Expte: 217.319 Fojas: 1038 AUTOS Nº 217.319 caratulados “MORALES JONATHAN HORACIO c/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE MENDOZA y OTS. p/ DAÑOS Y PER-JUICIOS” Mendoza, 15 de Mayo de 2015. VISTOS: Los autos precedentemente individualizados, de los que RESULTA: I.- A fs. 58/68 se presenta el Dr. Gonzalo Correa Llano con el patrocinio de la Dra. María Ines Ramos, en nombre y representación de Jonathan Horacio Morales y promueve demanda de daños y perjuicios contra el gobierno de la Provincia de Mendoza, el Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba y la Asociación de Fútbol Argentino. Persigue el actor el pago de la suma de PESOS CIENTO UN MIL QUINIENTOS ($101.500), o lo que en más o en menos resulte de la prueba a rendirse en autos por los rubros que indica, con más intereses y costas. Relata que el día 6 de Mayo del 2007, siendo aproximadamente las 16:30 horas, el actor se encontraba en el Estadio Malvinas Argentinas del Parque General San Martín presenciando el partido de fútbol que disputaban los equipos Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba y el Club Gimnasia y Esgrima de la Plata. Refiere además que finalizado el primer tiempo se le acercan al accionante alrededor de diez personas que comienzan a patear a uno de los amigos del joven Morales. En esa oportunidad y en ocasión de intentar el actor frenar los disturbios y socorrer a su amigo es que recibió de un modo imprevisto una herida de arma blanca en su abdomen y otra herida en su oreja izquierda. Sostiene que al darse cuenta de la lesión, el actor se dirige a una ambulancia que se encontraba dentro del Estadio quién al advertir la gravedad de la lesión inmediatamente y de urgencia lo trasladan al Hospital Lagomaggiore donde fue intervenido quirúrgicamente y permaneció una semana internado en cuidados intensivos. En cuanto a la responsabilidad, entiende le cabe al Estado Provincial en razón de que la policía que se encontraba en el lugar no garantizó su integridad física mientras se encontraba dentro del estadio. Entiende que el estado debe responder por la falta de una prestación regular de un servicio. Considera que la cantidad de público que concurre a este tipo de espectáculo sumado a los antecedentes de violencia en el fútbol debió llevar a la Policía de Mendoza a tomar las medidas de seguridad necesarias a fin de garantizar la seguridad de los espectadores. Considera que también la Asociación de Fútbol Argentino resulta ser responsable por los daños sufridos por el actor. Entiende que esta entidad civil que nuclea a los clubes de fútbol también resulta ser responsable por cuanto fue organizadora y benefi-ciaria del espectáculo deportivo donde se le produjeron las lesiones al accionante. Entiende también que corresponde responsabilizar a la entidad deportiva organizadora del evento es decir al Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba en virtud de la obligación de seguridad que pesa sobre todo organizador de un espectáculo deportivo. Considera que tal responsabilidad surge del art. 1.198 del C.Civil como así también de la ley 24.192. Luego de relatar que sufrió un traumatismo grave de abdomen por herida perforante causada por arma blanca discrimina el monto que reclama en los siguientes rubros: a) Gastos terapéuticos por la suma de pesos tres mil ($3.000); b) daño moral, psicológico y estético por la suma de pesos veinticinco mil ($25.000) y veintiún mil ($21.000) y c) disminución funcional por la suma de pesos cincuenta y dos mil quinientos ($52.500). Finalmente funda en derecho y ofrece prueba. II.- A fs. 77/87 se presenta el Dr. Mario Falconi en nombre y representación del Poder Ejecutivo de la Provincia y contesta la demanda entablada en su contra. Luego de efectuar la negativa general y particular de rigor, refiere que el demandado ha formulado una descripción tan somera de los hechos en que basa la demanda que su parte no cuenta con los elementos necesarios para ejercer su derecho de defensa. Niega luego que haya existido una prestación insuficiente o defectuosa de seguridad o que no haya habido presencia policial en el partido de fútbol donde el actor dice haber sufrido una lesión. Entiende que la falta de servicio debe analizarse frente a cada una de las actividades concretas y en el caso, al tratarse de un partido de fútbol donde como es sabido concurren gran cantidad de fanáticos, entiende la presencia y el operativo policial que se montó fue el adecuado. Considera que esta garantía de seguridad que debe prestar el Estado no implica una garantía absoluta de que los ciudadanos no sufran perjuicio alguno ya que sería irrazonable obligar al Estado a que ningún habitante sufra daños de ningún tipo. Estima así que la única obligación del Estado es brindar una protección que tutele las libertades de todos los ciudadanos e implique la disposición de medios razonables. Además, cuestiona los montos y rubros que reclama el actor por considerarlos excesivos. Finalmente, ofrece prueba y funda en derecho. III.- A fs. 91/95 se presenta la Dra. Lorena Natalia Sozzi por el Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba y contesta la demanda incoada en su contra. Cita en garantía a El Surco Compañía de Seguros S.A. Luego de efectuar una negativa general y particular de los hechos invocados por la actora impugna la documentación acompañada por la accionada y solicita el rechazo de la demanda. Entiende que corresponde eximir a su representada de responsabilidad por cuanto en el caso ha existido una ruptura del nexo causal en razón de la culpa de la propia víctima en la producción del daño al haberse involucrado, tal como el mismo actor lo reconoce, en los disturbios que se generaron en torno a uno de sus amigos. Por lo demás refiere que su mandante tomó todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad durante la realización del espectáculo sin embargo esto no implica que pueda controlar a todas las personas que asisten a los partidos. Además refiere que no está dentro de sus facultades la posibilidad de controlar que los espectadores no ingresen al estadio con armas o elementos punzantes ya que esa es tarea de la Policía. Reitera que entiende que en el caso se da la eximente de culpa exclusiva de la víctima que en el caso se habría configurado cuando el actor decidió participar y pene-trar en el foco del disturbio sin prever que tal actitud lo ponía en riesgo. Para el caso en que se admita la demanda impugna los rubros y montos por los que se reclama y ofrece pruebas. IV.- A fs. 197/224 se presentan los Dres. Laura Gonella y Héctor Gonella en nombre y representación de la Asociación de Fútbol Argentino y contestan la demanda entablada en su contra solicitando su rechazo. Luego de efectuar la negativa general y particular de rigor, da las razones por las cuales entiende su representada no puede ser condenada en autos. Así se refiere al rol que cumple a Asociación de Fútbol Argentina en virtud de lo establecido en su estatuto entendiendo que su función se limita a organizar el campeonato programando los partidos y otorgando simultáneamente las calidades deportivas de local o visitante en cada partido. Considera así que es el club local el encargado de organizar, gobernar y controlar la realización del partido. Es el club quién percibe el precio de las entradas y luego distribuye la recaudación obtenida y quién lleva adelante con el Estado provincial el operativo de seguridad. Por otro lado es el personal policial el encargado de prevenir y asegurar el mantenimiento del orden para reprimir toda posible inconducta. Concluye así que su representada es la organizadora del torneo o campeonato pero no de los partidos o del espectáculo deportivo. En este sentido entiende que no puede considerarse a su representada como responsable en los términos de la ley 24.192 por cuanto no fue ni es participante ni organizadora de los espectáculos deportivos. Luego expresa que entre el actor y la AFA no existió relación contractual alguna tampoco existe responsabilidad extracontractual por cuanto la obligación de prevenir hechos de la naturaleza del que se investiga en autos le correspondía a la Policía de Mendoza. Manifiesta luego que entiende que no resulta posible aplicar al caso el fallo Mosca dictado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dando las razones por las que así lo entiende y a las que remito en honor a la brevedad. Finalmente cita en garantía a El Surco Compañía de Seguros S.A., impugna los daños y los rubros reclamados por el actor y ofrece prueba. V.-A fs. 233/236 se presenta el Dr. Pedro García Espetxe por Fiscalía de Estado y adhiere a la contestación de la demanda formulada por el Gobierno de la Provincia. Amplía además la defensa interpuesta por el Gobierno de la Provincia, planteándola falta de legitimación sustancial pasiva del Estado Provincial. Entiende para ello que la riña que terminó en el lamentable suceso que causó los daños al actor fue protagonizada por sujetos particulares que no poseen vinculación alguna con el Estado. Entiende así que el Estado Provincial no incurrió en omisión o incumplimiento alguno que pueda generar en su cabeza el deber de reparar. Finalmente ofrece prueba y funda en derecho. VI.- A fs. 272/273 se presenta el Dr. Ezequiel Ibañez por El Surco Compañía de Seguros S.A. y acepta la citación en garantía. Reconoce que su mandante había emitido la póliza N° 7177 que cubre la responsabilidad civil respecto de espectadores de competencias futbolísticas organizadas por la AFA y/o clubes afiliados, en la medida que los encuentros sean disputados por equipos o entidades afiliadas a la AFA y en estadios habilitados al efecto. Que la vigencia de dicha póliza se extiende desde el 1/02/2007 al 1/02/2008, estableciéndose en ella un descubierto obligatorio de peos cinco mil ($5.000). Luego adhiere a la contestación y fundamentos dados por la AFA ampliando la defensa en tanto considera que en el caso se da la eximente de culpa de la víctima contemplada en el art. 1.111 del C.Civil. Entiende así que la culpa de la víctima exime de responsabilidad al organizador del espectáculo deportivo en los términos de la ley 24.192. Finalmente ofrece prueba. VII.- A fs. 280 se abre la causa a prueba dictándose el auto de sustanciación a fs. 300 admitiéndose la totalidad de las pruebas ofrecidas y ordenándose su producción. Quedan así incorporados a la causa, además de los instrumentos adjuntados con la demanda, los siguientes elementos probatorios.a) Absolución de posiciones del Sr. Jonathan Horacio Morales (fs. 315) b) Periciales rendidas por: i) Perito Psicóloga (fs. 342/347); ii) Perito Cirujano plástico (fs. 906/910) observada por la Citada en Garantía a fs. 915 y por el demandado a fs. 938 y contestadas las observaciones por el perito a fs. 918; iii) Perito Médico Clínico (fs. 922/923) observada por la citada en garantía a fs. 927 y por el demandado a fs. 929 c) Testimoniales rendidas por: i) Carolina Andrea Silva (fs. 350); ii)Luis Manuel Santiñaque (fs. 802); iii) Nestor Sebastian Adaros (fs. 895) d) Informativa: i) Ministerio de Hacienda de la Provincia de Mendoza (fs. 691703); ii) Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (fs. 707/708 y 710/717); iii) Hospital Luis Lagomaggiore (fs. 869/887); iv) Ministerio de Seguridad (fs. 956/962). e) Instrumental: Autos N° P-35771/07 “F c/ Canto Reinoso Hector Ariel p/ Homicidio agravado en grado de tentativa con constancia de recepción en calidad de A.E.V. a fs. 900 VII.- A fs. 981 se ponen los autos en la oficina para alegar. Con los alegatos de la actora (fs. 994/1008), de la Provincia de Mendoza (1009/1011); del Club Deportivo godoy Cruz Antonio Tomba (fs. 1012/1019), de la Citada en Garantía (1021/1029) y de Fiscalía de Estado que en este acto se agregan a fs. (1035/1037) queda la causa en estado de resolver.CONSIDERANDO: I. La Litis: El actor pretende en el presente proceso, una indemnización de daños y perjuicios por las lesiones que sufriera en el Estadio Malvinas Argentinas, el 6 de Mayo del 2007, mientras presenciaba el partido de futbol que se disputaba entre Godoy Cruz Antonio Tomba y el Club Gimnasia y Esgrima de la Plata. En tal sentido demanda al Gobierno de la Provincia de Mendoza, al club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba y a la Asociación de Futbol Argentino. Los demandados reconocen la existencia del hecho invocado por el actor para solicitar su reparación, sin embargo, por distintas razones entienden que corresponde rechazar la demanda por cuanto consideran que no son responsables. La provincia de Mendoza si bien reconoce el deber de seguridad que pesa sobre el estado en los eventos deportivos, entiende que la misma no implica evitar todo daño. Considera además que fue el propio actor quién participó voluntariamente de la riña, en la que además intervino un tercero que fue quien le causó la agresión y que resulta ser un tercero por el que la provincia no debe responder en virtud de lo dispuesto por el art. 1.113 del C.Civil. Por su parte, el Club también entiende que no debe responder por el hecho que se investiga en autos. Refiere en primer lugar que tomó todas las medidas necesarias para asegurar la realización del espectáculo y garantizar la seguridad de los participan-tes. Además, entiende que en el caso se da el supuesto de culpa de la víctima por el que no debe responder, al haberse introducido, el actor, voluntariamente en el foco del disturbio. La Asociación de Futbol Argentina, también considera que no debe responder por el hecho que se investiga en autos. Entiende que ella es extraña y ajena a la realiza-ción de los partidos en si. No organiza el espectáculo, no vende ni percibe el precio de las entradas, no controla el ingreso ni egreso del público asistente ni quedó a cargo de la seguridad de los espectadores. Refiere que su participación, quedó limitada a programar el partido donde el actor sufrió la agresión, limitándose a organizar deportivamente el torneo estableciendo el programa de partidos que lo integraron. Además del desacuerdo que existe entre las partes con respecto a la imputación de responsabilidades en el hecho, también los accionados disienten con el actor con respecto a los rubros y montos que este reclama. II.-Incidencia de la condena penal en sede civil: Entiendo que en forma previa al análisis de la plataforma fáctica corresponde me refiere a la incidencia que en esta sede tendrá la condena que en sede penal se dispuso contra el Sr. Héctor Ariel Cantoro Reinoso. Como es sabido, si un hecho delictivo provoca también un daño, tal circunstancia hace que puedan coexistir dos acciones, la penal donde se analizará la responsabilidad del criminal autor del delito y la civil donde se analizará y establecerá la indemnización que corresponde asignar a la víctima en función del daño que ese delito produjo. En virtud de lo dispuesto por los arts. 1.101,1.102 y 1.103 del Código Civil, la sentencia penal determina la decisión civil. Esto es así ya que la sentencia condenatoria o absolutoria obtenida tras un procedimiento penal restringe la discusión en el proceso civil y vincula a ella la decisión del tribunal civil en tanto se trona incontestable la existencia o inexistencia del hecho y la culpabilidad en él del acusado. Tal como se desprende de las constancias del A.E.V. penal que tengo a la vista, en dicha sede se lo condenó por el delito de Homicidio Agravado en Grado de tentativa –en contra del actor- al Sr. Héctor Ariel Canto Reinoso, por el hecho que se investiga en autos. El art. 1.102 del C.civil disoné que: “Después de la condenación del acusado en el juicio criminal, no se podrá contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituya el delito, ni impugnar la culpa del condenado”. De la norma citada extraigo que existiendo condena en sede penal, el juez civil no está autorizado a declarar que no existió el hecho que la justicia criminal tuvo por sucedido. Por lo demás, el juez civil también queda limitado en este caso en cuanto al cuestionamiento de la culpabilidad del condenado. Si bien en el presente caso, el condenado en sede penal no está demandado en autos, entiendo que igualmente se da la incidencia de la apreciación y valoración que el Juez penal hizo, en cuanto a la existencia del hecho y las circunstancias que rodearon al mismo razón por la cuál, su análisis será decisivo para la resolución del caso en estudio. III.-Plataforma fáctica: Teniendo en cuenta lo referido en el punto precedente, sumado a lo manifestado por las partes y las constancias del A.E.V., no me cabe duda alguna de que el día 6 de mayo del 2007, el actor se encontraba en las instalaciones del Estadio Malvinas Argentinas presenciando el partido de futbol que se disputaba entre los Clubes Godoy Cruz Antonio Tomba y Gimnasia y Esgrima de la Plata. También debo tener por acreditado que en dicha oportunidad, el actor sufrió heridas cortantes causadas por arma blanca en su abdomen y en su oreja izquierda en razón de las cuales fue trasladado de urgencia al Hospital Lagomaggiore. Surge acreditado además que dichas heridas fueron causadas por el Sr. Héctor Ariel Canto Reinoso que también se encontraba dentro de las instalaciones del estadio Malvinas Argentinas presenciando el espectáculo deportivo. Se encuentra probado así mismo, en virtud de las constancias que se desprenden del A.E.V. penal (fs. 340/347), que durante el desarrollo del partido, se generó una riña entre varios espectadores –entre los que se encontraba un amigo del accionante- y que el Sr. Morales recibió las heridas de arma blanca cuando intentaba defender a su amigo que estaba siendo agredido. Surge claro así que las lesiones padecidas por el actor fueron sufridas dentro del estadio y durante el desarrollo del evento deportivo por parte de un espectador que había ingresado al evento portando un arma blanca. Todos estos hechos surgen claramente acreditados no sólo de las constancias del A.E.V. penal que tengo a la vista sino también de las fotografías obrantes en dichos autos donde claramente puede advertirse el tumulto y los disturbios que se produjeron entre los espectadores durante el desarrollo del partido en el lugar donde el actor sufrió las lesiones. Por lo demás, advierto de la declaración testimonial brindada por el Sr.Luis Manuel Satiñaque que muchas veces, producida una riña durante un partido, espectadores que no se encuentran participando de la misma también sufren daños. Así preguntado el testigo con relación a las riñas a las que hace referencia, si es normal que persona que no tengan interés en participar de las mismas se ven igualmente involucradas, el testigo responde que “si, por ahí si porque se vienen el lío y si estás cerca también ligás vos” (fs. 802). Se desprende también de otra de las declaraciones testimoniales rendidas en autos que el actor en ningún momento generó los disturbios o tuvo una actitud beligerante sino que por el contrario intentó separar a quienes participaban de los disturbios dado que había niños y algunos de sus amigos (fs. 350). Quedó también acreditado a partir de las declaraciones testimoniales rendidas en autos que en la práctica, los integrantes de las barras no son revisados por la policía del mismo modo que el resto de los espectadores. Así la Sra. Carolina Andrea Silva al ser consultada sobre si puede describir como se realiza el control de ingreso a la cancha por parte del personal policial, la misma informa que:” Hay dos o tres requisiciones por separado y se separan las mujeres y los hombres, de ahí te revisa, si llevas mochilas te revisan, pero cuando entra la barra, la parte derecha se habilita solamente para ellos, los demás que entran a la cancha lo hacen por la parte izquierda. A los de la barra no los revisan, sólo les revisan las banderas o los bombos pero a ellos no ….” (fs. 350 vta.). Ahora bien, teniendo por cierto que el actor sufrió lesiones en el estadio Malvinas Argentinas mientras presenciaba un partido de futbol organizado por el Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba, corresponde analizar la responsabilidad que por ese hecho les puede caber –o no- a los demandados de autos. IV.- Derecho aplicable y atribución de responsabilidad en virtud del mismo: El artículo 1º de la Ley 26.358 (B.O. 25/03/2008) de espectáculos deportivos, sustituye el artículo 1º de la Ley Nº 23.184, modificada por la Ley Nº 24.192 y dispone que: “El presente capítulo se aplicará a los hechos previstos en él, cuando se cometan con motivo o en ocasión de un espectáculo deportivo, sea en el ámbito de concurrencia pública en que se realizare o en sus inmediaciones, antes, durante o después de él, como así también durante los traslados de las parcialidades, tanto sea hacia o desde el estadio deportivo donde el mismo se desarrolle.” El art. 51 de la ley 24.192 (B.O. 26/3/1993), que hace referencia a la responsabilidad civil dispone que: "Las entidades o asociaciones participantes de un espectáculo deportivo son solidariamente responsables de los daños y perjuicios que se generen en los estadios” A tenor de la norma referida, corresponde señalar que todo organizador de un espectáculo deportivo tiene una obligación de seguridad respecto de los asistentes, con fundamento general en el art. 1198 del Código Civil y especial en la ley 23.184 modificada por la ley 24.192 y la ley 26.358. Ese deber de seguridad es expresivo de la idea de que quienes asisten a un espectáculo lo hacen en la confianza de que el organizador ha dispuesto las medidas necesarias para cuidar de ellos. En virtud de esto se ha dicho que el organizador de espectáculos públicos deportivos no sólo asume la obligación de su ejecución sino que también se compromete a adoptar todas las precauciones necesarias para que el desarrollo del espectáculo se efectúe sin peligro para el público asistente, porque "no es imprevisible la imprudencia o temeridad de éste, cuyo entusiasmo le puede hacer incurrir, a veces, en riesgos que una adecuada prevención podría evitar o disminuir. Así, la obligación asumida por el organizador de realizar el espectáculo conlleva el deber de seguridad y ello es así porque no podría concebirse el espectáculo mismo sin tal garantía, con la que los asistentes saben que cuentan al concurrir a él. Ambos, el espectáculo y la garantía de incolumidad son, en definitiva, una sola cosa" (Compagnucci de Caso, R., Responsabilidad civil de los organizadores de los espectáculos deportivos, LL 1988-E-141). Considera así la doctrina que el legislador ha buscado con esta norma atender a las modernas concepciones del derecho civil que miran esencialmente a las víctimas; de ahí que estimó que cabía legislar en protección de los espectadores colocándolos por encima de otras consideraciones, lo que serviría también para que las instituciones deportivas tomaran medidas para prevenir el riesgo y advirtieran la importancia de la responsabilidad consagrada. Entiendo además que esta normativa que data del año 1.993, tiene hoy en día aún mayor razonabilidad en razón de la creciente violencia que se vive en el futbol y por ende en el mayor interés que debe existir en prevenir los daños que esta genera, por parte de los organizadores de estos eventos deportivos. Por lo demás, coincido con la doctrina que entiende que se trata de una responsabilidad objetiva y por lo tanto, a la víctima le bastará probar el daño sufrido y la relación de causalidad. No será necesario acreditar la culpa del organizador y por ello tampoco éste podrá eximirse de responsabilidad acreditando su no culpa o que tomó todas las diligencias posibles pare evitar el daño. La responsabilidad se presume por el solo hecho del incumplimiento, exteriorizado por el hecho de que el espectador sufrió un perjuicio durante la realización del evento deportivo y como consecuencia o derivación del desarrollo del mismo. Así, para no responder, el organizador deberá acreditar el rompimiento del nexo causal (Conf. Trigo Represas-López, Tratado de la responsabilidad civil, Bs. As., ed. La Plata, 2004, t. II, pág. 820). Se trata de una responsabilidad especial y más rígida que la contemplada en el art. 1.113 para las actividades riesgosas. Esa severidad se justifica en razón de que la mayoría de las veces los daños que sufren los espectadores son provocados o causados por la inconducta de otros espectadores, o son consecuencia del desborde de las hinchadas, de la acción de las barras bravas o de la reacción aislada de algún espectador enardecido. Por ello se ha entendido que si estos factores pudieran constituir una razón suficiente de liberación para las entidades organizadoras, la responsabilidad de éstas se concretaría sólo en casos muy excepcionales (Mazzinghi (h), Jorge, La responsabilidad de los organizadores de un espectáculo deportivo, LL 1995-B-869). Si bien se sostiene que le resultará posible a las entidades organizadoras eximirse de responsabilidad por el caso fortuito, éste deberá tratarse de un hecho imprevisible, inevitable y externo, o sea, ajeno al riesgo propio del espectáculo deportivo; o sea, un casus que está fuera de la propia actividad del espectáculo. Coincide con estos criterio la jurisprudencia de nuestros tribunales de Alzada que en un caso que guarda cierta analogía con el presente ha dicho que: “Vale decir, que para la exención de la responsabilidad, las entidades organizadoras deben demostrar que los daños fueron consecuencia del obrar culposo de la propia víctima, el hecho de terceros por quienes no deben responder que asumen el carácter de extraordinarios o imprevisibles, o bien el caso fortuito ajeno a la actividad.”(CC 4 autos N° 33132 caratulados “ M., A. M por su hija menor M. S. c/ Municipalidad de Lavalle p/ Daños y Perjuicios”, Fecha: 19/07/2011). Resulta a mi juicio por ello lógico que, la acción de quienes durante un espectáculo público provocaron lesiones a un espectador no puede ser considerada como he-cho de terceros, ni convierte al siniestro en caso fortuito, ya que precisamente la admi-sión masiva de los asistentes a este tipo de espectáculos es lo que crea el riesgo, por lo que la empresa organizadora debe responder por ellos desde el momento en que permite su ingreso, se beneficia económicamente con la actividad y en razón de tener a su cargo la seguridad del evento. Analizados los lineamientos que deberé tener en cuenta a los fines de establecer la existencia –o no- de responsabilidad del Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba, corresponde delinear la responsabilidad que le podría caber a la Provincia de Mendoza quién también está demandada en estos autos. Al referirme al tema en cuestión, advierto que: ”la clave para establecer la responsabilidad estatal por un acto omisivo se encuentra en la configuración de la falta de servicio, concebida ésta como una omisión antijurídica que se produce en la medida que sea razonable y posible esperar que el Estado actúe en determinado sentido para evitar daños en la persona y bienes de los particulares. La antijuridicidad se genera por el incumplimiento de una obligación legal expresa o implícita y no de un deber genérico o difuso.” (Confr. Cassagne, Juan Carlos “Las Grandes líneas de la evolución de la Responsabilidad patrimonial del estado en la Jur. de la Suprema Corte”; T. 2000 D Sección Doctrina pag. 1219). El deficiente o indebido ejercicio del poder de policía estatal -sea por omisión, precariedad de la prestación del servicio, o inclusive por su accionar abusivo-, puede hacer nacer su responsabilidad civil. El estado resultará civilmente responsable, siem-pre que se acredite una relación causal adecuada entre el incumplimiento de su obligación de seguridad y el daño producido, cuando el damnificado demuestre la existencia de un obrar u omisión de un deber a cargo del Estado, a consecuencia de lo cual hubiese sufrido un perjuicio (Alberto Bueres y Aída Kemelmajer de Carlucci en "Responsabilidad derivada del deporte espectáculo", en "Responsabilidad por Daños en el Tercer Milenio" homenaje al Dr. Atilio Alterini, Ed. Abeledo Perrot, ps. 819 y ss.). Se considera que el Estado es también responsable por los daños que sufren quienes asisten a un espectáculo público en razón de que es el Estado el encargado de habilitar los estadios o canchas donde se llevan a cabo los partidos, de controlar su capacidad receptiva, el número de personas que pueden ingresar, la cantidad de control policial con el que se deberá contar, la circulación e ingreso de los espectadores y lugares donde se deberán colocar los espectadores siendo a veces el propietario de los lugares donde se llevan a cabo los eventos deportivos como ocurre en el caso. Tengo en cuenta además que es tarea también de la policía, controlar que los espectadores no ingresen al predio deportivo con armas o elementos que puedan resultar peligrosos. En cuanto a la responsabilidad que le cabría a la Asociación de Fútbol Argentina, surge derivada del control que ella ejerce sobre la organización, la prestación y los beneficios de un espectáculo que produce riesgos para quienes asisten al mismo y beneficios tanto para la Asociación como para el Club organizador. La idea de que los organizadores se ocupan sólo del deporte y sus ganancias, mientras que la seguridad es un asunto del Estado, es insostenible en términos constitucionales. A mayor abundamiento, tango en cuenta que la Asociación del Fútbol Argentino es una entidad muy especial con un importantísimo grado de intervención en lo que hacen los clubes asociados que, como se dijo, alcanza a la fijación de fechas, hora-rios, contratos de transmisión televisiva y muchos otros aspectos, además de obtener una ganancia directa derivada de dichos eventos, todo lo cual permite calificarla como partícipe de la contratación. En este sentido comparto la jurisprudencia comentada por la doctrina que sostiene que: “La Asociación del Fútbol Argentino -AFA-, es una entidad que al coordinar la acción de las entidades que practiquen ese deporte, y dentro de la amplia funcionalidad que le asigna el "estatuto", y el "reglamento general", tiene el gobierno de todo lo atingente a los partidos de fútbol que se desarrollen entre los distintos clubes asociados, y como entidad que cuenta con los poderes de gobierno y dirección preindividualizados, controla todo lo relacionado con la organización y desarrollo de los partidos que integran la fecha de cada campeonato de fútbol, y percibe un porcentaje de la recaudación. Es decir, que el aspecto económico viene a tipificarse en la aludida actividad de la Asociación del Fútbol Argentino, lo cual quita totalmente entidad a lo que aduce en el sentido que no tiene ningún tipo de vinculación contractual o extracontractual con los espectadores que concurren a los estadios de los clubes afiliados, pues percibe un porcentaje del precio de las entradas que abona el público asistente a esos encuentros deportivos (arg. arts. 1137, 1138 y 1139, Cód. Civil)” (CCC. 2a., La Plata, sala 1, 9-4-1996, Moyano, Rubén Ovidio Oscar c/ Policía de la Provincia de Buenos Aires s/ Daños y perjuicios, JUBA sum. B252183, comentado en “Responsabilidad en el Deporte”, Jurisprudencia de la Provincia de Buenos Aires, de Graciela Medina y Carlos Garcia Santos”. Me resta referir que todos estos criterios han sido receptados desde el fallo “Mosca” -publicado en La Ley el 12/03/2007- por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y confirmados en fallos más recientes del mismo tribunal como “Molina, Ale-jandro A. c/Provincia de Santa Fe y Otros s/Daños y Perjuicios” del 20-12-2011 pu-blicado por IJ Editores el 23-02-2012. Trasladada la normativa, jurisprudencia y doctrina citada al caso, advierto que corresponde admitir la responsabilidad del club de fútbol demandado, la Asociación de Fútbol Argentina y la Provincia de Mendoza, por lo daños sufrido por el actor como consecuencia del incidente que se produjo entre los hinchas el día 6 de mayo del 2007 en el Estadio Malvinas Argentinas y mientras se disputaba el partido de futbol entre Godoy Cruz Antonio Tomba y Gimnasia y Esgrima de la Plata. Dicha responsabilidad les cabe, en tanto en su calidad de organizadores del espectáculo deportivo, tienen una obligación de seguridad respecto de los asistentes, con fundamento general en el art. 1198 del Cód. Civ. y en especial en las Leyes Nº 23.184, Nº 24.192 y 26.358, sin que se pueda admitir como eximentes al accionar de otro espectador que no resulta ser un tercero por los que los organizadores no deban responder. Por lo demás, entiendo que si bien no es posible entender que a la Provincia, por intermedio de la Policía, le corresponde evitar absolutamente todo daño que puedan sufrir los espectadores de un partido de futbol, en el caso entiendo que el obrar del personal policial –por el que debe responder la Provincia de Mendozaresultó claramente insuficiente y en ello radica su responsabilidad pues ha existido a mi juicio una deficiente prestación del servicio que estaba a su cargo. Surge acreditado de las constancias del A.E.V. penal que el agresor del actor logró ingresar al estadio munido de un arma blanca todo lo que demuestra que el cacheo realizado al ingreso de los espectadores, o no se efectuó sobre la totalidad de los mismos o fue deficiente ya que no logró asegurar que los asistentes no ingresasen con objetos peligrosos, cuya utilización apareció luego como generadora del daño. Si bien con la prueba rendida en autos es posible tener presente que se dispuso un amplio operativo policial para el día en que se desarrolló el partido en el que el actor sufrió las lesiones (fs.710/717) lo cierto que es, como adelanté, quedó demostrado que el espectador agresor logró ingresar a las instalaciones munido de un arma blanca. Valoro además en este punto que el hecho de que los simpatizantes pretendan ingresar a los estadios portando esta tipo de elementos, resulta ser una cuestión total-mente previsible y reiterada por lo tanto, considero que el personal Policial encargado de esta tarea debió prestar el debido cuidado y atención a fin de evitar que los simpatizantes ingresaran con este tipo de elementos. A mayor abundamiento y analizando la responsabilidad de la Provincia de Mendoza, también tengo en cuenta que es la propietaria del Estadio Malvinas Argenti-nas donde se llevo a cabo el partido de futbol en el que el actor sufrió los daños y por ello también resulta solidariamente responsable con los organizadores del evento deportivo. Tengo en cuenta en este sentido la jurisprudencia que sostiene que: “La responsabilidad del titular del estadio de fútbol donde tuvo lugar el espectáculo existe aunque haya cedido su uso a la empresa que tuvo a su cuidado el estadio el día de la realización de dicho espectáculo, pues se benefició con la cesión y con la realización de aquél” (C.Nac. Civl Sala “M” autos “Narváez, María Nélida vs. Club Atlético Boca Juniors s. Daños y perjuicios”; 17-oct-2008; Base de Datos de la Secretaría de Jurisprudencia de la CNCiv.; RC J 865/09). Por todo lo hasta aquí expuesto y no habiendo los demandados acreditado una causal de exclusión que rompa el nexo causal, ni la culpa de la víctima, corresponde admitir la demanda entablada en su contra por entender que resultan ser los responsables de los daños sufridos por el actor (arts. 179 del C.P.C., 1.113 y cc del C.Civil y arts. 1 y 51 de la ley 23.184 modificada por las leyes Nº 24.192 y N°26.358). Finalmente entiendo que la condena también debe hacerse extensiva a la compañía de seguro “El Surco” y en los términos y condiciones de la póliza suscripta y en virtud de lo dispuesto por el art. 118 de la ley de seguros. V.- Daños: Acreditados entonces los presupuestos del deber de reparar, corresponde ahora merituar la existencia de los daños reclamados, la prueba de los mismos y su procedencia, a fin de determinar el monto de condena en el presente caso. Nuestro Código Civil da al daño resarcible una significación concreta y limitada más precisa que en lenguaje común pues significa el menoscabo de valores económicos o patrimoniales en ciertas condiciones (daño material, art. 1068) o bien en hipótesis particulares la lesión al honor o las afecciones legítimas de carácter extrapatrimonial (daño moral, arts. 522 y 1078 C. Civ.). Como bien enseña Zavala de González, el daño patrimonial es siempre una consecuencia de la disminución patrimonial (daño emergente) o la falta de aumento de ese conjunto de bienes con valor pecuniario (lucro cesante) y por lo tanto el daño patrimonial se configura como un resultado económico y no en la preexistente lesión del derecho o del interés que genera ese resultado, entendiendo de esta manera que el daño patrimonial provendrá de la lesión de un interés económico vinculado con la preservación de un bien patrimonial o extrapatrimonial, pero la lesión del interés no es el daño sino solo su causa generadora. (CC5, autos N° 10637 caratulados "González, Dora c/ Hertlein, Elba p/ D. y P., 23/04/2008). El actor reclama en la presente causa daños por gastos terapéuticos, daño moral, daño estético e incapacidad sobreviniente por daño físico. Corresponde así, analizar la prueba rendida en autos a fin de determinar la procedencia -o no- de dichos rubros. a) gastos terapéuticos: Dentro de este rubro el actor reclama la suma de pesos tres mil ($3.000) pues refiere que debido a las lesiones que padeció afrontó gran cantidad de gastos de farmacia y de consultas médicas máxime teniendo en cuenta que no posee obra social. Refiere además que dentro de este rubro no sólo reclama los gastos que debió realizar sino también aquellos que deberá afrontar en el futuro en razón de tratamiento psicológico y rehabilitación. En cuanto al monto reclamado por este rubro, lo deja supeditado a la prueba que se rinda en autos y al momento de alegar, analizando la prueba rendida, amplia la suma reclamada a pesos veinte mil ($20.000) por cuanto refiere que está probado que deberá llevar adelante un tratamiento psicológico como también un tratamiento para morigerar su estética. Al analizar el rubro en trato, tengo en cuenta la doctrina y jurisprudencia que sostiene que las erogaciones por gastos médicos y de farmacia que se realizan al tiempo de sufrir el daño no requieren ser fehacientemente probadas por las dificultades existentes para guardar facturas, recibos, ticket de farmacia, etc., en la medida en que fluya, de alguna otra circunstancia relevante del material probatorio incorporado en la causa, la razonabilidad del reclamo (Comentario art. 1086 C.C., Kemelmajer de Carlucci, A. en “Código Civil Comentado” cit., pág. 213; LL 1999-E-35). Tengo en cuenta además que, aun cuando la víctima haya sido atendida en un establecimiento asistencial público puede incluirse en la indemnización una suma en concepto de atención médica y de farmacia, pues es notorio que existen gastos que deben ser solventados por el paciente y de los que incluso puede no tener comprobante de pago alguno, sea porque no se lo suministraron o porque no los solicitó o incluso no los conservó. Así si bien puede no contarse con prueba documental de la erogación, el resarcimiento es viable, debiendo guardar concordancia con la lesión, la afección o la enfermedad. (Cámara Cuarta de Apelaciones, Civil, Comercial, Minas, Paz y Tributario; Cáceres, Oreste Amado, c/ Molina Darío Fabián p/ Daños y Perjuicios; 29/06/2001; LS 159 073). En cuanto a los gastos futuros, es dable señalar que dentro de él quedan englobadas las consecuencias dañosas de un hecho generador ya producido, que no se hayan concretado al momento de entablarse la demanda, brindarse la prueba y dictarse el fallo. Como en relación a todo daño, respecto del daño futuro también se exige, como requisito, su certidumbre. Para que el daño futuro se repute cierto, debe existir la seguridad, o al menos, un alto grado de probabilidad de que las consecuencias dañosas vayan a producirse con posterioridad a aquellas etapas procesales. En el caso puntual de los gastos terapéuticos futuros, considero que los mismos son resarcibles toda vez que, acorde con la índole de la lesión, sea previsible la necesi-dad de la realización o prosecución de algún tratamiento terapéutico que posibilite superar o disminuir las inhabilidades psicofísicas derivadas de una incapacidad sobreviniente. Surge claro de la prueba rendida en autos que el actor sufrió una herida de arma blanca penetrante en el abdomen por la que debió ser intervenido quirúrgicamente. Está probado además que la herida fue de gravedad en razón de que le produjo una evisceración grado III y IV con perforación intestinal. En razón de ello se le recetó reposo durante 30 días, con tratamiento de desinfección durante 30 días habiéndosele recetado analgésicos según dolor y controles por consultorio (fs. 871 y ss.). Está también acreditado que el actor sufrió herida cortante en región cervical izquierda y herida cortante en lóbulo auricular izquierdo. De lo hasta aquí expuesto advierto que resulta atendible pensar que al momento del accidente el actor debió afrontar gastos en razón de las heridas padecidas. No sólo en concepto de analgésicos sino también a fin de efectuarse curaciones de las heridas sufridas y consultas médicas para conocer la evolución de las mismas. Por lo demás, surge de lo informado por la perito psicólogo que el accionante requerirá de un tratamiento psicológico futuro a fin de palear su problemática psicológica generada a partir de las lesiones sufridas en el Estadio Malvinas Argentinas. Al tiempo de referirse al tratamiento sostiene que el mismo debería llevarse a cabo por un período de seis a doce meses, con una frecuencia semanal y con un costo aproximado –para le fecha en la que se presentó la pericia- de pesos sesenta ($60) por sesión (fs. 347 y ss.). También con relación a gatos futuros que deberá efectuar el accionante se expide el perito médico cirujano plástico quién, luego de referirse a las lesiones que padeció el actor durante el partido de futbol, se refiere al daño estético y su posible reparación. Así el perito sostiene que el actor tiene una afección estética funcional parcial y permanente del 19%. Informa además el perito que en atención a las características de las secuelas cicatrizales, como su ubicación pueden ser revertidas quirúrgicamente de manera parcial ya que se pueden mejorar estéticamente las mismas efectuando una cirugía plástica reparadora de las mismas. Si bien manifiesta que esta solución no eliminará las leiones en forma definitiva si mejorará su aspecto visual y estético. Así define que el tratamiento requerirá de una intervención quirúrgica, con un post operatorio de 6 a 12 meses según su evolución con la aplicación de cremas específicas y una compresión elástica permanente con la ayuda de planchas de gel de siliconas. En cuanto al costo aproximado de la operación y tratamiento posterior, el perito refiere que el mismo ascendería a la suma de un mil quinientos dólares (U$S 1.500) aproximadamente comprendiendo este monto los costos de una internación, derechos quirúrgicos, medicamentos, materiales y equipo médico quirúrgico con anestesia general. (fs. 909/910). Con lo hasta aquí expuesto entiendo se encuentra acreditado no sólo que el actor al momento del accidente debió afrontar gastos en concepto de medicamentos y consultas médicas a fin de evaluar su evolución sino también que deberá afrontar en el futuro gastos en razón de una mejora en la estética de las heridas que padece como secuela de la lesión padecida y a fin de abordar un tratamiento psicológico. Por lo expuesto es que entiendo corresponde admitir el rubro en trato por la suma de PESOS VEINTE MIL ($20.000) que es la suma que el actor solicitó al tiempo de alegar y luego de haber podido analizar la totalidad de la prueba rendida en autos y que se fija a la fecha de la presente resolución (art. 179 del C.P.C.). b) Daño Moral, Psicológico y Estético: El actor reclama por este rubro la suma de pesos veinticinco mil ($25.000) al tiempo de interponer la demanda, suma que reitera al momento de alegar. Refiere que como consecuencia directa del accidente ha visto afectada su salud psíquica lo que le impide llevar a cabo sus actividades normales tanto laborales como personales. Considera que los hechos vividos repercutieron en su carácter y humor debido a que a partir de ese momento no pudo realizar las tareas cotidianas de manera normal ni asistir nuevamente a la cancha como era de su costumbre. Asimismo, si bien reconoce que el daño estético no está aceptado por gran parte de la doctrina como un daño autónomo, entiende que en el caso las lesiones estéticas sufridas por el accionante en su abdomen y lóbulo auricular izquierdo están probadas y demuestran un menoscabo en su belleza física y un deterioro en su armonía corporal que merece ser reparado. Por lo expuesto es que lo incluye como un ítem dentro del daño moral y reclama por él la suma de pesos veintiún mil ($21.000). Teniendo en cuenta los rubros que reclama el actor en este punto, tengo en cuenta la reciente jurisprudencia de uno de nuestros Tribunales de Alzada que sostiene que: “En principio, la órbita patrimonial comprende el lucro cesante, la incapacidad laborativa, el daño emergente, etc., mientras que en la moral se encuentra la lesión estética, psíquica, y todo otro perjuicio que sufra el sujeto en consecuencia de la modificación disvaliosa de su espíritu o afectos. Pero este no es un esquema rígido, ya que ciertas categorías de daños que pertenecen en principio a una de las órbitas descriptas, pueden en el caso concreto producir consecuencias en la otra. Así la lesión estética o psíquica, se juzgarán como daño moral o patrimonial conforme a los reales efectos que produzcan; el daño psíquico podrá ser puramente moral o producir también consecuencias en la esfera pecuniaria o económica del sujeto, lo que implica que pueda ser asimismo calificado como tal, p. ej., por la necesidad del sujeto afectado de realizar un tratamiento psiquiátrico para su mejor evolución o para su restablecimiento.” (CC 3, autos caratulados “Segovia, Carmen c. Jumbo Retail Argentina S.A. s/ d. y p.” de Fecha 04/02/2014 ). También se ha dicho que el daño estético es indemnizable pero no configura un elemento autónomo en relación al daño patrimonial y al daño moral, desde que en función de la actividad desarrollada por la víctima puede traducirse ya sea en el primero por la frustración de beneficios económicos esperados, ya en el segundo por los sufrimientos especiales que puede provocar (CC1º, L.S. 151º068). En consecuencia, la resarcibilidad del daño estético desde una u otra perspectiva, ya sea considerándolo desde sus consecuencias patrimoniales o extrapatrimoniales dependerá de las particulares circunstancias, actividades, padeceres del sujeto víctima. Si genera incapacidad o resulta necesaria cirugía reparadora se tratará de un daño patrimonial indirecto; en todo lo demás formará parte del daño moral (CC3º, 24-2-99, L.S. 84-53). Referido lo precedente, analizaré en primer lugar al daño moral para luego de conceptualizar el mismo analizar lo que se entiende por daño estético desde sus conse-cuencias extrapatrimoniales en razón de haberse tenido en cuenta, en el punto anterior –gastos médicos futuros- su incidencia patrimonial. Existe consenso doctrinario y jurisprudencial al caracterizar como “resarcitoria” la naturaleza del daño moral, considerando que la reparación pecuniaria de sufrimientos físicos y de padecimientos espirituales es, en definitiva, una imperfecta compensación de una mortificación psicofísica con una suma de dinero destinada a dar satisfacciones a la víctima que la ayuden a sobrellevar aquellos aspectos negativos que el hecho dañoso ha dejado en su vida de modo permanente o no (Orgaz, Alfredo, El daño resarcible, Marcos Lerner- Editora Córdoba, Bs. As., 1980, pág. 212). Así, la jurisprudencia se pronuncia sosteniendo que: "El daño o agravio moral es aquel que, en lo más íntimo de su ser, padece quien ha sido lastimado en sus afecciones legítimas y que se traducen en dolores y padecimientos personales". (LL.1982 C 508 Sec. Jurisp. agrup., caso 4673) y que "La indemnización por daño moral tiende a reparar la privación o disminución de aquellos bienes que tienen un valor precipuo en la vida del hombre y que son la paz, la tranquilidad del espíritu, la libertad individual, la integridad física, el honor y los demás sagrados afectos" (LL 1979 C 114; JA 979 III 421; Ed. 83 473; JA 983 I 271; LL. 1982 D 415, etc.). Este concepto no se circunscribe a "un dolor o sufrimiento" sino que surge en la esfera extrapatrimonial de la persona, que se divide en dos partes: una parte "social" que nace de las relaciones de la persona en su ambiente y consiste en su honra u honor, en la reputación, el crédito, etc., y otra parte "afectiva" que se halla constituida por nuestras afecciones íntimas, nuestras convicciones y creencias, nuestros sentimientos; en una palabra, por todo lo que toca nuestra persona psicológicamente, sin tener vínculo con el ámbito social. La determinación de sumas indemnizatorias en concepto de daño moral no está sujeta a reglas fijas. Su reconocimiento y cuantía depende del arbitrio judicial, para lo cual basta la certeza de que ha existido, sin que sea necesaria otra precisión. (Art. 90 inc. 7º del C.P.C.).Por lo demás, nuestra jurisprudencia ha resuelto que "no es menester la prueba concreta del daño moral cuando existen lesiones corporales". (Cuarta Cámara Civil Fallo del 04/10/1994, Expte. 110.599 "Sardi Marcela del C. y ot. c/Orlando Gregorio Aciar p/Daños y Perjuicios" - LS 131:321). Además de ello se ha sostenido que "la prueba del daño moral es "in re ipsa", por lo que su existencia no necesita de acreditación alguna. Empero, dicha existencia debe inferirse naturalmente de las circunstancias del caso." (Cámara de Apelaciones Civil, Comercial, Laboral y de Paz Letrada de Curuzú Cuatiá, 1998/06/18, "Omaechevarría, Rubén H. c. Avalos, Edgar N. y/u otros", LLLitoral, 1998-2 pág. 385); y que "el daño moral es de difícil cuantificación económica, dado que las perturbaciones anímicas quedan en el fuero íntimo del damnificado; sin embargo, la magnitud del hecho y la índole de las lesiones constituyen elementos objetivos que permiten determinar una cantidad indemnizatoria". (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala M, 1997/10/15, "González, Nora M. c. Pinto, Alvaro J.", LL 1997 F, 953). Estos precedentes me permiten concluir que para acreditar el daño moral no es necesaria la prueba objetiva de un determinado padecimiento; basta con que se acrediten las circunstancias en las cuales, según las reglas de la vida constatables por la experiencia puede deducirse la existencia del daño moral. En cuanto al daño estético, la doctrina lo ha definido como “el que se sufre en el rostro o en cualquier otra parte del cuerpo que es costumbre mostrar o exhibir, o que se trasluce al exterior menoscabando o afeando el cuerpo al disminuir su armonía, perfección o belleza”. Se entiende que la lesión estética provoca intrínsecamente daño a un bien extrapatrimonial: la integridad corporal, lo que provocará siempre un agravio moral aunque pueda o no provocar un daño patrimonial. Si lo provoca se tratará de un daño patrimonial indirecto, pues aunque la lesión estética afecta directamente la integridad física de la víctima, indirectamente podría traducirse en perjuicios o pérdidas patrimoniales que pueden ser daño emergente (gastos realizados para solventar la curación de las lesiones) o lucro cesante (pérdida de una fuente de trabajo o de ingresos, lo que ocurriría si la víctima fuere modelo publicitaria y ha quedado tullida o con una deformación incompatible con su oficio. La jurisprudencia también ha resuelto mayoritariamente que el resarcimiento de la lesión estética se efectuará conforme la particular órbita afectada por la secuela: patrimonial o extrapatrimonial. “El concepto actual de lesión estético es mucho más amplio que el antiguo común, ya que comprende no sólo la afectación de la belleza, armonía o perfección física, sino también la de su normalidad o regularidad, atributos que ya gozan de ordinario los seres humanos bellos o feos. De ello se sigue que se computa como perjuicio toda modificación exterior de la figura precedente o alteración del esquema corporal, aunque no sea desagradable o repulsiva” (CC3º, L.S. 84-53). En el presente caso, entiendo que el daño moral, teniendo en cuenta la gravedad de las lesiones sufridas por el actor, las que claramente pusieron en riesgo su vida, sumado al hecho de haber tenido que ser intervenido quirúrgicamente para luego permanecer internado en terapia intensiva durante una semana aproximadamente y luego en reposo por un lapso de tiempo prolongado, de por sí sólo me habilitan a admitir el daño moral. Considero además que resulta del curso ordinario de las cosas que una persona que está presenciando un evento deportivo y advierte que tiene una herida en su abdo-men por donde puede ver sus intestinos, que luego debe ser trasladado de urgencia a un hospital donde se lo interviene quirúrgicamente de urgencia, vea altamente perturbada su tranquilidad de espíritu, situación que merece ser reparada. En cuanto a la lesión estética, si bien advierto que la misma está acreditada, entiendo que no genera un porcentaje incapacitante en el actor teniendo en cuenta el lugar donde se encuentran las mismas y que el actor no se dedica a una actividad que dependa de la estética de su cuerpo. Así mismo, si bien advierto que en el punto anterior otorgué una suma de dinero a fin de afrontar los gastos futuros de un tratamiento para reparar el daño estético, tal como lo informa el perito cirujano plástico, esta reparación no será absoluta. Por lo expuesto es que considero que también debe ser reparada la incidencia que este daño estético tiene desde una óptica extrapatrimonial. Finalmente tengo presente que, al tiempo de analizar este rubor, lo importante es tener en cuenta que todo daño resarcible debe ser resarcido, independientemente de su identidad o diversidad con otros, debiendo evitarse la superposición o doble indemnización por conceptos similares. En conclusión, teniendo en cuenta lo dispuesto por el art. 1.078 C.C., considero que en el caso concreto de autos el haber sufrido una lesión de extrema gravedad, que puso en riesgo la vida del actor, que además lo obligó a ser intervenido quirúrgicamente- con las correspondientes secuelas estéticas- y ha permanecer internado durante una semana en un hospital y luego a permanecer en reposo durante un mes, tiempo en el cuál no pudo continuar con sus estudios y vida habitual, generan un malestar y desasosiego en cualquier persona, que demuestra la existencia de daño moral, incluyéndose en el caso dentro de este, un porcentaje adicional en virtud del daño estético. En cuanto al monto, considero que resulta adecuado admitir el rubro en trato por la suma de pesos CUARENTA y CINCO MIL ($45.000) solicitada por el actor, suma que se fija a la fecha de este pronunciamiento y en virtud de lo expresamente solicitado al momento de alegar. c.- Incapacidad sobreviniente: El actor reclama por este rubro la suma de pesos cincuenta y dos mil quinientos ($52.500) al tiempo de interponer la demanda y en razón de entender que a causa de las lesiones sufridas en el accidente padece una incapacidad parcial y permanente del 35%. Esta suma fue ratificada por el accionante al momento de alegar. No resulta posible desconocer que corresponde indemnizar cualquier disminución en las aptitudes físicas del sujeto dañado que sean consecuencia del accidente, siempre que el mismo implique un menoscabo importante en la plenitud de la persona que le impida realizar sus tares diarias con total amplitud y libertad. Como reiteradamente se ha señalado y nuestra jurisprudencia ha sostenido, la indemnización por incapacidad sobreviniente, tiene por finalidad cubrir no solo las limitaciones de orden laborativo, sino también la proyección que aquella tiene con relación a todas las esferas de su personalidad, es decir, la disminución de su seguridad, la reducción de su capacidad vital, el empobrecimiento de sus perspectivas futuras, etc. (Conf. Llambias " Tratado de Derecho Civil Obligaciones ", t. IV - A. p. 120, nº 2373; Cazeaux- Trigo Represas " Derecho de las obligaciones ", t III p. 122; Guillermo A. Borda " Tratado de Derecho Civil Argentino - Obligaciones " , t I p. 150 , nº 149 ; J. Mosset Iturraspe " Responsabilidad por daños " t II - B, p. 191 , nº 232). Esto lleva a definir que, la reparación del rubro incapacidad sobreviviente, bajo análisis, se inserta en el concepto que emana del art. 1.086 del C.C., sin perjuicio de las precisiones que luego se efectuarán. Esta norma, debe interpretarse en un sentido amplio y a la luz de una visión globalizadora del ser humano, que considera como bien jurídico protegido a la integridad psicofísica. Se dice en este sentido que: "...el solo hecho de alterar la integridad física de una persona constituye un daño resarcible que debe ser indemnizado a la víctima, de lo que no puede liberarse por la simple circunstancia de que el damnificado siga desarrollando sus tareas habituales" y que la indemnización procede en estos casos aunque la víctima no tenga actividad remunerada (Lorenzetti, Ricardo. L., La lesión física a la persona. El cuerpo y la salud. El daño emergente y el lucro cesante. Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal Culzoni, 1992- T.1. pág.129).Comparto por lo tanto la doctrina como la jurisprudencia que interpreta que, al margen de lo que pueda corresponder por el menoscabo de la actividad productiva y por el daño moral, la incapacidad definitiva debe ser objeto de reparación, ya que la integridad – física o psíquica- tiene por sí misma un valor indemnizable y su lesión comprende, además de las actividades económicas, diversos aspectos de la personalidad que hacen al ámbito cultural, social, deportivo, doméstico, artístico, sexual, etc. (Lorenzetti, Ricardo. L., La lesión física a la persona. El cuerpo y la salud. El daño emergente y el lucro cesante. Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal Culzoni, 1992- T.1. pág.129). Continuando con las pautas a las que debe ajustarse tanto la procedencia como la cuantía de la reparación pretendida, agrego a lo dicho lo sostenido en otros precedentes en cuanto a que, las tablas de porcentaje de disminución de la capacidad laborativa- como también los cálculos matemáticos- son relativas y sirven sólo como un dato más para la cuantificación, que debe complementarse con otros concretos que emergen del caso que se trata ( Mosset Iturraspe, J., Responsabilidad por daños, II-B-191 y 208; Ver también: SCJMza, -Expte 55.497, “Belgrano Soc. Coop Lda. Seg. y ot. En J: Cerutti Olguín A. c/ José Capel y ot. p/ d y p s/ Inc. Cas”, 16 de marzo de 1995). A efectos de poder determinar la procedencia del rubro y su cuantificación resulta necesario analizar las pruebas aportadas a la causa a tal fin teniendo en cuenta especialmente la pericial médica. Informa la perito médico clínico entre otras cosas que: “ se aprecia en el actor, a nivel de hemiabdomen izquierdo anterior una zona de debilidad de la pared abdominal ante el esfuerzo de presión intra abdominial de 8 cm x 6 sm dolorosa a la palpación por probable eventración post-traumática, post-operatoria. Limitación de la movilización y/o esfuerzo abdominial de carga manual” (fs. 921 y ss). Concluye así el perito en que: “el actor de autos presenta al momento actual del examen pericial: a) cicatriz en Pared abdominal, anfractuosa, retráctil menor de 10 cm a la que le corresponde asignar un porcentual estético del 2%; b) cicatriz en Pared Abdominal, anfractuosa retráctil mayor de 10 cm a la que le corresponde asignar un porcentaje estético y funcional del 5%; c) Eventración en pared Abdominal en Hemi abdomen izquierdo mayor de 6 cm sin solución terapéutica a la que corresponde asignarle un porcentaje Estético y Funcional del 13%.” Resume así el perito que en razón de las características de las lesiones residuales y secuelas a nivel de la pared abdominal, el actor presenta al momento del examen médico pericial una moderada a severa limitación de la movilización, esfuerzo de carga y/o descarga, en cualquier tipo de actividad manual y/o corporal lo que lo limita a la ralización de cualquier tipo de actividad funcional deportiva, gimnástica, laborativa, etc. en forma parcial, permanente y definitiva. (fs. 923). Advierto que sumados los distintos porcentajes de incapacidad que informa el perito, se obtiene un porcentaje total del 20% incluyéndose dentro del mismo también un porcentual estético. De lo expuesto concluyo en que se encuentra acreditado en autos que a causa de las lesiones padecidas por el actor, a la fecha posee una incapacidad parcial y permanente. Considero además que, habiendo evaluado el deño estético conjuntamen-te con el daño moral, no será posible tenerlo en cuenta, al tiempo de fijar la reparación, en el rubro en trato. Es decir, no será posible entender un porcentaje de incapacidad parcial y permanente del orden del 20%. Asimismo, al tiempo de cuantificar la incapacidad, tendré en cuenta que el actor tenía 18 años al momento de sufrir las lesiones incapacitantes como así también que las mismas limitan algunos de sus movimientos en actividades tanto deportivas como laborativas. En suma: teniendo en cuenta la prueba rendida en autos, en especial la pericia médica que informa que si bien las lesiones sufridas por el actor fueron de gravedad en su momento, a la fecha no generan un porcentaje incapacitante de mayor gravedad, estimo justo y equitativo admitir el rubro en trato por la suma de PESOS CINCUENTA MIL ($50.000) suma que se fija a la fecha de la presente resolución. VI.- Intereses: Teniendo en cuenta que los rubros por los que prospera la demanda, han sido cuantificado a la fecha de la presente sentencia, resulta ajustado disponer que, al capital de condena, se le deben adicionar los intereses previstos por la ley 4087 desde el momento del hecho y hasta la fecha de la presente sentencia y, a partir de allí, hasta el efectivo pago, los intereses legales que correspondan (v. entre otros: SCJMza. Ville-gas de Licata c/ Antonio Barelli p/ d y p. LS 265-78).VII.- Costas: Atento a como quedó resuelta la cuestión, las costas deberán ser soportadas por los demandados y citada en garantía por resultar vencidos (art. 35 y 36 inc. I C.P.C.).Por lo expuesto, RESUELVO: I.- Agréguense los Alegatos presentados por Fiscalía de Estado y que se encuentran reservados en Secretaria. II.- Hacer lugar a la demanda interpuesta por el Sr. Jonathan Horacio Morales y en consecuencia, condenar al Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba, Provincia de Mendoza y Asociación de Futbol Argentino, a abonarle al actor, en el término de diez días de ejecutoriada la presente la suma de pesos CIENTO QUINCE MIL ($115.000) con más los intereses establecidos en el considerando VI de la presente.- III.- Hacer extensiva la presente condena a la citada en garantía El Surco Compañía de Seguros S.A., en los términos y condiciones del seguro. IV.- Imponer las costas a las demandadas por resultar vencidas. V.- Regular los honorarios profesionales de los Dres. Gonzalo Correa Llano (mat. 4427) en la suma de PESOS CUATRO MIL SEISCIENTOS ($4.600); María Inés Ramos (mat. 6342) en la suma de PESOS ONCE MIL QUINIENTOS ($11.500); Florencia Correa Llano (mat. 7023) en la suma de PESOS CUATRO MIL SEISCIENTOS ($4.600); Mario Falconi (mat. 1845) en la suma de PESOS DOS MIL DOCE ($2.012); Rosana Moretti en la suma de PESOS CUATROCIENTOS DOS ($402); Lorena Natalia Sozzi (mat. 6542) en la suma de PESOS CUATROCIENTOS DOS ($402); Guillermo Hudson (mat. 6049) en la suma de PESOS CUATROCIENTOS DOS ($402); rOBERTO Mario Buena Nueva (mat. 7365) en la suma de PESOS OCHOCIENTOS CINCO ($805); Pedro Javier Urquizu (mat. 7702) en la suma de PESOS UN MIL SEISCIETNOS DIEZ ($1.610); Laura Gonella (mat. 6119) en la suma de PESOS CUATROCIENTOS DOS ($402); Héctor Gonella (mat. 1328) en la suma de PESOS CUATROCIENTOS DOS ($402); Ezequiel Ibañez (mat. 4088) en la suma de PESOS UN MIL SEISCIENTOS DIEZ ($1.610); María del Pilar Varas (mat. 4651) en la suma de PESOS OCHOCIENTOS CINCO ($805); Pedro García Espetxe (mat. 2168) en la suma de PESOS UN MIL DOSCIENTOS SIETE ($1.207) y Hugo Ferrero (mat. 3428) en la suma de PESOS UN MIL DOSCIENTOS SIETE ($1.207), teniendo en cuenta la labor efectivamente realizada por cada uno de ellos y sin perjuicio de los complementarios que les pudieran corresponder (arts. 2, 3, 4 inc. a), 31, 13 y cc. LA).VI.- Regular los honorarios correspondientes a los peritos : a) Médico Cirujano Plástico Dr. Eduardo Luis Hector Nocera en la suma de PESOS CUATRO MIL ($4.000); b) Médico Clínico Dr. Juan Carlos Abel Barrera en la suma de PESOS CUATRO MIL ($4.000) y c) Psicólogo, licenciada Silvina Soledad Morales en la suma de PESOS CUATRO MIL ($4.000) sumas fijadas todas a la fecha de la presente resolución.VII.- Firme la presente por Mesa de Entradas remítanse los autos venidos en calidad de A.E.V. a los respectivos juzgados de origen. REGÍSTRESE - NOTIFÍQUESE Fdo: Dra. Maria Luz Coussirat - Juez - Juez