EL SEÑOR ESTA CERCA EL SEÑOR VIENE: ¡Maranatha! El creyente en el Señor Jesucristo, vive una vida de expectación y esperanza al saber que pronto será llevado a la reunión divina predestinada por Dios, desde antes de la fundación del mundo, para aquellos que serían alcanzados en la gracia de Su Hijo Amado. 2 Tesalonicenses 2: 1. “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,” Esta reunión, es algo planeado, diseñado y programado en el calendario divino de Dios. Nadie conoce ni el día ni la hora de ello. Pero, es algo cierto y sucederá. El Señor esta cerca. ¡Maranatha! El Señor Viene. Dios nos enseña que nuestra vida se encuentra escondida con Cristo en El. ¿Cómo debemos comprender esto? ¿Qué significa realmente: Mi vida, como cristiano, está escondida con Cristo en Dios? A través del presente escrito comprenderemos lo que encierra la doctrina bíblica de tener nuestra vida escondida con Cristo en Dios. Capítulo 1 EL ISRAEL DE DIOS El Señor amado Jesucristo nos prometió regresar, tanto al Israel de Dios como a la Iglesia. El Israel de Dios, son todos los judíos que creyeron en Jesús de Nazaret como el Mesías de Israel. A este grupo de creyentes judíos se les conoce también como la: Manada pequeña del apóstol Pedro. Este grupo de creyentes son los que estaban en el aposento alto esperando la promesa del Padre que Cristo les había anunciado. Lucas 24:48. “Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. 50. Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53. y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.” El Israel de Dios, estaba formado por los ciento veinte creyentes judíos que reciben el poder para testificar de lo alto en aquella fiesta judía profetizada por el profeta Joel: Pentecostés. Hechos 1: 13. “Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” Hechos 2: 1. “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3. y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. 5. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8. ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9. Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10. en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11. cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?” En este momento tan especial, el apóstol Pedro se levanta y toma la palabra y les dice que lo que están presenciando no es nada nuevo, sino lo que ya se había profetizado por el profeta judío Joel. Hechos 2: 14. “Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17. Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18. Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19. Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; 20. El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; 21. Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” El apóstol Pedro se dirige a los judíos reunidos ahí. No esta dirigiéndose a los gentiles, sino a la casa de Israel, a los varones israelitas. En ese día, no nace nada nuevo. Algunos han dicho que la iglesia nace en este día de Pentecostés. Pero, como lo muestran las escrituras ya había un grupo de creyentes en Jesús de Nazaret en este día el cual recibe la promesa del Padre: El Espíritu Santo. Tenemos registro que en Pentecostés reciben el poder para ser testigos de la resurrección del Señor Jesucristo. Este poder era necesario para testificar. Hechos 1: 8. “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.” Los Discípulos ya habían recibido el Espíritu Santo días antes, cuando están reunidos y acababa de ocurrir la resurrección de Cristo. Juan 20: 20. “Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” Capítulo 2 EL CUERPO DE CREYENTE: La IGLESIA Lo que ocurre en Pentecostés no es algo nuevo ni es tampoco el nacimiento de la Iglesia. El verdadero nacimiento del cuerpo de Cristo que es la Iglesia ocurre cuando Dios llama a Saulo de Tarso y la gracia de Cristo lo alcanza camino a Damasco. Hechos 9: 1. “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2. y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4. y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5. El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9. donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.” En sus epístolas, Pablo nos escribe que fue precisamente desde el vientre de su madre que Dios le había llamado para ser apóstol a los gentiles y las naciones. Gálatas 1: 15. “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16. revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,” Nuestro amado Señor Jesucristo llama a una persona, con dos nacionalidades: Judía y Romana. La finalidad de ello es poder mostrarnos que en el cuerpo de Cristo ya no habría judío ni griego, sino solo una nueva criatura, creada en Cristo. Gálatas 3: 24. “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27. porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” La Iglesia esta formada por todos los que son hechos una Nueva Criatura. La Nueva Criatura es aquella que ha oído y creído la palabra de verdad, el evangelio del Apóstol Pablo y ha sido alcanzado por la gracia del Señor Amado Jesucristo. 2 Corintios 5: 16. “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” La Nueva Criatura es aquella que al oír y creer la palabra de verdad es sellada por la obra divina del Espíritu Santo. Efesios 1: 13. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14. que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” Capítulo 3 La NUEVA CRIATURA: El Creyente El Espíritu Santo, inspira la escritura de las epístolas del apóstol Pablo, de tal forma que si una Nueva Criatura quiere crecer y madurar pueda hacerlo a través de la renovación del conocimiento del entendimiento de la Predicación de Cristo: Mi Evangelio. Romanos 16: 25. “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26. pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, 27. al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” Otros sinónimos a la palabra, “confirmaros”, pueden ser: Mantenerlos, Establecerles, Fortalecerles, Protegerles, Acrecentarles. Así, la Predicación de Jesucristo, conocida como: Mi Evangelio, nos fortalece, confirma, mantiene, acrecienta, desarrolla, protege y establece en Cristo. La Nueva Criatura es alimentada por medio de la comprensión renovada de las verdades que el Espíritu Santo le reveló a Pablo y éste a su vez plasmó en las epístolas doctrinales (Romanos a 2 Tesalonicenses) y en las epístolas pastorales (1 Timoteo a Filemón). ¿Qué es el cuerpo de Cristo? El Cuerpo de Cristo también se llama: La Iglesia de Dios. Estar en el cuerpo de Cristo es ser de aquel que resucitó de los muertos, Cristo Jesús. Romanos 7: 4. “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.” Siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo y El es la cabeza de éste cuerpo espiritual. Romanos 12: 5. “así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.” El pan que partimos ¿ no es la comunión del Cuerpo de Cristo? 1 Corintios 10: 16. “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17. Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.” Así Cristo es uno, como nosotros siendo muchos somos un solo Cuerpo para El. Somos un Cuerpo y miembros cada uno en particular. 1 Corintios 12: 12. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 27. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” El misterio revelado al apóstol Pablo consiste en saber que los gentiles son coherederos y a la vez miembros del mismo Cuerpo. Son copartícipes de la promesa en Cristo. Efesios 3: 6. “que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,” Dios mismo, ha dado al cuerpo de Cristo, distintos ministerios y una comisión, con el fin de perfeccionar a los santos. ¿Perfeccionarlos? La biblia nos dice que estamos siendo perfeccionados para la edificación del Cuerpo de Cristo. Efesios 4: 11. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12. a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13. hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” En la analogía que usa con respecto al matrimonio, pablo nos dice que el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su Cuerpo y él es su Salvador. Efesios 5: 21. “Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23. porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.” Mal recordar sus múltiples padecimientos, Pablo expresa que lo que padecía lo hacia en cumpliendo en su carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su Cuerpo, que es la iglesia. Colosenses 1: 24. “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;” Y, concluye expresando la verdad sobre la Iglesia: Que el Cuerpo es de Cristo. Colosenses 2: 17. “todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.” Al hacer las diferencias sobre el Israel de Dios y el Cuerpo de Creyentes, la Iglesia, vemos que a ambos Dios les promete regresar. Al Israel de Dios, le menciona que lo hará y les formara “moradas” en la casa del Padre. Mientras, que al Cuerpo de Creyentes les promete vestirles en una “habitación celestial”. Juan 14: 1. “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.” Estas palabras se las dijo Jesús de Nazaret a los Discípulos antes de ir al jardín del Getsemaní para ser traicionado. El les prometió regresar. Las moradas o lugares en la casa del Padre es una referencia al gobierno terrenal, visible, real, tangible y físico del Rey Yeshua sobre esta tierra. Estas son las buenas nuevas del reino de los cielos. Es el anuncio que se proclama en los libros de los Profetas Judíos y los escritos de Moisés. Es lo que Juan el Bautista anuncio y Jesús de Nazaret proclamo. Es el evangelio de los y a los Judíos. Mateo 4: 17. “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” A los Discípulos, se les había prometido sentarse sobre las doce tribus de Israel bajo el reinado terrenal del Mesías. Mateo 19: 27. “Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? 28. Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” Al Rey David se le prometió llegar a ser nuevamente Pastor de Israel. En la inauguración del Milenio o reinado milenial del Rey Yeshua, David, será resucitado como lo serán los Santos del Antiguo Testamento y el Israel de Dios. Y, gobernaran como reyes y sacerdotes con el Mesías en esta tierra. Ezequiel 34: 23. “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. 24. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.” El Padre Abraham, será visitado por muchos de oriente y del occidente durante el Milenio. Lo mismo acontecerá con Isaac y Jacob y los Doce Patriarcas. Mateo 8: 11. “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;” Capítulo 4 LA REUNION CELESTIAL: El Rapto Al Cuerpo de Creyentes, que es la Iglesia, Cristo les anuncia una próxima y futura reunión. Una reunión divina, predestinada. Una invitación especial y personal a las “nubles de gloria”. 2 Tesalonicenses 2: 1. “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,” La “reunión” con el Señor amado Jesucristo es para siempre y es eterna. Ha sido gestada en el corazón de Dios. Ha crecido en la mente del Señor Amado Jesucristo. El ha escrito en el libro de la vida nuestros nombres de aquellos creyentes que llegaríamos a ser alcanzados en su amor con su gracia. 1 Tesalonicenses 4: 13. “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” Tanto al Israel de Dios como a la Iglesia, el Cuerpo de Creyentes, se les promete y anuncia una nueva vez en la que verán a Cristo. En ambas, el día y la hora no se sabe mas las señales indican a ambos que “su redención esta cerca”. A los judíos creyentes, el Israel de Dios, el fin estaba ya cerca. Cuando Cristo les dijo que tenia que subir para estar con el Padre y rogarle al Padre que enviara al Consolador, Cristo se sentó a la diestra de Dios. Estaba sentado porque aun no era tiempo de su regreso. Hechos 1: 6. “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7. Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8. pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11. los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. 12. Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.” Dos hombre vestidos de blanco, les preguntan: ¿Por qué estáis mirando al cielo?. Ellos les declaran que Cristo regresara del cielo pero que aun no es tiempo de que regresara en ese momento. Por ello, tenían que regresar a Jerusalén y esperar la promesa del Padre. Aproximadamente un año después de esto, cuando estaban apedreando a Esteban, se dice en la escritura que Cristo ya no esta sentado a la diestra de Dios sino: De Pie. Recordemos que Cristo deberá estar con el Padre a su diestra hasta que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Lucas 22: 41. “Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42. diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44. Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” Cuando Pedro expresa a los varones israelitas lo que esta sucediendo en ese día de Pentecostés, dice que Cristo deberá estar en los cielos: Hasta el cumplimiento de los tiempos. Hechos 3: 19. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20. y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; 21. a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.” Pero, cuando apedrean a Esteban, ya no esta esperando nada. Ya no esta el Señor Jesucristo sentado, sino: De Pie. ¿Por qué? Nuestro amado Señor Jesucristo esta de Pie en la visión que esta contemplando Esteban al ser apedreado. Dios estaba a punto de hacer lo que había prometido: “Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Lo anterior es igual a lo que nos dice Pedro: “a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.” Hechos 7: 54. “Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. 55. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra (a Jesús de Pie) de Dios, 56. y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra (a la derecha) de Dios.” Algunas versiones le traducen correctamente: “de Pie … y a la derecha” como está en el original griego koiné. Es importante señalar que en el corazón de Dios, Cristo esta de Pie porque esta listo para realizar lo que Dios estaba indicando: La Ira de Dios. Acordémonos que Cristo asciende a los cielos, se sienta a la diestra de Dios, hasta el tiempo señalado para regresar a la tierra y poner a sus enemigos por estrado de sus pies. Por ello esta de Pie cuando Esteban lo ve en visión. Capítulo 5 SENTADO A LA DIESTRA DE DIOS; Mas en breve: ¡DE PIE! Pero, ¿qué fue lo que sucedió en el cielo? ¿Por qué Cristo no descendió en ese momento estando ya de Pie? Al rechazo de los judíos por Cristo el Mesías, se le conoce en las escrituras como: La Transgresión de Israel. Romanos 11: 11. “Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.” Dios postergó o pospuso el “poner a sus enemigos por estrado de sus pies”. La razón de ello, es: El Cuerpo de Cristo. Gracias a la transgresión de Israel, Dios extiende su gracia hacia los gentiles para crear la Nueva Criatura, el Hombre Interior, la Nueva Creación: La Iglesia. Para nosotros los gentiles, esto es una grandísima responsabilidad de vivir: Quebrantados, para su Gloria. Humillados para serle Agradables y en Obediencia a la Ley de la Fe, para su Propósito. La única respuesta que acepta la gracia de Dios, es la gratitud. El apóstol Pablo nos exhorta a mantenernos en ésta actitud para que no seamos “cortados”. Romanos 11: 21. “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.” Hay un misterio acerca del Pueblo Judío, del cual no debemos estar en ignorancia, es conocido como la reanudación de la antigua dispensación pero ahora llamada: Edades por Venir o Siglos Venideros. Donde Dios volverá a trabajar con su Pueblo exactamente de donde interrumpió, cuando estaban apedreando a Esteban. Por amor a su Iglesia, Cristo volvió a sentarse a la diestra de Dios. Permanece así desde aquel entonces. Y, ello, es por su amor con que nos amo. El estaba listo para realizar la voluntad de Dios. Y, su voluntad fue retardada para que la salvación llegara a los gentiles, no a través del levantar a Israel sino a través de su caída. Pero, cuando la Iglesia sea llevada a su reunión con Cristo, entonces, Israel será vuelto a la voluntad de Dios y Dios continuara con su propósito, con su programa, con su dispensación a Israel. Efesios 2: 7. “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Romanos 11: 25. “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26. y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. 27. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados” El tiempo de la plenitud de los gentiles será alcanzado, y entonces la ultima persona que reciba gracia de Dios, será salva. Sera puesta en el Cuerpo de Creyentes y el numero de los predestinados será cerrado. Ahí, será el momento en el cual nuestro Señor Amado Jesucristo venga por su Iglesia. El día y la hora, tanto para el Israel de Dios como para la Iglesia, es desconocido. El Israel de Dios espera la segunda venida del Mesías, del Rey Yeshua. Esta segunda venida es conocida como: el Día del Señor. Un día de venganza donde Dios derramara su ira. Es conocido también como el día de la Cena de Dios. Un nombre muy nombrado es: Armagedón. Bueno, el Día del Señor es ese periodo de tiempo en la gran tribulación donde Dios desata sus copas de la ira y termina con la batalla del Armagedón, en el valle de Megido. Apocalipsis 16: 12. “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. 13. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; 14. pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. 15. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. 16. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.” En este tiempo, el Día del Señor, es cuando Cristo pondrá a sus enemigos por estrado de sus pies. Vendrá como Rey de reyes y Señor de señores. Apocalipsis 19: 11. “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 17. Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 18. para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. 19. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. 20. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. 21. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.” La gran cena de Dios, es el día del Señor. Y es un acontecimiento proclamado por los Profetas Judíos que inaugurara el periodo milenial de 1,000 años de reinado del Mesías Yeshua sobre esta tierra. Un reino: Visible, Real, Tangible, Terrenal y Físico. En ese tiempo, la tierra será llena del conocimiento de Dios como las aguas cubren el mar. Isaías 11: 1. Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4. sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. 6. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.” Este día, del regreso de Cristo por segunda vez, es desconocido. Nadie lo sabe. Ni el día, ni la hora. Pero El mismo dijo a los Discípulos que cuando empezaran a ver todas estas señales, enderezaran sus cabezas porque su redención estaría cercana. Mateo 24: 36. “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39. y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.” Marcos 25: 13. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” Marcos 16: 24. “Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25. y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28. De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32. Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. 33. Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. 34. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. 35. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; 36. para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. 37. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.” Lucas 21: 25. “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 26. desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. 27. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. 28. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.” El Señor esta cerca, es algo que todo Judío del Israel de Dios debió recordar y recordara. Durante la gran tribulación, el Señor levantara a 144,000 apóstoles, judíos ungidos que predicaran a Israel y al mundo el evangelio de los judíos, el mismo evangelio que Jesús de Nazaret predicara y anunciaran el inminente y cercano establecimiento del reino de los cielos en esta tierra. Por ellos, los tiempos serán acortados. Mateo 24: 22. “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” Mateo 13: 20. “Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.” Antes de que Dios iniciara esta presente dispensación, había un Israel de Dios. Y, cuando reanude la antigua dispensación a Israel, volverá a levantarse el Israel de Dios. Capítulo 6 LAS BODAS DEL CORDERO: El Cuerpo de CRISTO Pero, y ¿el Cuerpo de la Iglesia? ¿Qué le habrá pasado? La Biblia nos muestra que los creyentes tenemos una esperanza a la cual nos debemos asir. Es decir, es un aguardar anticipadamente en aquella tan esperada reunión con El Señor amado Jesucristo. Esta reunión es conocida como el Rapto o Arrebatamiento de la Iglesia, la plenitud del tiempo de los gentiles. ¿Cuál debería ser la actitud que honra a Cristo en el cuerpo de creyentes al esperar esta esperanza? Muchos creyentes han sostenido la idea de que el Rapto o Arrebatamiento de la Iglesia es un suceso donde Dios nos “saca” de nuestros sufrimientos, circunstancias y ansiedades de este mundo. Como una especie de “solución divina” y de repente ya no sufrimos estamos ante la presencia de Dios eternamente y somos felices. Esta actitud deja de ser la del apóstol Pablo. Es una actitud distinta a la que Cristo, que se esta formando en el espíritu del creyente tiene. El creyente espera la ansiada Esperanza Bienaventurada por otra razón y por otra distinta motivación. Hay un plan maestro, divino y eterno. Este plan se conoce en la escritura como el Designio de su voluntad o el Propósito eterno que Dios planeo en Cristo Jesús como cabeza de todo principado y potestad y al mismo tiempo, que en todo, por todo y para todo, Cristo tenga la preeminencia en Dios. Colosenses 1: 15. “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18. y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19. por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” El creyente, que ha sido hecho una nueva criatura en el Señor Amado Jesucristo, anhela aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación gloriosa de nuestro salvador en aquella tan esperada reunión con El, por la razón primordial de iniciar el plan trazado por Dios: Darle a Cristo la Gloria y la Honra. Esta, y únicamente y por sobre todas las otras razones, debería ser la motivación de nosotros los cristianos que esperamos el Rapto o Arrebatamiento de la Iglesia. Esta actitud y motivación es divina. Nace del amor y del propósito de Dios. Es una revelación única y sobrenatural. Es guiada por la mente del Señor. Y, es vivir en y dentro de su voluntad. Al tener esta actitud, nos purificamos, nos perfeccionamos y nos moldeamos por la operación del Espíritu Santo en la imagen del Señor Jesucristo. 2 Corintios 3: 17. “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” La esperanza bienaventurada de la que nos habla el Apóstol Pablo en la epístola a Tito, es precisamente la de estar aguardando nuestra reunión con el Señor dejando y rechazando toda malicia. Es vivir quieta, sobria y justamente para la gloria y exaltación de Cristo. Dios nos enseña, que hay obras que El planeo en Cristo que hiciéramos para su gloria. Esta obras, son las acciones justas de los santos que se nos describen en el libro de Apocalipsis capitulo 19. Apocalipsis 19: 7. “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. 9. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.” Estas acciones, son las obras planeadas en Cristo desde antes de la fundación del mundo, en las cuales andaríamos para su gloria una vez que fuésemos alcanzados en su gracia como Hechura y Labranza de Dios. Sabemos que no somos salvos por hacer obras justas y buenas. Pero, una vez salvos, hay obras: padecimientos, pruebas, tribulaciones, bendiciones, victorias, problemas, crecimiento, madurez, servicio y honra que han sido planeadas ya y que el creyente hace en la gracia del Señor, donde su poder se perfecciona precisamente en nuestras debilidades. La razón: Darle a Cristo la gloria. Efesios 2: 8. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9. no por obras, para que nadie se gloríe. 10. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” El creyente anhela entonces el Rapto o Arrebatamiento del cuerpo de Cristo, porque ello le da la gloria y la honra al iniciar así el plan y designio divino que Dios Padre preparo para su Hijo. De esta forma, las circunstancias y entorno del creyente, no es una razón para anhelar el ser arrebatados. Dios no nos arrebatara para sacarnos de nuestros problemas, tribulaciones, persecuciones y enfermedades. Sino que en medio de todo ello, El mismo ha planeado que le demos la gloria viviendo en total expectación de su aparición gloriosa y viendo nuestro entorno por debajo de nuestras expectativas en Cristo. Es decir, el cristiano “mira” hacia arriba, porque su vida escondida esta con Cristo Jesús en Dios. Como se menciona en la escritura: El justo vivirá no por vista sino por fe. Obedeciendo a la ley de la fe. Viviendo en la gracia del Señor Jesucristo y volara, por decirlo así en un sentido figurativo, como los aviones hoy en día vuelan atravesando las nubes a pesar de que la ley de la gravedad les hace oposición y los jala hacia abajo, pero hay otra ley de la aerodinámica, que les impulsa hacia arriba. Así es la vida del creyente, los obstáculos, los problemas, las tribulaciones nos jalaran hacia abajo como lo hace la ley de la gravedad al jalar a los aviones hacia abajo. No obstante, la ley de la aerodinámica impulsa al avión hacia las nubes, de forma parecida, la ley de la fe que es la gracia de Dios, nos impulsa a mirar hacia arriba porque nuestra vida escondida esta con Cristo en Dios. 2 Corintios 4: 7. “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8. que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9. perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10. llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.” La gracia de Dios actúa en nosotros y nos libera de la ley del pecado y de la muerte y de la ley de Dios. Ahora, el creyente ya no esta sujeto a la ley de Dios. Esta ley, los diez mandamientos no fueron escritos para el gentil, sino para el judío y para el pueblo judío. El creyente, ha sido liberado, por la ley de la gracia de la ley que rige a todo el que esta en Adán. Todos los seres humanos que nacen en el planeta tierra, nacen en esclavitud y sujetos a la ley del pecado y de la muerte. La cual tiene vida porque la ley de Dios se lo permite. No supiéramos que codiciar es pecado, si la ley de Dios no lo dijera. Mas, la ley de Dios era un capataz. No salvaba. Solo condenaba. La ley de Dios, no podía salvar al mejor ser humano que hubiera existido y que hubiese obedecido fielmente esta ley. Pero, la gracia de Dios, salva aun al peor de los seres humanos hundido en delitos y pecados. Romanos 8: 1. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4. para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” El amor de Dios se mostró a nosotros, los creyentes gentiles, en que aun estando muertos en delitos y pecados y habiendo sido hijos de ira y maldad: Cristo muere por nosotros. Romanos 5: 8. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Efesios 2: 1. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2. en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3. entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5. aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6. y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,” Precisamente, el amor de Dios nos constriñe, nos motiva a vivir una vida de dedicación y gratitud a El. Una vida, que anhela ser arrebatada pero no para salir de sus problemas. Una vida, que ha aprendido a darle la gloria al Señor Jesucristo a pesar y en medio de las adversidades las cuales nos podrán hacer mirar hacia abajo, pero el Espíritu nos impulsa para mirar hacia arriba porque nuestra vida escondida esta con Cristo en Dios. A El sea la gloria por siempre, AMEN. El Señor esta cerca. Maranatha. El Señor viene. 1 Corintios 16: 22. “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene.” ¡MARANATHA! Filipenses 4: 4. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5. Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.” Al vivir en esta actitud, teniendo la mente del Señor, cuando llegue el momento divino de ser arrebatados a las nubes de gloria, simplemente continuaremos viviendo para el Señor. Cuando el Señor se manifieste, nos encontrara tal cual estemos viviendo ahora. Por ello, la importancia de ser transformados por medio de la renovación de nuestra comprensión y profundidad de quienes hemos sido hechos en Cristo Jesús, nuestra nueva identidad en el Señor. Una vida de cambio, transformación, gratitud y contentamiento porque nuestra vida escondida esta con Cristo en Dios. El Señor Viene. El Señor esta cerca. SOLI DEO GLORIA