ORIENTACIONES TÉCNICAS TIPOLOGÍA DE PROYECTOS DE PREVENCIÓN DEL DELITO Y ASISTENCIA A VICTIMAS (PAV) DIVISIÓN DE COORDINACIÓN NACIONAL PROGRAMA DE APOYO A VICTIMAS 2015 1 1. Antecedentes generales Los esfuerzos por superar los problemas de inseguridad que afectan a determinados sectores de la población deben convocar a los distintos niveles de gobierno y a toda la sociedad civil. En los últimos quince años se han consolidado políticas públicas en prevención del delito y se ha perfeccionado el sistema de administración de justicia criminal, y muchas de estas iniciativas muestran continuidad en el tiempo y se consolidan como políticas de Estado en el ámbito. El Fondo Nacional de Seguridad Pública (FNSP), y en general los proyectos financiados como parte de los Plan Seguridad Para Todos, son instrumentos del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, cuyo foco está puesto en el diseño e implementación de proyectos a nivel territorial que aborden la temática de seguridad pública de acuerdo a un diagnóstico de los problemas locales y a las eventuales soluciones que puedan construirse para dar respuesta al mismo. Los fondos transferidos como parte de los proyectos están destinado a financiar iniciativas locales que promuevan soluciones innovadoras para dar respuesta a las demandas de la población en estas materias y a él pueden postular municipios, corporaciones municipales, instituciones privadas sin fines de lucro y organizaciones comunitarias territoriales y funcionales. Estos proyectos son, por tanto, también un instrumento que permite mejorar el impacto sub-nacional del Plan de Seguridad Pública, y pensar en una política territorialmente más inclusiva que se plantee la seguridad pública como materia de diseño de políticas locales. Para la convocatoria 2014 se consideraron tres tipos generales de proyectos: (i) proyectos de intervención social (ii) Proyectos de innovación o estudios y (iii) proyectos de intervención situacional. Dentro de los proyectos de intervención social se consideraron tres temáticas: (i) prevención social (ii) asistencia a víctimas y (iii) reinserción social. Las presentes orientaciones técnicas refieren a la temática de asistencia a víctimas, abordando temas como la violencia en el espacio público (predominantemente delincuencia, pero también otros tipos de violencia, como el acoso callejero), como también en el espacio privado (como violencia domestica). De ésta manera, las presentes orientaciones reemplazan las tipologías de Atención de Víctimas de Delitos Violentos, AVD y Atención de Víctimas de Violencia Intrafamiliar, AVIF, es decir, tipologías para el financiamiento de dispositivos de intervención reparatoria integral directa a víctimas, por proyectos complementarios y no sustitutivos de la oferta pública de atención especializada. Lo anterior, pues mientras las instituciones públicas agrupadas en la Red de Asistencia a Víctimas (RAV) cuentan con dispositivos especializados de atención a víctimas, con adecuados niveles de cobertura general y territorial, existen problemáticas de vulnerabilidad social y vulneración de derechos que tienen un profundo impacto en la vida de las personas y que constituyen, muchas veces, condiciones que dificultan la adecuada intervención reparatoria a víctimas. De esta manera, la presente tipología busca, de modo complementaria, que proyectos con foco en lo local puedan promover la articulación institucional y la participación ciudadana para generar condiciones propicias no solo para la prevención del 2 delito, sino que también para la asistencia a las víctimas. Estos proyectos, por tanto, son complementarios, pues promueven las condiciones para que los problemas basales que experimenta la comunidad en materias de seguridad puedan ser enfrentados, con la colaboración de la comunidad y las instituciones y, así, las intervenciones reparatorias especializadas desarrolladas por las instituciones públicas puedan tener lugar, sobre la base de condiciones de seguridad que prevengan la revictimización de las víctimas atendidas. Los proyectos de la nueva tipología PAV buscan fortalecer la capacidad de los individuos, la comunidad y las instituciones para prevenir el delito, modificando las conductas y promoviendo la generación de capital social, así como la capacidad para responder adecuadamente a la victimización fortaleciendo la integración entre las instituciones y la comunidad. 2. Marco conceptual La seguridad como un Derecho humano La seguridad ha sido desde siempre una de las funciones principales de los Estados. Con la evolución de los Estados autoritarios hacia los Estados democráticos ha ido evolucionando también el concepto de seguridad. Hoy en día, los Estados democráticos promueven modelos policiales acordes con la participación de los habitantes, bajo el entendimiento de que la protección de los ciudadanos por parte de los agentes del orden debe darse en un marco de respeto de la institución, las leyes y los derechos fundamentales. Así, desde la perspectiva de los derechos humanos, cuando en la actualidad se habla de seguridad dicho concepto no puede limitarse a la lucha contra la delincuencia, sino que debe abarcar también el cómo crear un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas. Por ello, actualmente, el concepto de seguridad debe poner mayor énfasis en el desarrollo de las labores de prevención y control de los factores que generan violencia e inseguridad, que en tareas meramente represivas o reactivas ante hechos consumados1. En este ámbito, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha expresado que los Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre los que se encuentra Chile, son responsables ante la ciudadanía por la implementación de planes y programas eficaces para la prevención del delito y la violencia, a partir de una estrategia que involucre diferentes campos de la institucionalidad estatal: desde el sistema de control judicial‐policial, hasta las medidas de prevención social, comunitaria o situacional que deben ejecutar las entidades del sector educación, salud o trabajo, entre otros, comprometiendo, además, a los gobiernos nacionales y locales. Ahora bien, cuando, a pesar de esta actividad preventiva, se producen víctimas de delitos o hechos violentos, el Estado tiene también la obligación de brindar a éstas la debida atención, conforme a los estándares internacionales. En especial, el Estado debe contar con una institucionalidad adecuada para aplicar protocolos de intervención eficaces, en los términos establecidos por la “Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de 1 Presentación del Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ante el Grupo Especial de Trabajo para Preparar la Primera Reunión de Ministros en Materia de Seguridad Pública de las Américas, Washington DC, 20 de junio de 2008. En: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos, diciembre 2009. p. 8. 3 Poder” de Naciones Unidas, que establece orientaciones precisas respecto al acceso a la justicia y el trato digno y respetuoso; resarcimiento a cargo del victimario; indemnización supletoria por parte del Estado, y asistencia material, médica, psicológica y social para las víctimas del delito o la violencia”2. Conforme a lo anterior, la construcción, monitoreo y evaluación de una política sobre seguridad ciudadana debe incorporar los estándares de derechos humanos como guía y, a la vez, como límite infranqueable para las intervenciones del Estado. Estos estándares se encuentran constituidos por el marco jurídico emanado de los instrumentos que conforman el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, así como por los pronunciamientos y la jurisprudencia de los organismos contralores que integran los diferentes sistemas de protección. Los estándares establecen orientaciones generales que ofrecen un sistema coherente de principios y reglas en la formulación de políticas públicas, determinando mínimos de protección que deben ser necesariamente respetados por el Estado, constituyendo, por tanto, límites a la acción de éste3. De esta forma, el valor de adoptar la perspectiva de derechos humanos en el diseño y evaluación de políticas públicas en materia de seguridad ciudadana radica, principalmente, en que este enfoque permite abordar la problemática de la criminalidad y la violencia, y su impacto en la seguridad ciudadana, promoviendo la protección de la persona humana y fortaleciendo la participación democrática, en lugar de concebir medidas que primordialmente buscan afianzar la seguridad del Estado o de determinado orden político. Además, en el caso de delitos que involucran violencia contra la mujer, los Estados tienen, además de las obligaciones genéricas contenidas en la Convención Americana, una obligación reforzada con base en la Convención de Belém do Pará, de la cual Chile es Estado Parte. La Convención de Belém do Pará define la violencia contra la mujer como “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado” y en su artículo 7.b obliga a los Estados Partes a utilizar la debida diligencia para prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia4. La promoción de los derechos y la prevención de los delitos y la violencia La desconfianza hacia las instituciones, constatada en diversos estudios guarda relación con la percepción de que los derechos no pueden ser ejercidos por los ciudadanos (por ejemplo, el derecho a la justicia que se desprende a la acción de denunciar). Para que los derechos, particularmente el derecho a una vida libre de violencia, puedan ser ejercidos, se requiere, al menos, que en el caso de las violencias, puedan ser definidas como expresiones de una vulneración de derechos, como una conducta contraria al orden de relaciones que deben prevalecer en una sociedad libre de violencia y, en muchos casos, como un eventual delito. El problema de la promoción es crucial en el caso de la violencia doméstica, en que la violencia puede caracterizar tipos de relaciones en que la vulneración crónica de derechos es percibida, por sus actores, como algo natural y propio de la esfera de la vida privada. 2 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos, diciembre 2009. p. 28. 3 Ibid. p. 21. 4 Ibid. p. 19. 4 En el caso de la prevención de los delitos, el ejercicio de los derechos exige que la comunidad, de manera organizada, asuma un rol activo en la seguridad de su entorno, haciéndose corresponsable de la seguridad de la comunidad e implementado acciones concretas que dificultan la comisión de delitos o facilitan la persecución y sanción penal de los mismos. La participación activa de la comunidad en la prevención del delito debe, a su vez, estar acompañada de una adecuada articulación entre las instituciones y entre éstas y la comunidad. El Sistema de administración de justicia criminal es un sistema y, como tal, requiere una adecuada articulación de todos sus componentes, particularmente en territorios concretos. Así mismo, para entregar una adecuada respuesta a la comunidad, las instituciones requieren retroalimentación constante sobre los problemas de seguridad del territorio, para lo cual una interacción constante con la comunidad organizada es una herramienta de gran utilidad. La asistencia a las víctimas La victimización, aunque tiene efectos sobre comunidades y sociedad, se ejerce sobre personas concretas que experimentan las consecuencias negativas de la victimización (Víctimas de delito en Chile, 2012). Como personas vulneradas en sus derechos, y en atención a lo planteado por la Declaración de Principios Básicos de Justicia para las Víctimas de Delito y del Abuso de Poder (Naciones Unidas, 1985), las víctimas tienen derechos a asistencia. Las instituciones de la Red de Asistencia a Víctimas (RAV), han desarrollado programas específicos de intervención para brindar apoyo y asistencia psicológica, social y jurídica a víctimas de delitos y violencias. Tales intervenciones buscan, por medio de la asistencia profesional especializada, favorecer el ejercicio de derechos y promover la restitución de las condiciones de bienestar. Sin embargo, un porcentaje de las víctimas no pueden ejercer su derecho a la asistencia, ya sea por su desconocimiento o por la incapacidad de las instituciones públicas de promover eficazmente el acceso a los servicios de atención. Considerando las exigencias normativas en la materia y la adecuada evaluación de los servicios de atención, se considera que el ejercicio de derechos implica, también, el acceso a asistencia integral post victimización para las víctimas directas e indirectas de delitos, y se espera que los proyectos de la tipología faciliten el acceso de las víctimas a la reparación especial por parte de organismos de la RAV. 3. Enfoques Los proyectos están enfocados en el diseño e implementación de proyectos a nivel territorial que aborden la temática de seguridad pública. El enfoque territorial indica que, sin desconocer la importancia de los diagnósticos estadísticos, es importante señalar que una política con foco en lo local debe considerar las particularidades de los territorios. En enfoque territorial indica que la política pública debe apuntar a fortalecer todos los territorios por igual, pues en la medida que éstos ofrecen una oferta públicoprivada más equitativa para vivir y desarrollarse plenamente en igualdad de derechos, el desarrollo es más homogéneo al interior de un país. La política 5 de seguridad pública no es ajena a esta definición y, en ese sentido, los proyectos son una oportunidad de fortalecer la política de seguridad pública en los territorios más desfavorecidos. De esta forma, en el ámbito territorial los proyectos presentados debiesen apuntar a las necesidades locales con un enfoque integral sobre el desarrollo del territorio, en consonancia con otras iniciativas en la región o la comuna, y de acuerdo con la particularidades del territorio. En ese sentido, es fundamental que los proyectos se presenten como complemento a la oferta pública existente y no como iniciativas particulares y/o aisladas del resto de la estrategia local en seguridad pública. Por tanto, uno de los aspectos que se evaluará positivamente es la consonancia entre los proyectos y el Plan de Seguridad Comunal o, en caso de que no lo hubiese, con el resto de la estrategia local en seguridad pública. El ámbito local, por otra parte, es el ámbito por excelencia para la promoción de la participación ciudadana, elemento transversal a las políticas actuales. La participación local permite, por un lado, sintonizar los intereses de la ciudadanía con las de los ejecutores de los proyectos y, por otro, promover la coordinación local de las iniciativas, en la medida que se establezcan lazos de retroalimentación entre las instituciones y la sociedad civil. Proyectos con enfoque participativo debieran apuntar a cumplir con, al menos, uno de los siguientes niveles de participación: (i) Información. El proyecto genera espacios para mantener informada a la ciudadanía con respecto a las actividades que se realizarán. (ii) Consulta y/o decisión. La ciudadanía es consultada y/o participa activamente en la elaboración del proyecto, proponiendo temáticas de interés de acuerdo con la situación local. (iii) Control social y/o accountability. Los ejecutores rinden cuentas a la ciudadanía con respecto a los compromisos establecidos en el proyecto, tanto técnicos como de presupuesto. Dado que la política, los programas y los proyectos de seguridad pública a menudo no dependen de una sola institución, si no que corresponden a un trabajo en red, el vínculo con la ciudadanía y la retroalimentación que se puede obtener para mejorar la coordinación y los mecanismos de derivación resultan fundamentales. Por su parte, el enfoque de derechos implica, por una parte, que a través de la ratificación y entrada en vigencia de diversos instrumentos internacionales de derechos humanos – tanto del sistema universal como interamericano, en el caso del Estado chileno –, se establece la responsabilidad política, jurídica y ética del Estado para hacer cumplir y generar las condiciones de ejercicio pleno de derechos por parte de todos los ciudadanos y, por otra, exhortar a los titulares de éstos, a exigir y reclamar sus derechos por las vías legales y políticas que tengan a su alcance5. Así, desde el enfoque de derechos se reconoce a las víctimas de delito y otros tipo de violencia como sujetos de derechos y agentes de cambio con capacidades de transformación de sus propios proyectos de vida y de sus entornos, en tanto que sus necesidades son entendidas como vulneración de derechos, es decir, representan un 5 Valverde Mosquera, Francis. Apuntes sobre enfoque de derechos. Asociación Chilena Pro Naciones Unidas (ACHNU), 2004. En: http://www.munitel.cl/eventos/seminarios/html/documentos/2011/xxxvii_escuela_de_capacitacion_chile/pto_mo ntt/PPT01.pdf 6 incumplimiento por parte del Estado de las obligaciones que ha contraído en el ámbito internacional, dejando de ser vistas como carencias, falencias e imposibilidades que impliquen la irreversibilidad de tales situaciones. De esta forma, el enfoque de derechos privilegia la participación de los sectores estructuralmente discriminados por ser los principales afectados y potenciales sujetos vulnerados en sus derechos, como consecuencia de su posición subordinada en las relaciones de poder en el Estado y la sociedad. Partiendo del principio de universalidad de los derechos (“todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”), este enfoque parte del reconocimiento de la discriminación estructural de nuestra sociedad y señala como ruta esencial la obligación de no discriminación, que implica construir espacios y mediaciones institucionales de apoyo a las capacidades, favoreciendo espacios de acogida y contención desde el reconocimiento de la dignidad social de las diferencias y privilegiando a quienes más lo necesitan. Conforme a ello, la política de seguridad pública no puede ser ajena al enfoque de equidad de género, y por tanto reconoce que los proyectos a desarrollarse se desenvuelven en un sistema de desigualdad entre hombres y mujeres. Así, entonces, la perspectiva de género debe transversalizarse en todos los programas o proyectos orientados a prevenir la delincuencia, la violencia y la victimización. La transversalización del enfoque de género puede incorporarse de diferentes formas. Algunas de ellas son6: Desde la problematización presentada en el diagnóstico y antecedentes que sustentan el proyecto. La identificación de necesidades. La identificación de intereses diferenciados entre hombres y mujeres. Posibles soluciones diferenciadas. 4. Objetivos de los Proyectos El objetivo de los proyectos de la tipología es “Fortalecer las capacidades de las personas, la comunidad y las instituciones para prevenir el delito, y asistir a las víctimas”. Nivel individual. Por medio de los proyectos se busca que las personas cuenten con información, herramientas o competencias que les permitan desarrollar conductas que reduzcan el riesgo de victimización por delitos y que favorezcan la interrupción del ejercicio de violencia (ya sea contra ellos mismos o contra terceros). Nivel comunitario. Por medio de los proyectos se busca que la comunidad desarrolle un nivel de organización que le permita: a) Retroalimentar a las instituciones sobre las necesidades de la comunidad y el desempeño de las mismas. b) Facilitar el acceso de la ciudadanía a los servicios públicos pertinentes, especialmente a los de asistencia a víctimas. 6 Andrade, Carmen. (2014). Presentación: Transversalización de género en los programas de seguridad. 7 c) Desarrollar conductas de prevención que reduzcan el riesgo de victimización de sus integrantes. Nivel institucional. Por medio de los proyectos se busca que las instituciones trabajen articuladamente (en red) y en integración con la comunidad para mejorar la calidad de las respuestas que entregan a la comunidad (calidad de servicio). 5. Componentes de los Proyectos Los proyectos deben organizarse en torno a dos componentes: Componente de promoción de derechos y prevención y, Componente de articulación de redes institucionales y comunidad. a) Componente de promoción de derechos y prevención. El objetivo de este componente es reducir los riesgos de ocurrencia o recurrencia de los delitos y violencias y promover el ejercicio de los derechos a la justicia y a la asistencia. Promoción de derechos. Se espera que los proyectos puedan: Sensibilizar frente a los hechos violentos que son constitutivos de delitos, especialmente en lo relativo a violencia doméstica y violencia contra la mujer. Informar y educar a la comunidad acerca de sus derechos. Informar y educar a la comunidad acerca de los procedimientos legales que se producen como consecuencia de un hecho delictivo. Informar y educar a la comunidad acerca de las implicancias psicológicas y sociales que puede producir un delito, y cómo es éstas pueden ser superadas. Informar sobre las redes institucionales de atención a víctimas y otros organismos relacionados con la Seguridad Pública. Prevención. Se espera que los proyectos puedan: Fomentar en las personas conductas de autocuidado y prevención del delito, que reduzcan el riesgo de victimización. Fortalecer las relaciones en la comunidad que permitan una prevención conjunta del delito. b) Componente de articulación de redes institucionales y comunidad. El objetivo de este componente es propiciar la adecuada respuesta de las instituciones a la comunidad, por medio del aumento de la articulación entre las instituciones relacionadas a la seguridad pública y entre estas y la comunidad. Se espera que los proyectos puedan: Permitir la entrega de información expedita de la comunidad a las instituciones. Desarrollar y potenciar los canales de acceso a los servicios públicos. 8 Facilitar la retroalimentación sobre el desempeño de las instituciones públicas por parte de la comunidad Fortalecer el conocimiento de los programas institucionales de asistencia a víctimas. c) Componente transversal de participación comunitaria. El empoderamiento de la comunidad, la generación de capital social y, en general, la participación activa y determinante de la comunidad es un elemento transversal a los proyectos de la tipología. Por tanto, se espera que la comunidad organizada sea uno de los actores y niveles en que las intervenciones se desarrollen, es decir, se espera que la comunidad sea un sujeto activo en la promoción de derechos y en la prevención del delito y se espera que sea, también, un actor activo en la relación con las instituciones de Seguridad público. Esto implica no sólo promover la participación, sino que también, abrir espacios relevantes para la decisión de la comunidad en los planes y acciones que le afectan. 9 6. Matriz tipo Marco Lógico de un proyecto de la tipología: FIN PROPOSITO Componente Promoción de derechos y prevención. Articulación de redes institucionales y comunidad. La comunidad y las instituciones, funcionando articuladamente, previenen el delito y dan adecuada atención a las víctimas. Objetivo Indicador teórico Ejemplo de productos Supuestos Reducir los riesgos Tasa de Difusión de derechos, producción de Existe participación en de ocurrencia o victimización materiales de difusión. los talleres de recurrencia de los (lectura capacitación. Talleres de promoción de derechos. delitos y descendente) Talleres de autocuidado y violencias. Tasa de prevención. revictimización Promover el Talleres de victimización y ejercicio de los (lectura respuesta pública. derechos de descendente) Eventos de difusión y/o acceso a la Tasa de denuncia sensibilización. justicia y asistencia a las víctimas. Propiciar una Tasa de confianza Instancias de entrega de Existe compromiso de adecuada en las información sobre inseguridad o participación de las respuesta de las instituciones. victimización de la comunidad a las instituciones en el instituciones a la instituciones. territorio. Tasa de comunidad. victimización Foros de acercamiento comunidad – secundaria(lectura instituciones. descendente) Promoción de la oferta pública en Tasa de materia de seguridad. satisfacción Desarrollo de canales de acceso usuaria en efectivo a atención (derivación). relación a los servicios 10 7. Elementos mínimos de los proyectos. Se espera que todos los proyectos de la tipología consideren los siguientes contenidos mínimos: a) Instancias de integración instituciones - comunidad. Los proyectos deberán incluir instancias mínimas comprometidas de integración entre las instituciones locales y la comunidad en el formato de foros u otros afines. Tales instancias deben permitir al menos que la comunidad: exprese sus problemas o necesidades y entregue a las instituciones retroalimentación sobre su desempeño en el plano local. b) Sistema de información delictual. Los proyectos deberán diseñar o aplicar algún instrumento, mecanismo, sistema o demás, que permita que información sobre temor, inseguridad o delito proveniente de la comunidad sea entregada a las instituciones locales (sin perjuicio de la denuncia). c) Coordinación con instituciones y planes locales. Los proyectos deberán desarrollarse en estrecha coordinación con los planes de seguridad locales, con las instituciones vinculadas a la seguridad pública presentes en el territorio y, especialmente, con los programas o proyectos de la Subsecretaría de Prevención del Delito, incluyendo los centros de apoyo a víctimas (CAVD). d) Fondo de prevención y asistencia. Los proyectos deberán destinar un 10% de su presupuesto total a un fondo cuyo fin sea financiar: i. Medidas para facilitar el acceso de las víctimas a la asistencia, como pueden ser financiamiento de traslados para recibir atención. El uso de tales fondos debe estar supeditado a: i. La existencia de denuncia del delito. ii. Sujeto a rendición de gastos según los procedimientos establecidos para tales fines por el equipo de seguimiento de proyectos, de la Subsecretaría de prevención del delito. Normas generales para proyectos. Los proyectos que se presenten bajo esta tipología no podrán destinar más de un 50% del presupuesto total a gastos en personal y quienes sean contratados con cargo a éste concepto no podrán prestar servicios que sean, a su vez, cargados al proyecto. Los proyectos que se presenten bajo esta tipología deben contar, como requisito de postulación, con un mapa de actores de seguridad pública en el plano local, que incluya al menos la identificación de las principales instituciones y sus representantes al momento de la postulación. 8. Equipo ejecutor. El equipo de Trabajo debe contar con un máximo de 3 integrantes: Cargo: Coordinador del proyecto. Perfil del cargo: Profesional de las Ciencias Sociales. 11 Al menos 3 años de experiencia en el ámbito de seguridad pública o gestión municipal. Experiencia en coordinación de equipos de trabajo, supervisión y tareas de gestión. Interés por la temática. Capacidad de liderazgo y gestión de programas. Capacidad y disposición para trabajo en equipo interdisciplinario. Valoración del trabajo intersectorial y la práctica de trabajo en red. Capacidad de planificación y sistematicidad. Capacidad de desarrollo de metodologías que apliquen el modelo de desarrollo de competencias. Funciones del Cargo: Responsable de representar al proyecto en instancias externas. Responsable de la coordinación técnica y supervisión del equipo. Responsable de garantizar la protección y cuidado del equipo. Responsable de supervisar la implementación de sistemas de registro. Responsable de gestionar formalmente las derivaciones de casos. Responsable de establecer alianzas estratégicas que permitan implementar el proyecto de manera integral. Cargo: Gestor Comunitario (2) Profesional de la ciencias sociales, Técnico Social o Educador Social con estudios en centro de formación técnica o institutos profesionales, o adulto con licencia de Educación Media, con al menos un año de experiencia de trabajo en prevención de violencias y trabajo comunitario en terreno. Experiencia y/o formación en temáticas de seguridad pública. Conocimientos en temática de reparación psicosocial y red de asistencia a víctimas. Experiencia de trabajo en población con características vulnerables. Experiencia en formulación y desarrollo de capacitaciones o talleres comunitarios. Experiencia en manejo de grupos. Manejo de programas computacionales, como Excel, Word, Power Point, correo electrónico, Internet Explorer, entre otros. Funciones del cargo: Desarrollo de talleres comunitarios Desarrollo de actividades de difusión Contención a víctimas de delitos y derivación a organismos pertinentes Participar en reuniones de planificación de actividades Consideraciones de ambos cargos: Carga horaria 40 horas semanales. Disponibilidad para trabajar fuera de horario de oficina y algunos fines de semanas, dependiendo de las actividades formuladas. 12