la tri bu na la tribuna 29 Mª Dolores Nogueroles Peña Magistrada del Juzgado de lo Social nº 4 de Murcia La extinción del contrato de trabajo por causas económicas Como consecuencia de la actual crisis económica se ha incrementado considerablemente el número de demandas por extinción del contrato de trabajo por causas objetivas, fundamentalmente por causas económicas. Aspectos como los requisitos formales legalmente establecidos, cuyo incumplimiento conlleva necesariamente a la declaración de nulidad del despido, o cuestiones de fondo relativas a la justificación de la medida extintiva acordada, son objeto de controversia. Empresas, en su mayoría de plantilla reducida, que adoptan la decisión extintiva regulada en el art. 52.c) del Estatuto de los Trabajadores, previsto en aquellos casos que no se supere en número el límite de trabajadores fijado en el art. 51 de dicha norma, y que fundamentan en cuantiosas pérdidas económicas, requisito necesario pero no suficiente para lograr, que en caso de impugnación judicial, se declare procedente la medida extintiva acordada. Dispone el mencionado precepto del art. 52.c) que el contrato podrá extinguirse: “Cuando exista la necesidad objetivamente acreditada de amortizar puestos de trabajo por alguna de las causas previstas en el art. 51.1 de esta Ley y en número inferior al establecido en el mismo. A tal efecto, el empresario acreditará la decisión extintiva en causas económicas, con el fin de contribuir a la superación de situaciones económicas negativas, o en causas técnicas, organizativas o de producción, para superar las dificultades que impidan el buen funcionamiento de la empresa, ya sea por su posición competitiva en el mercado o por exigencias de la demanda, a través de una mejor organización de los recursos.” Es fundamental la observación de los requisitos formales exigidos por el art. 53.1 de la norma estatutaria, en tanto que el incumplimiento de cualquiera de los requisitos contemplados en el apartado a) o b) comporta la nulidad de la decisión extintiva, de acuerdo con lo establecido en el art. 53.4 del ET, y, con el art. 122 de la LPL, que establece de forma taxativa en su apartado 2º que la decisión extintiva será nula cuando: “b) No se hubiese puesto a disposición del trabajador la indemnización correspondiente salvo en aquellos supuestos en los que tal requisito no viniera legalmente exigido”, si bien precisa su apartado 3º que: “No procederá la declaración de nulidad por haberse omitido el plazo de preaviso o por haber existido error excusable en el cálculo de la indemnización puesta a disposición del trabajador”. Todo esto sin perjuicio de que pueda procederse a un nuevo despido, cumpliendo tales exigencias como prevén los preceptos mencionados. Dichos requisitos son los siguientes: a) Comunicación escrita al trabajador expresando la causa. b) Poner a disposición del trabajador, simultáneamente a la entrega de la comunicación escrita, la indemnización de veinte días por año de servicio y cuando la decisión extintiva se fundara en el art. 52 c) de la Ley, con alegación de causa económica y como consecuencia de que esa situación económica no se pudiera poner a disposición del trabajador, así, el empresario, haciéndolo constar en la comunicación escrita, podrá dejar de hacerlo, sin perjuicio del trabajador de exigir de éste su abono cuando tenga efectividad la decisión extintiva. c) Concesión de un plazo de preaviso de treinta días. En cuando al primero de los requisitos que contempla el apartado a) del referido art. 53.1, la comunicación remitida por la empresa demandada debe aportar datos calificables como hechos que justifiquen la extinción contractual, debiendo constar la cuantificación de las pérdidas sufridas, con indicación del volumen de negocio de ejercicios anteriores, elemento comparativo necesario para valorar la situación económica de la empresa, e igualmente debe explicar por qué la amortización del puesto de trabajo del trabajador va contribuir a la viabilidad futura de la empresa, extremos que han de consignarse en la comunicación escrita de extinción. De modo que no cabe entender cumplida dicha exigencia legal cuando la comunicación escrita se limita a consignar el motivo de la decisión extintiva en términos tales como que “la causa del tal despido es la difícil situación económica por la que atraviesa la empresa, causada fundamentalmente por el brusco descenso de ventas que venimos sufriendo desde hace meses”, o que “la relación laboral que le une con la empresa que representa se extinguirá por motivos de carácter económico, como consecuencia de la menor 30 La tribuna actividad en la construcción”. Desde luego no puede tenerse por subsanada dicha exigencia legal con la aportación en el acto de juicio de documentos contables o informes periciales con el fin de suplir la aludida deficiencia de la comunicación escrita y que, por tal motivo, no pueden ser objeto de valoración por el juzgador, de igual forma que sucede con la carta de despido disciplinario en la que necesariamente ha de constar los elementos de hecho suficientes en los que el empresario fundamenta el despido, de manera que no cause indefensión al trabajador y él mismo pueda articular los medios de defensa oportunos. La jurisprudencia viene interpretando con mayor rigor el requisito consistente en poner a disposición del trabajador, “simultáneamente a la entrega de la comunicación escrita, la indemnización de veinte días por año de servicio, prorrateándose por meses los períodos de tiempo inferiores a un año. Así, la sentencia de 17 de julio de 1998 de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo señala que el requisito de simultaneidad que el precepto establece vincula en un mismo momento la entrega de la comunicación escrita con la puesta a disposición de la cantidad legalmente prevista como indemnización en estos supuestos, lo que exige que el trabajador, en el momento en que recibe esa comunicación, pueda disponer de la referida cantidad. Como señala dicha sentencia, el “mandato legal sólo puede entenderse cumplido si, en el mismo acto en que el trabajador se sabe despedido y sin solución de continuidad, sin precisión de otro trámite ni cualquier quehacer complementario, dispone efectivamente del importe dinerario a que asciende la indemnización que la ley le confiere”. La STS, de 23 de abril de 2001, también se pronuncia en el mismo sentido, dictaminado que ”la ausencia de la simultaneidad que exige sin matices o paliativos la norma, no puede conducir a otra solución jurídica que la prevista en el propio artículo 53.4 del Estatuto de los Trabajadores, es decir, la nulidad del despido así practicado por el que la trabajadora no tuvo ninguna posibilidad de disponer de la cantidad a la que legalmente tenía derecho en el mismo momento en que se le entregó la comunicación escrita ni la referida cantidad, había salido del patrimonio del demandado". Aplicando igual doctrina se pronuncia la STS, de 13 octubre de 2005, sobre el recurso de casación para la unificación de la doctrina núm. 3801/2004. En aquellos casos en los que la empresa simultáneamente con la carta haga entrega al trabajador de un cheque, o bien se consigne en la comunicación escrita que se procederá a abonar al trabajador la indemnización de 20 días por año trabajado en la forma que él mismo indique a la empresa, no cabría tener por cumplida la exigencia legal, ya que ni uno y otro caso concurre la simultaneidad requerida, en tanto que la entrega del cheque conlleva necesariamente el acto posterior para el que el trabajador pueda hacerlo efectivo, y la fórmula de dejar a su elección la forma de pago comporta igualmente una demora en la indemnización. Tales supuestos son objeto de valoración en la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid a 30 de abril de 2009, en la que se sostiene que aún en el caso en el que la empresa, simultáneamente a la carta, entrega al trabajador un cheque conformado, que él mismo pudo hacer efectiva la indemnización con anterioridad a la fecha “Por el solo hecho de tener pérdidas, las empresas no pueden prescindir libremente de sus trabajadores” de efectos de la extinción y con cuya cuantía no mostró disconformidad para el caso que la extinción fuese procedente, entiende que se infringe el mencionado art. 53 1 b) ya que la empresa no cumplió con el requisito de la simultaneidad de la entrega de la indemnización por despido objetivo junto con la entrega de la comunicación extintiva, ni tampoco el empresario cumplió con el requisito de hacer constar en la carta que estaba impedido como consecuencia de la situación económica de la empresa, “de modo que la puesta a disposición de la indemnización condicionada a la elección por su parte de la forma de pago no entraña en la práctica sino una demora de la disposición de la indemnización, incumpliéndose, el requisito de la simultaneidad ”. En lo que respecta a la causa del despido por motivos económicos, especial mención merece la reciente jurisprudencia de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo. Las sentencias del 23 de enero de 2007 y del 11 de junio de 2008 del Alto Tribunal, dictadas en recurso de casación para unificación de doctrina, señalan que, acreditada la existencia de pérdidas económicas relevantes, se deduce que la medida extintiva adoptada contribuye a superar una situación económica negativa y que, por tanto, la decisión extintiva debe calificarse de procedente. Dicha doctrina ha sido matizada por la sentencia del 29 de septiembre de 2008 de Sala Cuarta del Tribunal Supremo, en el sentido de considerar que si bien la existencia de pérdidas económicas puede justificar el despido objetivo acordado en tanto que “reducen directamente los costes de funcionamiento de la empresa, aumentando con ello las posibilidades de superación de su situación negativa”, la conexión entre la reducción de los costes de personal y su contribución a reducir las pérdidas de la empresa no es automática, “no establece una relación directa entre el nivel de las pérdidas y el número de los despidos y tampoco puede verse como una presunción que desplace al trabajador despedido la carga de acreditar los hechos de los que pueda derivarse la falta de conexión entre la medida extintiva y el objeto que ésta debe perseguir. Por ello, ni se puede presumir que la empresa por el solo hecho de tener pérdidas en su cuenta de resultados puede prescindir libremente de todos o de algunos de sus trabajadores, ni tampoco se le puede exigir la prueba de un hecho futuro, que, en cuanto tal, no es susceptible de ser acreditado, como sería el demostrar la contribución que la medida de despido pueda tener en relación con la situación económica negativa de la empresa. Lo que se debe exigir son indicios y argumentaciones suficientes para que el órgano judicial pueda llevar a cabo la ponderación que en cada caso conduzca a decidir de forma razonable acerca de la conexión que debe existir entre la situación de crisis y la medida de despido”. De modo que deberá valorarse en cada supuesto si la medida extintiva es razonablemente necesaria, adecuada y proporcional para alcanzar la finalidad de contribuir a superar una situación económica negativa, para lo que se hace imprescindible que se aporten al juzgador los elementos de juicio necesarios para alcanzar su convicción, pues no sería suficiente la acreditación de pérdidas económicas para estimar justificada la decisión de amortizar el puesto de trabajo para superar la situación económica negativa, si resulta, por ejemplo, que la empresa ha contratado a nuevos trabajadores o ha abierto un nuevo centro de trabajo.