1 La economía global en riesgo de contagio El Nuevo Día, 29 de septiembre del 2013. Desde 1981 han ocurrido diez cierres parciales del gobierno de Estados Unidos y en el de 1995-96 hubo una pérdida del 0.5% del crecimiento trimestral EL PRESIDENTE Barack Obama no ha dado su brazo a torcer ante las tácticas obstruccionistas del bando republicano de supeditar la aprobación del presupuesto a la derogación de la reforma de salud. Por BBC MUNDO El viejo adagio dice que cuando Estados Unidos estornuda el mundo se resfría. El cierre parcial del gobierno estadounidense a raíz de la falta de acuerdo en el Congreso sobre el presupuesto es cuando menos un estornudo. El estornudo puede conducir a algo mucho más grave si a mediados de octubre no se resuelven las diferencias entre demócratas y republicanos para subir el techo de la deuda estadounidense y evitar un cese de pagos de la mayor potencia económica del planeta. Mientras tanto el impacto de un cierre de tres o cuatro semanas sería, según la agencia crediticia Moody´s, un recorte del 1.4% del crecimiento trimestral estadounidense. El analista global del EIU (Unidad de Inteligencia del semanario The Economist), Joseph Lake, se mostró más optimista, pero alertó sobre los peligros de un impasse. “Nosotros creemos que habrá acuerdo en cuestión de días no de semanas, sobre el presupuesto, de manera que, en el peor de los casos, estaríamos hablando de una breve postergación en el consumo de los hogares y las empresas. El gran problema es si no hay acuerdo a mediados de mes sobre el 2 techo fiscal. Eso sí tendrá un fuerte impacto sobre la economía de Estados Unidos y del mundo”, señaló Lake. La convaleciente economía El telón de fondo global es de enorme fragilidad. En la segunda mitad del año comenzó a haber un mayor optimismo mundial de la mano del crecimiento económico de Estados Unidos, mejores datos de China y Japón, y hasta ciertos indicios de recuperación de la eurozona. Es un optimismo mantenido con respirador artificial. No bien la Reserva Federal estadounidense insinuó en julio un endurecimiento de la política monetaria se desató una tormenta en los países en desarrollo con estrepitosas caídas del valor de las monedas en Brasil, India, Tailandia, Sudáfrica, Turquía y Malasia que forzaron en septiembre que diera marcha atrás del presidente saliente del Banco Central, Ben Bernanke. La primera reacción de los mercados financieros a esta nueva crisis ha sido de relativa calma. Sin embargo, el pasado ha contribuido a quitar dramatismo a estos conflictos en el Congreso. Desde 1981 ha habido diez cierres parciales a nivel gubernamental, el último en 1995-1996 que llevó a una pérdida de un 0.5% del crecimiento en el último trimestre de 1995. El nerviosismo actual se centra en que los halcones fiscales del Tea Party republicano terminen jugándose a un todo o nada en el tema del techo de la deuda estadounidense. “Esto puede crear una terrible incertidumbre en los mercados financieros. El dólar es la moneda de reserva a nivel mundial y Estados Unidos es el deudor más grande del planeta, así que si hay señales de que no va a poder pagar su deuda va a crear turbulencias”, indicó a BBC Mundo Joseph Lake. El impacto en América Latina Pero de prolongarse el cierre podría empezarse a sentir sus efectos en la economía mundial. En el caso de América Latina, la región ha atravesado con relativa solvencia la crisis económica mundial de los últimos cinco años. Si bien no ha logrado “desacoplarse” de los vaivenes globales, ha recuperado los niveles de actividad perdidos con el estallido financiero de 2008 gracias al alto precio de las materias primas. 3 Pero esta década de oro del siglo XXI está tocando su fin por la desaceleración china. Una crisis en Estados Unidos se montaría sobre este panorama menos promisorio. Esta crisis se sentiría más en México y las economías centroamericanas que en Sudamérica, menos dependiente hoy de Estados Unidos, pero la región en su conjunto no podrá evitar un impacto indirecto generalizado: si la crisis se mantiene el efecto dominó recorrerá el planeta. “En primer lugar está la volatilidad de las monedas. A diferencia de lo que pasó en los últimos meses en que se debilitaron, ahora se fortalecerán y crearán problemas para las exportaciones. Las exportaciones sufrirán además el impacto de una menor demanda estadounidense y mundial”, indicó Lake a BBC Mundo. El turismo Los turistas sentirán el impacto del cierre de muchas dependencias oficiales, entre ellas parques. Por lo pronto el cierre parcial del gobierno afectará al turismo global. Si en sus planes de visita de Estados Unidos en estos días figuran los 401 parques nacionales o los 19 museos y galerías y el zoológico Nacional que operan la Institución Smithsonian, tendrá que cambiar de planes. Los Servicios de los Parques Nacionales que tienen más de 700,000 visitantes diarios permanecerán cerrados. Washington se verá especialmente afectado. La mayoría de los museos y galerías de la Institución Smithsonian, así como el gratuito Zoológico Nacional, se encuentran en la capital. Otros planes que deberán ser archivados son la visita a uno de los símbolos más conocidos del país, la Estatua de la Libertad en Nueva York. Pero la seguridad de los aeropuertos y el tráfico aéreo no se verán afectados. Según un comunicado de la Administración de la Aviación Federal continuarían “trabajando para mantener la seguridad del espacio aéreo nacional” considerado una “máxima prioridad”. Los puestos fronterizos, considerados también esenciales, no serán afectados. La libre circulación de los pasajeros quedaría garantizada. En cuanto a las visas, el Departamento de Estado ha indicado que en principio no habrá problemas porque las embajadas y los consulados de Estados Unidos se 4 financian con las solicitudes de visas y no dependen de los fondos presupuestarios centrales. Sin embargo, esto dependerá de que “haya suficientes solicitudes como para financiar la operación”. En la última parálisis parcial gubernamental entre 20,000 y 30,000 solicitudes de visa no pudieron ser procesadas diariamente durante los 27 días que duró el cierre causando pérdidas de millones de dólares para el turismo estadounidense y las aerolíneas. Y esto no es precisamente lo que necesitan la economía estadounidense o la del mundo.