Mirando Libertad - Educación Superior

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Mirando
hacia la
Libertad
La importancia de
la educación en mi
propia vida
Mirando
hacia la
Libertad
La importancia de
la educación en mi
propia vida
Esta publicación forma parte de
“Educación para la Libertad: Propuesta de Mejoramiento Pedagógico para
Centros Educativos en Contextos de Encierro”.
Coordinación Nacional de
Educación para Personas Jóvenes y Adultas
Mirando hacia la Libertad
La importancia de la educación en mi propia vida
Propiedad del Ministerio de Educación
Inscripción: N° 252.845
Cordinación Nacional de Educación de Personas Jóvenes y Adultas
Coordinación General: María Isabel Infante Roldán
Selección: Nicolás de Rosas Cisterna, Gabriel Aránguiz Ruz,
Hilda Garcés Durán, Luis Aravena Mardones, Loreto Olivares Tapia,
Pedro Díaz Gonzalez.
Edición: Nicolás de Rosas Cisterna y Gabriel Aránguiz Ruz
Diseño Portada: Ramiro Leiva Zamorano
Diagramación: Ramiro Leiva Zamorano
Imprensión: Mallea Impresores Ltda.
Número de ejemplares: 10.001
Mayo 2015
Distribución Gratuita
Coordinación Nacional de Educación para Personas Jóvenes y Adultas
www.epja.mineduc.cl
epja@mineduc.cl
2
Dedicamos esta publicación a la memoria
de Alexandra Barrientos Pefaur, periodista
de nuestra Coordinación Nacional, quien
siempre contribuyó al éxito de la línea
de educación en contextos de encierro,
particularmente en sus publicaciones.
3
4
Indice
Indice
Presentación
9
La extensión curricular, una forma de aprendizaje permanente.
13
Motivación de la educación en prisión
CRISTOFER A. SEPULVEDA R.
17
Mi proyecto de vida
ALEXI A. CASTILLO C.
18
Letras y números
ROLANDO A. GALLEGOS D.
19
El resto de tus días
RAUL ALEXIS GONZALEZ V.
20
La importancia de estudiar
PATRICIO GUERRERO B.
21
Un comienzo a la libertad
ROLANDO A. GALLEGOS D.
23
Superar la adversidad
RODRIGO SILVA S.
24
Mirando el horizonte
CLAUDIO PEÑA GALLARDO
25
Observación de lo aprendido
MANUEL A. MARDONES J.
26
El pasar de la vida
ROMAN A. MONARDES I.
29
Culto y elegante
JUAN F. ÁLVAREZ M.
30
Recuerdos
MAURICIO N. EPUL Q.
31
¿Yo o Yo?
J. MELL L.
32
Entre rejas, una carta a mis hijos
LIDIA HERNÁNDEZ M.
33
Colegio y barrotes
ELIAS F. REBOLLEDO G.
38
¿Qué ha significado para mí la educación?
CARLOS D. YÁÑEZ F.
39
Viaje al conocimiento
SEBASTIÁN PAVÓN C.
41
Cómo ha influido la educación en mi vida
MANUEL A. ORTIZ U.
42
¡Viva la educación!
RODRIGO J. CIFUENTES G.
43
El renacer de mi educación
OSCAR F. SALAS G.
44
¿Qué ha significado la educación en mi vida?
JONATHAN E. FIGUEROA O.
46
Educación a la mano de todos
FABIÁN MORALES C.
47
5
La educación, un arma para enfrentar al mundo
CARLOS A. ARANEDA P.
48
¿Qué ha significado la educación
en mi desarrollo personal?
ROBERTO C. RIVEROS M.
49
Más allá
MAIKOL F. ALVARADO A.
50
Mis estudios
CESAR VILLARROEL D.
51
Un paso importante
CARLOS FERNÁNDEZ F.
52
CRÍSTOFER ARAVENA C.
53
OMAR MELLADO J.
54
Mi educación entre rejas
ALDO JAQUE L.
55
Mi experiencia en la escuela de la cárcel
CRISTIAN DÍAZ U.
56
Mi mayor anhelo
CLAUDIO LAGOS V.
57
Oportunidad
LUIS RIVERA R.
58
A la salida del sol cada mañana
REINALDO ZAMORA M.
59
El camino al templo del saber
LUIS JORQUERA P.
60
Historia de un hombre de socaire versus
educación
CASTRITO FIDEL M.
61
El colegio
DAVID FUENTES
63
Sin título
HERNÁN MADARIAGA O.
65
La importancia de la educación para las
personas
VICTOR MANUEL PINILLA S.
68
Lo difícil que es vivir sin educacion
PATRICIO A. NUÑEZ C.
70
Los mejores capítulos de mi vida
JOSE A. VASQUEZ R.
72
¿Qué ha significado para mí la educación?
MARCOS VÁSQUEZ S.
74
Mi vida sin educacion
GERMAIN A. LEIVA I.
77
La escuela de la lucha
LEONARDO A. GARRIDO L.
79
La oportunidad de ser alguien
CARLOS M. PAREDES B.
80
La educación dentro de la cárcel,
relajación y esparcimiento
La importancia de la educación en mi vida
personal
6
Nunca es tarde
JUAN F. ÁLVAREZ M.
81
Término de mi enseñanza media
CARLOS M. PAREDES B.
82
Dicen
CRISTIÁN VILLARROEL S.
83
Los profesores
HENRY D. SILVA R.
84
¿Han oído hablar de la educación
penitenciaria…?¿No? …Yo les voy a contar…
RAMÓN H. FUENTES M.
85
Recuerdos imborrables
ROBERTO S. TORRES R.
87
Historia de mi vida
CAMILO PINTO
89
La tercera es la vencida
F.A.S.M
91
La vida es cuesta arriba
DOMINGO IRRIBARRA
94
Algo nuevo en mi vida….
MANUEL LEIVA L.
96
7
8
Presentación
Presentación
La Educación de Personas Jóvenes y Adultas prioriza entre sus líneas la educación
en los contextos de encierro, que debe convertirse en espacios de reinserción en la
sociedad. Por ello, en las distintas asignaturas se enfatiza todo lo que ayuda a que
jóvenes y adultos aumenten su autoestima y valoren el proceso de crecimiento
en que están. En ese contexto se realizan certámenes literarios para ayudarles a
expresarse.
El presente libro es fruto de uno de los certámenes literarios realizados en los
centros en contextos de encierro. Su tema fue “la importancia de la educación en
la propia vida”.
A través de los escritos de personas jóvenes y adultas en diferentes recintos
carcelarios se percibe cómo la educación les abre no sólo un espacio de libertad,
sino también de encuentro consigo mismo, de crecimiento personal, de
descubrimiento de sus capacidades, como lo señalan estas líneas, recogidas de
diferentes testimonios:
“A veces me siento solo, abro un libro, leo y me siento libre. Entonces viajo con las
maravillas de las lecturas. Entonces, me digo: de todas las cosas que he hecho en
mi vida, lo mejor es y ha sido esta, aprender…”
“Fue como si un pedazo de la calle llegara hasta aquí y que, como el mejor bálsamo,
suavizara mi angustia y soledad. Lo primero que aprendí fue lo bueno y lindo que
es ir a clases, que los largos y grises días se hacen más cortos y alegres; mi mente
vuela libre…”
“Me he dado cuenta que el estudio para mí ha significado el descubrimiento de
mis capacidades, la posibilidad de estimularlas, ampliarlas y aplicarlas para el
desarrollo personal e intelectual… “
9
“Vuelvo a abrir el baúl de sueños y las ganas de tener una nueva vida y ser un nuevo
hombre. Para eso he retomado mis estudios en un colegio que atiende a todos los
que aún tienen sueños y no han perdido la esperanza de ser mejores…”
Esperamos que estos textos, que reflejan vivencias profundas, se conviertan
también en oportunidades de aprendizaje y reflexión para todos quienes tengan la
oportunidad y el placer de conocerlos.
A todas las personas que participaron en este certamen literario, les agradecemos
que nos hayan abierto algo de sus vidas.
María Isabel Infante Roldán
Coordinadora Nacional de Educación
de Personas Jóvenes y Adultas
10
11
12
La
extensión
curricular,
una forma de aprendizaje permanente
La extensión curricular,
una forma de aprendizaje permanente
En el nuevo momento en que se desarrolla la línea de Educación en Contextos
de Encierro, marcado fuertemente por la implementación del nuevo marco
curricular, la incorporación de actividades de extensión curricular constituye
una valiosa oportunidad de extender la labor formativa del centro educativo,
en beneficio del aprendizaje y la formación de sus estudiantes. El texto que
usted tiene en sus manos es un producto de estas actividades.
En este sentido, el propósito de estas actividades no consiste en una
forma de ocupar el tiempo libre de los estudiantes, sino de extender sus
oportunidades de aprendizaje, a través de una oferta de actividades que,
bajo la orientación de la unidad educativa, proporcionen a los internos
y las internas variadas opciones para descubrir, orientar y desarrollar sus
intereses y habilidades, prolongando así el proceso de aprendizaje más allá
del horario escolar.
La incorporación de actividades de extensión curricular se enmarca en el
concepto de la educación permanente y en el reconocimiento del valor
formativo que la actividad recreativa puede tener. Así, las actividades
propuestas por el centro educativo, que pueden combinar momentos
individuales y grupales, son también una posibilidad de contribuir a la
formación de los participantes.
Además provocan la integración de conocimientos vinculados a distintos
ámbitos curriculares, contribuyendo al desarrollo de competencias
generales, facilitando la adquisición de aprendizajes de mayor complejidad.
Por esta razón, se ha promovido la realización de certámenes literarios en
forma permanente. El texto que tiene en sus manos, es el resultado de la
tercera convocatoria que realiza la Coordinación Nacional de Educación de
Personas Jóvenes y Adultas del Ministerio de Educación. Cada uno de estos
certámenes ha tenido un tema específico que invita a reflexionar acerca de
vivencias personales.
13
Las publicaciones Mirando hacia la libertad, muy valoradas por los internos e
internas, recogen recogen las experiencias de vida y las expectativas de los
estudiantes de los centros ubicados al interior de los recintos penitenciarios
relacionadas con la pérdida de la libertad, con hechos y personajes de la
educación en contextos de encierro y ahora, con el significado que la
educación ha tenido en sus vidas.
14
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16
en el certámen literario realizado en los centros
educativos en contextos de encierro
Textos escogidos
Motivación de la educación en prisión
CRISTOFER A. SEPULVEDA R.
Nunca pensé encontrarme en esta situación:
Una condena tan larga a cualquiera le causa turbación
Trato de distraer mi mente con ésta, la Educación.
Cinco de la tarde y suena el candado
Como cada día otra vez estoy encerrado,
de ver tanta “mala volá” estoy angustiado
Y a veces hasta desesperado.
Aquí mi vida no acaba,
rescataré lo mejor del alba
Temprano me levantaré,
seguro caminaré,
a la escuela iré
Y allí aprenderé.
Es bueno aprender,
es bueno saber,
Mientras no hay nada que hacer,
es bueno leer.
Mi mente debe seguir funcionando
Para la PSU me estoy preparando
La Educación es una salida a la depresión,
me aleja de la destrucción.
Mientras en clases estoy,
mi mente vuela y libre soy.
Cada materia es un lugar diferente,
y un espacio conveniente
Hoy estoy aquí:
Encerrado, pero confiado
Que algún día saldré libre
como un hombre educado.
17
Mi proyecto de vida
ALEXI A. CASTILLO C.
Día a día, amanezco y pido:
Que ahora mi vida tenga algún sentido.
Observo mis útiles y pronto me motivo,
asisto al colegio en pos de mi objetivo,
cuestión que hasta ahora me tiene entretenido.
Miro hacia mi interior y digo:
De aquí, y en adelante, seré más positivo,
ocupado en mis tareas y mis retos escolares,
cumpliré mi obligación, dejaré lo negativo.
Desde la ventana de mi sala
Veo la ciudad poblada,
Angol, rodeada de cerros mojados,
por el bipolar agosto azotado.
Anhelo terminar mis estudios
Ya que pronto he de volar,
con la ayuda del gran Dios,
mi vida continuar.
Mi sueño habré de cumplir
En otro tiempo y lugar,
seré un hombre de bien
Y podré formar mi hogar.
18
Letras y números
ROLANDO A. GALLEGOS D.
Atado de pies y manos
Me encontré en este lugar…
Decepcionado del mundo
y con culpa que ocultar.
Río y lloro y todo normal…
No pensé que la vida me fuera a cambiar.
Dos más dos, amo con todo el corazón.
Al aprender historia recuerdo mi verdadero amor.
Es invalorable la importancia de estudiar.
Que el estudio borre mis lágrimas de cristal.
Estudio, aprendo y no logro controlar
Esas ansias de volar y soñar
con ser alguien especial.
Este lugar me enseñó,
lo que en mi vida faltó
Con el mundo de las letras
me enseñaron la razón.
Cuando era libre y corría,
no pensé, en lo mucho que perdía:
A mucha gente traicioné
Y a los que amaba olvidé,
ni las lágrimas de los míos,
detuvieron mi proceder
Gracias al estudio, adelante saldré,
y dejaré de llorar, que una profesión lograré.
Me levanto cada día, con la mentalidad de crecer,
salgo feliz a la escuela para volver y aprender.
Entre números y letras volveré a renacer.
Acompañado de Dios, en este nuevo amanecer,
gracias a mis estudios
en un nuevo ser me convertí.
19
El resto de tus días
RAUL GONZALEZ V.
Los días de mi vida
rutinarios siempre eran
cumpliendo esta pena
con angustias, risas y problemas.
Entre barrotes y cuatro muros
un día desperté:
Un señor con cara de libro
y semblante cortés.
Me iluminó su expresión,
algo me interesó
Y siguiendo a ese libro
a la escuela me llevó.
Estoy sentado en la sala,
junto a ese señor
que capturó mi mente
y apresó a mí ser opresor.
Mi corazón fue paciente,
con los consejos que acogió:
De ese señor que leía,
que era mi profesor.
Gracias a ese libro
que me supo interesar,
tengo un arma nueva
para los barrotes derribar.
20
La importancia de estudiar
(Versos en modalidad de cuartetos dedicados a mi Padre)
PATRICIO GUERRERO B.
Mi padre fue campesino
por tradición familiar.
No supo nada de escuela
pero sí de trabajar.
Un día de primavera
a la sombra de un peral,
el campo estaba florido
y me empezó a conversar.
Con sus ojos humedecidos,
y su rostro de tristeza,
me dijo, hijo querido,
tu vida recién empieza.
Yo lo miré con cariño,
sin saber lo que decía,
pero después comprendí
que me iba a hablar de su vida.
Me dijo que en su niñez
no pudo ir a la escuela,
no jugó a la pelota
ni hizo barcos a vela.
En esos años cuarenta
solo iban a la escuela
los hijos de los patrones
y algunas personas selectas.
El no haber estudiado
ha sido duro para mí,
siempre con sueldos muy bajos
y un sacrificio sin fin.
Mi padre tomó un descanso,
21
luego se refrescó,
llenó de aire sus pulmones
y con la historia prosiguió.
Me dijo, hijo mío,
a la escuela vas a ir,
los tiempos están cambiando,
se augura un buen porvenir.
Con los años he pensado:
qué razón tenía mi padre.
El estudio y el saber
me llevarán a ser grande.
Yo de niño fui a la escuela,
vieran lo que me ha servido.
Yo he educado a mis hijos
profesionales han sido.
Yo les recomiendo a todos,
que no dejen de estudiar
en el lugar donde estén,
lo sepan aprovechar.
Todos pueden estudiar
sean chicos o sean grandes,
no importa la condición
solo hay que superarse querer.
En nuestro país, espero,
que gratis sea estudiar.
Que todos tengan derecho
a la universidad entrar.
Sin lucro en la educación,
y de buena calidad
será un país diferente
con una mejor realidad.
22
Un comienzo a la libertad
ROLANDO A. GALLEGOS D.
La escuela de la cárcel es, para mí,
como la luz del sol para una planta;
me ayuda a no perder la esperanza.
También me ayuda y me muestra un camino
limpio y tranquilo hacia el futuro,
camino que yo perdí por desgracia e ignorancia.
Los profesores me instruyen, en los secretos de los libros,
aprendo viajes, maravillosos lugares exóticos y misteriosos.
Gracias, profesores, por enseñarme
a pesar de estar privado de libertad,
me otorgan la chispa del saber y comprender.
Hoy, gracias a ustedes, que me guían, paso a paso
puedo mejorar, los errores del ayer que yo cometí, por ignorancia
y espero con ansia: mi libertad.
23
Superar la adversidad
RODRIGO SILVA S.
El desarrollo educacional, al interior de un penal
hace a los internos recapacitar.
Qué importante será, el hoy en día a los hijos, poder enseñar.
Cada día quiero aprender, para así demostrar
que ante los errores, uno se puede superar.
A través de la educación, beneficios alcanzar
como algo tan anhelado, como es la libertad.
Poniendo mucho empeño, me podré superar
Estudiando para la libertad, para poder ejemplo dar
a aquellos que vienen creciendo atrás.
Creciendo con mi avanzar, gracias tengo que dar
por esta oportunidad, la de poder estudiar.
24
Mirando el horizonte
CLAUDIO PEÑA G.
Desde acá veo la luz
con la esperanza de que algún día
pueda cruzar la puerta y hacia el horizonte mirar.
Desde acá veo aves,
que son libres como el viento,
cuando miro hacia el horizonte, la brisa toca mi frente.
Cuando miro hacia el horizonte
no puedo ver mas, solo me imagino
ser libres como las aves, con Dios, amor y esperanza.
Pero hoy es lo que hay
por ello aprendo en la escuela
para mañana ser como las aves y poder volar.
25
Observación de lo aprendido
MANUEL A. MARDONES J.
La enseñanza es el camino
de aprender para el saber
comprender toda lectura
y estructurar lo que hay que hacer.
La enseñanza es el principio,
el intermedio y el final
de superar el conocimiento
y podernos realizar.
Cada ciencia cognitiva
tiene mucho que enseñar,
son culturas de ellas mismas
para podernos consagrar.
Mueve siempre las neuronas
y las riega al entrar
perciben esa materia,
y la pueden analizar.
Sacan cuentas o respuestas,
pero piensan a la vez,
resuelven todo problema,
al derecho o al revés
Ya avanzada la enseñanza
otra ciencia ha de llegar.
Cosas que son productivas,
para empezar a armar.
La enseñanza es el sistema
de estudio y aplicación,
de todo conocimiento
que se ocupa con razón.
26
La enseñanza nunca es mala
si la usas para bien.
Te dota de atributos
y conocimientos a la vez.
La enseñanza es aplicada
con razón para aprender
por los profes de la ciencia
y el conocimiento del saber.
Yo creo que la enseñanza
es legado de los tiempos.
Pasa por generaciones
generando otros momentos.
Para mí esta enseñanza
me ha sido en buen sentir
lo logrado en mi mente
lo he podido describir.
Si no hubiera enseñanza
no lo podría contar,
menos haber aprendido
como poderme realizar.
Cada uno es el dueño
de pensar o analizar
que la enseñanza es buena
para el bien no para el mal.
Yo admiro la enseñanza
porque la necesité.
En los tiempos de equívoco
ni siquiera la busqué.
Se me ha dado aliento
para volver a estudiar,
para que en tiempos cercanos
sea un hombre de provecho.
27
Hoy termino cuarto medio
y carrera a la vez.
Me siento muy orgulloso,
lo repetiría otra vez.
Agradezco la enseñanza y
al politécnico en verdad,
porque en mí ha sido progreso
con toda seguridad.
La enseñanza me ha entregado
algo digno de aprender,
algo bueno hacia el futuro
para poderlo ejercer.
Hoy en día, aquí en Chile,
la enseñanza es primordial.
El gobierno está consciente
que gratuidad ha de dejar.
La enseñanza no se compra,
ni se usa para el mal;
tiene mejores objetivos:
formarnos como profesional.
28
El pasar de la vida
ROMAN A. MONARDES I.
El tiempo pasaba y no me daba cuenta
que cada día era muy importante,
como niño no sabía lo que uno lleva a cuesta:
que la educación era un estandarte.
Hoy que tengo varios años vividos,
siento en mi vida que algo me falta.
No haber sido por otros querido,
porque mi padres fallecen y me hicieron falta.
La educación para todo hombre es fundamental
Independiente de su condición económica y social.
Hoy la necesito para crecer
y en libertad ayudar a mi hijo, el colegial.
En estos momentos de reclusión
curso mis estudios básicos.
Reconozco apoyo en mi condición
y espero ser asertivo en la conclusión.
La primera escuela es en nuestro hogar,
después viene la instancia de apoyo formal,
a la cual mucho reconozco y le agradezco,
porque de allí vendrá techo y pan.
29
Culto y elegante
JUAN F. ÁLVAREZ M.
Antes de ser estudiante
yo era un ignorante;
soñando en mi celda
ser culto y elegante.
Los profesores con mucha paciencia
y mucho desplante
han ayudado a este reo a
ser culto y elegante.
La escuela en la cárcel
es muy importante,
porque reos como yo,
aunque siendo ignorante,
aprenden y salen adelante.
Agradecido de la escuela en la cárcel,
este reo que antes fue
ignorante,
hoy se despide como
culto y elegante.
30
Recuerdos
MAURICIO N. EPUL Q.
Hoy estoy aquí solo pensando
y este pensamiento me ha llevado
a recordar mi infancia
y muchos recuerdos que he guardado.
Recuerdos que siempre conservaré
por los bellos momentos que pasé
con mis amigos que un día los deje ver
pero algún día de nuevo los abrazaré.
En este momento, solo pensando
recorriendo este pequeño espacio
digo, no importa el mañana.
Nunca perderé la esperanza.
Aquí, en el sitio donde me encuentro,
sigo pensando y pensando
por una satisfacción personal
en este lugar estoy estudiando.
Algún día al estar junto a mi familia
podré decirle con mucho orgullo lo que aprendí,
lo que nunca pude hacer donde nací
por lo mismo llegué a este lugar de aquí.
31
¿Yo o Yo?
J. MELL L.
- Yo… empecé a ir a la escuela a los 6 años.
- Yo…también.
- A mí… me gustaba ir a la escuela.
- A mí… también.
- Yo… sacaba buenas notas.
- Yo…también.
- Yo… también. A los 7, a los 8, a los 9, a los 10, a los 11 y a los 12.
- Yo… seguía disfrutando estudiar.
- Yo… como que me aburría.
- Yo… no faltaba nunca a clases.
- Yo… hacía la cimarra con mis amigos.
- Yo… terminé la básica con buen promedio.
- Yo… terminé la básica a duras penas.
- Yo… empecé la enseñanza media, motivado por llegar a la universidad y
ser un profesional y orgullo de mis padres.
- Yo… empecé la enseñanza media para darles en el gusto a mis padres.
- Yo…. gozaba estudiando.
- Yo … no. Prefería salir con mis amigos.
- Yo… terminé cuarto medio con buen promedio.
- Yo… abandoné los estudios en segundo medio.
- Yo… con esfuerzo terminé una carrera en la universidad.
- Yo… ¡no!
- Yo… formé una linda familia.
- Yo… ¡también!
- Yo… vivo de una buena jubilación y disfruto de mis nietos.
- Yo… estoy cumpliendo una larga condena por diversos delitos.
- Yo… agradezco a mis padres por su esfuerzo y la oportunidad de hacer de
mí un hombre feliz.
- Yo… no culpo a mis padres, me culpo a mí mismo por hacer caso omiso de
sus consejos y no aprovechar la oportunidad que ellos me dieron.
Tú… eliges ser yo o yo. Estudia o no estudia. Sé feliz o no lo seas.
32
Entre rejas, una carta a mis hijos
LIDIA HERNÁNDEZ M.
Hijos, les escribo esta carta para contarles acerca del el día más amargo de
toda mi vida, más que el dolor de perder a mis padres, de perder al hombre
con el que compartí toda una vida y el que me permitió la dicha de ser madre
de ustedes, este día es más doloroso aún.
Recuerdo cuando tuve a la mayor de sus hermanas. Fui la mujer más feliz
porque era madre y verla ¡tan linda! La miraba como el fruto del gran amor
con el hombre de mi vida. Luego nació mi negra la que fue el orgullo de su
padre porque era igual a él. Después nace el hijo varón que yo quería, el que
nació y se crio como yo deseaba: inteligente, capaz de salir adelante, ser
“mi cable a tierra”, el que lograría lo que yo no pude. Finalmente nace mi
tesoro, mi negra, la que me hace ser madre a los 43 años, aquella que en el
momento más difícil, nos dejó con la boca abierta al defenderme de los que
se creen con la autoridad de tratarnos mal, sólo por cometer un error.
Los que me quitaron la libertad, me marcaron para toda la vida, destruyendo
mi casa, se llevaron hasta mis recuerdos. Por esto, hijos, no se imaginan lo
que es vivir en la cárcel después de eso. Fue lo más humillante el llegar aquí…
… Nunca me imaginé lo que era tener que lidiar con gente que ustedes no se
imaginan, que por todo pelean. Para que se hagan una idea, les contaré mi
rutina diaria.
Día 1
6 AM: Te levantan
8:30 AM: Se hace “El número” que es el conteo de las internas. Desde
allí hasta las 16 horas sin hacer nada, luego nos vuelven a encerrar. No se
imaginan lo horrible que es compartir un cuadrado, de un metro de ancho,
con cuatro personas. En esos momentos me di cuenta del error que cometí
al jugar con mi vida y la justicia que no perdona. Pero ya es tarde para
lamentarse. Aprendí que la libertad de una persona no se compra con toda
la plata que se gana vendiendo drogas.
33
El estar en estas cuatro paredes te hace pensar mucho, sobre todo cuando
se tienen unos hijos como los míos, que de una u otra manera te necesitan
como madre.
Tu hija mayor débil, tu negra metida en la droga, tu gordo fuerte pero frágil
y tu hija menor que necesita todo tu cuidado y amor, pero no estoy presente
porque fallé en la vida. Les fallé y constatarlo fue el día más amargo que he
vivido. Estar aquí es una puñalada que te pegan en el corazón.
Día 2
Hoy vuelvo a tener esperanza, sé que algún día esto pasará y volverá a ser
como siempre tuvo que ser, vivir con un sueldo mínimo pero en libertad.
Hijos míos, ustedes deben saber que esta es una mala experiencia: con
mucho dolor para ustedes y muy mala para mí. Pero debemos aprender
como familia que debemos salir adelante y ustedes, mis hijos, deben salir de
aquel hoyo en donde nunca debieron caer.
Ustedes cuatro son hijos del amor de sus papás, que los quieren y cuidan uno
desde aquí y el otro desde el cielo.
Fabi, tú tienes que volver a ser mi Fabita, mi niña linda, mi rucia, la que
siempre fue fuerte y avasalladora. Esa es mi hija y no la de ahora; esta debe
desaparecer porque tiene dos hijos lindos que la quieren mucho y un esposo
que, a pesar de todo, te ama.
Mi negra, el orgullo de su padre, la que estudió con todo el sacrificio de él y
es hoy la madre de dos nietas lindas (Claudia y Cane).
A ti, Patricio, el hombrecito que siempre quise, mi hijo, el ingeniero, el que
es idéntico a su madre en su modo de pensar, de vivir la vida con esfuerzo
y sacrificio porque por su mente no pasan ni el alcohol ni las drogas sólo el
trabajo y la obtención de metas para su futuro y la de sus hermanas.
Y mi pequeña Isi, la que Dios me dio cuando tenía pensado quitarme a mi
marido para llevárselo a su lado; pero es mi muñeca por la que lucho todos
los días en esta “mierda” que vivo. Ella es la más frágil y necesita de mí. En
realidad mis cuatro tesoros son los que me dan la fuerza para sobrevivir.
34
Día 3
Hoy recordé a mis nietos, cuando mi Fabito me dio el título de Abuela y me
sentí la mujer más feliz; era mi primer nieto al que le di el nombre de Bryan,
mi guagua y mi tesoro, luego llega Josefa, es tan tierna, pero igual a su padre
en lo callada y reservada.
De mi Pame nacen mis otras dos nietas, mi señorita Canela, que es muy
detallista conmigo y muy amorosa. Además fui abuela de mi última nieta,
Claudia, la que por cosas de la vida, Dios se la llevó a su lado siendo un
angelito. La disfruté poquito porque vi en su sonrisa su carita de ángel.
Espero que esté acompañando a su abuelito en el cielo.
Esos son mis pequeños tesoros: la vida de aquellos que con sólo su presencia
me dan fuerza para seguir aquí, en la cárcel, pero no duden de que mi alma
sigue libre. Eso jamás me lo quitarán. Esto es sólo un mal sueño, me levanto
y acuesto pensando en ustedes y sé que Dios me dará la posibilidad de tener
vida para compartir y recuperar el tiempo perdido con ustedes, mis hijos,
nietos, yernos. Es decir, con ustedes, mi familia.
Día X
Hoy es 30 de Julio de 2013, no se me olvidará nunca, viví el primer
allanamiento, fue horrible pero me apoyé en una amiga porque pensé que
me moría, reviví el momento en que entraron a mi casa. Dios me puso a
Eliana la que tomó mi mano cuando lo necesité, me tranquilizó y me dijo:
Viejita, yo estoy aquí, quédate tranquila. Ahí fue cuando recordé lo necesario
que son mis padres.
Comprendí que yo no era para estar en este lugar mirando las paredes. Esto
te hace comprender que no vale toda la plata que tengas por la humillación
que tienes que pasar. Hijos, no se imaginan el dolor que se siente al pasar por
esto. No se lo doy a nadie. Ojalá que mis hijos comprendan por lo que pasó su
madre y lo tomen como lección amarga, que no deben repetir.
Ustedes son hijos del sacrificio de su padre, él se sacó la mugre para educarlos,
por eso les escribo esta carta, para que cuando la lean comprendan que la
vida es dura. Sólo le pido a Dios que no sea tarde para cuando me vaya de
aquí y espero llegar y encontrar el mismo cariño que les inculcamos con su
padre.
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Día de cumpleaños
Hoy, 14 de Agosto, me acordé que ya no quiero estar de cumpleaños porque
este mismo día, pero en 2006, me dicen que mi marido tiene cáncer y
morirá. Ahora que es 2013, estoy presa y viviendo mi segundo allanamiento
¿No creen que es mucha la mala suerte? Bueno, me faltarían letras para
contarles todo lo que vivido acá pero no quiero que me vean como víctima.
Sólo cuento mi verdad.
Hijos: yo no duraré toda la vida, por eso hagan bien las cosas porque no quiero
verlos sufrir como lo he hecho aquí. Los errores la sociedad los condena muy
duro; piensen bien en sus familias porque son el pilar fundamental y verlos
sufrir duele mucho.
Día de escuela
Hijos, al estar aquí me doy cuenta que el no tener educación me condujo
hasta este lugar. Un día conversando con una amiga me preguntó si yo tenía
estudios, porque aquí hay una escuela. Pensé que, para mejorar mi conducta
y obtener beneficios, podía inscribirme. Lo pensé y encontré gracioso el
volver a estudiar a mis 54 años. Gracias a ella me inscribí y ahora, que llevo
seis meses estudiando, me alegro y soy feliz al saber que sí se puede estudiar
a cualquier edad.
Como verán, ya no es tan angustiante esta espera; los días de penas existen
pero no son tan largos, porque asisto a clases en los horarios de patios,
aprendo y obtengo conocimientos que antes no tenía y que no pensé
aprenderlos por mi edad. Esto me servirá para terminar de educar a mi
pequeña, porque quiero salir y trabajar de manera digna, quiero ser ejemplo
y contar mi experiencia, porque la educación traspasa las rejas de esta cárcel.
Estudiar aquí, dentro de la cárcel, es una experiencia buena, uno adquiere
herramientas para trabajar y pensar que con educación tú logras darle a tus
hijos un mejor pasar. Entonces, te preguntas: ¿Por qué no lo pensé antes?
Me habría evitado cometer los errores que me tienen aquí. Bueno, eso ya
está siendo superado. ¡Me queda menos tiempo de condena y mucho por
aprender!.
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La educación que obtuve en esta escuela me servirá para cuando me
vaya a la calle. Me demostraré que puedo rehabilitarme y trabajar, ya que
la educación es lo más importante cuando estas sin libertad. Me ayudó a
reconocer que como mujer valgo mucho, independiente de mi edad. Y eso
es lo más importante para ser una buena persona.
La despedida
Hijos míos, en estas letras quiero demostrarles cuánto los amo y cuánto he
sufrido en la cárcel. Quiero que respeten y entiendan que estoy pagando un
error que cometí por darles una mejor calidad de vida; que me he superado
y he comprendido que con trabajo y esfuerzo se logran más cosas que con
el dinero fácil.
Saldré renovada, con la vista en alto, me rehabilité, pagué mi error, estudié y
aprendí aunque jamás pensé en obtener tan buenos resultados y tan buenas
notas.
Hijos, no hay nada imposible de lograr, mientras tengamos la posibilidad
de levantarnos todos los días y decirnos, como familia, que nos amamos y
recuerden que éste es el legado que nos dejó su padre antes de irse y es el
mismo que yo les dejo a ustedes.
Porque han sido y son mi pilar he soportado todo esto. No lo olviden: cuídense,
respétense y espérenme.
Ya estaré con ustedes…
Los ama, su Madre
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Colegio y barrotes
ELIAS F. REBOLLEDO G.
Después de varios años en la monotonía de la rutina, me encontraba tomando
un amargo mate en la cárcel de Angol, tan acre como mi vida, viendo como
ésta cada doce meses se gastaba, como burlándose de la adolescencia con
la que llegué.
Un día, casi igual o parecido a los demás, pasó un paco muy de prisa, con
la prepotencia que los caracteriza, enrolando internos para estudiar. De
inmediato atrajo mi atención, a paso raudo me acerqué, me anoté motivado
por romper la rutina carcelaria y conectarme a la libertad.
Pasaron un par de semanas muertas hasta que llego el día: ¡a estudiar! – dijo
el paco. ¡A estudiar! Estas palabras hicieron saltar mi corazón: salgo confuso,
tomo lápiz y cuaderno y me dirijo al salón. Me di cuenta de lo fácil que se
abrían puertas y candados, como propiciando la tarea de estudiar.
Llegué a la sala con un poco de incertidumbre. Expectante. Era todo nuevo
y los profesores, con la sonrisa en sus rostros, me infundieron una gran
confianza y aumentaron mis deseos de aprender. Eran mis profesores, con
un semblante diferente, pudiendo percibir en ellos un aroma a libertad.
Fue como si un pedazo de la calle llegara hasta aquí y que, como el mejor
bálsamo, suavizara mi angustia y soledad. Lo primero que aprendí fue lo
bueno y lindo que es ir a clases, que los largos y grises días se hacen más
cortos y alegres; mi mente vuela libre. Nada ni nadie la puede detener.
Voy a clases con alegría y entusiasmo, pongo atención para llenar mi cabeza
de conocimientos y cosas buenas. Cada día de clases salgo de la cana hacia
la libertad. La autonomía está cada vez más cerca de mí, al igual que la firme
convicción de que a través del estudio mis metas cumpliré, por eso acudo al
salón cada día, y sin darme cuenta, mi alma se transforma en un cometa….
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¿Qué ha significado para mí la educación?
CARLOS D. YÁÑEZ F.
Mi nombre es Carlos Daniel Yáñez Faúndez y esta es mi historia. Soy
una persona que pensaba que la educación era solo una tontería. Toda mi
infancia pasé por fuera de una escuela, miraba al interior de las ventanas y
veía a los niños sentados en aquellas salas o corriendo de un lado a otro,
saltando, gritando, riendo.
De mi padre aprendí que ir al colegio estaba demás y no era necesario. Cada
vez que podía, él decía a mis hermanos y a mí que estudiar no era todo
en la vida, que solo bastaba con saber sumar y restar y que eso era todo.
Con aprender eso era suficiente. Su padre le enseñó a sumar y restar y no
conocía lo que era la escuela, solamente con eso se conformó y al parecer,
hasta ese momento yo repetiría la misma historia.
El motivo de este desprecio por la escuela era porque de su familia había
aprendido que esto significaba gastar mucha plata y no tenían para esos
gastos y en la casa tendría mucho que hacer y ayudar. En mi interior yo
pensaba, ¿será cierto lo que dice mi papá? Por esto, desde muy chico,
estuve con ganas de saber cómo era ir a la escuela y se lo preguntaba a los
amigos de mi edad, a quienes veía pasar camino a la escuela o de regreso a
sus casas; otros se perdían toda la tarde porque estudiaban todo el día. Por
esa razón casi nunca los veía en la población.
Sucedió también que mis amigos se juntaban en un pasaje para jugar,
luego de eso se organizaban para hacer sus tareas y eso me parecía muy
entretenido. Yo quería hacer lo mismo que mis amigos: ir a la escuela…
Hasta que un día le dije a mi madre: Mamita ¿cuándo vas a llevarme a la
escuela? Quedó mirándome a los ojos y solo me dijo: Algún día te llevaré
para que aprendas algo … Me quedé esperando ese día.
Hasta que un día, mi madre se levantó muy temprano y me llevó a un lugar
en donde se encontraban muchos niños. Ellos jugaban, corrían de un lado a
otro y gritaban con mucha alegría. Todos se veían muy felices y sentí muchas
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ganas de compartir con ellos. Todos eran de mi edad y mientras observaba a
mi alrededor, me quedé en una salita esperando que ella terminara de hacer
algunos trámites. Luego salió y con mucha alegría me abrazó y nos fuimos
al centro a comprar ropa adecuada para la ocasión. Hasta ese momento, yo
no sabía bien de qué se trataba, pero intuía un gran acontecimiento. Cuando
llegamos a la población entramos al negocio y compró muchas cosas como
cuadernos, lápices y otras cosas que no recuerdo. Llegamos la casa y por fin
pude preguntarle para qué había comprado tantas cosas. Me contestó que
todo lo que había comprado era para mí, para que fuera a la escuela…Sentí
mucha felicidad…Pronto llegó el día en que fui a estudiar.
Llegó el primer día de clases, recuerdo que sentí mucho miedo, me puse
a llorar pues era la primera vez que me separaba de mi mamá, luego de
recomendarme que me portara bien y aprendiera mucho. Desde ese día
comencé a aprender. Con el tiempo aprendí a sumar, a restar, a dividir y a
leer. Aprendí muchas otras cosas más. Quería salir de ahí para demostrar lo
que sabía.
Así ocurrió conmigo, aprendí muchas cosas. Un día mi padre me llevó al
zoológico y antes de llegar nos perdimos. Como él no sabía leer, y como
decía que con sumar y restar bastaba y lo demás no era necesario, nos
perdimos. Él no sabía qué hacer ni para dónde ir. Entonces lo miré y le dije:
Papá, dame el nombre de la calle que buscamos. Le agarré la mano y lo llevé
leyendo los nombres de las calles hasta que llegamos al lugar donde estaba
el zoológico, entramos y lo pasamos muy bien ese día.
Luego de esto, mi padre se dio cuenta lo importante que es saber leer y
la escuela. Ahora esos son recuerdos. Extrañando los años de mi niñez y mi
breve paso por la escuela. Después de abandonarla por mucho tiempo, he
retomado los estudios. Estando preso y cumpliendo una condena que pudo
no haber sido. He vuelto a la escuela y jamás he olvidado la escuela de mi
infancia. Por eso he vuelto y doy gracias por lo que estoy aprendiendo en la
escuela del penal en que me encuentro.
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Viaje al conocimiento
SEBASTIÁN PAVÓN C.
Este viaje lo tomo por ti, hija mía, y quiero que sepas que todo lo que hago
por mejorar es para ti. Mi vida está llena de fracasos y errores, pero en el
estudio en este lugar, “en la cárcel”, he de encontrar la forma de cambiar.
Creo que puedo decir que esta invitación a estudiar cambió mi forma de vivir
y de pensar, la rutina de mi celda, el largo y agobiante día hoy es más rápido
y hoy, ya mayor, me es más fácil aprender.
El pensar que cuando esté a tu lado podré ayudarte a estudiar y a superar
los obstáculos que en la vida has de hallar. Allí estaré para compartir contigo
lo aprendido. Lo primero que he de decirte, aunque parezca tarde, es que
mi vida tomó sentido al acceder a estudiar. Porque esto pasara doy gracias
a Dios por esta nueva oportunidad; por hacerme sentir capaz de aprender
cosas buenas y mucho más. Me siento mejor que antes por lo que hoy añoro
el día que pueda recuperar mi libertad y estar a tu lado para terminar juntos
este viaje al conocimiento que, bien lo sé, será tuyo. Pero estaré allí para
acompañarte y guiar tus pasos. Todo esto es por ti, Soledad Pavón, hija
amada.
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Cómo ha influido la educación en mi vida
MANUEL A. ORTIZ U.
La educación es el camino que abre puertas y muestra oportunidades para
una nueva vida. Llega a nosotros desde que somos pequeñas almas inocentes,
curiosas y tratando de abrir nuestras mentes para captar todo lo que nos
enseñan esas personas que muchas veces no apreciamos. En realidad
quienes nos enseñan todo, nos dan argumentos para cultivar nuestras ideas.
Nuestros padres, al mandarnos a estudiar, lo hacen para que algún día
todos esos valores que nuestros profesores nos dieron, nos puedan abrir una
puerta laboral o profesional que nos ayude a ser mejores personas y llenos
de conocimientos.
Pero hay veces en que muchos no pudieron terminar su educación y quedan
abandonadas muchas cosas que antes soñábamos. Pero antes de dejar
mi educación abandonada, conocí una hermosa manera de expresarme y
centrar todos mis conocimientos y virtudes en una expresión artística: mi
música querida que trajo a mi vida nuevos sueños.
Recuerdo que cada vez que asistíamos al taller de música, sentí que mi
mente se expandía al saber e integrar nuevos conocimientos que me hacían
soñar. Entonces recordaba mis sueños de ser un gran abogado o un médico.
Quizás un gran arquitecto…, pero los sueños con los años fueron decayendo,
hasta ser solo eso: sueños…
El sobrevivir y el alimentarme me llevaron a olvidar cada sueño que desde
niño tuve. Elegí una vida fácil y ligera. Resultado…. me encuentro privado de
libertad…. Pero retomando mis estudios y mis sueños, ya con más madurez
aun en las circunstancias en las que me encuentro. Aun así, vuelvo a abrir el
baúl de sueños y las ganas de tener una nueva vida y ser un nuevo hombre.
Para eso he retomado mis estudios en un colegio que atiende a todos los
que aun tienen sueños y no han perdido la esperanza de ser mejores.
Queridos profesores, gracias por darnos la oportunidad de aprender y confiar
en nuestras capacidades, regalándonos su paciencia.
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¡Viva la educación!
RODRIGO J. CIFUENTES G.
La educación es un privilegio, es un sentimiento, es un estado de meditación,
pero para mí es un instrumento de superación, porque acá puedo estudiar lo
que en libertad cometí el error de rechazar.
Nunca es tarde para estudiar. Nunca es tarde para superarse. Nunca es tarde
para levantarse y también reencontrarse. Hoy vuelvo y quiero aprender para
crecer y darle un ejemplo a mi hijo y reencontrarme con ella, mi mujer.
A veces me siento solo, abro un libro, leo y me siento libre. Entonces viajo
con las maravillas de las lecturas. Entonces, me digo: de todas las cosas que
he hecho en mi vida, lo mejor es y ha sido ésta, aprender.
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El renacer de mi educación
OSCAR F. SALAS G
Agradecido del profesor que tuve en educación básica, gracias a él tengo
una excelente ortografía, casi sin faltas, incluso a veces me encuentro con
una palabra desconocida y si la escribo mal la leo mal, es decir me produce
un rechazo involuntario y la vuelvo a escribir, hasta que mi subconsciente la
acepta y siempre termino escribiéndola correctamente.
Recuerdo bien como fue que nos enseñó el señor Luis Gálvez hasta 8° básico,
profesor normalista, un caballero, correcto, respetuoso, nunca alzaba la voz
y todos aprendíamos.
Al terminar la enseñanza básica, me matricularon en un liceo de una ciudad
cercana, distante a 15 Km. de mi pueblo. Allí, siendo adolecente, conocí
nuevos amigos y amigas; organizábamos “malones” (fiestas) y nos reuníamos
en la plaza o en el estadio municipal. Todo esto fuera del horario de clases.
En esa época la mayoría éramos afuerinos y disfrutábamos el pasarlo bien
con pololas al paso, o sea “atracábamos con una mina” y luego chao.
Desafortunadamente aparecieron los primeros pitos de marihuana y también
las pilsener. Los que hacíamos deporte, dejamos de hacerlo. Para qué hablar
de los estudios: algunos del grupo repitieron el 2° y otros, el 3° medio. Bueno,
repetí el 3° medio y tuve que emigrar a un liceo rural. Esta vez, distante
35 km. de mi hogar. En ese establecimiento cursé el 3° medio nuevamente.
Desde el principio destaqué por lo desordenado, sin embargo era un buen
alumno ya que había repetido por inasistencia (cimarras reiteradas) y por no
rendir pruebas, por lo cual era calificado con nota mínima. Pasé a 4° medio;
en este curso alcancé a estar 3 meses y me sorprendieron fumando yerba en
el baño, hecho que me costó la expulsión. ¡Un desastre!
Nunca terminé el 4° medio. Desde la expulsión del colegio, me dediqué a
volarme y a beber alcohol; a los 31 años caí preso y estoy condenado a un
pena de 5 años y 1 día. Sin embargo, aquí me encuentro con un colegio que
es muy ordenado y nos exige asistir a clases en todas las jornadas, lo que
me asombra, porque eso lo viví solo cuando niño. Exigencias que me dieron
la oportunidad de ser más responsable y terminar así mi enseñanza media.
Esto ha sido una bendición, porque es la primera y última oportunidad de
corregir la irresponsabilidad que cultivé desde mi adolescencia. Siento
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que los conocimientos y la sabiduría son para mi alma, para mi esperanza
y mi porvenir. Tal vez mi buen rendimiento en el colegio de la cárcel no sea
motivo de orgullo para otros, pero sí estoy seguro que mi familia y mis hijos
valorarán este proceder y mi interés por cambiar y rehabilitarme.
Por otra parte, siempre he entendido el trabajo de los educadores, ellos
tiene la vocación y el propósito de enseñar, pero en este lugar es muy difícil
hacerlo, porque son pocas las horas de que disponen para hacer clases.
Además, pierden tiempo cuando dictan, por la deficiente ortografía de la
mayoría de los alumnos-internos, cuando preguntan a cada momento, cada
3 o 4 palabras: ¿con B larga o V corta?, ¿con Z o S? ¿Dónde lleva el tilde?
Al final es una lata. Pero yo creo que el objetivo se cumple, porque estas
personas nunca iban a terminar sus estudios en la calle. Ahora van a salir con
un documento que acredita que su enseñanza media está completa. Puede
que los conocimientos académicos no sean muchos, pero estas personas
asistieron a clases y ni siquiera se dieron cuenta, porque fueron tratados
con dignidad, aprendieron a respetar, a escuchar y a compartir con internos,
de otros módulos, de diferentes edades y distintos delitos, sin discriminar y
sin odios, volvimos a ser niños, jóvenes, amigos. Para mí, la enseñanza en la
escuela de la cárcel ha sido ¡un éxito!
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¿Qué ha significado la educación en mi vida?
JONATHAN E. FIGUEROA O.
Primero que todo debo aclarar que ingresé al colegio por “hacer conducta”,
que es uno de los requisitos para optar a un beneficio. Pero al pasar el
tiempo, el Colegio me ha enseñado cosas muy importantes para mí. Como
señalaba hace un momento, comencé a estudiar sin pensar que esto me iba
a dar mucho más que la opción de la libertad; me está dando la posibilidad
de aprender cosas que para mí son nuevas e interesantes y que el día de
mañana me servirán para educar a mis dos pequeños, que son mi vida.
(Es muy difícil aprender y estudiar dentro de un penal, en que día a día
vivimos en un mundo diferente al del exterior: problemas, falta de afecto,
sentimientos encontrados hasta con tratos indignos en algunos momentos).
Pero el hecho de sentarnos en una sala frente a un profesor nos hace sentirnos,
aunque sea por un rato, “personas” y un “alumno” más para el profesor y no
como delincuente, que dicen que soy. Así que he tomado la educación como
una parte importante en mi vida, que me da fuerzas para seguir adelante y
no decaer, porque hay un profesor que se dignifica a enseñarnos, al educar a
personas a quienes los tribunales señalan como un peligro para la sociedad.
Es valorable. No cualquiera viene a enseñarle a un grupo de reos sin recibir
nada más a cambio que su escaso sueldo. Pero le queda la satisfacción de
que logró que gente, como nosotros, se interesara en aprender, aunque sea
tarde. Por eso sigo adelante, no importa que llueva o haya sol, solo importa
que para mí no son solo números o ecuaciones sino que son códigos que voy
descifrando día a día y que me abren puertas y ventanas a través de las que
vislumbro la libertad.
(Con todo el respeto que la Educación se merece yo soy uno de los que ha
optado por un poco más de educación para mi relación con la gente que
trataré más adelante).
Gracias a todos los profesores que me han enseñado. Cada uno de ellos me ha
dejado algo en su ramo. El día que me vaya de este recinto carcelario me iré
con la satisfacción de haber aprendido no solo a multiplicar y decir “funny”
que significa divertido en inglés. Además de los saberes, he aprendido a
valorar y respetar a todos los que me intentan ayudar.
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Educación a la mano de todos
FABIÁN MORALES C.
La educación es la mejor vía de escape en este lugar, o mejor dicho es la
libertad. En lo que a mí concierne, me será útil en el medio libre porque ya
aquí me abre fronteras laborales.
Dentro de este espacio y en calidad de recluso, las acciones son limitadas
pero por suerte hay libertad para asistir a la escuela cuyos profesores,
inspectores, asistente de la educación y directivos siempre están haciendo
ronda para que todos aprovechemos el tiempo y gracias a ellos, que dejan
día a día su calidad de personas libres para estar presos junto a nosotros; la
gran diferencia es que, al terminar el día, pueden volver junto a los suyo que
los esperan.
Ellos son los que se encargan de llenarnos de esperanza, confianza en
nuestro cambio; pero lo mejor de estos seres es que lo hacen aunque seamos
condenados.
En un lapso determinado, mi vocabulario se tornó diferente y mis expresiones
agradaron a mi familia, mis expectativas se ampliaron gracias al colegio
porque ellos, los profesores, se encargaron de cultivar, de hacerme aprender
algo que en un momento vi muy lejanos y que hoy valoro.
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La educación, un arma para enfrentar al mundo
CARLOS A. ARANEDA P.
Comienzo presentándome: mi nombre es Carlos Alberto Araneda Peña y
actualmente me encuentro recluido en el penal de Rancagua, cumpliendo
una condena de 5 años y un día.
Comienzo resumiendo y contándoles un poco de mi vida. Soy una persona
que a temprana edad comenzó su vida en el mundo delictual y con muy poca
educación. Cuando caí por primera vez detenido, llegué con 5º año básico.
Seguí cayendo sin superar mis estudios hasta que cumplí la mayoría de edad
y por el mal camino que tomé, llegué a la cárcel y ahí retomé mis estudios
de enseñanza básica y media. Al terminar mi primera condena, quedó
inconclusa. Luego, una nueva condena de 5 años y un día y pude retomar mis
estudios de enseñanza media y me esforcé para pasar de curso y lo logré.
Este año curso 2º H.C.
Ha sido un gran paso, ya que podré tener el privilegio de dar la PSU, sueño
hecho realidad, porque jamás pensé que iba a llegar hasta donde me
encuentro y viviendo una gran experiencia porque todo esto lo saben mis
familiares, los que me acompañan y están contentos de este gran paso
estando ahora, privado de libertad.
Completar mis estudios en la cárcel ha sido fundamental y, a la vez, me he
dado cuenta que los profesores tienen una gran participación en todo lo
que yo he aprendido, que me ha ayudado a ver el mundo con otros ojos,
enfrentarme a la sociedad con las armas que me ha entregado el colegio y
podré utilizarlas cuando recupere mi libertad, porque he pasado la mayor
parte de mi vida en la cárcel y entregarme de lleno al cariño y amor de mi
señora. Ella ha sido un pilar fundamental en mis logros y de paso poder gozar
a mis hijos y transmitirles todo lo que he aprendido gracias a la escuela y,
seguro, los guiaré por el buen camino, porque sé que la mayor herencia que
un padre les puede dejar a sus hijos es la Educación.
Ya despidiéndome, agradezco a los profesores la paciencia que han tenido
con nosotros.
48
¿Qué ha significado la educación
en mi desarrollo personal?
ROBERTO C. RIVEROS M.
Vivir este proceso dentro de un recinto penal ha sido de gran provecho,
porque ha enriquecido mi vocabulario y mi comprensión, pero también he
descubierto un mundo precioso a través de la literatura, que me hace viajar
y descubrir muchos lugares (aunque esté aquí).
Educarme, me hace valorarme más y plantearme nuevas metas; tener más
sueños y anhelos de superación. Los barrotes no han sido obstáculo para
mi libertad de espíritu porque nadie puede encarcelar mis pensamientos;
porque no pueden vigilar mis sueños ni quitarme todo lo nuevo que he
aprendido en el colegio.
Tengo emociones encontradas y sensaciones raras, pero agradezco a Dios
por aclarar mi mente. Puede sonar raro: pero estar privado de libertad me
ayudó a encontrarme a mí mismo, a tener un mejor diálogo con mis hijos,
con mi madre. Aprendí a explayarme en un tema y expresarme de mejor
manera, lo que me enriqueció como persona, porque tampoco sabía que
podía hacer cosas buenas y hacer cosas nuevas era tan fácil.
Agradezco la vocación de los profesores, por hacer clases en un lugar tan
hostil como la cárcel, pero ellos han hecho del aula un lugar agradable y
esperado, por lo que vivo momentos en los cuales no me siento preso, sino
que al contrario: me entregan llaves para abrir puertas en mi vida, con un
trato digno y por sobre todo con muestras de respeto.
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Más allá
MAIKOL F. ALVARADO A.
Existen en la vida conocimientos buenos y malos; también hay virtudes
buenas y malas; personalidades que se adaptan con el tiempo y hechos
que cambian por completo la real esencia de una persona porque sin
darnos cuenta, todos los días se aprende algo nuevo. Es aquí donde quiero
detenerme y decir: “aprender no es lo mismo que educar”.
Escucho al mundo con sed de conocimientos, jóvenes que protestan por
querer educarse, corazones que gritan desesperados por ser escuchados y
nuevamente me detengo y me pregunto ¿Podrá el mundo escucharme si yo
mismo no me oigo?
De pronto miro mi pasado, un muchacho lejos de imaginar el futuro que vivo,
sin conocer siquiera la desesperación del amor y el valor efímero de los
segundos felices. Sin pensarlo digo: me eduqué en la soledad y en el amor
por los míos. Después de mil tropiezos, me despojo de la frustración del
no saber y contemplo la verdadera sabiduría, entonces descubrí la belleza.
Seguro fue la primera vez que logré ver mi futuro con un brillo especial. De
un momento a otro mis anhelos y sueños ya no parecían imposibles y supe
que existiendo una chispa de esperanza en el corazón se puede triunfar en
la vida.
Doy gracias a Dios por poner en mi camino una motivación, por poner en mis
ojos el brillo del verdadero amor, por dar un nuevo valor a mis sentidos para
utilizarlos como es debido, por darme la fuerza para seguir adelante, porque
al fin comprendo que educarse es respetarse.
Dedico este relato al esfuerzo de los docentes por sacarnos adelante.
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Mis estudios
CESAR VILLARROEL D.
Mi primer día de clases en este penal fue mi primer cambio: podía ser un
solitario caminante pero estoy entre el alumnado de una escuela que nos
ofrece una nueva oportunidad, la de abrazarnos al estudio.
Somos gente amable, respetuosa, que sabe que se merece algo mejor, que
sabe que el cambio se puede, que la educación es la principal esperanza de
la condena y si no se aprovecha, se va como mariposa entre las manos.
Debemos demostrar a la gente de afuera, que sí podemos cambiar, que el
colegio es una buena oportunidad, que lo que no sabíamos, poco a poco lo
aprendemos y seguiremos aprendiendo y nos superaremos como personas.
51
Un paso importante
CARLOS FERNÁNDEZ F.
Muchas personas pasan por la vida como cualquier ser vivo, nacen, crecen,
se reproducen y mueren. Algunas creen que con ser padres han completado
su existencia y consideran que han hecho lo necesario. Otros buscan en el
trabajo y dinero la realización que tanto anhelan, pero para mí existe una
oportunidad que nunca antes había valorado hasta hoy: educarme.
Antes de vivir esta circunstancia - perder mi libertad - no tuve o no busqué
aprender en una escuela, porque la vida me enfrentó a situaciones difíciles, en
lo familiar, en lo social y en lo económico, sumado a ello mi natural capacidad
para ser desordenado, me llevaron a buscar recursos para subsistir. Trabajé
en todo lo que tuviera ocasión, como “ayudante mecánico”, como “pioneta”,
haciendo “metros ruma”, pavimentando caminos y otras tantas ocupaciones
que un pobre debe hacer para obtener lo necesario para vivir. Luego vinieron
los hijos, una mujer que cuidar y mantener, una casita, la ropita, los zapatitos
de los niños y cuántos otros menesteres de un hombre con responsabilidades.
Eso nunca impidió que los ratos libres fueran cargados y regados de un buen
mosto y unas buenas cervezas que, lamentablemente, siempre terminaban
muy mal. Esto último me llevó a correr varias veces detrás de los barrotes
del retén. Hasta que llegue aquí.
Al principio, el solo hecho de asumir que estaba en este lugar me causaba
rabia e impotencia; no quería estar porque, a pesar de todo, nunca he sido de
aquí. Pero como se debe aprender a hacer algo, con el tiempo fui de “malas”
a la escuela. Al correr de los meses me di cuenta que habían cosas que ya
sabía, que las había visto o utilizado en mis anteriores oficios o en mi vida
personal, ahí entendí que lo que se aprende en la escuela es una herramienta
que da mejores oportunidades para desempeñarse en la vida. Luego pasé
a la educación media, he profundizado mis conocimientos, he aprendido
a aplicar nuevos conceptos. Me ha costado y he contado con ayuda de mis
profesores, de funcionarios y de compañeros, lo que ha permitido que vea
las cosas con una mirada distinta. Estudiar hace bien, nunca es tarde para
aprender cosas que uno no sabía y me siento feliz cuando, frente a otras
personas, no quedo como el tonto ignorante; ahora puedo opinar y aplicar lo
que he aprendido.
Hoy, como padre, mi mayor anhelo es que mis hijos nunca dejen de estudiar
porque es la única y más importante herencia que les puedo dejar.
52
La educación dentro de la cárcel,
relajación y esparcimiento
CRÍSTOFER ARAVENA C.
Para un reo común puede resultar molesto, incomodo o quizás una obligación
más el asistir a clases dentro de una Unidad Penal, para regularizar su
situación educacional.
Para mí, resulta un grato momento del día asistir a clases aun dentro de
la cárcel, porque me permite desconectarme del diario vivir, completar mis
estudios y sobre todo, comprender temas que interesan, que me llaman la
atención y me interesa aprender sus características y cómo desarrollarlos.
El hecho de tener ahora y aquí la posibilidad de estudiar ha logrado que me
plantee la posibilidad y la motivación para terminar mi enseñanza media,
rendir la PSU y confiado en obtener un buen resultado, estudiar la carrera de
Técnico en Administración, la que me entregará valiosas herramientas para
perfeccionar mis actividades comerciales y fortalecer el negocio que poseo
y me guiará para iniciar un nuevo proyecto comercial que pretendo realizar
cuando recobre mi libertad.
En consecuencia, para mí el estudiar dentro de esta unidad penal impactó
en mi vida y tendrá una positiva consecuencia en mi futuro. Ahora sé que
estudiar es fundamental para reinsertarnos en la sociedad.
53
La importancia de la educación en mi vida personal
OMAR MELLADO J.
Estudiar en este recinto penitenciario ha sido muy provechoso y significativo
para mi vida ya que me siento una mejor persona, más preparada para esta
sociedad.
Todo el tiempo que llevo en esta cárcel me ha servido para terminar mis
estudios de enseñanza media, ya que solo había llegado hasta 5° año básico.
Ahora, creo que si uno coloca algo de su parte, todo es posible. Es bueno
darse cuenta que aun privado de libertad es posible estudiar y salir adelante.
En mí caso, todo lo que he logrado aprender quiero que me sirva cuando esté
en libertad, para por fin seguir por el buen camino con otras herramientas.
Que si hubiera tenido la oportunidad de estudiar cuando niño mi vida sería
distinta. A esta altura de mi vida solo queda el arrepentimiento por causar
daño a personas inocentes.
Prometo poner de mi parte, de ahora en adelante cambiaré por completo y
no volveré a caer detenido, pues gracias a las enseñanzas recibidas puedo
decir que soy otra persona.
54
Mi educación entre rejas
ALDO JAQUE L.
Para mí tiene mucho significado la educación impartida en el penal, porque,
a pesar de que muchos piensan que en este lugar están los “desahuciados”,
los que “no tienen remedio”, los que “no tienen ningún futuro”. Esa forma
de pensar es egoísta. Los que aquí estamos somos personas que, si bien es
cierto nos hemos equivocado en la vida, tenemos sueños y aspiraciones;
como ellas, las personas del “mundo libre”.
Creo que mi mayor meta es terminar mis estudios, con buenos promedios
y demostrar que no estoy en el colegio para “ganarme una conducta” como
muchos, sino porque quiero ser el mejor. Es mi desafío personal, pero no para
los demás, sino para demostrarme a mí mismo que soy capaz y que un par
de rejas no son un impedimento para salir adelante, con sacrificio y esfuerzo.
No quiero que mi estadía en este lugar sea una pérdida de tiempo, quiero
aprovecharla para aprender y rescatar lo bueno, que lo hay, de este lugar
para ponerlo en práctica cuando esté en libertad. Por eso valoro cada clase
que es impartida en este penal.
Concluyo diciendo que siento un tremendo agradecimiento a mis profesores
por su esfuerzo y dedicación. No es fácil venir a una cárcel a enseñar, pero
lo hacen con amor y mucha vocación. Es importante también la facilidad
que nos brinda Gendarmería, tratando, mediante el estudio, que seamos
personas educadas, y por ende, nos reinsertemos de una manera más fácil al
mundo libre y ya no hayan tantas diferencias, para que nos puedan aceptar
como iguales, no mirando nuestro pasado, sino tomando en cuenta nuestras
capacidades, que las emplearemos de mejor forma y así dar un mejor
bienestar a los que amamos y serán parte de nuestras vidas una vez que
salgamos de este lugar.
55
Mi experiencia en la escuela de la cárcel
CRISTIAN DÍAZ U.
Cuando ingresé al CDP de Pitrufquén no venía con muchas ganas de estudiar.
Cuando estaba en la calle me inscribí en varios liceos y nunca pude terminar
porque me costaba mucho concentrarme en las clases y dedicaba mucho
tiempo a delinquir… y a las drogas. Por eso nunca pude concluir mis estudios.
Ahora, en cambio y a pesar de que me encuentro aquí, he asistido
prácticamente a todas las clases porque me di cuenta de que soy capaz
de aprobar todas las materias, ya que cuando estoy en una clase me puedo
concentrar bien. Ya no ando pensando en robar ni tampoco en drogarme.
Ha cambiado mi vida, tanto así que al transcurrir las clases he terminado
el primer semestre aprobando todas las asignaturas y mi promedio es 6.4.
Con esto supe que podía dar más con la ayuda de los profesores y siento
la confianza de pedir que vuelvan a explicar cuando no entiendo. Lo hacen
hasta que se aprende.
Además, me he valorado como persona y sé que podré terminar mi enseñanza
media teniendo quizás la posibilidad de continuar mis estudios, porque creo
que es la manera correcta de salir adelante y ser alguien en la vida. Dejaré
atrás los errores cometidos y con las nuevas herramientas, mis estudios
terminados, podré enfrentarme a la sociedad como lo que soy: un joven con
esperanzas en el futuro.
56
Mi mayor anhelo
CLAUDIO LAGOS V.
Mi historia comienza el 03 de marzo de 1985, cuando me dirigía al internado
“Ciudad del Niño”. En esos años no sabía leer ni escribir y ya tenía 10 años.
Mi familia estaba dividida, no había quien pudiera ayudarme, me sentía
solo y turbado sin entender cuál sería mi futuro. Tampoco sabía qué era una
profesión ni un trabajo. Después de 4 años salí del internado al mundo real.
Me preguntaba ¿Cómo iba a vivir? ¿Cómo formar mi hogar? Luego conocí
la calle y vivía en ella. Me perdía más y más en la delincuencia. Esa fue mi
escuela de la que nunca obtuve nada bueno.
En el transcurso de esos años conocí la cárcel de Valparaíso; supe que había
un colegio y solo había que inscribirse y tener ganas. Ahora soy un estudiante
y cuando estoy en clases, me esfuerzo y pongo atención por aprender lo que
la “profe” enseña.
El colegio es una buena oportunidad para aprender, también una forma de
salir, de despejarse del sistema carcelario, de distraer la mente para no
pensar mucho en la calle, que dañas el alma… Por eso veo esta como una
oportunidad para preparar la mente, para proyectarme, para mejorar mi
autoestima y encontrar fuerzas para trabajar en el medio libre.
A veces pienso que estar en el colegio es como salir al medio libre, me divierto
mucho con la “profe”, con su simpatía y me siento bien. Luego tenemos que
volver al módulo y esperar hasta el otro día y cuando llega la mañana me
preparo para salir nuevamente al colegio.
Lo importante de todo esto es que nosotros debemos aprovechar al máximo
la vocación de estas personas, que llegan a este lugar a dedicar su tiempo
para enseñar a los presos, por los cuales nadie da un peso sin saber que hay
personas que no han perdido las esperanzas.
¡Esfuérzate y sé valiente! ¡Hay una nueva vida!
57
Oportunidad
LUIS RIVERA R.
Es la primera vez que estudio en un recinto penal, de a poquito me he ido
adaptando al sistema educativo. Pero cuando llegué, encontré muy raro que
hubiera una escuela.
Soy un joven que le gusta payasear, jugar y también estudiar. Pienso que
cuando recupere mi libertad terminaré mis estudios, porque creo que se lo
debo a mi padre. Él siempre me decía:
Hijo, estudia mucho para que seas un gran profesional y tengas tu cartón-.
Nunca le hice caso y fue así que me puse a delinquir. Ahora estoy cumpliendo
condena en la cárcel de Valparaíso.
Esta posibilidad de recibir educación ha significado una oportunidad para
recuperar mi libertad y avanzar en mi reinserción social. En la escuela está la
posibilidad de aprender por lo que intento sacarme buenas notas. Me siento
alegre y contento en este espacio que es el colegio. Me gusta, me distraigo
de lo que pasa en el módulo 102 y me siento agradecido de la “profe” Cynthia,
porque me ha enseñado hartas cosas que yo no “sabo” (jajaja).
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A la salida del sol cada mañana
REINALDO ZAMORA M.
En el amanecer de cada día en este encierro denigrante y oscuro, veo cada
mañana salir el sol. Ahí entiendo que una de las mejores etapas de mi vida
la encuentro en la educación que se entrega, día a día en este encierro. Creo
que tarde o temprano servirá para traspasarla a nuestros hijos.
Cada día que pasa, me siento con la mente más despejada y saludable, con
las ganas de querer seguir aprendiendo un poco más cada día, para ver si
la vida me da una nueva oportunidad para reinsertarme en la sociedad y
poder construir un camino que me permita transitar, con alegría y orgulloso
de mis logros, por las calles de mi ciudad. Poder mirar a los ojos a los
míos, sonriente, y decir que el tiempo que estuve privado de libertad pude
educarme y aprender en el colegio.
Dios sabe que el tiempo en que estoy recluido está siendo útil a mi vida, para
poder quitarme el velo de mis ojos y así entender que en la educación puedo
encontrar otra salida.
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El camino al templo del saber
LUIS JORQUERA P.
Todos los días temprano, en la mañana, espero que el carcelero nos llame
para la escuela. Camino a la escuela, me voy por los pasillos llenos de
historias, de aventura y muchas tristezas.
Llegando al colegio, me paro en el pasillo del recreo, donde se escuchan las
aventuras y las proezas de cada una de las personas que están en este lugar.
Al tocar el timbre, entramos a la sala a estudiar y a echar a volar la
imaginación y la creatividad mientras en mi mente voy sumando mis
derrotas y escribiendo la historia de mi vida.
Al salir de mi jornada de estudios, me regreso al lugar de mi descanso, donde
realmente tengo paz, donde descanso mis huesos y mi mente sueña con un
mañana mejor.
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Historia de un hombre de Socaire versus educación
CASTRITO FIDEL M.
En un lejano pueblo, ubicado a doscientos quince kilómetros al Este de la
ciudad de Calama, se ubica el pueblo llamado Socaire, pueblo altiplánico
pequeño, que vive de la agricultura y la ganadería, donde nací y crecí hasta
los 12 años, con una familia de escasos recursos.
Comencé a estudiar a los seis años, y solamente cursé hasta el quinto año
básico; luego mi padre fallece y nuestra vida familiar sufre un cambio total,
ya que yo era el hermano mayor de cuatro hermanos. En ese escenario,
conozco a un personaje mayor, que llegó al pueblo en calidad de turista, al
que mostré las bondades del pueblo, en cuanto a agricultura (cultivos de
papas, maíz, trigo, cebolla, zanahorias, habas), ganadería (corderos, llamas,
conejos), lagunas y lugares pintorescos e interesantes para el afuerino.
Todo a cambio de una suculenta propina. Además de premiarme con una
gran propina, me ofreció trabajo remunerado en la ciudad de Arica, a lo que
mi madre se opuso rotundamente. Después de un año, este señor vuelve al
pueblo a buscarme y en conversación con mi madre, llegan a un acuerdo
familiar y económico, motivo por el cual salí de Socaire a Arica, con el
permiso de mi madre y la protección de este señor de más o menos 30 años
de edad. Una vez establecido en la ciudad de Arica, en una parcela del Valle
de Azapa, comencé a trabajar en agricultura con el fin de ayudar a mi madre
y a mis hermanos menores.
Luego en estos menesteres, cumplí 18 años de edad, y me tocó hacer el servicio
militar, que realicé en el Regimiento N°9 de Antofagasta, por un período de
cinco años. Egresé como cabo de reserva, una experiencia inolvidable por
todo lo aprendido. Este aprendizaje me llevó a perfeccionarme en la vida
laboral y logré ser chofer de camiones de transporte, con lo que conocí mi
país de norte al sur; recorriendo todas sus carreteras; saliendo en parte de la
pobreza que me tocó vivir desde pequeño. Pero mi proyecto de vida se vio
obstaculizado debido a que solamente tenía quinto año básico, lo que me
impedía relacionarme con otras personas “de mas categoría”, en busca de
un trabajo estable y mayor sustentabilidad en lo económico.
En este peregrinar me casé y tuve dos hijos. Lamentablemente fracasé en
esta fase tan importante de la vida de todos los seres humanos. Hoy, viejo
ya y haciendo una reflexión, me di cuenta que el fracaso de mi proyecto de
vida se debió exclusivamente a mi falta de educación, al no lograr terminar
61
mi educación básica y media, trunqué todas las expectativas de ser otra
persona.
Por esta razón me encuentro privado de libertad. Se aprovecharon de
esta debilidad y me condujeron a realizar acciones ilícitas, que hoy con la
educación que tengo, no las hubiese realizado. También puedo agregar a esta
historia, que estoy muy feliz de estar completando mis estudios, aunque sea
en un lugar “bastante especial”, y muy cercano terminar mi gran anhelo:
terminar cuarto medio para que ninguna persona pase sobre mí.
Debo decir que el estudio es muy importante en mi vida, aunque de repente
se me hace un poco difícil, ya que han pasado más de veinte años, desde que
dejé los estudios y ahora, que los retomé. Es difícil, pero no imposible.
Hoy tengo 51 años de edad. En todo este tiempo logré darme cuenta que
tenía otras virtudes y capacidades de trabajo. Por ejemplo, el “arte de la
artesanía”, con la que cubro mis gastos comunes; también valoro que gracias
a los conocimientos entregados por mi escuela, logré encontrarme conmigo
mismo y valorarme como persona; ver un norte a alcanzar, y espero algún
día, cuando salga de este lugar tenebroso, luchar por rescatar a mi esposa y
mis dos hijos para volver a formar una familia como debe ser en este “mundo
civilizado,” que día a día exige educación, educación y educación, para
cumplir con proyectos de vida positivos y ser personas útiles a la sociedad.
Moraleja: “ Sin Educación no existen los Proyectos de Vida Positivos”
62
El colegio
DAVID FUENTES
Primero que todo, me presento, Soy David Fuentes y alumno del 2° nivel
de educación básica, curso A. y puedo decir que el colegio ha sido muy
importante en muchos aspectos: he adquirido nuevos conocimientos, he
recordado cosas de mi infancia y gracias al colegio, he recordado cosas que
creí habían desaparecido, pero no era así. Por ejemplo “cuando jugábamos
a la pelota en el recreo justo cuando estaban por tocar la campana y nos
íbamos corriendo a colocar detrás del balón, de esos plásticos que en
esos tiempos valían cien pesos. También me acordé que cuando estaba en
quinto año básico tenía una compañera llamada Fabiola. Me gustaba mucho,
porque la encontraba muy bonita, pero no me prestaba atención, ni siquiera
sabía que yo existía (creo yo) Así pasaron los años y hoy, al recordar siento
anhelos de esos momentos.
Hoy han pasado los años, estudio en una escuela muy distinta a la de mi
infancia, aquella en la que perseguíamos el balón de plástico. Hoy estudio
en una escuela que está dentro de un penal. He aprendido cosas como sumar
potencias, números naturales, el efecto del calentamiento global, historia
de mi país y tantas otras cosas que podría seguir contando.
También quiero contar que en mi escuela - gracias a mis profesores - he
recordado valores que creía olvidados, como esos que mis padres me
enseñaron en mi infancia y que hace mucho no ponía en práctica, esos que
son primordiales, como el respeto a los demás. Ahora creo que el respeto es
una forma de vida que me ha ayudado a convivir mejor con la gente que me
rodea.
Otra cosa que creo que es muy importante de contar es que era un joven
que explotaba muy fácilmente, por cualquier problema y aquí en la cárcel
es muy fácil meterse en problemas. Pero gracias al colegio he madurado
y aprendido a llevarlos presente en todo momento. Profesores, les digo de
verdad que me han ayudado mucho, estoy aprendiendo a llevarme bien con
la gente y ya no he tenido problemas.
Quiero decirles también que he mejorado mucho y se puede ver en mis
calificaciones, pues soy uno de los mejores de mi clase, ya que siempre
“rodeo” entre el seis cinco y siete; esto es porque me he interesado en
lo que me enseñan, y sé que estudiando me irá mejor en la vida. Por eso
63
quiero terminar mi enseñanza básica y luego iniciar y terminar la media para
cuando esté en libertad pueda seguir con una profesión. Me gustaría mucho
perfeccionarme y superarme como persona.
Cuento mi experiencia y entrego un mensaje a quienes están privados de
libertad: sí se puede cambiar con dedicación y esfuerzo.
Finalmente, quiero dar gracias a las personas que están a cargo de este
sistema educacional, nos hacen un bien a muchas personas. … Gracias por
todo su esfuerzo.
64
Sin título
HERNÁN MADARIAGA O.
Mi nombre es Hernán. Estoy por cumplir 26 años, me encuentro recluido en
Huachalalume, de La Serena, cumpliendo una condena de cuatro años, por
un delito que cometí un día del año 2009. Tenía 21 años. Recuerdo que
me encontraba viviendo el proceso prenatal de mi primer hijo. Mi mujer,
entonces, tenía un embarazo ya avanzado y nuestra situación económica
no era favorable, por lo que consideraba que no estaba en condiciones de
recibir a mi hijito como correspondía o como yo hubiese querido. Bajo este
contexto y con una gran presión sicológica decidí hacer algo, tomando
una mala decisión y cometiendo el peor error de mi vida, que me llevó a
cometer un ilícito en donde todo resultó mal y nada de lo planificado pudo
ser logrado. Me vi envuelto en un problema de proporciones mayores,
porque fui descubierto cometiendo un delito. Ya no era solo un error, debía
ser condenado y privado de libertad por un período que, en ese momento,
era indeterminado.
Así conocí la cárcel y tuve que vivir un proceso como imputado del nuevo
sistema procesal penal y estar privado de libertad durante un año en otra
ciudad, mientras se probaba mi responsabilidad y participación en los
hechos.
Al cabo de este tiempo llegué a la instancia de un juicio abreviado, donde se
me propuso reconocer mi culpabilidad a cambio de ser condenado a cuatro
años pero con beneficio alternativo - libertad vigilada - que me permitiría
cumplir mi condena en libertad, irreprochable conducta anterior, ya que nunca
había estado preso y sería evaluado periódicamente por una profesional
del área sicológica de Gendarmería, según periodos determinados por mi
delegada.
Cuando volví a mi hogar, mi hijito ya tenía seis meses. Me había perdido
importante y valioso tiempo para ver su crecimiento y sus primeros meses
de vida. Incluso su nacimiento, etapa que tuvo que vivir sola mi mujer. Me
vi obligado a madurar en forma rápida para cumplir con mis obligaciones
y además, tenía más responsabilidades: ahora tenía un rol como padre. Al
tiempo se comenzaron a dar oportunidades laborales que fui aprovechando
para mejorar la situación económica de mi familia, esta familia que había
formado muy joven junto a mi mujer y mi hijito .Comencé a valorar las cosas
simples de la vida y a disfrutar más el tiempo que pasaba junto a ellos .
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Trabajé en distintas labores, pero mal remuneradas por no contar con una
educación completa. Fue así que me desempeñé como ayudante mecánico,
aprendí oficios diversos y también trabajé como chofer de una empresa
ferretera, en la que conducía camiones para los que no contaba con la licencia
correspondiente. Un día me tocó conducir un camión con materiales de
construcción, desde La Serena a Coquimbo. Fui controlado por carabineros y
cuando se percataron que no contaba con la licencia para conducir vehículos
de carga y con mayor tonelaje fui detenido nuevamente. Esto ya no era una
falta porque es considerado un delito, algo que ignoraba por completo y se
castiga con una pena de 61 días, a cumplir privado de libertad.
La justicia determinó que yo volvía a cometer un delito en el período en que
me encontraba con beneficio, por lo tanto fui nuevamente recluido y por lo
tanto debía cumplir la totalidad del tiempo de la primera condena privado
de libertad: 4 años.
Así volví a estar preso. Caí en una profunda depresión desatada por el encierro
y el alejamiento de mi familia. Me costó mucho asumir esta nueva situación.
Sentía que les había fallado nuevamente a quienes más amo, que mis errores
me costaban demasiado caro y consideraba injusta esta situación, ya que
me encontraba trabajando y me sucedió esta desgracia…. ¿O era justo estar
nuevamente preso y en esta situación?
Al pasar los meses me fui dando cuenta que debía emplear en algo
provechoso este tiempo. Comencé a buscar en qué utilizarlo y demostrar
que soy diferente al resto de los que me rodean. Muy pronto me dieron
la oportunidad de inscribirme en el liceo y terminar mis estudios medios,
pues de alguna manera debía enmendar el rumbo perdido cuando deje de
estudiar.
Cuando comencé a asistir a clases, a compartir con diversas personas y
conocí otras realidades, me dieron ganas de aprender y tomar con esmero
esta nueva tarea. Tuve que retomar los hábitos de lectura, de estudio y
desarrollar las actividades que nos daban los profesores. He cambiado la
forma de ver las cosas, siento que podré optar mejor para mí, mi familia,
teniendo mi cuarto medio; ahora ya no será tiempo perdido estar en este
horrible lugar como es cárcel. Luego, cuando salga de aquí, quiero seguir
estudios profesionales como mecánico automotriz o algo relacionado con
la administración de empresas; sé que con perseverancia y dedicación lo
lograré. Sobre todo con la ayuda de mi mujer y el amor de mi hijo, que ya
tiene cuatro añitos.
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El tiempo que llevo en la escuela ha sido de provecho, siento que los
profesores me valoran y puedo dar más de mí, siento que realmente es
la oportunidad que necesitaba, quiero retomar mis relaciones familiares ,
cuidar a mi hijo y no quiero que él viva lo que yo he vivido.
Salir adelante, sé que lo lograré y esta experiencia, aunque ha sido amarga,
pero con algunas cosas buenas, me ha aportado ya que fueron malas
decisiones y errores me trajeron donde estoy. El estudio es una de las partes
buenas y que ayudan a mejorar.
Esta experiencia la comparto con el fin de ayudar a otros y que vean en el
estudio una oportunidad de mejorar y cambiar, pues nunca nadie puede
quitarte lo que aprendes y sabes.
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La importancia de la educación para las personas
VICTOR M. PINILLA S.
Soy una persona, tengo treinta y siete años y no tengo mis estudios
terminados. ¿La causa? En mi niñez no pude estudiar, por la enorme distancia
que había entre mi hogar y la escuela, por problemas económicos, ya que en
nuestro hogar éramos ocho hermanos y mi madre, una persona sin educación
al igual que mi padre, el que lamentablemente fallece cuando tenía catorce
años, por ese motivo tuve que empezar a trabajar a temprana edad.
Les contaré cómo fue mi vida: Mi familia estaba formada por mis cuatro
hermanos hombres y tres mujeres. Yo soy el número cinco dentro de mis
hermanos; ninguno de ellos, de los mayores, ha terminado su educación
básica, al igual que yo. Hoy me doy cuenta lo importante que es la educación
para enfrentar la vida y formar una familia.
Como decía, inicié mi vida laboral a los catorce años en el campo, sector
rural de la comuna de Santa Bárbara, localidad de Rucalhue, realizando
labores forestales junto a mi hermano mayor, de dieciocho años. Él cortaba
árboles con hacha, yo los podaba (cortaba las ramas de estos) y me pagaba
mi hermano del sueldo que recibía. Era bonito trabajar, me sentía grande al
realizar estas labores, igual me cansaba y por cortar todos los días ramitas
de los árboles tenía mi hachita bien afilada. Así fui creciendo en el campo,
después trabajé en otras cosas, como vendiendo leña en el pueblo para
que la gente se calentara en sus casas; esta leña la picaba yo mismo con mi
hachita.
Con el tiempo quise buscar trabajo en el pueblo más cercano que era Santa
Bárbara, pero me pedían mis estudios básicos terminados. Yo no los tenía y
ahí comprendí lo importante que eran los estudios. Me perdía oportunidades
por no haber estudiado. En el campo la vida es difícil.
Con el tiempo pude trabajar en algunas empresas de la ciudad de Los
Ángeles, de tipo forestal y operando distintos tipos de maquinarias. Podría
haber optado a trabajar en otras secciones de estas empresas, por mi falta
de estudios no lo podía realizar. No se me ocurrió estando en el medio libre
terminar mis estudios. Uno después que gana sus pesitos cree estar bien…
¡Pero no lo es todo!
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Pero nunca es tarde para aprender. Hoy que me encuentro recluido en este
penal; Gendarmería de Chile me ha dado la posibilidad de terminar mi
educación básica y estoy cursando los estudios de quinto y sexto básico.
Además quiero terminar la enseñanza básica para luego terminar la
enseñanza media y más. Me he puesto esa meta para ayudar a mis hijos
cuando esté en el medio libre y, ojalá, tener un trabajo digno y sé que lo
lograré con el esfuerzo para tener una mejor educación que me ayudará en
mi desarrollo laboral y personal.
Concluyendo, diciendo que una de las grandes pérdidas en la vida del hombre
es soltar la mano de la educación… Por ello siempre a mis hijos les digo que
caminen junto a ella; además, le ruego a Dios que nunca coloquen sus pies
en la mala huella en que yo los posé.
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Lo difícil que es vivir sin educación
PATRICIO A. NUÑEZ C.
Hoy con treinta y nueve años yo, Patricio Nuñez Cid, les cuento que vengo
de una familia de cuatro hermanos más, mis padres, todos con educación
básica incompleta. En mi niñez tuve que trabajar a muy temprana edad, a
los siete años salía junto a mi padre a trabajar en el campo donde vivíamos,
en la localidad del fundo las Malvinas, ubicado al interior de Mulchén.
Realizábamos labores de limpieza de terrenos para la plantación. Esto lo
hice hasta los diez años.
Mi vida como niño no la pude disfrutar como debiera ser. Tuve una tardía
posibilidad de ingresar a la escuela, pero por trabajar - que era lo que a mis
padres más les interesaba – solo pude llegar hasta quinto año básico. Ahora
me doy cuenta lo difícil que es la vida sin tener educación.
Cuando cumplí los 14 años, me dediqué a trabajar solo, en un fundo llamado
Verdum, cerca de Mulchén. Era un trabajo de tipo forestal, también agrícola.
Pasaron varios años, hasta que un día tomé la iniciativa de irme a trabajar a
la ciudad de Santiago, en una fábrica de baldosas y otros tipos de trabajos,
que me llevaron un par de años. Por esos lugares me entristecía, sentía
que echaba de menos mis lugares de origen, por lo que tomé la decisión
de volverme a mi localidad e hice “recontinuidad” laboral. Conocí a quien
actualmente es mi pareja y compañera con la cual tenemos dos hijos. Mi
hija mujer ya con su cuarto año medio cursado y mi hijo hombre que cursa el
tercer año medio en la especialidad de técnico forestal.
Sin embargo, entre los años de crecimiento de ambos por amistades,
necesidades y carencias educacionales, me comprometí en complicadas
situaciones personales por las cuales tuve que cumplir períodos de
reclusión. Una vez estas cuentas saldadas, me reintegré a la vida laboral;
mientras tanto mis hijos crecían, cosa que por preocupación permanente de
mi pareja nunca abandonaron los estudios. Yo vuelvo a reincidir con lo que
solo consigo el sufrimiento de mi mujer y mis hijos, de los cuales reconozco
una grandeza personal impresionante, que resulta ejemplar para mí: nunca
abandonaron lo importante: seguir sus estudios.
Hoy tenemos la suerte de haber logrado mediante un subsidio nuestra
propia casita y yo tengo mi fuente laboral - un furgón de trabajo – pero sobre
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todo volví a la escuela, por el gran compromiso que he contraído con mi hija:
que una vez volviendo a ser un hombre libre me iré de frentón al mundo
del trabajo honrado, seguro y permanente, para - con la ayuda de Dios nunca más volver a fallarles para que deje de trabajar en la frutería donde
lo hace para que retome sus estudios (desea ser enfermera) y se muestre
como ejemplo de superación para su hermano y sus padres. Mientras tanto,
cerraré un oscuro y negativo pasado y comenzaré a vivir de manera honrada
y feliz de emprender otra etapa.
Concluyo de manera muy consciente: la educación tiene importancia vital
para el hombre como el agua y el sol lo tiene para las plantas.
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Los mejores capítulos de mi vida
JOSE A. VASQUEZ R.
Soy José Abdón Vásquez Rozas, cincuenta y seis años, escolaridad quinto
año básico y mi familia estaba compuesta por mis nueve hermanos más
mis padres. Mi papá de oficio carpintero y mi madre cumplía las labores de
casa; ambos con escasa educación. Pero, a pesar de ello, hubo una enseñanza
permanente de valores a todos sus hijos, dentro de las posibilidades que nos
podían entregar por el hecho de llevar una vida cristiana. Mi padre trabajó
como minero en Lota y después se trasladó a la localidad de Laja, a trabajar
en su oficio de carpintero, actividad que adquirió de mi abuelo.
Por ser tantos hijos en el matrimonio, disfrutamos poco nuestra infancia.
Tuvimos que empezar a trabajar a temprana edad. No nos fue posible
realizarnos como niños, y, por lo tanto, no pudimos ir a la escuela, donde
nos habrían entregado una educación para la vida, útil para cuando nos
convirtiéramos en adultos y formemos una familia.
Así iba pasando el tiempo y yo continuaba creciendo, nos cambiábamos de
un lugar a otro. En Laraquete, comuna de Arauco, octava región, mi madre,
que, cooperaba con incentivos económicos para él hogar, realizó ventas
de embutidos hechos con menudencias que recibia del matadero de la
localidad, además, hacía pan amasado, que era muy rico y yo lo vendía en el
tren. Aquí cursé y repetí quinto básico.
Después de unos años nos cambiamos a la localidad de Constitución, donde
me dediqué a ser botero con solo 16 años de edad. Mi trabajo consistía en
trasladar turistas y pasearlas en bote por los ríos de esta localidad. Pasé
varios años en esta función. Fui juntando pesito a pesito, hasta que un
día, con todo lo que había ahorrado, me compré mi propio bote. Me sentí
orgulloso de mí mismo y mis logros. Pero igual sentía que era un trabajo muy
sacrificado. Me decía ¿por qué no habré estudiado mejor? Los amigos que sí
lo habían hecho tenían lindas profesiones y ganaban bastante dinero. Pero
eran las circunstancias de mi vida.
Sin embargo, no todo fue malo, ya que en este trabajo tuve la fortuna de
conocer a quien fue mi esposa, con la que tuve tres hijos. ¡¡Gracias a mi esposa,
por dedicarse mucho al cuidado de los niños!! Yo, en cambio, me incliné por
el trabajo y mis amistades. Lamentablemente, esto me llevó a perder a mí
familia. Luego, me dediqué al trabajo como buzo por lo que tenía que salir
72
de mi hogar por períodos prolongados de hasta veinte días, pero en este
trabajo es frecuente el consumo de alcohol. Llegaba en malas condiciones a
mi hogar, con poca plata de lo que había trabajado y sacrificado, lo que hace
que uno se afecte no solo como persona, sino que también a su familia por
no estar cerca de ella.
Gracias a Dios y al cuidado de su madre, lo cual reconozco, mis hijos son
todos profesionales, que están en el extranjero, especialmente en Francia
y aun cuando tengo contactos con ellos, siento mucho no haber estado
cuando me necesitaron. Creo que si hubiera estudiado, esto no me habría
pasado.
Hoy día, a esta edad, creo que es muy importante la educación que nos
entregan en la escuela, etapa que no realicé cuando niño. Por eso agradezco
esta nueva oportunidad para terminar mis estudios y recordaré, con orgullo
personal, que el paso por esta unidad penal me ha servido para terminar algo
que no pude hacer antes.
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¿Qué ha significado para mí la educación?
MARCOS VÁSQUEZ S.
Hoy se cumplen 56 años de mi existencia, una vida marcada por la mala
fortuna de haber nacido en una familia mal constituida. Cuando era solo un
niño, tuve que vivir solo bajo la protección de mis abuelos paternos hasta
la edad de 12 años y debido a circunstancias que me trajo la vida, llegué
a estudiar solo hasta sexto básico. Debido a problemas familiares, terminé
viviendo en la calle y no por culpa de mis abuelos, sino por culpa de mi
rebeldía, que (creo) anidaba desde que fui rechazado por mi madre y a quien
nunca conocí.
Mis primeros pasos por la calle estuvieron plagados de frío y de hambre,
aprendí a vivir con la realidad callejera y por necesidad, aprendí a delinquir
con un grupo de amigos de mi misma edad.
Hoy recuerdo que fue un 27 de octubre cuando cometí mi primer robo. Se
preguntará quien lea esto, por qué lo recuerdo así. La razón es porque yo
cumplo años el día 29 de octubre y ya tenía mis zapatos muy gastados y en
mal estado y luego de haber robado ese día pude comprar mi primera ropa y
zapatillas. ¡No se imaginan la sensación de satisfacción por valerme por mí
mismo! Aunque sea de esta mala manera.
Este también fue el inicio de una vida llena de penas, pero también con algo
de alegrías. A los 16 años conocí el amor de mi vida, con quien tengo la dicha
de permanecer unido hasta hoy y tener nueve hijos: cuatro mujeres y cinco
varones. Su nombre es María Soledad y ha sido un pilar fundamental en mi
vida, porque siendo un delincuente me aceptó, a pesar de que a lo largo de
nuestras vidas hemos pasado muchos momentos amargos, pero los hemos
superado juntos.
Por mi vida de delincuente he pasado por varios penales: Valparaíso,
Santiago, San Antonio, Los Ángeles y otros. Estoy Huachalalume.
A pesar de este largo currículo, jamás se me había pasado por la mente
retomar mis estudios y menos estando en una cárcel, ya que esto afectaría,
como decimos los delincuentes, mi “barretín”, es decir el qué dirán los demás.
Hoy, ya siendo una persona adulta, con mis hijos mayores, trabajadores y
teniendo todo el tiempo disponible, opté por ocupar mi tiempo de buena
manera: ¿Qué mejor decisión que volcar esa energía en estudiar?
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He sido toda mi vida una persona muy detallista y perseverante; cuando me
he propuesto lograr algo me dedico a eso hasta que lo logro, cueste lo que
cueste. En este penal se me ha dado la oportunidad de estudiar y aprender,
y sé que este camino no será fácil. Comprenderán que después de tantos
años sin tomar un libro y un cuaderno, será costoso. De hecho, el primer año
repetí segundo nivel, pero como nada me puede doblegar en esta vida, he
persistido, lo que me ha traído buenos frutos porque una vez más confirmo
que “Querer es poder”.
Entonces cuando me llega la pregunta: ¿Qué es para mí la educación? Digo
que es una necesidad fundamental en la vida, al igual que comer y respirar.
Porque con el paso de los años he sentido la discriminación de la sociedad
para las personas sin estudios, porque además, sin educación se pueden
cometer errores que después, con los años, te pasan la cuenta; y no solo
pensando en quienes cometen delitos, sino (creo) también les debe suceder
a las personas de bien en relación a su trabajo.
Ahora viene otra pregunta fundamental, ¿qué significado tiene para mí la
educación penitenciaria?
Creo que en la educación la diferencia la hacen las personas por su motivación,
sus metas, sus logros. Así sea en la cárcel o en el medio libre. Las personas
de la calle tienen otro tipo de motivaciones y otras metas, como obtener
un título, ser un profesional y otras que dependen de cada individuo. En las
cárceles las personas optan por ir a la escuela por motivos diferentes, como
“hacer conducta”, optar a algún beneficio intrapenitenciario o, por último,
como un medio de distracción. En estos casos, no se toma el real valor de lo
que significa aprender.
Como no me considero igual a todos y a pesar de ser un delincuente, he
optado por aprender y en mi caso, educarme tiene un valor fundamental y
siendo consecuente con lo que digo y hago: un día dije que estudiaría y lo he
hecho. También dije quiero ser el mejor y sé que lo lograré.
Estudio por necesidad personal, he pasado por esta vida haciendo maldades
y quiero demostrar con el camino del estudio que puedo convertirme en
una persona de bien. Además, me considero una persona inteligente y sin ser
arrogante, tengo la certeza que si quiero…. ¡Puedo lograrlo!
En esta etapa de mi vida quiero demostrarme a mí mismo que puedo lograr
algo distinto en la vida. Vida que me puso en un lugar equivocado cuando
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niño, pero nunca es tarde para remediarlo y que mejor que graduarme de
enseñanza media y con mi cartón de electricista será lo mejor.
Esa es mi meta: demostrarles a mis hijos que, independiente del lugar en
que uno esté, puede lograr lo que se propone; que los obstáculos no son más
que eso: obstáculos. Y es ahí que con más ahínco uno tiene que superarse, no
importando la edad, ni el tiempo. Aquí lo que más hay …es tiempo.
Yo no busco beneficios penitenciarios, sino logros personales, los beneficios
penitenciarios llegan demostrando con hechos que uno es mejor.
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Mi vida sin educacion
GERMAIN A. LEIVA I.
Yo, Germain Alexis Leiva Illanes, soy un hombre que vivo en la localidad
rural de Licura, fundo la Higuera, como a diez kilómetros de la comuna
de Mulchén y quiero contar mi historia. Nací en este sector y el nombre de
mi madre es Juanita Illanes, una mujer esforzada y sin educación. Junto a
mi padre vivíamos en este sector agrícola, con pocos recursos económicos.
Mi padre, un hombre trabajador agrícola, igualmente sin educación.
Formábamos una familia junto a mi hermano Luis. Cuando llegó la edad
de estudiar, nos mandaron a una escuela de la localidad, a la que asistían
pocos alumnos, los cursos eran mixtos y lo conformaban alumnos de tres
cursos distintos por lo que en una misma sala había alumnos de primero,
segundo y tercero básico.
Por motivos económicos tuve que dejar de estudiar. A los doce años
comenzó mi quehacer laboral para ayudar a mi familia, por lo que tuve
que dejar los estudios. Ahora a mi edad - 32 años - me he dado cuenta lo
importante que es la educación para el ser humano, que lo ayuda a crecer
tanto en lo cultural como en lo familiar y económico.
Mi trabajo era salir con mi padre a laborar en la parte agrícola, a las ocho de
la mañana. No volvíamos hasta la noche; en el lugar de trabajo nos servíamos
un almuerzo que nos preparaba mi mamá, con mucho cariño, todos los días.
Igual era rico estar con mi padre y compartir un plato de porotos o a veces
de tallarines. Pero también había días que solo comíamos un pedacito
de pan con ají y un café de trigo. Eso era cuando no había otras cosas en
mi hogar. Lo ayudaba en todos los quehaceres que realizaba como regar
la remolacha, limpiar canales de regadío con pura pala y mis manitos se
ponían llenas de callos o partidas por el frío de las heladas de las mañanas.
También usaba “chalitas de auto” (chalas confeccionadas de neumáticos)
que se usaban mucho en al campo en esos tiempos. Recuerdo que una vez,
que con lo que mi papá se pagó, me compró unas botas de goma para seguir
trabajando sin pasar frio.
Cuando cumplí los dieciocho años, me hicieron contrato en el fundo y
comencé a ganar mi propio sueldo, con el que pude ayudar a mi madre y a
mi hermano. A pesar de no tener una educación formal, igual me esforzaba
por lograr cosas importantes en el ámbito laboral, como lo reconocieron los
patrones. A los veinte años me enseñaron a manejar un tractor pero, por no
tener mis estudios básicos, no pude obtener una licencia de conducir.
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En la sociedad en que uno está inserto, es fundamental contar con educación,
ya que en la parte laboral es muy importante para desarrollar funciones
específicas en las empresas, que ofrecen oportunidades de trabajo mejor
remunerado.
Hoy, a la edad que tengo, siento mucho no haber podido contar con los
estudios correspondientes. Pero tengo las ganas de seguir estudiando para
realizarme como persona y entregar un mejor pasar a mi hijo de diez años.
Gracias a Dios que hoy, en el lugar que me encuentro y privado de libertad,
puedo realizar lo que no pude hacer cuando niño, pero sé que nunca es
tarde para realizar los estudios. Estoy convencido que el querer es poder.
Doy gracias a Gendarmería de Chile por darme otra oportunidad para
realizarme como persona y seguir estudiando, lo que hago con mucho ánimo
y dedicación.
Hoy me encuentro feliz de poder estar completando mis estudios en esta
unidad penal de Mulchén, en la que estoy recluido. Mi anhelo es poder
terminar mi educación básica con el claro objetivo de seguir estudiando,
llegar lo más alto que pueda lograr y me esforzaré por mi hijo, ya que no
quiero que pase por lo mismo que yo.
Sé que sin estudiar es muy difícil lograr metas importantes en la vida y
a mí no se me dieron los medios para hacerlo. Ahora sé que la educación
es importante para todas las personas, ya que lleva a tener una buena
convivencia con la comunidad en la cual uno se encuentra y lo ayuda a
tomar decisiones importantes, sin sentirse discriminado por la sociedad.
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La escuela de la lucha
LEONARDO A. GARRIDO L.
Cada día que escucho al funcionario llamarme para asistir a clases me
desanimo, pero lo que me da ánimo y fuerzas para seguir luchando es mi
reinserción para seguir laburando y avanzando, progresando como joven y
como persona, que ya bastante he sufrido estando acá. Terminar mi tercero
y cuarto medio y contarles - a mi papá y a mi mamá - que este es su hijo,
que será graduado de un penal.
Esto viene siendo un cambio en mi vida, y ya en libertad… ¡será una gran vida!
79
La oportunidad de ser alguien
CARLOS M. PAREDES B.
Para mí, la escuela es algo muy importante, pero me cuesta demasiado.
Trato de poner mucho de mi parte, porque para mí es importante surgir y
demostrar que yo soy capaz. Me demostraré, a mí mismo, que todo se puede
y podré decirles a mis hijos “yo terminé mis estudios” y además, decirles que
ellos tienen que ser más que yo para que puedan ser alguien en la vida y no
depender de nadie.
80
Nunca es tarde
JUAN F. ÁLVAREZ M.
Érase una vez un niño llamado Carlos; tenía su hermano que era Manuel.
Vivían con su padre que les dio una vida llena de sufrimientos y adicciones.
Carlos y Manuel desde pequeños fueron busca vidas.
Entre los dos hermanos pasaron muchas aventuras cuando salían en busca
de alimentos. A su padre, que era un drogadicto, no se le daba nada por sus
hijos. Solo sabía drogarse.
Carlos, el mayor de los hermanos, fue el primero en probar la droga, era más
curioso que Manuel y sin darse cuenta, fue cayendo en un mundo de excesos
y mala vida. Sin embargo, el primero en pisar una prisión, debido a la vida
que llevaban, fue el menor de los hermanos. Carlos no tardó en llegar a la
cárcel, igual que su hermano. Allí conocieron “El Mundo de la Delincuencia
con todos sus pro y sus contras”.
Una vez en la cárcel, los hermanos tuvieron que abrirse el camino entre
sus pares, que insistentemente probaban su valor. En este lugar “rige la ley
del más fuerte”. Pero en este lugar de sombras y soledad lograron ver una
pequeña luz de esperanza.
Escucharon de un pequeño colegio que daba clases diariamente. Ahí los
hermanos empezaron a participar de esta actividad y lograron darse cuenta
que el camino que llevaban no era el correcto. Y gracias a la escuela estas
personas lograron su libertad y enmendaron sus caminos.
81
Término de mi enseñanza media
CARLOS M. PAREDES B.
Este es el relato sobre mi vida y mis estudios. Nunca fui bueno para estudiar
por mi comportamiento y mi carácter, siempre me costó concentrarme en la
sala de clases; desde mi niñez que tengo problemas con los estudios.
Al conocer las drogas ya no era lo mismo, ya no iba a clases, hacía la cimarra,
empecé a ser expulsado y a quedar “condicional” en los colegios. Terminada
la enseñanza básica, fue difícil que me recibieran los colegios por mi
conducta y notas. Al final, me recibieron para terminar mi enseñanza media
y no fui capaz de estudiar.
Quedé repitiendo, me echaron del colegio y no me recibieron en ningún otro
de San Antonio.
La droga y la delincuencia estuvieron junto a mí toda mi juventud y ahora,
que estoy privado de libertad, se me dio la oportunidad de madurar y pensar
en mi futuro; me dieron la oportunidad de terminar mi enseñanza media y
voy a aprovechar esta oportunidad para ser alguien en la vida y tener una
buena educación y enseñarle a mis hijos, a sacar adelante mi familia con
este gran logro de mi vida.
82
Dicen
CRISTIÁN VILLARROEL S.
Dicen que la educación es un derecho y parte fundamental en esta sociedad.
La educación realmente es importante, pero cuando uno es joven no lo
piensa así. Hoy en día tengo 34 años y me encuentro recluido en el penal
de Talagante, donde trato de mejorar día tras día. En este lugar, después de
casi 20, años me encuentro estudiando y cursando 1º y 2º medio. Ahora me
doy cuenta, qué importante es la educación. Si yo hubiese estudiado, habría
tenido mejores oportunidades laborales y no me encontraría en una cárcel.
83
Los profesores
HENRY D. SILVA R.
Sentimientos: No imaginé que para un profesor enseñar a sus alumnos fuera
tan importante y satisfactorio. Conocí a una profesora con la capacidad de
escuchar los relatos o vivencias de sus alumnos de tal manera que sus ojos
se empapaban de lágrimas, emanaban del fondo de su ser las más puras
intenciones de ayudar, de enseñar y aconsejar, siendo muy asertiva y me
ha impulsado a darme cuenta de que soy capaz de aprender y educarme lo
más que pueda. Aprendí a quererla y a disfrutar las clases, agradezco a los
profesores con admiración y sentimientos.
Las clases: Ciencias Sociales, muy entretenidas, me llaman mucho la atención,
pudiendo darme cuenta de muchas cosas que han pasado en nuestro país y
en el mundo.
Matemáticas: Me frustraba mucho al principio cuando no entendía, pero con
empeño lo estoy logrando.
Castellano: He logrado enfocarme, abrir mi mente y mi imaginación, he
conocido muchas palabras nuevas que no conocía.
Ciencias Naturales: Me gusta la clase, tratar de entender la naturaleza, la
creación del mundo y de los seres vivos.
Convivencia social: No me gusta por los sentimientos, tal vez no me gusta
ventilar mi vida personal o abrir mis sentimientos, me afecta.
Verso: “Voy a brindar, dijo un profesor, por mis alumnos queridos que, como
jardín florido, los riego con amor, brindo porque son esforzados, por los
ramos enseñados con cariño, brindaré con mucho respeto por el saber que
se ha sembrado”.
84
¿Han oído hablar de la educación penitenciaria…?
¿No? …Yo les voy a contar…
RAMÓN H. FUENTES M.
Todo comenzó un día de mucho calor, era un día normal de verano, me
encontraba recostado sobre mi cama, mientras mis pensamientos vagaban
por todo el universo. No tenía nada que hacer, pensaba y pensaba. Me sentía
solo y estaba triste. Además, sentía que me faltaba algo, pero no sabía qué
era. Me sentía vacío, tenía que hacer algo que matara el ocio y que sacara
de mí los pensamientos malos. Es más, deseaba volver a nacer y en cierta
medida, por fin, lo logré. Hoy, estoy muy contento, mi alma ya no estaba vacía
y mis pensamientos ya no son los mismos, ya no soy esa persona cerrada de
mente y agresivo.
Ahora soy un estudiante con muchas ganas de seguir aprendiendo, jamás
pensé que un colegio, dentro de este lugar, se convertiría en algo tan
importante para mi desarrollo como persona. Muchas veces pensé que la
escuela era un lugar frío, helado, que no dejaba espacio para compartir algo
importante para uno. Que los profesores podían llegar a ser como los ogros
de los cuentos. Me llevé la sorpresa que no es así, porque este es un lugar
lleno de amor y acogedor. Volví a ser un niño dentro del cuerpo de un adulto;
cada día que pasaba me sentaba en mi pupitre para estudiar y, mientras
pasaban los días, mi mente ya no era la misma de antes.
Ahora mi mente comienza a llenarse de nuevas ideas. En realidad los estudios
en esta que llamo “cápsula del tiempo” han resultado muy importantes y
confío que de esta manera podré ser una persona de bien y con capacidad
de ayudar a las personas que me rodean. En realidad, no sé cómo expresar lo
que estoy viviendo, ya que desde que estoy estudiando, estoy conociendo
personas llenas de valores y de amor hacía el prójimo. A veces llego a pensar
que el colegio donde estudio es salido como de un cuento importante para
mí. Además, para quienes estudiamos es diferente estar en el liceo que estar
solo en el patio del penal.
Cuando llegamos al liceo, llegamos a otro mundo; estar en el patio del penal
no lleva a nada. … pero venir a clases te lleva a algo que te hace distinto. Ya
mis pensamientos viajan más allá de lo conocido, siento que aprender me
llena esos vacíos que tenía en mi interior. A veces me pregunto, ¿si hubiera
estudiado en mi niñez? Creo que hubiera sido otra mi realidad, hubiera sido
un hombre de bien. Aquí me di cuenta que no es tarde, que puedo recuperar
85
el tiempo perdido con mis estudios y, con el apoyo de mis profesores y de
las personas que confían en mí, puedo lograr convertirme en esa persona de
bien que anhelo ser un día.
En mi escritura, quisiera decir, por último, a todas las personas que se sienten
solas, vacías pero con ganas de aprender, que aunque se encuentran en un
lugar frío y triste, como es una cárcel, que no es tarde para aprender, que
existe un lugar especial y lleno de amor que es este liceo. En él encontrarán
ocupaciones útiles que le permitirán emplear mejor el tiempo y serán
guiados por personas que los valoran y aprecian: los profesores y profesoras.
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Recuerdos imborrables
ROBERTO S. TORRES R.
Días horrorosos, vivencias inolvidables. Ganas de no creer más en nada,
sólo disfrutar de esa infancia sin preocupaciones. Quizás habrán sido malas
juntas, quizás habrá sido inmadurez. Sólo me queda luchar por el mañana y
recuperar el tiempo perdido.
Hace años, en lo que se llamaba la etapa de la pubertad, como toda persona
viví momentos de inseguridad: desempeñarme como trabajador o como
alumno. Más difícil aun cuando tienes que tomar decisiones propias, pues
tu padre sólo piensa y vive por el alcohol. No queda más que “rebuscárselas”
y salir adelante con lo que aprendes de la experiencia o de la escoria que te
toca vivir. No me juzgue. Nadie está libre.
Pensar en lo bueno es pensar en mi madre. Creo que con reprocharse las
cosas ya no se logra nada. Pensar por ejemplo, ¿qué hice mal? ¿Será que me
gustó el camino fácil de la vida? O ¿será que faltó un poco de orientación?
¿Un guía? Sé que todo lo que hice nunca estuvo bien y llevo un gran vacío en
mi corazón. Espero que el destino me pueda aclarar todas las dudas, sobre
todo por qué el ser humano aprende de los errores y espera equivocarse para
aprender?
Me ha costado mucho aceptarlo. He perdido grandes oportunidades y pasado
por varias pruebas que me ha entregado la vida. No he podido ver la infancia
de mi hija. Lo más valioso que tengo es mi hija y se llama Emilee. Ella es mi
razón de vivir. Ojalá algún día logre entenderme…
Me encuentro preso del año 2006, no soy una persona de bien ante la
sociedad, eso lo tengo claro, nadie es perfecto. La desigualdad te hace pensar
de tantas formas, que uno a veces se queda en el pasado. Llegué a la cárcel
de Valparaíso totalmente desorientado, sobreviviendo a todo lo negativo
que es posible imaginar. Pocas son las personas que piensan en superar una
etapa como ésa. He aprendido a convivir con personas de pensamientos tan
diferentes a los míos. Mis delitos fueron de alto compromiso delictual, por
lo que fui mirado con respeto entre los demás. Durante mi condena, tuve
la ocasión de estar en tres cárceles diferentes en aproximadamente nueve
años.
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En Valparaíso estuve casi siete años. Recorrí todo el penal de módulo en
módulo. Jamás tuve buena conducta, mostrando altos y bajos, hasta que
llegué al disciplinario, algo así como militar. Lo llaman el 107, módulo de
seguridad, donde estuve períodos de seis meses alejado del resto del penal.
Permanecí nueve meses sin ver televisión, tampoco escuché radio. Me alejé
totalmente del mundo exterior. Sólo pude leer. Tuve que darme mucho valor,
pues me sentía deprimido. Nada de comunicación, 23 horas encerrado y
una hora circulando en el patio. El módulo brillaba de limpio. En los días de
visitas, podía ver a través de un vidrio a mis familiares, en el denominado
“Locutorio de visitas”, sin ningún contacto físico. Después de haber tenido
tantos lujos, me sentí desvalorado en el encierro.
El paqueo me enseñó valores y principios, como por ejemplo, valorar más
la vida y la salud, teniendo lo mínimo en ese momento. De ser humilde y
pensar positivo dependía no hundirme más de lo que ya estaba. El tiempo
de permanencia en ese módulo dependía de la evaluación del psicólogo y
el asistente social. Recuerdo que debía tomar té sin azúcar, usar cuatro días
la misma bolsita del té y afeitarme utilizando un CD como espejo. Era algo
de no creer. Todo era plástico, nada de metal o vidrio. Luego de estar allí,
me enviaron a la cárcel de Concepción, donde llegué con lo puesto porque
perdí toda mi ropa. La cárcel del Biobío un nuevo cambio. Empecé todo de
cero, alejado de mi familia, dos años sin poder recibir visita, pues mi familia
vivía en Punta Arenas y era de escasos recursos. Sabía que logrando buena
conducta me trasladarían hasta allí y así fue. Hoy me encuentro en “casa”,
feliz de ver a mi hija, mi madre y mis hermanos. Actualmente trabajo en
un taller de madera en la cárcel de Punta Arenas, donde me han brindados
muchas oportunidades. Quiero hacer las cosas bien, ser otra persona, tratar
de olvidar esta pesadilla, luchar por el compromiso que tengo con mi familia
e hija y volver a casa. Sé que he tenido algunos cambios que favorecen mi
salida. A través de este relato, pudieron enterarse de mi historia y ver lo
difícil que fue contarla. Una gran experiencia a punto de ser superada.
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Historia de mi vida
CAMILO PINTO
Mi nombre es Camilo Pinto. Soy un joven campesino y vengo de una familia
compuesta por doce hermanos. Mi madre y mi padre siempre se dedicaron a
trabajar en el campo para poder salir adelante y darnos una buena educación.
Cuando pequeño estudié en diferentes escuelas, ya que por mi
comportamiento me trasladaban de establecimientos esperando que mi
disciplina mejorara. Fue así como mis padres decidieron matricularme en
una escuela ubicada en la ciudad de Bulnes. Llegué a esa escuela con nueve
años de edad y conocí diferentes compañeros y compañeras con los cuales
comencé a consumir cigarrillos y alcohol. Al pasar los días me fui metiendo
más y más en el vicio. El dinero que mis padres me daban para colación yo
lo usaba para comprar cigarros y cervezas. Sumergido en este ambiente,
comencé a verme involucrado en frecuentes peleas.
Cuando cumplí los diecisiete años, cometí mi primer delito. Recuerdo que
junto a dos compañeros entramos a un negocio y robamos, a una joven que
trabajaba ahí, todo el dinero que había en caja, luego seguimos bebiendo.
Como éramos menores, nos dejaron en libertad. Con el pasar del tiempo,
cuando ya tenía veintidós años, cometí mi segundo robo. Fui imputado y
luego de un mes y medio dejado en libertad con firma mensual.
Lamentablemente, luego de un tiempo, volví a cometer un delito. Esta vez
me vi involucrado en una grave pelea en la que dejé inconsciente a dos
hombres. Fui detenido y comenzaron la investigación. Llevaba alrededor de
tres días preso cuando llegó mi familia a visitarme, fue muy duro para mí
verlos llorar por mi culpa; verlos llorar porque estaban pidiendo veinte años
de condena.
Con el paso de los meses fui llevado al juzgado de Chillán y me condenaron
a diez años y un día; pasé a los condenados y me dijeron que debía “hacer
conducta y estudiar” para poder optar a algún beneficio. Comencé cursando
el primer nivel básico, mi profesor era el director de ese entonces, el señor
Gutiérrez. Sinceramente, yo asistía a la escuela solo por conducta. Cuando
cursaba segundo nivel básico tuve la oportunidad de presentar “un beneficio
de traslado” a un CET. Mi familia estaba muy contenta porque yo había
ganado esta oportunidad. Todo estaba resultando muy bien, hasta que un día
decidí salir en Yungay, bebí cerveza y me involucré nuevamente en una pelea.
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Llegó carabineros, fui detenido y llevado a la cárcel. Había quebrantado el
beneficio.
Nuevamente llegué a la cárcel de Bulnes y me matriculé en la escuela, creí
que todo volvería a ser como antes, solo por el beneficio, pero el primer día
que asistí a clases me di cuenta que había nuevos profesores. La escuela que,
para mí era “solo conducta”, gracias a las y los profesores nuevos, me hizo
darme cuenta que el estudio significa mucho.
Cuando llevaba unos meses de clases, una hermana enfermó gravemente,
yo no quería seguir estudiando. La verdad, no tenía ganas de nada, pero los
profesores me dieron la fuerza para seguir adelante.
Estoy muy agradecido de los profesores, sobre todo con la profesora
Francisca y de la profesora Katherine, quienes me brindaron su apoyo tras el
fallecimiento de mi hermana.
Aunque en muchas ocasiones digamos que el estudio no sirve, es incorrecto,
porque el estudio me sirve para optar a un mejor trabajo a futuro, para poder
educar y guiar a nuestros hijos y por sobre todo, es fundamental para poder
rehabilitarme. Doy gracias a los profesores por darme una buena educación,
por ser comprensivos y pacientes conmigo. Gracias a ellos, este semestre
alcancé un muy buen promedio, obtuve un seis coma tres.
Agradezco a la profesora Katherine, ya que fue un gran apoyo al aconsejarme
y entregarme fuerza y ánimos para continuar con mis estudios. Pude valorar
la educación y a los que nos enseñan. También quisiera manifestar lo bien
que me he sentido al ver que las y los profesores valoran mi desempeño en
la escuela y mi cambio de actitud.
Me llena de alegría poder ser una mejor persona y tener la oportunidad de
escribir estas palabras.
90
La tercera es la vencida
F.A.S.M
“¡Felipe! ¿De nuevo vas a salir?. Has llegado hace una hora y vas a salir de
nuevo”. Era la típica frase de mi madre después de haber estado ausente
tres días sin llegar a casa. El carrete y las drogas se estaban volviendo una
rutina de todos los fines de semana del mes. Si con tan solo contarles que
apenas duraba una hora en mi casa, no alcanzaba a conversar ni con mis
padres y volvía a salir. Podría escribir un libro entero contando mis errores,
pero como solo les vengo a contar del error más grave que he cometido en
mi vida, lo primero que se me viene a la mente es el recuerdo de ese día, un
veintiséis de agosto de 2012.
Recuerdo llegar a casa ebrio ese día sábado a las 5:30 de la mañana. Sueño
era lo único que tenía en ese momento. Me acosté a dormir y desperté de
golpe a causa de una horrenda pesadilla; vi la hora y ya eran las diez de la
mañana y el comienzo de las horas más difíciles que he tenido que pasar en
estos veintisiete años de vida.
Me dirigí a la ducha, ya que después de tan horrenda pesadilla, desperté
sudando, y no era para menos, si cualquiera que soñara que pierde su libertad
y cae preso quedaría como yo quedé en ese momento. Terminé de bañarme y
ya había batido un récord, y pensé: “es un milagro, llevo cinco horas en casa”.
Apenas terminado ese pensamiento suena mi celular, era mi mejor amigo.
En ese momento supe que ese récord quedaría establecido. Y así sucedió. Y
al parecer, por la magnitud de la celebración que se venía, según lo que me
señaló mi amigo, también rompería el récord de tres días ausente de casa.
Me preparo para ir al centro, a la Plaza de Armas para ser más específico. Ese
era el punto de encuentro con mi amigo.
Salgo de casa y camino para tomar un taxi, sentí cómo un mal presentimiento
que se apoderó de mi mente. Por unos cuantos segundos me puse a pensar
en los valiosos consejos que me daban mis padres, pero no le di mucha
importancia, porque lo más importante en ese momento era no llegar tarde
a la plaza. Si con tan solo decir que había perdido hasta mi juicio moral es la
prueba latente de que mi vida, en ese preciso instante, se estaba escapando
de mis manos. Pero bueno, volviendo a lo que estoy contando, llego a la plaza,
me encuentro con mi amigo y lo primero que me dice, antes de saludarme,
es “¿Dónde vamos a carretear?”, le respondí que no sabía, pero finalmente
decidimos ir a un pub, ya que me pareció una buena idea.
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Nos dirigimos hacia un pub del centro y entre alcohol y conversa ya me
encontraba mareado y notaba un tanto extraño a mi amigo, puesto que
veía la hora a cada momento. En ese mismo instante me dice: “Felipe, hay
una casa que a esta hora está sola y podríamos entrar a robar. ¿Qué dices,
vamos?”
En primera instancia le dije que no, pero la insistencia de mi amigo
tentándome con palabras como “¡Ah, eres mujercita! ¿Cómo si eres mi
amigo y no me acompañas?” Y una infinidad de frases más me hicieron
cambiar de parecer. Aparte que psicológicamente me encontraba mal, ya
que recientemente había terminado una relación de dos años. Pero eso es
historia aparte.
Ya han pasado dos años de aquella situación y ahora me encuentro preso, y
el único dicho que puedo creer es ¡la tercera es la vencida! ¿Por qué? Muchos
se preguntarán. Es fácil: primero la pesadilla, segundo el presentimiento y
tercero, haber caído en el juego de una persona que en esos momentos
decía ser mi amigo.
A raíz de “esa” mala decisión me encuentro privado de libertad en la comuna
de Bulnes, región del Biobío.
Antes de caer preso, mi forma de pensar acerca de las cárceles era muy
diferente a lo que hoy en día puedo ver acá en el CCP de Bulnes. Por parte de
Gendarmería el trato hacia el reo es, sin lugar a dudas, un trato digno, pero
lo mejor de acá es el Liceo Polivalente de Adultos de Itata. ¡El primer liceo
Polivalente a nivel penitenciario en la provincia de Ñuble! Aquí realmente
una persona puede terminar sus estudios y reinsertarse en la sociedad.
Me encuentro cursando octavo básico y soy un alumno que destaco en mi
clase y eso me ayuda bastante, ya que lo tomo como un logro personal y
por supuesto como un orgullo para mis padres, ya que ellos me han dado
lo mejor, me han apoyado, no me abandonaron y me han brindado su amor
incondicional. Esto es lo menos que puedo hacer por ellos. Además, nunca
estará de más señalar el profesionalismo de los docentes del Liceo del CCP
de Bulnes; son apasionados por su trabajo y sobre todas las cosas, son un
apoyo psicológico muy importante, ya que nos ayudan a mantener ese
espíritu de superación.
Después del error más grande que he cometido en la vida y de todo el
tiempo que llevo en la cárcel, me he dado cuenta de lo que realmente es
92
importante en la vida: la familia, núcleo de confianza, amor, honestidad, de
consejos mutuos, afecto y muchas otras cosas más; que por estar cegado
por los vicios y placeres del mundo no podía ver ni valorar.
El motivo de este relato sobre mi vivencia personal va más allá de postular
a un certamen o querer ganar un concurso; es para dejar en claro que somos
seres humanos y como tales cometemos errores. Pero ojo, está en nosotros
aprender de ellos. Lo que acabo de contar es solo una pequeña parte de lo
que he tenido que vivir y que quizás lo han vivido muchos.
Me despido esperando que esto sea un ejemplo de superación. A pesar de
que estuve sumergido en las drogas logré salir de eso… a veces los tropiezos
son la mejor arma para no volver a caer en lo mismo. Para algunos puede
sonar fuerte, pero es la verdad, nunca pierdan la fe y la esperanza y que Dios
los bendiga siempre.
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La vida es cuesta arriba
DOMINGO IRRIBARRA
Hasta el día de hoy recuerdo esos momentos cuando pasaba largos momento
hablando con mi profesor jefe en el colegio. Todavía dan vueltas en mi mente
esas palabras que me decía con tanta dedicación y tanta sabiduría, llenas de
aprecio y preocupación, como si hubiese sido alguien súper especial para él,
que siempre me recalcaba las mismas cosas. Para mí parecía disco rayado.
“Estudia, hombre”, - era la frase que siempre me decía - para que seas un
profesional, para que tengas un buen trabajo, un futuro próspero, una linda
familia y un buen vivir. Tal vez por mi corta edad e inmadurez, yo no entendía
a la perfección el significado de su frase. Pero ahora que ya soy un hombre
siempre vuelve a mi memoria.
Prácticamente siempre viví con mi hermano mayor y mi abuelita, a mis
padres jamás los conocí. Si bien éramos una familia pequeña, humilde y
de escasos recursos, siempre fuimos esforzados y luchamos juntos para
enfrentar lo duro de la vida.
Siempre soñé con terminar la enseñanza media y comenzar una carrera
profesional, para salir adelante y solucionar todos los problemas que
teníamos, poder hacer sentir feliz a mi familia, que vieran que el esfuerzo
y la perseverancia valían la pena. Esos eran mis planes. Eso era lo que yo
quería, pero apenas alcancé a terminar octavo básico y me fue imposible
continuar estudiando; tuve que comenzar a trabajar, ya que con lo que mi
hermano aportaba no alcanzaba y también tenía que cuidar a mi abuelita,
que ya estaba bastante avanzada en edad. Debido a mi corta edad la paga
era poca y el trabajo mucho. Aun así, nos servía bastante.
Cuando comencé a trabajar fui conociendo a otros jóvenes, conocí varias
chiquillas, empecé a asistir a bailes y fiestas. Así me hice de muchas
amistades, algunas con muy malos hábitos: eran muy “amigos de lo ajeno” y
también consumían drogas y alcohol. Siempre me insistían en que participara
con ellos, que compartiera sus hábitos y así ya no habría necesidades en mi
casa, que tendría todo lo que quisiera y podría satisfacer todos los gustos
de mi familia. Yo no quería prestar atención a sus comentarios, porque sabía
que robar me conduciría directamente a la cárcel.
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Pasaron los meses y finalmente me convencieron. De pronto comencé a
tener dinero, podía disponer de él y darme gustos. En casa comenzaron a
extrañarse y me preguntaban de dónde obtenía dinero para comprar ropa y
tantas otras cosas nuevas. Yo solo respondía que me estaba yendo muy bien
en el trabajo, en el fondo ellos sabían lo que estaba ocurriendo y eso me
hacía sentir pésimo, pues creía que los estaba engañando.
Un día, de tanto tentar la suerte, ésta se fue y me descubrieron y como se
dice en términos populares “me saltó la pata” y me condenaron a cinco años
y un día. No podía creerlo, no me resignaba a estar preso, pero era la realidad
y ya no había nada que hacer.
Así pasó el tiempo y yo seguía sin saber qué hacer; solo vagaba por la cárcel
hasta que decidí aprovechar el tiempo que pasaría recluido y comenzaría
a estudiar. Lamentablemente en la unidad solo contaban con enseñanza
básica, la que había aprobado cuando estaba en libertad. Quedé con esa
respuesta hasta que un día un conocido me dijo que en la unidad de Bulnes
había enseñanza media, por lo que me decidí y solicité traslado con el
objetivo de finalizar mis estudios.
Al llegar a la unidad de Bulnes, descubrí que efectivamente podía completar
mi enseñanza media por lo que me matriculé al instante en el ahora Liceo
Polivalente Adultos de Itata, pionero en la provincia de Ñuble. En este lugar
es todo distinto, los profesores nos hacen sentir como personas, también
nos dan ánimo, es como asistir a un Liceo en el medio libre, siempre están
preocupados de nosotros haciendo talleres de capacitación, de música, de
canto, de básquetbol, etc.
Actualmente, me encuentro cursando tercer nivel de enseñanza media
y a punto de convertirme en profesional y a pasos de titularme. Ahora
comprendo a la perfección lo que me decía mi profesor sobre lo importante
que es terminar los estudios y aprovechar las buenas oportunidades que la
vida nos presenta, como ésta, en que a pesar de estar preso, puedo estudiar
y completar lo que algún día dejamos inconcluso.
La vida es cuesta arriba; muchas veces habrá problemas que dificultarán
nuestros planes y no querrán que avancemos, pero depende de nosotros
poner el máximo esfuerzo y perseverar, haciendo sentir nuevamente feliz a
tu familia y no cometiendo los mismos errores.
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Algo nuevo en mi vida…
MANUEL LEIVA L.
Esta historia comienza a gestarse en el año 2012, en junio más exactamente.
Fue el año en que llegué al penal de Puerto Montt, desde ese día todo cambió
en mí, ya que tenía mucha tranquilidad y tiempo libre.
Desde ese momento me puse a pensar cómo pasar el tiempo, ya que en
este sistema penitenciario me agobiaba la lejanía de mis seres queridos. Fue
entonces pensando y pensando en muchas cosas buenas y también algunas
que otras malas, pues como tú sabes la ociosidad hace que las personas
no tengan nada en que ocuparse, fue en ese momento que pensando en la
finada de mi madre. Recordé que se sentiría muy orgullosa, en donde ella
estuviera, si me dedicaba a estudiar, ya que siempre cuando era un niño me
conversaba que estudiara para que tuviera conocimientos del mundo que
me rodeaba y también del mundo mas allá de las fronteras.
Fue así como llegué a la conclusión que debía inscribirme en el colegio de este
penal, pero cómo lo haría si no tenía ningún certificado que me respaldara.
Comencé a preguntar, cuando vinieron a buscar a unos jóvenes que asistían
al colegio, en ese tiempo, pedí hablar con una de las profesoras. Para mi gran
y buena suerte me encontré a la señorita Daniela, que me informó que como
yo no tenía certificados que me llamaría para efectuar una evaluación.
Fue así como comencé esta peregrinación, hasta que llegó el momento en
que me comunicaron que mi prueba obtuvo una calificación que me permitía
matricularme en tercer nivel de educación básica, lo que me causo una gran
alegría, ya que nunca en mi vida había estado en una escuela. Esto causó que
los meses se me pasaran muy rápido. Llegó marzo y comenzaron a llamar a
todas las personas que estaban matriculadas y en eso suena mi nombre. Fue
una gran alegría, comencé como un niño, ya que todo esto era nuevo para mí,
pero desde el principio me fue bien porque como no sabía nada de colegio,
todo lo que me enseñaban me llamaba la atención y trataba de aprender; lo
me causaba mucha alegría y satisfacción, ya que siempre me recordaba de
mi querida madre.
Mis conocimientos se fueron ampliando hasta que en una de las tantas
mañana de colegio mi tarea fue escribir el guion de una obra de teatro. El
nombre de mi obra fue “Violencia intrafamiliar”, fue tal mi felicidad que seguí
participando mucho en todas las clases y como mis profesores se daban
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cuenta de mi esfuerzo, mis compañeros me tomaron muy buena voluntad,
lo que me llevó a reconocer que con la educación podía conocer muchas
cosas que hasta ese momento eran desconocidas para mí. Llegué a pensar
que tenía cierta facilidad para aprender por lo que me convencí que podía
lograr estudios más altos si me lo proponía. Recordé un sinnúmero de libros
que había leído, la gran mayoría era historia de Chile y universal y fue así
como me di cuenta de que lo que más me gustaba y se me hacía fácil, era
ese ramo, pues tenía las mejores calificaciones.
Ahora sé que si me lo propongo y con mucha ayuda de parte de mis profesores
podía seguir en la educación superior, en algo ligado con la historia, que es
lo que más me gusta.
Por eso quise contar esta experiencia, para que otras personas como yo, que
tienen mucho tiempo libre puedan saber que en el estudio hay una puerta de
escape a muchas cosas, como el desconocimiento o porque nunca tuvimos
la oportunidad de asistir a una escuela. Incluso… ¡¡Por razones que no viene
al caso recordar!!
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Mirando
hacia la
Libertad
Esta publicación forma parte de
“Educación para la Libertad: Propuesta de Mejoramiento Pedagógico para
Centros Educativos en Contextos de Encierro”.
Coordinación Nacional de
Educación para Personas Jóvenes y Adultas
www.epja.mineduc.cl
epja@mineduc.cl
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Mirando
hacia la
Libertad
El texto que usted tiene en sus manos es un producto de las actividades de extensión
curricular que realizan los alumnos de establecimientos educacionales ubicados en
contextos de encierro y el Ministerio de Educación, junto al de Justicia y Gendarmería
de Chile las incentivan porque constituyen una valiosa oportunidad de extender la
labor formativa del centro educativo, en beneficio del aprendizaje y la formación de sus
estudiantes y, además, favorecer la reflexión acerca de si mismo y el contexto en el cual
se desenvuelven, aunque sea temporalmente, sus vidas.
“….Hijos míos, en estas letras quiero demostrarles cuánto los amo y cuánto
he sufrido en la cárcel. Quiero que respeten y entiendan que estoy pagando un
error que cometí por darles una mejor calidad de vida; que me he superado y he
comprendido que con trabajo y esfuerzo se logran más cosas que con el dinero
fácil…”
“… Este viaje lo tomo por ti, hija mía, y quiero que sepas que todo lo que hago por
mejorar es para ti. Mi vida está llena de fracasos y errores, pero con el estudio en
este lugar, “en la cárcel”, he encontrado la forma de cambiar. Creo que puedo decir
que esta invitación a estudiar cambió mi forma de vivir y de pensar, la rutina de mi
celda, el largo y agobiante día hoy es más rápido y hoy, ya mayor, me es más fácil
aprender…”
“… Así fui cayendo preso y adentro descubrí un colegio y retomé mis estudios, me
interesé “por hacer conducta” y además que mataba el largo y aburrido tiempo
dentro de la cárcel. Pero después el esfuerzo que hacia al principio se había
transformado en un hábito y más que eso, en una necesidad…”
.
“… A veces me siento solo, abro un libro, leo y me siento libre. Entonces viajo con
las maravillas de las lecturas. Entonces, me digo: de todas las cosas que he hecho
en mi vida, lo mejor es y ha sido ésta, aprender…”.
“… Educarme, me hace valorarme más y plantearme nuevas metas; tener más
sueños y anhelos de superación. Los barrotes no han sido obstáculo para mi
libertad de espíritu porque nadie puede encarcelar mis pensamientos; porque
no pueden vigilar mis sueños ni quitarme todo lo nuevo que he aprendido en el
colegio…”
De esto tratan los poemas y prosas… de la vida, circunstancias y esperanzas de personas
que seguramente, si hubiesen tenidos otras oportunidades sus vidas habrían sido
distintas. No las juzgue… solo léalas y reflexione.
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