ISSN: 0185-3716 D E L F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I C A J U N I O 2 0 1 1 “Hablar de química es acercarse al tejido de la realidad; significa descubrir cuál es el pegamento dinámico de las estructuras animadas e inanimadas. La química le da sentido a lo físico y a lo biológico. ” — C A R LO S CHIMAL Hay química entre nosotros 486 Además LOS PROBLEMAS TIPOGRÁFICOS DEL LIBRO ELECTRÓNICO y un adiós a GONZALO ROJAS (1917-2011) 486 D E L F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I C A Joaquín Díez-Canedo Flores DIRECTOR GENERAL DEL FCE Tomás Granados Salinas DIRECTOR DE LA GACETA Moramay Herrera Kuri JEFA DE REDACCIÓN Ricardo Nudelman, Martí Soler, Gerardo Jaramillo, Alejandro Valles Santo Tomás, Nina Álvarez-Icaza, Juan Carlos Rodríguez, Alejandra Vázquez CONSEJO EDITORIAL Impresora y Encuadernadora Progreso, sa de cv IMPRESIÓN León Muñoz Santini DISEÑO Juana Laura Condado Rosas, María Antonia Segura Chávez, Ernesto Ramírez Morales VERSIÓN PARA INTERNET www.fondodeculturaeconomica.com/ editorial/laGaceta/ www.fondodeculturaeconomica.com La Gaceta del Fondo de Cultura Económica es una publicación mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domicilio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Colonia Bosques del Pedregal, Delegación Tlalpan, Distrito Federal, México. Editor responsable: Tomás Granados Salinas. Certificado de Licitud de Título 8635 y de Licitud de Contenido 6080, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de junio de 1995. La Gaceta del Fondo de Cultura Económica es un nombre registrado en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 de noviembre de 2001. Registro Postal, Publicación Periódica: pp09-0206. SUMARIO DESARROLLO SUSTENTABLE Roald Hoffmann 3 VISIONARIOS DE LA QUÍMICA CONTEMPORÁNEA Carlos Chimal 5 LA CIENCIA COMO ARTE TRASCENDENTAL Carlos Rojas Urrutia 7 LINUS PAULING Gerardo Deniz 9 ¿EXISTE UNA FILOSOFÍA DE LA QUÍMICA? Joachim Schummer 1 1 SOBRE EL EXPERIMENTO QUÍMICO José Antonio Chamizo 1 5 LA QUÍMICA EN LA CIENCIA PARA TODOS 1 6 UNA OJEADA AL NANOMUNDO Henrri Van Damme 1 7 SI DARWIN HUBIERA SIDO QUÍMICO... Martín Bonfil Olivera 1 8 NOVEDADES DE JUNIO CAPITEL Tomás Granados Salinas 1 9 EL OLOR DE LOS LIBROS Cyrus Highsmith 2 0 GONZALO ROJAS (1917-2011) EL POETA QUE ESCRIBÍA EN EL VIENTO Fabienne Bradu 2 2 Q ue no quepa duda: hay química entre nosotros. Lo decimos porque la ciencia de los elementos se manifiesta por doquier en el mundo de hoy y porque también abundan en el catálogo del Fondo las páginas dedicadas a ella, a su historia y a sus conceptos fundamentales. Este número de la Gaceta es una invitación a ver con ojos diferentes las sustancias que nos rodean —domesticadas o inventadas, da igual— y a celebrar desde los libros el Año Internacional de la Química, según bautizó la UNESCO al 2011. De entrada, hallará el lector un poema de Roald Hoffmann, en el que una hiedra, voraz e insensible, coloniza al árbol que le da sustento, pero también una serie de retratos de algunos de los mayores científicos de las últimas décadas, ideas a propósito de la práctica profesional de los químicos, muestras de las técnicas de laboratorio más novedosas. Salpicados entre esos textos, encerrados en recuadros, pueden leerse extractos del más reciente título de la colección La Ciencia para Todos: Químicos y química, de José Luis de los Ríos, que mediante breves estampas se vale de la historia de esta ciencia para explicar algunos de sus conceptos clave; de esa colección de divulgación hemos elegido media docena de obras que presentan la química desde miradores tan diversos como la gastronomía o la literatura de influencia árabe. Adoradores de los aspectos gráficos del libro, presentamos asimismo una sutil disquisición sobre la ausencia de diseño en el libro digital, ese ser mitad némesis, mitad salvador de la lectura a escala mundial; un activo “punzonista” contemporáneo lamenta la chata nostalgia de quienes añoran “el olor de los libros” y no atinan a apreciar las amenazas tipográficas que acompañan a la edición electrónica. Cerramos esta entrega con una suerte de responso por Gonzalo Rojas, fallecido en las postrimerías de abril. Ojalá con todo esto también haya química entre ustedes, lectores, y quienes hacemos esta publicación.W Distribuida por el propio Fondo de Cultura Económica. ISSN: 0185-3716 PORTADA Fotografía de León Muñoz Santini 2 JUNIO DE 2011 POESÍA Todo químico sabe que los elementos se representan con unas cuantas letras. Roald Hoffmann, ganador del Nobel hace tres décadas, sabe además que las letras sirven para dar forma a sustancias intangibles. Este poema apareció a principios de año en Clinical Chemistry, como parte de sus festejos por el Año Internacional de la Química. Agradecemos al autor el permiso para verterlo aquí al español Desarrollo sustentable ROALD HOFFMANN ¿Vivos? La hiedra sólo hace a un lado en una ranura en la maraña interna anti- la pregunta, un desatino verde para estos árboles, revis- paralela de la hiedra hacinadora de códigos. Ascende- tiéndolos muy ceñidos como un entrelazado po- mos, sin tiempo para la evolución, retenemos límero vuelto loco. El problema en primavera los desechos de la cultura —ropa y humores— es de los árboles: ¿lo están? Y ¿lo estarán? por mí querría que esta hiedra llegara ¿O la hiedra se detendrá en una rima sim- a sustituir la corteza. La maraña añadida biótica, dejando a las hojas un espacio anodino, que puede sofocar empieza inocentemente, otra sombra, para empapar los caros fotones sí, en primavera, como el primer suave reposo del sol? ¿O tomará nada menos de la enredadera en el árbol. Creemos que el ensalmo molecular, las te- que tenemos opción, podar, a tiempo. Pero ésta, nazas mejor formadas insidiosamente prendidas como un oscuro enjambre verde, crece, divina.W Versión de Mónica Mansour Roald Hoffmann es autor de Lo mismo y no lo mismo, una colección de lúcidos ensayos sobre la práctica química; Vino viejo, ánforas nuevas, escrito junto con Shira Leibowitz Schmidt, en el que reflexiona sobre los nexos entre la ciencia y la tradición judía, y Química imaginada, preparado a cuatro manos con la pintora Vivian Torrence (en la página 8 puede verse un ejemplo de su trabajo), todos publicados por el FCE. JUNIO DE 2011 a 3 4 Fotografía: ISABELLA GREGOR a JUNIO DE 2011 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S Carlos Chimal es un mirón de la ciencia y, más aún, de los científicos. Su vocación por el saber que se gesta en los laboratorios lo ha hecho recorrer el mundo, enhebrando conversaciones con algunos de los más destacados pensadores contemporáneos. Aquí comparte una serie de retratos de grandes químicos de la actualidad, algunos de ellos presentes en el catálogo del Fondo VISIONARIOS DE LA Q UíMICA CONTEMPORÁNEA CARLOS C HIM AL ————————————— MAX PERUTZ y la hemoglobina AARON KLUG y el virus mosaico del tabaco FRED SANGER y las estructuras vitales MARIO J. MOLINA y la capa de ozono DEREK BARTON y las macromoléculas CARL DJERASSI y la píldora ROBERT WOLF y la cocina molecular PETER ATKINS y la enseñanza de la química JOAN JULI BONET SUGRAÑES y el viaje a Saturno THOMAS EISNER y el lenguaje químico de los insectos ELOY RODRÍGUEZ y el lenguaje químico de las plantas ROALD HOFFMANN y la forma JUNIO DE 2011 a 5 “ HABLAR DE QUÍMICA ES ACERCARSE AL TEJIDO DE LA REALIDAD; SIGNIFICA DESCUBRIR CUÁL ES EL PEGAMENTO DINÁMICO DE LAS ESTRUCTURAS ANIMADAS E INANIMADAS. LA QUÍMICA LE DA SENTIDO A LO FÍSICO Y A LO BIOLÓGICO. ” E n los últimos veinte años he tenido la fortuna de conocer a un grupo selecto de científicos dedicados a una de las ciencias básicas, la química. Idolatrada, vituperada, explotada, la ciencia química es, no obstante, la forma de conocimiento que reconcilia las posturas, en cierta forma equidistantes, de la física y la biología. Hablar de química es, pues, acercarse al tejido de la realidad; significa descubrir cuál es el pegamento dinámico de las estructuras animadas e inanimadas. La química le da sentido a lo físico y a lo biológico. A continuación, una pincelada de ellos. MAX PERUTZ y la hemoglobina Conocí a Max Perutz en su laboratorio del legendario Medical Research Council (mrc), en Cambridge, Gran Bretaña. El diminuto hombre, con una vida llena de aventuras en las que había desechado tanto un reduccionismo estricto como un laxo y misticoide punto de vista holístico, encontró vías para salvar el pellejo gracias al espíritu científico, a la imaginación escéptica y a la sagacidad, sin olvidar la pura e irracional suerte. Perutz obtuvo el premio Nobel por haber dilucidado la estructura de una molécula esencial para el funcionamiento de los organismos vivos que tienen sangre. La hemoglobina es un tipo de proteína que, entre otras cosas, transporta el oxígeno dentro del flujo sanguíneo. Según me dijo el profesor Perutz, esta relación de afinidad u hostilidad entre un elemento químico y una molécula que es parte de un organismo complejo permite la consolidación de mecanismos adaptativos en la naturaleza. Así, dos especies muy cercanas entre sí presentan diferentes respuestas al medio. Mientras que la afinidad entre la sangre del camello y el oxígeno disponible en el aire del desierto es la que se esperaría para un animal de su tamaño, la llama de los Andes presenta una afinidad inusual, a pesar de que sus dos proteínas globínicas son idénticas a las de su pariente, el camello. Perutz, uno de los fundadores de la genética molecular, descubrió que una mutación genética favorable en términos evolutivos, había producido semejante adaptación. AARON KLUG y el virus mosaico del tabaco Sir A aron era un tipo que te hacía reír a cada rato. Al menos así lo recuerdo. En alguna ocasión me confesó sus verdaderas motivaciones para esforzarse por el Nobel. “Un día mi esposa vino con un letrero que iba a pegar al frente de su automóvil si no hacía algo por cambiar su vida. El letrero había sido escrito para leerse por el espejo retrovisor del vehículo que fuese por delante de ella, y el cual rezaba: “diputs, yaw ym fo tuo”. Es decir, “quítate de mi camino, idiota”. Entonces gané el premio.” Era una broma, desde luego, pero tan seria como la búsqueda hones- 6 ta de conocimiento útil. Klug fue uno de los primeros en ser capaz de observar cristales de cadenas químicas con interés para la vida debido a los enormes pasos dados en el campo de la microscopía electrónica. Como él mismo me dijo, “lo que hicimos a los largo del siglo xx fue una curiosa mezcla de química aplicada a la biología, cristalografía de rayos X, microscopía de electrones”. FRED SANGER y las estructuras vitales Es el único científico que ha ganado el premio Nobel en química dos veces (pues Marie Curie lo ganó una vez en Física y otra en Química, mientras que Linus Pauling recibió los de Química y la Paz), uno por el descubrimiento de la insulina, para lo cual inventó varios métodos químicos, y otro por haber encontrado las secuencias básicas de los ácidos nucléicos. Si a alguien le debe algo la genómica de nuestros días es al profesor Sanger, a quien también conocí en el mrc de Cambridge, pues ideó una técnica que aún sigue empleándose, “dideoxy”, mediante la cual se aligera la lectura de bases. Esto lo agradecen los investigadores cuando examinan genomas que poseen hasta tres mil millones de pares de bases. MARIO J. MOLINA y la capa de ozono Pocos meses después de haber ganado el Nobel, visité al profesor Molina en su enorme oficina del piso 14 en el mit de Cambridge, Massachusetts, a fin de escribir su biografía. Era el más reciente galardonado de la aplanadora bostoniana y había que consentirlo. A lo largo de un mes pude apreciar la epopeya llevada a cabo por F. Sherwood Rowland y Mario J. Molina, en una época de triunfalismo tecnocrático. El desarrollo de la química de la atmósfera y sus consecuencias tanto en el medio como en los organismos vivos fue una labor pionera de Molina y sus colaboradores, y hasta hoy se mantienen a la vanguardia. DEREK BARTON y las macromoléculas Fue ganador del Nobel junto con Odd Hassel por haber colaborado en la creación del análisis conformacional. Dicho análisis revela las consecuencias químicas que se desprenden del hecho de que las moléculas posean una estructura tridimensional, lo cual revolucionó la química orgánica. Uno de los más destacados investigadores en esta materia es el mexicano Eusebio Juaristi. “No es fácil entender qué significa ser original”, me dijo la única vez que vi a sir Derek, una mañana fría y húmeda de otoño, en 1997. Y me puso un ejemplo: “R. B. Woodward tenía una mente extraordinaria, que sabía resolver, como ninguna, un problema aplicando una lógica estricta. Yo preferí atacar los enigmas por intuición.” Una intuición entrenada, se entiende. Algo similar a lo que afirmaba el gran hombre del siglo xx, un químico, a pesar de haber nacido y desarrollado su obra en el xix, Louis Pasteur: “La suerte favorece a los mejor preparados.” a CARL DJERASSI y la píldora Si existe la excentricidad entre los científicos, Djerassi es sin duda su mejor exponente. Nunca obtuvo el Nobel y, sin embargo, es un químico que derrotó a grandes luminarias, como el mismo Woodward, quien con su sofisticado equipo material y su grupo de talentosos colaboradores en Harvard no pudo frente al joven doctor Carl, algunos químicos mexicanos y una veintena de operadoras, quienes en los laboratorios de Syntex consiguieron ganar la carrera por la primera píldora anticonceptiva. Como podrá suponer el lector, Djerassi ha sido el ídolo y el demonio de muchas mujeres. Pero, como me dijo alguna vez, “es sólo una sustancia química que puede ayudarnos a vivir mejor, no una panacea”. Las novelas y obras de teatro que ha escrito son originales y sorprendentes por su manera de observar el mundo, sin hablar de su notable colección de pinturas y de arte prehispánico. ROBERT WOLF y la cocina molecular Tampoco ganó el Nobel. Fue, sin duda, uno de los mejores maestros de química de la Universidad Paul Sabatier. Este último obtuvo en 1912 el Nobel por sus estudios sobre la hidrogenación de compuestos orgánicos. En 1996 conocí a Wolf en su casa de la ciudad del viento, Toulouse, donde te hacía sentir los placeres de la cocina y la sabiduría química que hay escondida (o que puede perderse) en ella. Hoy sería considerado el padre de la cocina molecular. Robert fue maestro de la destacada química mexicana Rosalinda Contreras Theurel. PETER ATKINS y la enseñanza de la química Al igual que Wolf, ha sido uno de los mejores educadores de la ciencia química, al menos en el área de Oxford. Sus libros (The Periodic Kingdom, Las moléculas de Atkins y El dedo de Galileo) son ejemplos de la más imaginativa divulgación. Uno puede gozar sus conferencias, como las que ha ofrecido en la Royal Institution, llenas de lucidez y humor. Al final, uno tiene la sensación de que la velada ha sido realmente peculiar. Cuando lo vi en el mismo sitio donde Humprhy Davy y Michael Faraday impartían sus célebres conferencias de popularización de la ciencia, el tema que habría de exponer, la termodinámica y sus sesgos químico-físicos, recordé a un ilustre conocedor de este campo, cuya labor ha sido crucial en la ciencia mexicana: Leopoldo García Colín. Atkins también estuvo casado con otra ilustre química, la baronesa Susan Greenfield, quien ha orientado sus estudios al estudio de la conciencia y las bases biológicas de los procesos mentales. JOAN JULI BONET SUGRAÑES y el viaje a Saturno Uno de los químicos catalanes más ilustres. Colaboró con Leopold Ruzicka y Oskar Jeger. Como me dijo alguna vez, “la vida está llena de viajes, con idas JUNIO DE 2011 GANADORA DEL XX PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA 2011 FINA GARCÍA MARRUZ ☞ AUTORA DEL FONDO Quiero escribir con el silencio vivo. Quiero decir lo que la mano dice. Porque tú lees mejor el texto vivo y el alma, en su guerrear callado, escribe. y vueltas, vaivenes inesperados y coincidencias sorprendentes”. Su viaje al reino de Saturno es una jornada literaria hacia la esencia de la química. Gracias a Juan fui invitado a ofrecer una conferencia en la Sociedad Catalana de Química sobre el viaje, la literatura y la química. Un diálogo franco y divertido acerca de la ciencia de las transformaciones, las anécdotas literarias y el buen discurrir. A veces la ola blanca da en la roca de espumeantes cavernas y sus fauces orla con su jirón que hace y deshace letras que tú descifras. Que la boca THOMAS EISNER y el lenguaje químico de los insectos La bbc de Londres puede presumir de haber iniciado el género del documental científico para la televisión. Pues bien, su creador fue el profesor Eisner, a quien conocí en el Departamento de Química de la Universidad de Cornell. Su relato sobre la manera como el escarabajo bombardero mantiene y activa su dispositivo de fuego marcó un hito tanto en el conocimiento como en el campo de la difusión científica. Eisner fue un talentoso diletante de la música. Es considerado el padre de la química ecológica. calle y entre a lo blanco en la esforzada faena que se pierde. La luz poca, mi alejarme de ti de cada día, pausas son del sentido, inacabadas imágenes de mí. La línea tosca salta y completa tú la melodía. ELOY RODRÍGUEZ y el lenguaje químico de las plantas Fue el primer chicano en graduarse en una ciencia dura y en una gran universidad de los Estados Unidos, Cornell. Lo conocí también en Ithaca, aunque ahora se ha mudado a California. Su campo, la fitoquímica, tiene una componente social muy importante. Al observar a las comunidades indígenas, por ejemplo, del Orinoco, no ve en ellos conejillos de Indias, sino personas. Me habló de la “zoofarmacognosis”, término concebido por él para seguir el rastro de los remedios que emplean los animales y luego ver si pueden aplicarse a los humanos. ROALD HOFFMANN y la forma La amistad que me une a Roald ya no me permite ser objetivo. Creo, no obstante, que es uno de los grandes químicos del siglo xx. Su humildad para acercarse al ejercicio de la poesía es algo digno de mencionar. Ha vivido de manera profunda y se ha visto en riesgo, y sobrevivió. Su tema es la forma, por lo cual ganó el Nobel, en su momento el más joven de la historia. Su obra científica es una reflexión rica en posibilidades sobre las estructuras que, aunque no existan, podrían ser factibles. Una manera de anticipar el futuro material. Roald es también un reconocido difusor de las ideas. Recuerdo haber asistido a una clase suya para unos 300 alumnos de licenciatura, en la que no sólo había gente de ciencias sino que muchos de ellos provenían de humanidades, artes y ciencias sociales. ¡Larga vida a la ciencia de las transformaciones y sus visionarios! W Con estudios de química y literatura, Carlos Chimal es autor de novelas como Lengua de pájaros, publicada por Era, y de libros de entrevistas como Luz interior y Armonía y saber, ambos publicados por Tusquets. El Fondo tiene en preparación Vasos comunicantes. Literatura y ciencia a través del tiempo. JUNIO DE 2011 a 7 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S PERFIL La ciencia como arte trascendental A Carl Djerassi no le gustan las fronteras comunes. Aunque nació en Austria, su gran aporte a la química lo realizó en México y luego se instaló en California. Y si sus logros científicos son excepcionales —se le atribuye el hallazgo de la píldora anticonceptiva—, sus búsquedas literarias le han dado renombre e incluso su apetito por el arte contemporáneo lo singulariza. He aquí un recorrido por su obra CARLOS ROJAS URRUTIA E n esa convulsa segunda mitad del siglo XX, cuando el mundo buscaba en las calles y en el pensamiento el sentido de la libertad, la píldora anticonceptiva vino a revolucionarlo todo. Una década después de su aparición ya la usaban más de 10 millones de mujeres. Y la vida cambió. En particular para Carl Djerassi (Viena, 1923), el joven químico que dirigió en el laboratorio mexicano de Syntex la configuración de la noretisterona, el ingrediente activo de la procreación responsable. Con menos de 30 años, Djerassi había alcanzado la cima de la ciencia terrícola. Año con año, los periodistas del mundo le recuerdan que la humanidad lo reconoce como el padre de la píldora; una paternidad de la que él renegó discretamente para finalmente aceptar, con cierto placer, que en todo caso tendría que ser la madre. Migrante de Austria hacia Estados Unidos durante el horror nazi, Djerassi se describe a sí mismo como intelectual polígamo, culto y seductor. Se mueve en los círculos del arte y de la ciencia. Admite abiertamente que su motivo y el de la gente que lo rodea es el ego. Sabe que sus cercanos lo describirían como una persona ambiciosa “que ha tenido que pagar el precio”. Además de su consagración en el Everest científico, el químico vienés tiene mucho que contar. Los engranajes de su personalidad están dados por el mapa de los sentimientos y no por el método científico: exploró las montañas de Nepal; se congratuló de poseer la colección privada más vasta de Paul Klee; se casó tres veces y en la última, cuando cruzaba por los 60 años, su mujer lo abandonó y el despecho lo encaminó a hacer literatura; el suicidio de su hija en 8 el rancho smip (un sugerente nombre que sintetiza el germen del éxito de Djerassi: Syntex Made It Possible) lo convirtió en mecenas del arte contemporáneo. Todo eso o casi lo narra él mismo en su autobiografía La píldora, los chimpancés pigmeos y el caballo de Degas. A Djerassi le gusta decir que la mayoría de sus libros se ubican en un género del cual es creador y único autor: la ciencia-en-ficción (science-in-fiction). Para escribirla, hay que adentrarse en las minucias de laboratorios, congresos y luchas intestinas a las que asisten quienes conforman la “cultura tribal” de la ciencia mundial. Sus primeras novelas son una tetralogía articulada por una mezcla de afán didáctico, retratos de hombres de ciencia y arquetipos: El dilema de Cantor se cierne en torno a las ansias por alcanzar el reconocimiento científico; en El gambito de Bourbaki se hace patente la imposición de vetos y acuerdos de los cuerpos colegiados de la ciencia. Finalmente, La semilla de Menachem se adentra en el estudio de la infertilidad masculina, una narración que se complementa con NO, que ofrece noticias del descubrimiento del óxido nítrico —el título de la obra es la fórmula química de este compuesto, no el adverbio con que se niega— como agente responsable de la función eréctil en el hombre. Como padre (o madre) de la píldora, Djerassi defiende su posición respecto a los métodos radicales para el control de la natalidad. En La píldora de este hombre se entrecruzan las memorias del personaje con su postura respecto a la procreación. Para ahondar en ese mismo tema, está su pieza escénica Inmaculada concepción furtiva, donde debate la fertilización in vitro y ofrece una mejor comprensión del significado social de la reproducción asistida (en la obra se incluyen un par de escenas con filmaciones reales de una microinyección intracitoplásmica de espermatozoide). Valiéndose también de los recursos escénicos que sirven para reflexionar y compartir conocimientos, a Djerassi escribió en coautoría con Roald Hoff mann la pieza Oxígeno, que versa en torno a ese poderoso elemento químico y el crédito compartido de su descubrimiento. Espectador privilegiado del arte, Carl Djerassi sabe que ser coleccionista significa elaborar una interpretación de la realidad. En su caso, trazó su geografía íntima con base en la lírica, el color y las texturas de Paul Klee. Ocupó la posición de número uno como coleccionista privado de obras del pintor suizo, hasta que las donó todas al Museo de Arte Moderno de San Francisco, donde se exhiben actualmente. Recientemente, Djerassi publicó el volumen de cuentos Cómo derroté a…, que conjunta 13 relatos como marcas cruciales en su desarrollo como escritor: el primer cuento que dio a conocer en las páginas de Vanidades (“¿Qué hace Tatiana Troyanos en la tierra de Espartaco?”), el germen de su primera novela (“El dilema de Castor”) y otras historias que, asegura, abordan los otros temas que siempre le han interesado: la comida, el sexo, el arte. Desde que su nombre quedó asociado a la píldora, Djerassi ha llenado su agenda con conferencias científicas, cátedras universitarias, inauguraciones de museos, subastas de arte y negociaciones para vender derechos de sus libros. Acostumbrado a mirarlo todo desde la cúspide, el doctor Carl Djerassi indaga en algunos elementos de nuestra existencia pero prefiere no describirlos como son en realidad, sino imaginar cómo podrían haber sido. Esa postura, que es moneda corriente entre los escritores, resulta poco ortodoxa para un científico; ahí está, quizá, el origen de la fórmula que logró desencadenar toda una revolución.W Carlos Rojas Urrutia, periodista, es responsable de difusión en el Fondo. JUNIO DE 2011 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S Obras de Carl Djerassi en el Fondo EL DILEMA DE CANTOR LA PÍLDORA DE ESTE HOMBRE 1993, 194 pp. ciencia y tecnología 97896816 4047 0 $110 2001, 235 pp. ciencia y tecnología 968 16 6414 0 $175 PERFIL Linus Pauling Es infrecuente una afición como la de Gerardo Deniz de dedicar sus ocios a la lectura de revistas científicas. En el texto que presentamos en seguida, publicado en Anticuerpos (Ediciones Sin Nombre, 1998), revive frente al lector la emoción que le causaban los artículos del mayor promotor del consumo de vitamina C. Aquí, leer química es leer el mundo GERARDO DENIZ EL GAMBITO DE BOURBAKI 1996, 240 pp. ciencia y tecnología 968 16 5113 8 $10 LA PÍLDORA, LOS CHIMPANCÉS PIGMEOS Y EL CABALLO DE DEGAS INMACULADA CONCEPCIÓN FURTIVA 2002, 120 pp. ciencia y tecnología 968 16 6718 2 $64 NO 2003, 306 pp. ciencia y tecnología 968 16 6884 7 $200 1996, 380 pp. ciencia y tecnología 968 16 4781 5 $10 OXÍGENO MARX, EL DIFUNTO 2003, 100 pp. ciencia y tecnología 968 16 7038 8 $66 2000, 228 pp. ciencia y tecnología 968 16 6100 1 $153 CÓMO DERROTÉ A… Y OTROS CUENTOS LA SEMILLA DE MENACHEM 2001, 217 pp. ciencia y tecnología 968 16 6099 4 $130 JUNIO DE 2011 2008, 223 pp. colección popular 97896816 8353 5 $130 C uando aquella mañana, hace muchos años, al abrir el acostumbrado número semanal de Science me encontré de manos a boca con un artículo de Linus Pauling acerca de —una teoría molecular de la anestesia general—, reconozco que me sorprendí, aunque tampoco demasiado: ya había aprendido a esperar cualquier cosa de él. Todo comenzó un decenio antes, cuando la Biblioteca Franklin se mudó de Reforma a Niza y yo, que estrenaba inglés leído, descubrí allí un ejemplar de la antigua segunda edición de La naturaleza del enlace químico (mucho más tarde apareció y compré la tercera), obra que desde entonces constituye un pilar de mi existencia. Si recuerdo el fragor lejano de los tambores del desfile del 16 de septiembre, 1952, es porque lo tengo curiosamente asociado a las estructuras de los carbonilos metálicos discutidas por Pauling en su libro, que leía yo en aquellos precisos momentos. De Pauling procede, como es bien sabido, la teoría de la resonancia, uno de los recursos más excelentes y fecundos de la química de este siglo. De la orgánica, sobre todo, que era la mía, aunque este terreno lo cultivó poco Pauling en persona: aquí el profeta fue Wheland —a quien, por esta razón, frecuenté aún más que al propio Alá. Desde hace tiempo, la teoría de la resonancia atardece interminablemente (pese a las prisas de M. J. S. Dewar), y así tiene que ser, y así está muy bien que sea, etc., etc. Eso sí: ¡qué estupendas décadas le debimos a Pauling con ella! 1953. Remontándome en busca de las publicaciones juveniles de otro monstruo (R. B. Woodward), caigo por azar en tres artículos viejos de Pauling, de inmunoquímica esta vez. No era mi asunto (ni casi lo fue, ay, nunca), pero todavía me sorprendió, si bien para entonces, gracias a noticias pescadas al azar, estaba al tanto de que —por ejemplo— ya en los frenéticos thirties Pauling se ocupó de las propiedades magnéticas de la hemoglobina y sus congéneres: este señor —me dije— invade mi biología desde ángulos inquietantes. Yo, en cambio, en una grata bifurcación de la química orgánica, empecé a derivar hacia la bioquímica, por rumbos más estructurales que dinámicos. ¿Estructurales? Forzoso tropezar con la bella hélice alfa —y demás chácharas proteínicas— que poco tiempo atrás sacó al escenario el inevadible Pauling. Para entonces —estamos en 1957— cosecha lauros el dna de Watson-Crick. Debe reconocerse que, en el terreno de los ácidos nucleicos, a Pauling, por una vez, le fue muy mal. Watson confesó luego el pavor que les causaba, durante su rato afortunado, saber que Pauling andaba suelto y en pos de lo mismo que ellos. Y Crick —el hombre de un hallazgo y dieciséis sandeces— se permitió hablar despectivamente de Pauling. Lujos nulos de ciertos enanos (¿verdad, amargo Chargaff ?). a También me causó gran euforia la descripción de la estructura de Mg32(Al, Zn)49. Quizá muy lejos de mi vida, los compuestos intermetálicos —aunque cerca, sin remedio, de mis ojos concupiscentes. Y perdón, pues con lo dicho hasta aquí basta y sobra, me temo, y así mis relaciones con Pauling en torno al pacifismo, la vitamina C o la regla de las cargas adyacentes, tienen que ser aplazadas acaso para siempre. Sólo un recuerdo más; lo siento. De pie en el autobús atestado, paso lentamente por Insurgentes, como cada día, hacia el centro de la ciudad. Finales del 63. Voy leyendo un número —felices tiempos aún— de Acta chemica scandinavica, y ahí un nuevo trabajo de Pauling: —Estudios de restauración molecular de formas extintas de vida—. De pronto advierto cómo se asemejan estas comparaciones entre aminoácidos a la reconstrucción del protoindoeuropeo que hace poco empecé a cultivar, culpa de Dumézil. Si alguno alguna vez me preguntara si Linus Pauling figura entre mis héroes, no vacilaría al responder que sí. Ahora bien, hace siglos traté de leer cierto libro de Carlyle, indigesto y lleno de mayúsculas ridículas. He consagrado asimismo algunos ratos, ya que el libro mismo apenas es transitable, a tratar de entender el pensamiento —por así llamarlo— de aquel eunuco dispéptico (algún mérito aparte, notable caracterización de Carlyle que vi por ahí). Pues bien, ni con esa preparación estoy nada seguro de hallarme en condiciones de añadir un capítulo —“El Héroe como Fisicoquímico”— a la obra de Carlyle. Si bien Pauling representa una cima de más de ocho mil metros en el Himalaya de la química, existen otras cumbres comparables, no faltaría más. Para colmo, las de menor altura son también esenciales. Y existen, además, nexos entre distintas cordilleras (según vimos, Pauling es un ejemplo óptimo de esto). En una palabra, sospecho que esta enrevesada visión mía es incompatible con los desenfrenos carlailianos. No hay remedio. Simplemente, me parece que mis tribulaciones en torno a esto de los héroes están algo más cerca de la realidad, y ayudan a evitar ciertas beaterías sobremanera desagradables. Razonando estrictamente, lo mejor sería suprimir el concepto de héroe; convengo en ello. Sin embargo, mientras llega el momento de elevar el género humano a la perfección —dentro de unos años, tal vez—, pienso que bien podemos conservar múltiples héroes —olvidando carlailiadas y orientando el concepto hacia los territorios de la actividad humana donde es posible decir, sin hacerse uno demasiado pendejo, —esto vale la pena—.1W 1Linus Pauling murió a los 94 años, el 19 de agosto de 1994. Gerardo Deniz es, entre muchos otros oficios, poeta. El Fondo está por poner a circular imdinb, un fresco y sarcástico relato, en una edición facsimilar de la que publicó Taller Ditoria. 9 Ilustraciones de Vivian Torrence, tomadas de Química imaginada. Reflexiones sobre la ciencia de Roald Hoffmann, FCE, 2011 10 a JUNIO DE 2011 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S A D E L A N TO ¿Existe una filosofía de la química? Tenemos en preparación Filosofía de la química. Síntesis de una nueva disciplina, una ambiciosa exposición del estado actual de esta rama del pensamiento en torno a las ciencias. La obra, preparada por David Baird, Eric Scerri y Lee McIntyre, permite rastrear las preocupaciones de autores como Aristóteles o Kant a propósito de la química, señala las principales áreas de interés de quienes la abordan filosóficamente y ubica a esta ciencia en relación con la física. Éste es un fragmento sobre el desinterés que la química había merecido entre los filósofos JOACHIM SCHUMMER H a pasado la época de quejarse del descuido en que se tenía a la filosofía de la química. Con más de 700 disertaciones y cerca de 40 monografías y colecciones aparecidos desde 1990, éste es uno de los campos de la filosofía de más rápido crecimiento.1 Quizá demasiado rápido, pues empieza a serles difícil a los entendidos mantenerse al día, problemático a los principiantes iniciar su estudio y prácticamente imposible a los extraños sondear las principales ideas. En cuanto a mí, tras dedicarme a este campo desde fines de los años ochenta, me parece oportuno hacer una pausa y escribir un ensayo con preguntas del tipo “¿de dónde venimos?, ¿dónde estamos?, ¿a dónde deberíamos ir?” Se han propuesto muchas explicaciones de por qué los filósofos han descuidado la química tan obstinadamente, casi como si no existiera. ¿Es la falta de “grandes preguntas” de la química, su estrecha relación con la tecnología o el históricamente arraigado pragmatismo de los químicos y su falta de interés por cuestiones metafísicas? ¿O será el principal problema la supuesta reducción de la química a la física (mecánica cuántica), de modo que, si la química no fuera más que una rama aplicada de la física, no habría una verdadera consideración filosófica de ella? Lo que todos estos supuestos tienen en común es que intentan explicar el descuido de los filósofos en función de la química, como si esta ciencia tuviera la culpa. Hoy en día los filósofos en conjunto escriben tantas publicaciones en un año como los químicos en cuatro días. Irónicamente, la cifra revela un principio general sobre el interés de los filósofos por las ciencias: cuanto menor es la disciplina, tanto más escriben los filósofos sobre ella (a excepción de las ciencias de la Tierra). Si hubiera sólo un poco de verdad en ese principio general, lo que exigiría una explicación es el extraño orden de los intereses de los filósofos. En tal explicación, el descuido de la química resultaría ser un simple caso especial, aunque extremo. No me propongo dar una explicación completa, sino algunos indicios que ofrece la historia de la filosofía como disciplina. Aunque podemos, en retrospectiva, construir una historia de textos a los que hoy en día llamamos 1Los lectores interesados pueden encontrar una bibliografía en línea, que el autor actualiza periódicamente, en www.hyle.org/service/biblio. htm. JUNIO DE 2011 filosofía, hay lo que se quiera menos una historia continua de una disciplina llamada así, en el sentido de historia de una profesión. Las preferencias temáticas de los filósofos de hoy reflejan lo asombrosamente joven e inadecuada que es la historia de su disciplina. La relación con las matemáticas se remonta a una época, todavía a principios del siglo xix, en que “filosofía” no era más que el nombre genérico de todas las artes y ciencias reunidas en las facultades de filosofía, de las cuales las artes matemáticas constituían la mayor parte desde tiempos medievales. Así, los profesores de las facultades de filosofía, es decir, los “filósofos” profesionales, tenían que enseñar muchas matemáticas, incluidas matemáticas aplicadas como mecánica y óptica geométrica, que a mediados del siglo xix entrarían a formar parte de la física moderna. Otras ciencias naturales como la química y la biología (historia natural) se enseñaban sobre todo en las facultades superiores de medicina y, por lo mismo, permanecieron más bien ajenas a los filósofos hasta el día de hoy. Cuando, durante el siglo xix, la mayoría de las disciplinas, incluida la física moderna, maduraron hasta salir del ámbito de la filosofía en el sentido genérico, la psicología y las ciencias sociales (“filosofía moral”) permanecieron bajo la etiqueta de “filosofía”. Su separación definitiva no ocurrió mucho antes de principios del siglo xx. En términos generales, cuanto más tarde se independizó de la filosofía (en el sentido genérico) una disciplina, tanto más pequeña es ahora y más estrechos son sus vínculos históricos con los filósofos actuales, de acuerdo con nuestro principio general. La separación de las disciplinas produjo una crisis seria en torno a la pregunta de si quedan temas para la filosofía como disciplina en sí misma. Aunque la mayoría de las disciplinas se independizaron definiendo un tema propio que investigar por métodos empíricos, los filósofos que quedaban se negaron a hacer lo mismo. Muchos recogieron las ideas dieciochescas de Kant (propuestas antes de la formación disciplinar de las ciencias modernas), quien había reservado fundamentos metafísicos y epistemológicos de las ciencias matemáticas como temas filosóficos genuinos, además de la ética y la estética. Eso les permitió, ciertamente, reconstruir una tradición que se remonta a los principios de la era moderna. Si examinamos la tradición que la moderna filosofía de la ciencia considera propia, resulta ser una tradición sumamente parcial, centrada en la mecánica que antes se enseñaba en las facultades de filosofía con el nombre de matemáticas “mixtas” o “aplicadas”. Unos cuantos puntos podrían ilustrar esto. Primero, el surgimiento de la primitiva epistemología moderna, tanto en su rama racionalista como en la empirista, con excepción a de Francis Bacon, tuvo una relación estrecha con el surgimiento de la filosofía mecánica, que se oponía férreamente a varias clases de filosofía química. Segundo, como las raíces teóricas de la física moderna están en la mecánica analítica o “racional”, que todavía a principios del siglo xix no pertenecía a las ciencias físicas sino a las matemáticas, los debates filosóficos sobre el “método científico” giraban, en gran medida, en torno a si debía establecerse la mecánica como ciencia física. El anterior principio de Kant de que, a diferencia de las ciencias experimentales, sólo la mecánica es una ciencia propiamente dicha porque tiene fundamentos a priori en las matemáticas, representó un temprano e influyente prejuicio favorable a incluirla en la física. Lo anterior propició que los kantianos se centraran en la mecánica y se olvidaran de las demás ciencias. Por último, durante la fase decisiva de profesionalización de la filosofía de la ciencia en el siglo xx, fueron ante todo los físicos teóricos interesados en filosofía quienes configuraron el campo con sus numerosas disertaciones sobre los enigmas de la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad. Pronto ocuparon la mayoría de las recién creadas cátedras de filosofía de la ciencia, situación que no ha cambiado mucho desde entonces. Su afinidad con la física teórica, antigua pero históricamente incidental, hizo que los “filósofos de la ciencia” descuidaran no sólo la química, sino todas las demás ramas de las ciencias naturales, incluida hasta hace poco la física experimental. Los vestigios del más antiguo sentido de “física” como nombre genérico de las ciencias naturales todavía a principios del siglo xix, y la ambigüedad del adjetivo inglés physical, contribuyeron a la confusión de la filosofía de la física con la filosofía de la ciencia. No fue sino hasta principios de los años setenta del siglo xx cuando los biólogos reaccionaron a tan estrecho enfoque y establecieron grupos propios conjuntamente con filósofos interesados en la biología. Pasaron todavía dos décadas más para que se produjera un movimiento parecido con respecto a la química. En cierto sentido, la filosofía de la ciencia repite hoy tardíamente el proceso decimonónico de ramificación y profesionalización de las ciencias naturales. Aunque la principal corriente occidental de la filosofía de la ciencia ha descuidado la química, no es cierto que no hubiera filosofía de la química antes de los años noventa. La corriente imperante de la historiografía de la filosofía simplemente ignoró lo que los filósofos clásicos habían dicho de la química. En segundo lugar, otros estudiosos, en particular químicos e historiadores de la química, llenaron el 11 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S “ SU AFINIDAD CON LA FÍSICA TEÓRICA, Óscar Hahn ☞ ” AU TO R D EL FO N D O GANADOR DEL PREMIO IBEROAMERICANO DE POESÍA PABLO NERUDA 2011 AQUARIO Palpo tu lengua con mi dedo tus mejillas por dentro con mi dedo Cómo será atrapar entre el pulgar y el índice a ese pez rojo que se asoma y esconde entre tus labios Lucha por escapar el pececito se repliega me esquiva me provoca y de pronto lo cazo juego con él lo acaricio lo aprieto Sinuoso se retuerce protegido por rejas de marfil que se cierran de golpe como valvas Y tu lengua vibrátil sibilina deja su madriguera y lame con deleite las gotitas de sangre que corren por mis dedos 12 ANTIGUA PERO HISTÓRICAMENTE INCIDENTAL, HIZO QUE LOS “FILÓSOFOS DE LA CIENCIA” DESCUIDARAN NO SÓLO LA QUÍMICA, SINO TODAS LAS DEMÁS RAMAS DE LAS CIENCIAS NATURALES, INCLUIDA HASTA HACE POCO LA FÍSICA EXPERIMENTAL. vacío dejado por los filósofos proteorías, dinámica de teorías y o todos los medicamentos fesionales. En tercer lugar, la filoformación de subdisciplinas desarrollados por los sofía de la ciencia en los países code la química moderna. Es immédicos y los químicos munistas fue lo bastante amplia posible revisar la literatura en han tenido un final feliz. como para incluir la química, sola materia, ya que hay estudios Un ejemplo trágico de esto es la bre todo en el periodo transcurrisobre casi todos los temas filotalidomida. Se desarrolló en 1956, do de fines de los años cincuenta a sóficos, aunque de distinta caen un laboratorio alemán, el Chemie principios de los noventa.2 lidad. Podría decirse al menos La filosofía de la química en Grünenthal, y se comercializó para que el marco decimonónico de los países comunistas se inspiró controlar la náusea y el mareo. Engels fue lo bastante liberal en el materialismo dialéctico de Muchos médicos en el mundo lo para ampliar en detalle temas Engels, donde la química cumplía recetaron a las mujeres embarazadas, complicados como la relación una función prominente como arporque son precisamente ellas entre la química y la mecánica gumento contra lo que él llamaba quienes padecen de estos síntomas. cuántica, pero demasiado inel materialismo vulgar o francés, El fármaco presentó un terrible genuo desde el punto de vista es decir, la filosofía mecánica. Al efecto secundario: los bebés nacieron epistemológico para abordar igual que Comte pocas décadas con malformaciones, concretamente conceptos de química cuántiantes, pero en relación con la disno se les desarrollaban los brazos ni ca como las estructuras de retinción de Hegel entre “mecanislas piernas. Varios miles de niños, sonancia de Pauling. mo”, “quimismo” y “organismo”, cuyas madres habían ingerido la La argumentación de la fiEngels propuso una jerarquía no talidomida, nacieron con estos losofía dialéctica de la químireductiva de las ciencias. Para el defectos antes de que pudiera ca demuestra que la filosofía nivel mecánico, el químico y el firelacionarse su consumo con poskantiana de la ciencia no siológico postuló distintas “foreste espantoso resultado. En los habría hecho caso omiso de mas de movimiento”, cada una Estados Unidos la Food and Drug la química de haber confiado con leyes propias, además de “leAdministration (Administración en autoridades posteriores. yes dialécticas” generales para la de Drogas y Alimentos) no aprobó Engels publicó en la década transformación desde los niveles su consumo, con lo que salvaron de los setenta del siglo xix, inferiores a los superiores. de esta tragedia a las mujeres cuando la formación de las Aunque el propio tratamiento norteamericanas. La talidomida disciplinas científicas mode la química de Engels permase presenta en dos formas quirales dernas estaba casi compleneció fragmentario, filósofos del y, al parecer, la forma (S), o sea la ta, sin que la mecánica fuese siglo xx desarrollaron sus ideas. izquierda, es la que presenta las más que una subdisciplina No tardaron en comprender que propiedades teratogénicas. (Se dice de la física moderna. Kant los fenómenos químicos podían que una sustancia es teratogénica había publicado hacía un siservir para ilustrar leyes universi puede afectar el desarrollo del glo, antes de la formación de sales de la doctrina de Engels. Por feto o de los embriones durante el las disciplinas modernas, en ejemplo, las reacciones ácido-báembarazo.) En 1961 la sustancia fue la actitud premoderna de essicas se usaron para ejemplificar prohibida en la mayoría de los países, tablecer la mecánica raciosu “ley de las contradicciones” en aunque ahora se está estudiando su nal como única ciencia real torno a las fuerzas opuestas de la uso en casos de lepra y de sida, lo cual y desacreditar las entonces naturaleza. Además, las reaccioha provocado una airada polémica nacientes ciencias experines ácido-básicas, cuando se lleentre la comunidad científica por los mentales. Aunque a ambos se vaban a cabo por volumetría con riesgos que esto implica. les ha erigido en autoridades indicadores, permitían visualihistóricas de validez eterna zar a todo color su ley general “del en distintas ideologías filosópaso de lo cuantitativo a lo cualitativo”. Los filósofos de ficas, hoy en día sus opiniones sobre la ciencia rela ciencia en los países comunistas tenían una función visten sólo interés histórico, y la opinión de Kant establecida en la educación superior científica y estaban resulta sin duda mucho más anacrónica que la de oficialmente obligados a interpretar hechos, problemas Engels. Sin embargo, el legado kantiano aún prey avances científicos concretos dentro del marco gene- domina en la filosofía de la ciencia. Por ejemplo, ral del materialismo dialéctico e histórico. Como En- cuando la parte oriental de Alemania se unió con gels había reservado una “forma de movimiento” propia la occidental en 1990, la filosofía dialéctica de la para la química, los filósofos tenían libertad para tratar química desapareció de inmediato, en beneficio del la química como campo autónomo. De hecho, produje- kantismo falto de inspiración que ha permeado la ron un rico acervo de estudios sobre fenómenos, leyes, parte occidental. Por ende, el descuido de la química es también consecuencia de la elección arbitraria de autoridades anacrónicas. Mientras los filósofos profesionales de los países 2Por desgracia, aún no se revisa la literatura de la filosofía de la química en los países comunistas, excepto la de la República Democrática Alemana. de Occidente desatendían la química, estudiosos N a JUNIO DE 2011 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S de diversas disciplinas abordaron el tema, cada uno có todo un libro al tema del reno puede contar como filosoaría la Judía, también desde una perspectiva propia y con preguntas espe- duccionismo, sosteniendo que fía de la ciencia propiamente llamada Miriam, era una cíficas. Los estudiosos de la enseñanza de la quími- el holismo mecanocuántico no dicha. Esto nunca ha recibido mujer practicante de la ca, en particular, siempre han reconocido la necesi- permite inferir aseveraciones mejor crítica que la de la químialquimia y a la que se le dad de reflexionar sobre los métodos y trabajar en sobre objetos químicos sin preca y filósofa Elisabeth Ströker atribuye la invención del baño María, la aclaración de conceptos, de modo que la mayoría supuestos adicionales. A finaen uno de los relatos históricos muy conocido por las amas de casa de sus publicaciones periódicas siguen siendo una les de los ochenta del siglo xx, más detallados de la “revoluy el cual consiste en dos recipientes, fuente abundante de estudio para los filósofos. Los Del Re y Liegener consideraban ción química”. uno encima de otro, uno de los cuales químicos prácticos solían tropezar con problemas que los fenómenos químicos se Más que en otras ramas de contiene agua en ebullición y calienta filosóficos cuando sus investigaciones los desafia- dan en un nivel de complejidad la historia, los historiadores de al recipiente de encima, de modo que ban a reflexionar sobre nociones o ideas metodoló- superior que se deriva del nivel la química trataron cuestiones la temperatura de calentamiento gicas generalmente aceptadas. Entre los ejemplos mecanocuántico, mas no se refilosóficas en un abundante se mantiene constante. A María, destacados de los primeros tiempos se cuentan Ben- duce a él. También otros químiacervo de excelentes estudios quien era una gran conocedora jamin Brodie, Frantisek Wald, Wilhelm Ostwald y cos empezaron a cuestionar el sobre la historia de las ideas, de las técnicas alquimistas, se le Pierre Duhem. Sin embargo, la serie de químicos reduccionismo ingenuo. teorías y métodos, y las mutuas cree inventora de varios aparatos con inquietudes filosóficas no terminó a principios repercusiones entre la químiComo nunca se ha trazado del siglo xx.3 Por ejemplo, la obra de Paneth (1962) una frontera nítida entre la filoalquimistas, entre ellos uno llamado ca, por un lado, y las disciplisobre los isótopos lo hizo pensar en el concepto de sofía y la historia de la ciencia, no kerotakis, una especie de destilador nas contiguas —la filosofía, las “elemento químico”. La reflexión de Mittasch (1948) es de extrañar que muchos hisa reflujo. También se dice que humanidades, la religión— y acerca de la noción de causalidad en química se de- toriadores de la química hayan desarrolló el tribikos, un equipo para la sociedad en general, por el rivó de sus estudios de la catálisis química. Ante la abordado el campo ocupándose destilar. El kerotakis se usaba para otro. En la medida en que lo renuencia de sus contemporáneos científicos a acep- de consideraciones filosóficas tratar placas metálicas con vapores hicieron a fin de lograr un metar sus teorías, y con base en su concienzuda expe- del pasado, dos de las cuales llede diversas sustancias, lo cual tenía jor entendimiento de nuestra riencia en la práctica de laboratorio, Polanyi (1958) garon a distinguirse tanto entre por objeto la transformación de los actual cultura intelectual y del cuestionó las metodologías científicas racionalistas los temas históricos de la químetales comunes en oro. papel que en ella desempeña aceptadas señalando la importancia de los factores mica que es imposible reseñar la química, desarrollaron un trabajo que los filósofos profesociales y del papel del conocimiento tácito. Caldin aquí la literatura. Se trata de la (1959, 1961), quien como cualquier químico trabajó consideración metafísica del atomismo y la considera- sionales se negaron a hacer. Es interesante que los sobre todo en el laboratorio, aleción metodológica del cambio pocos filósofos occidentales que se ocuparon de la gó que la metodología popperiaconceptual y el progreso teórico química por extenso en libros, por ejemplo Gaston uando alguien quiera na entonces imperante era incasegún los ejemplifica la exposi- Bachelard, Ströker y François Dagognet, tuvieran burlarse de las ideas y los paz de comprender la función de ción de Thomas Kuhn de la “re- marcados intereses en la historia. objetivos de la alquimia, El ejemplo de la historia anterior a 1990 en los la experimentación en las cienvolución química”.4 Desde luego, bastaría con recordarle que ambos temas atrajeron también países occidentales ilustra que se necesitan recias experimentales y el modo una de las mentes más brillantes a muchos filósofos. El segundo flexiones filosóficas sobre la química, les interese en que los científicos se ocupan y quien es considerado uno de tema, en particular, produjo du- o no a los filósofos profesionales. Esta necesidad de las teorías. los mejores científicos que hayan rante un tiempo un alto grado comprende tanto el análisis de hechos y aspectos Desde fines de los años setenexistido jamás, sir Isaac Newton, de colaboración y competencia específicos de la química como perspectivas inteta, por otra parte, químicos teóestaba más que interesado en buscar fructíferas, y un aluvión de es- gradoras para situarla en el conjunto de la cultura ricos que se afanaban en el desarecetas para transmutar metales. tudios casuísticos. Cuestionados y la historia de las ideas. Gracias a su formación, rrollo de modelos de la química Newton fue un alquimista por el rigor historiográfico de sus los filósofos suelen tener aptitudes particulares cuántica para fines químicos aficionado que se dedicó a estudiar colegas, los estudios de los filó- para satisfacer estas necesidades si se acompaempezaron a poner en duda la los escritos más esotéricos de la Gran sofos a menudo no diferían gran ñan de cierto conocimiento de la química e inteingenua opinión reduccionista, Obra, en búsqueda de la fórmula para cosa de las obras históricas, sal- rés en ella. Uno y otro faltaban, sin embargo, salque no obstante era común entransmutar metales, convencido vo en la mayor ambición de con- vo en unas cuantas personas ajenas a los círculos tre los filósofos de la ciencia ocplenamente de que los alquimistas vertirlos en argumento a favor o establecidos.W cidentales, según la cual los conrealmente poseían un secreto, mismo en contra de una postura metoceptos y las leyes de la química que él se sentía capaz de descifrar. Su dológica general, por ejemplo, la podían inferirse simplemente estudio se basó en el “león verde”, el de Popper, Kuhn, Lakatos, etc. de principios mecanocuánticos. régulo con estrella del antimonio. Sin embargo, elegir historias de En un fecundo ensayo, Wooley Hizo también voluminosos la química como pruebas de una (1978) afirmó que el concepto escritos sobre sus estudios teológicos u otra metodología general de la de estructura química no podía acerca de los pasajes más místicos ciencia en conjunto difícilmente deducirse de la mecánica cuánde la Biblia, especialmente los es un argumento concluyente, y tica. Primas (1981, 1985) dedirelacionados con las profecías. Contra lo que pudiera creerse, Newton estaba mucho más orgulloso por sus 3Los lectores interesados pueden encontrar estudios bíblicos y alquimistas que 4Paul Hoyningen-Huene ha afirmado que más información sobre los químicos Joachim Schummer, filósofo y químico, es profesor en la revolución química fue incluso el caso mencionados en la serie de HYLE por sus trabajos científicos. la Universidad de Hannover. Traducción de Gerardo paradigmático que inspiró a Kuhn su noción Short Biographies of Philosophizing de revoluciones científicas. Chemists. Noriega Rivero. M C JUNIO DE 2011 a 13 14 a JUNIO DE 2011 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S E N S AYO Sobre el experimento químico ¿Qué distingue al quehacer de los químicos? Preguntas como ésta han dado pie al auge de una novedosa disciplina: la filosofía de la química. Uno de sus impulsores entre nosotros intenta aquí una respuesta, en la que se denuncia cierto desdén intelectual que ha padecido el trabajo de los químicos y muestra la complejidad de asomarse a los lugares en que se hurga en lo esencial de la naturaleza JOSÉ ANTONIO CHAMIZO L a química actual es heredera de una gran cantidad de oficios y tradiciones que influyeron en la vida cotidiana de todas las culturas. Los laboratorios, tal y como los conocemos hoy, son una de esas herencias compartidas con las otras ciencias y que caracterizan el quehacer de la química como una ciencia experimental. Sin embargo, el experimento químico, como acto de creación y que identifica a la química como la actividad científica más productiva, lo vuelve prácticamente singular. Los laboratorios son espacios dedicados al trabajo práctico en lugar de a la investigación teórica; las actividades realizadas en ellos desde hace miles de años han sido consideradas, por ello, de menor nivel intelectual. La palabra latina laborare nos remite al trabajo manual, el cual era realizado, tanto en el imperio romano como en las ciudades griegas que lo antecedieron, por los esclavos. El filósofo inglés del siglo xvii Thomas Hobbes indicaba la inferioridad social de aquellos que se dedicaban al trabajo práctico: drogueros, jardineros, herreros o mecánicos. Aquellos que suponían que con dinero (con el cual comprar mejores materiales y/o equipamiento) podían obtener conocimiento, estaban equivocados. Para él, como para otros muchos académicos de su tiempo y aun de hoy en día, una biblioteca era mucho mejor que un laboratorio. Estas ideas calaron fuertemente en la mentalidad y en las universidades hispanas y posteriormente latinoamericanas, particularmente en lo referente a la investigación y enseñanza de la química, en la que se privilegió el hablar al hacer. Desde la más remota antigüedad y en particular a partir de la Edad Media, la preparación de medicamentos, la fabricación de jabones, pigmentos, vidrio, materiales cerámicos y explosivos, y la extracción de metales fueron actividades prácticas, alejadas de la reflexión filosófica y realizadas alrededor de mercados y en lugares públicos. Sin embargo, desde esa época ya se identifica la característica más importante de un laboratorio: su aislamiento de la vida cotidiana. Esto se logró con los primeros laboratorios de química, que antecedieron a los de física por casi dos siglos. Como ha indicado Maurice Crosland, “En los laboratorios alquímicos habría uno o varios hornos, de ser posible junto con un almacén de combustible y un suministro de agua, con un fregadero, JUNIO DE 2011 frascos, retortas y otros aparatos, y una variedad de reactivos químicos etiquetados. […] era habitual en los laboratorios alquímicos la presencia de diferentes tipos de horno, que ofrecían grados ascendentes de calor, desde un fuego suave con un baño de agua hasta un horno de reverbero. La destilación usualmente se llevaba a cabo a una temperatura intermedia, aunque, por supuesto, el concepto de temperatura realmente se alcanzó sólo en el siglo xviii.”1 Así, desde el siglo xvii el acceso a una fuente de calor permanente y agua corriente fueron configurando el espacio de lo que hoy reconocemos en cualquier lugar del mundo como un laboratorio. Incluso a principios del xix los laboratorios de química eran aquellos en los que se utilizaba la recién descubierta corriente eléctrica y que en Inglaterra Humphry Davy utilizó tan eficazmente para aislar muchos de los elementos alcalinos y alcalinotérreos. Los aparatos y los reactivos en los laboratorios químicos eran productos artesanales, construidos y preparados localmente. Eran preciadísimos, como se muestra en las cartas que Stanislao Cannizzaro, en pleno siglo xix, escribía a sus colegas, en diversos lugares de Italia, para intercambiar entre ellos sus artefactos. Es importante hacer notar que los aparatos utilizados en los laboratorios, a partir del siglo xvii, eran construidos ya con dos intenciones: por un lado, para realizar propiamente investigación en química y, por otro, para enseñar. Algunos de los aparatos que utilizó Antoine Lavoisier tenían este último propósito. La fabricación masiva de balanzas comerciales empezó en Londres solo hasta mediados del siglo xix, poco antes de que Robert Bunsen, en Alemania, inventara su famoso mechero. Los químicos, aproximadamente un poco más de tres millones de personas en todo el mundo, hacemos nuevas sustancias. El número de sustancias y de aplicaciones comerciales de las mismas ha crecido de manera impresionante a lo largo de los últimos doscientos años. De algunos cientos en 1800 a hoy (mayo de 2011), cuando se han identificado pocos más de 56 millones de sustancias diferentes (y se van añadiendo aproximadamente 6 mil cada día), de los cuales 48 millones se comercializan. La síntesis de nuevos compuestos hace que la química sea la ciencia más productiva. Como lo ha indicado el filósofo de la química Joachim Schummer, en el año 2000 el Chemical Abstracts, la base de datos que infor- 1 Maurice Crosland, “Early Laboratories c.1600-c.1800 and the Location of Experimental Science”, Annals of Science, 62, 2005, pp. 233-253. a ma sobre la mayoría de publicaciones de esta disciplina, reportaba prácticamente el mismo número de publicaciones que todas las demás ciencias juntas.2 La síntesis de nuevos compuestos se hace a través de experimentos químicos. Y en ellos los gases y el aire mismo funcionan como disolventes permitiendo o inhibiendo la formación de determinados productos químicos. La síntesis de una determinada sustancia química, como un medicamento o un material específico, se logra en un disolvente, pero no en otro diferente. Como lo ha indicado Cerruti: “Los fenómenos son generalmente aceptados, y filosóficamente discutidos, como los objetivos y el resultado del experimento en física; en general, las sustancias son los objetivos y los resultados de las prácticas experimentales más importantes en química.”3 Así, podemos llegar a definir lo que es un experimento químico, definición que lo separa claramente de los experimentos realizados en las otras ciencias: “El experimento químico crea, en un aparato, un fenómeno (sustancia) utilizando como instrumentos (capaces de aislar físicamente las propiedades de las entidades que queremos usar y/o conocer) disolventes y reactivos específicos.”4 La química actual es la empresa tecnocientífica más productiva. Lo sepamos o no, nos guste o no nos guste, los cerca de 7 mil millones de personas que habitamos este planeta vivimos en un mundo artificial construido fundamentalmente a partir de experimentos químicos. Este enorme poder coloca a la química actual como parcialmente responsable de muchos problemas e indispensable para su solución. W José Antonio Chamizo, profesor en la Facultad de Química de la UNA M , es un activo divulgador de esta ciencia (y también de las otras, como cuando fue director de Universum). Coordinó Historia y filosofía de la química: aportes para la enseñanza, publicado hace unos meses por Siglo Veintiuno Editores. 2 Joachim Schummer, “La filosofía de la química. De la infancia hacia la madurez”, en Davis Baird, Eric Scerri y Lee McIntyre, comps., Filosofía de la química. Síntesis de una nueva disciplina, fce, 2011. 3 Luigi Cerruti, “Chemicals as Instruments. A Language Game”, HYLE, 4, 1998, pp. 1-18 (disponible en www.hyle.org/journal/issues/4/cerruti. htm). 4 José Antonio Chamizo, “The Chemical Experiment”, ponencia presentada en el Summer Symposium. International Society for the Philosophy of Chemistry, Oxford, 2010. 15 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S R E CO M E N DAC I O N E S La química en La Ciencia para Todos volumen de La ciencia nuestra de cada día, que verá la luz este mismo año. 1ª ed., 2007, 242 pp. 978 968 16 8443 3 $77 DE LA ALQUIMIA A LA QUÍMICA EL CARBONO T E R E S A D E L A S E LVA PEDRO BOSCH GIR A L Y G R A C I E L A PA C H E C O Cuentos orientales Un viaje apasionante —como todos los viajes del científico: con la razón y la imaginación a todo tren— emprenderá el lector de estas historias en que la autora lanza preguntas básicas: ¿de qué está hecha la materia que nos rodea y de la que formamos parte?, ¿es válido suponer que está formada por la agregación interactiva de moléculas indestructibles?, ¿existen las partículas últimas? Empleando recursos literarios, en un bien logrado tono narrativo, Teresa de la Selva, maestra en ciencias por la unam y doctora en física por la uam, va aproximándose a las respuestas, “desde la complejidad y oscuridad de la alquimia a la sencillez y luminosidad de la teoría atómica de Dalton y Avogadro”, pasando por la importancia de la teoría del flogisto y por la grandeza de las aportaciones de Lavoisier. 3ª ed., 2003, 162 pp. 978 968 16 6909 6 $59 Si los libros dedicados a la química publicados por el fce son sin falta atractivos e informados, éste es particularmente seductor, gracias a la audaz propuesta de sus autores: develar todos los secretos del carbono y sus propiedades a partir de cuentos que ocurren dentro de la atmósfera —su tono, sus aires y su ambiente— de Las mil y una noches, con sus peripecias, sinsabores y sentimientos de príncipes, doncellas y sultanes. Desfilan en esta afortunada reunión de literatura y ciencia, que no carece de una puntual explicación de términos técnicos, temas de gran interés, como el de los átomos de carbono, los diamantes, el grafito, los carbonos naturales, el carbono 14, entre otros que cautivarán a los lectores. De Bosch Giral el fce ha publicado también Fuego en el alma y en la vida infierno. 3ª ed., 2002, 122 pp. 978 968 16 6650 7 $59 LA QUÍMICA Y LA COCINA J O S É L U I S C Ó R D O VA F R U N Z Además de servir para la preparación de los platillos sabrosos y nutritivos, la cocina es campo propicio para observar más de 200 reactivos químicos y equipos y procedimientos análogos a los de un laboratorio. El autor acude a la experiencia culinaria para mostrar el vastísimo campo de la química y cómo se entrelazan, de numerosos modos, el conocimiento científico y el común, lo que bien puede llevar del asombro a la reflexión; revisa, en consecuencia, los componentes de los alimentos, las formas de preparación; el olor, el color y el sabor, la sazón, la temperatura, entre otros temas ricos y de lo más ilustrativos, siempre con una intención didáctica que se acompaña de ejemplos concretos. 3ª ed., 2002, 154 pp. 978 968 16 6608 8 $59 DEL TEQUESQUITE AL ADN Algunas facetas de la química en México A N DON I GA R R ITZ RU IZ Y JOSÉ A N TON IO CH A MIZO LA CIENCIA NUESTRA DE CADA DÍA Con precisión y un enorme cúmulo de datos, los autores de este libro examinan los usos diversos de ciertos elementos químicos en la vida mexicana, desde las sales (el tequesquite) en la época prehispánica hasta los presentes en la industria petrolera. Se presenta, así, una historia compendiada y reveladora de aspectos centrales de la química y sus aplicaciones en los campos educativos, cotidianos e industriales en nuestro país. A la vez, se explican con claridad conceptos centrales de la materia, como los de “ácido”, “base”, “macromoléculas” o la “doble hélice del adn”, por ejemplo, con la ayuda de reveladores cuadros ilustrativos del fondo químico que hay en nuestros bienes de uso común. Una lectura adecuada para aquel que quiera conocer mejor, y sin complicaciones, el mundo que nos rodea. FR A NCISCO R EBOLLEDO 4ª ed., 2003, 143 pp. 978 968 16 6890 7 $72 16 QUÍMICA, UNIVERSO, TIERRA Y VIDA A L F O N S O R O M O D E V I VA R La ciencia es fruto de la curiosidad, la perseverancia, el talento y la imaginación. Tales atributos son los que despliega el autor de estos artículos —reunión de textos, de calidad literaria, publicados originalmente en el suplemento cultural Laberinto del diario Milenio,— al abordar temas centrales de la física, la astronomía, la química, la biología y la evolución. Pasan por estas páginas, temas como el tiempo, la luz, la gravedad, la fuerza atómica, Marte (¡amenazado por una hipotética colonización terráquea!), las estrellas de neutrones, los elementos químicos, el hombre de Flores... Quien quede atrapado por la prosa del autor de la célebre novela Rasero, del estudio Desde la barranca. Malcolm Lowry y México (Colección Popular, 2004) y de los relatos reunidos en Pastora y otras historias del abuelo (Letras Mexicanas, 1997) quedará a la espera del segundo a En el origen del Universo, de la Tierra y de la vida están presenten, de modos sencillos o complejos, diversos procesos químicos en los que intervienen distintos elementos. Aquí se describen estos procesos y estos elementos, las formas en que interactúan y los equilibrios que generan. El autor explica cómo actúa la química en estas grandes escalas (los otros planetas, por ejemplo) y se detiene también, con fortuna, en casos concretos, conocidos por todos nosotros desde tiempos lejanos, como lo que ocurre en los alimentos (un caso: el del tradicional pozole) o en productos más recientes y de uso generalizado (los detergentes, que pueden ser degradables o biodegradables). 3ª ed., 2003, 160 pp. 978 968 16 6799 3 $59 JUNIO DE 2011 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S A D E L A N TO Una ojeada al nanomundo No es fácil enseñar ciencias, pues el objetivo debe ser, además de la transmisión de conocimientos concretos, la adopción de un modo de pensar que permita formular preguntas, conjeturar respuestas y validar esas hipótesis. El Fondo prepara la publicación de 29 conceptos clave para disfrutar de la ciencia —del que hemos tomado este fragmento para abrir el apetito de los lectores—, que forma parte de un innovador proyecto francés de involucrar a padres y maestros en la difusión de la ciencia H E N R I VA N DA M M E T odo aquél que haya participado en una manifestación un poco agitada lo sabe: ¡los golpes los reciben quienes están en primera fila! En el nanomundo sucede lo mismo; así, de todos los átomos que constituyen un nanoobjeto, los de la primera capa atómica del objeto (su “piel”) son los que más resienten los choques con las moléculas circundantes. Los átomos que se encuentran resguardados en el interior del objeto están en una situación incomparablemente más cómoda. Aunque se mueven junto con los otros, pues todo el objeto recibe un choque, no están en contacto directo con el proyectil. Incluso, estar en segunda fila (en la segunda capa atómica “bajo” la superficie) representa un progreso notable en cuanto a comodidad. Los átomos de la primera capa no sólo son los más expuestos, sino que también son los más vulnerables. No sólo son quienes reciben los golpes, sino también quienes menos los resisten. ¿Por qué? Simplemente porque tienen menos vecinos en el nanoobjeto. Un átomo del interior tiene un vecino a la izquierda y otro a la derecha, un vecino al frente y otro atrás, un vecino abajo y otro arriba. Cada uno establece una relación química con el átomo en cuestión, que se mantiene con fuerza en su posición de equilibrio. Aunque la energía térmica lo haga vibrar, alargando momentáneamente un enlace y acortando el que está en dirección opuesta, su posición promedio está bien definida y bien centrada. Un átomo de la superficie está en una situación menos estable. Le hace falta cuando menos un vecino, es decir, un enlace. Eso afecta sus vibraciones, que son más amplias, sobre todo en la dirección del vecino faltante, perpendicular a la superficie. También se modifica su comportamiento químico. Su “estado de carencia”, en términos de enlaces químicos, lo vuelve más reactivo. Tratará de establecer un enlace con cualquier cosa que esté a su alcance; en particular, con las moléculas del medio que golpean la superficie del nanoobjeto. En algunos casos, la molécula que golpea la superficie tiene suficiente energía como para no enlazarse, y simplemente rebota. En otros casos se deja atrapar, cuando menos temporalmente, por un átomo de la superficie, ávido por restablecer el enlace que le falta. Este enlace temporal entre un átomo (o una molécula) del medio y un átomo de la superficie del nanoobjeto se conoce como absorción. Según la intensidad del enlace establecido, se habla de absorción física (débil) o absorción química (fuerte). En algunos casos, la interacción es tan fuerte que la molécula absorbida JUNIO DE 2011 Consideremos un cubo de platino de 1 cm de lado. se rompe en dos o más fragmentos. Por ejemplo, cuando una molécula de hidrógeno libre (H2) golpea la super- El diámetro de un átomo de platino es cercano a 0.2 ficie de un trozo de níquel (Ni), la interacción entre los nanómetros, es decir, 2 × 10–10 metros. Un lado del dos átomos de hidrógeno con dos átomos de níquel de la cubo (recuérdese que 1 cm = 10–2 m) tiene entonces superficie sólida produce su disociación. El enlace H-H unos 5 × 107 átomos (o sea, 50 millones). En total, el se rompe y cada átomo de hidrógeno se enlaza con un cubo contiene (5 × 107)3 = 125 × 1021 átomos. ¿Cuanátomo de níquel, de manera que se forman dos enlaces tos están “en primera fila”, es decir, en la superficie Ni-H. Esos enlaces son temporales pues, una vez absor- del cubo, listos para ayudar en la reacción química? bidos, los átomos de hidrógeno pueden “saltar” a otros Para calcularlo, basta contar la cantidad de átomos átomos de níquel que también estén en estado de caren- en una cara del cubo, que son (5 × 107)2 = 25 × 1014, y cia. Por lo tanto, las especies químicas absorbidas son multiplicar ese número por 6. El resultado son 150 × 1014 átomos, un número enorme pero mumóviles, y si dos átomos de hidrógeno se encho menor que la cantidad total de átocuentran mientras siguen un camino al azar mos en el trozo. Al comparar ambos núpor la superficie, pueden recombinarse para meros, notamos que aproximadamente formar una molécula de hidrógeno libre, que sólo uno de cada diez millones de átomos regresará al medio gaseoso. está en la superficie y es útil a la reacción Esos fenómenos de absorción constituquímica. yen la base de la catálisis heterogénea, sin la ¿Cómo podemos mejorar la situación? cual no podrían funcionar varios sectores de No se necesita mucha reflexión para darla industria química. Una molécula absorbise cuenta de que basta cortar el cubo en da no está en el mismo estado energético que pedazos pequeños. Cada vez que lo coruna molécula libre. Esto resulta cierto en 29 CONCEPTOS tamos, dejamos átomos nuevos en la suparticular para las moléculas o las asociacioCLAVE PARA perficie exterior, en ambos lados del cornes de moléculas que llamamos “estados de DISFRUTAR te. Si pudiéramos cortar en pedazos tan transición”. Cuando una molécula A se transDE LA CIENCIA pequeños que tuvieran un solo átomo, forma en una molécula B, suele pasar por un ¡todos los átomos de platino estarían “en estado intermedio A* de energía muy elevada. Pierre Léna, Para transformarse, A debe alcanzar un umla superficie”! Tal división no es muy reaYves Quéré y bral energético, y esto limita la velocidad de lista, pero los químicos de la catálisis son la reacción química. Si la reacción tiene lugar Béatrice Salviat maestros en el arte de preparar metales y (comps.) sobre la superficie de un sólido al que puedan otros catalizadores en forma de partícuenlazarse temporalmente A, A* y eventuallas de tamaño cercano al nanómetro. Un FCE, mente B, la energía necesaria para alcanzar cálculo análogo al que hicimos, para un México, 2011 ISBN el estado A* (lo que se conoce como altura del cubo de 1 nm del lado, ¡muestra que cua9788437506432 umbral) disminuye mucho y la reacción se tro de cada cinco átomos de platino están acelera. Lo que sucede para una reacción simple de tipo en la superficie! (Nótese que, para hacer el cálculo A E B, también es cierto para reacciones más complejas, correctamente con cubos tan pequeños, debemos como A + B E C + D. considerar que con el método utilizado para el cubo Los catalizadores más comunes son metales, óxidos de 1 cm, contamos dos veces los átomos de las aristas y sulfuros. Un ejemplo muy extendido y muy útil es el de y tres veces los de los vértices; con cubos grandes, el las chimeneas catalíticas. Éstas contienen una peque- error resultante es despreciable, pero con cubos de ña cantidad de platino, que puede transformar algunos un nanómetro es importante considerarlo.) venenos resultantes de la combustión del carburante, ¿Cuál es el área de dicha superficie? Un cubo de como el monóxido de carbono (CO) o el óxido de nitró- 1 cm de lado tiene 6 cm2 de contacto con el medio. geno (NO), en compuestos inofensivos, como el dióxido Si lo partimos en cubos de 1 nm de lado, tenemos un de carbono (CO2) y el nitrógeno libre (N2). Es verdad que área de 6 000 m2, o sea, ¡más de media hectárea! En el dióxido de carbono es el principal productor de efec- una chimenea catalítica, el gas recorre un área simito invernadero, pero al menos no envenena la sangre. lar. ¡Por eso funciona el método! La materia en forma El platino no se presenta en forma de anillos ni de tro- de nanoobjetos no tiene mucho volumen. Se trata, zos colgantes, sino como nanopartículas que tapizan las por decirlo de algún modo, de polvo atómico…W paredes de un bloque cerámico muy poroso. ¿Por qué? Para entenderlo, basta, por un lado, recordar que los Henri Van Damme, físico de origen belga, es átomos de platino de la superficie son los que trabajan y, profesor en la Escuela Superior de Física y Química por otro, realizar un pequeño cálculo. Industriales, de París. Traducción de Martín Manrique. a 17 H AY Q U Í M I C A E N T R E N O S O T R O S A D E L A N TO Si Darwin hubiera sido químico… QUÍMICA COMBINATORIA Ricardo Furlán Ernesto Mata FCE, México 2011 En la química combinatoria —tema que abordan los argentinos Ricardo Furlán y Ernesto Mata en un libro de próxima aparición, coeditado con la Sociedad Mexicana de Física— sobrevive buena parte del ánimo de los alquimistas: convertir una sustancia en otra. Pero en esta no del todo explotada rama de la ciencia de los elementos los resultados son menos místicos y, a qué dudar, más útiles MARTÍN BONFIL OLIVERA L a química es una ciencia con dos caras: una es la analítica, que descubre de qué está hecho el mundo. Pero es la otra, la sintética, la que representa su lado más creativo. Y es que la química es la única ciencia que —sobre todo en el último siglo— crea sus propios objetos de estudio. Los productos de utilidad para el ser humano, especialmente los fármacos, se habían obtenido tradicionalmente a partir de plantas y otros seres vivos. Pero, aunque los llamados “productos naturales” siguen ofreciendo una gran riqueza, su localización, aislamiento y estudio se habían convertido en un gran cuello de botella para la industria químicofarmacéutica. La continua necesidad de nuevas moléculas sobrepasa lo que la naturaleza puede ofrecer. Una solución había sido, hasta hace poco, la síntesis química. Pero se trata de un proceso laborioso, detallado y artesanal, en que “un compuesto [era] cuidadosa e individualmente preparado, asegurándose su pureza y la perfecta caracterización de intermediarios y productos”. Entonces entró en escena la química combinatoria. El principio es simple: en vez de trabajosamente localizar compuestos naturales que tengan efectos farmacológicos, o sintetizar uno por uno compuestos nuevos y ensayar su posible actividad, ¿por qué no imitar a la evolución, en su proceso de variación y selección, tan genialmente descrito por Darwin? El enfoque combinatorio, en vez de hacer reaccionar una sustancia A con otra B para formar el producto AB, utiliza una gran cantidad de variantes de A (A1, A2,…, An), y las hace reaccionar, en paralelo, con numerosas variantes de B (B1, B2,…, Bn), para producir una cantidad inmensa de productos AnBn distintos. A continuación, somete a todos los productos así formados a pruebas simultáneas —pero separadas— de actividad, para determinar cuáles son los más eficaces. El ciclo puede repetirse, esta vez con el reactivo C, para obtener variantes ABC de las moléculas más exitosas del paso anterior, hasta obtener fármacos con una gran especificidad y actividad, de manera rápida y relativamente sencilla. Es precisamente esta nueva modalidad de la síntesis química la que presenta el libro de Ricardo Furlán y Ernesto Mata, investigadores de la argentina Universidad Nacional de Rosario y miembros del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. En él, ofrecen una visión panorámica de su historia, desarrollo, aplicaciones, técnicas y casos exitosos, que sin duda resultará utilísima para actualizar las bibliotecas no sólo de químicos (orgánicos, industriales, farmacéuticos y de muchas otras ramas), sino también los programas de las escuelas de química en Latinoamérica. Al examinar el libro, dirigido a estudiantes o especialistas del área química, lo primero que se descubre es que la sencillez de la química combinatoria es sólo aparente. En realidad consta de una gran variedad de técnicas muy refinadas y requiere tecnología especial: desde procesos relativamente manuales, que utilizan pipetas múltiples, varillas y “placas” con cientos de “pozos” de reacción, pasando por métodos como el descriptivamente llamado “de saquitos de té”, hasta las tecnologías robóticas, controladas por computadora y ejecutadas por brazos mecánicos, del “tamizado de alto rendimiento” (high throughput screening), que automatizan y aceleran notoriamente los distintos pasos de la síntesis y el posterior análisis, así como las pruebas de actividad de los compuestos formados. El método más usado para fabricar las inmensas “bibliotecas” de variantes moleculares de las que luego se seleccionan los candidatos más prometedores es la síntesis en fase sólida. Fue desarrollada inicialmente por Bruce Merrifield en 1967 para fabricar péptidos (cadenas cortas de aminoácidos) y lo hizo acreedor al premio Nobel de química en 1984 (hoy se sintetizan también polisacáridos y otros polímeros, además de moléculas pequeñas como benzodiazepinas, anillos heterocíclicos, beta-lactamas y otras). En vez de llevar a cabo las reacciones en solución, se fija uno de los reactivos a una sustancia só- VICENTE QUIRARTE ☞ 18 lida (normalmente una resina), y se van añadiendo los reactivos, lavando o fi ltrando de manera sencilla entre un paso y otro para evitar contaminación y así mantener puros los productos. Esto se lleva a cabo simultáneamente en cientos de reacciones paralelas. Para jugar esta especie de “Lego molecular” tiene que conocerse muy bien el tipo de compuestos, grupos químicos funcionales y reacciones que pueden llevarse a cabo, y las condiciones para hacerlo. El libro de Furlán y Mata describe precisamente las numerosas variantes de la química combinatoria, pasando por los distintos sustratos sólidos, las distintas estrategias de reacción (alquilaciones, cicloadiciones, aminaciones, uso de reactivos organometálicos…) y los métodos comerciales disponibles en el mercado. Furlán y Mata describen también los fundamentos y opciones para la química combinatoria en solución (fase líquida), en fase fluorada, polímeros solubles o en sistemas bifásicos, y discuten las ventajas e inconvenientes de cada uno. No es sorprendente que la química combinatoria misma continúe evolucionando: Los autores presentan las variantes más novedosas de este enfoque, como la “química enfocada a la diversidad”, que aborda el problema paradójico de la poca variabilidad de los productos de la química combinatoria tradicional, que explora sólo regiones limitadas del “espacio de variabilidad” de los compuestos químicos, o la “química combinatoria dinámica”, en la que los productos se “seleccionan” a sí mismos según su estabilidad termodinámica. Química combinatoria ofrece, sin duda, un necesario y bienvenido primer acercamiento a una prometedora rama de la química que seguramente tiene todavía por ofrecer sus mejores frutos.W Martín Bonfil Olivera, químico farmacobiólogo, es editor de El Muégano Divulgador, boletín mensual de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, de la UNA M . PREMIO IBEROAMERICANO DE POESÍA RAMÓN LÓPEZ VELARDE 2011 AU TO R D EL FO N D O a JUNIO DE 2011 Ilustración: EM M ANUEL PEÑA CAPITEL Declaración de derechos DE JUNIO DE 2011 E Fondo cuenta en su catálogo con otras obras de Sheridan, como Los Contemporáneos ayer (Vida y Pensamiento de México, 1985) y México en 1932: la polémica nacionalista (Vida y Pensamiento de México, 1999). belleza, de quien logra decir: “Te punza / te lastima / -y te lame / la herida.” poesía 1ª ed., 2011, 99 pp. 978 607 16 0527 6 $140 vida y pensamiento de méxico 1ª ed., 2011, 299 pp. 978 607 16 0562 7 (rústica) 978 607 16 0580 1 (empastada) $190 A SEÑALES DEBIDAS GU I L L ER MO SH ER I DA N En el presente libro, uno de nuestros mayores críticos vuelve a algunos grandes periodos y figuras de la poesía mexicana, como Jorge Cuesta, Gilberto Owen, José Gorostiza y Salvador Novo, entre otros. No obstante, Sheridan regresa a estos temas con novedad y sabiduría, como en el ensayo “Sindbad: un viaje al origen”, donde desentraña de manera brillante los misterios del gran poema del escritor sinaloense; de igual forma analiza las cercanías y distancias de los Contemporáneos con Federico García Lorca, los titánicos volúmenes de la serie La vida en México de Salvador Novo y la célebre animadversión que causó Xavier Villaurrutia entre los escritores “revolucionarios”. El lector también hallará textos sobre Enrique González Rojo, José Juan Tablada —“la bengala más reluciente en el amanecer de las modernas letras mexicanas”—, la gran Antología de la poesía mexicana moderna de Jorge Cuesta, un rescate de Jaime Torres Bodet y la correspondencia entre Pedro Henríquez Ureña y el “abundante” Alfonso Reyes. El JUNIO DE 2011 TRÍPTICO CA R LOS SOLÓR Z A NO CASI NADA E D U A R D O H U R TA D O Del mítico futbolista Garrincha, “dipsómano atareado”, a la sencilla mesa, “frondosa y suspendida”; de la “constancia ciega” de las campanas a los “laberintos y praderas” de las cajas, este poemario de Eduardo Hurtado muestra una asombrosa sensibilidad para lo diverso y una extraña capacidad para hallar la grandeza en los elementos ordinarios: en un pelícano, “maltrecho, / vapuleado/ por la marea irrefrenable”, o en el mar, que “huye desde sí mismo hacia otros mares”. Así, ya sea en los seres comunes como la hormiga, ya en nociones abstractas como el sueño, el poeta consigue lo más preciado del fruto poético: la n la expresión “libro electrónico” el adjetivo ejerce tal fuerza que casi podría decirse que cambia la naturaleza del sustantivo. Los e-books se presentan como nuevas encarnaciones de los que hemos entendido hasta hace no mucho como libro —aunque sean justamente lo contrario: un ejemplo extremo de la separación entre cuerpo y alma, entre la materialidad del papel y la espiritualidad del “contenido”—, pero entrañan cambios profundos en el uso de los textos. Si, como puede leerse en el artículo de Cyrus Highsmith que aparece en esta edición, el pobre diseño de un libro electrónico diluye parte del mensaje que autores y editores buscan transmitir con el uso de cierta familia tipográfica, cierto papel, cierta disposición del texto en la página, también los términos legales bajo los que se adquieren las ediciones electrónicas están afectando la relación de los lectores con los textos. Solórzano , escritor y promotor de teatro nacido en Guatemala, en 1919, graduado en arquitectura y en letras hispánicas por la unam, falleció apenas en marzo de este año. Como homenaje a su breve y condensada obra, el fce reúne en este volumen su novela Los falsos demonios, cuatro obras de teatro y sus célebres ensayos sobre arte dramático: Teatro latinoamericano en el siglo XX y Significado del teatro en la vida universitaria de América Latina, que lo proyectaron como uno de los principales impulsores de ese arte escénico. Este libro, en advertencia preliminar del propio Solórzano, se propone “mostrar las dotes del autor en la creación literaria y en la investigación”. tierra firme 1ª ed., 2011, 560 pp. 978 607 16 0586 3 $365 a finales de febrero pasado, la bibliotecaria Sarah Houghton-Jan, directora asistente de la biblioteca pública de San Rafael, en California, propuso una declaración de derechos del usuario de libros electrónicos que llama la atención sobre algunos aspectos tecnológicos y otros legales del nuevo avatar de los textos escritos. Asomémonos a los cuatro artículos postulados por la autora del blog Librarian in Black (librarianinblack.net), cuyo modesto lema es “extraordinariamente informada y por lo tanto adecuadamente necia”, pues por un lado muestran la magnitud de la metamorfosis en curso y por otro señalan algunas incomodidades que enfrentan los “poseedores” de libros digitales. L a declaración comienza enunciando el derecho de los lectores a acceder a los libros electrónicos por encima de las restricciones impuestas por los fabricantes. Houghton-Jan es una franca oponente del control de los derechos digitales —conocidos por la sigla drm, de digital rights management—, es decir, de los medios informáticos que restringen la copia, la impresión, el préstamo, la consulta simultánea en más de un dispositivo de lectura, pues, con un liberalismo ingenuo, considera que eso atenta contra la circulación de las ideas. Es cierto que un drm extremadamente restrictivo puede obstaculizar el acceso a las obras —aunque por definición todo cerco informático puede ser violado por un hacker suficientemente escurridizo—, pero el reconocimiento jurídico de la creación intelectual implica límites a los derechos del público a conocer, poseer, utilizar una invención, sea literaria o industrial. Este primer artículo de la declaración no alcanza la violencia de detractores del control de los derechos elec- 19 Ilustración: EM M ANUEL PEÑA C O L U M N A I N V I TA D A TIPOGRAFÍA El olor de los libros La función de una buena tipografía va más allá de hacer un texto legible; es, en realidad, uno de los elementos que confieren carácter y profundidad a la presentación de la obra CYRUS HIGHSMITH P or fin llegaron los dispositivos para leer libros electrónicos: tenemos iPads, Kindles y Nooks, entre otros. Como tipógrafo y lector siento gran curiosidad por los efectos de este nuevo instrumento de lectura y por el tipo de experiencia que ofrecen. Llevamos esperando este momento casi tanto como hemos esperado los coches voladores. Casi todo lo que leí verano pasado, lo leí en mi celular: instalé la aplicación Kindle de Amazon y en un instante tenía ya un lector electrónico: ¡tenía libros en el teléfono! (que no es lo mismo que tener un libro de teléfonos; según me cuentan, son cosas muy diferentes). Los problemas tipográficos que surgen cuando se tiene que adaptar la página de un libro a una pantalla tan pequeña como la de un celular son evidentes; resulta tedioso describirlos y no es necesario explicarlos a los lectores de La Gaceta. Por ahora, puedo tolerar los renglones entrecortados y la dificultad para desplazarse en forma lineal: me gusta que se pueda modificar el tamaño de la letra y aún más poder ajustar el brillo del fondo (lo prefiero gris en vez de blanco), por no hablar de las enormes ventajas de llevar docenas de libros en el bolsillo. Hay quienes no gustan de los libros electrónicos —y están en su derecho— pero hay que decir que esta gente a veces es obsesiva. Los más feroces detractores de los libros electrónicos tienen una curiosa fijación: el olor de los libros impresos. Hablan todo el tiempo de ese aroma cautivador que, evidentemente, es una característica que los libros electrónicos no tienen. Tal vez esto se convierta en una excelente oportunidad publicitaria para las editoriales de libros impresos: “¡Aproveche esta edición limitada, empastada y con 20 por ciento extra de olor a libro!” En lo personal, no me interesa mucho el olor que puedan, o no, tener los libros electrónicos y ciertamente no recomendaría el rescate de la Olorovisión, el fallido sistema por el que una película se acompañaba de olores. Sin embargo, tras algunas semanas de practicar esta nueva forma de lectura descubrí un 20 problema muy elemental y me sorprendió no haberlo notado antes: no tenía ni idea de qué libro estaba leyendo. Me gusta la narrativa y tengo la costumbre de leer varias novelas al mismo tiempo, a menudo dos o tres; incluso cambio de una a otra mientras estoy leyendo. El hecho de que los lectores electrónicos puedan contener muchos libros en un solo aparato podría ser muy conveniente para este tipo de lectura; el problema es que todos los libros se ven iguales, y con ello quiero decir: exactamente iguales. Las correcciones de Jonathan Franzen se ve igual que Harry Potter, el cual, a su vez, es idéntico a Viaje al centro de la Tierra, y todos se parecen, en fin, a mi correo electrónico. Sé bien que no todo el mundo lee varios libros al mismo tiempo, pero el problema que acabo de señalar es serio y afecta a todos los lectores. Un libro impreso no sólo incluye las palabras del autor: tiene un contenido visual compuesto por elementos como la portada, la tipografía y los márgenes, así como un contenido físico, táctil, que reside en el papel, el tipo de impresión y la portada. Todos estos elementos contribuyen a definir el contenido y la identidad del libro. En un libro bien diseñado, estos detalles pueden ayudar a reforzar e intensificar el relato contenido en el libro. La ilustración de la portada, por ejemplo, puede evocar la época y el lugar en que se desarrolla el relato, el estilo de los caracteres puede añadir profundidad a las voces de los personajes y las orillas intonsas de las páginas de ciertos libros pueden aumentar nuestra percepción del prestigio del autor. Todos estos rasgos se complementan para crear la experiencia de lectura de un libro. Podríamos eliminar uno, dos o incluso tres de estos elementos sin afectar demasiado el contenido del libro, pero si los quitáramos todos, de modo que cada libro se viera igual a los demás, como ocurre con los libros electrónicos, el lector ciertamente se perderá de algo importante. Esta situación me recuerda un experimento que se hizo hace algunos años. A principios del 2007, Gene Weingarten, columnista de The Washington Post, propuso a Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, que tocara en una estación de metro en Wash- ington, D. C., a la hora pico. Esto es lo que Weingarten escribió al respecto: “Dos días antes de tocar en el metro, se habían agotado las entradas para ver a Joshua Bell en un auditorio de Boston en el que la entrada costaba aproximadamente cien dólares […] En la víspera del concierto, los editores de The Post Magazine se reunieron para pensar cómo enfrentarían los posibles resultados del experimento. La mayoría pensaba que se correría la voz entre la gente y que habría problemas para controlar a la multitud: se imaginaban destellos de cámaras, gentíos congregados en el metro, embotellamientos obstaculizando el tráfico ordinario de las horas pico; habría riñas, llegaría la Guardia Nacional con gases lacrimógenos, balas de goma, etcétera. Pero resultó que sólo una persona reconoció a Bell; incluso, esta persona llegó casi al final de la función.” Alrededor de mil personas pasaron por donde estaba Bell y sólo unos cuantos se detuvieron a escucharlo. Es probable que hayan ustedes oído esta historia en las noticias y, si lo hicieron, también notarían que muchos comentaristas serios concluyeron que ya nadie tenía tiempo para escuchar buena música, que perdíamos la capacidad de apreciar las cosas bellas: no eran buenos augurios para artistas y diseñadores. No estoy de acuerdo con dicha conclusión. Lo único que demostró el experimento fue un principio básico del arte: el contexto importa, y mucho. Tenemos buenas razones para construir esas elegantes salas de concierto para intérpretes como Joshua Bell: la presentación importa; por eso los creadores invierten tanto tiempo y esfuerzo para que un evento salga bien. Los detalles se unen para lograr un gran impacto en el público. Entre más sentidos se involucren en la apreciación de una obra, su impacto será mayor. Si se elimina todo el contenido menos el supuesto “elemento principal”, el público se perderá gran parte de la experiencia. Uno puede llevar el equivalente a un estante lleno de libros en un celular y éste cabe en un bolsillo. Es decir, uno puede llevar consigo un estante lleno de libros que son todos iguales entre sí e incluso iguales a los mensajes de correo electrónico. Cuando esto ocurre, las grandes obras literarias pueden perderse en la multitud de textos (como a se perdió Joshua Bell al tocar el violín en el metro a la hora pico). No importa cuánta definición puedan alcanzar las pantallas de los lectores electrónicos, o cuanto mejore el interlineado, ni siquiera que se descubra la manera de hacer que estos aparatos emitan un olor a libros viejos; no podremos explotar todo el potencial de este nuevo medio hasta que se logre que los libros se distingan entre sí, hasta que las historias que contienen se puedan contar de maneras diferentes echando mano de todos los recursos técnicos que estén disponibles. Uno de esos recursos es, por supuesto, la tipografía. Mi trabajo consiste en diseñar familias tipográficas y el diseño tipográfico para los lectores electrónicos es un desafío nuevo e interesante. La tecnología está cambiando rápidamente, pero eso no es lo que me interesa; lo que me atrae de la tipografía es el acto de dibujar letras: me parece una forma muy pura de dibujo puesto que sólo hay dos componentes, el blanco y el negro. Desde mi punto de vista, el propósito fundamental del dibujo es contar historias. Cuando dibujo caracteres estoy, de alguna manera, narrando algo: la función de una buena tipografía va más allá de hacer un texto legible; es, en realidad, uno de los elementos que confieren carácter y profundidad a la presentación de la obra. En este sentido, se puede pensar en la tipografía —sin importar el libro del que se trate— como una parte de la historia que ahí se cuenta. Seguimos esperando la llegada de los coches voladores, pero los lectores de libros electrónicos ya están aquí. Conforme disminuya el frenesí que este cambio tecnológico suscita, se verá que el trabajo de los artistas, los diseñadores y todos los creadores que se ocupan de descubrir la mejor manera de contar una historia apenas empieza.W Cyrus Highsmith, diseñador de tipografía, trabaja en el prestigiado despacho Font Bureau. Quien quiera conocer uno de sus diseños no tiene más que abrir un ejemplar del diario capitalino El Universal: la familia con patines se llama Zócalo y está basada en trazos del grabador de punzones húngaro Nicholas Kis. Traducción de Lucía Cirianni Salazar. JUNIO DE 2011 N OV E DA D E S V ICEN T E L EÑ ERO En este segundo volumen de su teatro completo se reúnen once piezas teatrales que abarcan una década de producción (1986-1997), en donde Leñero refleja con magistral pluma y humor inteligente la situación, la historia y el devenir de una sociedad mexicana compleja. Entre las obras aquí reunidas se encuentran Jesucristo Gómez (1987), Nadie sabe nada (1988), El Infierno (1989), Hace ya tanto tiempo (1990) y Los perdedores (1996). Una joya recuperada en la presente recopilación es la entrevista concedida por el autor de Confabulario a Leñero unos días después de la muerte de Juan Rulfo, titulada ¿Te acuerdas de Rulfo, Juan José Arreola? (1986), originalmente publicada por Proceso, en la cual se revelan muchos secretos del genio jalisciense, entre ellos la infinitamente debatida participación del propio Arreola en el ordenamiento final de Pedro Páramo. Hace unas semanas, al ingresar a la Academia Mexicana de la Lengua, Leñero emprendió una lúdica defensa de la dramaturgia como género literario, en oposición a la puesta en escena; quede este volumen como celebración de uno de los pocos autores dramáticos que ha visto representada, ¿deformada?, prácticamente toda su producción para la escena. letras mexicanas 1ª ed., 2011, 616 pp. 978 607 16 0603 7 (rústica) 978 607 16 0604 4 (empastada) $355 SEIS PLAGAS MODERNAS Y CÓMO LAS ESTAMOS OCASIONANDO M A R K J E R O M E WA LT E R S Desde 1999, cuando se enteró, en su oficina de Manhattan, de que había llegado a Nueva York la encefalitis del Oeste del Nilo, el veterinario Mark Jerome Walters comenzó a profundizar JUNIO DE 2011 colección popular 1ª ed., 2011, 224 pp. 978 607 16 0584 9 $130 ANIMALES AL NATURAL Un zoológico portátil T E R U Y U K I KO M I YA y TOYOF U M I F U K U DA Éste libro mide casi 40 centímetros de alto por una buena razón: las fotos de los animales están, como sugiere el título, a tamaño natural. Las tomas muestran fabulosos detalles de bichos de diversa talla; se da también el nombre del animal, algunas de sus características físicas y de sus atributos. De esta manera, los lectores sabrán que la cebra es un perisodáctilo de la familia de los équidos que tiene bigotes en los belfos y, dentro de las orejas, un pelaje negro y blanco, y que las hay de Grevi, de la Sabana y de la Montaña. En estas páginas quedaron atrapados una jirafa, un orangután, un tigre, un gracioso capibara y un koala, tierno como siempre, con sus pupilas verticales y alargadas en medio de los ojos, y con dos dedos ahí donde nosotros tenemos el solitario pulgar. Pocas veces tendrá el lector tan cerca a los habitantes del zoológico. Quien quiera una nueva dosis de animales al natural, pero ahora de los que viven en el acuario, deberá esperar a que, en unos meses, publiquemos el segundo volumen de la serie. trónicos como Richard Stallman, iniciador del movimiento copyleft, quien en el reciente congreso The Book Tomorrow: The Future of the Written Word, organizado por la UNESCO en la ciudad italiana de Monza, salió con la boutade de considerar al drm como fruto de “una conspiración maliciosa” y de sugerir que “cualquier empresa que lo use debe ser acusada de cometer un delito”. M enos extremista, el segundo postulado de la declaración diagnostica la juventud de la nueva tecnología para que un texto llegue a sus lectores —no olvidemos que el libro en papel es otra solución tecnológica a ese problema—: es el derecho a acceder a los libros electrónicos en cualquier plataforma, independientemente del hardware o el software elegidos por el usuario. Hoy está en curso una batalla campal entre fabricantes de artefactos, programas informáticos y canales de distribución, que no pueden ocultar sus aspiraciones monopolísticas y que a menudo castigan a los lectores al obligarlos a sellar pactos tácitos de fidelidad. Acierta la bibliotecaria de California al exigir a los editores versatilidad, toda vez que las máquinas lectoras nacen con el nefasto gen de la obsolescencia planificada, noción diametralmente opuesta a lo que caracteriza a lo mejor de la producción escrita. ESTEBAN Y EL ESCARABAJO JORGE LUJÁ N, ilustraciones de C H I A R A C A R R E R Esteban y el escarabajo es un inusual libro para niños no sólo por su belleza sino por el contenido ético que presenta. El Esteban del título es un niño que al pasear por el jardín de su casa se encuentra con un escarabajo y casi sin pensarlo se quita un zapato, lo empuña como un arma y… El escarabajo está en peligro de muerte, pero de pronto a Esteban se le ocurre bajar la cabeza a ras del suelo y mirar a su víctima. Desde ahí, empequeñecido, descubre que el escarabajo se ve enorme, como “un temible triceratops”; además, esta perspectiva suscita en Esteban otra reflexión: “Si dejara caer el zapato, el día seguiría su curso, pero una pequeña historia quedaría interrumpida.” Al final, decide dejar ir al escarabajo y seguir su marcha: la conciencia del daño que uno puede generar ha aparecido en el niño. De Jorge Luján también hemos publicado Accidente celeste (ilustrado por Piet Grobler), Barco de papel (en colaboración con la ilustradora Julia Friese) y Numeralia (que cuenta con las imágenes de Isol). M enor importancia tiene el tercer derecho de la declaración, que clama por la posibilidad de que los lectores puedan escribir notas, extraer citas, imprimir y compartir el contenido de un libro electrónico, pues buena parte de los dispositivos para ojear los libros ya lo permiten (salvo, casi siempre, la impresión). Houghton-Jan exige estos derechos en el ánimo del fair use y el copyright, dos nociones del sistema anglosajón que no tienen clara contraparte en la legislación mexicana, de inspiración francesa y basada en el derecho de autor. L a proclama más trascendente es la cuarta y última, en la que se establece el derecho a conservar, archivar, compartir y revender los libros electrónicos que el lector haya comprado. Nadie duda de que esos cuatro verbos pueden entrar en una oración cuyo objeto directo sea el libro en papel, pero acciones tan sencillas, obvias y aparentemente anodinas se vuelven delicadas en el orbe digital. HarperCollins, por ejemplo, ha establecido un límite de consultas, que afecta particularmente la consulta y el préstamo bibliotecario: luego de que 26 usuarios distintos metan la nariz en un título de esta editorial, el archivo literalmente desaparecerá del anaquel electrónico del “dueño” del ejemplar. Hace ya un par de años, Amazon quiso corregir su error de haber aceptado vender una edición electrónica, no autorizada, de 1984, el anticipatorio relato de George Orwell, y no se le ocurrió mejor salida que retirar subrepticiamente los archivos de cada una de las máquinas que ya lo habían descargado, lo que hizo patente la fragilidad en que se hallan los compradores de esta clase de libros. los especiales de a la orilla del viento 1ª ed., 2011, 36 pp. 978 607 16 0610 5 $110 E Ilustración: E MMANUE L PE ÑA TEATRO COMPLETO II en el tema de las epidemias. Por tal motivo hizo una extensa investigación alrededor de seis de las epidemias que más han azotado a las sociedades modernas. Así, la enfermedad de Lyme, el vih-sida —“enfermedad cuya mortífera diseminación global era conocida por casi todos”—, el mal de las vacas locas, el Síndrome Respiratorio Severo (sars), la encefalitis del Nilo y la Salmonela dt 104, son materia de este escalofriante estudio, que aporta luz a incógnitas tales como: ¿en qué condiciones ambientales y humanas se genera una epidemia?, ¿qué factores la permiten y la propagan?, ¿cómo podemos erradicarla? Sin ser alarmista, el libro de Walters hará consciente al lector de una aterradora verdad: “Ahora, después de más de tres décadas (1960), las enfermedades infecciosas matan a una de cada tres personas en el mundo.” los especiales de a la orilla del viento 1ª ed., 2011, 32 pp. 978 607 16 0545 0 $190 a l préstamo de e-books es una de las áreas de mayor innovación, tanto de los libreros como de los bibliotecarios; aquéllos parecían dispuestos a perder algunas ventas al permitir que un cliente compartiera sus compras con quien quisiera, siempre que a su vez este último tuviera una cuenta con esa librería —lo que en realidad significa la ampliación de su público potencial—, pero para éstos la restricción tendrá efectos potencialmente devastadores, ya que limitar el número de personas que pueden hacer uso de los libros es contrario al ánimo que da origen a todo reservorio de libros. Finalmente, constreñir la posibilidad de vender libros electrónicos “de segunda mano” sí representa una limitación molesta, violenta, que lleva al derecho de autor a los terrenos de la intromisión lesiva. Más que para suscribirla, esta declaración de derechos sirve para seguir desentrañando el misterio de esta transustanciación del libro en sentido contrario.W 21 Gonzalo Rojas 1917-2011 El 25 de abril falleció Gonzalo Rojas, el feliz poeta chileno nacido en 1917. Su cercanía con México, y con esta casa editorial en particular, nos hizo sentirlo uno de los nuestros. Para recordarlo, reproducimos este fragmento de Otras sílabas sobre Gonzalo Rojas, el libro con que Fabienne Bradu intentó una biografía del vate chileno y que se convirtió en un empático ensayo sobre la creación literaria El poeta que escribía en el viento FA B IENNE B RA DU —————————— L a aspiración de Gonzalo Rojas no es una mera idea, una postura intelectual, teórica o teológica. Antes bien, es un ejercicio poético que se verifica literal y figuradamente. Como sucede en casi toda la poesía de Rojas, hay una dimensión muy literal de la obra y de la vida que es imprescindible tomar en cuenta para entender los vasos comunicantes que las unen en un solo y mismo intento. “Escribir en el viento” no es una expresión atenazada entre lo simbólico y el sentido común. “Escribir en el viento” no es la equivalencia poética del proverbio popular: hablar al viento. Para Gonzalo Rojas la fórmula quiere expresar, a un tiempo, la fe absoluta en la necesidad de la palabra poética: las ruinas que desafían al Tiempo, y el cumplimiento de una apuesta existencial. Efectiva y realmente, escribe en el aire tantos poemas como los que ha consignado en el papel a lo largo de su vida. Gonzalo Rojas confiesa que escribe poemas sin escribirlos, mejor dicho, los va construyendo en su mente, poco a poco, al paso de los días y los desplazamientos, pero no como quien ensaya versiones antes de correr al escritorio para anotar los atisbos que eventualmente se convertirán en obra. Cuando está inmerso en semejante ejercicio parece enconcharse como un molusco que transmuta un grano de arena en perla. Para él escribir en el aire significa, ante todo, nunca dejar de vivir y de pensar el mundo como poeta. Ser poeta, vivir como poeta, pensar como poeta, 22 no es una actividad a destajo, un oficio de oficinista que se ejerciera a horas fijas, cuarenta horas a la semana, con días feriados y vacaciones pagadas. Ser poeta es vivir todos los instantes de una vida mirando, oliendo, oyendo el mundo con los dilatados sentidos. “¿Por qué escribir poesía sobre la vida y no transformar la vida en poesía?”, proponía Octavio Paz en El arco y la lira. En el caso de los poetas, la indistinción entre obra y vida no se verifica en el cúmulo de coincidencias anecdóticas entre una y otra. No es un asunto acumulativo, una suma que nos hiciera decir que el fiel de la balanza se mantiene en equilibro entre los dos platillos. Vivir la poesía es un saldo incomprobable, inmedible en sumas y restas, algo inconfundible que se percibe en una manera de ser y de expresarse. Vivir como poeta es otra forma de coincidentia oppositorum, porque sólo podemos conocerla a través de las palabras cuando, en rigor, habría que buscarla en el silencio. Escribir en el aire implica una doble y simultánea conciencia: uno escribe un poema cuando éste se ha vuelto absolutamente necesario, y para sentir el rigor de esta necesidad es preciso sacrificar poemas al aire. Se tendería a pensar que los poemas escritos en el aire, literalmente lanzados a las alturas del olvido, son inferiores a los consignados sobre el papel en virtud de la necesidad que deben encerrar los últimos. En pocas palabras, los poemas visibles de la obra son los mejores entre todos los ensayados en la cabeza del poeta. Pero la idea del sacrificio, tan necesaria a Gonzalo Rojas, podría poner en tela de juicio la certeza deductiva. ¿Y qué si los poemas escritos en el aire, los que también son “aire nuevo”, fueran los mejores? Es algo que nunca podremos comprobar pero que daría un peso inconmensurable al sacrificio. Semejante sacrificio sería la máxima prueba de confianza en la palabra poética, al tiempo que la más acabada expresión de humildad frente a ella. En el sacrificio también residiría la auténtica libertad, tanto la del poeta como la de la palabra, puesto que el poema dejaría de ser así el único testimonio de una existencia de poeta. Es esta clase de sacrificio que se adivina tras la renuncia de ciertos poetas. El arte del callamiento, el silencio como sacrificio mayor (sea el de Rimbaud o de Rulfo), ¿no sería la prueba de que es posible vivir la poesía sin necesidad de atestiguarla para nadie? Gonzalo Rojas no se abisma en ninguno de los dos extremos: ni en el exceso de palabras ni en su ausencia cabal. Consciente de los límites, aunque siempre sea para intentar rebasarlos, escribe en las dos inseparables vertientes: en el aire y sobre la página. Nosotros, sus lectores, conocemos una sola vertiente, pero, desde la cumbre que dibuja la obra, no es difícil intuir que la otra debe ser de semejante magnitud. Sacrificio no es renuncia, aunque en el gesto que sacrifica esté inscrita la fe en el valor de la renuncia.W a JUNIO DE 2011 www. www. fondo fondo decultura decultura economica economica com com El Fondo en México y el mundo ELSA CECILIA FROST Campestre, fraccionamiento Jardines del Moral, 37160 Teléfono: (01 477) 779 2439 libreria.efrain.huerta@ fondodeculturaeconomica.com Allende s/n, entre Juárez y Madero, Tlalpan Centro, Tlalpan, 14000 Teléfonos: (01 55) 5485 8432 y 5655 2997 FRAY SERVANDO TERESA DE MIER EDMUNDO O’GORMAN Archivo General de la Nación Avenida Eduardo Molina 113, Penitenciaría Ampliación, Venustiano Carranza, 15350 Teléfonos: (01 55) 2616 7871 y 5133 9900, ext. 19394 libreria.edmundo@ fondodeculturaeconomica.com Monterrey, Nuevo León Calzada San Pedro 222 Norte, Miravalle, 64660 Teléfonos: (01 81) 8335 0319 y 71 libreria.fray.servando@ fondodeculturaeconomica.com JULIO TORRI SALVADOR ELIZONDO Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México Terminal 1, sala D, Avenida Capitán Carlos León González s/n, Peñón de los Baños, Venustiano Carranza, 15620 Teléfonos: (01 55) 2598 0911 y 12 elizabeth.tovar@ fondodeculturaeconomica.com PEDIDOS UN PASEO POR LOS LIBROS CASA MATRIZ Pasaje Zócalo-Pino Suárez del Metro, local 4, Centro Histórico, Cuauhtémoc, 06060 Teléfonos: (01 55) 5522 3078 y 16 libreriaunpaseo@ fondodeculturaeconomica.com Juan Carlos Rivas Hidalgo Subgerente de Ventas Nacionales Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, Tlalpan, 014738, México, D.F. Teléfonos: (01 55) 5227 4655 y 57 juan.rivas@ fondodeculturaeconomica.com GUADALAJARA Miguel Ángel Serrano Jefe de Ventas Av. Chapultepec Sur 198, Americana, 44310, Guadalajara, Jalisco. Teléfono: (01 33) 3615 1214 miguel.serrano@ fondodeculturaeconomica.com MONTERREY Raymundo Cruz León Jefe de Ventas Av. San Pedro 222 Norte, Miravalle, 64660, Monterrey, Nuevo León. Teléfono: (01 81) 8335 0319 raymundo.cruz@ fondodeculturaeconomica.com LIBRERÍAS CIUDAD DE MÉXICO JOSÉ MARÍA LUIS MORA Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Plaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac, Benito Juárez, 03730 Teléfono: 5598 3777, ext. 1129 y 1164 ghernandez@mora.edu.mx DANIEL COSÍO VILLEGAS Avenida Universidad 985, Del Valle, Benito Juárez, 03100 Teléfonos: (01 55) 5524 8933 y 1261 libreria.daniel.cosio@ fondodeculturaeconomica.com OCTAVIO PAZ Avenida Miguel Ángel de Quevedo 115, Chimalistac, Álvaro Obregón, 01070 Teléfonos: (01 55) 5480 1801 03, 05 y 06 libreria.octavio.paz@ fondodeculturaeconomica.com JUAN JOSÉ ARREOLA Eje Central Lázaro Cárdenas 24, esquina Venustiano Carranza, Centro, Cuauhtémoc, 06300 Teléfonos: (01 55) 5518 3225, 31 y 36 libreria.juanjose.arreola@ fondodeculturaeconomica.com JUNIO DE 2011 RICARDO POZAS INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL IPN Zacatenco Avenida IPN s/n, esquina Wilfrido Massieu, Lindavista, Gustavo A. Madero, 07738 Teléfonos: (01 55) 5119 2829 y 1192 libreria.ipn@ fondodeculturaeconomica.com TRINIDAD MARTÍNEZ TARRAGÓ Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) Carretera México-Toluca 3655, Lomas de Santa Fe, Álvaro Obregón, 01210 Teléfono: (01 55) 5727 9800 libreria.cide@ fondodeculturaeconomica.com ALFONSO REYES ANTONIO ESTRADA Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, Tlalpan, 14738. Teléfono: (01 55) 5227 4682 libreria.alfonso.reyes@ fondodeculturaeconomica.com Durango, Durango Aquiles Serdán 702, Centro Histórico, 34000 Teléfono: (01 618) 825 1787 libreriaantonioestrada @hotmail.com VÍCTOR L. URQUIDI El Colegio de México. Camino al Ajusco 20, Pedregal de Santa Teresa, Tlalpan, 10740 Teléfono: (01 55) 5449 3000, ext. 1001 karen.camacho@ fondodeculturaeconomica.com Morelia, Michoacán Francisco I. Madero Oriente 369, Centro, 58000 Teléfono: (01 443) 313 3992 libreria.luis.gonzales@ fondodeculturaeconomica.com Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México Terminal 2, zona de llegadas Avenida Capitán Carlos León González s/n, Locales 38-39, Peñón de los Baños, Venustiano Carranza, 15620 Teléfono: (01 55) 2598 3441 libreria.ali@ fondodeculturaeconomica.com ROSARIO CASTELLANOS Centro Cultural Bella Época Tamaulipas 202, esquina Benjamín Hill, Hipódromo Condesa, Cuauhtémoc, 06170 Teléfonos: (01 55) 5276 7110 y 39 libreria.rosario.castellanos@ fondodeculturaeconomica.com LUIS GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ ALÍ CHUMACERO LIBRERÍAS ESTADOS JOSÉ LUIS MARTÍNEZ Guadalajara, Jalisco Av. Chapultepec Sur 198, Americana, 44310 Teléfono: (01 33) 3615 1214 libreria.joseluis.martinez@ fondodeculturaeconomica.com EFRAÍN HUERTA León, Guanajuato Farallón 416, esquina Boulevard Saltillo, Coahuila Plaza Metropolitana Blvd. Periférico Luis Echevarría Álvarez 2450,esquina con Prolongación Manuel Pérez Treviño, C.P.25022 Teléfonos. (01 844) 4 12 01 53 y 4 14 95 44 juliotorri@hotmail.com Querétaro, Querétaro Próspero C. Vega 1 y 3, Centro, 76000 Teléfono: (01 442) 215 1143 libreria.ricardo.pozas@ fondodeculturaeconomica.com ISAURO MARTÍNEZ Torreón, Coahuila Matamoros 240 Poniente, Centro, 27000 Teléfonos: (01 871) 716 6261 y 712 7199, ext. 112 libreriaisauro@hotmail.com FILIALES ARG E NTI NA www.fce.com.ar Gerente: Alejandro Archain Martín aarchain@fce.com.ar Sede y almacén El Salvador 5665, C1414BQE, Capital Federal, Buenos Aires Tel (5411) 4771 8977, Fax ext. 19, 4777 4788 info@fce.com.ar BRASIL Gerente: Susana Ema Acosta susana.acosta@ fondodeculturaeconomica.com Sede, almacén y Librería Azteca Rua Bartira 351, Perdizes, São Paulo, CEP 05009-000 Tel (5511) 3875 3835, 3672 3397 Fax (5511) 3864 1496 aztecafondo@uol.com.br Visite nuestra Librería Virtual con miles de títulos a su disposición. Lo esperamos con los libros abiertos. Santiago de Chile Tel (562) 5944 100 | Fax (562) 5944 101 Librería del Fondo Gonzalo Rojas Paseo Bulnes 152, Santiago de Chile. Tel (562) 5944 140 Encargada de librería: Daniela Núñez libreria@fcechile.cl COLOMBIA www.fce.com.co Gerente: César Ángel Aguilar Asiain caguilar@fce.com.co cesar.aguilar@ fondodeculturaeconomica.com Sede, almacén y librería CENTRO CULTURAL GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Calle de la Enseñanza 11 5-60, La Candelaria, Bogotá Tel (571) 283 2200 | Fax (571) 337 4289 Encargada de librería: Andrea López alopez@fce.com.co 6ª avenida 8-65, Zona 9, Guatemala. TelFax (502) 2334 1635 Librería Sor Juana Inés de la Cruz Encargada: Dora García libreriasorjuana @fceguatemala.com Universidad Francisco Marroquín, 6ª calle Final, Zona 10 Edificio del Centro Estudiantil, Local CE-103 Tel 2338 7932 | Fax 2338 7930 Librería Luis Cardoza y Aragón Encargada : Lissette Vargas libreria@fceguatemala.com 6ª Avenida 8-65, Zona 9. 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