SENTENCIA NUMERO: CIENTO VEINTICUATRO En la

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SENTENCIA NUMERO: CIENTO VEINTICUATRO
En la Ciudad de Córdoba, a los
doce
días del mes de octubre de dos mil
seis, siendo las doce horas, se constituyó en audiencia pública el Tribunal
Superior de Justicia, en pleno, presidido por el señor Vocal doctor Luis Enrique
Rubio, con asistencia de los señores Vocales doctores María Esther Cafure de
Battistelli, Aída Tarditti, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, Domingo J.
Sesín, Armando S. Andruet (h) y Alberto Eduardo Crucella a los fines de dictar
sentencia en los autos "NAVARRO, Mauricio Orlando p.s.a. homicidio en
ocasión de robo -Recurso de Inconstitucionalidad-" (Expte. "N", 14/05), con
motivo del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Sra. Asesora
Letrada del 12° Turno, Dra. Graciela I. Bassino, en su condición de defensora del
imputado Mauricio Orlando Navarro, en contra del Auto Interlocutorio número
noventa y dos del veinticuatro de octubre de dos mil cinco dictado por la Excma.
Cámara Octava del Crimen de esta ciudad..
Abierto el acto por el Sr. Presidente se informa que las cuestiones a
resolver son las siguientes:
1°) ¿Es inconstitucional el artículo 57 de la Ley Provincial n° 9182?
2°) ¿Qué resolución corresponde dictar?
Los señores Vocales doctores Luis Enrique Rubio, Aída Tarditti, María
Esther Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel y
1
Domingo J. Sesin, emitirán sus votos de manera conjunta y los doctores
Armando S. Andruet (h) y Alberto Eduardo Crucella, según su voto.
A LA PRIMERA CUESTION:
Los señores Vocales doctores
Luis Enrique Rubio, Aída Tarditti, María
Esther Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel y
Domingo Juan Sesín, dijeron:
I. Por Auto Interlocutorio n° 37 del 16 de septiembre de dos mil cinco, la
Cámara Octava en lo Criminal de esta ciudad, por mayoría, resolvió “asignar la
jurisdicción para juzgar en los presentes obrados a la Cámara en Colegio e
integrar el Tribunal con jurados populares, conforme lo prescripto por la ley
9182...”. (fs. 356 vta.).
Frente a ello, la defensa del imputado Mauricio Orlando Navarro dedujo
recurso de reposición, a la vez que solicitó la declaración de inconstitucionalidad
del art. 57 de la ley Provincial 9182 (fs. 367/369), pretensiones que fueron
rechazadas por A.I. 92, de fecha 24 de octubre de 2005 (fs. 392/396).
II. Contra este último decisorio, la defensa de Mauricio O. Navarro,
ejercida por la Sra. Asesora Letrada -Dra. Graciela I. Bassino-, deduce recurso de
inconstitucionalidad (art. 483 C.P.P.).
Afirma la quejosa que a través de su libelo impugnativo pretende
controvertir la regularidad constitucional del art. 57 de la ley provincial n° 9182
2
–que entró en vigencia el 1° de enero de 2005– aplicada retroactivamente por la
Cámara Octava al juzgamiento de un hecho acaecido con fecha 16 de noviembre
de 2004.
Explica que la institución del juicio por jurados, con sus novedosos
alcances, ha sido introducida por una norma posterior a la comisión del hecho,
constituyendo la pretensión de validarla para el caso en examen, un supuesto
vedado de aplicación “ex post facto”.
Adita que no se trata de un simple dispositivo legal de carácter procesal
aplicable sin más a causas en trámite, sino de una ley que incorpora reglas
absolutamente nuevas relativas a obligatoriedad, composición y funcionamiento
del Tribunal de Juicio, lo cual importa una modificación sustancial en el sistema
de juzgamiento y por ende, su aplicación retroactiva traduce una irremediable
afectación de la garantía constitucional del Juez Natural.
Acto seguido transcribe diversas opiniones doctrinarias sobre dicho
derecho fundamental, como asimismo los argumentos dados por la Cámara
Primera en lo Criminal de la ciudad de Río Cuarto en autos “Devia” (25/4/05)
donde se expidió con motivo de un planteo similar al aquí efectuado, haciéndolo
en el sentido aquí pretendido por la recurrente (fs. 415 bis/418).
III. Mediante dictamen P-246, el Sr. Fiscal Gral. de la Provincia
considera, en primer lugar que el recurso deducido debe ser declarado
3
formalmente inadmisible. Al margen de ello, realiza un análisis de la normativa
cuya declaración de inconstitucionalidad se peticiona y concluye requiriendo el
rechazo de dicho planteo, brindando los argumentos que avalan su postura (fs.
424/432).
IV. De la reseña que antecede se extrae que la materia traída a examen de
este Tribunal Superior gira en torno a la adecuación constitucional –a la luz de la
garantía de Juez Natural– de la aplicación que el a quo hiciera del art. 57 de la
ley Provincial n° 9182, disponiendo la integración del Tribunal de Juicio con
Jurados Populares, a un hecho ocurrido el 16 de noviembre de 2004.
1. Ingresando al punto sub examine y como cuestión liminar, corresponde
señalar que el derecho a la jurisdicción, en cuanto se traduce en la posibilidad de
acceder a un órgano judicial, presupone que dicho órgano sea el Juez Natural , es
decir, un tribunal judicial, cuya creación, jurisdicción y competencia, provengan
de una ley anterior al hecho que origina la causa.
Desde los orígenes de nuestra República, la garantía en cuestión se
encuentra protegida a través del art. 18 de la Constitución Nacional en cuanto
prescribe que “Ningún habitante de la Nación puede ser... juzgado por
comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del
hecho de la causa...”. El bloque constitucional que ampara la garantía del Juez
Natural se completa con la regulación establecida en los arts. 26 de la
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Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 8.1 del Pacto de
San José de Costa Rica, 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (incorporados a nuestra Carta Magna por imperio del art. 75 inc. 22) y
39 de la C. Prov., reglamentando la misma nuestra ley de rito en su art. 1°.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha entendido que el propósito
de la mentada seguridad constitucional es el de “asegurar a los habitantes de
la Nación una justicia imparcial , cuyas decisiones no pudieran presumirse
teñidas de partidismo contra el justiciable, completando así el pensamiento de
implantar una justicia igual para todos, que informara la abolición de los fueros
especiales” (fallos 310:804, “Sueldo
de
Posleman”
-el remarcado nos
pertenece-). Asimismo, señaló que también procura impedir la intromisión del
Poder Ejecutivo en la administración de justicia, por sí o mediante la designación
de comisiones especiales (fallos: 306:2101, “Videla”), meta en función de la cual
ha prohibido expresamente al Presidente de la Nación el ejercicio de facultades
judiciales como conocer de las causas pendientes o restablecer las fenecidas (arts.
109, C.N. y 138 Const. Pcial.).
Juez Natural –se ha sostenido– es, en principio, aquél que ha sido
designado conforme a la ley y cuenta con competencia para resolver un caso
según la distribución de causas entre la Nación y las Provincias, todo ello antes
5
de los hechos del proceso (Cfr. SAGÜÉS, Néstor P., Elementos de Derecho
Constitucional, Astrea, 2da. Ed., Bs. As., 1997, T. II, p. 639).
1.a) Ahora bien; en aplicación de dicha hermenéutica, nuestro máximo
Tribunal ha descartado que hubiere violación alguna a la garantía bajo examen en
los siguientes casos:
* Cuando un nuevo juez, con posterioridad al hecho de la causa, asumiera
la función que correspondía al anterior, por renuncia, fallecimiento, jubilación o
circunstancia similar que hubiera afectado a éste último (fallos 310:2184,
“Catuzzi”; 310:2845, “Magín Suárez”; 310:804, “Sueldo de Posleman”). Ello es
así porque constantemente se ha entendido que la palabra “Juez” no alude a la
persona física, sino al tribunal u órgano judicial (Cfrs. BIDART CAMPOS, Germán
J., Manual de la Constitución Reformada, Ediar, Bs. As., 2004, T. II, p. 318;
CAFFERATA NORES , José I.-TARDITTI, Aída, Código Procesal Penal de la
Provincia de Córdoba Comentado, Mediterránea, Córdoba, 2.003, T. I, p. 20).
* Cuando por ley se modifica la competencia o jurisdicción de un tribunal
en términos generales. Sobre ello, invariablemente el Alto Tribunal ha entendido
que las normas modificatorias de la jurisdicción y competencia, aún en caso de
silencio de ellas, se aplican de inmediato a las causas pendientes (fallos: 17:22,
“Severo Chumbita”; 24:432, “Contienda de competencia negativa entre el Juez
del Crimen de Corrientes y el Federal de dicha sección, en la causa criminal, por
6
homicidio cometido en el territorio de Misiones”; 281:92, “De Molina” –entre
otros-), toda vez que “nadie tiene un derecho adquirido al mantenimiento de las
leyes y reglamentos, ni a la inalterabilidad de los mismos” (C.S.J.N., in re
“Ghiggi Galizzi” del 28/09/82, L.L., 1982-D625); como “tampoco a ser
definidos sus derechos con arreglo a un determinado procedimiento” (C.S.J.N.,
Fallos: 181:288; 249:343). Por ello, ha expresado que “no cabe objeción válida,
desde el punto de vista constitucional, respecto de las nuevas leyes de
competencia que impliquen cambiar la radicación de causas después de los
hechos que les hayan dado origen” (fallos: 310:2845, “Magín Suárez”).
Señala Néstor SAGÜÉS que un argumento al que recurrentemente ha
acudido la Corte en estos casos, es que -de no aceptarse esta tesis-, el Congreso
se vería obstaculizado para crear nuevos tribunales, suprimir otros o reformar los
existentes (ob. cit., p. 640). El límite estará dado en cuanto a que el proceso no se
retrotraiga a etapas válidamente cumplidas, perjudicando la estabilidad de los
actos judiciales firmes (CSJN, “Hussar Otto”, 10/10/96, L.L. 1996-E-575), lo
que se encuentra justificado en virtud de que tales actos se hallan resguardados
por la preclusión, principio que es de orden público (cfr. Cámara Nacional en lo
Criminal y Correccional, sala III, causa 8639/93 del 6/9/95).
1.b) Por el contrario, la C.S.J.N. consideró que la garantía del Juez Natural
sí se vulneraba en los siguientes casos:
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* Con la creación de comisiones especiales, esto es, de órganos instituidos
para juzgar una o más causas concretas al margen del Poder Judicial (C.S.J.N.,
“Magín Suárez”, antes citado).
* Por la asignación de la causa a Jueces Especiales, privando a un Juez de
su jurisdicción en un caso concreto y determinado, para conferírsela a otro que no
la tiene, en forma tal que por esta vía indirecta se llegue a constituir una
verdadera comisión especial disimulada bajo la calidad de Juez permanente de
que se pretende investir a un magistrado de ocasión (CSJN, “Magín Suárez y
“Catuzzi”, ya citados).
* A través de detracciones generales ilegítimas, lo que ocurre cuando una
ley, con fines espurios, despoja de jurisdicción a ciertos órganos y se la confía a
otros, no ya en relación a un caso concreto sino en términos genéricos pero con el
fin de sustraer determinadas causas a los primeros y derivarlas a los segundos.
* Cuando se desfigura el órgano competente; es decir, sin quitar
jurisdicción a un tribunal, se altera su composición con propósitos tendientes a
desvirtuar su imparcialidad. Ello ocurriría, a modo de ejemplo, si se amplía el
órgano, integrándoselo con nuevos magistrados vinculados con un poder
determinado; o si se remueve mediante procedimientos arbitrarios a los jueces y
en su lugar se designa a otros cuya ecuanimidad para decidir es dudosa (Sagüés,
ob. cit, p. 642/644).
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1.c) En función de lo recién analizado, puede advertirse que para reputar
transgredida la garantía del Juez Natural no bastará que el órgano jurisdiccional
que finalmente entienda en el caso sea creado con posterioridad al hecho, sino
que ello debe haberse provocado arbitrariamente, no para juzgar imparcialmente,
sino para perjudicar al justiciable (para “sacar” el caso del Juez Natural),
afectando la independencia e imparcialidad que son, precisamente, las
condiciones que se procuran asegurar con el principio analizado (Cfr. MAIER,
Julio B. J., Derecho Procesal Penal I – Fundamentos, Ediciones del Puerto, Bs.
As., 2da. Ed. 2002, p. 769 y CAFFERATA NORES -TARDITTI, ob. cit., p. 17, T. I).
2. En contraste con tal estándar, es claro que el planteo defensivo acerca
de la violación del derecho fundamental de Juez Natural no puede sostenerse en
el caso.
Ello es así, puesto que si bien la fecha de entrada en vigencia de la ley
9182 (1° de enero de 2005) es posterior a la del acaecimiento del hecho por el
cual el encartado Navarro será juzgado (16 de noviembre de 2004), es evidente
que la sanción de dicha norma por parte de la Legislatura de la Provincia de
Córdoba no tuvo por propósito sustraer al imputado -o a cualquier otro- de los
órganos jurisdiccionales antes competentes para el juzgamiento del hecho que se
le endilga, para atribuírselo arbitrariamente a un Tribunal integrado con Jurados
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Populares, afectando de tal manera la imparcialidad e independencia del Tribunal
a intervenir.
Mal podría sostenerse que se da una afectación a estas garantías
(imparcialidad e independencia) si se repara en que –por su institución como
forma de juzgamiento general para ciertos ilícitos– los jurados integran el Poder
Judicial y por lo tanto de ellos también debe predicarse la garantía de Juez
Natural (Cfr. CAFFERATA NORES -TARDITTI, ob. cit., Tº I, p. 18) ya que cuentan
con un estado judicial –art. 50, ley 9182-; a la sazón, hasta la fecha se desconoce
quienes serán los ciudadanos que integrarán el Tribunal que juzgará a los
imputados en la presente causa ya que dicho órgano quedará conformado luego
de que se practique el sorteo establecido en el art. 17 de la mencionada ley, con
control de las partes, oportunidad en la que nacerá para las mismas la facultad de
recusar a los jurados (arts. 23 y 24).
La modificación del Tribunal de Juicio operada por la ley Provincial nº
9182 para el juzgamiento de determinados delitos (art. 2) en todas aquellas
causas que fueran elevadas a las Cámaras en lo Criminal a partir del 1° de enero
de 2005 conforme lo dispone el art. 57 de la misma, no se compadece con
ninguna de las hipótesis que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido
por violatorias de la garantía de Juez Natural: no ha constituido la creación de
comisiones ni jueces especiales, ni ha ocasionado una detracción general
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ilegítima o una desfiguración del órgano jurisdiccional que tuviera por fin afectar
la imparcialidad e independencia del mismo, “sacando” las causas de los jueces
antes competentes para aquellos casos. Por el contrario, como anticipamos, ha
establecido un nuevo sistema de juzgamiento, de carácter general , reglamentando
así lo dispuesto en el art. 162 de la Constitución de esta Provincia.
Cabe agregar que la normativa cuestionada asimismo respeta el límite
marcado por el Alto Tribunal en “Hussar Otto” (cit.), toda vez que al prever el
artículo 57 la institución de jurados populares para todas aquellas causas que
fueran elevadas a juicio a las Cámaras del Crimen a partir de la fecha de su
entrada en vigencia (1° de enero de 2005) –y no para las que ya se encontraran en
dicha etapa procesal– ha respetado los actos judiciales válidamente cumplidos.
3. Concluimos, en razón de lo hasta aquí expuesto, que la aplicación de la
regla cuestionada no violenta la garantía de Juez Natural que la quejosa invoca
avasallada.
4. Ahora bien; teniendo presente la trascendencia del tema constitucional
en relación a la aplicación de la ley 9182, se imponen consideraciones generales
sobre el punto.
4.a) En cuanto a la competencia de la Provincia de Córdoba para
legislar en esta materia, cuadra señalar sucintamente las diferencias entre la
Constitución de la Provincia de 1923 y la reforma de 1987.
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Según el art. 134 de la Carta Magna local de 1923, que sólo alteró el
numeral mas no el texto de su antecesora (art. 134, 1870), "Todos los juicios
criminales ordinarios que no se deriven del derecho de acusación concedido a la
Cámara de Diputados, y aún los que se deriven, siempre que versen sobre delitos
comunes, se determinarán por jurados, luego que se establezca por el Gobierno
Nacional esta Institución en la República", salvo aquéllos que concernieran a
empleados o funcionarios públicos no sometidos a juicio político por delitos
cometidos en sus funciones, los que "se terminarán ante los Tribunales de
Justicia creados por esta Constitución y de conformidad con la ley penal".
Como puede apreciarse, el juzgamiento por jurados se condicionaba para los
delitos comunes a que se hubiera establecido en el orden federal y nacional, en
sintonía con las disposiciones de la Constitución Nacional de 1853. Estas reglas
aluden a que el Congreso promoverá "el establecimiento del juicio por jurados"
(art. 24), teniendo entre sus atribuciones la de dictar las leyes "que requiera el
establecimiento del juicio por jurados" (art. 67, 11°), con el objetivo de que, una
vez que se cuente con estos instrumentos, todos "los juicios criminales
ordinarios, que no se deriven del despacho de acusación concedido en la
Cámara de Diputados se terminarán por jurados" (art. 102).
En cambio, la Constitución de la Provincia reformada en 1987 no
reprodujo la norma de su antecesora a la que se ha hecho referencia, sino que
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introdujo el siguiente texto: "La ley puede determinar los casos en que los
tribunales colegiados son también integrados por jurados" (art. 162). En la
Convención Constituyente se interpretó que mientras que la disposición
reemplazada (art. 134 Const. Pcial., 1923) se refería al "jurado popular"
conforme al modelo anglosajón compuesto totalmente por legos, la norma
propuesta era "una institución para Córdoba" basada en la intervención de los
tribunales técnicos que se integraría también con particulares especialistas o no,
que podía implementarse no sólo para la justicia penal, sino también en otras
competencias, tal como rigiera en 1940 para la de menores (Conv. Cafferata
Nores, del Bloque que presentó el proyecto aprobado, citas del Diario de
Sesiones reproducido en Ferrer, Carlos F. – Grundy, Celia A., El nuevo juicio
penal con jurados de la Provincia de Córdoba, Mediterránea, Córdoba, 2005,
págs. 82, 83 y 90). Y ese parecer también fue compartido en tanto se expresó que
la incorporación "no es el juicio por jurados, tal cual lo pensó el constituyente
del 23, tal cual lo pensaron los constituyentes del 53..." (Conv. Del Barco, de
otro Bloque que votó en favor del proyecto, ob. cit., p. 92).
Entonces, es claro que los constituyentes de 1987 incorporaron una
habilitación diferenciada con su precedente, que condicionaba los jurados a su
instauración por el Congreso y que se entendió que mientras que todas estas
reglas se referían al jurado popular, la novel norma local prevé un tribunal
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mixto que puede incluso no estar limitado a los juicios criminales. Tal decisión
legislativa tiene engarce, a su vez, en el cuadro constitucional nacional conforme
a la distribución de competencias dentro del estado federal en el que las
Provincias conservan todo el poder no delegado y se dictan su propia
Constitución (arts. 121 y 123 C.N.).
En síntesis, cabe hasta aquí concluir que la reglamentación por la
Legislatura del tribunal mixto, sea con menos -tal como es el sistema vigente
desde 1998- o más ciudadanos -conforme la regulación efectuada en la ley n°
9182-, de una disposición de la Constitución de la Provincia que ejercita su
competencia conservada dentro de la forma federal de Gobierno, no tiene tacha
constitucional alguna.
4.b) De otro costado, el juzgamiento obligatorio de una franja de delitos
a través del tribunal mixto integrado con jurados (ley 9182, art. 2) no parece por
sí solo con aptitud para generar agravio constitucional alguno.
Cabe recordar, en este punto, que en la reglamentación del llamado
tribunal mixto facultativo (CPP, 369), esta integración podía ser requerida por
otros sujetos procesales diferentes al imputado (Ministerio Público, querellante
particular) y, en esa medida, en definitiva también le era impuesto sin posibilidad
de resistir esa intervención. Tal reglamentación no tuvo –por esta obligatoriedad–
tacha constitucional alguna desde su implementación hace ocho años.
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Y si bien se debate doctrinariamente si el enjuiciamiento con jurados es un
derecho renunciable (lo aceptan entre otros, Alberto B. BIANCHI, El juicio por
jurados. La participación popular en el proceso, Ábaco, Bs. As., 1999, p. 138,
José I. CAFFERATA NORES , Cuestiones actuales sobre el proceso penal, 3ª ed.
actualizada, Ediciones del Puerto, Bs. As., 2000, ps. 117/193; Alejandro D.
CARRIÓ, El enjuiciamiento penal en la Argentina y en los Estados Unidos.
Análisis comparativo en función de una reforma procesal, Eudeba, Bs. As. 1990,
p. 116) o irrenunciable (así lo entienden Carlos A. CHIARA DÍAZ, Factibilidad
del juicio por jurados en la Argentina actual, en “Juicio por jurados en el
proceso penal”, AA.VV., Ad-Hoc, Bs. As. 2000, p.38, Gustavo A. BRUZZONE,
Mito y realidad de la participación ciudadana en la administración de justicia
penal en Sudamérica: ¿Se instaurará finalmente el juicio por jurados en
Argentina como lo establece su Constitución Nacional de 1853?, en “Juicio por
jurados en el proceso penal”, cit., p. 189), se trata de una decisión legislativa de
pura política criminal (así parece entenderlo Edmundo HENDLER, El juicio por
jurados. Significados, genealogías, incógnitas, Ed. del Puerto, Bs. As., 2006, ps.
54/55).
Ello permite descartar que la reglamentación efectuada por la ley
provincial sub examine haya alterado el marco de razonabilidad normativa,
afectando el derecho de defensa de alguna parte por disponer en la
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reglamentación del tribunal mixto el juzgamiento obligatorio de los más graves
delitos y de otros que pueden vincularse con modalidades de corrupción pública
en los que las Convenciones Internacionales propenden la intervención de la
sociedad civil (Conv. Interamericana Contra la Corrupción OEA, Preámbulo).
Más aún si se repara en que en un sistema como el del jurado popular vigente en
los Estados Unidos, aún cuando se confiere al imputado la facultad de renunciar,
para que el juicio por jurados no se realice se requiere el acuerdo del Fiscal y el
consentimiento del Tribunal (ver, BIANCHI, ob. cit., p. 98/100).
4.c) Tampoco se observa infición constitucional alguna en tanto en el
juicio integrado por un Tribunal con jurados populares, las partes gozan de las
mismas garantías que cuando el Tribunal está formado por jueces técnicos.
No obstante la composición mayoritaria por jueces legos, la regulación
legal a los fines del dictado de la sentencia, mantiene la exigencia de la
fundamentación lógica y legal (arts. 155 Const. Pcial., 41 y 44, Ley 9182).
La fundamentación de la sentencia permite a las partes el uso de los
recursos pertinentes para procurar la revisión de la misma por un Tribunal de
mayor grado ( CN, 75, 22° y Conv. Americana sobre Derechos Humanos, 8,2.h).
5. En resumen, por las razones expuestas, concluimos que la pretensión
recursiva debe rechazarse, en tanto la aplicación que el Tribunal a quo ha
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efectuado de la ley 9182 al caso no viola disposición constitucional alguna ni
afecta el derecho de defensa.
Así votamos.
El señor Vocal doctor Armando S. Andruet (h) dijo:
Comparto la totalidad de los argumentos que han sido formulados por los
Señores Vocales que me anteceden, y que en el punto IV.2 del nombrado voto
conjunto, han otorgado una cabal y completa respuesta jurisdiccional a lo que ha
sido materia del agravio constitucional concreto.
En función de dicha consideración, el sustancioso obiter dicta que se
consigna en el punto IV.4, resulta sobreabundante a las constancias de la causa y
si bien sólo tiene el carácter pedagógico que se apunta, en mi opinión resulta
inane al sub iudice.
Es mi voto.
El señor Vocal doctor Alberto Eduardo Crucella, dijo:
I. Adhiero a la relación de causa efectuada por los Sres. Vocales
preopinantes (apartados I a III), mas discrepo, empero, con la respuesta brindada
a lo que constituye el núcleo central del agravio, esto es, la constitucionalidad de
la aplicación de la ley 9182 al juzgamiento de hechos cometidos con anterioridad
al 1º de enero de 2005 (apartados IV.1 a IV.3).
17
Estimo que tal hermenéutica vulnera el principio de Juez Natural (arts.
18 CN; 39 Const. Prov.; 1 CPP), tal como lo sostuve en mi voto –que integró la
Mayoría– en los autos “Marcial, Luis Alberto y Saavedra, Rodolfo César p.ss.aa.
estafa continuada, etc.” (A.I. n° 23, 5/5/06), como miembro de la Cámara Sexta
del Crimen de esta Ciudad.
1. En dicha oportunidad, expresé que la Constitución de la Provincia de
Córdoba establece que nadie puede ser juzgado por otros jueces que los
instituidos por la ley antes del hecho de la causa y designados de acuerdo con
esta Constitución (art. 39). También, que la Convención Americana de Derechos
Humanos y otras normas supranacionales incorporadas a nivel constitucional por
imperio de lo dispuesto en el art. 75 inc. 22 C.N., coinciden en general con el
derecho a ser "juzgado" por un Juez o Tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido con anterioridad por la ley (v.gr. art. 14 P.I.D.C.P; art. 18
C.A.D.H.).
Con base en los argumentos expresados por la Cámara en lo Criminal de
Primera Nominación de Río Cuarto, en autos “Devia, Rubén Raúl p.s.a.
homicidio calificado por el vínculo” (A. nº 50, 25/4/05) y por la Cámara en lo
Criminal de Segunda Nominación de Río Cuarto, en autos “Palomeque, Horacio
Daniel y Varela, Raúl Alberto p.ss.aa. tentativa de homicidio calificado” (A. nº
43, 9/5/05; similar tesitura fue adoptada por la Cámara del Crimen de 11°
18
Nominación, en “Arismendi, Raúl Omar y Otros p.ss.aa. homicidio calificado
agravado por el uso de arma de fuego, etc.”, 24/11/05; y por los votos en
minoría de la Dra. Bordoy de Pizzicari, Cámara del Crimen de 8° Nominación,
en "Arancibia Roxana N. y otros p.ss.aa. de Homicidio en ocasión de Robo”,
Auto Nº 37, 16/9/05 y Auto Nº 92 de fecha 24/10/05), entendí que la garantía
mencionada impone que –para cada causa y cada perseguido judicialmente– sólo
haya un Tribunal con competencia determinada de antemano, objetiva e
imparcialmente.
Asimismo, sostuve que la modificación del sistema de juzgamiento
provocada por la ley 9182, apoyada en el texto original de la Constitución
Federal (art. 24), es sustancial en tanto patentiza en toda su magnitud el llamado
a "ciudadanos comunes" a expedirse sobre la existencia del hecho delictuoso, la
participación del imputado y su culpabilidad o inocencia, lo que antes del primer
día del año 2005 estaba absolutamente vedado por disposición de la ley. Señalé,
en sustento de tal afirmación, que no puede ser jurado un abogado en ejercicio de
su profesión (art. 6 inc. "c"), mientras que el título universitario y la experiencia
profesional son imperativos para el acceso al cargo judicial (art. 158 C.P.). Ello
es demostrativo de que se ha instituido un nuevo Tribunal con competencia en
causas penales por delitos específicos.
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2. La modificación impuesta por la ley 9182 no constituye –según dije
haciendo míos los fundamentos de las resoluciones citadas– una mera
reorganización judicial con desplazamiento de competencia entre Tribunales, ni
la desaparición de algunos o la creación de otros en que han de intervenir jueces
nombrados con las mismas reglas, situaciones éstas en las que la garantía no
sufre menoscabo alguno por el hecho de que sea uno en vez de otro de los jueces
permanentes el que intervenga en la causa con arreglo a su competencia
(C.S.J.N., Fallos 17:22 y 187.491).
Se trata, por el contrario, de la creación de una entidad nueva, distinta
por composición y funcionamiento, siendo adecuada entonces la advertencia
que contiene el pronunciamiento del más alto Tribunal de la Nación "...esta
garantía (Juez Natural) sólo se refiere a Magistrados que no formen parte del
Poder Judicial de antemano, determinados por la ley antes del hecho que motiva
la respectiva causa (in re "Imad", 4/9/29)".
3. Advertí en aquella oportunidad que tales consideraciones no cuestionan
la existencia de los jurados populares obligatorios, sino únicamente su aplicación
retroactiva para juzgar hechos cometidos con anterioridad a la entrada en
vigencia de la ley que los consagró.
Un Tribunal así conformado no reúne –para delitos previos al 1°/1/05– los
requerimientos constitucionales de "jueces designados por la ley antes del hecho
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de la causa", que hayan recibido "de las leyes nacionales o provinciales la
jurisdicción y competencia".
Cité en apoyo la doctrina judicial cordobesa sobre las exigencias generales
del principio de Juez Natural, al que la normativa internacional considera “...un
principio de garantía frente a la posible arbitrariedad de la actuación del poder
penal del Estado en perjuicio de aquél, que podría facilitarse mediante la
asignación posterior; al momento de acaecimiento del hecho que se le imputa de
un juez. No cualquier Tribunal Judicial dará satisfacción al principio de Juez
Natural. Para lograrlo deberá además haber sido creado por una ley, dictada
antes del hecho de la causa, de modo que su capacidad para entender en ese
caso, derive del hecho de que ese caso es uno de los que, de modo general y
abstracto, esa ley dispone que deba ser juzgado por ese Tribunal...”
(CAFFERATA NORES , José I. – TARDITTI, Aída, Código Procesal Penal de la
Provincia de Córdoba – Comentado, Mediterránea, Córdoba, 2003; T. I; págs.
17 y sgtes.).
4. Asimismo, y desde otra óptica de análisis (abordada con posterioridad
también in re “Marcial”, 6/6/06, voto de la Mayoría), recordé que la Corte
Suprema ha sostenido que “la facultad de cambiar las leyes procesales es un
derecho que pertenece a la soberanía (Fallos, 163:231,259) y no existe derecho
a ser juzgado por un determinado procedimiento pues las leyes sobre
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procedimiento y jurisdicción son de orden público, especialmente cuando
estatuyen acerca de la manera de descubrir y perseguir los delitos (Fallos
193:192; 249:343)”, como también que “...las leyes modificatorias de la
jurisdicción y competencia, aún en caso de silencio de ellas, se aplican de
inmediato a las causas pendientes”.
Sostuve que la discusión que promueve la materia de agravio confronta
dicha facultad con el principio de Juez Natural y que ha de resolverse dando
preeminencia a éste. Tal solución se basó en el siguiente razonamiento:
a) Tomé partido por la teoría constitucional que el Legislador, elegido
democráticamente, es el órgano adecuado para tomar decisiones colectivas
referentes, como en este caso, la forma de juzgamiento de los ciudadanos; pero a
su vez, entendí que también le impone ciertas responsabilidades que consisten en
el respeto de ciertas restricciones reflejadas en los principios constitucionales y
por ende en los derechos individuales
b) Desde dicha base y para dirimir cuál es el principio más relevante –y
por consiguiente el derecho individual más importante- reputé necesario
jerarquizar cada uno de ellos, considerando que “el último derecho a ser retirado,
o sea, el que más hay que cuidar es el que está mas cerca del nervio democrático
de la Constitución...” (GARGARELLA, Roberto, Carta abierta sobre la
intolerancia, Siglo XXI Edit. Argentina, Bs.As., 2006, pág. 22). Si se agrega a
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ello que cuando una norma infraconstitucional no se adecua a las exigencias de
un principio o norma constitucional, se está ante “un mundo constitucionalmente
imposible” (MORESO, Juan José, “La indeterminación del derecho y la
interpretación constitucional, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
Madrid, 1997), deviene lógicamente necesaria la prevalencia de la garantía
constitucional del Juez Natural, cuya formulación normativa y significado ya han
sido analizados.
5. Concluyo, en función de lo expuesto, que un jurado popular no puede
ser el Tribunal que juzgue a Mauricio Orlando Navarro, a riesgo de ser éste
sustraído de la Jurisdicción que legítimamente le corresponde (cfr. BADENI,
Guillermo, Tratado de Derecho Constitucional, T. II, pág. 820; BIDART CAMPOS,
Germán, Manual de la Constitución Reformada, T. II, pág. 320; MOONEY,
Alfredo, Constitución de Córdoba, pág. 110 –entre otros-).
II. Lo arriba expuesto da acabada solución a lo que constituye materia de
agravio, por lo que estimo innecesario ingresar al tratamiento de las
consideraciones obiter dicta que se efectúan a partir del apartado identificado con
el número IV.4.
Voto, pues, afirmativamente a esta cuestión.
A LA SEGUNDA CUESTION:
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Los señores Vocales doctores Luis Enrique Rubio, Aída Tarditti, María
Esther Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel y
Domingo Juan Sesín, dijeron:
Atento al resultado de la votación que antecede, corresponde –por
mayoría– rechazar el recurso deducido por la Dra. Graciela Basino, Asesora
Letrada, a favor del imputado Mauricio Orlando Navarro. Con costas (arts. 550 y
551, C.P.P.).
Así votamos.
El señor Vocal doctor Armando S. Andruet (h) dijo:
Los señores Vocales preopinantes, dan, a mi juicio, las razones necesarias
que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
El señor Vocal doctor Alberto Eduardo Crucella, dijo:
Estimo correcta la solución que dan los señores Vocales del primer voto,
por lo que adhiero a los mismos en un todo, votando, en consecuencia, de igual
forma.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, en pleno, y por mayoría,
RESUELVE: Rechazar el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Sra.
Asesora Letrada del 12° Turno, Dra. Graciela I. Bassino, en su condición de
defensora del imputado Mauricio Orlando Navarro. Con costas (CPP, 550 y 551).
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Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se
dio por el señor Presidente en la Sala de Audiencias, firman éste y los señores
Vocales del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo
que doy fe.
Dr. Luis Enrique RUBIO
Presidente del Tribunal Superior de Justicia
Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. Aída TARDITTI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Domingo Juan SESIN
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. Mercedes BLANC G. de ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Armando S. ANDRUET (h)
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Alberto Eduardo CRUCELLA
Vocal
Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI
Secretario del Tribunal Superior de Justicia
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