En la ciudad de Santa Fe, a los 26 días de noviembre del año dos mil quince, se reúnen en Acuerdo Ordinario los Señores Jueces de la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Laboral, Dres. José Daniel Machado, Julio César Alzueta y Sebastián César Coppoletta, para resolver el recurso de apelación puesto por el actor, contra la resolución dictada por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Santa Fe, en los autos caratulados: “VISIÓN 101 S.A. c/MINISTERIO DE TRABAJO y SEG. SOC. s/APELACIÓN” (Expte. 216 - Fo. 224 - Año 2015). Acto seguido el Tribunal se plantea las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada? SEGUNDA: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? Dispuesto el orden de votación, resulta: Alzueta, Coppoletta, Machado. A la primera cuestión el Dr. Alzueta dice: Vienen las actuaciones con motivo del recurso de apelación deducido por el actor contra la Resolución n° 909 del Director Regional del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Santa Fe de fecha 1/6/15, por la que se le impusiera una multa de $ 4.750 por las infracciones que allí se detallan, estando cumplidos los requisitos de admisibilidad tocantes a la fundamentación simultánea (f. 170/2) y depósito del referido importe (f. 178); por cuanto, oída la contraria según el rito impuesto por la ley 10.468 (f. 210/2) han quedado los autos en condiciones de expedirse. La apelante plantea caducidad de instancia y solicita se den por concluidas las presentes actuaciones, dejándose sin efecto la sanción aplicada por la Autoridad Administrativa. Corresponde tratar reparos sobre la viabilidad del procedimiento administrativo, y, en tren de señalar pivote alrededor del cual gira la cuestión, se debe puntualizar que está probado que venció el plazo de ley, aplicable para conclusión del procedimiento, sin mediar resolución final durante el mismo. Es menester, ahora, evaluar dicho argumento señalando que, cuando se aduce caducidad de instancia, ella se entiende como remedio procesal donde prima el orden público y el principio de conservación del proceso, por encima de la voluntad de las partes. Esta Sala en la causa “Clínica Nef. y Enf. Cardiov. S.A. c/ Ministerio de Trabajo y S.S. s/ Recurso de Apelación” (Expte. 5/14) sostuvo que para fundar la caducidad se han desarrollado distintas doctrinas, vgr. las subjetivas, cuando se presume abandono de instancia (Alsina, Parry, Glasson-Tissier, Mattirollo, etc.); las objetivas, cuando la inactividad procesal produce la caducidad (Chiovenda, Rillo, Canale, etc.); las de interés publico (Spota, Lascano, Velasco, etc.); y otras donde se estima que la caducidad tiene elementos objetivos, subjetivos y de interés publico (Guasp, Podetti, Palacio, Maurino, etc.). Como elementos requeridos se pueden citar, en primer lugar, la existencia de una instancia pendiente, en segundo lugar, la falta de impulso que conduce al abandono del proceso, pero teniendo en cuenta que esta figura procesal excede el provecho y el beneficio de parte y está orientada hacia el interés público. Por otro lado, el abandono del impulso no puede ser argüido con base en alguna falta de actividad del órgano jurisdiccional, el que no puede reemplazar la diligencia de parte, como tampoco en peticiones inútiles. Además es indispensable un pronunciamiento judicial, ya que el solo transcurso del tiempo no produce la caducidad de la instancia. La interpretación jurisdiccional de la caducidad debe ser siempre de carácter restringido; ya que es una medida de excepción, que opera con sentido limitado, por lo que quedan excluidas las interpretaciones amplias o las analógicas. El impulso procesal, como tal, significa que el acto realizado por las partes o de oficio, permite pasar a otra ocasión del proceso y estos actos deben ser proporcionados a circunstancias y estadio procesal del juicio o de la causa. Así, la caducidad de instancia se inscribe como carga procesal cuyo cese opera con el llamado para sentencia. En el sentido comentado, las normas de rito, en general, niegan caducidad de instancia cuando el proceso estuviere pendiente de alguna resolución y la demora en dictarla sea imputable al tribunal o la prosecución del trámite dependiere de alguna actividad del mismo y, en especial, si se hubieran llamado autos para sentencia, salvo que pesara sobre la actividad de las partes la carga de impulsar, ya que el llamamiento de autos pone fin a la actividad partidaria. De ordinario no se plantea caducidad en el proceso penal donde es presupuesto el impulso de oficio y, en nuestro proceso laboral, requiere consulta “sine qua non” a las partes en razón de que el proceso incorpora impulso de oficio y también por existir carga que compete al Estrado frente a posible renuncia de derechos por parte del trabajador. En caso de recurrirse una resolución de caducidad ante instancia superior, es criterio legal extendido, compartido por la jurisprudencia y la doctrina, que será apelable sólo en el caso de que lo resuelto admita la caducidad, ello en virtud del principio de conservación del proceso aludido. De lo expuesto, se colige que la caducidad de instancia, según lo “brevitatis causae” dicho, compromete al impulso procesal de parte, no resultando ello coincidente, ni aún bajo una pretendida e injustificada interpretación “lato sensu”, con la norma que prescribe que “El procedimiento administrativo, incluida la iniciación de la etapa ejecutoria, deberá concluir en un plazo no mayor de ciento cincuenta (150) días hábiles a contar desde el acta de infracción o dictamen acusatorio, garantizando en todo momento el derecho de defensa y la eficacia del régimen". Conviene tratar ahora esta faz dispositiva, donde la ley gira taxativa sobre la vigencia temporal de este procedimiento administrativo, debiendo el mismo concluir en el plazo asignado, sin opción de otra índole, y garantizando, en tales circunstancias, el derecho de defensa y la eficacia del régimen. La norma citada constriñe vigencia del procedimiento a lapso temporal determinado y, más allá de que alguna hermenéutica pretenda relativizar ese lapso arguyendo disposición “ordenatoria”, aún la necesaria reivindicación de ese “orden”, se hace efectiva sólo mediante coacción legal, como carácter ínsito en la norma, y, la extinción del procedimiento, se produce “ex lege”. Queda entendido así que, iniciado trámite de acuerdo a esa norma y, expirado el lapso que la misma establece, se extingue el procedimiento administrativo por ausencia de aquella vigencia legal que le otorga calidad de legítimo. Recordemos que la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe in re “Comercial Galetti Hnos. S.R.L. c/ Ministerio de Trabajo y S.S. -Recurso Apelación- (Expte. 111/11) s/ Recurso inconstitucionalidad” (CUIJ 21-00508988-0) en fecha 12.3.15 sostuvo que el plazo de caducidad pone un límite temporal a la actividad de la Administración a efectos de que el administrado no quede indefinidamente y de manera irrazonable a la espera de una decisión. De las constancias de autos surge que el término previsto en el art. 44 de la ley provincial 10.468, modificado por ley 11.752 (150 días hábiles), ha sido excedido notoriamente cotejando la fecha del descargo del actor -4.7.13- obrante a f. 119/122 vta. y la resolución del Director Regional del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social -1.6.15- que luce agregada a f. 166/167 vta., ya que entre ambas fechas transcurrió un plazo que supera el año y once meses aproximadamente. En consecuencia, voto por 1) Declarar extinguida la vigencia del procedimiento administrativo que motiva estas actuaciones, a partir del cumplimiento del plazo legalmente establecido, devolviéndose a la recurrente oportunamente y como corresponda lo abonado en concepto de multa, mediante transferencia bancaria a la cuenta que el actor denunciara a sus efectos, poniendo en conocimiento el número del CBU correspondiente. 2) Las costas deben imponerse en el orden causado, atento la naturaleza de la cuestión, las razones invocadas por la Jurisdicción para fundar la decisión, la labor de partes, las razones habidas para litigar, las vinculadas con el éxito obtenido y la conducta procesal apreciada en la litis (art. 102 y cc CPL). A la misma cuestión el Dr. Coppoletta dice: Que coincide con las conclusiones del preopinante, por lo que vota en igual sentido. A la misma cuestión el Dr. Machado dice: Que expone las mismas razones vertidas por los preopinantes y, como ellos, vota en igual sentido. A la segunda cuestión los Dres. Alzueta, Coppoletta y Machado dicen: 1) Declarar extinguida la vigencia del procedimiento administrativo que motiva estas actuaciones, a partir del cumplimiento del plazo legalmente establecido, devolviéndose a la recurrente oportunamente y como corresponda lo abonado en concepto de multa, mediante transferencia bancaria a la cuenta que el actor denunciara a sus efectos, poniendo en conocimiento el número del CBU correspondiente. 2) Las costas deben imponerse en el orden causado, atento la naturaleza de la cuestión, las razones invocadas por la Jurisdicción para fundar la decisión, la labor de partes, las razones habidas para litigar, las vinculadas con el éxito obtenido y la conducta procesal apreciada en la litis (art. 102 y cc CPL). Que atento el resultado de las votaciones precedentes corresponde: Por los fundamentos y conclusiones del Acuerdo que antecede, la SALA II DE LA CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL R E S U E L V E: 1) Declarar extinguida la vigencia del procedimiento administrativo que motiva estas actuaciones, a partir del cumplimiento del plazo legalmente establecido, devolviéndose a la recurrente oportunamente y como corresponda lo abonado en concepto de multa, mediante transferencia bancaria a la cuenta que el actor denunciara a sus efectos, poniendo en conocimiento el número del CBU correspondiente. 2) Las costas deben imponerse en el orden causado, atento la naturaleza de la cuestión, las razones invocadas por la Jurisdicción para fundar la decisión, la labor de partes, las razones habidas para litigar, las vinculadas con el éxito obtenido y la conducta procesal apreciada en la litis (art. 102 y cc CPL). Resérvese el original, agréguese copia, hágase saber y oportunamente bajen. Concluido el Acuerdo, firman los Señores Jueces por ante mí, que doy fe. Dr. ALZUETA Dr. COPPOLETTA Dr. MACHADO Dra. Claudia BARRILIS Secretaria