Noticias Destacadas 3 de febrero de 2016

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3 de febrero de 2016
Resumen de Prensa
Material recopilado por el Departamento de Prensa prensa.defensoria@jusbaires.gob.ar
El Ministerio Público de la Defensa porteño
apelará ante la Corte el fallo judicial que faculta a
la policía a pedir DNI
Apelará el fallo que faculta a la policía a pedir DNI en la vía pública, para lo cual prepara un recurso para
presentar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, del cual podrán participar como Amicus Curiae
quienes apoyen el cuestionamiento.
“Con el fallo del Tsjcba retrocedemos a épocas que creíamos superadas. Es volver a dar poder a la policía
‘por razones de seguridad’. Hubo épocas en el país donde se hacían campañas publicitarias que decían que
un soldado te podía pedir el DNI y si eras una persona de bien, no tenías que tener miedo. Era para luchar
‘contra el enemigo'”, dijo a Télam Luis Duacastella, defensor adjunto en lo Penal, Contravencional y de
Faltas del MPD.
De esta manera, el funcionario rememoró una publicidad difundida durante los años de la última dictadura
cívico militar en Argentina.
“El Estado argentino fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a modificar
su legislación para garantizar que se termine con la llamada ‘averiguación de antecedentes””, recordó el
abogado.
Esto surgió a partir del “caso Bulacio”, apellido de Walter, de 17 años, que murió en abril de 1991 en un
hospital porteño debido a los golpes que recibió mientras estuvo en una comisaría de la Policía Federal
adonde fue llevado, por “averiguación de antecedentes”, desde el Estadio Obras, cuando iba a ver un recital
de Los Redonditos de Ricota.
“El Estado, a partir de la decisión de la CIDH, asumió un compromiso internacional que no puede violar
ahora este fallo. En Argentina no hay obligación de circular con el DNI, porque el no tenerlo, no puede ser
razón para ir a una comisaría detenido”, resaltó el defensor.
Duacastella confirmó que el Tsjcba “aún no nos notificó” de la sentencia “que hizo pública antes de que la
conozcamos”. Una vez que eso ocurra, el Ministerio tiene 10 días para apelar.
“Estamos preparando el recurso de apelación para presentar ante el Tsjcba, que puede rechazarlo, y si eso
ocurre, llegaremos a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Es un caso constitucional, debería admitir el
recurso”, aseveró el profesional.
En el documento, el MPD analizó que desde una lectura constitucional y política lo que hizo el Tsjcba “es
poner en crisis, sin necesidad, al Estado de Derecho y a los derechos individuales que teníamos
garantizados”.
“No obstante el esfuerzo del Tsjcba por encuadrarse en la constitucionalidad, su decisión se apoya sólo en
una conjeturada y forzada elucubración que se desmorona por sí solo”, agregó el escrito.
También, el Ministerio mostró su preocupación ya que este fallo “sale a la luz en un momento inoportuno,
en circunstancias en que se está produciendo el traspaso de las fuerzas de seguridad federales y de la justicia
penal al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires”.
Por lo tanto “el deterioro de la calidad institucional democrática y de las garantías propias del Estado de
Derecho se inicia con esta clase de fallos”, aseveró el MPD porteño.
El organismo recordó que la llamada “averiguación de antecedentes” surgió con un decreto, el 14 de enero
de 1958, firmado por Pedro Eugenio Aramburu que encabezó, tras desplazar al general Eduardo Lonardi, el
gobierno de facto, a pocos meses de la asunción de Arturo Frondizi, el 1 de mayo de 1958.
Hasta 1991 que se reformó la legislación, hubo marchas y contramarchas sobre el poder policial para pedir
documentos y detener a una persona que nos los tenía consigo.
La Ley Orgánica de la Policía Federal Argentina estableció que esa fuerza “no podrá en más detener
personas sin orden de juez competente”.
“Se pueden cometer delitos portando el documento y no cometerlos aunque no se los lleve consigo”,
concluyó el Ministerio Público de la Defensa.
Con su decisión, el máximo tribunal porteño revocó tanto el fallo del juez de primera instancia como el de la
Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires,
que había considerado ilegal una detención de un hombre, por parte de un agente de la Policía Federal, en la
estación de trenes de Constitución, para la identificación documental sin razón alguna.
Conocida la decisión, organizaciones de derechos humanos, activistas sociales, sindicatos y ahora el
Ministerio Público de la Defensa, cuestionaron la medida.
EL PAIS › EL GOBIERNO DEBIO RECONOCER LA REPRESION A LOS MURGUEROS, DESPUES
DE HABER NEGADO EL HECHO
Una historia oficial que ya no es
La represión a los murgueros de Los Auténticos Reyes del Ritmo, por parte de Gendarmería, y que había
sido negada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue reconocida por el jefe de Gabinete, Marcos
Peña, luego de la difusión de las imágenes.
Por Horacio Cecchi
A la izquierda, las marcas de balas. Arriba, los niños reprimidos en su visita ayer al campamento de la Tupac Amaru, en Plaza de
Mayo. A la derecha, el director de la murga. Debajo, Bullrich junto a un gendarme herido.
Cuatro días después de que al menos once murgueros, entre ellos chicos de 5 a 10 años, fueran heridos de bala por una
bravuconada de gendarmes en el Bajo Flores, y un día después de que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, negara que
hubiera existido un incidente con ninguna murga, el propio gobierno de Macri reconoció, a través de su jefe de Gabinete, Marcos
Peña, todo lo contrario de lo dicho por la ministra. Aunque sin artículos determinados, sin precisar nada ni demasiado, Peña
reconoció que al gobierno le “preocupa” la información y aunque insistió con la versión de los dos gendarmes heridos de bala
(que lo fueron pero en otro operativo), tuvo que admitir que “ha habido varias cuestiones que han ocurrido en ese operativo y
queremos ser muy prudentes y colaborar con la Justicia”. Por “varias cuestiones” tal vez se haya interpretado que se refería a los
murgueros heridos, ya que poco después, el mismo Ministerio de Seguridad informaba que “se abrió una investigación en la
Dirección de Violencia Institucional del ministerio”. Ayer, mientras Bullrich ordenaba la autoinvestigación de un hecho
autonegado, los fiscales de la Procuvin en base a los testimonios tomados en el propio territorio por operadores de Atajos y la
Procuraduría, denunciaban a los gendarmes participantes y pedían se investigara también la responsabilidad penal de sus
superiores.
Nuevos datos permiten reconstruir el rompecabezas de lo que ocurrió con la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo, del Bajo
Flores, y lo que ocurrió con los dos gendarmes heridos de bala. Según lo informado el sábado por el Ministerio de Seguridad, el
viernes por la noche dos gendarmes habían resultado heridos durante un operativo en la villa 1-11-14. El operativo tenía como
objetivo el secuestro de un cargamento de marihuana.
También el viernes, desde la mañana y a varias cuadras del lugar, sobre el barrio Illia 2, pegado a la villa 1-11-14, otros dos
gendarmes que nunca fueron heridos mateaban tranquilos mientras custodiaban dos autos robados que debían ser remolcados por
una grúa cuando se dispusiera de ésta.
En pocas palabras, el viernes alrededor de las 18, cuando la murga se empezó a desplegar, esta vez una práctica con los chicos, los
dos gendarmes del tereré aguardaban con total tranquilidad, a la vuelta, la llegada de la grúa.
A las 21.30, cuando la murga estaba en su punto más alto, la grúa se disponía a atravesar por la misma calle en la que se realizaba
la práctica. El prepoteo, la bravuconada, fueron los únicos protagonistas en ese sector, en la Illia 2, en Varela y Charrúa. Allí no
hubo gendarmes heridos, los tiros fueron escopetazos con balas de goma y se investiga si también alguna bala de plomo, de
acuerdo a algunas de las heridas de los murgueros. Todos los testimonios y las heridas muestran que los proyectiles fueron
dirigidos desde las armas de los expertos en fronteras hacia las espaldas, brazos, piernas y rostros de sus enemigos territoriales,
niños de 5 años en adelante, mujeres embarazadas, madres con hijos de dos o tres años, ancianos y jóvenes y adultos. Todos
murgueros.
Alrededor de una hora más tarde, ese mismo viernes y a unas cuadras de allí, pero en la 1-11-14, un operativo de Gendarmería
secuestraba a los tiros un cargamento de marihuana, con el resultado de dos gendarmes con heridas leves. Los uniformados que
Patricia Bullrich prometió defender, indignada, “de ataques con tanta impunidad”, como anunció en su cuenta personal de Twitter
@PatoBullrich. Hasta ayer a la mañana, el Ministerio de Seguridad negó que gendarmes hubieran disparado contra murgueros,
negó las imágenes viralizadas, y negó incluso que se hubiera reunido la murga.
Ayer, la negación no pudo continuar. La fuerza de las imágenes, chiquitos heridos en el rostro y las piernas, mujeres con la
espalda lacerada por los perdigonazos, indignó a todos, incluyendo a quienes hasta ese momento difundían la información
ministerial. La difusión de las imágenes y los relatos de horror se constituyeron en tema de interés para el gabinete de Macri. Al
salir de la reunión, Marcos Peña, jefe de Gabinete, desmintió la desmentida de @Pato Bullrich. Sí habían existido “varias
cuestiones” pero se trataba de un solo operativo.
Acto seguido, la ministra de Seguridad informó que iniciaría una investigación sobre lo ocurrido. En su cuenta de Twitter ahora
decía todo lo contrario: “Es fundamental dar luz sobre lo ocurrido en Villa 1-11-14, desde el @Minseg lo vamos a hacer” y
linkeaba con un tuiter del Ministerio: “Queremos que sepas cómo estamos llevando la investigación adelante”. Allí informa que se
abrió una investigación sobre lo que sucedió en el Operativo Cinturón Sur en el Bajo Flores; que fue enviada la Subsecretaría de
Participación Ciudadana para recoger testimonios; fue abierta una investigación en la Dirección de Violencia Institucional del
Ministerio; abrió un sumario administrativo sobre los gendarmes, “parte del cual permanece en el Hospital Churruca”, insiste.
Agrega que no hubo pedido de audiencia de los murgueros, lo que resulta de una obviedad absoluta, y que cuando se acercaron a
los murgueros para recabar testimonios “se negaron a hablar”.
“Es una ridiculez”, dijo a Página/12 el abogado Adrián Albor, que representa a los heridos y damnificados. “No se pueden negar a
hablar, es una carga obligatoria como testigos, nunca mandaron a nadie”.
Mientras la ministra Bullrich se dedicaba a dar su gran salto de garrocha e intentar caer de pie del otro lado de los hechos sin
conmover la vara, los fiscales de Procuvin, encabezados por Miguel Palazzani presentaban un pormenorizado registro de los
hechos, realizado con los abogados de Atajos, con toma de cantidad de testimonios y denuncias a metros de donde ocurrió la
represión, ante la Cámara del Crimen. Sorteado salió el fiscal de instrucción Carlos Velarde, el mismo que investigara La Usina
SRL, de Fernando Niembro.
Del otro lado, Bullrich ofrece toda su producción investigativa a la fiscalía de la jurisdicción, la de Nueva Pompeya, ante el fiscal
Adrián Giménez, quien actuara junto con Marcelo Munilla Lacasa en el caso de la Masacre de Pompeya, con el resultado
conocido de tomar a la letra la versión policial. Giménez tiene como función la de fiscal correccional, esto es, investigar lesiones
leves, no los producidos por disparos de armas de fuego. Habrá conflicto de fiscalías. Ya lo hay de intereses.
En la denuncia de Procuvin aparecen testimonios de mujeres que llevaban a niños de 2 años en sus brazos, otras que tenían entre
cinco y seis hijos o nietos de menos de 10 años, que escapaban horrorizadas de las escopetas de los gendarmes, perseguidas por
los pasillos del barrio.
Palazzani pidió que además de individualizarse a los gendarmes intervinientes, “también de analizarse e investigarse,
eventualmente, la posible responsabilidad de funcionarios jerárquicos de Gendarmería Nacional”.
Para la investigación solicitó que fuera apartada la Gendarmería Nacional.
Primero habrá que despegar a la ministra de las fotos del Hospital Churruca.
horaciolqt@yahoo.com.ar
La Justicia investiga a la Gendarmería por
"violencia institucional"
Gabriel A. Morini
03 de Febrero de 2016 | 12:00
La PROCUVIN presentó una denuncia por la represión a un grupo
de jóvenes y niños en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores. Los cargos y
posibles complicidades.
Para la Justicia, los disparos con los que se reprimió e hirió a un grupo de murgueros que ensayaban en la
Villa 1-11-14 del Bajo Flores deben ser investigados como un caso de violencia institucional por parte de la
Gendarmería Nacional. Así se plasmó en una denuncia penal contra los efectivos que participaron del
operativo, que según los testimonios recabados y los registros fílmicos, dispararon sin motivos contra las
personas que se encontraban el viernes por la noche en la calle, con el resultado, al menos, de once heridos
de bala de goma y de plomo, algunos de ellos menores de edad. El expediente iniciado por la Procuraduría
contra la Violencia Institucional (PROCUVIN) dependiente del Ministerio Público Fiscal recayó en el
juzgado a cargo de Guillermo Rongo, con la solicitud de que se investigue a toda la cadena de mandos
responsable del operativo.
Mientras tanto, desde el gobierno nacional volvieron a defender el accionar de los gendarmes, adujeron que
dos resultaron heridos de bala y se encuentran internados en el Churruca, y prometieron abrir una
investigación al respecto. Ayer, el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich intentó reaccionar
luego de que el caso tomara estado público y anunció una serie de medidas para “entender qué sucedió”.
“Está ese hecho y (el de) dos gendarmes heridos de bala en el mismo operativo", afirmó el jefe de Gabinete,
Marcos Peña, cuando fue consultado por el hecho que ayer fue denunciado ante la Justicia. Inicialmente, el
caso sólo había sido reflejado con información de la fuerza como un enfrentamiento en el que resultaron
baleados los gendarmes. De los datos recabados por PROCUVIN no es posible establecer que los efectivos
resultaran heridos al momento de que comenzaran los disparos contra de la murga “Los Auténticos Reyes
del Ritmo” en el cruce de las calles Charrúa y Varela.
De acuerdo a la denuncia a la que accedió Tiempo, una decena de testimonios tomados por la fiscalía
especializada ratificaron que ante la imposibilidad de avanzar de uno de los móviles de Gendarmería, uno de
los agentes comenzó con los disparos contra los niños, jóvenes y adultos quienes presenciaban el ensayo,
represión que se extendió por 20 minutos. Según los relatos, se le sumaron cinco móviles de apoyo que
acompañaban el supuesto operativo para recuperar “cuatro autos robados”. Inmediatamente, la Procuraduría
a cargo de Miguel Palazzani logró decomisar en el lugar seis cartuchos de color verde, tres casquillos
dorados -presumiblemente de pistola 9 mm- y veinticinco postas de goma.
Testigos que fueron hospitalizados por los impactos de bala también revelaron que esa noche tanto
Gendarmería como personal de la Policía Metropolitana concurrieron al Hospital Piñeiro consultando sobre
posibles heridos. Los relatos son coincidentes en que los disparos fueron repentinos e inmotivados, mientras
casi un centenar de personas trataban de correrse del paso de los móviles, pidiendo cautela ante la cantidad
de niños presentes. “Empezaron los disparos y nos gritaban negros de mierda, nos insultaban. Yo empecé a
retroceder, a correr, lo agarré a mi hijo y atiné a tirarme contra las paredes”, relató uno de las víctimas. “No
vi armas de fuego ni vi a nadie tirando piedras… pero armas de fuego puedo asegurar que nadie tenía…
Acá no hay armas, hay juegos, música y alegría”, desmintió otra testigo la versión oficial de la fuerza, que
intentó imponer la versión de un ataque hacia los uniformados.
En la causa penal, ahora en manos del fiscal criminal y correccional Carlos Velarde, PROCUVIN se pide
investigar a los efectivos por “tentativa de homicidio doloso calificado por el abuso de funciones por ser
miembros de una fuerza de seguridad”, lo mismo que las responsabilidades por posibles incumplimientos de
sus “deberes institucionales” de quienes estaban al mando del comando Cinturón Sur de Gendarmería y a la
cúpula de la fuerza. Se solicitó que se secuestren las modulaciones de los gendarmes, se aparte a los
involucrados y se aporte sus legajos, además de obtener los registros de GPS de los móviles y determinar
cómo iban armados para cumplir con el operativo. Desde la cartera de Bullrich, indicaron que recién ayer
pusieron en marcha un procedimiento “administrativo” y enviaron a personal de la Subsecretaría de
Participación Ciudadana para recoger testimonios, aunque, dijeron, nadie quiso hablar con ellos.
El gobierno inició una investigación administrativa
El Ministerio de Seguridad de la Nación decidió iniciar una investigación administrativa y operativa a partir
de la denuncia de vecinos de la Villa 1-11-14 del Bajo Flores.
La cartera a cargo de Patricia Bullrich señaló en un comunicado difundido ayer a la tarde que "a partir de los
hechos que se hicieran públicos en el día de ayer (por el lunes)" se "decidió iniciar una investigación con el
objetivo de dilucidar lo ocurrido en el operativo Cinturón Sur".
"En este sentido, se tomó la determinación de enviar una comitiva de la Subsecretaría de Participación
Ciudadana con la finalidad de recoger información y testimonios y, de esta manera, evaluar eficientemente
lo acontecido en el lugar", indicó el informe oficial.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se refirió ayer al hecho durante una conferencia de prensa y dijo que al
gobierno le “preocupa” la información sobre la represión de la Gendarmería y señaló que está "colaborando
con la justicia”, al tiempo que precisó que en “la investigación judicial está ese hecho -los chicos que
sufrieron impactos de postas de goma- y también el caso de dos gendarmes que fueron heridos de bala en el
mismo operativo”.
En tanto, el abogado de las víctimas, Alberto Mingrone, ofreció un crudo relato de lo sucedido el viernes a la
noche: "Unas 140 personas de las cuales un 80% son criaturas de entre dos y 11 años, estaban ensayando
como todos los días" cuando apareció un patrullero que empezó a intimidar a los murgueros. "El que
manejaba el patrullero seguía avanzando muy lentamente y tirándole el coche a unas chicas de la murga",
afirmó Mingrone, quien sostuvo que "en ese momento se bajaron dos con escopeta" y uno de ellos le dijo al
director de la murga Gustavo González: "¿Sos guapo vos?" En ese momento empezaron los disparos.
González recibió 14 impactos y su hijo un disparo de plomo en una pierna.
“Tomate”, el ladrón de autos detrás de una noche
de fuego y terror en la villa 1-11-14
Violencia en el Bajo Flores.Maneja el sector donde una murga de chicos denunció que fue reprimida por
gendarmes. Los agentes dicen que les tiraron a matar desde casas.
Una noche de fuego y terror en la Villa 1-11-14
La denuncia de represión de gendarmes contra una murga en la villa 1-11-14 sigue generando versiones
cruzadas y confusión. Todos se señalan con el dedo. Según los investigadores, el viernes a la noche hubo
dos hechos distintos que terminaron con violencia, pero en el marco de un mismo operativo de las fuerzas
federales para recuperar cuatro autos “robados”. Uno, en el barrio Illia, donde los vecinos aseguran que
varios chicos fueron atacados sin razón por los agentes, con un resultado de 11 heridos: 10 con postas de
goma y uno con un arma de fuego en una pierna. Otro, a pocas cuadras, donde los gendarmes dicen que les
dispararon con ametralladoras, en el que dos de ellos terminaron en el hospital.
Investigadores del caso indicaron a Clarín que cerca de las seis de la tarde del viernes, la Policía Federal le
pidió a la Unidad 34 de Gendarmería Nacional que fuera a buscar a la villa dos autos robados que se estaban
incendiando. Esto pasó en el sector donde se encontraba a la murga “Los auténticos reyes del ritmo”, que
ensaya allí diariamente, de 20 a 22, sobre Bonorino y Charrúa, en la manzana 26.
“Tiraron a mansalva, con Ithacas”, dijo ayer el abogado Alberto Mingrone, denunciante en el caso. Por ello,
el jefe de Gabinete, Marcos Peña, reclamó “ir a fondo” e “investigar” este episodio pero también el ataque a
balazos contra dos agentes de esa fuerza de seguridad “en el mismo operativo”. Ya por la tarde, lo ratificó en
un comunicado el Ministerio de Seguridad, que “decidió iniciar una investigación con el objetivo de
dilucidar lo ocurrido”. Esto incluye el accionar de los gendarmes.
El segundo hecho denunciado es el ataque a tiros contra los agentes en el sector conocido como “El
Gauchito”, una zona manejada por un ladrón de autos apodado “Tomate”. Según contaron las fuentes a
Clarín, en la manzana 26 hay un pasillo denominado “3 Bocas” donde se comercializa marihuana y cocaína.
La zona es dominada por narcos paraguayos luego de una violenta guerra territorial que le ganaron a
ciudadanos peruanos.
“Ese es territorio hostil para las fuerzas de seguridad. Cada vez que salimos a patrullar esa zona nos
terminan baleando desde los edificios”, explicó a Clarín uno de los gendarmes que participó del operativo
del viernes.
De acuerdo a los investigadores, en la manzana opera la banda de “Tomate”, enfrentada a la de los
paraguayos. El, junto a su pareja, Vanesa, y su cuñado, “El Pela”, reciben los autos que roban los jóvenes
adictos y se los cambian por drogas.
“En el pasaje sin nombre, entre Bonorino y Charrúa, ‘cortan’ los vehículos robados. Además, en la esquina,
a pocos metros hay un estatua del Gauchito Gil donde se juntan todos los motochorros”, detallaron los
investigadores.
“El personal nuestro quiso resguardarse en el puesto ante los disparos, pero eran muchos y no entraban en la
garita blindada. Después cuando llegó el camión de traslado de vehículos de la Federal, los vecinos no lo
dejaron entrar y le tiraron piedras”, añadieron sobre el segundo incidente.
Cuando los gendarmes empezaron a escuchar las detonaciones, corrieron hasta el puesto ubicado en Riestra
y Bonorino. “Allí recibieron varios disparos desde los techos de las viviendas y fueron heridos dos de ellos.
Había una señora que se refugió entre los baños de la Fuerza y también fue baleada”, indicaron. La
Gendarmería asegura que no usó balas de plomo.
Para la Justicia, la secuencia de hechos no está aún del todo clara. Son tres hechos puntuales que no es
posible establecer con precisión: robos de autos, una murga donde terminan chicos lastimados y después el
barrio supuestamente tomando venganza. De lo que no hay dudas es que los gendarmes deberán dar
explicaciones.
En la murga nadie respondió el fuego y los vecinos
tampoco”
Lo dicen las víctimas que fueron baleadas. Y advierten que no quieren en el barrio a los narcos ni a los
delincuentes.
Dolor. El adolescente de 14 años que recibió un balazo. EMILIANA MIGUELEZ
Nahuel Gallotta
En el Barrio Illia 2, algunos vecinos, cansados de los autos robados que los jóvenes dejaban en sus
estacionamientos, se agruparon para juntar dinero y colocar rejas en las entradas, cerrando pasillos. Cada
uno de ellos tiene una llave con la que entra y sale. Bajo la misma lógica, también colocaron lomas de burro
con dinero de su bolsillo; para que los ladrones no anden a toda velocidad, buscando evitar accidentes con
niños o vecinos. O palos de luz, para que no pueden estacionarlos. Algunos garajes también están enrejados.
Son las cinco de la tarde en la esquina donde el viernes pasado, la murga “Los auténticos reyes del ritmo”
ensayaba como cada noche de enero. “A nadie le gusta tener un auto robado en la puerta de la casa”, confía
Florencia Torres, murguera y vecina, con 16 impactos de goma en su cuerpo. “Es mentira que los murgueros
o cualquier vecino recibió con piedras a la Policía para que no se llevasen los dos autos robados. Para
nosotros es mejor que se los lleven. Nos molestan”.
Miriam es la vecina que grabó el video difundido: “Apenas vi al gendarme bajar del patrullero y empujar al
director de la murga, me puse a filmar”, cuenta sobre una de las tantas paredes del barrio que recuerdan a
pibes caídos en casos de gatillo fácil. “Nosotros sabemos todo de las fuerzas policiales. Como que hay
gendarmes y policías que compran celulares robados a los pibes”.
Jonathan González también es de la murga. “En el barrio se sabe que de lunes a viernes, de 8 a 10 (de la
noche), ensayamos en el pasaje”, aclara. “Los vecinos respetan eso: los pibes que andan en moto no pasan y
los autos estacionan en otro lado. Ha pasado que Gendarmería llegaba a la cuadra y doblaba, para no
interrumpirnos. Ese viernes no sé por qué entraron así”.
Jonathan invita al lugar donde estaban los dos autos robados. Recuerda que los gendarmes habían estado ahí
mismo el jueves. Y dice que “podrían haber dado la vuelta y entrar por dos cuadras distintas sin interrumpir
nuestro ensayo”.
Una señora, de la murga y del barrio, se acerca a hablar con Clarín en una escalera de un monoblock. Pide
no revelar su nombre. “Los narcos paraguayos me asesinaron un familiar. Hay otro murguero que lo mismo:
murió por quedar en el medio de un tiroteo entre bandas narco. Nosotros tampoco los queremos; somos
víctimas, y las versiones de Gendarmería nos quieren vincular a ellas”.
“Lo único que hicimos fue defendernos tirando piedras, para que pararan un poco”, confía Jonathan. “En la
murga nadie respondió el fuego y los vecinos tampoco. Fueron dos hechos distintos”, completa.
Un fiscal acusó a los gendarmes de disparar a una
murga
El procurador de Violencia Institucional los denunció por tentativa de homicidio y abuso de funciones
Gabriel Di Nicola
LA NACION
Miércoles 03 de febrero de 2016
Después de escuchar a vecinos de la villa 1-11-14 que relataron en detalle cómo la Gendarmería Nacional
habría atacado con proyectiles de plomo y postas de goma a los integrantes de una murga, la mayoría niños,
la noche del viernes pasado, la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) denunció a los
uniformados por el posible delito de tentativa de homicidio doloso calificado por el abuso de sus funciones y
solicitó que se investigue la responsabilidad de funcionarios jerárquicos de la fuerza federal de seguridad.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. La denuncia fue presentada ayer por el
titular de la Procuvin, Miguel Palazzani, ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional porteña. Los voceros consultados informaron que después de un sorteo el expediente quedó a
cargo del fiscal Carlos Velarde y del juez Guillermo Rongo.
"Quienes tienen deberes institucionales pueden tener la obligación de evitar una afectación. En estos casos,
el deber de no atentar contra la integridad física de personas que se encuentran reunidas en el marco de un
espectáculo popular también puede exigir hacer algo para intentar evitar una afectación a la integridad física
de esas personas. Tanto más si es visible que hay niños, mujeres embarazadas y adultos mayores, por su
especial condición de vulnerabilidad", sostuvo el fiscal Palazzani en su denuncia.
El incidente en investigación se produjo a las 21 del viernes, cuando personal de la Gendarmería que
integraba el denominado operativo Cinturón Sur intentó recuperar dos autos que habían sido robados pocas
horas antes y que estaban dentro del asentamiento del Bajo Flores. El Ministerio de Seguridad informó que
los uniformados habían sido atacados por vecinos de la villa 1-11-14 con botellas, piedras y disparos de
arma de fuego. Nada se comunicó acerca de ningún otro incidente al margen de ese ataque.
Según la información oficial, como producto de ese ataque el cabo Gabriel Baspineiro sufrió una herida de
arma de fuego con orificio de entrada, sin salida, en el brazo izquierdo, mientras que el sargento Ezequiel
Cardozo sufrió una herida de arma de fuego en la pierna derecha, con fractura expuesta de tibia. El domingo,
la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el jefe de la Gendarmería, comandante general Gerardo José
Otero, visitaron a los heridos en el Complejo Médico Churruca-Visca, de la Policía Federal, donde están
internados.
"Vamos a defender a todos los efectivos, no dejaremos que los ataquen con tanta impunidad", publicó la
ministra en su cuenta de Twitter tras esa visita protocolar.
Mientras esa imagen oficial se hacía pública, el lunes, vecinos y organizaciones sociales difundieron a través
de las redes sociales un video del momento del incidente nocturno -en el que se oyen los gritos de los chicos
y los pedidos de la gente a los gendarmes para que no disparen más- y muchas fotos que muestran a niños y
adultos, todos integrantes de la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo, con heridas provocadas por postas
de goma.
Ayer, un día después de sostener que los únicos heridos eran los gendarmes y de que no habían tenido un
incidente con ninguna murga, el Ministerio de Seguridad difundió un comunicado donde informó que se
"decidió iniciar una investigación con el objetivo de dilucidar lo ocurrido en el operativo Cinturón Sur".
"Se tomó la determinación de enviar una comitiva de la Subsecretaría de Participación Ciudadana con la
finalidad de recoger información y testimonios y, de esta manera, evaluar eficientemente lo acontecido en el
lugar. A la vez, y de manera independiente, se abrió una investigación en la Dirección de Violencia
Institucional del Ministerio", se informó.
También se explicó que se inició una investigación interna para determinar el "accionar del personal de la
Gendarmería Nacional, parte del cual permanece internado".
Más temprano, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, había dicho: "Nos preocupa la información [la denuncia de
la represión] y estamos colaborando con la Justicia".
Una de las personas que declararon ante la Procuvin contó cuando que estaba ensayando con la murga vio
llegar a personal de la Gendarmería, un móvil de la Federal y una grúa. Recordó que el director de la murga
y un grupo de padres corrieron a los chicos para que pasaran los vehículos oficiales. Pero que en ese
momento se bajó de un móvil un gendarme con una escopeta y de mala manera dijo: "¿Qué pasa acá?". Los
vecinos, según el relato de la testigo, le pidieron por favor, que había chicos, pero comenzaron los disparos.
"Había chiquitos, gente mayor y no les importó. Empezaron los disparos y nos gritaban «negros de mierda»,
nos insultaban. Yo empecé a retroceder, a correr, agarré a mi hijo y atiné a tirarme contra las paredes. Se
escuchaban las detonaciones y yo cubría a mi hijo; en ese ínterin es donde me lastiman", declaró la testigo
de cargo. Según expuso el fiscal Palazzani en su denuncia, la mujer "detalló cada una de las heridas
producto de los disparos recibidos y agregó que nadie disparó contra los gendarmes. Que después, ya en el
hospital, se enteró de un gendarme herido, pero [afirmó que] ninguno de la murga y de los vecinos de ahí
tenía armas".
Del editor: qué significa. La denuncia fiscal refleja el alto grado de probabilidad de que el exceso en la
represión haya ocurrido. Desnuda, además, la falta de reacción institucional.
Macri se reunió con Bullrich y la respaldó, pero
pidió explicaciones
El Presidente recibió dos veces a la ministra de Seguridad y solicitó un informe detallado
Mariano Obarrio
LA NACION
Miércoles 03 de febrero de 2016
En medio de otra denuncia contra la Gendarmería Nacional por supuesta represión, en este caso a una murga
de la villa 1-11-14, el presidente Mauricio Macri recibió ayer dos veces en la Casa Rosada a la ministra de
Seguridad, Patricia Bullrich, y a su número dos, Eugenio Burzaco. Les manifestó todo su respaldo, pero les
pidió explicaciones y un informe detallado para aclarar el conflicto.
Este confuso episodio volvió a exponer a la ministra y a la Gendarmería. Pero desde el entorno íntimo de
Macri aseguraron a LA NACION que "la confianza en Patricia Bullrich está intacta". De todos modos, el
Presidente le pidió investigar el procedimiento realizado por la Gendarmería el viernes a la noche.
"Estamos esperando información oficial, porque hay versiones dispares. Hasta tanto eso ocurra, no podemos
hacer una evaluación", expresó un vocero de Macri, que confirmó el pedido del jefe del Estado a la ministra.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, sostuvo que al Gobierno le "preocupa" la denuncia sobre represión y
afirmó que se espera el informe de Seguridad. Hubo al menos 11 heridos de balas de goma, varios menores
de edad, y uno de ellos con un impacto de perdigones de plomo.
Bullrich le encargó el informe a la Subsecretaría de Participación Ciudadana de su cartera. "En función de
eso se tomarán decisiones", dijeron en Seguridad.
"La ministra está terminando de tomar testimonios", contó a LA NACION un allegado a Bullrich. Si bien la
ministra informó que de este tema no habló con el Presidente, sino de la transferencia de la Policía Federal a
la Ciudad, otras fuentes de la Casa Rosada confirmaron que el tema sí se trató con Macri y Burzaco. La
última reunión terminó a las 19.
La Gendarmería había dicho originalmente que no había abierto fuego el viernes a la noche, cuando se
produjo el enfrentamiento. Esa versión quedó desacreditada en el Ministerio de Seguridad.
El Gobierno -Macri, Bullrich y Burzaco- afirmó que esa fuerza estaba persiguiendo a una banda de ladrones
por el robo de cuatro autos, y que en esa circunstancia se produjo el enfrentamiento. Pero no está claro aún
el motivo por el cual chocaron con la murga de Los Auténticos Reyes del Ritmo, de la villa del Bajo Flores.
En el informe a Bullrich se sostuvo que "hubo dos momentos, uno donde se armó un tumulto y hubo tiros
contra la Gendarmería, por lo cual el personal de la fuerza de seguridad respondió con balas de goma, y un
segundo en el que la Gendarmería levantó los autos robados y los tirotearon, y hubo dos efectivos heridos".
¿Los delincuentes estaban dentro de la murga? "No se sabe. Es raro, difícil de entender. Hay una
incongruencia en la versión de la Gendarmería. Dijeron que no habían disparado y se sabe que sí lo
hicieron", dijo un vocero oficial. "Se tomaron testimonios. Todo fue confuso", agregaron en la Casa Rosada.
En el Gobierno negaron que los conflictos de la Gendarmería afecten políticamente a Bullrich. En
diciembre, esa fuerza reprimió a los trabajadores de Cresta Roja. Hubo entonces un total respaldo del
Presidente a la ministra, porque la nueva política es evitar los cortes de ruta.
Y en enero, la Gendarmería informó que había recapturado en Santa Fe a los tres evadidos del penal de
General Alvear, cuando era sólo uno. A pesar de este incidente, Macri también respaldó a Bullrich.
Los "trapitos" se fueron de San Martín, pero nada
los frena en la Capital
Tras la agresión en el conurbano, los cuidacoches desaparecieron y un fuerte operativo evita su regreso; en
la ciudad, Palermo es el barrio más afectado
Jorge Andrés González
PARA LA NACION
Miércoles 03 de febrero de 2016
En el entorno del hipódromo de Palermo, los cuidacoches cobran a los automovilistas a plena luz del
día.Foto:Rodrigo Néspolo
La brutal agresión que recibió un joven de 26 años por negarse a pagarle a un cuidacoches en San Martín
parece haber espantado a los llamados "trapitos" de la zona céntrica, de boliches y restaurantes de esa
localidad, a diferencia de otros lugares del conurbano y de la Capital, donde la actividad ilegal persiste sin
ningún control.
"El video [de la agresión] hizo que los trapitos no vinieran más desde que se hizo viral en los medios de
comunicación y las redes sociales. Aquí tenían ganado territorio y las autoridades nunca hicieron nada para
persuadirlos", señaló Martín, quien la noche del pasado viernes llegó hasta un restaurante de la calle
Ayacucho, en la que hace dos semanas Fernando Jorge Abelik le propinó una trompada a Leonel Biasutti,
cuando supuestamente este último se negó a abonarle a una cuidacoches.
Martín aseguró que desde que se registró la agresión, el 16 del mes pasado, ha dejado de pagar entre $ 20 y $
50 cada vez que deja estacionado su vehículo en alguna de las calles del polo que congrega los bares y
boliches y ha notado un mayor control policial desde entonces en la vía pública.
El viernes y el sábado pasados, según constató LA NACION, en San Martín se registró la presencia de
agentes de Protección Ciudadana de San Martín, de la policía bonaerense y de Tránsito en varias arterias.
En el centro de San Martín llamó la atención la ausencia de 'trapitos' durante el fin de semana.Foto:Maxie
Amena
Andrés Fernández, un empleado de un restaurante sobre la calle Perón, indicó que, pese a este despliegue,
teme que los "trapitos" vuelvan dentro de unos días, pues a su criterio la mayoría son conocidos y trabajan
en complicidad. Duda incluso de por cuánto tiempo se prolongarán los controles.
Abelik trabajaba como empleado de la División de Señalamiento de la Municipalidad de San Martín y fue
desplazado por el intendente Gabriel Katopodis cuando los hechos cobraron notoriedad.
No obstante, desde el municipio se desestimó que exista una red de "trapitos" que involucren a elementos
municipales y catalogan a Abelik como un caso aislado.
"El agresor era conocido, él no está en esa actividad ilegal desde hace meses, sino desde hace años, los
únicos que no conocían lo que hacía eran los de la intendencia; deben esforzar los controles para que no
regresen cuando empiece a olvidarse el caso de la agresión", señaló.
Más tranquilidad
El empleado de una estación de servicio situada en Ayacucho y Perón, que prefirió no dar su nombre, agregó
que durante la última semana los policías realizaron operativos en las esquinas de las intersecciones en
patrulleros y a pie; y que los agentes de Tránsito frenaban vehículos para realizar operativos de alcoholemia.
"Esta semana la zona ha estado más alumbrada por las luces de las patrullas que por las del alumbrado
público o los bares. Por ahora hay más tranquilidad", detalló.
Un vocero de la municipalidad sostuvo que el Ministerio de Seguridad de la provincia viene desde antes del
incidente haciendo controles para contrarrestar la labor de los "trapitos", pero reconoció que la agresión
aceleró su desaparición. "El objetivo ahora es hacer que no vuelvan", enfatizó, y agregó que como parte del
combate también empezó a regir un sistema de estacionamiento medido en las zonas céntricas del partido.
Días atrás, el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, no descartó que miembros de la policía
bonaerense puedan estar "entongados" con las mafias y adelantó que una ley provincial o la unificación de
criterio en ordenanzas municipales deberían combatir la actividad ilegal de las organizaciones que lucran
con los "trapitos" y "limpiavidrios" en los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires.
Sin descanso
Mientras, en la ciudad de Buenos Aires el panorama es distinto. En la zona de la plaza Serrano y en los
alrededores de los bares y restaurantes que funcionan a lo largo de Fitz Roy la presencia de "trapitos" es
evidente, pese a la presencia de la policía.
"Acá parece que no ocurrió nada con el tema de la agresión, nunca se fueron los trapitos, siguen sin control
alguno, lo peor es que nadie dice nada", reclamó Viviana Mussachio tras estacionar su vehículo en Niceto
Vega y Fitz Roy. La joven tuvo que desembolsar 20 pesos la noche del jueves en la plaza Serrano.
El escenario era similar en la calle Godoy Cruz, donde uno de los cuidacoches, franela en mano, comentó en
una breve conversación que deben "seguir laburando para comer". Él negó que integre una red de "trapitos"
y afirmó que trabaja para su propio beneficio.
El entorno del hipódromo, Las Cañitas y la zona recreativa de Niceto Vega, también en Palermo, son otros
focos habituales de presencia de cuidacoches. El barrio encabezó en 2015 el ranking de denuncias contra
"trapitos", con 915 casos.
Le siguen Belgrano, con 627, y La Boca, con 465. Por el contrario, en los barrios de Agronomía, Boedo,
Coghlan, Parque Avellaneda, Parque Chacabuco, Parque Chas, Saavedra, Vélez Sarsfield, Villa Devoto,
Villa Ortúzar, Villa Pueyrredón, Villa Santa Rita y Villa Riachuelo no se registró ninguna denuncia por
cuidacoches, informaron a LA NACION voceros de la Fiscalía General de la Ciudad.
El artículo 79 del Código Contravencional penaliza a "quien exige retribución por el estacionamiento o
cuidado de vehículos en la vía pública sin autorización legal". No obstante, casi todos los expedientes
iniciados son desechados, dijo Eduardo Reggi, fiscal de la Cámara de la Unidad Norte. Explicó que si la
víctima no denuncia o sale de testigo es imposible demostrar que le exigieron dinero.
En varias ocasiones el oficialismo porteño intentó sancionar una ley que directamente prohíbe la actuación
de los cuidacoches, pero no logró el respaldo de la oposición. Ayer, fuentes del gobierno porteño dijeron a
LA NACION que el tema volverá a estar en la agenda legislativa, aunque hasta lo ocurrido en San Martín no
era una prioridad.
Sin manteros en Caballito por la presencia policial
Venta ilegal
Hay unos 350 efectivos de la Federal y de la Metropolitana apostados a lo largo de 10 cuadras de Rivadavia.
Operativo de la Policia Federal y la Metropolitana para que no se instalen manteros, en Acoyte y Rivadavia.
Foto: Emmanuel Fernández
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Federico Camps
Caballito está teñida de naranja y amarillo flúo. Y no precisamente por los colores de las prendas que suelen
ofrecer los manteros que se ubican en la avenida Rivadavia, a la altura de Acoyte. Ahora, los que copan las
veredas son los efectivos de la Policía Federal y la Metropolitana. Están a lo largo de varias cuadras desde
el viernes, cuando más de 500 efectivos desalojaron a los vendedores ilegales de la zona, y se quedaron para
impedir que estos vuelvan. Además, aquel día secuestraron más de 100 bolsas con mercadería y
allanaron dos casas tomadas.
De a grupitos de dos o tres policías, están intercalados entre Federal y Metropolitana. Según pudo averiguar
Clarín, el número de efectivos llega a los 350. "Abarcan la avenida Rivadavia casi 10 cuadras, desde el
Parque hasta Primera Junta, teniendo un total de 10 a 15 policías por cuadra, que se dividen en tres turnos las
24 horas. Ahora, el espacio público está en poder de los vecinos", explicaron a este diario desde el
Ministerio de Seguridad de la Ciudad.
Paradójicamente, mientras Clarín consultaba a los policías esa información, hubo un intento de hurto a la
vuelta del Parque, en Rosario y Bauchef, donde están los puestos de libros. Según contaron los vecinos, un
chico intentó robar una bicicleta y se dio a la fuga con ella, pero fue rápidamente perseguido por un hombre
que trabaja en uno de los negocios de allí, quien la recuperó antes de que llegara la Policía. "No sirven para
nada", exclamaban enojados los que vieron el intento de hurto.
Por su parte, los comerciantes de la zona se mostraron aliviados por la ausencia de los manteros en la calle.
"Es cierto que ahora se puede caminar en la calle, pero lo fundamental es que ya nuestras ventas suben,
porque ellos venden todo más barato y te comen parte de lo que uno vende. Es como una competencia, pero
desleal, porque ellos pueden bajar el precio al no tener que pagar impuesto alguno", comentó Hugo, que
trabaja en un local en Rivadavia e Hidalgo. "A nosotros nos da lo mismo, no tenemos una opinión formada
por sí o por no. No nos afecta en nada", explicaron desde otro comercio a metros del Parque.
Ordenan reincorporar a dos docentes
Habían sido suspendidas a raíz de la muerte de un niño, víctima de violencia familiar
Marina Mon
PARA LA NACION
Miércoles 03 de febrero de 2016
La justicia porteña ordenó reincorporar en sus funciones a una maestra y a la directora de un jardín de
infantes público del barrio de Flores que, a mediados de 2015, habían sido separadas de sus cargos acusadas
de no proteger a un alumno de 5 años que falleció, aparentemente, tras un caso de violencia doméstica.
El 7 de junio del año pasado, el menor, alumno del jardín N° 2 del distrito escolar 12, fue llevado por su
padrastro al hospital Piñero con politraumatismos varios. Llegó vivo, pero falleció poco después, producto
de las lesiones. Las autoridades policiales no creyeron la versión del hombre de que el niño se había caído y
realizaron la denuncia; la Justicia lo detuvo, acusado de haberle propinado una golpiza al menor.
Un mes más tarde, el Ministerio de Educación porteño, entonces a cargo de Esteban Bullrich, resolvió
separar de sus funciones a la maestra Alejandra Bellini y a la directora del establecimiento, Elsa Vincová. La
sanción, según se explicó en su momento, fue dispuesta a raíz de un sumario abierto para evaluar si habían
cumplido con el protocolo vigente para denunciar señales de maltrato en los alumnos.
La docentes consideraron arbitraria la decisión y presentaron una medida cautelar para que la Justicia las
repusiera en sus cargos. Tras analizar la resolución administrativa, el estatuto docente y los argumentos
expuestos por las mujeres, la jueza María Soledad Larrea -subrogante del juzgado N° 12 en lo contencioso
administrativo tributario porteño- resolvió reincorporarlas.
En los fundamentos de su fallo, la magistrada señaló que "se dispuso la reubicación transitoria de las
docentes hasta el cierre definitivo del sumario, sin que ello implicara prejuzgamiento alguno en su contra".
Y agregó que, de la lectura de la resolución no se advertiría la existencia de fundamentos suficientes que
expliquen los motivos por los que la maestra y la directora fueron apartadas, "como así tampoco las causas
que el señor Ministro tuvo en cuenta para entender que la permanencia de las docentes en sus respectivos
cargos resultara inconveniente".
De esta manera, dejó sin efecto la resolución ministerial que ordenó que tanto Vincová como Bellini fueran
separadas de sus cargos en el jardín de Flores y reubicadas en otro establecimiento hasta que concluyera la
investigación sobre la supuesta omisión de medidas para proteger al alumno. Según el fallo, la docente y la
directora deberán retornar a sus puestos al comenzar el ciclo lectivo 2016 y hasta que se dicte la sentencia
definitiva.
Condiciones de Devoto
La jueza Fabiana Palmaghini dispuso desalojar dos pabellones de la cárcel de Villa Devoto por falta de “condiciones edilicias y de
salubridad”. En el marco de una acción de hábeas corpus colectiva presentada por dos presos, a quienes representa un defensor
oficial, se denunció que en el lugar hay “cucarachas, sanitarios destruidos, falta de agua caliente, mesas y sillas despedazadas,
cañerías rotas, ventiladores que no funcionan” y, además, “verduras con gusanos y carne en estado de descomposición”. La jueza
dispuso entonces que “durante los días 30 y 31 de enero, en horario diurno, se lleve a cabo el realojamiento de los internos” a
otros sectores que reúnan condiciones edilicias y de salubridad para los reclusos.
Clausuraron 478 boliches y pubs por denuncias de
vecinos y padres
Locales en infracción
Las recibe el Gobierno porteño a través de una ONG con familiares de víctimas de Cromañón y Beara.
Además de evitar nuevas tragedias, buscan concientizar a los jóvenes.
Uno de los lugares que fue clausurado tras las denuncias.

Pablo Novillo
Las tragedias de Cromañón y Beara derivaron en dolor y pedidos de justicia, pero también en prevención.
Los familiares de las víctimas de los boliches armaron la ONG Familias por la Vida, y a mediados de 2013
habilitaron el 0800-999-2769 para que los padres y vecinos denuncien a los locales nocturnos que no
cumplen con las medidas de seguridad. Desde entonces, realizaron 1.783 denuncias que derivaron en 478
clausuras.
La ONG trabaja en conjunto con la Agencia Gubernamental de Control (AGC). Gracias al convenio vigente
desde julio de 2013, cada vez que un vecino llama al 0800, la gente de la asociación le toma la denuncia y
una vez por semana las presenta ante la AGC, que las incluye en su programación de inspecciones. A las 72
horas de recibido el expediente, se genera una visita de control al local.
Pueden ser incluidos todos los negocios dedicados a la nocturnidad, especialmente los bares, pubs y los
llamados "Clase C", que son las discotecas.
Sólo el año pasado, producto de la interacción con la ONG, la Ciudad recibió 538 denuncias de las cuales
134 terminaron en clausura de los locales, y gran parte del resto en algún tipo de sanción o acta de
infracción. Significaron un 21,3% del total de denuncias y un 10,7% de las clausuras.
Las faltas más comunes fueron la violación de clausura, ausencia de habilitación, obstrucción de salidas
de emergencia, falta de matafuegos y la realización de shows sin permiso. La mayoría de las sanciones
se aplicaron en locales de Palermo, Recoleta, Caballito, Flores y Liniers.
Beara. En 2010 se derrumbó un entrepisto ilegal y murieron dos jóvenes.
"La mayor cantidad de denuncias llegan de setiembre en adelante, cuando los chicos comienzan a organizar
fiestas de fin de año. Nos llaman los padres para averigüar si los boliches están habilitados, y como tenemos
cruce de datos con la Fiscalía General de la Ciudad podemos darles buena información. Nos pasó de un caso
de unos chicos que querían hacer una fiesta para juntar plata para el viaje de egresados pero el boliche estaba
violando una clausura. No queremos que cierre ningún local, pero sí que respeten la normativa", comentó
Nilda Gómez, mamá de Mariano, una de las víctimas de Cromañón.
La ONG Familias por la Vida no solamente puso a funcionar el 0800 sino que también hace campañas de
prevención. Por ejemplo, cuando hay un recital van a los alrededores del estadio y reparten información
sobre las medidas de seguridad que deben cumplir los locales nocturnos. "Nos pasa que al terminar recital
no vemos casi ningún volante en el piso, muchos chicos se los llevan y nos han contado que hasta algunos
padres los pegan en la heladera para tener el teléfono a mano", contó Nilda.
En la asociación señalan algunos detalles que cualquier joven que salga de noche puede reconocer como
posible infracción. Primero, la superpoblación, "cuando no hay espacio y te chocás los codos", cuentan en la
ONG. También que la salida de emergencia esté pegada al ingreso, ya que debe estar más separada para que
haya más bocas de escape en caso de un incidente. Por supuesto, que esas salidas no estén bloqueadas con
mesas, cajones de cerveza ni ningún elemento. Y también que haya matafuegos.
Gracias al trabajo de los familiares de víctimas, hace dos años la Legislatura porteña aprobó encarecer de $
2.000 a $ 60.000 la sanción por violación de clausura. Y además se dispuso que aquellos dueños de
boliches que ofrecían una probation cuando eran encontrados en infracción, en lugar de hacer trabajos
comunitarios realicen un curso en la ONG, donde entran en contacto con los familiares de Cromañón
y conocen la historia de los chicos que perdieron la vida en el incendio de Once.
Matías Alvarez Dorrego, el director general de la AGC, aseguró: "A más de dos años de la firma del
convenio, podemos decir que resulta muy importante el aporte mediante ese canal de denuncias. Es
fundamental que los padres sepan a donde concurren sus hijos, desde la prevención y los controles queremos
una ciudad más segura para la juventud".
Lo habilitaron como teatro pero funcionaba un
prostíbulo
Pompeya
Además de tergiversar el rubro, en el local no había matafuegos ni plano de evacuación.
Un local nocturno de Pompeya fue clausurado porque aunque había pedido que lo habilitaran como "teatro
independiente" en realidad funcionaba como un prostíbulo.
Así lo informó la Agencia Gubernamental de Control, que tras una inspección no sólo cerró el
establecimiento sino que también le revocó el trámite de habilitación por desvirtuación de rubro.
El operativo se realizó hace dos semanas en el local que funcionaba en avenida Sáenz 876, que tiene dos
pisos y suma 187 metros cuadrados. Según el acta de la Dirección General de Habilitaciones y Permisos, el
18 de setiembre del año pasado una persona de nombre Juan Manuel Ramos había solicitado que le dieran
una habilitación para abrir un comercio bajo la figura de "teatro independiente, café, bar, despacho de
bebidas, whiskería y cervecería", tal como contempla el Código de Habilitaciones porteño, y que permite
empezar a trabajar con el inicio del trámite.
Pero semanas después, en una inspección de la AGC, la Policía Metropolitana y otros organismos se
encontraron con que en el lugar funcionaba lo que se conoce como "local Clase A", que es la figura legal
que utilizan los cabarets. De hecho, los inspectores constataron "la presencia de alternadoras trabajando a
porcentaje de consumición", lo que habitualmente se conoce como coperas.
Además de haber detectado que ofrecía prostitutas, en el local faltaban matafuegos, había cucarachas y no
tenía en exhibición el plano de evacuación, otros de los requisitos formales que incumplian.
La desvirtuación de rubro es uno de los recursos que más habitualmente utilizan los dueños de cabarets o
prostíbulos para simular una actividad legal. De hecho en muchos casos los habilitaban como "local Clase
C", la figura normativa que incluye a las discotecas comunes.
En los últimos años la AGC clausuró casi 150 boliches donde se ejerce la prostitución y el proxenetismo,
tanto locales a la calle tipo como departamentos privados. Algunos de ellos bastante famosos, como
Madaho's y Black, dos clásicos cabarets de Recoleta. En general, la mayoría de los lugares inspeccionados
estaban en Flores, Retiro, Constitución, Once, Recoleta y Palermo. También clausuraron un cabaret en Once
que pertenecía a Rafael Levy, ex dueño de Cromañón.
En algunos casos, además de trata de personas detectaron venta de drogas.
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