Precauciones en recechos y esperas.

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Seguridad en la caza
Precauciones en
recechos y esperas
de caza mayor o las esperas nocturnas al jabalí. En este nuevo capítulo
de Seguridad en la caza les proporcionamos algunos consejos para que
siempre disfruten ambas modalidades con total seguridad.
Redacción
Fotos J.F. París
Seguridad durante el rececho
El seguro no es
suficiente para caminar
por terreno irregular. El
rifle se debe portar sin
bala en la recámara.
No olviden revisar los
enganches de la correa.
ue nos suceda el percance descrito anQ
teriormente es difícil, pero sí podemos
tropezar o bien engancharse el arma en algu-
L
a espera nocturna y el rececho de caza mayor son modalidades que tienen poco en común desde un punto
de vista puramente cinegético pero no desde
el de la seguridad, ya que ambas se practican
con armas, normalmente rifles, que hay que
manipular con precaución, y el cazador necesita desplazarse por el campo y caminar con
poca o sin ninguna luz y, por tanto, en las dos
existe riesgo de tropezar y caerse e incluso de
desorientarse.
Antes de salir de caza, la seguridad debe
comenzar en casa al guardar el rifle descargado en la funda y todos los accesorios que necesitemos llevar en la mochila, comprobando que los cartuchos sean del calibre adecuados y que no nos olvidamos de nada que sea
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Existen pocas experiencias tan emocionantes y relajantes como el rececho
imprescindible, como por ejemplo el teléfono
móvil, que nos puede ser muy útil en caso de
necesitar ayuda, o una linterna si pensamos
caminar de noche.
Ah, y no olviden revisar los enganches de
la correa portafusil para comprobar que estén
bien cerrados. Hace unos días, a un compañero se le soltó la correa del enganche delantero (lo debió colocar mal) y el cañón del rifle
se pegó tal testarazo en el suelo que, de haber estado cargado el arma, se hubiera disparado sin duda, con el riesgo de resultar herido
quien venía detrás, que era J. F. París, o el
propio cazador, porque la bala habría impactado contra el suelo, se habría fragmentado y
saltado esquirlas del proyectil que podrían haber alcanzado a cualquiera de los cazadores.
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na rama y caer al suelo, por lo que es imprescindible que siempre que caminemos lo hagamos con el rifle descargado, lo que significa
sin ningún cartucho en la recámara. Ni siquiera en seguro es seguro, valga la redundancia,
desplazarse con el arma alimentada, porque
en caso de que ésta reciba un fuerte golpe se
disparará. Además, recechando no es seguro, ni tampoco necesario, llevar el arma con el
cartucho en la recámara porque da tiempo a
cargar el rifle, que eso sí debe poseer un mecanismo silencioso, ya que en esta modalidad
es el cazador quien descubre a la pieza y ésta permanece ajena al lance hasta que disparamos. Otra opción es utilizar un moderno rifle provisto de tensor manual del mecanismo
de disparo, en cuyo caso la precaución a tomar sería la de comprobar que el mecanismo
permanece desmontado hasta el momento de
encarar y disparar.
Una vez efectuado el tiro, si volvemos a recargar por si tenemos que tirar de nuevo, debemos acordarnos de descargar o desamartillar el mecanismo de percusión antes de reanudar la marcha.
Llegado a este punto hay que recordar,
pues ya lo hemos dicho en capítulos anteriores, que un tiro de rifle, por poco potente que
sea, recorre varios kilómetros con energía suficiente para herir mortalmente a una persona.
Piense el lector que, por ejemplo, hay modalidades de tiro con rifle de calibres tan, a simple vista, poco potentes, como el .308 Winchester, con los que se dispara a 1.000 yardas
y no más lejos porque tendrían que utilizarse
visores de descomunal tamaño con respecto
al arma, no porque no llegue la bala.
Por tanto, hay que procurar no disparar
nunca si no sabemos a dónde va a ir a parar
el proyectil, en particular sobre piezas que estén en visos o colocadas en nuestra horizontal, sino de tal manera que la bala se entierre
en el suelo después de sobrepasar el blanco.
Hay que buscar y encontrar la postura idónea
para tirar y, si no es posible, no disparar.
Igualmente, hay que prever que pueda rebotar la bala y procurar que ésta no impacte en rocas. Incluso si el disparo es muy cerca, puede fragmentarse el proyectil al chocar
contra el suelo, por lo que no es aconsejable
disparar muy cerca, por ejemplo, a una pieza
herida con el fin de rematarla, auque el terreno sea blando.
Éste es el pequeño GPS
Bushnell Back Track D
Tour, que se menciona
en el artículo. Nos
muestra el camino de
vuelta y también el
recorrido que hemos
realizado en la pantalla
del ordenador.
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n Seguridad en la caza
A la izquierda, es aconsejable utilizar alguna prenda
de seguridad. Junto a estas líneas y debajo, si el rifle
no está cargado, no se dispará si se cae o se engancha
el gatillo con alguna rama.
Prevención de riesgos en las esperas
Desde torretas las
esperas son más seguras
porque el disparo se
dirige hacia el suelo. A la
izquierda, siempre que
pueda utilice linternas
o focos porque no
solo apuntará mejor,
sino que identificará
rápidamente a la pieza.
n esta modalidad llegamos al puesto de día y normalE
mente lo abandonamos de noche. Durante la ida, las
precauciones a tomar son las mismas que con las del rece-
Hay que prevenir posibles lesiones y la desorientación
La caza a rececho puede practicarse en compañía de un
guarda o en solitario. Si vamos acompañados, en caso de
sufrir una caída o cualquier otro accidente, el guarda nos
socorrerá hasta volver al coche o pedirá ayuda para que
nos rescaten, pero sí cazamos solos, podemos vernos en
serios apuros si sufrimos una caída y, por ejemplo, nos hacemos una herida o daño en un tobillo que nos impida
caminar.
Por todo ello, aunque lo llevemos apagado, es buena
idea no olvidarse del teléfono móvil para pedir ayuda (si
tenemos o encontramos cobertura), así como llevar en la
mochila un pequeño botiquín con el que desinfectar y curar una posible herida. También unas pinzas pueden ser
de gran ayuda para extraer cualquier espina que se nos
pueda clavar en las manos o en el cuerpo durante la caída
o al apartar el matorral.
Si además utilizamos gafas graduadas y tenemos una
graduación alta que nos impida orientarnos sin ellas, es
más que prudente llevar en la mochila otras de repuesto.
En TROFEO conocemos el caso de un cazador que, limpiando sus gafas, se le cayeron y rompieron cuando estaba anocheciendo, y se vio muy apurado para volver al coche, donde, por fortuna, si tenía repuesto.
La desorientación por este concepto o simplemente
porque no tomamos las referencias correctas y nos perdemos, es otro de los riesgos que se deben prever en esta modalidad de caza en la que es fácil perderse si no conocemos bien el terreno, por ejemplo, porque estrenamos
coto. Y es que, con la emoción de encontrar el trofeo, en
el campo es fácil perderse. Por eso, antes de comenzar a
andar hay que tomar referencias que nos ayuden a encontrar el camino de vuelta. Una montaña, una carretera que
pase a lo lejos, los postes del tendido… Así es como muchos cazadores se han orientado tradicionalmente en terrenos desconocidos, pero hoy día la tecnología pone a
nuestra disposición para este fin modernos y pequeños
instrumentos GPS de orientación que nos permiten marcar diversos puntos, como el lugar donde hemos dejado el
coche, indicándonos luego el camino de vuelta. Incluso,
conectados a un ordenador, permiten sobre el mapa de la
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zona visualizar el recorrido hemos hecho, el punto exacto donde dejamos el coche o desde el que hemos tirado,
etc. Es el caso, por ejemplo, del GPS Bushnell BackTrack
D Tour, cuya utilidad y fiabilidad como instrumento de
orientación probamos en su día en TROFEO, utilizándolo
en recorridos terrestres y aéreos a bordo un globo aerostático con motivo de su presentación en Francia.
Y también los cambios de clima
Sobre todo en recechos de alta montaña, el clima puede
cambiar de repente y llover o hacer más frío de lo que esperábamos, incluso en verano, por lo que en la mochila no
debe faltar una prenda ligera que sea impermeable y nos
abrigue y proteja del viento. Incluso cazando en verano no
debe faltar en nuestro equipo porque nos abrigará mientras
esperamos ayuda en caso de sufrir un percance que nos
impida caminar con normalidad. Además, si no la tenemos que utilizar para abrigarnos, proporcionará volumen a
la mochila y podremos usarla mejor como apoyo del rifle.
Por último, apuntar que, especialmente cuando el rececho se realice en zonas boscosas en las que pueda haber
más personas cazando, es muy conveniente utilizar prendas fluorescentes de seguridad.
Bien mullida,
la mochila
proporciona
un apoyo
inmejorable
para el rifle.
No olvide
llevar en ella
prendas de ropa
impermeables
y de abrigo que
no pesen.
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cho, pero una vez en el puesto tenemos que prestar atención a riesgos muy diferentes.
Nada más llegar, sobre todo si no conocemos bien el
puesto, tenemos que comprobar que podemos disparar
sin peligro porque la bala impactará en el suelo y no hay
riesgo de que rebote. Lo mejor sería cazar desde una torreta. Ya cómodamente instalados, debemos evitar a toda
costa que se nos caiga el arma de las manos si se nos entumecen por el frío durante las horas de espera o bien nos
dormimos, razón por lo que en esta modalidad de caza se
deberían utilizar siempre rifles con sistema manual de tensado del percutor. No obstante, también se pueden usar
de forma segura determinados rifles de cerrojo con seguro convencional que no hacen ruido al acerrojarlos si, en
vez de usar el seguro, se introduce un cartucho en la recámara y se mantiene el cerrojo medio abierto durante la espera, porque con éste abierto (lo que significa que la cabeza del cerrojo no toca el culote de la vaina) es imposible
que se dispare. Luego, cuando notamos que entra el jabalí
(y estamos totalmente seguros de que se trata de un jabalí), solo tenemos que terminar de cerrarlo y dispar teniendo en cuenta que deberemos apuntar y encarar de forma
correcta y firme para no dañarnos con el visor durante el
retroceso.
Un rifle provisto de visor está bien apuntado cuando a
través de él divisamos todo el campo circular de la imagen
porque entonces el ojo está situado a lo que se denomina
“distancia de seguridad al ojo” o simplemente “distancia
al ojo” y que dependiendo de la marca del visor suele ser
como mínimo de 8 a 9 centímetros. Pero incluso apuntando bien, lo que es difícil de realizar en la oscuridad, el ocular del visor nos puede golpear con fuerza la ceja si no sujetamos firmemente el arma. Y lógicamente, cuanto más
potente sea el cartucho que dispara, más posibilidades tenemos de que se produzca este percance.
de tropezar y de caernos o de desorientarnos en la oscuridad. Linterna que además podemos utilizar para, después del tiro, comprobar que hemos acertado o para buscar con precaución rastros de sangre en las inmediaciones
de donde le hemos disparado. Si comprobamos que el
animal ha sido alcanzado pero no lo encontramos, lo sensato es buscarlo al día siguiente porque toparnos de noche con un jabalí herido puede ser una experiencia muy
peligrosa. Además, si no lo acosamos y está muy mal herido, se echará y lo encontraremos muerto al día siguiente
en las inmediaciones del tiro.
Como en el rececho, en esta modalidad no debe faltar
en el equipo ropa que abrigue, porque durante la noche
baja mucho la temperatura y es necesario preverlo incluso
en las esperas que se realizan en verano. •
Luz para disparar y regresar
En esta modalidad, desde un punto de vista de la seguridad, siempre se debería disparar utilizando luz artificial,
pero como curiosamente hay comunidades autonómicas
que no autorizan el uso de fuentes de luz (y ninguna los
equipos de visión nocturna) no siempre podemos utilizar
linternas o focos durante el disparo.
En todo caso, además de la linterna o foco para el rifle, conviene llevar en la mochila una linterna de mano que nos permita regresar al coche con menor riesgo
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