LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS USUARIAS COMO EJE DE LA REFORMA DEL SISTEMA DE SALUD EN EL PERÚ Un Sistema de Salud debe ser entendido como un sistema de cooperación institucional destinado a hacer efectivo los derechos en salud de las personas usuarias1. Estos derechos se encuentran reconocidos por nuestra Constitución y demás leyes sobre la materia y deben ser garantizados por el Estado peruano2. Por tanto, la prestación de servicios de salud se constituye como una actividad de interés público3, en la medida que el valor atribuido a la garantía de los derechos fundamentales es un dato imprescindible por parte del ordenamiento jurídico4. Éste se desarrolla por medio de una determinada estructura de instituciones y un sistema de reglas que definen los derechos y deberes5, en el caso de los derechos en salud, independientemente del estatus que ostente la persona o institución que brinde el servicio6. Asimismo, y en la medida que todo sistema de cooperación requiere de la participación de cada uno de sus miembros para materializar los objetivos que ha motivado su conformación, son todos los actores pertenecientes del sector salud (gobierno, sociedad e individuos) quienes participan para hacer efectivo los derechos de las personas usuarias7. Ello además supone que son estos mismos actores quienes redefinen constantemente el alcance y extensión de los derechos relativos a la salud. Las formas atraviesan diversos mecanismos, ya sea por medio de modificaciones normativas, reinterpretaciones de disposiciones, acciones generales y concretas de asistencia y de cooperación social, 1 Artículo 2° (Constitución Política del Perú).- Toda persona tiene derecho: 1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar (…) Artículo 7° (Constitución Política del Perú).- Todos tienen derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la comunidad así como el deber de contribuir a su promoción y defensa (…). Artículo I (Título preliminar – Ley General de Salud, Ley 26842). La salud es condición indispensable del desarrollo humano y medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y colectivo. 2 Artículo 9° (Constitución Política del Perú).- El Estado determina la política nacional de salud. El Poder Ejecutivo norma y supervisa su aplicación. Es responsable de diseñarla y conducirla en forma plural y descentralizadora para facilitar a todos el acceso equitativo a los servicios de salud. 3 Artículo II (Título preliminar – Ley General de Salud, Ley 26842). La protección de la salud es de interés público. Por tanto, es responsabilidad del Estado regularla, vigilarla y promoverla. 4 BOBBIO, Norberto. “Sobre el fundamento de los derechos del hombre”. En: El problema de la guerra y las vías de la paz. Gedisa. Barcelona: 1982, pp. 117-128. 5 RAWLS, John. Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura Económica. México: 1985. p. 235. 6 Artículo VI (Título preliminar – Ley General de Salud, Ley 26842). Es de interés público la provisión de servicios de salud, cualquiera sea la persona o institución que los provea. 7 Artículo IV (Ley general de salud - Ley N° 26842) (…) La responsabilidad en materia de salud individual es compartida por el individuo, la sociedad y el Estado. 1 entre otras. Como ente rector de la política en Salud, el Ministerio de Salud8 se encarga de dirigir, regular y promover estas interrelaciones, con el objetivo de optimizar el derecho a la salud de los ciudadanos. En ese sentido, como parte del proceso democrático que permite la reestructuración del sistema de salud, el 15 de enero del presente año, el Ministerio de Salud presentó ante la comunidad política y social su propuesta para la reforma del sistema de salud (“El derecho a la salud: elementos para la reforma”). El objeto de la misma radica en reformular el sistema en cuestión con la finalidad de que “… todos los peruanos tengan protección en salud, garantizando el acceso pleno a los servicios de salud individual y colectiva”. La propuesta de reforma se encuentra articulada sobre la base de cinco (05) ejes para hacerla efectiva. Estos abarcan diversos aspectos decisivos para la mejora del sistema de salud nacional. En primer lugar, se encuentra el fortalecimiento de la rectoría del sector, que presupone la mejora de los mecanismos democráticos e institucionales para la constante mejora del sector. Por ejemplo, el eje contempla la convocatoria de representantes de la ciudadanía en el espacio de la rectoría, como parte de constituir un escenario inclusivo para las decisiones generales de la política en salud, fortalecer el rol del Consejo Nacional de Salud como un órgano consultivo y de concertación, iniciar una política coordinada de regulación y fiscalización, entre otras. En segundo lugar se encuentra la extensión de la cobertura, como parte del cumplimiento al mandato constitucional que reconoce el derecho de todos los ciudadanos a la protección de su salud. Así, el eje se articula sobre la base de tres dimensiones a ser mejoradas, relativas a la cobertura poblacional, prestacional y financiera, con incidencia en poblaciones dispersas y vulnerables. En tercer lugar, se busca la mejora de los servicios de salud, como forma de reforzar el componente calidad de los derechos en salud. Para ello, se enfocarán las acciones en la mejora de la oferta existente, sobre la base de los criterios de eficacia y eficiencia, propios de la gestión y la prestación de servicios de salud. En cuarto lugar, la reforma constituye el eje de financiamiento, como herramienta para el incremento de los recursos económicos por medio de mecanismos que hagan efectiva la cantidad de recursos necesarios para brindar los servicios. El eje comprende por ello, el fortalecimiento del Seguro Integral de Salud (SIS), del Fondo Intangible Solidario en Salud (FISAL), así como la constitución de nuevos mecanismos de financiamiento a prestadores, y en general, otorgar mayor disponibilidad de recursos financieros para el sistema. Finalmente, la reforma incorpora un eje relativo a la salud pública, como herramienta para la solución de problemas vinculados a afectaciones colectivas a los derechos a la salud de los ciudadanos. Cabe agregar que la constitución del presente eje se dio con 8 Artículo 2° (Ley del Ministerio de Salud, Ley 27657).- El Ministerio de Salud es un órgano del Poder Ejecutivo. Es el ente rector del Sector Salud que conduce, regula y promueve la intervención del Sistema Nacional de Salud, con la finalidad de lograr el desarrollo de la persona humana, a través de la promoción, protección, recuperación y rehabilitación de su salud y del desarrollo de un entorno saludable, con pleno respecto de los derechos fundamentales de la persona, desde su concepción hasta su muerte natural. 2 posterioridad a la presentación pública de los elementos para la reforma del sistema nacional de salud. Todos los ejes de reforma se encuentran dirigidos adecuadamente hacía sus objetivos, de acuerdo a la reestructuración del sistema de salud. Asimismo, constatan la idea inicial del presente documento, el cual reconoce al sector salud como un sistema de cooperación social, ya que estos ejes se vinculan, cada uno, con la labor de los actores que tienen como funciones dirigir y brindar los servicios de salud. Por ejemplo, el fortalecimiento de la Comisión Intergubernamental para la cooperación entre sectores de gobierno, como parte del eje de rectoría, supone el reconocimiento de la importancia de la coordinación y corresponsabilidad en la prestación de servicios de salud por parte de las distintas esferas del gobierno (central, regional y local), en la medida que estos se conforman como tomadores de decisiones en la política nacional de salud. Por otro lado, la mejora de los servicios en salud, por medio de la incorporación sistemática para la reforma de criterios de eficacia y eficiencia, implica reconocer la importancia del rol de los actores que cumplen el rol brindar los servicios de salud. Por tanto, los ejes de la reforma se encuentran constituidos sobre la base criterios (eficacia, eficiencia, etc.) que representan las herramientas institucionales de acción de cada uno los actores encargados de diseñar, operativizar y reformular institucionalmente el sistema nacional de salud. Sin embargo, ninguno de estos ejes se constituye de manera independiente desde el punto de vista de la persona usuaria de los servicios en salud, ignorando su inclusión como sujeto de derecho y componente participativo en la mejora y redefinición constante del sistema de salud en todos sus ámbitos. La organización y la gestión para la prestación de servicios sanitarios son actividades instrumentales. Se organizan y se gestión recursos para la realización de un objetivo primario, a saber, la efectividad del derecho a la salud de cada una de las personas usuarias que recurren a una institución de salud9. Debe tomarse en cuenta que la Constitución no establece ninguna particularidad sobre cómo debe ser la estructura básica del sistema de salud, ni sobre cómo deben realizarse las tomas de decisiones y los medios para la efectividad de los derechos en salud. Por ello, los aspectos decisivos sobre el sistema de salud (y la extensión de los derechos para cada uno de sus titulares) quedan en la responsabilidad de los tomadores de decisiones estatales10, así como el resto de actores involucrados durante el proceso de formulación de políticas públicas 11, haciendo imperiosa la necesidad de incluir una mirada exclusivamente enfocada desde el punto de vista de la persona usuaria. 9 VILLAR, Francisco. Formas de Gestión de los Servicios Públicos Sanitarios. En: Derecho Sanitario y Bioética: cuestiones actuales. Tirant lo Blanch. Valencia: 2011. p. 167. 10 FERNANDEZ, José. El servicio público de la sanidad: el marco constitucional. Civitas. Madres: 1984. p. 158 y ss. 11 David Rockefeller Center for Latin American Studies. La política de las políticas públicas. Planeta . México: 2006. pp. 97-133. 3 Los actores del sector salud los encargados de la dirección y prestación de servicios quienes mayormente se encuentran en capacidad de comprender exhaustivamente la compleja estructura y funcionamiento del sistema de salud, y así participar directamente en su mejora. No obstante, es la persona usuaria quien se encuentra en una posición de desventaja, debido a su condición como destinatario final del servicio. Dicha posición impide que este pueda participar simétricamente en la búsqueda de soluciones a problemas concretos relativos a sus derechos y evite la vulneración de los mismos. Al no contar con una instancia articulada y coordinada que canalice adecuadamente sus legítimas exigencias y lo apoye en la búsqueda de soluciones a las mismas, el sistema de salud se encontraría imposibilitado de detectar los problemas particulares o sistemáticos que puedan presentarse durante su desarrollo. Es bajo dicho escenario asimétrico en que surge la necesidad de contar con un nuevo eje para la reforma del sistema de salud. Este eje deberá enfocarse en la protección de derechos, y servir de apoyo al resto de ejes propuestos por el Ministerio de Salud. Asimismo, el enfoque de derechos, como criterio de corrección transversal de políticas públicas y decisiones concretas en torno a los derechos de las personas usuarias de servicios de salud, deberá instituirse como herramienta procedimental y sustantiva de este nuevo eje, en la evaluación durante el proceso de formulación de políticas públicas en salud, así como en su operatividad y evaluación. En la medida que los derechos individuales son exigencias morales12 y mandatos de optimización, sujeto a las limitaciones jurídicas y fácticas13, la aplicación del enfoque de derechos14 permite potencializar el rol de la salud pública. Ello podría aplicarse tanto en el análisis de los determinantes de la salud, como en la construcción de políticas públicas y nuevas regulaciones que posibiliten garantizar el derecho a la salud a toda persona, teniendo como guía de acción el mayor desarrollo posible de su bienestar, desde un criterio independiente de aquellos vinculados a la eficiencia y eficacia. Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la efectividad de los derechos en salud de las personas usuarias depende de circunstancias concretas, relativas al servicio que puedan estar recibiendo, más allá de la política pública de largo alcance que se haya formulado para ello. La protección de derechos como eje de la reforma del sistema de salud, y el enfoque de derechos como herramienta, supone también la existencia de mecanismos que ayuden a corregir circunstancias concretas de vulneraciones, protegiendo los derechos en salud de cada persona que recurre a una institución, requiriendo cualquier servicio que pueda ser brindado. Debemos reconocer que muchas veces, a partir de 12 PRIETO, Luis. Derechos fundamentales, neoconstitucionalismo y ponderación judicial. Palestra. Lima: 2007. pp. 29-31. 13 ALEXY, Robert. Teoría de los Derechos Fundamentales. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid: 2012.pp. 65-67. 14 Según la OMS, por enfoque de la salud basado en los derechos humanos se entiende (OMS, 2002): - Utilizar los derechos humanos como marco para el desarrollo sanitario. Tener en cuenta los derechos humanos en la concepción, aplicación, la supervisión y la evaluación de todos los tipos de políticas y programas (políticos, económicos y sociales, entre otros) que guarden relación con la salud). 4 casos particulares, nuestra cultura jurídica y sanitaria (tanto pública como privada)15 ha readecuado la estructura y ampliado los objetivos de sus instituciones, garantizando el derecho de la persona que interpuso su legítima exigencia ante los poderes públicos, luego de recibir un servicio inadecuado, deficiente o incompleto, que permitió conocer un aspecto sistemático descuidado e inadvertido del sistema de salud. En ese sentido, para la reforma del sistema de salud, es preciso comprender que los propios usuarios de los servicios de salud son elementos clave a considerar en la dinámica de esta reforma en la que se busca que “todos los peruanos tengan protección en salud, garantizando el acceso pleno a los servicios de salud individual y colectiva”, en razón a que dicho acceso implica una relación entre los usuarios y los servicios de salud. Dicho vínculo debe incluir un análisis del estudio de las representaciones, prácticas y discursos de la población conjuntamente con las condiciones, discursos y prácticas de los servicios con relación al proceso de salud16, porque cuando un servicio diagrama su oferta sin considerar las prácticas y representaciones del grupo de usuarios al cual dirige su atención, está fomentando un posible desencuentro entre el servicio y los usuarios.17 Cabe resaltar, que los Estados tienen el deber de generar mecanismos y procedimientos para promover proteger el derecho de la ciudadanía a participar en la toma de decisiones respeto a la mejora y redefinición del sistema de salud, en razón a su condición de destinatario final del servicio. En la medida éste mecanismo de protección se instituya dentro del propio sistema, se consolidaría la idea de comprenderlo como garantía primaria del derecho fundamental a la salud18. En el plano operativo y estructural, la incorporación de este nuevo eje en la reforma del sistema de salud podría ser materializado a propósito de la reglamentación de la Ley de los Derechos de los Usuarios de los Servicios de Salud, Ley Nº 29414; que ordena la implementación de un mecanismo nacional de protección de las personas usuarias de los servicios de salud, articulado al Sistema Nacional Coordinado y Descentralizado de Salud. La protección de los derechos de las personas usuarias de los servicios de salud como 15 El conocimiento y abordaje de casos concretos, como forma de lucha contra la pobreza en nuestras instituciones puede ejemplificarse con el emblemático caso de Azanca Mesa García a inicios de la primera década del 2000. La recurrente, una paciente con VIH/SIDA, solicitó ante el Ministerio de Salud la atención médica integral, pues manifestaba su imposibilidad material de asumir todos los costosos tratamientos que requería. Ante la negativa por parte de nuestras instituciones, fue finalmente el Tribunal Constitucional quien asumió el compromiso de encontrar una respuesta acorde con la Constitución, otorgándole finalmente la razón a la recurrente. La decisión jurídica en este caso concreto, supuso el establecimiento de una de las bases para la institucionalización de un tratamiento integral para las personas con VIH a nivel nacional, que aún sigue optimizándose. (Mayor información. GRANDEZ, Pedro. El constitucionalismo frente a los desafíos de la pobreza. En: El derecho frente a la pobreza: los desafíos del constitucionalismo de los derechos. Palestra. Lima: 2011. p. 14.). 16 VARIOS AUTORES. Derechos, Ciudadanía y Participación en Salud: su relación con la accesibilidad simbólica a los servicios. Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología – UBA 2008; 15: 263-9. 17 VARIOS AUTORES. El Concepto de Accesibilidad: La perspectiva relacional entre población y servicios. Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología – UBA 2006; 14: 201-9. 18 En sentido similar FERRAJOLI, Luigi. Por una Teoría de los Derechos Fundamentales. En: Derechos Humanos: Actualidad y desafíos. Fontamara. México: 2012. pp. 32-37. 5 eje de la reforma constituiría una garantía que permite al ciudadano activar, desde sus propias circunstancias individuales, una instancia de protección de su derecho a la salud. De esta forma, se constituiría la Red Nacional de Protección de los Derechos de las Personas Usuarias, como eje imprescindible en todo cambio o mejora institucional, más si se trata de una reforma de todo el sistema sanitario centrada en el beneficiario final, cuya protección de sus derechos compete a todos los actores del sistema. La Red debe entenderse, por lo tanto, como una herramienta que optimice el sistema de salud, acorde con las nuevas formas de comprender los derechos fundamentales de las personas, en la medida que estos son exigencias universales, de máximo grado y jerarquía en nuestra cultura, y motivan a la adecuación y subordinación19 del ordenamiento jurídico a éstas. La Red estaría conformada por las instancias que cumplan funciones específicas de protección de derechos en salud dentro de las entidades públicas integrantes del sector salud en el ámbito nacional y regional, las cuales implementarán mecanismos de articulación entre sí y con el Sistema Nacional Coordinado y Descentralizado de Salud. La Articulación con éste Consejo debería realizarse a través de su Comité Nacional de Derechos Humanos en Salud. En ese sentido, la Red de protección se articularía en dos instancias, una de carácter nacional y otra de carácter regional. En el ámbito nacional, la Red estaría conformada por las instancias de protección de derechos en salud dentro de las entidades públicas del sector salud, es decir, la Defensoría del Asegurado, Defensoría de Salud y Transparencia del MINSA, instancias de protección de las Fuerzas Armadas y Policiales e instituciones privadas. Estas instancias se articularán a su vez con la Defensoría del Pueblo como ente asesor de la Red. La instancia nacional se orientará a la formulación de líneas de intervención; elaboración de propuestas relacionadas con el derecho a la salud; a la coordinación sectorial y al intercambio y sistematización de las experiencias de promoción, protección y defensa del derecho a la salud. En el ámbito regional Red estará conformada por las instancias de protección de los gobiernos regionales y locales, así como de las instancias desconcentradas del nivel nacional. Su labor estará orientada a la identificación de las prioridades de intervención regional y local para la defensa de los derechos en salud, al fortalecimiento de las instancias de protección y al intercambio y sistematización de experiencias en la defensa de los derechos de los usuarios en salud. Un componente importante de este mecanismo de articulación estará constituido por la participación de las instituciones de la sociedad civil vinculadas con la promoción, defensa y protección de los derechos de los usuarios de los servicios en salud. Adicionalmente, la Red contará con la participación de los gremios sindicales como miembros importantes en la deliberación en torno a la corrección de políticas institucionales del sector de salud. Los profesionales de la salud, los técnicos asistenciales y el personal administrativo, ejercen sus funciones en un esquema institucional análogo al que suele graficar las interacciones del propio sistema con las personas usuarias, y a lo largo de las décadas han conseguido 19 ZAGREBELSKY, Gustavo. El Derecho Dúctil. Trotta. Madrid: 1995. p. 34-35. 6 mejorar sus condiciones sanitarias, por medio de sus herramientas de acción. En ese sentido, los colectivos laborales son importantes referentes en la creación y desarrollo de mecanismos de protección de derechos, aspecto que la Red no puede ignorar. De esta forma, la Red se constituiría como un esquema institucional articulado y coordinado para proteger a la persona usuaria cuando recurra a cualquier institución de salud en todo el Perú. Uno de los objetivos de la misma sería otorgar un mecanismo de solución a vulneraciones concretas a sus derechos, así como participar constructivamente en el proceso de formulación de políticas públicas en salud. El enfoque de derechos se constituiría como la herramienta conceptual y operativa en cada uno de los niveles de acción que puedan desarrollarse, sirviendo de criterio de corrección de políticas públicas (tanto como en su diseño, ejecución y evaluación) como en casos concretos, como se mencionó en párrafos precedentes. Por ejemplo, desde un enfoque de derechos humanos, en su dimensión procedimental, se debe tener en cuenta el principio fundamental de Participación e Inclusión ciudadana, por el cual toda persona tiene derecho a una participación activa, libre y significativa en el desarrollo del país, así como también contribuir y disfrutar del desarrollo civil, económico, social, político, donde puedan ser realizados sus derechos y libertades. Las políticas públicas en un Estado democrático no pueden ser resultado de una decisión unilateral de los gobernantes y menos, impuestas a los ciudadanos. La democracia requiere de la inclusión de todos los sectores de la sociedad en los procesos de discusión y elaboración de las políticas20 para que sus necesidades, aspiraciones y opiniones sean contempladas. La red de protección se constituiría como una instancia que emitiría recomendaciones en este aspecto, en caso algún proceso institucional requiera de efectivamente la participación de los sectores de la sociedad. Asimismo, el enfoque de derechos también opera como corrector sustancial de políticas públicas. A menudo, la realización de una decisión institucional en materia de salud no toma en cuenta aspectos relativos a los derechos individuales de las personas usuarias, requiriendo una mirada especializada e inclusiva que opere como corrector. Por ejemplo, el tercer eje (extensión de la cobertura) de la reforma del sistema de salud se articula sobre la base de tres dimensiones a ser mejoradas, relativas a la cobertura poblacional, prestacional y financiera. Estas dimensiones suponen un desarrollo progresivo por medio de decisiones generales y específicas de políticas públicas, que deben ser elaboradas sobre la base de distintos criterios de corrección, incluyendo el enfoque de derechos. Ello puede aplicarse no sólo para el ámbito de la cobertura, sino además para el caso de la mejora de los servicios de salud, ajustando los criterios de eficiencia y eficacia, propios de la gestión y prestación de servicios de salud. También, el enfoque de derechos permitiría relativizar la importancia de la satisfacción de los usuarios21 como criterio de evaluación de la policía en salud. Un aspecto que las instituciones de salud deben conocer es cómo se sienten sus usuario, si están o no 20 ABRAMOVICH, Víctor. Una aproximación al enfoque de derechos en las estrategias y políticas de desarrollo. En: Revista de la CEPAL 88. Abril. 2006. pp. 45 – 47. 21 Instrumento propio de un enfoque de eficiencia, basado en la mejora de la calidad del servicio, desde una mirada gerencial o de prestador. 7 satisfechos ante cierta política institucional en cuanto al servicio que reciben. El problema de esta forma de medición es que puede llevarnos a considerar como válida cualquier postura de conformidad de las personas, cuando estas pueden simplemente mostrar su satisfacción por el condicionamiento o adaptación que hayan tenido a lo largo de sus vidas. Las perspectivas individuales se adaptan según las circunstancias, y puede haber posiciones aceptables para una persona a pesar de las condiciones adversas22 que pueda padecer23, lo cual no implica necesariamente que se han logrado desarrollar adecuadamente sus derechos. Si nos basamos únicamente en este aspecto (u otorgamos excesiva relevancia) para elaborar políticas públicas, tendríamos grandes problemas en términos de derechos, pudiendo llevarnos a mantener un sistema de salud con ciertas deficiencias. La satisfacción o la conformidad con una situación son temas importantes a tomar en cuenta, pero no es todo lo que debería importarnos. Podríamos dejar de lado la importancia de algunos aspectos de las dimensiones del derecho a la salud que son difíciles de identificar o plasmar por medio de un análisis de satisfacción. El enfoque de derechos, al tomar como base de operativización la idea de los derechos como mandatos de optimización, evalúa las circunstancias individuales de los ciudadanos sobre la base de criterios constructivos, que permiten determinar vulneraciones o afectaciones a los derechos. La evaluación realizada es en parte independiente de las consideraciones que puedan tener sus titulares, en la medida que estos, como se mencionó en el párrafo precedente, pueden ver satisfechos sus derechos sin que estos se hayan desarrollado apropiadamente. El enfoque de derechos en salud, como criterio sustancial de corrección, permitiría también entender la mejora de los servicios de salud no únicamente como una actividad fuertemente desligada o independiente de otros derechos. Por ejemplo, la perspectiva de género, intercultural, y las nuevas demandas que reclaman las personas con discapacidad serían elementos decisivos a considerar en la elaboración de políticas públicas24, y son aspectos que pueden ser mejor considerados si se encuentran incorporados en una instancia distinta de aquella que se encarga de brindar el servicio. A menudo, los enfoques transversales (como el enfoque de derechos, p.e.) han sido ignorados por considerarse que pueden ser incorporados desde las propias áreas que diseñan las políticas públicas. Sin embargo, y en la medida que cada actor en cualquier sistema de nuestras instituciones sociales, como es el caso del sector salud, ostenta un criterio particular para la realización de sus competencias y funciones (como el criterio de eficiencia, eficacia, entre otros) no es posible que pueda incorporar completamente el 22 SEN, Amartya. Desarrollo y Libertad. Planeta. Bogotá: 2003. p. 85. 23 NUSSBAUM, Martha. Las fronteras de la justicia: consideraciones sobre la exclusión. Paidós. Barcelona: 2007. p. 85. 24 TEJADA, David. Derechos humanos y derecho a la salud: construyendo ciudadanía en salud. Organización Panamericana de la Salud. Lima: 2005. pp. 59-61. 8 enfoque de derechos, toda vez que este representa en muchas ocasiones perspectivas incompatibles con aquellos criterios25. Asimismo, la Red de Protección puede entenderse como un elemento importante para la deliberación pública, que permita encontrar, junto con los demás actores del sistema de salud, respuestas correctas a todos los problemas posibles que pueda padecer este sistema, incorporando en su accionar un enfoque de derechos, el cual supone una mayor articulación entre la democracia y el desarrollo, en razón a que la existencia de condiciones democráticas es tan importante para el ejercicio pleno de la ciudadanía como las condiciones para un desarrollo humano sostenible26. En esa línea, una Red de Protección a la persona usuaria ayudaría a fortalecer el empoderamiento de la ciudadanía, para que esta participe con la red de manera cooperativa en la mejora del sistema de salud (en la medida que su participación se encuentra institucionalizada en el Comité Nacional de Derechos Humanos en Salud), reforzando así la idea de una democracia constitucional, en donde todos puedan participar en la optimización de los derechos individuales, reconociendo la importancia de la participación en salud del ciudadano como un factor que coadyuva a la plena vigencia del derecho a la salud, siendo una de las funciones esenciales de la salud pública, la “Participación social y refuerzo del poder de los ciudadanos en salud” y que sin ello la salud pública no se podría conseguir. La Red permitiría fortalecer la coordinación y aprovechar adecuadamente la autonomía que cada uno de los titulares de los subsistemas del sector salud (MINSA, EsSalud, Fuerzas Armadas, otros). Toda vez que el desarrollo exhaustivo de las instancias protectoras estará a cargo de cada uno de los titulares de estos subsistemas, las posibilidades de articulación podrán ser enriquecidas con la interacción de sus miembros. La autonomía funcional de cada uno de los titulares de los subsistemas de salud ayudaría a encontrar distintas formas efectivas de protección de derechos y a uniformizar mecanismos de protección exitosos, en la medida que la Red tiene como objetivo constituirse como un espacio para compartir experiencias exitosas entre instancias de protección de derechos en salud. La posibilidad de articulación e interacción de cada una de las instancias de protección de la Red ayudaría adicionalmente a generar puentes y posibles soluciones para enfrentar la fragmentación y la desarticulación que ha aquejado al sistema de salud peruano. Debemos considerar que el sistema de salud peruano, al igual que otros sistemas en Latinoamérica, se ha caracterizado por una importante fragmentación y segmentación. Entre otras dificultades que se han detectado en los últimos años (como el intercambio de servicios o la compra conjunta de medicamentos), los sistemas continúan operando sin 25 Las formas de incorporar un enfoque transversal por medio de una instancia independiente son variadas. Considérese el caso del Viceministerio de Interculturalidad, dentro del Ministerio de Cultura, como órgano encargado de establecer la política nacional y general sobre el tratamiento que todas las instituciones sociales deben considerar en temas de interculturalidad.(Mayor información: CORREA, Norma. Interculturalidad y políticas públicas: una agenda al 2016. PUCP y CIES. Lima: 2011). 26 Defensoría del Pueblo. Derecho a la Salud. Alcances, obligaciones estatales y balances de políticas públicas. Lima: 2007. p 15. 9 articulación27. Por lo tanto, la Red se constituiría como una gran oportunidad para ensayar ideas y perspectivas para lograr la coordinación de otras esferas del sistema de salud. Adicionalmente, la Red debe ser entendida como una plataforma en la búsqueda de soluciones entre los actores del sistema de salud, desarrollándose como un catalizador de compromisos constitucionales parcialmente incompatibles. Por un lado, comprendiendo las legítimas exigencias de las personas que cumplen el rol de gestores y prestadores, que brindan los servicios de salud bajo limitaciones tanto de recursos como jurídicas. Y por otro lado, un destinatario final del servicio que debe ser tomado en consideración en todo momento, y que debe ver garantizado su derecho cuando ocurran circunstancias que lo vulneren. Ello también supondría un aparato institucional adecuado y preparado para fundamentar al ciudadano de los límites de sus exigencias, y de las razones de por qué esta no siempre será garantizada, pese a encontrarse en una situación desfavorable. En suma, la Red se visualiza como una valiosa caja de herramientas institucional para fortalecer la idea de una democracia deliberativa como compromiso constitucional para todas las esferas de la sociedad28, en este caso particular, como un eje imprescindible para la reforma del sistema de salud del Perú. Dra. Cecilia G. Barbieri Quino Presidenta Comité Nacional de Derechos Humanos 27 VARIOS AUTORES. El Sistema de salud del Perú: situación actual y estrategias para orientar la extensión de la cobertura contributiva. Organización Internacional del Trabajo. EsSalud. Lima: 2013. p. 44. 28 NINO, Carlos Santiago. La Constitución de la Democracia Deliberativa. Gedisa. Barcelona: 1997. p. 101. 10