87 “DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2010” 1.- FECHA DE ELABORACIÓN: Dirección de Consultoría Jurídica 2.- DIRECCIÓN REMITENTE: 3.- MATERIA: 4.- TEMA: 17-06-2010 Derecho Penal Prescripción del delito de lesiones leves en materia de LOPNNA 5.- EXTRACTO La prescripción para el delito de lesiones leves, según Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescente, es de tres (3) años, y sólo se interrumpirá en los casos de evasión o de suspensión del proceso a prueba, no siendo aplicables a dichos casos las normas del Código Penal, por cuanto, si la intención del legislador era aplicar esas, no hubiere consagrado la previsión en la mencionada ley especial. 6.- CONTENIDO 6.1.- COMUNICACIÓN Nº 6.2.- FECHA: MEMORÁNDUM N° DCJ-8-374-2010 17-06-2010 6.3.- TRANSCRIPCIÓN “La prescripción para el delito de lesiones leves, según la Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescente, es de tres (3) años, y sólo se interrumpirá en los casos de evasión o de suspensión del proceso a prueba, no siendo aplicables a dichos casos las normas del Código Penal, por cuanto, si la intención del legislador era aplicar esas, no hubiere consagrado la previsión en la mencionada ley especial. (…) requiere a esta Dirección de Consultoría Jurídica, la revisión de la opinión contenida en el memorándum N° DCJ-4-1455-2003, a través de la cual se expresó que en el caso de las lesiones leves cometidas por adolescentes, se aplicaba el término de prescripción contenido en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescente (vigente para la época) con preferencia al Código Penal. Así, en primer momento tenemos que el régimen general de prescripción se encuentra previsto en el Código Penal venezolano, y en el caso específico del delito de lesiones leves al que usted hace mención, se encuentran tipificadas en el artículo 416 del Código Penal, con una pena de arresto de tres a seis meses, por lo que el lapso de prescripción de la acción penal para perseguir tal delito es de un (1) año, según lo contemplado en el artículo 108, numeral 6 del mencionado instrumento. Por otra parte, al ser la materia de niños, niñas y adolescentes, de carácter especial, deben revisarse las normas que al respecto de la prescripción pueda contener la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, y así encontramos que el artículo 615 señala lo siguiente: (…) Como puede observarse, según la norma transcrita las lesiones personales leves, prescribirán a los tres (3) años. Ahora bien, del estudio aislado de las normas en cuestión un sector podría concluir que la regulación del Código Penal es más favorable y por ende estimar que debería aplicarse con preferencia a la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes; sin embargo, el asunto de la prescripción, Doctrina del Ministerio Público 2010 88 así como el de la colisión de leyes y/o especialidad de normas, requiere realizar una serie de consideraciones adicionales a las que de seguidas se dedicará atención. La figura de la prescripción de la acción, se traduce en la extinción de la potestad represiva que ostenta el Estado, la cual opera por el transcurso del tiempo y pone de relieve la pérdida del interés de éste en sancionar determinada conducta, es decir, que materialmente ocurrirá la derogatoria del ius puniendi por el paso del tiempo, y por tanto, funge entonces esta figura como un límite al poder que ostenta el Estado. Por tanto, la prescripción constituye una de las formas de expresión de la política criminal de los Estados, ya que a través de ella se decide hasta qué momento se persigue un delito. Ahora bien, en el caso en análisis se tiene que no sólo es suficiente considerar el tiempo de prescripción del delito de lesiones leves en ambos instrumentos, ya que si bien es cierto que en el Código Penal se establece un tiempo menor que en la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, en ésta la prescripción solo se interrumpirá únicamente en 2 casos (evasión y suspensión del proceso a prueba), mientras que en el caso de la prescripción del Código Penal, esta puede ser interrumpida, llevando a que el proceso pueda extenderse mucho más allá de tres (3) años. Al efecto, el Código Penal en su artículo 110 contempla una serie de supuestos de interrupción de la prescripción, lo cual en la práctica forense se ha convertido en una forma de mantener abiertas las causas por largo tiempo sin que se emita un pronunciamiento sobre el fondo, cuando en muchos de esos casos ya el Estado ha perdido interés en la imposición de la sanción, conllevando tácitamente a una derogatoria de la prescripción. Lo anterior, guarda estrecha relación con el derecho humano consagrado en instrumentos internacionales, del cual son titulares todas las personas sometidas a un proceso penal, de ser juzgados en un plazo razonable, suponiendo este derecho, mayor diligencia en las actividades llevadas a cabo por las instituciones que forman parte del sistema de justicia, por cuanto de lo contrario ello acarrearía responsabilidad tanto interna como internacional por parte del Estado. La obligación del Estado en la regulación de un plazo razonable no llega hasta la inclusión del mismo en su ordenamiento jurídico, sino que va más allá, y se extiende hasta el respeto que sea dado en la práctica a dicho plazo, es decir, que el mismo sea aplicado efectivamente en los procesos, y no que por el contrario, se tomen otro tipo de medidas o subterfugios -por ejemplo, criterios jurisprudenciales- que tiendan a relajar el cumplimiento de la obligación adquirida. En este sentido, debe acotarse que existen criterios doctrinarios que consideran que esta figura (la prescripción) ha sido utilizada ante la falta de regulación de los plazos de duración máxima de los procesos penales, y así por ejemplo, Daniel Pastor38, en su obra titulada “El Plazo Razonable en el Proceso del Estado de Derecho”, indica que “(…) esto se debe a que la prescripción guarda estrecha similitud con el derecho fundamental en análisis –derecho al plazo razonable- no sólo por la consecuencia jurídica ya mencionada, sino también por el motivo que da lugar a esa consecuencia: el paso del tiempo, el cumplimiento de un plazo.” En efecto, al tenerse que la prescripción prevista en el Código Penal pueda ser objeto de constantes interrupciones, ello no garantizaría de modo alguno la conclusión de un proceso en un plazo razonable, por lo que se estaría vulnerando un derecho humano al imputado, manteniéndolo atrapado en un proceso que constantemente puede estar sometido al reinicio del lapso de prescripción. Por otra parte, la Sala Constitucional en decisión N° 830 -no vinculante- de fecha 18 de junio de 2009, por usted mencionada, señala expresamente que: “(…) estima esta Sala ajustada a derecho la desaplicación del artículo 615 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en cuanto se refiere a la prescripción de la acción penal para el caso específico de lesiones personales leves, ya que el Juez de la causa debe declarar el sobreseimiento de la causa como consecuencia de la 38 Pastor, Daniel. 2002. El Plazo Razonable en el Proceso del Estado de Derecho. Buenos Aires: Ad Hoc. Honrad Adenauer. Doctrina del Ministerio Público 2010 89 extinción de la acción penal por prescripción de la misma, de conformidad con el lapso que dispone el artículo 108 del Código Penal, con fundamento en los artículos 78 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 90 y 537 de la vigente Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.” Siendo así el planteamiento, cabría preguntarse acerca de la posibilidad de desaplicación de la norma del Código Penal que consagra la interrupción de la prescripción, y que en efecto haría realmente mucho más favorable la aplicación de la prescripción allí contemplada, ya que tal como se presenta la situación, podría concluirse que tanto el Código Penal como la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, contienen normas que son parcialmente favorables, al establecer una (Código Penal), un menor lapso para la prescripción, y la otra Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, limita los actos interruptivos de la prescripción sólo a dos posibilidades, taxativamente establecidas, como son la evasión y la suspensión del proceso a prueba. Otro aspecto de relevancia que debe ser considerado a los fines de determinar cuál de las normas que prevén la prescripción debe ser aplicada, es el principio de la especialidad, según el cual cuando una misma materia es objeto de regulación por distintas disposiciones, deberá prevalecer la norma especial sobre la general, por lo cual, apoyados en éste criterio, se llegaría a la conclusión de que la norma a aplicar debería ser la contenida en la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Este criterio es sostenido por la Dra. María Alejandra Mancebo, en su artículo titulado “La prescripción de la acción en el sistema penal juvenil y su tratamiento jurisprudencial”, publicado en la obra que recoge las II Jornadas sobre el Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en la Reforma de la LOPNNA (2009), en donde luego de realizar un amplio análisis acerca de la especialidad del sistema de protección, hace referencia a la norma de interpretación y aplicación contenida en la LOPNNA, y ante la pregunta de cuál debe ser la prescripción aplicable, concluye lo siguiente: “(…) por razón del Principio General de la Interpretación del Derecho Penal, procede la aplicación de la Ley Penal Especial con preferencia a la Ley Penal General, situación ya reconocida por Doctrina del Máximo Tribunal respecto al Concurso Aparente de Leyes. En caso contrario, ¿cuál sería el fundamento para aplicar la ley general sin omitir los principios de la doctrina de protección integral?”. Ahora bien, expuesto lo anterior, surge otro tema que podría ser objeto de discusión, como es la posible colisión de normas entre las disposiciones del Código Penal que regulan la prescripción de la acción y las contenidas en la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, lo cual en base a lo analizado hasta los momentos no es factible, puesto que a pesar de que las normas contenidas en distintos instrumentos regulan el mismo tema (la prescripción), pareciera que el criterio jurídico más acertado es el que se inclina hacia el carácter de especialidad, e inclusive, acorde con el respeto al principio de legalidad. Sin embargo, cabe advertir tal posibilidad a los fines de que si esa Dirección una vez profundizado el análisis del tema, estima conveniente la presentación de un recurso por colisión de normas, realice los trámites correspondientes para la interposición del mismo ante el Tribunal Supremo de Justicia. Retomando el tema en cuestión, esta Dirección de Consultoría Jurídica estima conveniente hacer referencia a la disposición contenida en el artículo 537 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, la cual es del siguiente tenor: (…) De la citada norma, se desprende que la aplicación del Código Penal, se hará en los casos en los que no exista una previsión expresa en el Título V del “Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescentes”, y a tal efecto, hay que destacar que la previsión correspondiente a la prescripción, contenida en el artículo 615 de dicha ley especial, se encuentra dentro de las disposiciones de dicho Título. Respecto de dicha norma, esta Consultoría Jurídica a través del oficio N° DCJ-2-1236-2008-51734 de fecha 9 de agosto de 2008 (publicado en el Informe Anual de la Fiscal General de la República del año 2008), emitió una opinión en los siguientes términos: “Del contenido de dicha norma se desprende así un tratamiento propio -en contraste con el tratamiento común del Código Penal- en relación con la figura de la prescripción de la acción penal. / En efecto, se establecieron términos de prescripción en Doctrina del Ministerio Público 2010 90 esta materia, de cinco años, tres años y seis meses, atendiendo a los criterios allí establecidos. En cuanto a la forma de contar dichos términos, el legislador dejó expresa mención que a ese respecto sí debía acudirse a los criterios contemplados en el Código Penal. Por otra parte, proscribió la aplicación de la prescripción extraordinaria o judicial. Y, por último, en lo que se refiere a los actos interruptivos punto que nos ocupa- no remitió al Código Penal, por el contrario, reguló expresamente este aspecto, tal como se evidencia del contenido del parágrafo segundo, previendo exclusivamente como actos interruptivos, la evasión y la suspensión del proceso a prueba.” Sobre la base de la cita anterior, se puede concluir que la prescripción para el delito de lesiones leves, según lo contemplado en la LOPNNA, es de tres (3) años, y sólo se interrumpirá en los casos de evasión o de suspensión del proceso a prueba, siendo ello cónsono con la corriente del Derecho Penal moderno -entre ellos Alberto Binder y Daniel Pastor-, la cual tiende a la eliminación de los actos que interrumpen la prescripción, al considerar a la prescripción como un límite al ius puniendi, por lo que mal podría quedar en manos del Estado la posibilidad de debilitar dicho control a su antojo, con el establecimiento de criterios interruptivos. Como puede observarse, vista la posición sostenida en la citada opinión, y siendo cónsono con la misma, por estimar que es el criterio jurídico más ajustado a derecho, esta Dirección de Consultoría Jurídica, ratifica que en los casos de prescripción de las lesiones leves, deben aplicarse las normas contenidas en la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, por cuanto, si la intención del legislador era aplicar las del Código Penal, no hubiere consagrado la previsión en la mencionada ley especial. Por otra parte, es oportuna la ocasión para recordar cuál es el ámbito en el que debe interpretarse el “interés superior del niño”, ya que al mismo no debe acudirse a los fines de justificar cualquier tipo de acción que pueda llevarse a cabo en esa jurisdicción, y en ese sentido se ratifica lo sostenido en la opinión de esta Consultoría Jurídica (DCJ-4-1455-2003), por usted traída a colación, en la cual se sostuvo que: (…)”. Doctrina del Ministerio Público 2010