CONCURSO DE MICRORRELATOS SOBRE ABOGADOS MARÍA JIMÉNEZ CAVA RECIBE EL PREMIO DEL II CONCURSO DE MICRORRELATOS SOBRE ABOGADOS El concurso, que inició su tercera edición en octubre, ya tiene primer ganador de esta nueva fase GANADOR DE OCTUBRE SOLO EN CASA a bilbaína María José Jiménez Cava recibió en el marco de la Conferencia Anual celebrada el 10 de diciembre el Premio que la acredita como ganadora del II Concurso de Microrrelatos sobre Abogados, dotado con 3.000 euros. La joven, de 31 años de edad, manifestó que el dinero del premio lo dedicará a pagar parte de la matrícula de la Escuela de Práctica Jurídica de Vizcaya, ya que es licenciada en Derecho. María José Jiménez recogió el premio de manos del secretario general del CGAE, Joaquín García-Romanillos, después de escuchar una locución de su relato ganador “Nota”, para deleite de todos los presentes en la Conferencia Anual. Con este relato ganó también el primer mes de la segunda edición, correspondiente al mes de septiembre. Finalizada ya totalmente la segunda fase, la tercera se puso en marcha en octubre de L 64 Abogados / Diciembre 2010 este año, y ya hay un primer ganador, correspondiente a este mes. Se trata de “Solo en casa” escrito por Dulce García Lemos, de A Coruña, guionista de cortos y directora de gestión económica de un complejo hospitalario de la ciudad gallega. En el primer mes de concurso de esta tercera edición se ha puesto de manifiesto la gran acogida que una vez más ha tenido esta convocatoria. De hecho, ha superado todas las expectativas al haberse recibido solo en octubre casi 600 relatos, mientras que el mes de noviembre va en camino de conseguir casi el mismo número de candidatos a hacerse con el nuevo premio mensual. Para leer los relatos ganadores y otros seleccionados de cada mes, así como participar con una historia sobre abogados de no más de 150 palabras incluyendo las cinco obligatorias que cambian mensualmente, puede acceder a la web www.abogados.es “Cinco días solo”, se dijo mientras trataba de encestar los calcetines y la ropa interior en la canasta de la ropa sucia. Había animado a su mujer y a su hija a irse de viaje; necesitaba tiempo para trabajar sin interrupciones. El mismo día en que regresaban, presentó el alegato sobre el maltrato del perro de su defendida. Aunque había claros indicios de que el animal había atacado al demandante, el abogado consiguió ganarse al jurado mostrando la herida que la punta del paraguas del demandante le había causado en el lomo. Llegó a casa calado por la lluvia pero satisfecho con su intervención. Las maletas estaban en la entrada y en el salón, su hija, llorando, le lanzó una mirada de odio abrazada a la pecera de la tortuga muerta. Sólo entonces recordó el cartelito escrito con letra infantil: “Papá, no olvides echarle comida todos los días”. Dulce García Lemos A Coruña