El artículo periodístico Es un género fundamental del periodismo que tiene como propósito dar a conocer los hechos de interés colectivo, ya sea social o también político. Es un texto que expresa la opinión que redacta el mismo público al cual es dirigido, con la finalidad de encontrar en el lector la formación de la opinión y el conocimiento del tema. El habla de un artículo periodístico es sencillo, puesto que no necesita que se explique a profundidad, sino que se exponga desde un punto de vista hacia los demás con fines de buscar su opinión sobre el tema. No necesita de un vocabulario especializado ni preciso, sino algo que sea muy cotidiano y evidente, con sentido y que abra y aclare dudas al lector. Tampoco requiere de tener un nivel de argumentación largo, sino algo que abra las puertas de la imaginación de los lectores a seguir buscando información. http://es.wikipedia.org/wiki/Art%C3%ADculo_period%C3%ADstico ¿Qué es un artículo periodístico? Es un escrito de amplio contenido y diversa forma en el que se interpreta, valora o explica ideas o hechos actuales de especial relevancia, de acuerdo con la convicción del que lo escribe. Como el escritor impone su estilo, es el género de mayor libertad. ¿Cuáles son las características de un artículo periodístico? Lo escribe un emisor especializado ajeno al periódico. Su opinión no tiene que coincidir necesariamente con la opinión del grupo editorial. El artículo ha sido y es un valioso vehículo de expresión, muy utilizado por los pensadores, políticos, sociólogos y autores literarios de todos los tiempos. Por tanto, predomina la subjetividad, al contener el pensamiento u opinión particular de una persona. La amplitud temática es inmensa. Se puede confundir con un texto humanístico, científico, jurídico, literario, etc... Un buen artículo debe tener las siguientes características: Claridad El artículo lo debes escribir para que lo entiendan tus lectores, por lo que es importante que tengas una visión clara del tema y logres una exposición puntual de los hechos. Concisión Debes utilizar sólo las palabras significativas y justas para expresar lo que se deseas decir. Contenido significativo Las palabras poseen gran significado, en consecuencia, debes emplear un vocabulario extenso para darle sentido y significado a su texto, procurando utilizar las que definan claramente las ideas que quieres expresar. ¿Cómo comenzar a escribir un artículo periodístico? ¡Fácil! - Sólo debes buscar algún tema de tu interés, ya sea en las noticias, en tu colegio, en tu comuna, etc. y comenzar a escribir sobre él. - Recolecta la mayor cantidad de información sobre el tema. Debes procurar que el escrito motive a quienes lo leerán, por lo que debe ser significativo. - Del vocabulario no te preocupes, porque debe ser amplio, pero simple, por lo general no utilices palabras tan "rebuscadas", sino más bien aprovecha en lenguaje cotidiano para acercarte al sentido común de los lectores permitiendo aclarar sus dudas. http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/segundo-ciclo-basico/lenguaje-ycomunicacion/escritura/2010/03/96-8778-9-articulo-periodistico.shtml Estructura Estructura interna de un texto periodístico forma: 1-. Objetivo: informar, comentar, analizar, criticar. 2-. Destinatarios: prensa diaria, medio especializado, ideología del público, línea editorial del medio... 3-. Tema: quiénes son los protagonistas. Motivo del hecho. Causas o antecedentes. Consecuencias o expectativas. 4-. Subtemas: observaciones políticas, culturales, económicas... 5-. Selección: sólo el material útil. 6-. Jerarquización: del material útil, ordenar datos, ideas, según su importancia... Estructuración externa de un texto periodístico, forma: 1-. Ordenar: planificar el trabajo. Texto informativo: nº párrafos, datos y jerarquías. Texto de opinión: datos al principio, datos nudo, conclusión. 2-. Lenguaje: apropiado al género que manejemos. 3-. Tono: según el tipo de texto; ironía, seriedad, persuasión... 4-. Estilo: propio. El que cada cual tenga. http://tallerdelecturayredaccion22.blogspot.com/2011/06/estructura-externa-e-interna-delos.html SIN RESERVACIONES SE AVENTURAN A SALIR DEL D.F. ¡VIAJAN CON LANA DEL GASTO! Las vacaciones durarán mientras les alcance el dinero; después, “Dios dirá”. Notiejemplo. Con solo 5000 pesos José Hernández espera pasar un fin de semana en Acapulco; su esposa Rafaela y sus dos hijos Jorge y Josué, esperan que sean unas vacaciones limitadas pero inolvidables. Encontrar hospedaje sí les preocupa, pero lo verán allá. ----Vamos en camino, el resto Dios dirá----, comentó mientras sonreía y esperaba encontrar un lugar barato a pesar de la demanda de los turistas. Su familia llegó un poco antes de las 9:00 horas a la central de autobuses del Sur, en donde compraron los boletos que costaron 400 pesos por adulto y 200 por niño. Pero, no son los únicos aventurados en viajar de última hora. Irma Rosas y su esposo, Ricardo González, decidieron aprovechar las vacaciones. Aunque son contadores, esta vez no hicieron bien las cuentas pues sólo llevan 6000 pesos para permanecer hasta el martes en Huatulco Oaxaca. El dinero es parte del gasto del mes y de regreso ya verán cómo pagar. No obstante, hay quien sí planeó su salida en estos días; este es el caso de Ismael González, su esposa y tres hijos, quienes visitarán Zihuatanejo. En febrero compraron un paquete, (nos presumieron), el cual les incluyó transporte, hospedaje y una comida. ¡Saturan centrales Camioneras! Desde el inicio del día, el arribo de capitalinos que con maleta en mano llegan a las Centrales Camioneras del Sur y del Norte, producen sus efectos de caós y estrés. Cada cinco minutos salen camiones con destinos diversos. Los destinos por excelencia son Acapulco y Huatulco, cuyos boletos son fáciles de encontrar. En la estación del Norte son: Pachuca, Hidalgo, Tlaxcala, Toluca, estado de México y Puerto Vallarta; en la del Sur, Ixtapa-Zihuatanejo, Cuernavaca, Taxco, Puerto Escondido y más se suman a la lista de lugares, donde capitalinos buscan llegar de último momento. Las centrales camioneras son un lugar de mucha afluencia, sobre todo por los viajeros de última hora. http://www.ejemplode.com/11-escritos/1641-ejemplo_de_texto_periodistico.html Artículo literario Es un texto en el que el autor explica, objetivamente, un tema relacionado con el campo de la literatura; o bien, en el que opina, de manera fundamentada, sobre un tema literario. En nuestro caso, el artículo que elaboraremos será objetivo. La estructura del artículo es similar a la de la reseña: 1. Introducción: el articulista hace una referencia general al tema del que hablará, para que el lector se adentre en su texto. 2. Desarrollo: en esta parte del artículo su autor expone el tema a detalle, explicando, dando ejemplos, comparando, etcétera. Debe demostrar que conoce del tema del que escribe. 3. Conclusión: el articulista puede concluir enunciando de manera resumida la importancia del tema; o agregando alguna idea nueva e impactante. Pero debe evitar expresar su opinión, si el artículo es objetivo. http://profecarlos.tripod.com/resenas_articulos.html Ejemplo de artículo literario Mi cama es una barca Por lo que tiene muchas veces de empeño únicamente nutritivo, alejado de musas y recalentamientos de coco, prefiero leer artículos a cuentos, o relatos, por comparar dos géneros cortos. La novela es un viaje, y un viaje en el que cabe de todo; el artículo y el relato son una carrera de cien metros, pero tengo la impresión que mientras el relato (con todo ese deber de concisión y contención y ajuste milimetrado casi hasta en la respiración) es una carrera esforzadísima con unas vallas enormes y todos esos señores negros corriendo como gamos y tensando todos los músculos y donde todo acaba en unos segundos y parece increíble que más de uno no se haya infartado desplomándose sobre el tartán, echando espuma por la boca del esfuerzo sobrehumano. Tiene algo de demasiado ambicioso en el fondo; diríamos que los corredores quieren desaparecer de la salida y aparecer en la meta, casi sin transiciones, fantasmales, o teletrasportados. En los artículos, que también son carreras de cien metros, veo a unos señores muy tranquilos caminando con las manos en los bolsillos, silbando cualquier paridilla sin vergüenza, quizá con una barra de pan bajo el brazo y el periódico enrollado, mirando a los lados o a una mariposa que revolotea a su alrededor, presumida. Le habían dicho que tenía que llegar a la meta, o se lo había dicho a sí mismo, pero le da igual llegar o no; se entretiene con un trébol que hay al borde de la pista; el trébol le recuerda a Trini, y suspira emocionado porque no tiene ninguna prisa, todo le vale; respirar le vale, el cielo azul y un avión con un reguero publicitario de una marca de pasta de dientes le vale para entretenerse mientras camina por la pista. Claro; llegue o no llegue ha de simular que llega, dando el saltito final, la cabriola que anuncie su retirada de la pista, el regate al charco en el que estaba a punto de meterse; en fin, oficio de caminante, una pequeña prueba de reflejos. No le va a dar un infarto; en el relato alguien parece obligado a padecer un infarto, emocional se entiende; el lector, los personajes, el escritor, el librero incluso, uno que pasa por allí, o todos a la vez, en un clímax de infartos orgiástico. Del alma, se entiende. Se compran un poco como poemas, se leen como poemas, son poemas en prosa. Los artículos son más plebeyos; se leen con un trozo de hamburguesa en la boca, se leen mientras habla fulano y ponemos cara de escuchar, mientras miramos de reojo en el autobús a la que tenemos al lado, mientras cagamos, que es donde mejor se leen y más aprovechan, aunque la ciencia no sepa el por qué. Y no me refiero solo a los artículos diarios que tenemos cada día en los periódicos, o menos a esos, porque no hay mucho que sobresalga del sopor restante de letras y declaraciones y etcéteras, la verdad, que a los artículos que se quedaron como obra menor de algunos autores y que quizá sobreviven mejor al tiempo que sus novelas y relatos. Una vez más David le quita un ojo a Goliat, y lo elevado se evapora cual nube de humo, y lo bajo y menor sobrevive como una roca a los años, al tiempo que todo lo muele. La mejor obra de un Chesterton, por ejemplo, está en sus artículos. Leemos a Larra, no al Duque de Rivas, ni a Espronceda. ¿Qué quedará de los Mendoza, Azúa, Marías, Monzó, que me parecen grandes articulistas, de los más interesantes hoy en día? Uno al menos lee con más gusto sus andanzas periodísticas que lo otro. Será pereza de lector, quizá, como dice Lobo Antunes de los que preferimos sus artículos a sus novelas, ganas de silbar mientras paseo con las manos en los bolsillos. http://camabarca.blogspot.com/2007/11/el-artculo-literario.html La columna o artículo de opinión Es un texto que manifiesta el sentir o el pensar (punto de vista) de una determinada persona, que suele ser un personaje notable o de relevancia en las letras, política u otras áreas y está ligada (en trabajo pero no necesariamente en compartir la línea editorial) al periódico. El columnista, como se le llama a esta persona, escribe semanalmente o según lo acordado con la entidad. Se diferencia del editorial, pues este texto sí lleva la forma y el nombre de quien escribe. El lenguaje que se utiliza, por lo general, en las columnas o artículos de opinión, tiende a lo ameno, ya que pretende captar la atención de quienes lean y, posteriormente, su aceptación. En ocasiones, las columnas o artículos difieren del pensamiento del diario o de la institución y esto queda expresado en las líneas que contemplan los párrafos, en los que se puede abarcar distintos temas, tengan o no importancia, quedando a la subjetividad, la elección de éste por parte del autor de la columna. Asimismo, quien escribe tiene total libertad en el uso de los recursos estilísticos que incorpore, sin embargo, hay limitantes en cuanto a la cantidad de palabras, por ende, letras a escribir y a que su columna sea entendible para los lectores. El artículo de opinión tiene una gran presencia en la prensa. En este tipo de artículos se emiten opiniones concretas suscitadas por un tema de actualidad. Las funciones del artículo son similares a las del editorial. En él se ofrecen valoraciones, opiniones y análisis sobre diversas noticias. A diferencia del editorial, el artículo va firmado y representa la opinión particular de su autor. En ocasiones, incluso esta opinión puede disentir manifiestamente de la postura institucional del periódico expresada en sus editoriales. Otra diferencia que debes tener en cuenta es que los temas tratados en los artículos pueden ser mucho más variados puesto que los editoriales sólo abordan noticias que poseen una gran relevancia. La libertad expresiva de la que gozan los articulistas es casi total, desde luego mucho mayor que la de los editorialistas. El articulista puede elegir el tono, la perspectiva, la seriedad, etc, con la que piensa dirigirse a sus lectores, mientras que el editorialista siempre está sometido en su escritura a cierta solemnidad. El artículo de opinión está estrechamente ligado al autor, por ello su credibilidad y capacidad de influencia dependen del prestigio y autoridad que merezca esa firma a los lectores. Los artículos suelen tener una extensión entre las quinientas y las ochocientas palabras y no tienen por qué ser escritos por periodistas. Cualquier otro profesional puede expresarse mediante un artículo de opinión. Pero sean periodistas o no, los articulistas suelen ser profesionales contrastados con muchos años de experiencia y una trayectoria conocida por la opinión pública. Podemos distinguir dos tipos de articulistas: los que abordan cualquier tema o asunto de actualidad y publican sus artículos con una determinada periodicidad, y los que publican, de forma periódica u ocasional, artículos referidos a aquellos asuntos que pertenecen a su especialidad. Dentro del artículo de opinión se pueden distinguir las columnas personales. Las columnas son espacios reservados por los periódicos y revistas a escritores de notable prestigio, con una periodicidad regular. La libertad expresiva en estos casos es total con dos únicas limitaciones: el número de palabras establecido por el periódico y la claridad debida a los lectores. Constituyen un género híbrido entre la literatura y el periodismo. El columnista debe reunir dos cualidades: un dominio virtuoso del lenguaje, que materializa en un estilo propio, y una capacidad para ofrecer una perspectiva única y diferente sobre hechos conocidos que pertenecen a la actualidad. El grado de complicidad que el columnista adquiere con sus lectores es muy elevado. España cuenta con magníficos columnistas que debes leer; por citar algunos: Francisco Umbral, Maruja Torres, Vázquez Montalban, Jaime Capmany, etc. Elige tus favoritos. Lorenzo Gomís, importante periodista y articulista, escribió: "Una columna periodística está llena de tiempo. Es un recuadro con tiempo dentro. Es una botella como esas que se echan al mar, desde una isla, para que un barco que pase la encuentre y lea el mensaje". http://recursos.cnice.mec.es/media/prensa/bloque4/pag8.html Ejemplo ROPA USADA Yamuna cree en la reencarnación y en Krishna, y vende ropa usada. Desde que lo conocí, ya no compro mis prendas de vestir en las tiendas: él aparece como un “avatar” en mi casa, con dos bolsos, de los que salen chaquetas, pantalones, chalecos de todos los tipos y tallas. Y salen y salen de esas bolsas que se ven pequeñas, pero en las que parece caber toda la ropa usada del mundo, como si no tuvieran fondo. Yamuna cree en la reencarnación, y cada vez que viene aprendo algo más del hinduismo, tal vez la religión más antigua del mundo, y mientras me pruebo las chaquetas de cuero que siempre me quedan cortas de mangas, siento que soy por un momento Arjuna, al que Krishna viene a decir lo que hay que hacer en el campo de batalla. Yamuna sonríe cada vez que me habla de la muerte, la reencarnación, el dolor, y no me extraña: alguien dijo una vez que el dios que vendrá será un dios que ría y baile. Yamuna cree que el cuerpo es sólo una morada pasajera, la cáscara que botaremos cuando superemos nuestros karmas, cuando evolucionemos, cuando aprendamos en esta escuela -la vida- que fue regalada a nuestra alma. Yamuna ríe cuando le muestro el hermoso chaleco que escogí y en el que no quepo. A veces siento que toda esta ropa usada por otros muestra de verdad lo que son nuestros cuerpos: ropa que, al usarse, se botará, para que la recoja otro en otra vida. ¿Para qué esmerarse en tener ropa nueva y bella, si nosotros seremos los primeros en caducar, antes que los impermeables, las chaquetas, los zapatos, que nos sobrevivirán? Pienso en todos los que se habrán ido y habrán usado estos pantalones que me pruebo, en los muertos que nadie recuerda y cuya intimidad yo invado cada vez que compro una prenda de vestir a Yamuna. Y empiezo a entender y a gustar de esa provisionalidad, a saber que todo, la ropa que vestimos, las cosas que usamos, nosotros mismos, seremos pasados a otros, en una posta infinita, en la que lo nuevo será irrisorio, y lo usado, un valor. Un mundo de canje, trueque, un mundo donde todo será reciclado, porque hasta nuestros cuerpos serán reciclados por la tierra, y la tierra, reciclada en el cosmos. Es cosa de ver una supernova, su explosión fulgurante que regala carbono, hidrógeno, materia para que se formen otras estrellas. Porque así nacimos, nuestro planeta y nosotros: de un reciclaje infinito de polvo de estrellas. Yamuna lleva el “Bhagavad Gita” en su bolso, uno de los libros más bellos jamás escritos. Cada vez que lo lee, caigo en trance y cierro los ojos, y huelo incienso que embriaga, y al probarme una hermosa camisa casi nueva, siento que yo y la camisa y Yamuna y todo lo que nos rodea desaparecerá en una danza, al final de la cual aprenderemos que la realidad es ilusión. ¿Y el amor, y los lazos, y lo que nos ata a la tierra? Puro apego. Eso me repite Yamuna: apego que esconde el verdadero rostro del verdadero amor. Me cuenta la historia de un rey que era muy solo y pidió a un dios tener un hijo, y se le dijo que al tenerlo, conocería el amor, pero también el dolor, porque el amor es apego y apego da dolor. El hijo llegó, él lo crió, le dio todo… pero el niño murió, y el hombre cayó en una honda desesperación y se convirtió en un vagabundo. Hasta que los dioses le pidieron al alma del niño que volviera a calmar a su padre. “¿Cuál padre?” preguntó el niño-. Había olvidado al último de entre muchos padres que había tenido en sucesivas reencarnaciones. Yamuna sonríe, con dulzura. Lo miro y pienso: ¿De dónde saca toda esta ropa Yamuna? Y si él es otro, ¿quién es de verdad Yamuna? ¿Será tal vez la reencarnación del mismo rey del cuento, el que perdió al hijo? Me despido de él, cierra sus bolsos sin fondo, y no sé si volverá de nuevo, o en otra forma, o en otro universo. Me vuelvo a probar mi hermosa y vieja chaqueta “nueva” frente al espejo, me miro, y me pregunto: “Pero, ¿quién eres tú, quién eres, con esa chaqueta que fue de otro, en un espejo que sólo muestra el reflejo de una ilusión?”. (El Mercurio, Columna de Opinión: Cristián Warnken. Agosto 07 del 2008)