BOLETÍN JURÍDICO NÚMERO 18 -OFICINA ASESORA JURÍDICA Enero a Marzo de 2010. Mario Mejía Cardona Superintendente Nacional de Salud María Elisa Morón Baute Secretaria General Superintendencias Delegadas Doctora Andrea Torres Matiz. Superintendente Delegada Para la Generación y Gestión de los Recursos Económicos para Salud, Doctor Darío José Cantillo Gómez Superintendente Delegado para la Atención en Salud, Doctora Leonor Arias Barreto. Superintendente Delegada para la Protección al Usuario y la Participación Ciudadana, Pascual Mauricio Correa Superintendente Delegado para las Medidas Especiales: Pedro Ávila Orjuela Superintendencia Delegada para la Función Jurisdiccional y de Conciliación Jefes de Oficina Luz Karime Fernández Castillo Oficina Asesora Jurídica Olga Mireya Morales Torres Oficina de Planeación ÍNDICE 1. CORTE CONSTITUCIONAL 2. MINISTERIO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL 3. RESOLUCIÓN 172 DE 2010, Crea Dirección Territorial de Orinoquía Amazonía SUPERINTENDENCIA NACIONAL DE SALUD 4. SENTENCIA T-035 DE 2010, Salud, Vida Digna y Seguridad Social SENTENCIA T-069 DE2010, Despido con Fuero de Maternidad SENTENCIA T-003 DE 2010, Despido a trabajador Incapacitado SENTENCIA T-019 DE 2010, Cubrimiento del transporte y la estadía, No copagos SENTENCIA T-158 DE 2010, Ordena procedimientos medicina prepagada COMUNICADO (C-225 DE 2010), Declara inconstitucional Decretos de Emergencia CIRCULAR EXTERNA 059 DE 2010, Adiciones, y mod. Circular Única 47/07 CIRCULAR EXTERNA 060 DE 2010, Adiciones, y mod. Circular Única 47/07 CONCEPTOS SUPERINTENDENCIA NACIONAL DE SALUD RECONOCIMIENTO DE INCAPACIDAD HABILITACION HEMODIALISIS PENSIONADOS DEL ISS VINCULADOS UC LIQUIDACIÓN DE CONTRATOS CUENTA MAESTRA COBERTURA POS DECRETO 133 DE 2010 CONCESION SALUD PRINCIPIO DE INTEGRALIDAD ESTAMPILLAS ESPECIALIDADES ALTO COSTO ESCISION TRAFICO DE ORGANOS GIRO DIRECTO 1. CORTE CONSTITUCIONAL Sentencia T-035/10 Referencia: Expedientes T- 2388609 y T-2379850. Magistrado Ponente: Dr. JORGE IVÁN PALACIO PALACIO. Bogotá, D.C., primero (1) de febrero de dos mil diez (2010). SENTENCIA I. ANTECEDENTES DEL EXPEDIENTE T-2388609. Vida digna, seguridad social y al debido proceso. 1. Hechos. 1.2. Relata que el día 5 de mayo de 2009, al acudir a la Nueva EPS para requerir una cita médica, le informaron que había sido desvinculada a solicitud del cotizante, quien presentó ante la demandada una declaración extra juicio de separación de bienes y de cuerpos. 1.3. La demandante aduce que la Nueva EPS actuó de manera arbitraria al cancelar su afiliación como beneficiaria, debido a que no le notificó con anterioridad dicho proceso, sin tener en cuenta que estaba en un tratamiento médico desde hacía 8 meses y a espera de una posible cirugía, por lo que considera se le están vulnerando sus derechos fundamentales por capricho del cotizante y con la anuencia de la EPS. III. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS. 3. Procedencia excepcional de la acción de tutela contra particulares (EPS). 3.1 En cuanto a la procedencia de la acción de tutela contra particulares, la Constitución, en su artículo 86, inciso final, establece que opera cuando: (i) El particular esté encargado de la prestación de un servicio público (ii) La conducta del particular afecte grave y directamente el interés colectivo (iii) En aquellos eventos en los cuales el accionante se encuentre en estado de subordinación o indefensión frente al particular accionado. Al respecto, el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991 desarrolla tal prescripción de la siguiente manera: “Art. 42. Procedencia. La acción de tutela procederá contra acciones u omisiones de los particulares en los siguientes casos: 9. Cuando la solicitud sea para tutelar a[2] quien se encuentre en situación de subordinación o indefensión respecto del particular contra el cual se interpuso la acción. Se presume la indefensión del menor que solicite la tutela.” . En este sentido, en Sentencia C-134 de 1994 la Corte señaló[3]: “..., la acción de tutela contra particulares procede en las situaciones en que el solicitante se encuentre en estado de indefensión o de subordinación. Al igual que en el caso del servicio público, esta facultad tiene su fundamento jurídico en el derecho de igualdad, toda vez que quien se encuentra en alguna de las situaciones referidas no cuenta con las mismas posibilidades de defensa que otro particular. Por ello, el Estado debe acudir a su protección -en caso de haberse violado un derecho constitucional fundamental-, la cual no es otra cosa que una compensación entre el perjuicio sufrido y el amparo inmediato del derecho. Con todo, también debe advertirse que las situaciones de indefensión o de subordinación deben apreciarse en cada caso en concreto.” 4. Protección del derecho fundamental a la salud[4] y principio de continuidad en la prestación del servicio[5]. 4.1 La Constitución Política consagra en sus artículos 48 y 49 el derecho a la seguridad social y determina que la salud es un servicio público esencial a cargo del Estado, que debe ser prestado con sujeción a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la ley[6]. 4.2 La Corte Constitucional en principio diferenció los derechos protegidos mediante la acción de tutela de los de contenido exclusivamente prestacional, de tal suerte que el derecho a la salud, para ser amparado por vía de tutela debía tener conexidad con el derecho a la vida, la integridad personal o la dignidad humana. Sin embargo, se protegía como derecho fundamental autónomo cuando se trataba de los niños, en razón a lo dispuesto en el artículo 44 de la Constitución, y en el ámbito básico cuando el accionante era un sujeto de especial protección. 4.3 Desde la sentencia T-858 de 2003 la Corte Constitucional refiere las dimensiones de amparo de este derecho, para lo cual precisó lo siguiente: “(…)En abundante jurisprudencia esta Corporación ha señalado que la protección ofrecida por el texto constitucional a la salud, como bien jurídico que goza de especial protección, tal como lo enseña el tramado de disposiciones que componen el articulado superior y el bloque de constitucionalidad, se da en dos sentidos: (i) en primer lugar, de acuerdo al artículo 49 de la Constitución, la salud es un servicio público cuya organización, dirección y reglamentación corresponde al Estado. La prestación de este servicio debe ser realizado bajo el impostergable compromiso de satisfacer los principios de universalidad, solidaridad y eficiencia que, según dispone el artículo 49 superior, orientan dicho servicio[1]. En el mismo sentido, como fue precisado por esta Sala de revisión en sentencia T-016 de 2007, el diseño de las políticas encaminadas a la efectiva prestación del servicio público de salud debe estar, en todo caso, fielmente orientado a la consecución de los altos fines a los cuales se compromete el Estado, según lo establece el artículo 2° del texto constitucional. “(ii) La segunda dimensión en la cual es protegido este bien jurídico es su estructuración como derecho. Sobre el particular, la jurisprudencia de esta Corporación ha señalado que el derecho a la salud no es de aquellos cuya protección puede ser solicitada prima facie por vía de tutela[1]. No obstante, en una decantada línea que ha hecho carrera en los pronunciamientos de la Corte Constitucional, se ha considerado que una vez se ha superado la indeterminación de su contenido –que es el obstáculo principal a su estructuración como derecho fundamental- por medio de la regulación ofrecida por el Congreso de la República y por las autoridades que participan en el Sistema de Seguridad Social; las prestaciones a las cuales se encuentran obligadas las instituciones del Sistema adquieren el carácter de derechos subjetivos(…)”. (Negrillas fuera del texto original). Esta corporación ha señalado que el derecho a la salud posee una doble connotación: (i) como un derecho fundamental y (ii) como un servicio público y en tal razón se ha considerado que: “en materia de amparo del derecho fundamental a la salud por vía de tutela una vez adoptadas las medidas de orden legislativo y reglamentario orientadas a determinar cuáles son las prestaciones obligatorias en salud y a trazar las vías de acceso a la seguridad social, si se cumplen los requisitos previstos en estos escenarios, todas las personas sin excepción pueden acudir a la acción de tutela para lograr la efectiva protección de su derecho constitucional fundamental a la salud cuando quiera que este derecho se encuentre amenazado de vulneración o haya sido conculcado. Por tal motivo, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha sido constante y enfática en afirmar que tratándose de la negación de un servicio, medicamento o procedimiento incluido en el Plan Obligatorio de Salud (P.O.S.), en el Plan Obligatorio de Salud Subsidiado (POSS), en el Plan de Atención Básica (PAB), en el Plan de Atención Complementaria (PAC) así como ante la no prestación de servicios relacionados con la obligaciones básicas definidas en la Observación No. 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, puede acudirse directamente a la tutela para lograr su protección”[7]. Lo anterior quiere decir que procede el amparo en sede de tutela cuando resulta imperioso velar por los intereses de cualquier persona que así lo requiera[8]. En tal sentido, la salud como servicio público esencial a cargo del Estado, además de regirse por los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, que consagra expresamente el artículo 49 de la Constitución Política, debe dar cumplimiento al principio de continuidad, que conlleva su prestación de forma ininterrumpida, constante y permanente, sin que sea admisible su interrupción sin la debida justificación constitucional. 4.4. En cuanto al principio de continuidad en la prestación del servicio de salud, esta corporación en Sentencia C-800 de 2003, señaló en qué eventos son constitucionalmente inaceptables las decisiones de interrumpir abruptamente el servicio por parte de las entidades prestadoras de salud, tanto del régimen subsidiado como del contributivo: “Por otra parte, también se ha ido precisando en cada caso, si los motivos en los que la EPS ha fundado su decisión de interrumpir el servicio son constitucionalmente aceptables. Así, la jurisprudencia, al fallar casos concretos, ha decidido que una EPS no puede suspender un tratamiento o un medicamento necesario para salvaguardar la vida y la integridad de un paciente, invocando, entre otras, las siguientes razones: (i) porque la persona encargada de hacer los aportes dejó de pagarlos;[9] (ii) porque el paciente ya no esta inscrito en la EPS correspondiente, en razón a que fue desvinculado de su lugar de trabajo;[10] (iii) porque la persona perdió la calidad que lo hacia beneficiario[11]; (iv) porque la EPS considera que la persona nunca reunió los requisitos para haber sido inscrita, a pesar de ya haberla afiliado;[12] (v) porque el afiliado se acaba de trasladar de otra EPS y su empleador no ha hecho aún aportes a la nueva entidad;[13] o (vi) porque se trata de un servicio específico que no se había prestado antes al paciente, pero que hace parte integral de un tratamiento que se le viene prestando.[14] Sin embargo, como se observa en la Sentencia citada anteriormente[15], para mantener el equilibrio entre las partes, se establecieron ciertos límites en los cuales es constitucionalmente aceptable que la EPS se niegue a seguir prestando el servicio de salud cuando ya se ha cumplido con la garantía constitucional inicial. Estos eventos son: “El principio de continuidad busca evitar que se deje de prestar un servicio básico para todas las personas, pero no pretende resolver la discusión económica de quién debe asumir el costo del tratamiento, y hasta cuándo. Inclusive, la Corte ha señalado algunos eventos en que constitucionalmente es aceptable que se suspenda la prestación del servicio de salud[16]. Por ejemplo, cuando el tratamiento fue eficaz y cesó el peligro para la vida y la integridad, en conexidad con la salud, el principio de continuidad del servicio público no exige que siga un tratamiento inocuo ni tampoco ordena que pasados varios meses de haberse terminado un tratamiento por una enfermedad se inicie uno nuevo y distinto por otra enfermedad diferente. Sin embargo, estas circunstancias han de ser apreciadas caso por caso mientras no exista una regulación específica de la materia.” En atención a lo anterior, se puede concluir, en primer lugar, que el legislador al consagrar en el artículo 2° de la ley 100 de 1993 que los servicios de salud deben ser prestados acorde con los principios de eficiencia, universalidad, solidaridad, integralidad, unidad y participación, buscó su aplicación procurando la mejor utilización social y económica de los recursos administrativos, técnicos y financieros disponibles para que los beneficios a que da derecho la seguridad social sean prestados en forma adecuada, oportuna y suficiente. En segundo lugar, respecto de la salud y la seguridad social, la jurisprudencia ha precisado que la continuidad[17] en su prestación garantiza el derecho de los usuarios a recibirlo de manera diligente y prohíbe a las entidades responsables realizar actos u omitir obligaciones que afecten sus garantías fundamentales. Por último, el principio de continuidad en la prestación del servicio no pretende resolver quién debe asumir los costos de los tratamientos y hasta cuándo, sino los eventos en los que constitucionalmente es inaceptable que se suspenda la prestación del servicio de salud, cuando se atente contra los derechos fundamentales a la vida y dignidad de las personas. 5. El debido proceso en la desafiliación de un beneficiario del sistema de seguridad social en salud por parte de una EPS. De acuerdo con el artículo 183 de la Ley 100 de 1993[22], las entidades promotoras de salud no podrán, en forma unilateral, terminar la relación contractual con sus afiliados; sin embargo, esta prohibición conforme con la jurisprudencia de esta Corporación no es absoluta. Precisamente, la misma Ley 100 de 1993 contiene en su artículo 160 los deberes de los afiliados y beneficiarios, “los cuales deben ser cumplidos en su integridad para que el derecho a la prestación de los servicios de salud pueda hacerse exigible ante las entidades encargadas de la promoción y prestación de tales servicios”[23]. Dentro de los deberes de los afiliados cotizantes se encuentra el de facilitar el pago de las cotizaciones y asumirlo cuando haya lugar, y su incumplimiento acarrea, de acuerdo con el artículo 209, como se expresó anteriormente, la suspensión de la afiliación y el derecho a la atención del Plan Obligatorio de Salud. El Decreto 806 de 1998 dispone, en el artículo 57, que la afiliación será suspendida después de un mes de no pago de la cotización que le corresponde al afiliado. Por su parte, el artículo 10 del Decreto 1703 de 2002, modificado por el artículo 2 del Decreto 2400 de 2002, establece que la desafiliación al Sistema ocurre en la E.P.S. a la cual se encuentra inscrito el afiliado cotizante y su grupo familiar, entre otros, en el caso en que transcurran tres meses continuos de suspensión de la afiliación por causa del no pago de las cotizaciones o del no pago de la UPC adicional al Sistema General de Seguridad Social en Salud. Sin embargo, la decisión de desafiliación debe ser adoptada una vez se haya seguido el procedimiento a que se refiere el artículo 11 del Decreto 1703 de 2002, que dice lo siguiente: “Artículo 11. Procedimiento para la desafiliación. Para efectos de la desafiliación, la entidad promotora de salud, EPS, deberá enviar de manera previa a la última dirección del afiliado, con una antelación no menor a un (1) mes, una comunicación por correo certificado en la cual se precisen las razones que motivan la decisión, indicándole la fecha a partir de la cual se hará efectiva la medida. En caso de mora, copia de la comunicación deberá enviarse al empleador o la entidad pagadora de pensiones. Antes de la fecha en que se haga efectiva la desafiliación, el aportante podrá acreditar o efectuar el pago de los aportes en mora o entregar la documentación que acredite la continuidad del derecho de permanencia de los beneficiarios. En este evento, se restablecerá la prestación de servicios de salud y habrá lugar a efectuar la compensación por los períodos en que la afiliación estuvo suspendida. Una vez desafiliado el cotizante y sus beneficiarios, el empleador o la administradora de pensiones para efectos de afiliar nuevamente a sus trabajadores y pensionados, deberán pagar las cotizaciones en mora a la entidad promotora de salud, EPS, a la cual se encontraba afiliado. En este caso el afiliado y su grupo familiar perderán el derecho a la antigüedad. A partir del mes en que se efectúen los pagos se empezará a contabilizar el período mínimo de cotización y la entidad promotora de salud, EPS, tendrá derecho a efectuar las compensaciones que resulten procedentes. En caso de controversias, la Superintendencia Nacional de Salud procederá en los términos previstos en el artículo 77 del Decreto 806 de 1998.” Por otro lado, en la prestación del servicio público de salud las E.P.S. deben atender al principio de continuidad sin que ello sea impedimento para que ejerzan actividades de control y prevención con el fin de contrarrestar las irregularidades que se presenten en relación con la afiliación de los usuarios al sistema. En todo caso, cabe precisar que las decisiones de las E.P.S. de suspender la prestación del servicio o desafiliar a una persona del Sistema no pueden adoptarse de manera unilateral o arbitraria, pues siempre habrá de garantizarse el debido proceso a los afiliados. En tal sentido la Corte ha explicado lo siguiente “En todo caso, cuando constitucional y legalmente no corresponda a una EPS continuar un tratamiento médico, lo que se decida al respecto ha de ser producto de un debido proceso básico (artículo 29, C.P.), precepto desarrollado por el legislador al impedir categóricamente a las EPS desafiliar de forma unilateral y caprichosamente a una persona, (…) Ahora bien, lo anterior no significa que en el evento en que se presentan afiliaciones múltiples en desmedro de los principios constitucionales que rigen el sistema de salud, esté prohibido efectuar los correctivos encaminados a evitar que una misma persona continúe afiliado a dos EPS, (...).”[24] 5.2 Debido proceso para la desafiliación de cónyuge dependiente[25]. En esta situación en particular, cuando el cónyuge cotizante solicita ante la entidad prestadora de salud, la desafiliación de su cónyuge beneficiario, se deben tener en cuenta varios aspectos: Como primera medida, se tendrá que precisar por parte de la EPS si subsiste o no entre los cónyuges o compañeros permanentes, el deber de alimentos[26], que comprende la prestación del servicio de salud, para lo cual será necesario exigir al cónyuge o compañero permanente cotizante la presentación de una prueba idónea que brinde a la EPS la certeza suficiente para proceder a la desvinculación del cónyuge o compañero permanente beneficiario. Por tanto, en principio se hace necesario resaltar la obligación de socorro y ayuda que la ley predica de los cónyuges (artículo 176 C.C.) y el alcance del deber de alimentos sustentado en el principio de reciprocidad. En consecuencia, serán exigibles por parte de la EPS: (i) En caso de divorcio: se deberá verificar en la sentencia judicial de terminación del vínculo matrimonial, o en la escritura pública según corresponda, si se pactaron disposiciones sobre el cumplimiento de las obligaciones alimentarias en favor del cónyuge dependiente, ya que en este caso deberá seguir afiliado. Pero si en la sentencia judicial de divorcio no se dispuso la trascendencia del deber de alimentos podrá ser desafiliado[27] siempre y cuando no se compruebe la existencia de un tratamiento a una enfermedad adquirida con anterioridad a la fecha de divorcio, pues de ser así, deberá garantizársele la continuidad e integralidad del tratamiento. (ii) En caso de separación de bienes y de cuerpos se deberá exigir la presentación y protocolización de la escritura pública o sentencia judicial según sea el caso para corroborar si se acordó total independencia entre los cónyuges de las obligaciones alimentarias, porque de no ser así persiste el deber de alimentos hasta tanto no se disponga lo contrario, ya sea por mutuo acuerdo entre las partes ante notario o por sentencia judicial. (iii) Lo anterior, de acuerdo a lo consagrado en el artículo 152 del Código Civil, modificado por la Ley 1ª de 1976, artículo 1° modificado por la Ley 25 de 1992, artículo 5°, que dispone lo siguiente “El matrimonio civil se disuelve por la muerte real o presunta de uno de los cónyuges o por divorcio judicialmente decretado… En materia de vínculo de los matrimonios religiosos regirán los cánones y normas del correspondiente ordenamiento religioso” Y el artículo 167 del Código. Civil: modificado por la Ley 1 de 1976, Art 17 que señala: “La separación de cuerpos no disuelve el matrimonio, pero suspende la vida en común de los casados.” “La separación de cuerpos disuelve la sociedad conyugal salvo que fundándose en el mutuo consentimiento de los cónyuges y siendo temporal, ellos manifiesten su deseo de que se mantenga vigente.”. (iv) En caso de conciliación entre los cónyuges o compañeros permanentes, se deberá exigir la copia auténtica del acta de conciliación, y verificarse si se pactó que los cónyuges atendieran individualmente su subsistencia o si por el contrario persiste el deber de alimentos. De acuerdo a lo anterior, se puede concluir: (i) que en ningún evento puede una EPS desafilar abruptamente a un usuario ya sea en la condición de cotizante o de beneficiario, sin antes haber agotado el debido proceso, (ii)que si un usuario se encuentra en tratamiento médico y por alguna circunstancia no puede seguir aportando las cuotas correspondientes, ya sea en calidad de cotizante o beneficiario, deberá seguírsele brindando la atención en salud para garantizar los principios de continuidad e integralidad; y (iii) que en el caso de los cónyuges o compañeros permanentes se debe verificar, además del debido proceso y la continuidad, si subsiste el deber de alimentos fundado en el principio de reciprocidad. Sin embargo, la Sala estima que el deber de asistencia dentro de los que se encuentra el de la salud, no se extingue simplemente por no hacer vida en común, y mientras no se profiera sentencia judicial o se pacte un acuerdo entre las partes en el que se disponga lo contrario, no se ha perdido el derecho a acceder al servicio de salud como beneficiario del cónyuge cotizante. La Corte considera que dentro del deber de alimentos se encuentra la salud, y no se extingue simplemente por no hacer vida en común, pues mientras no se profiera sentencia judicial o se pacte un acuerdo entre las partes en el que disponga lo contrario, no se ha perdido el derecho a acceder al servicio de salud como beneficiario del cónyuge cotizante. Sentencia T-069/10 Referencia: expedientes T-2.426.390 – T2.422.019 – T- 2.417.622 – T- 2.422.761 y T- 2.420.047 Magistrado Ponente: CHALJUB Dr. JORGE IGNACIO PRETELT Bogotá D.C., 4 de febrero de dos mil diez (2010) SENTENCIA 1. ANTECEDENTES 1.1. EXPEDIENTE T- 2.426.3901.1.2 Hechos y argumentos de derecho 1.1.2.2 Señala que en mayo de 2009, comunicó por escrito al empleador su estado de gravidez y adjuntó el respectivo certificado médico. Sin embargo, el día 30 de julio de 2009, fecha en la cual vencía el último contrato suscrito, recibió una carta en la cual se le comunicaba la terminación y la no renovación del contrato. 1.1.2.3 Afirma la peticionaria, que es desplazada por la violencia y que no cuenta con recursos económicos para su subsistencia, motivo por el cual solicita su reintegro a las labores que venía desempeñando, así como el pago de los salarios dejados de percibir y la indemnización por despido ilegal, toda vez que la empresa continúa desarrollando su objeto social en condiciones normales y con el mismo personal. 2. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL 2.2.1. Estabilidad laboral reforzada de la mujer embarazada. Reiteración de jurisprudencia Como desarrollo del Estado Social de Derecho, la Constitución Política de Colombia, en su artículo 13, prevé una protección especial a un cierto grupo de personas dadas sus características particulares de indefensión y vulnerabilidad, como es el caso de las mujeres que se encuentran en estado de embarazo. De la misma manera, el artículo 43 de la Carta Política, no obstante señala la igualdad existente entre el hombre y la mujer, consagra a favor de ésta cuando se encuentra en estado de maternidad, una protección reforzada al indicar que durante el embarazo y después del parto gozará de especial asistencia y protección del Estado, y recibirá de éste subsidio alimentario si entonces estuviere desempleada o desamparada. Siguiendo esta línea proteccionista, la Constitución otorga una especial defensa a la mujer en embarazo particularmente en relación a su estabilidad laboral, al consagrar en su artículo 53 los principios mínimos fundamentales que deben regir las relaciones laborales, los cuales son: igualdad de oportunidades para los trabajadores; remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales, facultades para transigir y conciliar sobre derechos inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador en caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho; primacía de la realidad sobre las formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales; garantía de la seguridad social, la capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario; protección especial a la mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad. (Subrayado fuera de texto). Los anteriores preceptos están desarrollados en diferentes Instrumentos Internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos[1], según la cual tanto la maternidad como la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales (art. 25 num. 2º). Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales[2] (art. 10 num. 2º) señaló a los Estados Partes el deber de conceder especial protección a las madres durante un período de tiempo razonable antes y después del parto, además de la concesión de licencia con remuneración o con prestaciones adecuadas de seguridad social dentro de ese período. De igual forma, en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer[3], los Estados Partes se comprometieron a adoptar las medidas tendientes a impedir actos u omisiones contra las embarazadas y a asegurar la efectividad de su derecho a trabajar, prohibiéndose el despido por motivo del embarazo e implementándose la licencia de maternidad, con sueldo pagado o prestaciones sociales similares, sin que implique pérdida del empleo, ni efectos contra la antigüedad y los beneficios sociales (art. 11 num. 2°, literales a y b). En virtud de lo anterior, es decir, de la aplicación de los referentes internacionales y de la protección constitucional a la mujer, se ha consolidado que el amparo de quien se halle en estado de gravidez implica una estabilidad laboral reforzada, que conlleva la prohibición de ser despedida por razón del mismo[4], por ser un criterio discriminatorio que atenta contra el artículo 13 de la Carta y deviene en afectación de los derechos de quien está por nacer. [5] La mencionada estabilidad laboral reforzada que ostenta la mujer en embarazo, se deriva de la presunción legal prevista en los artículos 239 y 240 del Código Sustantivo del Trabajo, que señalan: Ninguna trabajadora puede ser despedida por motivo de embarazo o lactancia. 2. Se presume que el despido se ha efectuado por motivos del embarazo o lactancia, cuando ha tenido lugar dentro del período de embarazo o dentro de los tres meses posteriores al parto, y sin la autorización de que trata el artículo siguiente. 3. La trabajadora despedida sin autorización de la autoridad tiene el derecho al pago de una indemnización equivalente a los salarios de (60) días fuera de las indemnizaciones y prestaciones a que hubiera lugar de acuerdo con el contrato de trabajo y, además, al pago de las doce (12) semanas de descanso remunerado de que trata este capítulo si no lo ha tomado. 1. Para poder despedir a una trabajadora durante el período de embarazo o los tres meses posteriores al parto, el empleador necesita la autorización del Inspector del Trabajo, o del Alcalde Municipal en los lugares en donde no existiere aquel funcionario. / El permiso de que trata este artículo sólo puede concederse con el fundamento en alguna de las causas que tiene para dar por terminado el contrato de trabajo y que se enumeran en los artículos 62 y 63. Antes de resolver, el funcionario debe oír a la trabajadora y practicar todas las pruebas conducentes solicitadas por las partes. 3. Cuando sea un Alcalde Municipal quien conozca de la solicitud de permiso, su providencia tiene carácter provisional y debe ser revisada por el Inspector del Trabajo residente en el lugar más cercano. Con sustento en estas disposiciones legales, la Corte Constitucional en diferentes pronunciamientos indicó que para ser procedente la protección a la estabilidad laboral reforzada de la mujer gestante, debía comprobarse el cumplimiento de los siguientes requisitos: i) Que el despido se ocasione durante el período amparado por el “fuero de maternidad”, esto es, que se produzca en la época del embarazo o dentro de los tres meses siguientes al parto; ii) que a la fecha del despido el empleador conociera o debiera conocer la existencia del estado de gravidez, pues la trabajadora notificó su estado oportunamente y en las condiciones que establece la ley; iii) que el despido sea una consecuencia del embarazo, por ende que el despido no está directamente relacionado con una causal objetiva y relevante que lo justifique; iv) que no medie autorización expresa del inspector del trabajo, si se trata de trabajadora oficial o privada, o resolución motivada del jefe del respectivo organismo si se trata de empleada pública; y v) que el despido amenace el mínimo vital de la actora o del niño que está por nacer[6] 2.2.2. La ausencia de aviso sobre el estado de embarazo no habilita al empleador para desvincular a la mujer gestante. En relación con el segundo requisito según el cual, el empleador debía tener conocimiento sobre el estado de embarazo de la trabajadora, este Tribunal en Sentencia T-095 del 7 de febrero de 2008, Magistrado Ponente Humberto Antonio Sierra Porto, tras considerar dicha exigencia como una carga que restringe la protección otorgada por la Constitución y al estimar que el legislador no contempló precepto alguno que exija que el estado de gravidez haya sido conocido por el empleador antes de la terminación del contrato sino que el despido se haya efectuado dentro del período del embarazo o dentro de los tres meses posteriores al parto, amplió el ámbito de protección y concluyó que (…) un despido de la trabajadora embarazada – es decir – dentro del período de embarazo o dentro de los tres meses posteriores al parto – se presume que fue por causa o en razón del embarazo a menos que quepa aplicar las causales de despido con justa causa, asunto en el cual, se debe cumplir con las exigencias previstas en la legislación. Esta presunción opera también en relación con los contratos a término fijo que por prorrogarse de modo consecutivo se equiparan a contratos a término indefinido. En esta medida, no es necesario que la mujer gestante demuestre y ni siquiera comunique su estado de embarazo al empleador con anterioridad al preaviso de la terminación del contrato o del despido, toda vez que para materializar la protección especial otorgada a las mujeres embarazadas, es importante garantizarles que la terminación de su vínculo laboral se produzca por una justa causa, evento en el cual el empleador debe observar las ritualidades legales previstas como probar la existencia de la causal y solicitar la autorización de la autoridad de trabajo competente, y no por un acto discriminatorio en razón a su particular estado, lo cual quebrantaría el derecho a la igualdad y afectaría el pleno goce de la maternidad. En consecuencia, se exonera a la mujer embarazada de esta carga probatoria limitante en muchas ocasiones de la efectiva realización de sus derechos. 2.2.3. El fuero de maternidad opera independientemente del tipo de vinculación. El fuero de maternidad de naturaleza constitucional, debe garantizarse en cualquier tipo de relación laboral. En consecuencia, sin importar si es un contrato laboral o uno de prestación de servicios, o si el servicio se presta por intermedio de una cooperativa de trabajo asociado e incluso en el evento de presentarse sustitución patronal, siempre será obligatorio para el empleador no desvincular a la mujer que se encuentre en estado de embarazo o en periodo de lactancia. Respecto al tipo de relación contractual existente, la Corte ha sido enfática en señalar que: En tanto exista una relación laboral, cualquiera que ella sea, es predicable de la mujer embarazada el derecho a una estabilidad laboral reforzada, como una consecuencia del principio de igualdad, y por ende, su relación laboral no puede quedar ni suspendida ni anulada al punto de que se afecte su condición de mujer en estado de embarazo, toda vez que al margen del tipo de relación laboral que este operando, durante el período de embarazo la mujer es acreedora de un derecho especial de asistencia y estabilidad reforzada, que obliga, en el evento de ser despedida, a apelar a una presunción de despido por discriminación en razón del embarazo, siendo el empleador quien asuma la carga de la prueba que sustente el factor objetivo que le permita su despido de manera legal. [7] En efecto, independientemente del tipo de relación contractual vigente y sin distinción del tipo de empleador - público o privado-, la estabilidad laboral es predicable de todos los contratos, pues su finalidad es garantizar la protección de los derechos fundamentales de la mujer gestante, de la madre y del menor. La jurisprudencia constitucional ha extendido esta protección a las mujeres vinculadas mediante contratos a término fijo, de labor u obra, en donde el solo hecho del vencimiento del plazo pactado no es motivo suficiente para convalidar la decisión del empleador de no renovar el contrato y que el vencimiento del plazo pactado no constituye por sí mismo una causal objetiva para legitimar la desvinculación.[8] En este sentido, la citada sentencia T-095 de 2008 precisó: La madre gestante debe comprobar que quedó embarazada antes del vencimiento del contrato a término fijo o por obra pero no resulta indispensable que lo haga con antelación al preaviso. Esto último resulta de la mayor importancia porque muchos empleadores niegan la protección con el argumento de que desconocían el estado de la trabajadora al momento de comunicarles el preaviso. Igualmente, manifiesta la Corte que si al momento de la expiración del contrato, las causas que le dieron origen subsisten, y si la trabajadora cumplió a cabalidad sus obligaciones, resulta preciso garantizar su renovación.[9] En conclusión, el fuero de maternidad debe garantizarse y el empleador bajo ninguna circunstancia podrá despedir o no renovar el contrato laboral, sin importar su modalidad, a una mujer que esté embarazada o que quede en esa condición después del preaviso, pues ello constituye una práctica abiertamente desconocedora del derecho fundamental a la estabilidad laboral de la mujer embarazada. 2.2.4. Aplicación directa del principio constitucional de solidaridad en los casos de desvinculación laboral de la mujer embarazada. El principio de solidaridad, uno de los fundamentos de nuestro Estado Social de Derecho, es un desarrollo del artículo primero de la Constitución Política en virtud del cual, tanto el Estado como la sociedad deben observar una serie de deberes para el logro de los fines esenciales de la organización política, es decir, que tanto el Estado como los particulares son responsables de proteger los derechos fundamentales e implica una cooperación y un apoyo mutuo entre las personas y los grupos sociales. En este sentido, en la Sentencia T-458 de 2009[10], la Corte indicó: En este orden de ideas, no solamente el Estado es responsable de proteger la vida y la salud de los asociados; estas garantías, como todos los derechos fundamentales, deben también ser resguardadas por los particulares, y se convierten por ello en su responsabilidad constitucional. Puede decirse entonces, que “la protección a la persona humana se concreta frente a los actos u omisiones tanto del estado como de los particulares”[1]. Y no podría ser de otra forma, puesto que en la base de la estructura de nuestro ordenamiento jurídico, el Constituyente de 1991 fundó el principio de solidaridad social como una forma de cumplir con los fines estatales y asegurar el reconocimiento de los derechos de todos los miembros de la comunidad. Se trata de un principio que, sin duda, recuerda la vocación humana de vivir en sociedad y resalta la necesidad de la cooperación mutua para alcanzar el bienestar y la tranquilidad ciertamente, también la salud -. Por tal razón, la solidaridad entraña un valor superior que sitúa la interpretación de los derechos fundamentales en la exigencia para los empleadores de asumir ciertos deberes que contribuyan a la materialización del principio de la estabilidad laboral y, por ende, la obligación de no discriminar a la mujer embarazada, garantizando la estabilidad del vínculo laboral señalada expresamente en el artículo 53 de la Carta Constitucional. Sobre el punto considera oportuno la Sala recordar que los artículos 13 y 44 de la Constitución Política exigen un especial compromiso no solo al Estado sino también a la sociedad y a la familia en relación con el desarrollo integral de los menores, imponiendo el deber de preservarlos de todo tipo de discriminación o abuso y en especial destacando el deber de proteger a la vida, el cual goza de relevancia constitucional y vincula a todos los poderes públicos y a todas las autoridades estatales. Precisamente, una de las manifestaciones de esta protección es el derecho a la estabilidad laboral de la mujer embarazada quien debe contar con los medios suficientes para sufragar sus necesidades y las de su hijo que está por nacer. De esta manera y como desarrollo del principio de solidaridad, las autoridades se encuentran obligadas a prestar el servicio de salud a los menores de un año, en este sentido, el artículo 50 de la Carta Política contempla que todo niño menor de un año que no esté cubierto de protección o de seguridad social, tendrá derecho a recibir atención gratuita en todas las instituciones de salud que reciban aportes del Estado. Como consecuencia de esta protección constitucional al “nasciturue” y a los niños menores de un año, las Empresas Promotoras de Salud deberán prestar el servicio independientemente de la afiliación o no directa del niño, pues, justamente, por su situación de indefensión y vulnerabilidad tienen derecho a una atención gratuita. Ahora bien, frente a la procedencia de la acción de tutela para garantizar la estabilidad laboral de una mujer en estado de embarazo y, su competencia para ordenar el pago de salarios dejados de percibir, ha de precisarse que, la misma sólo opera en la medida de encontrarse amenazados o vulnerados derechos fundamentales de la mujer embarazada y del menor. En efecto, la Corte ha señalado que la tutela procede excepcionalmente como mecanismo transitorio siempre que se trate de proteger el mínimo vital de la futura madre, o de ésta y del recién nacido, a pesar de existir otro mecanismo ordinario de defensa judicial. De acuerdo con las consideraciones expuestas, la Sala fijará las reglas aplicables a todos los casos en estudio, precisando que el amparo a la estabilidad laboral reforzada de la mujer embarazada opera independientemente del vínculo, es decir, habrá de respetarse el fuero de maternidad de aquellas mujeres vinculadas mediante contrato laboral a término fijo o de duración indefinida, de prestación de servicios, de obra o labor e incluso extendiéndose a aquellas circunstancias en las que se presenta sustitución patronal. De igual forma, se establecerá que dicha protección opera aún cuando el empleador manifiesta que al momento de la desvinculación o del preaviso de la terminación laboral desconocía el estado de embarazo de su trabajadora, siendo lo relevante que la desvinculación se produzca durante la gestación o dentro de los tres meses siguientes al parto, eximiendo a la mujer de demostrar la notificación sobre su estado y trasladando la carga de la prueba al empleador, quien para desvirtuar la presunción de despido por el embarazo deberá probar la existencia de una justa causa previo el aval de la autoridad laboral correspondiente. Sentencia T-003/10 Magistrado Ponente: Dr. JORGE IGNACIO PRETELT HALJUB Bogotá D.C., catorce (14) de enero de dos mil diez (2010) 1. 1.2. ANTECEDENTES HECHOS Y RAZONES DE LA ACCIÓN DE TUTELA 1.2.1. El señor Robert Guerra Villamizar, a través de apoderado judicial, manifestó ser miembro de la Cooperativa de Trabajo Asociado “Gestionar”, a través de la cual presta sus servicios laborales por contrato de suministro de personal a la empresa Siderúrgica del Norte, y que está afiliado en salud a la EPS Salud Total y en riesgos profesionales a la ARP Suratep. Es padre de familia, y el sustento de su núcleo familiar depende única y exclusivamente de su salario como empleado de la empresa Siderúrgica del Norte. 1.2.3. Como consecuencia del accidente, ha tenido incapacidades temporales, desde el 29 de julio de 2005 hasta el 18 de enero de 2007, incapacidades atendidas por la ARP Suratep, mientras que los tratamientos médicos lo fueron por los médicos adscritos de la EPS Salud total, quienes le diagnosticaron un estado vertiginoso. 1.2.4. Sostiene además, el accionante, que el día 17 de enero de 2007, la ARP Suratep le informó que daba por terminadas sus incapacidades y ordenaba reintegrarse a su actividad laboral, a partir del día 18 de enero de 2007. 1.2.5. Agrega el señor Guerra Villamizar, que el día 19 de enero de 2007, se presentó a la empresa Siderúrgica del Norte para incorporarse a su actividad laboral. Cuando ya se encontraba en la planta de potencia reclamando su dotación, el ruido generado por la planta le produjo un fuerte mareo que le hizo perder el equilibrio y caer de espaldas al piso, recibiendo golpes fuertes en la espalda y en ambos codos. 1.2.6. Desde la fecha del segundo accidente, el señor Guerra Villamizar ha sido incapacitado en repetidas ocasiones por su médico otorrinolaringólogo, debido a afecciones generadas por vértigo. Cuando aún estaba incapacitado, el día 30 de abril de 2008, recibió la carta de despido de la Cooperativa de Trabajo Asociado Gestionar y de la empresa Siderúrgica del Norte “Sidunor S.A.”, quedando desprotegido del sistema de salud, y corriendo el riesgo de perder su vida. 3. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL 3.2.1. Procedencia de la acción de tutela para el reintegro laboral de una persona afectada por un accidente de trabajo o por una enfermedad consecuencia de la ejecución del contrato de trabajo. El artículo 13 inciso 3º, de la Constitución Política ordena al Estado adoptar medidas a favor de grupos discriminados o marginados, en especial aquellos que por su condición física o mental, se encuentran es situaciones de debilidad manifiesta. Además, en cuanto a las personas discapacitadas, el Artículo 47 de la Carta, señala que el Estado tiene el deber de “adelantar políticas de previsión, rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a quienes se prestará la atención especializada que requieran.” Este mandato constitucional ha sido desarrollado esencialmente por la Ley 361 de 1997, la cual establece mecanismos de integración laboral a favor de las personas con discapacidad. El artículo 26 de la Ley consagra, la denominada protección laboral reforzada a favor de las personas con discapacidad, beneficio extendido no solo a los trabajadores discapacitados como tales, sino también a aquellos que sufren deterioros de salud en el desarrollo de sus funciones. En efecto, la norma establece, que la limitación de una persona no será motivo para obstaculizar una vinculación laboral, a menos que dicha limitación demuestre ser claramente insuperable con el cargo que se va a desempeñar. Por otra parte, ordena que ninguna persona limitada podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su limitación, salvo que medie autorización de la Oficina de Trabajo. Con base en esta norma, la Corte Constitucional, en Sentencia C-531 del 10 de mayo de 2000[1], declaró la exequibilidad condicionada del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, bajo el entendido de que el pago de una indemnización al trabajador discapacitado no convierte el despido en eficaz, si éste no contó con la previa autorización del Ministerio del Trabajo. En consecuencia, el despido de un trabajador discapacitado sin el cumplimiento de este trámite resulta ineficaz. Además de la garantía legal antes señalada, cuando se ha despedido de manera unilateral a una persona debido a su condición física limitada, la Corte ha encontrado que tal trato constituye una discriminación, por cuanto a las personas en estado de debilidad física no se les puede tratar de igual manera que a las sanas. En este sentido, la Corte sostuvo lo siguiente: “la empresa (...) dio a la actora un tratamiento discriminatorio, porque la trató como si fuera un empleado sano, al que basta indemnizar en los términos del artículo 62 del Código Sustantivo del Trabajo, para dejar cesante de manera unilateral, cuando esa firma sabía, por las incapacidades que el Instituto de Seguros Sociales le había otorgado a la actora, que ésta se encontraba disminuida físicamente, y merecía un trato diferente al que exige la ley para una persona en buenas condiciones de salud. De esa manera, la dejó expuesta a perder la atención médica que precisa, pues dejó de darle el trato que, de acuerdo con el artículo 13 de la Carta Política, debe otorgarse al que está en condiciones de debilidad manifiesta; al omitir considerar la situación de invalidez de su trabajadora, para dar por terminada la relación laboral de la manera más gravosa para la empleada, también vulneró la entidad empleadora el derecho de la accionante a un trabajo en condiciones dignas y justas y, en consecuencia, los argumentos que adujo no son de recibo.” [2] Sin embargo, esta Corporación ha sostenido que, en casos excepcionales, como los de las personas en estado de debilidad manifiesta o aquellos a los cuales la Constitución les otorga una estabilidad laboral reforzada, se impone al juez de tutela conceder la acción de amparo para obtener el reintegro del trabajador despedido. 3.2.2. Se estudiará la protección laboral reforzada del trabajador aun cuando no se ha calificado el grado de invalidez, pero sí ha sufrido una disminución en su estado de salud. La jurisprudencia ha extendido el beneficio de la protección laboral reforzada establecida en la Ley 361 de 1997, a favor, no sólo de los trabajadores discapacitados calificados como tales, sino a aquellos que sufren deterioros de salud en el desarrollo de sus funciones. En efecto, en virtud de la aplicación directa de la Constitución, constituye un trato discriminatorio el despido de un empleado en razón de la enfermedad por él padecida, frente a la cual procede la tutela como mecanismo de protección. Para justificar tal actuación no cabe invocar argumentos legales que soporten la desvinculación como la posibilidad legal de despido sin justa causa. El empleador tiene el deber de reubicar a los trabajadores que durante el transcurso del contrato de trabajo sufren disminuciones de su capacidad física. La normatividad vigente sobre este tema, se encamina a una real protección de las personas con limitaciones, para que éstas conserven su trabajo y tengan una vida digna en igualdad de condiciones que las demás personas, y en aras de la adecuada reintegración social. Ahora bien, el asunto es ¿qué personas deben estar amparadas por estas disposiciones? En principio, se podría considerar que la estabilidad laboral reforzada sólo se aplica a quienes tengan algún grado de discapacidad. Sin embargo, la Corte en forma reiterada ha ampliado el concepto de discapacidad. En conclusión, la reubicación laboral es un derecho del trabajador que sufre una mengua en su capacidad laboral. El empleador tiene una facultad legal limitada para despedir al trabajador con discapacidad, aún cuando se le indemnice, por cuanto debe cumplir con el procedimiento establecido en la Ley 361 de 1997. El despido hecho en circunstancias de discapacidad, se torna ineficaz a menos que el empleador pruebe, ante la oficina del Trabajo, que no le es posible reubicarlo. De lo contrario, se presume que la terminación laboral fue en razón de su enfermedad. 3.2.3. Alcance del concepto: “accidente de trabajo”, y la protección al trabajador que, en desarrollo de sus labores, ha sufrido un accidente que hace mella en su salud. Las disposiciones que definen y dan alcance al concepto de accidente de trabajo, al igual que ocurre con la totalidad del ordenamiento jurídico colombiano, están supeditadas a las normas constitucionales. Así tenemos que, el artículo 53 de la Carta, consagra como una de los principios fundamentales de la regulación laboral la “garantía a la seguridad social”, y el artículo 48, amplía el contenido del derecho irrenunciable a la seguridad social. En desarrollo de las normas constitucionales, se erige el Sistema de Seguridad Social creado por la Ley 100 de 1993, el cual en el artículo 8º dispone: “Conformación del Sistema de Seguridad Social Integral. El Sistema de Seguridad Social Integral es el conjunto armónico de entidades públicas y privadas, normas y procedimientos y está conformado por los regímenes generales establecidos para pensiones, salud, riesgos profesionales y los servicios sociales complementarios que se definen en la presente ley” El artículo 1º del Decreto 1295 de 1994[15] estableció como fines del Sistema General de Riesgos Profesionales prevenir, proteger y atender a los trabajadores frente a las enfermedades y accidentes que, con ocasión o como consecuencia del trabajo les ocurran.[16] Estas normas garantizan al trabajador, que pone a disposición del empleador su fuerza de trabajo, una especial protección que parte del reconocimiento de la subordinación que caracteriza las relaciones laborales. Por su parte, en el artículo 9º del Decreto 1295 de 1994 recoge los elementos esenciales del concepto de accidente de trabajo. La disposición establece: “(…) todo suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo…” Así, y de acuerdo con el artículo 3º de la ley 776 de 2002, todo trabajador que sufra un accidente de trabajo además de recibir “asistencia médica, quirúrgica, terapéutica y farmacéutica (…) [cuyos gastos estarán] a cargo de la entidad administradora de riesgos profesionales correspondiente”[17], tiene derecho a un “subsidio por incapacidad temporal”[18] cuando la incapacidad le impida desarrollar la labor para la cual fue contratado, y que equivale al 100% del salario base de cotización. La ley establece, que esta prestación temporal tiene un plazo inicial de 180 días. Sin embargo, el inciso 3º del articulo 3º de la ley 776 de 2002, da la posibilidad de prorrogarlo, por un lapso igual, si es necesaria para el tratamiento del afiliado, o para culminar su rehabilitación. En principio, no debe superar los 180 días. Pero, una vez agotado este término sin que se haya logrado la curación o rehabilitación del trabajador, deberá seguirse cancelando el subsidio, hasta tanto se establezca el grado de incapacidad o invalidez del accidentado. La ley 776 debe interpretarse en el sentido de que, aun cuando el lapso inicial de 360 días haya culminado, el pago del subsidio por incapacidad no puede cesar hasta cuando, efectivamente, se haya establecido o bien la incapacidad parcial[19] o la invalidez[20]. Así, se garantizan el bienestar y la estabilidad económica para el trabajador y su familia, evitando que su mínimo vital se vea conculcado. En este orden de ideas, el sistema de riesgos profesionales, hace parte del sistema de seguridad social integral, y fue diseñado para atender las contingencias derivadas de enfermedades profesionales y de accidentes de trabajo. 3.2.4. Por último, se analizará el tipo de relación o vínculo laboral existente entre el accionante, la cooperativa de trabajo asociado y la empresa contratante. En el presente asunto, se suscita un debate entre una cooperativa de trabajo asociado y uno de sus miembros. Por lo tanto, la Sala considera necesario realizar un análisis sobre la naturaleza jurídica de estas relaciones y los derechos de sus asociados. Las cooperativas de trabajo asociado "son aquellas que vinculan el trabajo personal de sus asociados para la producción de bienes, ejecución de obras o la prestación de servicios.”[22] Por ende, el principal aporte de los asociados en esta clase de organizaciones es su trabajo. Las Cooperativas de Trabajo Asociado poseen, entre otros, los siguientes caracteres básicos: tienen como objetivo crear y mantener puestos de trabajo sustentables con el fin de mejorar la calidad de vida de sus socios trabajadores y promover el desarrollo comunitario; la adhesión es libre y voluntaria y el trabajo está a cargo de sus socios y proteger a los trabajadores con adecuados sistemas de seguridad social y salud ocupacional. Los estatutos y los Regimenes de Trabajo y de Compensaciones, como instrumentos básicos de regulación interna de las Cooperativas de Trabajo Asociado, deben ajustarse a los lineamientos contenidos en la Declaración Mundial sobre el Cooperativismo de Trabajo Asociado, aprobado en la Asamblea General de CICOPA, celebrada en Oslo en el año 2003, que, entre otras cosas, expresa que se encuentran estructuradas con base en los principios, valores y métodos de operación que tienen las cooperativas a nivel universal y que están consagrados en la Declaración sobre Identidad Cooperativa (Manchester, 1995), acordados en el marco de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), e incluidos en la Recomendación 193 de 2002 de la OIT sobre la promoción de las Cooperativas. Las condiciones y requisitos para el ingreso y retiro de la Cooperativa no podrán exceder de los previstos en la Ley 79 de 1988, conservando la esencia de que, tanto el ingreso como el retiro de este tipo de organizaciones, nace de la libre voluntad de la persona y, en consonancia, con el derecho fundamental de asociación, no pudiendo ser objeto de restricciones o limitaciones que desvirtúen su contenido. Al respecto, en sentencia C-211 del 1 de marzo de 2000[23], la Corte sostuvo que las características más relevantes de las mencionadas cooperativas son las siguientes: “La asociación es voluntaria y libre, Se rigen por el principio de igualdad de los asociados, No existe ánimo de lucro, La organización es democrática, El trabajo de los asociados es su base fundamental, Desarrolla actividades económico sociales, Hay solidaridad en la compensación o retribución, Existe autonomía empresarial”. Así mismo, la anterior sentencia precisó, que en algunos casos, a los trabajadores vinculados con las Cooperativas de trabajo asociado se les aplica la legislación laboral.[24] Uno de ellos se da, cuando las cooperativas contratan trabajadores ocasionales o permanentes,[25] caso de carácter excepcional debido a su propia naturaleza de “asociación para trabajar”. En estas ocasiones se dan todos los supuestos de una relación laboral subordinada, a saber: “existe un empleador, un trabajador que labora bajo la subordinación de aquél, y una remuneración o salario”.[26] La otra situación ocurre, cuando se configura bajo la regla de “la vinculación formal a una cooperativa de trabajo asociado no excluye que en la práctica entre ésta y el trabajador asociado surja una relación laboral”[27], es decir, cuando el cooperado no trabaja directamente para la cooperativa, sino para un tercero, respecto del cual recibe ordenes y cumple horarios y la relación con el tercero surge por mandato de la Cooperativa.[28] El legislador también fijó los propósitos que deben regir el cooperativismo por pertenecer al sector de la economía solidaria. En particular, en los artículos 17 del Decreto 4588 de 2006 y 7° de la Ley 1233 de 2008 se señalan los limites de las cooperativas asociativas de trabajo, entre ellos la prohibición “de actuar como empresas de intermediación laboral para impedir que se usara la forma asociativa de la cooperativa de trabajo asociado para evadir las cargas prestacionales propias de un contrato de trabajo.” (negrillas fuera del texto original) Según la jurisprudencia anterior, no es admisible constitucionalmente que las cooperativas de trabajo asociado, basándose en sus estatutos, dejen desprotegidos los derechos tanto de los asociados como de los trabajadores. Sobre todo, en aquellas que desarrollan inapropiadamente su objeto social, ofreciendo actividades que corresponden a otras empresas, desconociendo las relaciones laborales, y con ello, realizando actos de intermediación laboral que vulneran los derechos y las garantías de los asociados, amparados por nuestro ordenamiento constitucional. Se concluye que no existe autonomía estatutaria absoluta, sino limitada por parámetros constitucionales; en particular, por los derechos fundamentales de los trabajadores. Por lo tanto, las cooperativas deben cumplir todas las obligaciones laborales, incluyendo la protección al trabajador, más aun cuando éste ha sufrido una mengua en su estado de salud. Sentencia T-019/10 Referencia: expediente T-2386690 Magistrado Ponente: Dr. JUAN CARLOS HENAO PÉREZ Bogotá, D.C., veintidós (22) de enero de dos mil diez (2.010). SENTENCIA I. ANTECEDENTES. El señor OMAR TRIANA CALLEJAS, adulto mayor de 69 años de edad[1], de escasos recursos y precario estado de salud, afiliado al Régimen Subsidiado de Salud Nivel I, manifiesta que no ha podido acceder a la atención de un especialista médico porque no cuenta con los recursos para desplazarse desde San Vicente del Caguán hasta la ciudad de Florencia, Caquetá[2]. Él relata los siguientes hechos: El actor manifiesta que la EPS también ha incumplido la obligación de no exigir el pago de cuotas moderadoras cuando las personas no tienen capacidad económica de pago II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS. Cubrimiento del transporte y la estadía como medio para acceder a un servicio de salud. 4. A partir del 1° de enero de 2010, el servicio de transporte o traslado de pacientes se encuentra incluido en el Plan Obligatorio de Salud, conforme a los artículos 33 y 34 del Acuerdo 008 de 2009 de la Comisión de Regulación en Salud que rige a partir de tal fecha[11]; tanto para el régimen contributivo como para el régimen subsidiado. La inclusión de este servicio quedó prevista (i) en ambulancia para el traslado entre instituciones prestadoras de servicios de salud de pacientes remitidos por la institución, y (ii) en un medio diferente a la ambulancia cuando el servicio que requiere el paciente no esté disponible en el municipio de su residencia. 5. Con anterioridad a esta normatividad, la Corte ya se había apoyado en el principio constitucional de solidaridad, consagrado en el numeral 2º del artículo 95 de la Constitución Política, para ordenar la financiación de los gastos de desplazamiento y estadía de una persona para facilitarle el acceso a los servicios de salud que requiriera. Este principio impone a toda persona el deber de responder “…con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas”. La Corte ha indicado que si una persona afectada en su salud no puede acceder a un servicio médico excluido del POS por carecer de los recursos económicos para sufragar los gastos de transporte, los familiares y parientes más cercanos son quienes deben suministrar estos recursos.[12] Sin embargo, cuando la familia más cercana al enfermo también carece de los medios económicos, “nace para el Estado la obligación de suministrarlos, sea directamente, o a través de la entidad prestadora del servicio de salud (…) Para los efectos de la obligación que se produce en cabeza del Estado, es indiferente que el afectado se encuentre en el régimen contributivo o subsidiado”[13]. 6. En la sentencia T-760 de 2008 se afirmó que, “Si bien el transporte y hospedaje del paciente no son servicios médicos, en ciertos eventos el acceso al servicio de salud depende de que al paciente le sean financiados los gastos de desplazamiento y estadía en el lugar donde se le pueda prestar atención médica. (…) Así pues, toda persona tiene derecho a que se remuevan las barreras y obstáculos que impidan a una persona acceder a los servicios de salud que requiere con necesidad, cuando éstas implican el desplazamiento a un lugar distinto al de residencia, debido a que en su territorio no existen instituciones en capacidad de prestarlo, y la persona no puede asumir los costos de dicho traslado.[14]” 7. De acuerdo con la Ley 715 de 2001[15], cuando el usuario pertenece al régimen subsidiado, los entes territoriales deben asumir el costo de la prestación del servicio de salud de la población pobre en lo no cubierto con los subsidios a la demanda[16]. Exoneración de hacer los pagos moderadores. 8. El legislador y la reiterada jurisprudencia de la Corte Constitucional han establecido que el cobro de las cuotas moderadoras y de copagos no puede constituirse en una barrera de acceso a los servicios de salud de la población más pobre. 9. La regla conforme a la cual, “en ningún caso los pagos moderadores podrán convertirse en barreras de acceso para los más pobres”, fue plasmada por el legislador en el artículo 187 de la ley 100 de 1993[17]. 10. Asimismo la Ley 1122 de 2007[18], en su artículo 14, literal g), exoneró del cobro de copagos y cuotas moderadoras a los afiliados al Régimen Subsidiado en Salud clasificados en el nivel I del Sisbén[19]: “Artículo 14. Organización del Aseguramiento. Para efectos de esta ley entiéndase por aseguramiento en salud, la administración del riesgo financiero, la gestión del riesgo en salud, la articulación de los servicios que garantice el acceso efectivo, la garantía de la calidad en la prestación de los servicios de salud y la representación del afiliado ante el prestador y los demás actores sin perjuicio de la autonomía del usuario. Lo anterior exige que el asegurador asuma el riesgo transferido por el usuario y cumpla con las obligaciones establecidas en los Planes Obligatorios de Salud. “(…) “A partir de la vigencia de la presente Ley el Sistema tendrá las siguientes reglas adicionales para su operación: “(…) “g. No habrá copagos ni cuotas moderadoras para los afiliados del Régimen Subsidiado en Salud clasificados en el nivel I del SISBEN o el instrumento que lo remplace. (…)” 11. En conclusión, los pagos moderadores no pueden constituir barreras de acceso a los servicios de salud para quienes no tienen la capacidad económica de sufragarlos, y los grupos mas vulnerables de la población al igual que los usuarios que pertenecen al Régimen Subsidiado Nivel I del Sisben se encuentran exonerados por la ley de hacer dicho pago. Sentencia T-158/10 Referencia: expedientes T-2458210 y T-2460872. Magistrado Ponente: Dr. LUIS ERNESTO VARGAS SILVA Bogotá D.C., cinco (05) de marzo de dos mil diez (2010). SENTENCIA I. ANTECEDENTES: 1. Hechos y acciones de tutela interpuestas: La accionante tiene 70 años de edad[1] y se encuentra afiliada al servicio de salud de la empresa Medicall Group de Colseguros, siendo beneficiaria de la póliza MGRO 133 FLIA 2464 PLAN VOL 1, desde el 1° de junio de 1981[2]. Indica que el pago mensual del servicio de salud lo ha realizado en forma oportuna, por cuanto es descontado de la nómina de su hija Hiroshima Soruco Gabriel, quien es empleada del Banco BBVA. En uso del derecho a la asistencia médica, la accionante consultó un especialista en ortopedia y traumatología adscrito a Colseguros, con el fin de obtener diagnóstico respecto al intenso dolor que venía sintiendo en su rodilla derecha desde hace aproximadamente 3 años. El galeno determinó que la paciente sufre de gonartrosis y, que necesita un reemplazo total de rodilla anatómica derecha[3] y un injerto óseo en la tibia derecha[4] II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS DE LA CORTE. 3. Los Planes Adicionales de Salud en el marco del Sistema General de Seguridad Social en Salud: 3.1. En desarrollo de la amplia facultad legislativa, el Congreso de la República expidió la Ley 100 de 1993, por medio de la cual organizó el Sistema de Seguridad Social Integral como un conjunto armónico de entidades públicas y privadas, normas y procedimientos, que está conformado por los regímenes generales establecidos para Pensiones, Salud, Riesgos Profesionales y los servicios sociales complementarios que se definen en la misma Ley. Concretamente, el Sistema General de Seguridad Social en Salud tiene por objeto regular el servicio público esencial de salud y crear condiciones de acceso de la población al servicio en todos los niveles de atención[14], bajo la estricta dirección, coordinación, vigilancia y control por parte del Estado, quien tiene la responsabilidad de garantizar una prestación eficiente del mismo[15]. Los colombianos pueden acceder al sistema de dos maneras: como afiliados, bien sea del régimen contributivo o del régimen subsidiado, o como vinculados, que son aquellas personas que por falta de capacidad de pago y mientras logran ser beneficiarias del régimen subsidiado, tienen derecho a los servicios de atención de salud que prestan las instituciones públicas y privadas contratadas por el Estado[16]. 3.2. Los afiliados al régimen contributivo, además de tener derecho a los servicios incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS), pueden contratar Planes Adicionales de Salud (PAS)[17] que, según el artículo 18 del Decreto 806 de 1998, son un conjunto de beneficios opcionales y voluntarios contratados de manera voluntaria, que garantizan la atención en eventos de requerirse actividades, procedimientos o intervenciones no incluidas en el POS, o condiciones diferentes o adicionales de hostelería o tecnología[18], o cualquier otra característica no incluida en el manual de actividades, intervenciones y procedimientos. Se trata de un servicio privado de interés público, de responsabilidad exclusiva de los particulares, financiados con recursos diferentes a los de las cotizaciones obligatorias, y que no corresponde prestar al Estado, sin perjuicio de las facultades de vigilancia y control que le son propias. 3.3. Los Planes Adicionales de Salud pueden ser de tres tipos, a saber: (i) Planes de atención complementaria en salud (PAC)[19], que son aquellos beneficios que comprenden actividades, intervenciones y procedimientos no incluidos en el POS o expresamente excluidos de éste, o condiciones de atención diferentes, como por ejemplo, el ofrecer más comodidad y una completa red prestadora de servicios[20]; (ii) Los planes de medicina prepagada, que se estipulan a través de contratos privados que se rigen por cláusulas determinadas y que se convierten en ley para las partes; y, (iii) Las pólizas de salud, que se rigen por las normas contractuales del seguro de salud respectivo y son expedidas por las compañías aseguradoras. Estos planes, en su conjunto, se caracterizan porque (i) quienes los suscriben deben estar también afiliados al régimen contributivo en salud[21] y, por ello, reciben cubrimientos de algunos servicios no incluidos en el POS; (ii) la prestaciones de los servicios contratados se rigen exclusivamente por las cláusulas del contrato suscrito entre el usuario y la entidad, razón por la cual la relación surgida es eminentemente de derecho privado, aunque tenga ciertas dimensiones públicas, por cuanto involucra la garantía de derechos fundamentales del contratante[22]; (iii) el usuario puede escoger libremente si acude a la EPS o al ente prestador del PAS para solicitar un servicio determinado que se encuentre incluido dentro de las obligaciones de éstas, sin que la entidad que elija para tal efecto, pueda obligarlo a acudir previamente a la otra institución[23]; y, (iv) la concepción del contrato radica en que su celebración se hace para la cobertura integral del servicio de salud, habida cuenta que solo se entienden excluidos los padecimientos del usuario que previa, clara y taxativamente[24] se hayan señalado en las cláusulas del mismo o en sus anexos, sin que sea válido que con posterioridad la entidad pueda ampliar, unilateralmente, el catálogo de exclusiones[25]. No obstante, en materia de pólizas de salud, el contrato limita su cobertura a los riesgos asegurados. 4. Procedencia excepcional de la acción de tutela para que el juez constitucional analice el clausulado de los contratos adicionales de salud, cuando el debate comprometa derechos fundamentales: 4.1. Por regla general las controversias que se presenten en virtud de la celebración y ejecución de un contrato adicional de salud, entiéndase de planes complementarios, de medicina prepagada y de pólizas de salud, deben ser ventiladas ante la jurisdicción ordinaria por tratarse de contratos que se rigen por normas de derecho privado[26]. Empero, puede ser que aquellas trasciendan al plano de los derechos fundamentales, evento en el cual deberán ser resueltas por la jurisdicción constitucional cuando resulten vulnerados o amenazados derechos de raigambre fundamental[27], por la acción u omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares que prestan el servicio público esencial de salud. En esos casos, la jurisprudencia de esta Corporación[28] ha sido enfática en reiterar que procede la acción de tutela para que el juez constitucional examine, de manera excepcional, el clausulado contractual por cuanto: (i) Se trata de personas jurídicas privadas que participan en la prestación del servicio público de salud; (ii) los usuarios de las empresas que prestan los servicios adicionales de salud se encuentran en estado de indefensión frente a éstas, toda vez que dichas empresas tienen bajo su control el manejo de todos los instrumentos que inciden en el disfrute efectivo de los servicios médicos, quirúrgicos, hospitalarios y asistenciales ofrecidos “hasta el punto que, en la práctica, son ellas las que deciden de manera concreta si cubren o no el respectivo gasto en cada momento de la ejecución del contrato”[29] y, adicionalmente, tratándose de planes de medicina prepagada e incluso de pólizas de salud, los contratos son considerados de adhesión[30], lo que significa que las cláusulas son redactadas por las empresas y poco son discutidas con el usuario-contratante, situación que lo convierte en la parte débil de la relación negocial; y, (iii) la vía ordinaria no es idónea ni eficaz para la resolución de un conflicto que involucra la violación o amenaza de derechos fundamentales como la vida y la dignidad de las personas, máxime cuando se acredita la existencia de un perjuicio irremediable, ya que la decisión resultaría tardía frente a la impostergable prestación del servicio de salud. Al respecto, la sentencia T-089 de 2005, señaló como regla jurisprudencial que “(…) tratándose de la afectación de derechos fundamentales, el juez de tutela, atendiendo a los hechos particulares de un caso, puede entrar a analizar el contenido, la interpretación o el cumplimiento de un contrato determinado, y puede adoptar medidas tendientes a la protección de los derechos fundamentales vulnerados, de manera permanente o de manera transitoria, dependiendo de la claridad de los hechos alegados y de si se requiere el desarrollo de un proceso judicial específico en la jurisdicción correspondiente”. 4.2. En síntesis, la generalidad enseña que la acción de tutela es improcedente para resolver las controversias que se deriven de los contratos adicionales de salud, por cuanto gozan de una naturaleza contractual que se rige por las normas del derecho civil y comercial, para lo cual el ordenamiento jurídico prevé acciones judiciales en procura de proteger los derechos de los contratantes. Sin embargo, si se tiene que el objeto de esos contratos es la prestación del servicio público de salud y que, en consecuencia, su ejecución involucra la efectividad de derechos fundamentales del afiliado, la acción de tutela se torna procedente como medio de defensa judicial cuando la empresa, haciendo uso de su posición dominante mediante acciones u omisiones, viola o amenaza tales derechos, y se establece que los mecanismos ordinarios de protección son ineficaces o carecen de idoneidad. 5. Tratamiento jurisprudencial a los contratos de medicina prepagada, la importancia del examen de ingreso y la identificación previa de las denominadas preexistencias: 5.1. El legislador en la Ley 10 de 1990, “por medio de la cual se reorganiza el Sistema Nacional de Salud y se dictan otras disposiciones”, antes de la Constitución de 1991 y de la Ley 100 de 1993, autorizó la prestación del servicio de salud mediante la forma de medicina prepagada, dentro de un esquema de contratación particular y voluntario, bajo la intervención del Estado a fin de establecer su organización y funcionamiento[31]. En desarrollo de esa función interventora, el Gobierno Nacional expidió los Decretos 1570 de 1993 -modificado por el Decreto 1486 de 1994- y 1222 de 1994[32], mediante los cuales estableció los lineamientos que rigen la prestación del servicio de medicina prepagada. Precisamente, el artículo 1° del Decreto 1486 de 1994, la definió como un sistema organizado y establecido por entidades autorizadas, para la gestión -directa o indirecta- de la atención médica y la prestación de los servicios de salud incluidos en un plan preestablecido, mediante el cobro de un precio regular previamente acordado. De la anterior definición, la Corte en sentencias SU-039 de 1998 y SU-1554 de 2000, posteriormente reiteradas en varias sentencias de tutela, indicó que existen dos presupuestos básicos sobre los cuales descansan las actividades ejercidas por la empresas de medicina prepagada (naturaleza del servicio), a saber: (i) El ejercicio del derecho a la libertad económica y a la iniciativa privada dentro del marco de la libertad de acción limitada, el cual se cumple con el fin de obtener unas utilidades; y, (ii) por tratarse de la prestación del servicio público de salud, la medicina prepagada está sujeta a un control estatal riguroso, ya que constituye una forma de actividad aseguradora de riesgos médicos y que, por ende, maneja recursos captados del público. 5.2. La jurisprudencia constitucional también ha sido enfática en afirmar (i) que el contrato de servicios que suscribe la entidad de medicina prepagada y una persona interesada en obtener beneficios directos o el de terceros, o de ambos, debe ser aprobado por la Superintendencia Nacional de Salud[33]; (ii) que su celebración al desarrollarse en la forma de acuerdo de voluntades que produce efectos jurídicos, se nutre del principio de la buena fe desde su inicio y especialmente durante su ejecución[34], toda vez que entre los contratantes debe reinar una confianza mutua[35]; y, (iii) que el contrato de servicio de medicina prepagada reúne las características de ser bilateral, oneroso, aleatorio, principal, consensual y de ejecución sucesiva en los términos del Código Civil y surge al mundo jurídico como un contrato de adhesión, “según el cual las partes contratantes se obligan mutuamente a través de cláusulas y condiciones que no son discutidas libre y previamente, sino preestablecidas por una de las partes en los términos aprobados por el organismo de intervención estatal y sobre las cuales la otra expresa su aceptación y adherencia o su rechazo absoluto”[36]. Significa lo anterior que en los contratos de adhesión una de las partes impone su ley a la otra, con lo cual una parte se convierte en el sujeto débil de la relación negocial. 5.3. Adicionalmente, la Corte ha señalado en múltiples sentencias[37], que previo a la celebración del contrato de medicina prepagada, la empresa debe exigirle al futuro afiliado la realización de completos y rigurosos exámenes de ingreso[38], que permitan establecer con exactitud las denominadas preexistencias y exclusiones respecto de las cuales no se dará cubrimiento médico alguno, entendiendo las primeras como “toda enfermedad, malformación o afección que se pueda demostrar existía a la fecha de iniciación del contrato o vinculación, sin perjuicio que se pueda diagnosticar durante la ejecución del contrato sobre bases científicas sólidas”[39], y las segundas como las patologías, procedimientos o exámenes diagnósticos específicos, no genéricos, que no son cubiertos por el plan[40]. Esta Corporación ha reiterado que la realización rigurosa del examen médico al afiliado tiene como fin (i) detectar los padecimientos de salud que constituyan preexistencias; (ii) determinar su exclusión expresa de la cobertura del contrato; y, (iii) permitir que el usuario decida si bajo estas condiciones, es decir, la exclusión de las preexistencias del contrato, persiste su intención de celebrar el convenio[41]. Quiero ello decir que desde el inicio del contrato debe dejarse constancia previa, expresa y taxativa, en el texto del convenio o en sus anexos, del padecimiento, dolencia o afección del afiliado, en procura de enunciar qué preexistencias o exclusiones no se encuentran amparadas. Las enfermedades y afecciones no comprendidas en dicha enunciación, deben ser asumidas por la entidad de medicina prepagada con cargo al correspondiente acuerdo contractual, por cuanto debe garantizar la prestación de los servicios integrales de salud al afiliado. De esta forma, la compañía que se dispone a prestar los servicios de medicina prepagada no puede varias las condiciones contractuales durante la ejecución del contrato basándose en dictámenes médicos posteriores emanados de profesionales a su servicio[42], toda vez que de hacerlo, atentaría contra el equilibrio contractual y, peor aún, burlaría y lesionaría altamente el principio de la buena fe, estandarte básico de este tipo de acuerdos de voluntades[43]. Sumado a ello, al tenor literal del parágrafo único del artículo 21 del Decreto 806 de 1998, las entidades habilitadas para ofrecer Planes Adicionales de Salud (PAS) no pueden incluir como preexistencias al tiempo de la renovación del contrato, enfermedades, malformaciones o afecciones diferentes a las que se padecían antes de la fecha de celebración del contrato inicial. Hacerlo, constituye un abuso de la posición dominante[44]. Precisamente, en sentencia T-660 de 2006, la otrora Sala Octava de Revisión de Tutelas concluyó, a título de regla jurisprudencial, que “para que una entidad de medicina prepagada pueda liberarse de la asistencia en salud que se le reclama, en razón de que sea una preexistencia, ésta debió haberla determinado medica y científicamente desde antes de suscribir el contrato respectivo, debió haberla dado a conocer específicamente al tomador del contrato y haber obtenido su aceptación sobre la misma, pues no puede establecerla con suposiciones o verificaciones médicas posteriores, de carácter retroactivo, y mucho menos imponerla unilateralmente, a fin de sustraerse de la obligación que adquirió al suscribir el contrato, si no hizo especificación alguna sobre ella”. 6. El derecho a la continuidad en la prestación de los servicios de salud prepagados y el allanamiento a la mora por aplicación analógica iuris. Reiteración de jurisprudencia: 6.1. La Corte Constitucional en varias ocasiones[45] se ha pronunciado sobre el derecho a la prestación continúa, permanente y sin interrupciones de los servicios médicos y de recuperación de la salud. Sobre el tema, la jurisprudencia constitucional ha sido reiterativa en afirmar que las entidades públicas y privadas que prestan el servicio público de salud no pueden abstenerse legítimamente de su obligación constitucional y legal de procurar la conservación, recuperación y mejoramiento del estado de sus usuarios, así como tampoco del suministro continúo y permanente de los tratamientos médicos ya iniciados. Esta Corporación ha desarrollado dos criterios sobre los cuales descansa el derecho a la continuidad en la prestación de los tratamientos médicos en curso, a saber: (i) la necesidad del paciente de recibir tales servicios[46], y (ii) los principios de la buena fe y la confianza legítima[47]. Igualmente, en sentencia T-765 de 2008, señaló que en desarrollo de esos criterios, existen ciertos supuestos básicos bajo los cuales no es admisible constitucionalmente que una entidad que presta servicios de salud se abstenga de suministrarlos de manera continua, permanente y oportuna. Ellos son: “(i) que los servicios médicos hayan sido ordenados por el médico tratante adscrito a la entidad en cuestión; (ii) que exista un tratamiento médico en curso, es decir, iniciado con anterioridad a la suspensión del servicio; y (iii) que el mismo médico tratante haya indicado la necesidad de continuar con la prestación de la atención médica requerida por el paciente[48]” (Negrillas fuera del texto). Tratándose de los contratos de medicina prepagada, las empresas que prestan este servicio se encuentran obligadas a garantizar a sus afiliados la culminación de los tratamientos médicos en curso, con el fin de acatar y respetar íntegramente el derecho a la continuidad en la prestación de los servicios de salud. Es por ello que en la consideración 5.3 de la presente sentencia, se indicó que las preexistencias médicas alegadas por la empresa, que no han sido expresa y específicamente excluidas del contrato de medicina prepagada, no constituyen una razón válida a la luz de la Constitución y la Ley para negar la prestación de los servicios de salud requeridos, o la continuidad en los tratamientos médicos en curso. De modo pues que, las empresas de medicina prepagada se encuentran obligadas a garantizar a sus afiliados la culminación de los tratamientos médicos en curso y las prestaciones contraídas en el contrato, con fundamento en la autonomía y buena fe de los contratantes, por cuanto actuar en forma contraria implica un menoscabo latente al derecho constitucional a la salud del afiliado. 6.2. Ahora bien, como lo expresó esta Corporación en la sentencia T-196 de 2007, en los contratos civiles de carácter bilateral el cumplimiento de las obligaciones entre las partes debe ser sinalagmático y debe propender a la contraprestación de cargas y beneficios para las mismas. Si tal equilibrio obligacional se quebranta, es aplicable el artículo 1609 del Código Civil, el cual enseña que “en los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo debido”. Dicho artículo corresponde a la aplicación del principio romano de “exceptio non adimpleti contractus”[49]. La figura del allanamiento al incumpliento del contrato ha venido teniendo cabida en la jurisprudencia de la Corte Constitucional mediante el uso de la figura del “allanamiento a la mora”, la cual ha sido desarrollada ampliamente en los temas atinentes a la seguridad social (licencia de maternidad, aportes extemporáneos en pensiones y pagos fuera del término de las cotizaciones en salud). Precisamente, tal figura se presenta cuando “las entidades prestadoras de los servicios no han requerido a los afiliados respecto al pago oportuno del traslado de los aportes al sistema o al pago extemporáneo de los mismos, incurriendo en la suspensión de los servicios o prestaciones a las que están obligados”[50]. Concretamente, la naturaleza de los contratos de medicina prepagada entrañan un clausulado de adhesión entre el usuario y la entidad prestadora del servicio de salud, como ya se explicó en líneas precedentes, en el que el primero se obliga a la cancelación de una suma periódica o precio y, la empresa, en contraprestación, se compromete a la atención médica incluida en un plan de salud preestablecido y consignado en el contrato correspondiente, bajo unas condiciones que generalmente no son discutidas con anterioridad por las partes sino preestablecidas por una de ellas, en los términos aprobados por la Superintendencia Nacional de Salud. Cuando el incumplimiento en la suma periódica o pago del precio por parte de usuario genera la suspensión del servicio de salud prepagado y la compañía recibe extemporáneamente de manos del usuario el pago consolidado de la deuda sin devolverlo o sin exponer objeción en el momento, se presenta la aplicación analógica iuris de la doctrina jurisprudencial del allanamiento a la mora[51]. Cuando tal situación sucede, no es dable que la compañía de medicina prepagada continúe con la suspensión del servicio y mucho menos que alegue la pérdida de antigüedad o el cambio de las condiciones contractuales en perjuicio del usuario, pues al allanarse al incumplimiento no le es posible exigir la observancia del contrato de forma tal que pueda beneficiarse de su negligencia por no haberlo terminado anticipadamente mediante el uso de la excepción de contrato no cumplido. Así, el allanamiento al incumplimiento del contrato de medicina prepagada significa que la empresa acepta la continuidad del mismo, pese a existir irregularidades en la observancia de las obligaciones por parte del afiliado y, en consecuencia, su omisión al no darlo por terminado -el contrato- cuando las circunstancias concretas lo ameritaban, no es una justificación aceptable que motive la vulneración de derechos fundamentales y, concretamente, del derecho a la continuidad en la prestación del servicio de salud. Entonces, es posible concluir que “en los contratos de medicina prepagada puede aplicarse por analogía iuris la doctrina jurisprudencial del allanamiento a la mora, como figura que se deriva del allanamiento del contrato, para salvaguardar los derechos de los afiliados a este tipo de planes adicionales de salud, cuando las empresas prestadoras de los servicios no requieran a los usuarios frente al incumplimiento de sus obligaciones contractuales”[52]. 7. El contrato de seguros en materia de hospitalización y cirugía como Plan Adicional de Salud y sus exclusiones: 7.1. La jurisprudencia constitucional[53], citando una sentencia de la Corte Suprema de Justicia[54], ha dicho que el contrato de seguros es aquel negocio jurídico “en virtud del cual una persona -el asegurador- se obliga a cambio de una prestación pecuniaria cierta que se denomina “prima”, dentro de los límites pactados y ante la ocurrencia de un acontecimiento incierto cuyo riesgo ha sido objeto de cobertura, a indemnizar al “asegurado” los daños sufridos o, dado el caso, a satisfacer un capital o una renta, según se trate de seguros respecto de intereses sobre cosas, sobre derechos o sobre el patrimonio mismo, supuesto en que se les llama de “daños” o de “indemnización efectiva”, o bien de seguros sobre las personas cuya función, como se sabe, es la previsión, la capitalización y el ahorro (…)”. El código de comercio colombiano definió el contrato de seguros partiendo de la enunciación de sus características más relevantes. Así, el artículo 1036 del estatuto mercantil, modificado por el artículo 1° de la Ley 389 de 1997, indica que “el seguro es un contrato consensual, bilateral, oneroso, aleatorio y de ejecución sucesiva”. Precisamente, por su naturaleza el contrato de seguros está sometido a las reglas del derecho privado. Así, es consensual porque se perfecciona con el mero consentimiento de las partes[55] y produce sus efectos desde que se ha realizado la convención; es bilateral puesto que origina derechos y obligaciones entre asegurador y asegurado[56]; es oneroso, en cuanto, compromete al primero a pagar el siniestro y al segundo a reconocer el valor de la prima[57]; es aleatorio porque se refiere a la indemnización de una pérdida o daño producido por un acontecimiento o hecho incierto, pues no se sabe si se va a producir y en el caso contrario, v gr. la ocurrencia de la muerte, no se sabe cuándo ello ha de acontecer; y, es de ejecución sucesiva porque las obligaciones se cumplen paulatinamente durante la ejecución del contrato. Decimos que esas características son las más relevantes, pero no son las únicas que identifican el contrato de seguros. Analizando las normas que lo regulan, surgen otras que denotan igual importancia jurídica, cuales son: es un contrato en razón de la persona, es un contrato de adhesión y en él predomina el principio de la “uberrimae bona fidei”[58] o de la buena fe reforzada. También debemos mencionar que el contrato de seguros tiene unos elementos esenciales consagrados en el artículo 1046 del Código de Comercio, a saber: el interés asegurable, el riesgo asegurable, la prima o precio del seguro y la obligación condicional del asegurador. Si uno de esos elementos presenta un vicio o figura como ausente en la relación negocial, el contrato de seguros no producirá efecto alguno. Para nuestro estudio, interesa profundizar en el concepto del riesgo asegurable. Según establece el artículo 1054 del estatuto mercantil, el riesgo es el suceso incierto que no depende exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del beneficiario, y cuya realización da origen a la obligación del asegurador. Los hechos ciertos, salvo la muerte, y los físicamente imposibles, no constituyen riesgos y son, por tanto, extraños al contrato de seguros. Por ello decimos que, siendo el asegurador la persona jurídica que asume los riesgos transferidos por el tomador[59], en virtud de ello, en caso de ocurrir el riesgo asegurado, aquel deberá pagar la indemnización a la cual se haya obligado según lo estipulado en el contrato. 7.2. Recordemos que los seguros de salud que otorgan las entidades aseguradoras para efectos de amparar al asegurado y a su familia por los gastos de hospitalización y/o intervenciones quirúrgicas que puedan presentarse durante la vigencia del seguro, son considerados como un tipo de Planes Adicionales de Salud (consideración 3.3.) y les son aplicables las normas mercantiles relacionadas con los principios comunes a los seguros terrestres y los principios comunes a los seguros de personas. Sumado a ello, el artículo 1140 del Código de Comercio estipula que: “los amparos de gastos que tengan el carácter de daño patrimonial, como gastos médicos, clínicos, quirúrgicos o farmacéuticos, tendrán el carácter indemnizatorio y se regularán por las normas del capitulo II [seguros de daños] cuando éstas no contraríen su naturaleza”. Concretamente, en relación con los seguros de hospitalización y cirugía, debemos señalar que la Superintendencia Financiera, mediante conceptos 1999028169-7 del 22 de octubre de 1999[60] y 2009051897-002 del 11 de noviembre de 2009, estableció que “se dirigen a proteger al asegurado mismo o a sus dependientes contra los riesgos que amenazan su salud, mediante el resarcimiento del perjuicio económico que de ellos se deriva, es decir, indemnizar los gastos necesarios de hospitalización por accidente o enfermedad, bien sea por tratamiento hospitalario o intervención quirúrgica, incluyendo los honorarios del médico, anestesiólogo, enfermera, etc. A esta modalidad de seguros le son aplicables las normas relativas a los seguros de daños, según lo dispuesto en el artículo 1140 del Código de Comercio.” También precisó que en esta clase de seguros, el siniestro se configura en el momento en que el asegurado adquiere alguna enfermedad y el tratamiento de la misma le genera un perjuicio patrimonial, caso en el cual el asegurado deberá demostrar la ocurrencia del siniestro y la cuantía de la pérdida para poder recibir la indemnización o la cobertura respectiva. Para efectos de determinar las coberturas que se pueden ofrecer a través de los seguros de salud, es necesario tener en cuenta que por su condición de ser un Plan Adicional de Salud, brindan beneficios mayores a los que ofrece el Plan Obligatorio de Salud. 7.3. Ahora bien, teniendo en cuenta que los contratos de seguros médicos en general pueden influir sobre los derechos fundamentales, sin desconocer su diferente naturaleza jurídica, la jurisprudencia constitucional ha considerado que por su origen y características “están sujetos, mutatis mutandi, a las mismas pautas interpretativas de los contratos de medicina prepagada.”[61] Ello por cuanto los dos, desde diferentes perspectivas, tienen como objeto la protección del derecho a la salud de los beneficiarios; e igualmente, que los dos son contratos de adhesión en los cuales la parte asegurada en el contrato de seguros o el tomador en el contrato de medicina prepagada, se adhieren a unas cláusulas previamente elaboradas y establecidas por la entidad aseguradora. Sobre esta base, como los contratos de seguros y los de medicina prepagada se proyectan sobre los derechos fundamentales y pueden conducir a su afectación, frente a las controversias contractuales que puedan surgir, el juez constitucional habrá de adelantar la interpretación de las cláusulas del contrato (consideración 4.) dentro de la amplitud que a favor del usuario es posible predicar en razón de tratarse de un contrato de adhesión. Recuérdese que a la luz del artículo 1624 del Código Civil, cuando las cláusulas sean ambiguas y hayan sido redactadas o dictadas por una de las partes, su interpretación irá en contra de quien las elaboró. Ciertamente, en desarrollo del principio de la buena fe y del carácter restrictivo de los contratos de adhesión, la Corte Constitucional en sentencia T-152 de 2006, señaló que al momento de suscribir los contratos de seguros médicos, “debe señalarse de manera taxativa y expresa las exclusiones médicas –entiéndase enfermedades o afeccionesrespecto de las cuales no se dará cubrimiento alguno. Si esto no ocurre, no es posible que (…) la aseguradora puedan relevarse de la obligación de autorizar y cubrir los tratamientos o servicios médicos que el beneficiario o asegurador requieran, invocando o valiéndose de cláusulas ambiguas o generales, como por ejemplo aquellas que dicen excluir todas las enfermedades congénitas o todas las preexistencias. Por tratarse de un contrato de adhesión e imperar en ellos la buena fe reforzada, las cláusulas ambiguas y generales deben interpretarse a favor del beneficiario o asegurado y no en su contra”. Por eso, para efectos de establecer la cobertura del contrato de seguros de salud, especialmente, de hospitalización y cirugía, es necesario -como ya lo dijimos al ocuparnos del estudio de los planes de medicina prepagada- que la entidad aseguradora exija al futuro asegurado la realización de completos y exhaustivos exámenes de ingreso, con el objeto de determinar qué enfermedades o dolencias son preexistencias o exclusiones no cubiertas dentro del riesgo asegurable. Así, se refuerza el criterio de libertad contractual y el principio de autonomía de la voluntad negocial, ya que las mismas entidades aseguradoras pueden y deben establecer con certeza y claridad, qué siniestros no cobijan dentro de la póliza de salud. Si está plenamente establecida la exclusión o el límite en la cláusula contractual, no se le puede obligar a la aseguradora que indemnice o que cubra un riesgo no contenido en el acto negocial. Pues bien, basada en las anteriores consideraciones, la Sala Novena de Revisión de Tutelas analizará los casos concretos y tomará las decisiones que correspondan, en procura de salvaguardar los derechos constitucionales que encuentre amenazados o vulnerados. DECRETO LEGISLATIVO 4975 DE 2009/M.P Jorge Ivan Palacio Palacio DECLARATORIO DEL ESTADO DE EMERGENCIA SOCIAL La Corte Constitucional, en sesión de la Sala Plena celebrada el 16 de abril de 2010, adoptó las siguientes decisiones: 1. DECRETO REVISADO Mediante el Decreto 4975 de 2009, el Presidente de la República con la firma de todos los Ministros del Despacho, declaró el Estado de Emergencia Social en todo el Territorio Nacional, por el término de treinta (30) días, contados a partir de la fecha de esta declaratoria. Durante este plazo el Gobierno Nacional ejercería todas las facultades a las cuales se refiere el artículo 215 de la Constitución Política. Habida cuenta de la extensión del Decreto (43 considerandos), se anexa al presente comunicado. 2. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN 2.1. Oportunidad probatoria, intervenciones del Gobierno Nacional y de la ciudadanía y concepto del Procurador General de la Nación. La Corte desde que avocó el conocimiento del asunto, brindó todas las oportunidades procesales pertinentes para que en la etapa probatoria, en la comunicación de la iniciación del proceso al Gobierno y en la intervención ciudadana, los distintos actores de la salud, el Gobierno Nacional y la ciudadanía en general pudieran participar activamente en el curso de esta decisión. El Procurador General de la Nación solicitó la inexequibilidad del decreto al encontrar que los hechos alegados no son sobrevinientes, tampoco inminentes y pueden conjurarse con los mecanismos ordinarios de que dispone el Gobierno. 2.2. La declaratoria de emergencia social y los límites constitucionales. El Estado social de derecho, los principios democrático y participativo, y la prestación adecuada del servicio público y el goce efectivo del derecho a la salud. La Corte resaltó la forma organizativa de Estado Social de Derecho acogida en Colombia, para significar la sujeción de los poderes públicos a la Constitución y la Ley, como el cumplimiento de unos fines sociales y la efectividad de los derechos constitucionales. De igual modo, destacó la importancia de los principios de separación de poderes, democrático, participativo y pluralista. En correspondencia con los objetivos del Constituyente de 1991 de evitar el ejercicio desmedido de los estados de excepción que llevó al país en el pasado a permanecer en tal situación durante décadas, suplantando con ello el principio democrático, la Corte señaló que el alcance de la utilización de esta figura debe ser restrictiva Si bien la Carta Política le confiere al Presidente de la República poderes extraordinarios, no revisten un grado absoluto, al encontrarse limitados por diversos tipos de controles (políticos y jurídicos) que buscan impedir los excesos y a la vez garantizar los principios fundamentales del Estado. En esa medida, las facultades excepcionales son restrictivas, no pueden suspender los derechos humanos, ni las libertades fundamentales, son intangibles ciertos derechos, no pueden desmejorarse los derechos sociales de los trabajadores, ni las medidas legislativas pueden entrañar discriminación, entre otras. En ese sentido, el principio de subsidiariedad impone recurrir a la emergencia sólo cuando se está frente a la imposibilidad o insuperable insuficiencia de las instituciones normales para solucionar las crisis e impedir la extensión de sus efectos. El Estado de derecho, los mecanismos y las formas que le son propios, sufrirían grave menoscabo si pudiere eludirse su curso ante cualquier dificultad o problema de cierta magnitud, pretextando razones de eficacia. De nuevo, la Corte recabó que los órganos del Estado deben gobernar dentro de la “normalidad institucional”, con las herramientas que le son propias. Su empleo oportuno y eficiente resulta un imperativo para enfrentar situaciones críticas y profundas. Deben crearse condiciones para vivir en normalidad y controlar que las tensiones no rebasen los márgenes normales, actuando cuando todavía se dispone de capacidad de respuesta antes de llegar al punto crítico y la sociedad y sus instituciones se expongan al colapso. Ahora bien, la Corporación reconoció que la democracia no es ajena a la agudización de problemas de orden social. El Congreso es el foro natural por excelencia para discutir y resolver las situaciones críticas que se presenten. La procedencia de la emergencia debe resultar cada vez más inusual dadas las experiencias históricas acumuladas, por lo que con el paso del tiempo debe estar precedida de requisitos más rigurosos. Además, el Constituyente de 1991 consignó su preocupación por la usurpación de las atribuciones del Congreso, al pretender suplantar por la vía de emergencia el establecimiento o modificación de tributos, sin la discusión propia del proceso democrático. De ahí que sólo se permita en forma transitoria, pues de lo contrario se suplantaría la voluntad ciudadana. Al mismo tiempo, reafirmó que el diseño, la organización y la sostenibilidad financiera del Sistema General de Seguridad Social en Salud, corresponde al ejercicio concurrente de las competencias del Congreso de la República (el Gobierno también tiene iniciativa legislativa) y del Presidente de la República (ejercicio de potestad reglamentaria y función de inspección y vigilancia de la prestación de los servicios públicos). De igual modo, el presente análisis debe tener en cuenta que la salud como servicio público y derecho fundamental es objeto de especial garantía constitucional, por lo que su regulación debe estar precedida de un proceso de discusión pública que cuente con la presencia activa de todos los actores en salud, la comunidad médica y la ciudadanía en general. 2.3. Inconstitucionalidad del decreto declaratorio por la inexistencia de hechos sobrevinientes y la disposición de mecanismos ordinarios para conjurar la actual situación. La gravedad de los hechos. La Corte Constitucional encontró que la documentación aportada por el Gobierno resulta insuficiente en relación con varios considerandos del decreto, no obstante, se valoró la información suministrada por otros actores de la salud e intervinientes ciudadanos. Pudo observarse la falta de estudios que aborden y propongan soluciones sustanciales e integrales a las distintas problemáticas que expone el decreto. De las pruebas que obran en el expediente, pudo colegirse la existencia de una problemática de índole estructural (diseño de la Ley 100 de 1993), generada de tiempo atrás (hace más una década) y de presentación recurrente, que concierne al diseño, organización y sostenibilidad del sistema de salud, lo cual ha sido reconocido por los actores de la salud, la academia, los órganos de control y el propio Gobierno. Se descarta así la presencia de hechos sobrevinientes y extraordinarios. A la vez, en el proceso se puso de manifiesto que se hace imperioso avanzar hacia un sistema de protección social que garantice el goce efectivo del derecho a la salud dentro de un marco financiero sostenible a corto, mediano y largo plazo, que prevea fondos de reserva para periodos de crisis. En esencia, los asuntos que expone el decreto corresponden al diseño, organización, estructura y sostenibilidad financiera del sistema de salud. De esta manera, compromete significativamente la labor del Congreso y del Gobierno en el marco de sus competencias constitucionales, que exige un proceso de discusión pública, de cara al país, donde la comunidad en general participe efectivamente y se blinde de legitimidad las políticas públicas en salud. Para la Corte, no se aprecia la existencia de una política permanente, integral y progresiva de salud que materialice con la mayor inmediatez posible los dictados constitucionales a favor de la población colombiana. A lo anterior, se agrega que las medidas legislativas y administrativas de iniciativa y expedición del Gobierno son auto calificadas como insuficientes. Las situaciones que expone muestran, por el contrario, la existencia de mecanismos ordinarios oportunos y suficientes para solucionar sustancial e integralmente la problemática expuesta en el decreto. Incluso, dado el tiempo que precede en su presentación, ha debido propenderse por una nueva regulación, como también hoy puede hacerlo por los conductos de la normalidad institucional. Así mismo, la Sala encontró que otras situaciones que expone el Gobierno han sido generadas por la ausencia de claridad y actualización periódica de los planes de beneficios, a pesar de la regulación aislada que se ha expedido y la reciente actualización efectuada, que se encuentra en proceso de valoración en el seguimiento a la sentencia T-760 de 2008. A juicio de la Corte, las pruebas aportadas muestran también el incumplimiento de la normatividad en salud, como la existencia de regulaciones no adecuadas al goce efectivo del derecho y sostenibilidad financiera del sistema. En este punto, los órganos de control deben propender por cumplir efectivamente su función primordial en esta materia. También se constató que las situaciones de abuso, elusión, evasión, ineficiencia administrativa y corrupción no se muestran como hechos sobrevinientes y extraordinarios. Vienen de tiempo atrás, resultan conocidos, son repetitivos y pueden conjurarse con el uso de las herramientas ordinarias que ofrece el ordenamiento jurídico. El empleo de herramientas constitucionales como la acción de tutela, que busca proteger derechos fundamentales como la salud, por cuanto no puede bajo un Estado que se predica humanista apreciarse por sí mismo, como un abuso por los usuarios del servicio al reclamar medicamentos y servicios no POS. Al respecto, aseguró que la exclusión de ciertos servicios de salud no puede significar que los ciudadanos prescindan de los instrumentos puestos a su disposición cuando consideren que tal exclusión puede entrar en contradicción con sus derechos a la salud, la seguridad social, la vida, la integridad, la igualdad y el principio de dignidad humana. Al mismo tiempo, subrayó que la sentencia T-760 de 2008, obedece a lo ordenado por el propio legislador en las leyes 100 de 1993 y 1122 de 2007, además de la recurrente violación del derecho a la salud (que obliga al empleo de la acción de tutela), lo cual llevó a la Corte a adoptar órdenes generales para buscar la superación de las fallas de regulación administrativa. De manera particular, el Gobierno no demostró que el paso de sus iniciativas tributarias por el Congreso resulte problemático. El Ministerio de Hacienda alegó criterios de eficacia. Al respecto, la Corte recordó que la regulación en salud implica deberes constitucionales para el Estado, en materia de prestación del servicio público, goce efectivo del derecho y sostenibilidad financiera prioritaria. Por lo tanto, la obligación del Gobierno está en garantizar la prestación del servicio de salud y hacer efectivo el goce del derecho, insistiendo en la materialización de las estrategias que se hagan necesarias para cumplir cabalmente los cometidos estatales. En esa línea, la solución al déficit presupuestal en salud no puede limitarse a aliviar el aspecto fiscal del sistema de salud. Deben atacarse las causas que propician el desequilibrio financiero antes que sus efectos. De lo contrario, sería realizar grandes esfuerzos fiscales para tratar de llenar un “saco roto”, como lo sostuvo uno de los intervinientes. Ello dado la presencia de fenómenos como la evasión, elusión, ineficiencia administrativa y corrupción. La Corte constató la existencia de una agravación en las finanzas del sistema de salud. Comprobó que la valoración que hizo el Ejecutivo sobre la gravedad financiera no resulta arbitraria, ni producto de un error manifiesto. Ello, sin dejar de reconocer que era una situación conocida de tiempo atrás, previsible en sus efectos, de avance progresivo y exponencial. No obstante, la consideración del Gobierno consistente en la elevada probabilidad de materializarse la “quiebra” y “cierre” de establecimientos de salud, inviabilidad financiera de las entidades territoriales y parálisis de la prestación de servicios, no fue acreditada en el expediente. La falta de información precisa y completa sobre la problemática financiera que aqueja al sistema, debilitó el examen constitucional para determinar a ciencia cierta su real dimensión. Dada la gravedad de la situación financiera del sistema de salud y en aras de garantizar el flujo adecuado de recursos para costear los servicios y medicamentos no POS-S que se requieran con necesidad, el Gobierno en virtud de los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad (arts. 288 y 356 C. Pol.), en desarrollo de sus atribuciones ordinarias debe permitir residualmente el recobro ante el Fosyga por los entes territoriales, las EPS-S y las IPS, siempre que se haya excedido los recursos asignados a aquellos para la prestación de los servicios de salud a la población pobre y sólo sobre “aquellos que se requieran con necesidad”. Al mismo tiempo y acorde con la Constitución, debe fortalecerse el Sistema General de Participaciones y mantenerse la estabilidad y suficiencia de la subcuenta del Fondo. De igual modo, la Corte Constitucional procedió a requerir a la Superintendencia Nacional de Salud, a la Procuraduría General de la Nación, a la Contraloría General de la República y a la Fiscalía General de la Nación, la adopción, conforme a sus competencias ordinarias, de todas las medidas que encuentren indispensables y tiendan a precaver la dilapidación de los recursos de la salud. Así mismo, exhortó al Gobierno Nacional y al Congreso de la República, para que en el marco de sus competencias, aborden material e integralmente la problemática que enfrenta el sistema de salud en Colombia. Discusión pública que debe estar precedida del respeto por los principios democrático, participativo y pluralista, donde los actores de la salud, tengan oportunidad de expresarse activa, propositiva y eficazmente. En esa medida, deben expedirse regulaciones legislativas estatutarias, orgánicas y ordinarias, como normas reglamentarias, que se requieran para superar definitivamente esta problemática estructural. El Plan Nacional de Desarrollo debe prever medidas para conjurar esta situación. Ello se hará atendiendo los parámetros que imponen la Constitución y su interpretación autorizada por este Tribunal, y los tratados internacionales de derechos humanos. El Gobierno en el marco de sus competencias dispone de los mecanismos ordinarios que le confiere la Constitución y la Ley, con mensaje de urgencia, para enfrentar a corto plazo la mayor agravación de la situación deficitaria que se expone por el Gobierno. El Congreso de la República debe hacer lo necesario por acelerar la discusión de estas medidas, siempre que lo encuentre necesario para garantizar, con sujeción a la Constitución, el goce efectivo del derecho a la salud de toda la población colombiana. Conforme a lo anterior, la declaratoria de la emergencia social no cumple los presupuestos materiales para la declaración del estado de emergencia social. Específicamente, no se está en presencia de hechos sobrevinientes y extraordinarios, lo cual por sí sólo haría inexequible el decreto. Y siguiendo el análisis constitucional tampoco se supera el juicio de suficiencia toda vez que el Gobierno cuenta con mecanismos ordinarios para remediar la actual situación. Por lo anterior, resulta inexequible el decreto declaratorio. 2.4. Efectos diferidos de los decretos de desarrollo que establezcan fuentes tributarias La excepcional gravedad de la situación financiera del sistema de seguridad social en salud, que según lo explicado en el referido Decreto 4975 de 2009, pone en serio e inminente riesgo el efectivo disfrute del derecho fundamental a la salud, por parte de la mayoría de la población, condujo a la Corte Constitucional, a establecer un efecto diferido respecto de algunos de los decretos legislativos. A partir de esta simple consideración, y recogiendo planteamientos expresados años atrás por el entonces Magistrado de esta corporación, doctor Ciro Angarita Barón[1] a propósito de la figura de la inexequibilidad diferida, este expresó que: “Plenamente consciente de que el juez del estado social de derecho no es instrumento mecánico al servicios de un ciego racionalismo, sino un conciliador del derecho positivo con los dictados de la equidad propios de una situación concreta y debe, por tanto, evitar las consecuencias injustas de la aplicación del derecho vigente”. Con base entre otras, en dicha consideración, la Corte resolvió, que ella misma señalaría, al pronunciarse sobre la inexequibilidad por consecuencia de cada uno de los distintos decretos expedidos dentro del marco de este estado de excepción, la fecha desde la cual surtirían efecto tales decisiones. La Corte adoptó esta trascendental línea de conducta en desarrollo de la facultad que ella tiene para fijar los efectos de sus propias decisiones, según lo previsto en el artículo 45 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia, conforme al cual “Las sentencias que profiera la Corte Constitucional sobre los actos sujetos a su control en los términos del artículo 241 de la Constitución Política, tienen efectos hacia el futuro a menos que la Corte resuelva lo contrario”, como también de lo planteado a este respecto por esta misma corporación en las sentencias C-113 de 1993 (M. P. Jorge Arango Mejía) y C-037 de 2006 (M. P. Vladimiro Naranjo Mesa). A juicio de la Corte si bien es imperativo declarar la inconstitucionalidad del estado de emergencia por haber sido decretado por fuera de las hipótesis claramente determinadas por el texto superior, no puede la Corte ignorar las graves consecuencias, socialmente injustas, y notoriamente opuestas a los valores y principios constitucionales, que se derivarían de la abrupta e inmediata pérdida de vigencia de todas las medidas expedidas en uso de las facultades de excepción, posteriormente declaradas inexequibles. Así, en cumplimiento de su misión de ser un conciliador del derecho positivo con los dictados de la equidad propios de una situación concreta, dispuso, en su considerando 5.2., que los efectos de la presente sentencia se diferirán respecto de las normas contenidas en decretos legislativos que establezcan fuentes tributarias de financiación orientadas exclusivamente al goce efectivo del derecho a la salud. La Corte determinó que para el cabal cumplimiento de esta sentencia y la adecuada destinación de los recursos tributarios que se recauden, los órganos de control y en particular, la Procuraduría General de la nación y la Contraloría General de la República, realizarán los seguimientos tanto en su parte motiva como resolutiva. 3. DECISIÓN Primero.- Declarar INEXEQUIBLE el Decreto 4975 de 20009, “Por el cual se declara el Estado de Emergencia Social”. Segundo.- Los efectos de la presente sentencia respecto de las normas que establecen fuentes tributarias de financiación se determinarán de acuerdo con el considerando 5.2. 4. SALVAMENTOS DE VOTO 4.1. Los magistrados Jorge Iván Palacio Palacio y Gabriel Eduardo Mendoza Martelo salvaron parcialmente el voto. Específicamente, manifestaron su desacuerdo con el numeral segundo de la parte resolutiva que otorgó efectos diferidos a algunos decretos de desarrollo que establecen fuentes tributarias de financiación. Señalaron que comparten la declaración de inexequibilidad total del Decreto Legislativo 4975 de 2009, que declaró el estado de emergencia social (numeral primero), tal como fue acogida por unanimidad de la Sala Plena. Destacaron que tal determinación tuvo como soporte la reivindicación de los principios democrático y participativo que fundamentan el Estado constitucional y el Estado social de derecho, al igual que la garantía del derecho a la salud y el respeto por el principio de dignidad humana. Pudo determinarse la existencia de problemas estructurales, de vieja data y recurrentes, carentes de una política gubernamental estable, progresiva e integral de prestación adecuada del servicio público y goce efectivo del derecho a la salud. En esa medida, los efectos de la sentencia de inexequibilidad del decreto matriz (declaratorio) no pueden ser otros que los de inexequibilidad consecuencial de los decretos expedidos en virtud del mismo (de desarrollo). Así lo ha sostenido sin ambages la jurisprudencia constitucional desde el año 1992. No obstante, la mayoría de la Sala Plena al otorgar efectos diferidos a unos decretos de desarrollo que establecen fuentes tributarias de financiación, no hace más que apartarse de la línea jurisprudencial pacífica y consistente en esta materia, además de constituirse en un paso regresivo al flexibilizar el juicio estricto de constitucionalidad, que en principio, debe preceder toda declaratoria de los estados de excepción (particularidades que ofrece este decreto). Permitir que sigan vigentes en el ordenamiento jurídico algunos de los decretos legislativos de desarrollo, constituye en sí mismo una contradicción con los efectos que genera la declaración de inexequibilidad del Decreto Legislativo 4975 de 2009, ya que si las causas que se adujeron por el Gobierno para declarar el estado de emergencia social no tenían el carácter de sobrevinientes y extraordinarias, además de disponer de mecanismos ordinarios para su solución oportuna y efectiva, no se entiende cómo se prolongan las medidas legislativas de desarrollo (art. 215 superior). Si bien se acepta la “gravedad” de la situación financiera del sistema de salud, ella no reviste carácter inminente al no probar el Gobierno la inmediatez en su presentación y que constituya una situación insalvable e incontenible. La Corte ha señalado que “la modulación de efectos de las sentencias en el tiempo debe ser rigurosamente excepcional atendidas las reales circunstancias de aplicación de las decisiones. Y ello por cuanto dicha excepcionalidad es la que mejor armoniza con la garantía de la seguridad jurídica y la protección de la supremacía constitucional. La Corte ha sido enfática en afirmar así mismo que ante la ausencia de claras razones para modular en el tiempo los efectos del fallo lo que procede es aplicar la regla general [efectos hacia el futuro]”. Además, ha manifestado este Tribunal que para que proceda la declaración de inconstitucionalidad diferida “se requiere que ésta sea la única alternativa que posibilite la defensa integral del orden constitucional. No se trata entonces de una decisión sujeta a valoraciones políticas o de conveniencia, sino [e]l resultado de un estudio de los efectos del fallo de inexequibilidad sobre las normas constitucionales.” (Cft. sentencias C-221 de 1997, C-700 de 1999, C-442 de 2001, C-737 de 2001, C-245 de 2002, C-415 de 2002, C-756 de 2002, C-619 de 2003, C-243 de 2005, C-491 de 2007). De manera uniforme, hasta la fecha, la Corte había acudido al expediente de los efectos diferidos de las sentencias en el tiempo, única y exclusivamente, en los procesos de control abstracto de leyes ordinarias, para evitar los traumatismos que pudiera generar la declaratoria de inconstitucionalidad de una norma que ha permanecido vigente en el ordenamiento y que venía produciendo efectos jurídicos. De este modo, siendo un mecanismo excepcional aplicable a normas expedidas durante la normalidad institucional (leyes ordinarias), su extensión a los decretos legislativos expedidos bajo estados de excepción (juicio estricto de constitucionalidad) resultaría aún más rigurosa y seguramente inaplicable (la excepción extendida a los estados de excepción). Los efectos de la inexequibilidad en este asunto no acarrean ninguna situación de mayor inconstitucionalidad. Pretender la divisibilidad de lo indivisible (examen material y efectos del fallo), termina desconociendo con mayor ahínco los pilares de la democracia constitucional. En la medida en que se encontró que no estaba justificada la declaratoria de emergencia, si en gracia de discusión se admitiera la procedencia de los efectos diferidos para los estados de excepción, no puede afirmarse que el retiro de las medidas adoptadas por el Gobierno, que sólo se limitan a incrementar porcentualmente el valor a pagar de ciertos impuestos y que revisten una vigencia fugaz en el tiempo, conlleven un vacío jurídico o amenacen con generar un traumatismo producto de la ausencia de regulación, que hiciera imperativo mantener su vigencia durante un cierto periodo. Además, tratándose del establecimiento o modificación de tributos, el principio de representación democrática adquiere mayor relevancia en la Constitución. De ahí que su decreto por estado de emergencia haya quedado supeditado constitucionalmente a una vigencia transitoria (art. 215 C. Pol.). Incluso, resulta más preocupante mantener vigentes decretos legislativos de desarrollo cuando un juicio flexible de constitucionalidad también mostraría su inexequibilidad material. Tampoco podría acudirse al establecimiento de criterios materiales para determinar el momento a partir del cual surten efectos los decretos de desarrollo, por cuanto la Corte podría terminar realizando un juicio material de constitucionalidad sobre la generada inconstitucionalidad por consecuencia. 4.2. El Magistrado Luis Ernesto Vargas Silva salvó el voto frente al numeral 2° de la Sentencia C-252 de 2010, diciendo que no puede compartir la decisión de imprimirle efectos diferidos a un fallo de inexequibilidad del decreto declaratorio de la emergencia social, en relación con las medidas tributarias, por la insalvable contradicción que ello comporta y además: (i) Porque tal decisión, conlleva un gravísimo menoscabo a la plenitud y vigencia del estado de derecho, a sus formas y procedimientos, en tanto se convalidan, así sea transitoriamente, medidas tributarias expedidas con absoluta carencia de competencia por parte del Gobierno; (ii) porque de acuerdo con el artículo 215 de la Constitución Política, el Gobierno solo podrá habilitarse para establecer nuevos tributos o modificar los existentes, con el propósito de afrontar directa y específicamente el estado de emergencia, cuando se acrediten todos los presupuestos (fáctico, valorativo y de suficiencia) derivados de dicho precepto superior; y, (iii) porque la modulación de los efectos del fallo resulta así contradictoria y riesgosa. Contradictoria en tanto prolonga la vigencia de unas medidas respecto de las cuales se ha reconocido en el fallo la absoluta carencia de competencia por parte del órgano que las profiere. Y, riesgosa, porque se crea un deplorable precedente, según el cual, independientemente del uso indebido que se le de a las facultades de excepción, el Gobierno podrá confiar en la benevolencia y comprensión del tribunal constitucional, quien, al margen de los exigentes presupuestos que la Constitución ha establecido para la declaratoria de un estado de emergencia, convalidará las decisiones tributarias por razones diferentes a las estrictamente constitucionales. En criterio del Magistrado Vargas Silva, la única forma de defender a cabalidad la integridad de la Constitución, así como la vigencia del estado de derecho, y del principio de separación de poderes, era declarando la inexequibilidad integral y sin condicionamientos, ni modulaciones del Decreto 4975 de 2009. 4.3. El Magistrado Humberto Antonio Sierra Porto salvó el voto. Expresa que la decisión que debió adoptarse era la de la de simple inexequibilidad el decreto 4975 de 2009, de manera simple, y no como mediante una declaración de inconstitucionalidad con condicionamiento de algunos aspectos del decreto 4975 de 2009 tanto en aspectos materiales, como temporales. Con esta adición, la sentencia es inconstitucionalidad solo desde una perspectiva formal, pero materialmente es de constitucionalidad. Algunas de las razones por las que se separa de la decisión son las siguientes: 1. En una figura de excepcionalidad como es la emergencia social, aplicar el efecto diferido en el tiempo, que es una institución todavía más excepcional, produce como consecuencia la ineficacia plena o cuasi plena, de la declaración de inconstitucionalidad. Es este sentido que se puede afirmar que estamos ante una inconstitucionalidad formal, pero efectivamente estamos ante una constitucionalidad del estado de emergencia social. La inconstitucionalidad con condicionamiento se presenta porque en el ordinal segundo de la parte resolutiva se dispone que los efectos de la presente decisión se determinan de acuerdo con el considerando 5.2. cuyo texto aprobado es “los efectos se diferirán respecto de las normas contenidas en decretos legislativos que establezcan fuentes tributarias de financiación orientadas exclusivamente al goce efectivo del derecho a la salud”. 2. La sentencia de la cual me separo es expresión de una interpretación ad absurdum. Lo que procede realizar por la Corte Constitucional cuando se constata, como en este caso, una vulneración, o desconocimiento del artículo 215 por el contenido de todos los considerandos, hechos, y circunstancias es una declaración de inconstitucionalidad de la integridad del decreto 4975 de 2009, sin condicionamientos material y temporal, como se hace en la sentencia C-252 de 2010. En un estado de excepción no se puede utilizar simultáneamente una sentencia que declare la inconstitucionalidad y simultáneamente un condicionamiento material con efecto diferido en el tiempo. Se trata de una contradicción de principio. La declaración de inconstitucionalidad del estado de excepción no es compatible con la de establecer efectos diferidos en el tiempo a todo el contenido o parte de que ha sido declarado inconstitucional. 3. No es posible desligar el juicio de validez de la asignación de efectos en el tiempo de las sentencias de inconstitucionalidad. La decisión tomada por la Corte al declarar inconstitucional el decreto legislativo 4591 de 2009 con efecto diferido en el tiempo, tiene como propósito dejar vigentes algunos decretos legislativos de desarrollo relativos a aspectos financieros o tributarios y a condicionar su utilización de manera diferente a la prevista en los decretos legislativos, plantean una escisión radical, o si se quiere una falsa contraposición entre el control de validez y el control de eficacia, entendido este ultimo como la competencia de la Corte para determinar la eficacia temporal y material de la decisión (aquí se disocia el control de validez de la determinación de la eficacia de la sentencia). 4. De acuerdo con la sentencia es irrelevante, da lo mismo, tomar una decisión inconstitucionalidad o de constitucionalidad. Una sentencia de inconstitucionalidad en la que condiciona la inconstitucionalidad, señalando efectos diferidos y consideraciones materiales, es una sentencia de inconstitucionalidad condicionada. Con esta decisión, en la práctica, se enerva la razón de ser y los propósitos del control de constitucionalidad en los estados de excepción, pues no obstante se declare la invalidez sigue vigente el decreto legislativo inconstitucional. En este caso, el condicionamiento material y temporal versa sobre decretos legislativos de desarrollo que crean, que se refieren a la creación de fuentes de financiación, la creación de nuevos o mayores impuestos y que de igual forma como conservan el efecto transitorio y la posibilidad de que el Congreso convalide esta decisión. En este sentido no existe una diferencia sustancial entre la declaración de constitucionalidad y la declaración de inconstitucionalidad, como si sucede en las otras ocasiones en las que la Corte ha utilizado la figura del diferimiento en el tiempo de los efectos de inconstitucionalidad en leyes ordinarias. 5. La parte resolutiva es formalmente una declaración de inconstitucionalidad, pero materialmente es de constitucionalidad parcial. La decisión de la cual respetuosamente discrepó, no expulsa el decreto legislativo 4975 de 2009 que declara el estado de emergencia social, lo deja vigente, a pesar de la redacción que se utiliza en la parte resolutiva, permanece prácticamente con el mismo efecto, con la misma funcionalidad y propósitos propios del control de constitucionalidad de los estados de excepción. Los propósitos y la razón de ser de una declaración de Estado de excepción se cumple de igual forma. La intención de declarar el estado de emergencia social cuando permite que el presidente cree impuestos es el de permitir a) una vigencia temporal y b) la posibilidad de que el Congreso tenga la oportunidad de confirmar la creación de dicho tributo con la aprobación de una ley que le asigne efecto permanente o indefinido. El condicionamiento con efecto diferido que se utiliza este caso, hace que sea irrelevante la declaración de inconstitucionalidad. 6. La decisión técnicamente correcta que permitía dejar vigente parte del estado de excepción, era la de declarar la inconstitucionalidad parcial, limitada a que el Estado de emergencia social tuviera como propósito el de establecer nuevas fuentes de financiación, en el entendido que los demás aspectos de las soluciones al sistema de salud, podrían y debían ser tramitados por leyes aprobadas en el Congreso de la república. 7. Se generan precedentes en contra del funcionamiento democrático (art. 1 C.P.) y contra la seguridad jurídica en materia impositiva. Con la decisión de inexequibilidad total con efecto diferido a solo alguno de los temas, se crea un precedente que propicia una práctica propia del “abuso del control de constitucionalidad” y de la supremacía de la Constitución, que afecta en materia importante el funcionamiento democrático de nuestras instituciones por una parte, y por la otra, el principio de separación de poderes; En lo sucesivo el Ejecutivo se le abre la posibilidad de dictar decretos legislativos que declaren un Estado de excepción con plena consciencia de su inconstitucionalidad, y no obstante esta situación, espere o pretenda que por tratarse de un “asunto grave” la Corte los deje vigentes. Dicho de otra forma con esta decisión se permite que no obstante que el Presidente desconozca el principio de separación de poderes y la potestad legislativa del Congreso con la declaración de un estado de excepción, se pueda dejar vigente el decreto legislativo abiertamente inconstitucional. 8. En el mismo orden de ideas, se vacía de contenido el inciso 8 del art. 215 que establece “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el estado de emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al gobierno durante la emergencia”. 9. La argumentación utilizada para motivar y justificar la necesidad del efecto diferido de un decreto legislativo que declara un estado de excepción, es: a) contradictoria y en cierta forma negatoria de las motivaciones y argumentos que en la misma sentencia descartan la existencia concurrente de los criterios facticos, valorativos y de suficiencia para declarar la constitucionalidad y b) está alejada del control de validez, y de naturaleza jurídica, más propia de consideraciones de oportunidad y conveniencia, lo que es propio del control de naturaleza política. 10. Con esta sentencia se crea un estado de emergencia social en salud diferente, con consideraciones y criterios diferentes al originalmente contenido en el decreto 4975 de 2009. La parte sobre lo que se determinan efectos diferidos es indeterminada porque depende del condicionamiento contenido en la C-252/10. en el que se establece que “se diferirán los efectos de la presente sentencia respecto de las normas contenidas en decretos legislativos que establezcan fuentes tributarias de financiación orientadas exclusivamente al goce efectivo del derecho a la salud. Con esta técnica de autohabilitación abierta, se introduce un condicionamiento indeterminado que crea competencias sobre decisiones de gobierno en cabeza de la Corte Constitucional, se reemplaza al gobierno para decidir cuales son las decisiones necesarias para resolver una crisis que, paradójicamente, se ha declarado que no existe en los términos del art. 215 C.P. 11. Este tipo de sentencias pone en riesgo el papel que cumple la Corte Constitucional como poder contramayoritario en nuestro Estado de Derecho, en la medida que la legitimidad de sus decisiones, como órgano que realiza un control de naturaleza judicial, se debe fundar más en la coherencia de su razonamiento que en su legitimidad de origen, que es siempre más precaria que la los demás sujetos a los que la Constitución asigna la titularidad de la potestad legislativa. 5. ACLARACION DE VOTO El magistrardo Jorge Ignacio Pretelt aclaró el voto. EXPEDIENTE RE- 152 SENTENCIA C-253/10 DECRETO LEGISLATIVO 127 DE 2009 M.P NILSON PINILLA PINILLA MEDIDAS TRIBUTARIAS PARA ATENDER LA EMERGENCIA SOCIAL 1. TEXTO DEL DECRETO REVISADO DECRETO 127 DE 2010 (enero 21) Por el cual se adoptan medidas en materia tributaria EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA, en ejercicio de las facultades que le confiere el artículo 215 de Constitución Política, en concordancia con la Ley 137 de 1994 y en desarrollo de lo dispuesto en el Decreto 4975 de diciembre 23 de 2009, y CONSIDERANDO: Que con fundamento en el artículo 215 de la Constitución Política, mediante el Decreto 4975 de 2009 se declaró el estado de Emergencia Social en todo el país, con el propósito de conjurar la grave crisis que afecta la viabilidad del Sistema General de Seguridad Social en Salud la cual amenaza de manera inminente, entre otros aspectos, la continuidad en la prestación del servicio público esencial de salud, así como el goce efectivo del derecho fundamental a la salud; Que los servicios no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud no estaban previstos en el esquema fijado por la Ley 100 de 1993, sin embargo, la prestación de estos medicamentos y servicios se ha venido generalizando recientemente, de manera sobreviniente e inusitada, lo cual pone en riesgo el equilibrio del Sistema, puesto que el aumento acelerado de esta demanda compromete los recursos del aseguramiento en salud amenazando la viabilidad del Sistema, poniendo en riesgo la continuidad en la prestación del servicio público de salud y el goce efectivo del derecho a la salud y a la vida de la población; Que, por lo anterior, y tal y como lo han manifestado las entidades territoriales el déficit corriente por prestación de servicios de salud más que se duplicó en el último año, situación que se apreció especialmente en el último trimestre de 2009, afectando de manera especial a las Entidades Promotoras de Salud del Régimen Subsidiado y a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, públicas y privadas, poniendo en riesgo el acceso a los servicios de salud en el territorio nacional afectando especialmente a la población pobre y vulnerable; Que el artículo 336 de la Constitución Política establece que las rentas obtenidas del ejercicio de los monopolios derivados de licores y de juegos de suerte y azar estarán destinadas a los servicios de salud, razón por la cual se constituyen en una fuente esencial de financiación del Sistema General de Seguridad Social en Salud; Que el mencionado aumento en los gastos del Sistema ha hecho que los ingresos del mismo sean insuficientes para la atención de la demanda de servicios y medicamentos incluidos y no incluidos en los Planes Obligatorios de Salud, por lo que se hace necesario adoptar medidas extraordinarias que permitan optimizar los recursos existentes y generar nuevos recursos para superar el déficit que actualmente se presenta, así como la financiación de los gastos requeridos para la atención en salud de la población; Que en tal virtud y con el fin de generar los recursos que se requieren para garantizar el goce efectivo del derecho, es necesario modificar el impuesto sobre las ventas aplicable a la cerveza y sobre los juegos de suerte y azar, incrementando las alícuotas actuales hasta la tarifa general del impuesto, así como las tarifas de los impuestos al consumo de licores, vinos, aperitivos y similares, y de cigarrillos y tabaco elaborado, destinando, por lo menos, los mayores ingresos generados a la salud. DECRETA: ARTÍCULO 1o. Modifícase el parágrafo del artículo 190 de la Ley 223 de 1995 el cual queda así: “Parágrafo. De la tarifa del 48% aplicable a las cervezas y sifones, ocho (8) puntos porcentuales se destinarán a financiar el segundo y tercer nivel de atención en salud. Los productores nacionales y el Fondo Cuenta de Impuestos al consumo de Productos Extranjeros girarán directamente a los Fondos o Direcciones Seccionales de Salud y al Fondo Distrital de Salud, según el caso, el porcentaje mencionado dentro de los quince 15 días calendario siguientes al vencimiento de cada periodo gravable.” ARTÍCULO 2o. Modifícase el artículo 475 del Estatuto Tributario el cual queda así: “Artículo 475. Tarifa para las Cervezas. Desde el 1o de febrero y hasta el 31 de diciembre de 2010, la tarifa del impuesto sobre las ventas para las cervezas de producción nacional y para las importadas será del 14%. A partir del 1o de enero de 2011 se aplicará la tarifa general prevista en este Estatuto. El impuesto será liquidado por los productores en el formulario de declaración bimestral de IVA, establecido por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales. El impuesto generado dará derecho a impuestos descontables en los términos del artículo 485. Los importadores de cervezas declararán y pagarán el impuesto en el formulario de la declaración de importación que prescriba la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales junto con los demás tributos aduaneros. Para la liquidación del impuesto se aplicará la base gravable establecida en el artículo 189 de la Ley 223 de 1995. Se exceptúa del impuesto a que se refiere este artículo el departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.” ARTÍCULO 3o. Modifícase el inciso cuarto del literal d) del artículo 420 del Estatuto Tributario, el cual queda así: “A partir del 1o de febrero de 2010, en los juegos de suerte y azar se aplicará la tarifa general prevista en este Estatuto”. ARTÍCULO 4o. Los ingresos adicionales recaudados durante el año 2010, por efecto del aumento de la tarifa del impuesto sobre las ventas, aplicable a la cerveza y a los juegos de suerte y azar, a que se refiere el presente decreto, se destinarán por la Nación a financiar las prestaciones excepcionales en salud. A partir del 1o de enero del año 2011 la totalidad de los ingresos recaudados por concepto del impuesto sobre las ventas a la cerveza y a los juegos de suerte y azar tendrán la misma destinación. Para dicho efecto, en ambos casos, no aplicará lo dispuesto en el artículo 7o de la Ley 225 de 1995. Si el recaudo de estos recursos excede las necesidades para atender dichas prestaciones, la diferencia se destinará para la unificación de los planes de beneficios en salud. ARTÍCULO 5o. Modifícase el artículo 211 de la Ley 223 de 1995, modificado por el artículo 76 de la Ley 1111 de 2006, el cual queda así: “Artículo 211. Tarifas del impuesto al consumo de cigarrillos y tabaco elaborado. A partir del 1o de febrero de 2010, y del 1o de enero de 2011, las tarifas del impuesto al consumo de cigarrillos y tabaco elaborado, aplicables durante los años 2010 y 2011 serán las siguientes: 1. Para los cigarrillos, tabacos, cigarros y cigarritos AÑO Tarifa por cada cajetilla de 20 unidades o proporcionalmente a su contenido. 2010 $ 650 2011 $700 2. La tarifa por cada gramo de picadura, rapé o chinú será de $36,00. PARÁGRAFO 1o Para el año 2010 el 21% del recaudo bruto del impuesto al consumo de cigarrillos y tabaco elaborado, deberá destinarse a la salud y a partir del 1o de enero de 2011 este porcentaje será del 24%. Estos recursos destinados a la salud se orientarán a la unificación de los planes de beneficios del Sistema General de Seguridad Social en Salud. De manera excepcional, estos recursos podrán destinarse a la financiación de los servicios no incluidos en el Plan de Beneficios del Régimen Subsidiado y que estén en el Plan de Beneficios del Régimen Contributivo, únicamente en el evento en el que la totalidad de los recursos destinados para dichos servicios, llegaren a agotarse. PARÁGRAFO 2o Para determinar el valor de los recursos con destino al deporte de que trata la Ley 30 de 1971, el porcentaje del 16% se aplicará en el año 2010 sobre el 79% del recaudo bruto del impuesto al consumo de cigarrillos y tabaco elaborado y a partir del 1o de enero de 2011 sobre el 76%”. ARTÍCULO 6o. Modifícanse el primer inciso y el parágrafo 1o del artículo 50 de la Ley 788 de 2002, los cuales quedan así: “Artículo 50. Tarifas del impuesto al consumo de licores, vinos aperitivos y similares. A partir del 1o de febrero de 2010, las tarifas del impuesto al consumo de licores, vinos, aperitivos y similares, por cada unidad de 750 centímetros cúbicos o su equivalente, serán las siguientes: 1. Para productos de hasta 35 grados de contenido alcoholimétrico, doscientos cincuenta y seis pesos ($ 256,00) por cada grado alcoholimétrico. 2. Para productos de más de 35 grados de contenido alcoholimétrico, trescientos ochenta y seis pesos ($386,00) por cada grado alcoholimétrico.” PARÁGRAFO 1o. Del total recaudado por concepto del impuesto al consumo de licores, vinos, aperitivos y similares, y/o participación, una vez descontado el porcentaje de IVA cedido a que se refiere el parágrafo 2o del artículo 50 de la Ley 788 de 2002, los Departamentos destinarán un (8%) para la unificación de los planes de beneficios del Sistema General de Seguridad Social en Salud. De manera excepcional, estos recursos podrán destinarse a la financiación de los servicios no incluidos en el Plan de Beneficios del Régimen Subsidiado y que estén en el Plan de Beneficios del Régimen Contributivo, únicamente en el evento en el que la totalidad de los recursos destinados para dichos servicios, llegaren a agotarse.” ARTÍCULO 7o. FORMULARIOS. La Dirección General de Apoyo Fiscal, así como la Federación Nacional de Departamentos, en lo que a cada una corresponda, efectuarán las modificaciones a los formularios de declaración del impuesto al consumo de licores, vinos, aperitivos y similares, y/o participación, y del impuesto al consumo de cigarrillos y tabaco elaborado, que se requieran para la correcta aplicación de lo establecido en el presente decreto. ARTÍCULO 8o. VIGENCIA. El presente decreto de acuerdo con el artículo 215 de la Constitución Política rige a partir de la fecha de su publicación y suspende la vigencia de las disposiciones que le sean contrarias. 2. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN Mediante sentencia C-252 proferida el 16 de abril de 2010, la Corte Constitucional declaró inexequible el Decreto 4975 de 2009 por el cual el Presidente de la República declaró el estado de emergencia social, por un período de treinta (30) días. Al haber desaparecido del ordenamiento jurídico el fundamento normativo que sirvió de sustento a la expedición del Decreto Legislativo 127 del 21 de enero de 2010, éste necesariamente deviene inconstitucional. En efecto, el decreto declaratorio del estado de emergencia social es el instrumento jurídico a través del cual el Presidente de la República se reviste de facultades de excepción, incluidas las de expedir decretos con fuerza de ley. Por ello, es claro que una vez excluida del orden jurídico, mediante sentencia de inexequibilidad, la norma de autohabilitación, los decretos legislativos dictados a su amparo corren igual suerte. Se ha presentado así el fenómeno que la jurisprudencia de esta Corporación ha denominado “inconstitucionalidad por consecuencia”, consistente en que la declaración de inexequibilidad del decreto declaratorio del estado de excepción produce, como efecto obligado, la inexequibilidad de los decretos legislativos que lo desarrollan. Sin embargo, de manera simultánea la Corte reconoció la excepcional gravedad de dicha situación, que según lo explicado en el referido Decreto 4975 de 2009, pone en serio e inminente riesgo el efectivo disfrute del derecho fundamental a la salud, por parte de la mayoría de la población. A partir de esta simple consideración, y recogiendo planteamientos expresados años atrás por el entonces Magistrado de esta corporación, doctor Ciro Angarita Barón sobre la obligación que el juez constitucional del Estado social de derecho tiene de “evitar las consecuencias injustas de la aplicación del derecho vigente”, la Corte resolvió, en la sentencia C-252 del día de hoy, que ella misma señalaría, al pronunciarse sobre la inexequibilidad por consecuencia de de cada uno de los distintos decretos expedidos dentro del marco de este estado de excepción, la fecha desde la cual surtirían efecto tales decisiones, con fundamento en la atribución que le confiere el artículo 45 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia, conforme al cual “Las sentencias que profiera la Corte Constitucional sobre los actos sujetos a su control en los términos del artículo 241 de la Constitución Política, tienen efectos hacia el futuro a menos que la Corte resuelva lo contrario”, como también de lo planteado a este respecto por esta misma corporación en las sentencias C-113 de 1993 (M. P. Jorge Arango Mejía) y C-037 de 2006 (M. P. Vladimiro Naranjo Mesa). Al examinar el contenido del Decreto 127 de 2010, la Corte Constitucional destacó que esta norma introdujo modificaciones, necesariamente transitorias, a algunas disposiciones de carácter tributario, incrementando las tarifas del impuesto al consumo de varios productos y servicios (como la cerveza, los productos derivados del tabaco, los juegos de suerte y azar y algunos vinos y licores) cuyo recaudo está total o parcialmente destinado a la financiación de los servicios de salud. Recordando entonces la situación ampliamente analizada en la sentencia C-252/09 tantas veces citada, observó la Corte que la inexequibilidad de este Decreto, en caso de tener efecto inmediato, tendría un importante y significativo impacto sobre el funcionamiento del Sistema de Seguridad Social en Salud, que pondría en serio e inminente riesgo el efectivo disfrute de este derecho fundamental para un importante número de personas, presumiblemente las más pobres y vulnerables y varios de los sujetos merecedores de especial protección constitucional, situación contraria a varios importantes mandatos superiores, que esta corporación está en la obligación de evitar y prevenir. Así las cosas, y en desarrollo de la facultad antes explicada, la Corte estimó necesario diferir los efectos de la inconstitucionalidad de esta norma por un lapso breve pero razonable, dentro del cual el órgano legislativo pueda, dentro del marco de sus competencias, considerar el tema de que trata este Decreto y adoptar, a la mayor brevedad posible, las medidas que estime necesarias para proveer al Sistema de Seguridad Social en Salud de fuentes de financiación adecuadas, estables y suficientes, frente a lo que resulta de los actuales requerimientos de la población colombiana en relación con el constitucionalmente garantizado disfrute del derecho fundamental a la salud. Con este propósito, la Corte dispuso que los efectos de la inexequibilidad declarada por la presente sentencia se produzcan a partir del 16 de diciembre de 2010, fecha en que terminará el primer período de sesiones ordinarias del Congreso de la República recientemente elegido. A su vez, precisó que los recursos que se recauden en virtud de este Decreto deberán estar destinados a cubrir los costos del suministro de medicamentos y servicios no comprendidos en el Plan Obligatorio de Salud, para la población inscrita en el Régimen Subsidiado de Salud y para la red hospitalaria pública. 3. DECISIÓN Primero.- Declarar INEXEQUIBLE el Decreto 127 de 2010 “Por el cual se adoptan medidas en materia tributaria.” Segundo.- Diferir los efectos de lo resuelto en esta sentencia hasta el 16 de diciembre de 2010. Tercero.- Los recursos recaudados en la aplicación del Decreto 127 de 2010, deberán ser dirigidos en su totalidad a la red hospitalaria pública y a garantizar el derecho a acceder a los servicios de salud de aquellas personas que se encuentran en el régimen subsidiado o tan solo vinculadas al sistema de salud. 4. SALVAMENTOS DE VOTO 4.1. El Magistrado Humberto Antonio Sierra Porto salvó el voto, además de las razones expuestas en el proceso que decidió sobre el Decreto 4975 de 2009 (sentencia C- 252 de 2010) porque: (i) se trata de una sentencia en la que se declara una aparente inconstitucionalidad pero realmente se deja vigente una parte del decreto legislativo 127 de 2010. (ii) La parte sobre la que se determinan efectos diferidos es indeterminada porque depende del condicionamiento contenido en la C252/10. en el que se establece que “se diferirán los efectos de la presente sentencia respecto de las normas contenidas en decretos legislativos que establezcan fuentes tributarias de financiación orientadas exclusivamente al goce efectivo del derecho a la salud”. Con fundamento en este considerando la Corte difiere los efectos hasta el 16 de diciembre del presente año y ordena que los recursos recaudados en la aplicación del decreto 127 de 2010 deben ser dirigidos en su totalidad a la red hospitalaria pública, al régimen subsidiado o a las personas tan solo vinculadas al sistema de salu y no a los que dice el mismo decreto. Se establece un unas consideraciones y unos propósitos diferentes a los originalmente señalados por el presidente en la declaración original de emergencia social en salud. (iii) Un elemento adicional de indeterminación esta en los criterios adicionales que se incluyen en la parte resolutiva y que señalan que se debe hacer con los recursos recaudados. Se trata de un nuevo estado de excepción, con consideraciones ajenas a fundamentos técnicos y en los que sobre una norma inconstitucional (por consecuencia) se hace un condicionamiento, lo que no es válido realizar sin hacer un control material propio de las leyes vigentes. (iv) El ordinal tercero se introduce un condicionamiento de un decreto legislativo que es inconstitucional por consecuencia. Una sentencia de inconstitucionalidad condicionada, como se da en esta sentencia supone o conlleva un estudio de constitucionalidad adicional sobre un decreto invalido, con argumentos diferentes a los de la sentencia C-252 de 2010. (v) Con el ordinal tercero se desconoce la competencia de la rama ejecutiva para determinar el uso de recursos y de políticas públicas para manejar el sistema de salud. Se crean objetivos y por ende medidas diferentes. Se modifica la destinación del recaudo tributario sin fundamento técnico alguno. (vi) Este tipo de sentencias pone en riesgo el papel que cumple la Corte Constitucional como poder contramayoritario en nuestro Estado de Derecho, en la medida que la legitimidad de sus decisiones, como órgano que realiza un control de naturaleza judicial, se funda más en la coherencia de su razonamiento que en su origen, que es siempre más precaria que los demás sujetos titulares de la potestad legislativa. 4.2. De otro lado, los magistrados Jorge Iván Palacio Palacio y Gabriel Eduardo Mendoza Martelo manifestaron su salvamento de voto parcial, con fundamento en los mismos motivos que los llevaron a apartarse de un efecto diferido de la inexequibilidad por consecuencia, de ciertos decretos legislativos dictados en desarrollo del Decreto 4975 de 2009 declarado inexequible en la sentencia C-252/10. En su concepto, la inconstitucionalidad que se deriva de esta decisión determina la exclusión inmediata del ordenamiento jurídico de la normatividad de excepción y por tanto, no permite un examen material de los decretos legislativos para determinar su continuidad por un tiempo. 4.3. Por su parte, el Magistrado Luis Ernesto Vargas Silva también expresó su salvamento parcial de voto, específicamente frente a los numerales 2 y 3 de la parte resolutiva de esta sentencia, y respecto de las consideraciones que les sirven de estribo, por las mismas razones conforme a las cuales discrepó de los efectos diferidos a que aludió la Corte en la sentencia C-252 de 2010 mediante la cual declaró inconstitucional el decreto 4975 de 2009, agregando que por ende, la declaratoria de inexequibilidad del decreto 127 de 2010 debió ser simplemente por consecuencia de aquella, sin adentrarse en más análisis, tal como se ha resuelto en sentencias de naturaleza igual a la que ahora pronuncia la Corte, a pesar de los laudables propósitos que inspiraron a la mayoría acerca de la específica destinación que se le debe dar a los recursos provenientes de las fuentes tributarias de financiación. Por ende, se remitió a los argumentos expuestos en su salvamento parcial de voto a la sentencia C-252 de 2010 citada. III. EXPEDIENTE RE-153 SENTENCIA C-254/10 M.P. Mauricio González Cuervo DECRETO LEGISLATIVO 4976 DE 2009 MEDIDAS PARA LIBERAR RECURSOS PRESUPUESTALES 1. DECRETO REVISADO Por medio del Decreto 4976 de 2009 (diciembre 23), se dispuso la liberación de recursos de liquidación de contratos del régimen subsidiado, algunas prohibiciones a las entidades territoriales, giro directo de recursos, destinación excepcional de rentas cedidas, utilización de saldos de liquidación por parte de los departamentos y reiteraba la vigilancia y control de estas operaciones. 2. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN La Corte recordó que con base en las atribuciones excepcionales que consagra el artículo 215 de la Constitución Política, el Presidente de la República puede expedir Decretos Legislativos en desarrollo del Decreto por medio del cual se declara el Estado de Emergencia, entre los cuales se encuentran aquellos que plasman las medidas encaminadas a conjurar la crisis e impedir la extensión de sus efectos. En reiterada jurisprudencia la Corte Constitucional ha mencionado que una inconstitucionalidad por consecuencia se presenta a causa de la desaparición del instrumento jurídico a través del cual el Presidente de la República se reviste de facultades de excepción, incluidas las de legislador temporal a través de decretos con fuerza de ley. Excluida la norma de autohabilitación por decisión de inexequibilidad, los decretos dictados a su amparo han de correr igual suerte. Ahora bien, habida cuenta que las materias reguladas por el Decreto 4976 de 2009 no se refieren a fuentes tributarias de financiación, conforme a lo dispuesto en la sentencia C-252/10, no hay lugar a un efecto diferido de la inconstitucionalidad por consecuencia que se declara en la presente sentencia. 3. DECISION Declárase INEXEQUIBLE el Decreto Legislativo 4976 de 2009. 4. ACLARACIONES DE VOTO Los magistrados Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, Jorge Iván Palacio Palacio, Humberto Antonio Sierra Porto y Luis Ernesto Vargas Silva, presentaron una aclaración de voto. IV. EXPEDIENTE RE-164 SENTENCIA C-255/10 M.P. Mauricio González Cuervo DECRETO LEGISLATIVO 133 DE 2010 MEDIDAS PARA EL MEJORAMIENTO DEL FLUJO DE RECURSOS ENTRE ENTIDADES RESPONSABLES DE PAGO DE SERVICIOS DE SALUD Y LOS PRESTADORES DE LOS MISMOS 1. DECRETO REVISADO Por medio del Decreto 133 de 2010 (21 de enero) se adoptaron medidas tendientes a garantizar el acceso, oportunidad, continuidad, calidad y eficiencia en la prestación de los servicios de salud, en particular, el mejoramiento del flujo de recursos entre entidades responsables de pago de estos servicios y los prestadores de los mismos y la racionalización de las actuaciones de las instituciones pública de salud. 2. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN Al igual que en el caso anterior, al haber desaparecido del ordenamiento el fundamento jurídico que sirvió de sustento para la expedición del Decreto Legislativo No. 133 del 21 de enero de 2010, éste deviene en inconstitucional. De igual manera, al no regular materias referentes a fuentes tributarias de financiación del sistema de seguridad social en salud, no procede, según lo señalado en la sentencia C-252/10, diferir los efectos de la inexequibilidad que se declara mediante la presente sentencia. 3. DECISIÓN Declárase INEXEQUIBLE el Decreto Legislativo No. 133 del 21 de enero de 2010. 4. ACLARACIONES DE VOTO Los magistrados Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, Jorge Iván Palacio Palacio, Humberto Antonio Sierra Porto y Luis Ernesto Vargas Silva, presentaron una aclaración de voto. JUAN CARLOS HENAO PÉREZ Vicepresidente 2. MINISTERIO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL RESOLUCIÓN 172 DE 2010 (enero 22) Diario Oficial No. 47.603 de 25 de enero de 2010 MINISTERIO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL Por la cual se modifican parcialmente los artículos 3o y 4o de la Resolución 4283 de 2003. EL MINISTRO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL, en ejercicio de sus facultades legales, en especial de las conferidas en el artículo 32 del Decreto-ley 205 de 2003, y CONSIDERANDO: Que el numeral 4 del artículo 6o del Decreto-ley 205 de 2003 dispone que corresponde al Despacho del Ministro de la Protección Social, dirigir y velar por la ejecución de las po- líticas, planes y programas relacionados con la misión, objetivos y políticas del Ministerio. Que dentro del objetivo sectorial de “Fortalecer el Sistema de Inspección, Vigilancia y Control (…)” se encuentra el objetivo institucional “6.3 Establecer los lineamientos de política, estrategias, instrumentos y metodologías para Fortalecer el Sistema de Inspección, Vigilancia y Control en el marco de la Protección Social (...)”. Que en desarrollo de dicho objetivo institucional fueron expedidos los Decretos 1293 y 1294 de 2009, los cuales modifican en su orden, la estructura y la planta de personal del Ministerio de la Protección Social. Que el artículo 1o del Decreto 1294 de 2009 suprimió de la planta de personal del Ministerio de la Protección Social cuatro (4) cargos de Director Territorial Código 0042 Grado 07, los cuales se ubicaban en las direcciones territoriales de Guainía, Guaviare. Vaupés y Vichada. Que con el fin de mantener la presencia del Ministerio de la Protección Social a nivel nacional, se requiere determinar la Dirección Territorial que asumirá la competencia que tenían las direcciones territoriales suprimidas como consecuencia de la expedición del Decreto 1294 de 2009, señalar las inspecciones que la conforman y la jurisdicción de cada una de ellas. Que como consecuencia de lo anterior, se hace necesario modificar parcialmente los artículos 3o y 4o de la Resolución 4283 de 2009 <SIC, es 2003>. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: ARTÍCULO 1o. Modificar el artículo 3o de la Resolución 4283 de 2003, en el sentido de que a partir de la expedición de la presente resolución, la actual Dirección Territorial de Casanare se denominará Dirección Territorial de Orinoquia-Amazonia con sede en la ciudad de Yopal. Los municipios sede de las inspecciones de trabajo de la Dirección Territorial de Orinoquia-Amazonia y la jurisdicción de las mismas serán los siguientes: MINICIPIO INSPECCION TRABAJO SEDE- MUNICIPIOS QUE INTEGRAN LA JURISDICCION DE MITU PUERTO CARREÑO Cururú, Mitú, Pacoa, Papunaua, Taraira, Cumaribo, La Primavera, Puerto Carreño, Santa Rosalía PUERTO INIRIDA Barranco Minas, Cacahual, La Guadalupe, Morichal Nuevo, Pana Pana, Puerto Colombia, Puerto Inírida, San Felipe SAN JOSE GUAVIARE YOPAL Yavaraté DE Calamar, El Retorno, Miraflores, San José del Guaviare Aguazul, Chámeza, Hato Corozal, Maní, Nuchía, Orocué, Paz de Ariporo, Pore, Recetor, San Luis de Palenque, Támara, Tauramena, Trinidad, Yopal, Pajarito (Boy.) Como consecuencia de lo anterior, se suprime del artículo 3o de la Resolución 4283 de 2003, la alusión a las Direcciones Territoriales de Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada. ARTÍCULO 2o. Modificar parcialmente el artículo 4o de la Resolución 4283 de 2003, en el sentido de que a partir de la fecha de expedición de la presente resolución, el municipio de Pajarito (Boyacá) que corresponde a la jurisdicción de la Dirección Territorial de Casanare, pasa a ser de la jurisdicción de la Dirección Territorial Orinoquia-Amazonia. ARTÍCULO 3o. La presente resolución rige a partir de la fecha de su publicación y modifica en lo pertinente los artículos 3o y 4o de la Resolución 4283 de 2003. 3. SUPERINTENDENCIA NACIONAL DE SALUD CONCEPTOS SUPERINTENDENCIA NACIONAL DE SALUD Referencia: Referenciado: Consulta reconocimiento de incapacidad 1-2010-008424 Respetada Doctora Adriana Franco: Procede esta Oficina a dar respuesta a su solicitud de consulta, en relación con el reconocimiento económico de la incapacidad de un pensionado que a la vez está trabajando y cotizando al Sistema General de Seguridad de Salud a través de un empleador. Sobre el particular, el Código Sustantivo del Trabajo establece el reconocimiento económico de las incapacidades para desempeñar las labores, ocasionada por enfermedad no profesional, a los trabajadores afiliados al régimen contributivo del Sistema General de Seguridad Social en Salud, con vinculación a través de contrato de trabajo, a los servidores públicos, y los trabajadores independientes con capacidad de pago de la cotización, en virtud de lo cual, el trabajador tiene derecho al pago de un auxilio monetario hasta por ciento ochenta (180) días, conforme a los términos señalados en la citada norma. En tal sentido, la Ley 100 de 1993 en desarrollo de los principios y objetivos del Sistema en cuanto a la responsabilidad que le atañe al Estado de garantizar a todos los afiliados el derecho a la seguridad social, dispone lo relativo al pago de dicha incapacidad, por lo que el artículo 206 ha señalado: ‖Para los afiliados de que trata el literal a) del artículo 157, el régimen contributivo reconocerá las incapacidades generadas en enfermedad general, de conformidad con las disposiciones legales vigentes. Para el cubrimiento de estos riesgos las Empresas Promotoras de Salud podrán subcontratar con compañías aseguradoras. Las incapacidades originadas en enfermedad profesional y accidente de trabajo serán reconocidas por las Entidades Promotoras de Salud y se financiarán con cargo a los recursos destinados para el pago de dichas contingencias en el respectivo régimen, de acuerdo con la reglamentación que se expida para el efecto‖. Al tenor de la norma, el reconocimiento de la prestación de tipo económico y pago de la misma que hacen las EPS a los trabajadores, comprendidos los vinculados a través de contrato de trabajo, los servidores públicos y los trabajadores independientes afiliados cotizantes al Sistema, por el tiempo en que estén inhabilitados física o mentalmente para desempeñar en forma temporal su profesión u oficio habitual, comprende única y exclusivamente la incapacidad por enfermedad general. La incapacidad por enfermedad profesional y la pensión de invalidez no pueden ser simultáneas, por lo que corresponde su responsabilidad a otros regímenes de la seguridad social, además, tampoco en ella están comprendidos los pensionados, dado, que si bien se los menciona como cotizantes en el artículo 157 de la ley 100, ésta les otorga el carácter particular de pensionados y no de trabajadores, condición esta última de trabajador, exigida por el Código Sustantivo del Trabajo para el reconocimiento económico de la incapacidad. El decreto 1406 de 1999, reglamentario de la ley 100 de 1993, dispone con relación a los aportes para la seguridad social, durante el término de la incapacidad, en el artículo 40: ―INGRESO BASE DE COTIZACION DURANTE LAS INCAPACIDADES O LA LICENCIA DE MATERNIDAD. Durante los períodos de incapacidad por riesgo común o de licencia de maternidad, habrá lugar al pago de los aportes a los Sistemas de Salud y de Pensiones. Para efectos de liquidar los aportes correspondientes al período por el cual se reconozca al afiliado una incapacidad por riesgo común o una licencia de maternidad, se tomará como Ingreso Base de Cotización el valor de la incapacidad o licencia de maternidad según sea el caso. ―En el evento de incapacidad derivada de riesgo común o de licencia de maternidad, los aportes al Sistema de Pensiones serán de cargo de los empleadores y empleados, en la proporción que establece la Ley. Cuando los empleadores opten por pagar el valor de las incapacidades que en este evento se causen, podrán repetir dicho valor contra la respectiva EPS, al igual que descontar de aquéllas el valor de los aportes al Sistema de Pensiones a cargo de sus empleados. ―Serán de cargo de la respectiva administradora de riesgos profesionales, ARP, el valor de los aportes para los Sistemas de Seguridad Social en Salud y Pensiones que se causen durante los períodos de incapacidad originados por una enfermedad o accidente de carácter profesional, en la parte que de ordinario correspondería al aportante con trabajadores dependientes. En este evento, la ARP descontará del valor de la incapacidad el monto correspondiente a la cotización del trabajador dependiente. ―Serán de cargo de los trabajadores independientes, la totalidad de las cotizaciones para el Sistema de Pensiones que se causen durante el periodo de duración de una incapacidad o una licencia de maternidad. En el Sistema de Salud, serán de cargo de dichos trabajadores la parte de los aportes que de ordinario corresponderían a los trabajadores dependientes, y el excedente será de cargo de la respectiva EPS. ―En ningún caso el Ingreso Base de Cotización que se establece para los eventos que contempla el presente artículo podrá ser inferior a las bases mínimas de cotización que la Ley establece para los diferentes riesgos que conforman el Sistema de Seguridad Social Integral. ―PARAGRAFO 1o. Serán de cargo de los respectivos empleadores las prestaciones económicas correspondientes a los tres (3) primeros días de incapacidad laboral originada por enfermedad general, tanto en el sector público como en el privado. En ningún caso dichas prestaciones serán asumidas por las Entidades Promotoras de Salud o demás entidades autorizadas para administrar el régimen contributivo en el SGSSS a las cuales se encuentren afiliados los incapacitados. ―PARAGRAFO 2o. Durante los períodos de incapacidad o de licencia de maternidad, los afiliados que se encuentren en tales circunstancias deberán presentar su autoliquidación de aportes al Sistema a través de su empleador, o directamente si se trata de trabajadores independientes, por todo el tiempo que duren dichas licencia o incapacidad.‖ Del contenido de la norma se colige, que durante la incapacidad deben efectuarse el pago de los aportes para la seguridad social, tanto para salud como para pensión, los cuales corresponde su pago al empleador y al trabajador en la proporción indicada en la citada norma, si se trata de riesgo común. En los casos de incapacidad por riesgos profesionales el valor de las cotizaciones para salud y pensiones está a cargo de la misma administradora de riesgos profesionales. Igualmente, cuando los empleadores opten por el pago del valor de las incapacidades que en estos eventos se causen, podrán repetir dicho valor contra la respectiva EPS, como también, descontar del valor de las incapacidades, el valor de los aportes al Sistema y a cargo de sus empleados. Además, son de cargo de los empleadores el pago de las prestaciones económicas correspondientes a los tres (3) primeros días de incapacidad laboral originada por enfermedad general, tanto en el sector público como en el privado. Dispone la citada norma, que serán de cargo de los trabajadores independientes, la totalidad de las cotizaciones para el Sistema, que se causen durante el periodo de duración de una incapacidad o una licencia de maternidad En cuanto al Ingreso Base de Cotización en los casos de incapacidad por enfermedad general o licencia de maternidad, será el valor de la incapacidad, pero en ningún caso podrá ser inferior a las bases mínimas de cotización que la Ley establece, de un salario mínimo legal mensual vigente. Visto el anterior marco legal y para responder la consulta formulada, debe tenerse en cuenta, que como quiera que las incapacidades por enfermedad general están establecidas como un derecho de los trabajadores con afiliación al régimen contributivo, quienes deben dar cumplimiento a los requisitos legales anotados, en el evento de que el trabajador se encuentre afiliado a dicho régimen del Sistema General de Seguridad Social en Salud a través de una EPS, le corresponde a la EPS el reconocimiento del pago de dicha incapacidad en los aludidos términos legales. Por consiguiente, cuando el trabajador tiene la doble calidad, además, como pensionado, tiene derecho al reconocimiento económico de la incapacidad en su calidad de trabajador, por parte de la EPS, más no en su calidad de pensionado, con fundamento en las citadas normas. En cuanto a los puntos 3 y 4 de la consulta, la respuesta no corresponde a nuestras competencias, por ser tema de pensiones y corresponder al Ministerio de la Protección Social. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: CONSULTA SOBRE HABILITACIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE HEMODIÁLISIS 1-2010-021435 Respetado Doctor Cubillos Apolinar: Esta oficina Asesora Jurídica en cumplimiento a lo consagrado en el artículo 9 del Decreto 1018 de 2007, en términos generales manifiesta: La atención inicial de urgencias, se encuentra particularmente reglada, es así que de conformidad con los artículos 48 y 49 de la Constitución Nacional y su desarrollo legal contenido en el artículo 168 de la ley 100 de 1993 , el artículo 12 del Decreto 783 de 2000, articulo 67 de la Ley 715 de 2001, el artículo 3 del Decreto 2284 de 2003 y el parágrafo del artículo 20 de la Ley 1122 de 2007 y lo señalado en la Circular Única, todos los habitantes del territorio nacional, independientemente de su capacidad de pago, clase de afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud o régimen de excepción tienen derecho recibir la atención inicial de urgencias en cualquier institución prestadora de servicios de salud del país sea pública o privada, acorde con el nivel de atención y grado de complejidad de cada entidad; si el paciente es remitido, su responsabilidad llega hasta el momento en que éste ingrese a la entidad receptora. En consecuencia, la atención de urgencias debe ser prestada de manera obligatoria por todas las Instituciones públicas o privadas, cualquiera sea su naturaleza, que presten servicios de salud, sin que para ello medie contrato u orden previa, y menos aún sin condicionamiento de pago alguno. Ahora bien, las Entidades Promotoras de Salud, ya sea del Régimen Contributivo y Subsidiado cualquiera que sea su naturaleza son personas jurídicas componentes del Sistema General de Seguridad Social en Salud, las cuales están autorizadas para operar en parte o en todo el territorio colombiano, previo los requisitos señalados en el artículo 180 de la Ley 100 de 1993 y demás normas reglamentarias; dichas entidades son las responsables de la afiliación, y el registro de los afiliados y del recaudo de sus cotizaciones, por delegación del Fondo de Solidaridad y Garantía. Para el caso de Empresas Promotoras de Salud del Régimen Subsidiado tenemos que su efecto jurídico es que se garantice a las personas que se encuentran inscritas por carecer de medios económicos de manera continua y eficiente los servicios incluidos dentro del POS S. De lo anterior, es del caso concluir que la función básica es la de organizar y garantizar, directa o indirectamente, la prestación del Plan de Salud Obligatorio bien sea del régimen contributivo o subsidiado. Es de anotar, que dentro de los estándares de habilitación de las Entidades Promotoras de Salud del Régimen Subsidiado establecidos en la Resolución No. 581 de 2004 del Ministerio de la Protección Social se encuentran específicamente en los Estándares de operación de capacidad técnico administrativa que este tipo de entidades deben contar con procesos de identificación y análisis de los perfiles etáreos, epidemiológicos y socioeconómicos de la población afiliada y con algún mecanismo para identificar las condiciones de salud de cada afiliado en el momento del ingreso a la entidad y de consolidación de esta información para la identificación de los perfiles epidemiológicos de la población afiliada y dentro de los Estándares de Capacidad Tecnológica y Científica deben tener implementados los procesos de la planeación de la atención para lo cual incluye actividades dirigidas a entrenar a los responsables de los procesos de identificación y análisis de los perfiles etáreos, epidemiológicos y socioeconómicos de la población afiliada y de implementar un mecanismo para identificar las condiciones de salud de cada afiliado en el momento del ingreso a la entidad y de consolidación de esta información para la identificación de los perfiles epidemiológicos de la población afiliada. Concordante con lo expuesto, el Decreto 3039 de 2007, previó que las Entidades Promotoras de Salud deben adoptar criterios, indicadores y estándares que les permitan precisar los parámetros de calidad esperada en sus procesos de atención, con base en los cuales se adelantarán acciones preventivas, de seguimiento y coyunturales consistentes en la evaluación continua y sistemática de la concordancia entre tales parámetros y los resultados obtenidos, para propender por el cumplimiento de sus funciones de garantizar el acceso, seguridad, oportunidad, pertinencia y continuidad de la atención y la satisfacción de los usuarios. Las Entidades Promotoras de Salud, deben establecer un Programa de Auditoría para el Mejoramiento de la Calidad de la Atención de Salud que comprenda como mínimo, los siguientes procesos: 1. Autoevaluación de la Red de Prestadores de Servicios de Salud. La entidad evaluará sistemáticamente la suficiencia de su red, el desempeño del sistema de referencia y contrarreferencia, garantizará que todos los prestadores de su red de servicios estén habilitados y que la atención brindada se dé con las características de calidad establecidas en el artículo 3° del Decreto 1011 de 2006. 2. Atención al Usuario. La entidad evaluará sistemáticamente la satisfacción de los usuarios con respecto al ejercicio de sus derechos, al acceso, oportunidad y a la calidad de sus servicios. El Decreto 1011 de 2006, define el Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad de Atención en Salud del Sistema General de Seguridad Social en Salud, SOGCS como el conjunto de instituciones, normas, requisitos, mecanismos y procesos deliberados y sistemáticos que desarrolla el sector salud para generar, mantener y mejorar la calidad de los servicios de salud en el país. Así mismo, el citado reglamento legal prevé la calidad de la atención en salud como la provisión de servicios de salud a los usuarios individuales y colectivos de manera accesible y equitativa, a través de un nivel profesional óptimo, teniendo en cuenta el balance entre beneficios, riesgos y costos, con el propósito de lograr la adhesión y satisfacción de dichos usuarios. Se define la atención en salud como el conjunto de servicios que se prestan al usuario en el marco de los procesos de aseguramiento, así como de las actividades procedimientos e intervenciones asistenciales en las fases de promoción y prevención, diagnostico, tratamiento y rehabilitación que se presten a toda la población. Para efectos de evaluar y mejorar la calidad de la Atención en Salud estipula que el SOGC deberá cumplir con las características de accesibilidad, oportunidad, seguridad, pertinencia y continuidad. En cuanto a la inscripción en el Registro Especial de Prestadores corresponde a los Prestadores de Servicios de Salud presentar el formulario de inscripción ante las Entidades Departamentales y Distritales de Salud. A través de dicho formulario, se declara el cumplimiento de las condiciones de habilitación contempladas en el citado decreto. Para tal efecto, los Prestadores de Servicios de Salud realizan una autoevaluación de las condiciones exigidas para la habilitación, con el fin de verificar su pleno cumplimiento. En caso de identificar deficiencias en el cumplimiento de tales condiciones, los Prestadores de Servicios de Salud deberán abstenerse de prestar el servicio hasta tanto realicen los ajustes necesarios para el cumplimiento de los requisitos. El prestador que declare un servicio, es el responsable del cumplimiento de todos los estándares aplicables al servicio que inscribe, independientemente de que para su funcionamiento concurran diferentes organizaciones o personas para aportar en el cumplimiento de los estándares. Cuando un Prestador de Servicios de Salud se encuentre en imposibilidad de cumplir con las condiciones para la habilitación, deberá abstenerse de ofrecer o prestar los servicios en los cuales se presente esta situación. La Entidad Departamental o Distrital de Salud efectúa el trámite de inscripción de manera inmediata, previa revisión del diligenciamiento del formulario de inscripción. La revisión detallada de los soportes entregados será posterior al registro especial de prestadores de servicios de salud, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 19 del presente decreto. A partir de la radicación de la inscripción en la Entidad Departamental o Distrital de Salud, el Prestador de Servicios de Salud se considera habilitado para ofertar y prestar los servicios declarados. La inscripción de cada Prestador en el Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud, tendrá un término de vigencia de cuatro (4) años, contados a partir de la fecha de su radicación ante la Entidad Departamental o Distrital de Salud correspondiente, pudiendo ser renovada según los parámetros fijados por el Ministerio de Protección Social. El Decreto en comento, señaló como obligación de las Direcciones Municipales de Salud realizar permanentemente una búsqueda activa de los Prestadores de Servicios de Salud que operan en sus respectivas jurisdicciones, con el propósito de informar a las Entidades Departamentales y ellas verificarán que la información contenida en el Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud responda a la realidad de su inscripción, garantizando así el cumplimiento permanente de las condiciones de habilitación. Consagra como obligación de todo Prestador fijar en un lugar visible al público, que los servicios que ofrece se encuentren habilitados. Igualmente mantendrán en lugar visible al público el certificado de habilitación una vez haya sido expedido. La inspección, vigilancia y control del Sistema único de Habilitación, será responsabilidad de las Direcciones Departamentales y Distritales de Salud, la cual se ejercerá mediante la realización de las visitas de verificación correspondiendo a la Superintendencia Nacional de Salud, vigilar que las Entidades Territoriales de Salud ejerzan dichas funciones. Igualmente, la Resolución 1043 de 2006, con sus respectivos Anexos Técnicos clasifican bajo Códigos los servicios que podrán ser prestados de acuerdo al tipo de servicio que ofrece, recurso tecnológico requerido y recurso humano. Así mismo, el Acuerdo 08 de 2010 de la CRES derogatorio del Acuerdo 03 de 2009, en su artículo 11 adoptó la definición por niveles de complejidad baja o de nivel 1 de las actividades, procedimientos e intervenciones sin perjuicio de las normas calidad y habilitación de servicios al interior de un prestador de servicios de salud, así como de la participación profesiona, así mismo prevé la cobertura de servicios según la complejidad o niveles del Plan Obligatorio de Salud POS y del POS S. Aunado a lo anterior, el Decreto 4747 de 2007, definió la red de prestación de servicios como el conjunto articulado de prestadores de servicios de salud, ubicados en un espacio geográfico, que trabajan de manera organizada y coordinada en un proceso de integración funcional orientado por los principios de complementariedad, subsidiariedad y los lineamientos del proceso de referencia y contrarreferencia establecidos por la entidad responsable del pago, que busca garantizar la calidad de la atención en salud y ofrecer una respuesta adecuada a las necesidades de la población en condiciones de accesibilidad, continuidad, oportunidad, integralidad y eficiencia en el uso de los recursos. Dispuso que el modelo de atención, comprende el enfoque aplicado en la organización de la prestación del servicio, la integralidad de las acciones, y la consiguiente orientación de las actividades de salud. De él se deriva la forma como se organizan los establecimientos y recursos para la atención de la salud desde la perspectiva del servicio a las personas, e incluye las funciones asistenciales y logísticas, como la puerta de entrada al sistema, su capacidad resolutiva, la responsabilidad sobre las personas que demandan servicios, así como el proceso de referencia y contrarreferencia, permitiendo prestar adecuadamente los servicios de salud a los pacientes, garantizando la calidad, accesibilidad, oportunidad, continuidad e integralidad de los servicios, en función de la organización de la red de prestación de servicios definida por la entidad responsable del pago. De lo expuesto, es criterio de esta Oficina Asesora Jurídica, que todo prestador debidamente habilitado, cualquiera que sea su naturaleza debe cumplir a cabalidad los parámetros señalados en las disposiciones normativas antes enunciadas, habida cuenta que la finalidad del SOGCS no es otro que el usuario pueda utilizar los servicios de salud que le garantiza el Sistema General de Seguridad Social en Salud, en forma oportuna, segura y continua, es decir en condiciones de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y estándares de calidad; conllevando a que los servicios que ofrece se encuentran habilitados absteniéndose de ofrecer o prestar servicios de salud cuando se encuentre imposibilitado para su cumplimiento. Así, pues, entendida la diálisis como el servicio que se realiza a los pacientes que requieren sustitución de la función renal y depuración de la sangre, por la metodología de la diálisis extracorpórea o peritoneal, los servicios o unidades deberán presentar las condiciones para habilitación y funcionamiento con respecto a infraestructura física, aparatos y equipos de uso médico y personal médico y de enfermería establecidas. El procedimiento de diálisis podrá aplicarse únicamente en Unidades que hayan sido permanentemente habilitadas por la autoridad competente. Por último, esta Oficina Asesora Jurídica considera pertinente señalar que el Gobierno Nacional, en el marco de la Emergencia Social decretada mediante el Decreto 4975 de 2009, se adoptó el Decreto 126 de 2010, teniendo como finalidad, entre otros, dictar disposiciones en materia de inspección, vigilancia y control constituyendo a la Superintendencia Nacional de Salud como el eje integrador del mismo, con el fin de garantizar la prestación efectiva del servicio de salud y la preservación de los recursos del SGSSS. En relación con la Atención Inicial de Urgencias, el artículo quinto del Decreto Legislativo 126 de 2010, modificatorio del parágrafo del artículo 20 de la Ley 1122 de 2007 y que a la vez adicionó el parágrafo primero, estableció la obligatoriedad de prestar la atención inicial de urgencias a todas las Entidades Públicas y Privadas que presten servicios de salud, a todas las personas sin tener en cuenta su capacidad de pago; prestación que no requiere contrato, orden previa ni exigencia de pago previo o la suscripción de cualquier titulo valor que garantice el pago. Señaló igualmente que las EPS en relación con sus afiliados o las entidades territoriales responsables de la atención a la población pobre no cubierta por los subsidios a la demanda, no podrán negar el pago de servicios a las IPS públicas o privadas, cuando estén causados por este servicio, aún sin que medie contrato. En caso de que la desatención sea causa directa de la muerte del paciente y es responsabilidad de la Entidad, la Superintendencia Nacional de Salud podrá ejercer la intervención forzosa administrativa para administrar la entidad causante de la desatención. Finalmente, debe tenerse en cuenta que el Decreto Legislativo 126 de 2010, dictado en el marco de la emergencia social, establece medidas con fuerza de Ley tendientes a dar solución a las dificultades que actualmente presenta el SGSSS, estableciendo mecanismos expeditos para administrar y optimizar el flujo de recursos que financian el Régimen Subsidiado de Salud del Sistema General de Seguridad Social en Salud y se dictan otras disposiciones; fortaleciendo los mecanismos de protección efectiva del derecho a la salud de las personas, mediante la determinación de las condiciones que garanticen el acceso al servicio de salud de la población pobre y vulnerable. El anterior concepto se expide conforme los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: PENSIONADOS AL ISS VINCULADOS A LA SEGURIDAD SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA 1-2010-011045 Respetada doctora Gloria Elena: En atención al asunto de la referencia, por medio de la cual consulta acerca del régimen jurídico aplicable a los pensionados del ISS vinculados a la seguridad social en las Unidades Especiales de Salud de las Universidades Públicas, la Oficina Asesora Jurídica de esta Superintendencia, en términos generales manifesta lo siguiente, previamente advertir a la peticionaria que dada la ambigüedad de la consulta, no es posible pronunciarnos de manera concreta: Respecto de las normas relacionadas con el Sistema General de Seguridad Social en Salud, la Ley 100 de 1993 dispone que todo colombiano debe participar en el servicio esencial de salud, unos, como afiliados al régimen contributivo o subsidiado y otros, en forma temporal como participantes vinculados. Existen dos tipos de afilados al sistema mediante el régimen contributivo: las personas vinculadas a través de contrato de trabajo, los servidores públicos, los pensionados y jubilados, además de los trabajadores independientes con capacidad de pago; en cuanto a los subsidiados, la población más pobre y vulnerable del país en las áreas rural y urbana; y finalmente las personas vinculadas, que son aquellas que por motivos de incapacidad de pago tienen derecho a los servicios de atención de salud que prestan las instituciones públicas y privadas vinculadas con el estado (artículo 157), de manera que todos los Colombianos, deben hacer parte del servicio público e irrenunciable de salud, en cualquiera de los regímenes señalados. No obstante lo anterior, conforme a lo establecido por el artículo 279 de la Ley 100 de 1993, el Sistema Integral de Seguridad Social contenido en la Ley 100 de 1993, no se aplica: 1.- A los miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, ni al personal regido por el Decreto-Ley 1214 de 1990, con excepción de aquel que se vincule a partir de la vigencia de la Ley 100 de 1993, ni a los miembros no remunerados de las Corporaciones Públicas. 2.- A los afiliados al Fondo Nacional de Prestaciones. Sociales del Magisterio, creado por la Ley 91 de 1989, cuyas prestaciones a cargo serán compatibles con pensiones o cualquier clase de remuneración. 3.- A los trabajadores de las empresas que al empezar a regir la Ley 100 de 1993, estén en concordato preventivo y obligatorio en el cual se hayan pactado sistemas o procedimientos especiales de protección de las pensiones, y mientras dure el respectivo concordato. 4.- A los servidores públicos de la Empresa Colombiana de Petróleos, ni a los pensionados de la misma. Quienes con posterioridad a la vigencia de la Ley 100 de 1993, ingresen a la Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol, por vencimiento del término de contratos de concesión o de asociación, podrán beneficiarse del régimen de Seguridad Social de la misma, mediante la celebración de un acuerdo individual o colectivo, en términos de costos, forma de pago y tiempo de servicio, que conduzca a la equivalencia entre el sistema que los ampara en la fecha de su ingreso y el existente en Ecopetrol. No obstante y de acuerdo con lo definido por el parágrafo 1° del artículo 279 de la Ley 100 de 1993, estas empresas y servidores, quedan obligados a efectuar los aportes de solidaridad previstos en la Ley 100 de 1993. De otra parte, el artículo 1° de la Ley 647 de 2001 el cual modifica el inciso 3°, artículo 57 de la Ley 30 de 1992, establece que el carácter especial del régimen de las universidades estatales u oficiales, comprenderá la organización y elección de directivas, del personal docente y administrativo, el sistema de las universidades estatales u oficiales, el régimen financiero, el régimen de contratación y control fiscal y su propia seguridad social en salud. Dicho Sistema, conforme a lo establecido por el parágrafo del artículo 2° de la Ley 647 de 2001, que se adiciona al artículo 57 de la Ley 30 de 1992, se regirá por las siguientes reglas básicas: a) Organización, dirección y funcionamiento. Será organizado por la Universidad como una dependencia especializada de la misma, con la estructura de dirección y funcionamiento que igualmente se establezca para el efecto. Sin embargo, las universidades podrán abstenerse de organizarlo para que sus servidores administrativos y docentes y sus pensionados o jubilados elijan libremente su afiliación a las entidades promotoras de salud previstas por la Ley 100 de 1993: b) Administración y financiamiento. El sistema se administrará por la propia Universidad que lo organice y se financiará con las cotizaciones que se establezcan en los términos y dentro de los límites máximos previstos en el inciso 1o. del artículo 204 de la Ley 100 de 1993. El sistema podrá prestar directamente servicios de salud y/o contratarlos con otras instituciones prestadoras de servicios de salud; c) Afiliados. Únicamente podrá tener como afiliados a los miembros del personal académico, a los empleados y trabajadores, y a los pensionados y jubilados de la respectiva Universidad. Se garantizará el principio de libre afiliación y la afiliación se considerará equivalente para los fines del tránsito del sistema general de la Ley 100 de 1993 al sistema propio de las universidades o viceversa, sin que sean permitidas afiliaciones simultáneas: d) Beneficiarios y plan de beneficios. Se tendrán en cuenta los contenidos esenciales previstos en el Capitulo III de la Ley 100 de 1993: e) Aporte de solidaridad. Los sistemas efectuarán el aporte de solidaridad de que trata el artículo 204 de la Ley 100 de 1993. Se infiere entonces que, el Sistema General de Seguridad Social en Salud contenido en la Ley 100 de 1993 y sus normas reglamentarias, no aplica a las universidades estatales u oficiales que establezcan su propia seguridad social en salud, en desarrollo de lo definido por la Ley 647 de 2001, entendiendo por este evento que dichas instituciones y los miembros de estas, hacen parte, de los regímenes exceptuados del Sistema General de Seguridad Social en Salud de la Ley 100 de 1993. Así, pues, las universidades estatales u oficiales que organicen su propia seguridad social en salud, bajo los postulados de la Ley 647 de 2001, no pueden entenderse como parte de las Entidades Aseguradoras del Sistema General de Seguridad Social en Salud SGSSS, esto es, como Entidades Promotoras de Salud o Entidades Adaptadas en Salud del Régimen Contributivo del SGSSS, ya que se constituyen como organismos exceptuados del Sistema, autónomos e independientes de este, teniendo en cuenta que el fundamento para ello, es la organización de su propia seguridad social en salud. Las universidades estatales u oficiales que no organicen su propia seguridad social en salud, de acuerdo con la Ley 647 de 2001, harán parte integral del SGSSS y de su normatividad reglamentaria. En consecuencia, al garantizar, por mandato constitucional, la autonomía universitaria, dichos entes al no existir norma que restrinja la celebración de convenios o contratos administrativos con universidades para la atención de sus usuarios que residan en ciudades diferentes a la sede de cada universidad a través de la red prestadora, podrán darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley. El Decreto 1703 de 2001 en su artículo 14 consagra que: "Para efecto de evitar el pago doble de cobertura y la desviación de recursos, las personas que se encuentren excepcionadas por ley para pertenecer al Sistema General de Seguridad Social en Salud, de conformidad con lo establecido en el artículo 279 de la Ley 100 de 1993, no podrán utilizar simultáneamente los servicios del Régimen de Excepción y del Sistema General de Seguridad Social en Salud como cotizantes o beneficiarios. Cuando la persona afiliada como cotizante a un régimen de excepción tenga una relación laboral o ingresos adicionales sobre los cuales esté obligado a cotizar al Sistema General de Seguridad Social en Salud, su empleador o administrador de pensiones deberá efectuar la respectiva cotización al Fosyga en los formularios que para tal efecto defina el Ministerio de Salud. Los servicios asistenciales serán prestados, exclusivamente a través del régimen de excepción; las prestaciones económicas a cargo del Sistema General de Seguridad Social en Salud, serán cubiertas por el Fosyga en proporción al Ingreso Base de cotización sobre el cual se realizaron los respectivos aportes. Para tal efecto el empleador hará los trámites respectivos. Si el cónyuge, compañero o compañera permanente del cotizante al régimen de excepción tiene relación laboral o ingresos adicionales sobre los cuales esté obligado a cotizar al Sistema General de Seguridad Social en Salud, el empleador o administrador de pensiones deberá efectuar la respectiva cotización sobre tales ingresos directamente al Fondo de Solidaridad y Garantía, Fosyga. Los servicios asistenciales les serán prestados exclusivamente, a través del régimen de excepción y las prestaciones económicas a cargo del Sistema General de Seguridad Social en Salud, serán cubiertas por el Fosyga en proporción al Ingreso Base de Cotización sobre el cual se realizaron los respectivos aportes. Para tal efecto, el empleador hará los trámites respectivos. Si el régimen de excepción no contempla la posibilidad de afiliar cotizantes distintos a los de su propio régimen, el cónyuge del cotizante del régimen de excepción deberá permanecer obligatoriamente en el régimen contributivo y los beneficiarios quedarán cubiertos por el régimen de excepción. Si el régimen de excepción no prevé la cobertura del grupo familiar, el cónyuge cotizante con sus beneficiarios permanecerán en el Sistema General de Seguridad Social en Salud. PARÁGRAFO. Cuando la persona afiliada a un régimen de excepción, sin tener derecho a ello, reciba servicios de salud de una Entidad Promotora de Salud o de una Institución Prestadora de Servicios que no haga parte de la red de servicios del régimen de excepción, existirá obligación de estas entidades de solicitar el reembolso al régimen de excepción al cual pertenece el usuario, debiendo sufragar este último régimen todos los gastos en que se haya incurrido. El plazo máximo para el reembolso será de treinta (30) días contados a partir de la fecha de presentación de la cuenta respectiva, so pena de que deban ser reconocidos los intereses moratorios a que alude el artículo cuarto del Decreto-ley 1281 de 2002." Como se lee, la citada disposición normativa establece que el cónyuge del cotizante del régimen de excepción deberá permanecer obligatoriamente en el régimen contributivo y los beneficiarios quedarán cubiertos por el régimen de excepción. De igual manera el artículo transcrito establece que si el régimen de excepción no prevé la cobertura del grupo familiar, el cónyuge cotizante con sus beneficiarios permanecerán en el Sistema General de Seguridad Social en Salud. En relación con lo anterior se observa lo señalado en el artículo 14 del Decreto 1703 de 2002: ―Artículo 14. Régimen de excepción. Para efecto de evitar el pago doble de cobertura y la desviación de recursos, las personas que se encuentren excepcionadas por ley para pertenecer al Sistema General de Seguridad Social en Salud, de conformidad con lo establecido en el artículo 279 de la Ley 100 de 1993, no podrán utilizar simultáneamente los servicios del Régimen de Excepción y del Sistema General de Seguridad Social en Salud como cotizantes o beneficiarios. Cuando la persona afiliada como cotizante a un régimen de excepción tenga una relación laboral o ingresos adicionales sobre los cuales esté obligado a cotizar al Sistema General de Seguridad Social en Salud, su empleador o administrador de pensiones deberá efectuar la respectiva cotización al Fosyga en los formularios que para tal efecto defina el Ministerio de Salud. Los servicios asistenciales serán prestados, exclusivamente a través del régimen de excepción; las prestaciones económicas a cargo del Sistema General de Seguridad Social en Salud, serán cubiertas por el Fosyga en proporción al Ingreso Base de cotización sobre el cual se realizaron los respectivos aportes. Para tal efecto el empleador hará los trámites respectivos. Si el cónyuge, compañero o compañera permanente del cotizante al régimen de excepción tiene relación laboral o ingresos adicionales sobre los cuales esté obligado a cotizar al Sistema General de Seguridad Social en Salud, el empleador o administrador de pensiones deberá efectuar la respectiva cotización sobre tales ingresos directamente al Fondo de Solidaridad y Garantía, Fosyga. Los servicios asistenciales les serán prestados exclusivamente, a través del régimen de excepción y las prestaciones económicas a cargo del Sistema General de Seguridad Social en Salud, serán cubiertas por el Fosyga en proporción al Ingreso Base de Cotización sobre el cual se realizaron los respectivos aportes. Para tal efecto, el empleador hará los trámites respectivos. Si el régimen de excepción no contempla la posibilidad de afiliar cotizantes distintos a los de su propio régimen, el cónyuge del cotizante del régimen de excepción deberá permanecer obligatoriamente en el régimen contributivo y los beneficiarios quedarán cubiertos por el régimen de excepción. Si el régimen de excepción no prevé la cobertura del grupo familiar, el cónyuge cotizante con sus beneficiarios permanecerán en el Sistema General de Seguridad Social en Salud. Parágrafo. Cuando la persona afiliada a un régimen de excepción, sin tener derecho a ello, reciba servicios de salud de una Entidad Promotora de Salud o de una Institución Prestadora de Servicios que no haga parte de la red de servicios del régimen de excepción, existirá obligación de estas entidades de solicitar el reembolso al régimen de excepción al cual pertenece el usuario, debiendo sufragar este último régimen todos los gastos en que se haya incurrido. El plazo máximo para el reembolso será de treinta (30) días contados a partir de la fecha de presentación de la cuenta respectiva, so pena de que deban ser reconocidos los intereses moratorios a que alude el artículo cuarto del Decreto-ley 1281 de 2002.‖ Por otro lado, mediante el Decreto 806 de 1998 se reglamentó la afiliación al Régimen de Seguridad Social en Salud y la prestación de los beneficios del servicio público esencial de Seguridad Social en Salud, determinando en cuanto a los afiliados y beneficiarios del régimen contributivo lo siguiente: ―ARTICULO 26. Afiliados al régimen contributivo. Las personas con capacidad de pago deberán afiliarse al régimen contributivo mediante el pago de una cotización o aporte económico previo, el cual será financiado directamente por el afiliado o en concurrencia entre éste y su empleador. Serán afiliados al régimen contributivo del sistema general de seguridad social en salud: 1. Como cotizantes: a) Todas aquellas personas nacionales o extranjeras, residentes en Colombia, vinculada mediante contrato de trabajo que se rija por las normas colombianas, incluidas aquella personas que presten sus servicios en las sedes diplomáticas y organismos internacionales acreditados en el país; b) Los servidores públicos; c) Los pensionados por jubilación, vejez, invalidez, sobrevivientes o sustitutos, tanto de sector público como del sector privado. En los casos de sustitución pensional o pensión de sobrevivientes deberá afiliarse la persona beneficiaria de dicha sustitución o pensión o el cabeza de los beneficiarios; d) Los trabajadores independientes, los rentistas, los propietarios de las empresas y en general todas las personas naturales residentes en el país, que no tengan vínculo contractual y reglamentario con algún empleador y cuyos ingresos mensuales sean iguales o superiores; a dos salarios mínimos mensuales legales vigentes, y e) Los cónyuges o compañeros(as) permanentes de las personas no incluidas en el régimen de seguridad social en salud de conformidad con lo establecido en el artículo 279 de la Ley 100 de 1993 y que reúnen alguna de las características anteriores. La calidad de beneficiario del cónyuge afiliado a sistemas especiales, no lo exime de su deber de afiliación al sistema general de seguridad social en salud en los términos de la Ley 100 de 1993. 2. Como beneficiarios: Los miembros del grupo familiar del cotizante, de conformidad con lo previsto en el presente decreto.‖ (Negrillas y subrayado fuera de texto) En conclusión el régimen contributivo se diseñó de manera tal que la vinculación se hace a través del pago de una cotización, individual y familiar, o de un aporte económico previo financiado directamente por el afiliado o en concurrencia entre éste y su empleador. Para el caso de los pensionados se tiene que estos deben encontrarse afiliados al régimen contributivo en calidad de cotizantes por que se presume que cuentan con capacidad de pago. Así las cosas, por expresa disposición de las normas mencionadas todos los pensionados se encuentran en la obligación de cotizar al Sistema General de Seguridad Social en Salud al régimen contributivo. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: CONSULTA LIQUIDACIÓN DE CONTRATOS 1-2010-0211838 Respetado Señor Hoyos Castro: En respuesta su solicitud le informo que una vez declarado el Estado de Emergencia Social, cuyo propósito es el de conjurar la grave crisis que afecta la viabilidad del Sistema General de Seguridad Social en Salud, esta Oficina Asesora Jurídica respecto al Decreto 4976 de 2009, en lo atinente a la liquidación de contratos del Régimen Subsidiado, se pronunció en los siguientes términos: “Con anterioridad a la expedición del Decreto 4976 de 2009, mediante el cual se expidieron normas excepcionales con el fin de liberar recursos que permitan garantizar la continuidad en la prestación de los servicios de salud de la población beneficiaria al Régimen Subsidiado, este Despacho de conformidad con la normatividad vigente para los hechos materia de consulta dio respuesta al tema relacionado con la liquidación de los contratos suscritos entre su EPSS y Ente Territorial, manifestándole que la liquidación de dichos contratos es de resorte exclusivo del Ente Territorial y de la respectiva EPS., cuyo fundamento legal se encuentra consagrado en el numeral 2 del artículo 216 de la Ley 100 de 1993, que señala que dichos contratos se rigen por normas de derecho privado, pudiendo contener cláusulas exorbitantes propias del derecho público, es decir que en materia contractual prevalece la autonomía de la voluntad. Igualmente, respecto de las controversias que se suscitaron en el marco de los contratos celebrados entre las Entidades Territoriales y las EPS se señaló que son susceptibles del mecanismo de la conciliación siempre y cuando no haya operado el fenómeno de la caducidad, y cuyo fin, es impartir la aprobación a la fórmula de arreglo que las partes adopten con miras al saneamiento de sus obligaciones recíprocas y no la liquidación de los contratos, dado, que como se anotó la responsabilidad recae exclusivamente en las partes, dejando claro que la Superintendencia Nacional de Salud no tiene injerencia en que se dé la liquidación contractual, toda vez que está no fue parte integrante de los respectivos contratos. Ahora bien, efectuado el estudio jurídico del Decreto 4976 de 2009, en términos generales esta Oficina Asesora Jurídica le manifiesta, que una vez entró en vigencia el citado reglamento legal, para la liquidación de los contratos se prevé: 1. Debe existir un mutuo acuerdo entre las partes. 2. Procede para aquellos contratos suscritos con anterioridad al 1o de abril de 2008 que no hayan sido liquidados, teniendo como base los soportes que validan las novedades presentadas durante la ejecución del contrato. 3. El término para la liquidación es de dos meses calendario contados a partir de la vigencia del presente decreto. 4. Para efectos de la caducidad de las acciones legales de los contratos que se liquiden de conformidad con lo señalado en el artículo 1o del Decreto 4976 de 2009, la misma se cuenta a partir de la liquidación según los parámetros establecidos en el artículo 1 ibídem.(art. 5) Es importante tener en cuenta, que el parágrafo del artículo 1 es claro en señalar que en ningún caso el valor a pagar podrá ser superior al que tenga registrado en las cuentas por cobrar la EPS S para cada Entidad Territorial en los estados financieros reportados a la Superintendencia Nacional de Salud, con corte 31 de diciembre de 2007 y respecto del primer trimestre 2008 según información remitida en cumplimiento de la Circular Externa 047 de 2007, modificada por la 049 de 2008. Aunado a lo anterior, el Decreto 073 de 2010, modificatorio del inciso 4 del Decreto 4976 de 2009, en su artículo 5 establece que los recursos a que se refiere el capítulo I del Decreto 4976 de 2009, se destinaran en primer lugar al pago de las obligaciones registradas en los estados financieros a 30 de junio de 2009, originadas en las deudas de las entidades departamentales y distritales con las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud por concepto de atención a la población pobre no asegurada y los eventos no cubiertos por el Plan Obligatorio de Salud del Régimen Subsidiado prestados a partir del 1 de enero de 2006, y con las Entidades Promotoras de Salud del Régimen Subsidiado. De lo anteriormente expuesto se colige, que el Decreto 4976 de 2009, señala un término de dos (2) meses contados a partir de su publicación, para que las partes contratantes, es decir, alcaldes y/o gobernadores y las EPS-S de mutuo acuerdo procedan a liquidar los contratos suscritos con anterioridad al 1 de abril de 2008. El citado decreto se refiere a las cuentas por cobrar por parte de las EPS S a los entes Territoriales registrados en los estados financieros reportados a la Superintendencia Nacional de Salud, con corte 31 de diciembre de 2007 y respecto del primer trimestre 2008 según información remitida en cumplimiento de la Circular Externa 047 de 2007, modificada por la 049 de 2008; no otra interpretación debe hacerse si se tiene en cuenta lo normado en el parágrafo del Decreto 4976 de 2009. Reitera este Despacho, que el concepto emitido con anterioridad a esta consulta tuvo como soporte legal la normatividad vigente para la época. Actualmente, tenemos que el Decreto 4976 de 2009, es un decreto con fuerza de ley, mediante el cual el Gobierno Nacional al declarar el estado de emergencia social, faculta a los diferentes actores del Sistema para liquidar contratos celebrados en los términos previstos en su artículo 1o; siendo su finalidad la de intervenir de manera inmediata los recursos provenientes de dichos saldos logrando así que al liberar y recuperar dichos recursos se genere liquidez y se pague de manera urgente y prioritaria las deudas existentes garantizando con ello la continuidad y la prestación de los servicios de salud de la población afiliada al Régimen Subsidiado. Anotándose que este organismo no es parte integrante de los respectivos contratos, careciendo de competencia para liquidar contratos del Régimen Subsidiado. Por último se reitera, que en cumplimiento de las funciones de IVC, la Superintendencia Nacional de Salud el día 30 de diciembre de 2009 emitió instructivo dirigido a los Gobernadores, Alcaldes y Empresas Promotoras de Salud sobre los soporte que validan las novedades presentadas durante la ejecución de los contratos necesarios para liquidar los contratos suscritos entre las alcaldías y gobernaciones con entidades promotoras de salud según lo dispuesto en el Decreto 4976 de 2009.” De lo expuesto, es criterio de esta Oficina Asesora Jurídica que para aplicar en su totalidad el Decreto 4976 de 2009, es requisito sine qua non que los contratos suscritos con anterioridad al 1o de abril de 2008 no hayan sido liquidados. El citado decreto se refiere, a las cuentas por cobrar por parte de las EPS S a los entes Territoriales registrados en los estados financieros reportados a la Superintendencia Nacional de Salud, con corte 31 de diciembre de 2007 y respecto del primer trimestre 2008 según información remitida en cumplimiento de la Circular Externa 047 de 2007, modificada por la 049 de 2008; no otra interpretación debe hacerse si se tiene en cuenta lo normado en el parágrafo del Decreto 4976 de 2009. Por último se reitera, que en cumplimiento de las funciones de IVC, la Superintendencia Nacional de Salud el día 30 de diciembre de 2009 emitió instructivo dirigido a los Gobernadores, Alcaldes y Empresas Promotoras de Salud sobre los soporte que validan las novedades presentadas durante la ejecución de los contratos necesarios para liquidar los contratos suscritos entre las alcaldías y gobernaciones con entidades promotoras de salud según lo dispuesto en el Decreto 4976 de 2009. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: SOLICITUD DE CONCEPTO - CUBRIMIENTO ECONÓMICO DE HOSPITALIZACIÓN EN CUIDADOS INTERMEDIOS SIN PRÁCTICA DE PROCEDIMIENTO QUIRÚRGICO 1-2010-013343 Respetado doctora Sandra: En respuesta a su comunicación mediante la cual solicita concepto sobre el responsable del cubrimiento económico producto de la Hospitalización en cuidados intermedios sin práctica de procedimiento quirúrgico del señor José Benigno Rojas Largo en la Fundación Cardioinfantil, esta oficina señala: El Acuerdo 008 de la Comisión Reguladora en Salud (CRES), mediante el cual se aclaran y actualizan integralmente los Planes obligatorios de Salud de los Regímenes Contributivo y Subsidiado, vigente a partir del 1 de Enero del presente año, en el artículo 4 estableció lo siguiente: ―ESTRUCTURA DEL PLAN OBLIGATORIO DE SALUD POS: El Plan Obligatorio de Salud se compone de actividades, procedimientos, intervenciones, medicamentos, insumos, materiales y equipos y dispositivos biomédicos para la atención de cualquier grupo poblacional y para todas las patologías de acuerdo con las coberturas señaladas en el presente Acuerdo. Hacen parte también de la estructura del POS las Guías de Atención Integral establecida en el presente Acuerdo.‖ (Resaltado fuera del texto). En el artículo 9 del precitado Acuerdo se establecieron los criterios generales para la definición, actualización, modificación y provisión del P.O.S, uno de los cuales es el Principio y enfoque de integralidad del cual refieren lo siguiente: ―1. Principio y enfoque de integralidad de los Planos Obligatorios de Salud. Principio mediante el cual los medicamentos esenciales, suministros y tecnología en salud, en los diferentes niveles de complejidad y en los diferentes ámbitos de atención, necesarios para ejecutar una actividad, procedimiento o intervención de promoción de la salud, prevención, diagnóstico, tratamiento o rehabilitación de la enfermedad, descritos o incluidos en el presente acuerdo, hacen parte y en consecuencia constituyen la integralidad del POS o del POS-S según el caso. La integralidad requerida por un paciente en servicios no incluidos en el POS o en el POS-S, no es objeto del presente acuerdo, por no ser competencia de la CRES.‖ (Resaltado fuera del texto). Así mismo, en el Capítulo IV del mencionado Acuerdo se establecieron las condiciones generales de cobertura, y en el artículo 13 se estipuló la Cobertura Integral de la siguiente manera: ―En cumplimiento de los: principios de integralidad y territorialidad descritos en el artículo 5ª, del presente acuerdo. El Plan Obligatorio de Salud en el Régimen Contributivo y en el Régimen Subsidiado cubre, de acuerdo con las condiciones de cada régimen, las actividades, procedimientos, intervenciones, medicamentos, insumos y tecnología en salud contenidas en el presente Acuerdo y realizadas con fines de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, diagnostico y/o tratamiento y de rehabilitación, en condiciones de tecnología media en salud acorde con lo previsto en la ley I00 de 1993, o las normas que la sustituyan, modifiquen o complementen.‖ De lo anterior se concluye que la atención integral de un paciente es decir los medicamentos, insumos, materiales y equipos y dispositivos biomédicos ordenadas por los médicos tratantes debe garantizarse, siempre y cuando estén incluidos en el acuerdo 008 de 2009. Ahora bien, tratándose de Cobertura del POS subsidiado, el artículo 58 Capitulo I título VI del citado acuerdo estipula una serie de Actividades Procedimientos e Intervenciones que deben ser cubiertos en el POS-S, que para el caso en particular basta atenerse a lo descrito en el numeral 3º del artículo 61 de la citada norma, la cual preceptúa lo siguiente: 3. Atenciones de Alto Costo: Garantiza la Atención en salud a todos los afiliados en los siguientes casos: a. Casos de pacientes con diagnóstico de enfermedades cardiacas de aorta torácica y abdominal, vena cava, vasos pulmonares y renales de cualquier etiología y en cualquier grupo de edad que requieran atención quirúrgica incluyendo actividades, procedimientos e intervenciones de Cardiología y Hemodinamia para diagnóstico control y tratamiento en los casos que se requieran, así como la atención hospitalaria de los casos de infarto agudo de miocardio. (resaltado fuera del texto). Así las cosas, la atención proporcionada al paciente está contemplada dentro de la cobertura de Intervenciones Procedimientos y Servicios cubiertos en el POS-S contenida en el Acuerdo 008 de 2009 y, en consecuencia, la cobertura debe ser asumida en su totalidad por la EPS-S. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: CONSULTA DECRETO 133 DE 2010 1-2010-019080 Respetado Señor Erazo Suárez: En relación con la consulta presentada, esta Oficina Asesora Jurídica emite conceptos en términos generales, manifestándole dentro de la órbita de su competencia lo siguiente: Al encontrase gravemente afectado el trámite de pago de servicios a las instituciones prestadoras de servicios de salud por parte de las direcciones departamentales, distritales y municipales de salud, las Entidades Promotoras de Salud de los regímenes contributivo y subsidiado, las entidades adaptadas, las administradoras de riesgos profesionales y las entidades que administran regímenes especiales el Gobierno Nacional, en el marco de la emergencia social decretada mediante el Decreto 4975 de 2009 expidió el Decreto Legislativo 133 de 2010 cuya finalidad, entre otras, es solucionar las dificultades actuales del Sistema General de Seguridad Social en Salud, permitiendo mecanismos expeditos para regularizar y agilizar el flujo de los recursos entre los diferentes pagadores y prestadores de los servicios de salud. El Decreto - Legislativo define en su artículo 1 como entidades responsables del pago de los servicios de salud, a las direcciones departamentales, distritales y municipales de salud, las entidades promotoras de salud de los regímenes contributivo y subsidiado, las entidades adaptadas, las administradoras de riesgos profesionales y las entidades que administran regímenes especiales, señalando el procedimiento aplicable para el trámite y pago de cuentas, en aquellos contratos en los cuales se haya pactado acuerdo de voluntades diferente a la capitación. El citado Decreto señala las obligaciones a las cuales se sujetaran los actores, es decir, entidades responsables de pago y prestadores de servicios. Ahora bien, absolviendo los interrogantes planteados en su consulta, debe precisarse que los plazos y fechas por los cuales se consulta se encuentran expresamente señalados en la norma, así: 1. Las Entidades responsables de pago deben pagar como mínimo el 60% del valor de la factura dentro de los 15 días hábiles siguientes a su presentación. 2. Igualmente, formular y comunicar a los prestadores de servicios de salud las glosas a cada factura, teniendo como base lo dispuesto en el manual único de glosas, devoluciones y respuestas de conformidad con la normativa vigente, dentro de los 30 días hábiles siguientes a la presentación de la factura, precisando que una vez formuladas las glosas a una factura, no se podrán formular nuevas glosas a la misma, excepto aquellas que surjan como aclaraciones adicionales a la respuesta dada a la glosa inicial. 3. Los prestadores de servicios de salud, están obligados a dar respuesta a las glosas iníciales de conformidad con en el manual único de glosas dentro de los 15 días hábiles siguientes a su recepción. A su vez las entidades responsables del pago decidirán dentro de los 15 días hábiles siguientes a la recepción de la respuesta si la aceptan total o parcialmente, o si por el contrario se ratifican en la glosa. 4. Las entidades responsables de pago deben pagar los valores no glosados dentro del os 30 días hábiles anteriormente definidos. 5. Los prestadores de servicios de salud cuentan con un término de 12 meses siguientes a la terminación de la prestación de servicios para la presentación de las cuentas de cobro, facturas o reclamaciones ante la entidades responsables de pago; vencido este término (12 meses) no habrá lugar a presentar reclamación, ni reconocimiento de intereses, ni otras sanciones pecuniarias. De igual manera, el Decreto Legislativo es claro en señalarle a los prestadores de servicio de salud un plazo de 6 meses para presentar las cuentas correspondientes a servicios de salud prestados doce (12) meses antes a la entrada en vigencia del mismo. Vencido el término de 12 meses, no habrá lugar a presentar reclamación alguna, así mismo no se reconocerán interés ni otras sanciones pecuniarias. Para las glosas presentadas 12 meses antes de la entrada en vigencia del Decreto objeto de consulta, el plazo para dar respuesta por parte del prestador de servicios de salud es de 6 meses, si las mismas no han sido respondidas. El artículo 2 del Decreto 133 de 2010, fijó las reglas aplicables para la contratación con el mecanismo de pago por capitación entre los prestadores de servicios de salud y las entidades responsables de pago, aplicable a las Entidades Promotoras de Salud, bien sea del Régimen Contributivo o Subsidiado. El Decreto Legislativo 133 de 2010, dictado en el marco de la emergencia social, establece medidas con fuerza de Ley tendentes a dar solución a las dificultades que actualmente presenta el SGSSS, señalando mecanismos expeditos para regularizar y agilizar el flujo de recursos entre pagadores y prestadores de servicios de salud, independientemente del régimen de que trate, vale decir, que cubre tanto al régimen contributivo como al subsidiado. De lo expuesto, concluye la Oficina Asesora Jurídica que el Sistema de Seguridad Social en Salud es reglado, razón por la cual quienes en él participan no pueden hacer sino lo que expresamente ha determinado la Ley, es decir, cumplir a cabalidad los términos estipulados en el Decreto Ley 133 de 2010, habida cuenta que como se anotó su finalidad es regular y agilizar el flujo de los recursos del Sistema garantizando la prestación de los servicios de salud con oportunidad, continuidad, calidad y eficiencia. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: Concesión de la prestación de los servicios de salud. 1-2010-011060 Respetada Doctora: Se procede a dar respuesta a su solicitud de consulta, en relación con la viabilidad jurídica para que una Caja de Compensación Familiar realice la concesión de los servicios de salud de alta complejidad con un tercero. Para definir la naturaleza jurídica de las Cajas de Compensación Familiar, es procedente remitirnos a la Ley 100 de 1993 que en su artículo 217 dispuso su participación en el Sistema General de Seguridad Social en Salud, para lo cual deben destinar un porcentaje de los recursos recaudados del subsidio familiar que administran, para financiar el régimen de subsidios en salud; por consiguiente, éstas pueden administrar directamente dichos recursos, evento en el cual de ser la Caja la que administre en forma directa los recursos, deberá hacerlo a través de cuenta independiente del resto de sus rentas y bienes. Las Cajas de Compensación Familiar que no cumplan los requisitos definidos en la reglamentación, deberán girar los recursos del subsidio a la subcuenta de solidaridad del Fondo de Solidaridad y Garantía. Así las cosas, las Cajas de Compensación Familiar en su carácter de administradoras del régimen subsidiado deben sujetarse a su régimen legal, dando cumplimiento a los requisitos que para el efecto le imponen el Decreto 515 de 2004 modificado por el Decreto 506 de 2005, y demás normas concordantes que rigen la materia y establecen las condiciones y procedimientos de habilitación, como de revocatoria total o parcial de las Entidades Promotoras de Salud del Régimen Subsidiado -EPS’S-. Prescriben las citadas normas, que para garantizar la administración del riesgo en salud de los afiliados y la organización de la prestación de los servicios de salud, las entidades administradoras y aseguradoras del régimen subsidiado deberán dar cumplimiento a las condiciones de operación necesarias para determinar la idoneidad de la EPS-S para la administración del riesgo en salud en cada una de las áreas geográficas donde opere, así como las condiciones de permanencia para el funcionamiento de las EPS-S en desarrollo de su objeto social en cada una de las áreas geográficas que le fueron habilitadas. Por ello, el cumplimiento de las condiciones de permanencia se deberá demostrar y mantener durante todo el tiempo de operación. El Decreto 515 de 2004 reitera la facultad a la Cajas de Compensación Familiar para actuar como Administradoras del Régimen Subsidiado en forma individual o conjunta, en el primer caso, de acuerdo a lo establecido en el artículo 217 de la Ley 100 de 1993 o administrando recursos distintos a los establecidos por el mencionado artículo, siempre y cuando cuenten con un mínimo de afiliados. En el segundo evento, las Cajas de Compensación Familiar que deseen actuar como Administradoras del Régimen Subsidiado en forma conjunta, lo pueden hacer mediante la celebración de convenios de asociación, siempre que cuente conjuntamente con un número mínimo de afiliados. Para tal efecto, podrán realizar convenios utilizando las modalidades de consorcio o de unión temporal, en los términos establecidos en la Ley 80 de 1993. Posteriormente, el Decreto 506 de 2005 permitió el retiro voluntario parcial de la Unión Temporal, como una opción para solicitar la habilitación como EPS-S de manera individual, además establece que las Cajas de Compensación Familiar podían operar sin sujeción a un número mínimo de afiliados, siempre y cuando lo hicieran de acuerdo a lo estipulado en cuanto a los recursos a que se refiere el artículo 217 de la Ley 100 de 1993, o administrando otros recursos del Régimen Subsidiado, limitando su actuar a la circunscripción autorizada para funcionar como Caja de Compensación Familiar. Por su parte el Decreto 3880 de 2005, incluyó la posibilidad de sujetar la decisión de habilitación de la EPS-S al cumplimiento de Planes de Desempeño, de Mejoramiento o de Actividades, con el fin de que las entidades se ajusten a los estándares mínimos de calidad, contenidos en el Decreto 515 de 2004. Adicionalmente, se estableció que las Cajas de Compensación que hicieron uso del retiro voluntario parcial de la unión temporal, pueden seguir operando con base en la autorización entregada a la unión temporal de la cual hacen parte, hasta tanto se resuelva la solicitud individual de habilitación. Por otra parte, la Ley 80 de 1993, estatuto general de contratación, señala en forma taxativa los Contratos Estatales, y en su artículo 32 dispone: ―De los contratos Estatales. Son contratos estatales todos los actos jurídicos generadores de obligaciones que celebren las entidades a que se refiere el presente estatuto, previstos en el derecho privado o en disposiciones especiales, o derivados del ejercicio de la autonomía de la voluntad, así como los que, a título enunciativo se definen a continuación:(…) ―4º Contrato de Concesión. Son contratos de concesión los que celebran las entidades estatales con el objeto de otorgar a una persona llamada concesionario la prestación, operación, explotación, organización o gestión, total o parcial, de un servicio público, o la construcción, explotación o conservación total o parcial, de una obra o bien destinados al servicio o uso público, así como todas aquellas actividades necesarias para la adecuada prestación o funcionamiento de la obra o servicio por cuenta y riesgo del concesionario y bajo la vigilancia y control de la entidad concedente, a cambio de una remuneración que puede consistir en derechos, tarifas, tasas, valorización, o en la participación que se le otorgue en la explotación del bien, o en una suma periódica, única o porcentual y, en general, en cualquier otra modalidad de contraprestación que las partes acuerden.‖ Cabe señalar, que la administración pública realiza su actividad o gestión o presta el servicio público, en forma directa o indirecta, y cuando lo hace en forma indirecta es la llamada modalidad por concesión, o contrato de concesión, el cual tiene por objeto confiar u otorgar a una persona natural o jurídica beneficiaria de la concesión, es decir al concesionario, la ejecución, operación, explotación, organización, gestión o prestación del servicio público, (a cargo de la entidad estatal), o la construcción, explotación o conservación, total o parcial de una obra o bien destinado al servicio o uso público o cualquier otra actividad de prestación de servicios o administración del Estado, a cambio de una remuneración, derechos tarifas, tasas valorización o participación. En efecto, siendo la ejecución de los servicios públicos una actuación propia de las entidades estatales y por tanto, son ellas quienes pueden otorgar concesiones, razón por la cual el contrato de concesión está comprendido en los contratos estatales, regulado por las normas del estatuto de contratación pública. No obstante, el concesionario no actúa por cuenta de la administración o a nombre de ella, sino por cuenta propia. Así nos lo precisa el tratadista Enrique Sayagues Laso, al expresar, que en esta clase de contratos opera una verdadera delegación, (a los particulares, por concesión, se les autoriza el servicio público), colocándose al concesionario (frente a los usuarios o administrados) en el lugar de la entidad Estatal. Esto es, ―la administración delega en una persona (concesionario), el ejercer cierta parte de la actividad de ella (gestión de servicio pero el concesionario no actúa en nombre y por cuenta de la administración pública, sino en nombre propio y por cuenta propia‖ De acuerdo a lo antes dicho puede concluirse que la Concesión es un contrato administrativo propiamente dicho que tiene por objeto la explotación o el funcionamiento de un servicio público, por cuenta y riesgo del Concesionario; además, que la remuneración del concesionario consiste en conferirle, en su provecho y sobre los usuarios, el derecho a percibir una contraprestación fijada en una tasa o una tarifa durante el tiempo de la concesión; por último, que la concesión se hace por lo regular por un largo periodo de tiempo, por lo que es un contrato de larga duración. Adicionalmente, podemos anotar como características del Contrato de Concesión, que lo identifican de manera autónoma con relación a los demás contratos de la administración, las siguientes: - El beneficiario de la concesión se le llama concesionario y la entidad que la entidad que la otorga se denomina concedente, y cada uno de ellos tienen derechos y obligaciones regulados. - Conforme al inciso 6º del artículo 22 de la Ley 80 de 1993, no se requiere registro de proponentes. - La iniciativa de la concesión puede provenir de los particulares. - Además de las cláusulas obligatorias, conforme a lo dispuesto en numeral 2º artículo 14 concordante con el artículo 19 de la ley 80, se debe incluir la cláusula de reversión, es decir, que a la finalización del contrato y sin que se efectúe compensación alguna, los elementos afectado a la explotación o concesión quedan de propiedad de la entidad estatal. - El concesionario tiene la facultad legal de organizar y prestar la actividad contractual por su cuenta y riesgo. - La vinculación del concesionario con los terceros, no constituye relación laboral administrativa, sino de derecho privado. - Según la Doctrina, la entidad concedente puede tomar la posesión y dirección de la empresa, sustituyendo al concesionario, cuando se altere el normal desarrollo del servicio y para que funcione, esto, ante situación grave, y por el lapso estrictamente necesario. Por otra parte, es oportuno referirnos a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, IPS, a las cuales la ley les ha asignado la función de la prestación del servicio público de la salud en su nivel de complejidad a los afiliados y beneficiarios del Sistema General de Seguridad Social en Salud, dentro de los parámetros legales. Sobre el particular, es necesario referirnos al Decreto 1011 de 2006 por el cual se establece el Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad de la Atención de Salud del Sistema General de Seguridad Social en Salud, aplicable a todas las Prestadoras de servicios de salud, el cual está orientado a mejorar los resultados de la atención en salud. El citado decreto, al ocuparse del Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad de la Atención en Salud, señala como uno de sus componentes el Sistema Único de Habilitación de Prestadores de Servicios de salud, que define como el conjunto de normas mediante las cuales se establece, registra, verifica y controla el cumplimiento de condiciones básicas de capacidad tecnológica científica y administrativa, y suficiencia patrimonial y financiera para la seguridad del usuario en la prestación de los servicios, que son de obligatorio cumplimiento. Además de las condiciones de capacidad tecnológica científica y suficiencia patrimonial y financiera según los estándares establecidos por el Ministerio de la Protección Social, la citada norma prevé el registro de las prestadoras en el Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud, con carácter obligatorio todas las prestadoras, mediante el Formulario de Inscripción, en el que se declara el cumplimiento de las condiciones de habilitación establecidas por ley, información que es responsabilidad de la Prestadora. A este respecto se dispone: ―A partir de la radicación de la inscripción en la Entidad Departamental o Distrital de Salud, el Prestador de servicios de salud se considera habilitado para ofertar y prestar los servicios declarados.” Igual, ha dispuesto que las Entidades Departamentales y Distritales de Salud son las responsables de verificar el cumplimiento de las citadas condiciones y estándares de habilitación exigidos a las Prestadoras de servicios de salud y en consecuencia, ellas son las competentes para expedir el Certificado de Cumplimiento de las Condiciones para la Habilitación. Debe hacerse claridad en el sentido que si bien las Secretarías de Salud otorgan el certificado de habilitación a las instituciones prestadoras de los servicios de salud, es incuestionable que la habilitación es para que presten servicios específicos de baja, mediana y alta modalidad o complejidad, vale decir, se habilita a una IPS para que preste un servicio de salud específico por la modalidad o complejidad. Ahora bien, dilucidado la situación legal de la entidad para la que se consulta, Caja de Compensación Familiar, quien está facultada por la ley para la administración de los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, propiamente los recursos del régimen subsidiado, los cuales tienen carácter de parafiscales, conforme lo ha dicho la Corte Constitucional, al manifestar: ―Ha sido reiterada la Jurisprudencia de esta Corporación que ha manifestado precisamente que los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud son parafiscales en la medida en que se cobran de manera obligatoria a un grupo de personas cuya necesidad en salud se satisface con tales recursos…‖ Sentencia C 824 de 2004. En el entendido que en su carácter de administradora y aseguradora, la Caja de Compensación Familiar es propietaria y se refiere a una prestadora de servicios de salud de su red, situación regular en el marco legal, por cuanto debe tratarse de personas jurídicas que conservan su autonomía e independencia en el campo legal, administrativo y financiero, sin embargo, es necesario tener en cuenta, que el registro de la IPS en el Registro de Prestadoras de Servicios de Salud corresponde a cada IPS, de manera independiente; pero particularmente, la Entidad Territorial habilita y certifica la prestación de unos servicios de salud específicos de modalidad de baja, media y alta complejidad a una prestadoras, que ha dado cumplimiento a las condiciones de capacidad tecnológica científica y suficiencia patrimonial y financiera según los estándares establecidos por el Ministerio de la Protección Social, razones por las cuales, dicha certificación y habilitación de servicios de salud es claramente individual e independiente para cada prestadora (intuito personae), por tanto no es viable su transferencia bajo ningún título legal a otra prestadora. Por otra parte, y como una razón más de peso para considerar improcedente la concesión de los servicios de salud referidos en la consulta, es el hecho analizado, del contrato de Concesión, pues, quedó establecido, el mismo comprende una clara delegación de la función o prestación del servicio de salud, por parte de la Entidad prestadora habilitada y certificada. La delegación como figura legal, es la transferencia del ejercicio de la función (la prestación del servicio de salud) a un tercero, con función afín, para que preste el servicio a nombre de esa tercera prestadora, situación que no es procedente por cuanto, la habilitación y certificación, para la prestación de los servicios de salud específicos en la modalidad de alta complejidad, ha sido otorgada a la prestadora que pretende hacer la concesión, (delegante), no a que quien se hace la concesión (delegataria), situación para lo cual no está autorizada (constituye intermediación), por lo que resulta improcedente desde todo punto de vista, la delegación es un acto que se debe realizar a través de leyes. Por las razones anteriores, esta Oficina Asesora Jurídica de la Superintendencia Nacional de Salud, considera improcedente que la Institución Prestadora de servicios de salud de la Caja de Compensación Familiar haga la concesión de la prestación de los servicios de salud de alta complejidad a una tercera prestadora. Damos respuesta a su solicitud de concepto, conforme a los términos del artículo 25 del C.C.A. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica (E) Referencia: Referenciado: ESTAMPILLAS PROCULTURA, PRODESARROLLO Y PROANCIANO. 1-2010-028200 Respetado Doctor: Hemos recibido su comunicación, mediante la cual consulta sobre los recursos recibidos por las Instituciones prestadoras de servicios de salud, ESE, para la prestación de servicios y los gravámenes de que podrían ser objeto, sobre el particular, esta Oficina Asesora Jurídica emitió concepto, el cual nos permitimos poner en su conocimiento: "El articulo 48 de la Constitución Política, entre otros, indica: "No se podrán destinar ni utilizar los recursos de las Instituciones de la Seguridad Social para fines diferentes a ella.‖ Al respecto la Corte Constitucional a través de sentencia C - 1040 de 2003, se refirió al tema consultado y fue enfática en advertir que: "3. Dado su carácter parafiscal, los recursos de la seguridad social en salud tienen destinación específica, esto es, no pueden ser empleados para fines diferentes a la seguridad social. Así lo establece expresamente el artículo 48 de la Carta Política al disponer que ―No se podrán destinar ni utilizar los recursos de las instituciones de la Seguridad Social para fines diferentes a ella‖. Sobre el alcance de esta cláusula constitucional la jurisprudencia constitucional ha dicho: ―Se trata de una norma fundamental de indudable carácter imperativo y absoluto respecto del cual no se contemplan excepciones, ni se permite supeditar su cumplimiento —de aplicación inmediata— a previsiones o restricciones de jerarquía legal. ―Por tanto, la calidad superior y prevalente del mandato constitucional desplaza toda norma inferior que pueda desvirtuar sus alcances, y, si alguien llegase a invocar con tal objeto las disposiciones de la ley en materia de liquidación forzosa de las instituciones financieras, deben ser ellas inaplicadas, para, en su lugar, hacer que valga el enunciado precepto de la Constitución, según lo dispone el 4 Ibídem, en virtud de la inocultable incompatibilidad existente.‖ Como la norma superior que se comenta no establece excepciones, la prohibición de destinar y utilizar los recursos de las instituciones de la seguridad social para fines diferentes a ella comprende tanto los recursos destinados a la organización y administración del sistema de seguridad social como los orientados a la prestación del servicio, lo cual es razonable pues unos y otros integran un todo indivisible, tal como se despende del principio superior de eficiencia ya comentado. Sobre el carácter absoluto de la citada prohibición la Corte ha señalado que la prohibición contenida en el artículo 48 Superior no puede ser desconocida ―ni aun en aras de la reactivación económica‖, lo que significa que los recursos destinados a atender las necesidades del servicio de salud y asegurar la efectividad del derecho a la salud no pueden ser objeto de acuerdos de pago con acreedores que conduzcan a que tales recursos no lleguen al destino ordenado en la Carta. 4. Debido a la destinación especial que tienen los recursos de la seguridad social en salud, los mismos no pueden ser objeto de impuestos, pues el establecimiento de esta clase de gravámenes altera la destinación específica de dichos recursos desviándolos hacia objetivos distintos de la prestación del servicio de salud. En este sentido carece de fundamento la afirmación hecha por quien interviene a nombre del Ministerio de Hacienda y Crédito Publico, quien considera viable la imposición de tributos a los recursos de la seguridad social en salud." Adicionalmente, la Corte Constitucional en un aparte de la sentencia C- 341 de 2007, señaló: "Es más, el legislador ni siquiera podría gravar con el IVA los servicios de salud prestados por las Cajas de Compensación Familiar, por cuanto en esos casos sí se estaría violando la prohibición constitucional de no ―destinar ni utilizar los recursos de las instituciones de la Seguridad Social para fines diferentes a ella." Teniendo en cuenta el precepto Constitucional y la jurisprudencia citada, sobre los recursos que hacen parte del Sistema General de Seguridad Social Integral no puede recaer ningún gravamen ya que se estaría desconocido la precitada prohibición constitucional. Así las cosas, esta Oficina Asesora Jurídica considera que, la estampilla pro-anciano y pro-cultura no deben tener como base gravable los contratos del régimen subsidiado.” Así mismo, es oportuno referirnos por procedente, a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, conforme a su definición legal, que desde la misma Ley 100 de 1993, las instituye como integrantes del Sistema General de Seguridad Social en Salud, y les asigna como función principal la prestación de los servicios de salud en su nivel de atención a los afiliados, incluyendo las públicas, privadas y mixtas. Por consiguiente, las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud públicas, privadas y mixtas tienen el carácter de prestadoras de servicios de salud y de ninguna manera son administradoras de los dineros de la salud, aclaración que consideramos pertinente hacer al consultante. La función de administración ha sido delegada por la ley a las EPS del régimen contributivo y del régimen subsidiado, a las Cajas de Subsidio Familiar y demás entidades autorizadas por la Superintendencia Nacional de Salud, que es la autoridad competente para ello, otra cosa es que los dineros o recursos de la seguridad social tengan el carácter de parafiscales, por lo que tienen una destinación específica -la prestación de los servicios de salud-, por tanto no pueden ser empleados en fines diferentes, como lo ha dejado expresado en múltiples fallos la Corte Constitucional. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador.. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica Referencia: Referenciado: Enfermedades de alto costo 1-2010-023607 Respetada Doctora: Damos respuesta a su derecho de petición de consulta respecto al cubrimiento de las enfermedades de alto costo y, en particular, a lo referente al tema de las cirugías del sistema nervioso central, en los siguientes términos: Constituye riguroso antecedente y fundamento constitucional del punto que nos ocupa los artículos 48 y 49 de la Carta Política que establecen la seguridad social como un servicio público a cargo del Estado que debe garantizarse a todas las personas, y, ciertamente, su materialización es progresiva; no obstante, ello no significa que las autoridades del Estado, puedan incurrir en medidas contrarias a este mandato. Se considera que existe una violación a las obligaciones del Estado de crear y mantener el servicio público de la seguridad social, cuando no se destinan los recursos, no se financian las instituciones, se utiliza en indebida forma o se destina para otros fines los recursos que han sido asignados específicamente para el desarrollo del sistema de salud. Por ello, el artículo 48 constitucional prescribe que "... no se podrán destinar ni utilizar los recursos de las instituciones de la seguridad social para fines diferentes a ella". La Ley 100 de 1993, en desarrollo de los mandatos constitucionales, creó el Sistema General de Seguridad Social en Salud, para lo cual establece, artículo 162, las condiciones de acceso a un Plan Obligatorio de Salud, POS, el cual tiene como fin permitir la protección integral de las familias a la maternidad, la enfermedad general, en las fases de promoción y fomento de la salud, la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación para todas las patologías, según la intensidad de uso y los niveles de atención y complejidad que defina la Comisión Reguladora en Salud CRES, a quien se le asignó dicha función. Ahora bien, el Acuerdo 08 de 2009 de la CRES, es la norma mediante la cual se aclaran y actualizan los planes obligatorios de salud de los regímenes contributivo y subsidiado, en cumplimiento de expresos mandatos de la sentencia T 760 de 2008 emanada de la Corte Constitucional. El citado Acuerdo define los eventos o servicios de alto costo como: “aquellos que representan una alta complejidad técnica en su manejo, costo elevado y baja ocurrencia‖. Sobre el particular, hace la distinción en cada uno de los dos regímenes, respecto a las actividades, procedimientos, intervenciones y servicios complementarios, incluidos en los planes obligatorios de salud del POS contributivo y el POS-S subsidiado. El artículo 52, en lo relativo al régimen Contributivo, señala como eventos y servicios de alto costo, incluidos en el plan obligatorio de salud del régimen contributivo, POS-C, entre otros: “4. Manejo quirúrgico para enfermedades del sistema nervioso central‖. Por su parte, el artículo 61 numeral 3, establece la cobertura del plan obligatorio de salud del régimen subsidiado, POS-S, conforme a las actividades, procedimientos e intervenciones según los niveles y grados de complejidad para el manejo de las enfermedades de alto costo, determinando ampliamente los eventos y servicios incluidos, advirtiéndose que en ellos están comprendidas las atenciones quirúrgicas para las afecciones del Sistema Nerviosos Central de cualquier etiología, incluidos las afecciones vasculares y neurológicas intracraneales, las afecciones de columna vertebral y del canal raquídeo; la cobertura parte de la prescripción del procedimiento quirúrgico por parte del especialista; por consiguiente, hacen parte del plan obligatorio de salud, POS-S, por estar comprendidas en él. En efecto, el Acuerdo 08 de 2009, por el cual se actualizaron los planes obligatorios de salud del régimen contributivo POS y del régimen subsidiado POS-S, es indiscutiblemente el acatamiento y aplicación de la sentencia T-760 de 2008, en donde se ordena a la CRES la revisión integral de los citados planes conforme a los criterios establecidos en la norma del artículo 162 ibídem, de acuerdo a la estructura demográfica, el perfil epidemiológico del país, la tecnología y recursos científicos y los recursos financieros, así como en aplicación a los principios de igualdad, solidaridad, universalidad, integralidad y calidad que rigen el Sistema, los cuales no podían continuar en el enunciado, sino plasmarse en contenidos del POS Y POS-S, como dijo la Corte al concluir: “... el Estado desprotege el derecho a la salud de las personas al mantener la incertidumbre en torno a la cobertura asegurada por el plan obligatorio de salud, pues así impone cargas elevadas y barreras al acceso a los servicios de salud en razón a los debates y discusiones administrativas y judiciales que generan desgastes considerables e innecesarios de recursos de casi todos los actores del sector.‖ Es así, como en el mandato legal el legislador se ocupó de la necesidad de buscar mecanismos para lograr el propósito de equilibrio e igualdad de los contenidos del POS contributivo y el POS-S subsidiado, desde la misma Ley 100 de 1993, así como la Ley 1122 de 2007 artículo14, el cual dispone: ―e) La Comisión de Regulación en Salud actualizará anualmente el Plan Obligatorio de Salud buscando el acercamiento progresivo de los contenidos de los planes de los dos regímenes con tendencia hacia el que se encuentra previsto para el régimen contributivo;‖ A este respecto, la Corte Constitucional en la sentencia T 760 de 2008, dedica una parte importante de su análisis de la salud, sobre la necesidad de buscar la igualdad en los planes obligatorios de salud contributivo y subsidiado e insta a ello a los diferentes actores del Sistema e imparte claras órdenes para el cumplimiento de la Ley, señalando lo siguiente: ―La progresividad de un derecho no justifica el estancamiento ni mucho menos relegar al olvido el mandato de unificación de los planes de beneficios para evitar que las personas de escasos recursos sean sujetos de inferior protección constitucional lo cual es abiertamente inadmisible en un Estado Social de Derecho.‖ ―Se ordenará entonces, por una parte, a la Comisión de Regulación en Salud unificar lo planes de beneficios para los niños y niñas del régimen contributivo y del subsidiado, teniendo en cuenta los ajustes necesarios a la UPC subsidiada de los niños y las niñas para garantizar la financiación de la ampliación en la cobertura. Si para la fecha señalada en la parte resolutiva de esta providencia no se hayan adoptado las medidas necesarias para la unificación del plan de beneficios de los niños y las niñas, se entenderá que el plan obligatorio de salud del régimen contributivo cubre también a los niños y la niñas del régimen subsidiado. ―Un informe sobre el proceso de cumplimiento de esta orden deberá ser remitido a la Corte Constitucional y comunicado al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y a la Defensoría del Pueblo. ―Por otra parte, se ordenará a la misma entidad que adopte un programa y un cronograma para la unificación gradual y sostenible de los planes de beneficios del régimen contributivo y del régimen subsidiado teniendo en cuenta: (i) las prioridades de la población según estudios epidemiológicos, (ii) la sostenibilidad financiera de la ampliación de la cobertura y su financiación por la UPC y las demás fuentes de financiación previstas por el sistema vigente. ―Ahora bien han de hacerse dos anotaciones acerca de las órdenes descritas en el párrafo anterior. En primer lugar, el buen funcionamiento del sistema de salud depende de su adecuada administración, lo que a su vez obedece a que el Estado regule adecuadamente el equilibrio entre los ingresos de recursos del sistema por un lado, y la prestación de servicios de calidad por otro. Así no solo es legítimo sino es necesario que se adopten medidas para racionalizar el acceso a los servicios establecidos en los planes obligatorios de salud, siempre tomando en cuenta la satisfacción del derecho a la salud y el efectivo acceso a los servicios que sean requeridos con necesidad.‖ (…) ―En vista de las aclaraciones anteriores, el programa de unificación deberá adicionalmente (iii) prever la definición de mecanismos para racionalizar el acceso a los servicios de salud por parte de los usuarios, asegurando que las necesidades y las prioridades en salud sean atendidas y sin que en ningún caso se impida el acceso a servicios de salud requeridos con necesidad, (iv) identificar los factores que desestimulan el pago de cotizaciones por parte de los usuarios y prever la adopción de medidas para estimular que quienes tienen capacidad económica efectivamente coticen garantizando que quien pasa del régimen subsidiado al régimen contributivo pueda regresar al subsidiado de manera ágil cuando la disminución de su ingreso o de situación socioeconómica así lo exijan.‖ Así mismo, la Corte en el aludido fallo, precisa órdenes específicas a las varias entidades integrantes del Sistema como el Ministerio de la Protección Social, la Comisión de Regulación en Salud, la Superintendencia Nacional de Salud y la Defensoría del Pueblo, entre otras ordenó: ―Así mismo, se ordenará al Ministerio de la Protección Social y a la Superintendencia Nacional de Salud, que adopten las medidas para identificar las Entidades Promotoras de Salud y las Instituciones Prestadoras de servicios que con mayor frecuencia se niegan a autorizar oportunamente servicios de salud incluidos en el POS o que se requieran con necesidad. Con este fin, el Ministerio y la Superintendencia deberán informar a la Defensoría del Pueblo a la Procuraduría General de la Nación y a la Corte Constitucional (i) cuales son las Entidades promotoras de Salud y las Instituciones Prestadoras de Servicios que con mayor frecuencia incurren en prácticas violatorias del derecho a la salud de las personas; (ii) cuales son las medidas concretas específicas con relación a estas entidades que se adoptaron en el pasado y que se adelantan actualmente; y (iii) cuales son las medidas concretas y específicas que se han tomado para garantizar el goce efectivo del derecho a la salud, de las personas que se encuentran afiliadas a las Entidades Promotoras de Salud y las Instituciones Prestadoras de Servicios identificadas.‖ La Corte en sus fallos ha dispuesto en cumplimiento de la ley y de los principios constitucionales y legales, que establecen la seguridad social en salud como un servicio público a cargo del Estado delegado en las EPS del régimen contributivo y subsidiado, que debe garantizarse a todos los habitantes del territorio nacional, con sujeción a a tales postulados, que la Comisión de Regulación en Salud CRES, ordene el acercamiento de los contenidos del Plan Obligatorio de Salud de los dos regímenes contributivo y subsidiado, en busca de la unificación de dichos planes de beneficios para evitar que las personas de escasos recursos sean sujetos de inferior protección constitucional, lo cual no es admisible en un Estado Social de Derecho, por lo mismo, ha dicho que el derecho a la salud de las personas se desprotege al mantener la incertidumbre en torno a la cobertura asegurada por el plan obligatorio de salud, pues así impone cargas elevadas y barreras al acceso a los servicios de salud. Por consiguiente, la orden de la Corte para la unificación de los planes de beneficios para los niños y niñas del régimen contributivo y del subsidiado, se debe entender que el plan obligatorio de salud del régimen contributivo cubre también a los niños y la niñas del régimen subsidiado, desde luego, por cuanto es claro que los contenidos del POS contributivo, son siempre superiores a los del POS-S subsidiado y no a la inversa. La misma ley 1122 de 2007 al ordenar a la CRES la actualización de los contenidos de los planes obligatorios de salud de los dos regímenes, busca igualarlos y dispone al respecto, que lo sea: ―con tendencia hacia el que se encuentra previsto para el régimen contributivo‖. Los anteriores extracto jurisprudenciales nos permiten consultar la filosofía y espíritu que entrañan los contenidos del Acuerdo 08 de 2009 de la CRES, para interpretar de una manera más objetiva y acorde con los principios constitucionales y legales, como el de la igualdad de derechos, lo que impone la necesidad de hacer que los contenidos del POS contributivo y el POS-S subsidiado cumplan con dichos postulados, los cuales, conforme a una interpretación lógica, solo puede caber el mejoramiento de dichos planes obligatorios de salud, toda vez, que su actualización tuvo como objetivo buscar el equilibrio y mejores contenidos y beneficios para los afiliados, advirtiéndose que por definición los contenido del POS contributivo siempre han sido superiores a los del POS-S subsidiado. En efecto, el artículo 52 del Acuerdo 08 no debe ofrecer dudas, obsérvese que la norma tiene un carácter general, amplio e integral, relaciona los eventos y servicios de alto costo, en un total de 11 patologías, en donde se incluye: ―4. el manejo quirúrgico para las enfermedades del sistema nervioso central‖, por consiguiente, la generalidad de los términos en los que dicha patología, así como las demás relacionadas en la clasificación del alto costo, implican el manejo general e integral de todas y cada una de ellas, incluidas todas las patologías del Sistema Nervioso Central, sin restricción en cuanto a los eventos y servicios que se requieran para el paciente, que sean ordenados por el médico tratante. Entendido el Sistema Nervioso Central SNC, como claramente definido en medicina más específicamente en la materia de anatomía y a los cuales deben remitirse para la resolución de cualquier conflicto. Por lo que no esta dado interpretación distinta de la norma. Ahora bien, el artículo 62, numeral 3, del citado Acuerdo, comprende los eventos y servicios del plan obligatorio de salud del régimen subsidiado, POS-S, Acciones para la Recuperación de la Salud - Atenciones de Alto Costo; el literal b está dedicado a Atenciones quirúrgicas para afecciones del Sistema Nerviosos Central de cualquier etiología, además, incluye la norma otras patologías, las afecciones de columna vertebral y/o canal raquídeo siempre que involucre daño o probable daño de médula a consecuencia del trauma, siempre que requiera atención quirúrgica, de modo tal, que los eventos y servicios para el manejo de las enfermedades de alto costo están restringidos a los términos señalados en la ya citada norma. Por lo anterior, ni a las EPS ni a las instituciones prestadoras de servicios les está dado interpretación distinta, ni en términos inferiores a las normas señaladas. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica Referencia: Referenciado: Publicidad para tráfico de órganos en Colombia 4039-1-0511543 Respetado doctor Céspedes: En forma atenta, en virtud de lo dispuesto en el artículo 33 del C.C.A., remito a usted, como asunto de su competencia, el oficio 1000-990, mediante el cual el INS remitió a esta Superintendencia copia de la publicidad encontrada en el Diario Nuevo Día de Ibagué, en el que una persona ofrece un riñón por internet en 50 mil euros y su registro de ubicación en la ciudad de Ibagué. Lo anterior, en tanto la Oficina Asesora Jurídica de la Superintendencia Nacional de Salud observa que, al tenor de lo previsto en el Decreto 2493 de 2004, por el cual se reglamentan parcialmente las leyes 9 de 1979 y 73 de 1988, en relación con los componentes anatómicos, en Colombia se prohíbe la remuneración o cualquier tipo de compensación o retribución por la donación o suministro de un órgano o tejido de los señalados en el mencionado Decreto. Particularmente, se prohíbe: "El cobro al receptor por el órgano trasplantado", así como "la publicidad sobre la necesidad de un órgano o tejido o sobre su disponibilidad, ofreciendo o buscando algún tipo de remuneración". La misma disposición establece normas referentes a la salida de tejidos y la entrada de componentes anatómicos, advirtiendo, respecto a la salida de tejidos lo siguiente: "La salida de tejidos o de médula ósea fuera del territorio nacional solo podrá efectuarse en calidad de donación con fines de trasplante o implante, atendiendo motivos de solidaridad humana y sin ánimo de lucro, previa autorización expedida por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima. La salida solo podrá realizarse a través de los Bancos de Tejidos o Bancos de Médula Ósea". Así mismo, la disposición en cita establece como función del INVIMA la de autorizar la salida del tejido o médula ósea. Ahora bien, respecto a la vigilancia de lo establecido en el mencionado Decreto, prevee la norma que: "... el Invima, en coordinación con las Direcciones Departamentales o Distritales de Salud, ejercerán las funciones de inspección, vigilancia y control sanitario en los Bancos de Tejidos y de Médula Ósea. Asimismo, las Direcciones Departamentales o Distritales de Salud ejercerán la vigilancia sanitaria en las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud habilitadas con programas de trasplante". Y a renglón seguido, señala: "Artículo 49. Aplicación de medidas de seguridad. El Invima o la autoridad sanitaria competente, en caso de incumplimiento de las disposiciones señaladas en el presente decreto o las normas que lo desarrollen, procederá a aplicar las medidas sanitarias de seguridad a que haya lugar señaladas en el artículo 576 de la Ley 9ª de 1979 o en las normas que la modifiquen, adicionen o sustituyan". Siendo así las cosas, es evidente que corresponde al INVIMA, como autoridad sanitaria competente, conocer y adelantar las investigaciones a que haya lugar por los hechos puestos en conocimiento de esta Superintendencia. Cordialmente, Karina Vence Peláez Jefe Oficina Asesora Juridica Referencia: Referenciado: Giro directo 1-2010-022886 Respetada doctora María Eunice: En atención al asunto de la referencia, la Oficina Asesora Jurídica se permite transcribir concepto emitido sobre el particular, el cual consideramos da respuesta a sus inquietudes frente a la pertinencia en la aplicación de los giros directos, así como del procedimiento a seguir. Posteriormente se dará respuesta a las demás inquietudes planteadas. Sobre la figura del giro directo se ha expresado esta Oficina de la siguiente manera: ―El parágrafo 2º del artículo 13 de la Ley 1122 de 2007, establece, que los recursos correspondientes al Sistema General de Participaciones para Salud, destinados a financiar el Sistema, se podrán girar de manera directa en los casos en que los actores no giren en forma oportuna, para lo cual, el Decreto 3260 de 2006 (sic) establece claramente que el Ministerio de la Protección Social es competente para adoptar la medida de giro directo. Así mismo señala el mecanismo procedimental al que puede acudir la prestadora para lograr el pago más efectivo y ágil de sus cuentas, cuando las circunstancias especiales lo ameriten, igualmente, ha determinado que el no pago oportuno por parte de las entidades responsables del pago, acarreara la obligación para éstas de reconocer intereses de mora a la tasa legal vigente (parágrafo 5º ibídem). Por lo anteriormente expuesto, esta Oficina Asesora Jurídica manifiesta que dentro de las medidas adoptadas para optimizar el flujo de recursos del sector salud se destaca el Decreto 3260 del 7 de octubre de 2004, que establece las medidas de giro directo del Sistema General de Participaciones y del Fosyga a las Administradoras de Régimen Subsidiado cuando las administraciones territoriales o locales incumplan los plazos en los pagos o presenten impedimentos para efectuarlos. De la misma manera establece la medida de giro excepcional de UPC-S a las ARS y de giro directo de las entidades territoriales a las IPS en casos de incumplimiento en los pagos por parte de las aseguradoras. El procedimiento de aplicación de las medidas de giros excepcionales de UPC-S a las ARS y de giros directos a las IPS, está regulado en los art. 6, 7 y 8 del decreto 3260 de 2004, el cual comienza con la solicitud de una entidad prestadora o por iniciativa de la Entidad Territorial. El trámite y solicitud para el giro directo, se debe realizar directamente entre el Ente Territorial, Municipio e lPS, sin que se requiera autorización por parte de la Superintendencia Nacional de Salud; no obstante los actos administrativos mediante los cuales se adopte la medida de giro excepcional de UPC-S y de giro directo a las IPS y su levantamiento se comunicará a la Superintendencia Nacional de Salud para lo de su competencia. De los procesos que se adelanten, debe informarse a la Superintendencia Nacional de Salud, así como a la Dirección General de Gestión de la Demanda en Salud del Ministerio de la Protección Social, entidades encargadas del control y registro de los giros excepcional y directos. Por lo expuesto, para que se adelante el procedimiento de su interés, el MANUAL PARA LA APLICACIÓN DE LAS MEDIDAS DE GIRO EXCEPCIONAL DE UPC-S Y DE GIRO DIRECTO A LAS IPS, realizado por el. Ministerio de la Protección Social, Dirección General de Gestión de la Demanda en Salud, dispone: Para que pueda iniciarse el proceso que da lugar a la adopción de las medidas de giro excepcional de la UPC-S y/o de giro directo a las IPS se requiere que se cumpla lo siguiente: 1 – Que las cuentas presentadas por las IPS hayan sido debidamente aceptadas por la ARS. Es importante aclarar que una cuenta está debidamente aceptada en cualquiera de los siguientes casos: a) Cuando la ARS ha aceptado en su totalidad la factura o cuenta de cobro presentada. b) Cuando han transcurrido 30 días de entregada la factura y la ARS no la ha glosado. c) Cuando la ARS ha glosado la factura pero se ha determinado que una parte de la misma se acepta. d) Cuando la ARS ha glosado la factura y algunas o todas las glosas se han resuelto a favor de la IPS. e) Cuando la factura se relaciona con contratos por capitación y se presenta en el curso de los 10 primeros días del mes. f) Cuando en los contratos suscritos se ha establecido anticipos sobre las cuentas de cobro o facturas radicadas por las IPS. 2 - Que la Administradora del Régimen Subsidiado, haya incurrido en mora. Se determina que una ARS ha incurrido en mora si han transcurrido más de diez (10) días calendario después del plazo en el que deben efectuarse los pagos. Por lo tanto es preciso aclarar los plazos reglamentados. Estos plazos dependen del tipo del servicio prestado y del contrato suscrito: Contratos por capitación - Si la factura corresponde a un contrato por capitación la IPS debe entregarla a la ARS al comienzo de cada mes y ésta debe pagarla en el curso de los diez primeros días del mismo mes en curso, es decir del mes durante el que se están prestando los servicios. Por ejemplo: La cuenta del mes de junio debe presentarse hasta el 10 de junio, no al vencerse el mes. Contratos diferentes a capitación - Si se trata de servicios diferentes a la capitación, incluyendo las urgencias, las IPS deberán entregar las facturas dentro de los primeros 20 días del mes siguiente a aquel en que se prestó el servicio y las ARS tendrán un plazo de 30 días para atender el pago de acuerdo con lo siguiente: a) Aceptación total: Si vencidos los 30 días de presentada la factura la ARS la acepta integralmente, deberá pagar el ciento por ciento (100%) de la misma dentro de los cinco (5) días calendario siguientes, o sea en un plazo total de 35 días después de su presentación. b) No hace pronunciamiento: Si después de transcurridos los 30 días la ARS no hace pronunciamiento alguno sobre la factura debe pagar el cincuenta (50%) de su valor dentro de los cinco (5) días calendario siguientes, o sea a los 35 días de presentada la cuenta. Si transcurren otros 10 días después de los 30 iníciales, o sea un total de 40 días desde que la IPS presentó la factura, y la ARS no efectúa pronunciamiento alguno, deberá pagar el cincuenta por ciento (50%) restante dentro de un plazo de cinco (5) días calendario adicionales, de modo que el total de plazo para el pago del 100% en este caso es de 45 días. c) Se formulan glosas: Si se formulan glosas a la factura, la parte no glosada debe pagarse como si se hubiera aceptado, es decir en un plazo total de 35 días calendario como máximo después de presentada. En este caso la IPS tiene treinta (30) días calendario para responder las glosas y una vez respondidas, la ARS contará con 5 días calendario para pagar los valores que acepta. Las glosas restantes que la ARS considere definitivas serán manejadas de acuerdo con los mecanismos legales previstos para la definición de las controversias contractuales. En cualquiera de los casos mencionados, si transcurren 10 días calendario después del plazo máximo indicado y la ARS no ha pagado, se encuentra en mora y puede iniciarse los trámites para la aplicación de las medidas de Giro Directo y/o Giro Excepcional. 3 - Que las ARS hayan recibido oportunamente los recursos por parte de las Entidades Territoriales. Si se determina que la aseguradora no ha recibido los recursos de Régimen Subsidiado por parte de la Entidad Territorial, es evidente que no puede realizar los pagos y su incumplimiento está justificado. ¿CÓMO SE INICIA EL PROCESO DE GIROS DIRECTOS Y/O GIROS EXCEPCIONALES? Una vez verificado el cumplimiento de las condiciones mencionadas, o sea que las cuentas o facturas se entregaron oportunamente y fueron debidamente aceptadas, que la ARS ha incurrido en mora y ha recibido los recursos de Régimen Subsidiado, la adopción de la medida puede generarse de dos maneras: 1 - A partir de una solicitud presentada por la IPS ante la alcaldía o a la gobernación. La solicitud planteada por la IPS debe estar contenida en un oficio dirigido al Alcalde, Gobernador o Secretario de salud, Departamental, Municipal o Distrital y debe estar acompañada de los siguientes documentos: a. Copia del contrato o contratos suscritos entre la ARS y la IPS a partir de los cuales se realiza la reclamación. b. Certificado de existencia y representación legal de la IPS. c. Certificación del representante legal y del revisor fiscal de la IPS, donde conste: - El valor pagado del contrato - El valor adeudado - El tiempo de mora. d. Copia de las facturas o cuentas de cobro debidamente aceptadas por la ARS, incluyendo las glosas efectuadas, para soporte de la solicitud. Con los documentos enunciados la entidad territorial debe verificar que: a) Se haya cumplido el tiempo de mora exigido para solicitar la medida, tal como se indicó anteriormente. b) El Porcentaje del valor reclamado debe ser superior al 1% de la contratación suscrita entre el ente territorial y la ARS. 2 – De oficio por parte de la entidad territorial, previo conocimiento o por hechos que evidencien el incumplimiento de las obligaciones contractuales de las ARS. Muchas veces puede ocurrir que por múltiples razones las IPS no presenten solicitudes a las autoridades territoriales, de modo que el procedimiento puede ser una iniciativa de la Entidad Territorial, ante la identificación de problemas de incumplimiento en los pagos por parte de las ARS. Para este caso deben tenerse en cuenta los mismos requisitos planteados ante una solicitud de una IPS, pero en lugar de dicha solicitud se tendrá como justificación un informe que acredite las condiciones para la aplicación de la medida. Esto significa que la Entidad Territorial le solicita a la IPS la información sobre el estado de los pagos realizados por las aseguradoras de acuerdo con los contratos suscritos para que esta información fundamente el requerimiento. CASOS DE DEVOLUCIÓN DE LA SOLICITUD Las autoridades territoriales podrán devolver a la IPS la solicitud cuando se presenten circunstancias especiales así: - Cuando la ARS no ha recibido los giros por parte del municipio, por lo que se justifica que no haya realizado los pagos oportunamente. - Cuando la solicitud presentada no cumple con alguno de los requisitos exigidos o se identifica imprecisiones, errores o faltantes en la documentación.En caso de devolución de la solicitud, la entidad territorial presentará explicaciones al respecto mediante oficio y aclarará a la IPS los aspectos que de acuerdo con el caso deban corregirse para proceder nuevamente a su presentación. PROCESO A SEGUIR EN LA ALCALDÍA O GOBERNACIÓN CUANDO LA SOLICITUD ES PROCEDENTE Después de verificar que la documentación de la solicitud está completa y correcta, en la alcaldía o la gobernación se elabora un oficio para trasladar la solicitud a la ARS anexando copia de la documentación aportada por la IPS. La ARS debe pronunciarse dentro de 10 días calendario a partir del envío y pueden ocurrir dos situaciones: 1. Si la ARS responde, y su respuesta es satisfactoria, o sea que presenta información que desvirtúa la que sirvió como base para motivar la medida, la Entidad Territorial expide un acto administrativo denegando la solicitud de la IPS o las consideraciones que se tuvieron de oficio para iniciar los trámites. Se comunica a la ARS y a la IPS que la solicitud no procede; se informa a la Superintendencia Nacional de Salud y a la Dirección General de la Demanda en Salud del Ministerio de la Protección Social. 2. Si la ARS no contesta o su respuesta es insatisfactoria, con base en los documentos que generaron el procedimiento, la Entidad Territorial expide un acto administrativo motivado ordenando la medida de giro excepcional y/o de giro directo. Este acto administrativo debe expedirse dentro de los 10 días calendario siguientes al primer plazo que se concedió a la ARS. En dicho acto administrativo debe contemplarse los recursos de ley de los que dispone la aseguradora, o sea el derecho de reposición y cuando corresponda, el de apelación. Notificación: Se procede a la notificación personal tanto a la ARS como a la IPS. Para la notificación personal se envía un aviso que se entregará en forma directa o por correo certificado a la dirección que se tenga registrada en la Entidad Territorial y el comprobante o constancia del envío de esta citación se anexará al expediente. En caso de que después de cinco (5) días del envío de la citación no se haya podido hacer la notificación personal se acude a una citación por edicto con inserción de la parte resolutiva del acto administrativo, en un lugar público, por el término de diez (10) días. La Entidad Territorial solicita a la ARS copia de todos los contratos por capitación vigentes que haya suscrito con todas las IPS. Después de expedido el acto administrativo por parte de la Entidad Territorial y efectuada la notificación a la ARS es posible que ésta interponga los recursos de ley que estén a su alcance. Como normalmente el acto administrativo es expedido por el Alcalde o el Gobernador, el único recurso procedente es el de reposición, para lo cual la ARS tendrá un plazo de cinco días hábiles. Eventualmente el acto administrativo puede haber sido expedido por el Secretario de Salud, y en este caso procederá el recurso de reposición ante el Secretario y en caso de ser negado, la ARS podrá acudir al recurso de apelación ante el Alcalde o el Gobernador. Teniendo en cuenta lo anterior se presentan las siguientes situaciones: 1. Si se verifica que la ARS no interpone recurso alguno, queda en firme el acto administrativo y se procede a su ejecución. 2. Si la ARS interpone recurso, se procede a resolverlo, pudiendo presentarse dos posibilidades: a) Si se resuelve favorablemente el recurso para la ARS, se levanta la medida mediante un acto administrativo motivado. El recurso puede ser favorable si la ARS presenta una documentación que demuestre que no se encuentra en mora con la IPS. En este caso se notificará tanto a la ARS como a la IPS la revocatoria de la medida. b) Si el recurso se resuelve desfavorablemente para la ARS, es decir que se confirman los términos del acto administrativo en los que se impone la medida de aplicación de giro directo a la IPS y/o Giro Excepcional a la ARS, la ET, mediante un nuevo acto administrativo, ratifica la decisión y procede a notificar tanto a la ARS como a la IPS De todos estos actos administrativos se envía copias a la Superintendencia Nacional de Salud y a la Dirección General de Gestión de la Demanda en Salud del Ministerio de la Protección Social. EJECUCIÓN DE LOS GIROS EXCEPCIONALES DE UPC-S A LAS ARS Y LOS GIROS DIRECTOS A LAS IPS POR PARTE DE LA ENTIDAD TERRITORIAL Una vez que el acto administrativo mediante el cual se adoptó la medida de giro excepcional a la ARS o de giro directo a las IPS se encuentre en firme, se observará el siguiente procedimiento para su ejecución: Giro excepcional a la ARS Cuando se ha impuesto esta medida el ente territorial le debe girar a la ARS solamente el valor correspondiente al porcentaje de la UPC-S destinado al pago de la prestación de los servicios en salud, o sea que no le gira el valor correspondiente a administración. Esta medida se levantará solamente cuando la administradora del régimen subsidiado acredite el pago de las obligaciones que dieron lugar a la misma. Giro directo a la IPS En este caso el ente territorial le paga directamente a la IPS afectada los valores mensuales correspondientes a los contratos por capitación que tenga vigentes con la ARS que ha sido objeto de medida de giro directo. Esta medida permanecerá durante todo el período contractual y sólo podrá levantarse en el próximo, siempre y cuando la administradora del régimen subsidiado haya acreditado el pago de las obligaciones que le dieron lugar. En caso contrario la medida persistirá. La entidad territorial debe informar a las ARS el monto de los valores girados directamente a las IPS para que realicen su contabilidad sin situación de fondos. Cómo hacer los pagos a la IPS Es importante tener en cuenta que los Entes Territoriales deben diligenciar un procedimiento especial para poder trasferir dineros a una IPS, ya que actualmente los recursos del Régimen Subsidiado se manejan a través de una Cuenta Maestra que tiene un número restringido de cuentas beneficiarias autorizadas. Dichas cuentas corresponden a las ARS y en algunos casos a algunas IPS, de modo que la cuenta de la IPS beneficiaria a la que se harán lo Giros Directos debe ser incluida en este sistema de control bancario. Para este efecto la ET hace solicitud a la IPS de la información sobre la cuenta bancaria a la cual deba hacerse la transferencia de fondos. La información de esta cuenta pasará a formar parte del grupo de cuentas a las que el ente territorial puede hacer transferencias electrónicas de recursos desde la cuenta maestra. Al recibir la información sobre la cuenta reportada por la IPS, la alcaldía o la gobernación informan por escrito al banco donde se maneja la cuenta maestra anexando el acto administrativo de aplicación de giro directo. El cálculo de los valores a girar a la IPS se realiza teniendo en cuenta el valor pactado en el contrato por capitación y el giro directo debe hacerse mensualmente. La Entidad Territorial debe informar a la ARS el monto de los valores girados directamente a las IPS. LEVANTAMIENTO DE LA MEDIDA DE GIROS EXCEPCIONALES Y GIROS DIRECTOS La Entidad territorial, a solicitud de la ARS, podrá proceder al levantamiento de las medidas de Giro Excepcional de la UPC-S y de Giro Directo a las IPS por medio de un acto administrativo debidamente motivado, previa verificación del pago de las obligaciones cuyo incumplimiento dio lugar a su adopción. El procedimiento que debe seguirse para el levantamiento de la medida es el siguiente: La ARS presenta solicitud de levantamiento de la medida de giro excepcional y/o de giro directo a la entidad territorial. Dicha solicitud debe estar soportada por copias de documentos que acrediten los pagos de las deudas que generaron la adopción de la medida. La Entidad Territorial, alcaldía o gobernación, analiza la solicitud y consulta a la IPS que había sido afectada por el incumplimiento en los pagos.La IPS da respuesta a la consulta de la Entidad Territorial indicando el nivel de cumplimiento dado por la ARS a los pagos de las obligaciones y dependiendo de esta respuesta se pueden presentar dos posibilidades: 1. Si la solicitud de la ARS se encuentra justificada, es decir que la ARS ha resuelto las causales que motivaron las decisiones, se elabora un acto administrativo de levantamiento de la medida de Giro Excepcional de UPC-S o de Giro Directo.Si la medida aplicada es de Giro Excepcional se comunica la determinación y se restablece el nivel de giros a la ARS y además se cancelan los valores dejados de pagar desde la adopción de la medida de giro excepcional. Si la medida aplicada es la de Giros Directos a la IPS, se aclara que se continuará aplicando hasta terminar el período contractual y se suspenderá al terminar el mismo. Si se había aplicado ambas medidas, en el mismo acto administrativo se levanta el Giro Excepcional y se restablece el nivel de giros a la ARS excluyendo los valores por capitación correspondientes a los Giros Directos a las IPS. Se cancelan además, los valores dejados de pagar desde la adopción de la medida de giro excepcional. Se continúa con los Giros Directos a la IPS hasta terminar el período contractual. Se informa a la IPS sobre la suspensión de la medida de Giro Directo y la reanudación de los pagos a cargo de la ARS a partir del próximo período contractual. Los actos administrativos mediante los cuales se levanten las medidas de giro excepcional de UPC-S y de giro directo a las IPS se comunican a la Superintendencia Nacional de Salud y a la Dirección General de Gestión de la Demanda del Ministerio de la Protección Social. 2. Si las causas que motivaron la medida persisten, se genera un acto administrativo negando la solicitud de levantamiento. Se notifica esta determinación, tanto a la ARS como a la IPS. Se continúa con la medida de Giro Excepcional y/o Giro Directo. Este acto administrativo también deberá comunicarse a la Superintendencia Nacional de Salud y a la Dirección General de Gestión de la Demanda en salud del Ministerio de la Protección Social. Aunado a lo anterior, el Ministerio de la Protección Social, mediante Circular 53 de 2008, como ente rector del Sistema General de Seguridad Social en Salud y con el propósito de garantizar el pago de los recursos del Régimen Subsidiado a las IPS en los diferentes municipios que se encuentren incursos en la medida de giro directo instrucciones a las Direcciones departamentales, Distritales, Municipales de Salud y EPS S; señalando que de conformidad con el artículo 2º del Decreto 050 de 2003, los actores del Sistema General de Seguridad Social en Salud, que intervienen en el recaudo, giro, administración, custodia o protección y aplicación de los recursos del Régimen Subsidiado, se encuentran obligados a garantizar el oportuno flujo de los mismos; igualmente es claro en establecer que las Entidades Promotoras de Salud del Régimen Subsidiado - EPS - tienen la obligación de realizar el pago de los servicios a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, dentro de los términos establecidos en el literal d) del artículo 13 de la Ley 1122 de 2007 y demás normas concordantes. Lo anterior conlleva, a que una vez esté ha sido ordenado y autorizado, el giro directo solo opera en contratos vigentes de determinado municipio, por lo cual no es procedente utilizar el giro directo para pagar deudas de otro municipio que no se encuentra incurso en dicha medida; dicha afirmación tiene como fundamento legal el Decreto 3260 de 2004, o por decisión del Gobierno Nacional en los términos de la Ley 1122 de 2007, debiendo los entes municipales en ejercicio de sus responsabilidades y competencias para con el aseguramiento de la población en su jurisdicción, adelantar la interventoría del régimen subsidiado, en los términos y condiciones establecidas en las Resoluciones 660 y 2414 de 2008, y demás normas concordantes sobre la materia. De lo expuesto, es claro concluir que las Entidades Promotoras de Salud EPS de ambos regímenes, pagarán los servicios a los Prestadores de Servicios de salud habilitados, tal como lo prevé el literal d) del artículo 13 de la Ley 1122 de 2007, concordante con el Decreto 4747 de 2007 y la Circular 53 de 2008 del Ministerio de la Protección Social, y que bajo ninguna circunstancia se puede llegar a confundir el giro directo con la liquidación de los contratos del régimen subsidiado caso en el cual se dará aplicación a lo establecido en el artículo 68 del Acuerdo 415 de 2009. (...)‖ No obstente la claridad del concepto anterior, esta Oficina Asesora Jurídica recalca que al tenor de lo previsto en el Decreto 3260 de 2004, artículo 3°, la medida del giro directo procede en los siguientes eventos: "Giro directo de recursos del Sistema General de .Participaciones y del Fondo de Solidaridad y Garantía, Fosyga. El Ministerio de la Protección Social, mediante acto administrativo debidamente motivado, determinará las entidades territoriales respecto de las cuales se adoptará la medida de giro directo de los recursos del Sistema General de Participaciones y del Fosyga a las Administradoras del Régimen Subsidiado que atienden la población del respectivo ente territorial, de conformidad con lo establecido en el artículo 64 de la Ley 715 de 2001, en los siguientes eventos: 1. Cuando la entidad territorial, habiendo recibido los giros del Fosyga y del Sistema General de Participaciones, no le pague a h entidad administradora del régimen subsidiado las UPC-S, dentro de los veinte (20) días siguientes a la fecha en la cual se vence el término contractual para hacerlo. 2. Cuando por razones de orden público o fuerza mayor y a solicitud del alcalde o del gobernador del departamento que administre recursos del Régimen Subsidiado, se imposibilite el cumplimiento de una o varias de las obligaciones consagradas en el artículo 44.2 de la Ley 715 de 2001". Por su parte, el artículo 6° del citado decreto, dispone: "Giro excepcional de UPS y giro directo a las IPS cuando existan contratos por capitación. Siempre y cuando se encuentren al día en sus obligaciones con las ARS, las entidades territoriales, mediante acto administrativo debidamente motivado, en los casos que lo ameriten, de acuerdo con el presente artículo, adoptarán las siguientes medidas: 1. Girar a las Administradoras del Régimen Subsidiado, solamente el porcentaje de la UPC destinado al pago de la prestación de los servicios en salud, sin perjuicio de lo previsto en el Decreto 882 de 1998. Esta medida se levantará cuando la administradora del régimen subsidiado acredite el pago de las obligaciones que dieron lugar a la misma. 2. Girar directamente a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, el valor correspondiente cuando existan contratos por capitación entre la ARS y las IPS, con cargo a las UPC que el municipio deba pagar a la respectiva ARS. Esta medida sólo podrá levantarse en los periodos contractuales siguientes al periodo contractual durante el cual se inició su aplicación, cuando la administradora del régimen subsidiado acredite el pago de las obligaciones que dieron lugar a la misma. La adopción de las medidas de giro excepcional de la UPC-S y de giro directo a las IPS procederá únicamente cuando la Administradora del Régimen Subsidiado no realice el pago de las cuentas debidamente aceptadas por concepto de prestación de servicios de salud a cualquiera de las IPS que hacen parte de su red de prestación de servicios, dentro de los diez (10) días calendario siguientes a la fecha en la cual debe efectuarse el pago (...)". Así las cosas, en el marco de las disposiciones precitadas, es claro que la competencia para ordenar o disponer en el régimen subsidiado el giro directo de recursos a las IPS, cuando en los contratos por capitación las EPS — S, no efectúen el pago oportuno a las IPS, radicaba única y exclusivamente en cabeza de los entes territoriales, siendo, también, evidente, que las cuentas objeto de giro directo no podían estar glosadas, en tanto es requisito que las mismas hayan sido aceptadas por las EPS-S, antes ARS, acorde con lo expresado en el foncepto transcrito, en tanto que, como bien lo sostiene el Gerente Departamental de la Contraloría del Casanare, mal puede usarse la medida excepcional del giro directo para pagar cuentas que no gozan de respaldo presupuestal o cuentas glosadas, situación que resulta a todas luces ilegal. Finalmente, debe tenerse en cuenta que mediante el Decreto 132 de 2010, dictado dentro de los llamados Decretos de Emergencia Social, el Gobierno Nacional, en procura de agilizar el flujo de recursos económicos dentro del SGSSS y, de esta manera, conjurar la grave crisis que afecta al Sistema, buscó un mecanismos que sustituyese el contrato de aseguramiento como soporte de la administración y giro de los recursos dentro del Sistema, ordenando al Ministerio de la Protección Social constituir un patrimonio autónomo, administrado mediante fiducia, el cual recaudará los recursos que financian y cofinancian el régimen subsidiado en salud. En dicho patrimonio autónomo habrá una cuenta individual por cada distrito, municipio y departamento, en los cuales se registrarán los valores provenientes de los recursos que financian y cofinancian el régimen subsidiado en salud, cuyos titulares son los entes territoriales, los cuales deben presupuestarlos y ejecutarlos sin situación de fondos. Por Resolución N° 1035 de 2010 se constituyó el Fondo de que trata el Decreto 132/2010. Sobre los llamados decretos de emergencia social y, particularmente, el Decreto 132/2010, respetuosamente le sugerimos consultar la página www.minprotecciónsocial.gov.co/normasresoluciones. El anterior concepto se expide dentro de los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, en virtud del cual las respuestas dadas no comprometerán la responsabilidad de las entidades que las atienden, ni serán de obligatorio cumplimiento ni ejecución, constituyéndose simplemente en un criterio orientador. Cordialmente, Luz Karime Fernández Castillo Jefe Oficina Asesora Juridica