LA BUENA NUEVA DE LA SALVACIÓN En el primer siglo, muchos judíos buscaban un Mesías que pudiese guiar a la nación judía al poder, a la riqueza y gloria internacional. Estaban orgullosos del hecho de que adoraban al verdadero Dios, pero avergonzados de que su Dios le permitió a las naciones paganas como Roma a gobernar sobre ellos. Querían que el Mesías fuera un héroe poderoso que derrotaría a los ejércitos romanos. Pero Jesús no era el tipo de Mesías que ellos esperaban, no el tipo de líder que querían. No atacó a los romanos —en cambio, ¡criticó a los líderes religiosos judíos! En vez de respetar la riqueza y el poder, parecía preferir a los pobres y débiles. Actuaba como si el pecado fuera un problema mayor que los romanos. Jesús anunciaba un reino de Dios, pero no era la clase de reino que la mayoría de judíos estaban buscando. Era un reino que comenzó de una manera pequeña e insignificante, un reino que implicaba juicio, no sólo gloria. Este reino requería humildad, no soberbia —orgullo, mansedumbre, no poder. Implicaba arrepentimiento y perdón, no armas y riqueza. Pero Jesús también ofreció algo que un líder militar no podía: la vida eterna. Habló de la salvación, de la libertad de la muerte. Cuando la gente entraba en su reino, entraban a la vida eterna. Los discípulos de Jesús no entendían el reino de Jesús al principio. Pero después de la muerte y resurrección de Jesús, después de que habían visto a Jesús demostrar victoria sobre el pecado y la muerte, entonces entendieron. El reino de Jesús no era como los reinos de este mundo. Era un reino espiritual que se ocupa de sus más grandes necesidades espirituales: el parentesco con Dios y la oportunidad de vivir con él para siempre. ¿Cómo se puede hacer? Por medio de Jesucristo nuestro Señor y Salvador —y sólo por medio de él. Es por eso que la iglesia inicial predicó acerca de Jesucristo: Es la prueba de que la salvación es una posibilidad real para todos los que confían en él. Y no es sólo una prueba —es el Único que la hace posible. Es la clave de la buena noticia, la llave para la salvación, la puerta a la vida eterna. El libro de Hechos muestra cómo los apóstoles presentaron este evangelio en diversos entornos. Las cartas de Pablo nos dan una mayor comprensión de lo que el evangelio hace por nosotros y cómo funciona. Pablo usa varias palabras clave para enseñarnos cómo la salvación se hace una realidad para nosotros por medio de Jesucristo. En este estudio de la Biblia, vamos a ver algunas de esas palabras clave. 1. En la sinagoga de Antioquía, ¿qué proclamó Pablo? Hechos 13:38. Por medio de Jesús, ¿qué podría recibir la gente que no había sido posible por medio de la ley de Moisés? Versículo 39. Comentario: Aquí podemos ver que “justificado” es similar en significado a la remisión de los pecados. Es la declaración de Dios de que una persona no es culpable, que la persona es “justa” o “recta”. Pablo desarrolla este significado aún más en sus epístolas. 2. ¿Es posible que una persona pueda ser declarada justa por medio de la ley? Romanos 3:20. Pero ahora, por medio del evangelio, una forma diferente de justicia se ha dado a conocer (v. 21). ¿Cómo puede ser? Versículos 22, 24, 26, 28, 30. Comentario: El evangelio da a conocer una “justicia que proviene de Dios” (Ro 1:17). No podemos ganar esta justicia por obedecer la ley, sino viene a nosotros por gracia. Se le da a todos los que creen en Jesucristo. Dios nos declaró justos no sobre la base de la ley, sino sobre la base de la fe. 1 Pero incluso nuestra fe no es algo que ‘hagamos’ para ganar este don de ser contados como justos a los ojos de Dios. Toda la salvación es un don de Dios (Ef 2:8-9). La fe es la creencia que acepta el don, no una obra que lo gana. Es por eso que Pablo llama su mensaje “el evangelio de la gracia” (Hch 20:24) y el “evangelio que les trajo la salvación” (Ef 1:13). 3. Este principio de ser declarados justos sobre la base de la fe se hace evidente en el Evangelio del Nuevo Testamento. ¿Da el Antiguo Testamento evidencia de este principio? Romanos 3:21. ¿Qué ejemplo da Pablo? Romanos 4:3. ¿Contó Dios justo a Abraham porque obedeció, o simplemente porque creía? Versículos 2-4. ¿A quién es el que justifica Dios —al obediente, o al desobediente? Versículo 5. Comentario: Las personas que son justas ya no necesitan una declaración especial de Dios para decir que son justas. Como dijo Jesús, no vino para los justos, sino para los pecadores. La buena noticia es un mensaje para los pecadores que necesitan ser rescatados. Puesto que todos hemos pecado y nadie se ha ganado el derecho de ser llamado justo delante de Dios, todos están en la categoría de malvados o impíos. La buena noticia es que estas son las personas que Dios está dispuesto a declarar justas, si creen. 4. ¿Nos contará Dios como justos si tenemos fe? Versículos 23-24. ¿Qué es lo que tenemos ahora con Dios? Romanos 5:1. ¿Dónde nos encontramos ahora? Versículo 2. 5. Cuando Pablo confrontó a Pedro acerca de “la integridad del evangelio”, ¿qué dijo acerca de la justificación? Gálatas 2:14-16. ¿Se puede obtener la justificación por medio de la ley? Gálatas 2:16, 21, 3:11, 21. ¿Quiere decir esto que el pecado es aceptable? Gálatas 2:17. Comentario: Mucha gente no entendía a Jesús. Del mismo modo, mucha gente no entendía correctamente a Pablo. Eso se debe a que el mensaje es tan sorprendente, tan diferente de la manera que normalmente pensamos. Pablo repetidamente respondió a las preguntas acerca de la ley de Dios. ¿Está acabando con la ley? ¿Quiere decir eso que las personas pueden pecar? Los lectores modernos pueden preguntar, pero ¿qué pasa con la ley? ¿No es importante obedecer? Pablo responde: Por supuesto, debemos obedecer. No estamos acabando con la ley. No estamos dando permiso para pecar. Pablo no tendría que responder a estas preguntas si él hubiese enfatizado la ley. En su lugar, el hecho de que tales preguntas tuvieron que ser respondidas nos muestra que Pablo enfatizó tanto la gracia que surgieron preguntas sobre si había todavía algún papel para la ley. Estas preguntas revelan cuán sorprendente es el evangelio de la gracia —Dios justifica al impío. Somos justificados, contados justos por fe y no por obediencia. Nuestra posición delante de Dios ¡no depende de la ley, no depende de si obedecemos! Si eso nos parece chocante, entonces tal vez estamos escuchando el evangelio de la manera que Pablo quería que fuera escuchado— con tanta sorpresa que nos preguntamos, ¿Puede ser cierto? ¿No es importante la obediencia? ¿No cuenta para algo? Si escuchamos correctamente a Pablo, podríamos hacer tales preguntas. Pablo nos dice, ciertamente, la obediencia es parte del cuadro. Dios quiere que su pueblo sea siervo de la justicia. Pero esta es una cuestión posterior —no es la razón por la que Dios nos declara justos (Tit 3:5). Pablo tenía una justicia basada no en las cosas buenas que había hecho, sino una justicia que le había sido dada por Dios mediante la fe en Jesucristo (Fil 3:9). 2 La secuencia es la siguiente: Primero, Dios declara justa a la gente impía sobre la base de la fe. Segundo, les dice que vivan una vida justa. La declaración viene primero, y la obediencia viene después. El veredicto de “no culpable” es lo primero —aunque Dios sabe que no podemos vivir perfectamente, incluso después de que nos justifica. A pesar de eso, nos declara, por adelantado, ser justos. Declara, por adelantado, que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Ro 8:1). No estamos cayendo dentro y fuera de Cristo; no estamos cayendo dentro y fuera de la condenación. Estamos en gracia, un estado de ser perdonados, un estado de ser contados justos. “Justificación” es un término que tiene que ver con la ley y el juicio. Se refiere a un veredicto en un juicio. Esto es parte de la buena nueva del evangelio: que nuestro Juez nos declara ‘no culpables’ porque creemos en Jesucristo. En realidad, somos mejores que ‘no culpables’ —mejor que neutrales. Somos contados como justos positivamente, por lo que Cristo ha hecho. A través de su obediencia, “muchos serán constituidos justos” (Ro 5:19). La justificación significa que Dios nos declara justos. 6. Dios nos dice que la paga del pecado es la muerte. ¿Cómo es posible que podamos escapar de la pena? Romanos 5:6, 8; 1 Corintios 15:03, 1 Tesalonicenses 5:10, Tito 2:14, 1 Juan 3:16. ¿Qué más hizo por nosotros? 2 Corintios 5:21, Gal. 3:13, Hebreos 9:26. ¿Qué quiso traernos? Hebreos 9:28; 1 Pedro 2:24. Comentario: Podemos escapar de la pena de muerte porque ha sido pagada “por nosotros” —en nuestro nombre. Jesucristo murió por nosotros, en nuestro lugar, como un sustituto. Fue una ofrenda por el pecado, un sacrificio, llevando nuestros pecados, pagando por nuestros pecados, sufriendo la maldición o pena prescrita por la ley. Debido a que Jesús no tenía pecado propio, su muerte podría pagar la pena por nosotros. 7. ¿Qué más fue logrado cuando Cristo murió por nosotros? Gálatas 2:20, Romanos 6:4, 6, 8, Colosenses. 2:20. ¿Qué se logró en su resurrección? Efesios 2:5-6, Colosenses. 2:12-13. En él, ¿qué hemos llegado a ser? 2 Corintios 5:21. Él se hizo pecado por nosotros; ¿se hizo también justificación por nosotros? 1 Corintios 1:30. ¿Es por medio de él que nos hemos hecho justos? Romanos 5:19. Comentario: Estas escrituras tienen conceptos que son ajenos al pensamiento moderno, pero si queremos entender el mensaje bíblico, tenemos que explorar la forma en que Pablo explica nuestro medio de salvación. Hemos muerto con Cristo, fuimos sepultados con él, y resucitados con él. Mediante la fe, estamos unidos a él. Él compartió de nosotros y nosotros compartimos de él. Vamos a utilizar términos contables: Al igual que nuestros pecados fueron transferidos a su cuenta para que pueda pagar el castigo de esos pecados, así también su justicia es transferida a nuestra cuenta para que podamos ser contados justos. Su justicia es imputada a nosotros. No sólo nuestras deudas están perdonadas, nuestra cuenta bancaria también está llena. Un número ilimitado de deudas pueden ser perdonadas. Estamos vestidos con su justicia (Gá 3:27; Col 3:3), no con nuestros trapos de inmundicia. 8. ¿Qué otros términos financieros se utilizan para describir lo que Jesús hizo por nosotros? Hechos 20:28; Marcos 10:45; 1 Timoteo 2:6; Hebreos 9:15; Gálatas 3:13-14, Tito 2:14; 1 Pedro 1:18-19. Comentario: Tanto ‘rescate’ y ‘liberar’ sugieren que Jesús pagó un precio para comprar nuestra salvación, para que nos la pudiera dar. La Escritura no utilizar estas metáforas para dar a entender que un pago efectivo se hizo por alguien en particular —el énfasis bíblico está en el concepto de que Dios ahora nos posee. Somos sus esclavos, obligados a obedecerle. 3 La sociedad greco-romana estaba familiarizada con la esclavitud y la redención. Cuando Pablo dice que Cristo es nuestro Redentor, y que tenemos la redención en su sangre, sus lectores entenderían que Dios es el Señor, que tiene derechos de propiedad sobre la gente que compró. Pablo exhorta a sus lectores a no pecar, sino a darse como siervos de justicia, como esclavos de Dios (Ro 6:15-22). En nuestro próximo estudio, vamos a ver más terminología de la salvación, sobre todo las condiciones que ponen en evidencia el concepto de que la salvación implica una relación con Jesucristo. Por Michael Morrison © Grace Communion International < El Evangelio Conforme Pablo Parentesco con Cristo > 4