CRÓNICAS DEL MUNDO Silencios, piratas y visitas oficiales http://www.elimparcial.es/sociedad/silencios-piratas-y-visitas-oficiales-59575.html Álvaro Ballesteros Álvaro Ballesteros es experto en Seguridad Internacional y Política Exterior. Todos los artículos de Álvaro Ballesteros “La Historia demuestra que la razón es de quien tiene el coraje de sostenerla”. Arturo Pérez-Reverte Hace un par de días tuve la oportunidad de leer otra dolorosamente cristalina columna de don Arturo Pérez Reverte publicada en el XL Semanal. Bajo el título de “Cuatro Minutos”, don Arturo hacía una reconstrucción mental de la hipotética escena en la que, tras el pago del rescate por el pesquero “Alakrana” a los piratas somalíes, los Infantes de Marina españoles comunicaban por radio con el gabinete de crisis liderado por la Ministra de Defensa pidiendo la luz verde para atacar a los piratas y evitar así su escapada con el botín. Aun a riesgo de que me frían luego por lo del copyright y los derechos de autor, me permito reproducir aquí parte del texto íntegro de la columna de Don Arturo, en la que los militares de élite españoles piden al mencionado gabinete de crisis permiso para actuar: “«Tenemos tres o cuatro minutos y solicitamos órdenes. Repito: solicitamos órdenes». El reloj en la pared haciendo tictac, o lo que hagan los relojes de los gabinetes de crisis, y la ministra, y el de la barba, y el resto de artistas, mirándose unos a otros, callados como putas. Y más tictac. Nadie dice «bloquéenlos», ni nadie dice «déjenlos escapar». Sería mojarse demasiado en uno u otro sentido, y las palabras las carga el diablo. Tanto el «sí» como el «no» pueden causar problemas en las tertulias radiofónicas y los titulares de los periódicos, según vayan éstos a favor o en contra del Gobierno. Así que punto en boca. Silencio administrativo, cuatro minutos, uno detrás de otro, mientras allá abajo, en el mar, los infantes de marina, el dedo en el gatillo y locos por la música, que para eso están, blasfeman en arameo, por lo bajini, mientras ven cómo se escapan los flacos con la pasta. Y al cabo, la desolada frase final: «Han llegado a la playa». Suspiro de alivio en el gabinete de crisis. Fin de la historia”. Tal y como explicaba Pérez-Reverte en su propia columna, esta no era sino la interpretación en su mente de lo ocurrido, basándose en el testimonio de segunda mano de uno de los militares que participaban en la operación. Aun así, toda la escena es tan creíble y realista que se queda uno hecho polvo al releerla. Imagínense a los Infantes de Marina españoles, viendo que su oportunidad de cuatro minutos se desvanecía con el atronador silencio de sus “líderes” en Madrid. Y da la casualidad de que justo al terminar de leer esta columna, revisé la portada de El Imparcial y me encontré con la foto de la Ministra Chacón saludando precisamente a un Infante de Marina en su visita oficial a la patrullera “Vencedora” en Cartagena, antes de que ésta partiese hacia aguas somalíes para unirse a la flota internacional que combate a los piratas mencionados por Pérez-reverte en su columna. Esos mismos que llegaron a la playa con el botín, mientras los compañeros de ese Infante de Marina de la “Vencedora” se mordían los labios de la rabia por la impotencia y el ridículo de tener que dejar escapar a los piratas que habían ido a combatir. Combatir a los piratas, algo que (como irónicamente se permitió recordar la Ministra Chacón en Cartagena) los Infantes de Marina españoles han hecho magistralmente en situaciones mucho más difíciles desde hace siglos. Claro, que a día de hoy eso es algo que no cuadra con la santidad pacifista de la actual dirección política de nuestro país y con gran parte de la opinión pública que no tiene empacho en confundir churras con merinas, pacifismo con genuflexión ante los piratas o Al-Qaeda. En la crónica sobre la visita de la Ministra Chacón a Cartagena, el pasado 13 de marzo, la líder socialista explicaba incluso la importancia de la operación “Atalanta” de la UE en Somalia, lo crucial que era terminar con la piratería y lo relevante del hecho de que la comunidad internacional “está unida” en este esfuerzo. Palabras bonitas que se lleva el viento, cuando se estrellan contra la testaruda dureza de aquellos Cuatro Minutos rememorados por Pérez-Reverte. Acaba uno por caerse de la montura y entender que, a pesar del gasto que implica para las arcas del Estado el estar presentes en dispositivos internacionales como la operación naval “Atalanta”, lo que nuestro actual gobierno entiende por “combatir la piratería” se reduce a las visitas y fotos oficiales de la Ministra, y a la invocación a la “unidad de la Comunidad Internacional” para combatir los ataques indiscriminados a los barcos que operan en la región. ¿Se imaginan ustedes si todos los gobiernos respondiesen a sus militares cuando piden luz verde para atacar a los piratas con los devastadores “Cuatro Minutos” de silencio de las autoridades españolas? Un ejercicio fascinante de surrealismo administrativo y espanto operacional en el mar. No, señoras y señores. Los diarios internacionales están llenos de noticias en las que los soldados de otras Armadas involucradas en la operación “Atalanta” actúan manu militari contra los piratas. Noruegos, franceses, británicos, turcos, alemanes, daneses, etc… no han tenido que enfrentarse al silencio administrativo de sus capitales en los momentos cruciales. Sus tropas de élite han podido hacer su trabajo, golpeando así las operaciones e infraestructuras de las redes de piratería somalíes, mucho más sofisticadas de lo que se piensa en Madrid. Obviamente, esto solo ha sido posible con el uso de la fuerza, esa misma que los piratas utilizan para asaltar a sus víctimas navales sin la más mínima contemplación, manteniendo además en ocasiones a hombres, mujeres y niños secuestrados en situaciones imperdonables de espanto. La Ministra Chacón aprovecha cada oportunidad para hablar del compromiso español con la cooperación al desarrollo y para formar a las denominadas fuerzas de seguridad somalíes para que sean estas las que combatan a los piratas en el desvencijado país africano. Todo un eufemismo y una oda al “buen rollito” que vuelve a mostrarnos la imposibilidad de afrontar los retos internacionales cuando el buenismo político nos hace renunciar a la gama completa de medios de los que debemos hacer uso para asumir nuestros desafíos y obligaciones internacionales. Decía el experto internacional de renombre Edward Burke en un reciente informe para la Fundación FRIDE digno de estudio, que España se juega en Afganistán su credibilidad internacional como aliado digno de confianza. Para ello, recomendaba Burke, el gobierno Zapatero debía aumentar considerablemente su participación militar real en la ofensiva anti-talibán. El gobierno español, explicaba Burke, ha buscado hasta ahora el estar sin estar, el hacer militarmente lo mínimo posible, algo que ciertamente no ha pasado desapercibido al resto de nuestros aliados, a pesar del reciente incremento de tropas españolas sobre el terreno. En el caso de la operación “Atalanta” sucede lo mismo, y hasta que nuestros gobernantes no entiendan que el “estar sin estar” no es una opción, seguiremos perdiendo todas las oportunidades para ocupar el lugar que a España le corresponde dignamente entre los miembros de la Comunidad Internacional a la que decimos pertenecer. Además, se lo deben nuestros políticos a los contribuyentes que costean con sus impuestos ese continuo despliegue teatral del “estoy pero no estoy”. Se lo deben también a los militares y civiles españoles que se juegan el tipo y que entregan su vida intentando salvar la dignidad patria y proteger los intereses nacionales en el exterior. En definitiva, nos debemos a nosotros mismos el afrontar los desafíos del siglo XXI con los medios y la determinación necesarios. Tal vez tengamos que acabar repitiéndonos lo del “YES WE CAN” para que nuestros gobernantes asuman sus obligaciones de una vez.