Homenaje al Ateneo Obrero de Gijón Emilio Robles Muñiz, «Pachín de Melás». Gijón (1877-1938). Homenaje al Ateneo Obrero de Gijón (1881-2006) MINUCIAS TRASCENDENTALES EN TORNO A JOVELLANOS Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1936) Edición, selección y notas Orlando Moratinos Otero FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS GIJÓN, 2006 CON LA COLABORACIÓN DE: Ateneo Obrero de Gijón Ayuntamiento de Gijón Cajastur Consejería de Cultura del Principado de Asturias Amigos de Jovellanos AGRADECIMIENTOS: Diario El Comercio. Gijón Fernando Adaro de Jove Arturo Muñiz Fernández Juan Martín Merino «Juanele» © de las fotografías: Archivo Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. Archivo descendientes de Pachín de Melás. «Pachín de Melás y el Rexionalismu Asturianu», Gobierno del Principado de Asturias. Consejería de Educación y Cultura. Ediciones Trabe, 2001. Hemeroteca de Gijón (http://hemeroteca.gijon.es/) © de la presente edición: Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias © de los textos: los autores De esta edición se han impreso 800 ejemplares ISBN: 84-933191-5-5 D. L.: As- 5939-2006 Índice SALUTACIONES Homenaje al Ateneo Obrero. JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ. Presidente de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias . . . . . . . . . . 13 Un rescate oportuno. LUIS PASCUAL. Presidente del Ateneo Obrero de Gijón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 ARTÍCULOS DE PACHÍN DE MELÁS SOBRE JOVELLANOS EN EL DIARIO LA PRENSA (1928-1937) Paseos y parques antiguos y modernos. La Prensa, 6 de mayo de 1928 . . . . . 25 0iVHGLÀFLRVTXHPXHUHQLa Prensa, 8 de junio de 1928 . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Otra estatua a Jovellanos. La Prensa, 30 de mayo de 1929 . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Jovellanos y la entrada de Gijón. La Prensa, 14 de julio de 1929. . . . . . . . . . . . 37 Jovellanos y los carbones asturianos. La Prensa, 19 de octubre de 1929 . . . . . 48 Jovellanos y su ruta carbonífera. La Prensa, 27 de octubre de 1929 . . . . . . . . . 55 ¡Jovellanos! ¡Puerto de Vega! La Prensa, 14 de febrero de 1932. . . . . . . . . . . . . 59 En la ruta de Jovellanos. La Prensa, 1 de mayo de 1932 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Jovellanos y Puerto de Vega. La Prensa, 4 de septiembre de 1932 . . . . . . . . . . 70 Hoy hace 121 años que murió Jovellanos. La Prensa, 27 de noviembre de 1932 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 ¡Calabozos en el Instituto…! La Prensa, 29 de septiembre de 1933 . . . . . . . . . 83 10 Salutaciones Aniversario de la muerte de Jovellanos. La Prensa, 26 de noviembre de 1933 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 La biblioteca del Señor Somoza… ¡¡¡Quemada!!! La Prensa, 24 de octubre de 1934 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 Trabajo, voluntad, abnegación. La Prensa, 23 de junio de 1935. . . . . . . . . . . . . 95 Jovellanos no escribió «Pan y toros». La Prensa, 11 de agosto de 1935 . . . . . . 99 El Instituto de Jovellanos. Su biblioteca. La Prensa, 30 de agosto de 1936 . . . 106 Los bocetos del Instituto. El mausoleo de Jovellanos. La Prensa, 6 de septiembre de 1936. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Exhumación de los restos de Jovellanos. La Prensa, 17 de septiembre de 1936. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116 ¿Por qué se ha de fundir la estatua de Pelayo? La Prensa, 27 de noviembre qde 1936 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 APÉNDICE I. OTROS AUTORES F. SEÑAS ENCINAS. Los manuscritos de Jovellanos (I y II). La Prensa, 1 de junio de 1921 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131 Patricio ADÚRIZ. Pachín de Melás. Resuena el cántico del «Miserere». El Comercio, 16 de mayo de 1971. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 Patricio ADÚRIZ. Del magisterio del Ateneo-Casino Obrero de Gijón. El Comercio, 17 de marzo de 1974 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148 Carla MENÉNDEZ FERNÁNDEZ. Pachín de Melás y el teatro asturiano. . . . . . . . . 155 Ramiro GONZÁLEZ DELGADO. Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 APÉNDICE II. DOCUMENTO Acta de 1 de septiembre de 1936. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193 Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias . . 195 Salutaciones Homenaje al Ateneo Obrero JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ Presidente de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias Para la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias representa una profunda satisfacción hacer este homenaje al Ateneo Obrero de Gijón en este año de 2006 en el que se celebra el 125 aniversario del nacimiento de una de las entidades de mayor impronta social y cultural en el Gijón moderno. Desde sus inicios se PDQWXYRÀHODXQRVSULQFLSLRVQDFLGRVGH legítimas opciones políticas y respaldadas SRUDPSOLRVVHFWRUHVGHODVRFLHGDGJLMRQHVD(VWDÀGHOLGDGDORVREjetivos fundacionales se mantuvo siempre inalterable a lo largo de este segmento cronológico que representan estos 125 años, constituyendo una de sus señas de identidad. Quiso ser centro de formación de las clases más desfavorecidas en la sociedad; para ello aglutinó una de las bibliotecas mejor dotadas en número de ejemplares en un momento en el que el libro constituía el principal órgano de expansión cultural y educativa. Fue a su vez una biblioteca plural y diversa dando cabida a un pensamiento asimismo plural y diverso como corresponde a una entidad que se acoge y se ampara bajo la denomiQDFLyQGH©DWHQHRªFX\RpWLPRJULHJR¶$WHQHD·SHUVRQLÀFDFLyQPLtológica de la sabiduría; de esta manera el Ateneo Obrero se constituía HQHOWHPSORGHGLFDGRDHGXFDUDODSREODFLyQPiVVLJQLÀFDWLYDGH una ciudad que se había erigido como la más representativa del movimiento industrial de nuestra región: el mundo obrero. Podemos 14 Salutaciones decir, por tanto, que el Ateneo Obrero de Gijón es fruto de la revolución industrial que caracteriza de manera especial a la sociedad europea del siglo XIX. Esta función educativa se materializó en la impartición de cursos teóricos y prácticos que, a modo de talleres, convirtieron a la institución en un centro de formación manual y cultural de las clases populares. Conferenciantes de reconocido prestigio sentaron cátedra en sus dependencias a la vez que se asentaban las bases de una formación en especialidades técnicas según exigía la QXHYDFRQÀJXUDFLyQLQGXVWULDODOJRTXH\DKDEtDGHPDQGDGR-RYHllanos al crear el Real Instituto de Náutica y Mineralogía. Las simpatías del Ateneo Obrero con los planteamientos educativos de Jovellanos se tradujeron asimismo en algunas publicaciones de marcado signo jovellanista. ¢3RUTXpVHHVFRJLyODÀJXUDGH¶3DFKtQGH0HOiV·"(PLOLR5REOHV0XxL]HPHUJHHQHO*LMyQGHÀQDOHVGHOVLJOR XIX y principios del XX en clara sintonía y solidaridad con los movimientos sociales de la clase obrera y a la vez como ferviente admirador de Jovellanos. Sus primeros escritos son colaboraciones en dos periódicos gijoneses, La Defensa del Obrero y La Organización, ambas publicaciones periódicas se constituyen en plataformas del movimiento obrero de principios de siglo. Él formó parte de aquella «generación de obreURVGHODODVDXODVªVHJ~QpOPLVPRQRVUHÀHUH «El despertar de los obreros que por las noches, después de una ingrata jornada de diez y doce horas, llenaron las FODVHVQRFWXUQDVHQODV(VFXHODVGH$UWHV\2ÀFLRVHQEXVFD de los conocimientos teóricos necesarios para suavizar el trabajo manual. De este movimiento dio ejemplo Gijón. Tuve la voluntad de ser uno de aquellos obreros. [...] Deseos, anhelos, voluntad de salir de la rutina del taller, impulsó a la generación de obreros del 98 a las aulas»1. 6XDGPLUDFLyQSRU-RYHOODQRVTXHGyIHKDFLHQWHPHQWHWHVWLÀcada en los artículos que le dedicó a través del diario La Prensa. Su 1 PACHÍN DE MELÁS, «Reportajes gijoneses: Enseñanza, arte, trabajo», La Prensa, 24-IV-1932, cito por Patricio ADÚRIZ, Pachín de Melás, Gijón, La Versal, 1978, p. 26. Presentación del Presidente de la Fundación Foro Jovellanos 15 publicación es precisamente el obsequio con que la Fundación Foro Jovellanos desea adherirse al Ateneo Obrero en el 125 aniversario de su creación. Todos estos artículos tienen un denominador común: el fervor y la admiración que ‘Pachín de Melás’ sentía por la vida y la obra de un Jovellanos que ponía en la educación y en la cultura el progreso y el bienestar de un pueblo, una aspiración que a lo largo de estos 125 años fue el referente del Ateneo Obrero. Uno de los capítulos más entrañables del jovellanismo de ‘Pachín de Melás’ lo constituye el acto de salvaguarda de los restos mortales de nuestro Jovino el 1 de septiembre de 1936 ante la quema y destrucción de la iglesia de san Pedro donde reposaban desde 1842. Es uno de sus artículos más emotivos entre los aquí recogidos. Entre ‘Pachín de Melás’ y Jovellanos existe además un punto de contacto que de alguna manera los convierte en ‘almas gemelas’: el teatro. Es una de las facetas más sobresalientes en Jovellanos. En una época –nuestro siglo XVIII– en la que actividad lúdica de la sociedad se canalizaba a través del teatro, este género literario se convertía en una cuestión de estado. De ahí que el Supremo Consejo de Castilla a través de la Real Academia de la Historia encomiende a Jovellanos una reglamentación del teatro y de otros espectáculos públicos para que cumplieran con la función de ser educadores del pueblo. A través de sus Espectáculos y diversiones públicas Jovellanos se convierte en uno de los teóricos del teatro más importantes en la historia del teatro español. De la teoría quiso pasar a la práctica dejándonos dos obras que, sin llegar a ser ni un Calderón ni un Lope de Vega, marcan un punto de referencia en la evolución de la escena dramática española: el Pelayo y El delincuente honrado. Por su parte, ‘Pachín de Melás’ es conocido en la historia de la cultura asturiana precisamente a través del teatro. Uno de los WUDEDMRV TXH DSDUHFHQ HQ HVWD PRQRJUDItD OR SRQH GH PDQLÀHVWR Podemos considerar a ‘Pachín de Melás’ como padre del teatro asturiano, el proyecto más ambicioso que acarició la cultura asturiana en la primera mitad del pasado siglo. Nuestro dramaturgo será el punto referencial constante en este proyecto hasta su muerte en 1938. Con su tránsito a la otra vida expiraba uno de los valedores más fervientes que tuvo la cultura asturiana. Su amor por Gijón y por Asturias, como la había sido también el de Jovellanos, quedó 16 Salutaciones plasmado en su última obra dramática, Los bobos de Con, a modo de HSLWDÀR Asturias, te amé como pude, con cuanto amor pude albergar en mi alma. Mi vida artística fue consagrada a ti. Hacer más es superior a mis fuerzas. Mi conciencia está tranquila. Solo me resta agradecer a cuantas personas hacen posible las actividades programadas por la Fundación Foro Jovellanos y de manera explícita a Orlando Moratinos, que preparó esta edición, y a Fernando Adaro, jovellanistas de pro donde los haya, por su siempre abnegada labor. Ellos, desde la trastienda de nuestra Fundación, son, HQEXHQDPHGLGDVXVYHUGDGHURVDUWtÀFHV Un rescate oportuno LUIS PASCUAL PRESIDENTE DEL ATENEO OBRERO DE GIJÓN Pachín de Melás es el nombre tras el que se guarda un personaje polifacético. Uno podría decir, con la terminología actual, que fue un hombre multidisciplinar. Un trabajador manual e intelectual, es decir, un REUHURHQODGHÀQLFLyQTXHVHKDFtDGHOWpUPLno en el artículo 2 de los estatutos del Ateneo Obrero de Gijón: «La acepción de obrero que se asigna a su carácter, se aplicará a toda persona TXHWHQJDSRUSULQFLSDOHOHPHQWRGHYLGDHOHMHUFLFLRGHXQRÀFLRR profesión manual o intelectual». Sabemos que escribió teatro, poesía, novela, zarzuela o memorias, que fue un destacado asturianista, que colaboró con numerosos artículos de prensa en diversos medios de comunicación. También IXHHGLWRU\SDUWLFLSyHQDOJXQDVDJUXSDFLRQHVPXVLFDOHV$ÀFLRQDdo a los toros, al fútbol y a los viajes, que realizaba con el Grupo Excursionista Gijonés «Jovellanos». Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, fue un hombre concienFLDGRSROtWLFDPHQWHTXHVHPRYtDHQODVÀODVGHODL]TXLHUGD6Lmultaneó su pasión por la cultura con la profesión de mecánico y, posteriormente, con la de maestro en la Escuela Industrial, pero también llegaría a montar un quiosco de prensa en la Plaza del Seis de Agosto. 'HMDPRV SDUD HO ÀQDO WDQWR VX FRQYHQFLPLHQWR MRYHOODQLVWD como su colaboración en actividades del Ateneo Obrero de Gijón. 18 Salutaciones Su defensa de Jovellanos le llevó, incluso, a participar en el rescate de sus restos mortales, al poco de iniciarse la Guerra Civil, con su WUDVODGRDOD(VFXHODGH&RPHUFLR6XSHUÀOGHFRPSURPLVRVRFLDO y cultural con el entorno, la situación y el territorio que le tocó vivir, UHÁHMDQXQVHQWLUFODUDPHQWHDWHQHtVWD\SRUWDQWRQRHVGHH[WUDñar su participación en la entidad. Por todo ello, no es aventurado que hoy dos instituciones como la Fundación Foro Jovellanos y el Ateneo Obrero de Gijón se hayan puesto de acuerdo en rescatar la serie de artículos jovellanistas que Pachín de Melás escribió para el diario La Prensa y compilarlas, gracias al inestimable trabajo investigador de Orlando Moratinos, en forma de libro, acompañándolos de una interesante aportación JUiÀFD \ GRFXPHQWDO (V WDPELpQ XQD DFHUWDGD FRODERUDFLyQ SDUD conmemorar el 125 Aniversario de la fundación de nuestro Ateneo y es de agradecer que la Fundación Foro Jovellanos haya tomado la GHFLVLyQGHUHFRQRFHUQRVHQHVWHVLJQLÀFDWLYRDxRFRQODGLVWLQFLyQ de Patrono de Honor de la misma. MINUCIAS TRASCENDENTALES EN TORNO A JOVELLANOS Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás. Fotografía realizada en el estudio de Julio Peinado (Valladolid, 1869-Gijón, 1940). Primera página del primer número del diario La Prensa, Gijón, 1º de Junio de 1921. Como VHSXHGHDSUHFLDUODÀJXUDGH-RYHOODQRV\DHUDSURWDJRQLVWDHQWDQLPSRUWDQWHDFRQWHFLmiento. La Prensa | Gijón, domingo, 6 de mayo de 1928 | Página quinta Paseos y parques antiguos y modernos CIENO Y ARENA – LA OBRA DE JOVELLANOS – LAS PLANTACIONES A don Arturo Truan, concejal-delegado de nuestros jardines. Amigo don Arturo: Contemplando el otro día como daba unas atinadas disposiciones para la colocación de unas macetas, vínome la idea de saber la fecha de que datan los actuales parques y jardines gijoneses que usted con tanto amor e interés cuida. Vamos allá. JOVELLANOS ESTÁ EN TODO El Ilustre Patricio fue para nosotros más que un sabio y hombre eximio. Fue un idólatra de su adorado Gijón en el que a todas horas pensaba para mejorarlo, enriquecerlo darle honores y bellezas. Mucho escribió, plasmó y realizó en bien de la villa. Oigámoslo: «Yo no puedo negar que estas imaginaciones me arrebatan; pero ellas son posibles»1. (Carta distribuyendo árboles que enviaba). 1 Jovellanos a su hermano Francisco de Paula, Madrid, 31 de enero de 1787. Obras completas. Correspondencia. 1º - T. II, (1767-Junio de 1794).- Ed. crítica, introducción y notas de José Miguel CASO GONZÁLEZ.- Oviedo, Centro de Estudios del Siglo XVIII, Colecc. de Autores Españoles del Siglo XVIII, 22-II. Ayuntamiento de Gijón, 1985. Pág. 333. 26 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) LAS ARENAS Uno de los mayores inconvenientes con que luchaba nuestra villa era la invasión de las arenas en aquella época. Dice un historiador: «Grave perjuicio causaban al vecindario las fuertes avenidas del océano, pero era aún peor al que al mas ligero viento sufrían con la invasión de grandes masas de arena, aún más molestas que el mismo mar». El Ayuntamiento pensó en 1723 en hacer un muro. En 1737 se hicieron algunas reparaciones frente a la Casa Rectoral (situada al SULQFLSLRGHODFDOOHGH&DEUDOHV\SRUÀQVHFRQVWUX\yFRQODLQtervención de don Gaspar, terminándose en 1782. Los obreros fueron los que limpiaban la Dársena, y los materiales empleados, los que de allí se sacaban. 5HVXOWySHTXHxDODSULPHUDREUD\DTXHDÀUPDHOVDELR©SXHV to que el paredón no libra del riesgo de las arenas, es indispensable tirar desde él una cerca de tres varas de alto hasta la Puerta de la Villa, con lo cual quedaría ésta enteramente segura». Algo se hizo de esta idea del gran polígrafo «siendo imporWDQWHVORVEHQHÀFLRVTXHUHFLELyODYLOODFRQWDOPHMRUDª EL PANTANO DEL HUMEDAL Otra de las luchas entonces para mejoramiento de la urbe fue la desecación de los terrenos pantanosos conocidos con el nombre del Humedal que, bajo la iniciativa de los señores de Jovellanos, se llevó a feliz término. Dice el historiador que seguimos, «que según documento antiguo, el Humedal era monte de robles, hayas, abedules, coníferos y rozas hasta Montevil donde iban los pescadores de Gijón por la corteza para teñir sus redes». Si esto es cierto, sería en tiempos antiquísimos pues desde el VLJOR;9,DFiORVDFXHUGRVPXQLFLSDOHVFDOLÀFDQHVWRVWHUUHQRV©FRPR lagunosos y hasta propensos para el desarrollo de calenturas y tercianas en los meses de estío y de que se atendiera a su desecación». Aunque en 1777 se aprobó un proyecto de don Manuel Reguera para Paseos y parques antiguos y modernos 27 desaguar el Humedal como utilidad de la salud pública e interés común, nada se resolvió hasta 1784 en que intervino Jovellanos. Duraron las obras tres años. Se hicieron «cierres con buena pared, se cedieron terrenos en arriendo y aforos a varias personas, disponiéndose también para construir paseos y varios plantíos de recreo público». LAS PLANTACIONES «Estamos, pues, en el caso de convertir ese sitio [el Humedal] en uno de los más deliciosos que tenga Asturias, y de disponer en él un paseo maravilloso».2 «Estoy loco de contento, porque van ya caminando los árboles de Aranjuez, chopos de Lombardía y Carolina, plátanos de Luisiana y Oriente, sauces de Babilonia, y mundos o bolas de nieve. […] Cuando ya se hayan logrado y crecido, es preciso ir multiplicando estos árboles, y sobre todo poner los sauces a orilla de las zanjas del Humedal, donde harán un bellísimo efecto…».3 MÁS PROYECTOS «Si nuestros muchachos lo permitieran, he aquí una bellísima idea: coronar [de árboles] todo el nuevo paredón, desde la huesera por detrás y por el costado de la iglesia, siguiendo su línea, ángulo y vuelta, hasta donde acaba el de San Lorenzo. […] La misma operación pudiera repetirse, coronando el monte de Santa Catalina desde la casa de las piezas hasta la iglesia, y todo el paredón de la Trinidad hasta Natahoyo».4 2 Carta de Jovellanos a su hermano Francisco de Paula, [Madrid] 24 de noviembre de 1784. Ob. cit., pág. 294. 3 Carta de Jovellanos a su hermano Francisco de Paula, Madrid, 31 de enero de 1787. Ob. cit., págs. 332-333. 4 Carta de Jovellanos a su hermano Francisco de Paula, Madrid, 31 de enero de 1787. Ob. cit., pág. 333. 28 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) ENTUSIASMO POR LOS PLANTÍOS Estas plantaciones llegaron hasta Begoña. «[…] [En Contrueces] Se acordó empezar el camino, y ya se trabaja en él. Los árboles van bellísimos: todos los que plantamos están presos, y hasta los de Aranjuez (vinieron quinientos) tienen las mejores señales».5 «Siguen con ardor nuestros plantíos. Hay un tramo como de quinientas varas de buen camino, partiendo desde la carretera a Contrueces […] el campo de Llano será una de las mejores cosas de aquí […] en la carretera llegan los árboles a Pumarín; se ha plantado el campo de Valdés y una buena calle hasta la iglesia, con otra a la capilla de San Lorenzo».6 LO QUE NOS QUEDA Esta fue una de las muchas obras de Jovellanos en bien de su amado Gijón. Nada hicimos nosotros por continuar su idea. Si se construyó la Plaza de San Miguel, en cambio quitamos cientos de árboles para levantar la iglesia de San José; desaparecieron los del Carmen, y si bien tuvimos un bonito velódromo (ya nos contentábamos con tenerlo hoy) poco duró. Las plantaciones hechas por Jovellanos, ahí están perennes en todo el Humedal famoso, Begoña, las bellas carreteras… y queda, la hermosa idea expuesta por él referente a Santa Catalina, que suponemos no será para nosotros el contemplar tanta belleza. PACHÍN DE MELÁS 5 Carta a Carlos González de Posada, Gijón, 13 de abril de 1791. Ob. cit., pág. 446. 6 Carta a Carlos González de Posada, Gijón, 18 de febrero de 1792. Ob. cit., págs. 513-514. La Prensa | Gijón, viernes, 8 de junio de 1928 | Página tercera 0iVHGLÀFLRVTXHPXHUHQ OTRA GRAN MEJORA – JOVELLANOS, PROFETA – EL ENCUENTRO CON DOÑA MARÍA /RVREUHURVGHVPRURQDQSDUHGHVHFKDQGRDEDMRHGLÀFLRVFR mo si arrancaran de cuajo algo de nuestra alma local. El dolor pueblerino que esto produce queda restañado por lo TXHVLJQLÀFDGHSURJUHVRGHYLGDPRGHUQD Vese ya desde donde fue vieja Pescadería el bello panorama de nuestra playa, paisaje sin par de grandiosidad y hermosura. Cayeron con el antiguo mercado varias casas, viejas unas, otras de aspecto más moderno y de cierta galanura. Es un día al atardecer. El inmenso mar apenas se mueve. ConYHUVD FRQ QRVRWURV H[WDVLDGRV DQWH OD PDJQLÀFHQFLD GHO JLJDQWH cuadro, el concejal y querido amigo Maximino R. Zarracina. Hoy no asustan estas reformas por grandes que ellas sean. No pecaremos por […] al llevarlas a cabo pensando en el próximo mañana. Tendremos salidas a la playa y se acometerán otras grandes mejoras. Nos miramos en el ejemplo de nuestros padres. Permite que te diga, querido amigo, que hoy no tenemos los principales problemas a resolver y que entonces se oponían a toda obra seria de urbanización. Nos referimos a la arena y al cieno. Fue una verdadera lucha sostenida durante años. Recuerdo que lo expusiste en La Prensa una vez… «<ORUHSHWLUHPRVGRFXPHQWDOPHQWHORTXHVLUYHSDUDDÀUmar la laboriosidad de nuestros antepasados. Busquemos argumentos incontrovertibles. Vamos a dar un vistazo al «Plan de mejoras propuesto al Ayuntamiento de Gijón por el excelentísimo señor don Gaspar Melchor de Jovellanos, el 30 de agosto de 1782». –¿Qué propuso el gran sabio gijonés? 30 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) –Medios para combatir la preocupación constante del pueblo. Copiemos algunos párrafos del citado Plan de Mejoras: «Nuestra Villa, conducida por esta sabia máxima, trató primero de separar los inconvenientes que se oponían a la franqueza y seguridad del puerto y después de librar la parte oriental de la población de las ruinas que frecuentemente causaban las arenas traídas por el Nordeste […]. Es, pues, indispensable buscar algún medio más seguro de librar esta hermosa población de tan próximo y temible enemigo».7 –Sí que era una verdadera lucha contra las arenas. –Fíjate en lo que propone y te darás entera cuenta del peligro. Dice así: «cercar la villa con una simple tapia o pared seca que corra desde el extremo del nuevo paredón de san Lorenzo, por delante de la capilla de Begoña, hasta unir con la puerta que va a colocarse en el extremo de la calle Corrida, cuya defensa, aunque no fuese de grande elevación, libraría para siempre la mayor parte de la villa de las arenas del Nordeste»8. Lo expuesto da idea clara del azote que sufría Gijón. –Sin duda alguna. Era una cosa seria. –Cerrada así la villa, proponía repartir todo el resto del terreno en diferentes suertes y porciones y, adjudicarlo a las personas que quieran tomarlo a bajo precio, sin más pensión que la de cerrarlo, desde luego con piedra seca, con facultad de destinarlo a huerWDVSUDGRV\HGLÀFLRVTXHJXDUGDVHQODIRUPD\RUGHQGHOtQHDV<D se preocupaba de esto Jovellanos. –Era un clarividente, más bien, un profeta. ²(VWHSiUUDIRORFRQÀUPD©3XHGHVHUTXHQRVHQJDxHQODVHVperanzas que hemos concebido de los aumentos de esta villa, pero si SRUFDVXDOLGDGVHYHULÀFDVHQVXSREODFLyQQRSRGUtDH[WHQGHUVHSRU otra parte que por la de que estamos hablando».9 –Y por ahí fue, en efecto. ²'LRQRUPDVÀMDVSDUDHOWUD]DGRGHODVIXWXUDVFDOOHVPiVHO 7 1GH(/RVSiUUDIRVKDQVLGRDMXVWDGRVEUHYHPHQWHFRQHOÀQGHDGDStarlos exactamente al texto del que Pachín de Melás los tomó. Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar Melchor de Jovellanos. Edic. y estudio preliminar de Miguel ARTOLA.- Vol. LXXXVII de la B.A.E.- Madrid, Atlas, 1956, págs. 69-70. 8 Ob. cit., pág. 70. 9 Ob. cit., pág. 71. 0iVHGLÀFLRVTXHPXHUHQ 31 peligro de las arenas le hace decir lo siguiente: «Pero esta calle (la primera frente al mar), a diferencia de las demás, debería ser enteramente cerrada y sin salida a la parte del paredón para que las arenas QRWXYLHVHQHQWUDGDDOJXQDHQHOOD\ORVHGLÀFLRVGHDTXHOODSDUWH abrigasen el resto de la población de los nordestes»10, y hoy, sin tal D]RWHVHSUHWHQGHLUPRGLÀFDQGR Convencidos de que nuestros antepasados hicieron cuanto pudieron por el progreso urbano de su querida villa, nos separamos del querido amigo pensando en las radicales mejoras que se proyectan con vista a una gran urbe. Desaparece el sol, surgiendo allá lejos el alumbrado de la hermosa avenida que ya profetizó el eximio gijonés. Nos encaminamos hacia el antiguo y tan olvidado Campo de Valdés. La silueta del gran palacio recórtase entre las primeras sobras de la noche. Sentada en uno de los bancos de piedra, una anciana contempla con aire de tristeza los derribos llevados a cabo. La conozco y salúdola respetuoso: –¡Doña María! ¿Cómo aquí tan sola? –Míranos la anciana, y exclama: ²9R\DODVÁRUHVDODLJOHVLDGH6DQ3HGUR+DFHPXFKRWLHPpo que no salgo de casa y al pasar por aquí y ver esto, no pude más y me senté. –A recordar tiempos pasados ¿Verdad? –Sí, por desgracia, ya solo me queda el recuerdo. Siéntate. Escucha. Verás. Cuando veníamos aquí… Y la ancianita, arrebujada en su mantón negro, habla evocando su época. Lo que me dijo, te lo contaré, lector. No faltaba más… PACHÍN DE MELÁS 10 Ibídem. La Prensa | Gijón, jueves, 30 de mayo de 1929 | Página cuarta Otra estatua a Jovellanos MEJORAS URBANAS. TARDE, PERO SE HACEN. OTRA ESTATUA ¡¡Otra estatua a Jovellanos!! ²6t1ROHFDXVHH[WUDxH]DHVWDDÀUPDFLyQ²DVHJXUDLPSDVLEOH un gijonés de los que dimos en llamar de pura cepa. –¿Cómo piensa Vd. eso? –Porque es lógico pensarlo. Creo que tarde, como siempre reaccionará Gijón y ha de construir una estatua, una verdadera estatua que perdure dignamente la memoria del eximio polígrafo, del vidente de nuestro progreso, del propulsor, mártir y creador de nuestra cultura y desarrollo comercial e industrial: don Gaspar Melchor de Jovellanos. Aquí se idean bellas cosas, se lanzan hermosos proyectos, pero en cuanto a realizar lo hacemos muy tarde… pero lo hacemos DOÀQ(QVHJXLGDTXHGHWHUPLQDGRDVXQWRHQWUDHQORTXHGHQRPLnamos «campaña de prensa», la idea toma cuerpo y es como un divieso que a todas horas nos tortura, daña, estorba, no quedando tranquilos hasta no verlo extirpado, o lo que es igual, vivimos en desasosiego en tanto la reforma proyectada quede en proyecto. –¡Qué pesimista es Vd.! –Es que no tiene memoria o no alcanzó mi época. Toda modiÀFDFLyQXUEDQDGHLQWHUpVGHLPSRUWDQFLDSDUDHOPD\RUGHVHQYROvimiento de la ciudad tuvo gestación de muerte. Desde la apertura de la calle Munuza, hoy de Gumersindo Azcárate, hasta esa memorable canalización del Piles, que recordamos sus comienzos y quiera Dios no la veamos terminar, ya que centenarios no quisiéramos ser, muchos le podría citar. –Fíjese Vd. en los pesados trámites… Plaza del Seis de Agosto de Gijón, días antes de la inauguración de la estatua de Jovellanos el 6 de agosto de 1891. Otra estatua a Jovellanos 35 ²0HÀMRHQPLHGDGHQTXHHQHVWRVDVXQWRVXUEDQRVVHJXLmos la ideología de nuestros padres. Calma, cierto temor, tiempo al WLHPSR7RGRGXGDVYDFLODFLRQHV6LQÀMH]DVLQFDPLQRUHFWR(VD misma reforma de la plaza del Seis de Agosto lo dice a gritos. –Salvo su opinión, ha de estar muy bien. –No dudo que ha de estar muy bien… por ahora. Esa misma estatua levantada en honor del gran gijonés, obedeció al cumplimiento de una ley del año 1866 y hasta 1891 no pudo inaugurarse, gracias a las actividades, energías, entusiasmo y fe del admirable don Acisclo Fernández Vallín que no descansó ni un solo momento hasta realizar el homenaje merecido al Patricio gijonés honra de España. Creíamos que una vez inaugurada la estatua, después de quitar el Arco del Infante quedaría descansando por muchos años la piqueta municipal sin meterse más en aquella parte de la ciudad. No señor. Sin contar pequeños arreglos, dos reformas radicales sufrió la Plaza del Seis de Agosto en poco tiempo. Se comenzó a decir que estorbaba el pequeño zócalo con verja que circundaba el jardín y se acordó quitarlo todo, dejando solo el jardín. Escaso tiempo duró ésta y se acuerda y se ejecuta partir el citado jardín en dos, para dar paso libre y cómodo por el centro, uniendo así la calle Corrida con la carretera de Oviedo. –¡Pero si de eso hace muy poco! –Ya lo sé. Tres, cuatro años a lo sumo. Pues ahora ya está mal. &RQODDQWHULRUUHIRUPDQRQRVÀMDPRVELHQGHTXHODHVWDWXDFDtDD un lado del jardín y es necesario trasladarla al centro, cerrando con ello la comunicación para vehículos hecha el otro día. Y tal se está haciendo ahora. Más dentro de unos meses volvemos a caer en la FXHQWDGHTXHODHVWDWXDFRORFDGDHQHOFHQWURVLJQLÀFDXQHVWRUER un verdadero obstáculo y entonces abriendo los ojos a la razón, a la realidad, la llevaremos a su sitio. –¿Y cual es su sitio, tanto como se discute eso? –El que lógicamente debe ocupar esa estatua de Jovellanos. El patio del Instituto, presidiendo los claustros, como fundador de nuestro primer centro docente para que sirva de adoración y referencia a los alumnos, tal como está el P. Valdés Salas en el de la Universidad de Oviedo y como en casi todos estos lugares altamente educativos en honra y gloria de sus fundadores. 36 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) –¿Y Gijón, el Gijón trabajador, mercantil, comercial, marítimo. Qué ha de hacer en honor de quien inició y orientó su progreso? –A eso voy. No hay cuidado que deje tan importante cabo suelto. Ya un cronista de la época, 1890, indicó que habían escogido el modelo para la estatua en el traje de Magistrado que menos usó HQYLGDGRQ*DVSDU0HOFKRUGH-RYHOODQRV\TXHSRUVXÀJXUD\ continente austero no era estatua de calle y si de facultad. Una vez colocada en su único y verdadero lugar que le corresponde en el centro del Claustro del Instituto, no tardaría Gijón en reacciones para honrar según merece su preclaro hijo. Buscaríase sitio adecuado en las afueras, en la entrada a la ciudad de hoy, como Jovellanos en su tiempo señaló la entrada de entonces, trasladando el famoso Arco desde los Cuatro Cantones a la Plaza del Infante, donde después se levantó su estatua en 1891. <DOOtKHPRVGHFRQVWUXLUDVXPHPRULD\GHVLWXDFLyQGHÀQLtiva un «Arco Monumental», con atributos de nuestro progreso a él debido y como remate una estatua, sí, pero una estatua de Jovellanos en traje de calle en actitud luchadora, o pensando, estilo del cuadro de Goya, para orgullo de Gijón y de sus generaciones venideras que de seguro lo estudiarán y se guiarán más por él que nosotros lo hacemos. –Hermosa utopía, sueño loco de un gijonés… Un ruido interrumpe la charla. Al golpe de la piqueta cae uno de los árboles de la Plaza del Seis de Agosto. El tronco al desgajarse, muerto en tierra, parece que lanza un lamento y que con voz lastimera llora nuestra incuria y falta de orientación urbana. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 14 de julio de 1929 | Página cuarta Jovellanos y la entrada de Gijón LUCHAS Y SINSABORES. EL ARCO DEL INFANTE. REFORMA QUE SE PRETENDE. INTROITO &XDQWRPiVVHHVWXGLDODÀJXUDGHOVDELRSROtJUDIRJLMRQpV más se eleva, agiganta, se encumbra ante nuestros ojos dejándonos atónitos su magno saber, talento, dinamismo, actividad, honradez, cuyas cualidades le permitían abarcar, dominar y resolver prontamente todos los problemas, siempre con gran alteza de miras y enorme clarividencia. Uno de los destellos perennes de su corazón fue el acendrado amor a la villa, a la querida villa gijonesa. Quisiera ver a Gijón encumbrado, engrandecido en todos los aspectos culturales, urbanos e industriales. En verdad, apena el ánimo leer los sinsabores padecidos por defender los intereses de Gijón. Mucho sufrió don Gaspar luchando contra los que pretendían postergar a su idolatrado pueblo. Cerca o lejos, dentro o fuera, la preocupación constante era el mejoramiento y desarrollo de la villa. LA PLAZA DEL 6 DE AGOSTO Ahora que no se intenta nueva reforma en la plaza del 6 de $JRVWRTXHSDUDPtQRVHUiQLPXFKRPHQRVODGHÀQLWLYDEULQGRDORVDPLJRVFRQFHMDOHVGHO$\XQWDPLHQWRSDUDTXHORVUHÁH[LRnen un momento los recuerdos de las amarguras, sinsabores, penas 38 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) disgustos y angustias que sufrió Jovellanos por dar una entrada digna del pueblo, evitando la variación del trazado que se pretendía de la carretera de Pajares en su tramo de Oviedo a Gijón, sobre todo en la entrada denominada hoy carretera de Oviedo. En una «Representación» dirigida al Presidente del Consejo (28 de agosto de 1786) arremete brioso con ese estilo claro, llano, rotundo, en él tan peculiar contra la Junta que intentaba abrir todo el camino provisionalmente a estilo azadón. «[No nos hace falta ese camino] –dice–. Desde Oviedo a Gijón hay no solo uno, sino tres caminos transitables en todo tiempo a caballos y bagajes, y son: el de La Carrial, el de Verantes y el de la Abadía de Cenero. […] el objeto de toda empresa no era otro que ocurrir a este inconveniente, no ya con un remedio provisional y pasajero, sino con uno permanente y durable. Con que la idea de un camino provisional, además de inútil y dispendiosa, no podía ser más contraria a las intenciones de V. A. ni al sistema de la misma Junta». Quieren acorralarle por la variación de la entrada a la villa. 'HÀpQGHVH-RYHOODQRVGHORVDWDTXHVGHO&RPLVLRQDGR\GHÀHQGH por lo tanto el progreso de su villa. Oigámosle: «Dice, primero, [el Comisionado] que se varió y con gran dispendio, la entrada de la villa de Gijón señalada en la primera ruta, en la cual se llevaba el camino por el Paseo del Humedal para aprovecharle. El hecho es cierto en todo menos en el dispendio, pues no le hubo grande ni pequeño. Al contrario hubo ahorro. Oiga V. A. su explicación. »La antigua ruta, esto es, la ideada en 1780, venía a parar por Salcedo a Tremañes, lugar vecino a Gijón, debiendo tomar para esto una altura que, desde nuestra primera visita, nos pareció no solo difícil de vencer, sino también muy costosa e incómoda. Pensamos, en consecuencia, que el camino vendría mejor por Pinzales al lugar de Roces; se consultó al arquitecto, hizo sus cálculos y, sin perder jamás de vista los Plaza del Seis de Agosto hacia 1910-1911. Jovellanos y la entrada de Gijón 41 dos objetos tan recomendados por V. A. se acordó unánimemente, bien que no sin repugnancia de algún ilustre vecino de la villa interesado en la primera dirección, traer el camino por Roces y no por Tremañes. Hecho este acuerdo, la entrada mas recta a Gijón, y por consiguiente, la más breve y barata, era por la calle Corrida y no por el Humedal, y esta entrada se acordó también por uniformidad».11 EL ARCO DEL INFANTE Sufre Jovellanos al ver como le echan en cara las «cuatrocientas varas de carretera que empedró hasta encontrar el antiguo empedrado de la villa y el haber colocado un arco o portada». Para todo tiene sobrados argumentos el sabio gijonés. Dice así: «Pero aún falta lo mejor, a saber: la portada que colocó Gijón al término de su camino. Gijón conservaba los sillares de una antigua puerta de buena y sólida arquitectura, que fue preciso derribar años ha para ensanchar la nueva dársena de su puerto. Tratándose de hacer un nuevo camino, ¿qué ocurrencia más obvia que la de colocar esta inútil puerta a su entrada? Por lo menos, yo la sentí al instante, y si en esto hubo culpa fue ciertamenWHPtDPtRHOSHQVDPLHQWRPtRHOLQÁXMR\PtDODSHUVXDsión. Acordóse pues, aprovechar esta puerta y colocarla en el punto en que debía terminar el camino. Mas conocí yo muy OXHJRTXHORVYRFDOHVGH2YLHGRHQWUDEDQFRQGLÀFXOWDGHQ XQJDVWRTXHVREUHFHGHUVRORHQEHQHÀFLR\KHUPRVXUDGH Gijón, al cabo parecía servir a un objeto de puro lujo. No quise, pues, violentar su dictamen; dispuse que la villa se encargase de costear por sí misma la colocación de la puerta, como 11 Ob. cit., págs. 126-127. 42 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) así lo hizo, y el fondo del arbitrio solo suplió cien doblones por una vez […]».12 Y exclama entristecido: «¡Cuánta paciencia se necesita para rebatir tan maliciosas imputaciones! ¡Pobre villa de Gijón, si hubiera de ser juzgada según ellas! Pero tiene la fortuna de que hayan venido a manos que, por lo menos, no las dejarán correr sin satisfacción».13 EL ESTADO ACTUAL No sigamos enumerando los escollos, hasta columnas, opuestas para que Jovellanos no realizara la bella idea de dar a Gijón esa hermosa entrada, esa sin igual recta desde la Plaza del 6 de agosto y que aún no nos dimos cuenta de toda su majestad y belleza. Nuestros padres, violentando el espíritu del genio, destruyen el precioso arco y taponan la entrada con un jardín, queriendo rendir homenaje a Jovellanos, levantando allí su estatua. Se volvió a abrir el camino en dirección a la calle Corrida, base fundamental de sus luchas, y ahora volverá a cerrarse para colocar en el centro la estatua, estatua pobre, sin altura de pedestal, sin ambiente sensacional del eximio hombre. Cada cual señala un sitio lo más inadecuado. Hay quien pensó en Santa Catalina como si fuera un apestado. Falta civismo gijonés, un «cachín» no más de lo mucho que él tenía. El mismo gasto para trasladarla unos metros, sería el colocarla en el patio del Instituto. Invertiránse miles y miles de pesetas en esa reforma para taponar la entrada que él tanto luchó para verla libre, hasta la calle Corrida, y sigamos al revés de todo su pensamiento y su anhelo por el progreso de Gijón. Terminemos 12 13 Ob. cit., pág. 128. Ibídem. Plaza del Seis de Agosto en los inicios del siglo XX. Plaza del Seis de Agosto hacia 1935. (Constantino Suárez, AHMG). Jovellanos y la entrada de Gijón 47 A todos y a ninguno mis advertencias tocan: quien las siente, se culpa; y quién no, que las oiga. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, sábado, 19 de octubre de 1929 | Página tercera Jovellanos y los carbones asturianos FANTASÍAS. TRABAJO PERIODÍSTICO. EL PRIMER INFORME Al Secretario General de Facultativos de Minas, don Pancracio García López. ©6LWXDGDHQHOH[WUHPRVHSWHQWULRQDOGH(VSDxD\FRQÀQDGD entre la más brava de sus costas y una cordillera de montañas inaccesibles, Asturias es, no ya poco conocida, sino siniestramente juzgada por los españoles que tienen de ella poco más o menos la misma idea que de la Siberia o Laponia.- Jovellanos». Amigo don Pancracio: El anterior nostálgico párrafo de Jovellanos, lo transcribe don Rafael M. de Labra en su trabajo titulado De Madrid a Oviedo, que publicó en 1881. Hace de él un comentario GLFLHQGR©TXHIXHHVFULWRHQWUHLUULWDGR\DÁLJLGR\TXHODVFRVDV desde entonces, han cambiado mucho». Dando la razón al ilustre republico, podemos agregar con cierto natural orgullo que hoy, gracias al propio esfuerzo, Asturias pesa y mucho en la balanza de la economía nacional. ¡Líbreme Dios, veterano amigo, pensar siquiera en el intento de meterme con estas «Minucias»14 en su feudo estadístico que rige y de él es legítimo mandatario por su mucho conocimiento documental. 14 «Minucias jovellanistas». Encabezamiento que utilizó el autor durante un periodo de tiempo para denominar sus artículos en el diario La Prensa. Jovellanos y los carbones asturianos 49 Pero se trata de uno de esos hombres cumbres, raros ejemplares humanos que Dios coloca en el mundo de cuando en vez, y como don divino emergen eternamente su talento y cuanto más a ellos nos acercamos, más resplandece y admira su potencia lumínica intelectual. Uno de esos hombres poco conocido, de lo que dimos en llamar masa del pueblo, es nuestro don Gaspar de Jovellanos. De él recogemos hoy uno de sus múltiples estudios y aparentemente invadimos, al glosarlo aquí, al cerco para mí irreductible de usted en sus concienzudos trabajos. 1RHVDVtFRPRYHUiVLÀQDOL]DHVWD©0LQXFLDª FANTASÍAS Queda siempre un tejido de fantasías a fuerza de engrandecerlos, alrededor de estos seres privilegiados. No bastan luego cuantos esfuerzos se realicen para aclararlos y poner la verdad en su punto. Continuará la urdimbre trenzada por la exaltación del pueblo, envolviéndole sin daño alguno, claro está, pero exagerando la fantasía. ¿Habrá oído con demasiada frecuencia que don Gaspar quiso hacer un puerto en el Llano, fundándose para ello en el nivel del terreno con relación a la bajamar? En estas mismas columnas expuse no hace mucho, cuánto trabajó Jovellanos por urbanizar esa parte de la población; trabajos muy ajenos a la construcción de un puerto. Se le achaca el tendido de la Carretera Carbonera, cuando todos deben saber que esa mejora la llevó a la práctica en 1842 don Alejandro Aguado, marqués de las Marismas, y por eso se le honró rotulando con su apellido una de las calles de Gijón. De haber podido, Jovellanos la hubiera hecho, pues de él es la idea, proyecto y primeras gestiones. ¿No se llegó a decir que proyectaba la canalización de los ríos Aboño y Piles y reunirlos para formar un puerto en Granda? ¿Viene esta fantasía del intento de canalización del río Nalón, cuyos trabajos dieron comienzo y se dejaron como más adelante demostraré? ¡Vaya usted a saber! 50 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) Son tantas las cosas que se dicen y propalan alrededor de estos hombres, que en tanto no les perjudiquen ni empañen su memoria, es mejor dejarlas seguir. Bien pudiéramos apropiarnos del sistema de un viejo y sagaz mendigo, algo irónico. Preguntéle cierto día: –¿Qué tal? ¿Se gana, he? ¿Se gana? –Allá vamos –me responde– Hago lo que puedo. A fuerza de «picar»… abren. Esta táctica daría el efecto deseado. A fuerza de «picar» nos escucharían. Pero este trabajo es más útil poniéndolo a prueba para SRSXODUL]DUODÀJXUDGHQXHVWURJUDQVDELR (OPHGLR~QLFRHÀFD]HVODSURSDJDQGDSRUODSUHQVDSHULydica puesta al alcance de todo el mundo. Pocos son los que van a documentarse en los informes y volúmenes; quieren mejor pararse en trabajos ligeros, donde encuentran la nota de divulgación. ENTENDIÉNDOLO ASÍ… Un convencido de esto fue el historiador gijonés don Estanislao Rendueles Llanos, que «descendió a la hoja volandera» publicando en junio de 1864 varios artículos en los que expone de una manera concisa, asequible a todos, de modo fácil de leer y comprender, los estudios y la ruta que siguió Jovellanos por nuestra SURYLQFLDHQVX]RQDFDUERQtIHUDSDUDHPSH]DU\GDUÀQDOYROXPLnoso y concienzudo estudio que hizo de la explotación de carbones que, en su tiempo, se realizaba en la región. Titula su trabajo el señor Rendueles «Jovellanos y los carbones en Asturias», el mismo que elegí para glosar, sintetizar más aún, el camino recorrido por el prisionero de Bellver, las vicisitudes sufridas, resaltando en todo el gran aprecio en que era tenido en las altas esferas de la nación. Diario La Prensa, 19 de octubre de 1929. Artículo de Pachín de Melás. Jovellanos y los carbones asturianos 53 EL PRIMER INFORME El carbón de piedra era considerado en los últimos años del VLJOR;9,,,FRPRPLQHUDOGHtQÀPRYDORUFX\DH[SORWDFLyQVHGHVpreciaba o se cedía por corto interés, a personas de otros países de conocimientos superiores a los nuestros y que sabían apreciar el «tesoro positivo» que se les abandonaba. Subió por aquel entonces al Ministerio de Marina el bailío15 don Antonio Valdés, personaje dotado de grandes conocimientos y como en su tiempo comenzara a emplearse el carbón en los deparWDPHQWRVGLVSXVRTXHVHSUHÀULHUDHOGH$VWXULDVDOTXHYHQtDGH Inglaterra, otorgándole toda su protección contra las trabas que entorpecían la industria y el comercio. Merced a una exposición que recibió de un comerciante gijonés, halló el bailío la ocasión para llevar a efecto sus planes. Previa la aprobación del Monarca, se acordó que el consejero de Ordenes don Gaspar Melchor de Jovellanos evacuara un informe sobre tal asunto. Se le comunicó por R. O. fechada el 28 de marzo de 1789, y a los pocos días, o sea el 9 de abril, ya había Jovellanos cumplido su cometido, presentando un voluminoso informe que abarca tres puntos capitales, como eran: Primero: Que se protegiese la propiedad de las minas de carEyQ\ODOLEHUWDGGHVXEHQHÀFLR\WUiÀFR Segundo: Que para facilitar su exportación se dispusiera abrir un camino desde las minas al puerto de mar más inmediato. (Esto fue la idea primordial de la carretera Carbonera que se inauguró 58 años después). Tercero: Que se estableciera en Asturias la enseñanza de mineralogía teórica y práctica. (Idea fundamental del Instituto). 15 Caballero profeso de la Orden de San Juan, que tenía bailiaje, especie de encomienda o dignidad en la Orden de San Juan, que los caballeros profesos obtenían por su antigüedad y a veces por gracia particular del gran maestre de la orden. (Dicc. de la Lengua Española, 22ª edición, 2003). 54 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) APROBACIÓN UNÁNIME El Consejo aprobó por unanimidad lo propuesto por Jovellanos y publicó el 26 de diciembre del mismo año una R. O. disponiendo «se pusiera en planta la primera idea y para las otras dos, que Jovellanos pasara a Asturias donde visitando minuciosamente las mimas, informara de lo que creyera oportuno». No es del caso señalar aquí las causas que retrasaron la salida de nuestro sabio de Madrid en dirección a Asturias; asunto muy ODUJRGHFRQWDU6DOLySRUÀQHOGHDJRVWRGH\OOHJyDODYLOOD el 12 de septiembre, comenzando con la actividad tan característica en él, los preparativos del recorrido. Dio principio a su viaje por la cuenca carbonífera de Asturias el 19 de septiembre, qua partió de Oviedo en dirección a... Demos un alto aquí, querido don Pancracio, y preparemos nosotros también todo lo necesario para, en la próxima «Minucia», servir de escuderos al excelso don Gaspar en sus correrías por esos montes de Dios en alas de la prosperidad de España. PACHÍN DE MELAS La Prensa | Gijón, domingo, 27 de octubre de 1929 | Página cuarta Jovellanos y su ruta carbonífera TRES SALIDAS – LA INICIACIÓN DE UNA GRAN INDUSTRIA – CONTINUAREMOS Otra carta a don Pancracio García López Amigo don Pacracio: Caminar tras de don Gaspar Melchor de Jovellanos en su ruta carbonífera por la cuenca de Asturias es un encanto, según lo vamos a hacer nosotros, literalmente sin cansarnos, como es natural. No le sucedería así al gran patricio ya que solo contaba con malos caminos reales y tortuosas callejas para visitar las minas. No había más que una carretera decente en Asturias, hacía poco inaugurada, conocida por la de Pajares a Gijón, que se terminó gracias al temple y energía de don Gaspar. Tendría, eso sí, un buen y seguro caballo para ascender y descender por todos los andurriales y con este incómodo medio de locomoción ya tenemos al gran sabio lanzado por los montes asturianos SDUDFXPSOLUÀHOPHQWHHOHQFDUJRTXHOHKDEtDKHFKRHOEDLOtRGRQ Antonio Valdés. Puse en ello, como en todas las cosas, actividad, nervio e inteligencia suma. Montemos en nuestro jamelgo y sigámosle. LA PRIMERA SALIDA En la capital lo tenía todo preparado, estando ya dispuesto de orden superior, que le prestaran ayuda necesaria, el Regente de la Audiencia, la Diputación del Principado, la Sociedad Patriótica, el Obispo 56 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) de Oviedo y los empleados de Marina, habiendo igualmente expedido idéntica orden a las autoridades dependientes de su mando. Camino de Gijón a Oviedo se detuvo a registrar dos minas en el paraje conocido por la Rodriguera. Desde la capital se dirigió a Pola de Siero. A la izquierda de esta villa encontró en una heredad dos minas que explotaban dos ingleses, otra más adelante en el lugar de Piñera descubierta hacía un año y abundante en carbones de excelente calidad. En Mones tropezó con otra mina, aunque no tan buena, y desGH6RUULEDVD5LEDGHVHOODGHVFXEULyPXFKRVÀORQHVDOJXQRDEXQGDQ te y el hallazgo de rocas pizarrosas, indicaba la presencia de muchas minas. Las autoridades de Ribadesella le dieron noticia de que un inglés de la compañía Orduña, denunció y explotaba en el lugar de Soto. Continuando su expedición encontró varias señales, desde Ribadesella hasta Nueva; un mineral en Belmonte y mas allá otros con los que se hacían ensayos. 'HVSXpVGHDWUDYHVDUORVFRQFHMRVGH1DYD,QÀHVWR\5LEDGHsella, llegó a Llanes, donde no le fue posible ver la rica mina de «Ovio» por haberse cegado aquellos días a causa de un hundimiento de tierras. Desde Llanes recorrió el concejo de Onis y Caravia. Aquí examinó dos minas. En Colunga encontró señales de dos criaderos, uno muy abundante situado en La Riera. Siguió por Villaviciosa, se detuvo en Peón (en casa de sus mayores), regresando a Gijón. Diez días invirtió Jovellanos en este primer recorrido, pues salió de Gijón el 19 de septiembre de 1790 y llegó a su villa el 29 del mismo mes. POR CUENTA PROPIA La visita de Jovellanos a Peón no solo tuvo por objeto visitar la casa de sus mayores, como dije antes, sino ver si en aquella parroquia había carbón. En efecto. En una de las muchas temporadas que pasó en tan pintoresca aldea, un día me dijo un anciano que en su niñez había visto explorar una mina de carbón situada en el barrio de Buznego. Jovellanos y su ruta carbonífera 57 Me preocupó algo la curiosa noticia y me propuse saber que KDEtDGHFLHUWR(QFRQWUpDOÀQTXHHODxRORVVHxRUHVGRQ$Qselmo Cienfuentes, don Mariano Pola y don Luis Truán, constituyeron una sociedad anónima con un capital de 500 mil reales para explotar una mina de hulla en Peón. La empresa no les dio el resultado apetecido y la abandonaron, dedicando el capital a la industria vidriera, para lo cual compraron en 1843 una pequeña instalación de esta índole que don José Pintado había establecido el año 1828, y de ahí nació la famosa Fábrica de Vidrios «La Industria», orgullo de Gijón y de Asturias. Después de este inciso como un alto en la ruta continuemos al «lado» de Jovellanos. SEGUNDA SALIDA Doce días descansó nuestro sabio, los que dedicó a redactar el informe de la primera expedición. El 19 de octubre salió nuevamente en dirección a Avilés. Fue por Carrió y en la parroquia de Tamón registró una mina de «veta horizontal» de la que recogió muestras. Halló otra riquísima a una legua de Santa María del Mar, que se explotaba «por dos partes», mas se había llenado de agua y era necesario «gran inteligencia para ponerla» en buen estado, porque se hallaba muy cerca del mar. El día 14 regresó a su casa, empleando, por lo tanto, cuatro días en esta segunda excursión. TERCERA SALIDA Dos días descansó Jovellanos, pues el 16 de octubre fue para Oviedo y el día 20, acompañado de su primo don Antonio Carreras, se encaminó a casa de éste, situada en Valdesoto. Subieron al monte Carbayín y entre las muchas minas que enFRQWUDURQHQH[SORWDFLyQVHÀMDURQSDUWLFXODUPHQWHHQODGHOD©5LHJD del Coplu» en la llamada del «Soldado» en la grande de «Castañedo», todas explotadas por ingleses, y un horno de ensayos. En el monte de 58 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) «La Cruz», en Feleches, observaron cuatro minas grandes y siguiendo la falda del monte otra mayor en Lieres, explotada con gran habilidad por los ingleses. Otra titulada «Solano», otras «horizontales» bajando el valle de Langreo, abundantes y ricas, y por último recorriendo otra vez el monte Carbayín visitaron la mina del «Madrileño», que tenía al frente de ésta una más. Terminadas estas visitas, en las que empleó un mes, el 25 de QRYLHPEUHEXVFyGHVFDQVRHQ*LMyQGDQGRSRUÀQDGRHOUHFRUULGR SUSPENDAMOS PARA SEGUIR Es ya muy larga esta «Minucia», amigo don Pancracio, y la suspendo aquí para continuar, ya que nos falta conocer el informe dado por Jovellanos con todo cuanto su enorme clarividencia propuso para que Asturias fuera un verdadero emporio de riqueza carbonífera, y veremos como de haber seguido sus orientaciones, hubiéramos sido lo que él se proponía. PACHIN DE MELAS La Prensa | Gijón, domingo, 14 de febrero de 1932 | Página quinta ¡Jovellanos! ¡Puerto de Vega! EVOCACIONES – LA CASA, LA IGLESIA, EL CABILDO No había amanecido. Discutimos sobre si la helada era «blanca» o «negra». No pudimos ponernos de acuerdo, porque cada uno sentía el estilete del frío según su sensibilidad. Caigo soñoliento, hecho un ovillo en el diván del automóvil. La marcha uniforme del coche acredita la mano hábil de Valeriano. Disminuye la velocidad. Abro los ojos. Avilés. Paseo del «Parche». Seguimos ¿Adónde vamos o adónde me llevan? No lo sé. Comienza a alumbrar el sol. A unos kilómetros de la villa de Pedro Menéndez se detiene el auto en la solitaria campiña asturiana. Una detonación me llena de sobresalto. Un amigo pone en mis manos como trofeo, un pobrecito tordo muerto. Continúa el viaje. Vuelvo a dormir. Entonces sueño con aquella infeliz ave que no había cometido otro delito para perder la vida, que cantar en plena libertad, en un hermoso amanecer. Canedo. Ballota. Una detención en Cadavedo. Otra en Luarca. Aquí pregunto inquieto. –¿Adónde vamos o adónde me lleváis? –A Puerto de Vega –me responden. –La visión de don Gaspar Melchor de Jovellanos, se clava en mí, para no dejarme en todo el día. 60 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) LA HUIDA DE JOVELLANOS Puerto de Vega, pueblecito realmente encantador. El grupo de amigos se disemina según los quehaceres que allí les llevaban. Yo quedo con un antiguo camarada. Juntos bajamos al diminuto muelle. Unas niñas nos saludan. Varios marineros otean el mar. Un grupo de «americanos» toma la «pocera», y, yo, creyéndome solo, evoco recuerdos de la odisea del gran Jovellanos. –El 6 de agosto hace su entrada en Gijón, su pueblo natal, el eximio patricio, después de diez años de sufrimientos. Perseguido, encarcelado en Bellver, anciano, pobre, enfermo, abatido, víctima de amarguras sin cuento. Se le recibió de una manera delirante. «¡Viva don Gaspar!!» «¡¡Viva el ministro!!» «¡¡Ya vino el señor de Cimadevilla..!!» Y esta fecha solemne del 6 de agosto quiso grabarla Gijón, dedicándole una de sus mejores plazas. Llegaba del pueblecito gallego Muros de Noya, donde para «descansar» escribió el famoso informe defendiendo a la Junta Central. Poco tiempo le dejaron tranquilo en su «rinconcín». Los franceses avanzaban una vez más sobre la villa gijonesa. Ahora quería llevarse al querido sabio. Viejo, enfermo, achacoso, Jovellanos tuvo fuerzas para ponerse a salvo. En el puerto de Gijón hallábase anclado un pequeño bergantín llamado «Volante». En él embarca Jovellanos con los gijoneses don Pedro Valdés Llanos, su íntimo amigo; doña Josefa González Valdés de Rendueles, don Pedro Zulaibar, don Enrique García de la Sala, y el cónsul inglés en nuestra villa, y toman rumbo a Ribadeo. Un furioso temporal les pone mil veces a punto de naufragar. El diminuto bergantín era juguete de olas como montañas. Dos días de horribles sufrimientos. El «Volante» no puede seguir en su titánica lucha con el mar, aboca al Puerto de Vega. Mi fraterno amigo Marcelino Iglesias, que me escucha con la bondad de tantos años, me pregunta extrañado: –Ven acá, amigo Pachín. Estoy oyéndote al mismo tiempo que contemplo ese muelle. ¿Pero aquí, en este puerto que parece un juguete de «nacimiento», que si me lo propongo salto de muro a ¡Jovellanos! ¡Puerto de Vega! 61 muro «a pies juntos» entró el bergantín «Volante» con Jovellanos y sus amigos? –Al menos, el patrón lo intentó por salvar buque y pasajeros. Una gigantesca ola lo azotó contra las peñas. Sálvanse todos, equipaje inclusive. A Jovellanos con su íntimo don Pedro Valdés Llanos, los acoge la familia de don Antonio Trelles Osorio. Era esto el día 14 de noviembre de 1811. LAS HUELLAS DE JOVELLANOS –Ven, Marcelino, ven. Sigamos las huellas del ilustre pensador. (¡Cómo abuso de la bondad de este amigo!). Mira, por esa callecita estrecha, «empruna», llégase a la casa donde murió nuestro gijonés. Ya iremos a ella. Vamos ahora a seguir los pasos del sabio, como si fuéramos con él a misa. ¿Ves la fuente? ¡Cuántas muchachas le saludarían al pasar! La ermita del Carmen. Ahora el camino cuestudo, de resbaladizos regodones. La iglesia parroquial, «El Cabildo» resguardado a todos los vientos en el que formaban tertulia antes de entrar en el templo. Aquí sintiose muy enfermo. Sentémonos en estos bancos de piedra. ¡Qué bien se está! Qué atopadizo cuadrilátero con sus columnas de piedra! ¡Bajemos ahora por el puente nuevo…! –Oye Pachín –interrumpe Marcelino mi ya pesada charla–. Si viviera Jovellanos ¿Qué ideas políticas o sociales sustentaría? Un chico araposo se interpone entre los dos y clama: –Señorinos. Una llimosniña que xa non teno que comere y miña hay maliña… Unas monedas caen en las sucias manos del arrapiezo. –Aquel espíritu amplio… Te repetiré, Marcelino, lo que Jovellanos dijo en momento solemne: «Haré todo el bien y evitaré el mal que pueda». EN LA CASA Suculento yantar. En la casa de los señores de Trelles nos espera su antigua servidora doña Felisa Pardo. Calle empinada. Ca- 62 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) serón vetusto. En la fachada dos placas de mármol. Una, con fecha 1891, conmemorativa de la inauguración de la estatua. Otra, 1911, centenario de su muerte, de cuya comisión para colocarla fui yo secretario, acto que se realizó con toda brillantez. Abro el viejo portón. La buena servidora nos invita a subir. –Aquí en esta habitación, falleció el amigo de Jovellanos, don Pedro de Valdés Llanos. Al caer enfermo, don Gaspar le cuida como un hermano. Pero él se agota y cae en cama también. Su amigo muere el 25 de noviembre de 1811, y se le oculta la noticia a don Gaspar para no agravarle. Dos días después, en esta otra habitación, clara, soleada, lanza el postrer suspiro el sabio, el pensador, el eximio hombre, que allí termina las amarguras que tanto le hicieron sufrir en este mundo. –¿Es esta la cama donde murió Jovellanos? –pregunta mi querido amigo Elías Nava. –No señor, no. Al traerla de la Exposición de Sevilla, quedó en Luarca, en la casa de los señores de Trelles. Salimos por el jardín. Un pozo, unos árboles con apoyo circular. Se cierra la puerta de hierro y el sol radiante ilumina nuestros pensamientos. LOS SEÑORES DE OCHOA Un breve descanso en la regia casa de los señores de Ochoa, en la que, hace veintidós años fui recibido en plan de Comisión. La acogedora amabilidad de don Eduardo Ochoa nos hace pasar unas horas agradables. Otra vez al coche. A las ocho en Gijón. ¡Día feliz, después de aquel baño espiritual de imborrables recuerdos!… PACHÍN DE MELAS La Prensa | Gijón, domingo, 1 de mayo de 1932 | Página primera En la ruta de Jovellanos 16 Lector: Cuando hoy a la mañana te despereces con el mismo voluptuoso despertar del «Señorito Octavio», y pidas La Prensa, este cronista se encuentra bastante lejos de Gijón. Si eres madrugador, si por lo menos abres los ojos a las ocho, esa es la hora designada para que el geólogo señor Gómez de Llarena, diserte en el interior de la cueva de Candamo. Si se te «pegan un poco las sábanas» es decir, si para tí amanece a las diez, estaremos admirando la majestuosa Concha de Artedo. Si algo más tarde, pasaremos por la agreste Ballota, descrita por el escritor inglés George Borrow en su viaje a España. Si por desgracia eres de los que se «enredan en el arrebujamiento» hasta medio día, el pintoresco pueblecito de Puerto de Vega, es con nosotros. –¿A qué vamos allí? –preguntarás curioso. Yo no me voy, me llevan una treintena de entusiastas y cariñosos amigos, que organizaron una de tantas excursiones domingueras. Como en ella han de llegar al citado pueblo ribereño, se acordaron de que en él falleció el 27 de noviembre de 1811, don Gaspar Melchor de Jovellanos, y me suplicaron que les relate allí, algo de la odisea de este mártir de la incuria e incomprensión española. Si fuera sincero, si pudiera ser sincero, si con toda libertad me fuera posible exponer mi pensamiento, yo les diría a estos queridos 16 El 1 de mayo de 1932 el «Grupo Excursionista Gijonés Jovellanos» organizó una excursión a Candamo y Puerto de Vega. Después de asistir a una charla en la cueva de La Peña, en Candamo, los excursionistas gijoneses ofrecieron un homenaje a Jovellanos en la villa donde murió. 64 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) gijoneses amadores de aquel apóstol del porvenir y progreso de su patria: –Entrañables amigos. Hacéis bien en refugiaros en un acto de contrición en el bello, hermoso, noble pueblo de Puerto de Vega, que tuvo el honor, la gloria, de recoger el último pensamiento, el postrer suspiro de don Gaspar Melchor de Jovellanos. Digo acto de contrición porque cuando su pueblo casi destruyó la gran obra SRUODTXHOXFKyKDVWDHOÀQGHVXYLGDFXDQGRQLXQDYLHVRPLQLV tro pudo en 1803, truncar la idea jovellanista, defendida por éste hasta desde su misma prisión en el castillo de Bellver… ahora… ahora… Este Gijón de todos mis amores, cada año que pasa es más incongruente. Los grandes problemas locales los piensa, los sopesa, analiza, estudia para luego dejarlos olvidados. Mencioné con esto, el traslado del Hospital. Otros problemas que costaron millones, se resolvieron con una facilidad fantástica. Recuerdo el cuarto depósito de las aguas de Llantones. Hay otros en cambio, que adquieren una importancia tal, que se discuten minuciosamente como algo trascendental para el porvenir de Gijón. Los rótulos de las calles. Ahora con una prisa incomprensible, una nerviosidad aplastante, una inquietud que enerva, quedan vacías numerosas aulas, se desalojan museos, se destartalan bibliotecas y salón de bocetos, y el Instituto de Jovellanos es trasladado corriendo, a toda velocidad, allanados rápidamente todos los pesados trámites, como si corriera emiQHQWHSHOLJURGHTXHHOPDFL]RHGLÀFLRVHYHQJDDEDMR Si este apresuramiento tuviera por causa un exceso tal de matrícula que el montón de alumnos enrareciera la atmósfera haciéndola irrespirable y no fuera posible vivir allí unas horas, ni un momento PiVMXVWLÀFDUtDORKHFKRVLQGDUWLHPSRDSHQVDUHQPHMRUDDOJXQD en ampliaciones, para salir huyendo de un lugar apestoso. Ni una voz se levantó a tiempo ¿Para qué? Sería lo mismo y con el mismo resultado que el «voto en contra» de un concejal a un acuerdo unánime del Cabildo. Casa solitaria, silenciosa. El primer Instituto español levantado por la voluntad férrea de un hombre que deseaba para su patria, marinos y mineros para dar a conocer al mundo nuestras riquezas. Claustros en silencio de muerte sonando a hueco… Público asistente al homenaje a Jovellanos en Puerto de Vega el primero de mayo de 1932. Se puede apreciar a Pachín de Melás (el primero, sentado, comenzando por la derecha). Grupo de personas que acudieron, junto a Pachín de Melás y el Grupo Excursionista Gijonés Jovellanos, a Candamo y Puerto de Vega. Después de asistir a una charla en la Cueva de La Peña, se ofreció un homenaje a Jovellanos en la villa de Puerto de Vega (Navia). Primero de mayo de 1932. En la ruta de Jovellanos 69 Un viejecito deambula alelado por las calles de Gijón sin tino, sin rumbo. Llega a la puerta de «su» Instituto y al verla cerrada, sigue entristecido o como ratón a quien tapiaron el único agujero donde se guarecía… Ese viejecito, consagró su vida a Jovellanos. Es el primero y único jovellanista español ¡Cuánto sufrirá! No peligra el Instituto. Eso ni soñarlo. Gijón repetirá una y mil veces, lo que Jovellanos dice en sus diarios. Septiembre, 4, 1795… «yo sostendré mi causa. Ella es santa… Yo rechazaré los ataques, fueran los que fueran, y si es posible moriré en la brecha…». Nada de esto os diré queridos gijoneses, en ese hermoso pueblecito, ante la casa donde dejó de padecer el mártir de la ignorancia española. Más al ver este templo de la enseñanza solitario triste, testigo de las luchas que para levantarlo, en bien de la nación, sostuvo su fundador; cuando contemplo mi amado pueblo sin pulso, sin alma gijonesa, sin orientación espiritual, como está Asturias, como está España… cierro los ojos para no ver… y para no llorar. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 4 de septiembre de 1932 | Página primera Jovellanos y Puerto de Vega 17 La idea lanzada por el entusiasta Grupo Excursionista a PuerWRGH9HJDÁRUHFLyPDJQtÀFDPHQWH+R\VHOHUHQGLUiDOH[LPLRJLjonés por excelencia, a Jovellanos, un tributo muy grande en su VLJQLÀFDFLyQGHVFXEULHQGRHQDTXHOSXHEOHFLWRDVWXUGRQGHODFDsualidad quiso que entregara su cuerpo al descanso eterno, un busto que recordará siempre y a todos, que allí se apagó la antorcha más esplendente de dos siglos de nuestra historia. En Puerto de Vega coincidirán hoy representaciones de entidades y sociedades; de la familia de Jovellanos, cuyos miembros pueden sentir el orgullo de llevar el apellido mas preclaro de toda la heráldica española; de la cultura internacional, ostentada por el LOXVWUHH[PLQLVWURPHMLFDQRGRQ-RVp9DVFRQFHORV\HQÀQGHOSXHblo que, en masa se unirá al homenaje para demostrar su sensibilidad exquisita y su amor a las glorias de buena ley. También La Prensa ha de estar representada en este brillante acto. Continuamente rendimos culto en estas columnas a la memoria del polígrafo glorioso. Con más razón hemos de hacerlo en ocasión tan propicia y fecha tan señalada. Es nuestra adhesión al homenaje de Puerto de Vega y es, además, servir y obedecer a los imperativos de la actualidad periodística. Por ello, y como es obligado, en nuestro próximo número informaremos debidamente a nuestros lectores de los actos de Puerto de Vega. 17 La inaguración del monumento a Jovellanos en Puerto de Vega que tanto SHUVLJXLy3DFKtQSRUÀQORYHPDWHULDOL]DGRHQHOEXVWRHQEURQFHUHDOL]DGRSRUHOHVcultor gijonés Zenobio Barrón y fundido por Guillermo Menéndez. El 4 de septiembre GHVHRUJDQL]DXQDÀHVWDMRYHOODQLVWDFRQXQEDQTXHWHHQDTXHOODYLOODPDULQHUD Busto de Jovellanos, aún en barro, obra del escultor gijonés Zenobio Barrón, fundido en bronce por Guillermo Menéndez e inaugurado el 4 de septiembre de 1932. Puerto de Vega, 4 de septiembre de 1932. Inauguración del busto de Jovellanos. Jovellanos y Puerto de Vega 75 NOTAS DE LOS ORGANIZADORES El representante del Grupo Excursionista a Puerto de Vega «Pachín de Melás», que se encuentra en dicha villa ultimando todos los detalles para los actos de hoy, celebró una conferencia ayer tarde con la Directiva de dicho Grupo anunciando que allí reina enorme entusiasmo ante el homenaje que se va a tributar a Jovellanos, preparándose el pueblo en masa y los vecinos de los pueblos cercanos para recibir a los excursionistas. También anunció que en Luarca tienen preparado otro gran recibimiento. Ayer ya salió un pelotón de ciclistas que iban a hacer noche en Luarca, en cuya villa se unirán hoy a un centenar de compañeros de la «Peña Ciclista» de aquella localidad para, unidos todos, formar la vanguardia de la caravana. La salida del Grupo Excursionista será a las seis de la mañana de hoy, reuniéndose todos en la Plaza del 6 de agosto, donde se enFRQWUDUiHOPDJQtÀFR\FyPRGRDXWRFDUTXHKDVLGRHQJDODQDGRDO efecto. Antes de partir para Puerto de Vega y como ofrenda de cariño hacia el gran patricio gijonés, los excursionistas colocarán bajo el pedestal de su estatua, en la mencionada Plaza, una hermosa coroQDGHÁRUHVQDWXUDOHV Las sociedades culturales de Gijón y su concejo, estarán representadas en el homenaje de Puerto de Vega por sus respectivas banderas, así como la Asociación de Capitanes y Pilotos de la Marina Mercante y la de Maquinistas, que ya han enviado las suyas. UNA IMPRESIÓN DESDE PUERTO DE VEGA El laborioso ajetreo del día, pide un descanso harto necesario. Un suave atardecer bajo un cielo gris, bríndame reposo que busco en un hermoso altozano denominado la Atalaya. Un caminuco cuestudo condúceme al lugar de ensueño. Desde la cumbre, colúmbrase todo el pueblecito pesquero cuyas casucas «esguilan» monte arriba, como si huyeran del llano que azota el 76 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) Cantábrico, que ahora semeja gigante cristal con su lomo terso, limpio. Mirando al pueblo, en la misma Atalaya, a la derecha, se levanWDPRGHUQRHGLÀFLRGHODVHVFXHODVQDFLRQDOHV£&yPRMXJDUiQDTXt lo niños sobre la alfombra verde aspirando el aire puro de la brisa marina! A la izquierda la casa-palacio del marqués de Santa Cruz de Marcenado, cuyo nombre llenó una época en la legendaria vida española. Al fondo, las de Penzol, Ochoa, Trelles, Méndez, Pérez Villamil, el autor de la famosa proclama del alcalde de Móstoles, que exacerbó al pueblo español contra la invasión napoleónica. Dominándolo todo, la iglesia parroquial que, con la ermita que corona la Atalaya, parecen dos vigilantes de la fe. Una voz cariñosa me saca de mi éxtasis. Es el notable escultor Zenobio Barrón, que lleno de entusiasmo, sin pensar en que nadie pueda agradecérselo, y menos pagárselo, da los últimos toques al monumento que allí se levanta por la voluntad férrea del «Grupo Excursionista Gijonés a Puerto de Vega», secundada por este hermoso pueblecito, y Navia, a la memoria del gran apóstol del bien de la patria, don Gaspar Melchor de Jovellanos. Un rectángulo de ocho metros de largo, por cinco de ancho, que se eleva del suelo unos cuarenta centímetros construido de piedra de pizarra hábilmente combinada. De la línea del fondo, parte el pedestal también de piedra, que remata el busto en bronce del eximio polígrafo. Todo es tosco, sin retoque, sin relamidos. La piedra brusca, sin amañados pulimentos. En ambos lados del pedestal, dos bancos de piedra, asimismo sin labrar. Hasta en las inscripciones, hay un hermoso simplicismo. Nada GH SiUUDIRV DFDGHPLFLVWDV TXH PiV SDUHFHQ HSLWDÀRV /DV GH DTXt son algo sobrio, elegante. En el centro del pedestal se lee en letras grandes de bronce: «Jovellanos», así, solo, escueto. Después dos fechas igualmente en bronce, Gijón, 5-1-1744 - Puerto de Vega, 27-111811. Lugar y día del nacimiento y muerte del sabio gijonés. –¿Cómo llamas tú a este monumento? –pregunto al escultor Barrón–. Porque de seguro que ya le bautizaste. –Para mí –contesta el artista–, en este bello lugar, este monumento es un templo de meditación, un templo de meditación a Jovellanos. Jovellanos y Puerto de Vega 77 Me siento en uno de aquellos bancos de piedra sin labrar, sin pulir, y vuelvo otra vez a la contemplación del bello paisaje, del pueblecito que duerme cerca del mar, de lomo terso y tranquilo… y medito… medito… Que en estos bancos, mirando al mártir de la incuria española, pudieran estar meditando sus hechos aquellos nefastos políticos, aquella corte corrupta, aquel infame Godoy, todos aquellos logreros de la vida española de principios del siglo XIX que persiguieron, encarcelaron años y años, pretendiendo llenar de oprobio al hombre leal, honrado, sabio, guardador de la fe pública, trabajador y luchador formidable, amante fervoroso de su familia, de su pueblo, de su querida España. Podían meditar allí, frente a frente del apóstol del bien de la nación, los que urdieron, tejieron intrigas malvadas, para perder al defensor de las ideas liberales que salvarían a la patria y de los proyectos progresivos que la encauzarían en la vida europea. Meditar sí, los males pasados, para evitar los futuros. La idea patria la llevó Jovellanos hasta la tumba. Al morir en la tarde del 27 de noviembre de 1811, exclamó: ¡¡Junta Central…!! ¡¡Nación sin cabeza…!! ¡¡Desdichado de mí…!! La Junta Central que en las postrimerías de su vida defendió denodadamente en un maravilloso informe. «¿Nación sin cabeza?». Meditemos… meditemos… meditemos… PACHÍN DE MELÁS Puerto de Vega, 3 de septiembre de 1932 La Prensa | Gijón, domingo, 27 de noviembre de 1932 | Página tercera Hoy hace 121 años que murió Jovellanos LAS FIESTAS DE AYER EN EL INSTITUTO Y LOS ACTOS DE HOY EN GIJÓN Y PUERTO DE VEGA AYER EN EL INSTITUTO Organizadas por la «Asociación de alumnos de sexto curso» del Instituto de Jovellanos de Gijón, se celebraron ayer diversos actos con motivo del aniversario de la muerte del ilustre patricio gijonés don Gaspar Melchor de Jovellanos. Por la mañana, tuvo lugar un partido de fútbol en el terreno de la calle Ezcurdia, entre los equipos de la Escuela de Comercio y HOGHO,QVWLWXWRTXHHPSDWDURQDGRVFDPELiQGRVHUDPRVGHÁRUHV entre los capitanes. A las seis de la tarde y en el salón de actos del Instituto se celebró la anunciada velada que dio comienzo con varias canciones del Orfeón, dirigido por el catedrático señor Heredero, que leyó después unas cuartillas a causa de no poder dar su conferencia el también catedrático señor Cobos, que se encontraba aquejado por ligera dolencia. Hubo a continuación, canto de tangos y dos alumnos de sexto años, interpretaron el diálogo en asturiano «El amor de Gorín», de Pachín de Melas; recibiendo sus intérpretes muchos aplausos. Por último, un cuadro artístico integrado por alumnos del Instituto representó el juguete cómico en un acto, de Vital Aza «Basta de matemáticas», que por su gran vía cómica causó las delicias de la concurrencia. Hoy hace 121 años que murió Jovellanos 79 Después dio una audición la orquestina «Equias» compuesta por estudiantes y de cuya labor no pueden hacerse más que elogios, GDGRHODÀQDPLHQWR\FRPSHQHWUDFLyQGHTXHKLFLHURQJDODSRUOR que este número constituyó uno de los más agradables de la sesión. La velada se dio por terminada a las ocho y media de la noche y el salón de actos del Instituto estuvo completamente lleno, asistiendo en gran cantidad los alumnos del mismo, sus familiares y profesores. LA FECHA DE HOY Es nuestro deber glosar la fecha de hoy, en la que se cumple el 121 aniversario del fallecimiento del eximio gijonés don Melchor Gaspar de Jovellanos en Puerto de Vega. En esta columna hemos relatado ya el hecho. Huyendo de Gijón, en compañía de varias familias y de su secretario Valdés Llanos, embarcado en el bergantín «Volante», una horrible tempestad lo empujó al citado pueblecito y, allí la ilustre familia de Trelles Osorio, recogió al gran patriota y a su compañero llenándoles de atenciones. A los pocos días, cae enfermo y muere el señor Valdés Llanos, y tras él Jovellanos, abrumado por la pesadumbre y el dolor. Su último pensamiento, la amada patria. Sus postreras palabras, el estado en que la dejaba… «¡¡¡Nación sin cabeza…!!». En el libro parroquial de aquella época y al folio 65, vuelto, se halla, en la feligresía de Santa Marina de Puerto de Vega (Asturias, concejo de Navia) la partida de defunción que dice así: Vega. Excmo. Señor Don Melchor Gaspar Jove Llanos. 1811. En veinte y nueve de noviembre de mil ochocientos once, yo el infrascrito, Cura propio de Santa María del Puerto de Vega, di sepultura eclesiástica en esta mi Iglesia, al cadáver del Excmo. Sr. D. Melchor Gaspar Jove Llanos, soltero, natural de Gijón; murió el día anterior auxiliado de los Santos Sacramentos de Penitencia, Viático \([WUHPDXQFLyQDTXtQRWH[Wy\SDUDTXHFRQVWHORÀUPRGLFKR día, mes y año ut supra. Firmado, Pedro Pérez Tames Hevia». 80 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) Aquí existe una pequeña equivocación, no fue el día inmeGLDWR DQWHULRU VLQR HO YHLQWLVLHWH FRPR DÀUPD &HDQ %HUP~GH] \ demuestra don José Ramón de Luanco. De las actividades, del vivir agitado de Jovellanos, dice un contemporáneo suyo, el doctor don Carlos González de Posada, canónigo de Tarragona, en su libro «Memorias Históricas del Principado de Asturias», página 61: «Entre tanto y por si la muerte u otro accidente me prohíbe publicar el artículo del Sr. D. Melchor Gaspar de JovellaQRVGHERÀ[DUODpSRFDGHOD,OXVWUDFLyQGH$VWXULDVSDUDHVWRVFRQRcimientos en los trabajos de aquel sabio Magistrado desde 1790; en que he tenido la fortuna de ser testigo presencial de sus viajes, de sus HVFULWRVGHVXVGHVYHORV\GHVXVRÀFLRVWDQWRHQHOGHVHPSHxRGH las reales comisiones, como en la solicitud de todo el bien de la Patria […] Poco importará que yo omita su memoria, o que la adelante aquí; pues ella durará en Asturias, mientras dure allí la santa religión, que nos recomienda gratitud». (Este libro lleva la fecha de 1794, antes que Jovellanos llegara al pináculo de su gloria). $ÀUPD HO KLVWRULDGRU GRQ %HUQDUGR$FHEHGR +XHOYHV HQ VX poesía premiada en los Juegos Florales celebrados en Gijón, con motivo de la inauguración de la estatua a Jovellanos en 1891, que uno de los últimos efectos del ex prisionero de Bellver, fue un perrito llamado «Tufo» y lo describe así el poeta al comentar la muerte del polígrafo: ‘Tufo’, el perrín, que llanxía, inquieto, ansioso, como si acertase qu’era el mal quien vencía o vaos de mort’el probe respirase… $ HVWD DÀUPDFLyQ SRQH OD VLJXLHQWH QRWD HO VHxRU $FHEHGR Huelves: «’Tufo’, nombre del perrito que llevaba consigo Jovellanos y que después de su muerte quedó en poder de la familia Trelles. Tenía un collar con tres cascabeles de plata, único recuerdo de la propiedad de Jovellanos que quedó en aquella casa». Exhumamos estos datos en fecha luctuosa, dedicados a la memoria del preclaro gijonés, memoria que debiera vivir perenne en el pueblo para imitarle en sus amores por Gijón, en su idolatría por el Huerfanín, su querido Instituto. Hoy hace 121 años que murió Jovellanos 81 Escudo del Grupo Excursionista Gijonés Jovellanos La fecha de hoy no pasa inadvertida, olvidada, porque todavía hay quien recuerde al gijonés, al asturiano, al patriota, porque hoy en PUERTO DE VEGA se celebrará un festival escolar, donde los niños y niñas de las escuelas nacionales cantarán las excelencias del gran pedagogo. Lo organiza la culta maestra doña Manuela Fernández, junto con sus compañeros. Los niños de diferentes grados leerán trabajos a «Jovellanos patriota», «Jovellanos literato», «Jovellanos pedagogo», «Jovellanos en Puerto de Vega». 'HVSXpVGHHVWHIHVWLYDOHVFRODUORVQLxRVGHVÀODUiQDQWHHO monumento recientemente inaugurado en la Atalaya y depositarán ÁRUHVTXHRIUHQGDQDODPHPRULDGHOOORUDGRHVSDxRO3RUVXSDUWH el activo alcalde de Navia, don Manuel López y el técnico de aquel Ayuntamiento don Marcelino Navia, hicieron una visita de inspecFLyQDOPRQXPHQWRXOWLPDQGRORVGHWDOOHVGHODÀHVWD El «Grupo Excursionista Gijonés a Puerto de Vega», conocedor de la iniciativa de este recuerdo, envió un hermoso pensamiento con un lazo y sentida dedicatoria, que se colocará al pié del busto a Jovellanos. Entre nosotros, ¿pasará olvidada la fecha? No, porque en GIJÓN ese mismo «Grupo Excursionista Gijonés a Puerto de Vega» dedicará también un recuerdo a Jovellanos, colocando en su esta- 82 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) tua un gran lazo blanco, de las obreras de la fábrica «La Arenesca»18 y otro negro del mismo grupo. Los dos pueblos se unieron para este acto sentimental, como antes lo hicieron para levantar el monumento. Flota en el ambiente un hálito de espiritualidad hacia el sabio gijonés, que si fuera recogido, se llevarían a la práctica muchas ideas progresivas de nuestro patricio. ¿Quedará convertido en un arranque de romanticismo, sin RWURÀQTXHUHFRUGDUXQDHIHPpULGHJLMRQHVD"7DOYH]/DOXFKDFRQtra la frialdad e incomprensión es muy amarga. Contentémonos hoy con esto. Yo confío que algún día el pueblo, o la Nación, encontrarán la cabeza por la que suspiraba el mártir gijonés. PACHÍN DE MELÁS 18 En 1925, Rosalino González, conocido popularmente como «Chalín», que regentaba junto a sus hermanos una fábrica de conservas en San Juan de la Arena con la marca comercial de «La Arenesca», abre una nueva instalación fabril dedicada a la elaboración de conservas, salazones y escabeches de pescados que funcionaría bajo dicha razón social hasta 1957. Con posterioridad, fue explotada por los conserveros avilesinos Alberto Coloma y Arturo y Juan Campal en el periodo 1966-1976. Actualmente, el solar de la fábrica está ocupado por el moderno HGLÀFLRGHOD&DVDGH&XOWXUDTXHDOEHUJDXQDLPSRUWDQWHFROHFFLyQPXVHtVWLFD vinculada al pasado histórico de Puerto de Vega. La Prensa - Gijón, 29 de septiembre de 1933 - Página primera ¡Calabozos en el Instituto…! Sr. Director de La Prensa: Querido amigo y compañero: Faltaría a mi deber de ciudadano español, amador de Asturias y ferviente gijonés, si no elevara mi protesta más enérgica y decidida contra el propósito expuesto por las autoridades de instalar calabozos en nuestro querido Instituto de Jovellanos. No faltará, también, la voz de protesta de los concejales elegidos por el pueblo para realizar una labor progresiva y proteger y amparar nuestras instituciones docentes, orgullo de la historia local. Creí sinceramente que al convertir el Instituto en cuartel sería cosa circunstancial del momento, hasta no encontrar otro acomodo. Ahora me convencí de lo contrario. Se instalará allí, eso se SUHWHQGH GH XQD PDQHUD GHÀQLWLYD OD &RPLVDUtD JXEHUQDWLYD \ por ende, se construirán (¡mayor profanación!) calabozos donde se albergarán toda clase de maleantes con la cohorte de malísimas costumbres. No es posible esto. Dijo Jovellanos: «La opinión no se mendiga no se pretende, se deja conquistar». Con estos propósitos que hieren el sentir de todo un pueblo, esa opinión se aleja cada vez más. ¡Calabozos, no! Allí donde casi siglo y medio resonó la voz de la ciencia para instruir y educar a miles de jóvenes, no debe, no puede transformarse en prosaicas mazmorras para cobijar la delincuencia que el sabio español tanto repudiaba y luchó por redimir. ©(QWUHWRGDVODVFULDWXUDV²DÀUPDHOSROtJUDIRJLMRQpV²VyORHOKRPbre es propiamente educable, porque es instruible». 84 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) No razonemos más. Ante tales propósitos, sobran las palabras. Conste mi protesta. PACHÍN DE MELÁS Diario La Prensa, 29 de septiembre de 1933. Pachín de Melás hace una denuncia de la utilización que se le da al Instituto como calabozo. La Prensa | Gijón, domingo, 26 de noviembre de 1933 | Página tercera Aniversario de la muerte de Jovellanos RECORDANDO SU VIDA – ABANDONO DE SU OBRA - DESIERTO DE IDEAS Querido gijonés, amante asturiano, culto español: Se cumple mañana el 122 aniversario de la muerte del eximio español don Gaspar Melchor de Jovellanos. El día 27 de noviembre de 1811, enFRQWUyVXÀQKXLGRGHVXTXHULGRSXHEORQDWDOSHUVHJXLGRGHWRdos en aquella sociedad nefasta por el único delito de tener talento y desear el progreso de su patria acogido hospitalariamente en el pintoresco pueblecito de Puerto de Vega. A su memoria dedico este reportaje de hoy. En la soledad ambiente me estoy volviendo escéptico, tanto que ni me acuerdo que funciona una Comisión Municipal de Instrucción Pública, ni que los nuestros para hacer valer sus derechos, forman una sociedad llamada Magisterio. Me hago cuenta en este momento de que escribo para mí solo, con permiso de mi querido director, porque sé de antemano, que por nadie he de ser escuchado. TRISTE ESPECTÁCULO El glorioso Instituto Asturiano, el mayor esfuerzo que en aquel tiempo realizó pedagogo español alguno, podemos llamarlo ya ¡pena decirlo…! Abandonado caserón… ¡Y tan abandonado! Penetro por el pasadizo con toda libertad, aquello está abierto para todo el mundo. Visito una de las escuelas allí trasladadas. La abnegada profesora clama como el gran poeta moribundo: 88 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) –¡Luz, luz, luz…! Luz solar para poder instruir a las pequeñas niñas. Luz solar que no tienen. Es el salón de actos con los admirables frescos que pronto desaparecerán. Otra de las profesoras pide una cosa que causa espanto el carecer de ella. –¡Higiene, higiene…! Los servicios son comunes. ¿Quién se preocupa de esto? Una tercera profesora encarándose conmigo dice pasando las manos por las paredes. –Véalas chorreando agua. Ni encerados. Nos roban las ropitas de las niñas. No tenemos vigilancia. Ahora lo ve usted barrido porque se avergonzaron de que los electores vieran los estercoleros. –Yo señora –me atrevo a decirle– hace 25 años que educo chicos y no habría ser humano que me obligara a dar clases así. AULAS VACÍAS Muerdo las razonables quejas paseando nervioso por los claustros del patio. Un joven explorador muy amable, me invita a subir. Sigue mi dolor. Techos que se derrumban, goteras en cada aula. 7RGRHQDEHUWDO0DGULJXHUDVGHFXDQWRJROÀOORTXLHUDJXDUHFHUVH allí. No dejaron ni un metro de cable de las instalaciones eléctricas. 7DUGDQ\DHQOOHYDUVHODVOiSLGDVFRORFDGDVHQÀHVWDVTXHVRQDURQ en todo el mundo, con motivo de solemnizar el primer centenario de la muerte de Jovellanos en 1911. El lugar que hace poco sirvió de salón de quintas, aparece con todos los muebles hechos astillas, hasta rompieron el aparato de tallar. 2WUDDXODFHUFDQDVHPHMDXQRVDULR/DVÀJXUDVDUWtVWLFDVGH escayola que decoraban los vestíbulos, allí están convertidas en añicos por el solo placer inconsciente de destruir, de hacer daño, de dar paz a los espíritus incultos, insanos. Lo contemplo con lágrimas en los ojos, pensando en el mártir que parece que aun después de muerto, es perseguido y hollada su benemérita obra por el mismo pueblo que lo vio nacer. Aniversario de la muerte de Jovellanos 89 Me aseguran que los exploradores se ofrecieron a conservar las aulas vacías, con el noble objeto de evitar que las continúen asaltando las turbas de chicos que por allí entran sin respeto alguno porque está abierto a sus caprichos. No sé quién, ni me importa saberlo, ha prohibido tal custodia SRUQRVDEHUDTXLHQSHUWHQHFHHOHGLÀFLR$OSXHEOR\VHWHUPLQy ¿Qué importará esto para acceder a una idea altruista de conservación? ¿Lo pediré? Muchos solicitan instalarse en un lugar del Instituto Jovellanos. Yo elevaré también mi petición para que me dejen un local grande, muy grande, y en él establecería un almacén de chatarra. Si me lo conceden… ¡La de lingotes que voy a almacenar allí! SE LE RECUERDA El día del aniversario del eximio Jovellanos, no será olvidado. Los simpáticos alumnos del Instituto organizan una velada a su memoria. Por su parte y como lo viene haciendo otros años, el Grupo Excursionista Gijonés Jovellanos (quien accedió a mi petición de ingreso y pronto ocuparé una vacante) colocará mañana lunes una FRURQDGHÁRUHVQDWXUDOHVHQHOSHGHVWDOGHODHVWDWXDHQ*LMyQ\ envía otra corona a Puerto de Vega para colocarla así mismo en el modesto monumento levantado en aquella Atalaya. Todo recordando al ilustre español, pedagogo insigne, víctima de su idealismo no comprendido. He dicho que este reportaje era un soliloquio espiritual mío, cumpliendo un deber de gijonés. Reconozco una valentía. Dedicarlo en tal fecha, exponer tanta injuria y abandono, al hombre todo bondad, saber, cultura, dinamismo, al ilustre JOVELLANOS. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 24 de octubre de 1934 | Página quinta La Biblioteca del Señor Somoza… ¡¡¡Quemada!!! No interroguéis a don Julio. No preguntéis nada a don Julio, porque nada os dirá. Unas frases evasivas y ya está satisfecha vuestra curiosidad. Es don Julio Somoza, a quien tanto admiro, mejor dicho, venero, el prototipo de la modestia sin ostentación alguna que oculta su natural sentir. Huye siempre de toda publicidad, de todo boato, reconcentrado en su excelsa labor erudita. Hay quien dice que tiene el carácter desabrido, hosco. Yo le encontré en todo momento dulce, cariñoso. Para los inoportunos, sí. Para esos seres que preguntan tontamente por el solo placer de preguntar lo que ni les va ni les viene, ni les importa maldita la cosa, con esos se pone frenético. Presencié una escena de esas en la que yo en su lugar haría lo mismo. Un señor le hace una pregunta que contestada o sin contestar, es decir, sin saber su objeto al aludido le daría igual. Le responde don Julio: –¿Para qué necesita usted saber eso? ¿Qué falta le hace? ¿Qué utilidad le reporta? Ninguna. ¿Cree usted que voy a dedicar muchos años a un estudio determinado para que el primero que llegue resuelva en el baúl de los recuerdos y elija el más agradable sin un ÀQTXHSUHFLVDXVDUGHODÀFKD" Así es como razona don Julio Somoza. El empleó toda su juventud, toda su actividad, sesenta años de vida a un trabajo gigante de investigación en la historia asturiana. Es Jovellanos para él un ídolo al que consagró lo mejor de sus investigaciones, consi- Diario La Prensa, 24 de octubre de 1934. Pachín de Melás se lamenta una vez más de la destrucción del patrimonio jovellanista. La Biblioteca del Señor Somoza…¡¡¡Quemada!!! 93 guiendo elevar el nombre del sabio gijonés. Fueron las letras asturianas las que consumieron sus energías. ¿Qué más se puede pedir a un hombre en holocausto de su región? 1DGLHHVFDSD]GHÀMDUODLPSRUWDQFLDHOtPSURERWUDEDMROOHvado a cabo por don Julio Somoza, día tras día, año tras año, sin GHVPD\RVLQGHVFDQVRFRPSXOVDQGRÀFKDVUHFRJLHQGR\DFODUDQGRIHFKDVDSRUWDQGRGDWRVVLQUHSDUDUHQPHGLRVQLVDFULÀFLRV $SHVDUGHVXDYDQ]DGDHGDGDxRVFRQWLQ~DÀUPHHQOD EUHFKDLQFRQPRYLEOHHQODODERUHQFXDQWRVLJQLÀTXHJOVELLANOS – ASTURIAS. No hace muchos días, sin miedo a la edad, el venerable anciano sube dos pisos por tortuosas escaleras y lo recibo jubiloso en mi modestísimo despacho. Un dato, un solo dato referente a un libro asturiano le llevó allí. ¡Cuánto le agradecí la visita! ¡Cómo reía el admirado amigo cuando, sin alardes de apoyo, le ayudo a bajar la pina escalera, al mismo tiempo que de su prodigiosa memoria me iba diciendo los vecinos que habitaron mi casa hace cincuenta años! Como una hormiguita, con paciencia benedictina, fue formando su biblioteca particular, toda de valor, donde se guardaban reliquias de nuestro pasado y algunos incunables. ¿Eran quinientos libros? ¿Eran mil? No lo sé, ni don Julio lo dice. Que era gran número no es necesario dudarlo. Pues bien, lector amante de Asturias, querido gijonés. Toda esa labor de titán, toda esa minuciosidad de compulsar, inquirir la verdad histórica, asturiana, todo cuanto humanamente pudo hacer en sesenta años de vida con una suma paciencia, un enamorado por la erudición, QUEDÓ CONVERTIDA EN CENIZAS. 4XLVRQXHVWURDGPLUDGRFURQLVWDGRQ-XOLR6RPR]DTXHHOÀHO guardador de tanto anhelo fuera la gloriosa Universidad de Oviedo y allí lo depositó. ¡Ya sabéis como dejaron los revolucionarios el gran centro docente! Yo me atreví, sí, a interrogar al ilustre cronista. No entristecido, pero resignado, me responde: –¡Qué vamos a hacer! De todos modos eso era patrimonio de unos pocos. Lo que dimos en llamar «masa»… ¿Qué sabe de esas cosas? 94 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) Dejando el valor material, queda el más santo: el valor moral. El chal de la abuelita, el guardapolvo de la amantísima madre, el retrato de la amada novia, la huella de un beso del inolvidable hijo. Toda la pena íntima de un mundo doloroso; tal representan esos libros. ¡No le preguntéis nada a don Julio! Sé que estas líneas desatarán sus iras contra mí. ¡Iras de un querido, respetado, admirado, venerado anciano! ¡Benditas sean ellas! No puedo, no, guardar silencio. Se revela mi asturianismo, se revela mi amor por Asturias, por Gijón, por su cultura, por sus glorias. En la Biblioteca de la Universidad de Oviedo quedó convertida en pavesas, en cenizas, una de las más valiosas bibliotecas asturianas, la del ilustre gijonés don Julio Somoza y García Sala. No preguntéis nada a don Julio. No ser inoportunos. ¿Qué os importa a vosotros si un dolor moral desgarró nuestros corazones? PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 23 de junio de 1935 | Página quinta Trabajo, voluntad, abnegación PUEBLO ENCANTADOR – 50 AÑOS DE ENSEÑANZA – EL OLVIDO, NO. Visité por primera vez el hermoso pueblecito de Puerto de Vega el año 1911. Actuaba de secretario de la comisión que fue a aquel puerto a gestionar que se colocara una lápida de mármol en la casa donde falleció el eximio gijonés don Gaspar Melchor de Jovellanos, con motivo del primer centenario de su muerte, acto que se celebró con gran brillantez. Recuerdo que obtuve una interesante interviú periodística con un señor Villamil, alumno más anciano entonces del Instituto de Jovellanos. Lo que sí observé, ya hace veinticuatro años, ha sido la pugna existente entre Puerto de Vega y Navia. En una reunión celebrada en Vega con las fuerzas vivas, nos hicieron construir otra lápida de mármol, por que la que teníamos hecha no servía por la inscripción que redactó don Julio Somoza, que decía: «Puerto de Vega de Navia…». Diferentes veces visité detenidamente los dos pueblos y QXQFDPHSXGHH[SOLFDUHVDSXJQDWDQPDQLÀHVWD£&RVDVGHORV pueblos! Gijón-Oviedo, Candás-Luanco, Peón de Arriba-Peón de Abajo… PEPINA Hace tres años, a causa del modestísimo monumento que por la voluntad de unos gijoneses se erigió a Jovellanos en Puerto de Vega, pasé unos días conviviendo con aquella buena gente. El pue- 96 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) blo hubiera progresado mucho desde hacía veinte años. Modernos HGLÀFLRV H[FHOHQWH FDUUHWHUD SURJUHVLYD IiEULFD GH FRQVHUYDV« quietud y trabajo. Durante el día precisaba subir a la hermosa atalaya donde se construía el humilde monumento. Calles empinadas, en zig-zag, de todo pueblo ribereño. Una de las veces, asoma por la esquina de una callejuca la cara arrugada de una viejecita pequeña, rechoncha, que al verme avanza hacia mí, preguntándome jovial: –¿Ye usté «Pachín? –El mismo, señora –le contesto. –Dios lu conserve, Dios y dé mucha vida y salú. –Gracias, señora. ¿Cómo se llama? –Llámome Pepina… ¡Ay! Ya voy pa noventa años. Desde entonces, ni una sola vez, ni un solo viaje, me olvidé de llamar a voces a Pepina, que al oírme asoma jubilosa en la callejuca y corre hacia mí como una niña. Hace pocos días la llamé también a gritos. No me respondió y presentí lo natural, dada su edad. Me equivoqué. Al bajar de la Atalaya, veo a la vieja Pepina subir jadeante. Voy a su encuentro. –¿Adónde va, Pepina? –Supi que taba qui y diba a velu. Ya sé que me llamó. –Naturalmente. Sin verla no marchaba. ¿Qué tal vamos? –¿Non me ve? Por «San Bras» cumplí noventa y un años. –Llega a los ciento, Pepina, y que yo lo vea, siquiera, como hoy. Y la viejecita ría, ríe como una criatura. NIÑOS Y FLORES El pasado domingo, 26 de mayo, unos entusiastas gijoneses ascendimos al alto de la Atalaya de Puerto de Vega donde se asienta el monumento a Jovellanos. Al acercarnos fuimos agradablemente sorprendidos. El citado monumento estaba totalmente cubierto GHÁRUHV\ORVQLxRVGHODVHVFXHODVIRUPDGRVHQiQJXORQRVHVSHraban impacientes. El cuadro era de una gran belleza sentimental. En primer término, tres jóvenes sonríen satisfechos ante nuestra sorpresa. Son las maestras nacionales, señoritas Herminia Salas, Trabajo, voluntad, abnegación 97 Elisa Acero y el joven Eustaquio Calzada, que animaron a sus niños para realizar aquel adorno en honor a Jovellanos y como simpatía a nuestra visita. Después de saludos y frases de afecto yo me atrevo a preguntarles: –Detrás de esta simpática y noble acción, se oculta doña Manuela ¿verdad? CINCUENTA AÑOS DE VIDA ABNEGADA Presuroso, abro la puerta de la antojana y entro resuelto en el caserón. Piso de recio castaño, escaleras de piedra, amplio ventanal al mediodía. Me recibe muya amble doña Manuela Fernández, maestra nacional jubilada de Puerto de Vega. Este es un caso poco frecuente de trabajo, voluntad, modestia y abnegación. Cincuenta años día por día dedicada a la enseñanza en su mismo pueblo, en Puerto de Vega. Posee doña Manuela una cultura poco común, según el amELHQWHHQTXHGHVHQYROYtDVXYLGD\TXHUHÁHMDFRQHQWXVLDVPRHQ sus escritos. Era por el año de 1885. En su misma casa estableció escuela. Escuela mixta donde la niñez de ambos sexos de Puerto de Vega comenzó a recibir las primeras nociones de instrucción primaria. Os daréis cuenta de su enorme labor en aquel tiempo, sin apenas medios, sin apenas menaje, según por regla general estaban las escuelas entonces y solo impulsada por su amor a la enseñanza. Así pasaron años y años. En 1920 trasladaron la escuela a Santa Marina \HQDOHGLÀFLRDFWXDOHQOD$WDOD\D Cincuenta años de enseñanza con santa paciencia, sumisa, callada, silenciosa. Generaciones y más generaciones fueron guiadas por ella en el albor de su vida. Ya al frisar los setenta años la jubilaron el pasado mes de febrero. Se sostiene fuerte aún, optimista, con el mismo amor a la enseñanza como hace medio siglo y, continúa con sus sanos consejos siendo guía espiritual en Puerto de Vega. 98 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) MERECE ALGO MÁS SEÑORES Según dije, doña Manuela Fernández se jubiló en 1 de febrero del año actual. El acto pasmó por su sencillez y excesiva modestia. Sus jóvenes compañeros, algunos maestros y alumnas, la despidieron con frases de afecto y ternura. Nada más. El pueblo se mostró impasible, frío. Una maestra que consagró toda su vida a una labor educativa, que trabajó sin descanso… y otra que vuelve a su puesto… Prosaicamente es así. ¿No? No. Quien realizó sin desmayo esa gran labor merece algo más. (VGLJQDGHTXHGHXQDPDQHUDRVWHQVLEOHVHPDQLÀHVWHODJUDWLWXG de todo el pueblo que recogió el fruto de esa pertinaz siembra cultural. Artesano que recibiste las primeras nociones del vivir; comerciante que garrapateaste los primeros guarismos; marino a quien enseñaron por primera vez el mapa; emigrante triunfador en América… todos cuantos lucháis en la vida con más o menos fortuna y que asististeis a la escuela en Puerto de Vega, acordaros que vuestra maestra doña Manuela Fernández, después de cincuenta años de labor educativa, vive ahí, en la Atalaya, sonriendo al veros, orgullosa de vosotros y, por eso junto con el Magisterio Asturiano, tenéis un deber moral de mostrar vuestra gratitud en un acto que condense la simpatía, el afecto, el cariño a esa gran luchadora. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 11 de agosto de 1935 | Página quinta Jovellanos no escribió «Pan y toros» REAPARICIÓN DEL OPÚSCULO En 1786 aparece un opúsculo titulado «Pan y toros», que causó general impresión en el público madrileño, ya por el estado político y social en que se encontraba España, ya porque el citado RS~VFXORUHÁHMDEDFUXGD\DJULDPHQWHXQYLYLUKDUWRSUHFDULRHQ que todo se venía al suelo, sirviéndole de sostén un espíritu resignado, transformado más tarde en un arranque de legendario patriotismo, salvador del principio Patria. En otra grave crisis nacional, 1898, es reproducido «Pan y toros» en cuya edición, por demás económica (diez céntimos ejemplar), se hace la salvedad de que «Es copia de la edición impresa en Madrid, en la imprenta de doña Rosa Sanz. Cava, número 21, el año 1820». El autor del «Preámbulo» puesto al frente de la edición de 1898 dice lo que sigue: El año 1820, a favor de la libertad que por algún tiempo disfrutó la nación, la interesante obra que vamos a UHSURGXFLUDSDUHFLyHQXQIROOHWRFDOLÀFDGRGH©2UDFLyQTXHHQGHIHQVDGHOHVWDGRÁRUHFLHQWHGH(VSDxDOH\yHQOD3OD]DGH7RURVGH Madrid, por los años 1786, don Gaspar Melchor de Jovellanos». ¿Por qué se achaca al gran asturiano, al eximio gijonés, la paternidad de tal folleto? ¿Dónde y cuándo se puede probar que el ex PLQLVWURGH&DUORV,9HVFULELyHVWD]DÀD\EXUGDGLDWULEDLPSURSLD de su exquisitez espiritual? ¿Qué acto de tal trascendencia se celebró entonces en la plaza de toros de Madrid, en que todo un Jovellanos, el sabio, el pedago- 100 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) go, el poeta, el íntimo de Cabarrús, se levantara para leer a voz en grito el engendro «Pan y toros»? Algunos años más tarde, ya no se decía que Jovellanos hubiera dado lectura al folleto en el circo taurino, sino que «se había repartido allí impreso». JOVELLANOS NO PENSABA ASÍ No, no. Estimaba mucho a su patria Jovellanos. Le dolía como propias y sufría todas las amarguras y angustias políticas para descender en lenguaje bajuno altisonante, libelístico, a martirizar a latigazos a su amada España, como hizo el anónimo autor de «Pan y toros». Quien contesta, como él lo hizo, cuando reiteradamente fue llamado para ayudar a la obra de Napoleón, con gallardía, lleno de altivez, dignidad y honor. «No puede ser amigo mío quien deje de ser amigo de la Patria», es imposible que de modo tan cruel y despiadado tratara las vicisitudes de la desventurada nación. 8QDQiOLVLVVXSHUÀFLDOGHOIROOHWRQRVFRQYHQFHUtDSOHQDPHQte de que Jovellanos no tuvo parte ni arte en su redacción. ¿Puede alegarse que con su silencio ayudó a que la falsedad tomara cuerpo cuando le señalaron a él como autor? Sus razones tendría el prisionero de Bellver para no descender al arroyo a desmentir una calumnia, juzgando que ésta no empañaría su honorabilidad y patriotismo. No pensaría en la trascendencia del rumor; no haría caso de tales aseveraciones o pudo muy bien no conceder importancia alguna –dada la altura social en que se encontraba– que un ente cualquiera tomara su nombre para lanzar al público semejante catilinaria. Hace sospechar Nocedal que el autor de «Pan y toros» fuera el escritor Vargas Ponce, aunque en verdad no lo demuestra. Que algo tramaba dicho escritor sobre ese tema lo descubre el mismo JovellaQRVHQXQDFDUWDD3RVDGDUHÀULpQGRVHD9DUJDV3RQFH©(OHVFULWR sobre toros es un gracioso juego de erudición». Y el concepto en que le tenía era el siguiente: «El defecto de Vargas Ponce (escribía desde Mallorca, léase las «Amarguras de Jovellanos») es querer brillar en todo; pasar por gran poeta y gran orador, como sabio marino y ex- Emilio Robles Muñiz, actuando de mantenedor, en la Fiesta del Agro, el 6 de agosto de 1935, en la tribuna presidencial, acompañado de autoridades y personalidades, en la plaza del Seis de Agosto de Gijón. Jovellanos no escribió «Pan y toros» 103 quisito teólogo; pero tal universalidad de talento es dada a pocos o a ninguno». Por cuenta propia Posada niega categóricamente que JovellaQRVIXHUDHODXWRUGH©3DQ\WRURVªFXDQGRKDFHODDÀUPDFLyQURtunda de que dicha obra «se la atribuyó la malicia de alguno de sus enemigos, con el designio de perderle, como lo lograron, armándole éste y otros lazos ocultos». COTARRO LITERARIO Bien revuelto andaba entonces el cotarro literario para tomar en cuenta folleto más o menos. A la greña unos y otros no daban SD]DODSOXPDVLHQGRHOEODQFRGHWRGRVHOSUROtÀFR*DUFtDGHOD Huerta, quien rendía descomunal batalla contra la turba «pedantesca que capitanea Jovellanos, Corner, Moratín…» ¿No da esto idea de las luchas enconadas, literalmente hablando, en tiempos del autor de «El delincuente honrado»? De entre ellos haremos resaltar al bilioso magistrado Corner, quien decía de todos verdaderas atrocidades. Contra Iriarte escribió la fábula «La corneja sin plumas», y a García de la Huerta le endilgó, después de mil ataques, el conocido soneto: A cervelo liviano de chorlito añade el casco de coplista hambriento. La lengua de escorpión duro y violento y la frente al estilo de cabrito; cual de envidioso can, ojo maldito, de fulminante rabia, de juramento el labio; y al pintar su pensamiento, FRSLDHQpOODLJQRUDQFLDHQLQÀQLWR« No cejó Forner en sus diatribas, hasta que por real decreto de 1785 se le prohibió publicar nada sin autorización real. En este ambiente se desenvolvía Jovellanos, insensible a los ataques de sus enemigos, hasta aguantar el sambenito de la paternidad de «Pan y toros». 104 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) Naturalmente que le causó grave daño, más que nada en su reputación literaria, ya que hasta el historiador Gebhardt se hizo eco de ello en su «Historia de España».19 Por donde quiera que se abra el folleto se ve que la fraseoloJtDDOOtHPSOHDGDSXJQDFRQHOUHÀQDGRHVSLULWXDOLVPRGH-RYHOODnos. Aquellos ataques al clero apártanse de su sana religiosidad; no obstante, cuando llegó el caso, se las hubo frente al cura de Somió y el confesor de su hermana. ASÍ NO ESCRIBÍA JOVELLANOS Pretende el autor del folleto imitarle derrochando erudición y FDHHQODFXUVLOHUtD/RVSiUUDIRVFRQWUDHOÀVFR\DXWRULGDGHVORFDOHV VRQGHORPiVEXUGR/DÀQXUDGHYRFDEORVTXHFDPSHDHQWRGRVORV escritos del autor del «Informe sobre la ley agraria» no se aviene a los usados en «Pan y toros». «Vulgo bestial», «rebuznos de sochantre», «chillidos de capones», «España, vieja y regañona», «ahorcan veinte ciudadanos en un día y discurren veinte años para quitar las mulas de un coche». El siguiente pensamiento aplicado a la Medicina, no podía escribirlo Jovellanos: «Tenemos quien nos sangre, nos purgue y nos mate, tan perfectamente como los mejores verdugos…». A las penas que padeció a los obstáculos que tuvo que vencer, para conseguir contra todos la fundación del Instituto Asturiano, de donde saldrían hombres capacitados para la navegación y mineralogía, no podía añadir una más diciendo en «Pan y toros» que «las Matemáticas las estudiamos poco, la Física es ciencia que siempre ha traído visos de hechicería y diabluras…». ¡Y por implantar esas enseñanzas en el Instituto fue reputado de demagogo, calumniado, vituperado, para destruir su gran labor en un libelo! Tenía demasiados enemigos, estorbaba mucho el gran polígrafo para que repararan en colgarle folleto o libelo. 19 Víctor GEBHARDT. Historia general de España y de sus Indias desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, comentada, anotada y arreglada por Antonio DEL VILLAR, Madrid, Librería Española, 1867. Jovellanos no escribió «Pan y toros» 105 Para dar idea de cómo trataba Jovellanos a los que le maceraURQ OD YLGD YpDVH HO PRGR GH ÀQDOL]DU XQD FDUWD TXH HQYLy D VX perseguidor Godoy, remitiéndole una nota sobre su destierro: «Si de algún modo fuese yo capaz de acreditar a V.S. mi íntimo reconocimiento, me tendré por muy dichoso, y entre tanto pediré al cielo la conservación y prosperidad de su estimable persona. (Gijón, 5 de octubre de 1793)». No es posible que don Gaspar Melchor de Jovellanos, aquel UHÀQDGRHVStULWXTXHUHFRUGDEDDPRUKDFLDVXTXHULGD(VSDxDHVcribiera «Pan y toros», vapuleando despiadadamente a su amada patria, imposible. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 30 de agosto de 1936 | Página séptima El Instituto de Jovellanos. Su biblioteca MI PROTESTA A TIEMPO – TODO EN FUEGO – ¿Y ESOS RESTOS DE JOVELLANOS? Érase un amanecer del domingo primero de mayo de 1932. Salíamos en dirección a Puerto de Vega, con el exclusivo objeto de FRORFDU XQD FRURQD GH ÁRUHV QDWXUDOHV HQ OD FDVD GRQGH PXULy HO eximio español don Gaspar Melchor de Jovellanos en aquel pueblecito ribereño. Dentro del autocar se inicia un vivo comentario, una ardiente discusión. Aquel mismo día y en esta misma sección de La Prensa había publicado yo un artículo en el cual, sin aspavientos ni estridencias, pero de una manera contundente y frase enérgica y rotunda, protestaba del traslado efectuado del Instituto de Jovellanos GHVGH VX HGLÀFLR IXQGDFLRQDO GRQGH HVWXYR DxRV DO HQWRQFHV Colegio de los Padres Jesuitas. Protesta esta mía, única tal vez, por nadie seguida, pero con ella cumplí con mi deber de gijonés y amante de la cultura. Anatomizaba en el citado artículo el hecho realizado preguntando sorprendido ¿Qué sucede, qué pasa, por qué tiene tanta prisa en trasladar el Instituto? ¿Es que hubo un aumento de matrícula WDQ GHVDUUROODGD TXH QR FDEHQ ORV PXFKDFKRV HQ HO HGLÀFLR" ¢(V que allí se desarrolló una epidemia y es preciso huir para evitar males ulteriores a la ciudad? ¿Por qué tales apuros y nerviosismo en el cambio realizado a uña de caballo? No lo sabemos, ni nadie lo sabrá. Lo cierto es que en unos meses montañas de obstáculos fueron orilladas y salvadas; padres de familia, padres de alumnos, claustro del Instituto y Ayuntamiento se confabularon para conse- El Instituto de Jovellanos. Su biblioteca 107 guir el traslado del primer centro docente gijonés al Colegio de los Jesuitas. No hagáis carantoñas. En esto no cabe discutir porque en las colecciones de los periódicos de la prensa local están reseñadas las reuniones y gestiones realizadas para conseguir tal objeto. Oigo una voz ingenua que me dice: –Queríamos establecer un intercambio nacional, un instituto abierto a todas las internacionalidades en el que entrara el aura de las ideas progresivas mundiales. La voz de la malicia le responde: –No haga usted caso. Se quiso por todos los medios posibles evitar que en el Colegio de los Jesuitas se estableciera el Hospital de Caridad. Así si las cosas vinieran bien dadas, era más fácil retrasladar un Instituto que un Hospital. No sabemos con cual opinión quedarnos, mas lo cierto, lo que se vio, fue que el traslado se hizo a toda marcha. Seguido de una maldición (no creo en estas cosas, pero algún nombre hay que darles) maldición, si porque desde el instante mismo del traslado, el Instituto no tuvo un momento de tranquilidad, calma, sosiego, reposo. Al poco tiempo se instalaba a su vera el Hospital de sangre con toda su cohorte de lamentos y miserias humanas. El claustro protesta, los alumnos también, todo fue inútil. Pasado algún tiempo se retira el Hospital, pero se establece una lúgubre cárcel con toda la procesión de lacerías que en pos de si y de sus sufrimientos llevaban ochocientos mil seres recluidos. Los alumnos protestaron, el Claustro también, todo fue inútil. Después… como en los tiempos legendarios quieren la unión de las Armas y las Letras y se posesiona de uno de los laterales del Instituto el nuevo Regimiento de Simancas: El Claustro protesta, los alumnos también, todo fue inútil. El triste epílogo de todo esto ya lo sabéis, lo vivimos todos: Tan reciente está el hecho que aún sentimos los horrísonos sones de la metralla. ¡En la lucha murieron las Letras! Una calavera con las cuencas y las fauces vacías se ríe del discurso de las Armas y las Letras. Todo lo de Jovellanos murió allí, todo un ideario redentor, todo un sistema pedagógico, todo un mundo de virtud y de progreso encontró allí, no su sepultura, su osario. 108 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) No quedó nada de Jovellanos, solo cenizas y cenizas. Si eso perseguían, ahí lo tienen todo bajo los escombros del primer Instituto Español, entre las pavesas en que quedó convertida una de las mejores bibliotecas de su clase en España. Españoles, gijoneses ¡¡Viva Jovellanos!! Tengo a la vista la admirable monografía que de la Biblioteca del Instituto de Jovellanos escribió en 1902 el primer bibliotecario titular de aquella Biblioteca, don Jesús F. Martínez. Dejo este hermoso libro, del cual podía sacar extensos datos porque como siempre, en estos trabajos de divulgación periodística, mi deseo es no enmarañar sino desentrañar, sintetizar mis trabajos para que sea mejor comprendido. Para esto echo mano de una crónica de las que tanto abundan. La fundación del Instituto y de la Biblioteca fue al mismo tiempo y por el mismo fundador. Sirvieron de base para la formación de ésta los donativos que durante su vida hizo Jovellanos, sobre todo el legado testamentario que consistió en cuatro mil ochocientos cincuenta y cuatro volúmenes y quinientos veinte folletos. Acrecentóse este primitivo caudal con los legados que hicieron después el conde de Canga Argüelles con mil ciento treinta y dos libros. Herederos de don José Caveda, tres mil novecientos dos y otros importantes donativos de don Francisco Tineo Alonso Rendueles, etc. Sumando en total los que componen la Biblioteca del Instituto de Jovellanos TRECE MIL volúmenes, entre ellos algunos de un mérito excepcional. Figuraban una admirable colección de manuscritos de Jovellanos, cincuenta y cinco cartas originales de la V. M. Jesús de Agreda; un Libro de Horas impreso en París en 1520; un libro que contiene la exposición del Cantar de Cantares de Fray Luis de León, libro impreso en Salamanca viviendo su autor… No vamos a caer en la falta de ser demasiado prolijos en los detalles y por eso suspendemos la relación de innumerables obras allí guardadas dignas de mérito. Solo nos queda el haber de lamentarnos de la desaparición de todo esto. El inventario de los Manuscritos lo hizo en 1877 el venerable amigo e ilustre cronista don Julio Somoza. ¡Cuánto sufrirá el respetable anciano en estos momentos, el gran jovellanista recluido en su residencia de Somió! El Instituto de Jovellanos. Su biblioteca 109 Hoy era bibliotecario el ilustre funcionario del Cuerpo de Archiveros don Vicente Huici. Por dos veces fue saqueada la biblioteca del Instituto durante la invasión francesa. Todo hundido, muerto. Por un simple decreto puede resurgir un nuevo regimiento de Simancas. Nada en el mundo hará renacer la biblioteca hecha cenizas de nuestro querido Instituto. Españoles, gijoneses. ¡Viva Jovellanos! El tema es largo y amplio y no puedo con todo hoy, vamos andando por el camino de la tristeza y hacemos un alto para apaciguar nuestra amargura. En la próxima crónica os hablaré de los Bocetos y del Mausoleo, sí, donde se guardan los restos de Jovellanos a donde llegaron las lenguas de fuego a lamerle. Triste colofón de estas lamentaciones inevitables traídas por el destino, por el destino que padece el timonel de nuestra vida. ¡Viva Jovellanos! PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, domingo, 6 de septiembre de 1936 | Página cuarta Los bocetos del Instituto. El mausoleo de Jovellanos UNA ORIENTACIÓN ¿POR QUÉ LO IGNORABA EL PUEBLO? PENSAMOS EN EL LUGAR ADECUADO Al trazar las primeras líneas de este reportaje jovellanista viene a mí sin remedio la idea del fuego. La idea del fuego porque el fuego fue la causa de la destrucción de estos monumentos culturales gijoneses que venimos comentando en los actuales reportajes. De tener tiempo y vagar se prestaba esto a dar al aire un canto UtWPLFRDOIXHJR)XHJRTXHGDOX]IXHJRTXHSXULÀFDIXHJRTXHYLYLÀFD\IXHJRTXHOOHYDWUDVGHVtODPXHUWH\ODYLGDHQXQWLHPSR No estamos en estos momentos para cantos líricos y pasamos a trazar el prosaísmo de los reportajes. Cuando se fundó el Instituto de Jovellanos fue creada la biblioteca y arrastras de estas dos fundaciones surge la famosa colección de bocetos. Digo arrastras por no decir en pos de ellas; porque don Gaspar Melchor de Jovellanos con su claro talento y amor a la enseñanza obraba como gigante hormiga humana llevando para su DPDGR,QVWLWXWRFXDQWRWXYLHUDYDORUFLHQWtÀFRDUWtVWLFR\OLWHUDULR así le vemos con paciencia benedictina coleccionar libros, aparatos FLHQWtÀFRV\GLEXMRV En bien de la verdad, justo es decirlo, que en un principio no se les dio el valor que tenían a los bocetos allí reunidos. Estaban destinados a la enseñanza de los alumnos, es decir, que servían como muestra en la clase de dibujo. De ahí que algunos de ellos presentaran destrozos por las travesuras de los mismos alumnos especialmente con los dibujos que representaban desnudos. Los bocetos del Instituto. El mausoleo de Jovellanos 111 Hasta mediados del siglo pasado en que una corriente artística venida de Madrid que hizo observar el gran valor de los bocetos estábamos completamente ignorantes. Después la campaña periodística que en 1873 realizó el señor Guilmain y enseguida de ésta la de nuestro ilustre don Julio Somoza que iniciaron el verdadero movimiento artístico hacia lo que poseíamos en nuestro Instituto. De entonces acá adquirió el valor positivo y real que tenían. Advierto nuevamente que no me guía aquí hacer un historial de los bocetos, sino una simple orientación de ellos. En un principio los tenían amontonados en carpetas. Hoy ya debidamente identiÀFDGRV\FODVLÀFDGRVSRGHPRVGHFLUTXHERFHWRVVRQGHSLQWRres italianos, 198 españoles, 24 alemanes, 34 franceses, 303 anónimos. Total 796. (QWUHORVSLQWRUHVPiVIDPRVRVH[WUDQMHURVÀJXUDED0LJXHO Ángel, Rafael Urbino, Jorge Vasarí, Ticiano, Julio Romano, Corregio, Rembrandt, Alberto Durero, Carracio, Tintoreto, el Dominico y otros. Y de los españoles, Velázquez, Murillo, Juan de Juanes, Alonso Cano, Zurbarán, Pablo Céspedes, Herrera, Claudio Coello, Rivalta, Rivera, Navarrete, Goya y muchos más. Como dato curioso diremos que los bocetos fueron visitados por el rey Amadeo de Saboya y su séquito cuando estuvo en Gijón. Todo este tesoro artístico destruido y hundido en la nada se me ocurre preguntar ¿Por qué Gijón no lo conocía? ¿Por qué estaba encerrado solo para que lo viera una minoría selecta? ¿Por qué dado el espíritu cultural gijonés, ateneos, sociedades de cultura, tan amantes GHFXDQWRVLJQLÀFDHODUWHQRVHGLRQXQFDDFRQRFHUHVHYDORUDUWtVWLco en conferencias, en exposiciones, en toda esa santa labor cultural que siempre llega al alma del pueblo? De las muchas cosas que no sabemos, ni comprendemos en Gijón ésa es una. El pueblo sabrá de la fama de esos bocetos de su mérito, de su valor por la voz de alabanza y fama de quienes lo visitaron y nada más. Hoy destruido todo, el pueblo, la masa del pueblo sigue en la misma ignorancia con relación a esos bocetos y creo que de haber sido cultivado en ese ambiente, hoy las lamentaciones por la pérdida sufrida serían unánimes. ¡Viva Jovellanos! Falleció el gran polígrafo en Puerto de Vega, en 27 de noviembre de 1811, siendo enterrado en el cementerio de aquel pueblecito. 112 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) En el año 1814 el presbítero gijonés señor Valdés-Hevia trajo desde Puerto de Vega encerrados en una cajita, los restos mortales de don Gaspar, depositándolos en el cementerio adosado a la iglesia de San Pedro que hoy ocupa la capilla de ánimas. En el año 1842 fueron exhumados para ser depositados con gran solemnidad en el mausoleo que se construyó a este objeto en la capilla de Jesús de Nazareno. El acto revistió gran solemnidad religiosa. Cierran la oquedad dos lápidas. Una con el busto de Jovellanos, reproducción artística del hecho por el escultor Monasterio, por don Francisco Elías, según el proyecto trazado por el distinguido gijonés, director de la Academia de San Fernando, don Juan Valdés. Debajo de esta placa, otra con una inscripción redactada por los ilustres miembros de la Real Academia Española don Francisco Nicasio Gallego y don José Manuel Quintana. La inscripción dice así: D. O. M. Aquí yace el Exmo. Señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos, magistrado, ministro, padre de la patria, no menos respetable por sus virtudes, que admirable por sus talentos; urbano, recto, íntegro, celoso promovedor de la cultura y de todo adelantamiento en su país: PMXIVEXSSVEHSVTSIXENYVMWGSRWYPXS¿P{WSJSIGSRSQMWXEHMWXMRKYMHS en todos los géneros, en muchos eminente: honra principal de España QMIRXVEWZMZM{]IXIVREKPSVMEHIWYTVSZMRGME]HIWYJEQMPMEUYI consagra a su esclarecida memoria este humilde monumento. R.I.P.A. 2EGM{IR+MN{RIR 1YVM{IRIP4YIVXSHI:IKEIR Me falta por tratar este tema tan interesante. El pasado martes fueron trasladados los restos mortales de don Gaspar Melchor de Jovellanos, desde la iglesia parroquial de San Pedro de Gijón, donde yacían depositados desde el año 1842, al local de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles, donde quedaron depositados hasta designar el lugar en que reposarán para siempre. El 1 de septiembre de 1936 se retiraron de la iglesia de San Pedro los restos de Jovellanos, trasladándolos a la Escuela de Comercio. Luis Cuesta de la Villa los puso en la escalera con la lápida y tiró esta placa. (Manuscrito de «Pachín de Melás» en el reverso de la fotografía). Recuperación, por gestión directa de «Pachín de Melás» cerca del alcalde Avelino González Mallada, de lápida y arqueta con los restos del polígrafo gijonés que se hallaban en la Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, incendiada a lo largo de los sucesos bélicos de 1936. Una y otra resultaron con desperfectos bien visibles que se aprecian en la fotografía. Los bocetos del Instituto. El mausoleo de Jovellanos 115 El acto de dicho traslado tuvo mucha importancia y debe ser reseñado con la debida amplitud y detalle, para que la posteridad juzgue de la buena fe y cariño de todos lo comisionados que en ello intervinieron para defender por todos los medios, poniéndolos a buen recaudo, los queridos restos del sabio gijonés don Gaspar Melchor de Jovellanos. Quede, pues, para la próxima crónica tratar detenidamente este asunto tal y como él se merece, pues en la presente, como ven los lectores, no me queda lugar ni espacio para ello. PACHÍN DE MELÁS La Prensa | Gijón, jueves, 17 de septiembre de 1936 | Página segunda Exhumación de los restos de Jovellanos 20 IDEAS COINCIDENTES – PROYECTOS NOBLES – HASTA EL FIN 3DUDHOUHSRUWHURHVXQFDVRGHKRQRUÀQDOL]DUHVWRVUHSRUWDjes que ponen a lo vivo una faceta de nuestra cultura local, máxime cuando tenemos la seguridad de que nos mira y nos sigue un sector más o menos grande que, en un cercano mañana, ha de sopesar y analizar nuestros actos, que hoy lanzamos al aire sin ocultaciones ni tapujos, y menos eludiendo responsabilidades, seguros, convencidos de que la labor que hemos realizado y que realizaremos, se ajusta en un todo a la equidad y bien hacer dentro de la situación actual y aún respondiendo de ello en la venidera. ([SXHVWRHOMXVWLÀFDWLYRH[RUGLRFRQWLQXDPRVQXHVWURWUDEDjo informativo. 20 El 1 de septiembre de 1936 por la mañana, Agapita que había salido a recoger la prensa para el Kiosco, llega sofocada a casa y relata a Pachín que la vieja iglesia parroquial de San Pedro Apóstol estaba ardiendo y que pensaban dinamitarla. Pachín de Melás, pensando en los restos del ilustre gijonés, le dice a Agapita: –Agapita, dame el traje, tal vez estemos a tiempo de remediar lo que parece irremediable. –¡Pero bueno, Pachín, qué vas a conseguir estando como estás! Pachín no hace caso, se dirige al Ayuntamiento y sin protocolo alguno solicita ver al alcalde, su amigo Avelino González Mallada. Éste al escuchar sus inquietudes le da la razón y le autoriza a proceder en consecuencia. Pachín estima que la situación es grave, y se hace acompañar de dos municipales, con los que se dirige a toda prisa a la iglesia de San Pedro consiguiendo, de esta manera, salvar del incendio los restos de Jovellanos que a continuación trasladan a la Escuela de Comercio. Exhumación de los restos de Jovellanos 117 Receptáculo que, para guardar los restos de Jovellanos, construyó Germán Horacio Robles en una de las aulas de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles (antes Comercio). Gijón, 4 de octubre de 1936. (Manuscrito de «Pachín de Melás» en el reverso de la fotografía). Exhumación de los restos de Jovellanos 119 EL ACTO REALIZADO Con la debida autorización, hoy me veo obligado a glosar una QRWDRÀFLRVDSXEOLFDGDVREUHHVWHDVXQWRKDFHGtDVHQHVWDVFROXPnas. Coincidentes en proyectos e ideas, no es extraño que nos encontremos en el camino de nuestras actividades. No hubo aviso, ni previa citación, ni convocatoria alguna. Por impulso propio, empujados por la misma idea, nos fuimos juntando en un lateral de la iglesia de San Pedro. Era el primero del actual mes de septiembre, a las diez y media de la mañana. Fueron llegando don Germán de la Cerra Lamuño (abogado), don Luis Cuesta de la Villa, como auxiliar del delegado de Instrucción Pública; don Antonio R. Ponga, don José Alonso Tomás, don Andrés Monreal Jaén, catedráticos de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles; don Germán Horacio Robles, en representación de la «Unión de Dibujantes Españoles», don Ángel Suárez, don Julio Martínez y don Emilio Robles Muñiz (Pachín de Melás), socios y presidente del «Grupo Excursionista Jovellanos». Una vez allí reunidos, se cambian amplias impresiones sobre la exhumación de los restos del sabio gijonés don Gaspar Melchor de Jovellanos. Visto el estado del templo y teniendo en cuenta otras circunstancias allí expuestas, acuerdan por unanimidad proceder a la exhumación. 5HTXLpUHVHSDUDHOORHOWUDEDMRGHOREUHURDOEDxLOGRQ5XÀQR Junquera, quien después de quitar la placa escultórica, consigue descubrir una oquedad hecha en el muro, en la que se encontraba una caja de madera de castaño, de setenta y cinco centímetros de larga, cubierta de terciopelo negro y con cuatro asas de hierro forjado. Esta caja se encontraba deteriorada y dentro de ella se halló otra de plomo o zinc, la que no se abrió por tener la seguridad absoluta evidente de que dentro de ella se encuentran los restos del ex ministro de Carlos IV. De todo ello se hicieron cargo los allí reunidos constituidos HQFRPLVLyQ\ORWUDVODGDURQDOHGLÀFLRGHOD(VFXHODGH$OWRV(VWXdios Mercantiles, donde en un aula decorada al efecto quedaron GHSRVLWDGRVKDVWDTXHVHDQFRORFDGRVHQHOOXJDUGHÀQLWLYRTXHVH 120 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) GHVLJQH6HOHYDQWyXQDFWDTXHÀUPDURQWRGRVORVDTXtFLWDGRVTXH detalla y da fe de lo que empíricamente reseñado queda.21 ¿DÓNDE SE COLOCARÁN? Continúo la glosa de la nota. Señálanse dos lugares para depositar los restos de don Gaspar Melchor de Jovellanos. El pueblo mismo los apunta y el deber de este reporter es reconocerlos y decirlos. Uno es el pedestal de la estatua de la Plaza del 6 de Agosto, TXLWiQGROHHVHDLUHGHFRQÀWHUtDRUHPDWHGHWDUWDTXHHQODDFWXDOLGDGWLHQHFRQXQDVDSOLFDFLRQHVGHSLHGUDDUWLÀFLDOTXHOHGLHUDQ aire de escultura moderna. Este sitio es sumamente simpático, pero tiene el inconveniente de estar a merced de cualquiera mejora o reforma urbana que pueda proyectar el Municipio. Vivimos el ejemplo de tres o cuatro transformaciones de aquella plaza y la última con el traslado de la misma estatua. El otro lugar designado es la casa de Jovellanos que se está convirtiendo en Museo. Allí dentro de su vida intelectual, dentro de su espíritu cabe aquella querida torre donde tanto pensó, trabajó, ideó, escribió en bien de la patria y de la humanidad, estaría muy bien que reposaran sus restos, los pedazos que aún quedan de su cuerpo, los huesos de aquel cerebro que un día iluminó España. Un obelisco en el centro de aquel ambientado y atopadizo patio, cubierto en forma de «hall» convertido en un templo… Esto se acercaría a una idea expuesta por el mismo Jovellanos. Mirando por la salud pública e higiene protestaba que los enterramientos se hicieran dentro de las iglesias. El pidió que no se le enterrara allí, que antes se hiciera en el hórreo de Cosme «y así estaré sino dentro, cerca del Instituto». El hórreo estaba situado frente de la casa de Jovellanos, y el Instituto se estableció en un principio en la casa número 2 de la citada plaza. Los proyectos, las ideas, las actividades se acercan, por muy OHMRVTXHVHH[SRQJDQ0XVHRREHOLVFRFHQRWDÀRRPDXVROHRHVOD verdadera idea. 21 La transcripción del acta se incluye en el Apéndice II de esta edición. Emilio Robles, Pachín de Melás, en el centro, en octubre de 1936, posando frente al receptáculo que contenía los restos de Jovellanos en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles. Le acompaña su hijo Germán Horacio, sentado a su derecha. Exhumación de los restos de Jovellanos 123 EL DÍA Señálase el día de la apertura del curso para inaugurar el Museo y trasladar los restos de Jovellanos. Si esperásemos un poquito más encontramos una fecha ideal para tan noble propósito. El día 27 de noviembre de 1811, falleció en Puerto de Vega el ilustre español don Gaspar Melchor de Jovellanos. Cúmplese por lo tanto, el próximo 27 de noviembre el 125 aniversario de su muerte, fecha redonda para celebrar una solemne recordación del gran pedagogo. Miles de alumnos, procesión cívica, bandera, bandas (Don Germán Ponga, Luis, don Manuel: denme un toquecito que ya estoy soñando). 5HÀULpQGRVHDRWURKRPEUHFXPEUHGHVXpSRFDHVFULELy-RYHllanos una sentencia que cae de lleno en su caso de hoy en Gijón. Dijo así nuestro máximo hombre: «No olvidando a sus grandes hombres, se elevan los pueblos». PACHÍN DE MELÁS ACLARACIÓN La «Plaza del 6 de agosto» se denominaba antes «Plaza del Infante». Al inaugurar la estatua, el 6 de agosto de 1891, se le señaló con esa fecha porque coincide en que el 6 de agosto de 1811 entró Jovellanos en su querido pueblo de Gijón, después de cerca de ocho años preso en el castillo de Bellver (Palma de Mallorca) y el pueblo de Gijón quiso señalar esa plaza con tal llamativa fecha en la vida del gran gijonés. Con la denominación de «Plaza de Jovellanos» se conoce desde hace años el frente de la casona de los Remedios. P. DE M. La Prensa| Gijón, martes, 17 de noviembre de 1936 | Página segunda ¿Por qué se ha de fundir la estatua de Pelayo? DE LA LEYENDA – LOS CONSTRUCTORES DE LA ESTATUA – LA BARQUERA El primer gestor de nuestro Ayuntamiento, joven, entusiasta, culto, parece que quiere epatarme diciéndome que «los nuevos gijoneses no pasan por ser hijos de Pelayo» Ni muchos viejos gijoneses, mi querido amigo. Yo al menos, desde el año 1908 sigo con verdadera idolatría las ideas del cronista de Gijón, el patriarca de nuestra erudición gijonesa, el notable historiador asturiano e ilustre jovellanista, el venerable anciano don Julio Somoza y García de la Sala (aún cuando algunas veces hemos reñido). En su obra documental titulada «Gijón en la historia general de Asturias», expone, lleno de fe y con una valentía impropia de la época, sus estudios sobre Pelayo y la Batalla de Covadonga, que desataron contra él las iras de los que sostienen leyenda y tradición que pugnan con los argumentos del señor Somoza, y por ello fue atacado e insultado sin respeto ni miramiento alguno a su edad, posición y labor realizada. Sigo, por tanto, a quien yo llamo «jefe» en el aspecto asturiano y en cuanto a la vida local y asuntos urbanos de Gijón resulta, a su vez, de actualidad copiar hoy lo que don Julio Somoza escribió en 1873 (hace la friolera de 63 años), pues dijo lo siguiente referente a las calles de la villa: «Es conveniente sustituir los nombres del ‘santoral callejero’ con otros más característicos y en armonía con las ideas de la época. Afortunadamente, la municipalidad gijonesa ya sabe a que atenerse respecto a estas indicaciones». ¿Por qué se ha de fundir la estatua de Pelayo? 125 Por lo que va expuesto, mi señor Somoza y yo estamos desde hace años al margen de todos esos anacronismos. Sigamos adelante. ¿Vivimos despiertos cara a la realidad, o tenemos que declarar como el poeta?: Lo pasado fue torrente que absorbió el mar de la nada la vida está consagrada al porvenir y al presente Respeto todas las ideas que se exponen porque veo en ellas la buena fe y el afán de superación. De ahí que pregunte al querido amigo Luis Cuesta de la Villa; ¿Por qué deshacer, fundir, convertir en la nada la estatua de Pelayo? Ella fue, aparte de la leyenda, erigida con la sana intención de rematar una moderna fuente emplazada en 1891 en la Plaza del Marqués, llamada entonces de «La Barquera». Tanto es así, que la estatua de Pelayo fue modelada por un artesano y gran artista, gijonés de adopción, don José María López, que en opinión de los críticos de arte, acertó plenamente con el ambiente y majestad del guerrero legendario, y tuvo el honor de ser plagiado por un escultor inglés.22 El gobierno cedió, y esto lo hace siempre, el bronce necesario y la estatua de Pelayo fue fundida en los talleres de la «Fábrica de Moreda y Gijón» por otro artesano y excelente artista, el maestro fundidor don Carlos García. Todo ello, como se ve, obra de artesanos, artistas gijoneses y de la industria de Gijón ¿Para que destruirla si nos puede servir de orgulloso ornamento? 22 «En la ciudad de Winchester, capital del condado de Hampshire, en el sur de Inglaterra, se halla una estatua de Alfredo el Grande, monarca que reinó siglo y medio después de Pelayo, obra de Hamo Thornycroft, inaugurada en septiembre de 1901, justo una década después que la de Gijón. Las sospechosas analogías: los dos reyes tienen el brazo derecho levantado, Pelayo con la Cruz de la Victoria y Alfredo con la cruz de la espada; los dos portan capa, sujetan el escudo y adelantan la pierna izquierda de igual forma…» (El Comercio, Gijón, 4 de agosto de 2006). 126 Artículos de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, en el diario La Prensa (1928-1937) En Rusia, en su transformación más profunda, fueron respetados los museos y se crearon otros, entre ellos uno referente a los últimos tiempos de los zares. Hoy plenos de altivez, los enseñan al turista como diciendo: –Mira lo que éramos y lo que ahora somos. Observa y compara: las comparaciones no son odiosas. Razonemos ¿por qué aquí no puede formarse un «Museo de Gijón», que nos hablara del pasado como enseñanza del presente? A dicho museo iría la estatua de Pelayo y cuanto juzgáramos digno de conservar ¡Tanto y tanto vi destruir que podía ser aprovechable para este museo! El tema es amplio y volveré a tratarlo con más calma, porque lo merece. Muy bien el proyecto de llevar la estatua de Jovellanos al centro del cuadrilátero que ocupó el Mercado. Ya una entidad jovellanista había acordado exponer esta idea que apoya con todo entusiasmo. Muy bien también aprovechar el basamento, si él se quita de la estatua del Sagrado Corazón (llamada vulgarmente el Santón). Ahora hay un verdadero caso de honor o de vida gijonesa. Unos entusiastas jovellanistas se hicieron cargo de los restos de Jovellanos y desde la iglesia de San Pedro los trasladaron a un aula de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles. Allí es imposible que sigan por mucho tiempo. El sitio es inadecuado y la instalación, aunque artística y agradable, no está bien para conservar mucho tiempo. Este es el caso de honor. Es necesario resolverlo pronto y bien. Sea en el Instituto, si a él vuelven las clases, sea en ese basamento, VHDHQODFDVDVHxRULDO«SHURFXDQWRDQWHVHVSUHFLVRÀMDUXQOXJDU GHÀQLWLYRSDUDFRORFDUHQpOORVUHVWRVGHQXHVWURVDELRJLMRQpV *** Amigo Arsenio de Arriba: Cuando el otro día me visitaste KDEODPRVVLQÀMDULGHDDOJXQDGHWHUPLQDGDHQHVWDVFRVDVJLMRQHVDV que tanto te gustan. Llamábase «La Barquera» al lugar donde atracaba y amarraba las barcas. Así se denominaba y así era lo que hoy es «Plaza del Marqués de San Esteban». ¿Por qué se ha de fundir la estatua de Pelayo? 127 El pueblo idealizó el lugar dándole una leyenda. Frente al Palacio del Conde, lindando con la «Fonda del Miramar» había una capilla de los Álvarez de Tejera. Digo que el pueblo idealizó el lugar, por cuanto la Virgen de la Natividad, advocación de dicha capilla, la llamó el pueblo la «Virgen de la Barquera» y por lo tanto a la citada capilla también le dio tal nombre. Otra imagen y ella popularísima, la de San Juan, también fue llamada así, dándole el cariñoso remoquete de «San Juanín de la Barquera» En el mismo lugar que hoy ocupa la estatua de Pelayo, había una fuente, clásica fuente con abrevadero, su pedestal, unas simpáWLFDVFDUDVGHDQJHORWHVTXHVLPXODEDQLQÁDUORV©SDSRVªSDUDH[pulsar el agua por los caños. Esta fuente, de las más tradicionales de Gijón, se estableció el año 1669 y se quitó en 1891 para colocar la actual, rematada con la estatua de Pelayo. El pueblo daba a su vez el nombre de «La Barquera» a esta fuente y como tal era popularísima y querida en toda la villa. Todo esto que llegaba entonces al alma de Gijón, amigo Arsenio, murió «d’afecho» y es en vano pretender resucitarlo. Leyendas, tradición que cae y que el progreso pisa y deshace siguiendo su camino. Vamos «arrollones» hasta donde nos dejen detenernos y allí sentarnos o acostarnos y «a palmar». PACHÍN DE MELÁS APÉNDICE I Otros autores La Prensa | Gijón, miércoles, 1 de junio de 1921 | Páginas primera y segunda Los manuscritos de Jovellanos 23 F. SEÑAS ENCINAS I Hace días ocupó aquí la tribuna del paraninfo de la Universidad para tratar de un tema tan interesante como el de «Los manuscritos de Jovellanos en la Biblioteca Menéndez y Pelayo» el Director de la misma, en Santander, don Miguel Artigas. Como estas cosas, por desgracia, nunca adquieren entre nosotros la debida resonancia, me parece conveniente, o mejor aún, me creo en el deber de insistir sobre varios de los extremos comprendidos en su docta disertación por tocarnos muy de cerca a todos los asturianos y no ser posible mostrarnos a ellos indiferentes. Pero antes, dos palabras del señor Artigas. Joven aún, se halla consagrado a una vida de estudio y de trabajo que sabemos rinde ya óptimos frutos y forma parte de esa nueva generación de «templada postura ideológica» que, siguiendo el camino trazado por aquel gran restaurador del crédito de nuestra cultura, el insigne polígrafo montañés, se afana por investigar serenamente el pasado espiritual de nuestro pueblo. Bien ha tenido ocasión de demostrarlo el señor Artigas en el curso de su conferencia, trazando un sugestivo paralelo entre Jovellanos y Menéndez y Pelayo, cuyos talentos le revelan algunos caracteres comunes, ya que, aparte de sus laudables esfuerzos por conciliar la España progresiva con la tradicional 23 Se incluye este breve artículo, publicado en el diario La Prensa, dividido en dos partes, de F. SEÑAS ENCINAS, por considerarlo previo al contexto temporal en el que Pachín de Melás escribió sus colaboraciones en este mismo diario. 132 Apéndice I. Otros autores –y yo entiendo que no todo en la tradición es «viejo» ni mucho menos– es indigno también de nota que «trabajando los dos sin cesar por una patria grande fueron exageradamente, si en eso cabe exagerar [….] de sus pueblos nativos. Y en ésto, si no en lo anterior, me parece que aventaja al montañés nuestro Jovellanos, el más «nuestro» de todos los hijos ilustres que produjo esta tierra. Solo un amor entrañable al terruño pudo inspirar a Jovellanos la idea de escribir su «discurso sobre los medios de promover la felicidad de Asturias», que, para agravio de su memoria y bochorno propio, aún permanece inédito y para sarcasmo… basta una mano impía –que me resisto a creer fuera la de un asturiano– se ha atrevido a arrancar tres pliegos del manuscrito. $Vt QR SRGUtD H[SUHVDURV TXp LQÀQLWD DPDUJXUD LQYDGtD PL ánimo cuando el señor Artigas recordó el caso «vergonzoso» de que después de un siglo, no sea posible conocer íntegramente el pensamiento de Jovellanos, a causa de no disponer de una edición completa y correcta de sus obras. La verdad es que por aquí y por allá andan todavía sin ver la luz muchos manuscritos de Jovellanos, y aunque no lo dijera el señor Artigas de puro discreto, me atrevo yo a decirlo, a fuer de asturiano, con el poder autoritario que me da el sentido de la justicia. Digo que semejante abandono nadie está más obligado a repararlo que Asturias. Pues bien; con vistas a esa futura edición de las obras de Jovellanos, hágase o no en Asturias –y buena lección sería para nosotros que otra provincia tomase la iniciativa– nos ha prestado el señor Artigas, por de pronto, un inestimable servicio, viniendo a informarnos detalladamente de la valiosa colección de manuscritos que del egregio gijonés, o a él referentes posee la «Biblioteca Menéndez y Pelayo» de Santander. Hállanse todos ellos ordenados en diversos legajos y carpetas y forman allí una sección de la Biblioteca. No sin cierto fundamento se sospecha que don Marcelino Menéndez y Pelayo intentaba dediFDUOHDOJ~QHVWXGLRHVSHFLDOD-RYHOODQRVFX\DVHUHQDHÀJLHIRUPDQGR la sencillez de su despacho, evocaba en su espíritu «aquel alto sentido de las artes y de la vida, aquel interés universal por la cultura, aquella su cualidad de conductor de pueblos, que está por encima y Los manuscritos de Jovellanos 133 PiVDOOiGHORVYDORUHVOLWHUDULRV\FLHQWtÀFRVFRPRDSXQWDEDVDJD]mente el señor Artigas. ¿Cuál es el origen –me preguntaréis– de esos manuscritos? Son los mismos que tuvo en su poder don Cándido Nocedal, colector de los trabajos de Jovellanos para la edición de la Biblioteca de Autores Españoles (Casa Rivadeneyra), en la cual sólo aparecieron dos tomos bajo el rótulo «Obras publicadas e inéditas de don Gaspar Melchor de Jovellanos», pues cuando iban ya impresos bastantes pliegos del tercer tomo, dio en suspender sus tareas aquella casa editorial. Estas capillas que habían de formar el manual […] de las «Obras publicadas e inéditas de Jovellanos» así como los demás manuscritos que no quiso o no pudo aprovechar Nocedal, fueron a parar, a la muerte del político integrista, a sus deudos. Por fortuna, uno de ellos, el señor Amezua, los regaló a Menéndez y Pelayo y tal es la UD]yQGHTXHHOSUHFLRVROHJDGRÀJXUHHQODVXVRGLFKD©%LEOLRWHFDª Comprenden las capillas la segunda parte de las «Memorias» del insigne crítico gijonés Ceán Bermúdez, o sea, las «noticias analíticas de las obras de Jovellanos», si bien incompletas, así como fragmentos de los célebres «Diarios». Apuntemos de paso que como los materiales empleados por Nocedal se los enviaba desde Gijón otro benemérito hijo de la villa, don Juan Junquera Huergo, gran conocedor, al parecer, de la letra de Jovellanos, siempre ha de ser ~WLOODFRQVXOWDGHODVFDSLOODVSDUDUHFWLÀFDUORVPXFKRVHUURUHVTXH aparecieron en la reciente edición de los «diarios». Dejemos para mañana, el hablar algo de lo que contienen los manuscritos. Oviedo, 31 de mayo de 1921 134 Apéndice I. Otros autores II Quedamos ayer en decir algo de los manuscritos que relacionados con el eximio gijonés se conservan en la «Biblioteca Menéndez y Pelayo» de Santander. Y, para mayor claridad, los dividiremos en dos grupos. Los del primero son, parte autógrafos de Jovellanos y parte FRSLDVGHHVFULWRVVX\RVKHFKDVFRQHVFUXSXORVDÀGHOLGDGSRUTXLHnes conocían bien su letra y que no dejan de poseer gran valor en el caso muy probable de que se hallan perdido los originales. Forman el segundo cartas y notas que amigos de Jovellanos o bien de posteriores coterráneos que se interesaban por la edición de las obras de aquel, proyectada por Nocedal, a quien comunicaban curiosísimas noticias. ¡Qué diferencia de tiempos! Entre los del primer grupo abundan las epístolas, en que se advierte que la gran obsesión de Jovellanos era el Instituto; ora pida libros para formar la biblioteca o ya se complazca en hablar de otros detalles de organización, la materia de ellas la constituye siempre su Instituto, del que con razón dijo un viajero antiguo que había asegurado la existencia literaria de la industriosa villa gijonesa. Figuran además un buen número de censuras de obras literarias y extensos y luminosos informes de los cuales merecen citarse, por su importancia, uno acerca de los Montepíos de excelente doctrina social y otro enderezado a combatir la madre de todos los vicios, o sea, la ociosidad. Todo ello, aunque parezca mentira está aún inédito. Aparte de éstos, hay otros escritos del egregio gijonés, como apuntes, avisos, una manifestación a la Academia Española, Memorias etcétera, etc. que, no se insertaron íntegramente o se reprodujeron con harto descuido. Finalmente, por guardar relación con Jovellanos nos habló el señor Artigas de un manuscrito importantísimo y único que se conserva en la Biblioteca Menéndez y Pelayo y el «Discurso inédito de -XDQGH+HUUHUDVREUHODÀJXUDF~ELFDªLQVSLUDGRHQHO$UWH0DJQD de Raimundo Lulio trabajo descubierto y copiado por Jovellanos en Mallorca, y que aparece aquí con letra del ilustre ovetense Martínez Los manuscritos de Jovellanos 135 Marina. Acompaña al valioso manuscrito un legajo de siete pliegos con datos de diversos asturianos relativos a este punto. Después de habernos informado minuciosamente de cuanto se conserva en la Biblioteca Menéndez y Pelayo y que, a su juicio, podía tener cierto interés para nosotros, concluyó diciendo el señor Artigas que estimaba ahora oportuna y provechosa una edición completa y correcta de todas las obras de Jovellanos. Huelga encarecer a nadie la importancia y necesidad de tal empresa que, por nuestra parte, sin duda ha de inspirarse, no en la oportunidad y provecho, sino en la consideración de gratitud y justicia, que debemos rendir al hijo más esclarecido del suelo natal. <RDFDVRHOPiVLQVLJQLÀFDQWHGHWRGRVH[FLWRDOQDFLHQWHGLDrio La Prensa a que su primer pensamiento sea para Jovellanos y recoja y fomente en sus columnas esta iniciativa que solo viene a expresar –al menos así me lo parece– el mudo anhelo de la generalidad de mis paisanos. No creo equivocarme, queridos compañeros que componéis La Prensa, si espero de vosotros que habréis de trabajar en tan noble empeño con el entusiasmo religioso de otros tiempos, cuando a lo menos, las apariencias no hacían suponer que se hallaba amortiguada la conciencia regional. Despertadla con vuestra voz y con vuestra pluma. ¿Quién os negará su auxilio para este caso? El cora]yQPHGLFHTXHDYXHVWURUHTXHULPLHQWRUHVSRQGHUiXQDDÀUPDción efectiva, unánime, y se llevará a cabo la edición de las obras completas de Jovellanos, costeadas por los hijos de la misma tierra que fue cuna y sepulcro del gran patriota. Oviedo, 1 de Junio de 1921 El Comercio | Gijón, 16 de mayo de 1971 | Página 4 Pachín de Melás. Resuena el cántico del «Miserere» PATRICIO ADÚRIZ Nuevo ambiente y nuevo cómputo. Ahora, en 1936, edita en Oviedo su «Al sonar de la salguera» que había estrenado el año anterior y que contiene pasajes líricos con música del maestro Amalio López y cubierta con unas caricaturas estilizadas de Manuel Marola que representan, de izquierda a derecha, a Quetina Robles, Felipe y Macario Villa. Y en ella, como un conjuro, brota la vena poética popular: Saligar, saliguera sali caña de salguera saliguera, saligar VDOLFDxDGHÀJDU Poco después, sin transición, la guerra civil, el caos. Desaparece un mundo romántico el envite de bayonetas caladas. La quintana –tordos, malvises, romerías y tradiciones– ya no es el sueño de los menos y sí cauce que se empapa de sangre moza. «Pachín» llora interiormente por todo aquello que, sin poder remediarlo, se va SDUDVLHPSUH'HÀQLWLYDPHQWH&DVLVLQSHQD<pOPDUJLQDGRHQHO tiempo, se apercibe por primera vez en su vida que está cansado, que está enfermo, que está al borde mismo del agotamiento. Se lo dicen sus pies que arrastra venciéndose. Y se lo dice aquel pijama del que ya no se separará nunca porque, si tocan a salir, enfunda la chaqueta y pantalón sobre él. Pese a todo vive los avatares cotidia- 3RUWDGDGHOOLEURGH©3DFKtQGH0HOiVªSXEOLFDGRHQSRUTXLHQIXHUDFURQLVWDRÀFLDO de Gijón, Patricio Adúriz. Resuena el cántico del «Miserere». Patricio Adúriz 139 nos y se duele que los tesoros artísticos sean pasto de las llamas. Un día, una mañana, Agapita llega sofocada a casa –había salido muy temprano a recoger la prensa para el quiosco– y le narra entrecortadamente que estaba ardiendo la vieja iglesia de San Pedro. Y que la iban a dinamitar. Y que allí, en la cripta, los restos de Jovellanos… –¡No, imposible! Hay que buscar una solución. Hay que poner remedio. –Y es que «Pachín», modesto él, humilde él, sentía una devoción profundísima por el primero de los gijoneses. Y en esta tesitura recordó al pronto –relámpago fulgurante el pensamiento– los muchos trabajos sueltos que lo consagrara sobre todo en La Prensa en los últimos tiempos. Como también recordó a aquel anciano, su buen amigo Julio Somoza que, desde un mayor nivel cultural, había hecho del nombre de Jovellanos la divisa de su dilatada vida. Y, como movido por un resorte, urge a la esposa: –Agapita, dame el traje, tal vez estemos a tiempo de remediar lo que parece irremediable. –¡Pero bueno, Pachín, qué vas a conseguir, tú estando como estás! No la hace caso. Baja las escaleras penosamente. Llega al Ayuntamiento y sin protocolo alguno demanda entrevista con el alcalde, $YHOLQR*RQ]iOH]0DOODGDTXHDOHVFXFKDUVXVUHÁH[LRQHVOHGDOD razón. Y le autoriza a proceder en consonancia. Y «Pachín», ante la exaltación de ánimos, estima que deben acompañarle dos municipales. Y le acompañan haciendo valer la ley. Así es como fueron salvados de una destrucción segura los restos de Jovellanos. Omito literatura barata que no hace al caso y me guardo de dramatismos fáciles porque la evidencia, según veremos, se impone por sí sola. SECUELA JOVELLANISTA El primer paso estaba dado. Ahora bien, tratándose de JovellaQRVQRSXHGRRPLWLUWHVWLPRQLRVJUiÀFRV\GRFXPHQWDOHVGHSULPHUD mano que casi tienen el carácter de primicia y que, por corresponder a tiempos de suyo calamitosos son prácticamente desconocidos. «Pachín» había cumplido como un ciudadano de pro y hasta le concep- 140 Apéndice I. Otros autores túo de benemérito. Aquellos meses veraniegos del 36 no eran como para entretenerse con sutilezas del espíritu –acaparada toda la atención por el decurso bélico– y sin embargo para él, ése, el espíritu, lo seguía siendo todo. Y muy pronto vendrían a darle la razón por haber adoptado una tal medida providencial en cuanto que Jovellanos era un símbolo para unos y para otros. Los restos del patricio ya están a salvo y «Pachín», más allá del deber que cumplió con creces, sigue cerca de ellos. Observen el primer grabado1 a cuyo dorso escribe el poeta con su caligrafía desangelada lo de el primero de septiembre de 1936, se retiraron de la iglesia de San Pedro los restos de Jovellanos trasladándolos a la Escuela de Comercio. Luis Cuesta de la Villa los colocó en la escalera con la lápida y tiró una «placa». Mas el receptáculo estaba un tanto averiado y se imponían arreglos y acondicionamiento. Pasan las semanas y el resultado lo vemos en el segundo de nuestros grabados2 en cuyo reverso Pachín, como antes y haciendo de cronista, anota lo de «receptáculo que, para guardar los restos de Jovellanos, construyó Germán Horacio Robles en una de las aulas de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles (antes Comercio). Gijón, 4 de de Octubre de 1936». Dos días mas tarde, el seis, ya intervienen las autoridades competentes y, pese a que la carta que se recibe va dirigida al director de la Escuela Profesional de Trabajo, éste se la confía a su verdadero destinatario que es «Pachín de Melás». En sus principales párrafos el Decano-Presidente del Colegio Provincial de Abogados de Asturias se expresa así: «Tengo que poner en su conocimiento que, en el día de ayer, se reunió el Colegio de Abogados y acordó por unanimidad, así como con el más exaltado entusiasmo, hacerse cargo de los restos de Jovellanos, que se encuentran de modo digno y con la demostración del mayor respeto en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles, lo que tengo el honor de comunicarle. 1 2 Vid. ilustración en pág. 113. Vid. ilustración en pág. 117. Resuena el cántico del «Miserere». Patricio Adúriz 141 Así mismo se acordó, que el Decano del Colegio con dos colegiados, constituyan una Comisión permanente, rogándole a ese Ilustre Claustro de Profesores nombre una delegación para incorporarse a la misma, la que se encargará de tomar acuerdos y determinaciones sobre la colocación, conmemoración y homenajes que han de hacerse a Jovellanos, así como encaminar una labor en el sentido de que su obra en todos los órdenes sea mas conocida, siendo parte de ésta la organización del Museo de Jovellanos en la casa donde nació». Aprecien las congratulaciones en torno a los restos felizmente recuperados. Y los buenos deseos para un futuro que se quedaron en eso. Pero hay más, porque, en el transcurso del mes de noviembre una representación del «Grupo Gijonés Jovellanos» –del que era presidente «Pachín de Melás» y secretario Luis Tejedor– visita al Alcalde y le entrega una de las dos actas de la traslación de los restos, contenida en un pergamino de Germán Horacio para que se archivase en el Ayuntamiento y que quedase constancia del hecho para la posteridad. La otra acta, también con artística portada, la entregó la misma Comisión en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles, siendo recibida por su director interino Matías Conde de la Viña, al objeto de archivarla en aquel centro docente como depositario provisional de los restos del patricio gijonés. Así, con esta entrega en la que «Pachín de Melás» tuvo parte activísima, se dieron por conclusos los actos organizados para conmemorar el CXXXV aniversario de la muerte del ilustre educador de la juventud. Era el mes de noviembre de 1936. MISERERE Por este periodo acaece la quema de los quioscos gijoneses. Se elimina al entrañable «Pachín de Melás» de la no menos entrañable Plaza del Seis de Agosto. El matrimonio se ver forzado a deambular con su mercancía de periódicos por gran número de portales de la calle Corrida. «Pachín» se va consumiendo. En mayo del 37 ingresa en el Sanatorio Antituberculoso Quirós, de Somió, en don- 142 Apéndice I. Otros autores de aún tiene paciencia para escribir unas notas íntimas: «Ocupé una cama en una gran sala frente al amplio corredor de la casona. El día 23 me ausculta el joven médico director del sanatorio, don Ramón Lozana, en compañía del también joven médico don Luis Heredia. Inyecciones, muchas inyecciones». Y en otro lugar: «Hoy hace un mes que ingresé en este Sanatorio…». Estaba, sin saberlo, consumiendo los últimos granos en el reloj de arena de su vida. Como también, ignorándolo del todo, no hacía mucho –enero de 1937– que acababa de rematar su última comedia dramática. «Los dos bobos de Con», en cuyas notas ingenuas preliPLQDUHV\DOÀQGHODVPLVPDVHVWDPSDVFRQUHODFLyQD$VWXULDVOR TXH \R VXSRQJR TXH KXELHUD TXHULGR IXHVH VX HSLWDÀR ©7H DPp cuanto pude, con cuanto amor pudo albergar mi alma. Te canté cuanto me fue posible. Mi vida artística fue consagrada a ti. Hacer más es superior a mis fuerzas. Mi conciencia está tranquila». Y es que, tras los sucesos de que hicimos referencia, se hunde el frente bélico republicano. Los vencedores entran en nuestra villa un veintiuno de octubre. La oración se vuelve por pasiva y hay muchos que huyen camino del exilio. A «Pachín» en cuanto liberal confeso –en línea de los de Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Claudio Sánchez Albornoz, Salvador de Madariaga y otros muchos que se podrían citar– se le va a buscar a casa para conducirle a la cárcel del Coto en tanto se hacen las averiguaciones de rutina. Es el mes de febrero del 38 y sube hacia ella renqueante y con el traje sobre el pijama habitual. Su estado de salud es tan precario que, en la práctica, no sale de la enfermería. Está hundido física y moralmente. Le falta lo que tuvo siempre, la libertad. Sus años y sus achaques –permítaseme utilizar el símil que sigue– le convierten como en un pájaro para el que el entramado denso e insalvable de la jaula se hace insoportable. De cuando en cuando recibe a los suyos o, en su defecto, pergeña unas líneas alentadoras: «Hasta que no me tomen declaración no me procesan…». Pero no se la tomarán porque no dio lugar para ello. Allí, como él, había muchos. Conocidos unos y desconocidos otros. Los hubo que pagaron con sus vidas o con larga reclusión. Agapita un buen día recibe a un pariente que estaba movilizado y le hace partícipe de sus inquietudes. Suben hacia El Coto y él se Quiosco «Jovellanos» o de «La Farola», regentado por Pachín y su esposa Agapita, situado en la Plaza del Seis de Agosto Resuena el cántico del «Miserere». Patricio Adúriz 145 interesa por «Pachín de Melás». La respuesta que obtuvo es la de que había fallecido y su cuerpo llevado al cementerio. Nuevo y trágico desplazamiento. El celador no recuerda el nombre de ningún Emilio Robles Muñiz. Surge, sin embargo, el de «Pachín de Melás» y se aclaran las cosas: –Entonces ha de ser uno que está depositado en la capilla ardiente. Y era él. Envuelto en una manta carcelaria. Ocurría esto en el mes de marzo. El frío expresivísimo del papel del Registro Civil en el que se contiene su partida de defunción aclara lo demás: «Que había fallecido a las tres horas del seis de marzo a consecuencia de WXEHUFXORVLVSXOPRQDUVHJ~QFHUWLÀFDFLyQIDFXOWDWLYDTXHVHSUHsenta autorizada por el médico don Honorino Manso». Síguese, improvisado, un tosco féretro de pino. ¡Y la tierra para siempre jamás! COMO ANTICIPO DEL PRÓXIMO FINAL Luego resulta increíble que haya habido autores que estamparan estas especies en sendos libros que no cito por razones que se SXHGHQVXSRQHU©'HVSXpVGHOXFKDUFRQPXFKDVGLÀFXOWDGHVUHcogido en un asilo de ancianos, se dice que murió hacia el año 1939, en Mieres» O también esta otra: «Falleció en su casa de Gijón en 1938». La verdad es lo dicho. El próximo será el último capítulo en HVWHQXHVWURHVWXGLRPRQRJUiÀFRHQWRUQRD©3DFKtQGH0HOiVª BREVE ANTOLOGÍA DE PACHÍN DE MELÁS A un sabio Morristi ¡ay… probitín! Dexasti aquesti mundu podríu de llaceries, tristures y dolor. Dexástinos a toos recuerdos del to nome ¿qué falo?, del sabiu, del siglu que fuxó. 146 Apéndice I. Otros autores La to cerviz, en pruno, bigardos non doblaron, xamás tu platicasti ’n contra la verdá, xamás tu, per dinero, vendiste la concencia; tu fuisti’l home ’ntero d’Amor y de Bondá. Honrau fuisti ‘n la vida y honra la to memoria será ‘ntre los ñacíos per siempre venerá. ¡Probín!, aunque morristi, la to noble fegura llantáa en el cerebru de toos vevirá. Oración ¡Mío Virxen per dolorosa! Dolorosa, venerada, DPSDUXGHODÁL[LXTX·DWLSHUGROLRVXFODPD atendi d’aquesti probe que na melosina fabla reza la oración devina, la oración que-i sal del alma. Tu que yes madre del mundu, tu que yes xoya preciada, tu que sofriste les penes que atarazaron to alma; tu que viste ‘l padecer de Dios, ena muerte santa morriendo per redimir al mundu, y con so gracia repleta de unción devina llavó del home la mancha que por sos munchos pecaos tenía llantá nel alma. Tu que semaste pel mundu en ca pasu una llárima, HQFDSLHGUDXQVRVSLUXHQFDÁRUXQDHVSHUDQ]D escucha, Virxen bendita, qu’a ti fervorosu llama el más homilde cristianu pos la pena lu atristaya. Pídote, Virxen querida, que a quien sufre resignada los dolores d’esti mundu con la fe y vertú cristiana del Dios que pasió pel mundu la so frente coronada, per el dolor y la pena, la tristeza y la desgracia, d’aquel mártir de los mártires que’n la cruz, la cruz amada, dexó so vida querida, la so vida venerada… pídote, per Dolorosa, que, aquesta ñoble anciana y calmes el sofrimientu que paez en cuerpu y alma; Resuena el cántico del «Miserere». Patricio Adúriz que-i unvies Tu, dende ‘l cielo, la to celestial mirada, bálsamo de la tristeza, bálsamo de la esperanza. Ella ye tan bondadosa, ya tan güena, tan cristiana, que los ánxeles na gloria revolotien per so gracia. Escúchamé, Virxen mía, escúchame, Virxen santa, verásnos los dos xuntinos co la frente prosternada rezar la oración devina, la oración que sal del alma y con la fe del cristianu decir na melosa fabla: ¡Mió Virxen per dolorosa! Dolorosa, venerada, DPSDUXGHODÁL[tXTX·DWLIHUYRURVXFODPD atendi les nostres quexes, danos to bendita gracia, guianos per esti mundu, acóxenos nuestra alma; failo tu, Virxen querida, failo tu, Virxen amada. ¡Vivimos en sufrimiento con tan solo la esperanza de que cuando Dios nos llame nos de so devina gracia! La muerte –¡Fuxe de min!–, diz l’infortunadu llorando cabu ‘l lechu ‘n sin consuelu; ¡muerre ‘l probín dexando nesti suelo tristures y dolor si fo home honradu! Tembla ‘l malu al vese arrebatadu y pon en el vivir so llocu anhelo; y xime de pesar, llenu de duelu, gritando ‘n sin parar ¡¡la muerte!! airadu. Mas ¡ay non! que no-i val llorar al home; pos lo mesmo que’l probe, ‘l fanegueru ha pagar so portazgo. Vida y nome DFiEDVHDOOOHJDUHOÀQSRVWUHUX ¡Tan solo Dios con su imortal renome ye ’l que diz a cada’un cual va ’l primeru! 147 El Comercio | Gijón, 17 de marzo de 1974 CENTENARIO DE JOVELLANOS Del magisterio del AteneoCasino Obrero de Gijón PATRICIO ADÚRIZ PANORÁMICA JOCO-SATÍRICA ¿Volvíamos otra vez a lo de pan y toros? ¿Sería posible que tras tantos avatares políticos, sociales y económicos todo siguiese lo mismo que en vida de Jovellanos? ¿Sería posible que la envidia, pese al barniz de cultura, siguiese royendo los corazones de los incapacitados que se revolvían contra quienes eran superiores a ellos? Tal parece indicar que, en efecto, la evolución de la humanidad, al menos en esos aspectos, no difería gran cosa de las sociedades primitivas en que el supremo legislador era la fuerza. Aquellas corridas de toros traían por la calle de la amargura a don Julio Somoza, HOEXHQRTXHÀHOVHJXLGRUGHODVGLUHFWULFHVGHOSDWULFLRDQDWHPDtizaba contra esos vestigios o residuos de la barbarie de otras épocas. A Jovellanos no se le podía obsequiar ni menos festejar con ese tipo de juegos artísticos contra los que clamaban no pocos escritores eminentes de nuestro país e incluso de fuera, alegando que el hombre no tenía necesidad de contrastar su poderío contra bestias LUUDFLRQDOHVTXHORÀDEDQWRGRDOFLHJRLPSXOVRGHVXIXHU]DEUXWD ¿Arte aquello, se preguntaba don Julio? ¡Ca, imposible! Como imSRVLEOHHOTXHVHSUHWHQGLHVHFRUWDUSRUXQPLVPRUDVHURODDÀFLyQ GHXQSXHEORTXHDODKRUDGHODYHUGDGQRHUDGHÀQLWRULRHQWDQWR Del magisterio del Ateneo-Casino Obrero de Gijón. Patricio Adúriz 149 había que tener en cuenta a los procedentes de más allá de los límites regionales. Las rabietas de don Julio eran bastante para convencer a los rectores de «La Chistera», aquella sociedad gijonesa que, con categoría de tal, cubrió fastos veraniegos de las primeras décadas del siglo XIX. Los de «La Chistera» estaban convencidos que lo suyo era dar gusto al pueblo, a esa mayoría abrumadora que pagaba con los dineros de su talega, amén de los aplausos pertinentes, aquella gestión felicísima en la que los espectáculos de amena distracción lo eran todo. Para ellos, para la mayoría, sendas corridas de toros, carreras, espectáculos acuáticos y las piruetas luminosas de los cohetes ascendiendo a horadar el terciopelo de las noches de estío. ¿Podría ofrecerse más? ¿Es que acaso y por ventura no estábamos en línea con otras ciudades de las de más fuste del resto de España? Pues a dar chisterazos a diestro y siniestro para ganarse el favor del público indígena y foráneo, verdaderos destinatarios de afanes y desvelos de la nunca bien agradecida sociedad «La Chistera» cuyos elementos rectores estaban integrados por gentes de WRJD\SOXPD\SRUWRGDODJDPDGHRÀFLRV\DUWHVDQtDVH[LVWHQWHV en aquella época. Luz verde para el holgorio a mayor honra y gloria del Centenario de Jovellanos. Anuencia para festejos populares en cumplido renglón de atracciones multitudinarias. «La Chistera» a su juego y los demás al suyo por aquello de mente sana en cuerpo no menos sano, máxime ahora que aquellos gladiadores modernos, los que perseguían durante una buena porción de minutos un esférico a través de improvisado campo, demostraban con rabiosa energía que aquello iba a ser como el futuro de pueblos sanos, vigorosos y consecuentes con el progreso. Uno se imagina a don Julio Somoza haciéndose cruces y moviendo la cabeza rítmicamente de arriba abajo en acto de compunción. Aquello era algo a lo que no estaba acostumbrado. ¿Pero cómo era posible tal pisto de actividades en honor de su patricio cuando éste, a su leal saber y entender era antorcha de espiritualidad y por ende de todo lo contrario a lo que aquí estaba sucediendo? Gijón era mucho Gijón y daba de sí para eso y para mucho más. Cada oveMDFRQVXSDUHMD\WRGRVFRQWHQWRV©/D&KLVWHUDªWUDVVXVÀQHVSUR- 150 Apéndice I. Otros autores pios. Poetas, ensayistas, tesistas y dramaturgos tras los suyos. El pueblo. El pueblo a reírse y a pasarlo a más y mejor. Los excursionistas en peregrinación hacia Puerto de Vega. SS. AA. RR. visitando lo digno de visitar. El Instituto organizando oraciones fúnebres y procesiones cívicas. Los envidiosos rucando los dientes y comiéndose las uñas por el prestigio ganado a pulso por los demás. Somoza morado de ira por tanta y tanta aberración, denostando a quien lo merecía y bien seguro de que aquello no le hubiese complacido a Jovellanos. A un Jovellanos cuyo centenario merecía mucho respeto, un respeto para el que, según lo visto, no se estaba preparado a tenor de las celebraciones reseñadas. ATENEO – CASINO OBRERO DE GIJÓN ¿Y las minorías? ¿Y esas minorías que son las que empujan infatigablemente el carro de la cultura? Al hablar de ellas es preciso hablar de individuos aislados como los que se reseñaron con detalle y que tendían, más que a lo general, al brillo, al oropel propio, desligándose de centros tutelares en que estaban integrados por mor del escalafón… Ante esa realidad inconcusa que sigue siendo de hoy con sus innumerables inconveniencias, nos topamos con la excepción que tiene toda regla. Aquí, en los lares de «Jovino», un grupo de intelectuales, unos directivos, unos seguidores y una casa matriz, van a demostrar con sus actos y sus escritos lo que es, lo que debe ser la vida societaria bien entendida. Nos referimos, claro está, al Ateneo–Casino Obrero de Gijón. Aquí no sucede como en el Instituto en que se erige en divo don Miguel Adellac al amparo del Promotor. Aquí se hacen las cosas bien y mancomunadamente. Todo a lo largo de ese año, se programan conferencias y lecturas que más tarde y sin prisas se recogen en un libro antológico en cuanto exponente del sentir y pensar de propios y foráneos. A la cabeza, dando ejemplo, la plana mayor del Ateneo compuesta por entonces por Ramón Fernández (presidente), Eduardo García (vicepresidente), Avelino Blanco (secretario), Ezequiel de Castro (vicesecretario), Emilio Fernández (tesorero), Eleazar Rodrí- Del magisterio del Ateneo-Casino Obrero de Gijón. Patricio Adúriz 151 guez (contador), Raimundo Sánchez (bibliotecario primero), José Gutiérrez (bibliotecario segundo), Ángel Pando (vocal primero) y Elías Cuesta (vocal segundo). A ellos y al resto de los socios se debe aquella iniciativa que conmemora durante una buena parte del año la efemérides jovellanista. La ofrenda del Ateneo–Casino Obrero se explicita a este tenor: «Hemos puesto a tributo de esta ofrenda el más desinteresado de los afectos el más noble entusiasmo del alma». /DH[FHOVDÀJXUDGH-RYHOODQRVVXH[FHSFLRQDOUHOLHYHHQOD historia nacional y su preeminencia singularísima en el amado pueblo de su cuna, exigía de todos los españoles y muy particularmente de sus paisanos, las manifestaciones más elocuentes y expresivas de la admiración y del cariño; exteriorizar en culto de cordial y público homenaje, el respetuoso y venerado que todos guardamos en el sagrario de nuestros santos recuerdos. Y con la ofrenda realizada, hemos sentido la inefable satisfacción del deber dignamente cumplido, por haber conseguido aportar a nuestros leales esfuerzos la hermosa colaboración del talento y el entusiasmo ajenos. El Ateneo gijonés, este Centro local, tal vez el único que ha logrado alcanzar respetabilidades de larga vida con ejecutorias de iniFLDWLYDV\DWHQFLRQHVGHJHQHUDOFXOWXUDTXHOHGLJQLÀFDQ\HOHYDQ por modo extraordinario, debíase ciertamente a los meritísimos procedentes de su historia local, y su Junta Directiva a la conducta de sus antecesoras en el régimen del Ateneo, siempre celosas de mantener alcanzados prestigios y de ilustrarlos en las ocasiones que así lo exigiesen. 'HEHU GH KRQRU HUD SXHV VLJQLÀFDU HO QRPEUH GH QXHVWUR Centro en el solemne concurso del homenaje al mas egregio de los gijoneses y al motivo de su primer Centenario, procurando ambiciones de primer puesto en el palenque de las loanzas, llevados de una dignísima y plausible emulación. Y con sincero orgullo lo declaramos. Hemos conseguido tejer la más hermosa de las coronas dedicadas al insigne festejado. Perdurables rosas del espíritu y laurel espigados en el vergel de la mentalidad, han sido los elementos constitutivos de nuestra ofrenda al inmortal gijonés en la solemnidad de su primer Centenario. 152 Apéndice I. Otros autores Más extensión hubimos de intentar para los merecidos apólogos: que al acervo del espiritual homenaje hubiesen concurrido algunos escogidos intelectuales más. No correspondieron a nuestros excelentes propósitos nuestros repetidos esfuerzos, mas no estamos GHVFRQWHQWRV3RUODWULEXQDGHO$WHQHR\GHÀULHQGRJXVWRVRV\DJUDGHFLGRVDQXHVWUDKXPLOGHLQYLWDFLyQKDQGHVÀODGRUHOHYDQWHVLQWHOLJHQFLDVTXHKDQKHFKRPDJQLÀFDODERUGHORDQ]DHQKRQRUGHOD JORULRVDÀJXUDGH-RYHOODQRVODERUUHFRJLGD\RUGHQDGDHQODVSiJLnas de este libro cuya parte material debemos con nuestra gratitud a ODSURWHFFLyQGHHOHPHQWRVRÀFLDOHV\DDOJXQRVSDUWLFXODUHVHQWXVLDV tas alentadores de nuestra idea. El Ateneo Casino Obrero de Gijón ha cumplido con la honorabilidad y respeto de su nombre, y a su Junta Directiva cábele la íntima satisfacción de haber podido corresponder brillantemente con ODFRQÀDQ]DGHVXVFRQVRFLRV\DPLJRV Tales las palabras que ponen bien a las claras unos deseos que hubiesen querido ser superiores si a tenor de lo expuesto todos hubiesen prestado su concurso. El Ateneo se convierte en ágora pública para que brille la elocuencia de quienes tuvieron a bien solidarizarse con la efemérides. CONFERENCIAS MEMORABLES Aquel 24 de agosto de 1911, un conferenciante insigne, Gumersindo de Azcárate, explica su lección magistral, «Jovellanos y su tiempo» ante la atenta y numerosa concurrencia que llega hasta el Ateneo conocedora de la personalidad y de las prendas que adornan a homEUHGHVX\RWDQVLJQLÀFDWLYR<pODOUHYpVGHORVGHFDVDVHDSUHVXUDD aclarar, casi al inicio de su disertación que «difícil es decir una cosa nueva tratándose de Jovellanos, después de cuanto sobre él se ha dicho de palabra y sobre todo por escrito, a cuyo propósito basta recordar el nombre de don Julio Somoza, que con tanta abnegación, con tanto acierto y con esfuerzos tan sostenidos, ha llevado a cabo la empresa magna y patriótica de dar a conocer toda la obra del ilustre gijonés». La justicia es el camino recto hacia la verdad. Lo explicitado por Gumersindo de Azcárate con relación a Julio Somoza. Sus apreciacio- Del magisterio del Ateneo-Casino Obrero de Gijón. Patricio Adúriz 153 nes en torno al tema propuesto son síntesis de pleno conocimiento de la Historia de España, un conocimiento del que fue exponente en su día el propio Jovellanos que quiere romper con fórmulas caducas para dar paso a conceptos de renovación, de hechos concretos TXHRSRQHUDSDWUDxDV\IiEXODVTXHGHVÀJXUDQHOYHUGDGHURURVWUR del acontecer patrio. Gumersindo de Azcárate concluye que «Jovellanos fue un hombre de su tiempo; pero fue el hombre que encarnó las aspiraciones de éste de manera tal, que se hizo acreedor a merecer de parte de todos, respeto por su inteligencia, simpatía por su sentimiento, amor por su voluntad buena, recta y pura». Poco después, en 31 de agosto, otro conferenciante, Edmundo González Blanco, autor de una biografía en torno a Jovellanos que se publicó ese mismo año, conocidísimo por estas latitudes, ocupa la cátedra para explayar unos cuantos pensamientos a propósito de «El patriotismo de Jovellanos». Sus palabras están lejos de alegres improvisaciones precisamente por su carácter de conocedor de vida y obra del polígrafo gijonés. Así, tras excusar su competencia en temas que le son del todo ajenos, «diré solamente que, al hablar de nuestro Jovellanos, pienso que todo lo que él amaba de nuestra patria, a todo lo que ayudó a conquistar para ella en el noble combate de su vida; la libertad primero, después las varoniles virtudes de la lealtad, de la franqueza y del valor cívico». Edmundo González Blanco encuentra un paralelo evidente entre las vidas de Jovellanos y Joaquín Costa, valedores ambos de unas cuestiones agrarias que fueron piedra de toque de los distintos regímenes dominantes. Opción a un triunfalismo que es de austero servicio hacia fórmulas redentoras cuyo único usufructuario iba a ser el pueblo. Poco después, en 9 de septiembre, el propincuo Miguel Adellac explaya el tema «Jovellanos y la cuestión social de su tiempo» haciendo ver y agradeciendo al Ateneo, «como en otras ocasiones, la amabilidad de consultarme respecto de la organización y medios de publicidad que debía darles» en tanto, también, ex presidente del mismo. Su teoría es la que explayará más adelante en el libro de que hicimos mención y resalta el individualismo de Jovellanos en lo de a temas sociales referido, con abundantes pasajes del polígrafo que trasparentan sus ideas al respecto. Miguel Adellac concluye 154 Apéndice I. Otros autores que Jovellanos fue ejemplo «más que nunca necesario en los tiempos que corren, muy dados a confundir las normas y los valores de la política, en que se quiere legitimar el desdoblamiento de la conducta como si hubiera algo más ennoblecedor que el difundir los altos ejemplos de aquellos hombres colocados en la cima de la vida pública». Hasta aquí las conferencias. Luego siguen otras adhesiones que, bajo el epígrafe de Lecturas, dan paso a la prosa inconfundible de una serie de autores que en nada desmerecen de los mencionados en primer lugar. El primero es Alfredo Alonso –aquel notable poeta gijonés del que ya pergeñamos la biografía – que versa sobre el tema «Orzuelo y Jovellanos» y, el segundo, Cristóbal Castro con sus «Glosas a Jovellanos (el hombre-idea, el hombre-acción)» cuyo estilo es LQFRQIXQGLEOHFRPRGHPDQRGHXQSHULRGLVWDGHSULPHUDÀOD©+Dbla un periodista, un hombre dinámico, un viajero por gusto y por deber. La jornada mental de España acaso no es tan corta como se dice; la jornada de acción es breve cosa de lenguas, que se recorren en un día». Para él Jovellanos es eso, hombre idea y hombre-acción, uno de esos prototipos que se dan raramente en la historia y por los que la historia «no es una llanura desolada, ni la humanidad una muchedumbre de espíritus, sin linaje y sin apellido». Síguele Bernardo Acevedo con su «Un héroe olvidado» que es recordatorio para aquel ejemplar mayordomo de «Jovino», don 'RPLQJR*DUFtDGHOD)XHQWHTXHOHIXHÀHODORODUJRGHWRGDOD vida y en venturas y desventuras. (O$WHQHRKDEtDFRPSUHQGLGRORTXHODHIHPpULGHVVLJQLÀFDba. Lo demuestra con hechos. Con unos hechos que tendrán debida continuación. Pachín de Melás y el teatro asturiano CARLA MENÉNDEZ FERNÁNDEZ Universidad de Salamanca Uno de los aspectos que no pueden obviarse al trazar la personalidad de ‘Pachín de Melás’ es su vinculación con la creación de un teatro asturiano. Se trata de una idea que había empezado a generarVHDÀQDOHVGHOVLJOR;,;DOFDORUGHODHPLJUDFLyQDVWXULDQDD+LVSDnoamérica. Los miles de asturianos que cruzan el ‘charco’ en busca de mejores condiciones de vida en el Nuevo Continente desean revivir los recuerdos de la Asturias que habían abandonado muchos de ellos siendo adolescentes. Ellos recuerdan con nostalgia sus años infantiles. Los centros asturianos, creaciones de la emigración en los países de recepción, organizan mil y una actividades para satisfacer las necesidades de los emigrantes nostálgicos de su región asturiana. Estos emigrantes están ansiosos de recordar cuadros costumbristas de Asturias. El terreno parecía estar bien abonado para un tipo de literatura que hiciese revivir el modo de ser de las gentes donde habían quedado sus familiares. Esta nostalgia de nuestros emigrantes será asumida por actores y teóricos del teatro que desean satisfacer esa demanda creando un teatro asturiano. La fecha de 1909 marcará un hito en esta empresa. En torno a esta fecha asistimos a un debate recogido en la prensa y en el que participan entusiastas asturianistas de dentro y fuera de Asturias. La idea no cristalizará hasta los primeros años del siglo XX1. Es en este contexto en el que ha de situarse el 1 Puede seguirse esta larga singladura en Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ, El teatro costumbrista en Asturias, Oviedo, RIDEA, 2004. 156 Apéndice I. Otros autores papel jugado por ‘Pachín de Melás’, apodo popular con que se conocía a Emilio Robles Muñiz. 1. EMILIO ROBLES MUÑIZ, ‘PACHÍN DE MELÁS’, Y LOS COMIENZOS DEL TEATRO COSTUMBRISTA ASTURIANO Todo el clima favorable en torno al debate sobre la creación de XQWHDWURDVWXULDQRHPSLH]DDFULVWDOL]DUHQSHTXHxRVJUXSRVGHDÀcionados que pululan por doquier en los distintos barrios gijoneses. (QHO*LMyQGHÀQDOHVGHOVLJOR;,;DVLVWLPRV\DDOQDFLPLHQWRGH numerosas agrupaciones teatrales vinculadas a la Villa de Jovellanos; ‘Pachín de Melás’, juntamente con Manuel Llaneza y Agustín de la Villa son los autores más representados por estos grupos de DÀFLRQDGRV6LQHPEDUJR¶3DFKtQGH0HOiVSXHGHVHUFRQVLGHUDGR como el padre de este incipiente teatro asturiano. No es este el lugar GHWUD]DUODVLJQLÀFDFLyQOLWHUDULDGHHVWHDXWRUJLMRQpV2. Mi propósito es tan sólo señalar algunos aspectos de su producción dramática para explicar el nacimiento del teatro asturiano, así como subrayar la génesis y el proceso formativo de las distintas compañías de teatro que intentan difundir un teatro con las señas de identidad asturianas. Después de las primeras experiencias líricas con La Güelina y Cantai, cantai, poemas que presentó, respectivamente, en el CertaPHQ &LHQWtÀFR/LWHUDULR *LMyQ \ HQ ORV -XHJRV )ORUDOHV GH Avilés (1904) en los que obtiene el segundo premio, ‘Pachín de Melás’ inicia su singladura por la vena del teatro con La Peñuca, que se estrenó en Gijón el 8 de febrero de 1906. La crónica del estreno reaOL]DGDSRU¶$GHÁRU·VHXGyQLPRGH$OIUHGR*DUFtDQRSXHGHVHU más positiva: 2 6REUHODÀJXUDGHHVWHDXWRUYpDVHODLPSRUWDQWHPRQRJUDItDGH3DWULFLR ADÚRIZ, Pachín de Melás, Gijón, Imprenta La Versal, 1978. De esta obra tomo una gran parte de los datos que sobre este autor aparecen en este trabajo. Más recientemente AA. VV., Pachín de Melás y el Rexonalismu Asturianu, Principau d’Asturies, Conseyería d’Educación y Cultura, 2001. Se trata de una publicación con la que el gobierno regional celebró el «Día de les Lletres Asturianes» de ese año. Cubierta de «El último sermón», de Pachín de Melás (1922). Ilustración de Pachín, seudónimo de Germán Horacio Robles (Gijón, 1902-México D. F., 1975). Hijo de Pachín de Melás. Pintor, dibujante y cartelista. Pachín de Melás y el teatro asturiano. Carla Menéndez Fernández 159 Dulce y sabroso fue el fruto temprano del Señor Robles, lleno de poesía campestre, pletórico de sabor agreste. Alma de artista tiene el joven poeta, y debe cultivarla, sin que este laurel nuevo le envanezca, que mal se compagina el cultivo de la poesía y del idilio con la soberbia y la pretensión exagerada. A mí, sinceramente, me gusta la obrilla. El público llamó por dos veces a escena al Señor Robles que salió un tanto disgustado porque él no había ido al teatro para presentarse en tablas. Uno mis plácemes a los muchos y merecidos que anoche recibió el autor de La Peñuca3. El éxito de la representación hace que un grupo de amigos ÀQDQFLHQODHGLFLyQGHODREUDDXVSLFLDQGRFRQHVWDDFWLWXG\VLQ saberlo, como acertadamente señala Adúriz, «el nacimiento de lo que ha de ser el teatro regionalista»4. Después de este éxito, ‘Pachín de Melás’ intenta resucitar la desaparecida «Compañía de teatro de Juan Díaz» con cuya agrupación realiza algunas veladas entre 1906 y 1909 poniendo en escena El último sermón5 y Veyures6. El año 1909 es particularmente fecundo en la producción teatral de ‘Pachín de Melás’, hecho que coincide con el proyecto de Pedro Granda7 y con la polémica sobre la creación de un teatro as3 El Comercio, 9-12-1906. ADÚRIZ, o. c., p. 38. 5 Según Adúriz (o. c., p. 44), El último sermón fue estrenado el 3-III-1907 en el Teatro Jovellanos. Sin embargo, no coincide esta fecha con la nota de la edición Teatro Asturiano. Obras de Pachín de Melás, Gijón, 1970. De la citada obra se dice: «Estrenada en el Teatro Dindurra en 1908 por la Compañía Asturiana que dirige el Sr. Saldaña y reestrenada por el Sr. Carballido en el Teatro Jovellanos en 1921» (o. c., p. 63). 6 Veyures fue estrenada en el Teatro Dindurra en noviembre de 1908. El éxito de esta obrita hizo que de ella se hicieran varias reediciones. 7 3HGUR*UDQGDHVRWUDGHODVÀJXUDVUHIHUHQFLDOHVHQHVWHSURFHVRGHFUHDción de un teatro asturiano; es un actor langreano que actúa en Madrid; su proyecto de crear una compañía asturiana, misionera de asturianía por Hispanoamérica, marcará asimismo un hito importante en la creación del teatro asturiano (véase MENÉNDEZ PELÁEZ, El teatro costumbrista…, pp. 62-63. 4 160 Apéndice I. Otros autores turiano. A lo largo de este año se representan o publican: Pobre melandru, Hebia arreglu y Les veyures de Pinón8. En 1910 el teatro de ‘Pachín de Melás’ conoce nuevos éxitos. El 7-I-1910 se estrena Secadiella en el teatro Dindurra. Este mismo año escribe Mal de cañaes a petición de la entidad Sport Club. Por estas fechas nuestro dramaturgo da a su creación dramática una IXQFLRQDOLGDGEHQpÀFDFRPRLQGLFD$G~UL]´DFFHGHGHFRUD]yQD prestar su concurso literario cuando se lo requieren los desheredados de la fortuna”9. Unas veces será en favor de una sociedad de FDUUHWHURVRWUDVHQEHQHÀFLRGHORVDVHUUDGRUHVPHFiQLFRV10. Es un momento histórico dominado por la crisis social y económica. En este contexto, ¿qué función puede tener el teatro asturiano? Empiezan ya a sonar las primeras voces desilusionadas ante el proyecto de crear un teatro asturiano. Es la pluma anónima que escribe en la Revista Asturias del Centro Asturiano de Madrid. Me interesa señalar este artículo por las noticias que nos proporciona en relación con el teatro de ‘Pachín de Melás’ y los grupos de teatro de donde va a salir la Compañía Asturiana de Comedias. Transcribo algunos de los párrafos del anónimo autor: Se trata de organizar una velada en el Centro Asturiano. Esta velada constituiría, tal vez, la recitación de poesías o lectura de trabajos literarios, aunque hayan de ser necesariamente en bable o de asuntos asturianos; interpretación de números musicales asturianos, vocales e instrumentales, y como clou, la representación del diálogo de costumbres asturianas, en bable, de D. Emilio R. Muñiz, titulada Veyures, aprovechando la coyuntura de encontrarse en Madrid dos jóvenes pertenecientes al Cuadro Regional, que en Gijón dirige dicho vate asturiano11. 8 El 28-VI-1909 se estrena Hebia arreglu HQHO7HDWUR'LQGXUUDDEHQHÀFLR del cantante gijonés Paco Meana. 9 ADÚRIZ, o. c., p. 50. 10 El Noroeste, 15-IV-1910. 11 ANÓNIMO, «Colaboración. Teatro regional», Asturias, octubre (1910). Pp. 176177. Cubierta de la primera edición de «Secadiella» (1910), obra de Pachín de Melás. Ilustración de Pedro Sánchez. Pachín de Melás y el teatro asturiano. Carla Menéndez Fernández 163 La aspiración de Pedro Granda de crear una compañía que divulgue fuera de la región el teatro asturiano empieza ya a tener visos de poderse realizar. Más aún. En el mismo artículo se nos dice también que la experiencia hispanoamericana ya es una realidad de manos de Paco Meana: Esta idea de divulgación con representaciones del Teatro Asturiano no es nueva ni es nuestra. En el ánimo de todo buen asturiano ha YLYLGRVLHPSUH\ODVGLÀFXOWDGHVTXHODSUiFWLFDRIUHFtDKDQVLGRYHQFLdas últimamente gracias al interés que en ese asunto ha tomado nuestro querido amigo el insigne artista gijonés Paco Meana. Con la compañía a que pertenece ha representado esta primavera en Buenos Aires algunas obras de ‘Pachín de Melás’, y con ellas ha alcanzado, según propio testimonio, los mayores triunfos de su vida artística, tanto personales como referentes a las obras. Este ha sido el primer paso, y paso, por cierto, de JLJDQWH6LPXOWiQHDPHQWHVHKDQYHULÀFDGRHQODPLVPDFDSLWDODUJHQtina dos conferencias: musical la una y literaria la otra, sobre el desarrollo del arte asturiano. También el notable artista ovetense, Sr. Mijares, que forma parte de la compañía de Balaguer, lleva a La Habana y Méjico dos obras inéditas de ‘Pachín de Melás’ con el encargo de celebrar dos funciones asturianas, y si hubiera éxito, el Cuadro Artístico, que dirige el propio autor de las obras Sr. Robles Muñiz, hará, reforzado por notables y conocidos artistas, una excursión por tierras de América. La cita, aunque larga, merece la pena. Ya tenemos en marcha la gran ilusión de los defensores del teatro asturiano: ser misioneros de asturianía por tierras americanas. El protagonista, el teatro de ‘Pachín de Melás’. Sin embargo, nuestro vate no llegó a realizar tal viaje. Su esposa Agapita se lo quitó de la cabeza: Ven acá, Pachín, le dije. ¿Dónde vas a ir tú, que eres el hombre más inútil del mundo? No sabes vestirte a solas. Nunca te acuerdas de nada. Ni siquiera centras la corbata como debe ser. ¿Y quieres ir a Cuba? ‘Pachín de Melás’ deja, por el momento, el teatro y se dedica a otras empresas culturales: la revista Alma asturiana, la creación de 164 Apéndice I. Otros autores una Biblioteca de Autores Asturianos o El Grupo son algunos de sus proyectos. En 1913 de nuevo apuesta por el teatro asturiano, en esta ocasión en castellano, con su obra Los malditos, estrenada en el teatro Dindurra el 11 de diciembre por la Compañía Gómez-Ferrer. Sigue la musa teatral inspirando la actividad literaria de ‘Pachín de Melás’. El 21 de agosto de 1916 se estrena en plena campiña astur el cuadro en bable, de costumbres asturianas, Na Quintana, que había obtenido el premio en el concurso organizado por el Club Náutico de Salinas para crear el Teatro Asturiano de la naturaleza; ODREUDIXHLQWHUSUHWDGDSRUXQJUXSRGHDÀFLRQDGRVGHODFRORQLD veraniega de Salinas. Se ve cumplida, de esta manera, otra vieja aspiración de los teóricos del teatro asturiano de la naturaleza: ¡Qué hermosas obras pueden prepararse para ser representadas en muchos paisajes asturianos, sustituyendo los pintados lienzos de las decoraciones por el fondo hermosísimo de los robledales y castaños, la alfombra tupida y verde de los frescos prados!12 (ODxRHVSDUWLFXODUPHQWHVLJQLÀFDWLYRHQHVWHLQWHQWR por buscar la génesis de la Compañía Asturiana de Comedias. En este momento ya tenemos un autor, aceptado por los de dentro y los de fuera, como el primero que supo dar vida al teatro asturiano. Falta todavía una compañía y unos actores que sepan ser vehículos difusores de ese teatro de la naturaleza. Hasta ahora los grupos artísticos que ponen en escena la obra de ‘Pachín de Melas’ son simplemente DÀFLRQDGRVFRQHOPpULWRTXHHVWRWLHQHSHURFDUHQtes de la profesionalidad que el proyecto exigía. Es precisamente HQHVWHDxRFXDQGRDSDUHFHODÀJXUD de Isidro Carballido, un DFWRUTXHVHUiHOSUHFHGHQWHGHORTXHPiVWDUGHVLJQLÀFDUi-RVp Manuel Rodríguez. El proyecto sobre la creación de un teatro asturiano tiene ya un autor y un actor relevantes; falta aún una compañía. Isidro Carballido, como actor-director, ‘Pachín de Melás’ como autor-asesor, y Francisco R. Lavandera como maestro-compositor, forman un cuadro artístico que marca un hito en el proceso genéti12 José FRANCOS RODRÍGUEZ, El Teatro en España, Madrid, 1909, t. 2, p. 198. Pachín de Melás y el teatro asturiano. Carla Menéndez Fernández 165 co de lo que más tarde será la Compañía Asturiana de Comedias. A partir de este momento el teatro de ‘Pachín de Melás’, juntamente con el teatro de Manuel Llaneza y, en menor medida, algunas obras de Agustín de la Villa seguirá la suerte y las vicisitudes de las primeras singladuras de lo que podemos llamar, de manera genérica para aglutinar a todos los grupos, Compañía Asturiana de Comedias. 2. ‘PACHÍN DE MELÁS’ Y LA COMPAÑÍA ASTURIANA DE TEATRO Aunque la relación de ´Pachín de Melás’ con la Compañía Asturiana fue escasa, sus obras fueron representadas por las asociacioQHVGHDÀFLRQDGRVGHODV6RFLHGDGHVGH&XOWXUDH+LJLHQHVeyures, Hebia arreglu, Pobre Melandru, Xuacu busca criau y nada más...). Habría que señalar que ‘Pachín de Melás’ fue el autor más representado por la Compañía Cómico-lírica Asturiana de Isidro Carballido; La Sosiega, El último sermón. La Güelina, La Herencia de Pepín, Los rapazos canta riegos, El amor de Gorín fomaron parte, con frecuencia, del repertorio de esta compañía. Eran tiempos en los que se estaba gestando la Compañía Asturiana. No obstante, habría que hacer excepción con dos obras que fueron representadas por dicha compañía. Nos referimos a Noche de luna, estrenada el 19-IV-1933 en el Teatro Jovellanos por un cuadro de actores, a quienes ‘Pachín de Melás’ dedica su obra: «A la admirable Balbina Barrera, al insuperable José Manuel Rodríguez, a Nievines Ordieres, Aurora Sánchez, Antonio Medio y Andrés Escudero que dieron vida con su arte a este retazo de sentimentalismo astur, que sinceramente le brinda ‘Pachín de Melás’13. Todos ellos serán testigos activos y directos de la edad dorada de nuestro teatro costumbrista. 13 PACHÍN DE MELÁS, Teatro Asturiano, Gijón, 1970, p. 197. 166 Apéndice I. Otros autores 2.1. Noche de luna Noche de luna (1933) es una «comedia sentimental, de ambiente asturiano en un acto», según reza el subtítulo. Dieciséis breves escenas constituyen la estructura externa de un tema poco sustancioso: Una mujer, Maravilla, cansada de su vida errante, viene a cantar a una pequeña aldea. Su llegada produce una cierta conmoción en casa GH$QWyQHQGRQGHVHYDDDORMDUODDFWUL]3HTXHxRVFRQÁLFWRVKXmorísticos entre Antón, quien encarna la tipología del aldeano, y Pachín un asturiano que estuvo viviendo durante un año en Sevilla y ya viene hablando andaluz. Los celos de Carmela y las insinuaciones de Nelo, su novio, a Maravilla presagian un enredo dentro del clásico triángulo amoroso que no llega a producirse. Todo termina bien. El aldeano con la aldeana, solución que a las viejas pastorelas provenzales: «cortés cotez aventura e‘l vilan ab la vilana», el cortesano FRQODFRUWHVDQD\HODOGHDQRFRQODDOGHDQD(OÀQDOGHHVWDFRPHGLD es un canto a la asturianía, un colofón muy frecuente en el teatro de ‘Pachín de Melás’. Pachín deja de ser Paquito, el andaluz para convertirse en Pachu Severa: PACHU SEVERA. - No hay más Paquillo, ni andaluz, ni ná. Ná de esa tontería que me facía ser la risión del pueblu. Soy un mozu como vosotros, y ¡ay, del que se tercie!. Juntos cantemos a Asturias corazón y la vida14. 2.2. Al sonar de la salguera Al sonar de la salguera (1935) fue estrenada por la Compañía de Comedias Asturianas de Felipe Villa en el Teatro Dindurra el 9-IV1935. Tuvo un éxito resonante, no sólo ante el público que asistió a la representación, sino ante la crítica, en particular, de José Francos Rodríguez, conocido crítico y entusiasta defensor del teatro asturiano15. El cuadro de actores estuvo formado por: Aurora Sánchez, Quetina 14 15 O. c., p. 225. La Prensa, 10-IV-1935. Pachín de Melás y el teatro asturiano. Carla Menéndez Fernández 167 Robles, Balbina Barrera, Felipe Villa, José Manuel Rodríguez, Macario Villa y Andrés Escudero. La escena se sitúa en una quintana asturiana. La publicación de la obra va precedida de un prólogo del ‘PaFKtQGH0HOiVHQGRQGHH[SOLFD\MXVWLÀFDHOWtWXOR ¿Por qué al sonar de la salguera? Choca el título de Al sonar de la salguera. Lo explicaré; es mi deber. Salguera es palabra perfectamente castellana. Un arbusto de la familia del sauce. De este árbol o salguera en los tiempos de la vieja ‘Arcadia’ y aún en los de KR\FRUWDEDQORVFKLFRVXQDFDxDOHVDFDEDQODÀEUDLQWHULRUGHMDQdo solo corteza libre. Una vez está algo seca, le hacían unos agujeros, le colocaban una lengüeta y quedaba convertida en una “xiblatina” que tañían por la “llende” adelante, según la habilidad del chico. Se alargaba esta “xiblatina” agregándole, preparada del PLVPRPRGRFDxDGHKLJXHUDR´ÀJDUµWLHUQD Cuando los muchachos machacaban la caña para dejar suelta la corteza, decían a modo de conjuro: Saligar, saliguera, salí caña de salguera, saliguera, saligar, VDOtFDxDGHÀJDU Pues es en este sonido poético, candoroso, quiere ampararse un anciano aferrado a sus costumbres para sostener la tradición, que la “xiblata” tiene para él, para dar paz a sus pasiones y rancio vivir. El joven quiere que ese mismo sonido se lance al aire, pero como arpegio de bondad y amor. ¿Veis cómo el pobre sonar de una “xiblatina” de salguera puede convertirse en símbolo, en lucha, de lo que nace y lo que muere?; pues cada cual lo acapara para su ambiente en el vivir del terruño. P[achín] de M[elás]. Al sonar de la salguera es una obra breve, en un solo acto con nueve escenas sobre un tema muy simple: Las desavenencias entre dos familias, la de Felón y la de Manín de Selmo, son llevadas a juicio, quedando la del último desposeída de sus bienes: 168 Apéndice I. Otros autores MANÍN.- ¿Metíme yo? Non, metiéronme. Antes hablé con hombres entendidos, consulté a los abogaos más llistos, pisé alfombres y resbarié na cera de los pasillos y toos me dicíen: Pelita, Manín, nony tengas mieu; la razón ye tuya o non hay xusticia en el mundo. Y metíme... Y aquel que tenía toa la razón, toa la xusticia, quedó probe, muy probe, y el otru, que dicíen non la tenía, ganó, y si \HUDULFXÀFLpURQOXPiV1D\HPtR/DPHMRU casería de la parroquia, tierres, monte, castañeu, too lo llevaron. Hasta el ganao. Non me queda más que la Pastora y esa en entredichu. CANOR.- La Pastora tampoco-y queda porque hoy mesmo vienen por ella. MANÍN.- ¿Qué dices, Canor? ¿Que me lleven la Pastora? El viejo Manín, antes de perder aquel animal que para él tanWRVLJQLÀFDEDPDQGDDVXQLHWRTXHVDFULÀTXHD3DVWRUD6XVDQJUH va a tener una función «redentora» entre las familias en litigio: MANÍN.- Bien; muy bien. Carne pa los cuervos, que se farten de ella. Ye lo que puedo dar. La sangre de La Pastora que nos redime... PEPE.- Que nos redime a nosotros. Ahí lo caduco, el viejo pasado, vivir un nuevo sol que alumbra sobre el cuerpo de la pobre Pastora16. Hay otros detalles lingüísticos en la obra que merecen comentarse. En esta obra ‘Pachín de Melás’ deja traslucir una cierto sentimentalismo hacia «el hablar vernáculo, el decir melguerino de Asturias». Así, por ejemplo, en el parlamento que sostienen Lalina y Pepa, dos jóvenes que salen del pueblo a estudiar, uno a un colegio de monjas y el otro al instituto, dentro del argumento general de Al sonar de la salguera,DSDUHFHPX\FODUDHVWDLGHD/DOLQDMXVWLÀca sus parlamentos en bable porque «cuando una fuerte impresión 16 PACHÍN DE MELÁS, Al sonar de la salguera. Estrenada en el Teatro Dindurra de Gijón el 9 de abril de 1935. Oviedo, Imprenta Suco Ojanguren, 1936, pp. 26 y 30 respectivamente. Pachín de Melás y el teatro asturiano. Carla Menéndez Fernández 169 me sacude, voy sin querer a la lengua madre, porque ella sola me calma la impresión recibida»: LALINA. - Eso sí, así de niños. En la villa. Yo en el colegio monjas, tú en el Instituto. PEPE.- Que una vez llamándole ‘Estetuto’ y por poco nos enfadamos. LALINA.- Sí, señor, dije ‘Estetuto’ ¿y qué? Vaya para cuando pronunciaba palabres perfectamente castellanas del viejo latín y tú creías que sólo eran modismos de aldea. PEPE.- Tú nunca pusiste reparo en pronunciar frases clásicas. LALINA.- ¿ Por qué? Aquí mismo, con los míos me amoldo a ellos y me pongo a su nivel. Habrá cosa más estupendamente ridíFXODTXHHVRVDLUHVGHVXSHULRULGDGGHVXÀFLHQFLDSUHWHQGLHQGRKDcer menos e ignorantes a los que viven en el hogar materno? PEPE.- Lo mismo que tú, hago yo. LALINA.- No lo puedo remediar; es algo que vibra en mí. Cuando una fuerte impresión me sacude, voy sin querer a la lengua madre porque ella sola me calma la impresión recibida. Escucha. Una tarde en el jardín del colegio, esos jardines de monjas recortaGLWRVFRPRXQFURPRHQORVTXHQRIDOWDXQDÁRUQLVREUDXQDUEXVto, de pronto, sale de uno de los macizos un niño pequeñito vestido de blanco quee parecía una paloma. Corre cuanto pueden sus pies, trénzanse rápidos sobre el guijo y cae el pobrecito. Al verlo grito yendo hacia él: ¡Virxen santa, matóse! Páñolu del suelu y fálo-y achucándulu n’ el cuellu. Ven pa cá, ricura de mió alma, anxelín de mió corazón, estrillina del cielu. ¿Mancástete mió neñín? ¿Onde? ¿Na cabecina ¿na nariz? ¿nes vidalles? Non ye ná mió vida. ¡Má! ¡Qué pucherín pon! Ven que yo te año y cántote y tóo muy se lino muy selino. Cierra los güeyinos. A dormir: [Canta muy suave]: Agora non, mió neñu Agora non. Y pol sueñu el probín espurría so mano de cera pa algamar la mió garganta pensando topar allí para enredar con ella la coralada de su querida mamina. En esto veo que delante de mí está la madre superiora que ríe dulcemente y me dice: ¡Bien hablas en lengua de tu tierra! 170 Apéndice I. Otros autores Madre –la digo yo– ante el dolor que me produjo ver caer al niño, non sé en qué forma me expresé. Sería en el hablar vernáculo, en el decir melguerino de Asturias, con el querer de mi corazón, con el sentir de mí, con el hablar de la santa madre que reconcentra en sí todos amores del mundo17 17 PACHÍN DE MELÁS, o. c., pp. 22-23. Pachín de Melás A quien nada-y yera ayeno 1 RAMIRO GONZÁLEZ DELGADO Universidad de Extremadura Emilio Robles Muñiz, escritor asturianu más conocíu pol nome Pachín de Melás, naz en Xixón el 6 d’ochobre de 1877 y muerre na cárcel d’El Coto de Xixón el seis de marzu de 1938, dempués de detenelu los sublevaos franquistes. Equí nun nos vamos detener na so vida, sinón na so obra lliteraria y los sos sentires como home asturianu, esmolecíu pol camín que diba tomando l’Asturies que tanto amaba. A Pachín de Melás nun-y yera ayeno nada que tuviere que ver con Asturies, cola so sociedá, col espoxigue industrial del momentu y, especialmente, cola so cultura: lliteratura, música, costumes o mitoloxía. Tamos ante l’escritor asturianu más popular del primer terciu del sieglu XX, tanto na tierrina como ente los asturianos qu’emigraron p’América. A la so llarga obra teatral débe-y en gran parte esta popularidá. Dedicóse al teatru contra tou tipu de problemes, animáu pola xente que vía les sos obres y aplaudíales. Ésitu y popularidá faen que seya Pachín de Melás l’autor teatral más importante de la lliteratura asturiana. Pero non solo se dedicó al teatru; el nuesu autor cultivó tolos xéneros lliterarios: narrativa (cuentos, novela, prólogos, ensayu y 1 Conferencia pronunciada’l 10 de mayu de 2001 na Biblioteca d’Asturies «Ramón Pérez de Ayala» (Uviéu) con motivu de la cellebración de la XXII Selmana de les Lletres Asturianes, dedicada a Pachín de Melás. Publicada en La Ratonera, núm. 6, revista asturiana de teatro. Septiembre, 2002. 172 Apéndice I. Otros autores artículos periodísticos), poesía (en diferente metru y temática, por exemplu romances, sonetos, poemes dialogaos, oraciones, endeches, allabances, balaes o postales) y, dientro del xéneru teatral, escribió monólogos, diálogos, cuadros de costumes y zarzueles. Tien tamién testos escritos pal cinematógrafu mudu. La so fama non solo s’esparde per Asturies, sinón que tamién cruza l’océanu y llega a esa otra Asturies d’ultramar, onde vive esa xente emigrao qu’echa de menos la tierrina. Asina, numberosos periódicos y revistes americanes soliciten la so collaboración (sobre too d’Arxentina, Uruguay, México y Cuba). Escribió nes dos llingües del país, na castellana (llingua que más emplega) y na asturiana (llingua cola que llogra los sos ésitos lliterarios). Por embargu, adouta una postura diglósica, tanto na so fala coloquial como na lliteraria. Entama a escribir n’asturianu animáu polos ésitos en dellos certámenes (nel so prólogu a Pensatible fala d’una enfermedá lliteraria que tuvo pequeños alientos con premios en concursos y certámenes). N’agostu de 1904 algama dos premios lliterarios: la so composición «La güelina» llogra’l segundu premiu de la parte sesWDSRHVtDHQEDEOHQHO&HUWDPH&LHQWtÀFR/OLWHUDULXFRQYRFiXSRO conceyu de Xixón2 y «¡Cantái, cantái!» otru segundu puestu nos Xuegos Florales cellebraos n’Avilés3. En 1907, nun concursu organizáu pol periódicu xixonés El Noroeste, gana nel apartáu de poesía FROSRHPDHQEDEOH©/RVRVFXURVFDQWRUHV/DÁRUGHODJXDª (OVROODERUOOLWHUDULX\HFHQFLHOOX\GHÀHQGHXQDVWXULDQLVPX de tipu folklorista. El so xeitu cómicu y socarrón munches vegaes va xuncíu con un calter sentimental pa lo tradicional, queriendo qu’espoxigue la vieya Arcadia frente al progresu industrial que ta FDPXGDQGRHQIRUPDODWLHUULQD\OD[HQWH(OVRVHQWLUYHVHUHÁH[iX en tola so obra. Respeutu al seudónimu, el nome Pachín de Melás xurde na prensa, nos escritos amorosos que-y dedica a la moza a la que por 2 Don Miguel de Unamuno formaba parte del tribunal. El primer premiu sedrá pa Pepín de Pría y el terceru p’Alfredo Alonso. 3 El poema ganador del certame ye «La muyer avilesina» de Marcos del Torniello. Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno. Ramiro González Delgado 173 aquel entós cortexaba y cola que terminará casando: Agapita. Esti seudónimu, col pasu del tiempu, va dir apodrando al nome verdaGHUX/DLGHDViFDODG·XQFROODFLXG·RÀFLX]DSDWHUXFRQRFtXFRPR «Pinón del Bardial» (nun ye otru que’l socialista Emilio García Paredes). Esti nomatu, «Pachín de Melás», tien una denominación típica d’equí, cola forma de diminutivu y un sobrenome, «Melás», TXHQXQUHVSXHQGHDXQWRSyQLPXHVSHFtÀFX\GHOTXHQDPiLSRGHPRVGLFLUTXH·OVRRUL[HRVLJQLÀFiXWHQHPRVTX·DYHUDOXDODUDt] llatina «mel-», que mos lleva al terrén del miel, de les coses dulces y suaves, como la «melguerina fabla» na qu’escribe. Pero nun ye HVWLO·~QLFXDOFXxX7DPLpQÀUPDGHOOHVYHJDHVORVVRVHVFULWRVFRPR «Linón de Mari de Xuaco» (personaxe de la so obra de teatru Secadiella)4, «Francisco Robles» (debíu a un error de los editores del periódicu, al pensar que si yera «Pachín» nel nomatu tenía de ser «Francisco» de nome)5, «Coletilla»6 o «Un obrero»7. L’amor pola cultura asturiana na dómina nun ye esclusivu de Pachín. Nel primer terciu del sieglu XX, hai xente dedicao a la lliteratura, a la música o a la pintura que taba esmolecío pola tierrina y la cultura del país frente al avance de la industrialización. Trátase d’un movimientu cultural propiu d’Asturies que vien denominándose «rexonalismu». La temática asturiana, l’interés pola rexón y la voluntá de querer diferenciar lo asturiano de lo que forma parte del restu del estáu son carauterístiques en comuña ente estos «rexonalistes». Esti movimientu cuntó con un buen antecedente: el grupu «La Quintana», anque quiciás ésti ye de sen más cultural y llingüísticu que’l rexonalismu de entamos del sieglu XX, que tien un calter más tradicional. Namái basta echar una güeyada a la obra del nuesu autor pa ver cómo ye’l tipu de rexonalismu ante’l que tamos. 4 Apaez nel poema que-y dedica a Carmina Aza González tituláu «Aldeana asturiana en México», espublizáu na revista Alma Asturiana de Xixón el 23 d’abril de 1911. 5 Apaez nel poema tituláu «La vaca vieya», espublizáu nel periódicu de Llanes El Oriente de Asturias del día 17 d’avientu de 1927. Esti mesmu poema apaez en 1928 na revista AsturiasGH%XHQRV$LUHVFRODÀUPDGH3DFKtQGH0HOiV 6 Esti nomatu ye’l qu’emplega na Peña Taurina de la que yera sociu. 7 Con esti últimu seudónimu ganará un premiu nun certamen d’El Noroeste que nun podrá cobrar por nun ser quien a demostrar qu’él yera «Un obrero». 174 Apéndice I. Otros autores Pachín de Melás ye un autor valoratible dientro d’esti movimientu asturianu. El so facer costumista avéralu a otros personaxes que, FRPRpOSDUWLFLSDURQQDÀHVWDGHODSRHVtDDVWXULDQDQHO7HDWUX;Rvellanos de Xixón el 18 de febreru de 1923. Un niciu d’identidá importante pa los rexonalistes ye la llingua. Respeuto al bable, el 10 de febreru de 1919 créase en Xixón –villa onde se xunten la mayoría de los escritores rexonalistes– la «Real Academia Asturiana d’Artes y Lletres», cola presidencia d’honor GHO3UtQFLSHG·$VWXULHVÔQGHORVFXDWURÀQ[RVTX·HVWD$FDGHPLD TXHUtDVRÀWDUWDEDIHFKXSDOQXHVXDXWRUODLGHDGHFUHDUXQWHDWUX rexonal asturianu que represente les obres per tol país. El teatru qu’hasta Pachín se taba representando n’Asturies yera mayoritariamente en llingua castellana y taba averáu a unos WHPHV PXL HVSHFtÀFRV 'HO PHVPX PRX TXH QHO UHVWX G·(VSDxD n’Asturies dábense sobre too dos tendencies: el calter cómicu-satíricu, continuador del entremés de Marirreguera, y el costumismu, con obres como Andresín el de Raíces de Fernández Santa Eulalia o El camberu ensin les truches de Napoleón Acebal. El teatru siempre-y prestó y dende bien ceo entama a cultivalu. El 8 de febreru de 1906 estrenóse nel Teatru Xovellanos de Xixón La Peñuca, cuadru de costumes escritu en castellán pero de tema asturianu, que gozó de bona acoyida ente la xente y gustó muncho. L’ésitu anímalu y sedrá ésta la primera d’una llarga riestra d’obres que presentará n’escena, sobre too hasta 1916: El último sermón (1907), Veyures (1908), ¡Probe Melandru! y ¡Hebia arreglu! (1909), Mal de cañaes. Xuegos del día o los mozacos d’agora y Secadiella (1910), El tratu de Quicón el Magüetu (1912), Los malditos (1913), Rayo de sol (1914: inédita), La herencia de Pepín (1915), Na Quintana (1916). El so primer llibru foi Gijonismo. Recuerdos de mi niñez (1905), escritu en castellán. Trátase d’alcordances de neñu en forma de cuentinos aneudóticos que tenía espublizaos en prensa. El llibru zarraba colos poemes premiaos en 1904 «La güelina» y «¡Cantái, cantái!». Pocos años dempués espubliza una de les sos obres más importantes: Les veyures de Pinón (1909), cuentos moralizantes que nun escaecen el xeitu cómicu y burllón que van alternando con unes «coses» poétiques. Esta obra dedicó-yla al Centru Asturianu de Rosario (Arxentina). Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno. Ramiro González Delgado 175 Tamién nestos tiempos el nuesu autor foi un home activu y con munches iniciatives en pro de la cultura del país. Si dedicó la so vida a la lliteratura, nun son menos les empreses editoriales qu’entamó. Asina, editó con ésitu una serie de postales baxo’l títulu Cantares asturianosQHVTX·KDEtDXQDLQWHUSUHWDFLyQJUiÀFDGHOFDQtar respeutivu. En 1911 funda la revista Alma Asturiana; en 1912 entama la Biblioteca de Autores Asturianos, que pretendía recoyer los meyores trabayos lliterarios d’autores rexonales; en 1918 volverá a retomar esta mesma idea y entama la Biblioteca Popular de Escritores Asturianos, que cunta con delles publicaciones a preciu económicu FRODÀQGHTXHOD[HQWHSUREHSXHDOOHHUORPH\RUGHODOOLWHUDWXUD asturiana; en 1922 funda Novela Asturiana, coleición de noveles curties d’asuntu rexonal (entama espublizando la so novela El gaitero de Fonfría). Toos estos proyeutos, a pesar del empeñu de Pachín, nun espolletarán y tarán condenaos al fracasu. Nesi añu de 1918, cuando Pachín retoma la idea de la Biblioteca Popular de Escritores Asturianos, entama con una obrina que distribúi de mou gratuitu: Poesías en bable (que contién seis poemes del nuesu autor). Nel quintu númberu de la coleición vuelve apaecer otra obra d’él: Coses de mieu. Supersticiones asturianas (1918), cuentos al rodiu de la mitoloxía y les supersticiones astures escritos en castellán y de gran valir como documentu etnolliterariu y mitolóxicu. Pero nesta Biblioteca namái salen seis númberos, más el primeru de distribución gratuita. L’autor, metíu nel trabayu d’editor, autor, biógrafu, prologuista (ya en 1910 prologó la obra Triquiñueles de -RVp*/XHVRFRUUHXWRU\GLVWULEXLGRUDWySDVHFRQGLÀFXOWDHVSXHV nun llogra la collaboración de dellos propietarios particulares p’algamar los testos que quier espublizar: «comencé la empresa con la casi enemiga [voluntad] de algunos señores, que cifran el valor de su erudición en guardar bajo losas de plomo los manuscritos que poseen, para que sirvan de cultura regional a la polilla». En 1919 entama con un xéneru teatral nuevu: la zarzuela. Dende La Peñuca yá veníen apaeciendo na so obra cantares populares y agora xunce música, cantar y teatru. Esi añu estrena La sosiega y El Filandón, a la par qu’adauta pa escena ún de los cuentos de Les veyures de Pinón, que tamién resalta’l cantar astur, Los rapazos cantariegos o Cad’ún no suyo, y espubliza en prosa Agudezas asturianas. 176 Apéndice I. Otros autores Sedrán éstes namái les dos úniques zarzueles qu’espubliza. El restu tán inédites: Pastorela y Maravilla (1924), La Esfoyaza (1935), o de les que nun tenemos data Aires de la sierra, Dolinda, o l’esquema pa zarzuela ¡Lebrel! Nesos años atopamos ente la so obra El llar asturianu (1921: obra de teatru inédita), Pensatible. Poesías asturianas (1925), El amor de Gorín (1927), Regalín de aldea y Xuaco busca criáu… ¡y ná más! (1928), Noche de luna (1933), Al sonar de la salguera (1935) y Los dos bobos de Con (1937: melodrama inéditu). Ensin datar, tien l’ensayu de sainete ¡Morrió Albina!, el sainete De telón adentro, el cuadru de costumes Estampas campesinas, el monólogu Canuto y el melodrama Agua de remanso (toes inédites). Tamién Pachín tuvo encargáu de facer una Antología de poetas asturianosHVSXEOL]DGDHQ0DGULGHQFRODÀQGHUHLYLQGLFDUOD poesía de Xovellanos y de mostrar el facer poéticu qu’había n’Asturies de la época. Non solo va escribir l’entamu, sinón que tamién fai la escoyeta de poemes: anque se detién sobre too en Xovellanos, va presentar na capital d’España una bona bayura de poetes asturianos, con dalgunos poemes escritos en llingua asturiana (d’él, de Teodoro Cuesta y de Pepín de Pría). Nel entamu, Pachín compara la llingua asturiana con un vieyu decrépitu que ve como fuyen les sos ilusiones. El nuesu autor cuntó con un buen centru de promoción: un quioscu de prensa que l’autor estableció en 1914 y que terminará ardiendo na década los trenta. Ye’l «Kiosco Jovellanos», verdaderu símbolu d’asturianía, asitiáu na Plaza del 6 d’agostu en Xixón, cerca de la estatua del illustre xixonés. Nesti sen nun debemos escaecer que Pachín de Melas venía espublizando dende mozu en una bona bayura de periódicos de diferente sen políticu. Esti datu indica que’l nuesu autor yera un home dialogante, con prestixu y qu’intentaba llevase bien con tol mundu. Asina, por citar unos pocos, collabora en La Defensa del Obrero, La Organización, El Comercio, La Opinión, El Principado, Pueblo Astur, El Oriente de Asturias, El Popular, El Noroeste, La Prensa o El Carbayón y, n’ultramar, por exemplu, n’Asturias (ún de Buenos Aires y otru de L’Habana), El Heraldo de Asturias (Buenos Aires), o El Progreso de Asturias (L’Habana). Amás nun debemos escaecer les munches revistes y álbumes nos Cubierta de «El Filandón», de Pachín de Melás, edición de 1920. Dibujo de Pedro Sánchez. Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno. Ramiro González Delgado 179 que collaboró. En 1915 estableció en Xixón una axencia de corresponsalíes de periódicos rexonales y nacionales, que desenvuelve FRQFLHUWXpVLWXKDVWDSUiXWLFDPHQWHHOÀQDOGHODVRYLGD Vamos falar agora de mou xeneral, de les carauterístiques más destacaes de la obra de Pachín de Melás. El nuesu autor, anque pertenez al primer terciu del sieglu XX, continúa coles téuniques narratives y poétiques del sieglu XIX. En xeneral, la so lliteratura ta parada nel costumismu y realismu, con dalguna esceición modernista o de tipu románticu. Pachín, como otros autores asturianos, asume la tradición lliteraria bable y va siguir averáu a ella: la lliteratura de tipu festivu (na llinia de Teodoro &XHVWD\HOFDQWXDO·$VWXULHVUXUDOFRPRÀFLHUH;RVp&DYHGD La cenciellez marca la obra lliteraria de Pachín de Melás. Ésta ye la so principal carauterística en teatru, narrativa o poesía. Ye nidiu y nun enrevesa les sos composiciones nin complica les trames con munchos personaxes o supuestos complicaos. Un primer averamientu a la producción lliteraria de Pachín sirve pa percatase de que les sos obres presenten una bona interrellación de tolos xéneros lliterarios. Asina, por exemplu, en Les veyures de Pinón alterna un cuentu y una composición poética, en dellos cuentos y pieces de teatru intercala poesíes y cantares, tien poesíes feches a manera de diálogos y diálogos pa ser representaos n’escena. La so única novela entama faciendo una presentación de personaxes y ta bien averada al cuentu y a les obres teatrales costumistes. Toda esta interrallación de xéneros respuende, per un llau, a un caráuter prestosu pal autor, que va xugando a mecigayar les distintes formes lliteraries, y, per otru, a un fechu dalgo corriente nes primeres décades del sieglu XX per aciu del modernismu y les vanguardies. A lo llargo de los trenta y munchos años qu’abarca la so producción lliteraria son perpoques les evoluciones ya innovaciones que presenta la so obra. Los personaxes son munches vegaes los mesmos, tanto en teatru, como en poesía y narrativa. La predileición que tien pola xente d’aldea fai que seyan éstos los protagonistes de la so obra. Pachín de Melás nun tien muncha bayura temática. Asina, LGHDOL]D\PLWLÀFDHOSDLVD[H\ODQDWXUDGHODWLHUULQDQDJXDQGR 180 Apéndice I. Otros autores por una Arcadia ideal que coló pa nun volver. Amás, entretiénse colos vezos y costumes d’esi mundu y de la xente del ámbitu ruraliegu astur, con calter cómicu y burllón, anque tamién con delles notes iróniques y sentimentales. Fala tamién de la emigración astur a tierres americanes (nun escaezamos que tamién él se vio apartáu del fíu que coló pa México). Asturies, daquella, tenía un buen númberu de xente qu’emigraba p’América, especialmente a Cuba y Arxentina. En munches obres trata esti tema: Veyures, La herencia de Pepín, Na Quintana… y tamién en delles poesíes como «Al retorno. Asturies y América. Al llegar la ‘Navarre’. Estos escasos temes de calter rexonal apaecen xuncíos con temes universales, como l’amor, la muerte o l’amistá. Asina, por exemplu, l’autor, nun contestu rural, asitia a dos mozos namoraos nuna disputa familiar que fai difícil la rellación ente los rapazos; otres vegaes fai qu’una tercera persona, normalmente un rapaz que disputa a la moza, intente separtalos. Por emEDUJXHVWRVFRQÁLFWRVSDVLRQDOHVYHQVHHQGXO]DRVHQIDYRUG·XQRV rapazos namoraos que, penriba de too, quieren tar xuntos y terminen consiguiéndolo. Lo más peculiar ye’l tratamientu cómico-satíricu que-y da a munchos d’estos temes. Si se trata de drames, éstos siempre tarán endulzaos por una comicidá que ta bien presente na vida y na obra del autor. L’humor de Pachín de Melás ye socarrón y burllón. Pa llogralo emplega frases feches, espresiones curties, pallabres castellanes deformaes y fai que los sos personaxes entruguen muncho, o con mala intención o porque quieren reyise y burllase del ayenu; HVR Vt WRR HOOR FRQ SDOODEUHV TX·HQ[DPiV QXQ RÀHQGHQ 8Q EXHQ exemplu tenémoslu nos comentarios de la xente al ver a Quicón volver a casa col burru, nún de los monólogos de Pachín. La marruOOHUtD GH ORV DOGHDQRV ORV SOHLWRV \ FRQÁLFWRV HQWH IDPLOLHV SRORV motivos más nimios… son una bona fonte de comicidá. Esi humor socarrón de Pachín y la so forma gayolera de ser, debíen de facer que conociere munches histories de calter oral de tipu cómicu y humorísticu y que delles vegaes lliteraturizara estes KLVWRULHVFRPRDVRFHGHQRVFXHQWRVTX·DSDHFHQHQ©1DÀODFDOOD\ mira» de Les veyures de Pinón. Ye indudable que-y prestaba’l componente oral, porque delles histories, poesíes y romances siguen Cubierta de la primera edición de «Veyures», de Pachín de Melás. Ilustrada por C. Sánchez. Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno. Ramiro González Delgado 183 PXQFKRVÀQ[RVFDUDXWHUtVWLFRVG·HVWLWLSXGHOOLWHUDWXUDTXHWRYtD güei se caltién d’oreya a oreya. Na obra de Pachín, especialmente en Les veyures de Pinón, YHVHXQLQÁX[XPRGHUQLVWD$PiVQXQLQWHQWXGHUHQRYDUHOOOLQJXD[H SRpWLFX OD VR SRHVtD XÀHUWD QXHYHV IRUPHV PpWULTXHV TXH conviven coles de siempre. Pero tamién nel nuesu autor vemos un tipu de lliteratura romántica tardiega, onde la sentimentalidá y les desgracies van a la cata de la llárima facilona d’un públicu señaldosu nel que prenden les idees rexonalistes –especialmente si esti públicu ta lloñe de la tierrina–. El nuesu autor suel repetir los esquemes narrativos, les escenes y los tipos. L’ambientación costumista nun-y ofrez munches posibilidaes de camudamientu. Asina, lo mesmo en tolos xéneros, Pachín tien predileición poles cocines con llar de les cases d’aldea asturiana (con tolos sos aperios: candil, escudielles, tayueles…), les corraes de les quintanes (cola muria, la portiella, l’horru…), el campu astur (cola llende, la llosa, el ganáu…), la natura asturiana (la fonte, los ríos, los paxarinos…), etcétera. La trama apaez construyida sobre dualismos. Per un llau tenemos los personaxes positivos y per otru los negativos: dambos YDQHQIUHWDVHGHPDQHUDSDFtÀFD\EXUOORQD6RQSHUVRQD[HVSODnos, ensin complexidá psíquica, movíos poles sos pasiones (amoroVHV FRGLFLRVHV VHxDOGRVHV« 7RRV HOORV WLHQHQ HO VR UHÁH[X QHO mundu rural d’Asturies. Homes, muyeres y neños tán bien retrataos, amás de poder tresllucir na llectura la situación d’éstos y el so mou de vida. Nes descripciones o nos comentarios del autor, más que nos personaxes mesmos, atópense bonos exemplos de sen antropolóxicu. Per otru llau, los perxonaxes de Pachín tán abondo esterotipaos: la neña guapa y galana, el mozu gayasperu y fachendosu, el SDLVDQXYH\XUHUXHOFXUDIDODQWHGHFDVWHOOiQ\FRGLFLRVX«+DLÀgures secundaries planes, mui tontes o mui llistes, enllenes de bondá o de maldá (siempre en términos duales). La vena costumista nun daba munchu xuegu: l’autor nun foi a desfacese d’unos persoQD[HVDÀWDRVDOROODUJRGHODVRSURGXFFLyQVRQSHUVRQD[HV]DUUDRV que munches vegaes nun lleguen a convertise en verdaeros protagonistes, que nun tienen interaición ente unos y otros, con unos 184 Apéndice I. Otros autores diálogos que surden porque los personaxes alcuéntrense y tienen que comunicase, polo que nun hai tensión comunicativa y les sos pallabres son abondo vacies. Interesa más el tema tratáu (con comicidá o dramatismu) que’l so desendolcu. Non solo los personaxes, tamién los modos d’actuar y los mundos nos que se mueven son de tipu dual. El dualismu vese en tipos establecíos, como los vieyos tiempos frente a los del momentu, l’Arcadia frente al progresu ya industrialización, o’l mundu de l’aldea frente al mundu de la ciudá. N’otres histories vese un dualismu social, ente estayes sociales altes y baxes. Per otru llau, Pachín tien una visión de l’aldea y de la xente de pueblu dende un mirar urbanu. La «Arcadia» añorada, frente al progresu y la industrialización asturiana, nun ye solución pa la tierrina y sábelo. Sabe, mal que-y pese, que los tiempos tán camudando. Pa siguir calteniendo esos vieyos ideales, propón curiar les costumes y allabar el campo y la natura… pero que nun llance estes propuestes na aldea. La situación probetaya y difícil del mundu rural fai que clame en balde. El sector agrariu asturianu nos anicios del sieglu XX caltenía tovía’l minifundiu como sistema d’esplotación de tierres más corriente y la mayoría de la xente d’aldea tenía una producción d’autoconsumu. En casu de mayores producciones, les abegoses comunicaciones facíen difícil la comercialización de los productos agrícoles y ganaderos. Amás, la industrialización que dende metanes del sieglu XIX aportare a Asturies, entama a facer que surda una emigración del campu a la ciudá –esti aspeutu ye tratáu pol autor en Xuaco busca criáu… ¡y ná más!– que prende con fuercia. Basta echar una güeyada pal númberu d’habitantes que pierden los pueblos y el crecimientu de les poblaciones averaes a una industria con puxu. El sieglu XX traxo tamién nueves formes de divertimientu social como’l fúbol o’l cine, que tovía, en tiempu Pachín, nun llogren desplazar a los bolos o al teatru. Estes nueves formes d’ociu son propies de la ciudá, en contraposición cola vida d’aldea, que tien unes formes d’entretenimientu bien diferentes, mui ayenes a esos nuevos divertimientos urbanos, como s’aprecia nel diálogu Mal de cañaes. El teatru forma parte d’esi vieyu entretenimientu, con un pú- Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno. Ramiro González Delgado 185 blicu de lo más variopinto. El teatru de Pachín de Melás va dirixíu DOSXHEOX\HXQWHDWUXDYHUiXDXQS~EOLFXSRSXODUTXHVHVRÀWDQD tradición costumista. Polo menos, los estrenos fáyense na ciudá y la xente que va nun ye la de pueblu, anque los temes tóquen-yos mui de cerca. N’otres representaciones que se fayen per toda Asturies sí va dir la xente de pueblu. Esto ye importante porque los de la ciudá tán viendo nes tables a paisanos de pueblu y ríyense d’ellos, mentanto la xente de villes y aldees ta viendo a paisanos iguales a ellos y ríyense de les coses que-yos asoceden. El teatru de Pachín nun tien un interés moralizante, sinón de puru entretenimientu (prima’l delectare frente al prodesse). Los diálogos vivos y espresivos ente los personaxes muestren a un autor que conoz bien los vezos, costumes y problemes de la xente d’aldea. Son obres de realismu social, con dosis d’humor qu’encubren delles esmoliciones de los paisanos, pos, anque en munches obres se retrate un idiliu amorosu nel ámbitu rural, el tresfondu de la vida y la xente que se traslluz n’elles ye otru. Por embargu, nun escaez el tonu sentimental, románticu y llorón qu’adouta sobre too nes composiciones poétiques. El poema del fíu en Veyures o la escena del neñu pequeñu al que la rapaza-y fala n’asturianu en cuanto lu ve, porque-y sal del alma en Al sonar de la salguera, son bona preba d’ello. Respeuto a les unidaes de tiempu, llugar y aición, casi toles obres de teatru les respeten, cola esceición d’aquelles que tienen más d’un actu (pal tiempu y llugar). La unidá d’aición ta presente en toles obres, anque hai dellos nicios d’histories secundaries que nun lleguen a cuayar del too. Les acotaciones son descriptives y nun va quedar escasu nelles. Los personaxes son prototípicos de la xente d’aldea y la escenografía (cocines rurales, quintanes y natura) va acordies colos personaxes. L’aición sofítase, sobre too, nel conÁLFWXVHQWLPHQWDO0XQFKHVYHJDHVODLQWULJD\HHVFDVD\QXQKDL nengún niciu d’aición, namái cola presentación del cuadru, la forma de vida asturiana y dellos diálogos vacios. Averaba la so lliteratura a la xente y taba esmolecíu pola llinJXD FRORTXLDO (VWL GDWX YHVH ELHQ UHÁH[iX QD VR REUD RQGH QRQ solo dalgunos personaxes falen n’asturianu, la llingua común na fala d’Asturies, sinón que tamién fai falar a dalgún con carauterís- 186 Apéndice I. Otros autores tiques propies d’otros rexistros coloquiales: el xitanu d’El tratu de Quicón el Magüetu o’l Pachín de Noche de Luna son preba del intentu SRUSDUWHGHODXWRUGHTXHUHUUHÁH[DUXQDOOLQJXDORPiVDYHUDGDD la fala posible. El rexonalismu tradicionalista curiaba pola llingua asturiana, anque non de la mesma manera que’l rexonalismu cultural de la época de «La Quintana». El puxu del castellán nel país yá yera sigQLÀFDWLEOH\O·DVWXULDQXWDEDGHQGHWLHPSXDUUHTXH[iX\GHVSUHVtixáu. Les emisores de radio y los medios de comunicación escritos emplegaben la llingua castellana. 3DFKtQGH0HOiVQXQWLHQXQDQRFLyQSURSLD\HVSHFtÀFDGH «llingua asturiana». El nuesu autor entiende l’asturianu como un tipu de fala propiu del país, una manera de falar especialmente propia de la xente d’ámbitu rural, pero averada al castellán. Asina, PXQFKHVYHJDHV FDOLÀFD GH ©PHOJXHUDª HVWD ©IDEODª SHUR WDPLpQ reconoz que ye un «toscu» falar cuando ta ante personaxes que nun son de la rexón. Asina, ye perinteresante lo qu’anota na so novela El gaitero de Fonfría: «no queremos apartarnos de nuestro pobre, pero sincero estilo en el que campean vocablos en desuso que no creemos del caso sustituir porque ellos dan colorido a la acción y carácter a los personajes en la humilde esfera en que se desenvuelven». Les obres de teatru, la novela y dalgunos cuentos de Pachín son diglósicos. En rellación colos temes, tenemos que dicir que l’ésitu fácil de lo festivo nun supera lo diglósico. Les acotaciones y presentaciones de les obres de teatru tán escrites en castellán, arrequexando la llingua asturiana nos personaxes d’aldea. La xente d’aldea fala n’asturianu, el señoritu, el cura, l’amu o la xente de fuera fala en castellán. Nes caberes obres, y sobre too nes obres más llargues, la llingua asturiana qu’apaez yá nun ye la mesma que vemos nos monólogos, diálogos, poesíes o en Les veyures de Pinón. La fala amestada ye corriente y non tolos personaxes d’aldea falen n’asturianu, especialmente tamién si la obra nun tien tantu calter cómicu. Atopamos casos de billingüismu asociaos siempre a rasgos de sentimentalidá, como por exemplu na obra Al sonar de la salguera, cuando a Lalina, falante de castellán, sal-y la fala asturiana nun casu tienru: al ver a un neñu acabante cayer. Anque ye billingüe, na obra va emplegar Pachín de Melás. A quien nada-y yera ayeno. Ramiro González Delgado 187 siempre’l castellán, muestra del desprestixu y arrequexamientu del bable na dómina. N’otres obres munchos personaxes nun van falar na so llingua materna, anque la so fala tea cargada d’asturianismos, tal vez porque l’autor yá siente que la llingua orixinaria del país ta morriendo. Por embargu, ente les dos llingües que conviven na rexón GDQVH PXQFKRV H[HPSORV G·LQWHUDLFLyQ \D LQÁX[X G·XQ UH[LVWUX llingüísticu a otru. Asina, la llingua castellana presenta delles particularidaes asturianes. Tamién el so bable cunta con castellanismos lésicos y morfolóxicos (formes verbales compuestes, espresiones, etc.). Ye una bona preba de la situación llingüística que se da nel país. Amás, el castellán de Pachín cunta con laísmos y leísmos, fenómenos llingüísticos ayenos a la nuesa tierra y que respuenden a XQLQWHQWXGHTXHUHUIDODUORPiV©ÀQRªSRVLEOHKLSHUFRUUL[pQGRVH y teniendo como modelu variantes diatópiques castellanes que nun V·DÀWHQQDQRUPDWLYD Les dos primeres obres de Pachín, Gijonismo y La Peñuca tán escrites en castellán. Dempués de La Peñuca, los personaxes teníos por cultos falen castellán (como’l cura, el maestru o’l señor) y los otros asturianu. Otres vegaes, munchos personaxes falen bable dependiendo de los contestos nos que s’atopen y delantre de quien s’alcuentren. Poro, esiste una atitú diglósica hacia la llingua y, tamién, hacia la cultura asturiana. El colonialismu cultural castellán nel país va llantando la conciencia d’arrequexar lo astur. La difícil situación social y política de los últimos años fai que la obra de Pachín camude de tonu y nun preste tanta atención a la llingua del país, anque nun decaiga l’interés pola cultura asturiana y el mundu ruraliegu. El problema de la llingua va xuncíu tamién a una anuncia de Primo de Rivera, que quier purgar el virus rexonal, polo que la llingua asturiana vuelve a tener problemes y entamará a difuminase o a nun apaecer tan frecuentemente nos escritos. Pachín conoz la llingua de la tradición oral y de les llectures que fai d’autores en bable. La so llingua materna ye l’asturiana, cola variante diatópica de tipu central, na que s’inclúi la villa de Xixón, DQTXHODVRREUDXÀHUWDXQDERQDED\XUDGHSDOODEUHVFRQFDUDXWHUtVWLTXHVGLDWySLTXHVRULHQWDOHV/·DXWRUUHÁH[DQDVRREUDORVGLFKRV populares, les formes coloquiales o les apegadielles que, per otru llau, 188 Apéndice I. Otros autores vienen-y perbien pa llograr un decoru poéticu afayadizu nes obres. 1XQWLHQXQFULWHULXÀ[XSDHVFULELUOHVFRQWUDLFLRQHV\GHOOHVYHJDHV vese animáu por un deseyu d’hiperasturianizar el testu. Nun queremos zarrar ensin falar de la idea que’l nuesu autor tien del estatutu d’autonomía d’Asturies y la importancia de destacar les rexones nuna España plural. Pachín, como otros munchos autores de la dómina, coincidía ideolóxicamente nel marcu d’un asturianismu que miraba con envidia pa Cataluña o pal País Vascu. Como diz nel periódicu d’Uviéu El Carbayón (vienres, 14 d’agostu de 1931), nun artículu tituláu «Alrededor de nuestro Estatuto»: «Asturias es una de las regiones que, tanto por su capacidad económica, como por su historia, puede aspirar a la más amplia de las autonomías». Nesi mesmu periódicu (domingo, 19 d’abril de 1931) yá faaba del tipu de rexonalismu qu’entiende y que respuende a un pensamientu a comuña con otros artistes de la dómina. L’artículu tituláu «Todo por Asturias» diz coses como les que vienen darréu: «No es decir esto un regionalismo de ‘montera picona y dengue’. Eso no. Es una unión de amores y voluntades para impulsar nuestro progreso, acrecentar nuestra riqueza, y en el orden regional la constitución de una personalidad propia como la tienen otras regiones que fueron grandes como lo fue la nuestra en historia patria […]. Seamos un hombre solo cuando de Asturias se trate, y pensemos desde ahora en hacer ese bien. Unidos, fuertes, seremos respetados para hacernos oír del poder naciente, que de seguro tendrá en estudio ideas regeneradoras regionales». Per esta época, la llama del rexonalismu va apagándose. La crisis económica tien muncho que ver y los intentos de facer qu’espoxigue la cultura rexonal fueron ún a ún fracasando (l’Academia, la novela, revistes, la Biblioteca Popular de Escritores Asturianos…). El castellán, asitiáu nes estayes altes de la sociedá asturiana, fexo que se mirara con despreciu a la llingua asturiana, asociada con personaxes y costumes de vida aldeana. El rexonalismu terminó afogáu nes sos propies idees. La lliteratura de tipu festivu, especialmente en teatru, creó unos personaxes estereotipaos que sirvieron de burlla y risión pa muncha xente de la ciudá, que diba asociando unes costumes populares con unos vezos desprestixaos y una cultura a la que se quier mirar de A quien nada-y yera ayeno 189 lloñe. Les madreñes nun se convirtieron nel coturnu griegu. Ciertamente, Pachín de Melás foi un autor que nunca nun dexó d’amar Asturies, la so tierrina, pola que taba verdaderamente esmolecíu. La so voz, probe o non, yera la d’él y el trabayu fechu pola cultura y lliteratura asturiana ye destacable y destacáu: los ésitos y les sucesives ediciones de munches de les sos obres son una bona preba, amás del ciñu que-y tenía la xente d’equí como la d’ellí, los «americanos». Les pasiones y los sentires yeren los mesmos: la señaldá por una Asturies que nun va ser lo que yera, esa vieya Arcadia que ta morriendo, entristezlos a toos, pero présta-yos el recuerdu. El nuesu autor entregó tola so vida a propagar y elevar l’arte popular asturianu, el mundu rural y la xente d’aldea, añorando los tiempos de la vieya «Arcadia». Como él diz: «Si la voluntad, amor y fe que puse en cantar y enaltecer a mi Asturias los pongo en algo negociable… millonario». Poro, a Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, nada que tuviere que ver con Asturies-y yera ayeno. APENDICE II Documento Reproducción literal del acta del 1 de septiembre de 1936 donde se da cuenta del traslado de los restos de Jovellanos desde la igleVLDGH6DQ3HGURKDVWDOD(VFXHODGH&RPHUFLRÀUPDGDSRUWRGRVORV que intervinieron. En la villa de Gijón, a primero de septiembre de 1936, a las diez y media de su mañana, se reunieron en la iglesia de San Pedro de la citada villa, y en el lugar que fue altar de Nazareno, los señores que se expresan: Germán de la Cerra Lamuño, abogado; Luis Cuesta de la Viña (sic), como auxiliar del Delegado de Instrucción Pública; Antonio S. Ponga, José Alonso Tomás y Andrés Monreal Jaén, catedráticos de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles; Germán Horacio Robles, representante de Unión de Dibujantes españoles; Ángel Suárez, Julio Martínez y Emilio Robles (Pachín de Melás), socios y Presidente del Grupo Excursionista Jovellanos. Celebran los reunidos un cambio de impresiones sobre el estado ruinoso del templo de San Pedro, y del peligro que corrían al dejarlos allí, de perderse, los amados restos del insigne pedagogo don Gaspar Melchor de Jovellanos, depositados sobre el citado lugar el año 1812. Por unanimidad acordaron estos señores, ante la aprobación de numeroso público allí reunido, proceder a la exhumación de los citados restos y trasladarlos a sitio seguro, donde estuvieran hasta VXFRORFDFLyQGHÀQLWLYD 3DUDHOORVHUHTXLULyHOWUDEDMRGHOREUHURDOEDxLO5XÀQR-XQquera, quien procedió primeramente a quitar la lápida escultórica, que cubría la hornacina. La otra lápida inscripcional, había caído y fue recogida por la comisión. Una vez libre el muro de las dos placas, y previo intenso trabajo quedó al descubierto una hoquedad (sic) hecha en el muro, donde se guardaba una caja hecha de madera de castaño, como de unos sesenta centímetros de larga, cubierta de terciopelo negro y con cuatro asas de hierro forjado, toda ella en estado de deterioro. 194 Apéndice II. Documento Abierta ésta, había otra caja; de latón o de zinc, perfectamente conservada y soldada. Esta segunda caja no se abrió, por la convicción absoluta de que allí, debidamente resguardados, están los restos mortales del ilustre español Melchor Gaspar de Jovellanos. De todo ello se hizo cargo la comisión reunida de los señores DTXtFLWDGRV\HQXQFRFKHVHKL]RWUDVODGRDOHGLÀFLRGHOD(VFXHOD de Altos Estudios Mercantiles, en una de cuyas aulas, se depositaURQKDVWDÀMDUHOVLWLRGHÀQLWLYRGRQGHFRORFDUDQ 3DUDTXHDVtFRQVWHVHOHYDQWDODVLJXLHQWHDFWDTXHVHUiÀUmada por todos los señores aquí citados, en Gijón, a primero de septiembre de mil novecientos y seis (sic). Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos 1. DISCURSOS de Puerto de Vega. - Gijón, Foro Jovellanos, 1996.- 32 págs.; 20 cm. (AGOTADO). 2. CARANTOÑA, Francisco.- La estancia de Jovellanos en Muros de Galicia.- Francisco Carantoña.-Gijón, Foro Jovellanos, 1997.56 págs., il.; 24 cm. (AGOTADO). 3. SAGREDO, Santiago.- Jovellanos y la educación en valores: (anteFHGHQWHV HQ OD UHÁH[LyQ \ SUiFWLFD GH XQ ,OXVWUDGR Prólogo por Francisco Carantoña.- Gijón, Foro Jovellanos, 1998.- 139 págs.24 cm. Trabajo premiado en el Concurso Nacional «Contribución de la obra de Jovellanos y del pensamiento ilustrado español a la mejora de la enseñanza en España». (AGOTADO). 4. MORATINOS OTERO, Orlando, CUETO FERNÁNDEZ, Vicente.- Bibliografía jovellanista.- Prólogo, Ana Rodríguez Navarro; ilustraciones, Juan MARTÍNEZ RIONDA y Nacho NORIEGA IGLESIAS.- 1ª ed.- Gijón, Foro Jovellanos, 1998.277 págs., il., 24 cm. + 1 cd-rom. ISBN 84-920201-4-8. (AGOTADO). 5. JOVELLANOS, Gaspar Melchor de.- El «Diario» de los viajes.- Introducción, selección, estudios y notas de Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ.- Gijón, Foro Jovellanos, ALSA Grupo, 1998.- 238 págs., il.; 25 cm. (AGOTADO). 196 Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias 6. CASO GONZÁLEZ, José Miguel.- Biografía de Jovellanos; adaptación y edición de María Teresa CASO; prólogo, Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 1998. - 122 págs., il. ; 24 cm. (AGOTADO). Hay 2ª edición revisada. Véase nº 18. 7. BOLETÍN Jovellanista.- (Vid. apartado Boletín Jovellanista) 8. JOVELLANOS y el siglo XXI.- Conferencias organizadas por la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias.- Gijón, Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 1999.- 106 págs.; 24 cm.- Contiene los textos de las conferencias pronunciadas por Francisco ÁLVAREZ-CASCOS, Fernando MORÁN LÓPEZ, Agustín GUZMÁN SANCHO, Antonio del VALLE MENÉNDEZ y María Teresa ÁLVAREZ GARCÍA. 9. CORONAS GONZÁLEZ, Santos M.- Jovellanos, justicia, estado y constitución en la España del Antiguo Régimen.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2000.- 353 págs., 28 h. de lám.; 24 cm.- Obra galardonada con el Premio de Investigación Fundación Foro Jovellanos. ISBN 84-607-0169-7. 10. INFORME de la Sociedad Económica de Madrid al Real y Supremo Consejo de Castilla en el expediente de Ley Agraria / extendido por su individuo de número el Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2000.- 192 págs.; 21 cm. + 1 folleto. Reprod. Facs. de la ed. de Palma, Imprenta de Miguel Domingo, 1814. 11. BOLETÍN Jovellanista. (Vid. apartado Boletín Jovellanista) 12. GUZMÁN SANCHO, Agustín.- Biografía del insigne jovellanista Don Julio Somoza y García-Sala, correspondiente de la Academia de la Historia, Cronista de Gijón y de Asturias, escrita y anotada por Agustín Guzmán Sancho, para la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2001.- 427 págs., il.; 24 cm. ISBN 84-607-2737-8. Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias 197 13. ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDES, Manuel.- Jovellanos: enigmas y certezas. Pról. de Gonzalo ANES Y ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN.- Gijón, Fundación Alvargonzález y Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2002.- 585 págs. + 2 hh.- 24 x 17 cm. ISBN 84-922-159-2. 14. JOVELLANOS y la Educación Física.- Estudio introductorio, selección y comentarios de José Gerardo RUIZ ALONSO.Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Real Grupo de Cultura Covadonga y Fundación Ángel Varela, 2002.- 154 págs.- 24 cm. ISBN 84-607-6207-6. 15. ADARO RUIZ, Luis.- Jovellanos y la minería en Asturias.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Unión Española de Explosivos, S.A., 2003.- 481 págs. il.- 23,5 cm. ISBN 84-933191-0-4. 16. Homenaje al Ateneo Jovellanos. «La muerte “civil” de Jovellanos. Mallorca, 1801-1808)». (Conferencia pronunciada por Teresa Caso Machicado en el castillo de Bellver (Mallorca) el día 21 de marzo de 2003).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ateneo Jovellanos, 2004.- 44 págs.- 23,5 cm.- D.L. AS-870/2004. 17. CIENFUEGOS-JOVELLANOS GONZÁLEZ-COTO, Francisco de Borja.- Memorias del artillero José María Cienfuegos Jovellanos. (1763-1825).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ideas en Metal, S.A., 2004.- 293 págs. il.- 23,5 x 17 cm. ISBN 84-933191-1-2. 18. CASO GONZÁLEZ, José Miguel.- Biografía de Jovellanos; adaptación y edición de María Teresa CASO; prólogo, Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2005. - 148 págs., il.; 24 x 17 cm. ISBN 84-933191-2-0. 19. CASO GONZÁLEZ, José Miguel, CANGA, Bernardo y Carmen PIÑÁN.- Jovellanos y la naturaleza; prólogo Jesús ME- 198 Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias NÉNDEZ PELÁEZ.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2006. - XXX págs., il.; 24 x 17 cm. ISBN 84-933191-3-9. CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN Monografías 1. MARTÍNEZ NOVAL, Bernardo.- Jovellanos; intr. de Pipo ÁLVAREZ.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2006. - XXXVIII + 123 págs., il.; 24 x 17 cm. ISBN 84933191-4-7. BOLETÍN JOVELLANISTA (Disponible en: www.jovellanos.org) BOLETÍN Jovellanista.- Año I, nº 1.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 1999.- 125 págs. [Publicación núm. 7]. (AGOTADO) BOLETÍN Jovellanista.- Año II, nº 2.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2001.– 177 págs. [Publicación núm. 11] BOLETÍN Jovellanista.- Año III, nº 3.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2002.- 242 págs. BOLETÍN Jovellanista.- Año IV, nº 4.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2003.- 276 págs. BOLETÍN Jovellanista.- Año V, nº 5.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2004.- 318 págs. BOLETÍN Jovellanista.- Año VI, nº 6.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2005.- 487 págs. Desde el 3 de febrero de 1978 los restos de Jovellanos reposan en la capilla de Los Remedios, al lado de su casa natal, en Gijón. Esta obra, coeditada por las dos instituciones, fue dada a sus patronos, amigos y socios en el Salón de Actos del Centro Municipal de Cultura Antiguo Instituto, en Gijón, el 20 de diciembre de 2006, durante el homenaje que la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias ofreció al Ateneo Obrero de Gijón, coincidiendo con el año del CXXV aniversario de su fundación.