TEMA 4.- LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV. Se denomina Baja Edad Media a los dos últimos siglos de la Edad Media europea, que coinciden con un período de crisis general. Con ella, la anterior fase expansiva (siglos XI al XIII) se interrumpió y comenzó una nueva etapa marcada por el hambre, la peste, la guerra y los conflictos sociales. No obstante, esta crisis permitió la aparición de monarquías más consolidadas en un momento de cambio social, económico y cultural en toda Europa occidental. 1.- LA CRISIS BAJOMEDIEVAL. 1.1.- LA CRISIS DEMOGRÁFICA. Desde mediados del siglo XIV se aprecia un notable descenso demográfico en Europa, cuya recuperación no llegó hasta bien entrado el siglo XV. Veamos algunos datos de población en EUROPA Y DISTINTOS PAÍSES EUROPEOS AÑO EUROPA FRANCIA (Población en millones de habs.) 1340 86 1350 51 1370 FINALES DEL SIGLO 46 XIV INGLATERRA ALEMANIA 21 4,5 14 15 3 10 CRISIS DEMOGRÁFICA DE LOS REINOS PENINSULARES (en millones de habitantes). AÑO HACIA 1300 HACIA 1500 CORONA DE CASTILLA 3.900.00 Con Granada: 4.500.000 CORONA DE ARAGÓN 850.000 CATALUÑA: 865.000 CATALUÑA: 303.000 400.000 ARAGÓN: 200.000 ARAGÓN: 257.000 VALENCIA: 200.000 VALENCIA: 250.000 MALLORCA: 50.000 MALLORCA: 55.000 NAVARRA 100.000 100.000 PORTUGAL 900.000 1.000.000 REINO NAZARÍ DE 900.000 GRANADA Las principales CAUSAS de este descenso de la población fueron: 1.- Hambrunas generalizadas, tras años seguidos de malas cosechas. La primera mitad del siglo XIV registró numerosos ciclos de malas cosechas, debido fundamentalmente a condiciones meteorológicas adversas. Cada vez que esto ocurría se rompía el equilibrio entre población y recursos, desencadenándose lo que se denomina una crisis de subsistencias: a) Las malas condiciones climáticas arruinaban las cosechas. b) La escasez de trigo provocaba su encarecimiento y aparecía la amenaza del hambre (en 1315 el precio de los cereales se multiplicó por cuatro, y en 1316 se duplicó). c) La población, debilitada por el hambre, era entonces más propensa a contraer enfermedades y morir (en 1316, en Brujas e Yprés murió 10% de la población). d) Todo ello podía llegar a desencadenar sangrientas revueltas populares. 2.- Epidemias de peste (Peste Negra) de carácter recurrente devastaron el continente europeo en la segunda mitad del siglo XIV: - La primera en 1348. - En 1360-61 afectó especialmente a la población joven. - En 1360-70. - En 1379. Estas epidemias fueron favorecidas por la falta de medidas higiénicas y sanitarias. Sus efectos se multiplicaron al actuar sobre poblaciones muy debilitadas tras años de carencias alimentarias. 3.- Guerras reiteradas y violencia feudal: - Guerra civil en Castilla, - guerra civil en Aragón, - guerra civil en Navarra. - Guerra entre Castilla y Aragón. - guerra civil en Inglaterra: la llamada Guerra de las Dos Rosas entre los York y los Lancaster. - Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. Todas las guerras solían ir acompañadas por el saqueo, la destrucción y el robo, ayudando al descenso demográfico. 1.2.- LA CRISIS ECONÓMICA. Junto a la crisis demográfica debemos situar una grave crisis económica. Los EFECTOS del descenso demográfico fueron demoledores : - La población quedó reducida a casi la mitad en pocos meses. - Las parcelas se dejaron de cultivar. - Los yermos aumentaron. - La producción cayó en picado. - El precio de los cereales aumentó considerablemente. - El hambre se apoderó de los más pobres, muriendo más rápidamente. - Los campesinos huyeron a las ciudades en busca de refugio y quizás de una mejor condición de vida. Pocos lo consiguieron: unos fueron víctimas de las epidemias, otros, lo fueron de las bandas organizadas por la nobleza para devolverlas a sus lugares de origen. Las RESPUESTAS ante esta crisis económica fueron las siguientes: - El abandono de las tierras marginales, concentrándose el cultivo en las más fértiles. Esto supuso un aumento de la productividad, que permitió sostener el crecimiento de las ciudades. - Se intensificó el cultivo de productos de venta de productos como el viñedo y las plantas textiles, lo que permitió un aumento de las exportaciones, fomentando el desarrollo comercial. - También hubo un mayor desarrollo de la ganadería trashumante, adquiriendo una gran importancia el Concejo de la Mesta. El aumento del ganado ovino incrementó la exportación de lana hacia Flandes. 1.3.- LA CRISIS SOCIAL. 1.3.1.- La reacción señorial ante la crisis. Ante las dificultades económicas –disminución de rentas y aumento de gastos-, la nobleza reaccionó tratando de recuperar sus pérdidas por diversos medios, a costa de la monarquía y de los campesinos. A la monarquía se le usurparon tierras y prerrogativas, aprovechando momentos de debilidad como las guerras civiles. Un ejemplo de privilegio jurídico de la nobleza fue la institución del MAYORAZGO: una figura jurídica que favorecía la concentración patrimonial. Estaba constituido por una propiedad o conjunto de propiedades que debían transmitirse íntegras al primogénito de cada generación, por lo que no podían ser vendidas ni divididas, ni siquiera embargadas por deudas. En su origen, el mayorazgo fue una medida de prevención adoptada por los reyes al entregar tierras u otros bienes a sus vasallos; al prohibirles su venta o división, los monarcas, en caso de necesidad, o de traición de sus vasallos, se aseguraban la recuperación total de los bienes donados. Pero con el tiempo, el mayorazgo se convirtió en una institución privilegiada de la nobleza para blindar su patrimonio familiar y protegerlo frente a los posibles embargos de acreedores o las disposiciones de sus herederos. Por consiguiente, el titular de un mayorazgo podía disfrutar de los bienes que lo integraban y de las rentas que producían, pero no enajenarlos, es decir, venderlos. 1.3.2.- Los Concejos La nobleza acaparó cada vez más los gobiernos de las ciudades. Aliándose con los burgueses adinerados, constituyeron lo que se llamó el Patriciado urbano, ejerciendo, a su vez, una notable influencia en la Corona a través de las Cortes. Este acaparamiento del poder provocó enfrentamientos, dentro de las ciudades, con los sectores medios y populares. El conflicto de mayor intensidad tuvo lugar en Barcelona a mediados del siglo XV. 1.3.3.- Los campesinos. Los señores endurecieron las condiciones económicas, aumentando los impuestos y generalizando los arrendamientos de las a corto plazo, con el fin de revisar al alza las rentas que les cobraban. Esta situación trajo como consecuencia resistencias y revueltas de los campesinos, como el surgimiento de la Hermandades (como las de los hirmandiños en Galicia) para frenar los abusos señoriales. En otros casos, como los payeses de remensa catalanes, se alzaron en armas contra los señores. 1.4.- LA CRISIS RELIGIOSA. La Iglesia, sobre todo el alto clero, entró en proceso de corrupción generalizada y de absoluto desprestigio. Entre 1309 y 1377 la sede papal fue trasladada por la fuerza a Aviñón (Francia), pero en Roma se mantuvo a otro Papa, quedando dividida la Iglesia en la que se ha llamado el Cisma de Occidente. Pero quienes sufrieron los efectos de la crisis fueron las minorías religiosas. En los reinos peninsulares, mudéjares y judíos tuvieron que soportar la marginación y, en el caso de los judíos también la persecución, pues se les consideró culpables de la cris. Durante el siglo XIV estallaron POGROMOS contra los judíos, a los que el pueblo llano odiaba por su prosperidad económica. A ello se añadió la Peste Negra y la acusación de haber sido provocada por ellos. El movimiento antisemita más importante se desencadenó en 1391: los ataques se iniciaron en Sevilla y se extendieron por Andalucía, Levante, Cataluña y parte de Castilla, durante más de dos meses. Más tarde, en Castilla se aprobaron las Leyes de Ayllón (1412) en las que se obligaba a los judíos a llevar un distintivo y a vivir en guetos. Esto hizo que muchos de ellos optaran por convertirse al cristianismo, pasando a ser los llamados “conversos”, siempre bajo sospecha de su falta de sinceridad religiosa. 2.- LA CRISIS POLÍTICA. 2.1.- LA CORONA DE CASTILLA. A finales del siglo XIII y principios del siglo XIV hubo grandes enfrentamientos entre distintas facciones de la nobleza y la monarquía castellana, en parte debida a las minorías regias de Fernando IV (1301-1312) y de Alfonso XI cuyas regencias quedaron en manos de María de Molina, madre y abuela de los reyes citados. ALFONSO XI (1325-1350), fue el monarca más destacado de la primera mitad de siglo XIV. Dio un importante paso en sus conquistas al llegar hasta el estrecho de Gibraltar después de la batalla de Salado (1340), en la que derrotó a los musulmanes del reino de Granada. Su sucesor fue PEDRO I (1350-1369). En 1356 inició una guerra contra Pedro IV de Aragón, que duraría hasta 1365 y que debilitaría, en un momento de crisis, todavía más la economía del reino. Durante su reinado el conflicto entre la nobleza y la monarquía alcanza gran intensidad. En Toledo estalló una rebelión contra el autoritarismo real, que pronto se extendió a otras ciudades del reino. La insurrección aunó a la nobleza con las oligarquías municipales, reclamando ambas una mayor participación en gobierno del reino. Al frente de la insurrección se situó Enrique de Trastámara (futuro Enrique II), uno de los hijos bastardos de Alfonso XI, comenzando una GUERRA CIVIL de la que salió vencedor Enrique, después del asesinato de Pedro I en Montiel (1369), dando lugar al nacimiento de una nueva dinastía, llamada TRASTÁMARA, en el gobierno de la Corona de Castilla, ENRIQUE II (1369-1379). Trató de llevar la tranquilidad al reino firmando una paz con Aragón (el Tratado de Almazán) y una alianza con Francia. Con su reinado se debilita la autoridad de la monarquía, pues los nobles que le habían ayudado no tardaron en pedirle concesiones y prebendas. De esta manera nació una aristocracia de nuevo cuño que fue adquiriendo cada vez más poder, mientras Castilla se debatía en una grave crisis económica. JUAN I (1379-1390). Impulsó el centralismo político a través de una serie de reformas: - Reorganización del Ejército con una milicia permanente de cuatro cuerpos: caballería, infantería, ballesteros y peones auxiliares. - Estructuración de la Audiencia como Tribunal Supremo de apelación. - Reorganización del Consejo Real. - Elevación del heredero al trono a la dignidad de Príncipe de Asturias (1386). En la política exterior cosechó un sonoro fracaso al intentar apoderarse del trono de Portugal. Las tropas castellanas sufrieron una severa derrota frente a las tropas portuguesas, comandadas por Juan de Avis, en la batalla de Aljubarrota (1385). La época de su sucesor, ENRIQUE III (1390-1406), fue un período de relativa paz que fue aprovechado por el rey para seguir fortaleciendo la monarquía. Pero no pudo impedir la consolidación de la nueva aristocracia castellana. Debido a la muerte prematura de su padre, JUAN II (1406-1454), durante su minoría de edad fue regente su tío Fernando de Antequera. Durante su regencia, Fernando fue nombrado rey de Aragón (1412). El reinado de Juan II no se libró de las grandes tensiones internas que había en Castilla, como las que enfrentaron a Álvaro de Luna, favorito del rey, contra parte de la nobleza, liderada por los Infantes de Aragón (Juan, Enrique y Sancho, hijos de Fernando de Antequera). De este conflicto salió vencedor el bando real, pero quedó muy debilitado. La debilidad del monarca quedó patente durante el reinado de ENRIQUE IV (1454-1474), en el que el conflicto entre monarquía y nobleza alcanza su punto álgido. 2.2.- LA CORONA DE ARAGÓN. Desde finales del siglo XIII los monarcas aragoneses emprendieron una importante expansión por el Mediterráneo (lo veremos en otro apartado). Durante el siglo XIV, destaca el reinado de PEDRO IV, EL CEREMONIOSO (1336-1387), con el que el poderío de la Corona de Aragón en el exterior continuó durante su largo reinado, marcado por las guerras, de las cuales destacamos: - La guerra por la conquista de Mallorca, que se iniciará en 1343. Tras la batalla de Llucmajor (1349), donde muere Jaime III de Mallorca, este reino se reincorporará a la Corona aragonesa. - La guerra contra Pedro I de Castilla (1356-1369). Pero el principal problema con el que tuvo que enfrentarse en el interior de sus estados fue la pugna con la nobleza de Aragón y Valencia. Factor desencadenante del conflicto fue la proclamación de su hija Constanza como heredera de la Corona (1347). Esta proclamación iba en contra de las costumbres del reino, que excluía a las mujeres de la sucesión al trono, y atropellaba los derechos del infante Jaime de Urgell, hermano del monarca. La nobleza aragonesa apoyó a Jaime de Urgell en sus pretensiones de acceder al trono, y en las Cortes de Zaragoza no le quedó más remedio al rey que revocar el nombramiento de su heredera y, además, hacer concesiones a la nobleza aragonesa. Aunque fue un reinado triunfante, durante su reinado se iniciará la decadencia de la Corona de Aragón, especialmente de Cataluña, causada por la crisis demográfica y la disminución de la producción. Esta decadencia se agravó por los gastos de la política imperialista del rey que agotó los recursos de la Corona. Durante el siglo XV los acontecimientos más importantes fueron: 1.- La crisis que se inicia al final del reinado de MARTÍN I, EL HUMANO (1369-1410). En 1409 había muerto su heredero. El rey muere en 1410 sin dejar sucesor, comenzando un período de dos años de Interregno, que terminará en el llamado Compromiso de Caspe (1412). En esa localidad se reunieron tres representantes por Aragón, tres por Cataluña y tres por Valencia, para elegir un rey para la Corona de Aragón. Fue elegido el castellano Fernando de Antequera, hijo de Juan I de Castilla y Leonor de Aragón. Se dio la circunstancia de que en el momento de subida al trono de Aragón, Fernando era regente del reino de Castilla, debido a la minoría de edad de su sobrino Juan II. Con FERNANDO I (1412-1416) se instaura en Aragón la misma dinastía que ya reinaba en Castilla, la Trastámara. 2.- Los conflictos sociales en Cataluña. 2.1.- El conflicto entre señores y campesinos. La Corona de Aragón vivió diversos conflictos sociales, como la lucha entre las facciones nobiliarias aragonesas, el enfrentamiento entre ciudadanos y campesinos mallorquines y los asaltos a las juderías. Pero el principal foco de conflictividad se produjo en Cataluña en el siglo XV con los problemas remensa y urbano, que fueron a la vez causa y consecuencia de la crisis en el principado. El CONFLICTO REMENSA fue motivado por la lamentable situación del campesinado payés, sometido a obligaciones feudales y al pago de rentas a los señores. En la Cataluña vieja la mayoría de los campesinos estaban adscritos a la tierra –de la que sólo podían liberarse por el pago de una redención o remensa-, y sometidos a los malos usos. La crisis del siglo XIV empeoró su situación por los intentos señoriales de recuperar antiguas obligaciones en desuso, pero también por la compra y explotación de tierras por la burguesía mercantil, que tendía a convertirse en rentistas para intentar solucionar sus dificultades comerciales. El levantamiento, iniciado a finales del siglo XIV, desembocó en sublevación armada en el reinado de JUAN II (1458-1479) y no se resolvió hasta la supresión de los malos usos por la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486), durante el reinado de Fernando el Católico. 2.2.- La lucha por el poder en Barcelona. Paralelo al problema remensa, y en ocasiones mezclado con él en el ámbito de la guerra civil, fue el enfrentamiento de la Busca y la Biga en la ciudad de Barcelona. Eran éstos dos grupos o partidos que representaban en Barcelona: - al patriciado urbano de grandes comerciantes (Busca), que controlaba el gobierno de la ciudad, - y al pueblo de menestrales, artesanos y pequeños mercaderes (Biga), que aspiraba a tomar el poder de la ciudad para aplicar una política proteccionista que resolviera sus problemas económicos. El apoyo del monarca Juan II a la Biga desembocó en un conflicto abierto contra la oligarquía, pero acabó convirtiéndose en un enfrentamiento entre Cataluña y la monarquía autoritaria aragonesa. 2.3.- La guerra civil en Cataluña. Fue el resultado final de la suma de conflictos que hemos vista hasta este momento: - El conflicto de los payeses de remensa contra los señores feudales. - El enfrentamiento de la monarquía con sus pretensiones autoritarias, contra la oligarquía catalana, partidaria de la doctrina pactista, en la ciudad de Barcelona. La guerra estalló durante el reinado de Juan II. Su actitud autoritaria en las Cortes de Lérida (1460), provocó un movimiento general de protesta en Cataluña. La guerra concluyó con la rendición de Barcelona y la firma de la Capitulación de Pedralbes (1472), en la que el rey se comprometía a no iniciar acciones de represalia y a respetar el pactismo anterior al inicio de la guerra. 2.3.- EL REINO DE NAVARRA. A finales del siglo XIII, en 1276, Juana I de Navarra se casa con Felipe IV de Francia. De esta forma, hasta la desaparición de la dinastía Capeta, los reyes de Francia lo fueron también de Navarra. En 1328 la instauración de una nueva monarquía en Francia permitió a los navarros iniciar una política independiente, pues ese mismo año JUANA II (1328-1349) se casa con el francés Felipe de Evreux, que debe renunciar a los derechos a la corona francesa. CARLOS II, EL MALO (1349-1387), sucesor de Juana II, inició numerosos conflictos con Francia y Castilla. Lo contrario ocurrió con CARLOS III, EL NOBLE (187-1425), pues su reinado se caracterizó por una paz duradera y por la protección de las artes y de las letras. El reinado de su hija BLANCA DE NAVARRA (1425-1442) fue mucho más problemático. Se había casado en 1419 con el príncipe Juan (futuro Juan II de Aragón). De este matrimonio nació Carlos, príncipe de Viana, jurado heredero a la corona de Navarra La guerra civil (1451-1469). La muerte de Blanca en 1442 desembocó en una crisis política. Todo comenzó por los conflictos entre padre e hijo por asumir la corona. Este enfrentamiento se convirtió en una guerra civil desde 1451, al canalizar la vieja rivalidad entre: - la población pastoril de la Montaña, llamados los Beaumonteses por estar acaudillados por Luis de Beaumont, que apoyaron al príncipe Carlos, y - La población agrícola y urbana de la Ribera, los Agramonteses, dirigidos por Pedro de Navarra, que tomaron partido por Juan II. La contienda finalizó con la derrota de los Beaumonteses, y la reclusión del príncipe Carlos en Tafalla y su extraña muerte en el exilio barcelonés en 1461. A la muerte de Juan le sucedió en el trono su hija LEONOR DE NAVARRA (1479). Su boda con Gastón de Foix pondría a Navarra de nuevo bajo la órbita francesa. Su sucesores fueron FRANCISCO (FEBO) DE FOIX (1479-1483), y CATALINA (14831517), casada en 1484 con Juan de Albret. Serán los últimos monarcas de una Navarra independiente. 3.- LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO. 3.1.- LA CORONA DE CASTILLA. 3.1.1.- La unificación de las leyes. Hasta el siglo XIII existía una gran variedad de leyes y fueros en los reinos cristianos: a) Las costumbres locales, es decir, el llamado derecho cosuetudinario. b) La jurisdicción señorial y eclesiástica. c) Los fueros diferentes que tenían las ciudades. A medida que la monarquía fue afianzando su poder, los reyes lo consolidaron con la imposición a todos los súbditos de leyes generales para sus reinos, recogiendo diversas fuentes de derechos, especialmente del Derecho Público Romano. De esta manera, el monarca se legitimaba como última fuente de ley, es decir, sólo él tenía derecho a ejercer justicia en su reino. En la Corona de Castilla, Alfonso X, el Sabio (1252-1284), consagraba esa idea de la confección de las leyes era monopolio de la monarquía. Primero con el Fuero Real, redactado como único y, por tanto, que aseguraba la intervención de los jueces del rey en todos los ámbitos locales. Más tarde, la redacción de Las Partidas consagraba la idea de la superioridad regia, de la capacidad para dictar normas basadas en el derecho común, y de su capacidad para enjuiciar una gama de casos jurídicos. Alfonso XI (1312-1350), decidido a fortalecer la autoridad monárquica, mandó redactar el Ordenamiento de Alcalá (1348), por el que se imponía la Corona como fuente de ley. 3.1.2.- El fortalecimiento del poder real. De un extremo a otro de Europa los reyes van afianzando su poder a través de distintos mecanismos: 1.- Disminuyendo el poder de los nobles: luchando directamente contra ellos, o por medio de alianzas (p.ej. matrimoniales) que permiten la unión de feudos importantes. Otra forma de afianzar su poder es creando una nueva nobleza por voluntad del soberano, formada por servidores fieles. 2.- Arrinconando a los órganos representativos (Parlamento en Inglaterra, Estados Generales en Francia, Cortes en los reinos peninsulares), sin suprimirlos, pero convocándolos con poca frecuencia. De esta forma pierden la poca capacidad de control sobre el soberano que poseían. Crean los Consejos: órganos de gobierno de la Administración del reino, que se componían de personas fieles a los reyes y nombrados directamente por ellos. 3.- Las ciudades, que tenían una cierta autonomía con sus fueros particulares, también cayeron bajo el poder de los reyes. Con las llamadas Cartas de Privilegios, los soberanos intervinieron en las elecciones de los alcaldes y colocaron a sus partidarios a la cabeza de los Ayuntamientos. Además, nombraron representantes suyos en las ciudades (Corregidores en Castilla), quitando, de esta manera, autonomía a los municipios. 4.- La creación de un ejército permanente: era un elemento fundamental en la construcción del poder real. Estaba orientado a afirmar el poder de los Estados en el exterior, pero también era la causa fundamental de tener que conseguir recursos financieros regulares y abundantes. 5.- Mantenimiento de una burocracia, formada por fieles servidores de los reyes, como elemento fundamental para la gobernabilidad y administración de los reinos. 6.- La búsqueda de recursos: los soberanos necesitan más dinero porque los gastos son mayores. Lo consiguen a través de: - Las llamadas rentas “ordinarias”: acrecentándolas por medio de una gestión mejor. - Obteniendo recursos “extraordinarios” en forma de impuestos sobre las personas y los bienes, o tasas sobre los intercambios. El esfuerzo de los soberanos es doble: - Convertir estos suministros en regulares y abundantes. - Librarse de la necesidad habitual del consentimiento de los súbditos representados por los Estados generales (Cortes en España). A pesar de la expansión económica y poderío político de la nobleza, la autoridad del monarca se fue fortaleciendo a lo largo de los siglos XIV y XV. En Castilla se fue imponiendo la difusión de teorías que, basadas en el Derecho romano, defendían la supremacía del rey sobre el resto de la nobleza y sobre todos sus súbditos. Las medidas que fueron tomando los reyes castellanos para afianzar su poder fueron: 1.- La fusión definitiva de las Cortes de Castilla y León, en una sola institución para toda la corona. 2.- La creación del Consejo Real (1385). Era un organismo de carácter técnico que asesoraba al rey en todo tipo de decisiones. Se consolidó como organismo auxiliar de los monarcas en las tareas de gobierno, en el que el rey se apoyaba para la elaboración de normas y ordenamientos o para el control de la Administración regia. 3.- La Audiencia. Creada en 1371, era el órgano Supremo de Justicia, sólo supeditado al rey. También se encargaba de la confección y elaboración de la cada vez más abundante documentación regia. En el siglo XV fijó su sede en Valladolid con el nombre de Chancillería. 4.- En el ámbito de la Hacienda estatal se crearon las Contadurías para una mejor recaudación de impuestos y así librar a los monarcas del consentimiento de la Cortes para obtener recursos. 5.- En el ámbito local, la monarquía intervino en los municipios con el fin de controlarlos. Alfonso XI estableció los regimientos o concejos restringidos, formados por un número reducido de personas nombradas por el rey con carácter vitalicio. Los regidores componían el Ayuntamiento junto con los representantes del rey: los corregidores. El cargo de corregidor fue el principal instrumento de control de la monarquía sobre los municipios. Eran representantes permanentes de la corona en las ciudades. Su función principal era la de controlar el gobierno de las ciudades. 3.2.- LA CORONA DE ARAGÓN. 3.2.1.- La doctrina pactista. Aunque con Jaime I, el Conquistador (1213-1276) se unificó el derecho aragonés con los Fueros de Aragón, desde el punto de vista institucional, la evolución de la Corona de Aragón fue diferente a la de Castilla. El reino de Aragón era fruto del ensamblaje de tres entidades políticas muy distintas, cada una con su propia personalidad y con sus órganos de gobierno independientes: - El reino de Aragón. - El principado de Barcelona. - El reino de Valencia. Aragón era, pues, una confederación de territorios, cada uno con notables diferencias entre sí, y no un Estado unitario. La relación entre el monarca y sus gobernados se mantuvo dentro del concepto feudal del pacto entre el señor y sus vasallos. Es decir, la práctica política de que los vasallos debían ser consultados en la toma de decisiones que les afectaba. La esencia de la doctrina pactista era la siguiente: no sería válida cualquier ley contraria al ordenamiento jurídico vigente en ese momento y tampoco sería válida cualquier ley contraria al “bien público”. 3.2.2.- El Privilegio General. El pactismo aragonés se originó en la época de Pedro III, el Grande (1262-1285), a raíz de la conquista de Sicilia, que le supuso el enfrentamiento con Francia y el papado, y la guerra con Génova por el control de la isla de Cerdeña. Los gastos de la guerra hicieron que el rey tuviera que pedir ayuda económica y militar a la nobleza aragonesa y a las Cortes catalanas. Para que le fuese concedido tuvo que claudicar ante sus exigencias, concediendo privilegios generales o constituciones a Aragón, Cataluña y Valencia a través del llamado Privilegio General (1283). El monarca se comprometía a solicitar el consentimiento de las Cortes en asuntos importantes y a reunirlas periódicamente, comprometiéndose a colaborar con ellos en un pacto de gobierno entre la Corona y los estamentos. De este modo, las Cortes de los diferentes reinos ejercieron un fuerte control sobre la monarquía y limitaron su poder. 3.2.3.- El fracaso de Pedro IV. El rey Pedro IV, el Ceremonioso (1336-1387) intentó centralizar el poder y adquirir una mayor independencia de las Cortes a la hora de gobernar. Pero pronto comenzó a encontrar serias resistencias. En las Cortes celebradas en Zaragoza (1347) se incluyeron clausulas que limitaban el poder del rey, tales como: - El hecho de que ningún catalán pudiese intervenir en las instituciones aragonesas. - La prohibición de que el rey pudiese aplicar un castigo sin el acuerdo previo del Justicia Mayor de Aragón. En definitiva, lo que los nobles aragoneses impusieron al monarca fue la limitación a su poder dentro de sus fronteras. 3.2.4.- Este sistema de gobierno del reino de Aragón quedó plasmado en las siguientes INSTITUCIONES: 1.- Los virreinatos. La autoridad real en los territorios en los que no residía el monarca estaba representada por virreyes, que actuaban en su nombre. 2.- Las Cortes. Defendían los intereses específicos de las fuerzas sociales de las clases dirigentes de sus respectivos reinos: nobleza, clero y alta burguesía. Existían Cortes independientes en Aragón, Cataluña y Valencia. 3.- Las Diputaciones. Una de las reclamaciones que planteaban con mayor insistencia los asistentes a las Cortes era que el rey no gastara los subsidios concedidos más que en aquello para lo que habían sido entregados. Por eso, las Diputaciones fueron creadas por las Cortes para organizar y controlar la recaudación que le concedían al monarca. Una vez concluida su labor, se disolvían. Pero con el tiempo estas comisiones temporales de las Cortes se transformaron en Diputaciones permanentes de los distintos reinos: o Diputación General de Cataluña o Generalitat. Desde 1359 era la comisión permanente de las Cortes catalanas. Estaba integrada por seis miembros (diputats), dos de cada estamento que se renovaban cada tres años. Se convirtió en el máximo órgano de representación política de Cataluña frente a posibles infracciones de la Corona. o Diputación del reino de Aragón. Nación en 1412 de modo similar a la de Cataluña. o Diputación del reino de Valencia. Fue la última en constituirse (1419), pero nunca adquirió competencias importantes. 4- El Justicia de Aragón. Fue un cargo específico del reino de Aragón. La desempeñaba un miembro de la nobleza designado por las Cortes. Su función más importante era la interpretación y defensa de los Fueros de Aragón. 3.3.- EL REINO DE NAVARRA. En Navarra, como en la Corona de Aragón, prevaleció la doctrina Pactista, y las prerrogativas de las Cortes impidieron el fortalecimiento de la monarquía. Las INSTITUCIONES más importantes fueron: - El Consejo Real, que era el órgano asesor del rey. - Las Cortes, ante las cuales el rey debía jurar los fueros del reino y, además, hacía las funciones de órgano legislativo. - La Diputación de los Tres Estados, creada para mejorar la administración financiera. 4.- LA EXPANSIÓN COMERCIAL Y POLÍTICA DE ARAGÓN Y CASTILLA.