SENTENCIA NUMERO: CIENTO VEINTICUATRO En la Ciudad de Córdoba, a los doce días del mes de octubre de dos mil seis, siendo las doce horas, se constituyó en audiencia pública el Tribunal Superior de Justicia, en pleno, presidido por el señor Vocal doctor Luis Enrique Rubio, con asistencia de los señores Vocales doctores María Esther Cafure de Battistelli, Aída Tarditti, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, Domingo J. Sesín, Armando S. Andruet (h) y Alberto Eduardo Crucella a los fines de dictar sentencia en los autos "NAVARRO, Mauricio Orlando p.s.a. homicidio en ocasión de robo -Recurso de Inconstitucionalidad-" (Expte. "N", 14/05), con motivo del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Sra. Asesora Letrada del 12° Turno, Dra. Graciela I. Bassino, en su condición de defensora del imputado Mauricio Orlando Navarro, en contra del Auto Interlocutorio número noventa y dos del veinticuatro de octubre de dos mil cinco dictado por la Excma. Cámara Octava del Crimen de esta ciudad.. Abierto el acto por el Sr. Presidente se informa que las cuestiones a resolver son las siguientes: 1°) ¿Es inconstitucional el artículo 57 de la Ley Provincial n° 9182? 2°) ¿Qué resolución corresponde dictar? Los señores Vocales doctores Luis Enrique Rubio, Aída Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel y 1 Domingo J. Sesin, emitirán sus votos de manera conjunta y los doctores Armando S. Andruet (h) y Alberto Eduardo Crucella, según su voto. A LA PRIMERA CUESTION: Los señores Vocales doctores Luis Enrique Rubio, Aída Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel y Domingo Juan Sesín, dijeron: I. Por Auto Interlocutorio n° 37 del 16 de septiembre de dos mil cinco, la Cámara Octava en lo Criminal de esta ciudad, por mayoría, resolvió “asignar la jurisdicción para juzgar en los presentes obrados a la Cámara en Colegio e integrar el Tribunal con jurados populares, conforme lo prescripto por la ley 9182...”. (fs. 356 vta.). Frente a ello, la defensa del imputado Mauricio Orlando Navarro dedujo recurso de reposición, a la vez que solicitó la declaración de inconstitucionalidad del art. 57 de la ley Provincial 9182 (fs. 367/369), pretensiones que fueron rechazadas por A.I. 92, de fecha 24 de octubre de 2005 (fs. 392/396). II. Contra este último decisorio, la defensa de Mauricio O. Navarro, ejercida por la Sra. Asesora Letrada -Dra. Graciela I. Bassino-, deduce recurso de inconstitucionalidad (art. 483 C.P.P.). Afirma la quejosa que a través de su libelo impugnativo pretende controvertir la regularidad constitucional del art. 57 de la ley provincial n° 9182 2 –que entró en vigencia el 1° de enero de 2005– aplicada retroactivamente por la Cámara Octava al juzgamiento de un hecho acaecido con fecha 16 de noviembre de 2004. Explica que la institución del juicio por jurados, con sus novedosos alcances, ha sido introducida por una norma posterior a la comisión del hecho, constituyendo la pretensión de validarla para el caso en examen, un supuesto vedado de aplicación “ex post facto”. Adita que no se trata de un simple dispositivo legal de carácter procesal aplicable sin más a causas en trámite, sino de una ley que incorpora reglas absolutamente nuevas relativas a obligatoriedad, composición y funcionamiento del Tribunal de Juicio, lo cual importa una modificación sustancial en el sistema de juzgamiento y por ende, su aplicación retroactiva traduce una irremediable afectación de la garantía constitucional del Juez Natural. Acto seguido transcribe diversas opiniones doctrinarias sobre dicho derecho fundamental, como asimismo los argumentos dados por la Cámara Primera en lo Criminal de la ciudad de Río Cuarto en autos “Devia” (25/4/05) donde se expidió con motivo de un planteo similar al aquí efectuado, haciéndolo en el sentido aquí pretendido por la recurrente (fs. 415 bis/418). III. Mediante dictamen P-246, el Sr. Fiscal Gral. de la Provincia considera, en primer lugar que el recurso deducido debe ser declarado 3 formalmente inadmisible. Al margen de ello, realiza un análisis de la normativa cuya declaración de inconstitucionalidad se peticiona y concluye requiriendo el rechazo de dicho planteo, brindando los argumentos que avalan su postura (fs. 424/432). IV. De la reseña que antecede se extrae que la materia traída a examen de este Tribunal Superior gira en torno a la adecuación constitucional –a la luz de la garantía de Juez Natural– de la aplicación que el a quo hiciera del art. 57 de la ley Provincial n° 9182, disponiendo la integración del Tribunal de Juicio con Jurados Populares, a un hecho ocurrido el 16 de noviembre de 2004. 1. Ingresando al punto sub examine y como cuestión liminar, corresponde señalar que el derecho a la jurisdicción, en cuanto se traduce en la posibilidad de acceder a un órgano judicial, presupone que dicho órgano sea el Juez Natural , es decir, un tribunal judicial, cuya creación, jurisdicción y competencia, provengan de una ley anterior al hecho que origina la causa. Desde los orígenes de nuestra República, la garantía en cuestión se encuentra protegida a través del art. 18 de la Constitución Nacional en cuanto prescribe que “Ningún habitante de la Nación puede ser... juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa...”. El bloque constitucional que ampara la garantía del Juez Natural se completa con la regulación establecida en los arts. 26 de la 4 Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica, 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (incorporados a nuestra Carta Magna por imperio del art. 75 inc. 22) y 39 de la C. Prov., reglamentando la misma nuestra ley de rito en su art. 1°. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha entendido que el propósito de la mentada seguridad constitucional es el de “asegurar a los habitantes de la Nación una justicia imparcial , cuyas decisiones no pudieran presumirse teñidas de partidismo contra el justiciable, completando así el pensamiento de implantar una justicia igual para todos, que informara la abolición de los fueros especiales” (fallos 310:804, “Sueldo de Posleman” -el remarcado nos pertenece-). Asimismo, señaló que también procura impedir la intromisión del Poder Ejecutivo en la administración de justicia, por sí o mediante la designación de comisiones especiales (fallos: 306:2101, “Videla”), meta en función de la cual ha prohibido expresamente al Presidente de la Nación el ejercicio de facultades judiciales como conocer de las causas pendientes o restablecer las fenecidas (arts. 109, C.N. y 138 Const. Pcial.). Juez Natural –se ha sostenido– es, en principio, aquél que ha sido designado conforme a la ley y cuenta con competencia para resolver un caso según la distribución de causas entre la Nación y las Provincias, todo ello antes 5 de los hechos del proceso (Cfr. SAGÜÉS, Néstor P., Elementos de Derecho Constitucional, Astrea, 2da. Ed., Bs. As., 1997, T. II, p. 639). 1.a) Ahora bien; en aplicación de dicha hermenéutica, nuestro máximo Tribunal ha descartado que hubiere violación alguna a la garantía bajo examen en los siguientes casos: * Cuando un nuevo juez, con posterioridad al hecho de la causa, asumiera la función que correspondía al anterior, por renuncia, fallecimiento, jubilación o circunstancia similar que hubiera afectado a éste último (fallos 310:2184, “Catuzzi”; 310:2845, “Magín Suárez”; 310:804, “Sueldo de Posleman”). Ello es así porque constantemente se ha entendido que la palabra “Juez” no alude a la persona física, sino al tribunal u órgano judicial (Cfrs. BIDART CAMPOS, Germán J., Manual de la Constitución Reformada, Ediar, Bs. As., 2004, T. II, p. 318; CAFFERATA NORES , José I.-TARDITTI, Aída, Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba Comentado, Mediterránea, Córdoba, 2.003, T. I, p. 20). * Cuando por ley se modifica la competencia o jurisdicción de un tribunal en términos generales. Sobre ello, invariablemente el Alto Tribunal ha entendido que las normas modificatorias de la jurisdicción y competencia, aún en caso de silencio de ellas, se aplican de inmediato a las causas pendientes (fallos: 17:22, “Severo Chumbita”; 24:432, “Contienda de competencia negativa entre el Juez del Crimen de Corrientes y el Federal de dicha sección, en la causa criminal, por 6 homicidio cometido en el territorio de Misiones”; 281:92, “De Molina” –entre otros-), toda vez que “nadie tiene un derecho adquirido al mantenimiento de las leyes y reglamentos, ni a la inalterabilidad de los mismos” (C.S.J.N., in re “Ghiggi Galizzi” del 28/09/82, L.L., 1982-D625); como “tampoco a ser definidos sus derechos con arreglo a un determinado procedimiento” (C.S.J.N., Fallos: 181:288; 249:343). Por ello, ha expresado que “no cabe objeción válida, desde el punto de vista constitucional, respecto de las nuevas leyes de competencia que impliquen cambiar la radicación de causas después de los hechos que les hayan dado origen” (fallos: 310:2845, “Magín Suárez”). Señala Néstor SAGÜÉS que un argumento al que recurrentemente ha acudido la Corte en estos casos, es que -de no aceptarse esta tesis-, el Congreso se vería obstaculizado para crear nuevos tribunales, suprimir otros o reformar los existentes (ob. cit., p. 640). El límite estará dado en cuanto a que el proceso no se retrotraiga a etapas válidamente cumplidas, perjudicando la estabilidad de los actos judiciales firmes (CSJN, “Hussar Otto”, 10/10/96, L.L. 1996-E-575), lo que se encuentra justificado en virtud de que tales actos se hallan resguardados por la preclusión, principio que es de orden público (cfr. Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional, sala III, causa 8639/93 del 6/9/95). 1.b) Por el contrario, la C.S.J.N. consideró que la garantía del Juez Natural sí se vulneraba en los siguientes casos: 7 * Con la creación de comisiones especiales, esto es, de órganos instituidos para juzgar una o más causas concretas al margen del Poder Judicial (C.S.J.N., “Magín Suárez”, antes citado). * Por la asignación de la causa a Jueces Especiales, privando a un Juez de su jurisdicción en un caso concreto y determinado, para conferírsela a otro que no la tiene, en forma tal que por esta vía indirecta se llegue a constituir una verdadera comisión especial disimulada bajo la calidad de Juez permanente de que se pretende investir a un magistrado de ocasión (CSJN, “Magín Suárez y “Catuzzi”, ya citados). * A través de detracciones generales ilegítimas, lo que ocurre cuando una ley, con fines espurios, despoja de jurisdicción a ciertos órganos y se la confía a otros, no ya en relación a un caso concreto sino en términos genéricos pero con el fin de sustraer determinadas causas a los primeros y derivarlas a los segundos. * Cuando se desfigura el órgano competente; es decir, sin quitar jurisdicción a un tribunal, se altera su composición con propósitos tendientes a desvirtuar su imparcialidad. Ello ocurriría, a modo de ejemplo, si se amplía el órgano, integrándoselo con nuevos magistrados vinculados con un poder determinado; o si se remueve mediante procedimientos arbitrarios a los jueces y en su lugar se designa a otros cuya ecuanimidad para decidir es dudosa (Sagüés, ob. cit, p. 642/644). 8 1.c) En función de lo recién analizado, puede advertirse que para reputar transgredida la garantía del Juez Natural no bastará que el órgano jurisdiccional que finalmente entienda en el caso sea creado con posterioridad al hecho, sino que ello debe haberse provocado arbitrariamente, no para juzgar imparcialmente, sino para perjudicar al justiciable (para “sacar” el caso del Juez Natural), afectando la independencia e imparcialidad que son, precisamente, las condiciones que se procuran asegurar con el principio analizado (Cfr. MAIER, Julio B. J., Derecho Procesal Penal I – Fundamentos, Ediciones del Puerto, Bs. As., 2da. Ed. 2002, p. 769 y CAFFERATA NORES -TARDITTI, ob. cit., p. 17, T. I). 2. En contraste con tal estándar, es claro que el planteo defensivo acerca de la violación del derecho fundamental de Juez Natural no puede sostenerse en el caso. Ello es así, puesto que si bien la fecha de entrada en vigencia de la ley 9182 (1° de enero de 2005) es posterior a la del acaecimiento del hecho por el cual el encartado Navarro será juzgado (16 de noviembre de 2004), es evidente que la sanción de dicha norma por parte de la Legislatura de la Provincia de Córdoba no tuvo por propósito sustraer al imputado -o a cualquier otro- de los órganos jurisdiccionales antes competentes para el juzgamiento del hecho que se le endilga, para atribuírselo arbitrariamente a un Tribunal integrado con Jurados 9 Populares, afectando de tal manera la imparcialidad e independencia del Tribunal a intervenir. Mal podría sostenerse que se da una afectación a estas garantías (imparcialidad e independencia) si se repara en que –por su institución como forma de juzgamiento general para ciertos ilícitos– los jurados integran el Poder Judicial y por lo tanto de ellos también debe predicarse la garantía de Juez Natural (Cfr. CAFFERATA NORES -TARDITTI, ob. cit., Tº I, p. 18) ya que cuentan con un estado judicial –art. 50, ley 9182-; a la sazón, hasta la fecha se desconoce quienes serán los ciudadanos que integrarán el Tribunal que juzgará a los imputados en la presente causa ya que dicho órgano quedará conformado luego de que se practique el sorteo establecido en el art. 17 de la mencionada ley, con control de las partes, oportunidad en la que nacerá para las mismas la facultad de recusar a los jurados (arts. 23 y 24). La modificación del Tribunal de Juicio operada por la ley Provincial nº 9182 para el juzgamiento de determinados delitos (art. 2) en todas aquellas causas que fueran elevadas a las Cámaras en lo Criminal a partir del 1° de enero de 2005 conforme lo dispone el art. 57 de la misma, no se compadece con ninguna de las hipótesis que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido por violatorias de la garantía de Juez Natural: no ha constituido la creación de comisiones ni jueces especiales, ni ha ocasionado una detracción general 10 ilegítima o una desfiguración del órgano jurisdiccional que tuviera por fin afectar la imparcialidad e independencia del mismo, “sacando” las causas de los jueces antes competentes para aquellos casos. Por el contrario, como anticipamos, ha establecido un nuevo sistema de juzgamiento, de carácter general , reglamentando así lo dispuesto en el art. 162 de la Constitución de esta Provincia. Cabe agregar que la normativa cuestionada asimismo respeta el límite marcado por el Alto Tribunal en “Hussar Otto” (cit.), toda vez que al prever el artículo 57 la institución de jurados populares para todas aquellas causas que fueran elevadas a juicio a las Cámaras del Crimen a partir de la fecha de su entrada en vigencia (1° de enero de 2005) –y no para las que ya se encontraran en dicha etapa procesal– ha respetado los actos judiciales válidamente cumplidos. 3. Concluimos, en razón de lo hasta aquí expuesto, que la aplicación de la regla cuestionada no violenta la garantía de Juez Natural que la quejosa invoca avasallada. 4. Ahora bien; teniendo presente la trascendencia del tema constitucional en relación a la aplicación de la ley 9182, se imponen consideraciones generales sobre el punto. 4.a) En cuanto a la competencia de la Provincia de Córdoba para legislar en esta materia, cuadra señalar sucintamente las diferencias entre la Constitución de la Provincia de 1923 y la reforma de 1987. 11 Según el art. 134 de la Carta Magna local de 1923, que sólo alteró el numeral mas no el texto de su antecesora (art. 134, 1870), "Todos los juicios criminales ordinarios que no se deriven del derecho de acusación concedido a la Cámara de Diputados, y aún los que se deriven, siempre que versen sobre delitos comunes, se determinarán por jurados, luego que se establezca por el Gobierno Nacional esta Institución en la República", salvo aquéllos que concernieran a empleados o funcionarios públicos no sometidos a juicio político por delitos cometidos en sus funciones, los que "se terminarán ante los Tribunales de Justicia creados por esta Constitución y de conformidad con la ley penal". Como puede apreciarse, el juzgamiento por jurados se condicionaba para los delitos comunes a que se hubiera establecido en el orden federal y nacional, en sintonía con las disposiciones de la Constitución Nacional de 1853. Estas reglas aluden a que el Congreso promoverá "el establecimiento del juicio por jurados" (art. 24), teniendo entre sus atribuciones la de dictar las leyes "que requiera el establecimiento del juicio por jurados" (art. 67, 11°), con el objetivo de que, una vez que se cuente con estos instrumentos, todos "los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del despacho de acusación concedido en la Cámara de Diputados se terminarán por jurados" (art. 102). En cambio, la Constitución de la Provincia reformada en 1987 no reprodujo la norma de su antecesora a la que se ha hecho referencia, sino que 12 introdujo el siguiente texto: "La ley puede determinar los casos en que los tribunales colegiados son también integrados por jurados" (art. 162). En la Convención Constituyente se interpretó que mientras que la disposición reemplazada (art. 134 Const. Pcial., 1923) se refería al "jurado popular" conforme al modelo anglosajón compuesto totalmente por legos, la norma propuesta era "una institución para Córdoba" basada en la intervención de los tribunales técnicos que se integraría también con particulares especialistas o no, que podía implementarse no sólo para la justicia penal, sino también en otras competencias, tal como rigiera en 1940 para la de menores (Conv. Cafferata Nores, del Bloque que presentó el proyecto aprobado, citas del Diario de Sesiones reproducido en Ferrer, Carlos F. – Grundy, Celia A., El nuevo juicio penal con jurados de la Provincia de Córdoba, Mediterránea, Córdoba, 2005, págs. 82, 83 y 90). Y ese parecer también fue compartido en tanto se expresó que la incorporación "no es el juicio por jurados, tal cual lo pensó el constituyente del 23, tal cual lo pensaron los constituyentes del 53..." (Conv. Del Barco, de otro Bloque que votó en favor del proyecto, ob. cit., p. 92). Entonces, es claro que los constituyentes de 1987 incorporaron una habilitación diferenciada con su precedente, que condicionaba los jurados a su instauración por el Congreso y que se entendió que mientras que todas estas reglas se referían al jurado popular, la novel norma local prevé un tribunal 13 mixto que puede incluso no estar limitado a los juicios criminales. Tal decisión legislativa tiene engarce, a su vez, en el cuadro constitucional nacional conforme a la distribución de competencias dentro del estado federal en el que las Provincias conservan todo el poder no delegado y se dictan su propia Constitución (arts. 121 y 123 C.N.). En síntesis, cabe hasta aquí concluir que la reglamentación por la Legislatura del tribunal mixto, sea con menos -tal como es el sistema vigente desde 1998- o más ciudadanos -conforme la regulación efectuada en la ley n° 9182-, de una disposición de la Constitución de la Provincia que ejercita su competencia conservada dentro de la forma federal de Gobierno, no tiene tacha constitucional alguna. 4.b) De otro costado, el juzgamiento obligatorio de una franja de delitos a través del tribunal mixto integrado con jurados (ley 9182, art. 2) no parece por sí solo con aptitud para generar agravio constitucional alguno. Cabe recordar, en este punto, que en la reglamentación del llamado tribunal mixto facultativo (CPP, 369), esta integración podía ser requerida por otros sujetos procesales diferentes al imputado (Ministerio Público, querellante particular) y, en esa medida, en definitiva también le era impuesto sin posibilidad de resistir esa intervención. Tal reglamentación no tuvo –por esta obligatoriedad– tacha constitucional alguna desde su implementación hace ocho años. 14 Y si bien se debate doctrinariamente si el enjuiciamiento con jurados es un derecho renunciable (lo aceptan entre otros, Alberto B. BIANCHI, El juicio por jurados. La participación popular en el proceso, Ábaco, Bs. As., 1999, p. 138, José I. CAFFERATA NORES , Cuestiones actuales sobre el proceso penal, 3ª ed. actualizada, Ediciones del Puerto, Bs. As., 2000, ps. 117/193; Alejandro D. CARRIÓ, El enjuiciamiento penal en la Argentina y en los Estados Unidos. Análisis comparativo en función de una reforma procesal, Eudeba, Bs. As. 1990, p. 116) o irrenunciable (así lo entienden Carlos A. CHIARA DÍAZ, Factibilidad del juicio por jurados en la Argentina actual, en “Juicio por jurados en el proceso penal”, AA.VV., Ad-Hoc, Bs. As. 2000, p.38, Gustavo A. BRUZZONE, Mito y realidad de la participación ciudadana en la administración de justicia penal en Sudamérica: ¿Se instaurará finalmente el juicio por jurados en Argentina como lo establece su Constitución Nacional de 1853?, en “Juicio por jurados en el proceso penal”, cit., p. 189), se trata de una decisión legislativa de pura política criminal (así parece entenderlo Edmundo HENDLER, El juicio por jurados. Significados, genealogías, incógnitas, Ed. del Puerto, Bs. As., 2006, ps. 54/55). Ello permite descartar que la reglamentación efectuada por la ley provincial sub examine haya alterado el marco de razonabilidad normativa, afectando el derecho de defensa de alguna parte por disponer en la 15 reglamentación del tribunal mixto el juzgamiento obligatorio de los más graves delitos y de otros que pueden vincularse con modalidades de corrupción pública en los que las Convenciones Internacionales propenden la intervención de la sociedad civil (Conv. Interamericana Contra la Corrupción OEA, Preámbulo). Más aún si se repara en que en un sistema como el del jurado popular vigente en los Estados Unidos, aún cuando se confiere al imputado la facultad de renunciar, para que el juicio por jurados no se realice se requiere el acuerdo del Fiscal y el consentimiento del Tribunal (ver, BIANCHI, ob. cit., p. 98/100). 4.c) Tampoco se observa infición constitucional alguna en tanto en el juicio integrado por un Tribunal con jurados populares, las partes gozan de las mismas garantías que cuando el Tribunal está formado por jueces técnicos. No obstante la composición mayoritaria por jueces legos, la regulación legal a los fines del dictado de la sentencia, mantiene la exigencia de la fundamentación lógica y legal (arts. 155 Const. Pcial., 41 y 44, Ley 9182). La fundamentación de la sentencia permite a las partes el uso de los recursos pertinentes para procurar la revisión de la misma por un Tribunal de mayor grado ( CN, 75, 22° y Conv. Americana sobre Derechos Humanos, 8,2.h). 5. En resumen, por las razones expuestas, concluimos que la pretensión recursiva debe rechazarse, en tanto la aplicación que el Tribunal a quo ha 16 efectuado de la ley 9182 al caso no viola disposición constitucional alguna ni afecta el derecho de defensa. Así votamos. El señor Vocal doctor Armando S. Andruet (h) dijo: Comparto la totalidad de los argumentos que han sido formulados por los Señores Vocales que me anteceden, y que en el punto IV.2 del nombrado voto conjunto, han otorgado una cabal y completa respuesta jurisdiccional a lo que ha sido materia del agravio constitucional concreto. En función de dicha consideración, el sustancioso obiter dicta que se consigna en el punto IV.4, resulta sobreabundante a las constancias de la causa y si bien sólo tiene el carácter pedagógico que se apunta, en mi opinión resulta inane al sub iudice. Es mi voto. El señor Vocal doctor Alberto Eduardo Crucella, dijo: I. Adhiero a la relación de causa efectuada por los Sres. Vocales preopinantes (apartados I a III), mas discrepo, empero, con la respuesta brindada a lo que constituye el núcleo central del agravio, esto es, la constitucionalidad de la aplicación de la ley 9182 al juzgamiento de hechos cometidos con anterioridad al 1º de enero de 2005 (apartados IV.1 a IV.3). 17 Estimo que tal hermenéutica vulnera el principio de Juez Natural (arts. 18 CN; 39 Const. Prov.; 1 CPP), tal como lo sostuve en mi voto –que integró la Mayoría– en los autos “Marcial, Luis Alberto y Saavedra, Rodolfo César p.ss.aa. estafa continuada, etc.” (A.I. n° 23, 5/5/06), como miembro de la Cámara Sexta del Crimen de esta Ciudad. 1. En dicha oportunidad, expresé que la Constitución de la Provincia de Córdoba establece que nadie puede ser juzgado por otros jueces que los instituidos por la ley antes del hecho de la causa y designados de acuerdo con esta Constitución (art. 39). También, que la Convención Americana de Derechos Humanos y otras normas supranacionales incorporadas a nivel constitucional por imperio de lo dispuesto en el art. 75 inc. 22 C.N., coinciden en general con el derecho a ser "juzgado" por un Juez o Tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley (v.gr. art. 14 P.I.D.C.P; art. 18 C.A.D.H.). Con base en los argumentos expresados por la Cámara en lo Criminal de Primera Nominación de Río Cuarto, en autos “Devia, Rubén Raúl p.s.a. homicidio calificado por el vínculo” (A. nº 50, 25/4/05) y por la Cámara en lo Criminal de Segunda Nominación de Río Cuarto, en autos “Palomeque, Horacio Daniel y Varela, Raúl Alberto p.ss.aa. tentativa de homicidio calificado” (A. nº 43, 9/5/05; similar tesitura fue adoptada por la Cámara del Crimen de 11° 18 Nominación, en “Arismendi, Raúl Omar y Otros p.ss.aa. homicidio calificado agravado por el uso de arma de fuego, etc.”, 24/11/05; y por los votos en minoría de la Dra. Bordoy de Pizzicari, Cámara del Crimen de 8° Nominación, en "Arancibia Roxana N. y otros p.ss.aa. de Homicidio en ocasión de Robo”, Auto Nº 37, 16/9/05 y Auto Nº 92 de fecha 24/10/05), entendí que la garantía mencionada impone que –para cada causa y cada perseguido judicialmente– sólo haya un Tribunal con competencia determinada de antemano, objetiva e imparcialmente. Asimismo, sostuve que la modificación del sistema de juzgamiento provocada por la ley 9182, apoyada en el texto original de la Constitución Federal (art. 24), es sustancial en tanto patentiza en toda su magnitud el llamado a "ciudadanos comunes" a expedirse sobre la existencia del hecho delictuoso, la participación del imputado y su culpabilidad o inocencia, lo que antes del primer día del año 2005 estaba absolutamente vedado por disposición de la ley. Señalé, en sustento de tal afirmación, que no puede ser jurado un abogado en ejercicio de su profesión (art. 6 inc. "c"), mientras que el título universitario y la experiencia profesional son imperativos para el acceso al cargo judicial (art. 158 C.P.). Ello es demostrativo de que se ha instituido un nuevo Tribunal con competencia en causas penales por delitos específicos. 19 2. La modificación impuesta por la ley 9182 no constituye –según dije haciendo míos los fundamentos de las resoluciones citadas– una mera reorganización judicial con desplazamiento de competencia entre Tribunales, ni la desaparición de algunos o la creación de otros en que han de intervenir jueces nombrados con las mismas reglas, situaciones éstas en las que la garantía no sufre menoscabo alguno por el hecho de que sea uno en vez de otro de los jueces permanentes el que intervenga en la causa con arreglo a su competencia (C.S.J.N., Fallos 17:22 y 187.491). Se trata, por el contrario, de la creación de una entidad nueva, distinta por composición y funcionamiento, siendo adecuada entonces la advertencia que contiene el pronunciamiento del más alto Tribunal de la Nación "...esta garantía (Juez Natural) sólo se refiere a Magistrados que no formen parte del Poder Judicial de antemano, determinados por la ley antes del hecho que motiva la respectiva causa (in re "Imad", 4/9/29)". 3. Advertí en aquella oportunidad que tales consideraciones no cuestionan la existencia de los jurados populares obligatorios, sino únicamente su aplicación retroactiva para juzgar hechos cometidos con anterioridad a la entrada en vigencia de la ley que los consagró. Un Tribunal así conformado no reúne –para delitos previos al 1°/1/05– los requerimientos constitucionales de "jueces designados por la ley antes del hecho 20 de la causa", que hayan recibido "de las leyes nacionales o provinciales la jurisdicción y competencia". Cité en apoyo la doctrina judicial cordobesa sobre las exigencias generales del principio de Juez Natural, al que la normativa internacional considera “...un principio de garantía frente a la posible arbitrariedad de la actuación del poder penal del Estado en perjuicio de aquél, que podría facilitarse mediante la asignación posterior; al momento de acaecimiento del hecho que se le imputa de un juez. No cualquier Tribunal Judicial dará satisfacción al principio de Juez Natural. Para lograrlo deberá además haber sido creado por una ley, dictada antes del hecho de la causa, de modo que su capacidad para entender en ese caso, derive del hecho de que ese caso es uno de los que, de modo general y abstracto, esa ley dispone que deba ser juzgado por ese Tribunal...” (CAFFERATA NORES , José I. – TARDITTI, Aída, Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba – Comentado, Mediterránea, Córdoba, 2003; T. I; págs. 17 y sgtes.). 4. Asimismo, y desde otra óptica de análisis (abordada con posterioridad también in re “Marcial”, 6/6/06, voto de la Mayoría), recordé que la Corte Suprema ha sostenido que “la facultad de cambiar las leyes procesales es un derecho que pertenece a la soberanía (Fallos, 163:231,259) y no existe derecho a ser juzgado por un determinado procedimiento pues las leyes sobre 21 procedimiento y jurisdicción son de orden público, especialmente cuando estatuyen acerca de la manera de descubrir y perseguir los delitos (Fallos 193:192; 249:343)”, como también que “...las leyes modificatorias de la jurisdicción y competencia, aún en caso de silencio de ellas, se aplican de inmediato a las causas pendientes”. Sostuve que la discusión que promueve la materia de agravio confronta dicha facultad con el principio de Juez Natural y que ha de resolverse dando preeminencia a éste. Tal solución se basó en el siguiente razonamiento: a) Tomé partido por la teoría constitucional que el Legislador, elegido democráticamente, es el órgano adecuado para tomar decisiones colectivas referentes, como en este caso, la forma de juzgamiento de los ciudadanos; pero a su vez, entendí que también le impone ciertas responsabilidades que consisten en el respeto de ciertas restricciones reflejadas en los principios constitucionales y por ende en los derechos individuales b) Desde dicha base y para dirimir cuál es el principio más relevante –y por consiguiente el derecho individual más importante- reputé necesario jerarquizar cada uno de ellos, considerando que “el último derecho a ser retirado, o sea, el que más hay que cuidar es el que está mas cerca del nervio democrático de la Constitución...” (GARGARELLA, Roberto, Carta abierta sobre la intolerancia, Siglo XXI Edit. Argentina, Bs.As., 2006, pág. 22). Si se agrega a 22 ello que cuando una norma infraconstitucional no se adecua a las exigencias de un principio o norma constitucional, se está ante “un mundo constitucionalmente imposible” (MORESO, Juan José, “La indeterminación del derecho y la interpretación constitucional, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1997), deviene lógicamente necesaria la prevalencia de la garantía constitucional del Juez Natural, cuya formulación normativa y significado ya han sido analizados. 5. Concluyo, en función de lo expuesto, que un jurado popular no puede ser el Tribunal que juzgue a Mauricio Orlando Navarro, a riesgo de ser éste sustraído de la Jurisdicción que legítimamente le corresponde (cfr. BADENI, Guillermo, Tratado de Derecho Constitucional, T. II, pág. 820; BIDART CAMPOS, Germán, Manual de la Constitución Reformada, T. II, pág. 320; MOONEY, Alfredo, Constitución de Córdoba, pág. 110 –entre otros-). II. Lo arriba expuesto da acabada solución a lo que constituye materia de agravio, por lo que estimo innecesario ingresar al tratamiento de las consideraciones obiter dicta que se efectúan a partir del apartado identificado con el número IV.4. Voto, pues, afirmativamente a esta cuestión. A LA SEGUNDA CUESTION: 23 Los señores Vocales doctores Luis Enrique Rubio, Aída Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blanc G. de Arabel y Domingo Juan Sesín, dijeron: Atento al resultado de la votación que antecede, corresponde –por mayoría– rechazar el recurso deducido por la Dra. Graciela Basino, Asesora Letrada, a favor del imputado Mauricio Orlando Navarro. Con costas (arts. 550 y 551, C.P.P.). Así votamos. El señor Vocal doctor Armando S. Andruet (h) dijo: Los señores Vocales preopinantes, dan, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. El señor Vocal doctor Alberto Eduardo Crucella, dijo: Estimo correcta la solución que dan los señores Vocales del primer voto, por lo que adhiero a los mismos en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma. En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, en pleno, y por mayoría, RESUELVE: Rechazar el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Sra. Asesora Letrada del 12° Turno, Dra. Graciela I. Bassino, en su condición de defensora del imputado Mauricio Orlando Navarro. Con costas (CPP, 550 y 551). 24 Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por el señor Presidente en la Sala de Audiencias, firman éste y los señores Vocales del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy fe. Dr. Luis Enrique RUBIO Presidente del Tribunal Superior de Justicia Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI Vocal del Tribunal Superior de Justicia Dra. Aída TARDITTI Vocal del Tribunal Superior de Justicia Dr. Domingo Juan SESIN Vocal del Tribunal Superior de Justicia Dra. Mercedes BLANC G. de ARABEL Vocal del Tribunal Superior de Justicia Dr. Armando S. ANDRUET (h) Vocal del Tribunal Superior de Justicia Dr. Alberto Eduardo CRUCELLA Vocal Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI Secretario del Tribunal Superior de Justicia 25