HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA PAUL BERNARD GRENET CAPÍTULO NOVENO En medio de esta mezcla de pueblos y mentalidades, el sabio, extraviado en su propio país y sintiéndose un poco en su casa LAS FILOSOFÍAS POSTARISTOTÉLICAS en todas partes, se repliega en sí mismo, para descubrir una Desde el siglo III antes de Jesucristo hasta el siglo II seguridad independiente del tiempo y del lugar. después de Jesucristo. II. Período grecorromano. Empieza con la conquista de I. Período helenístico. Se extiende desde la muerte de Grecia por laslegiones romanas. Alejandro Magno, en el año 323, hasta la conquista romana en el La filosofía griega va a entrar en Roma. 146 antes de Cristo. Acogida primeramente con entusiasmo por un pequeño Las ciudades griegas continúan luchando unas contra otras número de intelectuales, entre los cuales se contará muy pronto en una anarquía total. Cicerón (86-43 antes de Cristo), la filosofía será, sin embargo, Sin embargo, al mismo tiempo, la cultura griega no cesa de tratada con recelo en los medios más tradicionales. propagarse y de imponerse. Atenas, sin perder su prestigio, ve nacer En tiempos de Nerón, será francamente perseguida: el nuevas capitales de la cultura, Pérgamo, Roda: y. sobre todo, sabio, como Séneca (3-65 después de Cristo), que dice lo que Alejandría. piensa, es insoportable para el régimen. El poder de seducción de la cultura griega tiene como A partir de Adriano, al contrario, los Antoninos favorecen la contrapartida una verdadera fuerza de asimilación: el alma griega se deja contaminar, o fecundar, por influencias extranjeras, especialmente iraníes y semíticas (Zenón viene de Cilio, en Chipre; Cleantes viene de Aso; crisipo de Solos, en Cilicia. como el poeta Arato; jefes de la escuela peripatética en el siglo II antes de Cristo: panecio, que viene de Rodas, y posidonio, de Apamea, en Siria). enseñanza de la filosofía. A partir del año 166, el Estado, desde Marco Aurelio (121-180), subvenciona las cuatro escuelas: académicos, peripatéticos, epicúreos v estoicos. Cada una de estas cuatro escuelas tiene su cátedra en Roma, a la vez que en Atenas. La protección imperial se prolongará hasta el año 529, fecha 2 en la que Justiniano cerrará las escuelas de Atenas, a las que el tradiciones originales del pensamiento griego. Y lo hacen con tanto cristianismo victorioso habría desprovisto en seguida de todo mayor dificultad por cuanto su método los lleva más a yuxtaponer resplandor independiente. brillantes sentencias que a establecer una síntesis rigurosamente coherente. El escepticismo también puede declararse continuador de la sofística que precedió a Sócrates. LA FILOSOFÍA DESPUÉS DE ARISTÓTELES. c) Sin embargo —y tal vez es aún una señal de sus 1º Los caracteres generales de los tres sistemas postaristotélicos. La ruptura con las síntesis platónica y aristotélica es brutal, pero aún es mayor el resurgimiento y adaptación a los preocupaciones prácticas —, deseosos de influir en el espíritu de sus contemporáneos epicúreos y estoicos, dan a la exposición de su doctrina un marco claro: dividen la filosofía en lógica, física y ética. tiempos nuevos de los rasgos fundamentales del filósofo griego: 2° Formación en tiempos de Aristóteles de tres sistemas a) Retorno a la primacía de la tendencia práctica. La postarístotélicos. especulación desinteresada, tal como Platón la recomendaba como Si queremos comprender la génesis del escepticismo, del condición previa de la política, y como Aristóteles la practicaba sin preocuparse de actuar directamente sobre la ciudad, cede el puesto a un verdadero pragmatismo. El escéptico no puede dedicarse a la epicureísmo y del estoicismo, tenemos que recordar el estado de las diversas escuelas en tiempos de Aristóteles. búsqueda de verdades eternas; el estoico acepta a veces El Liceo estaba ya dominado por la preocupación positivista, desempeñar su papel en la ciudad; y si el epicúreo se aparta de los y acabará por rechazar a un segundo plano, en tiempos de asuntos públicos, es para dedicarse a los de su vida interior. Teofrasto, las investigaciones metafísicas. Esto no impide que el espicureísmo y el estoicismo se La Academia, con Jenócrates, que se ha separado de coronen con una especulación «física». Pero el nexo de la física y la Aristóteles para suceder a Espeusipo, está absorbida en especula- lógica con la ética no es indisoluble: epicureísmo y estoicismo ciones abstrusas sobre los números ideales: el ejemplo de Sócrates, acabarán por reducirse a una pura moral. que declaraba no estar seguro de nada, el ejemplo de Platón, que b) Retorno a los presocráticos. Por encima de Aristóteles y de Platón, el epicureísmo y el estoicismo pretenden reanudar con las sabía sostener el pro y el contra de todo, abren la puerta al escepticismo. 3 Pero algunas escuelas, consideradas secundarias, unánimes conocimiento al de los nombres propios. Sin embargo, una teología solamente para declararse socráticas, se dedican a un trabajo de vivamente monoteísta hacía decir a Antístenes: «Según la ley (— zapa contra las dos grandes escuelas. convención), hay muchos dioses. Según la naturaleza, no hay más 3. La escuela drenaica, fundada por aristipo, llamado el Refinado, muerto en el año 360, y que sufrió la influencia de Protágoras. Miembros conocidos: Teodoro, llámalo el Ateo, Hegesias, Aníceris. Lo que conservan de Sócrates es el carácter eminentemente práctico de la filosofía. Lo que añaden es la idea de que la sensación es el único criterio de lo verdadero, incluso en el dominio de la acción. Como el bien perceptible por la sensación es el placer, van a parar a un hedonismo, que no está desprovisto de que uno.» En moral, rechazan el intelectualismo de Sócrates (teoría de la virtud ciencia) y pretenden que la virtud es acción, que no hay más que una sola virtud, que ésta consiste en liberarse de las necesidades y que en esta libertad radica el único y soberano bien. De ahí procede el desprecio a toda convención y a todo hábito: se rebelan contra la sociedad, la familia, el Estado, la patria. Defienden ya la fraternidad humana y buscan el contacto con los desheredados que la ciudad rechaza. sutileza: la prudencia es saber sufrir para gozar. Además, aunque no A quien le reprocha vivir con los malvados, Antístenes le haya grados en el placer, existe una jerarquía de valor entre los responde: «El médico, puesto que produce la salud, no ejerce entre placeres. De ahí se deriva una regla: dominar el placer, y no dejarse los que están sanos de salud.» dominar por él. 5. La escuela megárica, fundada por Euclides de Mégara. A quien le reprochaba que tuviese una amante, Aristipo le respondía crudamente: «La tengo; no es ella la que me tiene.» 4. La escuela cínica, fundada por antístenes (436-366). Miembros conocidos: Hiparco, Metrocles, Grates de Tebas. Lo que conservan de Sócrates es el anticonformismo religioso y social. ¿Es ésta, como se ha dicho, la filosofía del proletariado griego? Es cierto que su reclutamiento es pobre. Una ontología de lo individual niega las ideas, declara imposibles la atribución lógica, la definición, la contradicción y el error. Una crítica sensualista reduce el Miembros conocidos: Eubúlides, Diodoro Crono, que polemizan contra Aristóteles. Estilpón (+290), contemporáneo de Grates el Cínico y de Brisón. Lo que conservan de Sócrates, es el sentido de lo absoluto, bajo la forma del bien absoluto. Pero aunque guardan vivo el culto de Sócrates (ilustrado por la retirada de Platón a Mégara después de la ejecución de Sócrates, como atestigua el prólogo del Teeteío), también se inclinan otro tanto a Ha escuela de Élea, cuyos principios y método parece que al principio admitió y practicó Euclides; de Zenón retuvo el procedimiento polémico, y le dio la forma erística, que ilustran las famosas aporías: «el mentiroso» 4 (decir: «yo miento», es decir la verdad diciendo mentira); «el sea lo que es, y que &e manifiesten todas sus actualidades, sin montón» (¿qué número exacto de granos hay que añadir al primero fundirse nunca ni en el disolvente del placer, ni en el molde de la para obtener un montón, soros?: es el sorites de Eubúlides); «el sociedad, ni en el torrente de las impresiones que perturban y calvo» (inverso del precedente: ¿cuántos cabellos hay que perder trastornan. para ser calvo?). Esta erística la utilizan, en particular, para reducir lo posible a lo real. En contra de Aristóteles, en efecto, Diodoro Crono El escepticismo, el epicureismo, el estoicismo, no están lejos. quiere mostrar que la potencia sólo es real en el acto: o se es o no se es; nada de quizás, ni de si. De donde viene el célebre argumento llamado «triunfador» o «dominador» (κυριυων): lo que será no es más que la consecuencia de 3o que es; así pues, todo sucede necesariamente, y sólo es posible lo que debe existir. ¡Todo esto está bastante lejos de Sócrates! 1° Primero aparece el escepticismo: Pirrón (365-275) tiene cuarenta años cuando muere Aristóteles. Viene de Elide, donde una escuela filosófica practica una dialéctica salida del socratismo. Por Brisón de Mégara, conoce la dialéctica megarense, que muestra la debilidad de toda argumentación. Por Anaxarco, con quien sigue a Alejandro al Asia, conoce la crítica de la sensación, de Demócrito; Lo que les acerca a Sócrates es la identificación del bien con el ser uno e inmutable. Desde entonces, el mal es el no ser. pero está en contacto con los cirenaicos, para quienes la sensación es el único criterio. Si buscamos un común denominador a estos movimientos 2° El epicureismo ya está constituido en sistema en el que pretenden haber salido de Sócrates, encontraremos éste: espíritu de su fundador, y empieza a enseñarlo y propagarlo en el solamente lo inmediato, lo presente, lo sensible, lo actual existe y famoso «Jardín», desde el año 307. De Demócrito toma el fondo de tiene interés. su física y, de los cirenaicos, el fondo de su ética. Epicuro aprendió Negativamente: no hay ideas, en el sentido platónico. Incluso de Nausífanes de Teos, alumno de Mecateo de Abdera, las tesis de la afirmación lógica, que atribuye un predicado a un sujeto, es una Demócrito y las posiciones de Pirrón, que habían conocido imposibilidad. Cada ser no es más que lo que es, y lo es ya com- Nausífanes y Mecateo. Y durante su primer paso por Atenas, a los pletamente. La relación no tiene ninguna realidad. No hay otra dieciocho años, Epicuro había oído a Jenócrates y en Samos, más realidad que el individuo; ni otro conocimiento que la sensación. tarde, a Panfilo, otro académico. Positivamente: la moral, entonces, prescribe que cada cual 3° Por último, el tercero en aparecer, el estoicismo, no tiene 5 en Atenas su centro de propaganda y de enseñanza hasta el año estamos seguros, y suspendemos nuestro juicio sobre estas cosas 300 (el Pecilo, o Pórtico adornado, la Estoa). Zenón, su fundador, inciertas, porque sólo conocemos nuestras afecciones. Sabemos conoció a Grates el Cínico, en quien había querido ver la imagen de que vemos, que oímos; pero ignoramos cómo se produce que Sócrates; había oído a los megarenses Estilpón, Diódoro Crono y su veamos y que oigamos. Y que esto nos parezca blanco, lo decimos a discípulo Filón; siguió también los cursos de Polimón (y tal vez de modo de un cuento, pero sin afirmar que sea así en la realidad... Jenócrates) en la Academia. Podemos afirmar lo que aparece (ϕαινοµενον), pero no que el ser en Sin duda, ningún pensamiento se reduce nunca a influencias sí sea tal... Por ello Timón de Fliunte escribe en sus Imágenes: «La recibidas. Pero el escepticismo, el epicureismo y el estoicismo apariencia es reina en todas partes donde se presenta.» Y en su ofrecen un carácter tan evidentemente compuesto, que sería difícil, a Libro de las sensaciones: «Ato afirmo que la miel sea dulce, pero pesar de las pretensiones de un Epicuro, afirmar que cada uno de reconozco que me lo parece.» Enesidemo, por su parte, en el ellos sea el fruto de una intuición original. primero de sus Discursos pirrónicos, dice que Pirrón no define nada de un modo dogmático, porque siempre es posible hacer un discurso contrario, pero que él sigue lo que aparece (DiÓGENES Laercio IX, EL ESCEPTICISMO. EL MÉTODO. Es común a todos los escepticismos atacar el método, por el que pretenden justificarse todos los dogmatismos. Desde el principio, Pirrón parece haber establecido la diferencia irreductible entre las apariencias y la realidad: Las cosas no son por naturaleza tal como 106). Y Sexto Empírico hace, a su vez, la misma distinción: Aquel que dice que los escépticos suprimen los fenómenos, me parece que no ha comprendido lo que decimos: no destruimos las afecciones que derivan de las representaciones que, involuntariamente, nos conducen al asentimiento, como ya hemos dicho: esto es lo que aparecen en efecto, sino que aparecen solamente (Diógenes laercio, aparece (τα ϕαινοµενον). Pero cuando buscamos si el objeto es tal Vidas, doctrinas y sentencias de filósofos ilustres IX, 77). Estamos como aparece, concedemos que aparece, pero llevamos nuestra in- de acuerdo en aquello a lo que estamos sujetos, en cuanto hombres; vestigación no sobre lo que aparece, sino sobre lo que se dice de lo reconocemos que es de día, que vivimos, y muchas otras cosas que aparece. Lo que es muy distinto de investigar sobre lo que aparecen en la vida. Pero de todo lo que los dogmáticos hacen aparece. (sexto empírico, Bosquejos pirrónicos I, 19-20). afirmaciones apoyadas en razonamientos, de esto decimos que no Con la Academia Media y con la Nueva empieza un ataque 6 en regla contra el famoso criterio propuesto por los estoicos, la posiciones, de los intervalos y de los lugares (5° tropo), de la «representación comprensiva». Arcesilao se opone a los estoicos, diferencia resultante de las mezclas (6° tropo), de las proporciones mostrando que la comprensión no es de hecho un criterio. Y no sólo (7° tropo), de las relaciones entre objetos y entre sujeto y objeto (8° a los estoicos, sino también a todos los filósofos anteriores se opone tropo), de la frecuencia y de la rareza de los fenómenos (9° tropo), Carnéades sobre la cuestión del criterio. Demuestra que no existe de la educación, de las costumbres, de las leyes, de las creencias criterio absoluto de la verdad, ni razón, ni sentido, ni ninguna otra míticas, y de las opiniones dogmáticas (10° tropo). Finalmente, cosa. Ya que todos estos criterios nos engañan, tanto el uno como el Enesidemo volvía a Heráclito y sostenía que cada cosa contiene sus otro (Sexto Empírico, Adversus Mathemaíicos VIl, 153-159). contrarios, lo que también constituía, acordémonos, la opinión de Arcesilao y Carnéades desarrollan la inevitable serie de los Protágoras. «argumentos escépticos»: los errores de los sentidos, que no nos Sexto Empírico, resumiendo todo el estoicismo antiguo: dan a conocer las cosas mismas, sino sus apariencias cambiantes, y Todo lo que se comprende o bien parece ser comprendido por sí que además, se contradicen entre sí la imposibilidad de discernir la mismo, o bien es comprendido partiendo de otra cosa. Ahora bien, representación falsa de "a representación verdadera. Y también que nada es comprendido por sí mismo, puesto que las discusiones la razón, aun reforzada por la dialéctica, es incapaz de distinguir lo acerca de verdadero de lo falso. especialistas de la naturaleza sensible e inteligible... Y si, por otra Más personales y contundentes son los 10 tropos de Enesidemo, los 5 modos de Agripa y el dilema de Sexto Empírico, que lo resume todo: todo son universales e interminables entre los parte, se debe partir de otra cosa, a su vez ésta sólo puede comprenderse por otra, y se cae en el dialelo o en el proceso al infinito. Es imposible saber si las cosas son tal como aparecen, pues aparecen diferentemente según las diferentes representaciones: inevitablemente diferentes por razón de la diferencia entre los animales (ler tropo), de la diferencia entre los hombres (2° tropo), de la diferencia entre los sentidos (3er tropo), de la diferencia entre las LO DIVINO. Carnéades dirige especialmente contra la teología estoica una crítica tan aguda que el estoicismo medio acabará por participar de su escepticismo sobre este punto. circunstancias de la misma acción (4° tropo), de la diferencia de las Carnéades interpreta el argumento que los estoicos sacan 7 del consentimiento universal, como suma aritmética de todas las que la verdad no e& fácil de descubrir, se concluye que es imposible opiniones: no cuesta entonces mostrar que nadie está seguro de descubrirla y que no hay verdad. haber examinado a todos los pueblos ni, sobre todo, de haber eliminado la opinión de los necios. EL OBRAR. El argumento que los estoicos sacan de la adivinación se funde como la nieve al sol bajo la crítica de Carnéades: reduce la profecía divina a la previsión de los expertos, la previsión de los expertos al conocimiento de la causa necesaria, y de la necesidad de la causa deduce la supresión de toda contingencia. Así pues, o bien hay algo contingente, y esto no puede conocerse por profecía ni siquiera divina; o bien es conocido como debiendo suceder, y entonces no hay contingente. En ambos casos, no hay adivinación. Y, sin embargo, ¡hay que vivir! Descubrir un ideal de vida es lo único que interesa al escéptico. Decimos, pues, que el criterio de la mentalidad escéptica es lo que aparece, llamando así a la representación que tenemos de ello. Esto, por consistir en la representación y la afección involuntaria, no puede ser sometido a crítica... Limitándonos pues a los fenómenos, vivimos sin dogmas, según la común práctica de la vida, por la razón de que no podemos vivir completamente inertes (Srxro empírico, Bosquejos pirrónicos I, El argumento que los estoicos sacan del orden del mundo y de la providencia, Carnéades lo comprende como 21 y 22). un antropocentrismo a la manera de Bernardin de Saint-Pierre. A tal Sabemos que, desde el punto de vista puramente argumento opone las naturalezas perjudiciales al hombre y las ruinas especulativo, Pirrón llegaba a la suspensión de juicio (la εποχη). De producidas por su insensatez. ahí puede deducirse toda una línea de conducta: Adoptando esta actitud, Timón de Fliuníe decía que obtendríamos la abstención de A todo ello, se añade la inconcebibidad de la naturaleza divina. juicio (la αϕασια) y después la imperturbabilidad (la αταραξια) (aristocles, en Eusebio, Preparación evangélica XIV, 18). Decimos Es el método habitual del escepticismo: del hecho de que lo que el fin del escéptico es la imperturbabilidad en las cosas que divino no es perfectamente concebible, se concluye que no es tocan a la opinión y la modernización en las afecciones que derivan concebible en absoluto; del hecho de que el orden del mundo no es de una necesidad... Aquel que cree que hay cosas buenas o malas perfecto, que no hay orden; del hecho de que el consentimiento no por naturaleza se turba por todo, ya cuando cree que no tiene lo que es unánime, que no hay consentimiento. En resumen, del hecho de le parece bien, o cuando se cree atormentado por las cosas que le 8 parecen malas por naturaleza, o cuando está persiguiendo los Y así las necesidades mismas de la acción llevan al que pretendidos bienes... Al contrario, el que no está seguro acerca de la desconfía de los excesos de la especulación hasta el punto de naturaleza del bien y del mal no huye ni persigue nada con ardor, y partida de toda vida intelectual: las opiniones admitidas (τα ενδοξα), por esta razón, está sin turbación. Como Apeles, cuando pintaba un donde Aristóteles veía el fruto natural de la inteligencia espontánea, caballo y no podía conseguir representar la espuma, echó sobre el inmediatamente fecundada por su contacto con lo real... cuadro la esponja que le servía para limpiar los pinceles y se dio cuenta de que había imitado exactamente la espuma, así el escéptico había buscado primero la imperturbabilidad distinguiendo La única actitud práctica no consiste en acumular contra la razón las dificultades que le impiden llegar; es, al contrario, asegurar y controlar sus primeros pasos. «lo que aparece» de «lo que se dice de ello». Y como no lo consiguió, suspendió su juicio y se dio cuenta entonces de que había llegado, por casualidad, a la imperturbabilidad. Sexto Empírico, que era médico, se acuerda del ejemplo que da la «medicina metódica»: Entre las escuelas médicas, la escuela metódica es la única que no parece conducirse de un modo Realmente, Arcesilao y Carnéades se dan cuenta de que la suspensión auténtica de juicio es invivible; ellos piden solamente que en la vida nos contentemos con lo plausible (ευλογον, Arcesilao) o con lo probable (πιθανον, Carnéades). Desde entonces, ya no hay escépticos totales. Se han dado cuenta de que para vivir hay que comprometerse con los seres, como los seres se comprometen con nosotros; de este compromiso temerario respecto de las cosas obscuras, no pretendiendo que es capaz de decidir si son o no comprensibles; contentándose con seguir lo que aparece (los fenómenos, τα ϕαινοµενα), toma de ellos lo que parece favorable, y con ello sigue la conducta de los escépticos (Bosquejos pirrónicos i, 237-238). Quedaría por preguntar si el menor uso de la razón en la acción es aún compatible con la profesión de escepticismo. mutuo y recíproco se necesita un criterio, cuando menos el criterio de lo vivible, es decir, lo creíble. Partiendo de la representación en la que nos aparece una cosa (ϕαντασια), tal vez no es posible captar EPICURO. el objeto mismo que aparece (ϕανταστον), pero al menos es posible Es inútil distinguir entre el epicureísmo y Epicuro, pues no ha captar lo que pone al sujeto (ο ϕαντασιουµενοζ) en situación de habido otro epicureísmo que el de Epicuro. Una ortodoxia literal, juzgar bien. querida por el maestro divinizado, obligaba estrictamente a todos los 9 futuros discípulos a no hacer nada más que repetirlo fielmente. No civilización depravada: para comprender la regla de moralidad que ha habido etapas del epicureísmo. deriva del principio del placer, hay que ejercitar la inteligencia a fin de componer los placeres entre ellos y medirlos según el desplacer que EL OBRAR. Como todos los pensadores postaristotélicos, Epicuro proclama sin ambages que d único interés de la filosofía está en la moral. Más precisamente, Epicuro está de acuerdo con los estoicos y los escépticos en hacer de la ausencia de turbación, de la imperescépticos para hacer de la ausencia de turbación, de la imperturbabilidad (αταραξια), la fórmula de la felicidad y el ideal del sabio. les sigue. Gracias a esta medida por comparación (συµµετρησιζ), la inteligencia práctica (ϕρονησιζ) llega a la convicción de que la virtud y el placer son connaturales. Entre los deseos, unos son naturales, otros vanos; entre los naturales, algunos son necesarios, otros solamente naturales. Por último, entre los deseos necesarios, unos son necesarios para la felicidad, otros para la tranquilidad del cuerpo, y otros para la vida misma. Una especulación exacta sobre los deseos sabe referir toda elección y toda aversión a la salud del cuerpo y a la imperturbabi- Si éste es el fin, ¿cuál será el medio? Será el placer, fin próximo universal. Como demostración de su tesis, según la cual el placer es fin lidad del alma, ya que en ello está el fin de la vida feliz, puesto que todo lo que hacemos, lo hacemos c0n el propósito de no sufrir y no estar turbados... toma el hecho de que los seres vivos, por el hecho mismo de su Por ello decimos que el placer es el principio y el fin de la venida a la existencia, buscan el placer y huyen del dolor, por na- vida feliz. Pues hemos comprobado que es el placer el bien primero turaleza y sin ningún raciocinio. Así pues, siguiendo una impresión y emparentado con nuestro ser, y según él lo elegimos o que nos es congénita, huimos del dolor... Igualmente con vistas al rechazamos todo, y a él vamos a parar discerniendo todo bien por la placer elegimos las virtudes, como se eligen las medicinas para la afección (παθοζ) tomada como regla (κανων). Y porque el placer es salud... En cuanto a Epicuro, asegura que sólo la virtud es el bien primero y natural, no aceptamos el primer placer que llega, inseparable del placer (DIÓGENES Laercio x, 137-138). sino que, por el contrario, .ocurre que pasamos por encima de Así pues, Epicuro recomienda el retorno a la naturaleza, por encima de todas las complicaciones y todos los refinamientos de una muchos placeres, cuando de ellos debe seguirse para nosotros una cantidad superior de disgusto; y muchos dolores, por otra parte, ganan a los placeres en nuestra opinión, cuando será consecuencia 10 de ellos para nosotros un placer mayor... (diógenes laercio, citando leyendas, se espera de ellos y se teme sin cesar algún peligro; la Carta a Meneceo X, 128-129). después, que se teme la insensibilidad de la muerte, como si Prácticamente, después de haber dicho que el principio y la raíz de todo bien es el placer del vientre y de la carne, Epicuro no tarda en comprobar que no es el vientre el que es insaciable, sino la falsa opinión que de él se hace; que el verdadero placer (del vientre o del alma, es lo mismo) consiste en el reposo o la calma nacida de la supresión del dolor; tanto y tan bien, que nada hay más alejado del género de vida de los libertinos que el de los epicúreos que han seguido la doctrina y el ejemplo del maestro. tuviésemos que sentirla, fundándose para creerlo, no sobre opiniones reflexivas, sino sobre imaginaciones sin razón... La ataraxia consiste en liberarse de todos estos temores... Y la consecuencia de este razonamiento es la siguiente: debemos aplicar nuestra atención a todas las sensaciones presentes, las sensaciones comunes si se trata de un objeto común, las sensaciones particulares si se trata de un objeto particular, y a todo dato presente y evidente que corresponda a cada uno de nuestros criterios. Si obramos así, descubriremos con exactitud la causa de donde Todo esto podría ser suficiente y bastarnos, si no encontrásemos en nosotros un mal extraño y persistente: el temor, especialmente el temor de tos dioses (es decir, el miedo de los males que pueden causarnos aquí abajo, y de los que creemos que proceden para nosotros el temor y la turbación, y nos libraremos de ellos... en lo que concierne a la causa de todo lo que, de un modo general, inspira al resto de los hombres los peores espantos (Diógenes Laercio, citando la Carta a Heródoto X, 80). pueden infligirnos en una vida ulterior); el temor de la muerte (es decir, el mal que nos causa cuando pensamos en ella); por último, el temor de la fatalidad. Mientras permanezcan estas tres causas de turbación, será imposible la imperturbabilidad o ausencia de turbación (αταραξια). Es, pues, urgente hallar el medio de librarnos del temor. Este medio existe y es la especulación filosófica. La turbación mayor que puede alcanzar a las almas humanas viene La Física, que contiene la teoría del mundo y la de los dioses la del hombre y la del alma —y la Lógica, que formula las reglas para pensar justamente—, no son más que un apéndice necesario a la Ética. Si no estuviésemos turbados por el temor de los fenómenos celestes y de la muerte, no tendríamos ninguna necesidad de estudiar la naturaleza (DIOGENES Laercio X, 142). primero de que nos imaginamos los meteoros coma seres Esto tendría que entenderse bien. Es evidente que Epicuro imperecederos y bienaventurados; de que, por otra parte, se les se interesa por la física y, consiguientemente, por la lógica sólo atribuyen voluntades, acciones e intervenciones incompatibles con porque son necesarias para la supresión de todo temor. Pero ello no estas cualidades, y que, por otra parte aún, confiando en las quiere decir que Epicuro haya inventado decididamente una física 11 cuyo único interés fuese ser liberadora. En el pensamiento de a) Las sensaciones (αισθησιζ). «Hay que partir de las cosas Epicuro, «la física es liberadora porque es verdadera; no es visibles para comprender las cosas invisibles» (J. Chevalier). verdadera porque sea liberadora» (Boyancé). Pero no puede Producidas por la acción de los objetos sobre nuestro espíritu negarse que, entre todas las doctrinas que había estudiado en su igualmente activo, disfrutan de la evidencia (ενεργεια, perspicuitas) y juventud, Epicuro ha escogido de preferencia la que, a su entender, son infalibles. A la objeción de los errores de los sentidos, Epicuro disipaba toda razón de temer a los dioses y a la muerte, y que le ha responde que el error está en el juicio (υποληψιζ, δοξα) que añadido el clinamen para salvar la libertad contra el destino de los hacemos sobre los datos sensoriales. Sin embargo, fiel a Demócrito, estoicos. reconoce que todas nuestras sensaciones no son igualmente auténticas: el tacto revela la esencia del cuerpo, los demás sentidos sólo nos muestran lo que el cuerpo es para nosotros. EL MÉTODO. Las anticipaciones o prenociones (προληψιζ, El método de Epicuro se opone tanto a la lógica de Aristóteles como a la dialéctica de los estoicos. Los epicúreos llaman notities). Llaman anticipación, como si dijesen comprensión (al modo de los estoicos) u opinión recta (como decía Platón), o noción interior canónica a la ciencia del criterio. (también como los estoicos) o intelección universal (al modo de 1° Hay que empezar, Heródoto, por saber bien lo que se Aristóteles) a un conocimiento que yace en nosotros viniéndonos del oculta bajo las palabras esenciales, a fin de poder, refiriéndolas a las exterior, es decir, una rememoración de lo que a veces nos aparece cosas^ mismas, hacer juicios sobre nuestras opiniones, nuestras de juera de nosotros (Diógenes Laercio X, 33). Es una imagen ideas y nuestras dudas. De modo que no corramos el riesgo de genérica que nos dejan las sensaciones pasadas y que nos permite discutir hasta el infinito sin resultado y de pronunciar palabras explorar e inventariar lo nuevo ensayándolas una tras otra. vacías... Las afecciones (παθη) que, en lugar de enseñarnos sólo 2° Después, hay que observar todas las cosas, sobre el objeto sentido, nos enseñan también sobre d sujeto que confrontándolas con las sensaciones y, de un modo general, con las siente, o más bien sobre la relación del objeto con el sujeto. El placer intuiciones del espíritu o algún otro criterio. Estos criterios son muy nos dice que este objeto es conforme con nuestra naturaleza. El pocos: dos son teóricos; un tercero, práctico. dolor 12 nos dice lo contrario. Es la «afección» lo que fundamenta la moral en nosotros permitiendo discernir el «valor» de los objetos para nuestra naturaleza cuerpos se reúnan en un universo. Necesidad de que los átomos tengan figuras, a la vez muy diferentes, para explicar la variedad de los objetos, pero no infinitas en número, sin lo que debería haber uno lo bastante grande para ser EL DEVENIR. visibles o incluso infinitamente grande... Pero el número de átomos de cada figura es infinito. No hay átomo visible, pues el mínimo La física de Epicuro está tomada de Leucipo y de Demócrito, visible (ελαχιστον) es mayor que el mayor átomo. con dos innovaciones cuya importancia no podemos subestimar: el peso y la declinación. Primera innovación: los átomos pesan. Caen eternamente (desde lo que es lo «alto» para nosotros hacia lo que es para Principio de Parménides, tomado por Demócrito después: Nada nace de nada. El universo es eterno y único (consecuencia inmediata). nosotros lo «bajo») y paralelamente, con la misma velocidad, igual a la del pensamiento. Segunda innovación: la «desviavión» o «declinación» Exclusión de toda realidad distinta de la corpórea (desde (παρεγκλισιζ, clinamen). Algunos átomos se desvían de la vertical Platón y Aristóteles no se puede ser materialista sin decirlo: hay que con un ángulo infinitesimal; la primera consecuencia es que, si son oponerse explícitamente a la afirmación de ¡lo espiritual). El universo lisos, rebotan; si son «curvos», se pegan los unos con los otros y está exclusivamente formado de cuerpos. forman los compuestos y el gran compuesto que es el Universo. Sin embargo, existencia de lo vacío, «esencia intangible», requerida por el análisis del movimiento local Los cuerpos compuestos resultan de la yuxtaposición de cuerpos indivisibles (=átomos) e inmutables. Diógenes de Enoanda nos explica muy claramente el origen de esta corrección que Epicuro hace a Demócrito: No sabes, quienquiera que seas, pregunta a un partidario imaginario de Demócrito, que hay también un cierto movimiento libre en los átomos, que Demócrito no ha descubierto, pero que Epicuro ha dado a conocer; El universo es infinito, en cuanto al número de cuerpos (átomos) que contiene y en cuanto a la inmensidad de lo vacío que encierra. Ambos infinitos son requeridos a la vez para que los un movimiento de desviación que se encuentra en ellos, como lo muestra él partiendo de lo que aparece (Diógenes de Enoanda, fragmento XXXIII). La libertad no queda sólo explicada o salvada por 13 el clinamen; ella es el clinamen. llama «intelecto» (νουζ); y repartidos por todo el cuerpo, son el Pero, con todo, la segunda consecuencia del clinamen, «alma» ψιχη). Cuando estos átomos psíquicos son puestos en mo- después de la formación de mundo, es liberarnos del temor a la vimiento por las imágenes procedentes del exterior, hay sensación: fatalidad. Y parece que sea éste el temor peor del que Epicuro tiene los simulacros (ειδωλα) emitidos por los cuerpos, forman unas empeño en liberarnos: nuestra libertad no queda destruida por el corrientes (απορροια) que nos golpean dejando en nosotros sus fatum, contrariamente a lo que el sistema estoico podría hacernos huellas (τυποι). creer. Ahora bien, aunque el temor de los dioses es un obstáculo para la imperturbabilidad, en suma, valdría más transigir con la mitología concerniente a los dioses, que hacerse esclavo de la fatalidad concerniente a los hechos naturales; pues la mitología garantiza la esperanza que tenemos de conciliarnos con los dioses con nuestros homenajes, pero la fatalidad goza de una necesidad con la que no es posible conciliarse (DIÓGENES Laercio, Carta a Meneceo X, 134). Podemos asombrarnos del carácter gratuito de la libertad concedida a los átomos en un sistema mecanicista (ya sea para burlarse, como los estoicos y académicos, o para admirar la profundidad de una síntesis completamente hegeliana de la materia y del espíritu como hacía el joven Carlos Marx); no es menos verosímil que esta hipótesis sea uno de los puntos más esenciales del sistema Y esta teoría materialista del alma nos libera inmediatamente del temor de la muerte: el alma muere igual que el cuerpo, y a la vez que él. Pero la muerte del alma es la cesación de toda sensación, comprendido todo dolor. La muerte no es, pues, un mal. Acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros, ya que el bien y el mal existen sólo en la sensación, y la muerte es la privación de sensación. De donde se sigue que un conocimiento correcto de este hecho de que la muerte no es nada para nosotros nos permite gozar de esta vida mortal, evitándonos añadir la duración infinita, pero quitándonos el pesar de la inmortalidad. Pues no hay nada temible en la vida para quien ha comprendido que no hay nada temible en el hecho de no vivir más. El que declara temer la muerte, no porque una vez llegada es un mal, sino porque tiene miedo de aguardarla, es pues un necio (DIÓGENES Laercio. Carta a Meneceo X, 124 y 125). EL ALMA. Como para Demócrito, para Epicuro el alma no es sino una corriente de átomos sutiles y lisos: concentrados en el pecho, se les LO DIVINO. Se ha repetido demasiado, fiados en Lucrecio, que Epicuro 14 había curado a la humanidad pensante del mal que sería la religión. dioses — el conocimiento que tenemos de ellos es clara visión —, En realidad, Epicuro era un espíritu religioso, que predicó la religión, pero estos dioses no son como el vulgo los imagina. Pues el vulgo y creyó sinceramente en los dioses: hacer de este materialista no sabe guardar intacta la noción que se forma de los dioses. No es consecuente el príncipe de los ateos no sería comprenderlo del todo. aquel que niega a los dioses del vulgo el que es impío, sino el que Aquello de lo que Epicuro pretende liberar a la humanidad no es la religión, sino la superstición (δεισιδαιµονια), si quiere entenderse por esto el temor morboso del mal que los dioses asocia a la noción de dios las falsas opiniones del vulgo (DIÓGENES Laercio, Carta a Meneceo X, 123 y 124). ¿Cuál es, en efecto, el contenido de la noción evidente de «dios»? podrían hacer a los hombres durante su vida y después de su «Inmortalidad y bienaventuranza». Ahora bien, sabemos muerte. ¿Después de su muerte? Ya no hay problema, si nada es bastante en qué debe consistir la bienaventuranza: incluye en todo inmortal en el hombre. ¿Durante su vida? La teoría epicúrea de los caso la ausencia de turbación, la imperturbabilidad (αταραξια). Por dioses va a mostrarnos que los hombres no tienen nada que temer consiguiente, debemos negar al «dios» todo lo que, más o menos, de los dioses. Primero, es evidente que los dioses existen. se pueda parecer al trastorno. Lo que el sabio consigue a fuerza de «Conocemos a los dioses por una especie de visión inmediata, en el sujetarse al régimen más simple, renunciando a los bienes de la sentido de que de la persona de los dioses emanan imágenes sutiles fortuna, viviendo separado del mundo, de la política y de los que se imprimen directamente en nuestro espíritu y crean en él el negocios, esto debe encontrarse por naturaleza y en el estado más "concepto universal" de dios» (Festugiére). perfecto en todo ser divino... No hay que creer que la marcha de los Y además hay que atenerse firmemente a lo que esta «anticipación» nos enseña acerca de la naturaleza de los dioses. cuerpos celestes, su giro de un lugar a otro, su desaparición, su salida y su ocaso y todos los fenómenos del mismo orden, se producen bajo dirección de un ser que los regula y los regulará En primer lugar, persuádete de que el dios es un ser viviente inmortal y bienaventurado, ya que el concepto universal del ser divino se halla grabado en nosotros, y no le atribuyas nada que sea extraño a la inmortalidad o no apropiado a la bienaventuranza: por otra parte, piensa que posee todo lo que es capaz de conservarle la bienaventuranza unida a la inmortalidad. Seguramente existen siempre, y que, al mismo tiempo, posee la perfección de la bienaventuranza unida a la inmortalidad: pues el trastorno de los negocios, las preocupaciones, los sentimientos de cólera y de benevolencia no acompañan a la bienaventuranza, sino que todos ellos nacen donde hay debilidad, temor y dependencia de otro (Diógenes Laercio, Carta a Pitocles X, 76 y 77). 15 En resumen: los dioses no se trastornan por el curso del Por otra parte, le es imposible al hombre no ocuparse de mundo ni por las historias de los hombres: no se preocupan de nada más que de sí mismo. Tenemos que felicitar a Epicuro por no nosotros. No forman parte de nuestro mundo. Viven en reposo en los haber pasado su vida viviendo como uno de sus dioses: ha conocido intermundos. y practicado la amistad: Aquellos a quienes la sabiduría ha conducido a la felicidad RETORNO AL OBRAR. durante toda su vida, son las personas de las que hay que hacerse amigos. Este mismo pensamiento da confianza y suprime el temor Lo que hubiese debido permitir el criterio del placer solo, ha necesitado del gran rodeo de la canónica y la física para asegurarlo contra el temor de la fatalidad, de la muerte y de los dioses mitológicos. de los males eternos, pues muestra que en los límites de la vida, la amistad es para el hombre el sostén precioso (Máximas, XXII y XXIII). También hay textos de Filodemo que nos muestran a Epicuro deseoso de la familiaridad de los dioses, y haciendo de los sabios Al sabio corresponde ahora, liberado ya por la filosofía, vivir los amigos de los dioses, y de los dioses los amigos de los sabios... en adelante según el placer; con ello precisamente, acabará viviendo No podemos vivir completamente inertes, dirá Sexto Empírico; no como un dios entre los hombres. podemos vivir completamente solos, hubiese tenido que decir A pesar del encanto extremo que parece haber emanado la persona de Epicuro, es difícil creer que la lógica de su austera moral haya podido engendrar nunca otra cosa que el egoísmo sutil de quien ha roto todas sus ligaduras, con d mundo, con los hombres y con los dioses. Pues ser semejante a los dioses es no ocuparse de nada. Y no ocuparse de nada es la condición necesaria de la ataraxia. Pero, para aquel que no es más que un hombre y no un dios, no ocuparse de nada presupone que se ocupa mucho de sí, Epicuro. Y por filantropía ha escrito sus trescientas obras y sus innumerables cartas, cierto número de las cuales han podido ser encontradas en las excavaciones de Herculano... Pero una actividad tal, desplegada para hacer compartir sus convicciones, ¡qué extraña paradoja ofrece en aquel a quien el ideal de la ataraxia exigía no ocuparse de los asuntos de los demás, al propio tiempo que su concepción de la amistad no obligaba a los amigos a tener nada en común! porque nadie debe ocuparse de él, lo que está en contradicción con el ideal del reposo (ανεσιζ). EL ESTOICISMO. 16 Para conocer el estoicismo, en su intención esencial, basta Posidonio. El orden pedagógico seguido por los maestros estoicos estudiar el estoicismo antiguo —el de Zenón de Citio, el de Cleantes parece no haber obedecido siempre a las mismas consideraciones: y el de Crisipo— y saber que, primero, Panecio y Posidonio, y el objeto divino de la física explicaría que sea reservada para e) final Séneca, Musonio, Epicteto y Marco Aurelio después, poco a poco, (así Zenón y Crisipo, según Diógenes Laercio). Pero la com- han dejado que se derrumbasen paredes enteras. Ya este primer penetración de la física y la ética es tan perfecta, que para explicar la hecho nos indica que, a pesar de cierta profundidad y una grandeza moral, hay que suponer toda la física: Vivir según la virtud, como real, especialmente religiosa, este sistema es esencialmente dice Crisipa en el primer libro De los fines, equivale a vivir siguiendo quebradizo, porque es compuesto. Su intención esencial es la ética; la experiencia de la naturaleza, puesto que nuestras naturalezas son la física y la lógica figuran como piezas accesorias. partes de la naturaleza universal (diógenes laercio VII, 87). No es imposible encontrar otro principio y otro modo de producción de la justicia, fuera de Dios y de la naturaleza universal... Y si la EL OBRAR. especulación física 'ríos es necesaria, no es por ninguna otra razón, La filosofía es la búsqueda de la virtud por medio de la virtud misma; pues no puede ni existir virtud sin que se la busque, ni búsqueda de la virtud sin ella misma (SÉNECA, Cartas 89). Y de la virtud así concebida se deduce el carácter unitario1 de la filosofía, hasta en su división tripartita: Las virtudes más generales son de tres clases: la natural, la moral y la racional; y también por esta razón la filosofía se divide en tres partes: la física, la ética y la lógica (AeCio, Placita I, 2). Las célebres comparaciones de la filosofía con un animal, desde luego diversamente comprendidas, estaban destinadas a subrayar esta unidad: siendo la lógica los huesos y los tendones, la ética sería la carne, y la física, el alma, según di testimonio de Diógenes Laercio, mientras que si creemos a Sexto Empírico, era la ética la que era el alma, y la física, la carne, según sino por la distinción de los bienes y de los males (Plutarco, De las contradicciones de los estoicos 9). ¿Cuál es, en efecto, el fin de la vida? Es la virtud, entendida como «vida armoniosa». Zenón define el fin de la manera siguiente: vivir en armonía, es decir, vivir según una razón única y armónica; por lo mismo, vivir de una manera incoherente es obra de las gentes desgraciadas. Es la famosa divisa ζην οµολογουµενωζ. Más tarde, Cleantes añadió estas palabras: (vivir en armonía) «con la naturaleza» (τη ηυσει). Después, Crísipo, queriendo aclarar esta fórmula, la expresó del modo siguiente: vivir de una manera conforme con lo que ocurre en la naturaleza (Estobeo, Eclogae II, 75 y 3). Y Diógenes Laercio precisa aún: Es decir, siguiendo la naturaleza propia y siguiendo la naturaleza del todo, no haciendo nada de lo 17 que la ley común acostumbra a evitar: ésta es la razón recta que se nada; no hay ningún intermediario entre la perfección de la virtud y d extiende a todas las cosas, idéntica a Zeus, que gobierna el orden vicio integral. La rigidez estoica se debe en gran parte a este «todo o del universo (VII, 87 y 88). nada». Pero ¿es visible una rigidez así? Las dos consecuencias que de ahí se derivan son: 1° seguir Si el hombre es necesariamente ya bueno, ya malo, las en todo al destino y 2°, más que vivir agobiado por la necesidad, cosas pueden ser indiferentes. Así la vida, la salud, el placer, la liberarse de la necesidad por medio del suicidio; sin embargo, este belleza, la fuerza, la riqueza, la gloria, la nobleza de raza y sus segundo punto sólo tiene sentido si se admite que la libertad del contrarios: muerte, enfermedad, aflicción, vergüenza, debilidad, sabio es un bien al menos tan grande como la vida en armonía con pobreza, obscuridad, baja extracción, etc. (Diógenes Laercio VIl, la naturaleza. 102). Aun entre estas cosas indiferentes, algunas son preferibles, las Las condiciones de la virtud, definida como vita sibi concors, que tienen un valor. Las demás se han de rechazar. aparece en seguida: la virtud excluye la turbación: deseo, goces, Vemos las consecuencias: es recta toda acción mandada miedo y aflicción son incompatibles con ella; al contrario, la acom- por la ley; culpable, toda acción prohibida. Pero entre estos dos pañan voluntad, alegría y circunspección, porque las emociones o extremos está la zona de lo conveniente (καθηκον, officium), y toda pasiones (παθη) con la imperturbabilidad acción puede tener una justificación razonable. Admitido esto, es (αταραξια). En una palabra, virtud implica ausencia de pasión posible el progreso: es el cumplimiento de un número creciente de (απαθεια). Según Zenón, la pasión es movimiento irracional y contra acciones convenientes. Todo ello nos acerca a la vida alejándonos la naturaleza, del alma; o aun impulso excesivo (Diógenes Laercio del sistema. son incompatibles VII, 110). De donde procede esta creencia célebre y bastante Acabamos de pronunciar el nombre de la ley. Pero, ¿cuál es inhumana, según la que toda emoción es excesiva y, por tanto, mala su fundamento? Es el amor (συµπαθεια): Por naturaleza, estamos por naturaleza. inclinados a amar a los hombres, es el fundamento del derecho La naturaleza de la virtud se deduce lógicamente de ahí: no (Cicerón, De Legibus i, 15, 43). Todo esto que ves y que abarca es un habitus, es decir, una disposición sobreañadida al alma, es el todas las cosas divinas y humanas es uno: somos los miembros de alma misma en cuanto está de acuerdo consigo misma. Por esto un gran cuerpo. La naturaleza nos ha hecho parientes cuando nos mismo, la virtud es una y no múltiple; es o completamente entera o ha engendrado de los mismos principios y para los misinos fines. 18 Ella ha puesto en nuestro corazón un amor mutuo y nos ha hecho visión del espíritu (εννονµα). Sólo es real lo individual: lo universal es sociables... Hemos nacido en comunidad. Nuestra asociación es pensada y expresado, pero irreal. semejante a una bóveda de piedras: caerá si las piedras no se oponen las unas a las otras, esto es lo que la sostiene (SÉNECA, Cartas, 95, 52). Pero el ser corpóreo está compuesto precisamente para poder, a la vez, obrar y sufrir: Les parece que los principios de todas las cosas son dos: el activo y el pasivo, y que el pasivo es la Este amor universal no tiene otros límites que los del substancia despojada de cualidades, es decir, la materia; mientras universo y de la humanidad: es el cosmopolitismo que caracteriza al que el activo es la razón que hay en ella, es decir, Dios, que, por ser sabio. El sabio no tiene más patria que el mundo entero. eterno, forma en toda materia, a todos los seres singulares (DIÓGENES Laercio VIl, 134). A este principio activo también se le llama causa. Todo debe tener aquello de lo que nace y aquello por lo EL SER. que está hecho: esto último es la causa, lo primero la materia La ética estoica es una física vivida. La física estoica es una (SÉNECA, Cartas 65, 2). Como vemos, la unidad que resulta de teoría del mundo que contiene una teoría de Dios y del hombre. Pero estos dos principios no es más que la yuxtaposición de una todo ello reposa sobre un rígido materialismo, que produce la sim- pasividad y una actividad: plicidad y la incoherencia. una a la otra? El materialismo parece exigir que los dos principios Todo lo que es real es un cuerpo individual y distinto. Llaman seres solamente a los cuerpos, porque lo propio del ser es ejercer y sufrir una acción (Plutarco, De las nociones comunes, 30, 2). Todo es corpóreo, pues, ya se trate del alma, de la palabra, del bien, de las afecciones, de los vicios, etc. ¿no son perfectamente extrínsecas la sean en realidad dos cuerpos yuxtapuestos. De hecho, les parece que h naturaleza es un juego artista, inclinado a la generación, que es un soplo de la especie del juego y de la actividad obrera (DIÓGENES Laercio VIl, 156). Y es opinión de Crísipo que toda la substancia está unificada por un espíritu que la recorre entera, que mantiene junto el todo y lo hace durable y que se consienta a sí Los filósofos estoicos enumeran, sin embargo, cuatro especies de incorpóreo: lo expresable, lo vacío el lugar y el tiempo (sexto empírico, Contra los dogmáticos X, 218). Lo expresable (λοκτον) es la calificación general (κοινωζ ποιον), que es solamente misma (Alejandro de Afrodisia, De mixtione, 216, 14). De donde sale la idea de una «tensión» que parte del centro, se esfuerza por extenderse y vuelve hacia dentro para concentrarse y unificar el todo. Llega así a encontrarse la noción de espíritu (mens, pneuma). 19 El mundo entero está animado, regido, por un principio activo: Spiritus intus alit, totamque infusa per artus Mens agita? molem, et magno se corpore miscet, como cantará Virgilio (Eneida vi, 726s). Pero lo que vale para el todo vale también para cada parte. tres categorías, en lugar de las diez que admitía Aristóteles: la cualidad, el modo y la relación. Las cualidades (ποια) son ellas mismas cuerpos. La substancia es especificada por la cualidad propia (ιδιωζ ποιον). Se vuelve así, manifiestamente, a Heráclito, pero también a El modo (πωζ εχον) y la relación (προζ τι ) designan lo que, Anaximandro. Y se continúa, igualmente, el materialismo que en un cuerpo, no actúa ni sufre, que, como tal, es en alguna medida Aristóteles pudo sostener un corto tiempo, el que da por sede del incorpóreo. Los λεκτα son incorpóreos pura y simplemente, ya que pensamiento al éter, ardor caeli. no pertenecen realmente a ningún cuerpo. Conscientes de la dificultad de unir en un solo ser dos realidades corpóreas, los estoicos han intentado precisar qué clase de unidad resultaba de este acoplamiento. Crisipo, tal vez después EL ALMA. de Zenón, sostuvo la teoría de la mezcla integral (κρασιζ δι ολου), Los cuerpos se escalonan, desde los minerales, hasta el que se opone, según él, a la yuxtaposición (παραωεσιζ ο συγχυσιζ) hombre; a la simple «disposición» (εξιζ) que caracteriza a los mecanicista. Esta teoría es inteligible o, al menos, imaginable, si se minerales, se añade en los vegetales una «naturaleza» (ϕυσιζ), que admite la penetrabilidad de los cuerpos. Que un cuerpo penetre en es fuerza organizadora, y en los animales una «impulsión» (ορµη), otro les parecía a los antiguos un evidente absurdo; pero los que explica sus mociones, emociones, intenciones; en el hombre, estoicos, más tarde, adoptaron esta hipótesis como consecuencia de esta fuerza, que no es otra que el alma, presenta una parte las suyas propias y se vieron en la obligación de confirmarla de «dominadora» (ηγεµονικον), que es la parte racional (λογιστικον); su todos modos. En efecto, porque de todo hacían cuerpos, tanto de las inmortalidad es evidente, pero no puede ser otra que la inmortalidad cualidades como del alma, y porque veían al alma y a las cualidades impersonal de la materia; su libertad igualmente, pero se reduce a la penetrar todo cuerpo, concluyeron que en las mezclas un cuerpo ausencia de coacción. penetra al otro (Simplicio, Comentario sobre la «.Física» 530, 9). El cuerpo, compuesto de fuerza y de materia, constituye la primera categoría, la de la substancia. Los estoicos admitían otras DIOS. 20 Dios no es un ser vivo, superior a los demás y yuxtapuesto o superpuesto a ellos: es el individuo total, perfecto y ejemplar; el mundo o el todo (το παν ο το ολον), finito (pues sólo el vacío es los ciclos del tiempo, consume en sí toda la substancia, pues de nuevo la engendra a partir de sí mismo (Diógenes Laercio VII, 137). Pero se trata de un panteísmo religioso. Recuperando toda infinito), inmanente en todo, actuando en todo. El orden universal la religiosidad que se manifestaba en los antiguos mitos, el (διακοσµησιζ), o la unión de cielo y tierra, es obra de este principio estoicismo propone una interpretación de los mismos que ve en cada divino, que ejerce en el todo la misma función que en cada cuerpo divinidad mitológica un nombre del dios único. La razón dominadora particular la tensión o el soplo; Dios es un fuego inteligente y artista del dios inmanente da al destino (fatum, ειµαρµενη) su verdadero (πυρ τεχνικον), providencia sentido: El destino es el encadenamiento causal de las cosas o la (προνοια διοικησιζ), es decir, por una razón dominadora, cuyo papel razón según la que el mundo es gobernado (Diógenes Laercio VIl, en el mundo es el mismo que el de la razón en el hombre. El mundo, 149). Crisipo relacionaba con esta doctrina la práctica de la adivi- como dicen Crisipo... y Posidonio..., está regulado según un nación: Las profecías de tos adivinos no se verificarían si todas ¡as pensamiento y una providencia, y el pensamiento penetra todas sus cosas no estuviesen contenidas bajo el poder del destino (Eusebio, partes, como lo hace el alma en nosotros... Así, el mundo entero, Preparación evangélica IV, 3, 136). Es cierto, la oración de súplica porque es vivo, animal y razonable, posee una parte rectora no podría interferirse en el destino: Es la necesidad de toda cosa y (Diógenes Laercio, VIl, 138-139). Ésta es la razón seminal de toda acción, una necesidad que ningún poder puede romper (λογοζ σπερµατικοζ del mundo (ibid., 156). Los estoicos demuestran (SÉNECA, Cuestiones naturales 2, 36). La oración nada puede: No que Dios es juego artista, procede por orden a la generación del es razonable tratar de obtener la sabiduría con súplicas, cuando mundo y contiene en sí las razones seminales, según las que todas puedes obtenerla por ti mismo (id., Cartas 41, 1). La oración no debe las cosas singulares son engendradas siguiendo la predestinación; tratar de cambiar el curso de las cosas. El culto no debe tampoco es espíritu que se extiende por iodo el universo, que toma nombres absorberse en manifestaciones exteriores: No hay que construir [a diferentes siguiendo las diferencias de la materia en la que ha Dios] templos muy altos e inmensos; cada uno debe reverenciarlo en penetrado (Aecio, Placita i, 7, 33). el interior de sí mismo (fragmento 123, repite a Zenón). No tiene que gobierna al mundo por Sin dudar puede hablarse de panteísmo: Llaman «mundo» a sentido ningún rito que intente hacernos comprender mejor a Dios: Dios mismo, que es la «cualidad propia» de toda la substancia, Dios está cerca de ti, está contigo, está en ti (id., Cartas 41, 1). Lo inmortal e ingénito, demiurgo del orden universal, y que, siguiendo esencial de la piedad religiosa es, pues, una disposición interior. En 21 este sentido1, el hombre de bien es de una gran piedad hacia los Después, de la mezcla de estos elementos nacen las plantas, los dioses (id., Cartas 76, 23): obedece y contempla. Obediencia: No animales y las demás especies (Diógenes Laercio vil, 142). sufro la voluntad de Dios, me adhiero a ella (Nil cogor, nil patior invitus, nec servio Deo, sed assentior) (id., De Providentia 5, 6). Contemplación: ¿En qué es agradable a Dios el que se dedica a esta contemplación? En que impide que la grandeza de la obra divina permanezca sin testigo (id., De Otio 4, 2). EL MÉTODO. La lógica de los estoicos antiguos había llegado muy lejos. De su materialismo, según el cual solamente existen los cuerpos, los estoicos inferían que la realidad cognoscible sólo consiste en individuos que obran actualmente sobre otros individuos: es la EL DEVENIR. noción de hecho. Los términos de una proposición enuncian hechos El devenir del mundo está regido por una ley de alternancia (τασ τυγανοντα), acontecimientos, no conceptos (que pertenecen a cíclica y no por los azares de los encuentros y agregaciones de lo incorpóreo, por tanto, a lo irreal). En este sentido, no hay más átomos; más bien por la evolución, que vuelve a empezar sin cesar, realidad que la acción presente, y el único predicado real es el verbo. a partir de un germen que primero se tensa y luego se afloja: También en este sentido sólo en la cuarta categoría, la de la Cuando el mundo entero es fuego, es por este mismo hecho alma y relación, hallan realización las otras tres categorías (substancia, principio dominante, por sí mismo. Pero cuando, cambiándose en cualidad, modo). La cuestión del criterio y la del razonamiento hallan humedad y en alma residual, se convierte en cierto modo en cuerpo su principio de solución en este punto de partida. y en alma, como compuesto de estos dos principios, entonces posee un alma completamente diferente (Crisipo, De la providentia I, citado por Plutarco, Las Contradicciones de los estoicos 41). El mundo es engendrado cuando la substancia se convierte de fuego en húmeda, pasando por el estado de aire. Con ello, de una parte, resultando de una coagulación de tas partes más pesadas, se hace «tierra»: por otra parte, hecha de partes más sutiles, se convierte en aire y, habiéndose hecho éste más sutil aún, se convierte en juego. Cuestión del criterio. Es fácil ver que todo conocimiento se reduce a la sensación; pues la representación (ϕαντασια) es sólo una consecuencia, la memoria una conservación, y los conceptos universales (κοιναι εννοαι) no son sino el resultado de muchas sensaciones de objetos semejantes. Pero es difícil asegurar que nuestro conocimiento capte verdaderamente un objeto real; en una palabra, que sea comprensivo (καταληπτικη). No puede tratarse aquí de pura sensación, pues, quien dice sensación, dice pasividad; 22 sino sólo de la representación, ϕαντασια. Ahora bien, hay muchos el que se aplica el criterio es llegar a enunciados perfectos grados en el modo de captar por el conocimiento, como en el modo (αξαιωµατα) que traduzcan la acción de un cuerpo individual sobre de coger con la mano. La comparación es de Zenón: Zenón, otro. De donde se concluye, en seguida, que los enunciados más teniendo la mano abierta ante él con los dedos extendidos, decía: interesantes «Esto es la representación». Después, cerrándolos un poco, añadía: proposiciones: Si un hombre ha nacido a la salida de Sirio, no morirá «Esto es el asentimiento». Y cuando había cerrado completamente y en el mar (ejemplo de tema astrológico citado por cicerón, refutando' apretado el puño, decía que aquello era la comprensión, Y esta a Crisipo, De Fato VIII). Se concibe que estos fatalistas materialistas, comparación sacó el nombre nunca utilizado hasta entonces, de para quienes el único conocimiento de lo real era la sensación de los comprensión. Después, cuando había encerrado en su mano hechos, se interesaran solamente por los silogismos hipotéticos. izquierda la mano derecha cerrada en puño y comprimido éste con Según los discípulos de Crinis, el razonamiento está compuesto de todas sus fuerzas, decía que la ciencia era como aquello, la ciencia una mayor, una menor y una conclusión. Por ejemplo: si es de día, que no posee nadie sino el sabio (cicerón, Académicos pr. u, 144). hay claridad. Es así que es de día, por tanto, hay claridad (Diógenes Traducción verbal de lo real, la lógica es la ciencia del discurso en cuanto pone en relación unas representaciones de modo que formen unas proposiciones (αξιωµατα) y unos enunciados (λεκτα). La representación (ϕαντασια) saca su nombre de la luz (ϕωζ), porque, como la luz se ¡muestra a sí misma y a todas las son los que manifiestan la relación de dos Laercio VII, 76). Todo el estoicismo está recapitulado en el silogismo hipotético: No existen más que individuos. No les ocurren sino acontecimientos. Entre todos los hechos hay una simpatía que hace que, partiendo de uno, pueda preverse el otro. De condiciones en acontecimientos, el pensamiento del hombre se reúne con destino y su libertad se introduce en él. demás cosas contenidas en ella, así la representación se muestra a sí misma y a su causa (aecio, Placita IV, 12, 1). Pero aún sería Inseparable de la idea de destino, como de la idea de preciso asegurar que la representación capta: para ello se necesita libertad, la noción estoica del tiempo unifica la física materialista, la un criterio. Mientras que los estoicos más antiguos decían que el lógica de los silogismos hipotéticos y la física de la simpatía criterio de la verdad era «la representación comprensiva», los más universal: sólo existen cuerpos que actúan presentemente en recientes añadieron «...que no tiene nada contra ella» (Sexto relación los unos con los otros. Empírico, Contra los dogmáticos vil, 253). Cuestión del razonamiento. El interés de un conocimiento en El estoicismo tiende a substituir la filosofía de la forma por la filosofía del acontecimiento. Más oriental y semítica que helénica, 23 esta filosofía no podía oponerse durante mucho tiempo al reflejo de las filosofías de la forma.