Revista Claridades Agropecuarias, número 237, mayo 2013, pp. 9-18

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MasAgro por la seguridad
alimentaria y el desarrollo
agrícola sustentable de México *
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En 2011, la producción de maíz en México cayó a su nivel más bajo en 20 años al ubicarse en 17.6 millones de toneladas producto de fenómenos climáticos que afectaron a las principales zonas productivas del país. Como consecuencia,
las importaciones del grano alcanzaron su nivel más alto desde la última crisis internacional de precios de alimentos
y superaron 9.8 millones de toneladas. Es decir que, en ese año, los agricultores mexicanos produjeron poco más de
64% de las 27.4 millones de toneladas de maíz que requirió el país para satisfacer la demanda de grano para consumo
humano y pecuario. En ese mismo año, la producción de trigo fue de 3.6 millones de toneladas mientras que las importaciones fueron de 4.2 millones de toneladas. En otras palabras, México importó casi más de la mitad del trigo que
consumió en 2011. En el caso del arroz, la situación fue más delicada ya que el país sólo produjo 17% del arroz que
consumió su población en el año de referencia.
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Por tal motivo, el sector agrícola mexicano enfrenta un reto de productividad importante ya que, de acuerdo con la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), un país debe ser capaz
de producir al menos 75% de los alimentos que consume para dar seguridad alimentaria a su población. Esta meta se
ha vuelto más difícil de alcanzar en años recientes dados los efectos del cambio climático en la agricultura. La caída en
la producción nacional de maíz en 2011 se debió, principalmente, al efecto que tuvo una helada temprana en Sinaloa,
estado que produce entre 15 y 20% del grano que se cosecha en México. De ahí que al reto de elevar la productividad
en la agricultura se sume el reto de adaptarla al cambio climático. El reto para México es particularmente importante
ya que los expertos han estimado que los efectos del cambio climático podrían reducir hasta 25% la producción
agrícola del país en 2080.
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México, al igual que el resto del mundo, también enfrenta la necesidad de hacer más sustentable su producción de alimentos. Actualmente, el país destina a la agricultura ¾ partes del agua disponible en las regiones
donde los productores cuentan con sistemas de riego. La escasez de lluvias y la creciente necesidad de
abastecer a las ciudades hace insostenible esta distribución del vital recurso. De igual forma, el incremento de la población mexicana hará necesario duplicar la producción nacional de alimentos para
satisfacer la demanda de una población que, de acuerdo con estimaciones del Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), se duplicará en los próximos 40 años para
alcanzar 230 millones de personas en 2050. Es de esperarse que, cuando eso suceda, el
ingreso per cápita aumente, que el mexicano promedio tenga una dieta más variada y
que consuma un mayor número de alimentos.
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El reto de dar seguridad alimentaria a la población de México también se
incrementará gradualmente por factores externos al mercado nacional.
Las proyecciones de la FAO estiman que la producción de maíz
y trigo en 2050 no será suficiente para satisfacer la demanda mundial de ambos granos debido, principalmente, al
efecto combinado del cambio climático, la escasez de
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* Ricardo Curiel,
Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo
(CIMMYT).
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insumos para la producción (agua, tierra arable de calidad y
energía), y el surgimiento de nuevas plagas y enfermedades.
En consecuencia, se incrementará el precio de los granos básicos en el mercado internacional y cada vez será más costoso y
difícil para México importar los granos que no produzca. Esta tendencia ya puede observarse, sobre todo, en el caso del maíz amarillo y
se debe, principalmente, a que Estados Unidos ha reducido sus exportaciones de grano para destinar 40% de su cosecha anual a la producción
de etanol. Por consiguiente, México ha tenido que importar los granos que
requiere para consumo pecuario de otros países.
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La presión sobre el precio y disponibilidad del maíz en los mercados internacionales también obedece al incremento constante que ha tenido la demanda
en países emergentes densamente poblados. Tal es el caso de China, donde la
superficie sembrada de maíz superó la del arroz en 2012 debido, principalmente,
a que su producción por hectárea requiere mucho menos agua y genera más grano. De acuerdo con los registros del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos (USDA, en inglés), China consumió 207 millones de toneladas de maíz en
2012, demanda que sólo es superada por la estadounidense calculada en 264 millones
de toneladas.
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La dinámica de la producción y consumo de maíz a nivel mundial describe la tendencia
que se observa en la mayoría de los alimentos básicos para la dieta humana. La División de
Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas espera
que la población mundial alcance 9 mil millones de personas en 2050. Para el planeta, el reto
de alimentar a 2 mil millones más de seres humanos en menos de 40 años es formidable. De
hecho, la FAO considera que será necesario producir tantos alimentos como la humanidad
ha consumido a lo largo de toda su historia en tan sólo cuatro décadas.
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Por tal motivo, los organismos internacionales recomiendan a los gobiernos invertir,
primero que todo, en investigación agrícola aplicada a la generación de semillas más
resistentes y rendidoras y al desarrollo de nuevas tecnologías agrícolas accesibles
para los productores de pequeña y mediana escala. En forma complementaria,
los estados deben dar prioridad a las actividades que permitan estimular las
capacidades productivas y la especialización de los agricultores de escasos
recursos mediante el entrenamiento y la revigorización del extensionismo agrícola. De esta manera, se espera que los programas de desarrollo
agrícola sustituyan gradualmente los esquemas de subsidios directos
por la generación de incentivos a la productividad para elevar la
competitividad de los productores que realmente pueden duplicar o incluso triplicar sus rendimientos. Un incremento de
esta naturaleza es mucho más difícil de lograr en donde la
agricultura ya es comercial, tecnificada o de gran escala.
En este último caso, el objetivo es más bien hacer
un uso más eficiente de los recursos y mantener
los rendimientos en niveles altos y estables
a pesar de las contingencias naturales
que pudieran presentarse, y de la
disminución de agua e insumos disponibles para
la agricultura.
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En forma complementaria, los organismos internacionales recomiendan a los países incrementar la colaboración
multilateral para desarrollar programas de investigación
complementarios que permitan acelerar el progreso agrícola en regiones con condiciones similares de producción.
La meta es evitar duplicar esfuerzos y aprovechar los
avances obtenidos por agencias de desarrollo especializadas y por los sistemas de investigación agrícola de cada
país. Los países que forman parte del G-20, por ejemplo,
ya colaboran en la Iniciativa de Investigación Internacional para el Mejoramiento de Trigo (IRIWI, en inglés)
impulsada por Francia. México, por su parte, promovió
un esfuerzo similar para el maíz cuando ejerció la presidencia del G-20 en 2012. La propuesta es que este tipo de
proyectos se multiplique y replique en otras agrupaciones
internacionales o regiones, sin menoscabo del tamaño de
las economías que las integren, con el apoyo económico
de agencias, fundaciones y de la banca de desarrollo.
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Para estimular el desarrollo sustentable del sector agrícola, también se exhorta a los gobiernos a invertir en infraestructura que fomente el crecimiento de mercados internos y la integración de los actores de la cadena de valor
agropecuaria. Los programas públicos pueden enfocarse
en rubros convencionales como caminos, sistemas de
irrigación, almacenes, etc., pero, de manera creciente, en
plataformas para la operación de sistemas de información
y servicios bancarios para el medio rural. En esta mate-
ria, los indicadores de progreso reducen las desigualdades
que existen entre los sistemas de producción agrícola e
industriales. La meta hacer que la producción agrícola
sea más democrática, como lo ha definido el Gobierno de
México en su Plan Nacional de Desarrollo 2013 – 2018.
El programa Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro) que desarrollan la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (SAGARPA) y el Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) contribuye
a fortalecer la seguridad alimentaria del México, conforme a los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo 2013
– 2018 y de la Cruzada Nacional contra el Hambre, al
tiempo que mejora la capacidad de respuesta del país a
los desafíos antes planteados. Uno de los objetivos principales de la iniciativa es incrementar 85% la producción
de maíz de temporal hacia el año 2020 para que México
sea capaz de producir hasta 9 millones de toneladas adicionales de grano al año. La meta para trigo son 350 mil
toneladas más de grano al año cosechadas en donde los
productores no cuenten con sistemas de irrigación.
Para alcanzar estos objetivos, la SAGARPA y el
CIMMYT coordinan actividades de investigación agrícola y de desarrollo de capacidades con productores, investigadores, semilleros y técnicos que forman parte de la
cadena agroalimentaria nacional. MasAgro se desarrolla
conforme a cuatro líneas de acción o componentes que le
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MasAgro y la biodiversidad
Para cumplir con su encomienda, el componente biodiversidad de MasAgro ha establecido el Servicio de Análisis Genético para la Agricultura (SAGA) en el Centro Nacional de Recursos Genéticos (CNRG) que abrió
recientemente el INIFAP en Tepatitlán, Jalisco. Como
resultado, MasAgro ayudó a transferir a México la última tecnología de análisis molecular o secuenciación que,
junto con datos de rendimiento en campo, permitirá a
los científicos del programa identificar los factores genéticos que, por ejemplo, permiten a una variedad de maíz
tropical tener una mayor tolerancia al calor o a la sequía.
La presencia de estos factores genéticos particulares en
el ADN de una planta la convierte así en candidata para
cruzarse con una planta de una variedad distinta cuyo
rendimiento se ha visto reducido por el efecto de sequías
en zonas de temporal. Con los servicios ofrecidos por
SAGA y nuevos métodos estadísticos, se reduce notoriamente el tiempo que se requiere para identificar esas
variedades candidatas para el mejoramiento genético, es
decir para la generación de nuevas semillas que sean más
resistentes al calor, la sequía y las plagas que se observan
en el país.
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El componente biodiversidad de MasAgro estudia la biodiversidad del maíz y del trigo para
entender mejor la composición genética de las miles de variedades que existen de ambos granos. No
se trata de estudiar por estudiar sino de aprovechar
los recursos genéticos de ambos cultivos para movilizarlos y combinarlos en nuevos cultivos que sean
más productivos, resistentes a plagas y enfermedades,
y más tolerantes a los efectos adversos del cambio climático. Este proceso de mejoramiento se lleva a cabo
en otros componentes de MasAgro por métodos convencionales que no producen organismos genéticamente
modificados. No obstante, MasAgro utiliza herramientas
de análisis molecular de última generación para estudiar
la composición genética de las semillas de maíz y trigo, y
acelerar así el proceso que permite identificar las razas y
variedades con genes útiles para llevar a cabo un proceso
de mejoramiento no transgénico.
bién en el Sureste asiático. Actualmente, MasAgro lleva
a cabo el proyecto más ambicioso de su tipo al analizar
y caracterizar toda esta biodiversidad. Este esfuerzo no
nada más busca generar conocimiento sino utilizarlo en
un contexto agronómico para elevar la productividad del
campo mexicano en forma sostenible.
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permiten aplicar el resultado
de la investigación
básica al estímulo de
las capacidades productivas de los actores antes
señalados, aunque la prioridad del programa son los productores de maíz, trigo y cultivos
asociados como frijol y cebada de
pequeña y mediana escala que cultivan terrenos de temporal. No obstante, el programa también fomenta la
productividad y, sobre todo, la sustentabilidad de las regiones que cuentan con
sistemas de riego.
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La materia prima para este proceso de mejoramiento genético convencional del maíz y del trigo son las colecciones que conservan CIMMYT, el Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y otras instituciones mexicanas e internacionales
en sus bancos de recursos genéticos. Por sí solo, el banco
del CIMMYT conserva las colecciones de ambos cultivos más grandes y completas del mundo. La colección
de maíz está formada por más de 28 mil variedades que
provienen de México, Brasil y de otros países. Alrededor
de 10 mil maíces son originarios de México. En el caso
del trigo, la colección supera 150 mil variedades de trigo
y de sus parientes silvestres que han sido recolectadas en
más que 100 países en todas las zonas donde se produce el grano, como Medio Oriente y Europa, pero tam-
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De esta manera, se evaluó el desempeño de la primera
generación o progenie derivada de la cruza de 4,500 variedades de maíz que son representativas de la colección
que conserva el CIMMYT. El resultado de 25 ensayos de
campo realizados en 14 localidades diferentes permitió
medir la adaptabilidad de las progenies a niveles bajos de
fertilizante (nitrógeno), su tolerancia a calor, resistencia a
hongos y enfermedades, así como la calidad nutricional
de sus granos. Asimismo, los participantes en MasAgro
llevaron a cabo ensayos de campo para evaluar la adaptación de un grupo de 1,100 trigos a las diferentes zonas
agroecológicas de México. También se evaluó la resistencia a calor y sequía de un total de 44,000 variedades de
trigo. Como resultado de esta evaluación se identificaron trigos que se adaptan mejor a estos factores adversos,
aunque todavía es necesario repetir el ensayo un par de
veces para obtener resultados concluyentes. En estrecha
colaboración con el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) también se midió la adaptabilidad
de diferentes variedades de maíz y trigo a diferentes
niveles de fertilizante (fosfato) en el suelo.
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En forma complementaria, MasAgro relaciona los datos
obtenidos en el laboratorio con ensayos de campo que
miden el desempeño de las variedades de maíz y trigo de
los bancos de semilla y las plantas obtenidas al cruzar dichas variedades con variedades que los productores utilizan actualmente en sus campos. Las pruebas de campo se
realizan en distintas regiones del país con la colaboración
del INIFAP, las Universidades Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), Autónoma del Estado de México
(UAEM), de Guadalajara (UdG), Politécnica Francisco
I. Madero (UPFIM), el Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal del Estado
de México (ICAMEX) y la compañía de semillas BIDASEM.
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Hasta este momento, MasAgro ha estudiado la composición genética de 4,500 variedades de maíz. Como resultado del análisis molecular de cada una de estas variedades, se obtienen perfiles genómicos conformados por
entre diez mil y un millón de marcadores moleculares.
Estos perfiles les sirven a los investigadores como mapas
para navegar la riqueza genética endémica de los cultivos
en forma eficiente y con mayor velocidad. Al comparar
mapas de diferentes variedades pueden identificarse maíces que comparten o carecen de ciertos factores genéticos
que al expresarse en el campo hacen que la planta requiera
más o menos agua, más o menos fertilizante, tratamiento
para una enfermedad o para otra, etc. MasAgro desarrolla
actualmente los sistemas informáticos para administrar la
magnitud de datos que se generan a través de esta investigación. Para el caso del trigo, MasAgro ha realizado el
análisis genético de 32,000 variedades, incluidos la gran
mayoría de los trigos que se siembran en México.
MasAgro y el maíz
Una de las principales metas de MasAgro es
incrementar la producción de maíz en México en
las zonas donde el grano se produce en condiciones de temporal. En 2011, el volumen de
maíz producido en estas condiciones (un área
de poco más de seis millones de hectáreas)
fue de casi 10 millones de toneladas, lo que
representó 56% de la producción nacional
que alcanzó 17.6 millones de toneladas.
La productividad promedio en las zonas
de temporal fue de poco más de 2
toneladas por hectárea. El compromiso de MasAgro es que la media
nacional alcance 3.7 toneladas por
hectárea en zonas de temporal
para que México sea capaz
de producir hasta 9 millones de toneladas de maíz
adicionales en zonas de
temporal en 2020.
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Actualmente, los 75 participantes de la red de MasAgro
evalúan 90 híbridos de maíz provenientes de los sectores público y privado del país. Este esfuerzo ha permitido identificar 25 híbridos del sector público (18 de
maíz blanco y 7 de maíz amarillo) adaptados a las zonas
agroecológicas de temporal que ya se han puesto a disposición de las compañías semilleras participantes para
su reproducción y comercialización. Al concluir 2013,
las compañías mexicanas contarán con 4 toneladas de
semilla básica que les permitirán producir hasta 800
toneladas de semilla comercial en 2014 para sembrar
en 40 mil hectáreas, aproximadamente. MasAgro busca
que la semilla mejorada se adopte en 1.5 millones de
hectáreas de temporal adicionales en los próximos siete
años.
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De esta manera, MasAgro hace posible que 35 compañías
semilleras mexicanas de pequeña y mediana escala participen en un programa de mejoramiento que utiliza técnicas de vanguardia en laboratorios y realiza evaluaciones
en estaciones experimentales y campos de agricultores
ubicados en 160 localidades del país. Resultaría sumamente difícil y costoso para una sola compañía o centro
de investigación realizar un esfuerzo de esta envergadura
por separado. Por tal motivo, MasAgro provee incentivos
a los mejoradores que pueden realizar investigaciones a
lo largo y ancho del país, así como a los semilleros que
tienen la posibilidad de acceder a un producto de mejor
calidad adaptado a las necesidades de los productores de
pequeña y mediana escala. A su vez, el programa promueve activamente la adopción de las variedades e híbridos generados por su red de mejoramiento participativo
mediante asesoría comercial y asistencia técnica que permitan alcanzar, en última instancia, la meta de productividad antes señalada.
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Para lograr este objetivo, MasAgro desarrolla nuevas
variedades e híbridos de maíz que tienen mayor capacidad de adaptación a condiciones de producción adversas
donde el calor y la sequía impiden aumentar, e incluso
mantener estables, los rendimientos de las cosechas. El
programa de mejoramiento de maíz de MasAgro genera
semillas de alta calidad y mejor rendimiento que no son
transgénicas para las tres zonas agroecológicas donde se
produce grano de temporal, Trópico, Subtrópico y Valles
Altos. Como en el caso del componente de biotecnología, en esta iniciativa participan expertos de los principales centros de investigación agrícola de México, como
son el INIFAP, la Universidad Autónoma de Chapingo
(UACh), el propio CIMMYT, y mejoradores de la industria semillera nacional. Estos participantes han establecido una Red Colaborativa de Evaluación e Intercambio
de Semillas con la finalidad de acelerar el desarrollo de
maíces mejorados para ponerlos a disposición de compañías mexicanas que, a su vez, reciben asesoría y capacitación para reproducir y comercializar las semillas en las
zonas prioritarias del programa.
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La MEXPLAT funge como una plataforma de investigación pero también de desarrollo de capacidades, en
donde ya se han formado 17 científicos mexicanos de
nivel licenciatura en métodos de mejoramiento e investigación de campo. Asimismo, los ensayos que evalúan
el desempeño de los trigos en proceso de mejoramiento
alimentan las investigaciones de doctorado que realizan
ocho jóvenes mexicanos en prestigiadas universidades
de Australia, Chile, España y Reino Unido gracias a
un esquema de cofinanciamiento de becas entre el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT) y CIMMYT.
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MasAgro busca contribuir a reducir las importaciones al
participar en el proyecto de mejoramiento de trigo más
ambicioso de los últimos años. En la iniciativa colaboran
expertos de 33 centros de investigación públicos y privados en 21 países. Su objetivo es desarrollar líneas de
investigación complementarias que permitan mejorar la
estructura física y genética del trigo para aumentar 50%
su potencial de rendimiento en 2030. El compromiso de
MasAgro es que México produzca al menos 350 mil toneladas adicionales de grano en 2020 en las zonas donde
se produce en condiciones de temporal. Sin embargo, las
mejoras obtenidas en el potencial de rendimiento permitirán, a su vez, aumentar la producción y mantenerla
estable en regiones que cuentan con sistemas de irrigación. Como resultado, el país podrá detener la tasa de
crecimiento de las importaciones e incluso reducirlas.
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Actualmente, México importa más trigo del que produce.
En 2011, el país importó 4.2 millones de toneladas y produjo solamente 3.6 millones de toneladas. Es decir que el
país importa alrededor de 54% del trigo que consume. Sin
embargo, esta situación no siempre fue así ya que México
alcanzó la suficiencia alimentaria en este cereal durante
la década de los setenta, cuando el Dr. Norman Borlaug
de CIMMYT desarrolló variedades de trigo enano con
tallos más fuertes y de mayor rendimiento.
MasAgro lleva a cabo sus actividades de selección y evaluación de trigos en la Plataforma Mexicana de Fenotipado (MEXPLAT) ubicada en el Valle del Yaqui, Sonora,
una de las zonas trigueras más importantes del país. Ahí,
expertos agrónomos y científicos en mejoramiento vegetal, fisiología de cultivos y biología molecular, entre otras
disciplinas afines, estudian los límites de rendimiento de
trigos élite que enfrentan el reto de adaptarse a las nuevas condiciones de calor y sequía que se han presentado
en el país. Para conseguir este objetivo, los mejoradores
estudian la forma de hacer más eficiente los procesos de
fotosíntesis, asimilación de nutrientes y formación de
grano para incrementar el rendimiento del cereal. En
forma complementaria, se busca mejorar la estructura de
la planta y su capacidad de adaptación a condiciones adversas para que sea posible obtener mayores rendimientos
derivados de las mejoras genéticas antes descritas.
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MasAgro y el trigo
Es importante destacar que la MEXPLAT es
un proyecto de investigación colaborativa,
donde también participan investigadores del
INIFAP y del Colegio de Postgraduados
(COLPOS), que ha sido sede de tres talleres internacionales convocados para
coordinar la investigación en torno al
potencial de rendimiento del trigo.
La Plataforma cuenta, a su vez,
con un sofisticado sistema de
sensores aéreos para evaluar
el desempeño de miles de
variedades de trigo en extensas parcelas de investigación. Por consiguiente, MasAgro
cuenta con el
laboratorio
ideal que
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permite a todos los especialistas de áreas relevantes trabajar, en forma conjunta y con las mejores herramientas
y semillas, para incrementar el rendimiento del cultivo.
MasAgro y los productores
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MasAgro desarrolla un modelo de extensionismo agrícola basado en redes de innovación para fomentar la innovación, la transferencia de tecnologías y la adopción de
semillas mejoradas antes descritas, así como de prácticas
agronómicas sustentables entre productores de pequeña escala. Las redes o nodos de innovación del programa están formadas por infraestructura de investigación,
módulos demostrativos y áreas de extensión que aceleran
la colaboración entre productores, técnicos, autoridades,
investigadores, y otros actores de la cadena de valor con
la finalidad de incrementar la producción de maíz, trigo
y granos asociados como el frijol y la cebada, así como la
sustentabilidad de sus sistemas de producción.
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Los nodos de información están formados por elementos
con funciones de investigación y desarrollo muy específicas. Las plataformas tecnológicas realizan investigación
para mejorar semillas, producir maquinaria para agricultura de conservación, entrenar técnicos y desarrollar sistemas de fertilización óptima, de comunicación e información que brindan asesoría adaptada a las necesidades
del productor, entre otras actividades de valor agregado.
Los módulos demostrativos de agricultura de conserva-
ción y de otras prácticas sustentables se establecen en la
tierra de algún productor cooperante que comparte su
experiencia con las herramientas que desarrollan las plataformas. Los módulos también cuentan con la asesoría
de un técnico certificado en agricultura de conservación
que promueve activamente la adopción de técnicas agronómicas sustentables entre los productores de la zona. En
última instancia, los productores participantes que adoptan dichas técnicas, reducen al mínimo el movimiento
del suelo, mantienen una parte del rastrojo de la cosecha
anterior sobre el terreno, rotan cultivos para mantener
la humedad y la fertilidad del suelo y brindan la retroalimentación que permite al nodo responder mejor a las
necesidades del agricultor.
En poco más de dos años de operación, MasAgro ha
establecido ocho nodos de innovación que operan en
estados con climas y condiciones de producción similares, como son Chiapas (Nodo Chiapas); Oaxaca (Nodo
Pacífico Sur); Guerrero y Morelos (Nodo Pacífico Centro); Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo, Puebla y Tlaxcala para sistemas de maíz (Nodo Valles Altos
Maíz); los mismos estados del nodo anterior excepto el
Distrito Federal para trigo y cebada (Nodo Valles Altos
Grano Pequeño); Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Querétaro (Nodo Bajío); Aguascalientes, San Luis Potosí y
Zacatecas (Nodo Intermedio); y, Baja California, Sinaloa
y Sonora (Nodo Pacífico Norte).
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Los nodos MasAgro cuentan con 46 plataformas experimentales, 25 que operan en estaciones experimentales
del INIFAP, uno de los principales colaboradores del
programa. Gracias a la alianza con PROMAF y otros
programas públicos, MasAgro ha podido establecer
2,806 módulos demostrativos de agricultura sustentable
que, a su vez, han dado origen a un área de extensión de
76,747 hectáreas, en donde los productores han adoptado herramientas y prácticas que les permiten obtener
rendimientos altos y estables, incrementar su ingreso y
reducir el impacto de sus actividades productivas en el
medio ambiente.
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Los productores que participan en MasAgro reciben
asesoría de un equipo conformado por 1,904 técnicos.
De ellos, 1,550 pertenecen al Programa de Apoyo a la
Cadena Productiva de los Productores de Maíz y Frijol
(PROMAF), mientras que 177 se especializan en maíz
y trabajan para estrategias locales. El propio CIMMYT
entrenó a 79 formadores del PROMAF y certificó a 98
técnicos que recibieron un año de entrenamiento en el
desarrollo de sistemas productivos basados en agricultura de conservación y precisión. Todos los técnicos que
promueven MasAgro cuentan con un nuevo sistema de
bitácoras para recolectar información de campo en forma estandarizada que ya tiene más de 12 mil registros.
El programa desarrolla la Bitácora Electrónica MasAgro
(BEM) para hacer aún más fácil la recolección y compa-
ración de información en módulos demostrativos y áreas
de extensión.
Hasta el momento, más de 18 mil productores han participado en los días demostrativos que organiza MasAgro.
Tan sólo en 2012, el programa llevó a cabo 114 días de
campo con productores interesados en aumentar la productividad y rentabilidad de sus tierras en forma sustentable. Como resultado de este esfuerzo de transferencia de
tecnologías y desarrollo de capacidades, los productores
que adoptaron la agricultura de conservación obtuvieron
mayor rendimiento e ingresos, al tiempo que redujeron
sus costos de producción. En el Nodo Bajío, por ejemplo, la productividad de la agricultura de conservación fue
hasta 25% más alta que la de la agricultura tradicional en
los ciclos otoño – invierno 2010/11 y primavera – verano
2011. En el Nodo Pacífico Norte, los productores registraron ahorros de hasta 16% a causa de la adopción de
técnicas agrícolas más sustentables, mientras que en el
Nodo Chiapas la rentabilidad promedio del maíz y del
frijol fue hasta 119% mayor en las parcelas de conservación más exitosas en el ciclo primavera – verano 2011.
En este momento, MasAgro desarrolla e introduce sistemas de comunicación e información para asistir la
toma de decisiones de productores que hasta ahora no
habían tenido acceso a este tipo de servicios. A finales
de 2012, se lanzó el programa piloto de MasAgro Móvil
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para enviar vía
celular recomendaciones agronómicas e
información climática específica para el nodo donde se
encuentren los técnicos y productores suscritos al servicio. El sistema
también envía el precio de los granos
básicos al usuario que lo requiera. El productor sólo paga el costo de envío de los mensajes de suscripción y de los que envíe posteriormente para conocer el precio de los alimentos y del
clima para contar con este servicio. Adicionalmente,
el programa MasAgro GreenSat inició operaciones
en 2013 para emitir recomendaciones a los productores
del Nodo Pacífico Norte que hacen óptima la fertilización
de más de 160 mil hectáreas de trigo en el Valle del Yaqui.
MasAgro y la Cruzada Nacional contra el Hambre
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Todas las actividades antes descritas de MasAgro promueven la visión
actual del Gobierno de México que busca hacer más democrática a la
productividad agrícola para combatir el hambre y la desnutrición en el
medio rural. Para contribuir a la realización de esta visión, el programa busca
facilitar el acceso de todos los productores mexicanos al conocimiento y medios que garanticen una producción más eficiente y sustentable. Para tal efecto,
MasAgro desarrolla y adapta la maquinaria, servicios, semillas y asesoría técnica a
las necesidades de cada productor.
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Como resultado, los productores de subsistencia que participan en el programa desarrollan capacidades para producir un mínimo de alimentos que les permitan combatir
la desnutrición y la pobreza. Para los productores de pequeña escala, MasAgro ofrece
oportunidades que les permiten aumentar su productividad y reducir costos. Asimismo,
los productores de escala comercial que participan en el programa pueden mantener sus
rendimientos estables a pesar de los efectos del cambio climático y hacer un uso óptimo de los
recursos productivos, lo que les permite incrementar la rentabilidad de sus cultivos.
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Por tal motivo, el Secretario Enrique Martínez y Martínez, titular de la SAGARPA, recientemente
describió a MasAgro como una estrategia integral que combina la sustentabilidad y productividad de
dos cultivos estratégicos para el país, el maíz y el trigo, lo que permite fortalecer la seguridad alimentaria
de los mexicanos. Adicionalmente, afirmó que la alianza entre SAGARPA y CIMMYT potencia los
resultados del programa y amplía su presencia en las comunidades con mayor nivel de pobreza y menor
superficie productiva de ambos cultivos que están incluidas en la Cruzada Nacional contra el Hambre. En
efecto, una parte importante de los municipios considerados prioritarios para la Cruzada se encuentran en
los Nodos MasAgro de Chiapas, Pacífico Sur (Oaxaca), Valles Altos (Estado de México, Hidalgo, Puebla
y Tlaxcala) y Pacífico Centro (Guerrero y Morelos). Actualmente, la SAGARPA y el CIMMYT trabajan
activamente en la renovación y fortalecimiento de MasAgro para que opere en los municipios incluidos en la
Cruzada y detonar así la productividad del maíz de autoconsumo en forma sustentable.
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