O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 166965 752000 27030 € 1927 cm2 - 170% Tendencias Fecha: 15/04/2014 Sección: TENDENCIAS Páginas: 22-23 Los avances reproductivos En busca del bebé sin riesgos Test genéticos para evitar herencias peligrosas L ANA MACPHERSON Barcelona as actuales herramientas para conocer la propia genética permiten echar un vistazo a la posibilidad de transmitir algunas enfermedades por 450 euros. Aunque en la familia no se conozca ninguna dolencia de las reconocidas como hereditarias. Aunque no haya ninguna razón para pensar que la combinación de ella y él, que tanto en común han descubierto desde que se conocieron, pueda generar una suma genética con problemas. Está al alcance y ¿por qué no? La disponibilidad de estas pruebas sobre múltiples mutaciones es reciente. El equipo de Dexeus puso a punto su programa Q-Carrier –llevado a cabo por PRUEBA DE 200 GENES Las pruebas detectan portadores sanos que pueden tener hijos enfermos PRIMEROS PASOS Los centros de reproducción usan sobre todo el test en donaciones de óvulos QGenomics, una alianza del CRG y la Pompeu Fabra– en diciembre y en estos meses ha realizado más de un centenar de determinaciones. El grupo principal de parejas a prueba lo forman quienes acuden a una fecundación in vitro con donación de óvulos, aunque está abierto a todo aquel que tenga interés por indagar su genética antes de concebir (preconcepción). También el IVI, instituto con 24 centros dedicados a la reproducción asistida, anunciaba la semana pasada la oferta de un test genético como un método para prevenir la aparición de enfermedades hereditarias en los hijos. “En todo caso, el test necesita consejo genético, porque la información ha de interpretarse”, advierte Xavier Estivill, responsable de la unidad de genética en salud de la mujer Dexeus. “Porque todos somos portadores de mutaciones genéticas, y muchas de ellas son benignas, otras tienen riesgo de provocar enfermedades importantes y otras no sabemos ni qué significan”. A Marc (nombre supuesto) le salió una mutación. “Hipotiroidismo congénito, creo. Sólo esa mutación de las 200 que miran en el test. Y tuvimos que cambiar de donante, porque ella también dio positivo a la misma mutación”. Marc y Anna (también nombre supuesto, porque quieren informar de esta cuestión a la familia más adelante) están preparando una fecundación in vitro con óvulo de donante. Su recorrido es relativamente común: intentan durante uno o dos años un embarazo, el tiempo acecha porque Anna ya ha cumplido 38 y acuden a un especialista a ver si hay algún problema. Aparece uno, en concreto Anna tiene “una baja reserva ovárica” que quizá esté influyendo en no quedarse embarazada. Y deciden buscar un tratamiento alternativo. La primera fertilización in vitro no funciona. Su reserva ovárica empieza a pesar en el ánimo. “No quería pasarme los próximos años cautiva de un ciclo tras otro. Tengo amigas que llevan muchas FIV, hasta 13”. Y optan por los óvulos de una donante. Es en ese momento en el que el equipo de Dexeus les propone el test genético: determinar la presencia de mutaciones conocidas en los 200 genes donde residen las dolencias hereditarias más frecuentes en el ámbito mediterráneo (aparte de las españolas, sus principales pacientes provienen hasta ahora de Italia). Lo que pueden detectar son alteraciones de carácter recesivo, es decir, que convierten a quien la tiene en un portador sano que, al unir su mutación a la carga genética de otra EL DATO Qué hacer ante un positivo ]¿Qué hacer si ambos padres son portadores de una enfermedad genética grave? “El consejo genético acompañando a la prueba es esencial”, recuerda el genetista Xavier Estivill. Una opción es una fecundación in vitro y seleccionar los embriones libres de esa doble carga genética (el 75%). Otra posibilidad es buscar una o un donante. O asumir el riesgo. En algunas de esas dolencias hay tratamiento. persona sana con la misma mutación, multiplica las posibilidades de que el bebé resultante tenga la enfermedad que era invisible (25%). Esas enfermedades que se pueden evitar incluyen algunas muy conocidas, como la fibrosis quística, distrofias musculares, como la de Duchenne, síndrome de X frágil o la fenilcetonuria, una de las enfermedades metabólicas que, hasta ahora, se detectan en las pruebas del talón que se realizan sistemáticamente a los recién nacidos. “Nos parece superinteresante”, dictamina la pareja. “Es algo muy nuevo, pero se convertirá en algo normal. Todo el mundo se lo hará, es más, lo tendrá hecho. Sabrás si tienes posibilidades de ser portadora de alguna de estas enfermedades y te servirá para con- trastar tus mutaciones con las de tu pareja cuando quieras tener un hijo”, razona Anna, que está a punto de realizar una nueva FIV con la colaboración de una donante compatible genéticamente con Marc. “Parece lógico, si ya seleccionan a la donante por tener un fenotipo similar al mío, por qué no añadir ese conocimiento genético. La prueba no asegura que el niño salga bien, pero sí podemos asegurarnos para esas 200 determinaciones”. Reconocen que lo del embarazo no es como lo habían imaginado, “quizás un poco frío, pero la vida tampoco es de color de rosa, se trata de pedir ayuda cuando la necesitas. Y no creemos que hayamos traspasado ninguna frontera. El test sólo descarta combinaciones problemáticas. Lo que queremos es ser padres”.c O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 166965 752000 27030 € 1927 cm2 - 170% Fecha: 15/04/2014 Sección: TENDENCIAS Páginas: 22-23 FRECUENCIA DE LAS ALTERACIONES GENÉTICAS LA VANGUARDIA 23 TENDENCIAS MARTES, 15 ABRIL 2014 El 40%, portador recesivo De 200 a 600 genes Las pruebas que se ofrecen actualmente pueden analizar a la vez entre 200 y 600 genes El 40% de la población tiene algún tipo de mutación implicada en una enfermedad recesiva Todos, con alguna mutación Cada individuo sano es portador de entre 6 y 15 alteraciones genéticas, lo que no quiere decir que trasmitan una enfermedad. La mayoría de las alteraciones no se sabe qué significan El 15%, infértil El 15% de las parejas tiene problemas de fertilidad en España Cada año, más de 4.000 embriones analizados La técnica se usa para cánceres hereditarios E A. MACPHERSON Barcelona Anna y Marc en un parque, a la espera de una fecundación in vitro con donante de óvulo ÀLEX GARCIA Eulàlia Solé l diagnóstico genético preimplantacional (DGP), un análisis genético no de los padres, sino de una célula de un embrión antes de ser implantado en el útero, es el principal medio que hoy tiene la medicina reproductiva para evitar que nazcan niños con enfermedades hereditarias como algunos tipos de cáncer, la hemofilia o la fibrosis quística, o la talasemia. Según el registro que lleva la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (Asebir), en el 2011 se hicieron 4.093 ciclos. es decir, se analizaron muestras de embriones fertilizados en 4.093 intentos de embarazo. Es una técnica costosa que se añade al coste de la propia fecundación in vitro (entre 7.000 y 10.000 euros). pero que ha permitido, por ejemplo, a un hombre que había tenido un cáncer de colon hereditario (Lynch) plantearse tener hijos libres de esa herencia que predispone a padecerlo. Y tuvo dos. Lo mismo se ha hecho en personas con predisposición genética a un cáncer de mama (BRCA1). Para esta selección de embriones hace falta autorización de la comisión nacional de reproducción humana asistida. “Crece el número, porque cada vez podemos hacerlo mejor y logramos una respuesta rápida, en la sanidad privada pero también en la pública”, señala la doctora Esther Velilla, que preside el grupo de genética y reproducción de Asebir. En el diagnóstico preimplantacional no se mira todo, sino que se va a buscar esa alteración genética que predispon- La edad de la madre es el principal motivo para realizar un DGP MOTIVOS PARA UN DIAGNÓSTICO GENÉTICO Datos del 2011 Embarazos previos trisómicos 7% Factor masculino genético 11% Factor masculino 3% Edad materna avanzada 61% Fallos repetidos de fecundación in vitro 13% Abortos de repetición 16% FUENTE: ASEBIR LA VANGUARDIA Si hay antecedentes de enfermedad o muchos abortos, se usa el diagnóstico preimplantacional drá a la enfermedad que se quiere evitar. Si entre los embriones conseguidos hay unos que están libres de la mutación, esos serán los que se coloquen en el útero. La lista de dolencias analizables incluye “prácticamente todas las que tienen una mutación conocida”, indica Velilla. El DGP se utiliza también para parejas infértiles o con muchos abortos, que no logran un emba- razo. En esos casos realizan análisis cromosómicos, miran si alguna de las 23 parejas de cromosomas tienen uno extra o les falta uno. “Sólo el 15% de los embriones con anomalías cromosómicas siguen su curso y pueden llegar a generar un bebé, con síndrome de Down, por ejemplo”, recuerda la doctora Velilla. El otro 85% acaba en aborto. “Por eso cuando se repiten, estudiamos estas alteraciones cromosómicas”. Otro grupo de pacientes no tiene problemas de fertilidad, sino directamente pueden trasmitir una enfermedad hereditaria. En la mayoría de casos, alguien de la familia la tiene por lo que hay la sospecha de que se repita, o incluso tienen otro hijo afectado y quieren ser de nuevo padres sin ese riesgo. En esos embriones generados in vitro se busca sólo el gen que se quiere evitar (no como en el análisis previo de los padres que ahora se ha empezado a ofrecer en España). Una persona que sea portadora de la mutación relacionada con la neurofibromatosis, por ejemplo, tiene un 50% de posibilidades de trasmitirla. “Como muchas de esas alteraciones que analizamos en el DGP son causantes de abortos espontáneos, la selección del embrión libre ha hecho crecer el éxito de los embarazos”, indica la presidenta de Asebir, la doctora Montserrat Boada. Según el problema de origen, la tasa de embarazos va del 35,3% al 47,5%, “muy por encima de las medias europeas”. Todas esas alteraciones, por poco importantes que sean, parecen estar detrás de buena parte de la infertilidad. Después del factor edad, claro.c Deseando seguridad desesperadamente L os seres humanos, conscientes de su vulnerabilidad, siempre han buscado instrumentos que les libren en lo posible de la infinidad de riesgos a los que están expuestos. Así ha sido desde los exorcismos del mago de la tribu y los amuletos hasta llegar a los modernos seguros contra robos, accidentes y demás. No cabe duda de que la prevención es buena, lo es tanto que nos parece imposible que pocos años atrás los niños E. SOLÉ, socióloga y escritora viajaran en coche sin sillita y los adultos sin cinturón, que los motoristas no usaran casco, que no tuviéramos teléfono móvil para avisar de inmediato de cualquier incidencia. La gente mayor que vivía sola no disponía de teleasistencia para pedir socorro y en las playas no existían las banderas de colores para advertir de si el mar era peligroso o no, confiando sólo en el sentido común. No obstante, todos los diques establecidos frente a los posibles asaltos del azar contra nosotros y los nuestros no habían alcanzado hasta ahora a prever el daño más íntimo, el que pue- de atañer a un hijo todavía no nacido. Los avances científicos han tenido que sumarse a la prevención, a la garantía de la plena seguridad desde algo tan incipiente como una célula embrionaria. Soslayar enfermedades graves o incluso menos graves es el propósito de unas analíticas que conciernen a la genética, iniciando un proceso protector de daños que deja en mantillas cualquier sistema de seguridad a los que se han inscrito los hombres y mujeres contemporáneos. Semejantes tests genéticos, sin embargo, no sólo descubren lo que hasta ahora era un miste- rio sino que abren interrogantes, dilemas. ¿Qué hacer ante un embrión o un feto problemáticos que no admiten modifica- Qué lejos queda aquella frase de ¡que sea lo que Dios quiera! No sólo es laicismo, también arrogancia ción, tratamiento? En otras latitudes quizás sea más fácil tomar una decisión; aquí, con la ley antiaborto en ciernes, qui- zás valdrá más no saber nada. La necesidad de tener el mayor control posible sobre los eventos que pueden afectarnos se ha apoderado de nosotros hasta el paroxismo. Qué lejos queda aquella frase común de ¡que sea lo que Dios quiera! No se trata sólo del laicismo que impregna nuestra sociedad, sino también de la arrogancia que nos confieren los avances de la ciencia y la tecnología. Queremos dominar todo, vencer cualquier riesgo, tenemos derecho a ser felices, en especial si disponemos de suficiente dinero para pagarnos las innovaciones.