COMBATE digital: Agosto 2011 - Partido Socialista de los

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Elaborado bajo la responsabilidad de la comición FA del Partido Socialista de los Trabajadores
Nº 2/Agosto 2011
Medios - Fuerza Política - Gobierno
Que el pueblo en general, y los frenteamplistas en particular, recibamos en forma
permanente un bombardeo desde los medios, no constituye para nadie una
novedad. Eso sí, lo que para algunos parece burdo, en realidad es una prolija y
articulada puesta en escena que esconde -a veces no tanto-, profundos intereses
de clase.
Por un lado se establecen escala de valores: si sos pobre, joven, negro o mestizo y
si además vestís como rapero, seguro que sos delincuente. Si defendés el
patrimonio del Estado, la industria nacional, peleás por un mejor reparto de la
riqueza o te oponés a la inpunidad, se dirá que sos parte de una minoría que vive
aferrada al pasado y se niega a dar vuelta la página.
Estos medios que hoy le asignan al gobierno tan solo la suerte de “una coyuntura
internacional favorable”, son los mismos que en el pasado sostuvieron y
respaldaron la dictadura, la corrupción y hoy la impunidad. Los que cada vez que,
en un acto de gobierno del FA se resuelve en contra de su historia, dan el
beneplácito y la bienvenida. Son los que alaban a los compañeros que después de
años de militancia han “recapacitado” y reconocen las “bondades” de las
privatizaciones, de acordar con el FMI (ahora nuestro socio) o de enviar tropas
para asegurar la tranquilidad imperial. Cabría preguntarse como lo hizo Bebel hace
un siglo: ¿qué habrás dicho viejo cuando la burguesía te aplaude?
Esta prensa sabe muy bien cómo funciona el “divide y vencerás”. No pierde
oportunidad para manejar la interna del Frente contando a menudo con el guiño
cómplice de alguno de sus integrantes. Para constatarlo basta hojear El
Observador o Búsqueda, ver o escuchar cualquier noticiero.
Esto nos sucede porque el Frente Amplio hoy, a pesar de los votos, es una sombra
patética de lo que fue. Quedan lejos los tiempos en que nos presentábamos como
una fuerza política participativa de objetivos claros y liderazgos firmes que se
cimentaban en una militancia disciplinada y una gran capacidad de movilización.
Más allá de los duros debates sabíamos claramente donde se tomaban las
decisiones: comités, coordinadoras, P. Nacional, Mesa Política o Congreso. Cada
organismo con sus potestades, fruto de ese respeto, la bancada parlamentaria
golpeaba con un solo puño.
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Hoy, siglo XXI, somos un cambalache que inspiraría a Discépolo: por un lado la
bancada decide a piachere, por el otro, diariamente Mujica lanza temas en su
programa de radio, algunos para la derecha otros para la izquierda, eso poco
importa. Todos opinan. Si la propuesta le pisa un pie a la burguesía, saltan Astory
y sus boys sacudiendo esqueletos, hablando de las reglas de juego y el miedo de
los inversores, mientras tanto la fuerza política en la tribuna saliendo a destiempo,
discutiendo tarde mal o nunca.
Un capítulo aparte merece el triste papel del compañero Brovetto, usado y
ninguneado permanentemente por quienes dicen apoyarlo, es hoy por acción y
omisión absolutamente funcional a esta virtual paralización del FA. En este sentido
queremos recordar que nuestra organización política señaló en su momento que no
tenía ni el perfil ni la dinámica que los tiempos y la realidad del Frente reclamaban.
Un cambio en la conducción se ha convertido en necesario aunque no suficiente.
Qué decir del nombramiento de Huidobro en Defensa, el ministro soñado por los
impunes, fue un insulto a los frenteamplistas y a la memoria del compañero
Licandro en particular.
Se habla de actualización, que el Frente tiene una estructura pesada con la cual no
se puede gobernar. Suponemos que se querrá estatuir el grupo de los cabeza de
lista, la llamada por teléfono del Presidente al compañero Brovetto para explicar lo
que dijo en el programa de la mañana o tal vez, institucionalizar lo que se trate en
el bar Pistacho o en el quincho de Varela.
No hay dudas que se vienen tiempos de definiciones, de poner todo sobre la mesa.
El 25 de agosto es un buen día para empezar.
Renunciaron a Córdoba
¿Renunciaron a la Salud Pública?
Los primeros días de agosto el Poder Ejecutivo destituyó al Presidente de la
Administración de Servicios de Salud Estatal (ASSE), Dr. Mario Córdoba, que
debió renunciar a su cargo. La andanada de presiones de la derecha política, los
medios masivos de comunicación (El País, El Observador, Ultimas Noticias y El
Espectador), a los que se sumaron los sectores más conservadores del Frente
Amplio, dio sus frutos. Las justificaciones parecieron múltiples: el atraso en las
operaciones, las peleas intestinas por cargos en el FA, el alto presupuesto
presentado por ASSE o la supuesta hegemonía autoritaria del Director que
representa a los trabajadores en el Directorio del organismo, Alfredo Silva.
Pero obviamente lo esencial, sin ser invisible a los ojos, está bien disimulado. Se
sabía desde que se elaboró y luego puso en práctica el FONASA, que dicho
sistema integrado de salud no contemplaba todas las aspiraciones de los
trabajadores de Salud Pública, ni de gran parte de los sindicatos de la central de
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trabajadores que aspiraban a un Sistema Único Estatal de Salud, tal y como lo
planteara el Dr. Hugo Villar y se haya implantado –inclusive- en algunos países
europeos. De cualquier manera, el impulso dado por la primera administración
frenteamplista en el presupuesto de ASSE, el decreto de la misma sobre la
integración de dos miembros sociales al directorio del organismo, así como la
progresiva integración del conjunto de la población al FONASA, dieron –de hechoun empuje social e institucional a los Servicios de Salud del Estado muy
importantes que fueron respaldados e impulsados por trabajadores y usuarios.
La posibilidad de afiliarse a mutualistas –el deslumbre de lo que se conoce como el
“Hotel”, es decir, el aspecto y el servicio de la internación- de muchos sectores
pobres de la población, hizo que decenas de miles de nuevos usuarios se afiliaran
al sector de la salud que siempre les había estado vedado. Es así que lo que antes
era “Salud Publica” transfirió al momento alrededor de 400.000 personas que se
agolpan en mutualistas que salieron a disputarlas, en la mayor parte de los casos,
sin tener condiciones infraestructurales para aguantar el alud. Pero eso hizo que
mejorará también la atención en ASSE.
Es así que el mejor presupuesto de la administración anterior que posibilitó
mejoras edilicias y mayor equipamiento médico y la mejora salarial en todas las
áreas, precisaba de un refuerzo presupuestal en esta Rendición de Cuentas que
permitiera contratar personal en las distintas áreas –médicas y no- y realizar una
reforma administrativa para atacar la burocracia histórica, para cerrar el círculo de
avance de la Salud Estatal en el área de atención de la población y poder
“competir” con buenas posibilidades frente a la salud privada.
Desde que ingresó el Dr. Córdoba como presidente de ASSE se recompusieron
las direcciones de los hospitales, removiendo los cargos que no acompañaban con
su política el proceso mencionado. Claro que en muchos casos se sustituyeron
médicos por funcionarios que no lo eran, desmitificando la idea que se había
implantado en la población de que los directores de hospitales tenían que ser
“galenos”. Esto provocó molestias en la corporación médica y en algunos sectores
del FA que se muestran contentos cuando se designan a sus simpatizantes, pero
consideraban “acomodos” a los nombramientos de otro sector. Pero este embate
fue siendo bien resuelto por la administración, simplemente con una buena gestión
de los designados y con la seguridad de evaluaciones periódicas de gestión.
La ofensiva contra Córdoba no se iba a detener porque también, “se trata de otras
cosas. No es común que se escuchen a los trabajadores. Un Director que atienda
a los proyectos de salud que plantean y no dé prioridad a los reclamos médicos es
difícil. Esto preocupa porque los médicos creen perder el poder: tranquilos galenos
para llegar al poder popular y al socialismo falta mucho... pero es bueno que
después de 100 años de salud pública en el país, hoy haya otros directores que no
son “mi hijo el doctor” y tendrán la oportunidad de demostrar si son capaces de
ponerse las pilas y comenzar a caminar por los cambios de verdad, que nos
permitan avanzar a un sistema de salud avanzado”. (*)
Pero hay más. De cumplirse cabalmente con lo prometido del sistema integrado, el
avance del sector estatal implica un importante descenso de las ganancias del
sector privado médico/empresarial. Implica, como pregonaba Córdoba, fortalecer el
1er. Nivel de atención desarrollando la prevención e instaurando el médico de
familia, evitando u obstaculizando la cantidad de estudios que se realizan
actualmente y el pasaje al segundo y tercer nivel de costos mayores. A su vez, el
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proyecto de Rendición de Cuentas que va al Parlamento elaborado por el
Directorio de ASSE (con el voto de Peñaloza del P. Socialista), permitiría contratar
los “recursos humanos” para –entre otras cosas- poder poner en funcionamiento
pleno el conjunto de los equipos médicos adquiridos en el presupuesto anterior.
Todo significaría menos traslado de fondos a la salud privada que adquiere
pingües ganancias con los pagos de ASSE por los estudios: enormes ganancias de
FEMI, el Americano, La Española. Clínicas privadas y laboratorios provienen de
allí.
Todo ello con el Dr. Córdoba a la cabeza, respaldado por los trabajadores y
usuarios que irían aumentando paulatinamente su opinión positiva que en las
últimas encuestas ya estaba en lo más alto de la consideración respecto a los
logros del gobierno.
Queda claro por qué el Partido Nacional, el Colorado y los medios han hecho una
campaña desaforada contra Córdoba y Alfredo Silva logrando tumbar al primero,
cosa que no pueden con el segundo por ser nombrado por el PIT CNT.
Es inexplicable en cambio, la actitud de sectores del FA que se plegaron a la
campaña –con el Dr. Gallo de Asamblea Uruguay a la cabeza- contra Córdoba,
intentando inclusive modificar la integración del Directorio de ASSE –aumentando
la burocracia- con un miembro más para que supuestamente el FA tuviera mayoría
en el mismo y participando de las acusaciones de que Córdoba era manipulado por
algún otro miembro del Directorio. Como si un solo miembro pudiera digitar todo,
cuando la mayor parte de las modificaciones se hicieron por unanimidad y otras
con el único voto discorde del director del Partido Nacional.
Es evidente que los intereses privados de la ganancia se contraponen en la salud
con los derechos humanos al respecto, que figuran en los derechos universales y
en los convenios firmados por nuestro país. Por ejemplo, algunos de ellos rezan:
“El Estado deberá disponer de un número suficiente de establecimientos, bienes y
servicios públicos de salud y centros de atención de salud, así como de programas.
También se incluye el personal médico capacitado y bien remunerado, así como
los medicamentos definidos en el listado de los esenciales en el país. Los
establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles a todos los
grupos de la población, en especial los grupos vulnerables o marginados… Los
establecimientos y servicios de salud deberán ser apropiados desde el punto de
vista científico y médico y ser de buena calidad”. (1)
Con los nuevos nombramientos, veremos si se renunció a la salud pública. La
señal de echar al burlonamente llamado “poeta de la medicina” no ha sido buena.
(*) Beatriz Fajian, Presidenta de la Federación de Funcionarios de Salud Pública; Editorial de “Autopsia”, Revista de la Federación.
(1) Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC).
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Eric Toussaint: Es necesario anular las
deudas ilegítimas
Entrevista de Sebastien Brulez (Diario Le Courrier, Ginebra)
Agosto 2011
El economista Eric Toussaint critica los planes de austeridad impuestos en Europa,
que aumentarán la deuda impidiendo, al mismo tiempo, la recuperación económica.
Economista, presidente de la sección belga del Comité para la anulación de la
deuda del tercer mundo (CADTM), Eric Toussaint integró la comisión para la
auditoría de la deuda creada por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, a raíz de
la cual Ecuador decidió anular una parte de su deuda ilegítima. Toussaint nos
explica su análisis de la crisis que afecta actualmente a varios países europeos.
Sebastien Brulez: Grecia, Portugal, España e Italia, y ahora Estados Unidos: la
crisis de la deuda continúa golpeando a países industrializados. ¿Asistimos a un
retorno del rescate de bancos por los Estados, como ocurrió durante la crisis de las
subprimes de 2008?
Eric Toussaint: Sí y no. Por supuesto, las deudas públicas en algunos países
(Estados Unidos, Irlanda, Gran Bretaña, Bélgica, Portugal) aumentaron
fuertemente después del rescate de bancos privados. Eso costó mucho dinero y,
para financiar estos planes de rescate masivos, los correspondientes Estados se
endeudaron con los mercados y por lo tanto sus deudas aumentaron. Pero no es la
única causa. La otra es la recesión económica que disminuye la recaudación de los
Estados y que, por consiguiente, los obliga a multiplicar el recurso a los préstamos.
Pero también es la consecuencia de las políticas aplicadas antes de la crisis
financiera de 2007-2008. Fueron 20 años de políticas fiscales neoliberales que
consistieron en reducir radicalmente los impuestos pagados sobre sus beneficios
por las sociedades privadas, en particular las grandes sociedades, y en los regalos
fiscales hechos a las personas más ricas (la clase capitalista), que pagan menos
impuestos, ya sea sobre su patrimonio o sobre sus ingresos. Y como esta parte de
la sociedad ha contribuido en menor cuantía a los impuestos, se aumentaros
aquellos que afectan a otras capas de la sociedad (los trabajadores), se aumentó
el IVA por ejemplo. También, fue necesario durante esos 20 años, al reducirse la
carga fiscal sobre los ricos, rellenar ese agujero con los préstamos. Así que la
deuda pública aumentó estos últimos 20 años como consecuencia de unas
reformas fiscales neoliberales.
Se llega, por lo tanto, a un momento en el que los Estados no podrán seguir
manteniéndose artificialmente, y eso tendrá repercusiones sociales…
Sí, los gobiernos están frente a la siguiente alternativa: o emprenden un cambio
que lleve a la ruptura con el neoliberalismo y que, paralelamente, adopten medidas
para hacer contribuir a la clase capitalista y a las empresas, impongan una nueva
disciplina a los mercados financieros y tomen medidas para la creación de
empleos, —es evidente que los gobiernos actuales no van en esta línea—. O
aprovechan la crisis para aplicar, como diría Naomi Klein, la «estrategia del shock»
y profundizar, aún más, las políticas neoliberales.
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Estados Unidos quiere elevar el techo de su deuda, que ya alcanza el 100 de su
PIB. Más allá de confrontación entre republicanos y demócratas, ¿qué significa ese
aumento?
Retomando las dos opciones que ya nombré, la fuente de la crisis de la deuda en
Estados Unidos está en la profundización de la ofensiva neoliberal efectuada por el
gobierno de Obama, y eso impide tomar medidas para disminuir la deuda pública.
Porque es evidente que hay que reducirla. Y se podría hacer favoreciendo a la
población: hacer pagar a las instituciones financieras y las personas muy ricas, que
poseen una gran parte de la deuda pública, el coste de la reducción de la misma.
S.B. ¿Cuál es su análisis de los últimos planes europeos de rectificación de la
deuda, especialmente respecto a Grecia?
E.T. Los últimos planes europeos, y especialmente el plan dirigido a Grecia, cuya
filosofía se ha extendido a Portugal e Irlanda, requieren una precisión sobre las
situaciones de esos países: éstos sólo pueden pedir préstamos a los mercados
financieros a corto plazo, a tres o seis meses. Si quisieran pedirlos a cinco o diez
años, y es el caso de Grecia, deberían pagar un tipo de interés de alrededor del 17
%. Por lo tanto, Grecia tiene préstamos concedidos por el mercado financiero sólo
a tres o seis meses. ¿Y quién le presta a largo plazo? Pues la Troica, o sea, el
FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Son ellos los que prestan a
plazos más largos y se benefician del estado de desamparo de estos países para
decirles: nosotros, los buenos guardianes del orden, no os pedimos tipos de interés
del 17 %, o del 14 %, os pedimos (y son las últimas medidas de hace diez días)
nada más que el 3,5 % o el 4,5 %, pero con una condición. Y ésta es la obligación
de aplicar drásticos planes de austeridad, constituidos por medidas neoliberales
extremadamente duras.
Como consecuencia de unas medidas que disminuyen la actividad económica —
puesto que disminuyen la demanda global al afectar los ingresos de las personas
de ingresos modestos— no habrá una recuperación económica. La deuda pública
seguirá aumentando y estos países deberán continuar emitiendo deuda para poder
reembolsar. Por lo tanto, tienen un horizonte de diez, quince o veinte años de
austeridad y de aumento de la deuda. Lo que puede producir, en los próximos
años, cesación de pagos, ya que se llegará a situaciones insostenibles.
S.B. En el caso de Grecia, donde la clase dirigente dio prueba de un alto nivel de
corrupción, ¿cómo se puede imponer una mejor gestión del dinero público?
E.T. ¿Cómo se hace frente a la corrupción de los capitalistas y de la clase política
local? La respuesta es mediante la auditoría de la deuda. Una auditoría ciudadana
que permita mostrar a la población que la deuda no es una especie de mal
incomprensible que se abate sobre un país, sino el resultado de políticas
deliberadas y perfectamente injustas. Las deudas contraídas en el marco de actos
de corrupción son ilegítimas, incluso ilegales, y deben ser anuladas.
Nada obliga a aplicar la austeridad
Si un Estado no quiere que sus ciudadanos paguen la deuda, ¿tendrá los medios
para hacerlo?
Por supuesto, es totalmente posible. A causa de la crisis bancaria, los bancos
privados tuvieron que anular más de 1,2 billones de dólares (1.200.000.000.000 de
dólares) de activos tóxicos de sus balances, es decir de acreencias dudosas, de
deudas que otros les debían y que fueron borradas. Es perfectamente posible
continuar la limpieza anulando otras acreencias dudosas. Y las acreencias
dudosas son aquellas que los Estados deberían considerar como deudas
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ilegítimas, y por lo tanto decidirían no pagarlas. Si se observa lo que pasó en los
últimos treinta años en Europa, tendremos el argumento: el aumento de la deuda
pública es debido a una política deliberada, social y fiscalmente injusta. Esta
política consistió en privilegiar fiscalmente a los ya privilegiados por sus ingresos y
bienestar.
Pero eso implica, y es evidente, tener gobiernos de izquierda que lleguen al poder
con la voluntad de cambiar en forma radical el curso de las cosas. Eso plantea la
cuestión de la movilización popular, que es la clave de la solución. Pero, en el
plano técnico, es perfectamente posible. Sólo hay que obligar al sector bancario a
tomar en cuenta las pérdidas, a poner en pérdidas y beneficios una serie de
elementos de sus balances que son acreencias dudosas o acreencias ilegítimas.
S.B. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Un plan Marshall para recuperar el empleo?
E.T. Más que un plan Marshall, el siguiente paso sería, o un New Deal del tipo del
de los años 1930, desarrollado por Franklin Roosevelt, o un programa más radical.
Pero Roosevelt, en las medidas tomadas durante los primeros meses de su
mandato, había aumentado radicalmente el interés del impuesto para la capa con
ingresos más elevados, que llegó a ser del 90 %. Un New Deal impondría una
nueva disciplina financiera, como la de prohibir a los bancos de negocios fundirse
con los bancos de depósitos, o sea, los bancos donde el público ingresa sus
ahorros. Roosevelt había instaurado la Glass Steagall Act, que obligaba a los
bancos a separarse en bancos de inversiones y negocios por una parte, y bancos
de depósitos por otra. Esa sería una versión keynesiana capitalista de salida de la
crisis.
Pero podríamos tener otra versión, una salida más radical, una salida
anticapitalista, con medidas, por ejemplo, de nacionalizaciones sin
indemnizaciones del sector bancario y de otros sectores claves de la economía.
Esto implicaría no tener simplemente un gobierno tipo Roosevelt, sino un
verdadero gobierno de izquierda, un gobierno de los trabajadores. Esta opción es
también imaginable en los próximos 5 o 10 años. Por el momento, estamos en un
viraje de la historia y los meses y los años próximos nos dirán si las rebeliones,
como la de los indignados en España o en Grecia, acumularán fuerzas suficientes
y se llegaría a cambios que sobrepasarían los producidos en las urnas. No afirmo
que eso pasará, digo que es una posibilidad abierta, que no hay que descartar. Los
movimientos sociales y las personas que quieren con vehemencia un cambio real,
deben apoyar estas movilizaciones.
Traducido por Griselda Pinero
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Trotsky
71 años de su asesinato
El 20 de agosto pasado, se cumplieron 71
años del asesinato de León Trotsky, uno de los
dos principales dirigentes –junto a Lenin- de la
Revolución Rusa de 1917, por el agente
estalinista Ramón Mercader. El recuerdo de
los militantes que han dedicado todas sus
energías físicas y mentales para derrotar al
capitalismo y construir una sociedad sin clases
sociales, merecen siempre nuestro recuerdo y
reflexión, para aprender de virtudes y errores,
no para repetir dogmas.
En momentos de enorme confusión política e ideológica, se hace más necesario
tener memoria de los mártires proletarios, recordar sus vidas, sus acciones, sus
elaboraciones teóricas y políticas. Sobre Trotsky se ha escrito mucho, aunque se
precisaron cincuenta años para que sus denuncias y luchas contra los horrores
estalinistas fueran de conocimiento masivo. Pero se lo ha “mitificado”, “profetizado”
e incluso algunos lo “diabolizaron”, porque desacomodaba sus “verdades” luego
desmentidas por la tozuda realidad. Elegimos un texto del compañero brasilero
Eduardo Mancuso en su libro “Marxistas”, que fuera editado en 2001 en Brasil y
reeditado por nosotros en 2007.
En el Prefacio del libro, Mancuso dice, en una dedicatoria a todas las personas
quienes luchan por el socialismo, por una sociedad humana plena y desalienada,
libre de toda explotación: “La onda neoliberal que barrió el mundo en las últimas
décadas y que prometía un “nuevo orden mundial” basado en la religión del
mercado y su “pensamiento único” entró en crisis y parece estar perdiendo la
fuerza aparentemente invencible que poseía, pero ella es aún muy fuerte. El “fin de
la historia” no duró una década. Definitivamente, el “turbo capitalismo” no posee el
don de la eternidad, ni la “nueva economía” nos garante el paraíso en la tierra”.
El zapatismo, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, la iniciativa
ATTAC y los movimientos antiglobalización capitalista descubren nuevos caminos
y plataformas de lucha. Cuba no se rindió. Seattle, Washington, Praga, Génova y
Porto Alegre brillan como puntos de luz de las nuevas resistencias a la barbarie
imperialista, renovando las esperanzas y el horizonte utópico para el milenio.
El “breve siglo XX”, que finalizó con la desaparición de la Unión Soviética, estuvo
marcado por guerras, revoluciones y contrarrevoluciones. Iniciamos el siglo XXI
con el Foro Social Mundial afirmando que “el mundo no es una mercadería”, que
“otro mundo es posible”. Pero luego asistimos a los terribles atentados del 11 de
setiembre y la reacción del imperialismo que los siguió. La alternativa de la
humanidad contra el terror y la guerra y contra el “horror económico”, social y
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ecológico del capitalismo ya fue presentada por Rosa Luxemburgo hace mucho
tiempo y permanece absolutamente actual: socialismo o barbarie.
Después del fracaso completo y trágico de la socialdemocracia y del stalinismo,
felizmente remitidos al “basurero de la historia”, es vital rescatar no sólo la teoría y
la práxis del marxismo revolucionario, pero encontrar nuevamente “el espíritu de la
revolución”, como decía Marx. Finalmente, es necesario “cambiar el mundo” y para
eso no puede dejar de luchar, y ni de reivindicar el “derecho a la revolución”, que,
como recordó Engels, es sin duda el único “derecho” realmente “histórico”, el
único en el cual se asientan todos los Estados modernos sin excepción...
Para poner fin a la catástrofe sin fin del “capitalismo realmente existente” es
necesario alertar persistentemente a la mayoría de la humanidad del realismo de la
“profecía” de Trotsky:
“Debéis saber que sino derribáis a la burguesía pereceréis bajo las ruinas de
la civilización”.
“Natasha se acercó a la ventana, mirando el patio, abrió la ventana de par en
par,
Para que el aire entre más libremente en mi sala.
Veo la faja de césped bien verde junto al muro y el cielo azul y claro encima
de él, el sol por todas partes.
La vida es bella. Que las generaciones futuras la limpien de todo mal,
opresión y violencia, gozándola plenamente”.
(León Trotsky)
Lev Davidovich Bronstein nació en Ucrania, en 1879, hijo de un propietario de
tierras judío. En 1897, mientras se preparaba para ingresar en la Universidad,
fundó el Sindicato de los Traba-jadores del Sur de Rusia. Preso en 1898, fue
condenado a cuatro años de deportación en Siberia, donde se caso con Alexandra
Sokolovs-kaia y tuvieran dos hijas.
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En la prisión, influenciado por los textos del gran marxista italiano, Antonio
Labriola, y por la obra de Lenin, El Desarrollo del Capitalismo en Rusia, adhirió al
marxismo. En ese período, firmó sus artículos para la prensa revolucionaria bajo el
seudónimo "Antídoto".
En 1902, huyó de Siberia utilizando un pasaporte en el cual escribió el nombre de
un carcelero, Trotsky. Convidado por Lenin, se reunió con él en Londres, donde era
editado el periódico Iskra (La Chispa), órgano del Partido Obrero Socialde-mócrata
Ruso (POSDR). Trabajando en esa publicación del partido, Lenin y Trotsky
mantuvieron una intensa, pero corta colaboración.
En el II Congreso del POSDR, en 1903, ocurrió la ruptura política, basada en
cuestiones de estrategia y organización del partido, oponiendo bolcheviques
(mayoría) a mencheviques (mino-ría). La oposición menchevique a las propuestas
mayoritarias de Lenin se basaba en una concepción evolucionista que se
desdoblada en una política de conciliación de clases con la burguesía liberal.
Trotsky votó con la minoría en la cuestión del partido e hizo duras críticas a las
concepciones de Lenin, que consideraba centralizadoras, autoritarias y
burocráticas. Trotsky rompió políticamente con los mencheviques un año después
del Congreso y escribió la célebre "profecía" al respecto de los riesgos
"sustitucionistas" de las formulaciones sobre el partido:
“La organización partidaria tenderá a colocarse en el lugar del partido como un
todo; el Comité Central se colocaría entonces en el lugar de la organización, y
finalmente, una dictadura se colocaría en el lugar del Comité Central". (1)
La revolución rusa de 1905 tuvo una activa participación de Trotsky, que lideró y
presidió el Soviet de San Petesburgo. Fue la primera gran revolución popular del
siglo XX, iniciada a partir del "domingo sangriento", cuando millares de
manifestantes fueron fusilados frente al palacio del zar. Marcó el surgimiento de los
soviets y de la huelga general de masas como instrumentos revolucionarios de los
trabajadores, impactando fuertemente las concepciones teóricas de Trotsky, Lenin
y Rosa Luxemburgo.
En 1906, al calor de la primera revolución rusa, Trotsky escribió una obra
teóricamente brillante, Balance y Perspectivas, en la que recuperó y desarrolló el
concepto de "revolución permanente" de Marx y defendió el carácter socialista e
internacional de la revolución en Rusia. Al contrario de mencheviques y
bolcheviques (influenciados en mayor o menor medida por el marxismo
economicista de la II Internacional), defensores del carácter democrático burgués
de la revolución en la Rusia zarista, Balance y Perspectivas marcó el nacimiento de
la teoría de la revolución permanente, con el pronóstico innovador de que una
revolución democrática antizarista se transformaría en revolución socialista, o sea,
que un gobierno obrero apoyado por los campesinos terminaría por tomar medidas
anticapitalistas.
Trotsky partió del principio de que la burguesía rusa no desempeñaría ningún papel
revolucionario (como la revolución de 1905 ya había demostrado) y que, por lo
tanto, sólo los trabajadores en alianza con el campesinado pobre podrían conducir
hasta las últimas consecuencias la revolución democrática. En ese aspecto, Lenin
y Rosa Luxemburgo concordaban con Trotsky. La gran innovación heterodoxa del
autor de Balance y Perspectivas fue afirmar que el poder político del proletariado
no sería compatible con la continuidad de su esclavitud económica, y que, de esa
forma, la revolución democrática se transformaría en revolución socialista, pero
sólo podría sustentarse con la extensión europea e internacional de la revolución.
Una década después, Lenin adoptó esa posición "marxista-trotkista" en sus
magistrales Tesis de Abril.
Con la derrota de la primera revolución rusa, Trotsky pasó preso y deportado de
diciembre de 1905 a febrero de 1907, cuando consiguió huir y exilarse en Austria,
hasta llegar a Suiza, no inicio de la Primera Guerra Mundial.
La capitulación de la socialdemocracia a la guerra imperialista mundial, en 1914,
marcó la traición histórica y el derrumbe de la Segunda Internacional. En 1905, la
izquierda internacionalista se reunió en la Conferencia de Zimmerwald, en Suiza, y
las posiciones de Trotsky y Lenin ya se encontraban bastante cercanas. En el final
de 1916, sin condiciones de permanecer en Europa, Trotsky, acompañado de
Natasha Sedova, su segunda mujer, y de los dos hijos de la pareja, embarcó para
Nueva York.
Con la revolución de febrero de 1917, que derribó el zarismo e implantó el llamado
gobierno provisorio, Trotsky embarcó inmediatamente de vuelta a Rusia. Pero fue
detenido en el Canadá e internado en un campo de concentración. Sólo después
de muchos procesos públicos, él fue liberado y pudo dirigirse a Petrogrado (antigua
San Petesburgo), donde llegó en mayo un mes después de Lenin haber
desembarcado en la famosa Estación Finlandia.
Lenin, con sus Tesis de Abril, cambió los rumbos del partido bolchevique, que bajo
el liderazgo de Stalin y Kamenev, vacilara frente al gobierno provisorio, que
continuó en la guerra imperialista y reprimió a los trabajadores y campesinos.
"Todo el poder a los soviets", fue la consigna que Lenin lanzó a las masas
radicalizadas contra la guerra y el hambre, abriendo camino para la revolución
socialista. En julio, Trotsky ingresó al partido bolchevique, junto con su
organización en Petrogrado, la Interdistrital, que contaba con varios militantes
experientes, además de algunos cuadros políticos brillantes.
En setiembre, Trotsky fue electo Presidente del Soviet de Petrogrado, en octubre
coordinador del Comité Militar Revolucionario, responsable por la organización de
la toma del poder en Rusia. Al respecto de estos acontecimientos, el propio Stalin
afirmó entonces que la organización de la insurrección fue realizada bajo la
dirección de Trotsky.
La primera revolución socialista de la historia triunfó bajo el lema "Paz, pan y
tierra". Pero había guerra con Alemania. Existía el bloqueo de las potencias
occidentales y las agresiones japonesas en el Extremo Oriente. Trotsky fue
nombrado Comisario del Pueblo para las Relaciones Exteriores y después de
muchas idas y venidas, firmó la paz humillante de Brest-Litovsk, impuesta por la
fuerza militar de Alemania, antes de su derrota en la guerra.
En el plano interno, era el caos, con la guerra civil explotando y los ejércitos
blancos contra-rrevolucionarios atacando en tres frentes, con el apoyo de tropas de
las potencias imperialistas, además de la oposición de los mencheviques y los
social-revolucionarios, de la aguda crisis económica, del colapso de la producción
agrícola e industrial y del sistema de transportes. La revolución estaba en peligro.
En 1918, Trotsky asumió como Comisario del Pueblo para Asuntos Militares y
organizó el Ejército Rojo, combinando la estructura del antiguo ejército zarista con
la supervisión de comisarios políticos bolcheviques. En 1920, escribió Terrorismo y
Comunismo, cuyo subtítulo era El Anti-Kautsky (respondiendo a los ataques del
principal teórico de la socialdemocracia a la revolución bolchevique), después de
pasar casi tres años atravesando Rusia en un tren blindado comandando el
Ejército Rojo durante la guerra civil. En ese corto período de tiempo, reconquistó
territorios que los zares habían demorado cuatrocientos años en reunir.
En marzo de 1921, derrotada la contrarrevolución y terminada la guerra con
Polonia, el X Congreso del Partido Bolchevique se enfrentó con la revuelta de los
marineros de Kronstadt y las rebeliones campesinas influenciadas por los
anarquistas. Ambas fueron arrasadas sin complacencia por el poder soviético, con
un alto costo político y de vidas humanas. El mismo congreso que determinó el
aplastamiento de la fortaleza de Kronstadt, cometió otro enorme error político:
suspendió (en términos excepcionales) el derecho de tendencias en el partido. A
pesar de la victoria en la guerra civil y de Lenin haber lanzado la NEP (la nueva
política económica que superó la fase del "comunismo de guerra"), el aislamiento
de la Rusia de los soviets, después de la derrota de las revoluciones en Alemania y
en Hungría, era casi total.
En 1922, se realizó el IV Congreso Mundial de la Internacional Comunista, el último
en que Lenin y Trotsky actuaron conjuntamente.
Lenin, arrepentido de la definición sobre el secretario general y la situación política
interna ("el partido está enfermo"), propuso a Trotsky una alianza contra Stalin y un
combate sin treguas contra la burocratización del parido bolchevique y del estado
soviético. En enero de 1924, murió. En febrero, Stalin lanzó una campaña de
afiliación partidaria, "el reclutamiento Lenin", en verdad un "engorde" gigantesco
del partido, organizado por la fracción stalinista, que resultó en la entrada de más
de 200 mil nuevos miembros. Sintiéndose seguro y fortalecido, Stalin lanzó su
teoría revisionista sobre el "socialismo en un sólo país".
Mientras tanto, además de trabar una lucha interna dentro del partido, Trotsky
publicó Literatura y Revolución, en defensa de un arte y una literatura socialistas,
libre de cualquier tutela. (Confrontada al "realismo socialista". (N. de R.).
Entre 1925 y 1927, Trotsky fue apartado de sus funciones en el gobierno y en la
dirección del partido, hasta ser desterrado y, finalmente, expulsado de la Unión
Soviética, en 1929. Escribió La Internacional después de Lenin (1928), La
Revolución Desfigurada y Mi Vida (1929), su autobiografía. En el Prefacio de La
Revolución Desfigurada, Trotsky se pronunció vehementemente sobre el mito del
"trotskismo" creado por Stalin:
“¿Será necesario repetir que nunca pretendí crear una doctrina particular? En
teoría, soy un alumno de Marx. En lo referente a los métodos de la revolución,
pasé por la escuela de Lenin. O, si se quiere, el "trotskismo" es para mí un nombre,
bajo el cual las ideas de Marx y de Lenin son designadas por los epígonos,
deseosos de liberarse a toda costa de esas ideas, pero sin osar hacerlo
abiertamente”. (2)
En 1930, escribió La Revolución Permanente, una obra fundamental de la teoría
marxista, en la cual, según Michael Löwy: “sacando las lecciones de la experiencia
rusa de 1917, como de la derrota de la Revolución China de 1927-28 (en la cual el
P. Comunista Chino, siguiendo las instrucciones de Stalin, había apoyado al
Kuomintang de Chang-Kai-Chek), Trotsky busca elevar la teoría de la revolución
permanente a un nivel universal, válido para el conjunto de los países
dependientes o periféricos”. (3)
Aún según Löwy, en esa obra, el objetivo de Trotsky era: “formular una alternativa
a las nuevas doctrinas stalinistas: 1) la teoría de la revolución por etapas que
(retomando la tradición menchevique) proclama la necesidad de una etapa
democrático-nacional de la revolución de los países dependientes, gracias a una
alianza del movimiento obrero con la burguesía nacional; 2) la doctrina del
"socialismo en un sólo país", que conducía lógicamente a subordinar el movimiento
comunista internacional a los intereses de la "Patria del socialismo". (4)
En La Revolución Permanente, Trotsky partió de un análisis del desarrollo desigual
y combinado del capitalismo periférico (articula formas atrasadas y modernas en
una misma formación social) para concluir que la revolución en los países
dependientes combinaría medidas democráticas, nacionales y socialistas, por lo
tanto, antimperialistas y anticapitalistas, y se daría bajo la hegemonía del
proletariado, dirigido por su vanguardia política.
Trotsky vivió en Turquía, entre 1929 y 1933, y en Francia, entre 1933 y 1935. En
ese período, escribió Historia de la Revolución Rusa y Revolución y
Contrarrevolución en Alemania, dos obras primas del marxismo revolucionario.
Sobre Revolución y Contrarrevolución en Alemania, el historiador inglés Perry
Anderson afirmó: “Aislado en una isla turca, él escribió, a cierta distancia de los
acontecimientos, una secuencia de textos sobre la ascensión del nazismo en
Alemania que, como estudios concretos de una coyuntura política, son de una
calidad sin par en el conjunto del materialismo histórico. En este campo, el propio
Lenin nunca produjo un trabajo de profundidad y complejidad comparables. En
efecto, los escritos de Trotsky sobre el fascismo alemán constituyen el primer
análisis marxista real de un Estado Capitalista del siglo XX, el establecimiento de la
dictadura nazista”. (5)
En Historia de la Revolución Rusa, Trotsky remarcó la lección fundamental de la
primera revolución socialista victoriosa:
“Los Soviets son los órganos de preparación de las masas para la insurrección, los
órganos de la insurrección, y después de la victoria, los órganos del poder. Todavía
los Soviets, por si mismos, no solucionan el problema. Según el programa y
dirección, pueden servir fines diversos. Un programa es dado a los Soviets por el
partido. En caso de que los Soviets, dentro de las circunstancias de una revolución
-y, fuera de una revolución, ello son, en general, impracticables- se apoderen de
toda una clase, exceptuando las camadas muy atrasadas, pasivas o
desmoralizadas, el partido revolucionario queda al frente de la clase. El problema
de la conquista del poder sólo puede ser resuelto por la combinación del partido
con los Soviets, o entonces, con otras Organizaciones de masas, más o menos
equivalentes a los Soviets”. (6)
Y más adelante, Trotsky no olvidó agregar:
“En general, según el testimonio de la historia -la Comuna de París, las
revoluciones alemana y austríaca de 1918, la crisis alemana de 1923, la
Revolución China de 1925-1927, la Revolución Española de 1931- el eslabón más
débil de la cadena de las condiciones fue hasta hoy, el partido: lo más difícil para la
clase obrera es crear una organización revolucionaria que este a la altura de sus
tareas históricas”. (7)
Trotsky pasó en Noruega, entre 1935 y 1936, y finalmente llegó a México, donde
residió de 1937 a 1940.
En el exilio, la actividad principal de Trotsky, teórica y políticamente, fue el combate
incansable a la burocracia stalinista. Denunció la traición histórica de la
socialdemocracia y del partido comunista al movimiento obrero alemán, por haber
permitido la llegada al poder si lucha del nazismo. Denunció la traición de la
revolución española por el stalinismo y los despreciables Procesos de Moscú, en
los cuales Stalin eliminó físicamente, con tintes de crueldad, toda la vieja guardia
bolchevique. Eran tiempos terribles y contrarrevolucionarios.
La Segunda Guerra Mundial se aproximaba... "Era media noche en el siglo", según
Víctor Serge.
En 1937, Trotsky La Revolución Traicionada, en la cual caracterizó a la Unión
Soviética como un "Estado obrero burocráticamente degenerado", una dictadura
que precisaba ser derribada por los trabajadores a través de una "revolución
política", La caracterización de Trotsky sobre la burocracia soviética antes de 1933,
era la de un aparato "centrista", oscilando entre la burguesía y el proletariado.
Después de la capitulación del stalinismo ante el nazismo en Alemania, Trotsky
comprendió que la burocracia soviética se había consolidado como una camada
social, una "casta privilegiada", con intereses específicos, y la revolución
encontraba su "Termidor" (analogía histórica con la Revolución Francesa y al
período de reacción que siguió a la caída de los jacobinos).
Sólo que, al revés de una restauración del viejo orden, lo que hubo, fue una
degeneración del Estado Soviético -una contrarrevolución burocrática- y el
fenómeno del stalinismo como expresión política de ese proceso. La burocracia
soviética pasó a desarrollar, de forma coherente, una política internacional
objetivamente contra-revolucionaria, ya que su existencia y su poder, se originaban
justamente en el atraso y las derrotas de la revolución mundial. El brillante análisis
de Trotsky sobre la burocracia bonapartista, evidenció la necesaria ambigüedad del
comportamiento política de esa camada social: al mismo tiempo que ejercía una
dictadura sobre el proletariado soviético, estaba obligada a defender las conquistas
básicas de la revolución socialista contra el imperialismo.
En La Revolución Traicionada, Trotsky también defendió el centralismo
democrático leninista contra su perversión teórica y política por parte del
stalinismo:
“El régimen interno del partido bolchevique se caracteriza por el método el
centralismo democrático. La combinación de eses conceptos, democracia y
centralismo, no es, de manera alguna, contradictoria. El partido tomó gran cuidado
en la demarcación de sus fronteras, no sólo para impedir el acceso a los no
revolucionarios, sino también para que todos los integrantes usufructuaran del
derecho efectivo de definir la dirección política partidaria. Libertad de crítica y
confrontación de ideas eran los poderosos factores de la sustentación de la
democracia interna.
La presente doctrina, de que el bolchevismo no tolera fracciones, es un mito de la
decadencia. En realidad, la historia del bolchevismo es una historia de conflictos,
de fracciones. Y de hecho, ¿cómo podría una organización genuinamente
revolucionaria, estableciendo para sí misma la tarea de transformar el mundo y
uniendo bajo su bandera los más audaces iconoclastas, luchadores y rebeldes,
crecer y desarrollarse sin conflictos intelectuales, sin agrupamientos y fracciones
temporarias?” (8)
En 1938, los stalinistas ametrallaran las últimas centenas de militantes trotskistas
de la Oposición de Izquierda en la Unión Soviética (Vorkuta). Desde su aislamiento
forzado en México, Trotsky, junto con André Bretón, líder del Grupo Surrealista,
lanzó el manifiesto Por un Arte Revolucionaria Independiente.
Trotsky pasó sus últimos años de vida organizando la Cuarta Internacional
(fundada en París en 1938, sin su presencia, por cuestiones de seguridad), bajo el
signo de las "tres eles", esto es, bajo el signo de Lenin, Luxemburgo y de
Liebknecht. Para la nueva Internacional, él escribió el documento La Agonía del
Capitalismo y las Tareas de la Cuarta Internacional, material que se hizo conocido
como el Programa de Transición.
Trotsky consideraba esa tarea la más importante de su vida, pues se trataba de
formar una nueva generación de revolucionarios y garantizar la continuidad del
programa y del método "bolchevique-leninista", como él gustaba de llamarlo. El
Programa de Transición rompió con la vieja tradición socialdemócrata y la nueva
tradición stalinista de separación entre un "programa mínimo" reformista y un
"programa máximo" socialista. Trotsky propuso reivindicaciones "transitorias", que
partiesen del nivel de conciencia real de los trabajadores, de sus exigencias
concretas e inmediatas, y que llevasen al enfrentamiento con la lógica del
capitalismo y de los intereses de la burguesía. Por lo tanto, el método del
documento de Trotsky está basado en la concepción dialéctica del programa, como
un instrumento de lucha y concientización, y como un "puente" para el socialismo.
Para Michael Löwy, existen muchos puntos en común entre el Programa de
Transición y el Manifiesto Comunista: “los dos buscan la unidad entre la teoría y la
práctica, el análisis de la realidad y la perspectiva de su transformación
revolucionaria; los dos ofrecen un programa que parte de reivindicaciones
inmediatas, para ofrecer un proyecto de lucha contra el capitalismo, los dos tienen
en el internacionalismo, su trazo más marcante; los dos tienen como punto de
referencia histórico-mundial la realización de una sociedad comunista”. (9)
Para Löwy, el marxismo de Trotsky atribuye un papel decisivo al "factor subjetivo",
a la conciencia y acción del sujeto histórico. “Todo depende del proletariado, y
antes que todo, de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la
humanidad, se reduce a la crisis de dirección revolucionaria”, (10) escribió el
fundador del Ejército Rojo y de la Cuarta Internacional en el Programa de
Transición.
En 1939, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, Hitler y Stalin celebran un
acuerdo: el pacto germano-soviético. En el artículo La URSS en la Guerra, escrito
el 25 de setiembre del mismo año, Trotsky hace la siguiente previsión:
“Ahora Hitler es un aliado y amigo de Stalin, sin embargo, si con ayuda de Stalin,
Hitler consigue salir victorioso en el frente Oeste, a la mañana siguiente, volverá
sus cañones contra la URSS”. (11)
Pero no olvidó agregar:
“En estas condiciones, los partidarios de la Cuarta Internacional, sin modificar de
forma alguna su actitud frente a la oligarquía del Kremlin, colocarán como la tarea
más urgente del momento, la resistencia militar contra Hitler (...)
Este tipo de "defensa de la URSS", naturalmente será diferente -tanto cuanto el
cielo es diferente a la tierra- de la defensa oficial (hecha por el stalinismo).
ParaTrotsky, ella se haría bajo el lema: “¡Por el Socialismo! ¡Por la Revolución
Mundial! ¡Contra Stalin”. (12)
Después de matar los secretarios de Trotsky (Erwin Wolf, Ignace Reis y Rudolf
Klement), desterrar a su primera esposa y a sus nietos a Siberia, apresar y ejecutar
uno de sus hijos, Sergei, y asesinar a su otro hijo, León Sedov en París, finalmente
el brazo asesino de Stalin llegó hasta él.
El 20 de agosto de 1940, el agente stalinista Ramón Mercader, después de
conseguir infiltrarse, en la casa-fortaleza de Coyoacan, atacó cobardemente por la
espalda a Trotsky, agujereando su cerebro con un pico de alpinista. En la mesa de
trabajo de León Trotsky, las páginas de sus últimos escritos (la biografía de Stalin y
un dossier sobre la GPU, (policía secreta stalinista), quedaron manchadas de
sangre.
Antes de 1917, el marxismo de Trotsky no representaba más que una concepción
heterodoxa de la revolución rusa. Pero, a partir de 1923, el "trotskismo", como la
principal oposición marxista y crítica al régimen burocrático "soviético" y al
stalinismo, acabó tornándose un movimiento y adoptando un conjunto más amplio
de tesis, buscando defender los valores del marxismo revolucionario contra su
degeneración.
El movimiento trotskista siempre se consideró heredero directo del leninismo.
Según Norman Geras, “el trotskismo, en el mejor caso, se basó en la realidad
histórica del relacionamiento singular y constante -ora crítico, ora convicto, nunca
reverente- de Trotsky con la persona y la política de Lenin, a fin de patrocinar la
síntesis de una teoría política socialista simultáneamente revolucionaria y
comprome-tida con la democracia y el pluralismo”. (13)
Para Michael Löwy, el marxismo de Trotsky representó, “a pesar de las terribles
derrotas y de las crisis del movimiento obrero en los años 30, una apuesta racional
a la posibilidad de una salida revolucionaria a los impases del capitalismo, a la
capacidad de los trabaja-dores de tomar, a través de su experiencia práctica,
conciencia de sus intereses fundamentales, a la vocación de las clases explotadas
y oprimidas para salvar a la humanidad de la catástrofe de la barbarie. Esta
apuesta no perdió nada de su actualidad en este inicio del siglo XX”. (14)
NOTAS
1.-Deustcher, Isaac, “Trotsky. El Profeta Armado”.
2.-Trotsky, León, “La Revolución Desfigurada”.
3.-Löwy, “Contribución de Trotsky al Marxismo”.
4.-Ibid.
5.-Trotsky, León, “El Arte de la Insurrección”.
6.-Trotsky, “Historia de la Revolución Rusa”.
7.-Ibid.
8.-Trotsky, León, “El Arte de la Insurrección”.
9.-Löwy, Michael, “Contribución de Trotsky...”.
10.-Trotsky, León, “El Programa de Transición”.
11.-Trotsky, León, “En Defensa del Marxis11
12.-Ibid1
13.-“Diccionario del Pensamiento Social del Siglo XX”.William Outthwaite y Tom Bottomore.
14.-Löwy, Michael, “La Contribución de Trotsky al marxismo”.
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