La iconografía musical en el arte sumerio

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La iconografía musical en el arte sumerio
María Cecilia Tomasini
Cátedra de Historia de las Artes Plásticas I
Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Los datos iconográficos más antiguos que nos han llegado acerca de
instrumentos musicales provienen de algunos relieves de la Antigua Mesopotamia. En
la región del sur mesopotámico la música era tenida en gran estima. Los músicos
acompañaban tanto las festividades religiosas como la celebración de las victorias en los
conflictos entre distintas ciudades estado. El canto y la música aplacaban la ira de los
dioses y facilitaban la comunicación con ellos. Muchas cortes y casas reales tenían su
propio séquito de músicos privados.1
Se sabe, a partir de hallazgos arqueológicos y documentación, que los antiguos
sumerios acompañaban sus cantos rituales con varios instrumentos: el tig (flauta de
pico), el balag (tambor), la lilis (timbal) y la adapa (pandero).2 Sin embargo, el arpa es
el instrumento más representado en la iconografía mesopotámica.
Se supone que las primeras arpas derivaron del arco guerrero, elemento al que se
le habrían agregado cuerdas para transformarlo en un instrumento musical.3 En la Estela
de Jafache (c. 3000- 2340 a.C.) es posible apreciar uno de estos instrumentos. Esta
estela, proveniente de la región de Ur, describe la celebración de una fiesta. La
presencia de carros de guerra en el registro inferior permitiría inferir que se trata de la
celebración de una victoria. Sin embargo, no aparece la tradicional representación de los
enemigos arrollados por los carros o humillados. Por otra parte, la iconografía
tradicional de las victorias no incluye mujeres (con excepción de las cantantes o
sirvientas) mientras que en la Estela de Jafache una mujer participa de la fiesta.
Tampoco se ha incluido la identificación de algún hecho histórico particular. Por lo
tanto, es razonable suponer que se trata de alguna celebración periódica y ritual. Según
los especialistas, la escena representa la Fiesta de Año Nuevo durante la cual se
realizaban ritos de hierogamia para asegurar la fertilidad de los suelos.4
En el registro superior, dispuestos simétricamente, observamos a un hombre y
una mujer sentados que son atendidos por sirvientes. En el centro del registro se
representan los animadores de la fiesta: un cantante o bailarín a la izquierda y un arpista
tocando su instrumento a la derecha. El instrumento es un arpa triangular que parece
tener 7 cuerdas. La caja de resonancia no puede observarse con claridad, pero es posible
que se encuentre oculta tras el cuerpo del músico. Por tratarse de un instrumento
pequeño y liviano el ejecutante no requiere del auxilio de una correa para sostenerla.
Probablemente la sostiene con su mano izquierda mientras que la ejecuta con su mano
derecha.
1
A. Robertson y D. Stevens, Historia General de la Música, Tomo I, Cap. I, 1.
Ibid.
3
Ibid.
4
H. Frankfort, Arte y Arquitectura del Oriente Antiguo, cap. 2. A. Parrot, Sumer, p. 133.
2
1
Izquierda: Estela de Jafache. Derecha: detalle del registro superior.
Este tipo de estelas se hallaron en los templos de todo el país de Sumer. Se
desconoce exactamente su función. Algunas inscripciones permiten suponer que se
trataba de soportes en cuyo orificio central se encastraba la base de una maza ritual.5
También es posible que sirvieran de soporte al algún emblema divino, o que se fijaran a
las paredes de los templos. Sin embargo, dado que ninguna de estas placas se ha
encontrado en su sitio original, es imposible saber con certeza cuál era su uso.
En otra estela proveniente también de Jafache observamos la misma disposición
de registros y personajes. En este caso el músico ejecuta una arpa de ocho cuerdas, cuya
caja de resonancia se encuentra en la parte inferior del instrumento. La caja de
resonancia presenta como decoración la cabeza de un toro. A juzgar por las arpas
halladas en las tumbas de los reyes de Ur, esta forma de decoración parece haber sido
típica de este tipo de instrumentos. 6
Durante los milenios IV y III a.C. el canto constituía una parte fundamental del
culto a los dioses. Se entonaban himnos formados por una serie de lamentaciones. Se
han conservado numerosos fragmentos de estos textos.7 A partir de su análisis se sabe
que existía una estrecha vinculación entre el texto y la música. Se sabe también que, del
mismo modo que en Grecia, se atribuía cierto “carácter” a cada tipo de canto o
melodía.8 Este “carácter” asignaba poderes a las deidades y facilitaba la comunicación
con ellas. Sin embargo, ha sido imposible reconstruir los sonidos de los instrumentos ni
las melodías que se ejecutaban. Tampoco se conoce su forma de afinación.9
5
Cf. Ibid. En la Estela del sacerdote Dudu, hallada en Lagash, hay una inscripción según la cual la placa
serviría de soporte para una maza.
6
L. Woolley, Ur, La ciudad de los caldeos, p. 44.
7
Véase H. McCall, Dioses y mortales, autores y audiencias. En Mitos Mesopotámicos.
8
En Grecia este “carácter” recibirá el nombre de ethos.
9
A. Robertson y D. Stevens, Op. cit.
2
Izquierda: Estela del período protodinástico, proveniente de la región de Jafache.
Derecha: detalle.
La música no sólo acompañaba las celebraciones rituales. La iconografía
sumeria nos permite inferir que también las victorias se celebraban con cantos y
ejecución instrumental. Efectivamente, en el Estandarte de Ur (c. 3000- 2340 a.C.) se
describen las fiestas realizadas para celebrar el fin de una batalla. No se conoce
exactamente la función de este objeto hallado en una tumba de Ur. Probablemente se
trate de la caja de resonancia de un instrumento musical.10 En uno de sus lados se
observan los carros avanzando sobre los cadáveres de los enemigos y los cautivos
desnudos que son llevados, en fila, ante la presencia del rey. En la otra cara se celebra la
victoria con una fiesta. En el registro superior, sobre el extremo derecho, se observa un
músico tañendo su arpa. El instrumento en cuestión tiene forma trapezoidal; consta de
diez cuerdas; posee la caja de resonancia en la parte inferior y presenta un ornamento en
forma de toro en la parte anterior. Como ya se ha dicho, se han hallado instrumentos
similares en tumbas de la época excavadas en la región de Ur. En el estandarte el arpista
se encuentra de pie. Usa un atuendo que le cubre el cuerpo desde la cintura, dejando el
torso desnudo, y tiene la cabeza rapada. Una banda cruza su pecho; probablemente se
trata de una cinta o correa de cuero que se empleaba para ayudar a soportar el peso del
instrumento y dejaba ambas manos libres para pulsar las cuerdas. A su lado se encuentra
una cantante que entona al son del arpa con sus manos cruzadas sobre el pecho.
Estandarte de Ur:
Celebración de la
victoria.
10
Cf. M. Roaf, Mesopotamia, p. 90.
3
Estandarte de Ur: detalle.
Las excavaciones arqueológicas muestran que los sumerios conocieron diversos
tipos de arpas, de siete o más cuerdas. En el cementerio real de Ur se hallaron arpas
similares a la representada en el Estandarte de Ur. Se construían en madera y se
decoraban con incrustaciones de nácar y piedras semipreciosas embutidas sobre una
base de betún. La caja de resonancia se ornamentaba habitualmente con una cabeza de
toro enchapada en lámina de oro. La imagen muestra uno de estos instrumentos; en este
caso se trata de un arpa de diez cuerdas o esirtu. 11
Arpa de diez
cuerdas
hallada en el
cementerio
real de Ur.
11
F. Hamel y M. Hürlimann, Enciclopedia de la música. Tomo I, cap. II.
4
El lateral del arpa está decorada con incrustaciones.
Las imágenes se disponen en cuatro registros. En el
registro superior se observa una representación
tradicional: el héroe desnudo, identificado con
Guilgamesh, que sostiene con sus brazos a dos toros
androcéfalos.
En el segundo registro un lobo y un león sirven una
mesa.
En el registro inferior aparece un hombre escorpión
seguido por una gacela. Este monstruo híbrido es el
guardián del lugar donde sale el sol en la Epopeya de
Guilgamesh.
Por encima de este registro un conjunto de tres
animales ejecutan diferentes instrumentos musicales.
Un asno tañe las ocho cuerdas de un arpa. Su caja se
encuentra decorada con el conocido motivo del toro.
A la derecha, un oso sostiene el instrumento. Abajo
un chacal agita un instrumento de percusión similar
a los sistros egipcios mientras golpea un tambor.
5
Se desconoce el significado de estas escenas. Podrían representar antiguos mitos
o la preparación para algún banquete ritual. Según A. Parrot se trataría de una
representación del mito de Guilgamesh. Este relato se entonaba con acompañamiento
musical. Por lo tanto la inclusión de esta iconografía como motivo decorativo de un
instrumento parece algo natural.12
Algunas piezas posteriores nos hablan de la persistencia de la tradición en lo que
se refiere a instrumentos musicales. Por ejemplo, en un cilindro de Ur de época
presargónica en el que se desarrolla una escena de banquete encontramos un arpa
similar a la representada en la Estela de Jafache. En el registro inferior del sello un
comensal es atendido por los sirvientes mientras un músico sostiene un arpa en forma
de arco curvado. El instrumento tiene sólo cuatro cuerdas. Pero probablemente el escaso
número de cuerdas obedezca a la extrema simplificación de la imagen.
Cilindro de Ur de época presargónica.
El arpa es indudablemente el instrumento más ampliamente representado en la
iconografía sumeria. En las imágenes también están presentes otros instrumentos,
aunque en menor medida. Ya hemos visto instrumentos de percusión en el arpa de Ur.
Encontramos otro ejemplo en un vaso ritual del período neosumerio tallado en piedra,
en el que aparecen dos músicos golpeando un enorme tympanum.
En esta época se escriben gran cantidad de himnos dedicados al culto, pero se
difunde también el himno real. Se trata de una composición en primera persona en la
que se destacan las virtudes y hazañas del rey. Esta forma de himno complementa la
inscripción conmemorativa. 13
12
13
H. Frankfort, Op. cit., p. 78. A. Parrot, Op. cit, p. 150.
M. Liverani, El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Cap. 9, La edad neosumeria.
6
Vaso neosumerio de Lagash (Tello), detalle.
En suma, la iconografía musical sumeria nos brinda una aproximación a los
orígenes mismos de la música y de sus funciones. Si bien desconocemos las escalas de
sonidos y las formas de componer de los sumerios, a partir de la iconografía inferimos
que éstos poseían el conocimiento empírico de la relación entre la longitud de una
cuerda y el sonido que ésta emite. Sabemos que la música acompañaba rituales y
celebraciones. Y sabemos también, a partir de los hallazgos arqueológicos, que los
instrumentos musicales eran tan apreciados que formaban parte del ajuar funerario de
los reyes.
***
Bibliografía:
- Frankfort, H., Arte y Arquitectura del Oriente Antiguo. Cátedra. 1992.
- Hamel, F. y Hürlimann, M., Enciclopedia de la música. Tomo I. Grijalbo. 1979.
- Liverani, M., El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Crítica. 1995.
7
- McCall, H., Mitos mesopotámicos. Akal. 1994.
- Parrot, A., Sumer. Aguilar. 1969.
- Roaf, M., Mesopotamia. Ed. Folio. 2005.
- Robertson, A. y Stevens, D., “Historia General de la Música”. Tomo I: “De las
formas antiguas a la polifonía”. Istmo. 2000.
- Woolley, L., “Ur, la ciudad de los caldeos”. F. C. E. 2003.
***
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