LECTURA : “ Introducción a la parte especial “ AUTOR : BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis GARCIA CANTIZANO, María del Carmen TITULO DEL LIBRO : MANUAL DERECHO PENAL PARTE ESPECIAL PAGINAS : 27 - 33 EDITORIAL : SAN MARCOS, Quinta reimpresión 2006 INTRODUCCIÓN A LA PARTE ESPECIAL I. EL CONTENIDO DE LA PARTE ESPECIAL En el Derecho penal se distinguen dos partes: la Parte general y la Parte especial'. La Parte general se divide, a su vez, en Teoría del Delito -tipicidad y antijuricidad, o hecho antijurídico o injusto-, Teoría de la Culpabilidad y Teoría de la Pena'. La Parte especial se dedica al estudio concreto de los delitos y las penas que les corresponden según el Código penal, por ej., homicidio -art. 106 CP-, aborto -art. 114 CP-, secuestro -art. 152 CP-, usurpación -art. 202 CP-, etc. Hay que destacar que en el análisis de toda figura delictiva va a adquirir una relevancia fundamental la descripción típica del comportamiento, circuns tancia que, por otro lado, deriva directamente de la vigencia del principio de legalidad -art. II del Título Preliminar CP y art. 2, d), inc. 24 Co.-; ello obliga Algunos autores como Jiménez de Asúa, Tratado de Derecho penal, T.I, segunda edición. Ed. Losada S.A., Buenos Aires, 1956, p. 225 plantean la posibilidad de una zona intermedia entre la Parte general y la Parte especial, lo que denominan la "Parte general de la parte especial"; así el autór manifiesta que el estudio de los tipos legales, el análisis de sus referencias sujeto. objeto y modalidades de acción- y elementos subjetivos y normativos, la clasificación de los mismos, y la síntesis que se logra al estudiar su composición constituyen una verdadera serie de principios comunes que autorizarían a tratarlos en una Parte general específica de los delitos. En contra de esta opinión, hay que tener en cuenta que el desarrollo de la Parte general ha surgido del estudio de la Parte especial, es decir, de los tipos específicos que se encuentran en los Códigos penales. Bustos Ramírez, Manual de Derecho penal. Parte especial, segunda edición, Ed. Ariel, Barcelona. 1991, p. 1. 27 MANUAL DE DERECHO PENAL - PARTE ESPECIAL a una mayor precisión en la redacción legal de los tipos penales, lo que se constituye, a su vez, en una mayor garantía para todo ciudadano. II. CLASIFICACIÓN DE LOS DELITOS EN EL CÓDIGO PENAL El criterio dominante, y el que ha seguido nuestro legislador al momen to de elaborar el Código penal peruano, ha sido el de clasificar los delitos de acuerdo al bien jurídico protegido: por ej., la "vida humana" en el delito de homicidio, asesinato, parricidio; la "libertad sexual" en el delito de violación; el "patrimonio" en el delito de hurto, etc. Siendo el criterio para clasificar los delitos en el Código penal el del bien jurídico protegido, hay que tener presente lo siguiente: 1.- Los tipos penales del Código penal se establecen para proteger bienes jurídicos que son fundamentales para la sociedad. Por tanto, no se configuran para proteger determinadas ideologías políticas, religiosas o éticas`'.3 No es nuestra intención exponer la polémica doctrinal actual, ni las diferentes tendencias respecto del concepto de bien jurídico. Sólo nos limitaremos a señalar la tendencia a la cual nos adherimos. Consideramos que para determinar el concepto de bien jurídico, éste tiene que girar en torno a la persona humana como ente social. De ahí que asumimos la definición del profesor Bustos Ramírez, Manual de Derecho penal. Parte general, tercera edición, Ed. Ariel, Barcelona, 1989, ps. 5456 sobre el bien jurídico, que identifica como "una síntesis normativa determinad a de una relación social concreta y dialéctica-. La génesis, significación y legitimidad de lo que se protege surge de las relaciones sociales, las posiciones que en ellos ocupan los individuos. Lo normal de la persona humana es que se exprese en una relación social concreta, en ésta se encuentran los hombres, su mundo y sus necesidades, constituyendo estas últimas la base fundamental de la relación social. Dicha relación social es dialéctica porque en ella se expresan constantemente intereses contrapuestos existentes en el desarrollo social. Estos momentos de síntesis son captados desde el Estado mediante el sistema jurídico. De donde, el ordenamiento jurídico y la norma concreta tienen entonces que, aparte de seleccionar y fijar, reproducir un contenido de ese bien jurídico, que es el de la vida social de las personas. Entonces, el concepto de bien jurídico aparece como fundamentador de la intervención y al mismo tiempo garantizador para el ciudadano. Pero adicionalmente es deslegitimador de la intervención estatal. Esto último en relación a que la profundización democrática de las necesidades y su satisfacción ha de llevar a resolver los conflictos que surjan por otros medios que no sean el Derecho penal. Por eso, el concepto de bien jurídico no es sólo crítico respecto del sistema jurídico, sino también del sistema social. Un claro ejemplo de lo que no podía contener un Código penal lo constituía el art. 13, 1., donde expresamente se establecía la sanción para quien omitía impedir la realización del hecho punible "Si tiene el deber moral..." Tal precepto suscitaba serias dudas en torno al contenido y significado de ese deber moral. Afortunadamente, el legislador mediante Ley N° 26682, de I I de noviembre de 1996, modificó el citado inciso, que ahora contempla como fuentes generadoras de la posición de garante la existencia de un deber jurídico y la idea de injerencia. 28 INTRODUCCIÓN 2.- Cuando se comete un hecho previsto en el Código penal, éste tiene que afectar realmente a un bien jurídico, lo cual puede tener lugar mediante la lesión o puesta en peligro concreto del bien jurídico. En base a esto, se critica el recurso a la técnica de los delitos de peligro abstracto'. Un ejemplo lo encontramos en el art. 274 CP: "El que conduce vehículo motorizado en estado de ebriedad o drogadicción será reprimido con ...". Aquí el legislador presume la puesta en peligro del bien jurídico "la seguridad pública", por el sólo hecho de conducir un vehículo en estado de ebriedad o drogadicción, esto es, tal hecho integra ya el delito del art. 247 CP, resultando totalmente indiferente si se ha atropellado a una persona, e incluso si se ha infringido alguna normativa de tránsito. III. MÉTODO Y PLAN DE EXPOSICIÓN En el análisis de las diversas figuras delictivas que van a ser materia de esta obra se seguirá el siguiente método: 1.- La descripción típica: Se indica el texto del artículo del Código penal o de la ley penal especial relativo al delito a analizar. 2.- El bien jurídico protegido: Se precisa cuál es el objeto de tutela penal en el delito. Véase a este respecto. M ir Puig. Derecho penal. Parte general, tercera edición, Ed. PPU, Barcelona. ps. 222224; Bramont Arias, El concepto de delito, Gaceta jurídica. T.V1. 1994. p. 40; Hassemer Muñoz Cede. La responsabilidad por el producto en Derecho penal. Ed. Tirant lo blanch. Valencia, 1995. p. 28 y ss., quienes realizan una inteligente crítica a la utilización cada vez más frecuente de esta técnica en el moderno Dereho penal. Según la relación con el bien jurídico, los delitos se clasifican en delitos de peligro concreto y delitos de peligro abstracto. Los primeros se caracterizan porque en su descripción típica se requiere expresamente la efectiva creación de una situación de peligro para el bien jurídico protegido, por ej., art. 126 CP: "El que omite prestar socorro a una persona que ha herido o incapacitado, poniendo en peligro su vida o su salud". En este caso el legislador exige que la omisión del sujeto activo ponga en peligro la vida o la salud de la víctima, si no se coloca en tal situación a la víctima; aun existiendo la omisión, no se configuraría el delito. En los delitos de peligro abstracto, por el contrario, no es necesario que la acción del sujeto activo cree un efectivo peligro, por tanto no se exige un resultado concretado en la proximidad de una lesión de un determinado bien jurídico, sino que basta con la peligrosidad de la conducta, peligrosidad que se supone inherente a la acción, en tanto no se pruebe que. en el caso concreto, está excluida de antemano. 29 MANUAL DE DERECHO PENAL - PARTE ESPECIAL 3.- La tipicidad objetiva: Se incluyen los siguientes puntos: El sujeto activo y pasivo del delito: por sujeto activo se entiende aquella persona que realiza el comportamiento típico. En cambio, sujeto pasivo es el titular del bien jurídico protegido en cada precepto penal. El comportamiento: es la conducta descrita en el tipo penal. Se tendrá en cuenta que ésta puede ser realizada mediante una acción o mediante una omisión. En relación con el concepto de omisión se seguirá la c lasificación que distingue entre omisión propia, cuando el propio texto legal establece que el comportamiento se tiene que realizar por un "dejar de hacer" del sujeto acti vo, -por ej., art. 126 CP. Y omisión impropia, cuando del texto legal se puede deducir que el comportamiento admite la omisión, -por ej., art. 106 CP. 4.- La tipicidad subjetiva: Se analiza, en primer lugar, la exigencia de dolo o culpa, teniendo en cuenta lo dispuesto en el art. 12 CP, según el cual, en principio, las penas previstas para los delitos se establecen cuando su comi sión es dolosa, y sólo cuando expresamente esté prevista en el tipo será casti gada la forma culposa. Respecto al dolo, será necesario advertir las diferentes clases que en la actualidad distingue la doctrina: Dolo directo, también denominado dolo directo de primer grado: existe cuando el autor quiere realizar la acción que se establece en el delito. Por ej., a) Luis quiere matar a Juan y para conseguirlo le dispara en el corazón; b) Pedro quiere obtener dínero, y para ello le sustrae la cartera a María en el micro. Dolo de consecuencias necesarias, o también denominado dolo directo de segundo grado: existe cuando el autor, persiguiendo un concreto fin con su comportamiento, actúa sin tener en cuenta las consecuenci as que vayan unidas a él, las cuales acepta. Por ej., Paco, queriendo matar a Josefina, coloca una bomba en el avión en el que ella viaja a Cuzco, a raíz de esto, fallecen Josefina y todos los demás ocupantes del avión. En este caso, Paco asume las muertes producidas por la colocación de la bomba, con independencia de que sólo y únicamente quisiera matar a Josefina. 30 INTRODUCCIÓN Dolo eventual: este es uno de los puntos más problemáticos analizados por lá doctrina penal moderna, El dolo eventual marca el límite entre el dolo y la culpa. Cuando el sujeto actúa con dolo eventual se representa el resultado como probable, y aunque no lo quiere y a pesar del conocimiento de la proba bilidad de que éste se produzca, sigue actuando. Por ej., a) dos personas s e apuestan 500 dólares a la "ruleta rusa" -un revólver es cargado con una sola bala, haciéndose girar la recámara de manera que se desconoce el disparo exacto en el que saldrá la bala-, en la segunda ronda, uno de ellos fallece a conse cuencia del disparo; b) Guillermo, en la feria del pueblo, se dedica a apostar a que acertará darle con su flecha a la manzana que su hijo tiene colocada en la cabeza, a una distancia de 100 metros. El niño muere al fallar el padre su disparo. -1 En la culpa se distingue entre culpa consciente y culpa inconsciente. El sujeto actúa con culpa consciente cuando, si bien no quiere causar la lesión, advierte la posibilidad de que ésta se produzca, confiando, no obstante, en que ésta no llegará a tener lugar 6 . Existirá culpa inconsciente cuando el sujeto activo no sólo no quiere el resultado lesivo, sino que ni siquiera prevé su posibi lidad. El principal problema que suscita esta modalidad de culpa estriba en su diferenciación del dolo eventual, ya que en ambos supuestos el sujeto es consciente de la probabilidad de que se produzca el resultado lesivo, y no obstante, actúa. El resolver esta cuestión es de gran importancia sobre todo por el hecho de que los delitos pulposos tienen asignada una penalidad inferior a la de los delitos dolosos. En el ámbito doctrinal son varias las teorías que han pretendido encontrar una solución a esta cuestión. Principalmente se puede citar la teoría de la representación, según la cual en el dolo eventual el sujeto se representa el resultado como de posible producción, criterio claramente insuficiente, puesto que también en la culpa consciente el sujeto se representa el resultado como posible. La más seguida es la teoría del consentimiento -o de la voluntad-, en base a la cual la diferencia estriba en la aceptación del resultado por parte del sujeto que actúa con dolo eventual, mientras que quien actúa con culpa consciente lo haría con la esperanza de que dicho resultado no se produjera. A este respecto, véase, Mir Puig, Derecho penal. Parte general, op. cit., ps. 261267; Bustos Ramírez, Manual de Derecho penal. Parte general, op. cit., ps. 181 -182, quien desde un planteamiento de política-criminal equipara el tratamiento del dolo eventual al de la culpa consciente; Muñoz Conde/García Arán, Derecho penal. Parte general, Ed. Tirant lo blanch, Valencia, 1996, ps. 287-291, quien combina la teoría del consentimiento con otros criterios obtenidos de la experiencia, entre los que cita la falta de respeto o la desconsideración hacia el bien jurídico protegido, también denominado como teoría del sentimiento. 31 MANUAL DE DERECHO PENAL - PARTE ESPECIAL Además, existen ciertos tipos penales que requieren para su configura ción, aparte del dolo, algún elemento subjetivo del tipo'. Así, por ej., en el delito de hurto, el art. 185 CP exige que el autor tome un bien mueble ajeno para obtener provecho. En este caso, el solo tomar un bien mueble ajeno, sabiendo lo que se hace y queriéndolo, no da lugar aún al tipo de hurto. Es preciso que además de ese conocer y querer (dolo), el autor realice el comportamiento con esa especial intencionalidad, que se identifica, en tal caso, con el "ánimo de lucro". De ahí que, quien sustrae bienes a su deudor moroso para hacerse pago con ellos no comete el delito de hurto. En conclusión, los elementos subjetivos del tipo son todos aquellos requisitos de carácter subjetivo, distintos del dolo, que el tipo exige para su realización. 5.- Grados de desarrollo del delito: Se analiza la forma en la que se consuma el delito y, en su caso, si admite la tentativa como forma imperfecta de ejecución. Se distingue entre tentativa acabada e inacabada. Existe tentativa inacabada cuando el autor no ha realizado todavía todos los actos necesarios para consumar el delito; por ej., Jacinto, en el momento que apuntaba a Ruperto, es detenido por la Policía, aquí Jacinto no ha realizado todos los actos necesarios para consumar el delito, en la medida en que le faltó apretar el gatillo de la pistola con la que apuntaba contra Ruperto. Habrá tentativa acabada cuando el autor ha realizado todos los actos necesarios para consumar el delito, pero éste no tiene lugar por razones ajenas a él. Por ej., Pablo quiere matar a Claudio y le dispara, pero gracias a la pronta intervención médica, Claudio no llega a fallecer; en este supuesto, Pablo ha realizado todos los actos necesarios para consumar el delito, pero éste no se consuma por circunstancias ajenas a él. En algunos Códigos penales se deno mina a esta modalidad de tentativa "frustración"; esta misma terminología es empleada también por parte de la jurisprudencia que, no obstante, la utiliza en un sentido más amplio, al no distinguir según que estén o no realizados todos los elementos del tipo que deberían dar como consecuencia la consumación 7 Véase a este respecto, Mir Puig, Derecho penal. Parte general, op. cit., ps. 278-282. 32 INTRODUCCIÓN del delito. El dato que según esta interpretación tiene relevancia a los efectos de considerar como frustrado el delito, es que el sujeto no haya alcanzado la consumación por causas ajenas a su voluntad, con independencia de que con curran, en sentido estricto, una tentativa acabada o inacabada. El grado siguiente en la ejecución del delito es la consumación, que exis tirá cuando el sujeto ha realizado todos los elementos del tipo objetivo. Por lo tanto, la diferencia entre consumación y tentativa se basa en la ejecución com pleta del tipo objetivo por parte del sujeto activo del delito, dado que, desde el punto de vista del contenido del tipo subjetivo -dolo y elementos subjetivos del tipo-, en ambas es igual. Por ej., tanto en la tentativa de hurto como en el delito de hurto consumado será necesario que el sujeto quiera sustraer el bien mueble con intención de obtener un determinado provecho. Distinta de la consumación es la fase de agotamiento o terminación del delito, donde el sujeto consigue efectivamente alcanzar el objetivo que le lle va a realizar el delito. En el ejemplo anterior, la fase de agotamiento tendría lugar cuando el sujeto obtiene efectivamente el provecho buscado al sustraer el bien 8. 6.- La pena: Hay que diferenciar entre mínimo legal y mínimo de la pena. El mínimo legal es el que se establece para un delito en particular, así, por ej., en el caso de delito de homicidio es de seis años, según el art. 106 CP. El mínimo de la pena es el mínimo que establece el Código penal para esa clase de pena; el mínimo de la pena, por ej., en la pena privativa de libertad viene fijado en el art. 29 CP, donde se distinguen dos modalidades: la pena privativa de libertad temporal, de 2 días a un máximo de 25 años, y la pena de cadena perpetua. Es criterio unánime de la doctrina que se puede rebajar el mínimo legal de la pena, pero no el mínimo de la pena; a este respecto, el art. 21 CP establece la disminución del mínimo legal si concurren los elementos del artículo anterior. A parte de estos puntos, y en los supuestos donde adquieran una relevan cia especial, se analizan también los problemas de autoría -autoría directa, autoría mediata y coautoría- y participación -instigador (o inductor), cómplice primario (o necesario), y cómplice secundario (o innecesario); así como los que se plantean en el ámbito del concurso aparente de leyes y concurso de delitos -concurso ideal y real. Véase, Mir Puig, o.u.c., ps. 374-375. 33