0201-90-2007 TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA: Santa Ana, a las dieciséis horas del veinte de noviembre del dos mil siete. El presente proceso penal, clasificado bajo el número 194-2007, se ha seguido en contra de ELIO AUGUSTO GÓMEZ SEGOVIA, de veintiséis años de edad, acompañado, mecánico de obra y banco, salvadoreño, originario y vecino de esta ciudad, residente en colonia Lamatepec, zona "C", pasaje "F", polígono "F", casa número veinticuatro, nacido el catorce de abril de mil novecientos ochenta y uno, hijo de Miguel Ángel Gómez y María Magdalena Segovia, datos que fueron confrontados con su documento único de identidad número cero dos millones setecientos treinta y nueve mil cuarenta y cuatro guión dos; procesado por el delito de POSESIÓN Y TENENCIA, tipificado en el Art. 34 inc. 2° de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, en contra de la SALUD PÚBLICA. La vista pública fue conocida por los Honorables Jueces, Aura Armida Solano Cáceres, Jesús Armando Leiva Estrada y Oscar Edgardo Calderón Núñez, quienes en cumplimiento a lo prescrito por el Art. 53 Inc. 1° No. 8 CPP, conocimos de forma colegiada la Audiencia Pública de dicho proceso, presidiendo y redactando la presente sentencia la Jueza Solano Cáceres; interviniendo además los abogados Jorge Alberto Figueroa Menéndez y Juan José Flores Espino, el primero como Agente Auxiliar del Fiscal General de la República y el segundo como defensor particular del acusado. El Ministerio Público Fiscal acusó al implicado, por medio de libelo agregado de fs. 10 a 15, en el cual se enuncia el hecho que ha sido objeto del juicio, y que en lo pertinente dice: """(…) VI) RELACIÓN CIRCUNSTANCIADA DE LOS HECHOS.------Los hechos que "sé" (sic) le imputan al señor ELIO AUGUSTO GOMEZ SEGOVIA, el día ocho "d" (sic) mayo del presente año a (…) las diecisiete horas en el momento que los agentes de la Policía Nacional Civil destacados en la División de Antinarcóticos (…) efectuaban patrullaje preventivo sobre la final de la novena avenida norte frente al mesón Parisiense del "Barrio" Santa Bárbara, por tener conocimiento por la voz "publica" (sic) que "ne" (sic) dicho lugar transitan o permanecen sujetos (…) que comercializan con droga observando a un sujeto (…) quien al notar la presencia policial mostró nerviosismo (…) y rápidamente "intento" (sic) abordar una bicicleta por lo que se le ordena los comandos verbales de Alto Policía a lo cual accedió voluntariamente procediendo (…) realizarle una requisa personal encontrándole en el interior de la bolsa delantera derecha cuarenta y ocho porciones de sustancia sólida de color anaranjado, un teléfono marca "motorota" (sic) color negro con su respectivo estuche. Una pulsera de metal amarillo, un reloj de puño marca Seiko (…) y una bicicleta marca Raly USA (…) se procedió a la detención del señor ELIO AUGUSTO GÓMEZ SEGOVIA (…) VII) CALIFICIACIÓN JURÍDICA DEL HECHO-----La infracción penal que se le atribuye "a el" (sic) imputado ELIO AUGUSTO GOMEZ SEGOVIA, se debe calificar provisionalmente como POSESIÓN Y TENENCIA (...)""". Habiéndose aperturado a juicio en la conclusión de la etapa de instrucción en contra del procesado por el ilícito señalado; la audiencia de juicio se realizó en la fecha y hora señalada, en la que se cumplieron las prescripciones y términos de ley; y, CONSIDERANDO: I.- Durante el desarrollo de la presente Vista Pública no se presentaron cuestiones incidentales que resolver. El imputado se abstuvo de rendir su declaración sobre los hechos, por lo que únicamente fue interrogado en cuanto a sus datos generales de identificación. Este Tribunal resolvió por unanimidad de votos todos los puntos sometidos a su conocimiento, los cuales corresponden a los contemplados en el inciso segundo del Art. 356 CPP; por lo que, habiéndose ejercitado legalmente la acción penal y siendo este Tribunal colegiado el competente para juzgar en el caso "sub exámine", se valoró el elenco probatorio siguiente: A) PRUEBA TESTIMONIAL, constituida por la declaración de Miguel Ernesto Sánchez Musto; B) PRUEBA DOCUMENTAL, consistente en el acta de detención del procesado, a fs. 5 y 6; C) PRUEBA ADMITIDA DE OFICIO POR EL JUEZ INSTRUCTOR, constituida por el informe del análisis preliminar de droga, a fs. 7; documentos que fueron incorporados al juicio mediante su lectura de conformidad al Art. 330 N° 4 CPP. CONSIDERANDO: II.- Al realizar un análisis ponderado y objetivo en cuanto a la valoración del conjunto de probanzas mencionadas anteriormente, ajustado a las reglas de la sana crítica; es decir, siguiendo los principios de la lógica, la psicología y la experiencia común; empleando un sistema racional de deducciones que guarden íntima relación con todas las pruebas de auto y tal como lo determina el Art. 162 Inc. 3º CPP. este Tribunal estima que el acta de remisión del acusado es una prueba documental realizada cumpliéndose con las facultades policiales y al respeto de los derechos del imputado, en apego a lo dispuesto en los Arts. 8, 87, 241 No. 7, 243 y 288 CPP.; fue efectuada en el momento conceptualizado por la ley adjetiva Penal como flagrancia; y, para la documentación del procedimiento de la aprehensión del imputado los agentes policiales cumplieron con los requisitos formales y legales establecidos por la ley, de conformidad a lo regulado en los Arts. 124 Inc. 1°, y 244 Incs. 2° y 3° del Código Adjetivo Penal; la legalidad y contenido del acta de detención se ve reforzado por el dicho del agente policial Miguel Ernesto Sánchez Musto, quien intervino en la misma; por lo que, habiendo controvertido su contenido las partes al haber presentado su testimonio el mencionado agente, su transcripción resulta innecesaria. En cuando al informe de análisis preliminar de droga, hemos de decir, que el Art. 239 Inc. 1° CPP. le franquea a la institución policial la posibilidad de recoger medios de prueba por iniciativa propia; también, que el contenido del Inc. 1° del Art. 240 Idem., claramente expresa que la Policía siempre actuará bajo control fiscal y/o judicial; es decir, que la Policía puede realizar por su cuenta otras actividades investigativas que no le hayan sido encargados por el Fiscal, dentro de los parámetros del Art. 244 CPP.; no obstante, que cuando esas actividades merezcan la aprobación o la intervención judicial en su caso no podrán ser llevados a cabo sin la venia del Juez a solicitud fiscal, mucho más si tomamos en cuenta que de la lectura del Art. 195 CPP se advierte claramente, que siempre que se requiera de conocimientos especiales en alguna ciencia, arte o técnica para descubrir o valorar un elemento de prueba, deberán de practicarse peritajes, los cuales serán ordenados por el Juez o Tribunal. Conocido es que esta clase de evaluaciones por no tratarse de actos de suma o extrema urgencia, su práctica no puede ser ordenada por la autoridad administrativa durante la etapa de los actos iniciales de investigación, ya que estos por requerir diligencia y prontitud - pueden realizarse en ese lapso o posteriormente mediante el mecanismo procesal de la prueba anticipada durante la etapa de la instrucción. Estas situaciones de reserva y de excepcionalidad no aplican en el presente caso por no estar dentro de ese tipo de peritajes, por lo que la representación fiscal como director de la investigación en coordinación con la Policía contaba con toda la fase de instrucción para llevarlo a cabo con intervención del Juez. En razón de lo expuesto es que se estima que al estar revestida de esa informalidad la probanza descrita, no es adecuable al catálogo de pruebas mencionadas en el numeral 1 del Art. 330 CPP y, por consiguiente, su incorporación a la vista pública se encuentra vedada como una pericia, especialmente porque en su práctica no se reprodujeron las formalidades propias de estas operaciones técnicas, ni la persona que la practicó fue admitida por el Juez Instructor en esa calidad, ni en la vista pública fue sometida a la contradicción de las partes ni a la inmediación de los sujetos procesales como perito. No obstante todo lo expuesto, dicha situación irregular no excluye automáticamente a ese medio de prueba, pues por haber sido un acto que se produjo previo al requerimiento fiscal y con fines investigativos, -al criterio de un número minoritario de autores- podría introducirse a la vista pública como una prueba documental – Art. 330 No. 4 CPP-; y, por tratarse de un informe que adolece de formalidades, en virtud del Art. 15 inc. final ídem. será tomado únicamente como prueba indiciaria. Del referido informe en lo pertinente se extrae: Que fue practicado el nueve de mayo del corriente año, por la bachiller Nuvia Idalia Rugamas Sandoval, en su calidad de Técnico del Laboratorio Técnico de la División Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil, en el decomiso efectuado a Elio augusto Gómez Segovia, teniéndose como evidencia cuarenta y ocho porciones pequeñas de sustancia sólida de color anaranjado, sin envoltorio y todas en el interior de una bolsa plástica transparente; que el análisis efectuado fue físico y químico; teniéndose como resultado que la evidencia tiene un peso neto inicial de 2.4 gramos; que los análisis colorimétricos efectuados a la sustancia sólida, con reactivo de Tiocianato de cobalto y ácido clorhídrico fue positivo a cocaína base libre; y, que la prueba con reactivo de dicromato de potasio y ácido clorhídrico dio positivo a cocaína base libre; que al análisis microscópico con cloruro de platino y ácido clorhídrico, se forman los cristales característicos de la cocaína base libre; que se concluyó que las porciones de sustancia sólida efectivamente son de droga cocaína base libre conocida como "Crack", la que se obtiene de la conversión química del clorhidrato de cocaína, extraído de las hojas del arbusto de la planta de coca, droga que por sus efectos se clasifica entre los estimulantes, conocida científicamente con el nombre de Erytroxylon, droga sometida a fiscalización nacional e internacional; que se hizo la observación que en el tráfico ilegal de droga Crack, un gramo tiene un valor económico de $25.14 dólares, por lo que la suma de los pesos netos iníciales de 2.4 gramos de la evidencia tiene un valor económico de $60.33 dólares. CONSIDERANDO: III.- Respecto a la prueba testimonial examinada vale decir que en el plenario la intervención del deponente estuvo bajo la contradicción de las partes y la inmediación de éstas y los Suscritos, observándose la legalidad del interrogatorio. No se advirtieron circunstancias que demeriten la credibilidad del declarante, acotándose además que su manifestación tuvo asidero con el resto de probanzas, obteniéndose de esta deposición el siguiente contenido probatorio descriptivo: Al ser interrogado el testigo Miguel Ernesto Sánchez Musto, manifestó: Que trabaja en la PNC, y que está destacado en la Regional Antinarcóticos de Santa Ana desde aproximadamente once meses; que fue citado por ser testigo en contra del señor Elio, por un hecho ocurrido el ocho de mayo presente año en la final novena avenida norte barrio Santa Bárbara de esta ciudad, como a las diecisiete horas; que cuando efectuaban patrullaje preventivo con Oscar Armando Amaya Raymundo, observaron al señor Elio, quien se puso nervioso al verlos, lo que hizo que le mandaran los comandos verbales de "Alto Policía"; que antes de intervenirlo, el procesado iba a abordar una bicicleta que tenía; que al mandarle los comandos verbales accedió; que él le practicó la requisa, encontrándole en la bolsa delantera derecha del short cuarenta y ocho porciones de sustancia solida de color anaranjado; que después procedió a realizar una prueba de campo, la cual dio positivo a droga cocaína base libre, comúnmente llamada crack; que siguieron con la requisa para ver si había otro objeto ilícito, encontrándole una cartera con documentos, un reloj, una cadena, tres anillos, pero nada más que fuera ilícito a parte de la droga; que en vista de lo encontrado, se le hizo saber que quedaría detenido por el delito de tráfico ilícito. A preguntas de la Defensa, el testigo manifestó que vieron que el sujeto tenía conducta nerviosa porque al notar la presencia policial vio a todos lados y de forma inmediata abordó una bicicleta que tenía cerca; que el deponente practicó la prueba de campo en la droga secuestrada; y, que sabe de drogas porque recibió un curso básico sobre éstas, consistente en conocimientos generales de sustancias, es decir como son físicamente; que la característica en sí de la porción encontrada es la manera como la portaba y como la envuelven; que la droga estaba envuelta en una bolsa plástica transparente. A preguntas de la Honorable Jueza Solano Cáceres, el testigo manifestó que además de la droga, le decomisaron una bicicleta la cual no le han entregado, pero que las demás cosas sí se devolvieron. CONSIDERANDO: IV.- Con base en la certeza de la prueba incorporada a la Vista Pública, puede afirmarse que los hechos acreditados por los que suscriben esta sentencia mantienen una íntima relación con la hipótesis acusatoria; y, esos hechos consisten en los que a continuación se detallan: Con el contenido del acta de detención y el dicho del agente Miguel Ernesto Sánchez Musto, se acredita que el hecho fue descubierto a las diecisiete horas del ocho de mayo del presente año, en la final novena avenida norte, frente al mesón Parisense del barrio Santa Bárbara de esta ciudad; que cuando efectuaban patrullaje preventivo observan a un sujeto sospechoso el cual se dispuso a abordar una bicicleta; que al efectuarle una requisa personal le fue encontrado en la bolsa delantera derecha del short que vestía en esos momentos, una bolsa plástica transparente, conteniendo en su interior cuarenta y ocho porciones de sustancia sólida color anaranjado al parecer droga crack; que al proceder el agente Sánchez Musto a practicarle una prueba de campo a la mencionada sustancia, dio positivo a droga cocaína base libre. Con el informe del análisis preliminar de droga, se establece: Que el peso inicial de la evidencia era de 2.4 gramos, dividida en cuarenta y ocho porciones pequeñas; que al realizar el análisis microscópico con cloruro de platino y ácido clorhídrico se formaron cristales característicos de la cocaína base libre; que se concluyó que las porciones de sustancia sólida efectivamente eran cocaína base libre conocida como "Crack", obtenida de la conversión química del clorhidrato de cocaína, extraído de las hojas del arbusto de la planta de coca, clasificada por sus efectos entre los estimulantes, conocida científicamente como Erytroxylon, observándose que dicha sustancia tiene un valor de sesenta dólares con treinta y tres centavos de la misma moneda. CONSIDERANDO: V.- Tomando en cuenta todos los hechos que se han establecido a partir de los elementos de prueba obtenidos de los medios correspondientes y que se han relacionado con anterioridad, los infrascritos Jueces mediante un proceso mental razonado y acorde con las reglas del criterio humano que nos han guiado para la valoración de las distintas probanzas, hemos arribado a la siguiente conclusión: Si aproximadamente a las diecisiete horas del ocho de mayo del corriente año, en el final de la novena avenida norte, frente al mesón Parisense del Barrio Santa Bárbara de esta ciudad, agentes policiales realizaron un requisa a una persona identificada como Elio Augusto Gómez Segovia; si en ese registro se le encontró en la bolsa derecha delantera del short que vestía, una bolsa plástica transparente conteniendo en su interior cuarenta y ocho porciones de sustancia sólida color anaranjado al parecer droga crack, no demostrando el detenido encontrarse autorizado para la posesión y/o tenencia del material incautado; si al ser practicado el análisis preliminar a la droga para determinar el tipo de sustancia controlada, éste da un resultado positivo a cocaína base libre conocida como "crack"; entonces ha de concluirse que resulta lógico atribuirle al acusado la posesión y/o tenencia ilegítima de esa droga. CONSIDERANDO: VI.- Los hechos que se han logrado establecer con las probanzas desfiladas, así como la conclusión que a partir de éstos se ha determinado y que se ha expuesto "ut supra", se adecuan semánticamente a la descripción de la acción prohibida por el legislador bajo el epígrafe de Posesión y Tenencia; y, al realizar un ejercicio mental y subsumir la conducta exteriorizada por el encausado en el tipo penal especial referido, resulta que su comportamiento es evidentemente típico -tal y como se demostrará posteriormente- y se adapta a lo que nuestro legislador conceptúa como el presupuesto de una sanción. El tipo penal de la posesión y tenencia, prescrito en el Art. 34 inc. 2° de la L.R.A.R.D., se conceptualiza como el mero tener o poseer como dueño, de cantidades iguales o mayores a dos gramos de droga ilícita; entendiéndose por droga a todo lo que engloba el concepto legal que nos da el Art. 2 L.R.A.R.D. El tipo en mención exige también que dicha droga debe poseerse o tenerse injustificadamente, es decir, sin autorización legal o de autoridad competente; y, que dicha droga sea ilícita, o sea de las mencionadas en el Art. 3 ídem., dentro de las cuales se encuentra la cocaína. Por ello es que la referida figura penal precisa para su materialización de los siguientes elementos: Que se compruebe la existencia de sustancias prohibidas a que se refiere el tenor literal de su texto; que se tenga o posea el poder de disposición de esas sustancias; que exista la conciencia o voluntariedad sobre ese hecho; que la droga se posea o tenga en cantidades iguales o mayores a los dos gramos; y, que no exista autorización para su posesión y/o tenencia. Para realizar una adecuada valoración sobre la tipicidad del caso en examen es valedero apuntar, que los delitos contra la salud pública -al que pertenece el de posesión y tenencia-, constituyen infracciones de peligro abstracto por ser de riesgo general y comunitario, siendo delitos de carácter eminentemente formal y de mera actividad, de los que no se requiere para su consumación un resultado lesivo y concreto; puesto que para estimarlo materializado y perfecto basta con la comprobación de haberse realizado la acción típica prohibida por el legislador, tornándose innecesario verificar la existencia de un resultado; razón por la cual no cabe en estos hechos punibles plantearnos la cuestión de la imputación objetiva. En consecuencia, ha de concluirse que la posesión y tenencia es uno de los delitos clásicos de consumación anticipada, de modo que la misma se produce con absoluta independencia de cualquier resultado posterior. El autor mexicano Efraín García Ramírez, doctrinariamente conceptualiza la posesión como el control que se ejerce sobre una cosa y si a esta posesión le agregamos en el caso que nos ocupa a) la existencia de la droga, b) que el sujeto activo tenga el poder de disposición de la misma, y c) que se tenga conciencia y voluntariedad sobre ese hecho; es decir, que el poseer drogas sin autorización legal alguna, será un hecho obviamente ilícito y poseerla significaría tenerla dentro del radio de acción de disponibilidad activa, voluntaria y consciente, así y para la configuración del delito de posesión y tenencia de drogas, será necesario llegar al convencimiento de que la droga es propiedad de alguien, y basta que a ese alguien se sorprenda con la droga dentro de su radio de acción y disponibilidad. El convencimiento sobre la posesión de la droga por parte del acusado, nos lo proporciona las afirmaciones del agente policial Miguel Ernesto Sánchez Musto, ya que los elementos de prueba obtenidos de su testimonio, reforzado con el acta de la aprehensión del procesado acreditan la conducta típica de "posesión" evidenciada por el imputado Elio Augusto Gómez Segovia. Como ya se expuso, el tipo penal en estudio exige entre otros requisitos, uno objetivo: Que la droga encontrada en posesión y/o tenencia de alguien sea mayor de dos gramos; y, uno subjetivo o personal: que el sujeto que la posea y/o tenga no esté autorizado para ello. En primer lugar, es de enfatizar que resulta indubitable la comprobación de que las porciones de sustancia solida decomisadas al procesado es correspondiente a droga cocaína, esto ha quedado ampliamente comprobado con el análisis preliminar de la sustancia secuestrada al procesado, de la que se concluye que se trata de droga Cocaína, conocida científicamente como Erytroxylon; y, también que por tratarse de una cantidad de dos punto cuatro gramos lo encontrado al procesado Gómez Segovia, se supera el límite mínimo que el legislador ha prohibido para este caso en el inciso segundo del Art. 34 L.R.A.R.D. En segundo lugar –el requisito subjetivo-, es de aclarar que la forma semiclandestina en que el encausado portaba la droga y oculta entre su ropa, y por no existir prueba en contrario, puede fácilmente establecerse que el enjuiciado no tenía autorización para portar o tener esa droga. Todos los requisitos de materialización del elemento objetivo del delito han quedado establecidos con los hechos que se estiman acreditados y que se han redactado en el considerando respectivo de ésta. Asimismo, ha de expresarse que la acción típica de poseer o tener requieren tanto del conocimiento como de la voluntad de poseerla o tenerla, constituyéndose así los elementos cognoscitivo y volitivo del dolo, cuyas características esencialmente configuran el elemento subjetivo del delito y, por ende, complementan al tipo penal que nos ocupa; concluyéndose la comprobación de la conducta típica del enjuiciado. No existiendo ni siquiera indicios de la existencia de alguna de las causas de justificación genéricas, ha de decirse que la conducta del imputado Elio Augusto Gómez Segovia además de ser típica es antijurídica. Esta aseveración se refuerza si, retomando a Muñoz Conde, traemos a colación que la conciencia que toda persona tiene del carácter nocivo para la salud de esta sustancia, así como la prohibición o restricción de cualquier actividad ilegal alrededor de la misma, constituye el elemento subjetivo del tipo penal y elimina toda posibilidad de invocar el error, sea éste de tipo o de prohibición, como causal excluyente o modificativa de la responsabilidad penal en los delitos relacionados con esta droga. Es de mencionar que en el desarrollo del plenario se alegó por parte de la representación de la defensa técnica, que el injusto atribuido a su representado era un hecho atípico, pues como requisito para considerar que una conducta encaja en lo que la norma regula como posesión y tenencia, debe darse la existencia real de una droga prohibida; y, su aseveración tuvo como base el hecho que a la sustancia secuestrada no le fue practicada experticia química; no obstante, y como ya se ha establecido previamente, se efectuó en la referida sustancia una prueba de campo por parte del agente policial Miguel Ernesto Sánchez Musto, así como, se llevó a cabo un análisis preliminar en la misma, por parte de un técnico del Laboratorio de la Regional Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil de esta ciudad, teniendo como resultado ambas pruebas, que la sustancia se trataba de droga cocaína base libre conocida como comúnmente como crack, y siendo que esta sustancia se encuentra dentro de las drogas prohibidas mencionadas en el Art. 3 de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, se genera en los Suscritos la certeza que la acción atribuida al procesado, en efecto encaja en el ilícito por el cual se le acusa. En nuestro Derecho Penal solamente se reputa como responsable a aquél que pudo motivarse de una manera distinta a como lo hizo; en otras palabras, esto significa que el autor del injusto en examen es culpable porque en vista de su edad, capacidad intelectual, lugar, hora y punto del cuerpo en que portaba la droga y grado de cultura, considérense suficientes para que pudiera no cometer el ilícito porque sabía del significado y consecuencias de su comportamiento y tuvo, además, el control de la situación, los medios adecuados, el tiempo suficiente y la posibilidad de comportarse de acuerdo con las normas del ordenamiento jurídico. En razón de hechos como el que se juzga es que se afirma que quien teniendo la capacidad de motivación no lo hace, ni por la prohibición de la norma ni por la posible consecuencia jurídica, y pudiendo obrar conforme a Derecho no lo hizo, debe ser objeto de reproche penal; declarándose culpable y haciéndose acreedor a la sanción correspondiente al delito de mérito. CONSIDERANDO: VII.- Si la conducta del imputado es típica; y, deduciéndose además de los hechos que hemos tenido por probados, que éste tuvo en sus manos el dominio del ilícito a través de la conducta evidenciada y el hallazgo de la cocaína dentro de su ámbito de control, entonces es sencillo concluir la reunión en éste de los requisitos necesarios para el autor directo; en consecuencia, conforme a lo dispuesto en el Art. 33 CP, el procesado es responsable penalmente como autor directo del delito de Posesión y Tenencia, comprendido en el Art. 34 inc. 2º de la L.R.A.R.D.; que lo sanciona con una pena principal de prisión que oscila entre tres a seis años. Para la fijación de la sanción en este caso, ha de tomarse en cuenta lo previsto por los Arts. 62, 63 y 64 del Código Penal, en tal sentido es preciso, pertinente y legal traer a colación las siguientes valoraciones: Que con el delito en cuestión, no obstante ser consumado, el imputado no ha ocasionado daño alguno y no se dio un peligro efectivo pues estos delitos se clasifican como de peligro abstracto, y también hasta antes de que la droga le fuera incautada al acusado todavía no había salido de su ámbito de control. De los datos generales consignados por el enjuiciado Elio Augusto Gómez Segovia en su interrogatorio de identificación es posible deducir que es persona normal, no constando en autos peritaje alguno que diga lo contrario, y que por su edad de veintiséis años y la experiencia adquirida en ese tiempo, se colige que conoce ampliamente la diferencia entre lo lícito y lo ilícito, y además, le permite ponderar los efectos negativos de su antijurídico actuar. No puede establecerse que el hecho de obtener un ingreso laboral de ochenta dólares semanales haya sido un factor determinante como para inclinarle a delinquir; empero, no se descarta que ese haya sido el móvil; asimismo, es fácil aducir que por las situaciones antes apuntadas, el ámbito en que se encuentra éste y las condiciones culturales, son aceptables; y, no habiendo circunstancias atenuantes ni agravantes que apreciar, los infrascritos Jueces estimamos que la medida de la pena principal a imponerse al imputado Elio Augusto Gómez Segovia es la de TRES AÑOS de prisión por el delito de POSESIÓN y TENENCIA. En base a los razonamientos antes expresados y tomando en cuenta que el delito que se ha juzgado corresponde a los de peligro abstracto, por lo que no se ha materializado una lesividad a un bien jurídico; asimismo, trayendo a colación que el sujeto pasivo es inexistente, imposibilitándose la ponderación proporcional entre el daño ocasionado y la retribución sancionatoria penal; además, no debemos soslayar que el principio de necesidad orienta la función utilitarista de la sanción penal, que busca no solo la readaptación social del individuo que ha delinquido, sino también proyectar sus efectos al ámbito del proceso penal; en consecuencia, los infrascritos juzgadores estiman que, en base a los principios de necesidad, lesividad y proporcionalidad, no es menester que la pena impuesta al enjuiciado deba de cumplirse dentro de un recinto penitenciario, puesto que sería contraproducente a los objetivos de resocialización y/o de prevención especial; mucho más si tomamos en cuenta que el encausado manifestó tener a su compañera de vida y dos hijos, quienes dependen económicamente de él, y por tratarse las sanciones penales de un efecto directo de la culpabilidad, sabemos que son personalísimas y no deben de alcanzar a terceros inocentes; por tanto, para el presente caso ha de hacerse la sustitución de la pena de prisión antes impuesta, que le corresponde al acusado, por CIENTO CUARENTA Y CUATRO JORNADAS SEMANALES DE PRESTACIÓN DE TRABAJOS DE UTILIDAD PÚBLICA, en razón de ocho horas por cada jornada semanal, de acuerdo a las reglas prescritas por el Art. 75 CP. y en concordancia con lo dispuesto por el Art. 55 ídem, por considerar que esa es la pena principal en proporción directa a la gravedad del hecho. CONSIDERANDO: VIII.- Al habérsele realizado el análisis físico y químico a la droga incautada en el presente caso, entendiéndose que a partir de esa fecha dicha droga ya no interesaba para los fines del proceso, y no desprendiéndose de las diligencias remitidas a este Tribunal su destrucción o la orden de qué autoridad judicial se encuentran; se le ordena a la agente fiscal que intervino en la presente vista pública o al que designe el señor Fiscal General de la República, que al quedar firme la presente Sentencia realice los trámites necesarios para dar cumplimiento a lo dispuesto en el Art. 66 L.R.A.R.D., en lo concerniente a la destrucción de la precitada droga, lo que deberá realizar bajo control judicial. Nos abstenemos de hacer pronunciamiento en cuanto a la responsabilidad civil del procesado, por ser contra intereses difusos el delito juzgado, en donde no procede su pronunciamiento, tal como lo estableció la representación fiscal en su escrito de acusación. No hay especial condena en costas procesales puesto que éstas se han cubierto con fondos del Estado en lo referente al Ministerio Público y con el peculio del procesado lo relativo a su defensa técnica. POR TANTO, sobre la base de las razones expuestas, disposiciones legales citadas y de conformidad a lo que ordenan los arts. 12 Cn.; 357, 359 y 361CPP; y, Art. 34 inc. 2° de la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas, los suscritos jueces a nombre de la República de El Salvador FALLAMOS: a) CONDÉNASE al imputado ELIO AUGUSTO GOMEZ SEGOVIA, quien es de los datos generales de identificación indicados en el preámbulo de la presente, como autor directo del delito de POSESIÓN y TENENCIA cometido en perjuicio de LA SALUD PÚBLICA, a cumplir la pena principal de TRES AÑOS DE PRISIÓN, y con base a lo dispuesto en los Arts. 74 inc. 2° y 75 CP. sustitúyase la pena de prisión antes impuesta en cumplimiento del Art. 55 ídem por un periodo de CIENTO CUARENTA Y CUATRO JORNADAS SEMANALES DE PRESTACIÓN DE TRABAJOS DE UTILIDAD PÚBLICA, A RAZÓN DE OCHO HORAS POR CADA JORNADA, en el lugar y horarios que disponga el Juez de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena correspondiente; sanción que deberán cumplir conforme lo establece la Ley Penitenciaria; por lo que por encontrarse gozando de su libertad ambulatoria por el delito de mérito, continúe en la misma; b) CONDÉNASE a las penas accesorias contempladas en los números 1 y 3 del Art. 58 CP, que establecen la pérdida de los derechos de ciudadano y la incapacidad para obtener toda clase de cargos o empleos públicos durante el tiempo de la condena; y, c) estese a lo ordenado en los considerandos respectivos, en cuanto a la responsabilidad civil y costas procesales. Una vez transcurra el término para recurrir de la presente sentencia, sin que las partes hagan uso del mismo, declárese ejecutoriada y líbrense las certificaciones a que se refiere el Art. 43 de la Ley Penitenciaria. Archívese este expediente. Mediante lectura integral, notifíquese esta sentencia.