1 Bases Filosóficas para la ética aplicada a partir de la etica comunicativa en k-o Apel, A Cortina y Mailandi. Desafíos de la ética aplicada a las profesiones modernas. Cecilia Aguayo C. Francisca Salas A. El presente trabajo es un intento de sistematizar los aportes que han entregado la teoría ética del discurso no sólo para una fundamentación de las normas éticas, sino para elaborar una ética filosófica posible de ser aplicada al ámbito de la acción humana, en especial que oriente las decisiones de los profesionales de la acción responsables de la aplicación de políticas sociales en sociedades tecnocientíficas, donde tiende a predominar una racionalidad instrumental definida en una articulación de medios y fines, y en donde los valores y normas se vuelven particularmente difíciles de fundarse. Siguiendo el aporte de la teoría de la racionalidad de Max Weber, que hemos estudiado en un libro anterior (Aguayo 2006), se trata de desplegar las dimensiones éticas de la racionalidad a partir de una configuración diferente de la racionalidad, que lleve a articular la ética de la responsabilidad (Verantwortungsthik) con una ética de la convicción (Gesinnungsethik), en la búsqueda de instituciones justas. Nos situaremos a partir de los aportes de K.O. Apel y de dos de sus discípulos iberoamericanos, R. Maliandi y A. Cortina, para comprender la inherente dimensión normativa que contiene la acción humana y social situada en instituciones , para ello deberemos desentrañar la problemática de la razón practica y la función critica que ella tiene frente a las formas de racionalidad predominantes. En este sentido analizar la implementación de las políticas sociales desde una ética aplicada requiere dar cuanta de las contradicciones morales e institucionales y profesionales en que estas se sitúan. En palabras de Maliandí, la Si pudiéramos proyectar este análisis podríamos decir con Ricoeur que la vida buena(...) se extiende a la vida buena en instituciones justas e igualitarias. La creación e implementación de políticas sociales, que buscan mejorar la calidad de vida de las personas, grupos y comunidades no se pueden restringir a un mero razonamiento instrumental, entregadas por modelos empiristas y positivistas de las ciencias o modelos fundamentalistas para la argumentación moral de las decisiones de los profesionales. Hoy se requiere (tal cual señala el filósofo latinoamérico Cullen), defender una postura crítica en relación a la pretención de validez moral, frente a todo tipo de funadamentalismo, sin ceder a la tentación de un escepticismo radical” (Cullen 2007 p.43). 1.- Desde Weber ética de la responsabilidad y ética de la convicción. 1 2 Las ciencias sociales, han pretendido en nombre de la cientificidad predominante en los últimos siglos, intervenir funcional y técnicamente en el mundo socio-económico y político. La acción social desplegadas por estas distintas ciencias se ha realizado en general, con modelos teóricos de la racionalidad predominante sin reconocer sus implicancias éticas y cotidianas de su quehacer. Desde las ciencias sociales la acción social y/o humanas han estado marcada por paradigmas de carácter positivistas y neopositivistas o palabras de Ladriére por lógicas de las ciencias empíricas y formales. Este tipo de ciencias han invadido a las ciencias humanas con consecuencias destructivas a la especie humana. Weber filosofo, economista, sociólogo y político, estudioso de la acción social, nos señala que toda acción humana es comprendida, explicada e interpretada sólo en virtud del significado subjetivo que le atribuye el individuo; en este sentido, todos los fenómenos sociales son reductibles al estudio de la conducta humana.(comprensión y explicación las dos grandes corrientes epistémicas que han marcado la evolución de las ciencias sociales o ciencias del espíritu Dilthey o hermenéuticas Ladriére). Toda acción humana se realiza en la vida cotidiana, en este sentido ella esta marcada por su “orientación hacia otros”, esto quiere decir que toda acción requiere tomar en cuenta la conducta del otro sea para oponerse a ella, sea para entrar entrar en sintonía con ella “orientación mentada”, solo así se podría hablar de acción social. En consecuencia la acción social requiere de una relación social “entendiendo por ello un curso de acción en el cual cada individuo no sólo tiene en cuenta la reacción de los otros, sino que motiva su acción con símbolos y valores que ya no expresan sólo caracteres de deseabilidad privado hechos públicos, sino reglas en sí publicas. Esto vale tanto para la acción como para el lenguaje. El uso del discurso por hablantes individuales se basa en reglas semánticas y sintácticas que comprometen al que toma la palabra. Hablar es estar comprometido” (Ricoeur 200 p.225). Nos interesa resaltar estas ideas por cuanto, la ética aplicada requiere explicitar el tipo de razonamiento que la contiene. En Weber, podemos distinguir distintos tipos de acción social (profesional, económica, religiosa); sin embargo la que nos ocupa refiere a la acción valórica-política, desde donde desprendemos la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. Tal distingo adquiere distintas connotaciones entre los estudiosos y criticos de Weber. En Apel, Cortina y Maliandi ella no es de ningún modo abandonada y constituye los fundamentos del despliegue de una ética aplica a la acción humana. La ética de la responsabilidad (Verantwortungsthik) interpreta la acción en términos de medios y fines. Esta ética, idealmente, no puede ser adaptada por el hombre de acción, por cuanto este razonamiento obliga al actor a prever las consecuencias de sus decisiones. La ética de la responsabilidad es aquella que se preocupa de la eficacia y se define por la elección de los medios adaptados a los fines que se busca alcanzar. La ética de la 2 3 responsabilidad “está definida por la búsqueda de los medios adaptada a los fines”. El problema de las elecciones, le permiten a Weber introducir la categoría de la ética de la convicción (Gesinnungsethik). La convicción lleva a cada actor a actuar según sus sentimientos, sin referencia explicita o implícita a las consecuencias. Weber nos demuestra este tipo de moral con dos ejemplos: el pacifista y el revolucionario. “El pacifista absoluto, rechaza de manera incondicional de llevar armas o de matar a alguien. Si él imagina impedir las guerras con esta actitud, él será muy inocente y sobre el plan de la moral de la responsabilidad muy ineficaz. El no tiene otra intención que actuar acorde a su propia conciencia. Él prefiere muerte o prisión antes que matar a alguien: ésta es la ética de la convicción. El pacifista que obra según el Evangelio se sentirá en la obligación moral de negarse a tomar las armas o de arrojarlas, como se recomendó en Alemania, para poner término a la guerra y, con ella, a toda guerra”(Weber 1967 p162). Es claro que para Weber la ética de la convicción no puede ser la moral del Estado aún más, esta moral tampoco es la del hombre político; por las consecuencias que puede acarrear este tipo de acción. Sin embargo para el sociólogo y comentarista de Weber Aron, este nos deja una profunda antinomía, que no resolver, entre ética de la convicción y la ética de la responsabilidad, “yo pienso, que a pesar de todo, queda una idea profunda en la antinomía weberiana, ética de la convicción y de la responsabilidad. En la acción, obviamente, en la acción política, nosotros estamos divididos entre dos deseos, entre dos actitudes. El primero que yo llamaré instrumental, el que busca producir resultados conforme a ciertos objetivos, en este sentido estamos obligados a analizar las consecuencias posibles de aquello que diremos o que haremos. La otra que yo llamaré moral, aquello que nos empuja frecuentemente a hablar y a actuar sin tener en cuenta el determinismo de los hechos. A veces nosotros calculamos y nosotros obedecemos al irresistible impulso de dejar a Dios o enviar al diablo la continuidad de nuestras palabras y de nuestras acciones. Los actos racionales se inspiran a la vez en estas dos actitudes” (Aron, 1967, pp. 528-529). Si bien, ambas morales representan tipos ideales de acción humana, o antinomias de la acción humana (Aron 1966), es claro que la lógica moral de las instituciones, que acogen y constituyen la acción humana, se desarrollan entre ambas opciones. Sin embargo para Apel solamente la ética de la responsabilidad es la que permite hacerse cargo de las consecuencias de la aplicación de las normas morales, los hombres en instituciones justas deben hacerse responsables de su obrar. Empero los discípulos iberoamericanos han avanzado otras propuestas: desde cortina la respuesta a esta dicotomía solo puede ser resuelta a través de la búsqueda: desde Cortina la respuesta a esta dicotomía solo puede ser resuelta a través de la búsqueda de una hermenéutica de la responsabilidad convencida, o desde Maliandí los conflictos institucionales requieren reconocer la diversidad y el conflicto en que estas se sitúan. 2.- La ética comunicativa en Apel 3 4 Los trabajos éticos de Apel dan cuanta de la crisis que vive la sociedad actual producto de la razón técnica, las consecuencias de la razón técnica amenazan a la humanidad y por tanto se hace necesario fundamentar una ética universalmente valida. La búsqueda filosófica de Apel es la fundamentación de una ética de la responsabilidad solidaria. La ética transcendental de Apel esta inspirada en tres grandes corrientes: la sintáctica, es decir las relaciones que se pueden establecer entre los signos entre sí, la semántica; que refiere a la relación que guardan los signos con los objetos extralingüísticos y la pragmática referida a la relación de los signos con sus usuarios, los hombres, esta ultima inspirada en los trabajos de Pierce (Apel 1985). La ética discursiva de Apel, busca la postulación de la “comunidad de comunicación como presupuesto transcendental y ético de todo lenguaje, argumentación o discurso posible. Apel junto a Kant reconoce el primado sustancial de la normas del mundo de la vida (lebenswelt), pero continúa atribuyendo al discurso filosófico el primado en el orden de la fundamentación. A juicio de Apel, sólo una fundamentación filosófica última puede descubrir semejante canon, porque sólo la filosofía, entendida como reflexión trascendental sobre las condiciones de posibilidad de nuestras acciones con sentido, es capaz de descubrir un principio moral normativo sin petitio principii. A la luz de un principio semejante, que todos los hombres comparten implícitamente.”me parece que aquí, via negationes et eminentia, se ha demostrado que la autorreflexión realizada de una manera lingüísticamente responsable-es decir, en enunciados preformativos y proposiciones implícitamente autorefrenciales-del pensamiento y de su pretensión de verdad, presenta el paradigma genuino de la racionalidad filosófica”(Apel 1985 p.235236). Racionalidad fundada en la defensa kantiana de la dignidad del hombre, fundamento de los derechos humanos y de la civilización occidental. Desde el comienzo en el cruce de dos tradiciones éticas : la ética weberiana de la responsabilidad política y la solidaridad socialista (...). Apel se alinea en las filas de esta ética de la responsabilidad, reconociendo como normas moralmente legítimas sólo aquellas que se hacen cargo de las consecuencias de su aplicación (Weber). No existen normas con contenido incondicionadamente válidas, porque la razón práctica debe hacerse responsable de obrar. Fundamentación del principio A: fundamentación del principio ético. La ética del discurso de Apel distingue dos momentos parte A: la fundamentación del principio ético y segunda o parte B: Ética aplicada. Por la primera se busca fundamentar que todas las personas tienen competencias argumentativas, lo que interesa en este proceso es descubrir los presupuestos que hacen racional la argumentación, lo que permitirá argumentar lo correcto de las normas que regulan la acción humana. En este sentido se reconoce que todos los seres humanos son capaces de comunicarse y son interlocutores validos-personas-. Este dialogo debe darse en condiciones de simetría todas las personas afectadas por una situación deben participar en condiciones de igualdad; para descubrir si la norma es correcta deben respetarse dos 4 5 principios: la universalización y aceptación de la validez de la norma solo aquellas que encuentren aceptación por parte de todos los afectados. En este sentido tanto Apel como Weber distinguen y fundamentan una razón responsable por sobre una razón instrumental, esta ultima puede llevar a una ética relativista. La razón practica a la cual apela Apel deberá fundamentar racionalmente una ética de la responsabilidad solidaria, requiere la rehabilitación de una razón practica responsable y solidaria, la que va contra toda instrumentalización y calculo. La razón practica tiene por misión el reto de la universalidad, es decir responsabilizarse de algunas normas comunes a toda la especie humana a su sobrevivencia planetaria, que permitan su propia protección, en este sentido las normas universales están ungidas por las circunstancias históricas del hombre actual. A esta ética de la responsabilidad solidaria le corresponde la validez intersubjetiva de las normas. Con pretensión verdad, las cuales pueden y deben estar sometidas a reglas ideales de argumentación. “El argumentante ya ha testimoniado in actus, y con ello reconocido, que la razón es practica, o sea, es responsable del actuar humano, al igual que su pretensión ética de la razón, al igual que su pretensión de verdad, pueden y deben ser satisfechas a través de argumentos; o sea, que las reglas ideales de argumentación en una, en principio ilimitada, comunidad de comunicación, de personas que se reconocen recíprocamente como iguales, representan condiciones normativas de la posibilidad de la decisión entre pretensiones de validez ética, a través de la formación de consenso y que por ello, con respecto a todas las cuestiones éticamente relevante de la vida practica, es posible (...) llegar, en principio, a un consenso y que en la praxis habría que aspirar a este consenso” (Apel 1985 p.161). La fundamentación de las normas, requieren argumentos consensuados de una comunidad comunicativa real facticamente, que resguardan las situaciones de convivencias históricas de los hombres “reponsabilidad histórica” “es necesario, en relación a la fundamentación última del principio último de la ética, considerar solamente la norma básica de la fundamentación consensual de normas (reconocida en la anticipación contrafáctica de las relaciones de comunicación idelaes), sino al mismo tiempo la norma básica de la responsabilidad histórica, de la preocupación por la preservación de las condiciones naturales de la vida y los logros históricos-culturales de la comunidad comunicativa real fácticamente existente en este momento” (Apel 1990 22 trad.cast p,27).En este sentido quien argumenta se hace responsable de la transformaciones reales de la existencia. Parte B: ética aplicada. Toda la conformación de la ética aplicada esta referida a las condiciones de idealidad del discurso, “modelo pragmático transcendental”. En este sentido la ética aplicada de Apel no abandona el carácter de idealidad de la ética discursiva, es decir sus condiciones formales a priori que supone todo discurso argumentativo “por el contrario la exigencia apeliana de un fundamento “trascendental” es necesaria porque no soslaya la cuestión central de una 5 6 debida justificación racional, lo que no lo lleva a desconocer de ningún modo a los discursos morales originados por la eticidad de los mundos de vida, pero insiste en que la plena y total validez de un enunciado ético racional sólo sería posible dentro de una perspectiva reflexiva y crítica que solo puede definir la filosofía, más allá de la reflexibilidad nebulosa de los mundos de vida” (Salas 2003 p.147). 3.- La ética aplicada en Adela Cortina. Para esta filosofa la ética aplicada tiene hoy en día una importancia relevante en la convivencia de los seres humanos. Cada persona, comunidad y sociedad busca orientar sus acciones y sus decisiones desde su vida cotidiana. “hoy en día el “giro aplicado” sufrido por la filosofía afecta en primer término a la ética y le pide orientaciones, aunque mediatas como es propio de la filosofía, para organizar la vida en las distintas esferas de la vida social. Este cambio exige ante todo aclarar cuál debe ser el proceder de la ética aplicada” (Cortina 1996 p.119). Sin embargo, para esta filosofa se requiere contestar a la interrogante sobre el estatuto de la ética aplicada, así mismo, la existencia a las distintas éticas aplicadas contarían de algún principio común a ellas, que permitiera intentar “aplicar” estos principios mediante fundamentación a los distintos ámbitos de la vida cotidiana (Cortina 1998). Existirían tres modelos o métodos de la ética aplicada: el ideal deductivo, la propuesta inductiva y el modelo de hermenéutica crítica. 2.1.- El ideal deductivo. La ética aplicada, en este caso, partiría de un modo deductivo, partiendo de axiomas desde los cuales extraería conclusiones para situaciones concretas “Este modo de proceder coincide con el modelo tradicional de aplicación de la ética de John D. Arras ha dado el nombre de “casuistica 1” (Cortina 1996 p. 122). La casuística 1, considera que la ética aplicada debe aplicar los principios morales a los casos concretos, pues se considera que los casos concretos son una particularización de los principios generales “su figura es propia del silogismo práctico que cuanta con dos niveles: un momento universal, constituido por principios universales y axiológicos, y un momento particular en el que entrar en juego las razones concretas, y en el que resulta indispensable la prudencia como recta ratio agibilium” (Cortina 1996 p.122). 2.2.- La propuesta inductiva: En Jonsen y Toulmin, representantes de esta ética aplicada, se propone sustituir los principios o axiomas iniciales por máximas, que son criterios sabios y prudentes de actuación práctica, en los que coincide todo el mundo, la mayoría o los especialistas “en definitiva la máxima son el resultado de la sabiduría práctica de los hombres y las culturas, y resultan una ayuda más 6 7 valiosa para tomar decisiones que los presuntos principios de la razón pura” (en Cortina 1996 p.123). Los principales problemas son: 2.3.-La filosofa Adela Cortina nos propone el modelo “Hermenéutico Crítico”, en donde: Se distinguen los momentos deontológico y el aristotélico; en este sentido, la ética aplicada no es ni deductiva ni inductiva, “sino que goza de la circularidad propia de una hermenéutica crítica “no se trata, pues, con la “aplicación” de aplicar principios generales a casos concretos, ni tampoco de inducir únicamente máximas desde las decisiones concretas, sino de descubrir en los distintos ámbitos la peculiar modulación del principio común” (Cortina 1996 p,128). Lo que busca Cortina en este acápite es la complementariedad de las distintas éticas es decir entre una ética teleológica y deontológico; de la convicción y de la responsabilidad; procedimentalistas y sustancialistas “ todas estas dicotomías han de superarse para constituir una tercera, en donde el elemento coordinador será la ética del discurso, por que hunde sus raíces en la acción comunicativa y en la subsiguiente argumentación” (Cortina 1996 p.128). Sin embargo esta hermenéutica critica, base de la ética aplicada solo es posible en dialogo con las distintas disciplinas de las ciencias 1) el marco deontológico: da cuenta del momento kantiano en donde aparece el reconocimiento de cada persona como interlocutor valido, ahora bien lo que se plantea en este momento es tratar de “descubrir en los distintos ámbitos la peculiar modulación de este principio común”(Cortina 1996 p.128). Este descubrimiento o la peculiar “melodía” solo es posible a partir del proceso de interdisciplinariedad, la cual se considera una urgencia. La idea del sujeto como interlocutor valido configura el trasfondo “melódico” común a todas las esferas, ya que en todas ellas es el afectado, en último termino, quien esta legitimado para exponer sus intereses, y sólo deben considerarse legítimas aquellas normas que satisfagan los intereses universables.(Cortina 1996) 2) el momento aristotélico: ética de las actividades sociales, es el momento del transito de las éticas individualistas a las éticas colectivas, es el momento de la moralización de las instituciones y las organizaciones. Desde estos supuestos Cortina propone atender a cinco puntos de referencias 1)las metas sociales por las cuales cobra sentido una actividad, 2) los mecanismos adecuados para alcanzar estas metas en una sociedad moderna, 3) marco jurídico-político correspondiente a esa sociedad, 4)las exigencias de la moral cívica alcanzada por esa sociedad y 5) las exigencias de una moral crítica planteadas por el principio de la ética discursiva. 4.- La ética de la convergencia en Maliandi 1- La ética de la convergencia en Maliandi 7 8 Para este filosofo argentino, la ética aplicada 1 , no busca cuestionar los fundamentos de la ética normativa, ella representa la “ratificación práctica de determinados fundamentos de la ética normativa” (Maliandi 2006 P ). En este sentido la ética normativa asciende de las situaciones a principios, mientras que la ética aplicada desciende de los principios a las situaciones. Sin embargo las situaciones que enfrenta la ética aplicada dan cuenta de conflictos que vive nuestra sociedad tecno-científica en que la “perplejidad” de éstos hace que esta ética aplicada requiera de “pautas extrafilosoficas” para enfrentarlos, es decir asume pautas de análisis transdisciplinarias e interdisciplinarias. No es posible pensar, en la actualidad, una “ética aplicada” sólo con los datos aportados por la ciencia, o por los principios de la ética normativa. “La relación de la ética aplicada con la normatividad puede representarse a mi juicio, en el esquema siguiente, en el que la reflexión propia de la ética normativa y los aportes provenientes de la información científica (por lo general, de disciplinas diversas) convergen en un tipo específico de reflexión moral.” (Maliandi, año, p.68). Nivel de reflexión éticonormativo Información científica 1º paso de aplicación ETICA APLICADA 2º paso de aplicación Nivel de reflexión moral Situación práctica No es gran novedad que la relación entre ciencia y ética constituye uno de los desafíos conflictivos más relevantes para ambas disiciplinas, ¿Pero cuál es la relación que existe entre ambos? ¿Cómo pueden ellas trabajar juntas desde sus propios límites?. La ética aplicada es el esfuerzo que pretende estudiar 1 “¿Qué quiere decir, entonces, “ética aplicada”? Creo que no puede entenderse de otro modo que como la tarea que realiza la reflexión moral cuando ha sido adecuadamente ilustrada por la ética normativa. En la “ética aplicada” nos encontramos con la confluencia de ambos niveles de reflexión: por ser “ética”, participa de la ética normativa; por ser “aplicada”, participa de la reflexión moral” (Maliandi, año, p. 65) 8 9 estas dificultades, tomando en cuenta los problemas de “aplicabilidad de las normas morales”, pero también los problemas de fundamentación de estas normas morales: “Las relaciones entre la ética y la ciencias constituye unos de los mayores problemas de la ética aplicada. Ahí la ciencia aparece, podría decirse, por lo menos con tres roles diversos: 1) como proporcionadora para la reflexión moral (primer paso de la aplicación), 2) como campo donde hay que tomar decisiones de significado moral (segundo paso de la aplicación), y 3) como objeto del enjuiciamiento moral, en el caso de conductas científicas moralmente “aprobables” o “impugnables”.” (Maliandi, año, p.70). En definitiva, la ética aplicada es “posfilosofica” porque los conflictos, que vive la humanidad, los asume desde pautas filosóficas transdisciplinares. Señalaremos como hipótesis que el eje central del la ética práctica para las ciencias sociales se encuentra en el punto dos. El proceso de aplicación; la tarea de la ética aplicada requiere distinguir dos niveles de aplicación: primero una síntesis entre lo filosófico y lo científico (Interdisciplinario y transdisciplinario) y las operaciones que este tipo de reflexión pueda efectuar con respecto a la situación concreta. Maliandi, en tanto discípulo de Apel, no abandona y aun más reafirmara que la ética del discurso se constituye en dos partes: la “meta-norma” o fundamentación y los discursos prácticos. Sin embargo se señala que la estructura de la ética discursiva sigue siendo la de un principio “monista”, es decir “lo que viene a sostener que si un principio (único) no puede cumplirse ahora, el agente que reconoce su validez debe estar dispuesto, no solo a aplicarlo cada vez que pueda, sino también a esforzarse en la consecución de las condiciones necesarias para ello” (Maliandi 2007 p.216). Entre las criticas que expone Maliandi a Apel señala que las condiciones de posibilidad de la aplicación de los principios no están separadas de las condiciones de posibilidad de su validez, en este sentido no sería necesario 9 10 elaborar una parte B de la ética 2 , porque la conflictividad ya ha sido puesta de manifiesto en la fundamentación (Maliandi 2007). Por ejemplo, “Hay asimismo en el ethos una tensión constante entre las incumbencias de lo racional y lo emocional, es decir, una cabal dicotomía entre lógos y pathos, que análogamente, da lugar a múltiples conflictos concretos. Todo ello contribuye a la característica e insoslayable complejidad de los fenómenos morales” (Maliandi, año, 39). Maliandi expresa a través del análisis de las dicotomías “sincrónicas” y “diacrónicas”, que los conflictos son constitutivos de la ética, y no como se pensaba anteriormente algo que la ética debe solucionar. “las dicotomías nombradas son muy importantes, pero de ningún modo puede considerarse las únicas. Junto a ellas están, por ejemplo, las dicotomías correspondientes a las estructuras conflictivas del ethos. El sentido de la vida moral se halla indisolublemente vinculado a los conflictos, que se manifiestan siempre de maneras concretas, pero que la ética puede contribuir a aclarar (…) mediante la tematización de dicotomías representadas, por ejemplo, por la contraposición entre lo universal y lo particular, entre la pertenencia y el cambio.” (Maliandi, año, p.39) Otra critica que hace Maliandi a Apel es no lograr distinguir suficientemente entre la búsqueda de soluciones o de regulaciones para los conflictos concretos y el reconocimiento de la conflictividad como tal “es decir de la irrevocable estructura conflictiva en que acaecen los fenómenos sociales (...) es preciso mostrar cómo este reconocimiento y la búsqueda no se contradicen, por el contrario son ambas funciones racionales complementarias. (Maliandi 2006 p.229). 2 Que se ocupa de “la fundamentación de: las condiciones normativas de la coexistencia entre personas individuales y entre grupos socioculturales, (y de las) normas de las actividades colectivas vinculadas a la política, la ciencia y la técnica. Mientras que la parte A, se ocupa del establecimiento de un principio formal procedimental para la legitimación (con validez universal) para cualquier norma,(Maliandi, año, p. 67) 1 11 Logran, Maliandí y Cortina, afirmar con Apel, la interdependencia entre la parte A y B de la ética discursiva y así mismo el carácter de autonomía que cada uno contiene. “No se piensa que la situación por sí misma otorgue un criterio moral de acción, pero tampoco se cree que haya normas válidas con independencia total de la situación. El principio no fundamenta directamente la norma, sino que sólo indica el procedimiento adecuado para fundamentarla” (Maliandi 2006 p.208) Esta mutua dependencia e interdependencia, solo lograda por el ejercicio de reflexión pragmática –trascendental-, logra evitar el relativismo y el escepticismo ético con el que pueden enfrentarse las conflictos morales de nuestras sociedades moderna. Las características de la parte B, en Apel, los discursos prácticos se vinculan necesariamente a la noción de justicia social. Esta vinculación se hace desde 2 puntos de vistas: Todo autentico discurso practico supone el carácter dialógico y todo dialogo se hace desde lo social y/o grupal “los conflictos de intereses –acontecimientos inevitables en toda sociedad, y aumentan en proporción directa con la complejidad de las estructuras sociales- representan a menudo intereses grupales (...) en este sentido agrega Maliandi “El concepto de justicia social tiene que incluir, entre sus notas comprehensiones, la posibilidad de institucionalizar canales de expresión e intercambio comunicativo-argumentativo acerca de los intereses de cada individuo y de cada grupo, y de las respectivas opiniones acerca de cómo ha de concebirse una sociedad justa” (Maliandi 2006 p,232). Tal cual señala Adela Cortina, en la actualidad los seres humanos en tanto ciudadanos tienen mayor conciencia de sus derechos y exigen a las instituciones que los respeten, que se “moralicen”. Por esta razón, la institucionalidad y el ejercicio del poder son aspectos fundamentales al pensar en el proceder de la ética aplicada desde un proceso de interdisciplinariedad. Con esto queremos señalar que la proposición de un modelo de ética aplicada requiere dar cuenta de la gran problemática a que esta se ve enfrentada a saber “la institución” en el ejercicio en la acción humana. Estas a nuestro juicio son las condiciones sine quanon para que pueda fructificar el “dialogo interdisciplinario o transdisciplinario” tal cual lo señala Maliandi y Cortina. Por 1 12 esta razón el conflicto asume una dimensión insoslayable en todo modelo de ética aplicada. Las reflexiones y análisis institucionales, en donde el conflicto y el poder son condiciones de la acción humana nos permitirán aproximarnos a un modelo de ética aplicada, para las ciencias sociales. La ética aplicada tal cual hemos señalado no se refiere a una relación intersubjetiva sino que esta se proyecta a un nosotros, correspondiente al pronombre personal neutro “EL” al estilo ricoeurina. “la perspectiva ética: aspirar a la verdadera vida con y para el otro en instituciones justas”.(Rioceur 1996 p.202). Esta relación se tensiona, en Ricoeur, en su texto Si mismo como otro, en la noción específica de intensión ética, que sintetiza por un lado la posición normativa de Kant y la teleología de Aristóteles, tres son los momentos de esta intensión ética: 1) tender a la vida buena, 2) con y para el otro, 3) en instituciones justas. El vivir bien no se limita a la relación cara a cara entre el “Yo” y el “Tú”, de carácter intersubjetivo (la solicitud Ricoeuriana); sino que se extiende a la vida de las instituciones. Para Ricouer “la institución es la estructura de vivir-juntos de una comunidad histórica –pueblo, nación, región etc-, estructura irreducible a las relaciones interpersonales (...). La idea de institución se caracteriza fundamentalmente por costumbres comunes y no por reglas coaccionantes.(...). Más fundamental que la relación de dominación es la de poder-en-común. Según Arendt, el poder procede directamente de la categoría de acción en cuanto irreductible a las de trabajo y de obra: esta categoría reviste una significación política, en el sentido amplio del término, irreducible a “estatología”, sí subrayamos, por una parte, la condición de pluralidad y, por otra, la de concertación” (Ricoeur 1996. p 203). Se entiende por concertación la relación que se tiene el poder al estilo de Arendt es decir a la aptitud del hombre para obrar, y a obrar de forma concertada. El poder no es nunca una propiedad individual; pertenece a un grupo y continua perteneciéndole mientras este grupo no se divida. (Arendt). Por lo pronto sería importante pensar esta intensión ética, como una intensión que involucra por un lado el poder, y como tal el conflicto, “La solicitud por el otro no se agrega desde afuera a la estima de sí, sino que está implícita en 1 13 ella, y sólo se requiere de un trabajo de análisis fenomenológico para descubrirla como el despliegue de la esencial dimensión dialógica de sí mismo. La instancia de la alteridad es insoslayable y constitutiva de la propia identidad narrativa (<dime con quién andas y te diré quién eres>)” (Zan, 2002, p. 75). Extendiendo un poco la interpretación de Maliandi y de Ricoeur, podríamos decir que la alteridad, el conflicto no sólo pertenece al ámbito de la “contraposición empírica de intereses” sino que pertenece a la fundamentación 3 misma. En el caso del Ricoeur, con la necesidad del otro para el reconocimiento de nuestra propia identidad, en el caso de Maliandi en las dicotomías esenciales del ethos. Ahora bien, es comprensible, por todo lo antes señalado, que la conflictividad es propia y constitutiva de la ética, pero no sólo en el plano de los conflictos de intereses sino en su fundamentación. Remarcaremos, que la radicalidad y la exacerbación del conflicto se hacen más patentes en las acciones, en su aplicabilidad, en el esfuerzo propio de los profesionales de la acción (comunidad), por tratar de llevar a cabo una decisión moral (poder). Y es en el agente profesional donde la tensión entre las instituciones reales (que muchas veces no son justas) y las ideales, donde el “otro” que muchas veces no constituye inicialmente nuestra identidad y nuestra identidad narrativa, destruyen la falsa idea de la interdisciplinariedad pacífica de la ética aplicada. “Pero también me parece indispensable, en razón de todo lo antes dicho, señalar en él los límites que se derivan de una insuficiente comprensión del a priori de la conflictividad. En tal sentido resulta pensable, al menos como complementación, un paradigma de la convergencia, en el que la aplicación se concibe como búsqueda de armonía o equilibrio entre los principios en conflicto” (Maliandi, 2007, p. 63) Separándonos un poco de la posición de Maliandi sostendremos que hay una distancia entre la ética aplicada a las ciencias duras, y las ciencias sociales, porque las ciencias humanas o del espíritu se relaciona directamente con personas e instituciones relacionadas a 3 “La conflictividad, a mi juicio, no sólo está presente cuando se trata de una contraposición empírica de intereses; lo está en el marco de la fundamentación como tal.” (Maliandi, 2007, p. 62) 1 14 un contexto relativo, donde no puede restringirse la ética aplicada de las ciencias humanas a los conflictos entre principios (Maliandi), sino que tiene que abocarse a los conflictos entre finalidades porque el contexto mismo se los exige. Para terminar, pensar en un modelo de ética aplicada requiere establecer un profundo dialogo entre lo filosófico y lo científico y la identificación de las operatorias de las finalidades. Al modo de Maliandi. La reflexión ética para Jean Ladriére puede asimilarse al carácter operatorio de las ciencias en Jean Ladriere a saber “la invención ética desempeña una función similar a la de la imaginación en las hipótesis. Y la reflexión ética propiamente dicha tiene un papel semejante a los procesos de control por los que el método científico intenta juzgar la pertinenecia y la validez de las hipótesis. Pero se trata sólo de una analogía; por un lado está la experiencia ética, es decir, la práctica de la creatividad ética, que sirve en definitiva de banco de prueba de las normas; y por otro está la experiencia empírica en el sentido que tienen en el contexto de la ciencia” (Ladriere 1978 p.143) 5.- Conclusiones para una etica de las profesiones del area social Desde un análisis ético de las profesiones, ella nos obliga a distinguir formas de criticidad y de racionalidad “buena parte de los problemas relacionados con la “enseñabilidad” o no de la ética, tienen que ver con una reducción de la racionalidad y la criticidad a un solo modelo (sea este metafísico, o empirista, o positivista) (Cullen 2007 p.42) La perspectiva reflexiva y crítica que solo puede definir la filosofía, más allá de la reflexibilidad nebulosa de los mundos de vida (salas) 1 15 Bibliografía principal: Apel K.O, La transformación de la filosofía, Madrid, Taurus, 1985. Apel KO., Estudios éticos, Madrid, Alfa, 1986. Apel K.O., La transformación de la filosofía, Madrid, turus, 1985 Arendt., La condición del hombre moderno Arendt., Los origenes del totalitarismo Arendt., La condición humana, Ed Paidos, Buenos Aires-Barcelona-México 2004 Cortina., Ética aplicada y democracia radical, Tecnos, Madrid, 1993. Cortina.,10 palabras clave en la ética de las profesiones,Ed Verbo Divino, Navarra 2000 Cortina., Hasta un pueblo de Demonios. Ética Pública y Sociedad, Madrid, Ed. Taurus, 1998. Cortina, el estatuto de la ética aplicada. Hermenéutica crítica de las actividades, en rev Isegoría nro 13 1996, pp119-134 Cullen Carlos., Resistir con inteligencia. Reflexiones éticas sobre la educación, Ed Pueblo Nuevo, México 2007 Ladriére., El reto de la racionalidad. La ciencia y la tecnología frente a las culturas, Ed Sígueme, UNESCO. 1978 Maliandi R., Etica.Conceptos y problemas, Buenos Aires, biblos, 2006. Maliandi R. Etica, Buenos Aires, Biblos, 2007. Maliandi R, Ética: dilemas y convergencias. 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