UN NUEVO PELDAÑO EN LA PROTECCIÓN AUTORAL I. El Caso. En la causa, el autor del libro editado “Botín de Guerra” querelló al director de la película homónina, que apareciera en internet, aduciendo que en la segunda, párrafos enteros del libro fueron plagiados sin que se consignara su nombre como autor de la obra original. La defensa sostuvo que la página web fue “subida” a internet con anterioridad al registro del libro en la Dirección Nacional del Derecho del autor, por lo que tal conducta era su entender atípica, planteando la excepción de falta de acción. La Sala IV de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de esta ciudad, revocó lo resuelto por el Juez de Instrucción y resolvió hacer lugar a la excepción de falta de acción deducida por la defensa. Contra esta decisión la querella y el Fiscal de Cámara Dr. Joaquín R. Gaset interpusieron recurso de casación.- II. El fallo El fallo de la Sala II de la CNCP cuyo análisis nos ocupa, reafirma –a nuestro entender en forma correcta- el criterio jurisprudencial de interpretación de la legislación nacional y los tratados internacionales en materia de derecho autoral, operativizando la cláusula constitucional del art. 17 en cuanto reza “...Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra ...por el término que le acuerde la ley”, en función de los arts. 31 y 75 inc. 22 de la Carta Magna.- El “thema decidendum” está dado sintéticamente en la exigencia o no de formalidades registrales previas, para asegurar al autor de una obra la protección de los derechos reconocidos por la Ley 11.723.-(1), a la luz del contenido del art. 63 de la misma. Al respecto señala Villalba (2) “...la Ley 11723 tiene establecido un sistema registral equiparable a la reserva de derechos por parte del autor, 1 ADLA 1920-1940, 443 2 Carlos A. Villalba. “Los ilícitos en el derecho de autor. Análisis de los últimos fallos” La Ley, 1981-B-5 postura según la cual se entiende que este acepta, mientras no exprese lo contrario, que su obra publicada y no registrada sea libremente reproducida.” Mucha agua ha corrido debajo del puente desde aquel entonces, experimentando la materia que nos ocupa, una de las más aceleradas evoluciones y transformaciones, en el plano de los hechos, con la aparición constante de nuevas tecnologías, así como en los contenidos normativos locales y los stándares internacionales. III. Influencia de la Legislación Internacional En base a la evolución de la jurisprudencia penal, respecto de las obras extranjeras , la cuestión está resuelta a partir de la vigencia de la "CONVENCION UNIVERSAL SOBRE DERECHOS DE AUTOR" -Ginebra 1952-, 3, que sostiene claramente en su Art. 2.1 que "Las obras publicadas de los nacionales de cualquier Estado Contratante, así como las obras publicadas por primera vez en el territorio del Estado gozarán en cada uno de los otros Estados Contratantes, de la protección que cada uno de estos Estados concede a las obras de sus nacionales publicadas por primera vez en su propio territorio...". A su vez en el Art. 3.1 establece las condiciones requeridas para la protección de una obra al indicar que "Todo Estado Contratante exigirá para la protección de los derechos autorales de una obra perteneciente a un autor que no sea nacional, la indicación del año de la primera publicación acompañada del símbolo "C" y el nombre del titular del derecho de autor".- Esta doctrina se encuentra reforzada por la CONVENCION INTERAMERICANA SOBRE EL DERECHO DE AUTOR EN OBRAS LITERARIAS, CIENTIFICAS Y ARTISTICAS, ratificada por nuestro país mediante la Ley 14.186, que refiere en su artículo séptimo que "...se considera autor de una obra protegida, salvo prueba en contrario, a aquél cuyo nombre o seudónimo conocido esté indicado en ella, en consecuencia, se admitirá por los tribunales de los Estados Contratantes la acción entablada contra los infractores por el autor o por quien represente su 3 ratificada por nuestro país mediante el decreto ley 12.088/57 (ADLA XVII-A 757 y 758), derecho...". En el mismo sentido, finalmente LA CONVENCIÓN DE BERNA PARA LA PROTECCIÓN DE OBRAS LITERARIAS Y ARTÍSTICAS –Ley 17.251- en el art. 4.2 establece que el goce y ejercicio de los derechos de autor no están sujetos a ninguna formalidad, de modo que frente a la ausencia de toda formalidad, la protección es automática, sin sujeción al cumplimiento de formalidades establecidas por una ley anterior.- Como se advierte todos estos tratados internacionales, que son Ley Suprema para la Nación, han venido modificando la Ley 11.723, siguiendo una tendencia mundial a la ampliación de la tutela de los derechos autorales, limitando las restricciones a la protección, aboliendo formalidades, de manera inversamente proporcional al avance de la “globalización” en la difusión de las obras.- De este modo, en la evolución legislativa, se crea una presunción "iuris tantum" sobre quien invoca la titularidad sobre la obra y por ende, la ausencia de legitimación deberá probarla, no la parte que invoca el derecho, si no quien es imputado por la infracción , e interesado en controvertir la titularidad presumida por la Ley.- Así lo estableció en su momento por fallo Plenario la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Cap. Fed. (4) "...es requisito suficiente para brindarle protección penal a una obra extranjera haber dado cumplimiento a lo dispuesto por la Convención Universal de Derechos de Autor, celebrada en Ginebra el 6 de Septiembre de 1952, ratificada por decreto ley 12.088/57, aún cuando no se hayan satisfecho las formalidades de la Ley 11.723 (Arts. 13 y 14). 4 "Ferrari de Gnisi, Noemí y otro", publicado La Ley, T .1982-C p. 23 fallo 80.833 y ED. 102-315 del 30-11-81; con meduloso comentario del Dr. Carlos A. Villalba , en La Ley, T.1982-C, Sec. Doctrina, p. 924 y ss. IV. El registro obligatorio en la Ley 11.723 Ahora bien, no obstante que “de acuerdo con la ideología que sustenta nuestra regulación jurídica, la obra intelectual es reconocida a partir y desde el momento mismo de la creación, con lo cual, ... se diferencia de la protección jurídica de otros productos intelectuales que son destinados al comercio, la industria o los servicios a los que , genéricamente, denominamos derechos de propiedad industrial.” (5), encontramos que dicha solución no es siempre igualitaria respecto de las obras nacionales, como lo entendiera la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, en su resolución a la postre casada por el decisorio bajo análisis. (6) Apoyándose en el art. 63 de la Ley 11.723, dicho Tribunal, ante la falta de inscripción en la Dirección Nacional del Derecho de Autor de la obra “Botin de Guerra”, al momento en que la violación se habría producido, entendió que la protección penal de la misma Ley, quedaba suspendida.- En cambio, en la instancia de revisión, la Cámara Nacional de Casación Penal, al casar la resolución en crisis, ha sentado a nuestro modo de ver, la correcta doctrina exegética de las normas en juego. Así dijo en su voto el Dr. Juan E. Fégoli, -al que adhirieron los Dres. David y Madueño- a modo de síntesis: “...el requisito del registro...no engendra el derecho de autor, que nace cuando (la obra del ingenio) es materializada y publicada, revelada, impresa, etc.” “ ...el registro de la producción intelectual sólo constituye una presunción iuris tantum de propiedad.” “La inscripción...es meramente declarativa y no atributiva y en consecuencia en nada condiciona la existencia del derecho individual precitado que obviamente es inherente al acto de creación de la obra...” 5 Derecho de Autor, de Mabel Goldstein, Ediciones La Rocca, Bs. As. 1995. Pág.197 6 En este sentido se había expedido la CCrim y Corr Cap. 7/10/38, La Ley, 12-241 afirmando que “...no comete el delito previsto en el art. 72 inc. a, que castiga al que prescinde del requisito de autorización previa del titular del derecho, quien edita una obra durante el tiempo en que no es necesaria la autorización del titular porque esa obra En virtud de ello, ha entendido este Tribunal que la suspensión del derecho de autor en los casos de obras nacionales, ante la falta de registro, no entra en vigor en el caso en que estee en juego el derecho a la paternidad de la obra.- Este extremo resulta evidente ya que la seguridad jurídica que podría otorgar el registro, es a fin de determinar fehacientemente la titularidad de una obra , por ejemplo, al momento de saber con quién negociar la autorización de uso de la misma. Mas resulta ilógico que alguien deba consultar al registro para saber que la obra que usa o desea usar no es propia, como en el supuesto aquí planteado.- Entendemos que esta doctrina es correcta, pero sólo parcialmente, ya que por imperio de las normas de derecho internacional mencionadas “supra”, ratificadas por nuestro país, y más allá de su supremacía constitucional, estas fueron incorporadas al derecho interno por leyes de fecha posterior a la vigencia de la Ley 11.723, por lo que han producido una derogación tácita del artículo 63 de la Ley de Propiedad científica , literaria y artística, en pro de la ampliación de la tutela autoral. Escapando dicho análisis a los fines de este trabajo, para no alejarnos del comentario del importante fallo en estudio, agregaremos que algunos de los argumentos del Tribunal de Casación, que lo llevaron a la decisión a la postre correcta, no son compartidos. Así, se advierte de la lectura del fallo una confusión entre “edición” y “registro” de una obra, como cuando analiza los incisos a) y c) del art. 72 de la Ley 11.723, ya que las obras inéditas también son registrables en el sistema de esa ley mediante su depósito (conf. Art. 62 última parte), aunque no con la obligatoriedad de las obras editadas que impone el art. 61. no está inscripta en el Registro Nacional de Propiedad Intelectual.” En el caso, la paternidad de la obra en cabeza del querellante, además de haberse acreditado, no se hallaba controvertida, ventilándose si el uso no autorizado de la misma, previo a su registro, constituía o no una infracción a la Ley 11.723, y concretamente respecto al tipo penal del art. 72 inc. C). Acertadamente se ha resuelto por la afirmativa.- Consecuentemente, podemos afirmar que de acuerdo a la interpretación de las normas que actualmente efectúan nuestros tribunales en forma mayoritaria, en el caso de las obras extranjeras, el registro previo en el país no es necesario, como así tampoco el cumplimiento de ninguna formalidad, siempre y cuando sea de aplicación alguna de las convenciones de derecho de autor vigentes Respecto de las obras nacionales la situación varía según los tipos penales de la Ley 11.723 que entren en juego: Así, respecto de las normas que tutelan los llamados derechos morales, (abarcativa del derecho a la integridad de la obra, exacta reproducción o representación pública –o derecho a la incolumnidad- y derecho a la identidad o paternidad), el registro no es exigible para su aplicación – v.gr. art. 72 inc. C). (7) Emery, al respecto sostiene que “ la falta de registro de la obra no autoriza su plagio, ya que esta se protege por el hecho de la creación, y consecuentemente, los derechos morales nacen a partir de allí” (8) Por el contrario , en el caso de las normas que tienen como bien jurídico protegido los aspectos o la faz patrimonial del derecho de autor, en el estado actual de nuestra jurisprudencia y doctrina mayoritaria –a nuestro modo de ver, erróneamente-, el registro de la obra nacional editada o el depósito de la inédita, sería requisito esencial para que las mismas accedan a la protección legal 7 Este criterio encontró aceptación ya en 1961 en un fallo de la Sala II de la C.N.Criminal y Correccional (ED, 3813) y ahora en el que nos ocupa, ha recobrado fuerza, por provenir de un Tribunal jerárquicamente superior.8 Miguel Angel Emery . “Propiedad Intelectual. Ley 11.723. Comentada, anotada y concordada con los tratados internacionales” Ed. Astrea. Pag. 289 y ss. derivada de la Ley 11.723. Así lo sostuvo Rodolfo Antonio Iribarne en el V Congreso Internacional sobre la Protección de los Derechos Intelectuales 9 ; y también Isidoro Satanowsky 10 quien agregó que “para que exista reproducción ilícita, la obra imitada debe ser depositada. Sólo se protege lo que se deposita, no pudiéndose perseguir por reproducciones anteriores al depósito”. Como adelantamos, tampoco compartimos esta postura , ya que a nuestro entender, se encuentran vigentes tratados internacionales, que han abolido el cumplimiento de toda formalidad como requisito para que una obra goce de la protección de las leyes autorales. V. Conclusiones Sin dudas que el valor del precedente anotado, más allá de los argumentos utilizados , de la logicidad de la sentencia y de la jerarquía del Tribunal del que emana, viene dado por constituir un nuevo paso en el camino amplificador de la protección de las obras del intelecto, en los albores del tercer milenio.- Asimismo, es dable esperar una evolución mayor, que se viene insinuando en el ámbito del fuero civil. Así se dijo “ Nuestro país , mediante la Ley 17.251 adhirió a la Convención de Berna, revisada en Berlín en 1908, que establece la presunción automática de los derechos de autor, suprimiéndose la exigencia de formalidades, tales como el registro previo” (11).- Por otra parte , en el V Congreso Internacional sobre la Protección de los Derechos Intelectuales (12) , al exponer sobre las funciones del registro en la legislación comparada, Gabriel Larrea Richerand , tras analizar la evolución histórica del instituto, al llegar al Convenio de Berna antes citado, 9 Iribarne Rodolfo en el V Congreso Internacional sobre la Protección de los Derechos Intelectuales (del autor del artista y el productor) Bs. As. 4 al 7 de abril de 1990. Compendio editado por Ed. Zavalía, 1990. 10 Isidoro Satanowsky, “Derecho Intelectual” Tomo II, p. 137, Tea, Bs. As. 1954. 11 CNCiv., Sala F, 8/8/91, LL, 1991-E-311 12 Larrea Richerand Gabriel. “Funciones del Registro en la Legislación Comparada”. V Congreso Internacional sobre la Protección de los Derechos Intelectuales (del autor del artista y el productor) Bs. As. 4 al 7 de abril de expresó que “la protección de las obras debe ser automática y sin necesidad de cumplir formalidad alguna...”. “El término formalidad debe interpretarse en el sentido de condición cuyo cumplimiento es necesario para la validez del derecho. Se trata, por lo general, de requisitos de carácter administrativo impuestos por la legislacion nacional y cuyo cumplimiento entrañaría la pérdida del derecho o la ausencia de protección”. Esto que hoy puede parecer muy alejado de nuestro sistema legal, decididamente será objeto de evolución en la ciencia penal del mañana, como muchas otras materias en las que se vislumbran cambios impensados poco tiempo atrás, tales como la pérdida del concepto de soberanía en materia de ilícitos contra la humanidad; la ampliación del concepto de responsabilidad a las personas jurídicas; la objetivación de la responsabilidad penal. Para bien o para mal, estas parecen ser las cuestiones que deberemos afrontar en el futuro, seguramente tomando partido en un sentido o en otro, pero de las que difícilmente podamos mantenernos indiferentes.- 1990. Compendio editado por Ed. Zavalía, 1990.