EOLOTENSE. se recolecte maís en bastante cantidad y que se use como alimento no se conoce la enfermedad peligrosa lo que es de notar especialmente hoy que se agita de nuevo la tan debatida cuestión de la etiología de esta afección. En este cuadro no es incluido el alforjón ó fajol del que en otoño se recoje una cosecha y que constituye casi toda la plantación de los terrenos mas vo!canizados y ;poct> abundantes en tierra vegeta!, y de tequio como el Bosch de tosca. El vino que se recoge en regular cantidad como se ha visto atrtctiormente, es también casi de uso esclu»ivo de la clase poco acomodada, aunque en verano empiezan á usarlo las familias pudientes. Es un vino seco, áspero qué aqui llaman verde porque efectivamente la uvas rara vez maduran por completo. Es ttínico apetitivo y embriaga con dificultad. Finalmente la cosecha de patatas vése también que no deja de se?-bastante regular y atraque oo tienen el esquisito sabor de la« (leí vedoo Pía Trav¿, son no obstante de «upétior calidad habiendo notado que son mejores las de terrenos de secano como las de la ladera N. del valle de Via/ia. Para concluir añadiré que cerca la población existen huertos bien regados donde crecen y se recogen hortalizas de inmejorable bondad para el consumo diario. (Se continuará.) Variedades, m mnmm mmm k u mnv {Conclusión]. La paciencia.— Todas las relaciones que no tienen por base la sinceridad son deplorables y vergonzosas; el uno engaña al otro, y vice-vetsa; no se merece ni se obtiene la menor confianza. La mujer cuyo corazón carece de sinceridad es artificiosa, disimulada, falsa; se la teme, se la desprecia y se huye de ella. La mujer, para ser digna y estimada, debe usar franqueza y sinceridad en todas sus acciones. El áninio.~Vot esta palabra no entendemos ese arranque deplorable que impele al hombre á atacar á su semejante y á derramar su sangre; al contrario, nos referimos á ese generoso arranque que induce al hombre, con riesgo de sus dias, á socorrer al infortunado en un peligro inminente ; queremos hablar de esa rara virtud que hace soportar con admirable paciencia los reveses, los dolores y todos los acontecimientos desgraciados. Esta género de valor, iltil á la humanidad, deben los padres desarrollarlo en el alma de sus hijos. La ab/iegacion y la resignación.— Son más generalmente virtudes inherentes á la organización da la mujer, que á la del hombre. A las mujeres debemos los más belloa ejemplos de estas virtudes. Consültese la historia y las tradiciones de todos los pueblos, y se verá á las mujeres ser las primeras en organizar loa actos de beneficencia, en sacrificarse por la salvación de sus conciudadanos. Adn que la abnegación y la resignación son naturales al sexo femenino, siempre será bueno Diputació de Girona — Servei de Biblioteques alentar estasainentes cualidades por la lectura y loíemplos. La continia.—Es una virtud absolutamente impensable á la mujer bien educada; sinla el pudor se desvanece, y comienzan»s desórdenes. Todos los placeres en peral, y en particular los del amor, deh usarse con moderación; su abuso diada y arruina, en brev« | tiempo, al seifísico y moral. (Véanse nuestras obraespeciales: K Los peligro* del amor, de lujuria y del libertinaje", «Fisiología día noche de bodas55, fctiistoria de la gtracions?,reOnanismo conyugal ?3, etc.) Tales son e compendio las cualidades que una buei educación debe inculcar en el corazonle las jóvenes. * ¡Feliz el hmbre que se casa con una mujer así edmda! la ternura^ los^hoBOres y todas lasvanidades del mundo distan mucho de'aler lo que wn tesoro ^ l CONSEJOS DE W PADRE Á SU HIJA LA VÍS^PE- RA DE SU MiTRiMONio, [segun Giron y Madamé dtGenlis). « Vas á casrte, amada hija mía ; recibe dftl iqoe.sóh desea tu iehcidad, algunos conatos «(bre la conducta que debes seguir en el nievo estado que vas á abrazar. ?3Tu futuro esposo es un escélente sujeto ; su elección honra S tus pad-res y á tí misma, porque ha sido basada sohreftus cualidades y no sobre tu fortuna, Te disttinguióentre lasdemásjóvenes, y tú debes probarle que no se equivocó en la elección. j --aHi^A,. « . li'^l-^ *,SJ« nvU : ( > l ) ^ l curto dulce como el néctar de las. flores. Tus nuevos padres íte colmarán de caricias, de agasajos; tu marido, feliz de poseerte, te embriagará de su amor; para' él fus deseos serán ¿rdenes qae se apresurará á ejecutar; gozarás de todos lospIaL-eresdel matrimonio sin conocer ninguna de susi amarguras. 53Empero todo esto puetie cambiar, y hasta es difícil que no sea así. A la efervescencia de la pasión sucede la calma, y muy amenudo ¡ay í llega 1« indiferencia., Héaquí, sin einbargQ,.los toedjos de r e tardar, para ti, eje cpsiineyitahle cambio. 55 Atiende simpre. á observar toda clase de atenciones para con tus nuevos parientes. Ama y refpeta á tu' suegro y á tu BUegra ; escacla sus consejos y muéstrales marcada dferenoia ; evita, en, todas circunstancias,, desagradarles, y fcúidales como cuidariaíá tu propio padre. 53 Ama á tU; cuñados y 'cuñadas; sé siempre noblef agasajadora con ellos y préstales cuanos servicios detí "dependan. Haz que tus (finados te amen y respeten; no uses con ejos de demasiada familiaridad. Esta condicta con los parientes dé tu marido debe ser constante; cualquier cambio, que no fuese una mejora, tt atraería frialdd ; no verían en tí masquf cortesía, y es menester que vean amistad 5? Tus secreos no los confies sino á ti marido, al que siempre mostrarás la miyor franqueza Evita censurarle ante n tercero ; esto lisminuiria la consideraein de que goza j podría disminuir su afuo para tí. Sf tieie hábitos que te disgusn, procura hacerlos desaparecer ; pero ipníiblemente. Por tu parte no adquras ninguno que no le sea grato. Conser la modestia, lo mismo en público, qi en tus íntimas relaciones con tu marido, y sobre todo que esta modestia sea resultado de un sentimiento natural mas bien que de un principio religioso. »Destierra de tu corazón los menoressentimientos de celos; la que sospecha á su marido de infidelidad, le hace á menudo culpable de ella. Si tus sospechas fuesen fundadas, deberás emplear mucha calma, mucha prudencia y mucha maña en sofocar esas relaciones desdichadas y en volverle al sendero del deber. No consiste todo en ser virtuosa; es preciso también hacerse perdonar la virtud, volviéndola amable y atractiva. Sé buena, pero con una bondad que nunca se pueda tu esposo fatigar; sé económica pero no avara de placeres; haz grato el hogar, á fin de que tu marido no vaya á buscar distracción en otras partes. Crea junto á tí ocupaciones que le cautiven. Colo'eale tan á menudo como puedas ante sus lujos, pues cuanto más en contacto se halla con sus hijos un padre, tanto más los ama y tanto más desea ser de .ellos.amado. .No le dejfts tiempo ni comodidad para f-istidiarse, ni eiitregarse á otras pasioiws. jNo hay cosa alguna de que la voluntad, la paciencia y la mana dejen de triunfar. No seas exigente, porque la exigencia fatiga, importuna y disgusta á HU marido. Sano espíritu en cuerpo sano; corazón amante y sensible; alma libre y generosa, exenta de los vanos terrores de la super.»ticioii son los primeros lazos de los esposos MSU educación, que debe ser mutua, consiste en desarrollar, en perfeccionar más y más sus facultades físieas y morales.55 Madame de Gtnlis ha dicho: ce Que tu •c;a7;i^í.>í^' ,íñ.3?i*"n convencido que, en todos momenfos, sü yt^^^,,^u de no* puedo menos de serte grata. J5 El ánico aiedio de fijarle junto á tí, es el mostrar siempre un placer igual en verle. 53 Nadie podría calumniar á una mujer que, lejos de evitar ia compañía de su marido, le desea siempre por testigo de 5Ui avX'iones. 53Aproveiha el imperio tronsitorio que el amor te dará sobre él, pava adquirir el derecho de hablarle con franqueza de sus defectos; pero sea esto siempre con el acento del más tierno interés y del más entrañable cariño. 53 Pídele consejos, si quieres que siga él los tuyos. 33 Para ganarte su confianza es preciso que también le otorgues la tuya sin reserva. >.Qi surgieren entre voEotros algunos altercados, emplea el acento de la ternura y muéstrale la mayor deferencia ; mas nunca toleres de su parte una palabra un gesto que hiera tu delicadeza. ' 53 Cuántas más atenciones le prodi¿-ae¿ tantas más t-a prodigará él. . ' 53 Cuando llegues 4 tener hijas, no oívides que su primera educación es uno de los deberes impuestos á la madre. Críalos eanos de cuerpo y de espíritu, en la práctica de las virtudes sociales, hasta la edad en que saldrán de tus manos para empeizar la instrucción superior. 55 Espera en Dios, hija mia, honra la moral y la virtud, esas nobles dotes del ser humano. 35 Aleja de tu espíritu las quimeras de la imaginación, y haz uso déla razón que concederá el Autor de todo Id creado para discernir la verdad de la mentira.