el ataque a las minorias

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http://hdl.handle.net/10401/6247
Avances en Salud Mental Relacional
Advances in Relational Mental Health
ISSN 1579-3516 - Vol. 12 - Núm. 2 - Noviembre 2013
Órgano Oficial de expresión de la Fundación OMIE
Revista Internacional On-Line / An International On-Line Journal
EL ATAQUE A LAS MINORIAS
José Guimón (Catedrático emérito de las Universidades de Ginebra y del País Vasco Euskal Heriko
Unibertsitatea, Bilbao)
jose.guimon@ehu.es
RESUMEN
Durante los últimos decenios, ha crecido una preocupación por proteger a las personas más débiles y
desfavorecidas (los niños, las mujeres, las minorías raciales, los homosexuales y los animales) de toda
clase de daño como las palizas, la intimidación o la violación. Los esfuerzos por estigmatizar y en muchos
casos criminalizar las manifestaciones de violencia han sido promovidos en una serie de campañas a
favor de los Derechos civiles, de las mujeres, de los gays, de los enfermos mentales o de los animales,
que se han desarrollado en especial entre 1948 en que se firmó la declaración de los Derechos
Humanos y el año 2000. En otros artículos he discutido la evolución de la violencia contra la mujer y los
niños. La violencia contra los animales ha disminuido en los últimos decenios y se ha legislado para
evitarla, pero obviamente, no reviste una importancia histórica y psicopatológica como la que tienen la
violencia ejercida contra los homosexuales y las tendencias racistas, que se discute en este artículo. Los
enfermos mentales son también discriminados en todo el mundo y se incluyen aquí entre las minorías
que se deben proteger.
Palabras clave: Minorías desfavorecidas. Homosexualismo. Racismo. Enfermos mentales.
SUMMARY
In the last decades there is a growing preoccupation to protect those populations considered to be in an
unfavourable position (children, women, racial minorities, homosexuals and animals) from any form of
violence. Different campaigns in favour of civil, women, gay, mentally ill, animal rights…etc., have made
enormous efforts to stigmatize, and in many cases, criminalize, violent behaviour. Important dates to
refer to are 1948 (The Declaration of Human Rights) and the year 2000. In other articles we discuss the
evolving violence towards women and children. Violence against animals has decreased in the last few
years, and legislations have been put in place to prevent it. Of historical and psychopathological
importance is the violence towards the gay community and the racial tendencies, which are the focus of
the present article. Mentally ill people are also discriminated all over the world and are included here as
a group minority which needs to be protected.
© 2013 CORE Academic, Instituto de Psicoterapia
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El ataque a las minorías
Keywords: Minorities at risk. Homosexuality. Racism. Mentally ill.
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El ataque a las minorías
Durante los últimos decenios, ha crecido una preocupación por proteger a las personas más
débiles y desfavorecidas (los niños, las mujeres, las minorías raciales, los homosexuales y los animales)
de toda clase de daño como las palizas, la intimidación o la violación. Los esfuerzos por estigmatizar y en
muchos casos criminalizar las manifestaciones de violencia han sido promovidos en una serie de
campañas a favor de los Derechos civiles, de las mujeres, de los gays o de los animales, que se han
desencadenado en especial entre 1948 en que se firmó la declaración de los Derechos Humanos y el
año 2000. En otros artículos he tratado de la evolución de la violencia contra las mujeres y los niños. La
violencia contra los animales ha disminuido en los últimos decenios y se ha legislado para protegerlos,
pero obviamente, no reviste una importancia histórica y psicopatológica como la que tienen la violencia
ejercida contra los homosexuales, las minorías raciales, y los enfermos mentales, que discutimos a
continuación,
1. HOMOFOBIA
Actualmente son más del doble las sociedades tradicionales que desaprueban que las que
toleran la homosexualidad. Sin embargo, aunque está legalizada en casi 120 países, sigue habiendo
leyes contra ella en otros 80 sobre todo en Oceanía, África, Caribe y el mundo islámico, y en algunos se
castiga con la muerte. Amnistía Internacional denuncia que las leyes de más de 70 países les persiguen.
Las personas con ideología liberal aceptan más la homosexualidad que los conservadores, los blancos
más que los negros y los laicos son más tolerantes que los creyentes.
Las primeras persecuciones de homosexuales por sodomía son de mitad del siglo VI. La ley
preveía como castigo la castración y el paseo público por las calles. Entre 1250 y 1300 se introdujeron
leyes que castigaban con la muerte ese supuesto “pecado”. Estas leyes se emplearon sobre todo como
herramientas políticas, como fue el caso de los templarios. En algunos lugares,
como Londres y Amsterdam (en 1730 y 1733), se dieron verdaderas olas de persecución contra los
«sodomitas».
Enn España se encargaban de los castigos contra los homosexuales los tribunales civiles,
https://es.wikipedia.org/wiki/Homofobia - cite_note-31 que hasta época de los Reyes Católicos
utilizaban la castración o la lapidación, castigos, que más tarde se modificarían por la quema en la
hoguera, para los casos “más graves”. La Inquisición española sólo se encargaba de juzgar la sodomía en
la Corona de Aragón. En Inglaterra Enrique VIII de Inglaterra introdujo la Buggery Act en 1533, que
castigaba la sodomía (llamada buggery) con la horca. La ley no fue eliminada hasta 1861. En Francia, las
leyes contra la sodomía fueron anuladas durante la Revolución francesa.
En Alemania el párrafo 175 que condenaba la homosexualidad, no fue completamente abolido
hasta 1994. Esta actitud se hizo presente en la política de algunos gobiernos, tanto democráticos como
autoritarios, durante todo el último siglo. La situación se agravó radicalmente con la llegada de
los nazis al poder. La ideología nazi consideraba a los homosexuales «degenerados». A finales de febrero
de 1933, en una campaña masiva, numerosas organizaciones fueron declaradas ilegales, los clubes gays
de Berlín y del resto de Alemania fueron cerrados y muchas publicaciones fueron prohibidas o
quemadas. Sin embargo, en el seno del partido nazi seguía habiendo homosexuales en la jerarquía de
mandos. Se calcula que, durante el régimen nazi en Alemania se persiguió a unos 100.000 hombres
(«listas rosas»), de los que unos 50.000 fueron condenados. De estos, entre 5.000 y 15.000 fueron
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enviados a campos de concentración. Los prisioneros homosexuales formaban el escalón más bajo entre
los diferentes grupos que permanecían en esos campos. Fueron empleados a menudo en experimentos
médicos realizados para buscar el supuesto «origen» de la homosexualidad.
Durante la etapa franquista de la historia de España, consecuentemente con la ideología del
gobierno, la homosexualidad fue perseguida incluyéndola en la llamada “Ley de Vagos y Maleantes”.
Las mujeres no fueron perseguidas por lesbianismo, a excepción de unas pocas que fueron
perseguidas por el párrafo 129b del derecho penal austriaco que mantuvo su vigencia.
La opresión hacia los homosexuales ha evolucionado desde la revocación de las leyes que hemos
comentado hasta la aceptación progresiva que se extiende hoy en Occidente de las leyes que defienden
el matrimonio entre ellos, de la misma forma que un contrato entre un hombre y una mujer. La
tendencia es hacia la tolerancia, sobre todo entre los jóvenes. Así, en EEUU, desde 1966 el FBI ha
registrado menos de 3 homicidios antigais al año, de entre 17.000 cometidos por otras razones. Sin
embargo, se calcula que cada dos días una persona homosexual es asesinada en el mundo debido a
actos violentos vinculados a la homofobia.
Por otra parte, la homosexualidad sigue siendo delito en muchos países, aunque el número de
éstos haya disminuido considerablemente en los últimos años. https://es.wikipedia.org/wiki/Homofobia
- cite_note-37 Según Amnistía Internacional, en 2007 existen más de 70 países cuyas legislaciones
siguen contemplando penas por la homosexualidad. En cualquier caso, parece que, en países en los que
la homofobia está muy extendida, a pesar de no haber persecución estatal, las cifras de muertes pueden
ser muy altas.
La homofobia se expresa de muy diversas formas. La más extrema son las agresiones tanto
físicas como verbales que se producen con una cierta frecuencia. La Organización Internacional del
Trabajo ha señalado que las personas gays suelen ser discriminadas en el trabajo y al realizar el servicio
militar voluntario y obligatorio, sufriendo especialmente violencia verbal, física y psicológica, debido en
gran medida a la falta de legislación en la mayoría de países.
Otras actitudes discriminatorias producen en los gays sentimientos de inferioridad, contra los
que intentan luchar con actos públicos, como las manifestaciones de “orgullo gay” y la ayuda de muchos
centros de apoyo. Sin embargo, una de las consecuencias de las heridas en la autoestima que
experimentan a menudo
es el peligro de suicidio, que es muy alto sobre todo entre
los adolescentes homosexuales que siguen sufriendo ataques violentos entre sus compañeros. El
problema se extiende a todo el continente europeo. En España la Asociación “DecideT” ha editado una
guía multimedia para evitar el acoso entre escolares.
Otro ejemplo de homofobia es el hecho de que son escasos los deportistas en activo que hayan
“salido del armario”. Se han creado movimientos llamados de exgays que intentan convertir, “curar”, a
gays a través de diversos métodos. Ejemplos son “Exodus International” y “Love In Action”, que además
de las técnicas que utilizaron en su día muchos psicólogos expertos en “modificación del
comportamiento” y “terapia de aversión”, emplean la oración y el asesoramiento religioso .
El 26 de marzo de 2007, un grupo de expertos hizo público un documento en el que se
especificaba la aplicación de la legislación internacional en Derechos Humanos a las cuestiones
de orientación sexual e identidad de género, conocido como “Principios de Yogyakarta”. En estos
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principios se declara que las leyes que penalizan la homosexualidad violan el derecho internacional de
no discriminación, como ha fallado en varias ocasiones el Comité de Derechos Humanos de
la ONU. Asimismo, y según estos mismos Derechos, las personas gays “tienen derecho a la vida, a vivir
sin violencia y sin tortura, a la privacidad, al acceso a la justicia y a no ser detenidas arbitrariamente”.
El Parlamento Europeo, por su parte, considera a la homofobia como un miedo y aversión
irracional hacia la comunidad gay basados en prejuicios y la compara, por ejemplo, al racismo o a
la xenofobia.
El gobierno de Francia, mediante su embajador en las Naciones Unidas, solicitó en 2008 que la
homosexualidad sea despenalizada a nivel mundial mediante una resolución no vinculante. Entre los
países que no firmaron la resolución estaban Estados Unidos, China, Rusia, El Salvador y los países de
mayoría musulmana. La posición del Vaticano fue timorata: la Iglesia se opuso a la criminalización de la
homosexualidad, pero “no quiere poner en el mismo plano a la homosexualidad y la heterosexualidad”.
Esa postura del Vaticano produjo reacciones de asociaciones gays y protestas en diversos países, entre
ellos España. Afortunadamente, en fechas recientes el Papa Francisco ha expresado repetidas frases de
comprensión y apoyo que auguran un cambio en el rumbo del catolicismo en este tema.
2. EL PREJUICIO RACIAL
Como discriminación racial se entiende el otorgar o negar derechos o privilegios basándose en la
raza o el rehusar relacionarse con personas por su raza. El racismo se entiende como la exacerbación o
defensa del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros. También
designa la doctrina antropológica o la ideología política basada en este sentimiento.
Para combatir el racismo, la Organización de Naciones Unidas adoptó en 1965 la “Convención
internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial” y estableció el día 21 de
marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.
El racismo es hoy considerado en todas las instancias y foros internacionales como una afrenta a
la dignidad humana básica y una violación de los derechos humanos. Un número importante de tratados
internacionales ha intentado terminar con el racismo.
Las actitudes, valores y sistemas racistas establecen, abierta o veladamente, un orden jerárquico
entre los grupos étnicos o raciales, utilizado para justificar los privilegios o ventajas de las que goza el
grupo dominante. La historia del racismo comienza con la segregación presentada en muchos textos
religiosos de la Antigüedad, entre ellos el Talmud. Históricamente, el racismo ha servido para justificar
crímenes contra la Humanidad como el genocidio y diversas formas de dominación de unas personas
sobre otras, como la esclavitud, la servidumbre, el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo.
El concepto de “raza”, como demostración de la superioridad o inferioridad de ciertos grupos
humanos, evolucionó progresivamente durante ese periodo hasta niveles muy sofisticados y eruditos
para convertirse en una verdadera pseudociencia que más recientemente adquirió nombres como
"etnografía" o "antropología física." El auge de estas doctrinas ideológicas disfrazadas de ciencia no han
sido insignificantes y han resultado en regímenes tan destructivos como la Alemania Nazi o el Apartheid
sudafricano.
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El racismo suele estar estrechamente relacionado y ser confundido con la xenofobia, es decir el
"odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros". Sin embargo, existen algunas diferencias entre
ambos conceptos, ya que el racismo es una ideología de superioridad, mientras que la xenofobia es
un sentimiento de rechazo; por otra parte la xenofobia está dirigida sólo contra los extranjeros, a
diferencia del racismo. El racismo también está relacionado con otros conceptos con los que a veces
suele ser confundido, como el etnocentrismo, los sistemas de castas, el clasismo, el colonialismo,
el machismo e incluso la homofobia.
El concepto de "limpieza de sangre" apareció en el siglo XIV en España que estableció
legalmente en los españoles una diferenciación entre personas de sangre "pura" y personas a los que se
les atribuía tener la sangre "impura", "manchada" o "mezclada" con la población conversa de judíos o
moros de España, creándose una diferenciación entre "cristianos viejos" (los primeros) y "cristianos
nuevos" (los demás).
El racismo fue intensamente utilizado a partir de las últimas décadas del siglo XIX por los países
europeos para justificar la legalidad de acciones de dominación colonial y genocidio en varias partes del
mundo. Aun habiéndose eliminado el racismo, se practicó la “segregación” en los Estados Unidos hasta
1965, pero, como resultado de la lucha por el Movimiento por los Derechos Civiles y del apoyo de los
Presidentes John F. Kennedy y Lindon Jonhnson, se firmó la Ley en 1964 en la que se prohíbe la
aplicación desigual de los requisitos de registro de votantes y la segregación racial en las escuelas, en el
lugar de trabajo e instalaciones que sirvan al público en general ("lugares públicos") y, en 1965, la Ley de
derecho de voto.
La evolución de la ideología racista en la cultura alemana tuvo su máximo desarrollo con el
movimiento nacional socialista (nazismo), liderado por Adolf Hitler, que obtuvo la adhesión de una gran
parte de la población alemana en las décadas de 1930 y 1940, hasta que se colapsó con la derrota de
Alemania en la Segunda Guerra Mundial, en 1945. El nacional socialismo surgió como una ideología de
superioridad de la llamada "raza blanca" y dentro de ella supremacía de una hipotética "raza aria", de la
cual los alemanes eran considerados su expresión más pura en el siglo XX. El racismo nazi estuvo dirigido
principalmente contra las personas de origen judío y, en segundo lugar, contra las personas
pertenecientes al pueblo gitano.
El Apartheid fue, como es sabido, un régimen de segregación racial implantado en Sudáfrica por
colonizadores neerlandeses bóer o afrikaner, como parte de un régimen más amplio de discriminación
política, económica, social y racial, de la minoría blanca de origen europeo sobre la mayoría negra
aborigen, derivado a su vez del colonialismo. A partir de la década de 1970, el régimen sudafricano
comenzó a ser rechazado por la opinión pública mundial y su apoyo comenzó a limitarse a los Estados
Unidos, Israel y las dictaduras latinoamericanas de ese momento (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, etc.).
En muchos países, hoy en día, está penalizado el racismo mediante penas desde menores hasta
mayores, considerando esta discriminación como delito lo mismo que sucede por orientación sexual,
cultural u otras características. Algunos la penalizan con sanciones como puede ser multas económicas.
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3. LOS DIFERENTES
En cualquier caso, cada uno de nosotros tenemos que reconocer que tenemos, en el fondo de
nuestra intimidad, algunos prejuicios hacia aquellos que son “diferentes” de nosotros. El prejuicio racial se
basa parcialmente en nuestro temor hacia cualquier cuerpo humano defectuoso (minusválidos) o cuya
apariencia es muy distinta a la nuestra. A todos nos angustia encontrarnos con un amputado o con alguien
con una cicatriz ostentosa en la cara. Las personas que reaccionan más negativamente hacia los
minusválidos son las que muestran más prejuicio hacia negros y judíos.
Los padres miran el cuerpo del niño como una posesión propia y en algunas familias esa actitud
tarda en desaparecer: tu cuerpo no es un objeto separado y te guste o no está conectado al mío, parecen
decir. Cuando los niños miran luego un cuerpo distinto al propio, por ejemplo un cuerpo negro, no lo
pueden ver como una identidad separada sino como una identidad compartida con el otro.
Por otra parte, los padres intentan evitar al niño la visión o el olor de cualquier parte del cuerpo
considerada desagradable (cuerpo muerto, el cuerpo enfermo, los genitales, la menstruación). El cuerpo
muerto produce angustia y por ello nuestra Sociedad tiende a evitar la visión de los cuerpos muertos. El
temor al cuerpo defectuoso del otro se basa en una forma de lógica descrita por Frazier (1959) que señalan
que las personas piensan que algunas cualidades corporales pueden ser como sustancias que pasan de un
cuerpo a otro por simple cercanía o contacto. Cuanto más insegura se muestra una persona acerca de su
propio cuerpo tendrá una respuesta más defensiva al confrontarse a cuerpos distintos de otros como
enanos, inválidos, displásicos, ancianos, monstruos. En Italia hay una creencia de que si la ropa de la mujer
en menstruación se pone a lavar encima en vez de debajo de las ropas de los hombres, los hombres tendrán
intensos dolores simpáticos (menstruales).
Los insultos mayores proferidos en la Sociedad occidental incluyen señalar excesos o defectos de
determinados atributos corporales del otro, a menudo relacionadas con las funciones genitales o anales. En
una investigación se observó que individuos incapacitados se encontraban menos incómodos cuando
hablaban con una persona que creían tenía también un defecto corporal (los entrevistadores lo fingían en
ocasiones) que con personas que tenían un cuerpo "mejor".
La amenaza de una piel negra para un hombre blanco va más allá del hecho de que le hace
consciente de las transformaciones posibles que podrían ocurrir en su propio cuerpo. Lo negro evoca
significados negativos: lo maléfico, lo sucio, el “antidios”. El intento de la comunidad negra de hacer "lo
negro hermoso" (“Black is beautifull”) no ha triunfado del todo y muchos negros en África (menos en otros
continentes) gastan sumas enormes en productos químicos que blanquean la piel del rostro (Xenos). La
mayoría de los negros tienen conceptos tan negativos de los negros como las personas blancas y se sienten
secretamente más negativos hacia retratos de piel muy negra que los que tienen piel más blanca. Fisher y
Fisher(1, 2) demostró que judíos que vivían bien acomodados en Texas seguían teniendo impresión de
suciedad . Se ha afirmado que entre negros y judíos los chistes sobre aspectos ridículos de su self ayudan a
adaptarse a poseer tal cualidad. Frecuentemente la confrontación negativa con el "racialmente inferior"
toma la forma del rechazo de muchas personas a la intimidad corporal con el “diferente” y de ahí la
pregunta ¿Qué te parecería que tu hermana se casara con uno de ellos?.
Los viejos aceptan mal su deterioro corporal y todas las personas, cualquiera que sea su extracción
social, comprenden que, si no fallecen antes, tendrán un cuerpo “inferior”.
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En cualquier caso, es evidente que el racismo declarado ha ido disminuyendo y en EE.UU, por
ejemplo, si a finales de la década de 1950 solo el 5% de los americanos blancos aprobaba el matrimonio
interracial, a finales de la de 1990 lo aprobaban dos terceras partes y, en 2008, casi el 80%. Los ataques
terroristas contra los negros ya no reciben apoyo de ninguna comunidad importante en el mundo. Los
linchamientos y los disturbios raciales han disminuido y los grandes atentados no produjeron en
occidente una sola víctima mortal provocada por el odio musulmán. Lamentablemente, en algunos
meses hemos tenido que soportar manifestaciones públicas de racismos en países Europeos en sus más
respetadas instituciones. Artistas e intelectuales franceses alertan de los nuevos síntomas antisemitas
que han reaparecido en ese país y en otros de Europa, así como la resurgencia de la discriminación hacia
los romaníes que antecedió a las dos guerras mundiales(3, 4). Por otra parte, los grupos minoritarios
todavía sufren discriminación legal en Asia, el norte de África, el África subsahariana y especialmente en
Oriente Medio, pero ha habido mejorías desde el final de la guerra fría.
4. PACIENTES MENTALES
A principios del siglo XX se desarrollaba en Europa una tendencia hacia la eutanasia
«humanitaria» de algunos enfermos mentales. Por ejemplo, en Inglaterra, en 1933 se propuso una
legislación del «asesinato piadoso» y en 1935 se fundó una «sociedad de eutanasia». Incluso en Francia,
Alexis Carrel, una personalidad en otros aspectos notable, propuso(5) gasear a todos los enfermos
mentales que hubieran cometido actos delictivos.
4.1 El sutil avance de la eutanasia
Pero, en Alemania, la ideología de la eutanasia se mezcló con las creencias «eugénicas»
expresadas por Hitler en Mein Kampf (6). En la línea de esas ideas cada vez más peligrosas, el Nacional
Socialismo intentó promover una «concepción inmaculada» de la especie humana aria, amenazada de
degeneración hereditaria. La idea de la eutanasia progresó sutilmente hacia la propuesta de suprimir la
vida de aquellas personas cuyas vidas eran consideradas «sin valor» para la Sociedad, aunque su
existencia no estuviera en peligro de forma inmediata. Esta aberración se extendió a la eliminación de
personas con cualquier enfermedad genética considerada incurable por la Ciencia de aquella época,
entre ellos los enfermos mentales.
Aunque diferentes congresos médicos en Alemania rechazaron la idea de la eutanasia y aunque
también la Iglesia Católica se opuso, se estaba construyendo una ideología para justificar medidas a
tomar por «higiene nacional». Hitler, durante el período 1933-1939, preparó un plan para la eliminación
de los «débiles», basado en la promulgación de leyes raciales. Detectó un número de psiquiatras que
estuvieran dispuestos a ejecutar un programa de exterminación. Diversas autoridades médicas
contribuyeron a la preparación de un clima adecuado. Muchos psiquiatras alemanes se mostraron
dispuestos a excusar la exterminación de «vidas sin valor» y, de 1933 en adelante, muchos directores de
psiquiátricos que no aceptaban esta doctrina, fueron despedidos y substituidos por aquellos que sí
estaban de acuerdo. Es más, los psiquiátricos fueron privados de recursos y los «controles de calidad»
que eran llevados a cabo por psiquiatras oficiales, fueron interrumpidos.
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En una carta bien conocida, Hitler dio poder a su médico privado, Karl Brandt y al Dr. Bouhler
para «aumentar la autoridad» de ciertos médicos y permitirles matar a pacientes que fueran –«a juicio
humano» y después de un «exhaustivo examen médico»– declarados «incurables». En 1938 se creó un
comité para la eutanasia, que funcionó en secreto, bajo la dependencia directa de Hitler y compuesto
por un grupo de especialistas presididos por el Dr. Herbert Linden. Así empezó la así llamada «Acción
T4». La campaña fue clandestina, anónima, implicando a muchos médicos para asegurar que la
responsabilidad y la culpabilidad estuvieran ampliamente repartidas, ocultando actividades y
falsificando motivos. Las víctimas eran elegidas mediante el estudio de miles de cuestionarios enviados a
directores de hospitales y que eran someramente examinados por estos médicos. Se crearon seis
centros de exterminio y el personal no estaba sólo formado por miembros de las SS sino también por
civiles. Los pacientes eran trasladados y con el pretexto de que se les iba a dar una ducha, gaseados.
4.2. La evolución de la legislación sobre enfermos mentales
El desarrollo de la legislación sobre enfermos ha sufrido una rápida aceleración positiva durante
estas últimas décadas, debido en parte a la preocupación creada por los abusos descritos anteriormente
y a causa de la influencia del movimiento anti-psiquiátrico.
Hasta el siglo XIX, los objetivos de la legislación en Salud Mental eran: la protección de la
Sociedad de los peligros representados por los enfermos mentales; el cuidado y la protección de las
propiedades de aquellos que padecían una enfermedad mental; regular las relaciones con las personas
enfermas mentales acusadas de actos criminales graves. Los temas puestos en cuestión en esa época
fueron el ingreso y el alta en hospitales psiquiátricos y la capacidad de la persona acusada de “entender
que su acto era delictivo”. El siglo XX presenció un viraje en el interés de la Sociedad desde la protección
y la custodia hacia el cuidado y el tratamiento de los enfermos mentales y el logro de un enfoque más
humano para proteger los derechos de aquellos de entre ellos que se hallaban detenidos o
encarcelados.
El problema más importante en cuanto a la defensa de la libertad de los pacientes es el de la
hospitalización y el tratamiento no voluntarios. La ley promulgada en Italia en 1978 ha sido considerada
la más «progresista» en esta cuestión. Ordenó la desinstitucionalización de los pacientes mentales y
decretó que la hospitalización no voluntaria de la enfermedad mental sólo es posible cuando existe una
necesidad urgente de intervención terapéutica, cuando esta intervención no es aceptada por el paciente
y cuando el tratamiento ambulatorio no es posible.
Cuando se requiere una hospitalización, debe
hacerse en un hospital general.
Las repercusiones indeseables de la ley italiana fueron ampliamente criticadas por políticos,
administradores, personal de Asistencia sanitaria, y por algunos ciudadanos, en el sentido de que los
pacientes eran abandonados en la Comunidad sin protección adecuada. Algunas familias de pacientes
de Salud Mental incluso formaron asociaciones para modificar la ley con la intención de reabrir
hospitales psiquiátricos.
Durante las últimas tres décadas, la hospitalización no voluntaria ha sido seriamente regulada y
restringida en la mayoría de los países. En cualquier caso, las organizaciones internacionales han
realizado diversas recomendaciones para proteger la libertad de los pacientes.
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Sin embargo, se debe prestar atención a ciertos efectos paradójicos producidos por estas
medidas ya que se han observado, en algunos países, consecuencias indeseables después de la adopción
de estas leyes. Por ejemplo, Lecompte (7) informa de un aumento paradójico de los ingresos no
voluntarios en Bélgica después de la revisión de la ley de 1990, cuya intención inicial era hacer disminuir
los internamientos y con Busino (8) hemos informado de los mismos hallazgos en Ginebra. La relativa
importancia de varios factores implicados (los criterios de enfermedad mental y de la peligrosidad, etc.)
debería tenerse en cuenta para poder entender estos sesgos.
La elección de opciones terapéuticas menos restrictivas aumenta los riesgos de suicidio y
agresión. En lo que se refiere al suicidio, se debería señalar que los psiquiatras (contra quienes pueden
presentarse pleitos de negligencia cuando ocurre) están indefensos a la hora de impedirlo. En lo que
respecta a impedir la agresión, se debe recordar que los cuidadores y los enfermeros en nuestros
servicios han sido repetidamente atacados físicamente cuando intentaban reducir a pacientes agitados.
No resulta excepcional que se presenten quejas contra ellos cuando, como consecuencia de este trabajo
peligroso y a menudo difícil, un paciente sufre un daño.
Un entusiasmo excesivo a la hora de impedir un suicidio o un perjuicio causado a un tercero
puede llevar a la utilización de ciertas medidas de protección (habitaciones de aislamiento,
hospitalización excesivamente prolongada, etc.) que, a la larga, representan una pérdida de libertad
para el paciente. Un énfasis excesivo en los derechos del paciente a oponerse al tratamiento con cierta
medicación puede conducir a la utilización de medidas de control, tales como la camisa de fuerza la cual,
abolida de la mayoría de los países civilizados, ha vuelto a hacer su aparición de forma paradójica, en
ciertos hospitales psiquiátricos en los Estados Unidos.
El movimiento «Consumidores y supervivientes de la Psiquiatría» ha enfatizado con fuerza los
efectos negativos del tratamiento coercitivo. La utilización de la reclusión y de las restricciones en los
servicios psiquiátricos de diferentes países ha sido objeto de discusión por varios autores. Una revisión
de la literatura de la práctica de la reclusión en los Estados Unidos (Lendemeijer y als, 1997) muestra
diferencias en los motivos, en la frecuencia, en la duración, y en las características de pacientes y
servicios. Concluyen que la reclusión es una manera eficaz de controlar la conducta peligrosa y una
intervención que puede crear posibilidades terapéuticas de asistencia.
En resumen, la mayoría de las publicaciones consideran la reclusión, la restricción mecánica y la
administración obligatoria de neurolépticos intramusculares de acción prolongada, como intervenciones
no deseadas pero sí necesarias en ocasiones para controlar la conducta problemática. Subrayan sin
embargo, que los programas de formación en la predicción y prevención de la violencia y en el aumento
de la auto-estima para el personal son útiles a la hora de reducir los índices de medidas coercitivas y los
efectos adversos. Deberían desplegarse todo tipo de esfuerzos clínicos y legales para reducir el nivel de
tratamientos coercitivos.
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ASMR. 2013 - Vol. 12 - Núm. 2
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