Barrancos en la Guardia María Amanda Caggiano CONICET - UNLP; Instituto Municipal de Investigaciones Antropológicas de Chivilcoy (IMIACH). 2002. XI Reunión Americana de Genealogía. España y América. Un escenario en común. CSIC – Xunta de Galicia, Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento. Santiago de Compostela, España. Introducción La Guardia de Luján, asiento de la actual ciudad de Mercedes (ubicada en la provincia de Buenos Aires, Argentina) se origina a raíz de la defensa de las poblaciones que se iban consolidando en el Pago de Luján al promediar el siglo XVIII y que estuvieron a cargo en un primer momento del fuerte de estacada San José de la Frontera. La Guardia de Luján se escinde políticamente en 1812, aunque la alcaldía dependía del cabildo de la Villa de Luján. Años más tarde, en 1831, la ya consolidada población nucleada en torno al fuerte asciende al rango de Villa de Mercedes. En 1845 una subdivisión territorial se opera en el recién formado Pago o Partido de Mercedes al decretarse la conformación del Partido de Chivilcoy que abarcaría la porción Oeste de la Guardia de Luján comprendido entre el arroyo Las Saladas y el territorio hacia el río Salado. Chivilcoy funda su pueblo en 1854 cuando ya el partido contaba con casi 5000 pobladores. El área de la Guardia de Luján se ubica en la región pampeana. Fue asiento de un tronco familiar objeto del estudio que hemos emprendido con especial énfasis en el partido de Chivilcoy: los Barrancos. Los Barrancos procedían de España y originariamente el apellido fue del Barranco. El escudo es de origen castellano, procedente de las montañas de Burgos en la casa de Valdivielso. En tiempos del rey Alfonso VI, un infanzón de ese linaje dio con un grupo de moros y aún estando sólo los puso en fuga salvo a su capitán. En el escudo de Barranco de Burgos en campo sinople, se destaca en perfil una cabeza de moro y media luna de plata entre dos colinas pardas que forman el barranco; sobre la cabeza, como apéndice del barranco, un brazo armado de plata con una espada desnuda. En la investigación realizada con relación a los Barrancos establecidos en nuestra área de estudio, se infiere en común denominador la vinculación militar de alguno de sus componentes. Los cuadros genealógicos elaborados se basan en documentación de archivos familiares, actas parroquiales, archivos judiciales y registros de diarios y/o periódicos. Manuel del Barranco es señalado como ego, de quién desciende el tronco familiar objeto de esta investigación y los números entre paréntesis tienen relación con el texto. Genealogía Barrancos Luego de la destitución en 1712 del Gobernador del Río de la Plata, que por entonces era Manuel Velasco y Tejada, asume interinamente el mando político el oidor de la Audiencia de grados de Sevilla, Juan José de Mutiloa y Andueza quien delega el mando militar en el comandante de la plaza de Buenos Aires, Manuel del Barranco y Zapiain (6). Mutiloa dilata la entrega del poder a Alonso de Arce y Soria, quién ya había comprado el cargo ante el Rey de España y recién logra asumirlo en 1714 aunque fallece a los pocos meses. Un mes antes del deceso, había designado como sucesor al sargento José Bermúdez de Castro a quién el Cabildo no reconoce, recayendo la autoridad política en el alcalde de primer voto Pablo González de la Quadra y el mando militar nuevamente en el comandante de armas Manuel del Barranco y Zapiain. Bermúdez se encierra en el fuerte de Buenos Aires en compañía de 25 artilleros y es sitiado por del Barranco con dos compañías de caballería impidiéndole de esta manera su alimentación. Tras la intervención de la Audiencia de Charcas, el tribunal puso en posesión interina del mando, íntegramente, a Bermúdez en noviembre de 1714 hasta tanto asuma como Gobernador el marqués de Salinas, José Antonio de Echavarri quién en definitiva nunca arriba a Buenos Aires. El obispo de Quito y virrey del Perú, Diego Ladrón de Guevara designa como nuevo gobernador interino de Buenos Aires en enero de 1715 a Baltasar García Ros. En febrero de 1716 es designado un nuevo gobernador, Bruno de Zavala, aunque recién asume el poder el 11 de julio de 1717. 1= 5= = 3= 2 6= 8 4 7 9 = 10 12 = 11 = 14 13 21 17 = 16 15 22 23 18 24 = 19 25 = 29 33 = 20 34 27 = 26 30 28 31 32 Por circunstancias que ignoramos, Manuel del Barranco y Zapiain, que ejercía el cargo de cabo y gobernador de la caballería del fuerte de Buenos Aires es designado por el virrey del Perú para ejercer el cargo de gobernador interino y capitán general de las provincias del río de la Plata, desempeñándose entre el 17 de junio y el 11 de julio de 1717. Manuel del Barranco y Zapiain es hijo de Juan Antonio del Barranco (1) y María Solana Zapiain (2), españoles de Montilla, Córdoba. Manuel, arriba a Buenos Aires con su hermano Salvador (5), casa el 26 de septiembre de 1706 en primeras nupcias con Ignacia de Jijón y Azedo (7), hija de Juan Gregorio de Jijón (3) y Dorotea de Azedo y Quintero (4). De la unión sería descendiente Juan Antonio del Barranco y Jijón (11). Manuel fallece el 25 de junio de 1724. Salvador del Barranco casa en 1ras. nupcias con Antonia Sánchez Escudero (8); son hijas María, que casa con Nicolás Cháves y Manuela, que casa con Sebastián Illarradi y Zubiarre. Viudo Salvador, casa en 2das. nupcias con Catalina Crespo Flores (9), hija del Capitán Sebastián Crespo Flores y Teodora Gayoso. Nuevamente viudo, Salvador casa en 3ras. nupcias con Sebastiana Jijón (10), hermana de la esposa de Manuel. Con Juan Antonio Barrancos, que nace en 1710, comienza una nueva grafía en el apellido, se suprime del y se añade s final. Ejerce como militar, primero en Luján y luego de la Guardia de Luján; casa en 1734 con Ana Rodríguez Flores (12), hija del capitán Lorenzo Rodríguez Flores y María Manuela Barragán; tiene una hija, Jacinta (13) que es bautizada en Luján el 8 de diciembre 1735 y fallece de corta edad. Juan Antonio Barrancos enviuda y casa con Rosa Molina (14) en 1736, de cuya unión nacen María Rosa de la Cruz (15), Juan Antonio (16), María Rosa (19), Jacinta (20) e Idelfonso (17); bautizados en Luján el 4 de mayo de 1744, 6 de mayo de 1737, 3 de marzo de 1746, 17 de marzo de 1749 y el 23 de enero de 1754 respectivamente. El Capitán del Fuerte o Guardia de Luján, Joseph Vague, señala en una “relación de la siembra de trigos que se ha efectuado en la frontera de Luján en este año de 1777” la nómina de los vecinos milicianos con las correspondientes fanegas. Entre la nómina de 47 personas rescatamos a Juan Antonio Barrancos con 6 y Antonio Barrancos con 8 fanegas. Juan Antonio Barrancos fallece en la Villa de Luján el 8 de enero 1781. Idelfonso Barrancos se desempeñó como teniente de milicia bajo las órdenes del Teniente Coronel Francisco Betbezé hacia 1779, contribuyendo a establecer la línea avanzada de fronteras. En 1780 un malón de indios arrasó Mercedes provocando el deceso de su hermano Juan Antonio Barrancos. Idelfonso en 1783 se instala en las afueras del fortín con una pulpería, cultivando una extensión de tierra situada en las orillas del río Luján; luchó con valentía durante las invasiones inglesas a Buenos Aires habiendo ascendido a Teniente 1º por el rey de España. Se desempeñó en Mercedes como alcalde en 1814, sucediendo a Don Felipe Casas y a Don Nicolás Amarilla, que ocuparon ese cargo en 1812 y 1813 respectivamente. El 26 de junio de 1781 Idelfonso Barrancos casa con Ventura Belmúdez (18), viuda de un caído en el episodio antes citado, de cuya unión nacen Pedro Regalado (21), Teodoro de los Santos (22), Juana (23) Víctor José (24), Felipe Santiago (27) e Ignacio (25); los dos primeros fallecen al nacer. Ignacio Barrancos casa en Mercedes con Mercedes Vásquez (26), en 1791 ó 3. Su hijo, Baldomero Barrancos (1832 - 1890) casa con Dominga Soria; de esa unión nace Domingo Barrancos (1873 - 1924) que casa con Martina Farías. Felipe Santiago Barrancos nació el 30 de marzo de 1789 y casa con Francisca González (28) el 17 de mayo de 1822, de cuya unión nacen Ventura (30), Carolina (31) y Estefanía (32) que casa con Felipe Vidal de cuya unión nacen en Mercedes, Felipe que casa con Elvira Montarca, Francisca que casa con E. Franco, Clara que casa con Publio Massini y Juan Antonio que casa con Elena Giménez. Tanto Martín Barrancos, cuya ascendencia desconocemos, como Ventura Barrancos hacia febrero de 1858 se desempeñaban como Tenientes Alcaldes de Mercedes. En diciembre de 1827 a pedido del comisionado de fronteras don Juan Manuel de Rosas, el Juez de Paz de la Guardia de Luján decide requerir los servicios de dos baqueanos “lo mejor que se encuentren en el Partido de la Guardia de Luján para reconocer los campos de la Cruz de Guerra”; insiste en que sean los más afamados. No constan los nombres de los baqueanos elegidos, pero debajo de la nota con letra de del Juez de Paz Solveyra, figura manuscrito “Bcos en comisión – Juan Ríos- Joaqn Villgs”. Es de suponer que la abreviatura se refiere a algún integrante de la familia Barrancos, vecinos de la Guardia y radicado en la campaña. Felipe Santiago Barrancos es reconocido como uno de los primeros enfiteutas establecidos hacia la frontera del Salado ocupando una “suerte de estancia” ya en 1827. En el censo practicado en 1836, consta la población de Francisca González Carmona, viuda de Felipe Santiago, incluida en tierras pertenecientes a la Guardia de Luján y que estaba compuesta por catorce personas de las cuales cuatro eran pardos o negros. Del mismo censo rescatamos la figura de Ignacio Barrancos con una población conformada por once personas de los cuales una era pardo o negro. Una visión del establecimiento rural de Felipe Santiago Barrancos, radicado en las cercanías del arroyo Las Saladas y de su entorno pampeano, es rescatada por el francés Narciso Parchappe en su travesía ecuestre y que fuera transcripta por Alcides D’Orbigny (1847). Parchappe parte de la localidad de San José de Flores hacia el Fuerte Cruz de Guerra (actual 25 de Mayo), el 1 de enero de 1828 y transita las inmediaciones de Las Saladas al transcurrir una semana. Menciona costumbres, describiendo el paisaje natural y cultural hacia la tercera década del siglo XIX. “... Al salir el sol, pudimos reconocer que el terreno se elevaba insensiblemente en una serie de pequeñas lomadas extendidas de NO a SE formando el cantón de las Saladas; son tierras de labor muy buenas, como todas las lomas de la provincia, cuya naturaleza, menos compacta y menos arcillosa las hace más favorable a la agricultura que el suelo duro de las pampas. Pronto distinguimos muchas chacras y muchos trigales que estaban cosechando. Como las estancias son poco numerosas en este cantón, se siembra en pleno campo, sin cercos, lo que sería imposible en los lugares donde existen muchos animales reunidos; es por este motivo que el territorio de la provincia se divide naturalmente en partes agrícolas y regiones pastoriles, observándose siempre que la relación de estas últimas comparadas con las primeras, es muy grande. Nos detuvimos en un rancho donde se ocupaban en ordeñar las vacas y desde donde divisamos un macizo de árboles que supimos era la estancia de Don Felipe Barrancos, hacia la cual nos dirigimos; pedimos un poco de leche que hicimos calentar, la que utilizamos en lugar de agua para tomar mate. La infusión de leche es más agradable que la infusión de agua, sin embargo, la gente de la campaña no la utiliza; sólo las damas de Buenos Aires y de Montevideo preparan así el mate, sobre todo, para tomarlo por la mañana. También, sólo en estas dos ciudades, se toma comúnmente el mate con azúcar, en el resto de la campaña se toma amargo, pues el mate azucarado repugna a un gran número de habitantes, a pesar de ser muy afectos a los dulces. Llegamos a la estancia a las ocho y allí encontramos al escuadrón de Blandengues alojados cerca de la casa. Las carretas no habían llegado por que se decidió que partiríamos al día siguiente. La estancia de Barrancos se compone de dos cuerpos de edificios, levantados de pared francesa: uno sirve de alojamiento y el otro de cocina y depósito; en el extremo del primero se construía, en ladrillo crudo, un galpón cuadrado, un piso destinado a almacenar el trigo. Esta construcción, muy común en todas las provincias del río de la Plata es muy durable cuando las paredes se encalan convenientemente; tiene el inconveniente de ser fácilmente minadas por las ratas y de no ofrecer ninguna seguridad contra los ladrones. Los oficiales Blandengues ocupaban una pequeña pieza que nos ofrecieron compartir; pero contenía tal cantidad de pulgas que no se podía entrar sin tener las piernas cubiertas de ellas. Estos insectos, lo mismo que las chinches, abundan en la provincia de Buenos Aires y no tiene, como en Corrientes, la ventaja de perseguirlo únicamente en el invierno y verlas desaparecer al acercarse los grandes calores; al contrario, creo que aquí se multiplican durante el verano; por eso con mi ayudante preferimos ir a descansar a la sombra de un gran monte de duraznos, contiguo a la estancia, que por no haber sido podado años atrás, era muy tupido. Allí encontramos a todos los Blandengues distribuidos en grupos y sentados en el suelo, con los naipes en la mano, ocupación casi continua de los militares del país y de la mayoría de los habitantes de la campaña. Se habían colocado las carretas de la casa en el monte, para ponerlas al reparo del sol y nosotros elegimos una de ellas para conciliar el sueño que nos era tan necesario. Nos extendimos sobre nuestros ponchos y a pesar del ruido y de los altercados frecuentes de los jugadores que teníamos debajo nuestro, nos dormimos tan profundamente que debimos ser despertados a las dos de la tarde para participar de la comida que nos ofrecía el dueño de la estancia; este buen hombre se había puesto en gastos para tratarnos bien, pero el arte culinario está, como lo demás, muy atrasado en América del Sud y como la campaña de Buenos Aires no ofrece otro recurso que la carne y las aves de corral flacas, es casi imposible que una mesa resulte bien servida, al menos, para el gusto de un europeo. Lo que me agradó mucho, lo mismo que a mis compañeros de viaje, fue el postre constituido por leche cuajada y azúcar. Esta leche cuajada mediante la flor de cardo y como la coagulación tiene lugar casi instantáneamente, el suero apenas es ácido y se lo sirve con la cuajada; el todo presenta un sabor muy agradable y nos gustó tanto más por el estado en que nos encontrábamos, debido al ardor de la estación y al cansancio del viaje. Nuestro hospedero que observó el placer con que le hicimos el honor, nos hizo servir de nuevo. Los habitantes de estas campañas ignoran las minuciosas leyes de la etiqueta europea, pero poseen una cortesía franca preferible y se encuentra entre ellos, como en todo el país donde la civilización ha progresado poco, esta hospitalidad generosa que honra tanto al nativo. Después del almuerzo, mis compañeros fueron a dormir la siesta, según su costumbre y yo fui a sentarme a la sombra de los grandes sauces plantados al borde de la zanja que rodeaba la casa; esta zanja podía tener dos metros de profundidad y contenía algunos centímetros de agua. Es generalmente a esta profundidad que se la encuentra en los alrededores del Salado; algunas veces basta cavar un metro ... En uno de los ángulos del zanjeado se encontraba un terraplén de dos a tres de altura sobre el cual había una pequeña pieza de artillería ... Al pie del macizo se había cavado un pozo que suministraba el agua a la casa y al lado había un gran estanque, sombreado por sauces, en el que se zambullían una cincuentena de patos. Los que se crían en este país son de dos especies: el gran pato almizclado que engorda muy fácilmente y cuya carne, casi blanca, es muy delicada y el pato que los habitantes llaman marrueco, ánade común de Europa. Estas dos especies y las gallinas, son los volátiles que pueblan generalmente los corrales del país, se ve también, pero raramente, algunas gallinas pintadas de Guinea; los pavos reales son aún menos comunes y gansos domésticos sólo recuerdo haberlos visto en el arroyo de la China donde se me dijo que eran gansos salvajes domesticados, que se multiplican muy bien en criaderos. En la campaña no se ven casi palomares, aunque los haya muy grandes en Buenos Aires. Los pavos son bastantes numerosos y los negros son tan escasos como los grises de nosotros. Una cosa digna de notar en el corral de Barrancos, eran cinco o seis avestruces mansos, que estaban en la época de postura. Y quedé muy sorprendido cuando se me enseñó un huevo aún caliente que una de esas aves acababa de poner en la cocina, como le sacaban los huevos a medida que ponían, no pude saber si los empollaban en domesticidad. El avestruz, tomado desde pequeño se domestica fácilmente y se hace muy familiar, aunque jamás permite que se lo toque; los de la casa en que nos encontrábamos, como no podían franquear la zanja ni pasar la tabla estrecha que servía de puente levadizo, erraban todo el día de cuarto en cuarto y por el patio y vivían amigablemente con las gallinas, los patos y los demás animales domésticos ... Extendimos nuestras camas en el patio con la intención de evitar las pulgas y gozar del fresco de la noche, pero fuimos molestados bastante por los mosquitos que comienzan a abundar en esta parte menos poblada de la campaña ... Nos pusimos en marcha a la cinco de la tarde en número de alrededor de doscientos hombres. El escuadrón de Blandengues marchaba adelante; en el centro iban las carretas y los prisioneros de guerra y los milicianos formaban la retaguardia. A una legua, después de haber llegado a una miserable casucha, la última vivienda que debíamos encontrar en todo el camino, entramos en el desierto. Pronto perdimos de vista todo objeto mencionable, el horizonte se vio perfectamente, nos encontramos en medio de un océano de verdura en el que nada modificaba la monótona uniformidad y nos hundimos en las pampas...” En un legajo perteneciente al Archivo Histórico Judicial de Mercedes, que data de 1840/41, consta un importante expediente de 8 fojas, formado con los remates e inventarios efectuados a los establecimientos que pertenecieron a los “prófugos salvajes unitarios”. Incluye entre varios, las existencias halladas en las estancias que pertenecieron a Felipe Barrancos y Dionisio Fernández, ambas ubicadas en Las Saladas. En 1848 aparece un curioso índice para el pago de la contribución directa en la Guardia de Luján y los contribuyentes figuran por la inicial del nombre y no por el apellido, un ejemplo es F por Felipe Barrancos. Víctor José Barrancos casa con Tomasa Morales (29), hija de José Antonio Morales y Josefa Valentina López Osornio (hija del Capitán Clemente López Osornio), de cuya unión nace Ezequiel Barrancos (33). Víctor José fue el último alcalde y primer Juez de Paz de la Guardia de Luján, ya que al abolirse en 1821 los cabildos, desaparece la alcaldía en este caso dependiente del cabildo de Luján y surge una nueva institución, el Juzgado de Paz. En abril de 1821 Víctor José Barrancos también se desempeñaba como Comandante de Escuadrón, así lo certifica una nota elevada por el Comandante del Regimiento VI de campaña Esteban Hernández donde elogia su desempeño. Además en el Archivo Histórico Judicial de Mercedes figuran varias notas del doctor Bartolo Cueto primer Juez Letrado que tuvo el Departamento con asiento en Luján, dirigidas al Juez de Paz de la Guardia, el antiguo alcalde don Víctor Barrancos, referente asuntos judiciales, notificaciones etc. Un nieto de Víctor José Barrancos, Sebastián F. Barrancos, rescata por tradición oral y documentación mercedina que data de agosto de 1840 cuando estalla la revolución de Lavalle contra Rosas, un hecho que provocó que “... todo el pueblo de Mercedes estaba alborotado y las autoridades dejaron la villa para unirse a las fuerzas de Lavalle. La ciudad quedó acéfala. Entonces los vecinos de Mercedes se reunieron en la plaza principal y designaron como Juez de Paz a don Víctor Barrancos. Fue denunciado como unitario ante Rosas por Lázaro Molina. La mazorca lo arrestó y lo llevó a Santos Lugares para ser fusilado. Se salvó porque en el acta de nombramiento popular de Juez de Paz figuraban muchos nombres de federales natos que avalaron la situación”. (Manuscrito titulado “Notas mercedinas”. Archivo SFB). Ezequiel Barrancos sirvió con el grado de Capitán de caballería a las órdenes de Bartolomé Mitre tomando parte en las batallas de Cepeda y Pavón. Casa con Gabina Rubio (34), hija de Victorino Santos Rubio (enfiteuta en el partido de Chivilcoy cuya estancia ya estaba ubicada en las inmediaciones del arroyo Las Saladas hacia 1929) y de Juana Jara. Victorino es hijo de Tomás antonio Rubio Martínez y de Ana María Alvarez; Juana Jara es hija de Pedro José Jara y María de los Reyes Gamarra. De la unión de Ezequiel y Gabina nacen en Mercedes, Tomasa (35), Gabina (36), Camila (37), Leopoldo (38), Pastor (41) en 1855, Sebastián Fabián (40) en 1857 y Pedro José (39) en 1861. Pedro José Barrancos casa con Jacinta Fernández Rivarola (42) y fallece en 1945 en Mercedes. De la unión nacen Hemilce (43), Pedro (44), Sara (45), Leonilda (46), Alicia (47), Alina (48), Sélika (49) y Ezequiel (50). Los Barrancos en Chivilcoy A través de un contrato refrendado por el Juez de Paz Patricio Gorostiaga, cuyo original está depositado en el Archivo Histórico de Chivilcoy, sabemos de la existencia de otro Barrancos aunque desconocemos los vínculos familiares, cuya transcripción ofrecemos: En el Juzgado de Chivilcoy a 1º de abril de 1852 y ante el Juez de paz y testigos que suscriben se presentó por un parte Doña María Inés Roldán y de la otra Don José María Barrancos, ambos vecinos de este partido y convinieron en los artículos siguientes. Art. 1º . Yo Da María Inés Roldán entrego Dn José Ma. Barrancos, veinte y siete animales vacunos chico y grande, pa. Que los cuide y aumente a medias. Art. 2º. Yo José Ma. Barrancos me comprometo a cuidar con todo el celo y actividad que me es conocido a la hacienda pa. Su mayor aumento. Art. 3º. Todos los gastos pa. La seguridad y cuidado serán solamente de cuenta de Barrancos siendo este responsable del número que se le entrega salvo el caso de alguna invasión de indios y la arrebaten. Art. 4º. Este convenio durará solamente por el término de cuatro años y correrán desde la fecha mencionada. Y en prueba de ello entregamos este contrato ante el Sr. Juez de paz y testigos, firmando estos a nuestro ruego por no saberlo hacer nosotros. Testigos: Manuel G. A. y Ramón Sánchez. Al fundarse el pueblo de Chivilcoy, en octubre de 1854, su traza linda por el NE con los terrenos de Felipe Barrancos. En 1856 la Corporación Municipal de Chivilcoy le otorga a José María Barrancos, en el pueblo, el lote nº 479 “desocupado y baldío concedido en donación graciosa para proceder a su población”, el que solicita escriturar en 1865. Pastor Barrancos casa el 20 de abril de 1876, en Chivilcoy, con su prima hermana Manuela Rubio (51), hija de Francisco Rubio y Manuela Garín. Manuela en algunos documentos figura como Mercedes y en otros como Fausta Manuela; tienen tres hijos mercedinos, Manuela Francisca (52) que nació el 14 de mayo de 1877, Pastor Damián (53) nacido el 27 de septiembre de 1878 y que fallece en Chivilcoy, soltero, el 7 de julio de 1948; y Rodolfo R. Barrancos (54) que habría nacido en 1888 que casa con Flora Angela Larocca el 12 de abril de 1918. No se puede consignar la fecha cuando Pastor Barrancos se traslada para residir en Chivilcoy, pero existe documentación donde indica que ya estaba radicado en las últimas décadas del siglo XIX. Avisos publicitarios dan cuenta que poseía “El café de los Pastores”, ubicado sobre la calle Pueyrredón nº 102. En un registro cívico provincial correspondiente al pueblo de Chivilcoy del año 1880, consta Tomás Barrancos cuya ascendencia desconocemos, soltero de 25 años y comerciante, establecido en la calle nº 47, que posiblemente coincida con la dirección de Pastor. Sebastián Fabián Barrancos nació en Mercedes el 20 de enero de 1857 y falleció en Chivilcoy el 5 de agosto de 1933. Concurrió a la escuela que su padre Ezequiel poseía en su estancia mercedina ubicada sobre las márgenes del río Luján y en los ratos libres gustaba practicar la lectura de los clásicos griegos. En 1873 se radica en Chivilcoy bajo la tutoría de un tío (¿), que ejercía actividades comerciales. Casa el 27 de julio de 1882 con Crescencia Risso Patrón (55), nacida en San Nicolás, hija de Agustín Risso Patrón y Ortiz de Sosa y de Ramona Sánchez. De la unión nacen Eleuteria Ofelia (56); Orlando Valerio (57); Ludovico Ariosto (58); Lautaro Agustín (59), todos fallecidos a temprana edad; Ovidio Miguel (60), casa con Elena Rocca el 13 de octubre de 1930, sin descendencia; Amira (61), soltera; Leonidas (62), ingeniero, casa con Delfina de Vedia y Mitre quienes tienen tres hijos, Dolores, Leonidas y Fernando; Publio Escipión (63), odontólogo, casa con María Juana Mooney y tienen tres hijos, Susana, Julio César y Ricardo; y Arístides (64), médico psiquiatra, casa con Angélica Correa Moyano y tienen tres hijos, Noemí, Berta y María Angélica. Retrato de Sebastián Fabián Barrancos (1857 – 1933) Sebastián Fabián Barrancos se destacó en la actividad pública y privada de Chivilcoy. A los 20 años se inicia en las tareas literarias y publica bajo varios seudónimos, algunos de ellos fueron “Erostrato”, “Lindoro”, “Estudiante”, “Mardoche”, “Vulcano”, “Vicente Callo”, “Un chacarero”, o “un mitrista mercedino”. Redacta múltiples notas, algunas inéditas, relacionadas con los orígenes de Chivilcoy donde rescata acontecimientos trasmitidos por tradición oral de alto valor testimonial; otras lo vinculan con la Logia Luz del Oeste (en la que poseía el cargo 3º vigilante -portaespada-, grado 33 hacia 1906) y que fueron publicadas en periódicos editados en Chivilcoy. Publicó en diferentes diarios locales como “La Democracia”, “El Tribuno” y “El Porvenir” (periódico de la juventud mitrista de Chivilcoy), entre otros; durante 29 años fue corresponsal en Chivilcoy del diario “La Nación”. Primer ejemplar de “La Argentina” “La Argentina” era un periódico quincenal y el primer número se editó el 15 de marzo de 1885 habiendo alcanzado los 5.000 ejemplares en su segunda entrega de distribución gratuita. Sus propietarios y redactores eran Sebastián F. Barrancos y su socio Cayetano Rivero, dueños a su vez del comercio homónimo ubicado en la esq. de la Avda. Villarino, al lado de la Iglesia frente a la plaza principal. El periódico, órgano de difusión comercial, también publicaba poesías, epigramas, frases célebres, actuaciones policiales, etc, e inclusive daba a conocer a través de propagandas otros negocios radicados en Chivilcoy. Barrancos, junto a Luis Perissé, lanza en 1880 la edición de almanaques literarios “primer librito impreso aquí que contenía artículos y poesías exclusivamente de vecinos y escritas para el almanaque”, según propias expresiones. Luego lo continúa con ¿? Rivero. Entre 1881 y 1888 la novedad de la impresión de almanaques anuales de 48 páginas y de distribución gratuita, además de ofrecer artículos de su comercio, le servía a la vez para satisfacer sus inclinaciones literarias publicando monólogos, poesías y breves obras teatrales incluyendo detalles de la escenografía, todas piezas literarias en alusión a “La Argentina”. Por ejemplo, la obra “Pasatiempo” publicada en el “Almanaque 1888”, editado en Buenos Aires en la imprenta Steller y Laass, está compuesta de cinco personajes que constituyen una familia, se desarrolla en el interior de una vivienda y hace referencia a los artículos de la tienda. Otra obra, “Gran club del pueblo” se desarrolla en el salón de un club, ¿tal vez el social?, con cuatro personajes que integran su comisión directiva y también hace referencia a los productos que se venden en “La Argentina”. En una nota publicada en “La Democracia” de noviembre de 1885, en relación a la impresión de los almanaques del año siguiente, se destaca que contienen 50 hojas impresas “elegantemente, conteniendo bonitas y chistosas composiciones debidas a la galana pluma de su autor, el distinguido caballero D.S.F. Barrancos”. La actividad comercial de “La Argentina” data de1879 y a través de un artículo publicado en “La Democracia” del 24 de octubre de 1886, Barrancos relata una síntesis del progreso del comercio dedicado a la venta de múltiples artículos correspondientes a los rubros mueblería, bazar, mercería, sombrería, zapatería, sastrería y talabartería. Luego, con el correr de los años, Sebastián F. Barrancos decidió abandonar la actividad mercantil. La obra literaria de Sebastián F. Barrancos es reconocida en un artículo publicado en “La Democracia” del 4 de junio de 1893. “Es lástima que el autor de El vuelo de la vida, Oscuridad, El Tiempo, el Toque de oración, preciosas composiciones poética, haya colgado tan pronto su lira, de donde sabía arrancar tan sentidos acentos. Entre las varias publicaciones ha hecho anualmente descuella por importancia el almanaque “El primer chivilcoyano”, para el año 1890, elegante folleto impreso en 164 páginas por la imprenta de La Campaña”, destacándose además en el artículo que la edición se vio enriquecida a través del aporte literario de Andrónica Calderón, Manuel López Lorenzo, Francisco Ortíz, Carlos A. y Heraclio Fajardo entre otros. El relato sobre el Wenceslao Montenegro elaborado por Barrancos es recogido en su versión por Jorge Luis Borges y publicado por “La Nación”, luego incluido en sus obras completas en el ensayo “Historia de tangos”. 34 33 = 35 37 36 43 44 39 = 38 45 46 40 = 42 47 48 49 50 56 57 58 41 = 55 59 60 61 62 63 64 52 51 53 54 Cursó totalmente la carrera de escribano y cuando le faltaba la confirmación material del examen y obtención del título, decidió re encauzar su futuro estudiando la carrera de contador, profesión que ejerció el resto de su vida. En la Guía Aramburú de Chivilcoy del año 1907, figura el siguiente aviso “Sebastián F. Barrancos, Contador, Martillero Público y Agente, La Plata 76, en Mercedes Calle 28 Nº 309; también figura su hijo Ovidio M. Barrancos, en la misma dirección como poseedor de la Revista “La Ondina”. Otras actividades desarrolladas fue la de formar parte de numerosas comisiones; cofundador de instituciones, una de ellas es el Club Social de Chivilcoy. Miembro de la comisión fundadora del Hospital Municipal, contribuyó dos veces en la fundación del Banco Popular de Chivilcoy; socio fundador de la Biblioteca Popular “Doctor Antonio Novaro” y en 1912 propuso la creación del Colegio Nacional. Comerciante, periodista, contador público, martillero, agente judicial. En 1893 los radicales tomaron la ciudad de Chivilcoy y los jefes revolucionarios eran los dos cuñados de Sebastián F. Barrancos, Publio y Agustín Risso Patrón. Su casa fue el epicentro, ya que allí celebraron múltiples reuniones en una de las cuales se convino la entrega de la ciudad por los partidarios del Gobernador Costa. En un manuscrito que conserva su nieto, el Dr. Julio César Barrancos Mooney, Sebastián redacta una autobiografía que de alguno de sus párrafos rescatamos los siguientes datos: “... durante la intervención del Dr. Lucio V. López, 1893/4, fui nombrado municipal en comisión y después delegado de Chivilcoy. Don Emilio O’Leary me nombró Juez de Paz. Ambos puestos los renuncié, por no venir los nombramientos de mi partido político. En 1895/6, durante el gobierno del Dr. Udaondo, fui municipal por la Unión Cívica y después comandante militar de este partido hasta 1898, tocándome mandar contingentes a los campamentos que, según se creía, irían a la guerra con Chile. En política, desde 1874, que me afilié al partido que tenía por jefe al Gral. Mitre, he permanecido en él y luego a la Unión Cívica Nacional a cuyo comité de la provincia he pertenecido durante largos años. Cuando la revolución de 1874 sacudió toda la provincia, fui mitrista, no obstante tener solo 17 años, incluido en un batallón de soldados rasos que se formó aquí con distinguidos caballeros que no eran alsinistas. Me correspondió estar de centinela, fusil al hombro, en la casa de la municipalidad, cuando el coronel Arias que había llegado con Mitre prisionero, se le dio una recepción por los partidarios del Dr. Alsina. He permanecido siempre en mi partido, no seduciéndome nunca las prebendas que se tiran a los que se pasan de uno a otro bando. Cuando en 1896 don Manuel E. López se retiró de la política, fui presidente de la Unión Cívica hasta su disolución, actuando en el comité local y en el comité provincia. Fui candidato dos veces a diputado, figurando en las listas para llevar número. En Chivilcoy me señalan los amigos afectuosamente como el último mitrista que ha quedado con la bandera... En un corto discurso le ofrecí el obsequio, contestando el gran patricio con la facilidad y elocuencia que le era característica y dándome un medio abrazo, único rayo de gloria que me ha rodeado de cerca en esta vida”. (Archivo SFB) Consideraciones Las investigaciones desarrolladas en torno a la familia Barrancos nos llevó a rastrear su genealogía que, oriundos de Galicia al menos dos hermanos se trasladan al Río de La Plata a quienes ubicamos en los albores del siglo XVIII. A los descendientes de uno de ellos, cumpliendo funciones político-militares, localizamos en la Guardia de Luján en las postrimerías del siglo XVIII y durante el XIX y XX, además muchos de ellos con inclinaciones literarias hasta la actualidad. Adquiere relevancia la invalorable obra de Sebastián F. Barrancos, que se traduce en el rescate de las primeras crónicas chivilcoyanas, particularmente en las que hace referencia a los primeros enfiteutas y a la fundación del pueblo. Su archivo resguarda la invalorable correspondencia mantenida con el Gral. Bartolomé Mitre, como así también colección de los primeros diarios y diversos documentos en concomitancia a los orígenes de Chivilcoy. La comunidad de Chivilcoy le tributó homenaje instaurando su nombre, en 1989, a la Escuela Nº 35 ubicada en el Cuartel VI sobre el camino real que une Chivilcoy con Castilla. A Sebastián F. Barrancos, a quién consideramos el primer historiador lugareño, le debemos el relato “Recuerdos del pasado” (1896), pilar historiográfico local y que dio sustento a varias crónicas. De él rescatamos estos párrafos que nos trasmiten un pretérito paisaje natural y cultural chivilcoyano “ ... aún quedan algunos restos de aquella falange de intrépidos pobladores que con el arma al lado vivían entre los pajonales inmensos de estos campos, mientras levantaban con tirantes de álamo y mazos de paja, el rancho perdido en la llanura infinita ... Los campos estaban cubiertos de extensísimos pajonales, donde vivían alegres y tranquilos los venados y las gamas, los avestruces y los caranchos. La inmensa quietud del desierto era, a intervalos, interrumpida por el canto melancólico del ñandú, que cruzaba veloz como el viento o por el grito agudo y extraño del chajá, inmóvil a la orilla de los guaicos ... A larga distancia salpicaban la monotonía de la inmensa planicie, manchas oscuras que se movían lentamente: eran grandes rodeos de vacas o manadas de potros ... Hoy todo se ha transformado completamente gracias a esos arrojados y modestos chacareros que mientras abrían el surco en estas tierras vírgenes, tenían las armas al lado para defenderse del indígena ... El 21 de octubre de 1854 se hallaban reunidos en la chacra de Federico Soares los señores Manuel Villarino, Manuel López, Antonio Bermejo, Mariano Benítez, Manuel Ramírez, Anastasio Chávez, Calixto Calderón, Valentín F. Coria, faltando únicamente Cayetano Casto, de la comisión de diez vecinos encargada de elegir el terreno para el pueblo, cuya concesión había sido hecha por el gobierno. Después de una buena comida con que fueron obsequiados por Soares, se discutió el punto con animación. La cuestión era delicada y difícil de resolver, había que elegir el campo de una superficie de más de 80 leguas cuadradas ... Al día siguiente, a las seis de la mañana, la comitiva se puso en marcha, escoltando la galera de Soares en la que se colocaron dos cuadernillos de papel, tinta, plumas y una pala nueva de cavar, la que, en cualquiera parte donde se clavara, señalaría la plaza principal del pueblo. Una provisión de fiambres y otros comestibles completaban el equipo del carruaje. En el trayecto, grupos de vecinos iban agregándose a la caravana, atraídos por la novedad y muy pronto su número llego a cerca de doscientos jinetes. ...entrando las dos fracciones en que se había dividido la comisión a discutir acaloradamente a favor de sus ambiciones. A las 4 de la tarde llegaron al monte de Sánchez, hoy de la familia Péchieu y allí ardió Troya. Unos querían que el pueblo se fundara al otro lado de la cañada y Soares, López, Chávez y Coria, en oposición hicieron avanzar al galope la galera, siendo detenida ésta por Mariano Benítez cerca de donde está la fonda Oriental. Benítez ordenó que tiraran la pala para señalar la fundación pero Coria la tomó y corrió con ella hasta el ángulo frente a la escribanía del señor Coronado; allí fue alcanzado y volteado por varios que intentaban quitarle la herramienta, pero ésta había sido enterrada en tierra, marcando así la gran plaza... ¡Chivilcoy estaba fundado! A los protagonistas y a quién rescató el momento de la fundación de Chivilcoy, nuestro merecido afecto. Agradecimientos Al Dr. Julio César Barrancos Mooney, depositario del archivo de S. F. Barrancos; al Dr. Horacio Barrancos. Bibliografía - Archivo de la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones, Bs. As. Libro 42 Logia “Luz del Oeste”. - Archivo General de la Nación. IX.1.6.1; XIII.13.9.1. Leg.4, Lib.6, f6, 3v; Leg.4, Lib.8, f28. - Archivo Geodesia. Duplicados mensuras Chivilcoy nº 12, 34 y 75. Ministerio de O. P. de la Prov. Bs. As. - Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. Escribanía Mayor, legajos nº 62-461/0, 15212143/0, 143-11558/0, 143-11565/0, 26-1065/0, 151-12035. - Archivo Histórico Judicial de Chivilcoy. J 243. - Archivo Histórico de Chivilcoy. Hemeroteca Nº 17, 40, 54 y 57; Libro 136 y 5: 64. Caja M 1. - Archivo Histórico Judicial de Mercedes, varios legajos de los años 1822, 1829, 1840, 1841 y 1848. - Archivo Sebastián F. Barrancos. - Caggiano, María Amanda. 1995. El monte de los Gallegos. En: I Jornadas Chivilcoyanas en Ciencias Sociales y Naturales: 39 – 44. Centro de Estudios en Ciencias Sociales y Naturales de Chivilcoy. - Caggiano, María Amanda. 1997. Chivilcoy, biografía de un pueblo pampeano. Editora La Razón de Chivilcoy, S. A. - Documentos para la historia del Virreynato. 1912. Instituto de Investigaciones Históricas. Facultad de Filosofía y Letras, UBA. - Fernández de Burzaco, Hugo. 1986. Aportes biogenealógicos para un padrón de habitantes del Río de la Plata. Buenos Aires. - Guía Aramburú. 1907. 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