Año 88.-Número 30.021 Lunes 9 de marzo de 1936 Redacción, Administración y Talleras: San Bernardo, núm. 68.-MADRID Ttléfonos númeroe 12832 y 12933 APARTADO DE CORREOS NUMERO 101 Dirección telegráfica: ÉPOCA DIARIO FUNDADO EN 1.» DE ABRIL DE 1849 EUROPA ENCENDIDA DE INQUIETUDES UNA FECHA HISTÓRICA No es e n t e r a m e n t e cierto que el acto del «führer» alemán estuviera previsto, como ahora quieren hacer creer los que, como de costumbre, se e n c u e n t r a n a considerable distancia de Ja realidad de los acontecimientos y pretenden disimular su failta de información con cierto aire de suficiencia. La verdad es que, aunque vagamente se presintiera que d e l a p a s a d a sesión del Reichtag iba a salir alguna apelación del pueblo alemán contra la prohibición de militarizar la zona renana, el gesto magnifico con que h a d e s b a r a t a d o Hitler el tinglado d e artificioso legalismo levantado en c o n t r a de aquel derecho i n h e r e n t e a toda soberanía, h a puesto espanto en el p a n t a n o revolucionario. Porque esta es la primoi-dial significación del acto de Hitler, c l a r a m e n t e desprendida de su discurso: u n duro golpe directamente dirigido contra el proceso revolucionario que t a n t o s estragos está causando en el mundo. Con visión certera señala el «íührer» el origen del actual desasosiego i n t e r nacional: el predominio de los principios masónicos que el profesor Wilson c o n sagró en l a paz de Versailles. Con el mejor deseo fueron acogidos por el m u n d o d e la postf^guerra, pero diez y ocho años de su aplicación h a n demostrado clar a m e n t e todo el abismo de perfidia y maileficencia que esconde la palabrería, de apariencia sólo gárrula y vacua, pero inofensiva, de las organizaciones «fraternas». El jefe del Estado que empezó por aniquilarlas en el interior de su pueblo —el cual merced a ello h a podido levantarse e n t r e s años desde el estado de postración en que estaba sumido h a s t a llegar a imponer su voluntad a Europa— denuncia a h o r a su espíritu como la causa que es preciso remover p a r a salvar al m u n d o d e su actual miserable condición y lanzarlo por nuevas vías de p r o greso. Y esta declaración h a sido h e c h a en u n lenguaje franco y rudo, poco habitual en las cancillerías y que por de contado c o n t r a s t a notablemente con l a p r i m e r a réplica que se le h a opuesto: la n o t a de Flandin, t o d a ella envuelta en detalles adjetivos y de procedimiento y ausente por completo de la realidad del instante. Con mayor clarividencia a ú n si cabe señala Hitler la g r a n a m e n a z a en que h a iJlasmado el proceso masónico y que pende hoy sobre el m u n d o como nueva espada de Democles: el peligro bolchevique. C o n t r a él cierra el «führer» con p a labras llenas d e claridad: «He roto las relaciones de Alemania con el bolchevismo y asi h e libertado a Alemania del infierno bolchevique.» «Nada puede h a c e r que m a r c h e por otro camino que el que m e dicta la experiencia y la razón asi como la previsión.» «Tiemblo por Europa cuando pienso e n lo que puede llegar a ser si l a revolucidh bolchevique triunfa.» P a r a l e l a m e n t e a ello d a plenas g a r a n t í a s de sus propósitos d e paz con los d e m á s pueblos cristianos y d e sus anhelos de llegar con todos a u n a leail colaboración d-^ie no necesitará estar f u n d a d a en el m a n t e n i m i e n t o del vecino en u n estado de debilidad p e r m a n e n t e p a r a asegurar la propia hegemonía, sino que p a r t i r á del principio de la Igualdad de derechos. A este respecto los ofrecimientos de Hitler son amplios y explícitos y n o p o d r á n menos d e causar u n a h o n d a impresión en todas partes, especialmente en I n glaterra. Es difícil d u d a r de l a sinceridad que a n i m a al estadista alemán. Su actual actitud está rigurosamente d e n t r o d e la linea de conducta que emprendió al asumir 'el Poder d e su nación hace t r e s años y g u a r d a u n a perfecta relación con la lógica de los acontecimientos mundiales. Los viejos motivos de rivalidad franco-alemana carecen hoy de razón d e ser frente al actual riesgo en que se e n c u e n t r a Europa necesitada p a r a subsistir t a n t o del empuje alemán como del francés. Aún escrutando m á s lejos en el porvenir y queriendo prevenir los riesgos de u n a Europa germanizada, el remedio sólo podría encontrarse en u n a a g r u p a ción de los países latinos e n torno a los principios mussoünianos t a n análogos a los hitlerianos e igualmente capaces d e Inyectar nueva vida en los Estados c o rroídos por el morbo demo-llberal. Quiere decirse que de todas formas la fecha del 7 de febrero m a r c a r á el definitivo derrumbamiento d e una ideología y de u n sistema que sólo males h a acarreado al m u n d o y que a f o r t u n a d a m e n t e h a demostrado cumplidamente h a s t a qué grado d e fosilización h a b í a llegado, al tenerse que enfrentar con las grandes realidades d e Mussollnl y d e Hitler. CONSEJO DE MINISTROS EN EL PALACIO NACIONAL Estudió la situación creada por la ocupación de la zona del Rhin y acuerda de que marche a Ginebra el ministro de Estado para intervenir en la Sociedad de las Naciones La referencia oficiosa Est'.'. íiiañana, a jas once, se reunió inesperadainente el Consejo en el Palacio Nacional, bajo la 'presidencia del Jefe de E.stado. Terminó la reunión cercu de la u n a de la tardo, y a la salida el ministro de Triibal", scñoi- Ramos, luuiiifestó a los periodistus lo siguiente: , —So ha reunido el Consejo de Ministros, presidido por Su E.xcelerjcia el Presidente de la República, p a r a estudiar l?i isituación creíida por la ocupación milit a r de la zoJia del Rhin. Se acordó que marche a Ginebra el ministro de Estado y a.sista en nombre de E s p a ñ a a la próxima reunión de la Sociedad de Jas Xacione"., con instrucciones <lel <;obierno para í^ecundar la política de p-->-Z que es norma de la Repúbíic'i Espaíiola. P o r último, manifestó el señor Ranios que el Presidente de la Re))ública Imbia lirnuido decretos de diferentes depíu'tíi•inentos, cuyo índice seria facilitado o.sta tarde a la '.Prenda. Manifestaciones del subsecretario de Gobernación El €ubsccret'.'rio de la Gctoernnción recibió a los periodistas a las dos de la tarde, V dijo que les recibía en Tionibre del mini,slro por hallarse éste ocupadisimo en el despacho de asuntos del depártanle nto. Añadió que ampiando las noticias dadc<s anofihe 'podía manifestar <^iue se siguen recibiendo referencias de los gobernadores -obre las distintas manifestaciones celebradas ayer en casi ¡to-cfas las provincias. E s t a s referencias acusan en general tranquilidad, salvo loa incidentes n a t u r a l e s -en toda aglcnieración. Lea usted LA ÉPOCA Firma del tratado hispano alemán Una aclaración para «El Socialista» Como aclaración al artículo publicado ijior ((El iSocialista» el día 7 del actual, referente a la anormal situación en Valencia de un sargento de Infantería del "Regimiento de Otumba, que fué condeíiado por sedición, en el Ministerio de la <iijeri-a lian manifestado que el referido sargento se encuentra en aquella población en libertud^ por ilinbérsele aplicado los bPneficio.s de la última amnistía, y en, espera pai'a incorporarse o -no al Colegio preparatorio de .Avila a que .se resuelva la .con.sulta formulada ante la Sala ,Se.xta del Tribunal Supremo acerca de su futura situación militar. —-><OOC3-^ ' •< El capitán García Morato proyecta batir un record mundial con una avioneta de construcción nacional Un «as» de nuestra aviación militar, el capitán García Morato, en unión del notable ingeniero aeronáutico señor FreüUer Vals, proyectan realizar, quizá dentro de breves días, un inüpoi-tante vuelo p u r a t r a t a r de batir el (¡record)! interuacional de •distancia en (línea recta de aviones ligeros de tercera categoría (miultiplazas de menos de 280 kilogramos). Este «record» lo poseen actuaílmente los itP-lianos S. Bedendo y, P. Nuvo11, que lo establecieron en 88tí,t)77 kilómetros, volando desde Milán a Bríndisi, sobre «N. 5 Pobjoy^), ¡de 75 c. v., el 24 de abril de 193^. Según nuestras noticias, los pilotos García Moi^ato v í'reüller van a titilizar p a i a su empeño u n a nueva versión de Ja avioneta «Freüller Vals», motor Pobjoy, de 75 ic. v., a p a r a t o costruido en Espó-fia por el citado ingeniero, que h a merecido grandes elogios de Cos técnicos aeronáuticos. P a r t i r á n del aeródromo ide El Rarafiedizo, en Máüaga, con dirección a Cabo Juby. ->-ooc=-^- Esta tarde se lia firmado el Convenio Hallazgo en Granada de un comercial hispano-alemán. Fué autorizadepósito de armas do por el ministro, señor Rarcia; el encargado de Negocios de .\lemania. -Asisvarias detenciones tieron las dos delegaciones que lian conCtfl.\NAD.A,.—En Motiil ha sido descucertado el Tratn^iA, a más del subsecret a r i o del departamento, don Rafael Ure- bierto por la Policía, en un cortijo, u n depósito de a m i a s . Han sido detenidos fla El señor Barcia ofreció después en el Ministerio un almuerzo a las do#, delega- I los uioradores de la finca y otras perI soTia.s que aparecen complicadas. ciones. Francia no p u e d e tomar en cuenta las proposiciones de paz de Hitler, formuladas en el momento de restablecer la soberanía alemana en Renania El Gobierno Sarraut comunicará mañana a la Cámara la actitud adoptada ante la decisión del canciller alemán HITLER, ACLAMADO ENTUSIÁSTICAMENTE EN BERLÍN El general von Blomberg ha dicho: «No tenemos que recordar la gloria de nuestras Imnderas, pero necesitamos la paz para consolidar el régimen nacional-socialista» otros firmantes del T r a t a d o de EoDeclaraciones de Flandin a los carno. P o r poco que sea el valor acordado a este reproche, hubiera podido, si la Prensa la vía diplomática n o le hubiera basta- P.VKIS.—Después de la rcuniím del Consejo de Ministros, el señor Flandin ihizo a la Prensa la siguiente declaración : «El 28 do febrero u n periódico p a r i sino publicó u n a entrevista con^ el jefe del I'^stado alemán, que contenía\un ilaimamiento solemne p a r a la reconciliación entre Alemania y Francia. Esta manifestaciÓTi encontró en seguid a en el jefe del Gobiei'iio ¡francés u n a atención completa. Deseo de aproximacién l'^l ("lObierno no necesitó esperar a esta juanifcstación p a r a expresar s u deseo de aproximación entile los dos países. El ministro de Negocios Extranjeros hal)ía expresado públicamente esa aspiración en un discurso en la Cámq^a, a pesar que desde hace más de u n a ñ o el Gotoierno alemán no h a b í a aún respondido a los ofrecimientos que le liabían sido •hechos, aunque el Gobierno del Reicli fué invitado formalmente en noviembre último ip-or el embajador de Francia p a r a que diera su aprobación p a r a un pacto aéreo, tuvo un pretexto en la situación internacional p a r a a p l a z a r toda negociación. ,. V, El embajador de F r a n c i a en Berlm h a sido avisado de que debía pedir urgentemente ser recibido p o r el canciller del iReich y rogarle que determinase exactamente sobre qué base veía la posibilidad de u n acercamiento, que F r a n c i a des e a r í a t a n t o o más que Alemania. • Él eH*aJ€i*«r, ii*ra»e«i« Piomeet, di» cumplimiento a esta invitación. D u r a n t e u n a uecepción liabida el 2 de marzo, le ;fué contestado que se examinapía la cuestión del Gobierno francés a la m a y o r bi'evedad posible con objeto d e facilitar las negociaciones. El Gobierno del P>eich rogó que por el momento se guardase silencio, ron objeto de la visita que le ihiciera el embajador de F r a n c i a . Repudiación unilateral del tratatio ide Locarno H a recibido del Gobierno del Reich ^ a ñ a d e — u n a memoria, en l a que éste repudia de u n a m a n e r a unilateral el T r a t a d o de Locamo y anjincia su intención de poner en p r á c t i c a su dec.sión. Es'á, .-in eml'argo, previsto en (1 'S'r:vta-1 de I f i r i o que debe q m d ir en vifrcr b a s t a que no h a y a u n a deci.sión cont r a r i a adoptada por l a Sociedad de ias Naciones. El Gobierno del Reich invoca el Pacto franco-«oviético, a l cual d a u n a interpretación completamente inexacta, y la pi-esenta como estando en contradicción con el T r a t a d o d e Locamo. El Gcbierno del Reich n o se d a cuent a en sus justificaciones d e que el GoJiicrno francés h a d a d o respuesta sobre este particular desde hace casi y a u n año y que ha recibido el apoyo unánimie de Relieve del señor Ossorio Y Gallardo Parece—a creer lo que nos dice la (cHoja Oficial»—i|ue la figura del señor Ossorio y Galfardo ha adquirido en estos días un notable relieve. Grave Goea i|ue, iatío el queí ya poeeia el ilustre jurisconsulto, deb« preocuparle hondamente. Una vigilancia asidua del funcionamiento ite sius glándulas de secreción interna nos parece particularmente recomendable en este caso. En cuanto a sus secreciones externas, estamos muy bien dispuestos para su estudio metódico y su análisis, practicados —no será preciso decirlo—con el más absoluto desinterés. Las que recoge en sus asendereados tubos de ensayo la «Hoja Oficial» de hoy ofrecen características muy acusiadas. Aquella parte que toca a la sentencia emitida por el Tribunal de Garantías, presenta, bajo un aspecto de aparente inocuidad, indicios de secre* ción biliar, amargos y viscosos. Al acercarse a la zona ocupada por el señor Azaña, la secreción ossorial adquiere aspecto ingrato y consi^encia de-baba complaciente, que trae a la memoria el recuerdo de la plaza de Oriente, no se sabe si por los niños, por las niñeras, o por qué. Pero también han quedado hechas una lástima con las salpicaduras las democracias de todo el mundo. Invitadas a ponerse en f>ie y «a procurarse conciertos intern»»ionales entre sí», no sabemos si conseguirán obedecer al conjuro de4 jurisconsulto ilustre, porque no está la cosa como para bromas. Un análisis detenido induciría a suponer que lo quo s e descubrió aquí m á s que ninguna otra ccea era la presencia de unos jugos gástricos sobresaltados con el anuncio db una congrua respetable, íntlmamiente relacionada con la eliminacJón die cierto congrio, I ido, realizar el procedimiento de conciliación previsto en tal caso en el T r a t a d o , de Locamo. ' El embajador de F r a n c i a en Berlín h a preguntado ,el sábado p o r la m a ñ a n a , si la memoria que se le remitía constituía la respuesta a la cuestión relativa a u n * acercamiento franCoalemán. Se le h a contestado por l a afinnativa. L a obra de reconciliación t e n d r á entonces por base l a anulación unilateral do un T r a t a d o realizado voluntariamente y cuyos autores se h a n expresado dispuestos a continuar esta «entente». El hecho es que Alemania, contrariamente a sus compromisos, ,ha enviado y a hoy tropas a la zona r e n a n a . ' El (lObierho tiene el deber de poner este hecho en conocimiento de la opinión pública. El Gobierno h a examinado minuciosamente el m e m o r á n d u m alemán, sin prejuzgar otras medidas que h a puesto en relación con los otros firmantes '• del T r a t a d o de Locarno, con objeto de realizar una oposición común ante u n a mesración unilateral del Tratado. Fiel al T r a t a d o de l o c a r n o , h a decidido someter esta cuestión al Consejo de l a Sociedad de las Naciones. La nota del Gobierno francés es más bien un ift>cumento «te icaráoter jurídico PARUS.-^En el Consejo de ayer m a ñ a n a se acordó el texto de ¡a nota que s e r á epviada al Consejo de la Sociedad de las Naciones por mediación del secreta* «40 g-enerat de la Ligíí*^ »eñ(8r Av«ttoi, El comunicado dice: «A continuación de la violación por parte de lAlemania de la zona desmilitarizada, por el artículo primero del Tratado de Ivocarno, del cual son parte Alem a n i a , Bélgica, Francia, Imperio británico e Italia, Alemania h a confirmado recientemente su voluntad de denunciar las disposiicon33 de los artículos 42 y 4'5 del Tratado de Versalles que estipulan la desmilitarización de los territorios alem a n e s de la orilla izquierda del Rhin y feobre la orilla derecha en u n a zona comprendida entre el río v u n a línea trazada a cincuenta kilómetros en el Este. A pesar de lo estipulado, el Gobierno del Reic-üi, por la comunicación hecha ayer n los l-eprcsentanles de las potencias firmantes, acaba de repudiar este T r a t a d o por un acto unilateral. Interrogado por el embajador de F r a n cia en el momento en que se le hacía esta notificación, el ministro de Negocios Extranjeros del Reidli comunica por otra parte que el Gobierno alemán se propone enviar a la zona desmilitarizada, «a título simbólico», pequeños destacamentos. P e r o va se señala en varias localidades la presencia de fuerzas militares importantes. De esta forma el Gobierno alemán infringe ex])re?amente el artículo 43 del T i a t a d o de Versalles y el artículo primero del Tratado de l o c a r n o . Como consecuencia, y conforme con el artículo cuarto de este último Tratado, el Gobierno de la República tiene el honor de comunicar a la Sociedad de las iMaciones la contravención cometida. E n razón de ja urgencia, les agiadeceríamos tomasen cuantas medidas estimen útiles p a r a que el Consejo de la Sociedad de las Naciones se reúna en el mas breve plazo posible.» ÍFRANCIA CONTESTA El dSscurso de Flandin El jefe del fiohierno francés, en el discursa pronunciado esta tarde, retransmitido por «radio» en varios idiomas, h a dicho: ^ ^ , , "El pueblo francés, al que el jefe del Gobierno dirige este mensaje y la opinión internacional que debe acoger el econecesitan en este instante u n a palabra leal, tranquila v mesurada, cuya objetividad contraste con los acentos apasionados que sonaron ayer en la tribuna del Reichstag. . Subrayo la extrema gravedad y el indefendible pretexto de la doble decisión con la que, en desprecio de sus propios V libres comoromlsos, Alemania acaba íle d e n u n c i a r ' el Tratado de Locarno y violar con sus a i m a s el territorio de la zona desmilitarizada del Rhin.» Analizó los hechos que llevaron a la conclusión del Pacto de Locarno, consecuencia de las proposiciones miciadas por el Gobierno alemán. Lo itue es al Tratado de Locarno Con este Tratado, cuya preparación fué objeto de largas negociaciones entre franceses, alemanes, belgas e italianos se estableció un procedimiento encaminado a resolver, por vía de conciliación y arbitraje, las discrepancias que pudiesen-J^arg i r entre F r a n c i a v (Alemania o entre Alemania y Bélgica y el respeto a estos compromisos se colocó bajo la g a r a n t í a de Inglaterra e Italia, que se comprometieron a reserva de los acuerdos de la Sociedad de las .Naciones, a la q u e habría de someterse el caso de violación, a p r e s t a r asistencia al Estado en perjuicio del cual fuese violado el Pacto, y especialmente en caso de violación de la zon a desmilitarizada. Efito"suponía para lEuropa el comienzo PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: Madrid. — Mes, 3,50 pesetas; trimestre, 10,50; semestre, 21; a ñ o , 42. Provincias. — Trimestre, 10,50 pesetaa; semestre, 21; año, 42. Extranjero—^Trimestre, 25 pesetas; semestre, 50; afio, 90. No se admiten suscripciones para provincias y extranjero por menos de u n semestre. El pago será siempre adelantado. EL D Í A DE LA M U J E R Lea usted LA ÉPOCA Es doloroso que se acote así el c a m p o de la mujer, porque de la m i s m a m a n e r a que el h o m b r e nos parece superior al proletario—ya que l a función que se ejerce en la sociedad es siempr u n a m e r a dimensión de las m u c h a s que tiene la vida humana—el h a b l a r d e la m u j e r proletaria nos revela d e u n golpe los propósitos que oculta esa acotación. Siempre se e n c u e n t f a u n a notable d i ferencia entre el h o m b r e del c a m p o y el que vive y t r a b a j a en i a s fábricas y forma ios grandes sindicatos; el campesino, a u n q u e se halle entregado a faenas m á s r u d a s que el hombre fabril, es siempre m á s h u m a n o , menos homogéneo con la m a s a y m á s apegado a la historia d e s u patria. Por el contrario, el h o m b r e de la ciudad es algo indiferenciado, homogéneo con la m a s a y c a r e n t e de sentida histórico. Y esto es cabalmente lo que se h a i n t e n t a d o exaltar e n la mujer; porque h a y sin d u d a en ella muchos valores, pero los partidos que h a n o r g a n i zado esto que no puede ser calificado de homenaje, h a n querido que sirva t a n sólo d e pretexto p a r a acelerar la m a r c h a vertiginosa que se h a impuesto p a r a lograr la «descomposición d e España. La mujer, e n todos los países, representa lo tradicional, pei-o n o de u n modo abstracto y yerto, sino la histoila h e c h a carne y cordialidad; l a m u j e r h a c e llegar a ias generaciones, envueltas en un velo de sutil t e r n u r a las tradiciones que luego se incorporan a la vida nacional y suscitan la emulación en los á n i m o s m á s esforzados. La influencia d e la mujer h a sido m u y fuerte y honda, pero a medida que se va relajando la vida familiar, se pierde poco a poco y acaba por hundirse en l a impotencia. Por eso tiene m u c h a gravedad que se i n t e n t e a h o r a h a c e r de la mujer u n i n s t r u m e n t o subversivo; si consiguen esto los m a r x i s t a s que a h o r a a n d a n desmandados, n o les q u e d a r á ya n i n g ú n reducto a la Religión, a l a Familia, n i a l a Patria. E n ese llamado día de l a mujer se h a exaltado precisamente lo que n o es femenino, o al menos, n o es esencial p a r a caracterizarla. Cada u n a d e esas m u jeres que se l l a m a n proletarias forma p a r t e de u n a familia, y algunas de esas mujeres son acaso los oráculos familiares; comprender lo que significa a c a b a por llenarnos de pesar. Porque m e n g u a d a suerte a g u a r d a a u n pueblo que rompe con todo lo afectivo y todo lo que h a b l a al alma; con el m á s allá primero; luego, del lado de acá, con l a t e r n u r a del niño—con los p u ñ o s en alto, ya—, y de la mujer encendida t a m b i é n en odios. La causa del movimiento instintivo que como u n reflejo espiritual, provocan demostraciones como la de ayer, h a y que buscarla además de en su c a r á c t e r anticristiano, en su anti-indigenismo; l a mujer que h a sido siempre e n E s p a ñ a —y lo será m i e n t r a s obedezca sus m á s intimas instancias y no se deje a r r a s t r a r por u n entusiasmo artificial—la que h a dado a n u e s t r a vida social su tono peculiar inconfundible, entregándose a las oscilaciones gregarias de ias multitudes que no reconocen m á s n o t a diferencial que l a que e n c u e n t r a n en su trabajo, v a a dejar de ser lo que h a s t a aquí h a b í a sido sin lograr a cambio otra cosa. Sorprende que cuanto ocurre no ponga en tensión los ánimos. El peligro del enervamiento que urge sacudir estriba en que es preciso aproveohar bien los recursos patrióticos que a ú n quedan, n o sea que cuando vayamos a echar m a n o p a r a contener la ofensiva a fondo que p r e p a r a el marxlsaio, nos encontremos con que ya es demasiado tarde. E n esos h o g a r e s en que la m a d r e se siente, a n t e s que n a d a , proletaria, será inútil buscar huellas de t e r n u r a que se compaginan m a l con el rencor, con el resentimiento y con el odio. R á p i d a m e n t e se están p r e p a r a n d o las generseclones que h a r á n Imposible el rescate de España, si n o se acude con urgencia a impedirlo. B a s t a ya de vacHaciones, de tanteos, y de dudas. Es imprescindible poner c u a n t o a n t e s m a n o s a la labor. de u n a nueva era y tájnbién lo s u p o n í a en lo que se refiere'a las relaciones francoalemanas. La evacuación se aceleró. Prevista en principio p a r a que durase h a s t a el a ñ o 1935, l a ocupación terminó el año 30, pues el T r a t a d o de Locarno e r a suficiente p a r a todo. Los actos de Atomania E n u m e r a después los actos realizados por Alemania contrarios a sus palabras, como el abandono de l a Oonferencia del desarme, eu r u p t u r a con l a .Sociedad de las Naciones, el restablecimiento dpi servicio obligatorio, etc., etc., y la preocupación de los Gobiernos franceses p a r a llegar a liquidar con Alemania las discrepancias acmnüladas. (Posteriormente-, a fines de febrero, por virtud de unas manifestaciones del jefe del Estado alemán, se iniciaron negociaciones en las que, p a r a facilitarlas, el Gobierno alemán pidió que provisionalmente se .guardase el secreto sobre u n a visita del embajador francés, deseo que fué satisfecho. (fEsperamos, en plazo breve, proposiciones netas que habrían podido pei-mitir apreciar las posibilidades de un acercamiento de los dos países y determinar los métodos m á s aptos p a r a la realización de ésto. "^ En esta situación nos encontrábamos cuando, convocado por el ministro de Negocios Extranjeros del Reich, el embajador de F r a n c i a recibió a y e r por la mañ a n a el m e m o r á n d u m por el que el Gobierno alemán repudia unilateralmente el Tratado de Locarno y a n u n c i a s u intención de realizar inmediatamente s u propósito. El trataido de Locarno P a r a explicar dicha actitud invoca el concierto del t r a t a d o francosoviético, del que d a una interpretación totalmente inexacta rechazada y a varias vec^s por Francia, declarándole incomipatible con el tratado de ILocarno. !E1 tratado d e ILocarno prevé que, si entre los dos países suiige u n a discrepancia en lia q u e no se puede Uegar a u n acuerdo, tienen el deber de comunicarlo a uno de los gerentes o soaneterlo a u n a Coanisión de conciliación. El Gobierno a l e m á n podía plantearlo ante el Trlbunail de La Haya. Ya hace quince .días que declaramos que estábamíos dispuestos a ocaneternos al arbitraje de este organismo. Podía dirigirse a u n a Comisión de conciliación. Nd lo hizo. Aquí también faltó a s u s ccKmpromisos.» LAS RAZONES POR LAS QUE NO SERÁN EXAMINADAS LAS PROPUESTAS DEL «FUHRER» Verdad ea que en el documento entre< gado al emlmjador de Francia, el Gobierno aletnán profMMie, después de violar sus compromisos, adiquirir otros nuevos. No examinaré sus proposiciones por d(» razones. Prinwro, porque el doble ejemplo dado en un año d» la repudiación, por «I Gobierno alemán, unitateValnmite, de sus solnnnm (KMmpromisos, no puede Inspirarnos cminanza hacia nueva» proposiciones. La segunda razan es más clara todavía: DÚnreciando el derecho mea firme el Gobierno alemán h a hecho entrar en la zona desmilltarlzaiila imfWrtwitee fuerzas, X ello sin manifestar previamente sus intenciones de librarse de s u s solemnes compromisos.. Se nos coloca ante él hecho consignado e n la forma más brutal. Ya no hay paz en Europa. Ya no hay relaciones internacionales sí este ntétodio se gmaraHza. Al negarnos a ello, servimos los intereses de la comunidad! europea. El Gobierno está dispuesto a no ceder bajo ninguna amenaza. Sólo el hecho de que, despreciando s u s ijompromiswi solemnee, el. soldado alemán se h a y a establecido en las orillas del Rhin, prohibe la negocia-, cidn. Después de haber examinado detenida-. mente Ja situación, e n nombre del Gobierno francés, declaro cfuet dleseamoa ver m a n t e n i d a s las g a r a n t í a s esenciales de la seguridad francesa y 'belga que fueron firmadas por los Gobiernos ing*léis e italiano en el t r a t a d o de Locarno. No estamos dispuestos a dejar a Es- RENANIA Y «EL DEBATE» Con licencia de la famiilia Herrera, a la que acaso nuestra sospecha parezca mortificante, imaginamos que el «führer»—nos referimos, claro es, a Hitler—no deíie ser lector asiduo de «El Debate». Acaso sufran de esta misma imperfección espiritual la mayor parte de los alemanes. Sólo ami puede exDiicarse la a ^ r e d^preocupaoión con que uno y otroe se han saliito de la legalidad para realizar ^ t e golpe de fuerza de Renania. Muy otra hubiera sido su conducta a hator goz « l o de la ineetimiable gracia de este inspiración que nunca faltó aquj al «Jefe». Hax muchos medios de conseguir el mismo fin sin quebrantar las normas estatuidas legalmente. Porque, vamos a ver, lo que querían, en último término, ¿no era llevar veinticinco mil hombres a esa zona desmilitarizada? ¿Tenían más que haberlos disfrazado de camp^im>6 renanos, o, aun mejor, de viajantee de comercio frano^es? Después ya se veria cómo ee los armaba y para qué ^rvíapi. Pero lo esencial era.que entraran allí y se alojaran, y cMnieran. Lo demás ya se andaría. Y no; este hombre, un impulsivo, sin pizca de reflexión, se ha liado la manta a la cabeza y ¡zas!, ha mandado allí cañones, ametralladoras, aeroplanos...; si se encapricha en ello, mandará tanritién barcos. Con razón decía tantas veces don Ángel que este Gil Robles le recorcteba muchísimo al canciller. Aquella resolución, aquella energía...; imprudencias que eabe Dios en qué hubieran parado si no hubfeMí acudidio a tiempo la prudente mano a sujetar la rienda. Cuando lltegó la noticia al «Debate», la misnva «Covadonga» frunció el (»ño indignada: —¡Jesús, qué hombre éste! Alguien dijo que era preciso llamarle al orden muy severamente. —¡Que aprenda de José María!—diJo una voz. Y una pluma comenzó a garrapatear sobre una cuartilla: «un gesto grave», «vioiacióni de paetoe», «supresión de garantías de psm. Asi, asi. Duramente. Para que ei «führer» no o<mieta más imiirudenolas. ¡Que sufra!