Tema 2: El Realismo y los textos argumentativos. Índice 1. El

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Tema 2: El Realismo y los textos argumentativos.
Índice
1. El Realismo
1.1 Selección de textos y actividades
2. El texto argumentativo
2.1 Fase práctica: elaboración de un texto argumentativo
2.2 Selección de textos y actividades
3. Ortografía: uso de la h
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1. EL REALISMO
MARCO HISTÓRICO
1833-1868: Reinado de Isabel II. Alternancia en el gobierno de moderados y
progresistas. Guerras carlistas, entre los partidarios de Carlos María Isidro (hermano
de Fernando VII) y los de Isabel II. 1868: La Gloriosa, revolución liberal que lleva a
Isabel II al exilio. 1869-1875: Sexenio revolucionario. 1871-1873: Reinado de
Amadeo I de Saboya. 1873-1874: I República. 1875-1885: Restauración borbónica.
Reinado de Alfonso XII. Bipartidismo entre conservadores y liberales. 1898: Pérdida
de las últimas colonias de ultramar: Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
MARCO SOCIAL Y CULTURAL
En Europa van teniendo gran importancia la industrialización y los movimientos
obreros, asociados a ella. España los incorpora lentamente. El poder económico
reside fundamentalmente en la burguesía, apegada a la realidad del momento
(rompe con los ideales del Romanticismo). Crecimiento de la banca, la industria y
el comercio. Triunfo de las ideas positivistas, dando importancia a todo lo que
procede de la experiencia y la observación. Junto a los avances científicos, se
dan numerosos avances técnicos (fotografía, teléfono, telégrafo, máquina de
vapor…).
EL REALISMO Y EL NATURALISMO
Son las dos corrientes literarias fundamentales de la segunda mitad del siglo XIX.
Surgen para reflejar la realidad tal como es, como una reacción contra la
estética romántica y sus excesos. Utilizan especialmente la novela, por su gran
extensión y permitir reflejar múltiples facetas de la sociedad (historias, caracteres,
ideas…).
Realismo
Se interesa por la realidad externa, frente a la exhibición de la intimidad del autor
del Romanticismo. El autor habla de lo que le rodea, y no de sí mismo,
observando todo meticulosamente e intentando dar una referencia objetiva de
eso. La atención se centra en lo próximo y fácilmente observable más que en lo
lejano y exótico. Se tiende a hablar de escenas de la vida cotidiana y de temas
económicos, sociales e ideológicos del momento. Se utiliza una expresión sobria y
precisa, cediendo la intención estética frente al propósito docente. Frente al
idealismo y apasionamiento romántico, el autor se caracteriza por un espíritu
sensato, moderado y práctico, es decir, burgués. Los personajes están sacados de
la vida de la época (descripciones minuciosas, físicas y psíquicas). Usan un
lenguaje adecuado a cada uno, mezclando lo culto y lo vulgar, con giros
coloquiales, muletillas… Se relaciona la vida privada de los personajes con la vida
pública en la que se desenvuelven, cercana al escritor y al lector. Los escenarios
son cercanos y reconocibles por el lector (calles, casas y paisajes próximos y
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reales). El narrador es omnisciente: conoce perfectamente el ambiente, a los
personajes y valora y emite juicios sobre ellos o los hechos. Se plantean posturas
ideológicas y reflexiones sobre los valores morales de la sociedad.
Naturalismo
Surge hacia 1870, derivado del Realismo, pero con algunos elementos nuevos. Su
autor más significativo es Émile Zola. Aparece marcado por el determinismo
positivista: los hechos psíquicos que obedecen a leyes tan inexorables como los
fenómenos físicos. Se escogen ambientes de degeneración y miseria y personajes
marginales para mostrar los instintos más brutales y primarios del hombre y la
opresión ejercida sobre los humildes por una sociedad injusta. En consecuencia,
asume un compromiso social y político frente al egoísmo de la poderosa clase
burguesa.
Autores realistas más detacados:
Inglaterra: Charles Dickens: Oliver Twist, David Copperfield, Papeles del Club
Pickwick.
Francia: Honoré de Balzac: La comedia humana. Gustave Flaubert: Madame
Bovary. Stendhal: Rojo y negro, La cartuja de Parma. Victor Hugo: Nuestra Señora
de París, Los miserables. Émile Zola (Naturalismo): Germinal.
Rusia: Lev N. Tolstoi: Guerra y paz, Ana Karenina. Fiodor M. Dostoievski: Crimen y
castigo, Los hermanos Karamázov, El jugador, El idiota.
EL REALISMO EN ESPAÑA
Por encima de los demás géneros, utiliza la novela, por considerarla el vehículo
más adecuado para reflejar la sociedad y la realidad. Comienza con la
aparición, en 1868, de La fontana de oro, de Pérez Galdós. Hay varias tendencias
dentro del realismo, según los aspectos de la realidad que reflejan y las
orientaciones ideológicas.
Idealizante: Se fija en la parte más amable de la realidad, rehuyendo los aspectos
más crudos o desagradables. Tiene una intención moralizadora que lleva a
deformar, en algún caso, lo que desaprueban (lo moderno, la ciudad). Autores: o
Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891)
Puede considerarse como punto de transición entre el Romanticismo y el
Realismo. Describe con más entusiasmo romántico que con precisión y
objetividad realista. Destaca por la gracia y amenidad de la narración y el
colorido de las descripciones. Obra: El sombrero de tres picos, El escándalo y otros
relatos cortos.
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José María Pereda (1833-1906)
Sus primeras obras son cuadros de costumbres y, posteriormente, hace novelas de
tesis Defiende las ideas tradicionales, resultando anacrónico en sus
planteamientos. Se caracteriza por una acción lenta y monótona y por sus
descripciones. Es el mejor paisajista de su generación, mostrando una naturaleza
épica, cuyo aspecto grandioso describe con enérgicos rasgos. Obras: Sotileza,
Peñas arriba.
Esteticista: Parte del intrínseco valor artístico de la obra, sin servir a otros intereses
(especialmente moralizadores). Tiende a buscar la belleza, excluyendo lo feo y
desagradable. No copia la realidad, pero tampoco la deforma: se basa en la
observación, los recuerdos y la experiencia.
Juan Valera (1824-1905)
Su buen gusto, elegancia, liberalismo, escepticismo e ironía le alejan de cualquier
compromiso ideológico. Repudia los excesos románticos, pero también le molesta
la literatura de tesis y el afán de exactitud realista. Solo le interesa crear una obra
de arte, de modo que trata la realidad con una leve estilización embellecedora.
Se centra en los temas amorosos, eludiendo el conflicto trágico. Cuida
especialmente el análisis de la psicología de los personajes. Obras: Pepita
Jiménez, Juanita la Larga.
Realista pura: Pretende mostrar la realidad del modo más objetivo posible, sin
desdeñar ningún aspecto de ella. • Autores destacados: Pérez Galdós y “Clarín”.
Naturalista: En sentido estricto, no se dio nunca en España, aunque influyó en
algunos autores.
Emilia Pardo Bazán (1851-1921)
Defiende en un principio las ideas del Naturalismo, aunque posteriormente
evoluciona a una novela de tipo espiritualista y simbólico. • Obras:
Los pazos de Ulloa, La madre naturaleza.
Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)
Ambienta sus novelas en su Valencia natal y alrededores. Describe la vida de los
pescadores y huertanos con gran brillantez de color y enorme fuerza plástica, y
con enorme dureza. Obras: Arroz y tartana, La barraca, Cañas y barro.
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BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1920)
Nace en Las Palmas de Gran Canaria, aunque realiza sus estudios (Derecho) en
Madrid, donde pasa el resto de su vida. Participa en la política de la época (fue
diputado dos veces), radicalizando sus posturas progresivamente. Desde muy
joven se dedica a la literatura, debiéndose a él la renovación de la novela
española. En su amplia producción literaria muestra los distintos enfoques que
adopta la narrativa: realismo, naturalismo y espiritualismo. Además de la novela,
también es importante su producción teatral.
Los Episodios Nacionales
Son 46 volúmenes, agrupados en cinco series:
1ª: Referida a la Guerra de la Independencia: Trafalgar (1873), Bailén, Zaragoza…
2ª: Trata de las luchas políticas entre absolutistas y liberales, hasta la muerte de
Fernando VII: El equipaje del rey José, El terror de 1824.
3ª: Dedicada a la guerra carlista.
4ª: Desde la revolución del 48 hasta el destronamiento de Isabel II.
5ª: Hasta la restauración borbónica.
Ofrece una historia novelada del siglo XIX español. Pasa de un tono épico de las
primeras novelas a transmitir desengaño en las últimas con las intrigas políticas
posteriores. Historia y novela se entrecruzan con una técnica animada y realista,
mostrando una imagen verosímil de la época en que se ambientan.
Las novelas de la primera época
En esta época está muy influido por la ideología krausista y se siente preocupado
por las resonancias sociales del problema religioso.Resultado de su liberalismo
anticlerical son las novelas de tesis en que la realidad queda excesivamente
esquematizada. Opone el mundo liberal (partidario del progreso, el trabajo y el
respeto) y el tradicional (intransigente, fanático, adicto a la Iglesia).
Consiguientemente, según sus ideas los personajes son “buenos” o “malos”, sin
reconciliación posible. Obras: Doña Perfecta (odioso personaje que causa la
muerte de un ingeniero de amplios ideales), La familia de León Roch, Gloria (las
diferencias religiosas separan a dos jóvenes que se aman), Marianela.
Las “Novelas españolas contemporáneas”
Abandona la defensa de una tesis para centrarse en la descripción de la
sociedad española de la época, especialmente la madrileña. Adopta una
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técnica realista cercana al naturalismo, mostrándose como un gran observador
de la realidad y creador de caracteres. Aparecen personajes de todas las clases
sociales, pero sobre todo de la clase media, con sus virtudes y vicios. Esta
sociedad le desilusiona, ya que no tiene ideales y es mediocre, incapaz de
reformar la sociedad, como había pensado. Obras: Tormento, Fortunata y
Jacinta, Tristana, Miau, la serie de Torquemada.
Las novelas espiritualistas
Pasa del materialismo anterior a centrarse en el espíritu, exaltando la justicia y el
amor de los personajes sobre las mezquindades de la sociedad. Obras: Nazarín,
Misericordia.
El teatro
Caracterizado por centrarse en lo psicológico, le falta dominio de la escena.
Algunas son adaptaciones de novelas suyas. Obras: Doña Perfecta, El abuelo, La
de San Quintín, Electra.
El estilo de Galdós
No cuida especialmente la forma. Su prosa resulta siempre expresiva, suelta y
espontánea, cercana al habla cotidiana. Describe certeramente la sociedad de
su época: (personajes, preocupaciones, ideologías) y dota de gran vigor a las
situaciones planteadas. Le interesa más la ciudad que el paisaje natural.
Le importa mucho captar la esencia del alma de España, para regenerarla, y
muestra gran interés por la condición humana. Es el narrador realista por
excelencia: aparecen todas las clases sociales, ideologías progresistas, narrador
omnisciente, lenguaje cotidiano y habitual, mezcla de narración y diálogo…
LEOPOLDO ALAS, CLARÍN (1852-1901)
Nació en Zamora en 1852 y muere en Oviedo en 1901, donde había residido la
mayor parte de su vida. Fue catedrático de Derecho, pero destaca sobre todo en
la literatura, como crítico y como narrador. Como crítico se caracteriza por su
acritud y su fina intuición para descubrir valores literarios. Su tono es fuertemente
liberal y sus comentarios son duros, agrios y satíricos. Escribe numerosos artículos
llamados Solos y Paliques. Como narrador, escribe dos novelas extensas (Su único
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hijo, La Regenta), varias novelas cortas (Pipá, Doña Berta) y cuentos (El gallo de
Sócrates, ¡Adiós, Cordera!).
Estilo Se inspira en la realidad, que intenta exponer objetivamente.
Utiliza una descripción detallista, pormenorizada, tanto para personajes como
para el ambiente. En los personajes describe minuciosamente su modo de pensar,
su psicología. En el ambiente, recrea lo que le rodea a él mismo (Oviedo y sus
alrededores). Emplea un lenguaje “natural, sencillo, expresivo y modesto”,
adaptado a las características de cada personaje. Busca denunciar los males y la
hipocresía de la sociedad que le rodea.
La Regenta (1885)
Para muchos, es la segunda mejor novela de la literatura española, después de El
Quijote. Fue publicada en dos partes, cada una de 15 capítulos, que narran
respectivamente, la primera, 3 días y, la segunda (más extensa) 3 años.
Argumento: (v. libro de texto).
Características:
Tiene gran importancia la caracterización psicológica de los personajes. Su retrato
moral lo hace por medio de los recuerdos del pasado, las dudas, deseos,
frustraciones y ambiciones. Son personajes en permanente conflicto personal y
moral. Describe con detalle a muchos personajes secundarios por su relación
directa con la historia o para recrear el ambiente de Vetusta. Hace una crónica
de la ciudad (habitantes, costumbres, fiestas, calles…) y una fuerte crítica social,
con un humor irónico y amargo. Vetusta es un trasunto de la sociedad española
de la época, dominada por los convencionalismos y el desdén por las
innovaciones. Todos los grupos sociales son caracterizados, reservando una
especial dureza para la Iglesia y la aristocracia.
Estilo
Se caracteriza por la perfección formal. Adapta el ritmo narrativo a los
acontecimientos que relata. En la primera parte (3 días), abundan las
descripciones minuciosas y los recuerdos del pasado. En la segunda parte (3
años), la acción avanza a un ritmo mucho más rápido, incluso tiene
anticipaciones que anuncian el desenlace. Hay abundantes diálogos, monólogos
y disertaciones del autor.
1.2 Selección de textos
La sociedad presente como materia novelable
“Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres
humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo
espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las
viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la
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personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la
belleza de la reproducción”.
Benito Pérez Galdós
Misericordia
Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro
moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia
borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y
oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba
menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no
terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún conservaban hábitos
de aseo. Usaba una venda negra
bien ceñida sobre la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor
apañaditos que los de las otras ancianas. Con este pergeño y la expresión sentimental y dulce de
su rostro, todavía bien compuesta de líneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el
mundo en penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podía creerse que
hacía las veces de ésta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como
a media pulgada más arriba del entrecejo.
Benito Pérez Galdós
Actividades
1. Realiza un resumen del texto
Miau
A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la escuela pública de la plazuela del Limón salió
atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios… Entre ellos había uno de menguada
estatura, que se apartó de la bandada para emprender solo y calladito el camino de su casa. Y
apenas notado por sus compañeros aquel apartamiento que más bien parecía huida, fueron tras
él y le acosaron con burlas y cuchufletas, no del mejor gusto. Uno le cogía del brazo, otro le
refregaba la cara con sus manos inocentes, que eran un dechado completo de cuantas
porquerías hay en el mundo; pero él logró desasirse y... pies, para qué os quiero. Entonces dos o
tres de los más desvergonzados le tiraron piedras, gritando Miau; y toda la partida repitió con
infernal zipizape: Miau, Miau.
El pobre chico de este modo burlado se llamaba Luisito Cadalso, y era bastante mezquino de
talla, corto de alientos, descolorido, como de ocho años, quizá de diez, tan tímido que esquivaba
la amistad de sus compañeros, temeroso de las bromas de algunos, y sintiéndose sin bríos para
devolverlas. Siempre fue el menos arrojado en las travesuras, el más soso y torpe en los juegos, y el
más formalito en clase, aunque uno de los menos aventajados, quizás porque su propio
encogimiento le impidiera decir bien lo que sabía o disimular lo que ignoraba. Al doblar la esquina
de las Comendadoras de Santiago para ir a su casa, que estaba en la calle de Quiñones, frente a
la Cárcel de Mujeres, uniósele uno de sus condiscípulos, muy cargado de libros, la pizarra a la
espalda, el pantalón hecho una pura rodillera, el calzado con tragaluces, boina azul en la pelona,
y el hocico muy parecido al de un ratón. Llamaban al tal Silvestre Murillo, y era el chico más
aplicado de la escuela y el amigo mejor que Cadalso tenía en ella…La futura celebridad habló
así a su compañero:
«Mia tú, Caarso, si a mí me dieran esas chanzas, de la galleta que les pegaba les ponía la cara
verde. Pero tú no tienes coraje. Yo digo que no se deben poner motes a las presonas. ¿Sabes tú
quién tie la culpa? Pues Posturitas, el de la casa de empréstamos. Ayer fue contando que su
mamá había dicho que a tu abuela y a tus tías las llaman las Miaus, porque tienen la fisonomía de
las caras, es a saber, como las de los gatos. Dijo que en el paraíso del Teatro Real les pusieron este
mal nombre, y que siempre se sientan en el mismo sitio, y que cuando las ven entrar, dice toda la
gente del público: 'Ahí están ya las Miaus'».
Luisito Cadalso se puso muy encarnado. La indignación, la vergüenza y el estupor que sentía, no le
permitieron defender la ultrajada dignidad de su familia.
«Posturitas es un ordinario y un disinificante —añadió Silvestre—, y eso de poner motes es de tíos. Su
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padre es un tío, su madre una tía, y sus tías unas tías. Viven de chuparle la sangre al pobre, y ¿qué
te crees?, al que no desempresta la capa, le despluman, es a saber, que se la venden y le dejan
que se muera de frío. Mi mamá las llama las arpidas. ¿No las has visto tú cuando están en el
balcón colgando las capas para que les dé el aire? Son más feas que un túmulo, y dice mi papá
que con las narices que tienen se podrían hacer las patas de una mesa y sobraba maera... Pues
también Posturitas es un buen mico; siempre pintándola y haciendo gestos como los clos del
Circo. Claro, como a él le han puesto mote, quiere vengarse, encajándotelo a ti. Lo que es a mí
no me lo pone ¡contro!, porque sabe que tengo yo mu malas pulgas, pero mu malas... Como tú
eres así tan poquita cosa, es a saber, que no achuchas cuando te dicen algo, vele ahí por qué no
te guarda el rispeto».
Cadalsito, deteniéndose en la puerta de su casa, miró a su amigo con tristeza. El otro, arreándole
un fuerte codazo, le dijo: «Yo no te llamo Miau, ¡contro!, no tengas cuidado que yo te llame Miau»;
y partió a escape hacia Montserrat.
Benito Pérez Galdós
Actividades
1. Resume de manera breve y completa el contenido del texto.
2. Caracteriza a los personajes, según su apariencia física, comportamiento y habla.
3. ¿Qué recursos narrativos predominan en el texto? Señala en qué frases o párrafos del
mismo se encuentran.
4. Explica todas las características del texto que permiten incluirlo dentro del movimiento
realista.
Fortunata y Jacinta
Se consideraba Fortunata en aquel caso como ciego mecanismo que recibe impulso de
sobrenatural mano. Lo que había hecho, hacíalo, a juicio suyo, por disposición de las misteriosas
energías que ordenan las cosas más grandes del universo, la salida del Sol y la caída de los
cuerpos graves. Y ni podía dejar de hacerlo, ni discutía lo inevitable, ni intentaba atenuar su
responsabilidad, porque esta no la veía muy clara, y aunque la viese, era persona tan firme en su
dirección, que no se detenía ante ninguna consecuencia, y se conformaba, tal era su idea, con ir
al infierno.
«Esto de alquilar la casa próxima a la tuya -dijo Santa Cruz-, es una calaverada que no puede
disculparse sino por la demencia en que yo estaba, niña mía, y por mi furor de verte y hablarte.
Cuando supe que habías venido a Madrid, ¡me entró un delirio...! Yo tenía contigo una deuda del
corazón, y el cariño que te debía me pesaba en la conciencia. Me volví loco, te busqué como se
busca lo que más queremos en el mundo. No te encontré; a la vuelta de una esquina me
acechaba una pulmonía para darme el estacazo... caí».
-¡Pobrecito mío!... Lo supe, sí. También supe que me buscaste. ¡Dios te lo pague! Si lo hubiera
sabido antes, me habrías encontrado.
Esparció sus miradas por la sala; pero la relativa elegancia con que estaba puesta no la afectó. En
miserable bodegón, en un sótano lleno de telarañas, en cualquier lugar subterráneo y fétido
habría estado contenta con tal de tener al lado a quien entonces tenía. No se hartaba de mirarle.
«¡Qué guapo estás!».
-¿Pues y tú? ¡Estás preciosísima!... Estás ahora mucho mejor que antes.
-¡Ah!, no -repuso ella con cierta coquetería-. ¿Lo dices porque me he civilizado algo? ¡Quia!, no lo
creas: yo no me civilizo, ni quiero; soy siempre pueblo; quiero ser como antes, como cuando tú me
echaste el lazo y me cogiste.
-¡Pueblo!, eso es -observó Juan con un poquito de pedantería-; en otros términos: lo esencial de la
humanidad, la materia prima, porque cuando la civilización deja perder los grandes sentimientos,
las ideas matrices, hay que ir a buscarlos al bloque, a la cantera del pueblo.
Fortunata no entendía bien los conceptos; pero alguna idea vaga tenía de aquello.
«Me parece mentira -dijo él-, que te tengo aquí, cogida otra vez con lazo, fierecita mía, y que
puedo pedirte perdón por todo el mal que te he hecho...».
-Quita allá... ¡perdón! -exclamó la joven anegándose en su propia generosidad-. Si me quieres,
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¿qué importa lo pasado?
En el mismo instante alzó la frente, y con satánica convicción, que tenía cierta hermosura por ser
convicción y por ser satánica, se dejó decir estas arrogantes palabras:
«Mi marido eres tú... todo lo demás... ¡papas!».
Elástica era la conciencia de Santa Cruz, mas no tanto que no sintiera cierto terror al oír expresión
tan atrevida. Por corresponder, iba él a decir mi mujer eres tú; pero envainó su mentira, como el
hombre prudente que reserva para los casos graves el uso de las armas.
Benito Pérez Galdós
Actividades
1. En este pasaje intervienen dos personajes: Fortunata, una muchacha de humilde origen
social, y Juanito Santa Cruz, hijo de una de las más importantes familias de la época.
Ambos han sido amantes, pero Juanita acabó casándose con Jacinta, una mujer de su
clase. Fortunata, por su parte, también ha contraído matrimonio. En este momento, los dos
personajes se vuelven a reencontrar. En tales circunstancias, ¿cómo valora Fortunata su
situación en el primer párrafo?, ¿quién cree que guía sus acciones?
2. Se suele considerar a Galdós como un maestro en el arte del diálogo: analiza los diálogos
de este fragmento y fíjate en las particularidades de la lengua de cada uno de los
personajes.
3. Fortunata, a diferencia de Juanito, es una persona del pueblo. Precisamente en este texto
ambos hacen referencia al pueblo: ¿con qué sentido?
4. Aunque las intervenciones del narrador no son muy extensas en este fragmento, sí permiten
que observes los rasgos principales de su estilo y la consideración en que tiene a sus
personajes. Anota lo que juzgues más importante de ambos aspectos.
La Regenta
«¡Pero ese hombre está loco!», pensaba Quintanar, que le seguía jadeante, con un palmo de
lengua colgando y a veinte pasos otra vez.
El Magistral procuraba orientarse, recordar por dónde había bajado pocas horas antes de la casa
del leñador (1). Se perdía, confundía las señales, iba y venía... y don Víctor detrás, librándose de
las arañas como de leones, de sus hilos como de cadenas.
«Lo mejor es subir por la máxima pendiente, ello está hacia lo más alto... pero arriba hay meseta,
vaya usted a buscar...».
Se detuvo. Como si nada hubiera dicho don Víctor, con cara amable y voz dulce y suplicante
advirtió: -Señor Quintanar, si queremos dar con ellos tenemos que separarnos; hágame usted el
favor de subir por ahí, por la derecha...
Don Víctor se negó, pero el Magistral insistiendo, y con alusiones embozadas al miedo positivo de
su compañero, logró picar otra vez su amor propio y le obligó a torcer por la derecha.
Entonces, en cuanto se vio solo, De Pas subió corriendo cuanto podía, tropezando con troncos y
zarzas, ramas caídas y ramas pendientes... Iba ciego; le daba el corazón, que reventaba de celos,
de cólera, que iba a sorprender a don Álvaro y a la Regenta en coloquio amoroso cuando menos.
« ¿Por qué? ¿No era lo probable que estuvieran con ellos Paco, Joaquín, Visita, Obdulia y los
demás que habían subido al bosque?». No, no, gritaba el presentimiento. Y razonaba diciendo:
don Álvaro sabe mucho de estas aventuras, ya habrá él aprovechado la ocasión, ya se habrá
dado trazas para quedarse a solas con ella. Paco y Joaquín no habrán puesto obstáculos, habrán
procurado lo mismo para quedarse con Obdulia y Edelmira respectivamente. Visitación los habrá
ayudado. Bermúdez es un idiota... de fijo están solos. Y vuelta a correr cuanto podía, tropezando
sin cesar, arrastrando con dificultad el balandrán (2) empapado que pesaba arrobas, la sotana
desgarrada a trechos y cubierta de lodo y telarañas mojadas. También él llevaba la boca y los
ojos envueltos en hilos pegajosos, tenues, entremetidos.
Llegó a lo más alto, a lo más espeso. Los truenos, todavía formidables, retumbaban ya más lejos.
Se había equivocado, no estaba hacia aquel lado la cabaña. Siguió hacia la derecha,
separando con dificultad las espinas de cien plantas ariscas, que le cerraban el paso. Al fin vio
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entre las ramas la caseta rústica... Alguien se movía dentro... Corrió como un loco, sin saber lo que
iba a hacer si encontraba allí lo que esperaba..., dispuesto a matar si era preciso... ciego...
-¡Jinojo! que me ha dado usted un susto... -gritó don Víctor, que descansaba allí dentro, sobre un
banco rústico, mientras retorcía con fuerza el sombrero flexible que chorreaba una catarata de
agua clara.
-¡No están! -dijo el Magistral sin pensar en la sospecha que podían despertar su aspecto, su
conducta, su voz trémula, todo lo que delataba a voces su pasión, sus celos, su indignación de
marido ultrajado, absurda en él.
Leopoldo Alas Clarín
(1)
(2)
Lugar donde pocas horas antes el Magistral había tenido un encuentro erótico con una criada de la Regenta
Vestidura ancha hasta los pies, que solían usar los eclesiásticos.
Actividades
1. En un día de excursión, una tormenta sorprende a los excursionistas, gentes de la buena
sociedad de Vetusta. Entre ellos se encuentran Ana Ozores (la Regenta) y el tenorio
vetustense don Álvaro Mesía, que la pretende. El confesor de la Regenta (el Magistral don
Fermín de Pas) y su marido (don Víctor Quintanar) salen en su busca. Don Fermín, también
enamorado secretamente de Ana, es el más interesado en encontrarlos. Señala el
contraste entre la actitud del Magistral y la de don Víctor: ¿cuál parece en realidad el
marido de la Regenta?
2. Comenta el retrato de don Fermín de Pas que se ofrece en el texto
3. Señala cómo el medio, la naturaleza, se relaciona con la situación y el comportamiento de
los personajes
4. Todo el desarrollo de la escena está hábilmente graduado por el autor: señala los medios
de que se vale el narradorpara que vaya creciendo la tensión a lo largo del fragmento y
juzga en relación con ello el modo en que finalmente se resuelve la situación.
5. Clarín intercala en sus narraciones diálogos y pensamientos valiéndose tanto del estilo
directo, como del indirecto y del indirecto libre. Indica en el texto ejemplos de estos tres
procedimientos narrativos.
Crimen y Castigo
La puerta se abrió formando una estrecha rendija, como la otra vez, y de nuevo dos ojos
inquisidores y desconfiados se clavaron en él desde la oscuridad. En este momento Raskólnikov se
desconcertó y cometió un grave error. Temiendo que la vieja al verle solo se asustara, y
convencido de que su aspecto de ningún modo iba a tranquilizarla, agarró la puerta y tiró de ella
hacia sí, a fin de que a la vieja no se le ocurriera cerrar otra vez. Ella no volvió a cerrar la puerta,
en efecto, mas tampoco soltó la manija, de modo que Raskólnikov por poco la arrastra hacia la
escalera junto con la puerta. Como Aliona Ivánovna se quedaba de pie en medio de la puerta sin
dejar el paso libre, él dio un paso adelante. La anciana se apartó, asustada, quiso decir algo, mas
pareció que no podía y se quedó mirando al joven con los ojos enormemente abiertos. —Buenas
tardes, Aliona Ivánovna —comenzó él a decir con la mayor desenvoltura posible, pero la voz no le
obedeció, se le quebró, temblorosa...—. Le traigo...un objeto...,pero será mejor entrar ahí,
acercarse a la luz.
Soltó la puerta y, sin esperar a que le invitaran a pasar, entró en la habitación. La vieja corrió tras él
y recobró entonces el don de la palabra: —¡Señor! Pero ¿qué quiere?...¿Quién es usted? ¿Qué se
le ofrece? —Perdone, Aliona Ivánovna..., soy un conocido suyo... Raskólnikov...Le traigo una
prenda, que le prometí hace unos días... — y le tendió el objeto que llevaba preparado.
La vieja echó un vistazo al paquetito, pero en seguida volvió a clavar la mirada en los ojos del
inesperado visitante. Le miraba atenta, con ira y desconfianza. Transcurrió un minuto. Raskólnikov
creyó distinguir en los ojos de la vieja una expresión sarcástica, como si lo hubiera adivinado todo.
Tenía la sensación de que perdía la serenidad, de que el miedo se apoderaba de él, un miedo
horrible, hasta el punto de que si ella continuaba mirándole de aquel modo, sin decir una palabra,
un minuto más, huiría de allí corriendo. —Pero, ¿por qué me mira usted de ese modo, como si no
me hubiese reconocido? —exclamó él, de pronto, con rabia—. Si lo requiere, tómelo; si no, lo
llevaré a otro sitio. No tengo tiempo que perder.
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Ni siquiera había pensado decir aquello; estas palabras le salieron como por sí mismas. La vieja
volvió en sí; por lo visto, el tono decidido del recién llegado le dio ánimos. —¿Por qué te pones de
ese modo, señor? Así, sin más ni más... ¿Qué me traes? —preguntó mirando la prenda. —Una
pitillera de plata. Ya le hablé de ella la última vez.
La vieja tendió la mano. —¿Qué le pasa, que está usted tan pálido? ¿Le tiemblan las manos?
¿Viene del baño, acaso? —Son las fiebres —respondió Raskólnikov con voz cascada—. ¿Y quién
no se pone pálido, si no tiene nada que comer? — añadió, articulando a duras penas las
palabras.
Otra vez las fuerzas le abandonaban. Mas la respuesta parecía verosímil. La vieja tomó la prenda.
—¿Qué es esto? —preguntó, sopesándola con la mano y mirando otra vez fijamente a
Raskólnikov. —Este objeto es... una pitillera... de plata... mírela. —No parece de plata. ¡Vaya modo
de atarla!
Para desatar el cordoncito, se volvió hacia una ventana, hacia la luz (tenía todas las ventanas
cerradas, a pesar del calor asfixiante), y por unos segundos se apartó de el abrigo y descolgó el
hacha del lazo, pero no lo sacó del todo; lo sostenía con la mano derecha debajo del abrigo.
Tenía las manos enormemente débiles; se daba cuenta de que a cada momento se le
entorpecían y se le cayera al suelo...
De pronto le pareció que el vértigo se apoderaba de él. —¡Vaya lío que ha armado con esto! —
exclamó la vieja, malhumorada, e hizo un movimiento como para dirigirse hacia él.
No podía perder ni un solo instante más. Acabó de sacar el hacha, la levantó con ambas manos
sin apenas darse cuenta de lo que hacía, y casi sin esforzarse, como quien dice maquinalmente.
Lo dejó caer por la parte gruesa sobre la cabeza. Parecía que se había quedado sin fuerzas, mas
no bien hubo dado un golpe, las recobró.
Como de costumbre, la vieja iba con la cabeza descubierta. Llevaba sus rubios cabellos
entrecanos, escasos y abundantemente engrasados de aceite, como siempre, trenzados en
raquítica coleta y recogidos con un trozo de peineta de cuerno mal puesta sobre la nuca. El
hacha la tocó en la misma coronilla, lo que en parte se debió a la poca estatura de la vieja.
Aliona Ivánovna lanzó un grito, pero muy débil, y se desplomó; quedó sentada en el suelo, y aún
tuvo tiempo de llevarse las manos a la cabeza. Con una de ella continuaba sosteniendo la
“prenda”. Entonces él le asestó varios golpes con toda su fuerza, todos con el lomo del hacha y en
el cráneo. Brotó la sangre como de un vaso tumbado y el cuerpo cayó de espaldas. Raskólnikov
retrocedió un paso, dejó que cayera y se inclinó inmediatamente sobre la cara de la anciana:
estaba muerta; tenía los ojos muy abiertos, como si quisieran saltarle de las órbitas, la frente y la
cara contraídas y desfiguradas por las convulsiones.
Feodor Dostoievski
2. EL TEXTO ARGUMENTATIVO
El texto argumentativo tiene como objetivo expresar opiniones o rebatirlas con el
fin de persuadir a un receptor.
La finalidad del autor puede ser probar o demostrar una idea (o tesis), refutar la
contraria o bien persuadir o disuadir al receptor sobre determinados
comportamientos, hechos o ideas.
La argumentación no suele darse en estado puro, suele combinarse con la
exposición, generando un texto híbrido.
Mientras que la exposición se limita a mostrar una información, la argumentación
intenta demostrar, convencer o cambiar ideas. Por ello, en un texto
argumentativo, además de la función apelativa presente en el desarrollo de los
argumentos, aparece la función referencial, en la parte en la que se expone la
tesis. A estas dos también se le añade la función poética, sobre todo, en los
artículos de opinión, en la que un escritor destacado de nuestra actualidad
12
expone sus ideas de una manera poco usual, empleando numerosos recursos
literarios (desviación del signo lingüístico).
La argumentación se utiliza en una amplia variación de textos, especialmente en
los filosóficos, científicos (argumentación lógica) en los ensayos, en las
conferencias políticas, en los textos periodísticos de opinión, foros, debates y en
algunos mensajes publicitarios.
PECULIARIDADES DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS
Ejemplos típicos de texto argumentativo son los artículos de opinión de los
periódicos o los artículos científicos en los que se pretende demostrar una
determinada hipótesis: se trata de una serie de textos en los que el emisor
desarrolla un razonamiento para demostrar la validez de la idea que tiene sobre
el tema que trata, esto es, una determinada tesis sobre un determinado tema que
se intenta defender o discutir mediante el uso de argumentos y
contraargumentos.
Como es lógico, todo texto aspira a la eficacia comunicativa, el texto debe ser
compuesto atendiendo a los principios básicos de coherencia, cohesión y
adecuación, pretendiendo ser lo más claro y preciso posible, características
básicas de un texto expositivo. Aunque los textos argumentativos son mucho más
complejos en su comprensión. Esto es así porque no pretenden mostrar una
realidad de la forma más objetiva posible (uso denotativo del lenguaje) sino que
aparece un alto grado de subjetividad, una interpretación de la realidad (uso
connotativo del lenguaje). Esto complica la recepción de dichos textos.
En este sentido, no resulta muy operativa la distinción entre divulgativas o
especializadas (propia de los textos expositivos), ya que el emisor no selecciona el
tipo de receptor, sino que se esfuerza en expresar su pensamiento
independientemente de quien sea este.
Los temas que se presentan en los textos argumentativos suelen ser muy
polémicos, los cuales sueles generar muchos puntos de vista, un ejemplo claro de
dicho tema podría ser: el aborto.Las partes en las que se dividen los textos
argumentativos suele ser:
1. Tesis
2. Desarrollo de la tesis, o cuerpo argumentativo
3. Conclusión.
El desarrollo de una argumentación puede organizarse, fundamentalmente,
siguiendo una disposición deductiva o inductiva.
En la deducción, que es la más frecuente, se va de la tesis a la conclusión: la
relación de causalidad está orientada desde la causa a la consecuencia.
En el método inductivo, se trata de forma inversa a la anterior, la conclusión
13
representa el motivo para tomar en consideración la tesis: la relación de
causalidad se orienta desde la consecuencia hasta la causa.
Los recursos más habituales para apoyar la argumentación son:
1. La contraargumentación (hacer patentes las posibles objeciones a la
propia argumentación).
2. La comparación (con el objeto de demostrar algo, atendiendo a otro nivel
de la realidad).
3. La definición (para precisar los términos de los que se habla).
4. La cita de información externa (noticia de un periódico, declaraciones de
alguien).
5. El argumento de autoridad (no solo sirve para prestigiar al emisor como
conocedor del tema sino que sustenta la idea apoyándose en una
eminencia sobre el tema que no suele ser cuestionado).
6. La ejemplificación (demostrar la idea).
7. Los argumentos que apelan al sentimiento del receptor.
8. Argumentos diferenciados en ethos y pathos. Los primeros son todos los
argumentos positivos, y los segundos negativos.
Al ser un tipo de texto con una carga alta de subjetividad, el lenguaje puede
presentar una gran riqueza, reflejando además el estilo del emisor (retórico,
poético, etc.). Además, la intención persuasiva que subyace obliga de alguna
manera al emisor a esforzarse en ser atractivo lingüísticamente, utilizando recursos
retóricos que atraigan su atención.
Lingüísticamente se pueden atisbar las siguientes características:
a) Uso de la autorreferencia (yo, primera persona), que señala el grado de
subjetividad de estos textos, no obstante, es frecuente la impersonalidad
semántica.
b) Uso de un léxico abstracto, de acuerdo con el tema que se trate, más
bien de contenido teórico, científico.
c) Es frecuente el uso de verbos de voluntad (querer, gustar, desear); verbos
dicendi (decir, preguntar, hablar) y pensamiento (pensar, creer, opinar,
mirar...). También son frecuentes los adverbios de evidencia o reafirmación
(evidentemente, logicamente...) con el fin de poner la sustentación de lo
expuesto en manos del receptor, apelando su lógica y criterio.
d) Uso de la interrogación retórica, como forma de implicar al receptor
e) Enunciados extensos y complejidad sintáctica, que refleja la tendencia
explicativa y argumentativa del pensamiento: oraciones causales,
consecutivas, condicionales y concesivas. Coordinaciones con valor de
causalidad
f) Adjetivación valorativa: valor connotativo de la expresión g) Expresión de
sentimientos o emociones.
h) Importante: presencia de conectores textuales que expresan contraste u
oposición
14
Textos argumentativos
Verbales
Icono ‐ verbales
Orales
Escritos
Textos publicitarios
Discursos
políticos, Ensayos, artículos de opinión
debates,conversaciones, ...
Conectores: Son palabras o expresiones que expresan ciertos significados que
presuponen la presencia de otros elementos en el texto. Como conectores
pueden funcionar las conjunciones, los adverbios o las locuciones adverbiales o
conjuntivas. Los conectores pueden expresar:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Adición (y, también, además).
Restricción (pero, sin embargo).
Objeción (aunque).
Temporalidad (entonces, luego).
Causa (así, así pues, por eso).
Consecuencia (por tanto, por consiguiente, luego).
Alternativa (por otro lado, más bien).
Orden (primeramente, finalmente).
Especificación (por ejemplo, esto es, es decir)
Deixis: Se trata de un mecanismo lingüístico que señala quién (deixis personal),
dónde (deixis espacial) y cuándo (deixis temporal). Los deícticos tiene un
significado ocasional que dependerá de cada texto concreto (el deíctico ‘alli’
puede indicar cualquier lugar). Las herramientas más frecuentes para realizar la
deixis son:
• Deixis personal: pronombres personales y posesivos.
• Deixis espacial: demostrativos y adverbios de lugar.
• Deixis temporal: adverbios de tiempo.
Sustitución: Reemplazo de un elemento por otro: Juan dibujó una casa. Por
ejemplo: Pedro dibujó lo mismo.
Elipsis: Omisión de un elemento del enunciado al poder sobreentenderse. Por
ejemplo: Juan dibujó una casa y Pedro, una oveja.
Isotopía: Consiste en la repetición de unidades lingüísticas relacionadas entre sí
por su forma o su significado. Puede ser de tres tipos:
• Gramatical: Consiste en la repetición de elementos de la misma categoría
gramatical (sustantivos, adjetivos, etc.).
• Semántica y léxica: Consiste en la acumulación de palabras que pertenecen a
un mismo campo semántico, o bien en la repetición de la
15
misma palabra o de sinónimos.
• Fónica: Se trata de la repetición de sonidos.
2.1 ELABORACIÓN DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO
Fases del proceso de elaboración
La pregunta del examen se enunciará, en relación con un tema propuesto, de la
siguiente manera: Elabore un texto argumentativo sobre. Según los criterios
específicos de corrección y calificación, en esta pregunta “el alumno debe
mostrar su madurez intelectual, su capacidad de reflexión, su facultad para
exponer clara y ordenadamente sus ideas, así como su destreza en la
argumentación. Es imprescindible que el alumno se exprese de forma personal y
no conteste con fórmulas estereotipadas, que exponga sus ideas con coherencia,
con rigor y con una expresión correcta. Es importante que construya un texto de
naturaleza argumentativa, donde se observe claramente cuál es su posición y los
argumentos que la justifican. Se admitirán distintos tipos de estructuras
argumentativas, siempre que sean coherentes.
Exponemos a continuación de forma más detallada cómo se elabora un texto
argumentativo.
Nuestra impaciencia o nuestra prisa por falta de tiempo, en especial en
exámenes donde este ejercicio es sólo una parte, nos empuja a empezar a
escribir de forma inmediata, sobre todo cuando el tema que se nos propone lo
conocemos y tenemos sobre él una opinión previa. No obstante, debemos actuar
con orden, de forma sistemática. Debemos aplicar los siguientes pasos:
1ª fase: búsqueda de información.
2ª fase: distanciamiento del tema y búsqueda de perspectivas: la técnica
pirámide.
3ª fase: posicionamiento propio frente al tema.
4ª fase: esquema previo y organización de contenidos.
5ª fase: redacción.
PRIMERA FASE: BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN
Siempre que podamos, y como ejercicio básico e imprescindible de las técnicas
de trabajo intelectual, debemos informarnos antes de expresar nuestra opinión
sobre un tema determinado. Es algo que, por obvio, no se dice y,
lamentablemente, no se hace.
16
SEGUNDA FASE: DISTANCIAMIENTO DEL TEMA Y BÚSQUEDA DE PERSPECTIVAS (la técnica
pirámide)
Observad atentamente estos cuatro dibujos:
A
B
C
D
Si se os pide que identifiquéis cada una de estas figuras, la respuesta seguramente
sería clara: A: cuadrado; B: triángulo; C: dos triángulos unidos, o un rombo partido
en dos triángulos; D: cuatro triángulos unidos o un cuadrado partido en cuatro
triángulos. Esto es cierto, pero sabemos que es una verdad parcial y carente de
perspectiva y, por tanto, que no se corresponde con la realidad.
La clave para comprenderlo consiste en movernos de donde estamos para
cambiar nuestra perspectiva. Cada una de estas cuatro figuras corresponde a
una realidad única: una pirámide. Sucede que cada uno la estamos
contemplando desde una posición única que nos ofrece una visión parcial que
no se corresponde con la realidad completa. Para tener esta visión global
tendremos que ir cambiando nuestra perspectiva, rodeando el objeto para
integrar en él las distintas imágenes que se nos ofrecen. La realidad, la pirámide,
integra en sí todas las figuras anteriores en una única.
Esta rotación de perspectiva que resulta tan evidente en el caso de la pirámide,
debemos aplicarla ante cualquier tema que se nos plantee. Si hablamos de
inmigración, por ejemplo, pensemos en:
1) El propio inmigrante, la necesidad que puede impulsar a un individuo a
abandonar todo cuanto conoce para aventurarse en una travesía incierta donde
puede encontrar la muerte.
2) La del ciudadano del país de acogida para quien puede suponer una
competencia leal o desleal y ve en él un peligro para su estabilidad laboral o un
apoyo como mano de obra necesaria.
3) La del gobierno de acogida que debe regular el flujo migratorio entre el interés
por una mano de obra necesaria y la regularización legal de los inmigrantes que
trabajen en el país.
4) La del país de origen que puede llegar a propiciar la emigración pensando en
las divisas que le puedan llegar.
5) El problema ético que nace de la confusión lamentable entre quienes
simplifican el conflicto a términos meramente económicos (países ricos – países
17
pobres) frente al auténtico drama humano por la supervivencia en los países del
tercer mundo.
Cada una de estas perspectivas nos va a aportar una visión que enriquecerá la
reflexión y el valor del conjunto.
EJEMPLO SOBRE UN TEMA CONCRETO: la eutanasia ¿Cuántas perspectivas
podemos apreciar en este tema?
1)
2)
3)
4)
La del individuo que pide su propia muerte.
La de la persona que ha de facilitarle su muerte.
Ladelaley.
La de la sociedad.
Si nos mantenemos en una perspectiva única, nuestra opinión es breve y pobre.
Pero si miramos el asunto desde distintas perspectivas, inmediatamente surgirán
interrogantes y respuestas o sugerencias que nos servirán para el desarrollo de la
argumentación. De forma rápida, las perspectivas podrían plantearse así:
1) La interna o subjetiva: derecho del individuo Debemos reflexionar sobre el
derecho que posee cada individuo para decidir sobre su propia muerte. No
parece que nadie pueda interferir en este derecho, pero ¿Cuándo no puede
suicidarse tiene derecho a exigir al Estado o a otro individuo que lo haga por él?
2) La externa: la persona que la aplica ¿Puede una persona, una institución o el
Estado obligar a un individuo a matar a otro aunque sea por un buen fin (evitar el
sufrimiento, por ejemplo)? ¿Cómo puede saber si quien se lo pide lo hace en
pleno uso de sus facultades metales y no como síntoma de una enfermedad
mental como la depresión?
3) Perspectiva legal ¿Es posible legislar sobre la eutanasia con garantías tanto
para el sujeto como para el conjunto de la sociedad? ¿Cómo se legislará la
garantía de que sea una decisión libre, voluntaria y consciente del individuo? Si se
nombra un tribunal para que decida, ¿quiénes lo integrarán y con qué criterios de
decisión?
4) En relación con la sociedad ¿Cómo asume la sociedad la regularización del
deseo de morir? ¿Chocaría con principios religiosos, morales y éticos ancestrales o
no?; (para los cristianos, musulmanes y judíos la vida es un don de Dios y solo Dios
puede disponer de ella).
TERCERA FASE: POSICIONAMIENTO PROPIO FRENTE AL TEMA
Antes de empezar a redactar nuestra propia argumentación todavía nos falta un
paso: definir nuestra postura ante el tema, y hacerlo sin miedo. El posicionamiento
que adoptemos frente al asunto sobre el que opinamos constituye nuestro
“tema”, es la idea que vamos a tratar de transmitir como conclusión en nuestro
escrito y va a condicionar el desarrollo del mismo.
18
Tendremos que elegir como dominante, que no excluyente, aquella perspectiva
que para nosotros tenga más fuerza lógica, moral o legal que las demás sin que
ello suponga negar lo que de cierto haya en otras perspectivas analizadas.
CUARTA FASE: ESQUEMA PREVIO Y ORGANIZACIÓN DE CONTENIDOS
Conviene, antes de comenzar a escribir, realizar un breve esquema organizando
los contenidos que vamos a desarrollar. No basta con saber lo que queremos
decir, también es importante saber cómo lo vamos a decir. En las fases anteriores
hemos encontrado lo que podemos decir, ahora debemos planificar el orden y la
estructura que vamos a utilizar en nuestra argumentación. Conviene estructurar
nuestra redacción argumentada en tres partes:
1. EXPOSICIÓN
2. SELECCIÓN DE CUATRO ARGUMENTOS-BASE
3. CONCLUSIÓN
1.
Exposición
La exposición previa consiste en dar la información objetiva de que disponemos
sobre el tema que vamos a tratar. Aquí aparecerán los hechos o datos concretos
sin que entremos en ningún tipo de valoración personal. Sirve para cimentar la
argumentación posterior y es especialmente importante para clarificar el punto
de partida desde el que vamos a opinar. Si estuviéramos reunidos para jugar al
parchís, la exposición sería esa fase previa en la que alguien lee las reglas que se
van a seguir en el juego.
2.
Selección de cuatro argumentos base
Una vez posicionados, de la reflexión previa que hemos obtenido sobre el tema
vamos a seleccionar cuatro argumentos, los que estimemos más sólidos, y los
anotaremos a modo de esquema breve. A continuación exponemos el posible
esquema sobre el tema de la eutanasia, que cambiaría según el posicionamiento
que adoptáramos sobre el tema.
A FAVOR
1.
2.
3.
4.
Libertad individual.
Conciencia personal.
Necesidad del Estado de dar respuestas.
Posibilidad de garantías reales.
EN CONTRA
1.
2.
3.
4.
El derecho a la vida.
Libertad de decisión.
Ética frente a terceros.
Garantías sociales.
19
Se trata de notas muy breves. Es un esquema de uso personal. Lo importante es
que cuando se haga sepamos qué hemos querido decir con “Libertad
individual”, porque es lo que vamos a desarrollar a continuación.
Resulta importante también el orden en el que redactemos estos argumentos. Por
ejemplo, el orden puede ir de lo general a lo particular, o viceversa, pero se nos
puede ocurrir otro más idóneo según el tema tratado y los argumentos
seleccionados.
Se recomienda que el argumento más fuerte, el más importante, se deje para el
final, justo antes de la conclusión. De esta forma, la impresión final será más
convincente.
3.
Conclusión
La conclusión es una síntesis, un breve resumen de lo más relevante que ha
quedado dicho en nuestro desarrollo. Tratará de fijar de forma clara y concreta la
postura adoptada en el tema cerrando y cuadrando nuestra argumentación. Es
importante, porque sin la conclusión daremos la impresión de tema abierto, sin
resolver.
Nuestra conclusión, como el desarrollo, puede coincidir con las ideas expuestas
en el texto del examen o no, puede ser contraria o puede ser abierta (conclusión
abierta es aquella en la que no se establece una idea dominante o definitiva).
Lo que no resulta en absoluto aceptable es el típico “Es muy bonito y me ha
gustado mucho” como conclusión. La conclusión es un resumen breve de la idea
central y los argumentos más relevantes expuestos durante el desarrollo.
QUINTA FASE: REDACCIÓN
Ahora estamos en disposición de empezar a escribir. Para que lo escrito resulte
equilibrado tenemos que tratar de que los párrafos sean homogéneos,
desarrollando cada uno de los apartados en párrafos diferenciados.
RECOMENDACIONES
- Los párrafos excesivamente cortos suelen indicar nerviosismo y falta de
estructura de los contenidos. El emisor salta de una idea a otra sin cuidar la
relación lógica de los párrafos. La reflexión y el esquema previos tratan
precisamente de evitar este problema.
- En cambio, los párrafos excesivamente largos suelen caer en la
divagación, cuando las reflexiones nos asaltan a medida que escribimos y vamos
enlazándolas unas a otras sin ver ni pensar dónde poner un punto. Esto suele traer
consigo complejidades sintácticas que derivan en errores de coherencia y
concordancia.
20
ENSAYO PRÁCTICO
En el enunciado se nos da directamente un tema sobre el que debemos realizar
nuestra argumentación. Podemos tratar el tema con libertad; suelen ser temas
controvertidos y de actualidad donde se comprueba la inquietud de la persona
por la información actualizada, su posicionamiento crítico y su capacidad de
argumentación. A modo de ejemplo, continuaremos con el tema de la eutanasia
y procederemos a realizar la redacción separando cada una de las partes para
mayor claridad, lo que no haríamos en el desarrollo real del ejercicio. El
enunciado sería: Elabore un texto argumentativo sobre la eutanasia.
[Exposición]
La eutanasia activa o directa consiste en precipitar o provocar la muerte en
casos de enfermedades incurables y, a veces, progresivas y degenerativas. Por
ello se recurre a sustancias especiales mortíferas o a sobredosis de morfina. Entre
estas enfermedades están el cáncer o los tetrapléjicos severos, pero también
otras como la migraña, la obesidad o la depresión crónica. La ley penaliza en la
actualidad la eutanasia activa (Art. 143. 4, Código Penal) y cada caso en
concreto ha de ser tratado o juzgado en los tribunales.
[Argumento 1: derecho a la vida]
La Constitución española garantiza el derecho a la vida como uno de los
derechos fundamentales. Y es lógico que así sea cuando uno de los instintos más
fuertes del ser humano es el de la supervivencia. Se habla del derecho a morir,
pero la muerte es un hecho que todos tratamos de retrasar lo más posible; ahora
se trata de convertirlo en un derecho. De existir como derecho del individuo
tendríamos que aceptar éticamente que es lícito quitar la vida y esto implica no
sólo la vida de un tercero, sino la propia vida. Sería el equivalente a decir “porque
era mía me maté”. Pero no parece lícito que lo que no es válido frente a terceros,
quitar la vida a alguien, lo sea para nosotros mismos.
[Argumento 2: libertad de decisión]
En el supuesto de que la ley que se aprobara permitiera la aplicación de la
eutanasia activa, esta habría de ser solicitada de forma consciente, libre y
responsable. Son las condiciones básicas que se nos exigen para cualquier
negocio jurídico. Decidir acabar con la propia vida es la decisión más
trascendente que podemos tomar porque es irreversible. Entre las enfermedades
mencionadas está la depresión, cuando hoy sabemos que está inducida por un
desequilibrio de algunas sustancias químicas producidas por el cerebro. Esta
persona sabemos que es recuperable, pero en estado depresivo puede llegar a
desear la propia muerte con convicción. No parece que pudiera, en esas
circunstancias, considerarse como una decisión libre, sino condicionada por una
enfermedad. De la misma forma, si una persona sola y rechazada por la familia a
causa de su enfermedad contara con el apoyo y el ánimo de los suyos, quizá sus
vivencias cambiasen: su decisión estaría motivada por causas externas. ¿Quién
21
puede acreditar con certeza inequívoca que se trata de una decisión
consciente, libre y responsable?
[Argumento 3: ética frente a terceros]
El tema sobrepasa el ámbito subjetivo. Cuando alguien se suicida, no interviene
nadie más en el acto, él es agente y paciente de la acción. Pero en el caso de la
eutanasia activa se requiere la intervención de alguien que proporcione el medio,
que participe activamente de esa muerte. Si la vida es un derecho, preservarla es
una obligación y así ha sido considerado ancestralmente. Desde el
planteamiento moral, la vida es un don de Dios del que no podemos disponer,
como tampoco podemos hacerlo desde un planteamiento agnóstico. La
Asociación Médica Mundial, en una resolución dictada al efecto en el año 1984,
consideró la eutanasia contraria a la ética y recomendó para estos casos los
cuidados paliativos. El sujeto decide sobre su propia eutanasia, pero quien debe
cooperar necesariamente también tiene sus derechos.
[Argumento 4: las garantías sociales]
Por último, no parece posible un sistema de garantías suficientes. Que la persona
es consciente y libre cuando lo solicita, deberá ser acreditado por alguien. Ese
alguien habrá de ser nombrado e instruido en sus funciones con un protocolo que
respete todas las garantías. No podrá ser un individuo, sino un grupo que tendrá
que estudiar cada caso, etc.; pero somos personas, y la experiencia en otros
casos, como sucede con la regulación del aborto y las clínicas donde se
practica, demuestra que lo que empieza tratando de ser o parecer serio, acaba
convertido en burocracia administrativa, y una vez iniciado el camino, a los diez o
veinte años, los supuestos aprobados ya se nos quedan cortos y los gobiernos
futuros pueden ampliar su ampliación.
[Conclusión]
En conclusión, estoy en contra de que se apruebe y regule la eutanasia activa.
No resulta aceptable éticamente que lo que es ilícito realizar con otro — quitarle
la vida—, sea lícito para con uno mismo. Si matar es malo, lo será siempre, por eso
el derecho a la vida ya sea propia o ajena es uno de los derechos fundamentales
recogidos en los códigos morales y en las leyes. La eutanasia activa excede el
ámbito subjetivo e implica a terceros, luego no es exclusivamente una decisión
personal, conlleva un pacto con alguien que debe estar en disposición de
aplicarla, y esto no se puede forzar. Además, es muy relativo que nadie pueda
garantizar por ley que quien lo pide lo haga en pleno uso de sus facultades
mentales y no movido por la propia enfermedad o por circunstancias externar
que puedan ser reversibles. En cualquier caso, la experiencia nos dicta que, de
aprobar la eutanasia, abriríamos una puerta que nos podría llevar a
consecuencias imprevisibles.
22
2.2 Selección de textos
Texto 1
¿Será el siglo XX la palestra histórica donde se ventile decisivamente la lid entre la
pluma o la máquina? Hasta ahora se reparten el campo, y todo cabal ciudadano
de los Estados Unidos que debe ejercitar la escritura, no soñaría en echarse a
viajar por esos mundos ni desasistido de su maquinilla ni sin un bolsillo bien lleno de
su batería de plumas estilográficas. Allá el porvenir que decida: lo que a nosotros
nos toca es la medida en que pueda resonar sobre la carta y el arte epistolar esa
latente guerra entre la punta de acero y el teclado.
El primer argumento que se alega en pro de la máquina proviene del connubio
de dos poderosos amores del hombre moderno: amor a la facilidad y amor a la
prisa. Carta escrita a máquina se lee en menos tiempo y sin ninguna pena. Si el
propósito del que escribe es que el destinatario no gaste minutos ni atención en
leerle, la máquina tiene ganada la partida. De ahí sale algo ya evidente: el justo
título de la máquina al dominio de todo un enorme campo de la
correspondencia, el comercial. Concédasele sin disputa, por aquello de "a Dios lo
que es de Dios y al César lo que es del César".
Pero a Dios hay que reservarle su parte, la mejor. ¿Qué ocurrirá cuando se intente
usar la máquina para una carta originada en el puro deseo de comunicación
personal, intelectual y afectiva con otro ser? Tanto la pluma como la máquina
trazan letras; las dos llenan el papel de signos incluidos en un alfabeto idéntico. Y
sin embargo la distancia entre la persona y los caracteres trazados es
inconmensurablemente mayor en la escritura a máquina. Lo escrito
mecánicamente se presenta como algo imposible de relacionar con el modo de
ser del que escribe. Cada cual tiene su letra, la suya, cuando escribe a mano; en
la mecanografía ninguno la tiene, todos son de prestado. Esas diferencias entre
letra y letra no son insignificantes: significan a las respectivas
personas, están en misteriosa y honda relación con sus personales rasgos de
carácter. La letra es un carácter —marca, señal, en griego— y por lo tanto
distingue a un ser, le diferencia de los otros. En la máquina queda abolida esa
maravilla de la humanidad: que siendo todos iguales todos nos distingamos, y de
ese distinguirse nazcan hermosas formas de relación con nuestros prójimos.
Pedro Salinas, El defensor
Actividades
1. Indica qué tipo de texto es, justificándolo a través del texto y de suscaracterísticas.
2. Indica cuál serían los siguientes elementos:
- Tesis
- Cuerpo de la argumentación
- Conclusión
3. Tema del texto.
4. Estructura del texto.
5. Expresa brevemente (10 líneas) por escrito tu opinión sobre, el contenido de este texto.
23
Texto 2
El acto de fumar no es azaroso. Forma parte de un estilo de vida. Por ejemplo,
sería fácil demostrar que las personas aficionadas a los pantalones vaqueros, a
igualdad de sexo y edad, tienden a ser fumadores en mayor medida. Si así fuera,
no sería ociosa la publicidad que asocia determinadas marcas de cigarrillos con
el modo de vida norteamericano, incluso con el estereotipo del vaquero. Otra
relación que se puede probar es que, a igualdad de sexo y edad, las personas
menos religiosas son las que más fuman. Hasta ese punto el tabaco es parte de
un talante vital.
El hábito del tabaco no se explica por la mayor o menor toxicidad de la nicotina
o el alquitrán. Es precisamente el riesgo lo que hace atractiva la costumbre de
fumar. Por lo mismo que el riesgo es ínsito al deporte, a la velocidad, a los excesos
admitidos de comida o bebida. El fumador percibe el tabaco como un estímulo
para cumplir sus obligaciones o, fuera de ellas, para darse un premio. Estas
acciones contribuyen a dar seguridad a quien no la tiene. De ahí, por ejemplo, el
característico mal humor de los ex fumadores. Por ahí se explica, asimismo, que la
forma preferida de consumir tabaco sea fumándolo. El humo del cigarrillo (y no
digamos del puro o de la pipa) parece como una especie de escudo que
protege al fumador. Esa es la razón por la que tantas personas necesitan fumar
durante una conversación.
Suelen pertenecer al grupo de los grandes tímidos que no lo parecen.
Amado de Miguel, El País
1. Indica cuál serían los siguientes elementos:
- Tesis
- Cuerpo de la argumentación
- Conclusión
2. Tema del texto.
3. Resumen del texto.
4. Indica el significado de: azaroso, tienden, estereotipo, talante, ínsito, tímido.
3. Ortografía: uso de la h
Se escriben con H :
1. Las palabras que comienzan por los prefijos: hidr-, hiper-, hipo-, hecto-,
hepta-, hexa-, hemi-, homo-, hemo-, hidro-, hete-Hidráulico, hipertenso,
hipopótamo, hectómetro, heptasílabo, hexágono, hemisferio,
homófono,hemoglobina, hidrógeno, heterogéneo.
2. Las palabras que comienzan por los diptongos hia-, hie-, hue-.hiato, hierro,
huerto. Excepto los de huevo-óvulo, huérfano-orfanato, hueso-óseo,
hueco-oquedad.
3. Las palabras derivadas de otras que llevan h: humo-ahumar.
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4. Las formas verbales de los verbos cuyo infinitivo lleve H: hablar-habla,
hablaron,…haber-hay, había,...
5. las palabras que empiezan por hum- seguida de vocal: humo, humano.
6. Algunas interjecciones: ¡ah!, ¡eh!, ¡oh!, ¡hala!, ¡bah!, ¡hola!, ¡huy!
Palabras homófonas: son palabrasque suenan igual pero se escriben diferente y por tanto tienen
significados distintos.
A: preposición
¡Ah !: interjección
Ha : del v. haber
Aprensión : escrúpulos
Aprehensión : acción de
aprehender
E : conjunción
¡Eh! Interjección
He : del v. haber
Aré : del v. arar
Haré : del v. hacer
Ablando : del v. ablandar Aprender : instruirse
Hablando : del v. hablar
Aprehender : coger
Alaba : del v. alabar
Halaba : del v. halar
Ampón : amplio
Hampón : bravucón
Arte : maña
Harte : del v. hartar
As : palo de la baraja
Has : del v. hacer
Asta : cuerno
Hasta : preposición
Avía : del v. aviar
Había : del v. haber
Errar : fallar
Herrar : poner herraduras
Azar : casualidad
Azahar : flor
Atada : del v. atar
Hatada : ropa del pastor
Abría : del v. abrir
Habría : del v. haber
Aya : niñera
Haya : del v. haber/árbol
Echo : del v. echar
Hecho : del v. hacer
Desecho : v. desechar
Deshecho : v. deshacer
Hierro : metal
Yerro : fallo
Desojar : daño en los ojos
Deshojar : quitar las hojas
Enebro : arbusto
Enhebro : v. enhebrar
¡Ay! Interjección
Hay : del v. haber
Inca : rey del Perú
Hinca : del v. hincar
Ojear : mirar con
atención
Hojear : pasar las hojas
Ola : onda en el agua
¡Hola! interjección
Olla : caldero
Holla : del v. hollar
Izo : del v. izar
Hizo : del v. hacer
Onda : movimiento del
agua
Honda : profundo
Ostia : ostra
Hostia : símbolo religioso
Uno : número cardinal
Huno : pueblo asiático
O : conjunción
¡Oh! interjección
Orca : animal
Horca : instrumento para
ajusticiar
Uso : del v. usar
Huso : instrumento para
hilar
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Ala : miembro para volar
¡Hala! interjección
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