Universidad Veracruzana Facultad de Historia HISTORIA DE ARTE EL ARTE PREHUMANISTA, HUMANISTA Y RENACENTISTA PINTURA Maestro: Dr. Raúl Romero Ramírez Ideas Estéticas Siglos XIII-XIV Siglos XIV-XVI Humanismo Renacimiento Sentido El principio del orden Libre práctica de la Razón a través del apego a la geometría y a la naturaleza (la forma) Gusto Curiosidad por la naturaleza Intimidad Movimiento como símbolo de libertad para el hombre ; el desnudo masculino clásico Ideal El Hombre mismo, lo perfecto El hombre en el lugar justo de la Creación Justicia Valor Gracia y belleza humana Sociedad representada en la ciudad cosmopolita Dignidad, elegancia, gracia y sobre todo libertad intelectual. Pasión Misterio, Platonismo Conocimiento del hombre en su conjunción con Dios Sentimientos Magnetismo y fascinación Curiosidad por el mundo y por el cuerpo humano Premodernidad La sociedad premoderna estaba regida por unos principios jerárquicos monoteístas-cristianos que determinaban las identidades y estructuraban las relaciones humanas mediante principios indicando a los individuos lo que son y lo que deben ser, definiendo su comportamiento en función de su clase, religión, sexo, familia, etnia, clan, etc., de modo que en éstas no existiera la subjetividad con una pretensión natural-divina metafísica y bajo argumentos sobrenaturales. En el arte las escenas religiosas-místicas cristianas se muestran como ejemplificación de lo que es y debe ser por siempre, entonces y en su tiempo. Sin embargo en la pintura se muestra un interés por hacer de la vida de Jesús una vida contemporánea y llevar sus obras y vicisitudes a los mercaderes y jóvenes comerciantes europeos quienes tratan de “escapar” hacia una identidad propia. Hacia mediados de 1250, Duccio y luego Giotto crearán imágenes con anhelos de quienes intentan escapar de la época premoderna para sublimarse como un sujeto con personalidad propia. Escena del Tránsito de la Virgen pintada en La Maestra (Opera del Duomo) Siena. Duccio di Buoninsegna. Los pintores pre-humanistas como Giotto o Duccio se acercan a la composición bizantina y le dan un toque humanista a sus figuras distinguiéndose de los renacentistas en que sus obras aún tratan sobre temas altamente religiosos en donde la vida de los santos, Jesús, la Virgen, y los apóstoles son el tema central. En ellas se destaca la visión humana en la forma de los rostros y la forma de apreciar la imagen central, pues no todos ven hacia la misma dirección acentuando la individualidad y el interés personal que cada uno posee por el hecho. Fragmento de la Entrada de Cristo a Jerusalén en la capilla de los Scrovegni de la Arena de Padua. Giotto di Bodone, 1303-1305. Pintada por Giotto quien renueva la pintura europea cristiana alejándose de los elementos clásicos del gótico, olvidándose de la sangre, el sufrimiento y la actitud deshumanizada, marca el inicio de una pintura humanista. Es pre-humanista pues aún faltan 100 años para dar inicio al Renacimiento y aún vive durante la época idealista Gótica. Nótese el rostro de las personas denotando un interés humano por el acontecimiento. Fragmento de El Juicio Final. Capilla de los Scrovegni. Padua, Giotto. Las pinturas pre humanistas siguen la iconografía tradicional, el relieve escultórico de las figuras y su callada solemnidad frente al drama que viven, nada tienen de tradicionales. Nótese las representaciones humanas delineadas preservando los elementos individualistas de cada figura. Uno de los veintiocho episodios de la Iglesia de Asís. San Francisco expulsando a los demonios de Arezzo. La pintura pre-humanista de Giotto expresa el fin del Gótico y el principio del Humanismo, adelantándose al Renacimiento. En la obra, se ve a San Francisco de rodillas y con un halo en su cabeza, mientras el fraile que lo acompaña grita por invocación suya exhortando a los demonios abandonar la ciudad. Éstos huyen cielo arriba por encima del conjunto de casas torres y azoteas góticas de la ciudad de Arezzo. Las bodas místicas de San Francisco. Siena. Sassetta 1440. Los pintores humanistas como Sassetta, Fra Angélico, Doménico Ghirlandaio, Piero de la Francesca, Ambrogio Lorenzetti o Simonne Martinni, muestran una clara diferencia con los pre humanistas pues sus obras son mas clásicas en un estilo delimitado en donde las figuras se hallan delineadas y en marcos estilísticos geométricos. Nótese en la escena a dos tiempos donde San Francisco entrega a la Pobreza el anillo junto a Caridad y Obediencia y luego vuelan al cielo donde la Pobreza ve al pasado. Fresco del Convento de San Marcos. Florencia. Fra Angélico 1437. Los frescos humanistas ya no aducen a lo gótico, así, el decorativismo y el preciosismo del ilustrador clásico gótico han desaparecido. En su lugar los colores son terrosos y agrisados, íntimos y modestos, la composición es sencilla y la visión claramente particularista, humana y sensible. Nótese la posición clásica en el cuerpo de Jesús y la mano que anuncia calma, quietud y estabilidad en un nuevo mundo. Retablo de la Epifanía Domenico Ghirlandaio. Florencia. Los humanistas ya actúan bajo la simetría clásica y las obras tratan de tener un equilibrio entre las figuras y los personajes. El nacimiento de Cristo se mezcla con la época moderna donde aparecen los ricos mercaderes, comerciantes y navegantes de la época junto a los clásicos personajes del nacimiento de Jesús. Aparece Juan el Bautista con la señal propia del Renacimiento indicada en su mano derecha. También aparece la clásica escena al fondo donde un embarcadero es la esencia del nacimiento del mercantilismo y con ella la proximidad del Renacimiento. Bautismo de Cristo. Piero de la Francesca. 1450. Una obra muy distinta se representa con la técnica de la geometría y simetría pura a diferencia del narrativismo de Ghirlandaio. Siguiendo los elementos humanistas de los años 1400 a 1500, la obra esta exenta de narrativismo y colorido, presenta un acorde cromático entre las figuras y el ambiente que las rodea. La obra muestra un uso de la simetría y la geometría propia del humanismo, además, de manera clara el pintor propone un espacio y una luz original a la pintura. La Flagelación de Cristo. Piero de la Francesca. 1450. Desde el punto de vista compositivo se nota el toque matemático del pintor, la barra negra sobre el personaje barbudo es la base del cálculo. Los tres personajes de la época son el hermano de Francisco de Montefeltro flanqueado por dos perversos consejeros suyos. La Última Cena es una pintura mural ejecutada por Leonardo da Vinci en los años 1494-1497. Frente a la iconografía clásica que puede verse en otras obras renacentistas, Leonardo no representa a Judas, el traidor delante de la mesa, sino incluido entre los apóstoles. Leonardo ha optado por representar el momento posterior al anuncio de Cristo de que uno de ellos lo traicionará y todos se preguntan «¿Soy yo, Señor?». En lugar de representar a Jesucristo como uno más con el apóstol Juan en brazos, Leonardo opta por aislar la figura de Jesucristo y agrupar a los apóstoles de tres en tres, caracterizando a cada uno de ellos a través de su actitud y movimiento. Bautismo de Cristo. Verrocchio y Leonardo. esta pintura marca el fin y el inicio de una nueva técnica y clase de pintura, así como una nueva época. Verrocchio pinta con atributos humanistas pero sus pinceladas agravan la composición y emiten un tono mordaz de vejez como si toda la tradición humanista terminara y en su lugar apareciera una novedad: la juventud renacentista. Leonardo pinta a los ángeles quienes interpretan el futuro no solo en la pintura sino en una nueva época, la Modernidad. Timoteo. Van Eyck. 1432. La pintura del Renacimiento trata temas expresivos de la vida de los ciudadanos, hombres, mujeres, aún las escenas sacras se representan como de personas netamente humanas y las alegorías clásicas grecolatinas se presentan humanizadas. Todo esta alrededor de lo humano, nada es ajeno al ojo humano y se humaniza todo alrededor suyo. Nótese a este hombre que inteligente y poco atractivo muestra la pasividad sapiente, como un humanista griego que sostiene un diálogo mudo, profundo con el espectador. Lealtad ante el porvenir dice la leyenda en francés que sostiene un título de estudio. Retrato del hombre con la Medalla de Cosme el Viejo. Sandro Boticelli. Los renacentistas imprimen un tono realista a la obra pictórica, humanizan del todo la figura humana y relegan el figuratismo. La medalla de “Pater Patriae” simboliza la “paternidad” de los mecenazgos que se realizarán durante los años 1500 al 1700 en toda Europa y que simbolizarán la exaltación de las familias burguesas de las grandes ciudades quienes las gobernarán y dotarán de esculturas y arquitectura propias a modo de que ninguna ciudad se parezca a otra, dando un sentido de individualidad no solo al ser humano, sino a la misma ciudad en que viven. La Virgen del Canciller Rolin, Van Eyck. 1422. La virgen con el Niño, coronada por un ángel y donante, es una famosa obra de Van Eyck. Rolin es nombrado Canciller de Felipe el bueno, duque de Borgoña y esta tomando posesión de su cargo frente a Jesús y la Virgen. El paisaje se distingue entre las arcadas románicas y una vez mas el río o brazo de mar hacia el mar mismo da la impresión necesaria de una ciudad-puerto mercantil como Lieja, Lyon o Utrecht. Los desposorios de los Arnolfini. Van Eyck. Esta pintura de estilo góticoflameco, representa el inicio de una nueva era social, histórica, política y económica muy significativa. Los esposos muestran su posición claramente burguesa ante el pintor flamenco quien lo registra todo. Las ropas finas flamencas, ambas de moda; el perro pequinés chino, el candelabro fenicio, el espejo egipcio, un recibidor con sus muebles venecianos, calzado holandés, tocados sirios, tapete persa, todo nos habla de un Renacimiento, de un mundo “globalizado”. El mercantilismo ha triunfado y en adelante la Modernidad se impone: “Van Eyck estuvo aquí”. Modernidad Hacia 1470 Botticelli ya tenía su propio taller. Dedicó casi toda su vida a trabajar para las grandes familias florentinas, especialmente los Medici, para los que pintó retratos, entre los que destaca su Retrato de Giuliano de Medici (1475-1476, Galería Nacional de Arte, Washington, D.C.). La adoración de los Magos (14761477, Galería de los Uffizi, Florencia) no fue encargo de los Medici pero en él pintó a los personajes con rasgos muy parecidos a los de dicha familia. Como integrante del brillante círculo intelectual y artístico de la corte de Lorenzo de Medici, Botticelli recibió la influencia del neoplatonismo cristiano de ese círculo, que pretendía conciliar las ideas cristianas con las clásicas. Hacia 1500, Boticelli había pintado retratos importantes de Madonas, Vírgenes con el Niño Jesús, símbolo de un renacimiento propio del Cristianismo y de la mujer, que esta vez se veía inteligente y llena de vitalidad, emergiendo como un personaje real de la sociedad renacentista. La mujer cobró gran importancia y fue destacada en las artes y en las letras, a partir de entonces la mujer cristiana tuvo una oportunidad real de ascender a lo público en aras de una protectora piadosa y una célebre mandataria tal como en la figura de reinas de la época. Las Madonas es un término italiano medieval para una mujer de la nobleza o destacada y representan a las virtudes de la Virgen María, la madre de Jesús. Alegoría de la primavera. Boticelli. Las imágenes nítidas llenas de juventud, belleza y misticismo se representan todas juntas en la obra. Hacer de lo clásico un elemento humano cristianizado es vital. En síntesis Boticelli se expresa en La primavera (c. 1478) y en El nacimiento de Venus (posteriores a 1482), dos obras realizadas para una de las villas de la familia Medici, que hoy se hallan en la Galería de los Uffizi y que, probablemente, son sus obras más conocidas. Aunque los expertos no han llegado a un acuerdo definitivo sobre la interpretación de estos dos cuadros, sus elegantes personajes, que forman diseños lineales abstractos bañados por una suave luz dorada, podrían representar a Venus como símbolo del amor tanto cristiano como pagano. El nacimiento de Venus. Boticelli. El movimiento es uno de los valores modernos por excelencia, la brillantez, la luz, la verdad natural y la humanización de esta, es lo que mas importa. Detalle del Nacimiento de Venus. La Juventud que muestra el Renacimiento es obra de la concepción moderna de garantía clásica y postura firme de la humanidad. Nada es ajeno al hombre y nada esta por encima de él. La mujer es parte de la humanidad y el pasado es invaluable por ser éste el que da sentido a la sociedad. El presente es prometedor y el futuro se ve impresionante por ser una amalgama de valores clásicos y valores modernos. Escena del Decamerón. Boticelli. 1422. Dentro de este ámbito profano también destaca la serie de cuatro cuadros Nastapio degli Honesti (Museo del Prado, Madrid), donde recrea una de las historias del Decamerón, de Boccaccio. El Renacimiento es Movimiento pleno en dos escenas, una intimista y otra abierta. Boticelli junto con Leonardo inspirarán obras que representen la verdadera visión Renacentista como obras que hablen de la realidad presente de su época y la forma de evocar la antigüedad clásica, como el Decamerón o leyendas grecoromanas usando el desnudo femenino como la Venus o Leda en una visión íntima. Leda, reina de Esparta y a Zeus, metamorfoseado en cisne; a los pies de Leda se encuentran los cascarones que ella ha puesto y de los que salen Helena, Clitemnestra y los dioscuros gemelos Cástor y Pólux. El estilo de Leonardo está muy bien reflejado. Parece ser el único desnudo femenino de sus obras; muestra el interés de Leonardo por la antigüedad grecolatina, acentuado tras su estancia en Roma entre 1513 y 1516. Siguiendo con la humanización de lo clásico, Da Vinci imprime un gesto importante de sensatez futura a un Zeus convertido que seduce a Leda. Los niños aparecen aquí como el futuro claro de una sociedad moderna, hijos del Renacimiento, jóvenes y deseosos de percibir la naturaleza son pues señal inequívoca de una sociedad abierta y en pleno movimiento. Leda Da Vinci. Leda, reina de Esparta y a Zeus, metamorfoseado en cisne; a los pies de Leda se encuentran los cascarones que ella ha puesto y de los que salen Helena, Clitemnestra y los dioscuros gemelos Cástor y Pólux. El estilo de Leonardo está muy bien reflejado gracias a las líneas que marcan los contornos de los personajes y al movimiento en ellos, así como las aves que simbolizan presente joven y pasado grecolatino. Parece ser el único desnudo femenino de sus obras; muestra el interés de Leonardo por la antigüedad grecolatina, acentuado tras su estancia en Roma entre 1513 y 1516. La Gioconda. Da Vinci. Los renacentistas tomaron como base la idea geométrica, simétrica y la perspectiva como una base de la pintura moderna, pero además, introdujeron la figura humanizada y la perfección de un rostro misterioso con avidez por conocer, interesados por la naturaleza y por la sensación de poder a través de la búsqueda y travesía, embarcándose hacia “nuevos mundos” y atrayendo la atención ya no por sus riquezas o por el simple dinero sino por un nuevo interés: “saber aquello que los demás desconocen”. Una inquietud interior que los hace distintos a todos los hombres de todos los tiempos. Una interpretación distinta de Leda y el Cisne por Correggio (1531) la da la Escuela de Parma, quien visualiza la imagen abiertamente y ya no íntima. Danaé, de Correggio, 1531. En la mitología griega, Dánae (‘sedienta’) era una hija de Acrisio, rey de Argos y Eurídice, hija de Lacedemón. Acrisio la encerró en una torre de bronce o en una cueva, pero Zeus la alcanzó como una lluvia dorada y la dejó embarazada, siendo madre de Perseo con Zeus. Leda y el cisne, Júpiter e Ío, El rapto de Ganímedes y la Dánae de la Galería Borghese de Roma, formaba un ciclo de cuatro telas ejecutado por Correggio a partir de 1530, bajo el título de «Los amores de Júpiter». Fue encargado por Federico II Gonzaga para decorar la Sala de Ovidio en el Palazzo Te de Mantua. Cúpula de la catedral de Parma, obra maestra de Correggio. El artista estuvo en Roma entre 1517 y 1520, época en la que adquirió un clasicismo naturalista al contacto con Rafael y Miguel Ángel. Su gran admiración por el primero ha hecho que se le atribuya la frase, seguramente apócrifa, Anch'io sono pittore! (¡También yo soy pintor!). La Capilla Sixtina es la capilla más famosa del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la residencia oficial del Papa. Se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro y originalmente servía como capilla de la fortaleza vaticana. Es famosa por su arquitectura, evocadora del Templo de Salomón del Antiguo Testamento, y su decoración al fresco, obra de los más grandes artistas del Renacimiento, incluyendo a Miguel Ángel, Rafael Sanzio y Botticelli. Vista parcial Bóveda de la Capilla Sixtina (1512), Entre marzo y abril de 1508, el artista recibió de Julio II el encargo de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina; en mayo aceptó y concluyó los frescos cuatro años más tarde, tras un solitario y tenaz trabajo. La creación de Adán, Miguel Ángel, 1511. La representación de Dios junto a los humanizados acompañantes forman con las clásicas túnicas roja y verde un cerebro humano y Adán se mantiene en pose manierista de saberse creación de Dios, pero con voluntad propia. La Sibila de Delfos, de Miguel Ángel, en la bóveda de la Capilla Sixtina del Vaticano, data del año 1509. Mide 350 centímetros de alto y 380 cm de ancho. El fresco forma parte de una serie puesta en la base de la capilla en la que figuran, alternándose, los profetas del Antiguo Testamento junto a las Sibilas paganas, la primera pitia o pitonisa délfica. Las Tres Gracias es la leyenda grecorromana de las hijas de Zeus y la ninfa Eurinomelas, diosas de la belleza, del hechizo y de la alegría. Para el Renacimiento éstas significaron el encanto femenino, el amor maternal y el agradecimiento, que inspiró a Rafael Sanzio en 1504 durante su estancia en Florencia, realizando un famoso cuadro al respecto de acuerdo en un dibujo a pluma que se conserva en Venecia e inspirado en el grupo escultórico de las Tres Gracias de la Capella Piccolomini romana (Siena). . Pintada sobre tabla, esta obra, que apenas mide 17 centímetros de altura, es una joya artística basada. Las Tres Gracias aparecen desnudas y agrupadas como en la antigüedad. La de en medio, vista de espaldas, vuelve la cabeza enseñando un perfil ideal. Las otras dos, de frente, inclinan graciosamente la cabeza en sentido opuesto y sus brazos se enlazan con los de su hermana apoyándose las tres mutuamente. Las figuras forman un conjunto encantador por la elegancia de las actitudes y la pureza de las líneas que se destacan sobre el fondo de un paisaje accidentado. Se puede afirmar que la fisonomía de las tres doncellas se halla a la altura de las mejores obras del pintor y representa el prototipo de belleza de la escuela clásica italiana. La Galatea, una de sus principales obras mitológicas de Rafael Sanzio. En la mitología griega, Galatea (blanca como la leche) es el nombre de dos personajes femeninos, la primera es una nereida de Sicilia amada por el cíclope Polifemo, al cual rechazó en favor de Acis, un pastor siciliano, Polifemo, celoso, lo mató arrojándole un canto rodado. Desesperada por el dolor, Galatea transformó su sangre en el río Acis (en Sicilia). Los desposorios de la Virgen de Rafael Sanzio. En esta obra, se puede apreciar la influencia de Perugino en la manera de pintar del joven.