Cooperación institucional para la consolidación democrática: las universidades y los sindicatos Raquel Cosentino1 1- Introducción En el presente intentaremos defender la necesaria relación entre sindicatos y universidad, relación que ha tenido idas y venidas a lo largo de la historia, pero cuya importancia no altera el paso del tiempo. Si tenemos en cuenta la deficiencia institucional de la década de los noventa, con las políticas de descentralización y focalización, se puede afirmar que se ha producido una división entre las instituciones y las organizaciones de la sociedad civil que fueron acompañadas por un exacerbado individualismo y una política de privatización generalizada. “En efecto, la forma que adquirió el complejo de políticas *…+ produjo, recurrentemente, intervenciones poco estratégicas que “amarraron” a las personas en la situación de carencia; a la vez que perfeccionaron los dispositivos de discriminación entre “pobres merecedores” y “no merecedores” de asistencia. No obstante, resulta interesante remarcar que las políticas sociales dedicadas a “luchar contra la pobreza” no se agotan en los programas focalizados sino que involucran a todas las políticas que distribuyen “capacidad de demanda” en las personas, sea regulando la distribución del ingreso monetario como pautando la distribución de la “moneda social”, es decir, aquellos bienes y servicios sujetos a algún régimen de “desmercantilización”. “(Andrenacci, 2005:29-29) De este modo, se puso de manifiesto un doble objetivo: por un lado, quebrar todo resabio de Estado de Bienestar peronista; y por otro, una separación entre la sociedad civil y el Estado que permita el desarrollo del neo liberalismo y el cambio de la estructura productiva. Las consecuencias de esta doble transformación son variadas y conocidas, de las cuales se señalaran la profundización de las desigualdades, distribución inequitativa de la riqueza, empobrecimiento generalizado, segregación y quiebre de la cohesión social, y desde una perspectiva mas general, la perdida de identidad de grupo y nacional. No obstante, la vinculación entre el sindicalismo y la universidad ha tenido momentos de encuentro en situaciones que podemos denominar críticas, como lo fueron las luchas obreras de principio de siglo por una jornada de ocho horas, así como también en 1969 el Cordobazo: ambos momentos, por ejemplo, han significado la movilización de sectores del sindicalismo acompañados por docentes y estudiantes de las universidades mancomunados en un mismo reclamo. Estos ejemplos reflejan una solidaridad por parte del sector universitario 1 Lic. en Ciencia Política e investigadora social UBA 1 hacia los reclamos obreros claramente, pero también implican un modelo de país que requería de la participación organizada de amplios sectores de la sociedad. Retomando el difícil momento del neo liberalismo para las organizaciones de la sociedad civil, que han visto reducidas sus posibilidades y cuya debilidad identitaria social 2ha profundizado aún más esta situación, se puede decir también que la universidad ha encontrado comprimido su campo de acción a solo la formación de profesionales. En este sentido, resulta importante destacar la privatización de la educación en la oleada neo liberal, donde el conocimiento se ha convertido en una mercancía más del mercado, al que tienen acceso solo los que poseen la posibilidad de compra del mismo: esta condición ha revelado una mayor desigualdad, y fundamentalmente, un futuro desigual para los argentinos. Es en este sentido, que recuperar una seria vinculación entre ambas instituciones responde a un doble objetivo: renovar una vinculación institucional que signifique una profundización de la democracia; y también, desarrollar un modelo de país conjunto que implique un futuro mejor para todos/as a partir de una educación social y una defensa de los derechos de las personas. 2- Acerca de la responsabilidad social sindical Desde el punto de vista sindical, los objetivos se han desarrollado en forma general y especifica. En cuanto a los primeros, se refiere a la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores, de modo que la organización medie en aquellos aspectos que pueden perjudicar al trabajador en lo laboral, y cuyas consecuencias alcanza a toda su vida, personal y familiar. Desde esta perspectiva, deben fortalecerse el sentido de pertenencia a la organización, la identidad de clase y el objetivo en común que ello significa. Por su parte, los objetivos específicos, se pueden detallar en el control de las condiciones laborales, la defensa del Trabajo Decente 3, las negociaciones colectivas y la participación en las mesas de debate. Es importante subrayar, que tales condiciones se pueden ejecutar dentro de un marco de reconocimiento de los sindicatos como interlocutores válidos dentro del sistema político, y además, en una coyuntura económica de crecimiento nacional en torno a políticas de empleo e industria que signifiquen una mayor presencia del trabajador en el escenario nacional cumpliendo un rol protagónico en el desarrollo del país. Esta coyuntura esta dada a partir del año 2003, a diferencia del periodo antecesor, donde la negación de la política, y de las organizaciones en sentido general, ha imposibilitado la comunicación con el Estado, el cual asimismo ha sufrido profundas transformaciones, vaciándolo de sentido. En este sentido, tal protagonismo constituye no solo establecer un programa de crecimiento fundado en las fortalezas y debilidades de la estructura nacional, sino también, 2 Identidad debilitada, porque como afirma Mouffe (2007), el neo liberalismo ha negado el carácter conflictivo de lo social, y por ende, fomentó la crisis de la política. Negando de base el conflicto, la solución política, y la política como herramienta de cambio, eran innecesarias. No obstante, el conflicto es inherente a lo social, y se reproduce en dos polos opuestos que logran la identificación de los sujetos, y que se desarrollan en el ámbito político mediante prácticas legitimadas. 3 Concepto situado por OIT en 1999, que fue defendido por nuestro país en el año 2003. 2 recuperar el valor de lo humano dentro del proceso productivo. Luego de la experiencia neo liberal de las décadas pasadas, se pudo observar que la atención centrada en las estadísticas, lo macro económico, y el mercado como asignador mas eficiente de los recursos, ha determinado un empobrecimiento generalizado en términos económicos, y una regresión en la calidad de vida de las personas en un sentido más preciso. Asociado a esta característica, se pone en evidencia que en la década del noventa (cuyo origen se encuentra el 24 de marzo de 1976 4) se ha ejecutado un plan de desorganización social cuyo centro neurálgico han sido históricamente los sindicatos. La destrucción de la estructura productiva, la absorción de los líderes sindicales por parte del sistema, una retorica constante de desprestigio de las organizaciones, y la consecuente perdida de identificación5 tanto con el rol de trabajador como con la visión sindical, condicionaron una realidad de exacerbado individualismo y escasa participación política y social. Como plantea C. Mouffe (2007), el liberalismo plantea una lectura de la realidad fuera de conflictos, de hecho niega la conflictividad social, y propone una salida racional a toda contingencia, con lo cual se pone de manifiesto que la negación de lo político es condición necesaria de este sistema: “Sin duda existen diversos liberalismos, algunos mas progresistas que otros, pero, con algunas excepciones (Isaiah Berlin, Joseph Raz, John Gray, Michael Walzer entre otros), la tendencia dominante en el pensamiento liberal se caracteriza por un enfoque racionalista e individualista que impide reconocer la naturaleza de las identidades colectivas. Este tipo de liberalismo es incapaz de comprender en forma adecuada la naturaleza pluralista del mundo social, con los conflictos que ese pluralismo acarrea; conflictos para los cuales no podría existir nunca una solución racional. La típica comprensión liberal del pluralismo afirma que vivimos en un mundo en el cual existen, de hecho, diversos valores y perspectivas que- debido a limitaciones empíricas- nunca podremos adoptar en su totalidad, pero que en su vinculación constituyen un conjunto armonioso y no conflictivo. Es por eso que este tipo de liberalismo se ve obligado a negar lo político 6 en su dimensión antagónica.” (Mouffe, 2007: 17) Escasa intervención política porque se ha desacreditado por completo el rol transformador de la misma, claramente en relación a la necesaria despolitización y a la retraída de la participación de los asalariados en la economía. A partir de esto, se puede ver como se uso la no- política como política de transformación de la coyuntura nacional alterando la identidad7 popular. 4 Fecha de usurpación del poder mediante un golpe de Estado denominado Proceso de Reorganizacion Nacional, de manos de las FF AA, que con Videla, Massera y Agosti, han llevado a cabo el mas sangriento, violento e inhumano terrorismo de Estado. 5 Asociada a una fractura social que determinó el origen de múltiples micro identidades que no adquirieron representación social ni política y que han quedado al margen, tanto económica como política y socialmente hablando. 6 Lo político para la autora es concebido como “ la dimensión de antagonismo que considero constitutiva de las sociedades humanas” (Mouffe, 2007:16) 7 Identidad que se forma de manera relacional y diferencial. 3 No obstante, en la actualidad nos encontramos con un escenario diferente donde la mejora de los indicadores sociales y un nuevo programa productivo sobre la industrialización y el empleo extensivo representan la posibilidad de contar con herramientas renovadas de participación. La creación del SIPA8 y la amplificación de la protección social como proyecto amplio de seguridad social, constituyen un nuevo panorama donde la participación popular debe no solo producirse sino también organizarse. Es por esto que la recuperación institucional, y dentro de la misma la representación sindical, es fundamental para la organización social de las demandas y el buen funcionamiento del sistema político. En este sentido, es prioritario abrir el campo de acción, es decir, no cercarse solo a la problemática sectorial, sino ganar posiciones en el escenario social por parte del sindicato. En líneas generales, se ha producido con la (pos) modernidad una ampliación del rango de acción sindical en áreas tales como la protección social, la educación y capacitación, y un programa ampliado de cobertura de la salud9, con lo cual establecer nuevas categorías teóricas que reflejen esta realidad, implica no solo echar luz sobre lo efectuado, sino tomar conciencia de los espacios abiertos a la participación común. Esto, implica atender problemáticas que exceden lo laboral para arribar a una concepción integral del ser humano, en una sociedad diversa y plegada de micro identidades y sub culturas, de un modo más acertado. Asimismo, se ha producido un cambio significativo en torno a la manera de concebir a la educación misma, pues en la década del noventa se han inaugurado un importante numero de universidades privadas orientadas a la formación profesional únicamente, mientras que a partir del año 2005 se crearon universidades públicas en municipios antes olvidados, que representan un modelo educativo inclusivo al que tienen acceso alumnos de orígenes diversos y que cuentan con diferentes recursos a los cuales se les brinda la oportunidad y el apoyo de ascender socialmente a partir de la educación. Es importante destacar que la educación por sí sola no se traduce directamente en un ascenso social en un sentido completo, pero sí constituye la herramientas mas igualitaria e importante para desempeñarse a lo largo de la vida de manera justa, a lo cual debemos agregar que en este sentido, la defensa de esas condiciones equitativas en un mundo de competencias como es el moderno, requiere de un posicionamiento concreto, definido y real por parte del sindicalismo. Es ya desde este punto donde la relación entre sindicalismo y universidad empieza a representar una cooperación fundamental en el desarrollo nacional de manera justa, para todos/as. 8 9 Sistema Integral Previsional Argentino En esta perspectiva se ubica la Red Social UOCRA 4 3- La perspectiva académica Por su parte, la universidad responde a otras características que se encuadran en la formación de pensamiento crítico y de conocimiento especifico profesional. Es de común conocimiento que las carreras universitarias que dictan las instituciones públicas de educación responden a un programa integral de abordaje del conocimiento que busca despertar la conciencia crítica y emancipadora del estudiante a modo de poder hacer uso de un pensamiento y opinión personal para interpretar la realidad y actuar en ella. Del mismo modo, la universidad posee determinados roles agregados como son “crear, mantener y difundir la ciencia y la cultura” (Vega, 1996), de manera que cumple una función esencial en la formación de ciudadanos con identidad, responsabilidad y valores colectivos. Además, la universidad posee un tripe objetivo que abarca la enseñanza, la investigación y la vinculación con el sector productivo. Es por ello que cualquier estrategia nacional que presente un proyecto a mediano y largo plazo debe tener en cuenta el perfil educativo que se está poniendo en marcha desde las universidades nacionales, ya que el siglo XXI tiene como protagonista al conocimiento. La nueva perspectiva que refiere al pasaje de la (pos) modernidad implica que el conocimiento también se ha complejizado, con lo cual no se puede solo hablar de una trasferencia educativa en los términos clásicos, sino que el concepto de hoy requiere de un conocimiento más integral, que ayude a formar un sujeto no solo profesionalmente, sino en un sentido personal y social. La multiplicidad de informaciones, la difícil realidad, la segmentación social y las mutaciones que cada persona sufre de forma vertiginosa a lo largo de su vida, necesitan de una preparación fuerte que mantenga íntegra a las personas, a las familias y por consecuencia, a la comunidad. En este sentido, a diferencia de las concepciones asociada al liberalismo, que perseguían un conocimiento focal, tecnocrático y basado en estadísticas, el nuevo siglo propone una visión más abstracta, general del pensamiento (Filmus, 1995), contiguo con el conocimiento especifico, ya que las transformaciones en la organización de la producción y del trabajo difieren de los modelos anteriores de aplicabilidad concreta, y pasan a ser labores más polifuncionales y flexibles que se adapten a los tiempos tecnológicos de hoy. No obstante, la tecnología y la informática deberían estar al servicio del bienestar de las personas y no solo vinculadas a lo productivo, de modo tal que los avances producidos estén coordinados de acuerdo a los intereses del ser humano y no viceversa, que implicaría una concepción del tiempo diferente: menos vertiginosa y subordinada al interés social. En este sentido, el tiempo tomado como un continuum de pasado, presente y futuro, favorece a la construcción histórica en el orden nacional devolviéndole a la sociedad la posibilidad de decidir y modificar de acuerdo a los cambios que la misma procesa, y ya no un eterno presente como en el neo liberalismo, donde se abandona un pasado (y la identidad nacional), se vive un presente de sometimiento del sujeto hacia estructuras, y donde no se perfila un futuro reflejando desesperanza. Circunstancialmente, la universidad no escapa a la heterogeneidad social presente en las sociedades modernas, en este sentido, se puede ver que la población universitaria 5 constituye una muestra de la sociedad y en ella se puede ver su propia dinámica. Esto infiere que la representatividad e identidad universitaria también fue afectada por el neo liberalismo, a lo cual se asocian los recortes de presupuesto y el cuasi abandono de la educación pública, de modo que es muy difícil lograr una homogeneidad tal que permita una vinculación general con otras instituciones. Es decir, que es fundamental que la cooperación institucional no se produzca solo en las esferas altas de las mismas, sino que debe favorecer a un ensamble total de ambas instituciones en donde se materialicen los beneficios y compromisos en todos los participantes. Desde el punto de vista de la población estudiantil, uno de los puntos en discordia refiere a la ideología: muchas organizaciones estudiantiles reproducen intereses que remiten a un pasado ligado al socialismo y al comunismo y chocan tangencialmente con aquellas organizaciones de corte más popular. Incluso, cada una de las organizaciones en su interior posee divergencias y debates no resueltos que complejizan aun más pensar a la comunidad educativa como un todo. Lo importante aquí es poder respetar los ideales de todos, partiendo de sus diferencias pero acercándose en los puntos compartidos. De esta forma, se puede construir una homogeneidad que como expresa Laclau (2011) nunca esta dada, sino que agregamos, es una producción con sentido. En cuanto al movimiento de estudiantes en concreto, la década del ochenta los encontró preocupados y concentrados en la recuperación democrática y los Derechos Humanos, pero en 1989 se producen diversos acontecimientos a nivel internacional y nacional que significaron una pérdida de referencias desde ambas direcciones. A nivel internacional se encuentra la caída del Muro de Berlín y la debacle del sandinismo; y desde la perspectiva nacional la fragmentación del Movimiento al Socialismo- MAS, la crisis de la juventud radical (que era la gran protagonista de la década, y que recién en el menemismo ha podido recuperar terreno posicionándose como la oposición clara ante las reformas educativas, lo que le ha otorgado un liderazgo dentro de las universidades) por la esterilidad del gobierno de Alfonsín, y también desde el peronismo el ascenso de Menem con una retórica populista que pronto traicionó. Estas condiciones determinaron una inestabilidad a las organizaciones estudiantiles coligadas al socialismo, que veían en la URSS y Cuba los modelos a seguir y vislumbraban para la izquierda la posibilidad de lograr transformaciones contundentes en América Latina, cuando la caída del Muro, el “triunfo” del capitalismo y de la teoría única los dejó en una posición débil. Asimismo, los partidos tradicionales se vieron defraudados por cada uno de los líderes del partido respectivamente derivando en un crecimiento de la participación en los microespacios universitarios10. Así, se puede ver un recuperado lugar por los radicales en los noventa, una pérdida de representatividad del peronismo, y una proliferación de agrupaciones independientes que serán las grandes protagonistas de la década y que hoy día se están conglomerando en alianzas dado el cambio coyuntural. Esto está asociado a la pérdida de representatividad de los partidos a nivel nacional, que establecieron un vuelco de la participación juvenil limitado a las universidades. En cambio, 10 Para mas información, ver http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-10/2001-2011continuidades-y-rupturas-en-una-decada-del-movimiento-estudiantil-argen 6 a partir del 2003 se puso en evidencia una recuperación de la participación juvenil en el escenario nacional que impulsó un cambio dentro de las universidades mismas, logrando una nueva división dentro del espacio: aquellos que acompañan al gobierno al ver que se producen defensas y son escuchados viejos reclamos de grupo; aquellos que se mantienen en la oposición; grupos que a pesar de diferir ideológicamente buscan asociarse para armar un frente opositor; y los que se mantienen independientes de cualquier gobierno nacional, que son aquellos que poseen una ideología mas dura. Este escenario muestra un ejemplo claro de lo mismo que pasa a nivel nacional en cuanto a la distribución y representación partidaria, lo cual refiere a una suerte de luz puesta sobre lo político rompiendo con la polarización de los noventa y los gobiernos de alianzas. Si bien esta condición implica una mayor claridad identitaria en términos políticos, al mismo tiempo se puede traducir en el recelo que producen los partidos de corte nacional y popular que con su amplio margen de representación donde conglomeran a la mayoría de la ciudadanía acotando mucho la posibilidad de acción de otros partidos. No obstante, partidos de amplia mayoría son aquellos que requieren de un mayor trabajo ideológico a partir de construcciones simbólicas y la apropiación de significantes a modo de sostener la amplia representatividad. Lógicamente, esto se refiere solamente al aspecto de lo político netamente, pues si esta retórica esta acompañada por políticas públicas y una recuperación institucional, la defensa del modelo de gobierno es mucho más estable. La década de los noventa ha significado por su parte, un discurso ideológico partidista de corte popular que luego de su traición ha sido mantenido con otros recursos asociados a la polarización y la contención de la efervescencia social. El cambio es radical con el presente, donde el sostenimiento del modelo se produce a través de políticas y la participación ampliada, pero estas características imponen un juego político difícil porque la diferenciación ideológica e identitaria (de la clase media en su mayoría) difiere tangencialmente del resto de la población común. Un ejemplo claro de ello es la participación de jóvenes en movilizaciones de corte derechista por reclamos individualistas. Con todo esto, se vuelve a ejemplificar que la universidad corresponde a una muestra de la sociedad, con una diferencia especial, que es que la educación esta dividida en pública y privada, y los jóvenes asociados a una vuelta de los ideales neo liberales están generalmente concentrados en esta ultima, mientras que en las universidades públicas las diferencias se traducen mas en términos de “popular” o “izquierda”, estando esta misma internamente dividida. La diferencia ideológica que encierra a los participantes de la relación a la que se hace referencia en el presente entre sindicalismo y universidades, refiere a cierto conservadurismo que se ha instalado en las organizaciones sindicales (no en todas, claramente, ejemplo de ello es la CTERA), y a cierto progresismo en lo universitario por otro. El reto que debe unir a ambos movimientos, es el de lograr una educación de calidad que sea accesible a toda la comunidad, y a partir de ahí, detenerse en las diferencias ideológicas de base. Es importante reconocer que nos une un mismo objetivo y que el adversario es el mismo también: son aquellos grupos asociados al capital que buscan someter a todos, o en el peor de los casos dejarlos a la deriva, cuando lo que se esta defendiendo 7 actualmente es un proyecto que contemple a todos los ciudadanos mas allá de cualquier diferencia, y ello no debe significar la renuncia a los ideales, ya que el contexto actual requiere de redefiniciones para todos. De hecho, en verdad suelen haber mas puntos en común que diferencias, aunque estas últimas suelen ser menores en número, poseen mayor peso relativo que las similitudes, en muchos casos. Estas similitudes se pueden señalar como el fortalecimiento de la democracia a través de una mejora de las instituciones; la defensa de una soberanía nacional y de los intereses del Pueblo; la profundización de un programa industrial en base al Trabajo digno; y una redistribución mas equitativa de la riqueza, que es el gran saldo deudor de nuestro país. Aunque hay que reconocer que este objetivo implica alterar el esquema de poder tradicional, es decir que se produce una desestabilización del orden común y ello provoca un momento de transición y caos en pos de un orden nuevo. Desde esta perspectiva, lo que se propone es el protagonismo de las pequeñas y medianas empresas, que son aquellas que absorben mano de obra en condiciones dignas y de forma extensiva, al mismo tiempo que aportan valor agregado y un crecimiento sostenido de la economía. Esta condición de avances micro y macro económicos requieren de una organización sindical que pone un freno al crecimiento vertiginoso y claramente determinan una distribución equitativa de la riqueza cada vez mayor. Este podemos decir, es el contenido liberal del sindicalismo que tanto choca con otras ideologías (en el sentido de que representan la teoría de Smith en torno a los “beneficios” que el sistema capitalista advierte en toda la comunidad), pero no se puede dejar de decir también, que este elemento determine al movimiento: de hecho la búsqueda de una mayor igualdad y de representación popular, que son los verdaderos objetivos del sindicalismo, responden a su esencia: un programa nacional y popular. 4comunidad A modo de conclusión: La unión de perspectivas en beneficio de la No obstante, sería interesante volver a unir al movimiento sindical con los partidos no solo peronistas, sino también con los partidos de izquierda. Si bien a principios de siglo XX esta unión era una realidad y una alianza por los mismos objetivos, encuadrados en la teoría marxista del momento que tenía como protagonista, como sujeto social revolucionario, al proletariado, la situación cambio radicalmente con la llegada del peronismo, con el cual han comulgado muchos partidos de corte socialista, mientras que otros se han mantenido al margen profundizando las diferencias. Igualmente, el contexto actual difiere marcadamente de la Argentina de entonces, a pesar de que para los grupos más duros lo único importante es que se ha sostenido al capitalismo. Hoy día contamos con una heterogeneidad social y una concepción del tiempo que altera la vida de todas las personas, más allá de cualquier diferencia cuantitativa o cualitativa. 8 Por eso, la redefinición de los objetivos por parte de todos, tanto individuos como organizaciones, es una condición para construir un futuro justo. La colaboración institucional, no requiere que todos pensemos lo mismo, o que dejemos nuestros ideales de lado, sino compartir un objetivo en común a pesar de las diferencias: como expresa Laclau (2005) la heterogeneidad no significa diferencialidad. En un momento de ataques a la democracia y donde se desdibujan identidades colectivas a favor de intereses de clase, resulta fundamental la unión de amplios sectores sociales para la consolidación de un gobierno popular elegido democráticamente. Si bien esta cooperación se produce desde la sociedad civil, y desde agrupaciones políticas, es también necesario que se produzca institucionalmente y de forma clara para formar un frente fuerte ante las inestabilidades sucesivas del régimen político, o mejor dicho ante los intentos de desestabilización actual. Desde el punto de vista educativo con vinculación sindical, es importante arribar a los colectivos de trabajadores con participación de los profesionales de las Universidades públicas de modo tal que se produzca una conexión, así como un pasaje de información y pensamiento critico que forme una relación fuerte y estable entre el movimiento obrero y universitario. Asimismo, es fundamental que tales valores se reproduzcan desde las instituciones hacia los hogares, desde los padres hacia los hijos, y desde estos al grupo de amigos, conformando una red de concientización y responsabilidad social sólida. Es que justamente, lo importante es poder darle las herramientas y aprender, unos de otros, experiencias y conocimientos cuyo debate e intercomunicación construyen una realidad a conciencia y para todos/as. Es en este sentido que romper un poco con la burbuja universitaria y conectar con el mundo productivo tiene el valor agregado de que se produce entre movimientos y desde las bases, logrando la unión que defendemos para un país justo: los profesionales y los trabajadores, en una nueva perspectiva del intelectual mas vinculado a lo social, y un trabajador con pensamiento autónomo y critico. Ambos grupos organizados políticamente para un buen curso de las demandas. 5- Bibliografía Andrenacci, L. (2005), Problemas de política social en la Argentina contemporánea, Buenos Aires, Prometeo. Filmus, D. (1995), Una nueva vinculación entre Educación y Trabajo para la Argentina de fin de siglo, Revista El hombre y sus materiales, desde su origen en las ciencias hasta su aplicación en los mercados, Nº6 Educación. Laclau, E. (2004), Hegemonía y estrategia socialista, Buenos Aires, FCE (2005), La razón populista, Buenos Aires, FCE Mouffe, C. (2007), En torno a lo político, Buenos Aires, FCE Perez Lindo, A. (1995), Universidad, Política y Sociedad, Buenos Aires, Eudeba. 9 Revista Herramienta ver http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-10/2001-2011continuidades-y-rupturas-en-una-decada-del-movimiento-estudiantil-argen Vega, R. (1996), La Universidad Argentina: una institución en crisis, en FACES, Nº 2 FCEySUNMdP 10