Influenza de América del Norte

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El papel de la información en el combate a las epidemias: a propósito de la
influenza de América del Norte
Patricia Aranda Gallegos*
Catalina A. Denman Champion**
La influenza es una enfermedad respiratoria aguda causada por uno de los tres tipos de
virus de la influenza que se clasifican como A, B y C. El tipo A puede presentar una gran
variedad que se clasifica por las proteínas que conforman su superficie, de acuerdo con
el Instituto Nacional de Salud Pública y la Secretaría de Salud. Se caracteriza por su
gran capacidad de cambios (mutaciones genéticas) que han sido estudiadas porque se
relacionan con grandes epidemias de la antigüedad y del siglo pasado.
La primera descripción de un padecimiento como la influenza la realizó Hipócrates en
el año 492 antes de Cristo. En el continente americano se documentó en 1552 la
severidad de la “pestilencia catarral”, y se reconoció como una primera pandemia a la
de 1580, descrita como la “influencia planetaria” por los italianos.
En 1918, se dio una pandemia que generó grandes pérdidas humanas. Para darnos una
idea, el rango de mortalidad en ese entonces fue de 20 a 40 millones de personas, debido
a una tasa de infección de hasta 50 por ciento, la severidad extrema de los síntomas, las
condiciones sanitarias de la población, la ausencia de inmunidad, la falta de atención
médica para contender con las complicaciones. Otro brote de influenza fue el de 194647, y se registraron como pandemias las de 1957, 1968 y 1977. De acuerdo con GarcíaGarcía J. Ramos (2006), cada una de ellas con diferentes tipos de virus de influenza que
fueron menos dañinos en mortalidad en parte por la inmunidad y por las estrategias de
control.
A partir de 1997, se conoció la existencia de un nuevo virus de influenza, la aviar, que
adquirió la capacidad de causar infecciones entre humanos en Hong Kong, y
posteriormente se registraron casos en Corea del Sur en 2003 y en varios países de Asia,
y en el 2006 en el Medio Oriente, Europa y África. En los últimos años, los expertos
señalan que la enfermedad se limitó a un reducido número de personas probablemente
porque el virus no ha adquirido eficiencia en su transmisión entre humanos y a los
esfuerzos de control. Pero en el buen sentido de pre-ocuparse, debido a las constantes
mutaciones, la OMS registró desde entonces que estábamos en la fase tres del proceso
hacia una pandemia, es decir, el estadio por el que pasó un virus que antes no afectaba a
los humanos, pero sí a otros animales como pollos o cerdos. Desde entonces se han
identificado nuevos tipos de virus que afectaron a los humanos en China, Holanda y
Canadá.
Como hemos comentado, la preparación para una epidemia a escala mundial, una
pandemia, ha estado en la agenda de las instituciones nacionales e internacionales de la
salud desde hace muchos años. Por las características cíclicas de transformaciones de
los virus, la pregunta fundamental era ¿cuándo se va a presentar esta pandemia y qué
podemos hacer para mitigar sus impactos?
Por ese motivo, bajo la coordinación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y
en consulta con científicos expertos, todos los países han establecido procedimientos y
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normatividad para actuar en caso de que el número de los casos de determinada
enfermedad aumente en muchos países del mundo. Existe un Reglamento Sanitario
Internacional (revisado en el 2005) que dispone la existencia de un Comité de
Emergencias. Dicho Comité se ha reunido para conocer y deliberar sobre las mejores
recomendaciones para proteger la salud pública mundial. Es importante reconocer que
para la influenza pandémica existen seis diferentes fases. Las primeras tres se refieren a
la planeación y la preparación de cada país para la vigilancia y el diagnóstico, para
reconocer las etapas de transformación hacia tipos de influenza que pueden afectar a
humanos y más aún que pueden ser transmitidos entre humanos, así como la
capacitación a personal de salud y de respuesta a emergencias sanitarias. Desde hace
varios años, de acuerdo con esta clasificación, en el mundo hemos estado en la fase 3 en
la que cada país ha tenido la responsabilidad de capacitar a su personal, mejorar sus
sistemas de vigilancia, de laboratorios y de abasto de medicamentos, entre otras
acciones.
Sin embargo, este domingo 27 de abril de 2009, la doctora Margaret Chan, Directora
General de la OMS, en consulta con expertos mundiales y el Comité de Emergencias,
decidió incrementar la alerta pandémica de fase tres a fase cuatro. Esta fase, de acuerdo
a la OMS se caracteriza por la transmisión comprobada de persona a persona de un virus
animal o un virus reagrupado humano-animal capaz de causar “brotes a nivel
comunitario”. La capacidad de causar brotes sostenidos en una comunidad señala un
importante aumento del riesgo de pandemia, pero no significa necesariamente que se
vaya a producir una pandemia. Requiere que las comunidades y los países actúen
intensamente para proteger a la población de mayor contacto y para atender a los
enfermos. Esto ya se implementó desde el mismo fin de semana en México y conforme
se confirmen más casos, otros países han iniciado medidas similares.
El paso de alerta fase 4 a alerta fase 5, declarado por la OMS el 29 de abril, se caracteriza
por la propagación del virus de persona a persona al menos en dos países de una región
de la OMS. Aunque la mayoría de los países no son afectados en esta fase, la declaración
de la fase 5 es un indicio claro de la inminencia de una pandemia y de que queda poco
tiempo para organizar, comunicar y poner en práctica las medidas de mitigación
planificadas.
En México tenemos por delante un arduo trabajo para enfrentar los casos actuales de
contagio, para evitar mayor transmisión, para mejorar nuestros sistemas de vigilancia,
así como para lograr excelentes sistemas de información, de capacitación, de
investigación y de coordinación interinstitucional. La contingencia actual ha servido
para mostrar algunas de las lagunas en estas actividades, y también sus fortalezas.
Independientemente de la fase en la que estemos, ya hemos aprendido que tenemos
mucho que hacer para resolver nuestras limitaciones, y que ello puede servir para evitar
o revertir oportunamente otras emergencias de salud.
Desde el punto de vista sociocultural, tal vez uno de los componentes más importantes
para enfrentar una contingencia de salud pública es la confianza y la credibilidad en las
fuentes de información. Entre más confiable una fuente de comunicación, más factible
que se implementen sus recomendaciones.
La falta de credibilidad y confianza crean un terreno fértil para la proliferación de
teorías de la conspiración y acusaciones de oportunismo que se transmiten en todos los
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círculos sociales y por medio de todas las vías de comunicación. La responsabilidad de
construir mayor confianza sobre los diagnósticos de la situación de salud pública actual
nos compete a todos. Implica pensar críticamente, buscar información en fuentes
científicas, y transmitirla de manera responsable.
En la construcción de dicha credibilidad hay mucho que se puede hacer: la calidad de la
información es clave y surge desde el momento del diagnóstico, el registro y
notificación de la misma, y depende de la infraestructura humana y tecnológica y la
capacitación de los recursos humanos. El acceso público a la información puede
permitir que un mayor número de expertos y no expertos la analicen y ayuden a
interpretar su significado. Desde luego que dicha capacidad requiere de una formación
de recursos humanos altamente capacitados y de su actualización permanente,
infraestructura para el desempeño de las actividades de investigación y de un sólido
aparato de divulgación, que incluya la evaluación permanente. Implica, como ya se ha
señalado en el caso de la actual contingencia por influenza A-H1N1, que se tomen las
mejores decisiones en materia de salud pública con base en la evidencia científica.
Además de la calidad y el acceso permanente a la información, ésta se deberá presentar
de manera que sea entendible para diferentes públicos. La apertura de espacios públicos
de diálogo entre especialistas, comunicadores y público en general pueden ayudar a
construir esta comunicación confiable frente a los retos que nos plantea esta epidemia.
A continuación enlistamos algunos recursos que pueden servir para alimentar esta
comunicación:
Portales de instituciones internacionales
Portal en español de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Sitio Informativo sobre gripa porcina de la OMS
http://www.who.int/csr/disease/swineflu/es/index.html
Diez cosas que hay que saber sobre la gripe pandémica (14 de octubre de 2005)
http://www.who.int/csr/disease/influenza/pandemic10things/es/index.html
Preguntas frecuentes sobre el reglamento internacional ante epidemias
http://www.who.int/csr/es/index.html
Portal de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) (PAHO) sobre influenza
porcina
http://new.paho.org/hq/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=805&It
emid=569&lang=es
Biblioteca Virtual Fronteriza de Salud México-Estados Unidos (ver artículos por tema
gripe aviar, especialmente los documentos históricos)
http://www.infofrontera.org
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Portales de instituciones nacionales
Portal de la Secretaría de Salud-México
http://portal.salud.gob.mx/contenidos/noticias/influenza/alerta_influenza.html
Portal informativo gobierno federal
http://www.prevencioninfluenza.gob.mx/
Portal de Secretaría de Salud del D.F.
http://www.salud.df.gob.mx/ssdf/
Instituto Mexicano del Seguro Social
http://www.imss.gob.mx/
Portal del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
http://www.issste.gob.mx/index2.html
Secretaría de Salud del Estado de Sonora
http://www.saludsonora.gob.mx/
Portales en inglés:
Portal de la OMS/WHO (Organización Mundial de la Salud)
http://www.who.int/csr/don/2009_04_24/en/index.html
Organización Panamericana de la Salud
http://www.paho.org/
Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDS de Estados Unidos)
http://www.cdc.gov/swineflu/general_info.htm
Universidades y centros de investigación:
Universidad Nacional Autónoma de México
http://influenza.unam.mx/
Instituto Nacional de Salud Pública
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http://www.insp.mx/
Escuela de Salud Pública de Harvard
http://www.hsph.harvard.edu/news/
Colegio de Salud Pública de la Universidad de Arizona
http://azcphp.publichealth.arizona.edu/
Mapa de Google sobre la pandemia del 24 de abril
Buscar en esta página actualización
http://maps.google.com/maps/ms?ie=UTF8&hl=en&t=p&msa=0&msid=106484775090
296685271.0004681a37b713f6b5950&ll=32.639375,110.390625&spn=15.738151,25.488281&source=embed
*Directora del Centro de Estudios en Salud y Sociedad de El Colegio de Sonora,
pag@colson.edu.mx.
**Profesora-investigadora del Centro de Estudios en Salud y Sociedad de El Colegio de
Sonora, cdenman@colson.edu.mx.
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