterio de Fitero y a su abad Guillermo. AHN, Clero, carp. 1399, nº 18. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único, copias nº 127. -1231 Juan, hijo de Pedro Joannes, alcalde del Burgo (de Arnedo), se dona a sí mismo y unas casas más un huerto en el citado lugar, a favor de monasterio de Fitero y su abad Guillermo. AHN, Clero, carp. 1398, nº 6. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 60 y 61/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 108. -1234-01-08.- Soria Fernando III el Santo confirma las posesiones del monasterio de Fitero y concede al mismo amparo real. AHN, Clero, carp. 1398, nº 7. Original, privilegio rodado sin terminar la rueda y carente de sello/ Invent. Ros, caj. 3, fajo 1, nº 20/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 15/ Invent. 1798 Clase 4ª, fajo único, nº 12. -1234-07-05 Pedro Garcés de Arróniz dona al monasterio de Fitero unas heredades en Cervera y Andión, con sus collazos y cuanto había heredado en Navarra de García de Cervera. AHN, Clero, carp. 1398, nº 8. Original/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 3/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 4. -1236-10-17.- Roma Gregorio IX escribe al obispo de Tarragona y prelados de la diócesis sobre ciertas injurias hechas al abad y monjes de Fitero, para que hagan restituir al monasterio los bienes ilícitamente enajenados. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 194 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO AHN, Clero, carp. 1398, nº 9. Original/ Invent. Ros, caj. 3, fajo 3, nº 6/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 7/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 11. -1237-03 Felicia dona al monasterio de Fitero la propiedad de la mitad de unas casas y medio huerto en El Burgo de Arnedo, y una viña en Valpina, reservándose el usufructo. Condiciona la donación a que sus parientes puedan ejercitar el derecho de retracto, con obligación de compensar al monasterio con cierta cantidad. AHN, Clero, carp. 1398, nº 10. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 4/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 5. -1238-01-00 Teresa se entrega a sí misma y las propiedades que tiene en Alfaro a favor del monasterio de Fitero, cediéndole su abad el usufructo de unas casas, viñas y huerto sitos en dicha villa. AHN, Clero, carp. 1398, nº 11. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 5/ Invent 1798, Clase 4ª, fajo único, copias f. 96. -1244-01-10.- Alcalá de Henares Guillén Girald canónigo de Toledo y maestrescuela de Tudela, dona al monasterio de Fitero unas casas en Tudela. AGN, Clero, nº 234. Copia simple/ Invent 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 98. -1246-11 Martín de Mosquera cede al monasterio de Fitero y a su abad Bernalt unas casas en Alfaro. AHN, Clero, carp. 1398, nº 12. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 16/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 6/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 14. -1247-05-13.- Lyon Inocencio IV autoriza a los monjes cistercienses para que puedan ser promovidos a órdenes sagradas sin examen de los obispos. AHN, Clero, carp. 1398, nº 13. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 3/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 3, nº 5/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 13, y Clase 4ª, copias f. 28. -1247-05-13.- Lyon Inocencio IV concede 40 días de indulgencia a los fieles que visiten la iglesia de Santa María de Fitero el día de su dedicación. AHN, Clero, carp. 1398, nº 14. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 21/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 20/ Invent. 1798, Clase 3, fajo 1, nº 14. -1247-05-13.- Lyon Inocencio IV ordena a los obispos y demás prelados que respeten los privilegios de la Orden del Císter. AGN, Clero, Fitero, nº 234, ff. 43-43v/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 2/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 3/ Invent, 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 12. -1247-05-14.- Lyon Inocencio IV, atendiendo las súplicas del monasterio de Fitero, encarga al obispo de Calahorra que haga restituir al monasterio los bienes usurpados y enajenados ilícitamente. AHN, Clero, carp. 1398, nº 15. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 24/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 23/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 16. -1247-05-29.- Lyon Inocencio IV confirma las posesiones del monasterio de Fitero tomándolo bajo su protección. AHN, Clero, carp. 1398, nº 16. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 15/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 31/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 12. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 195 -1247-09-18.- Lyon Inocencio IV encarga al chantre de Calahorra que defienda al monasterio de Fitero de las injustas exacciones de los rectores de Andosilla y Aldaxacar. AHN, Clero, carp. 1398, nº 17. Original falto de bula/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 18/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 17/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 17. -1248-04-26 Juan de Vidaurre señor de Cornago, con el consentimiento de su familia, da al monasterio de Fitero y a su abad Bernardo la iglesia de Santa María de Cornago (de Campolapuente), con prohibición de enajenarla. El monasterio se compromete a designar dos monjes para el culto de la iglesia que ofrezcan plegarias por el donante y sus familiares, entre otros, el arzobispo toledano Rodrigo Jiménez de Rada. AGN, Clero, Fitero, leg. 18, nº 220. Original falto de sello/ Invent. 1634, cajón 3, fajo 10, nº 7/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único nº 17. -1249-09-05.- Lyon Inocencio IV concede a los monjes profesos de Fitero, que puedan reclamar los bienes muebles o inmuebles que les puedan corresponder por sucesión o cualquier otro título justo, exceptuando de este derecho los bienes feudales. AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 14/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 14, fechándolo en 1250. -1250-06-13 Martín abad de San Prudencio vende al monasterio de Fitero y a su abad Bernardo, el molino de San Pedro (de Yanguas) por 200 maravedís. AHN, Clero, carp. 1398, nº 18. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 22/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 8/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 15. -1252-01 Juan de Vidaurre, señor de Cornago, otorga testamento disponiendo ser enterrado en el monasterio de Fitero, y cede unas casas en Tudela para una pitanza el día del aniversario de Rodrigo Jiménez de Rada. AGN Clero, Pergaminos Fitero, leg. 1, nº 178. Original con restos de vínculo del que pendió el sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10, nº 9/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 9/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 1. -1253-04 Rodrigo Juanes, señor de Cornago y su mujer Teresa González, declaran adeudar al monasterio de Fitero y a su abad Bernardo 540 mrs. como herederos de su padre Juan de Vidaurre, más otros 300 por préstamos hechos por el cenobio, más varios cahíces de grano. A cambio entregan al monasterio una casa y término en el río de Ixea para pagar con sus frutos el capital e intereses que adeudaban. AHN, Clero, carp. 1398, nº 19. Original falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10, nº 8/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 13/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 16. -1254-01-06.- Arenas Alfonso X el sabio ordena a los concejos de Ágreda, San Pedro de Yanguas y Cervera que amojonen los términos de Tudején y Niencebas, de acuerdo con los privilegios concedidos al monasterio de Fitero por los reyes de Castilla. AHN, Clero, carp. 1399, nº 1. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 27 y 28/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 17. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 196 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1254-09 Fernando de Aibar y su mujer María Pérez ceden una pieza de tierra en Alfaro al monasterio de Fitero y a su abad Bernardo. AHN, Clero, carp. 1399, nº 2. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 11/ Invent. 1798, tal vez Clase 5ª, fajo 1, nº 8. -1254-11 Los concejos de Ágreda, San Pedro de Yanguas y Cervera nombran procuradores para que amojonen sus términos en relación con los de Fitero, cumpliendo el mandato de Alfonso X el Sabio. AGN, Clero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 7/ Invent. 1798 Jurisdicción temporal, Clase 1ª, fajo 1, nº 3. AGN, Clero, Fitero, caj. 33838, nº 27. Compulsoria de la Cámara de Castilla de 1660 al concejo de Agreda para sacar un traslado de su archivo. -1258-04-12.- Valladolid Alfonso X el Sabio confirma los privilegios de Alfonso VIII y el infante Fernando relativos a la donación del castillo de Tudején. AHN, Clero, carp. 1402, nº 2. Copia auténtica sacada de la Cámara de Comptos en 1560 en virtud de compulsoria del Consejo real de Navarra a petición del monasterio/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 12/ Invent. 1708 cajón 1, fajo 1, nº 18/ Invent, 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 60. -1258-04-12.- Valladolid Alfonso X el Sabio confirma los privilegios concedidos al monasterio de Fitero por Alfonso VIII (1168-08-10.- Avia) y Fernando III (1220-04-14.-Opta), y ordena la devolución de las casas, granjas, cabañas y ganados prendados en Castilla. AHN, Clero, carp. 1399, nº 3. Privilegio rodado falto de sello./ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 11/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 11/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 21. AGN, Clero, Fitero, nº 224. Copia del privilegio rodado con la rueda sin terminar, aceptada como válida por el concejo de San Pedro (de Yanguas) que coloca su sello pendiente del que se conservan huellas del foramen, sin exigir la presentación del original que no había traído el convento “por miedo que les podria contescer algun engaño o alguna perdida”. Fue presentada por el monasterio en la Corte mayor de Navarra en 1570, en uno de los contenciosos que libró en defensa de sus propiedades. -1260-03-22.- Alfaro Alfonso X el Sabio ordena a los concejos de Calahorra, Arnedo, Alfaro, Ágreda, Cervera y Autol que respeten los privilegios concedidos por sus antecesores al monasterio de Fitero, en relación con los términos, aguas y pastos. AGN, nº 234.Copia simple/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único, copias nº 39. -1266-03-23.- Sevilla Alfonso X manda al abad y monjes de Fitero poblar Tudején. AGN, Clero, Fitero, caja 34401, nº 461, ff. 235-237. Ejecutoria del Consejo de Navarra expedida en 1685 tras ganar el pleito contra la villa sobre la jurisdicción civil y criminal. -1266-02-25.- Muruzábal Concordia sobre la posesión de la villa de Muruzábal, establecida por Clemente de Launay, gobernador de Navarra que dirime las diferencias entre Fitero e Iñigo López de Mendoza. AHN, Clero, carp. 1399, nº 4. Original falto de sello/ Invent 1634, caj. 3, fajo 10 nº 5/ Invent. 1708, cajón 1º, fajo 2, nº 18/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 24. -1266-07-01 Arrendamiento hecho por fray Arnalt, abad de Fitero, de un huerto en Alfaro a Sancho de Pueyo y su mujer Elvira Jiménez, durante 10 años, con un censo de 20 mrs. anuales. AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 21/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 133. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 197 -1266-11-22.- Pamplona Diferencias entre el monasterio de Fitero e Iñigo López de Mendoza como representante de su mujer Andrequina, acerca del testamento de García López que aunque hizo donación a favor del monasterio de Fitero, otorgó el usufructo vitalicio de la villa de Muruzábal y la serna situada entre Larraga y Andión a favor de la susodicha y de Diego García de Alfaro. AHN, Clero, carp. 1399, nº 6. Original, carta partida por ABC falta de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10 nº 1/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 2, nº 17. -1266-11-22 Teobaldo II ratifica la concordia sobre la villa de Muruzábal lograda por su gobernador en Navarra, poniendo fin al desacuerdo entre el monasterio de Fitero e Iñigo López de Mendoza sobre esta villa y la serna situada entre Larraga y Andión. AHN, Clero, carp. 1399, nº 5/ Original, carta partida por ABC falta de 3 sellos/ Invent. 1634, caj. 3, cajo 10, nº 2/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 22. -1270-02-20.- Sto. Domingo de la Calzada Alfonso X el Sabio manda defender al monasterio de Fitero de las agresiones de los concejos de Ágreda, Cervera, Arnedo, Autol, Quel, Calahorra, Alfaro y San Pedro de Yanguas. AHN, Clero, carp. 1399, nº 7. Original falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 6. -1270-02 Fray Sancho, granjero de Noguera, cambia por mandato del abad de Fitero a Miguel González, campanero de la iglesia de Calahorra, una pieza de tierra cerca del villar de Noguera a cambio de otras dos en Berdienes de Noguera. AHN, Clero, carp. 1399, nº 8. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 7, nº 6/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 20/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 134. -1272-11 Fray Pedro de Alfaro, tallador de Fitero, permuta por mandato del abad de dicho monasterio, tres piezas de tierra en Cintruénigo con Andrés de Fitero, por otra que éste poseía en el mismo término. AHN, Clero, carp. 1399, nº 9. Original, carta partida por ABC/ / Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 29/ Invent. 1708, cajon 1, fajo 2, nº 21/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 135. -1273-03-14 El deán de Tudela, juez subdelegado del arzobispo de Toledo, y el arcipreste de Valdonsella, subdelegado del arzobispo de Tarragona, ponen al monasterio en posesión de (ilegible). AHN, Clero, carp. 1399, nº 10. Original. -1273-09-06 Fray Juan de Tarva y fray Pedro tallador, monjes de Fitero, dejan vitaliciamente a Ferrera hermana del capellán Martín Domínguez, unas casas en Alfaro y otros bienes muebles. AHN, Clero, Carp.1399, nº 11. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 27/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 23/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 136. -1273-11-20.- Alfaro Fray Arnalt, abad de Fitero, y el cabildo de San Miguel de Alfaro llegan a un acuerdo sobre los bienes de los vecinos de Alfaro que se entierran en el monasterio. AHN, Clero, Fitero, carp. 1399, nº 12. Original, carta partida por ABC/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 31/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 62/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 132. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 198 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1273-12-05 Fray Arnalt, abad de Fitero, y el convento arriendan a Corbarán de Vidaurre y su mujer Inés Martínez, unos casales y huerto en Calahorra en el barrio de S. Cristóbal, por 100 mrs. anuales de moneda blanca. AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 19/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 22/ Invent. 1798, clase 4ª, fajo único, copias, nº 137. -1278-05-05.- Estella Diego García de Alfaro, hijo de García López que fue señor de Alfaro, confirma al monasterio de Fitero y a su abad la donación de la villa de Muruzábal hecha por su hermano García López, incluida la serna situada entre las villas de Larraga y Andión. AGN, Clero, Fitero, nº 225. Original con foramen del que pendieron 2 sellos/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 10, nº 1/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 15/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 28. -1285-09-17 Martín Gastón y su mujer Blanca donan al monasterio de Fitero y a su abad Rodrigo unas casas y 4 piezas de tierra en Alfaro. AHN, Clero, carp. 1399, nº 13. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 8/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 24/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 21. -1287-07-10 Miguel Pérez de Lardero vende a Roy Pérez de Gaceto, abad de Fitero, unas casas, viña y dos piezas de tierra en Tudején, por 600 mrs. de los dineros de la guerra. AHN, Clero, carp. 1399, nº 14. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 34/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 25/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 23. -1289-08-07.- Burgos Sancho IV de Castilla exime al monasterio de Fitero del tributo del yantar que solía dar a los reyes, salvo cuando viniesen personalmente al monasterio. AHN, Clero, carp. 1399, nº 15. Original falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 7/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 14/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 29. -1294-09-14 Fray Rodrigo de Gaceo, abad de Fitero, y el monasterio dan a censo a Miguel de Cervera, unas heredades en Añamaza, término de Tudején, por 100 mrs.anuales. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (1). Original, carta partida por ABC, faltan dos sellos/ Invent. 1634, caj. 2, fajo 2/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, nº 107. -1296-06-02 Fray Miguel de Pamplona, abad de Fitero, da a censo dos majuelos en Cintruénigo a Johan García y su mujer María Sánchez, por 9 sueldos anuales. AHN, Clero, carp. 1399, nº 16. Original en carta partida por ABC/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 30/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, nº 106. -1296-06-19 Juan García y su mujer María Sánchez venden unas casas en Cintruénigo al prior fray Juan Jiménez de Alfaro y al monasterio de Fitero por 300 sueldos. AHN, Clero, carp. 1399, nº 17. Original/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 2, nº 30/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 24. -1299-12-20.- Castrojeriz Fernando IV confirma el privilegio de Sancho IV (1289-08-07) al monasterio de Fitero relativo al amojonamiento de sus términos de regadío, y acoge bajo su protección a los monjes y bienes del cenobio. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 199 AGN, Clero, nº 234, ff. 230-230v, 231-231v, y 235r. Copia simple. AGN, Clero, Fitero, caj. 34401, nº 461, ff. 255-257v. Ejecutoria del Consejo de Navarra de 1685 tras ganar el monasterio un contencioso contra la villa por la jurisdicción civil y eclesiástica/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 13/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 20/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 31. -1308-07-10.- Burgos Fernando IV confirma el privilegio de Sancho IV (1289-08-07) dispensando al monasterio de Fitero de pagar yantar, mula ni vaso de plata al merino mayor de Castilla. AHN, Clero, carp. 1399, nº 20. Traslado notarial de 1310/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 33/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 14/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 32. -1314-06-25.- Valladolid Alfonso XI confirma el privilegio de Sancho IV (1289-08-07) relativo a la dispensa de pago de yantar, etc. AGN, Clero, Fitero, nº 228. Copia notarial/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 10/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 32. -1314-08-17.- Valladolid Alfonso XI confirma todos los privilegios concedidos al monasterio de Fitero por él y los monarcas antecesores. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 229. Original, falto de sello/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 10/Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 21/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 34. -1316-09-24 Alfonso de Rouvray, gobernador de Navarra, dicta sentencia ejecutoria contra las casas, viñas y piezas que el monasterio de Fitero tenía en Tudela, para pagar lo que adeudaba el monasterio a José Gabay, hijo del judío Juda Gabay. No localizado, pero referido en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 26. -1328-11-20.- Valladolid Alfonso XI renueva su privilegio de 1314 sobre exención del pago de yantares. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 226. Original, carta plomada falta de sello/ Invent. 1634, caja. 3, fajo 1, nº 19/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 1, nº 22/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 30. -1340 Benedicto XII, atendiendo a una petición del monasterio de Fitero, ordena al obispo de Calahorra que procure sean restituidos al monasterio los legados testamentarios, diezmos y otros derechos que le corresponden. No localizado, pero recogido en Invent.1634, fajo 3, nº 23/ Invent. 1798, Clase 4ª copias, f. 9. -1342-02-14.- Almazán Alfonso XI ordena a su baile Juan Martínez averiguar las propiedades entregadas por el monasterio de Fitero a censo, si los que las ocupan lo hacen con derecho por haberlas comprado, o sólo las tienen en usufructo con el objeto de resarcir al cenobio que pasaba por dificultades para cobrar sus censos y rentas. El cumplimiento de la orden se realiza el 9 de Abril. No localizado, pero referido en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 31. -1343 Clemente VI ordena al sacristán de Tarazona que restituya al monasterio de Fitero los bienes que le tienen ocultados. No localizado, pero recogido en Invent. 1634, caj. 3, nº 17/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único, copias f. 20. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 200 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1347-05-08 El concejo de Cervera y fray Juan de Menga, abad de Fitero, ajustan un convenio sobre pastos y aguas en el término de Valnueva. AGN, Clero, Fitero, nº 234. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 91. AGN, Clero, Fitero, caj. 33876. Copia del s. XVI por la Cámara de Comptos a petición del monasterio/ Invent. 1798, clase 5ª, fajo 2, nº 1. -1350 Ordenanzas de la villa de Cervera y el monasterio de Fitero con referencia a la granja de Valnueva. AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 188, ff. 6-8. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 3. -1362-01-11.- Tudela Carlos II de Navarra exime a los clérigos, nobles, hidalgos y buenas villas de pagar la ayuda concedida a la corona durante 5 años de un dinero sobre 20 en las compraventas. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 231. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 5/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 32/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 37. -1366-05-08.- Cervera Pedro Sánchez de Angulo otorga el agua del río Ixea a fray García de Cervera, abad de Fitero. AHN, Clero, carp. 1402, nº 1. Copia por compulsoria del Consejo de Navarra de 1560 a petición del monasterio/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 26/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 41. -1373-10-03.- Tudela Declaración del legado papal cardenal Guido, obispo Portuense y de Santa Rufina, de que Fitero corresponde a Navarra. AGN, Clero, Fitero, caja 33855, nº 230. Copia simple / Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 35. Hay copia del s. XVII en caj. 33955, nº 230. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 4ª fajo único nº 39. -1374-04-28.- Olite Carlos II de Navarra ordena poner bajo autoridad real el castillo de Tudején tal y como se estableció en la concordia lograda con Castilla por el cardenal Guido recibiendo homenaje y vasallaje del abad y convento de Fitero. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 238. Copia de la Cámara de Comptos a petición del monasterio en 1560/ Invent. 1634, fajo 3, nº 34/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 24/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 40. -1376-12-11.- Logroño Acuerdo de paz entre Castilla y Navarra con el establecimiento de los límites entre Cintruénigo, Corella y Alfaro, y la forma de repartir las aguas de riego. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 277. Traslado notarial de 1511/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 11/ Invent.1708, cajón 1, fajo 2, nº 49/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 8. -1380-12-08 El concejo de Alfaro, tras la sentencia judicial ganada por el monasterio de Fitero ante los tribunales de Navarra, se compromete a pagar 2.000 mrs. al monasterio en compensación por los daños causados en la presa de Valdebaños. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 238. Traslado hecho por la Cámara de Comptos por mandamiento real, en 1560/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 13/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 54/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 53. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 201 -1385 Amojonamiento entre el monasterio de Fitero y sus facerías, y la villa de Cervera. AGN, Clero, Fitero, caj. 33836. Copia/ Invent. 1798, Jurisdicción temporal, clase 1ª, fajo 1, nº 4. AGN, Clero, Fitero, caj. 33867. Copia del s. XVI/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 1. -1403-03-07.- Cervera Concordia entre Cervera y Tudela sobre ganados. AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 190. Copia/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 4. -1406-05-06 Información del alcalde de Ocón ante el adelantado de Castilla sobre los derechos del monasterio del Fitero para que su granjero pueda cortar leña y pastar en los términos de dicha villa. No localizado pero recogido en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 37. -1410-01-05.- Fitero Fray Juan de Anyón, abad del monasterio de Fitero, da a censo unas piezas de tierra en la Portaza a varios vecinos de Fitero para que cultiven hortalizas. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (5), 443, y 445. Doc. notarial de Miguel del Río/ Invent. 1634, caj. 2, fajo 1, nº 5, 6/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 139. -1410-09-08.- Fitero Fray Beltrán de Falces, abad de Fitero, da a censo una tierra en la Portaza, al cuarto, diezmo y primicia. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (5). Doc. notarial de Miguel del Río/ Invent. 1634, caj. 2, fajo 1, nº 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 140. -1414-03-27.- Cervera Arbitraje de Carlos de Arellano, señor de Cameros y Cervera, sobre disensiones entre Fitero y Cervera sobre la presa de los monjes y su acequia, el pasto en la serna del Emperador, Valdebaño y Añamaza. AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 188, ff. 19v-27. Copia simple presentada por el monasterio en la Chancillería de Valladolid en 1575/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 3 -1416-12-07.- Olite Carlos III de Navarra y el tribunal de la Cort sentencian a favor del monasterio de Fitero en el contencioso planteado por la villa de Cintruénigo sobre aguas de riego y yerbas de Añamaza. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 287. Original con restos de vínculo del que pendió el sello/ Invent. 1708. cajón 1, fajo 1, nº 27/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 3. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 278/ Invent. 1634, fajo 2, nº 9/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 50/ Invent. 1798, Cintruénigo Clase 6ª, fajo1º, nº 9. Hay además una sentencia de la Cort de Navarra de 1516-03-01.- Pamplona, ratificando a petición del abad Martín de Egüés la pronunciada en 1416-02-07.- Olite -1417-04-30.- Olite Carlos III de Navarra otorga al monasterio de Fitero exención del pago de cuarteles. AGN, Comptos, caj.l 116, nº 61, 2(1). Original/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 27. -1417-12-08.- Olite Carlos III hace merced a la villa de Cintruénigo en compensación por el esfuerzo realizado en la fortificación de sus murallas, y atendiendo a la petición de Tudela que avala tales propósitos. Les perdona las 300 libras en que habían sido condenados por haberse llevado violentamente ganados de monasterio de Fitero, incumpliendo los términos de la salvaguarda real al cenobio. AGN, Comptos, caj. 116, nº 94, 3. Original. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 202 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1418-12-08 García Fernández y Sancho Martínez procuradores de la villa de Alfaro, se comprometen en cumplimiento de las órdenes del rey de Castilla por la querella presentada por el monasterio ante los tribunales navarros, a pagar los 2.000 mrs. anuales a que fueron condenados para reparar los daños causados por la rotura de la presa de Valdebaños. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 261. Copia sacada por la Cámara de Comptos en 1560 a petición del monasterio/ Invent. 1634, cajón 3, fajo 2, nº 13/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 54/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 1, nº 2. -1423-08-14.- Tudela Sancho Gil de Calchetas y su mujer Juana Jiménez de Gumiel venden al abad Fernando de Sarasa una casa en Tudela por 125 florines de oro. No localizado, pero referenciado en Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 34 y 35/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 141. -1426-03-26.- Fitero Fray Fernando de Sarasa, abad de Fitero, da a censo unas tierras a Gil Gómez y su mujer Pascuala Jiménez, labradores. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 444. Original elaborado por Gonzalo Fernández, notario público de Corella./ Invent. 1634, caj. 2, fajo 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias, tal vez nº 143. -1428-05-19.- Simancas Juan II de Navarra confirma los privilegios de Fitero. No localizado, pero recogido en Invent. 1708, caj. 1, privilegios, fajo único nº 36 y copias nº 38. -1433 Sentencia de Juan II de Castilla tras el informe de los diputados de los reyes de Castilla, Navarra y Aragón para tratar el tema de los términos que dividen dichos reinos, corroborando los mojones entre Alfaro, Tudela, Corella y Fitero. AGN, Clero, Fitero, caja 33836, nº 28. Traslado sacado por orden del Consejo de Navarra en 1569, a petición del monasterio/ Invent 1708, cajón 1, fajo 1, nº 71/ Invent. 1798, jurisdicción temporal, Clase 1ª, fajo 1, nº 5. -1437-08-24.- Corella Gonzalo Cervera, vecino de Corella, vende un solar en el barrio de la Puent de esta localidad, a Diego de San Pedro, vecino de Corella. AGN Clero, Pergaminos Fitero, nº 479/ Original elaborado por el notario Pero Lorenz de Corella/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 25/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 40/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 30. -1439-06-17.- Olite Juan II y Blanca de Navarra eximen del pago de cuarteles al monasterio de Fitero. Suscrito por el Príncipe de Viana por encontrarse su madre en mal estado de salud para realizar la suscripción. AGN, Comptos, caj. 143, nº 29,4. Vidimus del secretario J. de Jaso realizado al día siguiente 18-06-1439. -1439-10-15.- Olite Juan II y Blanca de Navarra dictan sentencia para que la villa de Corella devuelva las 500 cabezas de ganado que había prendado al monasterio. AGN, Clero, Fitero, caja 33855, nº 239. Copia del s. XVI/ Invent. 1634, caja 4, fajo 1. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 203 -1444-02-21.-Fitero Juan de Peralta, abad de Fitero, da a censo las rentas de la granja de Rabanera y las tierra de S. Pedro de Yanguas, por 112 florines anuales. AHN, Clero, carp. 1401, nº 1. Doc. notarial de Per Oliva, escribano de Cintruénigo/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 4, nº 23/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único nº 31. -1444-09-15.- Pamplona Carlos, príncipe de Viana, exige al abad y monjes de Fitero, la prestación de pleito homenaje por el castillo de Tudején. AGN, Comptos, caj. 151, nº 14. Vïdimus del secretario S. de Munárriz realizado en Sangüesa el 20-09-1445. -1445-12-05.- Sangüesa Carlos, príncipe de Viana, concede salvaguarda al monasterio de Fitero. AHN, Clero, carp. 1401, nº 2. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 26/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 29/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 46. -1446-09-30.- Fitero Juan de Peralta, abad de Fitero, vende a Juan de Luna, señor de Cornago, la iglesia de Santa María de Campolapuente por 320 florines de oro, debido a la gran necesidad en que se encontraba el monasterio fiterano. AGN, Clero, caj. 33891, nº 415. Copia simple de Juan Sánchez de Cornago, notario de Corella. -1454 Sentencia arbitraria de las diferencias entre Fitero y Cervera por la presa del río Yxea. AGN, Clero, Fitero, caj. 33867, nº 322. Copia del s. XVI/ Invent. 1798, Clase 5ª, Fajo 2, nº 7. -1456-09-20.- Tudela Convenios entre el monasterio de Fitero, la ciudad de Tudela y villa de Corella, autorizando al monasterio a pastar en los montes de Cierzo con 500 cabezas de ganado además de las 1.000 que ya tenía. AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 471. Copia notarial del notario de Tudela Juan Martínez de Cabanillas con autorización de los reyes Albret de 1483 de utilizar los protocolos de su antecesor en la notaría para realizarlo/ Invent. 1798, jurisdicción temporal, Clase 4ª, fajo 1, nº 1, 2. -1460-05-02.- Calahorra El deán de Calahorra, juez conservador apostólico diputado por la Sede Apostólica para la Orden del Císter, sentencia definitivamente contra Cintruénigo y el sacristán de Tarazona, adjudicando a Fitero el término de Valverde, sus montes y diezmos. AGN, Clero, Fitero, caj. 33860, nº 274. Copia/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 5. -1461-03-06.- Monasterio de La Oliva Patente de fray Imberto, abad de Morimond en la diócesis de Lyon, con autoridad del capítulo general cisterciense perdonando la apostasía de fray Fernando, sacerdote hijo de la casa de Fitero, reintegrándole en las órdenes y oficios del Císter, dándole voz y voto para actuar en lo sucesivo como fraile cisterciense. AHN, Clero, carp. 1401, nº 3. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 4, nº 29/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1,º nº 26. -1465-09-07.- Fitero Pierres de Peralta, mariscal de Navarra, llega a un acuerdo con el abad Miguel de Magallón y el monasterio de Fitero, permutando el castillo de Turujén a cambio de un censo de 40 cahíces de trigo anuales sobre el molino de Santacara. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 204 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO AGN, Clero, Fitero, caj. 33891, nº 415. Copia de 1544 por Juan Martínez de Azpíroz notario de Ablitas/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 35. -1465-11-15.- El real frente al castillo de Amposta Juan II de Navarra concede franqueza de cuarteles al monasterio de Fitero AHN, Clero, carp. 1401, nº 4. Original/ Invent. 1634, caj. 1, fajo 1, nº 30/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 47. -1466-01-17.- Fitero Fray Miguel de Magallón, abad de Fitero, entrega a censo a Pelayo, vecino de la localidad, dos piezas de tierra, una al 4º y otra al 5º. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (4). Doc. notarial de Per Oliva menor de días/ Invent. 1634, caj. 2, faj. 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 148. -1469-04-15.- Tudela Sentencia arbitraria entre el monasterio de Fitero y el cabildo de Tudela sobre los 15 corderos de ventaja que tiene el monasterio. AGN, Clero, Fitero, caj. 33856, nº 243. Es copia del notario Fernando de Andosilla de 1511, al que los reyes Albret autorizan en 1496 para usar los protocolos de su antecesor en el cargo/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 2, nº 4/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 1. -1474-06-04 Mateo de Peña, auditor en la causa promovida por el monasterio de Fitero, emite una citación e inhibición contra el abad de San Prudencio sobre la granja de Noguera (o Anaguera). AHN, Clero, carp. 1401, nº 5 y 6. Original del notario apostólico/ Invent. 1634, caj. 1, fajo 2, nº 43/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 43 y 44/ Invent.1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 27 y 28. -1477-03-14.- Fitero Ratificación al abad Gonzalo de Esplugues y al monasterio de Fitero, con licencia del Papa Sixto IV y su Nuncio en España, de la venta realizada en 1446 por fray Juan de Peralta de la iglesia de Santa María de Campolapuente en Cornago, a Juan de Luna señor de dicha localidad, el cual había entregado dicha iglesia a la Orden franciscana. AGN, Clero, caj. 33891, nº 415. Copia simple de Juan Sánchez de Cornago, notario de Corella. -1480-05-11.- Roma Sixto IV, por renuncia de la abadía que hizo Gonzalo de Esplugues, nombra a Miguel de Peralta como abad de Fitero. No localizado, pero recogido en Invent. 1708, caj. 1, fajo 6, nº 9. -1481-07-22.- Valladolid Fernando e Isabel de Castilla confirman los privilegios otorgados al monasterio de Fitero por sus predecesores, que se insertan (entre ellos el de 1140 al abad Durando instalado en Yerga). Entre otros documentos se confirma el apeamiento de 1254 que delimita los términos de Fitero con los concejos de Ágreda, S. Pedro de Yanguas y Cervera. AHN, Clero, carp. 1401, nº 7. Cuaderno de pergamino que tuvo en su momento validación con sello de plomo. Original de cancillería basado en el traslado de documentos hecho en Fitero en 1477/ Invent. 1634, caj. 1, fajo 1, nº 34/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 25/ Invent. 1798, Clase 4ª, privilegios fajo único, nº 56. AGN, Clero, Fitero, caj. 33856, nº 247/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 49. -1482-01-30.- Olite Francisco Febo, rey de Navarra, concede salvaguarda al monasterio de Fitero. AHN, Clero, carp. 1401, nº 9. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 1, nº 22/ Invent.l 1708, cajón 1, fajo 1, nº 29/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único nº 53. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 205 -1482-09-26 Privilegio de Sixto IV sobre décimas. AHN, Códices 906 B, Tumbo Naranjado, ff. 390v-391r/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 3, nº 8, 16 y 20 (traslado)/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 19. -1483-05-11.- Tudela Juan de Rada, vecino de Tudela, vende al monasterio de Fitero unas casas en Tudela, en el barrio de Santa María.. AHN, Clero, carp. 1401. nº 10. Doc. notarial de Pedro de ?, escribano de Tudela/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 11, nº 1/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 41. -1483-09-18.- Sto. Domingo de la Calzada Fernando e Isabel de Castilla confirman a Pedro de Egués, abad de Fitero, la propiedad de la villa de Niencebas en contra de las pretensiones de Alfaro. AHN, Clero, carp. 1401, nº 8. Cuaderno que recoge el traslado de documentos obrantes en el archivo monasterio, recibido en la Curia decanal de Tudela en 1504-05-11, y presentado en la Cort de Navarra en 1575/ Invent. 1634, caj. 1, fajo º, nº 34/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, nº 56. AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 187. Copia del s. XVI/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 1, nº 34/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 1. -1484.- Cintruénigo Concordia con Alfaro sobre la granja de Niencebas. AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 190/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 4 y 5. -1485 Información en la causa planteada en el Consejo de Castilla por el monasterio de Fitero contra Alfaro sobre los términos de Niencebas. AGN, Clero, Fitero, caj. 33853, nº 205/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 7. -1487-05-01.- Fitero El abad Miguel de Peralta concede a los vecinos de Cintruénigo agua para regar sus frutales durante los cinco primeros días de mayo. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 276. Es copia notarial hecha a petición del abad Martín de Egüés en 1511, y autorizada por los reyes Juan y Catalina de Albret al notario de Tudela Pedro López de Sangüesa, para sacarla de los protocolos de su antecesor en la notaría/ Invent. Ros. Caj. 5, fajo 17, nº 1/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 151. -1487-08-30.- Roma Inocencio VIII confirma los privilegios de la Orden cisterciense. No localizado, pero recogido en Invent. 1634, caj. 3, nº 19/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 21. -1489-08-13.- Roma Inocencio VIII ampara a la Orden del Císter para que no pueda ser visitada por nadie más que por sus visitadores regulares. Además exime a sus vasallos, renteros y granjeros de toda jurisdicción episcopal. No localizado, pero recogido en Invent. 1634, fajo 3, nº 22/ Invent. 1708, caj. 1, fajo 3, nº 28. -1489 Rolde de poderes de los autos y sentencias que se hicieron sobre lo posesorio de la granja y términos de Niencebas en el proceso del monasterio de Fitero contra Alfaro. AGN, Clero, Fitero, caj. 33853, nº 206. Copia del s. XVI/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 8. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 206 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO -1490-05-01.- Fitero Martín de Egüés, abad de Fitero, por hacer caridad a la villa de Cintruénigo, otorga cinco días de riego salvo para regar linares, de las aguas del río Piedra a su paso por la localidad. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 279. Traslado sacado por el notario Fernando de Andosilla en 1511/ Invent. 1634. cajon 2, fajo 7, nº 8/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 48/ Invent. 1798, Clase 6ª, fajo 1, nº 7. -1493-09-18.- Sto. Domingo de la Calzada Comisión de los Reyes Católicos para que los vecinos de Alfaro declaren lo que saben sobre la granja de Niencebas, sobre la que el monasterio de Fitero ha pedido justicia en el Consejo de Castilla. AGN, Clero, caj. 33851, nº 190, ff. 6-8v/ Invent. 1634, caj. 4, fajo 2,/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 4. -1495-08-16.- Fitero Fray Miguel de Peralta, abad de Fitero, da a censo una pieza de tierra a Antón de Munilla, portero real y vecino de Tudela, para hacer un batán en Fitero. AGN, Clero, Fitero, nº 442 (6). Orig. documento notarial de Pedro López de Sangüesa vecino de Tudela/ Invent 1634, caj. 2, fajo 1, fol. 7/ Invent. 1798, Clase 4ª, fajo único, copias nº 153. -1495-12-25.- Olite Juan II y Catalina de Albret ordenan al notario Fernando de Andosilla, receptor de los protocolos notariales de Fitero, expedir las copias necesarias solicitadas por el abad fiterano. Entre ellas se encuentra la referente a la donación de cinco días de riego de las aguas del río Piedra a favor de la villa de Cintruénigo. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 276. Traslado de Fernando de Andosilla de 1511/ Invent. 1634, caj. 4, fajo 17, nº 1/ Invent. 1708, cajón 1, fajo 2, nº 48. -1496 Comparanzas con Cervera sobre la presa, sacapeños y prendar aves. AGN, Clero, Fitero, caj. 33851, nº 190. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 8. -1498-02-26.- Cervera Comparanzas sobre cotos y prendas de ganado mayor y menor, hechas entre el monasterio de Fitero y la villa de Cervera. AGN, Clero, caj. 33851, nº 193. Copia simple/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 2, nº 9. -1501-01-16.- Roma Rescripto de Alejandro VI a instancia del abad de Fitero sobre la granja de S. Bartolomé de Noguera. AHN, Clero, carp. 1401, nº 11. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 7, nº 4/ Invent.1708, cajón 1, fajo 2, nº 51/ Invent 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 35. -1504-06-08 Bula de Julio II a Martín de Egüés, abad de Fitero, imponiendo censuras eclesiásticas contra quienes no pagan los diezmos debidos al monasterio. AHN, Clero, carp. 1401, nº 12. Original/ Invent. 1634, caj. 3, fajo,3, nº 28/ Invent. 1708, caj. 1, cajón 3, nº 26/ Invent. 1798, Clase 3ª, fajo 1, nº 36. -1504-12-15.- Zaragoza Mandato del juez conservador de Calahorra para que se ejecute cierta sentencia contra particulares de Alfaro por daños causados años atrás en las presas y baños del monasterio de Fitero en Valdebaños. AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 480/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 1. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 207 -1507-11-09.- Burgos Real Provisión de Juana I de Castilla y el Consejo de ese reino, nombrando al licenciado Vargas comisario para hacer averiguaciones sobre la entrada años atrás de los de Alfaro a mano armada en Niencebas, arrasando las casas y torres de los baños y el hospital de peregrinos, causando daños valorados en 2.000 florines. Al parecer, semejante despropósito se había realizado en represalia por el derribo de mojones en Alfaro hecho por criados del monasterio de Fitero. AGN, Clero, Fitero, caj. 33854, nº 208. Original en papel con sello de placa/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 5. -1507.- Logroño Reconstrucción de mugas hecha por el corregidor de Logroño. AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 471/Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 3. -1511-02-11.- Fitero Fray Martín de Egüés, abad de Fitero, da a censo a Francisco González, sastre, vecino de Fitero, una pieza de tierra de dos robos en Peña Fitero para plantar viñas. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (2). Original elaborado por Juan de San Juan notario de Fitero/ Invent. Ros, caj. 2, fajo 1, f. 41. -1512-02-18.- Alfaro Requerimiento del monasterio de Fitero a la ciudad de Alfaro sobre la destrucción de la presa y quema de los baños de Valdebaños. AGN, Clero, Fitero, caj. 33903, nº 480/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 6. -1512-06-06.- Fitero Martín de Egüés, abad de Fitero, dispone de los diezmos percibidos por el monasterio para el pago de ciertas obras de fábrica. AHN, Clero, carp. 1401, nº 13. Original con suscripción abacial/ Invent. 1634, caj. 3, fajo 4, nº 8/ Invent. 1708, caj. 1, fajo. 4, nº 9/ Invent. 1798, Clase 5ª, fajo único, nº 38. -1514-10-19.- Fitero Fray Martín de Egüés, abad de Fitero, y el monasterio dan a censo a Francisco González unas heredades. AGN, Clero, Pergaminos Fitero, nº 442 (3). Documento notarial/ Invent. 1634, caj. 2, fajo 1. -1514.- Zaragoza Sentencia del oficial del arzobispo de Zaragoza a favor de Fitero y contra Alfaro por el derribo de los baños de Valdebaños y torre de Niencebas. AGN, Clero, Fitero, caj. 33859, nº 267/ Invent 1798, Clase 5ª, fajo 9, nº 9. 3. CONCLUSIONES Sintetizando la información que se extrae del inventario, resulta que el corpus documental está formado por 162 documentos, de los que 79 son originales, cuya distribución cronológica es la siguiente: Siglo Total documentos Total originales XII XIII XIV XV XVI 26 61 17 48 10 14 45 3 12 5 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 208 Mª ISABEL OSTOLAZA; CRISTINA MONTERDE; IGNACIO PANIZO No hay unos parámetros claros en la secuencia temporal pues si hay un verdadero salto en la producción escrita entre los siglos XII y XIII, se observa una disminución acentuada en el siglo XIV, no justificada en el plano teórico ya que el recurso al documento escrito estaba perfectamente asentado conforme los principios del Derecho común ya habían ganado el terreno a la tradición oral. El siglo XV retoma los altos niveles escriturarios pero sin llegar a alcanzar el nivel del siglo XIII. Así pues, la documentación conservada para los siglos XII y XIII es representativa del ambiente documental de esas centurias, no así la de los siglos XIV y XV. La pérdida documental es más evidente en el siglo XIV que en el XV. En cuanto a la tradición documental, es interesante señalar el alto número de originales, que casi llega a la mitad del corpus. En cierto modo, la fundación más tardía de los monasterios cistercienses conllevaba que las escrituras tenían una datación más reciente que los benedictinos de origen hispano o cluniacense, por lo que los casos paradigmáticos que se daban en estos archivos de fundación altomedieval (falsificaciones, pseudo-originales, paso de la escritura visigótica a la carolina) quedaban aquí atenuados. Este cuadro demuestra también la importancia de las copias para reconstruir el archivo ya que sin ellas, el caudal quedaría reducido en más de la mitad. Conviene indicar que contar con copias era una necesidad sentida por el propio monasterio. Era una medida preventiva ante futuras e inevitables pérdidas documentales. Los documentos se manejaban mucho. Había que presentarlos a los sucesivos reyes y papas para su confirmación. La posibilidad de su extravío era grande, por lo que una copia autenticada era una alternativa a este peligro. Conviene traer a colación el documento fechado en 12 de abril de 1258 que presentó Fitero en el tribunal de la Cort en 1570. El cenobio guardaba en su archivo el privilegio rodado expedido por Alfonso X (AHN, Clero, carp. 1399, nº 3) pero presentó una copia (AGN, Clero, nº 244) impura si bien el concejo de San Pedro de Yanguas aceptó que no tuviera todos los requisitos legales ya que sabía que las idas y venidas del documento original “por miedo que les podría contecer algún engaño o alguna pérdida”. En el siglo XVI el recurso a las copias era tan habitual, que Fitero solicitaba a los tribunales (Cámara de Comptos, Cort, Consejo real de Navarra) aquellos documentos que había perdido o que sabía que por su contenido les sería de utilidad para defender sus intereses en el futuro. Hay que tener presente que una donación del siglo XII mantenía su valor probatorio ante un tribunal en el siglo XV, por lo que la pérdida de un privilegio era una catástrofe para los intereses materiales del cenobio. La documentación medieval, que para nosotros es un arsenal historiográfico, para la comunidad cisterciense tenía un valor primordialmente jurídico y en segundo plano cronístico-hagiográfico. Esto nos lleva a ligar la producción documental, su custodia en el archivo con el ambiente histórico que le tocó vivir, inmerso en continuas refriegas. Tanto su situación fronteriza entre Navarra, Castilla y Aragón, como la inseguridad conllevaban violencias en las que el monasterio resultaba ser la parte más débil. De ahí la necesidad de obtener al menos la seguridad jurídica de sus bienes mediante privilegios y salvaguardas de los reyes castellanos y navarros, así como la protección espiritual pontificia. Conforme la autoridad de la monarquía se asentaba, la violencia física se iba encaminando hacia derroteros institucionales. Tenían que ser los tribunales los que resolvieran las diferencias sin permitir el recurso a la violencia particular. Esto se lograba mediante el surgimiento o reforzamiento institucional. Así es como desde el siglo XIII surgen organismos que cada vez van a intervenir más en la vida cotidiana. Como consecuencia, la producción documental se multiplica, así como los organismos intervinientes. Surge la sociedad pleiteante ya que los roces son cada vez más frecuentes entre el monasterio y otros núcleos urbanos o con otros organismos civiles y eclesiásticos. La victoria del Derecho común y la implantación ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 VICISITUDES DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL DE FITERO 209 de estas instituciones de derecho público iban de la mano. También la sutilidad en la documentación, cuya tipología se multiplica y obliga a unos requisitos mínimos. Las copias tienen que dar fe bien por organismos públicos (vidimus) bien por el auge de los escribanos y notarías. Esto queda demostrado en el siguiente cuadro en el que se clasifican los 162 documentos en función de su organismo productor. Hay que advertir que la tradicional división entre documentos reales, eclesiásticos y particulares no permite afinar la complejidad institucional, por lo que se ha optado por añadir otra casilla que recoja los documentos emanados de otras instituciones públicas que no sean los reyes (gobernadores, villas, adelantados, tribunales). Por otro lado, se ha tenido en cuenta el organismo productor, de modo que una venta de un vecino al monasterio queda englobada en el grupo de documentos particulares, pero si es el abad el que otorga un censo, queda entre los eclesiásticos. Casos más dudosos en su encuadre como convenios entre el monasterio y núcleos urbanos permitirían ponerlos tanto entre los eclesiásticos como entre los de instituciones, pero su volumen no es numeroso y el resultado global no queda muy alterado. Reales Eclesiásticos Instituciones Particulares Castilla Navarra Pontificios Otros s. XII 10 2 7 2 1 4 s. XIII 11 2 13 15 2 18 s. XIV 5 2 2 5 2 1 s. XV 3 12 4 14 12 3 s. XVI 1 2 5 2 Finalmente, el lector habrá comprobado la importancia de afinar la historia institucional con la diplomatística y la archivística. Partíamos de la premisa de los efectos devastadores de las guerras bajomedievales sobre Fitero pero sorprendentemente este discurso que viene repitiéndose desde el siglo XVII por los archiveros monásticos y los historiadores actuales, a lo que se ha venido a sumar la francesada y la desamortización de Mendizábal, se han convertido en tópicos no siempre explicativos de una realidad más compleja. Que influyeron estos episodios de violencia es indudable, pero que esta sea la explicación unívoca de la destrucción del patrimonio documental de un cenobio no es cierto. Queda demostrado que la sociedad violenta bajomedieval y pleiteante en época moderna conllevaron una continua erosión documental. Los documentos iban y venían. Como bienes muebles, fáciles de transportar, eran fáciles de salvaguardar ante devastaciones bélicas (al igual que los manuscritos o el tesoro litúrgico) pero es bien cierto el adagio de que dos traslados de papeles equivalen a un incendio. Los documentos entraban y salían para buscar confirmaciones de las altas instituciones, para presentarlos en los pleitos o para ponerlos a salvo de pillajes. Desde el siglo XVI los priores echaban de menos ciertos privilegios cuya ausencia se preocuparon de rellenar mediante copias. En 1708 el inventario del archivo señalaba que la donación de Pedro Tizón no estaba en su lugar correspondiente. Estos antiguos instrumentos de descripción resultan de gran utilidad para seguir la pista de la documentación medieval. De hecho, buena parte de los documentos del siglo XIV son conocidos por sus asientos ya que no se han conservado los originales ni las copias. Fecha de recepción del artículo: Marzo 2010 Fecha de aceptación y versión final: Mayo 2010 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 183-209. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 211-234 ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA (SIGLOS XIV Y XV)1 FEUDAL INCOME AND REQUIREMENTS IN TIERRA DE LEMOS DURING THE LATER MIDDLE AGES (14th AND 15th CENTURIES) JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL Universidad de Santiago de Compostela Resumen: El presente artículo pretende elaborar un análisis de las rentas y exigencias feudales presentes en la documentación bajomedieval de tres monasterios ubicados en la Tierra de Lemos: San Vicente de Pombeiro, Santa María de Ferreira y San Vicente del Pino (los dos primeros localizados en el actual municipio de Pantón y el tercero en el de Monforte de Lemos). A lo largo de este estudio, se distinguirán dichos derechos feudales en virtud de su origen: la propiedad de la tierra o el señorío, así como se señalarán los rasgos comunes y los particularismos de los mismos respecto a otras áreas de la geografía gallega para el mismo periodo. Abstract: The present article seeks to carry out an analysis of the feudal income and requirements which are recorded in some documentation from the Later Middle Ages found in three monasteries situated in Tierra de Lemos: San Vicente de Pombeiro, Santa María de Ferreira and San Vicente del Pino (the two first ones are located in the council of Pantón and the third one in the council of Monforte de Lemos). Throughout this research, these feudal rights will be differentiated according to their origin: land property or domain, as well as, their common characteristics and their special features, which will be highlighted in connection with other parts of Galician geography during the same period. Palabras clave: campesinado; señorío; renta feudal; Tierra de Lemos; Baja Edad Media. Keywords: peasantry; domain; feudal income; Tierra de Lemos; Later Middle Ages. SUMARIO 1. La naturaleza de la renta feudal.- 2. Renta derivada de la propiedad de la tierra.- 3. Renta derivada del reconocimiento del señorío.- 4. Conclusiones. 1. LA NATURALEZA DE LA RENTA FEUDAL El principal objetivo de este estudio es realizar un examen de la estructura y composición de la renta feudal en el seno del marco geográfico correspondiente a la Tierra de Lemos a lo largo de los siglos XIV y XV. Con este fin se ha procedido 1 Abreviaturas utilizadas: ACO = Archivo de la Catedral de Orense; AFP = Archivo del Monasterio de Santa María de Ferreira de Pantón; AHN = Archivo Histórico Nacional; AHPO = Archivo Histórico Provincial de Orense; ASVM = Archivo del Monasterio de San Vicente del Pino de Monforte. 212 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL a elaborar un análisis de la documentación perteneciente a los tres monasterios más significativos de esta comarca, dos de ellos (Santa María de Ferreira y San Vicente del Pino) localizados en el actual municipio de Pantón, y el tercero (San Vicente del Pino) en el de Monforte de Lemos. No obstante, esta labor de investigación adolecerá de las limitaciones cuantitativas y estadísticas características de las fuentes medievales en el ámbito gallego a la hora de precisar la determinación espacial de cada explotación aforada, así como la producción media de estas unidades de superficie. En consecuencia, ante la ausencia de estos datos, este estudio se orientará más desde una vertiente cualitativa, a describir tanto la constitución como la evolución de las diferentes exacciones y prestaciones feudales, así como sus particularismos en relación con otros espacios territoriales, que a clarificar la cantidad precisa de la totalidad de renta detraída respecto al bien aforado, elemento éste último imprescindible para poder determinar el montante íntegro de los ingresos señoriales derivados de la renta feudal y la repercusión de la misma en la economía campesina de la época. Es sabido que uno de los rasgos más distintivos de las estructuras señoriales del norte de la Península Ibérica viene determinado por la complejidad, y el ámbito señorial gallego no es una excepción. La característica principal de la ordenación del poder señorial sobre el espacio explotado, viene originada por la confusión a la hora de abordar un enrevesado tejido de derechos señoriales, nacido de un laberinto de dominios superpuestos o yuxtapuestos entre sí. De este modo, el poder del señor en unos lugares deriva de la propiedad dominical, o del domino eminente y directo, según se utilice la terminología respectivamente de Estepa2 o Clavero3, y en otros, del dominio señorial. Así, un señor puede tener propiedades en el seno de un señorío ajeno, mientras que en su propio dominio señorial ciertos bienes y derechos corresponden a otro señor en razón de su condición de propietario dominical, sin embargo, aunque el señor dominical no sea el señor del lugar, no quiere decir que no se atribuya la potestad de ejercer un cierto dominio señorial sobre los campesinos que trabajan sus tierras4. Esta tesitura se evidencia en la evolución del señorío monástico, que partiendo de la donación regia de un coto inmune, extendería sus dominios por medio de las donaciones pro anima, la incomunicación, y los contratos de compra-venta comunes a lo largo de toda la Edad Media5. En el ámbito territorial de este estudio, la dualidad entre lo dominical y lo señorial no es infrecuente, observándose en algunos contratos de aforamiento, la cesión de explotaciones monacales enclavadas en un distinto dominio señorial. Es el caso del monasterio de San Vicente de Pombeiro cuando afora diferentes heredades emplazadas en los cotos de San Esteban, Diomondi y Amandi, dominios señoriales pertenecientes, el primero, al monasterio de San Esteban de Ribas de Sil, y los dos últimos, al obispado de Lugo6. Misma situación se manifiesta en el monasterio 2 Carlos ESTEPA DÍEZ, Formación y consolidación del feudalismo en Castilla y León en VV.AA., En torno al feudalismo hispánico-I Congreso de Estudios Medievales, Ávila, 1989, pp. 157-256/161163. 3 Bartolomé CLAVERO, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla (1369-1836), Madrid, 1974, pp. 4-5. 4 Ignacio ÁLVAREZ BORGE, Sobre las relaciones de dependencia en las behetrías castellanas en el siglo XIII: hipótesis a partir del caso de Las Quintanillas en Señorío y feudalismo en la Península Ibérica (ss. XII-XIX), III, (Esteban SARASA SÁNCHEZ y Eliseo SERRANO MARTÍN, eds.), Zaragoza, 1993, pp. 225-240/239. 5 José GARCÍA ORO, Galicia na Baixa Idade Media. Igrexa, señorío e nobreza, A Coruña, 1999, p. 12. 6 ACO, Monástica, Pombeiro, núm.3868, 4428, 4576 y 5031; Manuel LUCAS ÁLVAREZ y Pedro LUCAS DOMÍNGUEZ, El priorato benedictino de San Vicenzo de Pombeiro y su colección diplomática en la Edad Media, A Coruña, 1996, pp. 192,253-254, 287-288 y 321-322. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 213 de Santa María de Ferreira, con un gran porcentaje de su patrimonio disperso entre los cotos de Pantón, Moreda, Eiré, los Castillones e incluso en la villa de Monforte (señoríos todos del conde de Lemos), o en el gran número de propiedades, situadas en esta misma localidad, pertenecientes al monasterio de San Vicente del Pino7. A diferencia de otras comarcas gallegas, donde se establece una clara distinción entre propietario y titular de señorío, en correspondencia con las obligaciones demandadas8, en la Tierra de Lemos la cesión del dominio útil, no sólo conlleva el pago de una renta de carácter económico y compensatoria derivada del dominio directo, sino también, la satisfacción de unos derechos de naturaleza típicamente señorial entre los que hay que destacar ciertas prestaciones como la derechura y la luctuosa. La explicación de esta particularidad se remonta a la misma aparición de los foros, pieza angular de la pretensión señorial de extender, más allá de los límites territoriales del coto, las relaciones señoriales inherentes a aquél. De esta forma, los señores estarían en disposición de exigir, aparte de un censo, un reconocimiento de señorío, que equiparase en una misma condición de sumisión tanto a los foreros como a los habitantes del coto9. Es en consecuencia, la estructura del foro, entendido éste como una extensión de los derechos señoriales, la que determine la naturaleza de la renta a satisfacer por el campesinado. Desde una perspectiva formalista, se podrían distinguir dos tipos de detracciones: una de carácter territorial, y otra en función del desempeño de la autoridad pública10. Ante tal disposición, podría ser válida la tesis de Moxó y su división teórica entre renta procedente del señorío territorial y del jurisdiccional11. La cuestión aquí, es que el receptor del foro, no paga la renta principal del contrato en reconocimiento de un señorío territorial, ya que como ya se apuntó, en muchas ocasiones el forista no es el titular de dicho señorío, sino por el dominio útil de una propiedad dominical12, siendo la naturaleza de esta exacción más económica que señorial.13La otra tipología de tributos y prestaciones, si que comportan una idiosincrasia señorial, con reminiscencias del ámbito jurisdiccional de la tierra acotada que los generan. Sin embargo, la dificultad de su clasificación teórica viene dada por la confusión originada, no sólo por su nulo cometido en el ejercicio del poder público, sino en la imposibilidad en ocasiones, como se podrá apreciar en el transcurso de este estudio, de poder desligar algunas de estas exigencias de su carácter territorial. De este modo, y en coherencia con lo anteriormente referido, el esquema metodológico que se utilizará de aquí en adelante, para facilitar una aproximación a los diferentes tipos de rentas y prestaciones, es el que viene formulado por los contratos forales: una renta derivada de la propiedad de la tierra y otra procedente del reconocimiento de señorío. 7 Además de ciertas posesiones localizadas en los cotos de Pantón y Moreda que al igual que la villa de Monforte quedan bajo la titularidad señorial del conde de Lemos. Todas ellas presentes en la relación de bienes efectuada por el cenobio en 1417. AHN, Sección clero, Carpeta 1198, nº 17. 8 Carlos. A. DEAÑO GAMALLO, Rivadavia y su comarca en la Baja Edad Media, A Coruña, 2004, p. 145. 9 María del Carmen PALLARES MÉNDEZ, Los cotos como marco de los derechos feudales en Galicia durante la Edad Media (1100-1500), “Liceo Franciscano”, 31(1978), pp. 201-225/224-225. 10 Maria del Carmen PALLARES MÉNDEZ, El monasterio de Sobrado: un ejemplo del protagonismo monástico en la Galicia medieval, La Coruña, 1979, pp. 97-100. 11 Salvador de MOXÓ, Los señoríos. Estudio metodológico en Actas de las I jornadas de metodología aplicada de las ciencias históricas, Vigo, 1975, pp. 163-173/171. 12 Ermelindo PORTELA SILVA, La región del obispado de Tuy en los siglos XII a XV. Una sociedad en la expansión y en la crisis, Santiago de Compostela, 1976, p. 153 13 Eleutino ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales en la Galicia meridional a través de la duración y la renta de los contratos de foro (1340-1450), “Cuadernos de estudios gallegos”, 34 (1983), pp. 117-152/117. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 214 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL 2. RENTA DERIVADA DE LA PROPIEDAD DE LA TIERRA Partiendo de una terminología estrictamente jurídica, se puede explicar el foro como un “contrato en el que el propietario de una cosa inmueble se obliga a ceder a otro su dominio útil para siempre, o por un término limitado, reservándose en ella algunos derechos, y especialmente el de percibir cierta pensión anual en representación del directo que retiene”14. En la época que nos ocupa tal definición, como es obvio, es acreedora de ciertos matices. En primer término, la identificación del titular del dominio como el señor, que reservándose el dominio eminente de la propiedad, cede a su vasallo el útil o la explotación del mismo por un periodo variable estipulado en voces o generaciones. En segundo lugar, la exigencia de una renta principal de carácter económico y esencialmente agrario, determinada ya sea por una parte proporcional de la cosecha, fija en especie o monetaria, como compensación a la cesión del usufructo relativo al mencionado dominio. Por último, el pago de determinados servicios y tributos, debidos a la condición de vasallo que el forero tiene respecto al forista o señor15, es decir, una renta más que compensatoria, generada a raíz del reconocimiento del señorío por parte del receptor del contrato foral. Esta armonización de exacciones de diferente naturaleza, se puede colegir según Villa-amil y Castro en el origen mismo del foro, entendiendo que su configuración definitiva parte de una progresiva unificación en un todo, tanto de las exigencias derivadas de la propiedad de la tierra, como de aquellas procedentes del dominio de los hombres16. De hecho, la misma palabra foro desde una perspectiva etimológica, en torno a los siglos XII y XIII, pasó de designar las diferentes las rentas y prestaciones que el vasallo debía de satisfacer a su señor, tanto como propietario este último de la tierra como en reconocimiento de su poder superior sobre los habitantes de sus dominios, a denominar todos los contratos agrarios que comprendían tales exacciones17. De las mencionadas exigencias circunscritas en el seno del contrato foral, la que otorga el sentido principal al mismo, es aquella derivada de la cesión del usufructo de la propiedad, es decir, la renta de naturaleza económica que nace del dominio eminente del señor. Es sabido, que este tipo de rentas son articuladas por los grandes dominios siguiendo ciertas modalidades de detracción. Básicamente, éstas pueden ser exigidas mediante el pago de una cantidad proporcional de la cosecha, una cantidad fija de un determinado producto (renta en especie), o a través de una cantidad determinada en metálico (renta en dinero). De todas ellas, las más comunes en la mayor parte de la geografía gallega medieval, son las primeras. Una preeminencia de la renta producto que responde a dos factores primordiales: favorecer de una manera directa, sencilla y en la mayoría de las ocasiones económica, la provisión alimentaria de las diferentes instituciones eclesiásticas, y garantizar la recepción de una renta, mucho más estable que una moneda, susceptible de ser víctima de una depreciación propia de periodos inflacionistas18. 14 José CASTRO BOLAÑO, Del Foro, “Boletín Judicial de Galicia”, 45 (1857), p. 355. E. ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales, pp. 117-152/117. 16 José VILLA-AMIL Y CASTRO, Los foros de Galicia en la Edad Media: estudio de las transformaciones que ha sufrido en Galicia la contratación para el aprovechamiento de las tierras, Madrid, 1984, pp. 61 y ss. y 117. 17 Faustino MARTÍNEZ MARTÍNEZ, De verborum significatione: notas sobre las acepciones medievales de la voz foro, “Boletín do Museo Provincial de Lugo”, 11 (2003-2004), pp. 247-264/258 y 261. 18 María Luz RÍOS RODRÍGUEZ, As orixes do foro na Galicia medieval, Santiago, 1993, pp. 87-88. 15 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 215 De entre estas rentas en especie, las que se corresponden al pago de una cuota proporcional de la cosecha, son las que mejor se articulan bajo la premisa del férreo control ejercido por el monasterio sobre la producción de la gestión indirecta19. El pan, el vino, y en el caso del monasterio de San Vicente de Pombeiro, las castañas, constituyen los productos básicos sobre los que recae la detracción de este tipo de renta. El análisis de su evolución, a lo largo de los siglos XIV y XV a través de la documentación monástica, da como resultado realidades bien diferenciadas. Si se estudian los datos procedentes de los contratos forales pertenecientes al monasterio de Pombeiro, se pone de manifiesto, a lo largo de las dos centurias bajomedievales, la preponderancia de la renta proporcional, respecto a las exigidas en dinero o cantidad fija de producto. Partiendo de una situación muy equilibrada del 51,28%, en correspondencia con el resto de las rentas a requerir para el siglo XIV, su demanda da un salto cuantitativo importante en la primera mitad del siglo XV, al situarse en un 86,16%, para descender en la segunda mitad de esta centuria a un porcentaje del 70,17%. En cambio, en la colección diplomática de San Vicente del Pino, se percibe un desarrollo completamente diferente de esta renta que no supera el 28,56% en la primera mitad del siglo XIV, iniciándose una línea descendente, que finalizaría con el 15,04% del montante total de las detracciones ya en la segunda mitad del siglo XV. En lo que respecta al monasterio de Santa María de Ferreira, si bien mantiene unos porcentajes relativos a la presencia de renta proporcional mucho más elevados en comparación con los referidos en los foros de su vecino de Monforte, es cierto que comparte con este último, la misma progresión descendente, un decrecimiento que se irá formulando desde la más alta cuota del 92,82% en la primera mitad del siglo XIV, hasta apenas el 18,75% de la segunda mitad del siglo XV, pasando por los datos intermedios del 63,39% de la segunda mitad del siglo XIV, y el 55% de la primera mitad del XV. EVOLUCIÓN DE LA RENTA PROPORCIONAL 19 María del Carmen SÁNCHEZ CARRERA, El Bajo Miño en el siglo XV. El espacio y los hombres, A Coruña, 1997, p. 142. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 216 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL Este proceso deflacionista de los niveles de reclamación de renta proporcional de la cosecha, irá estrechamente ligado a un alza progresiva de las peticiones de renta fija en especie. De esta manera, y según los datos extraídos de la documentación de San Vicente del Pino, la presencia de renta fija en producto, no hace sino intensificarse al compás de los siglos bajomedievales. Así, si a lo largo del siglo XIV este tipo de detracción responde al 15,78% de todas las menciones relativas a rentas, en la primera y segunda mitad de la centuria posterior, su aparición se constata correlativamente en el 35,02% y el 46,32% del total. Esta coyuntura, es similar en el área de dominio del monasterio de Santa María de Ferreira donde, como en el caso anterior, las rentas derivadas de una cantidad fija de grano o vino, partiendo de un 7,14% durante la primera mitad del siglo XIV, inician una línea de progresión ascendente en el seno de las exigencias señoriales, a cuyo término se situarán en un porcentaje del 59,37%, ya en la segunda mitad del siglo XV, atravesando fases del 21,94% y del 30% para la segunda y primera mitad de los siglos XIV y XV respectivamente. Tal como acontecía en la evolución de la renta proporcional de la cosecha, los parámetros de exigencia en lo que se refiere a las rentas fijas de producto correspondientes al monasterio de San Vicente de Pombeiro, se alejan de las líneas de la progresión ascendente ininterrumpida propias de los dos cenobios vecinos de la Tierra de Lemos. Aquí se puede observar como, si bien la presencia de renta fija tuvo cierto protagonismo a lo largo del siglo XIV, al cubrir una proporción del 33,32% de las exacciones derivadas de la propiedad territorial, una vez que comienza el siglo XV, esta cifra, coincidiendo con el auge de las demandas de una cuota proporcional de la cosecha, cae a un 9,16%, para finalmente instalarse en un aún reducido 16,79%, muy alejado de los niveles de exigencia de Santa María de Ferreira y San Vicente del Pino para este periodo. Es bien conocido, que el protagonismo y los niveles de percepción de una forma u otra de pago, ya fuese en cantidad fija o proporcional de la cosecha, así como sus modificaciones, únicamente respondían a estrategias señoriales dirigidas a satisfacer sus intereses de la manera más beneficiosa posible, constituyéndose de este modo en indicadores de una coyuntura económica determinada20. No es de extrañar, que en momentos de inclemencia meteorológica, inestabilidad política y en consecuencia, malas cosechas, los rectores monásticos prefieran la estabilidad que proporciona la recepción de unas cantidades predeterminadas e inalterables, ante la insegura opción de un tanto por ciento de una cosecha sujeta a ser damnificada por cualquier variable externa21. Por otro lado, la exigua presencia de las rentas fijas, concernientes a la documentación de San Vicente de Pombeiro, se puede llegar a entender, propuesta ésta también válida en algunos contratos forales elaborados por los monasterios vecinos, como la reacción señorial originada a causa de la existencia de propiedades aforadas de escaso valor o ajenas a un asequible control monástico22. 20 María Xosé RODRÍGUEZ GALDO, Señores y campesinos en Galicia. Siglos XIV-XVI, Santiago de Compostela, 1976, p. 195. 21 Marta GONZÁLEZ VÁZQUEZ, El monasterio de San Julián de Samos en el siglo XIV (13251380): un análisis de la evolución de sus rentas, “Museo de Pontevedra”, 44 (1990), pp. 621-642/632. 22 M. LUCAS, P. LUCAS, El priorato benedictino, p. 42. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 217 EVOLUCIÓN DE LA RENTA FIJA EN ESPECIE Otra política señorial, comúnmente aceptada en muchas regiones europeas para hacer frente a las primeras décadas de la crisis del siglo XIV, consistió en la transformación en numerario de los censos estipulados en especie23. Esta reacción señorial, también se puede observar en la región del obispado de Tuy, donde los bajos rendimientos agrarios impulsan a los señores a incrementar la exigencia de rentas en dinero, llegando las mismas incluso a aventajar en la segunda mitad del siglo XIV a las tradicionales rentas en especie24. Esta coyuntura, aunque no de una manera tan marcada, también es perceptible en el espacio geográfico que nos ocupa. Así, las rentas en dinero exigidas por San Vicente de Pombeiro, durante la primera mitad del siglo XIV, pasan de un porcentaje del 7,14%, en relación con las reclamadas en especie tanto fija como proporcional, a un 20% para el resto de la centuria. Del mismo modo, en los dominios de Santa María de Ferreira, la renta en dinero y mixta en dinero y especie alcanzaría una proporción del 14,72% en la segunda mitad del XIV, cifra significativa ya que tales detracciones son inexistentes a lo largo de los primeros diez lustros del mencionado siglo. No obstante, hay que constatar una clara diferenciación en la línea de actuación en ambos ámbitos señoriales. En el área de dominio del monasterio de San Vicente de Pombeiro, la exigencia de una cuantía monetaria, especialmente en lo que se refiere a la última década de esta centuria, recae únicamente sobre explotaciones agrarias, de lo que se deduce una clara política señorial ante la difícil coyuntura económica del momento. Sin embargo, en el entorno del monasterio de Santa María de Ferreira, la totalidad de las rentas en dinero se requieren en compensación del usufructo de casas, en consecuencia tal detracción, estaría más vinculada a la naturaleza de los bienes aforados que a una decidida estrategia señorial. Pese a que se pueda dejar entrever, en un periodo marcado por el marasmo 23 Georges DUBY, Economía rural y vida campesina en el Occidente medieval, Barcelona, 1999, p. 427. 24 E. PORTELA, La región, p. 306. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 218 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL en la producción, un aumento de las exacciones exigidas en moneda, éstas ni mucho menos alcanzarían tales niveles como para amenazar, tal como acontecía en la región del obispado de Tuy, el predomino de las rentas en especie. Ya en la primera mitad del siglo XV, los contratos forales suscritos por San Vicente de Pombeiro, como se señaló con anterioridad, muestran una decidida apuesta por las rentas proporcionales de la cosecha (86,16%), y relegan a las rentas en dinero (4,58%) y fijas en especie (9,16%), a un papel más que secundario. Además, es necesario resaltar que el conjunto del reducido porcentaje de rentas en dinero, ya no gravan terrenos de cultivo, sino la posesión de casas, un solar destinado a la construcción, un molino y un puerto fluvial. En lo que respecta a Santa María de Ferreira se colige una propensión, al igual que sucedía con las rentas fijas en especie, a seguir una línea de progresión ascendente en lo relativo a la recepción de renta en dinero y mixta, estableciéndose una cuota al alza en relación con el resto de exacciones del 15% y 22,87 % respectivamente para la primera y segunda mitad del siglo XV. Sin embargo, al igual que sucedía a partir de 1350, esta demanda de numerario estaría íntimamente vinculada con el carácter de los bienes aforados. De esta manera, las exacciones derivadas del usufructo de casas, bodegas y solares edificables, representarían el 55,5% y el 80% de la totalidad de las rentas en dinero para la primera y la segunda mitad del siglo XV correlativamente. Un estudio particular, requiere la documentación contractual emitida por el monasterio de San Vicente del Pino, en relación con la detracción de la renta en dinero. Este cenobio, es el único de los tres estudiados, enclavado en un centro urbano y en consecuencia, tal como sucedía en la cercana ciudad de Ourense, cabría pensar en un mayor protagonismo de la renta monetaria25. Esta premisa, se cumple en las dos centurias bajomedievales. Así, en la primera mitad del siglo XV, su proporción se sitúa en un 35,03%, frente al 35,02% de la renta fija, el 23,54% de la renta proporcional, y el 6,36% de la renta mixta. En los cincuenta años siguientes, la renta en dinero no sufre variaciones manteniéndose en un 34,07% de la renta exigida, no sucede lo mismo con la renta fija que se incrementa en un 46,32%, a expensas de la reducción en la demanda de la renta proporcional en un 15,04% y mixta en el 4,46%. Sería consecuente colegir, que esta relevancia de la renta en dinero, se debe al carácter urbano de unos foros formulados sobre aquellos bienes inmuebles, que por si mismos, no son nada idóneos para la producción en especie. Sin embargo, de las cincuenta y cinco menciones relativas a rentas en dinero para la primera mitad del siglo XV, veintiuna (38,18%) corresponden a foros en los que se alude a casas, bodegas, casarellos y un solar edificable, y de estas veintiuna, ocho se refieren a casas a las que se adjuntan terrenos de cultivo (leira, terreno, viña, huerto y heredades). En relación con la segunda mitad de este siglo, la tendencia seguida con estos bienes inmuebles se acentúa, ya que de las sesenta y una referencias a rentas en dinero, solamente dieciocho (29,50%) corresponden a este tipo de bienes, la mitad de los cuales están unidos a leiras, huertos, terrenos y heredades. Es por ello plausible argumentar, que la importancia dada por este monasterio monfortino a las rentas en dinero se deba, tal como sucedía con las rentas fijas en especie, más que a su carácter urbano, a una serie de decisiones destinadas a resguardar unos beneficios seguros, más allá de la inestable productividad de las propiedades aforadas. Esta política monástica, cobra gran relevancia a lo largo de las décadas en las que la crisis golpea con más virulencia. De esta manera, en la segunda mitad del siglo XIV, la renta exigida en numerario con siete menciones (58,33%), se consolida como la principal frente al 24,99% y al 8,33% de las referencias relativas a rentas proporcionales y fijas. Otro fac25 Anselmo LÓPEZ CARREIRA, Ourense no século XV. Economía e sociedade urbana na Baixa Idade Media, Vigo, 1991, pp. 51-52. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 219 tor determinante, que favorece el aumento a partir de 1348, de la demanda monetaria, en especial en lo que respecta a San Vicente de Pombeiro y a San Vicente del Pino, es el relativo a la evolución de precios de la época. Mientras que en las fases de carestía, los precios agrícolas subían de manera desmedida, y tras un corto periodo de tiempo retornaban a su punto de partida, los precios de los productos manufacturados, en cambio, mantuvieron un crecimiento sostenido26. De ahí la necesidad de los rectores monásticos de mayor cantidad de dinero, para hacer frente a los gastos de los productos que consumían. No hay que olvidar tampoco, que una de las consecuencias de cualquier periodo de crisis, es el acaparamiento de moneda acuñada y su tesorización, así que una gran parte del dinero efectivo no entraba ni siquiera en circulación27, por lo que se hacían perentorias las detracciones en numerario para obtener unos activos mínimos. EVOLUCIÓN DE LA RENTA FIJA EN DINERO Es común observar en diferentes latitudes de la geografía gallega, otra tipología de bienes susceptible de ser satisfecha mediante renta en dinero. Son aquellas propiedades cultivadas indirectamente mediante la fórmula del subforo, por la cual, el forero cede a terceras personas el dominio útil de una explotación que previamente ha recibido del forista o propietario real28. Su repercusión, en relación con la recaudación de las rentas, estriba en que tal contrato, permite la creación de un intermediario entre el señor y el usufructuario con la facultad de asegurar a dicho señor, una vez detraída la parte correspondiente por el subforo, la recepción de la totalidad de las rentas29. Sin embargo, de los veinticuatro subforos documentados en el área de dominio de estos 26 Julio VALDEÓN BARUQUE, Los Trastámaras. El triunfo de una dinastía bastarda, Madrid, 2001, p. 20. 27 Charles-E. DUFOURCQ y Jean GAUTIER-DALCHÉ, Historia económica y social de la España cristiana en la Edad Media, Barcelona, 1983, p. 253. 28 Francisco Javier PÉREZ RODRÍGUEZ, O mosteiro de Melón no século XV, Ourense, 1996, p. 48. 29 Dolores MARIÑO VEIRAS, Señorío de Santa María de Meira (De 1150 a 1525). Espacio rural, régimen de propiedad y régimen de explotación en la Galicia medieval, La Coruña, 1983, pp. 194195. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 220 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL tres monasterios localizados en el valle de Lemos, solamente en dos ocasiones se establece el dinero como renta principal de tales contratos, siendo más usual, con trece menciones la exigencia de renta fija en especie. Otra peculiaridad, en relación con las exacciones monetarias de esta área, es la referente a la duración de la cesión del dominio útil de los bienes aforados. Era costumbre generalizada en la Galicia medieval hasta mediados del siglo XIV, estipular de corta duración o vitalicio aquellos foros cuyas rentas se hubiesen de satisfacer en numerario30. En el ámbito de este estudio, en cambio, esta predisposición se haya lejos de cumplirse. De las cuatro referencias a renta en dinero relativas a la documentación de San Vicente del Pino entre 1316 y 1336, en todas ellas la duración del contrato se establece a tres voces (en tres ocasiones corresponden a un forero y dos voces, en una a un matrimonio y una voz). En la misma sintonía, la perdurabilidad del único foro perteneciente a este periodo (1325), en el que el monasterio de San Vicente de Pombeiro exige renta en dinero, lejos de ser vitalicio, se establece en un forero y sus hijos e hijas. Aceptando una media aproximada de veintinueve años por voz31, se deduce una duración de estos contratos forales entre sesenta y noventa años. A partir de la segunda mitad del siglo XIV, esta tendencia temporal, sobre todo en lo que se refiere a San Vicente de Pombeiro, no solo se mantiene sino que se incrementa. De esta manera, la duración de los foros satisfechos a través de renta monetaria emitidos por este monasterio, en cuatro de las cinco menciones para un periodo comprendido entre 1396 y 1398, se estipula en cuatro voces (en tres ocasiones afectan a un forero y tres voces, en una a un matrimonio y dos voces). Esta articulación enfitéutica, si bien beneficiaba al emisor de la renta, en cuanto que las detracciones no podían ser modificadas durante un largo periodo de tiempo, no haría más que agravar la situación económica de aquellos señoríos monásticos sustentadores de este tipo de censos, al perder éstos gran parte de su valor, en el momento en que la moneda es víctima, ya desde la época de Alfonso X y a lo largo de la primera mitad del siglo XIV, de las continuas devaluaciones monetarias que se creen necesarias para hacer frente a este periodo inflacionista32. Es durante esta época de crisis, y con la finalidad de fijar al campesinado en las explotaciones agrarias, compensando así las terribles pérdidas demográficas, cuando el modelo de contrato agrario enfitéutico a largo plazo y de rentas no muy cuantiosas, se convierte en el más difundido en esta época, no solamente en Galicia, sino en toda la meseta norte castellana33. Para estudiar este fenómeno, los datos más fidedignos son los que proceden del análisis de la evolución de la cuantía proporcional de la cosecha reclamada por los distintos señoríos. En lo que respecta a la Galicia meridional, se puede apreciar una tendencia generalizada, por parte de la autoridad eclesiástica, de exigir durante la segunda mitad del siglo XIV, unas exacciones onerosas (sobre la mitad o el tercio de la cosecha) que se van moderando paulatinamente a medida que nos adentramos en la centuria posterior34. Esta tendencia, se confirma respecto a las detracciones exigidas por el monasterio de Santa María de Ferreira. Aquí, durante la segunda mitad del siglo XIV, la exigencia del tercio del cereal producido alcanza nada menos que el 50% de todas las menciones relativas a la renta proporcional, sigue a este porcentaje, un 23,07% y un 19,23% relacionados respectivamente con la mitad y el tercio del vino producido. En la primera mitad de la centuria siguiente, estas exigencias se suavizan, 30 Mª.L. RÍOS, As orixes do foro, pp. 103-105. Mª.C. SÁNCHEZ, El Bajo Miño, p. 140. 32 Paulino IRADIEL et al., Historia medieval de la España cristiana, Madrid, 1995, p. 481. 33 Enric GUINOT RODRÍGUEZ, La Baja Edad Media en los siglos XIV- XV. Economía y sociedad, Madrid, p. 184. 34 E. ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales, pp. 117-152/131 y 135. 31 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 221 siendo predominantes en un 70,44% las proporciones del cuarto tanto del grano como del vino cultivado. CANTIDAD DE RENTA PROPORCIONAL DEMANDADA EN SANTA MARÍA DE FERREIRA En lo relativo al monasterio de Pombeiro, no se aprecian grandes modificaciones en cuanto a la proporción exigida a lo largo de la segunda mitad del siglo XIV, y la primera del siglo posterior, siendo mayoritarias las rentas exigidas sobre el tercio y cuarto de la cosecha. Será a partir de la segunda mitad del siglo XV, cuando las exacciones sobre el tercio dejen de tener relevancia dejando la preeminencia, con un porcentaje del 64,87% sobre el resto, al cuarto y quinto de lo producido. CANTIDAD DE RENTA PROPORCIONAL DEMANDADA EN SAN VICENTE DE POMBEIRO ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 222 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL Por último, respecto al monasterio de San Vicente del Pino, si bien los exiguos datos que atañen a la renta proporcional para la segunda mitad del siglo XIV, no permiten ningún tipo de valoración, parece evidente que a medida que avanza el siglo XV en sus primeros diez lustros, los rectores monásticos se acogen a la tónica generalizada de exigir rentas moderadas sobre el cuarto (56,75%), y el quinto (32,42%) de la producción. Constante que se prolonga, a lo largo de la segunda mitad de este periodo, en el que la demanda del quinto de la cosecha se sitúa en una cifra del 51,85% en relación con el resto de rentas proporcionales. CANTIDAD DE RENTA PROPORCIONAL DEMANDADA EN SAN VICENTE DEL PINO Rentas de Santa María de Ferreira 1ª1/2 s. XIV RD REFC REPC 1/2 REPC 1/3 REPC 1/4 REFV REPV 1/2 REPV 1/3 REPV 1/4 REPV 1/5 RE+D 2-7,14% 2-7,14% 10-35,71% 2-7,14% 8-28,57% 4-14,28% 2ª 1/2 s. XIV 4-9,75% 5-12,19% 1ª1/2 s. XV 9-11,25% 10-12,5% 2ª1/2 s. XV 5-16,62% 10-31,25% 13-31,71% 1-2,43% 4-9,75% 6-14,63% 5-12,19% 1-2,43% 2-2,5% 13-16,25% 14-17,5% 2-6,25% 9-28,12% 7-8,75% 18-22,5% 4-5% 3-3,75% 2-6,25% 2-6,25% 2-6,25% 2-4,87% ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS Rentas de San Vicente de Pombeiro RD REFC REPC 1/2 REPC 1/3 REPC 1/4 REPC 1/5 REPC 1/6 REPC 1/8 REFV REPV 1/2 REPV 1/3 REPV 1/4 REPV 1/5 REPV 1/6 REPV 1/7 REPV 2/7 REPV 1/8 REPV 1/9 REFCS REPCS 1/2 REPCS 1/3 REPCS 1/4 REPCS 1/5 RE+D 1ª 1/2 s. XIV 1-7,14% 3-21,42% 1-7,14% 1-7,14% 1-7,14% 1-7,14% 2ª 1/2 s. XIV 5-20% 5-20% 2-14,28% 1-4% 2-8% 1-4% 3-12% 1-7,14% 2-14,28% 1-7,14% 2-8% 1-4% 3-12% 2-8% 1ª1/2 s. XV 5-4,58% 5-4,58% 2ª 1/2 s. XIV 14-10,68% 10-7,63% 2-1,83% 9-8,25% 1-0,76% 8-6,10% 4-3,05% 1-0,76% 1-0,76% 9-6,87% 4-3,66% 1-0,91% 18-16,51% 20-18,34% 3-2,75% 1-0,91% 1-0,91% 1-0,91% 2-1,83% 1-0,91% 2-1,52% 17-12,97% 11-8,39% 3-2,29% 3-2,29% 1-0,76% 10-7,63% 7-5,34% 3-2,29% 18-16,51% 16-14,67% 2-1,83% 3-2,29% 18-13,74% 5-3,81% Rentas de San Vicente del Pino RD REFC REPC 1/3 REPC 1/4 REPC 1/5 REFV REPV 1/3 REPV 1/4 REPV 1/5 1ª1/2 s. XIV 4-57,14% 1-14,28% 2ª 1/2 s. XIV 7-58,33% 1-8,33% 1-8,33% 1-14,28% 1-8,33% 1-8,33% 1-14,28% 1-8,33% 1ª1/2 s. XV 55-35,03% 36-22,92% 1-0,63% 8-5,09% 3-1,91% 19-12,10% 2-1,27% 13-8,28% 9-5,73% 2ª1/2 s. XV 61-34,07% 53-29,60% 6-3,35% 3-1,67% 30-16,75% 1-0,55% 11-6,14% ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 223 224 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL REPV 2/5 REPV 1/6 REPV 1/9 RE+D 1-0,63% 10-6,36% 1-0,55% 4-2,23% 1-0,55% 8-4,46% RD = Renta en dinero; REFC = Renta en especie fija de cereal; REPC = Renta en especie proporcional de la producción de cereal; REFV = Renta en especie fija de vino; REPV = Renta en especie proporcional de la producción de vino; REFCS = Renta en especie fija de castañas; REPCS = Renta en especie proporcional de la producción de castañas; RE+D = Renta mixta en dinero y especie. 3. RENTA DERIVADA DEL RECONOCIMIENTO DEL SEÑORÍO Son las prestaciones en trabajo, las exigencias que más netamente se derivan de la expresión de señorío que el gran propietario ejerce sobre el conjunto de campesinos que integra su dominio. De entre ellas cobran una mayor relevancia las sernas, herencia del sistema señorial romano, que en virtud del reconocimiento de señorío sobre las tierras que usufructuaban, se manifiestan como la imposición hacia los vasallos de una serie de faenas agrícolas durante un espacio de tiempo determinado en la reserva señorial35. Gran parte de estas prestaciones laborales, estaban estrechamente vinculadas a actividades de carácter agrícola relativas al cultivo de cereales (arar, sembrar, segar), viñedos (podar, vendimiar), monte (recolección de frutos y leña), y transporte de los frutos de las cosechas36. Otras, en cambio, se alejaban de esta naturaleza estrictamente agraria centrándose en la obligación, exigida al campesino en razón del señorío que sobre él era ejercido, relativa a la construcción de cercas o caminos, reparación de puentes o servicios de mandadería37. La pervivencia de este tipo de exigencia conlleva una cronología que abarca desde el siglo X, en el que aparecen las primeras, hasta la segunda mitad del siglo XIII, momento en el que las menciones comienzan a descender en cuanto presencia documental se refiere, gracias a un proceso de conmutación de las prestaciones en trabajo por censos en dinero o especie38. Esta tendencia, común en toda Europa, viene originada por la gran demanda de numerario requerida por los diferentes señores, ante la perspectiva de una sociedad cada vez más mercantilista, y en consecuencia, más acorde con la necesidad de una reducción de la explotación directa a favor de la indirecta39. El exiguo número de referencias correspondientes a este tipo de prestaciones, es un hecho que ya se parece evidenciar en Galicia entre mediados del siglo XII y el XIII40. En la documentación objeto 35 Enrique RODRÍGUEZ-PICAVEA, La formación del feudalismo en la meseta meridional castellana: los señoríos de la Orden de Calatrava en los siglos XII-XIII, Madrid, 1994, p. 346. 36 María Isabel ALFONSO DE SALDAÑA, La contestación campesina a las exigencias de trabajo señoriales en Castilla y León. Las formas y su significación simbólica en Habitar, producir, pensar el espacio rural. De la Antigüedad al Mundo Moderno, (Paola MICELI, y Julián GALLEGO, eds.), Buenos Aires, 2008, pp. 257-289/261-262. 37 Carlos de AYALA MARTÍNEZ et al., Economía y sociedad en la España medieval, Madrid, 2004, p. 73. 38 Julián CLEMENTE RAMOS, Las sernas en el Becerro de las Behetrías, “Homenaje al profesor Juan Torres Fontes”, 1, (1987), pp. 299-318/310-312. 39 Maurice DOBB, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, México D.F., 2005, pp. 49-106. 40 Mª.L. RÍOS, As orixes do foro, pp.128-135. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 225 de este estudio, la serna especificada como tal, presenta un escaso protagonismo, ya que solamente aparece mencionada en dos ocasiones, ambas en la primera mitad del siglo XIV41. La obligación de que uenades a seara o de lavrar na searra, confirma la polisemia del término, que incide tanto en la denominación de la tierra señorial o reserva, como en la prestación consistente en labrar42. En cuanto a la duración de la misma, varía de la vez por semana requerida por el monasterio de Pombeiro, al día mensual solicitado por el de Santa María de Ferreira. Este último supuesto, coincide con la pauta generalizada en el resto de la corona de Castilla, de limitar esta exigencia en el peor de los casos a una vez al mes43. Sin embargo, la serna semanal relativa a la colección diplomática de Pombeiro, se encuentra en este periodo mucho menos documentada, siendo más frecuente encontrársela en la época altomedieval, y orientada sobre una población claramente servil44. Es por ello lógico pensar, que la pervivencia de este modelo de renta, venga explicada por un aumento de la demanda de mano de obra en periodos temporales muy puntuales del año. Concretamente en este foro, se menciona la semana de San Sebastián en Enero, tiempo proclive a ciertas tareas agrícolas como la poda de las viñas, o la siembra de variedades de cereal de ciclo intermedio o precoz. La escasez de referencias, respecto a este tipo de prestaciones laborales, se puede entender a causa de la pérdida del peso específico que sufre en esta época la reserva frente la gestión indirecta del patrimonio monástico, pero tampoco se puede desdeñar la idea que apunta a que estas prácticas fuesen tan comúnmente aceptadas y sobreentendidas por el campesino en su condición de vasallo, que no tuvieran necesidad de una expresión escrita45. Una mayor presencia documental adquiere el término servicio, que para Alfonso de Saldaña en el ámbito de las tierras castellanoleonesas no es sino sinónimo de serna46. Esta afirmación se constata en la documentación de San Vicente del Pino, donde estos servicios quedan referidos en veintinueve ocasiones, siendo los más comunes los servicios de era (diez menciones), los de malla (seis menciones) y los de lagar (dos menciones), obligaciones todas ellas, íntimamente ligadas al final del proceso de producción agrícola. Es en 1453, cuando comienza una propensión a la conmutación de estas prestaciones por una renta en especie47, tendencia que se hace predominante a partir de 146148. Dos exigencias, también incluidas en la colección diplomática de este monasterio, se hallan estrechamente vinculadas al concepto de serna, en la primera el forero ha de satisfacer un seruiço con o corpo un día cada 41 ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 2022. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino, pp. 87-88. AFP., 1/38. Ed. José Ignacio FERNÁNDEZ DE VIANA Y VIEITES, Colección diplomática del monasterio de Santa María de Ferreira de Pantón, Lugo, 1994, pp. 60-61. 42 Santiago JIMÉNEZ GÓMEZ, Análisis de la terminología agraria en la documentación lucense del siglo XIII en Actas de las I Jornadas de Metodología Aplicada de las Ciencias Históricas, v.2, Santiago de Compostela, 1975, pp. 115-133/123. 43 Julián CLEMENTE RAMOS, La economía campesina en la corona de Castilla (1000-1300), Barcelona, 2004, p. 188. 44 Mª. I. ALFONSO DE SALDAÑA, La contestación campesina, pp. 257-289/261 45 Esperanza BOTELLA POMBO, La Serna: Ocupación, organización y explotación del espacio en la Edad Media (800-1250), Santander, 1988, p. 62. 46 María Isabel ALFONSO DE SALDAÑA, Las sernas en León y Castilla. Contribución al estudio de las relaciones socio-económicas en el marco del señorío medieval, “Moneda y crédito”, 129 (1974), pp. 153-210/166-168. 47 AHN, Sección clero, Carpeta 1205, nº 1. 48 AHN, Sección clero, Carpeta 1206, nº 7, nº 11; Carpeta 1207, nº 3, nº 6, nº 9, nº 14, nº 22; Carpeta 1209, nº 4. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 226 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL año49, en la segunda se le emplaza a que ajudedes a labrar a o prior50. Otra categoría en el seno semántico del término servicio, es la que hace referencia a la observancia por parte del vasallo de facilitar a su señor alimento y albergue, cada vez que le fuera a visitar51. Esta acepción, sería tan común en la documentación gallega medieval, que Villa-amil y Castro en su estudio sobre los foros de Galicia, llegó a otorgar al servicio y al yantar el mismo significado52. Por último, no es inusual la presencia de la fórmula et daredes de o por seruiço, excluyéndose cualquier tipo de especificación relacionada con la naturaleza de dicha prestación. Esta modalidad, aparece en la colección diplomática de San Vicente del Pino en siete ocasiones, y en la de Pombeiro en otras dos, prevaleciendo la renta en especie (cinco menciones), sobre las estipuladas en dinero (dos menciones), y sobre aquéllas tres en las que no se concreta el carácter de tal detracción. Bien es posible que estos servicios, no fuesen más que la conmutación en especie y dinero de una antigua prestación laboral, pero también es probable que su significación pueda tener origen en el reconocimiento de señorío del que ha de ser partícipe el forero, a través de una visita anual a los rectores monásticos, siempre acompañada de una serie de viandas entre las que no podía faltar el pan, la carne y el vino53. El obsequio, por parte del vasallo a su señor, de un cerdo con su pan y vino el día de San Andrés, constituía la forma corriente de satisfacer este derecho, que hundía sus raíces en la Alta Edad Media, periodo en el que los términos obsequium y servitium eran usados para denominar las obligaciones del encomendado54 La escasez de referencias nominales a este tipo de derecho señorial en los contratos forales del monasterio de San Vicente de Pombeiro, se explica por la dispensabilidad del requisito relativo a la formulación escrita de dicho término en cuestión ; en cinco ocasiones, la renta y plazo de entrega típicas de tal detracción se establecen según el uso y costumbre de la tierra, del coto, o del monasterio sin que el cenobio considere necesario, por sobreentendido, que el vocablo servicio quede reflejado en el documento55. Estrechamente vinculada con esta detracción, se sitúa la obligación del forero de honrar la fiesta patronal de los distintos monasterios con una boa vianda o con daquello que teverdes. Esta costumbre, tuvo un arraigo especial en el dominio del monasterio de San Vicente de Pombeiro, siendo su presencia algo más moderada en el de San Vicente del Pino, mientras que en el ámbito de Santa María de Ferreira, su protagonismo fue mucho menor, y solamente circunscrito a la segunda mitad del siglo XV. Este acto de romería comportaría una significación implícita de sometimiento, fidelidad y respeto hacia el prior y el convento56. De carácter más circunstancial y extraordinario que el servicio y el yantar, se encuentra la colleita, prestación consistente en la reclamación, a discreción de los rectores monásticos, de carne, pan y vino una vez al año. Esta prestación es ocasional, tal como se refleja en 49 AHN, Sección clero, Carpeta 1201, nº 5. AHN, Sección clero, Carpeta 1206, nº 16. 51 “…et paredes mays cada hun anno a os priores que foren do dito mosteyro, un seruiço, que seja sen maliçia, por dia de San Pedro do mes de juyo…” (AHN, Sección clero, Carpeta 1204, nº 3). 52 J. VILLA-AMIL, Los foros de Galicia, pp. 95-96. 53 Manuel LUCAS ÁLVAREZ y Pedro LUCAS DOMÍNGUEZ, El monasterio de San Clodio do Ribeiro en la Edad Media: estudio y documentos, A Coruña, 1996, p. 181. 54 Abilio BARBERO y Marcelo VIGIL, La formación del feudalismo en la Península Ibérica, Barcelona, 1991, p. 170. 55 ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 3750 y 3751, 4100, 4461, 4647, 4961. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 174-175, 228-229, 260-261, 291-292, 314-315. 56 M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, p. 45. 50 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 227 el único documento en el que aparece especificada57, siendo solamente susceptible de ser satisfecha cuando fuese demandada por arbitrio monástico, y nunca en caso contrario, circunstancia que no hacía de ella una detracción fija de carácter anual como sucedía con el yantar. El yantar, así como la posada, son prestaciones que a partir del siglo XI, y al igual que sucedería con los atributos de justicia propios de la monarquía, son adquiridos por los distintos poderes señoriales, de acorde con el proceso de formación del señorío banal o jurisdiccional58. Partiendo de esta coyuntura, los señoríos monásticos se convertirían en sujetos activos en la recepción de dichas exigencias, primero en el marco jurisdiccional de los cotos, a raíz de los privilegios concedidos por los distintos monarcas, para más adelante extender, utilizando los contratos forales como mecanismos vehiculares, dichas prerrogativas señoriales a todos sus vasallos.59 En Castilla y León, el deber de alojamiento del rey o señor, a diferencia de siglos precedentes, acabaría por tener un carácter generalizado a partir del siglo XIII, siendo mucho más común en León que en Castilla. En relación con otras prestaciones como el conducho, la posada o el hospedaje, es el yantar el que con más frecuencia es requerido60. En consecuencia, las instituciones señoriales además de ser receptoras del yantar, también se constituirían en sujetos pasivos, al estar obligadas a satisfacer dicho tributo al soberano. No obstante, el monarca en ocasiones, eximía a los monasterios del pago del yantar, situación que se dio en 1259 cuando Alfonso X exonera al cercano monasterio de San Salvador de Chantada tanto del yantar como del pedido61. Esta liberación de derechos reales, podría albergar únicamente una naturaleza parcial, como se desprende en 1277, cuando este mismo monarca, correspondiendo a la petición de los abades de los monasterios cistercienses de Galicia, ordena a su merino mayor que no les exija el pago del yantar, pero que mantenga la vianda, y que les cobre el conducho en caso de una visita real por los dominios de dichos monasterios62. El conducho y el yantar pueden parecer figuras semejantes, sin embargo, mientras el primer término es empleado en relación al servicio de alimentos, el segundo va estrechamente vinculado a una obligación pecuniaria63. De este modo, el conducho no se redime ni se sustituye por un censo en metálico, y lo que es más relevante, el señor no solo albergaba el derecho de reclamar el conducho, sino que tenía además la obligación de consumirlo in situ64. En lo relativo a la documentación monástica del ámbito de este estudio, aunque el conducho como expresión vinculante se encuentra ausente de los contratos forales, la obligación del forero, no dejaría de encaminarse hacia el deber de dar de comer y beber sin malicia, al mayordomo o a cualquier enviado 57 “Et que me diades de cada hun anno huna colleyta de pan et de carne et de vinno, a min et a dous ommes et a hun moço et huna besta seendo uos demandado en no dito anno. Et non uos seendo demandado que non sejades a elo tiudo” AHN, Sección clero, Carpeta 1198, nº 9. 58 Georges DUBY, Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía europea (5001200), Madrid, 1999, p. 288. 59 Eleutino ÁLVAREZ ÁLVAREZ, El yantar y el hospedaje foral en el sur de Galicia (1340-1450), “Boletín Auriense”, 13 (1983), pp. 137-144/138 60 Miguel Ángel LADERO QUESADA, El sistema impositivo en Castilla y León. Siglos X-XIII en I jornadas sobre documentación jurídico-administrativa, económico-financiera y judicial del Reino Castellano leonés, (Ángel RIESCO TERRERO, coord.), Madrid, 2002, pp. 283-302/291. 61 AHN, Sección clero, Carpeta 1067, nº 12. 62 Luis SÁNCHEZ BELDA, Documentos reales de la Edad Media referentes a Galicia, Madrid, 1953, p. 349, documento nº 804. 63 Nilda GUGLIELMI, Posada y yantar. Contribución al estudio del léxico de las instituciones medievales, “Hispania”, 102 (1966), pp. 165-219/191. 64 María Isabel LORING GARCÍA y Abilio BARBERO DE AGUILERA, “Del palacio a la cocina”: estudio sobre el conducho en el fuero viejo, “En la España medieval”, 14, (1991), pp. 19-44/28. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 228 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL del monasterio, que acudiese a partir y medir la cosecha, y recaudar la correspondiente renta. A diferencia de lo que sucedía en las áreas de dominio de la mayoría de los monasterios del sur de Galicia, donde fue habitual la identificación de la palabra yantar con una renta en dinero65, en la Tierra de Lemos, en cambio, dicho vocablo solamente aparece en una ocasión, y relacionado con el pago a la abadesa de Santa María de Ferreira de pan et de viño et de carnes66. En consecuencia, es plausible colegir que la conmutación de esta exigencia por una renta en numerario, al menos en lo que a esta comarca se refiere, estuvo lejos de producirse. Junto al yantar, otra prestación típicamente jurisdiccional, es la referida a la obligación del vasallo de hospedar y dar albergue al señor. Esta prerrogativa, sólo acontece en dos ocasiones dentro de las colecciones diplomáticas de los tres monasterios estudiados, en la primera, el forero ha de agasajar al prior o al monje cuando por éstos for neçesario de pousar en no dito lugar67, en la segunda, la abadesa tiene derecho de recibir lume e agoa e sal e quama sen pecunia lebar, cuando se hospede en la casa que ha cedido mediante foro en Monforte68; exigencia que comparte el obispado de Lugo en provecho de sus beneficiarios, en compensación por la cesión del dominio útil de viviendas situadas en esta misma villa69. Es cierto que la satisfacción de este tipo de prestaciones, no solamente alteraba la vida cotidiana del campesinado, sino que también mermaba sus ya de por si escasos excedentes. Sin embargo, la finalidad última perseguida por las instituciones señoriales no era tanto económica como social, lo que realmente se buscaba con estas exigencias, era el reconocimiento del señorío por parte del vasallo70. La similitud de estas cargas con las prestaciones en trabajo, estribaba en que ambas entrañaban una manifestación pública y externa del domino señorial, y de la dependencia campesina, siendo a su vez generadoras de un fuerte impacto psicológico en el seno del campesinado71. Relacionadas con las prestaciones laborales, pero de distinta naturaleza, son aquéllas condiciones de obligado cumplimiento para hacer efectivo el foro, orientadas a la mejora del bien aforado durante el tiempo de disfrute de dicho bien. En este punto cada monasterio expone sus preferencias, no obstante la documentación refleja una serie de tareas recurrentes demandadas por todos los cenobios, encaminadas a incrementar la productividad de la explotación cedida. La más común, fue la relativa a cultivar vid a expensas del monte yermo, o para maximizar el rendimiento de un terreno ya en explotación, articulándose una política de nuevas roturaciones, recurrente en la mentalidad de los rectores monásticos desde la primera mitad del siglo XV en adelante, con el fin de paliar de alguna forma los efectos de la crisis de la segunda mitad de la centuria anterior, adaptando la producción, tanto a la demanda de los mercados urba65 E. ÁLVAREZ, El yantar y el, pp. 137-144/142. AFP., 2/136. Ed. J. I. FERNÁNDEZ DE VIANA, Colección diplomática del, pp. 174-175. 67 ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 4220. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 236-237. 68 AFP., 3/205. Ed. J. I. FERNÁNDEZ DE VIANA, Colección diplomática del, pp. 273-274. 69 “…et que quando se aconteçer de yr et estar en a dita villa de Monforte algun beneficiado desta iglesia que lle dedes pousada et cama en a dita casa et agoa et fogo et sal…” AHN, Códice 419 B, f. 22r. Ed. María Xosé PORTELA SILVA, Documentos da catedral de Lugo. Século XV, Santiago de Compostela, 1998, pp. 298-299. 70 Francisco Javier FERNÁNDEZ CONDE, El señorío del cabildo ovetense: estructuras agrarias de Asturias en el tardo medievo, Oviedo, 1994, p. 154. 71 Julián CLEMENTE RAMOS, Supuestos teóricos para el análisis de las estructuras señoriales en Señorío y feudalismo en la Península Ibérica, (E. SARASA y E. SERRANO, Eds.), v. 3, pp. 57-68/63. 66 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 229 nos como a la evolución de precios agrarios del momento72. La política más usual de los diferentes monasterios sería la encaminada, dado que estas condiciones repercuten en provecho del propietario eminente, a suavizar el rigor de las detracciones del fruto de estas nuevas roturaciones, y en menor medida, a eximir del pago de las mismas durante el periodo de tiempo estipulado de carencia, hasta que la productividad plena fuese una realidad. Un condicionante más para hacer efectivo el contrato de foro, sería el referente a la acción de plantar árboles, y más concretamente castaños, requisito usual, tanto en la documentación de San Vicente del Pino como en la de San Vicente de Pombeiro. En lo que respecta a este último monasterio, famoso por la importancia de la castaña como renta-producto dentro de su patrimonio, las obligaciones del forero van más allá del mero plantío, y se dirigen hacia ciertas actividades, como la poda y el injerto, necesarias para que estas especies arbóreas alcanzasen los niveles exigidos de productividad73. Por último, hay que señalar una última cláusula, no carente de cierta asiduidad en los contratos forales, y de cumplida observancia por parte del forero, correspondiente a aquellas labores encaminadas a garantizar el buen estado de conservación, e incluso si fuese menester la construcción, tanto de las viviendas campesinas como de sus anexos, mayoritariamente bodegas, lagares y cortes74. Tampoco hay que olvidar, que de entre las prestaciones a las que el forero se halla sujeto en virtud de su dependencia personal, se encuentra la especificada como transporte de la renta-producto a los centros establecidos para la recaudación de la misma. Si bien, en la mayoría de las ocasiones está condición queda formalizada, en otras, sería el agente señorial el encargado de realizar dicha tarea75. Una exigencia señorial, poco estudiada por la historiografía gallega, pero no por ello exenta de presencia documental, es la que hace referencia a la sujeción del vasallo a la tierra. El instrumento propiciatorio de tal imposición es el propio foro, que como ya se apuntó, constituye el vehículo más adecuado para la transmisión y extensión de las obligaciones señoriales originarias de los cotos al resto del campesinado. Es bien sabido, que uno de los mayores objetivos de los rectores del señorío está vinculado con el interés que manifestaban los mismos, por mantener unos moradores estables en el seno de los núcleos de población y explotación76. Este propósito, subyacía en las cláusulas forales que impelían al campesino a morar y poblar, o hacer morar y poblar por él mismo o por otro los casales aforados77, íntimamente ligada a esta disposición, se halla la expresa prohibición impuesta al forero de enajenar el foro, sin licencia del monasterio, en beneficio de quien no comparta su condición vasallática78 o inclusive, a cualquier persona que habite fuera del coto79, es decir, que el cambio de residencia del 72 José Antonio LÓPEZ SABATEL, Cultivos agrícolas en la Ribeira Sacra durante los siglos XIV y XV, “Espacio, Tiempo y Forma”. Serie III, 20 (2007), pp. 183-198/187-188. 73 José Antonio LÓPEZ SABATEL, Paisaje agrario y prácticas agrícolas en la Ribeira Sacra (Galicia) durante los siglos XIV y XV, “Anuario de Estudios Medievales”, 38 (2008), pp. 213-234/225. 74 José Antonio LÓPEZ SABATEL, Aproximación al suelo habitable en la Ribeira Sacra durante los siglos XIV y XV, “Espacio, Tiempo y Forma”. Serie III, 19 (2007), pp. 293-303/ 297-303. 75 ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 4356 y 4360. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 248-249 y 250-251. AFP., 1/74. Ed. J. I. FERNÁNDEZ DE VIANA, Colección diplomática del, pp. 102-103. 76 J. A. LÓPEZ, Aproximación al suelo, pp. 293-303/297. 77 AHN, Sección clero, Carpeta 1206, nº 7. ACO, Monástica, Pombeiro, núm. 3186. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 117-118. 78 Mª L. RÍOS, As orixes do foro, p. 230. 79 ASVM, Carpeta 4, nº 7. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 230 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL dependiente, solamente es posible, siempre y cuando esta libertad de movimientos no suponga un perjuicio para el señor en relación con sus derechos sobre los hombres y la tierra80, de este modo, los señores se garantizan que los núcleos de población y explotación, con indiferencia de quien sea el vasallo, siempre estén habitados y explotados, sin peligro de que se reduzca así su capacidad generadora de renta fiscal. Paralelamente a esta tendencia monástica se encamina otra estipulación, por medio de la fórmula nen tomaredes amadego de ninguno, dirigida a impedir que el forero criase descendientes de hidalgos a cambio de la supresión de determinadas cargas fiscales. El amádigo, al igual que sucedió con la profiliación, suponía la admisión de un extraño procedente de un grupo social superior en el seno de una familia campesina, y de este modo, facultar su participación en la herencia como un miembro mas de la misma. Esta institución típicamente galaico-portuguesa, y de aquí su proscripción en la documentación foral, llegó a constituir una excelente plataforma de ascenso social de la hidalguía, al favorecer la extensión de sus relaciones de vasallaje a expensas del dominio señorial monástico81. Por otro lado, la sujeción a la tierra, no sólo se limitaría a satisfacer la ocupación efectiva y permanente del suelo junto con la reproducción a largo plazo de una renta, con independencia de quién fuese el vasallo capacitado para tal fin, en ocasiones, la prohibición de abandonar el coto monástico sin licencia es explícita, y su trasgresión, conlleva la invalidez del contrato foral, habilitando al monasterio para llegar un acuerdo con otro forero que sí esté dispuesto a cumplir tal condición82. Esta disposición, aproxima a algunos de los campesinos residentes en los cotos, a una situación similar a la que sufrían los payeses catalanes sujetos a la condición de remensa, puesto que con dicho término, no sólo se designa el hecho de que una persona no pueda moverse, sin pagar un rescate del predio donde trabaja y vive, sino que además, significa la imposibilidad de cualquier tipo de movilidad si así lo establece su señor83. Por otro lado, y tal como se desprende de un foro suscrito por el monasterio de San Vicente de Pombeiro, aunque la primera voz quedase adscrita al dominio señorial, el monasterio abre la posibilidad de dos líneas de actuación en relación con los herederos a la muerte del padre: la primera, que éstos sigan habitando el coto, con lo que estarían sujetos a la renta territorial pero exentos de los llamados foros miúdos, la segunda, que trabajen heredades fuera del coto, situación en la que dicha dispensa no se contemplaría, por lo que quedarían sometidos al pago de dicha detracción como testimonio de reconocimiento de señorío84. Por lo que se puede colegir, si bien el pago de un rescate señorial no se contempla explícitamente como precepto liberador de la adscripción de la tierra, tal como sucedía en Cataluña o incluso en Castilla y León85, es del todo plausible afirmar que el espíritu de la norma prevalece ya que, en este caso, no sólo la movilidad del campesinado resulta onerosa en beneficio del señor 80 José Luis MARTÍN, ¿Campesinos de remensa en Castilla y León? (siglos XII y XIII), “En la España Medieval”, 3 (1982), pp. 37-48/39, 31 y 45. 81 José Antonio LÓPEZ SABATEL, Resistencias parciales y abiertas: conflicto de clases en el medio rural gallego (siglos XIII y XV), “Estudios humanísticos. Historia”, 7 (2008), pp. 103-137/135. 82 “…et demais se vos o dito Martino ou a dita vossa muller o perssona vos fordes morar fora do dito couto de Doade san nosa liçençia que este foro todo seia vago en nosas maos et que nos o dito don abbade et convento posamos del proveer a quen por ben tevernos sen pena ningua…”, ASVM, Carpeta 1, nos 7 y 26; Carpeta 4, nº 13. 83 Assumpta SERRA I CLOTA, Economía y sociedad a lo largo del siglo XIV en la Cataluña Central: efectos de la peste negra en Señorío y feudalismo en la Península Ibérica, (E. SARASA y E. SERRANO, Eds.), v. 3, pp. 449-472/460. 84 “…e se os ditos herdeiros labraren outras herdades, que non sejan deste dito lugar, que paguen os foros miudos ao dito moesteiro, e non sejan quitos, salvo o que morar o dito lugar…” AHPO, Pergaminos, Pombeiro, núm. 20. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 218-219. 85 J. L. MARTÍN, ¿Campesinos de remensa, pp. 37-48/38-39. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 231 sino que además, éste consigue que el alejamiento del vasallo no suponga una mengua de su dominio sobre los hombres aún al margen del ámbito meramente territorial. En el campo de las rentas señoriales propias de la documentación foral, destaca la derechura o foro como detracción estrechamente identificada con la sumisión del forero al dominio señorial86. En un principio, con el término foro se designaría al conjunto de rentas que recibe el señor propietario, tanto como resultado de la cesión del dominio útil como en reconocimiento de señorío, es por ello que, tal como acontecía en León, en Galicia se puedan establecer ciertas similitudes entre esta figura jurídica y la infurción castellana, al ser ambas instituciones máximas expresiones de dependencia territorial y señorial87. En este sentido, para la mayoría de los autores, la infurción no sería más que el pago por el reconocimiento del dominio eminente del suelo que satisface el cultivador de tierra ajena o el que habita el solar del señor88. Es más, a partir de la recepción del derecho común, se empezaría a dar el nombre de infurción a los censos que el poseedor del dominio útil ha de pagar a su señor. En consecuencia, a este proceso de asimilación terminológica, no sería ajena la voz foro, en la mayoría de los casos idéntica a la de infurción, desarrollándose una unificación semántica que llegaría a completarse en el siglo XVI89. No sería hasta el siglo XIII, y bajo una coyuntura tendente a incrementar el poder jurisdiccional sobre los dependientes, cuando se empiece a diferenciar dentro del contrato foral, una renta recognoscitiva de dicho poder también denominada foro o derechura90. Conforme a su originaria doble naturaleza territorial y señorial, esta renta aparece en la documentación bajo su formulación más característica, también conocida por la denominación de foros miúdos, y consistente en gravar aquellos espacios agrícolas, en la mayoría de los casos huertos, cortiñas, árboles frutales, linares y nabales, que se ven excluidos del pago de la renta principal proporcional de la cosecha, y sujetos a una renta fiscal estipulada en pequeñas cantidades en metálico, o en la entrega de especies agrícolas y ganaderas ajenas a la explotación directa de dichos terrenos91. Se trata en suma, de una renta de reconocimiento señorial, propiciada por el interés de los rectores monásticos de reafirmar sus derechos sobre aquellos dominios excluidos de la documentación como generadores de la renta propietaria principal92. Disposición de los señores, que como más arriba se señaló, no sólo se circunscribe al dominio sobre la tierra, sino que también se orienta a consolidar el dominio sobre los hombres, al anular la exención en el pago de foros miúdos a aquellas voces que trabajen heredades fuera del coto monástico. Estas exigencias, pese a su escaso valor económico supondrían una considerable carga sobre las espaldas del campesinado, su carácter señorial y extraeconómico haría de dichas exacciones, al margen del bien aforado, una obligación que el campesinado no tendría más remedio que asumir criando unos determinados animales para ser entregados, según discreción del señor en fechas concretas, con independencia 86 Adolfo FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, O Mosteiro femenino de San Miguel de Bóveda na Idade Media. Estudo histórico e colección documental (séculos XII-XV), A Coruña, 2005, p. 45. 87 José Antonio SEBASTIÁN AMARILLA, Del “fuero” al arrendamiento. Tenencia y explotación de la tierra en León entre la Edad Media y la Edad Moderna, “Revista de Historia Económica”, 17 (1999), pp. 305-341/313. 88 Remedios MORÁN MARTÍN, Naturaleza jurídica de la infurción, I: Concepto y evolución, “Boletín de la Facultad de Derecho de la UNED”, 2 (1992), pp. 77-108/96. 89 Remedios MORÁN MARTÍN, Naturaleza jurídica de la infurción, II: Figuras afines y evolución hasta el siglo XVI, “Boletín de la Facultad de Derecho de la UNED”, 3 (1993), pp. 153-199/177-182. 90 Mª L. RÍOS, As orixes do foro, pp. 142-145. 91 J. A. LÓPEZ, Cultivos agrícolas en la, pp. 183-198/196-197. 92 Mª L. RÍOS, As orixes do foro, pp. 85 y 146. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 232 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL de la adaptación de la crianza al medio de la explotación cedida y a su coste de producción93. Además de la fórmula por orta e lino e naual e froyta, la derechura se paga bajo el enunciado por todalas outras cosas que Deus y der, o simplemente de renda, en unos días determinados al año dependiendo de cada monasterio. Así, en lo que respecta tanto a Santa María de Ferreira como a San Vicente del Pino, la fecha más común es el día de San Martín, mientras en San Vicente de Pombeiro los días elegidos con más frecuencia son lo que corresponden a San Vicente y San Andrés. Al igual de lo que sucedía con la renta proporcional de la cosecha, y como más adelante se verá, con el pago de la luctuosa, es común observar, sobre todo en lo que se refiere a la documentación de San Vicente de Pombeiro, un incremento de acuerdo con la sucesión de voces, de la renta en dinero como pago de la derechura, siendo las últimas las que más cantidad hayan de satisfacer. Es posible, que este proceder venga determinado ante la toma de conciencia de una más que probable depreciación de la moneda en una época de continuas devaluaciones, pero también esta línea de actuación hay que situarla en el contexto de una política monástica, orientada a endurecer las rentas señoriales como contraprestación a la tendencia generalizada en el interior de la Galicia meridional del siglo XV, consistente en suavizar las exacciones derivadas de la propiedad de la tierra94. Quizá la renta señorial más peculiar de tierras gallegas sea la luctuosa, una tasa relacionada con la intervención señorial en las sucesiones, que consistía en el derecho del señor a cobrar un canon tras la muerte del forero titular con el fin de que pudiera heredar el foro su o sus sucesores95. Una institución de origen indoeuropeo, existente en Galicia seguramente desde antes de la Edad del Hierro, que en sus comienzos se articulaba como una indemnización que recibía el hombre libre propietario al verse privado de los servicios, en caso de muerte, de alguno de sus vasallos96. Esta detracción, al igual que sucedía con el nuncio en Castilla, es predominantemente monetaria, puesto que solamente en una ocasión, y en el tardío año de 1481, se exige el pago de una pieza de ganado, quizá reminiscencia de la forma más antigua de la carga y de su doble significación como modelo de pago y como elemento de estratificación97. En todos los casos en los que aparece la luctuosa, los bienes aforados son constituidos por unidades de poblamiento y explotación (lugares, casales o casares), y en función del valor de estos espacios y de la condición del receptor del foro, se determinaría la cuantía del canon a satisfacer. Dicho importe compone un amplio abanico que va desde los cien maravedíes por la transmisión del foro de tres lugares98, a los dos sueldos que se reclaman por un solo lugar99. Esta tasa, con relativa frecuencia, al igual que sucedía con la derechura, estaría sujeta a un incremento proporcional al orden de las voces que se sucediesen en el foro. En cuanto al número de menciones correspondientes a la luctuosa, en el seno de la documentación monástica de este territorio, se puede deducir una importancia de esta carga sucesoria no demasiado reveladora. De este modo, la presencia de dicho canon se establece en el 16,90%, 13,71% y 7,80% de todos los foros, entre los siglos XIII y XV, de las colecciones diplomáticas de San Vi93 Mª C. SÁNCHEZ, El Bajo Miño en, p. 149. E. ÁLVAREZ, Las exigencias señoriales en, pp. 117-152/130. 95 “…et dardes loytosa cada un de uso quando morrer ao dito moesteiro…” AHPO, Pergaminos, Pombeiro, núm. 6. Ed. M. LUCAS y P. LUCAS, El priorato benedictino de, pp. 89-90. 96 Andrés PENA GRAÑA, Galicia, cuna de los celtas de la Europa Atlántica, “Anuario brigantino”, 30 (2007), pp. 57-88/64. 97 Julián CLEMENTE RAMOS, Mañería y nuncio en el Becerro de las Behetrías, “Norba. Revista de historia”, 7 (1986), pp. 71-80/74 y 79. 98 AHN, Sección clero, Carpeta 1199, nº 3. 99 AHN, Sección clero, Carpeta 1199, nº 20. 94 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 RENTAS Y EXIGENCIAS FEUDALES EN LA TIERRA DE LEMOS 233 cente del Pino, Santa María de Ferreira y San Vicente de Pombeiro respectivamente. Porcentajes que se sitúan en la misma tónica para el mismo periodo, en relación con las exigencias de algunos monasterios próximos enclavados en el marco de la Ribeira Sacra (San Salvador de Chantada 14%, San Pedro de Rocas 10%), pero totalmente alejados de las proporciones de otros situados en la misma área geográfica (Santa Cristina de Ribas de Sil 67%, San Esteban de Ribas de Sil 32%)100. Un último punto digno de destacar, es el sentimiento de odio que albergaba el campesinado gallego debido al el pago de la luctuosa, sentimiento que colocaría a esta exacción en el epicentro de la conflictividad social del siglo XV. Esta coyuntura queda demostrada en la negativa en 1434 de los foreros del obispado de Tuy a pagar al cabildo la luctuosa declarándose en rebeldía101, reproduciéndose la misma negativa, ya en pleno levantamiento irmandiño, esta vez a cargo de los dependientes del monasterio de Sobrado102. 4. CONCLUSIONES La renta feudal, formulada en el marco de los contratos forales entendidos éstos como la pretensión señorial de extender sus derechos trascendiendo los límites originarios del coto, se articula no sólo por medio de la satisfacción de una cantidad de carácter económico y compensatoria de la cesión del dominio útil, sino también por la exigencia de ciertos derechos y servicios en reconocimiento del señorío que ha de manifestar el vasallo ante su señor. Al igual que sucede en otras latitudes de la geografía gallega, es evidente una relevancia de la renta en especie, sea ésta determinada por una cantidad fija o proporcional de la cosecha. Sin embargo, la evolución de este último tipo de exacción exhibe una progresión descendente en beneficio de la reclamación de una renta fija, coyuntura válida para las dos centurias bajomedievales en lo que respecta a Santa María de Ferreira y San Vicente del Pino y sólo observable en San Vicente de Pombeiro a partir de la primera mitad del siglo XV. En cuanto a la renta en dinero, los niveles de exigencia de estos tres monasterios hasta los inicios de la segunda mitad del siglo XIV muestran un incremento persistente, si bien en la documentación de Santa María de Ferreira esta tendencia se mantiene hasta el fin del periodo estudiado, en la de los otros dos cenobios, sufre una recesión que irá remitiendo a lo largo del siglo XV. Una peculariedad significativa de este espacio geográfico, en relación con la renta en numerario, responde a la inclinación por los rectores monásticos de fijar rentas de media o larga duración, contraviniendo la predisposición comúnmente aceptada en otros territorios consistente en estipular de corta duración o vitalicios aquellos foros de mediados del siglo XIV cuyas rentas se hubiesen de satisfacer en moneda. Otra particularidad corresponde a la generalización en los subforos del pago de una renta fija en especie en detrimento del numerario más usual en otras latitudes. En cuanto a la distribución y la evolución temporal de las rentas, se puede observar una propensión a una imposición más onerosa a partir de mediados del siglo XIV que se irá suavizando a medida que avanza la centuria posterior. No obstante, esta liviandad de los niveles de detracción con el fin de fijar al campesinado en las tierras de labor, tiene su contrapartida en la proliferación de exigencias derivadas del reconocimiento de señorío como sernas, servicios, colleitas, conduchos, yantares, posadas, derechuras, luctuosas y todas aquellas mejoras que en forma de prestación debe 100 Reyna PASTOR DE TOGNERI et al., Poder monástico y grupos domésticos en la Galicia foral (siglos XIII-XV). La Casa. La Comunidad, Madrid, 1990, pp. 206-207. 101 C. A. DEAÑO, Rivadavia y su comarca, p. 151. 102 Isabel BECEIRO PITA, La rebelión irmandiña, Madrid, 1977, p. 151. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 234 JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SABATEL introducir el forero en el bien aforado. Requerimientos que no sólo alteraban la vida cotidiana del campesinado sino que consumían los escasos excedentes que poseía. De hecho, una vez satisfecho el montante de la renta feudal, el campesino debería restar el 20% dedicado a simiente para el año siguiente, por lo que apenas le quedaría un 30% para el autoconsumo103. Por otro lado, la valoración de las rentas percibidas y su cuantificación final, es tarea imposible de alcanzar al sólo disponer de datos cualitativos, careciendo de la información necesaria para conocer la superficie de cada una de las unidades de producción aforadas, y en consecuencia, la producción media por unidad de superficie. Fecha de recepción del artículo: Febrero 2010 Fecha de aceptación y versión final: Mayo 2010 103 Robert FOSSIER, Historia del campesinado en el Occidente medieval, Barcelona, 1985, p. 145. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 211-234. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 235-272 ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS. UNA APROXIMACIÓN A LOS AFINES DEL ENTORNO DE LA CASA DE MOSCOSO (c.1411-c. 1510) 1 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS. AN APPROACH TO THE HOUSEHOLD OF MOSCOSO’S AFFINITY (C. 1411-C. 1510) CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN2 Universitat de Barcelona Resumen: El análisis del rol desempeñado por el entorno señorial de la casa de Moscoso a lo largo del siglo XV podría ayudar a aclarar muchas de las opciones y estrategias de afianzamiento desarrolladas en el complejo contexto señorial gallego. Con este fin presentamos una aproximación a determinados aspectos de la relación entre señores y afines. Abstract: The analysis of the role played by the lordship fellows of Moscoso’s household throughout the XVth century might help to clarify many of the options and strategies of finance in the chaotic Galician context. With this aim we present an approximation to certain aspects of the relationship among lords and individuals, related to the lords in different degrees. Palabras clave: dinámicas señoriales; afines; casa; Moscoso; Galicia. Keywords: lordship dynamics; relates; household; Moscoso; Galicia. SUMARIO 1. Introducción.- 2. Los miembros de la casa y la configuración del señorío.- 3. Las familias afines.- 4. El cambio de la lealtad.- 5. La deuda como marco de relación entre el afín y el señor.- 6. Entorno y violencia señorial.- 7. Recapitulación. – 8. Apéndice: Afines de la Casa de Moscoso. 1 Amb el suport del Comissionat per a Universitats i Recerca del DIUE de la Generalitat de Catalunya i del Fons Social Europeu. Abreviaturas utilizadas: ADM = Archivo Ducal de Medinaceli; AEM = Anuario de Estudios Medievales; AGS=Archivo General de Simancas; AHDS = Archivo Histórico Diocesano de Santiago; AHUS = Arquivo Histórico Universitario; APDP = Arquivo Provincial Diputación de Pontevedra; ARCHV = Archivo Real Chancillería de Valladolid; ASPA = Archivo de San Paio de Antealtares; CA = José GARCÍA y María José PORTELA, La casa de Altamira durante el Renacimiento. Estudio introductorio y colección diplomática, Santiago de Compostela, 2003; CEG = Cuadernos de Estudios Gallegos; EM = En la España Medieval; TF = Ángel RODRÍGUEZ (ed.), Las fortalezas de la mitra compostelana y los irmandiños, Pontevedra, vol. I-II, 1984; VA =Vasco de APONTE, Recuento de las casas antiguas del Reino de Galicia (M. DÍAZ et al., eds.), Santiago de Compostela, 1986. 2 Queremos agradecer y reconocer toda la ayuda que desinteresadamente nos prestó Julio J. Guardado a lo largo de nuestra investigación, nuestra labor fue mucho más fácil gracias a él. Lamentablemente, hay deudas que ya no podremos pagar. Por otro lado, hemos de agradecer los consejos del Dr. Prim Bertran y de Víctor Muñoz. 236 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN 1. INTRODUCCIÓN En los últimos años se ha avanzado en el estudio de las principales casas nobles del Reino de Galicia3. No obstante, la casa4 de Moscoso, cuyo ascenso en el panorama señorial gallego del siglo XV es especialmente rápido, no cuenta aún con un estudio monográfico amplio, si bien cuenta con alguna aproximación relevante5. En este sentido, pese al volumen documental a disposición del investigador sólo ha habido un intento claro de trazar la trayectoria de un personaje relacionado con esta casa6. En cualquier caso, no deberíamos entender tal progresión como derivada en exclusiva de su habilidad política, de sus alianzas con otras grandes familias, de sus éxitos militares... El control de un territorio y la articulación de un señorío efectivo, sus implicaciones económicas y sociales7, se traducen en la necesaria existencia de un personal capaz de vertebrarlo. Esto, nos conduce a contemplar a 3 Ha habido estudios notables, tanto por su calidad como por el volumen documental empleado. Sin entrar en los estudios de conjunto realizados por J. García Oro, destacaríamos Eduardo PARDO, Los señores de Galicia. Tenentes y Condes de Lemos en la Edad Media, vols. I-II, A Coruña, 2000; J. GARCÍA y M. J. PORTELA, Los Fonseca en la Galicia del Renacimiento. De la guerra al mecenazgo, Noia, 2002; CA y José Francisco CORREA, A casa de Andrade 1160-1540. Nobreza, mentalidade e ideoloxía na Galicia baixomedieval, Noia, 2009. Este último dedica parte de su investigación al análisis de la estructura familiar de la casa, matrimonios... Ya en Marta GONZÁLEZ, El arzobispo de Santiago: una instancia de poder en la Edad Media (1150-1400), A Coruña, 1996, se presta cierta atención a la problemática del análisis de los linajes de la Terra de Santiago. 4 Empleamos el término casa atendiendo a la categorización y las precisiones que sobre ello se hacen en: Ignacio ATIENZA, Pater familias, señor y patrón: oeconómica, clientelismo y patronato en el Antiguo Régimen, en Relaciones de poder, de producción y parentesco en la Edad Media y Moderna (R. PASTOR, comp.), Madrid, 1999, pp. 413-416; en la tesis doctoral de Jorge SÁIZ, Guerra y nobleza en la Corona de Aragón. La caballería en los ejércitos del Rey (siglos XIV-XV),Valencia, 2003, pp. 82-84; María Concepción QUINTANILLA, El estado señorial nobiliario como espacio de poder en la Castilla bajomedieval, en Los espacios de poder en la España Medieval: XII Semana de Estudios Medievales, Nájera, del 30 de julio al 3 de agosto de 2001 (J.L. MARTÍN, dir.), Logroño, 2002, p. 261; Ana María FRAMIÑÁN y Antonio PRESEDO, Estructuras de parentesco de la nobleza gallega en 1350-1600: una primera valoración, “Obradoiro de Historia Moderna”, 14 (2005), pp. 119-121 y Víctor MUÑOZ, Bandos urbanos y pacificación señorial en la Castilla Bajomedieval: Paredes de Nava y Fernando de Antequera (1400-1416), “AEM”, 39/2 (2009), p. 682. 5 Una aproximación inicial a la trayectoria de la familia con un útil apéndice documental en María Jesús VÁZQUEZ, Los condes de Altamira. Origen, esplendor y ocaso de la ilustre familia de los Moscoso, “Estudios Mindonienses”, 10 (1994), pp. 195-279. Sobre los orígenes de la familia de Moscoso vid. Faustino MENÉNDEZ y Eduardo PARDO, A propósito de un nuevo sello medieval gallego. El obispo Don Gonzalo, de Mondoñedo, y los orígenes de la Casa de Altamira, “AEM”, 29 (1999), pp. 803834 y E. PARDO, La Casa de Altamira y sus linajes en la Baja Edad Media. Viejas noticias y nuevos documentos, en Actas do I Simposio de Historia da Costa da Morte (M. SUÁREZ, coord.), Cee, 2000, pp. 261-282. Paralelamente en Xabier REI y Ana María FRAMIÑÁN, As orixes, a Terra de Nemancos e os Trastámara en Historia de Cee (B. CORES, dir.), A Coruña, 1999, pp. 171-232 e idem, As terras do Concello de Santa Comba na Idade Media en Historia de Santa Comba de Xallas (M. QUINTÁNS, dir.), Santa Comba, 2003, pp. 335-377 y A. M. FRAMIÑÁN, Notas acerca de los derechos de los laicos en las iglesias parroquiales de Galicia (s.XIII-XV), “Estudios Mindonienses”, 21 (2005), pp. 315378 pueden hallarse numerosas referencias relativas a los Moscoso. 6 A. M. FRAMIÑÁN y Xosé Antón GARCÍA, Os Costela, fidalgos da Casa de Moscoso (séculos XVXVI), “Descubrindo: Anuario de Estudios e Investigación de Deza”, 6 (2004), pp. 145-167. Por otro lado, hay un breve análisis de algunas familias ligadas a los Moscoso en Xosé María LEMA y Roberto MOUZO, O Castelo de Vimianzo e os Moscoso de Altamira, A Coruña, 1998, pp. 61-62 y en Carlos BARROS, Torres, varas e demos. Os irmandiños da ría de Muros-Noia, Noia, 2009, se dedica cierta atención al papel de García Martiz de Barbeira. 7 M. C. QUINTANILLA, El estado, pp. 244 y 250. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 237 los individuos integrados en las redes sociales del señor. ¿Quiénes participaron en esa expansión?, ¿quiénes, y por qué, lucharon sus batallas? y ¿qué llevó a Vasco de Aponte a poner las palabras que inician este texto en boca de García Martiz de Barbeira?8 La amplitud de situaciones, nivel social, modalidad de retribución o el grado de relación, dentro del grupo de los criados obliga, en primer término, a tener en cuenta y reflejar tal diversidad, más allá de los estrictos marcos jurídicos, propios de las modalidades de relación feudo-vasallática9. Pese a que no nos es posible considerar en pie de igualdad a todos los individuos al servicio de una casa10, máxime cuando éste fluctúa, hay una serie de rasgos comunes que los vinculan a un mismo individuo. Hay un interés mutuo, entre las acciones propias y el engrandecimiento de la casa. Tal relación no elimina cierta libertad de decisión por ambas partes y una gran variabilidad en el propio grado de vinculación o dependencia. De tal manera, elaboramos una nómina de afines, situados en ese momento de crecimiento de la casa de Moscoso, lo más amplia posible; que pusiera de relieve la continuidad o no de la relación de los individuos con ella y su grado de implicación en las estrategias de consolidación señorial, y que nos permitiera categorizar en la medida de lo posible los tipos de relación entre titular y afín. 8 VA, p. 193. Interesan pues las reflexiones en torno a los conceptos de bastard feudalism, affinity y vasallaje complejo a partir de la recepción y crítica de los trabajos de Kenneth Bruce MCFARLANE, Bastard Feudalism, “Bulletin of the Institute of Historical Research”, XX/61 (1945), pp. 161-168, reimpreso en England in the Fifteenth Century, Londres, 1981, pp. 23-43, con una útil introducción de Gerald Leslie HARRIS, pp. IX-XXVII; Vid. Scott L. WAUGH, Tenure to Contract: Lordship and Clientage in Thirteenth-Century England, “The English Historical Review”, 101/401 (1986), pp. 811-839; Peter R. COSS, Bastard Feudalism Revised, “Past and Present”, 125 (1989), pp. 27-64; David CROUCH, Bastard Feudalism Revised, “Past and Present”, 131 (1991), pp. 165-177; David A. CARPENTER, Bastard Feudalism Revised, ibidem, pp. 177-189 y, especialmente, P. R. COSS, Reply, ibidem, pp. 190-203. También Christine CARPENTER, The Beauchamp Affinity: A Study of Bastard Feudalism at Work, “The English Historical Review”, 95/376 (1980), pp. 514-532; Simon K. WALKER, Lordship and Lawlessness in the Palatinate of Lancaster, 1300-1400, “The Journal of British Studies”, 28/4 (1989), pp. 325-348; Michael HICKS, Bastard Feudalism, Overmighty Subjects and Idols of the Multitude during the Wars of the Roses, “History”, 85/279 (2000), pp. 386-403 y Anne POLDEN, The social networks of the Buckinghamshire gentry in the thirteenth century, “Journal of Medieval History”, 32 (2006), pp. 371-394. Vid. asimismo las útiles reflexiones de Thomas N. BISSON, Medieval Lordship, “Speculum”, 70/4 (1995), pp. 743-759. Para nuestro ámbito de estudio vid. nota 4 y M. C. QUINTANILLA, La tenencia de fortalezas en Castilla durante la Baja Edad Media, “EM”, 9 (1986), pp. 245-314; Pablo SÁNCHEZ, Nobleza, estado y clientelas en el feudalismo: en los límites de la historia social, en La historia social en España: actualidad y perspectivas. Actas del I Congreso de la Asociación de Historia Social: Zaragoza, septiembre de 1990 (S. CASTILLO, coord.), Madrid, 1991, pp. 207-215; Cristina, JULAR, La participación de un noble en el poder local a través de su clientela. Un ejemplo concreto de fines del siglo XIV, “Hispania”, 53/185 (1993), pp. 861-884; Isabel BECEIRO, Criados, oficiales y clientelas señoriales en Castilla (siglos XI-XV), “Cuadernos de Historia de España”, LXXV (1999), pp. 59-84; J. SÁIZ, Una clientela militar entre la Corona de Aragón y Castilla a fines del siglo XIV: caballeros de casa y vasallos de Afons d’Arago, conde de Denia y marqués de Villena, “EM”, 29 (2006), pp. 99-102; Pablo S. OTERO y Xosé Antón GARCÍA, Apuntes de los Ambía: linaje y parentelas (siglos XII-XVI), “CEG”, LVI/122 (2009), pp. 445-457; José Ignacio ORTEGA, Por seruiçios muchos e buenos que me ha fecho. Los criados de las casas nobiliarias conquenses en la Baja Edad Media, “AEM”, 39/2 (2009), pp. 703-721. 10 Además, hemos de señalar la propia confusión en el ejercicio por parte del entorno de funciones “públicas” dentro del señorío (o relacionadas con el patrimonio), en paralelo con el desarrollo de otras más “privadas” V. MUÑOZ, Bandos urbanos, pp. 683-686. 9 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 238 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN Para obtener tales datos se recurrió a testamentos señoriales11, donaciones, ventas entre particulares, pleitos, concordias y avenencias; también a algunos documentos dispersos relativos a la ‘administración señorial’ (o a quejas sobre la misma), como la escasa contabilidad señorial, asimismo se hallaron algunas piezas documentales pertenecientes a familias con antepasados ligados en algún momento a la familia Moscoso y, finalmente, a fuentes con un carácter más narrativo que pudieran aproximarnos al desarrollo del servicio a la casa en un contexto histórico más o menos preciso12. Estas fuentes provocan ciertas dificultades de partida y explican algunas carencias de nuestro análisis. Dadas las inmensas variaciones en la duración del liderazgo de los líderes del linaje y la variabilidad de la documentación conservada, hay una desigualdad en el número de servidores y afines que se pueden atestiguar para cada titular. La mayoría de documentación “suelta” que empleamos responde a una tipología variada, sin un carácter seriado, con todos los problemas que ello implica para poder extrapolar nuestras conclusiones; aún así su utilidad es mayor al presentar acciones concretas de los propios afines, o acciones señoriales a las que éstos asistían como testigos. Aponte, por su parte, no nos ofrece un relato completo del funcionamiento interno de la casa de Moscoso, sino que atiende a su crecimiento político y a sus relaciones con otras casas con lo que, siendo útil, sólo resalta a determinados afines que participan en estos aspectos. Algo similar podría decirse de los subjetivos testigos del Tabera-Fonseca. Pese a esto, la complementariedad de tales fuentes de información nos permite comenzar a observar procesos de interés en las acciones (y elecciones) de los afines. Analizar la progresión de los individuos al servicio de los Moscoso, durante los momentos de creación de la propia casa, permite contemplar con cierto detalle el crecimiento de la casa y su posicionamiento político y territorial. Por ello, a lo largo de estas líneas intentaremos exponer y analizar algunos aspectos de su entorno a lo largo del siglo XV y principios del XVI. 2. LOS MIEMBROS DE LA CASA Y LA CONFIGURACIÓN DEL SEÑORÍO En primer lugar, hemos de destacar la labor de los hijos y familiares como parte del entorno de un señor, aunque su relación no sea la misma que la de otros afines puesto que el origen de la relación parte de los lazos de parentesco. 11 Principalmente los de Ruy Sánchez de Moscoso (1454 y 1456), Rodrigo de Moscoso (1458), Álvaro Pérez de Moscoso (1467), Urraca de Moscoso (1498), Lope Sánchez de Moscoso (1500) y Rodrigo Osorio de Moscoso (1507). De los testamentos de Ruy Sánchez se conserva íntegro el de 14 se septiembre de 1454 (AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 19, f.4v y Ibidem, ff.1-3r) y copiado parcialmente el de 31 de julio de 1456 (AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 20, regestado en Manuel LUCAS, El archivo de San Martiño de Fóra o Pinario de Santiago de Compostela, A Coruña, 1999, p. 719), el de Lope Sánchez de Moscoso de 1500 fue conservado y se copiaron las cláusulas que interesaban a Bonaval y otras instituciones (ACS, IG 424). Salvo el último de Ruy Sánchez, el de Rodrigo (un extracto en ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 74, f.3) y el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso (AHUS, mic. 34 [ADM, Cillobre, leg. 4, nº 25]) el resto se hallan editados en CA, pp. 90-131. En M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 225-227, se prolonga la titularidad de Rodrigo Osorio (muerto en Bujía) hasta 1573, en realidad le sucedería el conde Lope Osorio de Moscoso. Vid. E. PARDO, La Casa de, p. 281. 12 Una propuesta metodológica similar en I. BECEIRO, Criados, oficiales, pp. 60-63, C. JULAR, La participación, y J. I. ORTEGA, Por seruiçios, pp. 717-720. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 239 La longeva actividad de Ruy Sánchez de Moscoso, explica porqué desgaja aparentemente una parte del señorío de la casa para su hijo Rodrigo13. En nuestra opinión esto no implica una pérdida de señorío a favor de un hijo. Se trata de algo más complejo, una forma de consolidar la casa a través de la iniciativa, querida o no, de un individuo dependiente. Así, en la concordia entre Rodrigo de Moscoso y Lope Sánchez de Ulloa en 1448, para casar a Vasco López de Ulloa con Inés de Moscoso (futuros padres de Lope Sánchez de Ulloa o Moscoso, I Conde de Altamira), se establece como dote, entre otras cosas, “çen basalos solariegos de feudo e tytolo da igllesia de Santiago os mays çercanos que meu padre e eu teemos e toueremos…das terras e sennoríos de vos o dito Lope Sanches e de voso fillo”; lo que lleva a pensar que, en el fondo, el señorío de la casa no deja de funcionar conjuntamente como un bloque patrimonial14. Esta capacidad para permitir que determinadas parcelas del señorío (tierras, sinecuras, vasallos…) estén bajo la tutela de un familiar se repite en el caso de Juana de Castro que, ya viuda de Rodrigo de Moscoso, es reprendida junto a su hijo, Bernal Yáñez, por tener ocupadas fortalezas arzobispales15. Aparece sola cobrando los infinitos de Vimianzo, en 1458, y las alcabalas de Cee y Fisterra, en abril de 146116. Al año siguiente es Juana la encargada de intentar igualar a Bernal con Rodrigo de Luna, mostrando el funcionamiento de la casa como un verdadero bloque familiar17. Volvemos a encontrarla, junto a Álvaro Pérez de Moscoso, en la avenencia de Alonso de Fonseca II con los caballeros que habían seguido a Bernal Yáñez en el asedio de la catedral de Santiago18. Finalmente, en el testamento del propio Álvaro Pérez, se le otorga el señorío del Val da Barcia, y una petición para que no vaya contra la voluntad de su hijo19. Esta forma de organizar el señorío, fraccionándolo, aparece confusamente expresada por Aponte20. Otro testimonio similar nos remite a Urraca de Moscoso que, en su última voluntad, pide “por merced al dicho señor Conde que la renta del Val de Barzia non entienda en ella…e me la dexe para cumplir este mi testamento”; esto podría ser una petición normal pero Urraca tiene, además, intereses en otras zonas, Fe13 Así se menciona en los señoríos tasados por la Corona en 1451. Amparo RUBIO, La Hacienda Real en Galicia en tiempos de Juan II (1406-1454), “EM” 31 (2008), pp. 421-422 y 434. 14 AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 16, edición de otro ejemplar en CA, pp. 527-529. Ambas partes harán homenaje en manos de Ruy Sánchez. 15 AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 28r. “Iten otra prouysión del rrey don Enrrique firmada y sellada para que doña Juana de Castro y su hijo entreguen al arzobispo don Rodrigo la Rocha Blanca, Barrojeros e Bienquerençia que en la guerra le tomaron dada a syete de mayo de myll y quatroçientos y çinquenta y nueve años”. 16 AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, f. 84 y ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 86, ff. 1v-2. Un original de este último editado en CA, pp. 329-335. 17 ACS, IG 703/27, ff.130-131r. Hay que tener en cuenta que previamente una carta de poder de Rodrigo de Luna, ACS, IG 703/28, f. 133, dice que “Por rrason que entre nos e la señora dona Juana de Castro, muger que fue de Rodrigo de Moscoso, et Berrnal Diañes e Aluaro Peres, sus fijos”. 18 Vid. el texto editado en Ermelindo PORTELA et al., Rocha Forte. El castillo y su historia, Santa Comba, 2004, pp. 100-112. 19 AHUS, mic. 34 [ADM, Cillobre, leg. 4, nº 25]. Sobre estas propiedades vid. Bernaldo de Moscoso. 20 Que indica que los cuatro hijos de Rodrigo y Juana “mandaban la casa (cada uno dellos apartado con su tenençia) aunque a Bernal Diáñez, hijo mayor, todos le obedecían”, VA, p. 174. Hemos de tener en cuenta que Juana de Castro sobrevive a Bernal (m. 1466), y probablemente a Álvaro (t. 1467). La confusión de Aponte, en todo caso, ejemplifica correctamente cómo funciona el señorío. Por ejemplo, “Vernaldo Ianes et seu irmão con toda a cassa de Moscoso” acudieron a ayudar al arzobispo Rodrigo de Luna en Rocha Branca, Rui VÁSQUES, Crónica de Santa María de Iria (J. A. SOUTO, ed.), Santiago, 2001, p. 57. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 240 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN rreirós y Labacolla, por cesiones anteriores de Rodrigo de Moscoso y luego de Bernal Yáñez21. Lo que indica que la posesión de determinadas propiedades por parte de los familiares al menos debía ser refrendada claramente por cada titular como muestra el testamento de Rodrigo Osorio de Moscoso22. Añadamos otro elemento clave para el señorío como es el asentamiento físico del poder. Las fortalezas propias de la casa son tenidas mediante alcaides, que suelen ejercer la jurisdicción señorial como merinos23. Los hidalgos y criados asociados mantienen las fortalezas propias de la casa e incluso, mediante pleito homenaje, facilitan la puesta en tercería de fortalezas para garantizar treguas y acuerdos matrimoniales con otras casas24. Del mismo modo, los familiares capacitados para ello se introducen en el sistema de engrandecimiento de la casa al poder recibir la tenencia de fortalezas y terrarias de la mitra compostelana o de otros señores; lo que podía apoyar paralelamente a la constitución de nuevas áreas de influencia a consolidar, como sucede, en cierto modo, con la fortaleza de Vimianzo. Una vez entendido el modo de reparto del señorío no parece extraña la posibilidad de que, en las fortalezas propias, haya familiares como alcaides, aunque es difícil saber el grado de sujeción que tienen hacia su sangre. Tal vez sea esto lo que indican tanto un testimonio relativo a los abusos cometidos, por Álvaro Pérez, desde la fortaleza de Morgade, como el intento de secuestro en ponte Abargo de la hija de Gómez Pérez das Mariñas; aunque no podemos datar con precisión tales referencias25. 3. LAS FAMILIAS AFINES Más allá de los lazos de parentesco, aunque sin excluirlos, aparecen toda una serie de individuos relacionados con la casa pero, a lo largo del marco cronológico estudiado, se tiende a la repetición de varios apellidos al servicio de los titulares: Caamaño, Costela, Corujo, Carantoña, Leis, Lema, Lamas-Coscones, Lesta, O Campo26, Reinoso, Rendal, Riobóo, Sales y Vázquez27. A éstos habría que añadirles, siguiendo a Aponte, a la familia Couçeiro de la que no contamos con mayores refe21 De hecho tendría un pleito con la mitra, con dos sentencias diferentes, por culpa de estas posesiones. AHDS, Fondo General, Jurisdiccional, 11, cuaderno 4º, doc. 1, Ibidem, Catálogos, nº 2, f. 65v y CA, pp. 103-104 y 263-264. 22 Si bien con el matiz de que parte de los bienes estaban sujetos a mayorazgo, CA, p. 136. 23 Las fortalezas poseídas, propias o apropiadas momentáneamente, por los Moscoso a lo largo del siglo XV son: Altamira, Benquerencia, Borraxeiros, Broño, Caldas de Reis, Cances, Cira, Mens, Morgade, Outes, Padrón, Peñafiel, Picosacro, Rocha Branca, Rocha Forte, Val da Barcia, Vimianzo, Xallas, Navia y Burón. Sin entrar a enumerar otras casas y pazos más difíciles de rastrear documentalmente. 24 Por ejemplo, E. PORTELA et al., Rocha Forte, pp. 103-104 y CA, p. 559. Sobre el uso de la tenencia de fortalezas para la garantía de acuerdos en el contexto bajomedieval, M. C. QUINTANILLA, La tenencia, pp. 871-872. 25 TF, p. 426 y VA, p. 158. En el primer caso el problema cronológico es importante, dado que de tratarse de una referencia a los años anteriores a 1467 estaríamos ante la situación de que Álvaro Pérez tendría la fortaleza por su hermano, Bernal Yáñez, y podría actuar al margen de su voluntad. En el caso de Abargo, el problema es saber localizar de dónde salió el de Moscoso para atacar a la mujer de Gómez Pérez, ya que pudo ser desde la Torre da Varcia, Morgade, Broño o Altamira. 26 Este apellido resulta problemático por su larga relación con la familia de Moscoso; empleándose posteriormente para algún hijo natural, como Juan do Campo. 27 Vid. apéndice. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 241 rencias. Por otro lado, también se hallan los Becerra, pero éstos presentan, además, la particularidad de ser una familia emparentada y relacionada con los Moscoso (y la familia do Campo) ya desde la primera mitad del siglo XIV28. Hay un interés en asegurar la fidelidad de los afines velando por el futuro de sus descendientes, casándolos, integrándolos como criados... Pero también un interés consciente en perpetuar a algunas familias en el entorno de la casa, debido tanto a la procedencia territorial del entorno como a la necesidad de mantener lo más regulado y unido posible el patrimonio de la casa29. De ahí que se tienda a encomendar a los herederos del linaje el cuidado de los criados, y sus descendientes, al igual que se hacía con los vasallos que son el sustento real de la casa. Por ello, la aparición de un mismo criado al servicio de los diferentes titulares del linaje es habitual; si bien no es posible atestiguar correctamente este proceso entre Ruy Sánchez (m. 1456) y Rodrigo de Moscoso (m. 1458). Pese a la posibilidad de homonimias (o una misma procedencia geográfica), creemos que aún así es un importante indicador del mantenimiento de estas clientelas30. Una dificultad añadida es que, en algunos casos en los que se repiten apellidos o nombres, con o sin variaciones, es difícil determinar si estamos ante el mismo individuo, su hijo u otro individuo sin ninguna relación. Desgraciadamente, las características de la documentación empleada, rara vez permiten trazar con exactitud la línea vital de los individuos o un estudio prosopográfico fiable del entorno y sus interrelaciones. En otros casos, en cambio, sí es posible analizar de modo somero cómo progresan algunas familias al servicio de éstos. Así, el notable García Martiz de Barbeira se casa con Sancha de Lobeira. Con lo que emparenta directamente con un linaje con abolengo, si bien en franca decadencia31. Unas referencias a las fortalezas de Outes y Peñafiel en el Tabera-Fonseca, expresan cómo la primera estaba bajo García Martínez de Barbeira, que abusaba de los vecinos de la zona junto a Sancho de Quesende, quien tenía la otra. Se mencionan los abusos, robos y usurpaciones desarrollados desde éstas fortalezas, e incluso en un caso la víctima intenta apelar al conde de Altamira32. Pero en el caso de Outes un testigo llega a mencionar que la fortaleza había sido edificada por el propio Barbeira lo 28 Gonzalo Beserra do Val de Veyga y Juan Beçerra do Val de Veiga sirven a Ruy Sánchez. Por su parte a Lope Sánchez de Moscoso le sirvieron Martín Becerra, criado y pariente, y Martín Becerra hijo. Uno de éstos sirve a la casa aún en 1510. Vid. E. PARDO, La Casa de, pp. 277-278 y 282. Hemos de tener en cuenta que podría complicarse el análisis de la relación de esta familia con la casa dado que los Camaño cuentan con un Martín Becerra de Camaño, vid. Fermín BOUZA, El señorío de Villagarcía de Arousa desde su fundación hasta su marquesado (1461-1655) (CEG, anexo XV), Santiago de Compostela, 1965, pp. 17 y 20-21. 29 Vid. sobre la importancia del marco geográfico del señorío para la captación y pago de afines, C. CARPENTER, The Beauchamp, pp. 514-517, A. POLDEN, The social, pp. 376-383, K.B. MCFARLANE, Bastard, p. x (G. L. HARRIS) y cf. pp. 32-33. 30 Vid. J. SÁIZ, Una clientela, pp. 108-110. 31 VA, p. 103 y, sobre las vicisitudes de algunas propiedades monásticas de Sancha de Lobeira, Antonio PRESEDO, Las casas nobles gallegas y su relación con los monasterios de la diócesis de Santiago de Compostela en la temprana Edad Moderna (1454-1556), en Galicia monástica: estudos en lembranza da profesora María José Portela Silva (R. CASAL, J. M. ANDRADE y R. J. LÓPEZ, eds.), Santiago de Compostela, 2009, pp. 240-241. 32 Vid. TF, pp. 249, 381-382 y 569-570. Uno de los testigos fue alcaide de la fortaleza por Fonseca II, que tomó Outes a Barbeira. Un análisis de las declaraciones y de la fortaleza en tiempos de Barbeira en Xesús Antonio GULÍAS, O castelo de Outes e os monumentos medievais do Barbanza, Noia, 2009, pp. 11 y 17-25. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 242 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN que podría interpretarse como el fin de la relación con la casa33. En cambio, el interés territorial de la fortaleza para el señorío del Conde de Altamira está claro, se amenaza la zona de Muros, se contrarresta la fortaleza arzobispal del coto de Xallas y se consolida el río Tambre como límite físico de las áreas de influencia. En este caso no importa si la fortaleza se toma para la casa o por iniciativa del afín; puesto que éste, une sus intereses territoriales concretos a la consolidación estratégica de los Moscoso34. Si bien la fortaleza acaba en manos arzobispales, un pleito entre Sancha de Lobeira y el arzobispo compostelano zanja definitivamente la cuestión legal, sin implicar una intervención de la casa. No obstante, no podemos saber con certeza en qué fechas se asalta la fortaleza, cuestión de cierto interés, dado que no se menciona ningún intento por parte del Conde de defender o apoyar a Barbeira frente a las tropas arzobispales35. Esto sólo permite dos explicaciones, o bien la fortaleza es asaltada en la década de 1470 y la extensión de los conflictos, entre las casa nobles y el arzobispo compostelano, desaconsejaron recuperarla, o lo es a partir de la década siguiente, cuando las relaciones entre el conde de Altamira y la Mitra han llegado a un cierto status quo que permitiría a la casa desentenderse de la fortaleza; dejando al de Barbeira a su suerte, ya que esta actuando a título personal y no como parte del entorno señorial. Por otro lado, el testamento de Lope Sánchez de Moscoso confirma a Pedro Álvarez, hijo de Barbeira, unos casares que había tenido su padre en el alfoz de Muros, cercanos a la fortaleza de Outes, aunque esto no implica más que una relación con la casa, no necesariamente basada en el servicio; aunque al otro hijo de Barbeira, Juan Alonso, sí se le hace una donación para que se case36. También en el mismo documento se menciona la existencia de algún roce judicial previo con García Pérez de Costela, otro de los pilares básicos del condado, que se anula en pro de sus descendientes37. Ambos ejemplos, parecen derivar precisamente del recuerdo y consideración por parte de los titulares de la relevancia de un servicio pasado clave para la expansión que protagoniza la casa en la segunda mitad del XV. Menos espectacular es el servicio de la familia Leis a Lope Sánchez, que termina culminando con la configuración de un patrimonio territorial en torno a un pazo. No se trata de un proceso excesivamente dilatado. Martín de Leis es alcaide y merino de la fortaleza de Altamira, por Lope Sánchez de Moscoso y por Rodrigo Osorio de Moscoso, II Conde de Altamira, incluso llegando a tener cierta relevancia económica para el pago a otros afines38. Se le libra de pleito homenaje por la fortaleza en 150539. Antes de esto ya mora en la cercana feligresía de Santa María de Trasmonte, en la que adquiere una importante propiedad, en 1494, que se irá transformando en el 33 Este hecho aparece mencionado como “vna pesquisa del alfoz de Muro y sobre el hurto de la casa de Otes” en AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 38v. 34 “Y Garçia Martiz de Barbeyra con su favor sojuzgaba a Muros y a Noya y al couto de Jallas”, VA, pp. 191. 35 Suceso que habría que datar entre 1477-1481, C. BARROS, Torres, p. 53 (n. 121). 36 Vid. Apéndice. Respecto a Pedro Álvarez CA, p. 113, el hecho de no incluirlo como afín es precisamente porque la donación es reversible pero se indica que sí la donación original era perpetua se mantenga; lo que puede estar indicando que Juan Alonso sí había sido encomendado a la casa y su hermano no. 37 CA, p.114. 38 En el libro de acostamientos de 1510 aparece mencionado dos veces en relación con el pago de otros acostamientos y prestanças. 39 APDP, Fondo Especial 1-Familia Caamaño, 1270/ 32, ff. 4 r-6. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 243 futuro pazo40 (si bien la propiedad podría haberla poseído, con anterioridad, Rodrigo o Ruy de Leis)41. Esta información del servicio a la casa y culminación de la progresión familiar se conservaría en la propia memoria de sus descendientes, firmemente afincados en el pazo de Leboráns, aún a principios del siglo XVII42. Hemos mencionado, entre las familias al servicio de los Moscoso, a los Carantoña y también tenemos noticia de la familia Caamaño (más relacionada con los Moscoso en época moderna)43. Ambos apellidos podrían proceder de un mismo tronco familiar, ya sea porque alguno de los descendientes fuera hijo natural o por un fraccionamiento del propio linaje por otros motivos que desconocemos. Como apoyo a tal hipótesis, contamos con una pesquisa, realizada a petición de Alonso de Mendoza, sobre las exenciones de determinadas propiedades en Noal y Carantoña. Curiosamente aparece como propietario de ellas un Rui Ferrandes de Caamaño, denominado escudeiro en la pesquisa de Noal, pero en la de Carantoña es “señor do dito [so]lar”44. Se trata de un escudero que tiene una prestança de la mitra en tiempos de Lope de Mendoza, relación que mantendrá su hijo García de Caamaño el viejo, que llegó a participar en los sucesos de Corcubión45. Por el testimonio de los testigos de la pesquisa se deduce una propiedad prolongada de la familia en aquellos lugares, pero aún así no se menciona relación alguna con los Moscoso; en cambio sí que conocemos la relación de este primer Caamaño con la mitra compostelana y con las villas de Muros y Noia46. No obstante, en 1438 casa a su hija con Fernán López de Lamas, criado de Ruy Sánchez, con lo que, como mínimo, hay una relación con la casa que otros familiares pueden explotar con éxito; puesto que García de Caamaño sirve al II Conde de Altamira. Así, Rui Peres de Carantoña sí hace mención directa de relación con la casa en su testamento47. Otros indicios de posible de afinidad los tenemos en la tendencia a la homonimia en los linajes y la coincidencia del apellido Caamaño en relación al solar de Carantoña, con lo que la solución onomástica, de que determinados individuos se denominen por el solar y no por el apellido familiar, aparece como opción plausible, aunque no siempre segura. Dada la falta de 40 Ibidem, ff. 6 v-9 r. Hay que recordar que Trasmonte es la parroquia vecina a Brión donde se halla la fortaleza. 41 Ibidem, f. 17. El testigo Pedro Ares dice que de “quarenta años a esta parte este testigo que depone siempre vio usar e tener a Martín de Leis de [f.v] Leboráns e a su mujer Mencía Vázquez en el palacio tejado...y ansimesmo que oyó decir que fuera de su padre Rodrigo de Leis”. 42 La documentación alusiva a Leboráns fue copiada a petición de Martín de Leis de Leboráns y Montenegro, bisnieto de Martín de Leis. Ibidem, f. 2r. 43 También cabe señalar que tanto Caamaño como Carantoña son dos topónimos que aparecen en el territorio de Postmarcos. Un indicio en contra es la existencia de un Carantoña en la zona de Vimianzo, lo que además se ve apoyado por una permuta, entre Fernán Álvarez de Carantoña y Lope Sánchez de Moscoso, de San Mamede do Monte por Loalo (Muxía) que vendría a indicar que los Carantoña al servicio de la casa procederían de la zona norte de la provincia de A Coruña. 44 APDP, Fondo Especial 1-Familia Caamaño, 1192/ 13, cuaderno suelto “nº1355” e ibidem, 1270/ 32, cuaderno suelto. Hay que tener en cuenta que Ruy Fernández estaría entre los caballeros que ‘siguiendo’ a Rodrigo de Moscoso se negarían a acudir en 1458 al llamamiento del arzobispo para ir a la guerra, ACS, LD 19/13, ff. 2-3v (11v-14r). Hay constancia de dos Roy Fernandes de Caamaño escuderos que atestiguan ante Suero Gómez de Sotomayor, en 1454, el hijo de uno de ellos reciben el mismo feudo de iglesia que tuvo su padre A. RODRÍGUEZ, Documentación medieval del Archivo Histórico Diocesano de Santiago “Libro de feudos de diferentes bienes, feligresías, cotos y jurisdicciones”, “Compostellanum”, XXXVII/34 (1992), pp. 421-422 y 427-428. 45 F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 99-100. 46 A. RODRÍGUEZ (ed.), O Tumbo Vermello de Don Lope de Mendoza, “Cuadernos de Estudios Galegos”, anexo XXIII (1995), p. 137 y CA, p. 535. 47 Vid. apéndice. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 244 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN documentación clara al respecto, no podemos ir más allá en el análisis de ambas ramas, ni categorizar su ascenso dentro de la casa, aunque parece claro que se trata de una familia de pequeños hidalgos que consiguen situar, por un lado, a varios de sus miembros en el entorno de los Moscoso, alguno de ellos con gran notoriedad, y, por el otro, relacionarse con la mitra compostelana. 4. EL CAMBIO DE LA LEALTAD La situación de fidelidad de los afines por definición no es un proceso unidireccional. Permite situarse en el entorno de una casa, sin embargo también interactuar con otros señores. En esta última dinámica cabría situar el propio señorío arzobispal, que atrae tanto a los titulares de grandes linajes como a las pequeñas familias de hidalgos y escuderos que “florecen” en el ámbito de la Terra de Santiago48. No siempre el servicio a uno de los señores de la casa implica una lealtad constante a sus sucesores, ni siquiera cuando hay relación de sangre entre afín y señor49. La duración parece derivar más del interés de ambas partes que de otras consideraciones. Así, Esteban de Xunqueiras es nombrado cumplidor del testamento de su primo, Álvaro Pérez de Moscoso, en octubre de 1467, pero está relación con la casa no le impide participar, y ser herido, en el primer asalto a la fortaleza de Altamira tres años después50. Esto deriva de que si bien el testamento de Álvaro Pérez daba a Lope Sánchez un señorío amplio, parte de él se hallaba en disputa con el arzobispo compostelano, al que realmente servía en ese momento Xunqueiras o al que más le interesaba servir en esa coyuntura51. Del mismo modo, el afianzamiento de la casa explica que Xunqueiras aparezca algunos años después como alcaide de la misma Altamira52. No es el único caso de cambio de posición: cinco escuderos de Lope Sánchez de Moscoso, entre ellos Lope do Cádavo, intentaron capturarlo cuando éste se hallaba en Cira, siendo clave para su supervivencia García Martiz de Barbeira53. Según Aponte esto procede de la falta de influencia que tienen sobre su señor frente al protagonismo de 48 De hecho, M. GONZÁLEZ, El arzobispo, pp. 164-175 y Mercedes VÁZQUEZ, El arzobispo don Alonso II de Fonseca Notas para su estudio, CEG, t. XLVII, fasc. 112, 2000, pp. 124-126 plantean reflexiones útiles sobre la necesidad del desprendimiento arzobispal para captar y vincular a los caballeros de sus señoríos. 49 Esto ha sido atestiguado recientemente en los Andrade, vid. J. F. CORREA, A casa de Andrade, pp. 390-392. Por otro lado, también se ha señalado, en la caracterización de la baja nobleza, que “Dependencia vasallática y relaciones clientelares respecto de otros nobles no comportan la integración en las redes parentelares y patrimoniales del linaje superior”, Reyna PASTOR et al., 1994, Baja Nobleza: aproximación a la historiografía europea y propuestas para una investigación, “Historia Social”, 20 (1994), pp. 23-45. 50 AHUS, mic. 34 [ADM, Cillobre, leg. 4, nº 25] y VA, p. 182. También participaría en la toma de la fortaleza de Outes contra Barbeira. Vid. X. A. GULÍAS, O castelo, pp. 25-26 y 59. 51 Sobre el papel jugado por Xunqueiras en un conflicto posterior del arzobispo relativo a Rianxo vid. AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 31v. En 1502 se excluye del partido del Conde de Altamira la zona que correspondería a “Estevan de Junqueyras e de los suyos”, José GARCÍA, Galicia en la Baja Edad Media. Iglesia, señorío y nobleza, Santiago de Compostela, 1978, p. 277. Sobre la relación de Xunqueiras con la zona de Pobra do Deán, vid. A. M., FRAMIÑÁN, Notas, pp. 337-338 (n. 100) y 340. 52 El documento (AGS, Registro General del Sello, 1480, 10, f. 168) hace referencia a que sería alcaide al menos desde seis años antes. 53 VA, pp. 191-192 y 196-197. Juan Rodríguez de Ocampo, emparentado con los Moscoso, retornaría al servicio de la casa, mientras que Juan Rodríguez de Sales fue ahorcado por el conde. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 245 Barbeira. Al margen de ello, lo que resulta llamativo es el interés de estos escuderos en pasarse al bando arzobispal, y la posterior reconciliación con el conde de uno de ellos. Otro individuo con una relación peculiar con la casa de Moscoso es Lope Pérez de Mendoza54. Casado con doña Urraca de Moscoso, en tiempos de Rodrigo de Moscoso, y fallecido al tiempo de la revuelta irmandiña. No obstante, la relación con la casa no es constante pues tenemos una referencia, sin fecha, de que varios caballeros, entre ellos el propio Rodrigo de Moscoso, le dieron “vna carta de seguridad”55. También tiene, en 1456, por el arzobispo Rodrigo de Luna, las fortalezas de Mesía y Cira56. Dos años después se resiste a devolverlas, lo que puede entenderse por su participación en el manifiesto de Antealtares contra el arzobispo, hasta que recibe garantías respecto a las fortalezas57. En principio su relación de afinidad es variable, no es precisamente un personaje irrelevante (tiene casa propia), ya que vela por su propio interés, sirviendo o enfrentándose con el arzobispado hasta que, con el matrimonio con Urraca, recibe un señorío de la casa. Esto nos permite entender una relación de afinidad con la familia de su mujer, como testimonia una deuda, reclamada en el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso, que tenía con Bernal Yáñez. De hecho, su implicación va más aún, puesto que participa en las estrategias de afianzamiento de la casa justo antes y durante el período irmandiño58. Así, una posible consecuencia de su relación con la casa es la apropiación de la fortaleza de Cira por el primer conde de Altamira, derivando del recuerdo de que los Moscoso controlaban tal fortaleza antes de 1467-146959. Por todo ello, estos cambios de posición individual tienden a favorecer a la casa. El propio García Martíz, parece hallarse en 1456 en el entorno del arzobispo Rodrigo de Luna60. El escudero Pedro de Neveiro, parece relacionarse con la casa de Montaos en 1449 pero, en 1458, lo hallamos en la catedral como representante directo de 54 O de Moscoso o Mesía. Su sepulcro se halla actualmente en el claustro de la Catedral de Santiago. Vid. E. PARDO de GUEVARA, Los señores, vol. I, p. 361, AHDS, Fondo General, Catálogos, nº2, f. 48r, Mercedes VÁZQUEZ, El libro memorial de pleitos del Arzobispo Alonso de Fonseca III, “Compostellanum”, XLIII/1-4 (1999), p. 721 (Ejemplar dedicado a: En Camino hacia la gloria (Miscelánea en honor de Mons. Eugenio Romero Pose), Luis QUINTEIRO FIUZA, Alfonso J. NOVO CID-FUENTES, coord.) y CA, pp. 480 y 485. 55 AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 39r. En el mismo se aluden más problemas con el arzobispo Rodrigo de Luna. En VA, p. 175, se alude a que un Moscoso le prendió en Boente. 56 AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, ff. 29v, 37v y 58v y M. VÁZQUEZ, El arzobispo, pp. 714, 716 y 720. 57 Consistentes en “vn omenaje que el arçobispo don Rodrigo hizo…de no le pedir en su vida las fortalezas de Mexia y Çera”. AHDS, Fondo General, Catálogos, nº2, f. 36 r. En esto Lope Pérez fue amparado por el propio rey. En el manifiesto de Antealtares coincide con Bernal Yáñez y Juana de Castro, vid. J. GARCÍA y M. J. PORTELA, La Casa, pp. 529-536 y María Carmen PALLARES y Ermelindo PORTELA, Compostela y la revuelta de los irmandiños, en Universitas. Homenaje a Antonio Eiras Roel (C. FERNÁNDEZ, D. L. GONZÁLEZ y E. MARTÍNEZ, eds.), t. I, Santiago de Compostela, 2002, p. 91. 58 Vid. ACS, IG 705/16, ff. 135-136. Hay que tener en cuenta que es parte en el concierto de 1466 con el arzobispo y que sus intereses en las fortalezas arzobispales se centran en una zona diferente a la de los Moscoso pero complementaria a Cira, vid. nota 16, M. VÁZQUEZ, El libro, p. 709 y R. VÁSQUES, Crónica p. 58. Nótese que, para Rui Vázquez, las muertes de Bernal, Álvaro y Lope, en parte se relacionan con sus acciones conjuntas contra la Iglesia de Santiago. 59 Cf. Carlos José GALBÁN, El señorío de los Moscoso y el surgimiento de la fortaleza de Altamira (Brión, A Coruña), en Les senyories a la Catalunya baixmedieval (ss.XIII-XV). Actes del I Seminari d’Estudis Medievals d’Hostalric (13-14 de novembre de 2008, Hostalric), (A. MARTÍNEZ, N. PUIG y M. VIADER, eds.), Hostalric, 2009 p. 152. 60 AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 21, f. 25r. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 246 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN Rodrigo de Moscoso61. Y García Pérez de Costela, amo de Lope Sánchez de Moscoso, podría haber servido, como escudero, primero a los Ulloa (en concreto a Vasco de Ulloa, padre de Lope), apoyando y ayudando al que sería el I Conde de Altamira62. Además, Aponte nos narra que el encumbramiento de Lope Sánchez, como titular de los Moscoso, se debe a la elección de los hidalgos de su casa pero, como ya han señalado A.M. Framiñán y X. A. García, el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso lo instituye como heredero63. Tal vez habría que ver en esta aparente contradicción, una expresión del concepto que el propio Aponte tiene del papel jugado por los afines; no son en realidad un grupo de grandes señores, pero sí constituyen la fuerza tangible del titular y su señorío. Contamos también con el caso del hidalgo Gutierre de Hevia, asturiano de origen64. En 1511 es alcaide de la fortaleza de Altamira65. Tras esto se convierte en alcalde mayor del condado. Durante este período hay algún encontronazo, al margen de los numerosos pleitos, en la zona de Altamira con los representes arzobispales, derivado de las tensiones por la legitimidad o no del señorío de Altamira, por lo que Gutierre de Hevia iba acompañado de un séquito propio, por mandato de sus señores, con “syete u ocho proves e un escudero que yo traya de contino adonde quiera que estaba”66. Curiosamente en el año 1524, se da una toma de posesión de las fortalezas arzobispales y se entregan, en Melide, varias armas a un tal Gutierre d’Ebya como representante arzobispal67. Podríamos pensar que el servicio de los Hevia a los conde de Altamira había terminado de mala manera, pero un tal Rodrigo d´Ebia será merino de la fortaleza de Altamira en 1558 y 156268. No fue un caso único69. Pese a lo que podría parecer, hay indicios para pensar que los cambios de lealtad no sólo se dan en figuras relevantes del entorno señorial. En julio de 1457, las tropas arzobispales habían atacado y saqueado la villa de Corcubión (en la que se hallaba Juana de Castro); entre los acusados de participar en el ataque y en los agravios recibidos por los Moscoso, incluyendo la muerte de un escudero de la casa, se hallan García de Caamaño el viejo y su hermano, Martín Beserra, con su criado Iohan70. 61 Vid. Apéndice. Esta hipótesis en A. M. FRAMIÑÁN y X. A. GARCÍA, Os Costela, p. 148. Vid. nota 214. 63 Ibidem, pp. 151-153 y VA, p. 179. Cabe no olvidar que ya en tiempos de Rodrigo de Luna, Lope Sánchez de Ulloa el mozo, o de Moscoso, cobra cierta relevancia para la casa en 1459, ya que el arzobispo intenta asociarlo a las propiedades de su padre, Vasco de Ulloa, prometiéndolas tanto a los Moscoso como a los Ulloa ACS, IG. 703 / 28, f. 133 y AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 3, f.135. De aquí deriva la disputa entre Juana de Castro y Lope Sánchez de Ulloa por la tutela del futuro I Conde de Altamira, CA, p. 499. 64 Hay un perdón real concedido en 1476 a Gutierre de Hevia, hijo de Gutierre de Hevia y vecino del Principado de Asturias, por servir en la guerra con Portugal, sin que quede claro si se trata del mismo individuo analizado aquí. AGS, Registro General del Sello, 1476, 5, f. 336 y AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 69r. 65 CA, p. 434. 66 Ibidem, pp. 383-384. El enfrentamiento con el arzobispo debió tratarse de un acto de bandidaje por parte de las tropas arzobispales. Reflejado indirectamente también en fuentes arzobispales, vid. ACS, IG 711/4, ff.27r y 31r. Referencia al relajamiento de este conflicto después de 1510 en M. VÁZQUEZ, El libro, p. 717. 67 Pese al problema de las homonimias cabe destacar que en 1520 Gutierre acude a la reunión anticomunera de Melide “en nombre y con poder del conde de Altamira y de su curador el obispo de Astorga”. Vid. ACS, IG 711/4, f. 31v e IG 705/17, f. 137r, cita de otro ejemplar de la reunión en J. F. CORREA, A casa, 567 (n. 1872). 68 Vid. Gutierre de Hevia. 69 A. M. FRAMIÑÁN y X. A. GARCÍA, Os Costela, pp. 166-167. 70 CA, pp. 536-544 y ASPA, Condado de Altamira, 4, f. 29 r. 62 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 247 ¿Cabe la posibilidad de que sea el mismo Martín Becerra que serviría, con su hijo, a Lope Sánchez de Moscoso? La respuesta es que nada impide que así sea. Esta capacidad de los afines, abandonar la fidelidad a la casa o retomarla, también se revelaba como un recurso útil para el titular en aras de reforzar alianzas o comprometerse al cumplimiento de algún acuerdo con otro noble. De tal manera, el 11 de mayo de 1478, Alonso Díaz de Pedrosa, Alonso de Zamora, Fernán de Taliño, Francisco de Reinoso, Gonzalo Pérez de Gori, García Teçeyro, Lope Rodríguez, Lope de Budal, Pedro de Quixada y Ruy de Fidelairo “fidalgos, escuderos e criados que somos del señor Conde de Altamira, de su liçencia y espreso mandado…fasemos pleito e omenaje…a vos el magnifico señor Conde de Benavente”, pero este acuerdo fue transitorio ya que algunos de los participantes continuaron su servicio a la casa71. En algunos casos los afines interactúan con otros señores en virtud de su condición como representantes de los intereses de sus patrones. En este caso, se supone que actúan como miembros de la casa comprometiendo su palabra. Así, conocemos “vn juramiento que hiço Diego del Campo merino de Altamira de no pertubar la juridiçión de la iglesia”72. Aunque el contexto de la propia casa, con posterioridad al II Conde de Altamira, dotaba de mayor autonomía a los cargos de la administración señorial (por la tutoría de Pedro Bermúdez, implicación en las campañas africanas de los condes y aumento del señorío de la casa, con la lenta pérdida de interés por el patrimonio gallego de la misma). Esta facilidad para el cambio de lealtad, su inestabilidad, puede explicar algún caso de difícil comprensión. Por ejemplo, en una carta dirigida al conde de Altamira en 1486 sobre usurpaciones al monasterio de San Xulián de Mourence, se menciona a muchos individuos (algunos atestiguados en otra documentación como afines), se indica que ha usurpado cada uno en concreto, pero entre ellos está abad de San Paio de Antealtares73. En este caso no creemos que se trate de una lealtad prolongada sino de una relación coyuntural, aunque la relación de los Moscoso con San Paio no lo era74. Incluso, Juan Prego, regidor de Noia a principios del XVI, parece que abandonó la casa tras la muerte de Bernal Yáñez75. 5. LA DEUDA COMO MARCO DE RELACIÓN ENTRE EL AFÍN Y EL SEÑOR Por más que, mayoritariamente, la dependencia directa de los criados para con el señor sea la relación más común, hay otros modos más sutiles: las deudas y la relación económica. No es fácil ver el papel jugado por éstas en la interacción de ambas instancias, a caballo entre la negociación y la redistribución de recursos76. Pensemos que, a una escala 71 Una interpretación distinta de este cambio de lealtad en I. BECEIRO, op. cit., p. 76 (n. 50) y M. C. QUINTANILLA, Élites de poder, redes nobiliarias y monarquía en la Castilla de fines de la Edad Media, “AEM”, 37/2 (2007), p. 966. Vid. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 242-245. Nótese que Francisco de Reynoso, vid. Apéndice, acabaría teniendo gran relevancia para el Conde de Altamira. CA, pp. 548-550 (la edición de este documento en M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 254-257 puede resultar problemática). Vid. más adelante. 72 Vid. Diego de Ocampo. Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 74 A. PRESEDO, Las casas, pp. 234 y 236, una donación ya de Ruy Sánches en AHUS, Clero, legs. 823, f. 61 que además escogería el monasterio para ser enterrado. Tengamos en cuenta, entre otras cosas, que en 1491, la condesa de Altamira había sido enterrada allí, pese a su posible suicidio y los problemas que éste acarreaba al convento, ACS, IG 705/59, ff. 411-412. 75 Vid. apéndice. 76 P. SÁNCHEZ, Aspectos de una teoría de la competencia señorial: Organización patrimonial, redistribución de recursos y cambio social, “Hispania”, LIII/185 (1993), pp. 890-892. 73 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 248 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN superior, Fernán Pérez de Andrade, según Aponte, ayudaba económicamente a Bernal Yáñez de Moscoso77. Pero esta capacidad de endeudamiento mutuo, del señor y su entorno, no daña la estructura de la casa. De hecho, la deuda refuerza la permanencia de los afines, puesto que lo único que podría asegurar el cobro de deudas contraídas con el titular de la casa era la relación con el siguiente titular; como evidencia la reiteración en los testamentos de que se paguen mandas de antepasados. Parece un fenómeno de retroalimentación, ya que los testamentos son bastante claros en la existencia de donaciones reversibles que salvaguardaban el patrimonio de la casa ante la posibilidad de que el beneficiado abandonase al siguiente titular. Este tipo de donación no es más que el pago por servicios prestados, o la compensación a la viuda de un criado…y solían durar la vida del beneficiado y no implican el traspaso de señorío. Esto mecanismo sirve también como vía de incorporación de nuevos afines puesto que hay una inercia a que los bienes donados, o el disfrute de los mismos, a un criado volvieran a entregarse a sus descendientes y parientes78. Por otro lado, la relación con los afines permite situaciones a la inversa, recibiendo el señor una donación o la administración de determinados bienes, siempre salvando aquello que se debiera a los familiares del dependiente por herencias, pero esto no implica que el señor haya de devolver la posesión, sólo afrontar los gastos derivados de la misma79. Así, también es común, en la relación afines-titular, el recurso a censos, ventas, permutas o arrendamientos. Estos mecanismos permitían crecer a la casa, aun a costa de otros señoríos mediante la participación de miembros del entorno en otras clientelas. La relación de afinidad de los Becerra con Ruy Sánchez de Moscoso se ve reflejada en una usurpación de unas feligresías del arzobispo que se hizo “sin titulo alguno…deziendo que las conpro de Gonzalo Bezerra de Val de Veyga, fijo de Martin Bezerra”. Lo que resulta relevante porque ninguno de ellos tenía título alguno, a lo que el propio arzobispo “dio lugar a ello por el seer vuestro criado”80. Pero hay otros mecanismos, el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso nos habla de las prestanças En principio lo contemplamos, erróneamente, como meros préstamos o pagos del servicio, pero parece tratarse de una situación algo más compleja81. El término alude también a un apoyo de los afines a los Moscoso, un tipo de préstamo que podía ser reversible o no, y que lleva asociado el pago de una cantidad al afín (o la cesión de unas rentas o un beneficio para lo mismo), aunque no podemos saber la regularidad del pago, ni su porcentaje respecto a lo cedido, dado que las 77 J. F. CORREA A casa, p. 388. Cabe tener en cuenta la propia perspectiva de Aponte como afín de los Andrade. 78 CA, pp. 119 y 136. “Yten es mi voluntad que Afonso Lopez de /Sayabedra, hijo del señor Fernd Dares de Sayabedra, que Dios aya, llebe el mi coto de M. (sic), que fue de su padre, con todo lo que yo siempre en el llebe. Y si el dicho Afonso Lopez falleciere menor de edad quiero que lo llebe y aya su hermano Pedro, y si este falleciere menor de edad ayalo la señora doña Costanza, fija del dicho señor Fernando Dares, o quien della decendiere”. 79 Ibidem, p. 125. 80 A. RODRÍGUEZ (ed.), O Tumbo, p. 142. En la misma se menciona una terraria que Juan Becerra tenía de la mitra y la había usado para dotar a su hija para casarla con un Andrade. Un caso similar en A. M. FRAMIÑÁN, Notas, p. 377. 81 “Yten mando, a Juan Rodrigues de Salnés, fillo de Áluaro Gomes, os casares que min ten en prestança Tareyja de Córdova”. Pedro también: “Yten mando que pague a Lope de Cádavo tres mill pares de blancas que lle devo de súa prestança, e diez mill a Lopo Peres Marinno, e tres mill a Áluaro de Camanno”, más adelante en el mismo documento se indica que “Yten mando, que mev conpridor colla e lleve todas las rrentas [f.v] e dreyturas, asy préstamos de escudeyros conmo esto que eu mando en esta miña manda, como outras quaesquer cousas que eu aja de rrenta, o prymeyro año de noso faleçemento para ajuda de conplyr las mandas de meus señores aboo e padre, e as miñas e de meu yrmano”. Aunque con el sentido de préstamo aparece también en el testamento de Lope Sánchez, CA, p. 113. Vid. A. M. FRAMIÑÁN, y X. A. GARCÍA, Os Costela, pp. 162-163. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 249 mandas testamentarias podían cubrir varios años de impago. Si pensamos que Lope de Cádavo tiene una prestança con Álvaro Pérez de Moscoso, hemos de entender que había una relación de afinidad entre ambos, de hecho mantenida con posterioridad, ya que Lópe de Cádavo serviría como escudero a Lope Sánchez de Moscoso. Así, a Franciso de Reinoso se le prometen como dote 400.000 mrs pero para garantizar el pago se le dan en prenda un privilegio que tenía el conde sobre las alcabalas del vino de Pontevedra y, también, lo que poseía el conde en la feligresía de Vedra pero, en este caso, la confusión entre dote, prestança y servicio muestra el carácter amplio de una relación basada tanto en el patronazgo señorial como en la retribución al afín82. Una relación similar debió tener Aparicio Borrallo con Juana de Castro y Bernal Yáñez de Moscoso, porque se le debía, aún en 1500, una deuda83. No aparecen prestanças en todos los testamentos; pero su utilidad para la casa queda reflejada cuando Lope Sánchez de Moscoso, al pedir en 1469 que se le nombren nuevos tutores, se queja de que sus anteriores tutores “avia feito çertas donaçoos e arrendamentos e vendas e desenbargos e dado prestanças e outros maaos tratos dos ditos seus bees e fasenda”84. Si tenemos en cuenta las implicaciones de la creación y mantenimiento de un entorno, Lope, en realidad, está intentando mantener los resortes económicos necesarios para consolidar el servicio de anteriores afines y evitar el desmantelamiento de su casa en un momento conflictivo, pese a que no contemos con un listado en estos momentos de los individuos relacionados con la misma. Esto sucede precisamente por el irregular acceso a la titularidad de Lope y la aparente debilidad de los Moscoso. En cambio, justo después de la muerte del II Conde de Altamira, 1510, ya contamos con un resumen sistemático de quienes tenían este tipo de relación con la casa, y no se centra solo en el servicio militar sino que se incluye algún bachiller y escribano que ejerce de su oficio85. De la misma manera, a principios del XVI se anota qué beneficios tiene la casa y quién los lleva, lo que sí permite hablar de un pago en rentas por servicio pero no permite generalizarlo a todo el entorno ni establecer que es la única modalidad de retribución. Ambas iniciativas obedecen, además, a los propios cambios administrativos del señorío que buscan una racionalización y una regulación del funcionariado señorial ante posibles abusos, “que lo que se ha de gastar en muchos se gastase en un hombre honrado”86. Respecto al acostamiento, hemos de señalar que se tiende a la confusión con la prestança, e incluso con el pago asociado por tener una fortaleza (tenençia). Pero se considera algo usual como relación del afín con el señor incluso cuando se trata de un servicio concreto87. 82 Pese a que la cantidad es “por sufragio de vuestra honra, sustentación e persona por razón del dicho casamiento e serviçios” se añade que “quanto mi voluntad es de vos los dar e doy en prestança” ARCHV, Pergaminos, Carpeta 163, 5. 83 En este caso la situación se complica, vid. Aparicio Borrallo. 84 CA, p. 545. 85 Ibidem, pp.467-476. Puede verse como la libranza de los pagos podía requerir, además, intermediarios que pueden ser otros afines. La menor presencia de letrados en los primeros momentos de la expansión señorial deriva, en nuestra opinión, de la dificultad de establecer la afinidad de determinados notarios y escribanos en la documentación. 86 Así lo indica el informe de 1530 del bachiller Cuéllar, CA, pp. 316-318. Lo que tiene sentido a la luz de casos como el de Gómez de Ventosa o Gutierre de Hevia, precisamente en tiempos del II Conde de Altamira. 87 “a todo vuestro serviçio e mandado e vos seguiremos e serviremos donde, como e segund e por la forma, vya e manera que vos quisierdes…y a nos posyble fuere, dandonos nuestro sueldo e acostamiento segund es acostumbrado en este Reyno de Galisia”, Ibidem, p. 549. Aponte aporta ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 250 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN En este sentido, contamos también con la soldada como mecanismo de retribución por el mantenimiento del servicio, Lope Sánchez de Moscoso establece el pago a dos de sus servidores, incluyendo a la mujer de uno, estableciendo la posibilidad de dejar el servicio a la casa, a no ser que Rodrigo Osorio quiera mantenerlos a su servicio88. Pero en estos casos la soldada es una retribución destinada en apariencia a servidores y criados de un nivel económico menor al de otros afines y, por eso, con un menor reflejo documental. El porqué de estos mecanismos ha de entenderse desde la propia mentalidad de patronazgo de los titulares de la casa. El propio Lope Sánchez, al realizar una donación a Francisco de Reinoso, dice: “Justa e deuida cosa es que aquellos que bien siruen sean rremunerados et los otros el contrario, que syn rrazon es que los bienes ayan de pasar syn galardón e los males syn penna por que así conmo la puniçión o themor de aquella refrena los males así la rremuneración faze cresçer los seruiçios e conseruar muchos ell estado de los grandes, e los faze seer de los suyos amado”89. Por tanto, la remuneración se revela como un medio más de consolidar la casa. Por un lado, porque vehicula la relación de la casa con los afines dotándolos de medios y, por otro, permite aumentar virtualmente el patrimonio de la casa. Además, este tipo de relación amplía mucho lo que deberíamos entender en la documentación como afín, ya que no es exclusivo de hidalgos y escuderos. En este sentido, dado lo fragmentario de la documentación, cabe realizar una prevención sobre qué consideramos o no afín a partir de la relación económica. Puesto que se puede constatar la existencia de individuos que se relacionan ocasionalmente con las casas señoriales a este nivel mediante el cobro de rentas, la venta de propiedades señoriales o la usurpación de beneficios90. Así, en 1447, Álvaro de Isorna, arzobispo compostelano, amenaza y excomulga a “Afonso Vaasques Abril e Juan Vinagre e Ruy Fernandes do Camiño, canbeadores vezinos d[esta dita] çidade de Santiago por recaudar impuestos sobre labradores e ca[seiros] dos ditos benefiçiados”, que están exentos91. Podría parecer una mera censura, pero en la misma carta se manda a diez nobles, entre ellos Ruy Sánchez y Rodrigo de Moscoso, que no realicen pedidos en las zonas y personas exentas del arzobispado. Esto implica que el prelado censura a aquellos que realizan los cobros, por excederse en un negocio en el que actúan facilitando la vertiente económica de las diferentes casas que le usurpan señorío, pero sólo uno de los censurados, Alfonso Vázquez Abril, es escudero de Ruy Sánchez; lo que no implica que el resto pertenezcan al entorno señorial. 6. ENTORNO Y VIOLENCIA SEÑORIAL La base física de la relación de interdependencia entre señores y afines estriba en el territorio, en el mantenimiento, administración y explotación del señorío y, fialgunos datos respectos al nivel de bienes y vasallos de acostamiento de los “principales de la casa” en tiempos del III Conde de Altamira, VA, pp. 211-212. 88 Vid. Pedro de Zamora. 89 Sobre la perduración en épocas posteriores de esta concepción, gratificación-punición, de la relación del titular para con el entorno I. ATIENZA, Pater, pp. 417 y ss. 90 Vid. Alfonso de los Ríos, Gonzalo Rodríguez Porra y Mendo Quinteiro. 91 ACS, S. 17/ 79. Téngase en cuenta el nivel económico y la capacidad de gestión alcanzada por estos canbeadores, y probablemente sus familiares, ya que podrían hallarse gestionando para varios señores con feudos muy distantes. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 251 nalmente, el servicio armado inmediato92. El ejercicio de estas funciones es básico en la identificación del afín con la casa y su vinculación directa a la misma93. De los casos anteriores, la documentación aporta mucha información pero, en nuestra opinión, son los conflictos los que revelan claramente el relativo grado de libertad logrado por los afines respecto a los vínculos con la casa, si bien es únicamente una faceta más de la compleja estructura en la que participa el entorno. Las funciones militares de los afines al servicio de la casa, en sus distintas “campañas”, se dibujan como de particular importancia dentro de las relaciones que vinculan al señor y sus criados. Ello resulta particularmente bien significado a partir de diferentes ejemplos documentales. Acaso el más destacado (tanto por su simbolismo como por la implicación de otras casas), sin duda, es el afianzamiento de los Moscoso en torno a la fortaleza de Altamira. En esta fortaleza, edificada por Bernal Yáñez de Moscoso, estaría cautivo Alonso de Fonseca tras ser capturado en marzo de 1465 por Bernal94. Altamira fue remodelada después de 1469, iniciando las nuevas obras el hidalgo García Martíz de Barbeira que, además, aguanta una intentona de asalto a la fortaleza por parte de Luís de Acebedo, hermano del arzobispo. Una vez Lope Sánchez de Moscoso ha consolidado la fortaleza, nombra como alcaide a García Pérez de Costela y envía a su escudero, Lope de Cádavo, a ocupar la fortaleza de Cira, amenazando el señorío arzobispal. Ante esto, las tropas arzobispales inician el asedio de Altamira. En esta situación, Lope Sánchez recurre a la ayuda de otras casas (Andrade, Mariñas, Ulloa y Sotomayor); por su parte García Martíz, con tropas de la zona de Trastámara, intenta socorrer la fortaleza, siendo rechazado en Pontemaceira. Finalmente, la fortaleza no cae y las tropas arzobispales son derrotadas por los nobles95. A partir de este ejemplo, en efecto, se evidencia cómo ciertos afines constituyen la fuerza militar, acompañan al titular, participan en las acciones e incluso las dirigen o aconsejan al respecto96. Si observamos con mayor detenimiento la documentación, no parece lógico pensar que, por más peso que la mentalidad de servicio y el honor tuvieran, los afines presten su servicio y sus bienes considerando exclusivamente el beneficio de ciertas acciones para sus señores. Como ejemplo de esto, habríamos de tener en cuenta la 92 Cabe destacar que el II Conde de Altamira acudió a la toma de Bugía y siendo herido “non consenti que onbre de mi casa se volbiese comigo antes a todos les roge que fuesen adelante con la vendiçion de Dios, los quales fueron los primeros que entraron por la puerta de la çibdad defendiendola los moros”. CA, p. 587. Sobre el acompañamiento del conde en otros contextos vid. ACS, p. 001, f. 109 y Fernán López de Navia. 93 Así habríamos de entender la curiosa alusión a los afines del Conde de Altamira en AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f.15v: “Çiertos autos que pasaron en la cuidad (sic) de Santiago en el pleyto que trataba el arçobispo de Santiago y su cabildo con el conde de Altamira y sus litis consortes sobre la jurisdicción de la iglesia”. Por otro, la relación de los afines para con la casa (y entre casas) se ve en la comunicación de Vasco López, “escudeiro, juyz enna abdiençia da Ponte da Varzea…por Gomes Peres das Mariñas, que pone en conocimiento del Muy honrrado caualeiro et sennor Roy Sanches de Moscoso, vasalo de noso sennor, et Gil de Trilos, […]vezo Ameyrín et Lopo de Carra voso moordomo” una sentencia para que la haga cumplir, vid. ARCHV, Pleitos Civiles, La Puerta (olv.), caja 232, exp. 2, f. 73r. Como también se ve en las quejas del convento de Belvís contra “el Conde d´Altamira conmo sus escuderos e criados e apaniaguados”, AGS, Registro General del Sello, 1486, 10, f. 42. 94 Que “entró con gentes de armas de cavallo e de pie en la dicha villa de Noya e en la casa arçobispal, donde el dicho Arçobispo estaba”, E. PARDO, Los señores, vol. II, pp. 167, J. GARCÍA, y M. J. PORTELA, Los Fonseca, pp. 219 y 225 y AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 8r. 95 VA, pp. 181-187 y 227-228. 96 Como Fernán Álvarez de Carantoña, “que era hombre de gran seso y pocos havía de más consejo”, ibidem, p. 180. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 252 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN relación de afinidad que el propio Ruy Sánchez de Moscoso tiene con Fadrique, duque de Arjona, y que tanto ayudaría a la expansión de los Moscoso al norte del Tambre97. Esta relación llega a implicar el enfrentamiento directo, en 1424, con la sede compostelana de Ruy Sánchez “e de sus secaçes”98. Por otro lado, la implicación del afín puede derivar de la cercanía de sus intereses territoriales al destino de una casa, ya sea porque su sustento depende de la misma o porque se espere un engrandecimiento propio, mediante el ejercicio de cargos o la munificencia señorial. Aún así, la participación del entorno en los conflictos señoriales también se revela como forma de limitar su escalada como en el caso del ataque a Corcubión pues los participantes en el ataque proceden de áreas en las que la casa de Moscoso no capta afines99. Tengamos presente que el entorno de los Moscoso se podía ver envuelto en graves problemas en el transcurso de su servicio. Caso de unos criados del conde que intentan llevarse a un peón que había asesinado a uno de los servidores de la casa y acaban encarcelados por el alcalde mayor del arzobispo en la torre da praza en Santiago, hasta que “Súpolo el conde, y escribiole tan áspero al alcayde con tantas amenaças que luego los solto sanos y sin lesión”100. Por ello, el enfrentamiento bélico se revela como una opción tremendamente meditada por la casa101. Pensemos en el ejemplo de Vasco Fariña de Lamas, alcaide de la fortaleza de Xallas, que, junto al conde de Altamira, el obispo de Tui y Suero Gómez de Sotomayor, es reprendido por el rey Fernando, en 1476102. O el caso del expeditivo mayordomo Ferrando Peres, que parece extralimitarse en su celo administrativo103. Aunque, en estos contextos tardíos, no parece que la fuerza de los Moscoso pudiera paliar las consecuencias para los suyos de usurpar una fortaleza arzobispal o cobrar derechos señoriales a hidalgos104. 97 Ruy recibió en 1411 las fortalezas de Vimianzo y Broño, que luego por matrimonio se incorporarían definitivamente a su casa, y también acompañó a Fadrique a Castilla, vid. E. PARDO, Los señores, vol. I, pp. 265-266 y 287. Diferimos con X. REI y A. M. FRAMIÑÁN, As terras, pp.190-192 en creer que Ruy tuviera una clara posición de fuerza en la zona antes de su relación con el de Arjona. 98 AHUS, Colección Blanco Cicerón, Pergaminos, nº 36. Un caso similar sería la colaboración de Bernal Yáñez de Moscoso con la casa de Andrade en contra de Gómez Pérez das Mariñas, E. PARDO, Los señores, vol. II, pp. 121-123. 99 En concreto el arzobispo moviliza gentes de Padrón, Fefiñaes, Vilanova de Arousa y O Grove. Algo que explica la llamativa ausencia de gentes de Noia o Muros pues la casa tiene relaciones durante todo el XV y podría resultar contraproducente la participación en el bando arzobispal de afines que se situaban a caballo entre ambas lealtades. 100 Hay otro caso similar en tiempos de Ruy Sánchez, VA, pp. 176 y 200-201. Aunque en ambos casos la disputa deriva de la tensión jurisdiccional con el arzobispado, pues el enfrentamiento se centra en atacar a los agentes del entorno cuando ejercen justicia. 101 M. HICKS, Bastard, pp. 389-394. 102 Siendo amenazado con “caher en mal caso e en aquellas penas en que cahen y yncurren los que a sabiendas contra los mandamientos de su rrey y señor tienen las fortalesas de sus rreynos”, AGS, Registro General del Sello, 1476, 3, f. 141. Por lo que tal vez podría plantearse que lo que indica el documento es una negativa a restituir la fortaleza al arzobispo compostelano, cambiando así de casa (vid. apéndice). Sobre el marco legal de la tenencia de fortalezas, M. C. QUINTANILLA, La tenencia, pp. 865-868. 103 AGS, Registro General del Sello, 1495, 2, f. 490. Ante la negativa del hidalgo Alvar Gómez a llevar unas cargas de carbón, el mayordomo “echó mano a la espada que traya, e desnuda de la vaya, diz que dio a su muger con ella ençima de la cabeça vn golpe que... diz que dio con ella en terra, e trayda a sus pies le dio otros muchos golpes llamandola puta vellaca, diziendole otras palabras ynjuriosas”. Finalmente, el mayordomo volvería a maltratar a la mujer e hijo del hidalgo y a cobrarle rescate por varios bueyes. 104 “por todos los que por él fiçieron pagó por ellos todas sus querellas, asta vender toda la plata y traer bajilla de barro por remediar a todos sus criados”, VA, p. 199. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 253 No obstante, esta necesaria relación titular-afines es consustancial a la casa. Desde mayo de 1411, se da un enfrentamiento armado entre los escuderos Ruy Sánchez de Moscoso y García Díaz de Mesía por la posesión de ciertas tierras y heredades que habían quedado de Constanza de Moscoso, hija de Lope Pérez de Moscoso. Las partes recurren a la intervención del arzobispo como árbitro en el mes de agosto105. No obstante, su sentencia no debió resultar satisfactoria para los implicados prolongándose el enfrentamiento armado106. Finalmente, cada parte elige tres escuderos que actuarán como “amigaueles árbitros” en el debate; la sentencia será dada ante otros siete escuderos afines a las partes107. Tal vez, la amplia participación de este entorno, tanto en el enfrentamiento como en su resolución, fue lo que le dio verdaderamente una mayor solidez respecto al primer intento de arbitraje. De hecho, en 1470, tenemos un arbitraje similar entre Sancho de Ulloa y Lope Sánchez en el que se implica al conde de Lemos, representado por un afín, y en el que cada parte nombra a sus hidalgos108. Pero, a la inversa, la relación de los afines para con el titular de la casa se revela también como una herramienta útil de control social de la violencia dado que, en cierta medida, las acciones de los dependientes han de ser controladas por la casa y su titular como responsable último. Así, en 1459 el concejo de A Coruña pretende recurrir al conde de Trastámara para que pida a Bernal Yáñez de Moscoso que indague un suceso atribuido a “los omes suyos que se sospecha de ser de sus casas \dellos/ e non de otra parte”109. Una limitación similar al papel jugado, a una escala superior, por los Moscoso en los enfrentamientos entre otras casas emparentadas110. Podríamos preguntarnos cómo actúan los afines en caso de que el conflicto no implique únicamente a su casa, sino a la nobleza como grupo social. En este sentido, en un acuerdo, en agosto de 1482, entre varios nobles de importancia para proteger la validez de sus encomiendas ante los reyes, los nobles deciden nombrar una serie de jueces, que velarán porque no haya excesos. Uno de los dos caballeros elegidos para el arzobispado de Santiago será Fernán Álvarez de Carantoña, cuya relación con los Moscoso, en estas fechas, está atestiguada y que en ningún momento es mencionado como afín, criado, vasallo o escudero de la casa de Moscoso. Lo cual resultaría extraño de no ser porque, en el mismo momento, prestan homenaje otros muchos caballeros sin mencionar su relación para con otros señores y casas. De éstos, hay varios que 105 AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 8, una copia del mismo en ASPA, Condado de Altamira, 6F3/ 717. Vid. VA, p. 161 y CA, pp. 505 y 520. El conflicto en todo caso podía venir ya de varios años antes, vid. AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, ff. 59v-60r y 70r. 106 “sobre las prendas que foron tomadas entre nos…et sobre los omes que cada hun de nos ten enna terra do outro, et sobre los erros e queixumes [roto] dentre nós e nosos escudeiros e omes que cada hun de nós ten enna terra do outro” AHUS, Clero, Mitra, 133, pieza s/n. 107 Los jueces de la parte de Moscoso son los escuderos Martín Lourenço, Pedro Soneira y Gil Rodrigues. Los escuderos de Ruy Sánchez que atestiguan el proceso son Johan Corujo, Gonzalo Beserra do Val de Veyga, Fernán Gonzales y Álvaro Sánchez. 108 ACS, LD 9, 2, f. 10v. Por la parte de Moscoso: García de Barbeira, Vasco Prego, Jerónimo Sánchez de Lojo y García Pérez de Costela. El enfrentamiento derivaba de la herencia de Lope Sánchez de Ulloa. 109 A. M. FRAMIÑÁN y A. PRESEDO, Estructuras de parentesco, p. 120 (n. 55) y Dolores BARRAL, La Coruña en los siglos XIII al XV, A Coruña, 1998, pp. 419-420. La carta para Bernal diría, más explícitamente, “mucho vos rogamos que con voluntad mandedes saber en vuesta casa como a Vuestra Merçed mejor visto fuere”. Para un caso similar relacionado con Urraca de Moscoso en 1480, vid. Álvaro de Riballano. 110 Como sucede en el enfrentamiento entre Diego de Muros y Pedro Álvarez de Sotomayor y también en la concordia de 1474 entre el Arzobispo y Pedro Álvarez de Sotomayor, llegándose a plantear que el “visconde de Finesterras” quede al cargo de la villa de Pontevedra como garantía. CA, pp. 45-46 y J. GARCÍA y M. J. PORTELA, Los Fonseca, pp. 293-295. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 254 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN también se relacionan directamente con la casa: Álvaro de Rendal, Lope de Cádavo, Gómez de Ventosa, Martín de Reino y Francisco de Reinoso111. Por todo ello, al acercarnos a los pormenores de estos vínculos de carácter militar, podemos apreciar cómo, en buena medida, la participación de esos escudeiros y fidalgos que apoyan a los Moscoso cuenta con una faceta poco valorada, como es la capacidad de esta relación para limitar los conflictos, tanto los derivados de la competencia interseñorial, de una casa con otra, como los generados en el seno de la propia casa. Algo que deriva de la confluencia en este marco de relaciones verticales y de relaciones horizontales. 7. RECAPITULACIÓN Los aspectos brevemente tratados aquí requerirían una aproximación más específica, a través de una indagación documental más amplia. Por otro lado, en esta primera aproximación al entorno de la casa de Moscoso se ve cómo los afines articulan el funcionamiento real del señorío, avanzando datos que permitirían emplear otras metodologías, tal vez más de moda actualmente, como el estudio antroponímico en conjunción con el análisis espacial, o un análisis de la topografía del poder que tenga en cuenta tanto el asentamiento físico del poder como la distribución simbólica del mismo. En nuestra opinión, parte de los que serían los afines a los Moscoso, en origen, comienza apoyando a un igual, a una familia de caballeros de condición muy similar a la suya, que destaca por su liderazgo o habilidad política y que les reporta beneficios concretos derivados de la labor de patronazgo de los sucesivos titulares. El resto de los individuos del entorno, sin ser hidalgos, sirve a la casa por su sustento y futuro, por tradición familiar de ese servicio y también por la retribución económica y social del mismo. Esa confusión ocasional en el registro escrito de los términos para referirse a todos ellos proviene, precisamente, de su relación con el titular. El éxito de las estrategias desplegadas a largo plazo por los Moscoso -lo que acaba por consolidarlos frente a otros señores como importantes magnates en el reino de Galicia- parte de esa capacidad para construir una red de clientes sólida, con una cierta transversalidad social112, a su servicio, fidelizando a sus afines. En este proceso, tendríamos que contextualizar adecuadamente la evolución de la casa en relación con los cambios del panorama señorial en la Galicia del XV (como, por ejemplo, el auge y caída de Fadrique, duque de Arjona), tanto política como territorialmente. Esta situación, de fijación de un entorno afín, comienza a cristalizar tras la formación de un señorío estable, refrendado por la intitulación de Conde de Altamira de Lope Sánchez de Moscoso113. Así, posteriormente, estos éxitos dan lugar a que 111 CA, pp. 564-570. Algunos firman como testigos vecinos de Santiago. M. HICKS, Bastard, p. 389 (n.7). 113 Pese a los intentos bélicos de Bernal Yáñez este título aparece a partir de 1475 como concesión regia, por otro lado Lope Sánchez de Moscoso llegaría a intitularse brevemente Vizconde de Finisterre. Vid. ACS, S. 17/ 22, AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff. 126/144, ASPA, Condado de Altamira, 6A/ 463, AGS, Patronato Real, leg. 59, doc. 27, ff. 109r-112v, A. M. FRAMIÑÁN, O título vizcondal de Fisterra no contexto da creación de títulos en Galiza na Idade Media, “Estudios de genealogía, heráldica y nobiliaria de Galicia”, 3 (2004), pp. 427-431 y J. GARCÍA y M. J. PORTELA, Los Fonseca, p. 298. En AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, Catálogos, nº 2, f. 25r se menciona “vna carta e prouysión de los rreyes catholicos en papel firmada de su nombre e sellada con su sello para Lope Sánchez de Moscoso que dexase la villa de Finysterra y no se yntitulase de vizconde della porque hera de la iglesia de Santiago, dada en Olmedo a seys 112 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 255 los principales servidores de la casa vean satisfechas sus expectativas de promoción social al acceder al ejercicio de oficios señoriales relevantes (mayordomos, jueces, merinos, alcaides y, especialmente, alcalde mayor, cargo este último, asociado directamente a la identificación del señorío de la casa como territorio vinculado a un título condal y a un mayorazgo) e incluso, a la adquisición de fortalezas de manos de sus señores; ya no como meros alcaides o merinos sino como pequeños señores per se, lo que sucede con Costela y Barbeira. La capacidad de estos afines para engrandecer la casa con sus bienes, con su servicio armado y con sus propias vidas y, por tanto, la fundamental relevancia de estas relaciones personales para el sostenimiento y encumbramiento de una casa noble, es lo que explica plenamente una manda testamentaria de Lope Sánchez de Moscoso: “Yten dejo encomendados al dicho don Rodrigo de Moscoso, mi heredero, todos mis escuderos y criados y de mis antecesores y suios para que los aya a cargo y les faga honra y merced por quanto por mis antecesores y por mi sufrieron muchos travajos y afruentas”114. APÉNDICE: AFINES DE LA CASA DE MOSCOSO 115 Ruy Sánchez de Moscoso (m.1456) -[…]vezo Ameyrín juez y merino116 -[…] da Costa escudero117 -Afonso Lopes escudero, criado y justicia118 días de março de MCCCCLXXV annos”. Ya en su momento K. B. MCFARLANE, Bastard, p. 38, destacaba la importancia de la fama y las expectativas respecto al titular para el establecimiento de relaciones de servicio. 114 CA, p. 123. 115 Para la elaboración de la nómina nos hemos guiado por varios criterios que nos permitan establecer, con cierto grado de fiabilidad, que existe una relación de afinidad con los diferentes titulares de la casa. No obstante, resulta más complicado intentar fijar la cronología de la misma, por lo que optamos por guiarnos por los cambios de titularidad. La relación de afinidad debe ser explícitamente aludida en la documentación dimanada de la casa, en caso de no serlo un individuo debe aparecer repetidamente en la documentación referida a los Moscoso (sea bajo diferentes titulares o en relación a sus familiares) o que, al referir a sus descendientes, se le mencione. Si se relaciona a un individuo como criado de un familiar (como Juana de Castro o Urraca de Moscoso), entendemos que existe también relación para con el titular. En el caso de los individuos mencionados en el libro de acostamientos de 1510 optamos por incluir únicamente aquellos en los que se especifica que mantienen su cargo o los beneficios que tenían del II conde de Altamira; respecto a los nombres relacionados con el aprovechamiento de los beneficios de la casa (c. 1528), sólo nos sirven de apoyo, pues no indican cronologías, además de poder incluir individuos ya fallecidos en el momento de su redacción. Indicamos titular, nombre del afín y la denominación normalizada que aparece en la documentación. A su vez, van entre corchetes: aquellos individuos cuya relación con los titulares es dudosa pero posible, variantes del nombre de un determinado personaje o lecturas documentales poco claras. Se indica con un interrogante los casos en que no hallamos términos que definan el oficio o servicio desarrollado por el individuo. En caso de que un individuo aparezca al servicio de varios titulares se especifica esta situación. En nota al pie van las referencias documentales a los personajes listados y las referencias prosopográficas relativas a cada individuo y su familia. 116 Nota 93. 117 Testigo en la lectura en Guldrís del testamento de 1456. 118 Urraca de Moscoso lo refiere como tal en un interrogatorio sobre el origen de sus derechos en las tierras de Ferreirós, Montaos y Chaos de Labacolla que reclama Alonso de Fonseca II, CA, p. 265. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 256 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Alfonso Vázquez Abril escudero119 -Álvaro Sánchez escudero120 -Álvaro Ramos ?121 -Baltasar Nicolares escudero122 -Diego de Javestre escudero123 -Fernán López de Lamas criado124 -Fernán Gonzales escudero125 -[Fernán Rodrigues de Leira juez]126 -García Pérez escudero127 -Gil de Trilos juiz, couteiro y merino128 -Gil Varela escudero129 -Gómez Colaço mayordomo130 -Gonzalo de Alvite escudero131 -Gonzalo Yáñez de Riobóo escudero132 -Gómez de Riobóo escudero (bis)133 -Gonzalo Becerra do Val de Veiga escudero134 -Johan Corujo escudero135 119 Con el titular como testigo en 1438 en Noia, F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 98-99 y nota 91. 120 Aparece en 1412 como parte de Ruy Sánchez, AHUS, Clero, Mitra, 133, pieza s/n. 121 Hay referencia de que Juana de Castro le mandó que tuviese la fortaleza de Vimianzo por “Ruy Sanches e le quitaba qualquier pleito omenaje que el oviese hecho al Duque don Fadrique”; por lo que su incorporación al entorno derivó del entronque matrimonial de Juana con Rodrigo de Moscoso, CA, p. 481. Pese a que procedía probablemente del entorno de Fadrique, Ruy Sánchez había tenido las fortalezas de Vimianzo y Broño antes de la alianza matrimonial y, por tanto, del establecimiento de la dote de Juana. 122 Presente como testigo del testamento de 31 de julio de 1456 en el Pazo de Guldrís. 123 Vid. Alfonso Vázquez Abril 124 En los contratos firmados en Noia por Ruy Sánchez para su matrimonio con María Rodríguez de Caamaño, F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 96-99, es mencionado como criado, recibiendo una importante dote consistente en varias feligresías que había poseído la abuela de Ruy Fernández de Caamaño. Era hijo de Lopo de Coscones de Lamas, ya fallecido en 1438, por lo que probablemente su padre había servido a Ruy Sánchez y había encomendado a su hijo. El servicio a la casa de los Lema pudo continuar en la figura de Gonzalo López de Lamas y Fernán López de Coscones. 125 Vid. Álvaro Sánchez. 126 Es referido junto a Vasco Martínez para ayudar a los cumplidores del testamento pero se añade que “nono podendo aver que tomen consigo en seu lugar algun outro meu criado”, CA, p. 94. 127 Está presente en una indagación, presidida por el titular, relativa a unas heredades de Ruy Sánchez y a sus rentas AHUS, mic. 35 [ADM, Cillobre, leg. 5, nº 21]. 128 Vid. […]vezo Ameyrín. 129 Vid. […] da Costa, Baltasar Nicolares y, como Gil Rodríguez Varela, Alfonso Vázquez Abril. 130 Aparece como recaudador de unos “labradores do dito Roy Sanches” Vid. García Pérez. 131 Ibidem. 132 Vid. […] da Costa. 133 Marido de Berenguela López, sobrina de Ruy Sánchez, murió en Corcubión al servicio del siguiente titular en 1457, CA, pp. 95 y 539. En el acta de lectura del testamento de 1456 figura como Álvaro Gómez de Riobóo. 134 Vid. Álvaro Sánchez. Sobre los Becerra vid. nota 28. Gonzalo era hijo de Martín Becerra de Cances, padre del propio Ruy Sánchez de Moscoso. Vid. la pervivencia y memoria de propiedades de Martín Becerra de Cances en la casa de Moscoso en AHUS, Clero, legs. 826, f. 184. 135 Ibidem. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 257 -Juan Antón mayordomo136 -[Juan Becerra de Val de Veiga ?]137 -Juan de España escudero138 -Juan García d’[Ares] criado139 -[Juan de Andeiro ?] 140 -Juan de Vilaboa escudero141 -Juan do Campo hijo natural142 -Lopo de Carra mayordomo143 -[Lopo de Coscones de Lamas ?]144 -Maestre Poulos escudero145 -Martín Lourenço escudero146 -Pedro de Sotomayo escudero147 -Pedro Soneira escudero148 -Ruy de Leis escudero149 -Ruy de Lesta escudero, juiz, couteiro y merino150 -[Vasco Martínez bachiller]151 Rodrigo de Moscoso (m. 1458) -[Juan de Andeiro ?] -[Fernán de Betanzos escudero]152 -Fernán de Lema de Muxía escudero153 -Gil de Brión mayordomo154 136 Este nombre aparece mencionado, ya muerto el titular, en una declaración respecto a unas propiedades de la familia Moscoso, CA, p. 212. 137 En la dote de Juana de Castro de 1425 aparece como testigo aunque podría ser un pariente relacionado con el entorno de Fadrique, duque de Arjona y conde de Trastámara, CA, p. 526. 138 Vid. Alfonso Vázquez Abril. 139 Vid. […] da Costa. 140 VA, pp. 143, 155 y 173, lo relaciona con la casa tras un cambio de lealtad “desque se despidió de Gómez Pérez”m acabando después en la de Andrade “desque se trató mal con el conde de Altamira”, por lo que su servicio a la casa puede prolongarse hasta él. 141 Vid. […] da Costa. 142 CA, p. 95, aunque el testamento de 1456 le lega varios bienes mencionando que era cura en S. Salvador de Sofao. 143 Vid. […]vezo Ameyrín. 144 Vid. Fernán López de Lamas. 145 Vid. Baltasar Nicolares. 146 Vid. Álvaro Sánchez. 147 Vid. Baltasar Nicolares. 148 Nombrado árbitro en 1412 junto a un tal Gil Rodríguez que sería de la parte de García Díaz de Mesía, vid. Álvaro Sánchez y Diego de Leis. 149 Vid. García Pérez. 150 Vid. […] da Costa. 151 Vid. Fernando Rodríguez. En 1449 era clérigo y juez en la audiencia arzobispal de Rodrigo de Luna. 152 Esta entre los testigos de la carta de Lope Pérez de Moscoso de 1457 junto a Martín Romeu, vid. infra. 153 Mencionado específicamente como escudero de Rodrigo de Moscoso en 1448, AHUS, Clero, Mitra, leg. 133, pieza 16 (Editado en CA, pp. 526-529). 154 En diciembre de 1456, al poco de la muerte de Ruy Sánchez, se le menciona en la pesquisa sobre las propiedades que quedaban de tiempos de Bernal Yáñez do Campo CA, pp. 199 y 211. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 258 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Gómez de Riobóo criado (bis) -[Gonzalo Barba de Figueiroa escudero]155 -Juan García Daaro criado y familiar156 -[Juan García de Barbeito escudero]157 -Juan Rodrigues de Campaño ?158 -Lope Pérez de Moscoso o Mesía ?159 (bis) -Martín Romeu criado (bis) 160 -Pedro de Neveiro escudero161 Bernal Yáñez de Moscoso (m. 1466) -Aparicio Borrallo deuda162 155 Vid. Fernán de Betanzos. Si bien, en 1540 hay referencia de un alcaide de Altamira con el mismo nombre, ARCHV, Pleitos Civiles, La Puerta (Olv), Caja 795, exp.2, ff. XXXVIr-XXVII. 156 Atestigua la presentación de la negativa de Rodrigo de Moscoso y los caballeros para ir a la guerra, ACS, LD 19 / 13, f. 12v. 157 Vid. Fernán de Betanzos. 158 El testamento de Álvaro Pérez indica que “Yten mando máys, a Juan Rodrigues de Canpanno, porque lle so obligado e por servycio que fezo a meus padres, e abço o jur de presentar que eu ey enna ygllesia de Santa María de Leyra”. 159 Sobre su relación con Rodrigo vid. Martín Romeu. La relación con Bernal Yáñez se deriva de una deuda entre ambos mencionada en el testamento de su hermano “Yten, mando a mev conpridor que demande a Lopo Peres de Mesya noventa mill pares de blancas de que hera obligado, e eu cargo, ao dito mev yrmano Vernaldo Eanes”. Si bien cabe destacar que, en la negativa a acudir con el arzobispo a la guerra en 1458, su escudero Gonzalo Fraguio acompañó a Pedro de Neveiro, escudero de Rodrigo de Moscoso lo que evidencia que su relación de afininidad para con la casa debió iniciarse por su entronque matrimonial con la casa; por ello, siendo segura su afinidad con Álvaro Pérez, hemos de remotarla a Rodrigo y a Bernal. 160 Hay un posible familiar Fernán Romeu, mencionado en 1451 en una toma de posesión por parte de un Sotomayor, A. RODRÍGUEZ, Documentación, p. 422, y que, en torno a 1457, era escudero de Lope Pérez de Moscoso apareciendo junto a él en una escritura “feyta ennos paaços de Folgoso que son de Rodrigo de Moscoso” y es atestiguada por el propio Martín como criado de Rodrigo, AHDS, Jurisdiccional, 11, cuaderno 3º, ff.53v-55r/89v-90r. En 1516 Martín Romeu, es reprendido por Diego Hurtado de Mendoza como alcalde mayor del condado junto a los tenentes de Altamira, Vimianzo y Cira (ACS, S15/53). Al año siguiente, hubo de sufrir en Santiago un asalto en las casas de la Praza do Campo perpetrado por agentes arzobispales en el que se sustrajo documentación condal; la excusa para el mismo fue el ejercicio judicial en la zona de San Marcos, técnicamente parte de la ciudad. Su hijo Juan Romeu estaba en estos momentos también al servicio de la casa, su hija, Urraca de Moscoso, testificó también respecto al abuso recibido, César OLIVEIRA, La Galicia de Vasco de Aponte: los pleitos del arzobispo Tabera contra los linajes de la Tierra de Santiago, “EM”, 22 (1999), pp. 300-301, el documento en AGS, Cámara de Castilla, Personas, leg. 120, doc. 134 (editado en CA, pp. 625-651). Agradecemos a V. Muñóz el cedernos sus referencias de este documento. Sobre una querella que llevó, junto a Gómez de Ventosa, contra otro afín, Ruy Tato, en torno a unas propiedades en Ponte Ledesma, vid. CA, pp. 286-288. 161 Sobre su relación con Montaos vid. ACS, LD. 29 / 10, donde firman como testigos varios “homeees de Pedro Vermues de Montaos”, y sobre la negativa al llamamiento arzobispal ACS, LD 19 / 13, ff. 2-5r, documento bastante conocido por su relación con una negativa similar en 1369, durante el arzobispado de Rodrigo de Moscoso, vid. Xosé Manuel SÁNCHEZ, A Colección López Ferreiro do Arquivo-Biblioteca da Catedral de Santiago de Compostela, Vigo, 2008, p. 96. Un posible familiar sería el prior claustral de S. Martiño, Lopo de Niveiro, M. LUCAS, El archivo, p. 212. 162 Tenía una prestanza de por vida con Suero de Marzoa, que habría de ser pagada por el heredero del Conde de Altamira a cargo de las deudas que con Borrallo tenía la casa desde tiempos de Bernal Yáñez. Aparece atestiguando la lectura del testamento condal de 1500 y, como notario, su copia en 1504. El pago a Suero de Marzoa probablemente salió de la merindad de Montaos. CA, pp. 118, 127, 131 y 448 (n. 305). ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 259 -Diego de Leis criado163 -[Fernando [Cas]quiço ?]164 -Fernán Álvarez de Carantoña ? (bis) 165 -Gonzalo Rodríguez Porra escudero (bis) 166 -Gil de Riobóo escudero167 -Gómez Xunqueiro coroza (bis)168 -Gonzalo López de Lamas hidalgo y escudero169 163 Vid. Juan Prego. Hay otros individuos con este mismo apellido, que bien pudiera estar emparentado, al servicio de otros titulares, al de Lope Sánchez de Moscoso tenemos a García, Lopo, Martín, Rodrigo, Gonzalo de Pazos, y a Vasco. Nótese que el padre de Gonzalo de Pazos, Rui Sonera (que podría ser afín de los Sotomayor o del arzobispado pues aparece atestiguando un acuerdo entre ambos en 1460 en la fortaleza de Rocha Forte, ACS, IG 709 / 4, f. 52v, por lo que no nos atrevemos a asignarlo como afín de los Moscoso, puesto que no podemos precisar cuándo lo fue, siendo mencionado uno con el mismo nombre en el listado de beneficios de c. 1528, CA, p. 447), podría tener, a su vez, alguna relación con Pedro Soneira, escudero de Ruy Sánchez. Lopo de Leis (Leys o Leyes), tiene un pleito con San Paio de Antealtares por una posesión en AHUS, Colección Blanco Cicerón, Pergaminos, nº 64. Aparece también un Lopo de Leyes, vecino de Cee, en una procuración del concello en 1498, sin que podamos precisar si se trata del mismo individuo, vid. AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff.115/12-116r/13r. Tras la muerte de Rodrigo Osorio de Moscoso aparecen Lopo, Martín y Ruy de Leys. 164 Emparentado con Martín de Leis y vecino de la zona de Cee, X. REI y A. M. FRAMIÑÁN, As terras, pp. 211-215. Aparece en una igualación de 1456 entre varios arrendadores de rentas sin expresar filiación, lo hallamos también en un albalá de Bernal Yáñez en 1461, AHDS, Fondo General, Bienes y rentas de la Mitra, 28, ff. 77 y 85. Su afinidad parece clara en tiempos de Lope Sánchez pues es mencionado junto a Martín de Leis y otros en 1486, Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 165 Aparte del protagonismo que logra en el relato de Aponte, en 1478 fue alcaide de Altamira, cuando se da como seguridad tal fortaleza (si bien aparece como testigo en Noia en 1474 junto a Juan Rodríguez Moula en una donación del titular a otro afín, vid. Juan Vázquez); en 1479 de Vimianzo para garantizar un acuerdo matrimonial con el conde de Benavente; en 1480 aparece entre los testigos del homenaje por Altamira. Mencionado posiblemente en 1486 (vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos). Lope Sánchez, en su última voluntad, atestigua que cambió con él una presentación que le había dado Bernal Yáñez para él y sus hijos, Sancho López y Fernando. Tras la muerte del primer conde llevó las rentas de Corcubión, Nemancos y Mens. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 245-246, 248-250, 255, 265 y CA, pp. 115, 494, 597. En algún momento realizó un traspaso con el conde de propiedades en Salgueiros. 166 La trayectoria de este personaje resulta llamativa por su vinculación con el cobro de rentas para la casa en el litoral coruñés. Así, en 1459 es mencionado como escudero en una protestación junto a otros escuderos de Bernal Yáñez, ACS, IG 703 / 27, f. 283r, pero en ese año se le menciona como arrendador principal de las alcabalas de Malpica en relación al tesorero de la casa de la moneda de A Coruña, AHDS, Fondo General, Bienes y rentas de la Mitra, 28, f. s.n. (vid. la reflexión sobre el papel de la pequeña hidalguía en la recaudación en el arzobispado en M. VÁZQUEZ, El arzobispo, p. 122 ). Y, en pleno período irmandiño, aparece en la protestación por el cobro de los impuestos de Muxía de 14661467; rentas de las que Álvaro Pérez se había apropiado suplantando los derechos arzobispales, por lo que probablemente seguía funcionando como afín de los Moscoso puesto que poco después acepta haberlas recibido, Anselmo LÓPEZ, Os irmandiños. Textos, documentos e bibliografía, Vigo, 1992, p. 102 y AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff. 86 y 73/88. Su afinidad con la casa queda clara pues es nombrado también por Lope Sánchez como “curador” de sus bienes en 1469; cinco años más tarde recauda y entrega las alcabalas de Muxía al alcaide de Vimianzo, en la carta de pago del conde de Altamira se le refiere nuevamente como escudero junto a Gómez da Barcia. CA, p. 546. 167 Afín ya en 1459, ACS, IG 703 / 27, f. 283r; en c. 1466-1467 en virtud de un poder, de Urraca de Moscoso, CA, p. 242, sobre el impago de unas rentas y la necesidad de una carta de los “mayordomos y alcaldes de hermandade”. Relacionado con la merindad de Vimianzo en el listado de beneficios, CA, p. 447. 168 Como tal en el período de Bernal y Álvaro Pérez lo identifica A. M. FRAMIÑÁN, Notas, p. 347. 169 En 1459 aparece junto al escudero Gil de Riobóo y a Johan Conlaço pero, en el mismo, recibe el homenaje de Bernal Yáñez. También aparece recibiendo pleito-homenaje de Bernal Yáñez como promesa de cumplir los acuerdos en la igualación con el arzobispo. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 260 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Johan Conlaço camarero170 -[Juan de Andeiro?] -[Juan de Casteeda ?]171 -Juan Prego criado172 -Lope Núñez Pardo criado173 -[Lope Pérez de Moscoso o Mesía ?] (bis) -Marcos Gómez curador174 -Rui o Rodrigo Pérez de Carantoña escudero175 -Sueiro de Marçoa escudero176 -Teresa do Campo encomendada (bis)177 -[Vasco Gómez?] Álvaro Pérez de Moscoso (m. 1467) -[Fernando de Castro pariente y deuda]178 -[Gonzalo López de Riobóo?] (bis)179 -[Juan de Andeiro?] -Alfonso de Lesta escudero (bis)180 -Alfonso do Río pariente181 170 Único mencionado de esta manera en tiempos de Bernal, Vid. Gil de Riobóo. Incluimos a éste y a Vasco Gómez como afines de Bernal Yáñez pues aparecen mencionados por Juana de Castro, en 1459, en el cobro de los impuestos de Vimianzo, dando la impresión de que ejercían como mayordomos o merinos en la zona, ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 86, f. 2. 172 Juan Melgarejo, chantre de la catedral compostelana, realiza unas declaraciones un tanto peculiares sobre el de Moscoso y menciona como fuente de sus comentarios maliciosos a Prego, antiguo criado de Bernal Yáñez, y a otros criados como Jacome Pensado y Diego de Leis, TF, p. 290. 173 VA, p. 15. 174 Vecino de la villa de Cee, lo asignamos como afín puesto que, por ser menor de 25 años, Bernal le nombró curador en unos pleitos con Mayor de Sotomayor, viuda de Ruy Sánchez de Moscoso, y Pedro Pardo de Betanzos, ACS, IG 703 / 27, ff. 130-131r. 175 Como testigo en Santiago (octubre de 1459), junto a Bernal Yáñez, ACS, IG 703 / 27, f. 283r. En su testamento de 1496, APDP, Fondo Especial 1-Familia Caamaño, 1240/ 10, cuaderno suelto, ff. 1-2 (copias en, ibidem. ff. 7v-9, ff. 2v-4 y ff. 2r-3), indica que “Item mando a mi fijo Pedro de Calo... todas las heredades e frutos que yo he e tengo en el coto d´Entines..segund que todo me lo [mandó] el sennor Vernal de Yanes de Moscoso, que santa gloria aya, mi sennor”. 176 Aparece junto a Gil de Riobóo en 1459. 177 El testamento de Lope Sánchez indica que había sido ya encomendada a Bernal Yáñez como heredero de Juan do Campo. Además, se la doto para casamiento “aun dos veces” siendo criada por el conde y una vez casada “por servicio que nos fizo”, CA, pp. 115. 178 Su relación no es clara aunque debía dinero al fallecido Juan do Campo, tío de Álvaro y Bernal. 179 Hijo de Gil de Riobóo que atestigua el testamento de Álvaro Pérez de Moscoso, si bien pudo recibir una donación como Gonzalo de Riobóo. En tiempos del siguiente titular estaba en el entorno arzobispal, participando en la batalla de Altamira, abandonándolo poco después y sirviendo al conde con dos lanzas “quando era curador de Arias Vázquez” (En la propia edición de Aponte se indica que algunos manuscritos leen “Carlos Vázquez”, que los editores creen, en todo caso, improbable), VA, pp. 183 y 196-197 (n. 261). El hecho de que aparezca referido pronto en la documentación de la casa no implica su afinidad inmediata pero sí que el cambio de entorno no resultó tan peculiar como indica Aponte. Relacionado en el XVI con la merindad de Mens y sus beneficios, CA, p. 446. 180 Su hija, Catalina, recibió derechos en la iglesia de Lesta y una dote en el testamento del titular. Aún a principios del XVI aparece un Fernando de Lesta en relación a los beneficios condales en Montaos CA, p. 449. 181 Hermano de Pedro Mariño. Se le hace una merced testamentaria de 15.000 pares de blancas. Podría tratarse del Alfonso de los Ríos que sirve al siguiente titular. 171 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 261 -Alfonso Gómez [de Vilar de Francos] encabalgar182 -Álvaro de Camaño prestança, escudero (bis)183 -Álvaro de Salnés criado184 -Catalina ?185 -Esteban de Xunqueiras cumplidor y pariente186 -Fernán de Ferrol encabalgar187 -Fernán de Pilla criado188 -Fernán do Carral criado189 -Fernán Lourenzo d´Arijón encabalgar190 -García Mosquera pariente191 -Gil de Riobóo ? (bis) -Gómez Xunqueiro coroza (bis) -Gonzalo Corujo criado (bis)192 -Gonzalo Prego encabalgar193 182 En el testamento de Álvaro Pérez junto a otros. Como de Vilar de Francos aparece junto a Lope Sánchez y Urraca de Moscoso y muchos otros, sin indicar filiación, en una carta real relativa a unas propiedades usurpadas al monasterio de Mourence, AGS, Registro General del Sello, 1486, 10, f. 107. Junto a otros como “fidalgos de casa del dicho señor conde” en 1504 en la lectura y copia de las mandas testamentarias del conde relativas a Bonaval, p. 131; por ello no es posible establecer si continuaban su servicio con el siguiente conde. 183 Álvaro Pérez de Moscoso pide en su testamento, que se le den 3.000 pares de blancas, probablemente de prestança y 4.000 más por merced. Paralelamente, Lope Sánchez de Moscoso aparece citado junto al mismo en 1495 en una carta de amparo a un vecino de Noia, aunque sin expresar su relación (AGS, Registro General del Sello, 1495, 5, f. 147). En 1504 atestigua la confirmación de Rodrigo Osorio de Moscoso de las mandas del primer conde referidas a Sto. Domingo de Bonaval junto a Esteban de Xunqueiras y Francisco de Reinoso, CA, p. 133. 184 El testamento del titular le lega los derechos de una iglesia. Cabe destacar que el propio testamento indica que los en él referidos son criados. 185 Vid. Alfonso de Lesta. 186 Aparte del propio testamento del titular hay una manda en el testamento de Lope Sánchez de Moscoso que indica que recibió varias rentas y bienes “al fallescimiento de mi señor Alvaro Perez y de mi señora doña Juana”; también se indica que también Bernal Yáñez pudo tener alguna deuda con él, por la que se le habían cedido durante varios años las rentas del coto de Carrera. CA, p. 112. Vid. supra lo referente a sus enfrentamientos con la casa (en Altamira y Outes) y el ejercicio de la tenencia de Altamira. En 1460 se halla en Rocha Branca junto al arzobispo y en 1463 Alonso de Fonseca I lo menciona como “escudero de nuestra casa” algo que, como vimos, no le impediría terminar colaborando y ejerciendo el oficio de alcaide de Altamira. Sobre su relación con el arzobispado y el mantenimiento de las tierras que su padre tuvo de la iglesia compostelana ACS, IG. 709 / 4, ff. 48-49r y AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 3, f.140 (editado en A. RODRÍGUEZ, Documentación, pp.437-438). Creemos que ya a finales del XV se integró definitivamente en el entorno; aparece junto a otros afines en 1486 (vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos) y, en 1504, aparece junto a Rodrigo Osorio de Moscoso, Álvaro de Caamaño y Francisco de Reinoso. 187 Vid. Alfonso Gómez. 188 Se le mandan 4.000 pares de blancas en el testamento del titular. 189 Ibidem. 190 Vid. Alfonso Gómez. En el listado de beneficiados de Mens hallamos a Pedro de Arijoon, CA, p. 446. 191 Recibe por donación de Álvaro Pérez unos bienes que habían sido de su padre. 192 Como criado Álvaro Pérez le donó parte de la sinecura de un patronazgo. También sirvió a Lope Sánchez en el testamento, pero se indica que si entrega una carta que le otorgó el conde se le permita llevar “todo lo que mi señor Alvaro Pérez le dio”, CA, p. 112. Posiblemente se trate del mismo individuo mencionado en 1486 como Gonzalo d’Orujo, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. Relacionado más tarde con los beneficios de Montaos, CA, p. 448. 193 Vid. Alfonso Gómez. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 262 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Gonzalo Rodríguez Porra ? (bis) -Juan de Borreiros criado y encabalgar194 -Juan de Lesta criado195 -Juan Vázquez escudero (bis)196 -Lope de Cádavo prestança (bis)197 -Lope Pérez de Mesía deuda (bis) -[Lopo Goyo escudero]198 -Lopo Pérez Mariño prestança199 -Pedro Mariño pariente200 -Sancho de Lema encabalgar201 Lope Sánchez de Moscoso (m. 1504)202 -Alonso criado203 -Alonso de Lema merced204 -Afonso Yanes de Jornes clérigo, mayordomo y cogedor205 -[Afonso Vasques ?]206 -Alfonso de los Ríos mayordomo y criado207 194 Lo llamativo en este caso es que el testamento de Álvaro Gómez le lega “o paço das Travesas con súa cortyna”. 195 Recibe una donación en el testamento del titular y a principios del XVI aún disfruta de los beneficios de la merindad de Mens, CA, p. 446. 196 Aparece en 1466, junto a Lopo Goyo, como escudero de Urraca de Moscoso, no obstante lo asignamos a Álvaro Pérez, CA, p. 261. Se le dona de por vida una propiedad cercana a Santiago en el testamento de 1467. En c.1475, es “escudero e vasalo [do] señor conde de Alta[mira]” y toma posesión de unas propiedades en Guisande, donadas por el vizconde de Fisterra (en Noia en 1474) junto a varios de sus escuderos, en las inmediaciones de de la fortaleza de Altamira de la que sería alcaide, ACS, S. 17 / 22 y CA, pp. 116-117, 125 y 508. Ya había muerto cuando se redacta el testamento del conde, al estar sepultado en S. Francisco de Benavente parece plausible que hubiera muerto acompañando allí al conde. Su hijo Fernando había muerto heredándolo su hija María, tenía otro hijo llamado Juan que estaba desaparecido. En 1500, su hijo, Alfonso Vázquez, vende un tercio de las propiedades de Guisande que le pertenecían por herencia de la donación condal, ACS, P. 002, f. 129. Aún en 1569 hallamos un Alfonso Vázquez como escribano en la audiencia condal, ACS, P. 044, f. 144v. En el testamento se dona a su viuda Maior Vázquez. 197 Se le adeudan en el testamento del titular 3.000 pares de blancas por ella. 198 Vid. Juan Vázquez. 199 Se le adeudan en el testamento del titular 3.000 pares de blancas por ella. 200 Merced testamentaria de 25.000 pares de blancas. Hermano de Alfonso do Río. 201 Vid. Alfonso Gómez. Cabe destacar que en 1438 hemos hallado un Fernán de Lema, fiel de las rentas reales en Muxía, AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, f. 75. 202 En un resumen de la nómina de la boda de Lope hallamos a Ruy Tato, Gonzalo López de Riobóo, Gómez de Ventosa, Álvaro de Rendal, Gómez Alonso de Arcén, Álvaro de Caamaño, Martín de Leis de Leboráns y Martín de Becerra. Ruy Soneira estuvo, si bien nosotros sólo contamos a su hijo. Aparece también Martín Romeu que serviría al siguiente titular, igual podría suceder con García de Ardeleiro. CA, p. 45. 203 De Urraca de Moscoso, CA, p. 101. 204 Casado con Urraca de Gontín, se indica que nunca se le dotó por lo que, si se le quiere quitar la merced, han de pagársele 10.000 mrs, CA, p. 120 y 123. 205 En 1486, aparece como clérigo, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. En la pesquisa realizada por el mayordomo del conde, vid. Alfonso de los Ríos, se le pide junto a Lopo Alonso de Mees que declaren las rentas de la merindad correspondiente ya que “foran mayordomos e cogedores de las rentas e derechuras devydas al dicho señor conde”, CA, pp. 266-269. 206 Vid. Juan Vázquez. 207 Su relación con la casa está clara, en 1493 actúa como mayordomo puesto que siendo el cura de la iglesia de S. Miguel de Treos aforó en 1499 varias propiedades del Conde de Altamira, incluyendo ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 263 -Alonso do Canpo hidalgo de casa208 -Álvaro López de Brandariz criado209 -Álvaro López de Moscoso escudero -Álvaro Pérez Osorio pariente (bis)210 -Álvaro de Camaño? (bis) -[Álvaro de Riballano escudero]211 -Alonso Docampo camarero212 -[Alonso Gómez de Vilar de Francos hidalgo de casa] (bis) -Álvaro de San Paio?213 -Álvaro de Rendal hidalgo de casa214 -Andrés de Sotelo criado y acostamiento215 -[Antonio] Alvallo?216 -[Aparicio Borrallo] (bis) -[Arias do Barrizo escudero]217 -[Arias do Fillano escudero]218 -Baltasar paje a encabalgar219 -Bernal o Bernaldino de Moscoso pariente220 una torre y palacio, dentro de la ciudad de Santiago (ACS, P. 002, ff. 259-261). A. M. FRAMIÑÁN, Notas, pp.356-357 y CA, p. 266. Debió fallecer poco antes que el propio conde, vid. Lope Sánchez y Francisco de Collantes. 208 Vid. Martín de Reino. 209 Se le dota para casamiento en el testamento del primer conde. Será merino de Ventosa con el siguiente. CA, pp. 113 y 583-585 y A. M. FRAMIÑÁN, Notas, p. 343. Hay cierta confusión documental entre éste y el siguiente puesto que podrían hallarse emparentados. Aparece un Álvaro López como escudero del conde en 1482 vendiendo dos casales a un racionero de la catedral compostelana (ACS, S. 16/ 35). En 1485 Álvaro López de Moscoso, “escudeyro del conde” realiza una venta de unos bienes en Santiago “de que vos teendes a outra meetade por contrabto de vendia que del vos fezo [Álvaro ¿Lopes?] de Brandariz, meu yrmaao…por herençia e susçession de nosa señora madre Costança Lope”, ACS, S. 18 / 45. 210 Hijo de Urraca de Moscoso que hizo carrera eclesiástica con cierto éxito (llegó a ser obispo de Astorga) y, que junto a Pedro Bermúdez, participaría en dirigir el condado en la ausencia del II Conde de Altamira. CA, pp. 104, 581-582 211 Mencionado, junto a varios más, en una carta de los reyes de 1480 en la que se informa de que Aldonza Rodríguez se quejaba de que Urraca de Moscoso había usurpado la bailía de Padrón y otras propiedades, siendo atacada por varios “escuderos e gentes de la dicha dona Vrraca” que mataron a varios de sus criados, AGS, Registro General del Sello, 1480, 10, f. 52. La relación resulta dudosa puesto que podría pertenecer originalmente al entorno del difunto marido de Urraca, Pedro Osorio. 212 Hijo de Pedro Docampo, vecino de Zamora. Las mandas testamentarias consisten 20.000 pares de blancas, todos los vestidos del conde, varios enseres y una acémila, CA, p. 117. 213 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 214 Casado con Sancha Fernández que tenía unas rapadas de pan en “préstamo” de Urraca de Moscoso. Atestigua la copia del testamento condal de 1504. En el listado de c.1528 aparece en relación a beneficios en la merindad de Cira. CA, pp. 102, 131 y 451. Sobre el origen del servicio a los Moscoso podría derivar de la casa de Ulloa, puesto que en 1430 hay un Ruy Pérez de Rendal escudero de Lope Sánchez de Ulloa, abuelo del I conde de Altamira, AHDS, Jurisdiccional, 11, cuaderno 3º, f. 50. 215 Su acostamiento era de 4.000 mrs anuales, se le mandan 10.000 para casamiento, CA, p. 117. 216 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 217 Vid. Álvaro de Riballano. 218 Ibidem. 219 Hijo del bachiller Juan de Vargas, vid. Fernando de Lema. 220 Hijo de Urraca de Moscoso y de Pedro Osorio al que se le mandan los frutos, rentas, derechos y jurisdicción en Val da Barcia, CA, pp. 97 y 116. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 264 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Carlitos Vázquez?221 -Catalina soldada222 -Costanza223 -[Diego Sánchez escudero]224 -Diego de Reinoso hidalgo de casa225 -Diego de Ocampo procurador226 -Esteban de Junqueras? (bis) -Esteban Páez criado227 -Elvira de Paz criada228 -Elvirica soldada229 -Fernán de Leis?230 -Fernán López de Coscones hidalgo231 -Fernando Álvarez de Carantoña escudero, terçero y alcaide (bis) -Fernando232 -Fernando González?233 -Fernán Lorenzo criado234 -Fernando de Lema page a encabalgar235 -Fernando [Cas]quiço? -Fernán Yáñez de Sotomayor?236 -Francisco de Collantes criado237 -Francisco de Reinoso escudero, hidalgo de casa, criado y cumplidor (bis)238 221 Vid. Antonio Alvallo y Gonzalo López de Riobóo. CA, p. 124. 223 Vid. Gonzalo Pensado. 224 Vid. Álvaro de Riballano. 225 Recibe como hidalgo el homenaje de Gonzalo Pérez en 1480 como garantía del acuerdo matrimonial con el conde de Benavente. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 264. Atestigua en 1504 las mandas relativas a Bonaval, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 226 Procurador del I Conde en 1488 (AGS, Registro General del Sello, 1488, 10, f. 38). Aparece en AHDS, Fondo General, Catálogos, nº 2, f. 72v, pese a que la referencia, sin datar, es de un inventario de escrituras, lo hallamos como alcaide de Altamira en 1516, ACS, S15/53. 227 Criado de Urraca de Moscoso al que se le lega una ayuda para casamiento, CA, p. 100. 228 Casada con Ruy Tato y mencionada como tal. 229 De Urraca de Moscoso, CA, p. 101. 230 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 231 Procedente de tierra de Trastámara y muerto en 1471 en los enfrentamientos con el arzobispo, VA, p. 187. Sobre sus posibles padres y el origen de su servicio a la casa, vid. Fernán López de Lamas. 232 Hijo de Fernando Álvarez de Carantoña, encomendado en el testamento condal, CA, p. 117. En el listado de 1510 hay cierta confusión pues aparecen Fernán Álvarez el mozo y Fernán Álvarez de Corcubión, si bien el primero obtiene sus rentas en Laxe, CA, p. 468 y472. 233 En su testamento Urraca le manda una propiedad que había sido de sus antepasados pero se indica “por el travajo que paso con mi fijo en la yda de Flandes”, CA, p. 101. 234 CA, pp. 111, la manda testamentaria del titular consiste en una casa, con sus heredades y molino. 235 CA, p. 124. 236 Con una lanza al servicio del conde, VA, p. 197 y atestiguó, sin filiación, la dote de Francisco de Reinoso en 1482. 237 Encarcelado junto a Ruy Tato, Alonso de los Ríos, Juan Pardo y Fernán Álvarez de Corcubión por Pedro de Almança, alcalde mayor del arzobispo de Santiago, VA, pp. 200-201. 238 Asistió al homenaje por Altamira en enero de 1480. Lo relativo a su casamiento en 1482 con Juana Ferrera, criada de la reina doña Juana, en ARCHV, Pergaminos, Carpeta 163, 5. En 1498 atestiguó una carta de pago en Santiago, vid. Martín de Reino. En el testamento condal se aportan numerosos datos sobre su relación con la administración de la hacienda del titular, además se le manda “el mejor cavallo que yo toviere”. Aparte del servicio a la casa era justicia y alcalde ordinario de 222 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 265 -García Martínez de Barbera capitán mayor, hidalgo239 -García Moñiz criado240 -García Pérez de Costela amo, hidalgo, terçero y alcaide241 -[García?]242 -García a encabalgar243 -García Ramos caballero y criado244 -García Sarmiento alcaide245 -Gil Pérez escudero, alcaide246 -Gil Varela caballero de la casa247 -Gómez Alfonso?248 -Gómez da Barcia escudero249 -Gómez de Bregantinos criado250 -Gómez de Ventosa alcaide, hidalgo de casa (bis)251 -Gómez García hidalgo de casa252 -Gomez Rodríguez [de Costela] encomendado (bis)253 la ciudad de Santiago, CA, pp. 113-114, 120 y 127. En 1503 como “fidalgo de la casa del magnifico señor conde de Altamira, vezino de la ciudad de Santiago” da un censo perpetuo atestiguado por su criado Lopo de Castro, ACS, S. 17 / 34. Vid. Álvaro de Camaño. 239 Es nombrado, el 22 de julio de 1470, por parte de Lope Sánchez de Moscoso como unos de los hidalgos que deliberará sobre el acuerdo con Sancho de Ulloa sobre la herencia de Lope Sánchez de Ulloa el viejo ACS, LD. 9/ 2, f. 10. En VA, p. 197 se indica que tenía 10 lanzas de las 80 que tenía toda la casa. Sobre el resto de su trayectoria vid. supra. 240 CA, p. 112. 241 Nombrado como parte de los hidalgos que deben decidir en 1470 sobre la herencia de Lope Sánchez de Ulloa. En 1479 era alcaide de Cira, realizando homenaje en Benavente, para ser nombrado alcaide de la fortaleza de Altamira, que iba a ser puesta en tercería por el acuerdo con Benavente, como tal es mencionado en agosto de ese mismo año, estando presente en el homenaje por la fortaleza de Altamira enero de 1480. M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 251-254 y CA, p. 559. Su hijo, Gómez Rodríguez de Costela, era alcaide y merino de Altamira en 1510. A. M. FRAMIÑÁN y X. A. GARCÍA, Os Costela, p. 159. 242 Hijo de Fernán Ares de Leis, se le confirma una donación a perpetuidad de unas propiedades “que su padre llebo por mi” en Soneira, CA, p. 118. 243 Hijo de Fernán García del Campo, vid. Fernando de Lema. 244 Junto a Gonzalo Osorio acompañó al conde en Benavente y atestiguó el juramento de García Pérez de Costela, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 252. 245 En la fortaleza de Altamira. En 1494 se le otorga una carta de pago por una dote y obligación de 45.000 mrs, ACS, P. 002, f. 1. 246 Se menciona como alcaide de Cira en mayo de 1478, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 255 247 Estuvo en 1479 en los acuerdos de liberación del conde de Camiña, en 1489 compra unas propiedades en Berreo por valor de 10.000 mrs, pero aparece como “Gil Varela de Vilamide escudeiro da señora dona Orraca de Moscoso”; CA, p. 554 y ACS, S. 17 / 27. 248 Lo identificamos como criado pues se le dan 2.500 mrs, “allende lo que le tengo dado e casamiento”, CA, p. 112. 249 Se le dotó para su casamiento con Marina de Ulloa, CA, p. 508 y vid. Gonzalo Rodríguez Porra. 250 Se dota para casamiento y “si yo moriere antes que sea el sea para rescevir armas y cavallo que ge lo de mi heredero y bueno y se sirva del y le faga merced”, CA, p. 118. 251 Atestigua el testamento del conde en el que se menciona que tenía un censo de unos palacios y propiedades en la zona de Cira. En torno a 1500, ya era alcaide de la misma, apareciendo en una indagación en la zona respecto a las propiedades condales, que no había sabido gestionar o había malvendido,se le menciona, CA, pp. 114, 127, 278-280 y 285. 252 Vid. Martín de Reino. 253 Fue encomendado al siguiente titular, CA, p. 114 y vid. García Pérez de Costela. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 266 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Gonzalo de Pazos ?254 -Gonzalo Osorio caballero y criado255 -[Gonzalo Pensado ?]256 -Gonzalo Peres de Gori [Gontín o Gontián] fidalgo, escudero y criado257 -Gonzalo Rodrigues Porra escudero, curador e administrador (bis) -Gonzalo de Pazos[de Moyño] criado y escudero258 -Gonzalo de Curujo criado (bis) -Gonzalo de Paredes criado259 -Gonzalo López de Riobóo hidalgo (bis) -[Gonzalo o García] de Ardeleiro [o Malpica[ criado (bis)260 -Gonzalvo de Sandiego ?261 -Gutierre d´Ibia [de Hevia] hidalgo de casa (bis)262 -Inés criada263 -Inés Gómez ama264 -Jácome Pensado ?265 254 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. En la puesta en tercería de la fortaleza de Cira vuelve a estar presente pese a que no se indica filiación junto a Juan Pimentel, que pertenecía a la casa del conde de Benavente, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, p. 254. 256 En este caso el testamento condal indica sólo que se le mantenga un foro, pero se indica que si el conde no casa a su hija que se le de una dote y vestido. Después del segundo titular se le menciona en relación a los beneficios de la merindad de Altamira, CA, pp. 120 y 450. 257 En VA, p. 195, se indica que fue merino de Morgade y que estaba casado con una hermana bastarda del conde, Leonor de Ulloa (respecto a su dote y a su criada vid. CA, pp. 111 y 117). En 1480 realiza, como alcaide y tenedor de esa fortaleza, homenaje para el acuerdo matrimonial con Rodrigo Alonso Pimentel, conde de Benavente, M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 265-266. Servía a la casa con 2 lanzas VA, p. 197. Aparece referido en las usurpaciones a Mourence, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 258 Es hijo de Rui Soneira, vid. Diego de Leis y Mencía Vázquez, hermano de Rodrigo de Leis, se le mandan 20.000 mrs. CA, p. 111. Como Gonzalo de Pazo de Muyño aparece donando perpetuamente el patronato de la iglesia de Sta. María de Ons a Juan García, canónigo de Santiago, que se lo había donado previamente ACS, S 16/ 31, uno de los testigos podría ser criado del propio Gonzalo de Pazos. En este caso podría haber confusión entre dos individuos distintos. 259 CA, p. 112. 260 Si bien pueden ser dos individuos diferentes, Aponte refiere el apellido de este criado que puede identificarse con Gonzalo o García de Ardeleiro que aparecen algo después, VA, pp. 200 y vid. Alonso de Celís. En la lista de beneficios de c. 1528 aparece un Gonzalo en relación con los de Mens. 261 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 262 Casado con Sancha Oanes. En 1498 forma parte del entorno señorial, vid. Martín de Reino. Acompañó al conde a Montserrat. Su implicación económica para con el II conde de Altamira queda reflejada en los codicilios de 1510 en los que el conde indica que se le restituyan ciertas cantidades “por todo lo que por mi gasto en esta santa empresa”, CA, pp. 118, 138, 588-591, 597. Tal vez fuera su propio endeudamiento lo que le llevó a ser encarcelado brevemente en Vimianzo tras la muerte del conde y objeto de varios juicios de residencia por su administración de las rentas de la casa. La presencia de un individuo con el mismo nombre en 1524 en Melide como probable afín arzobispal en ACS, IG 711/4, f. 3v, parcialmente estudiado en Guillermo Federico Carlos FRAGA, Referencias a las armas utilizads en las luchas nobiliarias gallegas en el siglo XV), en Las Armas en la Historia (siglos X-XIV) (B. PALACIOS, dir.), “Gladius”, vol. especial (1988), pp.103-105. A mediados del XVI hallamos a Rodrigo Devia alcaide de Altamira, ACS, P. 026, f. 258, AHUS, Protocolos Notariales, N-93, f. 38 y ARCHV, Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), caja 35, exp. 1, cuaderno suelto de feudos y escrituras, ff. 4v-13r. Este apellido sigue apareciendo a lo largo del XVI en documentación relacionada con los condes de Altamira, especialmente en el valle de Amaía. 263 De Urraca de Moscoso, CA, p. 101. 264 CA, p. 102. 265 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 255 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 267 -Jerónimo Sánchez de Lojo hidalgo266 -Johan Rodrigues Moula escudero, alcaide y merino267 -Juan Alonso ?268 -Juan Alfonso Maragata ?269 -Juan Alfonso de Sardiñeiro270 -[Juan de Andeiro ?] -Juan de Callobre criado271 -Juan de Sotomayor ?272 -Juan Docampo de Rivadulla criado273 -Juan Domínguez de Linares préstamo274 -Juan Doya criado275 -Juan García Zarragero criado276 -Juan García de Xallas ?277 -Juan Pardo escudero y criado278 -Juan Pose de Vernu criado279 -Juan Rodríguez Ocampo escudero 280 -Juan Vázquez [de Cullaredo] alcaide, escudero y vasallo (bis) -Juana criada281 -Leonor criada282 -Lope de Cádavo escudero (bis) -Lopo de Courintao ?283 -Lope de Varas ?284 -Lope Sánchez ?285 266 ACS, LD. 9/ 2,f. 10. Era hijo de García Martínez de Barbeira. En abril de 1474 estaba en la fortaleza de Vimianzo. AHDS, Fondo General, Bienes y Rentas de la Mitra, 28, ff. 126/144 y 131/14. Aparece en julio de ese año en Noia referido como escudero. Vid. Juan Vázquez. 268 CA, pp. 113 y 117 y Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. También aparece en 1540 un Juan Barbeyra, “teniente de merino en dicha villa de Corcobión”, que podría estar emparentado, vid. ASPA, Condado de Altamira, 3A1/ 66, f. 10r y VA, p. 103. 269 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 270 Ibidem. En este caso no hay confusión posible con los anteriores por aparecer juntos en un mismo documento. 271 Relacionado en el XVI con beneficios en la merindad de Mens, CA, pp. 119 y 446. 272 Era hijo de Suero Gómez de Sotomayor, por lo que puede pensarse que había sido asignado temporalmente por la casa paterna al conde de Altamira, “que siempre lo acompañaba con tres o quatro escuderos”, VA, p. 197. 273 Padre de Rui Gómez Docampo que llevaba parte del beneficio de S. Fiz de Sales, CA, p. 113 274 Por Urraca, CA, p. 102. 275 Se le dota para casamiento, CA, p. 111. 276 En este caso, la manda testamentaria del conde especifica “que agora esta ciego”. CA, p. 112. 277 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 278 Hijo de Pedro Pardo, casado con María Vázquez, hija de Juan Vázquez, a la que aún en 1500 no se la había dado su dote para casamiento; debió morir en el cerco de A Coruña, CA, pp. 116-118 y VA, p. 200. 279 CA, p. 123. 280 Era pariente del conde pero se integró en el entorno junto a Gonzalo López de Riobóo. 281 Hija de un García Rodríguez, criada de Urraca de Moscoso, CA, p. 101. 282 Criada de Urraca a la que dota en su testamento, CA, pp. 100-101. 283 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 284 Ibidem. 285 Hijo de Afonso de Río, manda de 10.000 mrs “si seguire el estudio”; de lo contrario la mitad, CA, p. 112. 267 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 268 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Lopo Alonso de Mees mayordomo y cogedor -Lopo de Leis [de Lago] hidalgo de casa, escudero y criado286 -Lopo de Lesta mayordomo y escudero 287 -Lopo de Rendal escudero288 -María Ares ama289 -María de Lugo servicio290 -Marica ?291 -Martín Bezerra criado y pariente292 -Martín Bezerra hijo a encabalgar, cargo293 -Martín de Leis fidalgo, escudero, criado, hidalgo de casa (bis)294 -Martín de Reino hidalgo de casa295 -Martín mozo de espuelas296 -Mendo Quinteiro clérigo297 -Nuño de Lo[usa]da escudero298 -Orraqua299 286 En 1488 tiene un pleito por unas propiedades con el monasterio de S. Martiño, AHUS, Colección Blanco Cicerón, Pergaminos, nº 64 (regestado en M. LUCAS, El archivo, pp. 646-647). Casado con María Álvarez y con una hija, María de Leis. Aparece en 1486, vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 287 Mencionado como tal en 1482, CA, p. 193. Dos años después como escudero junto a Nuño de Lousada, vid. Lopo de Rendal. 288 Como tal respecto a una propiedad (Sta. María de Pérros) cercana a la fortaleza de Altamira en 1484, resulta llamativo que la propiedad monacal derivaba de un poder de Diego de Muros, obispo de Tui y administrador del monasterio, que colaboró con el conde de Altamira. En 1486 y 1488 afora una casa en Santiago y dos propiedades más, una en la misma feligresía y otra en la vecina de S. Xiao de Bastavales, si bien no se especifica siempre la relación estaba acumulando patrimonio en una zona de interés para otros afínes, como Juan Vázquez. AHUS, Colección Blanco Cicerón, Pergaminos, nº 18 y M. LUCAS, El archivo, pp. 247, 251-252 y 488. 289 De Urraca de Moscoso, CA, p. 102. 290 CA, p. 101. 291 Hija del criado Pedro Lozano. 292 CA, pp. 123-124. 293 Ibidem. Donó al conde sus derechos en la zona de Corcubión, CA, p. 504. 294 Vid. notas 39-42 y Fernán Casquiço. Tiene una prestança, su servicio se relaciona en este momento con la merindad de Vimianzo, puesto que el salario de Ruy Calvo, “cojedor e guardador de la camara de la merindad”, sale de lo que recibía él del conde y, tiempo después, se le menciona en el listado de beneficio de la misma. CA, pp. 447 y 472-473. En 1504 junto a Diego de Reinoso y otros. 295 Atestiguó la dote de 1486 de Francisco de Reinoso como “fidalgo de casa”. En 1498 otorga una carta de pago al conde, atestiguada por varios “fidalgos de casa del dicho señor conde”, correspondiente a las alcabalas de los señoríos condales de 1483, subarrendadas al recaudador de las alcabalas del arzobispado, ACS, P. 001, f. 109. El hecho de participar como intermediario en el cobro, y el mantener una deuda con el titular, nos permite asignarlo como afín ya desde entonces. En un inventario de escrituras de c. 1512 se anota al lado de un pleito “He de saber Martin de Reyno quien lo lleva o como”, por lo que seguía con vida pero el hecho de no mencionarlo en los acostamientos de 1510 puede indicar que ya no servía directamente a la casa, CA, p. 503; aunque en 1574 tenemos constancia de un Gonzalo Suárez de Reino residente de la audiencia condal ACS, P. 059, ff. 257-258. 296 Se le mandan 4.000 mrs y que se le vista, CA, p. 113. 297 Ganó una carta real para justificar su usurpación del beneficio de Fuentecada, “dis que el dicho conde tovo maña con vn clérigo…que le ocupase la dicha rrenta”, mientras el conde engañaba al verdadero beneficiario para que no se quejase, AGS, Registro General del Sello, 1486, 10, f. 35 (editado en M. J. VÁZQUEZ, Los condes, pp. 270-271). 298 Junto a Lopo de Lesta, en 1484, en el aforamiento realizado por Lopo de Rendal. 299 Criada dotada por el testamento de Urraca de Moscoso, CA, p. 100. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 269 -“Otros ninos” encomendados300 -Payo Mariño de Lobeira hidalgo de casa301 -Pedro d’Orujo ?302 -Pedro Cocinero?303 -Pedro [Estévez]?304 -Pedro Lozano criado305 -Pedro de Cestayo criado306 -Pedro de Llanes criado307 -Pedro de Zamora soldada308 -Pedro Mariño do Río?309 -Pedro Portugués soldada310 -Pedro Corujo?311 -Pedro Dandrade a encabalgar312 -Pedro Lozano criado313 -Ríos despensero314 -Rodrigo de Leis criado (bis)315 -Rui Dantelo criado316 -Rui de Castro?317 -Rui Gómez do Campo criado318 -Rui Pérez?319 -Ruy Tato criado (bis)320 300 El testamento de Urraca indica que “los otros ninos que estan en casa que les den bien de vestir…e sy quisieren bebir con mis fijos e servirlos encomendogelos para que fagan dellos criados”, CA, p. 102. 301 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 302 Ibidem para 1486. 303 Que se le paguen deudas y se le de para vestir, CA, p. 124. 304 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 305 De Urraca, CA, p. 100. 306 Se le dota para casamiento, CA, p. 111. 307 CA, p. 112. 308 A él y su mujer Catalina, que se les vista si quieren irse si no se los encomienda, CA, p. 124. 309 Servía a la casa con dos lanzas, VA, p. 197. 310 Vid. Pedro de Zamora. 311 Aparece junto a Gonzalo de Curujo usurpando heredades en Vines, Dorujo y Geytoso (AGS, Registro General del Sello, 1488, 10, f. 38). 312 Hijo de Pedro de Andrade (que podría ser uno de los mencionados en VA, p. 133 y J. F. CORREA, A casa, p. 387, que se pasó de los Andrade a los Mariñas), que se le den armas y 10.000 pares de blancas para casarlo, CA, p. 118 313 Urraca de Moscoso le lega unas propiedades que deben revertir en la casa, CA, p. 100-101. 314 CA, p. 124. 315 Vid. Martín de Leis. Relacionado con la zona de Muros y Noia, en 1510 mantenía su prestanza de la merindad de Carnota. En 1514 aparece mencionado como regidor en la villa de Noia. Su servicio coyuntural a la casa debe relacionarse con el de su padre a la misma; entre 1510-1512 tuvo el arriendo de las rentas del partido de Altamira reclamándosele el pago de las mismas, vid. CA, pp. 369-370 y 473. 316 Se le adeuda lo correspondiente a su matrimonio, CA, p. 112. 317 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. 318 Vid. Juan Docampo de Rivadulla. Hay un Rui Gómez en el listado de beneficiados de Mens, CA, p. 446. 319 Vid. Rui de Castro. 320 Estuvo en la boda del I Conde, fue “pagador de los fueros quel Conde deve” con el siguiente titular. Se le dio carta de pago por su matrimonio con Elvira de Paz, lo que despertó ciertas disputas económicas que no se intentaron solventar en el testamento. Respecto a la destrucción de unas pro- ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 270 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Sancho López de [...] encomendado321 -Santo Domingo [Licenciado] letrado322 -Teresa Peres?323 -Teresa do Campo encomendada (bis) -Tereia López de Frojomil criada324 -Vasco de Leis paje a encabalgar325 -Vasco Fariña de Lamas escudero326 -Vasco paje a encabalgar327 -Vasco Prego hidalgo328 Rodrigo Osorio de Moscoso (m. 1510) -[…]Couceiro escudero329 -[Alfonso Gómez de Vilar de Francos hidalgo de casa] (bis) -Alonso de Celis hidalgo y criado de casa330 -[Álvaro de Caamaño?] (bis) -Álvaro López de Brandariz merino (bis) -Álvaro Pérez Osorio pariente (bis) -Brandariz prestança y merino (bis)331 -Diego de Cavana criado332 -[Diego de Ocampo alcaide] (bis) -Diego García de San Pero de Río acostamiento333 piedades condales en tiempos del siguiente titular, vid. CA, 286. Aún en 1532, un individuo homónimo, tenía aforadas unas propiedades condales en Santiago, AHUS, Protocolos Notariales, S-169, ff. 238r-239v y ff. 262(bis)r-263(bis)r y CA, pp. 113, 469 y 475. Vid. Francisco de Collantes. 321 Vid. Alfonso Gómez de Vilar de Francos. Probablemente se trata de uno de los hijos de Fernando Álvarez de Carantoña a los que se encomienda y dota para casamiento con 6. 000 mrs, CA, p. 117. 322 Su relación con este titular queda recogida por los acostamientos de 1510 CA, p. 475. 323 Ibidem. 324 Urraca de Moscoso le lega varias propiedades y bienes de cierta importancia, CA, pp. 100 y 104. 325 Hijo de Martín de Leis, CA, p. 124. 326 En la carta real relativa a Xallas junto al Conde de Altamira, Diego de Muros y Suero Gómez de Sotomayor. La adscripción al entorno señorial parte de que la pugna por esa fortaleza derivaba de los intereses territoriales de los Moscoso en la zona, desde tiempos de Ruy Sánchez de Moscoso, tenente de la misma en 1402, ACS, IG 703 / 8, f. 64 (ya editado en Antonio LÓPEZ, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago, Santiago de Compostela,1898-1904, t. VII, ap. II, pp. 6-8), Rodrigo de Luna había prometido entregarla a Bernal Yáñez, ACS, IG. 703 / 28, f. 133), y fue prometida en la concordia a Álvaro Pérez por el arzobispo Alonso de Fonseca II, C. J. GALBÁN, El señorío, pp. 152 y ss. Se le refiere en relación al disfrute de beneficios en Mens, CA, p. 446. Además, en su testamento de 1540, Álvaro Nunes de Lamas intenta poner a sus hijos al cuidado de Lope Osorio de Moscoso “e de sus subçesores como yo e mis anteçesores siempre fuymos servydores de su senoria e de su casa y anteçesores”. Vid. ARCHV, Pleitos Civiles, Varela (F), caja 40, exp. 5, cuaderno cosido, f. 1-3. 327 Hijo de Lope Rodríguez. Vid. Fernando de Lema. 328 ACS, LD. 9/ 2, f. 10. 329 Lo refiere VA, p. 207: “un escudero del linaje dos Couçeiros (aunque no eran fidalgos eran criados viejos y muy leales) éste, como iba en las espaldas del conde, disparósele una ballesta que llevaba armada”. 330 Atestigua el testamento del conde redactado en 1507 junto a Martín Romeu, Sancho López de Santiso y Gonzalo de Ardeleiro, CA, pp. 133 y 137. 331 CA, p. 471. Podría tratarse de Álvaro López de Brandariz, pero su identificación, como en el caso de Álvaro Lopez no es concluyente. 332 Aparece junto a Rodrigo de Soo y Ruy Lopes Teyxeiro como “criados del conde mi señor” como testigos de la residencia a Gutierre de Hevia en Navia y Burón, CA, p. 225. 333 CA, p. 474. ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 SEÑOR, NON SEJAS ATAÚD DE TUS CRIADOS 271 -[Esteban de Xunqueiras?] (bis) -[Fernand Álvarez de Carantoña (o Corcubión)?] (bis)334 -Fernand Paez Varela servidor335 -Fernán López de Navia capellán336 -Fernán Peres de Moreyra mayordomo337 -Fernando Sanjurjo prestança338 -Francisco López préstamo y escudero de casa339 -Francisco de Reynoso hidalgo de casa (bis) -García de Camaño servidor340 -García de Sales servidor341 -Gómez de Ventosa prestança, alcaide, hidalgo, tenencia y merino (bis) -Gómez Rodríguez de Costela alcaide y merino -Gonzalo de Ardeleyro merino, prestança, hidalgo y criado de casa (bis) -Gregorio Pato criado342 -Gregorio Vázquez prestança343 -Gutierre de Hevia alcaide y justicia mayor -Gutierre de Nabia prestança344 -Juan de Meyro criado345 -Juan Pardo prestança346 -Juan Pose de Vilar de Francos prestança347 -Lopo Brañas criado348 -Lope Conde juez de residencia349 -[Lorenço] Muñiz hombre de casa350 -Martín Alvares de Sevil prestança351 -Martín de Leis prestança (bis) -Martín Romeu prestança, hidalgo, criado y alcalde mayor 334 Vid. Fernando. Se le dota para casamiento encomendándolo a Pedro Bermúdez de Montaos junto a otros escuderos, CA, p. 135. 336 En 1509, junto a varios escuderos y criados, atestigua en Altamira un foro; probablemente como parte del séquito condal, ASPA, Condado de Altamira, 6F3/718. 337 Mencionado como tal en la zona de Cereixa en 1507, dentro del juzgado de Soneira CA, p. 337. 338 Merino de Deza en 1510, CA, p. 471. 339 CA, p. 470. Como “escudero de su señoria”, vid. Fernán López de Navia. 340 Vid. Fernando Páez. Sobre su relación con su familia, F. BOUZA, El señorío de Villagarcía, pp. 104 y 108. 341 Ibidem. 342 Ibidem. 343 CA, p. 471. Se le nombra merino en 1510. 344 Alcaide y merino de Nabia en 1510, CA, p. 474. 345 Vid. Fernán López de Navia. 346 Será teniente de capitán por el siguiente titular, CA, p. 472. 347 Se indica que para mantenerla “a de tener caballo”, CA, p.472. 348 Vid. Fernán López de Navia. 349 CA, pp. 223 y ss. 350 Acompañó al conde en la toma de Bugía en 1510. Tres años antes aparece referido un Monis “moço de espuelas” que podría ser éste o Pedro Monis, que podría formar parte del acompañamiento habitual del conde. No obstante, el apellido aparece ya en tiempos de Lope Sánchez con García Moñiz “fijo de Diego Moñiz”. CA, pp. 587 y 341. Sobre los servicios de otro individuo con este apellido, vid. Fernándo Páez. 351 CA, p. 469. En 1522 era alcaide y merino de Cira; aún en 1534 hay un Gonzalo de Senbil mayordomo y teniente de merino allí, AHUS, Clero, Mitra, leg. 53. 335 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 272 CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN -Pedro Moñiz escudero352 -Pedro Bermudez de Castro cumplidor y tutor353 -Pedro de Luaces prestança354 -Rodrigo de Soo criado -Rodrigo de […] mayordomo355 -Ruy Calbo juez356 -Ruy de Leis prestança (bis) -Ruy Gómez notario, salario357 -Ruy Lopes Teyxeiro criado358 -Ruy Tato pagador (bis) -Sancho López de Santiso hidalgo y criado de casa359 -Vasco Forján clérigo, merced360 -“Vnos vonos mançebos”?361 Fecha de recepción del artículo: Febrero 2010 Fecha de aceptación y versión final: Junio 2010 352 Vid. Lorenzo Moñiz y Fernán López de Navia. Aparece administrando la casa y dando poderes junto con el conde en 1509, en un codicilio de 1510 se menciona que se le han encomendado los hijos del conde. Pasa cuentas en de su administración en 1511, CA, pp. 135-138, 223, 427-436 y 476. 354 Se trata de un procurador, CA, p. 475. 355 Citado como mayordomo del conde en la residencia de Burón, CA, p. 229. 356 Era juez de Soneira en 1507 y tres años después aún mantenía cargo en la misma merindad. CA, p. 336 y vid. Martín de Leis. 357 Cobraba 1.500 mrs por su oficio en Vimianzo y en Laxe, CA, p. 473. 358 Vid. Diego de Cabana y Fernando Páez Varela. 359 Atestigua el testamento, vid. Alonso de Celis. En éste se le dota para casamiento y se indica que junto a Moñiz sirvió especialmente al conde. Ejercería el cargo de juez de Soneira, en 1519, en nombre del conde Lope Osorio de Moscoso, menor de edad; siete años después es merino de Burón manteniendo el oficio en 1527; AGS, Patronato Real, leg. 59, doc. 125 y CA, pp. 135, 236 y 685. 360 CA, p. 473. 361 La relación de afinidad está clara puesto que Gutierre de Hevia indica “que azyan muy vyen su servyçio que prendyeran a unos de Navya…que me mando lles dese de bestyr”, CA, p. 230. 353 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM), 41/1, enero-junio 2011, pp. 235-272. ISSN 0066-5061 ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM) 41/1, enero-junio de 2011 pp. 273-290 ISSN 0066-5061 UNA GALERÍA DE RETRATOS REALES: LOS SOBERANOS OMEYAS DE AL-ÁNDALUS (SIGLOS II/VIII-IV/X) EN LA CRONÍSTICA ÁRABE A GALLERY OF ROYAL PORTRAITS: ANDALUSI UMAYYAD SOVEREIGNS (2TH-4TH/8TH-10TH CENTURIES) IN ARAB CHRONICLES MANUELA MARÍN Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC Resumen: Se examina aquí la proyección pública y escrita de los soberanos omeyas de al-Ándalus a través de dos diferentes y complementarios testimonios, preservadoa en las crónicas árabes: en primer lugar, su aspecto físico tal como se describe en esas fuentes y, en segundo, las inscripciones de sus sellos. Ambas cuestiones se comparan con textos similares relativos a los Omeyas y Abbasíes de Oriente. Finalmente, se presentan conclusiones respecto al uso religioso y político de estas imágenes del poder. Abstract: The public written projection of the Umayyad sovereigns of al-Andalus is examined throughout two different and complementary testimonies, preserved in Arab chronicles. First, their physical appearance as described in these sources, and secondly, the inscriptions in their seals. Both are compared with similar texts regarding Umayyad and Abbasid rulers in the Eastern parts of the Islamic Medieval realm. Religious and political uses of these images of power are finally offered. Palabras clave: omeyas de al-Andalus; biografías y retratos personales; sellos. Keywords: Umayyads from al-Andalus; biographies and personal portraits; seals. SUMARIO 1. Introducción.- 2. El esquema biográfico del soberano.- 3. El retrato del príncipe: una iconografía textual.- 4. La inscripción del sello: un lema personal y dinástico. 1. INTRODUCCIÓN Tal como ocurre en la tradición historiográfica del islam medieval, a la cual pertenece, la cronística andalusí se estructura a menudo en torno a las personalidades de los soberanos, cuyas biografías se convierten en el hilo conductor del relato histórico. Sin entrar a considerar la evolución de la historiografía islámica desde sus orígenes, sí conviene tener en cuenta su deriva hacia una recuperación “analística” de los hechos pasados y, en consecuencia, el establecimiento de una narrativa que, año tras año, se iba inscribiendo en el marco de una visión retrospectiva presidida por quien gobernaba la comunidad musulmana. Era inevitable, por tanto, que la biografía de los soberanos y el recuento analítico de su reinado se fundieran en un mismo texto1. 1 Sobre historiografía árabe-islámica, véanse, entre otros, ,A. ,A. AL-DURI, The Rise of Historical Writing among the Arabs, Princeton, 1983; Tarif KHALIDI, Arabic Historical Thought in the Classi- 274 MANUELA MARÍN Aunque la literatura biográfica, especialmente en la forma de “diccionarios biográficos” dedicados a sabios, poetas, científicos, etc., haya conocido un desarrollo espectacular en el mundo islámico clásico2, no es a esta clase de biografías a las que me quiero referir aquí, sino a las dedicadas a los príncipes soberanos y que, por serlo, formaban parte de la narración histórica3. Las crónicas dedican una atención preferente a la personalidad de cada príncipe, puesto que ella ha de conformar el curso de los acontecimientos de su reinado e influir decisivamente en el devenir histórico de la comunidad. La biografía del monarca se convierte así en la historia del tiempo que le ha tocado vivir. En ese contexto, la cronística árabe (tanto de autores andalusíes como de norteafricanos u orientales) sobre los omeyas de al-Ándalus permite reconstruir lo que puede considerarse como una auténtica “galería de retratos reales”, que van desde su descripción física hasta el detalle de sus cualidades morales y sus actitudes personales, pasando por el ejercicio de su poder pol